SOBRE LAS SIETE PALABRAS PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ De · 2006. 12. 31. · Y las...

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SOBRE LAS SIETE PALABRAS PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ "De septem Verbis a Christo in cruce prolatis." San Roberto Belarmino http://www.mercaba.org/DOCTORES/roberto-01.htm http://www.iespana.es/mscperu/ PREFACIO Obsérvenme, ahora, por cuarto ano, preparandome para la muerte. Habiéndome retirado de los negocios del mundo a un lugar de reposo, me entrego a la meditacion de las Sagradas Escrituras, y a escribir los pensamientos que se me ocurren en mis meditaciones, para que si ya no puedo ser de uso por la palabra de boca, o la composicion de voluminosas obras, pueda por lo menos ser util a mis hermanos por medio de estos piadosos librillos. Mientras reflexionaba entonces sobre cual seria el tema mas elegible tanto para prepararme para la muerte como para asistir a otros a vivir bien, se me ocurrio la Muerte de Nuestro Senor, junto con el ultimo sermon que el Redentor del mundo predico desde la Cruz, como desde un elevado pulpito, a la raza humana. Este sermon consiste de siete cortas pero profundas sentencias, y en estas siete palabras esta contenido todo lo que Nuestro Senor manifesto cuando dijo: "Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplira todo lo que los Profetas escribieron sobre el Hijo del Hombre"(Lc 18,31 ). Todo lo que los Profetas predijeron sobre Cristo puede ser reducido a cuatro titulos: sus sermones a la gente; su oracion al Padre; los grandes tormentos que soporto; y las sublimes y admirables obras que realizo. Todo esto fue verificado de manera admirable en la Vida de Cristo, pues Nuestro Senor no podia ser mas diligente al predicar al pueblo. Predicaba en el Templo, en las sinagogas, en los campos, en los desiertos, en las casas, mas aun, predicaba incluso desde una embarcacion a la gente que estaba en la orilla. Era su costumbre pasar noches en oracion a Dios, pues asi dice el Evangelista: "Y se paso la noche en la oracion de Dios"(Lc 6,12 ). Sus admirables obras al expulsar demonios, curar enfermos, multiplicar panes, calmar tormentas, han de ser leidas en cada pagina de los Evangelios(Mt 8; Mc 4; Lc 6; Gvn 6 ). Aun asi, fueron muchas las injurias que fueron acumuladas sobre l, como respuesta al bien que habia hecho. Consistian éstas no solo en palabras insolentes, sino también en apedrearlo(Gvn 8 ) y despenarlo(Lc 4 ). En una palabra, todas estas cosas verdaderamente se consumaron en la Cruz. Su prédica desde la Cruz fue tan poderosa que "toda la multitud se volvio golpeandose el pecho"(Lc 23,48 ), y no solo los corazones de los hombres, sino incluso las rocas fueron quebrantadas en pedazos. l oro en la Cruz, como dice el Apostol, "con poderoso clamor y lagrimas", siendo asi "escuchado por su actitud reverente"(Eb 5,7 ). Sufrio tanto en la Cruz, en comparacion con lo que habia sufrido el resto de su vida, que el sufrimiento parece pertenecer solo a su Pasion. Finalmente, nunca obro mayores signos y prodigios que cuando estando en la Cruz parecia reducido a la mas grande debilidad y flaqueza. Entonces no solo manifesto signos del cielo, los cuales los judios habian pedido hasta el fastidio, sino que un poco después manifesto el mas grande de todos los signos. Pues luego de estar muerto y enterrado, se levanto de entre los muertos por su propia fuerza, llamando a Roberto Belarmi 1

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  • SOBRE LAS SIETE PALABRAS PRONUNCIADAS POR CRISTO ENLA CRUZ

    "DeseptemVerbis aChristoin cruceprolatis."

    San Roberto Belarmino

    http://www.mercaba.org/DOCTORES/roberto-01.htm

    http://www.iespana.es/mscperu/

    PREFACIO

    Obsérvenme, ahora, por cuarto ano, preparandome para la muerte. Habiéndome retirado de los negocios del mundo a un lugar de reposo, me entrego a la meditacion de las Sagradas Escrituras, y a escribir los pensamientos que se me ocurren en mis meditaciones, para que si ya no puedo ser de uso por la palabra de boca, o la composicion de voluminosas obras, pueda por lo menos ser util a mis hermanos por medio de estos piadosos librillos. Mientras reflexionaba entonces sobre cual seria el tema mas elegible tanto para prepararme para la muerte como para asistir a otros a vivir bien, se me ocurrio la Muerte de Nuestro Senor, junto con el ultimo sermon que el Redentor del mundo predico desde la Cruz, como desde un elevado pulpito, a la raza humana. Este sermon consiste de siete cortas pero profundas sentencias, y en estas siete palabras esta contenido todo lo que Nuestro Senor manifesto cuando dijo: "Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplira todo lo que los Profetas escribieron sobre el Hijo del Hombre"(Lc 18,31 ). Todo lo que los Profetas predijeron sobre Cristo puede ser reducido a cuatro titulos: sus sermones a la gente; su oracion al Padre; los grandes tormentos que soporto; y las sublimes y admirables obras que realizo. Todo esto fue verificado de manera admirable en la Vida de Cristo, pues Nuestro Senor no podia ser mas diligente al predicar al pueblo. Predicaba en el Templo, en las sinagogas, en los campos, en los desiertos, en las casas, mas aun, predicaba incluso desde una embarcacion a la gente que estaba en la orilla. Era su costumbre pasar noches en oracion a Dios, pues asi dice el Evangelista: "Y se paso la noche en la oracion de Dios"(Lc 6,12 ). Sus admirables obras al expulsar demonios, curar enfermos, multiplicar panes, calmar tormentas, han de ser leidas en cada pagina de los Evangelios(Mt 8; Mc 4; Lc 6; Gvn 6 ). Aun asi, fueron muchas las injurias que fueron acumuladas sobre �l, como respuesta al bien que habia hecho. Consistian éstas no solo en palabras insolentes, sino también en apedrearlo(Gvn 8 ) y despenarlo(Lc 4 ). En una palabra, todas estas cosas verdaderamente se consumaron en la Cruz. Su prédica desde la Cruz fue tan poderosa que "toda la multitud se volvio golpeandose el pecho"(Lc 23,48 ), y no solo los corazones de los hombres, sino incluso las rocas fueron quebrantadas en pedazos. �l oro en la Cruz, como dice el Apostol, "con poderoso clamor y lagrimas", siendo asi "escuchado por su actitud reverente"(Eb 5,7 ). Sufrio tanto en la Cruz, en comparacion con lo que habia sufrido el resto de su vida, que el sufrimiento parece pertenecer solo a su Pasion. Finalmente, nunca obro mayores signos y prodigios que cuando estando en la Cruz parecia reducido a la mas grande debilidad y flaqueza. Entonces no solo manifesto signos del cielo, los cuales los judios habian pedido hasta el fastidio, sino que un poco después manifesto el mas grande de todos los signos.

    Pues luego de estar muerto y enterrado, se levanto de entre los muertos por su propia fuerza, llamando a

    Roberto Belarmi1

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  • su Cuerpo a la vida, incluso a una vida inmortal. Verdaderamente entonces podremos decir que en la Cruz se consumo todo lo que estaba escrito por los Profetas en relacion al Hijo del Hombre.

    Pero antes de empezar a escribir sobre las palabras que Nuestro Senor manifesto desde la Cruz, parece apropiado que deba decir algo de la Cruz misma, que fue el Pulpito del Predicador, altar del Sacerdote Victima, campo del Combatiente, el taller del que obra maravillas. Los antiguos estaban de acuerdo al decir que la Cruz estaba hecha de tres trozos de madera: uno vertical, a lo largo del cual era puesto el cuerpo del crucificado; uno horizontal, al que estaban sujetas las manos; y el tercero estaba unido a la parte baja de la cruz, sobre el cual descansaban los pies del acusado, pero sujetos por medio de clavos para impedir su movimiento. Los antiguos Padres de la Iglesia concuerdan con esta opinion, como San Justino(En "Dial. cum Thyphon," lib. v) y San Ireneo("Advers. haeres. Valent."). Estos autores, mas aun, indican claramente que cada pie descansaba en la tabla, y no que un pie estaba puesto encima del otro. Por tanto, se sigue que Cristo fue clavado a la Cruz con cuatro clavos, y no tres, como muchos imaginan, quienes en las pinturas representan a Cristo, Nuestro Senor, clavado a la Cruz con un pie sobre el otro. Gregorio de Tours("Lib. de Gloria Martyr." c. vi), claramente dice lo contrario, y confirma su opinion apelando a antiguos grabados. Yo, por mi parte, he visto en la Libreria Real en Paris algunos manuscritos muy antiguos de los Evangelios, los cuales contenian muchos grabados de Cristo Crucificado y todos lo representaban con cuatro clavos.

    San Agustin(Epist i) y San Gregorio de Niza(Serm. i "De Ressur.") dicen que el madero vertical de la Cruz se proyectaba un poco del madero vertical. Pareceria que el Apostol insinua lo mismo, pues en su Carta a los Efesios, San Pablo escribe: "que podais comprender con todos los santos cual es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad"(Ef 3,18 ). Eso es claramente una descripcion de la figura de la Cruz, que tenia cuatro extremos: anchura en la parte horizontal, longitud en la parte vertical, altura en aquella parte de la Cruz que sobresalia y se proyectaba de la parte horizontal, y profundidad en la parte que estaba enterrada en la tierra. Nuestro Senor no soporto los tormentos de la Cruz por casualidad, o contra su voluntad, pues �l habia escogido este tipo de muerte desde toda la eternidad, como ensena San Agustin(Epist. 120) por el testimonio del Apostol: "Jesus de Nazaret, que fue entregado segun el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavandole en la cruz por manos de los impios"(At 2,23 ). Y asi Cristo, desde el principio de su prédica, dijo a Nicodemo: "Como Moisés levanto la serpiente en el desierto, asi tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga por �l vida eterna"(Gvn 3,14-15 ). Muchas veces hablo a sus Apostoles sobre su Cruz, alentandolos a imitarlo a �l: "Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sigame"(Mt 16,24 ).

    Solo Nuestro Senor sabe la razon que lo indujo a escoger este tipo de muerte. Los santos Padres, sin embargo, han pensado en algunas razones misticas, y las han dejado para nosotros en sus escritos. San Ireneo, en su trabajo al que nos hemos ya referido, dice que las palabras "Jesus de Nazaret, Rey de los Judios" fueron escritas sobre aquella parte de la Cruz donde ambos brazos se encuentran, para darnos a entender que las dos naciones, Judios y Gentiles, que hasta aquel tiempo se habian rechazado una a la otra, fueron luego unidas en un solo cuerpo bajo una sola Cabeza: Cristo. San Gregorio de Niza, en su sermon sobre la Resurreccion, dice que la parte de la Cruz que miraba hacia el cielo manifiesta que el cielo ha de ser abierto por la Cruz como por una llave; que la parte que estaba enterrada en la tierra manifiesta que el infierno fue despojado por Cristo cuando �l descendio ahi; y que los dos brazos de la Cruz que se estiraban hacia el este y el oeste manifiestan la regeneracion del mundo entero por la Sangre de Cristo. San Jeronimo, en la Epistola a los Efesios, San Agustin(Epist. 120), en su Epistola a Honorato, San Bernardo, en el quinto libro de su obra "Sobre la Consideracion", ensenan que el misterio principal de la Cruz fue levemente tocado por el Apostol en las palabras "cual es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad"(Ef 3,18 ). El significado primario de estas palabras apunta a los atributos de Dios, la altura significa su poder, la profundidad su sabiduria, la anchura su bondad, la longitud su eternidad. Hacen referencia también a las virtudes de Cristo en su Pasion: la anchura su caridad, la longitud su paciencia, la altura su obediencia, la profundidad su humildad. Significan, mas aun, las virtudes que son necesarias para aquellos que son salvados a través de Cristo. La profundidad de la Cruz significa la fe, la altura la esperanza, la anchura la caridad, la longitud la perseverancia. De esto sacamos que solo la caridad, la reina de las virtudes, encuentra un sitio en cualquier lugar, en Dios, en Cristo, y en nosotros. De las otras virtudes, algunas son propias a Dios, otras a Cristo, y otras a nosotros. En consecuencia, no es maravilloso que en sus ultimas palabras desde la Cruz, que ahora vamos a explicar, Cristo diese el primer lugar a palabras de caridad.

    Empezaremos por tanto explicando las primeras tres palabras que fueron dichas por Cristo a la hora sexta, antes que el sol fuera oscurecido y las tinieblas cubrieran la tierra. Consideraremos luego este eclipse del sol, y finalmente llegaremos a la explicacion de todas las demas palabras de Nuestro Senor, que fueron dichas alrededor de la hora nona(Mt 27 ), cuando la oscuridad estaba desapareciendo y la Muerte de Cristo estaba a la mano.

    Roberto Belarmino: las 7 Palabras Pagina 2

  • LIBRO I: SOBRE LAS TRES PRIMERAS PALABRAS PRONUNCIADAS EN LA CRUZ

    CAPITULO I

    Explicacion literal de la primera Palabra: "Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen"(Lc 23,24 )

    Cristo Jesus, el Verbo del Padre Eterno, de quien el mismo Padre habia dicho "Escuchadle"(Mt 17,5 ), quien habia dicho de si mismo "Porque uno solo es vuestro Maestro"(Mt 23,10 ), para realizar la tarea que habia asumido, nunca dejo de instruirnos. No solamente durante su vida, sino incluso en los brazos de la muerte, desde el pulpito de la Cruz, nos predico pocas palabras, pero ardientes de amor, de suma utilidad y eficacia, y en todo sentido dignas de ser grabadas en el corazon de todo cristiano, para ser ahi preservadas, meditadas, y realizadas literalmente y en obra. Su primera palabra es ésta: "Y dijo Jesus: Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen"(Lc 23,34 ). Plegaria que, aun siendo nueva y nunca antes escuchada, quiso el Espiritu Santo que sea predicha por el Profeta Isaias en estas palabras: "e intercedio por los transgresores"(Is 53,12 ). Y las peticiones de Nuestro Senor en la Cruz prueban cuan verdaderamente hablo el Apostol San Pablo cuando dijo: "la Caridad no busca su provecho"(1Co 13,5 ), pues de las siete palabras que hablo nuestro Redentor, tres fueron por el bien de los demas, tres por su propio bien, y una fue comun tanto para �l como para nosotros. Su atencion, sin embargo, fue primero para los demas. Penso en si mismo al final.

    De las tres primeras palabras que �l hablo, la primera fue para sus enemigos, la segunda para sus amigos, y la tercera para sus parientes. Ahora bien, la razon por la cual oro, entonces, es que la primera demanda de la caridad es socorrer a aquellos que estan necesitados, y aquellos que estaban mas necesitados de socorro espiritual eran sus enemigos, y lo que nosotros, discipulos de tan gran Maestro, necesitamos mas es amar a nuestros enemigos, virtud que sabemos muy dificil de obtener y que raramente encontramos, mientras que el amor a nuestros amigos y parientes es facil y natural, crece con los anos y muchas veces predomina mas de lo que deberia. Por lo cual escribio el Evangelista "Y dijo Jesus"(Lc 23,34 ): donde la palabra "y" manifiesta el tiempo y la ocasion de esta oracion por sus enemigos, y pone en contraste las palabras del Sufriente y las palabras de los verdugos, sus obras y las obras de ellos, como si el Evangelista quisiera explicarse mejor de esta manera: estaban crucificando al Senor, y en su misma presencia estaban repartiendo su tunica entre ellos, se burlaban y lo difamaban como embustero y mentiroso, mientras que �l, viendo lo que estaban haciendo, escuchando lo que estaban diciendo, y sufriendo los mas agudos dolores en sus manos y pies, devolvio bien por mal, y oro: "Padre, perdonalos".

    Lo llama "Padre", no Dios o Senor, porque quiso que �l ejerciese la benignidad del Padre y no la severidad de un Juez, y como quiso �l evitar la colera de Dios, que sabia provocada por los enormes crimenes, usa el tierno nombre de Padre. La palabra Padre parece contener en si misma este pedido: Yo, Tu Hijo, en medio de todos mis tormentos, los he perdonado. Haz tu lo mismo, Padre Mio, extiende tu perdon a ellos. Aunque no lo merecen, perdonalos por Mi, Tu Hijo. Acuérdate también que eres su Padre, pues los has creado, haciéndolos a tu imagen y semejanza. Muéstrales por tanto un amor de Padre, pues aunque son malos, son sin embargo hijos tuyos.

    "Perdona". Esta palabra contiene la peticion principal que el Hijo de Dios, como abogado de sus enemigos, hace a su Padre. La palabra "perdona" puede referirse tanto al castigo debido al crimen como al crimen mismo. Si esta referido al castigo debido al crimen, fue entonces la oracion escuchada: pues ya que este pecado de los judios demandaba que su perpetradores sientan instantanea y merecidamente la ira de Dios, siendo consumidos por fuego del cielo o ahogados en un segundo diluvio, o exterminados por el hambre y la espada, aun asi, la aplicacion de este castigo fue pospuesta por cuarenta anos, periodo durante el cual, si el pueblo judio hubiese hecho penitencia, hubiesen sido salvados y su ciudad preservada, pero puesto que no hicieron penitencia, Dios mando contra ellos al ejército romano que, durante el reino de Vespasiano, destruyo sus metropolis, y parte de hambruna durante el sitio, y parte por la espada durante el saqueo de la ciudad, mato a una gran multitud de sus habitantes, mientras que los sobrevivientes eran vendidos como esclavos y dispersados por el mundo.

    Todas estas desgracias fueron predichas por Nuestro Senor en las parabolas del vinador que contrato obreros para su vina, del rey que hizo una boda para su hijo, de la higuera estéril, y mas claramente,

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  • cuando lloro por la ciudad el Domingo de Ramos. La oracion de Nuestro Senor fue también escuchada si es que hacia referencia al crimen de los judios, pues obtuvo para muchos la gracia de la compuncion y la reforma de la vida. Hubieron algunos que "volvieron golpeandose el pecho"(Lc 23,48 ). Estuvo el centurion que dijo "verdaderamente éste era el Hijo de Dios"(Mt 27,54 ). Y hubo muchos que unas semanas después se convirtieron por la prédica de los Apostoles, y confesaron a Aquel que habian negado, adoraron a Aquel que habian despreciado. Pero la razon por la cual la gracia de la conversion no fue otorgada a todos es que la voluntad de Cristo se conforma a la sabiduria y la voluntad de Dios, que San Lucas manifiesta cuando nos dice en los Hechos de los Apostoles: "Y creyeron cuantos estaban destinados a una vida eterna"(At 13,48 ).

    "(Perdona)Los". Esta palabra es aplicada a todos por cuyo perdon Cristo oro. En primer lugar es aplicada a aquellos que realmente clavaron a Cristo en la Cruz, y jugaron a la suerte sus vestiduras. Puede ser también extendida a todos los que fueron causa de la Pasion de Nuestro Senor: a Pilato que pronuncio la sentencia; a las personas que gritaron "crucificalo, crucificalo"(Mt 27,22 ); a los sumos sacerdotes y escribas que falsamente lo acusaron, y, para ir mas lejos, al primer hombre y a toda su descendencia que por sus pecados ocasionaron la muerte de Cristo. Y asi, desde su Cruz, Nuestro Senor oro por el perdon de todos sus enemigos. Cada uno, sin embargo, se reconocera a si mismo entre los enemigos de Cristo, de acuerdo a las palabras del Apostol: "Cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo"(Rm 5,10 ). Por tanto, nuestro Sumo Sacerdote, Cristo, hizo una conmemoracion para todos nosotros, incluso antes de nuestro nacimiento, en aquel sacratisimo "Memento", si puedo asi decirlo, que �l hizo en el primer Sacrificio de la Misa que celebro en el altar de la Cruz. zQué retribucion, oh alma mia, haras al Senor por todo lo que ha hecho por ti, aun antes de que seas? Nuestro amado Senor vio que tu también algun dia estarias en las filas con sus enemigos, y aunque no lo pediste, ni lo buscaste, �l oro por ti a su Padre, para que no cargue sobre ti la falta cometida por ignorancia. zNo te importa por tanto tener en cuenta a tan dulce Patron, y hacer todo esfuerzo por servirle fielmente en todo? zNo es justo que con tal ejemplo delante tuyo aprendas no solo a perdonar a tus enemigos con facilidad, y orar por ellos, sino incluso a atraer a cuantos puedas para hacer lo mismo? Es justo, y esto deseo y tengo el proposito de hacer, con la condicion de que Aquel que me ha dado tan brillante ejemplo me dé también en su bondad la ayuda suficiente para realizar tan grande obra.

    Pues no saben lo que hacen. Para que su oracion sea razonable, Cristo se disminuye, o mas aun da la excusa que pueda por los pecados de sus enemigos. �l ciertamente no podia excusar la injusticia de Pilato, o la crueldad de los soldados, o la ingratitud de la gente, o el falso testimonio de aquellos que perjuraron. Entonces no quedo para �l mas que excusar su falta alegando ignorancia. Pues con verdad el Apostol observa: "pues de haberla conocido, no hubieran crucificado al Senor de la Gloria"(1Co 2,8 ). Ni Pilato, ni los sumos sacerdotes, ni el pueblo sabian que Cristo era el Senor de la Gloria. Aun asi, Pilato lo sabia un hombre justo y santo, que habia sido entregado por la envidia de los sumos sacerdotes, y los sumos sacerdotes sabian que �l era el Cristo prometido, como ensena Santo Tomas, porque no podian --ni lo hicieron-- negar que habia obrado muchos de los milagros que los profetas habian predicho que el Mesias obraria. En fin, la gente sabia que Cristo habia sido condenado injustamente, pues Pilato publicamente les habia dicho: "No encuentro en este hombre culpa alguna"(Lc 23,14 ), e "Inocente soy de la sangre de este hombre justo"(Mt 27,24 ).

    Pero aunque los judios, tanto el pueblo como los sacerdotes, no sabian el hecho de que Cristo era Senor de la Gloria, aun asi, no habrian permanecido en este estado de ignorancia si su malicia no los hubiera cegado. De acuerdo a las palabras de San Juan: "Aunque habia realizado tan grandes senales delante de ellos, no creian en �l, porque habia dicho Isaias: Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazon, para que no vean con los ojos, ni comprendan con su corazon, ni se conviertan, ni yo los sane"(Gvn 12,37-40 ). La ceguera no es excusa para un hombre ciego, porque es voluntaria, acompanando, no precediendo, el mal que hace. De la misma manera, aquellos que pecan en la malicia de sus corazones siempre pueden alegar ignorancia, lo que no es sin embargo una excusa para su pecado pues no lo precede sino que lo acompana. Por lo que el Hombre Sabio dice: "Yerran los que obran iniquidad"(Pr 4,22 ). El filosofo de igual modo proclama con verdad que todo el que hace mal es ignorante de lo que hace, y por consiguiente se puede decir de los pecadores en general: "No saben lo que hacen". Pues nadie puede desear aquello que es malo en base a su maldad, porque la voluntad del hombre no tiende hacia el mal tanto como hacia el bien, sino solo a lo que es bueno, y por esta razon aquellos que eligen lo que es malo lo hacen porque el objeto les es presentado bajo apariencia de bien, y asi puede entonces ser elegido. Esto es resultado del desasosiego de la parte inferior del alma que ciega la razon y la hace incapaz de distinguir nada sino lo que es bueno en el objeto que busca. Asi, el hombre que comete adulterio o es culpable de robo realiza estos crimenes porque mira solo el placer o la ganancia que puede obtener, y no lo haria si sus pasiones no lo cegaran hasta lo la vergonzosa infamia de lo primero y la injusticia de lo segundo. Por tanto, un pecador es similar a un hombre que desea lanzarse a un rio desde un lugar elevado. Primero cierra sus ojos y luego se lanza de cabeza, asi aquel que hace un acto de maldad odia la luz, y obra bajo una

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  • voluntaria ignorancia que no lo exculpa, porque es voluntaria. Pero si una voluntaria ignorancia no exculpa al pecador, zpor qué entonces Nuestro Senor oro: "Perdonalos porque no saben lo que hacen"? A esto respondo que la interpretacion mas directa a ser hecha de las palabras de Nuestro Senor es que fueron dichas para sus verdugos, que probablemente ignoraban completamente no solo la Divinidad del Senor, sino incluso su inocencia, y simplemente realizaron la labor del verdugo. Para aquellos, por tanto, dijo en verdad el Senor: "Padre, perdonalos porque no saben lo que hacen".

    Una vez mas, si la oracion de Nuestro Senor ha de ser interpretada como aplicable a nosotros mismos, que no habiamos aun nacido, o a aquella multitud de pecadores que eran sus contemporaneos, pero que no tenian conocimiento de lo que estaba sucediendo en Jerusalén, entonces dijo con mucha verdad el Senor: "No saben lo que hacen". Finalmente, si �l se dirigio al Padre en nombre de todos los que estaban presentes, y sabian que Cristo era el Mesias y un hombre inocente, entonces debemos confesar la caridad de Cristo que es tal que desea paliar lo mas posible el pecado de sus enemigos. Si la ignorancia no puede justificar una falta, puede sin embargo servir como excusa parcial, y el deicidio de los judios habria tenido un caracter mas atroz de haber conocido la naturaleza de su Victima. Aunque Nuestro Senor era consciente de que esto no era una excusa sino mas bien una sombra de excusa, la presento con insistencia, en realidad, para mostrarnos cuanta bondad siente hacia el pecador, y con cuanto deseo hubiese �l usado una mejor defensa, incluso para Caifas y Pilato, si una mejor y mas razonable apologia se hubiese presentado.

    CAPITULO II

    El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideracion de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz

    Habiendo dado el significado literal de la primera palabra dicha por Nuestro Senor en la Cruz, nuestra proxima tarea sera esforzarnos por recoger algunos de sus frutos mas preferibles y ventajosos. Lo que mas nos impacta en la primera parte del sermon de Cristo en la Cruz es su ardiente caridad, que arde con fulgor mas brillante que el que podamos conocer o imaginar, de acuerdo a lo que escribio San Pablo a los Efesios: "Y conocer la caridad de Cristo que excede todo conocimiento"(Ef 3,19 ). Pues en este pasaje el Apostol nos informa por el misterio de la Cruz como la caridad de Cristo sobrepasa nuestro entendimiento, ya que se extiende mas alla de la capacidad de nuestro limitado intelecto. Pues cuando sufrimos cualquier dolor fuerte, como por ejemplo un dolor de dientes, o un dolor de cabeza, o un dolor en los ojos, o en cualquier otro miembro de nuestro cuerpo, nuestra mente esta tan atada a esto como para ser incapaz de cualquier esfuerzo. Entonces no estamos de humor ni para recibir a nuestros amigos ni para continuar con el trabajo. Pero cuando Cristo fue clavado en la Cruz, uso su diadema de espinas, como esta claramente manifestado en las escrituras de los antiguos Padres; por Tertuliano entre los Padres Latinos, en su libro contra los judios, y por Origenes, entre los Padres griegos, en su obra sobre San Mateo; y por tanto se sigue que �l no podia ni mover su cabeza hacia atras ni moverla de lado a lado sin dolor adicional. Toscos clavos ataban sus manos y pies, y por la manera en que desgarraban su carne, ocasionaban un doloroso y largo tormento. Su cuerpo estaba desnudo, desgastado por el cruel flagelo y los trajines del ir y venir, expuesto ignominiosamente a la vista de los vulgares, agrandando por su peso las heridas en sus pies y manos, en una barbara y continua agonia.

    Todas estas cosas combinadas fueron origen de mucho sufrimiento, como si fueran otras tantas cruces. Sin embargo, oh caridad, verdaderamente sobrepasando nuestro entendimiento, �l no penso en sus tormentos, como si no estuviera sufriendo, sino que solicito solo para la salvacion de sus enemigos, y deseando cubrir la pena de sus crimenes, clamo fuertemente a su Padre: "Padre, perdonalos". zQué hubiese hecho �l si estos infelices fuesen las victimas de una persecucion injusta, o hubiesen sido sus amigos, sus parientes, o sus hijos, y no sus enemigos, sus traidores y parricidas? Verdaderamente, ?Oh benignisimo Jesus! Tu caridad sobrepasa nuestro entendimiento. Observo tu corazon en medio de tal tormenta de injurias y sufrimientos, como una roca en medio del océano que permanece inmutable y pacifica, aunque el oleaje se estrelle furiosamente contra ella. Pues ves que tus enemigos no estan satisfechos con infligir heridas mortales sobre Tu cuerpo, sino que deben burlarse de tu paciencia, y aullar triunfalmente con el maltrato. Los miras, digo yo, no como un enemigo que mide a su adversario, sino como un Padre que trata a sus errantes hijos, como un doctor que escucha los desvarios de un paciente que delira. Por lo que Tu no estas molesto con ellos, sino los compadeces, y los confias al cuidado de Tu Padre Todopoderoso, para que �l los cure y los haga enteros. Este es el efecto de la verdadera caridad, estar en buenos términos con todos los hombres, considerando a ninguno como tu enemigo, y viviendo pacificamente con aquellos que odian la paz.

    Esto es lo que es cantado en el Cantico del amor sobre la virtud de la perfecta caridad: "Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los rios anegarlo"(Ct 8,7 ). Las grandes aguas son los muchos sufrimientos que

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  • nuestras miserias espirituales, como tormentas del infierno, cargan sobre Cristo a través de los Judios y los Gentiles, quienes representaban las pasiones oscuras de nuestro corazon. Aun asi, esta inundacion de aguas, es decir de dolores, no puede extinguir el fuego de la caridad que ardio en el pecho de Cristo. Por eso, la caridad de Cristo fue mas grande que este desborde de grandes aguas, y resplandecio brillantemente en su oracion: "Padre, perdonalos". Y no solo fueron estas grandes aguas incapaces de extinguir la caridad de Cristo, sino que ni siquiera luego de anos pudieron las tormentas de la persecucion sobrepasar la caridad de los miembros de Cristo. Asi, la caridad de Cristo, que poseyo el corazon de San Esteban, no podia ser aplastada por las piedras con las cuales fue martirizado. Estaba viva entonces, y él oro: "Senor, no les tengas en cuenta este pecado"(At 7,59 ). En fin, la perfecta e invencible caridad de Cristo que ha sido propagada en los corazones de martires y confesores, ha combatido tan tercamente los ataques de perseguidores, visibles e invisibles, que puede decirse con verdad incluso hasta el fin del mundo, que un mar de sufrimiento no podra extinguir la llama de la caridad.

    Pero de la consideracion de la Humanidad de Cristo ascendamos a la consideracion de Su Divinidad. Grande fue la caridad de Cristo como hombre hacia sus verdugos, pero mayor fue la caridad de Cristo como Dios, y del Padre, y del Espiritu Santo, en el dia ultimo, hacia toda la humanidad, que habia sido culpable de actos de enemistad hacia su Creador, y, de haber sido capaces, lo hubiesen expulsado del cielo, clavado a una cruz, y asesinado. zQuién puede concebir la caridad que Dios tiene hacia tan ingratas y malvadas criaturas? Dios no guardo a los angeles cuando pecaron, ni les dio tiempo para arrepentirse, sin embargo con frecuencia soporta pacientemente al hombre pecador, a blasfemos, y a aquellos que se enrolan bajo el estandarte del demonio, Su enemigo, y no solo los soporta, sino que también los alimenta y cria, incluso hasta los alienta y sostiene, pues "en �l vivimos, nos movemos y existimos"(At 17,28 ), como dice el Apostol. Ni tampoco preserva solo al justo y bueno, sino igualmente al hombre ingrato y malvado, como Nuestro Senor nos dice en el Evangelio de San Lucas. Ni tampoco nuestro Buen Senor meramente alimenta y cria, alienta y sostiene a sus enemigos, sino que frecuentemente acumula sus favores sobre ellos, dandoles talentos, haciéndolos honorables, y los eleva a tronos temporales, mientras que �l aguarda pacientemente su regreso de la senda de la iniquidad y perdicion.

    Y para sobrepasar varias de las caracteristicas de la caridad que Dios siente hacia los hombres malvados, los enemigos de su Divina Majestad, cada uno de los cuales requeriria un volumen si trataramos singularmente con cada uno, nos limitaremos ahora a aquella singular bondad de Cristo de la que estamos tratando.

    ¿"Pues amo Dios tanto al mundo que dio su unico hijo"?(Gvn 3,16 ). El mundo es el enemigo de Dios, pues "el mundo entero yace en poder del maligno"(1Gv 5,19 ), como nos dice San Juan. Y "si alguno ama al mundo, el amor del Padre no esta en él"(1Jn 2,I), como vuelve a decir en otro lugar. Santiago escribe: "Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios" y "la amistad con el mundo es enemistad con Dios"(Gc 4,4 ). Dios, por tanto, al amar este mundo, muestra su amor a su enemigo con la intencion de hacerlo amigo suyo. Para este proposito ha enviado a su Hijo, "Principe de la Paz"(Is 2,6 ), para que por medio suyo el mundo pueda ser reconciliado con Dios. Por eso al nacer Cristo los angeles cantaron: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz"(Lc 2,14 ). Asi ha amado Dios al mundo, su enemigo, y ha tomado el primer paso hacia la paz, dando a su Hijo, quien puede traer la reconciliacion sufriendo la pena debida a su enemigo. El mundo no recibio a Cristo, incremento su culpa, se rebelo frente al unico Mediador, y Dios inspiro a este Mediador devolver bien por mal orando por sus perseguidores. Oro y "fue escuchado por su reverencia"(Eb 5,7 ). Dios espero pacientemente qué progreso harian los Apostoles por su prédica en la conversion del mundo. Aquellos que hicieron penitencia recibieron el perdon. Aquellos que no se arrepintieron luego de tan paciente tolerancia fueron exterminados por el juicio final de Dios. Por tanto, de esta primera palabra de Cristo aprendemos en verdad que la caridad de Dios Padre, que "tanto amo al mundo que dio a su Hijo unico, para que todo el que crea en �l no perezca sino que tenga vida eterna"(Gvn 3,16 ), sobrepasa todo conocimiento.

    CAPITULO III

    El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideracion de la primera Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz

    Si los hombres aprendiesen a perdonar las injurias que reciben sin murmurar, y asi forzar a sus enemigos a convertirse en sus amigos, aprenderiamos una segunda y muy saludable leccion al meditar la primera palabra. El ejemplo de Cristo y la Santisima Trinidad han de ser un poderoso argumento para persuadirnos en esto. Pues si Cristo perdono y oro por sus verdugos, zqué razon puede ser alegada para que un cristiano no actue de igual modo con sus enemigos? Si Dios, nuestro Creador, el Senor y Juez de todos los

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  • hombres, quien tiene en su poder el tomar venganza inmediata sobre el pecador, espera su regreso al arrepentimiento, y lo invita a la paz y la reconciliacion con la promesa de perdonar sus traiciones a la Divina Majestad, zpor qué una creatura no podria imitar esta conducta, especialmente si recordamos que el perdon de una ofensa obtiene una gran recompensa? Leemos en la historia de San Engelberto, Arzobispo de Colonia, asesinado por algunos enemigos que lo estaban esperando, que en el momento de su muerte oro por ellos con las palabras de Nuestro Senor, "Padre, perdonalos", y fue revelado que esta accion fue tan agradable a Dios, que su alma fue llevada al cielo por manos de los angeles, y puesta en medio del coro de los martires, donde recibio la corona y la palma del martirio, y su tumba fue hecha famosa por el obrar de muchos milagros.

    Oh, si los cristianos aprendiesen cuan facilmente pueden, si quieren, adquirir tesoros inagotables, y obtener notables grados de honor y gloria al ganar el senorio sobre las varias agitaciones de sus almas, y despreciando magnanimamente los pequenos y triviales insultos, ciertamente no serian tan duros de corazon y obstinadamente en contra del indulto y el perdon. Argumentan que actuarian en contra de la naturaleza si se permitiesen ser injustamente rechazados con desprecio o ultrajados de obra o palabra. Si los animales salvajes, que meramente siguen el instinto natural, atacan salvajemente a sus enemigos en el momento que los ven, matandolos con sus garras o dientes, asi nosotros, a la vista de nuestro enemigo, sentimos que nuestra sangre empieza a hervir, y nuestro deseo de venganza aflora. Tal razonamiento es falso. No hace la distincion entre la defensa propia, que es valida, y el espiritu de venganza, que es invalido.

    Nadie puede hallar falta en un hombre que se defiende por una causa justa, y la naturaleza nos ensena rechazar la fuerza con la fuerza, pero no nos ensena a tomar venganza nosotros mismos por una injuria que hayamos recibido.

    Nadie nos impide tomar las precauciones necesarias para prepararnos para un ataque, pero la ley de Dios nos prohibe ser vengativos. El castigar una injusticia pertenece no al individuo privado, sino al magistrado publico, y porque Dios es el Rey de reyes, por eso �l clama y dice: "Mia es la venganza, yo daré el pago merecido"(Rm 12,19 ).

    En cuanto al argumento de que un animal es arrastrado por su propia naturaleza para atacar al animal que es enemigo de su especie, respondo que esto es el resultado de ser animales irracionales, que no pueden distinguir entre la naturaleza y lo que es vicioso en la naturaleza. Pero los hombres, dotados de razon, han de trazar una linea entre la naturaleza o la persona que ha sido creadas por Dios y es buena, y el vicio o el pecado que es malo y no procede de Dios. De la misma manera, cuando un hombre ha sido insultado, él ha de amar a la persona de su enemigo y odiar el insulto, y debe mas aun compadecerse de él que molestarse con él, asi como un doctor ama a sus pacientes y prescribe para ellos con el necesario cuidado, pero odia la enfermedad y lucha con todos los recursos a sus disposicion para alejarla, destruirla y hacerla inofensiva. Y esto es lo que el Maestro y Doctor de nuestras almas, Cristo nuestro Senor, ensena cuando dice: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a aquellos que os odian, y rogad por los que os persiguen y calumnian"(Mt 5,44 ). Cristo nuestro Maestro no es como los Escribas y Fariseos que se sentaban en la silla de Moisés y ensenaban, pero no llevaban su ensenanza a la practica. Cuando ascendio al pulpito de la Cruz, �l practico lo que enseno, al orar por los enemigos que amaba: "Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen". Ahora, la razon por la que la vista de un enemigo hace que en algunas personas la sangre hierva en las mismas venas es esta: que son animales que no han aprendido a tener las mociones de la parte inferior del alma, comun tanto a la raza humana como a la creacion salvaje, bajo el dominio de la razon, mientras que los hombres espirituales no son sujetos a estos movimientos de la carne, pero saben como mantenerlas controlados, no se molestan con aquellos que los han injuriado, sino que, por el contrario, se compadecen, y al mostrarles actos de bondad se esfuerzan por llevarlos a la paz y unidad.

    Se objeta que esto es una prueba demasiado dificil y severa para hombres de noble nacimiento, que han de ser diligentes por su honor. No es asi sin embargo. La tarea es facil, pues, como atestigua el Evangelista; "el yugo" de Cristo, que ha dado esta ley para la guia de sus seguidores, "es suave, y su carga ligera"(Mt 11,39 ); y sus "mandamientos no son pesados"(1Gv 5,3 ), como afirma San Juan. Y si parecen dificiles y severos, parecen asi por el poco o nada amor que tenemos por Dios, pues nada es dificil para aquel que ama, de acuerdo a lo dicho por el Apostol: "la caridad es paciente, es servicial, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta"(1Co 13,4-7 ). Ni es Cristo el unico que ha amado a sus enemigos, aunque en la perfeccion con la que practico la virtud ha sobrepasado a todos los demas, pues al Santo Patriarca José amo con amor especial a sus hermanos que lo habian vendido a la esclavitud. Y en la Sagrada Escritura leemos como David con mucha paciencia sobrellevo las persecuciones de su enemigo Saul, quien por largo tiempo busco su muerte, y cuando estuvo en las manos de David quitarle la vida a Saul, no lo mato. Y bajo la ley de la gracia el proto-martir, San Esteban, imito el ejemplo de Cristo al hacer esta oracion mientras era apedreado a muerte: "Senor, no les tengas en cuenta este pecado"(At 7,59 ). Y Santiago Apostol, Obispo de Jerusalén, que fue arrojado de cabeza desde la cornisa del Templo, clamo al

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  • cielo en el momento de su muerte: "Senor, perdonalos, porque no saben lo que hacen". Y San Pablo escribe de si mismo y de sus companeros apostoles: "Nos insultan y bendecimos, nos persiguen y lo soportamos, nos difaman y respondemos con bondad"(1Co 4,12; 1Co 4,13 ).

    En fin, muchos martires e innumerables otros, luego del ejemplo de Cristo, no han encontrado ninguna dificultad en cumplir este mandamiento. Pero pueden haber algunos que continuaran argumentando: no niego que debemos perdonar a nuestros enemigos, pero escogeré el tiempo que desee para hacerlo, cuando en realidad haya casi olvidado la injusticia que me ha sido hecha, y me haya calmado luego de haber pasado el primer arrebato de indignacion. Pero cuales seran los pensamientos de estas personas si durante este tiempo fuesen llamado a dar su cuenta final, y fuesen encontrados sin el traje de la caridad, y fuesen preguntados: "zComo has entrado aqui sin traje de boda?"(Mt 12,12 ). No estarian acaso aturdidos de asombro mientras Nuestro Senor pronuncia la sentencia sobre ellos: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; alli sera el llanto y el rechinar de dientes"(Mt 21,13 ). Actua mejor con prudencia ahora, e imita la conducta de Cristo, quien oro a su Padre "Padre, perdonalos" en el momento cuando era objeto de sus burlas, cuando la sangre le chorreaba gota a gota de sus manos y pies, y su cuerpo entero era presa de dolorosas torturas. El es el verdadero y unico Maestro, a cuya voz todos deben escuchar quienes no seran guiados al error: a �l se refirio el Padre Eterno cuando una voz fue escuchada del cielo diciendo: "Escuchadle"(Mt 17,5 ). En �l estan "todos los tesoros de la sabiduria y del conocimiento" de Dios(Col 2,3 ). Si pudieras preguntar la opinion de Salomon en cualquier punto, podrias con seguridad haber seguido su consejo, pero "aqui hay algo mas que Salomon"(Mt 12,42 ).

    Aun sigo escuchando mas objeciones. Si decidimos devolver bien por mal, la bondad por el insulto, una bendicion por una maldicion, los malvados se haran insolentes, los canallas se haran mas aplomados, los justo seran oprimidos, y la virtud sera pisoteada bajo sus pies. Este resultado no se dara, pues a menudo, como dice el Hombre Sabio, "Una respuesta suave calma el furor"(Pr 15,1 ). Ademas, la paciencia de un hombre justo no pocas veces llena de admiracion a su opresor, y lo persuade de ofrecer la mano de la amistad. Mas aun, olvidamos que el Estado nombra magistrados, reyes y principes, cuyo deber es hacer que los malvados sientan la severidad de la ley, y proveer medios para que los hombres honestos vivan una vida tranquila y pacifica. Y si en algunos casos la justicia humana es tardia, la Providencia de Dios, que nunca permite que un acto malévolo pase sin castigo o un acto bueno sin recompensa, esta continuamente observandonos, y esta cuidando de una manera imprevista que las ocurrencias con las cuales los malvados creen que los aplastaran, conducira a la exaltacion y el honor de los virtuosos. Por lo menos asi lo dice San Leon: "Has estado furioso, oh perseguidor de la Iglesia de Dios, has estado furioso con el martir, y has aumentado su gloria al incrementar su dolor. Pues zqué ha ideado tu ingenuidad que se haya vuelto para su honor, cuando incluso los mismo instrumentos de su tortura han sido tomados en triunfo?". Lo mismo debe ser dicho de todos los martires, asi como los santos de la antigua ley. zPues qué trajo mas renombre y gloria al patriarca José que la persecucion de sus hermanos? El haberlo vendido por envidia a los ismaelitas fue la ocasion de que se convirtiera en senor de todo Egipto y principe de todos sus hermanos. Pero omitiendo estas consideraciones, pasaremos revista a los muchos y grandes inconveniencias que sufren aquellos hombres que, para escapar meramente de una sombra de deshonra frente a los hombres, estan obstinadamente determinados a tomar su venganza sobre aquellos que les han hecho cualquier mal. En primer lugar, hacen la parte de tontos al preferir un mayor mal que uno menor. Pues es un principio aceptado en todo lugar, y declarado a nosotros por el Apostol en estas palabras: "no hagamos el mal para que venga el bien"(Rm 3,8 ). Se sigue que en consecuencia un mayor mal no ha de ser cometido para poder obtener alguna compensacion por uno menor. Aquel que recibe la injuria recibe lo que es llamado el mal de la injuria: aquel que se venga de una injuria es culpable de lo que es llamado el mal del crimen. Ahora bien, sin duda, la desgracia de cometer un crimen es mayor que la desgracia de tener que soportar la injuria, pues aunque la ofensa puede hacer a un hombre miserable, no necesariamente lo hace malo. Un crimen, sin embargo, lo hace tanto miserable y malvado. La injuria priva al hombre del bien temporal, un crimen lo priva tanto del bien temporal y eterno. Asi, un hombre que remedia el mal de una injuria cometiendo un crimen es como un hombre que se corta una parte de sus pies para que le entren un par de zapatos mas pequenos, lo cual seria un completo acto de locura. Nadie es culpable de tal insensatez en sus preocupaciones temporales, pero sin embargo hay algunos hombres tan ciegos a sus intereses reales que no temen ofender mortalmente a Dios para poder escapar aquello que tiene la apariencia de desgracia, y mantienen un honorable semblante a los ojos de los hombres. Pues ellos caen bajo el desagrado y la ira de Dios, y a menos que se corrijan a tiempo y hagan penitencia, tendran que soportar la desgracia y el tormento eternos, y perderan el interminable honor de ser ciudadanos del cielo. Anadase a esto que realizan un acto de lo mas agradable para el diablo y sus angeles, que urgen a este hombre a hacer una cosa injusta a aquel hombre con el proposito de sembrar la discordia y la enemistad en el mundo. Y cada uno debe reflexionar con calma cuan desgraciado es agradar al enemigo mas fiero de la raza humana, y desagradar a Cristo. Ademas, ocasionalmente sucede que el hombre injuriado que anhela venganza hiere mortalmente a su enemigo y lo mata, por lo que es ignominiosamente ejecutado por

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  • asesinato, y toda su propiedad es confiscada por el Estado, o por lo menos es forzado al exilio, y tanto él como su familia viven una miserable existencia. Asi es como el diablo juega y se burla de aquellos que escogen aprisionarse con las ataduras del falso honor, mas que hacerse siervos y amigos de Cristo, el mejor de los Reyes, y ser reconocidos como herederos del reino mas vasto y mas durable. Por lo tanto, puesto que el hombre insensato, a pesar del mandamiento de Cristo, se niega a reconciliarse con sus enemigos, se expone al desastre total, todos los que son sabios escucharan la doctrina que Cristo, el Senor de todo, nos ha ensenado en el Evangelio con sus palabras, y en la Cruz con sus obras.

    CAPITULO IV

    Explicacion literal de la segunda Palabra: "Amén, yo te aseguro: hoy estaras conmigo en el Paraiso"

    (Lc 23,43 )

    La segunda palabra o la segunda frase pronunciada por Cristo en la Cruz fue, segun el testimonio de San Lucas, la magnifica promesa que hizo al ladron que pendia de una Cruz a su lado. La promesa fue hecha en las siguientes circunstancias. Dos ladrones habian sido crucificados junto con el Senor, uno a su mano derecha, el otro a su izquierda, y uno de ellos sumo a sus crimenes del pasado el pecado de blasfemar a Cristo y burlarse de �l por su carencia de poder para salvarlos, diciendo: "zNo eres tu el Cristo? Pues ?salvate a ti y a nosotros!"(Lc 23,39 ). De hecho, San Mateo y San Marcos acusan a ambos ladrones de este pecado, pero es lo mas probable que los dos Evangelistas usen el plural para referirse al numero singular, segun se hace frecuentemente en las Sagradas Escrituras, como observa San Agustin en su trabajo sobre la Armonia de los Evangelios. Asi San Pablo, en su Epistola a los Hebreos, dice de los Profetas: "cerraron la boca a los leones ... apedreados ..., aserrados ...; anduvieron errantes cubiertos de pieles de oveja y de cabras"(Eb 11,33; Eb 11,37 ). Sin embargo hubo un solo Profeta, Daniel, que cerro la boca a los leones; hubo un solo Profeta, Jeremias, que fue apedreado; hubo un solo Profeta, Isaias, que fue aserrado. Mas aun, ni San Mateo ni San Marcos son tan explicitos con respecto a este punto como San Lucas, que dice de manera muy clara, "Uno de los malhechores colgados le insultaba"(Lc 23,39 ). Ahora bien, incluso concediendo que los dos vituperaron al Senor, no hay razon para que el mismo hombre no lo haya maldecido en un momento, y en otro haya proclamado sus alabanzas.

    Sin embargo, la opinion de los que mantienen que uno de los ladrones blasfemadores se convirtio por la oracion del Senor, "Padre, perdonales, porque no saben lo que hacen", contradice manifiestamente la narracion evangélica. Pues San Lucas dice que el ladron recién empezo a blasfemar a Cristo luego de que �l hiciera esta oracion; por ello nos vemos conducidos a adoptar la opinion de San Agustin y de San Ambrosio, que dicen que solo uno de los ladrones lo vitupero, mientras el otro lo glorifico y defendio; y segun esta narracion el buen ladron increpo al blasfemador: "zEs que no temes a Dios, tu que sufres la misma condena?"(Lc 23,40 ). El ladron fue feliz por su solidaridad con Cristo en la Cruz. Los rayos de la luz Divina que empezaban a penetrar la oscuridad de su alma, lo llevaron a increpar al companero de su maldad y a convertirlo a una vida mejor; y este es el sentido pleno de su increpacion: "Tu, pues, quieres imitar la blasfemia de los judios, que no han aprendido aun a temer los juicios de Dios, sino que se ufanan de la victoria que creen haber alcanzado al clavar a Cristo a una cruz. Se consideran libres y seguros y no tienen aprension alguna del castigo. zPero acaso tu, que estas siendo crucificado por tus enormidades, no temes la justicia vengadora de Dios? zPor qué anades tu pecado a pecado?". Luego, procediendo de virtud a virtud, y ayudado por la creciente gracia de Dios, confiesa sus pecados y proclama que Cristo es inocente. "Y nosotros" dice, somos condenados "con razon" a la muerte de cruz, "porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho"(Lc 23,41 ). Finalmente, creciendo aun la luz de la gracia en su alma, anade: "Jesus, acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino"(Lc 23,42). Fue admirable, pues, la gracia del Espiritu Santo que fue derramada en el corazon del buen ladron. El Apostol Pedro nego a su Maestro, el ladron lo confeso, cuando �l estaba clavado en su Cruz. Los discipulos yendo a Emaus dijeron, "Nosotros esperabamos que seria él el que iba a librar a Israel"(Lc 24,21). El ladron pide con confianza, "Acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino". El Apostol Santo Tomas declara que no creera en la Resurreccion hasta que haya visto a Cristo; el ladron, contemplando a Cristo a quien vio sujeto a un patibulo, nunca duda de que �l sera Rey después de su muerte.

    ¿Quién ha instruido al ladron en misterios tan profundos? Llama Senor a ese hombre a quien percibe desnudo, herido, en desgracia, insultado, despreciado, y pendiendo en una Cruz a su lado: dice que después de su muerte �l vendra a su reino. De lo cual podemos aprender que el ladron no se figuro el reino de Cristo como temporal, como lo imaginaron ser los judios, sino que después de su muerte �l seria Rey para siempre en el cielo. zQuién ha sido su instructor en secretos tan sagrados y sublimes? Nadie, por cierto, a menos que sea el Espiritu de Verdad, que lo esperaba con Sus mas dulces bendiciones. Cristo,

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  • luego de su Resurreccion dijo a Sus Apostoles: "zNo era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara asi en su gloria?"(Lc 24,26 ). Pero el ladron milagrosamente previo esto, y confeso que Cristo era Rey en el momento en que no lo rodeaba ninguna semblanza de realeza. Los reyes reinan durante su vida, y cuando cesan de vivir cesan de reinar; el ladron, sin embargo, proclama en alta voz que Cristo, por medio de su muerte heredaria un reino, que es lo que el Senor significa en la parabola: "Un hombre noble marcho a un pais lejano, para recibir la investidura real y volverse"(Lc 19,12 ). Nuestro Senor dijo estas palabras un tiempo corto antes de su Pasion para mostrarnos que mediante su muerte �l iria a un pais lejano, es decir a otra vida; o en otras palabras, que �l iria al cielo que esta muy alejado de la tierra, para recibir un reino grande y eterno, pero que �l volveria en el ultimo dia, y recompensaria a cada hombre de acuerdo a su conducta en esta vida, ya sea con premio o con castigo. Con respecto a este reino, por lo tanto, que Cristo recibiria inmediatamente después de su muerte, el ladron dijo sabiamente: "Acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino".

    Pero puede preguntarse, zno era Cristo nuestro Senor Rey antes de su muerte? Sin lugar a dudas lo era, y por eso los Magos inquirian continuamente: "¿Donde esta el Rey de los judios que ha nacido?"(Mt 2,2 ). Y Cristo mismo dijo a Pilato: "Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad"(Gvn 18,37 ). Pero �l era Rey en este mundo como un viajero entre extranos, por eso no fue reconocido como Rey sino por unos cuantos, y fue despreciado y mal recibido por la mayoria. Y asi, en la parabola que acabamos de citar, dijo que �l iria "a un pais lejano, para recibir la investidura real". No dijo que �l la adquiriria por parte de otro, sino que la recibiria como Suya propia, y volveria, y el ladron observo sabiamente, "cuando vengas con tu Reino". El reino de Cristo no es sinonimo en este pasaje de poder o soberania real, porque lo ejercio desde el comienzo de acuerdo a estos versiculos de los salmos: "Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sion mi monte santo"(Sal 2,6 ). "Dominara de mar a mar, desde el Rio hasta los confines de la tierra"(Sal 72,8 ). E Isaias dice, "Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estara el senorio sobre su hombro"(Is 9,5 ). Y Jeremias, "Suscitaré a David un Germen justo: reinara un rey prudente, practicara el derecho y la justicia en la tierra"(Ger 23,5 ). Y Zacarias, "¡Exulta sin freno, hija de Sion, grita de alegria, hija de Jerusalén! He aqui que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cria de asna"(Zc 9,9 ). Por eso en la parabola de la recepcion del reino, Cristo no se referia a un poder soberano, ni tampoco el buen ladron en su peticion, "Acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino", sino que ambos hablaron de esa dicha perfecta que libera al hombre de la servidumbre y de la angustia de los asuntos temporales, y lo somete solamente a Dios, Al cual servir es reinar, y por el cual ha sido puesto por encima de todas Sus obras. De este reino de dicha inefable del alma, Cristo gozo desde el momento de su concepcion, pero la dicha del cuerpo, que era Suya por derecho, no la gozo actualmente hasta después de su Resurreccion. Pues mientras fue un forastero en este valle de lagrimas, estaba sometido a fatigas, a hambre y sed, a lesiones, a heridas, y a la muerte. Pero como su Cuerpo siempre debio ser glorioso, por eso inmediatamente después de la muerte �l entro en el gozo de la gloria que le pertenecia: y en estos términos se refirio a ello después de su Resurreccion: "zNo era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara asi en su gloria?". Esta gloria que �l llama Suya propia, pues esta en su poder hacer a otros participes de ella, y por esta razon �l es llamado el "Rey de la gloria"(Sal 24,8 ) y "Senor de la gloria"(1Co 2,8 ), y "Rey de Reyes"(Ap 19,16 ) y �l mismo dice a Sus Apostoles, "yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros"(Lc 22,29 ). �l, en verdad, puede recibir gloria y un reino, pero nosotros no podemos conferir ni el uno ni el otro, y estamos invitados a entrar "en el gozo de tu senor"(Mt 25,21 y no en nuestro propio gozo. Este entonces es el reino del cual hablo el buen ladron cuando dijo, "Cuando vengas con tu Reino".

    Pero no debemos pasar por alto las muchas excelentes virtudes que se manifiestan en la oracion del santo ladron. Una breve revista de ellas nos preparara para la respuesta de Cristo a la peticion; "Senor, acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino". En primer lugar lo llama Senor, para mostrar que se considera a si mismo como un siervo, o mas bien como un esclavo redimido, y reconoce que Cristo es su Redentor. Luego anade un pedido sencillo, pero lleno de fe, esperanza, amor, devocion, y humildad: "Acuérdate de mi". No dice: Acuérdate de mi si puedes, pues cree firmemente que Cristo puede hacer todo. No dice: Por favor, Senor, acuérdate de mi, pues tiene plena confianza en su caridad y compasion. No dice: Deseo, Senor, reinar contigo en tu reino, pues su humildad se lo prohibia. En fin, no pide ningun favor especial, sino que reza simplemente: "Acuérdate de mi", como si dijera: Todo lo que deseo, Senor, es que Tu te dignes recordarme, y vuelvas tus benignos ojos sobre mi, pues yo sé que eres todopoderoso y que sabes todo, y pongo mi entera confianza en tu bondad y amor. Es claro por las palabras conclusivas de su oracion, "Cuando vengas con tu Reino", que no busca nada perecible y vano, sino que aspira a algo eterno y sublime.

    Daremos oido ahora a la respuesta de Cristo: "Amén, yo te aseguro: hoy estaras conmigo en el Paraiso". La palabra "Amén" era usada por Cristo cada vez que queria hacer un anuncio solemne y serio a Sus

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  • seguidores. San Agustin no ha dudado en afirmar que esta palabra era, en boca de nuestro Senor, una suerte de juramento. No podia por cierto ser un juramento, de acuerdo a las palabras de Cristo: "Pues yo digo que no juréis en modo alguno... Sea vuestro lenguaje: "Si, si"; "no, no": que lo que pasa de aqui viene del Maligno"(Mt 5,34; Mt 5,37 ). No podemos, por lo tanto, concluir que nuestro Senor realizara un juramento cada vez que uso la palabra Amén. Amén era un término frecuente en sus labios, y algunas veces no solo precedia sus afirmaciones con Amén, sino con Amén, amén. Asi pues la observacion de San Agustin de que la palabra Amén no es un juramento, sino una suerte de juramento, es perfectamente justa, porque el sentido de la palabra es verdaderamente: en verdad, y cuando Cristo dice: Verdaderamente os digo, cree seriamente lo que dice, y en consecuencia la expresion tiene casi la misma fuerza que un juramento. Con gran razon, por ello, se dirigio al ladron diciendo: "Amén, yo te aseguro", esto es, yo te aseguro del modo mas solemne que puedo sin hacer un juramento; pues el ladron podria haberse negado por tres razones a dar crédito a la promesa de Cristo si �l no la hubiera aseverado solemnemente. En primer lugar, pudiera haberse negado a creer por razon de su indignidad de ser el receptor de un premio tan grande, de un favor tan alto. zPues quién habria podido imaginar que el ladron seria transferido de pronto de una cruz a un reino? En segundo lugar podria haberse negado a creer por razon de la persona que hizo la promesa, viendo que �l estaba en ese momento reducido al extremo de la pobreza, debilidad e infortunio, y el ladron podria por ello haberse argumentado: Si este hombre no puede durante su vida hacer un favor a Sus amigos, zcomo va a ser capaz de asistirlos después de su muerte? Por ultimo, podria haberse negado a creer por razon de la promesa misma. Cristo prometio el Paraiso. Ahora bien, los Judios interpretaban la palabra Paraiso en referencia al cuerpo y no al alma, pues siempre la usaban en el sentido de un Paraiso terrestre. Si nuestro Senor hubiera querido decir: Este dia tu estaras conmigo en un lugar de reposo con Abraham, Isaac, y Jacob, el ladron podria haberle creido con facilidad; pero como no quiso decir esto, por eso precedio su promesa con esta garantia: "Amén, yo te aseguro".

    "Hoy". No dice: Te pondré a Mi Mano Derecha en medio de los justos en el Dia del Juicio. Ni dice: Te llevaré a un lugar de descanso luego de algunos anos de sufrir en el Purgatorio. Ni tampoco: Te consolaré dentro de algunos meses o dias, sino este mismo dia, antes que el sol se ponga, pasaras conmigo del patibulo de la cruz a las delicias del Paraiso. Maravillosa es la liberalidad de Cristo, maravillosa también es la buena fortuna del pecador. San Agustin, en su trabajo sobre el Origen del Alma, considera con San Cipriano que el ladron puede ser considerado un martir, y que su alma fue directamente al cielo sin pasar por el Purgatorio. El buen ladron puede ser llamado martir porque confeso publicamente a Cristo cuando ni siquiera los Apostoles se atrevieron a decir una palabra a su favor, y por razon de esta confesion espontanea, la muerte que sufrio en compania de Cristo merecio un premio tan grande ante Dios como si la hubiera sufrido por el nombre de Cristo. Si nuestro Senor no hubiera hecho otra promesa que: "Hoy estaras conmigo", esto solo hubiera sido una bendicion inefable para el ladron, pues San Agustin escribe: "zDonde puede haber algo malo con �l, y sin �l donde puede haber algo bueno?". En verdad Cristo no hizo una promesa trivial a los que lo siguen cuando dijo: "Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, alli estara también mi servidor"(Gvn 12,26 ). Al ladron, sin embargo, le prometio no solo su compania, sino también el Paraiso.

    Aunque algunas personas han discutido acerca del sentido de la palabra Paraiso en este texto, no parece haber fundamento para la discusion. Pues es seguro, porque es un articulo de fe, que en el mismo dia de su muerte el Cuerpo de Cristo fue colocado en el sepulcro, y su Alma descendio al Limbo, y es igualmente cierto que la palabra Paraiso, ya sea que hablemos del Paraiso celeste o terrestre, no se puede aplicar ni al sepulcro ni al Limbo. No puede aplicarse al sepulcro, pues era un lugar muy triste, la primera morada de los cadaveres, y Cristo fue el unico enterrado en el sepulcro: el ladron fue enterrado en otro lugar. Mas aun, las palabras, "estaras conmigo" no se hubieran cumplido, si Cristo hubiera hablado meramente del sepulcro. Tampoco se puede aplicar la palabra Paraiso al Limbo. Pues Paraiso es un jardin de delicias, e incluso en el paraiso terrenal habian flores y frutas, aguas limpidas y una deliciosa suavidad en el aire. En el Paraiso celestial habian delicias sin fin, gloria interminable, y los lugares de los bienaventurados. Pero en el Limbo, donde las almas de los justos estaban detenidas, no habia luz, ni alegria, ni placer; no por cierto que estas almas estuviesen sufriendo, pues la esperanza de la redencion y la perspectiva de ver a Cristo era sujeto de consuelo y gozo para ellos, pero se mantenian como cautivos en prision. Y en este sentido el Apostol, explicando a los profetas, dice: "Subiendo a la altura, llevo cautivos"(Ef 4,8 ). Y Zacarias dice: "En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo soltaré a tus cautivos de la fosa en la que no hay agua"(Zc 9,11 ), donde las palabras "tus cautivos" y "la fosa en la que no hay agua" apuntan evidentemente no a lo delicioso del Paraiso sino a la oscuridad de una prision.

    Por eso, en la promesa de Cristo, la palabra Paraiso no podia significar otra cosa que la bienaventuranza del alma, que consiste en la vision de Dios, y esta es verdaderamente un paraiso de delicias, no un paraiso corporeo o local, sino uno espiritual y celestial. Por esta razon, al pedido del ladron, "Acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino", el Senor no replico "hoy estaras conmigo" en Mi reino, sino "Estaras conmigo en el Paraiso", porque en ese dia Cristo no entro en su reino, y no entro en él hasta el dia de su

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  • Resurreccion, cuando su Cuerpo se volvio inmortal, impasible, glorioso, y ya no era pasible de servidumbre o sujecion alguna. Y no tendra al buen ladron como companero suyo en su reino hasta la resurreccion de todos los hombres en el ultimo dia. Sin embargo, con gran verdad y propiedad, le dijo: "Hoy estaras conmigo en el Paraiso", pues en este mismo dia comunicaria tanto al alma del buen ladron como a las almas de los santos en el Limbo esa gloria de la vision de Dios que �l habia recibido en su concepcion; pues ésta es verdadera gloria y felicidad esencial; éste es el gozo supremo del Paraiso celeste. Debe admirarse también mucho la eleccion de las palabras utilizadas por Cristo en esta ocasion. No dijo: Hoy estaremos en el Paraiso, sino: "hoy estaras conmigo en el Paraiso", como si quisiera explicarse mas extensamente, de la siguiente manera: Este dia tu estas conmigo en la Cruz, pero tu no estas conmigo en el Paraiso en el cual estoy con respecto a la parte superior de Mi Alma. Pero en poco tiempo, incluso hoy, tu estaras conmigo, no solo liberado de los brazos de la cruz, sino abrazado en el seno del Paraiso.

    CAPITULO V

    El primer fruto que ha de ser cosechado de la consideracion de la segunda Palabra dicha por Cristosobre la Cruz

    Podemos recoger algunos frutos escogidos de la segunda palabra dicha desde la Cruz. El primer fruto es la consideracion de la inmensa misericordia y liberalidad de Cristo, y qué cosa buena y util es servirlo. Los muchos dolores que �l estaba sufriendo podrian haber sido alegados como excusa por nuestro Senor para no escuchar la peticion del ladron, pero en su caridad prefirio olvidar Sus propios graves dolores a no escuchar la oracion de un pobre pecador penitente. Este mismo Senor no contesto una palabra a las maldiciones y reproches de los sacerdotes y soldados, pero ante el clamor de un pecador confesandose, su caridad le prohibio permanecer en silencio. Cuando es injuriado no abre su boca, porque �l es paciente; cuando un pecador confiesa su culpa, habla, porque �l es benigno. zPero qué hemos de decir de su liberalidad? Aquellos que sirven a amos temporales obtienen con frecuencia una magra recompensa por muchas labores. Incluso en este dia vemos a no pocos que han gastado los mejores anos de su vida al servicio de principes, y se retiran a edad avanzada con un magro salario. Pero Cristo es un Principe verdaderamente liberal, un Amo verdaderamente magnanimo. No recibe servicio alguno de manos del buen ladron, excepto algunas palabras bondadosas y el deseo cordial de asistirlo, y ?contemplad con qué gran premio le devuelve! En este mismo dia todos los pecados que habia cometido durante su vida son perdonados; es puesto al mismo nivel con los principes de su pueblo, a saber, con los patriarcas y los profetas; y finalmente Cristo lo eleva a la solidaridad de su mesa, de su dignidad, de su gloria, y de todos Sus bienes. "Hoy", dice, "estaras conmigo en el Paraiso". Y lo que Dios dice, lo hace. Tampoco difiere esta recompensa a algun dia distante, sino que en este mismo dia derrama en su seno "una medida buena, apretada, remecida, rebosante"(Lc 6,38 ).

    El ladron no es el unico que ha experimentado la liberalidad de Cristo. Los apostoles, que dejaron o bien una barca, o bien un despacho de impuestos, o bien un hogar para servir a Cristo, fueron hechos por �l "principes sobre toda la tierra"(Sal 45,17 ) y los diablos, serpientes, y toda clase de enfermedades les fueron sometidos. Si algun hombre ha dado alimento o vestido a los pobres como limosna en el nombre de Cristo, escuchara estas palabras consoladoras en el Dia del Juicio: "Tuve hambre, y me disteis de comer... estaba desnudo, y me vestisteis"(Mt 25,35; Mt 25,36 ), recibid, por lo tanto, y poseed mi Reino eterno. En fin, para no detenernos en muchas otras promesas de recompensas, zpodria hombre alguno creer la casi increible liberalidad de Cristo, si no hubiera sido Dios Mismo Quien prometio que "todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibira el ciento por uno y heredara vida eterna"(Mt 19,29 )? San Jeronimo y los otros santos Doctores interpretan el texto arriba citado de esta manera. Si un hombre, por el amor de Cristo, abandona cualquier cosa en esta vida presente, recibira una recompensa doble, junto con una vida de valor incomparablemente mayor que la pequenez que ha dejado por Cristo. En primer lugar, recibira un gozo espiritual o un don espiritual en esta vida, cien veces mas precioso que la cosa temporal que desprecio por Cristo; y un hombre espiritual escogeria mas bien mantener este don que cambiarlo por cien casas o campos, u otras cosas semejantes. En segundo lugar, como si Dios Todopoderoso considerase esta recompensa como de pequeno o ningun valor, el feliz mercader que negocia bienes terrenos por celestiales recibira en el proximo mundo la vida eterna, en la cual palabra esta contenido un océano de todo lo bueno.

    Tal, pues, es la manera en que Cristo, el gran Rey, muestra su liberalidad a aquellos que se dan a su servicio sin reservas. zNo son acaso necios aquellos hombres que, dejando de lado la bandera de Monarca como este, desean hacerse esclavos de Mamon, de la gula, de la lujuria? Pero aquellos que no saben qué cosas Cristo considera ser verdaderas riquezas, podrian decir que estas promesas son meras palabras, pues muchas veces hallamos que Sus amigos queridos son pobres, escualidos, abyectos y

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  • sufridos, y por el otro lado, nunca vemos esta recompensa centuplicada que se proclama como tan verdaderamente magnifica. Asi es: el hombre carnal nunca vera el ciento por uno que Cristo ha prometido, porque no tiene ojos con los cuales pueda verlo; ni participara jamas en ese gozo solido que engendra una pura conciencia y un verdadero amor de Dios. Aduciré, sin embargo, un ejemplo para mostrar que incluso un hombre carnal puede apreciar los deleites espirituales y las riquezas espirituales. Leemos en un libro de ejemplos acerca de los hombres ilustres de la Orden Cisterciense, que un cierto hombre noble y rico, llamado Arnulfo, dejo toda su fortuna y se convirtio en monje Cisterciense, bajo la autoridad de San Bernardo. Dios probo la virtud de este hombre mediante los amargos dolores de muchos tipos de sufrimientos, particularmente hacia el final de su vida; y en una ocasion, cuando estaba sufriendo mas agudamente que de costumbre, clamo con voz fuerte: "Todo lo que has dicho, Oh Senor Jesus, es verdad". Al preguntarle los que estaban presentes, cual era la razon de su exclamacion, replico:

    "El Senor, en su Evangelio, dice que aquellos que dejan sus riquezas y todas las cosas por �l, recibiran el ciento por uno en esta vida, y después la vida eterna. Yo entiendo largamente la fuerza y gravedad de esta promesa, y yo reconozco que ahora estoy recibiendo el ciento por uno por todo lo que dejé. Verdaderamente, la gran amargura de este dolor me es tan placentera por la esperanza de la Divina misericordia que se me extendera a causa de mis sufrimientos, que no consentiria ser liberado de mis dolores por cien veces el valor de la materia mundana que dejé. Porque, verdaderamente, la alegria espiritual que se centra en la esperanza de lo que vendra, sobrepasa cien veces toda la alegria mundana, que brota del presente". El lector, al ponderar estas palabras, podra juzgar qué tan grande estima ha de tenerse por la virtud venida del cielo de la esperanza cierta de la felicidad eterna.

    CAPITULO VI

    El segundo fruto que ha de ser cosechado de la consideracion de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz

    El conocimiento del poder de la Divina gracia y de la debilidad de la voluntad humana, es el segundo fruto a ser recogido de la consideracion de la segunda palabra, y este conocimiento equivale a decir que nuestra mejor politica es poner toda nuestra confianza en la gracia de Dios, y desconfiar enteramente de nuestra propia fuerza. Si algun hombre quiere conocer el poder de la gracia de Dios, que ponga sus ojos en el buen ladron. Era un pecador notorio, que habia pecado en el perverso curso de su vida hasta el momento en que fue sujeto a la cruz, esto es, casi hasta el ultimo momento de su vida; y en este momento critico, cuando su salvacion eterna estaba en juego, no habia nadie presente para aconsejarlo o asistirlo. Pues aunque estaba en gran proximidad a su Salvador, sin embargo solo escuchaba a los sumos sacerdotes y Fariseos declarando que �l era un seductor y un hombre ambicioso que buscaba tener poder soberano. También escuchaba a su companero, burlandose perversamente en términos similares. No habia nadie que dijera una palabra buena por Cristo, e incluso Cristo Mismo no refutaba estas blasfemias y maldiciones. Sin embargo, con la asistencia de la gracia de Dios, cuando las puertas del cielo parecian cerradas para él, y las fauces del infierno abiertas para recibirlo, y el pecador mismo tan alejado como parece posible de la vida eterna, fue iluminado repentinamente de lo alto, sus pensamientos se dirigieron hacia el canal apropiado, y confeso que Cristo era inocente y el Rey del mundo por venir, y, como ministro de Dios, reprobo al ladron que lo acompanaba, lo persuadio de que se arrepintiera, y se encomendo humilde y devotamente a Cristo. En una palabra, sus disposiciones fueron tan perfectas que los dolores de su crucifixion compensaron por cuanto sufrimiento pudiera estar guardado para él en el Purgatorio, de tal modo que inmediatamente después de la muerte ingreso en el gozo de su Senor. Por esta circunstancia resulta evidente que nadie debe desesperar de la salvacion, pues el ladron que entro en la vina del Senor casi a la hora duodécima recibio su premio con aquellos que habian venido en la primera hora. Por otro lado, en orden a permitirnos ver la magnitud de la debilidad humana, el mal ladron no se convierte ni por la inmensa caridad de Cristo, Quien oro tan amorosamente por Sus ejecutores, ni por la fuerza de sus propios sufrimientos, ni por la admonicion y ejemplo de su companero, ni por la inusual oscuridad, el partirse de las rocas, o la conducta de aquellos que, después de la muerte de Cristo, volvieron a la ciudad golpeandose el pecho. Y todas estas cosas sucedieron después de la conversion del buen ladron, para mostrarnos que mientras uno pudo ser convertido sin estas ayudas, el otro, con todos estos auxilios, no pudo, o en realidad no quiso, ser convertido.

    Pero puede preguntarse, zpor qué Dios ha dado la gracia de la conversion a uno y se la ha negado al otro? Contesto que a ambos se le dio gracia suficiente para su conversion, y que si uno perecio, perecio por su propia culpa, y que si el otro se convirtio, fue convertido por la gracia de Dios, pero no sin la

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  • cooperacion de su propia libre voluntad. Todavia podria argüirse, zpor qué no dio Dios a ambos esa gracia eficaz que capaz de sobreponerse al corazon mas endurecido? La razon de que no lo haya hecho asi es uno de esos secretos que debemos admirar pero no penetrar, pues debemos quedar satisfechos con el pensamiento de que no puede haber injusticia en Dios(Ver Rm 9,14 ), como dice el Apostol, pues, como lo expresa San Agustin, los juicios de Dios pueden ser secretos, pero no pueden ser injustos. Aprender de este ejemplo a no posponer nuestra conversion hasta la proximidad de la muerte, es una leccion que nos concierne de forma mas inmediata. Pues si uno de los ladrones coopero con la gracia de Dios en el ultimo momento, el otro la rechazo, y encontro su perdicion definitiva. Y todo lector de historia, u observador de lo que sucede alrededor, no puede sino saber que la regla es que los hombres terminen una vida perversa con una muerte miserable, mientras que es una excepcion que el pecador muera de manera feliz; y, por el otro lado, no sucede con frecuencia que aquellos que viven bien y santamente lleguen a un fin triste y miserable, sino que muchas personas buenas y piadosas entran, después de su muerte, en posesion de los gozos eternos. Son demasiado presuntuosas y necias aquellas personas que, en un asunto de tal importancia como la felicidad eterna o el tormento eterno, osan permanecer en un estado de pecado mortal incluso por un dia, viendo que pueden ser sorprendidas por la muerte en cualquier momento, y que después de la muerte no hay lugar para el arrepentimiento, y que una vez en el infierno ya no hay redencion.

    CAPITULO VII

    El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideracion de la segunda Palabra dicha por Cristo sobre la Cruz

    Se puede extraer un tercer fruto de la segunda palabra de nuestro Senor, advirtiendo el hecho de que hubieron tres personas crucificadas al mismo tiempo, uno de los cuales, a saber, Cristo, fue inocente; otro, a saber, el buen ladron, fue un penitente; y el tercero, a saber, el mal ladron, permanecio obstinado en su pecado: o para expresar la misma idea en otras palabras, de los tres que fueron crucificados al mismo tiempo, Cristo fue siempre y trascendentemente santo, uno de los ladrones fue siempre y notablemente perverso, y el otro ladron fue primero un pecador, pero ahora un santo. De esta circunstancia hemos de inferir que todo hombre en este mundo tiene su cruz y que aquellos que buscamos vivir sin tener una cruz que llevar, apuntamos a algo que es imposible, mientras que debemos tener por sabias a aquellas personas que reciben su cruz de la mano del Senor, y la cargan incluso hasta la muerte, no solo pacientemente sino alegremente. Y el que toda alma piadosa tiene una cruz que cargar puede deducirse de estas palabras de nuestro Senor: "Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sigame"(Mt 16,24 ), y de nuevo, "El que no lleve su cruz y venga en pos de mi, no puede ser discipulo mio"(Lc 14,27 ), que es precisamente la doctrina del Apostol: "Todos los que quieran vivir piadosamente", dice, "en Cristo Jesus, sufriran persecuciones"(2Tm 3,12 ). Los Padres Griegos y Latinos dan su entera adhesion a esta ensenanza, y para no ser polijo haré solo dos citas. San Agustin en su comentario a los salmos escribe: "Esta vida corta es una tribulacion: si no es una tribulacion no es un viaje: pero si es un viaje o bien no amas el pais hacia el cual estas viajando, o bien sin duda estaras en tribulacion". Y en otro lugar: "Si dices que no has sufrido nada aun, entonces no has empezado a ser Cristiano". San Juan Crisostomo, en una de sus homilias al pueblo de Antioquia, dice: "La tribulacion es una cadena que no puede ser desvinculada de la vida de un Cristiano". Y de nuevo: "No puedes decir que un hombre es santo si no ha pasado la prueba de la tribulacion". En verdad esta doctrina puede ser demostrada por la razon. Las cosas de naturaleza contraria no pueden ser puestas en presencia de la otra sin una oposicion mutua; asi el fuego y el agua, mientras se mantengan aparte, permaneceran quietas; pero juntalas, y el agua empezara a sonar, a convertirse en globulos, y a transformarse en vapor hasta que o el agua se consuma, o el fuego se extinga. "Frente al mal esta el bien", dice el Eclesiastico, "frente a la muerte, la vida. Asi frente al piadoso, el pecador"(Eclo 33,14). Los hombres justos se comparan al fuego. su luz brilla, su celo arde, siempre estan ascendiendo de virtud en virtud, siempre trabajando, y todo lo que emprenden lo realizan eficazmente. Por el otro lado los pecadores son comparados al agua. Son frios, moviéndose siempre en la tierra, y formando lodo por todos lados. zEs pues, por lo tanto, extrano que los hombres malos persigan a las almas justas? Pero porque, incluso hasta el fin del mundo, el trigo y la cizana creceran en el mismo campo, la chala y el maiz pueden estar en el mismo almacén, los peces buenos y malos pueden ser hallados en la misma red, esto es hombres derechos y perversos en el mismo mundo, e incluso en la misma Iglesia; de esto necesariamente se sigue que los buenos y los santos seran perseguidos por los malos y los impios.

    Los perversos también tienen sus cruces en este mundo. Pues aunque no sean perseguidos por los

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  • buenos, aun asi seran atormentados por otros pecadores, por sus propios vicios, e incluso por sus conciencias perversas. El sabio Salomon, que ciertamente hubiera sido feliz en este mundo, si la felicidad fuera posible aqui, reconocio que tenia una Cruz que cargar cuando dijo:

    "Consideré entonces todas las obras de mis manos y el fatigoso afan de mi hacer y vi que todo es vanidad y atrapar vientos"(Ecl 2,11). Y el escritor del Libro del Eclesiastico, que era también un hombre muy prudente, pronuncia esta sentencia general: "Grandes trabajos han sido creados para todo hombre, un yugo pesado hay sobre los hijos de Adan"(Eclo 40,1). San Agustin en su comentario a los Salmos dice que "la mayor de las tribulaciones es una conciencia culpable". San Juan Crisostomo en su homilia sobre Lazaro muestra extensamente como los perversos deben tener sus cruces. Si son pobres, su pobreza es su cruz; si no son pobres, la avaricia es su cruz, que es una cruz mas pesada que la pobreza; si estan postrados en un lecho de enfermedad, su lecho es su cruz. San Cipriano nos dice que todo hombre desde el momento de su nacimiento esta destinado a cargar una cruz y a sufrir tribulacion, lo cual es preanunciado por las lagrimas que derrama todo infante. "Cada uno de nosotros", escribe, "en su nacimiento, en su misma entrada al mundo, derrama lagrimas. Y aunque entonces somos inconscientes e ignorantes de todo, sin embargo sabemos, incluso en nuestro nacimiento, qué es llorar: por una prevision natural lamentamos las ansiedades y trabajos de la vida que estamos comenzando, y el alma ineducada, por sus lamentos y llanto, proclama las farragosas conmociones del mundo al que esta ingresando".

    Siendo las cosas asi no puede haber duda de que hay una cruz guardada para el bueno asi como para el malo, y solo me resta probar que la cruz de un santo dura poco tiempo, es ligera y fecunda, mientras que la de un pecador es eterna, pesada y estéril. En primer lugar no puede haber duda en el hecho de que un santo sufre solo por un breve periodo, pues no puede tener que soportar nada cuando esta vida haya pasado. "Desde ahora, si --dice el Espiritu--" a las almas justas que parten, "que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompanan"(Ap 14,13 ). "Y (Dios) enjugara toda lagrima de sus ojos"(Ap 21,4 ). Las sagradas Escrituras dicen de forma muy positiva que nuestra vida presente es corta, aunque a nosotros nos pueda parecer larga: "Estan contados ya sus dias"(Gb 14,5 ) y "El hombre, nacido de mujer, corto de dias"(Gb 14,1 ) y "zQué sera de vuestra vida? ... ?Sois vapor que aparece un momento y después desaparece!"(Gc 4,14 ). El Apostol, sin embargo, que llevo una cruz muy pesada desde su juventud hasta su edad anciana, escribe en estos términos en su Epistola a los Corintios: "En efecto, la leve tribulacion de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna"(2Co 4,17 ), pasaje en el cual habla de sus sufrimientos como sin medida, y los compara a un momento indivisible, aunque se hayan extendido por un periodo de mas de treinta anos. Y sus sufrimientos consistieron en estar hambriento, sediento, desnudo, apaleado, en haber sido golpeado tres veces con varas por los Romanos, cinco veces flagelado por los judios, una vez apedreado, y haber tres veces naufragado; en emprender muchos viajes, en ser muchas veces prisionero, en recibir azotes sin medida, en ser reducido muchas veces hasta el ultimo extremo(Ver 2Co 11,24 ). ¿Qué tribulaciones, pues, llamaria pesadas, si considera estas como ligeras, como realmente son? zY qué dirias tu, amable lector, si insisto en que la cruz es no solo ligera, sino incluso dulce y agradable por razon de las superabundantes consolaciones del Espiritu Santo? Cristo dice de su yugo que puede ser llamado cruz: "Mi yugo es suave y mi carga ligera"(Mt 11,30 ); y en otro lugar dice: "Lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrara. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertira en gozo"(Gvn 16,20 ). Y el Apostol escribe: "Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones"(2Co 7,4 ). En una palabra, no podemos negar que la cruz del justo es no solo ligera y temporal, sino fecunda, util, y portadora de todo buen regalo, cuando escuchamos a nuestro Senor decir: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos"(Mt 5,10 ), a San Pablo exclamando que "Los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros"(Rm 8,18 ), y a San Pedro exhortandonos a regocijarnos si "participais en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelacion de su gloria"(1Pe 4,13).

    Por otro lado no es necesaria una demostracion para mostrar que la cruz de los perversos es eterna en su duracion, muy pesada y carente de mérito. Con certeza que la muerte del mal ladron no fue un descenso de la Cruz, como lo fue la muerte del buen ladron, pues hasta ahora ese hombre desdichado esta morando en el infierno, y morara alli para siempre, porque el "gusano" del perverso "no morira, su fuego no se apagara"(Is 66,24 ). Y la cruz del gloton rico, que es la cruz de aquellos que almacenan riquezas, que son muy aptamente comparadas por el Senor a espinas que no pueden ser manipuladas o guardadas con impunidad, no cesa con esta vida como ceso la cruz del pobre Lazaro, sino que lo acompana al infierno, donde incesantemente arde y lo atormenta, y lo fuerza a implorar una gota de agua para refrescar su lengua ardiente: "porque estoy atormentado en esta llama"(Lc 16,24 ). Por eso la cruz de los perversos es eterna en su duracion, y los lamentos de aquellos de quienes leemos en el libro de la Sabiduria, dan testimonio de que es pesada y ardua: "Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdicion,

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  • atravesamos desiertos intransitables"(Sap 5,7 ). ¡Qué! ¿No son senderos dificiles de andar la ambicion, la avaricia, la lujuria? zNo son senderos dificiles de andar los acompanantes de estos vicios: ira, contiendas, envidia? No son senderos dificiles de andar los pecados que brotan de estos acompanantes: traicion, disputas, afrentas, heridas y asesinato? Lo son ciertamente y no es poco frecuente que obliguen a los hombres a suicidarse en desesperacion, y, buscando por medio de ello evitar una cruz, preparar para si mismos una mucho mas pesada.

    ¿Y qué ventaja o fruto derivan los perversos de su cruz? No es mas capaz de traerles una ventaja que los espinos lo son de producir uvas, o los cardos higos. El yugo del Senor trae la paz, segun Sus propias palabras: "Tomad sobre vosotros mi yugo ... y hallaréis descanso para vuestras almas"(Mt 11,29 ). zPuede el yugo del demonio, que es diametralmente opuesto al de Cristo, traer otra cosa que preocupacion y ansiedad? Y esto es de mayor importancia aun: que mientras la Cruz de Cristo es el paso a la felicidad eterna, "zNo era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara asi en su gloria?"(Lc 24,26 ), la cruz del demonio es el paso a los tormentos eternos, de acuerdo a la sentencia pronunciada sobre los perversos: "Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus angeles"(Mt 25,41 ). Si hubiera hombres sabios que estan crucificados en Cristo, no buscarian bajar de la Cruz, como el ladron busco tontamente, sino que permaneceran mas bien cerca a su lado, con el buen ladron, y pediran perdon de Dios y no la liberacion de la cruz, y asi sufriendo solo con �l, reinaran también con �l, de acuerdo a las palabras del Apostol: "Sufrimos con �l, para ser también con él glorificados"(Rm 8,17 ). Si, sin embargo, hubieran sabios entre aquellos que son oprimidos por la cruz del demonio, se preocuparian de sacarsela de encima de una vez, y si tienen algun sentido cambiaran las cinco yugadas(Ver Lc 14,19 ) de bueyes por el unico yugo de Cristo. Por las cinco yugadas de bueyes se refiere a los trabajos y cansancio de los pecadores que son esclavos de sus cinco sentidos; y cuando un hombre trabaja en hacer penitencia en lugar de pecar, trueca las cinco yugadas de bueyes por el unico yugo de Cristo. Feliz es el alma que sabe como crucificar la carne con sus vicios y concupiscencias, y distribuye las limosnas que pudieran haberse gastado en gratificar sus pasiones, y pasa en oracion y en lectura espiritual, en pedir la gracia de Dios y el patrocinio de la Corte Celestial, las horas que podrian perderse en banquetear y en satisfacer la ambicion incansable de hacerse amigo de los poderosos. De esta manera la cruz del mal ladron, que es pesada y baldia, puede ser con provecho intercambiada por la Cruz de Cristo, que es ligera y fecunda.

    Leemos en San Agustin como un soldado distinguido discutia con uno de sus companeros acerca de tomar la cruz. "Diganme, les pido, a qué meta nos han de conducir todos los trabajos que emprendemos? zQué objeto nos presentamos a nosotros mismos? zPor quién servimos como soldados? Nuestra mayor ambicion es hacernos amigos del Emperador; zy no esta acaso el camino que nos conduce a su honor, lleno de peligros, y cuando hemos alcanzado nuestro punto, no estamos colocados entonces en la posicion mas peligrosa de todas? zY por cuantos anos tendremos que laborar para asegurar este honor? Pero si deseo volverme amigo de Dios, me puedo hacer amigo Suyo en este momento". Asi argumentaba que como para asegurarse la amistad del Emperador tiene que emprender muchas fatigas largas y estériles, actuaria mas sabiamente si emprendiera menores y mas leves trabajos para asegurarse la amistad de Dios. Ambos soldados tomaron su decision en el momento; ambos dejaron el ejército en orden a servir en serio a su Creador, y lo que incremento su alegria al tomar este primer paso fue que las dos damas con las cuales estaban a punto de casarse, ofrecieron espontaneamente su virginidad a Dios.

    CAPITULO VIII

    Explicacion literal de la tercera Palabra: "Ahi tienes a tu hijo; Ahi tienes a tu madre"(Gvn 19,27 )

    La ultima de las tres palabras, que tienen una referencia especial a la caridad por el projimo, es: "Ahi tienes a tu hijo; Ahi tienes a tu madre"(Gvn 19,26; Gvn 19,27 ). Pero antes que expliquemos el significado de esta palabra, debemos detenernos un poco en el pasaje precedente del Evangelio de San Juan: "Junto a la cruz de Jesus estaban su madre y la hermana de su madre, Maria, mujer de Clopas, y Maria Magdalena. Jesus, viendo a su madre y junto a ella al discipulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahi tienes a tu hijo". Luego dice al discipulo: "Ahi tienes a tu madre". Y desde aquella hora el discipulo la acogio en su casa"(Gvn 19,25-27 ). Dos de las tres Marias que estaban de pie cerca a la Cruz son conocidas, a saber, Maria, la Madre de nuestro Senor, y Maria Magdalena. Acerca de Maria, la mujer de Clopas, hay alguna duda; algunos la suponen ser la hija de Santa Ana, que tuvo tres hijas, esto es, Maria, la Madre de Cristo, la mujer de Clopas, y Maria Salomé. Pero esta opinion esta casi desacreditada. Pues, en primer lugar, no podemos suponer que tres hermanas se llamen por el mismo nombre. Mas aun,

    Roberto Belarmino: las 7 Palabras Pagina 16

  • sabemos que muchos hombres piadosos y eruditos sostienen que nuestra Bienaventurada Senora era la unica hija de Santa Ana; y no se menciona otra Maria Salomé en los Evangelios. Puesto que donde San Marcos dice que "Maria Magdalena, Maria la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle"(Mc 16,1 ), la palabra Salomé no esta en caso genitivo, como si quisiera decir Maria, la madre de Salomé, como justo antes habia dicho Maria, la madre de Santiago, sino que esta en caso nominativo y en género femenino, como resulta claro de la version Griega, donde la palabra esta escrita Salwmacronmh. Mas aun, esta Maria Salomé era la esposa de Zebedeo(Ver Mt 27,56 ), y la madre de los Apostoles Santiago y San Juan, como aprendemos de los dos Evangelistas, San Mateo y San Marcos(Ver Mc 15,40 ), a