Sobre Ornamento - Jesus Moreno.

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Sobre ornamento, Oficio y educación artística. (O la función del arte en las sociedades del capitalismo artístico.) Jesús Moreno Partiendo de elementos introducidos en la conferencia de la historiadora Sabina di Cavi, me llama la atención el enfoque que desde sus investigaciones plantea en torno al enfoque del dibujo en los talleres gremiales de la Europa pre-moderna. Luego de esta conferencia me ha quedado una inquietud en torno al papel que a través de la historia ha jugado el arte dentro de la sociedad y economía de las naciones. La señora di Cavi hace un excelente análisis sobre el dibujo en lo ornamental – y en ello revela elementos para un análisis (de pronto somero en este momento) sobre cuál ha sido la articulación entre educación, arte y sociedad. Desde el universo de elementos colocados en la mesa en dicha conferencia podemos reconstruir cuales eran las dinámicas y ordenamientos sociales, legales y contextuales vinculados a la producción del arte. En la diferenciación que ella plantea entre artes liberales y artes mecánicas pueden apuntarse los elementos vinculados a estos dos usos del arte en lo social. Considero que acá introduzco una idea que se evidencia en los documentos históricos compilados con rigor histórico por esta investigadora y que traída ala actualidad puede servir como contexto general para pensar el sentido de la enseñanza artística en las sociedades actuales. Para qué sirve la enseñanza artística hoy día; en un contexto de capitalismos estéticos y en unas sociedades en su mayoría post industrializadas? En un momento, el arte ornamentaba la vida cotidiana de las personas; en la actualidad, pareciera entretener las sociedades, simplemente para que sigan andando. En tiempos pre-modernos (Y en Colombia hasta finales del S.XIX) la enseñanza de artes y oficios tenía una clara articulación con los usos sociales, institucionales y religiosos en cuanto se articulaba a las necesidades de dichas instituciones. Los talleres y gremios artísticos se conformaban con el objetivo de suplir las necesidades sociales de lo estetizado. Desde enseres y mobiliario hasta edificios y mausoleos el arte siempre ha venido

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Ensayo sobre los oficios - Era Moderna - Reflexión Personal sobre artes sociedad y economía. Laboratorio de Artes Plásticas, UNAL, Colombia. Profesor Miguel Huertas

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Sobre ornamento, Oficio y educación artística.

(O la función del arte en las sociedades del capitalismo artístico.) Jesús Moreno

Partiendo de elementos introducidos en la conferencia de la historiadora Sabina di Cavi, me llama la atención el enfoque que desde sus investigaciones plantea en torno al enfoque del dibujo en los talleres gremiales de la Europa pre-moderna.

Luego de esta conferencia me ha quedado una inquietud en torno al papel que a través de la historia ha jugado el arte dentro de la sociedad y economía de las naciones. La señora di Cavi hace un excelente análisis sobre el dibujo en lo ornamental – y en ello revela elementos para un análisis (de pronto somero en este momento) sobre cuál ha sido la articulación entre educación, arte y sociedad. Desde el universo de elementos colocados en la mesa en dicha conferencia podemos reconstruir cuales eran las dinámicas y ordenamientos sociales, legales y contextuales vinculados a la producción del arte. En la diferenciación que ella plantea entre artes liberales y artes mecánicas pueden apuntarse los elementos vinculados a estos dos usos del arte en lo social. Considero que acá introduzco una idea que se evidencia en los documentos históricos compilados con rigor histórico por esta investigadora y que traída ala actualidad puede servir como contexto general para pensar el sentido de la enseñanza artística en las sociedades actuales. Para qué sirve la enseñanza artística hoy día; en un contexto de capitalismos estéticos y en unas sociedades en su mayoría post industrializadas? En un momento, el arte ornamentaba la vida cotidiana de las personas; en la actualidad, pareciera entretener las sociedades, simplemente para que sigan andando.

En tiempos pre-modernos (Y en Colombia hasta finales del S.XIX) la enseñanza de artes y oficios tenía una clara articulación con los usos sociales, institucionales y religiosos en cuanto se articulaba a las necesidades de dichas instituciones. Los talleres y gremios artísticos se conformaban con el objetivo de suplir las necesidades sociales de lo estetizado. Desde enseres y mobiliario hasta edificios y mausoleos el arte siempre ha venido vinculado a los usos sociales cotidianos y desde ello se han sido determinados los lineamientos de las enseñanzas artísticas.

Cuando se revisan las propuestas curriculares trabajadas en clase cabe colocar de nuevo la pregunta ¿Para que la sociedad actual, y particularmente la Colombiana quiere tener artistas? ¿Los quiere o necesita, en realidad?

Es claro que ninguna sociedad que carezca de arte ha trascendido en la niebla de los tiempos sin cultivar las artes. En su diseño, producción, comercialización y uso queda manifiesta la influencia o dimensión del pensamiento y esencia de las personas que constituyeron eso llamado sociedad. En este orden de ideas los mencionados programas curriculares apuntan a una educación artística que genere “inclusión, tolerancia, construcción de ciudadanía, paz” etc. Esto da una idea bastante clara de para qué se está pensando la educación artística actualmente, pero ¿dónde quedan los artistas? Pareciera que la enseñanza artística diseñada desde programas como el “Currículo para la

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excelencia académica y la formación integral” está más bien enfocada a unos objetivos sociales que a los usos sociales. Estos, evidentemente en otro contexto, ya no requieren de unos obreros – artesanos especializados. Pareciera que la separación entre las artes heredadas desde el enfoque académico ha trascendido la evolución de las sociedades sin cambiar un ápice su enfoque. Pero en unas sociedades de masas a qué apunta la formación vinculada al arte? Pareciera que le peso de ello es cada vez más leve en cuanto su enfoque hacia lo social ha variado. Ya no apunta a suplir las necesidades de objetos hermosos o a la necesidad de connotar el poder implícito en las instituciones, sino que ha pasado a ser en algunas acepciones “complementaria” y en otras, “Integral”. Pudiera apuntarse que estas concepciones señalan objetivos de fondo en las estructuras de poder: Se quiere la enseñanza artística por una parte, como instrumentadora de elementos necesarios para el esquema –poder y por otra parte pudiera plantearse desde lo recreativo o incluso, como sistema de control social. Con esto me refiero a que en la sociedad actual la escuela se vuelve la célula que atiende los cuidados de la familia de las clases trabajadoras; en la cual el arte se configura como parte de una -extensión de jornada-, cuyo sentido pudiera estar articulado con la productividad de las clases trabajadoras. En este esquema de conjeturas se altera el sentido de la enseñanza artística: De ser necesaria para los usos sociales cotidianos, pasa a ser una ocupación complementaria para incrementar la productividad social: Las personas entregan sus hijos a la escuela en la confianza de que ven un programa de estudios aderezado con actividades físicas o deportivas y un complemento de enseñanza artística. Esta jornada extendida pudiera pensarse no ya desde lo artístico en sí, sino teniendo lo artístico como agregado, de cara a una sociedad que ¿Para qué necesita, finalmente artistas? Dentro de este marco debe pensarse la función de lo artístico proyectado hacia lo social: La enseñanza artística no debe quedar circunscrita a la búsqueda de unos objetivos sociales dentro de un plan de gobierno. Para gobernar es necesaria paz, tolerancia, conciliación etc., ¿Pero como genera esto el arte? ¿Y por qué se coloca tal peso a algo tan poco reflexionado dentro (y para) el modelo educativo?

El currículo para la excelencia académica señala que:

“La educación artística no exige que los niños, niñas y jóvenes posean habilidades o talentos especiales. Lo importante es aportar materiales, acondicionar ambientes y promover técnicas que potencien la expresión, el goce y el deseo, garantizando la calidad de los procesos educativos y los productos que se den como resultado.” (Del “Currículo para la excelencia académica y la formación integral – Orientaciones para el área de la educación artística” -Programa 40 x 40 -. Capítulo 4, Pág. 26 a 31, punto 4.2. “Aportes del área a la excelencia académica y la formación integral para el buen vivir” Alcaldía Mayor de Bogotá - Secretaría de educación de la Universidad de los Andes)

Considero que desde esta afirmación es necesario revisar qué sentido tienen la expresión, goce y deseo en los procesos educativos. Personalmente contemplo esto como una articulación cuyas razones de fondo como planteo previamente; pudieran estar ligadas a la productividad de la clase trabajadora. En este sentido se entiende que lo gubernamental amplía el cuidado que se ofrece a la familia trabajadora, entonces para esta; el gobierno es bueno. Es indiscutible que la inclusión de la enseñanza artística en el modelo educativo involucra un importantísimo elemento en la estructuración del ser humano como hecho integral, y que esta potencia la exploración de

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capacidades y recursos durante el desarrollo. El posible recelo subyace en que se habla de “[garantizar…] la calidad de los procesos educativos y los productos que se den como resultado”

Este planteamiento (Extraído del diseño de un programa ahora en funcionamiento) quiere ser inclusivo y apunta a la calidad de procesos y productos. Más relevante que la enseñanza artística en sí y sus funciones dentro del modelo educativo, considero notable revisar a que se refieren esos procesos y productos, revisar cómo se está entendiendo el sujeto a quien van dirigidos. ¿A quién apunta el -buen vivir-, qué es esto? No me es claro si es el de los padres de la sociedad trabajadora o el de sus hijos. En todo caso, de esta comprensión contenida en el currículo se desgrana el […desarrollo de conocimientos y capacidades ciudadanas a través del área de Educación Artística y los enfoques de género y diferenciales...] mencionados en el programa. Cuando traemos al Laboratorio, a la clase, propuestas de arte significativas para nosotros lo hacemos desde la consideración de que en ello hay algo importante para nosotros como individuos y que es relevante dentro de las producciones artísticas de la sociedad en que existimos. Hay algo en eso que toca, señala “algo” en nosotros que a mí modo de ver va más allá del gusto o de las comprensiones naturalizadas en las que entendemos lo que es “arte”, bien sea desde nuestra experticia, experiencia o interés. Y ese algo no pareciera estar contemplado esencialmente en el diseño del programa. A riesgo de colocar observaciones destempladas en este texto, considero válido señalar que el entendimiento de la enseñanza artística y sus potencias no parece ni siquiera sugerido en el documento trabajado en clase: Pareciera que en este contexto la enseñanza artística está contemplada como un campo de conocimiento difuso con una multiplicidad de funciones asignadas pero que no se está colocando en la particularidad de unas necesidades específicas para quien recibe esta instrucción, no se está pensando en el quién recibe esta instrucción y a todas luces pareciera ser un elemento social con búsquedas políticas que pretende tener un impacto a corto plazo en la masa poblacional que sostiene las estructuras de poder gubernamental. Recelo de que la intención de esta complementariedad subyace en la implantación de matrices de pensamiento donde “Los representantes son buenos porque diseñaron políticas que aportan a la familia… y dejan tiempo libre al tener los hijos a buen cuidado en la escuela” Lo mustio en esto es que se considera el arte, pero como instrumento articulado con el objetivo de mantener el funcionamiento del tejido social, -no en su dimensión potencial de construcción de individuos reflexivos y creativos-. Pareciera que en la ecuación Estado-Sociedad-Educación la enseñanza artística es una variable de filtro y control que apunta al entretenimiento de un tejido social en formación, y no un campo de conocimiento desde el que puede reflexionarse la imaginación y el ensueño necesarios para la construcción de una mejor realidad humana. En un momento, el arte ornamentaba la vida cotidiana de las personas; en la actualidad, pareciera pensarse para entretener a las sociedades, simplemente para que sigan andando.

No podemos pretender una educación artística anacrónica, de gremios y funciones sociales – comerciales, ni tampoco una que pretenda explicar el “algo” importante y trascendente de eso que se señala como arte ( En cualesquiera que sean sus comprensiones) pero creo oportuno señalar que si bien la enseñanza artística ha tenido modificaciones en su enfoque a lo largo de la

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historia (Y en ello cambiando el comportamiento y la manera en que se piensa y vive el arte en la historia de dichas sociedades) puede ser el momento de repensar el sentido de los esquemas de educación para este campo de conocimiento, de cara a unas sociedades cada vez más complejas, competitivas y escindidas.