Sobre Zelarrayán

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Zelarrayan, el candidato a inédito Osvaldo Aguirre Clarin, Ñ, 10/01/2011 Entrerriano de nacimiento y para siempre, salteño-tucumano de tradición y santiagueño de vocación, tal como se definía, Ricardo Zelarayán (1922-2010) pasó gran parte de su vida “exiliado” en Buenos Aires. En esta ciudad escribió sus poemas y novelas y construyó su leyenda, la del escritor que ocultaba y perdía sus textos y la de una obra ausente, conocida a través de fragmentos y versiones parciales. “Todo lo que no sea pedido u orden dictada por la necesidad de supervivencia o por razones de orden, seguridad o arbitrariedad, se llama literatura”, anotó en uno de los papeles perdidos y recuperados con las últimas ediciones de sus textos. En esta perspectiva, “la literatura la hacen todos sin distinción, en cualquier momento, dentro y fuera de la página, buena o mala, oral o escrita, no interesa”. Esas ideas de su práctica de escritor, una práctica que consistía ante todo en escuchar y prestar oído al “lenguaje que se habla a cada rato”, pueden explicar parte de aquello que aparece como desorden y descuido de los propios textos. Zelarayán sostuvo su guerra de guerrillas contra la institución literaria –la industria editorial, la crítica académica, el periodismo cultural– en la oposición a las nociones convencionales de obra y autor. De aquí deriva una de sus frases más citadas, aquella según la cual “no hay poetas, sino hablados por la poesía”, como dijo en el posfacio de su primer libro de poemas, La obsesión del espacio (1972). Y también su adscripción, plenamente consciente, a la línea que inicia Macedonio Fernández en la literatura argentina: la tradición de los marginales. “El más grande escritor argentino es para mí Macedonio Fernández, que precisamente hace constantes cuestionamientos de la identidad”, dijo, en una entrevista. Su idea de que el escritor, terminado su trabajo, es apenas el primer lector del texto que produce, la escisión entre autor y primer

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Zelarrayan, el candidato a inditoOsvaldo AguirreClarin, , 10/01/2011

Entrerriano de nacimiento y para siempre, salteo-tucumano de tradicin y santiagueo de vocacin, tal como se defina, Ricardo Zelarayn (1922-2010) pas gran parte de su vida exiliado en Buenos Aires. En esta ciudad escribi sus poemas y novelas y construy su leyenda, la del escritor que ocultaba y perda sus textos y la de una obra ausente, conocida a travs de fragmentos y versiones parciales.Todo lo que no sea pedido u orden dictada por la necesidad de supervivencia o por razones de orden, seguridad o arbitrariedad, se llama literatura, anot en uno de los papeles perdidos y recuperados con las ltimas ediciones de sus textos. En esta perspectiva, la literatura la hacen todos sin distincin, en cualquier momento, dentro y fuera de la pgina, buena o mala, oral o escrita, no interesa.Esas ideas de su prctica de escritor, una prctica que consista ante todo en escuchar y prestar odo al lenguaje que se habla a cada rato, pueden explicar parte de aquello que aparece como desorden y descuido de los propios textos. Zelarayn sostuvo su guerra de guerrillas contra la institucin literaria la industria editorial, la crtica acadmica, el periodismo cultural en la oposicin a las nociones convencionales de obra y autor. De aqu deriva una de sus frases ms citadas, aquella segn la cual no hay poetas, sino hablados por la poesa, como dijo en el posfacio de su primer libro de poemas, La obsesin del espacio (1972). Y tambin su adscripcin, plenamente consciente, a la lnea que inicia Macedonio Fernndez en la literatura argentina: la tradicin de los marginales.El ms grande escritor argentino es para m Macedonio Fernndez, que precisamente hace constantes cuestionamientos de la identidad, dijo, en una entrevista. Su idea de que el escritor, terminado su trabajo, es apenas el primer lector del texto que produce, la escisin entre autor y primer lector que introduce en las notas a su novela Lata peinada y el seudnimo Odracir Nayaralez, inversin en espejo de su nombre propio, son marcas de esa filiacin y de la erosin de la figura tradicional de autor que constituye paradjicamente su propia figura y explica, tal vez, equvocos corrientes con sus datos biogrficos.En los primeros aos no le di mayor importancia a la literatura recordaba. Mi gran vocacin era la msica: una vocacin frustrada por diversas razones. Al final, me content con tararear, porque tengo un odo brbaro y me gusta todo tipo de msica. El odo, la escucha del lenguaje hablado, fue precisamente el descubrimiento de un mtodo y una materia de escritura en La obsesin del espacio . Pero antes de la literatura hubo una experiencia de la plstica, como alumno de Emilio Petorutti. Nunca me compraron nada, pero fui elogiado por la crtica, cuando present cuadros. Hasta que me di cuenta de que no me daba el cuero para llenarme de pintura. La pintura necesita espacio y en la medida en que a m no me interesaba vender ni promoverme eso jams una pieza de hotel no poda aguantar lo que yo haca, dijo.Su posicin contra los gneros literarios puede rastrearse en correspondencia y artculos periodsticos de los aos 70. Generalmente se considera que la prosa, los novelistas, est ms cerca de la realidad que la poesa. Nunca se supo bien por qu, pero se supone que la realidad est ms en prosa que en verso, sostuvo en una entrevista con Juan L. Ortiz, publicada en Clarn el 20 de marzo de 1975. Ese ao realiz viajes por el interior, en los que entrevist a Juan Filloy y a los integrantes de la revista rosarina El lagrimal trifurca y recorri el norte del pas. Entre sus contemporneos, Zelarayn se ubicaba junto a otros dos grandes poetas excntricos respecto de los medios ms conocidos de difusin: Nstor Groppa, poeta cordobs radicado en Jujuy, y el salteo Jacobo Regen.Previamente, en una carta del 28 de abril de 1973 dirigida al poeta y editor rosarino Francisco Gandolfo, escribi: Actualmente, trabajo en tres futuros libros. Uno, que ya estoy terminando, un extenso volumen de escritura que no llena toda la pgina (lo que se supone que es poesa). Los otros dos son de escritura a toda pgina (prosa). Ya sabs que para m no hay diferencias de gneros. Eso son cosas del siglo pasado que ya no corren ms aunque estn muy arraigadas. As, para la mayora de la gente, la prosa es la realidad y la poesa el ensueo y otras sandeces por el estilo.Cuando public la novela La piel de caballo (1986), hizo una lista de sus inditos, que inclua otras novelas, interrumpidas, perdidas, en proceso de revisin y escondidas; cuentos, por lo menos ocho volmenes de poemas y una nueva novela, Lata peinada , gran candidata tambin a permanecer indita. El escritor se defina no por lo que publicaba sino por lo que preservaba como secreto.Lata peinada fue el gran texto de su leyenda. Los fragmentos que estn fechados permiten situar su produccin entre 1984 y 1987. Al mismo tiempo, Zelarayn escribi una serie de reflexiones a partir de la novela y como acto propiciatorio un conjunto de poemas, Roa criolla , que Jos Luis Mangieri public en 1991. En 1988, junto con otra carta a Francisco Gandolfo, le envi unos poemas, Restos , que dejarn de serlo si encuentro los libros que sigo buscando; el ttulo define y aade un valor a la obra, la de ser el resto sobreviviente a una situacin de prdida constante.Un orden secretoLos textos de Ricardo Zelarayn tuvieron una nueva circulacin en los aos 90. Las revistas Diario de Poesa, 18 whiskys y La novia de Tyson publicaron poemas y fragmentos de Lata peinada . En 1998, Washington Cucurto titul Zelarayn un libro de poemas que gan un premio y escandaliz a las maestras santafesinas que recibieron ejemplares a travs de la Conabip; en 1999 reedit La piel de caballo , con un prlogo en el que anunciaba el abandono de Lata peinada ; en 2003, en el epgrafe de El spleen de Boedo , Fabin Casas escribi: Hace cuatro aos tom contacto con un ser que modific mi vida para siempre. Le debo a Ricardo Zelarayn el haber conocido su nombre: El Horla.En una encuesta publicada el ao pasado en el sitio Bazar Americano, Daniel Durand destac a Roa criolla como un libro clave en la poesa argentina ya que a partir de l, dijo, comenz a operar un principio que propici el desarrollo de las estticas de la generacin del 90 y de todo lo que vendra despus.Pero Zelarayn no fue un descubrimiento de los 90. Desde mediados de los aos 50, cuando integraba, como plstico, el grupo Arte Nuevo, fue una figura conocida en los medios intelectuales. En los aos 60 comenz a vincularse con escritores que me obligan a cierto orden en la escritura, o por lo menos a no tirar todo. En la encuesta mencionada, Elvio E. Gandolfo y Daniel Freidemberg recordaron el impacto que les caus La piel de caballo , en los aos 70. En esa misma poca se vincul con el grupo que edit la revista Literal, y en la dcada siguiente con el de la revista Sitio.En 2008, contra los pronsticos del autor, Editorial Argonauta public Lata peinada . Los diferentes fragmentos advirti el editor han sido numerados con el nico fin de facilitar su ubicacin en el texto. Esta ordenacin no corresponde a ningn ordenamiento del autor, quien sostiene que los fragmentos de esta novela deberan formar parte de su Poesa reunida, sin establecer diferencia alguna entre fragmentos y poemas.Quiz lo ms sorprendente no sea ese presunto caos sino el hecho de que la obra incluye con frecuencia variaciones de un mismo pasaje; no se trata de borradores sino de nuevas formalizaciones, en los que Zelarayn modifica la sintaxis y el ritmo de la frase. Es el procedimiento de composicin que sigui en Roa criolla y en poemas inditos hasta fecha reciente.La misma situacin se produjo con la edicin de Ahora o nunca (2009), volumen que recopila la obra potica. En sucesivos encuentros dijo el editor, Zelarayn nos fue entregando los originales poemas o fragmentos de poemas, mezclados y sin orden alguno, a medida que aparecan, ante lo cual hemos preferido respetar el desorden original sin pretender clasificarlos cronolgicamente, considerando que ese aparente desorden refleja con mayor nitidez cierta intencionalidad del autor.Ahora o nunca incluy Traveseando (1984) relatos para chicos que el autor considera parte insoslayable de su poesa, poemas dispersos, ms de sesenta inditos que se consideraban extraviados, abandonados o definitivamente perdidos y casi nada de los libros mencionados en los aos de construccin de la leyenda: apenas dos poemas de Bajo cuerda (1974), tres de Mal de ojo (1981), ninguno de Las cosas que caen de la mesa (1962) ni de Despus del almuerzo es otra cosa (sin fecha; subsisten tres versos que la aluden). En cambio aparecieron Hasta cundo? , del que no se tenan noticias, y poemas que parecen ms bien partes de Lata peinada ; otro proyecto anunciado, Palabras filtradas por odos sordos dej de ser un libro en el que trabajaba a principios de los 90, una antologa del lenguaje oral, y se convirti en el ttulo de un grupo de textos.La obra atraviesa su propia leyenda y se reconstituye as no ya bajo el signo de la ausencia y la postergacin sino a travs de textos concretos, que reclaman nuevas lecturas. Escritor de culto, figura central para los poetas de los 90, Ricardo Zelarayn ha encontrado palabras que resuenan con la misma intensidad del momento en que fueron escritas, la intensidad inolvidable de la mejor literatura

DOMINGO, 9 DE ENERO DE 2011A la palabra misterio hay que aplastarlaNarrador, poeta y panfletista annimo. Entrerriano de nacimiento y para siempre salteo-tucumano de tradicin y santiagueo de vocacin, exiliado desde hace aos en Buenos Aires. Conserva intacta su cuota de provinciano resentido y mantiene firme su condicin de marginal casi indito. As se presentaba Ricardo Zelarayn en las contratapas autobiogrficas de sus primeros libros. Haba nacido en 1922 en Paran y muri el 29 de diciembre pasado. Radar despide con una serie de semblanzas y recorridos por su mito, sus libros y su escritura, a un escritor que desde la periferia marc a varias generaciones de poetas y narradores argentinos.PorDaniel FreidembergLa cuestin ac es la poesa, no el mito. O, en todo caso, el mito pero para dejarlo afuera y poner el foco en lo que ocurre con esas descoyuntadas sucesiones de palabras ms bien hoscas y deslucidas, cuando uno las debe tratar. Si en general un mito de escritor tiende a que cierto culto al personaje excepcional o curioso se imponga a la tarea de leer, y la ordene o la determine, cuando no directamente la sustituya, la admiracin hacia la poesa de Ricardo Zelarayn en el mbito literario argentino no proviene tanto de eso que a uno le pasa o del trabajo que a uno le toca hacer en el encuentro con las palabras: lo que se valora en esa poesa, ms bien, es la posibilidad de adaptarla a la figura con la que Zelarayn insista en describirse ante cualquiera que quisiera escucharlo, y que sintetizan las autobiogrficas contratapas de las primeras ediciones de La piel del caballo y Roa criolla (1986 y 1991): Narrador, poeta y panfletista annimo (verborrgico y sordo). Entrerriano de nacimiento y para siempre salteo-tucumano de tradicin y santiagueo de vocacin, exiliado desde hace aos en Buenos Aires. Conserva intacta pues su cuota de provinciano resentido y, segn l, mantiene firme su condicin de marginal casi indito.Curiosamente o no, la imagen de escritor de culto pocas veces se vincul a la decisiva relacin de Zelarayn con la revista Literal, a mediados de los 70. Hubo una prehistoria de Literal, contaba Germn Garca, durante la cual los analfas, como un paternal y experimentado Zelarayn haba bautizado a aquel grupo de escritores jvenes, fueron introducidos en la obra de Macedonio Fernndez y en la desconfianza hacia lo que en Argentina se consideraba hacer buena literatura, pero la figura del escritor culto, traductor del francs y capaz de redefinir desde una nueva perspectiva el estatuto del lenguaje potico qued subsumida en la del borracho marginal que pone a jugar Santiago Vega (Washington Cucurto) en Zelarayn (1997), o el balbuceante anciano que sale a los tropezones de un bar en La juntidad espeluznante, la pelcula de Martn Carmona, y desde ah es que, antes que un inusual conjunto de textos cuya singularidad reclama un abordaje particular, Zelarayn es el precursor de las posteriores poticas del reviente o las que se remiten a la mostracin de lo ms notoriamente vulgar, o un freak. Es cierto que, durante aos, no se poda leerlo ms que en fotocopias y en un par de libros agotados, los poemas de La obsesin del espacio (1972) y las prosas poticas para nios y adultos que, con el ttulo de Traveseando, public en 1984: recin La piel del caballo, Roa criolla y la segunda edicin de La obsesin del espacio (1997) empezaron a revertir la carencia, pero el hecho es que hoy se puede hablar de una obra, ms an luego de que en 2008 Argonauta publicara la esperada novela Lata peinada la compilacin de los tramos de diversas versiones que se pudo rescatar y en 2009 Ahora o nunca. Poesa reunida.Si cuando se dice autor se piensa en un tono reconocible, una voz, una respiracin, un lxico, un repertorio de obsesiones, una actitud ante el mundo, una tica de la escritura, nadie es ms autor que Zelarayn. La palabra obra, por otra parte, se acerca mucho en su caso a la idea de gran texto nico, no solamente porque el propio Zelarayn consideraba que los fragmentos sobrevivientes de Lata peinada merecen formar parte de su Poesa reunida, sino porque la mayora de los poemas posteriores a La obsesin del espacio los de Roa criolla explcitamente, y en general los publicados en revistas o inditos que integran la segunda mitad de Ahora o nunca surgen de anotaciones vinculadas a la escritura de Lata peinada.Refirindose al momento de produccin de Roa criolla, Zelarayn habl de frases de arranque para preparar el clima de la novela, que despliega como a borbotones voces y vidas de gente de las provincias del norte. La unidad, en ese sentido, es evidente, en lo estilstico, en el lxico y en lo temtico, como es evidente la intensa poeticidad de la prosa de Lata peinada, probablemente ms rica e intensa incluso que la que puede encontrarse en una gran parte de los poemas. El escenario provinciano, o de provincianos en Buenos Aires, en todo caso, es el mismo en poemas y prosas: si es propio de un escritor tomar la materia referencial de su escritura de aquello que ms le pide ser escrito, est claro que es en ese universo donde Zelarayn encuentra los elementos temticos y verbales que le sirven para escribir. Sin temor a resultar costumbrista hay quienes han efectuado una lectura costumbrista de su literatura, centrada en lo provinciano porque, para RZ, solazarse en el costumbrismo es un paso necesario para hacerlo estallar y trabajar entonces con los restos (restos se titula una de las secciones que compilan material recuperado en Ahora o nunca, y la sensacin de estar ante restos de visiones y restos de experiencias en un mundo que no es mucho ms que un depsito de restos, incluidos restos humanos, domina cualquier intento serio de acercarse a sus textos), pero tambin, no menos que con los restos, trabajar con el estallido mismo.Tanto en los textos que se presentan como poemas como en los que quieren pertenecer a una novela, lo que se propone es un ejercicio del placer de la escucha y un gozoso registro de concreciones materiales del lenguaje. Esos giros lugareos y criollismos que llamaron tanto la atencin de la crtica y que slo superficialmente pueden vincularse a ejercicios coloquialistas o regionalistas. Se trata de anotar y disponer estticamente los residuos verbales de la vida ms concreta, que, registrados por la oreja o murmurados por el pensamiento, muestran tener la suficiente energa propia como para pasar al papel y armar en su sucesin algo: un movimiento, un juego, la experiencia de un inquieto contacto con lo material de las palabras, parecida a la experiencia de contacto con los sonidos que propone la msica. Algo as como la fuerza amontonada del lenguaje abrindose paso. Amontone-rada, habra que decir: una escritura arremetedora, desencajada, incapaz de contenerse en un orden discursivo a la medida de algn entendimiento, como si lo que necesitara fuera, en vez de decir, aflorar, y que va arrastrando en su andadura las dificultades que plantea el paso a la letra, saltendolas, dejando de lado la cuestin del sentido, porque lo que importa es el impulso y los materiales. Nada ms parecido, si de escrituras se trata, a una fuerza corporal.Poesa, o literatura, en Zelarayn, es la puesta en juego de lo que de pronto brilla como irrupcin en el paisaje de los discursos del entorno, como estableciendo una grieta por donde algo distinto se perfila en la sustancia misma de lo conocido, y que as deja de estar en lo acostumbrado y comprensible, para ser visto como materia o motivo de fruicin. Hay una densa energa en esa puesta en marcha, a la que tambin contribuyen los silencios, las omisiones, los vacos, y la saturacin. Pocos textos ms saturados, como cuando se depositan capas de mugre o de sobrantes, una sobre otra. No es sino muy secundariamente sugerencia lo que se produce con ese trabajo, ni, mucho menos, revelacin, sino un oscuro y granuloso placer.Esa es, al menos, la tendencia, porque no siempre la conformacin del poema alcanza a lograr tanto, particularmente en una parte del conjunto que se recuper del papelero desperdigado para completar la Poesa reunida y ciertas zonas de La obsesin del espacio (donde la operacin de registrar frases parece de a ratos conformarse con lo apenas chistoso o anecdtico). Una cuestin distinta es la que plantea, con su tono de objetividad y su ficcin de inocencia, Traveseando, y otra, ms importante, la que implica el poema La gran salina, central en el primer libro del autor. Segn Damin Tabarovsky, La obsesin del espacio no sera lo que es sin La gran salina, no slo el ms importante poema del libro sino uno de los poemas claves de la literatura argentina de las ltimas dcadas, y no son pocos quienes le dan un lugar muy especial en la poesa argentina, al menos entre los ejemplos de poema extenso y de gran aliento. Pero La gran salina que por las estrategias de composicin y los efectos discursivos recuerda en cierto modo a Blaise Cendrars, a Apollinaire o al Gonzlez Tun de Todos bailan aparece como una iluminacin anmala dentro de una serie a la que pertenece tanto como se aparta de ella. Podra hasta decirse que para considerar lo ms propio de Zelarayn hay que hacerlo al margen de La gran salina, y el ms notable ejemplo, en ese sentido, podra ser Roa criolla.Los poemas de Roa traen historias amagadas, relmpagos sobre una escena campera, como escuchar de lejos una conversacin que, cuanto ms nos acercamos, menos entendemos y ms nos fascina, apunt Fernando Molle, y agregaba: Mugre y sordidez. En especial en Roa criolla, la poesa de Zelarayn parece nacida para cantar la materia hostil del mundo. Materiales y seres plebeyos, opacos, sobados, arruinados, rotos, una operacin que podra asemejarse a la del neobarroso de Nstor Perlongher, pero Perlongher hace de los materiales deslucidos y vulgares un lujo, una fiesta con algo de kitsch, mientras Zelarayn hurga en la materia como una rata hambrienta o un coleccionista empecinado. Materia que incluye, adems, en tensos retazos, las venturas y desventuras de los humanos: la violencia es la partera de la poesa de Zelarayn. La violencia de estar en el mundo, la violencia de moverse, de desplazar materia para moverse, as como la voz lleva a cabo su movimiento en lo escrito: como quien se abre paso apartando ramas en una maraa, o escombros en un depsito de chatarra, a manotones entre la materia spera del mundo, tan amada.Son los rasgos tambin, en lneas generales, de los poemas que, en las secciones Restos y Poesa indita, se sumaron en Ahora o nunca a la reedicin de los libros de 1972, 1984 y 1991. Un conjunto, especialmente en Poesa indita, que puede incluir tanto poemas como apuntes y esbozos, o fragmentos de poema, dada la dificultad para distinguir unos de otros y ante la imposibilidad de contar con el asesoramiento del autor, lo que tambin llev a incluir varias versiones de muchos de ellos. Pero el propio Zelarayn haba incluido dos o ms versiones de los mismos poemas en Roa criolla, lo que da a su lectura una especial riqueza, al permitir volver, obsesivamente, a lo mismo, pero cada vez de otro modo. Eso es, al fin de cuentas, la literatura de Zelarayn: la posibilidad de reconsiderar lo que se ha visto e insiste, de tal modo que lo que importa es lo que se va viviendo en el trayecto, no esperar completud. Todo es, en realidad, fragmento y repeticin. Si Zelarayn ha dicho que no soporta a los poetas que se repiten es, tal vez, porque hay diferencia entre repetirse y repetir, como movido por una razn que lo excede y sin importarle nada ms.Como muy pocos, tal vez como nadie ms en la Argentina, RZ fue un poeta que saba lo que quera, como slo puede saberlo un obsesivo extremo. Este es el problema y la virtud: objetos extraos, nacidos de su propia necesidad, puestos en el papel por alguien que no espera recepcin, que fija sus propias reglas. Y ni siquiera las fija: deja que se le imponga lo que tiene que imponerse. Como si la propuesta previa hubiera sido esto es lo que yo tengo para dar, hgase cargo si quiere, lo toma o lo deja. Lo que no quiere decir esto es lo que yo necesito expresar, porque no tiene que ver con la expresin sino con la construccin y el hallazgo.Tampoco hay revelacin alguna que esperar, ni enseanza, y ni siquiera contacto emotivo, excepto en una segunda o tercera instancia. Porque, si es verdad que prcticamente no hay mmesis, no hay algo que decir, no hay tema, el hecho es que los hay, pero como rezagos o reverberaciones que resultan del empuje de una escritura con vocacin de acto. Zelarayn es uno de los mayores cultores de la poesa con los pies en el duro suelo, desencantada. De qu? De la poesa, o del poder de producir alguna sensacin de encanto que suele tener la poesa. Esto es trabajo con el lenguaje, agresivo, empecinado, sin horizonte. Ms que desmitificador, desmitificado.Nada, entonces, de mgico, ni otra realidad, ni algo a desentraar, aun cuando, tomados aisladamente, en muchas frases o muchos tramos esas posibilidades se dan, suscitadas por la creatividad verbal, para quien las pesque al pasar. Lo que siempre e inexorablemente est, en cambio, es el mundo, y est el lenguaje, y la posibilidad de ver qu es lo que el lenguaje arranca al mundo para articularse como objeto potico. No para entender nada sino para hacerse cargo de la turbulencia verbal, de lo que pone a la vista esa turbulencia: las texturas, las asperezas, los encuentros, los roces, las contradicciones, los atisbos de un sentido o de una historia no explicitada, que importan como tales. Como atisbos, no como sentido ni como historia.Si esto es lo que importa en Restos, en buena parte de La obsesin del espacio y en Poesa indita, en Roa criolla se da mejor y, por aadidura, subordinado a un orden superior: el que le impone la msica. El imperio de los valores sonoros, del ritmo, del juego de tensiones que pugnan en la sucesin fnica y del de los contrastes o encuentros entre vocales y consonantes, manda, y no hay en la poesa nada comparable a someterse, en la lectura, al tipo de danza o saboreo mental que esta produccin propone. Y de paso percibir, al fondo, algo as como un gruido o ronquido spero, como un motor siempre prendido que ritma desde su subsuelo el movimiento de los poemas, muy congruente en su granulosidad con la coloracin gris ocre, y terrosa y herrumbrada, que la escritura da a todo: una posibilidad de que el odo y los ojos toquen las superficies.

8.2.11palabrasamarillas.blogspot.com.ar/Sobre La piel de Caballo de Ricardo Zelarayn, por Gabriel Cortias

A pesar de que Ricardo Zelarayn diga queLa piel de Caballonarra la incursin fugaz en Buenos Aires de un provinciano pequeo burgus, marginal y resentido (La piel de caballo, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 1999), nosotros nos aventuramos a decir que es mucho ms, que esa frase no es ms que el esqueleto del personaje, ya que la novela es una muestra fidedigna de un realismo que explota su objeto y no por eso abandona su contexto, no por eso lo encapsula.La piel de Caballoes un trabajo minucioso con el lenguaje y a la vez un rodeo, un intento de definicin de la idiosincrasia de una ciudad, intento que se cristaliza en el peronismo, en el tango y en la violencia de una poca. Escrita poco tiempo despus de la muerte de Pern, es el presagio de algo negro: 1975, el fracaso de la vanguardia poltica, ytodolo que vino despus.

Segn Martn Prieto (Breve historia de la literatura argentina, Buenos Aires, Taurus, 2006, cap. XV), la vida nacional para los realistas (y aqu une a Zelarayn con el grupoLiteral) no pasa por la representacin, por la figura o la idea que sustituye a la realidad, sino que pasa exclusivamente por el lenguaje. De ah que Zelarayn trabaje con restos de lenguaje, con retazos, que a su vez traen su huella, su marca geogrfica, segn Laura Estrin: esa voz que es la geografa que la literatura puede acercarnos (Prlogo aLata peinada y otros escritos, Buenos Aires, Argonauta, 2008). As como Juanito Laguna estaba compuesto por restos de basura, de materiales, Chuck tiene un lenguaje por momentos heterogneo con fuertes marcas regionales combinadas con un habla ms formal y menos colorida: Cmo que no vi salir? () Yo estaba medio confundido: A este correntino no me lo haban puesto adrede para tirarle la lengua? () Sal paragua policilln! No te me llevs la putita, no te me la llevs, taquero matero, cachaco tripa verde! () Y bueno, all en la misma oficina de atrs del mostrador donde una semana antes el principal me dio aquel golpecito duro de callo como bloque de mrmol, me esperaba el mismo Cardoso en mangas de camisa y un cabito idem que se encarg de escribir a mquina mi ltima declaracin (La piel de caballo)

Zelarayn compone su personaje de diferentes discursos porque entiende que no existe la propiedad privada del lenguaje y por lo tanto que a un sujeto lo atraviesan infinitos discursos al mismo tiempo. El narrador adapta un habla ms regional, emparentada a su origen, a su juventud, para hablar de igual a igual con los policas, para poder entrar en el mundo circunstancial que le toca vivir (la comisara) y pasarla lo mejor posible, sabe que sacando a relucir su provincianismo obtendr un mejor trato. Pero no deja de demostrar que posee una lengua ms pulida a la hora de narrar.

Esto es slo un comienzo, la lengua regional, la voz geogrfica, se vuelve (con el transcurso de la novela) en un verdaderomonumento vocal(Estrin,ob.cit.). Entra en juego aquello que el mismo autor dijo en el Posfacio con deudas deLa obsesin del espacio: Si la realidad est en alguna parte, est en el lenguaje. (La obsesin del espacio, Buenos Aires, Atuel, 1997). El realismo de Zelarayn conoce su objeto pero no se queda ah, va ms all, busca una torsin del mismo, eso, es lo que nos quiere devolver. Francis Ponge deca que la escritura tiene la indefectible pretensin del proverbio, que tiende hacia el objeto, hacia las cosas, que uno escribe para una futura repeticin, para una futura utilizacin de ese objeto:la escritura proverbial. Creo que cuando se escribe, an cuando no se haga sino un artculo periodstico, se tiende hacia el proverbio (en el lmite, por supuesto). Se pretende que eso sirva varias veces, y en el lmite, para todos los pblicos, en toda circunstancia, que gane el lance cuando sea bien colocado en una discusin. Incluso en un mercado, quien saca a relucir un proverbio (cuando dos personas discuten), quien emite un proverbio en el momento justo, ha ganado. En eso consiste el juego. Cuando uno escribe parece que en el fondo fuera para eso, ya sea que uno se d cuenta de ello o no. As se tiende a una especia de cualidad oracular. Pero entonces cules son los verdaderos orculos? No seran acaso justamente algo distinto de los enigmas, por perfectos que fueran? Acaso no seranlos objetos?Las cosas, qu se puede interpretar siempre de cualquier manera? Entonces, desear crear algo que tenga las cualidades del objeto, nada me parece ms normal. Se me ha reprochado que tienda hacia el objeto () me parece que es en el fondo a lo que tienden () todos los que escriben, quienesquiera que sean. (Francis Ponge,Tentativa Oral, trad. Silvio Mattoni, Crdoba, Alcin, 1995). Escritura objeto, escritura utilizable que al igual que el proverbio puede ganar una partida si es utilizada en el momento justo. La mxima de Ponge en su conferencia de 1947 era que se trata de no pretender ms que lo que se encuentra objetivamente realizado.

Zelarayn dobla la apuesta cuando va ms all de ese objeto. Por momentos toma prestada una voz y construye, como cuando escucha una conversacin de borrachos, festeja el acontecimiento porque de ah saca su materia prima. Pero decamos que no se queda en ese primer paso de recolector-constructor (como el ejemplo que dimos en el prrafo anterior) sino que iba ms all, y ese ms all es cuando toma un objeto-proverbio y lo rompe, lo transforma, para fabricar otro. Tomando al lenguaje como si fuese vidrio, se sirve de ste en todas sus formas, construye literatura con pequeos restos que encuentra por ah, en la ciudad, en el campo, en los barrios bajos (la avenida Caseros y el sur, Sarand), un bar, una oficina; pero adems de servirse de estos deshechos toma los objetos ms definidos (los dichos, los refranes) y los tritura como al vidrio de una botella para formar otra, rompe el objeto y fabrica otro. Al parecer, algo del orden de lo real no es lo que parece. De lejos uncaballo regaladopero de cerca uncaballo desbocado, algo ha cambiado. Si el contexto haba que buscarlo en el propio texto, en sus huellas lingsticas,La piel de caballoes la piel rota de un habla: A caballo desbocado no se le miden los trotes, Ms portea ser tu madre! La boca se te haga a un lado, No hay peor mudo que el que no quiere hablar!, Abro y se mete noms como Pedro por su casa., Cuando hay hambre no hay pan duro, ni blando! (La obsesin del espacio)

La prosa de Ricardo Zelarayn es poesa que pide ser leda en voz alta, y este mismo trabajo que veamos con los refranes (con los objetos-proverbios bien definidos) tambin lo vemos de forma ms solapada con el tango. Por momentos pareciera que en la novela se filtra la voz de Julio Sosa (la milonga entre magnates con sus locas tentaciones) cantando un fragmento deMano a mano(1918): La milonga entre bacanes y la pelota entre grandotes!. Y an ms visible es con el tangoTiempos Viejosde Manuel Romero y Francisco Canaro (1926) que dice dnde estn los muchachos de entonces/ barra vieja de ayer/ dnde est/ yo y vos solo quedamos hermano/ yo y vos solos/ para recordar/ te acords las mujeres aquellas/ minas fieles de gran corazn/ en los bailes del aura peleaban/ cada cual defendiendo su amor: Dnde estarn los amantes de entonces, dnde el amor al raso, dnde el amor campirio, ahuyentado del barrio? Y mis amigos frescos de entonces La barra del remolcador Dnde el Jetae Bagre? Dnde la Chirusita Alcira? Y el Reynaldo y el Carmelo? (La piel de caballo)

La novela si es que se la puede llamar as se abre y se cierra con un episodio de violencia desmedida e injustificada, al menos desde el punto de vista de la narracin. Esto no es un dato menor, ya que como habamos adelantado al principio, se escribe entre el mes de diciembre de 1974 y enero de 1975, pocos meses despus de la muerte de Peron. Momento de la historia argentina donde se cruzan el pice de la lucha armada y la antesala de la dictadura ms sangrienta de la historia. Recordemos que durante ese ao (1975) se llevar a cabo el llamado Operativo Independencia en la Provincia de Tucumn donde se enfrentarn la compaa de monte Ramn Rosa Jimnez del E. R. P y las FF. AA cuyo comandante en jefe ya era Jorge Rafael Videla.

La escena final del colectivo representa una pardica lucha de clases (entre el tuerca y el colectivero) que no slo no es apoyada por el protagonista sino que ni siquiera es comprendida: el combate desopilante se lo presenta como una farsa. Nancy Fernndez dijo que Zelarayn: evoca la primera y la tercera presidencia peronista (Fernndez, Nancy,Cucurto y Zelarayn, En Rev. El interpretador N29, Diciembre, 2006), enLa piel de Caballodecimos que ms que la primera y tercera presidencia peronista (sin negar las referencias textuales que existen en la novela) lo que est presente es la coyuntura poltica donde los actores han cambiado. Por eso el protagonista dir: Cmo se me han desteido los cabecitas del 17!. Y Chuck, no comprender a la juventud (viendo a sta como suicida y utpica) que lejos de una reforma, va por el todo y osa pedir la revolucin: Una manifestacin ingresaba rumorosa por el costado del prado irlands! () Y giraron disciplinadamente! () Las hormiguitas humanas seguan dcilmente su senda por el verde campito hacia all, a lo lejos, donde ondeaba una bandera roja y se divisaba una mesa sobre el pasto con tres hombrecitos, uno de ellos vociferando megfono en mano.

La crisis ideolgica, personal y nacional de la que hablaba en el prlogo de la novela se hace presente continuamente. El personaje no comprende a los actores polticos que a su vez no comprenden al sujeto social. Tanto Pilar Calveiro enPoltica y/o violencia(2005) como Eduardo Weisz enEl PRT-ERP(2006) sostienen que algunas de las claves para entender la derrota de la vanguardia poltica en los aos 70 son: exceso de militarismo, falta de poltica e imposibilidad de comprender al sujeto social. Esto sumado al reflujo de masas del ao 75 y a la cruenta ofensiva de las FF. AA. Algo de esto, de lo que ser la antesala del genocidio posterior, brotainocentementeen la novela de Zelarayn: De pronto la Chirucita llora. Vamos a buscarlo al Jeta entre los dos, flaco, prometeme! Ya te he dicho que s, le contesto. Mir flaco, si ahora apareciera el Jeta, te juro que me dara miedo como si fuera un aparecido!La piel de caballo

Lukacs dijo que Unapoesa de las cosas, independiente de los individuos, de los destinos individuales, no existe en literatura. Cuando hablamos del trabajo que Zelarayn hace con elobjeto, tomamos por ste al proverbio-objeto, a los refranes, a los dichos y en menor grado a las letras de tango como aquello que es creado para su utilizacin y re-utilizacin futura, de la misma manera en que se crea un vaso (Ponge). Si para Zelarayn no habra mediacin u idea de representacin ms que el lenguaje en tanto que realidad, lo histrico enLa piel de caballoingresa est inscripto en esa rotura de la lengua, de esosobjetos de lenguaje.

Tirar, perder o rescatar, pero urgenteDOMINGO, 4 DE OCTUBRE DE 2009. Radar LibrosDurante los aos 80, su novela La piel del caballo fue clave y cifra secreta. Mientras tanto, sus dos libros de poemas publicados hasta ahora marcaran a fuego a la generacin de poetas de los 90. En Ahora o nunca se renen los volmenes La obsesin del espacio y Roa criolla, ms poemas inditos y los breves cuentos infantiles de Traveseando. Una oportunidad urgente de atrapar al escurridizo Ricardo Zelarayn y a una obra siempre en riesgo de perderse o tirarse.PorMercedes HalfonAhora o nuncaPoesa reunidaRicardo ZelaraynArgonauta281 pginasHasta hace algunos aos, la obra de Ricardo Zelarayn permaneca rodeada de una particular aura de misterio. Hay que decir que esta rara incandescencia ha estado atizada por el propio autor, quien no vacil en decir que casi toda su vida haba escrito para tirar o para perder. Pero adems de lo conjurado por l, la peripecia de sus ediciones ha seguido esa direccin. De Zelarayn se conocan dos libros de poemas: La obsesin del espacio (1972), que de vez en cuando apareca en una edicin de tapa oscura en libreras de usados; y Roa criolla (1991), agotado poco despus de editarse. En el terreno de la prosa public la novela corta La piel del caballo (1986), pieza clave de su obra reeditada por Adriana Hidalgo a fines de los 90; y Traveseando (1984), un libro de cuentos infantiles que tampoco haba circulado demasiado. A esto se suma Lata peinada, novela inconclusa, pero editada hace poco. El resto de su obra permaneca o bien indita o bien extraviada para siempre. En esto hay un rasgo identitario: Zelarayn deca haberse mudado ms de veintisiete veces slo en Buenos Aires, y antes de eso lo hizo de provincia en provincia. En esas mudanzas, algunos papeles se perdieron y otros quedaron, arrugados, fragmentados, salvados de milagro de la hecatombe de la provincia dentro de la capital. Porque Zelarayn, que naci en Paran a mediados de la dcada del 20 y vino de joven a Buenos Aires a estudiar Medicina, siempre se mantuvo fiel a su provincianismo, a ser en Buenos Aires el otro, el que alza la voz del otro, el que tiene que alzar la voz en capital, para ser escuchado.Por eso, nunca mejor usado el adjetivo reunido para titular este libro que recopila la poesa de Ricardo Zelarayn. Hubo que reunir las piezas, los fragmentos ms pertinentes de ser llamados poticos, para realizar sta, su poesa reunida. Y el nombre que lleva, Ahora o nunca, funciona como si se quisiera decir: o rescatamos a Ricardo Zelarayn de las negras fauces del olvido (propio y ajeno) o esto se pierde definitivamente. Como si hubiera un carcter urgente en la edicin. Y tambin, por qu no, en el propio Zelarayn. Porque por ms que haya empezado a publicar instado por sus amigos y de grande, hay una violencia radical en su obra, producto de una diferencia igual de tajante con lo que lo rodeaba, una urgencia por reconfigurar, a golpe de lenguaje, un nuevo mapa de la literatura argentina.Zelarayn define al protagonista de La piel del caballo ms que como un mirn, como un escuchn. He ah un modelo de escritor, al que Zelarayn adscribe completamente. Su forma de hacer literatura y aqu no hay diferencia entre su prosa y su poesa, y tal vez no la haya nunca es a partir del habla popular, de las voces de la provincia. Transcripcin de eso particular que aparece en el lenguaje hablado. La suya es una poesa ms sonora que visual ese adjetivo, tan usado y tan mal definido, pero es precisamente a partir de ese sonido entrerriano que se arma el paisaje donde Zelarayn manda y crea escenas memorables: sexo en plazas, sangrientas trifulcas en casas de familia, trenes que recorren una salina inmensa en la noche y que dejan una marca indeleble en la retina. Rezongado rezongo de palabra renga. Pelo y barro arranca Roa criolla. Al Hermenegildo le gusta la noche desplegada / y el da fruncido, la noche tensa como una manzana lustrada / como una manzana ms negra que la noche reluciente, dice en La obsesin del espacio.El mismo escritor se encarg de despejar dudas con respecto a sus intenciones poticas y filiaciones literarias. Sobre la parodia, dijo: Me parece una estupidez total. A la pregunta por la relacin con la gauchesca, respondi que aborreca a los gauchos y que adems esa literatura no le interesaba en absoluto. Pero tampoco es todo negacin y escarnio. Zelarayn se declar seguidor de Macedonio Fernndez en varias oportunidades y, yendo un poco ms all de la literatura argentina, coment: A m los escritores que ms me interesan yo que leo en varios idiomas son los que tienen una cadencia potica, una respiracin potica. Y no le pods cambiar una palabra, porque es como un circuito elctrico, circula como una corriente en el texto y eso es absolutamente potico, no hay nada que hacer. Esa cadencia viene tambin del hecho de que en un principio la novela era en verso tambin. Exactamente eso es lo que pasa en sus poemas.Es entonces en estas coordenadas que hay que leer a Ricardo Zelarayn, ms aun teniendo en cuenta su introduccin y vinculaciones en el mapa intelectual argentino de comienzos de la dcada del 70. Lo hizo con los creadores de la revista Literal, realizada por escritores lacanianos, posestructuralistas rebeldes que no firmaban sus notas. Pero en realidad, antes de que existiera esta revista con la que coquete, Zelarayn ya se haba plantado a discutir las mismas cosas que se discutiran desde esa publicacin. En el post-facio de La obsesin del espacio se ubicaba en contra de las ilusiones referenciales en la literatura y del realismo en general: El lenguaje es para m la nica realidad, dijo. Y de ah: No existen los poetas, existen los hablados por la poesa. Como si lo nico que pudiera terminar convirtindose en poema es aquello que fue primero descubierto en la realidad, ese feliz momento en que el sinsentido se desprende del habla alienada y el poeta es el que est ah como buen escuchn, capturando palabras.La poesa argentina contempornea, buena parte de lo que se ha dado en llamar la poesa de los 90, sera impensable sin el aporte de Ricardo Zelarayn. La preponderancia que este poeta dio a lo coloquial ha abierto una puerta por la que pasaron muchos: Washington Cucurto, Fabin Casas, Martn Gambarotta, y otros tantos. No es casual que se mencionen slo nombres masculinos. La escritura de Zelarayn, y su prosa tambin, est amparada en una sensibilidad viril que se regocija en lo festivo con cierta ingenuidad telrica, en el machazo que resuelve a los gritos y a las trompadas. Su libro para nios, incluido tambin en esta antologa, despliega sin embargo otro imaginario, otra sensibilidad: en Traveseando, con un vocabulario simple pero que no deja de lado la reflexin aguda y el humor, se hace aquellas preguntas existenciales que abren la curiosidad acerca de lo que nos rodea: qu sucede con el lento exterminio de los vasos de vidrio, con la tristeza del paraguas cerrado en el da de sol, preguntas que van hacia el mundo y vuelven convertidas en poema.

VIERNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2010LITERATURAMURIO RICARDO ZELARAYAN, UN ESCRITOR SECRETOAdis al poeta y al mitoEl escritor, cuyo sonoro apellido obra como contrasea de una suerte de culto, falleci el martes pasado. Ms difcil es establecer la fecha y lugar de su nacimiento, lo que alimenta la leyenda. La obsesin del espacio y Lata peinada son algunos de sus libros.

PorSilvina Friera

La Parca es una cretina con escaso refinamiento prosdico. Nunca emplea la elipsis, ni escamotea sus intenciones. Jams vacila. El martes muri el gran poeta Ricardo Zelarayn, tal vez el mayor mito de la literatura argentina contempornea. La ecuacin es perfecta para aceitar el culto al escritor secreto. La sola mencin de su sonoro apellido es una especie de contrasea fascinante que incorpora feligreses de boca en boca, de lectura en lectura. Public pocos libros, escribi mucho ms, pero esos textos se perdieron en sucesivas mudanzas, de pensin en pensin. El capital potico y narrativo que despliega en su obra de los poemas de La obsesin del espacio (1972) hasta la mtica novela extraviada y recuperada, Lata peinada rubrica el carril de un horizonte para alquilar balcones. Una mezcla rara: as se defina este poeta que descenda de indios analfabetos por el lado paterno. Aunque yo he salido blanco como mi madre, aclaraba. Cundo y dnde naci? Menudo problema responder una pregunta que a priori debera resultar sencilla. Algunas fuentes el Breve diccionario biogrfico de autores argentinos, de Pedro Orgambide; la mayora de las pginas web y la solapa de la reedicin de su novela La piel del caballo consignan que habra nacido en 1940. El poeta Jorge Aulicino establece la fecha mucho antes: el 21 de octubre de 1922. Otro cantar similar se plantea con el lugar. Zelarayn poda anclar su origen en Paran y sentirse entrerriano, pero tambin se llamaba a s mismo tucumano-salteo. Eplogo genial estas versiones, una estocada magistral para mantener la llama encendida del mito.La nica certeza por ahora hasta que bigrafos y fans demuestren lo contrario es que Zelarayn no era porteo. Se describa como un provinciano resentido exiliado en la Capital. Su frente de combate por excelencia fue la dicotoma Capital-interior. Que su yacimiento potico sea la lengua del pas profundo y mestizo no implica incluirlo automticamente por los pagos de la gauchesca. Aborrezco a los gauchos. El gaucho es la polica del patrn. Por eso le dan el caballo. Yo no s de dnde sacan que soy gauchesco o neogauchesco protestaba con razn contra el torpe facilismo de estas etiquetas. Claro, como en mi novela (La piel del caballo) aparece un caballo, ya es gauchesco. Pero hay que ser boludo! Y como soy provinciano, los porteos creen que nac en el campo. Hay frases para conservar en el cofre antojadizo de la memoria. Deca que una novela empieza por una frase escuchada en la calle. Lo que entraba por la oreja de este seor inexorablemente sordo pero con un odo binico descomunal para escuchar lo que muchos no pueden or, ese colchn de voces que lo interpelaban, era apenas la punta del iceberg, la materia prima de un protolenguaje, un impulso inicial que sera infatigablemente digerido y elaborado.A Buenos Aires lleg para estudiar Medicina, segn record el poeta en una de las pocas entrevistas que le hicieron. Pero no pudo terminar la carrera; para un hombre de provincia, la necesidad imperiosa de trabajar eclipsaba la tentativa de educarse en la universidad. Fue corrector en la editorial Depalma, redactor creativo en agencias de publicidad, periodista y traductor. El descendiente de indios analfabetos, apodado por sus amigos el Franchute, hablaba ingls y francs a la perfeccin. A comienzos de los 70 integr una revista fundamental: Literal. El primer libro de poemas que public, La obsesin del espacio (1972), un joyita de punta a punta, es una de las naves insignia para los jvenes poetas argentinos, como han reconocido Fabin Casas y Washington Cucurto, entre otros. La palabra misterio hay que aplastarla / como se aplasta una pulga / entre los dos pulgares. / La palabra misterio ya no explica nada, se lee en el poema medular La gran salina. Casas percibe que la prosa de Zelarayn est hecha con violentos cambios de clima e imgenes dantescas del campo. Pero advierte que no es el campo idlico sino la urbanizacin que crece en el medio de los pueblos, trayendo sus negocios, sus traficantes, sus autazos y sus machados, es decir, toda la escoria de las ciudades que destruye a la naturaleza original que ya se ha perdido.Zelarayn asuma una influencia muy fuerte de Macedonio Fernndez desde el ngulo del cuestionamiento del ser, pero no tanto en el estilo; influencia palpable especialmente en sus novelas encomillado que pone en tela de juicio si es posible hablar de gneros La piel del caballo y Lata peinada. Tambin public Roa criolla, poemas para calentar motores, frases de arranque como si pusiera primera para empujar la realidad, chispazos notables, anzuelos que atrapan a su presa. Rezongado rezongo de palabra renga. / Pelo y barro, se lee en Pioja. Mano mansita, mosca aplastada. / La mula mansa escupe jinetes y el vuelo fracasa, / nariz en tierra, escupe en Gota. El poeta no tena inconveniente en marcar la cancha. No quera integrar la pequea borgesa, pero admita que Borges tena cosas hermosas, como La fundacin mitolgica de Buenos Aires. Tampoco Osvaldo Lamborghini fue santo de su devocin. Le gustaba El nio proletario, pero se quejaba de la repeticin en Lamborghini, una obsesin y exigencia que acaso pueda ser una de las columnas vertebrales para comprender por qu Zelarayn public poco: Si yo veo que me estoy repitiendo, digo esto no va. Y lo tiro. Lejos estaba de comulgar con la parodia en la literatura; la calificaba, sin medias tintas, como una estupidez total. La parodia encaja perfectamente con la posmodernidad, en el sentido de que, como ya est todo hecho, lo nico que cabe es la desacralizacin de los modelos. Es un disparate, subrayaba en la entrevista con el poeta Fernando Molle.Imposible no rendirse a las aristas de un mito construido, fundamentalmente, con una gran obra, una musiquita inquietante por donde se la escuche y lea. Pero se impone apostillar un plus de intensidad adicional. No soy escritor, deca Zelarayn, aceitando con esa frase un tpico fascinante. No responda al estereotipo de lo que se supone es un escritor: alguien que publica regularmente. Para merecer el ttulo de escritor hay que publicar un libro cada dos aos, cosa que yo no he hecho y no creo que pueda hacer jams, confesaba. Claro, sa es la burocracia de la literatura. Yo pienso que se escribe porque hay ganas de escribir, y resulta que si a uno no le interesa lo que est escribiendo, evidentemente, chau. Es el nico privilegio del escritor: ser el primer lector.

Perfil. Domingo30 de Noviembre de 2008Ao III N 0317Buenos Aires, Argentina

RICARDO ZELARAYANEscritor en pose de combateLa aparicin de Lata peinada, despus de aos sin publicar, permite reencontrase con uno de los ms extraordinarios escritores argentinos contemporneos, cuya influencia sobre las nuevas generaciones de poetas y novelistas es inmensa. Dueo de un estilo que combina la picaresca criolla con Joyce y Cline, su obra es una reflexin sobre la violencia del lenguajePor Fabian Casas /Fernando Molle

Mateo es un peluquero joven del barrio de Monserrat. Una de sus obsesiones es poder dar un buen servicio a los clientes y que ese servicio se metabolice en un crecimiento de su negocio. Tambin es fantico de los libros de autoyuda que te estimulan para potenciarte y no decir s cuando se quiere decir no. Tiene mucho sentido del humor y chispa al hablar. Hace poco me dijo: Todas las noches le pido a Dios que haga nacer pibes con dos cabezas. Esa frase me hizo rer y despus me dej pensando.Horacio Binnel fue un compaero del secundario. En ese entonces era un tipo horrible, con cara de rata, casi siempre enfundado en un blazer grueso que le quedaba grande y que le produca un sudor permanente que le mojaba el pelo. Como los jvenes son crueles, le decan El Bicho y slo lo tomaban en cuenta para hostigarlo. El, como nica defensa para sobrevivir, se expresaba solamente a travs de refranes. Conoca millones de ellos y tena uno para cada ocasin.Mateo el peluquero, me hace acordar a los personajes de Ricardo Zelarayn que suelen ser creados por el lenguaje justo en ese momento en que el habla cotidiana sale del lugar comn y produce un chispazo elctrico que nos sacude de la modorra, como la piel ssmica del caballo se mueve para espantar a las moscas. El Bicho Binnel, en cambio, me recuerda la estrategia de escritura de Zelarayn con la que suelen empezar sus relatos, novelas o charlas: con refranes, con frases hechas modificadas, trastocadas. Una estrategia que pone en marcha la gran maquinaria zelarayanesca. Lata peinada, Variacin 2: Atencin a los colados que pueden ser ms importantes que los invitados! Atencin al nmero cualquiera que puede ganarle, a la larga, al principal! Atencin al huevo roto de la docena! Atencin al annimo crecido en el viento negro de la miseria que puede ser el prncipe al final! Ojo con el rengo que se agranda en la adversidad!Ricardo Zelarayn public muy pocos libros. Los poemas de La obsesin del espacio, en 1972, cuando ya tena 40 aos, La piel de caballo una novelita finita, Roa criolla poemas repetitivos en clave musical, un breve artculo crtico sobre Erik Satie, un librito de cuentos para chicos llamado Traveseando, y ahora acaba de aparecer la mtica novela perdida y encontrada que segn Zelarayn se le haba ido de las manos: Lata peinada. Desde las contratapas de los libros escritas por l bajo el nombre de Odrazir Nayarales Zelarayn prepar su mito: escribe mucho, pierde casi todo en sus incontables mudanzas por las pensiones y slo logra publicar lo citado antes arriba. Dice que es entrerriano de nacimiento y salteo-tucumano por tradicin. Se describe como un provinciano resentido exiliado en la capital, rodeado de porteos. Tambin aclara que es sordo y msico frustrado. Lo de msico frustrado habra que reverlo. Porque lo primero que deja en claro la lectura de cualquier verso ya sea bajo la respiracin del poema o de la prosa de Zelarayn, es que es un msico genial. Su instrumento, un pequeo aparatito que suele sacar del estuche para ponerse en la oreja: el audfono. Con l se convierte en escuchn y pasa al papel la msica que produce la gente cuando se cruza en un bar o en las mateadas de amigos, los relatos orales que circulan de boca en boca, y que se van enriqueciendo de acuerdo al talento del narrador de turno. Zelarayn, como Joyce o Csar Vallejo, es difcil de traducir, con lo cual uno agradece haber nacido en su lengua. Sus relatos nos dicen dos cosas: que los gneros son convenciones tranquilizadoras que no sirven para nada y que un narrador que no lee poesa es un semianalfabeto. La gran salina, el poema que como un ro atraviesa La obsesin del espacio, el libro de poemas del 72, tiene sobre muchos de los buenos poetas jvenes argentinos una influencia capital. La prosa de Zelarayn siempre poesa est hecha con violentos cambios de clima e imgenes dantescas del campo, pero no del campo idlico, sino de la urbanizacin que crece en el medio de los pueblos, trayendo sus negocios, sus traficantes, sus autazos y sus machados, es decir toda la escoria de las ciudades que destruye a la naturaleza original que ya se ha perdido. En la poca de Dante, escribi T.S. Elliot, los hombres todava tenan visiones. Los relatos de Zelarayn tambin las tienen: un hombre perdido en medio de un arenal, unos policas en lancha surcando el Riachuelo tanteando el cuerpo de un muerto, o una pelea memorable entre dos tipos que apenas se ven por la oscuridad de la pieza de adobe donde tratan de matarse a palazos. Leer algunos tramos de Lata peinada es similar a escuchar los grandes temas de Frank Zappa, sobre todo en esos momentos en los cuales el compositor bigotudo alterna disonancias molestas que preparan la irrupcin de un fragmento lrico que pone la piel de gallina. Zelarayn en Lata peinada describe a unas gordas que paren hijos al tuntn y que estn bajo la proteccin de un puntero local, hasta que ste, de pronto, muere. Zelarayn arremete: Los votos de las gordas se venden caro hasta que un da los perro cimarrones empiezan a atacar, a perseguir a muerte a las gordas sueltas despavoridas () ahora los hijos de las gordas sueltas vuelven rapados del servicio militar y arrasan con todo como langostas. Y las gordas que se salvaron de los perros cimarrones tratan de cazarlos entre las piernas. Zelarayn sola acusar a Borges de distanciador. El prefera montar el caballo en pelo, sin la montura. Por eso, se indignaba cuando se deca que La Metamorfosis de Kafka era literatura fantstica. Para comprender La Metamorfosis de manera cabal, Zelarayn propona leerla como un relato realista. Desde este enclave, los nios de dos cabezas que pide el peluquero Mateo, son con dos cabezas de verdad. Pero esta postura vital no debera dejar de lado algo esencial: que para el compositor entrerriano los Cahiers de Paul Valry eran obras maestras de la literatura. En ellos, Valery no escribe poemas o prosa, sino que reflexiona incansablemente sobre los mecanismos de la creacin. Zelarayn contaba que sus amigos porteos lo llamaban, gastndolo, el franchute. Lo cierto es que este descendiente de indios analfabetos por el lado paterno habla ingls y francs a la perfeccin de hecho se gan la vida traduciendo y, como el autor de El Cementerio Marino, gusta de reflexionar sobre los engranajes de sus textos. El posfacio de La Obsesin del espacio es claro: En realidad no es obligatorio leer lo que estoy escribiendo. Nadie espere una explicacin de este libro. Simplemente, quiero agradecer y de paso Pero por ai, y ese es el riesgo, lo que est adelante puede ser interpretado como el prlogo de esto, es decir que ste es el fondo de la cosa. Lata peinada tambin tiene violentas interrupciones donde el autor escribe dos o tres veces el mismo fragmento y le va aplicando pequeas variaciones. Tambin hay apuntes donde se bocetan posibles lneas argumentales y reflexiones sobre los personajes y sus destinos.A Ricardo Zelarayn le gusta contar historias. Quienes lo tratamos cotidianamente en algn momento de nuestras vidas, conocemos la ancdota repetitiva sobre una pelea a pias de Haroldo Conti con un tipo del que, despus de los golpes, se hizo amigo. Le encantaba particularmente este combate donde los dos hombres primero se mataban a palos y despus se curaban mutuamente las heridas y se perdonaban. La sola contar con variaciones, como lo hace en sus relatos. En una haba un perro de Conti en el medio de la trifulca: Era el perro de Haroldo!, gritaba debido a su sordera. En otra, los hombres peleaban en un balcn y haba un loro que los arengaba. Todas las versiones eran extraordinarias. Ahora llevo en mi memoria esa maravillosa msica, la voz de Ricardo Zelarayn.SigueEl voceroPor qu razn queda inconclusa una novela? Hay muchas respuestas posibles: por falta de trabajo, pericia o voluntad (o las tres cosas). Tambin hay casos como el de Lata peinada de Ricardo Zelarayn. Es una novela inacabada porque lleva en su estructura la marca de la infinitud: la bifurfacin arborescente de historias, la fuga hacia adelante de la accin, la multiplicacin de puntos de vista. Iniciado a mediados de los ochenta, este libro mtico tena un prembulo genial: los hipertensos poemas de Roa criolla (1991), basados en las frases de arranque preparatorias de la novela. Finalmente editada, Lata peinada despliega, en forma abierta y fragmentaria, historias de marginales. Gente que escapa con lo puesto en direccin norte, hacia las fronteras de Bolivia y Paraguay, perseguida por la ley y la miseria. Marginales que ya lo son por pobres, pero que adems eligen (algunos) la contramoral del vividor, del pcaro o del delincuente.Primero escuchar, despus escribir. La lengua del pas profundo, mestizo, que Zelarayn recolecta de diferentes provincias, resulta un formidable capital potico y narrativo. Pero a este abanico de voces hay que entenderlo slo como punto de partida. Es la materia prima que este poeta extraordinario refunde en su prosa. Como casi todos los grandes escritores, Zelarayn escribe como nadie habla. (Sobran coloquialistas competentes en este pas; para leerlos, basta prender un rato la tele). Lata peinada es experiencia: como en el mejor Burroughs, como en el mejor Osvaldo Lamborghini, las historias palpitan por debajo de las frases de una inventiva alucingena.Las prosas que integran el relato estn ordenadas segn el criterio de los editores (el autor las entreg sin ninguna secuencia establecida). Incluyen repeticiones, fragmentos casi gemelos que juegan a la variacin jazzstica y que se leen como curiosos metarrelatos. El volumen tiene varios apndices. Las Intiles reflexiones de Odracir Nayalrez lo ms macedoniano que se escribi despus de Macedonio Fernndez ensayan sobre el rumbo esttico de la novela. Desdoblado en el autor y el primer lector, Zelarayn-Nayalrez define su realismo hasta sus ltimas consecuencias. Un realismo que mitifica y expande los hechos cotidianos, y en donde la historia va surgiendo de cmo van dando el clima las palabras. Es lo que Zelarayn me deca en un bar, casi gritando, en uno de los poqusimos reportajes que concedi en su larga vida (incluido en este libro): Una novela empieza por una frase escuchada en la calle.

LA TERCERA Nmero 3 > El derpa de Zelarayn

Por Sebastin RoblesDentro de dos semanas me mudo. Es la sexta mudanza en seis aos. Alguna vez so con una vida nmade que no se pareca a sta. Mi primer departamento fue un buln sobre la calle Corrientes que mis amigos y yo recordamos con nostalgia. En un ambiente exiguo llegamos a entrar quince personas, no me pregunten cmo, y la mayora en un estado deplorable. Viv ah nueve meses y me fui antes de que los vecinos me rajaran a patadas. Durante un corto perodo habit la casa de mi vieja, que estaba desocupada por entonces. Luego, con mi novia de ese tiempo, me mud a San Telmo. Cuando la relacin termin me refugi en casa de mis tos. Unos meses ms tarde alquil, con un amigo, el departamento donde vivo todava, en Congreso. Hace dos aos que estoy ah y fue sin dudas el ms estable de todos, el nico al que pude llamar hogar al menos durante un tiempo. Ahora se nos termin el contrato y los dueos, para renovarlo, piden una cifra que no podemos pagar. Otra vez vinieron mis tos al rescate, y me alquilan a partir de noviembre un minsculo departamento de su propiedad sobre la calle Viamonte, esquina Montevideo.

El otro da fui a verlo. Es ms pequeo todava que mi antiguo buln de Corrientes, que ya era chico. Cocina, dormitorio y comedor, todo en un uno. El bao, por suerte, est aparte. Da la sensacin de que uno podra entrar solamente de parado. Al principio me resign, es lo que hay, pens. Pero lo siento un poco mtico al departamento. Porque entre muchas otras personas a lo largo del tiempo, ah vivi durante cinco aos Ricardo Zelarayn.Lo conoc cuando era chico, en casa de mis tos, y durante mucho tiempo no supe quin era. Mi viejo, que no era un caballero ingls ni mucho menos, le tena antipata por sus modales. A Zelarayn no le importaba sacarse la comida de la boca y dejarla en el plato, ni comerse los mocos en frente de cualquiera con total y absoluta tranquilidad. Entraba sin saludar, se iba sin despedirse y sola pasarse horas quejndose de sus mltiples dolencias que uno sospechaba no podan ser tantas ni tan terribles como l las describa. Era sordo como una tapia y rara vez segua una conversacin. No le interesaba nada ni nadie que no fuera l mismo. Por momentos su presencia me resultaba divertida, pero la mayora de las veces lo ignoraba o buscaba alguna excusa para irme a otro sector de la casa donde no estuviera l. Una noche yo tendra entonces diecisis o diecisiete aos llegu a lo de mis tos despus de una visita a la Feria del Libro donde me comprSudeste, de Haroldo Conti, un escritor que por aquel entonces empezaba a descubrir. No s cmo fue que Zelarayn lo vio y por primera vez en aos me dirigi la palabra:

Yo lo conoc a Haroldo Conti coment.Me mir con ojos traviesos, una mirada que yo desconoca en l, y no dijo ms. Un poco porque me la haba dejado picando y otro poco por verdadera curiosidad, le pregunt cmo fue que lo conoci. Ya no recuerdo su respuesta. S que las ancdotas que me contaba sobre l tendan en general a desmitificar a un personaje que yo idealizaba. Lo nico que quedaba en pie, al final, era su literatura.De Haroldo me gustan mucho los cuentos dijo. Me parece que son lo mejor que escribi.

Despus la conversacin fue derivando hacia otros temas. Zelarayn disfrutaba de la impresin que causaban en m los relatos de su trato personal con muchos escritores que yo admiraba, como Conti, Urondo, Walsh y otros tantos.Fulano era un pijotero deca. O:Mengano tena buenos contactos en el ejrcito.En el fondo lo que quera decirme era que l no vala menos que ninguno de ellos pero bueno, eso era algo que yo no entenda entonces. Ms tarde, cuando se fue, borr de mi memoria sus relatos y no lo volv a ver durante meses.

Igual, algo me qued de esa conversacin. Al poco tiempo me consegu el volumen de los cuentos completos de Haroldo Conti y coincid con Zelarayn: eran, sin duda, lo mejor de su obra. Entonces le ped a mi to que me preste su ejemplar deLa obsesin del espaciopero no lo pude terminar de leer. Mi poeta preferido, por entonces, era el Juan Gelman de los primeros aos y no me senta cmodo con la escritura de Zelarayn. Todava viva en casa con mi vieja y mi hermana, estaba terminando el secundario y crea en el orden de las cosas, de la literatura y de la vida en general. Violencia, pensaba, es lo que ejercen los dems. Yo, por mi parte, prefera dedicarme a los versos que me sonaban pulidos como un cristal: Esa mujer se pareca a la palabra nunca / desde la nunca le suba un encanto particular / una especie de olvido donde guardar los ojos / esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Un da Zelarayn ley un cuento mo que andaba dando vueltas por la casa de mi ta y le dej dicho que yo lo llame. El cuento era la historia de un desaparecido, muy sentimental por momentos, que luego perd en alguna mudanza. Me produjo escozor que alguien que no perteneca a mi crculo ntimo lo leyera, pero de todas formas lo llam. Su nmero de telfono de entonces va a ser el mo dentro de dos semanas. No saba cmo empezar la conversacin pero l tom la iniciativa:

Tens futuro dijo.

Yo le agradec sus palabras, que me sonaron como un cumplido inmotivado. l ni siquiera me escuch.

La historia fluye, el lenguaje es simple y los personajes son crebles. Segu por ese camino. No te desves de ah.

No s qu le respond pero sospecho que no estuve a la altura de las circunstancias. Nunca se me haba ocurrido desviarme porque, hasta ese momento, yo no haba elegido ningn camino en particular. Slo me dedicaba a escribir lo primero que me vena a la mente con los nicos recursos que tena a mano. Todava hoy intento recuperar la espontaneidad que tena entonces para escribir. Las dudas, la angustia, el miedo, todo eso vino despus. Pareca que Zelarayn le estuviera hablando a alguien que no era yo. Y yo era virgen de la cabeza a los pies.

Aunque no lo viviste, pudiste ponerte en la piel de los personajes. Las cosas eran as, entonces.

Se refera a la dictadura militar. Visto a la distancia, aunque no pude releerlo, s que mi cuento no era tan bueno. Pero sus palabras me sirvieron de aliento, al menos por un tiempo. Le agradec, esta vez sinceramente, y as termin la conversacin.

Despus le perd un poco el rastro. S que vivi uno o dos aos ms en el departamento. Una vez mi to, que es amigo suyo, me cont que Zelarayn lo llam escandalizado dicindole que haban entrado a robarle. Das ms tarde lo volvi a llamar para decirle que esta vez los ladrones le haban roto unos billetes. Mi to se acerc al departamento para averiguar qu era lo que estaba sucediendo y no le fue difcil descubrirlo. Eran ratas. Se haban comido billetes y otros papeles que haba tirados por ah. Hubo que fumigar y los ladrones desaparecieron tan discretamente como haban llegado. Luego Zelarayn se fue y otro inquilino ocup su lugar. Supe que anduvo en la mala hasta hace poco pero despus me enter de que unos amigos pudieron darle una mano. Hace poco leLa piel de caballoy me fascin. Sospech que alguna relacin habra entre su modo de vida y esa novela aguerrida, de palabras speras, carente de solemnidad.

Pas mucho tiempo desde la ltima vez que lo vi. Yo pienso en l y pienso en el departamento a cada rato en estos das, hasta que me llegue la hora de la mudanza.

Es lindo? me pregunt ayer una amiga y no supe qu contestarle.