solidaridad y esperanza
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A.S.N.S.J.C.
ESPERANZA
SOLIDARIDAD
1º: Imagen navideña María, José y el Verbo hecho carne (el Niño
Jesús):
Dios Padre envía a su hijo a la tierra para dar vida, para dar luz a los
hombres. Jesús desde su nacimiento señala un camino, una forma de
vida especial. Se entrega a los hombres, quiere ser uno con ellos. En
su mente y en su corazón hay cabida para todos, nadie queda
excluido. “HE VENIDO PARA QUE TENGÁIS LUZ…” (Jn 11)
“JESÚS ES LA ESPERANZA DEL POBRE”
María y José: Cuidaron del niño, formaron la familia de Nazaret.
“Presentación de Jesús en el Templo”… ofrecieron un par de tórtolas
o dos pichones.“Predicción de Simeón”: …mis ojos han visto a tu
Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz
para iluminar a las naciones…
“…El niño crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría y
gozaba del favor de Dios.” (Lc 2,22-40)
Huida a Egipto (Mt 3,13-23)
“SPE SALVI” (Salvados en la esperanza)
Segunda carta encíclica de S.S. Benedicto XVI (p. 80):
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“Un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza” (Ef 2,12)
Nunca es demasiado tarde para llegar (tocar) al corazón del otro y
nunca es inútil. Así se aclara aún más un elemento importante del
concepto cristiano de la esperanza. (p. 89)
2º: Imagen de la Fundadora: Santa Juana Isabel, enseñando y
curando. Al fondo el símbolo de la Cruz con aureola de claridad
“Hijas de la Cruz”.
Juana Isabel vio las necesidades de los niños de los granjeros. Palpó
las calamidades, los sufrimientos, las “CRUCES” de la gente de su
entorno. Tenía que hacer algo, responder para aliviarles en sus
necesidades materiales y físicas. Así comenzó su tarea, su misión:
“ENSEÑAR Y CURAR” (Santa Juana Isabel) Eh ahí el Carisma de la
Hijas de la Cruz.
Santa Juana Isabel vivió desde niña en un hogar muy cristiano. Su
papá y su mamá le enseñaron buenos modales, respeto y amor hacia
todas las personas. La hospitalidad, la generosidad, eran
características de la familia Bichier. Los necesitados eran tratados con
deferencia y nunca marchaban sin algo que les aliviara su necesidad
material, espiritual…
Algunos episodios de su vida
a) Un día, cuando era muy pequeña, llegaron a su casa unos visitantes.
La Sra. Bichier, y el Sr. Bichier se alegraron, se sentaron a comer en
familia y pasaron allí la noche.
Isabel, admirada y sin comprender lo que sucedía, preguntó a la Sra.
Bichier (su madre):
- ¿Quiénes son estos visitantes?
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(…) La mamá le respondió:
- “Son las amigas del Buen Dios”.
Elisabeth repetía estas palabras cada vez que las hermanas les
visitaban. En general eran las Hermanas Clarisas (Père Sauba pp.
21,22)
Contemplaba sus vestimentas y no se retiraba de su compañía
(contemplaba, escuchaba, preguntaba…)
b) Un día que la sirvienta, para el desayuno, le había dado a Elisabeth,
un pedazo de pan de calidad, más fino, un pobre pasó cerca de la
casa. Habiéndolo visto, la pequeña corrió hacia él, cambió su
exquisito pan blanco por el pan negro que llevaba el pobre en su saco
y se lo comió. La doncella profundamente impresionada, hizo como si
no hubiera visto nada. (Père Sauba p. 21)
c) La condesa de Bizemont, más tarde propietaria del castillo des Ages,
explica el carácter de la pequeña Elisabeth, muy distinta en gustos a
los entretenimientos de sus hermanos. Poseía una inteligencia viva y
una gran memoria.
Esta señora se recuerda con gran gozo la acogida que se le propiciaba
en el castillo des Ages, residencia de verano de la familia Bichier.
Después de los primeros saludos, y mientras la conversación se
desarrollaba entre los padres, la pequeña Elisabeth, de unos siete u
ocho años, cogía de la mano a su pequeña amiga de dos años menos,
y la llevaba a una sala pequeña para “jouer à la poupèe”. Empezaba
por una breve oración. Después se dirigía hacia un armario misterioso
que contenía los juguetes. Elisabeth muy alegre abría la puerta, y
entonces aparecían ante la mirada sorprendida, pero radiante, de la
pequeña huésped, varias clases de muñecas. No eran muñecas
corrientes, con cabellos sueltos, con vestidos fantasiosos y
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sombreros. Las muñecas de Elisabeth estaban todas vestidas de
religiosas (explicar el vestuario que llevan hoy también algunas
religiosas). Jugaban largo tiempo con ellas: interrogaba una,
preguntaba la otra. Elisabeth daba las respuestas, daba las
explicaciones sobre los detalles de la ropa, de la vida de cada muñeca
(cada pequeña religiosa…); cada una era su pequeña amiga. Después
les hacía rezar, cantar (…) Organizaba procesiones (explicar el
concepto). Todo ello era un encanto. (P. Sauba, p. final de la 23 y
sigue en la 24)
3º: Imagen de la niña:
Una niña con los brazos abiertos, las manos igualmente abiertas;
mirando hacia adelante. Signos estos de acogida y donación, signos
de vida y por tanto de esperanza.
“Nadie es tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda
recibir”. Eso es amar, eso es dar vida, dar esperanza.
***
Queremos que este mural y esta fichan sean una ayuda para conocer,
valorar y amar el Carisma de las Hijas de la Cruz.
Vuestra cercanía, ayuda y explicación son indispensables para que los
alumnos crezcan en solidaridad y esperanza.
Este mural, elaborado con cariño y dedicación, se merece un lugar
preferente en la clase, donde los alumnos lo puedan ver a lo largo de
este trimestre; así mismo, el mural estará colocado en un lugar visible
para todos.