Solo Por Dos Dias

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SOLO POR DOS DIAS ¿Sabes qué recuerdo? Los paseos. Los recuerdo todos. Todo el tiempo. No se me ha borrado ninguno. Todo este tiempo. Es increíble. Es increíble, de verdad. Por ejemplo recuerdo que caminábamos por una calle con unos muros altísimos. No se veía nada más que aquellos muros. La calle era empedrada y larga. Siempre larga. Uno podía ver la esquina a kilómetros, era increíble. Tú eras increíble. En ese instante eras algo que no podía creer, te lo juro. Te estuve viendo todo el tiempo que caminamos por aquella calle. Podría incluso describirte y la ropa que usabas y las ideas que colgaban de tu oreja izquierda. ¿Lo recuerdas? Traté de comérmelas mientras te susurraba algo al oído. Pero no podía, tú eras demasiado graciosa, no paraba de reír de las cosas que decías, de las frases sin sentido que te inventabas. Ahora veo que era una trampa, era una ingeniosa trampa para que no me las comiera, ¿verdad? Eras tan lista. Yo siempre fui un tonto. Y tú te aprovechabas de ello. También recuerdo que de un momento a otro nos asustamos por unos disparos que venían del otro lado de uno de los muros. Nos asustamos muchísimo. Era como si las balas cruzaran sobre nuestras cabezas, como aquella canción que escuchamos en tu habitación esa misma tarde. ¿La recuerdas? Yo no había escuchado antes a Bowie. Tú estabas llena de sorpresas. Siempre tenías algo para enseñarme. Yo siempre fui un tonto que se sorprendía por las cosas que me mostrabas. Luego recuerdo otro día en el que caminamos casi toda la tarde por Santa Bárbara. (Entre nos —sí, sé que si estás leyendo esto ya te habrás echado a reír porque usé esta frase que tanto odio y yo te odio porque eres la culpable de que no se me venga otra a la cabeza—, desde esa vez ya no puedo desvincular aquel barrio y su nombre espantoso, de novela mexicana, de ti. Sí, sé que no es

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SOLO POR DOS DIAS

Sabes qu recuerdo? Los paseos. Los recuerdo todos. Todo el tiempo. No se me ha borrado ninguno. Todo este tiempo. Es increble. Es increble, de verdad.Por ejemplo recuerdo que caminbamos por una calle con unos muros altsimos. No se vea nada ms que aquellos muros. La calle era empedrada y larga. Siempre larga. Uno poda ver la esquina a kilmetros, era increble. T eras increble. En ese instante eras algo que no poda creer, te lo juro.Te estuve viendo todo el tiempo que caminamos por aquella calle. Podra incluso describirte y la ropa que usabas y las ideas que colgaban de tu oreja izquierda. Lo recuerdas? Trat de comrmelas mientras te susurraba algo al odo. Pero no poda, t eras demasiado graciosa, no paraba de rer de las cosas que decas, de las frases sin sentido que te inventabas.Ahora veo que era una trampa, era una ingeniosa trampa para que no me las comiera, verdad? Eras tan lista. Yo siempre fui un tonto. Y t te aprovechabas de ello.Tambin recuerdo que de un momento a otro nos asustamos por unos disparos que venan del otro lado de uno de los muros. Nos asustamos muchsimo. Era como si las balas cruzaran sobre nuestras cabezas, como aquella cancin que escuchamos en tu habitacin esa misma tarde. La recuerdas? Yo no haba escuchado antes a Bowie.T estabas llena de sorpresas. Siempre tenas algo para ensearme. Yo siempre fui un tonto que se sorprenda por las cosas que me mostrabas.Luego recuerdo otro da en el que caminamos casi toda la tarde por Santa Brbara.(Entre nos s, s que si ests leyendo esto ya te habrs echado a rer porque us esta frase que tanto odio y yo te odio porque eres la culpable de que no se me venga otra a la cabeza, desde esa vez ya no puedo desvincular aquel barrio y su nombre espantoso, de novela mexicana, de ti. S, s que no es precisamente un cumplido, pero quera decirlo ahora, slo para que lo supieras. Algn da podra serte til y lo podras usar en mi contra, uno nunca sabe. Yo estara encantado, desde luego.)Recuerdo, como deca, esa tarde y la peligrosa carrera que me obligaste a hacer por esa calle empinada. Cmo haces para correr tan rpido por calles empedradas? Ese otoo, las calles empedradas nos perseguan. Estaban por todos lados.Nunca cre decir esto: extrao las calles empedradas. Es gracioso, yo las odiaba tanto y t te divertas tanto de mi odio infantil. Incluso en este momento podra inventar un recuerdo en el que te inclinas hacia m y me acaricias la frente y tratas de peinar mi cabello alborotado y me susurras que todo estar bien, que slo es una calle y que las piedras son inofensivas. Yo te tomara de la mano y t me guiaras camino a casa dicindome cules piedras pisar y cules no.Esa tarde termin con mis pies molidos. No s cmo t no. Recuerdo el gran arco de piedra qu fijacin tena la gente de ese pueblo con las piedras, por dios, al final de la calle, en la cima, como una seal de triunfo, como una meta.Es lo ms cerca que he tenido una meta en mi vida. Yo suelo varar, voy sin direccin. Mi brjula se ha malogrado hace mucho tiempo, t sabes. Slo gira como loca y un da me seala un norte y al da siguiente otro norte y as. Estoy jodido, de veras. No s si algn da sabr que hacer con mi vida o hacia dnde ir.Mi recuerdo es sepia, como esta foto que te mando. En esos aos, en los que se tom la fotografa, quiero decir, la gente vesta bien raro, no crees? Ahora entiendo por qu nos miraban raro, como dos extraterrestres medio locos y bulliciosos corriendo por aquella calle.Mrala bien, incluso uno de esos sujetos, el de la derecha, el que est ms hacia la derecha, sale volteando y mirando hacia nosotros. Sale como todo un idiota, no sabe posar para las fotos. Los dems s: todos muy comedidos y falsos. A veces pienso que ese sujeto en verdad poda vernos. Creme, a veces pienso que s, que volte a vernos, no estoy loco.T siempre me has hecho sentir seguro. Y yo siempre he sido inseguro. As que, ya sabes, ramos el uno para el otro. Yo, por otro lado, te haca sentir viva, gritabas y corras como loca, nunca antes te habas sentido as de viva; lo cual era gracioso, porque yo tambin estaba muerto.Pero no hablemos de eso ahora. Hablemos de nosotros en aquellos das. En aquellos das de esa fotografa. Mrala bien. Salimos corriendo calle arriba, escuchando de fondo esa cancin que me enseaste y que hasta ahora no la puedo borrar de mi mente: quiero contarte que ya lo he entendido, es la verdad, yo quisiera que pudiramos nadar como los delfines; aunque nada nos mantuviera juntos, t seras libre y yo contigo. T y yo corriendo hacia ese arco y el que llega al ltimo es un huevo podrido.