Solución actividades 2 y 3 de la pág. 350 del libro

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Actividad nº 2 de la página 350 del libro. Comentar un plano urbano

Comenta el plano urbano de Pamplona siguiendo el modelo de la pág. 352.

Pamplona, como las ciudades con una larga historia, presenta un espacio complejo en el que

pueden apreciarse distintas áreas correspondientes a las diferentes etapas del desarrollo urbano:

el casco antiguo; el ensanche desde mediados del siglo XIX a la primera mitad del siglo XX; y la periferia.

1. El casco antiguo Pamplona se asienta en un emplazamiento estratégico de carácter defensivo, sobre una terraza

alta en la margen izquierda del río Arga, al que se asoma por un talud de fuerte pendiente. Se sitúa en la cuenca de Pamplona, en un punto crucial para las comunicaciones y el comercio,

tanto con Francia (está al pie del paso más accesible del Pirineo occidental por donde

discurría la ruta de peregrinación medieval del Camino de Santiago) como con otras regiones españolas (País Vasco, La Rioja, Aragón y norte de Castilla). Además, la ciudad está

rodeada de un importante entorno agrario.

El casco antiguo tiene un origen romano: se remonta al campamento establecido por Pompeyo (Pompaelo) sobre una antigua población vascona que se llamaría Iruñea.

Conserva restos de la cerca: murallas reconstruidas tras la incorporación de Navarra a Castilla

(1515), que tenían finalidad defensiva, fiscal y sanitaria; baluartes (baluarte del Redín al

norte), y la ciudadela que Felipe II hizo construir para proteger la ciudad hacia el sur y que hoy es un gran parque central con jardines.

El plano del casco antiguo es irregular y se organiza en tres barrios en torno a la Plaza del Castillo, que desempeña una función militar y no tiene una posición central: un barrio de

forma pentagonal (San Cernín) y otros dos más o menos rectangulares (San Nicolás y La

Navarrería). En el plano de esta zona se aprecian plazas, que corresponden a épocas posteriores. Las plazas del Ayuntamiento y del Mercado son espacios internos del siglo XVIII, de escasa

entidad, creados en el contacto de los tres burgos. La plaza de San Francisco es el único caso

de remodelación interior a finales del siglo XIX.

La trama es compacta debido a que el crecimiento urbano a lo largo de la historia ha tendido

a densificarla para aprovechar al máximo el espacio.

La edificación tradicional es de baja altura. Quedan restos de edificios históricos y artísticos,

como iglesias medievales, la catedral gótica, palacios de la época moderna e iglesias del siglo

XVIII. Las casas del siglo XIX son más altas, de 4 o 5 plantas, y muestran la tendencia a la

verticalización cuando el hacinamiento del centro obligó a crecer en altura. En algunas áreas la

edificación pertenece a las últimas décadas debido a procesos de renovación que llevaron a la

sustitución de inmuebles en estado de ruina por otros modernos.

Los usos del suelo tradicionales del casco antiguo eran residenciales, artesanales y comerciales.

Actualmente, la plaza del Castillo sigue siendo el corazón funcional y social de la ciudad en el que están representadas todas las funciones: la administrativa (gobierno de Navarra), la

financiera y toda clase de oficinas y servicios. Las funciones económicas de mayor centralidad

se ubican en las zonas de contacto con el área más moderna del ensanche. El centro comercial

y de negocios comprende, por tanto, un triángulo entre la plaza del Castillo y las dos plazas circulares de la avenida de la Baja Navarra. Aquí se encuentran los edificios de la banca, los

seguros y oficinas, que han sustituido en los edificios a la función residencial. Luego

siguen unas orlas que contienen actividades de menor centralidad: comercios, despachos,

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consultas médicas, centros educativos y culturales. En el resto del casco antiguo hay espacios

comerciales y de esparcimiento y algunas actividades residuales de tipo artesanal (muebles,

confección, carpintería).

Los problemas que afectan hoy al casco antiguo son el deterioro de algunos inmuebles y el

envejecimiento demográfico, que han dado lugar a algunos procesos de sustitución social, aunque sin llegar a los extremos de otras ciudades, de modo que socialmente la población

que reside hoy en esta zona es mayoritariamente obrera y asalariada. La solución a estos

problemas

es la rehabilitación morfológica y funcional.

2. El ensanche de la segunda mitad del siglo XIX y de la primera mitad del XX

El ensanche urbano que se produjo en otras ciudades españolas desde mediados del siglo XIX

llegó a Pamplona con retraso. Durante la mayor parte de este siglo el crecimiento de la ciudad

tuvo lugar intramuros, debido al obstáculo que la gran ciudadela oponía a la expansión urbana y a que la economía regional seguía basándose en la agricultura.

La ampliación de la ciudad que se produjo durante este período se debió a su configuración

como centro principal de servicios de un área en proceso de modernización agraria y al establecimiento de algunas industrias. En esta expansión urbana hay que distinguir entre el en-

sanche ortogonal surgido para residencia de la clase media al sur del casco antiguo, las

instalaciones industriales y barrios obreros que se crearon en el norte en torno a la estación del ferrocarril y algún ejemplo de barrio jardín adosado al ensanche burgués.

a) El ensanche burgués

Los dos primeros ensanches adoptan plano ortogonal (tienen como eje la avenida de Carlos III que une la plaza del Castillo con la de Conde de Rodezno y la vía diagonal de la avenida

de la Baja Navarra). El primer ensanche (1890-1900) tuvo lugar hacia el sur rompiendo un

baluarte de la ciudadela y fue una tímida respuesta al crecimiento de la población. En el segundo

(1920-1950), la ciudad se expandió hacia el sur más allá de la ciudadela.

La trama en la primera fase de construcción del ensanche fue de baja densidad, alternando en la edificación las manzanas con los chalés y edificios de baja altura. Pero durante los años

sesenta y setenta del siglo XX se llevaron a cabo en esta primera fase procesos de renovación y

sustitución, al aumentar la presión sobre el suelo. En la segunda fase, tras la Guerra Civil, aumentó la altura y la edificabilidad.

Los usos del suelo fueron inicialmente residenciales para las clases medias tradicionales. Pero desde la década de 1950 se incrementaron los usos terciarios, comerciales, financieros y de

servicios liberales, que se trasladaron a esta zona desde el casco antiguo.

b) Las instalaciones industriales y los barrios obreros La construcción de la estación del ferrocarril en el norte de la ciudad (1864), sobre la orilla

derecha del Arga, junto al acceso desde San Sebastián y Vitoria, propició la localización en

sus proximidades de las primeras instalaciones industriales y dio lugar a la aparición de barrios obreros, donde se alojaron los inmigrantes que acudieron a trabajar a la industria (La

Chantrea). Estos barrios presentaron trama cerrada, edificación de baja calidad y deficiencias

en equipamientos y servicios, que deben subsanarse en la actualidad con políticas urbanísticas adecuadas.

c) Los barrios jardín

Adosado al ensanche burgués, hay un barrio de chalés al estilo ciudad-jardín propio de la época (colonia de Argaray), de trama abierta y viviendas unifamiliares con jardín, que tienen

una función principalmente residencial.

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3. La periferia El crecimiento urbano de Pamplona se produjo sobre todo a partir de los años sesenta del siglo

XX. El motor fue un fuerte impulso industrializador, que convirtió a la ciudad y a su área

metropolitana en un centro industrial importante, con empresas metalúrgicas, del automóvil, química, madereras, textiles, artes gráficas, alimentación, etc. Al amparo del desarrollo

industrial se reactivaron y diversificaron los servicios. A ello hay que sumar las funciones

administrativas como capital y las funciones comerciales, financieras, universitarias y sanitarias.

Dentro de la periferia pueden diferenciarse diversas áreas caracterizadas por sus usos del suelo: áreas residenciales, industriales y de equipamiento.

a) Las áreas residenciales Los barrios residenciales son de diversa categoría y morfología: alternan barrios de trama

abierta y de trama cerrada, barrios estandarizados de edificios hechos en serie, con otros de

mayor variedad y calidad. También varía la altura y el tipo y la calidad de los edificios, en función del mayor o menor valor del suelo.

– Las clases medias se instalaron en un tercer ensanche urbano, que comenzó en los años

sesenta (1960-1980) al oeste de la ciudadela (barrios de San Juan e Iturrama), con un carácter eminentemente residencial para las nuevas clases medias emergentes, al preverse que en

una nueva etapa de industrialización crecería la demanda de espacios de vivienda de calidad.

El barrio de San Juan es un ejemplo de racionalismo especulativo: el plano se organiza en torno a una avenida principal y el resto de las calles se adaptan a la antigua red de caminos,

la trama presenta alta densidad y la edificación está constituida por bloques de distinta forma y

altura. El barrio de Iturrama posee un plano más regular ordenado en torno a dos ejes longitudinales. A ambos barrios se añade otro de creación cooperativista, Ermitagaña,

adosado a San Juan, de trama menos densa.

El uso del suelo inicial de esta zona fue el residencial, pero también ha experimentado un

proceso de terciarización a través de la avenida del Ejército, creada a finales de los años sesenta para conectar el centro con esta nueva zona. Así, van penetrando por los ejes viarios los

principales comercios de calidad y oficinas a modo de prolongación del centro comercial y de

negocios, a lo que colabora también su proximidad al campus universitario. Socialmente esta zona está ocupada por directivos y profesionales liberales medios.

– Barrios obreros industriales. Una vez que se consolida la industria, la margen derecha del

Arga recibe el grueso de las instalaciones industriales y de los inmigrantes que acuden a trabajar a ellas, que se asientan en los barrios de la Chantrea y Rochapea. En la zona sur de la

ciudad la implantación industrial es menor, pero existen también barrios obreros cerca de

la zona universitaria y hospitalaria.

b) Las áreas industriales

– La zona norte de Pamplona concentra el grueso de la industria en torno a los principales accesos por carretera y de acuerdo con la programación industrial (polígonos industriales).

Los barrios de Landaben y San Jorge tienen un claro carácter industrial y el de Rochapea

mixto industrial-residencial. El plano es irregular, la trama densa y la edificación de baja

calidad. – En la zona sur, en la orilla derecha del río Sadar, se han creado también algunas instalaciones

industriales.

c) Zonas de equipamiento

En los años sesenta surgieron en la periferia urbana áreas de equipamiento que buscaban

espacios más baratos y más amplios, inexistentes en el centro de la ciudad. En el valle bajo del Sadar se creó el campus universitario en un entorno de calidad y la zona hospitalaria.

Otros servicios demandadores de grandes espacios buscaron también el área periférica, como

el planetario, el campo de fútbol, el aeropuerto, las zonas deportivas, etc.

La estructura urbana se completa con una franja periurbana en la que la ciudad penetra en

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el campo siguiendo las vías de acceso principales. El área suburbana es un espacio discontinuo

en el que se mezclan los usos del suelo: zonas agrícolas, urbanizaciones y polígonos o industrias

aislados y excepcionalmente la urbanización de alto nivel (Alzuza) o la urbanización sin arreglo a un plan, ambas aisladas en medio del campo.

Actividad 3 de la página 350 del libro. Analizar un mapa

Analiza el mapa del sistema de ciudades.

El mapa muestra el sistema de ciudades en España. Este se encuentra constituido por las

ciudades y por las relaciones que se establecen entre ellas, que componen un sistema nacional integrado por varios ejes urbanos y unos subsistemas urbanos regionales que han cobrado

fuerza a partir del establecimiento del estado de las autonomías.

a) Las ciudades se caracterizan por su tamaño y por las funciones que desempeñan. De acuerdo con estas, ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia, y ocupan una

posición jerárquica en el sistema urbano.

– El tamaño demográfico mayor corresponde a quince aglomeraciones urbanas, que superan

los 500.000 habitantes. De ellas, cuentan con más de un millón el área metropolitana

de Madrid, que ocupa el rango número 1 en el sistema, y el área metropolitana de Barcelona,

cuyo tamaño es mayor del que suele corresponder a la segunda aglomeración de un sistema nacional, lo que configura un sistema bipolar. A continuación, se sitúan cinco aglomeraciones

que superan 800.000 habitantes, Valencia, Sevilla, Bilbao, Ciudad Astur y

Málaga; y otras siete con más de 500.000 (Alicante-Elche, Zaragoza, Vigo, Bahía de Cádiz, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria y Granada). Tras ellas, existe un elevado número de

ciudades entre 400.000 y 150.000 habitantes. Este hecho se debe al reciente crecimiento

de las ciudades medias, motivado por la descentralización hacia ellas de parte de la población y de las actividades económicas. La distribución territorial de las ciudades por su tamaño

se caracteriza por la localización en el centro peninsular de la mayor aglomeración

urbana, Madrid, rodeada de las principales aglomeraciones urbanas, situadas en la periferia,

y de un espacio interior poco urbanizado, donde predominan las ciudades medias y pequeñas.

– Las funciones urbanas son las actividades socio-económicas desempeñadas por las ciudades hacia el exterior. Según su función principal, las ciudades pueden ser primarias, secundarias

o terciarias, aunque las grandes ciudades son multifuncionales y desempeñan varias

funciones simultáneamente. Las ciudades primarias están especializadas en actividades del sector primario. Las ciudades secundarias, en unos casos están especializadas en la industria,

y en otros casos en la construcción. Las ciudades terciarias están especializadas en los

servicios, que son hoy las actividades que mejor definen el rango y la influencia de una ciudad.

Estos servicios pueden ser empresariales, financieros, comerciales, de transporte, administrativos, culturales, sanitarios, religiosos, turísticos, etc.

– El área de influencia urbana es mayor cuanto más diversas y especializadas sean las funciones urbanas: nacional, regional, subregional, comarcal, o local. El alcance del área de

influencia urbana no es permanente, sino que puede experimentar modificaciones en función

de los cambios económicos y de los medios de transporte y comunicación existentes.

– La jerarquía urbana depende del tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área

de influencia. En España se distinguen las siguientes categorías:

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• Metrópolis. Son las áreas metropolitanas que se encuentran en la cima de la jerarquía del

sistema urbano. Su población supera los 200/250.000 habitantes; desempeñan las funciones

más diversificadas y especializadas; y poseen una extensa área de influencia.

– Las metrópolis nacionales son las grandes áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona.

Su población supera los 3 millones de habitantes. Cuentan con las funciones más diversificadas: servicios muy especializados –financieros, de gestión, innovación, cultura

y esparcimiento–, numerosas oficinas de empresas nacionales y multinacionales, e

industrias de alta tecnología. Su área de influencia es nacional y mantienen estrechas

relaciones con otras metrópolis internacionales, enlazando el sistema urbano español con el sistema europeo y mundial.

– Las metrópolis regionales son las áreas metropolitanas medias de Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Su población se encuentra entre 1,5 millones y 500.000 habitantes.

Cuentan con funciones diversificadas y predominio de servicios administrativos,

comerciales y sociales. Su área de influencia es regional y mantienen intensas relaciones con las metrópolis nacionales.

– Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden son áreas metropolitanas

pequeñas como Valladolid, Pamplona o Palma de Mallorca. Tienen una población entre 500.000 y 250/200.000 habitantes. Cuentan también con funciones diversificadas

y servicios especializados (universidad), pero de influencia subregional, o regional en el

caso de comunidades autónomas uniprovinciales.

• Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia no incluidas en los apartados

anteriores. Su población está en torno a los 250/200.000-50.000 habitantes. Sus funciones

son menos diversificadas y se centran en servicios comerciales, administrativos y sociales de ámbito provincial. Son puntos terminales de una densa red de autobuses que las

comunica con los pueblos próximos.

• Ciudades pequeñas o villas. Tienen una población entre 50.000 y 10.000 habitantes,

como Astorga. Sus funciones son reducidas y poco especializadas, aunque pueden contar

con algunos equipamientos de cierta especialización (educación secundaria y profesional). Son nodos de transporte para la comarca y su área de influencia es comarcal.

b) Las relaciones urbanas se miden por los flujos económicos (mercancías, capitales,

inversiones), de personas y de otros tipos (políticos, administrativos, culturales, o de información).

Cuando los flujos son unidireccionales, entre una ciudad y otra indican relaciones

de dominio/subordinación; cuando son bidireccionales, indican relaciones de integración/ competencia. En el sistema urbano español, Madrid mantiene relaciones intensas

con las demás metrópolis, especialmente con Barcelona. Esta tiene una influencia general

más débil, aunque intensa en el sector oriental peninsular y en Baleares. El cuadrante nordeste

es el área de mayor integración, pues sus cinco metrópolis principales mantienen intensas

relaciones (Madrid-Barcelona-Valencia-Bilbao-Zaragoza). En el resto del sistema

las relaciones entre ciudades son más reducidas e incompletas. Predominan los flujos de

las ciudades con su zona rural o con ciudades próximas. El área con mayor desconexión entre ciudades es la que rodea a Portugal, excepto Galicia; en la submeseta sur existen amplios

espacios desconectados; en el Cantábrico las relaciones se debilitan hacia el oeste; y las

relaciones entre las metrópolis andaluzas y levantinas son poco intensas.

c) El sistema urbano peninsular, heredado de la etapa industrial, se caracteriza por la

localización en el centro de la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada por ejes

urbanos periféricos y por un interior poco urbanizado, sin ejes integrados.

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• Madrid es el núcleo urbano principal de España. Se caracteriza por sus funciones terciarias

y mantiene relaciones con las principales ciudades españolas.

• Los ejes urbanos periféricos se disponen de forma semianular en torno a la capital:

– El eje atlántico gallego se extiende por la costa entre Ferrol y Vigo, con prolongaciones

hacia el interior (Ourense y Lugo). Se encuentra especializado en el comercio. – El eje cantábrico se localiza entre el triángulo asturiano y el País Vasco, con ramificaciones

hacia el interior (León, Burgos y Logroño). Es un eje discontinuo que incluye

el triángulo asturiano (Oviedo-Gijón-Avilés); Santander; y el triángulo vasco (Bilbao-

San Sebastián-Vitoria). Se encuentra en fase de ajuste, con progresiva pérdida de la preeminencia de la industria como factor de urbanización.

– El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena (Girona-Barcelona-Tarragona-

Valencia-Alicante-Castellón-Murcia-Cartagena). Es el eje más dinámico, con una industria muy diversificada y un fuerte peso de los servicios, sobre todo del turismo,

que han desplazado a la industria como factor principal de urbanización.

– El eje del valle del Ebro enlaza los ejes cantábrico y mediterráneo y tiene como ciudad principal a Zaragoza. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios

(Logroño-Pamplona-Zaragoza).

– El eje andaluz es doble. El eje litoral, entre Almería y Huelva, es dinámico y se especializa

en el comercio, el turismo y la agricultura tecnificada (Huelva-Cádiz-Málaga- Granada-Algeciras-Almería). El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa atlántica y

Jaén, es menos dinámico y sus ciudades están ligadas a las actividades agrarias del entorno,

a industrias locales y a actividades turísticas (Sevilla-Córdoba-Jerez-Jaén).

• El interior peninsular carece de ejes urbanos integrados. Predominan las pequeñas ciudades

especializadas en el comercio y la agroalimentación.

• En las islas Baleares y Canarias la formación de ejes urbanos se ve dificultada por la

fragmentación territorial en islas. Las ciudades más destacadas son las capitales autonómicas

y el factor de urbanización principal es el turismo.

d) Los subsistemas urbanos regionales se han ido constituyendo a partir de la implantación

del estado de las autonomías Se caracterizan por el incremento del peso de las capitales autonómicas y de las relaciones entre las ciudades de la comunidad, en detrimento de las

relaciones con Madrid y con otros sistemas regionales. Los subistemas urbanos regionales

responden a diversas tipologías:

– Sistemas monocéntricos primados: una aglomeración urbana principal concentra la población y las funciones regionales y faltan los niveles intermedios de ciudades. En estos

sistemas las relaciones son unidireccionales y de dependencia (Madrid, Aragón,

Cantabria, Cataluña, Murcia y Baleares). – Sistemas monocéntricos jerarquizados: una ciudad principal concentra la población y

las funciones regionales, pero existen varios niveles intermedios de ciudades, entre los

que se transmiten los flujos de manera jerárquica (Comunidad Valenciana, Andalucía occidental, La Rioja, Navarra).

– Sistemas policéntricos: dos o varias ciudades se reparten la población y las funciones

regionales, y mantienen flujos bidireccionales entre sí y unidireccionales con otras ciudades

de menor rango (Galicia, Asturias, País Vasco, ambas Castillas, Extremadura, Andalucía oriental y Canarias).