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SOMOS ADMINISTRADORES TRES DIMENSIONES DE LA DEDICACIÓN A menudo pensamos en la mayordomía como la admi- nistración del dinero. Tomás A. Davis y LeoK. Van Dolson nos muestran en la Biblia que es mucho más: es la sabia administración d 5 todos los dones que Dios nos da, inclu- yendo el habla, ¡as actitudes y disposiciones y, por supues- to, ios recursos financieros. Ahora ha llegado el momento de un reavivamiento de la piedad primitiva, y el manejo prudente de los dones de Dios es parte de ella. Tomás A. Davis, ya jubilado, vive en el Canadá. Dedicó muchos años de su vida al trabajo editorial y, entre otra* cosas, fue redactor asociado del Comentario bíblico adven- tista. Durante diez años fue misionero en las Islas Filipinas. Leo R. Van Dolson es actualmente director asociado del Departamento de Ministerios de la Iglesia de la Asociación General. Trabajó como pastor y administrador en el Japi. T, y como profesor y redactor en los Estados Unidos. HAGEO - SANTIAGO - MALAQUIAS SOMOS ADMINISTRADORES TRES DIMENSIONES DE LA DEDICACIÓN TOMAS A. DAVIS LEO R. VAN DOLSON

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TRES DIMENSIONES DE LA DEDICACIÓN

A menudo pensamos en la mayordomía como la admi-nistración del dinero. Tomás A. Davis y LeoK. Van Dolsonnos muestran en la Biblia que es mucho más: es la sabiaadministración d 5 todos los dones que Dios nos da, inclu-yendo el habla, ¡as actitudes y disposiciones y, por supues-to, ios recursos financieros. Ahora ha llegado el momentode un reavivamiento de la piedad primitiva, y el manejoprudente de los dones de Dios es parte de ella.

Tomás A. Davis, ya jubilado, vive en el Canadá. Dedicómuchos años de su vida al trabajo editorial y, entre otra*cosas, fue redactor asociado del Comentario bíblico adven-tista. Durante diez años fue misionero en las Islas Filipinas.

Leo R. Van Dolson es actualmente director asociado delDepartamento de Ministerios de la Iglesia de la AsociaciónGeneral. Trabajó como pastor y administrador en el Japi. T,y como profesor y redactor en los Estados Unidos.

HAGEO - SANTIAGO - MALAQUIAS

SOMOSADMINISTRADORES

TRES DIMENSIONES DE LA DEDICACIÓN

TOMAS A. DAVISLEO R. VAN DOLSON

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Título del original: Managing God's Gifts, Pacific Press Publishing Associatioo, j f ,Boise, Idaho, Estados Unidos, 1986.

ASOCIACIÓN PUBUCADORAINTERAMERICANA760 Ponce de León Blvd., Coral Gables,Florida 33134, Estados Unidos de N A

Primera edición, 1986 (7000 ejemplares)

ISBN 950-573-096-9

Impreso en Colombia por: Printed in Colombia by:EDITOLASER

A.A. No. 34905 - Télex: 45512 - Sáenz-Co.

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Prefacio

La Biblia menciona unos veinte dones del Espíritu tales como el deprofecía, el de enseñanza y el de fe. La mayoría estamos de acuerdo enque éstos representan muchos otros dones que el Espíritu usa parabendecir a su iglesia. Por ejemplo, no se menciona el de música entre losdones espirituales, sin embargo, quienes nos emocionan y hacen vibrarnuestros corazones con los himnos y cantos sagrados están ejerciendo unlegítimo don del Espíritu Santo.

Cada ser humano es un "administrador de dones espirituales", puescada uno de nosotros recibe por lo menos un don espiritual (véase1 Corintios 12: 7), y la mayoría de los cristianos recibe varios.

Los administradores deben ser dedicados. Los administradores dedones espirituales deben ser especialmente dedicados. En Somos adminis-tradores, Leo Van Dolson y Tomás A. Davis concentran su atención entres libros de la Biblia: Hageo, Santiago y Malaquías. De allí el subtítulo:"Tres dimensiones de la dedicación". Uno de los temas más importantesde este libro es la urgencia de la dedicación cristiana, la necesidad de quelos cristianos usen con toda seriedad todos los dones que Dios les hadado. No sólo el dinero, sino también el tiempo, la lengua, la influencia,es decir, todo aspecto de la vida.

Este libro ha sido preparado pensando en usar un capítulo porsemana durante un trimestre, pero también puede aprovechárselo de otrasmaneras, como un comentario apropiado de estos tres libros de la Biblia.

Quiera Dios bendecirlo mientras usted procura ser un mejor adminis-trador de todos los dones que Dios le dio.

Los editores

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Introducción

¡Sí! ¿Por qué no ahora?

"¡Grandes realizadores!" Esta expresión, puesta de moda en paísesdesarrollados, procura describir el insaciable deseo y la determinación dealgunas personas de vivir vidas altamente exitosas. Están decididos adominar la situación, a ser ejecutivos, a no ser controlados ni porpersonas ni por circunstancias.

Los "grandes realizadores" harán cualquier cosa, irán a cualquierparte en cualquier momento y se someterán a casi cualquier sacrificiopara alcanzar sus objetivos. Quieren lo que consideran "la buena vida",y están dispuestos a pagar el precio.

¿Digno de felicitación? ¡Claro que sí!Pero, ¿qué los motiva? ¿Por qué están tan dispuestos a disciplinarse

hasta esos extremos?¿Se ha preguntado alguna vez por qué algunos cristianos tienen

dificultad en relacionar la idea de "grandes realizaciones" con la vidacristiana? ¿Qué le parece a usted? ¿Es usted un "gran realizador" en loque se refiere a la vida de éxito -guiado por principios cristianos?

Los "grandes realizadores" en el mundo secular frecuentementegastan más energía y determinación en servirse a sí mismos que algunoscristianos en servir a Dios. Pero, ¿por qué no hacer ambas cosas?

¿Por qué no ser un "gran realizador" en la administración de suvida y también en la vida cristiana?

El cristiano tiene una enorme ventaja sobre el no cristiano en lo quese refiere a la administración de la vida y las nobles realizaciones. En unpárrafo anterior dije que los "grandes realizadores" están dispuestos apagar el precio del éxito. Bueno, no es exactamente así. En realidad,nosotros pagamos el precio de nuestro fracaso en la manera de manejar lavida. No pagamos por el éxito. "Pagamos" por los fracasos. El éxito

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produce su propia recompensa, en una vida cristiana más feliz y mássana.

Este libro contiene orientaciones acerca de cómo vivir. Usted tienetiempo, talentos, por lo menos algunas posesiones, y un cuerpo con unamente. Lo que usted hace con lo que tiene determina si es un realizador,si vive una vida mediocre o si es un fracaso. Nuestra relación con Dios ycon los demás no depende de la cantidad ni de la calidad de nuestrasposesiones materiales, ni tampoco depende de ello nuestro éxito en lavida. Estos dependen de lo que hacemos con la vida que Dios nos hadado para administrar. Lo que importa es lo que hacemos con lo quetenemos.

Demasiado a menudo la mayordomía ha sido medida por el dinero y lasposesiones materiales. Pero la mayordomía implica el uso sabio yabnegado de la vida —administrar todo lo que somos, lo que tenemos, ycómo lo hacemos, de acuerdo con las normas divinas para la vida.

Si seguimos las orientaciones divinas para vivir, podremos gozar deléxito. No pagaremos por él. Dios ya lo ha hecho. Lo que cuesta es elfracaso. Cuando estamos motivados por el amor a Dios, y con el deseo dela mejor vida posible, podemos tener una vida plena y completa ahora.Y, por medio de Jesucristo, también podremos tener la eternidad.

Las grandes realizaciones y una vida cristiana vibrante van juntas.Este libro le ayudará a alcanzar ambos objetivos.

Paul C. SmithDirector asociado delDepartamento de Ministerios de la IglesiaAsociación General

Capítulo 1

Veinticinco centavos por vez

"La mayoría de nosotros estaríamos listos para sacrificarnos comomártires, irnos en una llamarada de gloria". Así dijo un pastor en unaasamblea de ministros. Luego añadió: "Podemos comparar la vida con unbillete de mil dólares. Decimos: 'Señor, toma todo. Estoy contento depoder darte todo lo que tengo'. Pero el Señor responde: 'Esto no esreajmente lo que quiero. Quiero todo lo que tienes. . . pero de a 25centavos por vez'. En realidad —continuó el pastor-, es más difícildamos al Maestro en pequeños actos de amor de 25 centavos por vez quedar mil dólares de una sola vez y desaparecer en una llamarada degloria".

Veinticinco centavos no representa mucho hoy en día. Cuando yoera muchacho podía con ellos comprar 25 tarjetas postales, o cincograndes chocolatines que parecían durarme el día entero. Un kilo dehelado costaba en ciertos negocios sólo 19 centavos. Entonces uno podíacomprar un kilo de helados y todavía le quedaba dinero suficiente para unvasito con dos porciones de helado. Pero 25 centavos ahora no compranlo que en aquel tiempo se podía comprar con cinco centavos. Y cuandohablamos de 25 centavos de servicio amante, no estamos hablando de unacantidad grande. Pero un poco sirve para mucho. Las cosas más preciosasvienen en envases pequeños.

En 1 Corintios 13 Pablo nos dice que nada tiene mucho valor, nisiquiera los dones espirituales, a menos que esté impregnado de amor. Enlos versículos 1 a 3 Pablo presenta una lista parcial de dones espiritualesque parecieran estar en orden creciente de valor:

LenguasProfecía

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Comprensión de misteriosConocimientoFe que mueve montañasSacrificio total de los bienesMartirio

Luego nos dice que sin amor no valen nada. Aun un sacrificio de mildólares como el martirio, a menos que sea motivado por el amor, no valenada. Pero como fieles administradores y mayordomos de los dones queDios nos ha dado, podemos realizar mucho con lo que tenemos si usamosestos dones en forma abnegada y amante para beneficiar a los que nosrodean.

Lo que le pasó a una familia de cuatro cristianos recién convertidosilustra cómo los pequeños actos de bondad pueden hacer una grandiferencia. Poco después de aceptar a Cristo encontraron el versículo quedice: "Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer" (Romanos 12: 20).

"Nuestros hijos, que tenían siete y diez años entonces, se quedaronpensando —dijo Elizabet—. Se preguntaban por qué debían alimentar asus enemigos. Mi esposo también tenía la misma inquietud, pero la únicarespuesta que pudo darles fue: 'Debemos hacerlo porque Dios así loordena'. Nunca se nos ocurrió que pronto lo aprenderíamos por experien-cia".

Todos los días Dennis volvía de la escuela a casa quejándose de uncompañero que se sentaba detrás de él en el aula de quinto grado."Roberto me pega cada vez que la Srta. Várela no está mirando—decía—. Uno de estos días, cuando estemos en el patio de juegos, levoy a devolver todos los golpes juntos".

—Yo tenía ganas de ir a la escuela y golpear a Roberto yo misma—dijo Elizabet—. Evidentemente el muchacho era un matón. Además,¿por qué la Srta. Várela no hacía un mejor trabajo con sus alumnos?Decidí también darle a ella un "golpe" verbal.

A la hora de la cena esa noche todavía estaba cultivando mi fastidioacerca de la injusticia que le hacían a Dennis, cuando su hermano de sieteaños habló.

—Tal vez Dennis debiera dar de comer a su. enemigo -dijo.Los otros tres miembros de la familia se sorprendieron. No estaban

seguros de cómo funcionaba este asunto de los "enemigos". No habíanesperado encontrar un enemigo en quinto grado. Un enemigo es alguienque está lejos . . .bueno, en alguna parte. Todos miraron a Juan. Como

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era el jefe de la familia, tendría la solución. Pero sólo podía repetir lo quehabía dicho antes: "Porque Dios lo dice así".

Elizabet se dirigió a su hijo de diez años.-Bien, si Dios así lo dice, será mejor que lo hagas - l e dijo-.

¿Sabes qué le gusta comer a Roberto? Si vas a alimentarlo, sería mejorque le dieras algo que le gusta.

Dennis pensó un momento.—Caramelos de leche —exclamó-. A Roberto le gustan los carame-

los de leche.Después de la cena, Juan acompañó a Dennis al almacén para

comprar una bolsita de caramelos de leche para llevar a la escuela al díasiguiente. Esa noche todos analizaron la estrategia a usar. La próxima vezque Roberto golpeara a Dennis en la espalda, éste sencillamente se daríavuelta y depositaría la bolsita con los caramelos sobre su pupitre.

La tarde siguiente encontró a Elizabet esperando impacientemente elregreso de su hijo de diez años. Apenas vio que venía entrando por elportón salió corriendo para recibirlo. Dennis le gritó desde lejos:

— ¡Funcionó, mamá! ¡Funcionó!—No te olvides que yo te di la idea —le dijo su hermano menor.—¿Qué hizo Roberto? —preguntó Elizabet-. ¿Qué dijo?—Estaba demasiado sorprendido para decir algo; sencillamente tomó

la bolsita. Pero no me pegó más en todo el día.Pronto Dennis y Roberto se hicieron grandes amigos —a causa de

una bolsita de caramelos y la voluntad de Dennis de obedecer el consejode Dios acerca de cómo tratar a un enemigo.

Parecería que los "enemigos" siempre tienen hambre. Tal vez poreso Dios dijo que debíamos alimentarlos.

Miremos cuidadosamente el texto que Dennis y su familia encon-traron en Romanos 12: 20, y descubriremos que Pablo citó esas palabrasde Proverbios 25: 21, 22. El contexto en Proverbios habla de evitar laspeleas. Salomón dijo: "Si el que te aborrece tuviere hambre, dale decomer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontona-rás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará". Tal vez lo que más nos atraeson las ascuas de fuego sobre la cabeza del enemigo. En la antigüedad,los que estaban dentro de una ciudad sitiada a veces arrojaban asfaltoencendido o aceite hirviendo sobre sus atacantes cuando éstos trataban detrepar los muros de la ciudad. Hoy somos más civilizados. ¡Sólo usamosbombas de napalm o armas nucleares! Amontonamos ascuas de fuego

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sobre la cabeza de nuestro enemigo cuando somos bondadosos y amablescon los que nos odian o nos ridiculizan.

Cuando buscamos venganza demostramos a nuestros enemigos quesomos tan débiles como ellos. Pero cuando devolvemos bien por el malque nuestros enemigos nos han hecho, ellos reconocen que Cristo tieneque haber trabajado en nosotros, y esto les ayuda a entender que Diospuede hacer lo mismo, o más, en ellos. Cuando el enemigo siente elremordimiento por el mal que nos hizo, el fuego del arrepentimientoquema la mala voluntad que siente hacia nosotros. Así amontonamosascuas de fuego sobre ellos. ¡Hasta pueden llegar a ser buenos amigosnuestros! ¿Y no es ésta la mejor manera de destruir a un enemigo. . .convertirlo en un amigo?

Así estos pequeños actos diarios de bondad de 25 centavos, como elregalar caramelos de leche a alguien que nos molestó, puede hacer elimpacto más grande en favor de Cristo en este mundo.

La recompensa comienza inmediatamente

Cuando Pablo citó Proverbios 25: 22 escogió no usar la última parte:"Y Jehová te lo pagará". Pero estas palabras son muy significativas. Larecompensa del Señor no se limita a un futuro hipotético. Comienzainmediatamente. Dennis estaba tan entusiasmado cuando siguió el conse-jo bíblico de alimentar a su enemigo que volvió a casa gritando."¡Funcionó! ¡Funcionó!" Pero supongamos que no hubiera funcionado.Jesús fue bondadoso con todos . . .y lo crucificaron. Tal vez no siemprepodamos darnos cuenta de la recompensa inmediata a nuestros actos debondad de 25 centavos. En realidad, muchas personas no notarán estosactos ni los reconocerán. Pero Dios los nota, y El nos recompensa con elsentimiento interior que vence el mal con el bien. Note Romanos 12: 21:"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal". Dios nonos da un carácter victorioso de una sola vez. Por su gracia nos des-arrollamos de a 25 centavos por vez —reemplazando un rasgo malo trasotro con características como las de Jesús. Si seguimos este principio"bajo la influencia ^e la gracia divina se robustecería cada buenacualidad, entre tanto que los malos rasgos continuamente perderían supoder" (Comentario de Elena G. de White, en Comentario Bíblicoadventista, t. 2, págs. 1110, 1111).

"Contemplando a Jesús recibimos en el corazón un principioviviente y que se expande; el Espíritu Santo lleva a cabo la obra y el

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creyente progresa de gracia en gracia, de fortaleza en fortaleza, decarácter en carácter. Se amolda a la imagen de Cristo hasta que encrecimiento espiritual alcanza la medida de la estatura plena de CristoJesús. Así Cristo pone fin a la maldición del pecado y libera al almacreyente de su acción y efecto" (Mensajes selectos, t. 1, pág. 463).

Ilustración de la dedicación

Cuando usamos las palabras dedicación y mayordomía en este libroestamos pensando en mucho más que en el aspecto financiero. Enrealidad, los dones materiales son sólo una pequeña parte de lo que Diosespera y quiere de los que han elegido seguirle. En su amor por nosotros,El nos dio todo. Si realmente lo amamos, responderemos poniendo todolo que tenemos y somos a su disposición. Lo que hacemos con los mediosque ha confiado a nuestro cuidado es un buen indicador de nuestradedicación.

En el Nuevo Testamento se presentan dos incidentes que ilustran ladiferencia entre una dedicación total y un servicio a medias. En amboscasos las personas pretendían una dedicación total, pero sus actosmostraban dónde estaban realmente sus corazones. Ananías y Safiradieron mucho más que la viuda que echó dos blancas en el arca de laofrenda en el templo. Pero a Dios nunca lo impresiona la cantidad quedamos. Dos blancas dadas con un corazón lleno de amor significanmucho más para El que la ofrenda comparativamente mayor dada de malagana por Ananías y Safira.

Pedro y Juan habían sido arrestados en el templo y llevados altribunal para ser interrogados. Finalmente, con amenazas de mayorescastigos, les ordenaron que no enseñaran más en el nombre de Jesús, yfueron liberados. (Véase Hechos 4: 1-22.) Entre los creyentes que lesdieron la bienvenida luego de sus sufrimientos estaban Ananías y Safira.Los creyentes agradecieron a Dios por liberar a los apóstoles y oraronpidiendo mayor valor para enseñar la verdad. Repentinamente "el lugaren que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del EspírituSanto" (Hechos 4: 31).

Bajo la influencia del Espíritu los que poseían casas y tierras "lasvendían y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de losapóstoles" (vers. 34, 35). Al ver este notable gesto de generosidad,Ananías y Safira se sintieron impresionados a prometer al Señor quedarían el producto de la venta de una de sus propiedades. Más tarde, sinembargo, lamentaron haber prometido tanto y se pusieron de acuerdo

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para guardarse una buena parte de la ganancia para ellos. A pesar de esto,querían recibir el elogio que los que daban tan generosamente recibían desus hermanos de iglesia, de modo que hicieron como que daban todo loque habían prometido. El Señor reveló a Pedro esa hipocresía.

Ananías llegó primero y Pedro le preguntó: "¿Acaso no era tuyo elterreno? Y puesto que lo vendiste, ¿no era tuyo el dinero? ¿Por qué se teocurrió hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios" (Hechos5: 4; versión Dios habla hoy). Ananías cayó muerto. Tres horas mástarde, sin saber lo que le había ocurrido a su esposo, Safira repitió lamentira, y ella también cayó muerta.

¿Parece muy drástico el castigo? "La Sabiduría infinita vio que estamanifestación señalada de la ira de Dios era necesaria para impedir que lajoven iglesia se desmoralizara. . . La iglesia se vería en peligro si, en elrápido aumento de conversos, se añadían hombres y mujeres que,mientras profesaban servir a Dios, adoraban las riquezas. Este castigopuso de manifiesto que los hombres no pueden engañar a Dios, que Eldescubre el pecado oculto del corazón, y que no puede ser burlado.Estaba destinado a ser para la iglesia una advertencia que la indujese aevitar la falsedad y la hipocresía, y a precaverse contra el robar a Dios"(Los hechos de los apóstoles, págs. 61, 62).

Sólo una dedicación total es aceptable a Dios. Después de prometer-le todo lo que tenemos y todo lo que somos, no podemos esperar queEl se agrade cuando retenemos parte de lo prometido para nosotrosmismos. El que vació el cielo entero para que pudiéramos tener lasalvación tiene el derecho de esperar que le demos todo en cambio.Esto fue sin duda lo que Jesús pensó cuando dijo de la ofrenda de laviuda: "Esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en elarca" (S. Marcos 12: 43).

Si el arca en el templo de Jerusalén era parecida a los enormes cofrespara ofrendas que he visto en los santuarios en el Japón y en la China, lasdos blancas de la viuda podrían haberse caído fácilmente por las rajadurasde la madera. El tamaño de las monedas no tenía importancia. Lasmonedas más pesadas echadas en la caja hacían gran ruido, llenando desatisfacción a los que querían que los demás vieran su generosidad. Lasdos blancas de la viuda apenas se habrán oído. Pero Jesús oyó lascampanadas en el cielo al responder a la viuda que dio al Señor todo loque tema.

Esto no significa que Dios espera que vaciemos nuestras billeteras ycarteras cada vez que se recoge una ofrenda. Jesús usó las dos blancas de

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la viuda para enseñarnos que lo que hacemos con nuestros tesorosterrenales demuestra si nuestros corazones están totalmente dedicados aEl.

Qué viene primero

¿Qué viene primero, el corazón o el tesoro? Cuando Jesús dijo"donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (S.Mateo 6: 21), ¿quiso decir que nuestro corazón sigue adonde hemospuesto nuestro tesoro, o que nuestro tesoro sigue adonde hemos puestonuestro corazón? Tal vez quiso un poco de cada actitud. En un sentido,ambos son ciertos. Una manera que Dios usa para desarrollar corazonesdedicados a Cristo es por medio de dar ofrendas, tiempo y talentos a sucausa. "Dios ha establecido el sistema de la beneficencia para que elhombre pueda llegar a ser semejante a su Creador, de carácter generoso ydesinteresado y para que al fin pueda participar con Cristo de una eterna ygloriosa recompensa" (Consejos sobre mayordomia cristiana, pág. 17).Uno de los propósitos específicos del plan de mayordomia es desarrollarmayor fe y un carácter cristiano más sólido en los creyentes.

Pero no debemos descuidar el otro lado del tesoro: la relación delcorazón. Donde está nuestro corazón allí estará nuestro tesoro. Ananías ySafira retuvieron parte de su promesa porque sus corazones no estabantotalmente dedicados a Cristo y a su causa. "El egoísmo queda vencido yse obra de acuerdo con la mente de Cristo únicamente cuando sereconocen plenamente los motivos cristianos, cuando la concienciadespierta al deber y cuando la luz divina impresiona el corazón y elcarácter. El Espíritu Santo, obrando sobre los corazones y los caractereshumanos expulsará toda tendencia hacia la codicia y el proceder enga-ñoso" (Consejos sobre mayordomia cristiana, pág. 327).

Inmediatamente antes de hacer su declaración de la relación entrecorazón y tesoro, Jesús había advertido a sus seguidores a hacerse"tesoros en el cielo" (S. Mateo 6: 20). ¿Cómo lo hacemos? Aquí hayuna respuesta: "Un carácter formado a la semejanza divina es el únicotesoro que podemos llevar de este mundo al venidero. Los que en estemundo andan de acuerdo con las instrucciones de Cristo, llevarán consigoa las mansiones celestiales toda adquisición divina. Y en el cielomejoraremos continuamente. Cuan importante es, pues, el desarrollo delcarácter en esta vida" (Palabras de vida del gran Maestro, pág. 267; ed.ACES, pág. 144).

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Estoy de acuerdo en que el único tesoro que podemos llevar connosotros es nuestro carácter. Pero puedo pensar en algo que podemosenviar anticipadamente: estrellas para nuestra corona. Los resultados dedar y nuestro servicio se verá en los que se salvarán como resultado. ¡Quéprecioso tesoro será éste!

Debiéramos notar otro aspecto interesante acerca de este medio deacopiar tesoro en el cielo. Cuando compartimos lo poco que tenemos conlos que nos rodean, Dios nos bendice de sus depósitos de ilimitadaabundancia para que tengamos el privilegio de dar más todavía. Y cadaalma salvada como resultado de nuestras donaciones o como resultado denuestro servicio abnegado comienza una reacción en cadena de almaspara el cielo. Hasta que lleguemos al cielo no podremos tener una ideadel resultado final de lo poco que hayamos hecho por Cristo en estemundo.

Este es el principio de funcionamiento del reino universal: al dar,ganamos. Su amor reflejado en nosotros inicia la gran reacción en cadenade la benevolencia. Un carácter que refleja su amor y su benevolencia esel único tesoro que podemos llevar con nosotros al reino futuro.

El tema central de este libro es: Nuestra mayor necesidad es unreavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros. Ese reavivamientodebe comenzar pronto. Comenzará pronto. Algún día reflejaremos elcarácter de Cristo completamente. Pegúntense a sí mismo: ¿Por qué noahora? ¿Por qué no en mí? ¿Por qué no?

Capítulo 2

¿Las primeras cosas al final?

Hace cien años apareció un artículo en la Review and Herald conuna declaración que nos es familiar: "La mayor y más urgente de todasnuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad ennuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra" (Review andHerald, 22 de marzo de 1887). ¿Qué podemos decir a esto? ¿Cómopodemos explicar el paso de tanto tiempo? ¿Cómo podemos, comoiglesia, justificar el hecho de que tantas otras cosas urgentes handesplazado esta prioridad de máxima importancia? ¿Cómo podemos,como individuos, seguir ignorando la implicación de que, si no hacemosde la renovación de la verdadera piedad la primera prioridad en nuestravida, ninguna otra cosa que hagamos por el Señor podrá lograr mucho?

Todos estamos ocupados. La mayoría estamos ocupados en ganarnosla vida. Algunos están ocupados en mantener en movimiento armoniosola maquinaria de una iglesia mundial en expansión. Otros están haciendolas muchas cosas buenas que se necesitan para que su iglesia local sigacreciendo. Todo esto es bueno. ¡Pero no es lo suficientemente bueno!¿Por qué? La respuesta podemos encontrarla si estudiamos cuidadosa-mente el artículo de Elena G. de White recién mencionado. Se encuentrapublicado en Mensajes selectos, t. 1, págs. 141-149. Si puede conseguirese volumen, lea el capítulo entero, ya que aquí podremos tocar sóloalgunos puntos destacados. Es uno de los mensajes más importantes quela iglesia tiene hoy a su disposición.

La declaración inicial del artículo fue transcripta del primer párrafode ese artículo. Inmediatamente después sigue esta advertencia: "Debehaber esfuerzos fervientes para obtener las bendiciones del Señor, noporque Dios no esté dispuesto a conferirnos sus bendiciones, sino porque

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no estamos preparados para recibirlas. Nuestro Padre celestial está másdispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padresterrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Sin embargo, mediante laconfesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente noscorresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales haprometido Dios concedernos su bendición" (Mensajes selectos, t. 1, pág.141).

"Condiciones", "esfuerzos fervientes", "nos corresponde", sonexpresiones que algunos prefieren evitar. Pero allí están. Si hemos devivir en ese gran reavivamiento de la verdadera piedad que es lo únicoque puede satisfacer nuestra mayor necesidad, tendremos que cumplir lascondiciones. ¿De qué manera? Permitamos que Elena de White interpretesus propias palabras.

Confesión. Una buena porción de este artículo gira alrededor de laconfesión. La confesión de los pecados, de la incredulidad, de las dudasexpresadas, de las tinieblas abrigadas, de la falta de dominio propio. Ellamenciona las divisiones y las amargas disensiones entre los miembros dela iglesia: "Disensiones que deshonrarían a cualquier colectividad mun-dana" (ibíd., pág. 143).

Pero hay una razón aún más poderosa para confesar nuestrospecados a Dios y nuestras faltas unos a otros: "En 1844, nuestro granSumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial paracomenzar la obra del juicio investigador. Han estado siendo examinadosdelante de Dios los casos de los muertos justos. Cuando se complete esaobra, se pronunciará juicio sobre los vivientes. ¡Cuan preciosos, cuanimportantes son estos solemnes momentos! Cada uno de nosotros tiene uncaso pendiente en el tribunal celestial. Individualmente hemos de serjuzgados de acuerdo con lo que hicimos en el cuerpo. En el serviciosimbólico, cuando la obra de expiación era realizada por el sumosacerdote en el lugar santísimo del santuario terrenal, se demandaba queel pueblo afligiera su alma delante de Dios y confesara sus pecados paraque pudieran ser expiados y borrados. ¿Se requerirá algo menos denosotros en este día real de expiación, cuando Cristo, en el santuario delo alto, está intercediendo a favor de su pueblo, y se ha de pronunciar encada caso una decisión final e irrevocable?" (ibíd., págs. 145, 146).

Humillación. Esto no significa que Dios quiere "aplastarnos" oavergonzarnos. Por el contrario, El quiere que tengamos un sentido deorgullo por lo que somos en El y por medio de El. "¡Ay! ¡Cuánto orgulloprevalece en la iglesia, cuánta hipocresía, cuánto engaño, cuánto amor al

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vestido, la frivolidad y las diversiones, cuánto deseo de supremacía!Todos estos pecados han nublado las mentes, de modo que no han sidodiscernidas las cosas eternas" (ibíd., pág. 146).

¿Cuál es el remedio? "Si somos asiduos en el escudriñamiento denuestro corazón, si nos liberamos de nuestros pecados y dejamos de ladonuestras malas tendencias, nuestras almas no se elevarán a la vanidad,desconfiaremos de nosotros mismos al comprender siempre que nuestrasuficiencia es de Dios" (ibíd., pág. 142).

Arrepentimiento. El reavivamiento es una obra individual. Como loindica el pasaje recién citado, cada uno de nosotros debemos escudriñar"nuestro corazón" y liberarnos "de nuestros pecados". Elena G. deWhite lo describe en detalle: "Debemos hacer la obra individualmente.Debemos orar más y hablar menos" (ibíd., pág. 142). No es suficienteestar triste por los pecados. "Debemos buscar a Dios con verdaderacontrición; con profunda contrición de alma debemos confesar nuestrospecados para que puedan ser borrados" (ibíd., pág. 146). La verdaderaconfesión incluye la disposición a abandonar el pecado. "Debemos retirarcada obstáculo. Confesemos y abandonemos cada pecado, para que puedaestar aparejado el camino del Señor, para que él pueda estar en nuestrasreuniones, e impartimos su rica gracia. Deben ser vencidos el mundo, lacarne y el demonio" (ibíd., pág. 144).

Oración sincera. En el centro de toda esta experiencia debe encon-trarse la oración sincera guiada por el Espíritu. "Debe levantarse laiglesia para la acción. El Espíritu de Dios nunca podrá venir hasta queella le prepare el camino. Debe haber un ferviente escudriñamiento decorazón. Debe haber oración unida y perseverante y, mediante la fe* unademanda de las promesas de Dios. No debemos vestirnos con cilicioscomo en la antigüedad, sino debe haber una profunda humillación delalma" (ibíd., pág. 147).

Hemos considerado con cierto detalle el artículo, publicado porElena G. de White en la Review and Herald, que señala nuestra mayor ymás urgente necesidad. Presenta un desafío enorme a nuestra iglesia hoy.No es difícil inventar excusas para dar prioridad a todo menos lo querequiere la primera prioridad. Un ejemplo clásico salta a la vista en ellibro de Hageo.

Hageo, junto con Jonás y varios otros libros proféticos del AntiguoTestamento, fue escrito en la forma de una profecía narrativa. AunqueHageo dio sus cinco mensajes en rápida sucesión en el transcurso de tresmeses, en ellos se describe uno de los ministerios de mayor éxito en el

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Antiguo Testamento. Hageo significa "festivo", un nombre que pareceapropiado a la luz de la alegría que caracteriza su breve ministerio.

La obra del Señor sufre demasiado a menudo del descuido de los quela promueven. El primer versículo de este libro nos dice que un mensajede Dios vino por medio de Hageo para Zorobabel, el gobernador, y paraJosué, el sumo sacerdote. Hageo dirigió sus mensajes primeramente a losdirigentes religiosos de su tiempo. Esto nos lleva a la conclusión de queestos mensajes tienen un significado especial para los dirigentes actualesde la iglesia.

En el versículo 2, Dios repite la excusa que pareció predominar tantoentre los dirigentes como en el pueblo. Estaban convencidos de que "noha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedifi-cada". ¿Cuándo estaban diciendo esto? En el año 520/519 AC. Contrás-tese esta actitud con el hecho de que los setenta años de cautividadpredichos por Jeremías habían finalizado diecisiete años antes, y Cirohabía proclamado un decreto para que los judíos volvieran a Jerusalén yreedificaran la casa de Dios. (Véase Esdras 1: 1-4.) Esdras 3 describe quelo primero que hicieron los judíos al regresar a Jerusalén fue construir unaltar de holocaustos y poner el fundamento del templo. La oposiciónsamaritana a la reconstrucción llegó a ser muy fuerte. "Intimidó alpueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron ademáscontra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos" (Esdras 4: 4,5). Aparentemente estos consejeros influyeron sobre Ciro en contra delproyecto de Jerusalén. Pero el Cielo estaba con los edificadores. Daniel10 cuenta lo que ocurrió entre bambalinas entre Cristo y Gabriel y cómoellos trabajaron con Ciro para frenar las fuerzas del enemigo.

"Fue un tiempo de oportunidades maravillosas para los judíos. Laspersonalidades más altas del cielo obraban sobre los corazones de losreyes, y al pueblo de Dios le tocaba trabajar con la máxima actividad paracumplir el decreto de Ciro. No debiera haber escatimado esfuerzo pararestaurar el templo y sus servicios ni para restablecerse en sus hogares deJudea. Pero mientras se manifestaba el poder de Dios, muchos carecieronde buena voluntad. La oposición de sus enemigos era enérgica y resuelta,y gradualmente los constructores se descorazonaron. Algunos de ellos nopodían olvidar la escena ocurrida cuando, al colocarse la piedra angular,muchos habían expresado su falta de confianza en la empresa. Y amedida que se envalentonaban más los samaritaños, muchos de los judíosse preguntaban si, a fin de cuentas, había llegado el momento dereedificar. Este sentimiento no tardó en difundirse. Muchos de los obre-

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ros, desalentados y abatidos, volvieron a sus casas, para dedicarse a lasactividades comunes de la vida.

"La obra del templo progresó lentamente durante el reinado deCambises. Y durante el reinado del falso Esmerdis (llamado Artajerjes enEsdras 4: 7), los samaritanos indujeron al impostor sin escrúpulos a quepromulgara un decreto para prohibir a los judíos que reconstruyeran sutemplo y su ciudad.

"Durante más de un año quedó descuidado y casi abandonado eltrabajo del templo" (Profetas y reyes, pág. 419).

Esta era la condición que encontró Darío Histaspes cuando llegó altrono. El anciano profeta Hageo y su colega más joven, Zacarías,presentaron un mensaje de reprensión y esperanza para estimular a losjudíos a terminar su tarea. Al interpretar mal el comienzo de la profecíade los setenta años, los judíos habían encontrado una excusa parapretender que no era el tiempo todavía para reconstruir el templo. Larespuesta de Dios pone las cosas en su lugar: "¿Es para vosotros tiem-po. . . de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa estádesierta?" (Hageo 1: 4).

Dos veces, de manera muy clara, Dios desafió al pueblo a considerarsus propios caminos, a detenerse y pensar en lo que estaba realmenteocurriendo. Por cuanto habían descuidado su prioridad número uno, Diosno permitía que prosperara lo que estaban haciendo. En realidad, elversículo 11 nos dice que Dios envió una sequía y el hambre resultante.El hecho de que el castigo era más que un evento natural se veía en suextensión. Afectó:

sus campos (esta tierra)los montesel trigoel aceiteel vinolos hombreslas bestiastodo trabajo de manos.De hecho, la reducida cosecha que reunieron fue disipada por Dios

"de un soplo". ¿Por qué? "Pues porque mi casa está en ruinas, mientrasque ustedes sólo se preocupan de sus propias casas" (vers. 9; versiónDios habla hoy).

En un momento de gran urgencia les sobrevino la enfermedad delsueño laodiceano: no percibir su descuido. No podemos escapar de las

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fuertes implicaciones que este primer mensaje tiene para la iglesia deDios de hoy. Empeñados en nuestras propias prioridades, descuidamoslas de Dios. Pero este desafío llega hasta nosotros muy claramente:"Piensen bien en su conducta" (vers. 5; versión Dios habla hoy). Hacemucho que debiéramos estar arriesgándonos por Dios en lugar dedormitar, como se dice que hacen los de Laodicea.

Atreverse, no dormitar

Un piadoso grupo de monjes protestantes en Francia escogió el lema:"No tengas miedo de preceder el amanecer". Cuando lo oí por primeravez me pareció un tema interesante para un sermón. Lo preparé,abreviando el título a: "Atrévete a preceder el amanecer".

Me sorprendí al ver la forma en que apareció el título en el boletínimpreso en una de las iglesias que visité. A veces los errores tipográficosson divertidos, aunque pocas veces significativos. Pero éste pareció estarentre los últimos. Una letra se había cambiado en el original (inglés) yahora decía: "Atúrdete a preceder el amanecer" (daze por daré).

Nuestro país, nuestro mundo, y a veces aun nuestra iglesia pareceenvuelta en el aturdimiento que precederá el amanecer de la eternidad.

Los estadistas y los políticos parecen paralizados por los aconteci-mientos. El mundo ya no responde a las manipulaciones políticas que unavez mantuvieron a los eventos dentro de ciertos límites. Y las iglesias hoyparecen estar en el mismo estado. La mayoría están en bancarrota, por lomenos en lo que respecta a satisfacer las necesidades de la gente. Enconsecuencia, muchas personas se están inclinando hacia las sectas enuna búsqueda desesperada por algo a qué aferrarse.

Tiempos como estos nos desafían a hacer esfuerzos heroicos. Seguirviviendo y trabajando para el Señor como lo hemos estado haciendo,sencillamente no es suficiente. Es tiempo de atrevernos a hacer grandescosas para Dios. En realidad, hace ya mucho tiempo que había quehacerlo. Hay una urgente necesidad de recuperarnos de la enfermedad delsueño laodiceano y dedicarnos de todo corazón al desafío de nuestra tareainconclusa.

¿Qué podemos hacer que no estemos haciendo? Uno de los cambiosmás significativos que podríamos hacer sería rededicar los medios queDios nos ha dado para afrontar los desafíos y las oportunidades que senos presentan por todos lados.

¿Sabía usted que muchos de los jóvenes que se han preparado para elministerio no pueden ser empleados por falta de fondos? ¿Sabía usted que

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hay incontables oportunidades para testificar que se pasan por alto ennuestros grandes centros urbanos por falta de recursos y obreros? ¿Sabíausted que nuestras imprentas denominacionales a menudo están detenidasporque nuestras publicaciones no se distribuyen como las hojas delotoño? ¿Y que como resultado de esto las publicaciones son máscostosas?

¿Qué diremos de los misioneros que se sienten abrumados por lastremendas demandas que afrontan cada día porque tienen tan pocoselementos con los cuales hacer la obra? ¿Qué diremos de los jóvenes queluchan para afrontar el costo de sus estudios para ocupar un lugar en laterminación de la obra de Dios? ¿Qué diremos de los territorios que nohan sido penetrados todavía? ¿Qué de los millones que no hemos tocadoen aquellos territorios en los que hemos entrado hace mucho tiempo?

Hay tanto para hacer y tan poco con lo cual hacerlo. Si alguna vezfue tiempo de dar con sacrificio y vivir en forma sencilla para poderhacerlo, es ahora.

Consideremos el ejemplo de la Iglesia Presbiteriana de Eastminsteren Wichita, Kansas. Esta iglesia suburbana inició en el año 1976 uncostoso programa de construcción por más de medio millón de dólares.Poco después, un terrible terremoto en Guatemala destruyó miles dehogares y veintenas de iglesias.

La junta de ancianos de la iglesia se reunió a los pocos días, y unode los ancianos preguntó: "¿Cómo podemos disponernos a comprar unaiglesia lujosa como un Cadillac cuando nuestros hermanos y hermanas enGuatemala acaban de perder sus Citroé'ns?"

Los ancianos votaron un cambio dramático en sus planes. Recor-taron el programa de construcción a sólo 180.000 dólares, y enviaron asu pastor y a dos ancianos a Guatemala para verificar las necesidadesallá. Cuando regresaron, recomendaron y votaron pedir prestados120.000 dólares a un banco local y reconstruir veintiséis iglesias gua-temaltecas y veinticinco casas para los pastores.

Los últimos años han sido de tremendo crecimiento para la iglesia deEastminster —en vitalidad espiritual, preocupación por las misiones ytambién en asistencia y finanzas. Hablé recientemente con el Dr. FrankKik, pastor de esa iglesia. La iglesia de Eastminster se mantiene enestrecho contacto con lo que ocurre a la Iglesia en América Central, yrecientemente prometieron 40.000 dólares para construir un seminarioallí. El Dr. Kik me contó que su programa de construcciones paracompartir con los hermanos y hermanas necesitados en Guatemala

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"significó mucho más para la iglesia de Eastminster que para los deGuatemala".

¡Citroens en vez de Cadillacs! No es mal lema para que losadventistas lo adoptemos en forma personal, a la luz de los desafíos quenos confrontan en este mundo en desintegración. ¿No es tiempo de quelos adventistas nos atrevamos en lugar de aturdimos?

Profeta de esperanza

Cuando los judíos atendieron el desafío de Hageo de atreverse envez de aturdirse, el anciano profeta llegó a ser el profeta de la esperanza,y el resultado fue espectacular. La emocionante respuesta a su desafíopesenta una gran promesa para nosotros hoy. Los 45.000 miembros de la"iglesia remanente" que habían regresado a Jenisalén reconocieron aHageo y a Zacarías como mensajeros del Señor. Reconocieron la verdady el buen sentido de sus mensajes. Y de inmediato comenzaron a haceralgo acerca de ello. Tan pronto como los dirigentes y el pueblocomenzaron a obedecer, el tenor de los mensajes de Dios cambió, dereprensión a estímulo. En lugar de largas explicaciones, Dios envió estavez un mensaje por medio de Hageo: "Yo estoy con vosotros" (vers.13).

Pronto aprendieron que cuando Dios estaba con ellos nadie podíaestar contra ellos. Los samaritanos y otros los seguían molestando.Mientras la reconstrucción continuaba con renovada determinación,algunos de los funcionarios provinciales visitaron Jenisalén y preguntaronquién los había autorizado a continuar la reconstrucción. Los judíos leshablaron del decreto de Ciro de hacía años, con la orden de reconstruir sutemplo. Los funcionarios escribieron a Darío pidiendo que verificara enlos registros reales si Ciro realmente había dado tal orden. Darío encontróel decreto y ordenó a los funcionarios provinciales que permitieran quelos judíos continuaran su trabajo y promulgó un nuevo decreto exigién-doles que ayudaran a los judíos en su obra. (Véase Esdras 6: 8-12.)

Por causa de su interés en nuestro bienestar último, Dios a menudopermite que nos sobrevengan dificultades a fin de que nos demos cuentade nuestra apatía e indiferencia hacia la terminación de la obra. Nopodemos esperar la bendición de Dios sobre la inactividad o la desobe-diencia. Pero cuando reconocemos qué estamos haciendo y reformamosnuestra conducta, Dios derramará su bendición sobre nosotros. Nuestrafelicidad depende de la conformidad con la divina ley de la vida para eluniverso.

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La quinta bienaventuranza

¿Puede usted imaginarse a un maestro que en su sano juicio insistaante una gran audiencia: "Felices son los mendigos pobres"; "felices sonlos que lloran"; "felices son los mansos y sumisos"; "felices son los quetienen hambre y sed"?

Estas eran declaraciones chocantes en el tiempo de Jesús. Eranabsolutamente contrarias a las enseñanzas de los eruditos maestros y a lafilosofía de los comerciantes prácticos. ¡Y todavía lo son! Sólo los quetienen una mente espiritual pueden apreciar su profunda significación.

Jesús presentó en los términos más claros qué significa llegar a serhijos e hijas de Dios. A fin de formar parte de la familia del universo ysepararse del dominio del pecado y de la muerte, debemos practicar unafilosofía de la vida totalmente diferente.

Comienza con la primera bienaventuranza: Felices son los quereconocen su pobreza espiritual, pues éste es el primer paso al reino delos cielos.

Luego la segunda: Felices son los que lloran por sus pecadospersonales y el mal que caracteriza a este mundo pecaminoso, pues ellosserán consolados con el perdón y la esperanza de un mundo mejor.Lamentarse es arrepentirse, y arrepentirse es ser consolados con laseguridad del perdón y de la salvación.

La tercera: Felices son los que se niegan a sí mismos y se sometenplenamente a la voluntad de Dios, pues llegarán a ser coherederos deCristo. Todo lo que hay en la tierra ya les pertenece, así como lepertenece a El.

La cuarta: Felices son los que continuamente ansian la justicia deCristo, la justificación y la santificación que El hace posible. Cuanto máslo ansian, tanto más se satisfarán de fuentes que nunca se secarán.

Finalmente la quinta bienaventuranza —y aquí se sugiere más que lamisericordia y el perdón. Cuando Cristo habita plenamente en nuestrocorazón, rebosa de sus beneficios. Compartimos las bendiciones recibidascon los que nos rodean, y así comenzamos una cadena de misericordia ybondad que llega a ser el medio de desarrollar hijos semejantes á Cristopara llenar el reino de Cristo.

Parafraseando las palabras de Jesús: "Felices son los que están tanllenos de las bendiciones y de la justicia de Dios que no pueden evitar elcompartir éstas con los que los rodean. Dar es ganar. Cuanto máscomparten, más reciben".

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Esta es la ley de la vida para el universo. Todas las cosas dan y, aldar, reciben. Este gran circuito de beneficencia funciona en todas partesde la naturaleza, en todo el universo de Dios, excepto en el egoístacorazón de los seres humanos pecadores.

Los que operan dentro de este circuito de amor continuamentereciben y sirven generosamente. Al hacerlo participan de las bendiciones- l a felicidad— que Jesús prometió.

Esta bendición abarca a la persona total, física, mental y espiritual-mente. "Si la mente es libre y feliz, por estar consciente de hacer el bieny con un sentido de satisfacción en contribuir a la felicidad de otros, creauna disposición alegre que reaccionará sobre todo el sistema, facilitandola libre circulación de la sangre y tonificando el cuerpo entero. Labendición de Dios es un poder sanador, y los que están beneficiandoabundantemente a otros se darán cuenta de su maravillosa bendición tantoen el corazón como en la vida" (Counsels on Health, pág. 28).

En cuanto a la intención final de esta bendición, ¿qué nos dice acada uno? La bendición no proviene de forzarnos a dar y compartirporque sentimos que hacerlo es nuestro deber cristiano. En realidad, talmotivación es contraproducente.

Por cuanto hay una progresión en las Bienaventuranzas que reflejanuestro crecimiento en la experiencia cristiana (véase El discurso maestrode Jesucristo, pág. 17), la felicidad de la quinta bienaventuranza es elresultado natural del "amor de Dios [que] ha sido derramado en nuestroscorazones" (Romanos 5: 5).

Esto significa que cuando el Espíritu de Dios nos ha guiado a travésde los pasos bosquejados en las cuatro primeras bienaventuranzas, laquinta sigue naturalmente. Los corazones llenos de amor y gratitud portodo lo que Dios ha hecho alegremente compartirán sus bendiciones conlos que los rodean y apoyarán la obra de Cristo.

El principio básico implicado explica por qué lo mejor que podemoshacer con nuestras vidas es dedicarlas totalmente a la voluntad de Dios.Elena G. de White llama a este gran principio "la ley de la vida para latierra y el cielo". Es una de las grandes leyes que no puede fallar."Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que viva para sí. Nohay ningún pájaro que surca el aire, ningún animal que se mueve en elsuelo, que no sirva a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja delbosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. . . Lasflores exhalan fragancia y ostentan su belleza para beneficio del mun-do. . . El océano, origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe

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las corrientes de todas las tierras, pero recibe para dar. Las neblinas queascienden de su seno, riegan la tierra, para que produzca y florezca. . .

"Pero apartándonos de todas las representaciones menores, contem-plamos a Dios en Jesús. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestroDios consiste en dar. . . Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero lasrecibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerioen favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye atodos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozososervicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo" (ElDeseado de todas las gentes, págs. 12, 13).

En el mismo contexto Elena de White llama a esta ley de la vida un"circuito de beneficencia". Declara: "Y así, por medio de Cristo, secompleta el circuito de beneficencia, que representa el carácter del granDador, la ley de la vida".

Esta magnífica ley controla y guía toda la vida en el universo. Porsobre todo, abarca a Dios en su trono. Y nos incluye en nuestrasactividades cotidianas. Sus implicaciones en cuanto a lo que estamoshaciendo con nuestra vida son enormes.

Considere una vez más que el reavivamiento de la verdadera piedadentre nosotros es nuestra mayor necesidad. Ese reavivamiento debecomenzar pronto. Comenzará pronto. Entonces, pregúntese: ¿Por qué noahora? ¿Por qué no conmigo? ¿Por qué no?

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Capítulo 3

La zanahoria despuésdel palo

Si usted tuviera que estar bajo el sistema administrativo de lazanahoria y el palo (la idea de poner una zanahoria ante un burro para quecamine, en lugar de usar un palo), sin duda preferiría que se usara más lazanahoria que el palo, en proporción de cuatro a uno en vez de que sea ala inversa. Si dividimos el libro de Hageo en cinco mensajes, descubri-mos que Dios usó el palo una vez, y la zanahoria cuatro veces. Elmensaje inicial de advertencia a los judíos animándolos a considerar suscaminos vino como una reprensión muy necesaria. Una vez que comen-zaron a hacer lo que sabían que debían hacer, Dios no les dijo solamente:"Bueno, está bien. Era tiempo de que despertaran y comenzaran a hacerlo que les mandé". Los animó a continuar la buena obra que habíancomenzado.

Su segundo mensaje fue breve pero al punto. "Yo estoy convosotros". Y pronto comenzaron a ver que lo estaba. Pero unos cuantostodavía no estaban seguros. Habían visto el templo de Salomón, y alcompararlo con el templo en construcción se sintieron profundamentechasqueados. Este nuevo templo, pequeñito, no podía compararse con elde Salomón.

Así que Dios envió un tercer mensaje, y otra vez repitió las palabras:"Yo estoy con vosotros". Y luego trató el problema específico. Enesencia, Dios les dijo: "Lo que ustedes construyen ahora puede parecer-Íes pequeño comparado con el templo previo, pero están haciendo lomejor que pueden con lo que tienen. Yo estoy con ustedes. En realidad,este pequeño templo resultará al final más glorioso que el anterior,porque el Deseado de todas las naciones vendrá y llenará de gloria estacasa".

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Elena G. de White explica lo que Dios quería decir con estapromesa: "El segundo templo no igualó al primero en magnificencia nifue santificado por las señales visibles de la presencia divina con que lofuera el templo de Salomón, ni hubo tampoco manifestaciones de podersobrenatural que dieran realce a su dedicación. Ninguna nube de gloriacubrió el santuario que acababa de ser erigido; no hubo fuego quedescendiera del cielo para consumir el sacrificio sobre el altar. Lamanifestación divina río se encontraba ya entre los querubines en el lugarsantísimo; ya no estaban allí el arca del testimonio, ni el propiciatorio, nilas tablas de la ley. Ninguna voz del cielo se dejaba oír para revelar lavoluntad del Señor al sacerdote que preguntaba por ella.

" . . .Al segundo templo no le fue conferido el honor de ser cubiertocon la nube de la gloria de Jehová, pero sí fue honrado con la presenciade Uno en quien habitaba corporalmente la plenitud de la Divinidad, deUno que era Dios mismo manifestado en carne. Cuando el Nazarenoenseñó y realizó curaciones en los atrios sagrados se cumplió la profecíagloriosa: él era el 'Deseado de todas las naciones' que entraba en sutemplo. Por la presencia de Cristo, y sólo por ella, la gloria del segundotemplo superó la del primero" (El gran conflicto, págs. 26, 27).

Este tercer mensaje de Hageo tiene un significado especial paranosotros hoy. "Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yoharé temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar atodas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones" (Hageo2: 6, 7). El apóstol Pablo cita este pasaje en Hebreos 12: 26, 27: "La vozdel cual conmovió entonces toda la tierra, pero ahora ha prometidodiciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino tambiénel cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosasmovibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles".

En Hebreos se aplica este texto de Hageo a la segunda venida deCristo en vez de la primera. En ocasión de la última sacudida de la tierra,todo lo que se pueda mover en este mundo de pecado será movido."Cuando la voz de Dios sacuda nuevamente el cielo y la tierra, sólo loque es puro y recto quedará" (SDA Bible Commentary, t. 7, pág. 488).

En un sentido, el sacudimiento de las naciones ya ha comenzado. Siprestamos atención a los acontecimientos a nuestro alrededor, escuchare-mos los pasos del ejército del cielo a lo largo del sendero del tiempo.Pronto el mundo será llenado con la presencia del Deseado de todas las na-ciones, Jesús, nuestro Rey próximo a venir. Pronto será más cierto que nun-ca que "daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos" (Hageo 2: 9).

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"Satisfechos con su presencia"

Pero antes de que podamos estar listos para la paz eterna, debemospermitir que el Deseado de todas las naciones venga al templo de nuestrocorazón para que su gloría pueda llenar nuestras vidas y se la pueda veren nuestro testimonio.

Nada en la vida puede compararse con el conocimiento de Jesús.Toda la Biblia contiene el "testimonio de Jesús". Llama la atenciónhacia la inquietud del alma que llena el corazón de los que no conocen alSeñor, y testifica de la paz y seguridad que tienen los que realmente loconocen. No es suficiente estudiar acerca de Jesús. Podemos saber loshechos que rodearon su nacimiento, su vida, su muerte y su resurreccióny, sin embargo, no conocerlo como nuestro Salvador personal.

Cristo mismo compartió la promesa con nosotros de que "esta es lavoluntad del que ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo y cree en él,tenga vida eterna. . . De cierto os digo: El que cree en mí, tiene vidaeterna" (S. Juan 6: 40, 47). ¡Podemos tener vida eterna ahora}. "Amedida que entramos por Jesús en el descanso, empezamos aquí adisfrutar del cielo. Respondemos a su invitación: Venid, aprended de mí,y al venir así comenzamos la vida eterna. El cielo consiste en acercarseincesantemente a Dios por Cristo. Cuanto más tiempo estemos en el cielode la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros; y cuantomás conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad. Amedida que andamos con Jesús en esta vida, podemos estar llenos de suamor, satisfechos con su presencia. Podemos recibir aquí todo lo que lanaturaleza humana puede soportar" (El Deseado de todas las gentes, pág.299, la cursiva es nuestra).

¡Qué promesa emocionante! ¡Cómo nos entusiasma conocer mejor aJesús cada día que pasa —"satisfechos con su presencia"! Cuanto más loconocemos, más lo amamos, y cuanto más lo amamos más nospareceremos a El. "La redención es aquel proceso por el cual el alma ssprepara para el cielo. Esa preparación significa conocer a Cristo.Significa emanciparse de ideas, costumbres y prácticas que se adquirieronen la escuela del príncipe de las tinieblas. El alma debe ser librada detodo lo que se opone a la lealtad a Dios" (ibíd., pág. 297).

Cuando ésta llega a ser nuestra experiencia encontramos lo quenuestro corazón buscaba incesantemente: lo que hasta entonces nohabíamos podido identificar como el objetivo de nuestra búsqueda. Estédescubrimiento nos permite estar en paz con Dios, con los que nos

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rodean, y con nosotros mismos. "En el corazón de Cristo, donde reinabaperfecta armonía con Dios, había perfecta paz. Nunca le halagaban losaplausos, ni le deprimían las censuras y el chasco. En medio de la mayoroposición o del trato más cruel, seguía de buen ánimo. Pero muchos delos que profesan seguirle tienen un corazón ansioso y angustiado porquetemen confiarse a Dios. No se entregan completamente a él, porquerehuyen las consecuencias que una entrega tal puede significar" (ibíd.,págs. 297, 298). El único camino a la paz perfecta es el de una entregacompleta a Dios, confiar completamente en El con todo lo que tenemos ysomos. Nuestros planes, nuestras ambiciones, nuestro estatus, nuestrasposesiones e ingresos, son cedidos a El porque confiamos en su amor ybondad hacia sus hijos e hijas terrenales. Cuando tenemos esta relaciónconfiada, tenemos todo lo que esta vida y la eternidad nos puedenconceder. Sin ella, no tenemos nada, aunque parezca que tenemos todo.

"El amor a sí mismo es lo que trae inquietud. Cuando hayamosnacido de lo alto, habrá en nosotros el mismo sentir que hubo en Jesús, elsentir que le indujo a humillarse a fin de que pudiésemos ser salvos.Entonces no buscaremos el puesto más elevado. Desearemos sentarnos alos pies de Jesús y aprender de él. Comprenderemos que el valor denuestra obra no consiste en hacer ostentación y ruido en el mundo, ni enser activos y celosos en nuestra propia fuerza. El valor de nuestra obraestá en proporción con el impartimiento del Espíritu Santo. La confianzaen Dios trae otras santas cualidades mentales, de manera que en lapaciencia podemos poseer nuestras almas. . .

"Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregansu alma a su custodia, y su vida para que él la ordene, hallarán paz yquietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús losalegra con su presencia" (El Deseado de todas las gentes, pág. 298).

Esta es la clave. No hay satisfacción duradera en la vida fuera deesta experiencia con Jesús. La paz verdadera, la seguridad y la felicidadson el resultado de estar "satisfechos con su presencia".

"Meditad sobre vuestros caminos"

El cuarto mensaje divino por medio de Hageo (cap. 2: 10-19) nosenseña que es fácil ser contaminado con las cosas impuras que nosrodean, y de nuevo nos llama a considerar cómo están las cosas. Peroesta vez hay una diferencia importante. Cuando Dios les había pedidoantes que meditaran bien en sus caminos, el cuadro no era placentero.

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Sequía, granizo, hambre, plagas, todo demostraba las consecuencias delegoísmo. Pero esta vez las expectativas de la gente serían más quecumplidas. No había habido tiempo todavía para una cosecha, pero en elversículo 19 Dios les preguntó: "¿No está aún la simiente en el granero?Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecidotodavía". Luego añade: "Mas desde este día os bendeciré" (Hageo2: 19, la cursiva es nuestra).

Dios les está dando un "pagaré" a su pueblo que, por cuanto habíasido emitido por el Dios del cielo, era tan válido como la realidad. Losjudíos habían reconsiderado sus caminos, decidiendo seguir la voluntadde Dios completamente. Ahora podían estar seguros de que prontotendrían una cosecha abundante. No hay nada en el registro sagrado quenos indique cómo fue la cosecha siguiente, pero no necesitaron registrar-lo. Fue buena, porque Dios había prometido que lo sería.

"Mucho más"

El quinto y último mensaje es de recompensa. Hageo recibió estemensaje el mismo día que recibió el cuarto. Repite el mensaje del sacudi-miento. "Habla de Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo harétemblar los cielos y la tierra; y trastornaré el trono de los reinos, ydestruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros ylos que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cadacual por la espada de su hermano" (Hageo 2: 21, 22). El contexto indicaque el sacudimiento en ese tiempo involucraba la destrucción de losenemigos y perseguidores de Judá. Pero esta profecía tiene también unaaplicación para los últimos días. Se aplica al establecimiento final delreino de Cristo en la tierra después de sacudir a todas las naciones.(Véase Apocalipsis 16: 17, 18.)

Pero otra parte notable de este quinto mensaje queda por estudiar."En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijode Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar;porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos" (Hageo 2: 23). Eltemplo no es el verdadero sello o señal de la presencia y bendición deDios. En cambio lo es un pueblo gozoso y abundantemente bendecido.La gloria del Señor en su pueblo hoy, tal como lo fue en los tiempos deZorobabel, produce rostros gloriosos y un carácter brillante que no puedecontradecirse. De este modo el pueblo de Dios llega a ser como un anillode sellar —el sello de Dios. El sello de Dios no es algo externo que El

pone sobre su pueblo. Ha de ser impreso donde todo el universo puedaverlo: en el carácter. De este modo llegamos a ser la respuesta de Dios alproblema de la rebeldía y del pecado en el mundo, no sólo una parte delproblema.

Dios desea bendecirnos mucho más de lo que podemos apreciarlo.Se goza en abrir las ventanas de los cielos y derramar sobre su puebloobediente todas las bendiciones que puedan recibir.

¿Le hacen sentir los acontecimientos del mundo que éste está siendoabrumado por el pecado y sus consecuencias? Si es así, considere laconclusión de Pablo de que cuando abunda el pecado la gracia abundamucho más (véase Romanos 5: 20). Si no fuera así, con justiciapodríamos acusar a Dios de ser insensible al bienestar de sus criaturas alpermitir el pecado. Pero Dios está interesado en nosotros y preocupadode que, aun en este mundo pecaminoso, sus hijos tengan a su disposiciónlo mejor. Note Romanos 5: 9-20, donde se encuentra cinco veces laexpresión "mucho más" o su equivalente.

Las primeras dos menciones aparecen en los versículos 9 y 10, quepueden resumirse así: Si Cristo murió por nosotros cuando éramospecadores, podemos estar seguros de que hará mucho más por nosotrosahora que somos justificados. Por medio de una unión personal conCristo no sólo seremos salvados de la ira de Dios en los juicios por venir,sino que finalmente recibiremos los gozosos frutos de la salvación.

Los versículos 15 y 17 desarrollan la idea de que por la ofensa deAdán la muerte llegó a ser la regla, pero mucho más se ha logrado pormedio de Jesús. Los "muchos" que aceptaron los resultados de la muertede Jesús y la abundancia de su gracia llegan a estar bajo la regla de vidade acuerdo con el plan original de Dios. Así, "cuando el pecado abundó,sobreabundó la gracia". Es este "mucho más", o "sobreabundó", lo queentusiasma especialmente al apóstol. Tenemos evidencias tan abruma-doras del impresionante amor y la preocupación de Dios aun por los"enemigos", que podemos estar totalmente seguros de que El proveerátoda buena dádiva a los que aceptan su obra de gracia.

Lo que necesitamos en todo esto es captar el entusiasmo de Pablo,que se centra en el descubrimiento de que Dios tiene mucho más queofrecernos de lo que podemos comprender. Es muy emocionante darnoscuenta de que está ansioso de que aprovechemos totalmente las oportu-nidades especiales que nos da su gloriosa provisión de gracia. Están másallá de nuestra capacidad de pedir o siquiera pensar. Particularmente eneste momento de la historia de la iglesia es esencial que el pueblo de Dios

2-S.A.

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reciba más, mucho más de las bendiciones del Cielo. Viviendo en eltiempo del derramamiento de la lluvia tardía -como llamamos alderramamiento final del Espíritu Santo-, todavía no hemos participadoplenamente de las bendiciones de la lluvia temprana que están disponiblespara nosotros. Están a nuestra disposición ahora mismo, si abrimosnuestros corazones para recibirlas.

Si nuestro mundo parece a menudo lleno de las tragedias de unambiente pecaminoso, necesitamos darnos cuenta de que eso no es lo queDios quiere. El tiene mucho más en abundantes bendiciones de gracialistas para derramar sobre nosotros siempre que nos tomemos el tiempopara reconocer que lo que tenemos no es suficiente.

"Más que vencedores"

Agregando a las promesas divinas de "mucho más" de Romanos 5,Pablo hace resonar una nota gloriosa y triunfante en Romanos 8: 37.Aquí nos dice que por la gracia de Dios podemos ser "más quevencedores". Este tema fue dramáticamente ilustrado por un relatoescrito por Ramona Mary Trees que apareció en Youth's Instructor [Elinstructor de la juventud] del 18 de octubre de 1955. Ella describe laconversión de Charley Reynolds. Allí cuenta cómo, después de soportarvarias pruebas severas, llegó a ser un colportor de éxito. Después de unverano muy activo, Charley cargó pilas de libros y su "joven ygigantesca humanidad" sobre una bicicleta y comenzó a entregar suslibros.

La primera casa fue la de la Sra. Sanders. Ella vacilaba en aceptar laentrega. Cuando Charley la presionó un poco, ella le contó cuan enojadohabía estado su esposo por el hecho de que ella hubiera encargado loslibros. Sin atemorizarse, Charley salió en busca del Sr. Sanders, quienresultó ser un fornido herrero. "Había varios curiosos en el taller, y el Sr.Sanders les guiñó un ojo mientras cubría a Charley con un torrente deinsultos".

"El rostro de Charley denotó un cambio. . . Una línea blanca sedibujó sobre sus labios apretados, y sus ojos brillaban como en adver-tencia. . . ¡Bueno, lo que quería este hombre eran insultos! Charley abriósus labios. Luego los volvió a cerrar; y sin decir una palabra se diovuelta, saltó sobre su bicicleta y se alejó rápidamente.

"El herrero se rió a carcajadas.— ¡Me parece que liquidé a ese bravucón! Son unos cobardes

. . .todos los agentes de libros. Les voy a enseñar a no volver cerca de mi

LA ZANAHORIA DESPUÉS DEL PALO 35

casa a convencer a una vieja de que gaste mi precioso dinero."Por un rato la conversación fue animada. . . pero finalmente uno

de los vecinos que estaban con él le dijo:—Pero era un hombre de buena presencia. Me parece que he visto a

éste en alguna parte antes.—Estaba pensando en lo mismo —añadió otro—. Esa cara me es tan

familiar como la de Sanders."Él primer hombre estaba sumido en sus pensamientos. Finalmente,

con una nota de triunfo en su voz, dijo:—Claro que lo he visto antes - y ustedes también. ¡Ese hombre es

Charley Reynolds, el campeón de boxeo de peso pesado de NuevaZelandia!

— ¡Estás loco, Max! ¿Se te ocurre que Charley Reynolds se quedaríatan tranquilo mientras Sanders le hablaba así?. . . Además, ¿por quéandaría por aquí vendiendo libros?

"Max salió a buscar una fotografía de Charley Reynolds parademostrar que estaba en lo cierto. Entretanto, Charley había salido delpueblo con su bicicleta y se había tirado en el pasto. Estaba tan enojadoque quería volver y destrozar al Sr. Sanders con sus manos. Pero ahoraera cristiano. No podía hacer eso. Algo diferente de su propia naturalezahabía tomado el control, permitiéndole olvidar las burlas de esos hombresy entregarse totalmente para actuar como Jesús lo hubiera hecho encircunstancias similares.

"Frente a la herrería los hombres se inclinaron sobre un gran retratode un joven con pantaloneros de boxeador. Sus caras estaban seríasahora, mostrando gran perplejidad.

—¡Sí, es él, pero no puedo entender cómo. . .!—Es demasiado tarde ahora para preocuparse. ¡Aquí vuelve! Segu-

ramente viene a buscarte, Sanders; y no lo culparía por ello."Involuntariamente los ojos de Sanders recorrieron el lugar buscan-

do una vía de escape. Era demasiado tarde. Charley Reynolds estabaavanzando rápidamente hacia él. La cara del herrero tomó un colorverdoso, enfermizo. Charley caminó rectamente en dirección al grupitode hombres expectantes, como si no hubiera estado allí antes esa mismatarde. Su rostro lucía una amplia sonrisa.

—Buenos días. Me parece que Ud. es el Sr. Sanders. He traído unoslibros que su esposa me pidió hace algunas semanas. Tienen que ver conlas cosas de Dios; y si usted sigue las enseñanzas de ellos, traerá muchasbendiciones a su hogar.

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"Apresuradamente Sanders sacó una abultada billetera de su bolsilloy contó el dinero. Su rostro era un muestrario de emociones encontradas.Nadie habló una palabra mientras Charley, con toda calma, le extendía elrecibo y lo entregaba a ese hombre atónito. Antes que se perdiera devista, todas las cabezas se juntaron sobre el papel con la firma. Claro quesí, era la de Charley Reynolds.

"Finalmente Max habló con toda seriedad:—Me parece que tiene que ser religioso; pero todo lo que puedo

decir es que es de los buenos. Miremos el libro, Sanders. Tiene que teneralgo para que un hombre actúe como él".

El carácter de Dios impreso en el corazón y la vida de su pueblollega a ser un sello de su capacidad de hacer mucho más de lo quecreemos que sería posible en nosotros, por medio de nosotros, y paranosotros.

Nuestra mayor necesidad es un reavivamiento de la verdadera piedadentre nosotros. Ese reavivamiento tiene que comenzar pronto. Comenzarápronto. Pregúntese: ¿Por qué no ahora? ¿Por qué no en mí? ¿Por qué no?

Capítulo 4 Santiago 1: 1-15

Pruebas y tentaciones

El libro de Santiago tiene que ver con el mundo del trabajo y lagente que lo habita: los que tienen y los que no tienen, los trabajadores ylos tribunales, los mercados y las granjas, los bancos y los negocios, eltrabajo y el ocio, la avaricia y la generosidad, la indulgencia propia y elautocontrol, el orgullo y la humildad, la victoria y la derrota, la creenciay la incredulidad, la fe y las obras, la risa y las lágrimas, los enfermos ylos sanos, el mal y el bien, el pecado y el perdón. Todo esto está enSantiago, un autor muy práctico que, sin embargo, ve el mundo —comotodos los escritores del Nuevo Testamento- a la luz de la eternidad.

Santiago, entonces, es un hombre de cristianismo práctico. Para élesto significa orar y actuar, la fe en lugar de la duda, la humildad en lugarde la glorificación propia. Pero por sobre todo, la glorificación de Dios.

1. Santiago, siervo de Dios. Muchos comentadores creen que elautor es Santiago el hermano del Señor, mencionado en Gálatas 1: 19.(Véase también S. Mateo 13: 55.) Así lo identifica Josefo, el historiadorjudío del primer siglo, y también Eusebio, el historiador y obispo deCesárea del siglo IV. Pero la evidencia de los escritos históricos no esconcluyente.

Santiago se identifica como "siervo de Dios" (cap. 1: 1), indicandocon ello que se siente totalmente entregado a Dios, dedicado a hacer lavoluntad del Señor, no la propia o la de otros. Esto es un requisito paratodo cristiano.

A las doce tribus que están en la dispersión. ¿Está Santiago escri-biendo a judíos o a gentiles? Algunos eruditos piensan que se dirige acristianos de origen judío. Otros creen que "las doce tribus" es unametáfora para identificar al verdadero Israel, para quienes el cielo es suhogar y la tierra es sólo un país extraño. Por eso son una diáspora o

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dispersión, refugiados en la tierra. El mensaje de la epístola no se veafectado por la posición que tomemos a este respecto.

2. Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis endiversas pruebas. Santiago comienza su epístola con una nota ascenden-te. Pero ¿no es extraño su optimismo? ¿Estar alegres a causa de lasdificultades y pruebas? A. T. Robertson nos dice que el griego de estepasaje significa "gozo sin mezcla". Poseer gozo que no tenga mezcla,que nada lo empañe, ¡porque usted tiene pruebas! ¿Es una exhortaciónrazonable?

Desde el punto de vista estrictamente humano no lo es. Tal vezpodemos aceptar las pruebas en forma estoica. Podemos tratar de sacar elmejor partido de una mala situación. Pero Santiago nos dice que nosregocijemos por nuestras pruebas.

La solución de este enigma reside en que el gozo humano se experi-menta en la atmósfera inestable de condiciones cambiantes. Tiene raícesmuy superficiales. Surge de situaciones placenteras. No puede existirdonde las circunstancias no son favorables. No tiene un fundamentosólido. Por eso, "la alegría de los malos es breve" (Job 20: 5).

El gozo cristiano tiene sus raíces en una relación. El salmista sabíaesto. Escribió: "En tu presencia hay plenitud de gozo" (Salmos 16: 11).El cristiano tiene gozo porque sabe que su Señor está con él, y quecualquier cosa que le ocurra está autorizada por Dios, y tiene el propósitode lograr su santificación, y en última instancia, su glorificación.

El gozo cristiano surge de la seguridad de que, aun cuando el mundoparezca hacerse pedazos, el cristiano sabe que Dios controla cada átomoy que sus propósitos se realizarán.

¿Qué quiere decir Santiago cuando dice "que os halléis" en prue-bas? El cristiano encontrará oposición que no buscó, situaciones y tenta-ciones desesperantes. Pero meterse en tentaciones o pruebas es otra cosa.Meterse en tentaciones invita al fracaso. Es una ocasión para lamentarlo,para un autoexamen, para el arrepentimiento, y para orar pidiendo mejorjuicio y una búsqueda más cuidadosa de la voluntad de Dios.

La prueba de vuestra fe produce paciencia. La fe de un cristianodebe ser probada así como el oro tiene que ser puesto en un crisol en elfuego. Pero el fuego no será más caliente que lo que pueda soportar unoque está en Cristo. Dios "no os dejará ser tentados más de lo que podáisresistir" (1 Corintios 10: 13). El que no está en Cristo será tentado másde lo que pueda resistir. Encontrará que la prueba es más fuerte que él.Pero quien confía en Jesús, vencerá.

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La paciencia o constancia es la atmósfera en la cual crecen lasdemás virtudes. Así como una determinada cosecha depende de ciertoclima para prosperar, así las virtudes cristianas necesitan una perseveran-cia constante para prosperar. Cuando falla la constancia, las demás virtu-des comienzan a marchitarse.

La constancia, particularmente bajo fuerte presión, no es algo co-rriente. Por ello tan pocos serán salvos (véase S. Lucas 13: 23, 24). Sóloquien persevera hasta el fin será salvo (véase S. Mateo 10: 22).

Mas tenga la paciencia su obra completa. La idea en el griego esque la paciencia o constancia persista en resistir el mal y en sostenersebajo las pruebas. La posibilidad de desanimarse está implícita en estaspalabras, así que Santiago anima a sus lectores a mantenerse firmes.

Para que seáis perfectos y cabales. Perfectos se refiere a la plenamadurez moral, la etapa del desarrollo del carácter contemplada para elcristiano, que debe ser un reflejo pleno del carácter de Cristo. Cabalsignifica "que no le falta nada". Hay simetría y equilibrio en el carácter.Todas las cualidades espirituales están presentes. Recordamos el fruto delEspíritu (véase Gálatas 5: 22) del cual nada falta en la persona nacida denuevo. Véase El Deseado de todas las gentes, la página 630.

5. Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría. Falta significadeficiencia, escasez. El versículo 4 hablaba de que no faltaba nada, peroluego Santiago continúa: "Si alguno es deficiente en sabiduría. . ."

La sabiduría se define a veces como la capacidad de aplicar el cono-cimiento. Pero Santiago está pensando en algo más que la sabiduríahumana. "La habilidad humana y la sabiduría mundana no sólo sonsiempre inadecuadas pero a menudo definidamente equívocas. El cris-tiano necesita una sabiduría diferente, una visión espiritual que lo salvaráde volver a caer en las locuras del hombre no regenerado".' Esta sabidu-ría siempre está en armonía con la Palabra de Dios.

El tratado de Pablo sobre la sabiduría en 1 Corintios 1: 26 a 2: 5 esun comentario sobre la sabiduría de la que escribe Santiago: "No soismuchos sabios según la carne. . . sino lo necio del mundo escogió Dios,para avergonzar a los sabios" (vérs. 26, 27).

Pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche,y le será dada. El griego dice "pida continuamente". Como se dijo másarriba, retrocedemos muy fácilmente a la pobre sabiduría humana. Debe-mos esperar de Dios la sabiduría celestial, o pensaremos, actuaremos y ha-blaremos neciamente aunque parezca bueno desde la perspectiva humana.

Santiago escribe para dar ánimo. El cristiano puede pensar que pedir

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es presuntuoso o que él no es digno. Pero Dios se deleita en dar a los quele piden. El da con generosidad, de acuerdo con la necesidad. Y no exigenada a cambio, excepto lo que sigue:

6. Pero pida con fe, no dudando nada. En el contexto, Santiagohabla de una confianza de que Dios dará lo que se le pide (véase S.Mateo 21: 21; Colosenses 1: 23). La duda sugiere una inestabilidad espi-ritual interior de la que surge la falta de firmeza, una mente débil, y lasumisión a impulsos fluctuantes.

Porque el que duda es semejante a la onda del mar, que esarrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Santiago buscaen la naturaleza una ilustración visual. El que duda es como una olainestable que cambia momento a momento al avanzar, un símbolo ade-cuado de una mente que no se puede afirmar en la creencia.

Hay muchas causas para esta situación: poner en duda la disposi-ción de Dios de responder a la oración, el pecado en la vida, una "sabi-duría que va más allá de lo escrito", la opinión de que una fe así esingenua, un corazón dividido, una lealtad dividida. El espíritu de profe-cía se refiere a un hombre con una mente doble como "quien procuraseguir los dictados de su propia voluntad, mientras profesa seguir lavoluntad de Dios" {Patriarcas y profetas, pág. 404).

7. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna delSeñor. ¿Está Dios mal dispuesto a dar a esa persona? No, pero no lohace porque no puede hacerlo. Dios tiene que dar sus dones a personasen las que puede confiar, y no puede confiar en la persona vacilante.

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.Hay una segunda razón por la que Dios no puede hacer nada por lapersona de doble ánimo, o mente. Tal persona es como quien sostieneuna taza que otro quiere llenar, pero que la mueve de tal forma que no esposible llenarla. Estas personas se ven ante el mismo desafío de Elias alos israelitas en el Monte Carmelo: "¿Hasta cuándo claudicaréis vosotrosentre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en posde él" (1 Reyes 18: 21).

9. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exal-tación. La expresión pareciera más un permiso que una orden. Si elhermano humilde siente que debe regocijarse, aquí tiene algo de lo quebien puede gozarse. Santiago no dice qué quiere decir con "gloríese".Podemos pensar en la observación de Pablo de que todos los que están enCristo son "conciudadanos de los santos, y miembros de la familia deDios" (Efesios 2: 19). ¡Realmente un cuadro glorioso!

10. Pero el que es rico, en su humillación. El cristiano prósperono debiera tener sus posesiones en muy alta estima, sino debiera darsecuenta de que en las cosas espirituales está al mismo nivel que su herma-no más humilde que necesita estímulo para darse cuenta de su valor a lavista de Dios.

Porque él pasará como la flor de la hierba. Como sugiere Lenski,el hermano rico "sabe que él mismo es un pobre pecador salvado sólopor gracia, cuya vida terrenal es sólo una flor pobre y temporaria".2

12. Bienaventurado el varón que soporta la tentación. La pala-bra griega para tentación es la misma que aparece en el versículo 2.Pareciera apropiado usar aquí también la palabra prueba que allí se usa.Soportar algo sugiere una condición externa sobre la cual el cristianotiene un control limitado. La tentación que tiene que ver con la mente yel corazón, no debe ser soportada sino resistida.

Porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona devida. La bendición no está en la prueba sino en soportarla. Una buenaparáfrasis diría: "Bienaventurada es la persona que sigue teniendo pa-ciencia bajo la prueba, porque cuando haya sido aprobada, habiendoresistido la prueba, llevará la corona de vida". (Véase 1 S. Pedro 5: 4.)Dios nos prueba para que revelemos la fuerza o la debilidad de nuestrafe. Satanás nos tienta para explotar nuestras debilidades.

"Dada su misericordia, el Señor revela a los hombre sus defectosocultos. El quiere que los seres humanos examinen con espíritu crítico lascomplejas emociones y móviles de su propio corazón, y disciernan lo queestá mal, modifiquen su manera de ser y refinen sus modales. Diosanhela que sus siervos conozcan su propio corazón. Para que éstos pue-dan darse cuenta a ciencia cierta de su situación, el Señor permite que sevean sometidos al fuego de la aflicción, y así se purifiquen. Las pruebasde la vida son los divinos artesanos destinados a eliminar las impurezas,debilidades y asperezas de nuestro carácter, con el propósito de prepa-rarnos para gozar de la sociedad de los purísimos ángeles celestiales engloria" (Meditaciones matinales [1953], pág. 94).

13. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de partede Dios. En la primera parte de este capítulo Santiago trata principal-mente el tema de las pruebas que nos vienen de la vida externa. En losversículos 13 al 15 se vuelve a los peligros que surgen de la vida interior:las tentaciones contra la mente y el corazón. Comienza por advertimoscontra el suponer que la tentación se origina en Dios. Aparentementealgunos cristianos de sus días pensaban que era así. El libro apócrifo del

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Eclesiástico dice: "No digas: 'Por el Señor me he apartado', que lo queél detesta, no lo hace. No digas: 'El me ha extraviado', pues él no hamenester del pecador" (Eclesiástico 15: 11, 12).

Generalmente, cuando el pueblo trata de echar la culpa de sus peca-dos sobre Dios u otras personas, es porque no quieren aceptar la culpaellos mismos. Esta disposición ya se vio en Adán y Eva. Veladamente leecharon la culpa de su pecado a Dios (véase Génesis 3: 12, 13). Uno delos requisitos del perdón es que reconozcamos que nosotros hemos falla-do, que nosotros estábamos equivocados, que nosotros hemos pecado.(Véase Salmos 51: 3, 4; Jeremías 3: 13.) "No debemos procurar reducirnuestra culpa hallándole excusas al pecado. Debemos aceptar el concep-to que Dios tiene del pecado, algo muy grave en su estimación" (Eldiscurso maestro de Jesucristo, pág. 98).

Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta anadie. Dios es total y absolutamente impermeable al mal. No puede tenercontacto con él. Siendo esto así, El es incapaz de usarlo como una herra-mienta para tentar al hombre.

14. Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concu-piscencia es atraído y seducido. Tendemos a pensar que la concupis-cencia es mayormente pasión sexual, pero la palabra griega para concu-piscencia es mucho más abarcante. Se refiere a cualquier deseo intenso ypecaminoso, como el deseo de dinero, posesiones, poder, popularidad,comida, bebida, etc. (Véase Romanos 13: 13, 14.)

Alguien ha definido la concupiscencia como la "violación añadida ala imaginación".

Existe la posibilidad de pecar en todas las personas, tanto los mejo-res santos como los peores pecadores. Esta capacidad reside no en unoculto y misterioso pozo negro del alma que debe ser completamentelimpiado y purificado antes del regreso de Cristo. Es sencillamente latendencia de la naturaleza caída y pecaminosa que toda la humanidadposee, y que seguirá poseyendo hasta la gran transformación en ocasiónde la venida de Cristo (véase 1 Corintios 15: 51-53). En ese momento secambiará la naturaleza caída, las raíces y semillas del pecado serán erra-dicadas, la capacidad para pecar será eliminada.

Ahora los humanos tenemos naturalezas que son caídas porque hansido invadidas por el pecado y transformadas en sus herramientas. Nues-tros apetitos y pasiones, sensibilidades e impulsos, han sido pervertidos ymal usados por el pecado. Estas facultades invadidas por el pecado noson necesariamente malas, pero en su debilidad e impotencia virtual para

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el bien, son fácilmente manipuladas por el pecado. Esto prepara el esce-nario para lo que Santiago describe en nuestro texto.

La tentación se presenta a nuestra atención en una de miles de posi-bilidades. Pero todavía no es pecado. El único poder que la tentacióntiene es el poder de persuasión. No puede obligarnos a pecar. El pecadoocurre cuando permitimos que nos persuada.

La tentación es una apelación a algo dentro de nosotros mismos quetiene el potencial de dar una respuesta pecaminosa. Cada ser humano tieneeste potencial, sea la inclinación al orgullo, a la impaciencia, a los brotes demal genio o al sarcasmo hiriente. Podría ser el abuso de la comida o laingestión de cosas prohibidas, las debilidades sexuales, el deseo desorde-nado por dinero o posesiones, estatus o popularidad. La lista es larga.

La tentación apela a una debilidad, y planta una semilla de deseo enla mente y las emociones, para que responda a la tentación. El deseodebe ser aplastado inmediata y decididamente. Entonces no hay pecado.Pero, ilustrando el sendero del pecado, Santiago describe al tentado comoel que se deja llevar hacia el pecado. Permite que la tentación lo atraiga.En ese momento el pecado se ha cometido en el corazón, porque hay porlo menos un grado de entrega a la tentación. (Véase Nuestra elevadavocación, págs. 87, 89.)

15. La concupiscencia, después que ha concebido, da a luz elpecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. La ilus-tración nos viene del proceso del nacimiento. La voluntad, entregada a latentación, cede al deseo o la concupiscencia, y ocurre la "concepción".El hijo es el pecado. La concupiscencia es la madre del acto pecaminoso.

Se ha puesto en movimiento una sucesión inevitable de aconteci-mientos, el resultado final de la cual, normalmente, es la muerte. No lamuerte biológica, sino la muerte eterna.

Decimos "normalmente" porque los resultados que muestra Santia-go son inevitables sólo si permitimos que el pecado siga en la vida. "Laley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecadoy de la muerte. . . Si vivís [seguís viviendo] conforme a la carne,moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne [siseguís rehusándoles acceso y acción], viviréis" (Romanos 8: 2, 13).

1 Thomas Hewitt, The Epistle to the Hebrews. Tyndale New Testameni Commentaries (GrandRapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1960), pág. 41.

2 R. C. H. Lenski, The Interpretation of the Epistle to the Hebrews and the Epistle of James(Mínneapolis, Minn., Augsburg Publishing House, 1966), pág. 535.

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Capítulo 5 Santiago 1: 16-27

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Controlemos nuestrocristianismo

Comenzamos este capítulo notando que Santiago señala que todaslas cosas buenas provienen de Dios, quien es inmutable en carácter yecuanimidad. Luego Santiago, el realista, entra en áreas que, infelizmente,son demasiado prevalecientes en la vida humana: las palabras impulsivasdichas antes de pensarlas, la ira y las palabras y actos desafortunados quea menudo la acompañan, el autoengaño, la indiferencia a la verdad y lafalsa religiosidad, para nombrar sólo algunas de ellas. Sugiere, comodice en jel capítulo 3: 10, que "esto no debe ser así" en un verdaderocristiano.

16. Amados hermanos míos, no erréis. No sean engañados o des-viados en este asunto de lamentación. Satanás es experto en enceguecer alos hombres en cuanto _a esto.

Aparentemente, algunos lectores de Santiago creían que tanto elbien como el mal procedían de Dios. Esto lo sugiere el uso de expre-siones tales como "no erréis" o "no se engañen" (versión Dios hablahoy), frases corrientes en los escritos de los padres de la iglesia, comopreámbulo a las advertencias contra errores populares.

17. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto.Todo buen don que recibe la humanidad procede de Dios. Todo don decualquier clase que venga de Dios es bueno. El nunca nos ofrecería algoque fuera malo. Por lo tanto no nos ofrece la tentación, porque la tenta-ción no es gara bien sino para mal (véase S. Mateo 7: 9-11 y la_explica-ción de Sjmtiago h 13 en el capítulo anterior).

Desciende. Sigue descendiendo. Dios, por propia iniciativa, siguebendiciendo a todas sus criaturas, a quienes le sirven bien y a los que no lohacen (véase S. Mateo 5: 45).

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Del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra devariación. Esta parte del versículo ha sido tema de especulación, pues susignificado no es totalmente claro. Lo más probable, sin embargo, es quelas palabras "el Padre de las luces" sean una referencia a Dios como lagran Fuente y el Originador del sol, la luna y las estrellas. La declaración,"en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" probablemente serefiera a los cambios aparentes en esos cuerpos celestes.

Santiago parece estar diciendo que, desde nuestra perspectiva, aunel sol, la luna y las estrellas cambian de posición y apariencia. Su brillovaría. Pero Dios es absoluta y eternamente inmutable en su fidelidad yconfiabiíidad. No hay inconstancia en El. El es totalmente consecuente.De modo que concluimos otra vez que como la naturaleza de Dios es darcosas buenas, El nunca enviaría malas.

18. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad.Aquí tenemos un paralelismo de contraste con el versículo 15. Allí, eldeseo pecaminoso produce finalmente la muerte. Aquí la palabra deverdad produce personas nacidas de nuevo. (Véase también 1 S. Pedro1: 23.) Esto nos recuerda a S. Juan 1: 12, 13: "A todos los que le recibie-ron, a los que creen en su nombre. . . los cuales no son engendrados desangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".

Los descendientes espirituales de Dios no son el resultado de laatracción pecaminosa sino de la verdad.

Para que seamos primicias de sus criaturas. Los antiguos israeli-tas llamaban primicias a los primeros frutos que maduraban de sus cose-chas. (Véase Éxodo 23: 19.) Eran ofrecidas a Dios, por lo que eransagradas, una prenda de la futura cosecha. Aparentemente Santiago escri-bió su epístola cuando la iglesia naciente tenía sólo una década, y habla-ba de los conversos a quienes escribió como si fueran las primicias de lacosecha de la nueva iglesia cristiana.

Ellos eran los miembros fundadores, por así decirlo, la prenda deuna gran cosecha futura.

19. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea prontopara oír. Santiago está diciendo: Tan pronto como reconozcan que loque oyen es la verdad de Dios, cualquiera sea su fuente, acéptenla inme-diatamente sin discusión. En asuntos de principio, las Escrituras no admi-ten discusión ni debate, sino sólo la aceptación y la obediencia. No tene-mos derecho a evaluar los problemas de acuerdo con nuestros conceptosde la verdad. No debemos juzgar la Biblia; ella nos juzga a nosotros.

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(Véase El Deseado de todas las gentes, pág. 279; Palabras de vida delgran Maestro, págs. 21, 22.)

Tardo para hablar. Santiago analiza el valor moral del lenguajehumano con mayor detalle más adelante en su carta (véase los caps. 1: 26;3: 5-8). Aquí lanza una aguda y corta advertencia. Quiere decir que nodebiéramos apresurarnos a hablar irreflexiva, dogmática o inmoderada-mente, bajo el impulso del momento.

¿Quién de nosotros no ha hablado apresuradamente, y pronto lamen-tó haberlo hecho cuando el daño ya se había producido? El ejemplo clásicoes el de Moisés, quien, después de años de dominio propio, "hablóprecipitadamente con sus labios" (Salmos 106: 33).

Tardo para airarse. Para ubicarnos, recordemos que la Biblia con-dena la ira que aquí se menciona. Pablo se refiere a la ira como una delas "cosas por las cuales la ira de Dios viene" (Colosenses 3: 6). "Quí-tense de vosotros toda. . . ira" (Efesios 4: 31). "Manifiestas son lasobras de la carne. . . iras" (Gálatas 5: 19, 20).

Las palabras "tardo para airarse" implican que el cristiano puedecontrolar sus emociones. La ira controlada es más probablemente una irajusta que la personal. Dice William Barclay: "Cuando la ira es por cosasnuestras, siempre es equivocada. Cuando es en beneficio de otros, amenudo es divinamente correcta". Cuando Pablo dice: "Airaos, pero nopequéis" (Efesios 4: 26), debe de haber tenido en la mente la santaindignación.

20. Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Lapalabra "justicia" en este caso significa la clase de conducta que Diosdemanda. La ira impide la obra de la gracia en el alma, y finalmentedestruirá el fruto del Espíritu. Esto llega a ser rápidamente evidentecuando nos preguntamos: Cuando perdemos el dominio propio, ¿dóndequedan el amor, la paz, el gozo, la benignidad, la paciencia, la bondad,la fe, la mansedumbre, la templanza?

21. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia demalicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cualpuede salvar vuestras aunas. La paráfrasis La Biblia al día dice: "Des-hagámonos de la maldad que interna o externamente haya en nuestrasvidas".

Por lo cual. Por causa de esto -por cuanto el cristiano no debealbergar la ira incontrolada, debiera también eliminar de su vida todo otropecado por medio del poder del Espíritu Santo. "La expulsión del pecadoes obra del alma misma. Por cierto, no tenemos poder para librarnos a

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nosotros mismos del dominio de Satanás; pero cuando deseamos serlibertados del pecado, y en nuestra gran necesidad clamamos por unpoder exterior y superior a nosotros, las facultades del alma quedandotadas de la fuerza divina del Espíritu Santo y obedecen los dictados dela voluntad, en cumplimiento de la voluntad de Dios" (El Deseado detodas las gentes, págs. 431, 432).

Al desechar el pecado, su lugar en la vida debe ser llenado con "lapalabra implantada" y, por supuesto, el Espíritu Santo. "Si su Espíritumora en el corazón, el pecado no puede morar allí" (Review andHerald,16 de marzo de 1886).

Implantada. Otras versiones ponen aquí "sembrada" o "ingerida"(injertada). La palabra no se refiere a algo inherente al corazón humano,sino a lo que Dios tiene que plantar allí. Debemos aceptarlo de El ypermitirle que se arraigue en nuestra mente.

Con mansedumbre. Santiago exhorta a sus lectores a aceptar laverdad con mansedumbre. La palabra mansedumbre es una palabra claveaquí. La mansedumbre es una cualidad del corazón regenerado. La man-sedumbre cristiana puede dudar de lo que hace o dice el hombre, peronunca pone en duda a Dios. Todas las enseñanzas de los hombres debenser evaluadas por la Palabra de Dios. Esto no se hace siempre como sedebiera. Hay una tendencia a aceptar lo que dicen los maestros populareso eruditos. "Ha llegado el tiempo cuando no podemos estar seguros delas doctrinas que llegan a nuestros oídos a menos que comprobemos quearmonizan con la Palabra de Dios. Hay herejías peligrosas que se presen-tarán como doctrinas bíblicas; de modo que debemos familiarizarnos conla Biblia a fin de saber cómo hacerles frente. La fe de cada persona seráprobada y cada uno tendrá que soportar la prueba de una crítica sofo-cante" (El evangelismo, pág. 429).

22. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oido-res. Viva sus creencias. Estas palabras resumen la enseñanza de toda laepístola. De acuerdo con C. F. H. Henry, "el énfasis bíblico está enhacer la verdad",1 y observa que el mandato de ser hacedores, no sola-mente oidores, es realmente la dirección que señala toda la Biblia.

La verdad no puede existir por mucho tiempo como algo viviente enun corazón que no desarrolla frutos. "El que hace justicia es justo"(1 S. Juan 3: 7, la cursiva es nuestra).

Engañándoos a vosotros mismos. La mente humana puede ser ex-traordinariamente hábil para engañarse a sí misma. Una forma en queocurre esto en asuntos religiosos es creer que un asentimiento intelectual

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es sinónimo de vida cristiana. "En el tiempo de Cristo, el mayor engañode la mente humana consistía en creer que un mero asentimiento a laverdad constituía la justicia. . . Aun subsiste el mismo peligro. Muchosdan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan ciertosdogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la vidapráctica. No la han creído ni amado; por lo tanto no han recibido el podery la gracia que provienen de la santificación de la verdad" (El Deseadode todas las gentes, págs. 275, 276).

23, 24. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedorde ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo surostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luegoolvida cómo era. Una persona que acepta sólo mentalmente la verdad yno trata de vivirla es como uno que momentáneamente se mira en unespejo, controla su corbata o su cabello y pasa a atender otras cosas y seolvida de lo que vio.

Muchas situaciones de la vida tienden a apartar los pensamientosmás solemnes de Dios. La gente puede llegar a percibir profundamentesu necesidad espiritual durante un sermón, sin embargo, una vez afuera,saluda a sus amigos y es arrastrado a conversaciones frivolas. En cincominutos los solemnes efectos del sermón han desaparecido.

25. Mas el que mira atentamente. Esta mirada es muy diferentede la mirada casual del versículo 23. Aquí vemos a una persona que seinclina para mirar con atención alguna cosa. Queda absorto con lo queestá examinando.

En la perfecta ley, la de la libertad. Antiguamente, aun mirándosecuidadosamente en un espejo, las personas no obtenían una imagen muyfiel. Los espejos que tenemos ahora no se conocieron hasta el siglo XIII.Antes, los espejos eran hechos de cobre o estaño pulidos, o menosfrecuentemente, de plata. La ley de Dios no es como esos espejos anti-guos que nunca podían dar una imagen fiel de uno. "La ley es el granespejo moral de Dios. El hombre ha de comparar sus palabras, su espíritu,sus actos con la Palabra de Dios" (Testimonios para los ministros, pág.125).

"Al mirarnos en el espejo divino, la ley de Dios, vemos el carácterexcesivamente pecaminoso del pecado, y nuestra propia condición perdi-da como transgresores" (La edificación del carácter, pág. 106).

Santiago destaca que la ley de la que escribe es una ley de libertad,y por ello es perfecta. La idea de que una ley que revela la excesivapecaminosidad del pecado es una ley de libertad, presenta un problema

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formidable para muchas personas. ¿Cómo puede una persona sentirselibre cuando se han expuesto ignominiosamente sus manchas y arrugas?Santiago está hablando de los Diez Mandamientos (véase el comentariosobre el cap. 2: 8). Realmente no hay libertad en la ley fuera de Cristo.En El, la ley puede dar al cristiano libertad de tres maneras.

Primero, la persona convertida recibe de Cristo la libertad de lacondenación de la ley. "Ahora, pues, ninguna condenación hay para losque están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sinoconforme al Espíritu" (Romanos 8: 1). Segundo, Pablo deja bien enclaro que Cristo provee libertad del pecado. Romanos 6 es especialmenteclaro: "Porque el que ha muerto [al pecado], ha sido justificado [liber-tado] del pecado. . . No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias. . . Porque el pecadono se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo lagracia. . . Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia"(Romanos 6: 7, 12, 14, 18).

Finalmente, Cristo proporciona libertad para obedecer la ley. "Por-que lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa delpecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley secumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino confor-me al Espíritu". "Quien [Jesús] llevó él mismo nuestros pecados en sucuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los peca-dos, vivamos a la justicia" (Romanos 8: 3, 4; 1 S. Pedro 2: 24).

Y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo. La persona queSantiago describe no sólo mira cuidadosamente en el espejo divino paraverse a sí misma; a diferencia de quien mira descuidadamente en elespejo, continúa recordando lo que vio allí. Compara su vida interior yexterior con la ley liberadora (2 Corintios 13: 5) y se preocupa por hacerlos ajustes necesarios para estar en armonía con ella.

Este será bienaventurado en lo que hace. Bendiciones sin fin, ahoray en la eternidad, recibirán los que perseveren hasta el fin en vivir lalibertad que Cristo y la ley de libertad le proporcionan.

26. Si alguno se cree religioso entre vosotros. La palabra griegapara "religioso" se relaciona con los actos públicos de devoción y ado-ración tales como la oración, el ayuno, la generosidad hacia las causas dela iglesia, y la fiel asistencia a los cultos de la iglesia, los que tan amenudo nos hacen piadosos a nuestros propios ojos.

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Y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religióndel tal es vana. Ponemos frenos en las bocas de los caballos para controlar-los. Santiago lo compara con poner un freno en su propia boca. Una lenguasin freno es una buena indicación de una religión que es sólo cascara, sincontenido. El tema de la lengua sin control es sumamente importante,como lo indica el hecho de que Santiago lo pone aquí como básico, ytambién habla del mismo tema en otros dos lugares (véase los caps. 1: 19;3: 5-8; además, Salmos 39: 1; 141: 3).

27. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre esesta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones. Estoes sólo una ilustración de la religión, no una definición de ella. Sugierequé es la religión, pero no todo lo que es, así como sería definir a unapersona diciendo que respira. Pero una persona hace mucho más que sólorespirar.

Puede haber una tendencia de parte de los miembros de iglesia apasar por alto a las viudas y a los huérfanos (véase Hechos 6: 1). San-tiago destaca con fuerza esta idea al darle tanto énfasis. En la culturaoccidental existe la disposición a visitar a las familias que tienen necesi-dad de alimentos o ropa en ciertas épocas del año como la Navidad, yolvidarse de ellas en otros momentos. El griego aquí sugiere que debieranser visitadas regularmente.

Y guardarse sin mancha del mundo. Santiago escribe del mundodesde el punto de vista del mal moral que prevalecía en él (véase sobreel cap. 4: 4). El mal estimula continuamente las emociones y los deseos dela naturaleza humana caída. Advierte que debemos estar continuamenteen guardia para no permitir que esta mundanalidad manche nuestrasalmas.

Hace muchos años leí un artículo titulado "La lenta mancha delmundo", en la que el autor reflexiona sobre la insidiosa incursión delmundo en las personas. Escribe de la confiada inocencia del niño, y delas traiciones y desilusiones que lentamente llenan de cinismo y dureza elcarácter a medida que el niño crece hasta llegar a ser adulto.

La mundanalidad opera de manera similar. Una mancha de influen-cia, no eliminada, nunca permanece sola. Insidiosa, inevitablemente seesparce como un cáncer a todo el carácter en forma sutil, destruyendo laespiritualidad.

1 Cari F H. Hemy, Christian Personal Ethics (Grand Rapids, Mich., Wm. B. Eerdmans PublishingCo,. 1957), pág. 132.

Capítulo 6 Santiago 2: 1-26

Favores sin favoritismoy fe que obra

En el capítulo 2 Santiago analiza las actitudes y las acciones de losmiembros de iglesia. Destaca que no ha de haber discriminación, porquetodos los hombres spn iguales ante Dios, y_ por Jo tanto han de sertratados como iguales. La parcialidad, sugiere Santiago, es una negaciónde la fe.

1. Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso SeñorJesucristo sea sin acepción de personas. La versión Dios habla hoy lotraduce como: "No deben hacer diferencias entra una personaje otra".

El mundo muestra parcialidad continuamente. Pero los que verda-deramente creemos en un Salvador que no mostró parcialidad (véaseS. Lucas 20: 21) deben repudiar las diferencias basadas en raza, naci-miento, sexo o posesiones. Despreciar a los pobres o a los que perci-bimos como inferiores es incompatible con la fraternidad cristiana.

Dios "no reconoce diferencia de clases. Coloca su sello jobre^ loshombres, ruTpprju posición, no p_or su riqueza, no por su^randezaintelectual, sino por su unidad con Cristo. Es la pureza de corazón^ launidad de propósito, lo que constituye el verdadero valor délos sereshumanos . . Todos jos que viven en diaria comuniónj:on Cristo, coloca-rán "su estima sobre los hombres. "Reverenciarán a los buenos y'a lospuros, aunque sean pobres "en los bienes de este mundo" (Nuestra ele-vada vocación, pág. 182). ^ .

2. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con ani-llo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre convestido andrajoso. Santiago sigue con su ejemplo de parcialidad. Dosvisitantes llegan a una sinagoga o iglesia al mismo tiempo. Su aparienciamanifiesta su gran diferencia social y económica. Uno viste ropa lujosa y

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luce un anillo costoso en su dedo. El otro es tal vez un mendigo, conropa andrajosa.

3. Y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís:Siéntate tú aquí en buen lugar. No sabemos si había ujieres en lassinagogas del primer siglo. Sin embargo, Santiago describe a alguienque, por lo menos en esa ocasión, asume dicha función y escolta a lavisita "importante" a un asiento de honor.

Y decís al pobre: Estáte tú allí en pie, o siéntate aquí bajo miestrado. Al pobre apenas lo saludan y en forma un tanto brusca le dicen:"Puedes quedar allí junto a la pared, de pie. O si lo prefieres, siéntateaquí donde apoyo mis pies".

Se han excavado ruinas de antiguas sinagogas que tenían bancos depiedra a lo largo de las paredes, con apoyos de piedra para los pies de losque estaban sentados. Tal vez Santiago pensaba en algo así.

4. ¿No hacéis distinciones entre vosotros mismos? Cuando elcristiano pobre observe el trato especial que se da al rico, ¿cómo sesentirá? ¿No producirá una división en la iglesia la parcialidad que semuestra? ¿No sugiere que el reino de Cristo es para los ricos y no paralos pobres?

¿Y venís a ser jueces con malos pensamientos? Los cristianos que serelacionan de esta manera con la gente muestran que utilizan valoresfalsos —sólo la apariencia exterior- para medir el valor de las personas.Thomas Carlyle observó que "la sociedad está basada en la ropa", conlo que quería decir que la gente trata a otros en lo social de acuerdo conla forma en que visten. Los que hacen esto ponen en duda las normas desu religión, que enseña claramente que no debe haber tales diferenciasentre seres humanos. Dios estima a la gente sobre la base de su valorinterior.

Desafortunadamente la actitud que describe Santiago todavía existeen la iglesia hoy -prejuicios basados en nacionalidad, color y nivelsocial. Véase Romanos 12: 9, 10; Filipenses 2: 3, 4.

5. Hermanos míos amados, oíd. Santiago asocia un sentido deurgencia "ron la amabilidad y_el calor cristianos. Dice, en efecto: "Este-esun hecho que no deben ignorar". ~~

¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que seanricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?Santiago no está diciendo, por supuesto, que Dios ha escogido a todoslos pobres para que sean "herederos del reino". Sólo los pobres que son"pobres en espíritu" pero "ricos en fe" son escogidos. Sin embargo,

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aunque la historia certifica que la gran mayoría de quienes aceptan elEvangelio son pobres (véase 1 Corintios 1: 26), no debemos sacar laconclusión de que todos los que son "ricos en fe" son pobres.

6. Pero vosotros habéis afrentado al pobre. La versión Dios ha-bla hoy traduce "humillar" en lugar de afrentar. Santiago condena a lapersona que expresó sus sentimientos, con lo que humilló al visitante. Elhecho insultante avergonzó al pobre. (Véase también Proverbios 14: 21.)

¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arras-tran a los tribunales? Los registros indican que ya en la época cuandoSantiago escribió su epístola, se consideraba que los cristianos pertur-baban la sociedad. Los ricos se sentían amenazados por la filosofía cris-tiana y por la agresividad de sus adherentes, quienes eran mayormente delas clases más pobres. Así los ricos oprimían a los pobres cristianos,porque eran pobres y porque eran cristianos.

Cuan extraño es, entonces, que los miembros de la iglesia estimarantanto a uno que era opresor y humillaran a uno que era hermano, por lomenos en un sentido social. ¡Calvino observó que es muy extraño que sehonre al verdugo mientras se hiera al amigo!,-- 7. ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobrevosotros? Un creyente ingresa a la iglesia por el bautismo en "el nombre i

/ del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (S. Mateo 28: 19, la cursiva ¡I es nuestra). Llega entonces a ser miembro de la familia de la iglesia y• asumiendo el nombre de Cristo, se lo llama cristiano. Así, que un cre-

yente adule a la persona que expresa desdén por Jesús, cuyo nombre "essobre todo nombre" (Filipenses 2: 9-11), es no sólo incongruente sino /

\y vergonzoso. y'8. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis. La palabra griegaque fue traducida como "ley real" puede significar ley soberana o leycon autoridad del rey. En la Escritura sugiere una ley que está por sobretoda otra ley, ya que es la ley del gran Rey. (Véase S. Mateo 22: 40;Gálatas 5: 14.)

No está mal mostrar el respeto adecuado a un hombre rico. Esosencillamente satisface la demanda de la ley real que amonesta: ''Amarás atu prójimo como a ti mismo". La transgresión de la ley real ocurre porno mostrar el mismo respeto por el pobre.

10. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiereen un punto, se hace culpable de todos. ¿Cómo puede ser que alquebrantar un punto de la ley nos hacemos culpables de quebrantar todos,

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y ser así condenados por todos, y sujetos al castigo de todos? La res-puesta es sencilla. La desobediencia revela la actitud de una personahacia toda la ley. Así, en espíritu, está quebrantando toda la ley. Agustíndijo que la persona que obedece cuando le viene bien, y desobedececuando no le gusta está siguiendo al yo, no a Dios. Santiago sugiere queel favoritismo entra dentro de esta categoría.

' 'Todo el que quebranta voluntariamente un mandamiento no puedeen espíritu y en verdad guardar ninguno de ellos. Puede pretender que,con la excepción de lo que él considera pequeñas desviaciones, guardatodos; pero si voluntariamente ofende en un punto es culpable de todos"(Testimonies, t. 5, pág. 434).

Además, puede considerarse este problema dentro del marco de laviolación del amor. Jesús declaró que la ley de Dios se resume en amor aDios y amor al hombre (S. Mateo 22: 37-40). Mostrar una falta de amoren un área demuestra no sólo una deficiencia en ella, sino que no estápresente un amor semejante al de Cristo. Porque cuando está presente,impregna toda actitud y dirige toda acción (véase Romanos 13: 8-10).

Nuestro texto, entonces, establece el principio general de que unono puede escoger en lo que se refiere a la ley moral. "No podemosdespreciar una sola palabra, por pequeña que nos parezca, y estar libresde peligro" (El discurso maestro de Jesucristo, pág. 48).

12. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgadospor la ley de la libertad. Hagamos el hábito de hablar y hacer como losque hemos de ser evaluados por la ley moral.

Algunos dicen que en el juicio los cristianos serán juzgados sola-mente por su relación con Cristo, o sobre la base del amor. Pero Pablo, aquien se cita frecuentemente para confirmar ambos conceptos, tambiéndice que seremos juzgados de acuerdo con nuestras obras (Romanos 2: 6).

Algunas personas encuentran difícil relacionar la ley con la gracia,como lo demuestra un debate ya de siglos con respecto al papel de cadauna. Agustín señaló su unión indisoluble: "La ley fue dada para quepodamos buscar la gracia; la gracia fue dada para que pudiéramos cum-plir la ley". Y Michael Green observa que "se produce una vida cris-tiana saludable cuando se considera a los mandamientos de Dios comolas piedras que forman el borde de la acera en la carretera del amor, elcerco que rodea el jardín de la gracia".'

"Cuan extraña es la perversión de la enseñanza cristiana que suponeque la ley de amor es una mitigación de los requisitos morales de la leyde Moisés, que el Evangelio alivia al hombre de la obediencia que

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/'demostró ser demasiado rigurosa para la flaqueza humana, en vez de lo| que realmente es, una profundización y ampliación del panorama de la/ obligación moral. Compárese con S. Mateo 5: 20, 43-48".2

/ 13. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no°\hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. El \

1 hecho de que "la misericordia triunfa sobre el juicio" no significa que el jjuicio o la justicia son violados. Pero cuando la Justicia triunfe final- imente —como ocurrirá- y los pecadores no arrepentidos recibirán final- Jmente la paga de sus pecados, la Misericordia estará junto a ella, lloran-,do. Pero ella hizo lo que pudo. Para los arrepentidos, la Justicia se pone aun lado en deferencia a la Misericordia. De modo que el cristiano dedi/cado no necesita temer al juicio.

14. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice quetiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? La declaración sobrela fe que hace Santiago ha hecho que algunos comentadores desprecien laepístola. Lutero, pensando en lo que Pablo dice acerca de la fe, dijo queSantiago es una "epístola de paja", aunque no la rechazó enteramente.Pero Pablo está mostrando que las obras no producen méritos capaces dejustificamos. Santiago insiste en que si uno tiene una fe viviente (queacompaña a la justificación), tal fe obrará. El condena lo que se llama fe,pero que es puramente intelectual.

Algunas personas insisten en que la fe y las obras son mutuamenteexcluyentes, pero eso no es lo que la Biblia enseña. "Dios ha unido la fey las obras; pero la perversa naturaleza humana insistirá en separarlas".3

15. Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienennecesidad del mantenimiento de cada día. La ilustración que se ofreceaquí, como la del versículo 2, es probablemente hipotética. La palabragriega aquí traducida "desnudo" puede significar "mal vestido" o"desnudo". Parecería que aquí sería más apropiada la traducción "malvestido".

16. Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de quéaprovecha? Parece que la expresión "Id en paz" era un dicho hebreoequivalente a nuestra expresión "Que tengas un buen día". Sin embargo,en el contexto de Santiago significaría: "Que Dios te dé lo que necesitas",o "espero que alguien te ayude con tus necesidades".

Decir esto a un hermano necesitado sería hipocresía insensible, unaburla de parte de los profesos cristianos que podrían haber atendido a talnecesidad pero que no lo quieren hacer.

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17. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.Algunas personas se inclinan a pensar acerca de la fe y las obras como femás obras, en que las obras están bajo sospecha constante, como causade intranquilidad. En realidad, es la fe la que obra. Esto es cristianismogenuino, y en esta relación piensa Santiago. Como Pablo señala, loscristianos fueron "creados en Cristo Jesús para buenas obras". (Efesios2: 10; véase también S. Mateo 7: 21-23).

in Santiago, la fe sin obras es fe sin valor. La así llamada fe no,'tiene poder salvador.

18. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrametu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Santiagopresenta ahora un desafío incontrovertible a su interlocutor imaginario:"Está bien, supongamos que tú tienes fe, como dices. Pero eso son sólopalabras. Necesito algo más. Demuéstrame tu fe. Muéstramela de algunaotra manera que no sea por obras". No se necesita pensar mucho paradarse cuenta de que no hay otra manera de demostrarla.

^ 19. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonioscreen, y tiemblan. ¿De qué manera esta declaración añade algo al pesode su argumento? Tal vez es como un punto adicional para mostrar queuna fe meramente intelectual no tiene valor. El razonamiento de Santiagosería así: Los demonios tienen una creencia o fe intelectual de que Dioses uno. Pero esa creencia no los salvará. Sólo aumentará su miseria,haciéndolos temblar y estar aterrorizados por lo que implica para ellos.Esto ilustra que el mero asentimiento mental no tiene valor para nuestra^salvación.

21. ¿No fue justificado por las obras Abrahán nuestro padre,cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Recordemos que San-tiago está hablando de la validación de la fe. Esto sólo puede hacerse porobras, insiste, y cita a Abrahán como ejemplo. Abrahán creyó que Dios,por medio de Isaac, haría de su descendencia una gran nación y que, sifuera necesario, levantaría de los muertos a su hijo para cumplir su pro-pósito. (Véase Génesis 21: 12; Hebreos 11: 17-19.) Por causa de ello esta-ba listo para llevar a cabo el sacrificio de Isaac si Dios no se hubierainterpuesto.

La expresión "justificado por obras" en Santiago no quiere decirjustificación en el sentido generalmente aceptado que le da Pablo, decontar a alguien como justo, o declararlo justo. Santiago quiere decir,más bien, que las obras de Abrahán mostraron la autenticidad de su fe.

FAVORES SIN FAVORITISMO Y FE QUE OBRA 57

La fe de Abrahán fue demostrada, desarrollada y llevada a su téiminojxji,la obediencia. ,

~"~ 24. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por lasobras, y no solamente por la fe. Las obras proveen las evidencias deque "la palabra implantada" (cap. 1: 21) se ha arraigado y germinado.Santiago no niega la justificación por la fe. Sencillamente nos dice quelas obras, o la obediencia, demuestran la validez de la fe.

25. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada porobras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?Hebreos indica claramente que el acto de Rahab de salvar a los espíasisraelitas fue producto de su fe (véase Hebreos 11: 31). Eran obras quesurgieron de la fe. Ella ayudó a los espías por causa de su convicción deque "Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en latierra" (Josué 2: 11).

26. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así tambiénla fe sin obras está muerta. Así como la ausencia de respiración esprueba de que la persona está muerta, así la ausencia de obras producidaspor una fe viviente es demostración de que la fe está ausente, o muerta.

1 Michael Green, The Second Epistle of Peter and the Epistle of Jude. Tyndale New TestamentCommentaries (Grand Rapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1980), pág. 118.

2 George A. Buttrick, ed., The Inlerpreter's Bible (Nueva York, Abingdon Press, 1951), I. 12, págs.39, 40.

3 The Pulpit Commentary. The General Epistle of James (Grand Rapids, Mich., Wm. B. EerdmansPublishing Co., 1962), t. 21, pág. 37.

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Capítulo 7 Santiago 3: 1-18

El problema es con la lengua

La mayor parte del capítulo 3 de Santiago es un estudio del usocristiano del lenguaje - l a lengua, como dice Santiago. El capítulo co-mienza con los riesgos de ser un maestro de religión, pero inmediata-mente deriva hacia una discusión amplia del terrible potencial de lalengua. Santiago es bastante pesimista. Ve a la lengua, en su mayorparte, corno un órgano negativo que pone a la gente en muchas dificul-tades.

1. Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros,sabiendo que recibiremos mayor condenación. El término maestrosseñala, como lo hacen generalmente las epístolas pastorales, a personasque conocen profundamente las doctrinas de la iglesia y las transmiten aotros sin adulteración. Ser un maestro de la Palabra de Dios es unaresponsabilidad noble pero seria, pues, como lo indica el texto, los maes-tros "seremos juzgados con más severidad" (versión Dios habla hoy)que los demás.

Pablo aparentemente afrontó una situación semejante. En 1 Corin-tios 3: 10-15 compara a los maestros en la Iglesia de Corinto con cons-tructores, y les advierte contra el uso de "madera, heno, hojarasca"—instrucciones sin valor, inadecuadas, superficiales y falsas. (Véasetambién Tito 1: 9, 10.) Su advertencia puede también aplicarse a laconstrucción del carácter cristiano. En momentos de prueba, dice Pablo,la naturaleza de las enseñanzas será revelada, y entonces las enseñanzassin valor fallarán, así como la madera, el heno y la hojarasca son consu-midos por el fuego.

En nuestros días, no menos que en los días de Santiago y Pablo,personas no preparadas están ansiosas de enseñar las Escrituras. Algunospueden ser inmaduros o no convertidos. Otros tienen poco juicio o ideas

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EL PROBLEMA ES CON LA LENGUA 59

extrañas. Otros todavía pueden no comprender bien lo que están tratandode enseñar, o pensar que tienen el don de la enseñanza cuando no lotienen. Estas son las personas que más probablemente imparten "madera,heno, hojarasca" a sus oyentes.

2. Porque todos ofendemos muchas veces. El capítulo comenzódirigiéndose a los maestros, pero al usar la expresión "todos" el autor sedirige ahora a su auditorio cristiano en general. La versión Dios hablahoy dice que "todos cometemos muchos errores", no sólo los maestros ypredicadores. Literalmente la palabra griega "ofendemos" o "comete-mos errores" significa tropezar, dar un paso en falso. En un sentidomoral significa cometer errores, desviarse o pecar. En el contexto deSantiago, tal vez no sería un error deliberado, sino un tropiezo queresulta de una situación inesperada o de un momento de descuido, comoel pecado de Moisés que le impidió entrar en Canaán (véase Números20: 1-12; Patriarcas y profetas, pág. 442). Un cristiano auténtico evitapecar deliberadamente.

Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaztambién de refrenar todo el cuerpo. Santiago ahora se centra exclusi-vamente en las palabras. El summum del dominio propio, dice, es con-trolar totalmente la lengua. Si uno puede refrenar la lengua de modo quenunca hable a menos que lo haya considerado cuidadosamente, es unapersona perfecta (madura).

Desafortunadamente, aun los mejores cristianos a veces hablan yluego lamentan sus palabras. No siempre percibimos las implicaciones denuestras palabras o las impresiones hechas por ellas.

La lengua no és un miembro independiente del cuerpo. Está arrai-gado en el corazón, y articula los pensamientos del corazón o el estímulode las emociones.

3. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballospara que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Santiagoilustra ahora su tema del control de la lengua. Sin un freno, un caballobrioso seguirá mayormente su voluntad. Con el freno el jinete decide enqué dirección irá el caballo. Alguien ha dicho que "una lengua desenfre-nada es una naturaleza sin freno". Así como el control impuesto por unpequeño freno dirige a todo el caballo, así el control de la lengua por lavoluntad (la aplicación lógica del freno) dirige a todo el hombre.

4. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas deimpetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón pordonde el que las gobierna quiere. Un segundo ejemplo añade su peso a

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la ilustración de Santiago acerca de la voluntad. Los barcos del tiempo deSantiago eran relativamente grandes. El que tomó Pablo para ir a Maltallevaba 276 personas a bordo (Hechos 27: 37). Santiago no podría habersoñado siquiera con el tamaño colosal de los barcos modernos. De acuer-do con el libro Guiness de records mundiales, el barco de carga másgrande tiene más de 332 m de largo y 38 m en su punto más ancho, y elbuque-tanque más grande tiene 316 m de largo y 68 m de ancho. Sinembargo, las naves más grandes todavía son "gobernadas con un muypequeño timón por donde el que las gobierna quiere". Así como elcapitán controla el barco, el cristiano debe controlar su lengua. Además,de acuerdo con el versículo 2, quien controla su lengua por la gracia deDios podrá ser capaz de controlar todo lo demás.

5. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jactade grandes cosas. Pedro escribe acerca de los que andan "hablandopalabras infladas y vanas" (2 S. Pedro 2: 18). Aquí también hay "palabrasinfladas y vanas", jactancia de grandes cosas.

En este versículo y el siguiente Santiago se concentra en los malesde la lengua no controlada. Sus palabras son gráficas y fuertes. Tallenguaje ciertamente fluye no sólo de un conocimiento teórico. Sin duda,durante su ministerio Santiago experimentó muchos ejemplos de la fuerzadestructiva del lenguaje humano.

He aquí, ¡cuan grande bosque enciende un pequeño fuego! Asícomo una chispita puede encender un holocausto, la lengua puede incen-diar el mundo entero.

La historia está llena de incidentes en que la lengua fue responsablede enormes sufrimientos. La demagogia hipnótica de Hitler incendió a lanación alemana y envolvió al mundo entero en las llamas de la SegundaGuerra Mundial.

6. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lenguaestá puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, einflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por elinfierno. Los eruditos nos dicen que éste es el versículo más difícil detodo el Nuevo Testamento, tanto por su enredada estructura como por laspalabras que Santiago eligió para expresar sus ideas. Un sencillo bosque-jo nos ayudará a entender lo que Santiago quiere decir. En el texto vemosdos hilos de pensamiento entrelazados. La lengua es:

1. Un fuego quea. inflama "la rueda de la creación",b. y es "ella misma inflamada por el infierno".

EL PROBLEMA ES CON LA LENGUA 61

Hay un amplio consenso entre los traductores de la Biblia que "larueda de la creación" significa "el curso de la vida" como lo traduce laversión Dios habla hoy. La lengua naturalmente pecaminosa, con suscalumnias, críticas destructivas y tendencias afecta la vida entera de lapersona y de todos aquellos a quienes toca.

Cuando pensamos en los años de nuestra vida y el triste efecto quesabemos que nuestras palabras tuvieron a veces, y los efectos saludablesy felices que tuvieron en otras ocasiones, nos damos cuenta un pocomejor de la dinámica de nuestras palabras, y de la necesidad de conside-rarlas cuidadosamente y con oración antes de hablarlas.

Santiago declara que la fuente de las palabras incendiarias es elinfierno. "Es inflamada por el infierno". "El fuego que inflama laspasiones humanas e infecta la vida humana a lo largo de toda su exis-tencia es encendido por el demonio y viene de abajo".1

La lengua es:2. "Un mundo de maldad"

a. "entre nuestros miembros",b. "contamina todo el cuerpo".

Este segundo concepto que Santiago ha entretejido con el primero,contribuye con nuevas ideas acerca de la lengua. Las palabras "un mun-do de maldad" significan que tal vez toda la iniquidad dentro de unapersona está concentrada en su lengua. Más que cualquier otro miembrode su cuerpo, la lengua revela el mal que hay en la mente y el corazón.Es el principal canal, el vocero, de las iniquidades que hay dentro delpecador.

Una paráfrasis moderna del Nuevo Testamento sugiere que lo quetal vez quiso decir Santiago es: "Entre los miembros de nuestro cuerpo,demuestra ella misma [la lengua] ser un mundo de maldad". Entre losdiversos miembros del cuerpo la lengua se muestra malvada, divisiva,causante de problemas. Conduce a los otros miembros del cuerpo apecar, y de esta manera contamina todo el cuerpo. (Véase El Deseado detodas las gentes, pág. 290.)

7. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes,y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturalezahumana. La palabra griega para "domada" podría tal vez ser mejortraducida por "dominada" (versión Dios habla hoy), o "restringida".

8. Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un malque no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Santiago estáhablando desde el punto de vista humano. En esta situación, un control

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completo y consistente de la lengua es totalmente imposible. Ningúnhombre puede dominarla. Es inquieta como la lengua de una serpiente, yestá llena de veneno que invade toda la personalidad, afectando sutil-mente cada actitud, cada aspecto de la vida y además, la vida de otros. Ysin embargo, debemos recordar que la lengua es sólo un órgano para serusado. No tiene opiniones, prejuicios ni emociones propias.

9. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos alos hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. Algunos co-mentadores han visto en estos versículos una denuncia de la sinceridad delos destinatarios de la epístola. Ellos bendecían (alababan) a Dios, yluego, hipócritamente, maldecían a sus conciudadanos quienes, por vir-tud de la creación, llevaban la imagen de Dios. Pero aquí hay más quefalta de sinceridad. Santiago sabía que sin una transformación radical ysobrenatural, la naturaleza está inclinada a reaccionar a las presiones osituaciones del momento.

10. De una misma boca proceden bendición y maldición. Her-manos míos, esto no debe ser así. Podemos sentir el vigoroso tono deprotesta de Santiago en estas palabras. ¿Cómo pueden los labios pronun-ciar el nombre del Santo Padre en una bendición y atreverse a tomarsobre sí palabras que maldigan a los hombres? Santiago dice: "Hermanosmíos, esto no debe ser así". Hoy diríamos: "Hermanos, eso no estábien".

La expresión "no debe ser así" sugiere al mismo tiempo que lo queno "debe ser así" no necesita ser así. Lo que Dios requiere puedelograrse porque El nos provee la gracia para realizarlo. "Todos susmandatos son habilitaciones" {Palabras de vida del gran Maestro, pág.268, ed. PPPA; pág. 233, ed. ACES).

11. 12. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura aguadulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera produciraceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar aguasalada y dulce. Estas son preguntas retóricas. La respuesta es obviamen-te no. Un manantial no puede producir agua amarga y dulce por la mismaboca de salida; la higuera nunca produce aceitunas; una vid no puede darhigos; un manantial salado no puede proveer agua dulce.

Pero Santiago tiene más que decir en esto que una sencilla conclu-sión. Un árbol o un manantial pueden producir sólo lo que está deacuerdo con su naturaleza. Por lo tanto, si la lengua humana hablapalabras de naturaleza opuesta y contradictoria, una de ellas no puede sergenuina. La versión Dios habla hoy sugiere en su traducción cuál es la

EL PROBLEMA ES CON LA LENGUA 63

genuina: "Tampoco, hermanos míos, puede dar agua dulce un manantialde agua salada". El manantial es realmente de agua salada. Lo buenonunca puede permanecer lado a lado con el mal. Por lo tanto, cuandoambos aparecen juntos en el lenguaje, la fuente tiene que ser un corazónmalo.

13. ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por labuena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Santiago presentaun desafío a sus lectores. "Así que algunos de ustedes pretenden tenersabiduría y conocimiento. ¡Demuéstrenlo! Si su conocimiento y sabiduríason genuinos, los conducirán a una buena conducta". Hay aquí un para-lelo con el desafío del apóstol a la persona que pretende tener fe (cap.2: 18): Muéstrame tu fe por tus obras; muéstrame tu sabiduría y cono-cimiento por tu vida.

"Sabia mansedumbre" significa la mansedumbre que produce lasabiduría. La idea moderna de mansedumbre no es necesariamente la dela Biblia. La mansedumbre bíblica no es pasiva ni floja. Es parte delfruto del Espíritu (Gálatas 5: 22, 23). Se encuentra en quienes reconocensu dependencia de Dios. Así, la mansedumbre cristiana no es la docilidadde los débiles sino la suave paciencia de los que son fuertes porque sufortaleza está en Jesús.

14. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro cora-zón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad. No pretendan tenersabiduría si sus palabras, su espíritu y sus actos contradicen la verdaderasabiduría. No se jacten más de enseñar la verdad si sus enseñanzas sonsólo teorías que no están representadas en su vida. Tal jactancia muestraque la mansedumbre está ausente y, como lo indica el versículo siguiente,su sabiduría no es de Dios.

¿Será que la expresión "celos amargos" sugiere una rivalidad entremaestros de religión? Es interesante notar que el "espíritu celoso [deLucifer] le hizo ver muchas cosas objetables [en su opinión] aun en elcielo" (Elena G. de White, Review and Herald, 14 de septiembre de1897).

15. Porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sinoterrenal, animal, diabólica. No toda la sabiduría "desciende de loalto". Alguna viene de abajo. El fruto prohibido que Adán y Eva co-mieron les proveyó de una sabiduría que no habían tenido antes (Génesis3: 6, 7, 22).

Santiago señala algunos elementos de esta sabiduría prohibida: Esterrenal. Brota de principios, motivos y normas mundanos. Sus ideas

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fluyen hacia abajo, alejándose de Dios hacia el egoísmo y la rebelión, yla conformidad con las filosofías mundanas. Es animal (no espiritual).Procede del hombre carnal, inferior, busca complacer el yo, y no puedeelevarse más alta que el yo. Y procede de fuentes demoníacas responsa-bles de inspirar pensamientos falsos y malvados.

Sin embargo, aunque la sabiduría mundana pueda ser diabólica, notiene cuernos ni pezuñas. En el primer momento, Adán y Eva fueronatraídos por ella; descubrir su origen infernal vino más tarde.

Satanás sabe excepcionalmente bien cómo hacer que la sabiduríamundana parezca atrayente en comparación con la deslustrada "sabiduríade lo alto". (Véase El conflicto de los siglos, pág. 610.)

17. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura.Santiago analiza ahora el espectro de la sabiduría celestial y ofrece variascualidades que tendrá quien la posea. La cualidad básica es la pureza,que se propaga a todas las demás.

Un diccionario define la pureza como "un asunto del corazón, derectitud, solidez e integridad presente".2 "Lo que es puro -escribe CariF. H. Henry- no tiene mezcla de pecado ni falsedad. Comparte la recti-tud y la inocencia de una niña sana, una franqueza y apertura que notiene nada que ocultar; no se avergüenza de tener una mente y un corazónabiertos, y no necesita máscaras, porque no tiene nada escondido".3 Así,la sabiduría celestial pura, está "libre de los principios, metas y empre-sas 'terrenales' ".4

Después pacífica. La sabiduría celestial no es peleadora sino conci-liadora. Resuelve disputas antes que iniciarlas. (Véase S. Mateo 5: 9.)Sin embargo, no aceptará "la paz a cualquier precio".

Amable. La palabra griega "amable" es casi imposible de traducir.Diversas versiones la traducen como bondadosa, considerada, cortés, sinprejuicios. Tal vez la idea es que el "espíritu" de la ley suaviza la"letra" de ella.

Benigna. Es decir, sin prejuicios, dispuesta a ceder a la razón.Llena de misericordia. Tiene compasión por los que están en difi-

cultades; muestra simpatía y paciencia con las debilidades y los fracasos delos otros. Esta virtud, como todas las demás, es un atributo de Dioscomunicado a los cristianos.

Y de buenos frutos. Acciones prácticas en favor de las personasque tienen necesidad, proyectadas como para ser de beneficio.

Sin incertidumbre. Sin ambigüedades, no dividida, especialmenteen su lealtad a Dios.

EL PROBLEMA ES CON LA LENGUA 65

Ni hipocresía. La palabra griega procede del teatro, y tiene que vercon un actor, uno que interpreta un papel. La hipocresía es pretender serlo que no se es. Un hipócrita es uno que engaña para que otros piensenque es lo que no es, esperando con ello cosechar alabanzas por cualida-des que no posee.

"El insulto máximo que podemos propinarle es que digamos ser susdiscípulos, a la vez que manifestamos el espíritu de Satanás en nuestraspalabras, en nuestro modo de ser y en nuestras acciones".s

18. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos quehacen la paz. La cosecha es lo que recogeremos de la justicia que se hasembrado con un espíritu de paz por los pacificadores. La justicia de laque habla Santiago es impartida más bien que imputada, y la justiciaimpartida resulta en el fruto del Espíritu: "Amor, gozo, paz, paciencia,benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5: 22, 23).

R. V. G. Tasker, The General Epistle of James. Tyndale New Testament Commentaries (GrandRapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1980), pág. 77.

2 Richard S. Taylor, ed.,Beacon Dktionary ofTheology (Kansas City, Beacon Hill Press of KansasCity, 1983), pág. 434.

3 Cari F. H. Henry, Christian Personal Ethics (Grand Rapids, Mich., Wm B. Eerdmans PublishingCo., 1957), pág. 480.

4 SDA Bible Commentary (Washington, D.C., Review and Herald Publishing Association, 1980),t. 7, pág. 529.

5 Comentario bíblico adventista (Boise, Idaho, Pacific Press Publishing Association, 1984), t. 3,pág. 1178.

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Capítulo 8 Santiago 4: 1-12 EL MUNDO Y LA VOLUNTAD 67

El mundo y la voluntad

Santiago introduce el capítulo con una pregunta que surge natural-mente del análisis previo. Había estado escribiendo acerca de los malesde la lengua y de algunos de sus malos frutos: amargura, celos y ambi-ción egoísta. Esto conduce naturalmente a guerras y peleas —extensionesdel problema humano que surgen de esas cualidades pecaminosas.

1. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? Deacuerdo con A. T. Robinson, las guerras se refieren al "estado crónico ocampaña", mientras los pleitos significan "los conflictos o batallas indi-viduales en una guerra".1

¿Habla Santiago de "guerras y pleitos" literales o figurados? Lapalabra "entre vosotros" indica que está pensando en situaciones entresus lectores. Y la declaración "matáis" en el versículo 2 parece indicarclaramente la violencia literal. Es difícil imaginar que esté denunciando asus lectores cristianos por peleas y homicidios entre ellos. Una solucióncaritativa sería decir que Santiago está pensando en la situación generalde los hombres, por lo que hace una declaración muy abarcante, dándosecuenta de que algunos de sus lectores tal vez compartan ese espíritu y lomanifiesten algunas veces.

Es fácil para nosotros proyectar nuestro pensamiento a aquellos díasprimitivos de la iglesia y dejar de relacionar las condiciones de entoncescon las actuales. Pero, ¿no encontramos hoy que un herman|) luchacontra otro? ¿No vemos disensiones en las iglesias? ¿No hay campañasentre diversos grupos dentro de la iglesia? ¿Y no crean ellos todavía "lasdisensiones, las malhadadas divergencias y las pequeñas dificultades dela iglesia [que] deshonran a nuestro Redentor"? {Joyas de los testimo-nios, t. 1, págs. 447, 448).

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¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestrosmiembros? Los males que acosan a la humanidad -e l orgullo, laenvidia, las calumnias, las disensiones, el homicidio, la autoindulgencia,la codicia, el adulterio- se originan en lo que Santiago llama "pasiones".

La palabra griega traducida "pasiones" no es la misma que setradujo por "concupiscencia" en el capítulo 1: 14, 15. En el capítulo4: 1 la palabra griega significa, en sí misma, "placer", "gozarse" en unbuen sentido. Sin embargo, el Nuevo Testamento siempre la usa en elmismo sentido que Santiago, con una connotación mala de placeres ygoces pecaminosos. Santiago quiere decir que la humanidad pecaminosatiene muchos deseos bajos de autosatisfacción y de interés propio, elansia por lo que no tiene. Estos deseos reclaman su satisfacción mediantediversos miembros del cuerpo, y sólo se aquietan cuando han sido satis-fechos. La contienda surge cuando otras personas obstaculizan esta satis-facción.

2. Codiciáis, y no tenéis. En el griego la palabra "codiciar" esdiferente de la palabra traducida por "pasión" en el vers. 1. En esteversículo 2 se usa la misma palabra original que en Santiago 1: 14, 15.Tal vez podamos explicar la diferencia de este modo: en el versículo 1, elénfasis está en el placer mismo, mientras que en el versículo 2 el énfasisestá en el fuerte impulso para satisfacer ese placer. Una persona en talcondición, en palabras de D. Martyn Lloyd-Jones, "no está tan interesa-da en que una cosa sea correcta o no, sino está interesada en el hecho deque la quiere, de que le gusta, de que tiene que tenerla".2

Comentando una situación así, el Dictionary of New TestamentTheology [Diccionario de teología del Nuevo Testamento] observa quecuando una persona llega a ser "esclava de sus atractivos y tentaciones[los de los deseos pecaminosos], el corazón, es decir, el centro de todasu personalidad (Romanos 1: 24) llega a estar bajo su control. Cuandoesto acontece como una decisión de la voluntad, aun los impulsos mejo-res y más elevados de un hombre quedarán determinados por estos de-seos".3

Combatís, y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque nopedís. El esfuerzo del profeso cristiano para satisfacer sus malas pasionesy deseos egoístas inevitablemente lo ponen en abierta oposición con losdemás, pero no logra lo que desea. La razón es que sus deseos sonequivocados, su perspectiva está equivocada, y su enfoque es equivocado—su vida está equivocada. Debe volverse a Dios, entregarle sus deseospecaminosos a El, permitir que lo purifique de sus pasiones y le cambie

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el corazón. Entonces orará de acuerdo con su voluntad, no la propia. "Yesta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosaconforme a su voluntad, él nos oye" (1 S. Juan 5: 14).

3. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestrosdeleites. ¿Puede un cristiano realmente pedir a Dios que conteste una Ioración para satisfacer sus propios deseos malos? La idea suena increíble.Pero recuerdo un incidente específico en el que oré a Dios que mepermitiera hacer algo -realmente era algo muy pequeño- que queríahacer. Luché con Dios, pero no recibí ningún indicio de su aprobación.Pero, como Balaam, lo hice de todas maneras, aunque la conciencia memolestaba. ¡Y mientras lo hacía, realmente oré a Dios pidiéndole que meperdonara por mi falta! Y lo que pensé que sería tan placentero resultófastidioso.

4. ¡Oh almas adúlteras! Observando la terrible condición espiritualque ellos mismos se habían infligido, Santiago lanza una reprensión.

Sin duda Santiago está pensando en términos espirituales. Pablo usala figura de Cristo como el esposo y la iglesia como la esposa en 2Corintios 11: 2. La figura del pueblo de Dios como una mujer quecomete adulterio es común en el Antiguo Testamento. (Véase Éxodo34: 15; Levítico 17: 7; Deuteronomio 31: 16; Isaías 1: 21; Jeremías 2: 20;Ezequiel 16: 15.)

¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?¿Qué quiere decir aquí "el mundo", y qué es la amistad con él? ParaSantiago, el mundo es todo lo que nos rodea —lo material, lo intelectual,lo social, jete— que estimula los deseos pecaminosos. Un predicadorelocuentemente describió el mundo asTT 'El^mundo es lajiaturaleza hu-mana, que sacrifica lo espiritual a lo material, el futuro al presente, loinyisible y eterno a lo que alcanzan los sentidos y que perece con eltiempo. El mundo es un poderoso torrente de pensamientos, sentimien-tos, principios de^acción, prejuicios convencionales, repulsiones y atrac-ciones, que se han estado reuniendo alrededor de la vTdahumana jx>rsiglos, impregnándola7 impulsándola, moldeándola. . . En diferentesépocas se viste de diversa~mañera. Algunas veces es una masa sólida,compacta, una organización de definida impiedad. Otras veces es unainfluencia sutil y casi imperceptible, un poder impalpable y etéreo, peroque slñ embargo penetra^ informa y moldea la vida humana".4 "~~

"Estos caminos [que parten de~las puertas angosta y ancha] sondistintos, separados, y van en dirección opuesta. Uno conduce a lamuerte eterna, y el otro aTá vida eterna. Uno es ancho y suave y el otro

/i

es estrecho y áspero. La gente que viaja por ellos es opuesta en carácter,en vida, en vestido y en conversación.

"Los que van por eLcamino estrecho, hablan de la felicidad quetendrán al final deí viaje. . . No se_yisten como los del camino ancho, nihablaiTcomo ellos, IÜ actúan cojmo ellos. Han recibido ujTmpdelqJ unVarón de dolores, experimentado en quebranto abrió ese camino paraellos y viajó por él. Sus seguidores ven sus pisadas y se consuelan yalegran. El lo recorrió a salvo, y ellos también pueden sentirse seguros,si van tras sus pasos.

"En el camino ancho, todos están ocupados consigo mismos, consus vestidos y placeres. Cada día se aproximan más a su destrucción. . .Cuando sea demasiado tarde ven que no han obtenido nada sustancial.Han perseguido sombras y perdido la vida eterna" (A fin de conocerle,pág:-305).

¿Qué es la amistad con el mundo? Es pensjr de manera que seconformen con el_ "mundo". Es simpatizar con el estüo de vida delmundcTy desearlo. La amistad es una elección deliberada. Figuradamen-te, en el contexto de Santiago, es una mujer que sale a buscar la compa-ñía de un hombre que no es su esposo. Tal es la actitud de "enemistadcon Dios". Enemistad es una palabra fuerte. Describe una bárrenTentreeT~álma y Dios, En nuestro texto significa oposición a la voluntad deDios, hostilidad activa hacia El a causa de una determinación de vivir supropia vida.

5. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que élha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Este es un textodifícil. H. B. Swete kraclara Sel siguiente modo: "El Espíritu de Cristoen nosotros nos anhela, pero con celos, con un amor que~resiste a todopoder contrario tal como la amistad del mundo. . . Su pretensión a lalealtad del corazón humano es la de unolfue no puede tolerar ningúnrival; hay un celo justo, así como hay una ira justa, que es digno de Dios7

y es una consecuencia necesaria de la grandeza de su amor".sEn el texto se halla implícita una tormenta en el corazón. Por un

lado hay profesos cristianos que siguen la carne, acariciando deseospecaminosos, siguiendo al mundo. Por otro lado está el Espíritu Santoperturbando a las personas, advirtiéndolas, invitándolas, tratando de sal-varlas de ellos mismos. Una turbulencia interior es inevitable en estascircunstancias.

6. Pero él da mayor gracia. Estas son palabras animadoras. Unapersona que está convencida de su necesidad invariablemente se encuen-

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tra en una batalla espiritual. Está atada por sus pecados viejos, hipno-tizada por placeres equivocados, y desanimada por fracasos pasados.Quiere servir a Dios, pero el yo lo estorba. Se siente desgarrada y sacu-dida por todo, como si no hubiera ayuda disponible y que no valiera lapena luchar más. Tales personas necesitan desesperadamente este men-saje: "El da mayor gracia".

La gracia es la ayuda de Dios más allá de lo que uno merece opuede esperar. La gracia es la fuerte mano de Dios extendida para ayu-damos, no importa cuan profundamente hayamos caído en el pecado, ocuan decidida haya sido nuestra rebelión contra El. La gracia es Dios quenos suministra lp que necesitamos para tratar con el pecado -fe , valor,fortaleza, arrepentimiento, perdón, limpieza. (Véase Romanos 5: 20.)

Pero Dios necesita algo de parte del pecador antes de poder extendersu gracia, y Santiago nos dice qué es.

Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a loshumildes. Dios resiste a los orguljosos_o soberbios porgue_ellosÍQ resis-ten a El. El orgullo jesiste pues no quiere admitir su necesidad de Dios.Quiere ser independiente, poniéndose en competencia con Diós7tal comolo hizo Lucifer.

Cari F. H. Henry llama al orgullo "la fuente del pecado". C. S.Lewis, quien lo caracteriza como "el gran pecado", dice que el orgulloes esencialmente competitivo. "Decimos que la gente está orgullosa deser rica, o hábil, o de buena presencia, pero no es así. Están orgullososde ser más ricos, más hábiles o de mejor presencia que otros. . . Es lacomparación la que los hace orgullosos, el placer de estar por sobre losdemás. . . El orgulloso, aunque tenga más de lo que pueda necesitar,tratará de obtener todavía más sólo para afirmar su poder. Casi todos losmales del mundo que la gente asigna a la avaricia o al egoísmo realmenteson el resultado del orgullo".6

En 1 Timoteo 3: 6 Pablo advierte contra dar un cargo en la iglesia aun nuevo converso, porque no se envanezca o llene de orgullo. El Tynda-le New Testament Commentary [Comentario Tyndale del Nuevo Testa-mento] señala que la palabra "envanezca" significa literalmente "en-volver en humo".7 Podemos entonces, imaginarnos que una personaorgullosa tiene la cabeza envuelta en su nube personal de engreimiento demodo que sólo puede ver su propia importancia. Otras personas y suspropias necesidades están ocultas de él.

Hemos estado pensando en la otra persona. Pero es vital que nos

EL MUNDO Y LA VOLUNTAD 71

examinemos a nosotros mismos. ¿Es posible que yo haya estado envueltoen mi propia nubecita de orgullo?

La gracia de Dios, que el orgullo ni aprecia ni desea, es necesariapara expulsar el orgullo del corazón. Pero el orgullo mantiene cerrada lapuerta. Es decir, es como si se necesitara al portero para abrir la puertade modo que él mismo pueda ser expulsado. Esto es una pregunta difícil,cuya respuesta se encuentra en el versículo 7.

7. Someteos, pues, a Dios. El orgullo podrá ser el portero delcorazón, pero no tiene la llave. En este texto Santiago señala quiénguarda las llaves y, en el proceso, revela la llave maestra para la puertade todo corazón humano. El orgullo, la ira, la pasión, el resentimiento, laavaricia, la disensión, los celos - n i un pecado único ni toda la combi-nación de ellos puede mantener cerrada la puerta cuando el que guarda lallave decide insertarla en la cerradura y abrir la puerta. Quien guarda lallave es la voluntad.

Elena de White analiza el tema usando otra figura: "Al entregar lavoluntad se llega a la raíz del problema. Cuando la voluntad se entrega,las aguas que fluyen del manantial no son amargas, sino puras como elcristal. Las flores y el fruto del cristiano se abrirán y madurarán a la per-fección" (Signs ofthe Times, 29 de diciembre de 1894). "Todas las cosasdependen de la correcta acción de la voluntad" (El camino a Cristo, pág.47), pero nunca del ejercicio de la voluntad por sí misma. "JNo deseaDios que se anule nuestra voluntad, porque solamente mediante su ejer-cicio podemos hacer lo que Dios quiere. Debemos entregar nuestra vo-luntad a El para que podamos recibirla de vuelta purificada y refinada, ytan unida en simpatía coneLSer divino que El pueda derramar pornuestro medio los raudales de su amor y poder" (El discurso maestro deJesucristo, pág. 56). '""" —

Cuando entregamos nuestra voluntad a Dios El la acepta, purifica yfortalece con su propia energía divina, y nos la devuelve. Ahora nuestravoluntad armoniza con la de El, nuestros pensamientos con los suyos, ynuestros deseos reflejan los suyos. Ahora estamos listos para tratar con elpecado y con_Satanás porque nos basamos en la fortaleza de otro, la deCristo mismo.

Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Los malos deseos queresiden en la carne y que son instigados por Satanás podrán ser fuertes.Pero Dios es infinitamente más fuerte, y El da su fortaleza a toda personaque verdaderamente se somete a El. Confrontado por una voluntad de-cidida, fortalecida por el poder del Espíritu, Satanás reconoce que no

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puede hacer nada. Ve un poder liberador que opera en la persona, y lepermite hacer la voluntad de Dios.

"El tentador no tiene poder para controlar la voluntad o forzar alalma a pecar. Podrá afligir pero no contaminar. Podrá causar agonía,pero no manchar. El hecho de que Cristo lo ha conquistado debierainspirar a sus seguidores con valor para pelear valerosamente la batallacontra el pecado y Satanás" (Review and Herald, 17 de diciembre de1908).

8. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. El griego sugiereque no hemos de acercarnos a El paso a paso sino presentarnos direc-tamente ante su presencia. Hemos de acercarnos "confiadamente al tronode la gracia" (Hebreos 4: 16). Confiadamente -pero no presuntuosamenteo llenos de confianza propia. Debemos^ acercarnos a Djos pOTjnedjo deCristo (Efesios 2: 13) con confianza infantil, reconociendo nuestra_peca-minosidad y nuestra debilidad, dependiendo totalmente de su^nisericor-dia y ju_gracia~ ~ . " — —

Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo,^purificad vuestros corazones. En el Antiguo Testamento limpiarse las1

manos simbolizaba el ritual de eliminación de la culpa. (Véase Deutero-nomio 21: 4-7.) Pero Dios requiere mucho más que una purificaciónritual. El quiere una limpieza moral, pureza interior. (Véase Isaías1: 15-17.) Por ello podemos aceptar que las palabras "limpiad las manos"significan: "Permitan que sus actos, su estilo de vida, refleje el cristia-nismo que profesan". Pero tales hechos son aceptables a Dios sólo cuan-do surgen de un corazón purificado que, por medio de Cristo, queda sin / .mancha. J

Santiago escribe como si el pecador debiera producir su propiapurificación. Por supuesto, es una obra combinada entre el pecador y elEspíritu Santo. La fortaleza viene de Dios; el uso de esa fortaleza noscorresponde a nosotros. Aceptamos el poder divino y cooperamos con elEspíritu en expulsar el pecado de nuestras vidas.

La expresión "de doble ánimo" se consideró al comentar el capítulo1: 18.

9. Afligios, y lamentad, y llorad. Hasta aquí Santiago consideró \,' una cantidad de pecados que incluyen la jactancia, las lenguas sin control, \la envidia, 7á hípocfesTaTtás^guerras y contiendas, la pasión, el egoísmo \y la mundanalidad. Ahora pide un cambio de actitud que significa arre- jpentimiento. El pecador genuinamente arrepentido se siente miserable /(véase Romanos 7: 24; Apocalipsis 3: 17). Pero sólo el Espíritu Santo /

EL MUNDO Y LA VOLUNTAD 73

puede producir esa actitud mental, pues el arrepentimiento es obra deDios (véase Romanos 2: 4).

Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.Para la persona que siempre insiste en salirse con la suya, la voz de laconciencia suele ser silenciada por las frivolas diversiones mundanas.Satanás está muy contento cuando los profesos cristianos se ríen cuandodebieran estar orando, y cuentan chistes cuando debieran estar hablandode Jesús. < ^

/ ' A . W. Tozer señala agudamente a este respecto: "Recordemos que \mo importa cuan alegres lleguemos a ser los cristianos, el diablo no está \haciendo bromas. El está muy decidido y serio, y al fin descubriremosque, en definitiva él juega para ganar. Si los que pretendemos ser segui- /dores del Cordero no tomamos las cosas en serio, Satanás lo hará, y él es /suficientemente sabio como para usar nuestra liviandad para destruirnos'^/

\ El cristianismo es una religión alegre para los que realmente lacomprenden, y Dios no quiere que abandonemos esa alegría. "En tupresencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre" (Sal-mos 16: 11; véase también Job 8: 20, 21)./ ^ E l arrepentimiento tiene cuatro etapas:

1. Vernos como nos ve Dios.2. Sentir repulsión por la fealdad de nuestros pecados.3. Un sincero y profundo pesar por el pecado.4. Apartarnos del pecado y asumir la misma actitud de Dios hacia

éi."La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salva-

ción, de que no hay que arrepentirse" (2 Corintios 7: 10).10. Humillaos delante del Señor. Así como el orgullo es la fuente

del pecado, la humildad es la fuente de la piedad. Thomas Moore escribió:"Humildad, esa raíz dulce y humilde,de la cual brotan todas las virtudes celestes".La raíz latina de la palabra "humildad" significa suelo o tierra. Sin

embargo, la persona realmente humilde no es la que se arrastra por elsuelo. Humildad significa estar sobre la tierra sin arrastrarse por ella. Lahumildad cristiana debiera estar acompañada por un sentido de nuestroinfinito valor para Dios. La humildad que no está sazonada con la sal delCielo es sencillamente una cualidad humana, mezclada con los conta-minantes humanos que rebajan su valor.

"Los que han tenido la más profunda experiencia en las cosas de Diosestán más alejados del orgullo y la exaltación propia. Tienen el concepto

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más humilde de sí mismos, y los más exaltados de la gloría y excelenciade Cristo. Sienten que el más humilde lugar en su servicio es demasiadohonroso para ellos" (Review and Herald, 18 de noviembre de 1909).

Y él os exaltará. Esto no significa que Dios exaltará al humildedelante de la iglesia o el mundo. Dios no promete darnos una posiciónencumbrada o que recibiremos amplia aclamación. Cuando nos arrepenti-mos, El nos exalta hasta ser hijos e hijas de Dios. El nos da una con-fianza que no es propia sino de El, para que podamos levantar nuestrascabezas y podamos mirar a todos los hombres a los ojos., ' 1 1 . Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. Los judíos

/solían decir que la lengua del chismoso mata a tres personas: al qu<(habla, al que escucha, y a la persona de quien se habla^_^ - En esta exhortación la palabra hermanos llega a ser un reproche. Seespera que los hermanos y las hermanas se amen unos a otros, y el amorno destruye ni socava las relaciones con ellos. Antes bien, las refuerza ylas edifica. Pero las críticas y las condenas casi siempre son un esfuerzopara elevarse uno mismo. Son otro método orgulloso para parecer supe-rior a los demás.

/ ' '^Tíl corazón en el cual domina el amor no estará lleno de pasión o/deseos de venganza por heridas que el orgullo y el amor propio conside-

/ rarían insoportables. El amor no tiene sospechas, siempre supone los/ mejores motivos y hechos de los demás. El amor nunca expondrá innece-I sanamente las faltas de los otros. No escuchará ansiosamente los infor-l mes desfavorables, sino más bien buscará recordar las buenas cualidades\ d e quien está siendo difamado" {Testimonies, t. 5, págs. 168, 169)."

El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmurade la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedorde la ley, sino juez. Necesitamos decir una palabra en cuanto al usobíblico de la palabra juzgar. Debemos hacer una diferencia entre juzgarcomo evaluar y juzgar como condenar. Romanos 2: 1 se cita a menudocomo prueba de que juzgar está mal de cualquier manera: "Por lo cualeres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas". PeroPablo no piensa en el muy apropiado tema de evaluar la honestidad,la sinceridad y el valor de una persona. Esa clase de juicio es importante entodo aspecto de la vida. Sin él, la vida sería caótica. Lo que Pablocondena es el juzgar que derriba, los juicios duros, rudos, faltos de amor.

¿En qué forma podría decirse que uno que habla mal contra otro estájuzgando la ley? Levítico 19: 15-18 nos da una respuesta. El pasaje nosadvierte contra aborrecer "a tu hermano en tu corazón" y contra mante-

EL MUNDO Y LA VOLUNTAD 75

ner rencores. Concluye con el precepto que Cristo presentó como la basede las relaciones humanas. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"(S. Mateo 22: 39). Cuando nos erigimos en jueces nos ponemos porsobre la ley como si estuviéramos calificados para decir qué es lo correctoo quién está en lo correcto.

Quien trata a otro en la forma descrita está, por su actitud y suspalabras, mostrando que la ley no es tan importante. De esa manera juzgaa la ley. Se arroga autoridad, no sólo sobre otras personas, sino sobre laley y su Autor.

12. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder.Los necios seres humanos se ponen a juzgar a otras personas y ofrecenveredictos mezquinos, dejando a un lado los preceptos divinos. A partirde su orgullo y egoísmo exagerado presentan lo que ellos llaman hechosy ofrecen juicios basados en sus propias ideas de lo que es bueno, enlugar de las ideas divinas sobre ello.

ja ¿Quién eres para que juzgues a otro? En términos modernosN¿quién te crees que eres? ¿Quién te designó como juez? ¿Tienes los Imotivos correctos? ¿Tienes una integridad incuestionable? ¿Muestras ca- /ridad hacia la persona a quien juzgas? ¿Tienes todos los hechos, y sonítodos ellos exactos? Pero más importante: ¿conoces los motivos de esa(

\ persona? Si la respuesta es no, entonces no trates de ser juez.

1 A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament (Nashville, Tenn., Broadman Press, 1933),t. 6, pág. 49.

2 D. Martyn Lloyd-Jones, God's Way of Reconciliation (Grand Rapids, Mich., Baker Book House,1979), pág. 62.

3Colin Brown, ed., Dictionary of New Testament Theology (Grand Rapids, Mich., ZondervanPublishing House, 1975), t. 1, pág. 457.

4 Alfred Plummer, The General Epistles of St. James and St. lude. The Expositor's Bible (NewYork, P. C. Armstrong and Son, 1903), pág. 230.

5 Henry Barclay Swete, The Holy Spirit in the New Testament (Grand Rapids, Mich., Baker BookHouse, 1976), págs. 257, 258.

6 C. S. Lewis, Christian Behavior (New York, The Macmillan Co., 1948), págs. 45, 46.7 Tyndale New Testament Commentary (Grand Rapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Publishing Co.,

1984), t. 14, pág. 82.8 A. W. Tozer, OfGod and Man (Harrisburg, Penn., Christian Publications, Inc., 1960), pág 81.

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Capítulo 9 Santiago 4: 13-17; 5: 1-6MATERIALISMO, EXPLOTACIÓN Y JUICIO 77

Materialismo, explotacióny juicio

Si leemos el capítulo 4 de Santiago en forma superficial podríamospensar que el apóstol cambió abruptamente el tema después del versículo12. Pero Lenski no piensa así. "El desprecio de Dios sigue siendo eltema básico; en los versículos 1-10, se desprecia a Dios en favor delmundo, en los versículos 11 y 12, se lo desprecia al juzgar al hermano, yahora se desprecia a Dios y se lo ignora al hacer planes de negocios—algo que se hace constantemente hasta el día de hoy".'

13. ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a talciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos. San-tiago no quiere decir que no debemos hacer planes. Los planes sonesenciales para el éxito de cualquier empresa. Jesús habló de la importan-cia de hacer planes en S. Lucas 14: 28-32. ¿Quién -pregunta- sería tannecio de construir una torre sin primero calcular si tiene recursos sufi-cientes? ¿Y qué rey pensaría en enfrentar a un ejército de 20.000 solda-dos con sólo 10.000, a menos que tenga una razonable posibilidad deganar?

Santiago condena la tendencia de eliminar a Dios de nuestros planespor causa de lo que hoy llamamos materialismo. El materialismo es "latendencia de estar más preocupado por las metas y los valores materialesque por los valores espirituales".?

Podemos ofrecer un servicio nominal a Dios, pretendiendo que El esel primero en nuestra vida, mientras que nuestras palabras y actos indicanotra cosa. La acumulación de riquezas es un deseo tan fuerte para algu-nos que ahoga todo otro valor, y aun las impresiones del Espíritu Santo.Los hombres hacen planes para "hoy y mañana", de que irán a "talciudad" y estarán "allá un año" y "ganaremos", mientras dejan a Dios

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muy atrás como una figura en la oscuridad, que por momentos ingresa ala conciencia para ser pronto relegada otra vez a las sombras.

14. Cuando no sabéis lo que será mañana. No sabemos siquieralo que ocurrirá dentro de una hora, y mucho menos lo que pasará en lospróximos doce meses.

Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que seaparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. El que acumulariquezas puede seguir su camino confiado hoy en su buena salud, mien-tras mira la ancianidad como algo futuro. Pero tal actitud es esencialmen-te necia, como Jesús lo demostró tan claramente en su parábola del ricoinsensato (véase S. Lucas 12: 16-21). La vida es finita, y tan inciertacomo finita. Por ello, todo el que pone algo que no sea Dios en el centroafrontará, tarde o temprano, los resultados de su necedad. Y el resultadoserá terrible.

Una anécdota, evidentemente imaginaria, destaca la incertidumbrede la vida. Cuenta que un hombre de negocios soñó que había recibidoun diario fechado quince días después del día en que lo recibió. Encan-tado, buscó la página de la bolsa de valores. Tendría la oportunidad dever por adelantado cómo se comportarían los valores de las acciones y elmercado con dos semanas de anticipación y obtener así una enormeganancia. Se hallaba feliz doblando el diario después de haber obtenidola información que quería, cuando sus ojos cayeron sobre un nombre enla columna necrológica. Era su propio nombre.

15. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere,viviremos y haremos esto o aquello. En fácil pasar por alto una serie deimplicaciones de este versículo. Sugiere que Dios está interesado ennosotros y en nuestras preocupaciones, y que tiene planes para nosotros.Supone que Dios está en el control de las cosas y que tiene la capacidadde dirigir todo para que salga de acuerdo con su voluntad. Supone quetrataremos de conocer su voluntad. Esto significa oración, consideraciónde las implicaciones de una situación, escudriñamiento del corazón, y talvez el estudio de qué dice la Palabra de Dios sobre el asunto de que setrata.

Este versículo también implica que cuando conocemos la voluntadde Dios escogeremos seguirla. Tal vez no sea fácil someter nuestrosplanes a los de El. Sin embargo, la oración de Jesús: "No se haga mivoluntad, sino la tuya", debe ser también nuestra expresión de entrega.

16. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactanciasemejante es mala. Auntoengañados, sintiendo que nuestras propias ca-

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pacidades, habilidad y fortaleza nos produjeron el éxito, es fácil hacerpretensiones de seguridad insolentes y vanas, porque pensamos que con-trolamos todo. Tal jactancia es reprensible. ¡Y pensar que Santiago dirigeestas palabras a miembros de iglesia!

17. Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.Santiago hace esta declaración en el contexto específico de las necesida-des del cristiano de seguir con sus transacciones comerciales a la luz dela voluntad de Dios. Sin embargo, establece un principio que abarca todala vida cristiana. Tan pronto como sabemos que una determinada con-ducta es la correcta, es pecado no seguirla. "Si nos llega una luz, y ladejamos de lado o la rechazárnoslos llega la condenación y el ceñoUe lamirada de Dios; pero antes que nosTlégüe la luz no hay pecado, porqueno hay luz para rechazar" (Testimonies, t. 1, pág. 116).

¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios a fin de saber cómo"hacer lo bueno"? Podemos sugerir dos caminos básicos.

1. La revelación. La Biblia nos señala principios específicos queconducen al cristiano en todas las áreas que tienen relación con la salva-ción, y el Espíritu Santo los guiará al conocimiento de la voluntad deDios por medio de la Palabra.

2. La conciencia. La conciencia es la capacidad moral de la mentepor la cual los humanos pueden distinguir el bien del mal. Es un canalmediante el cual el Espíritu Santo habla al corazón y la mente a fin deconducir al cristiano por el camino correcto. La conciencia debe ceder elpaso a la Palabra de Dios y debe ser educada para ponerse en armoníacon ella. (Véase Testimonies, t. 5, págs. 69, 548.)

La conciencia no es una guía precisa, por cuanto Dios no nos hablaaudiblemente por medio de ella. Opera más como el sí y el no del Urim yel Tumim. Su propósito es frecuentemente sensibilizarnos a un sencillo"debieras hacerlo"; un acto específico debiera o no debiera ser hecho.

¿Significa esto que mientras una persona "viva de acuerdo con laluz que tiene" será salvo? Sí y no. Aunque esta pregunta no cae dentrodel tema que está analizando Santiago, puede ser útil que lo considere-mos aquí. La salvación no depende de que una persona "viva de acuerdocon la luz que tiene", sino de una conexión con Jesucristo. "El que nonaciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (S. Juan 3: 3). Este esel mínimo irreducible para la salvación. Si alguien que se ha entregado aCristo y ha sido regenerado no es consciente de las demandas de Dios, notiene pecado, porque no tiene luz para rechazar. Sin embargo, sin elnuevo nacimiento algunos pueden vivir a la altura de cada porción de la

MATERIALISMO, EXPLOTACIÓN Y JUICIO 79

ley que conocen, y a pesar de ello estar perdidos. Una persona convertidano se perderá porque desobedezca a Dios sin saberlo, ni una persona noconvertida se salvará porque obedezca a Dios sin saberlo.

Nuestro texto, por implicación, incluye la voluntad. Hacer el biensignifica hacer una decisión, que es una función de la voluntad. Tenemosque decidir antes de actuar. El verdadero equilibrio entre la voluntad deDios y la del hombre se percibe en las siguientes declaraciones.

"El hombre debe hacer fervientes esfuerzos para vencer lo que I ?f impide lograr la perfección. Pero depende enteramente de Dios para

alcanzar el éxito. Los esfuerzos humanos, por sí solos, son insuficientes.\ Sin la ayuda del poder divino, de nada sirven. Dios obra y el hombre\ obra. La resistencia a la tentación debe provenir del hombre, que debe iI obtener su poder de Dios" (Los hechos de los apóstoles, pág. 398). /\ "No se pide al poder divino que haga lo que el poder humano puede

hacer. Dios no hace a un lado la ayuda del hombre. Le fortalece ycoopera con él mientras emplea las facultades y capacidades que se ledan" (El Deseado de todas las gentes, pág. 492).

"Desear lo bueno y la verdadera santidad es correcto en sí, pero si/te \/detienes allí, de nada te servirá. Los buenos propósitos son loables,

( no tendrán valor a menos que se lleven resueltamente a cabo. Muchos se\ perderán aunque esperaron y desearon ser cristianos, pero no hici\ esfuerzos fervientes; por lo tanto serán pesados en la balanza y hall\faltos. La voluntad debe ejercerse en la debida dirección" (Joyas de lostestimonios, t. 1, pág. 241).

Santiago 5: 1-6El materialismo es un tema común que une los últimos versículos de

Santiago 4 con los primeros del capítulo 5. En la primera referencia sedescribe el hacer caso omiso de Dios en la obtención de riquezas, y en lasegunda, hacer caso omiso de los demás hombres.

Santiago 5: 1-6 está cargado de condenación. Tiene un aire de juiciosin atenuantes. No hay indicio de esperanza, ningún llamado al arrepenti-miento. Sólo hay una nota de desesperación. No se ofrece nada que nosea miseria, agonía, vindicación y segura retribución. Es evidente, por lotanto, que los juicios a los que arroja Santiago a sus lectores ricos es eljuicio final en el que los malvados cosecharán los frutos de su egoísmo y"serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir dedientes" (S. Mateo 8: 12). El día del arrepentimiento pasó sin que loreconocieran, y se fue para siempre.

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1. ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que osvendrán. "Vamos ahora"' es una advertencia en modo imperativo quesugiere reprensión y condenación, como los "¡Ay de vosotros!" de Jesús(S. Mateo 23: 13-16, 25-27).

La advertencia de Santiago de llorar y aullar nos recuerda los llama-mientos que hicieron los profetas del Antiguo Testamento a la gente o lasnaciones a lamentar una terrible calamidad futura (véase Isaías 13: 6;Jeremías 4: 8; Sofonías 1: 11). Ya había mencionado el materialismo delos ricos. Ahora se dirige directamente a ellos. Pero esto no indica queSantiago esté en contra de los ricos. Está preocupado por el rebaño quelos "lobos" ricos están arrebatando.

Pero ni Santiago ni la Biblia como un todo condenan las riquezas ensí mismas. "Los recursos son valiosos y deben desearse. Son una bendi-ción, un tesoro precioso, si se los utiliza prudente y sabiamente, y no seabusa de ellos" (Nuestra elevada vocación, pág. 195). Pero muy a menu-do se abusa de la riqueza y las ventajas que la acompañan.

2. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas estáncomidas de polilla. Las riquezas incluyen las cosechas, y aquí se hace lasugerencia de que las habían retenido tanto tiempo, en lugar de compar-tirlas, que se habían podrido. De la misma manera, sus finos guardarro-pas pueden haberse arruinado por el moho y las polillas, con lo cualquedaron inutilizados.

3. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificarácontra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego.Santiago emplea una figura atrevida para hacer entender a sus lectoresricos el peligro de la avaricia. El oro y la plata se herrumbran, dice, y elmoho muerde sus carnes como fuego. Por supuesto, ni el oro ni la platase herrumbran. Pero el lenguaje gráfico debe de haber apelado a laimaginación de sus lectores orientales, que no habrán tenido dificultad encomprender una figura del lenguaje que suena extraña para nuestros oídosoccidentales.

Habéis acumulado tesoros para los días postreros. Los ricos acu-mulan tesoros que los condenarán en el día del juicio. Pablo aconseja aTimoteo que exhorte a los ricos que atesoren "para sí buen fundamentopara lo porvenir [el juicio], que echen mano de la vida eterna" (1 Timo-teo 6: 19). Debían hacer esto para que "sean ricos en buenas obras,dadivosos, generosos" (vers. 18).

4. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechadovuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vos-

MATER1ALISMO, EXPLOTACIÓN Y JUICIO 81

otros. El griego nos indica que la cosecha se ha terminado, y los produc-tos se han recogido. Esto sugiere que los ricos dueños de las tierrashabían obtenido una buena ganancia con la nueva cosecha, pero con graninsensibilidad habían rehusado pagar a sus obreros. Los ricos se volvíanmás ricos, y los pobres, más pobres. Aparentemente la retención delsalario era una práctica muy frecuente en los tiempos bíblicos, porque sela menciona varias veces en el Antiguo Testamento. (Véase Levítico19: 13; Deuteronomio 24: 14, 15; Job 24: 10; Proverbios 3: 27, 28; Jere-mías 22: 13; Malaquías 3: 5.)

La avaricia es una de las pasiones más difíciles de satisfacer. Siem-pre ha habido personas que no estuvieron satisfechas con una gananciajusta producto del uso honesto de su cerebro y músculos. Tienen unapasión consumidora por ganar más y más, más y más rápido. Al hacerlo,ponen a un lado el instinto dado por Dios de la justicia y los derechossociales, y adoptan el duro egoísmo que puede tan fácilmente llegar a serparte del mundo de los negocios. Con ardides injustos procuran quedarsecon el fruto de los trabajos de otros. A veces lo hacen por la fuerza bruta,como en el caso del rey Acab que asesinó a Nabot para quedarse con suviña (1 Reyes 21: 1-6). Más a menudo, lo hacen recurriendo a sub-terfugios. Hombres codiciosos, provistos de astucia y una falta total deprincipios, usan su habilidad y su posición para aprovecharse de otrosque no están tan bien dotados intelectual, física, social, cultural o racial-mente.

A menudo, la riqueza y la posición de estos hombres los ponen porencima de la justa retribución en la tierra. Es bien sabido que los pode-rosos cometen crímenes serios y reciben poco más que una palmada en lamano, mientras que los que no tienen influencias, aunque cometan críme-nes mucho menos graves, reciben largas condenas de prisión.

Tampoco los crímenes de que Santiago acusa a sus ricos lectoresestán totalmente ausentes de la iglesia cristiana. "Y porque hay avariciay traición en la vida de los que llevan el nombre de Cristo, porque laiglesia conserva en sus libros los nombres de aquellos que adquirieronsus posesiones mediante injusticias, se desprecia la religión de Cristo. Eldespilfarro, las ganancias excesivas y la extorsión están corrompiendo lafe de muchos y destruyendo su espiritualidad" {Profetas y reyes, pág.481).

Los clamores de los que habían segado han entrado en los oídosdel Señor de los ejércitos. La referencia aquí al Señor de los ejércitospuede indicar los enormes ejércitos del cielo. (Véase Josué 5: 14;

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1 Reyes 22: 19; 2 Crónicas 18: 18.) Aplicado a Dios, el término adquirióel significado de soberano o todopoderoso.

El lastimero clamor de los perjudicados e indefensos obreros esescuchado por el Dios omnipotente, quien sacará sus ejércitos para ven-gar a quienes son explotados y oprimidos por los poderes de la tierra, yque no pueden vengarse ellos mismos.

5. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos;habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Losjuicios de Dios no siempre esperan hasta el día final. A través de toda lahistoria, a veces Dios ha permitido que cayeran sus juicios.

Nos preguntamos si algunos de los judíos ricos que vivían en lujo ycomplacencia propia y que leyeron las palabras de Santiago estuvieron enJerusalén en el año 70 DC, y las recordaron en medio de una horribleangustia. Josefo señala que los ricos, encerrados en la ciudad, sufrieronen forma especial.1 Entre la espada y la pared, no pudieron escapar.Muchos de ellos habían sido amigables con los romanos, por lo quehabían provocado la envidia y la enemistad de los celotes fanáticos yviolentos que controlaban la ciudad. Por ello, si trataban de escapar no seles solucionaría el problema. De cualquier manera estaban sentenciados.Todo judío que había tenido buenas relaciones con los romanos eraasesinado bajo el pretexto de que estaba procurando abandonar la ciudad,aunque en realidad, los celotes querían conseguir sus posesiones. Cual-quiera que pareciera medio muerto de hambre no era molestado. Perotodos los que mostraban evidencias de que no habían sufrido privacioneseran torturados para obligarlos a confesar dónde habían escondido sustesoros.

"La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobreJerusalén va a tener otro cumplimiento, del cual esa terrible desolaciónno fue más que un pálido reflejo" (El gran conflicto, pág. 40).

La actitud de los perseguidos hacia sus perseguidores es descrita conemoción: "Y él no os hace resistencia". Indefensos, habiendo aprendidola inutilidad de la resistencia, sabiendo que no le queda otro recurso queDios, espera con resignación el momento de liberación que ha de venirde Dios.

6. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os haceresistencia. Dice Lenski: "Por más inocente que fuera un hombre, estosricos encontraban medios y maneras para condenarlo cuando les parecíabien hacerlo, sea en sus propias cortes judías o ante los tribunales paga-

MATERIALISMO, EXPLOTACIÓN Y JUICIO 83

nos. Esta condenación a veces resultaba en la ejecución del inocente.Hasta esos extremos iban estos ricos inescrupulosos".

Podemos pensar que la descripción que hace Santiago de los ricos yde los oprimidos no se ajusta a nuestro mundo actual. La persona pro-medio en occidente tiene gremios y leyes que la favorecen y a quienespuede recurrir. Pero ello no es una garantía de justicia. En muchas partesdel mundo los pobres y los que no tienen influencia tienen muchas di-ficultades no sólo para que sus casos sean considerados con justicia,sino hasta de que sean siquiera escuchados.

' R. C. H. Lenski, The ínterpretation of the Epistle lo the Hebrews and the Epistle of James(Minneapolis, Augsburg Publishing House, 1966), pág. 638.

- Webster' s New World Dictionary. segunda edición universitaria.1 Flavio Josefo. Guerras de los judíos, libro 5. cap. 10. pan. 2.

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Capítulo 10 Santiago 5: 7-20

En espera de la cosecha

Después de dirigirse a los ricos explotadores, Santiago se dirigeahora a los pobres explotados. ¿Qué se hace cuando a alguien se le harobado el mantenimiento y virtualmente no le quedan recursos? ¿Qué sele puede aconsejar? El problema es difícil, tanto para el consejero comopara la víctima. La respuesta inmediata de Santiago apunta hacia elfuturo.

7. Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida delSeñor. El concepto básico de la palabra griega traducida como pacienciaes: "Prepara tu aliento para una larga carrera". Vincent nos informa queel término sugiere "una larga restricción del alma para no ceder a lapasión, especialmente la pasión de la ira".1

Este consejo arroja luz sobre la frase: "El no os hace resistencia",del versículo 6. No dice que los explotados, como ovejas, casi sin darsecuenta de que fueron explotados son empujados de acuerdo con la volun-tad de sus opresores. Por el contrario, ellos son plenamente conscientesde su situación de injusticia, pero también saben que no tienen adonde iren la esfera humana para que se les haga justicia.

R. V. G. Tasker observa que el término griego "denota, antes queel valiente soportar las aflicciones y rehusar caer ante ellas aun bajopresión, más bien la restricción propia que capacita al que sufre a abste-nerse de una apresurada represalia. Lo opuesto a 'paciencia' en estesentido es 'ira y venganza' ".2

Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y latardía. La paciencia del agricultor con respecto de sus cosechas se basaen su conocimiento del funcionamiento de la naturaleza. El sabe que se

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EN ESPERA DE LA COSECHA 85

requiere cierto tiempo para que las semillas crezcan y maduren, que senecesita cierta cantidad de lluvia y de sol. Su paciencia, entonces, está enarmonía con la marcha de la naturaleza. El no espera la cosecha cuandoel período normal de crecimiento recién llega a la mitad.

En forma similar, Santiago advierte a sus lectores oprimidos queesperen pacientemente el tiempo de la cosecha final. No pueden conocerel cronograma de Dios para esa cosecha como el agricultor entiende elcronograma de la naturaleza. Pero pueden confiar en que "los propósitosde Dios no conocen premura ni demora" (El Deseado de todas lasgentes, pág. 23). Pueden saber que no demorará la cosecha ni un mo-mento más de lo necesario para que todas las cosas lleguen a su perfectamadurez.

8. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros cora-zones; porque la venida del Señor se acerca. La opresión, la injusticia,la burla, la tentación y la necesidad son la suerte de ustedes* reconoceSantiago. Pero "manténganse firmes" (versión Dios habla hoy), "forta-leced vuestros corazones" (Biblia de Jerusalén), "refuercen el ánimo"(versión Nueva Biblia Española). Afirmen sus corazones sobre la benditaesperanza, dice Santiago. No sean sacudidos ni se desanimen, sino "es-tad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendoque vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15: 58).

9. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáiscondenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. No se quejen nimurmuren. La advertencia puede referirse a quejarse por lo bajo. Sugiereuna condenación o un juicio apenas reprimido, que permanece en elcorazón, y que en algún momento podría surgir a la superficie. Laspalabras "unos contra otros" sugieren que las quejas podrían ser unaespecie de recriminación mutua.

La actitud detrás de las murmuraciones es mala y, por la gracia deDios, debe ser resistida y superada pues tiende no sólo a producir tensióny problemas entre los hermanos, sino indica que existe rencor en elcorazón, lo que destruye la espiritualidad y ía felicidad. Todo aquel quepermite que una actitud de juicio condenatorio persista, merece la conde-nación final del gran Juez. Pablo advirtió acerca de los resultados finalesde la murmuración. "Ni murmuréis -escribió a los cristianos de Corin-to—, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor"(1 Corintios 10: 10).

10. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de pa-ciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. La murmu-

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ración y las quejas demuestran falta de paciencia. Santiago cita a losprofetas, muchos de los cuales sufrieron más persecución que sus lecto-res. En realidad, en la mayoría de los casos, poco se registra de los sufri-mientos de los profetas, aunque Esteban sugiere que virtualmente todosfueron perseguidos. (Véase Hechos 7: 52; compárese con Hebreos 11:36-38.) Todos esos hombres estuvieron sujetos "a pasiones semejantes alas nuestras" (Santiago 5: 17). Algunos de ellos pueden haber sido impa-cientes por naturaleza. Pero por el Espíritu pudieron mantener una pia-dosa paciencia que los guardó de tomar represalias, de prorrumpir enhechos y palabras, permitiéndoles en cambio esperar pacientemente queDios resolviera las cosas a su manera y en su momento.

La observación de que los profetas hablaron en nombre del Señorsugiere que, o sufrieron persecución como resultado de sus palabras, o apesar de ellas. Su papel como profetas de Dios no los protegió de lapersecución.

11. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren.Habéis oído de la paciencia de Job. La palabra bienaventuranza provienede una raíz latina que sugiere un acontecimiento futuro, casual, perofeliz. Generalmente pensamos que la felicidad depende de que las cir-cunstancias estén a nuestro favor. Pero "el contexto de la felicidad obienaventuranza en este pasaje no son circunstancias o acontecimientosfelices. Todo lo contrario. Porque aunque Santiago presenta a Job comoun ejemplo de un hombre feliz, las circunstancias de Job estaban lejos deser buenas. Santiago puede estar sugiriendo que el conocimiento de queuno ha sido firme en la lealtad a Dios produce una sensación de bienestara pesar de las circunstancias. Y la frase siguiente sugiere otra razón máspara la felicidad en la adversidad.

Habéis visto el fin [el propósito] del Señor, que el Señor escompasivo y muy misericordioso. Unido con el pensamiento anterior,puede entenderse que esto significa que Job experimentó la felicidaddespués de su severa prueba cuando comprendió el propósito de Dios alpermitirla, y cuando "bendijo Jehová al postrer estado de Job más que elprimero" (Job 42: 12).

12. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo,ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí seasí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación. Aparen-temente la gente usaba juramentos para afirmar las declaraciones mástriviales. Esto rebajó el valor del juramento, hasta hacerlos casi sin valor,especialmente cuando la palabra empeñada resultaba falsa. Por esto San-

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tiago aconsejó no usar juramentos. Si la palabra de uno no es buena, lamultiplicación de juramentos no la mejorará.

También se incluyen las exclamaciones blasfemas. Es frecuente es-cuchar expresiones que incluyen el nombre de Dios en exclamaciones dedolor o de sorpresa.

En los tiempos bíblicos hubo situaciones en las que se tomaronjuramentos apropiados. Véase Deuteronomio 10: 20; Isaías 65: 16; Je-remías 4: 2; 12: 16; 2 Corintios 1: 23; Gálatas 1: 20.

13. ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. El su-frimiento aparece de diversas maneras, y a menudo hay poco que elhombre pueda hacer para suavizarlo. Sólo Dios puede aliviar la angus-tia o dar la gracia para soportarla. A veces hay poco que se puede hacerfuera de orar. Pero la oración de fe encuentra una respuesta de con-suelo, fortaleza y ayuda.

¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. Véase el comentario sobreel capítulo 4: 9. Cantar salmos y alabanzas no sugiere hilaridad. Laalegría cristiana es mucho más elevada y pura que la algazara, porqueproviene de un alma que es la morada del Espíritu de Cristo.

14. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianosde la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre delSeñor. Santiago no tenía la intención de decir la última palabra en cuantoa cómo tratar a los enfermos. Por ejemplo, no quiere decir que no hayaque llamar al médico. Jesús no rebajó a los médicos. (Véase S. Mateo9: 12; S. Lucas 4: 23.) Lucas, el compañero de Pablo, fue un médicoreconocido (véase Colosenses 4: 14). Orar por los enfermos es un actoserio que debe ser emprendido sólo después de mucha consideración.

15. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levanta-rá. Otra vez Santiago parece dar por sentadas varias cosas. No dice quela oración debe ser ofrecida en sumisión a Dios, quien hará lo que mejorle parece. Cuando se ofrecen oraciones con fe que brota de corazonespuros delante de Dios, se nos aserura que "seguirán recuperaciones"(Counsels on Health, pág. 210). Sin embargo, no debemos suponer queel restablecimiento siempre seguirá a la oración, ni perder nuestra fecuando no ocurra.

Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. En estaspalabras está implícita la idea de que la persona enferma se arrepentirá sinreservas de todos sus pecados. El "s i " no significa que no haya pecado."Todos pecaron" (Romanos 3: 23). Más bien significa que si su enfer-

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medad fue ocasionada por pecados específicos, su sanamiento mostraráque le fueron perdonados.

16. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos porotros, para que seáis sanados. "Todos estamos propensos a cometererrores. Por lo tanto, la Palabra de Dios nos dice llanamente cómocorregir y remediar esas faltas. . . Cualquiera sea el carácter de vuestropecado, confesadlo. Si lo habéis cometido únicamente contra Dios, con-fesadlo sólo a él. Si habéis dañado u ofendido a otros, confesadlo tam-bién a ellos, y la bendición del Señor reposará sobre vosotros. Así escomo moriréis al yo, y Cristo se formará en vosotros" (A fin de cono-cerle, pág. 241).

"Aseguraos de que la confesión cubra completamente la influenciadel mal cometido, que no quede nada necesario sin hacer para con Dios,con el prójimo o con la iglesia, y entonces podréis aferraros de Cristo conconfianza, esperando su bendición" (Testimonies, t. 5, pág. 646).

La oración eficaz del justo puede mucho. Es decir, la oración deun hombre justo es poderosa y efectiva. Un hombre justo es el quehabiendo dedicado su vida a Dios, procura con su corazón, su mente y suvida conformarse completamente a sus demandas. El justo no sólo ora.También obedece. A causa de su dedicación completa, no tiene unaconciencia que lo acuse debilitando su petición, ninguna vergüenza quedisminuya su fe. Dios se agrada de honrar la oración de una persona así.Una vida virtuosa no levanta barreras que dificulten la labor de Dios.

17. Elias era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nues-tras. "Pasiones semejantes" puede inducirnos a error. Santiago dice queElias era tan humano como nosotros, con las mismas limitaciones quetenemos nosotros. Pero su fe le permitió elevarse por sobre las dudashumanas para poner a un lado las imposibilidades, poniendo una con-fianza total en lo que Dios puede hacer.

19. Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado dela verdad, y alguno le hace volver. Aun los cristianos más consagradospueden apartarse de la verdad. Cuando quitamos nuestra vista espiritualde Jesús, puede muy pronto ser capturada por una de las atrayentessutilezas de Satanás. Entonces, a menos que vuelva enseguida a Jesús, lamente es guiada por caminos errados, se paralizan las percepciones espi-rituales, y se acepta el error. (Veáse el comentario sobre Santiago 1:13-15.) Así, el sendero que se aparta de la verdad es también el sendero quese aparta de Cristo. Siempre debemos conducir a la gente a la verdad enCristo Jesús.

EN ESPERA DE LA COSECHA 89

20. Sepa que el que haga volver al pecador del error de sucamino, salvará de muerte un alma. Salvar un alma del error de sucamino es, con la ayuda del Espíritu, conducirlo a arrepentirse y a confe-sar su error. Esto lo restaura a su relación con Jesús, y así lo rescata de lamuerte eterna.

Y cubrirá multitud de pecados. Cubrir no significa "ocultar",dejando los pecados en el mismo lugar. Significa que los pecados sonabandonados y perdonados. Salmos 32: 1 resume el pensamiento: "Bien-aventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto supecado" (la cursiva es nuestra).

1 Marvin R. Vincent, WordStudies in the New Testament (Grand Rapids, Mich., Wm. B. EerdmansPublishing Co., 1976), t. 1, pág. 761.

2 R. V. G. Tasker, The General Epistle of James. Tyndale New Testament Commentaries (GrandRapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1980), pág. 117.

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Capítulo 11

El Pacto de Medio Camino

En Northampton, Massachusetts, un pastor congregacional se arro-dilló para orar. Sentía una pesada carga por las almas de ese pueblitoque, según creía firmemente, estaba afligido por una mortal enfermedadespiritual. Ese día de 1734 señaló el comienzo de uno de los reaviva-mientos más notables que conoció la América del Norte. Las condicionesque llevaron a Jonathan Edwards a doblar sus rodillas ese domingo eranrealmente alarmantes. Había muerto la generación temerosa de Dios quehabía colonizado esas tierras. La nueva generación había olvidado aDios. Predominaban la inmoralidad, el engaño y el interés personal.Pocos se interesaban en el mundo mejor. Aun los que seguían la rutina delas formas de la religión estaban desanimados. Los miembros en las listasde la iglesia disminuían rápidamente. Las condiciones habían llegado aser tan deplorables que en 1662 los principales ministros de la colonia deMassachusetts hicieron algo que creían que podría ayudar, pero que enrealidad sólo empeoró las cosas. Adoptaron lo que se llamó el Pacto deMedio Camino (Halfway Covenant). Las personas que no podían hacerprofesión de haber nacido de nuevo podían de todos modos bautizar a susniños mientras asintieran a la doctrina de la fe y no fueran "de conductaescandalosa". Cuando sus hijos crecieran, si ellos no podían dar testi-monio de su conversión, se les negaba sólo un privilegio: No podíanparticipar de la Cena del Señor.

Estos miembros a medias pronto fueron más numerosos que los quese mantenían en plena comunión. Ser miembro a medias llegó a sersocialmente aceptable. ¿Por qué molestarse en ser miembro pleno? Conel tiempo, aun la Cena del Señor fue abandonada, ¡y los del Pacto deMedio Camino se infiltraron hasta el ministerio mismo!

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EL PACTO DE MEDIO CAMINO 91

Un remanente fiel pronto se dio cuenta de que el Pacto de MedioCamino era un terrible error. Algo catastrófico debía ocurrir para evitarque la vacilante llama del cristianismo viviente se apagara. Y como tan amenudo lo hace, Dios escogió a un hombre para abrir las ventanas deesas iglesias oscurecidas a fin de permitir que entrara la luz. Ese hombrefue Jonathan Edwards.

En 1734 predicó una serie de sermones sobre la justificación sólopor fe. Barrió con la esperanza del cielo sobre la que descansaban tantosde los miembros de su congregación. Su moralidad, su condición demiembros por medio del Pacto de Medio Camino y su participación en laCena del Señor, no servían para nada, decía Edwards; pero tampoco lesdaba un mero discurso teológico. Con toda dedicación enumeró los peca-dos del pueblo: falta de reverencia en la casa de Dios, descuido del día dereposo, descuido de la oración en familia, desobediencia a los padres,peleas, avaricia, sensualidad, odio hacia el prójimo. Cada pecado secretofue presentado delante de todos.

El Espíritu Santo usó la aguda espada de esos sermones para penetrarmuy hondo. La gente no podía dormir los domingos por la noche. Al díasiguiente no podían hablar de otra cosa que de la sorprendente revoluciónen el pulpito.

Las primeras conversiones se produjeron en diciembre -cinco o seis"conversos para salvación", entre ellos una señorita muy conocida como"acompañante". La noticia de su conversión cayó como un rayo sobrelos corazones de todos los jóvenes del pueblo y también sobre muchosotros que ya no eran jóvenes.

"Después de esto —escribió Edwards en su Narrative of SurprisingConversions [Relato de conversiones sorprendentes]— llegó a ser uni-versal en todas partes del pueblo una grande y fervorosa preocupaciónpor las grandes cosas de la religión y del mundo eterno, y entre laspersonas de todos los niveles y edades; el ruido entre los huesos secos sehizo más y más fuerte; y muy pronto toda charla sobre cosas que nofueran espirituales y eternas se dejó de lado".

El reavivamiento se extendió a otros pueblos, y antes de mucho ciencomunidades se vieron afectadas.1

Este movimiento, conocido como el Gran Despertar, llegó a ser unode los reavivamientos más notables de la historia norteamericana, revi-talizando la experiencia espiritual de decenas de miles de personas en elcontinente norteamericano.

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Es evidente que hay un paralelismo entre las condiciones de quieneshabían tomado el Pacto de Medio Camino en los tiempos de JonathanEdwards y las condiciones espirituales de los judíos en los tiempos deMalaquías. Ellos también habían hecho un pacto de mitad del camino,aunque no lo llamaban de ese modo. El libro de Nehemías describe loque probablemente fue la última gran reforma entre los judíos. Con celocaracterístico, Nehemías se dedicó a purificar a la iglesia de sus días. Sureforma fue dramática. En realidad, se nos dice que el pueblo de Judá"trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes"(Nehemías 13: 12). Es interesante que la fidelidad en los diezmos acom-pañó a la reforma. Pero, por el tono del libro de Malaquías, es evidenteque el egoísmo penetró otra vez en el corazón de los sacerdotes y delpueblo por igual. Comenzaron a descuidar los servicios del templo y susresponsabilidades religiosas. Como resultado, llegaron nuevamente a unnivel muy bajo en su relación con Dios.

Aunque los mensajes de Malaquías condenan enérgicamente la ac-titud tibia que caracterizó a los judíos en el período anterior a la venidadel Mesías, los últimos cinco versículos del último capítulo cierran nosólo la profecía de Malaquías sino también el Antiguo Testamento con lapromesa de un glorioso reavivamiento y una reforma finales que ha depreceder a la segunda venida de Cristo. Para los que estamos esperandocon ansiedad un reavivamiento y una reforma en la iglesia hoy, y oramoscon fervor por ellos, no hay dudas en cuanto al significado de Malaquíaspara la iglesia de Laodicea.

Después de la breve introducción del primer versículo, la mayorparte del libro contiene las advertencias de Dios por un lado, y las pro-testas de justicia propia del pueblo por el otro. Ellos aparentemente ig-noraban las advertencias de Dios porque sentían que no las necesitaban.Entre los capítulos 1: 1 y 3: 15 descubrimos ocho conjuntos de adver-tencias seguidos por negaciones del pueblo. En nuestra versión Reina-Valera, seis de las ocho negaciones del pueblo indiferente comienzan conla expresión "¿en qué. . . "

Estas negaciones comienzan en el capítulo 1 en el que Israel, elpueblo que Dios había librado de Egipto y de la cautividad babilónica,niega impacientemente la afirmación de que Dios los ama. "¿En qué nosamaste?", respondieron con aspereza, pasando por alto todo lo que Dioshabía hecho por Israel desde el tiempo en que llamó a Abram a salir de Ur.

El egoísmo de los sacerdotes resalta en forma especial en el versícu-lo 7. Dios acusa a estos dirigentes religiosos de ofrecer animales ciegos,

EL PACTO DE MEDIO CAMINO 93

cojos o enfermos para los sacrificios. Con bastante indignación Dios lesseñala que ellos no pensarían en regalar a sus príncipes los animalesdescrépitos que parecían creer que Dios aceptaría con agrado. Su sentidode lo sagrado se había debilitado por su egoísmo más fuerte. Queríanguardar lo mejor para sí mismos y entregar a Dios lo que para ellos notenía valor. No cumplían ni el servicio más sencillo en el templo sinesperar una remuneración. (Véase el cap. 1: 10.) Los grillos del yo habíanreemplazado el espíritu de servicio. Su experiencia es repetida con de-masiada frecuencia en nuestros días.

Trágicamente, muchos que se llaman cristianos han sido atrapadospor el deseo de satisfacer el yo en momentos en que más de 3.500 mi-llones de personas todavía no se han confrontado con las demandas delEvangelio. Libros que gozan de gran circulación nos animan a hacernosvaler aunque para ello tengamos que aplastar a otros. Insisten en que nodebemos tolerar que nos empujen, y por sobre todo, que nunca debié-ramos permitir que otros nos hagan sentir culpables por nuestra búsque-da de afirmación propia.

Las frases que venden en estos días usan generosamente términostales como destacarse, afirmación propia, autorrealización, descubri-miento del yo, aceptación propia, enriquecimiento propio, el yo, el yo,el yo. No podemos menos que preguntarnos qué pasó con las virtudes dela abnegación, el sacrificio propio, la desconfianza del yo, la autodis-ciplina, el olvidarse de sí mismo y el dominio propio.

Como consecuencia, aparece como discordante en esta época exis-tencial observar la recomendación de Cristo de negarnos a nosotros mis-mos, tomar su cruz y seguirle. Sin embargo, las ataduras del servirse a símismo sólo perpetúan nuestra esclavitud al pecado. Elena de White escri-bió: "El servicio del yo no tiene lugar en esta vida [la del cristiano]"(Testimonies, t. 7, pág. 10; la cursiva es nuestra). La principal razón quese ofrece es que el servicio del yo interfiere con nuestro servicio en favorde otros. En el mismo contexto encontramos este desafío adicional: "Elmismo intenso anhelo de salvar a los pecadores que señaló la vida del Sal-vador se nota en la de su verdadero discípulo. El cristiano-no desea vivirpara sí. Se deleita en consagrar al servicio del Maestro todo lo que posee yes. Le impulsa el deseo inefable de ganar almas para Cristo. Los que notienen este anhelo debieran preocuparse por su propia salvación. Oren porel espíritu de servicio" (Joyas de los testimonios, t. 3, pág. 343).

Todo lo que existe en el mundo que nos rodea parece comunicar elespíritu del materialismo en vez del espíritu de servicio. Es difícil no

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entrar en esta carrera alocada. En contraposición con este espíritu queprevalece, sin embargo, está nuestra profunda convicción de que la veni-da de Cristo está más próxima de lo que pensamos. No tenemos tiempopara servir al yo cuando hay tantos a nuestro alrededor que nunca oye-ron las demandas del Evangelio. Si vemos que el yo obstaculiza nues-tro servicio a Cristo, debemos orar como nunca antes pidiendo el espí-ritu de servicio.

¡Qué fastidio!

A pesar de la preocupación de Dios y de su deseo de despertar a lossacerdotes y al pueblo para que vean la locura de su servicio a medias,ellos contestaron con una respuesta que nos asusta por su falta de per-cepción. "¡Oh, qué fastidio es esto!" (vers. 13), suspiraron.

Luego Dios agudamente les señala su infidelidad en su relación conEl y entre ellos mismos. Se entregaron al adulterio espiritual y literal.

Por fin Dios anuncia a los que consideran su servicio como un fasti-dio que ellos también lo "cansaron" (cap. 2: 17) con sus palabras. Peroaun esta terrible condenación no los impresiona. Ofendidos, contestan:"¿En qué le hemos cansado?" En otras palabras: "¿Por qué? ¿Quéhemos hecho? ¿Qué te pasa?"

Dios, en esencia, les responde: "Ni siquiera conocen la diferenciaentre el bien y el mal. No parecen darse cuenta de que soy un Dios dejusticia y juicio". Su respuesta nos hace pensar vividamente en muchosque muestran la misma ceguera espiritual en nuestros días: "¿Dónde estáel Dios de justicia?" (vers. 17). No debiéramos dejarnos engañar conestos argumentos aparentemente plausibles. Dios no puede ser burlado.Una persona es lo que es. Los justos son justos, y los impíos, impíos.Por supuesto, eso puede cambiar. Dios puede hacer justo al impío; perono serán simplemente pecadores disfrazados. La justicia no es una espe-cie de manto impermeable a la mirada de Dios que nos ponemos porfuera para que Dios no vea la podredumbre que hay debajo. Ni es unavestidura a prueba de juicios que nos ponemos, en un vano intento deescapar del daño del granizo de un talento de peso que caerá durante laséptima plaga. Cuando Dios nos justifica, somos totalmente justos.

Si uno clava una larga y afilada aguja en un justo, no brota de él lamaldad. Pero ¿qué diremos del ladrón en la cruz? ¿Fue él cubierto conuna envoltura brillante de justicia aparente mientras en su interior seguíatan corrompido como antes? No. El se convirtió. La dirección de su vidaentera cambió. El había seguido el camino descendente hacia el infierno

EL PACTO DE MEDIO CAMINO 95

y la destrucción, pero la dirección de su vida cambió instantáneamente, yse encaminó hacia las estrellas, hacia el cielo. En él ocurrió un cambioreal, no un cambio cosmético. Ama ahora lo que antes odiaba. Lo queantes amaba, ahora lo odia. En la cruz estaba tan ciertamente conver-tido como si hubiera sido un cristiano libre, amante y amable durantecuarenta años.

La justificación no consiste meramente en cambios cosméticos. Lle-ga al núcleo mismo de nuestro ser y produce un cambio drástico ennosotros. Queda demostrado que somos justos porque hacemos cosasjustas. Esto no lo hacemos nosotros. Pero lo que parecía imposible (y esimposible si no fuera por el milagro de un corazón transformado) ocurrecuando nos entregamos completamente a Cristo y le permitimos quedirija nuestra vida.

Dios nunca hace que el mal parezca bien. El puede rehacer a laspersonas malas, pero para hacerlo debe sacar el mal que hay en ellas, nosimplemente taparlo. El libro de Romanos muestra muy claramente queel nuevo nacimiento implica un cambio completo de la vida entera:

1. De dirección - Romanos 6: 1-42. De perspectiva - Romanos 8: 53. De dominio - Romanos 6: 144. De dueño - Romanos 6: 16, 225. De recompensa esperada - Romanos 6: 236. De preocupaciones - Romanos 8: 5, 67. De naturaleza - Romanos 8: 9, 108. De conducta - Romanos 8: 139. De relaciones - Romanos 8: 14-17Cuando Dios nos cambia, cambia todo lo que somos y todo lo que

nos preocupa y nos interesa.

Un real sacerdocioMalaquías 2: 5-9 desarrolla un concepto que tiene mucha signifi-

cación para quienes en los días finales "guardan los mandamientos deDios y tienen la fe de Jesús" (Apocalipsis 14: 12). Por causa de la fi-delidad de la tribu de Leví cuando el resto de la nación adoró el becerrode oro (véase Éxodo 32: 26-28), Dios escogió a los levitas para que le sir-vieran como sacerdotes.

Números 25: 12, 13 nos cuenta cómo Dios estableció un pacto depaz con Finees. Malaquías 2: 5 lo llama un pacto "de vida y paz". Laparte de Dios en este acuerdo era dar vida y paz a los que fueran fieles a

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El. La parte del sacerdote era reverenciar y obedecer a Dios. También lesdio la responsabilidad de instruir al pueblo en cuanto a la ley o torah.Como líderes religiosos de la nación debían enseñar, no sólo por preceptosino por ejemplo. Como los sacerdotes del tiempo de Malaquías noestaban viviendo a la altura de las expectativas del pacto de paz, la genteno podía menos que despreciarlos y menospreciar también la religión queellos debían enaltecer (véase Malaquías 2: 9).

Hoy Dios quiere hacer el mismo pacto de vida y paz con su pueblo,a quien llama "linaje escogido, real sacerdocio" (1 S. Pedro 2: 9). Perotenemos una responsabilidad. "El Señor exige de todos los que profesanser su pueblo mucho más de lo que le damos. Espera que los creyentes enCristo Jesús revelen al mundo, en palabras y hechos, el cristianismo quefue ejemplificado en la vida y el carácter del Redentor. Si la Palabra deDios es atesorada en su corazón, darán una demostración práctica delpoder y la pureza del Evangelio" (Comentario bíblico adventista, t. 4,

1202).Por precepto y por ejemplo el pueblo de Dios, su real sacerdocio, ha

de sostener hoy la ley de Dios ante el mundo que en general se ha vueltocontra los Diez Mandamientos.

Renacidos libres

Cada una de las leyes de Dios es buena, no mala. El apóstol Pablotestifica que "la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo ybueno" (Romanos 7: 12). Pero aun en un gran segmento del mundocristiano actual las leyes han recibido una mala publicidad. Los escritosde Pablo mismo han sido distorsionados sacándolos del contexto, parahacerle decir que las leyes de Dios son innecesarias y que también limi-tan innecesariamente la libertad de las personas —exactamente lo opuestode lo que él quería decir. Los comentarios de Pablo acerca de la ley enRomanos y en Gálatas deben ser comprendidos en el contexto de sucontroversia con los judaizantes. Insistió que las buenas leyes que Dioshabía dado en cuanto a las ceremonias, ordenanzas y ritual del temploapuntaban a la muerte de Cristo. Como su muerte era ahora un hechoconsumado, ya no tenían el significado ni el valor que tuvieron una vez.

Pablo siempre apoyó las leyes de Dios; nunca las condenó. Lo quecondenó fue el legalismo que se había asociado con la práctica de esasleyes. Aunque muchos entienden mal este punto, hay una gran diferenciaentre condenar el legalismo y condenar las leyes de Dios. Los fariseosdel tiempo de Jesús también han recibido publicidad negativa en nuestros

días en el mundo cristiano. Si alguna vez hubo personas que se esforza-ron mucho por ser buenas fueron los fariseos. Desafortunadamente, pen-saron que sus esfuerzos por guardar la ley les ganarían la salvación.Añadieron innumerables leyes e interpretaciones a las pocas que Dioshabía dado. Se esforzaron mucho por determinar toda desviación posiblede la letra de la ley, y por llenar las brechas que encontraban, discutiendolargamente acerca de pequeños detalles de interpretación y de aplicaciónde la ley. Pero nadie puede hacer suficientes leyes como para incluir todaaplicación o situación posibles. Como hay miles de millones de personasen nuestro globo, las posibilidades de aplicación son muchísimo mayoresque nuestra capacidad para desarrollar reglas a fin de gobernarlas todas.

Cierto día iba camino a la escuela de idiomas que teníamos enTokio, Japón, y traté de salir por la puerta del tren subterráneo en queviajaba, pero la avalancha de personas que querían entrar al tren hicieronque mi salida fuera casi imposible. Si no hubiera sido tan alto'y grandecomo soy no creo que hubiera logrado salir. Los japoneses, tan cortesesen sus casas cuando los visitábamos parecían haber olvidado todas lasreglas de cortesía y bondad cuando de subir o bajar de los trenes setrataba. Una vez le pregunté a una de las profesoras de la escuela deidiomas por qué mostraban esa gran diferencia de conducta. Ella me djjoque el^código de extrema cortesía provenía de la era de Confucio, muchoantes que hubiera trenes. Por lo tanto, la conducta"eñTosTírehes no eracontrolada por ese código de conducta.

Este es un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando las costumbres yla conducta son gobernadas por reglas. Por otro lado, la libertad no ha deser equiparada con hacer lo que queremos. Si así fuera, la sociedadtendría más problemas que los que tiene. Siguiendo el concepto de quecada persona tiene derecho de hacer lo que le place, los pilotos de laslíneas aéreas podrían presentarse al trabajo cuando les pareciera bien. Losempleados de las tiendas y los supermercados, los médicos y los policías,podrían asumir la misma actitud. Pero el resultado sería la anarquía, no lalibertad. Una sociedad basada en una ética tal pronto dejaría de funcionar.

La verdadera libertad se alcanza cuando nos ponemos en plenaarmonía con las leyes del Creador, las que fueron diseñadas para elfuncionamiento total, feliz y armonioso de este universo. "Siendo la leydel amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos losseres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes princi-pios de justicia de esa ley" (Patriarcas y profetas, pág. 12). Esto esválido para las leyes que rigen nuestro ser como también para los Diez

4-S.A.

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Mandamientos. En lugar de pretender que hemos nacido libres en estemundo de pecado, sería más exacto decir que hemos "renacido libres",porque sólo en Cristo encontramos esa verdadera libertad que nos capa-cita para vivir en armonía con las leyes de la vida.

Una vida como la de Cristo es alcanzable

Algunos, aun entre los adventistas, creen que no es posible para lagente de hoy seguir el ejemplo de Jesús. Pero ningún adventista queacepta a Elena de White como testigo inspirada puede negar que ellatoma la posición clara e inequívoca de que es posible que vivamos comovivió Jesús -física, mental, social y espiritualmente. El tema que correcomo un hilo de oro a través de todo el libro El Deseado de todas lasgentes, es que por medio de la misma ayuda divina que estuvo disponiblepara El, podemos vivir una vida como la de El. No tenemos espacio paraincluir todas las referencias a este concepto que se encuentran en ElDeseado de todas las gentes, pero los siguientes ejemplos serán sufi-cientes: "[Cristo] no ejerció en favor suyo poder alguno que no nos seaofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la tentación, yvenció en la fuerza que Dios le daba. . . Su vida testifica que paranosotros también es posible obedecer la ley de Dios" (pág. 16). "Nohabía en él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. El no con-sintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Asítambién podemos hacer nosotros" (pág. 98). "No hay disculpa para elpecado. Un temperamento santo, una vida semejante a la de Cristo esaccesible para todo hijo de Dios arrepentido y creyente. . . Como el Hijodel hombre fue perfecto en su vida, los que le siguen han de ser perfectosen la suya" (pág. 278). "Así como Cristo vivió la ley en la humanidad,podemos vivirla nosotros si tan sólo nos asimos del Fuerte para obtenerfortaleza" (pág. 622). "Todos los que consagran su alma, cuerpo yespíritu a Dios, recibirán constantemente una nueva medida de fuerzasfísicas y mentales. . . Cristo les da el aliento de su propio espíritu, lavida de su propia vida. . . Por la cooperación con Cristo, son completosen él, y en su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de laOmnipotencia" (págs. 767, 768).

Con promesas como éstas no podemos permitir que nadie nos per-suada que es imposible vivir como vivió Jesús. La buena noticia es quepodemos seguir el ejemplo de Cristo.

¿Por qué es tan importante seguir el ejemplo de Cristo? Es porquenuestra misión es dar al mundo una representación viviente de nuestro

Señor y demostrar que las personas en todas partes pueden vivir esa clasede vida. Este desafío y esta posibilidad hicieron que Elena de Whitellamara la atención al hecho de que "si todos los que pretenden ser hijosde Dios albergaran un espíritu de bondad y amor, sin pensamientosindignos ni atención indebida, y dedicaran las facultades que Dios les diopara difundir la verdad, y tratar de ganar almas, ¡de qué manera brillaríaesa luz resplandeciente y constante sobre el mundo!" Luego añade:"Abran la puerta del corazón a su Espíritu y su gracia todos los queprofesan ser cristianos; entonces la paz de Cristo gobernará de tal ma-nera el corazón y se manifestará de tal modo en sus caracteres que nohabrá discordia, ni contienda, ni emulación, ni morderse, ni devorarsemutuamente, ni lucha por la supremacía. Se hará un esfuerzo muy grandey ferviente para vivir la vida de Cristo. . . Jesús era cortés y benévolo.Fue obediente a todos los mandamientos de su Padre, y lo hizo, sin discu-sión y sin consultar ni a la conveniencia ni a sus intereses personales. Essuficiente para nosotros saber que Dios ha hablado; y cuando conocemossu voluntad como ha sido revelada en su Palabra, hemos de obedecer"(Cada día con Dios, pág. 205).

Por cuanto Dios no nos pide que hagamos lo imposible, El ha hechoposible que vivamos como Cristo vivió. La tentación es poner a un ladotales declaraciones como demasiado idealistas y poco prácticas. Pero sitomamos a Dios en serio, elevaremos nuestra mirada a las emocionantesalturas a las que El nos llama, dándonos cuenta de que Cristo ya hapreparado el camino para alcanzar lo que nunca podríamos haber logradopor nosotros mismos. Una vida como la de El puede ser la nuestra. ElCielo se ha comprometido a hacerlo posible. En lugar de retrocederincrédulos, aceptemos con corazones agradecidos la promesa de Dios ycomencemos, por su gracia y poder, a vivir a la altura del potencial quees nuestro en Cristo.

Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es hoynuestra mayor necesidad. Ese reavivamiento debe comenzar pronto, ycomenzará pronto. Por lo tanto debemos preguntarnos: ¿Por qué no ahora?¿Por qué no conmigo? ¿Por qué no?

1 Adaptado de Pulpit Helps (AMG International, Chattanooga, Tenn.), págs. 1, 6.

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Capítulo 12

X)Í6S>

Laodicea: un puebloen juicio

Al concluir Malaquías 2 encontramos a un pueblo que pregunta conescepticismo: "¿Dónde está el Dios de justicia?" Dios responde en elcapítulo 3. El versículo 1 habla de dos mensajeros. El primero predice Javenida del mensajero futuro que habría de preparar el camino deJJ5eñor:Juan el Bautista. Le habría de seguir el "ángeITmensajeroJdel pacto":Jesús. En Tos versículos 2 y 3 encontramos una doble aplicación de lavenida de Cristo. "Esta profecía acerca del 'ángel del pacto' no sólo seaplica al tiempo cuando Cristo vino a su templo durante su primer adve-nimiento. . . sino también a los sucesos que se relacionan con la termi-nación de la historia de la tierra y el segundo advenimiento" (Comentariobíblico adventista, t. 4, pág. 1152). En una forma especial las expresio-nes "fuego purificador" y "jabón de lavadores" que aparecen en elversículo 2 apuntan al comienzo del período previo a la segunda venida,el juicio investigador, cuando Cristo comienza su ministerio en el LugarSantísimo en 1844.

Algunos adventistas se preocupan hoy por qué tiene que haber unjuicio investigador. ¿Es para beneficio de Dios? No, responden. Dios yasabe quiénes se salvarán y quiénes se perderán. ¿Es para nuestro bene-ficio, entonces? No, responden, porque habrá una revisión de los casospara nuestro beneficio durante el milenio. Se nos deja con la idea de queno hay necesidad de un juicio investigador. Pero tal conclusión super-ficial se basa sobre evidencias ajenas a lo que ocurre durante el juicioinvestigador actualmente en proceso en el cielo.\j En primer lugar, la investigación es en beneficio de Dios. Por su-puesto, no le ayuda a decidir quién ha de ser salvado. Eso El ya lo sabe.Pero el propósito fundamental del juicio investigador es la vindicación

100

LAODICEA: UN PUEBLO EN JUICIO 101

\ del carácter de Dios al responder a las preguntas que hizo Satanás cori-/cernientes a si las leyes de Dios eran justas, y su trato con los seresí creados. Demuestra claramente que Dios no destruirá a un ser rebelde o\ pecador hasta que le haya dado toda oportunidad posible para reconci-| liarse con Dios. Antes de excluir a alguien de la primera resurrección,l Dios tiene que demostrar que dio una oportunidad razonable a cadapersona que ha vivido en la tierra. Tiene también que demostrar que unnúmero significativo de seres humanos ha respondido a sus esfuerzos porsalvarlos, y ha tenido, por gracia, la capacidad de guardar sus manda-

I mientos. De esta manera las acusaciones de Satanás de que es imposible1 guardarjasje^es_de^ios resultarán falsas.yl En segundo lugar, el juicio investigador es en nuestro beneficio.'Aunque no estemos físicamente presentes, Satanás es nuestro acusadorante el trono del juicio, como lo señala Zacarías 3. Cristo, nuestro Abo-gado, nos representa asumiendo sobre sí nuestros pecados, borrándolosde los libros del cielo y cubriéndolos con su justicia. Después que ha sidosellado, el pueblo de Dios causará admiración. Reflejan perfectamente elcarácter de Cristo y son usados por el Espíritu Santo para testificar delamor y la gloria de Dios en un mundo que ha estado anhelando esademostración. Esta es la forma —la única— en que su obra puede serterminada sobre la tierra. El carácter de Dios estará plenamente reprodu-cido en su pueblo. (Véase Palabras de vida del gran Maestro, pág. 43).

~i) Un tercer beneficio que parecen pasar por alto los que ponen enduda el juicio investigador es el beneficio para el universo que contemplaa esta tierra. Los seres sin pecado que pueblan este universo han obser-vado los estragos del pecado sobre nuestras vidas. No pueden sino pre-guntarse si será seguro darnos la salvación, si estamos en condiciones deunirnos con las huestes no caídas del universo. Al participar en el juicioinvestigador convalidan lo que Dios sabía desde un principio. Comoresultado, estarán felices de aceptar a los salvados como coherederos dela eternidad.

Sin duda Dios tiene muchas otras buenas razones para el juiciinvestigador que las que nos ha revelado. Aunque no podamos comprender plenamente todas sus razones, esto no significa que El no sabe lo queestá haciendo o que haya estado equivocado al anunciar la hora del juicioinvestigador en 1844.~h>»s>O\idi pregunta que surge del hecho de que el juicio investigador estáocurriendo ahora en el cielo es: ¿Cuál es la base del juicio? ¿Sobre quéfundamentos hemos de ser juzgados?

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/r C

SOMOS ADMINISTRADORES

Elena de White escribió en 1893 que "llegará el día del ajuste final jde cuentas, cuando el Señor convoque a sus siervos. El Pastor principales el Juez, e ilustra los grandes principios que van a regular los procedi-mientos del ajuste de cuentas con sus siervos justificados por la fe y \juzgados por sus obras. La fe obra por el amor y purifica el alma de \contaminación moral a fin de que pueda ser un templo para el Señor"(Cada día con Dios, pág. 206; la cursiva es nuestra). Cristo ilustra losgrandes principios implicados en el juicio final usando la parábola de lostalentos para demostrar que tendremos que rendir cuentas a Dios. Elenade White añade que esta parábola incluye el concepto de mejorar tanto encarácter así como en capacidades. Declara: "Tanto la luz de la verdadcomo toda ventaja espiritual son dones de Dios. Deben ser apreciadas yhan de ejercer influencia sobre la mente y el carácter. Debemos devolveral Señor la ganancia correspondiente, de acuerdo con los dones que senos han confiado" (ibíd.). EJjnajBrjd^n_deDio^eseldon_de su Hijo.Ese solo don es el_gue_jiace posible nuestra~saivación. ~Ño~podemó"sganarla ril la Tñerecemos. Pero debemos darnos cuenta de qué con surecepcionüos Tíegála^fesponsabflidad de devolver al Señor una gananciacorrespondiente. Si aceptamos la declaración de Elena de White de que la isalvación es el mayor don que Dios nos dio, debemos concluir que por lomenos en este respecto, todo hemos recibido diez talentos.

¿Qué es, entonces, la "ganancia correspondiente"? El pastor RoyA. Anderson, ex secretario de la Asociación Ministerial de la AsociaciónGeneral, solía responder de la siguiente manera: "La salvación es gratui-ta, pero el discipulado nes cuesta todo lo que tenemos". Por cuanto Diosdio todo lo que tenía para nuestra salvación, debemos dedicar todo Jo quetenemos como respuesta. Cuando aceptamos los diez talentos, aceptamosla responsabilidad de ponerlos todos —todo lo que somos y todo kTquetenemos— sobre el altar del sacrificio, sin retener nada, sin hacer reser-vas mentales, sin aferrarnos a pecados acariciados. Pretender que somosjustificados sin entregar después a Cristo todo lo que tenemos y somos esengañarnos a nosotros mismos y limitar la capacidad de Dios de hacernosla clase de personas que quiere que seamos.

¿Que es capaz de hacer Dios en nosotros? La buena noticia es queDjos. puede realizar en y por nosotros mucho más de lo que la mentehumana considera posible. Puede guardarnos sin caída (Judas 24). Laobediencia de Cristo mientras estuvo aquí sobre ía tierra no fue una obe-diencia en sustitución de la nuestra sino una obediencia como" ejemplo.Vino para mostrarnos cómo, por su gracia, podemos vencer. "Su ejem-

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pío practico nos dejó un modelo claro que hemos de copiar. . . No sólodio Cristo reglas explícitas en las que muestra cómo podemos llegar a serhijos obedientes, sino nos mostró con su propia vida y carácter cómohacer esas cosas que son rectas y aceptables para Dios, de modo que nohaya excusa para no hacer las que son agradables ante El" (Mensajesselectos, t. 3, págs. 138, 139).

Como Cristo nos mostró el camino e hizo posible que sigamos suEjemplo, El nos juzgará por la norma de lo que ha hecho posible. "Cuan-\do él viniere, no lo hará para limpiarnos de nuestros pecados, quitarnoslos defectos de carácter, o curarnos de las flaquezas de nuestro tempera-mento y disposición. Si es que se ha de realizar en nosotros esta obra, sehará antes de aquel tiempo. Cuando venga el Señor, los que son santosseguirán sieqdo santos. Los que han conservado su cuerpo y espíritu enpureza, santificación y honra, recibirán el toque final de la inmortalidad.Pero los que son injustos, inmundos y no santificados permanecerán así

1 para siempre. No se hará en su favor ninguna obra que elimine. . . sus¡ pecados y corrupción. Todo esto debe hacerse en las horas del tiempo de

gracia. Ahora es cuando debe realizarse esta obra en nosotros" (Joyas delos testimonios, t. 1, pág. 181).

"No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que elhombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para sucarne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu,del Espíritu segará vida eterna" (Gálatas 6: 7, 8).

Perder es no ganar

Aunque a veces se acusa a los adventistas de tratar de "ganar suentrada al cielo", nudca he encontrado a un miembro de la iglesia quesostenga esta posición. Lo que enseñan los adventistas, sobre la claraautoridad de la Escritura, es que el solo sacrificio de Cristo hace posibleque seamos salvos y llevados al cielo. Por otro lado, algunas de las cosasque hacemos pueden impedirnos llegar al cielo.

Malaquías 3: 5 es la respuesta de Dios a la pregunta del capítulo2: 17: "¿Dónde está el Dios de la justicia?" "Aquí estoy -dice Dios-.Estoy junto a ustedes, vigilándolos, y tomando nota de lo que estánhaciendo". El Señor sigue describiendo algunas de las cosas que habíaobservado y por las cuales juzgará a su pueblo:

1. Hechicería2. Adulterio

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3. Falsos juramentos4. Opresión de los jornaleros5. Opresión de las viudas6. Aprovecharse de los huérfanos7. Aprovecharse de los extranjerosEsta no es una lista completa. Pero menciona algunas cosas que des-

agradan mucho a Dios y por las cuales seremos juzgados si persistimosen ellas a pesar de nuestra profesión de religiosidad. Este pensamiento serepite en otras partes de la Biblia. "No entrará en ella ninguna cosainmunda, o que hace abominación y mentira". También quedarán fuerade la ciudad "los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idóla-tras" (Apocalipsis 21: 27; 22: 15). Estos actos impíos impedirán que lagente entre al reino de Dios. Hay una sutil distinción entre la falsa ideade que hacer el bien nos gana la entrada al cielo y la enseñanza bíblica deque haciendo el mal no podremos entrar al cielo. No podemos ggnarelciglo_nor lo que hacemosjero ciertamente podemos perder el privilegiode estar allí si descuidamos lo que Dios nos dice" qué debemosüacér.Reconocer ^steÜecRo hará una gran diferencia en la forma en que prac-tiquemos nuestra religión. j

Por ejemplo, los adventistas nunca debieran guardar el sábado paraser salvos. Pero cuando comprenden plenamente lo que Dios dice al or-denarnos que recordemos "el día de reposo para santificarlo" (Éxodo20: 8), nos arriesgamos a perder el cielo que Cristo ganó para nosotros sideliberada o descuidadamente ignoramos la expresa voluntad de Dios eneste asunto. ¿Por qué? No porque desobedecernos una_orden directa, sinopojqufijjetras del acto externo de desobediencia hay un espíritu d¿rebel-día_j^_^S£Ojifianza_en_Dios. Actuamos según nuestras convicciones deque Dios no piensa en nuestros mejores intereses, y al hacerlo violamostanto la ley del sábado como la ley natural que estipula que necesitamosel descanso semanal para asegurar nuestra buena salud física y mental yun desarrollo espiritual adecuado. Esto no es legalismo. Cada una de lasleyes naturales y morales de Dios fue diseñada para satisfacer necesida-des humanas. fefos_engañamos^a_jiosotros mismos cuando violainQS_unade_gllas, pues perdemos lo mejor de la vida que Dios deseaba que tuvié-

| ramos7Yesoesuna pérdida doble. Térdemos el cielo y~perdemos j ^\bendiciones que vienen con la obediencia en esta vida. Los que desobe-decen el cuarto mandamiento pierden la paz, el gozo, la felicidad y lo'hermoso de la comunión con Dios y los hermanos, y el sanamiento yla restauración físicos de cuerpo y alma que proporciona el sábado.

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"¡Todos lo hacen!"

La actitudjde la gente en los días de Malaquías parecía ser: "¡Todoslo hacenrdé modo que no puede ser muy malo!" La misma actitud estádetrás de mucho de lo que vemos en nuestros días. Mientras todos lohagan, la mente moderna no ve nada de malo en la promiscuidad sexual,la impureza, la deshonestidad, el engaño, o cualquier otra conducta quehasta hace poco se consideraba equivocada.

En_UD_sentido, Jesús fue el personajejjue másjnido complacer a lasmultitudes j ie todos los tiempos. Era un sanador y un maestro muypopular, tanto^juTB eraJGfícií encontrar tiempo para estar a solas con suPadre y con sus discípulos. Sin embargo, nunca fue uno de la muche-dumbre con respecto a la pureza moral. Está muy por encima de cuantosalguna vez vivieron sobre la tierra. Su vida demostró las oportunidadesque Dios hizo posibles para El. Pero su estilo de vida era tan»diferentedei de las multitudes que terminaron crucificándolo.

/""Los que seguimos en sus pasos seremos conocidos por las amistadesn/de las que nos rodeamos. ¡Qué privilegio glorioso es el de estar entre la

"multitud" que incluye a Jesús, Enoc, José, Daniel, Pablo y el amadoJuan! A la luz del rumbo que tiene actualmente la multitud, ciertamente/no queremos ser arrastrados por el argumento de que "todos lo hacen'y

"Volveos a mí para que yo me vuelva a vosotros"

iEn forma especial los profetas menores presentaron el mensaje:''"Volveos a mí para que yo me vuelva". Oseas dijo: "Venid y volvamosa Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará" (Oseas6: 1). ¿Por qué nos arrebató o hirió Dios? Para curarnos. El versículo 2amplía este pensamiento: "Nos dará vida después de dos días; en eltercer día nos resucitará, y viviremos delante de él". El libro de Zacaríascomienza con este ruego: "Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, yyo me volveré a vosotros" (Zacarías 1: 3). Malaquías 3: 7 repite comoun eco: "Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová delos ejércitos".

Pero ¿cómo respondió el obcecado pueblo de los días de Malaquías?Así como, a estas alturas, usted lo está esperando: "¿En qué hemos de vol-vernos?", preguntaron ofendidos. Dios mencionó algo específico: lehabían estado robando. Por supuesto respondieron horrorizados: "¿En

i qué te hemos robado?" (vers. 8). Habían usado para sí mismos los\diezmos y las ofrendas que Dios reclamaba como suyos. Note que su

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crimen incluye el robo de ofrendas. A menudo hablamos de robar a Diosal retener parte de los diezmos que le pertenecen. Pero el texto nos diceque nuestras ofrendas también son de El. El no establece una cantidadespecífica como en el caso del diezmo. Pero si somos mezquinos y nosesquivamos cuando llega el momento de la ofrenda y nos hacemos a unlado al ver las necesidades de los que nos rodean, robamos a Dios tantocomo si descuidáramos el devolverle los diezmos.

/*"""~En el contexto de "volveos y me volveré a vosotros" descubrimos ¡/ que si devolvemos un diezmo fiel y ofrendas fieles a Dios El nos devol- J\verá mayores bendiciones todavía (versículos 10-12).

Mente y murmuración

in el versículo 13 Dios invita a su pueblo a rendir cuentas por sus'palabras y quejas contra El. La murmuración es dañina para el cuerpocomo también para el alma.

El Dr. Salomón Snyder, de la Escuela de Medicina de la Universi-dad Johns Hopkins, ha llegado a ser reconocido como una de las mayoresautoridades en neuroquímica cerebral. El número de junio de 1980 de larevista P^chology Today [Psicología hoy] contiene una entrevista al Dr.Snyder que presenta una actualización de sus investigaciones acerca de ungrupo de neurotransmisores que se encuentran en el cerebro, conocidoscomo péptidos. Hace menos de treinta años los hombres de ciencia cono-cían sólo cuatro neurotransmisores. Desde entonces se han descubiertounas dos docenas más de ellos. El Dr. Snyder cree que puede haber unosdoscientos sistemas neurotransmisores que influyen sobre nuestra con-ducta. Determinó qué células cerebrales reciben encefalina, un productoquímico similar a la morfina que alivia el dolor y mejora el ánimo.Recientemente ha trabajado con otros productos químicos cerebrales queprometen ser mejores todavía en su capacidad de reducir el dolor mien-tras producen menos adicción.

Una de las informaciones más fascinadoras de esta entrevista es eldescubrimiento del Dr. Snyder de cuan poderosamente puede la menteinfluir sobre el cerebro y el cuerpo. Por ejemplo, un placebo -una sus-tancia neutra administrada al paciente haciéndole creer en este caso, quees un calmante— puede hacer que el cerebro produzca encefalina, la quea su vez puede bloquear el dolor con efectividad. El Dr. Snyder concluyeque los procesos psicológicos pueden acelerar o impedir la enfermedad.El cree que estudios bien controlados demuestran la validez del conceptode que la mente domina la materia.

Así como la mente puede controlar nuestros problemas físicos por lomenos hasta cierto punto, también puede controlar los problemas menta-les y emocionales. El espíritu de crítica y de queja es una de las actitudesmás insidiosas en producir enfermedades. Elena de White advierte que lasalmas de los que esparcen semillas de disensión cosecharán los amargosfrutos de la disensión. Añade que "nada sacamos con pensar en nuestrosagravios. Dios nos invita a meditar en su misericordia y amor incompa-rables, para que seamos movidos a alabarle" (El ministerio de curación,pág. 392)./^~Si practicamos el dominar con la mente la murmuración, encona

/tramos que es una de las mejores formas de medicina preventiva. En elmismo libro se nos dice: "Nada tiende a fomentar más la salud delcuerpo y del alma que un espíritu de agradecimiento y alabanza. Resistira la melancolía, a los pensamientos y sentimientos de descontento e^ undeber tan positivo como el de orar" (ibíd., pág. 194).

Pero los judíos del tiempo de Malaquías aun murmuraban ¡acerca dela advertencia de Dios contra la murmuración! "Por demás es servir aDios", decían (vers. 14). Actuaban cpmo si Dios les hubiera hecho unagran broma cósmica por la forma en que los trataba.

Algunas_personas aunjsugenan que en el Antiguo Testamento Dioshacía bromas a su puebjoj^^^ve^c£s_erajnjustoj[ vengativo. Es ciertoqiie~Ia temúnología__hümffla~que se usa para describir a Dios en elAntiguo Testamento puede sonar dura a veces, pero tomadas en su totali-dad, las ElcriluráTpreseñtañTTürDios perfecto y perfectameñíe~justo entodo lo que háceHETama y cuida a sus hijos en la Jierra, y no ¿astabrólñásTcrueles^neUps. Sinjembargo, el pecado y Satanás sí loBacen, yesió nos conduce ajensa^u^rjjos^sjlajftiente de nuestras dificultades.Una de las cosasjnás_difícile^que_Dios tiene que áfronfár es "conseguirque pongamos la culpa donde corresponde: sobré Satanás o,^a veces/

\ sobre nosotros mismos.

• *

El sencillo secreto de la fe

El panorama no es totalmente desesperante. Aun en tiempos demediocridad espiritual como los que Malaquías describe, Dios tenía joyaspreciosas que le eran fieles. Los últimos versículos del capítulo 3 esti-mulan particularmente a los que afrontan el juicio previo al advenimiento.Si confiamos en el Señor, nuestros nombres y los hechos justos que Elnos ayudó a realizar estarán registrados en el libro de memoria (Mala-quías 3: 16).

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Los judíos en el tiempo de Malaquías habían hecho que fuera casiimposible servir a Dios y ser salvados. Pero Malaquías pone las cosas ensu lugar al mostrar el sencillo secreto de la fe, un secreto tan sencillo quese parece a la sencillez de los niños.

Thomas A. Edison tenía mucho agrado en jugar con sus dos hijos,Marión y Thomas, a quienes apodaba Punto y Raya. Un día les fabricóun juguete: añadió la pequeña figura de un hombre a un diafragma deteléfono. Cuando los niños hablaban, las vibraciones de su voz hacíanque la figura se moviera como si estuviera serruchando madera. Estopuso en movimiento la mente de Edison. Si su voz podía crear movi-miento, ¿por qué el movimiento no podría reproducir la voz humana?Este pensamiento lo condujo a un apresurado experimento. Lo registró ensu libro de apuntes el 18 de julio de 1877, del siguiente modo: "Acabode probar un experimento con un diafragma con una saliente puesta encontacto con un papel recubierto con parafina y en rápido movimiento.Grité: "Hola" cerca del diafragma, y cuando lo volví atrás. . . escuchéun sonido distante, que con mucha imaginación, se parecía a 'hola'. . .No hay dudas de que en el futuro podré restaurar y reproducir automá-ticamente la voz humana perfectamente".1

Creyendo que podía mejorar la idea, Edison trabajó en su disposi-tivo grabador. Nos dice que "en lugar de usar un disco, diseñé unapequeña máquina que usaba un cilindro provisto de delgados surcos en susuperficie. Sobre el cilindro se pone una hoja de estaño que fácilmenterecibe y registra los movimientos del diafragma. Hice un esquema. Eloperario que recibió el esquema y 18 dólares por hacer el trabajo fueJohn Kruesi. . . No tenía mucha fe de que mi 'máquina parlante' fun-cionaría, pero esperaba que tal vez pudiera oír una palabra o algo así paradarme esperanza para el futuro.

' 'Cuando Kruesi estaba por terminar el aparato preguntó para qué era.Le dije que registraría una conversación, y que luego la máquina la repe-tiría. El pensó que era absurdo" (ibíd.).

La característica principal de la nueva grabadora de Edison era uncilindro envuelto en papel de estaño. Una manija en el extremo del ejepermitía hacerlo girar. La voz se registraba por medio de un diafragmaque tenía una punta adherida a él que marcaba una ranura en el estaño.Cuando los operarios se reunieron alrededor de él, Edison, con su agudosentido dramático, recitó: "María tenía un corderito. Como la nieve erablanquito. Y dondequiera iba María, el corderito la seguía". Cuando loreprodujo quedó muy satisfecho con el resultado. Edison informa: "To-

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dos estaban atónitos. Kruesi se puso pálido y se santiguó. Siempre tuvemiedo de las cosas que salían bien la primera vez. La experiencia mehabía enseñado que había dificultades mayores antes de que pudiera sercomercializado, pero aquí tenía algo de lo cual no había dudas" (ibíd.).

Después que este asombroso invento fue presentado a la comunidadcientífica, un crítico escribió: "Es de construcción tan sencilla -n i remo-tamente tan complicado como una máquina de coser— que uno se pre-gunta por qué no fue descubierto antes" (ibíd., pág. 9). La respuesta deEdison fue que los hombres de ciencia y los técnicos de las universidadessólo ven "lo que se les enseñó a buscar", y por lo tanto pasaron por alto"los secretos de la naturaleza".

En esto hay una importante lección espiritual, porque es cierto, tantoen el mundo espiritual como en el científico, nuestras percepciones aveces están debilitadas por opiniones preconcebidas o suposiciones falsas.Tal vez esto era lo que Jesús pensaba cuando dijo: "De cierto" os digo,que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él".(S. Lucas 18: 17). El gozo de Edison al jugar alegremente con sus hijosle permitió ponerse al nivel de ellos, y puede explicar su notable habili-dad de ver las cosas desde un punto de vista nuevo en lugar del punto devista prejuiciado por presuposiciones. La fe y el camino al reino de Diosson mucho más sencillos de lo que piensan los filósofos y los teólogos.Ciertamente el Dios que nos ama haría que fuera fácil para nosotrosencontrar el camino de regreso a casa para estar con El. Se necesitaconfianza y disposición como las de un niño para aceptar lo que El nosdice.

El alhajero de Dios

En la exclamación de Jesús se oye una nota de triunfo: "Seránmíos". El anhela que estemos entre los que constituirán sus joyas. Cuan-do le pertenecemos completamente no necesitamos temer el juicio inves-tigador. Jesús está seleccionando las joyas para su reino, y hace todo loque puede para que estemos entre ellas. ¿Sabía usted que Dios tiene unalhajero? Elena de White dice: "La iglesia de Cristo es muy preciosa a suvista. Es el estuche que contiene sus joyas, el redil que protege su reba-ño" (Manuscript Releases, t. 1, págs. 236, 237).

La iglesia de Cristo - su alhajero contiene muchas gemas que toda-vía no están totalmente pulidas, que Jesús está preparando porque quierecon ellas dar un brillo especial a su diadema eterna. Al explorar elcontenido de este joyero descubrimos algunas joyas que ya están engasta-

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das en magníficos prendedores diseñados para mantener en su sitio elmanto de su justicia. Notamos muchos diamantes pequeños y brillantes(los niños de la iglesia) que son particularmente preciosos para El. Algu-nas de las joyas de Cristo aparecen montadas en abrazaderas que coope-ran en sostener a otros cerca del corazón de El. Hasta hay unos pocosrelojes de oro —su tic-tac nos advierte que investiguemos qué hora es enel reloj profético. Al examinar las joyas en el alhajero de Cristo (suiglesia) encontramos algunas que están dañadas, pero que son repara-bles. Cristo ha encargado al Espíritu Santo que las repare y restaure. Hayjoyas de todos los tamaños, colores y descripciones, y cada una de ellasha sido seleccionada cuidadosamente para complementar y realzar a lasotras. Cada una tiene un lugar en la colección del Señor, y El valora cadauna por su singularidad y belleza.

Por supuesto, toda analogía es incompleta, como en este caso. Cadaalhajero que hemos visto era estático y limitado a su tamaño original.Pero el alhajero dinámico de Cristo se expande para siempre. Cuanto másaumenta en tamaño, tanto más hermoso llega a ser en lo exterior, comotambién en la gloria de su contenido. Las gemas y joyas llegan a vivirpor el Espíritu de Cristo, y ayudan a expandir el joyero. En realidad, lasjoyas de Cristo no son realmente la clase de joyas que El quiere a menosque sean joyas vivientes, que se expandan activamente al realizar suobra. El crecimiento que Dios espera hoy exige una expansión inusual deesfuerzos y participación por parte de todos los que ya están en el alhaje-ro. Pero ciertamente tales esfuerzos requieren que pongamos en él todo loque podamos en vista de la gloriosa luz que producirán las muchasbrillantes y espectaculares joyas que han de ser todavía añadidas al alha-jero de Cristo.

¿Por qué no nosotros?

Si Cristo anhela tanto derramar sus dones de amor y SJJ EspírituSanto sobre nosotros, ¿por qué nose lo permitimos?

Jesús nació en un pesebre para que pudiéramos nacer de nuevo paravida eterna. El se humanó para que pudiéramos ser hijos e hijas de Dios.El vivió en el barro y la pobreza para que pudiéramos vivir en medio deriquezas indescriptibles. El pasó largas noches en oración para que pudié-ramos pasar días eternos en la presencia de Dios y de sus ángeles. Notuvo aquí hogar para que pudiéramos vivir en las mansiones que nos estápreparando. Nuestro precioso Salvador caminó penosamente por los pol-vorientos senderos de la pequeña Palestina para que pudiéramos retozar

LAOD1CEA: UN PUEBLO EN JUICIO 111

con pies incansables a lo largo de las calles de oro. El aceptó en nuestrolugar una corona de espinas para que pudiéramos recibir de El coronas deoro. El murió nuestra muerte para que pudiéramos vivir su vida. ¿Por quéno le amamos más de lo que lo hacemos?

Nuestra mayor necesidad es el reavivamiento de una verdadera pie-dad entre nosotros. Ese reavivamiento debe comenzar pronto. Comenzarápronto. Pregúntese: ¿Por qué no ahora? ¿Por qué no en mí? ¿Por qué no?

1 Otto Wolfgang, "When Edison Invented the Phonograph", NRTA Journal. Mayo-junio de 1977,

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Capítulo 13

¿Por qué no ahora?

Si usted pudiera hacerle una pregunta a Dios, ¿cuál haría? Un niñitoen un Curso de Cultura Cristiana respondió a esta consulta escribiendo:"¿Por qué muerden los tigres?" Su pregunta es muy aguda. El muchachovivía en los suburbios de una gran ciudad. Posiblemente había visitado elzoológico local poco antes, en el que sin duda había algunos hermosostigres. Hace algún tiempo estuve viendo con mi familia cómo uno de esostigres jugaba con un recipiente de hierro. Se puso en acecho como losuelen hacer los gatos, lo arrojó al agua, golpeó con él el agua salpicandotodo alrededor, y lo empujó por todo el foso. El tigre, evidentemente, seestaba divirtiendo mucho. Al ver jugar a estas magníficas criaturas, nopodemos menos que preguntarnos, como el niñito, por qué los tigresmuerden. Por supuesto, los tigres hacen mucho más que morder. Algunosde ellos se vuelven muy peligrosos después de probar sangre humana, ydeben ser eliminados para evitar que maten o lastimen a otras personas.Pero ¿por qué el Creador, quien creó esos magníficos animales, losproveyó de la capacidad de producir tanto daño?

Hay una pregunta mucho más profunda y más amplia involucrada enesto. ¿Por qué hay muerte y dolor en todo el universo de Dios? ¿Por quéla gente se lastima mutuamente? ¿Por qué se forman ejércitos y se matanentre sí en ese inútil ejercicio conocido como guerra? ¿Por qué algunaspersonas buenas, que viven en armonía con las leyes de la vida y la saludmueren de cáncer, mientras que algunos malvados y sinvergüenzas queviolan todos los principios de la vida sana viven hasta los cien años?Estas y muchas otras preguntas semejantes han molestado a los que creenen un Dios que ama a todos. A pesar de lo complejo de muchos aspectosde ellas, hay una respuesta simple. El amante Creador no creó un mundoimperfecto, peligroso y destructivo. Todo lo que provino de sus manos112

¿POR QUE NO AHORA? 113

era perfecto y bueno. El mundo que El creó era agradable y pacífico. Nopodemos juzgar ese Edén original por el pecado que llena nuestro mundoahora. ¿Por qué hay tigres que muerden, mosquitos que pican, y gentemalvada en el mundo actual? No es porque el Creador hubiera queridoque fuera así. Pero un cáncer horrible invadió la perfecta creación deDios —el cáncer del pecado. No debiéramos echar la culpa de ello aDios. El hizo todo lo que pudo para evitar el sufrimiento y la muerte,excepto quitarles a los seres humanos su libertad de elección. Elinevitable resultado de la rebelión y el pecado ha llegado a ser ahora másque evidente en nuestro planeta.

Algunas personas niegan que exista el pecado. Sin embargo, llegan aestar frente a frente a él cuando ven a los animales protegidos por barrasy fosos en el zoológico. Si la gente no creyera en el pecado, ¿por quéusan llaves? ¿Por qué cierran sus casas y sus autos con llave? Losbanqueros no sabrán mucho de la teología del mal, pero conocen muybien la pecaminosa naturaleza humana, y toman todas las precaucionesposibles para evitar ser dañados por ella cuando uno les pide unpréstamo. Por otro lado, no podemos imaginar que Dios haya creado estemundo sin una solución para el problema del pecado. Ha permitido que elpecado siguiera su curso a fin de que todo el universo pudiera ver cuandevastador es, y rehuse permitir que se levante de nuevo. Una vez que elpecado haya sido eliminado para siempre, el plan original del Creador detener una vida perfecta y feliz en este mundo, será restaurado. Los tigresno morderán, ni estarán encerrados detrás de fuertes barrotes en loszoológicos (véase Isaías 11: 6-9).

El juicio es necesario

Debe haber un juicio para que Dios pueda erradicar el pecado.Después del juicio, entonces, debe ejecutarse la sentencia dictada. Estehecho explica el razonable comienzo del capítulo 4. En su amor Dios nosadvierte de la destrucción final del mal y de los que persisten en hacerlo.No hay dudas acerca de cómo se llevará a cabo esta destrucción o cuálesserán sus resultados finales. El pecado y los pecadores serán destruidosen un gran fuego purificador (véase 2 S. Pedro 3: 10). No quedará nada.La siguiente secuencia de Malaquías 4: 1 no deja dudas acerca de lo queocurrirá con los impíos:

1. Serán estopa2. Serán abrasados3. No quedará ni raíz ni rama

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Pero hay otro aspecto del juicio que es mucho más agradable. Ladestrucción del pecado nos asegura una "tierra nueva" en la que "morala justicia" (2 S. Pedro 3: 13). Malaquías 4 también contrapesa losresultados del juicio de los impíos con una gloriosa descripción del estadobienaventurado de los que tienen su nombre registrado como joyas en ellibro de memoria de Dios.

"Reservada en los cielos"

La introducción de Pedro a su primera epístola contiene la buenanoticia de que por medio de Jesucristo hemos sido designados herederosde "una herencia incorruptible" (1 S. Pedro 1: 4). A esta magnífica pers-pectiva añade la seguridad de que está guardada o "reservada en lascielos para vosotros". El uso del tiempo perfecto en el griego enfatiza elresultado como un hecho consumado —que la herencia en el cielo ya hasido reservada y está activamente protegida para nosotros "donde ni lapolilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (S.Mateo 6: 20).

Esta es una "esperanza viva" -algo en que podemos confiar. Estáallí. Es nuestra, hecha posible para nosotros por el amor y el sacrificio denuestro querido Salvador. Sin embargo, a veces parece irreal. Tal veznecesitemos acariciar esta esperanza más de lo que lo hacemos y meditaren ella más a menudo.

Mientras descansaba en un hermoso parque en Healdsburg, Califor-nia, en el verano de 1882, Elena de White sintió que una dulce paz lainvadía. Pareció ser sacada de este mundo. "El brillante hogar de lossalvados me fue presentado vividamente -informó en una carta a G. I.Butler, en ese entonces presidente de la Asociación General-. Mepareció estar allí, donde todo era paz, adonde no podrían llegar lostormentosos conflictos de la tierra. El cielo, un reino de justicia donde secongregan todos los santos y puros y benditos —diez mil veces diez mil ymiles de miles— y viven y caminan en pura y feliz intimidad, alabando aDios y al Cordero que está sentado sobre el trono. Sus voces estaban enpefecta armonía. Nunca se hacen mal unos a otros. Príncipes del cielo,los potentados de este poderoso reino sólo rivalizan en el bien, buscandomutuamente su felicidad y gozo. El mayor de todos se siente el máspequeño ante su vista, y el menor es el mayor en gratitud y abundancia deamor.

"No hay oscuros errores que anublan el intelecto. La verdad y elconocimiento, claros, fuertes, y perfectos, han expulsado toda duda, y no

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hay más lobreguez de dudas que arroje su maléfica sombra sobre susfelices habitantes. Ninguna palabra de discordia mancha la dulce yperfecta paz del cielo. Sus habitantes no conocen tristeza, ni dolor, nilágrimas. Todo es perfecta armonía, perfecto orden y perfecta felicidad. . .

' 'El cielo, dulce cielo, el eterno hogar de los salvados, la morada de losluchadores, donde los cansados que llevaron pesadas cargas durante su vidaencuentran descanso, paz y gozo. Sembraron con lágrimas, pero siegan congozo y triunfo. El cielo es un hogar donde la simpatía vive en cada corazóny se expresa en cada mirada. El amor reina allí. No hay elementos irritantes,ni discordia, ni contiendas ni guerras verbales" (Carta 30, 1882).

¡Qué vislumbre interesante y emocionante del cielo! Al leer y con-templar descripciones como éstas estamos ansiosos de vivir el gozo de laherencia reservada para nosotros en el cielo. También nos sentimosestimulados a perseverar en la batalla que ahora se libra. La vida no es fácil,pero el cielo nos espera.

¿Siente nostalgia por el cielo? ¿Ansia sus delicias? ¿Espera ansiosa-mente el estar con Jesús? En un sentido, no necesitamos esperar. Podemostener "un poco del cielo aquí" (Cada día con Dios, pág. 269).

Si el cielo es tan hermoso y deseable, ¿por qué no introducirlo ennuestras vidas y hogares ahora mismo? Dios lo ha hecho posible paranosotros si aceptamos su voluntad y le permitimos realizarla en nuestroscorazones y vidas. Tal vez no podamos hacer muchos cambios en elambiente que nos rodea. Animales feroces, tormentas feroces y pueblosferoces nos rodearán mientras exista el pecado en el mundo. Pero por lagracia y el poder de Dios podemos cambiar nuestro ambiente interior — nues-tros corazones y hogares— y experimentar el cielo en esta vida hasta unpunto que no considerábamos posible.

Las leyes de la vida que Dios dio fueron diseñadas para realizar estepropósito. Al cooperar con las leyes divinas física, mental, social yespiritualmente, encontramos fortaleza, paz, felicidad y victoria que nosproducen un anticipo del cielo aun en esta vida. En nuestras actitudes,nuestros caracteres y nuestros enfoques de la vida, del hogar, del trabajo,de la iglesia y del servicio del Señor, podemos gozar mucho más del cieloy de la presencia de Cristo de lo que pareciéramos creer si ponemos a unlado el yo y permitimos que Cristo controle lo que pensamos, vemos,comemos, bebemos, escuchamos, estudiamos, decimos, experimentamosy hacemos. ¿Por qué conformarnos con tan poco cielo en esta vidacuando Dios hace posible tanto?

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Preparación para el Día del Señor

Dios no nos obliga a prepararnos ahora para el cielo que vendrá.Nuestra dedicación debe ser amante y voluntaria. Una dedicación totalimplica recordar "la ley que le di a mi siervo Moisés en el monte Horeb"(Malaquias 4: 4, versión Dios habla hoy). La ley de Cristo ha de serescrita tan claramente en las tablas de nuestro corazón, que en cada acto ypalabra demostremos nuestra dedicación total a El.

Jesús advirtió: "Como en los días de Noé, así será la venida del Hijodel Hombre" (S. Mateo 24: 37). Generalmente concentramos nuestraatención en los crímenes, la ebriedad y la inmoralidad en los días de Noéque parecen tan similares a los nuestros. Pero hay otra comparación en laque pensamos muy poco. Unos pocos, por la gracia de Dios, fueronhallados suficientemente justos como para entrar al arca. Al frente de estegrupito estaba Noé. Elena de White registra que "aunque nunca hubieraelevado su voz para formular sus amonestaciones, sus obras, su caráctersanto en medio de los corruptos e impíos, habrían sido sermonescondenatorios para los incrédulos y disolutos de aquella época. Soportócon paciencia y humildad semejante a la de Cristo las provocaciones, losinsultos, las burlas y los escarnios. Su voz a menudo se oía en oración aDios pidiendo su poder y ayuda para cumplir todos los mandamientos deDios" (Cada día con Dios, pág. 233).

Así como ocurrió en y con Noé, así será con el pequeño rebaño quese encuentre en el arca de seguridad cuando se cierre la puerta de lagracia. Dios cerró la puerta, no Noé. La puerta que encierra a Noé deja almundo afuera. Pronto Dios cerrará la puerta del tiempo de gracia, ahorapor última vez. Entonces se pronunciará la irrevocable sentencia alconocer el Cielo lo que hay en los corazones de cada ser humanoviviente: "El que es injusto, sea injusto todavía. . . y el que es santo,santifíquese todavía" (Apocalipsis 22: 11). Después de esta declaraciónno hay más oportunidad de desarrollar el tipo de carácter que Noé formópor la gracia divina antes de entrar al arca, o el que Enoc y Eliasdesarrollaron antes de ser trasladados.

Aun los que profesan seguir a Jesús hoy pueden quedar fuera cuandose cierre la puerta de la gracia. Muchos de los que escucharon a Noé"profesaban ser adoradores de Dios. Alegaban que sus ídolos eranimágenes de la Deidad, y que por su medio el pueblo podía formarse unaconcepción más clara del Ser divino. Esta clase sobresalía en su rechazodel mensaje de Noé. Al tratar de representar a Dios mediante objetos

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materiales, cegaron sus mentes en lo que respectaba a la majestad y alpoder del Creador; dejaron de comprender la santidad de su carácter, y lanaturaleza sagrada e inmutable de sus requerimientos.

"A medida que el pecado se generalizaba, les parecía cada vezmenos grave, y terminaron por declarar que la ley divina ya no estaba envigor; que era contrario al carácter de Dios castigar la transgresión; ynegaron que sus juicios se harían sentir en la tierra. Si los hombres queaquella generación hubieran obedecido la ley divina, habrían reconocidola voz de Dios en la amonestación de su siervo; pero al rechazar la luz susmentes se habían vuelto tan ciegas, que creyeron de veras que el mensajede Noé era un engaño. . .

"Pero Noé se mantuvo como una roca en medio de la tempestad.Rodeado por el desdén y el ridículo popular, se distinguió por sus santaintegridad y por su inconmovible fidelidad" (Patriarcas y profetas, págs.82, 83, la cursiva es nuestra).

La diferencia provino no de lo que había alrededor de Noé sino delo que había dentro de él. Por la gracia de Dios, también puede hacer ladiferencia para nosotros.

Reflejemos a Cristo

El pueblo final de Dios reflejará tan plenamente el "Sol de justicia"que el mundo será atraído por la belleza de su carácter tal como se veráen personas tan comunes como ellos mismos. Luego el corazón de lospadres se volverá a los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres(véase Malaquias 4: 6). ¿Cómo podemos hoy alcanzar una generaciónpara Cristo si ha sido educada en la teoría de la evolución y son analfabe-tos en lo bíblico? La mejor manera es mostrarles que no somos hijos deantropomorfos o hijos del barro sino hijos e hijas de Dios. Entonces lesagradará volver a la religión de sus padres —los que realmente conocierona Cristo y certificaron su dedicación a El por todo lo que hicieron ydijeron. ¡Piensen en el impacto final de 144.000 Elias, Noés, Enocs,Danieles y Juanes sobre esta última y escéptica generación!

Receta para el reavivamiento

Los detalles en cuanto a lo que significa pertenecer a Laodicea estándescritos con más detalles en los tres primeros capítulos de Malaquias queen Apocalipsis 3. Pero el remedio, la receta para el reavivamiento, estámejor bosquejado en Apocalipsis 3 que en Malaquias. De modo que nos

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dirigiremos al mensaje de Cristo a la iglesia de Laodicea por unarespuesta a nuestra gran necesidad.

El amor de Cristo por nosotros es tan ferviente que nuestra tibiarespuesta no puede sino entristecerlo. Cerca de Laodicea había fuentes delas que brotaba agua caliente que rápidamente se mezclaba con agua fría,con lo que aquélla quedaba tibia. En forma similar, los miembros de laúltima iglesia de Cristo han permitido que el mundo se mezcle con elcalor ardiente que caracteriza a los corazones animados por el amor. Sinembargo, aunque Cristo se entristece por nuestra actitud, no nos deja a unlado. El nos conoce bien —no sólo lo que hacemos sino también elporqué (véase Apocalipsis 3: 15)-, pero sus palabras de amante reprocheestán destinadas a atraernos de nuevo a una experiencia con El. Suferviente deseo es que ocurra un cambio, que haya un reavivamientoverdadero y perdurable, una renovación del fuego del primer amor quenos lleve rápidamente al punto de ebullición en nuestro amor y serviciopor El.

Como nuestro gran Médico, El no sólo ha diagnosticado perfecta-mente nuestra enfermedad; también nos ofrece una receta garantida paranuestra sanidad completa. La receta de Cristo, que se halla en Apocalip-sis 3: 18, ha de tomarse en tres etapas que tal vez puedan estar en ordeninverso al que usó para describirla: 1) ungir los ojos con colirio parareconocer nuestra verdadera situación; 2) quitarnos nuestras vestiduras depecado y justicia propia, y vestirnos con su blanco manto de justicia;3) recibir de El una abundante provisión del oro de "la fe que obra por elamor" (véase Palabras de vida del gran Maestro, pág. 123, ed. PPPA;pág. 109, ed. ACES).

Debemos reconocer nuestra necesidad antes de que se pueda haceralgo para reactivar nuestra experiencia cristiana con el fuego del reaviva-miento. La ceguera espiritual que Cristo señala en el versículo 17 exigenuestra primera atención. "El colirio es aquella sabiduría y gracia quenos habilitan para discernir entre lo malo y lo bueno, y para reconocer elpecado bajo cualquier disfraz. . . El colirio divino impartirá claridad alentendimiento" (Joyas de los testimonios, t. 1, pág. 479). En la antiguaLaodicea se conseguía un famoso polvo para los ojos en la escuela demedicina relacionada con el vecino templo frigio. Se ha sugerido que selo usaba principalmente para los que eran parcialmente ciegos. Si era así,hay un paralelo con la situación de la iglesia de Laodicea actual. Nuestravisión espiritual no ha desaparecido totalmente, pero como vivimos enmedio de la brillante luz de las verdades reveladas para el fin del tiempo,

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comprendemos sólo parcialmente el significado de esa verdad y dejamosde reconocer cuánto nos falta de la capacitación espiritual necesaria paraparticipar de ella.

Elena de White observa que "el 'colirio', la Palabra de Dios, aclarala conciencia cuando se lo aplica, pues convence de pecado. Pero eso esnecesario para que pueda seguir el sanamiento, y el ojo sea leal a la gloriade Dios" (Comentario de E. G. de White, SDA Bible Commentary, t. 7,pág. 965).

Cuando se aplica adecuadamente el colirio nos permite ver tantohacia adentro como hacia afuera lo que antes no habíamos reconocido.Hacia afuera vemos como nunca antes la gloria y belleza de la vidainmaculada de Jesús. Hacia adentro nos vemos como realmente somos:pecadores que necesitan de la justicia y el poder salvador de Jesús. Elmensaje a Laodicea diagnostica la condición de nuestra salud espiritual.Nos desafía a permitir que el gran Médico aplique sus remedios antes quesea demasiado tarde. Todavía no es demasiado tarde para el reaviva-miento y la restauración. Pero hay un tono de urgencia en el diagnóstico denuestro Médico. Con toda la persuasión y preocupación posibles, nos instaa levantarnos para actuar y recibir inmediatamente el tratamiento sanador.

El gran Médico también dice que estamos desnudos, y que no losabemos. Por supuesto, habla de la desnudez espiritual. Estamos vestidoscon los trapos de inmundicia de nuestra propia justicia y necesitamosdesesperadamente la justicia de El.

Esta situación es similar a la del emperador imaginario de quien sedecía que estaba vestido con ropas muy hermosas. Pero él no las podíaver. A pesar de que lo negaban, sus subditos tampoco podían ver esasropas invisibles. A pesar de nuestras pretensiones, nuestra vestimenta dejusticia propia también es invisible. Permite que nuestros pecados yrebeliones estén a la vista de todos. La vergüenza de nuestra desnudez(Apocalipsis 3: 18) es que parecemos incapaces de comprender lo quetodos los demás reconocen en nosotros. El remedio para nuestra falta depercepción fue bosquejado en la primera receta: el colirio del EspírituSanto. La obra del Espíritu es exaltar ante nosotros el carácter de Cristo yreprobar el pecado al aplicar la Palabra de Dios a nuestra conciencia.¿Qué podemos hacer cuando reconocemos que nos falta el manto blanco?Elena de White sugiere la respuesta en el capítulo "Ante el tribunalsupremo" en el libro Palabras de vida del gran Maestro.

"El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sinmancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. . . Es la

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justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se impartea todos los que lo reciben como Salvador personal. . . Únicamente elmanto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecerante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de supropia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. . .

"Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo deinvención humana. Cristo en su humanidad, desarrolló un carácterperfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. . . Por su perfectaobediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los manda-mientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une consu corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a seruna con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Estoes lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces,cuando el Señor nos contempla, él no ve el vestido de hojas de higuera,no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia,que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová" (Palabras de vida delgran Maestro, pigs. 252-254).

En lugar de no tener necesidad de nada (véase el vers. 17), tenemosnecesidad de todo —todo lo que Jesús ha hecho, está haciendo y seguiráhaciendo en nuestro favor. Hay un sentido de urgencia en su apelación.Nos insta a cambiar ahora nuestros delantales de hojas de higuera dejusticia propia por su blanco manto de justicia. Pronto será demasiadotarde.

Afortunadamente para la iglesia de hoy, la enfermedad laodicense noes incurable. El remedio de tres pasos del gran Médico está garantizado sile permitimos aplicarlo correctamente. Pero debe darse un paso más antesque el remedio esté completo: el tratamiento del oro mencionado enApocalipsis 3: 18. Regalos generosos de oro eliminarían la pobrezaen el mundo material. El oro celestial erradica la pobreza espiritual. "Eloro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor.Enriquece el corazón, porque se lo ha refinado hasta su máxima pureza, ycuánto más se lo prueba, tanto más resplandece" (Joyas de los testimo-nios, t. 1, pág. 479).

La Sra. White frecuentemente usa la frase "la fe que obra" paradescribir el resultado previsto en el mensaje de Laodicea. Declara que "lafe que se requiere que tengamos no es una fe de no hacer nada; fesalvadora es la que obra por amor y purifica el alma'' (Fe y obras, pág. 49).

El amor es el espejo de oro de una fe genuina. Refleja la justicia deCristo que nos llena. Si la fe no nos hace mostrar más amor a Dios y a los que

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nos rodean, no es auténtica. No importa qué pretensiones hagamos en cuantoa la justificación por la fe; si las obras del amor y la justificación faltanvisiblemente en nuestras vidas, la pretensión es falsa.

El oro es el tercer ingrediente de la receta de Cristo para el reaviva-miento de los últimos días. Podemos esperar que en la Iglesia Adventistahabrá un falso reavivamiento centrado en una rebaja de las normas depiedad en la iglesia. En ese momento Cristo llama a los laodicenses aalcanzar una nueva experiencia con El -un reavivamiento de la piedadprimitiva, un reflejo del amor, la belleza y la gloria del carácter deCristo. Esta es nuestra mayor necesidad.

La mayoría de las personas tiene en su casa un botiquín conremedios con fechas vencidas y, por tanto, inútiles. Tal vez esto seabueno, pues hay una conciencia creciente de que muchos remediosproducen peores problemas que los que pretenden resolver. Sin embargo,no tiene sentido pagar por un remedio que luego no se usa. Menossentido tiene para la Iglesia de Laodicea ignorar la receta que el granMédico garantiza que curará en forma segura e inmediata la enfermedadque impide hoy el desarrollo de su obra en la tierra. "Sé, pues, celoso, yarrepiéntete", nos insta (vers. 19). Algún día la iglesia responderá tanplenamente a este llamamiento que se verá el mayor despliegue del amorde Cristo en la historia de nuestro mundo. Este reavivamiento y reformano cesarán hasta que Cristo vuelva. Ese reavivamiento es nuestra mayornecesidad. Debe ocurrir pronto. Ocurrirá pronto. A la luz de este hecho,debemos preguntarnos: ¿Por qué no ahora? ¿Por qué no conmigo? ¿Porqué no?

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índice

Prefacio 6Introducción: ¡Sí! ¿Por qué no ahora? 7

Hageo

por Leo R. Van DolsonCapítulo 1: Veinticinco centavos por vez 9Capítulo 2: ¿Las primeras cosas al final? 17Capítulo 3: La zanahoria después del palo 28

Santiago

por Tomás A. DavisCapítulo 4: Pruebas y tentaciones 37Capítulo 5: Controlemos nuestro cristianismo . . . . 44Capítulo 6: Favores sin favoritismo y fe que obra . 51Capítulo 7: El problema es con la lengua 58Capítulo 8: El mundo y la voluntad 66Capítulo 9: Materialismo, explotación y juicio . . . . 76Capítulo 10: En espera de la cosecha 84

Malaquías

por Leo R. Van DolsonCapítulo 11: El Pacto de Medio Camino 90Capítulo 12: Laodicea: un pueblo enjuicio 100Capítulo 13: ¿Por qué no ahora? 112