Son tiempos de la sociedad civil

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MARTES 24.11.2020 año 15 Son tiempos de la sociedad civil

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MARTES

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año 15

Son tiempos de la sociedad civil

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Gobierno abierto: una oportunidad de participación para la sociedad civil

ANABEL CRUZ

Como doctrina, según las deini-ciones más aceptadas, el gobierno abierto sostiene que las políticas públicas deben ser diseñadas e implementadas con base en prin-cipios de amplia transparencia,

unidas a la creación de espacios perma-nentes de participación y de colaboración ciudadana. Una mejor provisión de servicios y la mayor eicacia y eiciencia de la adminis-tración pública serán consecuencias espe-radas del éxito de las políticas de gobierno abierto que los países decidan adoptar.

Una política de gobierno abierto debe, entonces, incluir el compromiso de garanti-zar que la administración y la ejecución de

todos los servicios públicos que el Estado brinda puedan ser supervisadas por la co-munidad, es decir, que la ciudadanía pueda ejercer de forma efectiva el contralor y el escrutinio de esos servicios. Estos procesos incrementan la transparencia de la gestión pública, pero además, deben incorporar la posibilidad de espacios de encuentro con la comunidad, en los que ciudadanos y ciudadanas puedan participar en las decisiones de gobierno y colaborar en la búsqueda de soluciones a los problemas de carácter público.

Los tres pilares del gobierno abierto son la transparencia, la participación y la colaboración, conjugándose en forma armónica. Mientras que la transparencia permite el acceso a la información, y es un fundamento instrumental del proceso,

se abre también el camino y se brindan espacios a la participación de ciudadanas y ciudadanos, asegurando que esa partici-pación sea colaborativa, sustantiva y que esté basada en la igualdad de derechos.

La Alianza para el Gobierno Abierto (OGP, por su sigla en inglés) fue fundada hace diez años a partir de la iniciativa de ocho países. Hoy OGP es una fuerte alianza internacional, integrada por 78 gobiernos nacionales, 56 jurisdicciones locales y miles de organizaciones de la sociedad civil, que promueven los principios del gobierno abier-to. OGP es un modelo único que garantiza que organizaciones de la sociedad civil tengan un lugar en igualdad de condiciones con el gobierno, para la coniguración y supervisión de políticas públicas y refor-mas incluidas en los planes nacionales de gobierno abierto. En conjunto, en los 10 años de OGP, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil han diseñado más de 4000 compromisos a nivel mundial.

OGP es esencialmente una oportunidad de participación para la sociedad civil, en todas las áreas de su quehacer. Es funda-mental asegurar que su participación sea sostenida, dotada de recursos y con todas las garantías de un espacio cívico abierto y habilitante. ■

Anabel Cruz es directora del Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD), Uruguay, e integrante del Comité Directivo de OGP como representante de la sociedad civil .

El gobierno abierto, aunque no es un concepto nuevo, se ha convertido

en la última década en un paradigma que está recorriendo el mundo de

forma vertiginosa, transformando el escenario institucional, revolucionando

las formas conocidas de la administración pública e inaugurando nuevas

responsabilidades y desafíos en sociedades de todo el mundo.

Repasando el camino recorrido desde la Red de Gobierno Abierto

VERÓNICA GARCÍA LEITES URUGUAY TRANSPARENTE

Es innegable que el proceso de gobierno abierto en Uruguay se ha dado de una forma distinta que en otros países. La singularidad deriva de la disposición del Estado para sentarse a negociar todo el

proceso y no acotar la intervención de la sociedad civil a meros “autenticadores”; eso cabe reconocerlo. Pero igualmente refiere al compromiso que la sociedad civil ha demostrado desde un comienzo,

aprovechando la oportunidad, negociando para procurar compromisos que beneicien en forma real a las personas, y sobre todo, buscando expandir el conocimiento de este valioso espacio de intercambio que ha encontrado, en el entendido de que la apertura se profundiza con el incremento de la participación.

En el proceso de gobierno abierto queda en evidencia la transversalidad del proble-ma del acceso a la información. Más allá de las distintas misiones y visiones que cada organización mantiene, todas ellas reconocen que para alcanzar sus objetivos necesitan que la ciudadanía conozca.

Estado y sociedad civil se han rela-cionado en este camino de un modo más intuitivo que formado. Se ha arribado a aciertos y errores, pero siempre con el eje puesto en el respeto mutuo, sin perder de vista en ningún momento las diferencias. Pensar en un cambio en la mentalidad tradicional de Estado cerrado, de datos

conidenciales y apropiación administra-tiva, de la información era, al comienzo del proceso, por lo menos difícil. Hoy queda mucho por delante, pero las bases están construidas.

El proceso ha signiicado para las or-ganizaciones de la sociedad civil un foro efectivo de intercambio, en el cual nos sentimos hermanadas con nuestras iguales en la lucha, respaldadas por esa fuerza que nace de la combinación de capacidades, miradas y sensibilidades que se releja en la Red de Gobierno Abierto.

Hemos experimentado diversos estados de ánimo: nos hemos sentido felices, frustra-dos, muchas veces decepcionados cuando un compromiso que prometía inalmente no ha cumplido, pero todo el camino ha sido de progresivo avance y crecimiento.

Todo nos mueve a seguir trabajando, a seguir sumando organizaciones y mos-trar que esto puede y debe dar muchos más frutos. ■

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Una oportunidad para incidir y fortalecer el proceso de gobierno abierto en UruguayROSARIO PAVESE Y JOSÉ PÉREZ ESCOTTO

Uruguay ha sido miembro de la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP, por sus siglas en inglés) desde sus inicios y, tras casi diez años de trayectoria, ha acumu-lado experiencias, resultados y

lecciones que han fortalecido la agenda de gobierno abierto. Esto se vio relejado en el proceso de cocreación de compromisos en el ciclo anterior (2018-2020), en el que el país asumió compromisos fuertes en áreas tales como género, digitalización y manejo de recursos hídricos.

Por ejemplo, el gobierno uruguayo y la sociedad civil están trabajando juntos para generar más conciencia y claridad sobre el tema de la violencia de género mediante la racionalización y publicación de estadísticas clave. A través de un observatorio sobre este tipo de violencia, el país documentará el uso de los recursos públicos asignados para implementar la ley de violencia contra la mujer y publicará la segunda edición de la Encuesta Nacional de Prevalencia de Violencia Generacional y de Género.

De igual forma, a través de su plan de acción de OGP, Uruguay realizó un proceso intergubernamental transparente y con una participación incidente de diversos grupos para elaborar el Primer Plan Nacional del

Agua, además de lanzar una campaña sobre el uso y el cuidado de este recurso.

Ejemplos como estos han posicionado a Uruguay como un caso paradigmático en la región y han llamado la atención de países en otras regiones para aplicar algunas de las lecciones que han funcionado en el país. En marzo de 2020, Uruguay se reunió con delegados de la Escuela Regional de Admi-nistración Pública de distintos países como Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte, Croacia y Serbia para compartir su experiencia incluyendo a dife-rentes sectores en el proceso de cocreación y prestación de servicios públicos.

Y aunque el Mecanismo de Revisión In-dependiente (IRM, por sus siglas en inglés) de OGP denota que el proceso de cocreación del cuarto plan de acción de Uruguay es-tuvo mejor estructurado, también destacó que existen oportunidades para mejorar el proceso aún más.

El Grupo de Trabajo de Gobierno Abierto alcanzó un nivel de madurez que se relejó en un plan de acción bien estructurado. El proceso de cocreación anterior incluyó más instancias de diálogo que los planes de acción que le precedieron, así como una representación relativamente pareja entre el gobierno y la sociedad civil para la toma de decisiones, aunque esta última estaba su-brepresentada geográica y temáticamente.

A medida que las organizaciones de la sociedad civil y representantes del gobier-no se unen para cocrear el quinto plan de acción nacional, existe una oportunidad para mejorar la diversidad geográica y temática de la sociedad civil, así como su sostenibilidad. Para fortalecer el proceso de gobierno abierto aún más, las partes intere-sadas pueden incrementar la participación de los gobiernos locales y municipales así como del sector privado y sus organiza-ciones representativas en el proceso de gobierno abierto.

Uruguay tiene el potencial de profundizar la perspectiva de género en sus políticas de gobierno abierto, no sólo a través de la continuidad de los compromisos de género asumidos, sino también mediante la aplica-ción de una perspectiva de género transversal en el proceso de cocreación y de otros com-promisos del plan de acción. Por ejemplo, el condado de Elgeyo Marakwet en Kenia incluyó un hito, dentro de su compromiso de contrataciones abiertas, para asignar un porcentaje de contratos a empresas lideradas por mujeres, colectivos, juventud u otros grupos subrepresentados.

Nuestro país también tiene la oportunidad de profundizar los esfuerzos para promover la apertura en las tres ramas del gobierno y otros organismos autónomos. El verdadero camino hacia la democratización y la aper-tura requiere esfuerzos coordinados, no sólo entre sociedad civil y gobierno, sino también entre los diferentes poderes del Estado.

El Grupo de Trabajo estuvo integrado por representantes del Poder Ejecutivo, Poder Judicial, gobiernos regionales y re-presentantes de la Red de Gobierno Abierto, integrada por organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, a diferencia del plan de acción anterior, careció de representación de la legislatura y los socios académicos. En el siguiente plan de acción, Uruguay puede incluir aún más representantes de los organismos legislativo y judicial.

La crisis sanitaria de la covid-19 ha exa-cerbado los desafíos que los miembros de la Alianza han encarado a través de los años. Lo que nos ha demostrado este momento de crisis es que la agenda de gobierno abierto no se puede poner en pausa. Uruguay tiene una oportunidad única para fortalecer su proceso de cocreación y trabajar en un quin-to plan de acción que releje las necesidades de la ciudadanía y de grupos de interés en diferentes áreas geográicas y temáticas. Este proceso puede crear las coaliciones necesarias para enfrentar los desafíos de ahora y los de una realidad post la covid-19, para posicionar a Uruguay como un líder de gobierno abierto en América Latina y el Caribe. ■

Rosario Pavese es coordinadora de Apoyo a Gobiernos – Américas – Alianza para el Gobierno Abierto (Open Government Partnership).

José Pérez Escotto es oficial de Comunicaciones - Alianza para el Gobiero Abierto (Open Government Partnership).

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El trayecto institucional del gobierno abierto en UruguayELIANA ÁLVAREZ

Hace ya casi diez años que Uruguay integra la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP por su sigla en inglés), una organización internacional que nuclea a gobiernos y organizaciones sociales que deienden los ideales de transparencia, colaboración y participación en la formulación e implementación de políticas públicas.

Esta formalidad se ha traducido en decretos y planes que actual-mente coniguran las bases institucionales del gobierno abierto en nuestro país.

El recorrido comienza en 2011, cuando el gobierno nacional avala la Declaración de Gobierno Abierto y formalmente ingresa a la Alianza. Desde entonces, y como parte de las responsabili-dades asumidas por integrarla, cada dos años son deinidos los planes nacionales de gobierno abierto que son aprobados me-diante decreto presidencial. Cada plan surge de la colaboración entre organismos públicos y organizaciones sociales, que ijan conjuntamente una serie de compromisos para los dos años de vigencia. A estos compromisos se llega a partir de la participación en talleres coordinados por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC) y pueden ser actividades, programas o iniciativas que estén relacionadas a los pilares del gobierno abierto –transparencia, colaboración y participación– y vinculadas con las áreas temáticas del orga-nismo en cuestión.

También desde 2011 existe el Grupo de Trabajo de Gobierno Abierto, que funciona bajo el mandato de AGESIC. En su forma-ción original sólo incluía a organismos públicos pero desde 2013 incluye a representantes de la sociedad civil y de la academia. Este grupo es el principal responsable de la coordinación y puesta en funcionamiento de las diversas instancias de cocreación, en las que los compromisos integrantes de los planes son deinidos.

Plan tras plan, el número de compromisos y organismos públi-cos participantes ha crecido. El primero, aprobado en 2012, contó con la participación de apenas cinco organismos públicos que alcanzaron 17 compromisos. Mientras que el plan más ambicio-so, aprobado en 2016, contó con la participación de 31 entidades públicas y se irmaron 75 compromisos. El más reciente es el 4to Plan Nacional de Gobierno Abierto de 2018. Está compuesto por 39 compromisos y participaron 33 organismos.

El plan de 2016 no parece fruto de la casualidad. La política de apertura del gobierno uruguayo entre 2015 y 2017 infundió un impulso signiicativo. Además de los 75 compromisos de go-bierno abierto asumidos, en estos años se dieron avances claves en la consolidación de una política nacional de datos abiertos. Uruguay adhirió oicialmente a la Carta Internacional de Datos Abiertos en 2015 y se incluyó en la Ley de Presupuesto de ese año un artículo que obliga a los organismos públicos a publicar en formato abierto la información relativa a sus funciones, organi-grama, presupuesto y más (lo que se denomina transparencia activa en la Ley 18.381). En 2016 comenzó a trabajar el Grupo de

Virginia Pardo: “Hay una cultura democrática, una solidez y una transparencia históricas en el país”

La directora de Sociedad de la Información de AGESIC

afirma que sigue pendiente “la descentralización del

proceso” para lograr una mayor participación en el

interior del país.

El 4° Plan de Acción Nacional de Gobierno Abierto (2018-2020) está llegando a su in y el gru-po de trabajo que coordina la Agencia de Gobierno Electró-nico y sociedad de la Informa-

ción y del Conocimiento (AGESIC) ya planiica los próximos dos años, como lo hace desde que Uruguay adhirió a la Alianza para el Gobierno Abierto en 2011. En ese marco, la diaria conversó con la directora del área de la Sociedad de la Información, Virginia Pardo, sobre lo que se ha logrado en esta materia en casi diez años y los desafíos que visua-liza tras un año marcado por el cambio de gobierno y la emergencia sanitaria.

¿Cómo evalúa AGESIC el proceso que ha recorrido Uruguay en el impulso del gobierno abierto?AGESIC asumió en 2011 el compromi-

so de crear planes de acción bianuales y hacer el seguimiento del cumplimiento y balance de esos compromisos. Hasta ahora hubo cuatro planes, cada uno de ellos con diferentes características; en el último la cantidad de actores y orga-nizaciones involucradas fue mucho más grande. Creo que hubo un aprendizaje y una adopción cultural del tema.

¿Qué fortalezas y desafíos tiene el Gobierno Abierto en nuestro país?La formalización del grupo de tra-

bajo, que se creó por decreto del Poder Ejecutivo, genera una institucionalidad fuerte que ha permitido un proceso consensuado y una solidez que nos diferencia de otros países, en los que ha cambiado sistemáticamente la línea de trabajo. Hay un tema pendiente que es

la descentralización del proceso, lograr una mayor participación en el interior del país y en zonas rurales.

¿Cómo se puede utilizar la tecno-logía como herramienta de trans-parencia gubernamental?En Uruguay casi no existen ba-

rreras en el acceso a la tecnología y la conectividad, por lo que se debe potenciar la transparencia activa. La tecnología es un actor necesario para la transparencia.

¿Qué características o particulari-dades tiene el proceso de gobierno abierto en Uruguay?El proceso en Uruguay tiene madurez

y una relación de conianza con los ac-tores de la sociedad civil y la academia; eso no lo vemos de forma frecuente en los países de la región. A nivel in-ternacional, Uruguay está muy bien conceptualizado y es ejemplo. Hay una cultura democrática, una solidez y una transparencia históricas en el país. ■

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PRESENTAN

Un ciclo de talleres que tendrán como objetivo fortalecer

las capacidades de la sociedad civil para su participación

en el gobierno abierto y mapear los temas que son de su

interés para trabajar en el Departamento de Montevideo.

Hacia el 5to. Plande Gobierno Abierto

Auspicia: Apoyan:

Martes 24 de noviembre y 1º de diciembre a las 15.00Viernes 27 de noviembre y 4 de diciembre a las 9.00

Los talleres se realizarán de manera virtual con inscripción previa a

través del formulario online disponible en: https://bit.ly/talleresRGA

HOY

Trabajo de Datos Abiertos, una instancia coordinada por AGESIC en la que participan organismos públicos, representantes de las organizaciones sociales integrantes de la Red de Gobierno Abier-to, y académicos de la Universidad de la República. Finalmente, en 2017 se irmó el Decreto 054/17 que reglamenta la Licencia de Datos Abiertos Uruguay, una serie de especiicidades técnicas para la publicación de información pública en formatos abiertos.

En la actualidad, el proceso de cara al diseño del quinto plan ya está en marcha. Las etapas de consulta y participación y el cronograma de trabajo ya han sido aprobados. La propia Red de Gobierno Abierto ya está implementando talleres de inducción al proceso para organizaciones sociales interesadas en participar.

El camino del gobierno abierto en Uruguay no está cerrado. Su trayectoria de casi diez años genera las bases institucionales que permiten su continuidad. Ahora la oportunidad está del lado de la profundización. Lograr un proceso de apertura transversal e integrador, que produzca un Estado más transparente, participativo y colaborativo, para todos y todas, de acá y de allá. ■

Eliana Álvarez - Magíster en Políticas Públicas por la Universidad Católica del Uruguay. Asistente de investigación del Departamento de Ciencias Sociales de dicha universidad. Presidenta de la organización social Cívico.

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Gobierno Abierto Feminista

El gobierno abierto genera procesos de cocreación con la sociedad civil para desarrollar compromisos concretos

por parte de distintos organismos del Estado, promover la transparencia y la accountability, y empoderar

a la ciudadanía. Pero estos procesos, ¿llegan a toda la población? ¿A qué voces escuchan? ¿A quiénes

benefician?

SILVINA FONT Y CECILIA

GORDANO

COTIDIANO MUJER

Los tres pilares funda-mentales del gobier-no abierto (transpa-rencia, cocreación y participación) requie-ren que la ciudadanía

(en toda su amplitud y diver-sidad) acceda a información relevante y de calidad. Aunque Uruguay cuenta con una nor-mativa legal al respecto y hay esfuerzos desde el Estado y la sociedad civil para asegurar este acceso, se percibe que las mujeres y disidencias en-cuentran más obstáculos en el camino, relacionados con las múltiples desigualdades estructurales que las afectan. Las mujeres tienen menos tiempo libre que los varones (1) y son más afectadas por la pobreza (2), factores que también limitan su acceso a la tecnología, permeado por variables socioeconómicas, educativas, de género, de ascendencia étnico-racial y de discapacidad.

Los planes de acción de gobierno abier-to incluyen compromisos que buscan disminuir las desigualdades de género y hay una alta participación de mujeres en todos los procesos, pero aún no se logra una visión transversal que permita entender las desigualdades sociales en todos los ámbitos del Estado.

En 2018, desde Cotidiano Mujer –integrante de la Red de Gobierno Abierto (RGA– participamos en la investigación “Gobierno Abierto Feminista” (3), que ana-lizó los desafíos para la equidad de género en los procesos de cocreación de gobierno abierto en América Latina, África y Asia.

Entre los hallazgos principales para los tres países de América analiza-dos –Costa Rica, México y Uruguay–, descubrimos que:

Los procesos de gobierno abierto suelen ser centralizados en las zonas urbanas de

la capital, lo que deja por fuera a varios grupos de mujeres.

Las mujeres suelen dedicar más tiempo a las tareas de reproducción de la vida, por lo que, como en tantas otras áreas, no pueden hacerse espacio para la participación políti-ca. En particular en Uruguay, las reuniones de gobierno abierto se realizan en horario laboral, lo que diiculta la participación de la sociedad civil en general.

Las organizaciones de mujeres de base no son alentadas a participar en los procesos de gobierno abierto, pues la relevancia de la plataforma se concentra casi exclusivamen-te en grupos pequeños de organizaciones de élite, lo que marginaliza a los grupos de activismo locales.

Los colectivos feministas no suelen con-tar con los recursos necesarios para integrar procesos extensos de cocreación. Moni-torear los compromisos requiere tiempo, preparación, persistencia, conocimientos especíicos y recursos. La agenda de los colectivos feministas se centra en temas de mayor urgencia, como la violencia basada en género.

Aunque en Uruguay hay un alto nivel de participación femenina en los procesos de

gobierno abierto, no hay diversidad en los grupos de mujeres.

Aunque los procesos de gobierno abierto inclu-yen compromisos espe-cíicos relacionados a la igualdad de género, no hay una perspectiva de género transversal a todas las áreas.

En resumen: no existen mecanismos instituciona-les que busquen generar condiciones igualitarias en las relaciones de gé-nero, etnia, nivel socioe-conómico, discapacidad o territorio en cuanto al acceso a la información. Al mantener una visión generalizada y homoge-neizada de la sociedad y las tecnologías, se termina

siendo indiferente a estas desigualdades estructurales. Continuar con compromi-sos “generalizados”, sin considerar las relaciones de poder y las diferencias en el acceso a recursos, no solo limita los im-pactos beneiciosos del gobierno abierto sino que puede incluso ayudar a perpetuar las desigualdades sociales ya existentes. Procesos que intentan ser abiertos termi-nan siéndolo solo para los sectores de la sociedad más privilegiados.

El gobierno abierto feminista tiene el enorme potencial propositivo y creativo para generar y fomentar miradas intersec-cionales, éticas inclusivas y pensamientos críticos sobre temas emergentes de gran relevancia para el desarrollo actual y futuro de los vínculos entre ciudadanías y gobier-nos. Estos actores, inmersos en crecientes procesos de digitalización, intensiicados por la pandemia, necesitan cada vez más instancias de debate, articulación y gene-ración de acuerdos amplios sobre temas clave en el diseño de políticas públicas y de procesos de participación, como el ejercicio de los derechos digitales, la privacidad de los datos y las implicancias éticas y políticas de la inteligencia artiicial. ■

http://cienciassociales.edu.uy/departamentodesociologia/uso-del-tiempo-y-division-sexual-del-trabajo-en-uruguay/http://www.ine.gub.uy/web/guest/linea-de pobreza/-/asset_publisher/ddWrDpxj9ogb/content/estimacion-de-la-pobreza-por-el-metodo-del-ingreso-2017/maximized?_101_INSTANCE_ddWrDpxj9ogb_redirect=%2Flinea-de-pobreza“Feminist Open Goverment. Addressing gender equity challenges in Open Goverment co-creation processes”. Open Government Partnership (OGP), International Development Research Centre, Results for Development y Gobierno de Canadá. Disponible en: https://fogo.od4d.net/

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Etapa 1Diseño del proceso

y aprobación

Etapa 4Consulta pública

Etapa 5Aprobación y

publicación

Etapa 2Lanzamiento y generación

de propuestas

Etapa 3Priorización y cocreación

de compromisos

Hoy Segundo trimestre 2021

DANIEL CARRANZ

DATA URUGUAY - RED DE GOBIERNO ABIERTO

Está por comenzar el proceso de cocreación de un nuevo Plan de Acción de Gobierno Abierto, que signiica una gran oportunidad para que organizaciones de la so-ciedad civil, la academia y el sector

privado lleven inquietudes y propuestas a un ámbito de deliberación y discusión participativo y abierto.

Pero es válido preguntarse cuál es el valor agregado de esta forma de participa-ción en un país donde históricamente han existido muchísimas formas e instancias de participación, donde la cercanía hace que las personas tomadoras de decisiones no sean inaccesibles y donde existe una sociedad civil robusta y con historia, una academia valorada por la población y cá-maras patronales y asociaciones gremiales con peso político.

Lo primero es entender que el gobierno abierto no viene a reemplazar ni a menos-cabar a ninguna de las formas existentes de participación e incidencia. Por el con-trario, no solo potencia esas formas de participación, sino que la incorporación de forma transversal de sus principios de transparencia y derecho de acceso a la información, por parte del Estado, puede facilitar el trabajo de todos estos actores.

Pero, igualmente importante, es incor-porar la noción de que el gobierno abierto impulsa una transformación en la operativa del aparato estatal que no es sólo ser más transparente y participativo, sino que busca avanzar hacia la colaboración y la cocrea-ción. Es un cambio de paradigma que va mucho más allá de dialogar y consultar; la colaboración implica entender que no todo el conocimiento, ni las ideas, ni los recursos son los del Estado. Que el diagnóstico, la planiicación, diseño, implementación y evaluación de políticas públicas puede ser más eiciente y más efectivo trabajando junto con actores sociales involucrados, quienes tienen el conocimiento, los contac-tos, la experiencia o cualquier otro recurso y que, en muchos casos, integran los grupos destinatarios de esas políticas.

De la participación a la y la colaboración

Además, la rendición de cuentas (otro de los pilares clave del gobierno abierto) es obligatoria al momento de monitorear el cumplimiento de los compromisos co-creados y acordados al realizar el plan de acción. Esto no es menor, ya que se pueden establecer muchos compromisos entre una sociedad y sus gobernantes, pero no siempre se garantiza un proceso de rendición de cuentas efectivo como lo plantea el marco de gobierno abierto.

La propia iniciativa de gobierno abierto es cogobernada por un grupo de trabajo formado por organismos públicos y agencias de los tres poderes, academia y sociedad civil, que diseña, implementa y evalúa el plan. Ese plan, a su vez, se construye no con intenciones o promesas, sino con metas especíicas, con objetivos, con responsables

y plazos, que son monitoreadas además por un mecanismo de revisión independiente.

En este punto es donde la iniciativa de gobierno abierto tiene más para ofrecer. Uruguay se embarca en su quinto plan de acción –que por primera vez será de cuatro años en lugar de dos– con el objetivo de lograr un plan más ambicioso y robusto. Esto signiica resolver problemas reales y concretos, a través de compromisos de largo plazo cocreados con la sociedad civil y otros actores y monitoreando su cumplimiento.

Ahí es donde está la oportunidad. No sólo de participar, no sólo de incidir, sino de contribuir a la creación y monitoreo de políticas públicas para abordar variadas problemáticas que impactan en nuestra vida cotidiana e impulsar cambios sus-tantivos en la sociedad. ■

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¿Para qué sirve la RGA?

La RGA pretende incidir en la agenda nacional de políticas públicas. Participa tanto en el monitoreo de planes propuestos por el go-

bierno –en el marco de los pla-nes de gobierno abierto que se elaboran de manera periódica– como intentando incidir y ser partícipe de los procesos de dei-nición, diseño y evaluación de la

política pública, mediante la ge-neración en los procesos de diá-logo, tanto con los responsables y técnicos de los organismos pú-blicos como con otros actores de la sociedad civil y la ciudadanía.

Desde la red se promueve la participación y la incidencia, presentando

iniciativas de formación y forta-lecimiento de la sociedad civil y la ciudadanía.

Pretende ser un espacio para la ref lexión crítica en temas de transparencia, ren-dición de cuentas y, en ge-neral, de los mecanismos de participación y construcción de políticas públicas del país, contribuyendo a la compresión del alcance e implicancias del concepto de gobierno abierto y su diferencia con otros con-ceptos más limitados, como el de gobierno electrónico.

Como red, trabaja para in-cidir en la generación y con-solidación de los espacios institucionales en el marco de compromisos formales de colaboración entre organismos gubernamentales y organiza-ciones de la sociedad civil, promoviendo, entre otros as-pectos, el derecho de acceso a la información pública. ■

¿Qué es la RGA?

La Red de Gobierno Abierto de Uruguay (RGA) es una alianza de organizaciones uru-guayas de la sociedad civil, concebida para

participar de manera activa en los procesos de gobierno abierto que el país lleva adelante. La red pretende contribuir a la genera-ción y consolidación de modelos de gobernanza transparentes, participativos y colaborativos.

La RGA fue creada en el año 2013 y actualmente está integra-da por 14 organizaciones na-cionales que abordan distintas problemáticas desde una diver-sidad de visiones y enfoques te-máticos. Así, hay organizaciones que tienen como centro de sus actividades los temas de trans-parencia y rendición de cuen-tas o enfocadas en el activismo por el acceso a los datos y el gobierno abierto, que son el tipo de organizaciones que a nivel

regional más participan de las redes vinculadas a estas temáti-cas. En Uruguay se da la particu-laridad que la red está integrada también por organizaciones que tienen enfoques con abordajes en infancia, adolescencia y ju-ventud, ambiente y abordajes sociolaborales, colectivos fe-ministas, organizaciones que promueven abordajes inclusivos en educación, otras que presen-tan perspectivas étnico-raciales y de la población afrodescen-diente, monitoreo de derechos humanos y de promoción de la cultura libre, entre una diversidad de te-máticas muy amplia.

La red promue-ve la integración de nuevos actores de la sociedad civil para que formen parte de los procesos de discusión y generación de los planes de gobierno abierto. ■