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1 Ciudadanos de un reino celestial (Mateo 5.1–12) El texto de Mateo 5—7 ha sido llamado «El discurso supremo de la literatura mundial» 1 , «El manifiesto del Rey», «La guía de la vida devota», «La gran carta de la iglesia» y «La Constitución del Reino de los Cielos». La mayoría de nosotros lo conocemos por un término utilizado por Augustino en el siglo cuarto: «El Sermón del Monte». 2 Miles y miles de libros, artículos, sermones y lecciones se han basado en el mismo. Muchos lo consideran como la máxima expresión de cómo debe vivirse la vida. Lamentablemente, el Sermón del Monte no es solamente la más conocida de todas las enseñan- zas de Jesús, también es probablemente la menos comprendida y casi ciertamente la menos obedecida. 3 Al comenzar a estudiar este sermón, oro para que la serie le ayude a entenderlo me- jor. Espero incluso que le motive a obedecer sus preceptos (vea Mateo 7.24–27). PREPARACIÓN PARA NUESTRO ESTUDIO Algunas aclaraciones Antes de ir a Mateo 5.1–12, es necesario que proporcione un contexto. Permítame comenzar con unas aclaraciones. En primer lugar, quiero enfatizar que el Sermón del Monte no constituye la suma total de todo lo enseñado por Jesús. En Mateo 5—7 se abordan muchos temas vitales, sin embargo, no podemos 1 Charles R. Erdman, The Gospel of Matthew (El Evan- gelio de Mateo) (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1966), 53. 2 Jim Bill McInteer, «The Place, The People, The Preacher» (El lugar, las personas, el predicador), 20th Century Christian (Cristiano del siglo veinte) 23 (Agosto 1961): 3. 3 John R. W. Stott, The Message of the Sermon on the Mount (El mensaje del Sermón del Monte), The Bible Speaks Today series (Downers Grove, Ill.: Inter-Varsity Press, 1978), 15. quedarnos con esos capítulos y desechar el resto de las enseñanzas de Jesús. Algunos parecen pensar que todo lo que nos debe preocupar es el Sermón del Monte. Con una elocuencia falsa dicen: «A mí no me preocupan las nimiedades con las que los predicadores desvarían. Creo que basta con vivir de acuerdo al Sermón del Monte». A veces dan la impresión de que «vivir de acuerdo al Sermón del Monte» es un asunto sencillo. Cuando lo hacen, me pregunto si en serio han leído el sermón (por ejemplo, vea 5.39). La omisión más evidente en el sermón lo consti- tuye el evangelio, las buenas nuevas de la muerte de Jesús por nuestros pecados. Charles R. Erdman hizo la siguiente observación perspicaz sobre el Sermón del Monte: Establece las leyes fundamentales del Reino, sin embargo, aparte de la verdad de la persona divina y obra redentora de Cristo, llenaría el corazón del que escucha con desconcierto y desesperanza. Erdman señaló que si este sermón fuera la única Escritura que tuviéramos, todos quedaríamos condenados —porque revela un ideal divino y una norma de conducta perfecta. Nadie puede tan siquiera considerar alcanzar este estándar sin ayuda divina. 4 Repito, por lo tanto, que el Sermón del Monte no es la suma total de todo lo que enseñó Jesús. Es un resumen maravilloso de lo que implica ser ciudadano del reino de Cristo, sin embargo, no abarca todo lo que necesitamos saber como Sus seguidores. En segundo lugar, el objetivo principal de Jesús no era hacer regresar a Sus iguales judíos a los funda- 4 Erdman, 53.

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Ciudadanos de un reino celestial

(Mateo 5.1–12)

El texto de Mateo 5—7 ha sido llamado «El discurso supremo de la literatura mundial»1, «El manifiesto del Rey», «La guía de la vida devota», «La gran carta de la iglesia» y «La Constitución del Reino de los Cielos». La mayoría de nosotros lo conocemos por un término utilizado por Augustino en el siglo cuarto: «El Sermón del Monte».2 Miles y miles de libros, artículos, sermones y lecciones se han basado en el mismo. Muchos lo consideran como la máxima expresión de cómo debe vivirse la vida.

Lamentablemente, el Sermón del Monte no es solamente la más conocida de todas las enseñan-zas de Jesús, también es probablemente la menos comprendida y casi ciertamente la menos obedecida.3 Al comenzar a estudiar este sermón, oro para que la serie le ayude a entenderlo me-jor. Espero incluso que le motive a obedecer sus preceptos (vea Mateo 7.24–27).

PREPARACIÓN PARA NUESTRO ESTUDIO

Algunas aclaracionesAntes de ir a Mateo 5.1–12, es necesario que

proporcione un contexto. Permítame comenzar con unas aclaraciones. En primer lugar, quiero enfatizar que el Sermón del Monte no constituye la suma total de todo lo enseñado por Jesús. En Mateo 5—7 se abordan muchos temas vitales, sin embargo, no podemos

1 Charles R. Erdman, The Gospel of Matthew (El Evan-gelio de Mateo) (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1966), 53.

2 Jim Bill McInteer, «The Place, The People, The Preacher» (El lugar, las personas, el predicador), 20th Century Christian (Cristiano del siglo veinte) 23 (Agosto 1961): 3.

3 John R. W. Stott, The Message of the Sermon on the Mount (El mensaje del Sermón del Monte), The Bible Speaks Today series (Downers Grove, Ill.: Inter-Varsity Press, 1978), 15.

quedarnos con esos capítulos y desechar el resto de las enseñanzas de Jesús.

Algunos parecen pensar que todo lo que nos debe preocupar es el Sermón del Monte. Con una elocuencia falsa dicen: «A mí no me preocupan las nimiedades con las que los predicadores desvarían. Creo que basta con vivir de acuerdo al Sermón del Monte». A veces dan la impresión de que «vivir de acuerdo al Sermón del Monte» es un asunto sencillo. Cuando lo hacen, me pregunto si en serio han leído el sermón (por ejemplo, vea 5.39).

La omisión más evidente en el sermón lo consti-tuye el evangelio, las buenas nuevas de la muerte de Jesús por nuestros pecados. Charles R. Erdman hizo la siguiente observación perspicaz sobre el Sermón del Monte:

Establece las leyes fundamentales del Reino, sin embargo, aparte de la verdad de la persona divina y obra redentora de Cristo, llenaría el corazón del que escucha con desconcierto y desesperanza.

Erdman señaló que si este sermón fuera la única Escritura que tuviéramos, todos quedaríamos condenados —porque revela un ideal divino y una norma de conducta perfecta. Nadie puede tan siquiera considerar alcanzar este estándar sin ayuda divina.4

Repito, por lo tanto, que el Sermón del Monte no es la suma total de todo lo que enseñó Jesús. Es un resumen maravilloso de lo que implica ser ciudadano del reino de Cristo, sin embargo, no abarca todo lo que necesitamos saber como Sus seguidores.

En segundo lugar, el objetivo principal de Jesús no era hacer regresar a Sus iguales judíos a los funda-

4 Erdman, 53.

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mentos de la ley de Moisés. Algunos insisten en que el sermón no es más que el esfuerzo de Jesús por restaurar preceptos antiguotestamentarios. Es cierto que el sermón fue predicado a judíos en momentos en que el Antiguo Testamento estaba vigente.5 No nos sorprende, por lo tanto, encontrar en él citas antiguotestamentarias (vea 5.21) y referencias a prácticas antiguotestamentarias tales como traer una ofrenda al altar (vers.os 23, 24).6 Sin embargo, tenemos que entender que, aunque no ignoró el pasado, Jesús estaba inaugurando un camino para el futuro. Repase el capítulo 5 y observe la frecuencia con la que dijo: «Oísteis que fue dicho […] pero yo os digo» o palabras similares (vers.os

21, 22, 27, 28, 33, 34, 38, 39, 43, 44). Jesús no apeló a la autoridad de Moisés, sino a Su propia autoridad (vea 7.28, 29).

En tercer lugar (y tal vez lo más importante), el Sermón del Monte no está presentando una meta imposible. Algunos han rechazado el sermón como un ideal inalcanzable, insinuando: «¿Para qué intentarlo?». Otros han sugerido que la intención de Jesús jamás fue que las exigencias del sermón aplicaran a las personas en el siglo XXI. Dicen que las instrucciones radicales de Jesús iban dirigidas únicamente a los discípulos de Su tiempo y así prepararlos para un reino terrenal que esperaba establecer pronto. Tal sugerencia es insultar tanto a Cristo (en vista de que lo presenta como ignorante de los planes de Dios) y al Espíritu Santo que inspiró la Palabra (ya que sugiere que Su revelación no es para todas las épocas).

Es cierto que muchos de los principios que se encuentran en el Sermón del Monte son difíciles de seguir en el vivir diario. Reconozco que no estoy viviendo según los estándares del sermón. Lucho con muchos de los requisitos de Cristo y sé que todavía estaré luchando con ellos al final de mi vida en la tierra. No quiero decir con ello que las exigencias del sermón sean imposibles o que no debamos hacer lo que podamos por vivir según sus normas. Les hacemos a nuestros oyentes un flaco favor cuando «diluimos» los principios del Sermón del Monte. Considere las siguientes observaciones de G. K. Chesterton con respecto a Mateo 5—7:

… la primera vez que lo lee siente como que todo se vuelve al revés, sin embargo, la segunda

5 El viejo pacto estuvo vigente hasta que Cristo murió en la cruz y el nuevo pacto entrara en vigencia al morir Jesús (vea Colosenses 2.14; Hebreos 9.15–17).

6 No es difícil acomodar las referencias de los procedi-mientos antiguotestamentarios a las prácticas neotestamen-tarias. Por ejemplo, la frase «si traes tu ofrenda al altar» (5.23) es el aproximado a decir «venir a adorar a Dios».

vez que lo lee se da cuenta que pone todo en su lugar. La primera vez que lo lee siente que es imposible, la segunda vez, siente como que ninguna otra cosa es posible.7

En esta serie de lecciones, el reto será que cada uno de nosotros haga lo posible para cumplir con las exigen-cias descritas en el Sermón del Monte. Cuando así lo hagamos, tenemos que pedirle a Dios fortaleza y coraje para ser lo que debemos ser y hacer lo que debemos hacer. Luego, después de haber hecho todo lo posible, pero aún faltándonos, tenemos que en-comendarnos a la gracia y misericordia de Dios.

AnálisisSe podrían analizar otros asuntos preliminares.

Por ejemplo, algunos se preguntan si el Sermón del Monte en Mateo 5—7 y el Sermón del Llano en Lucas 6 son el mismo sermón. Hace años, la mayoría creía que eran dos sermones separados y distintos. Hoy en día, es más común escuchar que son dos narraciones del mismo sermón. No es una interro-gante que podemos resolver ni es importante que la resolvamos. Sean o no los dos el mismo sermón, hay suficientes similitudes entre ellos como para que aprovechemos su comparación. Nos centraremos en el relato de Mateo, sin embargo, de vez en cuando me referiré a la narración de Lucas.

Es imprescindible que digamos al menos algo más con respecto al trasfondo. Al preparar estas lecciones, estuve consciente del peligro de examinar en exceso el texto en lugar de dejar que las palabras de Jesús hablen por sí mismas. Tomar una flor de entre las demás e inspeccionar cada pétalo destruye la flor y destruye su belleza. Examinaré el texto, sin embargo, oro para que mis observaciones no desvirtúen las palabras de Jesús. Más bien, espero que arrojen luz al texto, para que su belleza y poder sean evidentes. Trataré de no decir todo lo que se puede decir sobre los capítulos. Si algo he aprendido al leer lo que otros han escrito sobre el Sermón del Monte, es lo siguiente: Siempre hay algo más que decir acerca de este sin igual tratado.

La anterior es suficiente información preliminar por ahora. Nos referiremos a asuntos relacionados cuando analicemos los primeros versículos de Mateo 5.

PREPARACIÓN PARA EL SERMÓN (5.1, 2)

ContextoMateo 5 comienza con estas palabras: «Viendo la

7 Citado en E. Stanley Jones, The Christ of the Mount (El Cristo del Monte) (New York: Abingdon Press, 1931), 14.

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multitud, subió al monte» (vers.º 1a, b). La multitud que Jesús vio es mencionada en el último versículo del capítulo anterior. «Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán» (4.25).

En Mateo 4, leemos acerca del comienzo de lo que se ha llamado «El gran Ministerio Galileo», el período de un año y medio de duración a mi-tad del ministerio terrenal de Jesús. Jesús había estado predicando en la provincia de Judea (vea Juan 3.22–24), sin embargo, cuando «Jesús oyó que Juan [el Bautista] estaba preso [vea Mateo 14.3], volvió a Galilea» (Mateo 4.12). Galilea fue donde Jesús había pasado los primeros treinta años de Su vida. Después de Su regreso a esa provincia, llamó a hombres para que fueran discípulos a tiempo completo (vers.º 18–22). Viajó por «toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (vers.º 23). El centro del mensaje de Su reino decía «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (vers.º 17). Pronto «le siguió mucha gente de Galilea» (vers.º 25a). Al ver las multitudes, Jesús «subió al monte» (5.1b). Tal vez deseaba alejarse de la multitud, o tal vez simplemente deseaba un sitio mejor desde el cual poder dirigirse a Sus oyentes.

No sabemos a qué «monte» «subió» el Señor. Un lugar tradicional es Los cuernos de Hattin, sin embargo, no podemos estar seguros de que este fuera el lugar. La palabra traducida como «monte» (o¡roß, oros) también puede significar «colina». (La misma palabra griega se usa en 5.14, que habla de «una ciudad asentada sobre una colina»; NASB.) El artículo definido («al») antes de «monte» no quiere decir necesariamente algún monte específico o no-toriamente conocido. De acuerdo con el léxico de Joseph H. Thayer, la terminología solamente indica «el monte más cercano al lugar del que se habla, o el monte cercano».8 El sermón fue predicado probablemente en algún lugar en las elevaciones escarpadas que se elevan claramente al oeste del Mar de Galilea.

Volviendo al texto, leemos, «y sentándose, vinieron a él sus discípulos» (vers.º 1c, d). Sentarse era la postura habitual de la enseñanza formal (vea 13.2; 23.2; 24.3; 26.55). El maestro solía sentarse en las sinagogas judías (vea Lucas 4.20). Observe que

8 C. G. Wilke y Wilibald Grimm, A Greek-English Lexicon of the New Testament (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento), trad. y rev. Joseph Henry Thayer (Edinburgh: T. & T. Clark, 1901; reimpresión, Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1977), 454.

el texto dice que «vinieron a él Sus discípulos».9 El siguiente versículo dice que Él «les enseñaba». De acuerdo con el relato de Lucas, Jesús seleccionó a los doce apóstoles justo antes de este sermón (vea Lucas 6.12–16). Si tal es el caso, el sermón podría ser pensado como «una sesión de orientación para los apóstoles recién nombrados».10 Sin embargo, Jesús tenía otros discípulos además de los Doce (vea Lucas 10.1). Un discípulo es alguien que sigue a un maestro para aprender. Los discípulos de Mateo 5.1 se habían unido, hasta cierto grado, a Jesús. Eran estudiantes serios.

En cierto sentido, el sermón del Monte es para todos, porque Jesús desea que todos sean Sus dis-cípulos. Al final del sermón, nos enteramos de que la multitud estaba presente mientras Jesús enseñaba (ver 7.28—8.1). En el sentido más amplio, sin em-bargo, solamente los que son discípulos de Jesús pueden comprender, aceptar y seguir los preceptos del sermón. En otra parte, Jesús señaló: «… separa-dos de mí nada podéis hacer» (Juan 15.5).

Tenga el trasfondo en mente.11 Jesús encontró un lugar adecuado para sentarse. Entonces Sus dis-cípulos (los que eran serios sobre el aprendizaje) se sentaron a Su alrededor. Por último, de pie detrás de los discípulos había una multitud, personas que tenían más curiosidad que deseo por comprom-eterse. La multitud siguió creciendo a medida que Jesús hablaba.

El discursoEl pasaje luego dice que «[Jesús] abriendo su

boca les enseñaba, diciendo» (Mateo 5.2). La frase «abriendo Su boca» quiere decir más que «abrir Su boca para poder hablar». La frase era un «hebraísmo [expresión hebrea], que indica que las palabras no eran palabras casuales, sino propias de una voluntad y propósito establecidos».12 Jesús «les enseñaba, diciendo» —y Su discurso magistral fluyó.

Jesús había enseñado con anterioridad lo siguiente con respecto al reino que pronto esta-blecería:

9 Esta es la primera vez que se usa la palabra «discípulo» o «discípulos» en Mateo.

10 David Roper, The Life of Christ (La vida de Cristo), 1, Serie de comentarios de La Verdad para Hoy (Searcy, Ark.: Resource Publications, 2003), 218.

11 Para una descripción visual del trasfondo, vea David Roper, «The Day Jesus Taught on a Mountain» (El día que Jesús enseñó sobre un monte), en «Narrative Preaching, 1», La Verdad para Hoy (Febrero 1997): 26.

12 A. Lukyn Williams, «St. Matthew», The Pulpit Commentary (El comentario del púlpito), vol. 15, ed. H. D. M. Spence y Joseph S. Exell (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1950), 146.

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Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (4.17).

Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino… (4.23).

El tema del reino siguió siendo central en la enseñanza de Jesús en Mateo 5—7. Observe la fre-cuencia con que aparece en el sermón el término «reino» (5.3, 10, 19, 20; 6.10, 13, 33; 7.21). Sobre todo, observe el contexto de cada una de esas referencias. Cuando estudiemos el sermón, aprenderemos la naturaleza del reino (espiritual, no físico) y el tipo de compromiso que requiere el Rey (total). Sobre todo, aprenderemos lo que supone ser un ciudadano en el reino de Cristo: quién es un ciudadano del reino celestial y qué hace.

Algunos autores sugieren que lo que viene después de Mateo 5.1, 2 no es un sermón, sino una recopilación de las enseñanzas de Jesús, recogidas y ordenadas por Mateo. Si aceptamos el relato de Mateo, no hay por qué llegar a esa conclusión. «Mateo presenta el sermón como un discurso par-ticular, que tiene lugar en un determinado momento y lugar» (ver 5.1; 8.1).13 Sin embargo, probablemente sea cierto que tenemos una versión condensada del sermón. (En Su forma actual, se necesitan solamente de diez a quince minutos para leerlo en voz alta.) Incluso, es posible que de vez en cuando Jesús tomara un descanso y que Su enseñanza se diera durante un período prolongado de tiempo. Algunos prefieren llamarle a Mateo 5—7 «La enseñanza de colina».14 Creo que estos tres capítulos de Mateo son un sermón real predicado por Jesús a Sus dis-cípulos, escuchado por la multitud y, finalmente, dirigido a todos los que estén dispuestos a entregar Su vida a Él.

PREPARACIÓN PARA LA CIUDADANÍA (5.3–12)

En el resto de esta lección introductoria, probaremos un poco de lo que nos espera, mirando brevemente la primera sección del sermón, las Bienaventuranzas:15

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

13 Jack P. Lewis, The Gospel According to Matthew, Part I (El Evangelio según Mateo, 1ª parte), Living Word series (Austin, Tex.: Sweet Publishing Co., 1976), 78.

14 Harvey Scott, The Sermon on the Mount (El Sermon del Monte) (Texarkana, Tex.: The Christian Helper, 1947), 3.

15 Si usted enseñó la serie sobre las Bienaventuranzas, podría volver a referirse al estudio.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen perse-cución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros (5.3–12).

Hay ocho bienaventuranzas. La forma de ex-presión utilizada («Bienaventurados los/sois») no es poco frecuente en la Biblia,16 sin embargo, en ninguna otra parte en las Escrituras encontramos «una serie tan larga y cuidadosamente construida como en este caso».17

Ignorando por el momento el hecho de que la octava bienaventuranza es ampliada, hay tres partes en cada bienaventuranza: una bendición, un rasgo y una recompensa. Por ejemplo, la primera comienza con una bendición: «Bienaventurados…». Luego, da un rasgo propio de los ciudadanos del reino celestial: «pobres en espíritu». Finaliza con una recompensa prometida: «de ellos es el reino de los cielos». En este breve resumen, estudiaremos las Bienaventuranzas mirando las tres partes de una en una.

La bendición«Bienaventurados» se traduce de la palabra

griega maka¿rioß (makarios), la cual quiere decir «bendito» o «feliz». «Presenta a alguien al que se debe felicitar, alguien cuyo lugar en la vida es envidiable».18 Algunos dicen que Dios no desea que Sus hijos sean felices, sin embargo, tal es una men-tira del diablo. Dios no colocó a la pareja original en un barrio infestado de ratas ni en un pantano lleno de enfermedades, sino en un paraíso. (Fue el pecado lo que trajo dolor y angustia al mundo.)

16 Por ejemplo, vea Salmos 1.1. Hay siete bienaventu-ranzas a lo largo del libro de Apocalipsis (1.3; 14.13; 16.15; 19.9; 20.6; 22.7, 14).

17 R. T. France, The Gospel According to Matthew (El Evan-gelio segun Mateo), Tyndale New Testament Commentaries (Gran Rapids, Mich.: InterVarsity Press, 1985), 108.

18 Ibíd.

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Podemos traducir legítimamente makarios como «feliz»,19 siempre y cuando no definamos la pa-labra «feliz» con la superficialidad que el mundo lo hace. Ralph Sweet señaló que hay dos maneras para tratar de encontrar la felicidad.20 La primera es probar cultivar un entorno que satisfaga todos los deseos propios. Es la manera del mundo, una forma destinada al fracaso. La segunda es cultivar los rasgos de la personalidad que le permitan a una persona ser feliz en cualquier entorno. Este es el enfoque de las Bienaventuranzas.

Los rasgos¿Qué rasgos de personalidad necesitamos para

ser bienaventurados y felices?21

Necesitamos ser «pobres en espíritu», con-• scientes de nuestra pobreza espiritual.Necesitamos «llorar» por nuestra miseria • espiritual.Necesitamos ser humildes y «mansos», dis-• puestos a rendirnos a Dios y Su Palabra.Necesitamos tener «hambre y sed de jus-• ticia», tener un deseo abrumador por ser llamados justos por el Señor.Necesitamos ser «misericordiosos», estar • más preocupados por los demás que por nosotros mismos.Necesitamos ser «de limpio corazón», con • un corazón puro y limpio y centrado en las cosas de Dios.Necesitamos ser «pacificadores» que ac-• tivamente buscan la paz con los demás y con Dios.Necesitamos mantenernos fieles a Cristo • cuando padezcamos «persecución por causa de la justicia».

Desde el inicio del Sermón del Monte hasta el final, Jesús dejó claro que los ciudadanos de Su reino han de ser diferentes a los del reino de Satanás. Se ha sugerido que la idea clave del ser-món se encuentra en Mateo 6.8, donde dice: «No os hagáis, pues, semejantes a ellos».22 John R. W. Stott escribió así:

19 En 1ª Corintios 7.40, se traduce una forma de la palabra como «más dichosa».

20 Ralph Sweet, Moments on the Mount (Momentos en el monte), Living Word series (Austin, Tex.: R. B. Sweet Co., 1963), 17.

21 La siguiente lista se basa en conclusiones a las que se llegaron en «Las Bienaventuranzas», La Verdad para Hoy. Podría repasar lo que ese estudio dijo de cada una de las Bienaventuranzas.

22 Stott, 18.

No hay un solo párrafo en el Sermón del Monte del que no se extraiga este contraste entre los estándares cristianos y no cristianos […]. He aquí un sistema de valores cristianos; una norma ética; una devoción religiosa; una actitud para con el dinero y la ambición; un estilo de vida y una red de interrelaciones —todo discrepando totalmente del mundo no cristiano.23

En ninguna parte se ve este contraste más claramente que en las Bienaventuranzas.24 Jesús dijo: «Bienaventurados los pobres en espíritu». El mundo dice: «Bienaventurados los ricos y orgullo-sos». Jesús dijo: «Bienaventurados los que lloran». El mundo dice: «Bienaventurados los que no tienen razón para llorar». Jesús dijo: «Bienaventurados los mansos» y humildes. El mundo dice: «Bien-aventurados los fuertes y poderosos que pueden imponer su voluntad sobre los demás». Jesús dijo: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia». El mundo dice: «Bienaventurados los que pasan su vida luchando por todo lo que esta vida puede dar». Jesús dijo: «Bienaventurados los mise-ricordiosos». El mundo dice: «Bienaventurados los que pueden vengarse cuando piensan que han sido maltratados». Jesús dijo: «Bienaventurados los de limpio corazón». El mundo dice: «Bienaventurados los que piensan que la pureza ya no importa, que satisfacer los deseos propios es lo más importante». Jesús dijo: «Bienaventurados los pacificadores». El mundo dice: «Bienaventurados los que luchan —¡y ganan!». Jesús dijo: «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia». El mundo dice: «Bienaventurados los que pueden evitar la persecución, y bienaventurados son en especial los suficientemente fuertes como para ser los perseguidores».

Los galardonesCada bienaventuranza termina con un galardón

anticipado. Los ciudadanos fieles del reino de Cristo tenemos las siguientes promesas:

«… de ellos es el reino de los cielos».• «… ellos recibirán consolación».• «… ellos recibirán la tierra por heredad».• «… ellos serán saciados».• «… ellos alcanzarán misericordia».• «… ellos verán a Dios».• «… ellos serán llamados hijos de Dios».•

23 Ibíd., 19.24 El contraste que viene a continuación se basa en

apuntes de Coy Roper, «Cómo hallar la felicidad», sermón predicado en la iglesia de Cristo de Trent, Texas, 1 de enero de 2006.

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«… de ellos es el reino de los cielos»; su «… • galardón es grande en los cielos».

Algunos de los galardones parecen enfocarse en esta vida, mientras que otros parecen estar más dirigidos a la vida venidera. Permítame sugerir que cada bendición tiene un cumplimiento parcial aquí y un cumplimiento completo en la vida venidera. Robert H. Mounce escribió lo siguiente:

Aunque la máxima expresión de cada bendi-ción espera el día de la reivindicación final, las bendiciones mismas serán experimentadas y disfrutadas en el presente. El tiempo futuro de los versículos 4–9 resaltan una certeza y no necesariamente un tiempo de espera.25

No piense en un cumplimiento parcial ahora y en un cumplimiento completo más tarde como conceptos mutuamente excluyentes, sino como en dos partes de la misma bienaventuranza. Imagine como que durante toda su vida ha deseado ir a un lugar hermoso. Ha visto fotografías del lugar y ha soñado con ir ahí. Finalmente, decide hacer el viaje. A medida que va viajando, el paisaje que le rodea se vuelve más y más hermoso, más y más como lo que ha estado esperando. Por fin, da vuelta en una esquina, ¡y ahí está! Ha llegado a su destino, ¡y es aún más hermoso de lo que podía imaginarse! Para el ciudadano fiel del reino de Cristo, la vida es «el viaje», y la muerte es «dar vuelta en la esquina».

Permítame sugerir el cumplimiento parcial y final de los galardones de las bienaventuranzas:

«Bienaventurados los pobres en espíritu, • porque de ellos es el reino de los cielos». Ahora pueden convertirse en ciudadanos del reino de Cristo (la iglesia) y pueden anticipar una eternidad en el cielo mismo.«Bienaventurados los que lloran, porque • ellos recibirán consolación». Aquí son conso-lados por habérseles perdonado sus pecados. Después de esta vida, serán consolados en la presencia de Dios.«Bienaventurados los mansos [y humildes], • porque ellos recibirán la tierra por heredad». Pueden disfrutar de las verdaderas bendi-ciones de esta vida y algún día habitarán «la nueva tierra» (el cielo).«Bienaventurados los que tienen hambre y • sed de justicia, porque ellos serán saciados».

25 Robert H. Mounce, Matthew (Mateo), New Interna-tional Biblical Commentary (Peabody, Mass.: Hendrickson Publishers, 1991), 38.

En esta vida terrenal, son nutridos con la Palabra de Dios y el cuidado providencial de Dios. En la vida venidera, sus almas cono-cerán la satisfacción absoluta en el cielo.«Bienaventurados los misericordiosos, • porque ellos alcanzarán misericordia». Aquí los misericordiosos reciben misericordia de parte Dios y a veces la reciben de los demás. Por supuesto, la máxima expresión de la misericordia divina será la salvación eterna en el cielo.«Bienaventurados los de limpio corazón, • porque ellos verán a Dios». Ahora ven a Dios con el ojo de la fe, sin embargo, le verán cara a cara en el cielo.«Bienaventurados los pacificadores, porque • ellos serán llamados hijos de Dios». Hoy son hijos de Dios en Su familia, la iglesia. Algún día el proceso de adopción se completará en el cielo.«Bienaventurados los que padecen perse-• cución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos». Pueden re-gocijarse ahora porque son perseguidos por la causa de Cristo. Sobre todo se regocijan porque Jesús prometió que el galardón de ellos en el cielo será grande.

CONCLUSIÓNE. Stanley Jones escribió: «En estos tiempos

modernos, los hombres no tienen necesidad de nada, como sí de una filosofía básica de vida». Usando la analogía de un barco de vela, Jones sugirió que el hombre moderno se ha soltado de los cables que una vez lo mantuvieron seguro. Ha echado por la borda su carta de navegación, su brújula, su volante y todo concepto en cuanto a un destino final. Se ha declarado «¡libre!». Jones llegó a la conclusión de que, después de haber tomado ese rumbo, las personas son «libres de todo —todo, excepto las rocas, las tormentas y la locura insoportable de ser arrojados de ola en ola de meras y vanas emociones».26 El Sermón del Monte puede suministrar la «filosofía básica de la vida» que tan desesperadamente necesitan las personas. Entienda que el sermón no es solamente un ideal para ser admirado. Ni siquiera es un estándar por el cual hemos de medir nuestras vidas. Se trata de la Palabra de Cristo que es «viva y eficaz» (Hebreos 4.12) y que Él espera que Sus discípulos obedezcan (vea Mateo 7.24–27).

Regrese al contexto del sermón. Jesús está

26 Jones, 9.

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sentado y enseñando. Agrupados en torno a Él, están Sus discípulos, los deseosos por aprender y hacer los que se les pida. Alrededor de ellos está la multitud, compuesta por aquellos que están es-cuchando, curiosos y tal vez incluso sorprendidos, pero a quienes el sermón causa poco impacto. ¿En qué grupo se encuentra usted?, ¿entre los discípulos o entre la multitud? Si está entre la multitud, oro para que usted decida, antes de que termine nuestra serie, formar parte del selecto grupo de discípulos de Jesucristo.

Apuntes para predicar y enseñarMuchos otros títulos son apropiados para

esta lección, tales como «El desafío que nos pre-senta Jesús», «Un llamado supremo», «Así es un ciudadano del Reino de Cristo», «El sermón más grandioso que se ha predicado» o simplemente «El sermón del monte».

En Mateo hay cinco secciones de enseñanzas. El Sermón del monte es el primero y el más largo. Los otros cuatro están en el capítulo 12, capítulo 13, capítulo 18 y capítulos 23 al 25.

No di detalles (Escrituras) que apoyaran las declaraciones formuladas en la sección final de esta lección (vea La Verdad para Hoy Bienaven-turanzas). Por favor, repase la lección sobre cada bienaventuranza. Entre esta sección y las lecciones de las Bienaventuranzas, naturalmente se dan

algunas coincidencias, sin embargo, he usado un enfoque diferente en esta lección. Para ayudarle a presentar esta parte de la lección, incluí un gráfico en la página 10.

Si desea enseñar o predicar una lección por separado sobre las Bienaventuranzas, podría usar una idea de mi hermano Coy;27 quien le llamó a su lección «Cómo encontrar la felicidad» y habló de cuatro cosas sorprendentes que las Bienaventuran-zas nos dicen acerca de la felicidad:

Número 1. La felicidad (como normalmente • se define) no constituye la meta del hombre. Las bienaventuranzas hablan acerca de la felicidad, sin embargo, el énfasis está en las características que los ciudadanos del reino deben tener.Número 2. La felicidad no se encuentra me-• diante la sabiduría mundana. La sabiduría de las bienaventuranzas entra en conflicto con la así llamada sabiduría del mundo.Número 3. La felicidad viene cuando se • tienen actitudes correctas, no al acumular posesiones.Número 4. En última instancia, nuestra feli-• cidad depende de la relación que tengamos con Dios.

27 Coy Roper.

LA vISIÓN qUE TIENE UN SIqUIATRA DEL SERMÓN DEL MONTEEl más antiguo siquiatra en los Estados Unidos de la década de 1950, James T. Fisher, dijo lo siguiente

sobre el Sermón del Monte:

Si usted tomara la suma total de todos los artículos que acreditadamente han sido escritos por los psicólogos y psiquiatras más calificados en el tema sobre la higiene mental, si los juntara y refinara y les extrajera el palabrerío excesivo, si tomara toda la carne y dejara el perejil,1 y si le pide al más capaz de los poetas con vida expresar concisamente esos pedacitos de conocimiento científico puro y sin adulterar, tendría en sus manos un resumen poco elegante e incompleto del Sermón del Monte.2

1 A veces se colocan ramitas verdes de perejil sobre un plato de comida, para hacerlo lucir más atractivo a los ojos. El perejil no se come.

2 James Tucker Fisher y Lowell S. Hawley, A Few Buttons Missing: The Case Book of a Psychiatrist (Faltan algunos botones: El libro de registros de un psiquiatra) (Philadelphia: J. B. Lippincott Co., 1951). Esta es la biografía de Fisher, escrita con la ayuda de Hawley. Fisher aún era un psiquiatra en ejercicio a la edad de noventa años.

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UN MENSAjE DEL AUTORMi plan era preparar trece lecciones sobre el Sermón del Monte (un estudio de tres meses). Por con-

siguiente, dividí el sermón en trece segmentos. Luego, mientras trabajaba en el texto, decidí que no podía decir lo que quería en trece clases, y el número aumentó. Sin embargo, si usted desea hacer un estudio de trece semanas, hay sugerencias formuladas en los apuntes después de las lecciones.

Podría combinar esta serie con la serie sobre las Bienaventuranzas. La siguiente es una manera de hacerlo. Comience con el material introductorio sobre el Sermón del Monte de la primera parte de «Ciudadanos de un reino celestial» de la presente edición. Concluya la lección introductoria leyendo o citando el Sermón del Monte en su totalidad. Luego, durante las próximas ocho semanas, presente las lecciones de las Bienaventuranzas. Después de eso, vaya a la segunda lección de la presente edición y continúe con el resto de las lecciones de la presente edición y las dos siguientes ediciones.

A lo largo de los años, los predicadores han anunciado que en un momento determinado predicarán «Un sermón perfecto» (o «El sermón más grandioso del mundo» o algo parecido). A la hora anunciada, leen o citan el Sermón del Monte. Escuché a Jack Cox hacer esto por primera vez en una reunión en la congregación de Village, en la ciudad de la Gran Oklahoma, en 1959.

Como de costumbre, estoy incluyendo más información de la que debería presentarse en una clase o sermón. El propósito es proporcionar un contexto para predicadores, maestros y estudiantes serios de la Palabra. Estoy con ansias de comenzar estos estudios y espero que también usted lo esté.

David Roper

LAS BIENAvENTURANZAS: «Bienaventurados los . . .»

el cielo

en la presenciade Dios

morarán en «lanueva tierra» (el cielo)

satisfechos enel cielo

salvos enel cielo

caraa cara

la adopción serácompleta en el cielo

el «galardón esgrande en los cielos»

(vers.o 12)

conscientes de unapobreza espiritual

por su miseriaespiritual

pueden rendirse aDios y a Su voluntad

con un profundo deseo por ser con-tados como justos

se preocupan porlos demás más que por ellos mismos

corazones purosenfocados

en Dios

buscan la pazcon Dios y

con los demás

se mantienen fielesa Dios cuando

son perseguidos

RASgOS gALARDONES

En este mundo En el más allá

ciudadanos en elreino/la iglesia

son perdonadosde los pecados

disfrutan de lasverdaderas bendiciones

de esta vida

son alimentados porla palabra de Dios

reciben misericordiade parte de Dios

y de ortros

con el ojode la fe

son hijos dentro dela familia de Dios,

la iglesia

se regocijan porquefue por el Señor

«los pobres en espíritu»

«los que lloran»

«los mansos[humildes]»

«los que tienen hambre y sed de justicia»

«los misericordiosos»

«los de limpio corazón»

«lospacificadores»

«los que padecenpersecución por

causa de la justicia»

«de ellos es el reino de los cielos»

«ellos recibiránconsolación»

«ellos recibirán la tierra por heredad»

«ellos serán saciados»

«ellos alcanzarán misericordia»

«ellos verán a Dios»

«ellos serán llamados hijos de Dios»

«de ellos es el reino de los cielos»

Autor: David Roper©Copyright 2012, por LA VERDAD PARA HOY

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