SPA-1998-07-09-2 el limite de la paciencia de dios la ...

DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO60

gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches. Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar y fi nalizar nuestra parte en esta noche dándole gracias a nuestro amado Salvador Jesucristo, el cual nos llevará a la Casa de nuestro Padre celestial. Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín. “EL LÍMITE DE LA PACIENCIA DE DIOS: LA PUERTA CERRADA”.

EL LÍMITE DELA PACIENCIA

DE DIOS:LA PUERTA CERRADA

Jueves, 9 de julio de 1998(Segunda actividad)

Quito, Ecuador

Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

EL LÍMITE DE LA PACIENCIA DE DIOS: LA PUERTA CERRADA 59

llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “EL LÍMITE DE LA PACIENCIA DE DIOS: LA PUERTA CERRADA”.

Cuando esté la Puerta cerrada, llegó al límite la paciencia de Dios para la raza humana; pero ya habrán obtenido, habrá obtenido todo hijo de Dios, todo escogido de Dios habrá obtenido la misericordia de Dios. Pero Dios ha tenido paciencia con los hijos de ira y no ha derramado el juicio divino en toda su plenitud sobre la raza humana por amor a los escogidos de Dios, hasta que todos obtengan la misericordia de Dios; después ya para los hijos de ira, Dios derramará la ira divina del Cielo. Pero Él no nos ha puesto para ira, sino para salvación, para obtener la salvación por medio de Jesucristo33.

“EL LÍMITE DE LA PACIENCIA DE DIOS”. En el tiempo de Noé fue cuando Dios cerró la puerta del arca, hasta ahí llegó la paciencia de Dios; de ahí en adelante vendría el juicio divino. Y el límite de la paciencia de Dios para nuestro tiempo llegará hasta que la Puerta sea cerrada; cuando sea cerrada, hasta ahí llegó la paciencia de Dios.

Y miren, dos mil años de paciencia ha tenido de Cristo hacia acá; más lo que nos queda, que no sabemos cuántos días, meses o años nos quedan, de paciencia de Dios, hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Cristo.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y muchas 33 1 Tesalonicenses 5:9


transformados en este Día Postrero. Y aunque parezca una cosa inconcebible para la raza humana, cuando seamos transformados, todos vamos a ver que lo que Dios nos había dicho y habíamos creído con toda nuestra alma era la pura verdad de Dios; y estaremos en un cuerpo eterno, jovencito para toda la eternidad. Y la raza humana también sabrá que lo que se ha predicado como el día de venganza del Dios nuestro, el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra con fuego atómico, cuando lo vean cumpliéndose, se darán cuenta que era cierto lo que habían escuchado siendo predicado en este Día Postrero. Pero no vamos a esperar nosotros a que caigan esos aguaceros de fuego atómico sobre la Tierra para entonces creer. Ya nosotros hemos creído, y estamos siendo preparados para ser transformados en este Día Postrero antes que caiga el juicio divino sobre la raza humana. Cuando caiga el juicio divino sobre la raza humana, ya la Puerta estará cerrada y ya nosotros estaremos en la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo nuestro amado Salvador. Cuando la Puerta sea cerrada, hasta ahí la oportunidad de obtener misericordia de parte de Dios ha llegado; de ahí en adelante es tiempo para el juicio divino caer sobre la Tierra. Todavía estamos en misericordia; pero pronto se cerrará la Puerta de la Misericordia, que es Cristo, y ya no habrá misericordia para la raza humana; pero antes de eso, ya todos los hijos e hijas de Dios habrán obtenido la misericordia de parte de Cristo. Que pronto entren todos los escogidos de Dios que faltan por llegar, y pronto todos seamos transformados y

EL LÍMITE DELA PACIENCIA DE DIOS:

LA PUERTA CERRADA

Dr. William Soto SantiagoJueves, 9 de julio de 1998

(Segunda actividad)Quito, Ecuador

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí una bendición y privilegio

grande estar con ustedes en esta noche aquí en Quito, Ecuador, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo fi nal. Para lo cual tenemos el tema: “EL LÍMITE DE LA PACIENCIA DE DIOS: LA PUERTA CERRADA”. Ahora vamos a ver a través de la Escritura este límite de la paciencia de Dios, que es la puerta cerrada. Cuando está cerrada la puerta, hasta ahí llegó la paciencia de Dios. Leemos en Romanos, capítulo 9, verso 17 al 23, donde dice: “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.


De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Esta Escritura nos habla de vasos para deshonra y vasos para honra, y nos muestra que para los vasos preparados de deshonra y para deshonra es que la ira de Dios está preparada; pero Dios ha tenido paciencia con los vasos de ira (¿para qué?) para dar lugar a que Su misericordia sea manifestada en los vasos de honra, que son las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento; y así la misericordia de Dios estar manifestada en esas personas que obtienen esa bendición de Dios.


Misericordia, cuando salga Cristo y quite Su Sangre de ese lugar, ya se convertirá en un Trono de Juicio; y Dios como Juez estará dictando Su juicio divino sobre la raza humana, y se estará cumpliendo ese juicio divino sobre la raza humana. La ira de Dios caerá sobre la raza humana, durante el tiempo señalado como la gran tribulación, que durará tres años y medio. Pero: “No temáis, manada pequeña, porque al Padre le ha placido darles el Reino”32. Seremos transformados los que estamos vivos, y los muertos serán resucitados (los muertos en Cristo), y seremos llevados con Cristo a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero; y estaremos allí tres años y medio con Cristo, en esa gran fi esta celestial. Mientras, en este planeta Tierra estarán pasando por la gran tribulación, donde los juicios divinos, la ira de Dios estará cayendo sobre la raza humana; como cayó el juicio divino, la ira de Dios, en el tiempo de Noé, que cayó con un diluvio de agua; y ahora caerá con un diluvio de fuego atómico. Y habrá grandes desastres sobre todas las naciones, y principalmente sobre las naciones desarrolladas, pues están desarrolladas a tal grado que tienen almacenado el fuego atómico que se necesita para que ese día ardiente como un horno se cumpla conforme a la Palabra de Dios. Que Dios tenga misericordia de la América Latina y el Caribe, que es el territorio donde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular, y donde Cristo está llamando y juntando a Sus escogidos con la Gran Voz de Trompeta en este Día Postrero, para pronto ser transformados…: estamos siendo llamados, juntados y preparados para ser 32 San Lucas 12:32


rostros, y adoraron a Dios (¿Quiénes son esos veinticuatro ancianos? Son los doce patriarcas y los doce apóstoles), diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Viene una destrucción para los que destruyen la Tierra, como vino un diluvio y destruyó aquella generación antediluviana; y esta destrucción que viene es una destrucción atómica, con radioactividad, en una Tercera Guerra Mundial. Pero Él viene por Sus escogidos, y los llevará a la Cena de las Bodas del Cordero antes que comience esa destrucción. Tenemos que ser realistas: es Dios el que dice lo que ha de venir; y ese tiempo es el día venganza del Dios nuestro, donde la ira de Dios será derramada sobre el planeta Tierra. Dice: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. O sea que desde el Trono de Dios, Dios habla los juicios divinos que han de venir sobre la Tierra; porque ya para ese tiempo, ya Cristo no estará allá en el Trono de Dios en el Cielo como Sumo Sacerdote, y Su Sangre tampoco estará allá sobre el Propiciatorio; por lo tanto, el Trono de Dios en el Cielo, ese Asiento de Misericordia que hemos tenido por dos mil años aproximadamente y que todavía está como Asiento de Misericordia o Silla de


Y ahora, vean ustedes, la paciencia de Dios es para salvación. Él ha tenido paciencia con los vasos de ira, sobre los cuales se va a derramar la ira de Dios; ha tenido paciencia para salvación de los escogidos de Dios, para dar lugar a los vasos de honra, para que así obtengan la oportunidad de obtener salvación. En Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice San Pablo: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él”. O sea, ya sea que hayan muerto los cuerpos físicos de los hijos de Dios o sea que estemos vivos todavía en estos


cuerpos físicos; ya sea que durmamos…, porque los santos no mueren, sino que duermen; porque los santos tienen vida eterna cuando han recibido a Cristo como su Salvador, por lo tanto no mueren, sino que duermen; van al Paraíso en su cuerpo teofánico que han recibido cuando nacieron de nuevo, y ahí viven, en el Paraíso, que es una dimensión de paz y de amor divino; no tienen los problemas que tenemos nosotros en esta dimensión terrenal. En esa sexta dimensión, que es el Paraíso, hay ríos, hay árboles, hay grama, hay pajaritos, hay animales también, y hay paz y hay tranquilidad y amor divino. Ahí van los santos, que han creído en Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y han recibido Su Espíritu Santo; y por consiguiente tienen un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Se llama también, en la Biblia, el Ángel de Jehová, que acampa en derredor de los que le temen y los defi ende1. ¿Recuerdan cuando Pedro estuvo preso, y el Ángel de Dios lo libertó de la cárcel y luego le dijo que se fuera a la casa donde estaban orando por él?2 Cuando Pedro llegó a la casa donde estaban orando por él, tocó a la puerta, y una joven llamada Rode salió, o sea, fue hasta la puerta y se dio cuenta que era Pedro el que estaba llamando a la puerta. No se sabe si era que la puerta tenía una puertecita, una ventanita pequeña (como en algunos lugares), que la abren, miran quién es, y entonces es que le abren la puerta; no vaya a ser que llegue una persona desconocida, y le abran la puerta grande sin saber quién es, y sea un ladrón. Y ahora, en muchas casas, en la puerta de la casa 1 Salmos 34:72 Hechos 12:6-17


predicando el año de la buena voluntad de Jehová; eran bienaventurados aquellos discípulos de Jesucristo. Pero vean, otros no lo podían ver como el cumplimiento de la Venida del Mesías y decían que Jesús era Beelzebú, que tenía demonios, que por el dedo de Beelzebú echaba fuera los demonios, y que era samaritano, y que era un hombre comilón y bebedor de vino, y amigo de publicanos y de pecadores. Todo eso hablaban en contra de Jesús los que no podían ver, los que no podían entender el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios. Y uno no se puede dejar llevar por los que no pueden ver; porque “si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo (o en el hueco)”31. Uno tiene que clamar a Dios. Y Su Palabra, Su Mensaje para el tiempo en que uno vive, recibirlo; y pedirle a Dios que le ayude y que le abra el entendimiento para poderlo comprender. Y así Dios le ayudará y le abrirá el entendimiento, bajará la revelación del Cielo; y entonces la persona podrá decir: “Esto sí que yo lo entiendo. ¡Esto era lo que yo estaba esperando!”. Esto es porque Cristo le abre el entendimiento para que lo pueda comprender. No hay otra forma para la persona comprenderlo. Ahora, Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus 31 San Mateo 15:14


juicio divino, eso es el día de venganza del Dios nuestro, es la ira de Dios que vendrá sobre la raza humana. Estamos viviendo en días como los de Noé: estos son los días de la Venida del Hijo del Hombre, donde lo que dice Isaías, capítulo 61: “Y el día de venganza del Dios nuestro”, el cual sería predicado en este tiempo fi nal, es el tiempo donde ese Mensaje es predicado y es anunciado el día de venganza del Dios nuestro que ha de venir sobre la raza humana, donde la ira de Dios se va a derramar sobre la humanidad. Y aunque parezca algo inconcebible a la mente humana, ya eso fue concebido en la mente de Dios; no importa que los seres humanos no lo puedan comprender. No pudieron comprender que vendría un diluvio en el tiempo de Noé, pero cuando comenzaron a ver la lluvia, comenzaron a comprender. Hay personas que no comprenden hasta que ven las cosas siendo cumplidas. Hay otras personas que obtienen la revelación de Dios y pueden ver, pueden entender. Cristo dijo, de esas personas: “Mas a vosotros es concedido conocer los misterios del Reino de Dios; mas a ellos no es concedido”. A los que no les es concedido, no pueden comprender esos misterios; a los que les es concedido, sí los pueden comprender. San Mateo, capítulo 13, verso 11 en adelante. También Él dijo: “Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque muchos de los profetas y de los justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron”. ¿Y qué estaban viendo y oyendo ellos? Ellos están viendo la Venida del Mesías, y estaban oyendo al Mesías


o del patio, tienen esa ventanita pequeña. Otros tienen un huequito ahí, donde tienen un cristal de aumento por donde miran y ven qué persona es la que está tocando a la puerta. La cosa es que en esta ocasión Rode, cuando vio que era Pedro, no le abrió la puerta del gozo que tenía; y fue a los que estaban orando por él y les dijo: “Es Pedro el que está tocando la puerta”. Ellos le dijeron: “Rode, estás loca. ¡Es su ángel!”. Es que la Iglesia primitiva sabía que cada persona que ha creído en Cristo como su Salvador y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha recibido ese cuerpo teofánico llamado “el Ángel de Jehová”, que acampa en derredor de los que le temen y los defi ende; y ellos pensaron que su ángel estaba llegando hasta ellos allí, o que Pedro ya había muerto y ya estaba en su cuerpo teofánico, que es el ángel que la Biblia señala como el ángel de cada persona, que acampa en su derredor y lo defi ende. Cristo también dijo acerca de los pequeñitos, que son los hijos e hijas de Dios, dijo que “sus ángeles ven el rostro de su Padre celestial cada día”3. ¿Ven? Ese ángel es el cuerpo teofánico de cada hijo e hija de Dios, es un cuerpo de otra dimensión. Y en ese cuerpo de otra dimensión, que es parecido a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión, es que la persona va a vivir al Paraíso cuando termina sus días aquí en la Tierra. Pero si no es un creyente en nuestro amado Señor Jesucristo, pues no ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, por lo tanto, no tiene ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión: tiene un cuerpo de otra dimensión, o sea, de la quinta dimensión.3 San Mateo 18:10


Cuando Jesucristo fue… o sea, cuando Jesucristo murió, Él fue a un lugar, o sea, a otra dimensión, no en Su cuerpo físico…, porque Su cuerpo físico quedó en la Cruz y luego lo bajaron de la Cruz, y José lo llevó a una tumba nueva que él tenía, la cual era una cueva4. Allá en Israel hay muchas tumbas que son en una cueva; y en una cueva hacen muchos huecos en la pared y ahí meten a los muertos. Y también hay tumbas que son un pozo hondo, como la de Abraham, Isaac y todos ellos: es un hueco profundo, y esa es una tumba allá. O sea que en algunos lugares de Israel es un poquito diferente a como se hace en estos lugares; aunque allá también pues tienen tumbas como las tenemos entre los gentiles en este tiempo, también las hay allá, pero en aquellos tiempos usaban mucho ese tipo de tumba. Y ahora, Jesús fue colocado en una cueva como tumba; y miren, la cueva era grande, porque cuando resucitó dice que estaba allí la sábana donde lo habían envuelto a Él5, y un ángel estaba a la cabecera y el otro a los pies, sentados allí, dentro de la cueva donde Cristo había sido colocado6; y dice también la Escritura que Pedro entró dentro de la cueva7. O sea que era una cueva y ahí dentro colocaron al Señor, como también la tumba de Lázaro era una cueva8. Ahora, lo más importante es qué sucede con la persona cuando termina sus días en esta Tierra: la persona sigue viviendo; lo que no sigue viviendo es su cuerpo físico, porque ya se le terminó el tiempo de vida, porque es un cuerpo mortal, corruptible y temporal, en el cual Dios nos 4 Mt. 27:57-60, Mr. 15:42-46, Lc. 23:50-53, Jn. 19:38-425 San Juan 20:3-76 San Juan 20:11-127 San Juan 20:68 San Juan 11:38


Su Sangre, y los resucitará si han muerto, y si estamos vivos nos transformará: a los que murieron los resucitará en cuerpos eternos; y a nosotros, los que estamos vivos y permanezcamos vivos cuando los muertos en Cristo resuciten, pues nos transformará; y entonces veremos a Cristo en Su cuerpo glorifi cado, con el cual Él se fue al Cielo. Antes de eso, lo veremos manifestado por medio de Su Ángel Mensajero hablándonos todas estas cosas que deben suceder, y así tocándonos la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino. Mientras hay oportunidad de entrar por esa Puerta, toda persona debe aprovechar esa oportunidad; porque después que se cierre esa Puerta, nadie la podrá abrir. Y Cristo es el que tiene esa llave; y Él es el que abre y ninguno cierra, pero Él es el que cierra y ninguno abre30. Nadie pudo abrir la puerta que Dios cerró en el arca, luego que Noé y su familia y los animales entraron al arca. Aunque pidieron misericordia cuando comenzaron a ver el diluvio venir, ya no había misericordia porque ya la puerta estaba cerrada. Aquella puerta es tipo y fi gura de Cristo, la Puerta por la cual hay que entrar mientras hay misericordia de parte de Dios para el ser humano. Estamos viviendo en días como los de Noé, días paralelos a los de Noé. Estamos viviendo en los días de los cuales Cristo habló, en los cuales la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Ángel del Pacto, sería manifestada en esta Tierra. Estamos viviendo en los tiempos o días más importantes de la raza humana, los que determinarán el futuro de la raza humana. Y para este tiempo fi nal Dios ha dicho que enviará el 30 Apocalipsis 3:7


Jesucristo por medio de unirse a una congregación, sino por medio de nacer de nuevo, de recibir el Espíritu de Cristo. “Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”. Él enseña que toda persona tiene que estar velando y orando: velando por la Venida del Hijo del Hombre; y orando para que Dios lo ayude y esté preparado, lleno con el Espíritu de Dios, habiendo obtenido el nuevo nacimiento para recibir a Cristo en Su Venida y entrar con Él a las Bodas del Cordero. Esa Puerta, que es Cristo, esa Puerta ha estado abierta para salvación de toda persona que lo reciba como su Salvador, lave sus pecados en Su Sangre y reciba Su Espíritu Santo. La persona ha pasado de muerte a vida, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación; pero esa Puerta se cerrará en el Día Postrero. Ahora, ¿en qué año del Día Postrero? No sabemos. Por eso es tan importante estar dentro de la Casa de Dios, que es Su Iglesia, dentro de ese Cuerpo Místico de creyentes, entrando por esa Puerta abierta, la cual todavía está abierta; pero algún día se cerrará: Cuando entre el último de los escogidos de Dios por esa Puerta, y entre al Cuerpo Místico de Cristo, y Cristo haga intercesión en el Cielo por él con Su Sangre, como Sumo Sacerdote allá en el Cielo, luego habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, y ya saldrá del Trono de Dios allá en el Cielo, y reclamará a todos los que Él ha redimido con


permite vivir una temporada para hacer contacto con la vida eterna, la cual es y está en Cristo nuestro Salvador. Cristo dijo9: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”. Es por medio de Cristo que podemos recibir la vida eterna, que podemos caminar en el camino de la vida eterna y que podemos llegar al Padre celestial. Ahora, vean lo que sucedió cuando Cristo murió, en cuanto a Su cuerpo físico: Él físicamente murió allí, pero Su Espíritu y Su alma continuaron viviendo. ¿Y a dónde se fue? Vamos a ver a dónde Él fue cuando Su cuerpo físico murió. En Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne (o sea, Él murió, pero solamente físicamente, Su cuerpo de carne), pero vivifi cado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”. ¿En qué fue y les predicó a los espíritus encarcelados? Fue en Espíritu, en ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión; en ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, en el cual le había aparecido a Abraham, a Isaac, a Jacob, y a otros profetas y hombres de Dios, y a Moisés también; porque el Ángel de Jehová del Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento es el Señor Jesucristo. Por eso cuando le apareció Jesucristo a San Pablo10, cuando Pablo siendo Saulo perseguía a la Iglesia de Jesucristo, le apareció en una luz más fuerte que el sol y le 9 San Juan 14:610 Hechos 9:1-5


dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y Pablo dijo: “Señor, ¿quién eres?”. ¿Por qué le dijo: “Señor, ¿quién eres?”? Porque Saulo sabía que esa Columna de Fuego, esa Luz, era la misma Luz que le había aparecido al profeta Moisés; y esa Luz le había dicho a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”11. Era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Y ahora, cuando Saulo le pregunta: “¿Quién eres, Señor?”, esa Luz le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. El Ángel de Jehová que le apareció a Moisés en el Antiguo Testamento, ahora en el Nuevo Testamento se llama Jesús: aparece en esa forma de Luz a Saulo de Tarso y le dice que es Jesús; la misma Luz que le apareció a Moisés y le dijo que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Ahora, encontramos que ese es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Por esa razón es que Jesús dijo a aquellos líderes religiosos de Su tiempo, que lo molestaban bastante, dijo en el capítulo 8, verso 56 al 58, de San Juan: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Era antes que Abraham, era antes que Noé, era antes que Enoc, era antes que Adán también; porque Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y es el Dios de Adán, y es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra. Vean, San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:11 Éxodo 3:6


Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas”. ¿Y qué es el aceite? El aceite es el Espíritu Santo. O sea que cinco de ellas, aunque creyeron en Cristo, no siguieron hacia adelante para recibir el Espíritu Santo, que es el aceite ahí; porque el aceite es símbolo del Espíritu Santo; pero las otras cinco prudentes recibieron el Espíritu Santo y por consiguiente obtuvieron el nuevo nacimiento. Sigue diciendo: “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”. ¿Quiénes entran con Cristo a las Bodas del Cordero? Las vírgenes prudentes, que son las personas que han creído en Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido el Espíritu Santo, y por consiguiente han nacido de nuevo; pertenecen al Reino de Dios, han nacido en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es Su Iglesia. No se entra a la Iglesia de


Sumo Sacerdote con Su propia Sangre por todos los que lo reciben como su Salvador. Apocalipsis, capítulo 22, verso 11, dice: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía…”. Esto es porque ya no tendrá oportunidad de ser limpio del pecado, porque ya habrá salido Cristo del Trono de Intercesión en el Cielo y ya se habrá cerrado la Puerta de Misericordia, que es Cristo, la Puerta estrecha. “… y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. O sea, el que fue limpio con la Sangre de Cristo y recibió salvación, permanecerá salvo para toda la eternidad. Y ahora, en San Mateo, capítulo 25, verso 10 al 13, hay otro lugar donde nos habla de una puerta que será cerrada. Y recuerden que esta Puerta siempre es Cristo, esa Puerta que será cerrada; y esa Puerta ha estado abierta desde los días de Pentecostés hacia acá, pero algún día será cerrada. Dice así San Mateo, capítulo 25, versos 10 en adelante… Cristo compara el cristianismo completo con diez vírgenes. Al decir “diez vírgenes”, habla de personas que han creído en Cristo como su Salvador; y dice que esas diez vírgenes, cinco de ellas eran prudentes y cinco eran insensatas. Ahí está la diferencia entre esas diez vírgenes: entre las cinco fatuas y las cinco insensatas - las cinco insensatas y las cinco prudentes; la diferencia, vamos a ver cuál es. Dice: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo (el Esposo es Cristo). Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.


“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Ahora vean el origen de la Creación. ¿Dónde está el origen? Está en el Verbo, que era con Dios y era Dios; y luego dice que es también la Luz que alumbra a todo hombre, y que en Él está la Vida (la vida eterna). Ahora, sigue diciendo: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista). Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fi n de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. Y ahora vamos a ver cómo venía a este mundo; porque Juan le estaba preparando el camino al Verbo, que es la Luz que alumbra a todo hombre, el cual creó todas las cosas. “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho (¿Por quién? Por esta Luz verdadera, que alumbra a todo hombre, el cual es el Verbo que era con Dios y era Dios); pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.


Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Eso es por medio del nuevo nacimiento, al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así se opera el nuevo nacimiento en la persona y obtiene ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Ahora, continuemos viendo aquí quién es el Verbo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”. Y cuando se hizo carne y habitó entre los seres humanos, ¿con qué nombre fue conocido? Con el nombre de Jesús de Nazaret. Jesús es el Verbo hecho carne. El profeta Isaías, cuando profetizó de la Venida del Mesías, en el capítulo 7 de Isaías, verso 14, nos dijo de la siguiente manera acerca del Mesías que vendría: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)12”. Y ahora, también en el capítulo 9, hablando de ese niño que iba a nacer, verso 6 en adelante, dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. Este niño es ¿quién? Es Admirable, es Consejero, es Dios Fuerte, es Padre Eterno y es Príncipe de Paz. Todos estos títulos están en Jesucristo nuestro Salvador; porque Él es el Verbo, que era con Dios y era Dios y creó todas 12 San Mateo 1:23


Y ahora solamente queda —del continente americano— la América Latina y el Caribe, para Cristo cumplir esa promesa de la Venida del Hijo del Hombre resplandeciendo como el relámpago en este Día Postrero. Y la Venida del Hijo del Hombre como el relámpago es la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, viniendo en el Día Postrero manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; pero Su Ángel no es el Señor Jesucristo; pero viene en Su Ángel Mensajero el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual vino dos mil años atrás en el velo de carne llamado Jesús. Ahora vendrá en un redimido por la Sangre de Jesucristo; y por medio de él le estará hablando a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta, y le estará revelando todos esos misterios del Reino de Dios que deben ser cumplidos en este tiempo fi nal. Y luego, cuando entre hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, se cerrará la Puerta. El Padre de Familia, Cristo, el Ángel del Pacto por medio de Su Ángel Mensajero, manifestado en el Día Postrero, cerrará esa Puerta; y ya nadie más entrará por esa Puerta. Ya la misericordia de Dios, que ha estado extendida por estos dos mil años aproximadamente, en los cuales millones de seres humanos han recibido salvación por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo: luego se cerrará esa Puerta; y el que esté sucio se quedará sucio, porque ya no habrá Sangre en el Cielo, en el Trono de Dios, para limpiar de pecados a los seres humanos; porque ya Cristo habrá salido del Trono de Intercesión, donde Él está haciendo intercesión como


de Su Primera Venida, que fue la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, dentro de un cuerpo de carne llamado Jesús. Y ahora, Jesucristo vendrá manifestado en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, en Su Ángel Mensajero, que es el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular. Pero ese Ángel no es el Señor Jesucristo: ese Ángel es un hombre redimido con la Sangre de Cristo de este tiempo fi nal. Por eso Juan lo quiso adorar en dos ocasiones, y en las dos ocasiones el Ángel rechazó esa adoración, y le dijo: “Adora a Dios”28. Ahora, por medio de ese Ángel, Jesucristo en Espíritu Santo estará llamando y juntando a todos Sus escogidos de este Día Postrero; y esa Obra correspondiente a este tiempo fi nal corresponde al territorio de la América Latina y el Caribe. ¿No dijo Cristo que la Venida del Hijo del Hombre sería como el relámpago que sale del oriente…? (¿La Primera Venida de Cristo dónde fue? En el oriente, la tierra de Israel). Que sale del oriente ¿y se muestra dónde?, ¿se manifi esta dónde?, ¿se revela dónde? En el occidente29; y el occidente es el continente americano. Y el continente americano consta de Norteamérica, Centroamérica, Suramérica y el Caribe; y ya en la parte norte del continente americano se cumplió la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, donde Dios envió al precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, con el espíritu y virtud Elías, y estuvo anunciando que después de él vendría otro: a otro le estuvo preparando el camino.28 Apocalipsis 19:9-10, 22:8-929 San Mateo 24:27


las cosas, hecho carne, hecho hombre, entre los seres humanos. Vean qué persona tan grande es nuestro amado Salvador: es el mismo Dios hecho hombre, hecho carne en medio de los seres humanos, para con Su propio cuerpo de carne tomar nuestros pecados y hacerse pecado por nosotros, al tomar nuestros pecados, y así hacerse mortal; porque sin pecado no hay muerte; por lo tanto, tomó nuestros pecados… Él había dicho13: “Nadie me quita la vida; yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar”. También Él había dicho14: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”: continuaba viviendo por toda la eternidad porque no tenía pecado; había venido por medio de creación divina ese cuerpo de carne que tenía Jesús, por lo tanto podía continuar viviendo por toda la eternidad; pero Él solo quedaba, y el resto los seres humanos tenían que morir por causa del pecado en ese tiempo. Porque ese era el tiempo para el juicio divino caer sobre la raza humana; pero Cristo tomó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros, se hizo como nosotros; al tomar nuestros pecados se hizo mortal; y entonces murió en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados. ¿Y saben a dónde tiene que ir todo pecador, toda persona que está con sus pecados? Vamos a ver a dónde fueron los que vivieron en el tiempo de Noé y no creyeron el Mensaje de Noé. Dice15: “… en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”.

13 San Juan 10:17-1814 San Juan 12:2415 1 Pedro 3:19


Cristo cuando murió fue en Espíritu, en Su cuerpo teofánico, al lugar donde estaban aquellos espíritus encarcelados, aquellas personas que estaban en sus cuerpos… que son espíritus, cuerpos de otra dimensión; ¿estaban dónde? En la quinta dimensión, que es el infi erno; y allá fue Cristo. ¿Y cómo pudo ir allá? Porque Él llevó nuestros pecados y tuvo que morir como un pecador, y tuvo que ir al infi erno como un pecador; pero allí predicó a las almas que estaban encarceladas, en el infi erno, que es la quinta dimensión. “… los que en otro tiempo desobedecieron (¿A quién desobedecieron? A Dios; no escucharon la Palabra de Dios por medio del profeta Noé), cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”. Ahora, la paciencia de Dios ¿esperaba en qué? Esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se construía el arca; pero cuando ya fue construida el arca, terminaron las labores de la construcción, entonces Dios le apareció de nuevo a Noé y le dijo que dentro de siete días vendría el diluvio. Vean, dice: capítulo 7 del Génesis dice: “Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación”. Hubo miles o millones de personas en aquel tiempo, hubo muchas religiones en aquel tiempo y hubo muchas personas que asistían a las diferentes religiones, pero hubo un profeta dispensacional, un profeta mayor, con la revelación divina de todas las cosas que iban a suceder en aquel tiempo. “Porque no hará nada el Señor Jehová,


a través del cual Jesucristo en Espíritu Santo estará hablándole a Su pueblo en este tiempo fi nal y le estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder. Por eso dice: “Sube acá”. ¿A dónde tenemos que subir? A la Edad de la Piedra Angular, que es la edad de la Iglesia de Jesucristo para este tiempo fi nal. No es que tenemos que ir al Cielo para escuchar la Voz de Cristo allá en el Cielo, sino subir a la etapa en la cual Cristo está manifestándose en medio de Su Iglesia en este tiempo fi nal; y así escuchar a Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero dándonos testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal. Y así, con ese Mensaje, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y son preparados para ser transformados en este tiempo fi nal; y si alguno muere físicamente, no tiene ningún problema: resucitará en el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para todos Sus escogidos. O sea que los muertos en Cristo, cuando resuciten, van a tener un cuerpo eterno y glorifi cado como el del Señor Jesucristo; como también los que estamos vivos, cuando seamos transformados, tendremos un cuerpo eterno y glorifi cado como el de nuestro amado Señor Jesucristo; y seremos iguales a Jesucristo: a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, con un cuerpo físico eterno y con un cuerpo teofánico eterno también. Ahora, podemos ver que Él todavía está llamando y juntando a Sus escogidos; y esta Obra en este Día Postrero, que corresponde a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la está llevando a cabo en la América Latina y el Caribe; así como en el territorio de Israel llevó a cabo la Obra


Y eso es Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, hablándole a Su Iglesia y a todos los latinoamericanos y caribeños todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal, en el Día Postrero. Ahora, ¿cuántas personas de las que están aquí sabían que los días postreros eran el quinto, sexto y séptimo milenio? ¿Y cuántos sabían que el Día Postrero era el séptimo milenio? No lo sabían; pero, desde que han estado escuchando el Mensaje de Dios para este tiempo fi nal, han obtenido el conocimiento de que los días postreros delante de Dios son el quinto, sexto y séptimo milenio; porque un día delante del Señor, para los seres humanos son mil años. Ahora, hemos visto también cuál es el Día Postrero, del cual Cristo habló, en el cual resucitará a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente; y transformará a los que estarán vivos en este tiempo fi nal, creyentes en Él, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo. Hemos visto cuál es ese Día Postrero: es el séptimo milenio, llamado también el Día del Señor o Día de Jehová. Ahora, es en este tiempo en el cual vivimos que Jesucristo envía a Su Ángel Mensajero para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también Jesucristo habla nuevamente de Su Ángel Mensajero y dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Es Su Ángel Mensajero, Su profeta mensajero, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino,


sin que revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas” (Amós, capítulo 3, verso 7). Y cuando Dios va a realizar algo aquí en la Tierra, Él envía un profeta y le revela a ese profeta lo que Él ha de hacer; y ese profeta lo da a conocer al pueblo. Por eso es que tenemos la Biblia, la cual ha venido por medio de hombres de Dios, ungidos por Dios para ese propósito. Por eso tenemos a un Noé, tenemos a un Moisés y tenemos también los diferentes profetas del Antiguo Testamento; tenemos también a Jesús, y tenemos a los apóstoles, y a los diferentes mensajeros de la Iglesia de Jesucristo; hombres ordenados por Dios y enviados por Dios a la Tierra con las dos consciencias juntas. ¿Y qué es esto de las dos consciencias juntas? Normalmente las personas tienen las dos consciencias separadas desde la caída del ser humano hacia acá; antes de la caída, encontramos que no era así. Adán tenía las dos consciencias juntas, y por eso Dios venía donde él todos los días y tenía compañerismo con Adán. Adán podía mirar no solamente en esta dimensión terrenal, sino en otras dimensiones también; y Dios lo visitaba a él en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Dios todavía no se había hecho un cuerpo de carne, pero le hizo a Adán un cuerpo de carne, antes de Dios hacerse Su propio cuerpo de carne. Pero antes de Dios hacerle el cuerpo de carne del polvo de la tierra a Adán, antes le había hecho un cuerpo teofánico de la sexta dimensión: lo había hecho a imagen de Dios; porque la imagen de Dios es ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión es Jesucristo en ese cuerpo de la sexta dimensión, en el cual le apareció a Abraham; y como Melquisedec, Rey de


Salem y Sacerdote del Dios Altísimo, le dio pan y vino a Abraham16. Y también en otra ocasión le apareció con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel; y Abraham los invitó a una comida: les dijo que se quedaran un lapso de tiempo más y que él les prepararía una ternera, y les prepararía panes también; y Elohim aceptó la invitación. Eso fue el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra17. Allí Dios se materializó, y también fue materializado el Arcángel Gabriel y el Arcángel Miguel; Dios creó un cuerpo temporal allí para cada uno de ellos, del polvo de la tierra, y por eso pudieron comer con Abraham. Y a ese caso es que se refi ere Cristo cuando dice: “Abraham deseó ver mi día; lo vio, y se gozó”18. Allí estaba gozándose, porque estaba viendo de antemano, por muchos cientos de años, estaba viendo de antemano la Venida del Mesías; estaba viendo de antemano la Venida el Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual vendría en medio del pueblo hebreo en carne humana. Y ahora, Dios le da un anticipo de lo que sería la Venida del Mesías, la Venida del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en medio del pueblo hebreo en carne humana. Y ahora, vean ustedes cómo se hizo hombre, se hizo carne, en medio de la raza humana; pero primero le había hecho un cuerpo de carne del polvo de la tierra a Adán. Ahora, continuemos viendo aquí el caso de Noé. Dice: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.

16 Génesis 14:18-2017 Génesis 18:1-818 San Juan 8:56


digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois”. Cristo es la Puerta que lleva a la vida eterna, hay que entrar por esa Puerta; es la Puerta de la Misericordia. Para el Día Postrero, en esa etapa como en los días de Noé, entrarán los últimos por esa Puerta, y luego se cerrará esa Puerta. Los últimos que entran, entran por medio del llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, en el cual son reveladas todas estas cosas que han de suceder, y son llamados y juntados todos los escogidos de Dios que viven en este tiempo fi nal; y por medio de Su Ángel Mensajero, Jesucristo en Espíritu Santo estará hablándoles a Sus ovejas, y estará llamando y juntando todas Sus ovejas de este tiempo fi nal. ¿Dónde? En Su Iglesia, en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Este diagrama representa la Iglesia de Jesucristo de edad en edad y los mensajeros de cada edad. Y ahora, la Iglesia de Jesucristo se encuentra en la etapa más gloriosa, la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Así como cada una de las etapas de la Iglesia de Jesucristo se cumplió en diferentes lugares, la etapa de la Edad de la Piedra Angular, ¿saben ustedes dónde se cumple? En la América Latina y el Caribe. Por eso el llamado de la Gran Voz de Trompeta, que es el llamado de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, surge (¿dónde?) en la América Latina y el Caribe; la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal.


Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta”. Cuando Dios cerró la puerta, ya no había oportunidad para entrar ni un animal, ni ave, ni nadie; y menos un ser humano; ya estaban dentro todos los que tenían que entrar: entraron antes de la puerta ser cerrada. ¿Y saben ustedes una cosa? Que Cristo diciendo que los días de la Venida del Hijo del Hombre serán como en los días de Noé: en la Venida del Hijo del Hombre la Puerta, también, de la misericordia será cerrada. Cuando Dios cerró la puerta allá, la puerta del arca, ya la misericordia de Dios había terminado para la generación antediluviana; y ahora vendría el juicio de Dios sobre la raza humana. Y Cristo es la Puerta de Salvación para entrar a la vida eterna toda persona; y hemos tenido esa Puerta de Salvación abierta desde el tiempo de Jesús y Sus apóstoles hasta este tiempo fi nal; y han estado entrando millones de seres humanos a la vida eterna, al Reino de Dios, por esa única Puerta que hay para entrar a la vida eterna. Es estrecha, dice Jesucristo, pero es la única Puerta que lleva al ser humano a la vida eterna. Cristo, vean ustedes, en San Lucas, capítulo 13, verso 22 en adelante, es preguntado por algunas personas con relación a los que se han de salvar, y le preguntan: capítulo 13, verso 22 en adelante, de San Lucas: “Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os


También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches…”. ¿Y por qué Dios le está diciendo esto a Noé? Porque Noé es el profeta correspondiente a ese tiempo, y “no hará nada el Señor Jehová, sin que antes lo revele a Sus siervos Sus profetas”; y este es un profeta mayor, un profeta dispensacional. ¿Y saben ustedes cuántos profetas dispensacionales Dios tiene? Tiene solamente siete profetas dispensacionales. ¿Y saben cuántas dispensaciones Él tiene? Solamente siete dispensaciones. ¿Y saben cuántos Mensajes dispensacionales hay? Solamente siete Mensajes dispensacionales. De esta clase de profetas solamente Dios tiene siete: • Adán fue el primero, para la primera dispensación, la Dispensación de la Inocencia. • Set fue el segundo, para la Dispensación de la Conciencia. • Noé fue el tercero, para la Dispensación del Gobierno Humano. (Por eso es que Dios le está revelando a Noé todo lo que Él ha de hacer en ese tiempo, porque había llegado el fi n para aquella generación antediluviana). • Luego el cuarto profeta dispensacional es el padre de la fe, Abraham, para la Dispensación de la Promesa. • Luego el quinto profeta dispensacional es el profeta Moisés, para la quinta dispensación, que es la Dispensación de la Ley, con el Mensaje de la Dispensación de la Ley. • Luego el sexto profeta dispensacional es nuestro amado Señor Jesucristo, el profeta de Nazaret, para la Dispensación de la Gracia.


Miren qué profeta tan grande y poderoso tenía Dios en medio del pueblo hebreo en aquel hombre tan sencillo, aquel joven carpintero de Nazaret llamado Jesús, en el cual estaba la plenitud de Dios manifestada, ungido con el Espíritu de Dios en toda Su plenitud. O sea que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estaba dentro de aquel cuerpo de carne manifestándose y llevando a cabo Su Obra correspondiente a ese tiempo, la cual es la Obra de Redención, en donde la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová en carne humana, ha sido conocida como la Venida de Cristo, la Venida del Cordero de Dios. La Primera Venida de Cristo ha sido como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y por eso el Mensaje de la Dispensación de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Por eso Juan el Bautista, que fue el precursor de la Venida de Cristo para aquel tiempo, él estuvo anunciando que después de él vendría uno del cual él no era digno de desatar la correa de Su calzado, y dijo: “Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”19. Y ahora, los que siguieron a Juan el Bautista estaban bien hasta donde llegaron. ¿Qué recibieron los que siguieron a Juan? Se arrepintieron de sus pecados y fueron bautizados en bautismo de arrepentimiento. Pero ser bautizados con el Espíritu Santo, eso no sería para los seguidores de Juan el Bautista, sino para los seguidores de Jesucristo. Juan dijo: “El que viene después de mí es el que los va a bautizar con Espíritu Santo y Fuego”. Y en una ocasión en que Juan el Bautista dijo acerca 19 Mt. 3:11, Lc. 3:16, Mr. 1:7-8, Jn. 1:27


conocer a la raza humana, tiene que estar sobre la Tierra un profeta dispensacional. Ese es el Ángel del Señor Jesucristo, que viene ungido con el Espíritu de Cristo, viene en él manifestado Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto; ese es el Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, que viene con el Sello del Dios vivo. El Sello del Dios vivo es el Espíritu Santo; y viene manifestado el Espíritu Santo en él, dando a conocer a todos los hijos e hijas de Dios todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal. Ahora, Él dijo que sería como en los días de Noé la Venida del Hijo del Hombre: “… así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos…”. Cuando comenzaron a ver la lluvia caer y comenzaron a ver que se estaban inundando las calles, podían decir: “Parece como que Noé tenía razón”. Comenzaron a comprender, ya por lo que estaban viendo, comenzaron a entender que Noé estaba correcto; pero ya era demasiado tarde, porque ya el juicio divino del diluvio estaba cayendo sobre la Tierra. Ya Noé estaba dentro del arca con los animales, aves y reptiles que tenían que entrar, y estaba Noé con su familia dentro del arca; y la Escritura dice que Dios cerró la puerta del arca. Génesis, capítulo 7, nos dice: en el capítulo 7, verso 15 y 16, dice: “Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.


es un evento mayor del Programa Divino, entonces tiene que tener un profeta mayor; y solamente hay siete profetas mayores, siete profetas dispensacionales. Allí tenía un profeta dispensacional: Noé. Por eso el tiempo para la Venida del Hijo del Hombre es comparado con el tiempo de Noé y con el tiempo de Lot27, porque en el tiempo de Lot también hubo un profeta dispensacional allí, el cual era Abraham. Es también comparado con el tiempo en que Dios libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y Dios envió Sus juicios sobre Egipto y destruyó a Egipto. Dejó de ser un poderoso imperio; hasta el ejército del faraón fue destruido en el mar Rojo, cuando trató de perseguir al pueblo hebreo. Allí estaba un profeta dispensacional también: el profeta Moisés. Siempre que un evento mayor del Programa Divino va a ser llevado a cabo en la Tierra, Dios envía un profeta dispensacional. Ahora, la gente no han comprendido lo que es un profeta, y no saben que un profeta viene con las dos consciencias juntas, y estando aun despierto puede ver en otros mundos, en otras dimensiones; y puede escuchar la Voz de Dios, y Dios darle toda la revelación divina correspondiente a ese tiempo, y él darla a conocer a la gente. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Por eso es que la revelación divina siempre ha venido por medio de un profeta de Dios. Ahora, podemos ver que todos estos misterios, incluyendo el más grande: el misterio de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo fi nal, para ser dado a 27 San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30


de Jesús, que estaba caminando por el lugar donde Juan estaba predicando y bautizando, cuando lo vio Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios”. En dos ocasiones señaló a Jesús como el Cordero de Dios20. Y dos discípulos de Juan el Bautista, que fueron Andrés (el hermano de Pedro) y Juan el apóstol, cuando escucharon a Juan decir eso, ¿siguieron a quién? A Jesús, se fueron con Jesús21; y el resto de los discípulos de Juan el Bautista se quedó con Juan el Bautista. Ahora, ¿hicieron mal aquellos dos discípulos, Juan y Andrés, en irse con Jesús? No, ellos hicieron lo que estaban llamados a hacer todos los seguidores de Juan el Bautista: todos los seguidores del precursor de la Venida de Cristo estaban señalados o estaban encomendados para seguir al que Juan dijo que vendría después de él. Por eso cuando San Pablo se encontró con unos discípulos de Juan el Bautista, muchos años después, les pregunta: “¿Ustedes recibieron el Espíritu Santo después que ustedes creyeron?”. Ellos dijeron: “Ni aun sabemos que hay Espíritu Santo”22. Miren por dónde andaban espiritualmente los discípulos de Juan: no sabían que había Espíritu Santo. Y Juan había predicado que después de él vendría uno que los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego, el cual sería el Mesías; pero por no seguir al Mesías… Después de haber creído en Juan y recibido el bautismo en agua que Juan les efectuaba, lo próximo era reconocer la Venida del Mesías, reconocer la Venida de aquel del cual Juan dijo que después de él vendría un varón el cual los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego. Y si Él los iba

20 San Juan 1:29, 1:3621 San Juan 1:4022 Hechos 19:1-2


a bautizar con Espíritu Santo y Fuego, pues tenían que seguirlo (¿a quién?) a Él, a Jesús. Y ahora, los que siguieron a Jesús, encontramos que el Día de Pentecostés recibieron el Espíritu Santo. Los discípulos de Juan pues se quedaron sin recibir el Espíritu Santo, excepto aquellos que habían seguido después a Jesús. Ahora, es muy importante no solamente quedarse con el Mensaje y ministerio del precursor; porque un precursor es un enviado de Dios, un profeta enviado de Dios, para preparar el camino a otro que vendrá después de él. Y por eso un precursor habla mucho de otro que vendrá después de él; y luego dice las cosas que estará haciendo el que vendrá después de él y las bendiciones que traerá para el pueblo. Y ahora, los que siguieron a Juan el Bautista llegaron hasta recibir el bautismo en agua, pero los que siguieron a Jesús llegaron hasta recibir el nuevo nacimiento al recibir el Espíritu Santo. Es muy importante no solamente quedarse con el precursor, sino seguir adelante y conseguir al precursado. Y para la Primera Venida de Cristo el precursor fue Juan el Bautista y el precursado fue Jesús de Nazaret, donde estaba el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestado en toda Su plenitud llevando a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, colocando ese cuerpo físico en Sacrifi cio vivo por nuestros pecados. Él llevó nuestros pecados, Él pagó la deuda del pecado para llevarnos (¿a dónde?) a Dios, para que así podamos nosotros ir al Cielo; pero para eso Él tuvo que morir como un pecador (llevando nuestros pecados) e ir al infi erno. Por eso dice esta Escritura que estábamos leyendo, de San Pedro, dice:


porque este misterio nadie lo conocía ni en el Cielo ni en la Tierra. Jesús dijo, hablando de ese misterio de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero, Él dijo que nadie sabía ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre vendría. Y Él dijo: “Ni aun los ángeles en el Cielo”. Y aun más, Él dijo: “Ni aun el Hijo”, o sea, ni aun Jesús sabía ese misterio26. Aun teniendo la manifestación de Dios en toda Su plenitud, Dios estando en Jesús, todavía no le había dado a conocer el día y la hora en que la Segunda Venida de Cristo sería cumplida. Era un misterio que sería revelado más adelante a Jesús, luego de Su muerte y resurrección; pero antes de eso, no. Luego de Su muerte, resurrección y ascensión al Cielo, Él obtendría el conocimiento de ese misterio; porque el misterio de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero, que será como en los días de Noé, como dijo Jesucristo… pues Él dijo: “Como fue en los días de Noé, que comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento…”. San Mateo, capítulo 24, versos 37 al 39, dice: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. O sea, son días paralelos, estos días fi nales o este día, Día Postrero, es un tiempo paralelo a los de Noé. Allá había llegado a su fi nal aquella generación antediluviana, y el juicio divino vendría sobre la raza humana en aquel tiempo. Pero Dios no puede hacer nada, ni traer un juicio divino sobre la raza humana, sin que antes revele ese misterio (¿a quién?) al profeta que Él tenga para ese tiempo; y si 26 San Mateo 24:36, San Marcos 13:32


El séptimo milenio es el Día Postrero o Día del Señor delante de Dios, en el cual ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. ¿Pero en qué año? Ahí esperemos a que ocurra la resurrección, y entonces podremos mirar el calendario y decir el año que era. Ahora, dice que será tocada o sonada la Trompeta Final, o Trompeta de Dios, o Gran Voz de Trompeta, con la cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios. Hemos visto que esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta es la Voz de Cristo hablando por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto, y así dándonos a conocer todos estos misterios proféticos correspondientes al séptimo milenio, en donde Él estará mostrándonos aun el misterio más grande de todos los misterios, el cual Dios ha mantenido en Su mente eternamente. ¿Saben cuál es ese misterio? El misterio de la Segunda Venida de Cristo. Ese es el misterio que está contenido en el Séptimo Sello, en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, el cual cuando fue abierto en el Cielo causó silencio como por media hora. Dice: “Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora”. Media hora de silencio en el Cielo, para los seres humanos son unos cuantos años. Ahora, podemos ver que este es un misterio tan grande que hasta causó silencio en el Cielo; o sea, los ángeles que cantan a Dios, y los querubines y todos los serafi nes y todas las huestes celestiales que cantan a Dios, se callaron: hubo silencio en el Cielo como por media hora; y esto fue


“… en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”. Ahora, hemos visto que Jesús fue al infi erno; y allí, estando en Su cuerpo teofánico, les predicó a aquellas personas que también estaban en cuerpos pero de otra dimensión; porque la persona, cuando muere su cuerpo físico aquí en la Tierra, sigue viviendo en el otro cuerpo, que es de otra dimensión. Y si no se ha arrepentido y lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, pues el cuerpo que tiene de otra dimensión es de la quinta dimensión, y la quinta dimensión es el infi erno; por lo tanto, pasa, deja esta dimensión terrenal y sigue viviendo en la quinta dimensión. Pero si se ha arrepentido de sus pecados y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y ha recibido el Espíritu de Cristo, entonces la persona ha recibido un espíritu del Cielo, de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que se parece a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión, de la sexta dimensión. Y la persona, cuando su cuerpo físico muere, pues sigue caminando en el otro cuerpo en la sexta dimensión, que es el Paraíso; y ahí sigue viviendo hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo; y se levantará nuevamente en este planeta Tierra en un nuevo cuerpo, un cuerpo eterno, creado por Cristo. No se levantará en el mismo cuerpo que tuvo cuando vivió en la Tierra, porque si se levanta en ese cuerpo, vuelve a morir; tiene que levantarse en un cuerpo eterno, el cual Cristo ha prometido para las personas que han recibido a Cristo


como su Salvador y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo. ¿Y para qué tiempo será esa resurrección de los muertos en Cristo? En San Juan, capítulo 6 y capítulo 5, nos habla Cristo de la resurrección, y nos dice: capítulo 5, verso 24 en adelante: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. En ese momento en que la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibe Su Espíritu: ha pasado de muerte a vida. “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida (o sea, a resurrección de vida eterna)”. También el profeta Daniel habló de esa resurrección en el capítulo 12 del libro del profeta Daniel. Ahora, ¿para qué tiempo será la resurrección de los muertos en Cristo? San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, dice: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”. ¿Para cuándo? Para el Día Postrero Él resucitará a todos los que el Padre le ha dado, los cuales son las personas que


¿En el primero? No, porque ese fue para los seres humanos el quinto milenio. En el… Digo, ¿en el quinto? No, porque ese fue el quinto milenio para los seres humanos. ¿En el sexto día delante de Dios, que sería, de los tres días postreros delante de Dios, el segundo? No, porque ese fue el sexto milenio; y si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya pasó también. Si no le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, pues solamente falta lo que queda del año 98 y el año 99 y el año 2000, y terminan ya los primeros dos días postreros delante de Dios, y solamente queda el último de los días postreros, que es el séptimo milenio; pero si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio, y por consiguiente estamos delante de Dios en el Día Postrero, que para los seres humanos es el séptimo milenio. Ahora, podemos ver que los apóstoles estaban correctos cuando decían que aquellos días de Jesús y los apóstoles eran los días postreros, pero era el primero de los días postreros. Y ahora, nosotros somos privilegiados en vivir en el Día Postrero, que es el séptimo milenio si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene. ¿Pero se le habrá atrasado el calendario a Dios? Eso es una buena pregunta para toda persona. Si no se le ha atrasado, pues ya estamos en el Día Postrero; estamos en ese día delante de Dios en y para el cual Cristo dijo que Él resucitará a los que han creído en Él y han muerto físicamente; y luego transformará a los que están vivos y creen en Cristo, lo han recibido como su Salvador y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo.


Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”. Y desde el Día de Pentecostés en adelante, Dios ha estado derramando de Su Espíritu Santo sobre toda carne: sobre toda persona que se ha arrepentido de sus pecados, y ha recibido a Cristo como su Salvador, y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo; y ha recibido el Espíritu Santo, porque Cristo ha derramado sobre esas personas de Su Espíritu Santo. Y esto estaba prometido para los postreros días, y comenzó el Día de Pentecostés Dios a derramar de Su Espíritu Santo sobre todas las personas que han recibido a Cristo como su Salvador; y todavía está derramando de Su Espíritu Santo sobre toda persona que se arrepiente de sus pecados recibiendo a Cristo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo. Y ahora, ¿qué son entonces los postreros días? Un día delante del Señor, para los seres humanos es un milenio, o sea, mil años. Cuando Cristo tenía de 4 a 7 años de edad comenzó el quinto milenio, y por consiguiente comenzaron los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Y desde Cristo hacia acá ya han transcurrido dos mil años, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, y por consiguiente todavía estamos en los días postreros. ¿Pero en cuál de los días postreros?, ¿en cuál de los días postreros, o en cuál de los días postreros delante de Dios?


han creído en Cristo como su Salvador, y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y han recibido Su Espíritu Santo. Esas personas tienen la promesa de que si mueren físicamente (mueren sus cuerpos físicos), serán resucitados en cuerpos eternos. ¿Cuándo? En el Día Postrero. Pero si permanecemos vivos y ocurre la resurrección de los muertos en Cristo, lo que Cristo hará con nosotros será que transformará nuestros cuerpos mortales; y entonces tendremos un cuerpo eterno también, como el cuerpo eterno que recibirán los muertos cuando resuciten en el Día Postrero. “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. ¿Cuándo? En el Día Postrero. Por eso es tan importante creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo: para poder vivir eternamente. Muchos han buscado la fuente de la juventud, pero miren dónde está la Fuente de la Juventud: es nuestro amado Señor Jesucristo. “En Él estaba la vida, y la vida es la Luz de los hombres”. Y Él dijo23: “Yo soy la Luz del mundo; y el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida (o sea, de la vida eterna)”. En San Juan, capítulo 11, versos 23 en adelante, dice Jesús, cuando fue frente a la tumba de Lázaro… Allí estaba Marta, la hermana de Lázaro, la cual había también obtenido la enseñanza de la resurrección de los muertos en Cristo y sabía que Cristo había enseñado que 23 San Juan 8:12


la resurrección de los muertos en Cristo es para el Día Postrero. Y ahora, Jesús… Dice: “Jesús le dijo (a Marta): Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”. Pues eso era lo que había enseñado nuestro Señor Jesucristo: que en el Día Postrero Él resucitará a todos los que han creído en Él y han muerto físicamente. Ahora, ¿qué le dice Jesús?: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá (o sea, aunque muera su cuerpo físico, vivirá). Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo (ella): Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”. Ahora vean, Cristo aquí se identifi ca como la Resurrección y la Vida; y Él dice que el que cree en Él, aunque esté muerto, vivirá. Y todos los muertos que antes, cuando han estado viviendo en su cuerpo físico, han creído en Jesucristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu: aunque físicamente hayan muerto, ellos están en el Paraíso viviendo en el cuerpo teofánico, y en el Día Postrero resucitarán en un cuerpo eterno; o sea que no morirán físicamente eternamente, porque serán resucitados en un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad; un cuerpo que no se pondrá viejo: representará siempre de 18 a 21 años de edad, ahí tendrá la fuente de la juventud manifestada en ese cuerpo físico; y un cuerpo que nunca se enfermará, ni siquiera una gripe le va a dar; y un cuerpo que no tendrá los problemas que


quien asimismo hizo el universo”. ¿Cuándo dice San Pablo que Dios habló por medio de Jesús? En los postreros días; y ya han transcurrido dos mil años. Ahora, Pedro, cuando predicó el Día de Pentecostés dando a conocer qué era lo que estaba sucediendo allí, cuando fueron llenos del Espíritu Santo…; porque muchas personas pensaban que estaban borrachos, otros se preguntaban: “¿Qué signifi ca esto?, porque escuchamos a estos galileos hablando las maravillas de Dios en el idioma de la nación en la cual nosotros hemos nacido”; porque allí había muchos judíos que habían nacido en diferentes naciones gentiles y habían venido a Jerusalén a adorar a Dios. Y ahora, el capítulo 2, verso 14 en adelante, del libro de los Hechos, dice: “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día (o sea, de 8 a 9 de la mañana era ese momento en el cual Pedro estaba predicando). Mas esto es lo dicho por el profeta Joel…”. Ahora Pedro va a mostrarles a ellos que es el cumplimiento de lo que Dios prometió para ese tiempo. Dice: “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días (¿Cuándo? En los postreros días), dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;


Se postró delante del Ángel del Señor Jesucristo para adorarlo, ¿pero qué sucedió?: “Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”. ¿Y por qué este Ángel no aceptó la adoración de Juan el apóstol? Porque este Ángel es un profeta; es el profeta de la Dispensación del Reino, que viene en el Día Postrero, dando a conocer todas estas cosas que han de suceder en el Día Postrero, o sea, en el Día del Señor, que es el séptimo milenio; porque “un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día”, dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y él dice que esto es algo que no podemos ignorar. Vamos a leerlo, para que lo tengan ahí claro, tal y como está escrito ahí. Dice, Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. Y en el Salmo 90 y verso 4, también da testimonio de esta verdad; y ese es un salmo del profeta Moisés. Ahora, por eso es que San Pablo y San Pedro hablaban de los días postreros; y cuando hablaban de los días postreros decían que aquellos días en los cuales ellos vivían eran los días postreros: porque “un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día”. Vean, en Hebreos, capítulo 1, San Pablo dice (en el capítulo 1, verso 1 en adelante, dice): “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días (¿cuándo, dice? En estos postreros días) nos ha hablado por el Hijo (o sea, por Jesucristo), a quien constituyó heredero de todo, y por


tiene nuestro cuerpo terrenal que ahora tenemos. Ahora, ese es el cuerpo que Cristo tiene para cada uno de los que han creído en Él y han lavado sus pecados en Su Sangre y han recibido Su Espíritu Santo, por consiguiente, han nacido de nuevo. Cristo dijo que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios, el que no nazca del Agua y del Espíritu, como le dijo Cristo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan. Ahora, podemos ver que Cristo nos enseña que hay una resurrección para todos los creyentes en Él, y esa es la primera resurrección. Después habrá también la resurrección general para el resto de los seres humanos para ir al Juicio Final: presentarse ante el Trono Blanco, ante el Juez, para ser juzgados por todo lo que está escrito en el Libro de Memoria y en el Libro de la Vida. Ahora, las personas algunas veces no saben que su vida terrenal está siendo grabada en el Cielo; si las personas supieran eso, caminarían en este planeta Tierra con más cuidado. Por eso, miren, vamos a ver lo que nos dice el Apocalipsis; en el libro del Apocalipsis se nos habla, en el capítulo 20, verso 11 al 15, de ese Juicio Final que viene, y dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios (eso es el Juicio Final); y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras (todo está grabado en el Cielo). Y el mar entregó los muertos que había en él; y la


muerte y el Hades (o sea, la muerte y el infi erno) entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Esto es para los que resucitarán en la segunda resurrección. Los que resucitan en la primera resurrección, que es la resurrección de los escogidos de Dios, no pasarán por ese Juicio Final para ser juzgados; porque ya nosotros fuimos juzgados cuando Cristo fue juzgado, porque nuestros pecados fueron colocados en Cristo, pues Él los tomó y Él fue juzgado por nuestros pecados. Por lo tanto, nosotros somos libres de todo pecado por medio del Sacrifi cio de Cristo en la Cruz del Calvario. Y se hace efectivo ese Sacrifi cio de Cristo en nosotros cuando nosotros lo recibimos como nuestro Salvador, y lavamos nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibimos Su Espíritu Santo: se hace efectivo en nosotros Su Sacrifi cio. Por eso es tan importante creer en Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y así recibimos un espíritu teofánico de la sexta dimensión, con vida eterna. Ahora, si las personas vieran, leyeran y creyeran lo que dice aquí el libro del Apocalipsis, tendrían más temor de Dios y se ocuparían de su vida espiritual, sabiendo que es algo individual; que ninguna persona dará cuenta por usted, sino usted como individuo dará cuenta a Dios por su vida: es la vida suya la que está siendo grabada en el Cielo. Por eso es que cada persona tiene que escapar por su vida, y el único lugar de refugio, ¿es quién? Nuestro amado Señor Jesucristo. “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”. Y todo el mundo


Ahora veamos por medio de quién será que estará hablando Jesucristo en el Día Postrero. Jesucristo en Espíritu Santo, Jesucristo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, estará hablando en el Día Postrero y estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y ahora, ¿por medio de quién? Veamos, Apocalipsis 22, verso 6 en adelante, dice: “Y me dijo: Estas palabras son fi eles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel (¿A quién ha enviado? A Su Ángel), para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿Para qué ha enviado a Su Ángel? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto; porque ese es el profeta mensajero de la séptima dispensación. Les dije que hay siete dispensaciones y les dije que Adán fue el de la primera dispensación, Set el de la segunda, Noé el de la tercera, Abraham el de la cuarta dispensación, Moisés el de la quinta dispensación, Jesús el de la sexta dispensación; y ahora este Ángel de Jesucristo es el profeta mensajero de la séptima dispensación, el cual viene dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso es que Juan quiso adorar a este Ángel cuando le mostró todas estas cosas. Continuemos leyendo ahí, en ese mismo pasaje que estábamos leyendo; pasamos al verso 7, donde dice: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas”.


Ahora, vamos a ver en Apocalipsis, capítulo 4, nuevamente esa Trompeta hablando. Dice, capítulo 4, verso 1, y vamos a ver las cosas que Él promete hablar o revelar: “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo (recuerden, no es una trompeta literal, sino una voz como de trompeta; es la Voz del Alfa y Omega, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo), dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Ahora dice que hay que subir a un lugar: es el lugar donde Él está; y Él dice: “… y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. ¿Qué estará hablando esa voz como de trompeta, que es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta? Estará hablando las cosas que deben suceder después de las que ya han sucedido en estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá. Y ahora, ¿cómo va a hablar Jesucristo a Su Iglesia, a Su pueblo, a Sus hijos, en este Día Postrero, en el Día del Señor?, ¿cómo es que va a hablar? ¿Por medio de quién estará hablando? Por medio de quien esté Él hablando, estará revelando todas las cosas que han de suceder, estará hablándonos de todas estas cosas que tienen que suceder en este tiempo fi nal, y estará llamando y juntando a todos Sus escogidos; porque el mismo Jesús dijo en San Mateo 24, verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos (y eso es para este tiempo fi nal)…”.


quiere ir al Cielo, pero quiere ir por su propia cuenta y en su manera propia; pero es por medio de nuestro amado Señor Jesucristo, creyendo en Él como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y recibiendo Su Espíritu Santo. No hay otra forma para entrar al Reino de Dios, no hay otra forma para ir al Cielo. Él dijo: “Yo soy la puerta, y el que por mí entrare…”. Vamos a ver qué pasará. Él dice que Él es la Puerta. Dice capítulo 10, verso 9 en adelante, de San Juan: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Él se está presentando aquí como el Buen Pastor, y también como la Puerta para las ovejas entrar y recibir la salvación. También nos dice, en este mismo capítulo 10, verso 14 en adelante: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”. Cuando Cristo puso Su vida en la Cruz del Calvario, ¿por quién la puso? Por Sus ovejas: por todos nosotros. “También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. Esas son las personas de entre los gentiles, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero en el Cielo, los cuales de edad en edad han estado siendo llamados por Cristo, Cristo manifestado en cada edad en Espíritu Santo por medio del mensajero de cada edad enviado por Cristo, como San Pablo y demás mensajeros


de Dios a través de las edades, los cuales fueron los instrumentos de Cristo a través de los cuales Cristo se manifestó y alumbró entre los gentiles. Cristo dijo a San Pablo: “Yo te he puesto por Luz para los gentiles”24. Cristo es la Luz del mundo, y Cristo alumbró a los gentiles por medio de San Pablo en el tiempo de San Pablo, en aquella primera etapa de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles; y llamó y juntó a Sus ovejas entre los gentiles en aquella primera etapa en Asia Menor. Y así, entre los gentiles, podemos ver cómo Él ha estado llamando y juntando esas otras ovejas que no son de aquel redil, o sea, del redil hebreo, sino que son de entre los gentiles. Pero también hay ovejas de Cristo de en medio del pueblo hebreo; porque de ambos pueblos, de hebreos y gentiles, Dios está haciendo un pueblo: Él está haciendo un Israel celestial; porque el Israel celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por gentiles y por hebreos, creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo, los cuales han recibido a Cristo como su Salvador y han lavado sus pecados en Su Sangre y han recibido Su Espíritu Santo. Y ahora, vean cómo se ha ido formando la Iglesia de Jesucristo: con personas creyentes en Cristo, los cuales reciben vida eterna cuando creen en Cristo como su Salvador, y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y reciben Su Espíritu Santo; han nacido así del Agua y del Espíritu, y tienen vida eterna: han pasado de muerte a vida. Ahora, podemos ver la bendición tan grande que Dios ha traído a la Tierra en carne humana por medio de Su manifestación en ese joven carpintero de Nazaret llamado Jesús; es nada menos que el velo de carne donde Dios, el 24 Hechos 13:47


con Cristo en ese glorioso Reino Milenial como reyes y sacerdotes, y luego por toda la eternidad. ¿Vieron que vale la pena creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu? ¿Qué otra persona le ofrece esas bendiciones? Nadie más le puede ofrecer vida eterna a usted; solamente nuestro amado Señor Jesucristo. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Ninguna otra persona es la Vida, ninguna otra persona es la Verdad y ninguna otra persona es el Camino; es solamente nuestro amado Señor Jesucristo, que es el Ángel del Pacto que se hizo carne y vivió en un cuerpo de carne en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús de Nazaret. Ahora, nos dice que esta resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos es para el tiempo en donde se sonará esa Trompeta Final; y Jesús dijo que será para el Día Postrero, porque en el Día Postrero se estará sonando o tocando la Trompeta Final. Y ahora, ¿qué es esa Trompeta Final? Vamos a ver en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 1 y versos 10 al 11, donde encontramos esa Gran Voz de Trompeta. Dice: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (ese es el Día Postrero, el Día del Señor), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta (ahí tenemos esa Trompeta Final), que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último…”. ¿Y quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo en el Día Postrero, en el Día del Señor, hablándonos a todos nosotros en esta Tierra.


materializará esa promesa en mí y en ustedes también! Y entonces se convertirá en una realidad visible, que usted podrá tocar y podrá mirarse en el espejo y decir: “Cuando estaba en el otro cuerpo, yo tenía unos 80 años de edad, y no me veía quizás muy bien; pero ahora en este cuerpo represento de 18 a 21 años de edad, me veo jovencito (o jovencita), y esto va a ser para toda la eternidad”. Luego, a los mil años, podrá mirarse de nuevo en el espejo y decir: “Voy a ver cómo se ve mi cuerpo de nuevo (a los mil años). ¡Se ve exactamente como se veía el día que lo recibí!”, porque es un cuerpo eterno; y podrá decir: “En estos mil años no me ha dado ni una gripe, y en el otro cuerpo casi todos los años me daba una gripe, en el tiempo cuando había el cambio de estación ya ahí me agarraba la gripe”. Ahora, esta bendición es para los ancianos, para los adultos, para los jóvenes y para los niños también. Dice: “… en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la fi nal trompeta; porque se tocará la trompeta (habla de una Trompeta que se va a tocar; dentro de poco vamos a ver qué es esa Trompeta), y los muertos serán resucitados incorruptibles (o sea, en cuerpos eternos), y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”. De ahí en adelante ninguno de los hijos de Dios morirá, porque ya estaremos en cuerpos eternos; y reinaremos


Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estuvo manifestado en toda Su plenitud, llevando a cabo la Obra de Redención para todos los hijos e hijas de Dios. Ahora, hemos visto que Él dijo que es la Puerta, y el que entra por esa Puerta será salvo: recibe vida eterna; y no vendrá a condenación: no tendrá que ir al Juicio Final para ser juzgado allá, sino que ya ha recibido vida eterna; y en el Día Postrero Cristo dice que lo resucitará, si es que ha muerto su cuerpo físico; pero si permanece vivo y ocurre la resurrección de los muertos en Cristo, entonces la persona será transformada, si todavía está viviendo en su cuerpo terrenal. De eso habló San Pablo en su carta a los Corintios, en el capítulo 15, versos 49 en adelante; dice: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (o sea, la imagen de Cristo, ¿por qué?, porque seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo). Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”. O sea que con este cuerpo de carne y sangre no podemos vivir eternamente, porque este cuerpo es mortal, corruptible y por consiguiente temporal; es por un cierto tiempo que Dios nos permite vivir en este cuerpo, para hacer contacto con la vida eterna. Pero algunos no entienden eso y creen que vivir en este cuerpo mortal es para trabajar, dormir y comer, y llevar una vida así como los animales, que lo que hacen es comer y dormir; y algunos ni trabajan. Ahora, la vida para el ser humano ha sido dada para buscar a Dios, para obtener la vida eterna por medio de nuestro amado Señor Jesucristo; porque ¿de qué


le vale al hombre si ganare todo el mundo (si se hace multimillonario)?, ¿de qué le vale, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?25. Su alma es lo más importante que tiene cada persona. El cuerpo es importante, pero muere, pero la persona sigue viviendo. El espíritu es importante, pero es otro cuerpo de otra dimensión. Pero el alma de la persona es lo que en realidad es la persona, y Dios le ha dado dos cuerpos: un cuerpo espiritual de otra dimensión y un cuerpo físico de esta dimensión, para que viva aquí en la Tierra y esté consciente del Programa de Dios y obtenga la vida eterna por medio de nuestro amado Señor Jesucristo. No hay otra forma para obtener la vida eterna. Y hay personas que no comprenden estas cosas, y su vida es para trabajar, comer y dormir. ¿Y de qué le vale si pierde después su alma? De nada le valió vivir en este planeta Tierra; fue muy cruel y fue muy mezquino consigo mismo, con su alma: le pudo dar muchos bienes materiales y muchos placeres terrenales, pero no le dio la salvación y vida eterna por medio de Cristo. Esa alma pierde el derecho a la vida eterna. Dios le da la oportunidad a toda persona aquí en la Tierra: “El que vive y cree en mí (dice Cristo), no morirá eternamente”. ¿Por qué? Porque Él traerá una resurrección para vivir nuevamente en cuerpos, cuerpos eternos. Ahora, Él dijo que será para el Día Postrero que Él resucitará a los creyentes en Él que han partido. Continuamos leyendo aquí; dice: “He aquí, os digo un misterio…”. Estoy leyendo en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 51 en adelante, ahora (estoy leyendo):25 San Mateo 16:26, San Marcos 8:36, San Lucas 9:25


“He aquí, os digo un misterio (recuerden que es un misterio del Reino de Dios): No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir)…”. ¿Por qué? Porque habrá un grupo de seres humanos que estará viviendo en el Día Postrero, en donde los muertos van a resucitar, y esas personas estarán viviendo; y si son creyentes en Cristo, entonces serán transformadas; si no son creyentes, seguirán viviendo en el cuerpo mortal y morirán en algún momento: entrarán a la gran tribulación. Dice: “… pero todos seremos transformados…”. Vendrá una transformación para el cuerpo físico, en donde ya no tendremos un cuerpo mortal, corruptible y temporal, que se enferma, se va poniendo viejo a medida que le pasan los años; y llega una etapa en la vida nuestra, en el cuerpo terrenal, que… Ese cuerpo nos ha cargado a nosotros, porque nosotros somos alma viviente que estamos dentro de este cuerpo físico; pero llega un tiempo en que casi el alma tiene que cargar el cuerpo, porque ya casi no puede casi ni con el cuerpo, cuando ya la persona llega a una edad demasiado avanzada. Pero, si aprovechó su vida aquí en la Tierra, tiene la promesa de que tendrá un cuerpo nuevo y eterno, en el cual vivirá por toda la eternidad, y que no se pondrá viejo, ni se enfermará, ni morirá. Ese es el cuerpo que Él tiene para cada uno de ustedes y para mí también. Todavía yo no lo he recibido, pero lo voy a recibir; porque es una promesa de Cristo, y yo creo esa promesa con toda mi alma. Por lo tanto, ya en forma de Palabra yo tengo ese cuerpo, en forma de Palabra; porque es una promesa, y Dios no puede fallar esa promesa. ¡Pero pronto se

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