Sr. Presidente - senado.gov.ar Laborales de la República Argentina, que se agrega al resto de los...

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- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los ocho días del mes de febrero de 2017, a la hora 16 y 17: Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Buenas tardes a todos. Contando con el quórum suficiente, damos comienzo a la reunión de la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo, conforme al orden del día previsto para la fecha. Antes de comenzar quisiera formular algunas cuestiones administrativas. En primer lugar, les informo que, por medio de una resolución de la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación, se designa en la comisión a partir del día de la fecha al señor diputado Nicolás Massot en reemplazo del señor diputado Álvaro González, y que también se designa a la señora senadora nacional Silvia del Rosario Giacoppo como integrante de la comisión, en este último caso, en reemplazo del señor senador nacional Ernesto Félix Martínez. Bienvenidos a la comisión. Por otro lado, ha ingresado en la comisión una nota por la que se solicita un pedido de informes, suscripta por los senadores nacionales Juan Manuel Abal Medina y Mario Pais. Asimismo, se ha invitado a disertar –por parte del señor diputado Tonelli- a la Asociación de Conciliadores Laborales de la República Argentina, que se agrega al resto de los expositores convocados, cuyo listado hicimos público la semana pasada. Por supuesto, tenemos un listado de participantes que intervendrán en el día de la fecha. También debo decirles que han ingresado en esta comisión diversas notas de Amnistía Internacional, del CELS y de más de 140 organizaciones de migrantes, de derechos humanos, sociales, eclesiásticos y académicos, por las que se ha solicitado participar en el debate sobre el decreto popularmente llamado de migrantes. Dicho decreto será debatido por esta comisión el próximo jueves 16, a partir de las 10 de la mañana. En este sentido, si algún integrante de la comisión está interesado en convocar a participar a otro organismo, puede hacerlo. Reitero que el tratamiento de este decreto seguramente será el próximo jueves a las 10 de la mañana, como continuidad de lo que figura en el orden del día de la reunión de hoy, en la que especialmente vamos a abocarnos a la modificación de la ley de aseguradoras de riesgos del trabajo. El resto del temario –los decretos sobre feriados y sobre puesta a disposición del Ministerio de Desarrollo Social de los contenedores- será considerado el próximo jueves, junto con la ley de migrantes, para poder abocarnos hoy exclusivamente al tratamiento del tema sobre aseguradoras de riesgos del trabajo.

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- En la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires, a los ocho

días del mes de febrero de

2017, a la hora 16 y 17:

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Buenas tardes a todos.

Contando con el quórum suficiente, damos comienzo a la

reunión de la Comisión Bicameral Permanente de Trámite

Legislativo, conforme al orden del día previsto para la

fecha.

Antes de comenzar quisiera formular algunas

cuestiones administrativas. En primer lugar, les informo

que, por medio de una resolución de la Presidencia de la

Cámara de Diputados de la Nación, se designa en la comisión

a partir del día de la fecha al señor diputado Nicolás

Massot en reemplazo del señor diputado Álvaro González, y

que también se designa a la señora senadora nacional Silvia

del Rosario Giacoppo como integrante de la comisión, en

este último caso, en reemplazo del señor senador nacional

Ernesto Félix Martínez. Bienvenidos a la comisión.

Por otro lado, ha ingresado en la comisión una

nota por la que se solicita un pedido de informes,

suscripta por los senadores nacionales Juan Manuel Abal

Medina y Mario Pais.

Asimismo, se ha invitado a disertar –por parte

del señor diputado Tonelli- a la Asociación de

Conciliadores Laborales de la República Argentina, que se

agrega al resto de los expositores convocados, cuyo listado

hicimos público la semana pasada. Por supuesto, tenemos un

listado de participantes que intervendrán en el día de la

fecha.

También debo decirles que han ingresado en esta

comisión diversas notas de Amnistía Internacional, del CELS

y de más de 140 organizaciones de migrantes, de derechos

humanos, sociales, eclesiásticos y académicos, por las que

se ha solicitado participar en el debate sobre el decreto

popularmente llamado de migrantes. Dicho decreto será

debatido por esta comisión el próximo jueves 16, a partir

de las 10 de la mañana. En este sentido, si algún

integrante de la comisión está interesado en convocar a

participar a otro organismo, puede hacerlo. Reitero que el

tratamiento de este decreto seguramente será el próximo

jueves a las 10 de la mañana, como continuidad de lo que

figura en el orden del día de la reunión de hoy, en la que

especialmente vamos a abocarnos a la modificación de la ley

de aseguradoras de riesgos del trabajo. El resto del

temario –los decretos sobre feriados y sobre puesta a

disposición del Ministerio de Desarrollo Social de los

contenedores- será considerado el próximo jueves, junto con

la ley de migrantes, para poder abocarnos hoy

exclusivamente al tratamiento del tema sobre aseguradoras

de riesgos del trabajo.

En este sentido, tenemos presente una gran

cantidad de público que viene a exponer y a dar su punto de

vista. La comisión iniciará el tratamiento de este tema hoy

para finalizar el jueves 16, pasando ya a debatir -como

seguramente lo hará en el día de hoy- y comenzando la firma

de los dictámenes después de escuchar las exposiciones.

Continuaremos con la firma de los dictámenes la semana que

viene, el día 16, a partir de las 10 de la mañana.

Tiene la palabra el señor diputado Tonelli.

Sr. Diputado Tonelli.- Señor presidente: me parece que

antes de considerar el primer punto del orden del día, que

es el decreto de necesidad y urgencia 54/2017, debemos

tener en cuenta la incidencia que tiene, respecto de la

tarea que tenemos por delante, un hecho nuevo que es la

convocatoria dispuesta por el presidente de la Nación a

sesiones extraordinarias del Congreso para que la Cámara de

Diputados debata la semana próxima el proyecto de ley

sancionado el Senado, que tiene el mismo contenido que el

decreto de necesidad urgencia 54/2017.

De acuerdo con la convocatoria dispuesta por el

Poder Ejecutivo mediante el decreto 91/2017, publicado hoy

en el Boletín Oficial, las autoridades de la Cámara de

Diputados ya han convocado a un plenario de las comisiones

de Legislación del Trabajo y de Presupuesto y Hacienda a

fin de dictaminar en el proyecto, así como también a una

sesión especial que se va a celebrar el próximo miércoles

en la Cámara de Diputados para tratar el proyecto

sancionado por el Senado. Si la Cámara de Diputados la

semana próxima, como suponemos y deseamos, aprueba el

proyecto sancionado por el Senado, la discusión en torno de

la validez o invalidez del decreto de necesidad y urgencia

54/2017 se tornaría ociosa o abstracta, dada la vigencia de

la ley.

Entonces, me parece que debemos tener en cuenta

este hecho, que no podemos soslayar dada la incidencia que

tiene sobre el tema en tratamiento. En consecuencia,

nuestro bloque propone lo siguiente: dada la presencia de

los expositores que han sido invitados a exponer en el día

de hoy, es razonable y educado escuchar sus opiniones en

torno del decreto de necesidad y urgencia 54/2017. Pero

propongo que luego de escucharlos la comisión no tome una

decisión, es decir, que no dictamine y que posterguemos la

definición acerca de la validez o invalidez del decreto

54/2017 hasta la próxima reunión, que va a ocurrir -tal

como usted mismo acaba de anunciar- después de la fecha en

la cual la Cámara de Diputados tiene previsto tratar el

proyecto de ley aprobado por el Senado. Si efectivamente el

miércoles que viene la Cámara de Diputados aprueba el

proyecto, me parece que en la reunión del próximo jueves no

correspondería que la comisión se pronunciara ni que

emitiera dictamen alguno en torno del decreto porque,

reitero, sería una cuestión ociosa o –en términos más

precisos- abstracta.

Esto es lo que proponemos concretamente, señor

presidente.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

senador Abal Medina.

Sr. Senador Abal Medina.- Señor presidente: en primer

lugar, quisiera hacer una reflexión. Vemos con agrado que

el gobierno nacional, mediante esta convocatoria a sesiones

extraordinarias, haya aceptado lo que veníamos señalando

desde nuestro bloque desde el mismo momento en el que se

sancionó este DNU.

Nosotros entendemos que este DNU posee una enorme

anomalía institucional porque al introducirse en medio de

un proceso legislativo no solo viola un conjunto de

prácticas por todos compartidas, sino que también puede

poner peligrosamente en duda la propia institucionalidad de

nuestro sistema de gobierno.

De la manera como se actuó con este DNU, un

sistema como el nuestro, que es claramente bicameral, se

podría transformar, de hecho, en un unicameralismo. Eso es

lo más preocupante y por eso vemos con agrado que

finalmente se haya tomado una decisión lógica, tal como

ocurrió con otro tema importante para nosotros, en el que

señalamos lo mismo, como fue la cuestión de los feriados y

particularmente el 24 de marzo.

En términos políticos, esa es la reflexión que

queríamos hacer.

Ahora, el senador Mario Pais va a dar los

argumentos jurídicos de nuestra posición política.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

senador Pais.

Sra. Diputada Di Tullio.- Señor presidente: solicito una

interrupción.

Sr Presidente (Diputado Cleri).- Para una interrupción,

tiene la palabra la señora diputada Di Tullio.

Sra. Diputada Di Tullio.- Quiero hacerle una consulta al

señor diputado Tonelli, que todo lo sabe.

Diputado Tonelli: junto con la convocatoria del

presidente de la República a sesiones extraordinarias,

¿vino una rectificatoria de este DNU?

Sr. Diputado Tonelli.- No, la convocatoria es

exclusivamente para que la Cámara de Diputados considere la

sanción del Senado del 21 de diciembre del año pasado.

Sra. Diputada Di Tullio.- Perdón, hice mal la pregunta.

¿Vino una rectificatoria de este DNU? ¿Envió el presidente

Macri una rectificatoria de este DNU?

Sr. Diputado Tonelli.- No, no vino ninguna rectificatoria.

La sucesión de hechos que hemos previsto desde el gobierno

sería la siguiente: si la Cámara de Diputados efectivamente

la semana próxima completa la sanción del proyecto de ley

ya aprobado por el Senado y queda convertido en ley,

entonces el titular del Poder Ejecutivo, al mismo tiempo de

promulgarla, dejaría sin efecto el decreto de necesidad y

urgencia 54/2017 para que no haya un bache en el tiempo de

vigencia de la norma y efectivamente se mantenga la

vigencia de la norma que está rigiendo desde el 21 de enero

de este año.

Espero que eso satisfaga su inquietud.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

senador Pais.

Sr. Senador Pais.- Señor presidente: si bien vamos a

iniciar parcialmente –antes de los expositores- el

tratamiento de este DNU, hay dos o tres aspectos que

tenemos que analizar.

Hoy está convocada la comisión para tratar este

DNU. Yo no sé si hoy vamos a agotar el tratamiento porque

hay muchos expositores. Este es un tema y nos estamos

anticipando. Sin perjuicio de ello, hay dos hechos que

debemos analizar. En primer lugar, nosotros ratificamos que

entendemos que este DNU es inválido y que debe ser

rechazado porque no hubo razones de necesidad ni de

urgencia.

En este caso, es tan palmaria la falta de razones

de necesidad y urgencia que hay un implícito reconocimiento

por parte del Poder Ejecutivo con la convocatoria a

sesiones extraordinarias.

No están ni siquiera invocadas correctamente las

razones de impostergable necesidad que prevé la norma ante

un principio restrictivo. Usted mismo sabe, señor diputado

Tonelli, así como el resto de los distinguidos integrantes

de esta comisión, que se tienen que dar dos

características: esta impostergable y excepcionalísima

necesidad, y las razones de urgencia; es decir que tampoco

puede dilatarse el tratamiento.

En este caso, en ambos aspectos no existen estas

causales y esto forma parte de nuestro primer esbozo de

rechazo.

En segundo lugar, nosotros consideramos que

además se está violando el debido proceso parlamentario ya

iniciado. Si el Poder Ejecutivo consideraba que había

razones de urgencia debería haber convocado a sesiones

extraordinarias el 1º de enero y no hacerlo un mes y medio

después, y luego de veinte días de firmar el DNU. Esto es

lo grave y transcendente.

Vamos a escuchar a los expositores, vamos a

analizar el tema, pero creo estamos en la mitad de un

trámite parlamentario, donde tiene que actuar la Cámara

revisora y es muy importante que nos expidamos. No sé si

agotaremos el tema hoy porque, independientemente de esto,

nosotros no podemos anticipar lo que va hacer la Cámara de

Diputados. Diputados en plenitud tiene la potestad de ser

Cámara revisora. No sabemos si no va a modificar este DNU,

si va a lograr su sanción la semana entrante o en otro

tiempo parlamentario, si va a obtener dictamen

adecuadamente, si va a obtener quórum, etcétera. No lo

sabemos.

Además, hasta ese mismo acto, incluso con la

voluntad legislativa de la Cámara de Diputados, después

falta la voluntad que le otorga la Constitución al Poder

Ejecutivo para la promulgación. Tampoco sabemos qué va a

hacer el Poder Ejecutivo, en la hipótesis de que Diputados

no modifique el proyecto. Porque si la Cámara de Diputados

modifica el proyecto que sancionó el Senado, va a volver a

la Cámara de Senadores, lo que inclusive –fíjense, diputado

Tonelli y distinguidos colegas- dilataría este trámite.

Hoy se encuentra vigente el DNU número 54/2017 y

estamos abocados a tratarlo. En este marco, en medio de un

trámite parlamentario y con los vicios que estamos

señalando, creemos que esta Comisión tiene plenitud para

proceder a su tratamiento; queremos escuchar a los

distinguidos expositores, y oportunamente nosotros daremos

los fundamentos de lo que entendemos ha sido un vicio de

gravedad institucional.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Voy a darle la palabra al

señor diputado Tonelli, luego hablará el senador Rodríguez

Saá y posteriormente comenzaremos con la lista de oradores.

Sr. Diputado Petri.- Pido la palabra.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Vamos a ver si podemos

agotar este debate con el diputado Tonelli, la senadora

Fernández Sagasti y el senador Rodríguez Saá. También está

anotado en la lista de oradores el señor diputado Pitrola,

que no pertenece a la Comisión pero tiene derecho al uso de

la palabra, y el diputado Petri.

Vamos a ver si nos ponemos de acuerdo para

avanzar y escuchar a los expositores, que es lo importante,

cumpliendo con el reglamento en su artículo 9º, que fue

modificado la semana pasada y, por supuesto, puesto en

vigencia por esta Presidencia.

Sr. Diputado Tonelli.- Señor presidente: quiero decir un

par de cosas porque en mi primera intervención planteé una

cuestión exclusivamente procedimental relativa al trabajo

de la comisión. No dije absolutamente nada respecto del

tema de fondo, que es la validez o invalidez del decreto de

necesidad y urgencia número 54. Pero como los senadores que

hablaron después que yo hicieron alusiones al tema de

fondo, que es la validez o invalidez del decreto, y sin

perjuicio del debate más extenso que podamos tener después,

quiero decir un par de cosas al solo efecto de que no

parezca que consentimos esas afirmaciones.

En primer lugar, quiero aclarar la cuestión de la

interrupción del debido proceso legislativo. En ese sentido

empiezo por decir que ni en la Constitución Nacional ni en

la ley 26.122, que regula el trámite, entre otros, de los

decretos de necesidad y urgencia, se contempla el más

mínimo atisbo de prohibición para que el titular del Poder

Ejecutivo dicte un decreto de necesidad y urgencia mientras

un proyecto de ley está en trámite en el Congreso.

De ninguna manera puede sostenerse con fundamento

jurídico que el hecho de que el presidente haya dictado un

decreto de necesidad y urgencia en la mitad de un trámite

legislativo viola la Constitución o la ley. A uno esto le

puede gustar o no, y por supuesto las opiniones son libres,

pero de ninguna manera se puede sostener que eso es

inválido o inconstitucional.

Lo que verdaderamente le da validez o se la quita

a un decreto de necesidad y urgencia es lo que dijo el

senador Pais: la existencia o no de necesidad y de

urgencia. Pero el hecho de que un proyecto de ley haya sido

aprobado por una de las Cámaras y esté pendiente el

tratamiento en la otra, de ninguna manera invalida al

titular del Poder Ejecutivo, si hay necesidad y si hay

urgencia, a que se anticipe y sancione la norma por un

decreto de necesidad y urgencia.

Me parece que esto tiene que quedar muy en claro,

más allá de que a uno le guste o no. Por supuesto, no debe

ser una de las materias prohibidas por el inciso 3º del

artículo 99, como bien apunta la senadora Fernández

Sagasti. Además, si vamos extendernos, ese decreto tiene

que ser aprobado en acuerdos de ministros, el jefe de

Gabinete lo tiene que mandar dentro de los diez días,

etcétera.

Pero quiero que quede bien en claro que nosotros

no aceptamos que el presidente, es decir, el titular del

Poder Ejecutivo, no pueda dictar un decreto de necesidad y

urgencia cuando ya hay sanción de una de las dos Cámaras

legislativas. Si existe necesidad y si existe urgencia, aun

en medio del debate, desde nuestro punto de vista el

presidente tiene la atribución de dictar ese decreto de

necesidad y urgencia. La clave está allí: en que haya

necesidad y urgencia. Desde nuestro punto de vista había

para este caso necesidad y urgencia de que la norma entrara

en vigencia antes del tiempo en que razonablemente la

Cámara de Diputados debía tratarlo.

Sin perjuicio de discutir luego más profusamente

esto de la necesidad y urgencia, que es donde está la clave

del asunto, anticipo un dato que fue uno de los que movió

al Poder Ejecutivo a firmar este decreto. Después de la

sanción del Senado del 21 de diciembre...

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Señor diputado: el señor

senador Petcoff Naidenoff le solicita una interrupción. ¿Se

la concede?

Sr. Diputado Tonelli.- Por supuesto, señor presidente.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Para una interrupción

tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.

Sr. Senador Petcoff Naidenoff.- Señor presidente: no es mi

intención cercenar el uso de la palabra a ninguno de los

legisladores que están anotados para hablar, pero me parece

que este es un debate que lo tenemos que dar al final de la

reunión, cuando cada uno de los expositores haya sentado su

posición. Creo que las dos cuestiones fueron planteadas, en

cuanto a la aceptación o el rechazo, de modo que, para

darle un poco de dinámica, señor presidente, le solicito si

podemos encauzarnos en esa línea.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Gracias, señor senador.

Ahora termina su intervención el señor diputado

Tonelli, luego va a exponer su punto de vista la señora

senadora Fernández Sagasti y vamos a cerrar esta primera

etapa con el señor senador Rodríguez Saá, que pidió la

palabra y es el secretario de la comisión.

Luego comenzaremos a llamar a los expositores

para escucharlos y debatir, que para eso fueron invitados a

participar en esta reunión de la comisión.

Tiene la palabra el señor diputado Tonelli para

finalizar con su intervención.

Sr. Diputado Tonelli.- Señor presidente: coincido con lo

que dijo el señor senador Petcoff Naidenoff y lo aclaré

durante mi última exposición. Sólo planteé al principio una

cuestión procedimental. Lo que ocurre es que no quise dejar

pasar algunas afirmaciones referidas al fondo para que no

se entendiera que las compartíamos, que estábamos de

acuerdo o que las consentíamos. Dicho lo cual, termino el

uso de la palabra y me reservo para argumentar más

ampliamente en el final sobre estos puntos a los que me

referí.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra la

señora senadora Fernández Sagasti.

Sra. Senadora Fernández Sagasti.- Señor presidente: para no

entrar en polémica con el señor diputado Tonelli, y

haciéndome eco de las palabras del señor senador País, creo

que este nuevo hecho -como decorosamente lo llamó el señor

diputado Tonelli- es de una gravedad institucional que por

lo menos yo, en mi corta experiencia legislativa, no había

visto. Creo que tampoco hay antecedentes desde la reforma

de la Constitución.

Como legisladores de esta comisión y como

representantes del pueblo argentino y de nuestras

provincias tenemos que dar una señal de República clara y

contundente al Poder Ejecutivo, de cumplimiento del

artículo 1° de nuestra Constitución, norma que es simple y

llana y que básicamente establece la división de poderes.

Qué mejor que los legisladores para defender la labor

institucional, que básicamente es la de legislar y

garantizar los procesos legislativos que ya estaban en

marcha.

Por eso, señor presidente, le solicito que se

pase a la firma del dictamen y quienes quieran firmarlo lo

hagan, y si no, que la semana que viene, cuando continuemos

el trámite, lo firme quien desee hacerlo. Entiendo la

postura política del señor diputado Tonelli, pero como

legisladores nacionales tenemos que defender la República,

nuestra casa y la institucionalidad. Repito que debemos hoy

dar una señal clara y contundente al Poder Ejecutivo

nacional.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Le corresponde el uso de

la palabra al senador Rodríguez Saá, pero está

solicitándole una interrupción el señor senador País.

Sr. Senador País.- Señor presidente: hubiera sido deseable

y preferible que hablaran primero los expositores, pero

quien pidió primero la palabra, y casi restándole

trascendencia al tema, fue el señor diputado Tonelli. Por

eso era pertinente dar mínimos conceptos, aunque

oportunamente vamos a ampliar nuestra posición.

Queremos decir que, como bien saben los señores

legisladores, el principio rector es la prohibición de que

el Poder Ejecutivo legisle. Las excepciones son muy

rigurosas y en tal sentido me voy a permitir leer de un

doctrinario las circunstancias que sólo podían habilitar el

dictado de un DNU, y van a coincidir todos que no se dan en

este caso.

Dice así: “Las circunstancias excepcionales

contempladas en el artículo 99, inciso 3°, de la

Constitución se configuran ante una situación de grave

riesgo social que ponga en peligro la existencia misma de

la Nación y el Estado o ante un descalabro económico

generalizado y frente a la necesidad de asegurar la

continuidad y vigencia de la unión nacional. Pero también

es necesario que las Cámaras del Congreso no puedan

reunirse por circunstancias de fuerza mayor…” -acá no se

reunieron porque no se prorrogó el período extraordinario

por parte del Poder Ejecutivo. Es decir que el propio Poder

Ejecutivo, por su omisión voluntaria, imposibilitó qué

actuara la Cámara de Diputados en revisión, para después

dictar un DNU- “…y que se trate de proteger los intereses

generales de la sociedad y no determinados individuos.”

Esto incluso, está condenado explícitamente por toda la

doctrina y por los fallos de la Corte.

¿Sabe quién dijo estas sabias palabras? El

doctrinario y abogado Pablo Gabriel Tonelli en el artículo

“Validez de los decretos de necesidad y urgencia” de La

Ley, en el año 2007. O sea que usted, señor diputado, sabe

de lo que estamos hablando.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Gracias, señor senador

País.

Sr. Diputado Pitrola.- Señor presidente: si me permite,

quiero decir que en cuanto al fondo vamos a intervenir

cuando nos corresponda, después de escuchar al movimiento

obrero, respecto de lo cual estamos muy interesados. Pero

como creemos que esto es un atropello al movimiento obrero

y al Congreso, la comisión bicameral se tiene que definir

en relación al tema.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Gracias, señor diputado

Pitrola. Así va a ser. En el día de hoy vamos a escuchar

las exposiciones, haciendo uso del artículo 9° del

reglamento, por supuesto la comisión bicameral se va a

definir y va a continuar el tratamiento con el resto de los

temas el jueves 16 a las 10 de la mañana.

Comprendo que el señor diputado Tonelli quiera

hacer uso de la palabra nuevamente, seguramente va a tener

tiempo de responder, pero ahora solicito que no dialoguemos

entre nosotros, más allá de que yo estoy otorgando el uso

de la palabra. Ahora le corresponde al señor senador

Rodríguez Saá expresar su punto de vista.

Luego hará uso de la palabra el señor Hugo Yasky,

secretario general de la CTA de los Trabajadores, por lo

que le solicito que se vaya preparando.

Cada expositor tendrá cinco minutos para hacer

uso de la palabra. Les solicito que hablen de los temas

referidos a la cuestión de forma, que es el ámbito de

competencia de esta comisión bicameral.

- Varios diputados hablan a

la vez.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Pido a los integrantes de

la comisión que mantengamos el decoro.

Por favor, señor diputado Tonelli, este es un

debate muy serio, que tenemos que dar de cara a la

ciudadanía. El Congreso Nacional está abriendo sus puertas

para poder dar este debate con la seriedad con que se debe.

Por lo tanto, no se debe sentir ofendido en ningún momento

y, por supuesto, vamos a escuchar todas las opiniones.

Pido al secretario general de la CTA de los

Trabajadores, Hugo Yasky, que se vaya acercando para

comenzar una vez que termine de hacer uso de la palabra el

señor senador Rodríguez Saá.

Tiene la palabra el señor senador Rodríguez Saá.

Sr. Senador Rodríguez Saá.- Señor presidente: el debate que

se plantea es fruto de esta falta de calidad institucional

que hace que se utilicen los decretos de necesidad y

urgencia con una ligereza alarmante que afecta a las

instituciones.

En mi formación política planteé que hay que ser

esclavo de la ley y esclavo de la Constitución. Fui

constituyente cuando se trató este tema y esta es una norma

de excepción. Es al revés de cómo se usa. Esta es una norma

para aplicarla excepcionalmente, cuando está en peligro el

país, o cuando se verifica una tardanza del Congreso porque

no se puede reunir, porque hay una catástrofe, porque hay

una guerra o un momento institucional grave, y hay algo que

es imprescindible para el progreso del país. Entonces, en

esos casos se puede apelar a un decreto de necesidad y

urgencia.

Sin embargo, se apela al decreto de necesidad y

urgencia para aumentar las jubilaciones, para modificar la

planta de personal, para modificar el presupuesto, para

cualquier cosa. Y se usa como en este caso, donde el solo

hecho de las circunstancias que vivimos lo dice todo: se

encuentra en tratamiento en el Parlamento argentino la ley

de las ART. Cuando la tratamos en el Senado nadie planteó

que había urgencia y lo hicimos diligentemente.

Correspondía que pasara a la Cámara de Diputados, y se

había convocado a sesiones extraordinarias. El Poder

Ejecutivo tuvo a su alcance determinar los temas que

consideraba urgentes para incorporarlos en el decreto, o

bien ampliarlo, como lo acaba de hacer.

Entonces, lo que debió haber hecho en enero no

era dictar un DNU; debía llamar a sesiones extraordinarias.

Si la Cámara no se reunía, si el presidente de la Cámara no

la convocaba o si había una obstrucción de alguna

naturaleza, tal vez ahí habría que ver si correspondía ese

procedimiento.

Voy a leer brevemente la Constitución, ya que se

ha apelado a ella y se ha dicho qué vale y qué no vale. No

necesito explicar nada de la Constitución porque lo dice

todo clarísimo. El inciso 3º del artículo 99, sobre

facultades y atribuciones del Poder Ejecutivo, dice:

“Participa en la formación de las leyes con arreglo a la

Constitución, las promulga y las hace publicar. El Poder

Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad

absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter

legislativo”. Dice: “en ningún caso”. No puede dictar el

decreto de las ART y transformarlo en una ley modificando

las leyes vigentes.

Esa norma continúa diciendo: “Solamente cuando

circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los

trámites ordinarios previstos en esta Constitución para la

sanción de las leyes…” En esto le doy la razón al señor

diputado Tonelli, en cuanto a que la Constitución no

impide, si se está tratando un proyecto, dictar un DNU,

pero tiene que haber una razón. Si la razón es la propia

torpeza del Poder Ejecutivo, que los CEO que nos gobiernan

y Durán Barba hagan un curso de política, lean la

Constitución y se den cuenta de que no se puede hacer lo

que ellos quieren sino que hay que hacer las cosas como las

normas lo indican. Continúa diciendo: “...y no se trate de

normas que regulen materias penal...” -ya tendremos un

próximo DNU en materia penal- “...tributaria, electoral o

el régimen de partidos políticos, podrá dictar

decretos...”, etcétera.

O sea que está clarísimo que el Poder Ejecutivo

no puede dictar normas de este carácter. Y si se ha dado

cuenta del error y ha convocado a sesiones extraordinarias,

lo que debe hacer es completar el reconocimiento del error

y derogar el decreto de necesidad y urgencia. Está a tiempo

de hacerlo, porque mientras tratamos el tema alguien podría

alertar al Poder Ejecutivo sobre lo que está sucediendo, de

modo que nos llegue un decreto que alivie la situación

institucional, que diga que se ha derogado el decreto sobre

modificación del régimen de las ART y no que la Cámara de

Diputados tenga que reunirse bajo la sombra de que rige un

DNU que si no lo deroga sigue siendo ley, y que tenga que

actuar en los tiempos que quiere el Poder Ejecutivo y no en

los que necesita el Parlamento.

Sabemos por experiencia que el Parlamento ha

dictado leyes de una trascendencia enorme en una semana, en

diez días o en doce días. Así que no hay ningún

inconveniente. No hay ninguna necesidad, no hay ninguna

urgencia, de modo que es una violación clarísima del inciso

3º del artículo 99.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Para comenzar a cumplir

con el artículo 9º del reglamento de la Comisión Bicameral

y hacer uso de la palabra con respecto al decreto 54/2017,

que modifica la ley de aseguradoras de riesgos del trabajo,

tiene la palabra el señor secretario general de la CTA de

los Trabajadores, Hugo Yasky, quien cuenta con cinco

minutos para exponer.

Sr. Yasky.- Buenas tardes, agradezco esta oportunidad.

En primer lugar saludo la reacción frente a un

acto claramente violatorio de la independencia de los

poderes como es el decreto de necesidad y urgencia. Han

sido claros los fundamentos de por qué no había urgencia ni

necesidad.

En segundo lugar, expreso la preocupación de

nuestra Central ante la reiteración de iniciativas que

desde el Poder Ejecutivo violan principios de independencia

de poderes así como leyes que amparan a la ciudadanía.

Pongo como ejemplo concreto la decisión de no convocar a la

paritaria nacional docente en tiempo y forma porque es un

derecho adquirido.

En cuanto al contenido del decreto, en sí mismo

es violatorio de las leyes y hay seis fallos de la Corte

Suprema entre el año 2000 y el 2007 que señalan aspectos

anticonstitucionales.

Creo que tenemos la oportunidad de modificar el

contenido de ese decreto. Se piensa un proyecto en función

de los intereses de los grupos empresarios de las ART y se

considera a los trabajadores material descartable, mano de

obra que se quiere hacer barata y que cuando se lastima, se

enferma o se accidenta no vale nada.

Se le niega al trabajador el derecho que tiene

cualquier ciudadano y que reconoce la Corte Interamericana

de Derechos Humanos como es el de recurrir a un juez en el

tiempo en que el trabajador lo puede hacer. Poner un límite

de tiempo, que incluso no aparece claro cuál va a terminar

siendo porque queda sujeto a una futura reglamentación,

evidentemente es violatorio de la Constitución.

Reclamamos el derecho que tienen los trabajadores

a ser considerados ciudadanos en plenitud. Este no es un

país donde los empresarios y los que tienen el poder

económico son los ciudadanos y el resto somos material

descartable. Creo que la idea de maximizar ganancias,

rentas a favor de la explotación, a favor de la

flexibilización, a favor del ataque sistemático al

trabajador, a favor de los despidos, a favor de la inacción

cuando se cometen arbitrariedades, como son los despidos,

entre otros, en AGR, en Bancor y en otras empresas, es algo

que va en detrimento de la democracia.

Agradezco esta posibilidad y reclamo a los

legisladores de nuestro país que defendamos la democracia y

la independencia de los poderes, y les pido que sancionen

leyes que sean justas para todos y no solamente para los

que tienen la sartén por el mango. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

Rubén Ruiz en representación de Pablo Micheli, secretario

de la CTA Autónoma.

Sr. Ruiz.- Mi nombre es Rubén Ruiz, soy de la Central de

Trabajadores Autónomos. Vengo en nombre de nuestro

secretario general, Pablo Micheli, que en este momento está

en una reunión.

En principio quiero agradecer la invitación y

decir que en nombre de nuestra Central venimos a

pronunciarnos sobre el DNU número 54, del 20 de enero de

2017.

En ese sentido, queremos decir que estamos ante

una violación por parte del Poder Ejecutivo de las normas

de la Constitución Nacional y de nuestro sistema

republicano.

El Poder Ejecutivo envió al Senado un proyecto de

reforma de la ley de riesgos del trabajo que como central

de trabajadores tuvimos oportunidad de criticar e impugnar

ante la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado,

donde fuimos convocados en noviembre del año pasado.

El Senado dio sanción al proyecto con algunas

modificaciones -que no alteran nuestra postura contraria- y

lo envió a la Cámara de Diputados. Correspondía a ésta

considerar el proyecto, pero mientras tanto rige el DNU

54/2017.

El Ejecutivo pudo haber convocado a sesiones

extraordinarias para tal fin desde el propio mes de enero.

Ninguna circunstancia excepcional impedía seguir el trámite

constitucional. Sin embargo, durante el receso, el Poder

Ejecutivo violó la Constitución y dictó, el 20 de enero de

2017, el DNU que venimos a cuestionar. Recién hoy, creo, se

convocó a sesiones extraordinarias.

Hacemos nuestro pronunciamiento desde dos puntos

de vista: el señalado incumplimiento del artículo 99,

apartado 3, de la Constitución y el desprecio por las

verdaderas urgencias y prioridades que la sociedad

argentina, y en particular los trabajadores, merecemos en

esta materia.

Respecto del primer punto, es claro que la muy

excepcional situación que describe el precepto

constitucional para que el Poder Ejecutivo pueda ejercer

una función normativa no se configura en el presente caso.

No hay necesidad ni urgencia en los términos del mencionado

artículo 99 de la Constitución. No hay ninguna

circunstancia excepcional que justifique no seguir el

trámite constitucional y esa excepcionalidad ni siquiera es

invocada por el Poder Ejecutivo.

En verdad, se trata lisa y llanamente de intentar

proteger los intereses financieros de las empresas privadas

que contratan seguros de riesgos del trabajo. Las mismas

que incumplen sistemáticamente sus obligaciones legales de

prevención y desconocen ilegal y brutalmente las

enfermedades del trabajo que se les denuncian.

Tal necesidad y urgencia es la que reconoce

expresamente el senador Pinedo en el reportaje que publica

el diario “Clarín” el domingo pasado. Dice así, según el

diario: “La industria de los juicios laborales es un tema

que el presidente decidió encarar con determinación para

terminar con la avivada de unos pocos y darles verdadera

cobertura a los trabajadores. Había que hacerlo antes de

que terminara la feria judicial para evitar así una

catarata de juicios.”

Para nosotros y para los trabajadores que

representamos, en esta materia de riesgos de trabajo las

necesidades y urgencias son otras. Se trata de la

aplicación obligatoria de normas de protección y prevención

en el trabajo acordes a las mejores prácticas y las

normativas internacionales sobre la materia.

El propio proyecto del Poder Ejecutivo remitido

en octubre pasado al Senado reconoce en su artículo 19 que

hoy no se cumple con las normas de protección y prevención.

En este sentido, anuncia enviar un proyecto que corrija esa

situación. El DNU en cuestión -y ahora la sanción del

Senado- en su artículo 18 anuncia que en el plazo de tres

meses -evidencia de que se sigue sin urgencia para ello- la

Superintendencia de Riesgos del Trabajo deberá remitir un

proyecto de ley de prevención y protección laboral acorde

con las mejores prácticas y las normativas internacionales

sobre la materia destinado a garantizar las condiciones y

medio ambiente del trabajo.

A simple vista pudiera parecer un progreso que se

haya acortado el anuncio del denominado proyecto de

protección y prevención a tres meses en lugar de un año.

Sin embargo, el asunto se lleva a la larga deliberadamente.

El gobierno viene anunciando la reforma del sistema de

riesgos del trabajo desde el mes de mayo del año pasado.

Pronto se cumplirá un año. Lo grave es que el artículo 18

dice expresamente que el supuesto nuevo proyecto de

prevención y protección en el trabajo, en lugar de ser

enviado al Congreso para su tratamiento, será remitido al

Comité Consultivo Permanente de la LRT creada en el

artículo 40 de la ley 24.557, que obviamente no tiene

facultades legislativas. Y lo que es peor, este comité,

integrado por delegados del gobierno, la CGT y empleadores,

está encargado de confeccionar la lista de enfermedades

profesionales y de implementar acciones de prevención en

los riesgos del trabajo. Se trata de dos aspectos

sustanciales cuyo fracaso ostensible condena a los

trabajadores al desconocimiento por parte de las ART, de

los daños y de las enfermedades que padecen por el trabajo

y a la ausencia de prevención reconocida por el artículo 18

del DNU. Es decir que el anuncio del nuevo proyecto, si

llegara a concretarse, transitará por mal camino.

Nosotros y los trabajadores a los que

representamos queremos prevención y seguridad en el trabajo

ahora, no un supuesto proyecto para ser discutido dentro de

meses por una comisión incompetente, si es que alguna vez

este proyecto llegara a existir y a ser tratado en el

Parlamento.

En cuanto al texto del proyecto, nuestros

representados no quieren un sistema litigioso, que demorará

la cuestión indefinidamente y que no les asegura el

diligente acceso a la Justicia cuando se accidentan o

enferman profesionalmente. Lo que quieren es que se les

garantice prevención, seguridad y salud.

Es verdad que hay litigiosidad. ¿Cómo no va a

existir dada la propia inequidad que reconoce el proyecto?

Pero los reclamos por el incumplimiento de los daños

causados por los infortunios del trabajo están muy lejos de

ser la mayoría de los denunciados. Según la

Superintendencia de Riesgos del Trabajo, hubo 8.434.000

contingencias asistidas y solo 563.183 juicios, es decir,

el 15 por ciento.

Además, a nivel internacional, la cantidad de

enfermedades laborales y de accidentes de trabajo está

absolutamente al revés que en la República Argentina. En

nuestro país, solo hay un 2,83 por ciento de enfermedades

reconocidas. ¿Esto quiere decir que tenemos diez veces

menos que en el resto del planeta o que las ART no las

reconocen?

De esto estamos hablando y de esto vamos a seguir

hablando. Los trabajadores estamos en contra de este DNU y

esperamos que el Honorable Congreso de la Nación también lo

esté. Muchísimas gracias. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

doctor Funes de Rioja.

A continuación, intervendrán el señor Gustavo

Morón, superintendente de Riesgos del Trabajo. Por la

Corriente Federal de Trabajadores están presentes el

secretario general del sindicato de Empleados de Farmacia,

Víctor Carricarte; la secretaria general de SITRAJU, Ciudad

de Buenos Aires, CABA, la señora Vanesa Siley; el

secretario general de SADOP, Mario Almirón; el secretario

general de La Bancaria, Rosario, Matías Layus; el señor

Alejandro Crespo, de SUTNA; el señor David Carballo, de

AGTSyP, y el señor Ricardo Güell, de ADIMRA.

Sr. Funes de Rioja.- Señor presidente, señores

legisladores: en nombre de la Unión Industrial Argentina

quiero agradecerles esta invitación.

En primer lugar, quiero manifestar que para

nosotros es muy importante la interacción con el Parlamento

y que las responsabilidades atinentes al principio de la

división de poderes sean asumidas de esta forma y con

participación de los actores sociales.

Por ende, lo primero que quiero aclarar es que

nosotros no vamos a hablar sobre la forma jurídica que debe

adoptarse, sino sobre la cuestión de fondo o sustantiva.

Lamento que se haya anticipado de alguna manera una

cuestión jurídica que probablemente tape el problema de

fondo en este debate. En consecuencia, lo que pido es que

en cualquier debate ulterior separemos el tema de riesgos

del trabajo del tema de los instrumentos, que es algo que

como ciudadanos estamos para acatar.

En la Argentina, el régimen de la ley de riesgos

del trabajo vino a llenar un vacío de años porque el

sistema mundial, después de la ley 9.688, había

evolucionado hacia los sistemas de seguro integral que,

como los de Chile y España, nutrieron nuestro modelo de la

ley 24.557 y buscaron un régimen de prevención, asistencia,

reparación, rehabilitación y reinserción. Esto debemos

tenerlo en cuenta. Desde el punto de vista de la realidad

en la industria, este sistema no ha tenido malos

resultados.

Entre 2004 y 2016 la cobertura en la industria

aumentó casi el 40 por ciento: un 38,9 por ciento. En el

mismo período, la siniestralidad en la industria cayó el

26,1 por ciento. Si hablamos en términos promedio de todas

las actividades, cayó más del 30 por ciento y la

siniestralidad mortal, más del 60 por ciento. Esto no ha

sido cuestión de un solo gobierno, sino que ha sido un

proceso que a través de los años ha llevado –incluso

durante el gobierno anterior- a reformas que la propia

presidenta Kirchner en su momento lideró.

Mientras que entre 1996 y 2015 la industria

redujo la incidencia de accidentes y enfermedades del

trabajo en un 41 por ciento –de 122 a 71 por cada 1.000

trabajadores-, entre 2004 y 2015 la litigiosidad aumentó el

2.600 por ciento. Ello sin ninguna explicación.

Nosotros estamos absolutamente convencidos de que

debemos tener un régimen de protección de trabajadores y

empleadores; de trabajadores, para que no haya accidentes,

para paliar o neutralizar sus efectos, rehabilitarlos,

reinsertarlos, protegerlos e indemnizarlos, si fuera el

caso. Y de las empresas, porque deben estar en un régimen

de seguro, ya que si ustedes ven el impacto de

siniestralidad y costo -especialmente en las pymes-, es

donde son más vulnerables. Aquí no se trata de un sistema

que protege a unos y desprotege a otros; protejo a los dos

o el sistema no funciona para nadie.

Me voy a referir a un concepto. Para nosotros es

urgente y absolutamente necesario enfrentar el tema y

abocarse a una adecuación. Esta adecuación tiene que ver

con el funcionamiento de las comisiones médicas y con otros

aspectos que están contemplados en el decreto, que el

Senado en realidad ha tenido en cuenta en el proyecto que

sancionó y que nosotros hoy consideramos absolutamente

urgente.

¿Qué pasa si no se adopta una reforma y

adecuación necesaria en la instancia y bajo la forma

jurídica que los cuerpos respectivos decidan? Vamos a tener

el riesgo de mayor informalidad, evasión o fuga a la

informalidad, sobre todo en el campo de las micro y

pequeñas empresas, evidentemente un aumento de las

alícuotas por el impacto del costo de la litigiosidad, y

obviamente, y consecuentemente con ello, desprotección para

los trabajadores.

Quiero decirles que la cuota pactada por un

trabajador representaba en 1996 el 1,9 por ciento de la

masa salarial, e internacionalmente es de entre el 1 y el

1,5 por ciento. Hoy en la industria el costo no es inferior

al 4,9 por ciento, casi el 5 por ciento, pero en las

empresas de entre 11 y 25 trabajadores -siempre hablo de

establecimientos industriales-, es el 6,4 por ciento; entre

51 y 100 trabajadores baja al 5,7 por ciento. Es decir que

cuanto más micro es la empresa, el impacto de la alícuota

es más alto.

Cuando el impacto de la alícuota -como el impacto

de la presión impositiva- alcanza determinada dimensión,

ustedes saben perfectamente, como nosotros, cuáles son las

consecuencias.

Por ende, pymes, economías regionales, trabajo y

empleo formal son nuestra preocupación. Somos empleadores

del sector formal de la economía, generamos valor agregado,

y valor agregado es empleo. Esta es nuestra preocupación y

fundamentalmente, sobre la base de ello y de los argumentos

que ponemos a vuestra disposición por escrito, decimos que

más allá del debate jurídico -que les corresponde a ustedes

y donde no entramos-, es absolutamente urgente e inminente

la necesidad de esta adecuación, así como también de los

costos de las alícuotas para que puedan ser abordadas por

el sistema productivo argentino. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Les comento a todos los

asistentes que si necesitan hablar lo hagan fuera de este

recinto porque queremos escuchar a los expositores, no solo

por una cuestión de respeto sino porque cada uno de los que

habla tiene la debida importancia y debe ser difundida y

transparentada la información.

Tiene la palabra el señor Gustavo Morón, director

de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, propuesto

por el oficialismo.

- No se encuentra presente.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Esperemos que llegue

durante el debate.

Señor diputado Tonelli: tome nota que no vino el

titular de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.

Sr. Diputado Recalde.- Era fundamental que estuviera

presente.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Era fundamental y el

superintendente de Riesgos del Trabajo está ausente.

Tiene la palabra, por la Corriente Federal de los

Trabajadores, el secretario general de SADOP -de docentes

privados-, Mario Almirón.

Sr. Almirón.- Agradezco al señor presidente y a los señores

legisladores por esta oportunidad.

Aclaro que hablo no solo en nombre de SADOP

-Sindicato Argentino de Docentes Privados- sino también en

nombre de la Corriente Federal Sindical, expresando la

posición de ese conjunto de gremios.

Nosotros creemos que el decreto dictado no tiene

validez; es un decreto nulo. Tenemos objeciones

procedimentales, de forma, pero también tenemos objeciones

sobre el fondo de la cuestión.

En principio creemos que, como claramente lo

establece el texto de la Constitución Nacional, en el

inciso 12 del artículo 75, es el Congreso de la Nación el

que está en condiciones de dictar legislación del trabajo y

la seguridad social. Toda la doctrina constitucional, todos

los constitucionalistas, y la Corte Suprema de Justicia de

la Nación en numerosos fallos, han dicho que la materia del

trabajo y de la seguridad social es exclusiva y excluyente

del Congreso de la Nación.

Por lo tanto, el Poder Ejecutivo nacional es en

principio incompetente para dictar un decreto de este tipo

y esa incompetencia hace que el acto administrativo como

tal sea un acto nulo, un acto que no tiene validez.

Nosotros sabemos que en el sistema constitucional

se ha permitido como una excepción -y debería ser eso: una

excepción para casos realmente especiales- la posibilidad

del dictado de decretos de necesidad y urgencia. Pero no

basta, como lo hace el decreto en sus considerandos, con

invocar la existencia de necesidad o invocar la existencia

de urgencia sino que tiene que existir en la realidad,

tiene que demostrarse y acreditarse con argumentos que para

nosotros no están claros.

Es decir, no hay necesidad y no hay urgencia.

Como se dijo aquí y se ha reconocido por parte del propio

Poder Ejecutivo al incluir el tema en las sesiones

extraordinarias de la Cámara de Diputados, existía la

posibilidad de que el Congreso se pronunciara ejerciendo su

facultad constitucional, insisto y subrayo, por el artículo

75 inciso 12 de la Constitución.

En cuanto a la motivación del decreto, se habla

mucho de “la industria del juicio”. Desde este grupo de

sindicatos, humildemente y con todo respeto, no creemos que

haya una industria del juicio. Sí creemos que hay una

industria del incumplimiento por parte de muchos

empleadores del artículo 75 de la ley de contratos de

trabajo, que habla del deber de seguridad, porque el

trabajo no siempre es salud. El trabajo es salud cuando se

presta en las condiciones adecuadas y esto no ocurre en

muchos establecimientos del país. Nuestros compañeros se

enferman y se accidentan porque el Estado ha delegado

indebidamente en entidades privadas con fines de lucro una

cosa tan importante como es el control sobre la salud y la

seguridad de los trabajadores en relación al trabajo.

Nosotros creemos -y respetuosamente así lo

reclamamos- que este Congreso, señores legisladores, tiene

que dictar una ley que no tenemos, de prevención de riesgos

del trabajo, que reemplace a la norma aún vigente, de

higiene y seguridad del trabajo, que es de la dictadura de

Onganía, que genere un mejoramiento en las condiciones de

trabajo para que nuestros compañeros no se enfermen y no se

accidenten. Porque lo que necesitamos es que no se enfermen

y que no se accidenten, y no una reparación posterior e

insuficiente cuando el accidente, la enfermedad o la

contingencia ha llegado.

Una sola cuestión más sobre el fondo; sé que aquí

lo que se discute es el procedimiento, pero permítanme una

sola cuestión más. Las comisiones médicas establecidas en

el decreto de necesidad y urgencia como la instancia

exclusiva y excluyente para decidir y dictaminar sobre el

estado de salud de los trabajadores en relación al trabajo

implican una privación de justicia.

La Argentina ha suscripto hace mucho el Pacto de

San José de Costa Rica y esa obligación internacional

supone un derecho a la tutela judicial efectiva para todos

los ciudadanos, para todos los trabajadores, que no pueden

ver satisfecho ese derecho sino en el plano de la Justicia,

cuando sea necesario, y no en una comisión meramente

administrativa.

No se trata de proteger el patrimonio de las

ART; no se trata de proteger la rentabilidad de los

empresarios. De lo que se trata es de algo tan sagrado como

la vida y la salud de los trabajadores.

Por eso, creemos que debe legislarse desde este

Congreso en otro sentido para, como lo dice el artículo 14

bis de la Constitución, proteger al trabajo en todas sus

formas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el juez

doctor Roberto Pompa.

Sr. Pompa.- Señor presidente: si bien fui anunciado como

juez, aclaro que hablo como director de la Asociación

Latinoamericana de Jueces del Trabajo, como vicepresidente

de la Asociación Iberoamericana de Derecho del Trabajo y

como titular de la cátedra de Derecho del Trabajo en la

Universidad de Buenos Aires.

Como se ha señalado, un decreto de necesidad y

urgencia requiere que de una necesidad y una urgencia. Pero

principalmente requiere de la imposibilidad del Congreso de

la Nación de poder sesionar ordinariamente o en forma

extraordinaria. En el día de hoy se ha convocado a sesiones

extraordinarias para el tratamiento de este tema, con lo

cual la convocatoria a sesiones extraordinarias demuestra

de manera evidente que han cesado las razones de necesidad

y urgencia que habían justificado -o no- el dictado de este

decreto.

Por lo tanto, entiendo que esta comisión

bicameral, cuyo objeto es aprobar o rechazar ese decreto de

necesidad y urgencia, debería rechazarlo porque han

desaparecido las razones que justificaron su dictado. Y

tienen que rechazarlo porque en la medida en que no se lo

haga, el decreto produce consecuencias jurídicas, salvo que

se declare su nulidad.

Por lo tanto, para evitar que siga produciendo

consecuencias jurídicas y que se superpongan dos normas, lo

que genera inseguridad jurídica a la totalidad de la

población, entiendo que esta comisión debería rechazarlo.

No voy a hablar de este decreto en particular

sino de algunos lineamientos que la Corte Suprema ha dado

sobre los decretos de necesidad y urgencia, reconociendo

que hubo distintas posiciones a lo largo de los años, antes

de la reforma de la Constitución o después de ella.

Por razones de tiempo no lo puedo hacer;

simplemente digo lo que ha dicho la Corte en “Consumidores

Argentinos”: “Debe hacerse bajo condiciones de rigurosa

excepcionalidad y con sujeción a exigencias formales que

constituyen una limitación y no una ampliación de esa

facultad; debe representar una transitoriedad de la de

legislación; requiere para su validez de dos hechos

habilitantes: que el Congreso no pueda reunirse por causa

de fuerza mayor y que la solución deba ser solucionada

inmediatamente. Se parte de la presunción de

inconstitucionalidad. Solo pueden dictarse cuando concurran

simultáneamente circunstancias excepcionales de necesidad y

urgencia y se presenta el insalvable escollo de que el

Congreso de la Nación esté impedido para hacer la ley que

ese estado de necesidad demanda. No pueden dictarse

amparados en el solo hecho de que la situación que requiere

solución legislativa sea de una urgencia que deba ser

solucionada inmediatamente en un plazo incompatible con el

que demanda el trámite normal de las leyes. La mera

referencia a una situación de urgencia constituye una

afirmación dogmática e insuficiente.”

A lo largo del tratamiento legislativo sobre

accidentes de trabajo podemos recordar que el primer

proyecto data del año 1901, pero se incorporó al Congreso

de la Nación en 1907 y fue aprobado recién en 1915 porque

dos diputados pidieron su tratamiento sobre tablas. Pero

ese primer proyecto, que es la ley N° 9.688, era muy

insuficiente; no comprendía todas las actividades ni a

todos los trabajadores.

En 1924 se propone un proyecto ampliatorio, pero

ese proyecto recién es tratado y aprobado en 1940. Es

decir, prácticamente pasaron 33 años de discusión para

aprobar la norma sobre el régimen de accidentes de trabajo.

¿Qué quiero decir con esto? Que históricamente

hubo una demora en el reconocimiento de los derechos. Hoy

estamos asistiendo a un aceleramiento en el desconocimiento

de los derechos. Muchas gracias. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

señor Matías Layus, y luego le daremos la palabra al señor

Alejandro Crespo.

Sr. Layus.- Buenas tardes a todas y todos. Gracias, señor

presidente de la comisión bicameral, por la invitación.

Desde el Movimiento Sindical Rosarino venimos a

plantear concretamente que no había necesidad ni urgencia

para dictar el DNU que estamos tratando.

Pero lo que sí debería hacer el Poder Ejecutivo

de la Nación, por necesario y urgente, es instar y

controlar el cumplimiento de las medidas de prevención a

los dos actores sociales directamente obligados: los

empleadores, por un lado, y las ART, por el otro.

El camino correcto para reducir la litigiosidad

es atacar las causas que la generan, para poder garantizar

los derechos fundamentales de los trabajadores: el derecho

a la vida y su integridad psicofísica.

El DNU limita en extremo la situación del

trabajador en sede judicial, vulnerando así la Constitución

Nacional, pues lo priva del acceso a la jurisdicción,

obligándolo a transitar un procedimiento administrativo

como condición imprescindible para un tardío reclamo

judicial, un procedimiento administrativo que ha sido

reiteradamente cuestionado por la Corte Suprema de Justicia

de la Nación, especialmente en el famoso caso “Castillo”,

porque transforma a las comisiones médicas en órganos con

funciones jurisdiccionales.

El decreto en cuestión tiene un objetivo muy

claro: alejar a los trabajadores de sus jueces naturales

para proteger las ganancias de las ART. No olvidemos nunca

que las ART nacieron al calor de las políticas neoliberales

de los años noventa, a quienes no les ha ido tan mal en más

de veinte años de actuación, puesto que solo a una de ellas

–Interacción- se le ha retirado la autorización para

funcionar.

No se puede demandar judicialmente sin

previamente haber concurrido a la comisión médica

correspondiente, pero ellas no existen en todas las

ciudades del país. Nosotros vivimos en la provincia de

Santa Fe, por caso, la comisión médica designada con el

número 7. En la provincia de Santa Fe existen 22

localidades en las que funcionan tribunales provinciales

con competencia laboral, ubicadas en todo el territorio.

Consideramos que es obvio que no se quiere habilitar esta

instancia, ya que el propio presidente de la Nación,

Mauricio Macri, aconseja habitualmente a los jueces

laborales para que emitan fallos equitativos y favorables a

los empresarios y no a los trabajadores. Esto es público y

notorio.

“La demanda laboral falla demasiado en favor de

los trabajadores”, reclama cotidianamente nuestro

presidente de la Nación, “Tiene que ser más equitativa con

los empresarios”. El DNU pretende, mediante la adhesión

provincial, concentrar todos los reclamos ante una misma

comisión médica para toda la provincia de Santa Fe.

Hay un dicho popular bastante generalizado: “Es

mejor prevenir que curar”. Por eso, para los trabajadores

es necesario y urgente reflotar proyectos que tengan que

ver con su salud. Por eso hoy hacemos mención para que se

reflote el proyecto presentado oportunamente ante la

Comisión de Legislación del Trabajo y se considere el

proyecto de ley de los señores diputados Héctor Recalde y

Carlos Gdansky, sobre creación de los comités mixtos de

seguridad, salud laboral e higiene, como hoy existen en las

provincias de Santa Fe y de Buenos Aires y en infinidad de

convenios colectivos de trabajo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra

Alejandro Crespo de SUTNA. Luego hará uso de la palabra el

señor Gustavo Ciampa, por la Corriente de Abogados

Laboralistas 7 de Julio.

Sr. Crespo.- Señor presidente: vengo como secretario

general del gremio del Neumático a transmitir nuestra

posición como trabajadores ante la situación que estamos

viviendo con este decreto de necesidad y urgencia.

Primero expresamos el rechazo desde nuestro

sindicato a este tipo de imposiciones en el decreto,

principalmente porque empeora aún más una ley que ya desde

el principio va contra los trabajadores. Ya desde la época

de Menem, cuando es implementada, empiezan a venir los

problemas para los trabajadores. Y cada una de las

diferentes reformas que ha tenido esta ley, durante todo el

período kirchnerista, ha empeorado la situación hacia los

trabajadores. A tal punto se redujo el costo que tienen las

empresas para deshacerse de los trabajadores que las han

envalentonado para imprimir peores condiciones de trabajo

en cada una de las fábricas.

Además de eso, obviamente este decreto de

necesidad y urgencia no cumple con el procedimiento.

Lo que le decimos a esta comisión bicameral es

que hay que tener cuidado porque no es una ley más; se está

implementando sobre el movimiento obrero en un momento muy

complicado, donde las patronales están tratando de imprimir

nuevos ritmos de producción. Quieren hacer que esos ritmos

de producción sean acatados por los trabajadores a costa de

su salud. En la mayoría de los casos esos ritmos o

cantidades de trabajo y esos estándares fueron puestos en

forma unilateral por las empresas.

Ni bien comenzamos a dirigir nuestra

organización, en una gran fábrica de neumáticos vimos cómo

se duplicaba la cantidad de accidentes declarados. Y digo

“declarados” porque cuando los trabajadores se sienten

representados realmente hacen las denuncias pertinentes; si

no, son echados por las empresas.

En este mismo sentido queremos decir que luego,

cuando asumimos la dirección nacional del gremio del

Neumático, hemos encontrado números que nos preocupan. En

una de las grandes fábricas de neumáticos –aunque en todas

es la misma proporción- hay 291 accidentes al año; tenemos

en las fábricas un accidente por día.

Nos llama la atención un dato muy importante que

quiero que se tenga en cuenta, y es que las enfermedades

declaradas en ese mismo lapso apenas alcanzan los 66 casos.

¿Qué quiere decir esto? Lo normal es que haya más

enfermedades laborales que accidentes; en la industria los

trabajadores están asediados por las hernias de disco,

tendinitis, lumbalgias y muchas enfermedades que tenemos

todos los trabajadores en la industria; sin embargo, son

menores a los accidentes porque no se están declarando. El

problema no es que se declaran demasiadas; no se están

declarando esas enfermedades.

Queremos manifestar que, además de todo esto, hay

datos que son mucho más graves. De la propia

Superintendencia de Riesgos del Trabajo surge que en 2015

hubo 449 muertes por accidente, y en el 2016, 391 muertes.

Lo que está sucediendo con este decreto de necesidad y

urgencia tiene mucha importancia porque lo vuelcan sobre la

vida de los trabajadores.

Por eso pedimos que sea rechazado y a la vez

consideramos que el interés real que tiene -lo comprendemos

todos- es proteger la rentabilidad de las ART y, por

extensión, por el pago de las primas, de las patronales. En

realidad, las condiciones de trabajo donde estamos

desenvolviendo nuestra tarea cada uno de los trabajadores,

y particularmente en la industria, tienen que ver con

lugares donde tenemos ritmos de trabajo americanos,

rotativos, con trabajo continuo, en ambientes donde reinan

los lugares con carga térmica o con frío, con baja

iluminación, con mucho ruido. Lo que realmente prima no es

una urgencia por este tipo de decretos. Lo que está en

emergencia y en urgencia son las condiciones de trabajo de

cada uno de los compañeros que estamos en el movimiento

obrero, es decir, de los trabajadores.

En ese sentido, lo que nosotros consideramos

necesario bajar los juicios en la forma en que realmente se

debe: con la prevención. Y la prevención nosotros

comprendemos que se va a llevar adelante con la

participación activa y el control de los trabajadores sobre

las condiciones en las que cada uno de nosotros

desarrollamos nuestras tareas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

doctor Gustavo Ciampa.

Sr. Ciampa.- Señor presidente: desde la Corriente de

Abogados Laboralistas 7 de Julio estamos muy agradecidos

por esta apertura y por darnos la posibilidad de expresar

nuestra posición.

Nosotros sostenemos que este DNU implica una

doble afrenta: primero, una afrenta institucional en tanto

su fuente, DNU, cuando no están dadas las condiciones

excepcionalísimas que habilitarían al Poder Ejecutivo en

función de lo que establece el artículo 99 de la

Constitución a dictar una norma de este tipo, que es de

contenido legislativo.

Pero los vicios de esta norma no se limitan a su

aspecto formal o de fuente, por estar instrumentada como un

DNU, sino que también es una afrenta a los trabajadores por

su contenido.

Cuando se sancionó la ley 24.557 se buscó

prohibir a los trabajadores el acceso a la Justicia. Una

norma expresa -el artículo 39- impedía a los trabajadores,

en una actitud discriminatoria respecto de cualquier otro

habitante de nuestro país, acceder a la Justicia para

perseguir la reparación integral de los daños que había

padecido. Se tuvo que aguardar hasta el año 2004, no

obstante todos los planteos de inconstitucionalidad, para

que la Corte así lo declarara.

Hoy parecería inadmisible sostener nuevamente una

prohibición a los trabajadores para acceder a la Justicia.

El mecanismo que se utiliza es el que tienen el decreto y

el proyecto de ley, que es el de obstruir el acceso a la

Justicia, dilatarlo a través de un proceso laberíntico y

kafkiano donde, tal como describía Kafka en su obra El

Proceso, no hay reglas. En este caso el trabajador no sabe

cuándo va a poder acceder a la Justicia, y el acceso a la

jurisdicción, como se dijo en esta mesa, es un derecho

humano fundamental que reconocen y garantizan tratados

internacionales de derechos humanos.

El proyecto tiene otro vicio: no tiene un

análisis de la realidad. El proyecto es antojadizo porque

se habla de “alta litigiosidad” pero no se efectúa ningún

análisis de la causa de esa litigiosidad. Cuando los

operadores del sistema rechazan como laborales a las

enfermedades con las que llegan los trabajadores, al

trabajador no le queda otra alternativa que pedir en la

Justicia el reconocimiento del carácter laboral de su

enfermedad.

Cuando las liquidaciones se efectúan sobre la

base de porcentajes de incapacidad inferiores a lo que

corresponden, al trabajador no le queda otra alternativa

que llegar a la Justicia para que se determine el correcto

porcentaje de incapacidad que hay que indemnizar. Cuando

con la base de cálculo de la indemnización sucede lo mismo,

es decir, se toma un monto inferior al que el trabajador

tendría que percibir, la indemnización resultante es

inferior a la que le corresponde y el trabajador no tiene

otra alternativa que llegar a la Justicia en procura de la

indemnización que le corresponde.

Estas son mayoritariamente las causas de la

litigiosidad por la siniestralidad en la Argentina. Lo que

hay que combatir son las causas, no las vías de acceso a la

Justicia que tienen los trabajadores.

Entendemos que lo que busca el proyecto es

precisamente dilatar, obstruir y dificultar el acceso de

los trabajadores al Poder Judicial de la Nación, uno de los

poderes del Estado nacional -o a las jurisdicciones

provinciales, en su caso, en cada jurisdicción provincial-,

consolidando la rentabilidad y elevando el margen de

ganancias de las aseguradoras de riesgos del trabajo a

costa de la salud, la vida y el patrimonio de los

trabajadores. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

Ricardo Güell, de Adimra.

Sr. Güell.- Señor presidente, señores miembros de la

comisión y demás personas presentes: en primer lugar quiero

agradecer la participación que se nos permite también a los

representantes empresarios, en oportunidad de este

análisis, en el cual queremos enfatizar la opinión en el

aspecto técnico fundamental relativa a los riesgos del

trabajo. No quisiéramos opinar sobre los aspectos legales o

de necesidad y urgencia, que son materia exclusiva de los

señores miembros del Congreso.

En primer lugar, quiero comentarles que tenemos

el orgullo de haber participado desde su inicio, hace

veinte años, en la comisión fundadora de la ley de riesgos

del trabajo. Esto lo hemos hecho en conjunto no solo con el

sector empresario, sino también con los representantes de

los trabajadores y del gobierno de entonces. Juntos hemos

logrado una ley que cambió un sistema que a todas luces

estaba perimido. No logramos un sistema perfecto, pero

logramos un avance fundamental.

En estos veinte años podemos decir que -más vale

tarde que nunca- finalmente hemos llegado a una reducción

considerable de la siniestralidad. Esto supone uno de los

puntos que nosotros buscábamos cuando fundamos el sistema,

relacionado con la protección del trabajador; en el caso de

producido el siniestro, la búsqueda de la recuperación de

la salud o las indemnizaciones correspondientes, en caso de

que corresponder. En el caso del sector empresario, lo que

buscamos fue la previsibilidad de costos, tan importante

para la sustentabilidad económica de las empresas y de la

empleabilidad de los trabajadores.

Estos dos objetivos se han ido logrando, pero a

través del tiempo no hemos podido revertir un proceso de

satisfacción del trabajador con respecto al resarcimiento

económico, cuyos procedimientos han sido falibles y

permanentemente cuestionados. Nuestra profunda preocupación

está centrada en ello y venimos trabajando denodadamente

para encontrar ese mecanismo.

Respecto de la prevención, hay mucho por hacer

todavía. Estamos trabajando como representantes empresarios

en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo a los efectos

de seguir insistiendo en la capacitación e información de

las partes, tanto sea trabajadores como empresarios, a fin

de evitar las enfermedades profesionales y los accidentes

de trabajo para que todos tengan un trabajo seguro.

Desde el punto de vista del resarcimiento,

nosotros estamos preocupadísimos, porque si bien hemos

avanzado notoriamente en la reducción de la siniestralidad,

paralelamente la judicialidad ha crecido, pero no como una

curva de crecimiento sino como una recta de crecimiento.

A modo de ejemplo, y citando como fuente la base

de datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, en

los últimos catorce años hemos crecido de un número de

3.000 juicios anuales a 127.600 juicios en la actualidad.

En cuatro años, desde la última reforma de la ley de

riesgos del trabajo, en octubre de 2012, hemos incrementado

exactamente el doble: de 62.000 juicios que teníamos en

2012, hoy estamos en 127.200 juicios, aproximadamente.

Esta es nuestra principal preocupación, por lo

que no solo queremos poner de relieve la vocación del

sector empresario colaborando con el avance del sistema,

sino que también estamos exactamente en el mismo bote. Si

nosotros no conseguimos revertir esta situación, se va a

tornar en contra de los empresarios y de los trabajadores.

Por esta razón queremos que el proyecto –ya sea éste o uno

que lo mejore- apunte a resolver estas dos cuestiones

fundamentales.

En cuanto al resto, diría que estas

consecuencias, sobre el sector empresario al que

represento, implican un aumento de las alícuotas de manera

insostenible. El sector metalúrgico en particular -que es

el que me toca representar- pasó de un 2 por ciento, con un

spread en las remuneraciones de hasta el 20 por ciento, a

un promedio del 12 por ciento. Esta situación es

insostenible, nos quita competitividad y, al hacerlo, nos

reduce la empleabilidad.

En lo que respecta a las demás cuestiones, me

subsumo a las declaraciones de nuestro representante en la

Unión Industrial Argentina, el doctor Funes de Rioja, quien

ha sido muy claro al respecto.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

David Carballo.

Luego hará uso de la palabra el señor Alberto

Botto, por el Sindicato Luz y Fuerza de Rosario e

integrante del movimiento sindical rosarino. Es acompañado

también por Agustín Bruera, de Sitraju Federal, y Leandro

Bond, en representación de los compañeros del peaje, de la

ciudad de Rosario.

Sr. Carballo.- Buenas tardes, compañeros y señores

diputados. Lo primero que quisiera plantear es una

pregunta: por qué la gran cantidad de siniestralidad que

hay en la Argentina, particularmente en el subte, donde

tenemos seis muertos.

Esto tiene que ver con la voracidad de una

empresa como Metrovías, que para maximizar sus ganancias

apunta todo el tiempo a hacer funcionar la red de subtes

con la menor cantidad de trabajadores posible. Esto queda

demostrado con la inauguración de más estaciones y talleres

sin la incorporación de personal. Esto provoca el aumento

del ritmo de trabajo, y el mismo presidente Mauricio Macri

y el señor Rodríguez Larreta han salido a decir

públicamente que por la cantidad de kilómetros que tenemos

de subtes sobran trabajadores.

Por lo tanto, esto quiere lograrse de la mano de

la precarización laboral, la flexibilización y la

multiplicidad de tareas, lo que provoca una cantidad

accidentes y aumenta exponencialmente la posibilidad de

sufrir accidentes por parte de nuestros compañeros.

La ley de ART se sancionó para contener a los

trabajadores, pero con esta modificación se intenta liberar

tanto a las ART como a las empresas de la responsabilidad

de resarcir tanto las pérdidas humanas como las

mutilaciones que sufrimos en nuestros ámbitos de trabajo.

Por lo tanto, consideramos que la modificación que se

pretende va en beneficio del sector empresario y no de los

trabajadores, porque lo único a lo que apunta, como dije

anteriormente, es a desvincular a todos de sus

responsabilidades como empleadores. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

Alberto Botto, del Sindicato de Luz y Fuerza de Rosario.

Por la FACA nos han enviado una nota que ha sido

distribuida a cada uno de los integrantes de la comisión.

Se encuentra presente Eduardo Massot, acompañado por Carlos

Vásquez Ocampo y Ricardo Cornaglia. Luego harán uso de la

palabra el señor Víctor Grosi, de Sitraic; el señor Luis

Ramírez, de la Asociación de Abogados; el señor Guillermo

Goldstein, de AABA; el señor Agustín Diosquez, del Centro

de Estudios Atenea; el señor Leonardo Suárez, de Aclaram, y

luego el señor Jorge Luis Elizondo, abogado laboralista.

Si no hay nadie más que quiera hacer uso de la

palabra, intervendrán posteriormente los señores diputados

Héctor Recalde, Néstor Pitrola y Juan Carlos Giordano.

Posteriormente, realizaremos el debate de la comisión.

Tiene la palabra el señor Alberto Botto.

Sr. Botto.- Señor presidente y miembros de la comisión,

muchas gracias por darnos esta oportunidad de expresarnos

ante un tema tan importante para todos los trabajadores

como lo es una norma que sin ningún lugar a dudas debe

cuidar de la salud de todos los trabajadores.

En este sentido, estamos totalmente en desacuerdo

con la modificación de una ley sin el debido debate

parlamentario. Este decreto de necesidad y urgencia -que ya

son una costumbre de este gobierno, porque no es el

primero- lamentablemente deja de lado cuestiones

fundamentales que hacen ni más ni menos que a la salud del

trabajador.

Celebramos la iniciativa de la Comisión Bicameral

porque creemos que este decreto de necesidad y urgencia

tiene que caerse y debe tener su canalización a través de

un órgano fundamental para nuestra democracia como es el

Congreso de la Nación.

Yendo al tema medular de la ley y de lo que

pretende modificar este decreto de necesidad y urgencia,

lamentablemente avasalla otro de los derechos fundamentales

que tenemos como ciudadanos, ya que pretende someter al

trabajador que tenga algún inconveniente a una comisión

médica con el argumento de bajar la litigiosidad.

Aquí hay que analizar las causas que originan la

litigiosidad; primero, el bajo reconocimiento de las

enfermedades profesionales y otras, al caratularlas como

preexistentes. No olvidemos que la ley de riesgo del

trabajo, de las ART, nació también bajo un régimen de

economías de libre mercado como las que hoy rigen en el

país. Entonces, no se puede separar el criterio

economicista que existe -y que se refleja a través de este

decreto- con lo que se pretende modificar.

Además, se deja de lado una cuestión básica y

fundamental, que es a la que aspiramos todos los

trabajadores: que se prevenga antes de curar. Aquí se habla

solamente de indemnizar y de ver cómo se indemniza.

Otro de los aspectos que genera juicios son

justamente los montos indemnizatorios que reciben los

trabajadores después de que sufren los accidentes de

trabajo.

Entonces, obviamente la aspiración es totalmente

distinta: la aspiración es que justamente los trabajadores

no suframos los accidentes de trabajo, y que en lugar de

pensar en indemnizar, pensemos primero en prevenir. Y eso,

sin el debido estudio, sin el debido debate, sin lugar a

dudas no se va a poder contemplar.

Ahora bien, podemos decir también que este

decreto quizás tenga un aspecto positivo porque modifica la

forma de cálculo del ingreso básico mensual y que también

mejora de alguna manera -o podría mejorar, entre comillas-

el monto indemnizatorio que recibe el trabajador. ¿Por qué

digo “quizás”? Porque hay algunas cuestiones que

condicionan esa situación; primero, la incapacidad laboral

transitoria se extiende de uno a dos años. Por lo tanto,

este período es demasiado para que a un trabajador se le

reconozca la incapacidad.

Por otro lado, hay algo que verdaderamente nos

preocupa y que sin ningún lugar a dudas va a tener

injerencia sobre esto, que es si el gobierno nacional se

sigue metiendo en las paritarias de todos los trabajadores

y esas paritarias no son libres como lo tiene que

garantizar la ley y como lo dice esta norma, que

obligatoriamente tiene que cumplirse para todos los

trabajadores. Eso va a modificar sin lugar a dudas la base

de cálculo de la ley.

Así que nosotros nuevamente agradecemos,

realmente nos sentimos honrados de haber sido invitados y

confiamos absolutamente en la idoneidad de nuestras Cámaras

para sancionar una norma que nos cuide y que esté a la

altura de las circunstancias. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

doctor Ricardo Cornaglia, por la FACA, según me corrige el

diputado Recalde, abogado laboralista, presidente del

bloque del Frente para la Victoria y especialista en este

tema, que todavía no habló; lo hará más adelante como

diputado nacional.

Sr. Cornaglia.- Señor presidente: soy el titular del

Instituto de Estudios Legislativos de la FACA, federación

que representa a 82 colegios públicos de abogados del país

y dos asociaciones civiles de la abogacía.

Este tema ha sido siempre motivo de profunda

inquietud para la agremiación abogadil. Es en los colegios

de abogados donde se planteó inicialmente la resistencia a

lo que implicaba la ley 24.557. Son los dictámenes de los

colegios de abogados que salieron en el año 1996 los que

dieron base a las declaraciones de inconstitucionalidad

posteriores que permitieron el acceso a la Justicia después

de una prolongada lucha que recién fue reconocida en el año

2004 por la Corte, rectificando fallos anteriores

ignominiosos.

En ese ínterin los trabajadores del país pudieron

acceder a la Justicia en la medida en que ejercieron

acciones a través de abogados especializados en temas de

derecho constitucional. Fueron creando una forma de

demostrar en la realidad cuál era el funcionamiento de este

sistema. Desde ese entonces la FACA tiene sucesivos

dictámenes de congresos y de su Instituto de Estudios

Legislativos por los que se critica la constitucionalidad

del sistema y esto alcanza, por supuesto, a la ley de

origen, a todas sus reformas posteriores y a la actual, en

el estado dudoso de este decreto de abuso presidencialista

con la sumatoria de la discusión de la sanción del Senado.

La FACA ha criticado esta forma de actuar en

cuanto al Parlamento, sin respetarlo, como un exceso de

presidencialismo, y da por omitido todos los temas que

hacen a la consideración de la violación del artículo 99

por falta de tiempo. Pero también ha tratado desde siempre

de demostrar que este sistema de riesgos del trabajo, de

externalización de costos empresarios, está montado sobre

un negocio falso que perjudica el modelo constitucional.

La Constitución procura seguros sociales

obligatorios, lo ordena para cubrir los riesgos de todo

tipo; tienen que ser seguros estatales, nacionales o

provinciales, según su texto, y con participación de los

beneficiarios en su conducción.

Lo que se creó en este sistema pergeñado por el

pensamiento del ministro Cavallo en la época de Menem, y

mantenido y legitimado en todas las reformas posteriores y

en las que hoy se discuten en este Parlamento, es la

continuidad de este esquema.

El secreto de este tema pasa por recaudar el 3,5

por ciento, en promedio, de los sueldos de los argentinos y

adjudicárselo a un grupo oligopólico de sociedades anónimas

especializadas en seguros que tienen la función de reparar

los infortunios y de prevenirlos, delegada por el Estado en

un esquema de privatización de las funciones estatales que

hacen a la seguridad social, que indefectiblemente tiende a

llevar al fracaso.

Esta es una copia del modelo que se usó con las

que se AFJP, que entró en crisis y fue abandonado. Esta es

la copia que supervive. Los constantes mecanismos de

discusión de este tema, yéndonos por las ramas, ocultan la

realidad concreta y, en concreto, con referencia a la

abogacía, la agravian.

Se estudia la litigiosidad no solo como causa de

necesidad de una medida extraordinaria de abuso

presidencial en cuanto a las funciones del Parlamento en la

regulación del derecho común; se plantea la litigiosidad

como base de la cuestión, como necesaria forma de combatir

la defensa del acceso irrestricto a la reclamación y no se

comprenden las causas de la litigiosidad. No se comprende

que este sistema está madurando constantemente como una

olla a presión, que si esta litigiosidad es mucha, mucha

más tendría que ser la que respondiera a todas las

prestaciones que son evadidas por el sistema.

Este sistema no cubre el 38 por ciento de la

población, que no tiene ART y que trabaja “en negro”. Y si

esa población, cuando sufre un infortunio, no encuentra un

abogado especializado en temas de inconstitucionalidad que

discuta en juicios que a veces llevan diez años de trámite,

no tiene acceso a ninguna reparación.

De las casi 10 millones de personas registradas,

un grueso de ellas cobra parte de sus remuneraciones “en

negro”. Todo el sistema pasa por esquemas de reparación que

se basan en el módulo salarial, y el módulo salarial es

falso porque el trabajo “en negro” lo disimula en gran

medida. Lo que reconocen las ART es solamente lo

registrado.

Si esto es poco o es mucho, hay algo que es más

grave, que es el planteo de la enfermedad que aquí ya se

hizo. Es un sistema que tendría que cubrir de los

infortunios lo que la OIT reconoce como el 38 por ciento en

el mundo, como promedio de infortunios causados por

enfermedades del trabajo. Desde que existe este sistema, el

promedio de lo que se reconoce es el 2 por ciento. De esa

diferencia entre el 2 y el 36 por ciento son prestaciones

no dadas; prestaciones en que hay gente que va camino a la

marginalización, trabajadores que terminan en las villas

irremediablemente por su estado de incapacidad, y el

sistema no responde a ello.

El único camino que tienen los que se encuentran

en esta situación es el juicio, y el juicio no es una

desgracia, como creen algunos, que acusan a los abogados

que tramitan esto de “caranchos” y plantean que esto es una

industria. Es el testimonio cruel y claro de una situación

que agravia la Constitución, que ataca a los derechos

humanos esenciales de protección de la vida y la salud.

Esa es la posición de la FACA, ha sido reiterada

cada vez que se intentó modificar esta ley y con cada

modificación se mantuvo la legitimación de este negocio que

está signado al fracaso, porque la ley de maximización de

los beneficios guía las conductas de las ART, y las

prestaciones que no dan las ART pasan a ser ganancias

legítimas.

Según sus declaraciones, entre diciembre y

octubre del año pasado, tuvieron una entrada neta del 26

por ciento de todos esos ingresos, que son el 3,5 por

ciento de los sueldos de los argentinos. Tuvieron ganancias

por 1.500 millones de pesos, según su propia declaración.

¿Qué urgencia o qué problema de litigiosidad hace

que un sistema que está en crisis dé semejante ganancias? Y

eso es lo que declaran, porque además se está produciendo

un proceso de alta concentración del negocio del seguro, en

función de la medicina y de la salud privada.

Se hacen dueños de las ART grupos económicos muy

fuertes de salud privada, que sobrefacturan los servicios

que prestan. Y eso no se considera ganancia. No entra por

las ART; entra por las empresas madre de la medicina

privada.

Esto es lo que está detrás de la cuestión y fija

las posiciones de FACA. Creemos que hay que avanzar hacia

la seguridad social, pero no a costa del derecho de daños,

que es la base de los derechos humanos del país. Eso es lo

que está en juego. Cualquier cosa que pase esto por alto

está ignorando las verdaderas causas de esta situación.

(Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

secretario general de Sitraic, Víctor Grossi, y luego hará

uso de la palabra Luis Ramírez, de la Asociación de

Abogados.

Sr. Grossi.- Señor presidente: en primer lugar, agradezco

esta posibilidad que me brindan para hacer uso de la

palabra.

Nuestro sindicato, que ha nacido hace pocos años

en la industria de la construcción, tiene una posición con

respecto a esto. Pero yo me voy a tomar un atrevimiento,

porque escuché con mucha atención a todos los expositores,

pero puse fundamental atención a la exposición de Funes de

Rioja. Entonces, cuando aquí se hablaba -que es verdad-

acerca de si es un decreto de necesidad y urgencia, de qué

necesidad y de qué urgencia, lo respondió Funes de Rioja

con claridad. Él habló de “la urgente adecuación”. ¿En qué

marco? Porque si hablamos de nuestra industria hablamos de

100.000 despidos, hablamos de más de 200 muertos por año

-que son muertes evitables-, hablamos de un 40 por ciento

de trabajadores “en negro”, hablamos de los salarios más

bajos de la industria, hablamos de que el Ministerio de

Trabajo de la Nación se ha transformado en una escribanía

de la UIA. Hablamos de que las condiciones políticas de los

trabajadores obligan a que se intensifique una lucha que es

política y que tiene que ver con la defensa propia.

En el caso del DNU, no es una prueba más; es la

exacerbación de poner en línea al Estado, a sectores

sindicales, como es el caso de la CGT -que pone un paro a

plazo fijo-, y en el caso de la CGT, la UOCRA, que hace

muchos años que dejó la democracia sindical. ¿Para qué se

pone en línea todo esto? Para que toda esta situación de

que vamos a tener una lluvia de inversiones, que esto

explota y que vamos a inaugurar una obra pública por día,

tenga quién pague. La decisión de quién paga está

claramente explicitada por parte del gobierno. O sea, que

el DNU es una exacerbación.

Si bien no sé de leyes, creo que nadie puede

alegar su propia torpeza. Pero en el caso del DNU, diría

que hasta es una provocación.

Funes de Rioja -no lo digo en términos personales

porque sería una falta de respeto; hablo en términos

institucionales-, que es un flexibilizador serial, plantea

que este tema. Nosotros planteamos que hay que prevenir los

accidentes, pero quiénes mejor que los trabajadores para

participar en la prevención de los accidentes. Pero no

figura en ninguna grilla la participación de los

trabajadores en el control.

En el caso de la construcción, ustedes habrán

visto en Crónica TV que aparece: “Muere en un accidente”,

“Muere en un derrumbe”, todos accidentes evitables. En

general, al día siguiente desaparece esa noticia y hay un

comunicado de prensa que dice que la obra estaba

denunciada, y con eso está la coartada, porque dicen:

“Nosotros denunciamos la obra”.

En esta cuestión se junta el Estado, el sindicato

principal de la industria de la construcción y los

empresarios. Está tan claro que, cuando hablamos de ART,

hablamos de flexibilización laboral; cuando hablamos de

ART, hablamos de que pibes de 22 o 23 años, que estaban

como tercerizados en el Roca, no pasan la ART y están

condenados a trabajar “en negro”. Los “rompen” a los 23 o

24 años porque tienen que mover 12 durmientes por día; esta

es la tercerización, la precarización.

Nosotros entendimos este DNU como una

provocación. Nuestro planteo es que este DNU debe caer,

pero como dijo el compañero Alejandro Crespo, debemos

llevar a la reflexión a nuestros legisladores, a nuestro

Parlamento, en cuanto a que el avance sobre los derechos,

sobre la vida y sobre la precarización de los trabajadores

intenta ser brutal. Esta ley no es cualquier ley. Por

supuesto yo sugeriría que las ART tuvieran el mismo destino

que tuvieron las AFJP. El orador que me antecedió en el uso

de la palabra lo explicó muy bien.

Lo que también digo es que, si hay que prevenir

los accidentes de trabajo, los trabajadores no pueden estar

ausentes de cualquier ley o cualquier decisión que en este

orden se tome. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra la

representante de la Asociación de Abogados, a quien le pido

por favor que se presente.

Sra. Lozano.- Mi nombre es María Paula Lozano, soy

secretaria general de la Asociación de Abogados

Laboralistas y vengo en representación de nuestra entidad

dado que nuestro presidente, Matías Cremonte, se encuentra

fuera del país.

Para la Asociación de Abogados este no es un tema

nuevo. Venimos criticándolo en su aspecto medular desde la

sanción de la ley. Como dijimos en el comunicado, la única

necesidad y urgencia que justifica el dictado del DNU

54/2017 es la de garantizar la rentabilidad empresaria y el

negocio de las aseguradoras de riesgos del trabajo nada

menos que a costa de la salud y la vida de las personas que

trabajan.

Por ese motivo es muy importante que esta

comisión se expida. No es lo mismo que siga el trámite

parlamentario y que simplemente, porque supuestamente se

sancione la ley, se deje sin efecto este decreto. De

ninguna manera.

Este decreto es inconstitucional, en primer

lugar, por la forma, dado que no satisface -tal cual se

dijo reiteradamente esta tarde- ninguno de los requisitos,

es decir, ni de necesidad ni de urgencia.

Nuestra Corte Suprema de Justicia se ha expedido

reiteradamente, tal cual lo hizo en el fallo “Consumidores

Argentinos c/Estado Nacional”, en el año 2010, exigiendo

que tienen que darse los recaudos tanto formales como

sustanciales para que un decreto, que es una facultad

excepcionalísima del Poder Ejecutivo, tenga validez.

En este caso se viola claramente el inciso 3º del

artículo 99. Nos parece central que no quede sentado este

precedente ya que es un precedente caro. Nosotros sabemos

que en la década del noventa se hizo abuso del decreto de

necesidad y urgencia para flexibilizar derechos de los

trabajadores. Se ha llegado a derogar convenios colectivos

de trabajo por decretos de necesidad y urgencia, cuestión

que es absolutamente inconstitucional porque viola el

bloque federal vigente consagrado a partir del inciso 22

del artículo 75 y del artículo 14 bis de la Constitución

Nacional, con lo cual es importantísimo que se rechace su

validez.

Asimismo va existir un verdadero descalabro

jurídico porque, ¿qué sucede mientras tanto? ¿Siguen

vigentes los efectos? En ese sentido, la ley 26.122 deja un

bache y desde la Asociación consideramos que esa norma

también debe ser revisada porque si este decreto finalmente

se invalida, esta ley permitiría que durante el lapso que

tuvo vigencia continúen esos efectos jurídicos, cuestión

que, tal cual lo dice el propio artículo 99, sería algo

nulo e insanable, dado que el Ejecutivo no puede arrogarse

facultades legislativas.

Yendo al contenido, dado que no se trata solo de

un tema de forma sino también de fondo, ¿cuál es el único

objetivo de la reforma que hoy se propicia de la ley de

riesgos del trabajo? Reducir la litigiosidad; ya no reducir

la siniestralidad sino simplemente mantener el sistema que

hasta hoy nos regía con todos los vicios que tenía de

origen, tal cual se dijo anteriormente, dado que cuando se

decidió externalizar los costos empresarios se colocó como

intermediarias a aseguradoras de riesgos del trabajo, que

son entidades privadas con fines de lucro y cuyo objetivo

fundamentalmente es financiero. El mercado es financiero;

estamos hablando a entidades similares a bancos.

Ese sistema está viciado desde su inicio dado que

establece intereses contrapuestos entre las víctimas y las

propias ART. Sistemáticamente se rechazan las enfermedades

profesionales, por lo que existe un subregistro de

enfermedades. Del total de siniestros, la Superintendencia

de Riesgos del Trabajo, en sus estadísticas, reconoce que

solo el 3 por ciento son enfermedades profesionales, cuando

a nivel mundial la OIT tiene establecido que, de un total

de siniestros laborales, el 35 por ciento serían

enfermedades.

Ese subregistro y ese rechazo sistemático que

hace el sistema van dejando un tendal de personas

damnificadas que, si no hacen juicio, no tienen ni siquiera

el derecho de acceder a la jurisdicción. Es decir, sufren

un daño a la salud pero ya ni siquiera pueden lograr una

reparación justa. De manera que este sistema es patológico

y obliga a hacer juicio.

Hoy se vuelve a ratificar, mediante este decreto,

la intervención obligatoria previa, con carácter

excluyente, de las comisiones médicas jurisdiccionales. Tal

cual se dijo, son órganos federales y administrativos que

de ningún modo pueden arrogarse funciones jurisdiccionales;

tienen como facultad decidir cuestiones que son propias de

los jueces. Es decir, si hay un accidente, si se trata de

un in itinere, si hay causalidad, estas comisiones lo que

hacen sistemáticamente es ratificar el proceder de las ART.

Lo único que va a suceder con esta reforma es dilatar más

este procedimiento y volver a dejar abiertas nuevas

inconstitucionalidades que lo que van hacer es aumentar la

litigiosidad y de ningún modo disminuirla.

Otra cuestión muy grave de este decreto -y en

realidad del proyecto de ley que está en trámite- es que

establece un sistema recursivo para el trabajador que es

laberíntico.

Para finalizar, establece la cosa juzgada

administrativa, que viola el estado social de derecho dado

que impide el acceso a la Justicia, cuestión consagrada en

innumerables tratados internacionales. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

doctor Freidenberg.

Sr. Freidenberg.- Mi nombre es Lelio Freidenberg, soy

integrante de la Comisión de Derecho del Trabajo de la

Sociedad de Abogados de Buenos Aires, cuyo vicepresidente

es el doctor Goldstein.

Ante todo, en nombre de la Asociación queremos

dejar una nota por Secretaría con nuestra posición respecto

del DNU.

A esta altura de los acontecimientos es poco lo

que se puede agregar, ya que casi se ha agotado el tema.

Nosotros coincidimos en que este es un problema básicamente

constitucional. Estamos en una comisión bicameral donde se

tiene que aprobar el decreto o decir que no tiene validez.

En ese aspecto, y tal como se ha dicho

sobradamente, creemos que no existen las razones de

necesidad y urgencia que pretende el Poder Ejecutivo al

dictarlo.

Simplemente queremos hacer hincapié en un tema

que me parece que no ha sido tan abarcado, como es la

litigiosidad. ¿Por qué se llega a la litigiosidad, que es

real, ya que hay una cantidad de juicios importantes?

Básicamente, la litigiosidad se genera en el incumplimiento

de aquellos gestores del sistema. Parece casi increíble que

la seguridad social, dentro de la cual pretende abarcarse

los accidentes de trabajo, tenga que ser gestionada por

sociedades comerciales, que persiguen fines de lucro. En

este sentido, en principio hay una incompatibilidad entre

los fines que tiene una ART y los fines que tiene la

seguridad social.

Es así que el primer gestor del sistema que me

parece que fracasa es la ART, que persigue fines de lucro

cuando tiene que cuidar la salud del trabajador.

El segundo fracaso está en las comisiones

médicas, que en parte están financiadas por las propias ART

y que no cumplen la función de morigerar todos aquellos

errores que estas cometen.

Es por eso que se genera la litigiosidad. Es

decir, ni el trabajador tiene las prestaciones médicas

adecuadas, ni el trabajador recibe una incapacidad acorde

con su real estado de salud, ni tampoco el trabajador tiene

la posibilidad de reinsertarse laboralmente.

De manera que la litigiosidad se genera por los

propios gestores del sistema, no por el trabajador ni por

los abogados. Los abogados –como muy bien señaló el doctor

Cornaglia- tratamos de reparar las injusticias que

básicamente están en el sistema.

En el aspecto material, se vuelve a las

comisiones médicas, como ya lo establecía la ley 24.557. La

Corte, en numerosos fallos –empezando por los casos

“Marchetti”, “Venialgo”, “Castillo” y especialmente

“Obregón”-, señaló que el acceso a la Justicia tiene que

ser inmediato y que no tiene por qué pasar por las

comisiones médicas. Lo que a nosotros nos parece un

contrasentido es la regresión que se produce a través de

este decreto a la ley 24.557, que fue declarada

inconstitucional.

Por otro lado, las comisiones médicas, que tienen

que decidir sobre la existencia o no de un accidente de

trabajo, sobre si existen las enfermedades y si los

trabajadores deben ser indemnizados, sus montos y

prestaciones, están manejadas por médicos. Los médicos

pueden tener habilidad a los efectos de establecer un

porcentaje de incapacidad, pero no al momento de establecer

algunas cosas que para nosotros y para la ley son

importantes, como lo son la relación de causalidad entre el

trabajo y las enfermedades. Esta es una inferencia lógica

que ciertamente manejan la Justicia y los abogados, pero no

los médicos.

Otro aspecto que nos merece una crítica respecto

del decreto es que se inmiscuye en normas procesales de

carácter local, vulnerando el artículo 126 de la

Constitución Nacional. El decreto modifica la competencia

territorial a los efectos de poder acceder a la Justicia,

así como también ciertos aspectos de los recursos. En este

sentido, algunos son irritantes, como el carácter

suspensivo de los recursos que interpone la ART ante la

Comisión Médica Central o ante la Justicia.

Como muy bien mencionó la letrada que me precedió

en el uso de la palabra, todo esto va a generar muchos más

juicios que los que se quieren evitar. La postura que vamos

a tener los abogados va a ser precisamente la de pedir la

declaración de inconstitucionalidad de todas estas normas.

El tiempo va a correr en contra del trabajador y a favor de

las ART, porque de acá a que haya pronunciamientos

seguramente va a pasar mucho tiempo y va a quedar un tendal

de accidentados sin indemnización que ocurrió durante la

vigencia de la ley 24.557.

Por eso solicitamos dos cosas: en primer lugar,

que no se apruebe el DNU que está vigente y, en segundo

término, que se piense muy bien al momento de reformar la

ley, para impedir todos estos abusos del sistema.

(Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

Agustín Diosquez.

Informo a todos los participantes de esta reunión

que cada una de las exposiciones está siendo recogida en la

versión taquigráfica, que será tenida en cuenta al analizar

la cuestión de fondo en la Cámara de Diputados de la Nación

y será puesta a disposición de todos los integrantes de las

comisiones de Legislación del Trabajo y de Presupuesto y

Hacienda, que fueron citadas para el próximo lunes.

Asimismo, será distribuida a cada uno de los integrantes de

esta comisión y haremos público lo que se ha resuelto en

esta reunión, de la misma manera que lo haremos el próximo

jueves 16, a partir de las 10 de la mañana, con la

invitación a los representantes de Amnistía Internacional,

del CELS y del resto de las organizaciones que están muy

disconformes con la política migratoria que ha tenido el

gobierno de Mauricio Macri.

Luego harán uso de la palabra –conforme a las

notas que nos han sido enviadas- los señores Leonardo

Suárez, Jorge Luis Elizondo y Juan Pablo Godoy. El doctor

Padín será quien cierre las intervenciones, conforme al

artículo 9°.

Sr. Diosquez.- Señor presidente: muchas gracias por la

invitación.

En primer lugar, con respecto al decreto de

necesidad y urgencia, que es idéntico al proyecto que se

encuentra en tratamiento en el Congreso, queremos resaltar

algunas cuestiones en relación con el contenido y con las

formas.

En lo que se refiere a las formas, en 2015 hubo

660.000 siniestros registrados por la Superintendencia de

Riesgos del Trabajo y 106.000 juicios iniciados. Esto

quiere decir que respecto de la supuesta “industria del

juicio”, motivada tanto en el decreto de necesidad y

urgencia como en la ley, donde se ha dicho que una serie de

juicios individuales han proliferado y puesto en jaque la

viabilidad del sistema, tenemos una tasa del 16 por ciento

en el índice de judicialidad; es decir, 660.000 siniestros

y 106.000 juicios en 2015.

Por si fuera poco, en el año 2016 -aunque todavía

no contamos con las estadísticas de la Superintendencia

respecto de los siniestros, sí contamos con estos datos-

existen casi 10 millones de trabajadores registrados y

cubiertos por la ley de riesgo de trabajo. Por estos 10

millones, la facturación de las ART en los años 2015 y 2016

llegó a casi 6 billones de pesos. De esos 6 billones de

pesos, la ganancia neta al tercer trimestre de 2016 fue de

1,5 billones de pesos. Teniendo en cuenta que la

recaudación interanual subió de 2015 a 2016 un 30 por

ciento, que existió una ganancia neta de 1,5 billones de

pesos por parte de las ART y ese 16 por ciento de índice de

judicialidad –al que habría que hacerle una salvedad y

tomar los siniestros no solo del 2015 porque no

necesariamente los juicios del 2015 tienen que ver con

siniestros de ese año sino que pueden plantearse por los

períodos no prescriptos, como por ejemplo, los años 2014 y

2013-, estaríamos hablando de que hay 1.900.000 siniestros

con posibilidad de generar un reclamo judicial y que tan

solo se iniciaron 106.000 juicios. Es decir que ese 16 por

ciento se reduciría considerablemente si tomáramos los

períodos no prescriptos.

Respecto del contenido del decreto de necesidad y

urgencia, se restablece la obligatoriedad de las comisiones

médicas jurisdiccionales. Se trata de un trámite que ya fue

tachado de inconstitucional por varios fallos de la Corte

Suprema. Este sistema administrativo implica la posibilidad

de que un trabajador que tiene un siniestro acceda a una

comisión médica que, para que se entienda, está constituida

solo por médicos, vedando el acceso de la Justicia. En ese

sentido, el decreto de necesidad y urgencia establece que

el período del sistema es de 60 días hábiles

administrativos prorrogables. Es decir que un trabajador va

a estar entre cuatro y seis meses, en promedio, para

iniciar un juicio, que después tal vez demore entre uno y

tres años en promedio para su finalización. Pero no solo

eso, sino que se ha restablecido un sistema que ya fue

declarado inconstitucional en peores condiciones porque en

la norma de 1995 no se establecía un efecto suspensivo del

reclamo de los trabajadores.

Traduciéndolo, el efecto suspensivo hace que las

ART, una vez dictaminado en las comisiones médicas, no

tengan que abonar ninguna indemnización.

En el sistema de 1996 las aseguradoras debían

abonar al trabajador y si éste no estaba de acuerdo podía

iniciar juicio por las diferencias que pudieran ocasionar.

Ahora el trabajador va a terminar en un sistema

administrativo y no va a poder cobrar.

Luego se establece el aviso al empleador sobre

los juicios o indemnizaciones que puedan corresponder, lo

que constituye una clara estigmatización de los

trabajadores. En el anterior régimen lo único que se

establecía era la notificación a los empleadores en los

casos de recalificación profesional; es decir que si un

trabajador, luego de haber padecido un accidente, no podía

volver a su mismo puesto de trabajo se le avisaba al

empleador, pero jamás se le notificaba si había iniciado o

no un juicio o si había cobrado o no una indemnización.

El otro punto es el despojo de la Justicia

Nacional del Trabajo por dos vías. La primera es el

traspaso hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de los

reclamos judiciales, y en segundo lugar, al vedar a los

trabajadores la posibilidad de iniciar un juicio en la

Capital Federal. Para que tengan una idea, generalmente

entre 40 y 50 por ciento de los juicios se inician en la

competencia de la Justicia Nacional del Trabajo.

¿Por qué se da generalmente este 40 o 50 por

ciento? Una de las razones generalmente es la tasa de

interés aplicada por la Justicia Nacional del Trabajo, que

es mucho más generosa que la del resto de las localidades.

Entonces, los trabajadores elegían venir a la Capital

Federal para reclamar sus indemnizaciones. Con esto también

se está vedando la posibilidad de acceder a la Justicia

Nacional del Trabajo.

En conclusión, lo que nosotros sostenemos es que

se ha dicho que hay una supuesta industria del juicio. En

el 2015 existieron 660.000 siniestros y 106.000 juicios, es

decir, un 16 por ciento de índice de judicialidad, que

puede ser menor. En segundo lugar, hay 10 millones de

trabajadores cubiertos y una recaudación de 6 billones de

pesos, con una ganancia neta de las ART al tercer trimestre

de 2016 -que puede ser consultada en la Superintendencia de

Seguros de la Nación por todos- de 1,5 billones de pesos.

Para terminar, nosotros entendemos que una

reforma de la ley de riesgos del trabajo debería tender a

una política agresiva de la baja de la siniestralidad, que

es lo que va a repercutir en la baja de juicios; además,

cada siniestro no está traducido en un juicio.

Por último, lo que se tiene que hacer en las

comisiones médicas es seducir a los trabajadores para que

vayan y que no sean obligados a tramitar un sistema

administrativo que ya fue declarado inconstitucional por la

Corte. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

Leonardo Suárez, representante de la Asociación de

Conciliadores Laborales de la República Argentina, Aclaram.

Sr. Suárez.- En primer término y en representación de

Aclaram, la Asociación de Conciliadores Laborales de la

República Argentina, quiero agradecer a los legisladores y

al presidente por la invitación y por escuchar no solamente

a nosotros sino a todos lo que hemos venido en el día de

hoy.

No voy a reiterar -porque el tiempo apremia-

todas las cuestiones que muchos de los que me precedieron

en el uso de la palabra muy correctamente han expuesto

sobre la regresividad e inconstitucionalidad de este

decreto de necesidad y urgencia, que no obedece a ninguna

necesidad ni a urgencia alguna.

Me voy a centrar en cuestiones de fondo, por más

que merecería múltiples reparos de forma. Voy a enfocarme

puntualmente en algunos aspectos que hasta ahora no han

sido tratados, para complementar de algún modo las

anteriores alocuciones.

Este tipo de normas, este decreto, y en gran

medida también el proyecto de ley que cuenta con sanción en

el Senado, están hechos como traje a medida para las ART,

perjudicando a los trabajadores pero fundamentalmente para

consolidar la rentabilidad de aquellas.

Eso se ve en distintos aspectos de la norma como,

por ejemplo, cuando desplaza procesos de una jurisdicción

que actualmente tiene una tasa de interés equis a otra

jurisdicción que tiene una tasa de interés mucho menor, lo

que seguramente va a provocar con el tiempo la licuación

del crédito laboral.

Lo mismo ocurre cuando ya en juicio establece que

los peritos médicos tienen que pertenecer al cuerpo médico

forense, algo totalmente ilógico e impracticable, que va a

provocar seguramente un cuello de botella o un embudo en

los litigios.

Otro de los aspectos que se revelan como muy

perjudiciales para los trabajadores y consolidan la

rentabilidad de las ART dentro del esquema de esta ley

laberíntica es el sistema recursivo que impone, que no es

menor. Un trabajador actualmente tiene una acción y un

plazo de prescripción para iniciar su demanda. Con esta

norma va a tener un recurso con un plazo corto, abreviado,

que seguramente va a provocar el desbaratamiento de los

derechos de muchos trabajadores víctimas de infortunios, de

accidentes de trabajo o enfermedades profesionales.

Este tema de la acción o el recurso, como dije,

no es menor y donde más se visualiza que esta norma intenta

consolidar la rentabilidad de las ART es en el tratamiento

que les da a los trabajadores no registrados o comúnmente

llamados “en negro”, que es el caso que la ley de riesgos

del trabajo trata en el artículo 28.

Cuando es un trabajador que está “en negro” y

alguno de sus compañeros está registrado, y por lo tanto,

tiene una ART, va a haber una ART involucrada en el

litigio, en cuyo caso la norma lo manda a este

procedimiento laberíntico, con estas comisiones médicas que

ya merecieron reparos de inconstitucionalidad hace varios

años. En cambio, cuando todos los compañeros de este

trabajador que está “en negro” también lo están, a la norma

no le importa y le dice que tiene expedita la vía judicial.

Fíjense entonces que, habiendo dos trabajadores

iguales que sufrieron el mismo accidente, uno va a tener

una acción con el plazo de la prescripción y otro va a

tener un régimen recursivo. Se aprecia evidentemente la

inconstitucionalidad de la norma en este aspecto.

Decíamos que se establece un procedimiento

laberíntico ante las comisiones médicas, para lo que crea

un llamado Servicio de Homologación, que viene a reemplazar

a lo que actualmente rige en el ámbito de la Nación, que es

el Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria -el SECLO-,

extiende los plazos, dice que van a ser 60 días hábiles,

que pueden ser prorrogados, pero no dice por cuánto, o sea

sine die, en un ámbito donde no puede haber imparcialidad

porque desde aquel que limpia, prende y apaga la luz, hasta

aquellos que toman las audiencias o que homologan en el

Servicio de Homologación, todos dependen económicamente de

las ART, que son quienes tienen que solventar eso. No puede

haber imparcialidad alguna en este nuevo procedimiento que

se intenta instaurar.

Finalmente, porque sé que el tiempo corre, esta

norma no solamente perjudica a los trabajadores, sino que

perjudica a la comunidad toda. ¿Por qué? Porque esta

megaestructura, esta estructura elefantiásica que crea, que

va a ser el Servicio de Homologación, dependiente de las

comisiones médicas, va a requerir mucho dinero. Y si bien

en principio tiene que ser solventado por la ART y los

empleados autoasegurados, en el proyecto que tuvo sanción

en el Senado se modifica casi imperceptiblemente la ley de

riesgos del trabajo, y en el artículo 13, que modifica el

artículo 37 de la ley de ART -que se refiere a la

financiación-, se le introduce una pequeña modificación.

Antes, el financiamiento iba a estar a cargo de las ART y

los autoasegurados hasta el límite que establezca la

autoridad de aplicación. Ahora no; ponen un límite expreso:

el 1,4 por ciento de las alícuotas. ¿Por qué aparece de la

nada este límite a la financiación? Creo que la respuesta

es obvia: porque esto va a generar un enorme déficit

fiscal, que va a tener que ser solventado por todos los

contribuyentes, por toda la comunidad. Por eso decía que si

bien perjudica principalmente a los trabajadores, también

perjudica a la comunidad toda.

Este 1,4 por ciento que pone de límite no va a

alcanzar. En nombre del déficit fiscal en muchas normas se

están avasallando derechos de los trabajadores. No se hizo

un estudio de qué déficit fiscal produciría esta norma, ya

que va a producirlo; no guardan relación determinados temas

con otros.

Para terminar, este decreto de necesidad y

urgencia, que en nombre de la Asociación pedimos a la

comisión que se rechace, es regresivo e inconstitucional.

Pero en la cuestión de fondo, aun cuando este decreto

caiga, algunas de las consecuencias que están en el mismo

van a subsistir con el proyecto que tiene sanción en el

Senado y que va a ser tratado en Diputados en función de la

convocatoria a sesiones extraordinarias que en el día de

hoy se publicó en el Boletín Oficial.

Por eso es que todas y cada una de las

consideraciones sobre las cuestiones de fondo sirven y van

a servir para el futuro tratamiento y discusión del tema.

(Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Muchas gracias, doctor

Leonardo Suárez.

Tiene la palaba el doctor Jorge Luis Elizondo.

Sr. Elizondo.- Muchas gracias, señor presidente y señores

legisladores. Creo que se ha hablado mucho aquí del fondo y

de la forma en que se plantea esta cuestión tan importante

para nuestro país: la suerte de los trabajadores; la suerte

de los trabajadores accidentados y enfermos, que como se ha

dicho anteriormente, están subregistrados. Se ha dicho muy

bien aquí que hay trabajadores que están enfermos y que no

son reconocidos como tales. Es decir, en nuestro país se

reconoce un 2,85 por ciento, según las estadísticas

oficiales, de trabajadores que sufren enfermedades

profesionales, mientras que en el mundo esa proporción sube

al 36 por ciento.

¿Qué pasa? ¿No hay enfermedades profesionales en

nuestro país? Sí, las hay. Precisamente, cuando se habla de

“industria del juicio”, generalmente acá estamos demasiados

acostumbrados a que nos hablen de las consecuencias y no de

las causas, pero habría que tomar en cuenta cuáles son las

causas. La mayor parte de esos juicios son enfermedades no

reconocidas, enfermedades subregistradas, que no son

reconocidas como enfermedades de trabajo. Este es uno de

los puntos sobre los que luego quisiera volver.

En cuanto al tema formal quiero decir

concretamente que, además de que el decreto de necesidad y

urgencia no se ajusta a las pautas de excepción previstas

por el artículo 99 de la Constitución Nacional -es decir,

no hay necesidad ni hay urgencia-, hay un hecho nuevo. Como

bien lo ha remarcado aquí el señor diputado Tonelli, hay un

hecho nuevo, que es el llamado a sesiones extraordinarias

de la Cámara de Diputados para tratar la iniciativa que, en

definitiva, tiene el mismo contenido que el decreto.

Dice la exposición de motivos del decreto en su

parte pertinente: “Que, en los términos expuestos, y sin

perjuicio de que el Honorable Senado de la Nación con fecha

21 de diciembre de 2016 sancionó un Proyecto de Ley que

contiene la misma normativa del presente, parece evidente

que esperar los tiempos habituales del trámite legislativo

pendiente ante la Honorable Cámara de Diputados de la

Nación irrogaría un importante retraso, que dificultaría

actuar en tiempo oportuno y obstaría al cumplimiento

efectivo de los objetivos de la presente medida, siendo

entonces adecuado recurrir al remedio constitucional

establecido en el inciso 3, del artículo 99 de la

Constitución Nacional…”. Es decir, el decreto no parece

tener otra causa más que el hecho del retraso que

eventualmente podría producirse en el tratamiento.

Si se ha llamado a sesiones extraordinarias, este

decreto no tiene sentido. Es decir que el Poder Ejecutivo

nacional ha ido en contra de sus propios actos. Existe la

doctrina de los actos propios, la cual determina que nadie

puede ir contra sus propios actos. Si el Poder Ejecutivo

entendió que existía una razón que tendía a evitar,

justamente ese retrasó legislativo, ya están convocadas las

sesiones extraordinarias, y por lo tanto, el decreto carece

de sentido.

En realidad el Poder Ejecutivo debería derogar

ese decreto. No se puede optar por una cosa o por la otra.

No se puede andar por la vida optando entre una cosa y

otra; o sea, lo que no puede entrar por la puerta, entra

por la ventana. No es así: o es un proyecto legislativo o

es un decreto de necesidad y urgencia. Es absolutamente

incompatible, y no hace falta que la Constitución lo diga

expresamente.

En cuanto al tema de fondo creo que aquí se

pretende una federalización del tema de los accidentes y

enfermedades del trabajo. Porque dice el decreto que la

norma no cumplía debidamente la premisa de que la

federalización estuviera fundada en necesidades y en fines

federales. ¿Quién dijo que el tema de accidentes o

enfermedades de trabajo es un tema federal? Desde 1917 la

Corte se ha pronunciado en forma unánime -creo que sin

ningún tipo de excepción- en favor de que los temas de

accidentes o enfermedades de trabajo son cuestiones de

derecho común. Y cómo son cuestiones de derecho común, la

competencia es de los tribunales provinciales. En una

palabra, no se puede federalizar esa cuestión y no se les

puede pedir a las provincias que adhieran a algo que en sí

mismo es inconstitucional, salvo que pretendamos constituir

un nuevo pacto federal donde las provincias cedan otras

facultades que en su momento no cedieron.

Por lo tanto, creemos que el artículo 116 y el

artículo 75, inciso 12, de la Constitución establecen con

claridad que no existe ese pretendido carácter federal de

los accidentes y enfermedades del trabajo. La aparición de

las ART como nuevo sujeto no hace más que consolidar este

aserto, porque son entidades de derecho privado. Las

relaciones son de derecho privado. Por lo tanto, es

inevitable que se judicialice y es inevitable -como dice el

decreto, que lo dice como si fuera algo que se pudiera

evitar- que se dirima ante las jurisdicción provinciales.

Con respecto a las comisiones médicas quiero

decir que el decreto pretende transformarlas en tribunales

administrativos, es decir, en entidades jurisdiccionales.

Nosotros entendemos que no lo son, que eso es absolutamente

inconstitucional porque priva al trabajador del derecho a

recurrir a la jurisdicción que le corresponde; o sea que

viola también el principio del juez natural.

Por lo expuesto, entendemos que los fundamentos

de los fallos de la Corte Suprema recaídos en los casos

“Castillo” y “Venialgo” constituyen una doctrina sólida y

armónica que puede y debe ser aplicada al conjunto de

disposiciones de la ley. La atribución de competencia a

organismos administrativos federales, comisiones médicas y

comisión médica central, no se hayan razonablemente

justificadas, y los procedimientos regulados son

incompatibles con la garantía del debido proceso.

En definitiva, aunque no consideramos que los

tribunales administrativos sean en sí mismos

inconstitucionales, creemos que en este caso la norma

incurre en una grave inconstitucionalidad.

Por otra parte, de acuerdo con las normas de la

Organización Internacional de Trabajo, concretamente los

convenios 155 y 187, así como alguna recomendación de la

misma Organización Internacional del Trabajo, se determina

que para realizar transformaciones, modificaciones de las

normas de riesgos del trabajo, se requiere necesariamente

la participación de las asociaciones que representan a los

empleadores y a los trabajadores. Es decir, no se puede

elaborar un proyecto sin previa consulta con los

trabajadores, a través de sus organizaciones, y con los

empleadores.

Por lo tanto, creemos que un nuevo proyecto de

prevención de riesgo del trabajo, que no existe en nuestro

país, es lo que debe ser discutido y esa es la urgencia que

me parece que debería convocar a la Cámara de Diputados y

al Senado de nuestro país. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

consejero de la Magistratura por la Ciudad de Buenos Aires,

doctor Juan Pablo Godoy Vélez. Luego hará uso de la palabra

el doctor Padín, para finalizar las exposiciones según el

artículo 9° del reglamento de la Comisión Bicameral de

Trámite Legislativo, modificado la semana pasada.

Sr. Godoy Vélez.- Señor presidente: muchas gracias por la

invitación y por la paciencia de seguir todavía acá

escuchando a todos los oradores.

Mucho es lo que ya se dijo, por lo que trataré de

no aburrir y de no repetir, lo cual es difícil con tantos

oradores que me precedieron.

Por un lado, creo que es muy importante que no

sea convalidado ni positivamente ni mediante el silencio el

decreto de necesidad y urgencia 54/2017. Esto implica un

avance sobre la República, un exceso de presidencialismo.

Creen que por esta situación de que sería tratado de manera

urgente por la Cámara de Diputados -supongo que ya están

contando con los votos, porque dan por hecho que la ley

será sancionada-, entonces no sería necesario. Muy por el

contrario, me parece que es importantísimo que de manera

rápida y eficaz sea rechazado el decreto.

Por otro lado, me quiero referir al tema de las

comisiones médicas, que supongo será materia de la próxima

ley. Como muchos dijeron, las comisiones médicas implican

una denegación de justicia, porque no solamente quitan al

ciudadano o al trabajador del juez natural sino que en

definitiva imponen una función jurisdiccional a quien no

debe tenerla. Está claro que si hay un requisito para ser

juez es el de ser abogado. Entonces, mal puede hacer cosa

juzgada un dictamen de una comisión médica.

En relación con el juez natural, sería terrible

que un juez de paz –que en muchos casos también puede ser

lego- sea quien resuelva en definitiva algo que es

claramente una competencia laboral.

En este DNU veo prácticamente una copia de lo que

sucede en materia administrativa, o sea, de lo que dispone

la ley de procedimientos administrativos, aplicando una

instancia previa y obligatoria. Hasta en el fuero

contencioso administrativo federal -que suele pensar muy

bien antes de declarar la invalidez de alguna norma- es

rechazada toda la instancia administrativa previa. Esto de

que el trabajador no pueda cobrar si no acepta el dictamen

de la comisión médica no es más ni menos que una vía de

hecho, que en vez de ser aplicada por el Estado es aplicada

por la ART; pero es exactamente lo mismo.

Entonces, espero que rechacen este DNU.

Como ya se ha manifestado, acá no hay industria

del juicio sino una industria del incumplimiento por parte

de los empleadores y de las ART. No voy a repetir las

estadísticas porque ya fueron mencionadas, pero el

verdadero porcentaje de litigiosidad es bajísimo respecto

de la cantidad de accidentes que se registran en nuestro

país y -como bien dijeron algunos delegados sindicales- la

cantidad de trabajadores que no están registrados, quienes

ante el riesgo de perder sus trabajos optan por seguir

trabajando o por quedarse en su casa sin poder trabajar y

sin cobrar.

Les agradezco muchísimo por su atención y por

esta oportunidad. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Muchas gracias, doctor

Juan Pablo Godoy.

Tiene la palabra el doctor Luis Padín, quien será

el último expositor, haciendo uso del artículo 9° del

reglamento.

Sr. Padín.- Señor presidente: me tocó ser el último

expositor, lo cual tiene sus cosas buenas y sus cosas

malas. Lo bueno es que puedo de alguna manera sintetizar

todo lo que se ha planteado aquí. No reiteraré lo que ya

dijeron los distintos compañeros que intervinieron

anteriormente. Lo que sí quiero expresar es que comparto la

visión vertida sobre la invalidez de este decreto de

necesidad y urgencia.

Por supuesto, agradezco esta invitación, porque

para nosotros es muy importante poder dar nuestro

testimonio y nuestra opinión sobre esto que está

sucediendo.

Disiento con lo puntualizado al comienzo de este

encuentro en cuanto a que estamos ante una mera

abstracción. Esto no es una abstracción. Lo que ha sucedido

es un hecho institucional gravísimo.

El Poder Ejecutivo nacional ha vulnerado

abiertamente el artículo 99, inciso 3), de la Constitución

Nacional. No es casual que estemos aquí reunidos y que esto

haya convocado a tanta gente. Por supuesto, esta situación

amerita una serie de comentarios. La convocatoria a

sesiones extraordinarias para que la Cámara de Diputados

trate el proyecto aprobado por el Senado no salva este

vicio de origen, porque el decreto sigue vigente; no ha

sido derogado. Por lo tanto, nos coloca ante una

encrucijada importante frente a cómo defender a los

trabajadores que sufren un infortunio laboral, ya sea un

accidente de trabajo o una enfermedad profesional.

Además, el hecho es gravísimo porque esta medida

ilegal que ha adoptado el Poder Ejecutivo está destinada a

vulnerar los derechos de los trabajadores, lo cual lo

convierte en algo mucho más grave porque vulnera

abiertamente el artículo 14 bis, el programa social

constitucional y los tratados internacionales de derechos

humanos.

Además, destaco que esto no es un hecho aislado

sino que lamentablemente nos encontramos ante un nuevo

paradigma. Recordemos que esta gestión de gobierno se

inicia con una sucesión de despidos en el sector público

nacional. Inmediatamente después se veta una ley que

suspendía los despidos. Luego se veta la ley que fijaba un

salario mínimo profesional. Luego se propone el paso de la

justicia nacional del trabajo al ámbito de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires, y esto se hace a través de un

acuerdo que firman el actual presidente y el jefe de

gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires casualmente

durante la feria judicial.

Es decir que no estamos ante hechos aislados sino

ante una sucesión de cuestiones donde, de la mano de los

proyectos y de las iniciativas que tienen la pluma del

Poder Ejecutivo, asistimos a un coro mediático que en

cierto sentido replica esta cuestión.

¿A qué me refiero concretamente? Se está

planteando que el inconveniente que tiene el sistema de

riesgos de trabajo en la Argentina está dado por la

excesiva litigiosidad. Eso es una mentira absoluta; es tan

falso como reducir que socavar los derechos de los

trabajadores fomenta empleo, que es un poco lo que se está

reeditando en esta etapa de la historia, lamentablemente.

Es triste, porque asistimos nuevamente a una reiteración de

la historia, no como farsa sino como tragedia, porque

estamos hablando de la afectación de los derechos de los

sectores populares, y concretamente del pueblo trabajador,

lo cual supone un desconocimiento absoluto de lo

establecido por la Constitución Nacional y los diferentes

precedentes de la Corte Suprema.

Respecto del tema concreto que nos convoca, se

dijo mucho sobre las formas y, por supuesto, lo comparto.

Es lo que planteaba al principio: se desconoce el artículo

99, inciso 3), de la Constitución Nacional, y

adicionalmente se desconocen los precedentes de la propia

Corte Suprema, que también han sido citados: concretamente,

en el tema de la defensa de los consumidores, un fallo de

2010 y el fallo Verrochi, de 1999, que planteaban que para

que haya un decreto de necesidad y urgencia tienen que

presentarse efectivamente situaciones que lo ameriten y que

impidan el tratamiento ordinario de la sanción de las

leyes. Necesidad y urgencia de ninguna manera puede

traducirse en conveniencia política del Poder Ejecutivo.

Esto tiene que quedar clarísimo.

En cuanto al contenido, lo que plantea el decreto

de necesidad y urgencia -pasos más, pasos menos- es la

reedición de las comisiones médicas. Es decir que después

de más de veinte años del sistema de riesgos de trabajo,

implementado por la ley 24.557, que transcurrió y recibió

infinitas declaraciones de inconstitucionalidad por los

tribunales de la República… Recordemos que la ley de

riesgos de trabajo, que se sancionó en 1995 –es decir,

durante el auge del neoliberalismo-, es la norma que más

declaraciones de inconstitucionalidad ha recibido en la

historia de la República Argentina. Esto no es casual,

porque desprecia, como ninguna otra norma surgida al amparo

de una concepción economicista del derecho, la vida de la

persona que trabaja, en una transferencia fastuosa de

recursos, en este caso, a compañías financieras. Estamos

reeditando ese camino en una senda plagada de trampas. Lo

que plantea la norma es que el trabajador puede elegir la

comisión médica que intervendrá ante un accidente de

trabajo.

Esto es abiertamente falso. Lo que en realidad está

haciendo el artículo 1° es impedir que el trabajador pueda

demandar a las aseguradoras de riesgo del trabajo en su

domicilio legal. ¿Por qué hace esto el decreto? Por algo

sencillísimo: porque la gran mayoría de las ART tienen

domicilio en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires. Por eso impide esta facultad, porque si el

trabajador pudiera accionar contra las ART en el ámbito de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encontraría con la

mejor doctrina sobre la materia, o por lo menos con quienes

reconocen las indemnizaciones más importantes.

Por otra parte, las comisiones médicas tienen un

problema operativo insalvable. Basta leer la resolución de

la S.R.T. 1385/14. Lamentablemente no pudimos escuchar al

superintendente Morón, de la S.R.T.; por lo menos, yo no lo

escuché. Hubiera sido importante su presencia en esta

reunión. Lo cierto es que esa resolución establece la

distribución geográfica de todas las comisiones médicas.

Las comisiones médicas están distribuidas en el

interior del país, en las capitales de provincia.

Generalmente, hay una comisión médica por cada capital de

provincia. Esto es una burla para los trabajadores del

interior si tenemos en cuenta la extensión territorial de

la Argentina. Pretender que un trabajador que sufrió un

accidente laboral –me refiero a aquella persona que está

trabajando y sufre un daño en su salud, que muchas veces le

genera una incapacidad para toda su vida- se traslade 200,

500, 600 u 800 kilómetros hasta una comisión médica para

hacer efectivo un reclamo, es una burla. Esto hay que

decirlo con absoluta claridad.

Por otro lado, se habló mucho acerca de la

litigiosidad. Sobre este tema quiero decir lo siguiente.

Estamos discutiendo algo que no tiene ni ton ni son.

Estamos planteando que hay un decreto de necesidad y

urgencia que pretende reformular el régimen de riesgos del

trabajo para solucionar el inconveniente que genera la

litigiosidad sin preguntarse cuáles son las causas de esa

litigiosidad. Señores: es demencial lo que estamos

discutiendo. Discúlpenme pero no lo puedo caracterizar de

otra manera. Estamos planteando cómo hacemos para que bajen

los juicios en vez de asumir como propios los motivos que

dan cuenta de esos juicios.

Ya se hizo referencia a las estadísticas de la

Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Hubo 460.000

accidentes en el año 2015. En realidad hubo 660.000, pero

sacamos los ocurridos in itinere y mencionamos solamente

los ocurridos en el ámbito de las empresas; vamos a la

visión más favorable a esta gestión gubernamental.

¿Qué significa esa cifra de 460.000? Implica que

por mes en la República Argentina hay 38.500 accidentes de

trabajo o enfermedades profesionales. Asimismo, ¿qué

significa hablar de 449 muertes? Significa que por mes se

están muriendo más de 30 trabajadores en la República

Argentina. Pero lo más grave es que esto es mentira, porque

están subregistrados todos los datos. Es decir, si el 3 por

ciento de todos los siniestros que se generan en 2015

obedecen a enfermedades profesionales, mientras la

Organización Internacional del Trabajo plantea que se ubica

en el 35 por ciento, significa que en el año 2015 hubo

250.000 casos que quedaron fuera del sistema. Entonces, los

compañeros se espantan porque hay litigiosidad e indican

que las causas son 106.000, sin advertir que 250.000 fueron

totalmente expulsados del sistema y no tenían más

alternativa que acceder a la justicia.

Adicionalmente, ¿qué dice la Organización

Internacional del Trabajo? La OIT plantea que las

enfermedades laborales son muchísimo más letales que los

accidentes de trabajo: mientras los accidentes de trabajo

representan el 14 por ciento, las enfermedades laborales

representan el 86 por ciento; me refiero a las causas de

muerte. Por cada muerte por accidente de trabajo, se

generan 6,29 muertes por enfermedades profesionales. Dije

que en 2015 murieron 449 compatriotas por infortunios

laborales. De esos 549 decesos, 545 obedecieron a

accidentes de trabajo y solamente 4 a enfermedades

profesionales.

Es decir que según el criterio de la OIT, en

realidad en 2015 murieron más de 2.700 de compatriotas.

Todo eso está fuera del sistema y obliga a que los abogados

laboralistas defendamos a esos trabajadores que están

absolutamente excluidos del sistema. Y ni hablar del

personal que trabaja en negro, que tampoco parece

importarle a esta actual gestión de gobierno. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Gracias, doctor Padín.

Informo a todos los expositores que si desean

hacer algún agregado a sus exposiciones o aportar algún

documento, los acerquen a la comisión bicameral, la que los

recopilará e incorporará al tratamiento que estamos

iniciando hoy. Por supuesto, también los trasladará a las

comisiones permanentes que analizarán las cuestiones de

fondo de esta iniciativa que ya tuvo media sanción del

Senado.

Se encuentran presentes tres legisladores

nacionales que no integran esta comisión bicameral pero que

podrán hacer uso de la palabra para exponer sus puntos de

vista. Se trata de los señores diputados Recalde, Pitrola y

Giordano. Luego, la comisión bicameral continuará con el

trámite pertinente para analizar este decreto 54/2017, y

finalmente pasaremos a un cuarto intermedio hasta el jueves

16 a las 10 de la mañana. Ya están los dictámenes para

poner a la firma, y se podrán seguir firmando el jueves de

la semana que viene.

Tiene la palabra el señor diputado Héctor

Recalde, presidente del bloque del Frente para la Victoria.

Sr. Diputado Recalde.- Señor presidente: me voy a referir

exclusiva y estrictamente al ámbito de esta comisión

bicameral, que tiene que ver con la constitucionalidad o no

del decreto de necesidad y urgencia número 54. Me reservo

los argumentos de fondo para cuando discutamos en la Cámara

de Diputados, en sesión extraordinaria y especial, el tema

de fondo.

Yo diría que este decreto 54 no es un hecho

aislado. Si fuera un hecho aislado, tendría una gravedad

institucional pero relativa, pues sería una excepción.

Lamentablemente, lo que uno advierte es el riesgo de

institucionalidad que contiene como correlato la

inseguridad jurídica en la forma de actuar en el ámbito

normativo del Poder Ejecutivo nacional.

Si bien los ejemplos abundan, voy a mencionar

solamente dos. Uno de ellos es el siguiente: mediante un

decreto de necesidad y urgencia se nombró a dos abogados

como ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

en comisión.

Sr. Diputado Tonelli.- Por decreto simple.

Sr. Diputado Recalde.- Tiene razón, señor diputado. El DNU

era otro.

Y la aclaración del diputado Tonelli me hizo

acordar de otro decreto reglamentario. El otro ejemplo que

puedo dar de violación manifiesta, y no opinable, de la

Constitución Nacional –ni hablar de los tratados

internacionales o de los convenios de la OIT- es el decreto

1206.

En esta Cámara del Congreso de la Nación, que

también ostenta soberanía popular, nosotros votamos la ley

de blanqueo. En esa oportunidad se discutió expresamente el

artículo 83 para ver a quiénes se excluía. Lamentablemente

no se aceptó una ponencia nuestra de excluir de la

posibilidad de blanquear a los contratistas de obra

pública. Lo que sí se votó es que se excluía a los

progenitores y a los hijos menores emancipados. Estoy

hablando del artículo 83 de la ley de blanqueo.

Como todos sabemos, en la pirámide jurídica de

Hans Kelsen el decreto 1206 es de grado inferior a la ley

nacional. ¿Qué dice este decreto? Cuando la ley dice

“exclúyese”, este decreto dice “inclúyese” a los

progenitores e hijos menores emancipados. Realmente estamos

viendo una modalidad de legislar que afecta a la

institucionalidad. Este es un tema grave que estamos

padeciendo los argentinos. Si estamos necesitando

inversiones extranjeras directas, debemos ofrecer a

aquellos extranjeros de buena voluntad que quieran venir a

invertir -no a los capitales financieros que vienen a hacer

negocios- seguridad jurídica. Y esto no genera seguridad

jurídica sino todo lo contrario: genera inseguridad

jurídica.

Hay que recordar que el presidente de la Nación

no es el que manda más. Es el primer mandatario, el primer

mandado, y por eso tiene mayor responsabilidad en el

ejercicio de su función. Y a mayor capacidad, mayor

responsabilidad. Este también es un principio jurídico

universal.

Sería recomendable que se legislara, tanto por

decretos de necesidad y urgencia como por decretos simples,

por las vías que establece la Constitución Nacional. Esto

fue muy bien explicado por el senador Rodríguez Saa, por lo

que no voy a abundar en consideraciones.

Lo que sí quiero decir es que apenas se sancionó

el decreto 54 -en enero- pedimos al presidente que

convocara a la Cámara de Diputados a sesión especial si

realmente había cuestiones de necesidad y urgencia. Bueno.

Nos hizo caso.

Hay un principio del derecho romano que dice

electa una via, non datur recursus ad alteram. Acá se está jugando con dos vías. Subsiste el decreto de necesidad y

urgencia y convocan al Congreso. Más allá de la

opinabilidad de si una ley posterior modifica una ley

anterior, esto constituye una carencia de sentido común que

da pena tener que discutir jurídicamente cazando libros de

una biblioteca o de la otra. No tiene sentido común, no hay

respeto por esto.

Afortunadamente asistimos a una especie de

admisión de culpa. Yo diría que asistimos al cuasi

arrepentimiento del Poder Ejecutivo nacional, porque si

bien convoca –como habíamos pedido- a sesión extraordinaria

a la Cámara de Diputados de la Nación, mantiene subsistente

el decreto de necesidad y urgencia número 54.

Como dije, esto genera inseguridad jurídica. Es

muy peligroso para una sociedad no estar atado a lo que

dicen la Constitución Nacional, los tratados

internacionales y los convenios de la Organización

Internacional del Trabajo.

Las cuestiones de fondo las plantearé en su

momento porque sé que hay otros legisladores que quieren

hacer uso de la palabra. Agradezco al señor presidente por

haberme permitido hacer uso de la palabra. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Quiero aclarar que el

señor diputado Abel Furlan junto con su gremio han

presentado una nota -que será distribuida a todos los

integrantes de esta comisión- donde exponen distintos

puntos de vista con respecto a la formalidad y a la

cuestión de fondo. Dicha nota será enviada a las comisiones

de Legislación del Trabajo y de Presupuesto y Hacienda de

esta Cámara de Diputados de la Nación.

Tiene la palabra el señor diputado Pitrola.

Sr. Diputado Pitrola.- A diferencia del señor diputado que

me precedió en el uso de la palabra, voy a referirme a la

cuestión de fondo, aunque no podré agotarla en el plazo de

esta intervención.

A esta altura del debate nos resulta una

hipocresía hacer una celebración republicana por el hecho

de que esto se apruebe por medio de una ley y no de un DNU,

ya que esto afecta tanto la salud como la vida de 8

millones de trabajadores. Esto no significa que no dejemos

de advertir la importancia política que tiene el hecho de

que esta comisión bicameral rechace el DNU. Tiene una

importancia política porque el debate en Diputados empieza

en otro cuadro, y llamo a esta reflexión a todos los

senadores y diputados que tienen en sus manos el voto en

esta comisión bicameral que no integramos.

Estamos ante una reforma que, ya sea por la vía

del “decretazo” o del proyecto de ley que cuenta con

sanción del Senado, es una nueva vuelta de tuerca en el

régimen de las ART de la muerte. Es la segunda reforma,

luego de la ley 24.557 que se aprobara en tiempos de la

presidenta Cristina Fernández de Kirchner y que aplaudiera

de pie la Unión Industrial Argentina en Tecnópolis. Creo

que debemos aprender que cuando a la Unión Industrial y

compañía se les da la mano, toman el codo.

Después de escuchar aquí al doctor Funes de Rioja

nos da la impresión de que sabemos quién redactó el DNU. Ya

tenemos al autor. Si no es el autor material, por lo menos

es el autor intelectual.

Esto importa mucho a la clase trabajadora. Aquí

estuvieron los dos representantes de la CTA, tres

dirigentes de gremios de lucha, los compañeros del subte

-que han tenido cinco muertes en seis años-, un dirigente

de un sindicato combativo de la construcción, gente del

sindicato del neumático -que tiene un alto índice de

accidentes-, pero sorprendentemente no estuvo presente la

CGT. Esto último me resulta inexplicable, porque tendrían

que haber venido acá a expresar su posición como dirección

formal de los trabajadores.

En la Argentina estamos ante la pavorosa cifra de

700.000 accidentes por año. No estamos ante una industria

del juicio -alguien dijo que eran 127.000 al año-, sino

ante una industria del accidente de trabajo. Este es el

punto, y lo hemos mencionado durante años en cada debate en

que nos ha tocado intervenir. Si hay 127.000 juicios es

porque hay 700.000 accidentes. Esto no se toma en cuenta.

Si bien se usó para otra cosa en los últimos diez

o quince años, este régimen es hermano gemelo de la

flexibilidad de los años 90. Es el régimen de las ART

constituidas, en tiempos de las AFJP, como un negocio

paralelo y asociado al de las AFJP con los fondos

previsionales. Y al “decretazo” –al igual que a la otra

reforma- debemos inscribirlo en el cuadro de una nueva

generación de reforma laboral.

Si se incrementan los premios por presentismo, si

aumentan los ritmos de producción, si se bajan las

dotaciones de máquinas y si se alargan las jornadas de

trabajo, el resultado es el aumento exponencial de los

accidentes laborales.

Traje una cita del insospechable diario Clarín

del día lunes, medio que ha echado a 380 trabajadores

gráficos, que ocupan la planta desde hace veinticuatro días

en Pompeya debido a la flexibilización; me refiero a los

trabajadores de AGR-Clarín. Pero se les filtró una nota de

una periodista que habla de cómo Toyota hace en 1,50

minutos lo que las demás terminales hacen en 2,30 minutos,

con un nuevo convenio del año 2016, una de cuyas

variaciones fue que el empleado pierde el premio por

presentismo con solo faltar un día en tres meses. Esto es

“toyotismo”. Después de la derrota de posguerra de la clase

obrera japonesa, el “toyotismo” fue la base del milagro

japonés, y lo tenemos acá entre nosotros. Lo dice el diario

Clarín: “Así, el esquema toyotista tiende a una mayor

intensificación del trabajo. Por ello, el desgaste y el

recambio de personal es mayor que en otros casos. Según

fuentes gremiales, cerca de 300 operarios con enfermedades

laborales están fuera de la fábrica a la espera de ser

‘reubicados’, mientras reciben un sueldo por el plazo de un

año. Una cifra similar a la que se busca cubrir ahora con

incorporaciones.”

Impresionante. Es la descripción de un ejemplo

actual de la masacre laboral que definió con maestría el

doctor Cornaglia, de la Federación Argentina de Colegios de

Abogados, al igual que la doctora Lozano.

El “decretazo” no reconoce los aumentos

necesarios por los accidentes in itinere. Por el contrario,

hay una tesis para eliminarlos. Cabe recordar que las

víctimas de la masacre de Once eran, en un 95 por ciento,

personas que iban a trabajar, es decir que se trató de un

accidente in itinere. Y el 52 por ciento de esos accidentes

son parte de los hoy accidentes de trabajo.

Se está buscando evadir la responsabilidad

patronal que se fijara en tiempos de la legislación de

Alfredo Palacios. En este sentido, la revisión de los

convenios que ha lanzado el presidente Macri -es un

lineamiento nacional- está totalmente asociada a este

decreto. No podemos discutir las cosas aisladamente, en

abstracto. Se está buscando acabar con los convenios del

año 75, que fue el pico de los límites a la explotación del

capital que conquistó la clase obrera. Yo no soy

camporista, pero reconozco una etapa histórica de lucha de

la clase obrera argentina después del Cordobazo. No

festejen tanto los del Frente para la Victoria, que lo que

voy a reivindicar es el Cordobazo. (Risas.)

Se está buscando rever esos convenios. Se está

buscando especialmente remover los convenios que tienen

resabios o conquistas del año 75. La llamada ley Centeno;

el diputado Recalde sabe mucho del tema. Y esto tiene que

ver con revisar los convenios de la pesca, del petróleo, de

nuestra industria gráfica y flexibilizarlos por completo.

Algunos fueron celebrados en los años 90, como en el caso

del plástico, pero se está buscando una nueva generación de

reforma laboral para agravar la explotación del trabajador.

Por eso Toyota festeja su jornada de 9 horas y 10 minutos,

según indica el diario Clarín del día lunes pasado.

Entonces, este es el punto en el que estamos.

El nuevo DNU también elimina el fuero laboral. Yo

creo, junto con la Asociación de Abogados Laboralistas, que

hay una idea estratégica de terminar con el fuero laboral,

porque existe la idea de pasarlo al fuero de la seguridad

social, que no tiene nada que ver; es un invento de Cavallo

en tiempos de los 90.

Otro tema de fondo son las enfermedades

laborales. Ha sido abrumador lo que se ha dicho acá. No son

reconocidas como tales, y hay una unidad entre el problema

del accidente de trabajo y el no reconocimiento de la

enfermedad laboral. Y en este aspecto, un DNU que bloquea

el acceso a la Justicia, en lugar de tener prelación del

derecho laboral -que hemos criticado cuando se reformaron

los 2.670 artículos del Código Civil y Comercial-, está

ubicando en un sótano el derecho de los trabajadores, que

son la parte débil del contrato laboral, transformándolos

-como bien dijo alguien aquí- en ciudadanos de segunda.

Esto significa que pueden estar por debajo del acceso a la

Justicia de cualquier otro ciudadano.

Voy a ir terminando, porque nos referiremos mucho

más a este tema de fondo durante el debate parlamentario.

Quiero reivindicar la lucha que tuve en el gremio

gráfico, porque tuve mucho que ver con el cuerpo de

delegados de una gran fábrica, la Editorial Atlántida,

durante trece años. Durante ese tiempo también fui adjunto

del sindicato gráfico. Nuestro concepto, compartido por un

alto dirigente empresarial de la época, fue que en el siglo

XX no hay tarea insalubre sino condiciones insalubres de

una tarea laboral; y con más razón ahora que estamos en el

siglo XXI.

Hoy la tecnología permite llevar al mínimo las

posibilidades de que ocurra un accidente. Como muy bien

dijo el compañero de la construcción, son accidentes

evitables. Es decir, son hijos de la falta de inversión en

prevención y de no cubrir los protocolos. No puede haber

cinco muertes en el subte, que no tiene ningún riesgo de

accidentes de trabajo. Esas muertes son hijas de la

flexibilidad y de violentar absolutamente todas las normas

y los protocolos.

Por eso, con algunos de los expositores, vamos a

reivindicar el problema del control obrero en los lugares

de trabajo y vamos a intervenir, con este lineamiento y

contra el edificio del lucro de los oligopolios de las ART

que denunció el doctor Cornaglia, nueve compañías que

dominan el mercado y son el gran lobby que fija las tarifas

a la baja de los accidentes de trabajo, que resultan más

baratos que la prevención.

Esa es la industria que hay en la Argentina. Esa

es la masacre social. La vamos a denunciar. Y llamamos hoy

a los senadores, antes de dar un debate de fondo –que creo

que debe acompañar en asambleas y debates todo el

movimiento obrero argentino-, para que volteemos este

nefasto decreto de necesidad y urgencia. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el

señor diputado Giordano.

Sr. Giordano.- Señor presidente: voy a hablar en nombre del

bloque de la Izquierda Socialista, como parte del Frente de

Izquierda en la Cámara de Diputados.

Por supuesto, en primer lugar queremos repudiar y

reclamar la nulidad del decreto dictatorial del presidente

Macri en relación con el aval a la ley de las ART.

En segundo lugar, compartimos muchas de las

argumentaciones y denuncias de los trabajadores dirigentes

sindicales de algunos gremios -como el SUTNA y otros-, de

los compañeros del subte y de las asociaciones

profesionales sobre este tema.

Lo que quiero decir –y no voy a decir más que lo

que han dicho los diarios de hoy- es que después de que el

gobierno nacional iba a tener una derrota en relación con

la vigencia del DNU, ha habido una reunión o un acuerdo -yo

diría un pacto- para hacer pasar una iniciativa que ya ha

sido votada en el Senado en los mismos términos que preveía

el DNU.

Hoy los diarios han sido claros. Hubo una reunión

entre miembros del gobierno de Macri y representantes de la

UCR, de Cambiemos, del Frente Renovador de Sergio Massa y

del Frente para la Victoria, como los senadores Pichetto y

Abal Medina, quien están presentes aquí. Cabe mencionar que

la iniciativa sancionada por del Senado tenía el acuerdo de

la CGT.

Entonces, se acuerda votar en esta Cámara de

Diputados la iniciativa aprobada por el Senado, que tiene

el mismo contenido del DNU. Esta es la primera denuncia

importante que queremos hacer, porque la cuestión de fondo

es que se quiere hacer pasar una ley -sea a través de un

DNU o de una ley votada por el Senado y la Cámara de

Diputados- que por todas las argumentaciones que se han

mencionado acá es categóricamente antiobrera, propatronal,

que juega con la salud y la vida de los trabajadores y que

es un gran negocio de las aseguradoras.

Como han dicho numerosas organizaciones, esta

norma consolida la rentabilidad de las ART. En este

sentido, una abogada recién señaló que el negocio de las

ART es el de empresas que actúan como bancos, con fines de

lucro. Es decir, se les da la seguridad y la vida –o mejor

dicho, la muerte- de 10 millones de trabajadores a grandes

mercaderes de la salud.

Y si hay una industria del juicio tasada en 5.000

millones de dólares, estamos hablando de 5.000 millones de

dólares que se les ha sacado del bolsillo a los

trabajadores y que se les niega pagar. Por eso todos han

denunciado que la única vía que les ha quedado es hacer

juicio.

Entonces, está muy claro de qué lado tenemos que

estar. El abogado Funes de Rioja, conocido vocero de las

patronales y militante en contra de los derechos de los

trabajadores, se ha ubicado categóricamente del lado de

esta iniciativa. Pero los trabajadores y la Izquierda

tenemos claridad, por lo que si el doctor Funes de Rioja se

ubicó del lado de las grandes aseguradoras, nosotros

sabemos que tenemos que estar del lado opuesto.

Por eso no se trata de DNU o de ley sino del

contenido, y por eso son repudiables los dichos del

gobierno nacional y del ministro Triaca en el sentido de

que esta ley está a favor de los trabajadores. Está claro

que es a favor y a pedido de los grandes empresarios. Se

simula que con esto se bajará el costo laboral pero lo que

está haciendo el gobierno nacional, con el ajuste que está

aplicando en todo el país de la mano de los gobernadores,

va en la misma sintonía: un ajuste y un tarifazo.

Aquí se mencionó el despido de 380 trabajadores

de AGR-Clarín, que es una patronal antiobrera, dictatorial.

El Ministerio de Trabajo todavía no ha dicho nada al

respecto, siendo cómplice de esos despidos. También podemos

mencionar el cambio en los convenios colectivos de trabajo,

como ha ocurrido en Vaca Muerta. Por otro lado, en las

paritarias se quiere hacer valer el 18 por ciento como

aumento salarial para los trabajadores, cuando se prevé una

inflación del 25 por ciento y ha habido una pérdida del 10

o 12 por ciento en las paritarias de 2016.

Por estos motivos, no solamente apoyamos la

nulidad del decreto de necesidad y urgencia sino que

también estamos en contra de la iniciativa votada por el

Senado, para que se termine con el negocio de las ART y

para que el Estado, bajo control, se haga cargo de los

trabajadores y de su seguridad.

Nosotros estamos en contra del negocio de las ART

y queríamos dejar planteada esta postura. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Comenzamos a debatir el

decreto 54/2017 y el resto de los decretos –es decir, el

51/2017 y el 52/2017-, junto con la ampliación del temario

que hemos realizado para la reunión de comisión que

tendremos el jueves 16 de febrero a las 10 de la mañana.

Tiene la palabra el senador Abal Medina. A

continuación harán uso de la palabra el diputado Tonelli,

el senador Pais y la senadora Fernández Sagasti.

Sr. Senador Abal Medina.- Seré muy breve, señor presidente.

Como he sido aludido por el expositor preopinante, quiero

aclarar que no participamos de ningún tipo de acuerdo. Lo

que dijimos una y otra vez, en público y en privado, desde

el momento en que se sancionó este disparatado decreto es

que el gobierno debería dar marcha atrás y darle el normal

tratamiento parlamentario, que es lo que ocurrirá ahora, es

decir, que la iniciativa vaya a la Cámara de Diputados y se

vote.

Vuelvo a señalar, coincidiendo con lo que han

dicho varios expositores, que este DNU no solo es

violatorio del artículo 99 inciso 3 de nuestra Constitución

-como bien se ha dicho acá- sino que creo que incluso es

violatorio del artículo 44, que fija un régimen bicameral

para el Congreso argentino. Esto es lo realmente

preocupante.

También de acuerdo con nuestra legislación

relativa a los DNU, basta con que una sola Cámara apruebe

un DNU para que se convierta en válido. Con lo cual de esta

manera, de aceptarse, estaríamos permitiendo que esto

ocurra en la Argentina. Es lo que dijimos una y otra vez,

en público y en privado, desde que se sancionó este DNU.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

diputado Tonelli para referirse al decreto 54/17, sobre

modificación de la ley de Aseguradoras de Riesgo del

Trabajo y otras.

Sr. Diputado Tonelli.- Señor presidente: voy a ceñirme a lo

que tenemos que discutir, que -como bien lo señaló el

diputado Recalde- es la validez o invalidez del decreto

número 54. No voy a hablar del fondo porque no corresponde,

pues no es el cometido de esta comisión.

En relación con el fondo del decreto solo voy a

decir que repite textualmente el proyecto de ley aprobado

por el Senado, que prácticamente fue aprobado por

unanimidad; solamente dos senadores votaron en contra.

Todos los demás senadores, de las diversas bancadas,

votaron a favor del proyecto de ley, incluidos cinco

senadores que integran esta comisión.

Reitero: la cuestión de fondo no hace a nuestro

cometido, y además la doy por saldada por la aprobación que

el Senado hizo del texto del proyecto prácticamente por

unanimidad.

Sr. Diputado Recalde.- Nosotros no lo tratamos.

Sr. Diputado Tonelli.- Nosotros vamos a tratar el proyecto

la semana próxima.

Antes de ir a la cuestión que verdaderamente nos

atañe quiero hacer alguna reflexión general respecto del

cometido de la comisión, del criterio de la comisión, que

tiene que ver con lo que leyó el senador Pais más temprano,

que es algo que escribí yo en 2005.

Cuando se discutió en el Congreso la ley 26.122,

que es la que rige el funcionamiento de la comisión,

quienes éramos opositores en ese momento planteamos una

alternativa mucho más exigente, mucho más rigurosa y mucho

más limitativa para la actuación del Poder Ejecutivo. Sin

embargo, el partido que en ese entonces tenía la mayoría,

que era el partido que gobernó hasta diciembre de 2015,

aprobó el texto de la ley 26.122, que a mi modo de ver es

bastante generoso con las posibilidades que le da al Poder

Ejecutivo. Entre otras cosas, como recién señaló el senador

Abal Medina, hace falta que las dos Cámaras se pronuncien

en contra para que caiga o deje de tener vigencia un

decreto de necesidad y urgencia. Nosotros en aquel entonces

éramos partidarios de un criterio más exigente.

Cuando se constituyó la comisión -creo que fue en

2006- y comenzaron las discusiones de los primeros decretos

de necesidad y urgencia que llegaron a conocimiento de la

comisión, quienes éramos oposición –entre los cuales me

cuento- planteamos un criterio más exigente o más severo

respecto de las posibilidades del Poder Ejecutivo de dictar

decretos de necesidad y urgencia.

Por ejemplo, en aquellos años propiciamos que no

era correcto declarar la validez de un decreto de necesidad

y urgencia si había sido dictado durante el período

ordinario de sesiones del Congreso. Sin embargo, desde el

primer momento del funcionamiento de la comisión bicameral

-y afortunadamente la diputada Conti integró aquella

comisión, al igual que yo y el senador Naidendorf-, el

oficialismo de entonces no aceptó nuestro criterio

restrictivo, nuestro criterio exigente, y optó por aplicar

un criterio amplio respecto de las posibilidades del Poder

Ejecutivo de dictar decretos de necesidad y urgencia.

Así fue que a lo largo de los últimos diez años

la comisión invariablemente aplicó un criterio que

personalmente califico de amplio, de generoso o de

permisivo respecto de las posibilidades del Poder Ejecutivo

de dictar decretos de necesidad y urgencia. Esto está

plasmado en todos los dictámenes. Inclusive se declaró la

validez de dos decretos de necesidad y urgencia que

modificaron la ley 24.557, de ART. Hubo dos decretos, uno

del presidente de la Rúa y otro del presidente Duhalde, que

modificaron la ley de ART y ambos fueron convalidados por

esta comisión.

Por eso me llama la atención que ahora quienes

aplicaron un criterio tan amplio y tan favorable a la

posibilidad de que el titular del Poder Ejecutivo dictara

decretos de necesidad y urgencia, de repente pretenden

aplicar un criterio sumamente estricto, sumamente exigente,

y cuando nosotros propiciamos seguir el criterio de la

comisión, en el sentido de aplicar un criterio amplio

respecto de las posibilidades que tiene el Poder Ejecutivo,

nos traen de recuerdo expresiones que sin duda han quedado

superadas por la doctrina, por la jurisprudencia de esta

misma comisión.

De modo que si nos atenemos al criterio que la

comisión ha aplicado desde su origen hasta ahora, no

tenemos otra posibilidad más que aplicar un criterio amplio

en favor de las posibilidades del Poder Ejecutivo para

dictar decretos de necesidad y urgencia. Esto es así y no

admite la más mínima discusión; basta con leer los

innumerables dictámenes de la comisión a lo largo de los

últimos diez años.

También reitero lo que dije antes en el sentido

de que más allá de que nos guste o no nos guste, nos

parezca conveniente o nos parezca inconveniente, no hay

ninguna norma que justifique la supuesta imposibilidad del

Poder Ejecutivo de dictar un decreto de necesidad y

urgencia para dar vigencia a un proyecto de ley ya

sancionado por una de las dos Cámaras.

Me parece que el siguiente ejemplo puede ayudar.

Imaginemos que el Poder Ejecutivo, en vistas de una posible

epidemia, envía un proyecto de ley al Congreso para hacer

frente a esa epidemia, que el Senado lo trata los últimos

días de diciembre y que en enero, durante el habitual

receso del Congreso, la epidemia efectivamente aparece y se

desata. Me parece que sería de toda lógica que ante la

necesidad y ante la urgencia el Poder Ejecutivo ponga en

vigencia esa norma y afronte la emergencia como corresponde

y como es su responsabilidad.

De manera tal que no veo objeción constitucional

ni legal, más allá –reitero- de la opinión que cada uno

tenga acerca de si esto es conveniente o no, a que el Poder

Ejecutivo haya adelantado o anticipado la vigencia de la

modificación a la ley 24.557, sancionando -mediante un

decreto de necesidad y urgencia- el mismo proyecto de ley

que el Senado aprobó el 21 de diciembre; con una sola

salvedad –la voy a señalar para que nadie me corrija-, que

es que en el decreto de necesidad y urgencia el Poder

Ejecutivo no incluyó la modificación del artículo 13 de la

ley porque ese artículo crea una contribución y sabemos que

entre las limitaciones que el Poder Ejecutivo tiene a la

hora de dictar un decreto de necesidad y urgencia están,

precisamente, las contribuciones o los impuestos.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Le hago una consulta,

señor diputado Tonelli: ¿las contribuciones y los impuestos

no tienen como Cámara de origen a la Cámara de Diputados?

Sr. Diputado Tonelli.- Exacto. Es así, pero en este caso no

se trata de la creación de un nuevo impuesto sino de una

modificación. El impuesto es el mismo que estaba previsto

en la ley, que es una alícuota que tienen que pagar las

aseguradoras de riesgos del trabajo, que simplemente se

modificó.

Más allá de la disidencia que podemos tener en

torno a este punto, lo cierto es que el texto que el Poder

Ejecutivo aprobó y puso en vigencia mediante un decreto de

necesidad y urgencia es el mismo que había aprobado el

Senado, donde la iniciativa prácticamente se aprobó por

unanimidad.

Entonces, me parece que tenemos que ceñir la

discusión a si existía o no la necesidad y la urgencia de

que el Poder Ejecutivo anticipara la vigencia de la norma

mediante el decreto de necesidad y urgencia. El Poder

Ejecutivo juzgó que sí, que efectivamente había necesidad y

urgencia porque la situación del sistema de riesgos del

trabajo era y sigue siendo delicada.

Una de las cosas que ocurrió después de que el

Senado aprobó el proyecto de ley -el día 21 de diciembre-

fue que en esos pocos días que restaban hasta fin de año, y

hasta el fin del año judicial, se multiplicaron de manera

exponencial las demandas judiciales para tratar de tramitar

esos juicios de acuerdo con la ley anterior y no de acuerdo

con la ley nueva.

El Poder Ejecutivo evaluó que el sistema corría

el riesgo de tornarse disfuncional, de no poder cumplir con

las obligaciones que la ley prevé. Por supuesto, si el

sistema deja de cumplir con las obligaciones que la ley

prevé y contempla, los perjudicados son los trabajadores.

De modo que no cabe la menor duda de que si algo pesó en el

ánimo del Poder Ejecutivo para tomar esta decisión y evitar

el posible colapso del sistema, por las dificultades del

sistema para afrontar las obligaciones que la ley prevé,

fue la defensa de los trabajadores y de sus derechos.

Desde nuestro punto de vista, la necesidad y la

urgencia de poner en vigencia la ley están justificadas. Se

puede abundar con los propios fundamentos del decreto,

donde hay una descripción más detallada de la situación del

sistema de riesgos del trabajo. Creo que no hay agravio

constitucional alguno. Por el contrario, me parece que la

decisión del Poder Ejecutivo fue muy saludable en resguardo

de un sistema que en última instancia está destinado a

proteger los derechos de los trabajadores, y a ello estuvo

destinada la decisión del Poder Ejecutivo.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

senador País.

Sr. Senador País.- Señor presidente: considero importantes

las expresiones del diputado Tonelli porque vienen a decir

lo que no dijo el decreto. El diputado Tonelli ha hecho un

gran esfuerzo, y el esfuerzo es hacerle decir a la norma lo

que ésta no dice. Esto nos termina de confirmar la

invalidez de esta norma y ratifica que el Poder Ejecutivo

actuó en exceso de sus facultades, que son de índole

absolutamente restrictiva. La regla general es que no puede

dictar leyes. Las leyes las sanciona el Congreso. El Poder

Ejecutivo tiene una participación importante y necesaria:

las debe promulgar y las puede vetar u observar total o

parcialmente. En este sentido, la Constitución le ha dado

una importante labor al Poder Ejecutivo. Algunos refieren

que el Ejecutivo es casi un colegislador. Es más: el Poder

Ejecutivo tiene la potestad de iniciativa legislativa, al

igual que los senadores y diputados, y nadie más, salvo

alguna iniciativa popular. Muchas veces las organizaciones,

las entidades o los particulares hablan de “su” proyecto de

ley. No es así. Los proyectos de ley son los que hacen los

diputados, los senadores, el Poder Ejecutivo o, en su caso,

los que reúnan los requisitos de la iniciativa popular. La

Constitución es cerrada en ese aspecto. Es un tema muy

trascedente y muy importante.

En el texto y en los considerandos del decreto el

Poder Ejecutivo no invocó ninguna razón que justifique ni

la necesidad ni la urgencia. Lo que dice el señor diputado

Tonelli no existe en el decreto; lo está diciendo ahora.

Tal vez el Ejecutivo podría haber vestido un poco mejor a

este decreto, que realmente carece de necesidad y de

urgencia.

Me puse a buscar en el decreto dónde está la

fundamentación de lo más esencial; podría decir, por lo

menos formalmente, que el Poder Ejecutivo invoca la

habilitación excepcional de la Constitución. No existe. Hay

una sola frase en la que el Poder Ejecutivo se digna a

intentar justificar –ni siquiera lo fundamenta- este

abusivo rol de arrogarse una facultad que la Constitución

le endilga al Congreso, que ya estaba trabajando

diligentemente; se tenía la sanción del Senado y se estaba

esperando la oportunidad para que la Cámara revisora, que

es la Cámara de Diputados, pudiera expedirse.

Al final de su decreto el Poder Ejecutivo dice:

“Que en los términos expuestos y sin perjuicio de que el

Honorable Senado de la Nación con fecha 21 de diciembre de

2016 sancionó un proyecto de ley que contiene la misma

normativa del presente…” –aquí está la fundamentación-

“…parece evidente que esperar los tiempos habituales del

trámite legislativo pendiente ante la Honorable Cámara de

Diputados de la Nación irrogaría un importante retraso que

dificultaría actuar en tiempo oportuno y obstaría al

cumplimiento efectivo de los objetivos de la presente

medida, siendo entonces adecuado recurrir al remedio

constitucional establecido en el inciso 3 del artículo 99

de la Constitución Nacional”. Esto solo no puede habilitar

al Poder Ejecutivo a que se arrogue potestades

legislativas.

Toda la jurisprudencia -que justamente también

invocara el miembro preopinante en el artículo al que

hacíamos referencia-, como la unánime doctrina

constitucional, dicen todo lo contrario. Me permito citar

al doctor Bidart Campos, quien señala: “Necesidad es algo

más que conveniencia.” Y aquí habla de conveniencia.

Conveniencia por supuesto a criterio del Poder Ejecutivo;

no del Congreso todavía. Y continúa: “…en este caso, parece

ser sinónimo de imprescindible.” Es decir, si no se nos cae

el mundo. Como bien decía el diputado Tonelli, tiene que

haber una emergencia nacional.

Bidart Campos continúa diciendo: “Se agrega

‘urgencia’, y lo urgente es lo que no puede esperar.

Necesario y urgente aluden, entonces, a un decreto que

únicamente puede dictarse en las circunstancias

excepcionales en que, por ser imposible seguir el

procedimiento normal de sanción de las leyes, se hace

imprescindible emitir sin demora alguna el decreto

sustitutivo.”

No hay razón ni fundamentación de la

imprescindibilidad de la no demora. Pero hay algo más grave

aún. El Poder Ejecutivo tenía un resorte –como bien lo

expresó el señor diputado Recalde- para llamar o incitar a

la Cámara revisora a que se aboque inmediatamente al

decreto. Si vencido el plazo del llamado a extraordinarias,

en diciembre del año pasado, consideraba que esto era

necesario, debió hacer lo que hizo un mes y ocho días

después, es decir, debió extender el período de sesiones

extraordinarias, esgrimir las razones de esa urgencia y

habilitar a la Cámara revisora, al Congreso en su

totalidad, a que continúe con el trámite legislativo. Esto

no ocurrió, y esto es lo que hace que esta comisión, en lo

que es pertinente –como bien decía el señor diputado

Tonelli-, rechace este asunto.

Acá se violentó el debido proceso legislativo.

Acá se violentó la norma del inciso 3) del artículo 99. No

se invocó ni justificó ni se escribió un párrafo pertinente

donde al menos se expresaran los fundamentos de esa

necesidad y urgencia, que hicieran impostergable e

imprescindible, ante un hecho de gravedad para la Nación,

que se dictase este DNU.

Entonces, ¿qué pasa? Esto resultó abusivo. Esto

es lesivo según lo establecido por la Constitución

Nacional. Esto es un ejercicio que le está vedado al Poder

Ejecutivo y que ni siquiera en lo formal vistió

adecuadamente.

En el aspecto formal, este decreto fue firmado

por todos los ministros; lo firmó el presidente de la

Nación, y el jefe de Gabinete lo giró dentro de los diez

días. Pero lo que nos interesa a nosotros es ver estas

potestades legisferantes, absolutamente restrictivas. Ni

siquiera se dignaron a mencionarlas en el texto del

decreto.

Es decir que el Poder Ejecutivo prácticamente

entendió que porque estábamos en receso estaba habilitado a

meterse en un trámite legislativo y dictar una ley, sin

siquiera decir dónde estaban la necesidad y la urgencia.

No hay mención alguna de la catarata de juicios.

No escuché ningún dato oficial de los que mencionó el señor

diputado Tonelli. No hay mención alguna de que esto tuviera

gravedad institucional. No hay mención alguna -más allá de

alguna suerte de relato periodístico sobre quebrantos del

sistema o la imposibilidad de atender a los trabajadores

afectados con el actual régimen- de algún hecho concreto

que hiciese necesaria la intervención del Poder Ejecutivo.

No la hay. Más bien parece una intromisión inaceptable en

las potestades legisferantes del Poder Legislativo. Por eso

nosotros entendemos que el decreto debe ser rechazado.

Me permito citar a otro doctrinario, el doctor

Comadira, fallecido hace una década, quien dijera: “La sola

imposibilidad política, en tanto derivación de la carencia,

por el gobierno, de quorum o mayorías propias para imponer

sus criterios, no puede, por eso, ser, por sí sola, razón

justificante del empleo del decreto, porque debe concurrir

siempre la necesidad de resolver, con urgencia y

eficazmente, la situación planteada.”

Acá el Poder Ejecutivo olvidó justificarla

porque, además, era injustificable. Por otra parte,

constitucionalmente existía la posibilidad de convocar a la

Cámara de Diputados en razón de la necesidad de que este

asunto se tratara. Sin embargo, voluntariamente lo omitió y

decidió dictar ese decreto. Es decir que, en lugar de

convocar a sesiones a la Cámara de Diputados, decidió

asumir una potestad que le está prohibida: la de hacer la

ley. Las leyes deben ser sancionadas por el Congreso de la

Nación. Esta es la cuestión de fondo. Por eso nosotros

decimos que debe rechazarse este DNU.

Este decreto constituye un avance inadmisible,

grosero, sobre la potestad del Congreso. Inclusive, ni

siquiera lo vistieron. La mujer del César debe serlo y

también parecerlo. Este no es un DNU y menos lo parece,

porque ni siquiera lo vistieron como tal. Esto es lo grave,

ya que institucionalmente implica una afrenta al Poder

Legislativo.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- ¿Algún otro integrante de

la comisión quiere hacer uso de la palabra para referirse a

este tema?

Tiene la palabra el señor diputado Tonelli.

Sr. Diputado Tonelli.- Seré muy breve, señor presidente.

Toda esa doctrina que citó el senador preopinante

y que es tan restrictiva de la posibilidad del Poder

Ejecutivo de dictar decretos de necesidad y urgencia es la

que nosotros propiciamos que se aplicara cuando la comisión

se constituyó, allá por el año 2006, y es la que

expresamente rechazó la mayoría de la comisión y no aplicó

durante los últimos diez años. De manera que es un poco

llamativo que después de diez años de aplicar un criterio

exactamente opuesto, ahora se pretenda restringir y

cercenar –a mi modo de ver, en forma exagerada- la facultad

del Poder Ejecutivo.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Tiene la palabra el señor

senador Pais.

Sr. Senador Pais.- Quisiera responder al señor diputado

Tonelli. Nosotros tratamos de ser congruentes. Incluso

muchas veces hemos criticado algún exceso. Lo he hecho

personalmente. Trato de ser congruente. Incluso en el caso

de algunos DNU que ha dictado el presidente Macri, nos

hemos abstenido por reconocer algún precedente de nuestro

gobierno, o lo hemos acordado.

Lo que no vamos a hacer es ser incongruentes,

como muchos legisladores del hoy oficialismo -y usted puede

dar testimonio de esto-, que antes invariablemente votaban

en contra de decretos que tenían verdaderas razones de

necesidad y urgencia y luego mutaron absolutamente su

criterio. Digo esto porque en el caso de algunos decretos

“mal vestidos” de necesidad y urgencia, como los que se han

dictado el año pasado, no eran fundamentados y eran

firmados a dos manos.

Es por eso que a quienes tratamos de ser

congruentes nos parece un exceso todo esto. Le digo más,

señor diputado Tonelli: este decreto ni siquiera ha sido

vestido. No contiene una sola justificación de necesidad, y

menos aún de urgencia. Es decir que es muy grave. Lo que

usted dijo no lo dice acá. Esto es lo que tenemos que

analizar.

Nosotros no tenemos que analizar sus dichos sino

este decreto de necesidad y urgencia, en el que ni siquiera

se inventó alguna frase para intentar justificar una

necesidad y una urgencia que impidan respetar el trámite

legislativo, máxime cuando existe un proyecto sancionado

por una Cámara del Congreso y le toca actuar a la Cámara

revisora.

La formulación de leyes constituye un

procedimiento tan especial que no está reglamentada por una

ley sino que está expresamente establecida en la

Constitución Nacional. Tiene una jerarquía superior que

hace a la esencia del sistema democrático de gobierno y

fundamentalmente atribuye a los integrantes de este

Congreso esa potestad. En función de ello, creemos que

situaciones como ésta, tan palmarias y evidentes, no pueden

ser toleradas.

Sr. Presidente (Diputado Cleri).- Antes de pasar a cuarto

intermedio, quiero recordarles que volveremos a reunirnos

el próximo jueves 16 a las 10 de la mañana, ya sea para

emitir dictámenes como para la ampliación del temario al

resto de los decretos. Me refiero al decreto 70/2017, que

modifica la ley de migraciones, y a otro –que si no me

equivoco es el 80/2017- que deroga un artículo de la ley de

feriados nacionales.

Por otro lado, hay dos pedidos de informes en

virtud de lo conversado en la reunión pasada. Uno de ellos

es del señor senador Juan Mario Pais, y el otro es del

señor senador Juan Manuel Abal Medina, los cuales han sido

cursados pertinentemente. Ni bien lleguen las respuestas,

se harán circular para que el resto de los integrantes de

la comisión cuenten con esa información antes de volver a

reunirnos.

Por supuesto que también vamos a hacer circular

cada una de las notas relacionadas con el decreto tratado

el día de hoy y con las solicitudes que hemos recibido para

poder participar en la reunión y audiencia que se va a

realizar con respecto al decreto 70/2017, sobre

modificación de la ley de migraciones.

No habiendo más asuntos que tratar, pasamos a

cuarto intermedio hasta el próximo jueves 16 a las 10 horas

en este mismo lugar.

- Se pasa a cuarto intermedio

a la hora 19 y 52.