Steve Jobs. La biografía · Uno de los primeros empleados de Apple. Desarrolló gráficos para el...

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  • SteveJobs.LabiografíaWalterIsaacson

    TraduccióndeDavidGonzález-IglesiasGonzález/Torreclavero

    www.megustaleer.com

    http://www.megustaleer.com/

  • Las personas lo suficientementelocascomoparapensarquepuedencambiar el mundo son las que locambian.

    Anuncio«Piensadiferente»deApple,1997

  • Personajes

    ALALCORN.IngenierojefeenAtariquediseñóelPongycontratóaJobs.BILL ATKINSON. Uno de los primeros

    empleados de Apple. Desarrolló gráficos para elMacintosh.GILAMELIO.Seconvirtióenconsejerodelegado

    deAppleen1996,compróNeXTytrajoderegresoaJobs.CHRISANN BRENNAN. Novia de Jobs en el

    institutoHomesteadymadredesuhijaLisa.NOLAN BUSHNELL. Fundador de Atari y

    emprendedormodeloparaJobs.LISABRENNAN-JOBS.HijadeJobsyChrisann

    Brennan,nacidaen1978yabandonadainicialmenteporJobs.BILL CAMPBELL. Director de marketing de

    Apple durante la primera época de Jobs en la

  • empresa.Miembro del consejo de administración yconfidentetrassuregresoen1997.EDWIN CATMULL. Cofundador de Pixar y,

    posteriormente,ejecutivoenDisney.KOBUN CHINO. Maestro californiano de soto

    zenqueseconvirtióenelguíaespiritualdeJobs.LEECLOW. Ingeniosomaestro de la publicidad

    quecreóelanuncio«1984»deAppleytrabajójuntoaJobsdurantetresdécadas.DEBORAH «DEBI» COLEMAN. Una atrevida

    directoradelequipodelprimerMacquemástardesehizocargodelaproducciónenApple.TIM COOK. Director general de operaciones,

    calmadoyfirme,contratadoporJobsen1998.EDDY CUE. Jefe de servicios de internet en

    AppleymanoderechadeJobsalahoradetratarconlascompañíasdecontenidos.ANDREA«ANDY»CUNNINGHAM.Publicista

    de la agencia Regis McKenna que trató con JobsdurantelosprimerosañosdelMacintosh.MICHAEL EISNER. Implacable consejero

  • delegadodeDisneyquellegóaunacuerdoconPixarydespuésseenfrentóaJobs.LARRYELLISON.ConsejerodelegadodeOracle

    yamigopersonaldeJobs.TONY FADELL. Ingeniero punk que llegó a

    Appleen2001paradesarrollareliPod.SCOTT FORSTALL. Jefe del software para

    dispositivosmóvilesdeApple.ROBERTFRIEDLAND.EstudianteenReed,líder

    deunacomunaenunhuertodemanzanosyadeptoala espiritualidad oriental que supuso una graninfluenciaparaJobs.Mástardedirigióunacompañíaminera.JEAN-LOUIS GASSÉE. Director de Apple en

    Francia. Se hizo cargo del Macintosh cuando Jobsfuedestituidoen1985.BILL GATES. El otro niño prodigio de la

    informáticanacidoen1955.ANDY HERTZFELD. Ingeniero de software de

    carácter afable que fue compañero de Jobs en elprimerequipodelMac.JOANNA HOFFMAN. Miembro del primer

  • equipodelMacconelcaráctersuficientecomoparaenfrentarseaJobs.ELIZABETHHOLMES.NoviadeDanielKottke

    enReedyunadelasprimerastrabajadorasdeApple.RODHOLT.Unmarxistayfumadorempedernido

    contratado por Jobs en 1976 para que se hicieracargodelaingenieríaeléctricadelAppleII.ROBERT IGER. Sucesor de Eisner como

    consejerodelegadodeDisneyen2005.JONATHAN «JONY» IVE. Jefe de diseño en

    Apple. Se convirtió en compañero y confidente deJobs.ABDULFATTAH «JOHN» JANDALI.

    Licenciado por la Universidad de Wisconsin deorigen sirio, padre de Jobs y de Mona Simpson.PosteriormentetrabajócomogerentedealimentaciónybebidasenelcasinoBoomtown,cercadeReno.CLARA HAGOPIAN JOBS. Hija de unos

    inmigrantesarmenios.SecasóconPaulJobsen1946y juntos adoptaron a Steve poco después de sunacimientoen1955.ERIN JOBS. Hija mediana de Steve Jobs y

  • LaurenePowell,decarácterserioycallado.EVEJOBS.HijamenordeSteveJobsyLaurene

    Powell,enérgicaychispeante.PATTY JOBS. Adoptada por Paul y Clara Jobs

    dosañosdespuésdelaadopcióndeSteve.PAULREINHOLDJOBS.Marinode laGuardia

    Costera,nacidoenWisconsin,queadoptóaSteveen1955juntoasuesposa,Clara.REEDJOBS.HijomayordeSteveJobsyLaurene

    Powell, con el aspecto encantador de su padre y elagradablecarácterdesumadre.RON JOHNSON. Contratado por Jobs en 2000

    paradesarrollarlastiendasApple.JEFFREY KATZENBERG. Jefe de los estudios

    Disney. Se enfrentó con Eisner y presentó sudimisión en 1994 para pasar a ser uno de losfundadoresdeDreamWorksSKG.DANIEL KOTTKE. El mejor amigo de Jobs en

    Reed,compañerodesuperegrinajea laIndiayunodelosprimerosempleadosdeApple.JOHNLASSETER.Cofundador y genio creativo

    dePixar.

  • DAN’L LEWIN. Ejecutivo de marketing quetrabajóconJobsenAppleydespuésenNeXT.MIKEMARKKULA. El primer gran inversor y

    presidente deApple, además de figura paterna paraJobs.REGISMCKENNA.Genio de la publicidad que

    guió a Jobs al principio de su carrera y siguióactuandocomogurúdelmarketing.MIKEMURRAY.Unodelosprimerosdirectores

    demarketingdelMacintosh.PAUL OTELLINI. Consejero delegado de Intel

    que facilitó el cambiodelMacintosh a los chipsdeIntel pero no llegó a un acuerdo para entrar en elnegociodeliPhone.LAURENE POWELL. Licenciada por la

    UniversidaddePensilvania,sensatayjovial, trabajóenGoldmanSachsyenStanfordysecasóconJobsen1991.ARTHUR ROCK. Legendario inversor en

    tecnología, uno de los primeros miembros delconsejodeadministracióndeAppleyfigurapaternaparaJobs.

  • JONATHAN «RUBY» RUBINSTEIN. Trabajócon Jobs en NeXT y se convirtió en el jefe deingenierosdehardwareen1997.MIKE SCOTT. Contratado por Markkula como

    presidente de Apple en 1977 para que tratara decontrolaraJobs.JOHNSCULLEY.Ejecutivo dePepsi contratado

    porJobsen1983comoconsejerodelegadodeApple.SeenfrentóaJobsylodestituyóen1985.JOANNE SCHIEBLE JANDALI SIMPSON.

    Nacida en Wisconsin. Madre biológica de SteveJobs, al que entregó en adopción, y de MonaSimpson,alaquecrió.MONA SIMPSON. Hermana carnal de Jobs.

    Descubrieron su relación en 1986 y forjaron unaestrechaamistad.Ellaescribiónovelasbasadashastacierto punto en sumadre, Joanne (Acualquier otrolugar),enJobsysuhijaLisa(Untipocorriente)yensupadre,AbdulfattahJandali(Elpadreperdido).ALVYRAYSMITH.CofundadordePixarquese

    enfrentóaJobs.BURRELL SMITH. Un programador angelical,

  • brillante y atribulado del equipo original del Mac,aquejado de esquizofrenia en la década de losnoventa.AVADIS«AVIE»TEVANIAN.TrabajóconJobs

    y Rubinstein enNeXT y se convirtió en el jefe deingenierosdesoftwaredeAppleen1997.JAMESVINCENT.Británicoamantedelamúsica

    yelsociomásjovendeLeeClowyDuncanMilnerenlaagenciapublicitariadeApple.RON WAYNE. Conoció a Jobs en Atari y se

    convirtió en el primer socio de Jobs yWozniak enlos orígenes de Apple, pero tomó la imprudentedecisión de renunciar a su participación en laempresa.STEPHEN WOZNIAK. El superdotado de la

    electrónicaenelinstitutoHomestead.Jobsfuecapazdeempaquetarycomercializar sus increíblesplacasbase.

  • IntroducciónCómonacióestelibro

    Aprincipiosdelveranode2004 recibíuna llamadatelefónica de Steve Jobs. Mantenía conmigo unarelación de amistad intermitente, con estallidosocasionales de mayor intensidad, especialmentecuando iba a presentar un nuevo producto y queríaque apareciera en la portadadeTime o en laCNN,compañías en las que yo había trabajado. Sinembargo,ahoraqueyanomeencontrabaenningunodeesosdosmedios,llevabauntiemposinsabergrancosa de él. Hablamos un poco acerca del InstitutoAspen,alqueyomehabíaunidorecientemente,yloinvitéadarunacharlaennuestrocampusdeveranoenColorado.Afirmó que le encantaría acudir, peroque no quería subir al escenario. En vez de eso,queríaquediéramosunpaseoparacharlar.Aquellomeparecióun tantoextraño.Todavíano

  • sabía que los largospaseos eran su formapreferidade mantener conversaciones serias. Resultó quehabíapensadoenmíparaescribirsubiografía.Hacíapoco que yo había publicado una sobre BenjaminFranklin y me encontraba en medio de otra sobreAlbert Einstein, y mi primera reacción fue la depreguntarme,medioenbroma,siélseveíacomoelcontinuador natural de aquella serie. Como asumíque todavía se encontraba enmedio de una carrerallena de altos y bajos a la que le faltabanno pocasvictoriasyderrotasporvivir,ledilargas.Ledijequetodavíanoeraelmomento,quetalvezpasadasunaodosdécadas,cuandoseretirase.Nos conocíamos desde 1984, cuando él llegó al

    edificioTimeLifeenManhattanparacomercon losredactores y cantar las alabanzas de su nuevoMacintosh. Ya entonces era un tipo irascible, y semetió con un corresponsal de Time por haberpublicado un hiriente artículo sobre su persona queresultó demasiado revelador. Sin embargo, cuandohabléconélpocodespués,mevibastantecautivado,como tantos otros a lo largo de los años, por su

  • intensa personalidad. Mantuvimos el contacto,incluso después de que lo destituyeran de Apple.Cuandoteníaalgúnproductoquepresentar,comounordenadordeNeXTounapelículadePixar,elfocodesuencantovolvíadeprontoacentrarseenmí,yme llevaba a un restaurante de sushi situado en elBajoManhattanparacontarmequeloquefueraqueestuviera promocionando era lo mejor que habíaproducidonunca.Megustabaaquelhombre.CuandorecuperóeltronoenApple,losacamosen

    la portada de Time, y tiempo después comenzó aofrecerme sus ideas para una serie de artículos queestábamos preparando sobre las personas másinfluyentesdelsiglo.Élhabíapresentadohacíapocosu campaña de «Piensa diferente», en la queaparecían fotografías representativas de algunas delas personas que nosotros mismos estábamospensando en incluir, y le parecía que la tarea deevaluarlainfluenciahistóricadeaquellospersonajesresultabafascinante.Trasrechazarlapropuestadeescribirsubiografía,

    tuve noticias suyas de vez en cuando. Una vez le

  • mandéuncorreo electrónicoparapreguntarle si eracierto, taly comomehabíacontadomihija,queellogotipodeAppleeraunhomenajeaAlanTuring,elpionero inglés de la informática que descifró loscódigosalemanesdurantelaguerrayquedespuéssesuicidómordiendounamanzanarociadaconcianuro.Respondióqueojaláhubierapensadoeneso,peronolohabíahecho.Aquellodioinicioaunacharlasobrelasprimerasetapasde lahistoriadeApple,ymedicuenta de que estaba absorbiendo toda lainformación sobre aquel tema, por si acaso algunavezdecidía escribir un libro al respecto.Cuando sepublicó mi biografía sobre Einstein, Jobs asistió aunapresentacióndellibroenPaloAltoymellevóaun aparte para sugerirme otra vez que él sería unbuentemaparaunlibro.Su insistencia me dejó perplejo. Era un hombre

    conocido por ser celoso de su intimidad, y yo noteníamotivos para creer que hubiera leído ningunodemislibros,asíquevolvíaresponderlequequizásalgúndía.Sinembargo,en2009suesposa,LaurenePowell, me dijo sin rodeos: «Si piensas escribir

  • alguna vez un libro sobre Steve, más vale que lohagasahora».Acababadepedirsusegundabajaporenfermedad. Le confesé a Laurene que la primeravez que Steveme planteó aquella idea yo no sabíaqueseencontrabaenfermo.Surespuestafuequecasinadie lo sabía.Meexplicóque sumaridomehabíallamadojustoantesdeseroperadodecáncer,cuandotodavíalomanteníaensecreto.Entonces decidí escribir este libro. Jobsme dejó

    sorprendidoalasegurarmedeinmediatoquenoibaaejercer ningún control sobre él y que ni siquierapediríaelderechodeleerloantesdequesepublicara.«Es tu libro —aseguró—. Yo ni siquiera piensoleerlo». Sin embargo, algo más tarde, en otoño,pareciópensarsemejor la ideadecooperar.Dejódedevolvermisllamadasyyodejédeladoelproyectodurante una temporada. Sin saberlo yo, estabasufriendonuevascomplicacionesrelacionadasconsucáncer.Entonces,deimproviso,volvióallamarmelatarde

    delaNocheviejade2009.Seencontrabaensucasade Palo Alto acompañado únicamente por su

  • hermana,laescritoraMonaSimpson.Suesposaysustreshijos sehabían idoa esquiarunosdías,peroélno tenía las fuerzas suficientes para acompañarlos.Se encontraba más bien meditabundo, y estuvimoshablando durante más de una hora. Comenzórecordando cómo había querido construir unfrecuencímetro a los trece años y cómo consiguióencontrar a Bill Hewlett, el fundador de Hewlett-Packard, en el listín telefónico, y llamarlo paraconseguir algunos componentes. Jobs dijo que losúltimos doce años de su vida, desde su regreso aApple,habíansido losmásproductivosencuantoala creación de nuevos productos. Sin embargo,añadióquesuobjetivomás importanteera lograr loque habían conseguido Hewlett y su amigo DavidPackard, crear una compañía tan cargada decreatividadeinnovaciónquepudierasobrevivirlos.«Siempre me sentí atraído por la rama de las

    humanidades cuando era pequeño, perome gustabala electrónica —comentó—. Entonces leí algo quehabía dicho uno de mis héroes, Edwin Land, dePolaroid,acercadelaimportanciadelagentecapaz

  • demantenerse en el cruce entre las humanidades ylas ciencias, y decidí que eso era lo que yo queríahacer». Se diría que Jobs me estaba proponiendoideas para la biografía (y en este caso, al menos,resultó ser útil). La creatividad que puededesarrollarse cuando se combina el interés por lasciencias y las humanidades con una personalidadfuerteeraeltemaquemásmehabíainteresadoenlasbiografías escritas sobreFranklinyEinstein,y creoque serán la clave para la creación de economíasinnovadorasenelsigloXXI.Le pregunté a Jobs por qué había pensado enmí

    para escribir su biografía. «Creo que se te da bienconseguirquelagentehable»,contestó.Aquellaerauna respuesta inesperada. Sabía que tendría queentrevistar a decenas de personas a las que habíadespedido, insultado, abandonado o enfurecido decualquier otra forma, y temía que no le resultaracómodoqueyoleshicierahablardetodoaquello.Dehecho, sí que pareció ponerse nervioso cuando lellegaron rumores acerca de la gente a la que yoestabaentrevistando.Sinembargo,pasadosunparde

  • meses, comenzó a animar a la gente a que charlaraconmigo,inclusoasusenemigosyaantiguasnovias.Tampoco tratódeprohibirningún tema.«Hehechomuchascosasde lasquenomeenorgullezco,comodejaraminoviaembarazadaalosveintitrésañosylaforma en que tuve de afrontar aquel asunto —reconoció—, pero no tengo ningún trapo sucio quenopuedasaliralaluz».Al final acabé manteniendo unas cuarenta

    entrevistas con él. Algunas fueron más formales,celebradas en su salón de Palo Alto, y otras sellevaron a cabo durante largos paseos y viajes encoche, o bien por teléfono. A lo largo de losdieciocho meses en que lo estuve frecuentando, sevolvió poco a poco más locuaz y proclive a laconfidencia, aunque en ocasiones fui testigo de loque sus colegas de Apple más veteranos solíanllamar su «campo de distorsión de la realidad». Enocasiones se debía a fallos inconscientes de lasneuronas encargadas de la memoria, que puedenocurrirnos a todos, y otras trataba de embellecer supropiaversióndelarealidadtantoparamícomopara

  • sí mismo. Para comprobar y darle cuerpo a suhistoria,entrevistéamásdeuncentenardeamigos,parientes,competidores,adversariosycolegassuyos.Suesposa,Laurene,queayudóaqueesteproyecto

    fuera posible, tampoco exigió ningún control niimpuso restricción alguna. Tampoco pidió ver poradelantado lo que yo iba a publicar. De hecho,meanimóconímpetuaquememostrarasinceroacercadesusfallos,ademásdesusvirtudes.Ellaesunadelas personas más inteligentes y sensatas que heconocido nunca. «Hay partes de su vida y de supersonalidad que resultan extremadamentecomplejas,yesaeslapuraverdad—meconfiódesdeel primer momento—. No deberías tratar dedisimularlas. A él se le da bien tratar de edulcoraresos aspectos, pero también ha llevado una vidanotable, y me gustaría ver que se plasma confidelidad».Dejoenmanosdellectorlatareadeevaluarsihe

    tenido éxito en semejante misión. Estoy seguro dequealgunosdelosactoresdeestedramarecordaránciertos acontecimientos de forma diferente o

  • pensaránqueenocasioneshequedadoatrapadoporel campo de distorsión de Jobs. Al igual que meocurrió cuando escribí un libro sobre HenryKissinger, que en algunos sentidos fue una buenapreparaciónparaesteproyecto,descubríquelagentemanteníaunossentimientostanpositivosonegativosacercadeJobsqueel«efectoRashomon»quedabaamenudoenevidencia.Sinembargo,meheesforzadoalmáximoportratardeequilibrardemanerajustalasnarraciones contradictorias y por mostrarmetransparenterespectoalasfuentesempleadas.Este es un libro sobre la accidentada vida y la

    abrasadora e intensa personalidad de un creativoemprendedor cuya pasión por la perfección y ferozdeterminación revolucionaron seis industriasdiferentes: los ordenadores personales, las películasde animación, la música, la telefonía, las tabletaselectrónicas y la edición digital. Podríamos inclusoañadirunaséptima:ladelaventaalpormenor,queJobs no revolucionó exactamente, pero sí renovó.Además,abrióelcaminoparaunnuevomercadodecontenidodigitalbasadoenlasaplicacionesenlugar

  • deenlossitiosweb.Porelcamino,nosolohacreadoproductos que han transformado la industria, sinotambién, en su segundo intento, una empresaduradera, imbuida de su mismo ADN, llena dediseñadorescreativoseingenierososadosquepodránseguiradelanteconsuvisión.Este es también, espero, un libro sobre la

    innovación.EnunaépocaenlaqueEstadosUnidosbuscalaformademantenersuventajaenesecampoyenque las sociedadesde todoelmundo tratandeconstruir economías creativas adaptadas a la eradigital,Jobsdestacacomoelsímbolodefinitivodelainventiva,laimaginaciónylainnovaciónconstantes.SabíaquelamejorformadecrearvaloresenelsigloXXIconsistíaenconectarcreatividadytecnología,asíque construyó una compañía en la cual los saltosimaginativos se combinaban con impresionanteshazañas de ingeniería. Fue capaz, junto con suscompañeros de Apple, de pensar diferente: no seconformaron con desarrollar modestos avances enproductosdecategoríasyaexistentes,sinoaparatosyservicios completamente nuevos que los

  • consumidores ni siquiera eran conscientes denecesitar.Noha sidounmodelo,ni como jefeni comoser

    humano, perfectamente empaquetado para que loimitaran después.Movido por sus demonios, podíaempujaraquieneslorodeabanaunestadodefuriaydesesperación. Sin embargo, su personalidad, suspasiones y sus productos estaban todosinterconectados, como lo estaban normalmente elhardwareyelsoftwaredeApple,igualquesifueranparte de un único sistema integrado. Por tanto, suhistoria, a la vez instructiva y aleccionadora, estállena de enseñanzas sobre la innovación, los rasgosdelapersonalidad,elliderazgoylosvalores.EnriqueV,deShakespeare—lahistoriadeltercoe

    inmaduro príncipe Hal, que se convierte en un reyapasionado pero sensible, cruel pero sentimental,inspirador pero plagado de imperfecciones—,comienzaconunaexhortación:«¡Oh!¡QuiéntuvieraunaMusa de fuego que escalara / al más brillantecielodelainvención».ElpríncipeHalloteníafácil;él solo tenía que ocuparse del legado de un padre.

  • ParaSteveJobs,elascensoalmásbrillantecielodelainvencióncomienzaconlahistoriadedosparejasdepadres,ydecómosecrióenunvallequeestabacomenzando a aprender a transformar el silicio enoro.

  • 1Infancia

    Abandonadoyelegido

    LAADOPCIÓN

    CuandoPaulJobsse licencióen laGuardiaCosteratras la Segunda Guerra Mundial, hizo una apuestaconsuscompañerosdetripulación.HabíanllegadoaSanFrancisco,dondehabíanretiradodelserviciosubarco, y Paul apostó que iba a encontrar esposa endossemanas.Eraunmecánico fornidoy tatuadodemás demetro ochenta de estatura y tenía un ciertoparecido con James Dean. Sin embargo, no fue suaspecto lo que le consiguió una cita con ClaraHagopian, la agradable hija de unos inmigrantesarmenios,sinoelhechodequesusamigosyélteníanaccesoauncoche,adiferenciadelgrupoconelqueella había planeado salir enunprincipio esanoche.

  • Diez días más tarde, en marzo de 1946, Paul seprometióconClarayganólaapuesta.Aquelresultóserunmatrimoniofelizqueduróhastaquelamuertelosseparómásdecuarentaañosdespués.PaulReinhold Jobs se crió enunagranja lechera

    deGermantown,Wisconsin.Aunquesupadreeraunalcohólico que en ocasionesmostraba arranques deviolencia,Paulescondíaunapersonalidadtranquilayamablebajo su curtidoexterior.Tras abandonar losestudiosenelinstituto,deambulóporelMedioOesteytrabajócomomecánicohastaquealosdiecinueveañossealistóenlaGuardiaCostera,apesardequenosabíanadar.LoasignaronalnavíoM.C.Meigsypasó gran parte de la guerra trasladando tropas aItalia a las órdenes del general Patton. Su talentocomooperarioyoficialdemáquinaslevalióalgunasdistinciones, pero de vez en cuando se metía entrifulcas de poca importancia y nunca llegó aascenderporencimadelrangodemarinero.ClarahabíanacidoenNuevaJersey,ciudadenla

    quedesembarcaronsuspadrestrashuirdelosturcosenArmenia.Cuandoellaeraunaniñasemudarona

  • Mission District, en San Francisco. La jovenguardaba un secreto que rara vez mencionaba anadie: había estado casada anteriormente, pero sumaridohabía fallecido en la guerra, así que cuandoconoció a Paul Jobs en aquella primera cita, estabadispuestaacomenzarunanuevavida.Aligualquemuchosotrosquevivieronlaguerra,

    ambos habían pasado por tantas emociones que,cuando el conflicto acabó, lo únicoquequerían erasentar cabeza, formar una familia y llevar una vidamenos accidentada. Tenían poco dinero, así que semudaron aWisconsin y vivieron con los padres dePaul durante unos años, y después se dirigieron aIndiana,dondeélconsiguiótrabajocomooperariodemáquinasparalaempresaInternationalHarvester.Lapasióndelhombreeratrastearconcochesviejos,ysesacaba algo de dinero en su tiempo librecomprándolos, restaurándolos y vendiéndolos denuevo.Llegóunpuntoenelqueabandonósutrabajohabitualparadedicarseatiempocompletoalaventadecochesusados.AClara,sinembargo,leencantabaSanFrancisco,

  • y en 1952 convenció a su esposo para que setrasladaran allí de nuevo. Se mudaron a unapartamentodeSunsetDistrictconvistasalPacífico,justo al sur del Golden Gate Park, y él consiguiótrabajo como «hombre de los embargos» en unasociedadde crédito.Teníaque forzar las cerradurasdeloscochescuyosdueñosnohubierandevueltosuspréstamos y embargarlos. También compraba,reparabayvendíaalgunosdeaquelloscoches,yconelloganabaunsobresueldo.No obstante, faltaba algo en su vida. Deseaban

    tener hijos, pero Clara había sufrido un embarazoectópico—cuandoelóvulofertilizadoseimplantaenlatrompadeFalopioenlugardeenelútero—ynopodíaconcebirlos.Asípues,en1955,trasnueveañosdematrimonio, comenzaron a pensar en adoptar unniño.

    AligualquePaulJobs,JoanneSchiebleprocedíadeunafamiliadeascendenciaalemanaysehabíacriadoenelambienteruraldeWisconsin.Supadre,ArthurSchieble,eraunemigranteinstaladoenlasafuerasde

  • GreenBay,dondesumujeryélposeíanuncriaderode visones y mantenían fructíferas inversiones enotrasempresasdevariadaíndole,desdeinmobiliariashasta compañías de grabado fotográfico. Era unhombre muy estricto, especialmente en loconcerniente a las relaciones de su hija, y ledesagradabaprofundamenteelprimernoviodeesta,un artista que no era católico. Por lo tanto, no fueninguna sorpresa que amenazara con desheredar aJoanne cuando, ya como alumna de posgrado en laUniversidad de Wisconsin, se enamoró deAbdulfattah John Jandali, un profesor ayudantemusulmánllegadodeSiria.Jandali era el menor de nueve hermanos de una

    destacada familia siria. Su padre era el dueño devarias refinerías de crudo y de muchas otrasempresas, con grandes extensiones de tierra enDamascoyHoms,y llegóacontrolarprácticamenteporcompletoelpreciodeltrigoenlaregión.Aligualque la familia Schieble, los Jandali le daban unaenorme importancia a la educación; durante variasgeneraciones los miembros de la familia fueron a

  • estudiar a Estambul o a la Sorbona. AAbdulfattahJandaliloenviaronauninternadojesuitaapesardeque eramusulmán, y se licenció en la UniversidadAmericanadeBeirutantesdellegaralaUniversidadde Wisconsin como estudiante de doctorado yprofesorayudantedecienciaspolíticas.En el verano de 1954, Joanne viajó a Siria con

    Abdulfattah.PasarondosmesesenHoms,dondeellaaprendió a cocinar platos sirios con la familiaJandali. Cuando regresaron a Wisconsin,descubrieron que la joven estaba embarazada.Ambos tenían veintitrés años, pero decidieron nocasarse. El padre de Joanne estaba por aquelentonces al borde de lamuerte, y había amenazadocon repudiarla si se casaba con Abdulfattah. Elaborto tampoco era una opción sencilla en aquellapequeñacomunidadcatólica,asíqueaprincipiosde1955viajóaSanFrancisco,donderecibiócobijodeun médico comprensivo que acogía a madressolteras, las asistía en el parto y concertabadiscretamenteadopcionesprivadas.Joanne puso una única condición: su bebé debía

  • seradoptadoporlicenciadosuniversitarios,asíqueelmédicodispusoque fueraavivirconunabogadoysuesposa.Sinembargo,cuandonacióunchico—el24 de febrero de 1955—, la pareja elegida decidióque querían una niña y se echaron atrás. Así fuecomo el pequeño no llegó a ser el hijo de unabogado,sinodeunapasionadode lamecánicaqueno había acabado el instituto y de su bonachonaesposa, que trabajaba como contable. Paul y Clarabautizaron a su hijo con el nombre de Steven PaulJobs.Sinembargo, seguíaexistiendoelproblemade la

    condicióndeJoannedequelosnuevospadresdesubebé fueran obligatoriamente licenciadosuniversitarios. Cuando descubrió que su hijo habíaidoapararaunaparejaquenisiquierahabíaacabadolasecundaria,senegóafirmarlosdocumentosdelaadopción. El pulso se prolongó durante semanas,incluso una vez que el pequeño Steve se huboinstalado en casa de los Jobs. Finalmente, Joannecedió tras conseguir que la pareja prometiera —

  • firmaron incluso un acuerdo— que iban a crear unfondoparaqueelchicopudierairalauniversidad.HabíaotromotivoporelqueJoannesemostraba

    reticente a la hora de firmar los documentos de laadopción. Su padre estaba a punto demorir, y ellapensabacasarseconJandalipocodespués.Manteníala esperanza —como luego le contó a algunosmiembrosdesufamilia,enocasionesentrelágrimasal recordarlo— de que, una vez que se hubierancasado,podríarecuperarasubebé.Al final, Arthur Schieble falleció en agosto de

    1955, unas pocas semanas después de que laadopción tuviera lugar. Justo después de lasNavidadesdeeseaño,JoanneyAbdulfattahJandalicontrajeronmatrimonioenlaiglesiacatólicadeSanFelipe Apóstol de Green Bay. El recién casado sedoctoró en política internacional al año siguiente, yla pareja tuvo otro bebé, una niña llamada Mona.DespuésdedivorciarsedeJandalien1962,Joanneseembarcóenunavidanómadayfantasiosaquesuhija—quien llegó a convertirse en la gran novelistaMonaSimpson—plasmóensuconmovedoranovela

  • A cualquier otro lugar. Sin embargo, como laadopcióndeStevehabíasidoprivadayconfidencial,tuvieron que pasar veinte años hasta que ambosllegaranaconocerse.

    Steve Jobs supo que era adoptado desde una edadmuy temprana. «Mis padres fueron muy abiertosconmigoalrespecto»,relató.Teníaelclarorecuerdode estar sentado en el jardín de su casa, con seis osieteaños,ydecontárseloalachicaquevivíaenlacasa de enfrente. «¿Entonces eso significa que tuspadresdeverdadnotequerían?»,preguntólachica.«¡Ooooh!Semellenódetruenoslacabeza—cuentaJobs—.Recuerdoqueentrécorriendoy llorandoencasa. Y mis padres me dijeron: “No, tienes queentenderlo”. Estaban muy serios, y me miraronfijamentealosojos.Añadieron:“Teelegimosatienconcreto”. Los dos lo dijeron y me lo repitieronlentamente.Ypusierongranénfasis encadaunadelaspalabrasdeesafrase».Abandonado. Elegido. Especial. Estos conceptos

    pasaronaformarpartedelaidentidaddeJobsydela

  • forma en que se veía a símismo. Sus amigosmáscercanos creen que el hecho de saber que loabandonaron al nacer dejó en él algunas cicatrices.«Creoque sudeseodecontrolarporcompleto todoloquehacederivadirectamentedesupersonalidadydelhechodequefueraabandonadoalnacer—afirmaDelYocam,unviejoamigosuyo—.Quierecontrolarsu entorno, y entiende sus productos como unaextensióndesímismo».GregCalhoun,queentablóamistad con Jobs justo después de la universidad,veía otra consecuencia más: «Steve me hablabamuchodequelohabíanabandonadoydeldolorqueaquello le causó —señala—. Lo hizo ser másindependiente.Seguíauncompásdiferentealde losdemás, y eso se debía a que se encontraba en unmundodiferentedeaquelenelquehabíanacido».Másadelante,cuandoteníaexactamentelamisma

    edad(veintitrés)quesupadrebiológicocuandoestelodioenadopción, Jobs fuepadredeunaniñaa laquetambiénabandonó(aunqueacabóasumiendosusresponsabilidadespara conella).ChrisannBrennan,lamadredeesaniña,afirmaqueelhabersidodado

  • enadopcióndejóaJobs«llenodecristalesrotos»,yeso ayuda a explicar en parte su propiocomportamiento. «Los que han sido abandonadosacaban abandonando a otros», apunta. AndyHertzfeld,quetrabajócodoconcodojuntoaJobsenApple a principios de la década de 1980, seencuentra entre las pocas personas que siguieronguardando una estrecha relación tanto conBrennancomo con Jobs. «La cuestión fundamental sobreSteve es la de por qué en ocasiones no puedecontrolarseysevuelvetancalculadoramentecruelydañino con algunas personas —cuenta—. Eso seremonta a cuando lo abandonaron al nacer. Elauténtico problema latente es el temadel abandonoenlavidadeSteve».Jobsrechazabaesteargumento.«Hayquienopina

    que, por haber sido abandonado, me esforzabamucho por tener éxito y así hacer que mis padresdesearan que volviera con ellos, o alguna tonteríaparecida, pero eso es ridículo—insistía—. Tal vezsaber que fui adoptado me hiciera ser másindependiente, pero nunca me he sentido

  • abandonado. Siempre he pensado que era especial.Mispadresmehicieronsentirmeespecial».EnetapasposterioresleirritabaquelagenteserefirieseaPauly Clara Jobs como sus padres «adoptivos» o queinsinuaraquenoeransus«auténticos»padres.«Eranmis padres al mil por cien», afirmaba. Cuandohablabade sus padres biológicos, por otra parte, sutono era más seco: «Fueron mi banco de óvulos yesperma, y esta no es una afirmación dura.Simplemente las cosas fueron así, un banco deespermaynadamás».

    SILICONVALLEY

    La infancia que Paul y Clara Jobs ofrecieron a sunuevo hijo fue, enmuchos aspectos, un estereotipodefinalesdeladécadade1950.CuandoSteveteníadosañosadoptaronaunaniña llamadaPatty,y tresañosdespués semudaronaunaurbanizaciónde lasafueras. La sociedad de crédito en la que Paultrabajaba como agente de embargos, CIT, lo habíatrasladado a su sede de Palo Alto, pero no podía

  • permitirsevivirenaquellazona,asíqueacabaronenuna parcela deMountainView, una poblaciónmáseconómicajustoalsurdeaquella.Allí, Paul Jobs trató de transmitirle a su hijo su

    amorporlamecánicayloscoches.«Steve,estaseráa partir de ahora tu mesa de trabajo», anunciómientrasmarcabaunaseccióndelamesadelgaraje.Jobs recordaba cómo le impresionó la atención quededicaba su padre a la artesanía. «Pensaba que laintuición demi padre con el diseño eramuybuena—afirmó— porque sabía cómo construir cualquiercosa. Si necesitábamos una vitrina, él la construía.Cuandomontónuestravalla,meentregóunmartilloparaqueyopudieratrabajarconél».Cincuenta añosdespués, lavalla todavía rodea el

    patiotraseroylateraldeesacasadeMountainView.Mientras Jobsme laenseñaba,orgulloso, acariciabalastablasdelacercayrecordabaunalecciónquesupadre le dejó profundamente grabada. Según supadre, era importante darles un buen acabado a laspartes traseras de los armarios y las vallas, aunquefueranaquedarocultas.«Leencantabahacerbienlas

  • cosas.Sepreocupabainclusoporlaspartesquenosepodíanver».Su padre siguió restaurando y vendiendo coches

    usados, y decoraba el garaje con fotos de susfavoritos. Le señalaba a su hijo los detalles deldiseño:laslíneas,lasentradasdeaire,elcromado,latapiceríadelosasientos.Todoslosdías,despuésdeltrabajo, se ponía un peto y se retiraba al garaje, amenudo con Steve tras él. «Pensaba que podíaentretenerlo con algunas tareas mecánicas, pero locierto es que nunca le interesó especialmentemancharse las manos—recordó Paul años después—. Nunca le preocuparon demasiado los artilugiosmecánicos».Trastear bajo el capó nunca resultó demasiado

    atractivo para Jobs. «No me apasionaba arreglarcoches, pero me encantaba pasar tiempo con mipadre». Incluso cuando se fue volviendo másconsciente de que había sido adoptado, la relacióncon su padre se fue estrechando. Un día, cuandoteníaunosochoaños, Jobsdescubrióuna fotografíade su padre de cuando pertenecía a la Guardia

  • Costera.«Estáenlasalademáquinas,conlacamisaquitada,ysepareceaJamesDean.Aquelfueunodeesosmomentosalucinantesparaunniño.¡Guau!Asíque mis padres fueron en algún momento muyjóvenesymuyguapos».Atravésdeloscoches,elpadredeSteveloexpuso

    porprimeravezalaelectrónica.«Noteníaunvastoconocimiento de electrónica, pero la encontraba amenudo en los automóviles y en algunos de losobjetos que reparaba. Me enseñó los principiosbásicosyaquellomeinteresómucho».Losviajesenbuscadepiezassueltaserantodavíamásinteresantes.«Todos los fines de semana hacíamos un viaje aldepósito de chatarra. Buscábamos dinamos,carburadores,todotipodecomponentes».Recordabavercómosupadrenegociabaanteelmostrador.«Sele daba bien regatear, porque sabía mejor que losdependientes del depósito lo que debían de costaraquellas piezas». Aquello sirvió para cumplir lapromesa que sus padres habían hecho cuando loadoptaron. «El fondo para la universidad existíaporque mi padre pagaba 50 dólares por un Ford

  • Falcon o algún otro coche desvencijado que nofuncionara, trabajabaenéldurantealgunassemanasy lo revendía por 250 dólares. Y porque no se lodecíaalosdeHacienda».Lacasade los Jobs,enelnúmero286deDiablo

    Avenue, al igual que las demás del mismovecindario, fue construida por el promotorinmobiliario Joseph Eichler, cuya compañía edificómás de 11.000 casas en distintas urbanizacionescalifornianas entre 1950 y 1974. Eichler, inspiradopor la visión de Frank Lloyd Wright de crearviviendas modernas y sencillas para el ciudadanoestadounidensedeapie,construíacasaseconómicasque contaban con paredes de cristal del suelo altecho,espaciosmuydiáfanos,concolumnasyvigasalavista,suelosdebloquesdehormigónymontonesde puertas correderas de cristal. «Eichler hizo algogenial—comentabaJobsenunodenuestrospaseospor el barrio—. Sus casas eran elegantes, baratas ybuenas. Les ofrecían un diseño limpio y un estilosencillo a personas de pocos recursos. Teníanalgunosdetallesimpresionantes,comolacalefacción

  • radial.Cuandoéramospequeñoshabíamoquetayelsuelosiempreestabacaliente».Jobs afirmó que su contacto con las casas de

    Eichler despertó su pasión por crear productos conundiseño limpioparaelgranpúblico.«Meencantapoder introducir un diseño realmente bueno y unasfuncionessencillasenalgoquenoseamuycaro—comentómientrasseñalabalalimpiaeleganciadelascasas de Eichler—. Aquella fue la visión originalpara Apple. Eso es lo que intentamos hacer con elprimerMac.EsoesloquehicimosconeliPod».En la casa situada frente a la de la familia Jobs

    vivía un hombre que se había hecho rico comoagente inmobiliario.«Noerademasiadobrillante—recordaba Jobs—, pero parecía estar amasando unafortuna,asíquemipadrepensó:“Yotambiénpuedohacer eso”. Recuerdo que se esforzó muchísimo.Asistió a clases nocturnas, aprobó el examen paraobtener la licencia y se metió en el mundoinmobiliario. Entonces, el mercado se desplomó».Comoresultado, la familiapasóporalgunosapuroseconómicos durante aproximadamente un año,

  • mientras Steve estudiaba primaria. Su madreencontró trabajo como contable para VarianAssociates,unaempresaquefabricaba instrumentoscientíficos, y suscribieron una segunda hipotecasobrelacasa.Undía,laprofesoradecuartocursolepreguntó: «¿Qué es lo que no entiendes sobre eluniverso?»,yJobscontestó:«Noentiendoporquédepronto mi padre no tiene nada de dinero». Sinembargo, se enorgullecía mucho de que su padrenuncaadoptaraunaactitudserviloelestiloafectadoquepodríanhaberlehechoobtenermásventas.«Paravendercasasnecesitabashacerlelapelotaalagente,algoquenoseledababien,noformabapartedesunaturaleza. Yo lo admiraba por eso». Paul Jobsvolvióasutrabajocomomecánico.Su padre era tranquilo y amable, rasgos que

    posteriormente Jobs alabómás que imitó. Tambiéneraunhombredecidido.

    EnlacasadealladovivíauningenieroquetrabajabaconpanelesfotovoltaicosenWestinghouse.Eraunhombresoltero,tipobeatnik.Tenía una novia que me cuidaba a veces, porque mis padrestrabajaban,asíqueibaallídespuésdeclaseduranteunpardehoras.Élseemborrachabaylepegóunpardeveces.Ellallegóunanoche

  • acasa,completamenteaterrorizada,yélvinodetrás,borracho,ymipadre se plantó en la entrada y le hizomarcharse. Le dijo que sunovia estaba allí pero que él no podía entrar. Ni se movió de lapuerta.Nosgustapensarqueenloscincuentatodoeraidílico,peroese tíoeraunodeesos ingenierosqueestabaarruinandosupropiavida.

    Loquediferenciabaaaquelbarriodelasmilesdeurbanizaciones con árboles altos y delgados quepoblaban Estados Unidos era que incluso los mástarambanas tendían a ser ingenieros. «Cuando nosmudamosaquí,entodasestasesquinashabíahuertosde ciruelos y albaricoqueros —recordaba Jobs—,pero el lugar estaba comenzando a crecer gracias alas inversiones militares». Jobs se empapó de lahistoriadelvalleydesarrollóeldeseodedesempeñarsupropiafunciónenél.EdwindLand,dePolaroid,lecontó más tarde cómo Eisenhower le había pedidoqueloayudaraaconstruirlascámarasdelosavionesespía U-2 para ver hasta qué punto era real laamenaza soviética. Los carretes de película seguardaban en botes y se llevaban al Centro deInvestigación Ames, de la NASA, en Sunnyvale,cerca de donde vivía Jobs. «Vi por primera vez un

  • terminal informático cuando mi padre me llevó alcentroAmes—dijo—.Meenamoréporcompleto».Otroscontratistasdedefensa fueronbrotandopor

    lazonaduranteladécadade1950.ElDepartamentodeMisilesyEspaciodelaLockheedCompany,queconstruía misiles balísticos para lanzar desdesubmarinos, se fundó en 1956 junto al centro de laNASA.CuandoJobssemudóaaquellazonacuatroañosmás tarde, ya empleaba a 20.000 personas. Aunos pocos cientos de metros de distancia,Westinghouseconstruyóinstalacionesqueproducíantubosy transformadoreseléctricospara los sistemasde misiles. «Teníamos un montón de empresas dearmamentomilitardevanguardia—recordaba—.Eramuymisterioso,tododealtatecnología,yhacíaquevivirallífueramuyemocionante».Traslaaparicióndelascompañíasdedefensa,en

    lazonasurgióunaflorecienteeconomíabasadaenlatecnología.Susraícesseremontabana1938,cuandoDavePackardy sunueva esposa semudaronaunacasaenPaloAltoquecontabaconunacabañadondesu amigo Bill Hewlett se instaló poco después. La

  • casateníaungaraje—unapéndicequeresultóserala vez útil y simbólico en el valle— en el queanduvieron trasteando hasta crear su primerproducto,unosciladordeaudiofrecuencia.Yaen ladécada de 1950, Hewlett-Packard era una empresaque crecía rápidamente y que fabricaba materialtécnico.Afortunadamente, había un lugar cercano para

    aquellosemprendedoresa losquesusgarajesse leshabían quedado pequeños. En una decisión queayudóaque la zona se convirtiera en la cunade larevolucióntecnológica,eldecanodeIngenieríadelaUniversidaddeStanford,FrederickTerman,creóunparque industrial de casi trescientas hectáreas enterrenos universitarios, para que empresas privadaspudieran comercializar las ideas de los estudiantes.Su primer arrendatario fue Varian Associates, laempresa en la que trabajaba Clara Jobs. «Termantuvo aquella gran idea, que contribuyó más queninguna otra a favorecer el crecimiento de laindustria tecnológica en aquel lugar», afirmó Jobs.CuandoSteveJobsteníadiezaños,Hewlett-Packard

  • contaba con 9.000 empleados, y era la empresasólida y respetable en la que todo ingeniero quebuscaraunaestabilidadeconómicaqueríatrabajar.El avance tecnológico más importante para el

    crecimiento de la zona fue, por supuesto, el de lossemiconductores.WilliamShockley, que había sidounodelosinventoresdeltransistorenBellLabs,enelestadodeNuevaJersey,semudóaMountainViewy, en 1956, fundó una compañía que construíatransistores de silicio, en lugar de utilizar elgermanio, un material más caro, que se empleabahabitualmente hasta entonces. Sin embargo, lacarrera deShockley se fuevolviendo cadavezmáserrática, y abandonó el proyecto de los transistoresde silicio, lo que llevó a ochode sus ingenieros—principalmenteaRobertNoyceyGordonMoore—aescindirse para formar Fairchild Semiconductor.Aquella empresa creció hasta contar con 12.000empleadosperosefragmentóen1968,cuandoNoyceperdió una batalla para convertirse en consejerodelegado, tras la cual se llevó consigo a GordonMoorey fundóunacompañíaquepasóaconocerse

  • como Integrated Electronics Corporation, que ellosabreviaron elegantemente como Intel. Su tercerempleado era Andrew Grove, que hizo crecer laempresaenladécadade1980aldejardecentrarlaenlos chips de memoria y pasarse a losmicroprocesadores. En pocos años, había más decincuenta empresas en la zona dedicadas a laproduccióndesemiconductores.El crecimiento exponencial de esta industria

    guardaba relación directa con el célebredescubrimiento de Moore, que en 1965 dibujó ungráfico de la velocidad de los circuitos integrados,basado en la cantidad de transistores que podíancolocarse en un chip, y que mostraba cómo dichavelocidad se duplicaba cada dos añosaproximadamente,enunatendenciaqueparecíaqueibaamantenerse.Estaleysevioreafirmadaen1971,cuando Intel fue capaz de grabar una unidadcompletadeprocesamientocentralenunúnicochip—el Intel 4004—, al que bautizaron como«microprocesador». La Ley de Moore se hamantenidovigenteenlíneasgeneraleshastanuestros

  • días, y su fidedigna predicción sobre precios ycapacidadespermitióadosgeneracionesde jóvenesemprendedores,entrelasqueseincluyenSteveJobsyBillGates,realizarproyeccionesdecostesparasusproductosdevanguardia.Laindustriadeloschipslediounnuevonombrea

    la región cuando Don Hoefler, columnista delsemanario especializadoElectronic News, comenzóuna serie de artículos en enero de 1971 titulados«SiliconValleyUSA». El valle de Santa Clara, deunossesentakilómetros,queseextiendedesdeelsurde San Francisco hasta San José a través de PaloAlto, tiene su arteria comercial principal en elCamino Real. Este conectaba originalmente lasveintiuna misiones religiosas californianas, y ahoraesunaavenidabulliciosaqueuneempresasnuevasyestablecidas. Todas juntas representan un tercio delas inversiones anuales de capital riesgo de todoEstadosUnidos.«Durantemiinfancia,meinspirólahistoria de aquel lugar —aseguró Jobs—. Eso mehizoquererformarpartedeél».Al igualque lamayoríade losniños,Jobssevio

  • arrastrado por las pasiones de los adultos que lorodeaban. «Casi todos los padres del barrio sededicaban a cosas fascinantes, como los panelesfotovoltaicos, las baterías o los radares—recordaba—. Yo crecí asombrado con todo aquello, y lepreguntaba a todo el mundo por esos temas». Elvecinomás importante de todos, Larry Lang, vivíasietecasasmásabajo.«Éleraparamíelmodelodetodo lo que debía ser un ingeniero de Hewlett-Packard: un gran radioaficionado, apasionado hastala médula por la electrónica. Me traía cachivachespara que jugara con ellos». Mientras nosacercábamosa laviejacasadeLang,Jobsseñaló laentrada. «Cogió un micrófono de carbón, unasbaterías y un altavoz y los colocó ahí. Me hizohablarle almicrófono y el sonido salía amplificadoporel altavoz».Elpadrede Jobs lehabíaenseñadoque los micrófonos siempre necesitaban unamplificadorelectrónico.«Asíquemefuicorriendoacasayledijeamipadrequesehabíaequivocado».«No, necesita un amplificador», repitió su padre.

    Y cuando Steve le aseguró que no era cierto, su

  • padre le dijo que estaba loco. «No puede funcionarsinunamplificador.Tienequehaberalgúntruco».«Yoseguídiciéndoleamipadrequeno,quetenía

    que ir a verlo, y cuandopor fin vino conmigoy lovio,exclamó:“Estoeraloquemefaltabaporver”».Jobsrecordabaesteincidenteconclaridadporque

    fuelaprimeraocasiónenquesediocuentadequesupadreno lo sabía todo.Enesemomento, empezóadescubrir algo todavíamás desconcertante: eramáslisto que sus padres. Siempre había admirado lacompetenciayelsentidocomúndesupadre.«Noeraun hombre cultivado, pero siempre había pensadoque era tremendamente listo. No leía demasiado,peropodíahacerunmontóndecosas.Podíaarreglarcasi cualquier artilugio mecánico». Sin embargo,según Jobs, el episodio del micrófono de carbóndesencadenó un proceso que alteró su impresiónanterioralserconscientedequeeramásinteligenteyrápido que sus padres. «Aquel fue un momentodecisivo que se me quedó grabado en la mente.Cuandome di cuenta de que eramás listo quemispadres, me sentí enormemente avergonzado por

  • pensar algo así. Nunca olvidaré aquel momento».Este descubrimiento, según relató posteriormente asus amigos, junto con el hecho de ser adoptado, lehizosentirsealgoapartado—desapegadoyseparado—desufamiliaydelmundo.Pocodespuéstomóconcienciadeunnuevohecho.

    Nosolohabíadescubiertoqueeramásbrillantequesus padres. También se dio cuenta de que ellos losabían.PaulyClaraJobseranunospadrescariñosos,y estaban dispuestos a adaptar su vida a aquellasituaciónenlaqueseencontraban,conunhijomuyinteligente.Y también testarudo.Estabandispuestosa tomarsemuchasmolestias para complacerlo, paratratarlo comoa alguien especial, y pronto el propioSteve se dio cuenta de ello. «Mis padres meentendían.Sintieronunagranresponsabilidadcuandoadvirtieronqueyoeraespecial.Encontraronlaformade seguir alimentándome y de llevarme a colegiosmejores. Estaban dispuestos a adaptarse a misnecesidades».Asípues,Stevenosolocrecióconlasensaciónde

    haber sido abandonado en el pasado, sino también

  • conlaideadequeeraespecial.Paraél,aquellofuelomásimportanteenlaformacióndesupersonalidad.

    ELCOLEGIO

    Antes incluso de empezar la primaria, su madre lehabíaenseñadoaleer.Aquello,sinembargo,letrajoalgunosproblemas.«Meaburríabastantedurantelosprimeros años de colegio, así que me entreteníametiéndome en líos». Pronto quedó claro que Jobs,tantoporsudisposicióncomoporsueducación,noibaaaceptarfiguraspaternas.«Meencontréallíconun tipo de autoridad diferente de cualquiera quehubiera visto antes, y aquello no me gustaba. Locierto es que casi acaban conmigo. Estuvieron apuntodehacermeperdertodoatisbodecuriosidad».Su colegio, la escuela primaria Monta Loma,

    consistíaenunaseriedeedificiosbajosconstruidosen la década de 1950 que se encontraban a cuatromanzanas de su casa. De joven, contrarrestaba elaburrimiento gastando bromas. «Tenía un buenamigo llamadoRickFerrentino, y nosmetíamos en

  • toda clase de líos —recordaba—. Como cuandodibujamoscartelitosqueanunciabanqueibaaserel“Día de llevar tumascota a clase”. Fue una locura,con los perros persiguiendo a los gatos por todaspartesylosprofesoresfueradesuscasillas».Enotraocasión,convencieronalosotroschicosparaquelescontarancuáleseranlosnúmerosdelacombinacióndeloscandadosdesusbicicletas.«Entoncessalimosy cambiamos todas las cerraduras, y nadie podíasacar su bici. Estuvieron allí hasta bien entrada lanoche,hastaqueconsiguieronaclararse».Yacuandoestaba en el tercer curso, las bromas se volvieronalgomáspeligrosas.«Unavezcolocamosunpetardobajolasilladenuestraprofesora,laseñoraThurman.Leprovocamosunticnervioso».No es sorprendente, pues, que lo mandaran

    expulsadoacasadosotresvecesantesdeacabareltercer curso. Para entonces, no obstante, su padrehabíacomenzadoatratarlocomoaunchicoespecial,y con su estilo tranquilo pero firme dejó claro queesperabaqueelcolegiohicieralomismo.«Verán,noes culpa suya —le defendió Paul Jobs ante los

  • profesores, según relató su hijo—. Si no puedenmantenersuinterés,laculpaesdeustedes».Jobsnorecordabaquesuspadreslocastigarannuncaporlastransgresionescometidasenelcolegio.«Elpadredemi padre era un alcohólico que lo golpeaba con uncinturón,peroyonisiquieraestoysegurodequemedieranunazotealgunavez».Yañadióquesuspadres«sabían que la culpa era del colegio por tratar dehacer que memorizara datos estúpidos en lugar deestimularme».Paraentoncesyaestabacomenzandoamostrar esamezcla de sensibilidad e insensibilidad,de irritabilidad e indiferencia, que iba a marcarloduranteelrestodesuvida.Cuandollegóelmomentodepasaracuartocurso,

    laescueladecidióquelomejorerasepararaJobsyaFerrentino y ponerlos en clases diferentes. Laprofesora de la clase más avanzada era una mujermuy resuelta llamada ImogeneHill, conocida comoTeddy,yseconvirtió,enpalabrasdeJobs,en«unodelossantosdemivida».Trasobservarloduranteunpar de semanas, decidió que la mejor manera detratar con él era sobornarlo. «Un día, después de

  • clase, me entregó un cuaderno con problemas dematemáticasymedijoquequeríaquemelollevaraacasa y los resolviera. Yo pensé: “¿Estás loca?”, yentonces ella sacóunade esaspiruletasgigantescasqueparecíanocuparunplanetaentero.Medijoquecuando lo hubiera acabado, si tenía bien casi todaslas respuestas, me daría aquella piruleta y cincodólares.Yyoledevolvíelcuadernoalosdosdías».Tras unos meses, ya no necesitaba los sobornos.«Soloqueríaaprenderyagradarle».Hilllecorrespondíaconelmaterialnecesariopara

    pasatiempostalescomopulirunalenteyfabricarunacámaradefotos.«Aprendídeellamásquedeningúnotro profesor, y si no hubiera sido por esa mujer,estoy seguro de que habría acabado en prisión».Aquello volvió a reforzar en él la idea de que eraespecial. «En clase, yo era el único del que sepreocupaba.Ellavioalgoenmí».La inteligencia no era lo único que la profesora

    habíaadvertido.Añosmás tarde, legustabamostrarcon orgullo una foto de aquella clase el «Día deHawai». Jobs se había presentado sin la camisa

  • hawaianaquehabíanpropuesto,peroenlafotosaleenprimera fila, enel centro, conunapuesta.Habíautilizadotodasulabiaparaconvenceraotrochicodequeseladejara.Haciaelfinaldelcuartocurso,laseñoraHillhizo

    quesometieranaJobsaunaspruebas.«Obtuveunapuntuación de alumno de segundo curso desecundaria», recordaba. Ahora que había quedadoclaro,nosoloparaélysuspadres,sinotambiénparasus profesores, que estaba especialmente dotado, laescuela planteó la increíble propuesta de que lepermitieran saltarse dos cursos y pasarlodirectamente del final del cuarto curso al comienzodel séptimo. Aquella era la forma más sencilla demantenerlo estimulado y ofrecerle un desafío. Suspadres,sinembargo,eligieronlaopciónmássensatadehacerquesesaltaraunúnicocurso.La transición fuedesgarradora. Jobs eraun chico

    solitarioyconpocasaptitudessocialesyseencontrórodeado de chicos un añomayores que él. Y, peoraún, la clase de sexto se encontraba en un colegiodiferente: el CrittendenMiddle. Solo estaba a ocho

  • manzanasde laescuelaprimariaMontaLoma,peroen muchos sentidos se encontraba a un mundo dedistancia,enunbarriollenodebandasformadasporminorías étnicas. «Las peleas eran algo habitual, ytambién los robos en los baños —según escribióMichael S.Malone, periodista de SiliconValley—.Lasnavajasse llevabanhabitualmenteaclasecomosigno de virilidad». En la época en que Jobs llegóallí, un grupo de estudiantes ingresó en prisión porunaviolaciónengrupo,yelautobúsdeunaescuelavecina quedó destruido después de que su equipovencieraaldeCrittendenenuntorneodeluchalibre.Jobsfuevíctimadeacosoenvariasocasiones,ya

    mediados del séptimo curso le dio un ultimátum asus padres: «Insistí en que me cambiaran decolegio». En términos económicos, aquello suponíauna dura exigencia. Sus padres apenas lograbanllegar a fin demes. Sin embargo, a esas alturas nohabía casi ninguna duda de que acabarían porsometerseasuvoluntad.«Cuandoseresistieron,lesdijesimplementequedejaríadeiraclasesiteníaqueregresar a Crittenden, así que se pusieron a buscar

  • dóndeestaban losmejorescolegios, reunieronhastaelúltimocentavoycompraronunacasapor21.000dólaresenunbarriomejor».Solo se mudaban cinco kilómetros al sur, a un

    antiguo huerto de albaricoqueros en el sur de LosAltosquesehabíaconvertidoenunaurbanizacióndechalésidénticos.Sucasa,enel2.066deCristDrive,era una construcción de una planta con tresdormitorios y un garaje —detalle de primordialimportancia—conunapuertacorrederaquedabaalacalle.Allí,PaulJobspodíajuguetearconloscochesysuhijo,conloscircuitoselectrónicos.Elotrodatorelevanteesqueseencontraba,aunqueporlospelos,en el interior de la línea que delimitaba el distritoescolardeCupertino-Sunnyvale,unode losmejoresymás seguros de todo el valle. «Cuandomemudéaquí, todas estas esquinas todavía eran huertos —señaló Jobs mientras caminábamos frente a suantigua casa—. El hombre que vivía justo ahí meenseñó cómo ser un buen horticultor orgánico ycómo preparar abono. Todo lo cultivaba a laperfección.Nunca antes había probado una comida

  • tan buena.En esemomento comencé a apreciar lasverdurasylasfrutasorgánicas».Aunquenoeranpracticantesfervorosos,lospadres

    de Jobs querían que recibiera una educaciónreligiosa,asíquelollevabanalaiglesialuteranacasitodos los domingos. Aquello terminó a los treceaños.LafamiliarecibíalarevistaLife,yenjuliode1968sepublicóunaestremecedoraportadaenlaquesemostraba a un par de niños famélicos deBiafra.Jobs llevó el ejemplar a la escuela dominical y leplanteó una pregunta al pastor de la iglesia. «Silevanto un dedo, ¿sabrá Dios cuál voy a levantarincluso antes de que lo haga?». El pastor contestó:«Sí, Dios lo sabe todo». Entonces Jobs sacó laportadadeLife ypreguntó:«Bueno, ¿entonces sabeDiosloquelesocurreyloquelesvaapasaraestosniños?».«Steve,ya séqueno lo entiendes, pero sí,Diostambiénlosabe».Entonces Jobs dijo que no quería tener nada que

    ver con la adoración de un Dios así, y nunca másvolvió a la iglesia. Sin embargo, sí que pasó añosestudiando y tratando de poner en práctica los

  • principiosdelbudismozen.Alreflexionar,añosmástarde, sobre sus ideas espirituales, afirmó quepensabaquelareligióneramejorcuantomásénfasisponíaenlasexperienciasespiritualesenlugardeenlos dogmas. «El cristianismo pierde toda su graciacuando se basa demasiado en la fe, en lugar dehacerloenllevarunavidacomoladeJesúsoenverelmundo como él lo veía—me decía—.Creo quelas distintas religiones son puertas diferentes paraunamismacasa.Aveces creoque la casa existe,yotrasvecesqueno.Eseeselgranmisterio».Poraquelentonces,elpadredeJobs trabajabaen

    Spectra-Physics, una compañía de la cercana SantaClara que fabricaba láseres para productoselectrónicosymédicos.Comooperariodemáquinas,lecorrespondíalatareadeelaborarlosprototiposdelos productos que los ingenieros diseñaban. Su hijoestaba hechizado ante la necesidad de lograr unresultado perfecto. «Los láseres exigen unaalineación muy precisa —señaló Jobs—. Los queeran realmente sofisticados,paraavionesoaparatosmédicos,requeríanunosdetallesmuyprecisos.Ami

  • padre le decían algo parecido a: “Esto es lo quequeremos, y queremos que se haga en una únicapieza de metal para que todos los coeficientes deexpansiónseaniguales”,yélteníaqueingeniárselaspara hacerlo». Lamayoría de las piezas tenían queconstruirse desde cero, lo que significaba que PaulJobsdebíafabricarherramientasymoldesamedida.Su hijo estaba fascinado, pero rara vez loacompañabaaltaller.«Habríasidodivertidoquemeenseñara a utilizar un molino y un torno, perodesgraciadamente nunca fui allí, porque estabamásinteresadoenlaelectrónica».Unverano,PaulJobssellevóaSteveaWisconsin

    para que visitara la granja lechera de la familia.Lavidaruralnoleatraíanada,perohayunaimagenquese le quedó grabada. Allí vio cómo nacía unaternerilla,yquedósorprendidocuandoaquelanimaldiminuto se levantó en cuestión de minutos ycomenzó a caminar. «No era nada que hubieraaprendido,sinoqueloteníaincorporadoporinstinto—narró—. Un bebé humano no podría hacer algoasí. Me pareció algo extraordinario, aunque nadie

  • más lo vio de aquella manera». Lo expresó entérminos de hardware y software: «Era como sihubiesealgoenelcuerpoyenelcerebrodelanimaldiseñado para trabajar conjuntamente de formainstantáneaenlugardeaprendida».En el noveno curso, Jobs pasó a estudiar en el

    instituto Homestead, que contaba con un inmensocampus de bloques de dos pisos de hormigón, poraquelentoncespintadosderosa.Estudiabanallídosmil alumnos. «Fue diseñado por un célebrearquitecto de cárceles—recordaba Jobs—. Queríanque fuera indestructible». Jobs había desarrolladounaaficiónporpasear,ytodoslosdíasrecorríaapielasquincemanzanasqueloseparabandelaescuela.Teníapocosamigosdesumismaedad,perollegó

    aconoceraalgunosestudiantesmayoresqueélquese encontraban inmersos en la contracultura definalesdeladécadade1960.Aquellaeraunaépocaenqueelmundodeloshippiesydelosgeeksestabacomenzando a solaparse en algunos puntos. «Misamigoseranloschicosmáslistos—afirmó—.Amíme interesaban las matemáticas, y la ciencia y la

  • electrónica.Aellostambién,yademáselLSDytodoelmovimientocontracultural».Por aquel entonces, sus bromas solían incluir

    elementos de electrónica. En cierta ocasión instalóaltavoces por toda la casa. Sin embargo, como losaltavoces también pueden utilizarse comomicrófonos, construyó una sala de control en suarmariodondepodíaescucharloqueocurríaenotrashabitaciones.Una noche,mientras tenía puestos losauricularesyestabaescuchandoloqueocurríaeneldormitoriodesuspadres,supadrelopilló,seenfadóyleexigióquedesmantelaraelsistema.Pasómuchastardes en el garaje deLarryLang, el ingeniero quevivíaenlacalledesuantiguacasa.LangacabóporregalarleaJobselmicrófonodecarbónquetantolofascinaba, y le mostró el mundo de los kits de lacompañíaHeath,unoslotesdepiezasparamontaryconstruir radios artesanales y otros aparatoselectrónicos que por aquella época causaban furorentrelossoldadores.«TodaslaspiezasdeloskitsdeHeath venían con un código de colores, pero elmanual también te explicaba la teoría de cómo

  • funcionaba todo —apuntó Jobs—. Te hacía dartecuenta de que podías construir y comprendercualquier cosa. Una vez que montabas un par deradios, veías un televisor en el catálogo y decías:“Seguro que también puedo construir algo así”,aunque no supieras cómo. Yo tuve mucha suerte,porque, cuando era niño, tanto mi padre comoaquellos juegos de montaje me hicieron creer quepodíaconstruircualquiercosa».Lang también lo introdujo en el Club de

    Exploradores de Hewlett-Packard, una reuniónsemanaldeunosquinceestudiantesenlacafeteríadela compañía los martes por la noche. «Traían a uningeniero de uno de los laboratorios para que noshablarasobreelcampoenelqueestuvieratrabajando—recordaba Jobs—. Mi padre me llevaba allí encoche. Aquello era el paraíso. Hewlett-Packard erauna pionera en los diodos de emisión de luz, y allíhablábamos acerca de lo que se podía hacer conellos». Como su padre ahora trabajaba para unacompañía de láseres, aquel tema le interesabaespecialmente. Una noche, arrinconó a uno de los

  • ingenieros de láser de Hewlett-Packard tras una delascharlasyconsiguióquelollevaraadarunavueltapor el laboratorio de holografía. Sin embargo, elrecuerdomás duradero se originó cuando vio todoslos ordenadores de pequeño tamaño que estabadesarrollando la compañía. «Allí es donde vi porprimeravezunordenadordesobremesa.Sellamaba9100A y no era más que una calculadora conpretensiones, pero también el primer ordenador desobremesaauténtico.Resultaba inmenso,puedequepesara casi veinte kilos, pero era una belleza ymeenamoró».A los chicos del Club de Exploradores se les

    animabaadiseñarproyectos,yJobsdecidióconstruirunfrecuencímetro,quemideelnúmerodepulsosporsegundodeunaseñalelectrónica.Necesitabaalgunaspiezas que fabricaban en Hewlett-Packard, así queagarró el teléfono y llamó al consejero delegado.«Por aquel entonces, la gente no retiraba susnúmerosdellistín,asíquebusquéaBillHewlett,dePaloAlto,ylollaméasucasa.Contestóyestuvimoscharlando durante unos veinte minutos. Me

  • consiguió laspiezas,pero tambiénmeconsiguióuntrabajo en la planta en la que fabricabanfrecuencímetros». Jobs trabajó allí el veranosiguienteasuprimerañoenelinstitutoHomestead.«Mi padreme llevaba en coche por lasmañanas ypasabaarecogermeporlastardes».Su trabajoconsistíaprincipalmenteen«limitarme

    acolocartuercasytornillosenaparatos»enunalíneademontaje. Entre sus compañeros de cadena habíaciertoresentimientohaciaaquelchiquilloprepotenteque había conseguido el puesto tras llamar alconsejerodelegado.«Recuerdoquelecontabaaunodelossupervisores:“Meencantaesto,meencanta”,ydespuéslepreguntéquélegustabamásaél.Ysurespuesta fue: “A mí, follar, follar”». A Jobs leresultómás sencillocongraciarsecon los ingenierosquetrabajabanunpisoporencimadelsuyo.«Servíancaféyrosquillastodaslasmañanasalasdiez,asíqueyosubíaunaplantaypasabaelratoconellos».A Jobs le gustaba trabajar. También repartía

    periódicos —su padre lo llevaba en coche cuandollovía—,ydurantesusegundoañodeinstitutopasó

  • los finesde semanay el veranocomoempleadodealmacénenunalóbregatiendadeelectrónica,Haltek.Aquello era para la electrónica lo mismo que losdepósitosdechatarradesupadrepara laspiezasdecoche:unparaísodelosbuscadoresdetesorosqueseextendía por toda una manzana con componentesnuevos, usados, rescatados y sobrantes apretujadosen una maraña de estantes, amontonados sinclasificar en cubos y apilados en un patio exterior.«Enlapartetrasera,juntoalabahía,habíaunazonavalladaconmaterialescomo,porejemplo,partesdelinterior de submarinos Polaris que habían sidodesmanteladosparavenderlosporpiezas—comentó—. Todos los controles y los botones estaban allímismo.Erandetonosmilitares,verdesygrises,perotenían un montón de interruptores y bombillas decolorámbaryrojo.Habíaalgunosdeesosgrandesyviejos interruptores de palanca que producían unasensación increíble al activarlos, como si fueras ahacerestallartodoChicago».En los mostradores de madera de la entrada,

    cargados con catálogos embutidos en carpetas

  • desvencijadas, la gente regateaba el precio deinterruptores, resistencias, condensadores y, enocasiones, loschipsdememoriamásavanzados.Supadre solía hacerlo con los componentes de loscoches, y obtenía buenos resultadosporque conocíael valor de las piezas mejor que los propiosdependientes. Jobs imitó su ejemplo.Desarrolló unvasto conocimiento sobre componentes electrónicosque se complementó con su afición a regateary asíganarse un dinero. El joven iba a mercadillos dematerial electrónico, tales como la feria deintercambiodeSanJosé,regateabaparahacerseconunaplacabaseusadaquecontuvieraalgunoschipsocomponentesvaliosos,ydespués se losvendíaa susupervisorenHaltek.Jobs consiguió su primer coche, con la ayuda de

    su padre, a la edad de quince años. Era un NashMetropolitan bicolor que su padre había equipadocon un motor de MG. A Jobs no le gustabademasiado, pero no quería decírselo a su padre, niperder laoportunidadde tenersupropiocoche.«Alvolverlavistaatrás,puedequeunNashMetropolitan

  • parezcaelcochemásenrolladoposible—declararíaposteriormente—, pero en aquel momento era elcacharro menos elegante del mundo. Aun así, setratabadeuncoche,yesoeragenial».Encuestióndeun año había ahorrado suficiente con sus distintostrabajoscomoparapoderpasarseaunFiat850cupérojo con motor Abarth. «Mi padre me ayudó amontarloyarevisarlo.Lasatisfacciónderecibirunsalario y ahorrar para conseguir un objetivo fueronmuyemocionantes».Esemismoverano,entresusegundoyterceraños

    de instituto en Homestead, Jobs comenzó a fumarmarihuana.«Mecoloquéporprimeravezeseverano.Tenía quince años, y desde entonces comencé aconsumirhierbaconregularidad».Enunaocasiónsupadre encontró algo de droga en el Fiat de su hijo.«¿Qué es esto?», preguntó. Jobs contestó confrialdad: «Es marihuana». Fue una de las pocasocasionesentodasuvidaenquetuvoqueafrontarelenfadodesupadre.«Aquellafuelaúnicabroncadeverdadquetuveconmipadre»,declararía.PeroPaulvolvió a someterse a su voluntad. «Quería que le

  • prometiera que no iba a fumar hierba nunca más,peroyonoestabadispuestoahacerlo».Dehecho,ensucuartoyúltimoañotambiéntonteóconelLSDyel hachís, además de explorar los alucinógenosefectosdelaprivacióndesueño.«Estabaempezandoa colocarme con más frecuencia. Tambiénprobábamoselácidodevezencuando,normalmenteendescampadosoenelcoche».Durante aquellos dos últimos años de instituto

    tambiénflorecióintelectualmenteyseencontróenelcrucedecaminos, talycomoélhabíacomenzadoaverlo, entre quienes se encontraban obsesivamenteinmersosenelmundodelaelectrónicaylosquesededicaban a la literatura o a tareas más creativas.«Comencéaescucharmuchamásmúsicayempecéaleermáscosasquenotuvieranqueverconlacienciaylatecnología(Shakespeare,Platón).MeencantabaElreyLear».OtrasobrasfavoritassuyaseranMobyDick y los poemas de Dylan Thomas. Le preguntéporquésesentíaatraídoporelreyLearyelcapitánAhab, dos de los personajes más obstinados ytenacesdelaliteratura,peroélnoparecióentenderla

  • conexión que yo estaba planteando, así que lo dejéestar. «Cuandome encontraba en el último año delinstituto tenía un curso genial de literatura inglesaavanzada.Elprofesoreraunseñorque separecíaaErnestHemingway.NosllevóaalgunosdenosotrosapracticarelsenderismoporlanieveenYosemite».Una de las clases a las que asistía Jobs pasó a

    convertirseenpartedelatradicióndeSiliconValley:el curso de electrónica impartido por JohnMcCollum,un expilotode lamarinaqueposeía elencanto de un hombre del espectáculo a la hora dedespertar el interés de sus alumnos con trucos talescomo prender fuego con una bobina de Tesla. Supequeño almacén, cuya llave les prestaba a susestudiantes favoritos, estaba abarrotado detransistoresyotraspiezasquehabíaidoacumulando.Tenía unahabilidad impresionante para explicar lasteorías electrónicas, asociarlas a aplicacionesprácticas, tales como la forma de conectarresistenciasycondensadoresenserieyenparalelo,ydespués utilizar esa información para construiramplificadoresyradios.

  • LaclasedeMcCollumse impartía enunedificiosimilar a una cabaña situado en un extremo delcampus, junto al aparcamiento. «Aquí estaba —comentó Jobs mientras miraba por la ventana—, yaquí,en lapuertadeal lado,esdondesolíaestar laclasedemecánicadelautomóvil».Layuxtaposiciónsubraya el cambio de intereses con respecto a lageneración de su padre. «El señor McCollumpensaba que la clase de electrónica era la nuevaversióndelamecánicadelautomóvil».McCollum creía en la disciplina militar y en el

    respeto a la autoridad. Jobs no. Su aversión a laautoridad era algo que ya ni siquiera trataba deocultar, ymostraba una actitud que combinaba unaintensidadásperayextrañaconunarebeldíadistante.«Normalmente se quedaba en un rincón haciendocosas por su cuenta, y lo cierto es que no queríamezclarse mucho conmigo ni con nadie más de laclase», señaló más tarde McCollum. El profesornuncaleconfióunallavedelalmacén.Undía,Jobsnecesitó una pieza que no tenían allí en aquelmomento, así que llamó a cobro revertido al

  • fabricante, Burroughs, de Detroit, y le informó deque estaba diseñando un producto nuevo y de quequería probar aquella pieza. Le llegó por correoaéreo unos días más tarde. Cuando McCollum lepreguntó cómo lo había conseguido, Jobs detalló,conorgullodesafiante,lospormenoresdelallamadaa cobro revertido y de la historia que habíainventado.«Yomepusefurioso—afirmóMcCollum—.Noqueríaquemisalumnossecomportaranasí».LarespuestadeJobs fue:«Yono tengodineroparahacerlallamada,peroellostienenunmontón».Jobs solo asistió durante un año a las clases de

    McCollum, en lugar de durante los tres que seofrecían. Para uno de sus proyectos construyó unaparato con una célula fotovoltaica que activaba uncircuito cuando se exponía a la luz, nada departicular para cualquier estudiante de ciencias ensusañosdeinstituto.Leinteresabamuchomásjugarcon rayos láser, algo que había aprendido de supadre. Junto con algunos amigos, creó espectáculosde música y sonido destinados a fiestas, con rayos

  • láser que rebotaban en espejos colocados sobre losaltavocesdesuequipodemúsica.

  • 2LaextrañaparejaLosdosSteves

    WOZ

    Cuando aún era alumno de la clase deMcCollum,Jobsentablóamistadconunjovenquehabíaacabadoelinstitutoyqueeraelclarofavoritodelprofesoryuna leyendaenel institutopor sudestrezaenclase.StephenGaryWozniak, cuyohermanomenorhabíasido compañero de Jobs en el equipo de natación,teníacasicincoañosmásqueélysabíamuchomássobre electrónica. Sin embargo, tanto a nivelemocional como social, seguía siendo un chicoinadaptado de instituto obsesionado con latecnología.Al igual que Jobs, Wozniak había aprendido

    mucho junto a su padre, pero sus lecciones habían

  • sido diferentes. Paul Jobs era un hombre que nohabíaacabadoelinstitutoyque,enloreferentealareparación de coches, sabía cómo obtener un buenbeneficio tras llegaraventajososacuerdossobre laspiezas sueltas. Francis Wozniak, conocido comoJerry,eraunbrillantelicenciadoeningenieríaporelInstituto Tecnológico de California, donde habíaparticipadocomoquarterbackenelequipodefútbolamericano.Eraunhombrequeensalzabalasvirtudesdelaingenieríayquemirabaporencimadelhombroalosquesededicabanalosnegocios,lapublicidadolas ventas. Se había convertido en uno de loscientíficos más destacados de Lockheed, dondediseñaba sistemas de guía de misiles. «Recuerdocómomecontabaque la ingenieríaeraelnivelmásimportante que se podía alcanzar en el mundo —contó más tarde Steve Wozniak—. Era algo quellevabaalasociedadaunnuevonivel».UnodelosprimerosrecuerdosdeljovenWozniak

    era el de ir a ver a su padre al trabajo un fin desemanayquelemostraranlaspiezaselectrónicas,ycómosupadre«lasponíasobreunamesaalaqueyo

  • me sentaba para poder jugar con ellas». Observabacon fascinacióncómosupadre tratabadeconseguirque una línea de onda en una pantalla se quedaraplana para demostrar que uno de sus diseños decircuitos funcionabacorrectamente.«Paramíestabaclaroque,fueraloquefuesequeestuvierahaciendomipadre,eraalgobuenoeimportante».Woz,comoya lo llamaban incluso entonces, le preguntabaacercadelasresistenciasylostransistoresquehabíarepartidosporlacasa,ysupadresacabaunapizarraparailustrarloquehacíaconellos.«Meexplicabaloque era una resistencia remontándose hasta losátomos y los electrones. Me explicó cómofuncionaban las resistencias cuando yo estaba en elsegundo curso, y no mediante ecuaciones, sinohaciendoqueyomismoloimaginara».El padre deWoz le enseñó algomás que quedó

    grabado en su personalidad infantil y socialmentedisfuncional:anomentirnunca.«Mipadrecreíaenla honradez, en la honradez absoluta. Esa es lalección más importante que me enseñó. Nuncamiento, ni siquiera ahora». (La única excepción

  • parcial se producía cuando quería gastar una buenabroma.) Además, su padre lo educó en una ciertaaversiónporlaambiciónextrema,loquedistinguíaaWoz de Jobs.Cuarenta años después de conocerse,Woz reflexionaba sobre sus diferencias durante unagaladeestrenodeunproductoAppleen2010.«Mipadremedijoquedebíaintentarestarsiempreenlazonamedia—comentó—.Yonoqueríaestarconlagente de alto nivel como Steve. Mi padre eraingeniero,yesoesloquequeríaseryotambién.Erademasiado tímido comoparaplantearme siquiera elserunlíderempresarialcomoSteve».Encuartocurso,Wozniakseconvirtió,segúnsus

    propias palabras, en uno de los «chicos de laelectrónica». Le resultaba más sencillo establecercontactovisualconuntransistorqueconunachica,yadoptó el aspectomacizo y cargado de espaldas dealguien que pasa la mayor parte del tiempoencorvadosobreunaplacabase.AlaedadenlaqueJobs andaba cavilando acerca de un micrófono decarbón que su padre no podía explicar, Wozniakutilizaba transistores para construir un sistema de

  • intercomunicaciónprovistodeamplificadores, relés,luces y timbres que conectaba los cuartos de loschicosde seis casasde subarrio.Ya la edaden laque Jobs construía aparatos con los kits de Heath,Wozniak estaba montando un transmisor y unreceptordelacompañíaHallicrafters,lasradiosmássofisticadas del mercado, y se estaba sacando lalicenciaderadioaficionadoconsupadre.AWoz,quepasabamuchotiempoencasaleyendo

    lasrevistasdeelectrónicadesupadre,lecautivabanlas historias sobre nuevos ordenadores, como elpotenteENIAC.ComoelálgebradeBooleeraalgoqueseledababienpornaturaleza,lemaravillabalasencillez de estasmáquinas, no su complejidad. Enoctavocurso,construyóunacalculadorautilizandoelsistema binario que contaba con cien transistores,doscientosdiodosydoscientasresistenciasmontadassobrediezplacasbase.Ganóelprimerpremiodeunconcurso local organizado por las fuerzas aéreas, apesar de que entre sus competidores habíaestudiantesdeúltimocursodesecundaria.Wozsevolviómássolitariocuandoloschicosde

  • suedadcomenzaronairafiestasyasalirconchicas,empresasqueleparecíanmuchomáscomplejasqueeldiseñodecircuitos.«Trasunaépocaenlaqueyoerapopularytodosmontábamosenbiciyesascosas,de pronto me vi socialmente excluido—recordaba—.Parecíaquenadiemedirigieralapalabradurantesiglos».Encontróunavíadeescapeasusituaciónatravés de bromas infantiles. En el último curso delinstitutoconstruyóunmetrónomoelectrónico—unodeesosaparatosquemarcanelritmoenlasclasesdemúsica—y se dio cuenta de que sonaba como unabomba, así que retiró las etiquetas de unas grandesbaterías, las unió con cinta aislante y las metió enunadelastaquillasdelcolegio.Lopreparótodoparaque el metrónomo comenzara a marcar un ritmomayoralabrirlataquilla.Mástarde,esemismodía,lohicieronpresentarseeneldespachodeldirector.Élcreíaque eraporquehabíavuelto aganar el primerpremiodematemáticasdel instituto,peroenvezdeesoseencontróconlapolicía.Cuandoencontraronelaparatohabíanllamadoaldirector,elseñorBryld,yeste lo había agarrado, había corrido valientemente

  • hastaelcampodefútbolconlafalsabombaapretadacontra el pecho, y había arrancado los cables.Woztrató de contener la risa, pero no lo consiguió. Loenviaron al centro de detención demenores, dondepasó la noche. Al joven le pareció una experienciamemorable. Les enseñó a los demás presos cómoretirarloscablesqueconectabanlosventiladoresdeltechoyconectarlosalasbarrasdelaceldaparaquedierancalambrealtocarlas.Los calambres eran como una medalla de honor

    para Woz. Se enorgullecía de ser un ingeniero dehardware, lo que significaba que los chispazosinesperados resultaban algo rutinario. Una vezpreparóunjuegoderuletaenelquecuatropersonasdebíancolocarelpulgarsobreunaranura;cuandolabola se detenía, uno de ellos recibía un calambre.«Los que trabajaban con hardware jugaban a esto,pero los que desarrollan software son unoscobardicas»,señalaba.En su último año consiguió un trabajo demedia

    jornadaenSylvania,unacompañíadeelectrónica,yallí tuvo laoportunidadde trabajarenunordenador

  • por primera vez. Aprendió a programar enFORTRAN con un libro y leyó losmanuales de lamayoríadelossistemasdelaépoca,comenzandoporel PDP-8, de la compañía Digital Equipment. Acontinuaciónestudiólasespecificacionestécnicasdelos últimos microchips del mercado y trató derediseñarlosordenadoresconaquelloscomponentesmás novedosos. El desafío que se planteaba erareproducirelmismodiseñoconlamenorcantidaddepiezasposible.«Lohacíatodoyosoloenmicuarto,con la puerta cerrada», recordó. Todas las nochestrataba de mejorar el diseño de la noche anterior.Para cuando acabó el instituto, ya era un maestro.«Enesemomentoestabamontandoordenadoresconlamitaddechipsquelosqueutilizabalaempresaensus diseños, pero solo sobre el papel».Nunca se locontóasusamigos.Al finyalcabo, lamayoríadelos chicosdediecisiete años teníanotras formasdepasarelrato.ElfindesemanadeldíadeAccióndeGraciasde

    su último año de instituto, visitó laUniversidad deColorado. Estaba cerrada por vacaciones, pero

  • encontróaunestudiantedeingenieríaquelollevóadarunavueltaporloslaboratorios.Wozniaklerogóasupadrequelepermitierairaestudiarallí,apesardequelamatrículaparaestudiantesquevinierandeotroestadonoeraalgoquepudieranpermitirseconfacilidad. Llegaron a un acuerdo: podría ir allí aestudiarduranteunaño,perodespuéssepasaríaalaUniversidadComunitariadeDeAnza,enCalifornia.Al final se vio obligado a cumplir con su parte deltrato. Tras llegar a Colorado en el otoño de 1969,pasó tanto tiempo gastando bromas (tales comoimprimir cientos de páginas que rezaban «Me cagoenNixon»)quesuspendióunpardeasignaturasylopusieron en un régimen de vigilancia académica.Además,creóunprogramaparacalcularnúmerosdeFibonacciqueconsumía tanto tiempodeusode losordenadores que la universidad lo amenazó concobrarle los costes. En lugar de contarles todoaquelloasuspadres,optóporcambiarseaDeAnza.Tras un agradable año en De Anza,Wozniak se

    tomó un descanso para ganar algo de dinero.Encontró trabajo en una compañía que fabricaba

  • ordenadores para el departamento de tráfico, y unodesuscompañeroslehizounaofertamaravillosa:leentregaría algunos chips sueltos para que pudieraconstruir uno de los ordenadores que había estadobosquejandosobreelpapel.Wozniakdecidióutilizartan pocos chips como le fuera posible, como retopersonalyporquenoqueríaaprovecharsedemasiadodelagenerosidaddesucompañero.Granpartedeltrabajosellevóacaboenelgaraje

    deunamigoquevivíajustoalavueltadelaesquina,Bill Fernandez, que todavía era estudiante delinstituto Homestead. Para refrescarse tras susesfuerzos, bebíangrandes cantidadesdeun refrescode soda con sabor a vainilla llamado CragmontCream Soda, y después iban en bici hasta elsupermercado de Sunnyvale para devolver lasbotellas,recuperareldepósitoycomprarmásbebida.«Así es como empezamos a referirnos al proyectocomo el Ordenador de la Cream Soda», relatóWozniak.Setratababásicamentedeunacalculadoracapaz de multiplicar números que se introducíanmediante un conjunto de interruptores y que

  • mostraba los resultados en código binario con unsistemadelucecitas.Cuando estuvo acabada, Fernandez le dijo a

    WozniakquehabíaalguienenelinstitutoHomesteada quien debía conocer. «Se llama Steve. Le gustagastarbromas,comoati,ytambiénlegustaconstruiraparatoselectrónicos,comoati».Puedequeaquellafuera la reunión más importante en un garaje deSilicon Valley desde que Hewlett fue a visitar aPackard treinta y dos años antes. «Steve y yo nossentamosenlaacerafrentealacasadeBillduranteuna eternidad, y estuvimos compartiendo historias,sobre todo acerca de las bromas que habíamosgastado y también sobre el tipo de diseños deelectrónica que habíamos hecho —recordabaWozniak—. Teníamos muchísimo en común.Normalmente, a mí me costaba una barbaridadexplicarlea lagente laclasedediseñosconlosquetrabajaba, pero Steve lo captó enseguida. Y megustaba.Eradelgadoynervudo,yrebosabaenergía».Jobs también estaba impresionado. «Woz era laprimera persona a la que conocía que sabíamás de

  • electrónicaqueyo—declaróunavez,exagerandosupropia experiencia—.Me cayó bien al instante.Yoera algo maduro para mi edad y él algo inmaduropara la suya, así que el resultado era equilibrado.Woz era muy brillante, pero emocionalmente teníamimismaedad».Además de su interés por los ordenadores,

    compartían una pasión por lamúsica. «Aquella erauna época increíble para lamúsica—comentó Jobs—. Era como vivir en la época en la que vivíanBeethoven y Mozart. De verdad. Cuando la genteeche la vista atrás, lo interpretará así. YWoz y yoestábamos muy metidos en ella». Concretamente,Wozniak le descubrió a Jobs lasmaravillas deBobDylan.«LocalizamosauntíodeSantaCruzllamadoStephen Pickering que publicaba una especie deboletín sobre Dylan —explicó Jobs—. Dylangrababa en cinta todos sus conciertos, y algunas delas personas que lo rodeaban no eran demasiadoescrupulosas, porque al poco tiempo habíagrabaciones de sus conciertos por todas partes,copiaspiratadetodos.Yesechicolasteníatodas».

  • Darles caza a las cintas de Dylan pronto seconvirtió en una empresa conjunta. «Los dosrecorríamos a pie todo San José y Berkeleypreguntando por las cintas pirata de Dylan paracoleccionarlas—confesóWozniak—.Comprábamosfolletos con las letras de Dylan y nos quedábamosdespiertos hasta altas horas mientras lasinterpretábamos. Las palabras de Dylan hacíanresonar en nosotros acordes de pensamientocreativo». Jobs añadió: «Tenía más de cien horas,incluidos todos los conciertos de la gira de 1965 y1966», en la que se pasó a los instrumentoseléctricos. Los dos compraron reproductores decasetesdeTEACdeúltimageneración.«Youtilizabael mío a baja velocidad para grabar muchosconciertos en una única cinta», comentó Wozniak.LaobsesióndeJobsnoleibaalazaga.«Enlugardegrandes altavoces me compré un par de cascosincreíbles,ymelimitabaatumbarmeenlacamayaescucharaquellodurantehoras».Jobs había formado un club en el instituto

    Homestead para organizar espectáculos de luz y

  • música, y también para gastar bromas (una vezpegaron el asiento de un retrete pintado de doradosobreunamaceta).SellamabaClubBuckFrydebidoaunjuegodepalabrasconelnombredeldirectordelinstituto.Aunqueyasehabíangraduado,WozniakysuamigoAllenBaumseunieronaJobs,al finaldesupenúltimoañode instituto,paraprepararunactode despedida a los alumnos de último curso queacababan la secundaria. Mientras me mostraba elcampus de Homestead, cuatro décadas más tarde,Jobs se detuvo en el escenario de la aventura yseñaló:«¿Vesesebalcón?Allíesdondegastamoslabromadelapancartaquesellónuestraamistad».Enel patio trasero de Baum, extendieron una gransábanaqueélhabía teñidocon loscoloresblancoyverdedel institutoypintaronunaenormemanoconeldedocorazónextendido,enunaclásicapeineta.Laadorablemadre judía deBaum incluso los ayudó adibujarla y les mostró cómo añadirle sombreadosparahacerqueparecieramásauténtica.«Yaséloqueeseso»,sereíaella.Diseñaronunsistemadecuerdasy poleas para que pudiera desplegarse teatralmente

  • justo cuando la promoción de graduados desfilaseante el balcón, y lo firmaron con grandes letras,«SWAB JOB», las iniciales de Wozniak y Baumcombinadas con parte del apellido de Jobs. Latravesura pasó a formar parte de la historia delinstituto,ylevalióaJobsunanuevaexpulsión.Otra de las bromas incluía un aparatodebolsillo

    construidoporWozniakquepodíaemitirseñalesdetelevisión. Lo llevaba a una sala donde hubiera ungrupodepersonasviendolatele,comoporejemplouna residencia de estudiantes, y apretaba el botóndiscretamente para que la pantalla se llenara deinterferencias.Cuandoalguienselevantabayledabaungolpeal televisor,Wozniaksoltabaelbotóny laimagenvolvíaaaparecernítida.Unavezqueteníaalos desprevenidos espectadores saltando arriba yabajo a su antojo, les ponía las cosas algo másdifíciles. Mantenía las interferencias en la imagenhastaquealguientocabalaantena.Alfinal,acababaporhacerlespensarque teníanquesujetar laantenamientras se apoyaban en un único pie o tocaban lapartesuperiordel televisor.Añosmás tarde,enuna

  • conferencia inaugural en la que estaba teniendoalgunos problemas para que funcionara un vídeo,Jobs se apartó del guión y contó la diversión queaquel artilugio les había proporcionado. «Woz lollevaba en el bolsillo y entrábamos en un colegiomayor […] donde un grupo de chicos estaba, porejemplo,viendoStarTrek, y les fastidiaba la señal.Alguien se acercaba para arreglar el televisor, y,justocuandolevantabanunpiedelsuelo,lavolvíaaponer bien —contorsionándose sobre el escenariohastaquedarhechounocho,Jobsconcluyósurelatoante las carcajadas del público—, y en menos decincominutosconseguíaquealguienacabaraenestapostura».

    LACAJAAZUL

    Lacombinacióndefinitivadetrastadasyelectrónica—y laaventuraqueayudóacrearApple—sepusoenmarcha una tarde de domingo, cuandoWozniakleyó un artículo enEsquire que su madre le habíadejadosobrelamesadelacocina.Eraseptiembrede

  • 1971, y él estaba a punto de marcharse al díasiguiente para Berkeley, su tercera universidad. Lahistoria,deRonRosenbaum,titulada«Secretosdelacajitaazul»,describíacómolospiratas informáticosytelefónicoshabíanencontradolaformaderealizarllamadas gratuitas de larga distancia reproduciendolostonosquedesviabanlasseñalesatravésdelaredtelefónica. «Amitaddel artículo, tuveque llamar amimejoramigo,SteveJobs,yleerletrozosdeaquellargo texto», recordaba Wozniak. Sabía que Jobs,quien por aquel entonces comenzaba su último añodeinstituto,eraunadelaspocaspersonasquepodíacompartirsuentusiasmo.Uno de los héroes del texto era JohnDraper, un

    pirataconocidocomoCaptainCrunch,porquehabíadescubiertoqueelsonidoemitidoporelsilbatoqueveníaconlascajasdecerealesdelmismonombreeraexactamente el sonido de 2.600 hercios que seutilizabapararedirigirlasllamadasatravésdelaredtelefónica. Aquello podía engañar al sistema paraefectuar conferencias de larga distancia sin costesadicionales. El artículo revelaba la posibilidad de

  • encontrar otros tonos, que servían como señales demonofrecuencia dentro de la banda para redirigirllamadas, enunejemplardelBell SystemTechnicalJournal,hastaelpuntodequelacompañíatelefónicacomenzóaexigirlaretiradadedichosejemplaresdelosestantesdelasbibliotecas.EncuantoJobsrecibiólallamadadeWozniakesa

    tarde de domingo, supo que tenían que hacerseinmediatamenteconunejemplardelarevista.«Wozmerecogióunosminutosdespués,ynosdirigimosala biblioteca del Centro de Aceleración Lineal deStanford, para ver si podíamos encontrarlo», mecontó Jobs. Era domingo y la biblioteca estabacerrada,perosabíancómocolarseporunapuertaquenormalmentenoestabacerradaconllave.«Recuerdoque nos pusimos a rebuscar frenéticamente por lasestanterías, y que fue Woz el que finalmenteencontró la revista. Nos quedamos pensando:“¡Joder!”. La abrimos y allí estaban todas lasfrecuencias. Seguimos repitiéndonos: “Pues esverdad,joder,esverdad”.Allíestabatodo:lostonos,lasfrecuencias...».

  • Wozniak se dirigió a la tienda de electrónica deSunnyvale antes de que cerrara esa tarde y comprólas piezas necesarias para fabricar un generadoranalógico de tonos. Jobs ya había construido unfrecuencímetro cuando formaba parte del Club deExploradores de Hewlett-Packard, así que loutilizaron para calibrar los tonos deseados. Y,medianteunteléfono,podíanreproducirygrabarlossonidos especificados en el artículo.Amedianocheestaban listos para ponerlo a prueba.Desgraciadamente, lososciladoresqueutilizaronnoeran lo bastante estables como para simular lossonidos exactos que engañaran a la compañíatelefónica. «Comprobamos la inestabilidad de laseñal con el frecuencímetro de Steve —señalóWozniak—, y no podíamos hacerlo funcionar. YoteníaqueirmeaBerkeleyalamañanasiguiente,asíque decidimos que trataría de construir una versióndigitalcuandollegaseallí».Nadie había hecho nunca una versión digital de

    una caja azul, pero Woz estaba listo para el reto.Gracias a unos diodos y transistores comprados en

  • unatiendadeelectrónicaRadioShack,yconlaayudadeunestudiantedemúsicadesuresidenciaqueteníabuen oído, consiguió construirla antes del día deAccióndeGracias. «Nuncahediseñadouncircuitodel que estuviera más orgulloso —declararía mástarde—.Todavíameparecequefuealgoincreíble».Una noche, Wozniak condujo desde Berkeley

    hasta la casa de Jobs para probarlo. Trataron dellamar al tío deWozniak en Los Ángeles, pero seequivocaron de número. No importaba. El aparatohabía funcionado. «¡Hola! ¡Le estamos llamandogratis! ¡Le estamos llamando gratis!», vociferabaWozniak.Lapersonaalotro ladode la líneaestabaconfusayenfadada. Jobsseunióa laconversación:«¡Estamos llamando desde California! ¡D