Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

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    Primera edición en inglés , 1963

    Segun da edición en inglés , 1972

    Tercera edició n en inglés, 1987

    Primera edición en español

    de la tercera en inglé s, 1993

    Sexta reimpresión, 2009

    Strauss , Leo y Joseph Cropsey (comps.)

    Historia de la filosofía política / compiladores Leo

    Strauss y Joseph Cropsey ; t rad. de Let icia García Urr iza,

    Diana Luz Sánchez, Juan José Utr i l la . — México : FCE,

    1993

    904 p. ; 24 x 16 cm — (Colee. Política y Der echo)

    T í tulo or iginal H is tory of Pol i t ical Ph i losophv

    ISBN 978-968-16-3738-5

      F y

    1. Filosofía - Política I. Cropsey, Joseph , comp. II. Gar

    cía Urnza, Leticia, fr. m. Sánchez, Diana Luz, tr IV Utrilla

    Jua n José, tr. V. Ser. VI. t. '

    L C J A 8 1

      Dew ey 320.5 S862h

    Distribución mundial

    Tel. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694

    g j | E mpresa cer t i f icada ISO 9001: 2000

    Título original:

    History of Political Philosophy

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    £ Univ ersity of Chicago Press, Chicag o, DI., EUA

    D R S1987 £ í

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    A U  ightS 6SerVed

    D . R . © 1 9 9 3, F O N D O D E CU L T U RA E CO N Ó M I CA

    Carretera Picacho Ajusco 227; 14738 México, D. F.

    Se prohibe la reproducción total o parcial de es ta obra

    — i nc l u i do e l d is e ño t ipog r áf i co y de po r t a d a -

    sea cual fuere el medio, e lect rónico o mecán ico '

    s in el consent imien to por escr i to del edi tor . ' ,

    ISBN 978-968-16-3738-5

    Impreso en México •  Printed in México

    PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN

    La segunda edición de esta obra apareció en 1972, el año anterior a la

    muerte de Leo Strauss. En el ínterin, una nueva generación se ha aproxima

    do a la madurez o la ha alcanzado, y la decisión de publicar una nueva edi

    ción nos ha dado la oportunidad de incluir su obra en este volumen, y al

    mismo tiempo ensanchar el ámbito del libro en aspectos importantes. Por

    primera vez aparecen capítulos sobre Tucídides y Jenofonte, que no necesi

    tan explicación. También aparecen capítulos acerca de Husserl y Heidegger,

    que acaso requieran cierta explicación; y una declaración respecto a Leo

    Strauss, que necesitará una considerable explicación.

    Cuando, en el Prólogo a la primera edición, dij imos que había cierta

    explicación que dar acerca de los capítulos referentes a los pensadores

    musulmanes y judíos medievales y sobre Descartes, estábamos pensando,

    desde lue go, que los pensadores en cuestión no son básicamente filósofos

    políticos. Lo mismo diremos de Husserl y de Heidegger, como diremos de

    la fenomenología y el existencialismo que no son filosofía política. Y sin

    embargo, sólo hay que pensar en el decenio de 1960 y en el "radicalismo" de

    los tiempos, para recordar la repercusión qu e el existencialismo —así sea

    transformado— tuvo sobre una conciencia pública. Tampoco puede olvi

    darse q ue el filosofar de Heideg ger perm itió, preparó o indujo —lo cual está

    sujeto a controversia— su participación, breve o prolongada, en una política

    nefanda. Tal vez siempre, tal vez principalmente en nuestros tiempos, la po

    lítica de algún m odo derivativo e incierto responde a la contemplación h u

    mana de los poderes, los horizontes y objetivos de la hum anidad y, vacilan

    te , pone en acción las visiones que nacen a través de las instituciones de

    gobierno. Yo confío en que un conocimiento de la obra de Husserl y de Hei

    degger ayuda rá a profundizar la comprensión del estudiante, no sólo de la

    política del siglo xx sino de las posibilidades políticas en principio.

    Los capítulos sobre Aristóteles, sobre Burke y sobre Bentham y James

    Mili son nuevos en esta edición. Esto fue resu ltado,

     o

     bien de que el capítulo

    original fue retirado por su autor, o de un deseo de a umentar el número de

    autores a este volumen mediante la inclusión de obras de estudiosos en pro

    ceso de consagración o ya consagrados.

    La inclusión del Epílogo sobre Leo Strauss —de un ensayo sobre uno d e

    los editores del libro, recién fallecido— sí exige una explicación.

     Yo

     he pedi

    do esta adición al volumen porque hoy está perfectamente claro que Strauss

    ha pasado a ocupar su lugar como pensador siguiendo la tradición de la

    filosofía política, en un plan o que hoy no no s es cognoscible, pero sí de ele

    vación suficiente para hacerlo interesante y controvertido en muchos

    lugares. Yo confío en que el ensayo res ultará valioso para q uienes busc an

    7

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    JEREMY BENTHAM Y JAMES MILL

    LECTURAS

    A. Bentham, Jeremy, An Introduction  to the Principies o f Moráis and Legislation,  Edita

    do por J. H. Burns y H. L. A. Hart, Methuen University Paperback, Londres y

    Nueva York, 1982.

    Mili, James, y otros, Utilitarian Logic and Politics: James Milis' Essay on Government,

    Macaulays' 'Critique' and the Ensuing Debate, ed. po r Jack Lively y John Rees,

    Oxford University Press, Oxford, 1978.

    B.  Bentham, Jeremy, A Fragment o n Government e n The Collected Works o f Jeremy Ben-

    tham, ed. por John Bowring, vol. i, pp. 221-295. Reimpr. Russell and Russell, Nue

    va York, 1962.

    , D&mtology together with A  Table o f the S prings of Action and the Article on

    Utilitarianism,  ed. Am non Goldw orth. Clarendon Press, Oxford, 1983.

    GEORG W . F. HEGEL

    [1770-1831]

    PlERRE HASSNER

    Los escr i tos po l í t i cos más impor t an tes de Hegel son su Filosofía del derecho,

    por una par t e , y a lgunos ensayos como los que t ra t an de l a Cons t i t uc ión

    alem ana (1802) y de la ley de reform a inglesa (1830), por la otra. No s l imita

    remos aqu í a una cons iderac ión de su f i l o so f í a po l í t i ca p rop iamen te d i cha ,

    pese a l a impor t ancia de sus obras más p rác t i cas . Su f i l o so f í a de l derecho

    o, mejor dicho, su filosofía del Estado, es insepara ble en grad o e xtraord inario

    de su enseñanza fi losófica en conjunto, pues su doctrina es más "sis temáti

    ca" que las de casi todos los demás pensadores. Esto queda claro en el s imple

    l ineamien to d e su p resen tac ión . E l Es t ado que Hege l descr ibe es ob ra de l a

    Razón e t erna , como l a p resen ta en su Ciencia d e la lógica  y en la Enciclopedia

    de las Ciencias Fi losóficas , pero también es resul tado de la his toria universal

    como Hegel l a def ine en sus Lecciones sobre filosofía de la historia.  En ú l t imo

    a n á l i s i s , s e g ú n H e g e l , R a z ó n e H i s t o r i a n o s o n s e p a r a b l e s . E l d e s e n v o l

    vimiento de la Razón corre paralelo al proceso de la his toria universal , o , el

    p roceso h i s tó r i co es fundam enta lme n te rac ional . Por t an to , Hegel no desea

    exponer u n Es t ado idea l s ino rehab i l i ta r e l Es t ado rea l , mos t rando que es ra

    cional .! Esta rehabi l i tación va dirigida a dos t ipos de adversarios .

    Con t ra l a ac t i t ud de una conciencia mora l , re l ig iosa o in t e l ec tua l que in

    tenta refugiarse e n la vida interior y rechazar el "sonid o y la furia" d e las rea

    l idades pol í t icas , Hegel just i fica la vida pol í t ica como tal . Es sólo en el Esta

    do y por e l Es t ado donde e l i nd iv iduo a l canza su au tén t i ca rea l idad , pues

    sólo en él y por él l lega a la universal idad. Solo el Estado puede actuar um

    versa lmen te ins t i t uyendo l eyes . La mora l , que busca l a un iversa l idad , só lo

    p u e d e r e a l i z a r s e q u e d a n d o e n c a r n a d a e n i n s t i t u c i o n e s y c o s t u m b r e s . L a s

    c o s t u m b r e s o m o r a l e s  (Sütlichkeit)  son " l a v ida de l Es t ado en los i nd iv i

    du os" ^ En su devoción a l Es t ado , e l i nd iv iduo de ja a t rás su p r imi t ivo ego í s

    mo espon táneo ; es l a ac t iv idad de ins t rucc ión de l Es t ado l a que l e da una

    enseñan za y una educación . Con es t e ob je to , Hegel rep i t e la respues t a de un

    p i t a g ó r i c o a u n p a d r e q u e l e p r e g u n t a b a c u á l e r a e l m e j o r m o d o d e c r i a r

    mora lmen te a su h i jo : "Haced lo c iudadano de un Es t ado [que t enga] buenas

    leyes".3

    i G. W. F. Hegel, Philosophy of

     Right,

     trad. T. M. Knox (Oxford: Clarendon,

     1942)

     Prefacio,

    p.

     11. A menos que se indique lo contrario, las citas se refieren a esta traducción.

    2

     G.

     W. F. Hegel, Lectures on the Philosophy ofHistory, trad. J. Sibree (Nueva York: Dover,

    1956), Introduc ción,

     p. 52.

     Todas las citas se refieren a esta traducción. [Hay edición del FCE.]

    3

     Philosophy of Right, par.

     153

      (trad.

     P. H. y A.

     B.).

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    A pesar de lo que podría considerarse como la base de ciertos textos hege-

    lianos, esta rehabilitación del Estado no debe interpretarse como una deifi

    cación. Cierto es que, según Hegel, el Estado constituye un "último fin"

    para el individuo que en él encuentra la verdad de su existencia, su deber y

    su satisfacción, y qu e el Estado es la realización o la apariencia de lo divino

    en el mundo exterior. No obstante, la relación del Estado con el individuo es

    esencialmente recíproca; sólo es un últim o fin para el individuo en la medid a

    en que su p ropio fin es su libertad y su satisfacción. Más a ún, la moral o religión del alma del individuo tiene un valor infinito independiente del Esta

    do .

     En el Estado, el individuo deja atrás el nivel de sus pensamientos y de

    seos privados y personales, su existencia misma a la que Hegel llama el

    espíritu subjetivo. Por medio del Estado ha aprend ido a universalizar sus

    deseos, a convertirlos en leyes y a v ivir de acue rdo con ellas. El Estado es

    una realidad, no un proyecto; se le puede vivir y pensar. Sólo por medio del

    Estado el individuo ocupa su lugar en el mundo; sólo como ciudadano

    apren de lo que es razonable en sus d eseos. Tal es la etapa del espíritu objeti

    vo. Pero la "apariencia" o la "realización" de lo "divino" , es decir, de lo abso

    luto o lo racional, no queda ni constituida ni agotada por el Estado. El Esta

    do sólo introduc e y hace posible el espíritu absoluto. Es la fuente del a rte, la

    religión y la filosofía, que en cierto modo trasc ienden al Estado. Cu ando

    Hegel dice que el Estado es divino, sólo está insistiendo en qu e sea respe tado

    al mostrar que está fundamentalmente imbuido por la racionalidad, que, apesar de sus aparentes fallas y su contingencia, es lo que debe ser.

    Por consiguiente, Hegel debe defender la racionalidad del Estado real

    contra los románticos que simplemente se apartan de la política, pero tam

    bién contra los utópicos y reformadores q ue se apartan del Estado real en

    favor de un Estado ideal. La función de la filosofía no es enseñar al Estado

    cómo debe ser sino enseñar a los hombres cómo debe interpretarse al Esta

    do .

      La filosofía no puede ir más allá de la realidad de su tiempo sino que

    sólo puede reconciliarse con él reconociendo que la razón es "como la rosa

    en la cruz de l presente".* La función de la filosofía no es inv entar n i criticar

    sino sacar a luz la verdad positiva con que la realidad ya está imbuida.

    De este modo , Hegel desea m ostrar lo racional en lo irracional. No sólo

    quiere descubrir la necesaria esencia del Estado más allá de sus detalles

    contingentes, sino también desea mostrar que aquello que parece irracional

    en el Estado mismo actúa inconscientemente hacia el triunfo de lo racional,

    que aquello que parece contradictorio por último alcanzará la armonía, que

    el juego ciego de pasiones y acciones particulares por fuerza culmina en el

    advenimiento del orden político universalmente justo y desarrollado del

    todo. Por tan to, el mal cond uce al bien, las pasiones a la razón , la contradic

    ción y el conflicto a la síntesis y la paz .

    Es el Estado interpretado como totalidad armoniosa y diferenciada el que

    hace posible esta síntesis. Para expresar la relación que existe entre el todo ar

    ticulado, que es nada sin sus partes y las partes que son nada sin el todo,

    4 Ibid.,

     Prefacio, p.

     12.

     Se reproduce con autorización de la Clarendon Press, Oxford.

    GEORG W. F. HEGEL 691

    Hegel recurre a la metáfora del organismo, en particular el cuerpo humano,

    en que cada órgano sólo tiene su auténtica realidad en la función particular

    que desempeña dentro del todo, y también a la metáfora de un a estructura

    arquitectónica, como una catedral gótica. La paradoja de semejante articula

    ción es que es resultado del juego de fuerzas inconscientes. La doble inter

    pretación hegeliana term ina en esta paradoja, y a ella corresponde la idea de

    la "astucia d e la razón" . El Estado sale a luz, a la vez como resu ltado final y

    como condición. Es resultado de la acción de individuos y del juego de laspasiones, pero, una vez constituido, su estructura parece primera y prima

    ria mientras su génesis es interpretada como hecho simplemente empírico y

    exterior. "El Estado es un resultado final en que desaparece el hecho de que

    tiene su origen en la operación de individuos.''^ El que estos individuos — ya

    queramos decir con ello la masa de hombres que buscan sus intereses parti

    culares o los grandes hombres que realizan acciones heroicas— sean, sin

    que lo sepan, Tos instrumentos de un plan que los trasciende y que a menu

    do contradice directamente s us objetivos conscientes, de que la acción de

    fuerzas irracionales construya un edificio arquitectónico que es imagen

    de la razón eterna es lo que significa la "astucia de la razón"

    6

     que demues

    tra la racionalidad de la historia. Esto es lo que permite a la filosofía de la his

    toria terminar en filosofía política, y a la inversa, lo que permite a la filosofía

    política transformarse en una descripción del Estado final, plenamente

    desarrollado.

    El Estado nace de conflictos y es, a su vez, teatro y origen de incontables

    conflictos potenciales. Esto puede decirse del Estado porque también puede

    decirse del hombre mismo. El hombre no se eleva al nivel de huma nidad en

    aislamiento, sino en una lucha a muerte p or el "reconocimiento". Existe para

    sí mism o, es consciente de sí mismo o de su pro pia libertad sólo en la medid a

    en que es recono cido, como conciencia o libertad, por otras conciencias y

    otras libertades. Cada cual desea ser reconocido por el otro, sin que, a su vez ,

    lo reconozca él. Cada cual se establece como libre y por tanto como humano

    sólo en la medida en que logra negar su ser natural para ser reconocido,

    arriesgando su vida p or cobrar prestigio. De este modo, la lucha por el reco

    nocimiento será una lucha a vida o muerte.

     Y

     por esa misma razón, termina

    rá en una de sigualda d. Uno de los dos adv ersarios preferirá la vida al presti

    gio o la libertad. Impulsado por su temor a la muerte violenta, consentirá en

    reconocer al otro sin insistir en ser reconocido po r él.

     Se

     someterá al otro. Por

    ello forzosamente el hombre sale de la lucha por el reconocimiento como amo

    o como esclavo. A sí, su realidad es social y hasta política en esencia, ya que

    "la lucha por el reconocimiento y la sumisión al dom inio es el fenómeno del

    que surgió la vida social de los hombres y es el comienzo de los Estados".

    7

    5

     Phenomenology ofMind,

     ed. Hoffmeister ("Philosophisches Bibliothek" [Hambu rgo:

     F.

     Meiner,

    1952]), cap. vi, B. a, p. 355 (trad. P. H. y A. B.). [Hay edición del

     FCE.]

    6 Philosophy

     ofRight, Prefacio, p. 6; cf. par. 275, p p. 174-175;

     Philosophy

     ofHistory, Introduc

    ción, p. 33.

    7

     Encyclopedia o f Philosophic Sciences ("Philosophisches Bibliothek" [Ham burgo: F. Meiner,

    1959]), par . 433, p. 352 (trad. P. H. y A . B.).

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    GEORG W. F. HEGEL

    El conflicto entre amo y esclavo es anterior al Estado. Ocupa el mism o lu

    gar, en la formulación d e Hegel, que el estado de naturale za opues to al Es

    tado civil, ocupa en la de Hobbes. Y, como en Hob bes, deja su huella en la rea

    lidad política siguiente. Para ambos, el Estado surge de la violencia; la

    primera relación entre los homb res es de conflicto, que po ne en juego las

    dos pasiones fundamentales, la vanidad (o deseo de reconocimiento) y el

    miedo a la muerte violenta. Pero la relación del amo y el esclavo, lejos de

    terminar con la victoria del amo, engendra una dialéctica que sera el resor

    te impulsor de la historia humana. El amo obliga al esclavo a trabajar para

    él La vida del amo, esencialmente ociosa, queda resum ida en la busca d e

    reconocimiento, de prestigio y de gloria por medio de la guerra. No trabaja,

    no está en contacto directo con las cosas. En cambio, el esclavo, que prepa ra

    las cosas para satisfacer las necesidad es del am o, es el que transforma la

    naturaleza y se transforma a sí mismo por medio del trabajo. Aplaza la des

    trucción de la cosa (por medio del consumo) al prepararla para el trabajo, y

    aplaza la satisfacción de sus propias necesidades al trabajar para satisfacer

    las del amo: "trabajo es deseo reprimido".» Actúa en función de una idea

    abstracta, un proyecto que h ay que realizar. Forma el mundo exterior que

    adquiere una consistencia propia y lleva su huella, y se forma a si mismo al

    separarse de sus instintos y convertirse en ap rendiz de nociones generales

    abstractas, lenguaje y pensamiento. De este modo, por medio del trabajo del

    esclavo, quedan constituidos tanto el mun do de la técnica y de la sociedad

    misma por una parte, como el mun do del pensam iento, el arte y la religión,

    por la otra. Por consiguiente, es la actitud de trabajo y tem or a la mue rte vio

    lenta, la actitud prosaica, la del esclavo y la del burgu és, en oposición a la ac

    titud heroica y aristocrática la que, como en Hobb es, es fundamento de la

    sociedad d e Hegel. Más aún : mientras que seg ún la filosofía política clasica

    el ocio tenía una dignidad superior al trabajo porque su oposición reflejaba

    la que existe entre la teoría y la práctica, en cambio para Hegel el pensa

    miento y lo unive rsal están del lado d el trabajo, y el ocio se concibe esencial

    mente belicoso. ,  ,

    Pero ésta no es suficiente compensación para el esclavo, que aun esta

    insatisfecho, así como el amo, pues ninguno ha obtenido el reconocimiento

    que esperaba, el reconocimiento de otra conciencia libre. El conflicto con

    tinúa y la función del Estado es resolverlo. La reconciliación que el Estado

    debe efectuar es doble. Por una parte , el Estado se funda en la reciprocidad:

    sus ciudadanos se reconocen unos a otros; es el terreno de ese reconoci

    miento recíproco al que en vano tienden el amo y el esclavo. Por otra parte,

    el Estado encuentra dentro de sí a la vez el momento (o elemento) de traba

    jo y necesidad, y el de sacrificio y guerra. Esta tensión aparece en forma de

    la oposición entre la "sociedad civil" y el Estado, entre el "burgu és y el ciu

    dada no" El problema del Estado moderno consistirá precisamente en tole

    rar los dos momentos y en reconciliarlos, es decir, en aplicar la síntesis del

    8  Philosophy ofMind,  ed. Hoffmeis ter ("Phi losophisches B ibl iothek" [Hamburgo : F. Meiner]) ,

    cap . iv, sec. A, p. 149 (trad . P. H. y A. B.).

    GEORG W. F. HEGEL

    693

    punto de vista aristocrático y del punto de vista burgués o, en último análi

    sis, del amo y el esclavo.

    Todos los conflictos que están implícitos en las relaciones del individu o, la

    familia, la sociedad y el Estado se remiten en última instancia a una oposi

    ción fundamental que tiene su sede en la voluntad del individuo, conflicto

    en que lo que está en juego es el  status del individuo en el Estado. En varios

    niveles, ese conflicto surge como oposición entre lo individual y lo univer

    sal, la volunta d pa rticular y la voluntad general, el interés particular y el in

    terés público, el burgués y el ciuda dano , la satisfacción de las neces idades y

    el sacrificio, los deberes y los derechos, las pasiones y la razón, la interiori

    dad negativa y lo positivo, la conciencia crítica y la aceptación de la ley, en

    suma, entre lo que Hegel llama "libertad subjetiva" (como conciencia y vo

    luntad individuales que buscan sus metas particulares) y "libertad objetiva"

    (es decir, la "vo luntad general sustanc ial"). Según Hegel, el Estado como

    "libertad concreta" es la unión de estos dos elementos en la medida en que

    el individuo q ueda satisfecho reconociendo lo universal como ley y consi

    derando al Estado como fin. Hegel dice que "la unión de lo particular y lo

    universal en el Estado es aquello de lo que todo depende".

    9

     Esta "unidad de

    su fin universal y final y los intereses particulares de lo individua l" q ueda

    expresada en el hecho de que "tienen deberes para con el Estado en pro

    porción a los derechos que tienen contra él".

    10

     Esta reciprocidad de deberes

    y de derechos permite al Estado entonces constituir una "serena totalidad".

    El derecho de libertad subjetiva debe ser reconocido de dos maneras: como

    derecho de la particularidad del subdito a satisfacer sus necesidad es y su

    bienestar, y el derecho de la conciencia a no reconocer nada que no apruebe

    racionalmente. Pero la particularidad de be adaptarse a lo universal y a la

    vida colectiva, y la conciencia crítica no debe poner en peligro la existencia

    de una autoridad, de un gobierno, de un Estado organizado.

    Esta condición, desde luego, sólo puede satisfacerla el Estado m oderno.

    En cuanto al pasado, abundan ejemplos históricos que muestran los peli

    gros que hubo que sortear para alcanzar el Estado racional. La imperfección

    y la ruina del mundo griego, desde el punto de vista político, son conse

    cuencias de haber interpretado mal el principio de particularidad. "El dere

    cho a la particularidad del s ubdito, su de recho a ser satisfecho, o en otras

    palabras , el derecho de libertad subjetiva, es el pilar y el centro de diferencia

    entre los tiempos antiguos y los mod ernos."

    11

     Los griegos vivían natural e

    inmediatamente para lo general o lo sustancial, para la patria. "De los grie

    gos podemos afirmar que en la primera y auténtica forma de su libertad no

    tenían conciencia. Entre ellos reinaba el hábito de vivir para su patria sin

    mayor reflexión."^ Por tanto, no hay lugar para la subjetividad en ninguna

    de sus formas: como el derecho a la satisfacción de neces idades particulares

    9

     Philosophy ofRight,  pa r .  261, adición ( t rad. P. H . y A. B.).

    w¡bid.,p.  161.

    ll  Ibid., par. 124, p. 84.

    i

    2

      Philosophy ofHistory,  p. 253.

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

    6/16

    694 GEORG W F HEGEL

    y a l b i enes t ar ( la busca de és tos só lo co r respond ía a l o s esc l avos ) , como e l

    derech o a la l i ber t ad en l a e l ecc ión de un a vocación y en l a de t erm inación

    de la posición de clase, o como el derecho de la conciencia crí t ica que s iente

    la necesidad de fundar su apego al régimen pol í t ico y su acción moral en la

    razón . Por lo con t rar io , e l desar ro l lo independ ien te de l a par t i cu lar idad o

    l iber t ad sub je t iva aparece en los Es t ados g r i egos como p r inc ip io hos t i l ,

    como de s t rucc ión de l o rden soc ia l . Su su rg imien to en los Es t ados an t iguos

    co inc ide con l a co r rupción de l a mora l , y es l a causa suprema de su deca

    dencia .^ En e l Imper io romano l a i nd iv idual idad es reconocida , pero abs

    t rac t a y ex ternamente . Se d i sue lve e l Es t ado como con jun to o rgán ico . "To

    dos los i nd iv iduos son degradados a l n ive l de personas p r ivadas , i guales

    en t re s í , poseyendo derechos fo rmales y e l ún ico nexo[ . . . ] que los man t i e

    ne un idos es l a abs t rac t a e i n sac i ab le vo lun tad p rop ia ."

    14

      Es to ocurre por

    que fal tan una const i tución y una organización de la vida moral concreta en

    genera l , que una a l amo con los subd i tos .

    En o t ra fo rma y en un con tex to muy d i s t in to , e l dob le rep roche de abs

    t racc ión y de arb i t ra r i edad re l ac ionado con l a carencia de o rgan izac ión se

    encuen t ra en l as a lus iones de Hegel a Francia . La Revo lución f rancesa re

    p resen ta un a rea l i zac ión abso lu t amen te ca p i t a l , l a dec is ión de poner e l pen

    samien to o l a razón como fundamento de l Es t ado . Es e l adven imien to de l

    principio de c onciencia subjet iva y, con él, de los principios d e l ibertad, igual

    dad y los derechos de l hom bre y e l c iudad ano . Pero esos p r inc ip ios , que en

    s í mi smos co r responden a l a esencia misma del Es t ado moderno , s e conci

    ben en forma abstracta e individual is ta s in dejar lugar a la organización y al

    gobierno, ni a nada concreto. La real ización de esta l ibertad negat iva y des

    t ruc t iva , que desea supr imi r t oda d i ferenciac ión y de t erminación , es e l t e

    r ro r i ndef in ido , ya que toda ins t i t uc ión es an tagón ica a l a conciencia p ro

    p ia abs t rac t a de l a i gualdad".

    15

      Puesto que los intentos de democracia en los

    Es tados g randes y desar ro l l ados só lo pueden t e rminar en l a abs t racc ión , y

    "pues to que s i empre hay un gob ierno",

    16

      el l iberal ismo revolucionario está

    condenado a encon t rarse para s i empre en opos i c ión . Después de Napo león ,

    q u i e n h a b í a c o m p r e n d i d o a d e c u a d a m e n t e l a n e c e s i d a d d e c o n c i l i a r l o s

    p r inc ip ios de l a revo luc ión con l a au to r idad de un Es t ado o rgan izado , l a

    v ida po l í t i ca francesa qu edó en l as gar ras de l as con t rad icc iones que a b ru

    man una nac ión cuya v ida ha es t ado dominada por ca t egor í as abs t rac t as :

    hubo una perpetua opos i c ión de es t ad i s t as a hombres de p r inc ip ios , y de l

    gob ierno a l pueb lo .

    Mien t ras e l pueb lo no es t é o rgan izado en e l Es t ado y por é l , no será má s

    que una colección de voluntades part iculares y "no sabrá lo que desea".

    17

     Sólo

    puede hab lar a rb i t ra r i amen te , de una manera dañ ina a t oda o rgan izac ión .

    13 Phüosophy ofRight,  Prefacio, p. 10.

    w Ibid., par. 357, pp. 221-222.

    15

     Ibid., par. 5, adición, p. 228.

    16

      Phüosophy ofHistory,  p. 450.

    17 Phüosophy ofRight  pa r .  301, p 196.

    GEORG W F HEGEL

    695

    Con este formalismo de libertad, con esta abstracción, no es posible establecer una

    organización sólida. Las disposiciones particulares ad optadas por el gobierno en

    cuentran inmediatamen te la oposición de la libertad, pues sólo son manifestacio

    nes de la voluntad particular y, por tanto, arbitrarias. La voluntad de los muchos

    derriba al m inisterio y lo que hasta ahora era la oposición aparece en el escenario

    Como nuevo gobierno. Pero, da do que ahora es un go bierno, tiene a su vez a los

    muchos en su contra. De esta manera se perpetúan el cambio y la inquietud.

    1

    »

    Por t an to , Hegel n i ega que e l reconocimien to de l as l i ber t ades y de los dere

    chos ind iv iduales y l a i gualdad ju r íd i ca conduzca a l a dem ocrac ia .

    Que todos, particularmente, deben tomar parte en la discusión y resolución sobre

    los asuntos generales del Estado, puesto que estos todos son miembro s del Esta

    do y los asuntos del E stado son ¡os asuntos de todos, de los cuales ellos tienen el

    derecho de ser con su saber y querer; semejante concepción —que intenta p oner

    el elemento democrático sin ninguna forma racional en el organismo del Estado, el

    cual sólo existe gracias a tal forma.W

    El ind iv iduo debe ser t omado en cuen ta , en e l aspecto po l í t i co , só lo en l a

    me d ida en que oc upa un lugar def in ido en t a l o rgan i sm o. La pos ib i l i dad de

    que cada q u ien l l egue a ser miem bro de l a c lase gobernan te , la i gualdad ju r í

    dica, no debe i r en detrimento de la diferenciación social ; ni tampoco la opi

    n ión púb l i ca , l a pos ib i l i dad de que cada qu ie n haga o í r su voz por l a au to

    r idad , debe daña r l a au to r idad de l Es t ado y sus rep resen tan tes co mpeten tes .

    De es t e modo vemos que Hegel desea una s ín t es i s de " l iberac ión y respe

    to" ,  de pasión y moral , de principios revolucionarios y la necesidad del orden

    po l í t i co . A lo la rgo de l a h i s to r i a , e l Es t ado mode rno d ebe rep rese n tar una

    síntesis de la  polis  (cuya un idad debe conservarse , as í como l a conf i anza

    mu tua de los c iudadanos y su a pego a l t odo) y la soc i edad l i bera l de l a eco

    nomía pol í t ica (de la cual deben conservarse la diversidad y la diferenciación,

    la sat isfacción de las necesidades individuales , la real ización de lo universal

    por la l ibre voluntad individual). Fi losóficamente, Hegel desea efectuar una

    síntesis de la moral clásica (o sustancial y concreta) y la moral cris t iano-kan

    t i ana (o in t erna y abs t rac t a) , de l a po l í t i ca de Pla tón , fundada en l a supre

    macía de l a razón y l a v i r tud , y l as po lí t i cas de Maqu iavelo , Bacon , Hob bes

    y Locke, fundadas en la emancipación de las pasiones y en su sat isfacción.

    El medio de esta s íntesis es la his toria. El tema y el fin de la his toria es la

    revelac ión p rogres iva de l a l i ber t ad o , l o que equ iva le a l o mismo, l a con

    ciencia que el espíri tu gana de s í mismo por medio de la his toria. El espíri tu

    se capta a s í mismo const i tuido esencialmente por su l ibertad, y su l ibertad se

    real iza al cobrar así conciencia. La l ibertad se real iza en el Estado moderno

    porque , po r una par t e , e l Es t ado ha separado y man i fes t ado los d i feren tes

    momentos y aspectos de l a l i ber t ad ( l i ber t ad ob je t iva , l i ber t ad sub je t iva ,

    e t c .) ; y , po r l a o t ra , da do qu e hoy l a l i ber t ad se revela com o l a esencia de l

    i

    8

      Phüosophy ofHistory,  p. 452.

    19

     Phüosophy ofRight,  par . 308, p 200.

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

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    696

    GEORG W. F. HEGEL

    hombre , t odos los hombres es t án en e l Es t ado , y saben que son en é l esen

    c i a lmen te l i b res . E l descubr imien to d e l a verdade ra y com ple t a esencia de l a

    l ibertad coincide con la l ibertad de todos. Pero entonces, s i es verdad que el

    fin de la his toria sólo se real iza en el Estado moderno y por él no es menos

    verdad , a l a rec íp roca , que e l Es t ado moderno só lo puede ser cons t i t u ido

    cuando e l p r inc ip io en que se funda se ha revelado en sus d i feren tes aspec

    tos .

      Por el lo es necesario que todos los hombres sean reconocidos l ibres , que

    el principio de l ibertad interna, o del valor infini to del individuo, haya hecho

    su apar i c ión en l a re l ig ión , que l a par t i cu lar idad de l as neces idades y l as

    dem anda s de su sa t i sfacc ión haya hec ho su apar i c ión en l as cos tumbres y l a

    moral de los hombres. Esta revelación sólo es completa al fin de la his toria,

    ya que l a red de l a h i s to r i a es t á i n t eg rada por l a apar i c ión p rogres iva de

    pr inc ip ios incomple tos , cada uno de los cuales man i f i es ta un nue vo a specto

    de l i ber t ad , pero cada uno de los cuales es tá cond enado a desaparecer como

    consecuencia de ser i ncomple to . E l desar ro l lo de esos p r inc ip ios par t i cu

    lares es el espíri tu de los pueblos

      (Volksgeiste);

      cons t i t uyen to t a l idades con

    cre t as den t ro de l as cua les e l p r inc ip io an imador se expresa comprens iva

    mente en la rel igión, la ciencia, el arte, los acontecimientos y el dest ino. Por

    el lo la his toria es la his toria de la rel igión, las costumbres y morales , el arte,

    la economía, etc., al t iempo que es his toria pol í t ica. La const i tución pol í t ica

    de un pue b lo es un resu l t ado de su esp í r i t u ; po r e l lo es pe l ig roso impon er a

    un pueb lo una cons t i t uc ión e l aborada  a priori. Sólo se puede hab lar h i s tó r i

    camen te de fo rmas po l í t i cas ; só lo se l es puede juzgar en re l ac ión con l a

    medida de conciencia de la l ibertad con la que están asociadas.

    En lo fundam enta l , l a h i s to r ia un iversa l es t á d i spues t a e n t res e t apas que

    no son t res fo rmas de gob ierno s ino t res g rados de conciencia de l i ber t ad ,

    d i spues t as d e acuerdo c on s i es uno , son a lgunos o son todos los que saben

    que son l ibres .

    Los orientales no saben que el espíritu, o el hom bre com o tal, es libre en sí. Y como

    no lo saben, no lo son. Sólo saben que hay u no que es libre. Pero precisamente po r

    esto,

     esa libertad es sólo capricho, barbarie y hosquedad de la pasión[...] este un o

    es,  por tanto, un déspota, no u n hombre libre, un hum ano. La conciencia de la li

    bertad sólo ha surgido entre los griegos, y por eso han sido los griegos libres. Pero

    lo mismo el los que los romanos sólo supieron q ue algunos son l ibres , mas no

    que lo es el hombre como tal. Platón y Aristóteles no supieron esto. Por eso los

    griegos no sólo tuvieron esclavos y su hermosa libertad fue, en parte, sólo un pro

    ducto accidental, imperfecto, efímero y limitado, a la vez que una dura servidum

    bre de lo humano . Sólo las naciones germánicas han llegado, en el cristianismo, a

    la conciencia de que el hombre es libre como hombre, de que la libertad del espíritu

    constituye su más propia naturaleza. Esta conciencia ha su rgido por prime ra vez

    en la religión, en la más íntima región del espíritu. Pero infundir este principio en

    el mundo temporal era otra tarea, cuya solución y desarrollo exige un difícil y largo

    trabajo de educ ación.

    20

    20

     Philosophy ofHistory,

     p. 18.

    GEORG W. F. HEGEL 697

    Es "la apl icación del principio a los asuntos del mundo" la que en úl t ima ins

    tancia decide el dest ino de los regímenes pol í t icos. La ciudad griega fracasó

    en par t e po rqu e no conoció e l p r inc ip io cr i s t iano , en par t e po rqu e su p rop io

    pr inc ip io era demas iado senci l l o para poder admi t i r su f i c i en te desar ro l lo y

    d ivers idad en l a soc i edad . Por con t ras t e , e l Es t ado moderno se basa en l a

    re l ig ión cr i s t i ana p ro tes t an te y en una soc iedad económica y soc ia lmen te

    diferenciada. Sólo en la rel igión cris t iana hace su aparición el principio del

    valor infini to del individuo.

    Pero , para que e l p r inc ip io cr i s t i ano pueda rea l i zarse en e l mundo por

    med io de l Es t ado rac ional , s e requer í a o t ra revo luc ión esp i r i t ua l , l a Refo r

    ma. Sólo en la rel igión protestante se real iza la l ibertad cris t iana y efectúa su

    reconci l i ac ión con e l mundo y con e l Es t ado . E l descubr imien to de l a i n t e

    rioridad cris t iana engendra una serie de oposiciones: entre la conciencia y el

    mundo , en t re e l o t ro mundo y es t e mundo , en t re l a p i edad (que impone vo

    tos de cas t idad , de pobreza y de obed iencia) y l a mora l t e r renal (que reco

    mienda e l mat r imon io , e l traba jo y una ra zonab le l i ber t ad ) , en t re c l é r igos y

    laicos, entre la Iglesia y el Estado. Sin embargo, en la rel igión luterana, "la

    reconci li ac ión conduc e a l a conciencia de l a capacidad de l m un do t empora l

    para con tener en s í l a verdad". Mat r imonio , t raba jo , l abor ios idad y o f i c io

    adqu ieren un va lo r mora l . An te todo , queda e l iminada l a obed iencia c i ega .

    En el protestant ismo no hay una clase clerical , s ino un sacerdocio universal ;

    la conciencia individual t iene el derecho de juzgar. Esto acaba por t ransfor

    marse en e l derecho de l a razón ind iv idual a juzgar . De es t e modo , e l p r inc i

    p io pecu l i a r de l p ro t e s t an t i sm o es e l de l esp í r i t u l i b re : "Tal es e l con ten ido

    esencial de la Reforma: el hombre, por s í mismo, decide ser l ibre." Y de este

    mo do pue de ser cons t i t u ido e l Es t ado rac ional , conduc iendo l a l i ber t ad sub

    je t iva a l a un iversa l idad . Pero es to só lo es pos ib l e po rque , den t ro de l a re

    l i g ión misma, l a l i ber t ad res ide , en adelan te , en e l su je to com o t a l , con ex

    c lus ión de toda au to r idad ex ter io r . Ya no hay n inguna d i ferencia en t re

    sacerdo tes y l egos ; e l con ten ido de l a verd ad ya no es t á reserv ado exclus iva

    mente a una casta. "Es el corazón, la conciencia ínt ima, la conciencia moral ,

    la espiri tual idad sensi t iva del hombre, la que puede l legar y debe l legar a la

    conciencia de la verdad; y esta subjet ividad es la de   todos los hombres. Todos

    han d e l levar a cabo p or s í mism os la obra de la reconci l iac ión. "21 Esta re

    conci l iación, al abol ir la diferencia entre los dos mundos, da como resul tado

    que, en cierto sent ido, la rel igión se suprima al mismo t iempo que se real iza:

    p ro tes t an t i sm o s ign if i ca a l mi smo t i emp o cr i s t i an izac ión de l  saeculwn y  se

    cu lar i zac ión de l c r i s t i an i smo . E l Es t ado m ode rno es c r i s t i ano y p ro tes t an te

    en l a med ida en que su p r inc ip io t i ene su fuen te en l a re l ig ión . Pero , dad o

    que ese principio no es otro que el de la universal idad racional , es accesible

    a todos los hombres como t a l es , y e l Es t ado que lo expresa es s ecu lar . Sea

    como fuere , es t e Es t ado es i nconceb ib le mien t ras l a Refo rma no haya

    enseñ ado l a l i ber t ad a l o s pueb los . S i a pesar d e l a ac t iv idad de Napo león ,

    los principios modernos han fracaso en los países lat inos, la razón de el lo es

    21 Ibid.,

     parte IV,

     sec.

     III, cap. i, p. 416.

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

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    700 GEORG

     W. F.

     HEGEL

    satisface me diante

     la

     otra

     y al

     mismo tiempo sólo meramente gracias

     a la

    forma de la  universalidad, constituye el otro principio".23

    La economía política, creación de los tiempos modernos y consecuencia de

    la liberación de las necesidades individuales, es precisamente la  ciencia

    de esta dependencia recíproca por medio de la cual cada no, aunque siga

    sus intereses particulares, obedece de manera inconsciente las leyes gene

    rales. Mientras tanto, como resultado

     de sus

     relaciones

     con los

     demás ,

     el

    individuo,

     sus

     necesidades

     y su

      trabajo pasan

     por una

      profunda adaptación.

     La

     sociedad civil engendra nuevas necesidades

     que son

     creadas

     por

    ella y que no son naturales. La necesidad de orientarse a sí mismo de acuer

    do

     con los

     demás

     en una

     rutina diaria

     en sus

     costumbres (atuendos, horas

    de tom ar alimen tos, etc.) eleva la  individualidad natural de los miembros de

    una sociedad civil a la  universalidad formal de la cultura. Sigue siendo una

    universalidad obtenida inconscientemente, pero que ya transforma  la indi

    vidual idad misma. Apar te de esto, en la sociedad civil lo universal tiene

    una presencia directa, libre y consciente, en forma de la necesidad del hom

    br e de recurrir a la ley y la  administración. El derecho de propiedad, engen

    drado

     por el

     sistema

     de

     necesidades

     y su

     reconocimiento recíproco, es,

     a su

    vez, reconocido en su universalidad en la medida en que la autoridad ase

    gura

     su

     protección.

     Es la

     esfera

     de lo

     relativo mismo,

     la

     cultura,

     la que

     hace

    surgir el derecho.

    Derecho significa universalidad, deseada

     y

      reconocida como

     tal; es la

    base

     de la

     única igualdad válida. "Pertenece

     a la

     educación,

     al

     pensamiento,

    en cuanto conciencia del individuo en la forma de la universalidad, el hecho

    de

     que el Yo sea

     concebido como persona universal

     en la

     cual todos

     son

     idén

    ticos. El homb re tiene valor porque es hombre, no porque sea judío, cató

    lico, protestante, alemán, italiano, etc."

    24

     Pero esta universalidad sigue

     te

    niendo el carácter de un derecho simplemente abstracto. La realización de

    su unidad

     con

     todo

     el

     ámbito

     de lo

     particular

     es

     misión

     de la

     administración

    que asegura  en primer lugar[...] la seguridad ininterrumpida de la perso

    na y de la propiedad; y en segundo lugar, que la garantía de la subsistencia

    y del bienestar del individuo, esto es, el bienestar particular, sea tratado y

    realizado como derecho[...]".

    25

     La previsión administrativa, es decir, la ac

    ción

     del

     Estado, protege

     la

     universalidad

     en la

     particularidad

     de la

     sociedad

    civil, en forma de orden externo y de instituciones que mantienen y apoyan

    el conjunto

     de

     fines

     e

     intereses

     que hay en

     ella. Hegel desea asegurar

     un

    equilibrio entre la libertad de industria y de comercio y la necesidad de pre

    visión

     y

     dirección

     del

     Estado

     en su

     conjunto. Aunque

     la

     voluntad

     y

     el interés

    de los individuos son los  impulsores de la acción de la sociedad civil y la

    función

     del

     Estado

     es

     simplemente "reconducir

     a lo

     u niversal[ ...]

     y

     acortar

    y mitigar las peligrosas convulsiones y la duración del per iodo en el cual,

    sobre la vía de la necesidad inconsciente, se deben conciliar los conflictos";

    26

    23

     Philosophy ofRight,

      par. 182, pp .  122- 123 .

    24 ibid.,

      par. 209

     ( t r a d .

     P. H. y a. B.).

    25 Md.,  par .

      2 3 0 ,

     p. 146.

    26 Ibid.,

     p ar. 236, pp .

      147- 148 .

    G E O R G

     W. F.

      H E G E L

    sin embargo, aún se da el caso de que el principio de su organiza

    contrario

     del

     liberal.

      La

     situación social pública,

     al

     contrario,

     se d^_.

    derar tanto más perfecta cu anto menos q uede por hacer al  ind iv i chV- - ^

    sí,

     según su  opinión particular, frente a lo que se dispone de un modo ge

    neral."27

    Pero, dentro del propio sistema de necesidades, hay un  aspecto por el

    cual el individuo queda conectado con lo universal de manera inmediata y

    adquiere

     una

      realidad definida. Ésta

     es la

     división

     de

     clases

     o de

     "grupos

    generales"  (S tande). Si la familia es la pr imera base del Estado, los  Stande

    so n

     la

     segunda.

     Hay

     tres clases,

     y su

     división

     es

     dialéctica:

     la

     clase campe

    sina, llamada sustancial o inmediata; la clase industrial, llama da reflexiva o

    formal,

     y la

     clase

     de

     los servidores civiles, llamada

     la

     clase universal. La cla

    se campesina es la clase de "seguridad, consolidación, satisfacción duradera

    de las necesidades" y éstas  no son más que formas de universalidad!...]".

    Tiene una moral concreta e inmediata que se basa en la familia y en la buena

    fe.28 Y  la  clase universal tiene en su determinación como fin de su activi

    da d y como su campo, a lo universal pa ra sí".29 Los servidores civiles están,

    por naturaleza, orientados hacia el Estado y en su servicio encu entran su

    razón

     de ser y su

      satisfacción.

    Por tanto, sólo

     la

     clase intermediaria,

     la

     clase industrial, está o rientada

    esencialmente hacia lo particular. Por ello está esclavizad a a las privaciones,

    la inseguridad,

     la

     lucha

     por

     alcanzar

     lo

     necesario,

     su

      indefinida multiplica

    ción y la división infinita del trabajo, y de la contradicción de pobreza y de

    riqueza.

     Por

     esta razón, necesita

     la

      intervención

     del

     Estado.

     Por

     otra parte,

    ya que "para el fin de su propia subsistencia se basa sobre el propio trabajo,

    sobre la reflexión y el entendimiento",30 es esencialmente esta clase la que

    da cultura, refinamiento y formación intelectual al individuo. En esta clase,

    el individuo despierta a la libertad al despertar a la reflexión. La libertad nace

    en las ciudades,

     en

     tanto

     que

     el campo es ,

     por

     tradición, más sumiso,

     por ser

    más pasivo. Ante todo, aun en esta clase, la particularidad es llevada a to

    mar como

     su

     meta

     lo

     universal:

     así la

     Sittlichkeit

     se

     reintegra

     en la

      sociedad

    civil. Reintegrarla es misión de la corporación (en el sentido de gremio, más

    qu e

     de

     sociedad anónima, empresa

     de

      responsabilidad limitada),

     que

     limita

    las contradicciones de la sociedad civil, asegurándose de que haya un terre

    no común parala riqueza

     y la

     pobreza, para patronos

     y

     trabajadores, dan do

    una consagración racional

     a la

     diversidad

     y

     variedad

     de

     talentos

     y de

     apti

    tudes o, protegiendo a los individuos contra accidentes particulares: en su

    ma, anulando el aislamiento y la  dureza de la vida civil al desempeñar el

    papel de  segunda familia. La corporación introduce la moral objetiva en la

    sociedad civil

     por

     medio

     de los

     sentimientos

     de

     honor profesional,

     al que

    aporta la base, y de probidad, que es en verdad reconocida y honrada. De

    este modo,

     la

      corporación ocupa

     un

     lugar central, pues

     en la

     sociedad

     mo-

    27 Ibid.,

     p ar. 242, p. 149.

    28 Ibid., par. 203, p. 131.

    29 Ibid.,

     par. 250

     ( t r a d .

     P. H. y A. B.).

    so Ibid., par . 230  ( t r a d . P. H. y A. B.).

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

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    704 GEORG W. F. HEGEL

    persona, en abstracción de todas sus otras características",

    37

     debe ser desig

    nado de una manera inmediatamente natural: por nacimiento. Sólo por el

    principio hereditario, la persona del m onarca —que simboliza la unidad y

    la continuidad del Estado— se libra de las luchas de interés y de op inión

    que por necesidad dominan un imperio electivo. Pero la acción misma del

    príncipe tiene cierto carácter simbólico y arbitrario; desd e luego, es él quien

    declara la guerra, firma leyes, elige a sus consejeros y zanja sus diferencias.

    Pero en cada ocasión es

     el fíat

     de la decisión en qu e recae en él, y no la tarea

    auténtica de gobernar, y las más de las veces esta última determina la

    primera casi por necesidad. Por ello "con leyes fijas y una organización de

    terminada del Estado, son pocas y poco importantes, comparadas con lo

    sustancial, las cosas que quedan reservadas a la exclusiva decisión del mo

    narca. Sin duda hay que tener por un a gran dicha que a un pueblo le haya

    tocado un noble monarca. Pero también esto significa poco en un gran Esta

    do ,

     pues éste tiene la fuerza en su razón".

    38

    ¿Quién, entonces, representa esta razón y por co nsiguiente ejerce lo que

    es esencial en el poder? Es el gobierno y, en general, la clase universal d e los

    servidores civiles, ya que "el gobierno se apoya en el mundo de los servido

    res civiles (Beamtenivelt) .39 Es este gobierno el que prepara y a la vez pone

    en vigor las decisiones del soberano . Afirma el interés gene ral, aun en la

    busca d e fines particula res. Es "en las acciones de los servidores civiles y en

    su preparación" donde "encontramos

     el

     pun to en el que las leyes y las decisio

    nes del gobierno tienen contacto con los individuos y se hace n valer en la

    realidad".

    40

     Es en la situación de los propios servidores civiles donde la fun

    ción del Estado, la síntesis de lo particular y de lo universal, se realiza

    mejor, pues sólo en el cumplimiento de su deber, en su servicio al Estado,

    encuentran la satisfacción de sus necesidades particulares. Representan el

    tipo de hombre que encarna el espíritu del régimen y que sirve de modelo a

    toda la comunidad. Por derecho, cada miembro de la comunidad puede lle

    gar a servidor civil. La clase universal está abierta a todos los ciudadanos;

    tal es el aspecto democrático del Estado racional; pero sólo está a bierto a

    quien pase un examen objetivo de sus a ptitudes y de su formación intelec

    tual y moral.

    Tal vez sea en este tipo de examen, qu e afecta las ciencias relacionadas

    directamente con la competencia administrativa así como con la prepara

    ción intelectual y la moral general en que "se vuelve costumbre una conduc

    ta desapasionada, recta y cortés",

    41

     en donde se encuentra el elemento más

    importante del E stado hegeliano, ese Estado que h a sido justamen te caracte

    rizado como Beamtenstaat (burocracia) y que, como tal es opuesto a las aris

    tocracias de antiguo orden basadas en la nobleza, a las oligarquías basadas

    en el dinero y a las modernas dem ocracias apoy adas en los núm erqs, en la

    37 ML ,  par. 280 (trad. P. H. y A. B.).

    3

    g

     Phüosophy ofHístory,  Parte IV, sec. III, cap . ra, p. 456.

    39

      Ibid.

    «o Phüosophy ofRight,  par. 295 (trad. P. H. y A. B.).

    « I W d . , pa r . 296 , p . 193 .

    GEORG W. F. HEGEL

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  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

    12/16

    706

    GEORG W. F. HEGEL

    dúo debe es t ar rep resen tado en su rea l idad concre t a , como hombre do tado

    con ciertas caracterís t icas e intereses que le dan un lugar en el organismo so

    c i a l. E l vo to es echad o por es t amen tos  (Stánde).  Los es t amen tos en e l s en t i

    do pol í t ico (asambleas de las órdenes) se fundan en las órdenes en el sent ido

    socia l (c lases ) ; l o s g rupo s económ icos y soc ia l es , l o s g rupos con in t ereses

    par t i cu lares , deben es t ar rep resen tados como t a l es . Pero t ambién aqu í debe

    haber ó rganos de med iac ión ; debe haber , den t ro de los es t amen tos , un e l e

    men to esencia lmen te o r i en tado a l a función in t ermed iar i a que l es ha s ido

    as ignada .

    Tal es el papel de l a cons iderab le c l ase de p rop ie t ar ios t e r ra t en ien tes que

    son favorec idos por causa de su es t ab i l i dad y de su g ran independencia en

    relación a la vez con el Estado y con las incert idumbres de la vida económi

    ca . Los p rop ios t e r ra t en ien tes ocupan d i rec t amen te lugares en l a asamblea

    a u n q u e

    En la otra parte y elem ento de la clase social se introduce el lado inestable d e la

    sociedad civil, el cual sólo puede intervenir por m edio de los diputad os; exterior-

    mente, a causa de la multitud de sus miembros, pero esencialmente en razón a la

    naturaleza de su determinación y ocupación. En cuanto diputados d e la sociedad

    civil, es fácil comprender directamente que lo son, tal por lo que ella es ; por consi

    guiente, no como disuelta atomísticamente en los individuos y reunida en un m o

    mento s in más di lación y sólo por un acto s ingular y temporáneo, s ino cuan to

    organizada en sus asociaciones, comunidades y corporaciones constituidas, las

    cuales de este modo mantienen una conexión política.44

    De es t e modo , l o s miembros de l a c l ase indus t r i a l quedan rep resen tados

    por in t ermed iac ión de l as co rporac iones : l o s p rop ios rep resen tan tes par t i

    c ipan en l as es feras de in t erés que rep rese n tan , y , adem ás , deben sa t is facer

    c i er t as cond ic iones de competencia que co r responden a l as cond ic iones de

    fo r tuna ex ig idas a l o s miembros de l p r imer o rden . Los dos ó rdenes ocupa n

    d i s t in t as asambleas ; e l papel de l a p r imera c ámara pue de cons i s t i r en conci

    l i a r la s egunda y e l gob ierno . De es t e modo , t oda una ser i e de cuerpos in t er

    med ios y ó rganos de med iac ión s i rve para d i s ipar e l espec t ro de una demo

    cracia abstracta y const i tuir un Estado en que la l ibertad coincida con la

    o rgan izac ión .

    ¿En qué g rado lo log ran? En t é rminos má s genera l es , ¿cuál es el resu l t ad o

    de es t a empresa de conci l i ac ión en t re l o s p r inc ip ios abs t rac tos modernos y

    l as neces idades de l a o rgan izac ión gube rname nta l , que con s t i t uye l a s ín tes i s

    de l rac ional Es t ado hegel i ano? Puede dec i rse que l as i n s t i t uc iones que he

    mo s anal i zado gara n t i zan un l i b re juego de l a l i ber t ad , la i gualdad y l a f ra

    t e rn idad (o l a un iversa l idad de l a persona humana) , pero den t ro de unos l í

    mi t es muy es t rechos impues tos por es t a o rgan izac ión de l Es t ado . De es t e

    mo do , hay l i ber t ad e n l a e lecc ión de o f ic io , en l a d i s t r ibución de los mie m

    bros de las clases (en contra de la regla de La República de Pla tón , en que que

    da f i jada p or e l gob ierno , o en e l si s t ema ind io de cas t as , que es t á de t erm i -

    44 Philosophy ofRight,  par . 308, p. 200.

    GEORG W. F. HEGEL 707

    nado por e l nac imien to ) , y en e l hecho de que l as ún icas demandas que e l

    Es t ado hace en t i empos normales son de d inero , en fo rma de impues tos .

    Desde todos estos puntos de vis ta, es el l ibre albedrío el que debe ser ese in

    t e rmed iar io por e l cua l ob t i ene e l Es t ado lo que neces i t a . En cuan to a l a

    opinión pública, la l ibertad de prensa y la l ibertad de expresión y de escri tu

    ra en genera l , l a s i tuac ión es más a mbig ua . "La l i ber t ad fo rma l , sub je t iva ,

    por la cual los individu os, com o tales , t ienen y expresan el juicio, la opinión y

    el consejo personal sobre los asuntos generales , t iene su manifestación en el

    con jun to que se denomina op in ión púb l i caf . . . ] . "45 Con t i ene p r inc ip ios ex

    ternos de just icia junto con prejuicios, profundas tendencias de real idad jun

    to con una opinión part icular subjet iva y cont ingente. En el la, la verdad y el

    er ro r i n f in i to es t án un idos t an inmed ia t a y d i rec t amen te que e l e l emen to se

    r io o un iversa l no puede d i scern i rse con base en l a p rop ia op in ión .46 Por

    tanto, debe tener ocasión de manifestarse pero nunca de hacer el juicio úl t i

    mo, ya que solo se just i fica de manera general y confusa, no precisa y cons

    c i en temen te . "Por t an to , su independencia es l a p r imera cond ic ión fo rmal

    para a lgo g rande y rac ional (en l a rea l idad como en l a c i encia) . Es to , po r

    su par t e , es s eguro que de inmed ia to l a op in ión púb l i ca ha de to l erar lo , re

    conocerlo e inst i tuirlo como una de sus propias convicciones."47

    La l i ber t ad de comun icac ión púb l i ca (y en par t i cu lar de l a p rensa) , " l a s a

    t i sfacc ión de es t e i n s t in to ap rem ian te de dec i r y de haber expresa do l a p ro

    p i a o p i n i ó n " t a m b i é n e s r e c o n o c i d a p e r o l i m i t a d a p o r c a u s a d e s u a m

    bigüedad. Es la expresión del principio de la l ibertad infini ta de conciencia

    cr í t i ca y , a l a vez , de l a a rb i t ra r i edad de l a op in ión sub je t iva y , en ú l t ima

    ins t ancia , una inducción a l deso rden y a l c r imen . Def in i r l a l i ber t ad de

    pren sa com o l a l i ber tad d e dec i r y de escr ib i r l o que a cualqu iera se l e an

    t o j e c o r r e s p o n d e a " l a i g n o r a n t e b a r b a r i e y s u p e r f i c i a l i d a d d e r e p r e

    sen tac ión".48 Pero lo indeterminado de l t ema y de l a fo rma en cues t ión

    (¿dónde t e rmina l a op in ión y dónde empieza l a i n f racc ión?) s i empre hace

    imprecisa la ley que la l imita; el juicio contra el la s iempre parece subjet ivo.

    Es t a sub je t iv idad y con t ingencia en l a rep res ión , que por na tu ra l eza son

    inev i t ab les, s in embargo son ind i spensab les . No obs t an te , Hegel p ide indu l

    gencia en la medida en que el Estado sea lo bastante saludable y fuerte para

    to l erar l a expres ión de op in iones i r responsab les , po rque se l as t ra t a con

    desprec io . Pero aun aqu í , son " los que sabe n" qu ienes deben ser jueces de l a

    med ida en que l a op in ión púb l i ca , como se expresa en l as asambleas , debe

    ser o no debe ser s egu ida y l a l i ber t ad de expres ión , como se l e encuen t ra en

    la prensa y el discurso, es út i l o es pel igrosa y debe ser alentada, omit ida o

    rep r imida .

    De igual mo do , s e reconoce l a  igualdad, pero só lo como iguald ad abs t rac t a

    de las personas ante la ley. Se expresa pol í t ica y socialmente en la posibi l i

    dad de que cada q u ien l l egue a ser miem bro de l a c l ase un iversa l y d i rec to -

    45 ibid., par. 316, p . 204.

    46 ibid., par. 317 , p. 205.

    47

     Md.,  par. 318 (trad. P. H. y A. B.).

    48 Md.,  par. 319 (trad . P. H. y A. B.).

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

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    708

    GEORG W. F. HEGEL

    ra. Pero la igualdad debe ceder ante la supremacía de la diferenciación y de

    la articulación. No existe la igualdad social. La igualización de las fortunas

    es un sueño prod ucido por el espíritu abstracto. La sociedad basada en la

    economía moderna fomenta unas desigualdades sociales más considerables

    de las que antes se habían conocido, y el Estado racional presupone una

    gran diferenciación. Desde el punto de vista político, se evita cuidadosa

    mente el poder de los simples números. El punto de vista de la minoría ilus

    trada debe triunfar sobre el de la masa (hoi polloi) que no sabe lo que desea.

    Por último, se reconoce la universalidad de la persona humana, pero sólo en

    la medida en que no trae consigo el cosmopolitismo político. Así como la

    igualdad de personas n o significa un E stado homogéneo, también así la uni

    versalidad de la naturaleza humana no significa la universalidad del Es

    tado, que siempre sigue siendo un soberano particular, que, por su indivi

    dualidad misma, excluye todas las demás soberanías. Existe, en realidad, la

    creación de una especie de sociedad universal desde un punto de vista eco

    nómico, pero no prescinde de esta individua lidad esencial de los Estados.

    En términos generales, la síntesis hegeliana nos lleva de vuelta a la oposi

    ción entre la sociedad y el Estado, que fue su pu nto d e partida. Es una socie

    dad en gran parte liberal y descentralizada, pero más desde un punto de

    vista económico y social que desde uno político. Para tomar decisiones po

    líticas concernientes al Estado, hay que adaptarse a su organización.

    Pero es en la relación en tre la política interna y la política externa, en últi

    mo análisis, entre la paz y la guerra, donde el problema de la relación entre

    la sociedad y el Estado, entre las esferas particulares y el bien universal se

    plantea con toda su intensidad y envergadura. D esde el punto de vista del

    Estado, hay una comunidad entre la guerra y la paz. El Estado se afirma por

    medio de oposición. La soberanía que va dirigida hacia dentro trae consigo

    una soberanía dirigida hacia fuera; en la medida en que el Estado está cons

    tituido, ante todo, por su independencia e individualidad, po r fuerza com

    prende un aspecto negativo y exclusivo que lo opone a otras individualida

    des autóno mas. Por con siguiente, el Estado no pu ede afirmar, con justicia,

    su auto ridad interna sin afirmar con ello su indepen dencia externa. Existe no

    sólo una relación forzosa sino una relación proporcional: cuanto más unifi

    cado está un pa ís en su interior, bajo la autoridad del Estado, es más capaz

    de hacer respetar su independencia desde fuera. "[ ...] los pueblos renuentes

    o temerosos de tolerar la soberanía interna han sido subyugados desde el

    exterior, y han luchado por su independencia con tanto menos gloria y éxito

    cuanto menos habían logrado organizar los poderes del Estado en asuntos

    internos". A la recíproca, "las guerras providenciales han im pedido agita

    ciones internas y consolidado el poder interno del Estado".

    49

    Sólo un gran peligro o un gran esfuerzo externo permite la realización de

    la unión sagrada del Estado, acallando divisiones e intereses particulares.

    Así, es evidente q ue en la guerra y por ella el Estado se revela mejor a sí

    mismo y mejor desem peña su función. Los tiempos normales se caracteri-

    *> Ibid., par. 324, p. 209.

    GEORG W.F. HEGEL

    709

    zan por la libre actividad de las esferas particulares. Cada quien vive para

    su ramilla y su profesión. La totalidad sólo se introduce indirectamente en

    torma de cobro de impuesto, único requerimiento exigido por el Estado

    Existe un definido predominio de la sociedad, la particularidad y la diversi

    dad. Por otra parte, es la crisis y especialmente la guerra la que une las es

    feras particulares en la unidad del Estado; es en las crisis donde se afirma a

    si misma la auténtica naturaleza del Estado y del patriotismo, exigiendo y

    obteniendo del individuo el sacrificio de lo que en tiempos de paz parecía

    constituir la esencia misma de su existencia: su familia, su p ropieda d, su s

    opiniones, su vida. De este modo la guerra, al mostrar la supremacía del

    Estado sobre la sociedad civil y el individuo en su derech o a exigir el supre

    mo sacrificio para ma ntener la independenc ia, refuta las liberales teorías

    contractuales del Estado propuestas por Hob bes, Locke o la economía po

    lítica Se hace un cálculo muy equivoc ado, cuando en la exigencia de este

    sacrificio, el Estado es considerado sólo como sociedad civil, y como su fin

    ultimo solamente es tenida en cuenta la garantía de la vida y de la propie

    dad de los individuos; puesto que esa garantía no es obtenida con el sacrifi

    cio de lo que debe ser garantizado, sino al contrario.

      50

     y, lo que es más "en

    la paz la vida civil se extiende de continuo; y todos sus departam entos se

    amurallan, y, a largo pazo, los hombres se estancan. Sus idiosincracias cada

    vez qu edan más fijas y osificadas".5i

    De este modo, aunque la guerra trae consigo la inseguridad de la propie

    dad y de la existencia, es una inseguridad saludable, conectada con la vida

    y el movimiento. La inseguridad y la muerte son desde luego necesarias,

    pero en el Estado se vuelven morales, al ser libremente escogidas. La mor

    talidad se vuelve algo escogido, y la negatividad que lleva en sus raíces se

    vuelve aquello que constituye el ser moral en su esencia.

    La guerra como situación en la cual la vanidad de los bienes y de las cosas tem

    porales! . J consigue su más elevado sentido en que, por su intermediaciónf 1

    ia salud etica de los p ueblos es m antenida en su eq uilibrio, frente al fortaleci

    miento de las determinidades finitas, como el movimiento del viento preserva al

    mar de la putrefacción, a la cual lo reduciría una prolongada o, más aún, perpe

    tua quietud .52 °  > r r

    Criticando la idea kantiana de una paz perpetua asegurada por una aso

    ciación de Estados, Hegel observa que "aun si un número de Estados se con

    vierte en una familia, este grupo, como individuo, debe engendrar un opues

    to y crearse un enemigo",53 tan cierto es que la auténtica política es la

    política extenor y que esta última es guiada por la posibilidad de guerra

    Como resultado, la ley internacional es extremamente precaria; es incom

    petente defacto y hasta d e jure para hacer frente a la posibilidad y a la reali

    so

     ibid.

    51

     Ibid., adición, p . 295.

    52 Ibid., p. 210.

    53

     Ibid., adición, p. 295.

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

    14/16

    710 GEORG W. F. HEGEL

    dad de la guerra. "El derecho político externo surge de las relaciones de los

    Estados ind epend ientes; lo que en él es en sí y para sí conserva la forma de l

    'deber ser ' , puesto que, para que sea real, depende de voluntades soberanas

    y diferenciadas."

    54

     Des de luego, los Estados, como los individu os, sólo exis

    ten en la medida en que se reconocen unos a otros; esto nos lleva a la posibi

    lidad de uno s contratos y tratados que deben respetarse. "Pero, puesto q ue

    la soberanía de un E stado es el principio de s us relaciones con otro, en tal

    medida los Estados se encuentran en estado de naturaleza, en su relación

    mutua. Sus derechos sólo se realizan en sus vo luntades particulares y n o en

    una vo luntad universal con poderes constitucionales que los sojuzg uen."

    55

    Cuando estas voluntades par ticulares no pueden encontrar un punto de

    acuerdo, sus conflictos sólo pueden zanjarse por medio de la guerra. El de

    recho internacional no puede impedir la guerra allanando los conflictos,

    pues no ha y una autoridad universal sobre los Estados que se les imponga;

    una liga de la índole pensada por Kant presupone la adhesión y la obedien

    cia de los Estados, que siempre serán contingentes.

     Y

     el derecho internacio

    nal tampoco pu ede distingu ir entre las guerras justas y las injustas, de acuer

    do con la violación de tratad os. Para cada Estad o, su bien particular es la ley

    suprema. En nom bre de este bien puede renegar de todos los compromisos

    que haya adquirido, siempre que ya no coincidan con sus intereses. El con

    flicto entre la moral y la política queda resuelto por la existencia completa

    del Estado y no por las dem andas abstractas de una justicia universal. Pero

    en la medida en que el bien del Estado es la ley suprema, la guerra sigue

    siendo el recurso supremo por el cual se expresa, forzosamente, esta ley.

    Sin embargo, la explicación basada en la pluralidad de los Estados ind e

    pendientes no agota la teoría hegeliana de la guerra, como tampoco su justi

    ficación por la negatividad huma na: "las guerras auténticas tienen necesi

    dad de o tra justificación

      más[..

     .] .

    5

    6 Esta justificación les viene de su misión

    histórica. A lo largo de la historia, guerras y revoluciones son los instrumen

    tos del espíritu universal. El levantamiento del pueblo que enarbola la Idea

    y la difusión del principio en que está encarnad o el Espíritu univers al se

    efectúan por medio de guerras. Pero el lugar que Hegel otorga a esta justi

    ficación de las guerras por su papel histórico plantea un problema difícil. Si

    el sentido de la guerra se encontrara an te todo en el desarrollo y la difusión

    de la civilización, ¿qué ocurre cuan do este desarrollo y esta difusión han

    sido definitivamente realizados? En lo político, ¿no se da el caso de que el

    fin de la historia es definido por la desaparició n de las guerras y de las revo

    luciones violentas? Diríase que hay un a tensión, si no oposición, entre las

    dos ideas hegelianas de la necesidad de la guerra y el fin de la historia.

    Ambas parecen ser indispensables para la consecución del Estado ra

    cional. Sin guerra, el Estado tendería a quedar subordinado a la sociedad, lo

    universal a lo particular, y se desplomaría toda esa vida moral y política

    54

     lbid.,

      par . 330 ( t r ad . P . H . y A . B . ) .

    55 lbid.,  pa r . 333 , p . 213 .

    56

     lbid.,

      par . 324 ( t r ad . P . H . y A . B . ) .

    G E O R G W . F . H E G E L

    711

    tomada de los clásicos que Hegel desea reconstruir sobre los fundam entos

    de la mod ernidad: el valor, el patriotismo y el espíritu cívico. La oposición d e

    ricos y pobres y la multiplicidad de Estados garantizaría la permanencia

    de crisis y guerras, pero, ¿no podrían dar una nueva forma a las cosas? Ante

    todo, en un mu ndo q ue seguiría estando do minado por las oposiciones, ¿aún

    tendría sentido el f in d e la historia por la solución de todas las contradic

    ciones? Por otra parte, sin el fin de la historia y sin una total reconciliación

    toda la concepción hegeliana del Estado perde ría su carácter definitivo ynecesario. Como h emo s visto, la filosofía política pue de coincidir con la filo

    sofía de la historia porqu e el Estado final reemplaza al régimen mejor Tan

    to la descripción hegeliana del desarrollo histórico como la del Estado ra

    cional implican que el Estado final representa una síntesis que reconcilia

    todas las posibilidades humanas sin dejar espacio a lo inconcluso y a la in

    satisfacción que produciría un nuevo desarrollo de la historia universal

    Los textos de Hegel sobre la cuestión del fin de la historia son n otable

    mente ambiguos. Por un a parte, se ha pues to el Sol, está terminando el largo

    día del espíritu, la human idad ha llegado a su vejez, que también es su flo

    recimiento; la historia ha terminado porque el espíritu se ha encontrado a sí

    mismo al conocerse; la libertad se ha realizado en la coincidencia de su for

    ma y su contenido.^ Por otra parte, Hegel habla de los problemas que la

    historia tendrá que resolver en el tiemp o futuro; cita a América como "la tie

    rra del futuro en que se revelará la carga de la historia universal, tal vez en

    el antagonismo entre América del Norte y América del Sur"'

    5

    8 ve en Rusia

    "una solidez primitiva" que "puede llevar en sí misma una enorme posibili

    dad de desarrollo partiendo de su naturaleza intensiva".» Sólo encontrando

    una solución a estas contradicciones aparentes con respecto al problema del

    fin de la historia misma podremos decidir su relación con el problema de la

    guerra.

    El camino a una solución posible parece indicado por los textos en que

    Hegel distingue entre los principios históricos y su conversión a la realidad

    entre su victoria como tales y su victoria manifiesta. En rea lidad, es la liber

    tad concreta la que constituye el principio final; de hecho es la Reforma la

    que constituye su instrumento definitivo; Europa es el terreno en que se

    completa la historia universal, comenzada en Asia. Con respecto a la Refor

    ma escribe Hegel: "Con esto se alza la nueva y última bandera, en torno a la

    cual se congregan los pueblos, la bandera del espíritu libre que existe en sí

    mismo y, por en de, en la verda df...] . Ésta es la bandera bajo la cual servi

    mos.

     El tiempo transcurrido desde entonces hasta nosotros, no ha tenido ni

    tiene otra obra que hacer, que infundir este principio al mundo[...]."60 Pero

    esta introducción del principio en el mundo no está completa, aunque el

    principio se haya realizado y el mund o actual sea el mund o ya completo sin

    57

     Philosophy of Histoiy,  Introducción, p p. 78 y 109.

    58 lbid.,  p . 86 .

    M i " *

     l

    r

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    r »

      b a

    í .

    Ó n  V o n

    U e x k ü H  Briefe von und an Heg el, ed. Hoffmeister ("Phi losophi tches B i-

    bkothek " [Hambu rgo: F. Meiner , 1952]), I I , 298, núm . 406 ( t rad P H y A B )

    so Philosophy ofHistory,  par te IV, sec. III, cap. i, p. 416.

  • 8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)

    15/16

    712

    GEORG W. F. HEGEL

    neces idad de nada de l ex ter io r . En adelan te , l as revo luc iones ocurren en e l

    interior.

    El mund o cristiano es el mun do de la perfección; el principio está cum plido, y con

    esto ha llegado el fin de los días: la Idea ya no puede ver en el cristianismo nada

    insatisfecho!...] por eso la cristiandad no tiene una verdad era relación con el ex

    terior; ya no tiene un sen tido absoluto, sino sólo uno relativo, que está superad o

    en sí y respecto del cual sólo se trata de manifestar que está supera do.

    61

    De es t e modo l a h i s to r i a ha t e rminado , en e l s en t ido de que ha hecho su

    apar i c ión e l p r inc ip io f inal . E l mu nd o es v i r tua lmen te eu ropeo u occ iden ta l ,

    as í como es , en p r inc ip io , c r i s ti ano y p ro tes t an te . Pero as í como aún qued an

    Estados catól icos o no cris t ianos, esta victoria espiri tual de la Europa occi

    den ta l t odav ía t i ene que conver t i r s e en rea l idad po l í t i ca . Hemos v i s to que ,

    en l a med ida en que l a Refo rma rep resen taba l a c r i s t i an i zac ión de l mundo ,

    t ambién rep resen taba l a s ecu lar i zac ión de l c r i s ti an i smo . La un iversa l i zac ión

    del p r inc ip io en c i er to sen t ido supr im e e l p r inc ip io , a l rea l i zar lo . Esto q ueda

    expresa do po l í t i camen te por e l hecho de que e l au t én t i co Es t ado debe fun

    darse sobre l a re l ig ión p ro tes t an te , pero que su c iudada n ía debe es t ar ab ier t a

    a ca tó l i cos , jud íos y dem ás . E l p ro t es t an t i smo es l a base de l Es t ado rac ional

    y cesa de ser su base . De igual mod o , l a eu ropeizac ión u occ iden ta l i zac ión

    del mu ndo s ign if i cará l a pérd ida de l a supremacía de l a Europa occ iden ta l ,

    o a l menos de su un ic idad como domin io p r iv i l eg iado de l esp í r i t u un iver

    sa l . Por cons igu ien te , Hegel puede conceb i r que , den t ro de un mundo que

    se ha vuel to def in i ti vamen te eu rop eo , e l su rg imien to d e po tencias no eu ro

    p e a s ,

      como los Es t ados Unidos o po tencias no occ iden ta l es como Rus ia , en

    l a med ida en que se eu ropeicen ocuparán e l cen t ro de l escenar io h i s tó r i co

    s in rep resen tar un p r inc ip io o r ig ina l n i i n t roduci r una nueva e t apa .

    Podemos vo lver ahora a l p rob lema de l a guer ra . Parece que Hegel es t a

    b l ece una d i s t i nc ión fundam enta l en t re l o s pueb los que ya ha n a l canzad o l a

    e t apa f ina l de c iv il i zac ión y los demá s . Por cons igu ien te , cons idera q ue l as

    guerras de civi l ización son legí t imas, inevi tables e indispensables; eso s igni

    fica la conquista, por las naciones civi l izadas, de aquel las que no han l lega

    do a l mi sm o n ive l de desar ro l lo de l Es t ado . Por v i r tud d e es t e p r inc ip io , "e l

    s ino necesar io de los imper ios as i á t i cos es e l de es t ar somet ido s a l o s eu ro

    p e o s .  También la China habrá de someterse un día a este dest ino".62 p

    o r

      otra

    par t e , l o s Es t ados p l enamente desar ro l l ados se reconocen , unos a o t ros , co

    mo l eg í t imos . Cons t i t uyen una federac ión de Es t ados o a l me nos un fami l ia

    den t ro de l a cua l l a a f in idad o l a comunidad de cos tumbres hace pos ib l e

    una nexo ju r íd i co que subs i s t e du ran te l as guer ras , humanizándo las y l imi

    t ándo las . Lo que es más , es t a l imi t ac ión , es ta t rans fo rmación , t e r mina con l a

    desapar i c ión de l a guer ra misma que , en t re Es t ados eu ropeos , ya no es fac

    t ible.

      En su  Estética  dice Hegel con respecto al futuro de la epopeya:

    61

     Mi.,

      p. 342.

    62

     Ibid., Par te I, sec. II, p. 142.

    GEORG W. F. HEGEL

    713

    Si deseamos tener una idea de lo que pod rán ser las epopeyas del futuro com para

    das con las del pasado, sólo debemos imaginar un racionalismo norteamericano,

    vivo y universal, que triunfara sobre su prisión en un proceso infinito de salto y

    particularización. Hoy, en Europa cada pueblo está limitado po r todos los demás

    y no puede empren der, por s í solo, una guerra contra los pueblos europeos. Si

    deseamos escapar d e Europa, sólo podremos hacerlo en dirección de Estados

    Unidos.

    63

    Pero , s i Euro pa es e l fu tu ro d e Amé r ica , s i Am ér ica a su vez de be l l egar a

    conocer la o rgan izac ión rac ional de l Es t ado de sar ro l l ado , en tonces t ambién

    el la de jará a t rás la edad de l a juven tud , de l a "poes í a nac i en te" , de hero í smo

    y de guer ra que es l a edad de l a epopeya . También Amér ica l l egará a " l a

    fo rma de los p r inc ip ios , deberes y l eyes genera l es , que son vá l idos en s í

    mismos aun s in l a v iva par t i cu lar idad sub je t iva de los i nd iv iduos" . Pasará

    de l a poes í a ép ica , en que "se da r i enda sue l t a a l a li b re ind iv idual id ad de

    las figuras", a "la s imple prosa racional de una vida civi l y domést ica orde

    nada". En suma, e l Es t ado f ina l debe adap tarse a "una rea l idad ap rop iada a

    l a p rosa"

    64

      en que florecen los principios abstractos en el lugar del descubri

    mien to ind iv idual , a rmas de fuego en lugar de héroes y l a novela en lugar

    de l a epopeya . La Europa de t i empos de Hegel es e l e jemplo de semejan te

    sociedad . Y como l a epopeya , l a guer ra en p r inc ip io pe r t enece a l pasa do .

    És ta es , pues , l a so luc ión a l a que nos cond uce H egel : l a guer ra es i nd i s

    pensab le a l Es t ado rac ional en l a med ida en que e l Es t ado se d i s t i ngue de l a

    soc iedad c iv i l . Pero l a rea l i zac ión misma del Es t ado p l enamente desar ro

    l lado t rae consigo la desaparición de la guerra. Indispensable y a la vez con

    traria al Estado desarrol lado, sólo subsis te por la exis tencia de otros Estados

    que aún no es t án desar ro l l ados . Grac ias a su re l ac ión con e l ex t er io r , con

    aquel los pueb los que no reconocen como Es tados y que aún no es t án rac io

    n a l m e n t e o r g a n i z a d o s y q u e , h i s t ó r i c a m e n t e r e p r e s e n t a n e l p a s a d o , l o s

    Es tados modernos desar ro l l ados que , como aquel l as nac iones de l a Europa

    occiden ta l, ya no pued en luchar en t re s í , pue den a segurar su p rop ia un idad

    y l a v i r tud po l í t i ca de sus c iudadan os .

    Semejan te reso luc ión p l an tea , desde luego , un g ran número de p regun tas

    que Hegel no responde; a l menos , no exp l í c i t amen te . En p r imer lugar , ¿no

    es p