Submarinos extranjeros en la patagonia

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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina. Argentina, Historia, Mariano Sciaroni., Pablo Castro, Submarinos Rusos, US navy Un análisis a 50 años de los hechos. I. Contactos submarinos.

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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina. Argentina, Historia, Mariano Sciaroni., Pablo Castro, Submarinos Rusos, US navy

Un análisis a 50 años de los hechos.

I.­ Contactos submarinos.

El 21 y 22 de mayo de 1958 se vivió una situación inusitada en el Golfo Nuevo

(Provincia de Chubut), cuan­do un grupo de navíos de la Armada Argentina, en

ejercitaciones, detectó un contacto submarino, el que fue atacado en repetidas

ocasiones por medios de superficie, así como aé­reos que se sumaron ulteriormente.

Más de un año más tarde, entre el 20 y 29 de octubre de 1959 fue detectado otro

submarino en Comodoro Rivadavia por la fragata ARA Heroína, hostigándose el mismo

incluso con los recién llegados aviones Neptune de la Aviación Naval.

Sin embargo, la cacería más memorable de uno o varios misteriosos submarinos en

aguas territoriales argentinas fue la que se vivió del 30 de enero al 26 de febrero de

1960, también en el Golfo Nuevo, siendo su primera detección fortuita por unidades

navales que se encontraban en ejercicios.

Inclusive expertos de la U.S. Navy se sumaron a la misma, así como esta fuerza aportó

elementos de detección y torpedos aéreos inteligentes: armas modernas contra un

submarino, supuestamente, moderno.

En los tres casos se consideró que los contactos resultaban, sin dudas, submarinos.

Pero nunca se pudo determinar a qué país pertenecían, ni que actividad realizaban en

aguas territoriales argentinas. Habiendo pasado más de 50 años desde los contactos /

ataques por parte de la Armada Argentina, ningún país ha realizado tampoco

reconocimiento alguno.

II.­ Operación “Golfo Nuevo II”.

En tanto se mantuvo contacto durante un tiempo prolongado con los submarinos en el

Golfo Nuevo en 1960, buena información ha llegado de dichas operaciones hasta

nosotros, que se ve reflejada y complementada por la aparecida en el libro

"Testimonios de Tiempos Difíciles" de Benjamín Cosentino (Editorial Dunken, Buenos

Aires – el capítulo que corresponde a este período se encuentra en Internet en:

http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica­4/SubmDescenGolfoNuevo.htm )

El libro de mención, manifiesta la existencia de cuatro fases, transcri­biendo

literalmente lo que de allí surge:

Primera Fase: Inicial

El día 30 de enero de 1960 a las 0910 los patrulleros de la Escuadrilla de Instrucción

detectan un submarino desconocido, en "aguas interiores" del Golfo Nuevo, cerca de

su boca. Pese a los esfuerzos realizados para comunicarse y los pedidos de

identificación no hubo respuesta alguna. Autorizada su persecución es atacado por los

dos patrulleros: ARA MURATURE y ARA KING. La acción se desarrolla hacia fuera del

golfo, dando la impresión de que facilitaba el contacto, aunque mostraba superioridad

de maniobra y velocidad, tratando de arrastrar a sus atacantes mar afuera. Esto llevo a

sus perseguidores más allá de las 12 millas de la costa.

Al salir el submarino fuera de nuestro mar territorial, las autoridades navales ordenaron

suspender la persecución y regresar al Golfo. Esa noche del 30 de enero, reanudada la

navegación hacia Puerto Madrid, obtienen un nuevo contacto en el interior del golfo,

haciendo sospechar que se trataría de otro submarino. Se suceden varios ataques con

intervención de un avión Neptune, enviado a apoyar los patrulleros. Aparentemente el

blanco sufre una disminución de su capacidad de evasión, presumiblemente por algún

daño anterior o durante su persecución. En ningún momento utilizo sus armas ni intento

identificarse. Perdido el contacto, la escuadrilla retorno a patrullar la boca del golfo

durante la noche, con el apoyo de un avión Martin Mariner enviado en su apoyo. Ali se

produjeron nuevos contactos y ataques, que dieron lugar a la siguiente fase.

Segunda Fase: Evasiva.

Se caracteriza por el aumento de unidades de superficie y aéreas. Se produjeron una

gran cantidad de contactos de relativa corta duración, en apariencia con dos

submarinos. Uno de ellos presumiblemente ave­riado que trata por todos los medios de

lograr la pérdida del contacto; el otro parecía actuar con maniobras de diversión para

aliviar la presión sobre el primero. Axial lo interpretaron los comandantes de los

patrulleros. Fue una fase típicamente evasiva probablemente tendiente a recuperar un

submarino que posiblemente se encontraba averiado, o trataba de permanecer en las

aguas protegidas del golfo con el mínimo de daño, hasta decidir su escape. En esta

fase el submarino emerge parcialmente varias veces en superficie quedando

clasificado como POSITIVO.

Tercera Fase: Escape.

Se caracteriza por una serie de acciones fuera de la zona preferente­mente utilizada

durante la Segunda fase. Se podría tratar del escape del incursor.

Cuarta Fase: Ausencia.

Es un período de pocos o ningún contacto, dudosos e indeterminados y un prolijo

rastrillaje, que permite evaluar la ausencia de submarinos en el golfo.

El submarino (o los submarinos) que participaron de dicho evento fueron observados

en reiteradas oportunidades, así como se estableció que poseían ciertas

características, tales como:

• Era del tipo diesel / eléctrico

• Poseía snorkel para recargar baterías en inmersión

• Llegaba a una velocidad en inmersión de alrededor de 16 a 20 nudos

• Tenía buen sistema de sona­res

• Contaba con un moderno sistema MAE (Medidas de Apoyo Electrónicas)

• Poseía la necesidad de aflorar la vela o parte de ella por ciertos períodos

Con ello, y contando con los croquis de los avistamientos (realizados por personal

naval inmediatamente luego de los hechos), trataremos de encontrar una solución al

enigma de la identidad o, por lo menos, plante­ar una teoría razonada.

Sin embargo, sin perjuicio que nos centraremos en la “Operación Golfo Nuevo II” antes

debemos ver que submarinos operaban en el Atlántico Sur, desde 1958 a 1960.

III.­ Submarinos en el Atlántico Sur, fines de los `50 a inicios de los

`60.

Los soviéticos.

A partir de 1953 con la introducción en servicio de los submarinos diesel / eléctricos del

Proyecto 611 (Clase Zulu para la OTAN), la marina soviética contó con un buque con la

suficiente autonomía para poder adentrarse en aguas que le resultaban ajenas.

La clase Zulu había sido diseñada desde el inicio como un submarino oceánico de

largo alcance. Con un desplazamiento de 1900/2350 toneladas, el sistema de

propulsión diesel/eléctrico permitía una velocidad máxima en inmersión de 16 nudos. A

partir de 1956 se desmontó todo el armamento externo (cañones) aumentando la

velocidad máxima en inmersión. Así, sin modificaciones especiales podían operar por

más de 60 días sin re­abastecerse y su empleo operacional incluía el reconocimiento

lejano, ataques a puertos estadounidenses con torpedos nucleares y/o interdicción a

las líneas de transporte marítimo en el Atlántico.

Ni los submarinos medianos clase Whiskey (Proyecto 613) o Romeo (Proyecto 633) ni

mucho menos los minúsculos clase Quebec (Proyecto 615) serían adecuados para

realizar misiones de muy largo alcance. Y, para aquel entonces, los más modernos

submarinos oceánicos clase Foxtrot (Proyecto 941) recién estaban entrando en

servicio. De hecho el B­94, primero de la serie, se incorporaría a la flota del norte en

enero de 1960.

Por otro lado, hacia fines de los años 50s los submarinos nucleares (SSN), mucho más

aptos para misiones de largo aliento, recién estaban en fase de desarrollo: el primer

SSN soviético fue el K­3 de clase November (Projecto 627) que entraría en servicio en

1958, presentando una gran cantidad de problemas técnicos propios de un prototipo.

Por ende, es muy poco probable que fuera empeñado en una misión de exploración al

Atlántico Sur en fechas tan tempranas de su desarrollo.

Por idoneidad o por inexistencia de otros medios, los submarinos clase Zulu fueron los

elegidos para misiones que se extenderían a todo el globo y algunas llegarían hasta

nuestras costas.

Así, en el año 1957, el B­66, al comando del Capitán de Segunda Clase (un grado

equivalente al de Capitán de Fragata) NI Tsarev, fue el primer submarino de la

Voenno­morskoj flot SSSR (Flota Marítima Militar de la URSS) en transponer la línea

del Ecuador, llegando hasta la latitud 6º S en el Océano Pacífico.

Al año siguiente sería el turno de pagar el tributo a Neptuno en el Atlántico, que haría el

B­75 de la Flota del Norte al comando del Capitán de Segunda Clase MK Malkova,

arribando hasta 1º 50`S.

Vistas de proa y de popa de un submarino clase Zulu

A la tímida visita del B­75 le seguiría una serie de misiones en el Atlántico Sur por parte

de otros submarinos. Así, el B­82 (Capitán de 2do Grado G. N. Shvetsov) tuvo su

campaña de 135 días (desde el 15 de noviembre de 1958 al 31 de marzo del año

siguiente), llegando hasta la altura de Punta Quilla, para desde allí enfilar hasta el Cabo

de Buena Esperanza y volver al norte.

Su misión era registrar campos gravitacionales terrestres, así como medición de

salinidad del mar, cotejo de temperaturas, corrientes marinas y otros datos que

sirvieran para operaciones futuras de submarinos de misiles balísticos en dicha zona, la

que se consideraba poseía escasas defensas antisubmarinas.

Es interesante hacer notar que su comandante obtuvo la Orden de la Bandera Roja por

dicho hecho (la primera que se otorgaba después de la llamada Gran Guerra

Patriótica), otros tripulantes diversas condecoraciones como la Orden de la Estrella

Roja así como medallas al coraje y, finalmente, toda la tripulación fue enviada, al

regreso, a descansar a un hotel en la costa de Riga (Capital de Letonia).

Celebración a Neptuno al cruzar el Ecuador,

a bordo del B­82 (28 de diciembre de 1958).

El submarino fue apoyado por el tanquero Vilyuisk, recibiendo también su comandante

y su tripulación altas condecoraciones, tanto del estado soviético como de la armada de

aquel país.

El B­72, concomitantemente al viaje del B­81, cruzaba el Pasaje de Drake desde el

Pacífico y se aventuraba en estos mares. Finalmente, el B­71 (del Capitán

I.N.Zavgorodnego), durante la campaña de 1960­1961, realizaba la campaña desde

Kamchatka hasta la Antártida.

También es importante remarcar la presencia de dos submarinos, el B­88 y el B­90,

que apoyados por un buque tanque y un carguero, circunnavegaron África en el mismo

período.

Es interesante hacer notar que estas misiones fueron en su momento secretas, pero

existirían otras con un grado de clasificación de seguridad más elevado, que

permanecen a la fecha todavía reservadas, tales como las destinadas a recobrar un

cono de cohete que fue lanzado, a principios de 1960, desde Cabo Cañaveral y que se

perdió en el Atlántico Sur. Sin perjuicio de señalar que también habrían sido llevadas a

cabo por “Zulues” y no, aparentemente, por otra clase de submarinos.

Vale indicar que, el único “reconocimiento” soviético en estas misiones, ocurrió a fines

de 1959, al anunciar dicho país que, pocos meses antes, un submarino “enorme y con

ventanas de observación” (¿?) había completado una misión cientí­fica en el Atlántico

Sur ¿Blanqueo de responsabilidades?

Los norteamericanos.

Por su lado, los estadounidenses aprovechaban militarmente el Atlántico Sur, un

escenario que, ciertamente, no les resultaba desconocido después de la Segunda

Guerra Mundial.

En el año 1958 llevaban a cabo la “Operación Argus” y lanzaban tres misiles nucleares

que explotaron en la atmósfera, desde el USS Norton Sound, situado el buque y su

poderosa escolta equidistante entre Malvinas y Ciudad del Cabo. No debe descartarse

que esta fuerza, denominada Task Force 88, estuviera apoyada por otra fuerza de

tareas de submarinos, operando en las cercanías.

Más interesante aún es el viaje del USS Triton (SSRN­586), un submarino nuclear con

misión originaria como piquete radar, que llevó a cabo la primera circunnavegación

sumergida del globo (“Operación Sandblast”).

USS Triton

(SSRN­586

)

El Capitán Edward L. Beach marca la ruta de su submarino, el USS Triton, en un planisferio.

Este submarino partió el 15 de febrero de 1960 de su base de operaciones en New

London (Costa Este de EE.UU.) y para los últimos días de febrero de 1960 estaba

investigando cerca del Golfo Nuevo un supuesto contacto sumergido, que terminó

siendo un cardumen. El 3 de marzo, cuando estaba presto a realizar un reconocimiento

fotográfico de Puerto Stanley (luego Puerto Argentino), y por dolores en uno de sus

tripulantes tuvo que poner proa rumbo a Montevideo, donde desembarcó al enfermo,

para proseguir luego el viaje hacia el sur, bordeando la costa argentina.

Posiblemente hubiera, también, otros submarinos estadounidenses en el Atlántico Sur,

sean nucleares o diesel / eléctricos. Al respecto, no deja de llamar la atención la

simili­tud de algunos de los croquis con el USS Triton o con submarinos clase Guppy

en servicio entonces en la US Navy. Sin embargo, dichas similitudes pueden deberse a

que dichos croquis eran una síntesis gráfica que intentaba resumir el relato de varios

testigos en la figura de un submarino con una vela y una cubierta sin más detalles,

características estas que coincidían con la tendencia de diseño hidro­dinámico “limpio”

de los submarinos de aquel entonces.

USS Razorback clase Guppy

USS Skate (SSN­578)

Submarinos latinoamericanos y de otros países.

Cabe destacar, asimismo que, de los países del área, Brasil poseía dos submarinos

clase estadounidense Gato, recibidos en 1957. La Armada de Chile (recordando que en

fecha tan temprana como el 6 de abril de 1931 un submarino chileno cruzó el Cabo de

Hornos y se adentró en el Atlántico) estaba en un impasse en lo que hace a su fuerza

de sumergi­bles, ya que los clase “H” y clase “O” estaban desprogramados o con

capacidad muy limitada para fines de la década del `50.

Respecto otros países extra­continentales, lentamente los países centrales estaban

construyendo submarinos con características de avanzada, como el snorkel, alta

velocidad en inmersión, sistemas electrónicos modernos, etc (por ejemplo, la clase

Porpoise en el Reino Unido), pero no existe constancia que operaran en las aguas del

Atlántico Sur, máxime cuando se estaban preparando para la próxima guerra que

sucedería en el Atlántico Norte.

IV.­ “Operación Golfo Nuevo II” y los sospechosos de siempre.

En primer lugar, en un mundo bipolar como era el de la llamada Guerra Fría, el

involucramiento de la U.S. Navy en las operaciones antisubmarinas (de manera muy

activa, vale decirlo) prácticamente descartaba la hipótesis que se tratara de submarinos

del bloque occidental.

Y, por más que el agregado militar de la URSS en Buenos Aires, Constantine Kourin,

en lo que hace al año 1960, rechazó inmediatamente la idea de que las naves fueran

de su país, y el Viceprimer ministro Anastas Mi­koyan, que estaba de visita en Cuba,

realizó una confusa declaración: “lo único que van a matar es un montón de peces” un

análisis de los diversos elementos apuntan hacia los soviéticos como los responsables

de la intrusión.

No ayuda mucho a la credibilidad soviética que, en ocasión de los ataques del año

1958, el embajador de aquel país informara a la prensa que “estaba seguro que su país

no tenía submarinos en el Atlántico Sur”, cuando ello resultaba (como arriba

señalamos) incorrecto.

Los sospechosos resultan, vale decirlo, los clase Zulu de la Armada Soviética:

submarinos diesel/eléctricos, dotados de snorkel, con velocidad en inmersión de 16

nudos, buenos sistemas de detección y, además, necesidad de aflorar la vela. Cumple

la clase con todas las características que nuestros marinos individualizaron luego de

las opera­ciones.

Resta, entonces, analizar los croquis y compararlos con fotografías históricas y

actuales, especialmente algunos detalles de interés:

El interceptador de proa.

Algunas de las características repor­tadas en los croquis de avistamiento podrían

atribuirse tanto a los clase Zulu como Foxtrot. En particular el “CROQUIS NRO. 1

MURATURE ­ ACCIÓN NRO. 28” describe lo que parece ser la vela de un submarino

junto con otro objeto de menor tamaño y de brillo “dorado cobre”.

Este último objeto bien podría ser el carenado del interceptador sonar a proa cuya

ventana acústica se dejaba en color metálico natural. Llama la atención la similitud de

la forma escalonada del carenado con el que llevaban los clase Foxtrot.

En la siguiente fotografía de un Foxtrot, tomada desde el periscopio del submarino

Zeehond de la armada holandesa, se pueden apreciar claramente estas características.

Foto de un Foxtrot tomada desde el periscopio del submarino holandés Zeehond)

Pero estos carenados del interceptador sonar a proa no eran exclusividad de los clase

Foxtrot. Algunas clase Zulu también portaban estos sistemas en sus proas.

Submarino clase Zulu con interceptador sonar a proa

Como se dijo anteriormente, los más modernos submarinos oceánicos clase Foxtrot

recién estaban entrando en servicio. En efecto, el primero de ellos, el B­94, en enero de

1960 estaba realizando pruebas de inmersión a 300 m de profundidad en la bahía de

Kandalaksha en el Mar Blanco. El B­95, segundo de la serie Foxtrot, y el B­36 (tercero

en ser construido), en diciembre de 1959 estaban siendo incorporados a la Flota del

Norte en Polyarny mientras que el B­37 recién se incorporaría a dicha base en enero

de 1960. El quinto en ser terminado, el B­133, era incorporado en diciembre de 1959 a

la flota del Báltico y transferido en febrero de 1960 a la flota del Norte. El último de los

Foxtrot terminado antes de las acciones del Golfo Nuevo, el B­135, en enero de 1960

estaba siendo incorporado a la base Liepaja, Litua­nia y transferido al mes siguiente a

la Flota del Norte. De ser veraz esta información histórica, ningún Foxtrot pudo haber

participado en las acciones del Golfo Nuevo en enero de 1960.

Avistamiento de apéndices (radar o snorkel)

En el “CROQUIS NRO. 4 MURATURE ­ ACCIÓN NRO. 42” se describe: "AVISTAJE

DE PERISCOPIO O ANTENA RADAR DESDE BUQUE EN SUPERFICIE (ALT.) 0,50

m. distancia: 100 yds. Hora 2137 visibilidad: contra la luna, muy buen mar color: oscuro

NOTA: Se lo vio girar”

Comparando con los mástiles de un clase Zulu lo observado en aquella ocasión pudo

haber sido la antena del radar o el snorkel (aunque este último no gira).

Derecha: Periscopio y antena de radar (vista de atrás); izq. Antena radar vista lateral. Abajo, snorkel.

Todos de submarinos clase Zulu.

El submarino en superficie.

Es interesante lo que surge del reporte de la “ACCIÓN 37” del ARA King, descripta

como “SUBMARINO EN SUPERFICIE­ PUNTA CONSCRIPTOS”.

Existe aquí un submarino en superficie, divisado en horario nocturno, por lo cual es

lógico que no se aprecien mayores detalles. La forma redondeada de la proa en el

croquis en principio parecería ser diferente a la forma de la proa de los clase Zulu. Pero

de encontrarse el submarino apenas aflorando su cubierta sólo el extremo redondeado

de la misma sería visible.

Este croquis da lugar a dos grandísimos interrogantes. El primero, es ¿Que hacía el

submarino en superficie, teniendo en cuenta que contaba con snorkel? (y que su

comandante no podía desconocer el riesgo de la maniobra). El segundo, ¿De que se

trata la estructura a proa de la vela?

Una buena respuesta a ambos interrogantes, puede ser que estuviera tratando de

utilizar su sistema de comunicaciones de alta frecuencia. La antena de dicho sistema

se llevaba plegada al ras de la cubierta y para poder emplearla se la erguía 90°

asegurándola a un costado de la vela.

Submarino clase Zulu, en el puerto de Ámsterdam. La fotografía es interesante en tanto está tomada en

condiciones de mala visibilidad, y guarda similitud con el croquis arriba referenciado.

Los submarinos soviéticos del período necesitaban salir a la superficie, o al menos

aflorar la cubierta principal, para que el aislador de la antena de alta frecuencia quedara

fuera del agua al ser rotada a la posición de erguida. Es que, si el aislador no quedaba

fuera del contacto con el mar, la energía de la transmisión podía hacer que el acoplador

de la antena hiciera cortocircuito, con riesgo de explosión.

Submarino clase Zulu con la antena de comunicaciones en posición vertical.

Este problema no era compartido por sus homólogos occidentales, por lo cual resulta

otro indicio más de que se trataba de un submarino soviético.

Una característica de los Zulu de ataque que no se observa en los croquis es la vela

escalonada. Pese a esto, al contrario de lo que indica Don Benjamín Cosentino, habría

que descartar la participación de los Zulu modificados para investigación –que no

poseían el escalón en la vela­ “Proyecto AB611K” (serían en total cuatro submarinos

convertidos, que llevarían los nombres de Vega, Marte, Orión y Lira) ya que estos se

modificarían recién a finales de los años 60 y principio de los 70. Sin embargo, la

ausencia del escalón de la vela en los croquis no debe sor­prender ya que las

observaciones se realizaron en horario nocturno y en medio de la acción. Por otro lado

el escalón no es siempre evidente, menos aún cuando se observa la vela de los Zulu

desde un ángulo.

V.­ A modo de conclusión, una hipótesis.

No existe una conclusión cierta sobre qué submarino fue el atacado en el año 1960 por

fuerzas argentinas asesoradas, en la última parte de la operación, por la armada de los

Estados Unidos.

La hipótesis más razonable, según surge de la información colectada y, también, por

ausencia de otras más plausibles, es que se tratara de un o unos submarinos

soviéticos clase Zulu los involucrados en los acontecimientos que tuvieron en vilo a la

nación.

Más allá de la confiabilidad de la hipótesis, la guerra fría, como más de una vez dijimos,

estaba más cerca de lo que siempre creímos.

Un clase Zulu y otro clase Whiskey (el más cercano a la cámara) dejando puerto.

En horas nocturnas, hubiera sido muy difícil distinguir cualquier escalón en la vela.

Autores:

Mariano Pablo Sciaroni Colaborador de elSnorkel.com.

Abogado y Magister en estrategia y geopolítica. Escribió “Malvinas – Tras los

Submarinos Ingleses así como numerosos artículos sobre temas navales y de Malvinas

en revistas especializadas y páginas de Internet.

Dr. Pablo A. Castro, Colaborador de elSnorkel.com.

Investigador en ciencias químicas que luego de desempeñarse en instituciones

científicas y tecnológicas de la Argentina y el exterior, continúa con sus actividades en

el ámbito privado.

Bibliografía:

• ­“Viajes autónomos de submarinos diesel de la Flota del Norte desde 1957 a 1966”, C.

T. Celin, capitán de 2do rango, retirado.

http://www.podlodka.su/news_otd.php?id=6&cat=a (original en ru­so)

• ­"Testimonios de Tiempos Dificiles", por Benjamin Cosentino, ed. Dunken (capítulo

“SUBMARINO DESCONOCIDO EN GOLFO NUEVO” en

http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica­4/SubmDescenGolfoNuevo.htm)

• ­Cold War Submarines: The Design and Construction of U.S. and Soviet Submarines,

1945­2001, Norman Polmar y K. J. Moore, Potomac Books Inc. (Septiembre de 2003)

• ­U.S. Submarines Since 1945: An Illustrated Design History, Nor­man Friedman, US

Naval Institute Press; (August de 1994)

• ­Project Azorian: The CIA and the Raising of K­129 Norman Polmar y Michael White,

Naval Institute Press (October de 2010)

• ­Diversos artículos del sitio dedicado a la historia de los submarinos rusos:

http://www.deepstorm.ru/ (en ruso)