Sue, Roger - El Ocio

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'Ti'adtKciOO deBEATRIZ AIVAREZ KUIN

EL OCIOpor

ROGER SUE

•FONDO DE CULTURA ECONóMICA

MÉXICO

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Í'llnIIiIaecllci6nen_o 191101'riJrIoiI'lo_eneapolIoI, 1?81

l'rimera reiJII¡lm1i6n, 1987

TItulo origiJIal:lA ro;.,ire ·1980. Preslel Universitairel de Francc. PansCoJocci6n Q.. IIJi3-jc?

cultura Libre

D.R. e 1982,F"""""" Cvt.Tua..~CAll. R. e 1987. p....,DBCuLT1JU~•• S. A. DO C. V.Av.de la Uniwnidad, 975;03100MéxicoD. F.

ISBN 968-16-1031-8

INTRODUCCIÓN

UN PROBLEMA DE DEFINICIÓN

¿EL ocio o las distracciones? Es lnás común quesepiense en éstas, y no en el ocio como tal. Aquí seadvierte ya un indicio de la dificultad para Ile­gar a un acuerdo en la definición de es~ concep­to un tanto mágico, de! que se habla mucho ytiene la resonancia de un momento privi1e&iadode la existencia.

A falta de UIIa definición exhaustiva, se pue­den enumerar algúnos de los principales aspllCto5del concepto de ocio. Así, las distracciones sonaquellaa actilddades elegidas libremente, seg(¡nlos gustos y las aspiraciones de cada quien. inclu­so si predominan ciertas actividades (108 depor­tes, los viajes, la televisión), e! ocio ofrece unagama de ellas prácticamente ilimitada, debido aque dependen de lo que se proponga cada indivi­duo.

Pero el ocio puede entenderse, también, dedos maneras distintas: en primer lugar, se leidentifica con el tiempo que se le dedica. El ociolIllría, ante todo, el tiempo libre, independiente­mente de las actividades en las que se emplee. esetiempo disponible. Después de todo, se puedevivir la pereza, el "no hacer nada", corno ocio.ll8ro e! tiempo de ocio no es lo mismo, como

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8 INTRODUCCiÓN IN'l'RODUCCIÓN

auele pensarse, que el tiempo fuera del-4'llbajo.Hay muchas oblígacíones que se Insertan en eltiempo de trabajo y que reducen notablementeel tiempo dispOIÚl>le para el ocio; algunaa deeílas son:

- el tiempo empleado en traaladarse del lugarde residencia al de 4'abajo, y a la inversa.cada día mú prolongado;

- 1M obllgaclollllll familiares o socia1l!l (lostrámltl!l administrativos, por ejemplol, sincontar 1!l tiempo neceaarlo pllfll satisfacerlas necesida4es tíslolb8fcaa (sueño, oomídas,etcétera. l.

Este. tiempo "obligado" se SUlDI al de trabajo,de manera que SI! ~UCe la fracción de tiemponlalmente disponible para1M dlverelones.

Estudio. realludoa sobre la utilizaciÓn delt!empopor 101 f~CI!ses han permitido cll1<:ularél tiempo medio disponible en un día normal; elremltado es el siguiente:

- 8,8 b01'U para loa hombres activol;- 2,8 bol'llS para 1MmujeNS activae;- 4.4 bol'llS para 1Mmujeres InactivlÍl.

Esto es IÓlo. un cálculo aproximado, PUell¿OÓIllO puede medirse con precísíón el tiempodlaponibte?

1M II'ltlvldadel familiares.· ¿se -reeIizan por:

oblip\liÓn o po~ e1llcci.6n Iilm? AmboJ·~m"n ~atuI!ItNC~teunidoa; poreUO.......­noa autores, como J. Dumaz~, hanpropueatoque SI! dé aelltas actividad. de car~ JIIiJf.to elnombre de '~senúdiltracciolll!S".se¡¡.I.ndo "l laamblsüedad y la dlflcu1tad para detenninar eltiempo de ocio y 1M IICtivldades riguro.aamettteligadMa él.

Para salvar esta dificultad, otros autores. enue101 que se encuentra M. Kaplan, han eJeeIdo unterce~enfoque, que no conatitlG'e una definJelbn"'-da lln el contenido de las IICtivllWdel de es­parcinúento o en el tiempo Nq~ppa~a1IeYJr.1M a cabo.toda IICtlvldad que reaulte de unall1llo­ción libre y que p~OPlXCIone a la pepona que la~ea1lza un sentimiento de libertad POdrla consi­deluIe como ocio. Por lotanto, el ocio .-Uante todo una /ICtttr.u.l PBicO/(1g1cll del individuo.

Partiendo de esta definición, CUa!qM acfty!.dad J;lU!Ide vlvUsi! 'lomo una diveD!lóu, ya quetodo depende del l!Itado de ánimo con que SI!

practique esa actividad. Incluso el ~.puedea4Qptar, .desde !!Ita penpectiva, la forma de llIQIdlvenl,ón.

Es el conjunto de !!Itoa tres "pectos. que SI!

'lompleawntan entre aí,lo que bay que to~ encuenta al bablar del ocio.

Apdlnera viIta, el ocio atañe ll(lpecífi~al~d\lO.pueato que depende de su libllll.~

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10 INTRODUCCIÓN lNTRODUCCIÓN 11

eibn; del ejeIcicio de su libertad. Pero aparte delIíelIho de que los diversos determinismos socialescoDdlcionan en mayor o menor grado la elecci6ndel. individuo, el ocio ha cobrado tal amplitudque se ha convertido en un fen6meno social.

La disminuci6n progresiva de las boras de tra­bejo y el Incremento del tiempo libre que sederiva de ello afectan a todas las categorías de lapoblaclbn activa.

Ese tiempo libre, que antes era marginal, tien­de a adquirir cada vez mayor importancia. Estose debe no solamente a que su duración va enaumento, sino también a que el momento privi.1ePdo que representa para satisfacer un mayor_mero de necesidades que las de la vida de traebejo se vuelve uniforme, se mecaniza, y dacada• ~os lugar a la expresi6n propia delasala­dado. 'Desde este punto de vista, el ocio se opo­ne al trabajo, es su antídoto.

A la vez que aumenta el tiempo libre, las prác­tic. del ocIo.se vuelven más intensas. E\ocio yano es ese tiempo "huero" y vacío que sigue alt1émpo de trabajo; ya no es sólo el tiempo neceosario para la reproduccl6n de la fuerza de traba·jo; cemo lo definían los Dwxistas. Se traduce enáCtividades individuales o colectivas que,por suextensión y por las infreestructuras que supo­nen, hacen de él un fllnómeno social de primeraimportancia. Pongamoscomo ejemplo el desarro­né) del turismo en Francia: cada año son más losf~eses que salen de vacaciones, habiéndoselldIdoa rebasar el 50%, puesto que en 1979 el

54% de los franceses salió de vacaciones. Illlaumento de las salidas de fin de semana o enperiodos cortos de vacaciones es todavía más 1Ii¡.nificativo. Los deportes han tenido un desaxrollbigualmente asombroso;y resulta imposible calcu­lar el número de franceses que se dedicanespon.táneamentealas actividades físicas. (A _respeCto, el ejemplo del jo6llin6 es .",mamaRteInteresante, porque si bieliauq¡i6 de un fel'lÓme­no de moda, parece tener una duraclbn y undesarrollo mucho mayores que lo que p~haberse previsto.)

Está claro que no todas las actividadea deespaIclrnlento se desarrollan de manera sim"""(algunas .actividades culturales se l!IlllIl8IltI'8incluso en regresión), ni se reparten de 19jWmanera dentro de las diversas categorías de lapoblación, como veremos después.

Sinembalgo, el derecho al ocio se ha oonwrtt,do en una reivindicación social fundamental. Loasindicatós, y en especial la Cl'DT, tuvieron ru6nen apoyar EIIérgicamente las reivindicaclonesllllma.das· "cualitativas" (reducción de las homsde trabajo, reduoclón de la edad de jubilaclÓ1l,mejoramiento de' la calidad de la --vida y de lasdiversiones).

Con todo, si bien las distracciones han segu.i­do un desarrollo rápido, no han llegado a oeuparel lugar que se pensaba a principios de los aA<íIsesentas.

En esa época se hablaba de una futura "ci\'ili·zactón del ocio", porque parecía seguro que una

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t~ tI

.... tocledad fundida en el eeío ve~ áremplazBr a la cSOCiédad indUitrial en decadencia,ftmde4. en el trabajo. Este mito ha sufrido unduro golpe, y nos encontramos lejos de la socie­dad de la abundancia o de la..sociedad posindus­tria! que liberaría al hombre definitivamente,.. que se dedicara por entero al ocio. Ahora seeoIlOCen bien las lI8ZOI1es de estos errores de pro­'ll.ÓlItiCO: uncrecillliento económico lento,unal:ediItñbución de las riquezas en dirección a los.paiHI dal Tea:er Mundo yen especial a lospaí•.. petroleroe, la mlllüp"licación de los despilfa­··lP8,la lneptitud'de un sistema econbmico comoCQtlIecUenciade una Iógiea de la producción porla ptoduceióll¡ la CU$l es tan destructiva comoeonstructiva.

Todos estoa. factcu'llll han impedido la llegadadeUna sociedad posindustrial que habría libera­do áIltQmbre .dll autrabe,io. ¿Pebil inferine por• que el ocio no puede provocar hoy en día laUbefación y III desarrollo pleno del individuo que.~dllél?

l'uIlce ser qUll las actividades de esparoimíen­to tillnen CIIda vez más. un papel de ~ntes de-'sfonnación social. y son suaceptiblea de·¡l!­l\e):&r un nuevo modelo de sociedad opuesto almodelq kadicional de crecimiento indUstrial. En..pálabras,CIIda vezson másql.Úllnes coJllide... ilusorio esperar qUll el desarrollo dlllas fuer­"productivas dé lugar a una nueva sociedad,llOO1O piell88l1 aún los economistas liberales o~. Al contratio de lo que éstos suponen,

88posible que un :mcmmll!llto llOcial a favor de laIibenciÓll del tiempo y de la IlStensión del ociodallncadenll un cambio pro¡reslvo lln la aom.dad. Hay varios indicios en estesentido que per­miten plantear la cuestión del ocio lln toda sumagnitud.

En pnmer lugar, una progresión lenta del tillm­po Ubre favorece III restabJecimlento de ciertollqUilibrio entre III trabajo y III ocio, y este lIIO'rio­miento es lneverBible. Por otra parte. la a"'­c1Ó1l "dinámica" del tiempo de ocio provoca unamayor demanda de ocio. LaI dilb edea. lla­man a las distracci()\1l5. Ad.... se ha~bado que no sólo aumenta IIIp~ paralas divetsiones 11llÍ& rápidamente que los otrospresupuettbll peta III gaeto familiar, sino tambiénque en una fllIl! de utancamiento o de diImilltl­ción del poder adquisitivo los gutoa por CODa.,.to de divetsiOIlll8 pllrmaDeeen estabIiIa; ...patoa se hanvue1to ineduclblea en III pI'......110 familiar. Al miamo tiempo, lalnduleria de lasdiversiones en. Francia es una de las que se en­cuentran en mejOr situación.

El arbitraje entre el aumento de salarios y elaumento del tiempo libre _ pro~ unsegundo indicio. MIentras que los fJancu 11 tra­diclonalmente preferian un aumento de salariosal auml!nto del tiempo libre, ahora sehan~tido los té1'DlinlÍB. Pe lICUerdO con \D'1 8ODdeo!ealizado por la 80FUS en nO'riembte de 1978, el55% de los franceses activos prefería trabajllr lamitad del tiempo a zecibir el doble de su salario

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14 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

m 46% de los obreros se pronuncia a favor desta solución, y el 42 %opta por lo contrario.Hay razones para pensar que se seguirá esta ten­dencia con el mejoramiento del nivel de vida yqne se generalizará con la reducción progresivade las desigualdades.

En tercer lugar, tal vez lo más importante,ciertas actividades de esparcimiento desempeñanQIl'papel social indispensable para la colectividad.,NlUlCa se podrlan enumerar todas las ssociacio­Del! cuyos miembros son voluntarios -que contri­blaYenal bienestarpúblico (ssociaciones de ayudaIDlltua, de defensa del ambiente odel conaimí­lIbr, etc.).~ asociaciones vienen a suplir lasI*eIlcias del Estado, de la colectividad pública ode la empresa privada, que juzga poco rentableelite tipo de actividades. Además, algunas activi­dadea de esparcimiento, realizadas individual·mente o en el marco de las asociaciones, consis­anen hacer uno mismo trabajos por los cuales_ empresas especializadas cobrarían una fuerte_ (trabajOs de pmtura, reparaciones, etc.). Esla famosa moda del Do it yourrelf.

Como puede,observarse, las actividades dellllPalCimiento pueden sustituir al sector mercan­til, sin que por ello adopten la forma de untrabajo impuesto. Aliado del sector mercantil sepetfJ1apoco a poco unared de ayuda mutua, delISOciaciones, de mutualidades a donde se va á"trahlQar por gullto" y. a ejercer los talentospropios.

Aquí se. vuelve imprecisa la frontera entre el

trabajo y el ocio. Pero si el trabajo estuvieRorganizado de una manera diferente, ¿por quéno habría de convertirse en diversión?

Quizá en un futuro se plantee la sustituciónprogresiva del trabajo por el ocio en un sistemamixto que no se apoye exclusivamente en el secotor capitalista mercantil. . .

Esta idea de reconciliar el trabl\lo con el ()CII.O

y sustituir el primero por el segundo aparece enMarx como en los socia1istss utópicos (Fourier),y s~e conservando toda su aCtualidad.

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L LAS CONCEPCIONES DEL OCIO

LA oÓAla tIlIL acto

1::1'1.-"'" dé una primera reflexión, se sentiría unotelJtado a decir que él ocio siémpre Iia~o,que pertenece a todos loa tiempos, • todaJ las....

Sito es cierto IÓIo en parte. Tod.1M socieda­des _ COIIOCido él tiempo libre, y en algunade eh se _taba con más tiempo libre que enla catualld8d. Pero, ¿se puede lIIimIlar, por ello,ese tielJiPO libre a un tiempo de esparelmletttotal como lo eoncebimoa en nuestros dÍlllt? No,JlIC,IIlIue la eoneepción del ocio ha evolucionadoIl(lNldllilllbtemente a través de lo. siglos, en fun·ción de diYersos modelos de orpnizacibn social;por estO no se puede hacer una amalgama, perosi es poeIbJelllltablecer eomparaciones.

Ihmpre se tiende a colllliderar la civiliZllclbngriega como una edad de oro. El ocio no eonsil­.-. la exc:epción, y fáeitmente se toma a estaclviIlzación como una de'1l!s que ma banpertni­tido el desarrollo pleno del hombre en e1 ocio.Las doctrinaa aristotélíeas y pl.tónleas, ¿!JO

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LAS CONCEPCIONBSDEL OCIO 17

proponían acaso un prototipo de hombre capazde desarrollarse libremente en la práctica volun­taria de la filosofía, las artes o loe deportes?

El ciudadano griego llevaba una vida de ocioen la que lo principal era la e¡¡presión plena desus "nobles" potencialidades. El trabajo nopodía tener un lugar de igual Importancia, pues­to que se le consideraba délndante y por estarazón se reservaba a la casta de los esclavos. CuJl·quier forma de trabajo se oponía a la con4ic:lóndel ciudadano griego. El trabajo y el 0Ili0 lIe

excluían el uno al otro, formaban Parte de dotórdenes distintos que no ¡uardaben 1lllaet6nentre sí. Esto a pesar de que, a ñn de euemu;era el trabajo de unos lo que permitía el ocio delos demás.

Esta relación de exclusión entre el trabajo y elocio se advierte en la etimología: ocio en griegoes scholé, que significa al mismo tiempo ocio einstrucción. Se observará que se considerabanemparentadas estas dos nociones que algunossiguen asociando estrechamente, al suponer qllllel desarrollo de ~distraccionesy el provechoque se puede obtener de ellas van a la par con laelevación del nivel cultural. Esta connotaciónelitista del ocio, quepresúpone cierto nivel deinstrucción, continúa estando en vigor y estable­ce una separación entre las diversiones valoradassocialmente y las demás. A-scholé es el términocon que se designaba el trabajo, el estado deservidumbre. Esta.relación de exclusión aparecetambién en el latín, ya que otium (ocio, ocíosí-

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18 LASOONCEPCIONES DEL OCIO LAS OONOEI'I:liONESDEl. 0010 19

dad) se opone a neg.otium (literalmente, nego­cio, comercio, trabajo).

El ocio, como lo concebían los griegos, ímplí­caba entonces el pertenecer a una determinadacasta (ser ciudadano griego Yde sexo masculino),uf como el goce del estado de ociosidllli. Porello es más acertado hablar de la ociosicüq que4eI ocio propiamente dicho. En nuestra coneep­d6nllCtUal, el ocio no excluye al trabajO; alcontr:ario, el trabajo es una de las oondlcionesparael ocio.

Como afirma J, Dumazedier: "El ocio noealaociOllidad;no suprime el trabajo: lo supone:"

Po!: otra parte, el ocio ennueatr08 días ya no• pJivl1egio de una minoría, de una casta o de.na clase: Incluso aunque sigan existiendo des­ígualdades considerables, toda la población tienederecho a él.

En ..sociedades preifulustriales

Jít elJas encontramos la misma seperacíén enll'euna casta ociosa que dedíea su tiempo al ocio yla gran -DIlI8ll, consagrada al trabajo. El tiempo li­bre en estas sociedades no se puede compararcon el ocio moderno. Es el resultado de los azares4eI clima, de las malas temporadas que haeenimposible el trabajo agrícola. En otras palabras,ese tiempo "libre" es más bien un tiempo forza­do, en la medida en que la inactividad- no se ellgesino se sufre. Esta Inactividad forzada se vivecomo- una mald1llión más que como una fuen1e

eventual de esparcimiento. Loa _ días"feriados" son impulllltos por la I¡1eaia, muehalveces contra la voluntad de los campesinos. Ea­tas fiestas rellglosaa le transfom¡an con flecuen·cla en fiestas paganas,. en las que los campesinosdan rienda suelta a una expresión más eaponti·nea: pero no por eÚopodemoshabJardeunadi­versión como la concebimo.s nosotros. El carú.ter obligatorio de estas manileatadonea y ...ritualización Iaa someten a nonnaa que elll:kaJetel libre albedrío de quienes participan '" /lIJa.La Institución está presente en todas PIlries y~a porque se respeten los días de fietlf;a" Cl!ITIno­do los ojos a los excesos que puedan ocaaJionat. Sinembargo, no ell:Í8te .un tiempo determinado ..lIervado al esparcimiento.

El 8iglo XIX y la negación del ocio

Con el sUrgimiento de las primeras sociedadesin­dustriales, 'evoluciona la naturaleza dlll trabajo,aln que por ello se libere Ull tiempo PlU'll el licio.Poco a poco se impone el trabajo saalariado enlas fábricas, lo que ocasiona el éxodo Nral. Setransforman las condiciones de vida: los campe·sinos pasan del trabajo díscontlnuo en el campoal descubrimiento del trabajo .permanente en lasciudades. Es decir, aumenta la preslCm del traba.jQ solm! el individuo, de manera que a éste no!e queda yll sino el tiempo mínimo necesario parareproducir su fuerza de trabajo. No hay queolWflll' que la legislación social tardó mucl10

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20 LAS CONCEPCIONES I)J¡:L OCIO LAS CONCEPCIONES DEL 0010 21

tiempo en e.ntrar en vigor, y qlle la reducci6n d.Iu horas de trabajo fue muy progresiva. Huboque esperar hasta el 24 de marzo de 1841 para quese implantara una ley que limitaba el trabll.iode los niños de 12 a 16 años a doce horas diarias;y a ocho, el de los niños menores de 12 años.Sólo en 1884, con la ley, Waldeck-Rousseau,se obtuvo la libertad de formar sindicatos, y ape­_ el 80 de marzo de 1900 se limitó el trabtQoadiez horas diarias.

En el nivel ideológico, el trabajo se convirtió ene! valor fundamental del sistema social, Sobreeste valor se edificó lit nueva sociedad, con 'laascensión de una clase burguesa que fustigabaaWs ociosos, a quienes consideraba parásitos de lasociedad. Los economistas del siglo XIX demos­traron la necesidad de la acumulación del trabajoPara crear el capital que permitiría el despegueeconómico.

Esta ideologíll del trablljo dio origen a unaverdadera moral de! trabajo, heredera del puríta­niamo protestante que encontramos en los escrí­tos de Max Weber.

se imponía al individuo el rigor del trabtQocomo deber moral para su propia salvación ypara e! desarrollo armonioso de la sociedad. Almismo tiempo, se criticaba el ocio desde e! do­ble punto de vista de ],a economía y de la moral.Desde el punto de vista económico, porque elocio es improductivo y, por el contrario, incitaal consumo; en el siglo XIX todo el sistema eco­nómico se orienta hacia la acumulación y, por

lo tanto, al ahorro destinado a fortalecer uncapitalismo naciente. Es una sociedad de produe­c~~n, en la que se reprueba el ocio, por oposi­eion a la sociedad de consumo que conocemos,en la cual se fomenta el ocio porque puede serun factor de expansión. Desde el punto de vistamo~, el ocio se condena igualmente, porquepredispone a la ociosidad ya las costumbresrelajadas, que generan comportamientos desvia,dos de una moral rígida deI trabajo.

Incluso los primeros socialistas como $airitoSimon condenan el ocio y tienen uIiavisiÓn m­mamente "economicista" de la sociedad. Saint­Simon proscribe e! ocio, no en nombre de IIImoral, sino en nombre del racionalismo ecollÓ'mico de la sociedad capitalista naciente. Laociosidad constituye. un crimen contra la socié.dad y contra todos aquellos que la integran, CO­

menzando por los obreros. Según Baint-Sim<msólo el desarrollo de las fuerzas económicas pro:ductivas puede proporcionar las bases para QUlIsociedad ~taria. Para asegurar estedesartollt>,debe sustraerse la produción del consumo in­IIledíato; este ahorro dará pie para nuevas inver_~ones productivas que generen una riqueza sufi­cíente como para permitir una repartición equí­tativa:... !U!lÚn día. Es el socialismo de la utopía.

Con un espíritu bastante diferente, del tipodel de Marx, Paul Lafargue escríbíó un libro fa­moso porsu título: El derecho ti lapereztJ (1884).Pata.La~e,el ocio es una categoría butgUéSlI;está reservado para una nueva casta que destl'O-

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LAB CONCEl'CIONES.DEL OCIO Lid> CONCEPCIONES DEL OCIO 23

nó lla ariatocracla. El ocio burgués resulta tanto...chocante en la medida en que contradíee lamolll1 puritana del trabajo que pregonan Jos pro­pips burgueses y descansa sobre ~ trabajo de losP19lejarios, es decir, sobre la explotación de és­to•. Aquí, Lafargue retoma el análisis que haceMarx de la plusvalía. ~ opone a lal costumbresociOIal de los burgueses y a sus consumos dis­pendíosos frente al agotado trabajo proletario.

Para luchar contra este ocio burgués,·Lafargueemorta a los obr¡elOl a que reduzcan por supropia voluntad sus horaade trabajo, a que rei­vindiquen el derecho a la pereza. Alí, los bu:rgue­... lIll verán igualmente obligados a trabajar paraprantizar la rentabiÍidadde SUcapital.

Como Babeuf un siglo antes, Lafargue reivin·dica la igualdad an~ el trabajo. Se trata aquí, notanto de un derecho para.todos a lasdiv~onel,lino de .blecer una igualdad de condicioneaanta ~ trabajo. No hay que confundir entoncesel derecho a la pereza con un derecho a las diver·lionea. La pereza, o la autcrreduccíón de las ha­r8S de trabajo, es un arma subvelBiva para oom­batir las de&lauaidadel sociales que se traducencan ,1 odo de unos y el exceso de j¡rabajo para lo.dlmIú. Eate tema de la pereza no deja de est!lr41111paJentado con e! de la huelga general defendi·da por los anarcoslndicalis~.

.E1P19pio Mar;x rara vez mencioz¡a la palabra,oclo. ColUidera que el tiempo libre es justamen~te el tiempo necesario para la reproducción de latueDt.. de trabajo, y que lIi los traba,jadorea obtie,.

nen una reducción del horario de trabl\Ío, esetiempo libre servilá sólo para una reproducciónaumentada de la fuerza de trabajo,lo que permi.tirá que se les explote con mayor eficacia, Puestl>que serán más productivos delpués del descanlOdel que han disfrutado. Es decir, Marx nunc:aanalizó el ocio como tal,sinoapartirdeltrabajo,concepto fundamental en su obra, Marx concibela enajenación del hombre por el trabajo de talmanera que el ocio no puede escapar a esaenl\ie':nación y representar una elfera particular deBu e,xistencia. Es en sus evocaciones de unallOCle.dad COmunista donde Marx otorga un lulllU: a lasdiveiBiones. Una sociedad de ese tipl;l penmtiriala supresión del trabe,jo forzado, es decir, el tra.:bajo explotado. Las actividades human.. pe­dríanconsiderarse entonces como actividadel de'esparcimiento en la medida en que Illllúltaraade una elección· libre de! hombre, se!Ñn S1!S nece.sidades y. sus deseos.. De acuerdo con estahipóte.sís, .se confundirían trabajo y ocio.

La primera obra dedicada expJellllDellte alocio fue la Teoría de la clase ociosa, que T. Ve­bien escribió en 1899." Lo más interesante delanálisis de Veblen es que muestra la maneracomo están ligados e! ocio y el consumo. Para V..blen, el ocio ya no es DllÍs una disposición delhombre que depende de su .origen social; la ...tocracia ociosa ha muerto, A pesar de su ideolo.gía, qúe hace del trabajo e! valor fundameatal

.. Hlly ediciól1 del FCE.

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24 LÁS CONCEPCIONES DEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 25

dí!1 nuevo s\stema llocíal, la burguesía -los nue­.ós 'amos- sueñan sólo con una cosa: con imitary parecérse a los antiguos aristócratas. Es II tra­\lés del celo como piensan lograrlo, dando asítestimonio de' su nueva condición. El ocio es, en1)I:hner lugar, un consumo de tiempo, y los nue­Vos burgueses se las arreglan para demostrar entoda ocasión su inactividad. Pero sobre todo, esun consumo desenfrenado de artículos de lujo ode. objetos inútiles que sólo tienen el valor delprecio que se ha pagado por ellos. El burgués nocOnalllnepara si mismo, sino para demostrar atos. demás lo que su nueva condición le permite.obtener. Para referirse a este fenómeno, Veblenu4;iliza III expresión "consumo ostentatorio". ElOCio y el consumo ostentstorio que éste implicason un símbolo de clase, un signo de diStinciónlIOCi.aL Hay que cotejar este consumo del ocio-cemo lo describe Veblen con la noción de potlachqbservada por los etnólogos en las sociedadespri:mitivas. El' consumo excesivo, el despilfarro aJ,(!S-pjQs' de todos, es un signo de reconocimiento'qu sitúa al individuo en una jerarquía sociale1ilwda; Veblen extiende su análisis a las activi­jíldes de esparcimientO tales como la caza o losdtlportes, Estas actividades exigen tiempo y, so­'brl!' todo, son "inútilE!!l",y se les aprecia justa­mente porque son inútiles:. 'Del estudio 'de Veblen destacan básicamentedos aspectos que constituyen una introducciónal Ocio actual: el ocio puede ser un símbolo declase, y en nuestra sociedad moderna encontra.

mos también distracciones que simbolizan lapertenencia a una clase social. El ocio se inscri­be también en el registro del consumo, de lacarrera de equipos para las distracciones, índís­pensable para una determinada posición socía].El ocio se traduce en un consumo neuróticode objetos que supuestamente brindan nuevas sa­tisfacciones, a la vez que obedecen 'básicamentea una preocupación por establecer una dístín­ción social. El adquirir una cámara fotográficaúltimo modelo o el equipo estereof6nico másreciente no es una mera cuestión de satisfacciónpersonalj ante todo, lo que entra en juego éselprestigio que III posesión de estos aparatos con­fiere ante los ojos de los demás.

eARACTERÍSTICAS DEL OCIO MODERNO

El ocio moderno está definido por tres caracte­rísticas esenciales: una de tipo material, que con­siste en el tiempo disponible y continuo parapracticar las actividades recreativas; otra de tiposocial, que es III generalización de las diversionesentre la población en su conjunto; y unaúltiInade tipo institucional, caracterizada por el he­cho de que la colectividad se hace cargo deciertas diversiones.

El acrecentamiento del tiempo libre

Para poder desarrollar las actividades de esparcí­miento a nivel' nacional, fue necesario que se

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26 LAS éQNCEPCIONESDet.OCIO LAS CONCEOOION8SDEL OCIO

l'\lBtal'll un tíempo Jlif.icientemeqte importante alas actividades de producción; es decir, un tiempoque.ya no iba a ser totalmente absorbido por lasatiSfacción de las necesidades fisiológícas.o pordivmas obligaciones que, como hemos' dicho,~preaentan un tiempo forzado. La segunda con­dición para el "despegue" de las actividades delISPBl'!.'Ímiento se dio con la posibilidad'de dispo­Mr de un tiempo libre y prolongado. En efecto,la. liberación de una hora diaria para el ocio nolIJ/>ríll sido suñcíente para garantizar el desarro­no de las diversiones que conocemos. Es la posi­Jlllidad. de contar con un día entero, luego conUIl fin de semana, y por último con vacaciones.ae valÍ/IS semanas, lo que originó el verdaderoauge de las diversiones. En Francia, el promediode horas semanales de trabajo es un poco más de41 horas; es la jornada de trabajo más largade Eu­ropa, pero hay más días libres en Francia que enlospaíses vecinos. . .

1'rácticamente se ba conqqisiado ya la semanadll cinco díesJaborables, que ha originado unprolongado tiempo libre que los cita~os apro­\!llChllJl para salir el fin de SlIlilIIna, ,Algunas em­ptllsu, atendiendo a las demandas desus emplea­dos, han instituido la semana de cuatro y medioo cuatro días, para prolongar el fin de semana.Desde luego, no se trata de una reducción netade las horas dé trabajo,ya que los empleadosciaben trabajar algunas-horae más en los díaslaborables; se- trata, más bien, de una distribu­ción diferente del tiempo; pero, Un factor ímpcr-

tante, esta nueva distribución está determinlldapor la orgllJlización de las diversiones yno porlas exigencias de la producción.~te cambio de­muestra que las diversiones ocupan un lupr cadavez más Importante en la orgllJlÍZación .ocial.Evidentemente, la reducción del tiempo de UB'bajo ha sido mucho más rápida en los~tado&Unidos; allí cada vez SlI generaliza más la SlIm.amlde cuatrodías, y en algunos SlIctoresel trabajoha quedado limitado a 30 boras IIemllJlale.,

Sin duda alguna, en los paí.ee induetriali$adotexiete la tendencia a reducir las hO!lllde trabajo,cuanto más que el aumento. dé! d.,mpleo ln4Il.ce a una redistribuci6n del trabajó entre la IG­blación activa.

La disminución dé! tiempo de trabajo ac1&oa lo largo de la vida SlI vué!ve todavía más~da con.la.prolongación de la escolaridad ,del pe.>riodo de formación, yen el otro extremo, Cóft lareducción de la edad de jubüaci6n.

Con todo, la reducción dé! tiempo de trabajoha sido. mucho men.os rápida de lo que le !lJbfaprevieto. Si en las predicciones que le lUcierOnpara 1980 la SlImlIJla de 30 home parecíap~'ble, para el año 2000 todo .e consid_~_b!a: pero estarno. mUY lejos de esto. Desde losacuerdos Matip,on de 1936,cuando SlI lnitI.tuy6la aemana de .4,0 home, no ha dieminuido elnl1.mero de horas de trabll,jo a la eemana; incltw:tllegó a aumentar en el período de la pOllll\lllrta,Y apenas volvíó- a disminuir, en forma lenta, des­pués de 1968. Paralelamente, los fines de: Illlmllna

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28 LAS CONCEPCIONES DEL OCIO

Il!tgoa o "puentes" cuentan con una aceptacióncada vez mayor. Pero en conjunto, la redu.cci6nde las horas de trabajo ha sido muy progreSiva, yno corresponde a lo que se había previsto paralos años ochentas.

¿C6mo se explican estos errores de previsi6ny el lI.umento .finalmente moderado del tiempoIiblll? Hay vanos factores que entran en juego;bii6taria con enumerar los principales: la situación:de las fueJ:Zas productivas, la competencia ínter­!ftIcional, la fuerza de los sindicatos.

Según 10sfutUr6log08 de los años cincuentasel ~1I0 de las ftteJ:Zas productivas derivad~del beneñcío de la productividad necesariamentedebería dar lugar al advenimiento de unasocie­dW poslndustrial en la que las máquinas susti­tú~ el trabajo humano. El corolario de tal_o1llci6n seria la extensi6n del tiempo libre y elfIUllImiento de una civilizaci6n del ocio. Por loque toca ,al progreso de la productividad, las pre­tteionés han resultado más o menos acertadas.De 1.936 a 1978 lI1! cuadruplic6 la productividad;$I':ho de .otra manera, para lograr una produc­d6Il equivalente se necesitaba en 1978 cuatroveelll menos tie~~o que en 1936. Dado que eltiempo de trabaJO se ha reducido poco, se hanutilizado los progresos de la productividad casinada más pará in~mentar la produceíén, y nopara a"llmentar el tiempo libre. Contrariamente alo qtle se esperaba, la máquina no ha sustituidoal trabajo humano. La naturaleza del trabajo haemlucionadó; las actividades de producción han

LAS CONCEPCIONES DEL OCiO 29

sido remplazadas por actividades de control 'Ypor un aumento de las actividades terciarias. Pa­radójicamente, en la actualidad se teme a la aUll­títueíón del trabajo humano por las máquinas,porque todavía no se sabe c6mo solucionar elproblema del desempleo por la reducción deltiempo de trabajo. Tampoco Se contaba con que,para mantener su tasa de crecimiento, el sistemaproductivo continuaría creando nuevas necesida­des que generarían DIlis trablljo que bienestar. Elsector mercantil crece sin cesar. Las funcionesque antes desempeñaba por sí mismo el indivi­duo son ahora objeto de servíeíos de paga; loses­pecialistas de todo tipo invaden todos los domi·nios de la vida privada y se hacen pagar caro porun trabajo que antes realizaba el propio indi­viduo. o la comunidad; la esfera del ocio es \111buen ejemplo de ello. Cada vez se inscriben másactividades de esparcimiento en el ámbito mer­cantil, ya sea en forma de equipo o de paquetesvacacionales con "todo incluido". La autol1lll­producción del sistema capitalista", es decir, la

. incapacidad de generar un nuevo sistema soclaly la creaci6n artificial de nuevas necesidades-enla esfera privada explican, en parte, el hecho deque los beneficios de la productividad no hayanliberado al hombre como se esperaba.

El segundo factor importante que ha obstacu­lizado una reducción significativa de las horasde trabajo se inscribe en un contexto internacio­nal. El desarrollo generalizado del comercio ex­terior, la interdependencia cada vez mayor de las

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eeon~ías y la diviílión internacional del trabajo&an IIIlpuesto a las economfas nacionales lacompetencia de unas con otras para lograr elmejoramiento de los niveles de vida y garantizarla independencia nacional. Esta dependenciaacrecentada con respecto al comercio exterior dapoca cabida a la autonomía de un país parad!leidl; la organización de sus condiciones de pro­ducclon. Para que resulten competitivos,. loseos1;($ de producción de una ecónomíano debenrebasarlos de las economías con las cuales comopite. .una reducción significativa de las horas detrabajo aumentaría inevitablemente los costosde producción y restaría competitividad a losproductos para la exportación. Por esto, en el sis­tema actual, es difícil imaginar una reducciónUIliIaterai del tiempo de trabajo en un solo país.lJnicamente los países que (como los EstadosUtlidos) cuentan con una tecnología avanzaday, por lo tanto, con una productividad superiorpueden tener jornadas de trabajo inferiores. '

La presión internacional y la competencia a'4iveI mundial Ion factare. que han influido con.liderablemenk! en la escasa reducción del tiempode trabajo.

El tercer elemento es la fuerza de los sindica.tos. La mayoría de las conquistas sociales no ha.brían sido posibles sin la acción de los sindicatos.a veces alternada con la de los p~os políticos:La ~mi~n de las horas de trabajo,depende dela Sltuaclon de las fuerzas productivas pero tsm­bién de la posición, más o menos fu:me, según

la coyuntura, de los sindicatos. Si bien 101 aindi­catos siempre han militado en favor de la reduc·ción del üempo de trabajo, no han hecho deella una cuestión preferente en sus reivinCÜQll'clones. En un período de, fuerte expansión, lossindicatos lucharon en primer lugar por el mejl)'ramiento del poder adquisitivo y por la reduc­ción de las desigualdades SQciales. Por mucho.tiempo se pensó que en un país como Francil"donde las desigualdades son considerables (a lamitad menos favorecida de la pOblación 6nica·mente le corresponde el 20% de. los ÍDIPIllIOI,mientras que al 5% más rico le corresponde!llÚdel 25%), un período de expansión. que no m.ducía a la reduecíón de las horas de trabajo. mpropicio para reaJlrmarla jerarquía social. l'Qtel contrario, al parecer e. en las fMe. de estan­camiento cúando se produce cierta compenea­clón y se tiene una mejor disposición paracom­partir 101 eacrificios. TalIlbién en esta fase losobjetivos cualitativos recobran su importancia.dando preferencia a la reducción del tiempo detrabajo.

Allí. una vez más contra lo que se esperaba,los sindicatos no siempre han pueeto todas llU&energíae en la lucha por la reducción del tiell\POde trabajo. Tanto los sindicatos como 101 plQ'ti.dos han tenido que tomar en cuenta la ópinióny las aepiraciones de 101 trabajadores. Hasta hacemuy poco, la mayoría de los trabajadores prefe·ría un aumento de sueldo a una disminucióa dela horas de trabajo. El hecho de que se hayain-

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32 LAs CONCEPCIONES OEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO

vertido esta tendencia incita ahora a los sindica­tos a plantear la cuestión de las 35 horas paramejorar la calidad de la vida y luchar contra eldesempleo.

LA reducción del tiempo de trabajo

'El planteamiento de las 35 horas de trabajo dapie para una reflexión sobre la reducción de lashora" de trabajo. Esta reducción del tiempo detrábajo a 35 horas a la semana parece muy'POCO probable, si se pretende que se produzcaen forma unilateral en Francia. Pero sí es posi­ble, si se aplica a todos los países de la comuni­.dad europea.' En efecto, una reducción en el con­,jUnto europeo no afectaría la competitividad deestos 'países entre sí. En caso de una reducciónunilateral en Francia, se proponenvariashipótesis:

La primera esla de una reducción de las horas,de trabajó que lleva consigo una reducción pro­'¡k>rcional dEll salario. Esta solución es teórica,porque los asalariados jamás consentirían en quese redujeran sus salarios reales. La segunda hipó­tesis es la de una reducción del tiempo de traba­jo. en la que se mantenga el poder adquisitivo.Algunas empresas podrían sUfragar este costoadlci:onal; para otras, tal costo repercutiría enlos .precios, ~stándoles competitividad, con loque inevitablemente se provocaría una quiebra.Así, se correría el riesgo de que los empleos adi­cionales creados por la reducción del tiempo detrabajo se vieran "compensados" con unnuevo

desempleo, como resultado de la quiebra de al.gunas empresas, La tercera hipótesis comprendetodas las soluciones intermedias entre las dos

.hípétesís anteriores. Una solución posible es l4de mantener el poder adquisitivo únicRmllntepara los salarios más bajos; así, todo el mundocontaría con más tiempo libre, y se reafirtnariae~ a,banico de l~s salarios. Desde una pe18pectiv"suniiar, es posible preconizar un" aplicació". di­ferencial de las 35 horas, según el seetorde~­vidades o incluso según la empresa. Sols:!nente1&aempresas que pudieran soportarlo estar~obl¡'

gadas a respetar las 35 horas. Una decisión deeste tipo daría lugar a desigualdades intolllrablesya que sólo quedarían sujetas a esta ley aqueu.;empresas que requirieran de poca mano de obra.las que se encuentran en muy buena situacióny las que ofrecen ya mejores condiciones de tIa­bajo. Una última solución consistiría en redu~las cargas sociales de las empresas, empleandouna mano de obra numerosa, La 'reducción 'tIeltiempo de trabajo a 35 horas les permitiría con.tratar a más trabajadores sin aumentarsuscostea,Esto implícaría una nueva reparticlón de las c!lt­gassocw.es cuyo equilibrio se basaría no sólo enel número de empleados sino también en laproductividad, la rentabilidad y otros criteriosque quedan aún por definir. Por último, es im­portante saber que la reducción de las horas detrabajo lleva consigo una pérdida de producciónmenor en proporción ala reducción del horario.En efecto, se ha comprobado que una reducción

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de los horarios de trabajo favorecería un íncre­mento del rendimiento individual; un tiempo detrabajo más condensado'y unas mejores condí­ciones de trabajo y actividades de esparcimientomás valiosas pueden ejercer una influencia bené­lica sobre el trabajo.o También la productividadmejoraría, ya que la reducción de los horariosobligaría a la empresa a repIantear su proceso deproducción, a racionalizarlo, a salir de los hábí­tos y las rutinas que frenan su desarrollo y BU

modernización. Finalmente, se observaría unaclara disminución del ausentísmo, de los acci­dentes de trabajo y del turn overo Partiendo deestas observaciones, se calculó que la reduccióndel tiempo de trabajo sólo disminuiría la produc­ción 40% sobre las, horas no laboradas.

Éstos son los elementos que se descubren enun problema complejo cuando se pasa de la su­perficialidad al estudio de sus modalidades prác­t1eaa y sus consecuencias reales. Las solucionesaparentemente técnicas no deben ocultar la al­ternativa fundamental: ganar más j;rabajandolo mismo, 1> bien trabajar menos sin que aumen­te el poder, adquisitivo.

Es seguro, aunque.no se pueda saber exacta­mente cuándo, que tarde o temprano se adopta­rá la semana -de 35 horas y que se generalizaráuna quinta semana de vacaciones pagadas. Estaliberación del tiempo permitirá un desarrollo1lÚn más significativo de las prácticas del ocio.

Si la extensión del tiempo libre es unacondi­ción necesaria para que se desarrolle el ocio

modemo, Ia generalización de las diveniOlll!li atoda la población es todavía más Importaftte. Apesar del acrecentamiento del tiempo libllll elocio no tendría un efecto tan fuerte si nohubierapenetrado en tc:>dos los estratos sociales de lapoblación. El ocio ya no es, como IIDtes, prIv1e­gio de la aristocracia o de la buJgueaía. Clerta­mente, se puede establecer una oposición entredeterminadas diversiones "elitiltM", que SfIDprivativas de una minoría, y las divenionet "po­pulares", en Ias que participa la mayoria; J*Ode 'una u' otra manera, el ocio ataile a toda lasociedad. Esto lignifica que cada quita tlieDe I\lllpropias diversiones. El tiempo libre ,.. no es untiempo vacío; es un tiempo dinámico del que sepretende sacar el máximo provechO. Al lado dela vida lahOral, surge una Itlgunda vida, CIlanti­tativamente más corta, pero cualitathamellt.más rica. El fenómeno de Ia doble vida, tan'"dente en los Estad08 Unidos, se adYierte porigual en Francia. Se sobre1leva la vida de~con la perspectiva y la espera del tiempo de ocio;nunca ha habido otra oposición más mareada. Elfin de semana coaesponde a un cambio total de"ambiente", de mentelldad; representa otra vida.Este hecho lIlIbraya la gran diferencia que esiat.entre el tiempo libre y el ocio. La genera1izaclóndel acceso a las diversiones ha revolucionado eltiempo libre; ésta se manifiesta de muchas~ras; por ejemplo el acceso alautomóvil~.Para comprender el apego que tiene el ftam:és asu automóvil es necesario pensar en las posíbílí-

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LAS CONCEPCIONES DEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 37

~ de diversión que pIe$enta. En más del60% de los casos el.automóvíl se utilW para ñ­

nes de divenión. La posibilidad de evasión y deIUptura fÍBica con el medio cotidiano se consíde­ra una valiosa fuente de divenión. Es lamentableque con riluchÍBima :frecuencia se haga del auto­móvil un objeto de culto y que se le tome comouna divenión y no como un medio. El automóvilreprel!&nta, más que un instrumento de enajena·clóll, una posibilidad de liberación y esparcí­rilientQ• .Además, las diversiones suelen asociarsecon la idea de desplazamiento e incluso de viaje;esto se manifiesta no sólo en el éxodo de loseitadií:los Q\le puede presenciarse todos los finesde semana, sino también en el desarrollo deltuñsmo durante las vacaciones. Desde que sedIspOne de un' tiempo libre suficientemente.prolon¡ado,· se han creado muchas asociacionesque penniten a los menos favorecidos el acceso a108 viajes. Todo esto es obra del turismo socialQ\le se persigue en nuestros días.

Otra forma ele diversión que se ha populariza­do muy l'lÍpidamente es la televisión: cerca del90!lí. de las r,milias tienen un aparato receptor.La televisión ocupa el primer lugar .entre las actí­'Vidades de entretenimiento de los franceses. Suprecio es accesible a todoa, tiene .una. difusiónCotidiana y, por la divenidad de sus programas,está dirigida a tQ(;\0 tipo de público. Como en elcaso de~ automóvil, hay que tener en cuenta lapequeña revolución que representa la televisiónen la 3flneralización del acceso al entretenímíen-

too Por otra parte, es el instrumento, más quesu contenido, lo que conviene juzgar ahora. Elhecho de que' millones y millones de personasparticipen en una misma distracción indica' nosólo el poder 'que ejerce la televisión, sino taJ:n.bién el lugar fundamental que ocupa en el tiem­po de ocio dentro de la vida social. Podrá consi·derarse excesivo el poder de la televisión o delautomóvil; pero en definitiya, son los mediÓII deacceso generalizado a la vida de espareinúentQ.La generalización o, si se prel'iem, la democra­tización de las diversiones coll.StituYe una carlIC"terística esencial del ocio moderno Q1B lo dis­tingue del ocio como se concebía en épocuantsriorea.

La tercera característica del ocio modeJ:1t9radíea en su reconocimiento institucional. CUm­do las diversiones éStaban en manO. .dll unaminoría privilegiada de la población, ésta se m.arreglaba para organizar. sus propias diveniones.Así se fundaron, por libre asociación, los dosprimeros clubes deportivos parisienses famosos:el Estadio francés y el Club de Carreras deFrancia. Ambos clubes conservan huellas p*fundas de su origen aristocrático. La generaliza.ción de las diversiones no habría sido posible.un recoaocímiento institucional, por parte delEstado, del derecho a las diversiones. Este reco­nocimiento se manifiesta no sólo en la IJ.mitaci6nde las horas de trabajo, sino también en la crea­cibnde organismos encargados de impulsar yapoyar las iniciativas en' favor del ocio. El año

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38 LAS CONCEPClOIIIll:SDEL 001:0 LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 39

19¡¡6 marca el nacimlento de una política coor­diluida en materia de divel'lion~. Por primera'IIlZ eutgió una secretaría de Estado encargada deDeportes y Diversiones. Desde entonces, las con­tribuciones al desarrollo. del ocio provienen dedi.versos ministerios: de Cultura, de Salud,de A¡ricultura, de la Juventud, Deportes y Diver­"l1li. Estas contribuciones son múltiples; se_1;& de subvencionar la creación de un centrol\lIII!l polivalente uí como de participar en el1IJ:IIIlIciamiento de complejos deportivos ultra·1iIOdem<ll. ABillÚmo, de otolllar subvencionesPlIZ& las raservu territoriales destinada a eonver­tirJI!l en zóJÍas de recreación común, convista a las.uYidadel81 me libre y las diversiones. También.. apro\'lllChamiento de la zonas privilegiadas,.como los parques naturales protegidos, formapette de IaslCciones del Estado.. Pero no sólo elk8do interviene a nivel institucional en el des­arrollo de las actividades de esparcimiento; los«lODIitél empresariales disponen a menudo defondos para facilitar las prácticas recreativas en1M cercanías ele la empresa o para contribuir aque el penonal de determinadas categorías salgade -.cacioDell en condic;iones ventajosas. Por úl~

1liQlo,los mul1iclpios intervie,nen direcíamente en1a w:lquisición de. equipos de recreación, ya seaeultural o 'deportiva. Garantizar el desarrollo delentratenimiento en una ciudad es ahora tan ím­pOttante como garantizar la salud o la educación.Cada habitante, iJ!cluyendotodas las categoriasde edad, espera encontrar cerea de su hogar laS

instalaciones necesarias para practicar sus diver·siones favoritas. El ocio se ha llegado a convertiren una función social primordial, como lo de­muestra su institucionalización por parte de losdiversos organíamos.ímpíícados.

Esta institucionalización del ocio es objeto dedos críticas opuestas: para algunos representa elhacerse cargo del ciudadano, que permanece encalidad de "administrado" en la esfera de !aldiversiones, como en las demás esferas de la vidasocial. La institucionalización sería entonces unainjerencia en la vida privada que unilormaría lasprácticas de esparcimiento; la organización delas diversiones sería algo similar a una pr~imi­lación de las diversiones planeadas de antenianopara cada quien, lo cual se opone a la expresión dela libre elección de cada individuo y a la personali·zación de las actividades recreativas. Esta crítica..demuestra que existe un peligro de "administra·ción" de las diversiones que no debe subestimar.se. Pero, por otro lado,la creación de institucio­nes y de instalaciones públicas ha permitido queuna mayor parte de la población tenga acceso alas diversiones. Muchas de ellas suponen una or­ganización colectiva; pero las asociaciones nohabrian podido Olllaniiar por sí solas las diver­siones que requieren de una infraestructura con­siderable.

Otros argumentan que los centros públicos,muy especialmente en la esfera cultural (casPde la cultura, centros culturales, etc .l,no hBl110­grado alcanzar al gran público. Algunas distrae-

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40 LAs CONCEPCIONES DEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 41

cio~ sólo llegan a una minoría de iriteresados,pese a las acciones de apoyo por parte del sectorpUblico. La generalización de las diversiones noabarca todas las actividades de espare'imiento;algunas de ellas, como las culturales, no se han!lemocratizado en lo absoluto.

Estas desigualdades frente al ocio reproducenlaa.desigualdades sociales que se observan enbllriIs esferas de .la vida social. El ocio n o es unaestera autónoma, independiente de las de­_en la que por arte de magia queden situados1011 individUosen un plano de Igualdad. El lugarque' ocupa una persona en la jerarquía social y,$()me todo, el tipo de trabajo que realiza diaria­mente, .condicionan en buena medida las opcio­nes en materia de entretenimiento.

RELACIÓN ENTRE TRABAJO Y OCIO

'La Influencia del trabajo sobre el Ocio

La extensión del tiempo de ocio ha hecho pensara algunos sociólogos eminentes, como G. Fried­man, que las diversiones podrían dar lugar a unaverdadera liberación del.hombre con respecto aBU trabajo. Por una parte, el trabajo deberíareaultar menos pesado con untiempo de reposoy recuperación más largo. Por otra, las diversio­nes deberían servir de compensación frente al\:t8bajo agotador. Se entiende aquí por compen­sación la posibmdadde recobrar un equilibriofmeó y nervioso que se ve afectado por la vida

laboral. También se ha pensado que el tiempode ocio permitiría reducir la defonnación de lapersonalidad que engendra el proceso de produc­ción industrial tipificado.

En su famoso libro El trabajo hecho añícoB,Friedman muestra de qué forma la reducción deltrabajo humano a una función <mica y parcial,inspirada en el taylorismo, origina problemas dela personalidad.

Las actividades de esparcimiento deberíanpermitir al hombre encontrarse a sí mismo y es.perimentar con las potencialidades reptilnidasen la vida laboral. El ocio debería permitir alhombre todo aquello que el trabajo le prohíbe;sus diversiones deberían proporcionarle lo queno encuentra en su trabajo. Por ejemplo: sehabíaobservado que muchos trabajadores se dedicabana realizar ellos mismos labores menudas en susratos dll Ocio.. Este tipo de entretertilniento essimilar a una forma cualquiera de trabajo, parosedistingue de ~é en la medida en que .creativo yrestituye al individuo el dominio del proceso deproducción de un objeto. Algunos han creílfu veren esto la prueba de que una actividad de es­parcimiento. puede compensar un trabajo enejé­nante, en el cual el trabajador no invierte creati.vidad alguna y en el que no domina el procesode producción en su conjunto. Ciertamente hayalgo 'de verdad en esto ,lo que se confirma con elenorme desarrollo que han tenido los quehaceresde bricolage o artes manuales, Ésta es una prue­ba patente del deseo de hacer un trabajo conera-

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42 LAS CONCEPCIONESJ;)EL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO

to imaginativo y personalizado. Se esperaba quepoeo a poco. se sumara una variedad de distrac­ciones a este incipiente ocio creativo, y~ue éstasfavorecerían el desarrollo pleno de la personali­dad humana oprimida por la vida laboral. EstabÍ.póte&is parecía tanto más creíble, cuantoque se· imaginaba -recordemos- que el tiempode traba,jo decrecía mucho más rápidamente,liberando así un tiempo considerable para lasdistracciones. Sobre todo, esta hipótesis presu­ponía que el tiempo de .ocio no se veía muyafectado parlas consecuencias negativas del tra­bajQ; que el ocio y. el trabajo podrían ser dosmundos distmtos; que el tiempo de ocio permitiría abstraerse de la influencia del trabajo y prePllrar ~ condiciones para una vida más estimu)ante. Esta visión, bastante idealista, tiene unaptJl;e ·de verdad, ya que en muchos sentidos elocio tiene Jealmente un papel compensador quepermite soportar mejor las vicisitudes de la vidade traba,jo. Sin embargo, la evolución de lasocie$d industrializada ha reducido mucho esteQPÜmi&mo de la década de los cincuentas; los he­chos han.demostrado que el trabajo condicionaen grado sumo las actividades de ocio, y que éstassólo sirven para compensar en parte las insatisfac­ciones de la vida de traba,jo.

No se ha logrado restablecer el equilibrio en­tre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio. Eltraba,io sigue siendo la piedra angular del sistemasocial, tanto por la energía que requiere comoporque continúa representando el valor domi­nante.

Las formas de trabajo tampoco han evolucio­nado de la manera másatractiva ni más humana,sino todo lo contrario. En el sector industrial, eldesgaste físico ha sido remplazado por el desgas­te nervioso de ciertos trabajos. Las experienciasque se han tenido, sobre todo en los paises es­candinavos, son concluyentes; pero el trabajo encadena, robotizado y tipificado, sigue siendo laregla. El "enriquecimiento de las tareas" no essino una frase desligada de la realidad. Lasustitución del trabajo humano por la~aha segmentado y tipificado un poco mi,s lastareas; muchas profesiones han quedadodllllC&li­ficadas. El sector terciario, que hasta ahora sehabía librado de la mecanización, ha debido en­frentarse a la revolución informática, que tienecomo aplicación <Jire!:ta la burocrática. Ahítambién la intervención humana, será ~ada VIIIImás limitada, con lo cual los asalariados hlllltaahora privilegiados se transformarán en simplesejecutantes al servicio de una pequeña minoríade personas que manejan los conceptos.

Esta evolución de la naturaleza del trab8jl)repercute en las conductas del ocio. La falta deresponsabilidades e iniciativas y la fatiga nem.o­sarepercuten sobre las actividades de esparci­miento. Las palabras fatiga -el mal del siglo- Ynegligencia forman parte del vocabulario coti­diano; expresan no sólo la falta de interés en eltr4ba,io sino también la dificultad para encontraruna compensación en las diversiones.

¿Cómo hacerse cargo del propio tiempo libre,

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44 LASCONCEPCIONES DEL OCIO l'.AS C01'lCEl'CIONES DEl'.OCIO 46

cómo organízar y personalizar las propias diver­siones, después de un trabajo 'que se califica de"castrante" y que impide la realización personal?E$ imposible reconstruir en un tiempo de ociolimitado aquello de lo que se ha carecido durantetoda una vida. POr eso es tan frecuente observaruna actitud pasiva frente a las diversiones. Lopoco que se advierte en la vida laboral traeaparejado un retraimiento global de las otrasetféras de la vida social. El tiempo de ocio seconsidera como sinónimo más bien de descanso'1 dé ensimismamiento que de recreación 8

través de las diversiones activas que requieren déiriiciativapropia. El lugar que ocupa la televisiónentre'las distracciones en Francia es una pruebade esto. Las diversiones preorganizadas cuentancon el apoyo de un píWlico que no tiene unmayor dominio de su tiempo de ocio que de sutiempo de trabajo; prueba de ello es el éxitode taíl fórmulas de diversión con "todo incluido".Eate fenómeno se ve favorecido por la "industria­lización" de las diversiones. El ocio se ha conver­tido en un producto de la sociedad industrial; esa la vez un tiempo disponible y un objeto deconsumo; sé vende y se compra. Ha quedadoinscrito en el sistema de consumo,ya qué el tiem­po disponible para el consumo va en aumento. Elocio y él consumo están estrechamente ligados.Sin embargo, no se puede hacer una critica ebsolu­4 a este respecto. La industrialización de las díver­siones como un producto cualquiera ha permitidouna difusión de las diversionesque de otra manera

no habría lIido posible. Ya-se trate.de la induatria.del.disco, del libro o de artículos deportivos, ea­tos artículos para diverllión se han vuelto aecesi­bies a todos, graeias al proceso de industrializa­ción. Como ocurre con todas las diverlliones, lasculturales lleyan el RIlo de lo comercial. La ca­mercializaeión dll las diversiones en gl'l!Il escala,que ha sido una condición para la democratiza­ción del entretenimiento, también ha dado lugarl\ cierta tipificación de las diversiones. Por ello sehabla de una cultura de muas, de diverai9111l1masivas que imponen un modelo de com(l(ltta­miento y dQjan poco margen para la expreliónpersonal.

Así, por una parte se han democratizado las di­versiones, y por la otra, se han tipificado y unj..formado. Lo que realmente importa ll8ber.es IIIesta uniformidad de las diversiones correspondea una etapa intermedia de la evolución social quenegará a hacer posible una realización Inás per­sonal en el tiempo de ocio, o lIi, por el contrario,se acentuará esta uniformidad, condiciollll1ldocada vez máe al individuo en sus diverllio.nescomo en su trabajo. No es fácil hacer un diagnóa­tico; muchos observadores del mundo social semuestran pesimistas. Consideran que el tiempode ocio está sujeto al imperativo del consumo;que uno se refugia en el consumo o la adquisi·ción para no tener que idear sus propias activi­dades recreativas; que el sector mercantil se ín­troduce cada vez más en todas las actividades deesparcimiento. Se suele citar como ejemplo la

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LAS CONCEPCIONES DEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 47

comercialización de las relaciones afectiva; ailI-.ten hoy en día muchas oficinas y agencias matri­moniales o de otro tipo donde se venden las re­i*ciones. Es de temerse que la _tensión del sectormercantil a todas las distracciones refuerceaún más un modelo estereotipado de conducta1OCial. Además, esta creciente penetración delIieetor mercantil perpetúa un sistema basado enel trabajo y la especialización; llUl'llen así los e&­

pecIalistas en diversiones, los consultores detodo tipo. Paralelamente, sigue siendo Jiecesariot'e8Iizar·la misma cantidad de trabajo para podereoetear los servicios de estos "eapecIalístas endiveraiones". El 'oclo-consumo alimenta un •tema productivista en el cual difícilmente podrádilminuir el horario dé trabajo; de ahí la contra­dlcción que existe entre el deseo de contar conmás tiempo de ocio y la necesidad de trabajardUrante el mismo número de horas pala "pagar-• "Ias diversiones.

Por ello es necesario ser prudentes cuando ha­blamll8 del papel compensador del ocio con res­pecto al trabajo. Porque, al· contrario de lo que'le eIperIIba, el trabajo uniformado y sin respon­sabilidades influye enormemente en·1as activi·dades de esparcimiento. Además, el sistema pro­~tivista fomenta un modelo tipificado deconiumo de diversiones que debería, en eam­bío; dar lugar a una realizaclónperaonal.

La influencia del trabajo sobre el ocio no sedetiene ahí. Las divisiones socioprofesionaleslíe reflejan igualmente en las actividades de espar-

cimiento. Tampoco en este terreno compel1M elocio las desigualdades engendradas por la divi­sión del trabajo. Si bien las diversiones se hanuniformado relativamente, las divisiones socialesse mantienen y se producen tanto en la esf_del ocio como en lasdemás .esferasde la vida lOo

clal. Ciertamente .ae~ de desigualdades eco­nómicas, ya que la parte del presupuesto que sededica a las diversiones es mucho mayor en 108estratos superiores del país.

Se calcula que. los ejecutivos gastan en prom&­dio un 30% de' sus ingresos en diveriiOnel,mientras que los obreros gastan en elIas22%, ylos agricultores asalariados, 19%. Obv1alnente,en valor absoluto esta diferencia l!lJ mucho mámarcada: .los gastos que los ejécutivOB deitinana diveniones son entre cuatro o cinco veces máelevados.

También se trata de desigualdades culturalell.Para participar en muchas diversiones es necella­rio tener cierto nivel cultural. Todas las divllt­siones calificadas de culturales hacen rella!targrandes distorsiones entre las categorías soc:ialel,ya sea, por ejemplo, en la participación en 108espectáculos (teatro, cine, conciertos, etc.), obien en la lectura (número de libros leídOs enun año, lectura de periódicos, etc.). Existe laquelos especíalístas .llaman un "obstáculo cultural",independiente de los recursos financieros, queaParta de las actividades culturales a un sectorimportante de la población -en realidad, a lagran mayoría, Salvo en casos aislados, los in-

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48 LAS CONCEPCIONES DIll. OCIO

t¡mtos de democratizar las actividades culturales#9. han dado los resultados que se esperaban. La!1esce~tralización y la democratización cultura­les, uno de cuyos fines debería ser la creación!le casas de la cultura, por iniciativa de André:Ma!.rllux, apenas han alcanzado a un públicorestringiP.o que excluye a las clases populares.s¡gw, existiendo el obstáculo cultural, debido auna falta de formación íníeíal, Las actividadesQuiturales no representan esa-"segunda oportuni­dtld," que se imaginaba de buen grado para losdesbe~dos de la cultura. Así como la escuelabeneficia ante todo a los "herederos" que crecen,tm un eeatexto sociocultural favorable, las ac­*bridades culturales se dirigen a aquella parte de la~dad que ya es la.más cultivada. Lejos de redu­.cir .las desigualdades sociales, las distraccionesculturales las aumentan.

J?or último, entran también enjuego las des­ÍlÍ\UIlliades en lo que se refiere a la capacidad deiríiciativa.No sólo son discriminatorias las acti­'vidades culturales; son más bien los indi1liduosque pertenecen a las categorías socioprofesiona­les superiores quienes practican la mayoría de las4iversiones que requieren de cierta ilúciativa. Estosucede con la práctica de los deportes'o de lasdiversiones basadas en las relaciones sociales(participación en asociaciones, clubes, ete.), In­cluso en estos casos, las diferencias de ingresosno bastan para explícar la desigualdad en la par­ticipación en estas diversiones; al parecer, esmás determinante la naturaleza de la profesión

LAIIC01o/CEPClONES DEL OCIO 49

que se ejerce. Se ha observado que .aquellos queasumen funciones de responsabilidad que re­quieren de iniciativa y de un compromiso per­sonal se inclinan mucho más por las diversionéllactivas o creativas. Hay, entonces, cierta transpo.sición a la esfera del ocio de las cualidades quepueden desarrollarsé en el trabajo. A untrabsJocon algún incentivo corresponden diversiotltJlesthnulantes. La experíencía ha demosti'l¡do queciertas modificaciones de la collc$p(iión deltrabajo pueden repercutir en forma benefiCia: enlas diversiones. Lainstauración de horariot~en algunas empresas haincitadoalosemp1eadofaorganizar. mejor su tiempo de trabajo y, por lotanto, su tiempo de ocio. La posibilidad de eJe.gir, dentro de ciertos límites, cuándo trabajar,ha permitido al asalariado sacar un Qllljor~cho de su tiempo de ocio. La libertad de elee.ción y él Sentido de responsabilidad constit.uytmla mejor preparación para .asuQlir activamente lasdiversiones. Se puede hacer un análisis aimiW enlas empresas que han "roto" la cadena de pro.ducciónpara sustituirla por talleres autÓDonlOllen los que los trabajadores son ~ponaabIes deuna parte del proceso de producción.

Las actividades del ocio se pueden definir, agrandes ra&gOB, partíendo del tipo de empleoque sedesempeña. En un extremo de la ~.quía social se encuentran los directivos de lasempresas. los "grandes" ejecutivos, las profesiO'nes liberales. Paradójicamente, las persona. que~ estu tu.nciot1es diaponen de un tiempo

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50 LAS CONCEPCIONES DEL OCIO LASCONCI!lPOIONE8DEL OCIO 51

de ocio muy reducido, en comp8l:llción con el(lromediodela gente. Un trabajo absorbente que$tige una dedicaci6n personal deja muy pocotiempo para las distracciones.• Pero un trabajo deeste tipo es, por una parte, resultado de la eIec­cion libre. Aquí, la distinción entre el trabaJoy el ocio no es muy clara. En el desempeño dea1gunasi'unciones prófesionales se confundenocio '1 trabajo; en las comidas de negocios o en1. seminarios de información se unen estreclJa,!lIIllIIté.Desde luego es un gran privilegio el pod.lUIltel trabajo al ocio, privilegio que no siemprett!conocen aquenos que hacen alarde de aus joro1Iádas de lJIás de diez horas. En la sociedad nor­teamerieua se observa aún más claramente esteCIOI'Itraste entre una pequeña minoría dea~badores que pasan su vida (incluyendo sus ratosde, 'ocio) en el trabajo, y la gran masa de aaala­tWlos, cuyas' jornadas de trabajo disminuyenClII.i&VéZ más. Esta tendencia, que se advierteillUllmente enIa sociedad francesa, puede consi'~. paralela a la evolución de las formas detrabajo, evolución que lleva a reservar el trabajointeIeetuel y creativo a una .pequeña minoría deespecialistl¡.s apasionados por su trabajo, freD.teal trabajo .de ejecución, desealifieado por laautomatización cada vez mayor, y distribuidoentre casi todos los asalariados.

En la mitad de la pirámide que representa elmundo del trabajo se encuentran \as jerarquíasintermedias: los ingenieros y empleados, de de­terminadas categorías; es decir, las clasés medias

titas !orrnanlQag$lldes_tsllones del ocio.tIIO'­demo; tienen, a la vez, el tiempo, los medios yla predisposición para practicarnumerolU diver­siones. Las,diversiones, como las entendemos nos­otros, ~ dirigen ante todo a \as clases medias. Laexpansron de estas, clases médias como conse­cuencia del' reforzamiento de la jerarquía·.oeililhace pensar que, siguiendo el ejemplo de Qtrospa~ europeos (como los países escandinavos),\as diversiones se' desarr01latán .rápl~ente en~~. Los planes de acción pública para lasactiVldades culturales benefician sobre tQdtt. aestos estratos medios. Asimismo, é_ IOn' losprincipB1es usuarios de los equipos deportivosy quienes mú practican actividades al aire Iim,

En cambio, las cepas lIlÚ populares 5011 lasmarginadas del ocio. Las acciones públicas JIIl'lldemocratizar la Práctica de las di'Versiones lICti,vas, culturales o no, hm fmcasado. Muchos wvene~•tiempo de ocio como IIn tiempo de recupet,ll­cion y de reposo, y rara vez como la pasibllidadde desárro\1ar plenamente su personalidad atro-fiada por una dura vida de trabajo. '

Para otros, el tiempo libre no significe ni repo­so ni un ocio activo, sino la oportunidad de trli­bajar horas extra o de tomar un segundo em­pleo.Éste suele ser un trabajo que no agrada y sehace 'p~ncipalmen.~,para completar un ingresoeconomico, Es díffcíl calcular. el porcentaje deobreros o de artesanos que desempeñan dos._bajos; varias encuestas nos permiten suponer queel porcentaje sería aproximadamente entre 20 y

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26% ~ periodo aetual de d_p~ lI1ltai9o Ydel'lld1seci6n del hOllUio de trabajo incrementaeoftlIidere.blemente este porcentaje. Sin duda"11\18, el deIeo de ''redondear los fines de sema­1\18" es un motivo i1np<>rtante·pera tomlU un se­l\IIUio \zabajo,pero no el único. El temor a en­~ a un periodo de desempleo, el temor al-ío. el vértico del ti8mpo libre, tienen támbiénlIIl l*Pel. que no se puede pa8IU por alto. Todoello~ UWIU a penaarque el traba,jQes la.... finalidad de la vida, impidieDlio qUe sec_bIL la organización de lasactividades recrea­tiliaL.~ que !l1llUn08 de~ trabajOs secun·~.·se viven a. manera de' ocio, y prWorcio·_ .• sat,ilfacclónde unJ'IlIbajo sobre el·eual setilme ciominiq. y que permite valorIU lasCWI1ida."DO exploradas en el trabajo principal. Sinembatlo, este seguDdo trabajo reduce conil.dera­lJIemente las·posibilidades del ocio y de UI\IR ex­~nJUás integrada del indivjduo.

DI tétminos generales, la práctica de las diver­..es muY limitada en108estratos más popU­..... de la$OCied8d. Una parté de ellas se practi·ca en el propio terreno de la empresa. AlgunosCClmitésem~ Ponell a disposición de los1abajaliotes insta1aciones· deportivaBo recreati­.... tale8 como salas de juego, biblioteeas, etc.~~ón es muy i1npOttante ya que su in­llttencia suele extendene Iliás allá de! medio de1'IlIbIj& Yconstituye así una. especie de pteplUa­ción pUalas actividades deteereo.Lu.~óDeseneln\edio.l)miliatl&PJC"

LAS COlilCEPCtONESDEL OCIO 58

tsn,a fin de cuentas, la parté esencial de las di­~ones. La familia simboliza un replieauehacia un mundo afectivo.-QUe protege de las..slooes externas, y e! retraimiento con respecto ..UI\IR socieded que no ofrece posibüidades clarasde ocio. Sin embargo, la generalización de lassalidas de fin de seDiana y elacceso al autoDlóvUparticular han favorecido el desarrollo de las _tividades de recreo al aire libre, tales como lospaseos, la pesca o la caza.

En esta forma, las actividades profesionalesqUe condicionan en gran medida el llJlI8' qu~ocupa cada quien en la estructura sodial, upi­can las enormes diferencias entre las lti.venas ...neras de empl8IU el tiempo de ocio. Par~de las.divisiones sociales, puede eatablecerae..tipología simplificada de las conductas del ocioa plUtirde la in6uencia del trabajo.

En el·primer caso mencionado resulta difídl.distinguir el trabajo del ocio, y ~tos se COIlfun..den algunas veces. Por lo tanto, se puede hablade una relación de 4%tB1I8i6n del trabajo aoba elocio. Un ejemplo típico es el del profesor queocupa una parte de su tiempo libre en lecliunllque le servirán más tarde pera comp1eDleDtar 8U

enseñanza, o incluso e! del directivo de UI\IR em•~ que invita a sus clientes a pasar las~cienes en su casa de veraneo.

ElllegUndo caso es .opuesto al anterior; en él eltrabajo no interfiere directamente con las actM.dades del ocio. El trabajo y el ocio se concibencomo dos mundos 4iItintoa, lIin ningulla re1aciOn

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LAS coNCEPCIONES OEL OCIO

entre sí, Se trata, ~ bien, de una relación dellplJrente neutrlJlidad entre el trabajo y el ocio.Es el caso de la mayoría de los asalariados cuyasactivic:lades <le esparcimiento son independientesde su actividad profesional.

En un t,ercer caso, el trabajo y el ocio no sólo1lIItán. disociadoaaíno que se contraponen. EstaM1ación de oppaiclón consiste en elegir actíví­QlIdes de recreo diametralmente opuestas a lavilJlI. profesional, Por ejemplo, un exceso de actíví­dad en el trabajo seguido de una total ínactívidadduRnte el tiempo de ocio.

La mfluencia. que ej~e el trabajo sobre elOCio no. de naturaleza mecánica; no se trata deque cierto tipo de trabajo. engendre automática­mente una conducta de OCio que pueda definirsede antemllno. Hay ot!,'as variables que influyenen esa.conducta, de las cuales las más importan.tes son el nivel de escolaridad, la edad y el1U1IIIl de residencia. El nivel de escolaridad, delcutd depende en buena medida el nivel profesio­nal, ea un criterio tan significativo como la pro­flllli(m mi8Jlla. En una .amplia encuesta realiza<:laen la ciu<:lad de Annecy, J. Dumazedier muestracómo él nivel de instrucción explica algunas de1lI8 conductas de ocio que la profesión por sísolano podría justificar. Como en otros terre­nos, la educación y la formación inicial influyenprofundamente en la elección de las diversíones,Esto es más, frecuente incluso en nuestros días,ya que el lugar que se' reserva en las escuelaspara las actividades de esparcimiento es eada v•.

LASCOIllCEPCIONES DELOCIO

mayor. En la escuela, el niño puede aficionarse alos deportes. A tl,'avés de actividades que lo hacendespertll.l al mundo, o del tercer tiempo pedlllt:!,gíco, el niño puede famillariune con 1lI8 di8cipli•.nas artísticas, tomarle .gusto al descublimientode la naturaleza y buscar la manera de desarrqllutodas sus facultades mentales y físicas. Es tamobi~ e? la escu~ donde el niño puede aprendefa dIStribuir su tiempolibre, a olllanizane en fun­ción de un horario impuesto y de un horario mAslibre en el que predominan las activi!iades op_vas. Incluso ahí la libertad de iniciativa es' Nn,damental para que el .futuro adulto a,prenda adesarroUane con plenitud en las actividades IU".mente elegidas. ¿Cómo se puede dejar de cap..demr que la escuela debe preparar también alniño p~ vivir una vida cuyo éxito deperllKmitanto de la calidad de las diversiones y del~de implicación personal como de un tral:llúefatalmente. apremiante? No es una mera-~dad ~~ que la p~bra ocio, en griego, sfgnifiq,tlfItambién.educaeión. HlI.y aprendizajes que ace,.tamos míentras somos jóvenes; más tarde,lI\IrIqtlfIse nos ofrezc8l¡ numerosas oportunidades peacomenzar a practicar un deporte, a toCll.lunins.trumento musical" ya no queremos inieiar unanueva experiencia, ya no nos atrevemos a.enprincipiantes; ~ costumbres nos arrastriln. y laedad se nos eonvísrta en un buen pretexto. DesdeI~ego,la edad es una variable de suma importan,esa, "y con frecuencia se oye hablar de las dlver­siones de los jóvenes. Sin embargo, parece ser

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que esta wriable8l. menO!! d~anfA!de laClOI1ducta del ocio que elmedío socloprofelJionaldel que proviene elindividuo.De cualquienllllDe­_, hay ciertas diveraiones que son más c~te­rÍlIt\cas de la juwntud. ]j:n primer lugar, los jove·.... que no han ingresado a la vida profesional,disponen de mucho más tiempo de ocio que sus,mayo.s. Il:n segundo lugar, sUB diversiones no_ absorbidas por la vida familiar; esta últimaes a menudo una fuenfA! de diveraiones, pero tam­_ de otillllaciones. Como consecuencia, el\I8klr del ocio es mUcho más importante para losjóVeaes, 'Y no es poca la influencia que ejerce enel tnldicional "conflicto de lIlII8J:IICiones". ID'D!IjlIIrBe a ~donar una vida rica en pQlibilida·_ de ocio. la dificUltad para encontrar un tra­a.;o interesante, o slmplemente. un trabajo,expJic. en parte la rebeldía de los jóvenes-frenteal modelo que proponen sus mayores. La 8lJI1di­_6n de este conflicto es resultado del contras­te cada vez JDás claro, entre. las posibilidades de.". ... ..

ocio que se multiplican rápidamente (por ejem-plo. las numerosas oportunidades de viajar a un~. razonable) y la deava1Qrización de un tra­~ tiPificado.

Contrariamente a lo que ocurre con las per­tonas mayores, las actividades de relación o socia­les ocupan un lugar fuildamental en el ocio de10$ jóvenes. Lasreuniones y las díscusiones con loalIIllí.gOs constituyen la base del ocio de losjóvenes. ID cortejoamoroao y el baile completul88tall actividades sociales que son más espeeíficas

LAS CONCEPCiONES DEL QClO

de la juventud. Losdeportessepraetican tambi8llcon maYor intel18Ídadentre los jóvenes. & enl!l.siasmo reciente. por los.deportes individuilles.como la motocicleta o la patineta, demuestrlmque los jóvenes desean afirmarse en los depQrtes,por pocos que sean los medios con que cuentenpara ello. Sin embargo, al parecer 110 es adecuadohablat de conductas de ocio exclusivas de lajuvl!l1tud. Ciel'tamenfA! son los jóvenes q_.mejor represenlanla penetraci6n de los "....del ocio; pero ésta comprende dodls las.....ciones. ]j:n última instulcia, el eompo 'liade ocio de un individuo se explica más por susituaci6n familiar que por su edad; los jólllúlel sesujetul cada vez menos a la autoridadtvnl!W.Los cambios acelerados en la tec1lologíaiJllPOOllnuna rápida adaptación de lamentallclad. La.fami.lia ya no puede proporcionar por sí sola a losjóvenes todas las armas que necesitarán para •sertane en el mundo delmai'iana.

ID medio de los compañeros tiene ahota unpapel igualmenfA! importanfA!en la ed1IlcacióD delos jóvenes. A su vez, los jóvenes participe: en laeducación de SUB padres, sobre todo en lo quetoca a las diversiones. ¿Cuántos padres han vue­to a prsct1car un deporte o se han comprado Unamotocicleta por influencia de BUS hijos? La vidamatrimonial se combina con el ingreso a lavida profesional, con la cual se transforma radicill­mente Iá conducta del ocio. Se obeerw entorleeIuna decadencia de todas las diveraiones que noeetáIl centrada. en la vida familiar. Ahora son

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LASCONCEPClONES DELQCIO

lt!Uchoa los jóvenes qUe no aceptan este b$scoClIInPió en su vida de ocio y prefieren vÍvÍren\l.lli61l librea Il~; opinan que la unión libreles permite mantener cierta. libertad y autonomía'llIl'Susdiversiones. Los jóvenes no admiten sertl:ibutiuios de sus padres para organizar sus díver­sl0lles; y ya no aceptan tampoco ser totalmente·dépendientea de sus cónyuges durante su tíem­!lO'de ocío; Incluso, aunque el 70% de IIIs unío­

"Qa libres desembocan en el matrimonio, el espa­• de libertad que se ha creado así se mentiene.y _ diVersiones familiares'se enriquecen tambiénporóetecto de esta libertad mutuamente aeorda­

·díl,qú& e1/Íta~I "enéierro"en el núcleo familiar.,lA1 ~ntes evoluciones tienden a mostrar que,eftO eldllte una ruptura tan claraen~el com­pOrliluniento del ocio de un joven soltero 'tiel deQ1'lhompre casado.

COn la JUbÜ!tción, vuelven los tiempos en quesetillt1e una gran disponibilidad pata las distrae'~s. Qi.lizáslas conductas del ocio que más hanlWolucionallo en las últimas décadas sean las de• periodo de la vida. La reducción progresiva.ílala edad de jubilación, las fórmulas de pIéjubi­JaclQn. '1 Jubilallión "ala carta" permiten aprove­ehar este tiempo libIe en una etapa en laque se",mnjQVllIl y se tiene un estado de salud fWcay'mental satisf~torio.Las generaciones actuldesde .Jubilados han conocido el período de expan­si~ 'de las diversiones, y todos, en Dlllyor oln!Il1~ medida, han 'reálizado actividades de en,.tRltenimiento. La.jubilación lea brínda UIl!l P"l'i,+

bilidad de extender esas actividadea. Por últilJlQ,la organización de 181 diversiones para la •ha mejorado considerablemente. El envejeci­miento de la población de Francia ha hechonecesaria una medida social para brindar a clllseacada vez más numerosas una jubUación en con.diciones decentes. Yal mismo tiempo, el progréSOde la medicina ha puesto énfaals en los efectosbenéficos de las diversiones en la prolongacióndel proceso de envejecimiento.

Por esto la acción de 101 poderes públlcOll, yen especial de los municipios, en eaw campo hasido vÍgorosa. La c~ación de múltiples as.!leiedo·nes o clubes para la vejez ha fomentado el de"arrollo de las diversiones. En muchos CiBSOIl, eItlItacciones I¡an' roto el sislamiento en el que seencontraban los vÍejos que no tienen~ oque han sido abandonadOl por éata. Oontraria­mente a lo que se pensaba.Ios estudioa que se rea­lizaron en el marco de1_t demostraron que esrecomendáble practicar depottea,¡¡empreyCUlllb­do se adapten a las capaéidides de cada qUim•Asimismo, algunos municipios organizan ..fuera de los períodos escoiluu, a un costo bas­tante moderado. Quizá el elemento más sI¡nili.cativo del desarrollo del ocio en nuestra~sea la participación de loa vÍejoa en diversiOllilllvariadl!s y activas.

La última variable Fmportante que puede in.fluir en la conducta del 0CÍ(l es él lugar de _.dencia. !Al demanda de diversionea aumenta sincesat con la creciente urbáIlización. La ciudad es

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~ núcleo de desaftbllo. deleS diversiones; la granciudad ofrece una amplia gama de actividades deocio. Estas actividades sonpredominlll1tementeculturales -cines, teatros, exposiciones,museos­o bien casi todas son comerciales. Es en ~~ cJudades donde la presión de la publi­cidad y el llamado al consumo tienen su mayor"oto. Por otra parte, la gran ciudad ha reduci"do laspOlibilid~ de re«lizar actividades fisicaso. itJdusollCtiYidades de relación. Las activid...... lWD las más silJ1Ples, como lo,s paseos sehan WIllto dUicile~ en.el seno de la gran ciuch.a;los ...... de descl$Oyrecreo son notoliamén... etJtl8868 Y sueltn estar !D!I1 dlstribuidOll; él.._~ de in~ d.orijva es lDÍDimoen tI!lalll(meonleSn~d~es¡l.dvidades~aire libl,'e1lll8i DO Uieten aqUí, pQf fálta de áleesurcItfeonunasupetficill extensaydefácil·acceso.Las lIétividldes delelaciób también le desarro­

111m con diflcUltad en la gran ciudad. Alcon~- de lo quesuelll peD8lll'Se, Ja eiudad, más que~ a la ·sente~Ia~. La tobrepoblación en.fIIJltÜ1' el anoDÍmat&C9mo decía D, IUesman, la~Ji~elsolitaria.

La Yiaión de COlijuntono. debe eDJ:DMcarar las~1'Qooeeque ob!!taculiaan el del&rrollode ~divemjo~.• Lasdivemiones no pueden..... deleetilo global de vida del individuo. ,., el que 1lJ1P0Illl la gran ciudad es poco propiciopue,detenninadaa divel'Siones. Las molestias queí:ICliaionan la dificultad y la tardanza para traslIt­iIaJ:Ie de un lulllU' aQtro, elruido, IuaglQme~

LASCONCEPClQNES DEL OCIO iU

nes de. toda. el_, los rítmos. de vida vertlgihoaosque se imponen a la mayoría de los habitantell

.de Jas grandes ciudades, son bien conocidO&.Todas estos factores provocan reacciones de te­chazoálm~Qyconducenll1 aislamiento. EStareacción de rechazo,que es reforzada por la !atilallerviosa, predomina sobre la búsqueda de dMiír.mones compensadoras, que, por lo denJáa, sonpoeoaccesíbles, El fin deleDllU1a da Iase~la gran huida, para la IiberllCiónpaiquica·YfWR.de Unaopresión que se ha soportado duranw todala semana. Asf, el hecho de vivir en una ...ciudad o en. su periferia' ind\lOe oonlÍUllCl8 deocio tfpicaque,desde luego, hay que~de acuerdo con otras variables detemlin....que ya se mencionaron.

El caso de las ciudades de mediana impOlfíUt.cia es más dificil cietratar, porque loscon~nanUelltos debldÍlsal lugar de residencia "...­de una ciudad a otra y 110 lepueden~.La ciudad lI1e~ ene! peor de losclia<M>~reproducir las 1111~~ molestias de la arar. ciu.dad,sin oftecér la Dliama variedad de 1lC~­des culturales., "H¡Iy dOll factol!ll8 que mf1tl,yede manetllevidente en la conducta de ocio de loscitadinOl: Ia.situlli:iongeop:áfiea de lá ci"cil\d Jpolitlc:a delll\Uniéipio en materia de dj,¡do­nes·Lu,ciu~essiWll,daicel:Ca de Zog mttW:a­\e8 de ~aclón (e!.tnar, las montai\$a) ofrecende lIIltellllUlO una indudable ventaja. Perono t._DOll importante el dinatntamo de la polftitade la ciucil\d en Illatuia de dj,¡ll1'Ilioner- sobre

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62 LAS CONCEl'CIONES DEL OCIO LASOONCEPClQNES DEL OCIO 6.8

todo. la polftíca de urbanizaciím, en la medidaen que la ~ctica y la calidad de 1a& diversionesdllJlétlden del marco en el que se inscriben. Lospe&e0S'; que son una distracción importante para:los citadinós,. serán mucho más apreciados sihay calles eerrades a la circulación, si las casasmIlejan cíe1'ta e81idad arquítectóníce, El reservar4teas verdes disponibles para todos Gardinespiblicos. áre8ll de atracciones, zonlll de recrea­dbJl. etc.) contribuye a la calidad del ambientede 'rida y de las divemiones, a reJlerva de que+eapn.una amplitlld suficiente y se encuentren!:etcll de las zonÍ18 residenciales. Una ley delMinisterio del Ambiente y de las Condiciones deVidll impone, teóricamente, una superficiede .diez metros cuadrados de zona verde por cadaliJaf:iítante.Elambiente de vidllha ido cobrando taliI'Ilportancia.para el deearrollo de las diversiones,que son cada: vez más las personas que eligen suIlqar de residencia en función de las posibilida­.. J'llereativas que ofrece.

Ú1,itff/uencilJ del ocio en el trabajo

El «Umento del tiempo líbre y la intensificaciónde las diversiones influyen a su vez en eltrablljo.La~n entre ellnb8jo y el ócioes' de ClU\le­te\, dialéctico, si bien la influencia del Ocio lObEeel trabajo no es tan evídente como la que ejerce eltrabajo sobre el ocio. Hoy en dlll ya no Jlepuede disocilU: por cempleto el trabajo del ocio.

Las diversiones han penetrado el lugar detl:aba·jo. Los ratos "de ocío" marcan el ritmo de lajomada de trabajo. Las luchas sindicales pOr ell11ejoranliento de las condiciones de trabajo hlIIIpermitido, por ejemplo, que se multipliquen laspaUS8ll. Por su parte, algunas empll!sas se hanpercatado de las ventajas que podrían obteDeren términos de rendimieñto en el trabajo si cee­taran eónun lugar de e8pllJCim1ento. LotcolllUhde empll!sa cuentan ya eonoUna" de r8l1Dio".que no 1IÓlo se usa para actividades elndicaIAIl estambién un lugar donde la gell,te se reúne y ..cute, un lugar de descaI!so. Ai¡¡unaI .mptltiÍl'disponen t.aml)lén de cafeteríaa y, en ~iiIIcaaos, de bibliotecas, o incluso de árellS de juegoó campos. deportivos. cada vez \Iay másilmlla.cio~ de este tipo en las empresas Q en lIUlI ..cenías. Se conceden facilid_ de h01'lll'Hlaa losempleados en fllDción de sus oblipcionet.'"nas a la empresa, La ley q\l8 regula lasV8~y los permiaós de los trabajadores jóvenesa~za a éstos a se~ \ID CIll'sillo de ca¡í1ci~para impulsar Y ox¡anizar asociacio1\eB. Es~b1e que esta ley,seext)lmdll, tarde o temprano" alaS personas que deselllpeiian respOlllNlbilldadessociales en elsector de las diversiones.

Todos éStos factoll!s demuestran que el ocioya no se detiene, ante las puertas de la emPJl88ll.Esta penetración de determinadas acti~en el seno de la elllPll!sa J'llpeteute en el aII1f:iíen­te gelllml1 de ~a y en 1u relaciones entre losempleadoa de las diversas cate¡olÍU. La~r

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."jN LASCONCEPClOIfES !>ÉL 000

ptlIII6n en las mismas diversiones facllita1lla Illla­eiorleIJ pel8Onale8,.confiere clérta. flexibilidad yelimina la8 llep8laclones tajant28 entré 108 servi­cios. UIr mayor grado de 'relajamiento facllita·1a8ntlaclones y modifica las conductas que hasta elmomento se habían otientl1do exclusivamentehacia e! trablijo. tu relaciones dentro de la em­presa se ven ampll.adas y enriquecidas por nuevos'lIII\m'e1, que puedenllamf,1lle "lúdic08" por opo-·..iIU a los valores deltrab~o. OIJl,eJor aún,la~ónen las actividades propuestas por el~omité de empresa pemntea JDenlldo descubrir_ .. diveniones; uf, en"f4Un~ casos la em­PI"II ~peñaun papel ed«éativo en materiade~s.

La influencia del OCio solíté el trablijo puedeser aún más profunda. 1!ll de8l111.'OUo de18lI diver­siones y de la8li~es Ug8d8a a ell!UI propiciae! cueationamiento de un estilo de vida centradoen e! trablijo. '1\t~fén permite comprobar queexiste lo que poddalltolÍll8mar una verdaderaalergia al trablijo. Esta alelgi&se debe a que,mientru por una<parte_ re8l~~dadesmás nwneroJQ1 mbgmtifiCantes, ¡lor la olaseva ~ndo el &abajo .18petitivo y fasti·dIOso.JIte contraste, Cads; vez t11ás flaBrinte en la~ en que·se difUtideri las diversiones enCO\W las categorías de la población,explicaen patte las &iltitudes de bloqueo psicológico yde~ al trabajo.

Inie Ilaee ll!g1Jnoa afioa se obserVa un creei·• ., genelllI delos Ú1di4es di! ausentifD:lo.. de

LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 65

la8 tasas de mm oue,. y de la duración de 101paros. Esta evasión del trabajo no parece sermuy nueva, pero se ha acentuado visiblemente,abarca a un número considerable de jóvenes, ypodría llegar a amenazar el sistema de organiza·ción de! trablijo; más aún si se toma en cuentaque este rechazo al trabajo se combina con eldesempleo, que refuerza la tendencia a rechazarel trabajo como valor fundamental de la ex.isten­oía, En esta alergia de los jóvenes al trabajo inter·vienen varios factores: los jóvenes han nacido enuna sociedad de relativa abundancia; e! crecl·miento industrial, que implica el mantener joma.das largas de trablijo, no les parece un objetivotan indispensable como lo consideraban sus ma·yores, tanto más cuanto que tal c.recimientoproduce consecuencias graves en el ambiente y,por lo tanto, en la calidad de las diversiones.Además, los jóvenes son los primeros en preferirun aumento de tiempo libre a un auinento en susingresos.

El mejoramiento de la protección social conlae! desempleo garantiza a los jóvenes un mínimovital que les permite vivir prácticamente sin tra.bajar. Ahora se puede vivir en un estado de oeío­sidad más o menos completa, siempre que seacepte la situación de marginado. Esta margina­ción es más aceptada entre los jóvenes, porqueno se sienten como casos aislados, sino comoparte de toda una generación a la que le ha sidoimpuesta. Asimismo, los jóvenes cuentan conmuchas más posibilidades de ocio que sus mayo-

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LASCONCEPCJONJl8 DEL OCIO LAS CONCEPCIONES DEL OCIO 67

_; la ju_tud reple8ellta una edad de oro peralas diveuiollU (deportes, viajes, reuniones, ete.),eo-cuentemente, se retrua lo más pClfIÍble elmomento de BU incolporación a la actividad pro­.-0IIII1, que implica una ruptura en su estilo devida.

Por último, en términos más generales, las"tevueltu" de 1011 jóvenes, que en Francia culominIlron en mayo de 1968, se traducen en unrechazo de la ideología dominante, Y a la vezencuentra BU expresión natural en la puesta endillcusión del valor del trabajo y en la elaboraciónde una cultura alternativa. El desempleo, queafecta especialmente a los jóvenes, no ha hechoamo acentuar esta situación al marginar incluso aaquellos que no lo desean.

Muchoa ió-, cuando encuentran trabajo,se niegall ain embargo, a entrar en un SÍltemadefinitivo'que reduzca BU tiempo de ocio. Pre1ie­DI1 empleos de medio tiempo, o bien alternanperiodos de trabe,jo Y de inactividad. La multi­plicación de los empleoa por un período de!!mi·tallo y la ex1ensión del trabajo por tempollldasfommtan un estilo de vida basado en la precarie·dad del empleo.

Al lado del trabajo oficial, BUjeto a normas ypermanente, se va desurollando poco a poco un_tema de trabll,jo por temporadaa, generalmenteen condiciones Degales. Toda una red para1eIa detrabajo permite a los jóvenes trabajar cuando loJman y mantener una gran diapoDibilidad plIIaIDa actividades de espa1CÍmiento. Se produce.í

un cambio de valores sociales: se da preferencia alas díversíones, y el trabajo pasa a un plano se­cundario. Esta actitud de cuestionar el trabajoen su forma tradicional no sólo se observa entrelos jóvenes. Son muchas las personas que encuen­tran posibilidades de realización personal en BUS

díversíones y que soportan cada vez menos larutina de un trabajo uniforme y permanente.

No es raro que opten por un trabajo de mediotiempo y menor remuneración o que decidan toomarse un año completo para dedicarse a BUS

actividades de esparcimiento favoritu. l!ln losEstados Unidos, algunos profesionales Jis~tan

ya de un año completo de libertad cada sieteaños, con goce de medio sueldo. El SÍltema delaño sabático tiende a generalizarse, aun cuandono se haya instituc:ionalizado como en 108 Eata,.dos Unidos. Algunas empresas en Francia conce­den facilidades similares a sus empleados, bajo lacondición de que lo justifique un determinadoesfuerzo de formación profesional. En el fondono se trata sino de una extensión de la ley de1971 sobre la formación permanente. La necesi·dad de poner al día 1011 conocimientos y de reali·zar operaciones de reciclaje o de readaptación sevuelve cada vez más evidente con la aceleracióndel proceso tecnológico. Como consecuencia,puede preverse que se alternarán con muchamayor frecuencia las fases de trabajo activo conlos períodos de mayor disponibilidad para laformación profesional y para las distracciones.

Sin duda alguna, el desarrollo de las divel8Íones

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66 LAB CONCEPCIONES DEL OCIO LAS éÓNCEPCIONESDEL OCIO 69

blIll1odificado la concepción del trabll,jo. El tra­bajo ya no es un fin en sí, excepto para una mina­ría de personas que encuentran suficientes satis­f8ccriones en el ejercicio de su profesión. AhoraeHrabajo se concibe más bien en función de losnte<lios que proporciona para un disfrute óptimode las diversiones. Los medios materiales no son108únicos que entran en juego; al elegir un traba­jo ,se toman también en cuenta la posibilidad delijI.tstar los horarios, la calidad del ambientede trabajo, la proximidad de un lugar de descansoy recreo.

Un hecho significativo: si antes se juzgaba auna. peIllOna en función de su empleo, ahora eltrabajo. ya no es el único marco de J.'efeJ.'encía del.éJdto social. La manera de disponer del propioj¡iempo Jibre y el desarrollo individual en el ocioSOn .igualmente importantes. Los resultados deun sondeo dé la SOFRES realizado en octubrede 197810 confirma: el 56% de los franceses otor­ga una mayor importancia al éxito en su vida

. privada que al éxito en su vida p~fesional; estepOrcentaje es todavía más alto en las categoríasmásjóvenes de la población, en las que sobrepa­sa el 60%. El éxito no sólo depende del nivelde vida; la calidad de la vida tiene un papelfundamental. "ser más" es ahora tan importantecomo "tener más".

Es ilhposible, por tanto, ignorar la influenciaque .ejercen las actividades de esparcimiento so­bre el trabajo, si bien es menos evidente que lainfluencia del trabajo sobre ellas.

LA RELACtON ENTll.E EL TRABAJO Y 1!L OCIO EN LasPAisES DEL EsTE

Es. muy interesante comparar la concepción delOCIO en las sociedades capitalistas industrializa.~ con la que prevalece en las sociedades so­cialistas económicamente desarrolladas como faUnión Soviética.

En ambos casos se define el ocio en relacióncon el trabajo. Pero en las sociedades liberales seconsidera el ocio como opuesto al tlabajoy ~las ~ociedades socialistas, por el contrario,seeonsidera a ambos estrechamente re~aados

entre sí; ~stán Jigados a un mísmo objetlvo. LOsd.os. contribuyen a la realizaqión del hombre ~;C1aliSta y ambos participan en la' construcci&1dela futura SOciedad cOlnUnísta, en la que se con.fundirán trabajo y ocio. En la práctica, el oCioocup~ un lugar secundario con respecto altrabaJo. El objetivo principal, tanto en las socie­dades socialistas como en las capitalistas, es el'desar;ollo de las fuerzas productivas; el valor deltrabajo, por lo tanto, es fundamental. Tambiénel OCiO debe servir a los objetivos de desarrolleeconómico; porque el tiempo de oció permite larecuperación de.la fuerza de trabájo, e incluso elacrecentamiento de ésta con el aumento del tiem­po.Ji.bre. Por esto el ocio gira en tomo atadaac~Vld~~ que estimule al trabajador y lo llagamas efícíenta en el ejercicio de su' profesión. Lafunción principal que se asigna a las actividadesde esparcimiento es la de adaptar al hombre lo

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79 LAS CONCEPCIONES DEL OCIO LASCONCIIl'CIONE8 DEL OCIO 71

tnejor pOllible a su trabs,jo, mejorar sus aptitudeS'Y su rendimiento, hacerlo más productivo. Elocio es literalmente una "reserva de productivi­dad", También el tiempo de ocio en los paísessocialistas se cana1iza con miras a acrecentar elrendimiento en el trabs,jo y mejorar otro tanto

. los resultados del sistema económico. Es ssimis-1110 una de las funciones que cumple el ocio en.las sociedades capitalistas, ya que ei tiempo deocio es un tiempo privilegiado para el consumo,io que a su vez estimula el sistema productivo.

Consecuentemente, las actividades de esparci­míento que más se fomentan son aquellas quecontribuyen a la formación profesional o a laideológica. La formación profesional permanentese lleva a cabo en el propio lugar de la empresa, obien en la comunidad donde vive el trabajador,bajo la forma de cursos nocturnos. En teoríaestos cursos son optativos; el trabajador tieneia h'bertad de tomarlos o no. En este sentido, sepuede hablar de actividades de esparcimiento.En la pláctlca, al trabajador se le Invita con insis­tencia a participar en ellas, y se ejerce sobre éluna fuerte presión social para que viva sUS diver­siones a la manera socialista. Asimismo, se propo­nen cursos de formación ideológica, destinados areforzar la conciencia social de los asalariadosfrente a su trabajo. En términos más generales,se aprecian todas las diversiones susceptibles deinfluir de manera positiva en la cohesión social;el ocio se considera ante todo como una prác­

.tica colectiva. Por oposición, las diversiones

que suponen UDll paictica Individual o Inclulo fa·miJiar no gozan de la misma cOlUlideración. Ade­más, existe una verdadera jeruquía de las diveI'­siones en función de 111 utilidad aoci8l. En lasllOciedades liberales, se advierte igualmente unajerarquización de las diversiones que desca!!8p enla división en clases sociales. Se aprecian lasdiYer­siOIES elitistas que practican las categoriu socia­les más cultas. La jerarquía que enconu-a-.por ejemplo, en la Unión Soviética, tiene un ea.rácter opuesto a la jerarquía de tipo 1iberaI. yaque pone en primer lugar las prácticas coIeeti•••

He aquí un ejemplo de la claaificacióa de lasactividades de eIIp8l'CÍDIiento en la UR88:

1) actividades sociocu1tulalel;2) estudios y f(",nación pro_anal;3) repollO(dl!llCllD8O, paseos, etc.);4) repollOcultural (televisión, radio, cine);5) lectura (literatura, periódicos, reviatal);6) educación de los hijos;7) guatas personales, educación fwrea, depor­

tes.

Los gustos personales, la realización del indiVi­dua en la práctica de diversiones personalizadas,se encuentra en último lugar. Por el contrario, lasactividades de socialización y de formación sonlas primeras que se citan. Aquí se adviertecómo una ideología fundada en el trabajoy en la valoración de las prácticas colectivas con­dleloDa la orpnización de las divemiones. Sin

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LAS CONCEPCIONES DEL OCIO LAS CONCEPCioNES DEL OCIO 73

émbargo, esta organización autoritaria de las di·versiones no ha contado con la adhesión que seesperaba por parte de los soviéticos, y tampocoha logrado democratizar realmente las pllÍcticasdé esparcimiento en la URSS.

En primer lugar, los horarios de trabajo no sehan teducido tanto como se había previsto. Enla Unión Soviética se cometieron los mismoserrores de previsión que en las sociedades oceí­d~tales; ahí, como en todas partes, la reduccióndel tiempo de trabajo quedó en el plano de las es­.~ y los discursos. El trabajo complemen­tarlo, y en especial el que se realiza en condicio­nes de Ilegalidad, está todavía más generalizadoque en las sociedades occidenta1es. Un nivel devida no muy elevado y lo gravoso de la reglamen­taCión del trabajo legal explican el hecho de quemuchos obreros prefieran dedicar su tiempo li­}lte a un trabajo complementario y no a las di­versiones. Las actividades sociopolíticas (reunio­ne. sindicales, cursos nocturnos, etc.) ocupan uniUgar mucho más importante en los países delElite. Pero es muy difícil saber hasta qué puntoresponde la participación en estas "actividadesde esparcimiento" a una obligación o a la libreelección. Además, se observa que estas activida­des sociopolíticas se encuentran en una claralllgresión y que ocupan un lugar cada vez menoren el tiempo de ocio. Han perdido terreno enbeneficio de los entretenimientos más individuali­Zados, como la televisión, la práctica de Undepor­te o el turismo. Además, es evidente c¡ue las

prácticas de esparcimiento de los soviéticos ."1las de los occidentales se parecen cada vez másentre sí. El alza general del nivel de vida y lamultiplicación de los bienes de consumo no lui~

cen sino ampliar este fenómeno. El paso a lasociedad de consumo ha traído consigo una ma­yor individualización de las actividades de esparcí­miento que es más .marcada en las grandesciudades. Esta mayor individualización pone en­evidencia las desigualdades entre las práctiCas deesparcimiento en función de las categorías~.les. Si bien es justo decir que estas desigualdlldesson mucho menores que en las sociedadés l1bll­rales, no están menos presentes que en ellas,ao-'bre todo en lo que toca a las actividades cultura­les. Si se toman los dos extremos de la sociedadsoviétiCa -t-Ia intel/igentsia, por una parte, y losobreros, por la otra- se observará que esto.últimos cuentan con cuatro veces menos actividíl~

des artísticas que los primeros. EncontraIl1os unadiferencia análoga en las distracciones intelectua­les como la lectura.

Como conclusión, se puede decir que las dIiJ.tracciones de tipo occidental se están desarronan~

do rápidamente (como el uso del automóvil par-:ticular, por ejemplo), por lo que el modelo socia­lista de empleo del tiempo libre y el de las socie·dades capitalistas se parecen cada vez más entre sí.

Esta tendencia se opone a las prácticas de es­parcimiento más colectivas (actividades de tiposocial), y pone en evidencia las disparidades en laintensidad de las actividades de ocio elegidas,

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'14 LAS CONCEPClQNE8 DEI. OCIO

disparidadel¡ que en realidadencubren las desigual­dlides sociales que subsisten.

Esta convergencia que se observa en las prác­ticas del ocio se inscribe en el marco general dell\9ll1'C8IIliento entre los elItil08 de vida del Este Ydel Oeste. La multiplicación de los intercambioseeonómicos entre ambos bloques y la primacíaqué se otorga a los teIU1tad08 económicos deUIl8 y otra parte, implican fonnaa de organiza­Qón social cadavez más similares.Este principiode prlnra a las influencias de la cultura occi­dental, que se advierte en el Este, refuerza esta~ hacia la homogenei?JtCÍÓn de 1()S aiste­..sociales.

11. LAS FUNCIONES DEL OCIO

HA y M UCHAS concepciones del ocio; sería inútiltratar de encontrar una que tuviera una acepta­ción unánime. El significado del ocio varía de unpaís a otro, e incluso de un individuo a otro. Estoes normal, y también deseable, ya que el ociodebería representar ante todo el espácio de Uber­tad de expresión propia de cada individuo. Lasgrandes bases objetivas que se han destacado,como el acrecentamiento del tiempo libre,. laevolución de la naturaleza del trabajo, las catego­rías sociales, la edad o el nivel de escolaridad,sólo explican en parte las conductas del ocio. Éstasno se pueden reducir a una cadena de determi~

nismos sociales que actúen en forma mecáni!3.Cuando mucho, se podría establecer una ley deprobabilidades de las conductas del ocio, toQlllll­do en cuenta toda la parte de incertidumbre ía­herente al ocio, que no es sólo un hecho socialsino un hecho humano.

Independientemente de las diveJ:llaa concepcio­nes que puedan tenerse del ocio, éste cumpleuna serie de funciones que se encuentran entodas las prácticas del ocio, No se trata ya de sa­ber qué es el ocio, sino de saber a qué necesida­des responde en el plano individual, en el socialy en el económico. Por eso haremos ahora una

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76 LAS FUNCIONES DEL OCIO LAS FUNCIONES DEL OCIO 77

distinción entre las funciones psicosociológicasdel ocio, sus funciones sociales y, por último. sufunción económíca,

LAS FUNCIONES PSICOSOCIOLÓGICAS DEL OCIO

El ocio cumple funciones psicológicas obvias.Si bien no ofrece una compensación total frentea la vida de trabajo, no por ello deja de producircompenaaciones parciales que son esenciales parae1equilibrio psicológico del individuo. J. Duma­Udiet ha identificado tres funciones: la funciónde descanso, la de diversiÓn y la de desarrollo.

La función de descanso

Ea la primera función del ocio, y quizá la másnecesaria, en el sentido de que sin la recupera­ción de la fatiga nerviosa y física no podría ha­ber ocio; El descanso significa a la vez un reposoy una liberación: un reposo reparador despuésde la acumulación de las tensiones y la fatiga deuna jomada de trabajo; además, la liberaciónpsicológica de los condicionamientos y lasobligaciones que pesan sobre el individuo; tam­bién la liberación de las obligaciones que emananno 8ólo .del trabajo, sino de múltiples tareas quehay que realizar por necesidad o por deber. Lapsicología del trabajo ha puesto en evídeneíatodas las fuentes de tensión nerviosa' del trabajomoderno. A la fatiga física del trabajo del pasa-

do ha seguidola fatiga nerviosa del actual. En la in­dustria, el trabajo en cadena engendra una seriede problemas de conducta bien conocidos. Untrabajo unifonne y repetitivo, una falta de mo­vilidad física debido a que se trabaja en un l\lgarfijo, una falta casi total de comunicación entrelos trabajadores, la rigidez de la autoridad jemr.quíca, las múltiples molestias provocadas por lacontaminación ambiental y el ruido, son losprincipales factores que generan tensiones y e_peración de todo tipo. El mejoramiento de lascondiciones de trabajo pasa a segundo tétmtnocon respecto a los objetivos de productividad. Laergonomía es una ciencia que está en pafiales; BiD:embargo, algunas empresas han comprobado quela productividad y el mejoramiento de las condi­ciones de trabajo no son de ninguna manera con­tradictorios, sino todo lo contrario. Una oq¡ani­zación del trabajo que tome más en cuenta laadaptación y las aspiraciones de los trab.do!llllpuede incrementar el rendimiento de la emplllsa,reduciendo las tensiones en el ambiente. Estopresupone que se realicen, como en los países es­candinavos, estudios a nivel de las empresas, Q\leen una primera etapa son necesariamente impro­ductivos; también, que se venza el peso de la coa.lumbre y se acepte un período de reorganización,cuyos efectos suelen ser negativos en un príneí­pio, y sólo después de un tiempo son "rentables".

Se diría que en el sector terciario, hasta ahoraprivilegiado, las condiciones de trabajo no sólono han mejorado, sino que tienden más bien a

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78 LAS FUNCIONES DEL OCIO LAS F\JNCIONES DEL OCIO 79

empeomr. El trabl\io de oficina se asemeja cadavez más al trabajo industrial. Las funcíones sewelven mecánicas; el trabajo, incompleto y re­petitivo, y el asalariado ya no es más que un sus­tituto de la máquina. Esta evolución se adviertemuy claramente en determinados sectores; losprincipales afectados son los empleados de ban­COS, los de las agencias de seguros, los de la segu­ridad social, e incluso los de correos. Antes deuna fase de automatización más completa, con laextíllUlión de la burocracia, los trabajadores delsector terciario quedarán inscritos en un procesode racionalización de la producción de los servi­cios, en los que su intervención estará casi total­mente tipificada.

El trabajo no es la única fuente de tensión yde fatiga nerviosa o física. Varias encuestas handemostrado que los franceses son más sensiblesp8Ícológicamente a ias molestias fuera del tiem­po de trabajo. La fatiga que resulta de los trayec­tolI largos y lo poco práctico de lostransporiesocupan el primer lugar. Tanto más cuanto queen las ciudades el tiempo que se emplea en eltransporte tiende a prolongarse con la disocia­ción cada vez más tajante entre el lugar de traba­jo Y el lUgar de residencia. Una encuesta realiza­da en octubre de 1979 indica que el 28% de \aspersonas que residen en los suburbios de Paríspasa más de hora y media al día en los trans­portes. La impaciencia y el nerviosismo surgendebido a los múltiples embotellamientos de trán­sito en \as calles o a la torpeza de los servicios

administrativos-, Estas horas "perdidas" fuera deltrabajo resultan todavía más pesadas que las ho­ras de trabajo. En efecto, el trabajo se consideracomo una presión obligatoria, mientras que eltiempo que se pierde fuera de \ashoras de traba­jo. se resiente como una presión gratuita, comouna verdadera usurpación del tiempo de ocio;por esta razón resulta menos soportable que lapresión debida al trabajo. Si bien el tiempo detrabajo tiende a disminuir, el tiempo cargadode presiones fuera del trabajo va en aumentoi, Esteaspecto del estilo de vida urbano hace másneee­sarios los momentos de descanso, a tal grado queel descanso como sinónimo de reposo suele lIér elprincipal componente del ocio moderno, AhOJa'bien, son precisamente \as otras dos funcionesdel ocio (diversión y desarrollo) las más suscepti­bies de favorecer el pleno desarrollo del individlloen sus actividades de esparcimiento.

La función de diversión

La diversión complementa el descanso; le da lIJlcontenido más dinámico. Porque el trabajo y elestilo de vida urbano no sólo engendran lafatiga nerviosa o física; el tedio y las depresionesparecen ser todavía más simbólicas del mundomoderno. La prensa refleja en gran medida el"dolor de vivir", que afecta especiahnente a losjóvene$. La rutina, la monotonía, la vida centra­da en el transporte, el trabajo y el sueño, expresan

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80 LAS FUNCIONES DEL OCIO LAS FtlNCl:ONES DEL OCIO

esta dificultad de la: vida diaria; como si la vida seredujera a una serie de obligaciones cotidianas queno pueden compensarse con la evasión por mediodel consumo. Por esto todas las oportunidadesde divertirse cobran tal relieve y son tan indispen­sables. Por medio de la diversión se realiza laverdadera ruptura con los ritmos insensibilizado­res de lo cotidiano. Divertirse sígniñca literal­mente hacer algo para obtener diversión; encon­centrar la manera de olvidar por un momentoel tedio, emprendiendo una actividad lúdica. Ladiversión es también lo más cercano a la defini­ción del ocio. El ocio y la diversión suponen la bús­queda del placer, del bienestar. Encontrarse a1UItO, vivir de acuerdo consigo mismo, sin frenarlas inclinaciones naturales, tal era la moral de loshedonistas. Ésta es, en parte, la ética del ociomoderno y de todas las formas de divetsión a lasque está ligado. El desarrollo actual del ocio en­traña la reaparición de esta moral del placer. Pla­cer rechazado durante varios siglos por la éticadel trabajo que ha condicionado, y sigue condi­cionando, todos los valores sociales.

liemos visto cómo la ética protestante habíaprep.-ado el terreno para esta ética del trabajo alcondenar las diversiones y la ociosidad. La ex­tensión del ocio en las sociedades modernas haido restando validez a esta ética del trabajo. Lacoexistencia de estas dos éticas -una, puritana,y la otra, hedonista- da lugar a conflictos.

Contrariamente a lo que pensaban todos lossociólogos o futurólogos, el ocio no hace que el

trabajo se colllidere más aceptable,sinoqueclU$­tiona los fundamentos de la moral sobre la quedeseansA. El ocio moderno -esto es de sumaímportaneía-« genera a su vez una Jll.olll1 hedo.ta, susceptible de transformar nuestros estilos devida tan radícalmente como lo pudo hacer la ..&o

volúción industrial del siglo XIX.

Dentro de la. diV!ll$iim encontramos asinliIlJlOola <!ín:tensión del jllegl). ~ juego es también unaspecto furldamentaldeloció. Los juegos detodo tipo son los instrumento. esellcl...p$'& laliberaci6n de las temiones yde los bzlpulllOll re­prlmidos por las reglas que seimpo*aLlIldM·duo en su trabajo y enls mayoría <te las CClIIdUll>­tu de la vida social. Aristóteles había .,-ila1lIltQya la importancia del juego al establecer que tie,.ne una función catártica.' Los espectadOllíl! seunÍllll al juego de los actores ~gos de tal. mane­ra que vivían integrjlmente la tragedia que se 18estaba presentallQo. De esto resultaba lID feni.meno de 1iberaciónP9r·11W.dio de lo in:taglnadQ, yde resolucíén de l~s :eonf1ictos en la rep¡:esen.~ión teatral. ~la' misJna función que dit"""peña el teatrj) moderno, y más aún el cine Elespectáculo permite a la vez liberarse delilllhé_de lo. cotidiano y evadirse hacia lo imaginario.p~ también crea la ilullión de que el_'"d(lmi/lll la situaci6n que está viviendo. El cinecomo cppia de la realidad engendra la ilusión de

• Catarais: ljteralmente, liberación delaetiilisinteriof'~

liberaci6n de l08lmpu1ll<>l.

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que *Ita tealidad se IOmete a la voluntad delhombre, a la del director. El eapectlÍCUlo da laimpresión de burlarse de III realidad que nosoprime cotidianamente.

El juego no se limita al espectáculo; es tam­~ por ejemplo, la pertícípacíón activa en undeporte. El practiear un deporte es unaposIbili·dad de Iiberacl6n física y psiquica; überacl6n enel sentido de que es un acto gmtuito que consti·tuye su úmca finalidad. Al contzarlo de lo queClIlUrIe COIl el trab1l,jo, que debe servir 11 ser útilplltlI elproceso de producción, el deporte no tieneninguna utiüdad preciSll~es una desc~gratuitade 'lllIflqÍa. La actividad lúdica, el ocio, suprimela preai&n de tener que alcanzar un resultado·~ a -toda costa. En las diversiones, se!lQJllé. uno 8610 a 118 rellluque elige y que le... nec: ",riM .pQl qbtener el resultado que leha ftjado. Nó haypresl.onee,no hay obligaciones.111 '''que lnterileran c:()neaaelecci6npelIIOnal...ello el JUllIlo, como sinónimo de divellibn,

es una de las funciones esenciales del eeíe, S1IlIprincipales CIrllCteriatieas son. en resumen; lassiguientes: la ~6n de un mundo dep.onesdonde te. mi.I iltlPorteI'lte es el rendlmioto y elresultado ~laliberaclónde las llelsfoneeen un .~ 111.0 en el cual se tiene controlde las l'e&Ias y se acepta ,ubremente; el ser'unaforma de bUJlallle de la realidad, transfOJ:lllb¡dó­la en un 8l!¡)ectlÍCUlo en el que se mueven los hí­los de la 1Iilia misma.

Por último, la divellión fawrece las rela<:ionee

LAS FUI'I1C1ONES DEL OCIO

sociales; La mayoría de los juegos son de caráctercolectivo. Los juegos suponen Un lntercembiodentto'de un grupo, en Un equipo o en el senofamilia!\ Por lo demás, el placer esencial provienede éste intercambio, de esta comunicación.Aquello de que 101 verdaderos placeres Ion sielftopre placeres compartidos tiene mucho de cieM.al grado de que InUchas veces el juego es sólo unpretexto para enriquecer las relaciones afecjivaso soclales. El jullllo lirve de estImulo pQl lasrelaclones interpersonales dentro de un ~,El bien sabido que los deportes. lli 'OMeoslos excesos a que pueden dar lugar; lOIt~,tes medial para la relacíén 1I0CÍlí1. t.ds jóvenesque participan en actividades deportiviíi relillUDel aprendizaje de la vida soeíal mucho más JApt.<damente. En los deportes.. aprende el x'"yla sujeción a una. meta común, la necesilÍiu.l deacepar relllu colettlvas, el sabor del eshMocompartido. Támbién puede señaJe_ que losadultos que prectiean un deportee~ (lamayoría de los deportes Ion colectivos en unafOrma u otra) se i'elaeiODan fácllmelM.... su­cede con la mayoría de 105 juegos;~ losjuegos frecuentemente criticados; ll'omO' el pmu,tienen cuando menos él ~rito·detawn.. lasrelaciones socialel y el interoambio cuYIi funciónva mucho más allá de lalbnple~ enun juego de azar. El juego facilita igualmentelas relaciones sociales. al restañe importancia a lasdivisiones jerárqUiCas sociales; muehM juegos~ten un interoambio entre peIIOrl8S que no

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84 LAS FlIN<llONES J)Il¡L OCIO

pertenecen ala misma. categoría .O!llal. El juego~~r una oportunidad de-salir de un medip8GelaI. estrecho para penetrar otros uniylll:SOll so­ciales, otras conductas, otras creencias-.~do~ipan en un mismo juego, aquellos que enlil.t'.~ de trabajo esUn separados o no se cono­qen ~ reúnen. Por supuesto, algunos juegos sonun .94istintivo de una categoría social dada.

.Pe~ son m,áslos que desempeñan ahora una fun-ción contrsria. Si volvernos al ejemPlo del depor­te, nos asombrstá la velocidad a laque se estándélílOCra~dociertos deportes tradicio~en­tlI_rvados a una éUte. El tenis es un ejemplonot.bIe; 10 mismo sucede con la regata, el esquí., Já eqUitación.

hJ función de desarrollo

:s.ta 6ltima función del ocio es la més ambiciosa,la que se presenta con menoe frecuencia en lasactividades de esparcimiento y la menos extendi­da. la la • ambiciosa, porque supone que des­pués de lll18 AOJ:llB de trabajo el individuo tíenllaún IIlficienlle ,nergía como para dedicame aactividades que pUedan formar.parte de'.su des­arrollo in~tu.al,.artísticoy físico. Y es la me'nos "_dida, ya que depende en parte de laeducación y del nivel de escolaridad el que se~ o no superación personal. Asimismo, esla mÚ "compensadora'Jen relación con eltra'"-10, LaI dos 1unciones anteriores -dedescllAlO'11 de diYemión- representan mú bien una eva.

LAS FUNCIoNES DEL OCIO &6

si6n por medio del ocio. La búsqueda de undesarrollo personal "compensa de sobra", po­dría!JÍol decir, los efectos negativos del trabajo.No se.define como la extensión del interél de unindividuo por lo que lo rodea; supone una bús­queda dlnánlica de todas las actividades que pue­dan contribuir al délarrollo físico y mental:Jmefecto, es raro, si'no imposible, que uno puedaexplotar todas sus potencialidades y aspiraclo11Aléen su trabajo. Un trabajo, cualquiera que ~1t,1l­

mita siempre la expresión completa de III ~",nalidad; sólo desarrolla determinados .plcltóse inevitablemente implica otros queanulÍln•En su función de desarrollo, el ocio pelllliteéie",ta polivalencia dentro de cada individuO, a fh1 deevitar las atrofias físieas o intelectualesqt'1e ••gendra un estilo de vida unidimensional. POre~.el ocio debe fomentar las actividades de afiéiórla~

do, en el mejor sentido de la palabra, por oposi"ción a la vida profesional. :El aficionado es _que encuentra en determinadas actividades noprofesionales la oportunidad de délarronlÜ' supersonalidad en forma complementaria.

las actividades de eSparcimiento creatiVllll (lapintura, la música, la éxpresión corporal, etc.)generalmente son las que aportan la méllima sa­tisfacción en el desarrollo de la personalidad. YIihemos mencionado el extmordinario entusial!lrltpor los quehaceres de bricolage, que suelen estarligados a la adquisición de una casa de descanso,Esto demuestra la necesidad de creatividad en elocio. Asimismo, los cursos de expresión artística

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LASFU!'lClí>NES DEL OCIO LASFU!'lClONES DEL OCIO lI'l'

QJgllDizados por IllllUnos municipios encuentranun público cada vez mayor. El aprendizaje auto­didáctico está cobrando auge con todos los me­dio&. modernos de aprendizaje en casa: cursospor correspondencia, televisión educativa, fQr·maoión profesional voluntaria. Son muchas las¡MIrSOnas que sienten la necesídad de continuarcm a\I tiempo libre la formación que adquirierondurante ll\I período de educación escolar. Tantomás cuanto que los conocimientos se vuelvenlIntleuados a una velocidad cada vez mayor por111.0 desarrollQ de la tecnología.

La formación permanente ha institucionaliza·40 esta necesidad de profundizar en los conocí­mliNlto~: prob!1blemente en un futuro próximocobruá. maY~l importancia; los períodos de foromación Sf!l'án~ frecuentes, más lallloS y másdiversificados. Entral'án en la esÍera del ocio amedida que el trabajador experimente por símilImo la necesidad de Una formación continua, elije, el momento para dedicarse a ella.

La función de desarrollo que el ocio cumple..una influe,¡cia importante en la esfera del~namiento. Pwfesionlll de1 trab!1jo, yllimblin permite, adquirir un mejor dominio deIiite:. Obviamente,1aa tres funciones psicológicasdel Cldo que se mencionaron no se excluyenlIbllIIa otras. En general se encuentran en la ma­,aria de las actividades de esparcimiento, en dis·tintupwporciones.

L.\.s FUNCIONSS SOCJAloSS DSL OCIO

Aparte de las funciones predominantemente psi­coló~ el ocio cumple otras que se puedenanalizar a nivel de la sociedad en su conjunto.De és~ solamente trataremos tres de las musignificatwasdelocio como fenómeno social:la función de sociabilidad, la simbólica y la tera.péutica.

La (unción de sociabilidad

Las condiciones del trab~ moderno, la UtbeJü..zación intensiva y. el hábitat vertical han tlaídDconsigo una'disminución de las relacio_ .ocIa.181. Ninguna sociedad ha getlerado jamú taDksoledad. La división del trabajo y el eltaeilO deespecia1ización que reIU1ta de ella hane~cido la comunieación interpenonal. La ~ciudad separa y aÍlla a la gente, en vez de~la, como sucede en los pueblQS. Las flJneio..colectiVas de antaño se han individualindo. Laproducción en serie de bienes de consumo haimpuesto un estilo individual de COlllUmo. (Seprefiere el auto Illtransporte'co1ectivo; lala'Vlldo­ra, a los lavaderos comunes, ete.) EvidantlmJente.las actividades deesp8rcimiento hUI seguido"evolución general: suelen tener poco de co1ecII:i.YO. Se pasa la mayor parte del tiempo libre en elsenofamillar. Es la familia, ante todo, la quecumple la función de las relaciones aaciales delilldividuo en sus mtoa de ocio. Las principslet

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88 LAS FUNCIONES DEL OCIO LASl'UNClONES DEL OCIO

actividades de esparcimiento familiar 1I0n: el in­tatcambio en Iás relaciones, la edueacíónde 1()Shij08, la televisión, Iás vacaciones. Sin eini>argo,tembi~n. la familia, que sigue siendo el prlncipalpalo afectivo y de relación, ha sufrido una evo­lución que ha afectado su función social. Ya noes, oomo antes, el medio donde se produce el in­teroambjo entre generaciones sucesivas; la. granfamilia que reunía a tres y cuatro generacionespráeticamente ha desaparecido. El estilo devida urbano-industrial la ha reducido a su dí­Diénaión nuclear, donde sólo conviven dos gene­_0_: los padres y los hijos. Paralelamente,la tasas de fecundidad han diamihuido notable­lII8Bte, y ya no hay garantía de estabilidad de­IJlPIritica. El rápido aumento del trabajofeme­.libio hace el núcleo fllmiliar aún más frágil, sobretodo en lo que toca a su función educativa. Losjovénes tienden cada véz' más a abandonar.eJ, núcleo familiar y a poner en tela de juicio• modelo de familia· que tampoco es más~uecedor que antes. Todas estas presionesHbJ:& el modo de vida familiar tradicional hacenpensar. que la familia perderá progresivamente su'inlluencia y que ya nosem más un ambiente prí-'vilegí&.do de sociabilidad durante el tiempo libre.Pero si bien es cierto que la familia modema yano desempeña tantas funciones como anterior­mente, no por ello ha perdido su preeminencia,pOrque no ha habido una estructura capaz deremplázar a la faDrllia. El desarrollo de las comu­nidades sigue siendo limitado e implicaUDll

marginación que los jóvenes generalmente noaceptan por mucho .tíempc. Los amigos,los glU'1'0$ de llInÍllos, representan a menudo una granfamilia preferida a la fámilia original; pero suinfluencia no es perdurable; se trata, más bien,de una iniciación en la vida comunítaríaque losjóvenes abandonan. npidamente para fOlll;1llrlas parejas tradicionales. Todas las encuestasq(lesé han efectuado con jóvenes prueban qúelafami~ sigue siendo para elios un valorflm",mental; coinciden, además; eriotOliar' Ultái~'dente prioridad al éxito de la fami1iaque ellosmismos han fundado, antes que a su ptOpiobi·to en el trabajo, por ejelílplo.

Así, pese al debilitamiento de su furicióntrJ¡·dícíonal, la familia continúa siendo un valor~.

cho más privilegiado en la medida en que 'la~moderna la somete a :fragmentaciones de .tl:iád:tipo. En dicie111bre de :1.978, un sondeodlilllqáitró que si se redujera el ti~mPo de trabajo a me•nos de treinta horas por semana, el 5316 delosfranceses elegirían dedicar su tíempo libré aAtivida familiar.

Si bien el tiempo de ocio se consagra 811~

que nada a las actividades familiaies,' tambiénhay otras prácticas de ocio que permiten de&-'arrollar las relaciones sociales. En este sentido, elcrecimiento de las asociaciones es muy signif'ica'tivo: se cuentan en Francia más de 40míl d'"ellas, más o menos dinámicas, que oñecenuaagran variedad di! actividades de esparcimiento.Esta proliferaci6n d", llSociaciones, a Iásque hay

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4AS F,w,rorONES'DEL 0010 91

..q~aaregaI' los clubesdeP0lÜvOlI,es elindiciod!l~.nj!Ce8Ídadde enriquecer las relaeíones~.PO!iQue, independienOlmente de la ac~ad que.. pr(>ponga. participar en. 1Ú1a as~6n cual­~ra favorece el intercambio, las conbontacio­_la asunción de responsabilidades.. Lil'prp!if!lración de Joscl,pba de veraneo a"Ja.iJ del éllito del Club Mediterrané!! expresa !!Be

~smo d!!Beo de multiplicar los contactos soeía­llls.~te .el tiempo de ocio. La vida comunita­~¡qUe~poD!!n!lstQs clubes !lS perf!!etam!lnte~; p!!1'O d!!Dota una urg!!Dcia de vencer~.•~~ y el encierro de la vid",cotidill.na!ln el~o\Í.rbano.

~or últiJno, no hay que olvidarla' importante~lilD que en la relaciónsocla1 cumplen los."~Jos restaurantes. Son éstas, sin duda, las~iones más típicll.mente francesas. Sirven.Il\Imareo plira que se reúnan los.lI.IDÍios y facili­l;llQ.1oB contactossocial!!s informales. Su impor­.~ se lIIlU\ifiesta con mayor agl,Idezaen una~dad que tiende por naturaleza a reducir lI.llBdi\iiduo asu función di! productor-consumi­4I!r. FII.~rec!l también la apanción de personali­Gildes l!Xtravertida.s, más aptas para la vidasocial.

LiJ {fI,TIclón simbólica

.CQmO toda actividad soc1al, el ocio tiene. una~. llimbólica. Con mucha fnlcuencja ~·.•tlsJmbolo (<;1 la señal) de que iIl'pert¡¡neceau~Ae-

tel'lIlinada~riasocial; peto puede ser tmu­biéll W1 signo de, afinriación pel'llonal con ­pectoaÍos demás.

T. Veb1en es qJÚen ha desarrollado másam­pliamentela idea dt\que el ocío es ante todo unsímbolo de clase. LOlll,Ie se busca en las activida­des de ocio es el rec;~imiento social más bienque el placer. Ve.bllm ~tíg¡lJatí;a al burllU<M delsiglo XIX que pretende, 'P()l' todos los mediOll,dístínguírse socialmente. en¡ll\Uldi~ersiolllls.:LtlIgastos suntuosos, la fastuosidad inútil 1.111s exce­sos de. todo tipo caracterizan al burlués. ¿*bltdesaparecido por completo este aspecto sbill!{JU.ca del ocio en la actualidad? Es evidentltque 1l0,si bien las distinciones sociales en las aetividadllldi! ocio son ahora más discretas. El collllUDIQ IIlas actividades de esparcimiento fol'll1llll~del "prestigio" social de un índívíduo.Elp~un auto potente, una casa de veraneo en UIlsi'tiosolicitado, el ser miembro de un club dePmivobien cotizado (aunque se prac;tiqu!! poco eldeporte), !l1S!!llU<ir la última moda intelQ(ltwt.1)'cultural, así coma muchas otras cOllas,.simbol.zan la pertenencia a una determínada catégorilsocial. El juicio social no se detiene simplemenfaen la profesión que ejerce un índívíduo; descllD8lltambién en la manera como emplea su tiempolibre.

A medida que las formasdeJrabajo se vuelV!!Dmás mecánicas y uniformes y que se reafirmalaje~uía,seacentúa la necesídadde distinguíl'llelIOcialmente en ~ diversiones. Si no se puede

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92 LAS1"UNCIONE:S nst· OCIO

probar la posición social por láhatutaleza déltrabajo, se la prueba por medio de las actiyidadésde esparcimiento con un valor culturaío'consí­deradas elitistae.

El ocio es, además del símbolo deuna posi·ciónsocial, un signo de afirmación personal. Eno~ palábras; hoy en día no se puede reducir elOcio a un símbolo de clase, como lo hizo Veblenen el siglOXIX. La elección de ciertas actividadesde esparcimiento permite afirmar la personali­c;iMl, lo que rara vez es posible en la actividadpro"fi!s1otlai. Esta necesidad de expresar la propiapéxsallalidad en las diversiones no siempre corres­ponde á'la categoría socioprofe8ional de origen.$1 la posición profesional de un individuo está~mentedeterminada por su nivel de instruc­'éi6n. y por la categoría social de la que proviene,"iiI¡l¡.Ílctividades de esparcimiento no lo estarántanto.

El conformismo sócia! pesa menos en la: elec­ción de las diversiones que en la elección del.tra­b,IIjo. Algunas actividades de esparcimiento (esen­'(ilá'lmente las de tipo cultural) se practican en sufDAyoría entre los estratos superiores de la socie­a.t: pero cada vez hay más personas que tienenÍ!OOeso a ellas; es el caso del cine, por ejemplo.Al¡Junas actividades se practican en proporciónidéntica en todas las categorías sociales (la tele­visión, la jardinería, algunos deportes, etc .), En'efecto, hay cierta movilidad social en las prácticas41li ocio. Puede decirse asimismo que el ocío esaveces una posibilidad de emanciparse de laa-df'

visiones sociales, de romper con el confcrmísmodel propio medio social para facilitar una explll­síón lllás íntegra de la propia personalidad, delos propios deseos y gustos. El deseo de índíví­dualizanie en el ocio escapa con frecuencia a lI>sdetermínísmos sociales; que se suelen soblllsti·mar. En este sentido, las prácticas del ocio l"lI8­ponden más a los estilos particulares de vida quea un condicionamiento general debido ala estra­tifiéación social. La elección de un estilo de vida(y por lo tanto, de un estilo li,e oció) no residesólo en la categoría socioprofesional de o••hay, además, muchos otros indicadores. A tia decuentas.Jas prácticas del ocio no pueden reducir'se a un solo indicador: por muy poderosa ~sea su influencia. Hay una parte de libertad y deelección personal que rebasa síempre las mejotéíexplicaciones que se pueden dar. ¿Por qué uningenieroegmsado de una gran escuela decidlIsubordinar su carrera profesíonal a sus activida·des de espllrcimiento? ¿Por l¡ué decide un em­pleado consagrar todo su ocio al teatro o a híexpreSión' musical? Estae situaciones "atípicas"se van multiplicando en una sociedad que ató....un mayor lugar al tiempo libre. El ocio es, porlo tanto, un símbolo de afirmación personal,de un deseo de individualizarse, y un simbolo declase a la vez. Porque los valores del ocio no sonlos del trabajo; no atraviesan por el mismo con­dicionamiento social..Conceden más lugar al anoticclnformismo y a la .libertad de elección decada persona.

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94 LAS FUNCioNES DEL OCIO

La (unción terapéu tfca

El ocio tiene una función terapéutica obvia; peroparadójicamente se la descuida mucho. Estafun­ción reúne las dos primeras funciones p&icológi­cas que se mencionaron: de descanso y de díver­llión..El descanso pe~te lllcuperarse de la ratigafísica, y la divellÍÍoo l!¡,e~ de las tensiones ner­viosas y restablece elequi1ibrio psicológico; elocio, pues, contribuye a mantener un buen esta­do duillud. Desde luego, las distracciones físicasson las que producen efectos más perceptibles.La Yida sedentaria Y la ausencia casi total de es­fuerMfísico atentan contra las funciones fisioló­gicas del individuo y, lo que es más grave, lasaetivil:iadl!s sensoriales tienden a atrofiarse. Lamedicina laboral ha COmprobado que la agudeza'lfsUalYIa auditiva disminuyen sensiblemente a lo!lUJo de los liños. Para prevenír el peligro de laatrofia, algunas escuelas norteamericanas han lle­pdo a organizar cursos de desarrollo sensorial pa­ra niños pequeños. En Francia, los trabajos dePia8et han demostrado la importancia del des­lUTOIlo sensorial Yde las actívidades motoras paraf!I despertar de las facultades mentales del niño.Por otra parte, la contamínacíón ambiental difi­culta gravemente l8..9xigenación del cuerpo,indis­pensable para regular todas las funciones t'jsiolági­caa; Se sabe desde siempre que la contaminación'!!S causante en buena medida del aumentode cier­tas enfermedades como el cánCer o la hepatitle,que antes estaban menos extendidú, AsiDlismo,hay que agregar la sobrealímentaeíón Y el des-

equilibrio albnentllrio, como también el excesode alcohol, que afecta en especial a los franceses.Frente a esta múltiples calamidades engendra­das por el estilo de Vida actual,las actiVidadesfíSicas de esparcimiento constituyen un remedioimprescindible. Éstas suelen practicarse al airelibre, por lo que permiten la oxigenación Y eldesarrollo del potencial fíSico, que son factoresde primera impona,nciapara la salud yel bienes­tar. Desde luego, estas actividades fíSicasd~estar adaptadas a las predispoSicionesf~ ,,*1entrenamiento de cada-quien. Del simple "0por .el bosque a los deportesdecom~hay toda una gama de actiVidadesfíSi~de ....pareimiento susceptibles de influir en el delllftQ,110 armonioso del cuerpo Y del esp{ritu. Wíft­talgne ya lo decía: no puede ir el uno sin el o••,La práctica de las actiVidades fíaicasde~miento vale no sólo por sus efectoste~sino, más aún, ponu acción prevenü\lf.. Un.práctica de este tipo, si esSltficíentemente.~lar 'e ,intensiva, eliDlina el exceso. Un deportistase esfuaza por respetar una higienealúnl!n~

así como sus propios l'ittnosftsiólógiclis, ¡:lllRmantener una buena condiciónfísiéll que le per­mlta aprecíer mejor el depótté que practica. LoséstUdiósdél Ministerio de la Salud han demostrá­do que la práctica tegtiIar dé un deporte dlImi·nuye considerablementelos riesgos de servícttmade ciertas enfermedades. Los deportistas sUfrentres veces menO!! de enfermedades eatdioVll8Cula·

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116 LAS Fmi!CIONES DEL OCIO

NS; están. también menos expuestos a las enfer­medades respiratorias y, en té~os generales,la degenerscíón celular se manifiesta mucho mástarde en su ciclo de vida. En el ámbito de la me­dicina comienza a advertirse la importancia delocio para el restablecimiento de la salud; algunoscentros hospitalarios ponen a disposición de losenfermos in,stalacionllll para esparcimiento, talescomo salas de juego, de reeducación funcionalyfWca, etc. Las curas con aguas termales, porejemPlo, ligan de una manera muy estrecha untrlI.lamiento propiamente médico con las actíví­dad. de esparcimillp.to.

Por \Ütimo, no hay que olvidar que en Franciala llCeñón p4blica a favor de los deportes y lasdivemol1esnació de preocupaciones en materiade salud e higiene. En~936, la primera secreta­... de Estado encargada de estos problemas seénllontraba bajo la autoridad directa del Ministe·lIio de la Salud. Las repercusiones de las primerasleyes sociales a. favor, de las diversiones y los~OJtes (vacaciones pagadas, creación de Insta­UlOJlllll deportivas) han rebasÍldo los resultadosque se .esperaban. Las condícíones de higiene yde salud mejoraron rápidamente durante eseperiodo; desde entonces no se hadado un moví­miento tan importante con miras a promover la$alud por el deporte. Algunos países.• sobre todolos eecandínevos, han proseguido este esfuerzo.

2- Las enfermedades cardiovascularea:' cortstituyen .elprincipal factor de mortalidad en Francia.

LAS FUNC¡ÓN$StlEL OCIO 91

cada año se programan grandes campañas detelevisión para invitar a todos a practicar undeporte y a mantener una. buena salud y con lamisma periodicidad se organizan grand~ carrerasen las que se reúne una multitud considerablede personas de, todas laS edades y todas las con.diciones. Dado el éxito de estas iniciativas el. . ',- ,,~. '. ,movimiento se amphaeonstantemente. Los es.candinavos han comprendido desde hace muchotiempo que la acción preventiva de.los deportes.setraduce a la larga en ahorros notables en elpresupuesto ~e la seguridad social, aunque esverdad tambien que la tradición deportiva estámucho más profundamente arraigada en laS socie­dades escandinavas que en Francia. Este ejemplonos lleva a preguntamos si no. selá éste uno delos secretos de la mayor longevidad de las paba•ciones nórdicas.

LA FUNCION '&CONOMICA DEL_OCIO

No podríll comprenderse la extensión de las di·versiones st no se tomara en cuenta la importan­tísima función que cu,mplenen el sistema econé­mico. Se tiende demasiado a explicar el ocio poroposición al trabajo. y a: excluirlo arbitrariamen.te del ciclo produoeíón-coneumo. La "industria"de las diversiones desempeña un papel importan.te en las economías occidentales; su función yalllI de.terminante para el proceso de.crecimientoYlo será más aún en el futuro. Estaimportanci~del ocio esresultadode una prolongada evolución.

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91l LAS FÚNCIONES DEL OCIO LAS FÚNCIONES DEL OCIO

Describiremos ahora las principales etapas de ésta,

Evolución de la función económica del ocio

Por mucho tiempo se consideró el ocio como no­civo para el desarrollo de las fuerzas productivas.Se le juzgaba improductivo porque el tiempo deocio era siempre un tiempo que se restaba a laproducción; desvía una parte de la fuerza de tra­bajo hllcia actividades que no contribuyen dírec­tamente al desarrollo económico. Peor aún: elocio íneíta al consumo, es una fuente de excesosy derroches. Por ello se opone al ahorro necesa­ríe pata la acumulación del capital. Destruyerápidamente lo que se ha producido, impidiendoel crecimiento del proceso de producción capita­lista. Su función es literalmente antieconómica.Ésta es al menos la concepción que tenía lagran mayoría de los economistas del siglo XIX;comprensible en una época en la que se tratabaante todo de crear un potencial productivo in­existente. El despegue industrial suponía unafasede acumulación del capital basada en un trabajointensivo, porque la productividad era reducida,y en una baja remuneración de ese trabajo, a finde obtener una plusvalía elevada que favorecierala invetsión. A partir de esta lógica de la acumu­lación' el ocio estaba doblemente proscrito:como un tiempo improductivo y como consumosuperfluo. Esta concepción no ha sido totalmen­te abandonada en nuestros días. El ocio se sigueenfrentando todavía a la ética del trablljo hl!re'

dera. de la moral puritana. SIa\le ~taIldoun. tiempo autraEdo del tiempo de trabajo. ElOCl0 se COJIIidem todavía un poco como underroch.e de tiempo y de dinero, 8IUlqI.1e se haconvertido en motor importlulie de la economla.

Con la zeducc:iÓft de las horas de trabajo y laprouilaación de las prbneru ley. lIOCiaIea afavor del ocio, se lIdvlrtió que éste paclla terleruna u~lid.ad económica. El aumento del tiempoIibze IIpiflea un tiempo más largo de reposopala el trabajador, quien puede así _en +!' Irsu fu_ de trabajo en las mejolea~"""""-' yser • _ ..,........ w_

mas p.""""".."o. F.ate tiempo lib. puede ser­vir tambi61'1 pala mejoar las aptltude& y las .....tlca:i0Dllll proteeionale. del trabejador. Por lotanto, 1'10 se trata sólo de una -CU"'-"'''- .. •.....·_smode un lIlCNmento .de la fII_ de trabajo quepuede....wtar del tiempo liba. Esta tesis la hanaosiel'lido espec:lal_ie los pa¡.. del Este. he­~ oh,-rvado que. el_de las~ deOCl0 mas o mel'lClllllllp\llllltas il'lclItaba al trabaja­dor a coll¡)lementar su fOl'JDaci61'1 profesional.Ya se ha colq)robado también que el ocio y eltrabajo 1'10 1lllC-.iamen1ll se excluyen uno al~, Yo que una zedueeión de las horas de traba­JO no Implica una dilminúción propOleienal dela producción, p-*o que el meionmliento de laproductividad viene a compen&alla. Inmediata­mente dlIIIpuéa, lo que eoDltituye un fal:tol' aúalllIÍlr deelai~o,.el palo a una Iocjedad de COl'l8l:llllOha~omdilpenable la liberación de un tiem­po .dilpClDible p_ese C_DIO.

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100 LAS FUNCIONES Dltto OCIO us FUNCIONES 1J8L OCIO

El erecimiento·ecoJ1Ómico necl!llita que el pro­dúctoreeconvlerta ceda vez más en consumidorpara absorber· bienes C)1yo número 110 cesa deaumentar. Así, el tiempo de ocio ea a la vez until!l!1PO .de consumo, con lo cual estimUla el des­arrollo de las fuerzas productivas, La mayoría delos bienes de. consumo producidos está al ser­vicio,dilecta o IndlrectalDél1te,de las dlvelBlonea.

El consumo de alitnéntos,por ejemplo, es unanecesidad: peropuedeconaiderame tambiénCOlllOUBIl dllltracclón, Sobre todo en Francia,clomte laa comidas Ión momentOll de eapattimien·t.o,1mportantes. Un estudio comparativo sobre el.q¡o que. se dedica. a. las. comidas revéló que101 fraDeeaea paIllIIl un promedio de 1.7 hOrilSdla1ias a la mesa, mientras que en EstadOll UnI·dC\I.sepaaan i .2horilS, y en la Unión Soviética,O:.a. A laa comdas podemos agregarél automóvil,los equipos deportivos, los aparatOll electrónicos,Jaa IJ1f1'ae1tructurilS turíat\cllB, etc. Las Industrias4!lla diversibnalguenun desanollo acelerado, y!los enCllntramo&muyleja. del umbral de la satu·lIción. Ea1án surgiendo nuevos deportes que 1m­¡lll.canla compra de equipo específico (patinetas,del'HZad9res de vela, etc.). otrOs se perfecclonanJápidamente, como el esquí, y exigen nuevospstos para practicarles en las mejollU condíeío­nes. tl prodlllioso auge de las cámata5 fotográfi·cas o de los equipos de sonido de alta fidelidadson otros ejemplos. Loa recientes descubrimien·tOll en el álea de la electrónica o de la mlnünfor­mitica están abriendo un campo Inmenso para el

ocio. Porser ~tereaante,damos a conocer ae.­tlnuacl.ón algunos de los principales.aspecWs delos gastos. de los franceses en materia de diver·síoaes,

Los gaJltos de ocio de los franceses

Conviene primerod18t1nguir entre los gas.tos directos para dlvemiones de los franCeses,es decir, los gastos individuales (o fam~) ylos gastoeIndírectos, que son los que realizaD losorgaDlllmospiíblicos. Los _lIStOlllndivid~~­

presentan lI1Ú o menos e194% de los gaat08 to'Ca­les, mientras que sólo el 6% proviene de los orp­nlllmos públioos. Siguiendo la nomenclatura delas dWemiones moderadas, ~ una diferenciaentre lascifrilS que es de suma importancia paratodas las hipótesis. Esta diferencia entre los ..tos privados y los públicos no debe aaombramo.;probablemente se irá ampliando, porque la lógicadel sistema produqivo exige que, a medida quese eleva el nwel de vida, el consumo sep~_rice. A. de TocqUeville señalaba ya que la renta.bilidad del sistema económico Uevaa la multipli.cación de los bienes de consumo más wriados. ypor lo tanto, a favorecer la adquisición. privadaen detrimento de los bienes y equipos co1ectiv~Las dWemiones no escapan a esta rellia. A utarespecto, se observará que el "COOSllmo" eultu­l'a1 se hace cada vez más privado (la televjsión. elmag¡¡etoIcQpio, etc.), y que los deportesti~

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LAS FUNCIONES DEL OCIO l,oS

aittdividua!izarse (e1esql1í,loI~naútiooa,el patin* de medas).

Al agrupar 101 gustoa • ocio a putlr de 1Mtlet funciones que hemos dlItlnguido (delIcanaD,diWllIión y desanoUol, se obtiene an eudro b..tlalle helieróclíto, CUyasprincipalel caracterieti­C8ll1Qll:

_ un Incremento global de los gastos del ordendel 6% anum (en vollulleBl, porcentajeque JIlllIllarmenlle rebua el PN8;

- ua tncreD:lllnto muy mareado. de ~ ...tosen todo tipo de aparatos electróni<:0I decUversiÓD (televisores, magnetoscopios,rlailios, equipos de BIta fidelidad. cálllRl'Ufotopállcu, cámaras de cine, etc.l, .querebea e112% .anual;

- unineremeDto muy Bignificativo tambiénde J:II8.lIeda! Yequipo para diversionesal aiIelin, con una tesa de crecimiento anum de... del 13% (materialee para lkl8IIIPlIf,u:tículos deportiVOI, yatee, .etc.l, y

- un pre8llpueeto culturar famiUar que~.~ta apenu el 4% del PresllpueetoglobalfluDItiat.

Otro·~.muy importUl.lle del Pre8llpllélltoparael ocio es el de los traDIlportes y 1M teIeco­~. En 1974 rep_taba lIIáa de 811tlil millorlel.de francoS, contra 47 llúI miBoneaéb· 19'10 (en fmnOOl corrientesl.se calcula queel60%dultOllgalltos_pUéde imputme excluaiva·...te au acttvidadeB de eepIlcimiento.

Un terceraspecto que se encuentra en rápidaevolución es el de la compra de casas de veraneo.La parte correspondiente a la realización de estascasas se valúa en el 18%de los gastos globales deconstrucción.

Entre los gastos públicos -que recordemos,no representan síno el 6% de todos los gastos endiversiones del país-, la parte del Estado ocupaun lugar preponderante. Constituye cerca del60% de los gastos públicos en materia de diver.siones, y precede, respectivamente, a-los gastosde las comunidades, de los departamentos, de loscomités empmsaria!es y de lauegiones. MUChosministerios financian acciones a favor del ocio.Es el caso del MInisterio del Trabajo, delMinis.terio de la Salud o del de Agricultura. Pero n.tu.rahnente estos gastos son Inferiores a los del()1dos ministerios encargados del ocio: el MInisteriode la JuventUd, .Deportes y Diversionée, y elMInisterio de la CUltura y de la Comunicación.De todas maneras, los presupuestos de estos doSministerios juntos no suman más del l!% del pre·supuesto global del Estado. El presupuesto delMinisterio de la Juventud, DeporteS y Diversio­nes acusó también una regresión evidente en1980; representó sólo el 0.64% del presupuestoglobal del Estado, mientras que en 1976 ascendíaa! 0.73%. En términos generales, estamos presen­ciando una transferencia de cargos del Estadohacia los organismos locales en la mayoría de los.sectores relacionados con las actividades deesparcimiento. Aún no se han llevado a cabo

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LA!f FUNCIONESUELOCIO I>A!l rIlNCIONES DE.t. OCIO Ul6

tt$l$ferencias de recursos corresppndientes a lasiIldicadas de.<:al'Ilos, pero todo apunta. hacia ladestlen~zación, que reforzará la acción de losorganiBiJJOS locales y liberará de responsabilidadal F4tado.

El ocio: iConsumo O enajenación V

En cierto sentido, el ocio es ante todo una acti­vidad de consumo; por esta razóp, .está perfec­taI:D!lnte integrado al sistema económico, deleu!illlJ un pilar importante'. ¿Nc> es este consumodé l>iIlpes para diversión una fIlente de enajena­ción? y el ocio, ¿no es más bien un consumo dellliIlll::aneías de todo tipo que un~inpc>libreparade8cansar? J.- evolución de las pIácti.cas dél ocio~ que los frap.ceses se sienten cada vez_ 'atraíd()S por las actividades muy complejas'1 que tequieren gran cantidad de aparatos espe­Ili8Ies. El conmmo de mercancíaa (equipos elec­Vónieos, pc>r ejemplo) parece ahcra inseparabledé las diversiones modernas; la civilización· del~oll8ta.mb~n una civilización de aparatos. J.­.p~nde tapublicidad, la escasa creatividad y.ep.tnlga. favoreCll11 esta saturación de aparatosén las4iversiones. El consumo que estas 4ltimasiJnplican se ttansforma en enajenación cUandola parte de realizació.n y de pleno desarrolloper­SPnal se .vuelveaecesoría, cuando el tíempo, deoeíose reduce a una ac!,lmulación de e>bjetos q1,I.\lnunca o casi nunca seusan, o cuando ~lp1llcer

se encuentra más bien en la adquisición y no·en

la, llijUzación llf\!cüva del objeto o del eql.lipo dedivelllión.

F4ta tendencia a. reducir el ocio a un simp1ElCOllSllmo es un hecho. y ha sido depunciada por,los mismos que esperaban que el allméntodel tiempo de ocio permitiera una Iibe~ióndlll

hombre de la socíedad productívísta centrada enel consumo.

Pero no se débe~rar, pues podríamosllegar al punto de rechazar todos los propesoetecnológicos que inciden en las actividades déesparcimiento.

El automóvil, por ejemplo, es en mu~.••pactos una fuente de enajenllCióD; pero no.podf<mas olvidar que fue el origen de un prodigiélOdésarrollo del ocio (salidas dé fin de .1!DMlli.vacaciones, turismo). Hay un problema de .-.ra y equilibrio ligado a todo problema ec.mico.

El ocio moderno, afortunadamente;no:si8m.pre ha estado sometido al principio del COlltlllmol'sólo tiene funciones positivas con telI~alsiStema económico. En ciertos aspectos, se oporne al productivismo dominante. "El ocio supl:iMtiempo libre; pero la extensión de las actividadesde esparcimiento exige todavía más, tiempo "lI­bre; d!i' ahí las fuertes presiones para obtenerunareducción de las horas de trabajo. UnareaucciÓ'nsignificativa del horario de trabajo no se compensainmediatamente con una ganancia equivalente-enla productividad; en esta. medida se vería afectadoel nivel de producción.

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10& LASPUNCioNESDELOCIO 167

Además, algunas actividades de espazcimientoIOD poco, <;osto&as. Aún no han redundado enlllIDIl"ci88 para las diversas indUstrias del ocio.Palear, ir de pesca, jUllllrfutbol,leer un libro, sonactividades que no requieren de inversiones muyelevadas. El rapidísimo desarrollo de las activida­des al aire libre y el "retomo" a la naturalezasurgen con frecuencia de un rechazo a las diver­siones artificiales y que implica la compra deaparatos. En algunas ocasiones, el ocio puede opa­nersea la presión' de la sociedad de consumo.Por lo tanto, la función económica del ocio esiml,l1futJlente. Por los gastos qué implica, el ocioIi,rve. al sistema productivo; pero se le oponeC!lf.Ildosimplemente se disfruta el paso de las~o cuando se realizan actividades muy po­·<\Ponerosas. Ambos aspectos coexisten en el~.

De su evolución dependeré. el ocio del futuro.l'lIéde se~ que éste se oriente cada vez mIÍs haciat!l'COIllll1IDO; en ese caso, el tiempo libre se acre­~talá poco, pues seguiiemos estando en eln.are0 de una .IOciedad productivista. Lo I\Iásprol¡able es que esto suceda a mediano pblzo,por 4(18 razones; porque corresponde'alas evalu­cij)nes recientes' que pueden observarse con laiperición de núevos equipos para divemión, pre­d;olllinañtementeelilctrónicos, y porque el man­tener. las desigualdades sociales perpetúa un ,sis­tema en el que cada categoría social pretendetlener acceso a las posibilidades de diversión de lacategoría superior. Pero también puede ser q~

el aulllléDto del tiempo libre se coosidere másiJ:!ll)Qrtante que el incremento del consumo; a lalarga esto lignificaría un cambio bastante radical,porque se daría primacía al modo de vivir CODrespecto al nivel de vida.

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m LAS PMCTICAS DEL OCIO

A PlISAR de la disparidad de actividades, lugares ytiempos de ocio, es posibl!! hacerse una idea delaS pláctlcas de 000 más comunes en Francia ysaber cómo se distribuY!lD dentro de las diversascat4Fías lOcialés. Se piant4a de inmediato unpro1:ilema deelasificación dedlchas prácticas,pero 1;10resultaría conveniente clasificarlas según.. funciones, PUellto que una sola actividad de~umento puede cumplir varias funciones.Se puede adoptar una distribución clasieaportipQ8,pero hay que recordar siempre que lÍo exis·_ fronteras definidas entre los diversos tipos, yqueailleParamos las actividades de esparcimientoaoela1es de las culturales, por ejemplo, lo hacemos1lÓ1o por comodidad, ya que Ílmbos tipos partíeí­Pé tanto en el desarrollo cultural como en elllOClaI.

Se distinguirán ,cuatro grandes, cat4gorías deactividades de esparcimiento: físicas, prácticas,culturales y soclalee.

ACTIVIDADES FISICAS DE ESPARCIMIENTO

Muchas actividades de esparcimiento están enea­minadas a procurar una sensación de descansofMeo; estas actividades son tanto másapréCÍll<lllS

108

LAS PRAC1'ICAS DEL OCIO 109

cuanto que el estilo de vida urbanoba reducidolas posibilidades,dé expresión físiea del indivi­duo. Las condicionesde trabajo multiplican losfactores de tensión física y nerviosa"y el descansofísico es un medio de liberación privilegiado.Corresponde a una necesidad cada vez más iDlpe­riosa.

Todo el nlundopractiea, en mayor o nllll'101'medida, l\Íll!Ina activjdadcfísica, elIlpeZandc)porlos paseos. Esta es la aetiridad de delClllllíO Ji,.más común, y también la más fácil de 1Jl1ld­en cualquier momento. Aveces lIIl combina. cOl1las obligaciones (gestiones, trayectos), y eDtlm.ces se asemeja a un semíoefe, A menudo va"da a la búsqUeda de áreaS'verdes (parques ...nos) y a la necesidad de aialarse. de la 1lII1lti1illd.de la: contaminación y del ruido de la ciudad.1klrello' muchos municipios, que han~que los paseos son una formade~tourbano de primera importan'Cia, se esflletZlUlpor hacer que las calles~ más acogedoras, pQtcrear calles peatonales, por construir p1astlI ypor reservatmas verdes di! fácil acoeso.

Los paSeOS también van asociados con muchafrecuencia a la necesidad de estar al aire libre;laS salidas al campo durante los fines de semanase realizan con el objeto depasear. La búaquedade espacio, de tranquilidad, de'aíre puro y de del­canso físicOva ligada natutalmenteal paseo comoaetiVidÍId deel!lÍarcimientofísico. El paseo cona­tituyela pririclpal.distracción para uno de cadatrescital:ünos.

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110 LASPRÁe'ftCM DEL 0010 LAS PRÁCTICAS DEL OCIO 111

El ocio deportivO ea un lIiIdo_pelior de IaaaetMdades físicas; ex. un eatuer.aofíaico ­iIItenao Y más c:onstante, pero ne hay ~. iden­tific:arlo totalmente con la actividad deporiivapropiamente dicha. ReprélenU un estadio~medio entre el limpie de8canao del pueo Y eldeporte en el sentido tndicional de la palabla.JfllY variaa l;lllaCterístic:aa específicas que lo dia~

.~ del dep\>rie en un sentido estricto: DO

• 4leI1tr1ldo en la obtencilm de buenoa resulta·..para la competencia ni en el cIl1to &1.ruer.lO,~ que le _peten Iaa reglu acad4~__ un eBtrenamiento,regu1ar e In~vo. Ea.. bl!ln una búsqueda de descoarIlO Y bienestarfí""1I través de actividades depottl_, infor·... ., esporúáneaa•.El ocio deportivo Ill,pac­.'i._ fotma individual o famili!!T, a difereadadIIf'IIeporte, que es más biim una actmdId que...1elIIiA en, el club. Es un pretexto~ tener"'" %no con la ll8tur8Jna,~~biirel me·• queDoarodea. Aunque eamuy difícilcal~4l__~ de franc:eses que rWfnn de ves enliuandouna activldad de esparclmiento deportiva,!lite tipo de 8etividades se cuenta enae Iu _populares porque se adapta a Iaa aptitudes fíIicu_cada quien, porque sólo requiere de una iIífra·tItnIctma sencilla Y porque suelen tener UDCllIláeter famDiar • Probablemente _ el tipo dedlIt;racción que más ha evolucionado en los últi··... años.a juzpr por las ventas de artículosdeportivos (ropa especial. pelotas. Jueaosdeniquetas. bicicletas, etcétera).

Hay una gran variedad de actividades deporti­vas, ya que éstas dependen en parte de la im.nación y la espontaneidad de cada quien. Lacaminata, por ejemplo, es una actividad deporti­va que se practica bastante desde que se abrieronsenderos para grandes caminatas en regiones quetodavía son naturales y se encuentran alej!ldas deIaa zonas residenciales y las carreteras. El cicio~rismo se ha desarrollado con base en elmilDlQprincipio. Ycada vez son más los aficionedos a él.También han despertado gran entusíumo 101paseos ecuestres, aunque están men08extend14~porque exigen un mínimo de entrellllllÚllDto•AJgunas asociaciones que son sensibles a lIItemovimiento proponen una combinación de cUwr.&aS actividades deportivas en un recorrido a V.vés de Francia. Los recorridos a pie -11s1Dllii08primero CTOB8:COUntr:Y. después footing, y ,.último jogging- tienen un auge sin precedentes.Los aficionados, cada vez más numerosos, de.losrecorridos a pie Sé reúnen diariamente por la tlIr­de o los fines de semana en las zonas veJdes delas ciudades o en los bosques de la periferia; confrecuencia las salidas de fin de semana van acom­pañadas de juegos deportivos. En el verano pre..dominan los juegos acuáticos: los balios en laplaya, el remo y la vela en el mar atraen cada vezmás cítadmoe, sin distincionesc de edad o de cate·goría social. Los juegos de pelota Y de raquetatambién forman parte de 'la gama de las activida­des deportivas.

Las nuevas actividades deportivas de I!IIparci-

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112 LAS PRÁCTICAS DEL OCIO

miento que llegan del otro lado del Atlánticoencuentran gran eco en Francia. Además, es basotante notable que este auge del ocio deportivohaya suscitado la aparición de nuevos deportescomo la patineta, el deslizádor de ~la y los nue­vOlljUegos de raquetacomoelpaddair., Estas acti­vidades, que no estaban Soll1etidas auna díscíplí­na o a reglas particulares, se convirtieron despuésen deportes ''institucionalizados'', tomados enClJenta PQl' la federación y generadores de comopel;eJwias. Todas tienen una cosa en común: pue­4en praeticarae fácilmente' y sólo requieren de,11n equipo reducido. Desde luego, la 8XpallllÍónde est$!I actividades se ha vistofavotedda por lae-ión de espacios acondicionados; tales comoparques de atracciones, fustal:acionea paradiver.slPries al aire libre, centros de diversión o circui·toIIy trayectos deportivos como los CRAPA. 1 La~dad acrecentada de oxigenación y de aIrelibre no puede disociarse del rapidísimo desarro­llo de las distl"acciones'deportivas.

El deporte propiamente dicho' es una'distrae­ci6n mucho menos generalizada. Requiere demucha más entrega, de detellllinadas cuaíidadesfisiCllS, de una inscripción y de un entrenamientometódico y continuo. Por ello solamente lo prac­tica una pequeña minoría de Íl'aIlceses.Se calculaque lIÍete de cada diez franceses no practican

1 Estas siglas corresponden a loo voeab1",cfranc,...circuitB rustiques d'activiUs phy.ique., amlnailú(cireúi~tosmotlcooacondlcionado$ para aétividad..,físlcasl.

LAS PRÁ.CTICAS DEL OCIO 118

deporte alguno, ni siquiera en forma irregular.Apenas uno de cada ocho practica regularmente~n deporte. Estos' resultados son aún más graveSSI se toma en cuenta únicamente a los adultosde más de 25 años; en este caso, la proporción deperso?as que no practican ningún deporte eade mas de ocho de cada' diez. Sin duda, el ingre­so en la vida profesional es una barrera, más alláde la cual decae rápidamente la práctica de losdeportes. No ha de sorprendemos el hecho deqJ.i4! el 90%de los estudiantes y alumnos de eseúé.lJl de más de 14 años sólo ejerzan una actividaddeportiva por obligación escolar, -En el otro ex.tremo, el1 %de ancianos de más de 65 años prac­tica. regularmente un deporte; los deportes máscomunes son la natación, la educación física, elfutbol y el atletismo.. En todas las federaciones deportivas se tul te.

gístrado un aumento en el número de adeptos'.Por las mismas razones que las actividades depor­tivas de ocio, los deportes están evolucionandorápidamente también; ambos fenómenos estánmuy ligado~ entre sí. Hay que mencionar enespecial, que el tenis y el esquí son las dos'dís­ciplinas deportivas que con más rápidez estánprogresando en Francia. En 1979, la FederaciónFrancesa de Tenis registró a 610 mil miembrosac~ditados; esto la coloca en segundo lugar, des­pues de la Federación Francesa de Fútbol. Eldesarrollo del tenises además un fenómeno mun­dial, puesto que se calcula que en este momentohay más de 150 millones de jugadores. Conse-

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114 LAS PRÁCTICAS DEL OCIO $.ASI'RÁCTICAS DEL OCIO 115

cuentemente, podemos prever un ritmo de acele­ración en la práctica de los deportes tanto másimportante cuanto que el deporte es una prácticaacumulativa. De hecho, los deportistas suelenpracticar más de un deporte; los más asiduos -losque participan en competencias- practican unpromedio de 1.7 deportes, y los menos de ellos,un promedio de 2.5.

Las actividades deportivas están muy ligadas aJat¡ vacaciones, Como períodos privilegiados deocio, hasta cierto punto las vacaciones son unsímbolo de éste. Sin embargo, el índice de saliodas vacacionaies de los franceses en 1978 norebailó el 53 %; gran parte de las familias france­sas se queda en casa durante los días libres. Elturiamo no, ha llegado a ser una actividad de es·parcimiento generalizada, a pesar del claroMimento que se registra en el índice de salidas;puesto que en 1965 sólo el 43% de los franceses<laiió de vacaciones. De cualquier manera, losefllctos de la crisis económica tienden a disminuirel ritmo al que aumentan los índices de salidas.:bÓs vacacionistas salen cada vez menos lejos ycada vez por menos tiempo. Los principales fac­tores que explican las salidas en vacaciones sonel grado de urbanización, la edad y la categoríasecioprofesional. Se tienen muchas más oportu­Ilidades de salir de vacaciones si se es joven, si sevive en una gran ciudad y sise pertenece a unacategoría socioprofesional superior; en 1977 salióúnicamente el 28 %de los habitantes de las comu­nidades rurales, y el 83% de los parisienses; el 88%

de los ejecutivos y personas que ejercen profe­siones liberales, mientras que sólo el 49%de losobreros y el 17% de los agricultores;' el 61 %delos jóvenes de 25 a 29 años, y un escaso 26 %de las personas de más de 70 años.

ACTIVIDADES PRÁCTICAS DE ESPARCIMIENTO

Las actividades prácticas de esparcimiento abar­can todas las actividades utilitarias que implicanuna realización concreta y cualquier clase de tra.bajo manual. Es el caso de los quehaceres debricolage, de jardinería, de pintura, etc. ¿Puedenconsiderarse estas actividades como un entreteni­miento, tomando en cuenta su carácter u~i1itario?Aunque no son gratuitas como las actividadesfísicas de esparcimiento, las actividades prácticasse realizan en los ratos de ocio, no son obliga­torias, y su utilidad suele ser un pretexto paradedicarse a una ocupación que uno consideracomo diversión. Por lo demás, no hay con­tradicción entre la utilidad yel ocio, puesto quetoda distracción es útil por una u otra razón; yahemos subrayado, por ejemplo, la "utilidad"práctica, y también psicológica, de los quehace­res de bricolage. Al contrario de lo que sucedecon un trabajo monótono y rutinario, éstos per-

, Este ín~lic:o tan bajo .. debe t¡anlo • que .. <liflcjlpare Jos agricultores ausentarse de su trabajo y a queéstos tienen .menos necesidad de "cambíar de~es" co-~'.~~«~k~ I

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116 LAS PRACTICAS DEL OCIO L.\S PRÁC'l'ICAS DEL OCIO 117

míten concebir y realizar un trabajo con una fina.Iídad. Algunos trabajos Yealizadospor uno mismosuponen también cierta creatividad, si no un sen­tido estético: la fabrícación de un mueble, ladecoración de interiores, etc. La búsqueda deldescanso físico se encuentra presente también enalgunas actividades prácticas de esparcimiento,

,como la jardinería o los pequeños trabajos deconstrucción. Las.distracciones prácticas son muycomunes 'en todos los estratos de la población,sin distinciones de edad o de origen social; losjubilados y desoeupados se dedican especialmen­te a este tipo .de distracciones. Sin embargo, losdiferentes tipos de actividades prácticas de espar­cimiento ponen en evidencia dívísíones muy ela­ras entre los IleXOS: los quehaceres de'bricolage.dé construcción y de jardinería son realizadosgeneralmente por los hombres, mientras que los!le interior, como la cocina y la costura, los ejecu­tán sobre todo las mujeres.

Al igual que las actividades ffsícas de esparcí­míento, las de tipo práctico elltán progresandorápidamente, y están ligadas en su mayoría a1hábitat; el aumento de los chalets y de las casas deveraneo trae consigo un desarroUo considerablede todas las formas de ocio práctico, Además, lafalta de artesanos y el elevado costo de los traba­jos y las reparaciones estimula a los particularescada vez más a realizar éstos por sí miamos.Siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos y dela moda del Do it yourself. las grandes tíendasofrecen una serie muy completade herramientas,

que permite a los aficionados jugar .alos profesi.o­nales durante el fin de semana. Uno de cada dosfranceses realiza quehaceres de bricolage por lomenos de vez en cuando.

ACTIVIDADES CULTURALES DE ESPARCIMIJ:NTO

Las actividades cultul"ales de entretenimiento;vistas como un aprendizaje cultural, son funda­mentales' para el desarroUo pleno d'l la péraoDa1¡.dad. Reaultan esenciales para co~prender.el

medio que nos rodea, y también p&ra.lograrunabuena integración social y para desarrollarunsentido artístico que permita la realización perso.nal. A partir del auge de la televiaión y la radio,cuyo carácter cultural es a veces díseutible, lasactividades culturales de entretenimiento se handesarrollado muy poco. Sobre todo, su distribu·ción entre la población es muy desígual, y poneen evidencia -mucho más que otros tipos deentretenimiento- las profundíaimas' desigualda­des en la práctica entre las diversas categorílUlsociales. La gran mayoría de las actividadell culoturales sigue siendo privativa de una peqUeñaminoría de los franceses; la televisión y la radioconstituyen la excepcíén, Cérea del 90 %de lasfamilias tiene un televisor, - cifra que se consí­dera el umbral de saturación; 15% de las fami­lias posee ya un televisorde colozBín duda,lateleviaión es el entretenimiento número uno delos franceses, tanto por el tiempo que se le dedi­ca como por la ímportaneía que se le oto., En

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118 LABPRÁC'I'lCAS DEL ClCIO LAS PRÁCTICAS DEL OCIO 119

fndtce de escucha de la televisión por semana

(Duracj6n media por ,emQ11G en-horaa)

FtJr:NTÍ!: ARC/SEC, 1974.

Así, la televisión es uno de los poquísimos en.tretenimientos en los que la asiduidad ea inversa.mente proporcional al lugar que se' ocupa en lajerarquía social. Es la principal fuente de entre.

b\l8llllmedida, las 'actividades familiárésde espar­cimiento 8e organizan en función de los progra­mal¡ de televisión. Losfranceses ven, en promedio,seis horas semanales de televisión, pero el 33%le dedica veinte horas. Por supuesto, los jubila­dos y cIeaocuPados son los espectadores másasiduos, ya que ven televisión durante máa deveinteboras a la semana. En cambio, los ejecuti­vos y las personas que ejercen profesiones líbe­rales la ven solamente diez horas, en promedio.

Indke de escucha global: 16%

AIlriCllJltol8S'a&rone. <lelaindustriay del comercioBjeeutiYOI y profesionales UberalesGa~as inlÍlrmediasEJllPleadOlObreros eaIlficadOl y capatacesObreros especializados, trab.¡ado..,s no

calificados y pilnooal de lIérvlcloDéSOCUpados

151310111416

1720

tenimiento cultural para las capas sociales menosfavorecidas. Los estratos superiores muestranuna mayor selectividad 'en la elección de progre­mas y un comportamiento más variado en susactividades culturales. Cada vez se consagra mástiempo a la televisión, y es previsible que estaevolución siga el mismo ritmo o incluso se acelerecon los avances tecnológicos (la televisión en co­lor, la posibilidad de captar mayor número deprogramas) y con los usos adicionales del televisorüuegos de pantalla, magnetoscopio, conexíóncon bancos de información, etc.). COlD() lo pre­dijo MacLuhan, apenas estamos en el inicio delas transformaciones inducidas por la televisión,que será cada vez más la mediadora de nuestrasdiversiones.

Debido a la preponderancia de la televisión,ya no se escucha la radio con la misma íntensí­dad que antes, aunque sí con la misma frecuen.cía; es decir, se la escuchapor períodos Illás corotos. No se está sustituyendo un medio por otro;la radio sigue estando presente durante el tiempode ocio; es mucho más flexible en su uso que latelevisión, porque difunde constantemente yporque los aparatos receptores pueden ser muchomás pequeños. El 75% de los franceses declaraque oye la radio casi todos o todos los días.Contra lo que ocurre con la televisión, mientrasse oye la radio se puede realizar otra actividad,como manejar un automóvil; de ahí que se hayanmultíplíeado por diez las ventas de radios Paraautos en los últimos años. Si bien raras veces se

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120 LAS P~ÁC'fICAS DEL OCIO LAS PRÁCTICAS DEL OCIQ 121

encuentra la radio en primer plano, está presenteen Casi todas las actividades.de esparcimiento. Elpúblico de la rádio es mayor entre los jóvenes yva decreciendo a medida que aumenta la edad.

.Para los adolescentes, sobre todo, la radio es unmedio para independizarse del ambiente familiary .una manera de vivir sus actividades de ocio.En la noche, las emisiones radiofónicas se dirigenprincipalmente a los jóvenes.

La lectura pertenece ya al dominio de lwtaeti­vidadesculturales menos populares y más estre­chaD:Iente ligadas a la categoría socioprofesionaly al nivel de instrucción. Solamente uno 11e cadados franceses lee el diario regularmente; el 28%no lo lee nunca. Estos resultados son mucho másba,j04 que los registrados para la prensa anglosa­jona o escandinava. Ciertamente, la competenciade los medios de información audiovisualesha repercutido en forma negativa en la lecturade la prensa; sin embargo, hay que distinguir entrela Prensa diaria y la prensa escrita en general. Losdiarios, sobre todo los nacionales, se encuentran~ás bien en Mgresión; pero en cambio, la prensaperiódica acusa un claro aumento: el 60 %de losfranceses lee una revista o una publicación pe­riódica regularmente o de vez en cuando. Enconsecuencia, los medios audiovisuales han dadoun golpe a la prensa diaria, pero no por ello tien­den a remplazar a la prensa escrita, en términosgenerales. Por el contrario, el hecho de que laprensa escrita sea más especializada y ofrezca unamayor perspectiva de la actua1idadle confiere

cierto carácter complementario con respecto alos otros medios. Este carácter complementariopuede traducirse así: la radio anuncia, la televi­sión muestra y la prensa explica. La televisiónpuede tener efectos positivos sobre la lecturaporque contribuye a elevar el nivel culturalgeneral de los fránceses y porque suscita temasde interés sobre los que más tarde se profundizacon la lectura. -

El tiempo que se dedica a los diversos medios.varía en función de las categorías aocíoprofésíc­nales, Los ejecutivos venmucho menos televisión,pero leen mucho más. Se advierten divisionesaún más tajantes en lo que se refiere a la lecturade libros. Esta actividad está muy mal diStribui­da; o se lee mucho o no se lee nada.o casi nada;el 30 % de los franceses prácticamente no .ieenunca un libro mientras que el 22% lee más de 25libros al año. Obviamente, esta disparidad decomportamiento depende en buena medida delnivel de instrucción.

También bey diferencias significativas según laedad. Cuanto más joven se es, mayor es la ten­dencia a leer; esto se debe en buena parte a la in'fluencia directa de la escolaridad. Después,la lectura va disminuyendo conforme avanza laedad, como si el hábito de leer se fuera perdiendoprogresivamente. La jubilación no ejerce 18 jo.

fluencia positiva que podría esperarse, puestoque el índice de lectura más bajo es el de las Per­sonas de más de 60 años.

El asistir a un espectáculo (cíne, teatro. con-

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Il12 LAS PRÁCTICAS PEL OCIOLAS PRÁCTICAS DEL OCIO

indlce anual de la lectura calculado .tomandoen cuenta el nivel de instruCCIón

(en porcentajes)

Menen DelO 261f.. No .. Toto!de 10 02. bi'~o pre-libros lIbroa nulo cisó-,

Siadlploma 22 13 11 1 47Certlflcado de,

21 20 1 69"l,udk>s 27Tll,ullid08

28 1 87O concap* 21 37BadtWératoy'esllIdlos

16 37 41 2 96&lIJI8l'IoIeS

FuENTE, ARC/SEC, 1974.

ciertos) se considera como la .actividad ~ultural

de esparcimiento por excelencia. Es la mas reco­nocida socialmente; supone un interés cultu~al

$lficiente como para salir por la noche. EXIgetambién .un 'mínimo de información sobre losdiversos espectáculos, indispensable par~ .poderelegir. En cierto modo se opone a las activídadesculturales dentro de casa, más pasivas, como latelevisión que impone sus programas y deja pocositio a 111'libertad de elección. Por lo tanto, es

* Certifícat d'AptitudesProfesionelles, certíñcado quepermite ejércer un oficio como plomero, carpintero,etcétera.

una bÚlIQueda activa-que indica un interéscultu.ral especial y una añrmaeíón de la pllrsonalidad.Todos los espectáculos culturales son igualmenwapreciados, porque son muy minoritarios y cona­tituyen Un entreWnimiento elitista. En efecto, laasístencía a espectáculos se ve m"" influida ,porla categoría SOCiOprofesional y por el nivel deinstrucción.

Aquí el "obstáculo" cultural resulta es~mente evidente. puesto que la gran mayoría delos franceses no asiste nunca a un espectáculo.Pero no es lo único: ni las comUDidades ruralesni las ciudades pequeñas ofrecen lu mismas opor.tunidades que la l!l'aD ciudad. En este sentidi:l,los parisienses son muy prlvile¡¡iados y salen enpromedio múcho más seguido que el resto de lapoblación. Por último, la multiplicación de ludistracciones culturales en casa constituYe -otrofreno para salir del hogar. Como ocurte conotros tipos de distracciones, las culturales adquíe­ren un carácter cada vez más individual o famiIiM,lo que va en detrimento de una Participacióncolectiva en los espectáculos.

El cine es, probablemente, él que más ha sufti.do con la extensión de las actiVidlldes culturalesde entretenimiento como la televisión. El "sépti~mo arte", que tradicionalmente -se considerabaun arte popular, no cuenta con muchos adep­tos en todas las categorías de la población. El51 %de los franceses casi nunca va al cine, comopuede verse en el siguiente cuadro:

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U4 LAS PRÁCTICAS DEL' OCIO

Índice de asistencia al cine, ~g¡í.n las earacterl'sti·casBOciodemográficas

(en porcentaje)

,..... Do·_ v.... Uno .... Jlenotdol

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Indice de OIIIte"""' 10 51I/obal 4 14 21

11eI/MI lo ..te,.".todo¡n!ofQ/oMl:

~_s 2 8 13 8 89~"PSIro ..s 3 13 24 14 46~ 8 24 37 10 21calsplIl'u Inlermediu 6 21 34 18 26

Bmptstd'JI 6 17 2B 12 87OopoIlIIoes y

5 14 22 14 45--()l/nrOIeopecUlizlldOl,5 14 18 12 51JlÓ CIltfleadol, .rvlcios

DuocupsdOl 2 6 9 6 77

.11eI/MI el númerode1uJbitQnk.:

Comunidades rurales 2 8 13 8 69~ de 20 mn bob, 4 12 19 10 55De 20 mil" 50 mn bob, 5 18 28 11 48be 60 mil a 100 mn bob. 5 18 24 13 45Iül de 100mn bab. 5 16 24 12 43

País 8 22 28 11 31

FuENTE:CESP, 1974.

LAS PRÁCTICAS DEL OCIO 125

La asistencia a otros espectáculos culturalesoestodavía menor y presenta contrastes más eviden­tes entre los diversos estrat08 de la sociedad. Elir al teatro, a un concierto o a un espectáculo devariedad es algo que reviste un carácter excepcio­nal para la inDli!naa mayoría de 108 franceses.Sólo una minoría culta, en el sentido clásico dela palabra, asiste regularmente a estos espec­táculos. En consecuencia, éstos ocupan'una~m.al en el tiempo que se dedíeaa laslllltM­dades culturales de entretenimiento. Lo cWll noes indicio de una indiferencia general con res­pecto a estos espectáculos, puesto que algunoSlletransmiten por televisión y a veces benllfic!llmasí a un buen número de espectadores. EatO 10demuestra el hecho de que el 34% de los televi­dentes afirma que ve con frecuencia las obras deteatro; el 7~ los conciertos de música clásica y al46 %108 espectáculos de variedad. En este caso,¿debe hablarse más bien de un público "cautIVo"de la televisión o de un público realmente in­teresado en estas emisiones? En ñn, el interésde este público no es lo suficientemente fuertecomo para llevarlo a presenciar el espectáculóen vivo, como se puede ver en el siguientecuadro:

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126 x.AS PRÁCTICAS OBL OCIO LAS l'RÁCl'lCAB OEL OCIO 127

A(lTlVIDAJ)~S_ SOCIALES DE ESPARCIMIENTO

(en,porcentaje)

Teatro Conciertos de Variedadesmúsica elái1ca

lndice de lJSÜItencitJ 41'W1present4clones de teatro,audlcion..de múBlca cláslca y espectáculos

de variedad

vo y de relación. Es tanto más privilegiada en lamedida en que se resienten las múltiples agresio.nes del mundo exterior; tiene el valor deun refu­gio en una sociedad donde los contactos soeílllesse han vuelto impersonales. La discusión, la edu­cación de los hijos, son actividades f~Uiaref

cotidianas que ocupan la mayor parte de lasdis­tracciones -sociales. Pero el desarrollo de la acti·vidad social exige que seIll'base el círculo f~ilWy que se busquen, nuevos contactos, indispeJ1llV,­bies para el equilibrio psico!6g¡coy afeotiva,Ahora bien, estas distracciones sociales extrafa­miliares son bastante extrañas. El 53 %de lasfranceses afirma que rara vez. o nunca. aalepor la noche, Las parejas con niños pequeñosson, desde luego, las que tienen menos opartQnl.dad de salir. Esto no impide que más de la miWde los franceses estén centrados en su vidafalnj.liar y tengan una vida social muy reducida. Loscafés se consideran lugares de actividad-.acWtípicamente franceses; sirVen de marco para quese reúnan los amigos y para las discusiones, losjuegos de naipes o el billar eléctrico; se reeunefácümente a ellos a la hora pe comer o cuandose hace .una pausa en el trabajo. Durante los fíJulJde semana, algunos cafés PMU son lugares de gran,efervescencia; la animación que reina en ellosfacilita de Iorma.natural los contactos. Esta fun.ción social resulta, sin embargo, menos evidenteen las ciudades muy grandes. Ahí, los cafés sonmás bien puntos para citarse que lugares de re­unión. El anonimato eamayor porque hay menos

4

12

84

7

2

91

FuENTE' ARCIllEC, 1974.

"unea, O no en 84~1Íltlmos ~OI.~~Ú}tlmos

'dos, p'ro no!I!l!Illdaace unaIio 4POI' 10menos_.".eDlostl.l.I1lBos doce_ 12

LlI$activid.s sociales de esparcimiento sontlltitls lIQuellas en las que predomina la relación,iQeial: Por supuesto, pueden ir acompañad.. de\IDa activida<i,secundarla. como ir a tomar unaeopac a un IIlstaurante, etc. Hemos visto que el1:i!!mpo de ocio es primordial para la actividadsocial del individuo que con frecuencia se en­c~tI:uolo. Desde luego, la vida famUiar consti·'tu~el ámbito natural para el intercambio afecti·

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It8 LAS PRÁCTIl1A$-DilL OCIO LAS PRÁCTICAS DEL OCIO 129

poSibilidades de encontrarse con personas cono­tldas. Pero el solo hecho de estar sentado en latllrtaza de un café puede considerarse como unliMo sociable en la medida en que ~o~spondeB-'UD deseo, aunque pasivo, de pal:ticlpar en la'Vida junto a los demás. Ver -y ser visto son ac~s

socíales de: importancia, aun si son poco grati·ficantes para el individuo. Sin embargo, pese al~o número de Cafés en Francia -pues no_ un pueblo o un caserío que no tenga el suyo-,n6-Í&l!Y que exagerar su importancia dentro deiu dllltractiones sociales de los franceses. En rea­itdad .más del 70 %de ellos afirma que no va.~.~ casi nunca, a los cafés. Otra fo~a.~e~dad social es el. participaren una asocl8C~,?n

!~~ungrupo de cualquier tipo. Laparticipamo?-i:Olectiva en una misma actividad de entretem·:mientopennite desarrollar relaciones que contmlcha frecuencia rebasan el objetivo de la aso­.c;jación. En otras palabras, a menudo uno !*'B1corpora a ello tanto para entab~~nuevas amas­tadelH:omo para practicar una actiVIdad deespar­'.iento espedfica. Al mismo tiempo,la asocia,~l:iÓlt permite desempeñar una fUnción social en.estrecho contacto con la colectividad y ejercer.JlllIponsabilidades que Son asim.ismo fac~res deapertura hacia el mundo exterior y de mtegra·eíén a la vida social en su conjunto. En general,los miembros activos de las asociaciones ·tienenUna personalidad extravertida, más atenta a losdemás. Por otro lado, la participación activa enuha'8lIociación estimula, por contagio, a interesar-

se en otras actividades asociativas. Aqu í tam biéJ'i,las actividades asociativas de esparcimientoengendran una práctica acumulativa: las mismaspersonas participan en diversas asociaciones.Así hay, por una parte, personas muy activassocialmente, y por la otra, personas que se estjnretirando de toda participación en la vida de lacomumdad y que son la mayoría. Si bien existegran número de asociaciones y gran variedad aeellas -desde las asociaciones por barrios hasta lasgrandes asociaciones nacionales-, solamente el28%de los franceses se adhiere a alguna. Esteporcentaje es muy inferior al de los países anlllo-­sajones, donde la tradición de asociarse es muchomás fuerte, y el individualismo mucho menosmareado.

El 10% de los franceses participa en una aso­ciación, generalmente de carácter deportivo; el6 %, en una asociación cultural o artística; el 4%son miembros de algún sindicato o partido polí­tico; y, por último, el 10% pertenece a agrupa­ciones de diversos tipos. 3

Falta todavía precisar que de este 28%, sóloel 40% participa en forma regular en las activi·dades propuestas por su asociación•

Las distracciones sociales fuera de la vidafamiliar ocupan, por lo tanto, un lugar reducidoentre las actividades de ocio de los ciudadanosfranceses.

3 Las personas que pueden pertenecer a varias asocia"ciones representan más de 28 %en total.

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No obstante, puede pensarse que con la ex­pansión del poder de las colectiVidades locales,las aaocíaciones ejercerán una influencia cadaJeZ mayor Y atraerán así a nuevos participan­tea.

IV. LA POLmeA DEL ENTRETENIMIENTO

No EXISTE una polftíca del entretenimiento. Sipor política se entiende un conjunto de medÍo.coordinados, inscritos en una estrategia globalcon una finalidad precias, no existe tal polí~caen Francia. En cambio, se ha establecido unaserie de políticas sectoriales y de acciones paraelentretenimiento: acciones para el deporte esco­lar y para el deporte de alto nivel, para la dífu­sión de la cultura, para el desarrollo del potencialturístico, etcétera.

Sin juzgar la eficacia de estas acciones, es·evi,dente, y sin duda inevitable, que no cubren latotalidad de las actividades del ocio, o las cubrenmal. Estas visibles lagunas y la ausencia de unapolítica del entretenimiento tienen varios moti·vos. En primer lugar, las acciones que han em­prendido los poderes públicos están mUYlI)alcoordinadas. En todo caso, no se encuentran en'su cima, puesto que no hay una dependencia ofi­cial encargada de coordinarlas, como un comitéinterrnínisterial; de modo que existe cierta dis­persión en las acciones, generalmente llevadas acabo por el Ministerio de la Juventud, Deportesy Diversiones, el Ministerio de la Cultura, el deSalud o el del Trabajo. La enonne diversidadde las actívídades de entretenimiento dificulta,8liemás,esta coordinación. En segundo lugar,

131

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13~ LA pOLíTICA DEL ENTRETENIMIENTO

algunas diversiones surgen estrictamente de lainiciativa individual, y no sería deseable queel Estado interviniera en ellas. Por último, granparte de las diversiones depende exclusivamentedel sector privado y está sujeta a la ley mer­cantil de la oferta y la demanda. La crecientetendencia a comercializar las diversiones reducecada vez más la intervención de los poderes públi­coso Por ello la acción del Estado en lo que tocaal entretenimiento es bastante marginal; recuér­dese que los gastos públicos en este ámbito repre­sentan apenas el 6% de los gastos globales paradiversiones en la PID. No siempre ha sido así,porque el desarrollo de las diversiones no habríasido posible sin una política que hubiera abiertoon,lnalmente el camino para una generalizaciónde lasmiamas.

EL NACIMIENTO DE UNA POLÍTICA: 1936

En cierto sentido, 1936 representa el acta denacimiento de una política del ocio en Francia.Por primera vez, las diversiones que hasta entonoces estaban reservadas a una minoría de privile­giados se convirtieron en objeto de una políticaglobal que las hizo accesibles a todos. Los acuer­dos Matignon entre el gobierno y los sindicatosfueron el origen de leyes sociales fundamentalespara el desarrollo de las diversiones.

Mencionemos la reducción del tiempo de tra­bajo a 40 horas semanales; las vacaciones pagadascon una duración de doce días laborables; la baja

LA pOLíTICA DEL ENTRETENIMIENTO 133

en las tarifas de los ferrocarriles. Estas leyes hanpermitido el auge de las diversiones. Pero habríansido inútiles sino se hubiera creado, paralelamen­te, la posibilidad de utilizar este tiempo liberadopara las diversiones activas.

Se confió a Léo Lagrange la primera subseere­taría de Estado encargada de Deportes y Díver­siones, dependiente del Ministerio de Salud.Para subrayar la importancia otorgada a una polí­tica del entretenimiento, un comité intermini..terial quedó a cargo de la tarea de asegurar quese siguiera esa política. Los ejes principales deésta eran el desarrollo del deporte, del turismoy de los intentos de difundir una culturapopu­lar. La promoción de los deportes se ineetibeen una política global de salud y de actividadesal aire libre. Se construyeron muchas ínstalaeíe­nes deportivas con el fin de democratizar lapráctica de los deportes. Se subvencionaren253 proyectos para instaláciones; se aeondíeío,naron 96 áreas de juego; se abrieron al público62 estadios de gran capacidad; se construyeron39 piscinas y 22 gimnasios; se abrieron 15 cam­pos de atletismo y cuatro estaciones popularesde deportes de invierno, accesibles en condício­nes bastante módicas. Esta relación da una ideade la magnitud del esfuerzo por fomentar ladiversión que se muestra como la más inmediata.mente popular: el deporte. También se fomentóel deporte a nivel escolar, pues de acuerdo conlos poderes públicos los establecimientos escola­reS debían reservar espacios de recreo que facilí-

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134 LA pOLíTICA DEL ENTRETENlMIENTO

~n los juegos deportivos. Las vacaciones paga·das y, sobre todo, los descuentos en las tarüas delos ferrocarriles -del 30% para particulares y del50% para grupos- provocaron la primera desban­dada de vacacionistas en verano y anunciaronel nacimiento de un turismo popular. Muchosviajeros eran trabajadores asalariados que salíanpor primera vez del lugar donde siempre habían\lÍvido y trabajado. Iban a visitar a sus padres oamigos, a quienes no habían visto en muchotiempo, a descubrir el mar o la montaña. Hoy endía es düícU imaginar la verdadera revoluciónque acarreó este derecho a las vacaciones paralICl\Ulllos que nunca las habían tenido. Pero lasiJlÚMltrUCturas turísticas eran todavía escasas yllOIBe todo muy caras. Los sindicatos se esforza­ban por encontrar fórmulas colectivas de vacacio­nes a precios accesibles. Como respuesta a estaexplosión de las diversiones turísticas, se crearonlI&Ociaciones como la Asociación para el Turismo1"9PUlar. Los jóvenes son, en ese momento, losque más facilidades tienen para viajar, pues exís­tían desde hacía mucho movimientos juvenilesllnportantes. El Movimiento de los Albergues deli:studlantes, iniciado por Marc Sangnler, adquiereuna nueva dimensión. El número de alberguespasa de 250 a 400. Son, a grandes rasgos, verda·deras residencias de jóvenes que permiten a la'Ve$ viajar, practicar el deporte y conocer a otrosjÓvenes venidos de todaspartes.

La diversión no excluye lo cultural. Por el con­trario, el gobierno de aquella época sostenía una

vi5lóngtob8l del ocio. D ~o era U-.wde las divisiones tAljantesentre loediv8l'llOl tipot deocio, puesto que son factoft!s de legn.. c.iOO.El ocio debepermitimos su.primjr estea dlvitiONlllartifIciales entre el ocio cultura\, por una part¡e, yel físico, por la otra, para reunirlos en una _ ..cultura popular Ú1liea que elImiDe la éSclllllillilWy 108 juicios de valor sobre tal o cual aetiYidlId deesparcimiento. Un proyecto EnO!Dle•• dIIda;demasiado ambicioso, .. se toma en _ta lasituación de entonces. Pese a iodos los~las acüvIdades w1tunlell de eepan:iaI.ienio DOtullieron un éxito companabIe al de las~des deportivas o las que • practicaD al aille liiD.más aocetJiblel que aqu,éUas. Loa clubes que sefundaron eRionce8 proponían una seáe de ......vidades culturales, deIde~ Itallta 4l:IqIIIe-llÍÓD ieatDl; pero no aleaDzamn los _ ........esperados. La inmIneneia de la guerra y los •bIoI políticos pusieron témlino a .... "'11 mIl­eia. El año 1936 sijpJe siendo un .ímbolo Iipdoal ocio, .ímbolo de una política de en-...­y de un proyecto cobe'llJIl:e para promowr: eloeio en todas llU8 f.onnas y para beneIIeio deiodOl.

AcCIONES DEL Es'lADO

Hoy en día el Estado ejeree una aéclónmásJlmi..talla sobre las diversiones, porque gran pa¡te deesa acción compete ahora a las ~tiYiIiIIde!s

Ioeales~alas_yporque·

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líf*f'LA POLmcADu,Eln'RE'tENlM1ENTO

muchas actividades de ,entretenimiento estánll9metidas al, sector privado" a las "industrias"del ocio. En lo esencial, la acción del EstadolIpunta a preservar y acondicionar un marco favo·rable para las actividades de entretenimiento, afomentar una política de construcción de instala.ciones y, más recientemente, a la búsqueda deunmejor aprovechamiento del tiempo.

:SIaprovechamiento del espacio

Muchas actividades de esparcimiento están liga.dasa la idea de estar al aire libre y al descubrí­m~ de la naturaleza. Las diversiones están'_ando una importancia cada vea mayor confÍl,A:rééimiento urbano. Por ello es vital que seJ~reserven espacios naturales de cualquier formade urbanización y que se sustraigan de la espeeu­lación del mercado de bienes raíces. El Estadointerviene de varias maneras para preservar estasáreas de esparcimiento; lo hace, en primer lugar,Protegiendo los parajes naturales e inscribiéndo.los en el dominio público; es el caso, por ejemplo,de los bosques nacionales. En segundo lugar,Interviene practicando una pólítica de reserva­ción territorial con el apoyo de las colectividadeslocales interesadas. Pero la preservación de espa­,cios naturales sólo es de interés en la medida enque ~ ponen estos espacios a disposición delpúblico para realizar actividades de espareímíen­to-, por eso hay que distinguir estos diversos es-

pacios según las actividades para las que 80JI másadecuados y según el aprovechamiento especí.fico que puede hacerse de ellos. Ya se han defi·nido varios tipos de áreas de recreación: los par·ques nacionales y regionales, las reservacionesnaturales, las zonas naturales de equilibrio, lasáreas de actividades al aire libre y las zonas derecreación en el medio urbano.

Los parques naturales son objeto de una PQlí,'tica activa en muchos países. En Alemania seimplantó esta política desde 1909;enlos EstadP8Unidos, se fundó en 1916 el National PQI'k Ser­vice, que actualmente controla una superficie'de más de cien mil kilómetros cuadrados. ,Fueapenas en 1960 cuando Francia llegó a C9l'tarcon una legislación sobre los parques nacional.,Estos parques, cuyas modalidades de acondíeío­namiento varían de una región a otra, resPQndenen Francia a tres grandes objetivos: prote¡4lr yvalorar el patrimonio natural en áreassuficiente­mente vastas; mantener un mínimo de activida~

des agrícolas y artesanales tradicionales, y servilde sitiQs de de8ClU18o y de esparcimiento alapoblación de las grandes metrópolis. La pro1ielJ.;ción de un paraje natural va, en efecto, acompa.ñada de acciones de mantenimiento y de, valQ­ración; sin estas acciones, la fauna y la: flo~ sedegradarían poco a poco. Los dramáticos íneen­dios de cada verano en el sur de Francia nosrecuerdan que sin una vigilancia humana los ríes­gos de destrucción son grandes. La valoraciónc4t patrimonio natural, comprende también el

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patrlmonio CUltunll; atquitectóníco y bumJlno.Impüea el dar realce a las COIlStruocionee qf.Ie

tienen un valor hiatórico y 1lOIl, por lo tanto, tes­timamos del pasado; también, el COIUerYal lasactividades arteIanales tradicionalea, que tienenun valor a lavez histórico y artístico. La conserva­ción de las actividades rurales poco mecanizada&,como la silvicultura, pemnte preservar y animareatoa lugares, que son reservas tanto naturalescomo históricas. El tercer objetivo es poner a~ón del público estas riquezas, así comola pr8ctica de actividades de esparcimiento. Éste.. el objetivo más delicado, pues, ¿cómose pue­de'acondicionar un terreno sin "de&fImarlo"?Aljp 78 actiYidade& de esparcimiento requieren.. ,1nat4liaMonea específicas poco compatibles~. la preservación de la identidad natural dellitio. Por otra parte, eataaactividades estimulanel delcubrimiento de la naturaleza y el contactocon eUa. Noea aencillo, pues,lograr el equilibrio.Por ello es funda""!l1tal que se __ eapacioaAlificienllea, a fin de ofrecer diversas posiI:ñlidadesdiferentee de utilización de estos e&plICÍ08. Enei 'tal zonas se tolera la circulación de automó·~. y en otraase prohíbe. Algunas facilitanmás la práctica de adividades deportivas comola equitación o el ciclismo; otras se reservan es­c1llsiv'amente para las caminatas. En términos~, a lo que más se prestan los parques na·tutaJes es al deacubrimiento de la naturaleza. t­~ de recepción de algunos parques pro­porcionan al visitante una verdadera enseñan2ia

LA POLmCA DEL ENTRETENIMIENTO 18t

sobre el ambiente. Aprender a reconocetlas múl­tiples especies que integran la fiora y la fauna,descubrir nuevos paisajes o participar en un "sa­fan" de fotografía IOn loa principales objetivos.Por supuesto, estos parques IOn sitios privilellla­dos para los escolares; en ellos, loa jUegos, lasactividades pedagógicas se mezclan con 101 eur­808 de ciencias naturales. Los parques se hanmultiplicado debido al éxito que han tenido y ala necesidad de evitar que se "apolille" el territo­rio. Actualmente hay cinco parques lW:ionalee,que IOn, según el orden en que fueron creadoa:la Vanoise, Port-Cros; los Pirineos occidentales,las Cévennes, los Ecríns, Hay, además, 17 par­ques naturales regionales que cubren una superfi­cie de cerca de doa millones de hectáreas.

El crear reservas natUrales es alzo medio queutilizan los poderes públicos para proteger unaparte del territorio que presenta característic8&especiales. Las reservas naturales responden auna concepci6n bastante similar a la de los par­ques nacionaIee y regionales; pero 80n más redu­cidas. Forman parte de una o varias' comunida­des y tienen por objeto conservar las especielIanimales o vegetales amenazadas con~Representan una reserva de aire puro para loa el­

tadin08 pero las actividades de esparcimientopropíamente dichas que se practican allí IOn has­tante limitadas. Con frecuencia están administra·das por asociaciones de protección de la natura­leza, Yrepresentan una superficie aproximada de37 mil hectáreas.

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140 LA pOLíTICA DEL ENTRE'J'END,fIENTO

A diferencia de los parques o de las reservasnaturales, las zonas naturales de equilibrio no ne­cesariamente cubren sitios con un ambiente puroy una belleza excepcionales. Se asemejan, másbien, a grandes secciones verdes que tienen comoñn evitar que se empalmen unas ciudades conotras o que se llegue a la urbanización continua.La extensió.n progresiva de las ciudades tiende aprovocar la desaparición de las áreas verdes quelas separan; las zonas naturales de equilibrio tie­nen por objeto limitar esa extensión, rodeandode un cinturón verde las grandes metrópolis. Losterrenos que se preservan así son propicios parala construcción de infraestructuras deportivas ode esparcimiento. Dado que se encuentran en lasí!llrCaIlías de las grandes ciudades, favorecen eldesarrollo de las actividades de esparcimientoal aire libre después del trabajo o durante losfines de semana. Estas zonas son totalmente pro­picias para la instalación de bases de actividadesal aire libre y de esparcimiento.

Estas bases responden a una concepción delocio más dinámica y más deportiva. Las institu­yó el Ministerio de la Juventud, Deportes y Di­versiones en 1975 (circular del 21 de marzo). Tie­nen por objeto ofrecer a todos la posibilidad depracticar una actividad deportiva cerca de supropio lugar de residencia. Están abiertas a todos,&in distinciones de edad, y ponen a disposicióndel público instalaciones sencillas para diversio­nes. En general, están situadas cerca de alguna.superñcíe natural o artificial de agua donde se

puedan practicar los deportes acuáticos, deí4elos baños en el verano hasta el deslizador de velao el velero. Disponen asimismo de campos dejuego o de parques de atrr cciones, asi como salascubiertas para gímnasí., o juegos de pelota. Suoriginalidad es doble. Por una parte, favorecencierta mezcla de las diversas categorías de lapoblación: escolares, asociaciones deportivaso de actividaaes al aire libre, comités empresaria­les, familias, adolescentes o ancianos. Esto permí­te una utilización óptima de las instalaciones deestas áreas. Por la otra, proponen actívídadesde esparcimiento variadas y adaptables atodos los públicos. Se distinguen cuatro tipósde bases de actividades al aire libre y de e8par­cimiento, según se encuentren más cerea o mlÍlllejos del centro de la ciudad. Las bases ur­banas, que están cerca del centro de las ciuda­des y pueden utilizarse diariamente; las bases pe­riurbanas frecuentadas más bien durante los fi-, .nes de semana, las rurales que al igual que las.naturales suelen estar situadas en los alrededoresde los- parques naturales o en su interior. Estetipo de acondicionamiento, bastante insuficienteen relación con las crecientes necesidades de loscitadinos, se ha vuelto muy popular, gracias a queasocia el hecho de estar al aire libre con lasactividades de esparcimiento, y en especial lasdeportivas.

Las áreas de esparcimiento en el medio urbanoson las menos desarrolladas. En ellas es mayorque en otras partes el enfrentamiento con losín-

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ieJeIeB privados y la especulación _del mercado4e bienes raíces. De cualquier manera, lapre­.ión de la opinión pública y la obligación quetienen las comunas de contar conunPlandeOcu­pación de Suelos (POS) ha permitido una lucham4s eficaz contra la escasez de áreas de esparci­

,miento en el interior de las ciudades. En principio,los POS deben respetar las normas proscritaspor el Ministerio del Ambiente y del Ámbito deVida. De modo _que cada comuna debería contarcon un mínimo de trece metros cuadrados de áreade recreación por habitante. Pero estas normas

"11610 son indicativas, y son muy pocas las grandesciudades que pueden preciarse de cumplir coneste requisito mínimo. Por otra parte, la distri­bución de estas áreas de esparcimiento, su accesomás o menos fácil y las instalaciones contiguasa ellas son también parámetros importantes para111 desarrollo de las prácticas de esparcimiento en

-él medio urbano.Por último, los poderes públicos intervienen,

de manera más específica en las zonas particular­mente codiciadas durante el tiempo dé ocio; esel caso del litoral. La creación de esquemas de&ptdtud y de utilización del mar (.....UM) tuvo porobjéto definir los diferentes usos del litoral, tra­tando dé llevarlos a una práctica armoniosa. ElIl)Stituto Nacional del Espacio Litoral y de lasRiberas Lacustres, por su parte, lleva una políti­ca de reservación territorial para evitar la propíe­dad privada del litoral. Una disposición legal del26 de agosto de 1979 establece el libre aCcelOa

la orilla del mar, la euaí pertenece al domiDio pú­blico y teóricamente no puede eer objeto deapropiación privada. De hecho algunaa playasson privadas debido a las construcciones al borcledel litoral. La prohibición de construir en ..espacio sobre una profundidad de cien metroli hapermitido detener el proceso de urbanizaciÓDcontinua, así como la apropiación privada dellitoral.

En ñn, el Estado ejerce múltiples accioné.para la reservación y el acondicionamiento deáreas públicas de recreación. Actúa esencialmen·te por la vía legislativa o reglamentaria. Pero iaadisposiciones reglamentarias toman con deIJla.siada frecuencia la forma de una simple 1'llCOIDlIll­dación. Suele intervenir demasiado tarde, y nopuede luchar contra situaciones reales, como eldesarrollo anárquico de las ciudades. La regla.mentación ha recibido ya demasiados ¡plpéScomo para tener una eficiencia global; puedeprevenir, pero no curar. En segundo lugar, e1Estado luchaa menudo en vano porque las colee­tividades locales respeten las medidas que impO­neo Esto se debe a que la reservación de áreas púoblicas de recreación, necesariamente improducti­vas, exigiría una política de subvenciones establellmás coherente. La política de instalaciones yequipos deportivos o culturales se encuentra enla misma situación, puesto que en 1980 disminu­yeron las asignaciones y las subvenciones del Mi­nisterio de la Juventud, Deportes y Diversiones,que ya de por sí eran bajas. De modo qué hay

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144 LA POLfTICA DEL ENTRETENIMIENTO

cierta paradoja entre la voluntad del Estado dedecretar normas más rígidas en materia de políti­ca del entretenimiento y el escaso presupuestoque destina a ésta y que impide la observanciade esas normas, En tercer lugar, la aplicación delas normas se enfrenta a la diversidad de situacio­nes locales y hace necesarias ciertas adaptacio­nes. De cualquier manera, estas adaptacionespasan con muchísima frecuencia a simples dero­gaciones propiciadas por el "desbarajuste" dedocumentos cuyo contenido es a veces contra­dictorio. Finalmente, el ocio sigue siendo unobjetivo secundario en la política de aprovecha­miento del territorio, centrada primordialmenteen la urbanización y la industrialización.

El aprovechamiento del tiempo

Hasta hace muy poco no se tomaban en cuentalos problemas de aprovechamiento del tiempo.Esto comenzó a hacerse a raíz de la reduccióndel tiempo de trabajo y el aumento del tiempolibré. Por muchos años sólo se trató este últimoaspecto. El estado se preocupaba nada más porfijar una duración legal del tiempo de trabajo.Obviamente, este aspecto es fundamental; la mag­nitud del desempleo impulsó a los poderes públi­cos a poner un tope al número de horas extra y aconsiderar la reducción legal del tiempo de trabajoa 35 horas semanales. La distribución del tiem­po tiene como fin la utilización óptima del tiempoliberado. Los fenómenos de aglomeración traen

LA POLfTICA DEL ENTRETENIMIENTO 1ft.

consigo un despilfarro del tiempo de ocio, lasaturación de las instalaciones y menos ll8.tilrfac,.ción para los usuarios. La opresión del ritmo detrabajo se manifiesta también durante el tiempode ocio. Se han estimulado algunas experien_para remediar estasituación, sobre todo a pattlrde que se estableció una Dirección de Aprov_..miento del Tiempo dentro del Ministerio delAmbiente y del Ámbito de Vida. Uno de losobjetivos se refiere al escalonamiento de las vaca.ciones. La inmensa mayoría de los asalariadOllreúne sus cuatro semanas de vacaciones en julioy agosto; en buena medida, se ven obligados ahacerlo porque la propia empresa donde trabs6ancierra durante este período, o bien porque deíeantomar sus vacaciones junto con sus hijos en elperíodo de vacaciones escolares. A esto se agregael peso de las costumbres y el hecho de que elmes de agosto es un símbolo para los vacaCkmiJ.taso Los inconvenientes de la concentración delas salidas son bastante conocidos: aglQlll'11'llcto.nes, despilfarro de gasolina, etcétera.

En el plano de las diversiones turísticas, losefectos de estA concentración no son menos per­judiciales para los vacacionistas. La rentabU'1'dad de las instalaciones turísticas y de las divl!l'­siones en esos dos meses del año acarrea unsobrecosto que el usuario debe sufragar. En elplano de la urbanización, -especialmente en lasregiones del litoral, las construcciones deben .sel'~tescas para poder recibir a las multitudes devaeacionistas. Así, ún aprovechamiento irracional

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del tiempo provoca un aprovechamientoirracio­nal del espacio. !le han recomendado diversassoluCiones, y algunas ya comienzan a aplicarse.Por ejemplo, la reducción del tiempo de cierrede las empresas, estimulando la rotación por tur­nos del personal; la desincronización de las fechasd-e vacaciones escolares por zonas, la implanta­ción de tarifas ventajosas para los viajes fuera deteQlporada, la concesión ele un segundo cupónde vacaciones pagadas PlU'lL estimular la fragmen­tlulión de las mismas. Hay muchas recomenda­cidnesj pero son difíciles de llevar a la práctica,porque requieren de un plan global que no.J"lI:lUdique a las empresas, a las familias ni laescolaridad de los niños. Sin embargo, se observa1II\a. tendencia al descongestionamiento, debidoa qUe cada vez más personas prefieren salir de'fJlClléiones en junio, y no en julio y agosto, y aque las salidas de vacaciones en invierno van enrápido aumento, lo cual indica un principio deftB¡¡ml\ntación de las vacaciones.

Pero es igualmente importante administrar eltiempo para. facilitar las prácticas cotidianasdel ocio, que son las que más contribuyen alequilibrio psicológico y físico. Algunos muni­<lipi08, con el apoyo de los pooeres públicos, hanintentado operaciones a este respecto con resul­tildas. positivos para las prácticas del ocio. Porejemplo, la desincronización de los horaríos deentradas y salidas de las empresas permite dismi­lluir •los embotellamientos y las aglomeracionesell la Ciudad; el escalonamiento de 101 horaria

LA POLttlCA DEL ENTRETENIMIENTO U'l

de los servicios públicos, de los comercios y delos centros de entretenimiento, que facilita lavida de los asalariados y evita las esperas..La im.plantación de borarios variables es un paso com­plementario hacia un mejor dominio del tiempo.Estos horarios variables, que aún están pocodesarrollados en Francia, permiten a los asalaria­dos elegir entre diversas formas de distribuir SUtiempo de trabajo y su tiempo de ocio. El siste­ma más frecuentemente utilizado es la divisiónde la jornada de trabajo en tres secciones, unafija -la más importante- en la que están presen­tes todos los trabajadores, y dos móviles, al prin•cipio y al final de la jornada, en las que los traba­jadores tienen la libertad de escoger sus horariossiempre y cuando completen un total de o.horas al día o 40 horas semanales. Aquel10sqUlIdesean trabajar dentro de las tres formas acumu­lan así un crédito de horas que valen por días derecuperación. Esta libertad para organizar eltiempo de trabajo permite a la vez sacar mejorprovecho del tiempo de ocio, alargar algunosfines de semana y estar disponibles cuandosepresente una ocasión especial. Por supuesto, est/!;sistema tiene sus Iimitaciones, ya que acarreadificultades administrativas para el personal yproblemas en las relaciones con la clíentelaj.porello tiene una evolución lenta y se extiende condificultad. Sin embargo, el aumento de lasactivi>dades de entretenimiento ejerce una fuerte pre­sión contra la rigidez de los horarios fijos. Eléxito de las empresas de trabajo por temporada

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148 LA POLÍTICA DEL ENTRETENIM1EN'1'O

y la extensión del trabajo de medio tiempo sontestímoníos del mismo fenómeno, y no se debensimplemente a los problemasdel mercado detrabaja. En términos generales, la mayor elastici­dad del tiempo de trabajo va en consonancia conla intensíficacíón de las prácticas del ocio ycon la búsqueda de una mejor adaptación deltrabajo humano a las necesidades de la empresa,

LA;;ACCJóN DE LAS COLECTIVIDADES LOCALES

Fuera de algunos grandes proyectos especíñcos,ninguna acción del Estado se realiza sin el apoyode las eolectívídades locales. Suya es, en general,la iniCiativa en materia de reservación de espacios" de instalaciones para esparcimíento; el Estadocontribuy~ bajo cíertas condiciones (respeto alas nonnas oficiales, evaluación de las necesída­des) y ~n proporciones variables. La región ~s unpeldllÍlo fundamental en la política del entrete­nímíento. En este nivel se pueden realizar las gran­des obras para aetívídades de esparcímíento alilire libre y en contacto con la naturaleza. LasWraestructuras regional"s se destinan a las diver­mones de corta duración en los ñnes de semana oeA períodos breves de vacaciones. En las regionesturísticas, estas infraestructuras son aún másnnportanres, ya que deben acoger a los vacacio­nistas. Pero 1/1 región es más bien un escalafénadministrativo que una colectividad local pro­piamente dicha; facilita la puesta en práctica de

LA PQÚflCA DEL &NTltE'FENIMIEN'l'O 149

las grandes directivas nacionales, pero su poderde decisión es exiguo, Por una parte, no se eligensus representantes; por otra, sus recursos finan­cieros son bastante limitados. Por lo tanto, recibe.subvencícnes del Estado sujetas a programas pIe­cisos y tiene poco poder para ejercer una políticaglobal de entretenimiento. De todas maneras,son cada vez más las regiones que cuentan conesquemas regionales de entretenimiento basadosen un inventario de las necesidades y las posibili­dades naturales que ofrece la región. El departa­mento, en cambio, es una colectividad local conplenos poderes..pero rara vez ínicíagrandeso~en materia de entretenimiento. Su función deplanificación es reducida. Interviene, sobre todo,por medio de subvenciones a las comunas o gru.pos de comunas (SIVOM) que deciden construirInstalaciones para esparcimiento. D~ hecho, enla comuna descansa la mayor parte de la respon­sabilidad de la política del entretenímiento; es elescalafón más próximo a los ciudadanos; debegarantizar la creación de las instalaciones necesa­rías, su funcionamiento y su animación. Recibesubvenciones del Estado y de otras colectividadeslocales y puede obtener bonificaciones de inreréssobre los préstamos que pacta. De todas maneras,las subvenciones del Estado todavía van unidas auna tutela técnica y administrativa que limita lalibertad de las comunas en la creación de sus íne­talaciones, que por esta razón no siempre seadaptan perfectamente a las necesidades de lapoblación local. La política para las díversíones

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150 LA POLITICA DEL ENTRETENIMIEN'1'O

que sigue un municipio depende del nivel de susrecursos financieros y de la mayor o menor pri­macía otorgada aestos problemas por las personaselegidas. Los recursos financieros están en funcióndel número de habitantes (impuestos por casahabitación, impuestos prediales) y de las empre­SllIl establecidas en una comuna (impuesto profe­sional). Algunas pequeñas comunas rurales nodisponen de medios suficientes para crear las ins­talaciones mínimas (campos deportivos, cines,etc.) y deben entonces asociarse a las comunasde los alrededores para financiar proyectos comu­nes. La falta de equipo para diversiones es unfactm adicional de empobrecimiento cuya impor­tancia no siempre se toma debidamente en cuen­ta. En el otro extremo ~stos son los casos másraros-', las pequeñas comunas con una vastazona industrial disponen de medios considerables.

Otro factor importante es que las comunas deiguales ingresos tienen políticas más o menosdinámicas en materia de diversiones. La voluntadde promover las actividades de esparcimiento serefleja, primeramente, en los documentos deurbanismo, sobre todo en los planes de ocupaciónde suelos (pos). Es indispensable tener el domi­nio del suelo para la reservación territorial, parala creación de zonas verdes o para la construcciónde instalaciones. Existe un problema de volun­tad política, puesto que con demasiada frecuen­cia no se respetan las normas mínimas cuandopodrían ser respetadas. Asimismo, las instalacio­nes pueden ser más o menos numerosas; algunas

LA POU'rlCA DEL ENTRETENIM1ENlro 151

comunas ponen a disposición de sus habitan teainstalaciones de diversos tipos, desde un centrocultural, la casa de la juventud, campos deporti­vos, salas omnideportivas, áreas de descanso y deesparcimiento, hasta las salas de reunión parauso de las asociaciones. Pero sobre todo -y éstees un aspecto fundamental en la política delentretenimiento-, estas instalaciones son más omenos selectivas o más o menos abiertas a todaslas categorías de la población. Algunas comunascuentan con instalaciones pesadas, complejas ycostosas que sólo benefician a minorías muyinteresadas de la población: los deportistas, losaficionados a las actividades culturales, los esco­lares, etc. A menudo estas instalaciones presti.giosas excluyen a la gran mayoría de los que noestán iniciados en las prácticas del ocio. Por lotanto, se advierte que es esencial una pedago¡¡íade las instalaciones para la participación delmayor número de personas. Las instalacionesmás ligeras -más numerosas y más extendidas­como los campos de juego y las áreas pequeñas,son más accesibles y ofrecen muchos usos a losjóvenes, a las familias y a los ancianos, Encuanto a lo cultural, un municipio importantecontaba con un centro cultural magníñco cuyasubutilización era una prueba patente de fracaso.Gracias a la creación de casas de la cultura en losbarrios, más cercanas a los habitantes y a SUS

preocupaciones, se han podido programardiversiones más adecuadas. El éxito de estascasas no se hizo esperar; pero además, se incitó

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1M LA pOLíTICA DEL ENTRETENIMIENTO

a sus participantes a utilizar el gran centro cultu­ral, hasta entonces desierto. Así, tanto laadaptación de las instalaciones como su anima­ción, que constituye el objetivo de los profesio­nales o asociaciones de diversiones, son criteriosimportantes en la política del entretenimiento.Por último, también los municipios puedenpromover una política de ayuda a la persona, alproponer actividades de esparcimiento encondiciones ventajosas para la gente de pocosrecursos, permitiéndole desplazarse y viajar porun precio reducido, aplicando tarifas con descuen­to para los espectáculos, etcétera.

LA FUNCIÓN DE LAS ASOCIACIONES

Las asociaciones tienen un papel importante enla animación de las diversiones en la ciudad; elbito de la política del entretenimiento se podríamedir con base en su poder y en el número desus socios. Son ante todo un lazo entre los habi­tantes de las grandes ciudades, casi siempre aisla­dos. Ahora bien, el desarrollar contactos socialeses ya de por sí un entretenimiento. Estos contac­tos favorecen el familiarizarse con las actividadesde esparcimiento y la difusión de las mismas,puesto que ejercen un poder de entretenimientosobre los individuos que no se animarían por símismos a participar en determinadas actividades.Descansan en el principio de autoorganizaciónde un grupo y se prestan a proyectos de muydiversas índoles: asociaciones deportivas, juveni-

LA POLmCA DEL ENTRETENIMIENTO 1153

les, de defensa del consumidor, de proteccióndel ambiente vital, etc. Son asimismo un enlaceindispensable entre el ciudadano y los poderespúblicos, y cuando la situación lo requiere, pue­den funcionar como grupo de presión para hacervaler el punto de vista de determinadas categoríasde la población. Muchos municipios se apoyanen las asociaciones para estimular el desarrollode las diversiones por medio de una subvencióndirecta o de contribuciones "en especie" (aper­tura de salas o de instalaciones), ya que per­miten la democratización de las diversiones quede otra manera no tendrían tanta difusión. Sobretodo, propician una mejor integración social yun mayor dominio del individuo sobre su amobiente vital y sobre la organización de sus díver­siones. De todas formas, la mayoría de las asocía­ciones (auténticas) cuenta con medios escasos.Algunas asociaciones nacionales gozan de sub·venciones por parte del Estado, bajo la condiciónde que tengan una utilidad pública reconocida.Pero la mayor parte de las asociaciones localesque no están estructuradas dentro del plan nacio­nal deben conformarse con las módicas cuotasde sus socios y con las subvenciones de su muni­cipio; por lo tanto, son poco establesy dependenmucho de la benevolencia de quienes las tienena su cargo. Esta situación explica el hecho deque las asociaciones tengan poco movimiento encomparación con otros países europeos. Tambiénexplica el aspecto desarrollo de las diversionescolectivas frente a las individuales o familiares.

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v. PERSPECTIVA DE LAS DIVERSIONES

¿CUÁLES serán las diversiones de mañana o de pa­sado mañana? ¿C6mo se repartirán el tiempode ocio y el tiempo de trabajo? Los errores que sehan cometido a este respecto invitan a tenerla mayor prudencia, Por ello hay que distinguir elporvenir cercano del futuro a largo plazo. Es ra­Zonable pensar que el porvenir a corto 'plazo seníla proyección de las grandes tendencias qua sevWumbran ya en el comportamiento de ocio delos franceses. En cambio, las previsiones a largoplazo suponen la elaboraci6n de hip6tesis sobrela evoluci6n global de la sociedad, de la cual elocio es s610 un aspecto, y por lo tanto son másaleatorias.

lA EVOLUCIÓN PROBABLE

A cono plazo, es decir, para-dentro de unos diezo quince años, no pueden esperarse modifica­ciones importantes en las actividades o el tiempo.de ocio. De cualquier manera, varios factores nosllevan a pensar que el proceso de reducción deltiempo de trabajo deberá acometerse pr6xima­mente. En prinier lugar, todos los sindicatos fran·CéIIéS se han adherido a esta reivindicaci6n, Queahora se presenta como primordial. En segun.

154

PERSPECTIVAS DE. LA8DIVERSIONI!lS 1515

do lugar, ya empiezan a realizarse negociacionessobre este punto entre los patrones y los sindica·tos, con el consenso de los poderes púb\iéoll.Además, la situaci6n de desempleo estructuJalactúa a favor de una mejor repartici6n del tíem­po de trabajo entre la población activa. Estetelllllestá en el orden del día en la Asamblea europes,lo cual es un factor decisivo, ya que una redue­cíón unilateral del tiempo de trabajo en W1 solopaís de la Comunidad disminuiría la competitivi.dad en la exportaci6n de los productos de esepaís. Por lo tanto, resulta indispensable un aeuer­do europeo, y 'es muy probable que se \legue aél a corto plazo; A esto se agrega el hecho de.Quela reducción del tiempo de trabajo encuentra cadavez más eco entre los asalaríados, puesto que porprimera vez los sondeos indican que la mayorÍ#de éstos preferiría una reducción del tiempo detrabajo a un aumento salarial. Es como si la crisisles hubiera hecho perder todas las esperanzas enun aumento significativo del poder de adquisi­eíón y los incitara a buscar una compensaci6n enel aumento del tiempo libre. En todo caso, la re­ducci6n del tiempo de trabajo será Iímítada, Sehabla de una disminuci6n del tiempo de trabajolegal a 35 horas por semana o bien de concederuna quinta semana de vacaciones pagadas, queviene a ser más o menos el equivalente en térmi­nos de una reducción anual. Pero esto provocaríauna organizaci6n diferente de las diversiones; en­tonces, ¿se dará primacía a las diversiones coti­dianas oa las de los períodos largos de vacaeío-

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151l ~aspJi;CTIVA$ DE LAS DIVERSIONES

nas? La prolongación de las vacaciones largasespoco deseable por diversos motivos. En primerIllgllI',las infraestructuras turísticas estarían satu­mdas en ese período; en segundo, sería perjudi­cial para la actividad económica, que ya se parali­za durante cuatro semanas, y en tercero, seríanocivo para los propios salarios, pues según unsondeo realizado en octubre de 1978. sólo el13% de los franceses se pronunciaría a favor deesa solución. La reducción del tiempo diariode trabajo, que equivaldría a una hora según lahi­pótesis de las 35 horas, tampoco tiene muchaaceptación. De hecho es demasiado leve comopara permitir que los trabajadores adopten nue­.~ actividádes de entretenimiento. Parece que lapreferencia general es la multiplicación de las mi­nívacacíones a lo largo de todo el año, o bienla prolongación de los fines de semana. Los finesdesemana o las vacaciones cortas permiten unaverdadera ruptura con el ritmo cotidiano impues­to pOr el trabajo y los transportes: permiten huirde la ciudad y disponer de un tiempo más contí­nuado para realizar diversas actividades de espar­Cimiento. A fin de cuentas, la distribución del'tiempo de trabajo y el tiempo de ocio a nivel delas empresas o del ramo se irá reglamentando cada\fez más con base en la extensión de los horariosmóviles. A un plazo más largo, los propios asala­riados podrán elegir la distribución de su tiempode oeío, respetando ciertas reglas indispensablespara el buen funcionamiento de la empresa, úícomo una asistencia mínima diaria y un perí*

PE:RSl'ECTIVAS 0Ii:. LAS l>IVERSIORl!lS 157

máximo de vacaciones una vez al año. A cortoplazo puede esperarse: que se mantengan los ho­rarios cotidianos de trabajo, si bien éstos se redu­cirán un poco en los sectores en los que el traba­jo es particularmente fatigoso: una prolongaciónde los fines de semana y sobre todo de las mini.vacaciones en ocasión de las fiestas o los "puen­tes", y una relativa estabílídad de las vacacioneslargas de verano, aunque reducidas en atas deuna mayor fragmentación de las vacaciones cuan­do la mayoría de las empresas renuncie al.cierreanual.

El futuro aumento del tiempo libre será tamobién resultado de la reducción de 'la edád de jubi·lacíón, La jubilación a los 60 años con pensíéncompleta es un objetivo muy cercano. Peroaquí, como en el caso de la distribución de lasvacaciones, toda medida autoritaria. y uniformees muy mal recibida, Suecia, que había empren­dido la reducción de la edad de la jubilación.tuvo que dar marcha atrás y permitir seguirtrabajando a las personas que lo deseaban. Enefecto, el brutal paso de la actividad constante ala inactividád total suele ser perjudicial para elequilibrio psicológico del individuo. El sistema dejubilación a la carta o, mejor aún, de retiroprogresivo parece ser preferible, y probable-­mente se generalizará. La apertura de los dere­chos de jubilación se reflejará más bien en laposibilidad de proseguir una actividad profesio­nal con menor intensidad. De cualquier manera,no hay duda de que la evolución demográfica

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·que conduce actualJitérite al rápido envejecimien­to de la población francesa no permitirá que sereduzca mucho la edad .de la jubilación. Aun plazo más largo, el asalariado seguramentepodrá elegir con bastante libertad sus períodos deactividad e inactividadj- así podrá disfrutar enplena juventud de períodos largos de inactividadal estilo del año sabático, siempre y cuando sejubile más tarde o cumpla, en su vida con un nü­mero mínimo de años de actividad global.

Lareduccíón global del tiempo de trabajo ne­:cesariamente irá acompañada de ciertos arre­*"OS en la distribución entre el trabajo y el ocio,en los que el asalaríado tendrá una intervenciónc~ vez mayor. En el fondo, será esta dístribu­Ción libre, más que la reducción neta del tiempode trabajo, el factor que más influya en las diver­Iliones futuras.

¿Cuáles serán estas diversiones? Las díversío­lI.escotidianas evolucionarán poco, ya que no au­Jllllntará mucho el tiempo libre diario. Las aetíví­dades·familiares seguirán siendo el pilar principal''de las diversiones cotidianas. Además, el 53 %delos franceses afirma que en caso de que aumenteelti~po libre, lo dedicarán ante todo a su vida'fmiJiar, Esta tendencia se verá reforzada por laljiwtiplicaeión de las diversiones "en casa".,Nocesa el notable aumento de los gastos en insta.Iacíones. de esparcimiento para uso de los par­tíeulares; la velocidad a la que se está difundiendolatelevísión en color es prueba de ello. El ráp~

'deSarrollo de la inforinática dará lugar a nue6

usos de la televisión. Los aparatos .magnetos­cópicos y"de .alta fidelidad para grllba!' y repto­ducir seguirán en aumento. Así, se desarrollarán"una electrónica y una inforinática de entreteni­miento" que ocuparán un lugar cada vez másiin'portante en el tiempo de ocio familiar.

Pero las diversiones que progresarán más pipiedamente serán las de corta duración, en los finesde semana o en las minivacaciones. Cuanto más;si se piensa que para el año 2000 casi toda lapo­blación francesa tendrá un estilo de vida urbano.

Se puede prever, entonces, que se mUltiplica.rán las casas de veraneo, que aumentarán cOl!.liÍ.derablemente los paseos turísticos de corta d~.ción (las estancias en los albergues rurales o eni"montaña, etc.), y que babrá una demanda c~ciente de diversiones al aire libre. Se observaráun auráento considerable en la utilización de lasáreas recreativas y de descanso en un medio ria..tural. Lo mismo sucederá en el caso de las activi·dades deportivas de esparcimiento al aire libre.La curva de crecimiento de la navegación de pía­cer es ya un buen ejemplo; asimismo, los recorrí­dos a pie y de todo tipo cobrarán un meyor.augeque el que tienen abora. Lo mismo el deporte enSU aspecto más institucionalizado, como lo prue­ba la afluencia de nuevos miembros acredítadoe­a la mayoría de las federaciones deportivas. Sinduda alguna, las actividades de esparcimiento al.aire libre y ligadas a la calidad del ambiente ocu­pará un lugar cada vez más importante en el tiem­po .de Ocio. En cambio, parece poco probable

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1.60 PERsPIlCTlV AS DE'LAS DIVERSIONES

que las actividades culturales lb! entretenimientosigan una evolución similar.· La asistencia a espec­táculos culturales aumenta poco. El más popularde ellos, el cine, ha sufrido una grave crisis con elsurgimiento de la televisión, y sólo registra unaumento moderado. Las actividades sociocultu­rales que se organizan en .los centros culturalesde los municipios sólo se dírígen a un público re­ducido que difícilmente crecerá, a. pesar de lainiciativa de ciertas ciudades para rehabilitar unacultura más popular.

Sin 'duda, las diversiones sociales, de relacióny asociativas progresarán más rápidamente, sobretodo en el marcode la organización de actividsdesdeportivas y al aire libre. Pero de.berán enfrentar'lacompetencia de las actividades predominante­mente individuales o familiares. Porque, en térmi­nos generales, la individualización de las prácticasdel ocio tendrá preponderancia sobre las prácti­eas colectivas o de grupo. A corto plazo, la exten­sión de las actividades sólo conllevará un aumentoleve de la actividad social del individuo o de sucapacidad de "convivir", y la atomización de lasoeíedad seguirá siendo la norma en la esfera delas diversiones, como en todas las demás.

LAs HIPÓTESIS PARA~ PORVENIR

Se pueden plantear muchas hipótesis a largo plazosobre el porvenir de las diversiones. Aquí sóll"l!Eltratarán a grandes rasgos, dos PQSibilidadesiltx­Íiren\asQue ilustran las tendencias JllOfund_"

PERsPIlCTlV AS DE'LAS DIVERSIONES 1&1

eontradietoríes, a la vez de una socíedad enmu­tacíón,

La' primera posibilidad es la más plausible, PQl­que no supone una transformación seeíal impor­tante en la vida de trabajO ni en la vída de oete,Descansa, primeramente, Sobre la hfp6teBis de uncrecimiento económioo mayor que el que se daen la actualidad. En este contexto, la crisis ten·dería a atenuarse con la "norma!ización"de lasrelaciones'entre los países industrializados y lospaíses en vías de desarrollo y sobre todo los paí­ses petroleros, y también con el surgimiento deinnovaciones que abran nuevos mercadotl llarilese crecimiento. Los sectores de la electr6n!eayla informática son dos ejemplos. Estas innovacio­nes beneñeíarían a lasilldustrias de entrete~n­to, las cuales tendrían un papel cada vezmásim·portante paramantener el crecimiento continuO'.Porque los bienes para diversión no cesarán deaumentar, ya sea en el sector automovilístico, enel de la electrónica para entretenimiento o bieben la proliferación de aparatos de todo tipo des­tinados a "OCUpar" el tiempo de ocio. Sepodrácomprobar una evolución aimilar (y ya se adVter­te) en el ámbito de los servicios. Cada vezhab1limás especiaIiatas del entretenimiento queinter­vendrán realizando las funciones que hasta ahatadesem}>éñabael propio individuo o la colectívidad(animación, re1acionessociales,. etc.). En unaperspectiva de este tipo, el ocio quedará reducidoa úna simple función de consumo; se conaumi­r4í1' bienes y' servicios de entretenimiento.

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Se esboza una .evó1w;i6Jtsirnllar en elterrenoé<lucativo, cultural y médico. Prueba de esto sonel consumo excesivo y patológico de medíeamen­tos y el surgimiento de microcomputadoras quepermiten un autoexamen médico en cualquiermomento, Bajo esta hipótesis, el cielo produc­clón-consumo cobrará un nuevo vigor al penetrardominios que todavía no están muy sujetos alSector mercantil. Así, la orientación de las diver­siones futuras dependerá de' la iniciativa de lasempresas privadas, de la industria'productora deentret!!lúmiento. A la larga, todas las diversionesse irán mediatizando poco a poco con aparatosCada vez más perfeccionados que reclamen sin ce­:. nuevos especialistas. Desde este panorama, lareducción del tiempo de trabajo seguirá siendo lí­mitada para mantener un alto nivel de produc­eíón, Por su parte, el desempleo tecnológico seampliará con la automatización de las tareas deJROducci6n, así como de los trabajos de oficina.A la larga puede resultar una situaciónsocialmen­

. te explosiva de la yuxtaposición de un elevado'nivel de desempleo y las actividades de esparci­miento onerosas por estar sometidas al sectorcomercial•

. La segunda posibilidad se apoya en hipótesisde <lesarrollo económico opuestas a las anterio­.;res•• hevé, sobre todo, un crecimiento moderadoque, en virtud de la coyuntura intemacionalyde la debilidad de las economías occidentales, nollegará a igualar el ritmo de crecimiento anteriora t973. Debido a las escasas posíbílidadesde-au-

mentodel poder adquisitivo, Illi!acentuará l••p.e­sión. de 'los sindicatos y de los.trabajadores asata'ríados en su conjunto para obtener más tiempolibre. En este contexto, el crecimiento económi­co provendrá no tanto de que se mantenga el tra­bajo intensivo o de un nuevo impulso en las In­versiones como de las economíes que puedanrealizarse en el terreno de la energía o de las ma­terias primas. Habrá que pensar en la reducción.del derroche de recursos l1\i.tur8les, cuyo costoeconómico nos negamos a evaluar y tendreúKIsque pagar algún día. También, en el aumento de'la duración de los productos-que hoy en día sefabrican para durar lo menos posible y que lt(Jpueden repararse porque su caducidad se, prt!l~

grama desde el momento de su fabricación.l;nresumen, a falta de una producción más c~ntio­sa, será posible producir mejor. Esto permit;iríamantener un nivel moderado de crecimiento,reduciendo a la vez considerablemente la dura­ción del trabajo. Un ensayo, con todo bastantete6rico, demuestra que en un sistema como ésepodría reducirse el tiempo de trabajo a dos horasdiarias. Cualquiera que seala disminución efecti·va del horario de trabajo en esta segunda posíbí­lidad, el tiempo libre será superior al tiempo detrabajo. Ciertamente, un vuelco de este tipo ten­drá repercusiones importantes en el comporta­miento del ocio. Por una parte, las actividades deesparcimiento seguirán estando ligadas al consu­mo de objetos producidos por las industrias delentretenimiento. Pero, contra lo que ocurriría en

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~ posibilidad antllI.'iot', esta f90na de ocio ~~apenas una peqlleiia parte del conjunto de activ¡.dades de esparcimiento, porque sus objetos seproducirían en cantidades menores y porque eltiempo de ocio seria muy superior según esta hi­pótesis. Resultarán más importantes las diversio­nes que requieren de pocas instalaciones y de po­cos pstos y que se basan esencialmente en lasactividades culturales, de relación o de contactocon la naturaleza. /\Sí, se pasará del consumo deobjetos al consumo de tiempo libre. Esta granfi.acción de tiempo liberado ofrec\l.rá entoncesal individuo la posibilidad de producir por símismo sus diversiones. Diversiones que no esta­rán sujetas a las Industriales ni a la presión publi­eltaria que éstas ejercen, sino que resultarán de\l1)li. toma de responsabilidad individual o colee­tiVa del tiempo de ocio. Será necesario crear aso­claclones cooperativas o 'grupos de ayuda mutuapan! lle~ a cabo actividades de esparcimientocolectivas. Poco a poco se extenderá este sectordel entretenimiento a otros sectores que depen­den abara del sector mercantil. De modo que po­demos imaginal que estas asociacionea realizaránuna serie de obras como la construcción de casasde veraneo la renovación de departamentos, etc.Entonces ~ utilizará una parte del tiempo librepara brindar servicios. colectivos, o bien cadamiembro participará en función de SUS aptitudesy sus gustos. Al lado del circuito mercantil se des­anollará un sistema de servicios colectivos apo­yado en el trabajo voluntario. El tiempo de ocio

PERSPIlCTlVAS DE'LAS DIVERSIONES 16i>

será así un tiempo de trab.,¡o libre basado en lasnecesidades de la colectividad y fundado sobrerelaciones de cercanía.

Sin duda, esta perspectiva se nos presenta comomuy utópica y muy difícil de imaginar en unmundo regido por la presión del tl'abajo. Petoesto no impide que ya las asociaciones y las coo­perativas estén cumpliendo funciones de produc­ción al servicio de sus socios. Podrían dl!llQ1'ollar­se más todavía en vista de que es impo.tbJe pan!las empresas privadas y las sociedades anónimasresponder a ias necesidades reales del individuo,sobre todo en lo tocante a las diversiolles. ¿Culilde estas dos posibilidades se transformará en tea­lidad? Ciertamente, no podemos saberlo; P(jrabara ambaaaon verosímiles, al igual que todIIlas posibilidades intermedias; pero, aunqqe enformas opuestas, una y otra demqestran qqe laevolución de lu diversiones es sin duda una clavepara el futuro.

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Introducción

ÍNDICE

7

Un problema de definición . . . . . . . . . . . . 7

Un problema social. . . . . . . . • . . . . • . . . . 9Evolución de la (unción econémlea del ocio,98; Loa gastos de ocio de los Cranceses.l01;El ocio: ¿consumo o enajenación?, 104.

I. Las concepciones del ocio 16La génesis del ocio 16Loa griego. y la sociedad, 16; En 1.. eccte-dad.. preindultrialea, 18; El ligio x'X y l.negaci6ndel.ocio, 19

Características del ocio moderno ... 25El acrecentamiento del tiempo libre, 25:La reducci6n del tiempo de trabljo. 32

Relación entre trabajo y ocio • • . . . . 40La Innuencladel trab~o aobre el ocio, 40;La irlnuencladel ocio en el trab~o. 62

La relaci6n entre el trabajo y el ocioen los pa{IleS del Este 69

U. La funciona del ocio ........•.• 75

Las funciones peicosociol6gicas delocio . 'o • '~," • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 76

169

Page 85: Sue, Roger - El Ocio

170 ÍNDICE

La función del detcanso, 76; La función dediversión, 79; La función de desarrollo, 84

Las funciones sociales del ocio .. . . . 87

La función de sociabilidad, 87; La funciónsimbólica, 90; La función terapéutica, 94

La función económica del ocio. . . . . 97

Evolución de la función económica del ocio,98¡ Los gastos de ocio de los francese&,lOl;El ocio: ¿consumo o enajenación? I 104.

III. Las prdcticas del ocio . . . . . . . . • . .. 108Actividades físicas de esparcimiento. 108Actividades prácticas de esparcimien-to . '.' " . . . . . .. . . . . .. 115Actividades culturales de esparci-miento , . . .. . .. . . .. . .. 117Actividades sociales de esparcimien-to .. .. . . . . . . .. . . . . . . . . . .. . . .. 126

La poUtica del entretenimiento .... 131El nacimiento de una política: 1936 132Acciones del Estado .. . . . . . . . . . .. 135El aprovechamiento del espacio, 136; Elaprovechamiento del tiempo, 144

La acción de las colectividades loca-les. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 148La funci6n de las asociaciones 152

V. Perspectiuas de las dluersiones 154La evolución probable 154Las hipótesis para el porvenir. . . . .. 160

Bibliograf(a SUmIlI"ÚJ ••••••••••••••••• 166