Año 1. no. 20

¿Qué pasa cuándo la imagen de una figura de poder se trastoca y difumina al ser viciada por la toxicidad de una figura inferior? Un charco inútil, es una historia de amor, poder, angustia, soledad y miedo, protagonizada por dos personajes atormentados que se refugian en la locura para sobrevivir y ser felices en un entorno opresivo, dentro de una sociedad enferma y perversa que escarba en el dolor ajeno.

Óscar, un profesor  cobarde, inseguro, pesimista, sensible y desilusionado de la vida que después de sufrir un accidente en la escuela en donde daba clases (ya que uno de sus alumnos al ser sorprendido fumando lo arroja por las escaleras) se rehúsa a continuar dándolas, recurriendo a encuentros constantes con su viejo profesor que lo consuela y acon-

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anclada en el recuerdo de su hijo muerto; Diego, a quien asegura ver todos los días y quien después de observar a Óscar se enamora de él, contratándolo para darle clases de gramática y de francés a su hijo, con la ilusión de que sigue con vida. En un episodio obsesivo por revivirlo.

Y el de un antiguo profesor de Óscar, un doctor cínico y sabio que a través de pruebas le hace ver que es un títere de sus propios miedos y que para sobrevivir en una sociedad enferma y perversa no es necesario evitar la realidad o vivir sufriendo por los traumas y errores del pasado, sino que “se debe de tener confianza en uno mismo y comprender que de alguna manera todos estamos locos y cuerdos a la vez”.    

Un charco inútil resulta una delicada y elaborada metáfora sobre la realidad y lo que creemos que existe. Para una persona pueden existir  sus miedos de regresar a ser profesor, de ser humillado de nuevo; mientras que para otra persona, la realidad puede ser que su hijo no murió en un accidente. Los individuos se aferran a sus creencias, a lo que ven e interpretan. Se aferran a su conocimiento y se impiden continuar, estancándose en su depresión y sus miedos. Lo que ven, lo creen como verdadero. En la obra se puede ver un imaginario colectivo compartido por los protagonistas, en donde son libres de fantasear, esto no significa que huyan de la realidad, sino que crean y producen una nueva. La obra radica en la frase “nadie es capaz de decidir quién existe y quién no”. Detrás de lo que somos tenemos cientos de imágenes primigenias que nos conforman, no podemos decidir por los demás y decirles que la realidad que han creado es falsa y se estancarán en ella.

Bajo la dirección de Mahalt Sánchez, el actor hace y conduce un monólogo en donde abre un túnel del tiempo en la percepción del espectador al enterarlo de la trágica vida del maestro, y vincula el silencio de los estudiantes invisibles a los que se dirige, a los que interpela de vez en cuando, al tiempo en que toma el lugar emocional de su propio niño y de aquellos que vivieron en esta historia un suceso que marcaría intensamente su existencia.

 El personaje, entabla comunicación con una maestra de nula inteligencia que lo humilla constantemente, e intenta entenderse con la directora del colegio respecto al modo de educar y enseñar a los niños, testigos del trágico suceso que condujo a la necesidad de emplear al profesor sustituto.

Bashir Lazhar es una obra sobre el exilio, la violencia y la no aceptar nuevos paradigmas. Un hombre que llega a una cultura completamente distinta a la suya, en donde al intentar cambiar con lo establecido, enseñando algo más a los estudiantes que mera gramática y ortografía, evocándose a la sensibilidad, sólo le trae problemas con la directora, los profesores y el sistema.

Bashir Lazhar es la historia de un argelino al que asesinaron a su familia en su país de origen. Para escapar de la violencia emigra a Canadá, donde lo contratan como maestro suplente en una escuela primaria.

 En Canadá, país al que llega como exiliado político, este hombre enfrenta la cerrazón y la ignorancia de la directora y sus colegas, en un país donde esperaba encontrar protección y asilo.

Dictado, lectura y ortografía revisa este maestro que residió ocho años en Argelia, y que es interpretado por Boris Schoemann. Desde la soledad del escenario con escritorio, silla y teléfono como únicos elementos escenográficos, conduce al espectador hasta esos años comúnmente sellados por la memoria.

 

Bashir Lazhar enseñará en este obra que las palabras, la dualidad y su significado dotan continuamente de herramientas a los estudiantes para la supervivencia por encima de los hechos.

La obra plantea la oportunidad de borrar lo escrito, lo acontecido, como sucede cuando el profesor limpia el pizarrón y vuelve a esparcir el germen de los conceptos y las ideas. Así como los paradigmas, Bashir Lazhar hace una revolución en las formas de pensamiento y el modo en que se trata a los estudiantes. Borrando lo que existe, tomando ciertos elementos y construyendo su propia forma de enseñanza basada en la justicia y el valor para enfrentarse a los problemas y la amargura.

Lazhar es un incitador a la vida, un pescador de tesoros intangibles. Bashir Lazhar nos lleva a reflexionar en torno al aprendizaje y lo aprendido, a los métodos anticuados y ortodoxos que hay en la enseñanza.

Basada en el libro de la profesora Natalia Valdez Tejeda, Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán es la historia de una activista social dentro del magisterio, que desde su infancia conoce el peso de las decisiones políticas dentro de una familia orgullosa de ser priista. Narrando su vida, al ritmo que se muestran los presidentes de México, desde el magnicidio de Álvaro Obregón hasta la llegada de Vicente Fox al poder.

Este proyecto nace a partir de la elección presidencial del 2012, en la que el PRI volvió al poder después de 12 años de alternancia: ¿Por qué regresar a un régimen de estas características? Esta obra es una tentativa por explicar el presente mexicano; entender el origen de nuestra manera de hacer y concebir la política y la vida pública recorriendo la historia de “El Partido” a través de la historia de una familia.

La obra es una construcción personal de un periodo que no vivimos en su mayoría: los 71 años de gobierno del PRI. “A través de una larga investigación buscamos construir un relato de nuestro país, no mejor ni más completo que los demás, pero sí nuestro” dijeron los creadores de la obra.

La fundación del partido oficial en 1929, bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario fue un acto de “imaginación política” que terminó con un periodo en el que se llegaba al poder a partir de las armas. “Buscamos profundizar en esta historia, queremos entender a un organismo político que fue un instrumento de reconciliación social y a la vez un medio para controlar la participación política. Incluyente y excluyente por igual”

El análisis histórico, político y social, conjunto a la historia de vida de la activista Natalia Valdés, provocan en el espectador un sentimiento de protesta. La obra se permea de signos que buscan denunciar la impostura en los 71 años de poder del PRI. Estos 71 años generaron en la población una lógica de comportamiento, una lógica de opresión, de asesinatos y desapariciones a las que las personas estaban sujetas.

“Queremos generar una distancia para identificar y explicarnos el México del 2013. Hoy que las posiciones políticas se han polarizado desde el apoyo irrestricto, hasta la oposición sin cuartel, pasando por diferentes grados de aceptación y de indiferencia, nos parece importante profundizar en una historia que dimos por sentada”. Las conquistas democráticas no han sido una concesión bondadosa o gratuita del gobierno, sino un hecho político ganado con la sangre y el sudor de centenares de jóvenes y adultos mexicanos. “En tanto valoremos y cuidemos estas conquistas, su sacrificio no habrá sido en vano”.Al momento en que finaliza la obra y se puede salir del foro, un televisor que muestra una y otra vez el discurso del presidente en curso Enrique Peña Nieto, espera a ser visto. Generando mayor cuestionamiento, ¿qué sucede con el sistema político? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué tan jodidos estamos?

En medio del frenético ritmo de la contemporaneidad, agitado hasta la histeria por la vida aspiracional, llega un momento donde todo se detiene y nos preguntamos: "¿qué estoy haciendo?". Y esto es lo que presenta la obra “Idiotas contemplando la nieve” de Alejandro Ricaño.

La obra es una deliciosa comedia amarga y agridulce que retrata muy bien la estupidez de los tiempos consumistas en que vivimos. Los personajes comunes y corrientes con anhelos tan superficiales y efímeros pero distintos, muestra las vicisitudes en que nos podemos llegar a encontrar al tratar de conseguirlos.

Caracterizada por el consumo, la idiotez, la muerte por banalidades y ridiculeces hace de la obra una importante crítica al deseo en que se hallan los individuos, ¿cómo llegan a desear esas ridiculeces? ¿Por qué su deseo los convierte en estúpidos, en idiotas? ¿Por qué su deseo y anhelo es tan indómito que los conduce a la rmuerte?

Es una obra que tiene un tono muy cómico pero a la vez es muy patética. “Intentamos jugar en el filo de esos dos tonos”. Te ríes de las cosas estúpidas que cometen los personajes, pero que finalmente todos estamos cometiendo. Por ejemplo, en la historia aparece una diputada cuyas prácticas admiran y recuerdan muchos ejemplos de la realidad nacional; hay también una señora a quien se le va la vida en su anhelo de comprarse una cafetera de 24 mil pesos; un cura pederasta que se encuentra con su deseo pecaminoso; una mujer deprimida porque sus vecinas tienen baños mejores que el suyo y hace, por ello, cosas inverosímiles.

"Muchos personajes se mueren en esta obra, pero no es nada del otro mundo, ni para cortarse las venas, es lo patético de las situaciones y los comportamientos humanos", afirma su director Boris Schoemann

Sobre su obra, escribe Alejandro Ricaño: "Es una verdad dolorosa, ignoramos que estamos jodidos. Si hasta hace algunas décadas el mundo burgués era inaccesible, los planes de crédito nos dieron un disfraz para pasar desapercibidos (...) Desde entonces, me imagino, cometemos estupideces para satisfacer necesidades absurdas, con la esperanza de que un día sea suficiente.

Las historias y sensaciones de los personajes se reflejan en el propio ritmo de la obra, dividida en escenas cortas que los muestran en situaciones cada vez de mayor encono y frente a decisiones más drásticas y absurdas hacen que la obra esté completa en todos las características: actorales, puestas en escena, ritmo, velocidad de la obra y sensaciones que producen en el espectador.

La acción transcurre en la oficina de una empresa productora de celulares, en donde tres de sus funcionarios se angustian por el rumor, que ellos creen posible, de una inminente fusión con otra compañía, lo que pone en riesgo sus empleos. La obra transcurre en espacios físicos convencionales de oficinas en donde se excluye al otro y los intereses de permanecer en la empresa están de por medio.

Como una metáfora de la rapidez con que se suceden las innovaciones en telefonía celular y la presión a que están sujetos quienes laboran en ese mundo, la obra muestra el anhelo de estar en un constante cambio por medio del consumo. El consumo y los productores de este –que en la obra aborda el tema de telefonía–, resultan importantes en las relaciones de las personas.

La obra invita a la reflexión al mostrar el individualismo al que están sujetos los trabajadores que buscan sobrevivir en la empresa y acabar con sus compañeros. La obra lleva al espectador en una diadema de histerias y obsesiones, pues la presión a la que están sujeta los trabajadores los hace de esta manera.

El jefe parte a su casa de campo, lo que les da un par de semanas para encontrar un nuevo producto que impida la fusión. Las propuestas son delirantes sobre todo por parte de Theri, la directora, que apenas se repone de una crisis nerviosa que la envió a un psiquiátrico y encontró un nuevo camino en las palabras de Gandhi que repite constantemente hasta que el diseñador gráfico Mikke, adicto a las novelas policiacas y de misterio y con trastornos del habla, la convence de cosas inusuales. Seppo, el gerente lambiscón con el jefe Tarmo, pero que conserva algo de cordura, se opone con un lenguaje cada vez más agresivo y soez.

Las actuaciones y las situaciones individualistas llevan a los personajes a un meollo en donde necesitan de sus compañeros, acabando con su individualismo, para construir juntos un templo de consumo.

El interés y estudio que Strindberg tuvo de los descubrimientos de Sigmund Freud y otras personalidades, para desentrañar el comportamiento humano, provocó que sus obras adquirieran una profundidad y complejidad psicológica impresionantes. El juego de poder entre los individuos, el duelo de mentalidades, la ambivalencia, el dominio de los sentimientos y la manifestación del inconsciente, fueron elementos que marcaron a un gran dramaturgo. No es casual que al siguiente año que Freud publicara La interpretación de los sueños, Strindberg escribiera su obra de teatro “Un sueño”.

En Un sueño, el protagonista es el sujeto: el que sueña, el poeta, el escritor. Y este personaje se desdobla, como en los sueños, en otros personajes que reflejan sus obsesiones, su necesidad de redención, su sensación de sufrimiento en esta vida donde a los humanos lo único que queda es tenerles compasión.

El hilo conductor es la hija del Dios Indra, que baja a la tierra para darse cuenta de que los humanos padecen más de lo que se imaginaba y que su redención se sustenta en el sufrir. La dinámica de la obra está llena de repeticiones, personajes de los que ella adquiere su cuerpo convirtiéndose en la veladora de un teatro, en el oficial frente a un amor imposible o el hijo que ve a lo lejos a sus padres. Todo sucede frente a una puerta por la que no se puede pasar. Finalmente, cuando es posible averiguar qué hay detrás de ella, lo único que se encuentra es “la nada”. El humano se encuentra consigo mismo y se da cuenta que su sufrimiento lo ha llevado a ser eso: Un sueño.

Strindberg cuestiona al humano en esa careta o máscara que utiliza para camuflarse en el mundo. Todas son máscaras que resultan un sueño en donde nada tiene sentido, nada de lo que hacemos creamos o sentimos. Al final todos somos metáforas que anhelan el amor, la lucidez y la felicidad. Esto hace de nosotros un sueño.