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    aula abiertaDIARIO CO LATINO, SBADO 27 DE DICIEMBRE DE 2008 N 46

    SECCIN DEL SUPLEMENTO TRES MIL EN APOYO A LOS PROGRAMAS DE LENGUAJE Y LITERATURA DE EDUCACIN MEDIA DEL MINISTERIO DE EDUCACIN

    Noche Buena(Cuentos de Barro, 1933)Salvador Salazar Arru (Salarru)

    Responsable: Vladimir Baza

    CUALQUIERAODEBACHILLERATO

    Salarru, Noche Buena (Cuento) y Minibiografa] pgs. 1 y 2 [. La rana que quera ser una rana autntica, de Augusto Monterroso ] pg. 2 [.

    El pastor y las ovejas (Fbula), de Samaniego ] pg. 2 [. Subsuelos de la noche, de Eduardo Galeano ] pg. 3[. El otro yo, Mario Benedetti ] pg. 3

    El cisne tomado por ganso (Fbula), de Esopo ] pg. 3[. El Principito (Fragmentos), de Antoine Saint-Exupry ] pg. 4 [. Romance sonmbulo y

    Primer homenajea Federico Garca Lorca] pg. 5 [. El arte de la palabra, de Frei Betto] pg. 6 [ Por qu escribo?, de Frei Betto] pg. 7 [

    Poesa de Miguel Hernndez, hroe de la Guerra Civil espaola: Beso soy (Antes del odio), El sudor ] pgina 8 [.

    La tarde herida cay detrs del cerro, conlala azul tronchada y el pico dioroentriabrido. El nido de noche qued solito,con piojo de estrellas y el huevo brillosode la luna. Plumas quedaron angeleando,tristosas.

    Los guarumos, altos y chelosos, se mira-ban en las esc ura nas , con asp ecto de

    espretos de palo. La brisa espesa, tufositay jelada, haca nadar las ramas en los cla-ros morados del cielo. El sereno mojiscountaba brillos en los bultos de las cosas; ytoda la tierra se encaramaba al cielo en olo-res. Lijaban los grillos, puliendo el silen-cio.

    Por la puerta del rancho embarrancado,sali al pedrero una pualada de luz. Lassombras acamelladas de los moradoresreptaron hasta el patio. Un chucho inter-puesto, se haba hecho mesa en el umbral.

    Poco a poco, la noche se fue alunando enclarores hermosos. Desde el patio se colum-br el casero del pueblo. Uno quiotro can-

    dil estrellaba la calle. En el campanarioantiguo, la luna cuajaba, campaneando ale-gre; y, de cuando en cuando, los cuetespuyaban la carpa tilinte del cielo, chiflandotodos luminosos y rebotando con estrpito.

    * La nana se enroll en el tapado y sali,

    seguida de los dos cipotes. La Tina tenaonce aos; era delgadita y pancitinga.Nacho andab a en los cinco: sopladito,pujoso , careto y mocoso. La camisa lecampaneaba al haz del ombligo. Caminabajalado, atrompesndose y con la boca enforma de O, por la trancazn de la ata.Bajaron al camino rial y cogieron rumbo alpueblo.

    Iban, iban, en silencio, tranqueando porla calle polvorosa que, como una culebra,tena piel a manchas de sombra y luz. Unostoros pasaban por el llano, empujando lasoledad con sus mugidos de brama. Al pa-sar por La Canoga, frente al rancho de oTito, la puerta de luz les cay encima, asus-

    tndoles los ojos, y oyeron la risa de la gui-tarra. Pasaron en fila. Iban, iban Comoera Noche Buena, haba misa de gallo; y sehaba corrido la bola de que el padre Pera-za iba a regalar juguetes a los chicos, des-pus del sermn. La Tina y Nacho no ha-ban tenido juguetes nunca. Jugaban de mu-ecas, con carages vestidos de tusas; detienda, en la piladera; de pulica, con olotes;

    y de pelotas, con bolas de morro. Iban,iban La chucha seca los segua, rastrera

    y tosigosa. Se iba ya, clarito, el tamborny el pito que pastoreaban la alegrapueblerina. En una embrocada que se dioel camino, salt cheleante el pueblo; y, des-de la torre de la iglesia, el ojo con dos pes-taas del rel se les qued mirando ceu-do, y no los perdi de vista hasta queembocaron por la plaza.

    Haba ventas; ola a jumo, a guaro, y acuete. Se entraba al atrio entre ramas de

    coco y pitas empapeladas de colores. y el tambor pastoreaban la alegra.

    *La nia Lola los top en las grada-Habs venido al reparto, Ulalia?-S, pu-Date priesa, si quers que te les de

    a los cipotes. Ya el padre t cabando

    La nana jal la cadena, en busca dparto; sigui el lateral de la iglesiaacul contra el chumazo e gente qentrando encipotada al reparto. La bga ensordeca. Entre los que se ribajaban los apretados.

    La Ulalia segua aculada, siemtanteyo de coger puesto. Por fin, llegta la barriga negra del cura. Sonabanpe ta s; so naban chinchin es; sotumblimbes.

    -Y vos? Vos no sos del pueblo, v-No padre-cura, soy del valle-Hum, hum!... Tus cipotes nun v

    a la doctrina, verd?

    -No, Sior: tamos lejos-Hum, hum!... Para vos nuay; panuay Entendiste? Para vos nuaylotra, pase, pase

    *Topadito al cerro, floriaba un luce

    Ulalia iba, por el camino, de gelta.Con su voz tsica, deca:-Apurte, Nachito, and!La Tina luiba jalando. Nachito dec-Y ed juguetes, mama?...La camisa le llegaba al omblig

    tranqueando. A lo lejos, se iba embarrancado. En los claros, salanpalos brazos negros, que amenazacielo.

    -Apurte, Nachito, and!...-Y ed juguetes, mama?...Al pasar por el rancho de o Tito, la

    ta de luz les cay encima, y oyeron de la guitarra.

    Salarru, admirado por el clebre escritor mejicano Juan Rulfo, quien le daba el ttulo de Maestro.

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    La Rana que quera seruna rana autntica

    Pero, qu sucedi la vez tercera?

    Que vino en realidad la hambrienta fi

    Entonces el pastor se desgaita,

    y por ms que patea, llora y grita,

    no se mueve la gente escarmentada

    y el lobo le devora la manada.

    Cuantas veces resulta de un engao,

    contra el engaador el mayor dao!

    El pastor y las ovejasFbula de Samaniego

    SalarruMinibiografa

    Poeta, pintor y escritor salvado-reo. Naci el 22 de Octubre de1899 en el departamento de Son-sonate en las cercanas de la ciu-dad del mismo nombre, caminoa Sonzacate.Publica sus primeros cuentos ala edad de diez aos en el Diariode El Salvador. Pinta con granhabilidad y su familia lo manda aestudiar con el profesor italianoSpiro Rossolino. Despus partebecado a la Academia deCorcorn de Washington D.C., re-gresando a San Salvador a laedad de 20 aos.Expuso su obra mltiples vecesen diferentes galeras y lugaresde El Salvador, as como en Cos-ta Rica, Guatemala, Nueva York,Nueva Orleans y otros. Se le haconsiderado como el mximo ex-ponente de la narrativa cuscat-leca. Fue cofundador de la nuevacorriente narrativa latinoamerica-

    na. En sus "Cuentos de Barro" y"Cuentos de Cipotes", trata delmundo campesino. Public tam-bin novelas, aunque su verda-dera maestra estaba en el cuen-to, siendo uno de los autores quehan dado a este gnero, en Cen-tro Amrica, proyeccin univer-sal. Falleci en San Salvador el27 de Noviembre de 1975.

    Algunas de sus obras son:El Cristo Negro, (1939).El Seor de la Burbuja, (1927).O' Yarkandal,(1929).Cuentos de Barro,(1933).Remotando el Ulun,(1940).Eso y Ms, (1940).

    Cuentos de Cipotes,(1945).Trasmallo,(1954).La Espada y Otras Narraciones,(1960).Vilanos (1969).ngrimo(1969).La sed de Sling Bader, (1971).Catleya Luna,(novela, 1974).Mundo nomasito,(poesa, 1975).

    Apacentando un joven su ganado, grit desde la cima de un collado:Favor! que viene un lobo, labradores

    Estos, abandonando sus labores,

    acuden prontamente

    y hallan que es una chanza solamente.

    Vuelve a llamar, y temen la desgracia;

    segunda vez los burla. Linda gracia!

    Haba una vez una Rana que quer

    Rana autntica, y todos los das se

    ba en ello.

    Al principio se compr un esp

    que se miraba largamente buscand

    siada autenticidad.

    Unas veces pareca encontrarla y

    segn el humor de ese da o de la ho

    que se cans de esto y guard el e

    un bal.

    Por fin pens que la nica forma

    cer su propio valor estaba en la op

    la gente, y comenz a peinarse y a v

    a desvestirse (cuando no le quedaba

    curso) para saber si los dems la ap

    y reconocan que era una Rana aut

    Un da observ que lo que ms ad

    de ella era su cuerpo, especialmente

    nas, de manera que se dedic a hac

    dillas y a saltar para tener unas an

    vez mejores, y senta que todos la ap

    Y as segua haciendo esfuerzos h

    dispuesta a cualquier cosa para logr

    consideraran una Rana autntica, s

    arrancar las ancas, y los otros se las

    y ella todava alcanzaba a or con a

    cuando decan que qu buena Rana

    reca Pollo.

    Augusto Monterroso

    Augusto Monterroso, escritor guatemalteco

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    Se trataba de un muchacho corriente: enlos pantalones se le formaban rodilleras,lea historietas, haca ruido cuando coma,se meta los dedos a la nariz, roncaba enla siesta, se llamaba Armando Corrienteen todo menos en una cosa: tena Otro Yo.

    El Otro Yo usaba cierta poesa en la mi-rada, se enamoraba de las actrices, mentacautelosamente, se emocionaba en losatardeceres. Al muchacho le preocupabamucho su Otro Yo y le haca sentirse in-cmodo frente a sus amigos. Por otra par-te el Otro Yo era melanclico, y debido aello, Armando no poda ser tan vulgarcomo era su deseo.

    Una tarde Armando lleg cansado deltrabajo, se quit los zapatos, movi lenta-

    mente los dedos de los pies y encenradio. En la radio estaba Mozart, pmuchacho se durmi. Cuando despOtro Yo lloraba con desconsuelo.

    primer momento, el muchacho noque hacer, pero despus se rehizo e

    t concienzudamente al Otro Yo. Edijo nada, pero a la maama siguiehaba suicidado.

    Al principio la muerte del Otro Yun rudo golpe para el pobre Armandenseguida pens que ahora s podenteramente vulgar. Ese pensamientoconfort.

    Slo llevaba cinco das de luto, csali a la calle con el propsito de lunueva y completa vulgaridad. Desdvio que se acercaban sus amigos. llen de felicidad e inmediatamentll en risotadas. Sin embargo, cuansaron junto a l, ellos no notaron ssencia. Para peor de males, el mucalcanz a escuchar que comentabanbre Armando. Y pensar que parec

    fuerte y saludable.

    El muchacho no tuvo ms remeddejar de rer y, al mismo tiempo, sila altura del esternn un ahogo que reca bastante a la nostalgia. Pero nosentir autntica melancola, porqula melancola se la haba llevado eYo.

    El otro yoMario Benedetti

    Porque esta mujer no se callaba nunca, porque para ella no haba una

    estupidez que no fuera un problema, porque estaba harto de trabajarcomo un burro de carga, porque no aguantaba ms dormir con unaestatua con ruleros, por las malas ondas, por la falta de respeto, por-que ella le dola demasiado y porque la vio con otro, l se vio obligadoa retorcerle el pescuezo, como si fuera gallina.

    Porque este hombre no escuchaba nunca, porque para l no haba unproblema que no fuera una estupidez, porque estaba harta de trabajarcomo una mula, porque no aguantaba ms dormir con una estatua queroncaba, por los malos tratos, por las burlas, porque l le dola dema-siado y porque lo vio con otra, ella no tuvo ms remedio que empujarlodesde un dcimo piso, como si fuera bulto.

    Al fin de esa noche, desayunaron juntos, como todos los das. Leye-ron el diario, ninguna noticia les llam la atencin. Los sueos no salenen los diarios.

    Subsuelos de la nocheEduardo Galeano

    Publicado en el peridico mexicano La Jornada.Tomado de www.rebelion.org

    Un hombre muy rico alimentaba a un ganso y a uncisne juntos, aunque con diferente fin a cada uno: unoera para el canto y el otro para la mesa.

    Cuando lleg la hora para la cual era alimentado elganso, era de noche, y la oscuridad no permita dis-

    tinguir entre las dos aves. Capturado el cisne en lu-gar del ganso, entonsu bello canto preludio de muerte. Al or su voz, elamolo reconoci y su canto lo salv de la muerte.

    MORALEJA: Antes de tomar una accin sobre alguien o algo, yasea que le beneficie o perjudique, primero debemos asegurarnosde su verdadera identidad.

    El cisne tomado por gansoFbula de Esopo

    El escritor Eduardo Galeano

    El escritor Mario Benedetti

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    El Principito

    Por Antoine Saint-Exupry

    Captulo XXII

    -Buenos das! -dijo el principito.

    -Buenos das! -respondi el guardavas.-Qu haces aqu? -le pregunt el

    principito.-Formo con los viajeros paquetes de mil

    y despacho los trenes que los llevan, ya a laderecha, ya a la izquierda.

    Y un tren rpido iluminado, rugiendocomo el trueno, hizo temblar la caseta delguardavas.

    -Tienen mucha prisa -dijo el principito-.Qu buscan?

    -Ni siquiera el conductor de la locomoto-ra lo sabe -dijo el guardavas.

    Un segundo rpido iluminado rugi ensentido inverso.

    -Ya vuelve? -pregunt el principito.-No son los mismos -contest el guarda-

    vas-. Es un cambio.-No se sentan contentos donde estaban?-Nunca se siente uno contento donde est

    -respondi el guardavas.Y rugi el trueno de un tercer rpido ilu-

    minado.-Van persiguiendo a los primeros viaje-

    ros? -pregunt el principito.-No persiguen absolutamente nada -le dijo

    el guardavas-; duermen o bostezan all den-tro. Unicamente los nios aplastan su narizcontra los vidrios.

    -Unicamente los nios saben lo que bus-

    can -dijo el principito. Pierden el tiempocon una mueca de trapo que viene a ser loms importante para ellos y si se la quitan,lloran...

    -Qu suerte tienen! -dijo el guardavas.

    Captulo XXIII

    -Buenos das! -dijo el principito.-Buenos das! -respondi el comerciante.Era un comerciante de pldoras perfec-

    cionadas que quitan la sed. Se toma una porsemana y ya no se sienten ganas de beber.

    -Por qu vendes eso? -pregunt elprincipito.

    -Porque con esto se economiza muchotiempo. Segn el clculo hecho por los ex-pertos, se ahorran cincuenta y tres minutospor semana.

    -Y qu se hace con esos cincuenta y tresminutos?

    -Lo que cada uno quiere...Si yo dispusiera de cincuenta y tres mi-

    nutos -pens el principito- caminara sua-vemente hacia una fuente...

    Captulo XXIV

    Era el octavo da de mi avera en el de-

    sierto y haba escuchado la historia del co-merciante bebiendo la ltima gota de miprovisin de agua.

    -Ah -le dije al principito-, son muy bo-nitos tus cuentos, pero yo no he reparadomi avin, no tengo nada para beber y seramuy feliz si pudiera irme muy tranquilo enbusca de una fuente!

    -Mi amigo el zorro..., me dijo...-No se trata ahora del zorro, muchachi-

    to...-Por qu?-Porque nos vamos a morir de sed...No comprendi mi razonamiento y repli-

    c:

    -Es bueno haber tenido un amigo, an sivamos a morir. Yo estoy muy contento dehaber tenido un amigo zorro.

    Es incapaz de medir el peligro -me dije -Nunca tiene hambre ni sed y un poco de solle basta...

    El principito me mir y respondi a mipensamiento:

    -Tengo sed tambin... vamos a buscar unpozo...

    Tuve un gesto de cansancio; es absurdobuscar un pozo, al azar, en la inmensidaddel desierto. Sin embargo, nos pusimos enmarcha.

    Despus de dos horas de caminar en si-lencio, cay la noche y las estrellas comen-zaron a brillar. Yo las vea como en sueo,pues a causa de la sed tena un poco de fie-

    (fragmentos)

    bre. Las palabras del principito danen mi mente.

    -Tienes sed, t tambin? -le pre

    Pero no respondi a mi pregunta, dicme simplemente:

    -El agua puede ser buena tambin corazn...No comprend sus palabras, pero

    ll; saba muy bien que no haba qurrogarlo.

    El principito estaba cansado y se yo me sent a su lado y despus de lencio me dijo:

    -Las estrellas son hermosas, por unque no se ve...

    Respond seguramente y mir sblar los pliegues que la arena formabla luna.

    -El desierto es bello -aadi el prinEra verdad; siempre me ha gustado

    sierto. Puede uno sentarse en una dunse ve, nada se oye y sin embargo, algplandece en el silencio...

    -Lo que ms embellece al desiertoel principito- es el pozo que oculta gn sitio...

    Me qued sorprendido al comprendbitamente ese misterioso resplandoarena. Cuando yo era nio viva en unantigua en la que, segn la leyenda,un tesoro escondido. Sin duda quesupo jams descubrirlo y quizs nabusc, pero pareca toda encantada p

    tesoro. Mi casa ocultaba un secretofondo de su corazn...-S -le dije al principito- ya se trat

    casa, de las estrellas o del desierto, les embellece es invisible.

    -Me gusta -dijo el principito- quede acuerdo con mi zorro.

    Como el principito se dorma, lo tomis brazos y me puse nuevamente mino. Me senta emocionado llevandofrgil tesoro, y me pareca que nadfrgil haba sobre la Tierra. Miraba ade la luna aquella frente plida, aqojos cerrados, los cabellos agitadosviento y me deca : lo que veo es scorteza; lo ms importante es invisib

    Como sus labios entreabiertos esbuna sonrisa, me dije: Lo que ms meciona de este principito dormido es slidad a una flor, es la imagen de la roresplandece en l como la llama de unpara, incluso cuando duerme... Y lms frgil an. Pensaba que a las lmhay que protegerlas: una racha de puede apagarlas...

    Continu caminando y al rayar el albcubr el pozo.La extrema pobreza de nuestrosprincipitossalvadoreos en las vas frreas y las covachas de las zonas marginales.

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    Verde que te quiero verde.Verde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mary el caballo en la montaa.

    Con la sombra en la cinturaella suea en su baranda,verde carne, pelo verde,con ojos de fra plata.

    Verde que te quiero verde.Bajo la luna gitana,las cosas la estn mirandoy ella no puede mirarlas.

    Verde que te quiero verde.Grandes estrellas de escarcha,vienen con el pez de sombraque abre el camino del alba.La higuera frota su vientocon la lija de sus ramas,y el monte, gato garduo,eriza sus pitas agrias.

    Pero quin vendr? Y por dnde?Ella sigue en su baranda,

    verde carne, pelo verde,soando en la mar amarga.

    --Compadre, quiero cambiar

    mi caballo por su casa,mi montura por su espejo,mi cuchillo por su manta.Compadre, vengo sangrando,desde los puertos de Cabra.--Si yo pudiera, mocito,este trato se cerraba.Pero yo ya no soy yo,ni mi casa es ya mi casa.--Compadre, quiero morir,decentemente en mi cama.De acero, si puede ser,con las sbanas de holanda.No ves la herida que tengodesde el pecho a la garganta?--Trescientas rosas morenaslleva tu pechera blanca.

    Tu sangre rezuma y huelealrededor de tu faja.

    Romance sonmbulo(Verde que te quiero verde)

    Federico Garca Lorca

    Pero yo ya no soy yo,ni mi casa es ya mi casa.--Dejadme subir al menoshasta las altas barandas,

    dejadme subir!, dejadmehasta las verdes barandas.Barandales de la lunapor donde retumba el agua.

    Ya suben los dos compadreshacia las altas barandas.Dejando un rastro de sangre.Dejando un rastro de lgrimas.Temblaban en los tejadosfarolillos de hojalata.Mil panderos de cristalheran la madrugada.

    Verde que te quiero verde,verde viento, verdes ramas.Los dos compadres subieron.

    El largo viento dejabaen la boca un raro gusto

    de hiel, de menta y de albahaca--Compadre! Dnde est, dimeDnde est tu nia amarga?Cuntas veces te esper!

    Cuntas veces te esperara,cara fresca, negro pelo,en esta verde baranda!

    Sobre el rostro del aljibese meca la gitana.

    Verde carne, pelo verde,con ojos de fra plata.Un carmbano de lunala sostiene sobre el agua.La noche se puso ntimacomo una pequea plaza.Guardias civiles borrachosen la puerta golpeaban.

    Verde que te quiero verde,verde viento, verdes ramas.El barco sobre la mar.

    Y el caballo en la montaa.

    Boni OrtizRebelin

    El primer homenaje a Garca Lorca

    Se le vio caminar...Labrad, amigos,

    de piedra y sueo, en el Alhambra,un tmulo al poeta,

    sobre una fuente donde llore el agua,y eternamente diga:

    el crimen fue en Granada, en su Granada!

    Antonio Machado

    Se le vio, caminando entre fusiles,por una calle larga,salir al campo fro,

    an con estrellas, de la madrugada.Mataron a Federico

    cuando la luz asomaba.

    la conferencia titulada Motivos Lorquianos quepronunci Luis Alvarez Pier. Durante esta con-ferencia Luis Iniesta recit varias poesas del Ro-mancero gitano, de Garca Lorca, acompan-dole Alfredo Yez a la guitarra. Se interpreta

    En el Teatro Robledo de Gijn, los das 13 y 14de Enero de 1937, se desarrollaron los actos delque pasa por ser el primer homenaje de la Espa-a republicana en memoria de Federico GarcaLorca. Ni la guerra ni la escasez fueron impedi-mentos graves para que se llevase a cabo estainiciativa del Ateneo Obrero de Gijn. Patrocina-ba los actos la Consejera de Cultura, desempe-ada por el escritor y periodista Antonio Ortega.Qu distante les parecera a todos aquel veranode 1932 en que los camiones de La Barracarecorrieron Asturias acercando el teatro al pue-blo!

    Comenz la velada con la interpretacin de Gra-nada, de Albniz, por el sexteto Astoria. Lesigui la lectura por Luis Iniesta del poema deAntonio Machado: El crimen fue en Granada. Acontinuacin, el Grupo de Ensayos Teatrales delAteneo Obrero interpret el prlogo y la estam-pa primera del Romance popular de Federico Gar-ca Lorca: Mariana Pineda. A un intermedio mu-sical en el que el sexteto Astoria interpret lasdanzas quinta y dcima de Granados, le sucedi

    Sevilla, de Albniz, y, por ltimo, otra vGrupo de Ensayos Teatrales ocup el escepara representar el tercer acto de la obra dtor homenajeado: Bodas de Sangre.

    El xito total y absoluto del espectculo e

    la oportunidad del homenaje propiciaron qrepresentacin se llevara a las otras dos cales republicanas del Norte: Santander y BDe regreso en Asturias, con el mismo mose organiz una gira por las principales pciones de la regin.

    Derrota, represin y exilio: habran de pasade veinticuatro aos hasta que, en Octub1961, se volviera a representar en Gijn unade Federico Garca Lorca: Los tteres de cporra, montada por el grupo teatral Gesto

    *********

    Federico Garca Lorca

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    Hace das conversaba con mi traductor en

    Francia, Richard Roux, que es tambin pro-

    fesor de literatura, y me deca que ni siquiera

    en la tierra de Voltaire y Balzac, Rimbaud y

    Simone de Beauvoir, los alumnos tienen hoy

    el hbito de leer literatura; si lo hacen es por

    leer y no por placer; leen trozos, captulos,resmenes, pero no la obra entera.

    En el Brasil esta constatado el mismo fen-

    meno. Como observa Claudio Willer, las in-

    vestigaciones demuestran niveles elevados de

    analfabetismo funcional y nuestros estudian-

    tes, al faltarles el habito de la lectura, escri-

    ben y se expresan mal, y tienen dificultades

    de razonamiento e interpretacin de la reali-

    dad.

    Son muchos los factores que contribuyen a

    que algunos alumnos universitarios no sepan

    redactar una carta sin errores de sintaxis y con

    concordancia o distinguir lo literario de lo no

    literario cuando estn ante una crnica de Ma-

    chado de Assis o una carta del banco. Falta

    literatura en los currculos escolares y son ra-

    ras las bibliotecas de calidad en las institu-ciones de enseanza y en los municipios del

    pas. No se sabe lo que no se aprende. Y sin

    aprendizaje no hay discernimiento ni juicio

    crtico, corriendo el peligro de confundir el

    Gnesis, primer libro de la Biblia, con una

    banda de roqueros.

    Vivimos en la era de la imagen, bajo el do-

    minio de la informtica. El aluvin de imge-

    nes vicia el ojo, hipnotizndolo con el impac-

    to de la instantaneidad, en el que se funden

    pasado, presente y futuro. Se pierde progresi-

    vamente la percepcin del carcter histrico

    del tiempo. Ahora todo parece asequible.

    En el siglo 20 la cinematografa introdujo

    un nuevo concepto de tiempo. Ya no el con-

    cepto lineal, histrico, que recorre la Biblia,

    o las pinturas de Fra Anglico o el Don Qui-

    jote de Cervantes. En una pelcula predomina

    la simultaneidad. Se suprimen las barreras en-

    tre tiempo y espacio. El tiempo adquiere ca-

    rcter espacial, y el espacio carcter tempo-

    ral. En la pelcula la mirada de la cmara y

    del espectador pasan con toda libertad del pre-

    sente al pasado y de ste al futuro. No hay

    continuidad ininterrumpida.

    La televisin, que naci por los ao 40, lle-

    v eso al paroxismo: frente a la simultanei-

    dad de tiempos distintos, el nico anclaje es

    el aqu-y-ahora del televidente. Ni hay

    durabilidad ni direccin irreversible. La lnea

    maestra de la historicidad en la que se apo-

    yan el relato bblico y la predicacin cristia-

    na- se diluye en el cctel de sucesos donde

    todos los tiempos se funden. Fred Astaire apa-

    rece muerto y sobre su atad se exhiben do-cumentales de sus xitos en que aparece vivo,

    bailando en sus pelculas musicales.

    De ese modo, poco a poco, se apaga el ho-

    rizonte histrico, como las luces de un esce-

    nario despus del espectculo. La utopa sale

    de escena, lo que le permiti a Fukuyama va-

    ticinar: Termin la historia. Al contrario de

    lo que advierte Cohelet en el Eclesiasts, ya

    no hay tiempo para construir ni para destruir,

    para amar y para odiar, para hacer la guerra y

    para establecer la paz. El tiempo es ahora. Y

    en ste se sobreponen construccin y destruc-

    cin, amor y odio, guerra y paz.

    La felicidad, que en s resulta de un proyec-

    to temporal, se reduce pues al mero placer ins-

    tantneo derivado, preferentemente, de la di-

    latacin del ego (poder, riqueza, proyeccin

    personal, etc.) y de los toquessensitivos (p-

    tico, epidrmico, gustativo, etc.). La utopa

    es privatizada. Se resume en el xito perso-

    nal. La vida ya no se mueve por ideales ni se

    justifica por la nobleza de las causas abraza-

    das. Basta con tener acceso al consumo que

    trae un excelente confort: el apartamento de

    lujo, la casa en la playa o en la montaa, el

    carro nuevo, el telfono celular, el computa-

    dor, los viajes de placer. Una isla de prosperi-

    dad y de paz inmune a las tribulaciones cir-

    cundantes de un mundo movido por la vio-

    lencia. El cielo en la tierra, prometen la pu-

    blicidad, el turismo, el nuevo equipo electr-

    nico, el banco, la tarjeta de crdito

    Ni la fe escapa a la sustraccin de la tempo-

    ralidad. El reino de Dios deja de situarse al

    frentepara ser esperado en la cima. Cual

    mero consuelo subjetivo, la fe se reduce a la

    esperanza de salvacin individual. Es el pa-

    saporte que garantiza al fiel su entrada en el

    cielo, libre de las asperezas de este tiempo de

    vida mortal.

    Por influencia del cine y de la televisin aho-

    ra el tiempo est confinado al carcter subje-

    tivo. Experimentarlo es tener una conciencia

    tpica del presente. Si en la Edad Media lo

    sobrenatural justificaba la atmsfera que se

    respiraba, y en el Iluminismo era la esperanza

    de futuro la que justificaba la fe en el progre-so, ahora lo que importa es el presente inme-

    diato. Se busca vidamente la eternizacin del

    presente. Michael Jackson es eternamente jo-

    ven y son multitudes las que maltratan su cuer-

    po como quien sorbe el elixir de la juventud.

    Moriremos todos saludables y esbeltos.

    La destemporalizacin de la existencia va

    de la mano con la desculpabilizacin de la

    conciencia. Una misma persona vive diferen-

    tes experiencias sin preguntarse por princi-

    pios morales o religiosos, polticos o ideol-

    gicos. No hay pastores y obispos corruptos

    y utopas que terminaron en opresin? No

    muestra la televisin al honesto de ayer, esta-

    fador hoy, y al bandido haciendo gestos hu-

    manitarios? Dnde reside la frontera entre

    el bien y el mal, lo cierto y lo errneo, lo pa-

    sado y lo futuro? Todo lo que es slido se

    deshace en el aire irrespirable de este co-

    mienzo de siglo cuya temporalidad se frag-

    menta en cortes y desleimientos, close-ups

    y flashbacks, muchas nostalgias y pocas

    utopas. Mientras las iglesias tratan de llegar

    a la modernidad, el mundo naufraga en los

    vientos de la posmodernidad.

    Sin embargo, hay algo de positivo en esa

    simultaneidad, en ese aqu-y-ahora que nos

    imponen como negacin del tiempo. Es la bs-

    queda de la interioridad. Del tiempo mstico

    como tiempo absoluto. Tiempo sntesis/supre-

    sin de todos los tiempos.Kairs. Es as como

    irrumpe la eternidad: eterna edad. Puro gozo.

    Donde la vida es tierna.

    En las artes, la msica y la poesa se aproxi-

    man, de modo ejemplar, a esa simultaneidad

    que volatiliza el tiempo, imprimindole un ca-

    rcter atemporal. En la msica nuestros odos

    captan slo la articulacin de unas pocas no-

    tas; mas perdura en la emocin el recuerdo

    de todas las notas que ya sonaron antes. En s

    la meloda es inasible, igual que el poema,

    que es una sucesin rtmica de slabas y pala-

    bras sutiles. Lo que existe es la resonancia de

    la nota y de la palabra en nuestra subjetivi-

    dad. De ese modo la secuencia se instaura en

    nosotros. No es el tiempo cortado en pasado,

    presente y futuro. Es el presente intermina-ble. El tiempo infinito. Como en el amor, en

    que lo cotidiano es apenas slo la marca ordi-

    naria de una inspiracin extraordinaria.

    Pero estamos tratando de literatura: sujeto,

    verbo y predicado. En el computador el len-

    guaje queda reducido a un cdigo exiguo que

    subvierte toda la estructura del lenguaje. La

    velocidad del medio impone a la escritura una

    economa de palabras que se traduce en indi-

    gencia de significados. Es como si estuvira-

    mos regresando a los sonidos guturales del

    tiempo de las cavernas. Ante las

    reconvenciones de una madre preocupada, la

    hija de quince aos que insista en s

    casa a medianoche para asistir a una

    pregunt: Y el quico?La madre

    que se trataba de un amigo de la jove

    reaccion diciendo: Quin es Qu

    Quico, dice la hija, es lo que yo ten

    ver con eso.Los griegos no tenan textos sagrados

    tas sacerdotales. Gracias a la literatura

    mero, producida ocho siglos antes de

    los griegos se apropiaron de una herra

    epistemolgica que, todava hoy, nos da

    presin de que ellos intuyeron todos lo

    cimientos que la ciencia moderna lleg

    cubrir. Qu sera de nuestra cultura sin

    temtica de Pitgoras, la geomet

    Euclides, la filosofa de Scrates, Pl

    Aristteles? Qu sera de la teora de

    sin el teatro de Sfocles, Eurpides y Es

    Los hebreos le otorgaron al tiempo, g

    a los persas, un carcter histrico y un

    raleza divina. Y produjeron una literatu

    numental la Biblia- que inspira a tre

    des religiones: judasmo, cristianismomismo. Suprmase el libro de esas tr

    nes religiosas y ellas perderan toda

    dad y propsito. Y sin embargo, qu e

    exige a sus alumnos que lean a los a

    bblicos? Conozco estudiantes que, al

    blar de la pelea entre David y Goliat,

    que se trataba de dos luchadores de bo

    otro supona que las cartas de San Pa

    llamaban as por haber sido escritas en

    dad de So Paulo.

    Un libro tiene comienzo, medio y fin.

    la vida. Las grandes narrativas fav

    nuestra visin histrica y crean el ca

    cultivo en el que brotan las utopas. P

    utopa no hay ideal y sin ideal no hay v

    ni proyectos. La vida se reduce a un ju

    expensas de las oscilaciones del merca

    La literatura es el arte de la palabra, y

    todo arte recrea la realidad, subvirti

    transformndola, revelando su revers

    eso, todo artista es un clon de Dios, pu

    prime a lo real un carcter tico y un

    esttico, superando el lenguaje usual y

    jando, de modo sorprendente, la imagi

    creadora.

    Sin literatura corremos el peligro de

    minarnos hacia la mezquindad de los

    burocrticos, a la farsa del economista

    explica todo y no justifica casi nada, a

    chara estril del lenguaje televisivo, a l

    rrea de los discursos polticos, conde

    nos a la visin estrecha y a la pobreza

    pritu alejada de cualquier bienaventu

    Salvemos la literatura, para que po

    salvar a la humanidad.-------------------------------------------

    * Carlos Alberto Libanio Christo, mejocido como "Frei Betto" (Nacido el 25 dedel 1944 en Belo Horizonte, Brasil), es udominico brasileo, telogo de la liberacautor de ms de 50 libros de diversos gliterarios y de tema religioso.En dos ocasiones -1985 y 2005- fue prcon el Jabuti, el premio literario ms impde Brasil. En 1986 fue elegido Intelectual por la Unin Brasilea de Escritores. Asemovimientos sociales, como las ComunEclesiales de Base y el Movimiento de Trares Rurales sin Tierra. En 2003 y 2004 fueespecial del Presidente Luiz Incio Lula dy coordinador de Movilizacin Social del ma Hambre Cero.

    El arte de la palabraFrei Betto*

    El telogo y escritor brasileo Frei Betto

  • 7/26/2019 Suplemento Aula Abierta 20081227_AA

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    aula abierta27 de diciembre de 2008 aula abierta

    aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi

    Es una pregunta que me hago yo mismo.Y para la cual no tengo una respuesta ex-clusiva; o, como dira Descartes, clara y dis-tinta. Escrib 48 libros a lo largo de 30 aos,aparte de aquellos en que particip comoco-autor. Redacto de ocho a diez artculosperiodsticos al mes. Y... por qu escribo?Planteo una variedad de hiptesis no exclu-yentes.

    Escribo para construir mi propia identidad.Si hubiese sido criado por lobos, ser queme sentira lobo en el mundo? La identidades tambin reflejo de un juego de espejos. Simis padres y maestros me hubiesen inculca-do que soy intil para las letras, y no me hu-biera quedado otra alternativa que trabajaren una mina, quizs hoy -si hubiera sobrevi-vido- fuese un minero jubilado.

    Mi experiencia, sin embargo, fue diferen-te. Los espejos relucieron en otras direc-ciones. Ya traa dentro de m un factorfilogentico. Mi padre escribe crnicas. Mi

    madre public siete libros de cocina. El gatode la casa no escribe, pero parece que legusta leer, a juzgar por el modo como seenrolla en peridicos y revistas.

    Viene, adems, el factor ontogentico. Ensegundo ao de primaria, en el Grupo Es-colar Baro do Rio Branco, Belo Horizon-te, doa Dercy Passos, que me ense elcdigo alfabtico, entra en clase con nues-tras redacciones bajo el brazo. La profeso-ra pregunta a los alumnos: Por qu nohacen como Carlos Alberto? l no pide asus padres que le hagan sus composicio-nes.(Hermoso: composicin. Promuevela escritura al nivel de la poesa y de la m-sica). La frase elogiosa me sac del anoni-

    mato, infl mi ego, me dio un poco ms deseguridad en el arte redaccional.Me volv un lector vido. Monteiro Lo-

    bato, la coleccin Terramarear, el Teso-ro de la Juventud. No lea con la cabezasino con los ojos. El texto se me volva es-pejo y yo vea mi propio rostro en lugar delperfil annimo del autor. Ms que el conte-nido, me encantaba la sintaxis, el modo deconstruir una oracin, la fuerza de los ver-bos, la riqueza de las expresiones, la magiade encontrar el vocablo apropiado para ellugar exacto.

    Primer ciclo de secundaria, colegioDomSilverio, de los hermanos maristas, Belo Ho-rizonte. El hermano Jos Henriques Pereira,profesor de portugus, me espera a la salida

    de clase. Me llama aparte y dice: Usted so-lamente no ser escritor si no quiere.

    Escribo para manejar estticamente lasfuerzas extraas que emanan de mi incons-ciente. Poco a poco fui descubriendo quenada me da ms placer en la vida que escri-bir. Condenado a hacerlo, ira a prisin per-petua con las letras, con tal que pudiese pro-ducir mis textos. A los candidatos a escri-tor les brindo este criterio: si consigue serfeliz sin escribir, quiz su vocacin sea otra.Un verdadero escritor nunca ser feliz fue-ra de este oficio.

    Escribo para ser feliz. Barteanamente,para tener placer. El sabor del saber. Tantoque, una vez publicado, el texto ya no mepertenece. Es como un hijo que alcanz lamadurez y march de casa. Ya no tengo do-minio sobre l. Al contrario, son los lecto-res los que pasan a tener dominio sobre elautor. En ese sentido, toda escritura es unaoblacin, algo que se ofrece a los dems.Ofrenda narcisista de quien busca superarla devastacin de la muerte. El texto eternizaa su autor.

    Escribo tambin para sublimar mi pulsiny dar forma a la babel que me llena inte-riormente. La literatura es el reverso delsicoanlisis. Quien va al sof es el lector-analista. Tumbado o recostado, oye nues-tras confidencias, descifra nuestros sueos,dibuja nuestro perfil, se da cuenta de nues-tros ngeles y demonios. Por eso, as comolos sicoanalistas evitan las relaciones deamistad con sus pacientes, yo prefiero man-tenerme distante de los lectores. Yo no soyla obra que hago. Ella es mejor y mayorque yo. Mientras tanto, ella me revela conuna transparencia que nunca alcanzo en nin-guna conversacin personal. Tengo miedode la mirada canbal de los lectores, comosi mi persona pudiese corresponder a las

    fantasas que se forjan a partir de la lecturade mis textos. Tengo miedo tambin de mipropia fragilidad.

    El texto teje la tela de mi coraza. Con ellame visto, en ella me abrigo y me refugio.Es mi nido encantado. Mirador privilegia-do desde el cual contemplo el mundo. Des-de ah puedo ajustar los lentes del cdigoalfabtico para hablar de religin y polti-ca, de arte y ciencia, de amor y dolor. Re-creo el mundo. Por eso, escribir exige cier-to distanciamiento.

    Debiera de haber monasterios en las mon-

    taas donde los escritores pudieran refugiar-se para crear. No puedo ejercer mi oficiotextil rodeado de interrupciones, como lla-madas telefnicas, idas y venidas, reunio-nes, etc. Me retiro para hacerlo. Estoy deacuerdo con Joo Ubaldo Ribeiro cuandoafirma:Escribir, para m, es un acto nti-mo, tan ntimo que no acierto a escribirfrente a alguien, salvo en la redaccin delperidico, que es como un sauna, dondetodo el mundo est desnudo y no se fija enla desnudez ajena.

    En el principio era el Verbo..., procla-ma el prlogo del evangelio de Juan. Al fi-nal tambin lo ser. Verbo que se hace car-ne y meollo y, an as, permanece impro-nunciable. Innombrable. La palabra ara ysiembra, pero sus frutos nunca son total-mente saboreables. Polismico, el verbo esmisterio.

    Escribo por vanidad, confesaba el poe-ta Augusto Federico Schmidt. En general

    los escritores son insoportablemente vani-dosos. Tanto que llegan a crear academiasliterarias para autoconcederse el ttulo deinmortales. All la mayora sobrevive asus propias obras. Qu autor no atribuyeuna importancia superlativa a lo que escri-be? Si el libro no se convierte en best sellery no es elogiado por la crtica, el autor cul-pa al editor, a la distribuidora, al prejuiciode los medios, a los crculos literarios delas ciudades.

    Pero alguien conoce una obra de indis-cutible valor literario que haya sido olvida-da por haber sido impresa en la imprentadel municipio de Caixa Prego? Lo que vale,temprano o tarde se impone. Lo que no lo

    tiene, aunque haya sido catapultado a lasalturas por los nuevos y millonarios recur-sos de mercadotecnia, no perdura. El buentexto es aquel que deja regusto en el pala-dar del alma. Deseo de leerlo de nuevo.

    Todo texto, sin embargo, depende del con-texto. Por eso, dos lectores tienen diferen-tes apreciaciones del mismo libro. Cada unolee a partir de su contexto. La cabeza pien-

    sa donde pisan los pies. El contextporciona la ptica que penetra ms nos en la riqueza del texto. Un alemne ms posibilidades de saborear a Gque un brasileo. ste, a su vez, ganamn al incursionar en los grandes cay trayectos de Guimares Rosa. Decontexto leo el texto y extraigo, pvida, el pretexto.

    Escribo en computador. Cuando butratamiento esttico ms depurado, la mano. Hemingway escriba dKipling con tinta negra, en cuadernhojas azules con mrgenes blancos, hespecialmente para l. Henry Jamesun esbozo escena por escena antes menzar una novela. Faulkner deca quvoces. Dorothy Parker confesabaconsigo escribir cinco palabras scambie siete. Escribir es cortar palamodificar frases.

    Escribo para asegurar mi sustento,

    viene como man del cielo ni de la igracias a Dios. Un libro da dinero, colotera: para unos pocos. En este panalfabetos, donde los alfabetizadosnen hbito de lectura, y las pequeadas editoriales encarecen el costo deducto, vivir de derechos de autor eslegio de una Ruth Rocha y de un Coelho. Mo tambin, guardadas laporciones. Porque tengo muchos librotinados a diferentes segmentos de ley, como religioso y clibe, un costo drelativamente reducido. Si tuviera fasera difcil vivir de esos derechos de

    Escribo para exponer mi sentimiemundo, en expresin del escritor

    Drummond de Andrade. Intentar dindecible, describir el misterio y ejcomo artista, mi vocacin de clon deSlo s decir el mundo a travs de labras. Slo s comprender este pez indomable -lo real- a travs del escrmi forma de oracin.

    Quizs, por esa misma razn, Diopreferido la literatura para expresarsda haberlo hecho mediante la pintuescultura. Poda haber esperado al la fotografa, a la televisin o a la citica. No, escogi un texto, la Biblia.

    Hombre de fe, escribo porque hade divino en este oficio que desciendprofundidades de lo humano, volvitrascendentales.

    Escribo, en fin, porque no s hacecosa ni tengo motivos para dejar de lo.

    An as, me sigo preguntando: pescribo? Y tengo ansias de confesar qel fondo, es para impedir que se curecura que, tras esa aparente formalidadde m un hombre embriagadoramencinado.

    -----------------------------------------Textos tomados de www.alainet.or

    Por qu escriboFrei Betto

  • 7/26/2019 Suplemento Aula Abierta 20081227_AA

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    aula abierta27 de diciembre de 2008 aula abierta

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    Todo lo que significagolondrinas, ascensin,claridad, anchura, aire,decidido espacio, sol,horizonte aleteante,sepultado en un rincn.Espesura, mar, desierto,sangre, monte rodador,libertades de mi almaclamorosas de pasin,desfilando por mi cuerpo,donde no se quedan, no,pero donde se despliegan,slo por amor.

    Porque dentro de la triste

    guirnalda del eslabn,del sabor a carceleroconstante y a paredn,y a precipicio en acecho,alto, alegre, libre soyAlto, alegre, libre, libre,slo por amor.

    No, no hay crcel para el hombre.No podrn atarme, no.Este mundo de cadenasmes es pequeo y exterior.Quin encierra una sonrisa?Quin amuralla una voz?A lo lejos t, ms solaque la muerte, la una y yo.A lo lejos t, sintiendoen tus brazos mi prisin,en tus brazos donde latela libertad de los dos.Libre soy, sinteme libre.Slo por amor.

    Poesa de Miguel HernndezHroe de la Guerra Civil espaola

    El sudorBeso soy

    (Antes del odio)

    En el mar halla el agua su paraso ansiado

    y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.El sudor es un rbol desbordante y salado,un voraz oleaje.

    Llega desde la edad del mundo ms remotaa ofrecer a la tierra su copa sacudida,a sustentar la sed y la sal gota a gota,a iluminar la vida.

    Hijo del movimiento, primo del sol, hermanode la lgrima, deja rodando por las eras,del abril al octubre, del invierno al verano,ureas enredaderas.

    Cuando los campesinos van por la madrugadaa favor de la esteva* removiendo el reposo,se visten una blusa silenciosa y doradade sudor silencioso.

    Vestidura de oro de los trabajadores,adorno de las manos como de las pupilas.Por la atmsfera esparce sus fecundos oloresuna lluvia de axilas.

    El sabor de la tierra se enriquece y madura:caen los copos del llanto laborioso y oliente,man de los varones y de la agricultura,bebida de mi frente.

    Los que no habis sudado jams, los que andis yertosen el ocio sin brazos, sin msica, sin poros,no usaris la corona de los poros abiertosni el poder de los toros.

    Viviris maloliendo, moriris apagados:la encendida hermosura reside en los talonesde los cuerpos que mueven sus miembros trabajadoscomo constelaciones.

    Entregad al trabajo, compaeros, las frentes:que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,con sus lentos diluvios, os har transparentes,venturosos, iguales.

    FE DE ERRATA

    En la pgina 8 del Aula Abierta 45 (anterior),se calz mal la autora al artculo Borges yyo, atribuyndosele errneamente a JosSaramago, siendo lo correcto Jorge Luis Bor-ges. Favor tomar nota.

    Beso soy, sombra con sombra.Beso, dolor con dolor,por haberme enamorado,corazn sin corazn,de las cosas, del alientosin sombra de la creacin.Sed con agua en la distancia,pero sed alrededor.

    Corazn en una copadonde me lo bebo yoy no se lo bebe nadie,nadie sabe su sabor.Odio, vida: cunto odioslo por amor!

    No es posible acariciartecon las manos que me dioel fuego de ms deseo,el ansia de ms ardor.Varias alas, varios vuelosabaten en ellas hoyhierros que cercan las venasy las muerden con rencor.

    Por amor, vida, abatido,pjaro sin remisin.Slo por amor odiado,slo por amor.

    Amor, tu bveda arribay yo abajo siempre, amor,sin otra luz que estas ansias,sin otra iluminacin.Mrame aqu encadenado,escupido, sin calora los pies de la tinieblams sbita, ms ferozcomiendo pan y cuchillocomo buen trabajadory a veces cuchillo solo,slo por amor.

    * Esteva: Pieza corva y trasera del arado, sobre la cuallleva la mano quien ara, para dirigir la reja y apretarlacontra la tierra (DRAE, 2008).