SUPLEMENTO CULTURAL - HP 287 :: Teatro Ricardo Castro, un rescate inaplazable

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Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 12 DE DICIEMBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 09 Sixto: como quien resucita El plan, convertirlo en el nuevo Dylan, fracasó. No se convirtió en un Dylan; se convirtió en algo más grande. “Dylan es suave a su lado” Daniel Simental Págs 6 y 7 Por: Daniel Azdar Pág 8 A más de un siglo de su construcción y 23 años de su última intervención, el Teatro Ricardo Castro muestra un deterioro en su estructura, en su cantera, camerinos y murales que hacen impostergable su restauración. En una primera etapa, el ICED invertirá 25 millones de pesos para recuperar su esplendor Teatro Ricardo Castro, un rescate inaplazable Beethoven: por las musas canta el espíritu La curiosidad que rodeó su vida, y la manera en que involucró a los demás en ella, no hizo más que agrandar su necesidad de estar solo Por: Ricardo Bonilla Págs. 4 y 5

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ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 12 DE DICIEMBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 09

Sixto: como quien resucitaEl plan, convertirlo en el nuevo Dylan, fracasó. No se convirtióen un Dylan; se convirtió en algo más grande. “Dylan es suavea su lado”

Daniel Simental Págs 6 y 7 Por: Daniel Azdar Pág 8

A más de un siglo de su construcción y 23 años de su última intervención, el Teatro Ricardo Castro muestra un deterioro en su estructura, en su cantera, camerinos y murales que hacen

impostergable su restauración. En una primera etapa, el ICED invertirá25 millones de pesos para recuperar su esplendor

Teatro Ricardo Castro,un rescate inaplazable

Beethoven: por las musas canta el espíritu

La curiosidad que rodeó su vida, y la manera en que involucró a los demás en ella, no hizo más que agrandar su necesidad de

estar solo

Por: Ricardo Bonilla Págs. 4 y 5

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Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

Nomás por hablar de algo…

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(Foto: Laura Alemán)

La EfemérideEl 11 de diciembre de 1917, tras el exceso de atropellos,

robos y crímenes que cometía el gobernador de Guerrero,

Gral. Silvestre S. Mariscal, el presidente Venustiano

Carranza lo mandó destituir y aprehender con órdenes de someterlo a juicio en la Ciudad de México… ¿por

qué Carranza no nació en estos tiempos?

El 14 de diciembre de 1844 murió José Ventura Melchor Ciriaco de Eca y Múzquiz de Arrieta, mejor conocido como Melchor Múzquiz. Patriota coahuilense, militar y político. Fue el primer gobernador del Estado de México. En 1832 fue Presidente de la República. A pesar de todo, murió en la más absoluta pobreza.

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Soy madera, cuerdas y marfil; clavijas, tornillos, el blanco y el negro; el andar del Do al Si y volver a comenzar. Soy las siete voces, como siete colores originales y originantes; octa-va en tonos graves y en agudo, como las emociones, como la exaltación y la melancolía; cuatro estaciones para existir.Soy el alma vibrátil, raíz que germina en sonata, en adagio, en el tiempo fragmentado en

cuatro tiempos, como el vals, y el complejo tiempo revuel-tiano, tres cuartos en la cuerda floja. Y soy capricho, frenéti-co, explosivo, abundancia de notas y dedos que incitan los temperamentos bemoles y los disminuidos; y soy también nocturno, el alma taciturna de los amantes que añoran; la so-ledad sonora del pentagrama, tinta y papel.Y soy también recuerdos,

ahora memoria de un tiempo que se fue, como la inocencia, el juramento de amor tempra-no y sin malicia. Hoy, yo que fui madera, cuerdas y marfil, bemoles y armonías, siete voces como siete plegarias y cuatro estaciones para existir, nocturno y barroco… soy pasado, vida que se extingue en silencio, polvo y olvido, grietas y chapas despostilladas entre cuatro paredes tristes,

condenado a morir lento como el réquiem, telón que baja y hace nacer la oscuridad. Soy la fosa común de aquello que un día dejó de ser importante.“No hay melancolía sin me-moria”. Aquí la memoria es mucha; es mucha la noche y mucho el silencio. Existimos porque alguien nos recuerda. Pero aquí, en este rincón, el olvido es mucho y es atroz…

Réquiem para un piano que muere

(Piano del Teatro Ricardo Castro; foto Jesús Núñez).

“Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos”,

Antonio Porchia.

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VIERNES 12 DE DICIEMBRE DE 2014

El ICED ejercerá 25 millones de pesos en una primera etapa de restauración

Teatro Ricardo Castro, un rescate inaplazableLas paredes de cantera,

camerinos, murales y equipo obsoleto son una muestra

de la necesidad de rehabilitarlo

D esde el inicio de su construcción hace más de un siglo, como parte de las obras emblemáticas para celebrar el primer centenario de la Independencia de México, el Teatro Ricardo Castro ha atravesado

por varios sucesos y transformaciones que lo ubican como parte importante de la cultura duranguense.

A pesar de que su nombre recuerda a uno de los máximos exponentes duranguenses de la música en el mundo, actualmente se encuentra en con-diciones deterioradas. Sus canteras al exterior, sus camerinos, los murales de la formación del Cerro de Mercado y su explotación, son ejemplos de un olvido y una necesidad de atención inmediata. En 23 años no se ha atendido.

Inclusive, la celebración del 107 aniversario luctuoso de Ricardo Cas-tro -27 de noviembre- pasó casi desapercibida. Hasta el festival que lleva su nombre se adelantó a abril –Semana Santa-, con el argumento de explotar el potencial cultural y turístico de la entidad.

Su inauguración como arena de lucha libre, peleas de box, cine popular, incendio, restauraciones, presentaciones artísticas, la visita del Papa Juan Pablo II y obras de talla internacional, han desfilado por este edificio que, aunque sigue en funciones, no deja de mostrar su deterioro.

Conforme al historiador Javier Guerrero, en 1900 se puso la primera pie-dra de su construcción. El edificio fue inaugurado hasta 1924, funcionando desde arena de peleas y sala de cine.

Sin embargo, en 1951 fue consumido por un incendio. Tras su restauración, por varias décadas funcionó como Cine Principal. Hasta 1989 se eligió como espacio para recibir al Papa Juan Pa-blo II en 1990; posteriormente, el presidente de la República donó el recinto a los duranguenses. Un año después, fue rehabilitado y abierto como Teatro Ricardo Castro.

PRIMERA ETAPA DE RESTAURACIÓN

Desde 1991, cuando el Cine Principal pasó a ser el Tea-tro Ricardo Castro para los duranguenses, no ha tenido alguna intervención más, conforme al director de Difu-sión Cultural del ICED, Víctor Hugo Galván.

Hoy, Durango contará con 25 millones de pesos de Conaculta para iniciar su restauración, “en el marco de tener un teatro emblemático, por su construcción, por sus detalles”, por el relieve de cantera de Wolfang Ama-deus Mozart, hecho por Benigno Montoya, anunció.

El proceso tomará 3 años, en varias etapas; la pri-mera inicia este mes y concluye en mayo de 2015. “Como es un lugar muy socorrido por muchos even-tos, no podemos cerrarlo todo un año”, añade.

Sin bien reconoce que una restauración total requiere 150 millones de pesos, estos 25 millones es un gran avance. Se intervendrá en la me-cánica teatral, sonido, luces, camerinos y aire acondicionado, afirma.

Desde 1991el recinto no ha tenido alguna intervención

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Por: Ricardo Bonilla

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Para una restauración total se requieren 150 millones de pesos

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VIERNES 12 DE DICIEMBRE DE 2014

El ICED ejercerá 25 millones de pesos en una primera etapa de restauración

Teatro Ricardo Castro, un rescate inaplazable

“Lo que más siente la gente es la falta de aire acondicionado, actualmente tiene un sistema antiquísimo de barras de hielo, no enfría nada; los que vienen de afuera batallan con las luces, el so-nido, los camerinos, tienen que rentar equipos extras”, lamenta.

La idea es buscar más recursos, “como se dejó mucho tiempo sin remodelar y poner al corriente, le falta mucho, pero se busca que quede como un teatro a la altura de la ciudadanía. Su interven-ción es inaplazable”, recalca.

ILUMINADO CON VELAS

“Los que vienen de fuera dicen ‘está iluminado con ve-las’”, expresa Víctor Hugo Galván al referirse a las re-cientes presentaciones de espectáculos teatrales de talla internacional: el musical Cats –en el Festival Revueltas 2014-; la ópera Atzimba, de Ricardo Castro, así como la Muestra Nacional de Teatro. Esto los obliga a viajar con todo su equipo.

Víctor Hugo señala que evidentemente el Teatro Ri-cardo Castro requiere más y mejores camerinos; redise-ñarlos, “no hayamos dónde poner toda una orquesta”.

En el recinto para mil personas es necesario adecuar más espa-cios, desahogar el área trasera del escenario; pero se empezará con el sonido, luces, butacas y aire acondicionado, precisa.

Desde 1991el recinto no ha tenido alguna intervención

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INTERVENCIÓN EN MURALES

El funcionario del ICED, no obstante, destaca que uno de los daños que más llama la atención es en los murales de la formación del Cerro de Mercado y su explotación, obras del escenógrafo Octavio Ríos, realizadas en 1952.

Recientemente la restauradora Lourdes Rodríguez realizó -en una pri-mera etapa- trabajos de conservación; incluyó un dictamen del origen del daño, relacionado con una filtración en la pared de un lado; ya hubo pláti-cas con los vecinos para solucionarlo, dijo.

Aplicó varias cosas para que el daño no se amplíe; se tiene un diag-nóstico, pero se debe seguir trabajando en rescatar la pintura y en la parte exterior, recalca.

Así, se pretende recuperar el esplendor de un teatro desgastado que, con su estilo afrancesado de la época porfiriana, ha deslumbrado a más de un artista de Durango, México y el mundo.

Fotos: Jesús Núñez

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“Por supuesto que estoy dis-puesto a elevarme por so-bre cualquier obstáculo,

pero ¿cómo será eso posible?”. Algo tan aterrador –sino es que lo más- para cualquier persona que esté tan prendada de la música es, probable-mente, la idea de quedar completa-mente sordo.

Más de dos siglos después de la carta que Beethoven enviara a Kart Amenda, el segundo año del siglo XIX, externando el genuino terror que le perseguía, nos queda con seguridad la prueba de que la existencia que se vuelve trascendente lo hace así porque se niega a soltar la sustancia de su vitalidad, clara u obscura; por eso la vitalidad no merma tan fácilmente.

Después de su último concierto público en la segunda década de mil ochocientos, en su casi completa sor-dera y en sus comportamientos apa-rentemente erráticos, Beethoven casi se convirtió en un mito.

Latencia prematura

El joven, tímido e impetuoso, Lud-wig van Beethoven, nacido en la ciu-dad de Bonn, en Alemania, pero que tenía su camino trazado hacia Viena,

quien heredó de su abuelo el nombre y el talento musical,

un talento que se ausentó durante la generación de su padre, Johann, un músico más bien mediocre, mostró a muy temprana edad un talento musi-cal que lo llevó a comenzar a estudiar el pianoforte, bajo el cargo de su mis-mo padre.

Hoy es muy difícil imaginar a alguien que pueda siquiera mante-

ner un remoto interés en aprender cualquier disci-plina cuando sobre él han cernido el halo de violen-cia y agresividad bajo el cual tuvo que aprender Ludwig siendo apenas un niño; ese halo de tiranía era precisamente el de su padre. Una bofetada, un empujón o un golpe eran el precio que debía pagar por los errores, por las di-

sonancias sobre los acordes perfectos fundamentales: era la ambición de un hombre de convertir a su hijo en el próximo Mozart, un hombre que por su frustración se había embarcado en el viaje del alcohol. La manera en que Ludwig pudo sobreponerse a todo eso lo llevó a dar su primer concierto solista en público a la edad de siete años, un concierto que le acarreó un enorme éxito.

Wolfgang Amadeus Mozart

Hasta aproximadamente los diecio-cho años que vivió en Bonn, estudió

Beethoven, uno delos mayores enigmas

de su época

“¡Algún día le dará al mundode qué hablar!”, Mozart

Beethoven:por las musas canta el espíritu

Daniel Simental

Hijo de un músico mediocre, alcohólico y violento, heredóel talento de su abuelo

Nació el 16 de

diciembre de 1770, en Bonn, Alemania

con Christian Neefe, su primer maestro realmente formal. Después de eso se marchó a Viena.

¿Cuáles eran sus ambiciones en Viena? Probablemente las de cualquier artista que llegaba a esa ciudad: tocar, pintar, es-culpir, escribir, pero uno de sus intereses reales era estudiar con Wolfgang Amadeus Mozart, que también se encontraba en aquel lugar de Austria. Solo uno, un solo encuentro tu-vieron los dos. Poco tiempo después, la madre de Beethoven enfermaría de tuberculosis, por lo que regresó a Alemania. En ese único encuentro Beethoven improvisó al piano frente Mozart, lo que dejó el único vestigio verbal que conservamos y que les enlaza, expresado por Wolfgang hacia Ludwig: “¡al-gún día le dará al mundo de qué hablar!”.

Cuando la madre de Beethoven, aquella mujer que tanto lo amó pero que nunca pudo protegerlo de los abusos de su progenitor, murió, Ludwig tuvo que enfrentarse con un pa-dre cada vez más perdido en el alcohol y asumir el liderazgo moral y económico de su familia. Entonces debió conse-guir trabajo en la única vacante que había disponible

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en la Corte de Bonn para hacerse cargo de las cuentas de su hogar: violista. No es difícil pensar que fue en esta época en la que adqui-rió ese carácter tan reconocible, con rasgos y una actitud cada vez más y tosca y severa.

Pasados sus veinte años regresó a Viena y, dos meses después, su padre murió. Ludwig se rehusó a asistir al funeral del hombre que le había causado tanto dolor.

Joseph Haydn

“¿Crees que me importa un cuerno tu mise-rable violincito cuando la musa viene a visitarme?”, tal respuesta fue la que le pro-firió a uno de los violinistas intérpretes de sus últimos cuartetos cuando este le pi-dió que reescribiera la mú-sica, “porque era demasiado difícil de interpretar”. Pero ese no fue un problema ais-lado. Aun hoy, es necesario ser alguien que posea vir-tuosismo en sus manos para interpretar su música.

Joseph Haydn, cautivado por él, le ofreció ser su tutor, experiencia que el músico alemán aseguró que no le valió frutos en lo más mí-nimo (porque dentro de su mente había intenciones e ideas más nuevas y diferentes que Haydn no podía enseñarle). Muchos años después, en una mayor madu-rez mental y musical, Beethoven sintió ver-dadera humildad y reverencia por su antiguo maestro.

Quizá fue porque la aristocracia se lamen-taba de haber dejado en el completo olvido a Mozart hasta su muerte, que a Beethoven nunca le faltaron los patrocinadores, quienes le daban dinero sin compromiso. Esa liber-tad para componer le permitió, hasta 1821, haber compuesto treinta y dos sonatas, más de treinta variaciones y cinco conciertos para piano, ocho sinfonías (la Novena la compuso

¿Crees que me importa un cuerno tu miserable violincito cuando la musa viene a visitarme?

en total sordera), su única ópera, “Fidelio”, y más de quince cuartetos, quintetos, sextetos y demás para cuerda, solo por mencionar la música y agrupaciones más “convenciona-les”.

Dolor humano

La existencia de Ludwig van Beethoven es-tuvo marcada por el dolor físico. Se asegura que sufrió muchas dolencias y enfermeda-des: mala digestión, dolor abdominal cró-nico, cirrosis hepática, daño en los riñones,

pancreatitis crónica, irritabilidad, depresión, alteraciones gastrointestinales, bronquiales, articulares y hasta envenenamiento por plo-mo, resultado de beber agua contaminada, tras recibir la recomendación de beber de un río que supuestamente “aliviaría sus males”.

De todas esas enfermedades que se le co-nocen, sin duda, la única que realmente des-pertó una verdadera intriga fue su sordera, por el obvio y protagónico papel que tiene el oído en la música. La sordera le llevó a un ais-lamiento casi total. Dejó de tocar en público, dejó de relacionarse con las personas, empezó a depender de una libreta para comunicarse con aquellos que le eran más cercanos.

Elección de la agonía

Parece que Beethoven hu-biera caminado, meticulosa-mente, los pasos necesarios para convertirse en uno de los mayores enigmas con vida de su época. La curio-sidad que rodeó su vida y la manera en que involucró a los demás en ella no hizo más que agrandar su necesi-dad de estar solo.

Si Haydn fue a la sinfo-nía lo que Beethoven a la sonata para piano solo, pro-bablemente fue debido al carácter solitario de las emo-ciones más profundas y a la época de constante infortu-nio que soportó por muchos

años de su vida, y a que utilizó las formas que más le eran personales para expresar un ideal más romántico. Es como si su música hubiera puesto en evidencia el conflicto entre pasado y porvenir, entre lo que se es y lo que no se puede seguir siendo. Quien piense que puede elevarse y no caer nunca más, está abriéndose paso a través de un camino en donde la preva-lencia significa un daño autoinfligido: la elec-ción de la agonía.

Por eso es preferible el dulce estupor y los retazos de la música que trasciende cualquier caída. Porque a todos nos llega el momento en el que, sobre la almohada, recostamos la cabeza y no volvemos a levantarla nunca más.

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Como si Cristo, en lugar de ascender, regresase a su tumba y durmiese, y se levantase al otro día para seguir con la noble rutina de predicar

La primera estrofa de ‘Cause’, la última canción que Sixto Rodríguez grabó, dice: “Cause I lost my job/ two weeks before

Christmas/ (“Porque perdí mi trabajo/ dos semanas antes de Navidad”). Ésta pertenece al disco ‘Coming from reality’, editado en noviembre del 71; pero dado que fue un fracaso rotundo, Sussex, la disquera de Rodríguez, lo dio de baja de su lista dos semanas antes de Navidad. Es decir: que por una especie de premonición, Sixto había perdido su trabajo.

Rodríguez grabó solamente dos discos: Cold Fact y Coming from Reality. Pero nada pasó. A lo mucho vendió seis, siete copias. Habría regresado a su trabajo como empleado de la construcción, a su casa, a su rutina. Y desapareció.

Aún no se sabe cómo llegó a Sudáfrica la primera copia del disco Cold Fact. Una versión afirma que una gringa se lo llevó a su novio y a los amigos les gustó tanto que lo grabaron y empezaron a pasar las copias. Pese a este misterio, lo único que importa es que el disco tuvo tal impacto que las copias se movieron por millones, y sus letras fueron estandarte del apartheid.

Searching for Sugar ManMalik Bendjelloul realizó un documental que relataba (ya verán por qué digo “relataba”) los esfuerzos de dos sudafricanos por saber qué había sucedido con su ídolo Rodríguez. La búsqueda giraba sobre el hecho de que había muerto, pero quedaba la incógnita de cómo, cuándo, en

dónde y por qué. Había dos versiones que aseguraban que se había suicidado sobre el escenario (una afirmaba que se había

EU lo ignoró; Sudáfrica lo recibió como

un Elvis resucitado

Sus letras fueron

estandarte de la lucha

contra el apartheid

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Sixto: comoquien resucita

disparado en la cabeza, otra que se había prendido fuego).

En algún momento del proceso del documental, el destino quiere que éste tome un giro sorprendente: cuando descubren que Sixto no sólo está vivo, sino que ignora completamente que es un mito, un fenómeno, un ídolo fuera del continente. Para él, la vida sobre el escenario había terminado tras los fracasos de ventas y ser completamente ignorado en Estados Unidos; menos habría de pensar que fuese un ídolo de las dimensiones de Elvis, o Dylan.

Searching for Sugar Man ganó el Oscar al Mejor Documental en 2012. Esto, aunado a la historia en sí, le retribuyó –por decirlo así– el

demorado y casi inexistente reconocimiento en América. Sin embargo, no le cambió en esencia la vida.

Después de realizar masivos conciertos en Sudáfrica, donde lo reciben como si fuera una especie de Elvis resucitado, su vida no

cambia mucho. Recibe, sí, una que otra regalía por las nuevas ediciones de sus discos, por los conciertos que realiza; pero siempre regresa a su modesta casa en el sórdido Detroit.

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