Suplemento MÁSQMENOS En marcha auditoría a tratados y arbitrajes internacionales

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másQmenos COYUNTURA S i la petrolera estadounidense Chevron ga- naría el arbitraje que mantiene en la Corte de La Haya contra el Estado ecuatoriano, por supuesta negación de justicia y am- parado en un Tratado Bilateral de Inver- siones (TIB), “podría quebrar” al país con un arbitraje “írrito”. Ese es el escenario que dibujó el jueves pasado el presidente Rafael Correa en Guayaquil. Chevron fue condenada en Ecuador a pagar $ 9 500 millones por daños ambientales causados en la Amazonía por Texaco (empresa que Chevron compró en 2001) y busca que el Estado se haga responsable de ese pago esperando que La Haya condene al país. Las sospechas sobre la conveniencia de esos tratados y sobre las instancias de arbitraje -generalmente con sede en países desarrollados y que fallan a favor de las empresas- a las que Ecuador está sometido, llevaron al Gobierno a crear en mayo la Comisión para la Auditoría Integral Ciudadana de los Tratados de Protección Recíproca de Inversiones y del Sistema de Arbitraje Internacional en Materia de Inversiones (Caitisa). La semana pasada, ese grupo se reu- nió en Quito para estructurar la me- En marcha auditoría a tratados y arbitrajes internacionales todología de trabajo y avanzar en el análisis exhaustivo de 26 tratados inter- nacionales firmados entre 1990 y 2006, así como 36 arbitrajes internacionales en los que Ecuador está involucrado. El grupo de alto nivel, conformado en octubre, está comandado por el expre- sidente de la Corte Constitucional de Colombia y excandidato presidencial en 2002 por la izquierda, Carlos Gaviria y está integrado por otros 7 expertos, 6 in- ternacionales y 1 nacional, así como por 4 autoridades gubernamentales. Gaviria confirmó que la Caitisa tiene previsto presentar su informe final en ju- nio. El plazo puede extenderse por 8 me- ses más. Esa Comisión recuerda a la que trabajó en el análisis de la deuda externa del país y que derivó, tras un informe presentado en 2008, en la decisión de Correa de no pagar la deuda considerada “ilegítima”. “Es evidente que cuando un estado po- deroso y un estado débil celebran trata- dos, como cuando 2 partes contratan, la parte más fuerte lleva las de ganar. Por tanto, ordinariamente, son convenios o tratados asimétricos”, anticipó Gaviria. Los comisionados están examinando los TBI, los casos en los tribunales interna- cionales, los dictámenes de las instancias de arbitraje contra Ecuador y también la relación existente entre el modelo de de- sarrollo y la inversión extranjera. Con el informe final, el Gobierno to- mará una resolución. Según Pabel Mu- ñoz, quien está al frente de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), entidad que coordina la Comisión, las opciones serán “mantener los TBI, que seguramente no aplicaremos, la de- nuncia o la opción de renegociación de los tratados”. Explicó que la ten- dencia de las empresas de de- nunciar a los Estados se produce cuando llegan gobiernos que bus- can cambios. “El 70% del total de demandas registradas entre 2001 y 2012 se presentó en el Gobierno del presidente Correa”, afirmó Muñoz. Aunque el primer TBI se fir- mó en 1968 con Suiza, la Comisión decidió acotar su trabajo al período 1990-2006 porque en ese momento hubo una “efervescencia para la fir- ma de TBI, que es la época neoliberal” en la que las transnacionales buscaban “protegerse” de la “famo- sa inseguridad jurídica” de la que acusaban a los Esta- dos, sostuvo. Amparado en el TBI con Estados Unidos de 1997, la pe- trolera estadounidense Occidental 12

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23 de diciembre del 2013, Telegrafo

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Si la petrolera estadounidense Chevron ga-naría el arbitraje que mantiene en la Corte de La Haya contra el Estado ecuatoriano, por supuesta negación de justicia y am-parado en un Tratado Bilateral de Inver-siones (TIB), “podría quebrar” al país con un arbitraje “írrito”. Ese es el escenario que dibujó el jueves pasado el presidente Rafael Correa en Guayaquil. Chevron fue condenada en Ecuador a pagar $ 9 500 millones por daños ambientales causados en la Amazonía por Texaco (empresa que Chevron compró en 2001) y busca que el Estado se haga responsable de ese pago

esperando que La Haya condene al país.Las sospechas sobre la conveniencia

de esos tratados y sobre las instancias de arbitraje -generalmente con sede en países desarrollados y que fallan a favor de las empresas- a las que Ecuador está sometido, llevaron al Gobierno a crear en mayo la Comisión para la Auditoría Integral Ciudadana de los Tratados de Protección Recíproca de Inversiones y del Sistema de Arbitraje Internacional en Materia de Inversiones (Caitisa).

La semana pasada, ese grupo se reu-nió en Quito para estructurar la me-

En marchaauditoría a tratadosy arbitrajes internacionales

todología de trabajo y avanzar en el análisis exhaustivo de 26 tratados inter-nacionales firmados entre 1990 y 2006, así como 36 arbitrajes internacionales en los que Ecuador está involucrado.

El grupo de alto nivel, conformado en octubre, está comandado por el expre-sidente de la Corte Constitucional de Colombia y excandidato presidencial en 2002 por la izquierda, Carlos Gaviria y está integrado por otros 7 expertos, 6 in-ternacionales y 1 nacional, así como por 4 autoridades gubernamentales.

Gaviria confirmó que la Caitisa tiene previsto presentar su informe final en ju-nio. El plazo puede extenderse por 8 me-ses más. Esa Comisión recuerda a la que trabajó en el análisis de la deuda externa del país y que derivó, tras un informe presentado en 2008, en la decisión de Correa de no pagar la deuda considerada “ilegítima”.

“Es evidente que cuando un estado po-deroso y un estado débil celebran trata-dos, como cuando 2 partes contratan, la parte más fuerte lleva las de ganar. Por tanto, ordinariamente, son convenios o tratados asimétricos”, anticipó Gaviria. Los comisionados están examinando los TBI, los casos en los tribunales interna-cionales, los dictámenes de las instancias de arbitraje contra Ecuador y también la relación existente entre el modelo de de-sarrollo y la inversión extranjera.

Con el informe final, el Gobierno to-mará una resolución. Según Pabel Mu-ñoz, quien está al frente de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), entidad que coordina la Comisión, las opciones serán “mantener los TBI, que

seguramente no aplicaremos, la de-nuncia o la opción de renegociación

de los tratados”. Explicó que la ten-dencia de las empresas de de-nunciar a los Estados se produce cuando llegan gobiernos que bus-

can cambios. “El 70% del total de demandas registradas entre 2001 y 2012 se presentó en el

Gobierno del presidente Correa”, afirmó Muñoz.

Aunque el primer TBI se fir-mó en 1968 con Suiza, la Comisión decidió acotar su

trabajo al período 1990-2006 porque en ese momento hubo

una “efervescencia para la fir-ma de TBI, que es la época

neoliberal” en la que las transnacionales buscaban “protegerse” de la “famo-

sa inseguridad jurídica” de la que acusaban a los Esta-dos, sostuvo.

Amparado en el TBI con Estados Unidos de 1997, la pe-

trolera estadounidense Occidental

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Lunes 23 de diciembre de 2013 COYUNTURA

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La revolución de generar energía en los tiempos actuales

El tratado sobre política más polémico, traducido y editado

Ficha

Ficha

La tercera revolución industrial. Jeremy Rifkin. Editorial Paidós, España, 400 páginas, 2011.

El Príncipe. Nicolás Maquiavelo, Alianza Editorial, España, 211 páginas, 2008.

Los tiempos en los que los combustibles fósiles son el componente para generar la energía del mundo pueden estar llegando a su fin. Esa es la hipótesis de Jeremy Rifkin, quien ofrece un panorama de la generación y distribución de la energía en otros tiempos, aprovechan-do las nuevas tecnologías y las energías renovables. El autor cree que en pocos años, millones de personas estarán en capacidad de generar su propia energía

verde en la casa o el trabajo y podrán compartirla como se comparte algo por Internet. También millones de edificios e incluso ciudades serán autosuficientes con respecto a la genera-ción de energía.Esa transformación, un ingreso a otra era, ya está en marcha en algunas poblaciones.

La conmemoración de los 500 años de El Príncipe, la obra más conocida de Nicolás Maquiavelo, puede ser una excusa para releer este clásico de la teoría política en el que el autor reflexiona sobre los orígenes del poder, sus mecanismos y estructuras. Elogiado por unos y cuestionado por otros, el libro -pu-blicado años después de la muerte del autor- fue escrito

cuando gobernaban Los Médicis, y analiza los gobiernos monár-quicos de la época, su constitución, su administración y su caída, también reflexiona sobre la naturaleza humana frente al poder y las actuaciones políticas para conseguir los fines deseados sin consideraciones es-trictamente morales.

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presentó una demanda de arbitraje en 2006 contra el Estado ecuatoriano. Soli-cita una compensación de $ 3 370 millo-nes, equivalente al 9% del presupuesto. La empresa considera que se vulneraron sus derechos cuando el Estado terminó anticipadamente y de forma unilateral un contrato petrolero, mientras Ecuador justifica la decisión, alegando violación del contrato y las leyes nacionales. Pero ese es solo 1 de los 12 procesos de arbi-traje activos -hasta el 12 de julio de este año, según datos de la Procuraduría- en el que Ecuador se encuentra demandado por empresas extranjeras (gráfico 1).

En varias ocasiones el presidente Co-rrea ha cuestionado a los TBI y a las actuaciones de cortes internacionales. “Estos son los mecanismos del imperio, del nuevo capitalismo. La realidad es que estos tratados de protección recí-proca son un verdadero atentado a la soberanía”, señaló en una ocasión. A través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Correa propuso la creación de centros de arbitraje internacional, una iniciativa que todavía no ha podido concretarse.

Tras la Constitución de Mon-tecristi de 2008, la Corte Consti-tucional declaró la “inconstitucio-nalidad” de los TBI, y la Asamblea Nacional se encargó inicialmente del análisis y debates para terminar con esos acuerdos.

Antes de la nueva Constitución ya se habían denunciado otros convenios. En total, según la Senplades, 9 tratados ter-minaron el proceso de denuncia (Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nica-ragua, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Finlandia), 12 más han sido denunciados y el trámite continúa (Ale-mania, Francia, Reino Unido, Suecia, China, Chile, Holanda, Venezuela, Cana-dá, Estados Unidos, Suiza y Argentina) y solo 5 no han recibido ningún trata-miento (Italia, Rumania, Perú, Bolivia y España) (gráfico 2).

La asambleísta María Augusta Calle, vicepresidenta de la Comisión de Rela-ciones Internacionales, encargada del tema, confirmó que no tienen previsto analizar más casos, ni realizar votaciones en el pleno sobre TBI’s. Seguramente, se esperará el informe de la Comisión.

La injusticia como negocio“De poco sirve ir a juicio contra el diablo cuando el tribunal se lleva a cabo en el infierno”. Con esa frase de una obra de Humphrey O’Sullivan empieza el libro Cuando la injusticia es negocio de Pia Eberhardt y Cecilia Olivet (uruguaya), esta última vicepresidenta de la Caitisa. El estudio muestra “cómo firmas de abo-gados, árbitros y financiadores alimen-tan el auge del arbitraje de inversiones”.

Incluso habla de una lucrativa “indus-tria del arbitraje” en la que una élite de abogados especializados en legislación internacional sobre inversiones man-tiene fuertes vínculos personales y co-merciales con las multinacionales. Los tratados internacionales de inversión son usados por poderosas corporaciones “para demandar a los Gobiernos cuando estas consideran que un cambio en las políticas del Estado -aun cuando el cam-bio busque proteger a la salud pública o el medio ambiente- afecta sus ganan-

cias”, dice el informe. Detalla que en las últimas 2 décadas el número de casos de arbitraje en materia de inversiones y los montos de las demandas se dispararon, pasando de 38 casos en 1996 (registra-dos en el Ciadi, tribunal de arbitraje del Banco Mundial) a 450 casos en 2011. La cuantía de las demandas también se in-crementó. Los costos legales y arbitrales de una disputa entre un inversionista y un Estado suman, en promedio, más de $ 8 millones, aunque pueden superar los $ 30 millones. “Todos estos costos son financiados con los impuestos de los con-tribuyentes, incluso en países donde hay personas sin acceso a servicios básicos. Por ejemplo, con los 58 millones de dó-lares que el Gobierno filipino gastó en de-fenderse de 2 demandas presentadas en su contra por el operador aeroportuario alemán Fraport, se podrían haber pagado los salarios de 12 500 profesores durante todo un año o vacunado a 3,8 millones de niños y niñas contra enfermedades como la tuberculosis, la difteria, el tétanos y la polio”, indica el estudio.

Además, un pequeño y compacto grupo de abogados y árbitros de países del norte domina “la industria del arbitraje”. Algu-nos datos: 3 grandes firmas de abogados, White & Case, de Estados Unidos; Fresh-fields, de Reino Unido; y King & Spalding también estadounidense, participaron en 130 casos de tratados de inversión solo en 2011, las 2 últimas son firmas que re-presentan a Burlington y Chevron en sus casos contra Ecuador. Además, solo 15 árbitros, casi todos de Europa, Estados Unidos y Canadá, han resuelto el 55% de todas las disputas conocidas en base a tratados de inversión. Según el libro, la mayoría de esos árbitros tiende “a defen-der los derechos de inversores privados por encima del interés público, lo cual pone de manifiesto un sesgo inherente a favor de las corporaciones”.