Suplemento semanal

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domingo 29 de julio de 2012 N.o 47 4 J. M. Servín Página 6 El desternillante epistolario gonzo Emmanuel Carballo El libro perdido de Valle-Arizpe página 2 Heriberto Yépez Carta a Guillermo Gómez-Peña página 8 Braulio Peralta La niña Tania Libertad página 8 MILENIO RICHARD AVEDON Página 4 (1926–1962) Marilyn Monroe Visor

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suplemento 29 Julio 2012

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domingo 29 de julio de 2012

N.o 474

J. M. Servín Página 6

El desternillante epistolario gonzoEmmanuel Carballo El libro perdido de Valle-Arizpe página 2Heriberto Yépez Carta a Guillermo Gómez-Peña página 8Braulio Peralta La niña Tania Libertad página 8

MILENIO

RICHARD AVEDON

Página 4

(1926–1962)

Marilyn Monroe

Visor

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02 b domingo 29 de julio de 2012

en librerías

MILENIO

MILENIO diario b VISOR b Dirección: José Luis Martínez S. Edición: Alicia Quiñones Coedición: Roberto Pliego Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía

MILENIO FRANCISCO A. GONZÁLEZ presidente · JAIME BARRERA RODRÍGUEZ director editorial · MARINA MIRANDA directora general de negocios · JORGE VILLARREAL comercialización · MIGUEL ÁNGEL PUÉRTOLAS jefe de información · ANTONIO NAVARRETE jefe de cierreeditores: JORGE VALDIVIA G. ciudad y región · MOISÉS MORA negocios · IGNACIO DÁVALOS cultura · ELDA ARROYO mp · HUGO MERINO diseño · KALIOPE DEMERUTIS ocio · IRENE SELSER fronteras · HORACIO SALAZAR tendencias · JAIRO CALIXTO ALBARRÁN qrr y el ángel exterminador · SUSANA MOSCATEL hey! · JUAN RAMOS circulación · NOÉ ANAYA producción ·

Mal harían los lectores en dejarse llevar por el título de esta novela, engañoso y desconcer-

tante. Es cierto, el protagonista, Vilnius Lancastre, tiene un asombroso parecido con el Dylan joven, el del aura desganada. Y hasta ahí. La curiosidad de Vila-Matas no escudriña la música sino las atmósferas teatrales, los antiguos prestigios y desprestigios del cine hollywoodense de la década de 1930 y, como siempre, la suerte del escritor en busca de una originalidad que el tiempo presente se empeña en negarle. Si Vilnius Lancastre guarda parecido con alguien, es con Hamlet. Como él, recibe las visitas inesperadas del espíritu de su padre muerto, a quien ha decidido revalorar y aun vengar. Difícil aventurar una opinión tan audaz pero hay más de un motivo para afirmar que Aire de Dylan es uno de los mejores momentos en la obra de Vila-Matas: se mueve con naturalidad, con gozoso desparpajo.   

Publicada por primera vez en 1986, Tusquets, en su colección Fábula, reedita Los ojos azules pelo

negro, de Marguerite Duras (Vietnam, 1914-París, 1996). Narrada con una prosa que corre al ritmo de las sensaciones de sus personajes —a veces lento como la espera, otras como el vértigo del dolor—, Duras cuenta la historia de un hombre y una mujer que se encuentran a diario en una habitación frente al mar. A ellos los liga un acuerdo implícito —la soledad— y uno tácito: a cambio de una remune-ración, ella debe yacer junto a él. El hombre no la desea. La quiere junto a él para que lo salve de la muerte, del recuerdo de un joven de ojos azules y pelo negro que se marchó con una mujer. Duras muestra cómo la tristeza desvela la oscuridad del alma: sus personajes desean escapar de la soledad. Por ello, miran el mar e intentan postrar sus cuerpos en el lado luminoso de la habitación, quizá para no ser consumidos por las sombras de la melancolía.

Pilares de la Generación beat, Jack Kerouac y Allen Ginsberg mantuvieron una sólida amistad

desde 1944, cuando se conocieron, hasta la muerte del primero, en 1969. En este tiempo intercambiaron numerosas cartas en las que expusieron y discu-tieron ideas, hablaron de amigos, amores, viajes, lecturas. “Su correspondencia —dicen los editores, Bill Morgan y David Stanford— ilumina tanto sus coincidencias como sus choques intelectuales”. También la manera como fueron evolucionando como escritores y el medio cultural en el que se desarrollaban. El epistolario reunido en este vo-lumen comienza en 1944 y termina en 1963, son más de 180 cartas que muestran la erudición de los interlocutores, su pasión por el conocimiento y la búsqueda de nuevos caminos, su gusto por la aventura, como lo hacen evidente las de Kerouac sobre su alucinante viaje por carretera, en 1952, de Arizona a la Ciudad de México.

Enrique Vila-MatasSeix Barral

México, 2012325 pp.

Marguerite DurasTusquets

México, 2012139 pp.

Jack Kerouac/ Allen GinsbergAnagrama

México, 2012596 pp.

Aire de Dylan

Los ojos azules pelo negro

A paso moderado, diríamos lento, esta novela —publicada inicialmente en 1958— parece

rebelarse contra la condición ornamental de las mujeres, fuertes y bellas, elegidas para servir de esposas en la alta sociedad francesa. Debemos reconocer uno de sus mayores atributos en la notable ausencia de argumento. Apenas y nos es dada la imagen de una madre de familia y un desconocido que durante las tardes se sientan a la barra de un bar a preguntarse por qué los amantes eligen a veces la muerte o el infortunio. Duras sabía que el diálogo como recurso debía trascender su limitado campo de acción: debía sugerir, interponer un velo entre las palabras y la realidad, en vez de denotar. Esa aspiración brilla con intensidad en Moderato cantabile y hace posible que compar-tamos el destino de los dos personajes sobre los cuales pende la amenaza del repudio social. La palabra “adulterio” se queda corta.

Marguerite DurasTusquets

México, 2012130 pp.

Moderato cantabile

Con ilustraciones de Arthur Rackhan, este volumen recoge media docena de historias

de la mitología griega que Hawthorne (1804-1864) reelabora como lecturas infantiles: Perseo y Me-dusa, el Rey Midas, la caja de Pandora, Hércules en el jardín de las Hespérides, Baucis y Filemón, Belorofonte y su caballo alado Pegaso. El autor de La letra escarlata las moderniza, les quita su frialdad de mármol, pero no les rebaja el nivel; al contrario, cada vez que es posible lo eleva, cons-ciente de que “En imaginación y sentimiento, los niños tienen una enorme sensibilidad para todo lo profundo o lo elevado, mientras también sea sencillo. Lo único que les desconcierta es lo artificioso y lo complejo”. Un estudiante de 18 años, Eustace Bright, es el encargado de contar las historias a un grupo de niños reunido en una casa solariega durante las vacaciones. Sus versiones no son exactas y en ello radica su encanto.

Nathaniel HawthorneSiruela

España, 2012186 pp.

Libro de maravillas. Para niñas y niños

El Chalo Gaitán está oculto en algún lugar de la sierra, un violento operativo militar lo rodea

con la misión de entregarlo muerto al presidente 56. Las elecciones están próximas y la caída de El Chalo puede revertir las encuestas. ¿Cómo pasó el narcotraficante consentido del gobierno —el encargado de formar un solo cártel todopodero-so en el país— de gozar total impunidad a estar contando las horas que faltan para su muerte? Almazán recorre la historia del capo a través de la última conversación que éste sostiene con El Cuervo, un compositor que tiene la tarea de ha-cerle a El Chalo un glorioso corrido de despedida. Políticos corruptos, presidentes incompetentes y una guerra entre cárteles y gobierno que exter-mina a quien se pone en frente son sólo algunos elementos que Almazán explota en esta novela, en la que cualquier parecido con la realidad es algo más que una coincidencia.

Alejandro AlmazánGrijalbo

México, 2012192 pp.

El más buscado Cartas

El libro perdido de Valle-Arizpe

Conocí a don Artemio en 1953. Con frecuencia lo veía subir en

Insurgentes y Ajusco (calle que hoy lleva su nombre) a los camiones cuya ruta terminaba en el México viejo. En ese entonces don Artemio era cronista de la ciudad y uno de los escritores más populares del país. Algunos de sus libros, pienso en La Güera Rodríguez, le permitía obtener, mes a mes, unos cuantos cientos de pesos. No los suficientes, por supuesto, para vivir de sus derechos de autor.

Años después lo traté con frecuencia y llegué a sentir por él verdadero cariño. El Valle-Arizpe que yo conocí vivía como espartano en todo lo que no fuera la compra de libros (viejos por fuera y por dentro), su encuadernación impecable y hermosa (hecha en Bélgica o España) y la adquisición de muebles y objetos coloniales. Comía poco y sus gustos adyacentes eran algo más que modestos. El único vicio que le conocí era el cine: y en su calidad de cronista le estaba permitida la entrada gratuita a las salas; pagaba, únicamente, el boleto de la persona que lo conducía diariamente a la función de las cuatro de la tarde: el hijo de su ama de llaves, muchacho a quien por cierto, y a la hora de su muerte, dejó buena parte de sus bienes, los que por torcidas razones familiares no llegaron a su poder.

En los últimos meses de su vida solía pasar a su lado una que otra tarde. En una de mis visitas me confesó que de años atrás guardaba en cajas de seguridad de dos bancos (Bancomer y Banamex) copias del manuscrito de un libro suyo que debería publicarse después de su muerte. El título, Los de arriba. El subtítulo, Robos a la Iglesia y al Estado de la Reforma a nuestros días. Acerca de esta obra me contó que en los años cincuenta el arzobispo primado de México, Luis María Martínez, lo visitaba con frecuencia con un solo propósito: que destruyera este libro disolvente. “Artemio —le decía—, las familias que robaron a la Iglesia amparándose en las Leyes de Reforma son de nuevo nuestras amigas y nos han dado más dinero del que nos quitaron sus antepasados”.

Han transcurrido muchos años a partir de su fallecimiento [1961], y el libro sigue inédito. Aún más, es probable que nunca llegue a publicarse. Me pregunto, ¿quién será ahora el depositario de este manuscrito? La pregunta podrían responderla sus familiares más allegados. Por las páginas que conocí (entre otras la dedicada a los hurtos de la esposa de Abelardo L. Rodríguez, presidente de la República), creo que el libro es importante para que entendamos mejor a ciertos mexicanos que han hecho del enriquecimiento ilegítimo una forma de vida. v

RETRATOCNL-INBA

El autor de Cuentos del antiguo México

Emmanuel Carballo

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antesala

domingo 29 de julio de 2012 b03VISOR

MIRIAM PULIDO

MIRIAM PULIDO

MIRIAM PULIDO

EnsayosInés Arredondo

Fondo de Cultura Económica$240

Los anagramas de VarsoviaRichard Zimler

Ediciones Plata, Colección Plata Negra$295

La fábula del crimen ritual. El antisemitismo europeo

(1880-1914). Jean Meyer

Tusquets Editores$299

Cincuenta sombrasE. L. James

Mesa de novedades Fondo de Cultura Económica LOS LECTORES SE LLEVAN

Roberto Torres

Arquitecto24 años

En la Joseluisa

BereniceAma de

casa27 años

En la Joseluisa

¿Qué compraste?Compré un libro de arte, uno de cine y uno de conocimiento y fe-nomenología. La forma del cine de Sergei Eisenstein; El saber y los sentidos, de Eliezer Braun; La producción simbólica, de Néstor García Canclini.

¿Por qué decidiste comprar estos libros?Por intereses personales, realmente vine a ver qué había y me en-contré con esto.

¿En qué basar tus compras de libros?Igual, tengo un tema, vengo y veo, si me gusta lo compro.

¿Con qué frecuencia asistes a la librería?Una vez cada quince días, cada que recibo el cheque.

¿Cuántos libros compras cuando asistes a la librería? Depende, si es de arquitectura, como uno porque son muy caros; pero normales, como unos cuatro o cinco.

¿Qué géneros sueles leer?Arquitectura, un poco de novelas dramáticas, arte y cine.

¿Cuántos libros lees al año?Como unos 20 o 30. V

¿Qué libro compraste hoy?El plan infinito de Isabel Allende, editorial de Bolsillo.

¿Por qué decidiste comprar este libro?Porque me gusta mucho cómo escribe ella y estoy tratando de leer la mayoría de sus libros.

¿Qué es lo que te atrae de sus historias?No sé cómo explicarte, me gusta la manera en que escribe sus histo-rias, se me hacen muy interesantes. No sé, pero me gustan mucho.

¿Cómo sueles elegir los libros que compras?Los veo en la tele o en el periódico o una revista como libros reco-mendados.

¿Con qué frecuencia asistes a una librería?Por lo general una vez al mes.

¿Cuántos libros sueles comprar?Uno o a veces más porque le compro a mi niño, pero para mí uno.

¿Qué géneros suelen ser?Por lo general son novelas, así como ésta.

¿Cuántos libros lees al año? La verdad en años pasados a veces ninguno, uno o así; pero este año ya llevo como cinco libros. Estoy empezando a agarrar el hábito y todos de Isabel Allende. V

Grijalbo$299

La guerra perdidaJordi SolerMondadori

$299

Luka y el fuego de la vidaSalman Rushdie

Editorial Mondadori$299

La sombra del futuro. Reflexiones sobre la transición mexicana

Roger BartraFondo de Cultura Económica

$75

Calzada de los misteriosVilma Fuentes

Fondo de Cultura Económica$225

La migraña Antonio Alatorre

Editorial Fondo de Cultura Económica

$85

Obras reunidas IV: Fronteras mexicanas. Una familia

lejana. Gringo viejo. La campaña. La frontera

de CristalCarlos Fuentes

Fondo de Cultura Económica$495

EN LIBRERÍAS

Un millón de amigos

Dalia Zúñiga Berumen

Armando Regil Velasco encabeza un movimiento que busca despertar conciencias entre los jóvenes del país, para rescatar a México en libertad

La libertad implica una responsabilidad: “Pero cuando

le hablas a la gente de que si quiere ser libre, debe ser responsable, ya no les gusta, ya no concuerdan”, afirma Armando Regil Velasco (México DF, 1985), autor no sólo del libro Un millón de jóvenes por México (Taurus, 2012), si no de todo el movimiento ciudadano que lo sustenta.

Como fórmula química, sus años son inversamente propor-cionales a su impresionante currículo: no sólo es considerado uno de los líderes jóvenes más influyentes del país señalado así por American Express y la revista Gatopardo, también se ha codeado con líderes de opinión indiscutibles en cada uno de sus rubros, como Mario Vargas Llosa, José Ángel Gurría, José Saramago, Colin L. Powel o Álvaro Uribe Vélez. Fundó y preside el Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora AC (IPEA). Ha pisado universidades de todo el mundo, desde Estados Unidos hasta China, tanto como alumno, como conferencista. Y cuando uno lo escucha hablar y terminar cada frase con una

sonrisa de convencimiento, piensa que sí, que ojalá haya más chicos como él haciendo cosas por el país, con pro-puestas claras, proyectos concretos y decisiones firmes.

Desde la base del IPEA, Regil y sus compañeros de grupo crean una agen-da urgente para cambios en México, con temas que van desde educación hasta conciencia ecológica, siempre teniendo la base de la libertad, y el gran trabajo conjunto que ello implica. Ser responsables de tener un buen entorno, una buena educación, una verdadera convicción por mejorar el país y ser competitivos.

Totalmente apartidista, desde luego Regil ha recibido ofertas por

sumarse a los partidos, las tuvo más en los recién concluidos tiempos electorales, pero no ha caído en la tentación. No es lo suyo.

Un millón de jóvenes por México es un libro que todos los interesados en México deben leer, chicos y grandes, adolescentes y ancianos. Y aunque cada dos o tres páginas la palabra libertad asalta, hay veces que sólo a fuerza de repetición, y más a los mexicanos, es que entran las cosas en la cabeza. Para unirse al movimiento, puede acudir a www.unmillondejovenespormexico.mx, y en librerías ya está disponible el ejemplar. V

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VISOR

ESPECIAL ESPECIAL

…Y Dios creó

a Marilyn

Marilyn Monroe pudo ser la mujer perfecta. Conjugó la belleza y el deseo, el sentido del humor y la inteligencia, cualidades que se diluyeron en la fragilidad de un

temperamento voluble y depresivo, y la frustración histriónica en un mundo que le exigió más de la cuenta. Las siguientes citas, pensamientos, reflexiones, declaraciones de principios de una diva,* muestran el íntimo resplandor de la estrella que vibró en el firmamento onírico del cine, la literatura, la música y la crónica de esos años en que su nombre fue un paralelo esencial en el imaginario personal y colectivo del planeta.

◆ A eso de los diez años, tuve unos padres adoptivos que me hicieron prometer que cuando fuera mayor jamás bebería, y me hicieron firmar una promesa de no fumar ni maldecir nunca. Mi siguiente familia adoptiva me daba botellas vacías de whisky para jugar. Con esas botellas jugaba a la tiendita. Pienso que he debido tener la mejor colección de botellas de whisky que jamás haya tenido una niña. Las ponía en hilera al lado de la carretera y decía a los automovilistas que pasaban: “¿Quiere whisky?” Recuerdo que algunos al pasar frente a mi tienda decían: “¿Te das cuenta? ¡Es horrible!” Mirando atrás, creo que solía actuar constantemente. Por una razón, eso me permitía vivir en un mundo más interesante del que me rodeaba.

◆ A veces las personas con quienes vivía se inquietaban porque reía demasiado fuerte. Seguro que me creían histérica. Se trataba solamente de una sensación repentina de libertad. Cuando preguntaba a alguno de los chicos: “¿Me prestas tu bicicleta?” y él me decía: “Claro”, yo arrancaba inmediatamente a toda marcha, riendo a carcajadas hasta la punta de la calle, y todos los chicos me esperaban subidos a la acera. Yo adoraba el viento que me acariciaba.

Ca. 1932

◆ Cuando hacía mis primeras películas, iba a la escuela nocturna. La directora no sabía quién era yo, pero le parecía extraño que los chicos de otras clases asomasen la cabeza por la puerta, durante las clases, para mirarme y murmurar. Un día, se decidió a preguntar a mis compañeros, que dijeron: “Sale en las películas”. Sorprendida, comentó: “¡Y yo que la tomaba por una muchacha recién salida de un convento!” Es uno de los mayores elogios que nunca me han hecho.

◆ A veces detesto el efecto que produzco en la gente. Me cansa el interés estúpido, la gente excitada. Es inhumano.

◆ En una ocasión tuve relaciones con un joven negro. Nunca quiso presentarse conmigo en público… y no creo que yo tampoco lo quisiera. Me parece que a ambos nos asustaba demasiado. Yo solía salir a escondidas de su habitación cuando nadie podía verme. Nos gustábamos el uno al otro. Me entendía muy bien. Pero no podíamos seguir en esas condiciones. Era como intentar amar a alguien en una cárcel. […] Nunca supe qué fue de él. Esperé que viera alguna de mis películas y me escribiera, pero quizá sólo deseaba olvidarme.

◆ Me gustaría haber tenido una buena y amplia educación. A veces, cuando Arthur [Miller] y sus amigos hablaban, yo no podía seguirles. No entiendo gran cosa de política. No voy más allá de admitir que hay buenos y malos. Los políticos siguen adelante con sus crímenes porque la mayoría de los americanos no saben de

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de portadaESPECIAL

ESPECIAL

política más que yo. O menos. Arthur siempre me lo explicaba muy bien, pero me parece que a mi edad yo ya debería haber sabido. Se trata de mi país y debo saber qué están haciendo con él.

◆¿Sabes de quién he dependido siempre? ¡Del teléfono! Es mi mejor amigo. Rara vez escribo cartas, pero me gusta llamar a mis amigos, especialmente a altas horas de la noche, cuando no puedo dormir. Sueño que nos levantamos todos y salimos a un local de los que abren toda la noche…

◆ Me estaba acordando de Monty Clift. Gente que no se merece ni abrirle la puerta le desprecia por su homosexualidad. ¿Qué saben ellos sobre esto? Etiquetas… a la gente le gusta poner etiquetas al prójimo. Entonces se sienten a salvo. Hubo quien intentó ponerme la de lesbiana. Me reí. Si hay amor no hay nada malo en el sexo.

Marilyn Monroe murió la madrugada del 5 de agosto de 1962. Cincuenta años después,

permanece como la más grande —y solitaria— estrella de cine de todos los tiempos.

Hollywood le abrió las puertas de la fama y le fabricó la imagen de rubia tonta, que ella aceptó sólo en apariencia. Era tímida e insegura, y estaba acostumbrada a acceder en todo. Mas en cuanto pudo, se rebeló para buscar nuevos caminos en una carrera que le dio muchas cosas, menos la felicidad. “Una carrera es una cosa maravillosa —le dijo a uno de sus entrevistadores—, pero no sirve para acurrucarse contra ella en una noche fría”.

La vida de Marilyn: su infancia en hogares adoptivos, sus matrimonios con James Dougherty, Joe DiMaggio y Arthur Miller; sus amantes, entre ellos los hermanos John y Robert Kennedy, sus crisis nerviosas, la locura de su madre, el misterio de su muerte, todo ha sido documentado en una vasta bibliografía. Sobre Marilyn se han escrito más libros que sobre la II Guerra Mundial, llegó a decir con ironía Billy Wilder, quien la dirigió en dos de sus más grandes éxitos: The seven year itch (1955) y la delirante Some like it hot (1959). Nunca se llevó bien con ella; no obstante, reconocía su talento: “Era el infierno, pero valía la pena”, afirma en su autobiografía.

Truman Capote, Norman Mailer, Arthur Miller, Bob Dylan, Joyce Carol Oates, Anthony Summers, Guillermo Cabrera Infante, José de la Colina, Luis Goytisolo y Román Gubern son algunos de los autores que se han ocupado de Marilyn Monroe, la estrella que nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, que nunca conoció a su padre, que fue registrada como Norma Jeane Baker, que sufrió dos abortos, que estuvo recluida en un manicomio, que era lectora constante y tenía entre sus escritores favoritos a Shakespeare, Tolstoi, Saint-Exupéry, Thomas Wolfe, Arthur Miller, e.e. cummings, que murió tan abandonada como había vivido.

El psiquiatra Ralph Greenson, a quien muchos culpan de su debacle emocional, fue el primero en verla muerta. Como su habitación estaba cerrada, se asomó por una ventana. “Ahí estaba —escribió años más tarde—, boca abajo en la cama, con los hombros al descubierto”. Rompió un vidrio y entró. “Al acercarme —continúa—, pude ver que con la mano derecha apretaba ferozmente el teléfono. Supongo que estaba tratando de hacer una última llamada cuando se desvaneció”. El teléfono, su gran amigo, tampoco pudo ayudarle esa noche.

◆ Ser una actriz de cine nunca es tan divertido como soñar en llegar a serlo. Cuando estuve a punto de abandonarlo, me llegó la suerte. Y cuando no me interesaba el tipo de papeles de estrella, me veía inundada de ellos. Lo mismo puede suceder en las relaciones personales. Cuando no quieres a un amante, todas las posibilidades están de tu parte. Es increíble, pero me ha sucedido así muchas veces.

◆ Mucha gente cree que la belleza está a su servicio. Una vez escribí un poema sobre eso. Cómo le gusta a la gente corromper la belleza, hacerla descender a su nivel. No saben qué valiosa puede ser. Todo el mundo puede ser bello a su manera, pero la mayoría de las personas no se permiten ser bellas. La mayoría de la gente no se gusta a sí misma.

◆ Los norteamericanos odiamos el silencio. Necesitamos un ruido de fondo constante. Nos asusta el silencio, estar solos. Me conozco. Por eso es difícil conseguir el silencio en las películas. La gente quiere lo mismo que quiere en la vida: acción, ruido. Todo aquello que la distraiga.

◆ “Hemingway dijo una vez que si no se hubiera dedicado tanto a la caza se habría matado a sí mismo”, le dice su interlocutor. Marilyn comenta: Hubiera sido mejor. Es un privilegio de las personas. No creo que sea un pecado ni un crimen. Si quieres hacerlo estás en tu derecho, aunque no conduce a nada. A no ser que se crea en el cielo y en el infierno, pero yo prefiero creer que están aquí y ahora. Se dispone de uno mismo, pero nunca de otras personas o de animales. No se tiene derecho a acabar con sus vidas.

◆ Yo creo que hay que querer a la gente, a todo tipo de gente de modo que podamos dar [sobre ella] una opinión que tenga algún valor. La sola idea de juzgar a las personas es insensata. Hacemos lo que tenemos que hacer y corremos con las consecuencias. No somos mejores de lo que tenemos que ser. Podemos intentar ser mejores, y parte de este intento es no condenar a los demás.

◆ A veces, a altas horas de la noche, quiero hablar con alguien, llamo a un amigo por teléfono y se levanta. Son muy amables para eso, pero sé que estoy perturbando su descanso y cuando les digo que vengan o que nos encontremos en algún sitio me dicen que tienen que levantarse temprano. No los culpo por eso. Simplemente, me suele pasar cuando no puedo dormir y me apetece hablar con alguien. v

*Las tres primeras citas proceden de la antología Marilyn

revisitada, preparada por Joaquín Jordá y José Luis Guarner.

Las demás de Conversaciones con Marilyn, de W. J. Weatherby

(Gedisa, 1978).

Nota y selección: Redacción

◆ A veces me parece que estaba dominada por el sexo del mismo modo que un alcohólico lo está por la bebida o un adicto por la droga. Mi cuerpo encendía a toda esa gente como se enciende una luz eléctrica y rara vez había en ello algo humano. Marilyn Monroe se convirtió en una carga, en —¿cómo lo llamas tú?— un albatros. La gente esperaba demasiado de mí, a veces los odiaba. Era una tensión excesiva. Y todavía lo siento así. Marilyn tiene que lucir de cierta manera —tiene que ser hermosa— y actuar de cierta manera —tener talento—. Me preguntaba si podía cumplir con sus esperanzas. A veces en The misfits, en las escenas emotivas, en que me parecía que iba a fracasar por más empeño que pusiera, no quería ir a rodar por la mañana. Lamentaba entonces no ser una camarera o una mujer de la limpieza liberada de las grandes exigencias del público. A veces debe ser un gran alivio dejar de ser famosa. Pero nosotros, los actores y actrices, nos preocupamos tanto, somos tan —¿cuál es la palabra que tú usas?—… Narcisos. Me siento ante el espejo durante horas buscando las señales de la edad. Sin embargo, me gustan las personas mayores; tienen grandes cualidades de las que carecen las que son más jóvenes. Yo quiero llegar a vieja sin hacerme cirugía estética. Te quita la vida, la personalidad del rostro. Quiero tener la valentía de ser fiel a la cara que yo misma me haya construido. A veces pienso que debe ser fácil evitar la vejez, morir joven, pero entonces no se completa la vida jamás, ¿no te parece? Nunca se llega a conocerse perfectamente a sí mismo.

◆ La fama causa tanta envidia. A veces la gente te odia sólo porque eres famosa. Ante ti se comportan fingiendo. Miras en torno a ti… y nada. Me gusta que me acepten por mí misma, pero hay mucha gente que no se preocupa de lo que una es. Todo lo que les interesa es la fama… cuando la tienes. […] Cuando esté vieja y sin fama, ¿qué podré hacer entonces? No creo que eso me destroce. Tengo ideas. Me interesarán todas las cosas. La interpretación de personajes, la lectura de poesía, el yoga, viajar… todo. Esa es la manera de estar vivo. Eso es.

◆ Admiro [el entusiasmo de los Kennedy], la impresión que dan de gozar la vida. ¡Es una cosa tan rara en la vida pública! Las figuras públicas generalmente parecen camisas almidonadas o monumentos funerarios. Si uno no goza la vida, se pierde el tiempo; pero somos tantos los que cometemos ese error.

◆ Tengo una relación muy estrecha con mi cuerpo, porque lo cuido. No lo maltrato. Pero a veces me ciego por él. Estoy demasiado pendiente de él. Cuando vienen los fotógrafos es como si me mirara en un espejo. Ellos creen que me manipulan a su gusto, pero yo los uso como me conviene. Es necesario en el mundo del cine, pero a veces lo detesto. Aunque nunca lo demuestre. Podría arruinarme. Necesito su benevolencia. No soy idiota.

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MILENIO

periodismo06 b domingo 29 de julio de 2012

también de una profunda honestidad y siempre divertidas, son una suerte de autobiografía de un escritor joven, ambicioso y muy consciente de su talento en lucha permanente por llegar al éxito sin dar su brazo a torcer. Escribía correspondencia a destajo y siempre ponía papel carbón para tener copia, pues esperaba que algún día se publicaría: “eran días anteriores a las fotocopiadoras… y yo tenía un carácter anal que lo guardaba todo”.

Despreciado, odiado y calumniado, temido por su afán polémico y su sentido crítico, pero también querido por quienes lo conocieron a fondo, sus cartas funcionan como cronología de quien al paso del tiempo se convertiría en un modelo de periodista de investigación social, de opinión política, bardo de la marginalidad e icono mediático en pleno auge del movimiento beat, del que se consideraba parte. El estilo del epistolario de alrededor de 250 cartas es el de alguien que se ejercita continuamente en su oficio con un explosivo sentido del humor, que en sí mismo es un ejemplo de crónica y ficción cortas llenas de vueltas de tuerca impredecibles. Un duro entrenamiento para lo que Thompson consideraba “su gran obra”, es decir, escribir novelas, que finalmente derivó en una vasta miscelánea de narraciones delirantes pero que crearon un estilo de narrar único.

De su copioso anecdotario, que en sí mismo parece el guión de una película o una novela al estilo del cinema verité, William Kennedy, editor en 1959 de San Juan star, en Puerto Rico, y quien en 1993 ganaría el premio Pulitzer por su magistral novela Tallo de hierro, narra el inicio de su amistad con Thompson, cuando éste responde a una oferta de trabajo en el periódico. A pesar de su mala reputación, que él mismo se encargaba de propagar a la menor oportunidad, lo aceptaron. Cinco meses después Hunter “estaba en la miseria, la policía lo había molido a palos y metido entre rejas por alteración del orden público y resistencia a la autoridad, se vio obligado a beber agua de lluvia y fue devorado por las pulgas de mar, y como cabía la posibilidad de que lo condenaran a un año de cárcel huyó de Puerto Rico en un bote de vela”. Un acercamiento a los inicios como reportero de Thompson y sus andanzas en aquel país aparece en su novela Los diarios del ron (Anagrama 1998), llevada al cine por Bruce Robinson y un deslavado Johnny Depp personificando al creador del periodismo gonzo. Como el mismo Kennedy señala en el prefacio de El escritor gonzo, “cuando alguien se cruza con Thompson ocurren cosas extrañas… En las cartas acecha la profecía, la del porvenir de Hunter en cuanto estilista magistral de la prosa americana y la ficción periodística, y la del estilo de vida del que tanto provecho ha sacado: creando caos para minar los planes que más lo tentaban, coqueteando con la autodestrucción para llegar al éxito, manteniendo un diálogo simbiótico con la desesperación desenfadada y soportando la plaquería de bronce y otros rechazos gracias a la Retórica del Vengador”.

Si alguien pone en duda la posibilidad de que la voluntad, paciencia, compromiso e intuición puedan convivir con toda clase de excesos, Thompson es un ejemplo de reconocimiento masivo de lectores y círculos especializados por la calidad de su obra, honestidad e integridad profesional. Vio su vida como una bacanal donde el éxito estaba invitado. Su primer libro, Los ángeles del infierno (una extraña y temible zaga), publicado originalmente en 1966 (Anagrama, 2009), lo convierte en el periodista más arriesgado e iconoclasta de que se tenga registro.

Una de sus cartas resume su ars narrativa y por qué éstas son una catarsis: “Y supongo que ése es uno de los auténticos objetivos de escribir, exponer las cosas (o la vida) tal como son y por ese camino descubrir la verdad que hay en el caos… Pues las palabras sólo son instrumentos y si se usan los indicados, entonces podemos poner en orden incluso nuestra vida, si es que no nos mentimos empleando las palabras que no proceden. Supongo que por eso escribo tantas cartas, porque es el único medio —aparte de ponerme en serio a escribir ficción— de ver la vida objetivamente”.

La correspondencia cubre un periodo de la vida de Thompson que va de 1955 a 1976. Está comentada por sus editores y amigos y por el

Es muy probable que después de leer el epistolario de Hunter S. Thompson muy pocos duden que es el escritor de la contracultura más importante y radical. Su activismo

político irreverente, descabellado, corría a alta velocidad por la autopista de los excesos con todos los riesgos de vivir al límite. Su copiosa correspondencia El escritor gonzo, cartas de aprendizaje y madurez nos abre a su mundo íntimo y muy personal: sobre todo en las madrugadas, luego de escribir sus piezas periodísticas y corregir obsesivamente sus dos únicas novelas (Prince Jelly fish y El diario del ron, Anagrama, 2002), escribía cartas a sus amigos, a sus editores, a otros escritores que él respetaba e impugnaba a la menor oportunidad como Nelson Algren, Norman Mailer, Anthony Burgess, Tom Wolfe, Kurt Vonnegut y William Kennedy. Con éste último tuvo una larga y afectuosa amistad sobre todo epistolar que duró hasta la muerte de Thompson en 2005, en su rancho de Aspen, Colorado, al darse un tiro en la cabeza con una escopeta.

Entre otros muchos ejercicios de estilo (relatos cortos, sketches humorísticos, un lúcido manual de periodismo), las cartas además son un manifiesto de su postura política anarquista que hizo llegar entre otros políticos republicanos al presidente Lyndon B. Johnson para mostrarle su oposición a la guerra en Vietnam, o al gobernador Jimmy Carter, mostrándole simpatía. A todo aquel que se cruzó en su camino (cientos de personas que incluían familia, editores, lectores, el líder de los Hells Angels, jefes de la policía y una larga

El desternillante epistolario gonzo

RESEÑA

Quién pone en entredicho que Hunter S. Thompson sea una de las máximas figuras del periodismo estadunidense. Murió hace siete años pero la publicación de una parte de su correspondencia vuelve obligada una nueva visita a su obra incendiaria

J. M. Servín

lista más de personajes variopintos), Thompson le descargó sin cortapisas y un ingenio diabólico lo que vivía y pensaba.

En conjunto, esta antología de cartas es un testimonio de vida de un escritor turbulento y genial, de un activista incansable en pro de las libertades civiles, la despenalización de las drogas, contra la guerra de Vietnam y contra el poder republicano que acaparó la política de su país durante casi dos décadas. Thompson puso de cabeza al mundo editorial de su tiempo a través de su extensa obra que desafió las convenciones del periodismo de masas y de aquel considerado como underground. Las cartas, llenas de arrogancia e insolencia pero

ESPECIAL

Miembro del movimiento beat, iconoclasta y contracultural

Hunter S. ThompsonEl escritor gonzo. Cartas de aprendizaje y madurezAnagramaBarcelona, 2012502 pp.

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VISOR

periodismo

domingo 29 de julio de 2012 b07

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mismo Thompson. Según el editor, Douglas Brinkley, por cada carta seleccionada hubo que dejar fuera otras quince. Esto nos da una idea de la grafomanía desaforada y la tenacidad de quien a través de su correspondencia de veinte años escribió una crónica desparpajada y poco convencional de la vida en Estados Unidos. En palabras de Brinkley, “El conjunto de su obra fue un justificado desprecio por una cultura de consumo consentida y disfuncional”. Sumada a su obra de ficción, periodismo y a las cientos de fotografías que tomó a lo largo de su vida (Thompson solía proponer sus artículos con fotos que él mismo tomaba), su correspondencia es vital para entender la historia del periodismo contemporáneo y del nacimiento de la contracultura estadunidense.

Thompson fue fiel a su estilo de vida y escritura hasta el fin de sus días. Admiraba a Jack London, George Orwell (quien sería su mayor influencia en el tono de abordar los temas de su periodismo), John Dos Passos, Ernest Hemingway, William Faulkner y Scott Fitzgerald, de quienes reprodujo a máquina en su etapa formativa novelas como Adiós a las armas y El gran Gatsby.

La gran paradoja de la crítica de Thompson al Sistema es que su actitud de rebelde defensor a muerte de su independencia, y prángana siempre en aprietos financieros, dependía de una poderosa industria cultural que aun sin proponérselo hacía posible la existencia de publicaciones y escritores con posturas radicales y anti establishment, unas y otros podían autofinanciarse gracias a la publicidad, suscripciones y respetables cantidades de lectores, y ofrecer buena paga a sus colaboradores. Otro factor es el excelente servicio de correo, sin el cual los esfuerzos de Thompson hubieran sido inútiles.

Habría que insistir en su corrosivo sentido del humor y en sus juicios implacables a editores y publicaciones como A. H. Lawrence Lack, del semanario underground Los Angeles Free Press, que publicó una crítica sobre Los ángeles del infierno: “Esa reseña estaba más podrida que cualquier cosa que haya podido concebir la revista Time. Toda idea de ‘prensa underground’ se basa en la confianza que se establece entre las publicaciones y las personas que la compran… y ustedes defraudan esa confianza cuando publican mentiras descaradas. La prensa underground sólo cuenta con una ventaja fundamental sobre la prensa establecida, y es la libertad de publicar cualquier cosa que los directores consideren verdaderas e importantes, a pesar de las posibles consecuencias”.

En la misma carta, expone su concepto del underground: “la función básica de lo underground es reventar las chorradas de lo establecido. Pero cuando el underground empieza a publicar basura tendenciosa tan obvia que avergonzaría a un gacetillero de Omaha, ¿qué hacemos entonces?

Podría enviar una larga réplica, pero no me siento con ganas en este momento y, además, hay cagadas que huelen por sí solas”. Más adelante, refiriéndose al reseñista de su libro, define así lo que podría aplicarse hasta nuestros días a ciertos críticos y no sólo a los underground: “el típico producto que elaboran muchos cagatintas de mala muerte y se nota porque acumula palabras y desvaríos biliosos para no decir nada concreto. Cuesta juzgar esta clase de sandeces, salvo que uno se ponga a su nivel, que es el de las pistolas de fabricación casera y las navajas automáticas”.

Lejos de cansar la lectura de 502 páginas de febril correspondencia, su acertada selección parece la novela de iniciación inconclusa de un terrorista con un sentido del humor corrosivo. No hay en todo el volumen indicios de fatiga creativa de un escritor en su mejor momento como explorador y aprendiz del oficio de escribir sin concesiones o imposturas.

Quizás uno de los momentos más electrizantes del libro es cuando Thompson, con mitomanía exaltada y genial, digna de un profesional de la provocación, le confiesa a su editor Jim Silberman de Random House que su obra cumbre publicada originalmente en 1971 Fear and

loathing in Las Vegas (Miedo y asco en Las Vegas, Anagrama, 1971) no había sido escrita hasta el tope de drogas y alcohol, y que más bien había sido una estrategia para que la publicaran primeramente por entregas en la ya entonces prestigiosa revista Rolling Stone: “Fue una tentativa deliberada de simular un colocón; simular una cosa así siempre es difícil, pero al repasar el texto lo encuentro deprimentemente cerca de la verdad que quería recrear… Porque mi idea era escribir un artículo que contara lo que era realizar un encargo de una revista con la cabeza a tope de drogas. Yo no inventé nada, pero en algunos momentos apliqué a la realidad que tenía delante situaciones y sensaciones que recordaba de otras movidas. Incluso podría afirmar que lo hice recurriendo conscientemente a la mitificada rememoración con ácido y /o mecanismo de flashback”.

La correspondencia titulada en su segunda parte Miedo y asco en América abarca de 1968 a 1976, ocho frenéticos años en los que Thompson alcanzó la cumbre de su capacidad literaria. Tiene una introducción del periodista David Halbertsman y una nota del editor Douglas Brinkley. Halbertsman reflexiona sobre el periodismo de su país que bien podría aplicarse al del México de hoy: “sospecho que sus verdades (de Thompson) tienen una dimensión mayor que las nuestras y le permiten ser un representante del estilo gonzo con una gran repercusión entre los que no lo cultivan. Ha contribuido a llenar un vacío en el mundo del periodismo. Pues en la Norteamérica actual el periodismo escrito está en clara decadencia, es mucho más insustancial que hace treinta y cinco años, y el periodismo televisual suele ser una caricatura de sí mismo”.

Por su parte, Brinkley es claro al definir qué es el periodismo gonzo: “Como forma pura de arte literario, el gonzo exige que no haya corrección del texto: el reportero y su búsqueda de información son fundamentales para el artículo, que se cuenta mediante la fusión de realidad en bruto y fantasía desbocada con intención de divertir tanto al autor como al lector. Flujo de conciencia, fragmentos, transcripción de entrevistas, conversaciones telefónicas, tales son los elementos de un texto de periodismo gonzo agresivamente subjetivo”. Esto explica por qué es impracticable en las circunstancias normales del periodismo canónico.

Cuando Jim Silberman le escribe una carta a Thompson preguntándole si su escritura es periodismo o ficción, recibe una larga respuesta fechada en junio de 1971 de la que reproducimos un pasaje: “En circunstancias normales, no sería necesario que un escritor explicara cómo debería leerse su obra. En teoría, toda literatura e incluso el periodismo deberían de juzgarse por sus méritos intrínsecos, por encima y más allá (incluso por debajo) de los confusos contextos de la realidad que han rodeado el acto de escribir. Esta fue la nota dominante del New Criticism, una ‘escuela’ hoy desacreditada de crítica académico-elitista que floreció en los años cincuenta y fue en gran medida responsable de la pérdida del interés por todas las formas de ‘ficción’ que se cultivaron a fines de los sesenta, o al menos por las otras formas de ‘ficción’ menos las que algunos han divulgado como ‘nuevo periodismo’… El panorama era desolador. O te ‘sumergías en la realidad’ y eras un cagatintas que reciclaba material para Time o apechugabas con tus interesantes recuerdos privados y te lucías en el circuito de las presentaciones de libros de ficción. Pero de un modo u otro estabas jodido, sobre todo si tenías veinte años y tendías a tomarte en serio el mundo real… La primera brecha que se abrió en este frente fue sin duda En la carretera de Jack Kerouac, una larga e intrincada muestra de periodismo personal que la editorial (Viking) llamó ‘ficción’, porque si decía que era ‘periodismo’, ningún Crítico Literario se acercaría a ella. Ni siquiera los comentaristas de libros de Time y New York Times. Y si ellos pasaban por alto el libro, éste moriría prematuramente” (pp. 387-388).

Nada de esto suena ajeno al contexto de las letras mexicanas actuales.

Thompson quedaría atrapado en el personaje que creó de sí mismo, cuyo ego monstruoso se enganchó de la escritura como una adicción sin más restricciones que los propios límites. El escritor gonzo y su droga de iniciación y madurez. v

Thompson había expresado su admiración por La naranja mecánica, la novela de sátira futurista de Anthony Burgess, publicada en 1962. Ya como editor de “Asuntos nacionales”

de la revista Rolling Stone, Thompson pidió al escritor inglés una colaboración. De la siguiente carta podemos inferir en qué terminó la relación entre ambos.

 Woody Creek, CO17 de agosto de 1973

Estimado Sr. Burgess:Herr Wenner me ha remitido la inútil carta que envió usted desde Roma a la Sección de Asuntos Nacionales para que la lea y/o responda.

Por desgracia, no tenemos ninguna Sección de Gilipolleces Internacionales, porque habría terminado ahí.

¿Qué clase de patochada subnormal está tratando de endosar-nos? Cuando Rolling Stone pide “un artículo de opinión”, joder, queremos un puto Artículo de Opinión… y no se salga ahora por la tangente con rollos anglopatateros sobre “una novela corta de 50,000 palabras sobre la condition humaine, etc.”.

¿Se cree que somos una tribu de lagartijas descerebradas? ¿De rufianes ricos? ¿De sayones diletantes?

Es usted un vago soplapollas. Quiero ese Artículo de Opinión en mi mesa antes del Día del Trabajo. Y lo quiero listo para entregar-lo a la imprenta. Se ha acabado la época en que los mercachifles como usted podían salir airosos con apaños que les enriquecían en el pasado.

Saque su despreciable culo de la piazza y vuelva a la máquina de escribir. Aquí damos una patada a un árbol y nos caen docenas como usted, Burgess, y le juro por la madre que lo parió que esto no vuelve a repetirse.

Atentamente,Hunter S. Thompson

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MILENIO

varia08 b domingo 29 de julio de 2012

CORTESÍA GUILLERMO GÓMEZ-PEÑA

Carta a Guillermo Gómez-Peña

La niña Tania Libertad

Leí en el número pasado de Laberinto que regresas a México. Ah,

caray, me sacas de onda. ¿Es verdad o sólo publicity stunt?

Sé que no necesitas que te actualice sobre México, brother, pero chance no está de más avisarte cómo se las gasta la Kultura (Kukulcán-KuKluxKlan) en México hoy.

Te fuiste en los años 70’s, ¿no? Bueno, pa’ comenzar hubo un gran cambio: los que entonces eran de derecha ahora son de izquierda y los que eran de izquierda ahora son de derecha, o sea, derecha la flecha: pura fucking derecha.

Clacha: aparece el #YoSoy132 y muchos intelectuales, bien fanatizados del garrote ancestral, no paran de repetir el PRI-disco rayado contra ellos. Así que ármate de paciencia para oír todos esos Rollos de Marx Muerto que traen podrido adentro.

Loco, lo bueno es que sobre todo eres artista, neta. Si fueras únicamente escritor, uta, te iría muy mal en tu regreso.

Mal con el mundo literario, no con los lectores. Los lectores mexicanos ya están listos para tu textualidad, es decir, ya todo mundo aquí, comenzando por el DeFe, está agringado, pero nomás lo van a ver en ti.

Si tu libro no se ha vendido es porque los libros en México se publican para sacarlos de circulación lo más pronto posible.

De todos modos es probable que los intelectuales —palabra tuya— culipronto te busquen o inviten a sus revistas, para dárselas de demócratas y luego nunca más saber de

Tania Libertad no deja de recordar a la niña que lleva dentro. Hija de una familia de siete hombres, la cuidaban

como la niña de sus ojos. De raza negra y brasileña, mestiza de india y español, peruana de Zaña, creció en Chiclayo. De su padre —un guardia civil que nunca reprimió estudiantes, guitarrista y cantante— heredó la música. “¡Canta con sentimiento!”, le decía su progenitor. Y la niña, de apenas año y medio, salía a la calle y se agarraba la falda de los extremos y cantaba: “Aquilayaaa, aquilayaaa…”. Esa fue su primera canción.

Su padre se robó a su madre, de 14 años de edad. Su madre hubiera tenido 16 hijos. Pero las enfermedades gastrointestinales o infecciones terribles en los pueblos perdidos del Perú hacían imposible la vida. Fue en un hospital donde su madre trabajaba de enfermera que la niña pudo alimentarse mejor que sus hermanos. Era la niña que cantaba. Era la niña privilegiada que, en medio de la austeridad, mandaron a un colegio laico, eso sí, porque su padre era ateo. Un día de las madres la vistieron de bailarina española y la pusieron a cantar: “Me dejaron de herencia mis padres, además de la luna y el sool, un vestido cuajao de lunaares, que conmigo todo el mundo corrioó…”. La tararea con esa voz inconfundible que la llevó a los confines del mundo.

A los siete años de edad ya ganaba concursos en la radio del Perú y hacía giras por las haciendas azucareras de la provincia. Cantaba con famosos y la anunciaban como “La voz de oro de Chiclayo, la niña precoz, Tania Libertad”. No siempre le pagaban pues los empresarios

huían con la lana. Ella nunca se quejó de privaciones por vivir en un barrio marginal sin agua ni baño interior, porque tenía luz y una radio donde escuchaba las canciones que aprendía para su repertorio. Amaba la radio, a pesar de que le tocaba cargar el agua, con un palito en los hombros y dos baldes al lado, para los quehaceres de la casa. Aquella niña creció y se hizo cantante profesional, rompiendo con la televisión comercial de su patria, negándose a cantar en el Festival de la OTI, radicalizando su postura contra la opresión, convirtiéndose en una cantante que, desde niña, conoció la represión a estudiantes, a las huelgas, la muerte de un tuberculoso.

Nadie pensaría que esa cantante es, de profesión, ingeniera pesquera. “De cantante no vas a vivir”, decía su padre. Estudios que nunca ejerció. Vivió su adolescencia bajo la represión machista de  padre y hermanos. Empezó su canto de protesta, influida por Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa y Atahualpa Yupanqui, hasta Chabuca Granda y las canciones de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Se hizo una cantante testimonial. Poco antes de los 24 años Tania se libera del yugo familiar. No es metáfora: jura que la encerraban bajo llave. Un día tomó valor y le lanzó el plato de sopa a su hermano y salió corriendo de su casa. Corrió y corrió y corrió…

Es la Tania Libertad que el mundo conoce y que cumple 50 años de cantante.

CodaAunque claro: Marilyn Monroe cumple 50 años de su partida. V

ARCHIVO HACHE

A SALTO DE LÍNEA

ellos porque, evidentemente, tus puntos de vista post-everything son incompatibles con el derechismo a ultranza (pero de clóset) del medio literario mexicano.

El arte anda mejor. Nada del otro mundo pero con ideas y deseo de diálogo más allá del charco patrio. Aunque la crítica de arte es más bien conservadora, quizá por su vínculo a la literatura mexicana que, como te digo, todo lo jode.

No esperes encontrar revistas, webs o incluso contraculturas innovadoras, aquí se piensa que algo es cool si es reaccionario ilustrado. Eso no ha cambiado. Y el PRI está de vuelta, y alega que la dictadura era tan perfecta que hasta democracia trajo.

Chútate esa, hijo del Nafta.La cruz-cultura no se ha

podido recuperar del PRI y el catolicismo. Se supone que de todo te debes sentir mal. Si eres artista contemporáneo, si escribes del narco o metaspanglish, si no lees a Robert Frost y si no “respetas” a las supuestas autoridades artísticas, literarias, culturales, “estás mal”, eres un resentido, “provocador” o de Tijuana.

Todo esto ya lo sabes, Guillermo, nada más te lo escribo porque, como tú, si no lo dijera enloquecería en lo que sería una quesería que huele muy mal: ¡los prizombies llegaron ya!

Te digo: se me hace muy raro que vuelvas. ¿Te regresó la Migra(ña) de la Nostalgia?

Anyway, welcome back, bato. Nomás trucha: México te va a hacer encabronar como jamás. Anda drogado de autoritarismo.

Dale jarabe del que tú ya sabes. v

Heriberto Yépezhyepez.blogspot.com

Braulio [email protected]

50 años de carrera musical

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