Sus Tres Ojos Se Abrían y Cerraban Al Mismo Tiemp1

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Adyerin Rueda Balderas Taller de Literatura y Periodismo 17 de noviembre del 2011 Los tres ojos El refrigerador lleno de un líquido marrón apestaba a muerte. Moría de hambre. Me encontraba encerrado, al parecer las paredes habían devorado las puertas y ventanas. En medio de un cubo de concreto la única comunicación que teníamos con el exterior era un diminuto agujero que daba hacia una calle desolada. Me dedicaba a buscar en todos los rincones una forma de escapar pero estábamos en un mundo distinto y no sabíamos nada de los de afuera ni los de afuera sobre nosotros. El silencio intenso daba refugio a extraños sonidos que daban a luz a mi insomnio. Se escuchaban pasos, risas, lamentos, golpes pero no había nada ni nadie más que él y yo. Sus tres ojos se abrían y cerraban al mismo tiempo. Pasaba su larga lengua por su nariz. Seguramente estaría recordando mejores tiempos cuando le gustaba cazar ratones para jugar con ellos y coleccionar sus cadáveres bajo un montículo de tierra. Era un poco torpe pues se golpeaba al caminar y aunque su oído era agudo le costaba apuntar con su mirada un lugar fijo. Era muy tierno a pesar de todo. Se paseaba como un borracho confundido por entre mis piernas. Lo acogí al encontrarlo herido y desorientado en un callejón. Nunca fui aficionado a las mascotas, la idea de encariñarme con otro ser vivo era repulsiva. Antes que entablar conversación alguna prefería aventarme a la carretera. Pero ese día lluvioso algo en mí despertó como de un letargo y no me resistí al pobre gato deforme y moribundo.

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Literatura. Cuento corto.

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Adyerin Rueda BalderasTaller de Literatura y Periodismo17 de noviembre del 2011

Los tres ojos

El refrigerador lleno de un lquido marrn apestaba a muerte. Mora de hambre. Me encontraba encerrado, al parecer las paredes haban devorado las puertas y ventanas. En medio de un cubo de concreto la nica comunicacin que tenamos con el exterior era un diminuto agujero que daba hacia una calle desolada. Me dedicaba a buscar en todos los rincones una forma de escapar pero estbamos en un mundo distinto y no sabamos nada de los de afuera ni los de afuera sobre nosotros. El silencio intenso daba refugio a extraos sonidos que daban a luz a mi insomnio. Se escuchaban pasos, risas, lamentos, golpes pero no haba nada ni nadie ms que l y yo.Sus tres ojos se abran y cerraban al mismo tiempo. Pasaba su larga lengua por su nariz. Seguramente estara recordando mejores tiempos cuando le gustaba cazar ratones para jugar con ellos y coleccionar sus cadveres bajo un montculo de tierra. Era un poco torpe pues se golpeaba al caminar y aunque su odo era agudo le costaba apuntar con su mirada un lugar fijo. Era muy tierno a pesar de todo. Se paseaba como un borracho confundido por entre mis piernas. Lo acog al encontrarlo herido y desorientado en un callejn.Nunca fui aficionado a las mascotas, la idea de encariarme con otro ser vivo era repulsiva. Antes que entablar conversacin alguna prefera aventarme a la carretera. Pero ese da lluvioso algo en m despert como de un letargo y no me resist al pobre gato deforme y moribundo.Ahora slo estamos los dos en un abismo de cuatro paredones. No s cmo ni cundo ocurri todo. Estaba l mirando por el ventanal de mi cuarto y el atardecer enrojeca las mantas y su pelaje gris. De inmediato me invadi el sueo y despus de tres parpadeos me quede dormido. No s cuntas horas o das pasaron hasta el momento en el que despert. Todo estaba destrozado, rancio, podrido, manchado. Muchas de mis cosas haban desaparecido y otras se haban transformado. Los cuadros que solan tener fotografas familiares y de mi niez ahora portaban imgenes de gente que no conoca; de la radio slo provena un sonido chilln insoportable. No hay electricidad y la nica luz es una pequea lmpara a la que no le queda mucho de vida y quedarme en la oscuridad a su lado me da pnico.

El resto de la gente estar en la misma situacin que yo? Pasan las noches y conforme ms pasan voy perdiendo la nocin de cunto tiempo hemos estado atrapados. Intent recordar, buscar pistas pero cada vez que evoc recuerdos siento que la cabeza me va a explotar.La sed me asfixia y slo bebemos el agua turbia del fregadero. El gato no tiene nombre, o tal vez s pero nunca lo supe. No lo llamaba simplemente l se acercaba a m. Jams tuve motivos para regaarlo o educarlo. Ser un castigo? No era una mala persona slo no era una persona amable. No lastim, no mat. Al contrario el mundo me hera a m. Una gota se resbala de la boca de la llave del lavabo y se convierte en una tortura. Qu fue lo que sucedi?El gato, la ventana, el rojo atardecer. Qu pas antes? El gato en el callejn, mi repulsin hacia su cara deforme, aplastada con tres ojos verdes. La lstima por su pata rota y su maullar. El gato haba sufrido. No s cmo es que lo s pero s que el gato ha sufrido mucho y a pesar de su dolor jugaba, y a pesar de su dolor se dejaba acariciar y esa confianza excesiva lo llev a vivir muriendo en un sucio basurero.Mi vida se ha esfumado. Qu habr pasado con mi familia? No era mi intencin alejarme es que ellos eran muy desesperantes. Acaso no se preocupan por m? Estarn buscndome? Mi trabajo? Qu pas con todos? Me asom por el agujero y no hay nadie. El gato sigue mirndome desde lo alto de la mesa. Camin hacia mi cuarto con la esperanza de poder esconderme de l pero es imposible en ese lugar sin puertas, sin nada. Me duele la cabeza y recuerdo que en el bao hay una cortina. Salgo apresurado y frente al bao est l. La nica forma de llegar a un escondite es pasar junto a l. Algo en mi le tiene mucho miedo.Regreso a la habitacin donde slo hay una cama y un espejo lleno de cochambre. No he visto mi cara desde ese atardecer. No puedo creer lo que veo! Mi cara tiene tres ojos, est deforme y extraa con rasgos felinos. Corro despavorido hacia el pasillo. El gato sigue en el bao. Necesito escapar. Necesito un doctor! Brinco al gato con todas mis fuerzas y caigo sobre la taza pestilente. La cortina ha desaparecido. El gato se acerca a m. Me mira ahora con sus dos ojos. Me habla. Esto no es un infierno, es un cambio. No te has esfumado. Los cuerpos que habitamos son slo frascos, contenedores de almas. Las almas que pueden poseer nuevos cuerpos son almas especiales, avanzadas que han alcanzado un nivel de pureza y sabidura. No es un castigo. Slo has muerto es hora de mudar.

1. Situacin normal2. El llamado3. Rechazo del llamado4. Encuentro con el mentor5. Mundo especial6. Obstculos7. Descenso a los infiernos8. Prueba suprema9. El orculo o recompensa10. La salida de los infiernos11. Resurreccin12. Regreso con el elxir