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Jakobson Ruiz La obra de Jakobson Ruiz aunque considerable, es dispersa y no está sistematizada en grandes obras. Consta de 475 títulos, de los que 374 son libros o artículos y 101 son textos diversos (poemas, prefacios, introducciones o artículos periodísticos). Además, buena parte de ella se ha realizado en colaboración con otros autores. Hasta 1939 se ocupa principalmente de poética y teoría de la literatura. En los años estadounidenses domina la lingüística. Jakobson era un investigador teórico más que un empírico y se siente a gusto en la multidisciplinariedad. Su obra toca simultáneamente las disciplinas de la antropología , la patología del lenguaje , la estilística , el folclore y la teoría de la información . Por ello recurrió a una veintena de colaboradores diferentes en distintas disciplinas. Suya es la primera definición moderna del fonema : "Impresión mental de un sonido, unidad mínima distintiva o vehículo semántico mínimo". Reduce todas las oposiciones fonológicas posibles a solamente doce: vocálico/no vocálico, consonántico/no consonántico, compacto/difuso, sonoro/no sonoro, nasal/oral, etc., lo que ha suscitado muchas objeciones, sobre todo por su carácter reduccionista (se le achaca una tendencia excesiva hacia las clasificaciones binarias, que no siempre se ajustan a una realidad lingüística más variada). Pero fue un pionero de la fonología diacrónica con su trabajo de 1931. Sus investigaciones sobre el lenguaje infantil fueron también muy innovadoras, al destacar el papel universal que en el mismo tienen las oclusivas y las nasales . También son modélicos, sugerentes y pioneros sus estudios sobre las afasias , en los que deslinda dos tipos de anomalías: las relacionadas con la selección de unidades lingüísticas o anomalías paradigmáticas, y las relacionadas con la combinación de las mismas, o anomalías sintagmáticas, este modelo se inspiró parcialmente en las consideraciones del padre del estructuralismo Ferdinand de Saussure , desde Jakobson influyó por su parte sobre estructuralistas como Claude Lévi-Strauss y posestructuralistas como Jacques Lacan -Lacan entiende, a partir de los estudios de Jakobson atinentes a las afasias, que lo paradigmático o selectivo es coalescente con lo que Sigmund Freud llama "condensación" y lo metafórico , y que lo sintagmático es metonímico o lo que Freud llama "desplazamiento". Este estudio provocó un interés apasionado en los neurólogos y los psiquiatras y la renovación de los estudios médicos en este campo. La estilística y la poética son sin duda las preocupaciones más antiguas y profundas de Jakobson. Sus teorías se desarrollaron dentro del formalismo ruso, que constituía una reacción contra una tradición de teoría literaria rusa excesivamente dominada por los aspectos sociales, y por tanto concede mucha importancia a las formas , desde las más simples

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Hiistoria de las Teorías

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Jakobson Ruiz

La obra de Jakobson Ruiz aunque considerable, es dispersa y no está sistematizada en grandes obras. Consta de 475 títulos, de los que 374 son libros o artículos y 101 son textos diversos (poemas, prefacios, introducciones o artículos periodísticos). Además, buena parte de ella se ha realizado en colaboración con otros autores. Hasta 1939 se ocupa principalmente de poética y teoría de la literatura. En los años estadounidenses domina la lingüística.

Jakobson era un investigador teórico más que un empírico y se siente a gusto en la multidisciplinariedad. Su obra toca simultáneamente las disciplinas de la antropología, la patología del lenguaje, la estilística, el folclore y la teoría de la información. Por ello recurrió a una veintena de colaboradores diferentes en distintas disciplinas. Suya es la primera definición moderna del fonema: "Impresión mental de un sonido, unidad mínima distintiva o vehículo semántico mínimo". Reduce todas las oposiciones fonológicas posibles a solamente doce: vocálico/no vocálico, consonántico/no consonántico, compacto/difuso, sonoro/no sonoro, nasal/oral, etc., lo que ha suscitado muchas objeciones, sobre todo por su carácter reduccionista (se le achaca una tendencia excesiva hacia las clasificaciones binarias, que no siempre se ajustan a una realidad lingüística más variada). Pero fue un pionero de la fonología diacrónica con su trabajo de 1931.

Sus investigaciones sobre el lenguaje infantil fueron también muy innovadoras, al destacar el papel universal que en el mismo tienen las oclusivas y las nasales. También son modélicos, sugerentes y pioneros sus estudios sobre las afasias, en los que deslinda dos tipos de anomalías: las relacionadas con la selección de unidades lingüísticas o anomalías paradigmáticas, y las relacionadas con la combinación de las mismas, o anomalías sintagmáticas, este modelo se inspiró parcialmente en las consideraciones del padre del estructuralismo Ferdinand de Saussure, desde Jakobson influyó por su parte sobre estructuralistas como Claude Lévi-Strauss y posestructuralistas como Jacques Lacan -Lacan entiende, a partir de los estudios de Jakobson atinentes a las afasias, que lo paradigmático o selectivo es coalescente con lo que Sigmund Freud llama "condensación" y lo metafórico, y que lo sintagmático es metonímico o lo que Freud llama "desplazamiento". Este estudio provocó un interés apasionado en los neurólogos y los psiquiatras y la renovación de los estudios médicos en este campo.

La estilística y la poética son sin duda las preocupaciones más antiguas y profundas de Jakobson. Sus teorías se desarrollaron dentro del formalismo ruso, que constituía una reacción contra una tradición de teoría literaria rusa excesivamente dominada por los aspectos sociales, y por tanto concede mucha importancia a las formas, desde las más simples (recurrencias fónicas) a las más complejas (géneros literarios). Sus teorías se presentan fundamentalmente en el artículo no muy extenso "Lingüística y poética", de 1960.3

De su teoría de la información, constituida en 1958 y articulada en torno a los factores de la comunicación (emisor, receptor, referente, canal, mensaje y código), Jakobson dedujo la existencia de seis funciones del lenguaje: la expresiva, la apelativa, la representativa, la fática, la poética y la metalingüística, completando así el modelo de Karl Bühler.

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Esta síntesis, tan operativa, ha sido muy utilizada. A juicio de algunos, no "soluciona" las funciones del lenguaje, pues añade una función estética y no explica debidamente la función lúdica del lenguaje, que no podría incluirse sin problemas dentro de la función poética. Pero ese esquema es fundamental para ir analizando luego esos otros aspectos.

HABERMAS Y LA TEORIA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA

Resumen

La Teoría de la acción comunicativa es una obra del filósofo y sociólogo alemán J. Habermas, que aborda la teoría de la acción y su fundamento racional, a partir de tres pretensiones fundamentales: desarrollar un concepto de racionalidad más allá de los postulados subjetivistas e individualistas de la filosofía y teoría social moderna, elaborar una nueva concepción de la sociedad en dos niveles integrando los paradigmas de sistemas y mundo de la vida, y por último, desarrollar una teoría crítica de la modernidad buscando las respuestas necesarias para retomar su proyecto original. Palabras Clave Comunicación, Sujeto, Filosofía del Lenguaje, Racionalidad de la acción humana.

Habermas comienza por señalar que Marx considera como uno de los puntos de partida de su teoría el concepto de acción instrumental o conducta racional de las personas para elegir los medios más apropiados parta lograr un cierto fin. Tal acción se relaciona en Marx con el trabajo de cuyo concepto deriva las relaciones sociales. Para él, en cambio, en el análisis social es más importante la acción comunicativa que permite una comprensión comunicativa entre los actores en interacción. En ese proceso, no se hace, principalmente, cálculos egoístas (instrumentales) para alcanzar el éxito, sino que se trata de lograr definiciones comunes de la situación para dentro de ellas, perseguir metas individuales.

Habermas deriva el concepto de acción comunicativa de los diversos tipos de acción que distinguió Max Weber (racional, orientada por valores, afectiva y acción tradicional). Al redefinir los tipo weberianos, coloca frente a la acción instrumental la acción comunicativa como una relación interpersonal lingüística que busca el mutuo entendimiento, el consenso. Mientras en Marx la acción y la racionalidad instrumental se relacionan con el trabajo, la acción y la racionalidad comunicativa re relacionan con la interacción. Cuando la acción comunicativa se basa en argumentaciones racionales y tiene pretensiones de universalidad se denomina discurso.

El concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los actores como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo

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subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren sin más intentione recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores” (Teoría de la acción comunicativa: complementos a estudios previos, Madrid, Cátedra, 1989, Pág. 493).

Es en discurso, una forma especial de comunicación, donde, por medio de la argumentación se determina lo que es válido o verdadero. Es decir, la verdad no es una copia de la “realidad” a la cual se refieren los argumentos de los participantes en el discurso, sino que es un resultado consensual sobre el cual no actúa ninguna influencia que lo distorsione. Ese consenso se logra cuando se dan cuatro condiciones de validez aceptadas por todos los participantes: a) que el enunciado que hace un hablante sea comprensible; b) que el hablante sea fiable; c) que la acción pretendida sea correcta por referencia a un contexto normativo vigente; y d) que la intención manifiesta del hablante sea, en efecto, la que él expresa.

Con las características señaladas, Habermas sostiene que la acción comunicativa, y no la acción racional instrumental, como lo hizo Marx, es la conducta que caracteriza a las interacciones que se dan en la sociedad. Por eso, la acción comunicativa debe tener un lugar central en la teoría. Uno de los objetivos de tal teoría debe ser la identificación y eliminación de los factores estructurales que distorsionan la comunicación.

El papel central que ocupa la comunicación en la propuesta teórica y política de Habermas lo lleva a preocuparse por la racionalización de la acción comunicativa, siguiendo el camino tomado por Marx y Weber sobre ese tema. La racionalidad final se dará cuando se supriman las barreras a la comunicación. El medio para hacerlo lo constituye la modificación en profundidad del sistema normativo vigente. La evolución social no consiste, precisamente, en cambios en el sistema de producción (en el cambio de las bases materiales, como diría el marxismo original de Marx), sino en el transito de una sociedad racional en la cual la comunicación de las ideas se expondrá sin restricciones.

El mundo de la vida.

Habermas distingue en la sociedad dos niveles: el “sistema” y el “mundo de la vida”. La preocupación por el mundo de la vida es una extensión de la teoría de la acción comunicativa que relaciona a Habermas con Herbert Medad y, de manera principal, con Durkheim (la conciencia colectiva), Husserl, Schutz y Luckmann. Desde ya digamos que la acción comunicativa sucede siempre en el mundo de la vida.

El mundo de la vida –en una concepción similar a la de Parsons y a la de Luhmann-- está constituido por la cultura, la sociedad y la personalidad. La racionalización de tal mundo implica una creciente diferenciación entre sus tres componentes. Habermas destaca que el mundo de la vida representa el “punto de vista de los sujetos” que actúan en la sociedad. Pero para una perspectiva externa a ella, para su análisis desinteresado, la sociedad aparece como un sistema con diferentes configuraciones estructurales (la familia, el estado, la economía, etc.) cuya racionalización progresiva las va alejando del mundo de la vida en un proceso de “colonización” de este último por el sistema. La lucha contra la explotación (en términos que vuelve a Habermas al marxismo), y los movimientos sociales que buscan una mayor igualdad, mayores niveles de autorrealización, la paz y la preservación del medio ambiente (que constituye una de las reclamaciones del neomarxismo) deben contribuir a impedir una “colonización” negativa del mundo de la vida y a buscar una convivencia adecuada entre éste y el sistema.

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Jesús Martín-Barbero ( 1937 -) nació en Ávila ( España ) y vive en Colombia desde 1963 .

Doctor en filosofía, con estudios de antropología y semiología, es un experto en cultura y medios de comunicación que ha producido importantes síntesis teóricas en Latinoamérica acerca de la posmodernidad. Aparte de ejercer docencia en Colombia y México ha sido profesor visitante de las universidades Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona, Stanford, Libre de Berlín, King's College de Londres, Puerto Rico, Buenos Aires, São Paulo, Lima, entre otras. En 1975 fundó la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle y en 2003 obtuvo la nacionalidad colombiana.

Su análisis de la cultura como mediaciones, el estudio de la globalización desde la semiología, la relación de los medios con sus públicos, y en espacial la maneras como esto los interpretan, que estudió específicamente para el caso de las telenovelas en Latinoamérica, son algunos de sus aportes. Ha sido una de las figuras centrales de la intelectualidad crítica contemporánea del continente junto a autores como Néstor García Canclini, Ángel Rama, Carlos Monsiváis, Tomás Moulián o Beatriz Sarlo.

Su obra más relevante es De los medios a las mediaciones en la que mira el otro lado del proceso de la comunicación llamado recepción, conformado por las resistencias y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios. La comunicación se hace así cuestión de cultura, que exige mirar los mass media en un contexto más amplio, teniendo en cuenta las distintas redes que se configuran y los procesos que allí tienen lugar.

Recalca diferencias entre lo masivo y lo popular, dando paso a nuevas lecturas sobre este último concepto en la posmodernidad. De ahí se desprende una renovada crítica a la función de las élites en el aspecto cultural; de esta manera se vuelve a retomar la distinción de la tríada habermasiana entre modernización, modernismo y modernidad para explicar el ethos latinoamericano.

Entre los intereses de Barbero se encuentra la propuesta de una teoría social de la comunicación basada en el paradigma de la mediación. Que es aquel modelo "que trabaja con intercambios entre entidades, materiales, inmateriales y accionales" adecuado para "estudiar aquellas prácticas en las que la conciencia, la conducta y los bienes entran en proceso de interdependencia". Un modelo que busca dar cuenta de las formas/instituciones que toma la comunicación en cada formación social, de las lógicas que rigen los modos de mediación entre el ámbito de los recursos, la organización del trabajo y la orientación política de la comunicación, y por último de los usos sociales de los productos comunicativos.

El objetivo de la investigación de Martín Barbero sobre el proceso de comunicación es cambiar el lugar de las preguntas, para hacer investigables los procesos de construcción de lo masivo por fuera del chantaje culturalista que los convierte inevitablemente en procesos de degradación cultural, y para ello investigarlos desde las mediaciones y los sujetos, esto es, desde la articulación entre las prácticas de comunicación y movimientos sociales.

Considera que la mediación es una actividad directa y necesaria entre distintos tipos de actividad y la conciencia. La mediación es positiva y en cierto sentido autónoma: es decir, tiene sus propias formas. Por ello, de lo que se trata es de comprender la relación entre dos fuerzas como algo que es sustantivo por si mismo, como un proceso activo en que la forma de la mediación altera aquello que es mediado.

La contribución de Martín Barbero ha sido fundamental porque detectó la importancia de la temática del consumo en un momento en que la preocupación dominante en los estudios sobre cultura y comunicación en América Latina todavía era el análisis de los mensajes en los medios masivos en tanto soportes de la “ideología de la dominación”. En ese contexto, contribuyó a

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generar la inflexión teórico-metodológica desde el énfasis en el mensaje como estructura ideológica a los procesos de consumo.

LA COMUNICACIÓN PUBLICITARIA: ENRIQUE ORTEGA

La publicidad está hoy presente en todas las manifestaciones de la sociedad. Los anunciantes, ya sean entidades privadas, públicas u organizaciones no lucrativas, utilizan la prensa, la radio, la televisión, el cine, Internet y diversos soportes exteriores como medios principales de comunicación para dar a conocer sus produ ctos, servicios e ideas con el legítimo propósito de informar e influir en su compra o aceptación. Esta nueva edición de La comunicación publicitaria ofrece un análisis amplio y riguroso de los fundamentos y mecanismos de la actuación publicitaria. En la obra se examina con profundidad la realidad actual de los medios masivos de comunicación, la importancia de la investigación y la planificación de los medios para las campañas publicitarias, junto con la creación de los mensajes y la evaluación de la eficacia de la publicidad. También se aborda el papel que representan las agencias de publicidad y las agencias de medios en el mercado, analizándose de forma sistemática, sencilla y con ejemplos, la normativa jurídica y la autorregulación publicitaria. El texto proporciona a los lectores, profesionales y estudiantes, una fuente de gran valor para comprender y aplicar de forma efectiva la publicidad.

SEMIOTICA

La luego denominada semiótica, como campo disciplinar, constituía una de las ciencias integradas en la Lingüística. Comenzó su desarrollo sistemático en la década del sesenta, pero sus atisbos se encontraban ya en el Curso de lingüística general del suizo Ferdinand de Saussure, publicado póstumo por sus discípulos en 1913, dentro de una corriente epistemológica denominada estructuralismo saussure-hjelmsleviano que obtuvo una fuerte impronta de esta disciplina lingüística porque sus autores fundamentales fueron filólogos y lingüistas como Ferdinand de Saussure, Louis Hjelmslev, Roman Jakobson y Ludwig Wittgenstein.

El lingüista Ferdinand de Saussure, a comienzos del Siglo XX, había concebido la posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos «en el seno de la vida social», a la que denominó semiología, del griego semeion ("signo"). Posteriormente otro lingüista, el danés Louis Hjelmslev, profundizó en esta teoría y elaboró su sistemática formalización dentro del paradigma estructural, que bautizó como glosemática en sus Prolegómenos a una teoría del lenguaje (1943), sentando un conjunto de principios que servirán de fundamento teórico y epistemológico a ulteriores desarrollos de la semiótica estructuralista. A estos autores agregó sus aportaciones también otro famoso lingüista, el ruso Roman Jakobson, y el alemán Ludwig Wittgenstein, quien puso las bases de la pragmática lingüística al declarar que "el significado es el uso".

Con independencia de este desarrollo europeo otra línea de investigación semiótica se desarrolló sobre los escritos que dejó el filósofo y lógico estadounidense Charles Sanders Peirce, lo conocido como semiótica anglosajona, semiótica lógica o semiótica a secas. En su desarrollo teórico, Peirce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la cooperación de tres instancias (o subjects):

El representamen, o signo en sí, es decir, una manifestación material y perceptible que representa a otro objeto.

El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta. El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o

representamen.

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Así pues, el signo es para él el producto de esta dinámica de semiosis, que la semiología europea designaba con otra terminología, respectivamente, significante, referente y significado, lo que luego se denominó triángulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia etc., de forma que el triángulo puede transformarse en un rombo, un segmento etcétera.

Profundizando en la clasificación de los signos, Peirce llegó a la convicción de que estos podían clasificarse por la relación que guardaban estos elementos entre sí en tres tipos determinados:

Icónicos o iconos, cuyo representamen o significante guarda una relación de parecido con su objeto o referente: mapas, caricaturas, croquis...

Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relación natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de fuego, el llanto como signo de emoción intensa (tristeza o alegría).

Símbolos, aquellos signos en los que la relación entre representamen o significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).

Desarrollo

Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.

El primer esbozo lo constituye la Semiología de la Comunicación, corriente enmarcada en el saussuro-funcionalismo que se proponía estudiar los sistemas de signos convencionalizados no verbales, cuya función era de la de comunicar. es decir, sistemas de comunicación diferentes de la lengua natural.

En su análisis de los cuentos maravillosos rusos (particularmente de las vilinas), que, andando el tiempo, originaría la disciplina denominada narratología, Vladimir Propp, clasificado dentro del formalismo ruso, encontró homologías y regularidades que remitían a una estructura arquetípica común expresa en variantes. Entre dichas regularidades se encontraba su análisis de tres tipos de pruebas:

Calificante. Decisiva. Glorificante.

Existía asimismo un personaje o función constante, el héroe (agonista o protagonista), al que se le pedía un objeto de valor y, para lograrlo, antes debía adquirir la competencia necesaria. Propp la llamó prueba calificante. Después de haberse calificado, el héroe era capaz de pasar pruebas difíciles (prueba decisiva) que conducían a su reconocimiento como héroe y a la adquisición del objeto de valor, (prueba glorificante).

Otro de los aportes hechos por Propp fue la propuesta de la estructura polémica: junto a la historia del héroe, aparece el antagonista o traidor, quien, en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o perfomances) por petición u

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orden de un mandador o destinador. Cuando finaliza las pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de las pruebas (sanción).

Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumézil y Claude Lévi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología, quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las estructuras profundas de sus disciplinas. Lévi-Strauss, en su análisis estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a través de un análisis paradigmático. También se puede citar la obra de Yuri Lotman y su aportación al definir el concepto de la semiosfera, donde la comunicación está definida como un acto de traducción, estructurado por la cultura.

Algunos autores han definido la semiótica como la ciencia que estudia todos los sistemas de signos en general, incluyendo al lenguaje humano. Es necesario recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante en la comunicación humana. Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea conocimiento y aprendizaje en base a sus experiencias y lo comparte de generación en generación.

La semiología frente a la semiótica

La semiología se identifica con la lingüística en cuanto abarca sistemas de signos puramente humanos, entre ellos los verbales, pero también sistemas de signos no verbales pero igualmente humanos, como los códigos de los gestos, la vestimenta etc. que son propios de la vida social. Una escuela de la misma, la semiología rusa o formalismo ruso, se aplicó al análisis de las artes y la cultura.

La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece.

La semiótica de Charles Peirce o semiótica peirciana tiene como propósito elaborar una teoría general de los signos que los clasifique e identifique.

Por último, y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación Mundial de Semiótica, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en la denominación semiótica. Así, confundir semiología con semiótica es tan errado como confundir símbolo con icono.

Ramas

La Semiología, tiene muchos campos, como por ejemplo:

semiología clínica (estudio de los signos naturales a través de los cuales se manifiesta la enfermedad),

zoosemiótica (para la comunicación animal), cibernética (para la comunicación de las máquinas), biónica (para la comunicación de las células vivas), etcétera. biosemiótica semiótica computacional semiótica cultural y literaria semiología musical

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semiótica estética semiótica visual estructuralismo y postestructuralismo semiótica urbana semiótica social semiótica de la diversión (ludosemiótica) semiótica del amor