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    Entre la produccin y la acreditacin

    Mario Heler

    En nuestra actualidad en transicin, el conocimiento no slo es identificado exclusivamente conel saber proclamado como cientfico. Adems, los aportes de la tecnociencia impulsan ydireccionan el devenir cambiante de la sociedad, sin ahorrar conflictos dentro y fuera del campocientfico. Es que al mismo tiempo que aumenta la dependencia de la sociedad y la vidacotidiana con respecto a los avances tecnocientficos, en el campo cientfico se imponendispositivos quesupeditan la produccin de la ciencia a la acreditacin. Es que pese al aparenteacuerdo general acerca de la utilidad de los conocimientos tecnocientficos y la necesidad de suavance para dar respuestas a los problemas sociales contemporneos, la produccin misma delconocimiento se constrie, hasta arriesgarse su clausura, al invertirse la supeditacin e imponersela sujecin de la produccin a la acreditacin.

    En primer lugar, y a manera de introduccin, quisiera hacer una aclaracin de cmo entiendo losconflictos que hoy necesitamos afrontar en relacin con el conocimiento y los desafos queplantea el quehacer cientfico.

    1. Entre la encrucijada y el enredo

    Un modo usual de referirse a los conflictos alude a la imagen de las encrucijadas. Entoncesparecen imaginarse en relacin con un camino casi recto que en determinado momento se bifurcaen dos o ms caminos alternativos y excluyentes. Pero, la imagen del caminopodramos decirque plantea los conflictos en fuga hacia el futuro, como si el recorrido hasta llegar a laencrucijada hubiera efectivamente sido recto, sin contrariedades, sin avances ni retrocesos. Esta

    forma usual de abordaje de los conflictos, nos induce a pensar las soluciones posibles comoformas de recuperar una direccin nica y previsible en nuestro accionar, sin reclamar y he aqula cuestin un anlisis y una contextualizacin, lo ms adecuada que se pueda, del conflictomismo. No slo nos tienta a descuidar la reflexin con mayor profundidad en el conflicto, sinoque adems esas posibilidades de actuar se presentan como alternativas disjuntas eincompatibles, a su vez basadas probablemente en los modos de reaccionar ya sabidos oacostumbrados, aunque estos estn contribuyendo a ocasionar el conflicto.Prefiero, en cambio, pensar el conflicto en relacin con laimagen del enredo, del estar enredado.Las dificultades para decidir cul curso de accin encarar no se encontraran entonces endesconocer cul es la alternativa ms conveniente, sino en estar atrapados por hilos factores de

    distinta ndole que intervienen en la situacin conformndola en conflictiva que nos apresan,que nos sujetan, inmovilizndonos.La cuestin frente a los conflictos pasa entonces por desenredarnos, por desenmaraar losfactores que coartan nuestros movimientos, impidiendo encontrar soluciones acordes con lacomplejidad de la situacin y con las revisiones necesarias de nuestras hasta el momentohabituales modalidades de comportamiento.

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    Pensado el conflicto bajo la imagen del enredo, el anlisis de los cursos de accin posibles no eslo prioritario: importa antes descubrir los hilos que nos atan, que nos enmaraan, para potenciaras nuestras posibilidades de crear nuevas y mejores modalidades de afrontar el conflicto.A continuacin, la reflexin sobre dos preguntas me permitirn mostrar algunos de los hilos queenmaraan hoy el conocimiento, para luego poder analizar un aspecto de este enredo: la cuestin

    de lasupeditacin actual de la produccin a su acreditacin. Concluir con unas reflexionessobre laautonomay lareflexin tica.

    2. Reflexividad y autonoma

    Con el objeto de analizar algunos de los factores que hoy ponen en conflicto la produccin deconocimiento, comencemos con dos preguntas.La primera: puede el hacer llamado cientficocarecerdereflexin crtica? La segunda, puedeel hacer cientfico desarrollarsesin autonoma?La respuesta a la primer pregunta se nos presenta rpidamente como obvia, negando que puedahaber tal falta: la identificacin moderna entre racionalidad y ciencia rechaza la mera posibilidadde que en la actividad cientfica el pensamiento no se vuelva sobre s mismo y no se interrogue

    tanto sobre sus contenidos particulares como tambin sobre sus presupuestos y fundamentos. Sino hubiese reflexin crtica parecera que se ha dejado de hacer ciencia.En cambio, la respuesta a la segunda pregunta, puede el hacer cientfico desarrollarse sinautonoma?, ni surge rpidamente ni resulta obvia.La autonoma siempre es relativa. Se atribuye al campo cientfico, distribuyndose en formadesigual entre los distintos campos, dentro de cada uno de ellos y entre quienes pertenecen alcampo. Cunto ms si inciden las valoraciones que desacreditan producciones de conocimientopor su localizacin: en el hemisferio sur, en pases en desarrollo, en universidades con mayor omenor prestigio aunque incomparables con las del primer mundo, en un movimiento que llevaal consumo de las producciones del norte, reforzando la subordinacin, la heteronoma. Pero

    tambin dentro del campo cientfico, las desacreditaciones de ciertas disciplinas que ocupan conposiciones subordinadas a otros subcampos dentro del campo cientfico.Podemos enumerar algunos factores que en la actividad cientfica se muestran al menos comoobstculos para la autonoma del campo, de sus cientficos y tcnicos.En primer lugar, la matriz disciplinar (o si se quiere mantener la vieja designacin elparadigma vigente)

    1modela las opciones cientficas. Establece la ley a la que todos deben

    someterse, en los perodos de ciencia normal. A su vez, en segundo lugar, el carcter prescriptivoy disciplinario de la epistemologa oficial y sus consecuentes metodologas demarcan locientfico de lo que no lo es, estableciendo los criterios de pertenencia, de inclusin y exclusin,de autoridad y marginacin, para los productos y los productores del conocimiento cientfico.Ms aun, son criterios que operan transversalmente: aunque sean extrados de un mbito

    particular, reclaman su respeto y aplicacin en todos los mbitos cientficos, cualquiera sea suespecificidad.Tales criterios, en tercer lugar, legitiman lasjerarquasdentro de la actividad cientfica, en tantolos escalones superiores en principio parecen justificarse en mritos acreditados y acreditablesconforme a la matriz disciplinar, y en concordancia con las uniformes exigenciasepistemolgicas y metodolgicas oficiales. Pero al mismo tiempo, esas jerarquas responden ahegemonas, a hegemonas que se consolidan en el campo cientfico como resultado, en cadamomento, de las luchas polticas por la dominacin del campo.

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    Adems de lamatriz disciplinary las prescripciones homogeneizantes de laepistemologa oficialy las correspondientesmetodologas, por un lado y por otro, lasjerarquasy lashegemonasdelcampo cientfico, en cuarto lugar, la mercantilizacin limita tambin la autonoma en eldesarrollo de la ciencia. Una mercantilizacin que no podra dejar de impactar en la actividadcientfica aunque ms no fuera por la imprescindible necesidad de financiamiento. Sabemos que

    tal mercantilizacin opera sin restricciones, pues lo econmico parece habilitado a operar en laciencia como en cualquier otraactividad social con prescindencia de toda consideracin ajenaal clculo del costo-beneficio;

    3abierta o solapadamente, este clculo se impone en la toma de

    decisiones de la produccin cientfica.Enredadas en esta maraa de requerimientos, en principio incompatibles, que operan en lasprcticas cientficas, la autonoma no solamente es relativa. Ms bien, es laheteronomala querige su desarrollo: el quehacer es gobernado por una ley ajena,

    4imponiendo requerimientos que

    restringen la forma de entender y desarrollar la actividad cientfica, de producir conocimientos.En la ciencia normal, su ley excluye la anormalidad nicamente por ser anormal,implantndose unaclausura

    5de la produccin cientfica, esto es, generando los mecanismos que

    reconducen todo planteamiento hacia los parmetros y las modalidades aceptados dentro del

    campo, procurando as desarraigar las disidencias a travs la domesticacin de la crtica.Ya desde el proceso de formacin de cientficos y tcnicos, y luego en el desempeo profesional,losdispositivos de disciplinamiento y controlayudan a reproducir la clausura en tanto que lasposiciones de los intervinientes dentro del campo cientfico definen las estrategias que ellossiguen.

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    Resulta entonces que en la actividad cientfica como en toda actividad socialla autonomadebe ser conquistada, y conquistada mediante unaruptura de la clausura. Esta ruptura tiene uningrediente ineludible: la reflexin crtica, una reflexin que abra la posibilidad de unaproduccin creativa del conocimiento que no sea mera reproduccin de lo ya establecido yaceptado, y que intente abarcar la compleja trama de dimensiones intervinientes.

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    Si es aceptable esta interpretacin de la actual situacin conflictiva del conocimiento, las dospreguntas con las que comenzamos estas reflexiones no deberan ser respondidas por separado,puesto quela reflexividad y la autonomason dos caras de la misma moneda:el despliegue de lareflexividad requiere autonoma as como no hay autonoma si no es arrancndonos de la

    heteronoma, de la que en principio siempre partimos, y para hacerlo, se requiere de la crtica.

    La pronta y hasta obvia respuesta de que la actividad cientfica no puede carecer de reflexividaddebe ir entonces acompaada por la demanda de una conquista de autonoma que potencie laproduccin. Sin la complementariedad de la reflexividad y la autonoma no hayproduccin deconocimiento, sino mera reproduccin, consumo de conocimientos ya dados, sin creatividad.

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    Ms aun, la reflexin crtica nunca debe detenerse y la conquista de autonoma es siempreprovisoria: toda ruptura de la clausura tiende a cerrarse en una nueva clausura.

    3. Produccin y acreditacin en las prcticas cientficas

    En la modernidad, el problema del conocimiento adquiere caractersticas especiales, en relacincon el proceso moderno de secularizacin.Santo Toms de Aquino, en la alta Edad Media, haba planteado que si los hombres puedenllegar a conocer el orden del universo, la razn humana, en tanto finita y por ende, falible,necesitaba de latutelade la razn divina. Entonces, si hubiese discordancias entre ambas clases

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    de verdades, el error estara en la verdad humana, la que debera rectificarse y adecuarse a larevelada.La verdad revelada, Dios, garantizaba el acceso a una verdad necesaria y universal producto dela razn humana. Con la modernidad, en la lucha por encontrar un lugar de legitimidad para lasnuevas prcticas sociales, la referenciadirectaal orden divino se convierte en peligrosa y al

    mismo tiempo, estratgicamente necesaria para introducir nuevos conocimiento bajo distintospresupuestos, pues poda volver a dar exclusividad a la verdad revelada, con el peligro de quese revalidara la interpretacin que de ella haba instituido la Iglesia medieval.Sin renunciar a las verdades necesarias y universales, se proclam entonces el poder de la raznhumana para dar cuenta del mundo, buscndose la manera en que se pudiera fundamentar susverdades. Surge as elproblema moderno de la fundamentacin: de qu modo encontrar apoyo,soporte, fundamento que hicieran aceptables los conocimientos que se obtuvieran con el usoexclusivo de la razn humana?; o en forma simplificada: cmo se distingue el conocimientoverdadero del falso?Haba entonces que encontrar el camino que permitiera que la razn humana, pese a sufalibilidad, arribara a conocimientos justificables como vlidos, esto es, entendidos comonecesarios (que no pudieran ser de otro modo) y universales (que valieran para todos lassituaciones del mismo tipo y para todos los hombres).Mtodo proviene del griego y significacamino(odos) para llegar a la meta. En la ciencia,esta meta u objetivo consiste en lograr conocimientos que sean verdaderos necesaria yuniversalmente. Lacuestin del mtodopasa a ser la perspectiva desde la que la modernidad hatratado de responder a su problema del conocimiento, entendido a su vez como problema defundamentacin.En el siglo XVII, Descartes escribi en suDiscurso del Mtodo:

    El buen sentido es una de las cosas mejor repartidas en el mundo; todos pensamos que lo poseemos

    en alto grado y hasta aquellas personas de natural descontentadizos y ambiciosos, en todos losrdenes de la vida, creen que tienen bastante con su buen sentido y, por consiguiente, no desean

    aumentarlo.

    No es verosmil que todos se equivoquen; eso nos demuestra, por el contrario, que el poder de

    juzgar rectamente, distinguiendo lo verdadero de lo falso, poder llamado por lo general buen

    sentido, sentido comn o razn, es igual por naturaleza en todos los hombres; por eso la diversidad

    que en nuestras opiniones se observan no proceden de que unos sean ms razonables que los otros,

    porque como acabamos de decir, el buen sentido es igual en todos los hombres; depende de los

    diversos caminos que sigue la inteligencia y de que no todos consideramos las mismas cosas.

    Las almas ms elevadas, tanto como las mayores virtudes son capaces de los mayores vicios; y los

    que marchan lentamente,si siguen el camino recto pueden avanzar mucho ms que los que corren

    por una senda extraviada.9

    El postulado moderno de la igualdad de todos los hombres supone tambin igual capacidad dejuzgar bien y de distinguir lo verdadero y lo falso, con la condicin de que se haga un buenuso de la razn (un uso que no todos hacen). El error y la falsedadsurgen de no recorrer elcamino (odos) recto, donde se aplica adecuadamente nuestra sana y equitativamentedistribuida razn humana. La garanta de que pueda dirimirse la discrepancia de opiniones a

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    favor de una nica opinin verdadera reside en recorrer, paso a paso, sin apresuramientos,10

    elcamino adecuado, recto, del mtodo racional.El mtodo se presenta entonces como la nicagarantade la validez del conocimiento. Por unlado, indica los pasos que deben seguirse para el logro de la verdad (contexto dedescubrimiento). Por otro lado, al llegar a una verdad, cualquiera puede repetir los pasos del

    mtodo, y llegar a los mismos resultados, llegando a acordar con ella (contexto de justificacin).Quienes sigan el mtodo adecuado llegarn a la misma meta: la verdad. Es posible entonces elacuerdo sobre la validez de un conocimiento, un consenso entre todos los hombres (que hagan unuso adecuado de su razn) cuando las discrepancias acerca de su verdad o falsedad se dirimanpor referencia a la aplicacin de unmtodo. La verdad obtenida ser as objetiva, necesaria yuniversal:intersubjetivamentevlida.

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    La razn se operativiza en el mtodo, con mayor exactitud, en el mtodo cientfico, garantizandoel logro de la objetividad en la bsqueda del conocimiento. La racionalidad es por lo tanto elresultado de aplicar el mtodo cientfico y el mtodo es entonces distintivo en la bsqueda y lajustificacin del conocimiento.Lacuestin de la validezse desplaza as hacia lacuestin del mtodo.Pero se trata de unnico

    mtodo?Descartes ya nos aclaraba en su escrito que

    Mi propsito no es ensear el mtodo que cada uno debe adoptar, para conducir bien su razn; es

    ms modesto; se reduce a explicar el procedimiento que he empleado para dirigir la ma. Los que

    dan preceptos se estiman ms hbiles que los que los practican, y por eso la ms pequea falta en

    que aquellos incurran, justifica las crticas y censuras que contra ellos se hagan.

    Sin modestia alguna, laepistemologa modernase estimar ms hbil que los que practican lasciencias; entonces criticar y censurar, para a travs de su crtica y censuras, imponer preceptos

    uniformantes, mandatos que permitan separar lo que es cientfico de aquello que no lo es. Seidentificar as con la razn misma, atribuyndose la autoridad que le corresponde al TribunalSuperior de la Razn (Kant).En la modernidad, cuando ya no se puede recurrir a una voluntad divina que tutele la raznhumana, el mtodo se erige en el punto de apoyo seguro y eficaz en la investigacin de lanaturaleza y de la sociedad. La razn, Tribunal Supremo, termina confinada en el mbitoprofesional de una epistemologa que se hace cargo de establecer, prescribir y aplicar losprocedimientos modlicos de decisin que aseguran la calidad de los conocimientos. Deberamosdecirciertaepistemologa, en general, de raigambre positivista, que es la que ha hegemonizadoel campo cientfico y se ha convertido en la epistemologa oficial, asumiendo el papel desuministrar los criterios paracontrolar la calidadde los productos cientficos.

    Para tal control, se concibe un procedimiento estndar que certifique la calidad del producto,como si la produccin aqu la del conocimiento pudiera ser reducida a un algoritmo, es decir, aun conjunto ordenado y finito de operaciones que conduzcan a la solucin mecnica delproblema: decidir la validez de los conocimientos. Se busca por ello ese algoritmo capaz dedecidir acerca de la validez o invalidez de todo conocimiento cientfico digno de recibir esenombre, encorsetando la produccin del conocimiento en nombre de un control de calidad, quedada la falibilidad del conocimiento humano, se hara ineludible.

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    Seguir las prescripciones de la epistemologa y las metodologas oficiales resulta ademsfuncional a la conservacin de las hegemonas establecidas de un campo cientfico en unmomento determinado, as como para encauzar las posibilidades y las fuerzas de la produccinen el camino ya establecido. Y aunque se fracase como lo muestran las discusiones dentro delmbito de la epistemologa en la formulacin, bajo el nombre de elmtodo cientfico, de un

    algoritmo universal que acredite la validez de todo tipo de produccin de conocimiento, sepretende que la diversidad, complejidad e imprevisibilidad de esos procesos de produccin sesometan a ciertos consensos acerca de la metodologa vlida, y que se apliquen a todo tipo deconocimiento, imponindose como el patrn de medida de cualquier conocimiento que sepretenda cientfico (claro que esos consensos noson como se presentan: el resultado de atenderconexclusividada la excelencia epistemolgica).

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    De esta manera, la produccin cientfica queda sujetada a una serie de mecanismos nicos, quese suponen garantizan resultados cognitivos valederos. Por un lado, la formacin de loscientficos en una matriz disciplinar, que incluye la adecuacin a la normativa metodolgicainstituida por la epistemologa oficial, instaura laheteronomaen que se despliegan los camposcientficos. Por otro lado, esta heteronoma se refuerza en tanto la aprobacin de los proyectos de

    investigacin e intervencin dependen de que su diseo corresponda a los requerimientosepistemolgicos y metodolgicos instituidos. Y en este sentido, pareciera suponerse que el plande trabajo garantizara la produccin de conocimiento, y perdiera, por ende, relevancia lavigilancia epistemolgica (Bachelard), encargada de mantener despierta la reflexin crtica a lolargo de todo el proceso de investigacin e intervencin, potenciando pensar contra de, re-pensar, re-organizar, re-comenzar.

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    Es que el diseo, el plan de trabajo de un proyecto de investigacin o intervencin cientfica, seconstituye en un dispositivo de control, de uncontrol de calidadque funciona as mismo comouncontrol financiero. La decisin acerca de la inversin en proyectos se apoya en la evaluacindel plan de trabajo, y esta evaluacin dice atenerse a la rigurosidad del diseo, como modo de

    predecir si la inversin ser rentable, a la vez que establece las pautas de evaluacin deldesarrollo del proyecto y de sus resultados.Elproblema de la validezdel conocimiento que justificaba la necesidad de una epistemologa decarcter normativo se manifiesta entonces asociado al problema de la acreditacin en lacompetencia por conservar o mejorar la posicin dentro del campo cientfico. Esta asociacinrepresenta en la prctica unasupeditacin de la produccin a la acreditacin.El problema moderno de la fundamentacin del conocimiento se fue transformando en elproblema de su validacin, y ste troc a su vez en la cuestin de encontrar una unidad demedida, de ndole epistemolgica, que como la moneda y por analoga con ella, sirviera paramedir y evaluar las distintas producciones de conocimiento. El conocimiento adquiere as laforma de una mercanca, mediante dispositivos de control de calidad que hacen factible la

    medicin universal de los productos cientficos en funcin de predecir la rentabilidad de lasinversiones que requiere su produccin. Y de este modo se termina privilegiando en la prctica laacreditacin a la produccin.La conflictividad actual del conocimiento creo que radica en esta tensin entre las exigencias dereflexividad y autonoma que deberan definir el conocimiento cientfico y la maraa de factoresque nos atan a la bsqueda de una acreditacin que restringe la reflexividad y la autonoma de laproduccin cientfica, supeditando en ltima instancia la excelencia epistemolgica a unaacreditacin que consolida tanto su mercantilizacin como las hegemonas y jerarquas de cada

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    campo cientfico (hegemonas y jerarquas capaces de usufructuar para s los financiamientosdisponibles financiamientos en terapia intensiva en la Argentina de hoy).Bajo estas circunstancias, pese a requerir la reflexin autnoma como condicin de posibilidad,la produccin de conocimiento se ve enredada en requisitos que desvirtan su sentido comoprctica social, al hacer predominar los criterios que instituye dispositivos de control de calidad

    que slo se ocupan de lasdemandas del mercado de la financiacin cientficay desatienden lasnecesidades de la produccin cientfica. Pero de esta manera, al menos en pases como elnuestro, se obtura la posibilidad de que los conocimientos obtenidos muestren su validezrespondiendo a problemas especficos de nuestro contexto, consolidando la heteronoma en lamayora de los mbitos y no slo en el cognitivo.

    4. La conquista de autonoma

    Si la exposicin realizada abre una perspectiva productiva sobre nuestra actual situacin deconocimiento, pareciera que nos deja atrapados en la disyuntiva excluyente de optarnecesariamenteo bienpor elcamino de la acreditacin o bien por el de la produccin , aunquetendamos a pensar que ambas posibilidades deberan complementarse en algn sentido.

    Es que el problema se encuentra en lasupeditacin de la produccin a la acreditacin, cuando larelacin fructfera sera la inversa. Propongo por consiguiente interpretar que no es la cuestinentonces optar entre uno u otro camino, sino revertir esa supeditacin convirtindola en lacontraria a la hoy predominante.La produccin necesita serconvalidada,

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    pero bajo qu mirada? No se trata de estimarla desdeelpunto de vista del consumidor, concentrado en obtener garantas sobre la eficacia del productoen funcin de sus fines particulares.

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    Por el contrario, hay que poner en juego la perspectiva delproductor, es decir, atender a la produccin, interesarse crticamente en el proceso y en losresultados de cada momento (las unificaciones racionales de Bachellard),

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    apreciando susfortalezas y debilidades as como las potencialidades que genera, intentando abarcar el contexto

    de la produccin con sus tensiones y conflictos.Esta inversin de la supeditacin supone una lucha por desarraigar los obstculos que entorpecenla reflexin crtica, esto es, que obturan los espacios para ejercer la capacidad el poder demantener en movimiento la crtica. Un movimiento que precisamente se mantiene conquistandoautonoma.Pero laautonomano es una propiedad disponible, a la espera que decidamos utilizarla; tampocoes un don que alguien pueda entregarnos. La autonoma consiste en el logro de una relativacapacidadde autodeterminacin, de accin lcida y apasionada, pero de una accin que essiempre interaccin con otros (reales o virtuales). Como toda capacidad, es unpoder: unhechorelacional suscitado en y para las interacciones entre las personas. Y as como el poder seconquista, tambin se conquista la autonoma, contra los otros, no por ser otros, sino en tanto

    encarnan los dispositivos que nos someten a la clausura del campo, a la heteronoma.17

    No olvidemos que tambin el conocimiento es un dilogo real, potencial o virtual donde sejuegan pretensiones de validez y de poder, y donde se constituye la verdad la unificacinracionalde cada momento. Y en tanto el conocimiento se produce en la interaccin con losotros, operan las exigencias de libertad e igualdad delethosmoderno, exigencias reidas con lasrestricciones estructurales de la igualdad y la libertad de todos en que vivimos en nuestrasociedad, obviamente tambin en el campo de la produccin de conocimiento.

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    En este sentido, establezcamos la distincin entre saber y conocer: entre el saberen tantoresultado de la socializacin y la experiencia, que nos permite accionar conforme a creencias,valores e ideales compartidos, pero que permanecen implcitos, apenas articulados, y que tiendena operan en funcin de la reproduccin repetitiva, por un lado y por otro, el conocercomoarticulacin sistemtica de ese saber, capaz de dar cuenta de s crticamente. Desde esta

    diferenciacin, el dilogo heternomo del saber se adecua a las hegemonas, y nos acta,

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    mientras que el conocer se convalida en un dilogo donde la autonoma trata de estar presente enlaresponsabilidadde los productores frente a la produccin y sus productos.Esa responsabilidad se manifiesta en un doble aspecto. Se es responsableen tanto se es capazse tiene el poder de respondera la pregunta acerca del porqu de las decisiones tomadasdurante la produccin del conocimiento, al mismo tiempo que somos capaces de responderpor(hacindonos cargo, en la medida de nuestra ingerencia en ellas, de) las consecuencias de talesdecisiones. Pero dado que nuestras respuestas deben ser convalidadas atendiendo a la produccindel conocimiento, deben contribuir a superar los obstculos a la produccin, y por tanto procurarincrementar la reflexin crtica, lo que significa conquistando autonoma.La autonoma en la produccin de conocimiento como venimos sealando supone unareflexincrtica que permanezca en movimiento en cada uno de los momentos del proceso deproduccin, desde el diseo de una investigacin o intervencin cientfica hasta su desarrollo yaplicacin. Tal vigilia parece cumplir su cometido en la lucha contra la siempre posible clausuradel conocimiento, que requiere explicitar la compleja trama de relaciones que constituyen lasprcticas cientficas, as como enfrentar los obstculos a la produccin que pueden estaroperando desde cualquier lugar de la trama. Esta reflexin necesita abordar por ende no slo lascuestiones epistemolgicas,

    19sino tambin las polticas y las ticas.

    Ladimensin tica, que como en cualquier otra actividad humana, atraviesa todo el entramadode las prcticas cientficas, nos exige atender al postulado de la libertad e igualdaddeyparatodos, precisamente en las circunstancias estructurales de desigualdad y opresin en que se

    desenvuelven esas prcticas. Y por ello requiere de una deliberacin compleja y profunda en latoma de decisiones.La reflexin crtica sobre la dimensin tica de las prcticas cientficas, que propongo llamar:reflexin tica, se constituye as en un recurso crucial en la toma de decisiones cientficas.Puede interpretarse que conforme al ethos moderno, tres ejes reclaman atencin en ladeliberacin para determinar cul es la mejor decisin posible en cada situacin: el respeto, elreconocimientoy el eje que llamarestima.Se trata de que en las decisiones cientficas que siempre afectan a personas, directa oindirectamente, implcita o explcitamente no slo busquemos elrespetode la igualdad de cadaindividuo, el respeto recproco entre iguales, sino adems se trate de lograr el reconocimientotambin recproco de la libertad de cada uno y, por ende, de los resultados de su ejercicio. Con el

    respetoy elreconocimiento, la reflexin tica remite a sujetos de carne y huesos, a los hombresreales, con su historia y sus peculiaridades, y no slo a abstractos sujetos de derechos querepresentan acualquieray a su vez, a nadie.En las prcticas cientficas, el trato a los involucrados adems se debe basar en la apreciacincrtica del proceso de produccin y de sus productos, considerando las pautas de excelenciaen laproduccin del conocimiento especfico. Este tercer eje que demanda atencin en la toma dedecisiones es el que he denominado estima. sta remite entonces a la excelencia en la

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    produccin, y se va definiendo en el trabajo deelucidacinpor los cuales los productores delconocimientopiensan lo que hacen y saben lo que piensan.

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    Desde la perspectiva tica, la reflexin crtica se concreta en un doble movimiento: el de lareflexin tica como ingrediente fundamental en la toma de decisiones de la produccin delconocimiento, complementado con el segundo movimiento deelucidacin. Ambos movimientos

    contribuyen en su despliegue (no acotado a cada toma de decisin) a determinar la mejoreleccin, procurando superar los obstculos a la creatividad para potenciar la produccin.21

    Y en tanto el ideal de la autonoma ensambla con la exigencia deigualdad y libertad, de igualdady libertadpara todos, requiriendo realizacin en lascircunstancias de desigualdad y opresinenque vivimos, la potenciacin de la produccin del conocimiento se enlazada con la conquista deuna autonoma que abra espacios de autonoma en la sociedad.

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    1Cf. KUHN, T. (1996):La tensin esencial. Estudios selectos sobre la tradicin y el cambio en el mbito de laciencia, Mxico, F.C.E, 1996.

    2Cf. BOURDIEU, P. (2000):Los usos sociales de la ciencia, Bs. As., Nueva Visin, pp. 17-18.3Cf. HELER, M. (1998): tica y actividad econmica, enNuevo Itinerario, N 2, Ao V,Resistencia, Instituto de Filosofa de la Facultad de Humanidades de la UNNE y ConsejoRegional del Nordeste de la Asociacin Argentina de Investigaciones ticas, pp. 21-314Ajena pero no externa, ya que opera tambin desde dentro de los actores de la prcticacientfica.

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    5Castoriadis caracteriza el trmino clausura as: Cualquier interrogante que tenga sentidodentro de un campo clausurado, en su respuesta reconduce a ese mismo campo,CASTORIADIS, C. (1998):Hecho y por hacer. Pensar la imaginacin, Bs. As., EUDEBA, p.319.6Esas estrategias se orientan, ya sea hacia la conservacin de la estructura, ya hacia su

    transformacin, y en trminos generales se puede comprobar que cuando ms ocupa la gente unaposicin favorecida en aqulla, ms tiende a conservar a la vez la estructura y su posicin, en loslmites, no obstante, de sus disposiciones (es decir, de su trayectoria social), que estn ms omenos de acuerdo con su posicin. BOURDIEU (2000): 80.7Cf. HELER, M. (2002): La autonoma como desafo para las ciencias socialesen VVAA,La investigacin enTrabajo Social. Publicacin Post-Jornadas, Entre Ros, Facultad de Trabajo Social-Universidad Nacional de Entre

    Ros, pp. 91-115.

    8No interesa desde la perspectiva adoptada, si tal produccin creativa significar unarevolucin cientfica y un consecuente cambio de paradigma o matriz disciplinar. Quierodefender la idea de que reflexividad y autonoma son necesarias para el desarrollo delconocimiento cientfico en perodos de ciencia normal tanto como en perodos revolucionarios

    (si es que adems puede deslindarse tan claramente un perodo de otro).9DESCARTES, R. (1970):Discurso del mtodo,Madrid, Alianza, inicio de la I. Parte.10El error y la falsedad son para Descartes producto del apresuramiento: la voluntad se adelantaal intelecto y afirma como verdadero aquello que todava no es el resultado de un recorridometodolgico acabado, pues slo al terminar de transitarse surge la verdad clara y distinta.11Aqu, hay que tener en cuenta el trnsito de una filosofa de la conciencia a una filosofa quepiensa el acuerdo entre sujetos en el medio del lenguaje, para poder pasar de experimentosmentales al entendimiento, esto, el consenso basado nicamente en la fuerza de losargumentos.12Cf. HELER, M. (2004):Ciencia Incierta. La produccin social del conocimiento,Bs. As.,

    Biblos.13Slo hay un medio de hacer avanzar la ciencia, y es contradiciendo la ciencia ya constituidaque es como decir cambiando su constitucin, BACHELARD, G., (1978):La filosofa del no,Bs. As., Amorrortu, p. 30.14La eleccin del trmino convalidar, en lugar de acreditacin, no es casual: trata de sealarcon el prefijo con el carcter colectivo de la acreditacin, y al mismo tiempo, remarcar que setrata de juzgar suvalordigamos productivo y no nicamente los crditos que se le adjudiquenpara competir en el mercado del conocimiento.15Bajo esta mirada, la informacin sobre la produccin que puede dejar contento al consumidoraun refirindose incluso seriamente a ella es parte de la publicidad que lo seduce promoviendola creencia en la seguridad de la eficacia del producto. Cf. en relacin con la fiabilidad de los

    sistemas expertos, GIDDENS, A. (1994):Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza, pp.85-7 y 89 a 91.16Cf. BACHELARD, G. (1976):El compromiso racionalista, Bs. As., Siglo XXI.17La heteronoma que hoy se consolidara parece corresponder al actual trnsito de la sociedaddisciplinariaa lasociedad del control. Al respecto, dice Hardt y Negri: la sociedad de controlpodra caracterizarse por una intensificacin y una generalizacin de los aparatos normalizadoresdel poder disciplinario que animan internamente nuestras prcticas comunes y cotidianas, pero, adiferencia de la disciplina, este control se extiende mucho ms all de los lugares estructurados

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    de las instituciones sociales, a travs de redes flexibles y fluctuantes; HARDT, M. y NEGRI, A.(2002):Imperio, Buenos Aires, Paids, p. 38. Cf. tambin DELEUZE, G. (1999):Foucault, Bs.As., Paids.18Vinculo la heteronoma con elser actuadoy la autonoma con elactuar.19Uso aqu epistemolgico en un sentido amplio, no slo limitado a los aspectos

    metodolgicos y tcnicos, sino incluyendo la consideracin de los requerimientos especficos dela produccin del conocimiento, en el sentido que vengo sealando.20CASTORIADIS, C. (1993): La institucin imaginaria de la sociedad, en COLOMBO,Eduardo (comp.)El imaginario social, trad. B. Weigel, Montevideo, Nordan-Altamira, p. 29.21Cf. HELER, M. (2001): La toma de decisiones responsables en la prctica del trabajo social: la reflexin ticacomo recurso, enConCiencia SocialNueva poca, Ao 1, N 1, Diciembre de 2001, revista cuatrimestral de la

    Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de

    Crdoba, pp. 29 a 36.