Tarulli, Sattler

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La Enseñanza: Ocasionalidad, Diálogo y Encuentro con el Otro. Prof. Gloria Tarulli[1] Prof. Susana Sattler[2] Nos proponemos en este espacio trazar algunas líneas que nos permitan pensar la enseñanza, reconociendo que este pensamiento no puede dejar de vincularse con un posicionamiento ético, político, social y educativo. Es por esto que, el recorrido que realizaremos se asume como “uno posible” entre otros y pretende abrir un espacio de reflexión para que juntos pensemos en algunos aspectos que constituyen las situaciones de enseñanza. En este sentido, partimos de reconocer que la enseñanza, objeto de estudio de la Didáctica, articula en su constitución múltiples objetos, lo que sin dudas complejiza no sólo la didáctica como disciplina sino que atraviesa la enseñanza misma. Coinciden entonces, y esto complejiza la problemática, el objeto de estudio con la propia acción –que implica interpretación de significados- en un campo en permanente construcción. Enseñanza en la cual se articulan y relacionan diferentes componentes, de manera única, nueva y distinta en cada situación. Situación que implica encuentro de saberes, al decir de Gadamer, fusión de horizontes, donde me reconozco en cuanto reconozco los límites que el otro me impone. En este trabajo, pretendemos trabajar la enseñanza desde algunos ejes que convocan nuestras miradas, permiten que nos interroguemos y nos mantienen en vela. En este sentido abordaremos la enseñanza como ocasionalidad, como conversación y como encuentro con el otro.

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Reflexiones sobre Didáctica, definiciones

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La Enseanza: Ocasionalidad, Dilogo y Encuentro con el Otro

La Enseanza: Ocasionalidad, Dilogo y Encuentro con el Otro.

Prof. Gloria Tarulli[1] Prof. Susana Sattler[2]

Nos proponemos en este espacio trazar algunas lneas que nos permitan pensar la enseanza, reconociendo que este pensamiento no puede dejar de vincularse con un posicionamiento tico, poltico, social y educativo. Es por esto que, el recorrido que realizaremos se asume como uno posible entre otros y pretende abrir un espacio de reflexin paraque juntos pensemos en algunos aspectos que constituyen las situaciones de enseanza.

En este sentido, partimos de reconocer que la enseanza, objeto de estudio de la Didctica, articula en su constitucin mltiples objetos, lo que sin dudas complejiza no slo la didctica como disciplina sino que atraviesa la enseanza misma.

Coinciden entonces, y esto complejiza la problemtica, el objeto de estudio con la propia accin que implica interpretacin de significados- en un campo en permanente construccin. Enseanza en la cual se articulan y relacionan diferentes componentes, de manera nica, nueva y distinta en cada situacin. Situacin que implica encuentro de saberes, al decir de Gadamer, fusin de horizontes, donde me reconozco en cuanto reconozco los lmites que el otro me impone.

En este trabajo, pretendemos trabajar la enseanza desde algunos ejes que convocan nuestras miradas, permiten que nos interroguemos y nos mantienenen vela. En este sentido abordaremos la enseanza como ocasionalidad, como conversacin y como encuentro con el otro.

La enseanza como ocasionalidad

La experiencia es lo que sucede entre ylo que constituye y transforma a ambos.Y eso, lo que sucede entre, la relacin y la mediacinQue tiene el poder de fabricar lo que relaciona y lo que media...Jorge Larrosa[3]

... la experiencia surge con esto o con lo otro,de repente, de improviso,y sin embargo no sin preparacin.Hans-Georg Gadamer[4]Jorge Larrosa y Hans-Georg Gadamer nos invitan a pensar la experiencia desde unespacio de tensin entre lo previsible y lo imprevisible, lo pensado y lo impensado, lo explcito y lo oculto, lo dicho y lo no dicho. Es, desde este lugarde tensiones,que pretendemos pensar la enseanza como experiencia ycomo ocasionalidad.

Ocasionalidad que no entendemos como un mero transcurrir, sino como un acontecimiento singular, nico e irrepetible en el que se conjuga lo previsto con la riqueza de lo imprevisto. En esto que sucede entre se juegan sentidos inherentes a los saberes, a los sujetos, a la construccin metodolgica, a lo ideolgico, a lo histrico, a lo poltico, lo curricular, lo institucional, por nombrar algunos de los atravesamientos que tejen una trama particular en cada situacin de enseanza.

Esta trama posee colores, formas y dimensiones que son nicas porque se elabora con otros, otorgndole el valor de una pieza original, de un valioso cuadro o de una meloda indita, cuya rplica slo se autocancelara en la medida que pretende parecerse a un original. En este sentido, la copia transformara en experimentolas experiencias de enseanza, quitndole su propia esencia, su riqueza y su particularidad.

Reconocer la ocasionalidad de la enseanza no implica desconocer la intencionalidad de la misma, puesto que como prctica humana y social est marcada por una direccionalidad. Esta direccionalidad, se pone en dilogo con lo que ocurre en la situacin de enseanza, en este entre, en el quese anudan y aparecen en forma de rizomas la participacin de los alumnos, sus aportes, sus interrogantes, su modo particular de vincularse con el saber, la relacin que se establece entre los sujetos, las intervenciones del docente, la forma de resignificar cada aporte y hacerlo circular. Es aqu, en lo indito de cada experiencia que se produce un saber en situacin y es este saber en situacin el que nos hace reconocer la limitacin de toda previsin y al mismo tiempo, su potencialidad.

Pensarla como potencialidad es reconocer su indeterminacin, su carcter incierto y la riqueza que en esto reside. Pensarlacomo potencialidad es otorgarle un lugar de posibilidad, de apertura y es asumir el coraje de realizar una fuerte apuesta a la enseanza; reconociendo que es posible ensear, que tenemos que volver a ensear y que es necesario que nos reconozcamos como sujetos de la enseanza.

En este sentido, queremos comentar que nos preocupa que muchas veces en elnivel superiorse supone que ensear es acercarle la bibliografa a los alumnos o informarlos, a travs de una mera exposicin, que en reiteradas oportunidades es una presentacin discursiva en la que el alumno es mero espectador, con la que no puede construir un vnculo y por lo tanto no lo interpela, no lo toca, no lo convoca, no puede habilitar la interrogacin. Tambin, por lo general se supone que no es necesario tener en cuenta los aspectos metodolgicos ni los recursos, lo que hace que con frecuencia nos olvidemos que adems de ensear un saber nuestra tarea, en las carreras docentes, es la de ensear un saber para quienes van a ensear. La riqueza de las experiencias que posibilitemos a nuestros alumnos contribuyen en la generacin de un vnculo con la enseanza y con el conocimiento, vnculo que sostendr su futura tarea.

Este lugar del enseante, este nuestro lugar, es un espacio que requiere de un profundo compromiso a la hora de diagramar y concretar instancias de enseanza. Nuestro lugar supone la responsabilidad de, parafraseando a Yves Chevalard, custodiar el saber que enseamos y el saber que se construye en la situacin de enseanza. Esta custodia tiene que ver con atender especialmente a la legitimidad epistemolgica y la pertinencia cultural del saber.

La enseanza como conversacinLa enseanza es una situacin particular, singular e histrica en la que el dilogo la atraviesa y le da forma, constituyndola. Es por esto que analizar la enseanza supone pensar y escuchar la voz del otro, en tanto otro distinto de m que me interpela desde un lugar diferente ya que aporta otros modos de comprender la realidad, otros recorridos, otras vivencias, otros sentidos, otros sentires.

Esto es, habilitar la palabra, reconociendo la dimensin dialgica que constituye la enseanza.... La creaciny el mantenimiento de una relacin dialgica con los otros supone la formacin de lazos emocionales como el respecto, la confianza y el inters, y la expresin de rasgos de carcter o virtudes como la paciencia, la capacidad de escuchar, la tolerancia ante el desacuerdo.[5]Coincidimos con las ideas de este autor, y recuperamos la voz de Paulo Freire, que platea a lo largo sus obras la importancia de un vnculo pedaggico sostenido y construido a partir de una relacin dialgica. Relacin que no es slo una caracterstica, sino que es constitutiva del saber que all se instala, se trabaja, se formula, se reformula, se apropia, se resignifica, se construye y, en algunas ocasiones, se deja caer, se diluye.

Es a partir de este dilogo, en este encuentro con el otro, que se produce una construccin de saberes en situacin; en tanto los saberes de docentes y alumnos se encuentran en este espacio en el que se produce unanegociacin de sentidos, o en trminos de Gadameruna fusin de horizontes, donde me reconozco con limitaciones, saberes y modos de comprender esos saberes.En esto radica la potencialidad y la posibilidad de la enseanza, en tanto apertura y construccin, no puede ser encorsetada en sentidos fijados de antemano. Los saberes que se gestan en esta situacin son nicos, en tanto los sujetos que intervienen en esta construccin sonhistricos, portadores de una cultura e inscriptos en una dimensin social. Por lo tanto, no podemos dejar de reconocer que quienes intervenimos somos portadores de marcos tericos referenciales que sostienen nuestras intervenciones que se ponen en dilogo con los saberes de los sujetos del aprendizaje, generndoseun nuevo textos del saber.En esto reconocemos la autora[6]de cada situacin de enseanza, en tanto produccin nica construida con otros.

En esta situacin dialgica se producen transacciones que supone un compartir y unacordar- que siempre es un proceso- e implica asumir el riesgo de construir algo nuevo, de embarcarnos en la aventura de conocer y crear nuevas significaciones. Para esto, es imprescindible habilitar una escucha abierta a las diferencias, dejarnos llevar por el otro a territorios desconocidos, permitirnos pensar algunas cuestiones desde otros lugares y estar dispuesto a abandonar algunas certezas.

En este sentido, recuperamos los aportes de Paulo FreireEl sujeto que se abre al mundo y a los otros inaugura con su gesto la relacin dialgica en que se confirma como inquietud y curiosidad, como inconclusin en permanente movimiento en la historia.[7]

La Enseanza como encuentro con el otroReconocer que la situacin se enseanza se construye a partir del dilogo, que est mediada y enriquecida por la ocasionalidad, y que estos aspectos la transforman en nica e irrepetible, supone otorgarle al otro un lugar protagnico. El otro que se constituye en tanto de diferencia de m, pero tambin en cuanto se asemeja a m, y al asemejarse y diferenciarse me permite construir tambin mi propia identidad.

En los espacios de enseanza se concreta este encuentro con el otro, un encuentro que tiene mucho de misterio si soy capaz de dejarme sorprender por ese otro, si me permito maravillarme con ese otro, si lo reconozco desde la riqueza de la diferencia.

Pensar la enseanza como encuentro con el otro supone asumir la indeterminacin de cada acontecimiento, y reconocer la posibilidad de construir un saber en situacin, en el espacio de la clase. Es de un valor incalculable la riqueza que encierran las relaciones con el otro y con los otros.

Pero este reconocimiento de la alteridad, no implica abandonar el lugar de la enseanza, de la explicacin, de coordinacin de la clase, de la tensin permanente entre comprensin y explicacin, entre lo lgico y lo analgico, del tratamiento de los contenidos, por nombrar algunos.

Desconocerlos sera abandonar al otro, dejndolo a la deriva, a la intemperie. Reconocerlo supone prepararme para ese encuentro, pensar en l, diagramarrecorridos pedaggicos, reflexionar en torno a las metodologas de enseanza. Implica, adems,reconocerme a m mismo como sujeto de la enseanza, asumiendo el lugar de responsabilidad en la relacin con el saber y con la construccin que de l se hace en cada situacin de enseanza.

El lugar de la enseanza se constituye en tanto lugar con otros, pero el abandono de este espacio supone el desconocimiento del otro, que al decir de Freire sera el desprotegido.

Reflexionar en torno a la enseanza desde estos lugares, como ocasionalidad, como conversacin y como encuentro con el otros nos invita a pensar en la centralidad de la misma como espacio de produccin del saber, un espacio no determinado pero tampoco dejado al azar. Supone reconocer la potencialidad de la enseanza en tanto espacio de permanentes construcciones.

Un espacio en el que como docentes asumimos la responsabilidad de formacin de alumnos universitarios, futuros profesores que tendrn a su cargo la coordinacin de situaciones de enseanza.

En este sentido, esta produccin pretender abrir un espacio de reflexin y problematizacin para quienes tenemos a nuestro cargo la tarea de ensear.

Bibliografa Consultada

BURBULES, Nicholas: El dilogo en la enseanza. Editorial Amorrortu. Buenos aires, 1999.

BRUNER, Jerome: Realidad mental y mundos posibles. Editorial Gedisa. Bercelona, 1988.

FREIRE, Paulo: Pedagoga de la Autonoma. Editorial Siglo XXI, 1996.

GADAMER, Hans- George: Verdad y Mtodo I. Ediciones Sgueme. Salamanca, 1993

JACKSON, Philip: Prctica de la enseanza. Editorial Amorrutu. 1986

LARROSA, Jorge: Escuela, Poder y Subjetivacin, Las tecnologas del yo. Editorial La Piqueta, 1995.

MIGUELES, Mara Amelia: Notas de clases Didctica IV. Facultad de Ciencias de la Educacin. Universidad Nacional de Entre Ros. Paran, 2005.

SKLIAR, Carlos: Y si el otro no estuviera ah?. Editorial Minh y Dvila. Bueno Aires, 2003

SALEME, Mara: Decires. Editorial Narvaja, 1997