Te invito a encontrarte con “Las Actitudes de Jesús” · PDF...
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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Señor: haz que por la Acción de tu Espíritu yo escuche tu palabra, la comprenda, la reciba y la medite para que ella sea semilla fecunda que crezca en mi y pueda esparcirse a los demás. Amén.
Comienza este encuentro tratando de diferenciar dos palabras:
APTITUD Y ACTITUD
¿Quieres explicar la diferencia?
Me contesto a mi mismo cuál es mi
mayor APTITUD: ¿lo deporSvo? ¿lo arUsSco? ¿ lo intelectual?
Me contesto a mi mismo: ¿Qué
ACTITUD tengo yo ante las personas
enfermas? ¿y ante los ancianos? ¿ Y ante los
niños?
APTITUD es un talento o facilidad para algo
ACTITUD es una forma de comportamiento que solemos
tener hacia algo o alguien
Lee las siguientes citas bíblicas para encontrar en cada una, alguna de las acStudes de Jesús. Estas citas se han tomado de la Biblia “Dios habla hoy”
Lectura bíblica:
Lucas 11, 1-‐2.
“Una vez, Jesús estaba orando en un lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -‐´Señor, enséñanos a orar lo mismo que Juan enseñó a sus discípulos´. Jesús les dijo: cuando oren, digan: Padre, sanHficado sea tu nombre. Venga tu reino […]”.
Lucas 7, 11-‐15
“Después de esto, Jesús se dirigió a un pueblo llamado Naim. Iba acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar cerca del pueblo, vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: -‐No llores. En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús le dijo al muerto: -‐Joven, a H te digo: ¡levántate! Entonces el muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre”.
Juan 13, 4-‐5
“Mientras estaban cenando, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”.
Mateo 26, 59-‐63A
Los Jefes de los Sacerdotes y toda la Junta Suprema buscaban alguna prueba falsa para condenar a muerte a Jesús. Pero no la encontraron, a pesar de que muchas personas se presentaron y lo acusaron falsamente. Por fin se presentaron dos más, que afirmaron: -‐Este hombre dijo: “yo puedo destrozar el templo de Dios y volver a levantarlo en tres días. Entonces el Sumo Sacerdote se levantó y preguntó a Jesús: -‐¿No dices nada? ¿qué es esto que están diciendo sobre H? Pero Jesús se quedó callado.
Mateo 9, 35A
“Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la buena noHcia del Reino de Dios…”
Juan 8, 3-‐11
“Los maestros de La Ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que habían sorprendido comeHendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, y dijeron a Jesús: -‐ Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En nuestra ley, Moisés ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y así tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la Herra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: -‐Aquel de ustedes que no tenga pecado, que Hre la primera piedra. Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la Herra. Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer que había quedado allí, se enderezó y le preguntó: -‐Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? -‐Ella le contestó: -‐Ninguno, Señor. Jesús le dijo:-‐ Tampoco yo te condeno. Ahora vete y no vuelvas a pecar.”
Lucas 18, 15-‐17
“También le llevaban niñitos a Jesús para que los tocara; pero cuando los discípulos lo vieron, comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Entonces Jesús los llamó y les dijo: -‐Dejen que los niños vengan a mi, y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Juan 18, 33-‐37
“Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: -‐¿Eres tú el Rey de los Judíos? Jesús le dijo:-‐¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mi? Le contestó Pilato: -‐¿Acaso yo soy judío? Los de tu nació y los Jefes de los Sacerdotes son los que te han entregado a mi. ¿qué has hecho? Jesús le contestó: -‐Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera tendría gente a mi servicio que pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Le preguntó entonces Pilato: -‐¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: -‐ Tú lo has dicho: Yo soy Rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad.”
Lucas 23, 33-‐34A
“Cuando llegaron al siHo de La Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús dijo: -‐Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
CITA BÍBLICA ACTITUD DE JESÚS Lucas 11, 1-4
Jesús ponía en primer lugar de todo, al Padre.
Lucas 7, 11-15 Jesús era compasivo con quienes sufrían.
Juan 13, 4-5* Jesús era humilde Mateo 26, 59-62
Jesús era manso y paciente
Mateo 9, 35 Jesús compartía su verdad
Juan 8, 3-11* Jesús defendía a los débiles y proscritos
Lucas 18, 15-17
Jesús amaba a los niños por la sencillez y limpieza de corazón
Juan 18, 33-37 Jesús siempre decía la verdad.
Lucas 23, 33-34 * Jesús lo perdonaba todo.
Cerca de cincuenta vendedores fueron a una Convención de Ventas. Todos le habían promeSdo a sus esposas que llegarían a Sempo para cenar el viernes en la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios corriendo por los pasillos. De repente, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta llena de manzanas. Las manzanas salieron volando por todos lados. Sin detenerse ni voltear la vista atrás los vendedores salieron corriendo y apenas alcanzaron a subirse al avión. Todos, menos uno.
Este se detuvo, respiró hondo y experimentó gran senSmiento de compasión por la dueña de las manzanas. Así que le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar, llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. Luego regresó a la Terminal y se encontró con todas las manzanas regadas por el suelo. Su compasión fue más grande al darse cuenta de que la dueña del puesto de manzanas era una niña ciega. La encontró llorando con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas, tanteando el piso tratando en vano de recoger las manzanas mientras la mulStud verSginosa pasaba sin detenerse, sin importarle su desdicha.
El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las meSó en la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta. Cuando terminó sacó su cartera y le dijo a la niña: -‐Toma estos cien pesos por el daño que hicimos. ¿Está bien? Ella llorando asinSó con la cabeza. El conSnuó diciéndole: -‐Espero no haber arruinado tu día.
Tan pronto como el vendedor comenzó a alejarse la niña le gritó: -‐¡Señor! Él se detuvo y volvió a mirar esos ojos ciegos. Ella conSnuó: -‐¿Es usted Jesús?
Porque esa debe ser tu meta: parecerte tanto a Jesús que los
demás puedan confundirte con Él. Porque para eso vino Él al mundo: para ser tu modelo.
Señor: Haced de mí un instrumento de tu paz; que ahí donde haya odio ponga yo amor; que ahí donde haya ofensa ponga yo perdón; que ahí donde haya discordia ponga yo armonía; que ahí donde haya error ponga yo verdad; que ahí donde haya duda ponga yo fe;
Finaliza este encuentro rezando la oración creada por San Francisco de Asís para lograr tener las acStudes
de Jesús:
Que ahí donde haya desesperación ponga yo esperanza; que ahí donde haya Snieblas ponga yo luz; que ahí donde haya tristeza ponga yo alegría. Oh Divino Maestro: que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar; en ser comprendido como en comprender; en ser amado como en amar; pues dando es como se recibe, perdonando se es perdonado, y muriendo se resucita a la vida eterna. Amén. “