Te quiero en mi vida - Leer Libros...

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TEQUIEROENMIVIDASabinaRogado

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ALuzMary,aMaryCarmenyaLoly…porhacermecreerqueestelibroeraposible.Graciaschicas.

Yporsupuestoamimarido.

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©Autora:SabinaRogado

©Autordelaportada:Javi

©Noviembrede2016

Correoelectrónico:[email protected]

LanovelaTEQUIEROENMIVIDAesunahistoriainventada.Cualquierparecidoconlospersonajesoelcontenidoesfrutodelacasualidad.

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CONTENIDOS

ÍNDICECAPÍTULO1CAPÍTULO2CAPÍTULO3CAPÍTULO4CAPÍTULO5CAPÍTULO6CAPÍTULO7CAPÍTULO8CAPÍTULO9CAPÍTULO10CAPÍTULO11CAPÍTULO12CAPÍTULO13CAPÍTULO14CAPÍTULO15CAPÍTULO16CAPÍTULO17CAPÍTULO18

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CAPÍTULO1Alexiamirabaa travésde laventanasinvernadaenconcreto,mientrasquesu

miradavagabahacianingunaparteperdidaentrelagentequecorríaatodaprisaporla avenida. Gente normal que iba y venía en un incesante goteo que no parabanunca...gentequecorríaparanoperderelmetrooelautobús…gentequepaseabaconsusperroscomoundíamás…gentequecorríanagarradosasushijosparanollegartardealcolegio.Encambioella…

¿Quéhacíaella,unalicenciadaeneconómicasconunfuturoprometedorenunaexclusivayprestigiosaempresa,unlunesporlamañanaasomadaalaventanayenpijama? La respuesta era muy sencilla. Nada, absolutamente nada. Suspirandonuevamente igualque tantasveceshabíahechoenel trascursode losdosúltimosdías, y sin apenas darse cuenta en un intento demitigar el dolor que le producíatodolosucedido.Siendocompletamenteimposibleamedidaqueveíahorrorizadacómo suvida parecía destinada a un estrepitosoy absoluto fracasodespués de latraiciónsufridaporlapersonaenlaqueconfiabaciegamente,sunovio.

Volvió sobre suspasos arrastrando las zapatillas en formadeosoque tanto legustaban,yquetantascríticashabíanlevantadoentresuamigayella,yentonces,alacordarse, un amago de sonrisa pareció querer salir de su cara, recordando lamirada de espanto de su amiga Sofía cuando comprobó que lo de llevárselas lodecía en serio. Ahora, en cambio, hasta sus zapatillas favoritas le resultaban deltodoridículasenaquellashorasamargasenlasqueestabaenvuelta...

Todo a su alrededor le parecía ridículo, ¿cómo era posible que no se hubiesedadocuenta?Unacosaasínopodíapasardesapercibida,peroentonces,¿porquéaellasí?Aunqueclaro,quizáslaridículafueseella.Sí,esodebíaser.Ridículapornollegar a comprender la situación a la que había llegado sin tener siquiera unamínimaduda.

“¿Cómopudosertanestúpida?Desdeluegoquelodequeelamoreraciegolevenía al pelo…—seguía pensando a la vez que continuaba arrastrando los pies,consiguiendollegarhastaelfrigoríficodemaneramecánicapuestoquesucuerpoiba y venía sin ninguna orden clara proveniente de su cerebro, saturado por lascircunstancias”.

Abrió la puerta del electrodoméstico desanimada y miró el contenido de unaformaun tantodespreocupada,escuchandosus tripas rugirdebidoa laescasezdealimentos desde que todo sucediera. Sabiendo que debería comer cualquier cosa.Pero al ver las bandejas casi vacías hizo que volviera a cerrarla dirigiéndosenuevamentehastaelbotedecafé.Loúnicoquehabíaconseguidobeberconunpocodeagrado.

Llenóeldepósitodelaguayacontinuaciónhizolomismoconelfiltro,echandocucharadasdecafé.Una,otra,otra…

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—Mierda.Cuando quiso darse cuenta el filtro estaba lleno, y todo el café sobrante caía

sobrelaencimeramanchándolotodo.Cogió una bayeta procurando limpiar aquel desastre, y antes de que hubiese

terminado sonó el teléfono, lo que hizo que se paralizara en el momentoocasionando que de pronto un sudor frío empezara a recorrerla de arriba abajo,haciendo que sus pulsaciones subieran frenéticamente igual que el ritmo delcorazónqueparecíaquerersalírseleporlaboca,amedidaqueseguíaescuchandoeltonoinsistente.¿Quiénsería?¿Otravezél?

No tuvo que tardar mucho en averiguarlo, en ese mismo instante saltaba elcontestadorautomático.

“Hola—decía Alexia con una voz divertida y risueña— no estoy en casa, yasabes,siquieresdeciralgonolohagashastadespuésdelpiiiiiiiiiiiiiii…”

—Alex—dijoalguienentonopreocupadoalotroladodelalínea—.Alex,¿estásahí?

Fue escuchar su voz y encontrarse irremediablemente ante el deseo de correrhaciael teléfonoyhablar conél.Lodeseaba, lodeseabacon todas sus fuerzas, einclusodeunamaneracasisobrehumanadandolugaraque,porunsegundo,dieraun paso decidida acercándose e intentando agarrarse a un clavo ardiendo.Necesitaba hablar con él para rogarle, o incluso suplicarle, que le dijera lo quenecesitabaescuchardesuslabiosylenegaraloobviohaciéndolaverquenadadeloqueviohabíasucedidorealmente...Ellatansolodeseabaescucharledecirquetodohabíasidounapesadillayqueélestaríaasuladoigualquesiempre.¡Ohsí!Loquedaríaporescuchardichaspalabras.

—Alexporfavor,séqueestásahí.Hellamadoalaoficinaymehandichoqueestás enferma.Por loquemásquierashabla conmigo, creoque teharábien, nosharábien…

Y al oír las últimas palabras cambió de actitud parándose en seco antes dedescolgar intentandoanalizar loqueacababadeescuchar.Intentandodarsentidoalo que no tenía. ¿Que nos haría bien? ¿Qué coño quería decir con que nos haríabien?Yenunsegundopasódequererhablarleconlaintencióndequelaconsolaraaunqueparaellolenegaraloobvioylaengañara,aderepentequerertenerloallímismo, frente a ella, y poder agarrarle del cuello y decirle un par de cosas. Laindignaciónquelaempezabaaconsumircrecióhastaelpuntodequelaexpresiónensucaracambiódeformainmediatamostrandoclaramenteunrostroenrojecidodebidoalafuriaquelacorroíapordentro.

Ycogióelaparatodeunaformabastantebrusca.—Hablar, ¿ahoraquiereshablar?—escupió llenadeunauténticoodio encada

unadelaspalabrasqueledecía—.¿Nocreesqueseademasiadotarde?—Alex,porfavor,séquehehechomalperotepido…

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—Vetealamierda.¡Cabrón!Y colgó tan fuerte que la mesa en la que estaba apoyado el teléfono cayó

escuchándoseungolpeseco.—Quenosharíabien—gritófueradesíaunquelosvecinospudieranescuchar

suslamentos—,¡menudocabrón!Elteléfonovolvióasonardejándolaasombradayescuchandonuevamentelavoz

deellaquevolvíaaescucharsedefondo…—Nome cuelgues cariño.Déjame decirte todo lo que lo siento, y sobre todo

déjamedecirteloquemeodioporeldañoquetehehecho.Porfavor,porfavor…Alexialoescuchabateniendolacertezaquesucorazónestabarotodedolor.—Déjamehablarcontigotelosuplico.Nopodemosterminarasí,nodespuésde

lomuchoquenosqueremos…El silencio que se hizo a continuación fue demasiado largo, y como ella no

estabadispuestaahablar,entoncesJackcontinuó.—Alex, lo siento. Te quiero, te quiero tanto.Déjame compensarte por todo el

dañoquetehehecho,hasdesaberquesolamentehasidounerror,nosécómopudollegarapasar,telojuro.

ElsentidocomúndeAlexialedecíaquenolesiguieseescuchando,nisiquierasemerecía eso. No después de la terrible y sórdida escena a la que tuvo queenfrentarsecuandoelviernespor lanocheentróenaquelmaldito localdecopas.Una escena incomprensible y que intentaba borrar de su mente a cada instante.Maldiciendo la hora en la que se le ocurrió dejarse llevar a aquel antro demalamuertedelamanodesuamigaSofía.

¡Quédiferentehubiesesidotodosisehubiesemarchadoacasadespuésdeestartodalanochedefiesta!

“Un momento—pensó enfadada—, ¿qué es lo que me está pasando? No mepuedocreerquepienseenvolverhacia atrásparanoencontrarme lahumillaciónconlaquemeencontré,¿cuántohubiesetardadoendescubrirle?Aquelloeraalgoquemás tarde omás temprano debía de saber, así que, ¿por quéme empeño enquererolvidaryseguirasuladocomosinadahubieseocurrido?Desdeluegoquedebodeestarlocadejandoqueinclusoestosemepaseporlacabeza”.

—Tenemosquequedar—seguíadiciendoaquellavozdeauténticasúplica—,siquieresmepuedopasarporallícuandoacabedetrabajarypodremoshablar,¿quéteparece?Cariño,porfavordéjameverte,déjamedecirtelomuchoquetequiero.

Eratanfáciloírledecirtodoloquenecesitabaenesosdurosinstantes…Suestadodeánimoseestabaconvirtiendoenunamontañarusallenadesubidas

ybajadas.Yaunqueellasabíamuybienquedeberíamandarlealamierda,despuésdeescucharlenopudohacerlo.Siendoconscientedelomuchoqueloqueríaydelomuchoqueloibaaechardemenos.Porque,¿cómoperdonaraquello?Sudignidaddemujerdejabaa lasclarasque laverdaderahumillaciónseríaprecisamenteesa,

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perdonarloimperdonable,aunqueparaellotuviesequebajaralmismoinfierno.Las lágrimas volvieron a empapar sus mejillas y el nudo que sentía en el

estómago seguía creciendo. Envolviéndola en una espiral de la que cada vez leparecíamásdifícilsalir.

¿Esquenadaleibaasalirbien?Ahoraqueporfinparecíaempezaratomarlasriendasdesuvidalepasabaesto.

—Coge el teléfono Alex, habla conmigo por favor, por favor —el tonoinsistente se repetía una y otra vez—, sé que podrás perdonarme, y sé que no tearrepentirás.

¿Perdonarle?¿Cómosabíaélquepodríaperdonarle?Parecíamuysegurodesímismo,ellaencambiocadavezestabamásconfundida.

—Iré a verte después del trabajo, ¿vale?Tequiero.—Dicho esto, para quenotuviese tiempo a darle una negativa, colgó pensando que quizás tuviera unaoportunidaddearreglareldesastreenelquesehabíaenvuelto.

Alexiaselimpiólasamargaslágrimasyvolvióalacocinaparacontinuarconla

difíciltareadelograrprepararseuncafésincontratiempos,anteelestadodeánimoen el que se encontraba.Una vez que pulsó el botón dejó que sumirada quedasehipnotizadaencadagotadeaguaque salía.Procurandonopensarennada.Sobretodoenlahorribleimagenquelequedaríagravadadeporvidaencuantoentróenaquellocaldemalamuerte…

Unsobresaltolahizoapartarsuspensamientosmirandonuevamenteelteléfono,elcualnuevamentesonabademanerainsistente.

“Holanoestoyencasa,yasabes,siquieresdeciralgonolohagashastadespuésdelpiiiiiiii…”

Lavoz,estavezdeunamujer,seescuchódefondo.—¿Alex?¡Ohno!¡Loquefaltaba!—¿Alex?¿Estásahí?—preguntabaunaSofíapreocupada.Alexiasintiólanecesidaddeagarrarsealaencimeradesesperadamentealoírla

voz de su amiga.No sabía si tendría las suficientes fuerzas para entablar aquellaconversación. Todavía era demasiado pronto de enfrentarse a nada, no estabapreparada.Echando lavistaatrás recordandoqueunavezquesucedió todo,habíasidoSofíalaquelahabíaacompañadoasucasa.

—Séqueestásahí—pronunciódolida.Nada.—Cariño,entiendoquenoquierassabernadadenadiepero,¿nisiquierademí?

Debesdehablarconmigo,desahógate.Dimeloquesientes.Nada.YcomonorecibiórespuestalavozdeSofíacambiódeinmediatopensandoque

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siparaayudarasuamigadebíahacerdañoloharía,¡vayasiloharía!Pornadadelmundo iba a consentir que se quedase recluida en casa por el hijo de puta de sunovio.

—Alex,¡hazelfavordecogerelputoteléfonootejuroquemepresentoentucasaahoramismo!

Elclicaldescolgarnotardóenescucharse.—Alex,¿estásbien?Noobtuvorespuesta.—Cariño, no sénadade ti desdeque te llevé a casaymedijistequepreferías

estar sola, ¿sabes cuánto me arrepiento de haberlo hecho? No has contestado aningunademisllamadas.Debesdetenerelmóvilsaturado.

—Estoybien—logródeciraduraspenas.—¿Queestásbien?—preguntó indignadaavozengrito–.¿Quécoñosignifica

queestásbien?Nomemientasydimeloquesetepasaporlacabeza.–Créemesitedigoquenovasaquererescucharlo.—¡Dímelo!—insistiólevantandolavoz.Ylohizo,vayasi lohizo.Lograndodespertardel letargoimpuestoalafuerza

perdiendoelpococontrolquelequedaba,comenzandoachillarpareciendocomosi hubiese perdido el juicio y estuviese completamente loca. Justo lo que parecíacon aquel pelo todo enmarañado, las ojeras marcadas, y envuelta en aquellahorriblebatatrestallasmásgrandesdelonecesario.

¡Hechaunverdaderodesastre!—¡Teodio!—gritó—,¿noquieressaberquéesloquesemepasaporlacabeza?

Pues aquí lo tienes, lo que pienso es que si no hubiese sido por ti nunca habríaentradoenaquelmalditobar,¿meoyes?¡Tútieneslaculpadetodo!

Y rompió a llorar después de decir lo que pensaba, quedándose tan ancha yconsiguiendoqueenciertamaneralograraconsolarsedespuésdelodioqueempleóencadaunadelaspalabrasqueacababandesalirporsuboca.

—Nomelopuedocreer,—fuelacontestacióndeunaSofíaaturdidadebidoalainesperadaconfesión—.Séqueestásdolida,séquetesientestraicionada,yséqueestásrabiosaademásdeindignadaynoteculpoporello.Tienestodalarazón,perodeahíaculparmeamíporloqueviste…NoséAlex,esloúltimoquemeesperabadeti.

Eltonoensuspalabrasdejabaverclaramenteloheridaqueestaba.—Alex…—A continuación un largo silencio atravesó la línea, un silencio

necesarioyenelquepensóbastanteloquedecirunavezquelaescuchó.Tardandoenencontrar laspalabrasadecuadaspuestoqueno lashabía…hastadejarescaparun sonoro suspiro afrontando la realidad en un intento de darse fuerzas—. Si túcrees que la culpa de que vieses a tu novio besándose con otro hombre es mía,entoncesesquetienesungranproblema.

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—¡¿Porquéme tuvisteque llevar allí?!—volvió agritar fuerade sí.Dándosecuentadequesuvidasederrumbabadeunaformaestrepitosa—.¡¿Porqué?!

—¡Yo no lo sabía!—Se defendió—, cuando dije lo de tomar la última copanunca imaginé que nos encontraríamos a ese capullo como lo encontramos.Y tevoyadecirunacosa,comoamigatuyaquesoyojalálohubiesesabidoantesporquete puedo jurar que entoncesnohubiese sidouna casualidad, ¿meoyes?Y si paraabrirtelosojoshubiesetenidoquerenunciaratuamistadlohubiesehecho,¿sabesporqué?Porquetequiero,yporqueséquetúhubieseshecholomismopormíenlamismasituación.

Aquelarranquedesinceridadhizoqueelsilenciolasenvolvieranuevamente.—Sofía…—susurrótemblándolelavoz.—¿Sí?—Mehahechotantodaño,¿cómohapodido?—¿Sabesloquepienso?Notemerecesestarniunminutodetuvidaencerrada

encasacompadeciéndotedetimisma,elquedeberíaestarcompadeciéndoseesél,¿ysabesporqué?Porperderaunamujertanmaravillosacomotú.

Nisiquieraescucharaquellaspalabraslograronreconfortarlaunpoco.—Mehallamado—susurróconfesandotímidamente.—¿Qué?—preguntóindignada.—Unascuantasveces.—Meimaginoquenotehabrásdignadoahablarconél,¿verdad?—Sí,parallamarlecabrón.—Asímegusta—Rió—,olvídatedeesepedazodehijodeputa,verásqueala

vueltadelaesquinahayunhombredeverdadesperándote.—Sofía.—¿Sí?—Yolequiero.—No,nopuedesquererledespuésdeloquetehahecho,¿meoyes?—Mehadichoquedespuésdeltrabajovendríaaverme,quierequeleperdone—

confesóenvozbaja.—¿Qué?—volvióadecirhorrorizadaporloqueacababadeoír—,pero…,¿es

quetehasvueltoloca?¿Hablardequé?¿Perdonarqué?Lohasvistoliadoconunhombre, ¿qué más quieres saber aparte de que es un tipo sin escrúpulos que hajugadocontussentimientos?

La crudeza de aquello que acababa de escuchar le resultó incluso demasiadoinsoportable, sintiéndose atacada y pareciendo que le acabaran de asestar unapuñalada en el corazón. Una puñalada que dolía demasiado. Además, nadie teníaderechoahablarasídesunovio,nisiquieraSofía.Ysabiendoquenoibanallegaraningunapartedecidióponerfinalaconversación.

—Creoquevoyacolgar.

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—¡No,novasacolgar!—dijoSofíafuriosa—.Vasaescucharme,yvasahacerloqueyotediga,¿acasonotienesningúntipodedignidadparadejarquevayaatucasaahablarcontigo?Déjaloenmismanos,yohablaréconél.

—Pero…—Debesolvidartedeélpormuchoque tecueste,¿ocreesque loquieres tanto

paravernormalencontrárteloenbrazosdeotrohombre?YcomonorecibiórespuestaSofíaexclamóenfadada:—¡PorelamordeDiosAlexia!Ponunpocodecorduraalasituación.Aprendey

pasapágina,esasídesencillo.—Yonosoycomotú—ledijoaladefensiva.—¿Yporesovasadejarquetemangonee?Noyno.Novoyaconsentirqueos

veáis.Enelestadodeconfusiónenelqueestáserescapazdeperdonarloydesdeluegoque no lo voy a consentir, ¿meoyes?Tienes veinticuatro años y un futuroprofesional prometedor con toda la vida por delante, y ese cabrón no se la va acargar.

—Comomuybiendicesnosoyunaniñapequeña—intentóprotestarsinmuchaconvicción.

Sofíavolvióalataque.—¿Pero es que no lo ves? Vas directa contra un muro de piedra y vas a

estrellarte.Recuerdaloqueviste,nohaymuchomásquedecir.Debíareconocerqueteníatodalarazón,además,¿podríavolverasercapazde

confiar en él después de lo que vio?Probablemente, y pormucho que le dolierapensar en ello, no sería la primera vez que aquello sucedía. ¿Cómopudo ser taningenua? El que fuese el primer chico en su vida, y con el que tuvo su primerarelaciónsexual,noeraexcusaparanodarsecuentadequequizás la relaciónquellevabannoeraprecisamentemuynormal.

¿Osí?Un gran silencio volvió a producirse, queriendo encontrar las palabras

adecuadas que decir a continuación y guiándose por su instinto, cediéndole a sumejoramigalaoportunidaddeayudarla,queeraloquenecesitaba.

—¿Quésesuponequedebohacer?—dijodándoseporvencida.—¿Meestáshablandoenserio?—Es que… —Y nuevamente rompió a llorar sin ser capaz de continuar

hablando,dejándosecaersobreelsillóncon loshombroshundidosyenposicióndeauténticaderrota.

—EstábienAlex,tranquila,séloquevamosahacer,¿vale?—ledecíaintentandotranquilizarla,hablandodeformaseguraparaqueentendieraquenoestabasola—.Vasarecogeralgoderopaytevasaveniramicasa.

—Peroél…—¡Peroélnada!

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Debíazanjaraquelasuntoydemanera inmediataademás, reconociendoque lamejorsoluciónseríahacerlaverelerrorquepodríallegaracometersilepermitíaentrar en casa y por lo tanto le dejaba que se explicara.Actuando debidamente ytomando las riendas de la peculiar situación a la que se enfrentaban gracias a laindecisiónquetenía,terminandocortándola:

—NoestásencondicionesdehablarconJackhastaquerealmentesepasloquequieres.Ycomo teconozcocréemesi tedigoqueahorade loúnicode loque tecreocapazesdehacerunatonteríadelaquenotardarásenarrepentirte.Ynolovoyaconsentir,nosipuedoevitarlo.

—Pero…—tratódeinsistirnuevamente.—¡Peronada!—volvióacortarlaantesinclusodequepudieradecirotrapalabra

quenoconvenía—.¡Terecogeréalastres!Dichoesto,yantesdequeellapudieseprotestar,colgóelteléfonodejandoauna

Alexia completamente desprevenida.Dando lugar a que se quedase inmóvil en elsofá durante un tiempo indeterminado con el teléfono todavía cogido tratandodehacersealaideadequeiríaabuscarladespuésdetrabajar…Ysindarsecuentadelruidoqueproveníadelacafeteraindicándolequeelcaféestabalistoparaservir.

¡Eltelefonillovolvióasonardemanerareiteradaeinsistente...!Yamedidaque

loescuchabaAlexiaseguíaintentandoponerunpocodeordenalcaosenelqueseestabahundiendosinremedio.

LlevabatodalamañanaindecisapreguntándosesiestabaseguradequererhacertodoloqueSofía lehabíadichoquehiciera,perosobre todopreguntándosesi loquerealmentequeríaeraveraJackypoderescuchartodoloquetuviesequedecir.

¿Quéhacer?Se estaba volviendo loca. Cada minuto que pasaba solamente le servía de

tormento,yesoleprovocabaestarmásymásindecisa.Mirónuevamentelapequeñamaletaquedescansabasobreelsuelo,yqueestaba

llenadelascosasmásimprescindiblesparapasarunpardedíasencasadesuamiga(elcepillodedientes,unasmudasderopainterior,unpardecamisetas,unpantalónvaquero,elpijamaysuszapatillasera todocuantonecesitaba),ynofuehastaqueescuchónuevamenteel sonidoprovenientedel telefonillocuando finalmente supoloquedebíahacer.Comprendiendoqueenesosdifícilesmomentoslomejorseríaponerunpocodetierradepormedioparapensarconunpocodeclaridad.¡Sí,esloqueharía!Lehabíacostadomuchotomarunadecisiónperoahorateníaalgoclaro.Y antes de que el corazón le hiciera pasar una mala pasada fue hasta la maleta,cogiendoelasafuertementeycomenzandoaarrastrarlaconpasofirme.

Unavezhechosaliódelapartamentoysedirigióalosascensores.Sofíaseguíaabajopulsandoel telefonillodeformareiteradae insistenteunay

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otra vez, dejando ver la cara de pocos amigos que tenía, hasta que logró verla através del cristal de la puerta. Sonriendo de oreja a oreja y suspirando aliviadadespuésdecreerquenoseríacapazdehacerlabajar.AlejándolaasídelatentaciónqueprobablementeleofreceríaelmalnacidodeJack,haciéndolaverloquenoera,paranotardandomuchovolveradársela…

EncuantolapuertaseabrióvioaAlexquesoltabaapresuradamentelamaletaycorríahaciaellaqueriendorefugiarseentrelosbrazosamigosbuscandoconsuelo.AloqueSofíaactuódebuenagana,yduranteunlargoespaciodetiempodejandoquesedesahogara,amedidaquelossollozosibanpocoapocoremitiendosiendoobservadasporlagentequepasaba.

Solamente cuando comenzó a escuchar la respiración de su amiga de formacalmada y pausada, fue cuando tuvo la delicadeza de mirarla a los ojospreguntando:

—¿Cómoestás?—Ahoramejor—confesóconunasonrisatímida—,gracias.—¿Tehavueltoallamar?—No.—Bien.La respuesta la tranquilizó de forma inmediata. Apartándole cariñosamente el

peloquelecaíasobrelacara,ydándoleunbesoenlamejilla.—Sabesque tienesunaspectohorrible,¿verdad?Anda,vayámonosdeaquísin

perdertiempo,yaveráslorápidoqueempiezasaverlascosasdemaneradiferente.YconunaprisainusitadaporsiJackaparecía,cogióelasadelamaletatirando

deellafirmementedirigiéndosealbordedelaacera,intentandopararuntaxilibre.Alexiasimplementeselimitóaseguirsuspasos.—Joder,vayamierdadetráfico.La avenida estaba convertida en un auténtico caos circulatorio. Entre taxis y

vehículosparticularesnoseveíaniunatisbodelasfaltode loscarrilesdebidoengranmedidaalahoraenlaqueestaban,lahoradecomer.Unahoraquesindudaibaadificultarmuchoelpoderencontraruntaxilibre.

Perolacasualidadquisoqueunodeellospararaaunosmetrosdel lugarenelqueellasestaban,sincreerselasuertequeselesofrecía,viendobajaraunaparejade ancianos. Y antes de que nadie se les adelantase, Sofía comenzó a correrdesesperadaalavezquegritaba:

—¡Corre,corre!Solamente una vez que estuvieron sentadas dentro del vehículo Sofía fue

verdaderamenteconscientede lasuertequeacababande tener,yesquealmiraratravésdelaventana,pudoveraJackpagandolacarreradeltaxistaqueacababadeparar justo enfrente de la acera en la que habían estado unos segundos antes.Suspirando verdaderamente aliviada al comprender que un minuto más, y el

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encuentro entre ellos se hubiese producido. Un hecho que muy probablementehubiesebeneficiadoaaquelhijodeputapersuadiendoalainfelizdesuamiga.¡Sí,menudasuertequehabíantenido!¡Justoatiempo!

—¿A qué dirección las llevo? —preguntó el taxista mostrándose de lo mássimpáticoviendoadoschicastanguapas.

Lapreguntadeltaxistalahizovolveralarealidad,girandolavistaalfrenteparadarlerápidamenteladireccióndesuapartamento.Unasmanzanasmásadelante.

—Ala43esquinaconla60.—Muybien.Puso el taxímetro a cero y con unamaniobra un tanto brusca se incorporó al

tráficolentoeinsufribledeNewYork,haciendoqueloquedeberíaserunacarreracorta se convirtiera por momentos en todo lo contrario. Viendo horrorizada eltaxímetro que no paraba de correr, a la vez que la maraña de coches se hacíaalarmantementeinsufrible.

Alrato,ysinpodersoportarlodespuésdellevarcasiquinceminutosparadossinavanzar ni un metro, Sofía se incorporó en el asiento presa de una absolutaimpacienciaparaordenaraaquelhombrequepararaallímismo.

Eltaxistaniprotestó,dándosecuentadelacarademalalechequelededicabaenexclusiva por lo que, en aquel preciso instante, y haciendo acopio de unaindiferencia inusitada debido a las muchas horas que llevaba, pulsó el botóndeteniendoeltaxímetroydiciendo:

—Son35dólares.—¡Joder! —protestó malhumorada abriendo el bolso y sacando la cartera—,

perosinisiquierahemosllegado.—Síseñoritaperoyonotengolaculpadeltráfico.Alexiamientrasselimitabaapermanecercallada.El taxista extendió la mano cogiendo los billetes y los guardó en la caja que

llevabadebajodelasiento,maldiciendoalasdoschicasquebajabandelvehículoyque no le habían dado nada de propina. A continuación volvió a internarsebruscamente en el interior de las abarrotadas calles en busca de nuevos clientesmejordispuestos,pensandoenlasiguientecarrerayolvidandoaaquellaschicasenelmismoinstante.

—VamosAlex,andemosunpoco.—Vale—selimitóadecirsinganas.Sofíavolvióacogerelasadelamaletasiendoellalaqueseguíacontrolandola

situación,ycomenzóaandarensilenciocaminodesuapartamentoobservandoaAlexiasiguiéndolelospasos.

Notardaronenllegaralacalleexacta.—Vayamosalatiendaantes,¿teparece?Yenlugardeentrareneledificioenelquevivíasedesviarondelcaminohacia

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latiendadelaesquinaparapodercompraralgodecomida,recordandoqueteníalaneveracasivacía.

No fue hasta que entraban por la puerta de su apartamento, cuando Sofía se

percatabadelorealmentecansadaqueestaba.Dejólamaletaaunladoylabolsadelsupermercado sobre la encimera,mientras que se quitaba los zapatos dejándolosallí tirados en cualquier sitio. Un detalle que no desentonaba mucho, ya que elapartamentoestabahechounverdaderodesastre,talycomosucedíasiempre.Algocurioso teniendo en cuenta el minúsculo espacio del que disponía limitándose atreintametrosentotaldivididoenunbaño,unahabitación,yunpequeñosalónquehacíaalavezdecocina.Todoalavistamenoselbañoqueteníalapuertacerrada,por lo demás, mirases donde mirases no veías más que ropa tirada encima decualquiermueble,lapilallenadecacharrossucios,lacamasinhacer…todopatasarriba.

Alexianuncaseacostumbraríaaaqueldesastre.—¿Quéteapetececomer?—Notengohambre.—¿Desdecuándonocomes?Noquisocontestar.—Yaveo.Dejó de mirarla y dio media vuelta llegando a la encimera con el propósito

firmedeprepararalgoricoenunsantiamén,sacandodelabolsalasverdurasqueacababa de comprar junto a una bandeja de carne dispuesta a cortarlo todo entrozos. Después llenó una cazuela de agua y la puso sobre el fuego trajinandorápidamenteydiciendo:

—Dormirás conmigo en mi cuarto y te quedarás todo el tiempo que quieras,¿estamos?Nosapañaremosbien.Yaloverás.

—Sofía.—¿Sí?—Teagradezcoloqueestáshaciendopormíperocreoquesabesmuybienque

estonoservirádenada.Tardeotempranotendremosquehablaryentonces…—Yentoncesledirásloquepiensasdeélyselomandarásdevueltaasumadre,

sí, eso es lo que harás —aclaró mirándola con expresión divertida intentandoparecerdesenfadadaapesardever la tristezaydesesperaciónencadaunodesusgestos—,debespensar tranquilamenteen todo loquehapasado,despuéshablaráscon él no antes. ¿Y sabes por qué? Porque eres débil y él muy bien lo sabe. Tecontaráloquequieresescucharytúleperdonarás.

—Sofíanosigas…—Estábien—dijosinmás—,comamosprimero.—Vale.

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Echó los espaguetis dentro de la cazuela y se dispuso a preparar la salsa,esperando a que la pasta se cociera. Una vez hecho y viendo el desánimo de suamiga,queselimitabaapermanecerjuntoalaventanaobservando,lediolosplatosparaquepusieralamesaydejaradelamentarse.Notardandoenestarunafrentealaotraunavezquetodoestuvolistocondosplatoshumeantesllenosdepastasobrelamesa,ydoscopasdebuenvino reciéncomprado.Limitándosea saborear la ricapastayalegrándosedequesuamigase llevasealgodecomidaa labocadebuenagrado.

—Mevoyaponerelpijama—dijounavezqueterminó,levantándosedelasillaycogiendosuplatovacíollevándoloalapilallenadecacharros.

—¿Qué?—protestóSofía—.Deesonada,son lascincoyfuerahaceuna tardemaravillosa,podríamossaliradarunavuelta.

—Nomeapetece.—¿Yquéesloqueteapetece?—Yselevantóigualqueelladejandoelplatoenla

cocina, mirándola con cara de pocos amigos antes de seguir—: ¿Quedarteencerradaelrestodetuvidalamentándoteporloquetehapasado?¿Realmenteesloquequieres?

—Creo que no ha sido una buena idea —susurró dando media vuelta ydirigiéndosealamaletaintentandohuirdeloquepodríallegaradecirle.

—¿Quéestáshaciendo?—preguntóacercándose.—Necesito mi tiempo y mi espacio. No puedo actuar creyendo que nada ha

pasadoyempezarasalirolvidándomedetodo.¿Esqueestandifícildeentender?Jackesunapersonamuyimportanteenmivida.

Sofíaseacercóylacogiódelasmanos.—Alex,solointentohacerloquecreoqueeslomejorparati.—Losé,peroloquepretendesnoestanfácil.Dosañosnosepuedenborrarde

undíaparaotro.Yonopuedo.—¿Quieresquehablemosde losucedido?Creoquecuantoantes teenfrentesa

elloantessabrásquédebeshacer.Alexiaseapartóunpocoavergonzadaysesentóenelsillónquehabíafrenteala

televisión.—¿Hablardequé?¿De lohumillantequeesencontrara tunoviomorreándose

con otro hombre? ¿De lo ridícula que he sido por no sospechar nada? —Laslágrimastanamargasquehubodetragarsetrasverlasórdidaescena,empezaronacorrersincontrolporsurostroinocente.Consiguiendoreunirelvaloryelcorajesuficientequelefaltaban,ylograndodesahogarseporfin—.Perolopeordetodo,¿sabesquées?

Sofíanocontestó.Sabíaquelamejormaneraqueteníadeayudarlaaquíyahora,eradejarlahablar.Limitándoseaescuchartodoloquetuviesequedecirypudieseasísacartodoelodioquellevabadentrodesdehacíavariosdías.

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—Lomás patético de todo es que estoy dispuesta a perdonarle, ¿me oyes?Mividanohasidouncaminoderosasprecisamente,yquizásporellomeagarréaéldeunaformauntantodesesperada.Ahoralasconsecuenciassonmásgravesdeloquenuncaimaginé,nopuedovivirsinél.

¡DeclaracióntansórdidahizoqueporunmomentoSofíaquisieracontradecirla!Pero no lo hizo, todavía no…Permaneciendo callada ymirándose entre ellas

largamenteenvueltasenungransilencio.—EstoytanconfundidaSofía.Jamáspenséqueundíatendríaqueenfrentarmea

un problema así. ¿Te lo puedes creer? Pero después de lo sucedido, y en vez depensarenmí,enloúnicoquepuedopensaresenlasvecesquelohabráhecho.Esoes loquemeduele. ¿Cómoha tenidoelvalorde jugar conmigodeestamanera?Todocambiaríayhastaloveríanormalsisehubieseliadoconunatía.

—¡¿Qué?!—terminópreguntando enfadadapor lo que acababade escuchar—.¿Porquéseteocurredecirqueloveríasnormal?

—Nosé,quizás…—Ni siquiera el hecho de que te pusiera los cuernos con una tía sería normal

Alexia,¿cómopuedesllegarainsinuarlosiquiera?—lepreguntabasuamigamuyenfadadasinllegaracreerseloqueleestabacontando.

—Esque…La conversación que se estaba produciendo entre aquellas cuatro paredes, de

repente,y sinprevioaviso, sevio interrumpidapor el sonidocercanodel timbreseguidodeunosgolpesenlapuerta.Unosgolpesqueparecíantratarsedealguienconocidoyquellamabanalapuertaconunafamiliaridadquenogustóaningunadelasdos.

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CAPÍTULO2—¡Portodoslossantos,nopuedesercierto!—exclamóSofíamirandoatravés

delamirilla.—¿Quésucede?—preguntódesdeelsillónenelqueseguíasentada.—Notelovasacreer,peroelqueestádetrásdelapuertanoesnimásnimenos

quenuestroqueridoJack.—¿Qué?—preguntóhorrorizada.Quedándoseclavadaenelsitioynotandoque

derepentelecostabarespirar—,¿quévamosahacerahora?Eltimbrevolvióasonaracompañadodenuevosgolpesenlapuerta.—Por ahora quedarte tranquila, no voy a hacer nadaque tú noquieras.Ahora

bien—dijoconunbrilloenlosojosdebidoalafuriaquesentíapordentroanteladesfachatez y el descaro de presentarse delante de su puerta—.Nadame gustaríamásquemedejarashablarconél.Necesitodecirleunpardecosas.

—No, ni hablar. Somos adultos y he de saber enfrentarme a mis propiosproblemas,¿nocrees?

—Sitúlodices…Sus palabras se vieron interrumpidas escuchando la voz de él a través de la

puerta.—Séqueestáisahí,abrirmelapuerta.Lasdoschicassemiraronatentamentepensandocadacualenloqueseríamejor

dadas las circunstancias, y al ver la súplica en sus ojos la primera en hablar fueSofía.

—Respetaré lo que digas tanto si decides que abra la puerta como si no.Y siquieresqueteseasinceraquizáslomejoresqueacabesdeunavez.

—¿Quéquieresdecir?Elsaberqueestabadetrásdelapuertalaestabaponiendohistérica,tantoqueya

nisiquieraeracapazdepensarconclaridad.—Puesquesegúntúmuybiendicesantesodespuéstendréisquehablar,ycreo

quelamejorformadehacerloesahora.—Nologroentenderte.—Esmuyfácil—yañadió…—,noestaréissolos,queseguramenteesloqueél

querría.Yoestaréaquíyeso tedaráfuerzasencasodequenecesitesayuda,yasípodrás ponerle en su sitio. Algo que no estoy segura que sucedería si osencontraseisasolaslosdos.

—¿Entonces?—Túdecides,¿quieresqueabralapuerta?Alexiadesviólamiradaintentandohaceracopiodevalorparaenfrentarseaella

misma.Laqueatodaslucesparecíaquerersersupropiaenemiga.—Nisiquieralosé—confesóamargamente.

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Másgolpesalapuerta,ymásgritosparahacerseescuchar.—Alex,ábremeporfavor.¿Hastacuándoibaaduraraqueljuego?—Estábien,abrelapuerta.—¿Estássegura?—Nopero,¿yquéimporta?Terminemosdeunaputavez.Sofía la miró asombrada porque era muy raro que llegara a decir tacos,

alegrándosedepoderverladeterminaciónquemostraba.Viendoladecisiónensusojos llegando incluso a pensar que quizás no todo iba a resultar tan desastrosocomoellacreía.

“Quién sabe, quizás aquello le serviría, logrando plantarse de una vez ante eldañohecho”.

Y con aquella sensación de pequeño triunfo abrió la puerta enfrentándose ellamismaalcabrónqueteníadelante,perosinquelesirvieradenadaenabsolutoyaque éste, al ver el acceso libre, ni semolestó en saludarla. Pasando a su lado deformaapresuradae ignorandoporcompleto lamiradaasesinaque lededicabaenesos precisos instantes. Intentando únicamente acercarse hasta el lugar en el queAlex estaba aprovechando para observarla detenidamente, a medida que sepercatabarealmentedelmalestadoenelqueseencontraba.Sintiéndosetodavíamásculpable.

Eldolorquedebíallevardentroeratanpalpableasimplevista,queloúnicoqueél consideró oportuno entonces fue acercarse. Extendiendo los brazos paraestrecharlaentreellos.Necesitandoconsolarlaypoderborrarenparteunpocodelaculpaquelollevabaatormentandotodoelfindesemana…

PeroconloqueJacknocontabaeraconlareacciónquelaotraparteibaatener,puestoquealverleentrarenelapartamentodirigiéndoseaella,elpropioinstintohizo que diese un paso atrás en un reflejo voluntario de auténtica protección.Alejándosetodoloqueeldiminutohabitáculolepermitía,ysinquefuesesuficiente.Terminandorefugiándosedetrásdelsofá.

Niquedecirtienequeelhombrequeacababadeverdañadosuego,semostróuntantoperplejoporlasituación.Mostrandosudisgustotrasverserechazado.

—Sóloqueríadarteunabrazo—dijodolidoquedándosequieto.—Creoquesobranlosabrazos,túmejorquenadiedeberíasaberlo—lecortó.Eltonoempleadofuesuficiente,haciendoqueSofíadiesemediavueltadejando

queseenfrentaraaélellasolita,porquesíqueparecíaqueibaaconseguirlo.Ysindecirnadaseinternódentrodesuhabitacióndejandolapuertamedioabiertaporsiconsiderabaoportunotenerquesaliralrescatedesuamiga.

—Alex—susurró Jack en voz baja—. ¿Estás bien?Ahora es lo único quemepreocupa,llevotodoelfindesemanapensandoenti,preocupándomeporti.

—¿Ahsí?Puestienesunaformauntantopeculiardehacerlo.

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—Alexia…Escuchar sunombrecompletoa travésdeaquellos labioshacíaque se sintiera

vulnerable,yélmuybienlosabía.¡Vayasilosabía!—Teheechado tantodemenos.Meponíacompletamente lococadavezque te

llamabaynomecogíaselmóvil.—¿Deverasmehasechadodemenos?Elviernesporlanochenoloparecía.–Le

respondiórecordandoaquellanocheybajandolamiradadolida.—Cariño.—Ydio un paso para acercarse un poco—.El viernes por la noche

bebítantoquenisiquierameacuerdodeloquehice.—¡Mientes!—exclamólevantandolamiradaanteloabsurdodelcomentario—.

¿Esqueahoramevasadecirqueestabasborracho?—LoestabaAlex.—¿Entonces por quéme has dejado todos esos mensajes en el móvil y en el

contestador? ¿Porquéen cadaunode ellosmepidesperdón sin explicarte cómohaspodidocaer tanbajosiverdaderamenteestabasborracho,ypor lo tantono teacuerdasdenada?Vamos,contéstamesipuedes.

Antesdehacerlosetomósutiempo.—Unamigomedijo loquepasóa lamañanasiguiente.Debescreerme,nunca

mehabíasucedidoalgoasí,nunca.Poresotengoquehacerqueentresenrazón,noquieroperderte.Meimportasdemasiado.

—¿Sabeselprincipalproblema?Quenotecreo.—Tequiero—dijoconénfasis,seguidamenteseacercó,situándoseenfrentey

aprovechó la oportunidad que le ofrecía el efecto sorpresa, cogiéndola de lasmanos—,tequieroAlexia,yquieroquemeperdones.Loerestodoparamíysiesnecesarionovolveréabeber.

Unos simples comentarios y las dudas comenzaron a aparecer. Justo lo que élcreyóver,yaquesiguióporahícreyendoquepodríatenerunaoportunidad.

—Haré todo lo queme digas, lo único queme importa es que seas capaz deperdonarme,telojuro.

“¡OhDios!québiensonabanaquellaspalabras.Convirtiéndosecadaunadeellasenloquedeseabaescucharcuandomáslonecesitaba”.¿Ysieraciertoloquedecía?Sirealmenteestababorrachotodoeraposible...¿no?Hastaelhechodebesarauntíopensandoqueeraunatía.

—Jamássabráseldañoquemehicistecuandotevi,jamás.—Déjamecompensarte—repetíaunayotravezdeseandopoderconvencerla—,

no sabía lo que hacía pero soy consciente del daño hecho y no me cansaré depedirteperdón.Mecrees,¿verdad?

—Yanolosé.—Yestabaenlocierto,peroloquesíeraseguroeraqueseguíancogidos de la mano y que ella no había hecho nada para impedirlo. Dejando lapuertaabiertaacualquieracercamiento.

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—Teentiendo cariño pero has de confiar enmí. ¿Quién va a querer lomejorparati?

¡Quéfácileradejarsellevarportodoloqueledecía,demasiadofácilsiseponíaenunabalanza!

—NoséJack, si lomejorparamivaa serqueapartirdeahoracadavezquesalgamosporseparadometengaqueecharatemblarporsihacesalgoqueluegosete va a olvidar…no sé. ¿Podré confiar en ti de lamisma forma que antes de losucedido?Esaeslapreguntaquemedamiedocontestar.

—Yatehedichoqueharé loquemedigas—añadiósuplicanteacariciandosusmanosantesdeañadir—:Sitequedasmástranquilasaliendosiemprejuntos,pormínohayproblema.

—Sí, claro que lo hay. Si llegamos a ese punto es que no hay confianza entrenosotros.Ysinohayconfianzaentoncesesquenohaynada.

El sonido del teléfonomóvil de Jack se escuchó entonces dentro del bolsillotraserodelpantalónvaquerointerrumpiendolaconversación,produciendountensosilencio entre ellos.Y Jack, sin dejar demirarla en ningúnmomento, lo sacó deatrás soltando sus manos para poder abrirlo. Actuando despreocupadamente yllevándoselo a la oreja. Una acción que no hubiese hecho de haber mirado lapantallaparaaveriguarquiéneraexactamenteelqueloestaballamando.

¡Elcolordesucaracambióencuantosupolapersonaqueera!—Lo siento se ha confundido—dijo intentandomostrarse todo lo natural que

pudodadaslascircunstancias,antesdecerrarlodeprisa.No hizo otra cosa que hacer el intento de volver a metérselo en el bolsillo

trasero,cuandovolvióasonardeformainsistente.ProduciendoquederepenteunaideadescabelladacruzaseporlamenteatormentadadeAlex.

—¿Nolovasacoger?—Hablarcontigoesahoramiúnicaprioridad.No supomuy bien el por qué, pero lo cierto era que la poca cordura que le

quedabahizoqueanalizaraenprofundidadelhechodeverleuntantoindecisoaraízdelallamada.Tomandounadecisiónarriesgada.

—Entoncesapágalo—sugiriócomosinada.—Buenaidea.Acontinuacióntodosucediódemasiadorápido…Yloquesucediófue,queantes

de que Jack se diera cuenta de lo que su novia estaba dispuesta a hacer, sacó elmóvil del bolsillo con la intención de apagarlo y así seguir manteniendo laconversación transcendental que estaban teniendo cuando, sin percatarse de nada,Alexseloterminabaarrebatandodelasmanos.Actoseguido,ysinmediarpalabra,echó a correr hacia el lado opuesto y se encerró dentro del baño antes de quepudiera impedírselo. Echando el cerrojo. Entonces, ante la seguridad que leproporcionabanlascuatroparedesenlasqueestabaenvuelta,loabrióyselollevó

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alaorejarezandoporquesucorazonadanofuesecierta.—¿Sí?—¿EstáJack?Lavozdeunhombredesconocidoladejódesconcertadaenunprimermomento,

lograndoserenarseanteelsimplehechodeintentarsaberquéhaceracontinuación.Undetalleprimordialsiqueríaaprovecharlasituaciónqueseacababadeproducirparatratardeaveriguarquiéneraaqueldesconocido.

Y haciendo acopio de valor se sentó sobre la taza del váter templando losnervios,ysobretodoescuchandolavozdeJackdesdefueraaporreandolapuertanervioso.

—¿Quiéneres?—QuierohablarconJack.—Soysuhermana,¿quiénerestú?—Unamigo—selimitóadecir.“No, por ahí no iba bien, y debía de esforzarse si lo que quería era que no

colgase”.—Siquierespuedodarleelrecado.Notardaráenllegar.Pareciópensarlopueshubouncortosilencioantesdequecontestara.—No,gracias.Yalevolveréallamar.—¡No! ¡Espera…!—El ansia que transmitió pareció bastar. Produciéndole un

granalivioporquelacorazonadaqueteníaseagrandabacadavez.Yellanecesitabasaber—.Mi hermanome contó que quizás alguien le llamaría—mintió sobre lamarcha.

Haría todo cuanto fuese necesario para lograr llegar hasta el final de todaaquellahistoria,yaunqueaquellosignificasehacerunridículoabsolutosiresultabaqueeraunclientequesimplementerequeríaconsejoinformático.

—¿Ahsí?—Sí.Mecontóqueconocióaunchicoelviernespor lanocheyquecon toda

probabilidadlellamaría.¡Ala!¡Yaestaba!Lapelotalaacababadelanzaryahoraestabaeneltejadodela

otrapersona.Esperandoasabersiestabaenlociertoono.Loquenuncaimaginófuelarespuestaqueibanadarle.—Puesesedebodeseryo.¿Yhasdichoquenotardaríaenllegar?¡Elmundoentero sedesplomóa suspieshiriéndolademuerte!Recordando la

visión de la escena de los dos hombres comiéndose a besos sobre la mentetrastornadadelajoven.

—Oye,¿estásahí?¡PeroAlexianoeracapazdeoírnidesentirnada!Tiróelmóvillejosevitandoelmínimocontactoconaquelobjeto,ysellevólas

manos a la cabeza amedida que todo su cuerpo empezaba a temblar debido a la

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crudarealidad.Preguntándosecómohabíapodidocaertanbajocreyéndosetodoloqueleacababadedecir.

¿Podría alguien llegar a ser tan estúpida cuando después de ver lo que vio sedejabaconvenceracercadequelohizoporqueestababorracho?

Yloqueerapeor.¿Tantomiedoledabalasoledadensuvidaquepreferíaestarciega?Porqueeslo

queestabadesdeelmismo instante enqueempezóabuscar escusasdondeno lashabíadespuésdeloquevio.

Losgolpesenlapuertafueronaumentando,escuchándoselasvocesahoradelosdos,yquelallamabanpreocupadosporloquepudieseestarsucediendodentro.

—¡Alex,Alex,abrelapuerta!—Por favor—decía Sofía—, déjame entrar. Quita el cerrojo ahora mismo o

echarélapuertaabajo.Terminemosdeunavez.Elruidodelcerrojonotardóenoírse,mirandoimpacientesyobservandoquela

puerta no tardaba en abrirse, viendo salir del baño a una chica un tanto aturdidadebido a las circunstancias sin parecer llegar a creerse todavía lo evidente de lasituación...

El primero en actuar entonces fue Jack, dando un paso adelante lleno depreocupaciónydoloralavez.YalhacerloAlexlomirónecesitandocomprenderelporquéde tantodaño innecesario,manteniendouna calma inclusodemasiado fríadespuésdeloqueacababadesuceder.

El silencio reinante envolvió el apartamento durante un tiempo. Siendointerrumpido a continuación y en el momento en que Jack se decidió a intentarexplicarsenuevamente:

—Alexia—decíadespacio—,escuchaloquetengoquedecirte,puedoexplicarlotodo…

Peroyaeratarde,demasiadotarde,yellanoqueríaseguirluchandoporalguienquedesde luegonomerecía la pena.Reconociendoque si había una cosaquenosoportabaeraprecisamentelamentira,además,noeranecesariosermuylistoparasaberqueelproblemaenelqueestabaninmersosnoeraalgosuperficial.¿Dequéleservíadisculparseporsuconductaestandocompletamenteborrachosisabíaqueeramentira?Unborrachonointercambiabaelteléfonoconundesconocido,muchomenosdelmismosexo.Ydesdeluegoquealguieninclusobebidonosebesabaconotro hombre si verdaderamente era heterosexual. Aquello era una evidencia asíque… ¿Por qué seguir escuchando lo que tuviese que decir? No, no lo iba aconsentir. Su dignidad no estaba dispuesta a pasar por alto ni una mentira más,muchomenos si lo que estaba de pormedio eran sus dudas acerca de lo que legustaba sexualmente. Para Alexia sus argumentos habían dejado de servir, y eraplenamenteconscientedeloquedebíahaceracontinuación.Terminarlapesadillaquelaenvolvíadeunavez…

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¡Yatendríatiempodelevantarseyseguirhaciaadelante!—Alex,yo…Laspalabrasquesalieronde labocadeAlex laspronunció llenadeunacalma

tangrandequelosdejóperplejosaambos.—Quiero que temarches de aquí y que no vuelvas a verme.Lo nuestro se ha

acabado.—Pero…—¡Fuera!Ladeterminaciónendecirlonodabalugaraningúntipodeduda.Enfrentándose

alamiradadeaquelcerdoconunaclaridadpasmosa,ytransmitiéndolesinpalabrasloquepensabaacercadeél.

—¿Nolahasoído?—interfiriólaamigaquehastaesemomentonoviooportunometersedepormedio—,noqueremosvolveravertehijodeputa.¿Tandifícilesdeentender?¡Lárgatedeaquí!

No tuvootra opción.Dándosepor vencido ante la invitación a que se fuera, yentrando en el baño para recuperar el móvil. Después, sin mirar atrás, terminómarchándoseporelmismolugarporelquehabíavenido.Diciendoasíadiósadosañosdelapeordelasmaneras.

Entonces,ysóloentonces, todosevinoabajo.OyéndoseungemidomezcladedoloryrabiaescapandoinevitablementedelagargantadeunaAlexiasuperadaporlas circunstancias.Dejándose oír tal cual animal herido demuerte y con la claraconviccióndenoquererseguiradelante.Sentándosesobreelsueloenunaactituddeauténticaderrota.

¡Yanadaimportaba!YSofía,percatándosedelasituación,cerrólapuertaatodaprisaycorrióasu

encuentroarrodillándosejuntoaellayenvolviéndolaentresusbrazosenunintentodesesperadodequererprotegerladetodoydetodos.Desdeluegounatareauntantoarduaanteelestadoenelqueseencontraba.

¡Fueronunashorasduraslasquesevivieronenaquelpequeñoapartamento...!Mientras, la gente abajo seguía con sus vidas ajenas a todo el dolor que se

respirabaencadarincóndelapequeñacasasituadaenlavigésimoquintaplanta,amedidaqueelrelojseguíaavanzandominutoaminuto...

Cuandologróquedarsedormidalaclaridadenelhorizonteanunciabaunnuevo

amanecer.Entonces,unaSofíaagotada,aprovechabayseinternabadentrodelbaño,plantándose frente al espejo y maquillándose con bastante más esmero de lohabitual, tratando de ocultar las ojeras y la fatiga de la noche pasada. Una vezconseguido sevistióenvueltaenun silencio sepulcral empleando todoel cuidadodebido al empeño de no querer despertarla. A continuación cogió el bolso, y se

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marchóconvencidadequeseríaunajornadaduradetrabajo,despuésdelahorriblenochequehabíanpasado.

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CAPÍTULO3Unasemanadespués…EranlastresdelatardecuandoSofíaentrabaporlapuertadelapartamentocon

unhumordeperros,yhaciendoauténticosmalabaresparaquenoselecayesenadadeloquellevabaentrelasmanos.

Enunallevabalabolsallenadecomestiblesqueacababadecomprarenlatiendayelparaguascerrado,en laotra, lascartasqueacababadecogerdelbuzóny lasllavesdecasa.Habíasidounadurajornadadetrabajoyloúnicoqueleapetecíaenesosmomentoseraquitarselasbotasdetacónydejarsearrastrarhastaelsillón.Siademáseraconunacervezafríamejorquemejor.

Dejósobreelmueblede laentrada todo loque llevabaysequitó lagabardinacompletamente mojada. Colgándola sobre la percha. A continuación metió elparaguas en el paragüero y dejó un rastro de agua que ni semolestó en limpiar,pensandoenlatrombadeaguaqueleacababadecaerdevueltaacasa,poniéndolafuriosadebidoalairequehacía,ygraciasalcual,habíahechoqueterminasecaladasinqueelparaguaslesirviesedemucho...

Laverdaderaquenoestabasiendounbuendíaprecisamenteperototal,despuésdelosdíaspasados,¿porquéibaamejorarahora?Admitiendoqueentreeltrabajo,lafaltadesueño,ysobretodolaimpotenciadeverasuamigaquenoponíanadadesuparteparasobrellevarloquelehabíasucedido,hacía,quetodoellosumado,lehiciesesentir lanecesidaddecortarcon todoantesdequesusnervios terminasenexplotando,sintiéndoseunaollaapresión.

¡Loquesucederíanotardandomucho!—Hola,yaestoyencasa—anunciócansadacogiendolasllavesdeentretodolo

que acababa de dejar y cerrando la puerta. Después echó la llave y se volviódistraída para averiguar cómo se la encontraría en lo que era su séptimo día deduelo…

Levantólamiradaylosojosseleabrieroncomoplatosantelaescenaqueteníaenfrentedesuspropiasnarices,llegandoinclusoacreerquesehabíaequivocadodecasa...Y es que la sorpresa no pudo sermayor, encontrándosela trajinando en lacocinahaciendounguisoqueolíadivinamente.Escuchandoasuestómagoquejarsegraciasalohambrientaqueestaba.

—¿Quéhapasadoaquí?—preguntóalegreacercándosealacocinaparaverloqueteníaenelfuego—.Porcierto,lasudaderatesientamuybien.

—Te la he cogido prestada del armario —respondió moviendo la sopa demarisco—, teníahambreyhe salidoa comprarunas cosas. ¡Ah!y lospantalonestambién.

—Yaveoya,ynosolohashechoeso,¿verdad?

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Miró a su alrededor y se dio cuenta de que todo estaba limpio y en su sitio,descubriendoqueelolor aproductosde limpieza se impregnabaen todosycadaunodelosrincones…Yaunquenolegustabaqueletocasensuscosas,todohabíaquedecirlo,debíareconocerqueenestaocasiónnosehabíaquedadoigualquelosdías anteriores en el sillón tirada hasta que ella llegase, y aquello debía de serbueno.¡Seguro!

¡Porfinalgodeluzalfinaldeltúnel!—Mehelevantadoconganasdehaceralgo,ylamejorformahasidoponiendo

ordenatodoelcaosenelquetegustavivir.—Yviendolacaraqueponía,yantesdequepudieraprotestar,laadvirtióseñalándolaconlacucharademaderatodavíahúmedaporlasopa,evitandoquepudieradecirnimediapalabra—.Despuésmehaentrado hambre y pensé en darte una sorpresa—continuó—.Algún día tenía quepisarlacalleotravez,¿nocrees?

Sofía la miraba un tanto confusa mientras llevaba la bolsa que acababa decompraralaencimera.Comenzandoacolocarloamedidaquepensabaque,verlahastaanochemismoenelestadodecompletadejadezconloqueeraella,hacíaquenosecreyeradeltodoloqueveíansusojos.Admitiendoqueverlatrajinarledabafuerzasdespuésdelamañanatanhorrendaquellevaba...

Sacódelabolsaelrestodelpescadojuntoalashortalizas,yloguardótodoenelfrigorífico.

“Yahabría tiempodeprepararloesanoche—sedijoantesdecerraryverunabotelladesuvinoblancofavorito”.

—¿Yesto?—Hecompradoelvinoquetangotegusta.¿Quieresunacopa?—¡Claro!—exclamóencantadaporeldetalle.—Puesábrelotúmisma.Tengoqueecharunojoalhorno.—¿Tambiénhasencendidoelhorno?—preguntabaanimadaechandounvistazo.—Puesclaro,¿quéesdeunabuenacomidasinunbuenpostre?—Semeestáhaciendo labocaaguaAlexia.Cuandomeha caídoesa tormenta

encima pensé que no habría nada capaz de mejorar el día, pero ya veo loequivocadaqueestaba.

Sirvió el rico vino en dos copas y le dio una a su amiga, la cual seguíasupervisándolotodohastaqueestuvieselisto.Miróelpastelatravésdelcristaldelhornosaboreandoelbuenvino,ypulsóelbotóndeapagadounavezquecomprobóquetambiénestabahecho.

—Lacomidayaestá,vealavartelasmanosoaponertecómoda.—¿Meestásechando?—preguntómostrandounagransonrisa.—Sí.Ambas se miraron divertidas recobrando la complicidad que habían añorado

desdehacíavariosdías.

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—¿Nonecesitasayuda?—No,estacomidaesparaagradecerteloquehashechopormíynovoyadejar

quemeayudes.—Estábien.—Rióantelorarodelasituacióndespuésdedependerdeellapara

todo,llegandoaserincapazdeprepararseotracosaquenofuesecaféymáscafé.Dandomediavueltapensandoenelmaravillosoparéntesisqueselebrindaba.

La verdad es que después del infierno pasado durante la semana, lo quenecesitabaeraunpocodedescanso.Yprecisamenteelqueesedíano tuviesequeencargarse de preparar la comida era desde luegounade las primeras cosas quetendríaensulistadeprioridades.Haciendoqueeldíaquetanmalcomenzónofuesetandesastrosocomoellahabíapensado.

La comida resultó exquisita. Entre el hambre que tenían, y el buen aspecto de

cadaplatocuidadoconmimohizoque,durantemediahora,nohiciesenotracosaque degustar la rica comida que tan entusiasmadamente había preparado en eltranscursodelamañana.

Deprimerocomieronlasopacalientedemarisco,despuésunjugosofiletealaplancha acompañado de verduras asadas, y de postre un rico pastel de manzana.Todoelloacompañadodelabotelladevinoblanco,apurandohastalaúltimagotaenloqueseconvirtióenunaclaracelebraciónporellogrodelosacontecimientos.

—Nocomíatanbiendesde…nisiquierameacuerdo.—Exagerada—RióAlexlevantándoselaprimera.—Esperoquetodoestosignifiquequehasentradoenrazón—dijolevantándose

y dejando los platos sucios en el fregadero, dispuesta a llenar el depósito de lacafetera.

—¿Quéquieresdecir?—Esmuyfácil.Sofíaterminódellenareldepósitodeaguaycontinuó:—Llevasdíasde la camahasta el sofáyhoymeencuentro con lamaravillosa

sorpresadequehassidocapaz,yanodelimpiar,sinoqueademáshassidocapazdesaliralacalleacomprar.

—¿Y?—Pueseso,quequizássignifiquequeestáspreparadaparacontinuartudíaadía,

¿no?LacontestacióninicialdeAlexiaconsistióenpulsarelbotóndeencendidodela

cafeteratranquilamente,despuésseremangólasudadera.—Todavía no sé si estoy preparada para ello —dijo dubitativa y hundió las

manosenelaguacaliente,cogiendoelestropajoyocupandosumenteencualquiercosa que no fuera su vida. Cambiando deliberadamente de tema—. ¿Qué tal eltrabajo?¿Algúnfamosoalavista?

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—¿Creesquenomedoycuentadeloquehaces?—preguntóabriendounodelosarmariosysacandodostazas.

—¿Yquéesloquehago?—Cambiardeconversaciónynohablardeloquedeberíamos—ledijocabreada

—,¿desdecuándoteimportasialgúnfamosohaidohastalaconsultaaarreglarsealgún diente? Porque he de recordarte que un montón de veces me has llamadopesadaporcontartelosentresijosdelasintervenciones.

—Porqueloeres.Siemprequevaalgunodeellostepasasunasemanahablandodelomismo.

—¿Yquéotracosavoyahacer?Soylaenvidiadetodasmisamigas—contestócogiendoelazúcaryechándoseunacucharadapequeñaantesderegañarla—.Ytúdeberíasserunadeellas.

—Ylosoy,perocuandoloquedicestienesentidoparamí.Losdetallesporlosquevannomeinteresangrancosa,laverdad.

—Entonces hablemos de los que sí que importan—dijo seria enfrentándose aella—,ypodríamosempezarporelpequeñodetalledequédíavasaregresaratutrabajo,¿quizáscuandoseademasiadotardeytengasqueirarecogertuscosas?Sí,creo que este podría llegar a ser interesante, ¿no crees? Así tendrías la excusaperfectaparadejardepagarelapartamentoquetantotegustayvolveracasadeunodetuspadres.¿Unbuenplanverdad?Acualquieradeellosleencantaríalaidea.

Alex terminó de fregar y de enjuagar los cacharros haciendo oídos sordos ydandolasensacióndequenohabíaescuchadonada.Limpiándoselasmanoseneltrapodecocina.

—¿Notienesnadaquedecir?—Sí,¿cómoquiereselcafé?SearrepintiódesuspalabrasnadamásdecirlasyaqueaSofíasolamentelefaltó

echarhumoatravésdelasorejasdelofuriosaquesepuso.Asiendolajarradelacafetera fuertementesinqueestahubiese terminadodeverter todoeldepósitodelagua,ysirviéndoseunabuenacantidaddecaféamargo.Justoloquenecesitabaparadespejarse.

—EresmuygraciosaAlex,deverasquesí.—Dejólajarraensusitioylohizodemasiado fuerte, provocandoqueunasgotasde caféhirviendocayeran sobre sumano, soltándola apresuradamente y escupiendo todo tipo de tacos—. ¡Joder!¡Hostiaputa!

—¿Estásbien?Nisemolestóencontestardelocabreadaqueestaba,entoncesdiomediavueltay

sealejódeellatodoloquelefueposible,terminandosentadafrentealatelevisión.¡Simplementeignorándola!—Sofía.Pero su amiga la seguía ignorando completamente, removiendo el café con

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demasiadafuerzaymirandouncanalquesegúnparecíaleinteresabamucho.Entoncesexplotó:—¡Estábien,hablemos!—anuncióbruscamentedespertandodeungranletargo,

apagando la tele y plantándose delante con las manos sobre las caderas—,¿empiezastú?

“¡OhDios!,porfinparecíaentrarenrazón”.—Vale —dijo suspirando por dentro teniéndola en el lugar que quería.

Cambiandoeltonodelavozparaquelajovenlaobedecieseymostrándoseunpocomástranquila—,andasiéntate.

Alexsedejócaersobreelsillónysesentójuntoaellaestirandolamanohastacoger la manta que había sobre el revistero. La tarde era un poco desapacibledespuésdelatormentacaída,hechoquehizoquebajaralatemperaturaunosgradossintiendolanecesidaddetaparse.

—Llevascuatrodíassinpasarteporlaoficina—comenzóSofíapacientemente.—Estoyenferma—dijoaladefensiva.—No, no lo estás, y cuando te pidan el justificante delmédico, ¿qué les vas a

dar?Nomepuedocreerqueteimportetodounamierda.Tantocomoparadejarquetupuestodetrabajopuedacorrerpeligro.

—Estefanymeayudará—contestótodolotranquilaquepudorecordandoquenisiquierasehabíapuestoencontactoconella.

—¿Túcrees?Yonoloharíasiestuvieseenjuegomipropiopuestodetrabajo,ymenosporcomportartecomounainconscientepensandoentodomenosenloquedeverdadimporta.

—¿Meestásdiciendoquedosañosnosonlosuficientementeimportantes?—Sí.Justoeso—afirmódemanerarotunda,llevándoselatazaasubocaydando

ungrantragoantesdecontinuar—,¿ysabesporqué?Alexsusurróenvozbaja:—Noestoyseguradequererescucharlo.—¡Pues loharás!—exclamóalzando lavozparaquesequedasequietaante la

amenazadequesaliesehuyendo—,creoquelomejorquetehapodidopasaresestoynotardandomuchotedaráscuenta.Sólodependedelasganasquetengasdedejardelamentarteypasarpágina.¿Acasotehasparadoapensarquedeseguirconélsinsaber nada te hubieses seguido creyendo una chica feliz al lado del cabrón ése?Intentacontestarmeaesapreguntasipuedes.

—Nohacefaltaqueseastancruel.—¿Cruelyo?Seguimosteniendounproblemasiesloquepiensas.Loqueestoy

haciendoessimplementehacertever loquedeverdadimporta,ynomeequivococuandotedigoqueJacknovaleunamierdadespuésdelovisto.

—¿Y qué es según tú? —preguntó de malas maneras un poco harta de quesiempretuvieralasoluciónatodosycadaunodesusproblemas.

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¡Quéfácilerahablardelosdelosdemás…!—Seguircontuvidaporquetúnoereslaquetienequeesconderse,lohasdado

todoporél,¿yquéhasrecibidoacambio?Lapeordelastraiciones.Entiendoquetengas dolor y rabia, pero lo que no entiendo es que lleves una semana enteraencerradaenmiapartamentopareciendoqueelmundohubieseacabadoparati.

—Esqueesasícomomesiento—susurróapuntodeecharseallorar.—¿Hastacuándo?¿Quéesloquehacefaltaparaquetedescuentaqueperderel

trabajoquetantotegustaseráunhechoquenotepodrásperdonarenlavida?Nomehagasverquetodohaterminadoparaticuandotuvisteelcorajedesobrellevarlamuerte de tu hermana, incluso la separación de tus padres. Eso sí que hubiesepodidoserelfindelmundo,peroporsuerteparatinoestuvistesolaypudistesaliradelante,¿mevasadeciraestasalturasqueconveinticuatroañosytodoloquehaspasado, vas a rendirte ahora por el hijo de puta de Jack? Si es lo que quieres,¡vamos,dímelo!Ytejuroporlomássagradoquetedejarétranquilaelrestodetumiserablevida…Yahora,simedisculpas,creoquenecesitounacopa.

Alexia lamirabasindarcréditoa loqueacababadeescuchar, limpiándose laslágrimasquenopudoseguirreprimiendo.

Detodaslaspersonasqueconocía,nadie,nienunmillóndeañospodríallegarasertanclaraydirectacomosuamigaloera.Reconociendoquelamayoríadelasvecesllevabarazónenloquedecíaypormuchoquedoliera.

—Queseandos,porfavor.No supoexactamente cuálde ellas, pero laspalabras tandurasque acababade

escucharhicieronquetomaseunadecisión.Unadecisiónduraantelavergüenzaquepasaríaconvirtiéndoseenprioritario,yteniendolaseguridaddequererabrirseporprimeravezanteloocurridoconsuamigadelalma.Admitiendoqueencadaunadelas frases que le dijo hizo que necesitase sincerarse para así librarse de la grancargaquellevabaalaespaldacomosifueseunalosadesdehacíavariosmeses,yquenuncasehabíaatrevidoaconfesar.Nisiquieraaella.Contandoconlaventajadequetenerunacopaentrelasmanoslaayudaríaaconseguirlo...Pasandoelrestodelatardehablandoclaramenteysintapujosdeloocurrido.Haciéndolepartícipedetodaslasconfidenciasíntimas,ydelasquenuncaquisohablar.Comprendiendoque el problema de no sentirse deseada la mayoría de las veces no era normal,sintiendoporprimeravez el bienque lehacía sentirse escuchaday comprendida.Sobre todo comprendida. Observando a su amiga horrorizarse cada vez que lerevelabaunnuevodetalle o escenavivida con el que creía el hombrede suvida.¡Que ciega había estado! Ahora lo veía claramente, lo que hacía que doliese unpoquitomenos.

Habló,hablóysiguióhablando…Solamentecuandonotuvonadamásquedecir,ydespuésdehaberterminadouna

cajallenadeclínex,fuecuandounaexpertaSofíatomólapalabraparaquesupiera

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quelavidacontinuabayqueallífuerahabríaunmontóndehombresdispuestosahacérselover.Estavezdeverdad.Después,ydemaneracalmada,pasóaexplicarleelprocedimientoporelqueestabapasandoyqueteníavariospasosaseguir.Unospasosquesabíaconprecisión,yquelepasóaenumeraracontinuación.

Primerolaperplejidaddenocreerloqueseve.Segundodarpasoalarabia,doloryhumillación.Tercerohacersealaideaparasuperarlapérdida,aunqueparasuamigafuesea

basedeencerrarserevelándosecontraelmundo.Perodespuésestabaelcuartopasoyelquedeverdadimportaba.Ynoeraotro

quevolver a levantarseparavolver adisfrutar sinmirar atrás, conel añadidodeaprenderdelosucedidoaunquefueseenlapeordelasexperienciasvividas.

Sofía sabía mucho de todo aquello. Quizás por ello la chica que era habíacambiadotantodespuésdetodaslasdesilusionesquesufrióentodoslosámbitosdesuvida.ReconociendoquelaSofíadeahoranoibaapermitirquelachulearanasícomoasíamenosqueellapudieraevitarlo.Eligiendoentodomomentoelcómoyel cuándo sin dejarse llevar por nada ni por nadie. Era lo que había aprendidodespués de tantos y tantos disgustos. Por ello, si de algo estaba segura, eraprecisamentedequeAlexiaaprenderíadetodoaqueldolorprovocado.Viendoasuamigaigualqueeraellamismahacíavariosañosperoconunagrandiferencia.Ellasiempre estaría allí aconsejándola y consolándola.Pensando enqueojalá hubiesetenidotantasuerte.Suertedenoencontrarsesolaencadaunodelosmomentosquemásnecesitósentirsequeridaysobretodoescuchada…

Yasí,entrecopaycopase leshizodenochesincasidarsecuenta, llenandolamesadeaguadebidoaloshielosqueibanderritiéndose,mientrasquelabotelladewhiskybajabaybajaba.Estabantanagustoademásdebebidasquenisemolestaronenirsealacama.Quedándoseallítiradassobreelsofá,ysiendoSofíalaprimeraenquedarseprofundamentedormida.

Entonces,sinpreocuparsenienquitarseloszapatos,seestiróenelladoopuestode su acompañante. A continuación se echó la manta vieja de cuadros encima ysonriócreyendoestarenelmismocielo.Siendocomosesentía trassoltar loquellevaba dentro desde hacía mucho tiempo. Notando que la sensación de paz ytranquilidaderataninmensaquecasinosentíadolorenelalma.Sieradebidoalasconfesiones hechas, o a todo el alcohol ingerido, ya era otro tema que ahora noimportaba nada, la verdad... Permitiéndose cerrar los ojos agotada por el trabajohechoduranteeldíadespuésdeestarunasemanasinhacerabsolutamentenadaqueno fuese compadecerse de sí misma. Quedándose dormida con una rapidezasombrosa y consiguiendo dormir del tirón sin ningún tipo de preocupación nicontratiempo,olvidándosedelaspesadillasquelaatormentabanyquelaperseguíanensueñosnochetrasnoche.

Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando el silencio las engulló en el

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pequeñoapartamento…Sedespertósobresaltadaescuchandoaquelsonidotanterrible,peronofuehasta

quehizoel intentodemoversequesepercatódel terribledolorque laatravesabapordentro.

—¡Dios!Lacabezamevaaestallar—selamentabaescuchandoelteléfonomóvilque seguía sonando con aquel timbre que lamolestaba tanto y que la acababa dedespertar. Haciendo que el dolor que tenía se extendiera por toda su doloridacabeza.

Alargólamanosinabrirlosojoshastaqueencontróloqueestababuscando.Uncojín. Cogiéndolo y echándoselo encima afanada en taparse los oídos para novolverseloca.

¿Quéhorasería?Ahoraqueseacababadedespertartambiénlemolestabamucholaclaridadqueentrabaenelapartamento.Haciéndoleimposibleelsimplehechodeabrirlosojos.

Viendoquetaparsenoleibaasolucionarnada,porqueelmóvilseguíayseguía,intentó levantarse.Unavezque lo consiguió se sintiómorir debido a las náuseasqueleentraronencuantose incorporó.¿Quédemonioshabíahechoparaestarenaquelestado?

Yamedidaqueabríalosojospocoapocoibasiendoconscientedellugarenelqueestaba.Además,lapistaquelefaltabaparaentenderelporquéseencontrabatanmal lahallóen labotellay losvasosencimade lamesa,recuperandounpocodecontrolsobresímisma.

¡Recordandolosucedidolanocheanterior!—¡OhDios!—hablóescuchandoelmóvilquenoparabadesonarysonar.“Pobre Sofía, ¿cómo habría logrado despertarse después de la moña que

llevabanencima?”Mirólahoradelrelojycomprobóatónitaqueeranlasdocedelmediodía.“¿Tantohabíadormido?Aunquenoleibaaservirdemuchodebidoalestadoen

elqueseencontraba,—pensababuscandoelmóvilsiguiendoeltonodeltimbre—.¿Dóndeestabaelmalditoteléfonoquenoparabadesonar?”

Cuandoloencontróhabíanpasadovariossegundos.—¿Sí?—logródecirconvozpastosa.—Vamosdormilonaquesonlasdoce–escuchóasuamigaalegreyhastapodría

decirsequeunpocoeufórica.—¿Cómoestás?—logródecir tanbajitoqueporunmomento creyóqueni la

habríaescuchadodetantoqueledolíalamalditacabeza.—Me he acordado de ti y de tu familia esta mañana, y he estado a punto de

despertarteparaquemeacompañarasatrabajar.—No sabes lo que te agradezco que no lo hayas hecho,—decía retirando un

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tantoelteléfonodelaorejaporqueeltonolemolestababastante—.¿Podríasbajarunpocolavoz?Estoyhechaunamierda.

—¿Yquéesperabasdespuésdeunabotelladevinoynimeacuerdoyadecuántoswhiskeys?—le dijo alzandomás la voz y terminando con una sonora carcajadaparaatormentarlaunpoco.

—¿Yparaquémellamas?¿Acasointentastorturarme?—Puesmegustaríasí.—Pero…—Peronoeselcaso—seguíadiciendocondemasiadoentusiasmoapesardelo

cansadaymalhumoradaquedebíadeestardespuésdelajuergadeanoche.—¡Un momento! ¿Qué te has tomado para estar de tan buen humor cuando

deberíasestarcontandolosminutosparavolveracasaytirartesobrelacama?—Nuncaloadivinarías.—¿Cafédoble?—bromeó.—Unospocos,peronohansidosuficientesparalevantarmeelánimoasí.—¿Entonces?—Notevasacreerquiénsehapasadoporaquíhaceunosminutospreguntando

porunblanqueamientodedientes.—AlgranoSofíaquenoestoyparaescucharsegúnquétipodecosas—lacortó

entrandoenelbañosujetandoelmóvilen laorejayabriendo lapastadedientes.Echándola sobre el cepillo con el deseo de quitarse el mal sabor de boca yesperandolacontestaciónquesabíaleterminaríadando.

—Buenochica,sinoestásinteresadacolgaréahoramismo.Tengoquecorrerlavozyserlaenvidiadetodas.

—¡Yaserámenosfantasma!—Adiós.—No.Espera.Escupió la pasta en el lavabo sorprendida sin poder creerse que la hubiese

colgadosinmás.¡Quéraro!¿QuiénhabríasidoelquetantaexpectaciónhabíalogradolevantarenunaSofía

acostumbradaaverapersonasfamosasensudíaadía?Ydebidoa lacuriosidadbuscóenelregistrode llamadaselúltimonúmerode

móvilypulsólateclacorrespondiente.—¡Losabía!—dijotriunfal.—¿Quéesloquesabías?—Quemellamaríasdeinmediato.—¿Y?—Hededecirtequeelpeordíademividaeneltrabajoporlaresacaquetengo

sehavistorecompensadaconcreceshacesolamentemediahora.

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—¿Y? —volvió a repetir un tanto cansada de aquel jueguecito que se traía.Poniendolosojosenblanco.

—¿Acasoestás impaciente?—riódivertida—,porquees loqueparece.Nomepuedocreerquelaquepasadetodoelfamoseoydetodoloquetengoquecontaracercadeellosestéderepenteimpaciente.

—Teestáspasando—laavisósaliendodelbañoydirigiéndosealacocinaparaprepararseunatazadecaféylograrespabilarse.

—¿Túcrees?—¡Sofía!—Vale,vale,solamentequeríaponerunpocodesuspense.Hacemediahoraha

llamadoalaconsulta.Imagínatelacaradeidiotaquehepuestocuandoheabiertolapuertayhevistodequiénsetrataba…

—¡Sofía!¿Quieresiralgranodeunavez?—dijosinpoderevitaralzarlavoz,loque le provocó un pinchazo de dolor en mitad de la sien. Arrepintiéndosedemasiadotarde.

—¿No decías que hablara bajo? —Sonrió de forma mordaz disfrutando delmomento—,sinoteconocieradiríaqueestásimpaciente.

—Adiós.—¡No,nocuelgues!—Miróelrelojcomprobandoqueeltiempoqueteníapara

descansar se estaba acabando y terminó diciendo completamente feliz—: el actordelmomentoydelquenoparandehablarenlatele,elchicoguapoysexyporelquecualquiermujerdaría loquefueseporcruzarunapalabraconél.¡YyolohehechoAlex…!—decíaconunarisitanerviosa—.¡Hehabladoconél!

—¡Vete al cuerno!—protestó con un enfado demil demonios—¿Acaso creesquesoytanexpertaparasabercontusescasaspalabrasdequiénsetrata?Queestáshablandoconmigo…—lerecordómalhumoradaportodoaqueljueguecitoqueyalaestabahartando—,conlapersonamásdespistadaencuantoatemadeprensarosaocomoquieraquelollaméis.Miraguapa,yanotengoningúninterésenquemelocuentes,meestáesperandoelcaféyesmiúnicaprioridadporahora.Adiós.

Nohizootracosaquecolgarcuandounaimagenlevinoalamente,laimagendelactordelmomentotalycomoellaloacababadellamar.No,nosepodíatratardeél,¿osí?

“¡Mierda!,ahoranopuedoquitármelodelacabeza.Hastaquenosepaquiénesno podré hacer otra cosa —pensaba mientras que volvía a darle al botón dellamada”.

—¿Yasabesdequiénsetrata?—seguíabromeando.—Nopuedesercierto…—¡Loes!—confirmógritandotalcualquinceañera.—Pues tendrásquecontarmehastaelúltimodetalle, ¿es tanguapocomoen la

teleohay truco?—empezóapreguntarsinacordarsedeldolorque teníahaceun

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segundo.—¿Nodecíasque teaburría?—preguntóbromeando—,acabasdedecirmeque

yanoqueríassabernadaasiquequizásnodeberíacontártelo.—Esoeraantesdesaberdequiénestabashablando—respondióarrepentida—.

NingunamujerensussantoscabalesdespreciaríalaoportunidaddequelecontaranalgoacercadeRobertBrownn.Menossilaquelocuentaestumejoramigaquehatenidolagransuertedehablarconél.Nosabeslaenvidiaquemedas.

—Loséencanto,losé.Despuésteveoydecidirésicontartealgoono.¡Ah!ydetruconada,estácomoparacomérselodeunbocado.

—Quésuertetienenalgunas…—¿Envidia?—Merefieroalalistainterminabledemujeresquehandeestarimpacientespor

comérselo como tú dices. —Le dijo a su amiga entre risas. Disfrutando de laconversaciónyolvidándosedetodolodemás.

—Quién sabe… ¿Te imaginas tú en la lista? Sería un paréntesis perfecto parapasarpágina,¿nocrees?

—Tan perfecto como que tú te convirtieras en monógama—bromeó ante loridículodelcomentario—.Nisiendoyo, ¡cómodecirlo…laactrizdelmomento!,unhombreasísefijaríaenmí.

—Deberías tener lasexpectativasunpocomásaltas,noeresningúnbichoraropormuchoquelointentes.

—¿Ahno?Metranquilizaloquedices.—Déjate de bromas que tengo que volver a la faena, luego te veo.—Ycolgó

paraseguirtrabajandoenlaconsultanúmerocuatroenlaqueesperabaunamujerqueteníaunproblemadeimplante.

Yconunaenergíarenovada,despuésdelaconversaciónmantenida,Sofíaabriólapuertasonriendo.Actuandoprofesionalmenteysinqueleparecieraimportarlaresaca que llevaba encima. Disimulándola a la perfección tras ingerir variasaspirinaseneltranscursodelamañana.

AAlexialecostóbastantearrancardespuésdequesuamigalallamaradebidoa

su estado. Se terminó el café que se acababa de preparar, y que tan bien le habíasentado, llenándose la taza de nuevo. Una vez hecho se levantó de la sillacomprendiendo que tenía el ánimo suficiente de querer salir del hoyo en el quehabíaestadometida,andandohasta lahabitaciónydejandolamaletaencimadelacama con la intención de recoger sus escasas pertenencias, para regresar a suapartamento.

Era curioso, en el peor momento anímico en cuanto al estado en el que seencontrabatrastodoelalcoholingeridoporlanoche,eracuandoporfineracapazdetomarladecisióndevolveracogerlasriendasdesuvida.Regresandoasucasa

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y a su trabajo. Lo demás vendría solo. Y todo era a consecuencia de la largaconversación que tuvo lugar en aquelmismo sitio en el que se encontraba. Sofíafinalmentehabíaconseguidoabrirlelosojos,ygraciasaellasabíaelpasoquedaracontinuación. Pensando en lo afortunada que era por tenerla siempre que lanecesitaba.

Cuandoacabóderecogersuscosascerró lamaletay labajóapoyándolaenelsuelo,unavezallí,yayudadapor las ruedas, ladejó juntoa lapuertadeentrada.Entonces,debidoaldolorinsistentedelacabeza,decidiótomarseunrespiro.¡Selohabíaganado!

Sesentóenelsofállevándoseunaaspirinaalabocaytragándolaconunsorbodel segundo café. Esperando medio adormilada a que Sofía llegase para poderdespedirseyhacerlesaberqueladejaríavivirtalycomoaellalegustaba.Envueltaenunabsolutocaos.

Encendiólateleybajóelvolumentratandodeencontraruncanalquelegustara,y como nada le interesaba no tardó en cerrar los ojos deseando que el dolor decabeza desapareciera. Queriendo mantener la mente en blanco para facilitar lascosas, consiguiendo quedarse completamente dormida estirada encima del sofá yconlamantaencima,manteniéndolacalienteapesardelvientofríoquehacíafueraenaquellamañanadeotoño.

Sialguienhubiesetenidolaoportunidaddeobservarladormir,nohabríatardadoendarsecuentadequeestabasoñando.Lacaradistendidaylasonrisatraviesaquedejabaveres loqueparecíaquererdecir. Intuyendoquedebíadeserunsueñountantoagradable.¿Elmotivo?Muy fácil.Pormuy incomprensibleque resultara,elguapoysexyRobertBrownnacababadeaparecerensusueño.Haciéndolalamujermás afortunada del mundo a medida que soñaba que entraba en una fiesta deHollywood del brazo del guapísimo actor del que todo el mundo hablaba...Disfrutandoporsegundavezensietedías,ensuinconscienciaprofunda,graciasalhechodeno tener lamismapesadillaque laestuvopersiguiendodesdeelviernespasado.Cuandoempezótodosucalvario.

Recibiendounsoplodeairefrescoaunquesolamentefueseensueños…

(Iba del brazo del atractivo actor, dándose cuenta del revuelo que ibanprovocando,ydelasmiradascuriosasdetodosasualrededordespertandounsinfín de envidias entre todas las mujeres allí presentes, y que intentabanacercarsedescaradamente.Los flas de las cámaras no daban abasto fotografiando aRobert (el actor demoda)acompañadodeaquellamujerdesconocida.Siendopreguntadospor losreporterosde laprensa rosaunay otra vez, demanera incansable, quién eraella. Y Robert, sin hacer ningún tipo de declaración, la condujo suavementehacia el interior del majestuoso edificio en el que se produciría la esperada

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gala…yderepentesupoquenoibanaverla,sintiendounvuelcoenelestómagoen el instante en que la cogía de lamano rápidamente, y la llevaba hasta uncuarto oscuro al que tenía acceso con una llave que se acababa de sacar delbolsillo. Una vez que estuvieron dentro, le observó nerviosa mientras quemirabatodoasualrededor,descubriendoloqueparecíaserunahabitacióndehotelysinqueleimportaranadaenabsoluto.Loúnicoqueellaqueríaeraestarencerradaenesamaravillosahabitacióndispuestaatodoloqueelguapoactorquisierahacerleaella,yasucuerpoterriblementedescontrolado.“Ohsí,vayasisedejaríahacer…”Y Robert la miró dibujando una sonrisa burlona en la cara leyéndole elpensamiento, a medida que comenzaba a desatarse el nudo de su corbata deformacompletamenteprovocadorahasta terminar tirándola sobreel suelo sinprisa.Acercándosepeligrosamente.—¿Ybien?—lepreguntóenuntonosensualquelahizodebilitarse—.¿Novasapreguntarmedóndeestamos?Laboca la tenía seca de sólomirarle, el hombreque tenía frente a sí era tanbelloquenosepodíacreerquefueselaafortunadadepoderpasarunosminutosconél.Yencimapararecibirtodosycadaunodesusencantos…Ungloriosoescalofríorecorriótodasuespaldaviéndoleacercarsehastatenerlopegadoasucuerpo.Uncuerpocompletamenteatontadoyquenoeracapazdereaccionar,limitándoseaintentarrespirarsinquitarlelosojosdeencima.—Aunque si quieres todavía podemos llegar a la gala. ¿Es lo que quieres?—susurrósobresuslabiosclaramenteintentandoprovocarla.—No—logrósusurrarhumedeciéndoseloslabiosconlalengua.—¿Y qué es lo que quieres? —volvía a preguntar deleitándola con una vozsumamente sensual y echando mano a uno de los botones de su blusa,comenzando a desabrocharlos poco a poco—, debes decírmelo pequeña sitodavíaquieresescapardemí.—¿Yquiénquiereescapar?—titubeóconunaturbacióninteriorinimaginable,bajandolamiradayviendocómosusmanosabríanlablusapocoapocopara,unavezqueterminódedesabrochartodoslosbotones,desprendersedeella.Laprendadevestirnotardóencaersobreelsuelodejandoalavistaunsencillosujetadordecolorblanco,provocandoenAlexiaunsuspiro incontrolabletrasverle lacaradeplacer.Comprobandolaatenciónqueledabaaltamañodelospechosynoalasencillaprendaquelosenvolvía.—Sonperfectos—dijoextasiadometiendolasmanospordebajo.—¡OhRobert!—exclamóatravésdeungemidoqueseleterminóescapandodelaboca.Sintiendolasyemasdelosdedosrozandosuspezoneserguidos.—¿He de suponer que te gusta?—susurró arrastrando las palabras—. Puesnena todavía no he comenzado.—Y desabrochó el sujetador manteniendo la

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calmahastaquitárselo.Hiendoaparar juntoconelrestode lasropas tiradassobreelsuelodecualquiermanera.Pero la calma de Robert se esfumó en un abrir y cerrar de ojos, quedandocompletamente en un segundo lugar en el preciso instante en que la tuvodesnudadecinturahaciaarriba.Deleitándoseantelasmaravillosasvistasqueleofrecía,actuandoconunaprecisiónyunarapidezquedejóaAlexiatotalmentevulnerable. Tanto fue así que no pudo evitar soltar un grito mezcla entresorpresa y excitación al sentirle deslizar su lengua lamiendo los pechos converdadera urgencia. Pareciendo necesitarlos. Una acción irresistiblementeprovocadora, y que hizo que al mismo tiempo ella tuviese la necesidad deagarrarsealoshombrosmasculinosenunintentodesujetarse.Deseandoqueelcontacto de aquella húmeda y cálida lengua no acabara nunca, mientras queirremediablemente empezaba a sentir la humedad entre sus piernas sin podercreersetodavíaloqueaquelhombrelahacíasentir...

—Vamosdespierta.

Una voz de fondo casi la hizo despertar… pero estaba tan enfrascada en elsueño tan erótico y espléndido que seguía teniendo, que no le costó nadaretomarloenel lugarenelque lohabíandejado.Recreándosesinpudoren loqueélleseguíahaciendoasuspechos.Descubriendoembriagadacómoahora,ycon ambas manos, le subía la falda hasta la cintura. Dejando a la vista lassencillasbragasquellevabaajuegojuntoalapartedearriba.—Creo que por el momento no van a hacerte falta —volvió a susurrarderritiéndolaentera.Ycomodejódebesarladondemáslegustabagruñóenfadada…unenfadoquese lepasóaunavelocidad sorprendente aldarse cuentadeque se arrodillabafrenteaellaparaquitarlelaropainterior.Deslizandolaprendadolorosamentedespacio por sus piernas hasta dejarla situada en los tobillos para terminarlevantándoleunpiéydespuéselotro, tirandode lasbraguitashasta liberarlacompletamente...ElcorazóndeAlexianotardóendesbocarse,siendoseguidasporcadaunadelas partes de su cuerpo, y observando henchida de placer a un Robertayudándolaaabrir laspiernasenun intentodeexplorara fondosu intimidadabsoluta.Escapándoseleungemidodeplacerencuantosintiólalenguadeélsobreella.—Robert… —gritó sin importarle nada que no fuera seguir sintiendo,agarrándolo del pelo, y tirando suavemente creyendo que se volvería locadegustando aquel beso tan sumamente íntimo que le estaba dando—. ¡OhRobert!

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Élsimplementemiróhaciaarribadespuésdeescucharla,susurrando:—QuebiensabesAlexia…)

CuandoSofíaentróporlapuertayselaencontródurmiendopensóendejarlaun

ratomás,peroalverlamaletanopudoesperarasatisfacersucuriosidad.¿Quizásaquellosignificabaloqueellacreía?

Seacercóobservándolamejor,ycomonosedespertabalediounosgolpecitosenelbrazosuavemente,perotampocoasílohizoasiquepasóahacerlasdoscosasa la vez. Gritando su nombre, y golpeándola fuertemente sin ningún tipo dedelicadeza.

Aloqueellarespondió:—¿Qué?—preguntabaunasobresaltadaAlexiasiendoarrancadadeunsueñotan

fascinanteyerótico—,¿quépasa?—Noséel tiempoquellevarásdurmiendoperoseguroqueessuficiente,anda,

apiádatedemíydéjameunsitio.Alexlamiróconcaradepocosamigos,encogiendolaspiernasantesdequese

lasaplastara,yaquesinmás,sehabíaplantadosobreelsillón.—Estoymuerta,hasidoundíahorrible—sequejabaponiendolospiessobrela

mesaacomodándose.—Puesnoloparecíacuandollamaste.—Es que ha sido un día horrible hasta que he abierto la puerta y me he

encontradocaraacaraconél.Nosé,debedehaberpensadoqueeratontaoalgoasíporquemehequedadobabeandocuandolohevisto.

Alexiarió.—¿Túbabeando?—preguntabaencantadasiendoconscientedequeeldolorde

cabezasehabíaesfumado,recordandoelsueñoqueacababadeteneryodiandounpoco a suquerida amigapordespertarla en el peor instanteposible… ¡Quémalasuerte!añadiendo—:Esosíquenomelocreo.

—Mirabonita—lecontestabadeunmodountantovacilón–,nosoyunamujerquesedejeembaucarfácilmente.¿Sabes?

—Pero…—Perohedereconocerquecontodaprobabilidadhehechounridículoabsoluto.

—Terminó reconociendo—.Mehamiradoy casimederrito.Nodeberían existirhombresasí,quetemiranyyaestásensusmanos.

—¿Volverásaverlo?—preguntódegolpe.—Cualquieraqueteescuchepensaríaqueesminovio.—Yaquisieras…—Si lo que pretendes es que le pida un autógrafo si se vuelve a pasar por la

consultavaslista.—Pero…

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—Después del ridículo que he hecho no pienso degradarme nuevamente parapedirle que me estampe su firma en un mísero papel. Además, ni siquiera sé sivolverá.

—Quépena.—Oye—dijocambiandoauntemaqueleinteresababastante—,¿quésignificala

maletaenlapuerta?—Loqueyasabes.—Después de una semana de pesadilla créeme si te digo que necesito oírtelo

decir—dijosinceramente.—Mevoy—contestóconvozpausadaytranquila.—Megustaescucharlo.Semiraronlargamente,y loquevioSofíaa travésdesusojosfueaunachica

que tenía la certeza de querer seguir adelante. Sin dudas ni miradas atrás.Plenamenteconscientedeponerpuntoyfinalatodoeltormentoquehabíapasadodurantetodalasemana.

—Sé que me va a costar habituarme a la rutina del día a día sin él, peroprecisamente por eso es necesario que empiece para poder darle carpetazo.Necesitohacercosasdiferentes.Quizáseselmomentodeempezara tenernuevasperspectivas.

—¿Ahsí?Escuchándola hablar parecía que se había transformado. La chica que se

encontró cuando fue en su busca desde luego que nunca hubiese sido capaz deafrontar loshechospor sí sola.Encambio fuepasaruna semanaenunaabsolutamiseria,ycambiarradicalmenteenlaformadepensar.

—Sí, he estado pensando y lamejormanera de olvidarle es haciendo quemimenteestédistraída.Seguramentequeeselmomentoadecuadodeapuntarmeaungimnasio.

—Me gusta la idea, ¿sabes la cantidad de ligues que salen de ahí? —decíaanimada ante la idea que ya se empezaba a fraguar en su mente—, podríamosapuntarnosjuntas.

—Para, para.De liguesnada.Noquiero saber absolutamentenadadehombresduranteuntiempo.

—¡Puf!Te tomaré lapalabra,peroquesepasqueencuantoempiecesasalir tevasatenerquequitarlosmosconesdeencima.

—Pero,¿quédices?Tedebesdehaberquedadotrastornadadesdeelinstanteenque has visto a Robert Brownn. ¿Acaso he de recordarte que siempre pasodesapercibidaalládondevoy?

Sofíanotardóencontestar.—Porque tú lo has querido siempre así, ¿no es cierto? —dijo acusándola y

echandounvistazoatodosucuerpo—.¡Mírate!Siemprequenoestásenlaoficina

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estásconchándaloconlasestúpidaszapatillasquetantoodio.—Amímegustan.—Esunodelosproblemasquetendremosquecambiar—lacortó.—¿Quétratasdedecir?—Puesqueyaestábiendesertanmojigata.Eshoradetenernuevasperspectivas

comomuybienhasdicho,yyotevoyaofreceralgunaquetevaacambiarlavida.Sí,esoesloquevoyahacer.

Ni siquiera fue capaz de contestar de tan asombrada que la acababa de dejar.Ademásdenoentenderenquédirecciónlespodríallevaraquellaconversación.

—Debesdetenerconfianzaentimismayvoyaayudarteahacerlo,loprimeroqueharemosesecharunvistazoatuarmarioylosegundo,porsupuesto,tiraresaszapatillastanhorrendas.

—¿Qué?—intentóprotestardejándolacompletamenteperpleja.—Loqueoyes.Ycontinuó:—Hastaahoratecreíasfelizqueriendopasardesapercibidaperoseacabó.Eres

una chica preciosa con un gran atractivo que te empeñas en ocultar debido a tusinseguridades,yesloprimeroquetenemosquecortar.

—Tehasvueltoloca,¿verdad?—No,nadadeeso.ElcabróndeJacktehahechoelpeordelosfavoresytúlo

hascreído.—¿Dequéestáshablando?—De lo fácil que te ha resultado dejarte llevar, porque es lo que has hecho

durantetodoestetiempopensandoquelarelacióneranormal.—Sofía…—No,déjameterminar—dijolevantandolavozconautoridad.Alexiacedióalnotenerlassuficientesfuerzasdequererprotestar.—Estábien.Termina.Ysuamigasimplementeselimitóahacerlo.—Sé que te aferraste a él pensando que era una tabla de salvación después de

todo por lo que tuviste que pasar, pero te equivocaste. Elegiste la opción fácil, yaunquenolocompartíensudía,síqueintentécomprenderte.Peroesoseacabó.

—Yolequiero,¿sabes?—No—nególevantandolavoz—.Querrásdecirlequerías.Además,despuésde

loquemedijisteayermeimaginoqueelamorqueleteníaseraelqueletendríasaunamigo.Porqueesedenoviotienelomismoqueyodevirgen.

—Notepases—laadvirtió.—No lo estoy haciendo. Llevas demasiado tiempo pensando en que quizás el

problemaporelquenoqueríafollarcontigoeraporculpatuya,yhasdesaberqueesmentira.Elproblemaloteníaélynotú.

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—Yonofollo,hagootrascosas.—¿Loves?Eseprecisamente es el problema.No sabesnadade sexo.Andano

seaspanolis,cualquieraqueteescuchepensaráqueestáhablandoconunaseñoritadelaedadmedia.

—No te rías de mí, ¿quieres? —dijo ofendida por el comentario tandesafortunadoquenolegustónada.

—Soloteestoydiciendolaverdad—ledijocondemasiadafranqueza—.Notehassentidomujer,notehassentidosexy,ydesdeluegonuncahaspodidodisfrutarconesecabrónenlacama.

—¡Basta!¿Quéeratodoaquello?¿Porquéledecíapalabrasquetantodolían?Era incapaz de averiguar elmotivo, pero lo que si era cierto es que la estaba

hiriendoenlomásprofundodelalma.—Losiento,esloquepienso,¡ysinolodigoreviento!Laconversaciónqueenunprincipioparecíaapacibleseacababadeconvertiren

todolocontrario,tomandouncarizdeltodoinesperadoypreocupante.—¡Puesrevienta!—Terminógritando—.¡Perodéjameenpaz!Bastantemehan

humilladoyaparaquetútambiénlohagas.Se levantó del sillón apresurada y se dirigió a lamaleta después de lo que le

acababa de decir, y es que no iba a consentir ni un comentariomás acerca de sumíseravida.Arrepintiéndosedehaberlecontadosusintimidadessecretasysabiendoque allí ya no tenía nada que hacer. Deseando, por encima de todo, volver a latranquilidaddesuapartamentoparaquenadiepudierameterseconellayconlavidademierdaqueleesperaba.

¡Erasuproblema!—Alex,perdona.“Joder,¿cómopodíasertanbrutaaveces?”Fue tras ella arrepentida interponiéndose entre la puerta y su amiga. Jamás

dejaríaquesemarcharaasí.Jamás.Siendorealistaysabiendoquesiocurríaquizásnoquisieravolveraverla.

—Notevayasporfavor,todavíano.Yasabeselcarácterquetengoydebessaberque solamente pienso en lomejor para ti—decía amodo de disculpa queriendoaclararlaspalabrastanduras.

—Puesmenosmalporquelasensaciónquemedaesjustolocontrario,¡apártate!—Novoyahacerlo,nohastaquesepasquelosiento,quemehepasadomuchoy

que lo único que sigo haciendo es preocuparme por ti. Aunque a veces no loparezca.

—Erestanburraaveces...—Loséylosiento.Porfavordejaquetermineparapoderexplicarmeantesde

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quetevayascabreadaconmigo,¿vale?Entiendoquequizásmeheexpresadomalynomehasentendido…

PeroAlexianoatendíaarazones.—No, ese es el problema,que tehas expresadodemaravilla como tú siempre

haces—dijoalzandolamiradayenfrentándoseaella—,peronuncaeresconscientedeldañoquepuedesllegaracausar.Yestaveztehaspasado.

—Déjameintentarlootravez,tejuroqueintentarémordermelalengua,ytejuroqueloharésuavemente.

—Ya está todo dicho—la cortó tajante sin querer escuchar nada. Bastante lohabíahechoya.

—No, no lo está, y si de verdad me consideras tú amiga te quedarás y meescucharás.

Lodijoconelcorazónenlamano,siendoconscientedeldañohecho.Pasaron unos segundos, los suficientes como para dudar dando paso a la

inseguridad, y gracias a la cual terminó cediendo.Mejor que nadie la conocía ysabíalofrancaquepodíallegaraseraveces.Apartandoporunmomentotodoloqueleacababadedecir,diciendosinmuchaconvicción:

—Estábien.—Soltóelasade lamaletaysequedócruzadadebrazos,dejandobienclaroque leconcedíaunosminutosperoallídondeestaban.No ibaadar subrazoatorcertanfácilmente.

—Andaven,pidamosunapizzayhablemos,¿quéteparece?—Puesqueestásdesperdiciandounosminutosdeoro.Sofíasuspirópesadamenteanteaquelultimátum,sabiendoquenolotendríafácil.

Pensandominuciosamentelaspalabrasexactasquequeríadecirasuamigasinquellegaraamolestarse.

—Aver…Loque estoy intentando es abrirte los ojos.—Yse acercóunpocoantesderespirarenunintentodecalmarse,tratandodenometernuevamentelapatacontinuando—:Séqueencuantolleguesacasavasahacerlocontrariodeloqueme acabas de decir.Lode perspectivas nuevas y todo eso estámuybien, pero sécómotesientes,yséportuformadeserquenotevaaresultarnadafácil.

—Quelistaeres,¿notehasparadoapensarenquequizástehasequivocadodeprofesión?CreoquePsicólogatehubiesequedadocomoanilloaldedo—bromeósinningúnremordimiento.

—¿Acasoteestásburlandodemí?—¿Acasonotelomereces?—¡Buffff!Desdeluegoqueyopuedosermuyburraperoatiatercanotegana

nadie.—Permítemequelodude.—¡Vale!¡Seacabó!—Terminógritandotirandoporlabordatodalacalma,antes

de acercarse nuevamente señalándola con el dedo de forma amenazante—.Vas a

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escuchar lo que tengo que decirte aunque sea lo último que haga en la vida, ¿deacuerdo?

—Puesempiezaquetengocosasquehacer.Siseguíaconeseairedeindiferencialaagarraríaporelcuello,¡ohsí,vayasilo

haría!—Hepasadoantesquetúportodoestoyaunsiendofuertecasipudoconmigo.—¿Y?—Puesquequieroquecuentesconmigosiempre.—¿Y?—volvióadecirdandolaimpresiónquenoleimportabanadadeloque

decía.“Dios,quetercapodíallegaraser,tantoquehastaellímitedesupacienciaestaba

llegandoadesbordarse”.—Queaunquenoloveasteestoyhaciendoelfavordetuvida—ledijodeltodo

convencida—.Novoyaconsentirquetequedesrecluidaentuapartamento,queeslo que vas a hacer. No voy a consentir que vuelvas a verle, que es lo que vas aintentar.Yporsupuestonovoyaconsentirquesigaspasandodesapercibidaporqueeresdemasiadoguapacomoparaquererseguirhaciéndolo.¿Lohasentendidotodootienesalgunaduda?

Si tenía alguna o no era algo que dejó de importar. Quedándose sin palabrasgraciasatodoloqueaquellosignificaba.Emocionándoseenlomásprofundodesuser.

—¿Vescomonoeratandifícil?—logródecirconunnudoenlagargantaqueledificultómuchoelquepudierahablarnormalmente—,lodeantestelopodíashaberahorrado.

—Anda,venaquí.Yseabrazaronemotivamenteolvidandoelrencorqueenunprincipiohizoque

surelaciónsetambaleara.Demostrándoselomuchoquesequerían,ysobretodolacomplicidadqueseguíanteniendo.

—Sofíahasdeaprenderamordertelalenguaamenudo—SonrióAlexapretadaporaquellosbrazosquetantoparecíanecesitar—,aunqueparaellocorraselriesgogravedeenvenenarte.

—Me lo merezco. Anda ven, pidamos esa pizza mientras hablamos, ¿qué teparece?—Ylacogiódelamanoesperandosurespuesta.

Unarespuestaquenotardóenllegar.—Puesquehedesentirmemuchomejordespuésde la resacaporque tengoun

hambrequememuero.Lasdossemiraronyseecharonareírconunanormalidadabsoluta.—Asímegusta.¡Buenachica!Volvió sobre sus pasos olvidando lamaleta, y volviendo a sentarse frente a la

televisión mientras que escuchaba a Sofía haciendo el encargo de la pizza por

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teléfono.

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CAPÍTULO4Lacharlaquemantuvieronfinalmentesealargóeneltiempo.Arrepintiéndoseen

elmismoinstanteenelquebajabaalacalleenbuscadeuntaxi,descubriendomuyasupesar,cómotuvoqueesperarcasitrescuartosdehoraaqueunolibresedignaseapasar,mientrasquesemaldecíapensandoenquesinollevaselamaletalamejoropciónsindudahabríasidoladecogerelmetro.

¡Consiguiendoqueeltrayectohastasudestinoleresultaseunaauténticatortura!Casisin fuerzas,ycuandopasabande lasochode la tarde, logróentrarpor la

puertadesuapartamento.Dejandolamaletaaunladoagotadayechandounvistazoasualrededortotalmenteexhausta.ComparándoloconeldesuamigaSofía.

Igualqueeldeellaelsuyotambiénerabastantepequeño,losuficienteparavivirunapersonaodosalomucho.Lagrandiferenciaentreamboseraelordenqueseveíaalláenloquetefijaras,porque,absolutamentetodoestabaimpoluto.Elúnicodefectoquesepodríasacareralacapadepolvosobrelosmueblesdespuésdeestarunasemanasinquenadieloquitase.Porlodemástodoseguíaensusitioysinnadadepormedio.Pareciendoquetodoseguíaigualquecuandolodejó…Peronotardóencomprenderquesihabíaunagrandiferencia,ynoeraotraque laausenciadeJack. Entonces, una vez que terminó de revisar todas las estancias, se derrumbósintiendounvacíotangrandequesepusoallorardesesperadamente.Todocuantoveía le parecía demasiado solitario y cargado de recuerdos. Llegando a pensarinclusoquequizánohabía sidounabuena idea lade regresar tanpronto.MirasedondemiraseveíaaJack.Enelsillón,enlacama,enlacocina…“Aquelloibaasermuchomás duro de lo que en un principio pensó” y para colmo, después de losucedido,ladisparatadaideadellamarlecruzóporsumente.Maldiciéndoseensuinteriordebidoaloabsurdodequererseguirhundiéndoseenelpozoenelqueseencontrabasíllegabaadegradarsehastaesepunto.¿Porquénecesitabaverle?¿Paraquelasiguiesemintiendoacercadesucondiciónsexual?

“¡Seacabó!Costaseloquecostasevolveríaatomarelrumbodesuvida”.Y recuperó un poco de control sobre sí misma, tratando de olvidarse de la

patética necesidad de escucharle, antes de que viera la luz roja del contestadorautomático.Centrandosuatenciónenloquedebíaysorbiéndoselanarizdebidoaloabsurdodetodoloquelaestabarodeando.

El indicador del contestador le mostró que había tres mensajes no leídos. Acontinuación se acercó y pulsó el botón, después dio media vuelta y se llevó lamaletaasuhabitación.

—Holapequeña—decíalavozconocidadePeter,suamigodelauniversidad—.Ya me he enterado de todo. Sofía me lo contó ayer. ¿Estás bien? No quieroagobiarteasíquelallamaréaellaparaquemevayacontando.Sinecesitasalgoaquíestoynena.

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Lavozreconfortantedesuamigolaconsiguiócalmarenunprincipio.Tantofueasí que dejó lamaleta olvidada y se tumbó en la camadejandover un amagodesonrisaconlacertezadequeelbuenodePetersiempreestaríaahí.Dándosecuentadeloafortunadaqueerateniendotanbuenosamigos.

El segundo mensaje se escuchó a continuación, los dos fueron enviados elmartes.

—¿Alex?¿Estásahí?PetermehacontadolodeJackynoterminodecreérmelo,¡seráhijodeputa!Cuandovuelvassitienesganasllámame,¿vale?Tequiero.

LaquehablabaahoraeraVerónica,lanoviadePeter.Peroestaveznosesintiótodoloreconfortadaqueesperaba,sinoquevolvióasumirseenunapenatodavíamayor. Levantándose nuevamente con el objetivo de seguir haciendo cosas paramantenerlamenteocupadaduranteelmayortiempoposible.

¿Quépensaríanacercadeella?Noleibaaresultarnadafácilhablardeltemaasusamigos.Nodespuésdelacomplejaescenaquetuvoqueviviryalaquetuvoqueenfrentarse.Aceptandotodoloqueconllevabadetrás...

Suspensamientossevieroninterrumpidosdegolpetrasempezaraescucharalapersona que le hablaba en el último mensaje de voz. Apartando todo tipo depensamientos y escuchando a Estefany. La secretaria de su jefe y compañera detrabajoquelahabíallamadoesamismamañana.

—¿Alexia?Llevo toda la semana sin tener noticias sobre ti y esperoque estésbien.

ElremordimientodeAlexia,nadamásescucharla,hizoquepensaraenloegoístaquehabíasidoporelhechodenohabersemolestadoenllamarlaalaoficinadandoseñalesdevida.Notandocómoleempezabaafaltarelaire.

—DebesdesaberqueelseñorScothapreguntadoportiynomehaquedadootraalternativa que mentirle. Espero no estar cometiendo una locura que me hagaarrepentirme,yesperoquesepasloqueestáshaciendo.Adiós.

“¿Quehapreguntadopormí?—sedecíaechándoseliteralmenteatemblarysinquetuvieseunamínimaideadeloqueaquellopodríallegarasignificar—.Ahorasíquetengounverdaderoproblema”.

¡Genial, lo que le faltaba! Primero su novio se liaba con un hombre. Y si noparecíaser suficiente,ahoraveíaquemuyprobablemente terminaríaperdiendoeltrabajo…¿Quémáslepodíapasar?¿Acasoalguienlehabíaechadomaldeojo?

Si todoaquelloparecíaserpoco,el teléfonosonóacontinuación,acercándoseparaverelidentificadordellamadasantesdequesaltaseelcontestadorautomáticocreyendo que ya nada podría empeorar. Equivocándose y queriendomorirse unavezquesupoquiénera.

“¡Porfavorahorano!Porlovistoabsolutamentenadaibaasalirlebien”.—HolaAlexia,¿estásencasa?Soymamá.Si había algo por encima de todo que no quería hacer, era precisamente esa.

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Hablarconsumadre.¿Cómodemoniosselasingeniabasiempreparallamarenelmomentomenosindicado?¡Ibaadarlealgo,deverasquesí!

—¿Mamá?—Holacariño,¿cómoestás?—Bien,comosiempre—mintióesperandoquenolenotasenadararo—,¿pasa

algo?—Oh no, nada de nada. ¿Acaso no puedo llamar a mi hija porque sí? —

contestabauntantoenfadadayconciertoreproche.—Yasabesquesímamá—dijodemaneraobediente.—Hija,teechotantodemenos…El sonido de sus palabras era bastante melancólico o sea que sabía a la

perfeccióneltipodeconversaciónqueleesperaba.—Todavía no entiendo por qué tuviste que coger ese maldito trabajo que te

mantienetanlejosdeaquí.“¿Precisamenteporeso?—sedijomordiéndoselalengua”.—Llevo tanto tiempo esperándote que ya ni me acuerdo de la última vez que

viniste,encambiotupadre…“¡PorDios,otravezno!¿Esquenopodíanhablarnuncasinquesacaraarelucir

asupadre?”.—Élencambioestámáscerca,—continuabahablandoapenada—,ypuedeira

vertedevezencuando,solamenteestáisacuatrohorasy…—Mamá,—lacortóconelánimoporlossuelos—,losientoperohequedadoy

no tengo tiempo de hablar contigo, si quieres este fin de semana te llamotranquilamente.

—¿Porquénuncatienestiempodehablarconlapobredetumadre?“Puffffff…”Siempre hacía lo mismo, decir lo justo haciéndola sentir culpable. Dándose

cuenta de que la distancia que intentó poner para poder vivir la vida a su gustoseguíaatormentándolaporhabertomadodichadecisión,ycadavezqueasumadreseleantojabaechárseloencara.

—Mamánoempecemos…—ledijosabiendoloquelediríaacontinuación.Losabíadememoria.Suspirandodemaneraimpotente.

—Pero es que es la verdad. Cuando te necesito vas y haces lo mismo que tupadre,dejarmesola.¿Acasoalgunodevosotroshapensadoenmí?

—Mamáyotengomividaigualquelatuvistetúeldíaquetemarchastedecasadelaabuela.

—Losécariñoperoesquetetengotanlejos…—Hasidounadecisiónmuyimportanteymeditadayalosabes.Debesconfiaren

míysobretododartecuentadequeesloquequiero,yloquenecesito.—Nopuedesersiesacostadeestarlejosdetucasa.

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—Ahoraestaesmicasa,llevasiéndolodurantebastantetiempo.Deberíashaberteacostumbrado.

¿Por qué tenían que tener la misma conversación cada vez que hablaban? Sumadrenuncaseconcienciaríadequeyanoeralachiquillaalaquepodíamanejarasuantojo.Yporsupuestonuncaseconcienciaríadeque,auncontodoslosmiedosirracionalesquetenía,ypormuchoqueestuviesesiemprependientedelaúnicahijaquelequedaba,nopodríaprotegerlasiempre.Asfixiándolasinllegarapretenderloparadesesperaciónsuya.

—¿YJack?¿Cómoestá?Ahí se quedó completamente bloqueada, mordiéndose el labio de manera

nerviosayoptandoporpermanecercallada.Intentandopensarrápidamente.—¿Alexia?¿Meoyesbien?¿Oesqueocurrealgo?—seescuchabadecirdejando

aAlexpensativa.¿Cómo lohacía?¿Unamadreolía losproblemasde loshijosestandoavarios

kilómetrosdedistancia?Porqueesoprecisamenteeraloqueparecíaensucasoenparticularparadesgraciasuya.

—¿Alexia?—volvíaainsistirdebidoasusilencio.Alexiacruzólosdedosrezandoporquenoladescubriera.—Mmmm…. mamá lo siento tengo que colgar. Tengo un problema con la

caldera…—dijo mintiendo improvisando sobre la marcha—, y ahora mismo elcaseroestállamandoalapuerta.

–—Nomeestarásocultandonada,¿verdad?—Quenomamá.Lecontestódemanerapaciente.—Está bien hija —cedió—, ya hablaremos otro día tranquilamente. Cuídate

muchoporloquemásquieras.—¡Quesimamá!Adiós.—Adióshija.Acontinuacióncolgóysepermitiósuspirarrelajadasopesandoquehabíaestado

a punto de sonsacarle lo sucedido entre ella y Jack. Lo que su madre hubieseaprovechado para hacerle una visita sorpresa y así aconsejarla y mimarla.Ejerciendoelpapeldemadrequetantoechabaenfalta.¡Precisamenteloquemenosnecesitabaahora!

“GraciasaDiosquepudocolgaratiempo.Evitandoeldesastredescomunalqueaquellohabríasignificadoenunadelasetapascrucialesdesuvida…”Ysedirigióalahabitaciónmostrandounasonrisaenlabocadespuésdellogroqueacababadehacer, empezando a colocar sus escasas pertenencias dentro de los cajones.Separando la ropa sucia y metiéndola en una bolsa de plástico para llevarla aprincipiodesemanaalalavandería.

Y así seguía cuando un sobresalto repentino la sacó de sus pensamientos,

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acordándose de lo que le había prometido a Sofía antes de despedirse de ella.Mirandoelrelojdeformadistraídadescubriendohorrorizadalahoraqueera.

“Mierda”.Siqueríaserpuntual,algoaloqueestabaacostumbrada,yapodíadarseprisao

llegaría tarde. Metiéndose en la ducha y abriendo el grifo del agua caliente.Duchándoseenescasoscincominutosyenrollandodespués sucuerpomojadoenunatoalla.Pocodespuéssaliódelbañoyseadentróenlahabitacióna todaleche.Abrióelarmarioyechóunvistazo.

Unos vaqueros y el primer jersey que encontró a mano fue lo que terminócogiendo,poniéndoseloseguidamenteysinmolestarseensihacíajuegoono,total,¿quémásdaba?Habíaprometidosaliresanocheacompañadadesusamigos,peronoenmolestarseenarreglarsemínimamente,yaunquesuamigaeradediferentespensamientos acerca de su estilismo ella era como era y no estaba dispuesta acambiar. ¡Antesdebíadesolucionarelproblemainternoque laestabamatandodepenapordentro!

Ni siquiera se maquilló. Dejó todo tal cual, y antes de que la llamasen, saliódisparada cerrando la puerta y tomando la dirección hacia el pub en el que lamayoríade lasvecesquedabanpara tomarunascervezas. Internándoseen la líneademetromáscercanaasucasaatodocorrer.

—Porahíviene,¡porunmomentopenséquenoloharía!—Yasabéis,normalidadabsolutaoterminaráhuyendodenosotros.Sofía,PeteryVerónicagiraronsuscabezasalavez,localizándolaenelinstante

enelqueentrabapor lapuertadelpubabarrotadoaesashorasunviernespor lanoche.

—HolaMark—gritóacercándosealabarrasaludandoalcamarero.—¡Hola preciosa! Te están esperando —le dijo dejando ver una sonrisa

espléndidanadamásverla.—Losé.—¿Cerveza?Ellaasintió.—Ahoratelallevo.—Gracias.FuealamesadondelaesperabansusamigosysesentóenelsitioqueVerole

dejabalibre,mirándolosatodosmuertadelavergüenza.—¿Qué os dije?—La primera que rompió el silencio fue Sofía—. Sabía que

vendría.—Teloprometíaunqueheestadoapuntodellamarte,loquemenosmeapetece

ahoraesestaraquí—confesóquitándoseelbolsoycolgándoloenlasilla.—Gracias—contestó dolido su amigo Peter—, el hecho de estar aquí cuando

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todosteníamosplanesesgraciasati,siesasícomonosloagradeces…—Perdonad,soloqueestoyenhorasbajas,ymeencantaríaestartumbadaenla

cama con una enorme tarrina de helado de chocolate compadeciéndome de mimisma.Sí,esloqueahoramejorestaríahaciendo,notengolamenorduda.

—¿Yparaquéestánlosamigos?—preguntóVerodeformadivertidaparaquitarimportanciaaloqueacababadedecir.Queriendoanimarla.

—Buenapregunta.Precisamentelosamigosestánparanodejarqueteencierresencasay tener la excusadeponerte comouna foca.—RióSofía—,esos son losverdaderosamigos,¿nocrees?

El camarero los interrumpió. Acercándose a ellos y dejando la cerveza y unplatollenodecacahuetes,losfrutossecospreferidosdeella,sobrelamesa.

—¿Yesto?—preguntabaAlexmostrandounasonrisasinceradesdesu llegada,antesdealzar lavistayver la caradeMark.Borrándoseledeunplumazo—¿Tútambién?Veoquelasnoticiasvuelan.

—También pertenezco a vuestro grupo y tengo derecho a saber —fue larespuestadeMark—,sobretodosiporuncasualesecabrónsedejavolveracaerporaquí.Megustaríapoderponerleensusitio.

—Nocreoquelohaga—lecontestóbajandolavoz.—Nuncasesabe,yoporejemplonomedaríaporvencido.Medejaríacaerpor

aquíunaymilvecescontaldequenomedierascarpetazoindefinidamente.Los chicos sentados comenzaron a pegar gritos ante lo que aquello parecía

querersignificar.Hechoquehizoquelachicaseencontrasefueradelugar.—Marknobromees—leregañóavergonzada.—Nolohagopreciosa.Los sentados alrededor de la mesa se miraron unos a otros completamente

perplejos mientras queMark, dejándola con la boca abierta, se daba la vuelta ycontinuabasirviendolasmesasqueseguíandesatendidasdebidoalagranafluenciadegentequeabarrotabaellocal.

Lasmiradasdetodoselloslaescrutaronsinmiramientos.—¿Habéisoídochicos?—RiódivertidoPeterasombradodespuésdeloqueallí

seacababadeproducir—,¡miramuñeca!Creoqueloqueacabamosdeverhasidoparecidoaunadeclaracióndeamor.

—¿Mark?—preguntóextrañadaantelasugerencia—.Nopuedeser.—Ahoraloentiendo.Todosgiraronsuscabezasmostrandoungraninterés.—¿Quéesloqueentiendes?—Puesquecuandolehecontadoloquelehabíapasadohareaccionadodeuna

formaunpocosospechosa.—¿Porqué?—Se ha alegrado y ahora sabemos el por qué —dijo mirando a su amiga,

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haciéndolepartícipedesubuenhumor—.¿Yerestúlaquedicequesiempretratadepasardesapercibida?AcabasdecortarconJackyyahaypretendientesalavista.

LareaccióndesmedidadeAlexnosehizoesperar,levantándosedelasientoantela atentamirarade todos lospresentes, viéndose completamente superadapor lascircunstancias.Mostrandoa travésdelrictusdesucara lorealmenteenfadadaqueestaba.

—Mevoy—anunciódemalhumor.—¿Qué?—preguntarontodosalavez.—¿Vosotros creéis que yo estoy para según qué tipo de jueguecitos?Mi vida

enterasedesmorona,¿acasono loveis?Nomepuedocreerqueesté tomándomeuna cerveza para apartar lo queme ha sucedido, y vosotros en cambio intentéis,¿qué?¿Levantarmeelánimoabasedeunaconfabulaciónentretodos?

—Alex.—¡NiAlexnimierda!—explotógritando—.Sideverdadqueréisayudarmeos

puedogarantizarqueasínoeslamanera.Adiós.Ycogióelbolsodelasilladispuestaamarcharseatodaprisanecesitandoponer

tierradepormedio,llegandoinclusoapensarenquequizásdeberíacortarporlosanoentodoaloreferenteconsupasadoactualycomenzardecero.Aunqueparahacerlotuviesequehacernuevosamigos,porquetodoaquellolaestabasuperandodemaneraabrupta.

—Te estás equivocando—gritabaPeter a sus espaldas queriendoque lo oyerapor encima de la música que se escuchaba a gran volumen—, jamás seríamoscapacesdehacertenadaparecido,deberíassaberlo.YMarkelprimero.

Alexiaseparódegolpe,volviendosobresuspasos.—¿Quéquieresdecir?Sofíafuelaquetomólapalabra.—¿Deverdadcreesque todo loquehadichoesunplannuestro?¿Quétipode

amigosseríamos?Unacosaesquererqueteespabiles,yotramuydiferentequererengañarte.

Alexialamirósorprendida.—Peronopuedeser…—negaba incrédulamirandohacia lamesaen laqueel

camareroseencontrabasirviendounascervezas.—¿Porquéno?—intervinoVerónicacompletamentecabreada—,eresunachica

especialllenadesensibilidadymuyguapa.Aunquetúmismanotelocreas.Debessaberqueaunquepretendasocultartedebajodelaropaquellevasyesadejadeznovasa conseguirlo, ¿acaso te crees tan rara comopara creértelo?Lagentequedeverdad intenta conocerte llega a verte tal cual eres, y te puedo asegurar que erescualquiercosamenosunbicho raro.Puedesestar seguraqueelbicho raroera lapersonaqueteníasatulado.

Alexiaabriólosojossorprendida.

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—GraciasporlevantarmelaautoestimaVero.—¿Loves?—protestabanuevamenteenfadadapor loquenoera capazdever,

echandountragoalacervezafríaqueteníadelante—,túereslaúnicaquenoveloquedebería.

—¿Yes…?—Quelotienestodoparaempezardesdeceroyempezaradisfrutardeunaputa

vez.Jacknoexisteyhasdeserlosuficientementecapazdedartecuentayalegrarte—Yalverqueibaaprotestarcontinuó—:Nomevengasconlodequenoesfácilydequellevabasdosañosconél...Entiendoquehasidotuprimernovio,yentiendoque tehahechounflacofavorutilizándotecomolohahechoparaacamparasusanchas,peroseacabó.¿Meoyes?Aquífuerahayhombresdeverdad.Hombresquesemoriríanporteneraunachicacomotúasulado.

—¿Ahsí?—bromeóPeter—,¿lodehombresdeverdadlodicespormí?—Puede, aunque tú ya estás pillado—le contestó a su novio riéndose de él y

plantándoleacontinuaciónunsonorobesoenlaboca.Deprontounnuevoplato llenodecacahueteshizosuapariciónenmitadde la

mesa,loqueloscuatroaprovecharonmirandohaciaarribaenelmomentoenelqueMark le guiñabaunojo aAlexia, antes devolver a alejarse ajeno a las risas queacababadelevantar.Notandotodoselaturdimientodeunachicaqueparecíatodavíaajena con respecto a lo de pasar desapercibida, pareciendo que hubiese sidoborradodeunplumazoenelinstanteenquesehabíaquedadosinnovio.

¿PeroMark…?Yoptóporecharselasmanosalacaraparaquenoseburlasendeella.Tapándosetodoloquelefueposible trasverseenelcentrodeatenciónyterriblementeabochornada.

—Creo que vamos a necesitar algomás fuerte, ¿no crees Alex?—se burlabaPeterapurandolajarra—.Pasemosdelacerveza,¿quiénquiereunacopa?

Lascarcajadasdetodosseescucharonporencimadelvolumendelamúsicaalser la única en contestar pidiendo la copa que tanto parecía necesitar, y converdaderaurgenciaademás…

Marknotardóentomarnota.—¿Quién va a quedarse con ella? —preguntaba Peter mirándola de forma

alarmadaanteloqueestabasucediendo.Costándolesdigerirlasituaciónqueteníandelante,siendodemasiadogrotescadadodequiénsetrataba.

Todohabíacomenzadocuandopidieronlaprimeracopa,viendoaAlexiaquelabebía rápidamente,ycasideun trago,debidoa lasbromasdesusamigosquenoparaban de reírse de ella. Después vino otra, y sin darse cuenta otra. Parandosolamentepara tomarunashamburguesasycuandoyaera tarde,yaqueAlexiaseencontraba bastante ebria. Lamezcla de la cerveza y elwhisky habían terminadocausandoverdaderos estragos enunachicapocoacostumbradaabeber, y encima

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con el estómago vacío. Lo que quería decir que por nada del mundo estabadispuestaaregresaraunacasaenlaqueacabaríasola.Pidiendootracopaapesardelasprotestasdelosallípresentes.Markincluido.

Loqueningunodeellospudopredecirfueloqueaconteceríaacontinuación,yenelinstanteenelqueelcamareroledijoquenoleserviríanadamásanoserquefueseagua.

Elresultadoantelanegativanosehizoesperar.Ycuandoquedabandiezminutosparaquefuesenlasdosdelamadrugada,enfadadapornoservirleelúltimowhisky,se dirigió hasta la pequeña pista de baile que había enmitad del local con pasodecidido.Revelándosecontratodoycontratodos.

Y ante la mirada perpleja de sus amigos, una Alexia del todo desinhibidacomenzóabailarprovocativamente.Llamandolaatencióndetodosloshombresdesualrededor,ylosquenotardaronenunirsealafiestaparaaproximarseaellaantelafríamiradadeMark,queseguíatrabajandoconlosojospuestosencimasuyaycabreadocomopocasveceshabíaestadoantes.

—Yoloharé—dijounaSofíaabatida—.Cuandohablamosmeolvidédedecirleuno de los últimos pasos por los que tendría que pasar y en el que está ahora,cuando ya nada te importa y crees que bebiendo hace que tomes el control de tuvida.

—Bueno,habráqueverlapartepositivadetodo,¿no?—¿Cuál?—preguntóhorrorizada.—¿Noqueríasqueseespabilara?Puesahílatienes.Estárevolucionandotodoel

pub.—Síperonoteolvidesqueahoraescuandorealmentenosnecesita.Escarnede

cañón.—¿Aquéterefieres?—Miraa sualrededorVero,mosconespor todaspartes intentando llevárselaa

cambiodeunpocodesexofácil.Quérazóntenía.Asualrededorhabíacincohombres.—¿Cómocreesqueafrontaríaelsaberquesehaacostadoconalguiendelqueni

siquieraseacuerda?Conociéndolacomolaconocemosseríaalgoquenolograríasuperarmuybien,sumergiéndolaenunproblemamásgordodelqueyatiene.Andairosqueyomequedo.

Markpasabacasualmentedelantedeellosescuchandoloquedecían.—NotepreocupesSofía—seofreció—,yaestoyrecogiendoy tengoelcoche

enelgaraje.Yolallevaré.La mirada que le echaron los tres a la vez le mostraron la desconfianza que

teníansobreél, loquehizoquenadamásdarsecuentanopudieraevitarmostraseenfadado,realmenteenfadado.

—¿Quépasa?¿Noosfiaisdemí?—decíamirándolosunoaunollenodeestupor

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—,¡nomelopuedocreer!—Marknoteencabrones,esque…Elcamareroentoncesgritó:—¡Irosatomarporelculo!,meestáiscomparandoconlosquetienealrededor.

Nomelopuedocreer.Cogiósubandejaysealejódeallí,hechounafuria.—Tienerazón,noestamossiendojustos.—Ya—protestó Sofía— pero, ¿y si la acompaña hasta su apartamento y ella

decideponersecariñosa?Estáborrachaytodoesposible.—¡Vamos!¡QueestamoshablandodeMark!—Sofía, Peter tiene razón, no hay motivo para hacerlo enfadar. Además, si

realmentelegustaseríalapersonaquesemantendríamásalejado.Sofíareflexionóunossegundosacercadeloqueacababandedecir,ysupoque

teníanrazónañadiendo:—Estábien—terminódiciendoconvencida.EntoncesbuscóaMarkarrepentida,viéndolepasarunabayetasobrelabarrade

una manera bastante brusca y nada dispuesto a disimular el cabreo que llevabaencima.Tomandounadecisión.

—Voyaarreglarloahoramismo.Antesdelevantarsevolviólavistanuevamentehacialapistadebaile.—No laperdáisdevista—añadiódirigiéndose a labarraydándose cuentade

queunarubiadespampananteestabaapoyadasobreellacomiéndoseatravésdelosojos, literalmente, aMark deseando llamar su atención descaradamente,mientrasqueéste,ajenoalasmiradasdeatencióndelarubia,seguíaconlabayetatensandolosmúsculosdelbrazodetantocomoapretaba.

Decidiendoquedarseallíparapermitirqueaquellamujerpudieraescucharla.—Nosvamos.Marklediolaespaldaycontinuólimpiando.Ignorándolacompletamente.—Mark.—¡Quetevayasatomarporelculo!—terminóestallandoporsuinsistencia.—Estábiennoslomerecemos,todoelmundoseequivoca,¿vale?La rubiamiraba a uno y a otro pendiente de cada una de las palabras que se

decían.—Mark…—¿Quécoñoquieres?—Pedirteperdón.¿Contento?—¡No!—contestósindarselavuelta.—Estábien.—Ymiróde reojo a la rubia antesdedecir—:Dimeque teharás

cargodeellaynosmarchamos.—¡Porsupuestoquemeharécargodeella!—gritótirandolabayetaygirándose

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alavezqueseenfrentabaasumirada—.¿Conquiéncreesqueestáshablando?Lacaradelamujerrubia,quenoseestabaperdiendonadadelaconversación,

cambiónadamásescucharle.Bajandodeltabureteenelqueestabasentadadeformabruscaentendiendoqueallínoteníanadaquehacer.

—¿Estás seguro? —preguntó mirando a la rubia—. Yo puedo quedarme ytodavíaestásatiempodepararatuúltimoligue.

—Si quisiera follarme a ésa no me hubiese ofrecido a llevar a Alex, ¿no teparece?

Llevaba toda la razón. Admitiendo la metedura de pata y queriendo ser justa,diciéndole:

—Cuídala,¿quieres?Ladejamosentusmanos—ledijomirándosedeunaformamás apacible. Sonriéndole arrepentida y dando por sentado que lo que harían acontinuaciónseríamarcharsedejándoleaéllaresponsabilidaddellevarlaasucasa.Sanaysalva.

Unhechoqueconsiguióquesuavizaraelgestodelacara.—Tienesuertedeteneraalguiencomotú—sesinceróMarksabiendolomucho

quesepreocupabadeella.—Ycomotú.HastamañanaMark.—Hastamañana.Sofía avisó a los demás informándoles de la conversación que acababan de

mantener. Después se marcharon del local dejándola en las mejores manos.Fiándose de que la cuidaría hasta dejarla en casa, mientras que Mark seguíasirviendolasmesassinquitarlelosojosdeencima.Haciéndosealaideadequenosoportabaverlaasí,yexaminandolasituaciónqueteníadelante.Provocandoqueseleterminaracayendolabandejaenteradebidoasufaltadeconcentración.

“¡Joder!”Sedispuso a limpiar aquel desastre, y volvió la vista preocupado a la pista de

baileporenésimavez.Maldiciendoporlobajoalvercómo,unodeloshombres,lapegabaaéldescaradamente.Tomandoladecisióninmediatadecerraroterminaríapartiendolacaradealguien.

¡Sobrepasandotodossuslímitescontenidos!Entoncesavanzóconpasofirmeyrápido dirigiéndose hasta el equipo de música para a continuación apagarlo,cortandoelrolloatodoslosallípresentes.Sobretodoalosquedetanbuengustointentaban arrimarse a ella con la excusa de estar bailando, escuchándose losprimerosgritosdeprotesta.

—Seacabó—gritódirigiéndosealospocosqueaesashorasseguíandentro—,ellocalsevaacerrar.¡Ya!

LosmosconesqueseguíanalrededordeAlexiadecidieronpasaralaacción.—¿Tevienesatomarlaúltima,guapa?—Sieso,tomemoslaúltimajuntos.

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—¿Por qué no?—contestó riéndose y sujetándose a uno de ellos después detropezar—.Lanocheesjoven,¿no?

—Puesvámonosencanto—ledijoelprimeromirándoladescaradamente.Ylacogiódelamanoqueriendoarrastrarlafueradellocalenelmomentoque

Mark,echandochispasatravésdelosojos,seinterponíaentreellos.Separándolosdeunmanotazo.

—¡Eh!¿Peroquéhaces?—Ellaestáconmigo—sentenciófurioso.—¿Cómo?—Yamehabéisoído,¡fueradeaquí!Unodeellosprotestó:—Siestunoviamásvalequelacontroles.Llevatodalanochecalentándonosy

nocreoque…Nisiquieravioelpuñoacercándoseagranvelocidad,ycuando lohizoyaera

demasiadotarde.Cayendosobreelsuelocompletamentedesprevenido.—¡ValeMark,vale!—interveníaunodelosclientesasiduos.Poniendounpoco

depaz—,yanosmarchamos.Dicho esto se agachó y ayudó a su amigo a levantarse, sacándolo de allí para

evitar la pelea que se produciría si seguían dentro del local. Admitiendo que nomerecía la pena por una chica borracha. Marchándose sin dilación, y deseandoseguirdemarchaencualquierotrositioquepermanecieraabierto.

—¿Tellevoacasapreciosa?Alexlomiródivertida.—¿Te habrías peleado con todos por mí? —decía arrastrando la voz de la

borracheraquellevabaencima.—¡Anda,vámonos!—No —protestó dando un traspié, agarrándose a la camiseta del chico y

pegándoseaélmuchomásdeloquedebería.Marklamirósorprendido.Niensusmejoressueñosnuncalatuvoasí…“Quepena que fuera porque estaba borracha—pensaba atormentado amedida

que cogía sus manos y la alejaba de un cuerpo que empezaba a reaccionarteniéndolatanpegadaaél”.

—¿Porquémealejasde ti?—lepreguntóencuantodejódesentirlo—,quierobailarcontigoMark.

—Noestásparabailes,créeme—logródecirolvidándosedeloquequeríahacercon ella en ese instante, y desde luego que bailar no era—.Anda, vayámonos deaquí.

Ylaagarródelhombroparaquenopudieradarleningunaréplica,comprobandoque no era capaz ni de caminar en línea recta. Ayudándola y obligándola acomenzaraandarhastalasalida.Despuéscerrólapuerta.

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Yairíaalamañanasiguienteyseencargaríaderecoger.Ahoraloprimeroerallevarlaasucasaydejarlaallí.

Aunqueenningúnmomentollegóapensarenelsuplicioqueleibaaocasionarllegarhastaelgarajedecómoiba…

Difícilmenteconsiguióllevarlaalaplazadeaparcamiento.Caminandodespacio

y consiguiendo llegar al lugar donde estaba el coche, sin atreverse a soltarla enningúnmomento.Unavezallílepasóunbrazoalrededordelacinturaylaagarrófirmemente,mientrasqueconlaotramanoabríalapuertadelcopiloto.Sintiéndolavolveraarrimarsedemasiado.

—Mark…—¿Sí?—Ybajólacabezapermitiendoquesusmiradasseencontrasen.—¿Creesquesoyguapa?—¿Cómo?—“¡Joder,aquellono!”Le costó Dios y ayuda no bajar hasta aquellos labios que se le ofrecían.

Deseando,fervientemente,poderbesarla.¡Loquesindudahabríahechodetratarsedecualquierotramujer!—Anda sube—contestó resignadoponiendoalgodedistancia.Olvidándosede

loquesucuerpoleseguíapidiendocadavezmásinsistentemente.—A la orden señor —dijo entre carcajadas riéndose de todo ante la

estupefaccióndelcamarero.¡Eratanextrañoverlaenaquelestado!Finalmenteparasubirsetambiénnecesitódesuayuda,poniéndoleelcinturónuna

vez que estuvo sentada en el asiento. Mirándola preocupado y preguntándose siseríacapazdellegaracasasinquevomitaseenelcoche.

—¿Estásbien?¿Quieresquebajelaventanilla?—Estoymejorquenunca—logródecir.—Sí,yaveo,ya—contestóserio.Metió la llave en el contacto y arrancó el coche rápidamente en un intento de

llegarloantesposiblealadirecciónqueSofíalehabíadado.Acelerandofuriosoysaliendodelgarajedeformaprecipitadadebidoalasituacióntanpeculiarenlaqueestabametido. Implorandopoder teneralhijodeputade Jack frenteaélypoderpartirlelacara.

¡Ohsí!¡Loquehubiesedadoporello!Unavezquellegarondecidióacompañarlahastadentro,comprendiendoqueno

seríacapazdeabrirlapuertadelportal,yalirasoltarlaparaqueentraraypodermarcharse,casisecayódebrucescontraelsuelo.Loquenoocurriódebidoasusreflejos.Cogiéndolanuevamentedelacintura.

—Está bien—dijo resignado entrando en el ascensor después de ser él el que

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abrieralapuertadelportal—.Teacompañaré.Ylaayudóaseguircaminandomientrasseacercabanalapuertadeentrada.—Gracias.Eralaprimeravezqueestabaensucasaasiquetanteólaparedconsiguiendodar

conel interruptorde la luz,encontrándoloypulsándoloparaque toda laestanciaquedarabieniluminada.

—Un apartamento muy bonito —declaró observando el buen gusto de ladecoración.

—Sí,¿verdad?Esunapenaqueprontomequedesinél.—¿Aquéterefieres?PeroAlexiaestabaaotracosaentrándoleunasfuertesganasdevomitar.Después

de todo el alcohol que llevaba en el cuerpo debía de reconocer que el paseo encochenolehabíasentadomuybien.Mareándolabastante.

Fueporesoquesellevólamanoalabocabajolaatentamiradadelcamareroenun desesperado intento de reprimir la arcada presa del pánico, creyendo que nollegaríahastaelcuartodebaño.

—Voyavomitar—logródecirseñalandounadelaspuertasqueestabacerrada.—Esto parece mejorar —bromeaba superado por las circunstancias aunque

mirándolaconverdaderoespanto.Eimaginandoloquequería laarrastróa todaprisa.Abrió lapuertaqueestaba

señalandoycomprobóaliviadoqueefectivamentese tratabadelbaño.Suspirandotranquilo,alavezquelevantabalatapadelváterjustocuandoellacaíaderodillas.Vomitandotodoloqueteníaenelestómago.

Mark se limitó a sujetarle la cabeza, desviando la mirada y rezando porqueacabarapronto.

—LosientoMark,losiento.—No te preocupes preciosa.Además, seguro quemañana ni te acuerdas de la

borracheraquellevas.Cuandohuboterminadoynotuvoquévomitar,lelavólacarapararefrescarla,y

sobre todo para que se encontrasemejor.Cuidándola igual que si fuese una niñapequeña. Disfrutando de poder hacerlo mientras que ella simplemente se dejabahacer. Siendo completamente ajena a la vergüenza que habría sentido de haberestadosobria,claro.

Cogió la toalla y la secó, después salieron del baño ayudándola en todomomento,consiguiendoquesesentaraenelsillón.

¡Eralahorademarcharse!Estabaencasasanaysalva,talycomoledijoaSofía.Élhabíacumplido.—¿Estarásbien?–preguntópreocupado.Alescucharle,unamiradadeangustialoatravesó,comprobandoquelapregunta

queleacababadehacerladejabadeltodoperdida.

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—Nomevasadejarsola,¿verdad?—¿No quieres que lo haga?—preguntó sorprendido perdiéndose en los ojos

asustadosqueseaferrabanaél.—Quédate—le rogó angustiada sin darse cuenta de lo que le estaba pidiendo

puestoquenoeracapazdepensarfríamente.YMark, aun sabiendo que se arrepentiría a la mañana siguiente de lo que le

acababadepedir,aceptóporquenofuecapazdedecirquenoniaella,niaaquellamiradadesúplicaqueloterminódesarmandocompletamente.

—Está bien, dormiré en el sillón —dijo poniéndose de nuevo en marcha—,esperoestarhaciendoloquedebo.

Marklaayudóavolveraincorporarseylallevóalahabitación.Lasentósobrela cama empezando a quitarle las botas que llevaba, (lo que ella aprovechó paradejarse caer a lo largo de la cama), y cuando hubo terminado se incorporó.Encontrándose con la sorpresa de que se había quedado dormida. Frunciendo elceñoycomprobandoelestadodevulnerabilidadenelqueseencontraba,queriendosaberquéhaceracontinuación,¿desnudarla?

—¡Hostias!“Aquello iba a resultar un verdadero desafío”. Actuando como debía

comprendiendoqueelesfuerzoseríamuchomayordeloqueenunprincipiopensó,mientras que le quitaba primero el jersey y después los pantalones. Dejándolasolamente en ropa interior. No pudiendo evitar mirar aquel cuerpo que tanto legustabadeunamaneralasciva.

¡Disfrutandodelavistaqueteníadelante!—¡Joder Alex! —exclamó reprimiendo las ganas de acostarse junto a ella

aunquefuesepara tenerlacercayabrazarla—.Nosabes loquemeestáshaciendosufrir.

Abrió la cama demasiado deprisa cortando la tortura que le estaba resultandoaquella prueba de fuego, y lametió dentro.Una vez hecho la tentación hizo queecharaunaúltimamiradaantesde taparla.Dejandodeverelcuerpoqueloestabavolviendolocoydándoleunbesoenlafrente.

—Buenasnoches,preciosa—terminódiciendo resultándolebastanteamarga lacompleja situación, saliendo en busca de alguna botella de alcohol que tuviera amano.

“Necesitabauntragodemaneraurgente—sedijoatormentadoporsumaltrechoyexcitadocuerpo, recordandola imagendeAlexsemidesnudaapocosmetrosdeél”.

—¡Joder!—dijoenvozaltaencontrandoloquebuscaba.Cogió la botella de whisky de manera brusca y terminó echando una buena

cantidaddelalcoholenunvaso.Acontinuación,sinhieloninada,selollevóalabocayselobebiódeuntrago.

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Desdeluegoquelanocheestabaterminandodeunamaneramuydiferentedeloqueenunprincipiocreyó,cuandosinduda,teníatodaslaspapeletasparaacabarencompañíadelarubiaqueleestuvoesperandodetanbuenadisposición…¡Yalaquehabríaañadidoasuextensalistaamorosa!

Enfin,otrodíasería.Volvióaservirseotrabuenaracióndewhisky,ynuevamenteseatormentóantela

ideadequepasaríaunanochedemasiadocomplicadacomoparaintentarconciliarel sueño. El hecho de estar en su apartamento le estaba resultando un verdaderocalvario,unhechoque jamáspensóquepodríaafectarlede talmanera teniéndolaasí de cerca. Gruñendo malhumorado por meterse en semejante lío cuando eraconscientedequeallínoteníanadaquehacer.

Seguidamentesedejócaersobreelsillónysepreparóparapasarunanochequeseleantojabademasiadolarga.

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CAPÍTULO5¡Exactamenteigualqueeldíaanteriorsedespertósintiendoaquelterribledolor

decabeza…!“¿Qué habría hecho ahora?—se preguntaba abriendo los ojos muy despacio

dándolelasensacióndequehastalaspestañasledolían”.Miró a su alrededor confundida y comprobó que por lo menos estaba en su

habitación,algoque la tranquilizóporquepormuchoque lo intentabano lograbarecordarnadadelosucedidolanocheanterior.Solamenteeracapazdeimaginarlacantidaddecopasquetuvoquetomarparaencontrarseenaquelestadodecompletoaturdimiento,igualqueimaginabaquenecesitaríaunacajaenteradeaspirinasparalibrarsedelmartilleoincesantesobresumaltrechacabeza,pensabamientrasqueelaroma a café recién hecho llegaba hasta su olfato reconfortándolaconsiderablemente.Nadacomouncaféparaaclararsusideasytratarderecordar…

¡¡Unmomento!!Derepenteunsobresalto laobligóa incorporarsesobre lacama, ignorandoel

dolorylasnáuseas,provocandoqueelcorazónseledesbocaraporloqueparecíaestarsucediendo.

¡¿Quiéndemoniosestabaensuapartamento?!Apartóeledredóndecididaaaveriguarloysequedóestupefactaalverqueestaba

enropainterior.Mirandoconhorrorelpantalónyeljerseyencimadeunasilla.“Siellanuncaseacostabaasí…¿quién lehabíaquitado la ropaentonces?—Y

escuchóruidoprovenientedelacocina”.Una idea espantosa no tardó en cruzarse a través de su dolorida mente,

tambaleándoseencuantosepusodepieynoprecisamenteporlaresaca,pareciendoquedeprontosehabíaesfumadoporartedemagia,volviendoapreguntarsequiéndemoniospodríaestarensuapartamento.Enelotroladodelapuerta.

Tiródeledredónfuertementeyenvolviósucuerpomediodesnudo,comenzandoa andar despacio por la habitación y necesitando respirar normalmente paraacordarsedelosucedido.Necesitándoloconverdaderaurgenciaademás.

Ymuerta demiedo abrió un poco la puerta, lo suficiente para poder echar unvistazoatravésdelarendija,yponeralgodecorduraalasituacióncatastróficaqueteníapordelante.

¿Cómohabíasidocapazdellegaracasaacompañadayademáscompletamenteborracha?¿Acasohabíaperdidolapocadignidadquelequedaba?Porlovistoasíera.

Pero lo que ella nunca llegó a imaginar era la imagen con la que se iba aencontrar,dejándolacompletamenteheladaysinestarpreparadaparaello.Yesqueallí,ensucocina,seencontrabaunMarkreciénduchadoterminandodepreparareldesayuno como si fuese lomás normal delmundo.Muriéndose de la vergüenza

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debidoaloqueprobablementehabríapasadoentreellos.¡¿Deverdadsehabíanacostadojuntos?!Yentoncessupoquenoteníanilamenorideadecómosaberafrontarelridículo

que la consumía y que la hacía tan pequeña, por eso, seguidamente, tosióavergonzadatratandodellamarsuatención.Loúnicoquepodíahacerporahora...

Marksegirómostrandounamaravillosasonrisacruzandotodasucara,¡loqueaellalebastó,confirmandosuspeorestemores!

—Buenosdías,preciosa.¿Tieneshambre?Alexiaselimitóaquedarseancladaenelsueloparahacersealaideadetodavía

nosabíamuybienqué.“Portodoslossantos,¡¿quécoñohehecho?!”¡¡Nopodíaser!!Lavergüenzahizoqueseruborizada,apartandolamiradaparaquenosediese

cuenta.—¿Estásbien?“¿Quépreguntaeraesa?¿Cómoibaaestarlodespuésdeloquehabíanhecho?”—Alex—insistiódespuésdequenolecontestase—,¿estásbien?A esas alturas la situación pudo con ella y fue imposible soportar lo que

presumiblementehabíanhecho,terminandopordarselavueltaparacerrarlapuertaa sus espaldas. A continuación se echó sobre la cama sumergida en un mar delágrimas,permaneciendoinconsolableydejandoaMarkdescolocado.

Unsegundodespués la reaccióndelchiconosehizoesperar, soltó laespátuladentro de la sartén donde estaba preparando los huevos revueltos y terminócruzandoelsalónllenodepreocupación.

Llamóalapuertaperonoesperóaqueloinvitaran,abriéndolaparapasarconungestointerroganteenlacara.

Unapunzadadedolorloatravesóalverla,acercándosealacamaysentándose,queriendoaveriguarquéera loque lepodría estarpasandopor esa cabecitaparaestar en el estado de sufrimiento en el que se encontraba. ¿Sería Jack? ¡Menudocabrón!Nosemerecíaniunasoladeaquellaslágrimas.

¿Oseríaqueloqueleafectabaeraverloallí?—¡Ey…! ¿No vas a decirme qué te pasa? —empezó a decir suavemente

empeñadoentranquilizarla—,puedesconfiarenmí.Ellacontinuódeespaldasaél,tiradaenlacama.—Alex,porfavor…YAlex,armándosedeunvalorquedesdeluegonoteníadespuésdeescucharla

preocupaciónensuvoz,sediolavuelta.Limpiándoselaslágrimasquenoparabandecaereneledredón.

—¿Qué es lo que hemos hecho?—le preguntó en voz baja, presa de fuertesremordimientos.

—Noteentiendo—contestódeformasincera.

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Alexlomirófuriosa.—¡JoderMark!—exclamóenfadadatapándoselacara.Éllaentendiómenossicabe.Llevandolasmanoshastalassuyasyquitándoselas

delacaraparaseguirmirándola.¡Unhechoquepareciómolestarlademasiado!—¿QuieresdejardemirarmecomosinoentendierasnadaMark?—Esquenolohago—sedefendió—.¿Quépasa?—¡Nolohagasmásdifícil,porloquemásquieras!—dijoavergonzadabajando

delacamayalejándosetodoloqueleeraposible—,bastantehumillaciónesparamínoacordarmedenada.

—Nome extraña.Te recordaré que fui yo quién te dejó de servir copas de lamoñaque llevabas.Además,—continuódolido empezando a darse cuenta de quemuyprobablemente lo que lamolestaba era que estuviese allí en su apartamento,mostrándoseasídedesagradecidaqueriendopermaneceralejadadespuésdeloquehizoporella—.¡Fuistetúquiénmepidióquemequedase!

—¿Yporquélohiciste?—preguntóenfadadaalzandolavozyenfrentándoseaéldeformacruel.

Marklamiródolidomaldiciendolahoraenqueseleocurrióladiabólicaideade llevarla a casa,pensandoenque lomenosque semerecía eraque lediera lasgraciasynounapatadaenelculo.¿Quécoñolepasaba?

—¿Estáshablandoenserio?Marknopodíacreerloqueleestabaechandoencara.—Porsupuesto,¿novesquenisiquierasoycapazdemirarte?—susurródándole

laespaldaantelaimposibilidaddeseguirhaciéndolo—.Deberíashaberpensadoenlasconsecuenciasynoenaprovechartedemíestandoborracha.

Si se hubiera dado cuenta de lo que tales palabras iban a herirle, jamás lashubiesepronunciado.Jamás.

Peroyaeratarde.—¿¡Qué!? —preguntó furioso dando un salto del borde de la cama y

enfrentándosealoqueparecíaquererdecir.Alexianosemoviódelsitioycontinuódándolelaespalda,escuchandosutono

exaltadoysinentendermuybienquéeraloquehabíadichoparaquesemosquearadeaquellamanera.

—Pero,¿quécojonesestásinsinuando?Porquelaimpresiónquemeestásdandoesquepiensasqueanocheterminamosfollandoentucama.

Lacontestaciónqueellaledioacontinuaciónlodejótotalmenteperplejo.—¿Ynolohicimos?—logródecirbajandolavozavergonzadacreyendotener

unapequeñaesperanzaalaqueagarrarse.Mark le leyó el pensamiento dolido ante la realidad de lo que aquello parecía

querersignificar.

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¡Noquería sabernadadeél!Y loqueera todavíapeorademásdedifícilmenteasimilable,¡creíaquesehabíaaprovechadodeella!

Loquehizoqueexplotarahechounaverdaderafuria.—¡Puesclaroquenofollamos!—gritófueradesí.Alextodavíaseguíadeespaldas,loqueaéllesirvióparaavanzarfuriosoycon

pasos rápidos hasta agarrarla por el brazo. Tirando de él de forma brusca ylograndoquesedieralavueltaplantándolaenfrentedeélparapodermirarla.

¡Susojosaesasalturasechabanchispas!—¿Quiéntecreesquesoy?Jamásseríacapazdeaprovecharmedeti,¿meoyes?

—le confesó lleno de un terrible dolor contenido—. Me importas demasiado,aunqueyaveoqueparatiesonosignificanadasihassidocapazdepensarqueelúnico motivo por el que te acompañé anoche a casa no era otro que poderacostarmecontigo.Ahorasimeperdonascreoqueyaestátododichoydesdeluegoaquísobro.

Ylasoltósinmiramientosnecesitandoalejarsedeallídeunaputavez.Ahoraeraélelquequeríamantenerlasdistancias.Bastanteacababadeescucharcomoparasertanestúpidodequedarseenelsitioenelquenopintabanada,continuandoandandodecididoyllegandoalaalturadelsillón.Unavezallícogióatodaprisalacazadoraylasllavesdelcoche,mientrasqueAlexiaseguíaenlahabitaciónperplejaademásdeatónitadebidoalaconfesiónqueacababadeescuchar.Dejándolasinpalabrasamedidaquesehacíaalaideadelocrueleinjustaqueacababadeser,provocandoque se sintiese más avergonzada todavía y queriendo gritar dándose cuenta deldolorquevioreflejadoensusojos.Undolorquedesdeluegonosemerecía.

Peronofuehastaqueoyóunodeloscerrojosdelapuertaquelogróreaccionar,saliendodelahabitaciónatodaprisa.

—Mark—lollamócorriendotrasél—,losientoyo…—No,déjaloasí.Serámejorparalosdos—lacortóterminantemente.Loúnicoqueselepasabaporlacabezaenesosinstanteseraponertierradepor

medio y marcharse de allí lo antes posible. Nunca jamás ninguna mujer que leimportaralehizosentirseunamierdayesloquesentíaahíyahora.Yprecisamentesaber que por un momento creyó que se había aprovechado de ella estandoborrachaeratodoloquenecesitabaparacortarderaízcontodo.Quitandoelúltimocerrojoyabriendolapuertadeparenpar.

—Mark—loseguíallamandoacercándose—.Porfavorespera.—Tengoquemarcharme—seexcusó implorandoporque lodejaradeunavez

—,anochenoterminéderecogerelpub.Tengoprisa.—¿Poracompañarmeamí?Laúnicarespuestaqueseescuchófuesurespiración.—Markporfavor,mírame.Ydandosubrazoatorcersegirómirandoalamujerqueúltimamentelehabía

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robadoelsueño.Observandolosexyqueestabaconelpelorevueltoyeledredónenvueltosobreelcuerpo.

—Jamáspenséquepudierasllegarapensarestoacercademí—susurródolido.—Lo sé, y lo siento, pero mi vida ahora mismo es un completo desastre y

cuandomehedespertadosinacordarmedenadahepensadoque…—DéjaloAlex,noimporta.Lamaneradedecirlolehizocomprenderquesíqueleimportaba,yloqueera

peor: “Que el camareromacizo por el que se peleaban todas las clientas del pubestabaenamoradodeella”.Elcómofueposibleeraotrocantar.

—Mevoy.—Dejaquevayacontigoyteayudealimpiar,telodebo.—No,túnomedebesnada.AdiósAlex.Ysemarchódejandoalachicacompletamenteaturdidagraciasalametedurade

pata que acababa de tener, lamentándose profundamente después de haber hechodañoalapersonaquemenosselomerecía.

—Mierda—dijodejándosecaersobrelapuertahastaquedarsentadaenelsueloapoyandolacabezacontralasrodillas—¿Quéesloquehehecho?—sepreguntabahechaunovillosintiéndoselapersonamásingratayruinquepudieseexistirentodalafazdelatierra.

“Vayasiestabaaprendiendorápidamente—pensó—.Alahoradehacerdañoseestaba cebando conquiénmenosdebería, sabiendoqueSofíanopondría ningunapegasiesoleservíaparaespabilar”.

—¡Joder!Pasómuchotiempoenesaposición,atormentándoseunayotravez.Variashorasdespués,yhaciendoacopiodefuerzas traseldesastreocasionado

debidoalmalentendidodeporlamañana,decidióponerseahaceralgoútilconlanecesidad de aliviar la mente del remordimiento continuo que tenía, sacando laaspiradoradelmuebleenunintentodeponersemanosalaobraylimpiartodoelapartamentoparadejarsedemalos rollos.Yaencontraría lamaneradearreglarseconél.

Además,¡ahoraquelopensaba!Deberíadeserfrancayadmitirqueelhechodequelegustase,enelfondolahacíaalegrarse,viéndoseunachicadeseada.HaciendoqueporundeliciosoinstantesesintierafelizdándosecuentadequehabíavidafueradelarelaciónconJack.

Pero…¿Mark?Jamásllegóapensarquealguiencomoél,unhombrequeteníaalalcancedelamanoacualquierchicaqueseleantojara,fueseainteresarseenella.Lachicaquecreíaquepasabadesapercibidaparaloschicostanguaposcomoél…

¿Cómohabíasidoposibleentoncesaquello?Noteníalamenoridea.Permitiendoqueunasonrisacruzarasucaradebidoalos

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nuevos horizontes que se le presentaban, comenzando a aspirar envuelta en unnuevo brío el suelo de su bonito apartamento. Siendo capaz de desconectarseduranteunosminutosdelmalentendidoquehabíaterminadoprovocandoyantesdeque el teléfono sonase.Descolgando en el quinto tono y llevándoselo a la oreja,mientrassedejabacaersobreelsofádelocansadaqueestaba.

—¿Hola?—Nosabes loquemealegrode escucharte—ledecía su amiga—, esoquiere

decirqueestásbien.—¿Yesalgoraro?—Rió.—Vayasiloes,novasacreerteloquehicisteanoche.—NitúvasacreerteloquelehedichoaMarkestamañana.—¡¿Qué?! —el chillido que dio Sofía fue tan fuerte que tuvo que apartar el

teléfonodelaoreja—.¡Mataréaesehijodeputa!—seguíachillandocomounaloca—.Sabíaquenopodíaconfiarenél,¡losabía!

—Sofía… —pronunció su nombre despacio queriendo tranquilizarla yrecordando que ellamisma también desconfió de él, acordándose de todo lo quevinodespués.

—Esquenomelopuedocreer,mevaaoíresecabrón—seguíayseguía…—Sofía,¿quieresdejarmehablar?—¿Hablar?—chillómásfuerte—,¿quéesloquehayquehablar?—Sehaquedadoporqueporlovistoyoselopedí.—¿Pero es que ni siquiera te acuerdas? ¡Hostia puta! Sí que tenemos un

problema,voyahoramismo.Alexiasoltóelairetodolocalmadaquepudoantesdecontinuar:—¿Vasacallarteunsegundoydejarmequetecuentequenonoshemosacostado

juntos?—lapreguntafinalmentelaconsiguióformulardeunamaneratranquilayserena, tanto que consiguió su propósito. Hacerla callar y sobre todo que no lavolviera a interrumpir. Pudiendo continuar—: Esta mañana, cuando me hedespertadoestabapreparandoeldesayunoy,¿sabesloquehehecho?Leheacusadodeaprovecharsedemí.No tepuedeshacera la ideade la formaen laquemehamiradosincreersequehubiesedudadodeél.Todavíanohesidocapazdeolvidarlo.

—¡Ohno!—Sehaidoenfadadoynolehepodidodecirmuchomás.—¡Ohno!—¿Quépasa?—Puesquenosotrosanochelehicimoslomismo.—¿Cómoquelehicisteislomismo?Noteentiendo.—Verás…Seguidamente pasó a relatarle todo lo sucedido, desde la negación deMark a

ponerleningunaotracopa,hastasuofrecimientodellevarlaacasa,pasandoporel

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bailecitoquesemarcóellamismaenmitaddelapistadescaradamenteyrodeadadevarios hombres delante de la mirada de pocos amigos del camarero.Permaneciendoensilencio,completamenteperplejayasombradaescuchandotodaslasbarbaridadesqueleibacontando,dándosecuentadelestadodeánimoenelquedeberíaestarelpobreMark.Arrepintiéndosedesucomportamiento.

Seríaafortunadasilevolvíaadirigirlapalabra…—NoséAlexperodesdeluegotehaslucido.—¿Cómopuedoarreglarlo?—Nolosé.Siyofueraélestaríacabreadísimaydesdeluegoquenomegustaría

verte cerca en una temporada—le dijo sincera—.Aunque si lo piensas bien hayalgobuenoquesacarentodoloacontecido.¿Loves?Siemprelohay.

—¿Ahsí?Puesyonoloveo—decíapreocupadasabiendoquelaúnicaculpableeraella.

—HasdejadodepensarenJackparapasarapensarenMarkyencómointentararreglarelmalentendidoenelquetehasmetido,yesoesbueno.

—¡AndayaSofía!—Te lo digo en serio. Lo que todavía no entiendo es cómo se nos ha podido

pasaratodosporalto.Nienunmillóndeañoshubiesesupuestoquelegustabas.—¿Ves?Nosoytanbichoraro.Sofíacontinuóhablando.—Pero lo que tampoco entiendo es el por qué nunca hizo o dijo nada que te

hiciera enterarte de la situación. Nos habría quitado un marrón de encima, ¿nocrees?

—Noempiecesporfavor,hoynoestoyparasermones.—Nomeextraña,oye,¿salimosporlanoche?Alexlaescuchóhorrorizada,¿salirdespuésdelcomportamientodesastrosoque

tuvolanocheanterior?Antesdeberíareflexionarymadurarunpocopuestoquesicada vez que fuera a beber más de la cuenta se iba a poner a tiro a cualquierborracho que se encontrara… ¿Qué habría sucedido si ningunos de sus amigoshubieseestadopresente?Lapreguntaaquellalaatormentabahastaelinfinitoyaquesi no fuese por ellos muy probablemente hubiese terminado teniendo relacionessexualesconcualquiera.Yesoeraunhechoporelqueellanoestabadispuestaapasar.Sabiendoquenuncaserecuperaríadeungolpeasí.

—No,creoquehoymequedaréencasa.—¿Seguro?—Llevotodalasemanafueraytengocosasquehacer.—Mentirosa—lacortósuamigaconociéndolademasiadobien—,¿enquéestás

pensando?—NecesitoaclararmeSofía.Cuandoyacreíaquenomepodíapasarnadamás

voyylacagodeltodoconlapersonaquemenosselomerece.Ahoramismoestoy

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hechaunamierda.—¿Quieresquevaya?—seofreciódebuenamanera.—No,necesitoestarsola.—¿Estássegura?Sequedóensilenciomeditandolarespuesta.—Nuncaloestuvetanto.Necesitopensarsobremifuturoysobretodonecesito

estardespejada,niunagotadealcohol.Fíjatelaqueheliadosinacordarmedenada.—Estábien,hoytedejarétranquila.Simenecesitasmellamarás,¿verdad?—Yasabesquesí.—Cuídate.—Loharé—afirmócolgandoelteléfono.Cogióotravez labayetaysiguió limpiandoaquíyalláqueriendomantener la

menteocupadasinllegaraconseguirlo.Pensandoenelmismoasuntoypasándoseelrestodeldíaintentandosaberquéhacer,sabiendoqueledebíaunaexplicación.

¡Enmenudolíosehabíametidograciasasupocacabeza!Variasvecesestuvoapuntodellamarle,perosiempre,enelúltimoinstante,se

arrepentía colgando elmóvil antes de que llegara la llamada.Odiándose por serdemasiadocobardeynoarreglarelentuertoenelquesevieroninvolucradosporlafalta de confianza en un amigo, que para más inri, le terminó diciendo que leimportaba.

Miróelrelojotravezdescubriendoqueeranlasdosdelamañanasopesandoquequizás,aesashoras,estaríarecogiendo.

¿Ysilellamabaahora?Perotampocoterminóhaciéndolo,buscandounanuevaexcusa a la vez que tiraba el móvil hacia el otro lado del sillón en un estadoimpotentedebidoasusmalditasinseguridades.

Finalmenteselevantócabreadaconsigomisma,permaneciendoenunestadodeculpabilidad imposibledesoportarpor todoeldolorquevioa travésdesusojospartiéndoleelalma.Entróensucuartoarrastrandolospies,ycontinuóodiándosepordejarparamañanaloquenoseatrevíaahacerahora.Quenoeraotracosaquepedirle perdón una y mil veces o las que fuesen necesarias hasta que pudieraperdonarlaporconvertirseenlamujermásdesagradecidaquesehubiesetopadoensuvida.

Cogióelpijamadedebajodelaalmohadayselopusotranquilamente,cuandohubo acabado volvió a salir de la habitación para prepararse un vaso de lechecaliente. ¡Toda ayuda iba a ser poca, teniendo la certezadequenodormiría bienprecisamente!

Llenóelvaso,lometióenelmicroondasypulsóelbotón,limitándoseaesperarymirandoatravésdelaventanacomoaquelprimerdíacuandoempezóasentirqueelmundoseleveníaencima...Soloqueestavezhabíaunagrandiferencia.Laquehabíaocasionadoungrandolor,ademásdeunagrandecepción,nohabíasidootra

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personaqueellamisma,quedándosehechaunamierdadadaslascircunstanciastrassaberloqueerasentirsetraicionadaporalguienaquienquerías.

Efectivamentefueunanochemuylarga…A la mañana siguiente, después de tomarse un café cargado para espabilarse

recordando el martirio de la noche pasada, decidió que debería hacer lo que leestabacostandounabarbaridad.

¡Iralpubyhablarconél!Peronofuehastayaentradalatardequelogróverseconlasfuerzassuficientes

como para llevar a cabo lo que no teníamás dilación. Eso sí... arrastrando a suamiga.

—Porloquemásquierasacompáñame—lesuplicabaaSofíaenelcaféenelquehabíanquedado,agarrandosusmanosdemaneradesesperadaencimadelamesa—,séquenovoyasercapazdepresentarmeallísola.

—Estábien,vayasemanitameestásdando…—bromeabaapurandoelcaféquehabíasobrelamesa—,esperoquelopeoryahayapasadoypodamospasarpágina.¿Otodavíahayalgoquetepuedaocurrir?Porquevistolovistoyanosésifiarmedequeguardesotroasbajolamanga.

—Nobromees,¿quieres?—Nolohago.Conlarachaquellevasnuncasesabe.—No seas gafe—la regañó—, ahoramismo tengo bastante con lo que tengo.

¡Anda,vámonos!Mañanahayquevolveraltrabajoynomequieroacostartarde.—Asímegusta,unaniñabuenayobediente.—Dejóunbilletedecincosobreel

platoyselevantaron.Elcamareroquelessirvióloscaféslasmiróprimeroaunaydespuésalaotra

hastaquedesaparecieron,abandonandolacafetería.Salierondelbaryseencontrarondecaraconunfuerteydesapaciblevientoque

las hizo temblar. Apretando bien sus gabardinas para resguardarse del frío,acelerando el paso marchando juntas por la gran avenida dando un paseo yperdiéndose entre toda aquella gente, continuando andando cogidas del brazo sincasiintercambiarpalabrasdebidoalfríoquehacía.Menosmalqueelpubnoestabalejos…

Notardandoenllegar.—No sé si ha sido una buena idea lo de venir tan pronto—dijo Sofía seria

percatándosede lacaradepocosamigosdeMarkencuanto lasvioentrarpor lapuerta.

—¿Porqué?—preguntópreocupadadetrás.—Creoquenosomosbienrecibidas.Supoaqué se refería, cruzándose con sumirada fría comoel hielo, loque le

provocóquesequedaseallíplantada.

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—Vamos,notequedesahíparadacomounpasmarote.—Laregañóquitándoselagabardina—.Yaqueestamosaquítomémonosunacervezaaverquépasa.

—¿Ysinosmarchamos?La caraque tenía eraunpoema reconociendoqueno tardaría enbuscarseuna

excusaquelepermitierasalircorriendo.—¡Anda,vamos!Lacogiódelbrazoycasilaarrastróhastaunamesacercana,sentándoseunaal

ladodelaotra,yantesdedarleningunaoportunidadaqueseescaquease.—Tienessuerte,nohaycasinadie.—Puesmeencantaríaqueestuvieseabarrotado. ¡OhSofía!Vaa serpeorde lo

queyocreí.¿Novescómonosignora?—¿Y qué esperabas? ¿Flores?—Colgó el bolso de la silla y respiró aliviada

viéndoloacercarse—.Mira,porahíviene.Pero Mark pasó delante de ellas limitándose a tomar nota a la pareja de la

izquierda y que acababan de sentarse después de que ellas lo hubiesen hecho.Dejandoentenderquepasabadelasdos.Unavezquecogióelpedidovolviósobresuspasos.

—Pues que bien —dijo Sofía dando un barrido a todo el local queriendodistraerse,reconociendoalamujerqueestabaapoyadasobrelabarra.

“Habíamujeresquenosecansabannunca”.—Vaya,vaya.—¿Quépasa?—¿Teacuerdasdelamujerdelaquetehabléyquetedijequeestabaesperandoa

Markparafollárselo?—Peromiraqueeresbruta.—¿Teacuerdasono?Alexasintió.—Pues ahí la tienes, en el mismo sitio de la última vez y antes de que se

marcharacorriendodespavoridatrasescucharledecirqueteacompañaríaacasa.—Nome lo recuerdes—susurró bajando lamirada—, todavía tiene que estar

arrepintiéndosedenohaberseidodetrásdeellaysíconlaamigatraidoraenlaquemeheconvertidoporméritopropio.

Echóunaojeadaasuamigasuspirandoresignada.—Yaqueestamosaquípodíasponerde tupartey acabar lo antesposible, ¿no

crees? —Le terminó recriminando viendo la aptitud pasiva que tenía—, si hedecididoaacompañarteesporquenoqueríadejartesolaperocreoquevasaacabarasí.

—¿Porqué?—Porque es elmomento ideal de hablar con él, ¿acaso estás esperando a que

hayamásgente?Porqueesloqueparece—laacusó.

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—No es fácil, ¿vale?—contestó haciendo tiempo pues no sabía lamanera demanejaraquellasituación—:¿Acasonovesquenoquieresabernadadenosotras?¿Nohasvistosureacción?

—¿Yacaso túnovesquedebesmover el culo?Porquenohemosvenidoaquísolamente para tomarnos una cerveza… —le respondió enfadada en voz altaobligándolaaquedeunavezselevantara—.YsiloquepretendesesqueseaMarkelqueseacerquevaslista.

Alexia movió el cenicero de sitio una y otra vez de lo nerviosa que estaba,mostrándosecompletamenteperdidaysinsaberlamaneradeactuar.

AloqueSofíaterminópordecirle:—¿Necesitasayuda?—Sí,porfavor—suplicó.—Muybien—contestó como si nada antesde respirarydecir tan tranquila—:

Voyalbaño,sicuandosalgasiguesaquísentada,mevoy.—¿Qué?—fue lo único que pudo decir después de escuchar aquel ultimátum.

Llevándoselasmanosalacara—.Nomepuedocreerquemehagasesto.Dicho y hecho, en cuestión de milésimas de segundo Sofía ya no estaba,

levantándoseyperdiéndoseporelpasilloquedabaalosbaños,dejándolasola.—¿Sofía?PeroSofíayanoestaba,viéndoladesaparecertraslapuertaquedabaalosaseos.—Estábien—habló enun arrebatodesesperado.Dándosevalor ellamisma—,

allávoy.Ysinpensarlo,porquemejorquenadiesabíaque terminaríahuyendo, fuea la

barraysesentósobreunodelostaburetesmientrasquemirabadereojoalarubiadespampanantequeestabaasulado.

“Puessíqueesguapa,sí—pensóquedándoseallísentadaesperandoaqueMarkquisierahacerlecasoysevolviera”.

EntoncesMark, creyendo ver a una nueva clienta en la barra, se dio la vueltaencontrándose con lamirada indecisa de la persona a la quemenos quería tenerdelante, y a la que al parecer, le estaba costando un verdadero esfuerzo no salircorriendo.

—HolaMark—susurróenvozbaja.Élnisemolestóencontestar.Cogiólabandejaysaliófueradejándolasumidaen

unagrantristeza.Ignorándolacompletamente.“Desdeluegoquenoleibaaresultarnadafácilhablarle,muybienseloacababa

demostrar”.No tardandoendarseporvencidadebidoa laembarazosasituación,bajándoseapesadumbradadeltabureteyconunnudoenlagargantaantelanegativaadirigirle lapalabrasiquiera.Queriendosalirdeallícuantoantes…hastaqueundetalle llamó su atención viendo que la mujer que tenía a su lado la miraba ysonreíaburlándoseclaramentedeella.Marcandoel territorioyproclamándose la

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ganadora absoluta, lo que sin ninguna duda, y sin ella pretenderlo, la hizoreaccionar. ¡Y es que después de la semanita que había pasado no se iba a dejaravasallarasícomoasíniporaquellarubianipornadie!Habíallegadoconlaclaraintenciónyelpropósitodehablarleyesloqueibaahacer,costaraloquecostara.Ysiesarubiadebotecreíaqueleibaadarlasatisfaccióndemarcharse,desdeluegoquenosabíaloequivocadaqueestaba.

¡Vayaqueno!Apartirdeahoraibaaafrontarsuserroresyporesemotivonoseibaamarchar,

lointentaríaotravez,olasvecesquehicieranfalta.ViendoquelaoportunidadparahacerlonosehacíaderogarpuestoqueMark,deliberadamente,volvíaaapareceren escena soltando la bandeja encima de la barra por el lado en el que estaban,quedándose entre las dos mujeres y actuando únicamente deseando provocarla.Consiguiendo dejarla tocada y hundida en elmomento en que le daba la espaldacomositalcosa,terminandohablándolealarubiaaquellamalintencionadamenteycanalizando toda la rabia que tenía dentro dirigida a ignorar a la chica que teníadetrás,yquetantodañolehabíahecho.

—¿Quépasanena?¿Otravezporaquí?—Siquieresmepuedomarchar…—¡Ohno!nadadeeso—negóconvencidodequerertenerlaallí,recreándoseen

cada palabra y sobre todo recreándose porqueAlexia lo escuchara—.Hoy voy acerrarpronto,¿quéteparecesitequedasymeayudas?

Yacercándosedeliberadamenteleterminósusurrando:—Abajo tengo mi despacho y creo que estás interesada en conocerlo, ¿me

equivoco?—Bueno dicho así suena un poco mal, ¿no? —le contestó de forma sensual

pasándole la mano por el pecho—. Además, anoche me diste plantón —le dijoenfurruñadaesperandosurespuesta.

—Nimelorecuerdes,todavíameestoyarrepintiendo.Aquellas palabras las dijo lo suficientemente alto por si no lo escuchaba.

Dirigiéndoseexpresamentea la chicadeal lado,y sinquehiciera faltayaque seestabaenterandodetodasycadaunadelasfrasesquesededicaban.Doliéndolemásdeloquedeberían.

Enfrentándose a la humillación a la que estaba siendo sometida actuando enconsecuencia y bajándose delmaldito taburete con la cara roja por la vergüenza.Dandounpasoadelanteclaramentedecidida.Entonceslegolpeócabreada,abriendolamanosobresuespalda.

—¿Quécoñohaces?—gruñógirandosobresímismo.—¡Anda!, pero si sabes que estoy aquí… —terminó reprochándole y

reconociendoqueeraunlogroelquelaestuvierahablando.Larubialamiróconcaradepóker.

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—Losabíadesdeelmomentoenquecruzabasesapuerta,ynocreoqueseastanestúpidacomoparaquenotedescuentadequenoeresbienvenida.

—Markpor favor,nomeha resultadonada fácilvenirhasta aquí.Déjamequehablecontigo.

—¿Hablar?¿Hablardequé?—Ysedirigiónuevamentea la rubia—.¿Laestásoyendo?Quierehablar.

Larubialomiróreflejandoladesconfianzadelasituaciónentreellos,teniendobastanteclaroquesivolvíaadejarlaplantadadesdeluegoquenolavolveríaaver.

—Peroyonoquierohacerlo—continuóa lavezque llevaba lamanohastaelpelode lamujerparaapartárselode lacara, enungestodequerer intimidarconella.Continuandoignorándola.

—Entoncescariñomándalaapaseo.—Anda,es lomássensatoqueheescuchadodesdehacemuchotiempo.—Yse

volvióagirarhaciaellafulminándolaatravésdelamirada—,¿lahasoído?“Comoparanohacerlo—pensó terriblementehumilladadespuésde lamanera

tanruindetratarla”.Y sin poder reaccionar a lo que tanto daño le hacía, bajó la cabeza ocultando

cómo sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas de impotencia.Haciéndose a laideadequeallísobrabayvolviendoasentirlanecesidaddequelacogierandelamano y le dijeran qué hacer a continuación. Admitiendo que ya era losuficientementemayorcitacomoparaempezaracambiardeactitud,algoa loqueporfin,estabadispuestaahacer.

¡SindudaungranpasohaciaadelantedespuésdelodeJack!Ni siquiera esperó a su amigaSofía.Anduvodespacioy con lamoral por los

suelos dirigiéndose a la puerta de salida. Subiendo los pasos que la alejarían deaquellugarquizásparasiempre.

Antesdehacerlosegiróunaúltimavez,viendoaMarkbesandoalarubiaenlabocaperoconlamiradaenfurecidaclavadaenella.

¡Quedandodescolocadayporsupuestoestupefacta!

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CAPÍTULO6El despertador la despertó a las siete de la mañana siguiente tras una noche

horrorosaenlaqueapenashabíaconseguidodormirnada.Sacólamanodedebajodelassábanastratandodedesperezarse,yloterminóapagandodeunmanotazosinlamenorcontemplación.

Despuésdededicarsetodalasemanaúnicayexclusivamenteacompadecersedesímismadando lugar, además, a que su amigoMarkhubiese dejadodehablarla,hacía que aquella madrugada en particular se le antojara demasiado dura.Provocandodebidoalcúmulodecircunstanciasquelecostasebastanteponerseenmarcha. Haciéndose a la idea de lo mucho que iba a necesitar una buena duchaacompañadadeuncafébiencargadosiloquequeríaeraespabilarse.

Encendiólaluzyapartóeledredónaunlado,empezandoadarsecuentadelfríoquedebíadehacerfuerayaqueelapartamentoestabahelado.¡Quéraro!

Se puso sus zapatillas favoritas y se levantó de la cama dirigiéndose hasta elradiador.Unavezallípusolamanoencimadeélyaveriguóelverdaderomotivodeporquétambiéndentrohacíatantísimofrío.¿Quéhabríapasado?¿Talvezsehabíaestropeado la caldera realmente? Desde luego que le estaría bien empleado porponerladeexcusaparacortarlaconversaciónquemantuvieronmadreehija.

“—Québien,tendréquehablardeverdadconelcasero”.Fuehasta lacocinaparaprepararseelcaféque tantonecesitabaprocurandono

agobiarse,ynadamásabrirelgrifodelaguacalientecomprobóhorrorizadaquetampocohabíaaguacaliente.

—¡Mierda!¿Ycómomeduchoahora?—hablósolayenvozaltahaciéndosealaideadequesíqueibaadespejarsesiloteníaquehacerdebajodelaguaquesaldríadelgrifohelado.

Unavezquelacafeterahuboterminadosesirvióunagrantazadecaféhumeantey se la llevó hasta el baño. Viendo, para colmo, que se había dejado la ventanaabiertadurantetodalanoche.

“¿Quémásleibaasalirmal?—Vayamierdadelunesqueseestabapresentando,yesoquecasinohabíacomenzado”.

Dejóelcafésobreellavaboylacerrómientrasquesearmabadevaloranteladifíciltareademetersebajoelchorrodeaguafría.

Los siguientes cincominutos se los pasógritandodedolor debido al fríoquepasó, enjabonando el cuerpo con la esponja y el gel helado para a continuaciónaclararsecomopudo.Dejandoporimposiblelodelavarseelpelo.

Saliódeladuchaenvolviéndoseenelalbornozlomásrápidoquepudoyechómano del café todavía caliente, bebiéndoselo de un trago en un férreo deseo deentrarencalorantesdevolveralahabitación.

Abrió el armarioyno tardómuchoenelegir el vestuario, cogiendouna falda

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negraquelellegabadebajodelasrodillasyunablusablancaqueseanudabaenlapartedelantera,dejándolotodosobrelacama.Acontinuaciónabrióelcajóndelaropa interior eligiendounconjuntodebragay sujetadorblancos ademásdeunasmedias.

No tardómucho en vestirse, dando lugar a que después de cincominutos, seencontrara frente al espejo del baño terminando de arreglarse para poder salirpitandohaciaeltrabajo.

Se cepilló el pelo y se lo recogió en una coleta de caballo. Se maquillóesmerándosebastantemásquecualquierotrodíaocultando lasojerasdebidoa lafaltadesueño.Sepusounpocoderímel,yporúltimoseechóbrilloenloslabios.Cuandocreyóestarlistavolviónuevamentealahabitaciónenunintentodeestirarlacamatodolorápidoquepudo,yterminócalzándoseloszapatosdetacón,nomuyaltos, dispuesta amarcharse inmersa en aquella sensación de temor desde que sehabía despertado esa madrugada pensando en el por qué el señor Scot habíapreguntadoporella.Intuyendoqueaquellonopodíasignificarnadabueno.

Y con esa sensación nada agradable abrió la puerta y se marchó deprisa.Resultandoqueloquemenosleconveníaerapermitirseellujodellegartarde.

¡Yatendríatiempodedesayunarfuera!Entrabaeneledificioenelquetrabajaba,(unodelosmásaltosylujososdela

ciudad),cuandoelascensorabríasuspuertas.Aprovechandopara,despuésdedarlosbuenosdíasalvigilante,internarsedentro.Comprobandosatisfactoriamentequellegabaquinceminutosantesdelahora.

Pulsóelbotónnúmero64ysepusoaunladodejandopasara losdemás.Casitodoshombresvestidoscontrajesdefirmademasiadocarosparasugusto.

Los pocos segundos que tardó en llegar a su planta los dedicó a intentartranquilizarse, hecho que consiguió en parte hasta que volvieron a abrirse laspuertasyseencontraracaraacaraconEstefany.Mirándolapreocupada.

—BuenosdíasEstefany.—¿Buenosdías?—pronunciódemasiadoseria—.Creoquepara tino lovana

ser.¡Anda,acompáñame!Estefany era la secretaria personal del señor Scot. Unamujer de 59 años que

llevabaenelpuestodesdelos28,loquequeríadecirquellevabacasitodalavidaalserviciodelaempresaconvirtiéndosedesdelosiniciosenlamanoderechadetanenigmáticohombre.Trabajadora,educada,responsable…desdeluegoqueatributosno le faltabanpara llegaradesempeñar tanarduo trabajo.Haciendoque laplantaenteralarespetasedeigualformaqueal todopoderososeñorScot.Undetallequeporsupuestoselohabíaganadoellasolayalolargodelosaños...

Estefany,mostrandoungestopreocupado,lallevóhastaelcuartodelacafeterasabiendo que era el único sitio en el que podrían tener algo de privacidad,

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aprovechando que la jornada de trabajo todavía no había comenzado para podermantener una charla que le hiciera tratar de entender qué había sucedido aquellasemanaen laquenohabíadadoseñalesdevidadeningún tipo.Examinándolaenprofundidadeimplorandoporquenofuesedemasiadotardeparaella.

Lamirada de preocupación que le dedicaba en exclusiva terminó envolviendocompletamenteaunaAlexiaqueempezabaaimpacientarseyaponersenerviosa.

—¿Qué pasa?—preguntó asustada estirando la falda antes de sentarse, siendoimprescindibleestarsiempredepuntaenblanco.

—Dimequetienesunpartemédicoquedigaquehasestadoenferma—ledijodeformaeducadaperodemasiadoseria.

—Losientoperonopuedohacerlo.Nolotengo.—¡Losabía!Niña…—Ylamiróapenadasabiendoquenoestabaensusmanos

loquepodríallegarasuceder—,nosabesenelgravelíoenelqueestásmetida.—Meestásasustando.—Espara asustarse.Hasde saberquehehecho todo loposiblepor encubrirte

peronohasidosuficiente.—LosientoEstefany,sihayalgoquedeverdadmeenfureceeselhabertemetido

atienmedio,hesidounacompletaestúpida.—Esoahorano importa—la tranquilizó—, sé cómomanejarmeconél, o eso

espero…—¿Quéhapasado?—Esoesprecisamente loqueyomepregunto.¿Quéhapodidopasarparaque

unade lasmejoresbecariasquehanpasadopor aquípierda la cabezaypaseunasemanaenterasinaparecerporeltrabajo?

—Losientoyo…—¿Sabes loafortunadaquefuisteantemi recomendacióndirecta?Porelamor

deDiosAlexia,¿sabeslacantidaddebecariasquehanpisadoestaoficina?Pero Alexia no era capaz de articular palabra de lo avergonzaba que estaba.

Sintiéndosecompletamentederrotada.—Noséquéhadebidodeocurrirteparadejardeladotusobligaciones,supongo

que tendrás tus motivos y que serán demasiado importantes solo que no meesperabaestodeti,nunca,jamás.

La rotundidad en sus palabras le hizo un daño profundo dentro del alma,echándoseliteralmentesobrelamesayllorandodeunmododesconsolado.

Estefany mientras consideró oportuno continuar hablando, y sobre todohaciéndolaverelerrorquehabíacometido.

—No suelo confundirme con las personas y sigo teniendo la certeza de quetampocolohicecontigo,peromehasdecepcionadoAlexia,mehasdecepcionadomucho.

—Losiento—logródecirentresollozossinimportarlequeunmechóndepelo

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yanoestuvieseensusitio.¿Quéimportabayatodo?Eldetallequefaltabayquelahundiríadeltodoacababadehacersuaparición.

—Es inusual y tú bien lo sabes que interfiera en una contratación, de eso seencargaotrodepartamentoperonoséloquevientiapartedeltrabajobienhechoparainvolucrarmecomolohice.Sabesquetecogícariño,ysabesquedenoserpormítutrabajoaquíhubieseterminadojuntocontucontratodebecaria.

—Losé.—¿Eresconscientedelasuertequetienesestandocontratadaaquí?Alexiaasintió.—Puespermítemeque lodude,—pronunciódejandoque la pena inundara sus

ojos—.Ni siquiera el que lleva aquí varios años tiene la seguridad que tú teníashastaeldíadehoydeseguirperteneciendoalaempresadeunamaneraindefinida,nisiquieraporeltrabajobienhecho.

ElauricularquellevabaEstefanytanbiencamufladosobrelaorejaleindicóqueel señor Scot subía en el ascensor en esos instantes. Cortando de raíz aquellaconversación.

—Levántate—leordenó.Alexiaobedeciósinrechistar.—ElSeñorScot está subiendo en el ascensor.Tienesdosminutos exactamente

para arreglarte la coleta y sonarte la nariz —informó la mujer con laprofesionalidadquelacaracterizaba.

Lajovenmuchachalaescuchó,levantándosedelasilla.—Vamos,dateprisaporquealasochoenpuntohasdeestarensudespacho.Ha

solicitadohablarcontigoencuantollegase.Dicholocualdiomediavueltaysemarchóasumesa,permaneciendodepiéy

esperando a que las puertas del ascensor se abriesen recibiendo así al dueño deledificio con el saludo discreto de todos los días. Pasando a continuación ainformarledelaagendaprevistadeldíaenelqueestaban.

Llamó a la puerta hecha un manojo de nervios. Tratando de respirar

normalmenteantesdeentrarenel inmensodespachoysinesperaraqueledieranpermiso, ya que acababa de ser informado por su secretaria. Cerrando a susespaldas.

—BuenosdíasseñorScot,¿queríaverme?Elhombremayorqueestaba sentando sobreel lujoso sillóndecuero,dejóde

firmar losdocumentosque teníadelante, alzando lavistaduranteun segundoporencimadelasgafas,yvolviendorápidamentealoqueestabahaciendo.

—BuenosdíasseñoritaJammes,paseporfavor.“Nuncaseacostumbraríaatantasformalidades—yavanzósituándosedelantede

lamesa,quedándosedepiéyteniendolacertezadequeestabanapuntodedarleel

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golpefinal”.¡Eldefinitivo!Elaspectodeellavolvíaaserimpolutodespuésdecepillarsenuevamenteelpelo

yhacerselacoleta.Loquenopudoremediar,aunquelointentósinéxito,esquesusojos se vieran con la normalidad de siempre, mostrándose enrojecidos aconsecuenciadelberrinchequeacababadetener.

Aunque, ¿qué más daba? Se preguntaba una chica que se acababa de dar porvencidaentodosycadaunodelosaspectosdesumiserablevida.

—SerébreveseñoritaJammes.Hizounanuevarúbricaconlaplumadeochomildólares,regalodesuesposa,y

ladejósobrelosdocumentos.Acontinuaciónlevantólacaraylaescrutóatravésdela mirada sopesando en terminar lo antes posible. Tenía reunión dentro de diezminutos y él no acostumbraba a perder el tiempo. Echándose hacia atrás yapoyándosecontraelrespaldodelsillóndecueroparaseguidamenteentrelazarlasmanosanteelnerviosismodelajoven.Entoncesdijo:

—Sabe usted quién fue la persona que la recomendó interfiriendo en sucontratacióndeayudanteadjuntaenlaempresa,¿noescierto?

Alexiaasintió.—Bien,tambiénsabráquedichapersonadeberáresponsabilizarseenelcasode

quesurjaalgúnproblema,¿no?Abrió la boca para protestar, pero en el último instante decidió permanecer

callada.Nuncanadieinterrumpíaaltodopoderosojefe.—Sucomportamientoirresponsablehahechoqueestéhoyaquíhaciendoquelas

expectativas tan altas que la señora Jackssondepositó sobreusted la hayanhechocometerunerrordemasiadograve.YlasconsecuenciasenestaprestigiosaempresasepaganseñoritaJammes.

Unalágrimaempezóacaersobresubellorostrocomprendiendoquefinalmenteterminaría arrastrandoaEstefany.Siendodemasiado injustoycreyendonopodersoportarlo.

Aunasí,ymordiéndoseelamorpropiosiguióallí.Plantada.Deseandoacabardeunamalditavez.

Ysinpensarlodosvecesterminódiciendo:—PorfavorseñorScot,laSeñoraJackssonnotienenadaqueverconmifaltade

responsabilidad,yo…Lamiradagélidadelquetodavíaerasujefeladejóhelada.—¿AlguienlehadichoquehableseñoritaJammes?Alexianegóconlacabeza.—Eso creía yo…—contestó enojado echándose hacia delante y cogiendo una

carpeta donde se veían los datos de ella—. Verá, normalmente nunca me ocupopersonalmentedeestetipodeasuntos,perodebidoalagravedaddelcasoquenos

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ocupamehahechodecidirme.Abriólacarpetaysacóunahojaqueleentregó.—SeñoritaJammes,¡estáusteddespedida!Y según dijo aquello volvió a centrarse en nuevos documentos. Cogiendo su

apreciadaplumadenuevoeignorándolacompletamente.Dispuestoanoperderuntiempovaliosoenalguienquenolomerecía.

Estefanyatendíaunallamadacuandosepercatódequelapuertadeldespachodel

señorScotseabría,observandoatentamenteytratandodeaveriguarquéesloquepodríahabersucedidoenelinterior.Notardóensuponérselo.Viendoloquenoerade su agrado puesto que del despacho salía una joven abatida y saturada por losacontecimientos.Undetalle que le hizo saber loque acababade suceder en aqueldespacho. Poniendo cara de preocupación y de pena viéndola pasar como unaexhalaciónpordelantedesupuesto,ycorriendotodolodeprisaquelafaldaselopermitíahastalograrllegaraunbaño.Encerrándoseparaquenadielaviera.

Incomprensiblemente a continuación, yporprimeravez en todos los añosquellevaba en el servicio de la empresa, Estefany pulsó uno de los botones de lacentralitaydioórdenesexplícitasdequenolepasaranningunallamadadelseñorScot.Quitándoseelauricularyabandonandosupuestodetrabajodirigiéndosetraslospasosdeella,inmersaenlapreocupaciónqueledespertabaaquellapobrechica.

—¿Alexia?—Llamóalapuerta.Optandoporentrardirectamente.Alhacerlolavioagachadasobreellavaborefrescándoselacara.—¿Estásbien?—preguntópreocupada.No debía de estarlo porque no sólo no contestaba, sino que además la

respiraciónseescuchabademasiadoagitada.—Alexia,¿quésucede?Todosucedióendécimasdesegundos.—¡Estoy despedida!—logró decir, cayendo sobre el suelo ante la mirada de

estupordelasecretaria.—Alexia,Alexia...—lallamabasinelmenorresultado.Estefanyactuórápidamente,agachándosesobreelsueloyquitándoselachaqueta

paradepositarladebajodesucabeza.Despuésledeshizoelnudodelacamisaylequitólosprimerosbotonesenunesfuerzoporquepudieserespirarmejor.

Ellasiguióinconsciente.Los gritos de auxilio no tardaron en ser escuchados, y a los pocos segundos

alguien entraba en el bañoy llamaba a travésde su teléfonomóvil al númerodeemergencias,mientrasqueelbañoseiballenandodecompañeroscuriososquenoentendíanquéeraloquesucedía.

No habían pasado ni diez minutos cuando las puertas del ascensor se abrían.Dandopasoaunpardeenfermerosyaunmédico.

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—Despejenlazonaporfavor.—¡Yahanoído!Todosasuspuestos—dijoEstefanyfirmementehaciéndosecon

elcontroldelasituación.La zona quedó despejada en cuestión de segundos. Dejando trabajar a los

especialistas tranquilos. Y tras unos minutos agónicos pudieron hacer un primerreconocimiento. Decidiendo llevarla a un hospital próximo y someterla a variaspruebas que les hiciera averiguar la envergadura de la situación. Subiéndoladespacioalacamillasiendocompletamenteajenaatodoloqueestabasucediendoasualrededorcontinuandoinconsciente,yconunprimerpronósticodequelacausapudieseserdebidaaunafuertecrisisdeansiedad.

ÚnicamentecuandoselallevaronEstefanyvolvióasupuesto.PeterySofíaentraronenlazonadeurgenciasatodaprisaunahoradespuésde

quelacompañeradesuamigalosllamase,informándolesdelosucedido.Corrieronhaciaelmostradordeurgencias,unavezqueestuvieronenelhospital,

ydieronlosdatospersonalesdeAlexiaalaenfermeraqueestabaenelmostrador,esperandoaquelesinformaran.

Solamente pudieron respirar un poco tranquilos después de recibir dichainformación, y en la que les dijeron que se encontraba bien tras examinar laspruebashechas.Diciéndolesque loque lehabía sucedidoeradebidoauna fuertecrisisnerviosa.Facilitándoleselnúmerodecamaenlaqueseencontraba.

Cuando les dejaron pasar a verla la escena que se encontraron les hizopreocuparsedemasiado,yesqueverlaenlacamadelhospitalconeloxígenoenlanarizytodasaquellasventosassobreelpecho,leshizomirarsedereojorealmentepreocupados.Aunquelopeornoeraloqueseveíasinoelaspectoqueofrecía,quenoeraotroqueeldeunapobremuchachavencidaporlascircunstanciassinganasde seguir luchando.Mostrándose tan frágil que parecía un cristal que estuviese apuntoderomperse.

—Holacariño.Sofíaseacercódespacioylediounbeso,seguidamentelacogiódelamanoyse

laapretócariñosamentedeseandodarlefuerzas.—¿Cómoestás?—Heestadomejorotrasveces—susurródejandoescucharelpesarquellevaba

dentro—.¿Cómooshabéisenterado?—Estefanymellamó.Encuantoescuchóaquelnombreselellenaronlosojosdelágrimas.—LapobreEstefany,¿sabéisquesepuedequedarsintrabajopormiculpa?Yrompióallorarnuevamente.—Ha sido pensarlo y empezar a costarme respirar. Puedo con todo lo demás

peronoconesto—admitiópesadamente—,¿cómohepodidosertanestúpida?

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—Ahoranoimporta,debesrecuperarte.Yaveremoscómolosolucionamos.—¿Solucionardices?—preguntóagotada—.Enunasemanamehequedadosin

novio,mehequedadosinunodemisamigos,mehequedadosintrabajo,yloqueespeor.HecontribuidoaqueEstefanytambiénpuedahacerlo.Estoyenunhospitalpornosaber llevarmividaadelante,ymisdíasde independencia tienen fechadecaducidad.Comoveréistantomipresentecomomifuturosepresentanmuyturbios.

—Cariñonotetortures—ledecíaSofíaenunintentodesesperadodelevantarlelamoral—,veremosquesepuedehacer,¿deacuerdo?Notevamosadejarsola.

Alexsimplementeselimitóaescucharla,peroenelfondoteníalacertezadequesuvidaeraunauténticodesastre.Además,laobviedaddequesinoteníatrabajonoteníaingresoseratanreal,comoqueellaestabaenlacamadeunhospital,yaquellosoloqueríadecirunacosa:

¡Terminaríaotravezencasadeunodesuspadres!MientrasAlexiapensabaenelfuturoinciertoqueleesperaba,enlaotrapuntade

laciudad,yenplenocentrodeManhattan,unamujerdecididatomabaunadecisiónarriesgada.

¡Hablarconsujefe!—Señor,¿tieneunminuto?El todopoderoso Richard Scot dejó lo que estaba haciendo, mirándola

asombrado y siendo consecuente de que jamás, en los 31 años que llevaba a suservicio,habíaentradoensudespachosinserllamadaantes.

—¡Claro!PaseseñoraJacksson.—Graciasseñor.Estefanycerrólapuertaasusespaldasyavanzódecidida,cruzandoeldespacho.—Veráseñor,hayunasuntoquedebotratarconustedy…—Porfavorsiéntese.—Estábien.Ysesentóantelaatentayperplejamiradadesujefe,elcualseguíaasombrado

porloqueestabaaconteciendo.—¿OcurrealgoseñoraJacksson?—Síseñor,peronosésivaaserdesuagrado.Ésteabriólosojossorprendidodebidoa loqueacababadeescuchar,sintiendo

unagrancuriosidadacercadehaciadondelesllevaríaexactamentetanenigmáticaconversación.

—Muybien,adelante.—Veráseñor,esconrespectoaAlexia.—¿Aquién?—preguntósinentenderaquiénserefería.—Perdónseñor—rectificó—,merefieroalaseñoritaJammes.—¡Ah! Pues siento tener que decirle que efectivamente no es un tema de mi

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agrado y le aconsejo que lo deje así.El hecho de que usted no haya seguido suspasosesprecisamenteporeso.¡Portratarsedeusted!

Ycreyendoquelaconversaciónestabaconcluidavolvióacentrarlaatenciónenlamesaabarrotadadepapeles,cogiendonuevamentelaplumaestilográfica.

—Puede retirarse señora Jacksson —dijo bajando la vista hacia un nuevocontratoqueleuniríaaunagransucursalbancaria.

—Esquenoheterminadoseñor—pronuncióunaEstefanyqueseguíadecididaaterminarloquehabíaempezado.

Esas simples palabras fueron suficientes para qué, y debido a la sorpresa, laplumaselecayerasobrelospapelessindarcréditoaloqueacababadeescuchar.

—¿Cómodice?LacaradelSeñorScotlodecíatodo.—Losientoseñorperoesquemeveoobligadaainformarlesobreestetemaen

particularynovoyasalirdeaquísinhaberlohecho.—¿Acaso no se da cuenta de lo queme está obligando a hacer?—fue toda la

contestaciónqueledioavisándola.¡Yélnoeraunhombredadoaavisaranadie!—Solamente le pido que me escuche señor —contraatacó olvidándose del

disparate que muy posiblemente estaba cometiendo—, después aceptaré de buenagradoloquetengaquedecirmeusted.

ElSeñorScotparecióreflexionarunmomento trasescucharaquellaspalabras,viniéndolehastabien.Yesqueestabatanacostumbradoaqueabsolutamentetodoelmundo le diera la razón, que en ese instante se mostró perdido debido a laincredulidad de que su secretaria personal y la persona en la que confiabaciegamente,tuvieseelvalordeestarsentadafrenteaélplantándolecara.Unhechoverdaderamenteinaudito.

Ysindejardemirarladijo:—EstábienseñoraJacksson,continúe.—Gracias señor. Me resulta difícil lo que voy a decirle porque no tiene

justificación alguna, pero hay algo en esa pobre muchacha que hace que sigasintiendolanecesidaddeinterferirporellaunavezmás.

—SeñoraJackssonmiempresanoesunaempresadecaridad—lacortóenojado.—Loséseñor.Verá…—continuóexplicándosecomoellaquería—.Yadesdeel

principiodeempezara trabajaraquímellamólaatención.¿Sabeporqué?Porsuforma de trabajar. Por aquí han pasado cientos de becarias y sé de lo que hablo.NingunanuncapusoelempeñoyeltesónquepusoAlexiaapesardelbajosalario.Dejándomedesconcertadaenvariasocasionescuandovariasveces,ycuandoyanoquedabacasinadie,ellaseguíaaquí.

—Noesparamenos,¿nocree?,nohaymuchaspersonasquetenganelprivilegiodetrabajaraquí.

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—Aunasí, y séde loquehablo, nuncapensabaenque en cuanto terminase sucontrato estaría de nuevo en la calle. No le importaba. Solo quería aprender yaprender.

—Novayaporahí—laadvirtiólevantándosedelsillón.—¿Cómodiceseñor?—No debe ensalzar sus virtudes en el trabajo cuando ha permanecido toda la

semanasinaparecerporaquí,¿creeríaquenoibaadarmecuenta?—Losientoseñoryo…—Nosepreocupe—decíamientrasqueseacercabaalmuebleenelqueteníauna

variedadbastanteextensadelasmejoresbotellasdealcohol.Cogióladebrandyyseechóunpocoenunacopa—,aunquenodeberíalevoyadarelbeneficiodeladuda,continúe.

—Señor, debe saber que nunca, en todos estos años hice nada que no deberíahaberhecho,exceptoahora.

—Lo sé. Y precisamente por eso estoy hablando con usted y no firmando suliquidación señora Jacksson.Usted tambiéndebería saberlo.—Confesómoviendoelexquisitobrandyantesdellevárseloalabocaydegustándologustosamente.

—Lo sé señor. El hecho es que aparte del buen hacer en el trabajo hubo otrodetalleporelquemedejéinfluenciar.Undetallepersonal.

—Me cuesta trabajo creer que es usted una persona influenciable señoraJacksson.

—Enestecasosí,señor.¿Enalgúnmomentoharevisadoelexpedientepersonalquehacemosatodoslosempleadosquepasanaformarpartedelaempresa?

—No,elsaberqueestabaustedinteresadamebastó.—Entonces déjeme explicarle la vida que ha llevado la pobre muchacha. O

mejor,écheleunvistazoustedmismo.Y le tendió el sobre que llevó bajo el brazo en el que venían todos los datos,

todoslosacontecimientosytodalavidadeAlexiaJammesSmith.Leyócadalíneasinentusiasmo,empezandodesdelamuertedesuhermanaenun

accidente de coche hacía quince años, hasta llegar a la separación de sus padreshacíadiez.

—Ahífuerahaydesgraciasmayoresquelasquehayaquíimpresasynoporellosalimos en busca de ellos para darles un puesto de trabajo. ¿No es así señoraJacksson?

—Tienerazónseñorperohadedarmelarazónenalgo,eltesónqueleponeatodo lo que hace. Creo que…—Y en ese instante no pudo seguir hablando,quedándose callada y necesitando tomar aire un par de veces a la vez que leempezaronaentrardudasdeseguiradelantedebidoalomuchoqueestabaenjuego.¡¡Supropiotrabajo!!Aunasí,sabiendoquesujefesepodríatomaraquellocomounauténticodisparate, sedejó llevarpor lamujer valienteque siemprehabía sidoy

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soltóacontinuación—:…Estoyseguradequeeslacandidataperfectaparaocuparmipuestounavezqueyomejubile.

¡ElquesequedóatónitoentoncesfueelSeñorScot!Permaneciendoenfadadoenpartealaconfianzaextremadesuempleada,descubriendolomalquelesentabaquesehubiesetomadolalibertaddedecirloquedijo…peroalavezsiendocapazdepermanecer en silencio, tratándose de ella, sopesando la posibilidad en la quepensaba.Queriendoserjustodespuésdetantosañosdedicadosasuempresa,ynolimitarse a seguir un impulso por lo que consideraba una intromisión directa,echándolasinmás.¡Ellanoselomerecía!Muchomenosdespuésdeenterarsedeunasunto privado que le incumbía a ella en primera persona y del cual se habíaenteradocasualmente…

Loquesucedióacontinuación,eincomprensiblemente,fuequeunavezsuperadoelcabreoinicialcreyendoquesemetíaenasuntosquenoerandesuincumbencia,diopasoaquecomenzaraasopesarelhechodeloquetodavíanoqueríaniqueselepasaraporlacabeza.

—¿Qué es lo queme está pidiendo exactamente Señora Jacksson?—preguntóolvidándosedelenfadodeantes.

—QuereadmitaaAlexiayque ledémás responsabilidades.Séquenosevaaarrepentir.

—Yalohice,noloolvide—lacortó.—SeñorScot…—volvióa insistir incansable—,ahoramismoseencuentraen

unhospitaldebidoaunacrisisnerviosa.Suamigamecontóqueelhechodequenose presentara en toda la semana a trabajar es porque se encontró a su novio enbrazosdeotrohombre,entonces…

—No puede ser cierto lo que estoy escuchando, ¿acaso me está contando lasintimidades de su ex trabajadora favorita con la intención de queme dé lástima?Porquedesdeluegoesloqueparece.

—Noseñor,solamentelohagoqueriendoquesehagaalaideadecómosetuvoquesentirparadejarloquemáslegusta,sutrabajo.

—DesdeluegoquenomehagoalaideaperohedereconocersucorajeseñoraJacksson. Nadie en sus santos cabales sería capaz de hacer lo que está ustedhaciendo,apartedemiesposaclaro…—terminóaclarandoantesdebeberelrestodellíquidoquelequedabayvolverasentarseenelsillón.

—Eso es todo señor. —Terminó diciendo sintiéndose completamente agotadadespués de aquella conversación tan sumamente difícil, levantándose de la silla ylimitándoseaesperaraquesujefedetodalavidatomaseunadecisión,talycómoellaledijoalprincipio.

—Bueno,yaqueestamosenestatesituraaprovecharélaoportunidad—anuncióelSeñorScotdeprontosorprendiéndola—.Eneldíadehoyqueríahablarconustedacercadeunasuntodelquemeacabodeenterarcasualmente.¿Puedohacerleuna

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preguntapersonal?—Claro señor… —logró decir titubeante debido al cambio brusco de la

conversación.—¿Cómoestásuesposo?Ahoralaquesequedóperplejafueella,sentándosenuevamentesinesperaraque

ledieranpermisodeloafectadaqueestaba.—¿Cómosehaenterado?—susurró.—Creo que no importa. Lo que sí importa es por qué unamujer como usted

pretendeayudaraunaseñoritaquenolomerece,yencambionoescapazdedecirleasujefeelproblematangrandequetiene.

—Señor,yonoacostumbroa…—Lo sé —la cortó sin dejarla hablar, conociéndola a la perfección antes de

añadir—:DesdeluegoquelaseñoritaJammesesunajovenconsuerte.—¿Yesoquieredecir…?—Quiere decir que usted desde mañana mismo se encargará de formar a la

afortunadaseñoritaJammes.Esosí,atiempoparcialpuestoquesucontratoseñoraJackssonestásiendomodificadoenestosinstantes.

Estefanylomiróabriendolosojoscomoplatos,¿quéqueríadecirexactamenteacerca de que su contrato sería modificado? No entendía absolutamente ni unapalabra,yahoramenosquenuncapodíapermitirseellujodequedarseenelparo.

—SeñorScotyo…—comenzóaprotestarbarajandolaideadequesehabíaidodela lenguapretendiendoúnicamenteayudaraAlexia.Viendoelresultadofinalycomprendiendo demasiado tarde que se acababa de convertir en una auténticacatástrofeparaella.

“¡OhDiosmío!¿Quévoyahacerahora?—searrepentíaportodoloquehabíadicho”.

—SeñorScotyonopuedo…—volvióa titubearsinquesuspalabrasquisieransalirdesubocaahoraquelasnecesitabadeverdad.

ElSeñorScot,viendosusufrimiento,seadelantódiciendo:—MiraEstefany—lacortódejándolacompletamentedescolocada,escuchándole

tutearlaydirigiéndoseaella llamándolaporsunombreporprimeravezentodosaquellosaños.Provocandoquetuviesequeapoyarlaespaldacontraelrespaldodelsillón ante el riesgo de perder la consciencia—, tú marido te necesita más quenunca, y debes permanecer junto a él en el hospital. Ahora es lo único queverdaderamente importa y por lo tanto quiero que sepas queme he permitido lalibertaddehacerunospequeñoscambiosentucontrato.Elmotivodequelohagaesquererdartelasgraciasportodoelbuentrabajoyladedicaciónamiempresa.

¡¿Cómo?!¡¿Quésignificabaquequeríadarlelasgracias?!Estefany seguía siendo incapaz de hablar debido a la sorpresa, limitándose a

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escucharloquefueraquetuviesequedecir.—A partir de mañana tu jornada laboral se reduce a la mitad. ¡Eso sí! Solo

durante el tiempo en que creas que la señorita Jammes está lo suficientementepreparadacomoparaqueocupetupuesto.

—Señor,yonopuedo…—¡Peroyosí!—lacortódemaneratajante—.Siesajovenestácualificadapara

ocupartupuesto¡quelohaga!,detodolodemásmeencargoyo.Yesosignificaquenaturalmentemeharécargodetodalacoberturadelseguromédicoyporsupuestodelatotalidaddetusueldohastallegaralajubilación.Ahora,simedisculpas,tengobastantetrabajopendiente.

Estefanysehabíaquedadoenestadodeshockdespuésde todo.Permaneciendosentadaysinpoderdejardemirarle,amedidaqueintentabaabrirlabocaqueriendoagradecerleaaquelhombreloqueeraelreconocimientoatodaunavidaasulado.Peropormásquelointentónoloconsiguió.Quedándosemudayresultándoledeltodo imposible debido a lo increíble de la situación. Siendoúnicamente capaz delevantarse, pasados unos segundos, a la vez que se dirigía a la puerta todavíaaturdida,queriendoasimilartodoloquedentrodeaqueldespachosehabíadicho.

Comprendiendoelverdaderosignificadodecadapalabra.Teniendolacertezadeque su jefe era un hombre lleno de principios y con un enorme corazón.Alegrándose en lomás profundode su ser el haberle servido durante todos esosaños.

Finalmente,yantesdeabandonareldespacho,síquepudogirarseydecirunassencillaspalabrasafirmando:

—Richard,eresunbuenhombre.Semiraronduranteun tiempo indeterminadoagradeciéndose sinpalabras todo

loquehabíanhechoelunoporelotroalolargodetodosaquellosaños.Yesqueaveceslospequeñosdetallessonlosquedeverdadimportaban.

—TevoyaechardemenosEstefany—sesinceró—.—Yyoati.Unavezdicholoquesentían,elSeñorScotvolvióacentrarseenlospapelesque

teníasobrelamesa,dejandozanjadalaconversación.Estefanycerrólapuertaunavezquesehubomarchado.Alamañanasiguiente,AlexiaJammesSmithocupabanuevamentesupuestode

trabajo, solo que a partir de ahora habría una gran diferencia. Siendo ubicada almismísimo lado de su querida Estefany con la ardua tarea de enfrentarse, porprimeravez,alagranresponsabilidadqueseleveníaencima.

¡SerlasecretariapersonaldelseñorScot!

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CAPÍTULO7Unosdíasmástarde,ycuandolarutinavolvióaformarpartedesuvida…—¡¿Qué?! —gritó entusiasmada saliendo de una boca de metro cercana a su

apartamento después de una jornada complicada de trabajo—, ¿estás hablando enserio?

—Completamente.—Pero… ¡no puede ser! —exclamaba Alex totalmente incrédula a través del

teléfonomóvil,sinsercapazdedigerirloqueSofíaleacababadedecirdebidoaloimposibledelasituación—.¿Robert?¿RobertBrownn?

—¡Ajá!Seacabademarcharyaquí,enmismanos,tengodosinvitacionesparaestanocheenladiscotecaParadise.

Justo entonces vio en una marquesina de autobús la cara del protagonista deaquellaconversaciónmirándolaalosojoscomosirealmenteestuvieseallí…yconunamaravillosa sonrisa que lo hacíamás guapo si cabe.Con las facciones de lacara absolutamente perfectas. Con los ojos del color del océano y en los que teperdíascontansolomirarlos.Conelpelorubiotanbiencortado.Conelcuerpotanbiendefinido.Contodosaquellosmúsculos…

¡Oh Dios! Y un escalofrío la recorrió de arriba abajo ante el hecho decontemplaraquellabellezaenunafototangrande,¡¿ydeverdadloibaaconocer?!Aquelloeramuchomásdeloquenuncajamásllegóaimaginar.

—Nosvemosalasdiezenlapuertadeladiscoteca,¿vale?—Nolodudes,allíestaré.—¡Ah!yhazelfavordearreglarte,quiénsabe…¿teimaginasqueliguemosen

unambientetanselecto?—¡Andaya!Allínosvemos.Lasonrisanolaabandonóenningúnsegundo,sintiéndosecompletamenteenuna

nubedelaquenoteníaningunaintencióndebajar,pensandoenelcambiodesuerteque había tenido desde que el lunes terminase en el hospital. ¡Hacía solamentecuatrodías!

CuandollegóalacitaSofíayaestabaallí,observándolaatónitayviéndolahablar

frenteaunmicrófonodelaprensaconlanaturalidaddeunamáspareciendoestaracostumbradaaesetipodesaraos,¿cómoeraposiblequetuviesetantodesparpajoentodoloquehacía?Sorprendiéndolanuevamentedespuésdetodoslosañosquelaconocía.

Ésta,alverla,dejódehablarparadirigirseaellaconpasomajestuoso.YAlexiareconocióquedesdeluegoestabarealmenteespectacular,admirandoaquellablusade seda de color azul metálico a juego con las sandalias de tacón altísimo, los

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vaquerosdepitilloajustándoseasusperfectascaderas,yelpelosuelto.Pareciendounaauténticadiosa.

TodoellosumadohizoqueporinstanteAlexialaenvidiara,encogiéndoseasuladodeloguapaqueestaba.

Sofíaencambionopodíacreerloqueveía,mirándolaenfadadaantesdedecir:—¿Notedijequetearreglaras?Yesqueellaencambiosehabíalimitadoaponerseunosvaquerosanchosyuna

camiseta de algodón negro empeñada en seguir pasando desapercibida, lo que lacabreómucho.

—VasaconoceraRobertBrownn,¡porelamordelcielo!—Converledelejosmeconformoyparaesonohacefaltaarreglarse.—Ojalátengasquearrepentirte,nosabestodoloquemeibaareírdeti.—Sí,sí,andavamosaentrar.El chico de la puerta lasmiró un tanto incrédulo debido a la diferencia entre

ambas,limitándoseahacersutrabajo.Cogiólasentradasyabriólapuertadellocalabarrotadodegentefamosa.

Nadamásentrar,fueronconscientesdequeentrabanenotromundomuydistintoaldeellas.Alládondemiraseshabíamujeresyhombresatractivosarabiaryconunascaracterísticaspeculiaresentrecasitodos.Lasoperacionesdeestéticaysobretodoelsabervestiryelsaberestar.

¡Loquehizoquedesdeelprimermomentosesintierafueradelugarentretodaaquellagente!

—Creo que necesito una copa —dijo de manera desanimada notándosenuevamenteunbichoraro.

—¿Loves?Siporlomenoshubiesestenidoelbuengustodehabertepuestoalgomono…Loquetodavíanoséescómotehadejadopasareldelapuerta—ledijoentonomordaz.

—Noempieces,¿eh?—Si lo que querías era estropearme la gran noche no lo vas a conseguir, he

venidoaligaryvayasilovoyahacer.—Por mí no te preocupes. Me tomaré una copa y te aseguro que intentaré

divertirme.Sofíalamiródemanerasarcástica.—Sí, seguro. Por eso has venido vestida con el reclamo de “aquí que no se

acerquenadie”.¡Túmisma!—dejódemirarlayobservótodoloquelarodeabasinquetardaraenaparecerunaenormesonrisaensucaradiciendo—:Mevoyalapistadebaile,necesitoecharunvistazoaloquehayporahí.Notodoslosdíastieneunalaoportunidaddesentirseenelmismocielorodeadadetantoshombrescañón.¿Tevienes?

—No—negóconlacabeza—.Voyatomarmeunacopa.Diviértete.

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—Loharé.Alexsedirigióalabarradelalujosadiscotecasentándoseenunodelossillones

libres,yobservócómoelcamareroagitabalacoctelera.—¿Quieresuno?—lepreguntóelbarman.—¿Quélleva?—Vodka,tequilayuntoquedulcedemaracuyá.—Mevendrábien.Esperóaqueselosirvierayselollevóaloslabios,gustándoleeltoquequele

dabaelmaracuyá.—Muybueno,gracias.Cogiólacopadistraídaysequedócercadelapistadebaileapoyadasobreuna

columna, y mirando divertida a Sofía. La cuál bailaba en el centro de la pistaacompañadadeunhombrecañónsegúnsudefinición.Pareciendounpezenelaguaentreaquellagentevipsquelarodeaba.

“¡Puessíqueesrápida!”PensósuspirandounpocoagobiadapreguntándosequéhacíaellaenunlugarasínisiquieraparaverenpersonaaRobertBrownn.Loquele pareció ridículo hasta decir basta. Y se tomó lo que quedaba del coctel de untragoyfueaporotrosinlamenorpreocupación.

Ibaaserunanochemuylarga…Eran exactamente las doce de la noche cuando un gran revuelo se armó en la

pistadebaile,llamandosuatenciónydescubriendoaungrupodemujeressalidasde no sabía qué lugar abalanzándose sobre la pista de baile entre gritosentusiasmados y empujones. Formando un círculo alrededor de alguien que nolograbaver.

¿Quédemoniosestaríasucediendoparaquereaccionaranasí?Noentendíanada.Ydebidoalacuriosidadqueempezabaatenerdejólacopaenunadelasmesasquetenía a su lado acercándose un poco. Intentando averiguar el motivo de tantoalboroto.

Lasorpresaquese llevóentonces ladejósin respiración,yesqueallí, aunospocos metros de ella se encontraba un Robert Brownn guapísimo que ademásacababa de ser visto llamando la atención de las alborotadas fans que habíanlogradoentraren la fiesta,ocasionandoqueelequipodeseguridadno tardaraenaparecerllevándosealashistéricasjóvenesentreinsultosyforcejeos,mientrasqueun Robert acostumbrado a todo tipo de actuaciones no perdía la sonrisa.ContinuandobailandoyacercándoseaSofíaunavezquelareconocióenlapista.

En ese mágico instante Alexia no pudo hacer otra cosa más que quedarseplantada y con la boca abierta, gracias a la gran oportunidad que se le daba,pudiendoverlebailarcasidelantedeella.Quedándosehipnotizadacompletamenteycreyendo estar inmersa en un sueño, pareciendo imposible quepudiese existir un

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hombretanguapoeirresistible.“YencimaestababailandojuntoasuamigaSofía…”Unataquedeenvidialaengulló,viéndoleacercarseydándoledosbesosparaa

continuación ponerse a hablar juntos, haciendo que la boca se le secara hasta elpuntodenecesitarotrotrago.

Girólacabezayobservóquelacopayanoestabasobrelamesa.Dirigiéndosenuevamentealabarraypidiéndoseotra.Pensandoqueporprimeravezensuvidasearrepentíadenohabersepuestootrotipoderopaquehubieserealzadoalgodesuanatomía.Notandocómolasmejillasseleteñíandebidoalopocoadecuadodesuindumentariacuandoveía,¡completamentehorrorizada!,alosdosabandonandolapistadebaileendirecciónaella.

Ysinpensarlohuyóhastaelotroladodeseandomorirantesdequelavieseconaquellas pintas. ¿Qué pensaría alguien acostumbrado solamente a chicas sexys yguapas?

¡Desdeluegoquenoseibaaquedarallíparaaveriguarlo!—¿Hasvenidosola?—lepreguntabaRobertaSofíaeneseinstante.—No,tambiénhavenidomiamigaAlex.El chico macizo que la sacó a bailar antes hizo su aparición de repente,

quedándoseenelladodeSofía.—Bien,yaestoyaquíencanto.¡JoderRobert!Menudolío,cadavezmedejanmás

asombradoestasfanstuyas,¿cómoconsiguensaltarsetodotipodecontroles?—IngenioDan,debesereso.Lostresrierondebuenagana.—¿Yesaamigatuya?Sofíaechóunvistazorápidoalrededordelasalaypudoverlaapartadaaunlado,

casiescondidaentreunacolumna.¡Muytípicodeella!¡Pues se ibaaenterar!Si loque tratabaeradeocultarse iba lista, ladejaríaen

evidenciayasíseespabilaría,quebuenafaltalehacía.—Sí,yalaveo.A Alexia le dio un vuelco el estómago y en cuanto comprobó que todas las

miradas se dirigían a ella.Viendo a su amiga señalándola sin elmenor atisbodecompasiónindicándolequeseacercara.

“Ohno,¿quéibaahacerahora?”Ypuestoquenoteníaotraalternativa,loqueparecíaunatímidasonrisasalióde

sus labios, mientras que se acercaba a pasos dubitativos, nerviosa a rabiar, yextrañándosedelairrealidaddeloqueteníaaescasosmetros.Imaginandoalavezmilmanerasdevengarsedesuadoradaamiga.

Lamuylistanoocultabaloqueseestabadivirtiendo.“—Sevaaenterar…—sedecíaenfadada,yantesdequesediesecuentadeun

detalleatronador,dejandodeladosuspensamientosypercatándosedequeélnole

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quitaba los ojos de encima, escrutándola descaradamente. Permitiéndose ademásmirarlaatravésdeungestoserioyllenodedesdén,llegandoapoderinterpretarseque lo hacía burlándose de ella. Descolocándola del todo. ¿Quién se creía aquelidiota,pormuyRobertBrownnquefuera,actuandoasí?”

¡Menudogilipollas!La situación tan rocambolesca que se estaba produciendo dio lugar, a que de

manera involuntaria, comenzase a sudar hecha un verdaderomanojo de nervios.Siéndole imposible pensar de la forma en la que debía, únicamente deseandoponerleensusitio.

¿Acaso se creía tener el derecho a revisarla de lamanera en la que lo estabahaciendo? Y lo que era todavía peor, ¿qué pensaría sobre su desafortunadaindumentaria?

“¡OhDios!Necesitabaotrococtelydemaneraurgenteapesarde loachispadaqueyaestaba”.

—Robert,Dan,ospresentoaAlexia.—EsunplacerAlexia—decíaDanacercándoseydándoledosbesos.Mientras lo hacía en ningún momento dejó de sentir aquellos otros ojos

penetrantessobresupersona,provocandoquesesintieracompletamenteincómodadebidoatanrocambolescasituación.Esperandopodertenerunpocodepacienciaynomandarlealamierdadirectamente.

¿Es qué aquel tipo no tenía modales? Por lo visto no. Y se imaginó lo muyacostumbradoquedebíade estar ahacer loque leviniera engana, amedidaquedentrodeellacrecíaelmalestar.Comprobandoenprimerapersonaelbicho raroqueeraavergonzándosedesupropiaropa,ydescubriendoquedeseguirmirándolaasínoseríacapazdehacerloellaasuvez.Concentrándoseenparecertranquilasinprestarleningúntipodeatención.Actuandosimplementecomosinoexistiese…

DespuésdesaludaraDanprocuróseguirpermaneciendo todo lo tranquilaquepodía,continuandotalycomoloestabahaciendoyactuandoenconsecuenciaporsupocotacto.

Yclaro,unRobert,quecomomuybienpensóellaantes,estabaacostumbradoahacer lo que le viniera en gana, no pudo evitar una mueca socarrona al verseignorado. Consiguiendo sin ella pretenderlo que de pronto se encontrasegratamenteintrigadohacialachicaqueteníadelante,yqueparecíatanpocacosa.

¡Divirtiéndoseanteloqueveía!—YosoyRobert—sepresentóescrutándolaatravésdeunamiradaterriblemente

descarada—,debesdeserlaúnicamujerentodoNewYorkquenomereconoce.—Sé quién eres —logró decir titubeante, desarmándola completamente en el

segundoenqueseencontróenvueltaentreaquellamiradaazulespectaculardesusojos.Costándolerespirargraciasaloqueveía.

—¿Ahsí?—preguntóentonoburlón.

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—Sí,soloqueyonoacostumbroaecharmeencimadelosfamosos.—Contestóenfadada tras escuchar su tono. ¿Acaso se pensaba que lo normal era que seabalanzasesobreél?,¡ibalisto…!Unacosaeraloquedeseabayotramuydiferenteloqueellaera.Marcandobienlasdistanciasyteniendolasatisfaccióndenodarleningunaopciónaquelaterminaraconfundiendoconunalocaqueestabadispuestaatodoporél.

¡Seríaengreído…!—Vaya, vaya, una chica dura, ¿eh? —dijo con un interrogante en los ojos

examinándolaprofundamente.Entoncesextendió lamanoy ladejóasí,esperandoinusualmente a que ella se la diera.Manteniendo la distancia que aquella peculiarchica parecía querer, e intentando saludarla de forma cortés mediante un simpleapretóndemanosañadiendoacontinuación—:¡Megustanlaschicasduras!

YdebidoaloabsurdodelasituaciónAlexianosupoquéhaceracontinuación.Haciéndoleesperar.

¡Desdeluegoalgoaloqueélnoestabamuyacostumbradoquedigamos...!—¡Joder!¡Esunsimpleapretóndemanos!—dijoenfadado.Realmenteenfadado

porloincomprensibledeloqueestabasucediendo.“¿Aquéestájugando?”.—Está bien, comomuy bien ha dichomi amiga yo soyAlexia.—Yalargó la

suyamostrandodesinterésenundeseodeagrandarlasdistancias,ysobretodosinestarmínimamentepreparadaparaloqueocurriríaacontinuación…

Y es que, cuando miró hacia arriba empeñada en parecer tranquila, no pudoevitar perderse en aquellos ojos y en aquel rostro que quitaban todo el sentido.Luchandoconsigomismaparaquereraparentarunanormalidadyunatranquilidadquedesdeluegonoexistía,mientrasqueRobertparecíaestarencantadodequererburlarsedeellaeternamentegraciasalorocambolescodelasituación,hastalograrllegar a su mano... Entonces, y sin saber el porqué, el cuerpo de Alexia seestremecióincontrolablementeencuantonotóelsimplecontactodelapielcontralasuya.Haciendoqueseleerizaraelpelodelanucasintiendounsuavecosquilleoenelestómagoquehizoquesaltarantodaslasalarmas.

¿Cómoeraposibleloqueestabasintiendoanteelsimplehechodesaludarseasí?“¡PorDios!yquécalorempezabaahacerderepenteenlamalditadiscoteca…”

Ysupoqueteníaquecortaraquelíntimo,paraella,contactodepielcontrapiel,yqueleprovocabaesecalorabrasador.Apartandolamanodeladeéltodolorápidoque pudo en un gesto que fue completamente desmesurado e inusual. Bajando laguardiaypermitiendoqueélterminaraadvirtiendoloturbadaquesehabíaquedadoporaquelsupuesto,inofensivo,ysimpleapretóndemanos...Siendoconsecuentedeque ahora la observaba de manera un poco diferente, frunciendo el ceño ypareciendoquesucaraeradepocosamigos.

—Bueno,¿queréisunacopa?—intervinoDanmirandoaunoyaotropensativo

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puestoquenoentendíaloqueallíestabasucediendo.—Daloporhecho—contestóSofía.Robertmientrascontinuabamirándolasincasipestañear.Divirtiéndosedeloque

veía...quenoeramásqueaunajovenindecisaymalarregladadeseandoportodoslos medios mostrarse normal por la incomodidad de su mirada. Evitando eignorandosupresencia.Intentandoaparentarquenoleprestabaatencióncuandoelruborsobresusmejillasdemostrabanlorealmenteimpresionadaquedebíadeestarteniéndolotancerca.

Amenosesloqueélimaginaba…¡Hastaquelaescuchó!—No,gracias—negódejandoaSofíaacuadros—.Yoyahetomadomásdelas

necesarias,creoquebailaréunpoco.“¡¿Qué?!” Y con los ojos como platos Robert hizo una mueca mostrando su

perplejidaddespuésdeserplantadoasí.Girandolacabezacompletamenteincréduloviéndolaalejarsealapistadebailedandoaentenderquenoqueríasabernadadeél,alavezquesepreguntabacómoeraposiblequeunamujerquehabíasidoinvitadaprecisamente para conocerle fuese capaz de actuar así. Dejándolo intensa yprofundamente sorprendido llegando a ser incapaz, a consecuencia de ello, depoderdejardemirarla.

—¿Québicholehabrápicado?—A saber —respondió Sofía tratando de disculparla—, estaba loca por

conocerte, pero nunca llegó a pensar que tan de cerca. Es una persona un pococomplicadaenestosmomentos.

—Yaveo,ya—contestódistraído,permaneciendoplantadoallíenunintentodeprocesar loqueera incapazdeentender.Despertandoensuinteriorunasensaciónde curiosidad que hacía mucho tiempo que no tenía y lo que a ciencia cierta seestabaconvirtiendoenunasuntoquerealmenteparecíaincreíble.

¡Continuandoempeñadoennoperderladevista!La pista de baile a esas horas estaba llena a reventar. Tanto era así que si

cualquierchicohubiesemiradoeneseinstantenadiehubiesereparadoenella.Unachica normal pretendiendo no llamar la atención rodeada precisamente de variasquesíqueloquerían.Inclusodemasiado...

SoloqueRobertnoteníainterésenningunaotra.Paraéllasdemáseranmásdelomismo,encambioella…

¿Cómo se había atrevido a menospreciarle? Él era Robert Brownn, elprivilegiadoysexyactorporelquetodoslosmediosdecomunicaciónsepeleabangraciasa lapelícula subidade tonoqueacababadeestrenar, convirtiéndoseen larevelacióndel año.Sumergiéndolo enunmundonuevoque le abría todo tipodepuertas y posibilidades después de comprobar que, solamente sacando partido alcuerpodiezque teníayque tantos sacrificios lecostaba,podría llegar lejosenelmundo del cine sin ayuda de nadie. Degustando el precio de la fama. Siendo

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conscientequelodellevarunavidanormaldemomentosehabíaacabado,peroconlaventajaañadidadepoderllevarsealacamaacualquiermujerqueseleantojara.

“¿Acualquiermujer?”Yvolviónuevamente lavistahaciaAlexia, siendoelúnicoen todoel inmenso

localqueparecíarepararenella.—Ahoravuelvo—dijotranquilo.Tomandounadecisión.Danlomiróysemostróincrédulo.—Nome lopuedocreer.—Yaunque lodijobastantealtoélyano leescuchó.

Dirigiéndosehaciaellugarquepretendía.—¿Elqué?—preguntóunaSofíadistraída.—Nada,cosasmías—respondióvolviendoalarealidadsabiendoquenisiquiera

élpodríahacerleentrarenrazón.¡YesquecuandoaRobertunaideaselemetíaentrecejaycejanohabíanadaque

hacer! Olvidándose de todo y pasándole la mano alrededor de la cintura,acercándola provocativamente y logrando arrancar una sonrisa sexy a una Sofíaquesedejaríallevarportodoloquelepidiera.

—¿Bailas?El tiempopareciódetenerseenel instanteenquesintióaalguiendetrásdeella

tomándose la libertad de hacerle esa pregunta susurrando cerca de su oído,demasiado cerca. Un susurro que hizo que despertaran todos sus sentidoscomprendiendodequiénsetrataba,ydescubriendoqueparecíacomosieltiemposeparaseenesasdeliciosasdécimasdesegundos.

Ydebidoaloqueaquelhombreenconcretoincomprensiblementelahacíasentir,sequedóbloqueadasiendoincapazdeactuarysobretodosiendoincapazdepararlelospies.Loqueélaprovechósincontemplacionesvolviendoalacargadespuésdequesehubieseatrevidoadejarleplantado.

—Se me da bien bailar, ¿sabes? —continuó avanzando y susurrándoleprovocativamente, incluso ahora más cerca. Tanto que ella se quedó paralizadadegustandolamaravillosasensaciónqueleproducíaelcálidoalientodeélsobresuoído,sintiendocomotodosucuerpoparecíaquererdescontrolarsesinpoderhacerotracosaquenofueradejarsellevarporaquellavozquelaestabavolviendoloca.Locadeltodo.

—Aceptarétusilenciocomounsí,—dijosonriendoypermitiéndoseellujodetocarsuorejaatravésdeloslabiosdeél.Haciendodelsimplecontactounacariciademasiadoíntima.Estrechandoelcercoentreambos.

“Lo sabía. Era igual que todas las demás. ¡Ya le extrañaba a él que fuese aresistírselealguna!—pensabaparasímostrandoungestodedecepción”.

EntoncesRobert, acostumbrado ahacer loque le daba la gana, yolvidando lasensacióndepesaralcomprobarquenosehabíaequivocado,laabrazófuertemente

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desdeatrás,(ellaseguíadeespaldas),ylaterminóestrechandocontrasucuerpoenunaclaraintencióndeprovocarla.Dejandobienclaroquiéneraelquemandaba...

Y la reacción de Alexia después de aquel obligado acercamiento no se hizoesperar durante un segundomás.Logrando despertar finalmente de aquel letargoimpuesto.

—¡Quita tus manos de encima!—gritó haciéndose oír y mostrándose con unenfadodemildemoniosporhabersidocapazdetomarselalibertaddeinvadirsuintimidadsinpermiso.¿Quiénsecreíaqueera?

Si justo entonces hubiese tenido la oportunidad de mirarle hubiese visto lasonrisadeplacerqueacababadesalirdesuboca,comprobandoquesíquesehabíaequivocado.Loquehizoqueconmayorentusiasmovolvieraa tenerel interésdehacíaunosminutos.

—¿No me has oído? —Forcejeó apartando aquellos brazos que seguíanalrededordesucinturayquelaaprisionaban.Provocándolesensacionesquenuncahabíasentidoantes.¡NisiquieraconJack!

UnRobert sorprendidoy nada acostumbrado a que le dieranningunanegativadecidiósoltarla,dandounpasoatrássinentenderlareaccióndesmesuradadeella.

“—¿Cómo es posible que alguien tan normal se me pueda resistir? —pensóviendosumasculinidaddañada,teniendolacertezadequesinohubieseactuadoasínihabríareparadoenella…”

Ymientrasreflexionabaacercadelascalabazasqueleestabadando,unaAlexiaque se veía liberada se volvió echando chispas enfrentándose a él, y sobre tododeseandomostrarseenfadadadespuésdehabersetomadolalibertaddeponerlelasmanosencimasinhabersidoinvitado,cuando,incomprensiblemente,fuemirarleynotarquesuspiernasnoqueríansostenerla.

“¿Peroquécoñoleestabapasandoparadejarquelapresenciadeaquelhombrehicieraqueperdieraelsentido?Aquelloeraunaauténticalocura”.

¡Sofía llevaba toda la razón cuando hacía unos días le dijo que no debían deexistirhombresasí!

—¿Meestásrechazando?—lepreguntóentonoburlóndivirtiéndosedelolindoydedicándoleenexclusivaunasonrisaque logróhacerqueseolvidarade loqueestabanhablando,antesdevolveralacarga—,piénsalobiennena,esunprivilegiopasarunratoconmigo.Últimamenteestoymuysolicitado.

¡Aquelloeraelcolmo!¡¿Dequéibaesetío?!—Pero…¿Conquiéncreesqueestáshablando?¿Conunade tusprotagonistas

quesedejanhacertodoloquetúquieres?—alzólavozenfadada.La intensidad en cómo lo dijo fue cobrando fuerza, luchando por todos los

mediosparanodejarsellevarasuterreno,ysobretodoparanosucumbiraloquelehacía sentir simplementea travésdeesamirada.Olvidándoseamargamentedel

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controlquesolíatenersiempresobresucuerpo,yloqueerapeor…tratándosedeunauténticodesconocido.

—¿Hasvistomipelícula?—selimitóapreguntarburlándosenuevamentedeella.¡Seloestabapasandotanbien…!—Nome interesan ese tipo de películas, son de descerebrados—le respondió

mordazysiendocapazdemantenersefirme.—¿Haspensadoquequizástevendríanbien?—volvióalacargaenarcandouna

cejaantesdecontinuar—:Puedequeaprendierasalgoútilydejarasdemostrartetanagria —le dijo enfrentándose a su mirada en un gesto claramente provocador,dejandoalachicadescolocada.

Alexia abrió la boca con el objetivo claro de contraatacar, resultándoleverdaderamentedifícilyesquehastacabreadoeraperturbadoramentesexy.

—¿Aprenderyodeti?¡Ja!Esosíqueestaríabueno…Robert miró a su alrededor empezando a analizar fríamente la situación.

Comprendiendoqueempezabanaserelcentrodeatenciónyaquelloeraalgoquenoleinteresababajoningúnconcepto.

“Élsabíamuybienlaformademostrarseenpúblicoyloqueseesperabadeél”.Entonces, ¿qué hacía allí discutiendo con una desconocida que ni le iba ni le

venía?—¡Venconmigo!—exigiódepronto.—¿Qué?—Yalpretendercogerladelamanoseapartó.—¡Hedichoquevengasconmigo!—exclamófuriosoempezandoahartarsede

aqueljueguecito,envolviéndolaenunamiradaqueeradeltodoinescrutable.Ycomoellanodaba,nidaría,subrazoatorcer,finalmenteunRobertbastante

cabreadoselimitóaestirarlamanoycogerlelasuyaalafuerza.Consiguiendoacontinuación,ycasiarastras,sacarladeallíllevándolaaunodelosreservadosquetanbienconocía,mientrasqueaAlexianolequedabaotraalternativaqueseguirlelospasosantelaevidenciadequeeramuchomásfuertequeella.Hirviendodefuriapor el atrevimiento del mentecato aquel creyéndose con el poder de hacer todocuantolevinieseengana.Siguiendosuspasosdemaneraapresuradapuestoquenosoloseguíaagarrándola,sinoqueademástirabadesumanofirmemente.

¡¡¿Acasonosabíaelsignificadodelapalabrano?!!“—Vaya,vaya—pensabadesilusionada—.Toda lavidadeseandoconoceraun

hombretanfamosoyguapoyvoyymeencuentroaesto”.¡Comprendiendoquedesdeluegolabellezanoloeratodo!Observándolecerrar

lapuertaasusespaldasysinquetardaraenrecobrarlasfuerzasdelacarreraqueseacababadepegar.Volviendoalataque…“Seibaaenteraraquelgilipollasdeloqueeraunanegativa,¡vayaquesí!”

—¿Estás loco?—se enfrentó a él una vez que se dio la vuelta,mirándolo tanenfadada que parecía estar a punto de echar humo por las orejas—. No puedes

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llegaryactuarsegúntedélagana.El pecho de Robert subía y bajaba en lo que se había convertido en una

respiraciónbastanteagitada,ynoprecisamenteporlafuerzainvertida.Mostrándoseincapazdeinterpretarquéeraloquelepasaba.

Mientrastantoellaseguíayseguía…—¿Meestásescuchando?—Porqueloqueparecíaasimplevistaeraqueaélle

dabaexactamente igual todocuanto tuviesequedecirle—.Yono soy igualqueeltipodechicasa lasquedebesdeestaracostumbrado.¿Esquenosabescaptarunaindirecta?Apártatedeahíquemevoyahoramismo.

¿Irse?Élnoqueríaquesefuera.¡Aúnno!—¡Ah!yantesdehacerloquieroquesepasquenopor serquiéneres tienesel

derechodeelegirydehacer loque tevengaengana, ¿meoyes?—Yviniéndosearribadeltodoterminódiciendo—:Eresuncondenadogilipollas,¿losabías?,ynocreasquetodassomosiguales.Hacesmalenmeternosenelmismosaco.Todavíahaymujeresque tenemosdignidadaunqueclaro,¿sabes túquées loquesignificaesapalabra?Lodudo.

Cada comentario que iba añadiendo a él le servía para interesarsemuchísimomásentanpeculiarmujer.Admirándolaporsercapazdedecir loquenadiehastaahorasehabíaatrevidoadecir,siendoconsecuentedequelapacienciaseleestabaacabando.

—Yahoraapártatedemicamino.—¿Oqué?—hablóporprimeravezdesdequeentraranenelreservado.Dejando

verunatisbodeburlaenlacomisuradesuslabios.PorsupuestoqueAlexianosedejóamilanar.—Siestástratandodereírtedemíniseteocurrahacerlo,tevuelvoarepetirque

no soy el tipo de mujeres a las que debes de estar acostumbrado, y no voy apermitirteningunaconfianzaconmigo.¿Estáclaro?

Élasintiódespacioanalizandolasituaciónqueteníadelanteperosinmoverseunápicedelsitioenelqueestaba.Pareciendoseguirdivirtiéndose.

—Bien,puesesoestodo—terminó,creyendodejarzancadalaconversación.Nadamáslejosdelarealidad.—Te equivocas.Yo creo que eso no es todo—sentenció dando un paso hacia

adelante.ElcabreodeAlexiaentoncessemultiplicópormil.—¿Pero tú de qué vas? —casi gritó enrojeciendo soltando un montón de

improperios y de insultos dirigidos expresamente a él—. Eres un chulo, eres unputo caprichoso y mimado que no tiene en cuenta más que sus propios deseos.¿Acasonoerescapazdepararteapensarquequizásyono…?

Robertnopudoseguirsoportándolo.Aquellacondenadachicahabíaconseguido

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doblegarsupaciencia,(yaquelloeracompletamenteinauditoenél)propiciandoaque necesitase dejar de escucharla. Limitándose a hacer lo que su cuerposimplemente le pedía a gritos, y sin analizar lo que podría llegar a suceder,avanzandofirmeydecidido,situándoseaescasoscentímetrosdelapeculiarmujermientrasqueaellanoparecíaimportarleotracosaquenofueseseguirconcentradaen continuar diciendo improperio tras improperio. Soltando el aire en un intentovanodecontrolarse.

¿Es que no se cansaba nunca? Y debido a los escasos, además de tortuososcentímetros que los separaban, Robert se decidió a seguir actuando según ledictabansushormonas.Olvidándosedelcontrolydetodoloquenotuviesequevercon loqueestaba sucediendoallí y ahora.Seguidamente la cogióenvolviendo sucaraentreambasmanos,ysinpodercontenerseduranteunsegundomás,bajóhastaaquellos labios que lo estaban volviendo loco y la besó de manera brusca.Callándola por fin. Poseyendo su boca con una necesidad y un ansia casisobrehumanaperdiendoelcontroldelasituaciónporprimeravezensuvida.

La sorpresa inicial en Alexia debido a lo que estaba sucediendo la inundócompletamente, dejándola con los ojos abiertos como platos y sin entender quédemoniospretendíaaquelhombre…mientrasqueeraabordadaliteralmenteporlaboca de un Robert que parecía de pronto ansioso. ¿Cómo era posible que ladiscusiónqueestabanmanteniendopudiese terminar enunbesoasí?Desde luegoqueparecíaincomprensible.

¡Niquedecir tienequeAlexiaperdió labatalla enelmismo instante enque labesó…!Yesquefuesentirsubocacontralasuyaeinmediatamentedespuéscejarenelempeñodequererseguirprotestando.Limitándoseacerrarlosojosvencidaalavezqueunaexplosióndeadrenalinaaparecíadelanadahaciendoquesucorazónpalpitase desbocado, aturdiéndola. Convirtiéndose en una verdadera mujer yexperimentando por primera vez lo que era un beso de deseo. Olvidándose delenfado.Teniendolasensacióndequererirhacialaderivadejándosellevarporloqueaquellamaravillosabocalahacíavivir.Yasífuecomo,antesinclusodedarsecuenta de lo que hacía, terminó abriendo los labios. Dándose gustosamente porvencidaenunintentodesesperadodeseguirsintiendo.Correspondiéndolelomejorquepodíaysiendoconsecuentedelcosquilleoquerecorríasucuerpoenterodebidoa la intensidad del beso que, un Robert experto, le provocaba introduciendo lalenguadentrodesubocaamedidaquelaempujabafueradecontrolcontralapared.Dejándola acorraladaentre éstay suexcitadocuerpo saboreando toda subocadeunamanerasalvaje.Transportándolaaunmundonuevoademásdedesconocidoquelahacíadesfallecer,ytodograciasaaquelexcitanteyexigentebeso.

—Asíaprenderásaquedartecallada…—decíatodavíacabreadosobresuslabiosy volviendo a poseerlos de manera urgente. Comprobando cómo su entrepiernapalpitabaendurecidahaciéndosenotarsobreelvientredeella.

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Alexia abrió los ojos sorprendida. Y antes de que se diera cuenta de lo queacabaría haciendo, pasó los brazos alrededor de sus anchas espaldas dando laaprobaciónatodoloqueélestuviesedispuestoahacerla.Pegándoseasumiembroerectosinpudoramedidaqueungruñidodeplacersalíadelagargantadelchico.DespertandoaunaAlexiadesinhibidadispuestaacalmarelcalorqueempezabaaquerer consumirla. Comprobando extasiada cómo el mismísimo Robert Brownnmetía las manos debajo de su camiseta en busca de sus pechos, tal como yasucediera en su sueño, y antes de que todo se echara a perder definitivamenteescuchándoselavozdeunamujerquelosacababadesorprender…

—Robertcariño,llevastodalanocheignorándomeyalverquetedirigíashaciaaquíhepensadoquequizás…

Sin previo aviso, una rubia despampanante entró en el reservado hablando einterrumpiéndolos creyendo que él estaría solo, encontrándose aquelladesagradablesituaciónyponiéndosefuriosaantelaescenaqueveía.

Rompiendoelhechizoquesehabíacreadoenelinteriorsegundosantes.—¡JoderRobert!—exclamómirandoasqueadaelesperpentodechicaquetenía

acorraladacontralapared—¿Acasohasperdidotodotipodegusto?Alexia comprendió lo que estaba insinuando refiriéndose a ella, entonces

recuperó el control de su excitado cuerpo rápidamente, sintiéndose humilladaademásdedemasiadopequeñaasulado,aprovechandoeldescuidodeéltrasaflojarlapresióncontrasucuerpodebidoalasorpresainicial,yagachándoseparapodersalirdeentresusbrazosparasalirhuyendodeallíantelasorprendidamiradadelactor.

—¿Quécoñohacesaquí?Lamujerquelosacababadeinterrumpirtitubeóviéndoletanenfadado.—Robert,yo…—¿Notehasparadoapensarenquesinotehehechocasoseríaporquetengo

mismotivos?NovasporbuencaminoPamela,nosoportoquemeagobienytúlosabes —terminó de decir dejándola con la palabra en la boca y avanzandodecididamentealasalidadeseandoencontraralapeculiarmujerquedespertabaenél tanta curiosidad. Teniendo la necesidad y la urgencia de querer seguirconociéndolaenprofundidad.

Y se marchó del reservado interesado en encontrarla, pensando que todavíateníanunasustopendiente.

—Mevoy.—¿Qué?—preguntóalarmadaSofía—¡Nomepuedeshaceresto!—Noteestoyhaciendonada,¡túquédate!—¿Hasmiradolahoraquees?Seráprácticamenteimposiblequecojasuntaxi.

NopuedesquedarteenlacallesolahastaqueaparezcaunoDiossabecuándo.

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—Nomeimporta,pediréuno—contestóconunbrilloenlosojossospechoso.—¿Hasucedidoalgo?—Mejornopreguntes.—Alexia…—¡Hedichoquemejornopreguntes!—exclamólevantandolavozempezandoa

saberqueteníaunnudoenlagarganta—,mevoy.Si permanecía allí durante un segundo más rompería a llorar, y no estaba

dispuestaaconsentirlooterminaríaaguándolelafiestaasuamigaSofía,poreso,siguiendounimpulso,sediomediavueltayechóacorrerentreelbarulloquehabíaen ladiscotecanotandocomolasprimeras lágrimasempezabanacaerdemaneraestrepitosa,empeñadaenponerdistanciaentreloqueerasuvidayaquelputolugarenelquedesentonabaentodo.

¡Mierda!¿QuésepensabacuandosupoqueibaaconoceraRobertBrownn?¿Quetodoiba

a resultar maravilloso? Las consecuencias no habían podido ser peores para suautoestima, retrocediendo al maldito día en que empezaron sus problemas desdequeseenteródelodeJack.

Siguiócorriendoycorriendoenunintentodehacersepasoatodaprisa,huyendoysinquepudiesevermásalládebidoa las lágrimasquecaíanunadetrásdeotraincontrolablemente.Sumiéndolaenunapenainfinita,yteniendoclaroquelaúnicaprioridadque teníaenmenteerasalirdeallí loantesposibleparapoderrespirar,porque la sensación de ahogo se estaba apoderando de su ser. Asfixiándolacompletamente.

Hastaquenoestuvierabienlejosnoseríacapazderecobrarunpocode…—¡Oh!¡Losiento!Deprontochocócontraalguien,viendounaenormemanoqueseleacercabayla

agarrabadelbrazo, tirandoconfuerzaantesdeque terminaradebrucescontraelsuelo.

—¿Dóndetecreesquevas?—lepreguntóunavozqueyaleresultabademasiadoconocida,detectandoeltonofurioso.

¡Vaya! En la discoteca debería de haber unas doscientas personas e iba ella yjustoteníaquechocarcontraél.

¡Quésuertelasuya!Y de un manotazo lo apartó. Dejando bien claro que no necesitaba su ayuda

precisamente.—Pero, ¿de qué coño vas?—volvió a preguntar furioso al verse apartado de

esasformas.Atravesándolaconunamiradadeprofundaira.Alexia no pudo contestarle aunque hubiese querido. Teniendo la seguridad de

que haría lo que fuese necesario con tal de que no viese su cara anegada enlágrimas.Seguidamente,yenungestodesesperado,quisonuevamentehuir.Loque

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fuera con tal de no dejarse ver así de vulnerable. Algo que desde luego noconsiguió puesto que Robert intuyó que volvería a hacerlo, permaneciendopreparadoycogiéndolanuevamentedelamanohastallevarlacasiarastras,yporsegundavezenaquellaparticularnoche,alabarra.Unavezallílaempujócontraelsillónhaciéndolasentarylaretuvoalafuerza,diciéndoleatravésdelosojosqueseolvidaradevolveraintentarlosiquiera.

—Peter,dosManhattanporfavor.—Yo no he pedido nada —protestó mediante un mohín evitando mirarle, y

observandocomoelbarmanabríalacocteleraempezandoaderramarlíquidoensuinterior.

—Peroyosí,¿noloves?Esperó a que la bebida estuviese lista antes de decirle cuatro cosas a aquella

condenadamujer.Unavez servidoel cóctel cogió la copay se la llevóa labocarápidamente.Bebiendoelcontenidodeuntrago,despuéspidióotrayladejósobrelabarra.

—¿Y bien? ¿Quién coño te crees para dejarme plantado? Jamás nadie se haatrevidoahacerloantes.Ymenosdosveces.

Alexiaselimitóaquedarsecalladaobligándoseacalmarseyprovocando,sinserconsciente de ello, que una furia incontrolada lo sacudiera completamente. Unhechoquehizoquevolvieraabeberselasegundacopadeuntragomientrasquelehervía la sangre creyendo que seguía ignorándole, permaneciendo tan tranquilamirandonosabíaqué,yconlacabezaligeramenteinclinadahaciaabajo.

—¡Joder!—Terminóexplotando—¿Estássorda?“¡Todavíano!¡Todavíano!—serepetíalainsegurachicaunayotraveztratando

deinspirarprofundamente,queriendorecuperarse.Necesitandotomarlasriendasynoparecerunapersonademasiadovulnerableantesusojos.Aceptandoelhechodequenoseríacapazdeconseguirloamedidaquecontinuabahablandoparasímismaen un intento desesperado porque no la viera en aquel estado de aturdimiento.Implorandoalcielounpocodeayuda—…overámicarayseguiráburlándosedealguientaninsegurayestúpidacomoyo”.

Sulargosilencioterminósacandodequicioaunhombrequecreyóqueestabajugandoconél.

Ydesdeluegoquenoloibaaconsentir.—¡Me cago en la hostia puta! —bramó un Robert que no pudo seguir

conteniéndose—.¿Quiereshacerelputo favordecontestara…—Yde repente lapreguntaquedósuspendidaenelaireenelmomentoenelquelacogíadelabarbillaalafuerzaobligándolaalevantarlacara—¿Alexia?

ElgestoenlacaradeRobertcambiódrásticamente,atormentándosedespuésdeverquesucaraestaballenadelágrimas.

¡Menosmalquelaprensasehabíaquedadoenlacalle!

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—¡Eh!¿Quéocurre?—pronuncióenvozbajaycasisusurrando.Dejandoatráselenfadodehacíatansolouninstante.

Alexiasevolvióaperdernuevamenteenaquellosfascinantesojos.¡Eratanfácil…!Ylogrósonreír.Viendolaactituddeloqueparecíaunhombre

perdidocambiando laexpresiónde sucarademaneraasombrosamente rápidaencuanto descubrió el desconsuelo en sus ojos. Preguntándose si era posible quealguien como aquel hombre en particular fuese capaz de tener un pequeñocorazoncito.¿Oesquelaestabaengañandointerpretandoelpapeldesuvida?

—¿Vas a decirme por qué estás llorando?—preguntómostrándose demasiadoconfundido,tantoquesurostrosellenódesurcosdepreocupacióndeseandoenlamedidadeloqueledejasepodercomprenderla,ysobretodopoderconsolarlasinquetodavíaentendieramuybienelporqué.

“¿Quédemoniosleestabapasandoconaquellachiquillaexactamente?”—No.Novoyadecírtelo—contestóunaAlexiasinceramirandoaquellosojos

tan cautivadores y que le provocaban la necesidad de retroceder en el tiempo.Recordandoelbesotanexcitantequeseacababandedar.

Y volvió a sentirse completamente turbada incapaz de ocultar lo que debía dereflejarsucara.Añadiendoensuspensamientosquedesdeluegoeraunapenaqueloshubieseninterrumpido...

Robertlavolvióasorprenderviéndolesacarunclínexdelbolsilloyofrecérselo.—Anda,límpiatelacara.—Gracias.—Locogióagradecidayselopasóporlasmejillassinqueéldejara

deprestaratención.Examinándolaconloqueparecíaunaintensidadabrumadora.—Mucho mejor —afirmó atreviéndose a pasar suavemente las yemas de los

dedosporelrostrosuavedesucara.El corazón de Alexia volvió desbocarse en cuanto sintió aquella deliciosa

caricia.Cerrandolosojosycreyendoestarenunsueño.¡Unsueñomaravilloso!—Tucaratedelata.—¿Qué?—preguntóabriéndolossorprendida.—Que tucara tedelata.Nopuedesnegarque tegusta loque tehagosentir.El

besoquenosestábamosdandoantes…—comenzóadeclararlentamenteempleandountonodevozsensualsabiendodesobraloquesehacía,yabriendolaspiernasdeellaantelaincredulidaddelachicaparaarrimarsetodoloquelepermitíaelasientodelsillón—,haestadobien,¿verdad?Puedequelomejorquepodríamoshaceresterminarloquehemosempezadoenmicasa,¿noteparece?

—Robert, yo… —titubeó acalorada antes de que un calambre de placerrecorrieratodosucuerpodespuésdenotarletandeliciosamentecercamoviéndosecontraella.Volviendoaestremecerseempapandovariaspartesdesucuerpohacíatiempo olvidadas, y volviendo a cerrar los ojos otra vez únicamente queriendo

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disfrutardelsimplerocequeleprovocabaelcontactodelpantalónvaquerocontraelsuyo.Olvidándoseenquélugarestaban…

“—Oh Dios mío, pero si casi llega hasta mi sexo… —pensaba sofocadaconcentrándoseen respirarnormalmenteyescuchandoa sucuerpopedir agritosque el maldito asiento se esfumara para tener pleno acceso a esa parte de suanatomía,almismotiempoqueunsudorfríoaparecíaperlandotodasufrentesinpoderpensarennadaquenofueseloperturbadoramenteexcitadaqueestaba.Tantocomo para desear perderse únicamente con él y a donde quisiera que la llevase,implorandounpocodeatenciónacadaunadelaspartesdesuardientecuerpo”.

Peroalrecordareldesafortunadocomentariodelarubia,lalucidezaparecióporarte demagia. Despertándola de lo que era del todo un disparate además de unalocura.Poniendolamanosobresupechoqueriendoapartarle,empeñadaenponerdistanciaentreellayaquelcuerpodelpecadoquelaestabahaciendovivirysufrirapartesiguales.

—Robertpara.—¿Qué?—preguntóincrédulo,permaneciendotodolopegadoquelepermitíael

malditoasiento.—Como ya te dije antes no soy ese tipo de chica—siguió de forma sincera

cogiendoaireatravésdelanarizqueriendocalmarelcorazónquelelatíaamil—,creoquelomejoresquevuelvasconesarubiadetuestiloynopierdaseltiempoconmigo.Sinceramente,noséquéhaspodidoverenmíparaseguiraquítodavía,—eintentandodarseunasfuerzasqueparecíanquererflaquearcogiólacopa,eigualqueél,labebiódeuntrago.Empezandoasentirlaansiadasemiinconscienciaqueleofrecíaelalcoholbebidodurantetodalanoche,yelquelograríahacerlaolvidardeloqueeradeltodoimposibleademásdeimprobable.

¡Bastante tenía ella ya como para querer hacerse un daño completamenteinnecesario!

—¿Y quién te ha dicho que esté perdiendo el tiempo?—preguntó Robert deformamalhumorada apartándose un poco debido a la desmesurada insistencia deella,ydeaquellamanoqueloseguíainvitandoaquemantuvieselasdistancias.

—Es loquehaces—añadióconvencidade loquedecía—.Siguemiconsejoyhazme caso. Fíjate si hay mujeres aquí a las que les gustaría perderse contigoprecisamente.

Robert no pudo evitar mirarla de manera incrédula. Ni en unmillón de añoshubiese pensado nunca que pudieran llegar incluso a aconsejarle que se perdieracon otra. Rechazándolo sin más preámbulos y, ¡notando que su ego se veíaprofundamentedañadounavezmás!

Perosicreíaqueahíacababatodoestabamuyequivocado.EscuchandoaAlexiaquenuevamentetomabalapalabra:

—Perosiquieresloquesípuedohacerestomarmeotracopacontigo,¿vale?—

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A esas alturas la manera de hablar ya no era la misma. Los efectos del alcoholempezabanahacerestragossobreunamujerqueseguíasinentenderquehacíaélallí,yensucompañíaprecisamente.

Robert escuchó intrigado aquel inusual ofrecimiento. Recordando que era laprimeravezqueunamujeraceptabatomarseunacopaconelcondicionantedequepara que ello sucediese sería aceptando que después no habría nada de nada.¡Vamos, que nada de sexo! Bromeando debido a la peculiar situación cuandoprecisamenteeraélelqueteníaqueapartarsealasmujeresdeencima.

—Entoncestendrásqueprometermequenadadesalircorriendo,¿vale?—Lointentaré.—Bueno, ya es algo. —Sonrió avanzando hasta tenerla en el lugar de antes.

Creyendo que la haría cambiar de idea y recreándose en el contacto directo quevolvíanaseguirmanteniendo.Sabiéndoseganadorigualqueleocurríasiempreencuánto al trato demujeres se refería, y antes de que unaAlexia segura decidieraintervenirdiciendo:

—Contigo,contuamigo,yconSofía.—¡¿Qué?!—preguntóconcaradepóker.Aloquelachicasimplementerespondió:—Nostomaremosunacopa todos juntosaquíoenel lugarqueelijas.Después

memarcharéacasa.—Yviendolaexpresiónincrédulaqueponíadecidióconcluiradvirtiéndolepuestoqueno ledaríaunamínimaexcusaque lepermitieraningúntipodeequívoco—.Estodoloquepuedoofrecerte.

No hubo más explicaciones, empujándolo nuevamente y apartándole paraterminar con aquella cercanía que la estaba matando. Dispuesta a buscar lacompañía de su amiga Sofía, mientras que a él no le quedaba otro remedio quecolaborar. Eso sí, en cuanto puso los pies en el suelo tuvo que sujetarse a aqueltorso tanbiendefinidoparano caer, empezando adarle vueltas la cabeza.Tantasqueinclusoyaempezabaatenerlagunasensumente,considerandoquetenerleasídecerca,sumadoalacompletaembriaguezenlaqueestaba,erabastantemásdeloquepodríaseguirsoportandosinperderunápicedesudignidad.Necesitandohuirantes de que cometiera una locura que la llevaría de nuevo ante el precipicio.Buscandodeformadesesperadaalaparejaquelapodíasalvar,ydirigiéndosehaciaellosunavezque logróverloscon laseguridaddequeelenigmáticohombredelque todamujer hablaba la seguiría. Reconociendo que por primera vez se sentíapoderosa como mujer después de lograr que Robert Brownn en ese precisomomentoestuviesedetrásdeellaparatomarseunasimplecopa.

Incomprensiblemente la otra parte estaba dispuesta a obedecer de buena gana.Limitándoseaseguirsuspasosyestrujándoselamentequeriendoaveriguarquéeralo que le habría podido suceder antes de salir huyendo como lo hizo, además desorprendidamente intrigado porque no llegaba a entender qué hacía él detrás de

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aquellachicaaparentementenormal.Pareciendoquenotuvieseotracosaquehacer.Yconlosojospuestossobresunucaparanoperderladevista,continuóandando

pendiente únicamente de que no diese un traspié y terminase sobre el suelo. Nosabía las copas que se habría tomado pero lo que era seguro es que estabacompletamenteborrachayélnoladejaríacaer.Permaneceríaasuladotratandodeque no ocurriese. El sentimiento que despertaba aquella chica era de auténticaprotección. Algo que jamás había llegado a ocurrir, y menos con una auténticadesconocida.

Nunca, ninguna mujer hasta el día de hoy, había conseguido despertar lacuriosidad que había logrado ella en unas horas.Admitiendoquemucha culpa lateníaelcomportamientoquetuvoconéldurantetodalanoche,yesque:

“¿Quémujerensusano juiciodesaprovechaba laocasióndeenrollarseconéldespuésdetenerlaentresusbrazosysabercómoreaccionabasucuerpoanteelbesoqueleterminórobando?Afirmandoqueporsupuestoestaríaencantadodetenerqueaveriguarlo.—Seguíapensandomostrandounamiradadepredadoraalcuerpoqueseacababadeconvertirensupróximoydulceobjetivo”.

¡Resultandoqueterminaríasiendounjuegomuydivertido!No tardaronmuchoen abandonar la discotecapor la puerta trasera, queriendo

esquivar a las numerosas fans que seguían esperando. Permaneciendocompletamenteajenasaunporcheúltimomodeloquesalíaatodaprisaenfilandolaavenida a gran velocidad y en dirección a una de las callesmás exclusivas de laciudad, en laquintaavenida.El lugarexactoenelque seencontrabael enormeylujoso apartamento del irresistible Robert Brownn. Donde terminaron los cuatroconlaintencióndetomarseotracopa.

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CAPÍTULO8Abrió los ojos debido a la maravillosa sensación de encontrarse perdida en

mitad de una cama inmensa y envuelta entre sábanas de raso. Si no fuera por elmartille ante dolor de cabeza, que volvía a hacer su aparición torturándola hastalímites insospechados, incluso llegaría a pensar que se encontraba en el mismocielo.Cabreándose consigomismapor loquehabíavuelto ahacer.Dandomediavuelta, y obligándose a cerrar los ojos sintiendo el estómago revolviéndose aconsecuencia de la resaca, tratando de recordar algo de la noche anterior.Devanándoselossesosconimpotenciayesfuerzopuestoquenopodíahacerlo.

¿Esquenoibaaaprendernunca?¡Porlovistono!Seestirósobrelacamaempezandoadesperezarse,yalsentirelsuavecontacto

del rasode las sábanasen lasmanosy lospiesdescalzosabrió losojosunpococonfusa. Empezando a intuir que no todo iba bien porque aquello de sueño teníapoco.

Elsuaverasoademásdelainmensacamaeratanrealcomoqueellaestabaallíen medio, incorporándose en el mismo instante sobre los codos para averiguardóndedemoniosestaba.

Y a medida que reparaba en la espaciosa y lujosa habitación, el caos se ibaapoderandodeellaantelarealidaddeloqueveíaatravésdeunosojoscomoplatosformándoseensumentelaimagennítidayclaradeRobertBrownn.¡No!¡Nopodíaser!

Unescalofríodeplacerlasacudió.Recordandoloslabioscontralossuyos,yaambos cuerpos buscándose desesperadamente en aquel reservado. Despertandotodos y cada uno de los sentidos guardados bajo llave después del descalabroemocional.Cayendorendidaasuspiesycorrespondiendoelbesolascivoqueélledioenvueltaenuncalorabrasadorque ladevorópordentro,yquenunca tuvoelgranplacerdesentir.

¡Elruborleterminótiñendolasmejillas!“—No,nopuedeser—serepitióintentandocalmarseanteloabsurdodelaidea

observandotodoasualrededor.Fascinándoseporelbuengustodeladecoraciónenlaqueporsupuestolosmuebleserandelosquesalíanenlasrevistasesasdegenterica,demasiadocarosparaelalcancedesubolsillo”.

Pero si hubo algo que la dejó completamente fuera de juego fue el enormeventanalquecubríaensutotalidadunadelasparedes,desdeeltechohastaelmismosuelo. Dando un toque espectacular a la ya de por sí preciosa habitación.Divisándose un cielo encapotado de nubes grises. Pareciendo que flotabas sobreellas.

¿Quizáseraunhoteldecincoestrellas?Yenvueltaenunhumordeperrosapartólassábanasaunlado,decididasíosía

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saberdóndecoñoestaba.Necesitandourgentementeempezaraaclararsusideas…Al hacerlo respiró aliviada, comprobando que por lo menos estaba vestida.

Fuesequienfueseelquelahabíallevadoallínosehabíaaprovechadodeella,yyaibandos.Reconociendoquedeseguiraeseritmofinalmenteloterminaríapagandodemasiado caro, teniéndolo de sobra merecido porque lo de convertirse en unainconscientedelanochealamañanadesdeluegoquenoeranadainteligente.

Puso los pies desnudos sobre el suelo y sonrió sorprendida por el calor quetransmitíalatarima,acordándosedesucalderaestropeada.Desdeluegoquequiénhizoaquellahabitaciónhabíapensadohasta enelúltimodetalle…Loque lahizopensarotravezqueseguramenteestaríaenunahabitacióndehoteldelosqueerancarísimos.

Cadavezmásintrigadaselevantódelacamaobviandoasulacerantecabezaydirigiéndosehastaelgranventanalparapoder tenerunavagaideadel lugarenelquepodríaestar.

¡Sinestarpreparadaparaloquevio!—¡Joder!—exclamósorprendida.La vista era espectacular a saber a cuantosmetros de distancia sobre el suelo,

porquelosviandantescasinisepercibían,yconunapanorámicafabulosadetodoNuevaYork,justoenfrentedeCentralPark.

Perolassorpresasnoacabaronahí.Nadadeeso.Dandounospasosacercándosealapuertayabriéndoladeparenpar.Observandoanonadadaloquehabíafueraysujetándosecontraelmarco.Percibiendocómosurespiraciónsubíade intensidadhastaponersehistérica.

—¿Pero qué…?—Nopudo acabar de preguntarse a símisma puesto que anteellaseencontrabaelapartamentomásgrandeymodernoquejamáshubiesevisto,ni siquieraen las revistasde famosos.Empezandoabarajar laposibilidaddequeefectivamenteseencontrabaenelapartamentode…¡¡¡RobertBrownn!!!

Lapruebaque finalmentecorroboróqueenefectoestabaallí fueuna fotoquellamósuatenciónyqueestabaencimadeunaparador,cogiéndolaentreunasmanostemblorosasyviendo lacaradel irresistibleactorencompañíadeunamujerquedeberíasersumadre.¿Acasonoteníapadre?

—¡Oh Dios! ¡Oh Dios! —se repetía atónita logrando reaccionar sin todavíacreersenada.Reconociendoquedeberíaactuardeunavez.

Entonces, a toda prisa, cogió sus zapatillas de cordones y avanzó a través delpasillo,cruzandolosdedosyempezandoarezarparanoencontrarseconéldebidoalaposibilidaddequesemurieradelavergüenza.Unhechoquedesdeluegoestabadispuesta a evitar centrándose, únicamente, en lo que de verdad importaba…Escapardeallí.

No tardó en llegar aunas escalerasque la llevarían a la plantade abajo, y lasbajóexcesivamenterápido.Tantoqueestuvoapuntodecaerrodandoantesdeque

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enelúltimosegundopudieraagarrarsealabarandilla,salvándoladeunacaídaenpicadosegura.

“—¡Que patética soy!, cualquiermujer enmi situación daría su vida por estaraquí,encambioyo…”.

No pudo acabar la frase, quedándose pálida en cuanto se percató de uninesperado detalle, viendo una nota que había pegada sobre la puerta de salidaprovocandoquecasiledierauninfarto,ysintiéndosetanacaloradaquederepenteempezóasudar.

Lanotadecíaasí:

Buenos días Alexia, ¿te gustan los croissants? Espérame y desayunaremosjuntos.Conozcolamejorpanaderíaenlaqueloshacen,notardaré.ROBERT

Leyó la nota un par de veces antes de, superada del todo y debido a lascircunstancias, decidieraoptar por loquemejor sabíahacer, huir.Comenzando avestirse a toda prisa y cogiendo su abrigo del perchero.A continuación echó unúltimo vistazo a todo el impresionante salón, y seguidamente abrió la puertadesapareciendo de aquel apartamento y aquel mundo que le quedaba demasiadogrande.

Unavezqueestuvoabajosaliódelascensoryechóacorrerhastaconseguirsalir

deledificio.Alhacerlo,unvientofríolaenvolviópermitiéndolerespirarunpocomás tranquila estando convencida de que había logrado su objetivo. Una vezubicada giró a la derecha en busca de la primera boca demetro ymiró el relojangustiada, dándose cuenta de que: “O corría como alma que lleva el diablo ollegaríatardealtrabajo.Unlujoquedesdeluegonopodíapermitirse”.

Pero antes de comenzar a correr nuevamente, un inesperado detalle llamó laatencióndelachica.Undetallequehizoquesequedaseancladasobreelsueloysinque por supuesto sus piernas quisieran reaccionar viendo, completamentehorrorizada, a por lo menos cinco mujeres que acababan de interceptar a unguapísimoRobertenmitaddelacallellevandounabolsadecroissantsenlamano.

“—¡Portodoslossantos,quésuertelamía…!¿Acasotodomevaasalirmal?”¡Noteníaescapatoria!Ypresadeunpánicoabsolutomiródesesperadaalaizquierdaenunintentode

buscarunavíadeescape…Divisandountaxilibreparadoenelsemáforoysiendoconsecuentedequeerasuúltimaoportunidadsiqueríahuirsinservista,oera loqueellacreía.Comprobandocómosuspiernaserancapacesde reaccionar tras laimpresión que le supuso verle y empezaba a correr gritando hasta desgañitarse.Dirigiéndosealtaxista.

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—¡Taxi,taxi!Robert nadamás escuchar los gritos de fondo levantó el rostro.Dando con la

vozqueleparecíaserconocida.—Nomelopuedocreer—gruñóviéndolametersedentrodeltaxiydesaparecer

delantedesusojos—.¡Mierda!Lafuriaqueloinvadióunavezquelaviohuirnuevamentehizoqueapartarade

malasmaneras a lasmujeresque lo rodeaban,mirando laparte traseradel taxiyperdiéndoloalavueltadelaesquina.Implorandopodertenerotraoportunidadparadarlesumerecido.

¡NadiejugabaconRobertScotBrownn!Yconunhumordeperrosdespuésdelosucedidotirólabolsadeloscroissantsa

la basurademalosmodos, yaque lo quemenos le apetecía ahora era desayunar.Decidiendodejarasusfansplantadasparaacontinuacióndarmediavueltayentraren el portal a pasos apresurados, dejando ver una expresión que daba miedo.Imaginandomilmanerasdevengarsedelaqueparecíaserlaúnicachicainmuneasusencantos.

Ylasencontraría…¡Vayasiloibaahacer!Aunquesuvidadependiesedeello.Cuarenta minutos después, cuando se creía a salvo en la oficina trabajando

normalmente,Alexiapulsóelbotóndelteléfonoyatendióunallamadapersonaldesu amiga Sofía que le entraba en esos instantes, y que iba a ponerla bastantenerviosa.

—¡Dimequenoselohasdado!—gritabahechaunafuriaa travésdel teléfonomóvilpareciendoquenoleimportaraqueestuvieraeneltrabajo—,¡tejuroquesilohashechojamásvolveréahablarte!

Sofía no pudo evitar sonreír después de escucharla. Imaginándose la cara quedebíadetener.

—¿Quierestratardetranquilizarte?—contestódivirtiéndosedelolindo.—¡Sofía!—volvióagritar.Lamantuvoensuspenseunossegundoshastaque:—No,noselohedado.Unenormealiviolaenvolviótrasescuchardichanegativa,dejándosecaersobre

lasilla.—¿Novasapreguntarmenada?—contraatacabaSofía.—¿Paraqué?Todoesridículo…—Puede,peroloquenoentiendoeselquehayassidocapazdedesaprovecharla

oportunidaddetuvida.—VamosSofía…—¡Perosihastahasconseguidodormirensucama!—decíasuamigaeufóricay

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llena de entusiasmo—. Lo que darían todas las mujeres de la ciudad porsimplementeconocerle,yvastúysaleshuyendo.Eresmuycobarde.

—Mmmmm—contestósinquererprofundizarmuchoenaqueltemaenconcretoymenosallí.Dandoporzanjadalaconversación.

Sofíaporsupuestonoselopermitióinsistiendo:—MiraAlex,aunquetratesdeengañarteatimismaconmigonoservirá.Paratu

información ha venido en persona a pedirmemuy amablemente el número de tuteléfono, y quiero que sepas que todavíame estoy arrepintiendo de no habérselodado.

—Tengoquedejarte—lacortóirritadaintentandoolvidarsedetodo.—Cobarde.—Lo que tú quieras, tengo trabajo que por ahora es lo que de verdad me

importa, adiós—. Y colgó antes de que continuase diciendo lo que no queríaescuchar.Lograndodejarladistraídaysumidaenpensamientosvariosdebidoalosubrealdeloqueúltimamenteleestabasucediendo.

YEstefanysimplementenopudoevitarmirarlasorprendida,preguntando:—¿Ocurrealgo?—No,nada.—¿Cómoquénada?—Laregañódándosecuentadequenocomprendíaloquele

estabadiciendo—.¿Acasonoestásescuchandoelteléfono?Mirólacentralitayviolaslucesdedosllamadasenesperaparaeljefe,actuando

enconsecuenciaypulsandoelbotón.Siendocapazdevolveralarealidaddespuésdeloquesuamigaleacababadecontar,dejándoladescolocadadeltodo.

—¿Ya tienes el discurso del señor Scot de la cena benéfica?—preguntaba sucompañeraunavezqueterminóderesolverlodelasllamadastelefónicas.

—Sí,aunquemegustaríaqueledieseselvistobueno,estoynerviosaarabiarynoquierometerlapata.

—Nocreoquehagafaltaperosiquieres…—GraciasEstefany,serámiprimeractodesempeñandominuevafunciónynosé

siestaréalaaltura.—Puesclaroqueloestarás.—¡Diosmío!Yoenlacenabenéficaquedaeljefeensucasarodeadadegente

importanteypoderosa.—Noesparatanto,créeme.—Ylededicóunasonrisatranquilizadora.—¿Meacompañarásymeayudarásacomprarelvestido?No tengoni ideade

quéesloqueseesperademí.—Discreciónysaberestar,nadamás.Perotranquilateayudaré.—¿Quéharésinticuandoyanoestés?—Trabajarigualqueahora,séqueestáspreparada.Eltimbredelascensorsonóacontinuacióninterrumpiendolaconversaciónentre

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ambas,y anunciandoquealguien llegabaa laplanta en laqueestaban.DejandoaAlexia un tanto desconcertada puesto que no había ninguna nota apuntada en laagendadeningunavisitaprogramada.

¡Ynadiepodíaacudirsincita!“¿Quién seríaentonces?—sepreguntóunachicacuriosay sinque tuvieseque

esperarmucho en averiguarlo una vez que comenzaron a abrirse las puertas delascensor. Alzando la mirada y mostrándose igual de curiosa que lo hacíaEstefany…”

Alexiaentoncessequedóhelada,descubriendoquiénerarealmenteelqueestabaen el ascensor. Ocasionando que hasta el color de la cara se desvanecieraquedándoseacuadros.

—¡Joderrrrrrrr!“Aquellonopodía serverdad, ¿acasoestaba inmersaenunapesadilla?Porque

desdeluegoeraloqueparecía”.Yclaro,debidoaaquellareaccióninesperada,aEstefanylefueimposiblepasar

poraltoeldetalledequeparecíanconocerse.Observándolapreocupadatratandodeentenderquéeraexactamenteloquepodríahaberprovocadolacaraqueselehabíaquedado.

—Pero,¿quéhaces?—¡Schssssss!—lamandócallarescondiéndoseatodaprisadebajodelamesa.Estefany sequedó absolutamentedesconcertada, preguntándose si no se estaría

volviendolocapuestoquelaacababadeverescondiéndoseliteralmentedebajodelamesa.

—HolaEstefany,¿quétalestás?—seescuchódefondounavozdehombre.Laconocidavozmasculinaibaacercándosepocoapocopermaneciendoajenoa

loqueacababadesuceder.HechoqueprovocóqueEstefanyvolvieraalarealidadalegrándosedeverle.

—¡Robert!Queagradable sorpresa.—E intuyendoque loqueAlexiahacíaeraescondersedeél,seacercóbesándoleenlamejillaparadespuéscogerledelbrazoalejándolotodoloquepudo,manteniéndolaenelanonimato.Yatendríatiempodepreguntarluego.

Ymientrasesosucedía,Alexiaseguíadebajode lamesaescuchandocómo loslatidos de su corazón parecían escucharse demasiado altos, creyendo que laterminaría descubriendo. Todo aquello era una locura. ¡¿Qué demonios estabahaciendoélallíprecisamente?!

—¿Tellegómiregalodecumpleaños?EscuchóqueledecíaaEstefany.—Síquerido.¿Aquéesdebidaestaagradablesorpresa?Llevabascasiunañosin

pasarteporaquí.—Hecambiadodedentistaaquícercayhepensadoenacercarmeunrato.¿Crees

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quemerecibirá?—preguntómirandolapuertadeldespachodeljefe.—Compruébalotúmismo,ahoranoestáreunido.—GraciasEstefany.“¿Peroqué…?YconlabocaabiertaobservólaszapatillasdeportivasdeRobert

alejándose en dirección al único sitio en el que nadie podía entrar salvo queestuvieseapuntadoenlaagenda”.

¿AcasoEstefanyyélsehabíanaliadoparaqueladespidieran?—No puede entrar ahí…—susurró a Estefany por debajo, golpeándola en la

piernasinsalirdelescondrijoencuantolatuvoatiro—,¿peroesquetehasvueltoloca?

—Por loqueveoosconocéis, ¿noescierto?—se limitóadecir tan tranquila,sonriendo amablemente. Restando importancia a lo que debería de tener segúnAlexia.

—No,sí…—titubeó—,nolosé.Después de escuchar aquella respuesta Estefany se mostró divertida,

descubriendoqueasuqueridaAlexianolesentabanadabien.—Notienegracia.—¿Ah no? —seguía hablando viéndole internándose dentro del despacho—.

Creoquepuedessalir,Robertyanoestá.Alexiaselevantódelsuelo,sealisólasarrugasdelafalda,ydespuéssesentóen

lasilla.ActuandocontodalanormalidadquepudoantelamiradaatentaycuriosadeEstefany.

—Gracias—fuetodoloquedijoantesdecomenzarateclearenelordenador.—¿Novasacontarmenada?—No.—Estábien—dijoobservándoladetenidamenteyporsupuestonadadispuestaa

darsubrazoatorcer—:Nosé…quizásyopodríaayudarte.—¿Aqué?—Podríaconcertarteunacitaconélsiquieres.—¿Y qué te hace suponer que quiera hacerlo?—contestó demalosmodos—.

Además,loquenoentiendoesquéhaceaquíyporquéparecesconocerletanto.—Siquierespuedoexplicártelo.—No,déjalo.Cerróelprogramadelordenador,ordenólamesa,ycogióelbolsoysuabrigo.—Hoytevaspronto.—Sí,tengocosasquehacer—mintió.Todavíanosabíaloquehacíaallíperodesdeluegoquenoseibaaquedarpara

averiguarlo.¡Alláél!—Voy a comprar el vestido discreto queme has aconsejado y asíme doy un

paseo,creoqueserécapazdeelegirunoadecuado.Mañanatecontaré.

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—Estábien,yoesperaréunratotodavía.—Hastamañana.—Ydejózanjadalaconversaciónantesdequelacuriosidadla

hiciesepreguntarloquenodebía.Atodaprisa,debidoalaintencióndesalirpitando,sedirigióhastaelascensory

pulsó el botón demasiado fuerte. Y a medida que esperaba le estaba resultandoverdaderamentedifícilrespirarconnormalidad…

Lacasualidadyelcaprichosodestinoseconfabularonentresíprovocandoquelapuerta del despacho del señor Scot se abriera en el mismo instante en el que lohacían las del ascensor, dejando ver a unaAlexia nerviosa e histérica como unacolegialametiéndoseatodaprisa,ypulsandoelbotóndelaplantabajanuevamentedemasiadofuerteenunintentoporquefueramásdeprisa.

—Vamos,vamos…YjustoentoncesfuecuandoRobertsaliódeldespachoycerrófuriosolapuerta.

Alzandolacabezacongestodepesarhastaque…Susmiradassecruzaronporuntiempo indeterminado. La de ella reflejando ansiedad porque las puertas no secerrabanyencambioladeél…

La de él en un primer momento reflejaba asombro, curiosidad, inclusoperplejidad, pero de repente cambió. Una vez superada la sorpresa inicial, yrecuperandoelcontroldelasituación,lamiróconunbrilloenlosojosquedabamiedo.

¡Mostrándoleclaramentequeteníanunasuntopendiente!—¿Alexia?—preguntócompletamenteasombradosinpodercreerseelgolpede

suertequeacababadetener.“¿Quéhacíaellaallí?”Alexia,viéndosedescubierta,volvióapulsar reiteradamenteelbotónhaciendo

quelaesperaleresultaseeterna.Pretendiendoocultarsedeél,ydándolelaespaldaante la atenta mirada de Estefany que no perdía ningún detalle. Divirtiéndosedemasiado.

Robert en cambio no estaba dispuesto a darle la oportunidad de salir huyendonuevamente. Avanzando hasta el ascensor de manera decidida, y sobre tododeseandotenerlaoportunidaddeenfrentarsecaraacaraaaquellachicaendiablada.Comprendiendoqueinesperadamenteselepresentabaenbandejalaoportunidaddepoder aclarar unas cuantas cosas de una puta vez. Y a medida que lo hacía laexpresióndesucaracadavezmostrabaunrostromásymásiracundo.

¡Realmenteiracundo!—¡Alexia!—exclamódemasiado fuerte y comenzando a dar grandes zancadas

haciaella—.¡Niseteocurravolverahacerlo!Alexianopudoevitargirarseencuantoleescuchó,encontrándoseconlamirada

fríacomoelhieloquelededicadaenexclusiva.—¡Nolohagas!—volvióarepetir.

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Por poco pero no consiguió llegar a tiempo. Viendo a las puñeteras puertascerrarse a escasos centímetros de sus propias narices. Lo que hizo que lafrustración lo taladrara completamente, siendo consecuente de que una vez másvolvíaasalirseconlasuyayqueporlotanto…

¡¡Unmomento!!¿Quéeraloquehabíavistorealmente?Robert recapituló hacia atrás y no tardó enmostrarsemás sereno, analizando

fríamenteloqueacababadepresenciar.Fueentoncescuandosonriódeorejaaorejasabiendoque finalmente losdioses sehabían apiadadode él.Logrando encontraruna ventaja a su favor. Una ventaja que a continuación desgranaría muygustosamente.

“Vayasiloibaahacer”.Dio media vuelta y cambió el semblante de su cara, borrando la expresión

impotente y acercándose a la mesa en la que se encontraba la persona que lefacilitaríaalgunadelasrespuestasquebuscabaydeseaba.

“SuqueridaEstefany”.¡Relamiéndosedegustoconvencidodequesesaldríaconlasuya!Sopesandola

maneradeplanearlavenganzaconvirtiéndose,derepente,enunasuntosumamenteplacentero. Haciéndose a la idea de que averiguaría los entresijos de la vida deaquella endiablada chica y le enseñaría que si finalmente jugaba con fuegoterminaríaquemándose.

“Paracuandoacabaseconellateníalaabsolutacertezadequenoseolvidaríatanfácilmentedeél”.

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CAPÍTULO9¡Laprimerasorpresadeldía,delafiestabenéfica,aparecióenformadepaquete!Acababadellegarasuapartamento,despuésdeundíaespecialmenteduroenel

trabajo,cuandoalguienllamóaltelefonillo.Resultandoserunmensajeroquedecíatener el encargodedejarunpaquete.YAlexia, trasuna largamañanacambiandofrasesdeldiscursobenéficoquenoterminabandeconvencerasujefe,ymástardebuscandounexpedientedeuna transacciónbursátildesaparecido, loquemenos leapetecíaeraempezaradiscutiratravésdeltelefonilloconundesconocido.Estandosegura de que se había confundido de dirección. Optando por apretar el botóndejándole entrar para aclarar cara a cara el error que tenía que haber cometidoalguien.

—¿SeñoritaAlexiaJammes?Alexia abrió la boca queriendo protestar, y enmudeció comprobando que los

datoseranloscorrectos.Quedándosecomounabobamirándolo.—¿Esusted?—¿Qué?—QuesiesustedAlexiaJammes—contestódemalosmodospensandoentodos

los paquetes que tenía que entregar.Maldiciendo sumala suerte por toparse conalguienquesequedabaembobada.

—Sí,soyyo.—Firmeaquí.Firmóycerrólapuertaayudándosedelpié.Acontinuaciónsedirigióalamesay

lodejósobreellatodavíasorprendida.Alverunatarjetalacogióylaabrió.Reconociendolaletra.

QueridaAlexia:Mehepermitidoelegirtuvestidodeestanoche.Cuandodijelodediscreciónmereferíaamí,noati.Esperoquetegusteyquelodisfrutes.Teveréenlafiestaporqueyotambiénacudiré.Cambiodeplanes.Estefany.

Abriólacajayseencontróunpreciosovestidonegrodeencaje,unvestidoque

parecía adecuado para una de las invitadas a la cena y no para una secretariaejerciendo su trabajo.Quedandobastantedesconcertada.Seguidamente lo cogióylodejóencimadelacamaolvidándosecompletamentedeél.

Losnerviosantelanochequeleesperabanoladejaronprobarbocado.Después

de prepararse un sándwich de jamón dulce acabó dejándolo casi entero.

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Limitándoseatomaruncafécargadoapurandoelcontenidoparapodermeterseenladucha.Finalmenteconaguacaliente.

Después de enjabonarse pasó a lavarse el pelo a conciencia, echándose unamascarilla. Quería estar presentable, y eso significaba que tardaría más de loacostumbrado en arreglarse.Una vez duchada salió de la bañera envuelta en unagrantoallayotrapequeñaenrolladaenelcabello.Sesecóaconcienciaycogiólacrema hidratante, echándosela sobre el cuerpo. Hacía tanto tiempo que no secuidabaunpocoqueyacasihastaselehabíaolvidado.

Unavezterminadomiróelrelojpreocupada.Dándosecuentadelahoraqueeray comprendiendo que si quería llegar a tiempo ya podía empezar a espabilarse,asique cogió el secador y empezó amaniobrar torpemente intentando alisarse elpelo, tarea que sabía la entretendría bastante rato. Tres cuartos de hora fueronsuficientesparaestarpeinadaymaquillada,respirandoaliviadatrascomprobarquesupelohabíaquedadoperfecto.Olvidándosedetodolodemásydirigiéndosealahabitación en busca del vestido que había comprado el día anterior. Abrió elarmario, lodescolgódelaperchayenelúltimomomento,ysinsaberelporqué,cambió de parecer. Eligiendo el que Estefany le había regalado poniéndoselo yabrochándose la cremallera, seguidamente se subió a los zapatos de tacóndemasiadoaltosparasugustoysonrió.Comprobandoqueestabalista.

Laimagenquesereflejabaenelespejolahizosentirseguapa,demasiadoguapallegando incluso a no reconocerse. Aquel vestido le quedaba como un guantehaciéndolatanelegantequehastaSofíasesorprenderíasipudieseverla.

Elvestidoexquisito,loszapatosdetacón,elpeloperfectoyelmaquillaje,fueronlos que en conjunto hicieron que en cuanto saliera a la calle varios hombresvolviesenlavistaatrásenmásdeunaocasión.Hechoquenolepasódesapercibidopercibiendo un subidón de adrenalina alzándola a la gloria. Pensando que lo desentirseunbichoraroylodepasardesapercibidapodíapasaralahistoriaporundía.Sonriendo complaciday avanzandohasta el taxi que la esperaba tras haberlopedido por teléfono, mientras que por primera vez en muchísimo tiempo sentíacómoempezabaadisfrutardeloqueenrealidadparecíagustarle.Sutrabajo.Queloshombressedieranlavueltayvolvieranamirarla,ysobretodoelsentirseguapaymujer.¡Esosíqueeraimportante!

¡Olvidándosedetodaslaspenuriasenlasquesehabíaenvueltoúltimamente!Subióaltaxiyledioladirección.Despuésserecostósobreelasientointentando

permanecerconlamenteenblancoparapodermantenerlosnerviosaraya.Resultandorealmentedifícil…Lafastuosamansiónquesedivisabaeradeestilovictorianoencolorblancoy

hacíacontrastecon lasventanasdecoloroscurohaciéndolaúnica.Admirando lastres plantas que terminaban coronadas por una buhardilla de grandes ventanales

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pareciendo estar en mitad de una película de época. Al lado una construcciónsimilaralbergabaensuinteriorunacoleccióndecochesmagnífica.Mirandotodocuando le ofrecía la vista y llegando a una gran verja siguiendo el caminoperfectamentedelineadoenelqueunvigilante lesdioelalto.Averiguandoque laautorizacióndepasar llegabahastaallí.El lugarenelqueunagarita improvisadahabíasidopuestaconunabarreraparadisuadiracualquieraqueintentaseavanzarmásdelacuenta.

Sacólacarteradelbolsoencuantollegóasudestino,ydespuésdepagarlos90dólaresde la carrera,propina incluida,bajódel cochey siguióel senderoque laterminaría conduciendo a la gran carpa situada en el cuidado jardín.¡Maravillándose de todo lo que veía! Continuando andando y viendo las mesasredondasenperfectoorden listasparaque los invitadoscomenzasenadarusodeellas.Unpocomáshaciaadelante,unatrilestabahábilmentecolocadoenloaltodeunescenarioimprovisado,ydesdeelqueelseñorScothablaríadandolasgraciasatodoslosinvitadosporeldonativoqueharíanafavordelosniñosdesfavorecidos,unavezacabadalacena.

—Estásdeslumbrante.Dijoalguienasusespaldas.AlexiasegirósobresaltadayseencontróaunaEstefanycompletamenteacordea

laveladaqueteníanpordelante.—Mecomplaceverquemehashechocaso.—Empiezo a creer que me he equivocado —confesaba presa de sus

inseguridadesdesiempre.—¿Estásloca?Vasaserlasensacióndelanoche—afirmósabiendoexactamente

aloqueseestabarefiriendo.—Esperoquenoseaasí—contestócompletamenteajenaasucomentarioyalo

quepretendíadecir.—Los invitados empiezan a llegar, ¡ah!, y la prensa. Quién sabe, quizás hasta

consigassalirenalgunarevistamañana—volvióadecirintencionadamente.Alexia no contestó. Se giró, y se perdió entre aquella gente que empezaba a

llegar.Replanteándose, por enésimavez, si el lugarde ella era ese.Una cosa eraestarenlaoficinayotramuydistintaestarentrelaflorynatadelaciudad,prensaincluida.Costándoleunverdaderoesfuerzonocogerunacopadechampánqueleofrecíaunodeloscamarerosyqueempezabaanecesitarparaaplacarlosnervios.

Lanochefueavanzandopocoapocoeibasegúnloprevisto,escuchándoselas

risasyconversacionesmezclándoseentreelsuavesonidodelabandademúsica,alavezqueloscélebresinvitadosechabanmanodelainnumerablevariedaddevinosyrefrescosqueseofrecíanenelcóctelprevioalacena.Alexiamientrasintentabadisfrutardeloqueseleofrecíaporprimeravez.Intentando,además,echarlavista

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atrásytratarderecordardequélesonabalaseñoraScot.Intuyendoquesucaralahabíavistoenalgunaotraparte.

¡Quéraro!Laveladasiguiósucursoyalasonceymedia,cuandolacenahuboterminado,

todos los comensales empezaron a levantar la vista viendo como el anfitrión sedirigíahastaelatril.Observandoasuespectacularnuevasecretariaacompañándolo,y suscitando algunos comentarios malintencionados. Permaneciendo ajena a lascríticas que empezaba a levantar y subiendo sobre el escenario improvisado.Manteniendo lacostumbredepermanecer juntoasu jefeescuchando lasprimeraspalabrasdeldiscurso.

—Buenasnochesatodos…Eldiscursofueunrotundoéxitoytuvounaduraciónde6minutosalargadopor

los numerosos aplausos una vez finalizado. Seguidamente, muy satisfecho delresultado,elseñorScotseacercóaAlexiayledijoentonocordial,queriendoserjusto:

—HaestadobienseñoritaJammes,tómeseunacopaydisfrute.Selohaganado.—Gracias señor —consiguió decir atónita por lo que acababa de escuchar.

Subiendosuautoestimaahoraquetodoempezabaasalirbien.Bajódelescenariotrassuspasoscomenzandoaverquelasmesasdesaparecían

entre un orden absoluto, y a los invitados tomar copas entretenidos charlando detodounpoco.Esperandoaquelaimprovisadapistadebaileestuvieselistaparaquepudiesenempezaradivertirsedeverdad.YAlexia, estandobastantemás relajada,decidióhacercasoasujefeaprovechandoqueuncamareropasabaasuladoparacoger una copa del exquisito champán, a continuación se apartó a un ladopermaneciendo un poco retirada disfrutando del éxito de la velada antes demarcharse…,ysinqueporsupuestosepudierahacera la ideade loqueestabaapuntodesuceder.

¡Lasegundasorpresaaparecióderepente,delanada!¡Justodetrásdellugarenelqueseencontraba!

—HolaAlexia.Lavozque tanbienparecía conocer, yque laperseguía también en sueños, la

pilló totalmente desprevenida. Tanto fue así que le dio un ataque de tos,atragantándoseconelchampánllegandoinclusoapensarensinosetrataríadeunsueño…

Robert sonrió expresando una mueca burlona y disfrutó enormemente de lasituación,mientras que se acercaba peligrosamente desde atrás. Igual que aquellaprimera vez en la discoteca Paradise cuando se conocieron, hacía tan solo unosdías.Susurrandosobresuoído:

—¿Quétepensabas?¿Quénoibaasercapazdeencontrarte?—Pusolasmanossobre sus caderas y tiró de ella suavemente, lleno de una dolorosa contención y

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terminandoexclamando—:¡Puesestabasmuyequivocada!“—OhDiosmío¿quéhaceélaquí?”LasuavidaddeRobertnotardóendarpasoaunterribleenfadoqueempezabaa

llenarlocompletamente.Acordándosede losnumerososdesplantesque tuvohaciaél. Apretando las manos fuertemente y pegándola contra su cuerpo sincontemplaciones,lograndoarrancardesugargantaungemidoincontrolado.

—NoséloquemeestáshaciendoAlexia—seguíasusurrando—.¡Peromeestásvolviendoloco!

Las piernas deAlexia empezaban a flojear debido a la cercanía de su cuerpo,siendo incapaz de tomar las riendas de la situación. Y para su consternación lasorpresa inicial no tardó en dar paso a un clamoroso deseo incontrolado.Haciéndolaexcitarseterriblementesintiendoelmiembroerectosobresutrasero.

¿A qué estaban jugando?Olvidándose de todomenos de él y del huracán quedespertabaensuinteriornuevamente…

El dolor físico que experimentó a continuación fue real, viéndose obligada aapartarsedeaquellacariciatansumamenteíntima.Dándoselavueltaayudadaporél,debiendo permanecer alejada todo lo que le fuese posible si no querían terminarmontandounescándalo.¡Eraelsitiomenosindicado!

Robert quedó completamente deslumbrado en cuanto la vio de frente. ¡Estabaespectacular!

—Esevestidotesientademaravilla,estásmuyguapa.Aquelcumplidoladesestabilizóenormemente.Fijándoseasuvez,yquedándose

sin palabras además de sin aliento, ¿y era él el que le decía que estaba guapa?DándosecuentadequevariasmujereslomirabandescaradamenteadmirandoaunRobertimpecablevestidoconuntrajedefirma.

—Gracias—balbuceóllevándoselacopaaloslabiosenunintentodesesperadodeserenarse.

—¡Ahno! ¡Nadadealcohol!—exclamóRobertquitándole lacopadeentre lasmanosybebiéndoseladeuntrago—,novasahacerloquelaúltimavez.Notelovoyapermitir.

La pretensión en sus palabras fueron las causantes de poner la cordura quefaltaba,noestandodispuestaaqueningúnhombrevolvieseadecidirporellajamás.

—Túnoeresnadieparadejardepermitirmenada—loenfrentófuriosa.—Noestéstansegura,túyyotenemosunasuntopendienteyeslanocheperfecta

paraaclararlo,¿nocrees?—¿Aquéterefieres?—preguntótratandodehacerseladisimulada,ysobretodo

tratandodeentenderquéesloquehacíaélallí.Robertnodudóenrespondercongestoserio.—A lo que dejamos sin terminar en el reservado de la discoteca…—le dijo

avanzando un paso a medida que la escrutaba con ojos de depredador—, a tu

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negativa a desayunar conmigo…, y por supuesto a tu huida repentina cuandomevisteentútrabajo.

Alexia retrocedió alarmada y miró a su alrededor para conseguir unaescapatoria.BuscandodesesperadamenteaEstefany.

—¿Otra vez con el jueguecito de querer escapar? Te lo advierto —dijoavanzando otro paso, acorralándola un poco más—, esta noche no lo vas aconseguir.Tetengodondequeríayparaquelosepasdependesdemí.

—¿Qué?—preguntó abriendo los ojos de par en par sin entender a lo que seestabarefiriendo.

—Estásenmiterreno.Yomando.—¡Ja!¡Vetealcuerno!UnaAlexiabastantecabreadaantelapretensiónensuspalabrassegiróyterminó

perdiéndoseentrelagentequegustosamenteempezabaabailar,yamedidaquelohacíaibapensandoenquedesdeluegoibalistosicreíaqueleobedecería talcualcorderito.EncuantosediesecuentadequeeralasecretariapersonaldelseñorScotsaldría por patas de allí. ¡Vaya si lo haría! Siendo completamente ajena a lo querealmentesucedíapuestoqueamitaddecaminodelapistadebailenuevamentefueinterceptadaporunRobertquenosedaba,nisedaríaporvencido.Cogiéndoladelamano de forma segura y actuando con la seguridad de tener todo el derecho delmundo. Mostrando a las claras que desde luego que hablaba completamente enserio.

—¿Peroquéhaces?—soltólanzándoleunamiradaasesinaalavezqueintentabasonreíralosquelamiraban.

¡Siendo consciente por primera vez del enorme interés que ambos parecíanlevantar!Pero…¿porqué?

—¡Suéltameinmediatamente!—¿Vasamontarunaescenaaquí?—SonreíaRobert a suvezy sinquea él le

hicieraningunafaltadisimularlomuchoqueseestabadivirtiendo—,creoqueesloquemenosteconviene.

“Pero,¿quiénsecreíaaquelhombre?”—¡Uf! ¡Te odio! ¿Lo sabías? No sé quién te crees para presentarte aquí y

avasallarmecomoloestáshaciendo.—Túempezasteeljuego,¿noteacuerdas?Sinohubieseshuidotantasvecesde

míadíadehoynoestaríataninteresadoenti.Alexialomirócabreada.—Nodicesmásque sandeces, ¿quieres apartarte demi caminodeunamaldita

vez?Lagentenosestámirando.—Esquesomoslaatraccióndelanoche,¿todavíanotehabíaspercatadodeello?—¿Qué quieres decir? —le preguntó recordando que Estefany le dijo algo

parecido.

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—TodoasutiempomíqueridaAlexia.—YonosoytuqueridaAlexia,¡nosoynadatuyo!—bramóapartándolelamano

deunmanotazoyarrepintiéndosenadamásqueviosureacción.—Mesiguesprovocandoycréemequenoesnadabueno—Seburló.Seguidamente, y antes incluso de que se diera cuenta, un Robert seguro de sí

mismopasabaelbrazopordetrásdeellaagarrándoladelacintura.Acontinuacióncogiósumanosinpermisoobligándolaaacercarse,ycomenzóabailarigualquelasdemásparejas.

—¡Suéltame!—insistiódemaneracontundente.Robertsimplementenolahizonicaso.—Así aprenderás a permanecer con la boca cerrada. ¡Atrévete a montar un

numerito!Ladesafióapretándolaunpoquitomáscontrasucuerpo.—Está bien,—terminó cediendo comprendiendo que no tenía otra alternativa.

Dándosecuentadequelasparejasdealrededorlosseguíanmirandodeunaformaun tanto especialvolviendoapreguntarse elporqué—.Túganas, eso sí, solodemomento.

—Asímegustaniñabuena.Alexialofulminóatravésdelamirada.—¿Qué te parece si aceptamos una tregua que dure el resto de la noche?—

susurró calmadamente Robert sorprendiéndola y antes de que la mano sobre sucintura empezara a moverla despacio. Acariciando toda su espalda en un intentosincerodehacerlaspaces.Deseandoqueaceptaralaansiadatregua—.Disfrutemosdelavelada.

—¡Nunca!—contestó tozuda no queriendo dar su brazo a torcer,mostrándosetodo lo segura y firmequepodía cuandomuybien sabía ella que la realidad erabiendistinta.Implorandoporquepudierasucumbirasusdeseos,ycomprobandolaguerrainternaquenuevamenteteníaconsigomisma.

“¿Qué coño le seguía pasando que ni podía pensar en lo que debería hacerteniéndoleasídecerca?—sereprendíaellamismahaciéndosealaideadelodifícilqueleresultabadecirlequeno”.

Robertnodejódemirarlaatravésdeunamuecadivertida.Dandolasensacióndequeinclusoparecíaestaradivinandoloqueestabapensando,porello,ysobretodoporque seguía empeñado en continuar jugando con ella deliberadamente, quisoponerlaallímitepreguntando:

—¿Nunca?—Ysabiendomuybienloquesehacía,yaqueeratodounexpertoencuantoamujeresserefería,bajódeliberadamentehastasuoídoenunintentoclarode provocarla. Actuando en consecuencia antes de terminar susurrandosensualmentesobresuorejasegurísimoaesasalturasdeloquedespertabaenella—:¿Estássegura?

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Un cosquilleo recorrió toda la espina dorsal deAlexia llegando a alcanzar ellugarprohibido,provocandoquetuviesequeagarrarseasuhombromasculinoenunintentodesujetarseynocaer,despuésdetropezar torpementeconsupiédelonerviosaqueestaba.

—¿Sucedealgo?—preguntóestrechandoelcercoentreambos.—Creo…—titubeó unamujer superada tratando de tragar e incapaz de lograr

quesalieraningunapalabradesugarganta.Elestadodenerviosismoquelaenvolvíaeratal,queparecíacomosieltiempo

se hubiese vuelto a parar. Buscando por todos los medios una excusa que laterminara liberando de lo que para ella era una auténtica tortura. ¡Aquellosmaravillososbrazos!

—¿Sí?—insistió volviendo a susurrar cerca de su oído sabiendo que casi latenía.Equivocándosenuevamenteescuchándoladecir:

—Necesito ir al baño. —Fue capaz finalmente de susurrar en un estado deauténtica derrota mientras se veía completamente desbordada. Apartándose yechando a correr delante de la atenta mirada de los allí presentes, y golpeandonuevamenteelegodeRobertquesevolvióacreervencedor.

Corrióycorrió,yunavezquesevioasalvodentrodelbaño,cerrólapuertatrasde sí y tardó varios minutos en recuperar la calma. Consiguiendo finalmenterespirarmástranquiladirigiéndosehastaellavaboparaabrirelgrifo,mojándoselanucay sintiendopoco apoco cómo se empezaba a encontrarmejor reuniendo elcorajequelefaltaba,infundiéndosedeunosánimosquenecesitaba,queriendosalirde allí a toda prisa para que él no la descubriera. Pensando únicamente enesfumarse.

Casualmentecuandosalíadelbañosecruzódefrenteconlaanfitrionadelacasa.LaSeñoraScot.

“¡Vaya! Si quería marcharse debería hacerlo rápidamente y antes de darleningunaopciónaquelaencontrara…”

—Holajovencita—lasaludóamablemente.—BuenasnochesseñoraScot.Laesposadesujefetodavíaconservabalosrasgoscaracterísticosdeunamujer

francamenteguapa.Desbordandoclaseyeducaciónencadaunodelosgestosbienmedidos.

—Tenía ganas de conocerte—la tuteó amablemente añadiendo:—Estefanymehahabladomuchodeti.

—Esperoquebien—dijoechandolavistaatrásparaaveriguarenqué lugar lahabíavistoantes.

—Creoquenohacefaltaqueteconteste,sienteadoraciónporti.—¡Andaestáisaquí!—dijounavozconocidaasusespaldas.Unavozquehubiesepreferidonoescucharnuncamás…¡Maldición!

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Las dos mujeres vieron a Robert al mismo tiempo actuando de una maneracompletamente diferente.Y es quemientras una lomiraba desbordando un amorinmenso,laotralohacíadesbordandounhorrorabsoluto.

—Robert, cariño, no sabes lo que me alegro de que hayas venido—decía lamujermayordejandoaAlexiaenunestadodeverdaderaestupefacciónviendoaladueñadelacasadejándoseenvolverentrelosbrazosmasculinos.Llegandoapensarquenodebíandetenervergüenzaningunodelosdospormostrarseasídelantedeella.¿Esquetambiéneraungigoló?

—Yaveoqueosconocéis—afirmóRobertencantadoysindarningúnatisbodemalestarañadiendo—:Ellaeslamujerdelaquetehehablado.

—Loséquerido,oshevistobailando.Alexia miraba a uno y a otro de una manera completamente incrédula

preguntándoseelporquéhabíanhabladoentreellossobresupersona…yantesdequesequedaraatónitadespuésdeescucharcómolaadvertía:

—Querida—ledijolamujerdelqueerasujefe—,tencuidadoconél,siempreacostumbraasalirseconlasuya.

Dicholocual,besólamejilladelatractivojovenysemarchódeallí.Dejándolossolos.

—¿Estás bien?—le preguntaba entonces Robert dándose cuenta de que estabacompletamente desubicada después de lo que acababa de escuchar. Añadiendo depronto—:¿Oquizásmimadrehahabladomásdelacuenta?

¡¡Yahíestabalatercerasorpresa!!Dejándoladepiedra.—¿Túmadre?—E instantáneamente la foto de su apartamento apareció de la

nadaensucabeza—.Esoquieredecir…¡OhDios!—Mi primer apellido es Scot pero no suelo utilizarlo, es una forma de

revelarmecontramipadre,ycomoélesunodelosgrandesinversoresdelaprensaimportantecasinuncasehabladeello.Esuntematabúsiquierenseguircontandoconsuapoyo.

La chica se empezó a marear después de la magnitud de aquella revelación.Entendiendoelverdaderosignificadodecadapalabraqueledecía.

“¡Claro!Poresosabíadóndelaencontraría”.¡Estefany!—Eres un cabrón —no pudo evitar decir sintiéndose engañada—, me has

perseguidodeliberadamente.—Eh,eh,notepases.Erestúlaqueestásenmicasa.—¡Pues quédate en tu maldita casa! —gritó fuera de sí estallando y

comprendiéndolotodo—,déjameenpazdeunavezportodas.Estonoesnadadeloquenecesitoahora,¿esquénotedascuenta?¡Veteajugarconotra!

Eintentódarselavueltaparamarcharsedeallícreyendoquetodoestabadicho,

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descubriendoenlacaradelhombreeltormentoylaseriedaddecadapalabradicha,ysobretodoviéndoleactuarenconsecuencia.Talycomoledictabaelcorazónenese preciso instante amedida que aAlexia ni siquiera le daba tiempo a volverse.Siendo envuelta de repente entre aquellos maravillosos brazos que la hacíandesfalleceryquehacíanqueleresultaseimposiblesalirhuyendodetodoloquelahacíasentirsolamentetocándola.Mirándoloasuvezenloqueseconvirtióenunamiradaasustadaporloqueallípudiesellegarasuceder…

—¿Y qué es lo que necesitas? —La desesperanza en su voz fue realmentepalpable, ofreciéndose a loque fueraque ellaquisiesehacer conél—.Quizásyopuedadártelo.

Elfogonazodeunflashhizoquecerrasenlosojosalaparinterrumpiendoaqueldelicioso acercamiento entre ambos. Y es que un fotógrafo de la prensa rosaacababadehacerunafotoporlaquepagaríanunaauténticafortuna.¡Pillándolosinfraganti!

—¡Joder!Robertlasoltóconunarapidezsorprendentepercatándosedelasituaciónreal,y

seguidamente echó a correr hacia el lugar desde el que les acababan de hacer lafoto. Encontrándose ante la desagradable sorpresa de que estaba vacío ya que elpaparazzisalíacagandoleches.

Alexia mientras se quedó allí plantada sin llegar a entender nada de nada,viéndoseenvueltaenunhalodetristezaindescifrable.Intentandohacersea la ideadelterribledisparatequehabíaestadoapuntodecometerporquesabíaqueloúnicoquetodoaquellolepodríatraereramássufrimiento.

—Dan me va a matar—se lamentaba Robert pasándose la mano por el pelocabreadopornohaberprevistoloquepodríallegarapasar,avanzandonuevamentehaciaellugarenelqueladejó.Enmenudolíoseacababademeter.

EncontrándoseaunaAlexiaquecadavezentendíamenosquéesloquehacíaallí.Aprovechandoparadarmediavueltaqueriendoalejarseconeldeseode irsea sucasa.Elúnicositioenelquesabíaqueestaríaasalvodetodoydetodos.

—¿Dóndetecreesquevas?Ellasegirómostrandoungestoderrotado.—A mi mundo. Todo lo que me rodea… —decía levantando las manos

refiriéndose a absolutamente todo. Continuando segura de lo que decía—: Esdemasiado para mí. Yo aquí no pinto nada. Tengo mucho que perder Robert,demasiado.Ynoestoydispuestaaquemehaganundañomayor.

Robert quiso pensar serenamente en cada palabra dicha, y sobre todo quisoactuarenconsecuencia.Comprendiendoquedeningunamaneraqueríahacerlaundañoquenosemerecía.Peropormásqueintentóanteponerlaatodo,finalmentenopudo hacerlo.Resultándole del todo imposible a pesar de saber que de continuarcon lo que deseaba la primera perjudicada sería ella precisamente. Y por muy

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extrañoqueresultase,todocambióenelinstanteenelqueelatormentadohombreexperimentólanecesidaddesincerarsedelantedeaquellachicaenconcreto,ysinquesiguieraentendiendoelporqué.

¿Acasoimportaba?—Por favor no te vayas—suplicó abriéndose a ella por primeravez, dejando

queelverdaderoRoberthicieseactodepresencia—,nomedejessolo.Lasúplicaensuvozhizoquesedetuviese,mirándoseelunoalotroduranteun

tiempoindeterminadopermaneciendoenvueltosenlasensacióndequerersujetarsemutuamente.

—Esunalocura—susurróquedándosequieta.—Losé.—Túyyo…Nisiquierapuedehaberuntúyyo.—Losé—afirmóRobertnuevamente.—¿Entonces?—DéjatellevarAlexia—terminódiciendoacercándoseaella—,esloúnicoque

tepido.—Mepidesdemasiado.—No,nolohago.—Cogiósucaraentresusmanosdelicadamenteylepasólas

yemasde losdedosporelbello rostroacariciándolo,deleitándosedecadanuevacariciamientras que ella simplemente intentaba respirar—.No sé cómo peromecalmasyparamíessuficiente.

—¿Hastacuándo?—Nolosé—contestósiendosincero—.Noquieromentirteynolovoyahacer,

debessaberquesoyunhombrequenotienenovias.—Entoncestútambiénhasdesaberqueyonosoymujerdeunanoche.—Quizás sea un buen comienzo, ¿no crees?Anda, tomemos una copa.—Yes

queélcontinuabaafanadoenconvencerla,haciendoquesuvozsiguiesesiendodeauténticasúplicateniendoclaroquenoqueríaquesemarchara.Notodavía.

Alexiasopesóbienlaspalabrasqueacababadeescuchar,yentoncessimplementesedejóllevar,pensandoquenoperdíanada.Porlomenoshastaquesemarcharadelafiesta…

—Aceptouna tregua—terminódiciendoderritiéndose literalmentedebidoa lasonrisaespectacularquelededicabaenexclusiva,siendocapazdeañadir—:…sitúaceptasunaúnicacondición.

—¿Cuál?—Quisosaberintrigadoempeñadoennosoltarlaenningúnmomento.Mirándolapacientementesabiendoqueestabaensusmanos.

—La tregua entre ambos durará solamente esta noche. Tumundo y elmío notienennadaqueverasíquemetomaréunacopacontigoydespuésmemarcharéacasa.

—Querrásdecirteacompañaréacasa,¿no?—contestóconvencidoysinaceptar

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loquelepedíadespuésdesaberquenoladejaríamarcharasícomoasí.—Melopensaré.Porprimeravezenloqueibadenocheunasonrisasinceraaparecióenaquellos

maravillososlabiosquelovolvíanloco,pareciendoquenoleimportarairdirectacontraunmurodehormigón,dejándosellevarynecesitandounpocodediversióndespuésdelascalamidadespasadas.Teniendolaseguridaddequeaquelhombrequeseguíaacariciandosucaraenestadoextasiadoeraelcandidatoperfectoparaello.

¿Quiénmejorqueelhombreporelquesuspirabantodaslasmujeres?Robertnotardóenextenderlamanoamododeinvitaciónyselimitóaesperar,

prometiéndolelomuchoqueseibanadivertir.Naturalmenteellanolehizoesperar.Cogiéndoseaellaylimitándoseaseguirle,sencillamentedejándosellevar…

¡Laveladaresultómaravillosa!Parecíanunacenicientaysupríncipeazul…Despertandolacuriosidaddetodos

losallípresentesalavezquebailabansinparar.Pasadas las tres de la madrugada, y cuando finalmente terminó todo, la

acompañóasuapartamentocomportándoseen todomomentocomouncaballero.Nadadeprovocarla,nadadeponerlanerviosa,ysobretodonadaderobarningúnbesoqueellanoestuvieradispuestaadar.

Aparcóendoblefilayledijo:—Hacíamuchoquenomelopasabatanbien.—¡Mentiroso!—Rió divertida—, una fiesta formal entre gente importante en

casa de un padre con el que al parecer no te llevas nada bien, ¿a quién tratas deengañar?

—Estoyhablandoenserio.Todoloquehasdichosobraba,¡todomenostú!A Alexia se le borró la sonrisa de la cara debido a lo que significaban sus

palabras, llegandoaponersehistérica ante el hechode creerque estabahablandomuyenserio.Dándosecuentadelaintensidadencómolamirabarobándolehastaelaliento,siendo incapazdesosteneraquellamirada tanprofundaysinsaberactuardelmiedoquelesuponíavolverasufrirsisedejaballevar.

Una condición a la que ella no estaba dispuesta. Actuando sin dilación ydecidiendoterminarantesdequefuesedemasiadotarde.Entoncesllevólamanoalapalancadelapuertaytiródeellanecesitandosentirelairefríosobresucaraparapoderrespirar,ysobretodonecesitandomarcharsedeallíantelaevidenciadequeeralomejor.Elcuentoquevivióduranteunashorasnoeramásqueeso,uncuento.

¡¡¡Yloscuentosnoexistían!!!—¡No, espera!—terminó exclamando Robert con la necesidad de retenerla y

alargandoelbrazoqueriendoquesequedasejuntoaél…peroenelúltimoinstanteno lohizo.Respetandosudecisióny llevando lamanonuevamentea laalturadelvolante. Apretándolo demasiado fuerte consiguiendo que sus nudillos

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emblanquecieran.Permaneciendoquietoeinescrutableenunaluchainternaconsigomismosabiendoquenuevamenteteníatodaslasdeperder.

—LosientoRoberttengoquemarcharme.—Fueloquepudodecirantesdesalirdel lujosovehículopretendiendo aparentar unanormalidadquedistabamuchodetener.Odiándoseporquenoeracapazdearriesgarse…

Cerró la puerta tras de sí y sacó la llave del bolso para abrir la puerta que laseparaba de la tranquilidad. En ningúnmomentomiró hacia atrás. ¡Huyendo otravez!

Yclaro,notardóenescucharseelchirridodelosneumáticosdelpotentecoche,girándose (ahora sí) y viéndole alejarse a toda prisa seguido de alguna que otramaniobrasuicida.

“—Esmejorasí—pensabasiendoconscientedequeelcuerpoenteroserevelabacontrasucabeza—,nopuedopasarasersimplementesusiguientetrofeo”.

Perosieraloquepensaba,¿porquéeratandesdichada?En cuanto cruzó el umbral de su apartamento la desolación, la tristeza y la

soledad hicieron mella en su dolorido corazón. Tanto que se pasó bastante ratollorando desconsoladamente, y es que no entendía su forma de actuar siverdaderamenteestabaconvencidadequeeralomejorparaella.

Pasadosunos segundos sedesabrochó el vestidoy terminó tirándolo contra elsuelo,igualquehizoconloszapatos.Dirigiéndosedespuésalacamaydejándosecaerpresadeunpánicoabsolutoantelacertezadequenolovolveríaaver.

¿Quién en su sano juicio querría hacerlo después de salir corriendo otra vez?Desde luegoqueRobertBrownnno. Imaginando ladirecciónquehabría tomado,¿la de su apartamento… o la de aquella rubia tan despampanante? ¡El hecho depensarlo hizo que le doliera demasiado! Cerrando los ojos de manera brusca eimpotente. Haciéndose a la difícil idea de quemuy probablemente ya se hubieseolvidadodeella.

Pasando,esosí,aserlaprimerayúnicachicaquelehabíadadocalabazas.

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CAPÍTULO10La foto, a la mañana siguiente, aparecía en las portadas de varias revistas

sensacionalistasde la ciudad.Ocupando todas laspáginas ademásde titularesquedecíanasí:

Exclusiva:ElactorRobertBrownnpilladoconlasecretariadesupadre.

Unodelosartículosqueocupabadospáginasa todocolordejabaverfotosde

variasmujeresconlasquehabíaestado,yentreotrascosasdecía:

El actor Robert Brownn, hijo del multimillonario Richard Scot, pilladoinfraganti en la fiesta benéfica que tuvo lugar anoche en la fastuosamansiónfamiliar.LaafortunadajovensegúnfuentespresencialesesAlexiaJammesStuart,nadamás y nada menos que la secretaria personal del señor Scot. Dichas fuentesmantienen que la velada para ambos jóvenes fue realmente gratificante,perdiéndosedespuésentrelascallesdelaciudadendirecciónnadiesabedónde.¿Será esta foto la causante de la ruptura sentimental con su compañera depelícula Pamela Anders? ¿O acaso es una estrategia de marketing? Todo esposible…

UnaAlexiacompletamenteajenaalrevueloquedichasnoticiashabíangenerado,

se levantó igual que otro día cualquiera y sin que en ningún momento pudiesepercatarsedelcambioderumboqueseibaaproducirensuvida...

Después de darse una ducha se preparó el desayuno, ymientras lo hacía pusotodoel empeñoen intentardisfrutarde lamañanadel sábadopensandoquehabíasido una noche muy larga pero ahora tenía las cosas un poco más claras.Reconociendo que estaba dispuesta a no seguir sufriendo, y sabiendo que paralograrloloprimeroquedeberíahacereranoprestaratenciónanadadelosucedidoenlosdíasanteriores,olvidándosedequeélhubieseexistido.Todohabíaterminadoinclusoantesdequeenrealidadempezase.NoexistíaJack,noexistíaMark,yporsupuestonoexistíaRobert…

Ydeprontoel teléfonomóvilfueelcausantedeinterrumpirsuspensamientos,haciendoquevolvieraalarealidad.Mirólapantallayaunquenoconocíaelnúmerodenadalocogióllevándoseloalaoreja.

—¿Quién es?—preguntó distraídamientras cogía la taza de los cereales y lollevabaalacocina.

—¿Nohassalidoalacalleverdad?

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La voz de Robert la espabiló del todo haciendo que de repente la dicha seapoderaradetodosuser.

—¿Quépreguntaesésa?—Túsolocontéstame.Eltonodevozeradepreocupación,¿acasohabíasucedidoalgo?—No,nohesalido,¿quépasa?—Iréabuscarte.Estaréallíenquinceminutos.—¿Qué…?Laconversaciónseviointerrumpidapuestoqueélacababadecolgar.Dejándola

completamenteintrigada.Quinceminutos…¡¡¡Éliríaabuscarlaenquinceminutos!!!Alacarreraseacercóhastaelarmario.Sacóunpantalónvaqueroyunjerseyde

cuellovueltodecolorblancoyselopusoenunabrirycerrardeojos.Todavíanosabía qué era lo que sucedía pero de una cosa estaba segura, ¡¡¡no le iba a haceresperar!!!

Pasadosdiezminutoselteléfonomóvildeellavolvióasonar.Comprobandoquevolvíaaserél.

—Alexiaestoyenlamanzanadeallado,bajaya—selimitóadecir.—Creíquenoquerríasvolverasaberdemí.—Noes elmomento para hablar créeme, ya tendremos tiempode hacerlo.En

cuantoveaselcochenotedetengasysubeinmediatamente,¿loentiendes?Lagravedadensuvozhizoqueseterminaraasustando.—Robertporfavordimeloquesucede.—Yaloverás.Yvolvióacortar.UnaAlexiadubitativayconlasensacióndequealgoibafrancamentemal,nose

hizo de rogar. Se dirigió hasta el perchero para coger el bolso y semarchó delapartamentoconelalmaenvilo.

No hizo más que poner el pié sobre la acera de la calle y un aluvión de

fotógrafos,cámaras,ymicrófonos,seabalanzaronsobreellaimpidiendoquedieseunpasosiquiera,comenzandoabombardearlaapreguntas.

—¿EsverdadquetienesunarelaciónconRobertBrownn?—¿Tenéisunarelaciónatresbandas?—¿QuéopinaelseñorScotdequetehayasenrolladoconsuhijo?—¿YPamela?La sensación de ahogo en una chica que no estaba nada acostumbrada a ese

mundo tan peculiar la dejó completamente bloqueada, entrando en pánicoembargada por la disparatada situación mientras que no lograba respirar

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debidamente. Llegando incluso a creer que no podría soportarlo y terminaríaperdiendoelconocimiento…Aquelloerademasiadoparaunachicanormal,siendoincapaz de reaccionar de ninguna de las maneras, quedándose allí paralizadadurante un tiempo que parecía querer ser eterno a medida que intentaba poder,imperiosamenteysimplemente,continuarrespirando.

¡Unsimplehechoqueleestabacostandounabarbaridad…!—Alexia,¿puedescontestara laspreguntas?—decíaotroreporterometiéndole

elmicrófonocasiporlabocasinconsideraciónalguna.Alexia miraba a unos y otros aturdida cuando de pronto, antes de que se

desmayara,alguien fueasuencuentro rescatándolaconunamanoseguray firmequelacogíasuavementedelbrazoytirabadeella,haciéndosepasoatravésdetodoaquelbarulloyentrepalabrastranquilas.

—Losientochicosperonohabrádeclaraciones—dijounRobertaparentementetranquilomanteniendo lacalmaymirandoporencimadelhombroa lachicaquequeríaprotegeryocultarapartesiguales.

—Robert,Robert…—gritabanlosreporteros.Robert, sinprestar atencióna todo loqueno fuera sacarladeallí enelmenor

tiempoposible,continuóconsutareadeescoltarlahastaconseguirllegaralcoche,protegiéndola todo lo que le era posible de los incansables reporteros que noparaban de hacer preguntas. Abrió la puerta del copiloto una vez que llegó y laayudó a entrar, abrochándole el cinturón puesto que no se daba cuenta de lo queestaba sucediendo. La impresión que se acababa de llevar era demasiado fuertecomoparaquelohiciera.Permaneciendoajenaatodo.

—Robert,¿esunamásopodríadecirsequevasasentarlacabeza?—Yaoshedichoquenohabrádeclaraciones.Buenosdías.Se metió en el caro vehículo y cerró la puerta sin opción a que le hicieran

ninguna pregunta más, saliendo de allí a toda leche y enfilando la calzada ademasiada velocidad, importándole el único hecho de llevarla a un lugar seguroparaquesehiciesealaideadeloquerealmentehabíasucedido.

Quinceminutosdespuésllegabahastaelgarajedesuapartamento.Enelqueseencontróasalvo,lejosdelospaparazzi.

¡Duranteeltrayectonointercambiaronniunasolapalabra!—Hemosllegado.Nohuborespuesta.Alexiacontinuabaabsortaensuspensamientosprocesandolo

que había sucedido en el instante en que pisó la calle. Convirtiéndose enfrancamentedifícildedigerir.

—¡Vamos!Pero como seguía sin reaccionar la terminó cogiendo de la mano, y la llevó

hastaelascensor.Unavezdentropulsóelúltimonúmero.—¿Estásbien?—Laseguridadqueleproporcionóelascensorfuelosuficiente

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paraverselibredeactuarcomoélquería.Acercándoseatormentadoporlaculpa,enun claro deseo de no asustarla más de lo que ya parecía estar, para terminarestrechándolaentrelosbrazospreocupado.Respirandoaliviadoalcomprobarquenoseoponíayhaciéndolaveratravésdeaquelcálidoabrazoquetodoestababien,yquedesdeluegoqueélestaríaallíparatodoloquenecesitase.

—Nisiquieralosé.—Logrógimotearsobresupecho.—Notepreocupes,estopasará.Lapuertaseabrióenelático,loqueaprovechóparavolveracogerladelamano

y llevarlahastael interiordel enormeapartamentodedosplantas.Encontrándosecon la sorpresadequesuamigaSofíaestaba juntoaDan,ésteúltimopareciendotenerunenfadodemildemonios.

—¡Sofía!La expresión de Alexia cambió, echando a correr y dejándose estrechar por

aquellos brazos que tan bien la conocían, rompiendo a llorar y pensando en quenunca podría agradecerle a aquel hombre lo suficiente por el hecho de que lahubiese llevadohastaallí.Demostrandoque le importabasubienestarporencimadetodo.

—¿Cómoestás?—Nolosé.—Salesentodosloscanales,creoqueteacabasdeconvertirenfamosa.—Porfavor,dimequeestoysoñando.Todosmiraronlatelevisióneneseinstante,viendolasimágenesdelasalidadel

apartamento de Alexia apareciendo en la pantalla. Imágenes grabadas hacíasolamentequinceminutos.

—¡Joder!—gritóDandandoungolpesobrelamesa—,¡tedijequenofueras!—¿Yquépodíahacer?—gritóasuvezRobert.—Yome hubiese ocupado. Acabas de confirmar que no es un simple rollo y

sabesmuybienquenosperjudicará.Alexiamirabaaunoyotrosindarcréditoaloqueestabaescuchando.—Nomeimporta.—Pues debería—continuó levantando el tono de voz—.Has trabajadomucho

parallegarhastaaquí.¿Esquetehasvueltoloco?El timbre de la puerta sonó a continuación interrumpiendo la discusión entre

ambos, yDan, que era el que estabamás cerca de la puerta, fue el encargado deabrirla.DandopasoaunamujeralaqueAlexianohubiesetenidoningunaintencióndevernuevamente.Mirándolaperpleja.

—Quebien,yaestamostodos—dijoofuscada.La rubia despampanante la miró con burla y pasó de ella deliberadamente.

Aprovechandopara acercarsehastaRobert yplantándoleunbeso en toda labocapillándolodesprevenido.

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—¿Quéhaces?—dijofulminándola—,noestamosparatonterías.—¿Ahno?¿Ymepuedesexplicarquéhaceellaenlaportadaentonces?—Sacó

larevistadelbolsoylapusofrenteasucara—…Porqueteacabasdecargartodalacampañaportodavíanocomprendoqué.

Loúltimolodijoasqueada,dejandobienclaroaquiénserefería.—Estábien,sentémonos—intervinorápidamenteDanparaponerunpocodepaz

antesdequesedescontrolaratodo.—No hace falta—le interrumpió serio Robert—, acabemos de una vez. ¿Qué

vamosahacer?Dantomólapalabra.—Yocreoqueloqueacabadesucedernosdaráunacríticanegativaypuedeque

bajenlasventas.—No—intervino la rubia acercándose hasta elmueble de roble, sacando una

botelladewhiskyyunvasodejandobienclaroqueconocíaalaperfecciónellugar.Mostrándoseseguradesímisma—,¿unacopa?

Alexia echóhumoal darse cuenta de que la pregunta iba dirigida a ella enunintentodeafianzarelterreno.

—Nogracias,—contestódeformaviolentaysinmorderselalengua—.Pormícomositelabebestoda.

Roberttuvoquereprimirlasonrisaqueestuvoapuntodesalirle,observandoladisputainteriorentreambasmujeres.

—A tu salud—volvió a contraatacar la rubia—. Bien, como iba diciendo nopermitiremosquebajenlasventas,quizásinclusopodamossacarpartido.

—Habla—laanimóDan.—Esmuysencillo…Llevóelvasohastaloslabiosysetomódeuntragotodoelcontenido.—Robertsepresentaenlafiestadesuspadresycomonoshemospeleadodecide

enrollarse con la secretaria para aprovechar y darle donde más le duele. NoolvidemosqueRichardesunapersonademasiadoinfluyenteporloquedespertarámuchísimomorboy lapublicidadserá tanampliaquenonos importará lacríticanegativa.

—Puedequetengasrazón—asintióDan.Robertsecruzódebrazosysededicóaestarpendienteúnicayexclusivamente

de la cara de Alexia, la cual parecía no dar crédito a lo que seguía escuchando.Permaneciendocalladoparavereltranscursodelosacontecimientosalavezquesumentetrabajabaatodavelocidad.

—¡Claroquelatengo!—SeacercóprovocadoramentehastaRobertarrimándosedeliberadamente a su cuerpo y dijo—: Nos dejaremos ver en actitud cariñosazanjandocualquiertipoderumoryyaestá,¡arreglado!

—Podemosintentarlo—continuóDan—,haremosloquehagafaltaparaquela

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películatriunfefueradelpaísylamejorformadehacerloesvendiendolarelaciónentrelospersonajesunavezquehaterminadoelrodaje.—Yaldarsecuentadequeél no había dicho ni una palabra le preguntó—: ¿Robert? ¿Hay algo que quierasdecir?

—No,yono—dijosininmutarse.YapartóaPamelaaunladosindelicadezaalgunaconvencidodeloquequería,

dejándoladepiedrayconuncabreodenaricesencuantosediocuentadequeelpropósitosuyoeraapartarlaparadirigirsehacialaotra.Muriéndosedelaenvidiahastacasidarleunataque,mostrandoalasclarasloscelosquelacorrompían.

—¿Alexia?—preguntó preocupado avanzando hacia el lugar en el que estabacogiéndola de lamano y separándola de los brazos de su amiga.Viendo por losojosdeellalaconfusiónylaincredulidadquetransmitíandebidoatodoloquelaestabarodeando.

A continuación, absolutamente todos los allí presentes, miraron a Alexiaesperandonosabíanmuybienqué.

YAlexiasimplementeestalló:—¡Suéltamemalditocabrón!—chilló llenaderabiaapartándose—.¿Dequéva

todo esto? ¿Acaso os creéis en una reunión de trabajo en la que decidís lo queconvieneono?Esmividalaqueestáenmediodeestavorágineperonoimporta,¿verdad?

—Alexia…—¿Quién te crees que eres humillándome de la forma en la que lo estás

haciendo?—continuófueradesísinpoderdejardechillar.—Alexia…—volvió a repetir en un intento por hacerse oír, y sobre todo por

calmarla.AlgoaloquedesdeluegoAlexianoestabadispuestaañadiendo:—Memarcho,ahíosquedáisconloquedeverdadimporta.¡Lasputasventas!Ysediolavueltacomounaexhalaciónconelúnicopropósitodemarcharsede

aquelmalditolugar,ysinquelograrallegarnialapuerta.Robertnoselopermitió.Interponiéndoseenmedio.

—Novasairaningúnsitio—aseguróconunacertezaabrumadora.Losallípresentesmirabanaunoyaotroexpectantes.—¡Impídemelo sipuedesmalditohijodeputa!—volvióagritarperdiendo los

nervios,ycomenzandoaforcejearluchandoporquelasoltarasinaguantarningúncontactofísiconideningunaotramaneraconél.

YunRobertsuperadoporlascircunstanciastambiénterminóexplotando,siendoincapazdeverlasufrirasíydoliéndoleenelalmaporserelúnicocausante.

—¡Basta ya! —gritó fuera de sí cogiéndola bruscamente por el brazo yllevándolacasiarastrasalaalturadelsillón.Unavezallílaempujóadvirtiéndoladequesequedaraquietecita—.¡Quédateahí!

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Laordenfueclarayeltonotambién.Despuéssedirigióalosallípresentes.—Osquieroatodosfuera.Dan y Pamela no dejaban de observarle, analizando lo que estaban viendo

completamenteincrédulos.—VamosRobert…—¡Ahora!—el grito que salió de su garganta no daba lugar a ningún tipo de

duda.Abriendolapuertayquedándoseallíplantadohastaque losdemássupieronqueibaenserio.Viéndolesdesapareceratodos.

Despuéscerróechandolapuertacasiabajodelportazoquedio.—¡Y ahora tú… —le dijo apuntándola cabreado con el dedo—, vas a

escucharme!Avanzó dejando ver la expresión atormentada en sus ojos, y no hizomás que

sentarseasulado,yverlaimpotentelevantándose.Alejándosetodoloquecreyóoportuno.—Nopiensocompartirsillóncontigo—aclarabaenfadadaamedidaquecruzaba

laestanciaenfurruñadaysesentabaenelsegundoescalóndelaescalera.Bienlejosdeél.Despuésmiróelsuelopareciendoestardistraída,ysobretodomuriéndosedeganasporsacarledequicio.

A loqueRobert, viéndola nuevamente apartarse de su lado,mostróuna calmaquenotenía,pasándoselamanoporelpelonerviosoysoltandoelairequereteníaen los pulmones poco a poco en un intento desesperado de querer controlar ladifícilsituación.

—¿Porquésiguescomportándotecomounacría?Alexialevantólacabezadedicándoleunacínicasonrisa.—¿Ytú?¿Porquéteempeñasenquererdestrozarmelavida?—¿Esloquepiensas?—susurróenvozbajaquedandocalladodurantebastante

tiempo.Procesandoelsignificadodetancruelespalabras.TantoqueAlexiasepreocupócreyendoverlaguerrainteriorquedebíadeestar

provocandodebidoalaexpresióndesucara.Loquenuncaimaginófueloqueéldijodepronto.

—Está bien —continuó, seguidamente se levantó del sillón y se dirigió a lapuerta.Abriéndoladeparenpar—.Siesloquepiensasmárchatedeaquí.

—¿Qué? —preguntó atónita escuchando la invitación a que se marchara.Levantándose de un salto decidiendo terminar con aquella locura—. ¿Para qué tehasmolestadoenirabuscarmesiibasaecharmeapatadas?

—Siteheidoabuscar…—decíavencidomientrasqueAlexiacruzabaelsalónpasandopordelanteysinmolestarseenmirarlesiquiera—,esporquemeimportasdemasiadoytodavíanoséelporqué.

Alexia salía apresurada del apartamento cuando él terminó de hablar.Quedándoseparadaeneldescansillodeespaldasynopudiendoalejarse,niunsolo

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pasomás,dellugarenelqueseencontraba.Lograndoconaquellaconfesiónloqueparecíaimposiblehacíaunsegundodebidoaloquerealmentesignificaba.

“¿Realmentehaidoabuscarmeporqueleimporto?¡Vaya!”Yexactamenteahí,Alexiasupoqueeraelmomentodedejarlascartassobrela

mesa, tratando de obviar el detalle de que su corazón latía a una velocidad devértigoyafanándoseenserenarseunpoco,manteniéndosedeespaldasaélparanoperder lacabezasi lomiraba,porqueera loqueterminaríahaciendo, implorandoporque ledieraunarespuestaque laconvencieradequerealmente le importabaynoseestabalimitandoasatisfacersuegomasculinoporlasinnumerablesnegativasdeellaunayotravez.

—Dameunasolarazónquemehagasaberquenoestásjugandoconmigo—casisuplicóemocionadayalbordedenopoderconteneraquellastraicioneraslágrimasquelaamenazaban.

—No la tengo —susurró un Robert serio, comprobando que ella seguía sinmoverse.Continuando—:Peroloquesitepuedodeciresquedeseoquetequedes.

Ellasegiróysemiraronalosojosmutuamentediciéndosetantascosas…Elencantodesaparecióbruscamente,yencuantolapuertadelascensorseabrió,

saliendounperiodistaquellevabalacámaracolgadadelcuellodispuestoahacerlesunafoto.

—¡Joder!¿Esquenisiquierasabéisrespetarlapropiedadprivada?Yantes inclusodeque lediera tiempoa tomaralguna fotografíaRobert actuó

conunarapidezsorprendente,alargandolamanoylograndocogeraAlexiaytirardeella.Entrandoen la seguridadque leofrecía sucasaenunestadodecompletafuria, cerrando la puerta y escuchándose otro sonoro portazo llegando adescontrolarsedeltodoporlarocambolescasituación.Dandopasoaquenecesitasedesesperadamentealgoaloquesujetarseemocionalmentehablando…

Entonces, y simplemente siguiendo los deseos de su cuerpo, supo de maneraexactaloquequería.Desoyendocualquieratisbodeprudenciaincapazdepensarenlas consecuencias. Y fue cuando sin soltarla de la mano, de una forma un tantobrusca, la terminó empujando contra la puerta acorralándola entre su cuerpoterriblemente excitado, y bajando hasta aquellos labios que lo volvían loco sinpodercontenerseniunsegundomás.Apoderándosedeellosdeunaformasalvaje.

¡Necesitándoladesesperadamente!—¡Oh Alexia! —exclamó lleno de un deseo que lo devoraba por dentro

comenzandoabesarladescontroladamente,incapazdeapartarsedelachicaquelovolvíaloco.

Alexiasesintiómareadaanteelbesotandesesperadoqueleestabadando,ynopudo obrar de otra forma que no fuese sujetarse a sus anchas espaldascorrespondiéndole de manera también desesperada y urgente, a medida queescuchabaextasiada,porbocadeél,ungemidodeplaceraconsecuenciadebuscar

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su lengua con ansia. Entrelazándola a su vez y entregándose el uno al otromutuamente,envueltosenunhambreinsaciablehaciendoqueaquelbesoterminaraenunarrebatodesesperadoporcalmarelabrasadorcalorquetambiénellasentíaencadaunadelaspartesdesucuerpo.¡Deseándoloconlamismaintensidadqueél!

—Alexia,Alexia—pronunciabaexperimentandoelplacerqueleproporcionabaelsimplehechodepronunciarsunombreunayotravez—.¡Joder!¿Quémeestáshaciendo?

UnaAlexiacompletamenteabsortaydecididaadarle todocuantolepidieranopudo contestarle, observándole tirar de ella de manera impaciente, y llevándolahasta el otro lado del apartamento cayendo uno sobre el otro encima del sillón.Aprovechandoparacogerladelasmanosylevantándolasporencimadelacabeza,dejando todoel cuerpoa su enteradisposicióndebajode la terrible erecciónqueansiabaagónicamenteporliberarse.

—¡PorDios!¡Nosabesloquehedeseadotenerteasí!Alexia no podía dejar demirarle completamente embriagada, dejándole hacer

todoloquelevinieraenganasiempreycuandonodejasedetocarla.—Estatequieta,¿vale?Ella no le entendió pero aun así obedeció. Disfrutando de poder verle tan

sumamente sexy y excitado. Dejándolas estiradas incluso después de liberar susmanos.

“Haríatodoloquelepidiese”.—Asímegustapreciosa—dijodesbordadodeplacer.Bajó lassuyasávidamentehastael jerseyy lo levantósacándoloporsucabeza

para dejarla solamente con el sujetador en la parte de arriba, maravillándose deaquelespectacularcuerpoytirandolaprendasinningúnmiramiento.

—TenecesitoAlexia,ningunamujermehahechosufrirnuncatantocomolohashecho tú,—confesaba dolido a la vez que le desabrochaba el botón del pantalónvaquero procediendo igual que antes, y tirando fuertemente dejándola en ropainterior. Disfrutando de aquel cuerpo que sería por fin suyo y que tanto habíaansiado en sueños, no pudiendo evitar que se le escapara un gruñido hondo—.¡JoderAlexia!Quebellaeres.

Y llevó apresuradamente las manos expertas hasta el sujetador. Bajándolodespacioy lo suficientedejandoquesuspechosquedarana suenteradisposición.Deleitándoseunayotravezdelasmaravillosasvistasantesdebajarycomenzaraacariciarlos suavemente a través de las yemas de los dedos. Extasiándose alcomprobar cómo lospezones reaccionabana laprimeracariciadispuestos a élydisfrutandoviendolacaradeexcitacióndeella,mientrasquelosjadeosdeAlexiapor cada nueva caricia la hacían pedirmás. Excitándolo y consiguiendo llevar alímites insospechados aunhombrebastantepeculiar…,yquehasta el día dehoysimplemente se había limitado a practicar sexo sin emoción de ningún tipo.

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¡Pretendiendoúnicamentepodersaciarsucuerpo!—¿Quieres más pequeña? —ronroneaba satisfecho, notando la palpitación

urgentedesuentrepierna—.Veoatucuerpoimpacienteymegustaquetambiéntúmelodigas.

AAlexialebrillabanlosojosdeunamaneraespecial.Unosojosquetransmitíanlomuchoquelodeseaba.Haciéndolepartícipedeloqueélyamuybiensabía.

¡Ellanoeraigualquelasdemás!YporundeliciosoinstanteAlexiallegóaimplorarporquealgúndíatodosuser

leterminaraperteneciendo.¡Necesitándoletantoquedolía!—Robert…—suplicó intencionadamente haciéndole ver que no se equivocaba

—.Quieromás.Nosabesloque…Ni siquiera pudo terminar de hablar al sentir la boca de él sobre sus pechos,

perdiéndoseentrelosbesoshúmedosqueledaba,yúnicamentedeseandomorirdeplacerdebidoaloqueesaboca,ysobretodoesalengua,lahacíansentircausandoverdaderosestragos.Agarrándosedesesperadamenteasucintura.

—VasasermíaAlexia—aseguróunRobertperturbadoramentesexyhablandomediantesusurros,bajandomuydespacioendirecciónalinteriordesusmuslosyenloqueacabósiendounclarogestoprovocador—,yanohaymarchaatrásy tevoyafollar…¡Vayasivoyahacerlo!

Inoportunamenteelsonidodeunmóvilalolejosseempezóaoír.UnmóvilqueseguíaescuchándoseajenoatodoloqueocurríaentreellosydentrodelbolsillodelpantalóndeAlexiatiradocontraelsuelodecualquiermanera.

“¡¡Mecagoenlahostia!!Nopuedeserposible,¿esquéabsolutamentenadienosvaadejarfollarenpaz?”

Ycomoelmóvilsonabaysonaba lacaradeAlexiagiróbuscandoelpuñeteroteléfono, lograndoapartarlade lasmaravillosassensacionesque leproducíacadaunadesussugerentesatenciones,maldiciendoapuntodegritardebidoalaenormeimpotenciaquelaembargaba.¿Ysihabíasucedidoalgoimportante?

—No—ordenóRobert incréduloviendocomo loquería apartar—, ¡ahorano!—Yvolvióaapoderarsedesubocaexigiendoyolvidándosedetodomenosdeella.

Peroeltonoinsistentenoparaba.—Debocogerlo—consiguiódecirdesesperadayapartándosedeloslabiosque

lavolvíancompletamenteloca.—¡No! —volvió a negar sujetándola fuertemente dándose cuenta de que

pretendíaescabullirse—.PorloquemásquierasAlexia,¡nopuedesdejarmeasí!—suplicóintentandopersuadirla.

—Losientodebohacerlo.Y bajó los brazos poniéndolos sobre su pecho para empujarlo. Viendo su

fulminantemirada.—¡Joder!—exclamóRobertapartándoseaunlado—.¡Yacasitetenía…!

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Ellarioalescucharle.Sebajóelsujetador,ysinmolestarseencubrirsucuerpocasidesnudocomenzóacaminar.Lograndoencontrarelcondenadomóvil.

Losacódelbolsillodelpantalónymirólapantallacuandoelcolordesucaradesapareció.Percatándosedelapersonaquelallamaba.

—¡Ohno!—¿Ocurrealgo?—Esmimadre, debe de haber visto la revista.—Fue todo lo que pudo decir,

despuéspulsóelbotónverde—,holamamá.—…..—Mamá,déjame…..—…..—Mamáséloquemehago.Essolamenteunafotoenunacenabenéficasacada

decontexto.Noesnada.—…..Robert dio media vuelta bastante enfurruñado, por cierto, y supo que de

momentonopodríahaceotracosamásqueesperar.Dirigiéndosehastaelminibar.Allí se llenóunvasodewhiskyvertiendouna raciónbastante considerable enunintento de tranquilizar un poco aquel cuerpo suyo que parecía querer estallar, ydespués simplemente permaneció atento a la conversación. Lamentandoconsiderablementeelnopoderescucharalaotraparte.

¡Loquedaríaporello…!—¡Mamá!—decíaellaenesemomentoalzandolavoz—,novayasporahí.Ya

noestoyconJack.EncuantoescuchóelnombredeJacknopudoevitarponerseenestadodealerta.

¿QuiéndemoniosseríaJack?—Séloquemehago,tengo24añosyquierodisfrutar.Ahoramismonopuedo

hablarcontigo.—…..—Sí, estoy con él. Y para que lo sepas voy a seguir estándolo.—Y antes de

continuarbajóeltonoparaquenopudieraescucharlaañadiendo—:Almenosélnomeponeloscuernosconotro.

UnRobert estupefacto por lo que acababa de escuchar, porque sí que lo habíahecho,bebióelwhiskydeuntrago.

—…..—Exactamenteesloquehizo.Yahoratengoelderechoaequivocarmeyeslo

quevoyahacer.Voyacolgarmamá.—…..—Mañanatellamaré.Soloquieroquesepasqueestoybien,¿vale?—…..—Adiósmamá.

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Robert se quedó mirándola a medida que ésta pulsaba el botón rojo. Acontinuaciónlaviotirarelteléfono,estampándolocontraelsofá.

—¡Vaya!Esperoquenuncametratesasí.—Cadavezquehabloconellaterminasacándomedequicio.—Mealegro.—¿Qué?—preguntóenfadada.—Así sabes cómome siento cuando tú lo haces conmigo porque…¿Cómo te

creesquemeacabasdedejar?—Sesirvióotrowhiskyylaapuntóamenazándoladeuna forma totalmente escrutadora añadiendo—: Tú señorita sigues jugando confuegoyyoyanoestoyparasegúnquétipodejueguecitos.Deberíassaberloantesdedejarmeconlamielenloslabios.Lapróximaveznoteescaparástanfácilmente,¿meoyes?

Abriólabocaqueriendocontestarylavolvióacerrar.Viéndoledivertirsedelolindoyacercándoseaellasinocultarelbrilloenunosojosquelodecíantodo.

¡Absolutamentetodo…!Yantesinclusodepoderhincarleeldiente,otravez,elteléfonovolvióasonar,

provocandoqueélcerraselosojossuperadoporlasinterrupciones.—No me lo puedo creer. Haz el favor de apagar el móvil o terminaré por

estamparloyomismo.—EsVero.—Nome importaquiénsea.Lanoticiayahacorridopor todos lossitiosyno

estoydispuestoaquetepaseseldíahablando.¡Apágaloya!—¿Esunaorden?—terminóprovocándole.—Llámalo como tú quieras pero… ¡apaga el puto teléfono de una vez! —

terminódiciendoavozengritorecordandoelnombrequeacababadeescucharatravés de sus labios. Teniendo la necesidad de saber de quién coño se trataba,resultándoleincomprensiblelaincertidumbre,preguntandoimpacienteynodemuybuenas maneras tras las interrupciones que habían conseguido que su objetivofallara—:¿QuiéndemoniosesJack?

—Esoatinoteimporta—contestóigualqueéldemalasmaneras.Tomandoladeterminacióndeponerunmuroentreellosparaqueaqueltemanosalieraalaluz.Aprovechandolainterrupciónyagachándoseenbuscadelaropatirada.

—¿Quéhaces?—Vestirme.¿Noloves?—respondióantelaconfusióndeél.Dándoleaentender

que de intimidad demomento nada de nada—.Además, la conversación de antesentremimadreyyoeraprivada.

—¡De eso nada! —Dejó el vaso sobre la mesa y de dos zancadas se plantódelante, haciéndola pequeña y con la determinación de que en ningún momentoestabadispuestoaquellegaraapasarleporlacabezaelporquéparecíainteresarleaqueltemaquenileibanilevenía,exigiendo—:¡Dímelo!

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Lamiradaazuldelcielolahizoperderse,apoderándosedetodosuseryhastaelextremodeterminarconfesando:

—Eraminovio.—¿Ytepusoloscuernosconotrohombre?—preguntabaincrédulodebidoatal

disparate.Alexiaselimitóaasentirmuriéndosedelavergüenza.—¿Cuántohacequepasó?—quisosaberderepente.Ellaintentóescabullirse.—Noquierohablardeello.—¿Cuántohace?—insistiósiguiendounacorazonada.Obligándolaamirarley

alzandosubarbilla.—Menos de unmes—terminó admitiendo inmersa en una tristeza demasiado

real.Implorandoporquenoseburlasedeella.—Nosabeloquesehaperdido—susurrócercadesuslabiosacariciandosucara

en un intento de borrar las calamidades que con toda probabilidad tuvo quesoportar,haciéndoseademásalaideadelaterriblehumillaciónquedebiódesufrir.Consolándolacomoélcreíasaber—.Ahoraloentiendo.

—¿Elqué?—Tucomportamientohaciamí,ysobretodotusintentosdehuida.Alexiavolvióabajarlamiradaincapazdehablarle.—Esehijodeputatehizomuchodaño,¿verdad?—Porfavornosigas—suplicómedianteunhilodevozapenasaudible.—¿Todavía le quieres?—le preguntó serio y siendo consciente de que aquel

parecíaseruntematabú.Presionándoladeliberadamente.¡Y es que incomprensiblemente quería saber la respuesta a esa pregunta en

concreto!AAlexiaentoncesnoparecióimportarlemostrarlelacaraanegadaenlágrimas.

Levantando la cara y dejando que viera la amargura que llevaba oculta en suinterior. Una respuesta que desde luego Robert no se esperaba, sintiéndose uncabrónydoliéndolemásdelacuenta.

—Lo siento, lo siento nena. —Se disculpó atormentado y de inmediato,manteniendolasdistanciasporquenosabíaexactamentequéesloqueellaquerríaquehiciese—,perdóname,sitúnoquieresnohablaremosdeello,¿vale?

Ellaselimitóaasentir,yantesdequepudieradecirohacernadamáselteléfono,ahoraeldeél,empezóasonarinsistentemente.ProvocandoqueunRobertsaturadotomaseunadecisióndeterminante.

—Marchémonosdeaquí.—¿Qué?—preguntósorprendida.—Sinoeselteléfonoseráeltimbre,ysinolosperiodistas.Nonosvanadejar

tranquilos así que marchémonos. —Y se acercó lo suficiente atreviéndose a

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limpiarlelaslágrimassuavemente.Añadiendo—:¿Quéteparecesipasaselfindesemanaconmigo?

Despuésdeformularlapreguntasupoquedemomentoellanoestabapensandoen lo que le había hecho estar triste, alegrándose enormemente porque…simplemente:

¡Nosoportabaelhechodeverlallorar!—¿Quémedices?Teestoyhaciendounainvitaciónentodaregla.Alexia escuchaba extasiada lo que le ofrecía, y supo que debería tomar una

decisión.Unadecisióntrascendentalencuantosereferíaaltipodevidaquequeríaen ese mismo instante. ¿Alejarse de la persona que a todas luces tenía todas laspapeletasdeprovocarledaño…oporelcontrarioarriesgarse?EllamuybiensabíaloqueleterminósuponiendolatraicióndeJackpero…¿Noibaadejarquenadiesearrimaseaellaporelmiedodevolverasufrir?¿Quétipodevidallevaría?

Entonceslotuvoclaro.Sonrió,yantesinclusodecontestar,supoquevolveríaadejarse llevarpor loquepedíaagritos sucondenadocuerpo.Uncuerpoqueporsupuestoempezabaadependerdeéldeunamaneraexclusiva.

¡Estavezsincondiciones!—Megustalaidea—confesóruborizándoseanteloquedichainvitaciónsugería.—¿Estássegura?—preguntó tratandodemetersedentrodesucabeza—.Debes

saberquesoylomásparecidoaunloboenmitaddeunrebañodeovejas.—Ytúhasdesaberqueestoydispuestaacorrerelriesgo.—Sesinceróalzando

la mirada y declarando—: Quiero seguir sintiendo. Justo lo que hago cuando tetengocerca.

—Intentaréquenotearrepientas.—Fueloúnicoquepudoprometerlesinsaberniélmismo loqueestabadispuestoahacer—.¡Espera!Cogeré las llavesdeotrocoche.

—¿Otrocoche?—preguntóunasorprendidajoven—.¿Cuántostienes?—Unos pocos—contestó encogiéndose de hombros—, es lo que tiene poder

tenertodoloquedeseas.—¿Todo?—Hastaqueteconocísí—admitiópenetrándolaconunamiradadevastadoraque

hizo que se quedase sin aliento. Adivinando lo que quería decir mientras que élconseguíaapartarseparacogerlasllavesdeuncajóndelaentrada,yporsupuestoantes de que terminara cometiendo una locura—. Y espero que lo pueda seguirhaciendo.

Desdeluegoqueloqueacababadedecirnodejabaunamínimadudaaloqueseestabarefiriendo.Despertandoenellaunescalofríodeplaceryteniendolacertezadeloqueacabaríasucediendoentreellos.

YaquelinstantemágicofueinterrumpidointencionadamenteporlapreguntaqueRoberthizoacontinuación.Unapreguntaqueseríalacausantedequetodopudiese

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cambiarentreellos:—¿Vienes? —preguntó tendiéndole la mano en un último intento de hacerla

recapacitarantesdequefuesedemasiadotarde—.Tienesqueestarseguraporquenovoyadejarquevuelvasaescapar.

Alexianotardóencontestar.—Noquierovolveraescapar,nodemomento.—Nomevale.Nohabrávueltaatráscontodoloqueelloconlleva.Alexialomiróextrañada.—¿Nodecíasquenoerashombredenovias?—Ynolosoy.—¿Entonces?—Entoncesnada,habráqueesperaraverquéesloquepasa…ysiemprequetú

loquierasasí,claro—terminódiciendodejandoquefueseellalaquedecidieselaúltimabaza.

YAlexiaestabamásquedispuestaaesperareltiempoquefuesenecesario…Entoncesfuecómo,mostrandounplacerinmenso,alargóelbrazocogiéndosea

sumanomientrasquepensabaqueojalásupieseloqueestabahaciendo.Deseandoúnicay exclusivamenteperdersede todo... y sobre todode loque seguramente laestaríaesperandosivolvíaasucasa,aceptandodecirsinpreámbulos:

—¡Vámonos!Sisalíamalya tendría tiempodearrepentirse.Liándose lamantaa lacabezay

siguiéndoleapesardesaberqueaquellonopodríasalirbien.

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CAPÍTULO11Elcuentocontinuódesdequesalierondelgarajesubidosenuntodoterrenoque

llevaba los cristales tintados, intentando despistar a la prensa hasta llegar alaeropuerto.El lugardondeelaviónprivadodeélpermanecíaenunadelaspistaslistoparaemprenderelvuelo.

En todo ese tiempo la sorpresa formóparte del plan ideadopor el atractivoysexy Robert, y es que, a pesar de la insistencia de Alexia, no soltó una palabraacercadelparaderoalquesedirigían.

¡Cuandoelavióndespegóeranlasdocedelmediodía!Alexiaserecostóenunode loscómodosasientosesforzándoseen tranquilizar

los nervios que llevaba por dentro debido a las innumerables sorpresas que leestabadeparandosunuevaviday,mientras,loobservabaembelesadaademásdeuntantodesilusionadaporqueélnohacíamásquehablarporelmóviltodoeltiempo.Organizando,aclarandoysobretodoponiendoorden.Centrándoseentodoloquehacía para poder apagarlo una vez que estuvieran en el destino fijado, algo queansiabademasiado.Sufriendoportenerdesatendidaasuchica.

Lavozdelpilotounahoradespuésdespejólaincertidumbredelajoven:—Sobrevolamos la ciudad deAspen con una temperatura exterior de –5º. Por

favorponerosloscinturones.Comienzomaniobradedescenso.Alexiasintióunvuelcoenlatripaalsabereldestinoenelqueestaban.¿Aspen?

EllanuncahabíaestadoenAspen.—SíDan—conversabaporelmóvilsinapartarsusojosdelosdeellaahoraque

yasabíalaciudadenlaqueseencontraban,dirigiéndoleunaencantadorasonrisa—,acabamosdellegar,Jacobestáaterrizando.Mañanatellamaré.

Yfelizdepoderhacerlotrasmásdeunahoracolgóelteléfono.Acontinuaciónpulsóelbotóndeapagado.

—Porfin.Olvidándosedetodoloquenofueselachicaqueteníaenfrente.—¿Quéhaces?—preguntódivertidaobservandocómosequitabaelcinturónen

plenodescenso.Acercándoseaella—.Espeligroso.—¡Túsíqueerespeligrosa!—Bajóhastasuslabiosylabesóapoderándosede

ellos consiguiendo dejarla sin aliento, recompensándola por el poco caso que lehabía podido hacer durante el vuelo—. Todavía nome puedo creer que te tengaaquí,enelsitioenelquenotendrásescapatoria.

—Nometientes.Lasruedasdelavióntocarontierrafirmeenloquefueunaterrizajeperfecto.No

tardandoenpararsedeltodo.—Esperaaquí.—¿Dóndevas?

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—Aporunabrigoparati.Ahífuerahacemuchísimofríoyturopanoeslamásindicadaenestapartedelpaís.—Lainformóacercándoseasubocadespacioantesdeañadir—:Nisiquieratevoyadarlaoportunidaddequetepuedasponerenferma.Talycomo tedijemuybienno tedejaréescaparniunavezmás—dichoesto sealejó.

Lapuertadelaviónseabrióydesdeabajounamujerdeunos50añossubióporlasescalerillasllevandoenlasmanosunabrigoyunasbotasdepeloqueleentregóaRobert.Dándose lavuelta seguidamentey sin entrardentrodelhabitáculo en elqueellaestabaesperando.

—Veoquehaspensadoentodo—ledijosonrientecogiendodesusmanosloquese suponía un regalo. Poniéndoselo bajo su atenta mirada y bajando del avión,percatándosedelfríoquerealmentehacía.

Unvehículodeportivodelamarcamercedeslosestabaesperandoapiédepista,y Alexia, anonadada por todo lo que estaba viviendo, se subió en el flamantevehículomostrandounacararadiantesintiéndoseloqueeraenesosinstantes:

“Lachicamásafortunadadetodoelplaneta”.—¿Lista?—¿Paraqué?—Yaloverás—contestóvolviendoasonreír.El camino en carretera duró casi una hora. Pero a la chica se le hizo corto

admirando extasiada la imagen de las montañas nevadas, siendo algo realmenteespectacular.

CuandoRobertparóelcochelohizoenunodeloslugaresmásbonitosqueellanuncahubiesevistoantes.Justodebajodelasemblemáticasmontañasenlaquelosricosypoderososacudíanparapoderesquiar.

—Meencanta el sitio—le aclaróRobert quitando las llavesdel contacto—,esunodelospocoslugaresenlosquepuedoestarcasiamiaire.

—Debeserduronopodertenerunavidanormal.—Acabas acostumbrándote.Además, las ventajas sonmuy grandes como para

pensarenello.Ellamirótodocuantolarodeabaantesdepreguntar:—¿Dóndenosalojaremos?—Enmicasa,¿dóndesino?—¡¿Tienes aquí una casa?!—preguntó atónita, abriendo los ojos debido a la

sorpresa.—Fuemiregalodecumpleañoshacecinco.—Nomelopuedocreer.Aquelhombreparecíatenerloabsolutamentetodo.—Yo tampoco, lo que hace el querer que ocupe su puesto —respondió

encogiéndosedehombros.

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Porsupuestoqueellanopudodejarloahí,añadiendo:—¿Aquéterefieres?—Atujefe—aclaró—.Intentachantajearmedevezencuandoconlaintenciónde

quesientelacabezadeunavezportodasymeocupedeloqueparaélesloúnicoqueimporta.Suempresa.

Alexianopreguntónadamás.Eraprontoparaindagarenloquedemomentonoera cosa suya. Cuando quisiera y estuviese listo no tenía duda de que terminaríasincerándose.

—¿Tieneshambre?Hayunmagníficorestauranteaquíalavueltaenelquehacenunacarnedebueyalapiedraquetequitaelsentido.

—Meencantalacarne.Salierondelcocheydebidoalfríocorrieronhastaestardentrodelrestaurante.

Una vez acomodados pidieron un buen vino tinto para acompañar la deliciosa yjugosacarne.

—¡Robert!—lograbadecircompletamenteanonadadaencuantoentróenlacasa

demadera—.¡Espreciosa!La sensación que tuvo fue tan acogedora como la de encontrarse en casa.

Mirandotodoloquelealcanzabalavistaresultándoleabsolutamenteespectacular.Notando sobre susmejillas congeladas la temperatura que desprendía la cálida yconfortablechimenea.

“Desdeluegoquehabíapensadoentodo”.—¿Puedoecharunvistazo?Robertselimitóaasentir,apoyándoseenlaparedcruzadodebrazos.La casa no era muy espaciosa pareciendo ser la típica construcción para un

solterodecoradaenestilo rústico,dándoleun toqueseñorialybastanteparticular.Deleitándose en cada detalle con un gusto exquisito. ¡Mirándolo todo realmentefascinada!

Un salón y una pequeña cocina tipo americana. Un baño de ensueño con unaespléndidabañeraredonda.Undormitoriocondoselsobreunacamadedosmetrosde ancho… Todo cuanto la rodeaba la hacía seguir creyendo que estaba en unsueño. Unmagnífico sueño del que despertó tras escuchar a alguien llamar a lapuerta, reconociendo a la mujer mayor del aeropuerto que llevaba una bolsa deropaenlamano,antesdedejarlasobreelsillón.

—AlexiaestaesMary,lapersonaquehaceposibletodoloqueestásviendo.—Hola Alexia —saludó cordial acercándose y besándola en la mejilla,

mostrandounagranalegríaporquenoestabanadaacostumbradaaquelepresentaraaningunamujer—,esperoquetegusteloquetehetraído.Cadavezmeavisaconmenostiempo.

Alexia no entendió a lo que se estaba refiriendo, descubriendo que Robert

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parecíaponersederepenteserioporloqueacababadedecir.—Sinecesitamosalgoyateloharemossaber,¿vale?Mary,captandolaindirecta,semarchó.—¿Aquéserefería?—Aloquetehatraídoenesabolsa,—añadióquitándoleimportancia,diciendoa

mododeexplicación—:Elviajehasidotanimprovisadoquehepensadoquequizásnecesitasesunpardecosas.

Alexiaseacercóunpocoinquietahastalabolsaysacóelcontenido,empezandoa sentir un vacío demasiado grande en su interior. Y es que dentro habíaperfectamenteetiquetado:unpantalóndepanaencolorbeige,un jerseydecuellovuelto,ropainterior,unneceser…yuncamisónrojocortotransparenteajuegoconeltanga.

—¿Quéesesto?—preguntóenfadada.—Soloesporsilonecesitas—aclarótitubeantesabiendoqueacababademeter

lapatahastaelfondo.—Tedije que no eramujer de una noche y tú vas y pides queme compren…

¿esto?Creoquetehasequivocadodepersona.—Vamos Alexia, has sido tú quién ha querido venir. No vengas ahora con el

cuentodequenosabíasparaqué.—Tienes razón—admitíamientras que tiraba el camisón contra el suelo, bien

lejos de ella—, pero me acabas de demostrar que solamente soy una máspermitiendo que tu empleada me comprara ¡eso! Y siento decirte que no estoydispuestaaserlo.Prefieronosernadaaconvertirmeenunsimpletrofeo,porqueesloquesoy,¿no?

Robertsupoqueteníatodalarazónenestarcabreada,sopesandoendesenredaraquelmalentendido.

—Ya lo entiendo,—continuóen tonomordaz—.Dependede loque te resistaspasas a ser un trofeou otro.Yyopara ti debo ser unobastante excitante, ¿no escierto?Porquecualquierotrayahubieseterminadoentucama.

—¡Nuncatehementido!—sedefendió—.Tedijeclaramentequeelhechodequemeplantarastantasveceshizoquemesintieraterriblementeatraídohaciati,¿aquévieneestoahora?

—Nomelopuedocreer…¡Meacabasdetratarcomosifueseunaputa!,—alzólavozenfadadaydesilusionadacogiendoelabrigoqueseacababadequitarparadirigirsea lapuerta—.Yyopuedosermuchascosasperodesde luegoque tehasequivocado si por un momento has llegado a pensar que te iba a consentir quealguienmecomprararopaparati.

—¿Adóndevas?—Necesito dar un paseo.Quiero estar sola –fue cuanto dijo dirigiéndose a la

salida.

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CerrólapuertatrasdesíydejóaunRobertdesconcertadoenmitaddelsalónsinsaberquéhacer.¿Irtrasellaoporelcontrarionoatosigarla?

Lo pensó mucho decantándose por dejarla tranquila. Sabía que no podríamarcharse a ningún lugar y aquel detalle le hizo suspirar aliviado ante elconvencimiento de que no saldría huyendo igual que hacía siempre. Tratando deaveriguarlamejorformadearreglaraquellaprimerapeleaqueacababadedaraltrasteconloquesesuponíaseríaunfascinantefindesemana.

Sesentófrentea lachimeneaysequedóallí.Limitándoseamirar las llamasyesperandoaqueregresara.

Comenzaba a oscurecer cuando una Alexia abatida entraba en la acogedora

cabañasuperadaporlasemocionesquesedebatíanensuinterior.Viendocomoélselevantabadelsueloycorríaasuencuentro.

—¿Dónde has estado?—el tono en la voz demostraba claramente lo enfadadoqueestaba—.Hasestadoporahícasicuatrohoras.¡Estabamuypreocupado!

—Lo siento—murmuró en voz baja—, he estado paseando, y despuésme hetomadouncaféyunsándwich.

—Podríashabermellamado—lereprochó—,porqueyolohehechodemanerainsistentedurantelascuatrohoras.

—Losiento—volvióarepetiratravésdeunmurmullo,resultándoleimposiblemirarlealosojos—,necesitabaalejarmeunrato.

—Está bien —dijo calmado ahora que sabía que no le había sucedido nada,pudiendodejardeatormentarse.

—Robert.—¿Sí?—Quierovolveracasa.—Noesposible—contestódecepcionadoporsupeticiónantesdeaclarar—:una

tormenta de nieve se acerca y han cerrado el aeropuerto. Hasta mañana no lovolveránaabrir.

Ellacontestómedianteunresoplido.Dejandointuirqueloquemenosleapetecíaerapasarlanocheallíconél.

YRobert,dándosecuenta,dijo:—Notepreocupes,elsillónsehacecama—aclaróconunafuriainteriorquelo

estabaconsumiendo—.Noharásnadaquenoquierashacer,nisiquieraestarcercademí,ypuedesquedartetranquilaporqueademástelovoyaponerrealmentefácil.

Yestavezfueélelquecogióelabrigodelperchero.—Aquí en la esquina hay una discoteca y creo que necesito un trago. Buenas

noches—dijoantelamiradaincréduladeella,saliendodelacabañaycerrandotrasdesí.

Justo lomismo que hiciera ella hacía unas horas. ¡Terminando de arreglar la

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noche!Eranlasdosdelamadrugadacuando,despuésdedarvueltasymásvueltassobre

elsillón,puesnimuertadormiríaensucama,selevantódemalosmodos.Teniendolaabsolutacertezadequenopodríadormir.

Miróel reconfortantesalónpresadeuna inquietuddesoladora,admitiendoquenopodíahacerotracosaquepensarenél…yenloqueestaríahaciendo.Dándoseporvencidaymaldiciéndoseasímismaporpermitirquehubieseentradoensuvidaponiéndolapatasarriba,cuandomuybiensabíaquetodoaquelloeraunaauténticalocura,¿cómoeraposiblequefuesetaningenua?

Tomandounadecisiónyvistiéndoseatodaprisa.“Iríaaesamalditadiscotecaytambiénsedivertiría,vayasiloibaahacer—se

auto convenció aprovechando la oportunidadque le daba el estar en un lugar tanprivilegiado, pensando única y exclusivamente en divertirse”. Seguidamente salióporlapuerta.

Pasadosdiezminutosentrabaenladiscotecapareciendounamujerseguradesí

misma. Avanzando con paso firme y levantando el mentón mostrándose todo lotranquilaquepodíayechandounvistazoasualrededor.Observandoatodaaquellagenteminuciosamenteenunintentodedarconél.

¡Loqueresultónadadifícil!Pero lo que desde luego no pudo prever fue la forma en que se lo iba a

encontrar, despertando unos celos que no tardaron en apoderarse de su persona,viéndole sentado frente a la barra rodeado de varias mujeres a su alrededorliteralmentepeleándoseporllamarsuatención.

“¿Esquenodescansabanunca?”Sepreguntóincapazdesoportarlaimagenquetenía frente a sus narices, acercándose envuelta en un cabreo demil demonios, yolvidándosedelodedivertirseafanadaeneldeseoimperiosoeirracionaldequereraguarleslafiesta.

Robert no tardómucho en verla, reconociendo por el rictus y la actitud de sucaraquetodavíadebíadeestarbastantecabreada.Unhechoquelehizorecordarelplantónquelehabíadadoesamismatardedejándolopreocupadodurantebastanteshoras,obligándolea loquenoquería.Alejarsedeella.Decidiendocastigarlaportodoloqueleestabahaciendosufrir,sobretodoasudoloridocuerpo,actuandoenconsecuencia y ocurriéndosele que la mejor forma de hacerlo sería ignorarladeliberadamente.Entonces,cogióalamorenaqueteníaasulado,ylaarrimótodocuantopudomientrasquenolequitabalosojosdeencima.Dándosecuentadequeelcabreoibaenaumento.

Alexia perdió la cabeza en cuanto vio su reacción.Comprendiendo demasiadotarde que estaba en sus manos, y que por lo tanto no soportaba la idea de

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compartirloconnadie.—¿No vas a invitarme a una copa? —le preguntó histérica. Interponiéndose

maliciosamente entre las demás chicas sin poder dejar de mirar lo juntos queestaban.

—Tómatelasquequieras,nosotrosyanosíbamos,¿verdadpreciosa?Lamorenanodabacréditoaloqueacababadeescuchar,entendiendoelgolpede

buenasuertequeacababadetener.—Clarocariño.Y es que fue verla aparecer y cambiar de aptitud de manera precipitada,

eligiéndola rápidamente después de tener claro que lo único que buscaba era unpocodecompañíafemenina.

—TeseguiréyharéloquemedigasRobert.Yalosabes—ronroneósatisfechalamujermorena.

¡Encimaseconocían…!Yladesesperaciónlaatravesóhaciendoqueledolieraelalma.Rogandopoderencontrarlamaneradequenosefueracon¡ésa!

Perolapreguntaera,¿cómo?—AdiósAlexia,hasidounplacerconocerte.“¿Qué demonios significaba aquello? —se preguntó en un absoluto caos de

desesperación y alarma—. ¿Acaso le estaba diciendo que no se volverían a ver?Porquesuspalabrassonabanadespedida”.

—Ahorasimedisculpas—continuócomosinadaysinprestarlemuchaatención—,tengocosasquehacer.

—¿Ahsí?—lepreguntódeformahirienteydesesperada.Perdiendopartedesumaltrechadignidadhaciéndosealaideadequenopodíadejarlemarchar—.¿Cómoqué?

Éste rió, dando a entender que lo hacía de ella. Un gesto que la sacócompletamentefueradequicio.

—¡Eresuncabrón!—terminóescupiendoheridademuertetraspermitirsereírsedeella.

Lachicamorenaseestabaempezandoahartardeaquellaescena,admitiendoqueno había que sermuy lista para saber que entre ellos dos sí que debía de existiralgúnrollotalycomosedecíaenlasrevistas.Ysiloquequeríaeraacostarseconélteníaqueactuaryllevárselodeallíatodaprisa.

Que fue lo que hizo, cogiendo descaradamente la mano del sexy hombre yllevándoselahastaponérselasobresutraseroenunintentodesesperadoporllamarsuatención.

LamiradacasienloquecidadeAlexialaatravesó.—¿No quieres follar Robert? —añadió mostrando todas sus armas—. ¡Pues

vayámonosdeaquídeunaputavez!Lasdemáschicassehicieronaunlado,quedandoúnicamenteellostres.

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—¿Robert?—Lachicamorenaseempezóaimpacientarpercatándosedequesequedaba parado y con la mirada clavada en Alexia como si nadie existiese a sualrededor.¿Acasoestabaesperandoqueellahicieraodijeraalgoparasopesarquéhacer?Porqueeraloqueparecía…

—Sí—logródecirtrasunossegundosqueparecieroneternos,siguiendoensustrecedequererapartarla—.¡Vámonos!

La desconocida suspiró aliviada dejándose coger de la mano y dándole laespaldacomenzandoaalejarse,mientrasqueRoberteraconsecuentedequeestabaponiendofinanosabíamuybienqué.Sintiendoqueunvacíoseapoderabadesupersonaacadapasoquedabaalejándosedeallí,maldiciendolasensaciónqueteníade estar equivocándose sin que entendiese el porqué de aquel presentimiento.Interponiendounadistanciadefinitivasobrelamujerqueleprovocabaloquenuncaantes logró ninguna otra, y siendo además consecuente de que lo que menos leapetecía era terminar follando con nadie que no fuese ella. Resultándoleverdaderamenteinauditopuestoqueeralaprimeravezqueleocurría.

“—¡Hostiaputa!¿Quécoñomepasa?Essolounamás…—sedijo tratandodeconvencerse. Tomando la determinación de que estaba haciendo lo correcto, yllegando a creer que lo mejor era que ella creyese lo que estaba viendo paraconseguirsacarladesuvida”.

¡Antesdequesehicieranunmalmayor!Ymientras todo eso sucedía en el interior de la cabeza deRobert, unaAlexia

desbordada, y presa de un pánico absoluto, supo que si lo dejaba marchar seríademasiado tarde.Lograndoapartarelmal tragodeverlealejarseencompañíadeotra.Reaccionandodeformainusualycorriendotrasellosgritando:

—¡Espera!Ladesesperaciónyeldesgarrodesuvozparecieronsersuficientes,lograndolo

quequeríaalavezquelaespectacularmorenasemarchabaatodaprisaprofiriendovarios insultos,ocasionandoquevariasde laschicasdeantesvolvieransobresuspasosrodeándolonuevamente.Deseandotenerotraoportunidad.

—¿Siempreesasí?—lepreguntabaatormentadarefiriéndosealasmujeres.—No,hayvecesqueespeor.¿Queríasdecirmealgo?—Sí.—Adelante.—¿Noacababadedecirquelomejorseríaapartarladesuvidapara

siempre?¿Quéhacíaentoncesnerviosoporloqueellafueraadecirle?Alexia comprendió que aquellas mujeres no se iban a ir de manera fácil.

Limitandolaintimidadquenecesitabaparadecirleloqueestabadispuestaaadmitirde una vez, y aunque aquello le conllevara a que tuviese aquel público tansumamentemolesto.

—Estábien—susurrórespirandodespacionecesitandodarsevalorysobretodoquesucorazóndejasedelatiralavelocidadalaqueiba.Añadiendoseguidamente

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convozdolida—:¿Deverastehabríasacostadoconella?—¿Yporquéno?—¿Ymehubiesesdejadosola?Robertlamiróuntantoconfuso.—¿Te habría importado? —respondió añadiendo otra pregunta y siendo

conscientedelamagnituddelaquepodríasersurespuesta.En un primer momento bajó la mirada confusa pero después, en un acto de

valentía,terminóconfesando:—Sí.—Mira Alexia —soltó enfadado—, el hecho de que haya estado a punto de

enrollarmeconotrasedebeexclusivamenteatucomportamientoinfantil.—Yo…—Creo que te he demostrado lo mucho que me gustas —confesaba también

dispuesto a sincerarse—. Por lo tanto has de saber que la única con la que megustaría perderme es contigo, y paramí desconcierto cada vezme lo ponesmásdifícil obligándomeahacer loquenoquiero.—Cogió aire frunciendoel ceñoyañadió—: Siento mucho el que te hayas sentido una más, puede que me hayaequivocadoperoesqueestoestannuevoparamícomoloesparati.Ytejuroqueyoyanosénicómoactuarcontigo—terminódiciendoderrotadosinsaberaquéatenerse.

AAlexiaaquellaspalabraslahicieronsercapazdeverunarealidadquelegustóbastante,ysupoalaperfecciónloqueteníaquehaceracontinuación.

—Robert—eltonoqueempleóyanofueelmismo.Convirtiéndoseporartedemagiaenuntonotranquiloyseguro.

—¿Sí?—Venconmigo—dijoenunestadodecalmaabsolutoexpresandoatravésdesu

vozladeterminacióndesaberloquequería.Agarrándolodelamano.—¿Qué?—preguntópuestoquenolahabíaentendidobien.Yvolvióarepetircompletamenteseguradesímisma:—¡Hedichoquevengasconmigo!—Deprontolospapeleshabíancambiado,y

esqueahoraellalaquetomabalainiciativaigualquehicieraélaquellanocheenladiscotecaParadiseeldíaenqueseconocieron.

NiquedecirtienequeRobertnodudóenseguirla.—¿Dóndeme llevas?—preguntódivertidoygratamente sorprendido.Dejando

quetirasedesumano.—Dondepodamostenerunpocodeintimidad—dijosintapujos.Ypercatándosedeunazonatranquilaapresuróelpasoabriendounapuertaque

daba a uno de los exclusivos reservados. Seguidamente entró decidida y cerró elpestilloantelaatentayprofundamiradadelhombrequeadíadehoylavolvíaloca,yqueasíseríaelrestodesuvida.Aceptandogustosamenteloqueestabadispuesta

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hacer,yloqueseríaimposiblequehubiesehechohacíasolamenteunosdías.¡Descubriendoaunanuevamujer!E igual que él aquellamaravillosa noche en la que se conocieron, lo empujó

contra la pared, mientras que empezaba a besarlo salvajemente en la boca. Condesesperación, con lujuria… Haciendo que empezase a sentirse terriblementeexcitadayhúmeda,ambascosasalavez.Implorandoagritossuatención.

La sorpresa inicial de Robert rápidamente se esfumó transformándose en undeseoincontroladoeirracional.Descubriéndosetotalmenteencantadodebidoalasatencionesdelaque,lamujerquelerobabalossueños,ledaba.Dejándoloperplejoyexcitadoapartesiguales,apoderándoseasuvezdeaquellosmaravillososlabiosquetantosquebraderosdecabezalehabíandado…yqueporsupuestoleseguiríandando.

¡Nolecabíalamenorduda!—¿Aquí?—preguntósobresuslabiosylocodeexcitaciónbajandolasmanosa

sutrasero.—Aquí —dijo una convencidísima mujer que no tenía nada que perder y sí

muchoqueganar.Lamueca de Robert la volatizó en todos los sentidos. Faltándole tiempo para

apoderarse del control y llevarla hasta uno de los sillones a la vez que la ibadesnudando,resultándoleimposibleapartarlabocadelasuya.

—Nosabes todo loque realmente tenecesitoAlexia—ledijo condemasiadasprisas,dispuestoanocontenerse.

Desabrochóelsujetadorenunactodemaestríadeleitándosedetodoloqueveíayescuchaba.Riendotraviesocadavezquelearrancabaunnuevogemidodeplacer,ybajandohastasuspechosredondosconlaintencióndebesarlos,chuparlos…

—¡Oh Robert! ¿Qué me estás haciendo tú a mí? —decía entre jadeosderritiéndose por la maravillosa sensación de la lengua sobre sus senos.Necesitandocadavezmás.

—VoyafollarteAlexia,yvoyahacerlocomonuncaantesnadielohahecho.Se apartó de ella unos segundos consiguiendo quitarse la ropa a la mayor

velocidadquepudo,pareciendoser interminables,ymientras lohacíadejóver laenormeerecciónqueansiabaporperderseensuinteriordeunabuenavez.

—Y si no lo hago ya me volveré loco… —terminó gruñendo delatando suansiedaddemanerabrusca.Acercándosepeligrosamente.

Metió la mano entre la ropa interior de ella y tiró con fuerza, terminándolaarrancandohastaromperla.Algoqueprovocóunagransatisfacciónyperplejidadenunachicatotalmenteencantada,limitándoseadejarqueélhiciese,observándolecoger del bolsillo un preservativo y salivando de forma sensual contemplandocómo se lo ponía antes de abrirle las piernas para, ¡finalmente! terminarhundiéndosedentrodeellallenodeunadesesperaciónabrumadora.Convencidode

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noquererperdereltiempo.—¡Alexia, Alexia…! —gritaba cerca de su oído de manera incontrolada,

simplementedejándosellevardebidoaladesesperacióndedesearlatodavíamásencadanuevaembestida.

Perdiéndoseentresuspiernasunayotravezdeleitándosedeplacernotando lomuydispuestaqueestabaa él, ydisfrutandoplenamentedelhechodequeellanotardaba en adaptarse al ritmomarcado, levantando las caderas y recibiéndolo debuena gana entre jadeos y gemidos que la transportaban a lugares insospechadoshastaesedeliciosoinstante.Deseandoquesucuerposeliberara…

Elclímaxloshizogritaralavez.Permaneciendoelunodentrodelotroduranteun rato antes de separarse. Exprimiendo la dicha de los cuerpos satisfechos,mientras que Robert la abrazaba sin querer dejarla escapar ni marchar. ¡Demomento!

—Eresunacajadesorpresas,¿losabías?—Nomepuedocreerloqueacabamosdehacer—confesóuntantoavergonzada

pensandoenloqueacababadesuceder.Volviendoalarealidad.—¿Porqué?—¡Robert!Estamosenunadiscoteca.—¿Y?—Para ti será algo normal pero no lo es para mí –respondió avergonzada

disimulandoquenopodíanimirarlo.—Aun así te ha gustado, ¿verdad?Novengas ahora negando lo obvio.—Y la

ayudóaincorporarse.Apartandounmechóndepeloquelecaíasobrelacara.—Hasidomuy…excitante—confesóconunaverdadabrumadora.—¿Ycuáleselproblemaentonces?Notecreasqueloqueacabamosdehaceres

único,sisupieraslacantidaddegente…—¡Calla!—exclamóaturdida—,noquierosabersegúnquétipodedetalles.Robert le mostró una sonrisa pícara, relamiéndose de gusto por la idea que

empezóadesgranarensucalenturientamentehaciéndosealaideadeloqueibaadisfrutarencuantoalarelaciónqueparecíaestarempezandoconaquellachiquillaenparticular.

—Creoquetendrébastantetrabajopordelante—anuncióalegremente.Alexiaenunprincipionoleentendió,yesofueantesdequesupieraexactamente

aloqueseestabarefiriendoescuchandoacontinuación:—Voy a hacerte una verdadera mujer Alexia, dónde y cómo yo quiera, —le

aclaró atravesándola con lamirada—, y voy a hacerlo hasta que se convierta enalgonormalparati.¡Anda,vístete!Noquerrásquenosdescubranasí,¿verdad?

—Nimuerta.—Rió apurada recogiendo la ropa tirada en el suelo y llegandohasta su tanga roto, ruborizándose considerablemente por aquel detalle enparticular.

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—Losientoperoyatedijequenopodíacontenerme.Encasapodrásusarotros,¿teparecebien?

—¿Estamoshablandodemiropainteriordespuésdehaberhechoelamorenunadiscoteca?Nomelopuedocreer.

Robertseacercóasubocalosuficienteyledijocasirozándoleloslabios:—Tepuedoasegurarqueesuntemaquemeapasionaydelquemepodríapasar

todalanochehablandoycompartiendoideas.Ysiloquedecidesesnoutilizarlosmejor…tepreferiríacompletamentedesnudaydispuestacadavezqueamísemeantoje.

Lacarneselepusodegallina.—¡Robert!—exclamósorprendidaporlareaccióndesucuerpoqueparecíano

estarsatisfechodeltodo.¿Quéeraloqueleestabahaciendoesehombre?Unsimplecomentarioacercade

su ropa interior, y de lo que verdaderamente le gustaría… y volvía a estarterriblemente excitada. Deseando volver a sentirlo en su interior de una maneraurgentementedesesperada,obviandoelhechodequeélúnicamentesereferíaasusgustos y a lo que él simplemente quería sin preguntarle a ella siquiera,preguntándose qué pasaba en cuánto a sus preferencias. Aunque claro… ¿acasoimportaba?Estaba allí porque así lo había decidido, y lo que no iba a plantearseahoraeraelcambiotanbruscoenunamujertradicionalalaquejamásantesselehabría pasado por la cabeza tener relaciones sexuales en un reservado de unadiscoteca.Olvidándosedeaqueldetalleycontinuandoempeñadaenseguirhaciendoloqueaélleapeteciera.

“Todolodemássepodíairalcarajo—pensótantranquila”.—¿Quieresseguiraquíonosmarchamosacasa?—lainterrumpióapartándola

decualquiertipodepensamiento,haciéndolapartícipedeloqueélmismoquería.—¿Ytú?Robertlaestrechócálidamenteentrelosbrazos,convencidodequeprecisamente

eraloquenecesitaba.—¡Ohnena!¡Acasa!Loúnicoquemeapeteceahoraesaprovecharloquequeda

defindesemana,ytenporseguroquenadamejorqueenlaintimidaddemícabañaparacontinuarhaciéndolo.¿Noteparece?

DespuésdeaquellarespuestaAlexiasimplementepudodecir:—Hecho.—Asímegustanena.Segundosdespuéssalierondeladiscotecacogidosdelamanoantelaenvidiade

lasmujeresallípresentes,ymientras lohacían ibanpensandoenaprovecharcadasegundoqueteníanpordelante.

¡CuandoregresaranaNewYorkDiosdiría…!

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CAPÍTULO12Laenormebañeraestaballenadeespumayundeliciosoaromaaaceitedecoco

salía de ella perfumando todo el cuarto de baño, mezclándose con la tenue luzprocedentedelasvelasqueRoberthabíaencendidounossegundosantes.

Lasensacióndeestarviviendoenuncuentosematerializabaalargándoloacadainstante, y el estar dentro de la bañera con uno de los hombresmás deseados detodoelplanetapudiendoademás,ver lamaravillosavistaa travésde lacristaleradesdelaquesehallabalamontañanevada,erasinlugaradudascomoparasentirsedichosapor todocuantoestabaviviendosinentender,menosquenunca,quées loquepodíahabervistoenella.

Yapesardetenerlospiesbienafianzadossobreelsuelo,siendoconscientedeque no sería la última mujer que pasaría por aquella cabaña, y sabiendo quecualquier otra podría ocupar su lugar en cualquiermomento, no fueronmotivossuficientes para no desear seguir con él.Admitiendo que ya era demasiado tardedespuésdedarsecuentadeque seencontrabaenuna telarañacompletamentea sumerced,yqueél era la expertaycruel arañaque solamente la soltaríacuandosehubiesecansadodejugar.

Pero ni siquiera eso le importaba. No después de la traición que le supuso elengañotancrueldeJack.Infundiéndosedeunafuerzarenovadadespuésdetodolosucedidoseguradequenoecharíalavistaatrás.Limitándoseavivirysobretodoadisfrutar.Loqueconsumoplacerestabahaciendoenesosdeliciososinstantes…

—¿Cuánto hace que trabajas para Scot Consulting? —quiso saber un Robertcurioso.

—Dosaños—leaclaró—.Cuandoacabé launiversidadmeseleccionaronparatrabajar en varias empresas de becaria. Las notas fueronmuy buenas y gracias aellastuvelagransuertedequeunaempresacomoladetupadrerepararaenmí.

—Perocasinadiesequedaymenostratándosedeunasimplebecaria.¿Porquéfuisteelegidaentonces?

—Ahí es cuando entra en acción Estefany, —le contestó satisfaciendo sucuriosidad y cogiendo la esponja sorprendiéndolo. Empezando a enjabonarlo—.Desdeelprincipionosllevamosbastantebienycuandosemeacabóelcontrato,porartedemagia,allíestabaella.Ofreciéndomeeltrabajodemivida.

—LabuenadeEstefany—dijocerrandolosojosdisfrutandodelaesponjaquepasabaporlasdistintaspartesdesuanotomía,encantadodetodoloquelehacía—,ypensarquesinofueseporellanoestaríamosaquíahora…

—Sí.Perodebióavisarmeynoencontrarmeenlaencerronaqueplaneasteisencasadetuspadres.

—¿Yperdermelacaraquepusiste?¡Niloco!Alexialesalpicóenlacarariendo,recordandolamaravillosanochequeresultó

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después de tantos preparativos y tantos nervios, ¿quién iba a suponer por aquelentoncesqueEstefanyyRobertpudiesenestarconfabulados?

—Porpocomeatraganto,¿teacuerdas?—Perfectamente.Élsehallabasituadoentrelaspiernasdeellaapoyadocontrasupecho.Yantesde

que se diera cuenta la sorprendió, moviéndose inesperadamente hasta conseguirdarselavuelta.Quedandocaraacara.

—Pero de lo que me acuerdo mejor es de lo impresionado que me dejastecuandoteviconaquelvestidoquetesentabatanbien,estabasguapísima.

—Debodartelarazónsilocomparamosconeldíaenquenosconocimos—leconfesóatravésdeunasonrisa—.Sofíamedijoqueojalátuvieraquearrepentirmedemiindumentariayvayasilohice.Mesentíacompletamentefueradelugar.

—Ydecidisteemborracharte,¿no?—Puede…—Trae,metoca.Y le arrebató la esponja de la mano. Siendo ahora él quién empezaba a

enjabonarladelicadamenteporlospies.—Hayalgoquenoentiendo,¿porquémeignorastecuandoSofíanospresentó?—Porquemeparecisteun engreídodesdeel principio.La formaen laqueme

mirabasmehizosentir tanincómodaquelograstequesemepasaraporlacabezatirarteelcóctel,yparacolmocuandopusiste tusmanossobremísinser invitadomesacastedequicio.

—¿Sabes la cantidaddemujeresquepagaríanpor tener estasmanos sobre suscuerpos?—Yamedidaquehacíalapreguntasubíaintencionadamentelaesponjaalolargodesuspiernas,actuandoconunaprecisiónabsoluta.

—Nomeimporta.Nointenteschantajearmequeconmigonovaafuncionar.Yatehedichoquenosoycomolasotras.

—No me cabe la menor duda, eres una chica dura y bien que me lo hasdemostrado.

—¿Ytegusta?—No sabes cuánto —ronroneó lleno de un deseo insaciable, abriéndole las

piernasyteniendoenmenteunanuevalecciónparasuadorablechica.—¿Qué haces? —preguntó sorprendida y cerrándolas, siguiendo un instinto

protector dado a lo complejodeuna situación a la que seguía adaptándose comobuenamentepodía.Yclaro,encuantolascerrónotardóenveratravésdesusojoslo disgustado que de pronto parecía estar debido a la reacción inmediata queacababadetener.Nogustándolenada.

—¡Novuelvasahacerlo!—laregañóserio.—¿Qué?—¡Notevaaservirdenada!—Laamenazóconojoshambrientosyunamirada

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que lo decía todo, agarrando ahora cada uno de los tobillos, y separándolos demaneradeterminante—.¡Notemuevas!

Robert volvió a coger la esponja mientras que la veía dudar en si volver acerrarlas, deleitándose ante la maravillosa idea de lo que iba a disfrutar en sucompañía,ydejándosellevarantesdequeaellaledieratiemposiquieraaadivinarsusverdaderasintenciones.

Y fue cuando a él se le puso la carne de gallina después de escuchar el gritodescontroladoqueterminósaliendoporlagargantafemeninaenelinstanteenquela sintió sobre su sexo.Viéndola abrir los ojos debido a la sorpresa, y viéndolaademás preparada y encantada de seguirle. Olvidándose de todos los tabús quepudierallegaratenermientrasquesimplementesecomíanatravésdelamirada.

—¡Robert!—logrósusurraragarrándosecomopudoalabañera.—¿Quépasa?¿Acasonotegusta?—lepreguntómostrandounasonrisatraviesa

quelaatravesópordentro.—Mmmmm… —ronroneó, lo único que pudo hacer porque una nueva y

escalofriantecariciaseapoderabadeella.Alexiaseencogíadegustounaymilvecesconcadaunadelassensualespasadas

que leseguíadando, temiendoperder lacabeza incapazdeobviar loqueaquellosmaravillososojosledecíanagritos.Haciéndosealaideadequeéldisfrutabaconlamisma intensidadque ella, dando lugar a que la quemazóny el deseo la hicierantemblar de gusto y de impaciencia a la vez.Queriendomás, (con él siempre eramás),ynecesitandoa suvez sentirledesesperadamente.Llegandoa lograrestirarlos brazos y conseguir agarrarle por el cuello en un intento desesperado poracercarlehastaunoslabiosqueenloquecíanhambrientosdeél.

¡Sólodeél!—Tedijequetefollaríadóndeycómoyoquisiera…yesloquevoyahacer—

pronunciódejandoquesalieraunavozroncaysensual.Alexiacreyódesfallecer,excitándoseterriblementeyllegandoinclusoapensar,

pormuyextremoyraroquepareciese,quesíquepodría llegaraserposiblequeaquel hombre le terminara perteneciendo. Limitándose amirarle invadida por undeseoirracionala lavezquepequeñosjadeoslasacudíanimplorandoparaquelallenaradesucarne.

—Peropuedequetúnoestésdeacuerdo,¿no?—Yconunafacilidadasombrosadejóde acariciarla.Mostrandoungran interés en la reacciónquepodría llegar atener.Jugandodeliberadamenteconella.

La reacción deAlexia por supuesto no se hizo esperar, y es que en elmismoinstanteenquedejódetocarla,abriólosojosperdidaydesesperada,mostrandoeltormentoenelquelaacababadedejarydispuestaatodoloquefuesenecesariocontaldequecontinuara.

“No podía dejarla así después de despertar la lujuria que llevaba dentro, o

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sencillamentesucuerposevolveríaloco”.Yéllosabía,¡vayasilosabía!—Porfavor…porfavor…—comenzóasuplicarunayotravezdedesesperada

queestaba.—¿QuéquieresAlexia?—Porfavor…—¡Dímelo!—ordenóalzandolavozydisfrutandodelcuerpofemeninoquese

arqueaba hacia él únicamente para llamar su atención. Dispuesto a abrirse a élanhelanteporquelallenara,ypareciendoqueelpudorsehabíaesfumadoporartede magia. Entendiendo que el primero que no podría seguir soportando aquellaangustiosa espera precisamente sería él, añadiendo inseguro a esas alturas—:Nocontinuaréhastaquenomelodigas.

Eldesafíodeunachicaexigentequeimplorabarecibirloquetantoansiabanosehizo esperar, y se acercó a la boca que le provocaba reacciones tan sumamenteescalofriantes,pasandolamanopordetrásdesucabezaparasostenerlelamirada.Unamirada lasciva y ardiente que no dejaba la menor duda de lo que quería, ysobre todo cuándo lo quería. Reflejando la necesidad infinita de su cuerpoaproximándose,incitándole,seduciéndole…

—¡Quemefolles!—exclamóofreciéndose.—Oh Alexia. Lo haré encantado —susurró derritiéndose por sus palabras,

sabiendoquelateníayactuandotodolorápidoquelepermitiólaposturaenlaqueestaba.Dejándosecaersobreellaypenetrándolaconunafuerzadesesperadaantesdellegarasuboca.Embistiéndolaunayotravezescuchandosusgritosahogadosquelovolvíancompletamenteloco,mientrasqueelaguadelabañeracaíamojandotodoelsuelo.

—Alexia…Alexia….—susurrabaapoderándosedesubocademaneraurgenteysin ser consciente del preservativo que había dejado, premeditadamente, sobre elborde de la bañera. Olvidándose de cualquier detalle que no fuese poseerla conaquellaintensidaddevastadora.

Era tanta la urgencia de hacerla suya que, ajeno a todo lo que podría llegar asuceder por su inconsciencia y su temeridad, terminó corriéndose dentro de suvientre,resultándoleimposibledarmarchaatrásenningúnmomento.

¡Cuandoquisodarsecuentayaerademasiadotarde!—¡JoderAlexia!¿Quéhemoshecho?Alexia todavía sentía las sacudidas del orgasmo, encontrándose en el mismo

cielo,yporlotantonoentendióaloquesereferíaexactamente.¡Notardóenaveriguarlo!—¡No me he puesto el condón! —exclamó con una expresión confusa e

incrédula haciéndose a la idea del lío en el que muy posiblemente podría estarmetido.Yalverlatantranquilaunmiedoabrumadorderepenteloinvadió,llegando

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inclusoapensar,enunadécimadesegundo,sinoeraloquerealmenteellabuscaba.¡Quedarseembarazadaparasacarprovechoytenerresueltoelfuturo!

La desconfianza se apoderó de todo su ser de una manera completamenteimplacableporquealfinyalcabo,¿cuántashabíanintentadolomismo?Llegandoalaconclusióndeloquerealmenteeradesconcertanteenaquellanefastasituación:

“¿Cómoeraposiblequenoselohubiesepuesto?”Siendo un hecho de necesidad por encima de todo, convirtiéndose en

completamente inexplicable ante la evidencia de que hasta el día de hoy no se lehabíaolvidadonunca,peroentonces…“¿Cómosehabíapermitidoperderlacabezadelaformaenquelohabíahecho?”Hiendoaparartodavíamáslejosadmitiendoloqueseguíasiendoterriblementeinquietante:

“¡¡¿Qué le estaba haciendo aquella condenadamujer para que llegase a actuarasí?!!”

—¡Joder!—Nomegusta la formaen laquemeestásmirando—se sincerópresadeun

pánicodemasiadogrande—,porfavor,necesitosaberquéesloqueestáspensando.—¿Tútehasacordadoperonomelohasdicho?—lapreguntaresultóseruna

acusacióndirecta.—¡¿Qué?!Nome lo puedo creer—alzó la voz apartándolo de un empujón y

dejándolosumergidoenlalujosabañera,levantándosehastaalcanzarunalbornozparacubrirseintentandoponerlamayordistanciaposibleentreambosmientrasqueel cabreo iba aumentando de grados—. ¿Acaso estás insinuando que yo lo heprovocado?—lerecriminómirándoloporencimadelhombro.

—Alexia—lallamódulcificandolavozamedidaquesedabacuentadequemuyposiblemente se estuviese equivocando, a continuación salió de la bañera con laideafirmedeirtrasellacogiendoelotroalbornoz.Viéndolaquesalíadelbañodeformaapresurada.

Él terminó haciendo lomismo, llegando hasta un salón en el que la chimeneacontinuabaencendidacaldeándolotodoasualrededor.

—Alexia,hablemosporfavor.—¿Hablar?—gritóechandochispasatravésdelosojos—.¿Dequécoñoquieres

quehablemos?Miróasualrededordivisandounodeloscojinesqueteníaasualcance,entonces

lo cogió y se lo tiró fuertemente a la cabeza dándole en el centro para gransatisfaccióndelamuycabreadachica.

—¿Cómo has podido llegar a pensar que pretendo ser una de ¡ésas!? —contraatacófueradesí—.Además,¿quiéntecreesqueeresdandoaentenderquetenecesito para solucionarmí vida?Yo solitame basto yme sobro, ¿qué clase demujer crees que soy? —continuaba gritando avanzando y cogiendo otro de loscojines, volviendoa tirárselopresadeuna furia incontroladaque le recorríapor

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cadaunadelasvenasantelasórdidaacusaciónalaquelahabíasometido—.¡Vetealinfierno!—levolvióagritarantesdeentrareneldormitorioycerrarlapuertadandoungranysonoroportazo.

¡Diciéndoleclaramentequeseolvidaradeella!ARobertno lequedóotra alternativaque seguirla, y lohizoconel semblante

llenodepreocupación,seguidamentesepasólamanoporelpelohúmedoeintentóaveriguarlamaneradearreglaraquelnuevomalentendido.

¡Joder!“¿Acaso estaban destinados a estropear aquel fin de semana? Porque visto lo

vistoeraloqueparecíaasimplevista”.Abriólapuertayselaencontrósentadasobrelacama.Completamenteimpasible

yporsupuestosinelmenorrastrodequequisierahablarle.—Quizás me he pasado un poco pero debes ponerte en mi lugar Alexia —

comenzó a decir para reconducir la situación—.Han pasado demasiadasmujerespormividaylasconozcodemasiadobien…—confesabaarrepentidoysentándosesobreelbordedelacamaenunintentodepermanecercercadeella.Necesitándoladeformadesesperadayesperandocualquiertipodereacción.

Una reacción que desde luego no llegó puesto que no estaba dispuesta aponérselonadafácil.

“¿Quiénsecreíaqueeraparahaceresetipodeinsinuación?¡Menudocapullo!”.Robert a continuación terminó estirando la mano necesitando tocarla para

consolarla…y quedándose de piedra tras verla apartándose hacia el otro lado, ytodoloquepudo.Dejandobienclaroqueloquequeríaeramarcarlasdistanciasentodomomento.

—Alexia…El tono arrepentido no le sirvió absolutamente de nada, escuchándose a

continuaciónaunaAlexiaenfadadísimayqueterminóexplotando:—¿Qué te has pasado un poco?—le contestaba abriendo los ojos a punto de

salirse de las órbitas—.Yo diría que un poco no,mucho. Y para tu tranquilidaddebesdesaberquetomolapíldora.Anoserclaroquetambiénpiensesquepuedateneralgunaenfermedaddetransmisiónsexualquepuedacontagiarte.

—Alexia…—quiso nuevamente intervenir con la certeza de que tenía toda larazóndemostrarsetanenfadada.

—¡Ah! Y por ahí también has de estar tranquilo—añadió atropelladamente aconsecuenciadenopodercontrolareldañoquelaacababadehacer—.Sinotefíasdemínotemas,acudiréacualquierhospitalymeharéunosanálisisdesangre.Telopondréfácilantesdesalirdetuvida.

Lacaradeélsetransformóenunamáscaradehielo.—¡No quiero que salgas de mi vida! —exclamó dolido y muerto de miedo,

mostrando una sinceridad pasmosa en la frase que acababa de pronunciar—.

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¡MírameAlexia!Alexianopudodejardehacerloapesardequelointentó.Cabreándoseconsigo

mismapornotenerelcriteriosuficientedemandarloalamierda.“¿Yacababadeinsinuarquesaldríadesuvida?¿Aquiéntratabadeengañar?”—Te lo digo de verdad, —confesó roto de dolor y muerto de miedo,

levantándose de la cama y acercándose nuevamente antes de sincerarse—: Noquiero que salgas demí vida.No sé hasta cuándopero deseoque te quedes amilado.Tedijequenoibaaengañarteynolovoyahacer.

—¿De qué me sirven tus palabras Robert? Acabas de insinuar que pretendíaquedarmeembarazada—atacódolida.

—Losiento.Meheequivocado,peroquieroqueporunsegundotepongasenmilugarAlexia.NoesfácilserRobertBrownn,¿sabes?,nada,nadafácil…ycadadíaes peor.—Volvió a alargar lamanoy terminó respirando aliviado comprobandoqueestavezsíledejaballegaraellasinretirarseporsegundavez.Lograndoestarmástranquilo—.Debessaberquetodassearrimanamíporsexo,porfama,opordinero,yaunquetecreasqueteacostumbrasnoesasí.Esmuyduroquetehagansentirteigualquesifuesesunobjeto.

Alexia,encuantoleescuchóaquellaíntimaconfesión,dejóaunladoelenfadopermitiéndoleaccederasumaltrechocorazónydejándosecogerdelamano,alavezqueellatambiénselaapretabaenunpuroanhelodelogrardarleunpoquitodecariño.

¡Algodeloqueparecíacarecer!—Dijiste que no sabías cómo pero que yo te calmaba —recordó queriendo

saberlotodosobreellos.¿Acasoimportabaelpocotiempoquellevabanjuntos?No.Porsupuestoqueno,haciéndoleunapreguntabastantesignificativa—:Robert,¿quésignificaloquemedijiste?

—Simplementeeso—dijoapretandosumanoyacariciandoconlaotrasurostrocompletamenteembelesado.

—Necesitomás—exigiódepronto.—Verásnena.Todaslasmujeresquehanpasadopormividanosignificannada.

Niunasoladetodasellas,yderepenteaparecestúy…—Yderepenteaparezcoyo,¿yqué?Robertcogióaireysimplementedijo:—Das al traste con todo y ni siquiera logro averiguar el por qué. Acabo de

conocerteyyamehascambiado.Tequieroenmivida.—¿Qué?Meestásasustando.—Es para que lo estés. Anda ven. —dijo llevándola a la cama y sentándola

encimadesusrodillasenunintentodequerertranquilizarladebidoaloqueestabadispuestoadecir.Añadiendosuavemente—:Novaaserfácil—laadvirtió.

Alexiaabriólaboca,perocomolaspalabrasnolesalían,lavolvióacerraren

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un férreo deseo de procesar toda la información dada, sin saber todavía a quéatenerse.

“¿Quéesloqueleestabadiciendoexactamente?”Pasadosunossegundos,ydespuésdemuchopensarlo,logródecir:—¿Meestásdiciendoqué…?“¡No!¡¡Nopodíaser!!”Quedándosenuevamentesinpalabrasysiendoélelque

pusofinalapreguntahechaamedias.—¿Que te acabas de convertir en la primera novia oficial del complicado y

vividorRobertBrownn?Yaunquelapreguntaenunprimermomentoselatomóabroma,empeñadoen

nopensarloqueeradeltodoundisparate,notardóenhacersealaideadequedebromateníapoco.Escuchándoleañadir:

—Creoquesí—admitióRobertdesoyendoa la lógicadespuésdeloclaroqueteníaqueunanoviasimplementeseríaunestorboensutipodevida—.Encontradetodopronósticoesloquequieroahoraycontigo.

—Espera, espera, espera, —decía todavía incrédula pasando los brazosalrededor de su cuello y avanzando poco a poco y todo lo que le fue posible.Mostrandounacarasorprendidaydivertidaalavez—¿Meestásproponiendosalircontigo?

—No,esoyalohacemos.—Nobromees.Robertlamiróserio.—Nolohago.Hastaahoraesloquehemoshecho,salirjuntos.Encambioahora

todohacambiadoporquenomebasta.Quieromás,yhablocompletamenteenserio.Y después de soltar tan emotiva frase terminó mirándola intensa y

devastadoramente haciéndola ver que desde luego que hablaba en serio.Consiguiendo dejarla callada. En completo silencio permitiéndose a su vezaprovechar la oportunidadque se le brindaba, y antesdequepudiesedarmarchaatrásdiciendo:

—SeñoritaJammesStuart,tieneustedelhonoryelprivilegiodeconvertirseenlamujermásenvidiadadeluniversodebidoapasaraformarpartedelahistoriadelaprensa rosacomo laprimeranoviadeRobertBrownn,—ydijodivertidoparasuavizar la revelación tan impactante que acababa de soltar, tratando de hacerlasonreír después de lo sumamente seria que se había quedado—: Porque aceptas,¿no?

UnaAlexiacompletamentealucinadanosabíaquéhacerodecir.Consiguiendohacerseunpocoderogar.

¡¡¡¿Deverasleestabapidiendoquefuesesunovia?!!!—Quiero que sepas que el que eres un privilegiado eres tú y no yo…—dijo

finalmente mostrándole una sonrisa espectacular por aquel emotivo relato—.

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¿Sabesporqué?—Yderepentesepusoseria—.Porquetevoyacuidartanbienquenuncaquerrásmarchartedemilado.

—Esoesunsí,¿verdad?—Puedes estar seguro de ello. —Y selló aquella promesa dándole un beso

emotivo y tierno a la vez. Haciendo lo imposible porque no se le saltaran laslágrimas—.¿Estásdispuestoadejartecuidar?

—Estoy dispuesto a correr el riesgo, amor.—Y ahora fueRobert el que bajóhasta sus labiosy labesódulcementemientrasqueAlexiapensabaen lobienquesonabancadaunadesuspalabras.

¿Yrealmentedijoqueloscuentosnoexistían…?Lamaravillosasensacióndedespertarasuladolatraspasóporcadaporodesu

piel,sintiendoladichadeestar juntoaélabrazadosentreunamarañadesábanas,piernasybrazos.

Giró la caraparapoderdeleitarsemirándolo a su antojo, creyendoque estabadormido,yresultaqueseloencontródespiertoyconunaseductorasonrisaquelaestabaesperando.

“¿Habríamejormaneradedespertarse?”—Buenosdíasdormilona,¿hasdormidobien?—Loquemehasdejadosí—decíadesperezándoseantesdedarse lavueltacon

unamaravillosasonrisaquenolaabandonabaenningúnmomento—,¿ytú?—Mejordeloqueesperaba.Alexialomiróconunsignodeinterrogación.—¿Yesoquéquieredecir?—No suelo dormir acompañado, —y aclaró—: Normalmente me siento

agobiadodespuésdetenersexoporquemuchaspretendenloquenoestoydispuestoadar.Perocontigo…—Pasó lamanopor lacinturadesnuday laabrazódejandoque viera el gesto en su cara que transmitía claramente lo a gusto que estaba,diciendo—:Estandiferentetodo.

Alexia se apoyó sobre el codo embelesadayprovocóque la sábana terminararesbalando,dejandoalavistasuspechosdesnudos.

—Que hermosa eres Alexia—decía Robertmirando hacia abajo siguiendo elinflujodesuprovocación,listoparadarleotralección.

YantesdequeAlexiasupieralasintencionesdeél,ungritosaliódesugargantaen el instante enque sintió la lengua experta sobre suspechos.Perdiéndose en eldeseoquenuevamentelaengullíavertiginosamente.

—Nuncamecansarédeti,amor.Alexiavolóliteralmentegraciasaaquellasdeliciosasymágicaspalabras.Ypalabrastanbonitasnopudieronobtenerrespuesta,yaqueella,unavezmás,

simplementesedejóllevarporeldeseoquedespertabaaquelhombreenconcreto.

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Unhombre que la llevaba hasta el éxtasis con unamaestría abrumadora y que lahacía feliz con una facilidad infinita…A lo queRobert, pillándola desprevenida,aprovechó su silencio atacando con destreza y rapidez, abriendo la boca ysuccionandolaareoladeunodesuspechosdemanerasensual,embelesadocomonunca, y admirando la entrega de la que oficialmente se había convertido en suprimeranovia,mientrasquelavolvíaahacergemirporcadaunadesusíntimasydulcescaricias.

—Quebiensabes.Podríapasarmetodoeldíadegustándote.—¡OhRobert!—gimió ante la excitaciónque corríadentrode todo su cuerpo

porcadaunadesusmaravillosasatenciones.Enelmismoinstanteenquelaparejajugabasobrelacama,centradosendarse

mutuamenteplacer…,lallavedelapuertadeentradacomenzóagirardentrodelacerradura, permaneciendo ajenos a lo que estaba sucediendo a su alrededor y sinqueenningúnmomentopudieranpercatarsedequealguienentrabaenelinteriordela cabaña.Alguien que se permitió el lujo de avanzar hasta la habitación que tanbienconocía,quedándosetantranquilaanteloqueveía.

—¿Necesitáisunamás?ElsustoquesellevóAlexianofuenadaencomparaciónconlavergüenzaquela

invadióalsersorprendidaasí.Viendousurpadasuintimidaddeaquellamaneratansumamente brusca, y permaneciendo incrédula puesto que no entendía quién eraaquellamujer, intentando,además,hacersea la ideade laformaquepodríahaberempleado para conseguir entrar en la cabaña. ¿Quién era, y por qué a Alexia leparecía que tenía tanta familiaridad como para hacerlo? Y terminó alargando lamanocogiendolasábanaparataparse.

Robert en cambio loquemostraba eraungran asombro.Hacíamucho tiempoque no sabía de su paradero, y dio por supuesto que aquello significaba que noquería saber nadade él.Loquenunca llegó a imaginar es que aún conservara lallavequelediohacíabastanteya.

—¿Quéhacesaquí?Alexia no pudo apartar la miraba de la mujer exuberante, mostrando una

perplejidadabsolutaantelaescenaqueteníadelante,ysinporsupuestodarcréditoaloqueestabasucediendo.

—Cariño,hevenidoaverte.Aunqueporloqueveonomenecesitas,¿no?—Ysegún lo dijo echó una mirada venenosa a la que parecía le había usurpado elpuesto.

Robert,unavezquesuperóla impresióninicialdeverlapresentarsedeaquellamanera, no lo dudó y se levantó de la cama dejando a Alexia sola. Después seacercóalamujerdesconocidasinmolestarseentaparse,completamentedesnudo,ypareciendoqueno le importaraese simplehecho.UndetallequehizoqueAlexiasintieseunapunzadasobreelpecho,siendoengullidaporloscelos.

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—Marynomedijoqueestuvierasporaquí.—Acabodellegar.La desconocida dejó el bolso sobre la cómoda y actuó con una familiaridad

asombrosa,acercándoseaRobertyplantándoleunbesoenmitaddelaboca.Alexia, en ese instante, supo que se le acababa de romper el corazón,

permaneciendoincapazdereaccionaryquedándoseenmediodelacamamientrasquesumentetrabajabaatodaprisa.

¿Quiéneraaquellamujer?—Tevienlarevistaypenséquequerríasdesaparecer.Fuecuandodecidívenira

verte cariño. Hacía mucho que no lo hacíamos.—En todo momento obvió a lamujerqueseguíaenlacama.Dejandobienclaroquenoleimportabaenabsoluto.

Ydespuésdeunosinstantesagónicos,Alexianopudoseguirsoportandoaquellafamiliaridadduranteunminutomás.Lopocoquehabíavistoyoídolebastabaparahacersealaideadequeentreellosexistíaalgúntipoderelaciónporquesino,¿quéhacía en su poder una llave de la casa deRobert?Y lo que eramuchopeor, ¿nodecía que no era hombre de novias? Ella le terminó creyendo a pies juntillas,envueltaenunafeciega.¿Elresultado?Muysimple…¡Lahabíaengañado!

“Qué tonta había sido, le llenó la cabeza de pájaros inventándose que era laprimera novia oficial suya, y resulta que absolutamente todo eramentira. ¡Todo!Incluyendoelprincipiode todocuando ledijoqueella localmabaydeseabaqueestuvieraasulado”.

El error garrafal que fue tan estúpida de cometer lo pagaría muy caro,abriéndoselacrudaverdad.Unaverdadquedolíademasiadollenándoladeundolorinimaginable.

“Se había aprovechado de ella de una forma completamente vil. Engañándolaparasimplementellevarlaalacama”.

¡Solamentesetratabadeeso!ARobert no le gustó nada lamirada de su chicamezcla entre incredulidad y

dolor, observando cómo se levantaba de la cama y se envolvía con la sábana,intuyendoquemuyposiblementeseestuviesehaciendounaideamuyequivocadadelo que allí estaba sucediendo realmente. Sabiendo de lo que era capaz,(conociéndolabastantebienapesardelpocotiempoquellevabanjuntos),creyendosaberloqueharíaacontinuación...¡Salirhuyendoenunnuevointentodeapartarse!Comprendiendo que de ser así desde luego que debería actuar para explicarse yaclarar la situación antes de que se le ocurriera cualquier tontería. Olvidándoserápidamente de la mujer que acababa de hacer su aparición estelar, todavía noentendíamuybienconquémotivo.

—Alexia,¿adóndevas?—preguntópreocupado.—Quiero irme a casa. Ya has conseguido lo que querías —le contestó sin

derramarniunalágrima,hundiéndoseenelpozoquecreíatenersuperado.

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—Nosabesloqueestásdiciendo—dijosorprendido.—No voy amontar ninguna escena, puedes estar tranquilo.—Y amedida que

hablabaibacogiendolaropadesparramadaporlahabitación—,cogeréuntaxi.—Alexia…—lallamóacercándose.E intentó cogerla del brazo, a lo que ella reaccionó apartándose rápidamente,

manteniendo la distancia para tratar de calmarse y no derrumbarse delante deningunodelosdos.

“Nolesibaadarelgusto”.—¡Novuelvasatocarmenunca!—leadvirtióllenadeodioyterminóderecoger

suscosas,dirigiéndosehastaelsalónparavestirseatodaprisaymarcharsedeallícuantoantes.

Robertnotardóenirtrassuspasos.—Alexia, ¿quieres hacer el puto favor de escucharme?—gritó loco de furia

comprendiendo que no se había equivocado y que se iba a marchar sin darle laoportunidaddeexplicarse.

—Ojalánuncatehubieseconocido.AdiósRobert.—Fuetodoloquepudodecira modo de despedida antes de que inevitablemente se pusiera a llorar (lo queocurriríanotardandomucho).Empeñadaennodarlesaquelgustoaningunodelosdos.

Abriólapuertaatodaprisaysemarchócorriendo,dejandoaunRobertaturdidoe incrédulo por la reacción desmesurada de una pobre chica que corría y corríadesesperada con la única intenciónde alejarsede allí.Ymientras eso sucedía, unRobertdesorientadonopudohacerotracosamásquequedarseplantadoenmitaddelsalón,completamentedesnudo,tratandodeaveriguarquéesloquehabíahechomalparaquelomiraseconelodioconelquelohizo.¡Viéndolamarcharsinquepudierahacerabsolutamentenada!¡Nisiquieraexplicarse!

—Alfinsoloscariño—dijolamujeraprovechandolasituaciónyacercándose,creyendotenerelaccesolibre.

—Quiero que me des la llave ahora mismo —soltó Robert lleno de rabiacontenida.

—¿Qué?—¡Quemedeslallave!—gritó—,yquesealaúltimavezqueentrasenmicasa,

¿lohasentendido?—Robert,¿quéteocurre?—preguntóextrañadapensandoenquenolereconocía

—,porquelachicaqueseacabademarcharesunamás,¿no?Lamiradadeodioquelededicóenexclusivahizoqueinvoluntariamentediese

unpasoatrás.Comprendiendoqueporsupuestonoeraunamás.—¡Fuera!—terminógritandoenfurecidoporelcursodelosacontecimientos—.

Hasvenidoaquíqueriendohacerdañoyyalohasconseguido,noquierovolvera

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tenertecercanunca.Lacontundenciaencadaunadelaspalabrasqueacababandesalirporsuboca,

fueronsuficientesparasaberquehabíametidolapatahastaelfondo.Esolepasabapor hacerse caso de Pamela, la cual la hizo partícipe de la inusual relación quehabían comenzado para desconsuelo de ambas.Descubriendo horrorizada que entanpocotiemposehabíaconvertidoenalguiendemasiadoimportanteparaél,algodeltodoimpensabletratándosedelesquivoRobertBrownn.Unhombrequesiemprecambiabademujerigualquedecamisaycomosisetrataradelomásnormal,sinqueleduraranmásdeunoodosasaltos.Peroentonces…¿quépodríahabervistoenaquellazorra?

—Está bien Robert…—Cogió las llaves del interior del bolso y las terminótirandosobreelsuelo—,ahítequedas,peroteloadvierto.Sialgunaveznecesitasdesahogartenocuentesconmigo.Aquíseacabalonuestro.

—Nuncahaexistidounlonuestroytúlosabes.—Bueno—reconociómostrandounasonrisamaliciosa—,graciasamítampoco

tendrásunlovuestroconésaqueseacabademarchar.Paramíessuficiente.—Se te olvidaundetalle importante—le contestó amododevenganza—.Ésa

queseacabademarcharcomotúdicesesminovia.Lacaradelachicanotardóenponerserojadebidoalafuriayalaenvidiaquela

empezóainvadirapartesiguales.—Noesposible.—Yaves,niyomismosoycapazdeexplicármeloperoheencontradoaalguien

quenosearrimaamíporel interés.Ypuedesestarseguraquevoyalucharparaqueellasiguaconmigo,asíquehasdecomprenderquetodoeltiempoqueestéaquíestiempoqueestoyperdiendoyloúnicoquemeapeteceahoraessalircorriendoyalcanzarla.

—No me lo puedo creer, —continuaba una mujer incrédula después de lasituaciónalaqueseestabaenfrentando—.Pamelamelocontóyledijequehastaquenolovieraconmisojosnomelocreería.

—Entonces ya puedes irte tranquila, Pamela no te ha engañado. Ahora si medisculpastengoalgoimportantísimoquearreglaryloquemenosquieroesseguirperdiendoeltiempo.

Acontinuaciónabriólapuertaysequedóallíparadoesperandoaquelamujersemarcharaporelmismositioporelquehabíavenido.

—Vetealamierdacabrón—fueloqueleterminódiciendodándoseporvencida.Admitiendoqueallínoteníaningunaposibilidad.

Una vez que la desafortunada mujer hubo abandonado la cabaña actuó enconsecuencia. Se vistió a toda prisa y cogió las llaves del coche conuna rapidezasombrosa, saliendo en busca del vehículo que lo llevaría de regreso hasta elaeropuerto con la certeza de que ella estaría comprando, a cualquier precio, un

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billetequelallevasederegresoaNewYork.Huyendootravez.Subió en su coche y aceleró el potente vehículo de una forma totalmente

inconsciente,deseandoúnicamentellegarloantesposible.Sus peores presagios se vieron cumplidos en cuanto vio en el panel de

información que un vuelo con destino a NewYork acababa de salir por la pistanúmerocinco,listoparadespegar.Mirandoatravésdelacristaleracomoalzabaelvuelodeunamaneraimperturbable,siendoconscientedequelamujerqueparecíacentrarlelodejabaatrássinningúnmiramiento.

“—¡¡Mecagoenlahostia!!—terminóexclamandodemaneraimpotente—.¿Quéiba a hacer ahora? ¿Por qué siempre salía huyendo?” Respirando angustiado ypasándoselamanoporelpelointentandomantenerlacalmaparasaberlamaneradeactuar,devanándose los sesosqueriendo solucionaraquelmalentendidoque sehabíaproducidoentreellosporelímpetudeunacondenadachicaquenisiquieralehabía dado la oportunidad de explicarse. Tratando de reconducir la relación quehabían comenzado, y sobre todo dejándose llevar por los sentimientos que teníahaciaellaporquenoteníalamenorideadecómohacerlo.Noestabaacostumbrado,y encima, si aquello parecía no ser suficiente, debería añadir la dificultad que seavecinabaporlaagendaprogramadayquenopodíaeludir,teniéndolaprevistaparaesasemanaylacualincluíalapromocióndelapelícula.Significando,quequisieraonoquisiera,deberíaestarfueradelaciudadloscincodías.Convirtiéndoseenunatarea bastante difícil si lo que pretendía era solucionar el entuerto en el que seencontraban.

¡Joder!¡Todoparecíaquererseguircomplicándose!

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CAPÍTULO13Elfindesemanadeensueñohabíaacabadoconvertidoenunapesadilladelaque

nolograbadespertar.Llegóa suapartamentoalrededorde lascuatrode la tardeyno tuvoganasde

hacerabsolutamentenadamásquemetersedebajodeladuchayaclararsus ideas.Una vez que terminó, se acostó entre las sábanas queriendo dormir un rato paradejardepensarenél.Resultándolecompletamenteimposible.

El apuesto Robert había entrado en su vida de manera inesperada, y segúnparecía,leibaaresultardemasiadocomplicadoolvidarsedeél.Teniendolacertezade que lo de Jack era un juegode niños en comparación a la situación que se leofrecíadelantedesusojos.¡Admitiendoqueentanpocotiempohabíasucumbidoatodossusencantos,enamorándoseperdidamentedeél!

“¿En qué demonios estaba pensando cuando llegó a creer que aquello podríasalirbien?”

Yaentradalatardeempezóasentirhambre,fuehastalacocinaysepreparóunsándwich y un vaso de leche, sentándose ante la mesa con la tele apagada y sinatenderelteléfonomóvil,quenoparabadesonar.Decidiendoapagarloporquenocontestaríaaningunadesusllamadas.¡Amenosesosíqueloteníaclaro!

Terminódecomerloquesepreparó,ydespuésderecogersepusoelpijamaysuszapatillasfavoritas.

Eranlasdosdelamadrugadacuandologróquedarsedormida.Alamañanasiguiente…Nohizomásquesalirdelascensorydirigirseasupuestodetrabajo,cuandose

percatódequenoseríaundíanormal.ViendoaEstefanyesperándolaconuncaféenlamanomirándolapreocupada.Dandoaentenderqueyasabíalosucedido.

—BuenosdíasEstefany.—¿Realmenteloson?—Querápidocorrenlasnoticias,¿no?—dijoenuntonodereproche.—¿Has mirado el teléfono móvil? Debes de tenerlo colapsado. Robert me ha

dichoquesehapasadotodalanochellamándote.—¿Y desde cuándo te importa las veces queme llama?—Dejó el bolso en la

percha y se sentó en la silla con una expresión en la cara que distabamucho detener,pretendiendoparecertranquilaydándosecuentaquesobrelamesaestabalarevistaenlaquesalíanlanochedelafiestabenéfica—.¿Quéhacelarevistaaquí?

—HasidoelseñorScot.—¿Qué?—preguntósobresaltadaempezandoarecapitularlasconsecuenciasde

todaaquellalocura.

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—Teestáesperandoeneldespacho.Alexiatragóconverdaderadificultadysehizoalaideadequenotendríaotra

oportunidad,procesandoquemuyprobablementeseríasufinenlaempresa.—Hadichoqueencuantollegarastehicierapasar.—Estábien,—dijopareciendoresignarsemientrasseponíaenpiédemalagana

paraenfrentarsealasituación—.Allávoy.—Suerte,creoquelavasanecesitar.—TeequivocasEstefany,lasuerteyaestáechada.Miróhacia lapuertay entró en eldespacho,preparadapara recibir el despido

fulminante.—BuenosdíasSeñorScot.—BuenosdíasSeñoritaJammes,paseporfavor.Alexiaasílohizo,permaneciendodepiédelantedelamesa.—Siénteseporfavor.Ellaobedeció.—SeñoritaJammes.Hadesaberquegraciasaustedminombresaleentodoslos

periódicos.—LosientoSeñorScotyo…—Ynoeslopeor—lacortósinningúnmiramiento—.Lopeoresquehadado

piéaquesaquenenportadalarelaciónpersonalentremihijoyyo.Undetallealqueno estoy acostumbrado en absoluto y quememolesta por encima de todo.Debesaberque losuyomecuestapoderpermanecerenelanonimato,¿sabe?Ahoraencambionosehabladeotrotema.

Alexia se limitó a tratar de encajar lomejor posible la reprimendade su jefe,pensandoadondequeríallegaraparar.

—Perohedereconocerqueaunqueestoymuyenfadadomehedadocuentadequequizáspodamosestarenelmismobarco,nosésimeentiende…

—Noseñor,noleentiendo.—Esmuysencillo,noséeltipoderelaciónquetienenencomún,perosisépor

miesposalomuyinteresadoqueestámihijoenusted.—Señoryo…—NomeinterrumpaSeñoritaJammes—laregañócongestoserio—.Bien,pues

como le iba diciendo, Robert está muy interesado en usted y yo voy a sacarprovechodeello,vayasilovoyahacer.

Alexialomirabasindarcréditoaloqueestabaescuchando.—Por supuesto doy por hecho que usted no va a decirle nada de nuestra

conversaciónseñoritaJammes,—continuóelhombremayor llegandoa loque lepreocupaba—,ysobretodonecesitosabersusverdaderasintencioneshaciamihijo.

—SeñorScot—logródeciranteelgiroinesperadodelaconversación—,loquehayaentresuhijoyyoespersonal.

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—SeequivocaSeñoritaJammes,deberácontestarmeamipreguntaparahacermealaideadeloquetengoquehacer.Esmuysencillo.Simplementedeseosabersiesunadetantasosirealmenteestáinteresadoenusted.

—NovoyacontestarleSeñorScot—contestódemanerafirmeymordiéndoselalenguaparanosoltarnadadeloquesetuvieraquearrepentirdespués.

—Claroque lo va a hacer puestoque los beneficiados finalmente seremos losdos.VeráAlexia…

Al escuchar cómo la llamaba por su nombre casi le da algo, menosmal queestabasentadasobrelasilla.

—Levoyasermuysincero.Nosésílehacontadolasganasquetengodequeocupemipuesto.Ahoraeselmomentooportunodehacerlo,ycreoquepuedotenerunagranposibilidadsiustedsealíaconmigo.

—¿Perdón?Noentendíanada.Absolutamentenada.—Quiero dejar de ser el hazmerreír de todo mi entorno al verme en la

obligacióndeaceptarveramihijodestrozarsuvidaporelsimplehechodequerervengarsedemí.Loheintentadodetodaslasmaneraposibles,hastaahorasinéxito,peroahoraestáusted,ytengolacorazonadadequesiesverdadquesientealgoporsupersonasoloustedserácapazdehacerloentrarenrazón.PoresolepidoayudaAlexia,ayúdemearecuperaramihijoyaquehagafrentealaresponsabilidaddecontinuar con la empresaque tanto trabajomecostó levantar.Esundeseoque lepido.

—Lo siento Señor Scot pero yo no puedo ayudarle. Su hijo y yo hemoscoincididoenalgunaocasiónyyaestá.Entrenosotrosnohaynada.

—EstáustedmuyequivocadaAlexia—contraatacabasujefedispuestoanodarsubrazoatorcer—.NoséloquehabrápodidosucederenAspenperodeunacosaestoy seguro.Mi esposa nunca se equivoca en todo a lo que se refiere a su hijo.Tienenunarelaciónmuyespecialyellamehacontadodetallesquenuncaantessehabíanproducido,loquesignificaqueesalguienimportanteensuvida.

—Mire Señor Scot—atacó ya siendo incapaz demorderse la lengua al verleinterferir en su vida personal sin escrúpulos—. No volveré a ver a su hijo.Sencillamente he pasado con él unas horas en Aspen y es todo. Se acabó antesinclusodeempezar.Puntoyfinal.

—¿EstáseguraAlexia?—Completamente.—Ysinofueraasí…¿Meayudaríaenloquelehedicho?—LosientoSeñorScotperonoacostumbroahablardemividaprivadaconmi

jefe y es lo que voy a continuar haciendo. Ahora si me disculpa tengo muchotrabajoatrasado.

El enfado monumental que tenía ante la libertad de inmiscuirse en su vida

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privadahizoque,sinpensarlo,ysinserinvitadaahacerlo,semarcharadejándoloconlapalabraenlaboca.

“¿Quiénsecreíaaquel tipopara interferir en suvida?”Olvidándosedeque sucomportamientopudiesetenerconsecuencias,ycerrandolapuertatrasdesí.

“Alamierdacontodos”.Volvióasumesacreyendohaberdejadoelasunto,losuficientementezanjado,y

siendocompletamenteajenaaloquesujefe,RichardScot,hacíaenelinteriordeldespachoenesosinstantes.

—Bueno, habrá que seguir intentándolo…—decía en voz alta descolgando elteléfonoparahacerunallamada.

Buscó en la agenda personal elmóvil del representante de su hijo ymarcó elnúmeroconunaideaenmente.

Dancontestóimpresionadodespuésdeltercertono.—¿SeñorScot?Quésorpresa.—HolaDan...—contestóempezandoadesgranarleelplanqueseleacababade

pasarporlacabeza.Estandodispuestoahacertodoloqueestuvieseensusmanosparahacerentrarenrazónalcabezotadesuhijo.

¡Costaseloquecostase!—Alexia.ElSeñorScotvuelveapreguntarporti.—¿Qué?—preguntónuevamentesorprendida,¿quéquerríaahora?Eigualquehacíaunahoravolvióaentrareneldespachoconelcorazónenun

puño.Sinsaberacienciaciertaquéseríaloquequerríaestavez.—¿SíSeñorScot?Mehamandadollamar,¿verdad?—Yamedidaquehablabase

acercóalamesa.—Sí Señorita Jammes. Me acaba de surgir un viaje a California y deberá

acompañarme.Necesitarétenerlaamiladoyqueselleveelexpedienteyellistadodeventasdelúltimobancoquehemoscomprado.

Alexia después de escucharle le miró con una cara totalmente desconcertada,¿desdecuándoviajabaellaenalgúnviajeoficial?

—Séquedeberesultarleextraño—aclaróleyéndolesucaradesorpresa—,perolapersonaquenormalmenteseocupadelosviajesnopuedehacerlo.Laoperaciónesmuy compleja y nadie aparte de yo está lo suficientemente cualificado.No sepreocupeporlasdietasquecorreránacuentadelaempresa,yporsupuestocontaráconunagenerosagratificación.

—¿Para cuándo está previsto el viaje? —preguntó dándose cuenta de que nopodríanegarse.

—Miaviónyaestápreparado,salimosalasseisdelatarde.DejetodoenmanosdeEstefanyyváyaseacasaaprepararlamaleta.Nosésiestaremosundíaoporelcontrario necesitaremos alguno añadido para solucionarlo. Buenos días Señorita

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Jammes.Ydeunaformarápidacortóderaízcualquierinterrupciónquepudierahacerle.

Dejandozanjadalaconversación.AAlexia,queseguíasorprendidapuestoquenoentendíanada,nolequedóotro

remedio que darse la vuelta y volver a marcharse. Esta vez hacia su casaobedeciendolaordendequeprepararalamaletayasípudieseacompañarasujefetodavíanosabíamuybienparaqué.

¡Losmalditospaparazzilasiguieronentodomomento!Primeroenelinstanteen

que salió de la oficina dirigiéndose a casa. Y después al salir del apartamentodirigiéndose esta vezhacia el aeropuerto.El lugar en el que aviónprivadode sujefeesperabaapiédepista.

Subiólasescalerasdelaviónescoltadaporunaazafata,yunavezdentrosesentóenunabutacaamplia,contestandoalapeticióndesiqueríabeberalgúnrefresco.Enningún instantevioa su jefequesegún laazafatapermanecíaenel interiordeuncuartoprivadoqueutilizabaenexclusiva.

Elavióndespegósegúnloacordado.Alasseisenpunto.Niunminutomásniunminutomenos. Limitándose a mirar a través de la ventanilla sin seguir teniendonadaclaroquéesloquehacíasubidaenaquelavión.

LallegadaaCaliforniaseprodujoenuntiemporécorddecuarentaminutos.Una

vezentierraunalimusinalosllevóaamboshastaelmejorhoteldelaciudad.Unhotel en el quepor supuesto no tuvieronque esperar, estando las habitaciones yaasignadas.ElSeñorScoten lamejorsuite,yellaenunahabitaciónde lujode lasque te costaban un ojo de la cara y las que estaban al alcance de muy pocosafortunados.

Unavezqueviolaenormehabitaciónsetirósobrelacamadedosmetros,ysequedóallíanalizandoloraroqueeratodo,ademásdeenelcambiotanbruscoquese había producido en su vida desde aquel fatídico día en que se enteró de lainfidelidad del que creyó el hombre de su vida en manos de otro. Volviendo arecordar a la persona que incomprensiblemente, y en tan poco tiempo, habíaconseguidoquenofuesecapazdepensarennadiequenofueseélapesardesaberseengañadanuevamente...

Seguía así, despanzurrada sobre la cama, cuando el teléfono de la habitacióncomenzóasonar.Incorporándosecuriosaycogiéndoloparallevarlohastalaoreja.

—¿Sí?—SeñoritaJammes,¿esusted?Lavozdesujefesonóalotrolado.—SíSeñorScot,soyyo.—Laesperoalasnueveenelsalónprincipal.Meacabandellamaranulandola

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reuniónhastamañanaylomenosquepuedohaceresinvitarlaacenar.Alexiasupodelaincomodidadqueibaasentircenandoconsujefeasolas,por

loquetratódedisculparse.—Disculpe Señor Scot pero creo que cenaré en la habitación, estoy un poco

cansadaynotengohambre.—Alexia—dijovolviendoallamarlaporsunombre—,aestasalturasyadebería

saberquenuncaaceptounnoporrespuesta.Laesperoalasnueve.Ycolgódejandoalachicaconlabocaabierta.¿Seríacabezota?Pasadosunos segundos, y cuandopudodigerir loque le acababandeordenar,

colgó el auricular demanera brusca cabreada como nunca lo había estado antes.Odiando a todos los Scot que conocía y reconociendo que los dos eran igual dearrogantes y engreídos. ¿Acaso se creían Dioses permitiéndose actuar sobre elmundosegúnlesvinieseengana?Porlovistoasíera.

Semetió en el bañohechauna auténtica furia y abrió los grifosde la enormebañera. Necesitaría un buen baño para relajarse después de tantos y diversosacontecimientosentanpocotiempo.

“—Bueno—pensabaconformándose—,asínotengomuchotiempoynopensaréenquiénnodebo.Desdeluegoqueeslapartepositivaatodoesteembrollo”.

Una vez que la bañera estuvo llena, vació en el interior un botecito de aceitejabonosodesprendiendounagradableoloracoco,loquehizoqueseacordasedelanoche pasada en Aspen cuando los dos terminaron en la enorme bañera, y alacordarse se desnudó rápidamente mostrando un gesto de nostalgia en la cara.Metiéndosedentroydejándoseenvolverentreelaguacalientesumadoaaquelolortan peculiar que le recordaba a Robert sin pretenderlo. Cerrando los ojos eintentandodisfrutardelrelajantebañoantesdetenerquehacerfrenteaunacenaquenoleinteresabaenabsoluto.

Alasnueveenpuntosepresentóenelsalónprincipal.Iba vestida de manera informal con unos simples vaqueros negros y una

camiseta blanca.Poniéndose lo primeroquepilló y calzándose unas zapatillas decordones. El pelo lo llevaba recogido en una coleta alta y la cara lavada con unpocoderímelcomoúnicomaquillaje.

Elmetre,encuantolavio,salióasuencuentroconduciéndolahastaunamesadelfondo,ydesdelaquesedivisabalamejorvistade laciudad.Extrañándoseporelatuendode lachicanadaacordealsitioenelqueseencontraban.Dejándolaenellugarindicadoyenelque,unaAlexiaextrañada,comprobabaenprimerapersonaqueelSeñorScotnoseencontrabasolo.Alguienloacompañabasinqueacertaraasaberdequiénsepodríatratarpuestoqueésteestabadeespaldas.

—QuepuntualAlexia—decíauneducadoSeñorScot levantándoseenungesto

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decaballerosidad—,porfavoracompáñenos.Elmetreretirólasillaayudándolaaquepudierasentarseyellalohizountanto

avergonzada (noestabaacostumbradaa aquel tipodeatenciones),manteniendo lacabezahaciaabajomientraslohacía,dandolugaraquenosedieracuentadequiéneralapersonaqueestabasentadaasuladoymirándolaconcaradepocosamigos.

¡¡¡Desdeluegoquelasorpresaquesellevófuemayúscula!!!Yesqueallí,frenteaella,estabaunRobertcompletamentecabreadofulminándolaatravésdeaquellosespectacularesojos.

—¿Quéhacestúaquí?—preguntóRobertdemanerabrusca,dejandoalasclarasqueeralaúltimapersonaquepensabaencontrarseenaquellugar.

Alexianotardóenrecobrarsedelasorpresainicial,olvidandolapresenciadesujefeypreguntandoasuvezmalhumorada:

—¿Ytú?¿Acasolohasplaneadotodo?—Empezandoahacersealaideadequehabía recurrido a su padre tendiéndole una emboscada, porque si no, ¿cómo eraposiblequesehubiesenencontradoenelmismohotel?Eraunacasualidaddeltodoimposible.

—¿Planearqué?—bramóalzandolavoz—.Yamehasdejadobienclaroquenoquieresnihablarconmigoporteléfono,¿porquéhabríadequererverteentonces?

Richard miraba a uno y a otro entusiasmado, pendiente de cualquier detalle,gustándolebastantelarealidadqueteníaenfrente.

—Noentiendonada—logródecir.—Elquenoentiendenadasoyyo—laacusó—,¿acasotegustajugarconmigo?

Nome puedo creer que no contestes amismúltiples llamadas y ahora tengas lapocavergüenzadealiarteconmipadreyhacermeunaencerrona.Porqueesloquees,¿no?

—¿Qué?—La rabia que sintió al escuchar tal desfachatez hizo que sin darsecuenta terminara derramando el vino que le acababan de servir en su copa.Manchandotodoelmantel.

Richard debido a aquel giro inesperado de los acontecimientos decidióintervenir.

—Hesidoyoelquehaplaneadoel encuentro,—confesó siendoconscientedequeambosdejabandemirarseysecentrabanenél.Mirándoleunaconincredulidadyelotroconunenfadodemildemonios.

—¿Tú?—preguntóRobertsindarcréditoaloqueacababadeescucharporbocadesupadre—.¿Peroquiéntehascreídoqueeresmetiéndoteenmivida?Debídehabertevistovenir.

Cogiólaservilletaqueteníasobrelaspiernasylatiródemalasmanerassobrelamesa.Levantándoseyarrastrandolasillasincuidado.

Losocupantesdelasmesasvecinasempezaronamirarles.—Mevoy,semehaquitadoelhambre—dijocuandoestuvodepié,ignorándola

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completamenteydeseandomarcharsedeallí.LasiguientequehablófueAlexia.—Yamí—replicóenfadadae igualqueél levantándosedeprisa.Dejandoasu

jefe allí plantado. Dirigiéndose hacia el ascensor apresuradamente y de formadecididaimplorandopoderrefugiarseenlatranquilidaddesuhabitación.

¡Volviendoahuir!YRobert,viendoque tomabaelcaminohaciaelascensorgiróbruscamenteen

direccióna lasescalerassinestardispuesto,deningúnmodo,acompartirningúnespacioconella.Nodespuésdetodoloquelehabíahecho.

Primeroignorarlo…Despuéshuirvariasvecesdeél…Yyaporúltimo,yloquehabíaconseguidocolmarelvaso,fueaquellaestúpida

historia que se había creado ella misma sin darle si quiera ninguna opción aexplicarse ni en persona ni por teléfono…Y él era Robert Brownn lo quesignificabaquenoteníaningunanecesidaddeandarcomounperritofalderodetrásdeaquellachiquillaqueloestabavolviendoloco.¡Locodeltodo!

“—Alláella, sushistorias,y susquebraderosdecabeza.Bastante tengoyoconmisproblemascomoparaañadirelpeordetodos.Unanoviaintransigenteademásdedesconfiada”.

Ydeesamaneralosdospusierondistanciaentreellos.¡¡Unadistanciademasiadograndeinclusoestandoalojadosenelmismohotel!!

Ymientras,enelsalón,quedóunRichardsolopensandoenquequizásnohabíasidotanbuenaidealodeplanearquesejuntaran.

—Enfin,yo síque tengohambre—dijoalargando lamanoavisandoalmetreolvidándosedeaqueldetalleydispuestoaleerlassugerenciasdelchefenlacarta.Apartandoaunladolaparejaqueatodaslucesseatraíainclusomásdeloqueélenunprincipiopensó.

¡Resultandoserunanoticiasimplementemagnífica!Dejóque le volvieran a servir otra copadel carovinoy se lo llevó a la boca

degustándolopausadaytranquilamente.Unavezhechovolvióadejarlacopasobrelamesa y se dejó llevar por las sugerencias del chef, pidiendo unas ostras y unsolomilloensupunto.Aprovechandoquenoestabasuesposapara regañarleporpedir loquenodebíacomer.¡Disfrutandodelfestínqueseibaapegar!Yahabríatiempomañana de buscar nuevas ideas que hicieran tener un acercamiento entreaquellaparejatantozuda…

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CAPÍTULO14Alamañanasiguientetuvolugarlareuniónanunciadaporsujefe,unareunión

absurda y en la que pudo comprobar de manera impotente que hubiese sido lamismasin supresencia.EntendiendoqueelSeñorScot lahabía llevadohastaallídeliberadamenteinventándoselaexcusadequesereunieraconsuhijoparaquesearreglaran.Provocandoqueaquelhechoenconcretolahiciesetenerdurantetodoeldía un humor de perros por el atrevimiento de su odioso jefe. ¿Quién se creíaentrometiéndoseeinvadiendosuvidapersonal?Desdeluegoqueeraelcolmoylaúltimagotaquefaltabaparadesbordarelvaso.

Además, ¿arreglar qué? La obviedad de que no eran nada resultaba un tantoevidente,siendounpardejóvenesconperspectivasbiendiferentes…ladeellasertan inconsciente llegando incluso a creerley lade él, por el contrario, engañarlaigualquehabríahechoanteriormenteasaberconcuantasotras.

¡Findelahistoria!Deregresoenla limusina,unavezfinalizadalareunión,fueinformadadeque

incomprensiblemente no podrían marcharse hasta el día siguiente debido a unaúltimareuniónqueteníaquellevarseacaboantesdeabandonarlaciudad.Yclaroestá,Alexianopusoningúntipodecontratiempo,entendiendoquenopodríahacernadaalrespecto.Limitándoseaescucharasujefeyasintiendodemaneramecánica.Total,undíamás,¿quéimportaba?

Y si, después de todo, aquello le parecía insuficiente, un nuevo detalle ladesestabilizó del todo en el instante en que entró en el hotel, provocando que elcabreo que llevaba fuese en aumento multiplicándose por mil, a medida quecomprobabadisgustadaquenoibaasernadafácilolvidarsedeRobertsiloveíaentodaspartes.Yesquedelantedesusnaricesseloencontrabaenunapiezadecartóna tamaño natural informando de la fiesta que se celebraría en la discoteca de laplanta de abajo a las once de la noche. ¿Elmotivo? “Cómo no” dar un fiesta enhomenaje a un Robert Brownn que casualmente estaba en Californiapromocionandosuprimerapelículanorecomendadaparamenoresde18años.

—¡Por todos lossantos!¿Cuándovaaacabar todaestamierda?Deverdadqueno puedo creérmelo. Que suerte la mía…—gruñó llena de rabia y contención.Pasandodelargo.

¡¿Esquenoseibaalibrardeélnunca?!Soltó unbufido a través de la boca y emprendió lamarcha endirección a los

ascensores, limitándose a esperar y resultando que finalmente dicha espera leterminó pareciendo eterna debido, en parte, a su estado anímico dificultándolepoder ver algo demanera optimista.Una vez que las puertas se abrieron entró ypulsó el número de la planta a la que iba, deseando únicamente encerrarse en lahabitación.

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El ascensor no tardó prácticamente nada en volver a abrir sus puertas,permitiendoqueAlexiasalieraycontinuandocompletamentemalhumoradadespuésde encontrarse la sorpresa en el vestíbulo.Avanzando desganada y llegando a lapuerta que le interesaba,mientras que durante todo el trayecto no pudo dejar depensar en aquel condenado hombre que la seguía volviendo loca allá donde iba,enfureciéndose terriblemente ya que le temblaban las manos por el estado deaturdimiento y enfado en el que se encontraba, dificultándole el poder abrir lamaldita puerta. Perdiendo la poca paciencia de la que disponía a la vez quecontinuaba metiendo la puta tarjeta dentro la ranura sin conseguir el simplepropósitodeabrirla.Soltandotodotipodeimproperiosporsulindaboquita,siendoconsecuentedelotorpeycondicionadaquellegabaaestaranteelhechodeverleenunasimplefiguradecartón.

“¿Esquenisiquieraibaasercapazdeabrirunamalditapuerta?”Ytrasescucharelbenditoclicsecreyóunaauténticavencedora,notardandoen

volverasumergirseenelestadode letargoenelqueseencontraba,mostrándoseindignadaconelmundoengeneral.Finalmenteterminócerrandodeunportazoquese escuchó a lo largo de todo el pasillo, y sin que le importara en absoluto,dejándosecaersobrelacamadecualquiermaneraenunférreointentodesaberquéhacer y sobre todo de saber cómo actuar. Viéndose sobrepasada y teniendo encuenta que muy posiblemente estuviese llegando a un estado límite con toda lasituaciónenlaqueestabainmersa.

¡Imaginando la forma de poder vengarse para darle a probar de su propiamedicina…!

Nohabíantranscurridoniveinteminutos,cuandounasonrisatraviesailuminóla

caradeAlexia,ocurriéndoseleunadisparatada ideayhaciéndosea la ideadequetendríatiempodellevarlaacabopueslaaburridareuniónnoseríahastalamañanasiguiente. Disponiendo del resto de la tarde libre a su antojo y sabiendo, porprimeravezdespuésdelodeAspen,enquéemplearíaeltiempoexactamente.

Y sin pararse a pensar en las posibles consecuencias, si es que las había, selevantó de la cama, cogió el bolso, nuevamente se calzó los zapatos, y volvió asalir.

EnelhalldelhotelvolvióacruzarseconelRobertdecartónaprovechandoparasacarle la lengua a su paso, planeando la venganza que iba a tener lugar en ladiscotecaesamismanoche.

“¿No se había limitado él a jugar sucio? Pues bien, la hora de jugar ahora lepertenecía a ella y sabía lo que tenía que hacer.—Y salió a la calle llena de unaenergíarenovadaúnicamenteinteresadaentomarselarevancha—.Habíallegadosumomento y lo iba a aprovechar, estando dispuesta a hacerle ver que ella tambiénpodíaactuarcomosinotuviesecorazón”.

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Miróaunladoyacontinuaciónsepusoacaminar.La sensación de frío en el momento de salir no fue suficiente para hacerla

cambiardeparecer.Caminósiguiendolasindicacionesqueelamablerecepcionistalehabíadado,ynotardóenllegaralazonadetiendas,aprovechandoqueveíaunacafeteríaparainternarsedentroypediruncaféqueriendoentrarencalor.Unavezque se lo terminó volvió a la calle comenzando a mirar tranquila variosescaparates, ymirando ymirando, logró ver en uno de ellos exactamente lo queestababuscando.Yaunqueenunprincipioleresultódemasiadoatrevido,noselopensó.Entróenelinteriorytratódeolvidarsedelmalestarqueempezabaatenerenla boca del estómago. Regañándose a sí misma a la vez que se dirigía a ladependienta indecisa, y antes de tener unamínima oportunidad que le permitiesesalirhuyendodeallí.

—¿Puedoayudarlaenalgo?La pregunta de la dependienta la sacó de sus pensamientos, afianzándose a la

decisiónquehabíatomado.—Sí.Quisieraprobarmeunconjuntoquehayenelescaparate.—Muybien.Porfavorsígame.Pocotardóensalir,ycuandolohizoibaagarrandounagranbolsadelamanoy

un gesto en la cara que lo decía todo, continuando dispuesta a seguir jugandoporque ella también sabría hacerlo. ¡Se iba a enterar aquel engreído con quiénestabatratando!Lodeserunamojigatayunachicadesapercibidaseibaaacabar.Amenosdurantelafiestadeesanocheenlaqueestabadispuestaallamarlaatencióncostaseloquecostase.

¡Vayaquesí!Cuando regresó lo hizo de manera triunfal, convencida de que lograría su

objetivo.Lasprimeraslucesdelaciudadseencendieronalavezponiendofinaotrodía,

mientrasquelaluzdelalunasedejabaver…Alexiaentoncesfuecuandocomenzóaarreglarse.

Exactamente a las doce ymedia de la noche, cuando la fiesta estaba en pleno

apogeo, una Alexia realmente espectacular hacía su aparición en la discoteca.Comprobando que varios hombres se giraban boquiabiertos mirándoladescaradamente, notando además que hacia las delicias de los fotógrafos allícongregados,y sinqueestosúltimospudieran llegar a creerseelgolpedebuenasuerte que acababan de tener. Admirando a la espectacular morena vestida deaquellamaneratanatrevidaysexyestrenandolaropaquesehabíacompradounas

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horasantes.Despertandoelinterésdetodos.¡Absolutamentedetodos!Elvestuarioconsistíaenunacamisade rasoencolor rojoqueseajustabaa la

perfección a su silueta,marcando las formas y dejando ver un escote demasiadopronunciado.Unaminifaldanegraquetapabalojusto.Yunostaconazosdevértigo.El pelo se lo dejó suelto cayendo sobre sus hombros demanera sensual, y paraterminar un último detalle maquillándose bastante más de lo acostumbrado.Terminandodándoseuncarmíndecolorrojointensosobresuboca,ajuegoconlacamisa.

ElprimeroenverlafueDan.—¡Joder!¡Nomelopuedocreer!—exclamóatónito.Robertlomirópensativo.—¿Quéesloquenotepuedescreer?—Míralotúmismo…Yseñalóhacialabarra.ElsitioenelqueunaAlexiaprovocativapedíauncóctel

auncamarerobiendispuestoquenopodíaevitarmirarelescotepronunciado.RobertsiguiólamiradahacialasindicacionesdeDancomosinada,hastaqueel

pulsoseleempezóaacelerar.Abriendolosojoscomoplatos,totalmenteincrédulo,amedidaqueensuinteriorcomenzabaahervirlelasangredemalamaneradelofuriosoquederepenteestaba.

—¡¿Qué demonios está haciendo?!—gruñó atravesándola con una mirada dehielo.

—Nolosé,creoqueloquebuscaesprovocarte.—¿Provocarme?—preguntó furiosoy fueradesí—, ¡¡éstanosabe loqueestá

haciendo!!Danlotuvoquesujetarporelbrazodespuésdeverledispuestoairtrasella.—¡Niseteocurra!—¿Cómodices?—alzólavozapartándoleelbrazodeunmanotazo.—Estamosenuna fiestaque teofreceelmejorhotelde la ciudadynopuedes

armarunescándalo,tedebesalaprensayatusfansquehanconseguidounaentradaparaestaratuladoypoderfotografiarsecontigo.

—¡NomejodasDan!—No.¡Nomejodastúamí!—Ycontinuósininmutarse—:Tequedarásaquí.Te

olvidarásdequelahasvistoycumpliráscontutrabajo.Esoesloquevasahacer.¿Oacasosetehaolvidadoquenoquieresabernadadeti?Porquequeyosepatelohademostradoabasedebien.

Elúltimocomentario logró loqueparecía imposible, templando los ánimosyconsiguiendopensarfríamenteenloquesuamigoacababadedecirle,admitiendoqueteníatodalarazón.

—Está bien. Lo intentaré—prometió taladrándola con la mirada y sin mucha

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convicciónquedigamos—,yatendrétiempodeponerlaensusitio.—Miedomedas—dijoDanconociéndolodemasiadobien.YAlexia,ajenaalaconversaciónentreellos,bebióuntragodelricocóctelque

le acababan de servir, echando un barrido por toda la sala hasta que lo vio.Topándoseconunosojosfríosycompletamenteendemoniados.

¡La mirada que se cruzaron hizo que por un momento estuviese a punto deincendiarseellocal!

Elprimeroenapartarlafueél,yconpremeditaciónyalevosía,sedirigióhastaungrupoenloquecidodefansqueesperabansuturnoparahacerseunafotoconsuídolo. Algo a lo que se dispuso de buena gana aprovechando para cogerse a lacintura de cada una de ellas y dejándose abrazar en un férreo deseo de querersacarladequicio.

—¡Serácabrón…!—dijoenvozalta—.Muybien,quierejugar,¡puesjuguemos!Entonces se llevó la copa a los labios en un clamoroso intento de continuar

manteniendo la calmay se dio cuenta de que estaba vacía, (ni siquiera recordabahabérselabebido),mientrasleveía,ahora,refregarseliteralmentecontraunachicarubia que parecía encantada de la vida. Lo que permitió que fuese engullida porunos celos implacables que la destrozaron por entero…Decidiéndose a actuar ydirigiéndose a la abarrotada pista de baile, comenzando a bailar de una manerasugerenteconelpropósitodeprovocaracualquierhombrequeselepusieraatiro,yconlacertezadequedesdeluegoellatambiénpodríahacerlomismoqueél.

¡Silacuestióneraaverquiénllegabamáslejosqueasífuera…!Ynotardóenpercibiruna fuertemanoalrededorde lacinturaa lospocossegundos,girándoseesperanzadayolvidándosede todo el enfado. Implorandoporque fueseRobert elquelahubiesetocadoalavezqueterminabadegirarseenbuscadequiénsetrataba.Descubriendoque ladesilusión sehacíapaso a travésde susojosqueveían aundesconocido pegado a su cuerpo queriendo simplemente llevársela al huerto.¡Deseandoenlomásprofundodesuserquesehubiesetratadodeél…!

“Mierda—pensódisgustada—.¿Ydecíaquenoeranadieensuvida?¿Aquiéntratabadeengañar?”

Yseempeñóencalmarsetraselvaivéndeemocionesenlasqueestabaenvuelta,empezándoseasentirunpocoincómodadebidoalacercaníadeaqueldesconocido.Volviendo a buscar a Robert y encontrándoselo en actitud cariñosa y susurrandoalgo en el oído de, “ahora”, unamorena. Provocando que tuviese que cerrar losojosporeldañoenormequelecausabaaquellaimagen,tragandoelnudoqueteníaretenidoenlagargantapor laescenaqueteníaaescasosmetros,y terminandodedecidirse dispuesta a no darse por vencida delante de aquel hombre que la habíaengañadodeformatansumamentevil.Echándoselamantaalacabezayteniendoelpropósitodehacerdañoacostade loque fuera,decidiéndoseaseguiradelanteysiendoconscientedequedeberíaolvidarsede loqueestabaviendo.Consiguiendo

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ponerse a su misma altura y jugando a un juego que a él parecía dársele demaravilla.

“Porque de eso se trataba, ¿no?—se preguntó una dubitativa chica que quisoinfundirsedeunasfuerzasqueempezabanafaltarle”.

¡Odiándoseporello!Y antes de que las dudas no la dejaran seguir, terminó pasando los brazos

alrededordelcuellodelhombredesconocido,(enloqueseacabóconvirtiendoenunainsinuanteinvitación),pensando:

“Llegaría hasta el final si así conseguía apartar los pensamientos de aquelhombrequedesgraciadamentehabíaentradoensuvidatanprofundamente”.

Porsupuestoeldesconocidonotardóendarelsiguientepaso.—EstásdeslumbranteAlexia.Alexiaquedódesconcertada.—¿Meconoces?—Es raronohacerlodespuésdequehayas salidoencasi todas las revistas—

aclarabaacercándoladescaradamente—.Además,debodartelasgraciasporquemehicisteganarvariosdólares.

—¿Qué?—Soy fotógrafo.Hicimos una apuesta entre compañeros y gané junto a otros

dos.—¿Dequésetrataba?—Quisosaberdebidoalacuriosidad.—Apostamos doce a tres a que Robert no podría haber sentado la cabeza, es

imposible si tenemos en cuenta la suerte que tiene de poder tener a quién quiera.¡Menudo cabrón! Y encima a las más buenas…—continuó desviando la miradadescaradamentehaciaelescotequelepermitíaverpartedesuspechos.

Laincomodidadenlosbrazosdesconocidosseagrandabaapasosagigantados,peroaunasísedejóllevarporelfotógrafoapuestodespuésdeversevencidatrasescuchar aquella verdad abrumadora. Provocando una terrible desazón en suinterior.

—¿Estásalojadaaquí?Alexiaasintió.—Quizáspodríamosperdernosunratoentuhabitación,¿nocrees?—Tegustaserdirecto,¿no?—Ypusolamanosobreelpechodeldesconocido

queriendo alejarse, algo que éste no le permitió. Hecho que no le gustó nada—,creoquenecesitounacopa.

—Teinvito—dijosiendorechazado,peroteniendolacertezadequelovolveríaaintentar.

¡Vayaqueloharía!La cogióde lamanoy ellano replicó, dejandoque la llevara a la barrapara,

después de servirles, conducirla a lo que era un sofá apartado y poder tener la

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intimidadnecesaria.—Aquí de momento estaremos mejor —susurró bajando con la intención de

llegarasuslabios.Alexia se apartó disimuladamente y tuvo la convicción de que no deseaba ser

besadaporningúnhombrequenofueseRobert.Peroelfotógrafoteníaotrosplanesbiendiferentesynotardóenvolveraintentarlo,siendoapartadoclaramenteporlamanoqueellalevolvióaponersobreelpechoimpidiéndoselo.Creyendoqueseríasuficiente.

—No.—¡Vamosguapa! ¡No tehagas la estrechaahora!Tienes toda lapintadehaber

venido a la fiesta únicamente queriendo darle en los morros, ¿por qué no lodisfrutamos?Estoparecedivertido.

AAlexiaaesasalturasleempezabaafaltarelaire.—Quizás parezca divertido pero te puedo asegurar que no lo es —decía

reflexionando avergonzada por su comportamiento—. Lo siento pero me heequivocado,noséloquehagoaquí.

Dejólacopasobrelamesayselevantóhuyendodelfotógrafo.—Alexia,Alexia…—lallamóésteúltimolevantándoseparairensubusca.Perolajovenestabaenotromundo,odiándoseporintentar,¿qué?,¿provocarle?,

¿ponerleceloso?,¿acasosecreíaalguienensuvida?¡Que patética resultaba!Y amedida que era consciente del ridículo que estaba

haciendo loúnicoen loquepudopensar fueenquererdesaparecery largarsedeallí, tratando de olvidar aquel comportamiento infantil que por supuesto era deltodoimpropioenella…

Y mientras iba pensando en la fatalidad de sus hechos, repentinamente fueasaltadaporalguienquesetomabalalibertaddeagarrarladelbrazosacándoladesus pensamientos. Dándose la vuelta desconcertada y encontrándose nuevamentecon el hombre que por lo visto no estaba por la labor de tirar la toalla.Convirtiéndoseenunauténticopesado.

—¿Quéhaces?Yatehedichoque…—contestabaAlexiacabreadaantesdeverseimpedidaaseguirhablando.

Lo que sucedió entonces ni siquiera lo vio venir de lo confusa que estaba,obviando las verdaderas intenciones de aquel tipo, y viendo como se le echabaencima apoderándose de su boca implacablemente. Permitiéndose agarrarla de lacintura y acercándola a él sin molestarse en averiguar si es lo que ella quería.Simplemente dejándose llevar de la mano de la lujuria que tuvo en el mismoinstanteenquelavioconaquelatuendotanprovocativo...

VeinteminutosantesdequetodosucedieraRobertseguíaesforzándoseportener

la voluntad suficiente de olvidarse de que ella estaba allí, una tarea que resultó

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bastante ardua pero que en la medida que le era posible estaba logrando.Siguiéndola a cada segundo, y viéndola ahora bailando agarrada al cabrón delpaparazziquepeorlecaíaencimalapistadebaile.

—¡Niseteocurra…!—ledijoDanleyéndoleelpensamientoyhaciendoavanzaraotrogrupodechicas.

Robertapretólamandíbulafuertementeynolequedóotroremedioqueaceptarelnuevogrupo,dejandoverunaexpresiónenlacaraquedabamiedo.Fulminandoalaparejaquesemarchabaalabarracogidadelamano.

—¡NomehagoningunaputafotomásDan!—explotóderepente.—Pero,¿qué…?—¡Loqueoyes!Tengounasuntoquesolucionar.—No,nadadeeso.—Yseinterpusodelante—:¿Acasonovesqueloquequiere

es loqueestáconsiguiendo?Ignóralayyaverás lopocoque tardaenmarcharse.Además,¿quéesloquevasasolucionarsinitehabla?¿Yanoteacuerdaslasvecesquelahasllamado?Olvídatedeellaypunto.

Unanuevafan llegóacontinuaciónrequiriendounautógrafo,yviendo lacaradescompuestadesurepresentante,cogióelbolígrafoyfirmó,haciéndoleverqueoacelerabalasesiónolasdejaríaplantadas.Observando,encuestióndemilésimasdesegundos,cómoDan,realmentepreocupadopor todos losacontecimientosqueseestabanproduciendo,entrabaenacción.

Perolociertoesquelatranquilidadduróbienpoco,yloquetardóenveraaquelcabrónyendodetrásde lospasosdeAlexiay sinque todavía fueseconscientedetodoloquevendríadespués…

—¿Peroquécoñohace?—preguntóenvozaltapendientedeaquelcabrónquelacogíadelbrazoconsiguiendoquesedieralavueltapara…

“¿Paraqué?”—¡¡Hijodeputa!!—estalló.¡Observando cómo la besaba provocando que la reacción fuese instantánea!

Apretando lospuños furiosoydejandodeprestaratenciónaningunadesus fans,dejándolas plantadas y limitándose a dirigirse hacia el otro lado mostrando elsemblante serio e incontrolado amedidaque la ira lo invadía. Jamásnadie habíaconseguidoencolerizarleasí,ydesde luegoqueno le importabaestardispuestoaadmitirlo,necesitandoapartaraaquelcabróndelaqueseguíasiendolaúnicachicaquedespertabaenéleldeseodequererprotegerlacostaseloquecostase...

Mientras, unDan ajeno a todo lo que no fuese terminar esa nefasta sesión defotos, y antesdeque se liara a logrande, de repente empezó apercatarsedequedebíadeestarsucediendoalgoraro.Temiéndoselopeor,fijandolaatenciónenunRobertqueapresuradocruzabaladiscotecacomprendiendoloquesucedía,yantesde echar a correr a toda prisa sabiendo certera, y absolutamente, lo que iba asucederacontinuación.

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—¡Robert! ¡Robert! —gritaba a todo pulmón sin el menor resultado dándosecuenta,parasudesesperación,quelosquetodavíanosabíanloqueestabapasandogirabansuscabezashaciaellos.

Alexiaenunprimermomentosequedóaturdidadespuésdeserbesadaencontradesuvoluntad,peronopudoreaccionar.Quedándosequietaantesdequefinalmenteencontraselasfuerzasnecesariasparaapartarse.Queriéndosemorirencuantoviola cara conocida de un hombre que se acercaba desde el otro lado a grandeszancadasyatravesándolaconunamiradaasesinaquelahizoempequeñecer.

—¿Qué haces? —preguntó el desconocido enfadado—, no puedes insinuartecomolohashechoyahoradejarmeasí.¿Aquéjuegoestásjugandojoder?

—Creo que será mejor que te vayas—logró decir mediante un susurro y demaneraavergonzada.

—¿Qué? No pienso irme a ningún sitio hasta que terminemos lo que tú hasempezado en la pista de baile—contestó alzando la voz y sin percatarse de queRobertestabadetrásescuchandolaconversación.

—¿Y qué es lo que ha empezado? —preguntó a sus espaldas de maneraamenazante.

El fotógrafo se dio la vuelta encontrándose cara a cara con unRobert que nodejabalamenordudaacercadeloqueibabuscando.

Mascándoselatensiónenlamiradaasesinadeambos.—¡Tú no te metas! —le advirtió el paparazzi apuntándole con el dedo

convencidodequedesdeluegoallísobraba.Despuéssediolavueltaydijoentonodespectivo—:Menudacalientapollas…

¡YRobertsencillamenteexplotó!Aquellas palabras hicieronqueperdiera el control del todo, siendo incapazde

vermás allá de lo que aquel hijo de puta acababa de insinuar. Y con una fuerzainusitada, le terminódandounpuñetazoenmediodelacara,haciendoquecayerasobreelsuelo.

Dannopudohacernadaparaimpedirlo.—¡¡Hijodeputa!!—escupióunRobertdescontroladoporlaira—.¡¡Sivuelvesa

hablarasídeminoviatejuroquetemataré!!Y se limitó a esperar a que se levantara para seguir golpeándolo, ajeno a la

expectaciónqueestabalevantando.—¡Vamoscabrón!¡Levántate!Una Alexia incrédula y preocupada se dio cuenta de lo que había terminado

provocando debido a su poca cabeza. Odiándose por ello. Tanto fue así que noprestó atención a lo que Robert acababa de decir, quedándose completamenteconsternadamientras los flashesde lascámarasnoperdíandetallede todo loqueestabaocurriendo.Relamiéndosedegusto.

¡Maldiciéndoseunayotravez!¿Quéesloquehabíahecho?

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Aunquelapeorparteestabaporvenir,yfueenelinstanteenquealzólamiradaencontrándoseconlasuya.Soloentoncesfuecuandounterribledoloratravesósucorazónpuestoqueélnoestabadispuestoni adirigirle lapalabra.Limitándoseamirarlaconloqueparecíaodio.

Y mientras sucedía todo esto el fotógrafo consiguió ponerse en pié tras elinesperadopuñetazo,intentandodelaformaquefueradevolverleelgolpeaaquelhijodeputaquetanmallecaía.Noloconsiguió,yesqueelequipodeseguridadseafanaba en el empeño de separar a los dos hombres para que la normalidad serestablecieradeunabuenavez.Tardandobastanteenhacerlo.

Parecieron pasar variosminutos antes de queAlexia creyera saber qué era lomejor, queriendo a toda costa salir de allí, avergonzándose a cada segundo deabsolutamente todo.Dandomediavueltayechandoacorrercomouna locaalserconsecuentedequenopodríaenfrentarsealamiradadeodioquelehabíadedicadoenexclusiva, y sobre todo a lavergüenzaque la consumía.Deseandoúnicamenteperdersedeunamalditavezenvueltaenunataquedehisteriaportodoloquehabíaterminadoprovocando.

¡Sintiendolosojosdeélclavadossobresuespalda!—¡JoderRobert!¡Miraqueteheavisado!—sequejabafueradesíDandespués

de los resultados de aquella catástrofe, viendo a las fans cabreadas además decelosaspor loque acababandepresenciar—, las fotos saldrán en las revistas delviernes.Desde luego que la película no va a pasar inadvertida por tus salidas detonocontinuasynisiquieraestáPamela.Acabasdedarlugaranuevoscomentariosacercavuestraynoesnadabueno…

—¡¡Vete a tomar por el culo!!—fue lo que dijo, viéndola dirigirse hacia losascensores pareciendo que no le importaba nada el revuelo que se acababa dearmar. Siendo la única culpable. Percatándose de que nuevamente salía huyendocolmando lapacienciadeunhombredescontrolado—¡¡Iros todosa tomarporelculo!!

Y dejando a Dan plantado dio media vuelta y echó a correr tras ella nadadispuestoadejarlamarchardespuésdelaquehabíaarmado.Pillándoladentrodelascensor antes de que cerrasen las puertas, consiguiendo desbaratar sus nuevasintencionesdehuida.

—¡¿Aquécoñoestásjugando?!—lepreguntódemaneraamenazante.La dureza en cada una de las palabras la hizo retroceder dos pasos. Los

suficienteshastadarconlaespaldaenlapareddelascensor,quedandoacorralada.—Yo…—titubeóavergonzada.Laspuertasdelascensorsecerraroncomenzandoelascensoalaplantaenlaque

estabahospedada,ymientrasesosucedía,Robert sencillamenteestallódespuésdetodoelnumeritoquesehabíaarmado.

—¡Te marchas sin darme la oportunidad de explicarme! —continuó gritando

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sobresucaradeformaincontroladaporlarabia—,¡nocontestasaningunademisllamadas!, y ahora, en cuanto tienes lamenor oportunidad te presentas ¡así! paraintentar, ¿qué? ¿Provocarme? ¿Acaso has perdido la razón? ¿Cómo se te puedeocurrirpresentarteasíenmifiesta?

—Lo siento.—Fue todo lo que pudo decir incapaz de mantenerle la mirada,permaneciendoconlacabezahaciaabajomirandoelsuelodelascensorquesubíaatodaprisa.

—¿Ytecreesqueunlosientoessuficiente?—gritótodavíamásfuerte.Estaban tancercaelunodelotroqueenelmomentoenqueunode losdosse

movierasuscuerposterminaríanrozándose.—¡JoderAlexia!Meestáshaciendoperderlacabeza—confesóllenoderabiay

mirandolacaradelachicainclinadahaciaabajo,descubriendoqueeraincapazdealzarla.Provocandoconaquelgestoque terminase soltandoel airepor laboca amedidaquebajandoeltonoañadía—:…Ynisiquierasésimerecelapena.¡Asíno!

Ycomoellaseguíasinmirarle,sucabreócrecióhastaun límite insospechado,dandolugaraquepulsaraelbotóndeparada.Unhechoquelahizoreaccionar.

—¿Quéhaces?—Aquíencerradanotendrás laoportunidaddeescapartenuevamente,algoque

hacesdemasiadobienparamitormentoynolovoyaconsentir.¡Estavezno!Todo a continuación sucedió demasiado deprisa, y fue cuando una Alexia

incapaz de permanecer allí después de lo que había provocado, intentó pulsar elbotón implorando por llegar a su planta con el fin de esconderse después delridículoquehabíahecho.

Alhacerlo,ydemanerainesperada,suscuerpossetocaronocasionandoqueunaexplosióndesentidosloshicieraolvidarsedetodo.Detodomenosdeellos…

Yantes inclusodedarse cuenta,unRobert totalmente excitadoy fuerade sí laempujabacontralapareddelascensoralavezqueseapoderabadeaquelloslabiosque tanto había echado en falta, sonriendo aliviado notando cómo Alexia seagarrabaasucuello limitándoseaseguirlecon lamismaurgenciaqueél.Porquedesdeluegoquenoeraelmomentodepensarenloacontecidoantes.Aislándosedelmundoconlanecesidaddequesoloexistíanellosdosylapasióndesenfrenadaquesentíaelunoporelotro.

¡Necesitándoseconundolorfísicoabrumador!—¡Oh Alexia! ¡Alexia! ¿Por qué te empeñas en alejarte de mí? —susurraba

atormentadobajandohastaelescotepronunciadoybesandoelcanalilloquedejabaalavistaaquellasexycamisa—,nosabesloquehetenidoquecontenermecuandotehevistoparanosalircorriendotrasdetiyarrastrartenisedónde.

Desabrochó la camisa demasiado deprisa y después hizo lo mismo con elsujetador, dejando ver que la intención era la de poder tener acceso libre a suspechoscomenzandoaacariciarlosmientrasquelaseguíabesandoapasionadamente.

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—¿Algunavezlohashechoenunascensor?—Ylamiróllenodelujuria.—No.—Siemprehayunaprimeravezamor,yyoestoyencantadodemostrártelo.Un grito de sorpresa salió de ella al notar, cómo de pronto, la alzaba sin

esfuerzo.Agarrándoseasucuelloysintiendolamanodeélprimerodeuntobilloydespués en el otro para que se abrazara con sus piernas alrededor de la cinturamasculina.Quedandototalmenteexpuestaconlafaldasubidahastalacintura,ysinsercapacesningunodelosdosdepensarmásqueencalmarasuscuerposdeaquelabrasadorcalorquelosasfixiabapordentro.

—Asímejor,¿verdad?—¡OhRobert!¡Tenecesito!—Seguroquenotantocomoyoatinena.Ahorasíqueteníaaccesodirectoaaquellospechosquepedíanagritosunpoco

de atención. Dejando de besarla en los labios y bajando hasta ellos para seguirbesando una y otra vez, escuchando los gemidos de una desinhibida Alexia queestabadispuestaadarlotodo.

—MegustatantoescucharteAlexia.—Ydemanerarápidabajólamanohastaelbotóndesuspantalonesparadesabrocharlos,bajando lacremalleray liberandoaunmiembrocompletamenteerectoqueansiabaporhacerlo—.¡Alexia!¡Alexia!¡Nosabeslomuchoqueteheechadodemenos!Silosupieras…

Nopudoterminarlafraseyactuólocoporlapasiónapartándoleel tangaaunladopara tenervía libre, sujetándolaporel traseroconambasmanosy lograndoempujar fuertemente dentro de ella embistiéndola sin poder controlarse ni unsegundomás,degustandolacalidezentresusmuslosunavezqueseadentróensuinterior de una manera brusca. Anhelando la necesidad de poseerla para hacerlasuyaurgentemente.Doliéndoledelomuchoquelaamabaysobretododelomuchoquelahabíaechadodemenos.

Ungrito escapó de los labios deAlexia, agarrándose fuertemente y dejándosellevar por sus sacudidas. Mirándolo henchida de placer y lujuria en cada nuevaacometida,comprendiendoladependenciaqueteníadeél.

—¿TegustamirarmeAlexia?—Sí.Mucho—logró decir mediante jadeos sintiéndose sumamente plena con

cada nueva embestida. Siendo empujada nuevamente contra la otra pared delascensorsinimportarle ladurezaconlaquelohizo,excitándoseterriblemente—,nosésipodréaguantar.

—¡Córrete Alexia!—ordenó él entonces y en un tono autoritario—. ¡Córreteparamínena!

Y Alexia simplemente se dejó llevar, corriéndose él a su vez y dejándoseenvolver por lamaravillosa explosiónque seguía al clímax. Incapaces de apartarlosojoselunodelotrodespuésdelsexocompartidoydiciéndosetantascosas…

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—¡JoderAlexia! ¡Cuánto tenecesitaba!—exclamóun cansadoRobert saliendodesuinteriorperosinbajarla.Abrazándolaydejandocaerlacabezaentresupelo,saboreando los momentos de placer que acababan de compartir mientras que larespiraciónvolvíaalanormalidad.

—Eres un pervertido, ¿lo sabías? —dijo agarrándose fuerte y de maneradesesperadaparanoalejarsedeél.¡Lonecesitabatanto…!

Pasaron varios minutos limitándose, simplemente, a permanecer abrazadospareciendo ser lo que ambos necesitaban después de todos los acontecimientospasados.Sobretodotraslaseparaciónqueellaimpusoyqueresultóserdemasiadodolorosa.

—No sabes lo que necesitaba sentirte Alexia—repitió rompiendo el silencioapartándoladesucuelloparaquelemirase—.Deverasquenotehacesalaidea.

—Robertyo…Dejó de abrazarlo con las piernas lo que él intuyó a que quería apartarse,

dejándolasobreelsuelodolorosamentesintiéndoserechazado.Viéndolabajarselafaldaparadespuésabrocharselacamisa.

Lo que él no sabía era que lo que intentabaAlexia era darle una explicación,aunqueestanofueranadafácil.

—Siento mucho lo que ha pasado. Es verdad que me he vestido así con laintención de provocarte solo que he llegado demasiado lejos, y estoy muyavergonzada. La prensa tiene que estar frotándose las manos gracias a lasfotografíasquedebendehaberhecho.

—Eso ahora no importa amor, nada importa. —Cogió su cara y se acercóbesándolasuavemente—.Soloimportamostúyyo.

—¿Deveras?Deberíasestarenfadadoconmigo.—Y lo estoy. ¡Vaya si lo estoy!—contestóbajando lasmanosyponiéndoselas

sobresuscaderas.Acercándola—,peronodelaformaenlaquecrees.—¿Qué?—preguntó.—Ahoratelodiré.Robert se limitó a pulsar nuevamente el botón del ascensor para recobrar el

ritmoydespuésseabrochóelpantalón.—Tenemos una conversación pendiente y la vamos a tener, ¡ahora!—Y para

restarunpocodetensiónlamiróconburlapreguntando—:¿Entuhabitaciónoenlamía?

Las puertas del ascensor se abrían en ese instante lo que él aprovechó paracogerladelamanoysacarladeallí.

—¿Cuálestuhabitación?—La340,estáaquí.—Bien.Alexiasacóla tarjetadelbolsoyabrió lapuerta.Robertsimplemente lasiguió

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cerrandotrasdesí.Unavezdentrofuehastaelminibar,sacódoscopasyunabotellitadewhiskyy

la sirvió, observándola sentarse sobre la cama leyéndole la tristeza que laembargaba.

Notuvoqueesperarasaberelporqué.—Nosésiesunabuenaidea—dijoAlexia—.Desdequenosconocimosnose

noshadadodemasiadobienhablar.Siempreterminamosdiscutiendo.—Porque tú quieres. Si no salieras huyendo cada vez que te viene en gana no

tendríamosqueterminarhaciéndolo.Además—ledijodándolelacopa—,necesitosaber por qué te marchaste de la forma en que lo hiciste y el por qué no hascontestadoaningunademisllamadas.

Alexiaselevantódelacamaysealejóhastaelbalcóndesdeelcualseveíaunaincreíblepanorámicadelaciudad.

—MementisteRobert.Mehicistemuchodaño.Poresohuí.—¡¿Qué?!—Lasorpresadiolugaraunamiradadecompletaimpotenciadespués

deescucharla—,nisiquierasabesdeloqueestáshablando.¿Ves?Esaestoaloquemerefiero.

—¿Ahno?—alzólavozysediolavueltahaciéndoleverquenoseequivocabacuandoledijoqueterminaríandiscutiendo—.Queyosepanadieledalasllavesdesucasaacualquiera.Nomevengasahoraconquenosédeloqueestoyhablando.Mebastaloquevi,yséacienciaciertaquenoestoyequivocada.

—¿Cómopuedes llegaradecir tantasbarbaridades?—le reprochó incréduloysinquepudiesecreerloqueoíaporsuboca—.MiraAlexia,tedijequenoibaaserfácil pero lo que nunca llegué a creer es que quién no lo iba a hacer así seríasprecisamentetú.

—¿Quéinsinúas?—Esmuysencillo,tantocomoquetodoestonoslopodríamoshaberahorradosi

tehubiesesquedadoenvezdesalircorriendocomoescostumbreenti.Yparaquelosepasyameestoyempezandoacansardeestejueguecito.

Se llevó el alcohol a la bocay se lobebiódeun trago apaciguando su ánimodestrozado.

—¿Yquiénestájugando?—gritórecordandolosucedidoenAspen,decidiendoabrirseaélatravésdeunaverdadquenosehabíaatrevidoaconfesarhastaahoraañadiendo—:Paratiseráunjuegoperoteaseguroquenoloesparamí.Acabodesalir de una relación de dos años pensando que era feliz y resulta que nadamáslejosdelarealidad.Heterminadohumilladayapaleadaconelquehasidoelprimerhombreenmividaasíquenomevengasahoraconesas.¡Notelovoyapermitir!

“¿¡Quéeraloqueacababadedecir!?”Robertseacababadequedarpasmadodebidoadicharevelación,mirándolacon

losojosmuyabiertostratandodedigerirlomuydiferentequeeraatodaslasdemás

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mujeresquehabíanpasadoporsuvidasinpenanigloria.Ysobretodointentandoponerseensusituación.

—¿Túprimerhombre?—preguntó incrédulo—.¿Acasomeestásdiciendoquenohasestadoconnadiemás?

—ApartedetiyJackno.—¡OhAlexia!—exclamólevantándoseparaacercarse,siendorechazadoporla

manodeellaquenoestabadispuestaaconsentirqueentreellosnosemantuvieseuna distancia prudencial, empeñada en abrirse sin distracciones de ningún tipo.Aceptándolodemalaganaperorespetandosudecisiónvolviendoasentarsesobrelacama—.Nomepuedoimaginarporelcalvarioquehastenidoquepasarporesehijodeputa…

—EsenoeselcasoahoraRobert—lecortó—.Aunqueniyomismamelocreaes aguapasada, loquemeasustadeveras es loque estoyviviendoaquíy ahora.¡Contigo!

—Sigueporfavor.Dimetodoloquesetepasaporesacabecita.Alexia suspiró al tiempo que bebía un largo trago dewhisky para darse unas

fuerzasqueparecíanecesitardiciendo:—Todavía,yadíadehoy,nomepuedocreerenlointeresadoquesiguesestando

enmíRobert, y ello hace queme proteja ante ti de la única forma que tengo dehacerlo. Es por eso que huyo cada vez que surge un contratiempo. No estoypreparadaparavolverasufrir,yesloquecreoquemevaapasarsipermanezcoatu lado. —Se sinceró bajando la mirada para que no viese sus ojos llenos delágrimas.

Ungransilenciolosenvolvióacontinuación,unsilenciocortadoporlavozrotadelasemocionesqueseestabanviviendodentrodeaquellahabitacióndehotel,yatravésdeunapreguntainesperada:

—¿QuieressaberloquerealmentemeatormentaRobert?—Sí—susurró apenado dándose cuenta de que estaba llorando, haciéndosele

prácticamenteimposiblepermanecerallísentado—.Cuéntamelo.Selimpiólaslágrimasydecididaadarelúltimopasoalzólamirada,pudiendo

verenaquellosojosazuleseltormentoporelqueRoberttambiénestabapasando.—Loquemeatormentasoyyomismapreguntándomecadadía...¿Hastacuándo

durarálarelación?¿Cuándosecansarádemíparairseconotra?Yesoesalgoquemeestámatando—confesódeunavezportodas.

Necesitaban sinceridad y ella estaba dispuesta a darla a pesar de las posiblesconsecuencias.

—Tedijequenoteibaaengañarylovoyacumplirnena.Noestoysegurodehaciaquélugarnosllevarálarelaciónquetenemos,perohayalgoqueséyquetúdeberías creerte. Estoy a gusto contigo y paramí es suficiente, pero he de saberalgo.Mipreguntaahoraes.¿Yparati?

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—¡Oh Robert! ¿Acaso no sabes ya mi respuesta? Por supuesto que para mítambiénloes,perolainterrupcióndeaquella…

—¡Calla!¡Nilanombres!—Ysinpoderpermanecerseparadoniunsegundomásseacercóparaconfesarle—:Ellanoesnadie.Tansolounamás.Nuncahe tenidonoviaformalcomoyatedije,ydebescreerenloquetedigosiempre.

—Pero,¿ylallave?—Se la di hace tiempo, es cierto. Pero solo porque con ella he tenido el

suficienterollocomoparasaberquela tendríacuandoquisiera,yahíquedatodo.HacemuchoquenonosveíamosyalsaberqueestabaenAspendecidiódarmeunasorpresa.Teprometoquenohaynadamás,sinotelodiríaaunqueellosignificaseque no quisieras volver a verme nunca. Soy hombre de cumplirmis promesas ydesdeluegoquecontigonopiensoempezararomperlas.¡Sobretodocontigo!Andavenaquí—terminódiciendodemaneradulce.

Alexiasedejóestrecharentresusbrazosnecesitandocomonuncaantessentirsequerida.Algoaloqueélporsupuestoestabamásquedispuesto.

—¿Mejorasí?—Muchomejor,estosdíashansidounverdaderoinfierno.—También lo han sido paramí amor. Por eso disfrutemos de lo que tenemos

ahora.Nopensemosenelmañana,¿estásdispuesta?—Portidesdeluego.—Yalzólabarbillalosuficientehastaencontrarseconlos

maravillososlabiosquelahacíanperderelsentido.Volviendoasentirseunamujerafortunadaporestardonde,ysobretodo,conquienquería.

—¿Puedo quedarme contigo esta noche? —le preguntaba en esos momentossobresuslabiosconunasonrisatraviesaquelohacíaterriblementeatractivo.

—No solo puedes sino que debes —le respondió sonriendo y abrazándolointensamente—.Robert…

—¿Sí?Lamiradadeellacambiómientrasbarajabalaposibilidaddequequizástendría

quevolverabajarotravezaladiscoteca.—¿Puedesquedarteya,otienesquebajarotravez?—Lafiestahaacabadoenelmomentoenquemehemarchado.Noseríabuena

ideabajar,totalloqueellosqueríanyalotienen.—Losiento—volvióadisculparse.—Nolohagas.Graciasalaquehasliadohemospodidoencontrarnosdenuevoy

esloúnicoquemeimporta.—¿Hablasenserio?—Porsupuestonena.Cuandotedijelomalquelohabíapasadonoexagerénada.

Poresonomearrepientonilomásmínimodeloqueallíabajohasucedido.Nositetengocomoyodeseaba.Anda,acostémonosunratoparapoderdescansar,¿vale?Ahoraesloúnicoquemeapetece.Dormirabrazadoati.

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—Dicesunascosastanbonitas.Mehacessentirdemasiadobien.—Entoncesdisfrútalo,¿vale?—Vale.Finalmente dejaron lo de dormir para más tarde, desnudándose mutuamente

mientras que se besaban y acariciaban reavivando la llama que nuevamente losenvolvía,haciéndolosenloquecer.Permaneciendoabrazadosdespuésdecompartirsexoysobretodopermaneciendojuntosloquequedabadenoche.

Alamañanasiguientesedespidieronconunarapidezquenogustóaningunode

los dos.El avión privado deRobert salía a las ocho en punto y desde luego queaqueldetallenosepodíaobviar.

Después de besarla con un beso casto, porque si no, no habría Dios que losepararadeella,recogiólaropaqueestabatiradaporallí,ysevistióatodaprisadispuestoavolveralahabitaciónarecogersuscosasparaterminardeprepararlamaleta.

Alcerrarlapuertaechóunúltimovistazoalacama,ellugarenqueunaAlexiaresignada le decía adiós, pensando en unamejormanera de despedirse si iban apasar,¡dosdías!sinverse.

¡Echándolademenosyesoquetodavíanosehabíamarchado!—Hastaelviernes,preciosa—dijoantesdeabandonarlahabitaciónconunavoz

que ledelataba.Dejandoverque a él también le costabamucho separarsede ellatraselreencuentrotanexcitantequetuvieronlanocheanterior.

¡Odiando de repente tener la obligación de seguir promocionando la película!¡Eraloúltimoquedeseaba!

Yasífuecomosesepararonalafuerzaparatomarcaminosdiferentes…RobertcondirecciónaNewJersey,yAlexiacondirecciónacasaunavezqueterminaselareuniónqueteníanprogramadaparaesemismodía.

—Contaré losminutos hasta que nos volvamos a ver. Por favorRobert, no teolvidesdemí.

—Nunca, ¿me has oído? ¡Nunca! —Y le dedicó una sonrisa tranquilizadoralanzandounbesodesdeladistanciaporquesiseacercabaterminaríaretrasandosupartida—.Tedijequesoyunhombrequecumplelaspromesasnena,yahoramásquenuncaestoydispuestoaseguirhaciéndolo.Telodebodespuésdelomuchoquesignificasenmivida.

Lamiróunaúltimavezyacontinuacióncerrólapuertatrasdesí.—Hastaelviernes—seescuchódeciraAlexiamedianteunsusurrotristeunavez

queéldesapareció.Diomediavueltasobrelacamaysecolocósobresuladovacíoembriagándose

del olor característico que siempre le acompañaba, echándolo terriblemente demenos.

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¡¡Sabiendo que los dos días que los separaban iban a resultar completamenteeternos….!!

Ysabiendoquenopodríadormirselevantódemalagana.Semetióenelinteriordelbañoyabrióelaguadeladucharememorandoensumentetodaslasimágenesdelanochepasada.

“Bueno, habían quedado en verse el viernes en el apartamento de ella en elmomentoenelqueélllegaseprocedentedeLosÁngeles,asíquepodríaresistirlo,¿no?”.

¡Convirtiéndoseenlaparadafinalparalapromocióndeesasemana!

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CAPÍTULO15Los dos días que estuvieron alejados se le terminaron haciendo eternos, y ni

siquieraeltrabajoatrasadoqueseencontróalavueltadeCalifornia,fuesuficientepara mantener la mente ocupada en otra cosa que no fuese él y la necesidadimperiosaacadaminutoquepasabadevolveraverleysentirseentresusbrazos.Debiendo admitir que estaba locamente enamorada de aquel hombre que le habíarobadoentanpocotiempotodo.Absolutamentetodoyaquenopodíaimaginarlavidasinél.SiendoincapazdepensarodehacernadaquenoestuvieserelacionadoconsuqueridoRobert.

Yani siquiera le apetecía salir con sus amigos, loúnicoque lepreocupaba enesosmomentoseraquellegaseelviernescuantoantesparaverleporprimeravezensuterrenoyensuvidacotidiana,allíensuapartamento.Aquelloeraalgoquelaentusiasmabamuchísimo.

“Quiénselopodríacreer,¡RobertBrownnensuapartamento!Desdeluegoquecomosecruzaseconcualquiervecinaibaaalucinar”.

Dejóaunladosuspensamientosmientrasquemirabaporenésimavezelreloj,comprobandoparagransatisfacciónquelajornadalaboralacababadeterminar.

Cerró el ordenador a toda prisa mostrando una gran sonrisa, y se dispuso aabandonarsupuestodetrabajopensandoenquehabíasidoundíadurodespuésdequefueseelprimerdíaenqueestuvosola,yaqueEstefanyhabíaacabadoconsupreparación,dedicándosealcienporciendesumaridooperadodecorazón.

Cogió el abrigoy el bolso, y saliódel edificio envuelta enuna sonrisaque lecruzaba la cara ante el finde semanaque teníapordelante.Nadamáshacerlo, elairefríojuntoalalluviaqueempezabaacaerlaacompañóhastaelpuestocallejerodeperritoscalientessinperderlasonrisaniconaqueltiempotandesagradablequehacía.

Despuésdepedirunperritoyunacocacolaabrióelbolso,sacólacarteraparapagaraaquelmuchacho,ycontinuóconelpropósitodepasardesapercibidaaunquesabíaqueuncochedeprensalaseguía.¡Enfin!Nisiquieraellosleibanaarruinareldía.Noibaaconsentirquenadielahiciesecambiarsushábitosyrutinas.

Comió el perrito dirigiéndose calle abajo y se tapó con el paraguas comobuenamente pudoporque la lluvia era cada vezmás intensa.Giró a la derecha, yantesdeentrarenelcentrocomercialenelquequeríamiraralgodelenceríaparadarleunasorpresa,tiróelenvoltorioalapapelera.Acontinuaciónentró.

Fuepisardentrodelcentrocomercialypercibirlasensacióndeque,unaluviónde miradas, se clavaban sobre ella. Unas miradas llenas de curiosidad y que lahicieron sentirse un bicho raro puesto que no estaba acostumbrada, y nunca loestaría,aquelaobservarandeaquellamanera.¿Cuándoseibanaolvidardeella?

—Perdona,¿eresAlexiaJammes?

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Alexia se giró desconcertada viendo a una mujer que la miraba como si setratasedelamismísimaprimeradama.

—Loquedaríaporestarentusituación,debesdeseralguienmuyespecialparaacabardandounpuñetazoaunfotógrafo.

—¿Qué?—preguntóaturdida.—¿Nohasvistolarevista?Enelladice…Nisemolestóenseguirescuchando.Nuevamenteabrióelbolsoysintiempoque

perder sacó unas gafas de sol y un sombrero que siempre llevaba desde que losfotógrafos laperseguían.Alejándosedeallía todaprisaa lavezqueseponía lasdoscosasparaocultarsede las miradas indiscretas.Dandopasos ligeroshasta latiendadeprensaqueestabaallímismo.

El corazón se le empezó a acelerar, divisando en el escaparate un sin fin derevistasdelaprensarosa,cuyaportadaofrecíalafotoenlaqueseveíaclaramenteaunRobertenloquecidosujetadoporelequipodeseguridaddeladiscoteca.

Eltitulardecíaasí:

RobertBrownnsepeleaenunadiscotecaporlasecretariadesupadre.¿Significaquevanenserio?Todoapuntaaquesí.

Yenunafotoabajosalíaellaysudescaradoatuendo.Cogiólarevista,ydespuésdepagarlaselametióenelbolso,seguidamentesalió

deallí con la clara intenciónde seguirhaciendo loquedeseabadesdeesamismamañana. Teniendo la certeza de que no desbaratarían sus planes. Afanada, porencimadetodo,encomprarselenceríafinaparapodersorprenderle.

¡Imaginandolacaradeplacerquelededicaríaencuantolaviera!—Lo sientoAlexia—decía a través delmóvil—, pero no llegaré a tiempo de

cenarcontigo.—Nopasanada,¿hasurgidoalgo?—preguntódisimulandoladecepciónquela

embargabay echandounvistazopor encimadel hombro a la cocina llenade losalimentosqueacababadecomprar.

—Sí,Danhaconcertadounareuniónmultitudinariacontodoelequipodirectivodelapeliporlatarde.Peronotepreocupesllegaré.

—¿Meloprometes?—dijoconvozmimosa.—Teloprometo.—¿Hasvistolasrevistas?—cambiódeconversación.—Mmmm.Nomelorecuerdes.Dansehapuestocomounloco.Siporélfuese

novolveríaadejarquemeacercaraatienunabuenatemporada.Alexia no pudo contestar y sopesó el significado de lo que él acababa de

confesar como si nada, quedándose herida de muerte ante el difícil reto de

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comprenderquedebíande luchar contraunade laspersonasquepertenecíana lavidadeRobert.

—Alexia—lallamópercibiendosusilencio—.¿Quéocurre?—Nada—contestóvacilante.—¡Dímelo!—exigiópareciendoconocerlamásdeloqueellacreía.—Esque…Otravez silencio, escuchándose solamente las respiracionesdeambosa través

delteléfonomóvil.—Nena,¿quépasa?—Ysuavizólavozmostrandolapreocupaciónqueteníasin

tener una mínima idea de lo que se le estaría pasando por la cabeza—. Vamos,cuéntamelo.

—EsquenoentiendoelporquéDannoapruebalonuestro.—Es mi mánager —dijo pareciendo bastar—, debes comprender que él solo

piensaenelbiendemi futuroprofesional.Enestemundohayque ir conpiesdeplomosiquieresquetodosalgasegúnloplaneado.

—Yonoentiendonadadeesemundoniquierosaberlo,tansolomeimportastú.Todolodemássepuedeiralcarajo.

Élcontestóconunasonrisa.—No tiene gracia —lo regañó—. Lo digo en serio. Estoy harta de que los

fotógrafosmesiganalládondevoy.—Esecabrónnolohabráhecho,¿verdad?—Nolosé,nimemolestoenmirarlos.—Tengoquedejartepreciosa,meestánllamandoyyanolopuedodemorarmás.

Estaréahísobrelasdiezdelanoche,¿vale?—Teestaréesperando—dijodemanerasugerente.—Semevaahacermuylargomuñeca,hasdesaberqueestoydeseandoiratu

apartamento y poder desconectar de la locura de semana que llevo. Contaré losminutoshastalasdiez.

—Yyo.ElsonidodelaconversaciónseinterrumpióyaqueRobertcolgódeinmediato.Pasabanveinteminutosdelasdiezynada.Élnodabaseñalesdevida.Volvió a asomarse a la ventana sin ningún resultado, procurandomantener la

menteocupadaantesdequeterminaravolviéndoseloca.Aquellacondenadaesperaleestabaresultandoeterna.

“¿Ysinoiba?—leempezaronaasaltarlasdudas”.Exactamente tres minutos después el telefonillo sonó dando por finalizada la

agonizanteespera.Reaccionandoconunaalegríainmensapegando,talsalto,queenunsegundocruzótodoelsalóncontestandodemaneraprecipitada.

—¿Sí?—preguntóconelcorazóndesbocado—,¿erestú?

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—Claroquesoyyonena.¿Aquiénesperabassino?—Ati.Porsupuesto—lecontestómientrasqueunaespléndidasonrisasedejaba

ver.Sabiendoquelaesperahabíatocadoasufin.—¿Meabres?Estoyansiosoporverte.Unas simples palabras, y su cuerpo entero no tardó en descontrolarse,

pareciendodarpalmasaconsecuenciadeloquesabíaquevendríaacontinuación.—Teestoyesperando—dijonerviosapulsandoelbotónquelosseparaba.Laesperavolvióasereternahastaque logróverlea travésde lamirillade la

puerta, y antes de que pulsara el timbre, una Alexia eufórica abrió la puertaencontrándoseaunRobertvestidodeformacasualconunpantalónvaqueroyunacazadoradecueroquelohacíanirresistiblementesexy.SaltandosobreélmientrasqueseagarrabaasucuelloantelasonrisadeunsorprendidoRobertquelacogíaenvolandassintiendolosbesosqueledabaportodalacara.

—¡Oh nena! Lo que me gusta comprobar que no he sido el único que lo hepasadomalteniéndotelejos.Teheechadodemenos.

—Yyoati…—susurrababesándoloenlabocanecesitándoloyperdiéndoseenelladeliberadamente—,sobretodohoysemehahechointerminable.Peroporfinestásaquí.Encasa.

—Mmmm…quebiensuena—contestósobresuslabiosentrandoenel interiordel apartamentoydejándola sobre el sueloparamirar todo loque lo rodeabademaneracuriosa.

—Comoverásmiapartamentoesigualdegrandequetúhabitación…—EsperfectoAlexia,megusta.—¿Deveras?—Sí.Memoríadeganasdeestarentuterrenoporprimeravez.Lanochedela

fiestabenéficanosabes loquehubiesedeseadoquemehubieses invitadoa tomaruna última copa aquí, en tu casa. —Y sin pretenderlo sus palabras sonaron areproche.Recordandolocabreadoqueestuvocuandonuevamentesalióhuyendosindejarledarunpasoadelante.

—Noestabapreparada—fuetodocuantodijo.—¿Yahorasí?Alexialomiródeformaprovocativahaciéndoleverqueasíera.¡Estabapreparadaparaél,ahoraysiempre!—Déjamedemostrártelo—acabódiciendo,dándoselavueltahastaelaparatode

música y encendiéndolo, comenzando a escucharse un cd de baladas románticas.Muypropiciasparalaocasión.

—¿Tegustanlascancionesrománticas?—Megustatodoloqueatitegustenena.“Quebiensonaba”.Ysonrióembelesadaacercándoseaélconunpropósitofijo,desabrochándolela

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cremallera de la cazadora, y quitándosela para terminar tirándola sobre el sillónbajolaatentamiradadeunRobertencantado.

—¿Mejor?—lepreguntóconunamiradaquelodecíatodo.Élselimitóaasentir.—Debesdeestarcansado,¿verdad?—Dependeparaqué.—Ylacogiódelabarbillaterminandoapoderándosedesus

labiosnuevamente.Besándoladeformaabrumadorayconunapasióncontenidaquelos hizo enloquecer por unos adorados segundos, haciendo que por unmomentoellaestuvieseapuntodesucumbiratodosycadaunodesusencantos.

Pero consiguió reaccionar a tiempo y justo cuando las manos expertas de élmaniobraban sobre los botones de su camiseta impidiéndoselo. Viéndole con lamirada herida tras presenciar cómo ella no le permitía lo que tanto ansiaba,pareciendounniñodesvalidodespuésdequitarlesuchuchepreferida.

—Recuerdaqueestásenmiterreno.—¿Yesoquieredecir…?—Yalodeberíassaber,¡yomando!Robert cerró los ojos extasiado ante lo que aquello significaba,mirándola de

forma lastimosapara que se apiadarade él y no le hiciera sufrir.Loque a todaslucesparecíabuscar.

—Nena… —suplicó alargando otra vez las manos queriendo llegar a sucamiseta.

—¡No!Ynuevamentesevolvióaapartar.¡Nosucumbiríaaningunadesustretaspormuchoquelecostara!—Tendrásqueatenerteamisreglasyparaquelosepaslamásimportanteesque

nohayprisa.—Eres mala… —susurró atravesándola con una mirada impaciente siendo

consciente del bulto que tenía en la entrepierna simplemente por escucharla.Necesitándola urgentemente—. Y yo no sé si podré contenerme. No estoyacostumbradoaquemehaganesperar…

—¡Loharás!—contestóconlasriendasenlamano—.¡Claroqueloharás!¡Yomando!

—Mmmm…—Quebienvolvíaasonar.—Siéntateporfavor.—¿Qué?—¡Hedichoquetesientes!—exclamódelantedeunsorprendidoRobert.Y lo empujó haciendo que cayese sobre el sillón, mientras que de fondo se

seguíaescuchando lamúsicaque tanbienentonabacon la situaciónque seestabaproduciendodentrodelpequeñoapartamento.

—He estado de compras —le avanzó de manera insinuante y de forma

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provocativa.—¿Ahsí?—Yhecompradoalgoparati.De pronto Robert abrió los ojos como platos disfrutando de una desinhibida

Alexia que se llevaba lasmanos a los botones y se los desabrochaba uno a uno.Dejándose llevar por una lentitud deliberada y sin quitarle los ojos de encima apesardetenerlasmejillascoloradasporelatrevimiento.

Robertentoncescreyóquemoriríadeplacer,sintiendounasatisfacciónabsolutaamedidaqueserecreabalavistaconelespectacularcuerpoqueteníadelanteyalalcancedelamanosiélasílopretendía.Sabiéndoseenlasmanosdeaquellamujerparaloqueellaquisiera…

—¡Déjameayudarte!—imploródepronto tragandosalivaenel instanteenquecomenzóaverpartedeunsugerentesujetadordecolorrojo.Observando,ysobretodoatormentándoseporcómounaimpasibleAlexianilecontestaba.Ignorándolodeliberadamente y provocando que sucumbiera ante ella, haciendo lo que nuncacreyó que haría resultando algo impensable, antes de terminar suplicando—:Porfavor…

—¡No!—volvióaexclamarconvozautoritaria.Ycontinuómanejandoelcontrolabsolutodelasituación,terminandodequitarse

lacamisetaporelcuelloydejandoalavistalapartedearribadeloqueparecíaunbodiencolorrojoynegroquerealzabasuspechosdeunamaneragloriosa.

Ante aquella maravillosa visión que se le ofrecía, un Robert excitado casi allímite,pensóúnicayexclusivamenteencubrirlosconlabocadeunavez,haciendoquesumiembronotardaseenreaccionarpalpitandocompletamentedescontrolado.

¡Laerecciónqueteníaestabaatormentándolohastalasaciedad!—Tequedarásahíquietecitoymedejaráshaceramí,—continuóAlexiadeuna

formacalmadayqueempezabaaresquebrajarseantelosojosdeél.Unosojosqueledecíanclaramenteloquetantoansiaban,¡ya!Intuyendoqueen

cualquier momento de debilidad terminaría sucumbiendo a sus encantos,sintiéndosesumamentedeseadaporaquelhombrequehastahacíabienpocoparecíaporcompletoinalcanzableacualquiermujer,mássicabeaella.

Y apartó a un lado la debilidad que aquellos ojos penetrantes la hacían sentir,bajando las manos decididamente y llegando hasta el pantalón vaquero,desabrochándolo todo lo despacio que pudomientras que escuchaba el deliciosogemidoqueseescapódesuboca,sonriendoporelpoderqueteníasobreél.

—¡PorDiosAlexia!Nomepidasloquenopuedosoportar…—Nisiquieratehetocadotodavía,podráshacerlo.La respiración deRobert quedó en el aire olvidándose de respirar y viéndola

quitándose el pantalón. Quedando expuesta a él con aquella prenda lujuriosa delencería y que le hizo luchar consigomismo por no levantarse de una vez para

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cargarlasobrelaespaldayllevarlaalahabitación.—Qué guapa estás. Ni en mis mejores sueños me podría haber imaginado la

sorpresaquemeteníasguardada.—Sabía que te gustaría—dijo insinuante.Dio un paso hacia él, otro…otro…

Torturándolode lodespacioque lohacíaydisfrutandodepoderhacerlo—,peronuncapenséquetanto.

—¡Joder Alexia! —exclamó impaciente, y no pudo más, estirándose hastaconseguir tocarla y sujetándola por la cintura para que no se le escapara—. Tetengo.Ynopiensodejarteescaparmuñeca—ledecíaconverdaderaconvicción—¡Yano!¡Demasiadotarde!

Seguidamente, ante la sorpresa de ella, Robert abrió las piernas y tiró hastasituarla frente a sí. Alzando la mirada para contemplar a través de unos ojoslujuriosos la vista espectacular de aquel cuerpo que lo hacía enloquecer,excitándolodeunamanerapecaminosayhundiendolanarizsobrelacinturaenunintentodeolersuaroma,antesdeacariciarpalmoapalmocadapartedelcuerpodesu preciosa chica. Desde las piernas bien definidas hasta el cuello… Parando deformadeliberada sobreunospechosqueno tardaron en reaccionar a las cariciasqueledaba,haciendoquelospezonesseirguieranenunanheloimploranteporunpocomásdeatención.Unaatenciónqueélporsupuestoestabadispuestoadarylasvecesquehiciesefaltaademás…,soloquelaprendaquetantolegustabadeprontoleparecióun incordio,nodándoleaccesoa laspartesquedeseabaynecesitabaapartes iguales. Llevando la mano a la parte de atrás de forma apresurada paraquitarlo,ysinqueencontraseningúnbrochequelefacilitarael trabajo,gruñendoimpaciente:

—¿Cómodemoniossequitaesto?—Ysinesperaraquelerespondieravolvióasubiralostirantestirandoprimerodeunoydespuésdelotroconverdaderoanhelo,consiguiendoquelospechosquedaranexpuestosyliberadosporfindispuestosaél,empezandoabesarloscondelicadezaprimeroalrededordelpezónparacontinuarsacando la lengua y así lamerlos, escuchándola extasiado cada vez que pasaba lalenguaporellos—.¡OhAlexia!Sisupieraslofelizquemehacesentregándoteamíde esta manera…—decía de forma sincera antes de que su actitud cambiara sinpoder soportar alargar aquella agonía que lo estaba consumiendo, exclamandoatropelladamente—:¡Voyafollartepreciosa!¡Ynecesitohacerloya!

Nadamásescucharlelogróacordarsedesuspropósitos,consiguiendoapartarselo suficiente para volver a subirse los tirantes.Mirándolo totalmente embriagadapor cada uno de sus besos y caricias pero retomando el control. Sabiendo queaquellonoeramásqueelprincipio...,peroconladiferenciadequeahoraloqueríademaneradiferenteyasíseloharíasaber.

—Robert—decía con los labios hinchados de los besos apasionados de haceunosinstantes.

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—¿Por qué te alejas?—preguntó poniéndose de pié nuevamente, volviendo alacecho.

Ellacontraatacó.—Antestehedichoquelaprimeraregladeestanocheerairdespacio,¿acasono

laquierescumplir?—Vamosnena…—Yhayotraregla—continuóparanodejarsellevarasuterreno,desoyendolo

que su propio cuerpo le pedía a gritos después de las caricias dadas—. Y estoydispuestaallevarlaacabohastaelfinal.

Lamirónotandoelbultoque teníaelpantalónyqueestabaapuntodeestallardebidoalaerecciónquenoentendíadereglas.

—¿Acasoestásjugandoconmigo?—No. Solamente estoy diciéndote que hoy va a ser diferente. Las reglas las

pongo yo, y aparte de lo de ir despacio has de saber que hay otra todavía másimportante.

Robertentoncescreyósaberexactamenteaquéseestabarefiriendo,acordándosedel momento en que se había apartado y después de decirle que la iba a follar.Mirándolalargamente.

—¿Notegustalasvecesquehemosfollado?Porquemeparecequesiesloqueestás insinuando no vas a engañarme…—susurró con voz ronca atravesándolaintencionadamenteconunamiradaquelaterminósofocandodeltodo.

AfortunadamenteAlexiasupoloqueteníaquedecir.—NomegustaesapalabraRobert.Túfollasperoyoencambiohagoelamor,y

hoyesloqueharemos.Nosoyunliguealqueestésacostumbradoyporellotepidoquemehagaselamor.

—YonuncahehechoelamorAlexia.—Terminóconfesandodemodoconfuso.—Siempre hay una primera vez, ¿no es lo que me dijiste en la discoteca de

Aspen?¡Demuéstramequedeverasteimporto!—¡¿Qué?! —preguntó confuso, mirándola largamente—. Claro que me

importas,¿aquévienetodoestoahora?—Las veces que lo hemos hecho siempre ha sido como tú lo has querido, y

aunque he de reconocer que me has hecho ver una parte auténticamente loca,lujuriosaydesconocidaenlaquedisfrutodemaneraplena,hededecirtequenomebasta.

—¿Yquéesloquequieres?—Ya te lo he dicho.No solo quiero sexo.Quiero queme demuestres que soy

especialparati.Ylamejorformadehacerloeshaciéndomeelamor.Robertlamiróentregándoleelalmaanteloqueaquelloparecíaquerersignificar

yleterminódiciendo:—Cariño,túyaerasespecialaquelprimerdíaenqueteconocí.

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¡Alexia cerró los ojos deseando quedarse con aquella frase el resto de susdías…!

—Quiero que sepas que estoy dispuesto a todo lo que tú me pidas nena, —continuó sincerándose del todo—. Además, quizás sea una buena ocasión parahacerloporprimeravez.Asípodremosdecidirquées loquenosgustamás, ¿nocrees?

Y armándose de una paciencia que creyó no tener dio un paso decidido. Losuficiente hasta pasarle lamano suavemente por el cuello y acercarla hasta unoslabiosque laesperabanbiendispuestos.Saboreándolasinprisas.Besando todo lodespacioquepodíay terminandohaciéndoloconverdaderapasión, amedidaquesus respiraciones se iban acelerando sintiendo un calambre de placer que lesatravesabapordentro.Disfrutandodelbesotaníntimoqueterminóconvirtiéndoseenpecaminosoentrelazandosuslenguasdeunaformamuy,muydesesperada.

¡Aquelintensoycálidobesohizoquealachicaseleerizaraelpelodelanuca!—Erestansexymuñeca…—ledijoantesdecontinuarsacandolalenguahúmeda

ylamersuslabios.Primeroeldeabajoparaseguirconeldearriba.Y cuando terminó de hacerlo ya estaba la de ella entrelazándose nuevamente

entre lasuyaenunintentodesesperadodehacerlever lomuchoquelegustabaelbeso tan húmedo y caliente que la hacía derretirse, deseándolo intensamente sinpoder obviar lo que realmente necesitaba. Contradiciéndose a sí misma yreconociendo,queporsupuesto,eratenerlodentrodeella.

—¡Robert!¡Mevuelvesloca!—Sideverasquieresquetehagaelamornohemosempezado.Aunquenovaa

sernadafácil—laavisóangustiado.—Inténtalo.Siemprepodemosecharnosatrás.Robertsonrióycogióunadesusmanosparallevárselaalaboca.Unavezallí,y

sinavisardeloqueibaahacer,semetióunodelosdedosdentroyhastaelfondoobservandolacaradeplacerqueponía.Escuchandoextasiadoelgemidoquesalíadesugarganta.

—¿Quépasanena?—Estoy loca por todo lo queme haces.Me voy a arrepentir demis estúpidas

reglas.Unoauno,yenloqueterminóconvirtiéndoseenundeseoirrefrenable,sefue

metiendolosdedosenlabocadespacio.Arrancandovariosgemidosincontroladosy provocándola hasta la extenuación.Chupándolos provocativamente una vez quelossacabaproduciendounplacerinfinito.

—Schssss…¿Acasoquieresqueteescuchentodoslosvecinos?—lepreguntababurlóncomiéndoselacon lamiradadebidoa losgemidosquenopodíacontrolar.Escuchándolaextasiado.

—Nomeimporta.Nadaimporta.

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—¿Estássegura?—Sisiguescontusatenciones…¡Completamente!—Niñamala,¡tevasaenterardeloqueesbueno!Venconmigo.Alexianopusoningúnimpedimento.Secogióasumanoysedejóllevaralahabitaciónansiosaporloqueélestaba

tandispuestoamostrarle.—¡Túmbate y cierra los ojos!—ordenó almismo tiempo que él se quitaba el

jerseyyelpantalón.Quedándoseúnicamenteencalzoncillos.Alexialoscerródejándosellevarporunafeciega,impacienteporloqueviniese

acontinuación.Entregándoseydescubriéndosecadavezmásymáshúmeda.Robertaprovechóysearrodillósobrelacamaahorcajadassobreelcuerpoque

loteníacompletamentedescolocado,ademásdedescontrolado.Llevólamanoalostirantesyconunalentitudquelahizoenloquecercomenzóatirardeellos,bajandoelbodia travésde todaellahastaconseguir sacarlopor los tobillos.Liberándolaporcompletoydejándolacompletamentedesnudayexpuestaaél.

¡Ylegustaba!¡Vayasilegustaba!—¡Oh muñeca! Estás enloqueciéndome por momentos… —gruñó bajando la

cabezahastasuspechosymetiéndoseunoenlaboca,pasándoleprimerolalenguaydespués succionando con descaro arrancandoun grito de una sorprendidaAlexiaquenopudoevitarabrirlosojosexcitándosesinremedio,ynosoloporloqueleestaba haciendo, admitiendo que lo que realmente la excitaba era poder verlelamiéndola demanera tan salvaje.Desbaratando todos sus planes en cuanto a lasestúpidas reglas que marcó creyendo que no podría soportar aquella deliciosatortura,alavezquedespertabaensuinterioralamujerlujuriosaquellevabadentroyqueaquelhombreenconcretohabíasidocapazdesacaraflote.

“¿Enquéclasedemujerlahabíaconvertido?”—Robert,Robert—decíaimplorandosuatenciónalmismotiempoqueuncalor

abrasadorlaconsumía—.¡Hazmetuya!porfavor!—Deesonada.Queríasquetehicieraelamoryesloquevoyahacer—confesó

envuelto en una sonrisa burlona sobre la cara, encantado de cambiar el rol deljuegoparasudeleite.Volviendonuevamentehaciaunospechosdulcescomoperas,succionandounodelospezonesquelepertenecían.

—Por favor…—seguía suplicando incapaz de soportar aquella tortura que lahacíavulnerableatodosuser.Siendoconscientedeladependenciaqueteníahaciaél,muriéndosedeganasporqueapagaraelfuegoquelaquemabapordentroyantesdeterminarpidiendoconexigencias—:¡Quierosentirte!

AloqueRobertselimitóavolverasonreír,haciéndolaverquenohabíahechomás que comenzar sin que pareciera haberla escuchado. Continuando con lo queellalehabíapedido…

El asombro y la sorpresa en Alexia no tardaron en aparecer, de manera

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escandalosa,alverqueahoralacogíadelasrodillasconlaintencióndesepararlas.Abriendolaspiernasdeunachicaalaquelecostabarespiraryqueporencimadetodaslascosasseguíaarrepintiéndosedetodoloquehabíadichoacercadehacerelamor. Terminando implorando y suplicando sin que le sirviese de absolutamentenada.

—TenecesitoRobert,¡tenecesitoahora!—Dijiste sin prisas y es lo que estoy haciendo,—dijo suavemente y lleno de

contención,bajandopeligrosamentehaciasusmuslosparaacontinuaciónmeterlasmanos por debajo de su trasero todo lo despacio que pudo, atormentándoladeliberadamente—Además,loqueyonecesitoahoraesperdermedentrodetiperonocomotúesperas.

—¿Quéeslo…?Laspalabrasselasllevóelvientoenelprecisoinstanteenelquealzólasnalgas

llevándolaasuboca,colocándoseentrelaspiernasysinqueellatardaraensentiraquel fuego abrasador incrementándose hasta la saciedad y que la quemaba pordentro. Agarrándose fuertemente a las sábanas sintiendo la lengua sobre su sexoigual que aquella primera vez en la que soñó con él en casa de su amiga Sofía,escuchandoexactamentelomismoqueenelsueño.

—Que bien sabes Alexia… —susurró recreándose en cada nueva pasadamientras que el cuerpo de ella temblaba y palpitaba a la vez, exigiendo que loliberaran.

En aquel delicioso momento supo que a su amado Robert debía de gustarlebesarlaahíyaqueserecreabaunayotravez,obligándolaaqueterminasegritandosintiendolosespasmoscercanosdelorgasmo.

—Porfavor…Porfavor…Robertalzólamirada.—¿SíAlexia?¿Quéteocurre?Y la examinó de manera fulminante bebiéndose la súplica que llevaba en la

mirada.—Quiero correrme contigo, —terminó suplicando nuevamente con los ojos

llenos de lágrimas—. Por favor Robert…, si sigues no me podré aguantar y tenecesito.

—¿Quéesloquenecesitasexactamente?—preguntóvolviendoajugarconelladeliberadamenteotravez.

AloqueAlexianotuvoningúnreparoencontestar,seguradeloquequería:—¡Quemefolles!—terminóexclamandoexigiendosurespuesta.Una nueva sonrisa mezclada con una mirada arrebatadoramente sexy e

impacientecruzólacaradelhombre.—Antescontéstameaunapregunta.“¡Joder! ¿Cómo podía ser posible que estuviese tan tranquilo? Ella no podía

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más”.—¿Quépregunta?—terminódiciendodemasiadoaltoyporcompletoalterada.—¿Quiéneselquemanda?Niquedecirtienequenotardónadaencontestar.—¡Tú!¡Siempretú!Entonces fue, cuando un Robert al límite de sus fuerzas, no pudo continuar

silenciandoloquedeseabafervientemente,sucumbiendoatodolodemás.Laagarródelacinturatodolofuertequepudoylaobligóadarselavueltaparaquequedarade espaldas a la vez que empujaba a un lado una de sus piernas, dejándola lista.Implorando poder hacerla suya después de un tiempo que terminó resultandodolorosamenteinterminable.Marcandoentodomomentoloquesemoríadeganasdehacerconaquelcuerpoadorado,quitándoseloscalzoncillosdeuntirónparaacontinuación tumbarse encima de ella guiando su pene erecto hasta el interior.Empujandosuavementeycomprobandolodispuestaqueestabaparaél.

—¿Es esto lo que quieres? —le susurró cerca del oído antes de avanzardeliberadamenteyconunadelicadezaextremaqueaellaenunprincipiolavolvióloca,haciéndosealaideadelomuchoqueledebíadeestarcostandocontrolarse—.Dijistequetehicieraelamoryesloqueestoyhaciendo.

Ysaliódel interiorparaacabarnuevamenteentrandoenellaarmándosedeunacontenciónterribleperosinquererllegarhastaelfondo.ComprobandolopocoquetardabasuqueridaAlexiaenmover lascaderasensubuscaexigiendoypidiendointensidad.Leyéndoleelpensamiento.

—¿Tratasdedecirmealgopequeña?Alexiacontestóconunnuevoyrápidomovimientodecadera,volviendoensu

buscapresadeunafrustraciónenorme,trasnegarleloqueellaestababuscando.—PorloquemásquierasRobert…—¿Sí?—¡Quieromás!—Yate loestoydando.—Ydisimulóa laperfecciónelansiaque loconsumía

por poseerla, notándolamoverse contra su cuerpo buscando lo que no llegaba–,sigohaciéndoteelamorcielo.

Alexiaquisogirarseperonoselopermitió.—¿No era lo que querías? —gruñó volviendo a penetrarla con una lentitud

pasmosa, comprendiendo que ni él mismo sabía cuánto sería capaz de seguirconteniéndosedentrodeella.

—Yano…—gruñódeseándolotantoquedolía.Robert supo que allí se acababa la poca lucidez que le quedaba, entonces,

dándoseporvencido,laembistiódeunasolavezllegandotodolodentroquepudodelohúmedaqueestaba.

—¿Prefieresasíniñamala?—gruñóenloquecidosiendorecibidoentreunjadeo

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yungritoqueseescapódesubocadebidoalasorpresa,encantadadequeledieraloquebuscaba.

—Sí, sí… —gritó mordiendo la almohada para silenciar los gritos queescapaban de su garganta incontrolablemente y en cada nueva sacudida. Fuerte,salvaje…

Ysegúnlahacíasuya,lanecesidadimperiosadesentirseamadoloengullódetalmaneraquehizoquesoltaraderepente:

—Di que me quieres nena —pidió entrando nuevamente en su interiordeslizándose con una facilidad inmensa de lo húmeda que seguía estando,deleitándose de placer al saber que era suya. ¡Solo suya!— ¡Dilo! —terminóexigiendodepronto.

Alexialevantólacaradelaalmohadaygritóbienfuerteparaquelaoyera:—Tequiero.Tequierotanto…—¡Oh pequeña! –susurró soltando un gruñido que fue acompañado por la

tensiónencadaunodesusmúsculos,liberándoseycorriéndosedentrodesuamada.Deleitándosedegustoysintiendocómolohacíanalavez.

¡Siendoincapazdeapartarsedeaquellamujerquelehabíarobadoelalma!Unosminutosdespuéssehizoaunlado,apretándolatiernamentecontrasupecho

saboreandolaintensidaddelorgasmo,ybastándoleelhechodetenerlaunavezquehabíahechoelamorconlaprimeramujeralaqueamabadeverdad,yalaquenoestabadispuestoadejarmarchar…

¡Vayaqueno!E igual que la de él, la cara de Alexia lo decía todo. Maravillándose de lo

plenamente feliz que era y comenzando a verse envuelta por el cansancio queempezaba a hacer mella, notando cómo los párpados se le empezaban a cerrar.Disfrutandodeloqueacababandecompartiryadmitiendoloquehastaahoraeraunsecretoavoces.Teniendoelconvencimientoabsolutodequeamabaaesehombreporencimadetodo.

“Sofíaibaaalucinarcuandoselocontara,¿cómohabíallegadoaesepuntoenuntiempotanconsiderablementecorto?—siendooptimistayconscientedelfavorquelehabíadadolavida.”

Ysipensabaqueahíquedabalacosaseequivocóconsiderablemente,puestoqueella nunca podría haber imaginado, ni en susmejores sueños, lo que sucedería acontinuación.Antesdequedefinitivamente se le cerraran losojosdejandoque elsueño se apoderara de ella. Logrando escuchar una frase que la elevaría hasta elmismocielo.

Una frase que salió de la bocade unRobert convencidoy feliz, sabiendo a laperfección loquehacía,y teniendo lanecesidaddeexpresar loqueahora llevabadentro. Comprobando, para su alegría, que no le costaba absolutamente nadasincerarsedeloseguroqueestaba.

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Yentoncesdijo:—Yotambiéntequiero,amor—terminóconfesandoenvozaltaloqueerayaun

hecho,cerrandolosojosdespués.Yaquelgestopor suparte laelevóauna felicidad infinita,provocandoque lo

agarrase con fuerza haciéndole ver que ella estaría a su lado siempre.Envolviéndola en una paz y en una sonrisa que la delataba tras escuchar aquellaconfesióndeamor.Terminandoquedándosedormidaentreunosbrazosqueloerantodo.

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CAPÍTULO16Loprimeroquesintiónadamásdespertarsefueelabrazoprotectorqueejercía

sobreella.Sonriendo llenadepazycomprobando lo fuerteque la teníaabrazadaaun estando dormido. Dejando bien claro que no la quería dejar escapar. ¡Y esesimplehecholahizosentirseplena!Decidiendonodespertarledespuésdelanochemaratonianadesexoquehabíancompartido.Apartandocariñosamenteelbrazoquelasujetabaylevantándoseconmuchocuidadoparaquedescansara.

Entró en el cuarto de baño e hizo pis, y después de lavarse las manos y losdientes,fuealacocinacomenzandoaprepararunricodesayunoquegustosamentelellevaríaenunabandeja.¡Selohabíaganadograciasalapacienciaquedemostróhaciéndole el amorporprimeravez, comoél decía!Recordando emocionada laspalabrasqueledijoantesdedormirse.

¡¿Deveraseraposiblequelaquisiera?!Peroestavez,antesdequelasdudaslahiciesenperderlacabeza,dejódehacerse

preguntastontasysimplementesedejóllevarporlasituación.¡Pues claro que la quería! Finalmente habían terminado cayendo los dos.

Enamorándoseperdidamenteelunodelotro.Puso la cafetera en el fuego y encendió la tostadora de un excelente humor,

comenzandoapartirelpanenrebanadasytarareandosucanciónfavoritamientraslo hacía, viéndose inoportunamente interrumpida al escuchar el sonido deltelefonillo.Llegandoinclusoadesconcertarlaporunmomento.

¿Quiénseríaunsábadoporlamañana?El desconcierto no tardó en transformarse en sorpresa en elmomento en que

escuchó una voz que procedía de abajo informándola que tenía un paquete paraAlexiaJammes.Pulsandoelbotóndeentradaconunagrancuriosidadpuestoquenoteníaunamínimaideadequésepodríatratar.

Yencuantoescuchóelascensor,antesdequellamasenalapuertaparaquenoledespertase, laabrióenvueltaenunabataqueseacababadeponersobresucuerpodesnudo.

—¿AlexiaJammes?—Sí,soyyo.—Mehanpedidoqueleentregueesto.Eljovendejóunsobrealargadosobreunadesusmanosysemarchópordonde

había venido, mientras que Alexia se internaba en el interior de su apartamentomirandoaquelsobrequenoteníaremitentenidestinatario.Nada.Completamenteenblanco.¿Dequiénsería?

La curiosidad hizo que lo abriera, divisando en el interior un cd y un sobrecerradocon,ahorasí,sunombre.Quedandomásdesconcertadatodavíaysintenerquepensarmuchoenloqueharíaenprimerlugar.Dejandoaunladolasrebanadas

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depanqueestabanenlatostadora…Y con el sobre aquel en la mano fue hasta el sillón y se sentó. Lo miró

nuevamente y a continuación lo abrió, descubriendo que en el interior había unfolioescrito.

“¿Quizásunacarta?”Su cara cambió de expresión, transformándose en una verdadera máscara de

hielo,enelinstanteenquefueconscientedequiéneralapersonaquefirmabadichopapeldirigidoexclusivamenteaella.¡Pamela!

“—¿Quédiablosquerrá?—sepreguntóunaAlexiadesconfiada,comenzandoaleerlanotauntantoextraña:”

QueridaAlexia:Te envío un regalo que seguro te va a gustar. Pon el cd y observa bien. Teencantará. Son escenas de esta misma semana y que se han añadido a la yagrabada…Porcierto,¿tehadichoRobertquelapróximasemanaempezamosarodarlasegundapartedelapelícula?P.D.¡Miraydisfruta!

Un dolor en el pecho la sacudió a continuación, quedándose completamenteparalizada.

“¿Quésignificabaqueempezabanarodarlasemanaquevine?¡No,nopodíaser!Sideverdadleimportabanopodríahacerlealgoasí”.

Y las manos le empezaron a temblar en el instante en que cogió aquel cd,permaneciendoindecisaysinsabermuybienquéhacer.

“¿Qué podría contener? Si lo enviaba ella desde luego que nada bueno, —sopesabafríamenteytardandobastanteendecidirsehasta,finalmente,yenunactodevalentíaterminarmetiéndoloenelaparatodelDVD,pulsandoelbotónantesdequesearrepintiera”.

¡¡Enelmismoinstanteenquelohizocometióelerrormásgrandedesuvida!!Lapantallaseencendiódeinmediatoycomenzóaemitirlasprimerasimágenes,

yalhacerlolaspiernasdeAlexianotuvieronlassuficientesfuerzasparasostenerla.Mirando horrorizada la pantalla y cayendo sobre el sillón viendo en la primeraescenaaamboshaciendosexoexplícito.Descubriendocompletamentehorrorizadaqueloqueacababademandarlenoeranimásnimenosquelapelículaquehabíanrodadojuntos.¡Laqueestabanpromocionandoportodoelpaís!

—¡OhDiosmío!¡¡¡Conlasescenasnuevasqueacababandegrabar!!!Unaarcada le cruzóentonces lagargantaviendo la escena,pero sobre todo la

cara de Robert. Una cara que lo delataba y que ella conocía demasiado bienrecordandoqueesamismacaralapusoanochemientraslehacíaelamor.Viéndole

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ahora en la pantalla disfrutando y follándose a Pamela unos días atrás, cuandopermanecieron alejados por cuestiones de trabajo, escuchando a su corazónrompiéndoseenmilpedazos...

El mundo se paralizó para ella en aquel momento. Haciéndose un dañoirreparableyaqueeraincapazdedejardemirarlapantalla.

YasífuecomoRobertselaencontró…—Buenosdíasamor.¿Quéhaces?—Alexianisiquieraloescuchó,limitándosea

permanecersentadayconlavistaheridafrentealatelevisión.Un olor a quemado hizo que Robert mirara hacia la cocina extrañado,

percatándose de la situación, y al ver las tostadas negras como el carbón corrióhaciaallíparaapagarlatostadora.

—Alexia,lastostadasseestánquemando.¿Nolohueles?—Peroellacontinuabamuda.Mirándolaextrañadoyacercándoseaellaunavezquehubodesenchufadolatostadora.

—¿Alexia?Nada.“¿Quéesloqueleestabapasandoparaquenoleescuchase?Porqueeraloque

parecía—sepreguntópreocupado”.Losjadeosdelapelículapornoenunanuevaescenahicieronqueéstemirasela

televisión,haciéndosealaideadeloqueestabapasando.—Pero,¿quéhaces?¿Porquéloestásviendo?Nada.Ellaseguíaigual.—¡JoderAlexia! ¿Me puedes explicar de dónde demonios la has sacado?—Y

como no daba señales de ningún tipo se interpuso entre ella y la televisión paratratardequenocontinuaseviendoaquellasescenasqueno leharíanningúnbien.Siendoconscientedequeniloveía.Sintiéndoseterriblementeculpableporcadaunadelaslágrimastanamargasquederramaba—.Alexia...

Nada.—Alexiaporfavor,¡mírame!PeroAlexia era incapaz de hacer otra cosa que no fuera ver la cara de hasta

ahorasunoviodisfrutandoconotra.Porqueera loqueellaveíaclaramenteysinquepudierapestañeardebidoaltranceenelqueseencontraba.

—¡Joder! ¡Me cago en la hostia!—exclamóRobert pasándose lamano por elpelonerviosoyangustiado.

Yenunarrebatologróarrancarleelmandoadistanciadelamanoparaterminarconaquellacaóticalocura.

UnavezqueapagóelDVDviolanotaquehabíaencimadelamesa.Leyéndolamientrasquelasangrelecomenzabaahervirsiendoconscientedeldañoquequeríahaceratodacosta.

¡¡¡Seríahijadeputa…!!!

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—Alexiacariño.Lapelículaquetehamandadoeslaquerodamoselañopasado.No es cierto que haya escenas nuevas, nunca podría hacerlo después de estarcontigo.¿Loentiendes?,yporsupuestonovoyarodarningunapelículamás,¿meoyes?Jamásteharíapasarporalgoasí.Alexia…

Nada. Ella seguía sin pestañear manteniendo la vista en la televisión ahoraapagadayllorandoconunapenainfinita.

—Amormío,¿meestásescuchando?—intentabaexplicarseunayotravezsinelmenor resultado—. Lo eres todo para mí. Nunca te haría ese daño irreparable.¡Nunca!

Laimpotenciadeverlaenaquelestadoloteníarotodedolor,dándosecuentadequeseguíaincapazdereaccionardelamaneraquefuese,pensandoúnicamenteenlamaneradearreglaraquelputomalentendido.

EntoncesbuscóenlaagendadelteléfonotodolorápidoquepudoelnúmerodeSofía, creyendo que podría ayudarla. Marcó rápidamente y esperó. Nada másdescolgarfueclaroypreciso.

—HolaSofía,soyRobert.NecesitoquenohagaspreguntasyquevengasacasadeAlexialoantesposible.Porfavordateprisa.

—¿Quéhapasado?—Teloexplicarédespués.Porloquemásquieras,¡corre!Ycolgó.Al siguiente número que llamó fue a Dan, su representante. Contestando a la

octavaseñal.—¿QuépasaRobert?—¡¡¡Dimequetúnotienesnadaquever!!!—¿Qué?—¡JuroporDiosquesiesasítemataré!—Robert,¿dequécoñomeestáshablando?—lepreguntóextrañadopuestoque

no entendía lo que podría estar sucediendo para que tuviese aquel tonodescontrolado.

—¿HasideadoconPamelamandarleaAlexialapelícula?—¡¿Qué?!¿Esquetehasvueltoloco?Jamássemeocurriríahaceresedisparate,

ymenossabiendoloqueAlexiasignificaparati.Las palabras de su amigo parecieron convencerle, colgando nuevamente y

dejándoleconlapalabraenlaboca,amedidaqueseguíaviéndolaenaquelestadocatatóniconadadispuestaareaccionardeningunadelasmaneras.

—¡Joder!—gritó fuera de sí tirando el móvil contra el suelo estrellándolo ypermaneciendocompletamenteimpotente.

Elgritoquepegó,juntoconelgolpesecodelteléfonocontraelsuelo,logróloque parecía imposible, haciendo queAlexia pestañeara de nuevo despertando delletargo almismo tiempo que el dolor se iba profundizando por todo su cuerpo,

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comprendiendoelengañoalaquelahabíansometido.—Alexia,amormío,¿estásbien?—preguntaba llenodepreocupación tratando

deacercarse.Peroal intentar tocarlaellaseapartóaunavelocidaddevértigo.Dejandobien

claroqueyanoconfiabaenél.—¡Nometoques!—dijoasqueadarecordandounayotravezlasescenasdesexo

quelehabíanquedadograbadasenlaretina,teniendoclaroquelehabíanvueltoaponerloscuernos.Reconociendoademásqueahorahabríaunagrandiferenciaconrespectoalavezanterior.

¡Lanoticia saldría en todas las revistas y estaría enbocade todo el país!Ynisiquiera sabía si tendría las fuerzas suficientes para sobrellevar un nuevodescalabroamoroso.Estabatancansada…

“—Bonitamaneradepasardesapercibida,¿no?”Y la reacción de una Alexia completamente superada y derrotada no se hizo

esperar, tomando la determinación de saber actuar a tiempo y por mucho quedoliera.Enfrentándosealasituacióntansumamenteirrealenlaqueseencontraba,aprovechando para incorporarse y ponerse de pié, avanzando en dirección a lapuertadesalida.Unavezallílaabriódeparenparyselimitóaesperarenloqueseacababadeconvertirenunafirmeinvitaciónaqueelhombresinescrúpulos,yalque de repente parecía no conocer, se marchase de su casa y de su vida parasiempre.

—¿Qué haces? —preguntó con el rostro desencajado—. ¿Acaso no hasescuchadonadadeloquetehedicho?—eltonodesesperadoerarealmenteevidenteyaquelasexperienciasvividaslehacíansaberquenoledejaríaexplicarseunavezmás.

¡Yeraalgoquenolograbaentender!Doliéndoleprofundamente.—Vete—fueloúnicoqueellapudodecir.—No lo voy a hacer—respondió enfadado y comprobando que no se había

equivocado,¿quémásteníaquedemostrarleparaquesedieracuentadequevolvíaa cometer un error?—.No te dejaré sola creyendo lo que has leído y has visto.DebesescucharmeAlexia...—implorabaincréduloporloquevolvíaahacer.

–Sinotevasahoramismollamaréalapolicía.Lavozfirmeyseguranodabalugaraningúntipodeequívoco.—Esto no puede estar sucediendo…—decía un Robert a punto de echarse a

llorardebidoaloqueaquellosignificaba.YAlexianotuvoningúntipodepiedad.—HemosterminadoRobert.—No.Alexia…—¡Fuera!Ladeterminaciónencadapalabradichalehizosaberquenohabíavueltaatrásy

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que,porlotanto,noledejaríaniexplicarse.¡PorDiosbendito!¡Otravezno!—Está bien…—cedió estupefacto comprobando que efectivamente hablaba en

serioycogíael teléfonoparaavisar a lapolicía—,perono sabes loque te estásequivocando.

Yentendiendoqueallíacababalarelacióntanintensaquehabíanvividosinquetuviese una mínima oportunidad de que entrase en razón, supo que deberíamarcharseconlacertezadequeellanodaríasubrazoatorcer.

Teníarazón.Alexiasemantuvotodolosegurayfirmequepodíaporladelicadasituación, permaneciendo decidida a llamar a la policía. ¡Obligándole a que semarchara!¿Paraquéleibaaescuchar?Siendoincapazdeencontrarningunaopciónque no fuese marcharse de aquel lugar obligándole a dejarla en contra de suvoluntad.Provocandoensuinteriorunvacíoenormeporqueélseguíadispuestoaloquefueraporella,doliéndoleenormementeelqueloterminaraechandoasí.¡Apatadas!

—Estás cometiendo un grave error Alexia —le dijo en un tono contenidodejandoque sucara ledijera loquepensaba—,y lopeorde todoesque loestásvolviendoahacer.Simedejarasdecirteque…

—¡Hedichoquetelarguesdemicasa!—gritófueradecontrolodiándoloporloquelehabíahecho.

—Está bien. Tú ganas. —Cruzó la puerta con gesto derrotado y antes demarcharsedijo—:Aquíseacabatodo.

Ysinvolverseatrássemarchó.Entonces una Alexia completamente desconsolada, tras todos los

acontecimientos,cerrólapuertallorandoycorriópararefugiarseenelinteriordesudormitorio,dejándosecaersobre lacamaenlaquehacíaunashoras lohabíanpasadotanbien.

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CAPÍTULO17Despuésde loacontecidonovolvieronaverse.Nisiquiera la llamóentodoel

findesemana,loqueatodasclarassignificabaquelohabíaconseguido.¡SehabíalibradodeRobertparasiempre!“Deberíaestarcontenta,¿no?—sedecíaasimismaobligándoseaverquehabía

hecholocorrecto”.Pero algo no iba bien... Todavía estaba reciente la traición de Jack y sabía en

primerapersonaloqueerasentirsetraicionada,peroentonces,¿porquéahoraeracompletamente distinta? Entendiendo la gran diferencia con respecto a la vezanterior por el simple hecho de que ahora si sabía lo que era estar locamenteenamorada.Admitiendoquenotendríanadaquever.

Elvacíoen su interior era tangrandequeni comíanidormía.Deunamanerabrusca se había convertido en un alma en pena que no hacía otra cosa quemachacarseasímismaporpermitirtallocura,regañándoseunayotravezporquesiteníaclaroqueloscuentosnoexistían,¿porquéhabíaterminadosaliendoconlapersona menos indicada? Las consecuencias estaban resultando tan amargas ydesesperadas que hasta en cierta ocasión se le pasó por la cabeza tomarse unatabletaenteradepastillasparalogrardormir,yconunpocodesuerte,novolveradespertarse.Solamenteasíseríacapazdealiviareldolorquelaestabamatandopordentroantelaseguridaddequenoconseguiríalevantarlacabezanuncamás.

“Nodespuésdequeelhombredesuvidasehubiesemarchadodelapeorformaposible”.

¡Y en su nuevo revés ni siquiera permitió a Sofía que la consolara!No habíasuficienteconsueloparahacersealaideadequenolovolveríaaver.

Nocomía…nobebía…nodormía…ynohablabaconnadie.Elfindesemanaselopasóenterorecluidaensuapartamento,sintiendocómodenuevoestabaalbordedelprecipiciosinqueparecieraserconscientedeello.

Robert,encambio,actuódeunamaneracompletamenteinusualenél,volviendo

a casa de sus padres con el objetivo de querer aclarar el caos en el que se habíaconvertido su vida desde aquel fatídico día en el que se empezó a derrumbarcompletamente.

La venganza de Pamela le había afectadomuchomás de lo que nunca llegó aimaginar siquiera, sin poder creerse que sus celos la hubiesen hecho llegar tanlejos... Siendo realista y reconociendo que para lo que desde luego no estabapreparado,erapara la reaccióndeAlexia.Viendo,unavezmás,queno ledejabaexplicarsesacandosuspropiasconclusiones.Aunqueparaelloledejaraalaalturadelsuelo.

¿Cómo podía haber dado por sentado que aquellas escenas las había rodado

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cuandoyaeranpareja?¿Tanpocoloconocíadespuésdeabrirseaellacomonuncajamáslohabíahechoconningunaotra?

La rabiay la tristezaque lo invadía,provocó,queporprimeravezenmuchosaños, necesitase estar arropado. Olvidando cualquier tipo de rencor o reprochehaciasupadre,yvolviendoa la tranquilidadde lacasa familiar.Una tranquilidadque ni siquiera su padre rompió considerando completamente inoportuno hacerningún tipo de comentario. Aceptando que su hijo no pasaba por sus mejoresmomentosyapoyándoleentodoloquefuesenecesario,dejandoaunladoeltematabú entre ellos. Un detalle que por supuesto Robert agradeció hasta límitesinsospechados, sintiéndose aliviado ahora que sabía que los necesitaba a ambosparaintentarrecomponerunavidaqueselevolvíaaantojardemasiadopeligrosa,ademásdesuperficial.

E igual que ella volvía a estar delante del precipicio, siendo sincero consigomismo y reconociendo que no quería vivir sin la que se había convertido en lamujer de su vida. La única que le había hecho valorarse igual que una personanormalynocomounobjetoalquetodos,ytodas,queríanagarrarse.Intuyendoquedevolverhaciaatrásloterminaríahundiendoenelfango.Justoenelotroladodelafamayenellugarenelquequedabancasitodosalfinal.

Dan,ySofía (convertidosendamnificados),quedaronenverseunamañanaen

unacéntricacafetería.Encontrándosea lahoraacordadasaludándoseconunbesodistante, envueltos en una situación triste en la que también se habían vistoinvolucrados.Tratándosededospersonasdemasiadoqueridasparaambos.

Pidierondoscafés,yunavezservidosempezaronahablar,siendoconsecuentesde que quizás ellos eran las únicas personas que podrían ayudarles. Teniendo laseguridad de que harían lo que fuese necesario por ellos. Compartiendoconfidenciasdeloquesabíancadaunoporseparadoconelúnicofindedesearquesearreglaran,teniendolacertezadequesinolohacíansearrepentiríanelrestodesusvidasdespuésdesaberlomuchoquesignificabanelunoparaelotro.

Yasífuecómo,despuésdequesetomasenelcafé,ydespuésdemuchodebatirlo,Sofía se levantó dirigiéndose a la cabina de teléfono tras haberse quedado sinbateríaenelmóvil.Seguidamentemarcóelnúmerodelapartamentodesuamigayesperó a que el tono llegase. Limitándose a esperar con una sola idea en mentepensandoenquequizássíquepodríafuncionarloquehabíanestadohablando.

Elcontestadornotardóensaltar.“Holanoestoyencasa,yasabes,siquieresdeciralgonolohagashastadespués

delpiiiiiiiiiiiiiiiii…”.—HolaAlex,soyyo.Llevodosdíasqueriendohablarcontigoynada.Nocreo

queteestépidiendotanto.Solamentenecesitosabersiestásbien.Alexiaestabatiradasobreelsofácuandocomenzóaescuchardefondolavozde

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suamigaSofía.—Vamos cariño habla conmigo, tengo algo importantísimo que decirte. Algo

relacionadoconélquedeberíassaber.Fue nombrarle y coger la manta que tenía a su lado para taparse, queriendo

protegerse.—¡Joder Alex! Qué cabezota puedes llegar a ser —terminó exclamando

perdiendolapocapacienciaquelequedaba—.¡Estábien!¡Selodiréaesehorriblecontestador automático que tienes y después haz lo que tengas que hacer…! —Cogió aire y lo soltó bruscamente antes de terminar alzando un poco la voz—:¡Mira Alex! Acabo de hablar con Dan y me ha dicho que Robert debe de estartocadodeverdadporatreverteaecharlede tucasacomo lohiciste, ¿y sabesquémás?Mehadichoqueestárecluidoenlacasafamiliarconsintiendodejaraunladolosproblemasque tieneconsupadre,dejándomebienclaroquedesde luegoqueese detalle era algo impensable hacía unos días, y antes de que pasara lo que hapasadoentrevosotros.

“Bueno, ahora que acababa de soltar parte de la información quizás tuviese elvalordecogerleel teléfono,¿no?—pensabaunaequivocadaSofíaesperandounarespuestaquenollegaba.

Yaldarsecuentadeelloresoplóatravésdela líneamalhumoradasinpodersecreerlocabezotaquepodíallegaraser.

—¿Esquenotienessangreenlasvenas?¡Cogeelputoteléfonodeunavez!—terminó gritando con impotencia, y obviamente con el mismo resultado,imaginandoaunaAlexiaajenaatodoyqueseguíatanimpasible.

Amenoseraloqueparecía,sinquenadiepudieseverqueteníalacaraanegadaenlágrimas.

Sofía después de decirle todo aquello no se podía creer que no le cogiera elteléfono.Soltandotodotipodeimproperiosyvolviendoalacarga.

—¿Quieres hacer el favor de dar la cara de una jodida vez? ¿O acaso vas aconsentirqueesahijadeputaconsigaloqueverdaderamentequiere?DebesdeestarciegaparanodartecuentadeloqueestápasandoAlex,yyomesientoconeldeberde por lo menos intentar abrirte los ojos. La hija de puta de Pamela se lo hainventadotodo,¿cómohaspodidocreertetodaesasartadementiras?Yparaquelosepasprecisamentees loquemás lehadolidoaRobert,elquenuevamentehayassalidohuyendoenvezdedejarqueélmismoyenprimerapersonateexplicasequeeres lamujer de su vida, y que por lo tanto nunca sería capaz de rodar ningunapelícula estando contigo. Y para que lo sepas lo de echarle a patadas lo tienecabreadísimo, así que… ¡Túmisma! ¡Si quieres joderte la vida hazlo, ya eres losuficientementemayorcitaparasaberloquequieresyloqueno!

Yconunenfadoademásdeunafrustracióndemildemoniosterminócolgandoelputoteléfonohechaunaauténticafuria.DespuésvolvióalamesaenlaqueDanla

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estabaesperando.—Nimehacontestado,¿telopuedescreer?—Has hecho lo que has podido —dijo metiéndose la mano en el bolsillo y

sacandovariasmonedas—.Andavámonosdeaquí.Todoloquepodíamoshaceryalohemoshecho.Ahoradependedeella.

¡Tenía toda la razón! La parte en la que podía ayudarla había finalizado,agotando todas las posibilidades en un intento de que fuese capaz de reaccionar.Ahorasólopodíanesperaravercuálpodríasersureacción…Siesquelahabía.

Ylahubo,perodesdeluegonofuelaesperada.Dejándolosatodosalamañana

siguientecompletamenteatónitos.Ellunesporlamañana,aprimerahora,envióatravésdeuncorreoelectrónico

dirigidoalSeñorScotsucartadedespidovoluntario.Dejandodeprestarservicioen tanprestigiosaempresademanera fulminante.Cortandopor lo sanocualquiertipoderelaciónconél,ocercanaaél

¡Dejandobienclarasupostura!Losiguientequehizofuebajarahablarconelcaseroyanunciarlequedejabael

apartamento.Solicitando su ayudaparaque le diese cajasde cartónvacías con elobjetivo de empezar a empaquetar sus pertenencias. Estando convencida de quedaría un giro a su vida de 180 grados para seguir sobreviviendo. Algo que nopodría en un sitio en el que lo estaría recordando constantemente y aunque parallevarloacabotuviesequesucumbiravivirencasadesumadre.

Esemismodíaempezóaempaquetarsuspertenencias,admitiendoqueloqueledijoSofíaa travésdelcontestadornose le ibade lacabeza.Sintiéndosecadavezpeor ante lo que aquello parecía significar, amedida que era consecuente de susactos.Comprendiendoquelohabíavueltoahacercreyendoaalguienquesabíaquelaodiabaantesqueasunovio.Imaginándoselosumamenteduroquedebiódeserparaél.Tantoquehastaestuvoapuntodellamarleparapedirleperdónaunque,¿dequé serviría? Probablemente el que no querría ahora hablar con ella seríaprecisamente él. Yendo más allá y teniendo claro que después de ver aquellasimágeneseraellalaquesobrabaenaquelescenario.

“¿Cómo había sido tan imprudente no pensándolo antes? —se preguntabatorturándoseellamisma”.

Jamás iba apedirlequedejara su trabajo.Noeraquiénparahacerlo, ypor lotanto no tenía ningún futuro junto a él. Jamás podría adaptarse a un trabajo tanpeculiar.

YSesorbió lanarizpormilésimavezdejandoque las lágrimascayeransobresusmejillasunavezmás.

¡Nohabíaconsueloparaunachicaquedeberíasalirhuyendo!

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CAPÍTULO18Robert afrontó la conversaciónquemantuvo con supadre lomejor quepudo,

cuandoleinformódelacartadedespidoquelehabíallegadoasuordenador,yfueconscientedequeeladióseradefinitivo.Haciéndosealaideadequequeríacortaratodacostaloslazosquepodríanllegaramantenerlocercadeellaenelcasodequequisiera. Algo que comomuy bien acababa de comprobar, no estaba dispuesta aconsentir.Dándosecuentadequelamujerdesuvidaseleescapabadelasmanossinquepudiesehacernadaalrespecto.

¿Osí?Yunaideadescabelladapasóporsucabezaendécimasdesegundo…Aunquesi

lopensababien,dedescabelladanoteníanada.Eraelmomentopropicioparaello,yresultasebienonolollevaríaacabo.

¡Eraahoraonunca!Sellevólamanohastaelbolsillodelpantalónvaqueroysacóelmóvil.Después

llamóaDan.La rueda de prensa no tardó prácticamente nada en estar preparada, actuando

todossiguiendolasdirectricesdeunRobertsegurodeloquesetraíaentremanos,ycontandoconlaayudainestimabledesuqueridoamigoDan…

Yunavezque todo estuvo listo, ambosmiraron el reloj de forma impaciente,comprobandoqueenquinceminutosdeberíadecomenzaraemitirseaquellaruedade prensa excepcional. EntoncesRobert, hecho unmanojo de nervios por lo queocurriría en aquel lugar, y sobre todo por las consecuencias que habría acontinuación,bebióuntragodeaguaparaaclararselagargantamientrasqueveíaelnumerosogrupodeperiodistasdelcorazónallícongregados.

¡Estabadispuestoajugarsuúltimabazadecartas,yesloqueharía!La expectación en la sala era máxima, gracias a la urgencia y a la sorpresa

inicialquesehabíalevantadodespuésdesaberqueseproduciríaaquellaruedadeprensa.Permaneciendoexpectantesdebidoaloquetuviesequedeciroanunciar.

Palpandounagranexclusivaenelambiente.—¿Estássegurodeloquevasahacer?—preguntabaDanigualdenerviosoque

él.—Nuncaloestuvetanto.Detrás de los informativos, y en casi todas las televisiones de New York

encendidas, se pudo ver el encabezado en el que se explicaba lo que ocurriría acontinuación.Acaparandolaatencióndeunsinfíndeneoyorkinos.

Ydeformasorprendentelaslíneasestuvieronapuntodebloquearseporquetodoelmundoquería llamaral restoparaquenoseperdieran loquedebíadeserunanoticiaimportanteenlavidadelfamosoRobertBrownn.Propiciandoaqueantesde

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entrar en directo los niveles de audiencia subieran como la espuma. Nadie se loqueríaperder.

—3,2,1, ¡dentro!—gritóunode losmuchoscámarasquehabíacongregados,dandopasoaunprimerplano.

Alexiaestabarendidaynohabíahechomásqueempezaraempaquetar.Dejóla

caja en la que acababa de guardar la vajilla que heredó de su abuela abierta, yarrastrandolospies,sedirigióhastaelsofádejándosecaer.Cogióelmandodelateleyenelúltimomomentoselopensómejor,volviendoadejarlosobrelamesasin encenderla. ¡Necesitando serenarse consigomisma! No lo consiguió pues notardó en escuchar el sonido del teléfono que otra vez empezaba a sonar,levantándosecabreadaycon la intencióndedesenchufarloparaque ladejaranenpaz…

Antesdepoderhacerloelcontestadorautomáticocomenzóahablar.“—Hola no estoy en casa, ya sabes, si quieres decir algo no lo hagas hasta

despuésdelpiiiiiiiiii…”Alexiaseapresuróporquenisiquieraqueríasaberquiéneraelquela llamaba.

¡Deseando tomarse el descansoquebien semerecía!Ycogió el enchufedecididacon la convicción de tirar del cable cuanto antes para desconectarlo de la luz,implorandounpocodetranquilidad.

—¡Alexia!Iba a dar el tirón cuando escuchó a Sofía llamarla por su nombre completo.

Extrañándose de que lo hiciera, y sobre todo extrañándose del tono exaltado quetenía.

¿Habríasucedidoalgo?Aunasínocogióelteléfono.—¡Alexia! —gritó nuevamente histérica y de manera insistente—. Pon la

televisiónenelcanal23.¡Inmediatamente!“—¿Qué?¿Quepongalatelevisión?¿Esquesehavueltoloca?”—¡Alexia!¿Meestásoyendo?—continuabagritandoexaltadapeleándoseconel

contestadorautomático.“Comoparanohacerlo…—ysedirigióalamesacondesgana”.Seguidamentealargó lamano,cogióelmandoadistancia,ypulsóelbotónde

encendidohaciendocasoasuamiga.Siendocapazdenoquedarsecompletamenteajenaaloquepodríasertanimportante,ysintiendounagrancuriosidadacercadequéseríaesotanimportantequequeríaqueviese,yqueaella,laestabaexaltandotanto…

¡¡¡Yterminóabriendolosojoscomoplatos!!!QuedándoseheladaviendolacaradeRobertendirectorodeadodeunmontóndemicrófonosdetodaslascadenasasualrededor.

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—Alexia—Suamigaseguíahablandoyhablando,escuchándoselavozhistéricadefondoyantesdequeterminarachillando—:¿Meestásoyendo?¡¡¡Tejuroquesinolovestevasaarrepentirelrestodetuvida!!!

Alexiaporsupuestoquenolaestabaescuchando.Loúnicoqueellapodíahacerahoranoeraotracosamásquemirarconperplejidadalapersonaquesalíaenlatelevisión,yqueparecíamirarla sóloaella.Ymientras lohacíael corazón se leencogió, percatándose de la tristeza que transmitían aquellos ojos azules tanbonitos,intentandoimaginarelmotivo…¿Quizásella?

Rápidamente apartó esa idea descabellada de su cabeza ante lo absurdo de lasituación, permaneciendo atenta a todo lo que estuviese a punto de ocurrir enaquellosestudios,ysobretodoaloquetuviesequedecirendirecto.Dejándosecaersobre el sillón sin apartar los ojos de la pantalla hecha un mar de dudas, perodispuestaaescucharle.

—Buenastardesatodos.Sientonohaberosavisadoconmásantelaciónperome

ha resultado totalmente imposible. Os tengo que comunicar una decisión que hetomadoestamismamañana,yquehasidolacausantedequenohayahabidomuchotiempoparalapreparacióndelaruedadeprensa.

Bebióunpocodeaguaysiguió:—Bien,comoalgunosyasabéis,lasegundapartedelapelículaqueseacabade

estrenarhacepocoseibaaempezararodarenbreve.Creoqueesjustoqueseayoquienanunciequenoseréelprotagonistadelanuevapelícula…

Lacaradeasombrodelosallícongregadosnopudosermayor.Levantándoseungran revuelo en toda la sala comenzando a formular preguntas como locos.Hablando unos por encima de los otros queriendo tener las respuestas a suspreguntas.

Robertnoentendíaaningunodeellosysedispusoacalmaralosreporterosqueparecíanincansables.

—Por favor—dijo alzando la voz para apoderarse nuevamente del control—,despuésdedeciros loquequierohabráun turnodepreguntas.Noospreocupéis.Responderéatodasycadaunadelasquemehagáis,¿entendido?

Y como escucharon lo que todos querían, se callaron a la vez. Dejándolocontinuar.

—Comoosibadiciendo,yonoseréelprotagonistadelanuevapelículadebidoaunarazóndeconsiderablepeso.—Ydeliberadamentedejódeprestaratenciónalosperiodistas allí congregados dirigiéndose a la cámara. Mirándola a través deaquellosespectacularesojosconlaclaraintencióndedirigirseaella.Únicamenteaellasiesqueloestabaviendo,yfuecuandoanunció—:…Elmotivoporelquenorodarélapelículaesporque…

Unsilencioabsolutoinvadíatodalasala.Permaneciendotodosexpectantesantes

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dequeescucharanporsuboca:—¡Dejolaprofesión!—¿Qué?—preguntaron todos otra vez almismo tiempo haciendo que el caos

aparecieranuevamente.Levantándoseungranrevuelo.YAlexiamientras no daba crédito a lo que estaba sucediendo, ¿de verdad era

cierto lo que acababa de escuchar? Siendo por primera vez consciente de que elmensajeibadirigidoúnicayexclusivamenteaella.Llevándoselasmanosalacaraconunaexpresiónincrédulaporloquetodavíanoeracapazdeasimilar.

“¿Quedejabaqué…?”—¡OhDiosmío!¡Nopuedeser!—hablóenvozaltahaciéndosealaverdadera

ideadeloqueaquellosignificaba.El teléfono de casa y el móvil no tardaron en empezar a sonar de manera

incansable. Limitándose a dar más volumen centrada en lo que estaba viendo yescuchando. Sobre todo escuchando sin percatarse de lo que realmente estabasucediendoendirecto.

—Chicos,por favor, todavíanohe acabadoydebodarosotranoticia antesdedar paso al turno de las preguntas—decía unRobert paciente para reconducir laruedadeprensa.

“¿Quehabíaalgomás…?”A esas alturas Alexia pensó que todo era posible, digiriendo todavía la

impactantenoticiayvolviendoaoírsuvoz.—A partir de mañana tomo la dirección de Scot Consulting… —asumió

tranquilamenteyconunaenterezaúnica,dejandoaunladoloqueconllevabadicharesponsabilidad.

¡Dejandoamásdeunoconlabocaabierta!Y Alexia, de haber permanecido de pié, se habría caído de la impresión.

Abriendo los ojos de manera desorbitada, y permaneciendo completamenteincrédulacreyendoqueestabasoñando…¡OhDios!Deverdadestabarenunciandoatodopor…¡¿Ella?!Empezandoaentenderlotodo.

Aquella rueda de prensa se había convertido de repente en una tapadera. Unatapaderaurdidayplaneadaúnicamenteconelobjetivodehacerllegarunmensajealapersonamáscabezotaeinseguradelplaneta.

¡¡Ella!!Ysupoexactamenteloqueharíaacontinuación.Pegóunsaltodirigiéndoseapresuradamenteasuhabitación.Unavezallíabrióel

armarioycogió loprimeroquepilló,nohabíaniunminutoqueperder.Aquelloeraunadeclaracióndeamorentodaregla,yellanoibaaquedarseallíplantada.Iríaensubuscaporprimeravezydejaría lashuidaspara siempre.Era lomenosquepodíahacerporéldespuésdetodoloqueestabahaciendo.

¡Amándolomásqueasupropiavida!

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Unavezqueestuvolistasaliódeledificioatodaprisaycasifueatropelladaporun taxi.Dándoleelaltosobreelcarril sinningúnmiramientoyconel imperiosodeseodellegaralasaladeprensaenlaqueseestabadesarrollandoelprincipiodesuvida…Ydebíahacerlo,¡ya!

Le dio las señas que Dan le acababa de dar por teléfono, y el hombre,reconociéndola al saber loque estabaocurriendo (despuésdeque sumujer se loacabaradedecirporelmóvil),aceleróatodaprisadispuestoaayudaralaparejaqueúltimamentesalíasiempreenlasrevistas,aportandosugranitodearena.

El taxista frenó en seco en cuanto llegó a su destino, y no se molestó ni en

aparcarparanoperdertiempo.—¿Cuántoledebo?—Nadaencanto.Cortesíadelacasa.¡Suerte!—Gracias.—Denadapreciosa.Salió a toda prisa y se internó a la carrera dentro de las instalaciones de

televisión,dondeunvigilanteledioelaltosiguiendolasindicacionesdequenadiesin acreditación podía pasar…hasta que la reconoció.Haciendo la vista gorda yabriendoeltornoparaquepasara.

—Llegasatiempo.Lasegundapuertaalaizquierda.Alexiacontestó:—Gracias.Ylesonriócomenzandonuevamenteacorrer,llegandoalapuertaquelehabía

indicado.Abriéndolasinmás.Nadiesepercatódequeellaestabaallí,aprovechandolaoportunidadquese le

daba, y quedándose apoyada contra la pared un rato para recuperar el control ydejarque la respiraciónvolvieseasuritmonormal.Ymientras fijó lavistaenelhombrequesehabíaconvertidoen todoparaella,observandocómocontestabaalaspreguntasdelosperiodistascongregadoscercadeél.

—Esta decisión supongo que no ha sido fácil. ¿Podrías decirme Robert si esdebidaaalgunapersonaenparticular?—preguntabaeneseinstanteunreportero.

Alexiaesperólacontestacióncreyendoqueledaríauninfarto.—Teequivocasenunacosa.Ladecisiónhasidomuchomásfácildeloqueyo

pensaba…Ysí.Porsupuestoqueesporunapersonaenparticular.—¿Quién?¿Puedesdecirelnombre?—Porsupuesto.Ladecisiónquehetomadonohasidoporotromotivoquepor

laseñoritaAlexiaJammesStuart.“OhDiosmío”Losflashesde lascámarasparecieronenloquecer juntoconel restode losallí

presentes. Teniendo el privilegio de escuchar declaración de amor tan inusual, y

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volviendoapreguntarunodeellos:—¿Ydóndeestálachicaafortunadadelaquehablas?¿Sabíalodetúdecisión?—No,nolosabía.Yesperoqueloestéviendoporlatelevisión.—Peroentonces…¿seestáenterandoahoramismo?—preguntóotroreportero

sorprendidodelasuertequeestabanteniendo.—Quiero creer que sí.Comoya sabéis esta es una profesión complicada para

tenerunarelaciónestable,mássicabesiloquegrabassonescenasporno.Porellohedecididoloquequieroyloquemecompensa.Ypuedoasegurarosqueloúnicoquedeseoahoraesestaralladodelaúnicamujerquehaconseguidosacarlomejordemíysinlaquenopuedovivir.

Lamultitud de personas congregadas en torno a la televisión lloraba amocotendido debido a tan bonita declaración de amor. Desde pequeños a mayores…desdehombresamujeres…

—¿Me disculpas? —intervino una Alexia emocionada después de digeriraquellaspalabrasyante lacreenciadequeyahabíaescuchadobastante.Teniendoclaroquedesdeluegonoseibaaquedarallíparada.

¡Muriéndose de ganas de poder ver su cara cuando se diera cuenta de dóndeestaba!

Unodelosreporterossehizoaunladodemalaganadejándolapasar,yentonceslareconoció.Sonriendoconalegríaydescubriendoqueaquelloibaaterminardelamejordelasmaneras,dandouncodazoaotroreporteroqueteníadelanteparaqueasuvezseapartara.Yasísucesivamente.

¡Permaneciendotodosentusiasmadosantelamagnituddelainesperadavisita!Robertencambiopermanecióajenoatodoloqueestabasucediendodelantede

él,limitándoseacontestarpreguntatraspregunta,ysinquetuvieseunamínimaideade lo que realmente estaba pasando… Hasta que escuchó una voz de fondo queconocíademasiadobien.Unavozquesonónerviosaalavezqueesperanzadayquedecíaasí:

—Yo tengo una pregunta —habló por primera vez en voz alta y losuficientementeclaroparaqueselaescucharaentodalasala.Dispuestaadarloqueno había hecho hasta ahora.Obviando el hecho de que posiblemente se estuvieseequivocandoyporlotantoéllepudiesedarunanegativa.

Pero…¿Yquémásdaba?¡Selodebíadespuésdetodoporloquelehabíahechopasar!Y Robert, nada más escuchar aquella voz que llevaba tan dentro, pensó

esperanzado:“No. No puede ser…—se decía levantando la mirada de los micrófonos allí

congregadosyalzándolahaciaellugarexactoenelquecreíahaberlaescuchado.¡Encontrándoselaaescasosmetrosdeél…!Eltiempopareciódetenerse,yunaAlexiahistéricaporelposibleacontecimiento

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de aquella escena que parecía sacada de una película romántica, se limitó aobservarle con los nervios a flor de piel intentando disculparse a través de unamirada que le decía lo mucho que lo quería. Deseando sentirse abrazada poraquellosbrazosque tanto lehabíandado,pero sin tenerunamínima ideadecuálpodría ser su reacción. Viéndose rápidamente recompensada, quitándose un granpesodeencima,encuantosepercatóde la sonrisadeplacerdeunRobertque lodecía todo con aquellos espectaculares ojazos azules y aquella sonrisa que lecruzaba la cara. Dejando ver lo feliz que estaba y queriendo que todos fuerantestigosdelasorpresatangrataqueseacababadellevar.

—¿Puedohacerla?—insistiólograndollegarasudeseadoobjetivo.Poniéndosedepuntillasyalzándoseparabesarleenloslabios.

Robert cerró los ojos sintiéndose en casa, y mientras lo hacía disfrutaba delverdadero placer que se le otorgaba, pasándole las manos por la cintura paraestrecharla contra su cuerpo sin que le importara el hecho de que estuvieran endirecto.

¡Ladichadetenerlaeratangrandequeabsolutamentenadaimportaba!SegundosdespuésAlexiaseseparóunpocodeélcon laclara ideadehacer la

preguntaqueteníaenmente,yqueporencimadecualquierotracosanecesitabaquele respondiera, eso sí, en ningún momento dejó de abrazarlo. No después delsufrimiento que habían pasado en aquellos largos y agónicos días en los quepensaronquetodosehabíaacabado.Mirándolointensamente.

—No se os oye, por favor coge el micrófono —le decía un chico ansiosoalargandoelsuyo.

Alexianose lopensó.Cogióelmicrófonoante laatentamiradadesuchicoyesperó obediente a que le diese permiso, y mientras esperaba se miraronmutuamentediciéndoselomuchoqueseamabanatravésdesusojos.

—Dispara—lesusurróentonotraviesoconvencidodequenoladejaríaalejarsedeélnuncamás.

SeguidamenteunaAlexiaconlosnerviosaflordepiel,yalaqueleempezóacostarrespirarconnormalidadaldarsecuentadelamagnituddetodo,seacercóelmicrófonoalabocayseconcentróenloqueabuenseguroseríalapreguntamásimportante que nadie le había hecho hasta el día de hoy… y menos en directo.Sosteniéndolelamiradacomobuenamentepodía,transmitiéndoletodoloquesentíaporél,amedidaqueeranenvueltosentreunsilencioatronadorantelaevidenciadeque nadie hacía el menor ruido para no perderse lo que suponían algoverdaderamenteimportante.

¡Lo que con toda probabilidad sucedería! Siguiendo en directo con laretransmisióntanpocoinusualqueestababatiendotodoslosrecordsdeaudienciayqueteníaatodoslosespectadoresenvilo.Escuchandofinalmentelapreguntaquelequeríahacer,atreviéndoseapronunciarlaenvozalta.

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—Robert, hace un tiempo me dijiste algo que nunca olvidaré, y es justo quetambiéntedigaqueporsupuestoyotambiéntequieroenmivida.Lapreguntaes…¿Quierescasarteconmigo?

FIN

NOTADELAAUTORA:Sitehagustadoestanovelapróximamenteunnuevotítuloteestaráesperando…

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