Teatro Del Oprimido en Mujeres - Carolina Santos
description
Transcript of Teatro Del Oprimido en Mujeres - Carolina Santos
LOS ESTUDIOS CULTURALES: “PESIMISMO DEL INTELECTO, OPTIMISMO DE LA
VOLUNTAD”
Ensayo de admisión: Maestría En Estudios Culturales
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
MARTHA CAROLINA SANTOS CORRALES
cc 52.917.029
Bogotá D.C
2013
LOS ESTUDIOS CULTURALES: “PESIMISMO DEL INTELECTO, OPTIMISMO DE LA
VOLUNTAD”1
Martha Carolina Santos Corrales
El presente ensayo expone una sencilla propuesta sobre lo que puede entenderse
como la institucionalización de los Estudios Culturales, teniendo siempre como base su
preocupación por organizar una perspectiva teórica que dé cuenta de las dinámicas
culturales del ser humano, en su necesidad de examinar la realidad socio-histórica desde
un punto de vista crítico, analizando las relaciones interpersonales, el lenguaje (sus
símbolos y significados) y los medios de expresión por los cuales se dan los consensos
sociales y sus formas de representación y reclamación en el mundo, para una
comprensión intelectual desde su “terrenalidad”2 en el sentido que Hall lo expone, siempre
cambiantes, siempre diversos.
Dicha comprensión deviene entonces de enfoques o “narrativas” interdisciplinarias que
requieren la construcción de una nueva “tensión modesta” en el que hacer del profesional
interdisciplinario, en su ineludible compromiso por vislumbrar y enriquecer las dinámicas
culturales de la sociedad en determinado momento histórico, enriquecer el conocimiento
propio, y enriquecer las formas de transmisión que fortalecen el “intelectual orgánico” tal y
como lo presenta Hall, apartir de los avances en el desarrollo del “intelectual específico”
crítico.
Podría decir, sin ninguna pretensión de definición, que los Estudios Culturales son aún
un “ruido teórico”, término empleado por Stuart Hall para referirse a los trabajos realizados
1 Frase empleada por Hall para hacer referencia a la tendencia del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos para estructurar su que hacer sin ningún referente orgánico (1992; pág. 56)2 Término de Edward Said citado por Stuart Hall en su texto “Estudios culturales y sus legados teóricos”, para referirse a la intención de comprender los estudios culturales de manera limpia de significados, textualidad y teoría.
inicialmente en el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos en la Universidad de
Birmingham, que se constituyen entorno a la preocupación por organizar una perspectiva
teórica que de cuenta de la “cultura popular” (Williams, Hoggart, Thompson), o de la
“cultura de masas” (Adorno, Leavis), o dela “crítica cultural” (Nelly Richard), como un
fenómeno complejo que explica la construcción de la realidad social de los seres
humanos en cierto momento histórico.
Los Estudios Culturales son una “narrativa”3 intelectual comprometida políticamente,
producto de una serie de sucesos históricos. Inicia con el eurocentrismo, que basado en
el marxismo explica las relaciones de consumo del arte, para ser redefinido
posteriormente tras el surgimiento de la democracia, el individualismo y el libre mercado
en el siglo XX; la aparición de Estados Unidos como primera potencia mundial; la
descolonización del “tercer mundo” (West; 1990); la irrupción de los movimientos de raza
y el feminismo, y los aportes interdisciplinarios y pluralistas de artistas e intelectuales
ingleses, franceses, alemanes, italianos, y latinoamericanos; quienes cuestionan sus
realidades desde la experiencia misma del acontecer histórico correspondiente, llevando a
una renovación de las posturas teóricas de los Centros.
Entonces se retoman temas como la política personal, el poder, la moral y el género, lo
cual implica a su vez pensar las prácticas y narrativas en términos de las crisis histórica,
cultural y social de cada espacio económico y político de cada grupo, etnia u otros, para
generar formas creativas de responder a las dinámicas culturales, miradas y/o posturas
críticas en la búsqueda de mantener la libertad y dignidad humana (West, 1990), que
han de verse como construcciones de un “intelectual específico”, los cuales logran
materializar de cierta manera la apuesta por una institucionalización, por la conformación
de un “intelectual orgánico”.
3 Narrativa para Fernández Hasan (2004) o formación discursiva para Foucault y Hall
Los “intelectuales específicos” son desde esta perspectiva, ese sin número de
proyectos teóricos que surgieron de manera interdisciplinar, y que requirieron de un
descentramiento epistémico que permitieron a su vez la singularidad y la diferencialidad
evitando la homogeneización y el dogmatismo como bien lo menciona Cornel West (1990)
o Nelly Richard (2010), para empezar a producir métodos alternativos de acercarse a la
realidad social, siempre compleja y cambiante, en el compromiso político de reconocer el
carácter activo del ser humano en la construcción de dichas realidades, a través del
complejo de interrelaciones dadas a través del lenguaje en el contexto de la acción social,
(Fernández Hasan, 2011), las estructuras sociales y las formas y prácticas sociales
(Escosteguy, citado en Fernández Hasan, 2011)
Un ejemplo es la Política Cultural de la diferencia, como una perspectiva teórica, un
desarrollo “intelectual específico”, o mejor, una narrativa producto de la articulación de
diferentes movimientos hacia el afirmación de la individualidad, la libertad y la democracia
en términos de reconocimiento de derechos, igualdad y dignidad, que mediante el recurso
de la profética desmitificación crítica se “trata de mantener las dinámicas complejas de las
instituciones y otras poderosas estructuras en función de revelar opciones y alternativas
para transformar la praxis” (West; 1990:264), opción teórica para la singularidad y
diferencialidad en un contexto que requiere estrategias novedosas y creativas que
promuevan la auto evaluación y una autoconciencia.
Ejemplo de esta revelación creativa de nuevas opciones y alternativas para transformar
y comprender las nuevas dinámicas culturales, las nuevas narrativas, se encuentra en la
Psicología Social Crítica, la cual abarca las prácticas sociales, la intersubjetividad, la
construcción de los significados sociales y la continua reproducción y trasformación de las
estructuras sociales (Ibañez, 1990 citado por Estrada 2004) que requieren
indispensablemente de las teorías de la cultura, sus métodos de investigación y aportes
epistémicos. Ésta se vio obligada a replantearse diferentes posibilidades para la
reconstrucción del yo - social, enfocándose en éste como la narración microsocial de las
narraciones sociales que lo constituyen: allí en donde los intercambios sociales activan
acuerdos históricamente construidos para la interpretación de la conducta, determinadas
así mismo por el contexto discursivo de las interacciones, y particularmente el poder y el
estatus (Bohan 1997, citado de Estrada 2004). Un tipo de contexto discursivo de las
interacciones es el arte, como medio en el cual se entrelaza un tejido social sano a través
de la construcción de la intersubjetividad en el otro, y en él mismo, generando esa
relación que crea sentidos (Maritza Montero, 1996) lo cual a su vez permite la proyección
y reproducción de un grupo social que re significa su contexto, para lograr la
transformación del yo y la cultura (yo social).
Ahora, esa singularidad y diferencialidad desde el desarrollo del “intelectual específico”
en medio de la interdisciplinariedad de que se ha tratado, en función de abordar
creativamente opciones y alternativas para transformar y comprender la praxis de la
cultura desde sus dinámicas complejas, no debe ser entendida como la solución a la
institucionalización de los Estudios Culturales. Por el contrario, esta funciona como las
partes de un todo: el “Intelectual orgánico”, entendido como aquel “ruido teórico”que se
constituye entorno a la preocupación por organizar “narrativas” que den cuenta de las
“dinámicas culturales” y sus implicaciones en las estructuras sociales, desde una
“tensión modesta” (entendida tal y como lo propone Hall como ese momento que conlleva
a reevaluar algo en la dinámica del conocimiento) practicada por los intelectuales o
trabajadores culturales adheridos a esta “creencia” o “como si”4 de la posibilidad orgánica
mencionada por Hall (1992:65), como un proyecto serio de constante debate teórico-
crítico-cultural e intelectual y sobre todo responsable para consigo mismo, la sociedad y el
4Término empelado por Stuart Hall en “Estudios culturales y sus legados teóricos”.
cuerpo colegiado de esta pseudo – institucionalidad, siempre cambiante pero con un
pseudo– referente orgánico: la dinámica cultural. Sería, de manera lúdica, algo así como
un círculo cromático, con todas sus gamas compuestas por la luz.
Desde esta perspectiva se hace necesario construir nuevas narrativas, nuevas
formaciones discursivas, o nuevas formas de resistencia a las producciones estables,
tanto en las culturas locales como en el mundo globalizado, construcciones por las que
apela Cornel West (1990),en la necesidad de esa singularidad y diferencialidad en el
desarrollo del “intelectual específico” en medio de la interdisciplinariedad, lo cual implica el
reconocimiento de la dimensión ético-política intrínseca al trabajo intelectual (Flórez y
Millán, 2002), para quienes con sincera voluntad contribuyen al desarrollo de la academia,
no por academia, sino por lo que ella aporta a la sociedad en la comprensión de sí misma
y su dinámica cultural, y a la formación de un “intelectual orgánico”.
Entonces, ¿para qué suscribirse en la línea de los Estudios Culturales pseudo
institucionalizados, con un pseudo – referente, que además requiere de una “tensión
modesta” y constante para llegar a comprender las dinámicas culturales siempre
cambiantes en un mundo globalizado? Particularmente, los Estudios Culturales ofrecen
en el ámbito de lo estético y lo artístico, ese prisma que permite activar procesos
psicosociales para comprender la expresión de género en un mundo que ha
reinterpretado la concepción femenina, el concepto de mujer y sus roles en el
mundo, a través del arte, la Psicología Social y la Cultura, y sus instrumentos: la
metáfora lingüística, la textualidad y el significado. Se hace entonces necesario vivir
la “tensión modesta” de un fenómeno social que requiere una narrativa compleja que
conlleve al crecimiento personal, al institucional y al social.
Referencias:
ESTRADA MESA, Ángela María (2004) “La psicología social en el concierto de la
transdiciplinariedad, retos latinoamericanos”. Revista de Estudios Sociales. Número
18, pp 51 – 58.
FERNÁNDEZ HASÁN, Valeria (2011) “Estudios Culturales en América Latina”. Nómadas,
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Número especial América Latina.
FLORÉZ, A y MILLÁN, C. (2002) Introducción. En A. Floréz y C. Millán (Eds.), “Desafíos
de la transdiciplinariedad”. Universidad Javeriana – CEJA: Bogotá
HALL, Stuart (1992).“Cultural Studies and its Theoretical Legacies”.
LUENGO CRUZ, María (2006) “Fundamentos y carencias de los estudios culturales: una
revisión teórica crítica del ámbito popular culture”. REIS: Revista española de
investigaciones sociológicas. No. 115, págs. 101-134. En
http://dialnet.unirioja.es/servlet/busquedadoc?t=estudios+culturales&db=1&td=todo
MATO, Daniel (1996). “Procesos culturales y transformaciones sociopolíticas en América
Latina en tiempos de globalización”. En Daniel Mato, Maritza Montero y Emanuele
Amodio (Comp.), América Latina en tiempos de globalización: procesos culturales y
transformaciones sociopolíticas, Caracas. UNESCO/Asociación Latinoamericana de
Sociología/Universidad Central de Venezuela. Consultar en:
www.globalcult.org.ve/doc/mato/Intro96.pdf
MATO, Daniel (2005), “Cultura, política y sociedad: perspectivas latinoamericanas”
(Comp.). CLACSO: Buenos Aires.
RICHARD, Nelly (2010) (ed.), “En torno a los Estudios Culturales. Localidades,
trayectorias, trayectorias y disputas”. CLACSO, 1ª. Edición: Buenos Aires.
WEST, Cornell (1990) “The new cultural politics”