Teatro Para Niños

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TEATRO INFANTIL EN LA ESCUELA El rol de los profesionales a cargo del proyecto Previamente conviene apuntar que el bibliotecario no debe parecerse en absoluto a una máquina de impartir conocimientos. Nada más lejos de eso. Por el contrario, debe ser el encargado de potenciar las capacidades del alumno, el que descubra junto a él y el que, en definitiva, proponga al niño todos aquellos materiales, temas, juegos, que sirvan de punto de partida al trabajo a realizar. Por tanto, el bibliotecario debe preocuparse por encontrar las motivaciones y estímulos que haga progresar al alumno en la materia que sea. En el caso concreto de la actividad teatral en la escuela podríamos señalar como aspectos de mayor importancia a desarrollar por el profesor los siguientes: • Crear estímulos y motivaciones variados Sugerir juegos. • Sintetizar y canalizar las propuestas de los niños. • Buscar los métodos de hacer avanzar los trabajos. • Objetivar las relaciones. En suma será el motivador y animador de la incipiente creatividad del niño y del grupo. Como motivación general y primitiva para el niño, no hay nada mejor que la posibilidad continua de descubrimiento. Y aún más al descubrirse a sí mismo en "otras dimensiones" y a los demás compañeros en aspectos que podríamos llamar "inhabitúales". Ello equivale a seguir sin más el proceso natural del niño: el conocimiento en sí mismo y de sus posibilidades expresivas y, a continuación, su puesta en relación con los demás. ¿Cómo cumplir este papel de motivador animador en la práctica? Muy sencillo, a través de un ambiente de juego en el que el bibliotecario debe ser un "jugador cualificado", cuya misión comprende y acepta el niño rápidamente. Su papel estará un poco a caballo entre la imagen que el niño tiene de él y la del compañero de juego. Unas veces su actuación puede estar más cerca de un lado y otras veces del otro. Una actitud importante a adoptar es la de evitar valoraciones, a las que los niños - como reflejo de la sociedad- están tan

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TEATRO INFANTIL EN LA ESCUELA

El rol de los profesionales a cargo del proyecto

Previamente conviene apuntar que el bibliotecario no debe parecerse en absoluto a una máquina de impartir conocimientos. Nada más lejos de eso. Por el contrario, debe ser el encargado de potenciar las capacidades del alumno, el que descubra junto a él y el que, en definitiva, proponga al niño todos aquellos materiales, temas, juegos, que sirvan de punto de partida al trabajo a realizar.Por tanto, el bibliotecario debe preocuparse por encontrar las motivaciones y estímulos que haga progresar al alumno en la materia que sea.En el caso concreto de la actividad teatral en la escuela podríamos señalar como aspectos de mayor importancia a desarrollar por el profesor los siguientes:

• Crear estímulos y motivaciones variados

Sugerir juegos.• Sintetizar y canalizar las propuestas de los niños.• Buscar los métodos de hacer avanzar los trabajos.• Objetivar las relaciones.

En suma será el motivador y animador de la incipiente creatividad del niño y del grupo. Como motivación general y primitiva para el niño, no hay nada mejor que la posibilidad continua de descubrimiento. Y aún más al descubrirse a sí mismo en "otras dimensiones" y a los demás compañeros en aspectos que podríamos llamar "inhabitúales". Ello equivale a seguir sin más el proceso natural del niño: el conocimiento en sí mismo y de sus posibilidades expresivas y, a continuación, su puesta en relación con los demás. ¿Cómo cumplir este papel de motivador animador en la práctica? Muy sencillo, a través de un ambiente de juego en el que el bibliotecario debe ser un "jugador cualificado", cuya misión comprende y acepta el niño rápidamente. Su papel estará un poco a caballo entre la imagen que el niño tiene de él y la del compañero de juego. Unas veces su actuación puede estar más cerca de un lado y otras veces del otro.Una actitud importante a adoptar es la de evitar valoraciones, a las que los niños - como reflejo de la sociedad- están tan acostumbrados. Es por ello que el sistema de valoración de estas actividades no puede ser el habitual. A diferencia de la actividades que trabaja el alumno en el aula donde el estímulo es una posible buena nota o muy positiva valoración no es el adecuado en estos casos, los estímulos deben ir por otro camino. Además pensamos que todo acto expresivo, si es libre, es positivo. La competencia no es posible. No seríamos capaces de establecer un criterio objetivo que permitiese valorar como mejor o peor un acto expresivo de un niño frente al de otro. Si ambos son libres y responden a sus necesidades expresivas, ambos son igualmente válidos.

La dificultad reside en que sean libres. Si no lo son hay que tratar de desinhibir al niño para conseguir que más adelante lo sean, pero en ningún caso aumentar su inhibición con un criterio valorativo. A través de estos trabajos vamos permitiendo al niño liberarse, para conseguir estabilizarse posteriormente de la manera más cercana posible al equilibrio psico-físico apuntado con anterioridad.

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Otra de las actitudes más importantes que debe adoptar el bibliotecario es el motivar a los niños.