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    Tras los mitos del placer siguieron los del poder, y ahora otra vez los delpoder desalojan a los otros en un movimiento de sstole y distole que tantoparece agradar a la misma naturaleza. La inteligencia standard de losredactores de anuncios y noticias, de los dibujantes de afiches, de losejecutantes de saxfono, de los autores de comedias para homosexuales, detodos los proveedores de residuos, rebarbas, limaduras y desperdicios de las

    fabricas son los primeros mrtires.En aquellos antiguos mitos el hombre tena fe, eran su imagen ysemejanza, no eran mitos con vida propia, llegados a la existencia porgeneracin espontnea, sino formas concretas, especie de autovacunaselaboradas con los mismos sinsabores y esperanzas del paciente: eran mitoscomo las divinidades mobiliarias, domsticas y cvicas de los romanos,mezcladas a todas las acciones de la vida cotidiana. Estos, en cambio, exigen alhombre; proceden al revs, lo convierten en un ser mentalmente organizado asu imagen y semejanza, lo obligan por coaccin fascinante, son categricos,triviales, agradables.

    El hombre no ha perdido su fe, porque la fe del hombre es lo que estabalanzndose de lo que es a lo que quiere ser, el torso del centauro; no ha

    perdido su fe, sino que la ha depravado; no cree menos y ms laxamente queantes, sino que cree en otras cosas.

    Antes crea en lo que surga de su corazn o de su cerebro, en lo queimpregnaba su vida y lo estimulaba a vivir; ahora cree en lo que llega a susmanos desde los talleres de fabricacin en serie. La verdad es que necesita anhacerse propicias las fuerzas que lo destruyen y que nunca supo hacerlo de otramanera que postrndose. Pero cree con la misma ingenuidad, con la mismanecesidad de antes, nicamente que ahora pone toda la angustia de su vidaintil, ms torpe y fungible que el hierro, en hacer poderosos a sus dioses enquienes ve representados tangiblemente sus ms recnditos instintos. Todadoctrina que le ofrezca la dominacin como fin tiene que serle grata, como todateora que le prometa la destruccin. El hombre es el animal suicida por

    antonomasia, y su voluntad de poder, que para Nietzsche era la afirmacin de lavida, para Schopenhauer era la voluntad de cesar de vivir. Habra que estudiarsi la civilizacin entera no es el deseo de morir, como la naturaleza entera eldeseo de reposo absoluto.

    El sentido nihilista que Nietzsche descubri en el movimiento de toda lacultura y la civilizacin contempornea, es acaso el ms profundo hallazgo deese minero de las solitarias entraas del hombre. Esos dolos que veneramosson hijos legtimos de la destruccin, de la vindicta de la naturaleza, que esmovimiento ms bien que conciencia. Son los heraldos quiz del crepsculo delhombre, los que vienen a atraerlo hacia el sueo de la insensible materia enmovimiento. Dominada la naturaleza por los demiurgos de la ingeniera, lerestituyeron por ese camino su cetro e hicieron que la materia inorgnica,

    articulada, mvil, precisa, parlante, vidente pero sin alma, comenzara el cicloinverso al de la creacin: el ciclo de la destruccin, que no tiene por que diferiren los mtodos ni en el proceso, de aquel primero, pues entrando un poco a lametafsica, no sera imposible qu si hace millares de aos, cuando el lenguajeestuvo formado, el hombre alcanz su mayor capacidad craneana y su ms bellaforma mental, ahora estuviramos en un perodo avanzado de la destruccin.Unicamente que esa destruccin no puede ser juzgada como tal por los mismosseres destructivos. La destruccin no tiene por qu ser retrgrada si le es msfcil serlo por las mismas vas naturales del progreso. Tambin el hombre

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    tendr que agotarse siendo cada vez ms hombre. A la creacin por lanaturaleza seguira la destruccin por la naturaleza sin marcha atrs, sino conarreglo a las mismas fuerzas creadoras. Pero, es de verdad naturaleza esemundo mecnico, producto de la inteligencia y de la laboriosidad del hombre,de su miedo cruel perpetuado a travs de la imposibilidad de librarse de susdolos? Es la naturaleza muerta, es el cero de lo que yace bajo la tierra en la gota

    del mineral, lo que no vive. Es lo que tena que moverse tambin, lo que tenaque vencerlo todo con la serensima marcha de los astros.

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    La voluntad de poder est representada en la mquina. La mquina esvoluntad sin reflexin, sin hesitacin, sin escrpulos. Es el poder, al mismotiempo. Un poder de orden sobrenatural, en cuanto est al servicio de un ordende cosas que no solamente ignora la mquina, sino el que la pone en movimientoy hasta el que la ide. Entendemos por voluntad en la mquina la realizacin deuna tarea, no importa cual, ajustada a un propsito de antemano. El trabajo con

    arreglo a un plan.Correr por railes, machacar un remache, soldar cajas de hojalata.

    Cualquiera de estas acciones est previamente trazada con matemticaseguridad, y la mquina no hace ms que realizarla. Est al servicio de esepropsito y le sirve ciegamente, mecnicamente, aunque el mundo se destruya.Eso es lo sublime en el concepto de la voluntad. Ignacio de Loyola se habapropuesto una victoria que exiga tambin cerrar los ojos, anular la reflexin, nopensar, sino obrar con un fin. El hombre convertido en voluntad; es decir, elhombre convertido en accin; es decir, el hombre convertido en una mquinaque sirve a la verdadera religin. Ms bien que una mquina, un arma. Elhombre convertido en una mquina que es al mismo tiempo un arma: lamquina de San Ignacio de Loyola.

    Voluntad convertida en mquina, eso es tambin lo que caracteriza alhombre que est al servicio de la mecnica del mundo, por las fuerzasmecnicas contra las fuerzas orgnicas; el hombre blindado, en cualquier formaes un hombre templado como el acero, al servicio de una causa, no importacual, que funciona para ello, como la bala funciona para lograr su blanco y larueda para llegar a un lugar y los rodajes para alcanzar la fabricacin de unobjeto. La mquina no interesa, sino el objeto que se va a fabricar. En el hombreblindado, el hombre torpedo, hombre propagandista, no importa l sino laaccin que realiza. Ha dejado de ser un hombre, un ser humano, para ser unvehculo que transporta una voluntad, que est en marcha para algo.

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    El mundo de la mquina, por el contrario, no tiene ninguna finalidad; esun circuito cerrado, como el funcionamiento de cualquier mecanismo cuyaaccin cclica vuelve a comenzar en el mismo punto en que termina. No tieneninguna vitalidad en s mismo, sino que sirve como medio, como la herramientade que naci, entre el hombre y el mundo. El rendimiento prctico que se extraees el bienestar, una mayor capacidad para que la vida cobre, por reaccin, sums amplio y hondo sentido; algn fin cualitativo, pero el objeto para el cual semueve, el destino para el que fue puesto en movimiento, es la cantidad, el

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    beneficio no disfruta, aunque las use. A pesar que ese mundo de la accinobediente no le pertenezca ni le est sometido, (porque l pertenece, l estsometido), y sea indiferente a su mandato personal, a su voz y a su mano;aunque esos trenes correran lo mismo si l muriese de repente, estn sumadosa su voluntad precisamente porque de antemano su voluntad se ha sumado aellos. En realidad, no puede nada; su voluntad ha sido restringida hasta el

    extremo. Y si l, el consumidor de esos adelantos, est sometido, el dueo no esms libre. Muy bien puede ocurrirle a un multimillonario capaz de promover ala distancia una guerra o un cambio de gabinete, que advierta que toda suactividad est acondicionada desde fuera de l tan fatdicamente como para elpobre, y que en ningn momento hubiera podido retirarse a descansar. Desdela parte externa parece ser su demiurgo y desde dentro es su juguete tambin.

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    Las ltimas metamorfosis de la mano se vuelven contra quien las hizo;esa rebelin es un suicidio. La mano universal del hombre, en el uso de supoder mximo, quiere matar a su dios sin prepararle siquiera una sepultura

    decente. Esa grandeza es simplemente un hacinamiento piramidal de lasderrotas individuales, es grandeza porque es cantidad, volumen, ocupacin,dominio; pero su valor verdico es la miseria, la desesperacin, la prdida de losincentivos indispensables para seguir adelante. Fltales, a la mquina y al arma,un ideal de la misma complexin de la carne y del espritu, aunque se forjenteoras paradojales para cohonestarlas. Mientras no se entreguen ellas mismasen su servidumbre, mientras ellas exijan que se las sirva, la fuerza de lasdnamos es la debilidad de los brazos sin ocupacin, la riqueza tesaurizada yestibada en cofres y depsitos es la pobreza de los que no tienen nada. Toda esasuperestructura, sin duda maravillosa y grandiosa, tiene como meta un designiosuicida, se dirige en un avance coordinado, preciso, avasallador, contra losreductos en que el hombre sin esperanza y sin fe, aguarda la vejez y la muerte.

    No pertenece a nadie si no pertenece a la humanidad.Lo que pertenece a la conciencia del hombre es la vida y el progreso que

    sirve a su vitalidad, y la civilizacin entera, que lo ha superado en mltiplesconceptos, tiene que ser para l o debe ser destruida. La civilizacin urbana,fabril, del centmetro, gramo y segundo, puede ser usada y comprendida por elhombre, puede llenarle de estupor y suministrarle momentos muy placenteros,pero no puede ser objeto de vida, de conciencia, si no est incondicionalmente asu servicio. De modo que si el sistema social, aunque errneo y nocivo, tiende aformar en l el sentimiento de la justicia, una capacidad ms intensa y sensatade su vitalidad, una conciencia ms clara de su misin social, tiene un valorverdaderamente humano a pesar de todo; de lo contrario, carecera de sentido,sera una coaccin, un error contumaz, y debera destrurselo. En vano ese

    mundo del poder egosta recurre a las frmulas de la religin, de la moral, delcarcter; en vez de salvarlo lo precipitan con su cada.

    El mundo capitalista y tcnico, dirigido por fuerzas malvadas, es ladeclaracin ms formidable de inmoralidad que se ha hecho, es la negacin delalma y del destino tico del hombre con responsabilidad consciente de susactos. No es indispensable poseer un alma religiosa para condenar por absurdoy perverso un sistema insensato; basta advertir qu es lo que est conformadocon arreglo a las leyes naturales del ser humano y lo que est conformado conarreglo a las leyes naturales de la mecnica.

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    La cultura y el saber son tambin zonas limtrofes, entre el podero de latcnica y las potencias de la vida, pero si se busca en ellas un signopredominante, se ve en su interior el esquema de la mecnica ms bien que el

    de la biologa. Constantemente la seleccin se realiza en favor de lo organizadosegn la mquina contra lo organizado segn el ser vivo.Las fuerzas espirituales que hasta hace un siglo y medio llevaban por el

    misticismo, el ensueo y la filantropa a sostener un supermundo de fuerzaspsquicas, ha cado en los campos magnticos de las bielas y las ruedas, demanera que al sistematizarse el pensamiento, al hacerse ms pragmtico, msracional, ms sensato, no ha hecho ms que entregar su albedro a laorganizacin material del mundo y proceder en funcin de l.

    Hoy no hay religin que no pueda considerarse la reproduccin delmundo de los intereses materiales batidos al plano de la supersticin y lapoltica malvada; no hay religin que no sea un sistema poltico desojuzgamiento puesto al servicio de esa organizacin. Ni ha sido nunca, desde

    que el precepto litrgico tuvo un oculto fin higinico o de coaccin, otra cosaque una regla moral, que una coordinacin de fieles, contrarios a los principiosde la vida y conjurados para servir a los planes de la organizacin de los dogmasy los reglamentos.

    Es fcil ver que las fuerzas todava refractarias al rgimen actual sonfuerzas potenciadas por un hondo pathos de conciencia, por valoresantieconmicos, de lo personal, humano, de lo justo, ms all y por encima delderecho codificado. Si la superorganizacin tcnica priva al individuo, inclusivepor la enseanza, de su albedro y de toda idea mstica, el mundo sometido es eldel especialista y el perito, y el mundo reacio es el de la conciencia rebelde, delas necesidades biolgicas del hombre como especie. Aquel juzga con un criteriostandard; ste, con su voluntad, su sangre y su conciencia.

    Aquel tiene ya la contextura de la organizacin taylorizada; ste malgastasu caudal, pierde su tiempo, arriesga su ganancia, pero est en la zona caticade la vida, defendindose contra el destino de la mquina y de las leyes de lafsica aplicadas a lo biolgico y lo psquico. Puede estar influido por la mismafuerza plstica, de la misma organizacin en general, mas est fuera delsistema. Forma parte de otro sistema, del de los frenos automticos contra lacivilizacin.

    El autodidacta es una persona que sabe muchas cosas incompletas; unapersona que sabe el segundo tomo de las cosas, admitiendo que por lo menostengan tres. La primera mitad, que se aprende en las aulas, es aquello msdifcil de comprender para el autodidacto: lo que se ha trasegado a lo largo demuchas generaciones, el saber tcnico, las clasificaciones, las frmulas, los

    teoremas, las reglas y las nomenclaturas.De las dos clases de saber, saber lo que uno sabe y saber lo que saben los

    dems, este ltimo tiene indiscutibles ventajas, porque es el saber ortodoxo, elque se necesita. Es el saber que est endentado con todo el rodaje de lacivilizacin, mientras que el otro es una cultura que va naciendo dentro mismodel individuo, una especie de robustez, de certidumbre cuya razn de ser noest en la frmula mnemotcnica, sino en la propia existencia. Lo que sabe noes teora pura, no es tampoco experiencia teorizada, es un poco su instinto de lajusticia, un poco la poesa de lo que no se puede expresar acabadamente.

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    Ciencias y artes han conseguido un punto de cristalizacin y mecanizacin en laenseanza popular. La experiencia de millones de seres que se han interesadoen la averiguacin de las causas y las leyes de los fenmenos naturales y en eldominio de las dificultades del oficio y del arte, a travs de mtodospedaggicos cada vez ms depurados, lleg a concretarse en la enseanzaoficial. Las universidades fueron siempre la escuela impersonal; la mquina de

    proveer conocimientos adecuados a las necesidades del consumo en granescala. Antes reducan las inquietudes de toda duda a la palabra del sabio, luegoredujeron el saber a frmulas didcticas, concentrando mucha materia en pocasideas y as cumplieron un gran trabajo con enorme economa de materiales y deesfuerzos. Esto mismo es lo que la mquina significa en otro orden de cosas.

    Por una parte, la enseanza es la instruccin en serie, y por otra lainstruccin standard. Con el menor desgaste de energa posible, el alumnoadquiere la mayor cantidad de conceptos elementales del saber. Compra aprecio mdico artculos bien elaborados. La asimilacin de ese saber reporta unbienestar que resulta de la confianza y la certeza de que lo que se aprende es as,sin que pueda ser de otro modo; y cuando se llega al final de un razonamientoes, indefectiblemente, a lo que se quera demostrar. El saber est condicionado

    por la utilidad. Tiene en primer trmino una aplicacin prctica inmediata en elprofesional. Pero esa asimilacin del saber sinttico excluye el ejercicio de lacrtica libre y forzosamente el raciocinio corre por los lveos de la verdaddemostrada, hasta que se adquiere el hbito de estar seguro casi siempre de loque se piensa, porque se piensa en lo que es seguro o est ya asegurado. Coneste sistema, la sociedad, las normas de la vida civilizada, obtienen el servicio, elaporte de la inteligencia. Y entonces el sistema solidificado del dogma de lautilidad no puede ser atacado sino desde dentro, lo cual progresivamente sehace ms imposible. Ninguna mquina se destruye violentamente por s,aunque se desgaste. Y prcticamente es eterna e inalterable, en la reposicin delas piezas desgastadas, en su reemplazo por otra nueva, en su evolucin yperfeccionamiento, con lo que sigue siendo la misma. Afortunadamente, la

    verdad parece estar muy cerca de lo que afirman los libros de texto, con ella seha ido muy lejos, y adems es til.

    Por todo esto es fcil distinguir al autodidacto del estudiante y delprofesional universitario. La obra del autodidacto es siempre ms personal, mshecha a su cuerpo, como la piel; la obra del estudiante se parece siempre ms ala de los otros que a l, y es ms de un gnero y de una confeccin. Elautodidacto es un artesano que caer necesariamente del lado de las ideas devalor humano, rebeldes, primitivas, vitales y estticas; el universitario tiene yasu partido, su secta y su ortodoxia y es el servidor de una mquina que producesaber. El libro de texto es un ejemplo magnfico del saber tcnico, como lapoesa lo es del autodidactico. El libro de texto es eterno, inmutable en suslneas dogmticas y generales; como la mquina, puede variar cada ao en

    modelos mejores, pero cada ao representa eternidad. Adems tiene que serincorporado al saber de los individuos extraos, impersonales, desconocidos,para que su valor social y su veracidad sean efectivos. El libro de texto equivalehomlogamente a un especfico reconstituyente de expendio libre. Difcilmentellegaramos en toda la vida a fabricar una lapicera estilogrfica bien hecha, ni aencontrar las frmulas del primer captulo de un manual de qumica o de fsica.El caso de Pascal es sencillamente monstruoso. Estas cosas se nos dan hechasporque es el resultado de muchsimas operaciones simplificadas y no tenemosms que usarlas, sin preocuparnos ms, como nos bebemos el tnico. El saber

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    pedaggico del profesor cristaliza en el libro de texto y la apetencia deconocimientos del alumno lo encuentra adecuado a su necesidad, mientras susnecesidades siguen el mismo orden del ndice del libro. Cada ao tiene mejor laforma de su cabeza y viceversa.

    Es el aparato ms aparente para satisfacer una necesidad de ordenespiritual, pero no es un alimento sinttico de alma, sino de la razn y la

    voluntad de dominio. En esta forma se ha conseguido que la mayora de losseres sepan ms o menos las mismas cosas, de la misma manera, y que seauxilien mutuamente aunque no lo quieran, es decir lo quieren porque as seahorran muchas molestias y privaciones. Se ha obtenido que la enseanzapueda proveer por igual a seres de las ms opuestas latitudes y climasespirituales y que todos ellos, que han encontrado ya el mundo constituido,hallen tambin constituido, organizado, el saber que corresponde al mundo.Con lo cual la humanidad adquiere mayor precisin, mayor justeza, da mayorrendimiento. Por eso es indiscutible que la afinidad espiritual sea ahora, entretodos los seres del orbe civilizado, mucho mayor que sus discrepancias, y que elvolumen bruto del saber en un ao sea mayor que el de toda la antigedad. Loque no puede afirmarse es cul sea el verdico valor de este saber tcnico, si no

    se le juzga por su eficacia; cul es el signo de operar que tenga, si el saber nodebiera ser nicamente emprico ni tener la conformacin, la fisonoma, laestructura de la mquina. Porque si se controla a la mquina con la inteligenciatcnica y a la inteligencia tcnica con la mquina, estamos dentro de un crculovicioso y optimista, como es natural.

    Sin duda este saber ha crecido adherido a los estratos y formacionesconcretas del mundo moderno, un poco parasitariamente; se ha nutrido de susmismos jugos, forma hoy un cuerpo siams con l y es grande porque todoaquello en que se inspira es grande tambin: Derecho, Fsica, Mecnica,Medicina, Historia.

    Cualquiera que haya sido el valor absoluto del saber de Platn oArqumedes, Leonardo, Goethe, es natural que se trata de un saber

    autodidctico que hoy no tiene aplicacin, que est a trasmano de las lneas delsaber ortodoxo. Cualquier estudiante de filosofa y de ingeniera podratratarlos con desdn; porque la verdad es que el carcter distintivo del saberactual, lo que constituye su fuerza y su seguridad, es que resulta til, muyrazonable para lo que hay que hacer, muy bien adecuado a la inmensa faena delas cosas. Este saber es tcnica tambin, es meramente un aspecto de la tcnicadel mundo actual, es civilizacin. Y tiene adems de su aspecto de utilidad, el depoder; es instrumento con que se domina la naturaleza, con que se impone algoa otros, con que se hace posible que ocurran ciertos hechos de modo distinto acomo hubieran acontecido sin su intervencin. Es tambin plstico yortopdico. Pero ese saber ya no sirve al hombre, no evita que maldiga sudestino, que tema procrear, que muera como un nio que ha sido llevado con

    engaos a la tumba. Porque al despertar a las fuerzas escondidas de lanaturaleza, stas han hecho presa de l y ahora no puede librarse de servir conl a lo que debiera estarle sometido.

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    TRABAJO

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    A la mquina no solamente se le ha transferido y encomendado laproduccin de un trabajo bruto, sino la realizacin conforme a un planinteligente, y el trabajo que realiza es por lo tanto una funcin de la inteligenciatanto o ms que de los brazos, donde cada mquina no sabe realizar sino unatarea, si bien esa tarea la realiza con una eficacia mecnica insuperable por suregularidad, uniformidad, conclusin. El operario ha dejado de ser un ser con

    iniciativa, con responsabilidad, con atencin vigilante: su atencin no se aplicaa la realizacin del trabajo sino a la tutora sobre la mquina. Puede ignorar porcompleto qu acontece en la realizacin de esa tarea, pero debe conocer lascondiciones tcnicas que se requieren para que la tarea sea bien realizada. Esun sobrestante ms que un artesano, cuya autoridad es simplemente idnea.Correlativamente, la maquinaria toda del acontecer econmico tiene suautomatismo, y en cuanto al sentido de la obra, no lo tiene ninguna persona nigrupo gremial, por lo cual el sentido de la labor escapa a la valoracinindividual, y slo es susceptible de ser entendida y regulada medianteabstracciones cada vez ms complejas.

    La produccin, la distribucin y el consumo estn planificados por lamisma sociedad, y ste es el factor determinante, la causa eficiente de esa clase

    de acontecer, que a su vez se eslabona con otros grupos o complejos deconcausas. La funcin del obrero se ha reducido a las simples notas, ms biendisciplinarias, que caracterizan la funcin del soldado. La perfeccin ejecutivanada tiene que ver con la propia conciencia; el obrero o el soldado puedenrealizar actos de cualquier finalidad, porque slo les compete el cumplimientocorrecto, conforme a su cuota de cooperacin segn una tctica que le es dadacon carcter imperativo. Se puede suplantar, en muchos casos, la tarea humana,personal, con la tarea infrahumana, mecnica, y esto es de inmediatocomprensible en el comando desde tierra de los aviones. Tcnicamente eldesideratum es obtener una clase de seres humanos que no posean ninguno delos atributos especficos, que son precisamente los que dificultan elfuncionamiento perfecto; la domesticacin de orangutanes puede reemplazar la

    hombre en muchas tareas manuales, mecnicas. Asimismo el empleo de tropascoloniales en las guerras, es otro ejemplo ilustrativo. Arma y mquina estncolocadas en el deslinde de las actividades humanas y subhumanas. Larehabilitacin de mutilados seala otro punto crtico de la deshumanizacin dela tarea, pues equivale a la reparacin por repuestos, y el desarrollo de laortopedia lleva a un punto en que la persona humana tiene en su cuerpo unaseccin puramente maquinal. En vez de perfeccionar al operario en elconocimiento de su oficio, es ms fcil llevar esa perfeccin a la mquina e irlimitando la cantidad de inteligencia exigible par la tarea. La historia de lamecanizacin de la inteligencia, la vida sabia y laboriosa, arranca deArqumedes, que concibe el mundo como una mquina; y desde RaimundoLulio, a travs de Leonardo, Descartes, Pascal y Leibnitz, avanza hasta los

    "trusts de cerebros" y las asesoras tcnicas que gobiernan a los directores yempresarios. Las mquinas cibernticas iniciaron hace poco la mecanizacindel intelecto, y el objetivo de estas mquinas no es producir trabajo sinoproducir inteligencia. Sern as las venideras fbricas de inteligencia pura,matemtica, y en muchos casos podrn avanzar sobre los lmites del clculo yde la lgica o de cualquier operacin que el ser humano pueda realizar, consignos o smbolos. Progresivamente el programa del hombre va limitndose ysupeditndose, hasta que se reduzca a la procreacin de robots vivos y esto en elcaso de que se estime conveniente que sobrevivan los serenos de la empresa. Ya

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    se sabe cun infructuosa fue la decisin de las esclavas negras que intentaronnegarse a engendrar hijos, porque se las oblig a ello hacindoseles comprenderas que eran vientres y no mujeres. Actualmente la zootcnica practica lainseminacin, que reduce la matriz a una mquina fisiolgica de concebirmellizos, o ejemplares gigantes. Una civilizacin tan complicada no necesita dela conciencia, en realidad la conciencia se presenta como un obstculo arcaico

    que ser preciso remover, si la industria de los cromosomas puede llegar a creartipos infrahumanos, ingresando, en el campo de los adelantos, como unavariedad eugnica de la antropotcnica. No ser piadoso engendrar hijosinfrahumanos para tareas infrahumanas? Aldous Huxley ha planteado bien esteproblema en The Brave World, y Geoges Orwell en 1984. Las relaciones de lossexos, pues, pueden ser esterilizada de todo resabio de zoolgico, encauzarse elEros hacia otras actividades, como lo supone la liga Antisexual en la novela deOrwell. Un mundo as nos parece horrible; pero ste es un juicio de valor. Esposible que desaparecieran casi todos los objetivos dignos del vivir y del ser,pero no hay forma de refutar a quienes admiran el progreso hasta sus ltimasconsecuencias, porque ellos nos aseguran que desapareceran tambin muchosmales correlativos.

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    ROBOTS

    Los economistas, especialmente los fisicratas y manchesterianos, estaban muyprximos a los motivos esenciales del proceso econmico y poltico de laincipiente sociedad capitalista. Consideraban al hombre como factor central dela economa, y a su trabajo como una fuerza natural gobernada tomando encuenta sus necesidades humanas integrales, de las que una muy importante erala relacionada con el trabajo y el jornal. Para Bentham, Ricardo, Adam Smith,

    los Mill, Cobden, Helvetius, Godwin y Paine, en primer trmino, el problemaeconmico era tambin un problema antropolgico y sus teoras econmicas noomitan jams la circunstancia de que estaban refirindose a seres humanos enel seno de la sociedad. Muy pronto, y precisamente fueron los primeros, losfilntropos y tericos de la injusticia social abstrajeron al ser humano paracolocar en su sitio un signo algebraico, un factor impersonal, defendiendo "unasituacin" que por igual competa al derecho, a la moral, a la economa, a lareligin y a la cultura. Pero todo ello suprimido y supeditado a una concepcinmecanizada, como si las mquinas hubiesen influido para privar a sus crticosdel sentido viviente, del contacto inmediato e intuitivo con el semejante. Se lodefenda como a un objeto patrimonial, identificado con la energa hidrulica, yse quera encontrar justificacin de su defensa humana justamente junto a un

    orden de pensamiento en que no era posible encontrar sino razones extradasdel contexto de la vida industrial y comercial, bajo la direccin de capitalismo.El desdn de Marx por Proudhon y Bakounin se descarga sobre lo que estosdefensores del hombre conservan an de ese sentido vital del problemaeconmico. Marx tena demasiada esperanza en la ciencia positiva que habaconducido al estado de deshumanizacin del mundo, y pens que de la mquinapodra extraer principios para contrarrestar su podero avasallador. Mont lamaquinaria de la economa poltica. Criticaba a Proudhon que fuera un filsofoy un metafsico porque mantena conectados los problemas de la vida social, y

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    no pens en si esa forma de plantearlos no era una metafsica y una filosofaque renunciaban a toda instancia que no se diera en los trminos de laexistencia del taller y fbrica. Karl Marx fue el primero que encerr al hombreen su recinto de cautiverio y neg que se lo pudiera liberar desde fuera;naturalmente, lo dej a merced de la mquina, negndole la posibilidad deotros auxilios. Y todava exigi que el pensar tcnico con que habra de

    liberrselo fuera de la misma clase del hacer fabril: que la mquina sedestruyera a s misma. Y necesit apelar a la violencia como nica evasin, loque equivale tambin a usar el arma con que se haba fabricado la mquina.Marx, Engels con l, eran seres sensibles y humanitarios, morales y correctos,que se interesaban por la suerte de los infelices, pero los defendieronprecisamente con las razones mejores para defender a la mquina. La muerte yla mutilacin tomadas en cifras como hacen las compaas de seguro, no debapreocupar en absoluto a un economista puro, sino para hacer tablasestadsticas. Marx se preocup porque en el fondo era un humanista y unmoralista, no un calculista tenedor de libros. Por esto cometi el error de quererdemostrar que desde el punto de vista de la aritmtica, el capitalismo y lacivilizacin de los lobos contra los lobos era un negocio que no convena a los

    capitalistas.Se conocen bien, aunque no se han difundido como se debiera, las

    condiciones miserables de vida de los operarios de fbrica en el primer perodode la Era Industrial (y en cambio ignoramos estos datos del homo faberpaleoltico). La existencia de las masas desheredadas en el inventario de lasnaciones, y al comenzarse a levantar un censo de sus condiciones de vida, detrabajo, de alimentacin y vivienda, resaltaron cifras pavorosas. La situacinacaso fuera la de otras pocas de la Antigedad y la Edad Media. En la EraIndustrial -decimos Era Industrial como decimos Perodo Neoltico, en elsentido de una nomenclatura; y el caso es que lo importante es saber en qu separecen el hombre de una y otra poca, la sociedad de entonces y de ahora, o enqu se asemejan-, los desplazados por la mquina se rebelaban con violencia,

    mientras que los apestados de clera o de fiebre amarilla moran sin rebelarsecontra las inquinidades de la naturaleza. Instintivamente los obrerosdesocupados quisieron destruir las mquinas; los jornaleros que no ganaban,contando el trabajo de toda la familia, para los gastos indispensables, se alzaroncontra los dueos de las fbricas, que ganaban muchsimo ms de lo necesario yque, en vez de atesorar la plusvala, la convertan en empresas de iniciativas, loque al fin y al cabo no era para ellos lo peor que podan hacer. Los lderes de lajusticia social, han comprendido muy tarde que el mal est en el sistema (en lanaturaleza de las cosas) y no acuden a enternecer el corazn de los opresores,como les aconsejara Lutero. Sienten que existe un derecho conculcado,nicamente que no saben cul sea, pues ese derecho no se extrae de las cosas yde los hechos sino de una nueva conciencia ms humanitaria y equitativa,

    extraa siempre al derecho positivo. No obstante, cometieron esos libres elerror de enfrentar al obrero con el propietario, sin pensar que los dos estabandentro de un mismo sistema y aun en un mismo plano, el del Dinero-Mercadera-Dinero. Marx comprendi que laFilosofa del Derecho de Hegel, suantiguo educador y maestro, no le provea argumentos vlidos para su tesishumanstica, y en su crtica se limita a negar la cultura de clase, el poderabsolutista y el mismo derecho positivo. Toda su construccin ciclpea de ElCapital, es el trabajar fuera de la realidad de las cosas con elementosdocumentales y precisos abstrados de esa realidad. Ninguno de sus sucesores

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    construy con ms solidez que l, reconozcmoslo, pero en la gran mayora delos casos desertaron de sus filas -Lassalle, Dhuring, Bernstein y los socialistastodos- porque comprendieron que el profeta y apstol de la redencin humanaestaba tambin "vendido" al capital, en cuanto demostraba el horror de estarencerrados en una fbrica y sin salida, y su trabajo de liberacin era una sabiaalbailera que haba tapiado las puertas y las ventanas. Los anarquistas y los

    cristianos puros fueron los nicos que comprendieron que es el orden yfundamento de las relaciones humanas lo que se debe reestructurarse; queperfeccionar el sistema econmico capitalista era consolidarlo, y revelar lasfallas, el tratamiento con que pueden ser tcnicamente corregidas. Esto es loque dedujo el capitalismo de estado sovitico y fascista de las laboriosasinvestigaciones de Marx, en cuanto su crtica a la economa capitalista era unadenuncia de sus imperfecciones, un dispositivo de alarma sobre las fallas de sufuncionamiento. Las razones humanas que l tuvo en cuenta, en fin, fuerondesdeadas luego porque en verdad haban sido introducidas por lclandestinamente en su teora.

    Lo curioso y paradojal -como siempre que se piensan bien las cosasdifciles- result que fueron precisamente los dueos de la empresa industrial-

    capitalista, "los enemigos del proletariado", quienes buscaron con mayor ahncoel remedio de tantos males. Los buscaron, es natural, no para aliviar la miseriay desesperacin de los pobres, sino para la creacin de mayor riqueza, paraimplantar un estndar universal de vida onerosa y hasta dispendiosa queestimulara la produccin en masa y en serie. Crear bienestar, crear mayorconsumo calificado. Y he aqu que el liberalismo econmico y la democraciavinieron a favorecer al sistema capitalista, levantando el nivel de vida de todoslos pueblos, reservndose la direccin y la iniciativa.

    Y se hubiera logrado ese beneficio indiscutible, esa victoria del lema deBentham de "el mayor bienestar para el mayor nmero", fuera de ese sistema osin la injusticia que le era inherente e inevitable? Ya el correr del siglo XIXhaba creado una conciencia ms exigente y afinada de los derechos humanos y

    hall que el confort, la buena alimentacin, la lectura barata, la escuelaelemental, el comer y vestir bien no significaban una conquista efectiva, porque"siempre subsista la relacin csmica amo-esclavo". El capitalista no habaaumentado en la misma proporcin que el obrero sus posibilidades deeducarse, divertirse, comer y vestir pues siempre haba hecho estas cosas comoindividuo y no como sociedad annima. Al contrario, estaba muchsimo mspobre que sus abuelos, se llamara Vanderbilt, Morgan, Carnagie o Rockefeller,porque tena menos tiempo para su propio solaz, y nuevas responsabilidadessociales que no lo dejaba dormir. No obstante, y a pesar de todo, haba ocurridoalgo terrible para ellos mismos y para los otros, y es la conciencia de este nuevocariz del mal lo que a todos dejaba insatisfechos: una valoracin ms fina yexacta de las relaciones humanas -y no de la imperfeccin del sistema Dinero-

    Mercadera-Dinero. El capitalismo haba creado una mayor masa bruta deriqueza y bienestar. Tambin hizo posible relevar al ser humano de las tareasinsalubres con sus sistemas de produccin afinados, disminuyendo lamortalidad y atendiendo a la salud pblica como a la educacin gratuitamente.Lo que ocurri es que los males se atribuyeron al sistema capitalista y los bienesal proceso mecnico del vivir histrico, tal como si desde fuera ingresara altorrente circulatorio de la servidumbre un bien carismtico de cultura, disfrutehednico, mayor grado de autodeterminacin. Pues aunque el obrero actual, ensu calidad de soldado de una empresa, no puede decidir su suerte, por ella velan

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    otros y acaso con mayor prudencia y seguridad de conservacin de susconquistas. El proletariado marxista en puridad no puede reprochar al sistemacapitalista ningn dao, sino al contrario, porque jams tuvo antes concienciade otros valores que el de los precios, jornales y ganancias, del nivel de vidahednico y de la cantidad de trabajo cambiado por mercaderas de consumo.Confesemos con sinceridad que el dficit y el estrago se ha producido, ms bien,

    en otras esferas; precisamente en aqullas que el proletariado no tuvo en cuentani cotiz como dignas de libertad y bienestar -antes bien lo acus decomplicidad-: la esfera de los bienes espirituales, la calidad pura de las artes, lasletras, las ciencias, la bondad, la decencia, la justicia. Nada de esto formabaparte de su patrimonio psicolgico ni de su afn revolucionario, nada de estofue defendido por el proletariado, que slo exige de los productores de culturaindustrializada un producto inferior, que satisfaga sus apetitos, y de lospolticos, una vida social rebajada y envilecida; de los fabricantes dearmamentos, mejores salarios y menos horas de trabajo; de los jefes y lderes,ms poder de fuerza agresiva y menos libertad.

    * * * * *

    ESTADO Y CAPITAL

    El estado social creado por la mquina, que es el mismo creado por elarma, el estado mecnico del mundo, lleg a tener una contextura y unafisonoma peculiar; lleg a dar a todo su imagen y semejanza. Los problemasque plante entre el capital acumulado y el trabajo disipado no tenanposibilidad de resolverse sino eliminando uno de los trminos antitticos: porsometimiento de uno a otro. Cualquier solucin eliminatoria de trminos esabsurda porque aplaza el conflicto. Es, pues, indiscutible que la fuerza de ese

    sistema cerrado no slo lleg a consolidar un orden mundial, sino a crear unaconciencia evasiva de la dificultad y a dar colorido de vida a la civilizacin de lamquina, y es indiscutible que puede seguir actuando como una fuerza inerte.Pero ese sistema tiende a detenerse, porque la solucin del tajo no es unasolucin y le priva del suministro de fuerzas externas de refresco. Si lasenergas que se conciertan para proseguir el funcionamiento de ese sistema sonextradas del mismo sistema, la duracin de su actividad es la de cualquieraparato de movimiento continuo. Porque no eran las fuerzas en juego las queestaban decrpitas sino todo el sistema social, la estructura de ese estado social.

    * * * * *

    El estado capitalista haba logrado su dominio por medio de la mquina,de la que hizo partcipe a cada uno de los seres del mundo civilizado, del orbeindustrial. Pero quedaba fuera de l el orbe humano, que mucho tiempo sesubordin a la religin, la esfera de la vida responsable. El Estado polticoindustrializado ha conseguido dar un paso ms en la esfera de la vida, mediantela mquina que tena a su disposicin. Su mquina es el arma. Arma y mquinason los dos smbolos supremos de ambos poderes correlativos, y no son sinoaspectos alotrpicos de poder originario de la mano, segn Spengler. Por su

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    medio se lleva a cabo el sometimiento de la naturaleza y del hombre. Lamquina vence en la lucha de la oferta y la demanda; pero tiene una instanciaulterior, que es el arma. El arma vence en la lucha de dominio, de la voluntad depoder colectiva; pero tiene una instancia ulterior que es la mquina. Ningunapodra subsistir sin la otra. La mquina es el arma de dominio econmico;ocupa lugares, desaloja, vence, impera. El arma es la mquina de dominio

    poltico; puede ocupar los mismos lugares ya ocupados por la mquina yultimar a los derrotados, capitular o poner condiciones. Viven en mancomnsobre un mismo terreno y si no se haban anastomosado an es porque cadacual por separado bastbase para cubrir sus propias necesidades. Las dosconsuman la misma tarea a fondo, y puesto que su origen, su naturaleza, sualma y su destino son idnticos, nada hay de extrao en que puedan soldarse alfin en un solo cuerpo. La ltima guerra demostr que eran una misma nicacosa, como el anverso y el reverso de una moneda.

    El arma no es un instrumento econmico en el mismo grado en que lamquina no es un instrumento mortal. Pero el destino de las dos es semejanteen la fecundidad y en la destruccin. Y necesariamente en las batallas que lasmquinas libran diariamente entre s, el arma les es absolutamente

    indispensable. En extremo recurso de defensa contra la mquina, el hombreapela al arma para no ser destruido; y en esa forma, salvndose, sirve a lamisma causa de la mquina, pues ambas estn dentro del mismo sistema. Laprevia lucha econmica trae consigo un desequilibrio, y esa accindesequilibradora de la funcin econmica por lo mismo que es absorbente engrado sumo, se llama crisis. La competencia es el arma de la crisis. El armaverdadera en la segunda fase de la lucha trata de restablecer el equilibrio roto yde inclinar en su ventaja la inferioridad mercantil, y a su accin equilibradorade fuerzas se llama guerra. Ambos trminos, competencia econmica o crisis yvuelta al equilibrio o guerra, son sinnimos, como arma y mquina. Pero una esun desequilibrio y otra un equilibrio del mismo sistema capitalista, cuando noes revolucionaria, es decir externa al sistema. La mquina es manejada por el

    capital, el arma por el Estado. El capital imperialista y el Estado capitalista sonla misma cosa. Uno y otro sirven en primer trmino a la banca, la industria y elcomercio nacionales y a la nacin, mas cuando se han fundido por una partencleos de intereses econmicos en ententes bancarias, industriales ycomerciales, y por otra parte ncleos de intereses sociales en ententes polticas,diplomticas y tnicas, el equilibrio roto por la crisis es restablecido por laguerra. Cualquiera que sea su resultado, desaparezcan naciones enteras y secreen artificialmente otras o no; se anexen territorios, se desquicie el anteriorsistema geogrfico poltico o no, el equilibrio vuelve a subsistir, pero ya es unequilibrio econmico, de las partes fundamentales; y entonces la guerra slo haservido para la hegemona de una nacin y la ruina de otra, lo cual nicamenteinteresa en el orden pattico. El capital iza su bandera en lo que queda y hace el

    nacionalismo de lo que resta en pie.En definitiva lo que decide de la paz es el equilibrio que el capital, como

    entidad cosmopolita, haya podido restablecer en el conjunto de los pases queforman su imperio internacional en conjunto y nacional en cada parte. Porquelos industriales y productores que obtienen prstamos en el pas derrotado acambio de concesiones, son los mismos capitalistas del pas victorioso queobtienen nuevos mercados para su oro. Por estos procesos catastrficos cambiala configuracin financiero-econmica del mundo y la organizacin queda

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