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Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 249-278 249 Tecnología musteriense en la región madrileña: un discurso enfrentado entre valles y páramos de la Meseta sur Javier Baena Preysler 1 , José Polo 2 , Sergio Bárez Cueto 2 , Felipe Cuartero Monteagudo 1 , Marta Roca 1 , Ana Lázaro Lázaro 1 , Ana Nebot 1 , Alfredo Pérez-González 4 , Teresa Pérez 3 , Inmaculada Rus 1 , Daniel Rubio 1 , Diego Martín Puig 1 , Carmen Manzano 1 , Iván González 3 , Raúl Márquez 2 Rebut: 05-03-2008 Acceptat: 30-11-2008 Resumen El área madrileña es una región rica en yacimientos paleolíticos conocidos desde antiguo. Los depósitos de terrazas de los principales ríos de nuestra región han permitido conocer un elevado número de yacimientos vinculados a los entornos fluviales, sin que hasta el momento se cono- cieran testimonios fuera de estos contextos. En los últimos años, la política de gestión del patri- monio emprendida por la administración madrileña ha facilitado la localización de nuevos con- juntos bien datados que en el futuro próximo ampliarán nuestro conocimiento sobre la actividad de los grupos musterienses de nuestra región. En este trabajo, se ofrecen los primeros resultados obtenidos en el yacimiento de El Cañaveral - Madrid, cuya excavación ha puesto de relieve la importante concentración de hallazgos relacionados con la explotación de sílex, así como un pri- mer avance de las estrategias empleadas en su obtención y explotación. Palabras clave: Pleistoceno, sílex, Achelense, Musteriense. Resum. Tecnologia mosteriana en la regió madrilenya: un discurs enfrontat entre valls i erms de la Meseta sud L’àrea madrilenya és una regió rica en jaciments paleolítics coneguts des de fa anys. Els dipòsits de terrasses dels principals rius de la nostra regió han permès conèixer un elevat nombre de jaci- ments vinculats als entorns fluvials. En els últims anys, la política de gestió del patrimoni ini- ciada per l’administració madrilenya ha facilitat la localització de nous conjunts ben datats que en un futur pròxim ampliaran el nostre coneixement sobre l’activitat dels grups mosterians de la 1. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Campus de Cantoblanco. Universidad Autó- noma de Madrid. 28049 Madrid. [email protected]. 2. Arquex S.L. Sector Embarcaciones, 10 Local 2. 28760 Tres Cantos (Madrid). 3. Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense de Madrid. 4. Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH). Avda. de la Paz, 28. 09004 Burgos.

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Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 249-278 249

Tecnología musteriense en la región madrileña:un discurso enfrentado entre valles y páramosde la Meseta sur

Javier Baena Preysler1, José Polo2, Sergio Bárez Cueto2,Felipe Cuartero Monteagudo1, Marta Roca1, Ana Lázaro Lázaro1,Ana Nebot1, Alfredo Pérez-González4, Teresa Pérez3, Inmaculada Rus1,Daniel Rubio1, Diego Martín Puig1, Carmen Manzano1,Iván González3, Raúl Márquez2

Rebut: 05-03-2008Acceptat: 30-11-2008

Resumen

El área madrileña es una región rica en yacimientos paleolíticos conocidos desde antiguo. Losdepósitos de terrazas de los principales ríos de nuestra región han permitido conocer un elevadonúmero de yacimientos vinculados a los entornos fluviales, sin que hasta el momento se cono-cieran testimonios fuera de estos contextos. En los últimos años, la política de gestión del patri-monio emprendida por la administración madrileña ha facilitado la localización de nuevos con-juntos bien datados que en el futuro próximo ampliarán nuestro conocimiento sobre la actividadde los grupos musterienses de nuestra región. En este trabajo, se ofrecen los primeros resultadosobtenidos en el yacimiento de El Cañaveral - Madrid, cuya excavación ha puesto de relieve laimportante concentración de hallazgos relacionados con la explotación de sílex, así como un pri-mer avance de las estrategias empleadas en su obtención y explotación.

Palabras clave: Pleistoceno, sílex, Achelense, Musteriense.

Resum. Tecnologia mosteriana en la regió madrilenya: un discurs enfrontat entre valls i erms dela Meseta sud

L’àrea madrilenya és una regió rica en jaciments paleolítics coneguts des de fa anys. Els dipòsitsde terrasses dels principals rius de la nostra regió han permès conèixer un elevat nombre de jaci-ments vinculats als entorns fluvials. En els últims anys, la política de gestió del patrimoni ini-ciada per l’administració madrilenya ha facilitat la localització de nous conjunts ben datats queen un futur pròxim ampliaran el nostre coneixement sobre l’activitat dels grups mosterians de la

1. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Campus de Cantoblanco. Universidad Autó-noma de Madrid. 28049 Madrid. [email protected].

2. Arquex S.L. Sector Embarcaciones, 10 Local 2. 28760 Tres Cantos (Madrid). 3. Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense

de Madrid.4. Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH). Avda. de la Paz, 28.

09004 Burgos.

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nostra regió. En aquest treball es presenten els primers resultats obtinguts en el jaciment d’ElCañaveral - Madrid, excavació que ha posat de relleu la important concentració de troballes rela-cionades amb l’explotació del sílex, així com un primer avenç de les estratègies utilitzades en la sevaobtenció i explotació.

Paraules clau: pleistocè, sílex, axelià, mosterià.

Resumé. Technologie moustérienne à la region madrilène: un discours opposé entre vallées etlandes du Plateau sud

Le secteur madrilène est une région riche en gisements paléolithiques connus depuis longtemps.Les réservoirs de terrasses des principales rivières de notre région, ont permis connaître des nom-bres importantes des gisements liés aux environnements fluviaux, sans que jusqu’au présent on con-naisse des témoignages hors de ces contextes. Pendant les dernières années, la politique de ges-tion du patrimoine entreprise par l’administration madrilène a facilité la localisation de nouveauxensembles bien datés qui dans le futur proche étendront notre connaissance sur l’activité desgroupes musterienses de notre région. Dans ce travail, nous offrons (no estoy muy segura, perocreo que el verbo es así) les premiers résultats obtenus dans le gisement du Cañaveral - Madrid,dont l’excavation a souligné l’importante concentration de découvertes en rapport avec l’exploi-tation de silex, ainsi qu’une première avance des stratégies employées dans son obtention et exploi-tation.

Mots clés: Paléolithique moyen, silex, Achelien, Moustérien.

Abstract. Mousterian technology in the Madrid region; Diverse pictures in the valleys and pla-teaus of the Southern Meseta

The area of Madrid is a very well known región regarding Lower and Middle Paleolithic sitessince the 19th century. Fluvial terraces from the the main rivers of our region, have allowed to knowa high number of sites within the fluvial deposits, althow testimonies from outside these con-texts were still unknown. In the last years, the heritage policy undertaken by the Madrilenianadministration has facilitated the location of new sites with numerical dates that, in the nextfuture, will extend our knowledge on the activity of the mousterians groups in our region. Inthis work, we present the first results obtained in the deposit of the El Cañaveral site (Madrid),whose excavation has put out the important concentration of findings related to the flint out-crops, as well as the primarly strategies used in their catchment and exploitation.

Key words: Middle Palaeolithic, silex, Achelian, Mousterian.

BAENA PREYSLER, Javier; POLO, José; BÁREZ CUETO, Sergio; CUARTERO MONTEAGUDO, Felipe;ROCA, Marta; LÁZARO LÁZARO, Ana; NEBOT, Ana; PÉREZ-GONZÁLEZ, Alfredo; PÉREZ, Teresa;RUS, Inmaculada; RUBIO, Daniel; PUIG MARTÍN, Diego; MANZANO, Carmen; GONZÁLEZ, Ivány MÁRQUEZ, Raúl. «Tecnología musteriense en la región madrileña: un discurso enfrentado entrevalles y páramos de la Meseta sur». Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 249-278.

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1. Antecedentes

Madrid es sin duda una de las comunida-des con una ocupación paleolítica más estu-diada y en cierta forma peor comprendi-da. La ocupación humana más antigua ennuestra Comunidad podría fecharse haceunos 450.000 años, en el PleistocenoMedio, durante el interglaciar Mindel-Riss(estadios isotópicos 13-12), aunque paraello nos basemos en la presencia de nive-les de terrazas con industrias semejantes alas de Pinedo (Querol y Santonja, 1979)en la región de Aranjuez, o en yacimien-tos como los de Transfesa o San Isidro(Baena et al., 2000). Estas fases coincidi-rían con momentos finales de lo que ennuestro territorio se ha venido llamandoAchelense Inferior y el desarrollo del Ache-lense Medio y Superior. Conjuntos poste-riores los tenemos encuadrados a lo largodel Pleistoceno Superior (estadio isotópi-co 6 en adelante), coincidiendo con etapasculturales del Musteriense y del mismoPaleolítico Superior, este último casomucho peor documentado.

Aunque pueda parecer una paradoja,carecemos en la actualidad de una siste-matización completamente fiable a escalaregional para el Paleolítico de la zona, engran medida por la ausencia de datos geo-cronológicos. Todo ello nos obliga a per-filar un estado de la cuestión muy genéri-co y basado en propuestas clásicas.

1.1. El Paleolítico Inferior —Achelense—en la región madrileña

Los bifaces son, sin lugar a dudas, los ele-mentos tradicionales que han servido paraestablecer criterios de periodización cro-nocultural en nuestra región. Resulta muyarriesgada su utilización exclusiva, dado elcarácter de zona de aprovisionamiento y

transformación inicial que tiene nuestroentorno (piezas que puedan responder aensayos, tanteos, errores o simplementea fases iniciales de talla). Por otra parte, laconcepción de la periodización tradicio-nal Paleolítico Inferior-Achelense frente aPaleolítico Medio-Musteriense, vienesufriendo una revisión a la luz de nuevosconjuntos y datos geocronológicos. Resul-ta por tanto poco sostenible establecer unaclasificación Achelense a conjuntos conmuy escasos bifaces y con un repertorioindustrial claramente dirigido a la pro-ducción de lascas (débitage de lascas) y úti-les configurados desde esquemas clara-mente programados. Criterios como lapresencia de piezas configuradas desdeesquemas trifaciales (Boëda, 1994; Baenay Baquedano, 2004; Cuartero, 2004 ye.p.), la ausencia de modalidades de debi-tage discoide o Levallois junto a la pre-sencia de débitage de tipo multipolar, pare-cen mejores indicadores para un verdaderoAchelense antiguo en nuestra zona.

Dentro del repertorio tipológico delAchelense antiguo madrileño, además decadenas de façonnage, convive un conjun-to de útiles elaborados sobre lascas y frag-mentos, compuesto fundamentalmente deraederas, lascas con retoque, denticulados,escotaduras y cuchillos de dorso entreotros, con frecuente presencia (aunque coníndices variables) de productos Levalloisfundamentalmente de modalidades recu-rrentes centrípetas y lineales preferencia-les (Boëda, 1988). Excavaciones recientesponen de manifiesto la importancia quesu estudio tiene de cara a establecer crite-rios cronoculturales (Santonja et al., 1980;Baena, 1992 y 1994).

Por otro lado, aquellos conjuntos cla-sificados como del Achelense Superior,como el arenero de Oxigeno (Querol yRus, 1981), el yacimiento de Arriaga II

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(Rus y Vega, 1984), seguramente corres-pondientes a fases antiguas de un Paleo-lítico Medio (Vega et al., 1999), antiguosareneros como los de Domingo Portero,Parador del Sol, El Sotillo, Prado de losLaneros, etc. (Pérez de Barradas, 1922,1924a, 1924b y 1934; Pérez de Barradasy Wernert, 1921a, 1921b, 1930 y 1931);areneros como los de Santa Elena, LosPinos, Soto, Mª del Socorro entre otrosmuchos (Priego et al., 1979), Soto eHijos unidad superior (Baena, 1994),o el yacimiento de la Gavia I (Gamazo,1985), clasificado como Musteriense detradición Achelense (Santonja y Villa,1990), se caracterizan por presentar undominio de cadenas operativas de tipoLevallois y discoide, y seguramente, poremplear como técnica de configuracióny de explotación percutores de piedrablanda.

A lo largo de momentos avanzados delAchelense, la presencia de secuencias detalla Levallois, inicialmente recurrentes,irán siendo más abundantes dentro delrepertorio industrial. En momentos avan-zados se empieza a constatar la presenciade modalidades preferenciales (uni y bipo-lares) y retoque Quina (Bourguignon,1996 y 1997). Los datos con que conta-mos en la actualidad sugieren que la tra-dicional clasificación del Achelense madri-leño engloba conjuntos realmente antiguosjunto a otros de propios del PaleolíticoMedio, en los que la presencia de bifaces(MTA y MTB) forzó su clasificación den-tro del Achelense.

1.2. El Paleolítico Medio

Tradicionalmente se ha señalado que losconjuntos del Paleolítico Medio cambianrespecto al Inferior por la forma y pro-porción en que aparecen determinados ras-

gos técnicos y tipológicos, sin que se pro-duzcan transformaciones substanciales nien los modelos de explotación del medio,ni en la estructura socioeconómica de laspoblaciones.

Sin embargo, durante estas fases seproducen algunos cambios destacados. Encuanto a la materia prima, en este momen-to se empieza a apreciar una crecienteselección de la misma, si bien las fuentesde captación no varían dada la abundan-cia de recursos en la zona. Los cambiostécnicos que requieren los nuevos esque-mas operativos conlleva la necesidad dematerias primas de mejor calidad y todoello, a un mejor conocimiento del medioy de sus recursos.

En nuestra zona los tipos más carac-terísticos de este momento son las rae-deras, los denticulados, las escotaduras,los cuchillos de dorso y las puntas. Ahoracomienzan las nuevas modalidades dereducción —Levallois preferencial, uni-polar, bipolar, Quina— (Boëda, 1988;Turq, 1992 o Bourgignon, 1996 y 1997;entre otros), que pasarán a formar partede los conjuntos de forma permanente alo largo de todo el Pleistoceno Superior.Si puede hablarse de continuidad en lasfases iniciales, los momentos finales sondifícilmente sistematizables debido a laausencia de dataciones numéricas. Lasobtenidas hace poco ofrecen resultadosmuy recientes y próximos a los obteni-dos, por ejemplo, en la Unidad Superiorde Soto e Hijos (Manzanares), (39.000± 3.500 y 32.000 ± 2.500 B.P.), en estecaso en asociación a un Musteriense derasgos muy evolucionados, o el yaci-miento del 12 de Octubre, con fechasque oscilan entre 25 y 40 ka (López Recioet al., 2007). La existencia en contextosfluviales de materiales redepositadoscorrespondientes a la erosión de terrazas

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más antiguas supone un grave problemaen nuestro intento de cruzar los datosindustriales con los radiométricos. Porotro lado, deberemos ser cautos al consi-derar la posible continuidad existenteentre ambos periodos, ya que nuestroterritorio podría presentar un modelo decambio cultural entre ambas fases muchomás ralentizado que de otras zonas penin-sulares.

Se han podido documentar yaci-mientos tanto en antiguos cauces de lared principal, en cauces secundariosactualmente desaparecidos, así como enplataformas interfluviales. De entre losconocidos de antiguo, podremos citar LaParra (Pérez de Barradas, 1922, 1923 y1926; Obermaier y Barradas, 1924; Ena-morado, 1989), López Cañamero (Pérezde Barradas y Wernert, 1921a; Pérez deBarradas, 1924a; Obermaier, 1925; Sán-chez, 1985) y Atajillo del Sastre (Pérezde Barradas, 1923, 1926 y 1929; Ober-maier y Barradas, 1924; Sánchez, 1985),Casa del Moreno (Pérez de Barradas yWernert, 1921a; Pérez de Barradas, 1922,1923, 1924a, 1926, 1929, 1934, etc.),El Sotillo (Pérez de Barradas, 1922,1924b, 1926 y 1929; Pérez de Barradasy Wernert, 1930 y 1931; Martínez deMerlo, 1984; Enamorado, 1984b), ElAlmendro (Pérez de Barradas y Wernert,1919; Pérez de Barradas 1924a, 1926,1929, 1934, etc.), La Torrecilla (Pérez deBarradas, 1926 y 1929; Cobo et al.,1979; Enamorado, 1989), Parador delSol (Pérez de Barradas, 1922 1924a, 1926y 1929; Obermaier, 1925), Fuente de laBruja (Pérez de Barradas, 1922, 1923,1926 y 1929; Hernández Pacheco, 1956).Más recientemente contamos con ejem-plos en Las Fronteras-Pinto (Baena e Ibá-ñez, 1996), La Torrijana-Pinto (comuni-cación personal de Belén Márquez y Juan

Gómez), El Negralejo (comunicación per-sonal de Antonio Geanini), Canteras deVallecas-Camino de Salmedina (Pérez deBarradas et al., 1921; Obermaier et al.,1921; Baena et al., 1997), Los Cenaga-les (comunicación personal de Javier Pas-tor), Pedazo del Muerto (López Covacho,1996), la Gavia (Rus, 1987; Vega et al.,1999), los yacimientos del 12 de Octu-bre y Terrazas complejas de Villaverde-Butarque (López Recio et al., 2007),Fábrica de Ladrillos-Preresa (comunica-ción personal de Joaquín Panera) y yaci-mientos de superficie como los de Ciu-dad Lineal, Chamartín o San Blas (Rusy Velasco, 1993).

Sobre el gran volumen de conjuntosadscritos a estos momentos se han reali-zado algunos intentos de sistematizacióny clasificación a partir de las facies fran-cesas del Musteriense (Rus, 1987; Rus yVelasco, 1993). En casi todos los casos,se ha hablado de conjuntos asignables aun MTA, sin más argumentos que la pre-sencia de bifaces, razón por la que debe-ría ser reconsiderado, en especial en losconjuntos más antiguos, en los que noha existido un verdadero control en laprocedencia de los materiales ni a nivelespacial ni a nivel estratigráfico (Enamo-rado, 1984a, 1984b y 1989; Sánchez,1985, etc.).

Los estudios sobre el Paleolítico en laregión madrileña acreditan el enorme pesoque la investigación sobre ámbitos fluvia-les ha tenido respecto del resto de espaciosexistentes en nuestra comunidad. (Rus,1987; Baena et al., 2000). Del mismomodo, a pesar de la enorme tradición deinvestigación sobre el Pleistoceno, en nues-tra comunidad seguimos sin contar conuna sistematización cronocultural com-parable a la conseguida en otros ámbitoseuropeos.

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2. El Pleistoceno en Madriden la primera década del siglo XXI

Nuestra región experimenta en los últi-mos años una profunda transformaciónque afecta extraordinariamente a los espa-cios interfluviales situados entre las cuen-cas de los ríos Manzanares y Jarama. Sidurante décadas la actividad constructivaafectó prioritariamente a los ámbitos flu-viales (explotación de áridos), en la actua-lidad, el crecimiento urbano empieza aafectar a entornos alejados de las secuenciasde terrazas.

El desarrollo de los Proyectos deampliación urbanística (PAU) y de impor-tantes trazados viarios como los de la M-45han conducido al hallazgo de nuevos yaci-mientos pleistocenos, al tiempo que hangenerado nuevos problemas metodológi-cos ya que hasta el momento nunca había-mos contado con grandes extensionesexcavadas sujetas a la adecuación delurgente desarrollo de las obras y enormesvolúmenes de material arqueológico.

Durante los últimos años, una correc-ta política de documentación y gestión delpatrimonio promovida desde la DirecciónGeneral de Patrimonio ha propiciadoimportantes proyectos de investigacióndentro de los espacios actualmente ame-nazados por la actividad constructiva y,con ello, la localización de nuevas secuen-cias de referencia que permitirán en elfuturo profundizar en el conocimiento delpoblamiento Paleolítico del interior penin-sular.

Gracias al apoyo de la Junta de Com-pensación de El Cañaveral, así como a lafinanciación obtenida con el proyecto deinvestigación 1664/00/2007 de la Direc-ción General de Patrimonio de la Comu-nidad de Madrid, «Estudio y documenta-ción de yacimientos del Pleistoceno en la

Comunidad de Madrid: interfluvios de lascuencas del Manzanares y Jarama», des-arrollamos la excavación y estudio de losyacimientos aparecidos en El Cañaveral(Vicálvaro, Madrid), desde inicios de2007. El proyecto de actuación arqueoló-gica ha supuesto un ejemplo de colabora-ción entre instituciones privadas, la Uni-versidad y la Administración, que estágarantizando el control y la documenta-ción de uno de los modelos de yacimien-tos más complejos y extensos hasta ahoradocumentados en nuestra región.

En el espacio denominado El Caña-veral se han localizado numerosos encla-ves cuyas características cronoculturalesvarían, si bien en todos ellos existe undenominador común: la enorme abun-dancia de restos de talla lítica en asocia-ción a afloramientos silíceos. Nuestra acti-vidad se ha centrado especialmente enaquellos espacios en los que el estado deconservación de los mismos garantizabamayores posibilidades de interpretación.

3. Contexto geológicode la región de Madrid

El contexto geológico al que pertenece elárea de estudio se sitúa en la cuenca deMadrid, inscrita a su vez en otra unidadmorfoestructural mayor denominada cuen-ca del Tajo. Tiene forma triangular y estálimitada al NO por el Sistema Central yla Sierra de Gredos; al NE, por la Cordi-llera Ibérica y al S, por los Montes de Tole-do (figura 1).

Durante el Mioceno la cuenca expe-rimenta una evolución provocada pordiversos factores, dando lugar a tres gran-des episodios sedimentarios, a los cualesse encuentran asociadas tres grandes uni-dades estratigráficas: Unidad Inferior

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(Rambliense-Aragoniense Medio), Uni-dad Intermedia (Aragoniense Medio-Valle-siense Inferior) y Unidad Superior (Valle-siense Superior-Turoliense) (Calvo et al.,1996).

En el ámbito de estudio, la serie estra-tigráfica terciaria está representada por la

Unidad Inferior, compuesta por yesosmasivos, yesos tableados con intercalacio-nes de arcillas verdes, y la Unidad Inter-media formada por arcillas, dolomías yniveles de sílex. A su vez, la Unidad Inter-media queda dividida en dos miembros.El Miembro Inferior está formado por

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Figura 1. Esquema geológico de la Cuenca del Tajo y sus márgenes. Las líneas indican el traza-do de los perfiles representados en la fig. 6.22. Leyenda: 1) Rocas plutónicas; 2) Pizarras, már-moles, cuarcitas y gneises; 3) Pizarras y metagrauvacas; 4) Pizarras, cuarcitas y metavulcanitas;5) Mesozoico; 6) Paleógeno; 7) Mioceno indiferenciado; 8) Unidad Inferior del Mioceno; 9) Uni-dad Intermedia del Mioceno; 10) Unidad Superior del Mioceno; 11) Plioceno; 12) Cuaternario(Modificado de J.P. Calvo 2000).

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unos 12 m de arcillas laminadas de colorverde con pequeñas intercalaciones centi-métricas de arcillas limosas y arcillas are-nosas y arenas finas, más abundantes haciatecho. Por encima se sitúa el MiembroSuperior, compuesto por arcillas lamina-das, arcillas versicolores localmente car-bonatadas y niveles de nódulos silíceos(figura 2) (Bárez y Pérez-González, 2007).La Unidad Intermedia presenta frecuen-tes deformaciones debido a los procesosde karstificación de la Unidad Inferior ylos fenómenos de colapso y la consiguientedeformación por efecto reflejo de la Uni-dad Intermedia. El estudio de la serie estra-tigráfica terciaria ha sido de gran impor-tancia, debido al fuerte control que puedeejercer en la génesis y preservación delregistro arqueológico (figura 2).

3.1. Geomorfología del Cuaternarioy de la zona de estudio

Geomorfológicamente, la zona presentaunos rasgos característicos controladosprincipalmente por factores litológicos yclimáticos, con dos dominios claramentediferenciados; el valle del río Jarama, aleste, y las planicies de origen erosivo-estructural al oeste. En este punto, elamplio valle del Jarama presenta una fuer-te asimetría en su perfil transversal, conun cortejo de terrazas escalonadas en lamargen izquierda y un fuerte carácter ero-sivo en la derecha, donde solamente seencuentran representadas las terrazas másbajas (+8 m y +12-15 m). A lo largo dellímite oeste del valle es posible seguirdurante varios kilómetros los escarpes for-mados en los yesos de la Unidad Inter-media, que llegan a alcanzar más de 100 mde desnivel.

Por encima de los escarpes, desde lamargen derecha del valle del río Jarama

hasta los escarpes de la margen izquierdadel río Manzanares, se extiende una mese-ta que forma parte de la gran plataformadivisoria situada entre los dos ríos (figu-ras 3 y 4).

En esta unidad geomorfológica seubica la zona de trabajo. Se trata de unrelieve de origen erosivo-estructural con-dicionado por la presencia de capas resis-tentes de sílex y arcillas carbonatadas delMiembro Superior de la Unidad Inter-media, que dan lugar a extensos replanosen las zonas más elevadas, acentuadas enel límite con el valle del Jarama por lapresencia de los escarpes yesíferos, mien-tras que en las zonas más deprimidas aflo-ra el Miembro Inferior, mayoritariamen-te arcilloso, que frecuentemente seencuentra cubierto por rellenos de fondode valle.

Durante la consecución de los tra-bajos realizados se ha podido comprobarla existencia de extensas series sedimen-tarias cuaternarias en todo el ámbito pros-pectado. Se trata de sedimentos de ori-gen coluvionar, fluvial y eólico con granabundancia de arenas cuarzo-feldespáticasen su composición. Los espesores sonvariables, y eventualmente pueden llegara alcanzar los 9 m de potencia. Uno delos motivos de la variación de estos espe-sores se encuentra en la elevada actividadkárstica cuaternaria desarrollada en laUnidad Inferior de Mioceno, que provo-ca la deformación de la Unidad Inter-media y la consiguiente presencia ensuperficie de áreas subsidentes donde sonacomodados los sedimentos. Casi siem-pre a techo de estas series sedimentariasse pueden observar procesos edáficosimportantes que han dado lugar a hori-zontes argílicos tipo Bt y horizontes deprecipitación de carbonato (Ck) (suelosfersialíticos, típicos del ámbito medite-

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Figura 2. Contacto entre el miembro inferior y el miembro superior de la Unidad Intermedia enlos desmontes de la M-45.

Figura 3. Superficie divisoria entre los ríos Jarama y Manzanares.

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Figura 4. Modelo digital del terreno con la localización de la zona de estudio.

Figura 5. Panorámica de la fase de sondeos en la Zona de Exclusión Arqueológica, junto a la zonade Vías Colectoras (Cortesía de la Junta de Compensación de la UZP2.01 El Cañaveral).

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rráneo). Eventualmente también apare-cen desarrollos edáficos intercalados enlas secuencias.

Desde una perspectiva geológica, losyacimientos arqueológicos localizados a lolargo de la traza de la M-45 presentan uncontexto similar. Geomorfológicamente,se encuentran ubicados sobre una plata-forma que define la divisoria de aguas entreel río Manzanares y el río Jarama, dondeafloran en superficie abundantes rocas silí-ceas (sílex, ópalo…). La inusual abun-dancia de estas rocas ha condicionado lapresencia de una elevada densidad de yaci-mientos ligada a patrones de aprovecha-

miento/captación de materias primas, queha producido extensos yacimientos.

La preservación de un gran númerode estos yacimientos ha sido posible gra-cias a distintos episodios sedimentarios,de tipo eólico y coluvionar, acaecidosdurante el cuaternario, con escasa energíay casi nula capacidad de transporte, quehan tapizado y enterrado las evidencias delas actividades antrópicas protegiéndolasde los agentes erosivos externos. Las seriesde dataciones numéricas obtenidas fun-damentalmente por OSL en todas las áreasenmarcan la actividad de los grupos huma-nos dentro del OIS 3.

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Figura 6. Panorámica de la fase de sondeo y excavación de la Parcela 32 (Cortesía de la Junta deCompensación de la UZP2.01 El Cañaveral).

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4. La actuación arqueológicaen El Cañaveral

El proyecto de actuación en El Cañaveralha sido una de las primeras ocasiones enlas que la arqueología madrileña se haenfrentado a yacimientos pleistocenossobre grandes extensiones que han gene-rado enormes volúmenes de material den-tro de la dinámica de excavaciones deurgencia. La dificultad de la actuación enla zona impuso un protocolo de actuaciónespecífico que a continuación resumimos.

4.1. Prospección superficial

Se ha llevado a cabo una inspección super-ficial preferentemente en las unidades sedi-mentarias cuyas características indicabanuna mayor potencialidad arqueológica enla zona, con especial atención a los espa-cios destinados a la futura construcciónde PAU, dado el alto riesgo que estas zonasimplicaban.

4.2. Prospección de sondeos mecánicos

En función de los trabajos previos realiza-dos en el paraje, se estableció una Zona deExclusión Arqueológica en la que se debí-an realizar unos trabajos de peritaciónexclusivos mediante zanjas mecánicas ymanuales para poder proceder a su libera-ción total o parcial, en función de los resul-tados. Los trabajos de sondeos mecánicoshan sido fundamentales a la hora de deli-mitar las áreas de verdadero interés arqueo-lógico. Para ello, decidimos acometer unsistema de sondeos mecánicos radialesentorno a las zonas de valor conocido (zan-jas de 20 m de longitud) y su posteriorrevisión. Los sondeos fueron realizadoshasta alcanzar niveles terciarios con lo quegarantizamos obtener la imagen completa

de la secuencia cuaternaria en un área muyextensa (figuras 5 y 6).

4.3. Sondeos manuales y excavación

Ante la evidencia sobre la superficie y losperfiles de sondeos de posibles paquetessedimentarios con restos en buen estadode conservación, hemos adaptado el siste-ma de excavación atendiendo al caráctermás o menos tractivo de cada uno de lossedimentos. Los trabajos se acometieronmediante la excavación de niveles natura-les siguiendo los procedimientos habitua-les para estos periodos cronológicos, quegarantizan además la toma de baterías demuestras preceptivas.

4.4. Excavación y toma de muestrasaplazadas

Durante el desarrollo de los trabajos cons-tructivos en El Cañaveral, se han produ-cido circunstancias de urgencia que hanmotivado la recogida de paquetes sedi-mentarios completos con el fin de garan-tizar la salvaguarda de los registros geoar-queológicos. En estos casos excepcionales(Área 3. El Cañaveral), hemos estableci-do como protocolo la conservación deseries y bloques coordenados sobre los queha sido posible aplazar la actuación geo-arqueológica.

5. El Cañaveral: áreas de excavación

Uno de los primeros problemas a los quenos hemos enfrentado ha sido apreciarcomo en toda la unidad geomorfológicaexisten testimonios aislados de activida-des prospectivas de época neolítica asícomo una abundante presencia de pozosy de estructuras de época contemporánea.

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La discriminación de los restos líticos resul-tado de la actividad minera contemporá-nea se realizó en base al estudio sedimen-tológico de los depósitos, a la materia primautilizada (de muy mala calidad debido asu orientación productiva), a la ausenciade algunas categorías (núcleos y productosde lascado de menor tamaño), así como ala presencia de estigmas metálicos en lostalones de las lascas). Más compleja haresultado la discriminación de los pozos yzanjas de época Neolítica, en donde fuenecesario el examen de los repertorios y laobtención de dataciones numéricas en sucontexto sedimentario. Al margen de estosregistros, contamos con una importantedistribución de áreas excavadas cuyas data-ciones y rasgos técnicos confirman la exis-tencia de una destacada ocupación muste-riense en la zona (figura 7).

5.1. Excavación del Vial Norte-SurVicálvaro (Cañaveral 1)

En el Vial Norte-Sur Vicálvaro se identi-ficaron cinco áreas de excavación a partirde las concentraciones de industria líticadocumentada en superficie. Estos prime-ros datos apuntaban a la existencia deimportantes áreas con actividades de tallaen relación con la abundancia en toda lazona de nódulos desplazados de su lugarde formación (depósitos fluviales y espe-cialmente coluvionares). No obstante, lapresencia de materiales frescos era muyreducida si se comparaba con el resto dezonas que posteriormente se descubrie-ron. En estos primeros sondeos no sólose ha documentado industria lítica, sinotambién grandes concentraciones denódulos de sílex no trabajado en asocia-

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Figura 7. Plano de obra de El Cañaveral con indicación de las principales áreas excavadas.

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ción, aspecto que como veremos va a sercomún en la mayor parte de las zonasexcavadas.

5.2. Vías colectoras

En las vías colectoras de la M-45 se hanrealizado una serie de intervenciones queengloban desde los sondeos mecánicospara acotar los posibles yacimientos loca-lizados en la prospección realizada, hastala excavación de zonas de especial interésarqueológico. En algunos de los sondeosel resultado fue negativo, ya que solamentese localizaron materiales líticos rodados.Por el contrario, en el sondeo realizado enel Estribo Norte de la Estructura 1 se loca-lizó un nivel de limos cementados bajo elestrato de arcillas rojas (paleosuelo), en elque se localizaron abundantes elementosde industria lítica en muy buen estado deconservación. La importancia de los regis-tros localizados motivó la realización dedistintas excavaciones de urgencia.

5.2.1. Excavación del Estribo Nortede la Estructura 1 (Vías Colectoras Norte 1)La intervención arqueológica se acometióen dos fases: un desbroce mecánico y unaposterior delimitación de un área de exca-vación manual (80 m2). La secuenciadocumentada en esta ampliación docu-mentó tres estratos arqueológicos sobre losque se produjeron distintos episodios edá-ficos.

En el nivel III, de arcillas prismáticasmarrones, la industria lítica documenta-da presenta un nivel de frescura excepcio-nal, con algunas concreciones carbonata-das, si bien, las orientaciones y pendientesde los materiales acreditan la existencia deprocesos geológicos de alteración verticalposiblemente ligadas a la formación de losdistintos paleosuelos.

Cabe destacar la presencia de grandesbloques masivos de sílex que acreditan cla-ros indicios de actividad de percusión ytalla, siendo comunes a los niveles II y III,que reposan sobre el estrato de arcillas queestá en contacto con el nivel Terciario.

Para la retirada de estos grandes nódu-los se utilizaron medios mecánicos con elfin de plantear remontajes a gran escala.Una vez retirados, pudimos comprobarque bajo los mismos existía continuidaden la presencia de material lítico, lo quedeja abierta la interpretación de los pro-cesos que han intervenido en la génesis dela existencia de depósitos con industriatallada por debajo de dichos bloques. Hansido documentados en campo variosremontajes de industria lítica, con losnódulos localizados en el sondeo. Cabeinterpretar la existencia de intensos pro-cesos de percusión que, favorecidos por laexistencia de fisuras naturales, permitie-ron la división de los grandes bloques enfragmentos menores que posteriormentese emplearon para la talla en las proximi-dades (figura 8).

5.2.2. Excavación del Área 3(Vías Colectoras Norte 2)A partir de los sondeos iniciales, en estazona se ha llegado a plantear una excava-ción con una extensión total de 164 m2,que ha ofrecido una de las áreas de mayorinterés dentro de El Cañaveral. La secuen-cia ha ofrecido al menos un nivel arcillo-so edafizado con grandes concentracionesde industria fresca asociada a un elevadonúmero de núcleos y percutores.

La disposición de los materiales nosindica que el grado de alteración de losmismos es variable, ya que frente a con-centraciones con dominio de disposiciónhorizontal se unen conjuntos de materialfresco con mayor presencia de pendien-

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Figura 8. Vías colectoras Norte 1. A) Planta general de la excavación mostrando los bloques desílex y las concentraciones de industria; B) Detalle de las cuadrículas orientales en la que se apre-cia el remontaje de una gran lasca sobre el nódulo.

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tes verticales, seguramente resultado delos procesos edáficos que tuvieron lugarposteriormente. Igualmente, es posibleque nos encontremos ante zonas en las quelos depósitos coluvionares fueran lafuente principal de materia prima y labase sobre la que la actividad de tallabien conservada se superpusiera. Nue-vos episodios coluvionares-eólicos afec-taron de manera diferente las zonas detalla con el arrastre parcial de piezas yla intrusión de nuevos materiales roda-dos (figura 9).

Esta circunstancia nos obligó aampliar la zona de excavación con el finde detectar aquellas concentraciones enlas que el estado de conservación fuerael mejor y por tanto la información másfiable. En planta se ha podido apreciarigualmente como existen concentracio-nes ovales o circulares de materiales fres-cos que podrían responder a zonas con-cretas de talla (débitage) y la presencia derestos de hogares que indicaría una ocu-pación temporal (de cierta duración, ode mayor duración que en el resto, tem-porales son todas) de este área. Desde unpunto de vista tecnotipológico, el con-junto se adscribe claramente al muste-riense, existiendo un claro dominio deesquemas de tipo Levallois, frente a unapresencia ocasional de esquemas lami-nares, semejantes a los detectados, den-tro del musteriense, en otras zonas deámbito europeo (Tuffreau, 1990; Révei-llon y Tuffreau, 1994; Réveillon y Cli-quet, 1994; Cuartero et al., 2007). Lasescasas piezas retocadas, dos puntas mus-terienses y dos raederas (frente a 14.000piezas sin retoque) apuntan igualmente auna atribución de Paleolítico Medio,muy probablemente dentro del muste-riense más clásico.

5.2.3. Excavación de Vías Colectoras Sur(Vías Colectoras Sur 1)

En esta zona, se localizó una concentra-ción de industria lítica, compuesta en sumayoría de nódulos, fragmentos, lascas ynúcleos junto con algún útil aislado, quepor su buen estado de conservación evi-denciaron un escaso desplazamiento. Igualque sucedió en otros sondeos, la concen-tración de efectivos tiene lugar sobre depó-sitos a techo de las formaciones terciariasen las que el sílex aflora de forma naturalen forma de bloques arriñonados con cor-tical carbonatada de buena calidad, tenien-do en muchos casos claras muestras deintervención antrópica sobre ellos.

Especialmente interesante ha sido lalocalización de nódulos de sílex en el cua-dro D6, donde se han localizado soportesde gran tamaño con extracciones de ori-gen antrópico de grandes dimensiones yremontajes de lascas. Esta zona ha acredi-tado la existencia de estructuras (peque-ños pozos) excavados con restos de made-ra carbonizada (sedimento carbonoso)dispersos de manera radial respecto a algu-no de los nódulos. La interpretación deestos hallazgos no ha finalizado por elmomento, si bien todo indica que nosencontramos con actividades mineras decronologías más recientes, que rompen lasecuencia musteriense documentada en elresto de zonas.

Junto a esta zona excavada, fuerondocumentados algunos niveles de colu-vión en los que se recogieron abundantesrestos líticos, así como muestras para sudatación. Los rasgos tipológicos y tecno-lógicos confirman una adscripción Ache-lense para el conjunto, razón por la queprocedimos a realizar una recogida inten-siva de material en estos niveles.

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5.3. C.P.D. 30

En esta zona, aneja a la citada anterior-mente (aneja al VCN 2), los sondeos pusie-ron de nuevo al descubierto la existenciade importantes concentraciones de indus-tria lítica muy fresca en asociación consoportes naturales alterados por agentesatmosféricos. Los sondeos han ofrecido almenos un nivel con un elevado número denúcleos y algunos percutores de cuarcita.En planta se ha podido apreciar igualmentecomo existen concentraciones más o menoscirculares de materiales frescos que podríanresponder a zonas de talla. Desde un punto

de vista tecno-tipológico, sigue existiendoun claro dominio de esquemas de tipoLevallois, junto a los que se asocian, demanera más escasa, esquemas laminares,semejantes a los detectados, en otras zonasdentro de El Cañaveral.

5.4. Parcela 32 (Cañaveral 3)

Los trabajos en la denominada Parcela 32continúan todavía desarrollándose. En esteárea se han podido localizar al menos 3niveles diferenciados con importantes con-centraciones de material fresco. Los rasgoslocalizados nos indican que estamos ante

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Figura 9. Vista de la excavación de Vías Colectoras Norte 2 (Área 3) y detalle de una de las con-centraciones de débitage.

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áreas de talla semejantes a las documentadasde Vías Colectoras Norte. Entre los materia-les documentados, destacan como catego-rías las lascas, láminas y núcleos, siendo elmaterial configurado muy escaso. El estudioinicial de los materiales ha documentadola existencia de cadenas operativas Levalloisde modalidades recurrente centrípeta y uni-polares. Igualmente, se han documentadoesquemas de explotación poco intensaslaminares —modalidades unipolares—(figura 10). Como en casos anteriores, laactividad de captación y de explotación delsílex y ópalos tiene lugar sobre afloramien-tos de altísima calidad, sobre los que pare-ce darse una cierta actividad de remociónde sedimentos y trabajos de cantería.

6. Interpretación cultural del yacimientoy variabilidad en contextosde abundancia

Los recursos naturales presentes en laregión de Madrid han supuesto un verda-dero punto de atracción para los prime-ros grupos humanos que ocuparon el terri-torio de nuestra Comunidad. Los datoscon que contamos nos indican que estasáreas jugaron un papel esencial como zonade aprovisionamiento de sílex, siendo fre-cuentes los yacimientos que acreditan latalla junto a afloramientos primarios yagregados en posición secundaria, próxi-mo a lo que se denominó facies de cantera(Barandiarán y Vallespí, 1982). El estudio

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Figura 10. Vista de la excavación de la Parcela 32 (Cañaveral 3). A) Perfil mostrando el aflora-miento de sílex y la zona de remoción de sedimentos; B) Detalle de la distribución de materia-les; C) Núcleo con numerosos estigmas de percusión.

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comparativo de las cadenas operativas exis-tentes entre contextos de abundancia derecursos líticos (interfluvios) y de consu-mo (proximidades a cauces) resultan esen-ciales en el conocimiento de las estrategiasglobales de los grupos paleolíticos (Genes-te, 1991).

En El Cañaveral se han podido acre-ditar de manera mayoritaria las primerasfases de la cadena operativa. Las fases decaptación, debastado y producción desoportes (entame y mise en forme) destina-dos a la explotación, junto a fases de plenaproducción (débitage), tienen lugar den-tro de un mismo espacio. La existencia decategorías que acrediten actividades deconsumo (fases finales de la cadena ope-rativa) es muy limitada o inexistente, porlo que las ocupaciones tienen un carácterde ocupación breve.

En cuanto a la primera fase, las estra-tegias empleadas se caracterizan por unaescasa programación. Contamos con dife-rentes modelos: la captación de soportesde pequeño formato (10-20 cm de longi-tud máxima), con frecuencia sobre depó-sitos de carácter coluvionar, de formatomedio (de 20 a 50 cm de longitud máxi-ma) en similares depósitos o como resul-tado de la fragmentación de grandes blo-ques, y la explotación de grandes nódulosmasivos (de 50 a 200 cm de longitudmáxima) mediante la percusión (posible-mente lanzada), aprovechando aflora-mientos al aire libre cuya explotación enalgunos casos parece haber sido favorecidamediante la excavación de zanjas (figuras10 y 11). En el primer caso, la selecciónva dirigida hacia morfologías y dimensio-nes próximas al modelo volumétrico que

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Figura 11. Estrategias de producción de soportes para el débitage en Vías Colectoras. A) Esque-mas directos unipolares; B) Multipolar-discoide (apariencia Quina).

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resulta del débitage Levallois-discoide. Parael segundo caso, se aprecia el empleo deesquemas directos unifaciales y unidirec-cionales (Martín Blanco y Djema, 2005)o multipolares de apariencia discoide oQuina talla (figura 12), con una clara voca-ción por obtener soportes espesos. En estoscasos, la estrategia busca aprovechar lasfisuras existentes en los bloques por efec-

to de la meteorización, lo que generasoportes de tamaño medio y pequeño asícomo fragmentos sin estigmas claros detalla. Las grandes lascas a partir de los for-matos grandes y medianos se aproximanigualmente a la morfología del núcleo bus-cado.

Por otro lado, los rasgos técnicos y tec-nológicos que por el momento podemos

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Figura 12. Estrategias de aprovisionamiento y explotación documentadas en distintas áreas deEl Cañaveral.

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avanzar en el debitage de El Cañaveral seestructuran dentro de tres grandes esque-mas operativos (figuras 13 y 14):

a) Presencia dominante de métodos detipo Levallois preferencial y recurren-te (modalidades unipolar y bipolar)en todos los casos realizados median-

te percusión directa con percutor depiedra dura. En el caso de los núcle-os, contamos con un número muy ele-vado de ejemplares entre los quedominan los incipientemente explo-tados. Algunas piezas ponen de mani-fiesto una elevada destreza técnica ytecnológica en el débitage, coinci-

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Figura 13. Esquemas diacríticos de núcleos. A) Núcleo Levallois recurrente centrípeto del Área 4junto a Vías Colectoras Norte 1; B y C) Núcleos Levallois (lineal preferencial) de Vías ColectorasNorte 2; D) Núcleo laminar de Parcela 32.

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Figura 14. Esquemas diacríticos de lascas. A, B y C) Esquemas unipolares procedentes del Área 4junto a Vías Colectoras Norte 1; D) Esquemas laminares de Parcela 32; E y F) Esquemas unipola-res o bipolares de Vías Colectoras Norte 2.

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diendo en muchos casos con unaexplotación poco intensificada, lo queacredita una estrategia claramente«derrochadora» o de gaspillage (Bazi-le, 2002), justificada por la enormeabundancia de materia prima en lazona.

b) Igualmente, se ha documentado lapresencia de materiales asignables aesquemas de tipo discoide y discoidejerarquizado, con presencia de pun-tas pseudolevallois, cuchillos de dorsoy lascas cuadrangulares y triangularescomo posibles productos finales. Aun-que, las relaciones por causa de reci-claje o posible ramificación (Bour-guignon et al., 2004) existentes entreestos esquemas y los anteriores estánaún por establecer, contamos connumerosos ejemplos en los que méto-dos distintos derivan entre sí, así comomodalidades distintas se superponenen un mismo núcleo.

c) En otros casos, se documentan esque-mas de tipo laminar unipolar, conproducción de morfologías prismáti-cas en los núcleos. Este esquemapodría vincularse a fases iniciales deexplotación de modalidades centrípe-tas, y se encuentra próximo a las des-critas en contextos franceses (Révi-llion, 1995; Klaric, 2000).

En cuanto a la presencia de categoríasestructurales los productos de lascado enfases corticales, los núcleos y los restos detalla, sumado a la escasa o nula configu-ración del utillaje, son los rasgos comunesa todas las zonas analizadas (figura 15).

Los datos recientemente obtenidos desusceptibilidad magnética sobre los mine-rales de los sedimentos de estructuras apre-ciadas en el Área 3 nos indican la probableexistencia de estructuras de combustión,

lo que significaría, de ser coetáneas conlos niveles con actividad de talla, quepodríamos enfrentarnos ante posibles cam-pamentos temporales al aire libre en losque la actividad predominantemente docu-mentada es la captación de sílex. La sumade ambas circunstancias resulta excepcio-nal dentro del contexto peninsular ya quese trataría del primer testimonio en el queuna ocupación al aire libre se asocia conactividades exclusivas de captación y talla(Baena, 1994).

Desde un punto de vista tecnológico,los elementos en común que han podidoser reconocidos en las distintas áreas exca-vadas se resumen en:

— El margen de variación morfológicade las bases explotadas es muy alta sitomamos en consideración el con-junto de núcleos registrados y lo com-paramos con otros contextos como losámbitos fluviales. La existencia de unentorno de abundancia, o la partici-pación colectiva del grupo humanoen los procesos de captación y pro-ducción se postulan como explicacio-nes del alto grado de variabilidad demétodos, modalidades y morfologíasregistradas. En este sentido, los rasgosdocumentados en El Cañaveral soncompatibles con espacios en los queel abastecimiento de recursos líticos yaprendizaje en los procesos de tallatengan cabida al mismo tiempo.

— Las dimensiones de las industrias songrandes (abundancia), aunque existenclaras diferencias de estrategias deexplotación en función de la fase enque nos encontremos (captación, pro-ducción de soportes, plena produc-ción). No hay evidencia de produc-ciones de carácter microlítico enninguna de las áreas estudiadas.

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— La distribución de categorías en estoscontextos difiere radicalmente de lade los entornos de consumo. Laausencia de elementos configuradosresulta llamativa si empleamos comoelementos de comparación contextosen cueva.

— La superposición en métodos de talladentro de los mismos ejemplares sueleser frecuente. Su causa puede estar

relacionada con la reiteración en laocupación de los sitios (reciclaje enpalimpsestos), o bien con estrategiasde reciclaje que por el momento nohemos conseguido sistematizar. Dichasuperposición sugiere que frente aprocesos de ramificación documen-tados en otros contextos, nos encon-tremos con reaprovechamientos (casode los documentados en el nivel J del

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B VNC1A Parcela 32

100

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40

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0

100

80

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Figura 15. Principales categorías líticas. A) Parcela 32; B) Vías Colectoras Norte 1; y C) General detodas las áreas.

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Romaní, Vaquero, ver este mismovolumen).

La falta de estudios sobre este tipo deocupaciones o yacimientos nos ha privadode una parte importante de la variabilidadde comportamiento dentro de los gruposdel Musteriense y quién sabe si de fasesanteriores. Los datos con que contamoshasta ahora en El Cañaveral sugieren quedentro de estas ocupaciones se expresa unavariabilidad mayor en ciertos aspectos.

Se pueden reconocer diferentes moda-lidades de acceso, extracción y procesadoinicial/desbastado de la materia prima, queen la mayoría de las ocasiones son difíci-les de apreciar en conjuntos líticos asocia-dos a yacimientos de mayor impacto ocu-pacional. Estas estrategias iniciales, si bienrelativamente sencillas, revelan un reper-torio de métodos de producción de lascas-soportes diferentes en concepción a losque posteriormente se desarrollan con lasmismas.

La variabilidad reconocida en cuan-to a métodos de explotación coexistenteso interrelacionados en alguna de las áreasparece poder relacionarse con aquellaszonas de mayor concentración de mate-rial, mayor impacto ocupacional, o mayorreiteración de visitas. Muchos de losesquemas operativos confirman distintosgrados de jerarquización o de alternan-cia en las extracciones que hacen necesa-ria una evaluación en estudios más deta-llados

En estos lugares, además, se puedenreconocer distintos grados de tecnicidad,vinculados tal vez a comportamientos deaprendizaje, que permiten valorar las accio-nes de talla como una actividad grupal enla que el área de captación resulta un lugarideal para la adquisición de destrezas téc-nicas y tecnológicas.

En cuanto a la composición tipológi-ca o de materias primas, cuya variabilidaden estos casos resulta prácticamente inexis-tente, ofrece sin embargo un elemento dereflexión: las escasas piezas de materialesajenos al afloramiento, fundamentalmen-te cuarzo y cuarcita se vinculan mayorita-riamente al instrumental de talla, seleccio-nado en cauces o terrazas del río Jarama, otal vez en algún ejemplar concreto, delManzanares. En los pocos casos en los queestos materiales no se vinculan a instru-mental de talla, se identifican núcleos y las-cas, que al igual que el escaso utillaje reto-cado en sílex se pueden relacionar condescartes producidos en el momento de lle-gada al área, como renovación del tool kit.

A semejanza de El Cañaveral, ejem-plos como los yacimientos de Perales deRío (Cobo et al., 1979; Gamazo y Merlo,1983; Baena, 1992), Las Fronteras(Baena et al., 2002) o Los Berrocales(comunicación personal de Iván Manza-no), han acreditado la existencia dentrode ámbitos alejados de las cuencas flu-viales, de ocupaciones musterienses rela-cionadas con la captación y la explota-ción de los recursos líticos existentes ennuestra región. Esta circunstancia se pro-duce igualmente en otras áreas de lapenínsula Ibérica (Cuenca del Ebro:Montes, 1988; Utrilla y Tilo, 2001-2002;Casa de la Mina II en Ciudad Real: San-guino et al., 1994; Valgrande en Sala-manca: Santonja, 1986; La Coca en Ali-cante: Fernández Péris, 1998; Cerro deSan Cristóbal en Toledo: López Recio yBaena, 2001; Páramos del Duero: DíezMartín, 2000), o en contextos centro-europeos (Roebroeks, 1988; Geneste,1988; Van Kolfschoten et al., 1993;Moncel y Perreve, 1999; Slimak et al.,2005; entre otros), lo que acredita cier-ta uniformidad en los cambios sufridos

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por los grupos del final del Musterien-se, sometidos a un proceso de crecienteespecialización.

AgradecimientosEste trabajo ha sido financiado por el pro-yecto «Estudio documental sobre yaci-mientos arqueológicos del Pleistoceno dela CAM» 1664/2007/00 de la Consejería

de Cultura y Turismo de la CAM. Igual-mente queremos agradecer la colabora-ción del resto de los miembros de laempresa Arquex S.L., a Dª Ester Andreu(Arqueomedia) D. Iván Manzano Espi-nosa, Dª Laura Dapena Albiach, D. DanCabanes i Cruelles, D. Ángel CarranchoAlonso, así como al Dr. Nick Debenhamy la Junta de Compensación UZP2.01 ElCañaveral.

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