Tema 1. teoría del conocimiento. hessen, j. pp 96 115

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. . ohannes Hessen, una de las primeras figuras del 10vimiento filosófico contemporóneo en Europa, eJe profesor de la Universidad de Colonia. Adscripto al rupo de pensadores católicos, es autor de numerosas bras sobre filosofía escolástica y de otros sobre .s principales problemas metafísicos. Teoría del )nocimíento ha sido reconocida como su prOducción ,ás lograda y significativo. Se trata de un libro ~ volor excepcional y poseedor de uno singular aptitud ua iniciar o todos los lectores en las difíciles Jestiones de la gnoseología. El vasto panoramo le ofrecen los problemas del conocimiento, . 'i diferentes puntos de v!~ta y las voriadas soluciones .:>puestos se recogen oquí con precisión fidelidad con una seguridad y li11a eficacia didóctica e revelan tanto la hondura y versoción del filósofo mo la destreza.y la v~ca.cjón del .maestro. además importante este libro, diferenciándose cualquier o!¡ra similar, porque en ella ~é pone, izó' por vez primera, el m~erno método 10menológicG al servicio de la teoría del 'IOCimiento. Después, porque plantea una discusión 'enid~ de este problem~ que no suelen tar otras eXpO~ici'of\es,Y, finalmente: porque envuelve la teoría espec1~1 del conocimiento, !m6s de lo general. Al reimprimir este libro una colección popular'como la Biblioteca Clósico :ontemporónea, la Editorial (osada entiende dir un servicio a la cultura, fomentando el interés los"estudios filos6flcos. III!. .~ " ' r ' . ' Á . i.: . ~; ." . ". . ""''(A ~ (\ Ji.t,'H.~ssen ,., I . r .. ~!~ ~eoría del r ,.. . . ',"ff i\.~on~clmlento .t -;.)' .I".roducclon de Francisco Romero .. .~f' ~ . , ~:. ) . "". , .~ ..' ,. @ Biblioteca clásica y contemporánea Losada ¡ tv;" .' ". .. ., ! > . -<--'--------

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ohannes Hessen, una de las primeras figuras del10vimiento filosófico contemporóneo en Europa,eJeprofesor de la Universidad de Colonia. Adscripto alrupo de pensadores católicos, es autor de numerosasbras sobre filosofía escolástica y de otros sobre.s principales problemas metafísicos. Teoría del

)nocimíento ha sido reconocida como su prOducción,ás lograda y significativo. Se trata de un libro

~volor excepcional y poseedor de uno singular aptitudua iniciar o todos los lectores en las difícilesJestiones de la gnoseología. El vasto panoramo

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LA..c;ESPECIES DEL CONOCIMIENTO

Inmediatamente percibimos el rojo o el verde quevemos, el dolor o la aleirla que experimentamos. M;ucuando ae habla de la intuicjón no ae piensa en estaintuición sensible, aino en una intuición no 5ensible,espiritual. Tampoco ésta puedll nepne. Cuando, porejemplo. comparamos el rojo y el verde y pronuncia-mos el juicio: "el rojo y el verde son distintos", estejuicio descansa patentemente en una intuición espi-ritual inmediata. En una intuición semejante de6clI.n-san también aquellos juicios que tenemos ante nos-otros en las leyes lógicas del pensamiento. El principiode contradicción, por ejemplo, afinna que entre elsor y el no ser existe la relación da la mutua exclu-sión, relación que intUimOI igualmente dCl un modoespiritual. l.n el punto inicial y en el punto final denuestro conocimiento 'se halla, pues, una aprehensiónintuitlva. Aprehendemos de un modo inmediato, in-tuitivo, tanto lo inmediatamente dado, de CJ.uepartenuestro conocimiento, como los últimos princIpios queconsituyen las bases del mismo.

Como queda dicho, suele aplicarse la denominaciónde "intuición" y de "conocimiento intuitivo" tan sóloa la intuición espiritual. Pero aún debemos hacerotra restricción. Tampoco debemos llamar intuición,en sentido riguroso, a la aprehensión inmediata de larelación entre dos contenidos sensibles o intelectualesa que acabamos de referimos. Caso que queramos con-servar la palabra, debereinos hablar de una intuiciónformaL Esencialmente distinta de é5ta es la intuiciónmateri",l, en la cual no se trata de una mera aprehen-sión de relaciones, sino del conocimiento de una reali-dad "material", de un objeto o un hecho suprasensible.Esta intuición mi\terial es la que llamamos intuiciónen sentido propio y riguroso. .

Esta intuición material puede ser de diversa índole.Su diversidad está fundada en lo más hondo de laestructura psiquica. del hombre. El ser espiritual delhombre presenta tres fuerzas fundamentales: el pensil.'miento, el sentimiento y la voluntad. Advirtamos ex-

'-1. EL PROBLEMA DE LA INTUICióN y SU HISTORI.'.

Conocer significa aprehender espiritualmente un ob-jeto. Esta aprehensión no es por lo regular un actosimple, sino que consta de una pluralidad de actos.La conciencia cognoscente necesita dar vueltas. por.decirlo así, e.n torno a un objeto, para aprehenderlorealmente. Pone su objeto en relación con otros, locompan con otros, saca conclusiones, ete. Así hace elespecialista, cuando quiere definir su objeto desdetodos los puntos de vista; así hace también el meta-físico, cuando quiere conocer, por ejemplo, la esenci:ldel alma. La conciencia cognoscente se sirve en amboscasos de las más diversas operaciones intelectuales.Se trata siempre de un conocimiento mediato, cliscur-sivo. Esta última expresión es singularmente exacta,porque la conciencia cognoscente se mueve, en efecto.de ;¡'luí para allá.

Ahora bien, cabe preguntar si hay un conocimientoinmediato además del mediato, un conocimiento in-tuitivo además del discursivo. El conocimiento intui.tivo consiste, como dice su nombre, en conocer viendo.Sil peculiar índole consiste en que en él se aprehendeinmediatamente el objetQ, como ocurre sobre todo enla visilln. N::tdie podrá negar que hay un copoc:imiento!emejant~. Aprehendemos inmediatamente, en efecto.todo lo d.do en la experiencia atCI1U o intero;!.

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preaamente que con esto no se significa en modo al-guno tres facultades del alma independientes, sino tanlólo tres diversas tendencias o direcciones de h. vidapsíquica humana. Conformc a csto debemos distinguiruna intuición racional, otra emocional y otra volitiva.El órgano cognoscente es, en la primera, la razón;en la segunda, el sentimiento; en la tercera, la volun-tad. En los tres casos hay una aprehensión inmediatade un objeto. y esto es justamente lo que pretendeexpresarse con la palabra "intuición". Si se tiene estopresente, no se experimentará ninguna dificultad antela expresión de "intuición volitiva", que suena a para-dójica en un principio.

A la misma división llegamos si partimos de la es-tructura del objeto. Todo objeto pr~scnta tres aspectoso elementos: esencia. existencia y valor. Por consi-guiente. podemos. hablar de una intuición de la esen-cia, una intu.ición de la existencia y una intuición delvalor. La primera coincide con la racional, la segundacon la volitiva. la tercera con la emocional.

Para dar a nuestras consideraciones abstractas y es-quemáticas un contenido más concreto, hagamos pasara grandes rasgos ante los ojos de nuestro espíritu lahistoria del problema de la :nttlición. Platón es el pri-mero que habla de una intuición espiritual, de unaintuición en sentido estricto. Según él, las Ideas sonpercibidas inmediatamente, in tu idas espiritualmentepor la raZÓn. Se trata de una intuición material. pueslo que vemos son determinados contenidos espirituales,realidades "materiales". Esta intuición debe caracte-rizarse. además. como una intuición estrictamente ra-cional. Pues es una función del intelecto. representauna actividad rigurosamente teórica. intelectu.al.

En Plotino, el renovador del platonismo, la intui-ción del NtlS reemplaza a la intuición de las Ideas,como ya hemos visto. Esta intuición del Nus es unaactividad puramente intelectual. como la intuiciónplatónica de las Ideas. Pero Platino conoce, ademásde la intuición del Nus, una intuición inmediata del

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principio supremo de la realidad, de lo Uno. En IUtratado "De la contem.plación", que se encucntra enlas Enéadas, pinta Plotmo COnpalabras entusiastas lalublime contemplación de lo Divino. Esta misma p'in-tura. revela que la contemplacióu de Dios no es enPlatino algo puramente racional, sino que está fuerte.mente empapada de elememos emocionales. Es unacontemplación miitica, en que no ;ólo tiene parteel illlelecto, sino también las fuerzas activas del hombre.

Cosa análoga pasa con San AgUJtíTI.que justamenteen la teoria del conocimiento está influido fuertementepor Platino. Para el padre de la Iglesia. el Nus coin.~ide con el Dios personal del cristianismo, como ya seha indicado. El x6af.lo; vorrcó;, el mundus intelligibilii.le convierte de este modo en el contenido del pensa-miento divino. Visto en esta perspectiva, Dios se pre-lenta al "platónico cristiano" como vcritas aeterna elincommutabilis, que encierra en su seno tod;.s la,cosas, incommutabiliter vera. En consecuencia, SanAgUJtín habla de una, visión de lo inteligible en laverdad inmutable o inc1usc de una visión de estamisma verdad. También para él se trata de una in-tuiciún puramente racional. Pero,' como Plotino, tamobién él conoce un grado superior de' visión divina:en la experiencia religiosa, en las vivencias rel igins:¡s,entramos en contacto inmediato con Dios. le vemosde un modo inmediato, místico. Esta visión místicade Dios se presenta en San Agustírl -que en este puntose baIla influido también por la Biblia- como UIIproceso en el fondo emocional. de un modo más [lIerteaún que en Platino, el cual todavía está demasiadoen poder del intelectualismo griego.

El pensamiento, de una visión mística de Dios pasóde l.as obras de San Agustin a la mística de la EdadMedia. tsta se presenta como la adversaria de la es-colástica inteleetualista. Mientras ésta sólo admite unconocimiento diseursivo racional, la mística defjclii2ce1.derecho de la intuición, en especial de la intuili\)ilreligiosa. "El método frio, abstracto e impersonal de

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la siiogística, con IUS ri¡idas formas, reilas y argu.mentOl, no el para la mística el ideal o el medio únicoy exclusivo de alcanzar la verdad. La míltica ve unafuen te de verdad tan segura, si no IUperior, en lasvivencias y experiencias subjetivas, en la intuición sub-jetiva, en el vidne, sentire y e"pirere espiritual. y enlos sentimientos y deaeos -en ocasiones extraordinaria-mente intensOl- que acompañan a las vivencias 6 in-tuicionea íntimas." (üBuwl.R-BAUMGAItTNER,Tratadode historia de 14 filosofía, 10~ ed., 1915, p. 328).

Ambas concepciones se hacen (rente en la alta esco-lástica. La contienda entre el agustinismo y el aristo-tdismo que domina el siglo XIlI, no es en el fondootra cosa que una contienda en tomo a los derechosde la intUición, en especial de la intuición religiosa.Los partidarios del agustinismo, con San Buenaven.tura a la cabeza, tienen enfrente a los defensores dtlaristotelismo, con Santo Tomás de Aquino como jefe.Aquéllos proclaman una visión inmediata, mística deDios; éstos sólo admiten un conocimiento mediatO,discursivo, racional, del mismo. Según aquéllos, Diospuede ser experimentado y vivido inmediatamente,puede ser visto espiritualmente; según éstos, necesitaser demostrado.

Si pasamos a la Edad Moderna, el cogito ergo sum,de Descartes, significa el reconocimiento de la intui-ción como un medio autónomo de conocimiento. Elprincipio cartesiano no encierra, en efecto, una infe-rencia, sino una autOintuición inmediata. En nuestrosactos de pensa~iento no vivimos inmediatamente co-mo reales, como existentes. tste es su sentido. Hay,pues, aquí una intuición material, que se refiere aun hecho metafísico.

El reconocimiento de la intuición como una fuenteautónoma de conocimiento se encuentra también enPascal, que con su afirmación: le coeur ti ses ra!Sons,que la raison ne conn4it pas, pone al lado del conoci-miento por el intelecto un conocimiento por el c;orazón,al lado del conocimiento racional un conocimiento

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emocional Se encuentra asimismo en Malebranche,cuya tesis epistemológica fundamegul, nous vtyYonJtoutes el,oses en Dieu, bemos ~ncionado anteriormen.te. En Spin024 y en Lcibniz, por el contrario, la intui.ción no representa ningún papel notable en la teoríadel conocimiento. Lo mi6mo pasa en Kant. Éste sóluconoce u"a experiencia, que consiste en la elaboraciónconceptual del material empírico. Otra especie de expe.riencia, en el sentido de una aprehensión inmediatadel objeto, de una.intuiciÓD espiritual, nQ es conocidade él. Lo mismo que para el intelectualismo medievaly el racionalismo moderuo, también para Kant ha)"sólo un conocimiento discursivo-racional.

Concepciones muy distintas son las que encontramosen la filosofi/!!.inglesa anterior a Kant. Su representantemás ilustre, David Hume, tiene la convicción de quenuestra razÓn no puede conocer que hay cosas, ni tam-poco cuál es su esencia. Todo 10 que rebasa el conteni.do' de nuestra concjencia escapa, según él, al conoci-miento racional. Se ha llamado a Hume muchas vecesescéptico, a consecuencia de esto. Pero el escepticismode Hume se refieI:e exclusivamente al conocimientoteórico-racional. Según H'/:lme, el centro de gravedaddel ser humano no reside en el lado teórico, sino euel práctico. Conforme a esto, Hwne pone al lado delórgano del conocimiento teórico y racional otro órganopráctico e irracional. Es el que denomina "fe" (belie!),y entiende por tal una aprehensión y asentimiento in.tuitivos y emotivos. "La fe -advierte- es mucho má~propiamente un acto de la parte afectin de nuestranaturaleza que de su parte pensante". Gracias a estafe, que radica en un instinto psiquico, alcanzamos.según Hume, la certeza de la realidad del mundo exte.rior, que resulta un problema insoluble para la razónteórica.

Así como Hume sostiene que conocemos de un modoinmediato la realidad, otros ffiósofos ingleses del sigloXVUIadmiten un conocimiento intuitivo en el terreno

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de lOI valores. El principal representante de esta doc-trina es un discípulo de Shaft¿sbury, Hutcheson. SegúnIU teoría, aprehendemos inmediata, emotivamente, tan-to IOi valores de lo bello corno los de lo bueno. Elórgano cognoscitivo es en el primer caso ,el "sentidoestético", en el segundo el "sentido moral". Hutchesonse esfuerza por introducir en la ética el concepto delmoral scnse. Nuestros juicios de valor ético no descan-Jan en la reflexión -enseña-, sino en la intuición. Elvalor o el no-valor ético de una acción no se conoceaplicando a la acción una unidad de medida general,una norma ética suprema, y midiéndola con ella, sinode un modo inmediato intuitivo. Así corno nuestro senotido visual percibe inmediat~mente los colores, el sen-tido moral percibe las cualidades valiosas de una accióno de una intención.

Si pasamos al siglo XIX,encontramos que la intuiciónrepresenta un importante papel en el idealismo alemán.Mientras Kant sólo había reconocido una intuición sen-

sible, rechazando expresamente, por e'l contrario, unaintuición no sensible, intelectual, su sucesor Fichte esde otra opinión. Según él hay una intuición espiritual,intelectual. Es el órgano mediante el cual el yo abso.luto se conoce a sí mismo y conoce sus acciones. EnFichte se trata, pues, de una intuición metafísico-racio.nal. Lo mismo pasa en Schelling. Su filosofía de laidentidad define lo absoluto corno la unidad de la Na.

turaleza y el Espíritu. Este absoluto es aprehendidopor nosotros mediante una intuición intelectual. Nootra cosa enseña Schopenhauer. tste empieza coinci.diendo con Kant en la doctrina de que nuestro enten.dimiento, nuestro conocimiento discursivo racional, es-.tá encerrado en los límites del mundo fenoménico. Sino hubiese otro medio de conocimiento, la esencia de}a¡ cosas permanecería eternamente oculta para nos-otros. Pero hay otra especie de. conocimiento, y en estose aleja Schopenhauer de Kant. Ea la intuición espi-

;itual. Mediante ella aprehendemos la esencia de la"cosas y encontramos la clave de la metafísica.

Un conocimiento intuitivo en el terreno religioso esenseñado en el siglo XIX, sobre todo, por Fries ySchleiermacher. El primero distingue tres fuentes deconocimiento: el saber. la fe y el presentimiento. "Sa.bemos de los fenómenos, creemos en la verdadera esen.cia de las cosas, presentimos ésta en aquéllos." Friesdefine el presentimiento como "un conocimiento porpuro sentimiento". Por su medio aprehendemos en lotemporal lo eterno, en 10 terrenal lo divino. El pre.sentimiento es, según esto, el órgano del conocimientoreligioso. Schleiermacher piensa de un modo análogo.Frente al racionalismo y al moralismo insiste en quela religión no es saber ni hacer. No tiene su sede nien el intelecto, ni en la voluntad, sino en el sentimien.to. Consiste por esencia en una aprehensión cmotiva.intuitiva, de' la unidad y del principio del universo.La religión, declara Scheleiermacher en sus muy leídosDiscursos sobre la religión, es "un sentimiento y unaintuición del universo".

Fijemos aún brevemente la vista en la posición de lafilosofía contemporánea frente al problema de la in-tuición. El neokantismo toma una actitud de ruda re-pulsión. Esto debe decirse muy especialmente de laescuela de Marburgo. Su fundador, Hermanrl Cohen,se vuelve COn innegable animosidad contra los "pre.dicadores de la intuición". tsta es, según él, una ilu-sión y, por ende, la viva contradicción del pensamientocientífico. Por eso no puede tomarse nunca en consi.deración 'como medio metódico de conocimiento. Havque mantener por el contrario la exigencia de "!in mé-todo para un conocimiento". O en otras palabras: sólohay un conocimiento radonaJ discursivo y un métndr,racional deductivo fundado en él. Ésta es tamhién \aposición de la escuela de Baden, aunque no se expresede un modo tan crudo'. Tampoco para ella puede con.aiderarse la intuición como medio legítimo de conoci

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miento. También ella se opone al intuicionisrno, rechi1-zándolo en rodas sus formas, como muestra especial-mente el libro de Ricke,ot sobre "la filosofía de la vida".

La acdtud del realismo crftico frente a la intuiciónes tambi4n proo.ominantemente negativa. Así declara,por ejemplo, ]oscPh Geyser: "Respecto de la intuicióncomo fuente do conocimitilto, debo hacer las mayoresrescrras; pues este concepto es sumament<t equívoco ylos q~ le tienen ¡iempre en la boca y van en la in-tuición la verdadera fuente de luz y conocimiento denuestro espíritu no lo dofinen clara y distintamente.Tal. como yo concibo nuestro conocimiento humano,los únicos obj(ttos qU6 podemos aprehender en su o~jetivo por incuición, esto e8, por una percepción inme.diata, consis'ten en las realidades individuales de nues-tra percepción externa e interna y en las formas (oesencias) , las relaciones esenciales y los demois objetossingulares o y generales análo:os, claramente intuiblesen aquellas r6alidades por medio de una serie de deter-minados Actosde pensamiento. Ne admito como fuentede conocimiento una intuición de ebjetos meta.físicos,por ejemplo, de Dios y la sustancia psíquica, o de obje-tos éticos, est~ticos, r~Jigiosos y otros an~logos, en lugarde inferirlos de los conccpt-o¡ y juicios obtutidol sobrela base de las clistintas re.alidadas conocida¡ intuitiva-menta." Geyser sólo adrnlte, según esto, una Intuiciónracional, qUIJe8 adcnnas prindpalramte de naturalezaformal. Otros rapre6t'Hltantes del raaIliIDo crítico ha.cen a la intuición mayores conce5iones. Así ante todoA ugust Messer. ~st(! reconoce la intuición principal-mente en el terreno de 101valor6S. Según él, aprehen-demos de UI1modo Inmediato, intuitivo, no solamentelos valores GStéticos,sino también los éticos. La intui-ción es el único órgano de su conocimiento. Tambiénen el terreno metaftsico hay, según Messer, un cono-cimiento intuitivo. Vivimos e intuimos inmediatamen-te, en especial, la existencia de nueitro yo y la de nues-tra libertad. Tenemos una suerte de saber inmediato de

nUe3tro yo espiritual y de la naturaleza de sus anos,y fundándonos en e8te saber atribuimos a nllCHro youna libertad indetclminada. La posición de Jo/¡.'mnVallr.elt {rente a la intuición es aÜn más Fo:;it;\, ¡°ti!_kdt entiende por intuición o certeza int¡¡i¡iva 1" \.iveIi.da inmediata de algo inexperimentable, J:¡certidu1iJbreinmediata de algo transubjetivo o trascendente a la

conc.iencia. Los obje~os <¡~e nos son conoddo~ P"f ~!cammo de la certeza mtUItlVa son, <l1ite todo, el p,oOplOyo, el mundo exterior y las demás personas. Ad("m;i~aprehendemos intuítivnrnente los valores. Hay intui-ción estética, ética y religiosa. Vofkelt ~ubraya que lacerteza intuitiva es esencialmente distinta, tanto de laautocerteza inmediata de la conciencia, como de la ne-cesid:¡d lógica del pensamiento. Representa "una mo-dalidad de certeza, absolutamente peculiar, irreducti-ble, primitiva". Tiene' de común con la autoccnezade la conciencia la inmediatez; con la necesiuad ]Ógicadel pensamien~p, la validez transubjetiva. "La certezaintuitiva es una fe que se siente identificada con lacosa. En honor a esta garantía objetiva, debe empare-jarse la certeza intuitiva con la necesid:¡d lógica, conderechos hasta cierto punto iguales".

Un intuicionismo expreso se encuentra hoy en Berg.Jon, Dilthcy y la fenomenología. SegÚn Bergson, el in-telecto es. incapaz de penetrar en la esencia de las co-sas. Sólo puede aprehender la forma matemático-me-cánica de la realidad, no su nÚcleo y contenido íntimo.Sólo la intuición puede aprehender este. La intlliriónes el "instinto desinteresado ,y consciente de sí mismos"oMediante la intuición asimos la realidad por dentro.peonetramos en el interior de la vida. Mediante ella en.tramos en contacto, por decido así, con el núcleo y elcentro de todas las cosas y "respiramos algo de esteocéano de la vida". La intuición es así la clave de lametafísica.

La intuición se presenta en Dilt/¡ey, lo mismo que enBergson, como algo absolutamente irracional, como un

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entrar en contacto con la realidad de un modo emot.y volitivo. 'Como ya hemos visto, nuestra convicciónde la realidad del mundo exterior descansa, segúnDilthey, en una experiencia inmediata de nuestra vo-luntad. En la misma forma inmediata e irracionalaprehendemos la existencia de nuestros prÓjimos. Laintuición representa,además un gran papel, según Dil-they, en la esfera histórica. Las totalidades psíquicas,como las que se nos presentan en las personalidadeshistóricas, sólo pueden ser comprendidas por nosotros,en su opinión, emotivamente; sólo pueden scr conoci-das intuitivamente. La intuiciÓn es, por ende. el ver-dadero órgano de conocimiento del histori,ldor.

La intuición tiene en la tenomeno/()gfa un sentidomuy distinto del que tiene en Bergson y Diltltc)'. Elobjeto de la intuición inmediata no es ya la realidadcomo tal, no es la existencia, sino justamente la c,cn.cia. El factor exis.tencial, la existencia, es eliminado,"puesto entre paréntesis", por el fenomcnólogo. La mi-rada de éste se dirige al modo de ser, a la esencia, aleidos de las cosas, El fenomenólogo cree aprehendcrloen una intuición esencial inmediata. Husserl trata deadarar con ejemplos cómo debe concebirse ésta" "Cuan.do nos representamos intuitivamente con plena claridadlo que quiere decir "color", lo presente es una esco-cia, y cuando nos representamos igualmente en unapura intuición, pasando la vista acaso de percepciónen percepción, lo que es la percepción, la percepciÓn ensí misma, hemos aprehendido intuitivamente la esencia'.'percepción". La intuición, la conciencia intuitiva, lle.ga hasta donde llegue la posibilidad de la ideación ointuición esencial correspondiente."

Mientras Husserl sólo conoce una intuición racional,la que él llama intuición esencial, Scheler admite ade-más una intuición emocional y ve en ella el órgano delconocimiento de los valores. tstos se hallan, según él,

~ completamente vedados al. intelecto. El intelecto es tanciego para ellos como el oído para los colores. Los va~

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10r("Sson aprehendidos inmediatamente por nuestro e.pfritll, de un modo an;Uogo a como los colores lo sonpor nuestros ojos. Scheler caracteriza este modo de co-nocer como un "sentir intencional". En él \'is!mnbra-mas, por decirlo así, los valores. Lo mismo sucede en laesfera religiosa. También Dios es, segÚn Scheler, cono-cido intuitivamente. Por el camino metafísico-racionalllegamos a un principio absoluto del universo, peronunca a un Dios en el sentido de la religión. La notade la personalidad es, en efecto, de una importanciaesencial p2.ra la idea religiosa de Dios. Pero sólo hayun medio de poder conocer a una persona: que dh senos revele. La experiencia religiosa es lo que responde

. en el sujeto humano a esta autorrevelación de Dins. Deeste modo, el Dios de la religión sólo se hace presente,según Scheler, en la experiencia religiosa, en una viven-cia e intuición inmediatas. '

2. RAZóN y SINRAZÓN DEL INTUlCIONISMO

El admitir o rechazar un conocimiento intyitivo jun.to al discursivo-racional. depende ante todo de cómo sepiense sobre la esencia del hombre. Quien vea en elhombre exclusiva o preponderantemente Un ser teóri-co, cuya principal función es el pensamiento, sólo ad-mitir~ un conocimiento racional. Quien, por el contra-rio, ponga el centro de gravedad del ser humano en ellado emocional y volitivo, propenderá de antemano areconocer en el hombre, junto a la forma discursivo-racional del conocimiento, otras clases de aprehensiónde objetos. Estará convencido de que a la multitud deaspectos de la realidad corresponde una pluralidad defunciones cognoscitivas.

La primera concepción representa evidentemente unexclusivismo. Procede las más de las veces de una ac-titud alejada del mundo y de la vida,' como la queauele encontrarse justamente entre los filósofos. ElWÓIofo, 'cuya funaón propia en la vida ea conocer,

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concluye con d~m",lada facDldad "juzgando por tímismo a 101 demáJ" -romo ruele decine- y conci.biendo al hombre en general como un ler predomi.nantemente cognOldtivo. Quien eatá, por .1 contrario,en contacto con lu rctalidade.s concretas da la vida, seconnnce pronto de que el yerd-adero centro de gra-vedad del aer humano no reafde en 1aJ fuerzas inte.lectuales, alno en las emocionales y volitivas. Ve queel intelecto humano se halla incluido, dCtun cabo aotro, en la totalidad de lal Mrzas de] e6píritu humano'f que por tanto necelita y depende múltiplemente deellas en su función. No es e] intelecto, sino las fuerzas"emotiva" y volitivas de] hombre lal que ]0 parecen lasdominantes en este juego de fuerzas que llamamosla vida.

Entre los filósofos modernol es Dilthry quien prin.cipalmente ha llamado la atención sobre este hecho.En su Introducción 41 las cirncias del esplritu atacacon energía ese:racionalismo e intelectualismo según elcual "en las venas del lujeto cognoliente no corre ver.dadera Jangrc, dno el humor enrarecido de la razón,considerada como mera actividad intelectua]". ':Laocupación histórica y filosófica con el hombre enterome ha conducido -declara- a tomar a éite. en la va.riedad de IUS fuerzas, a tomar a este ser que q!Jiere,siente y representa también por base en la explicacióndel conocimiento y de sus conceptos." (Prólogo.) Deeste modo llega a 'poner a] lado del conocimiento dis-cunivo-racional otro intuitivo.irracional.

Pero el rtconocimiento de la intuición, ¿no siF;nificael fin de todo conocimiento científico? ¿No sig-nificaabandonar la validtJ%uni~rsal y la demostrabllidad,que constituyen el alm-a de todo conocimiento cien-tífico?

Frentc: a esta objeción debemol hacer una distinción.Es la distinción entre la actividad teórica y la activi-dad práctica. En la esfera teórica, la intuición no pue-de pretender lel un medio de conocimientQ autónomo,

con 101mismos derecho¡ que el conocimiento racional.discursivo. La razón tiene en este terreno la últimapalabra. Toda intuición ha de ]egitimane ante e] tri.bunal de la razón. Cuando 101adversarios del intUicio-nismo exigen esto, están en su perfecto derecho. Pero]a cosa es distinta en ]a esfera prdcticlI. La int'licióntiene en ésta_una significación autónoma. Como seresque sentimos y queremos, la intuición es para nosotrosel verdadero órgano de conocimiento. En tanto e] in.tuicionismo no ensería otra cosa que ésta, ]a razón estáde su parte.

" De lo dicho resulta que debemos rechazar la intui.ción metaflsica cm el sentido de BltTgson. No porqueno haya una intuición metafísica. La historia de lametafísica prueba a cada puo lo contrario. Reve]a. enefecto, que todos los grandes sistemas metafísicos ra-dican, en último término, en ciertas intuiciones. No sepuede dudar, por tanto, del hecho psicológico de unaIntuición metafísic~. Pero la cuestión de] valor lógicode la intuición es algo muy distinto. Y a este respectodebemos sostener, como consecuencia de 10 dicho, quela intuición no puede ser nunca la base última de ]avalidez de l'Jingún juicio en la esfera teórica, ni, porende, en la metafísica. La última instancia en estaesfera es la razón, y toda intuición ha de someterse asu examen.

Como consecuencia de las afirmaciones anteriores de-bemos negar también la adhesión a la intuición esen-cial de Husserl. P-rescindiendo de que esta intuición noes un acto tan absolutamente simple y autónomo comoHussnl pretende, sino que consta de una pluralidad"de actos de pensamiento, le~n ha demostrado princi.palmente-la crítica de VolkeTt y Geyser, tampoco puedepretender ler nunca última instancia. Pues cuando ha-cemos la teoría del conocimiento, ejercitamos una- ac-tividad teórica, como ya dice el mismo nombre. y portanto, debemos dejar a la razón la última palabra. Sig-nificaría el fin de toda filosofía clenúfica que alguien

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quisiera justificar, por ejemplo, el principio de can-la~idad -según el cual todo proceso tiene una causa-,de~lar:mdo: "Entre los conceptos de proceso y de causaexiste una conexión esencial que yo intUyo inmediata-mente". Habría que. oponer a un filósofo semejante elhecho de que casi ninguno de los demás filósofos lo-gra intuir esta conexión. El reconocimiento de esta in-tuición esencial privaría a la filosofía de su validezuniversal y por tanto de su carácter racional y cien.tífico. Tampoco es por esto admisible justificar las le-yes supremas del pensamiento acudiendo a su "imoe.diata evidencia". Volveremos posteriormente con másdetalles sobre este punto.

Posición muy distinta debemos tomar frente ? laintuición existencial de Dilthey. tsta no radica en laesfera teórica, sino en la práctica. Como seres de vo-luntad y acción entramos en contacto con la realidad,vivimos la realidad en las resistencias que nos opone.La inmediata e inconmovible certeza que acompaña anuestra convicción de la existencia del mundo exteriorhabla, en efecto, de que esta convicción descansa enuna experiencia íntima, en una vivencia inmediata.Esta certeza no es explicable desde el punto de vistadel realismo crítico. Como conceden los mismos defen-lores de esta posición, las pruebas de la existencia delmundo exterior no poseen un carácter absolutamenteconvincente. Luego, si nuestra convicción de la exis-tencia de un mundo exterior real descansase en de-mostraciones e inferencias racionales, no poseería esacerteza inmediata e irresistible que posee efectivamen-te. Ya SchopenhaueT observa una vez que encerraría-mos sencillamente en el manicomio a quien quisieranegar la existencia del mundo exterior.

El filósofo Max FriJcheistm-Kohl~, discípulo de Dil.they, ha tratado de fundamentar la concepción que de-fendem0S en las discusiones muy claras y profundasde IU obra El problema de la realidad. Según él, esta-mos inermes {rente :U problema de la realidad. si sólo

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admitimos con Kant dos fuentel de conocimiento: lascnsación y el pensamiento. De este modo no es posi-ble superar el idealismo. A lo sumo se puede reem-plazar ia construcción idealista por otra construcción.Pero entonces le está decididamente en desventaja,frente al idealismo, desde el punto de vista metódico,puesto que el idealismo da una teoría del conocimientomucho más sencilla y unitaria, ya que trata de expli.car el fenómeno del conocimiento sin la hipótesis deuna realidad extraconsciente. Una verdadera solucióndel problema sólo es posible si se admite, además dela sensación y el pensamiento, otra fuente de conoci.miento: la experiencia interna y la intuición. La im-portancia de esta fuente resulta clara cuando se consi-dera la historia de la cultura humana. La índole delal grandes obréu reli«iosas, filosóficas y artísticas,prueba que en su generación tUvieron parte otras fun-donel de la conciencia que la sensación y el pensa-miento. Estas fuerzas cognoscitivas irracionales con.s-tituyen el órgano del conocimiento del mundo exterior.tste el experimentado y vivido inmediatamente pornosotros. Y lo mismo pasa con la existencia de nues-tros prójimos. Tampoco "la intimidad extraña de nues-tros prójimos es inferid~, sino vivida de un modo ori-ginario". .

Mucho menos discutido que el conocimiento delmundo exterior es el conocimiento de la existencia denuestro yo. La gran mayoría de los filósofos sustenta laopinión que Descartes formuló claramente por \'ez pri-mera. Vivimos y aprehendemos inmediatamente nues-tra propia existencia. En nuestro pensamiento y volun-tad nos vivimos como seres realmente existentes. Nonos es menester ningún raciocinio, nos basta una sim-ple autointuición, para cercioramos de nuesU-a propiaexistencia. Exactamente observa a este respecto Berg-son: "Hay por lo menos una realidad que todos nos-otros comprendemos desde dentro. por intuición y nopor mero análisis. Es nuestra propia persona en IU

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curso a través del tiempo. Es nuestro yo, que dura.No podemos coexperimentar intelectualmente nin?;unaotra cosa. Pero el 5!l¡UrOque nos experimentamos anosotros mÍlmos." (Introducción a la metafísica, 1912.1)Ysi¡.)

Si pasamos ahora a las esferas del valor. vemos quedonde! la intuición es menos discutida es en la e5feratlstética. Cui nunca se ha discutido en serio que elvalor estttico dar una ima¡¡tn. de una obra de arte, deun paisaje. sea aprehendido por nOlotros de un modoinmediato. emocional. o su. que haya una intlliciónestética. Basta, ti!n .fecto. una simple reflexión paravc:rlo así. Si cuando vivimos. por ejemplo. la bel!ezade un p:tisaje, intentásemos comunicarla y rcvchrlamediante operaciones intelectUales a otra persona queno simiese la bellen, pronto veríamos que era un in-tento emprendido con medios inadecuados. Los valo-res estéticos no pueden percibirse intelectual ni disocursivamerite. sino sólo emocional e intuitivamente.Es cierta la sentencia del poeta: "Si no lo sentíg, ~inútil que lo queráis alcanzar".

La cosa no es tan sencilla en la esfera ética. Cuan-do valoramos las intenciones y las acciones humanas,adjudicando a un hecho el predicado de "bueno". aotro el predicado de "malo", este juicio de valor tienelugar, según una concepción muy difundida. por apli-cación de una unidad de medida, de una norma moral.a las acciones correspondientes, que son medidas encierto modo con ella. Nuestros juicios morales de va-lor descansan. según esto, en un conocimiento discur-.ivo-racional. No cabe negar que hay, en efecto, jui-cios de valor que tienen lugar de este modo. Perono son los primeros ni los fundamentales. Éstos sebasan más bien en una experiencia y aprehensiÓn in-mediata, emocional de los valores. Ello se revela tam-bién en el hecho de que no nos es dado hacer accesiblesesos valores a otras personas por vía iIJ[~kclu;d. Co-mo observa exactamente !.[esser, "quien .~l cornp:lr>LT

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un vividor con una personalidad moralmente pura novea con íntima convicción, con inmediata evidencia, elmás alto valor objCJtivo de esta dltima, tampoco po-dd compronderlo mediante pruebas intelcctu:tl~".(ttica, 1918. p. 91). y aunque se conceda que el valormoral de! determinadas formas de conducta (por ej«m-plo: la justicia, la templanza. la pureza) puede pro-barse, al monos hasta cIerto grado. medi:mt<! una con-sideración racional de la esencia y d.l fin del hombre.habrá qua conceder. por otra part~. que el íntimo va-lor, la vordadera cualidad valiosa de sentimientos comola justicia, la templama y la pureza, sólo puede expe-rimentuslf y vivirse inmediatamente. sólo puede co-

. nocena intuitivamente.Consid<tremos. en fin, brevemente. la esfera del va-

lor Y4fligioso. También hay en ella una concepciónmuy difundida que sosticme que 121valor objeto de lavida religiosa. el objeto de la religión, sólo pueda co-nocerse por vía discursivo-racional. Pero la historia yla psicología de la religión demuestran, por el contra-rio; que la vivencia y la intuición también represen-tan un papel sobresaliente en la esfera religiosa. Ensu obra La exptltiencia religiosa como problema filo-sófico, observa el psicológo de la religión Ocsterreich:"Dondequiera que' existe una intensa vida religiosa.hallamos la creencia de estar en inmediato contacto deconciencia 'con Dios. Lo divino deja de ser trascen-dente. entra en la esfera de lo inmanente. es experi-mentado, vivido, inmediatamente" (11). Lo mismojuzga Volkelt en su opúsculo, sumamente valioso.¡Qué es la religión7, cuando ve lo peculiar de la vidareligiosa en que "intimamos de un modo inmediato,esto es. no por medio del pensamiento, ni del racio-cinio, ni de la demostración. con un objeto que se ex-tiende hasta la esfera de lo inexperimen table" (lO)."De millones de maneras -advierte- se ha atestiguadoel hecho de que existe una certeza intuitiva absoluta-ro~nte peculiar. allí donde el hombre está inmediata-

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.~>:.t. _' t;' ," -..~:;;J _,; :J '" .:: .' ~JDentéUertó de sentifse en unión con 10 Infinito, con

'10 Absoluto, con el principio máJ profundo de todoler, con 10 eternamente uno" (12 y sig.)

. Al exponer la historia del problema de la intuición,bemOl visto el importante papel que la teoría del co-nocimiento intuitivo.místico de Dios ha representadoen la historia de la filosofía y de la teología. IJesdeSan Agwtín, que sentó la teoría, continuando aPIo-#no, y la introdujo en la mística cristiana de la EdadMedia, corre una línea casi continu~ hasta el presente,.en que Scheler, en su obra De lo eterno en el hom..bre, considera j~tamente como el fin de sus esfuer~zos en filosofía de la ~eligión "presentar de un modomáa claro cada vez este contacto inmediato del alma.con Dios, contacto que San Agwt{n líe esforzaba porrutrear siempre en la experiencia de su gran corazón'J expresar en palabras' con los medios del pensamientoneoplatónico" (Prólogo) 1.

Los defensores del intelectua1ismo religioso, que sóloadmiten un conocimiento discursivo-radonal en la es-.fera religiosa, cqmo Geyser, M.esser y otros, parten deun supuesto falso. Confunden la religión 'con la meta.fisica.. En la esfera metafísica sólo hay en último tér.mino, como hemos visto, un conocimiento racional. Larazón tiene la última palabra. Pero los filósofos aludi-il9s no ven que Dios no es objeto de la metaffsi~, sino.de la religión. La metafísica trata exclusivamente de10 absoluto, del principio del univeno. ¡>ero este abso-luto de la metafísica es tato codo distinto del Dios.de la religión. Aquél es un ser, éste es en primer- tér-mino un valor. Y como todos los valores, también elvalor de Dios nos es dado exclusivamente en la expe-riencia interna. DiOl no liega a nuestra presencia enla actitud metafísico-racional, sino sólo en la' experien-.da religiosa.. .

. Debemos oponer al inte1ectualismo religioso el hecho

1 MAl detalles sobre este punto, en mi obra San .4.gwtin, 1M"pi/icación ", lG IICtualidad,Stuttgart, 192..

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de que la certeza que el hombre religioso posee res--pecto de Dios es de una índole comPletamente dis-tinta de la que se obtiene mediante complicados razo-namientos metafísicos. Si la fe religiosa en Dios re-posase en semejantes bases, no poseería esa absólutainvencibilidad que tiene efectivamente en el hombrereligioso. Nadie se ha dejado martirizar hasta hoypor una hipótesis metafísica; pero millones de hom-bres, dentro y fuera del cristianismo, han derramadola última gota de su sangre por su fe en Dios. Estehecho habla un lenguaje claro para todo el que no,tenga prevenciones.

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