Tema 11 La Potestad Reglamentaria

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LA POTESTAD REGLAMENTARIA (III) Régimen jurídico de la Potestad Reglamentaria en Venezuela. LOS REGLAMENTOS EJECUTIVOS O DE EJECUCIÓN (RE) La otrora CSJ en pleno, por fallo del 25 de septiembre de 1990, concibió la existencia de dos tipos de reglamentos: (i) ejecutivos o de ejecución y (ii) independientes o autónomos. Los RE aparecen por primera vez en la Constitución de 1893, y se han mantenido en posteriores Constituciones, produciéndose en la de 1914 una formulación que deja atrás a la originaria, la cual únicamente permitía el ejercicio de la potestad reglamentaria por parte del Ejecutivo cuando así lo establecía expresamente cada ley en particular, ajustándose a las tendencias del Derecho Europeo, en el sentido de conferir al Poder Ejecutivo una potestad reglamentaria general. La Constitución de 1961 conservó inalterada esa potestad en el art. 190.10 y la de 1999 la repite casi en idénticos términos. La potestad reglamentaria puede tener origen constitucional o legal, pero en nuestro ordenamiento es de este último tipo, razón por la cual se trata de una habilitación al Ejecutivo para sin ningún tipo de condicionamiento en lo atinente a la oportunidad de su ejercicio, por tanto no está obligado a ejercerla. El deber de reglamentación en el, resulta en criterio de Peña Solís incuestionable, lo cual está obligado a cumplir el Ejecutivo, so pena de incurrir en responsabilidad.

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LA POTESTAD REGLAMENTARIA (III)

Régimen jurídico de la Potestad Reglamentaria en Venezuela.

LOS REGLAMENTOS EJECUTIVOS O DE EJECUCIÓN (RE)

La otrora CSJ en pleno, por fallo del 25 de septiembre de 1990, concibió la existencia de dos tipos de reglamentos: (i) ejecutivos o de ejecución y (ii) independientes o autónomos.

Los RE aparecen por primera vez en la Constitución de 1893, y se han mantenido en posteriores Constituciones, produciéndose en la de 1914 una formulación que deja atrás a la originaria, la cual únicamente permitía el ejercicio de la potestad reglamentaria por parte del Ejecutivo cuando así lo establecía expresamente cada ley en particular, ajustándose a las tendencias del Derecho Europeo, en el sentido de conferir al Poder Ejecutivo una potestad reglamentaria general.

La Constitución de 1961 conservó inalterada esa potestad en el art. 190.10 y la de 1999 la repite casi en idénticos términos.

La potestad reglamentaria puede tener origen constitucional o legal, pero en nuestro ordenamiento es de este último tipo, razón por la cual se trata de una habilitación al Ejecutivo para sin ningún tipo de condicionamiento en lo atinente a la oportunidad de su ejercicio, por tanto no está obligado a ejercerla.

El deber de reglamentación en el, resulta en criterio de Peña Solís incuestionable, lo cual está obligado a cumplir el Ejecutivo, so pena de incurrir en responsabilidad.

El Parlamento en la elaboración de la ley puede condicionar el ejercicio de la potestad reglamentaria en el sentido indicado, e incluso puede incluir pautas que deberán cumplirse para la elaboración del reglamento.

¿La anterior premisa es cierta a la luz de la Ley Orgánica de la Administración Pública?

CONTENIDO DE LOS REGLAMENTOS EJECUTIVOS

Debe comprender operaciones normativas como la aplicación, el detalle, el desarrollo, la interpretación y la explicación de la Ley.

Distingue MOLES CAUBET entre reglamentos suplementarios y reglamentos de aplicación.

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El primero de ellos es de CONFORMIDAD, y el segundo es de NO CONTRARIEDAD.

Sentencia de la extinta CSJ del 10 de mayo de 1965, en una acción de nulidad contra el Reglamento de la Ley de Regulación de Alquileres.

Fallo del 14 de mayo de 1988, en la nulidad del artículo 32 del Reglamento de la Ley Orgánica del Instituto de Oficiales de las Fuerzas Armadas en Situación de Disponibilidad y Retiro.

Predomina en el Derecho Venezolano, para determinar el carácter operativo del reglamentista la tesis expuesta por MOLES CAUBET acerca de la “no contrariedad” del Reglamento con la Ley Reglamentada.

REGLAMENTOS GENERALES, PARCIALES Y CONJUNTOS

Base constitucional: artículo 236.10 de la CRBV.

Numeración de los instrumentos parlamentarios.

Agotamiento de la potestad reglamentaria: Reglamento General (efecto consuntivo).

El problema de la seguridad jurídica ante la coexistencia de un Reglamento General y reglamentos parciales.

En caso de conflicto internormativo prevalece el criterio de sucesión cronológica, razón por la cual primará el último reglamento si recaen sobre las mismas normas legales.

Reglamentación parcial de varias leyes: según Peña Solís es perfectamente posible, pues se ajusta a los dispuesto en el artículo 236.10 constitucional, teniendo presente que los reglamentos ejecutivos no son más que una expresión de la colaboración que debe existir entre la Ley y el Reglamento, que también se pueden reglamentar simultáneamente dos o más leyes (reglamentos ejecutivos conjuntos).

Principio de “libertad de la forma”, por el cual corresponde al reglamentista seleccionar el tipo de normas que debe integrar el reglamento.

Defecto de técnica legislativa: la repetición inútil de normas de la ley reglamentada.

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POTESTAD DEL CONSEJO NACIONAL ELECTORAL Y DE LA FAN PARA DICTAR REGLAMENTOS EJECUTIVOS

El artículo 293.1 de la CRBV le confiere al Consejo Nacional Electoral la facultad de reglamentar las leyes electorales.

No obstante, ya la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política de 1998 contemplaba esa facultad a favor del mencionado órgano electoral, que contrariaba el monopolio para reglamentar total o parcialmente las leyes a favor del Presidente de la República en Consejo de Ministros.

La finalidad de la anotada disposición fue excluir al Ejecutivo Nacional en la materia electoral.

Sin embargo, en la CRBV de 1999, al consagrarse al Poder Electoral la competencia se asignó por expresa vía constitucional la facultad de reglamentación al aludido Poder, conforme se desprende del artículo 293.1, de forma exclusiva y excluyente.

En caso de configurarse un conflicto internormativo, la solución se ubica en el principio de competencia y no en el principio de jerarquía.

El artículo 324 de la CRBV, atribuye a la FAN un ámbito específico de reglamentación e, igualmente su connotación conceptual es la similar que para el Poder Electoral.

REGLAMENTOS INDEPENDIENTES

Inexistencia de su fundamentación en el ordenamiento jurídico venezolano.

MOLES CAUBET sólo admitió la existencia de tales reglamentos en el caso del artículo 136.17 de la Constitución de 1961 que facultaba al Ejecutivo Nacional para establecer las normas administrativas y la coordinación de los servicios destinados a la salud pública. Fuera de ese caso, se rechazaba la existencia de cualquier otro.

LARES MARTÍNEZ participaba de la tesis que postula la innecesariedad de habilitación constitucional o legislativa para que el Ejecutivo pudiera dictar reglamentos independientes, no sólo en las materias clásicas (servicios públicos y policía), sino aquellas en que se configuraba la ausencia de disposiciones legales, ya que son dictados en ejercicio de la función administrativa o de poderes discrecionales que la Constitución y las leyes establecen.

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Así la CSJ en Pleno apoyó la tesis que postulaba que el Ejecutivo Nacional puede dictar reglamentos independientes sin necesidad de habilitación constitucional o legal alguna (Sentencia del 25 de septiembre de 1990).

Se mantiene en la actualidad la tendencia a aceptar que los órganos de la Administración Pública pueden dictar reglamentos independientes, sin respaldo constitucional expreso.

CONTENIDO DE LOS REGLAMENTOS INDEPENDIENTES

Se incluye toda materia que no esté regulada legislativamente, con las limitaciones derivadas de la reserva legal.

REGLAMENTOS DELEGADOS

Son actos normativos dictados por la Administración por disponerlo así una ley de deslegalización, la cual mediante la manipulación de los rangos (degradación de una ley anterior) abre la posibilidad que un reglamento regule una materia que antes estaba regida por la ley degradada y de allí en adelante el asunto pasa a ser disciplinado mediante normas de rango sublegal, lo cual no impide que vuelva a ser regulado por una ley o un acto con fuerza de tal.

Son más afines con los reglamentos ejecutivos, pues requiere de una ley de deslegalización para que puedan ser dictados, no obstante se niega su existencia en el ordenamiento jurídico venezolano.

La Ley de deslegalización carece de contenido material normativo, y por tanto no es directamente aplicable, pues no resulta susceptible de reglamentación alguna y mucho menos existe espíritu, propósito y razón de la Ley que respetar, elementos vinculados al contenido del instrumento legislativo al que alude el art. 236.10 de la CRBV.

Es una ley meramente instrumental, dirigida a tornar operativa una modalidad de colaboración entre la ley y el reglamento, absolutamente distinta, a la ley que da origen al reglamento ejecutivo, que tiene contenido normativo material, razón por la cual no resulta posible equiparar el reglamento delegado al reglamento ejecutivo y mucho menos que éste sea una especie del primero, ni siquiera esa equiparación resulta posible con el denominado por MOLES CUBET como reglamento ejecutivo de aplicación.

No es posible propugnar la existencia de reglamentos delegados pues la CRBV de 1999 no contempla la existencia de leyes de deslegalización.

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Distinciones con la remisión normativa: En primer lugar, aunque se precise la posibilidad que el legislador remita al reglamentista la disciplina de algún sector de la materia de ninguna forma podrá calificarse como delegado, pues no hay una ley de deslegalización.

En segundo lugar porque la materia reglamentaria dictada en ejecución de la remisión no constituye una extensión de la ley reglamentada, por tanto sigue siendo un reglamento ejecutivo sujeto estrictamente al respeto del espíritu, propósito y razón de la ley reglamentada.

En tercer lugar, la tesis colide con el ordenamiento constitucional vigente que únicamente prevé la posibilidad excepcional que el Ejecutivo Nacional pueda dictar un acto que revista rango y fuerza de ley mediante la figura de los decretos leyes.

REGLAMENTOS DE NECESIDAD

Irrumpen en el principio de primacía de la ley sobre los reglamentos (contra legem) debido a la configuración de circunstancias excepcionales atentatorias de la estabilidad institucional.

Se postula su INEXISTENCIA en el ordenamiento constitucional, a la luz de las previsiones contenidas en los artículos 337 al 339 que regula específicamente los estados de excepción, que ostentan rango y valor de ley.