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Tema 2: Estructura y dinámica de la población española 1 Tema 2 ESTRUCTURA Y DINÁMICA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA Desde el punto de vista socioeconómico, la estructura y dinámica de la población permanece latente en la estructura social de las distintas sociedades ejerciendo una significativa influencia en las dinámicas de integración social y de la desigualdad así como en los modos de producción material de la vida. Cuestiones como el crecimiento demográfico o el envejecimiento de la población tienen ciertas implicaciones por ejemplo en las políticas redistributivas del gasto público o en la aceptación o rechazo de los procesos migratorios. Asimismo, la dinámica de la población es una función de factores biológicos y factores socioeconómicos tales como la religión, la educación, el nivel de renta, el tipo de trabajo o las formas de vida entre otros. En este contexto, la demografía se configura como un espacio necesario que tiene que ser analizado por la sociología en la medida en la que ésta se preocupa de las causas, del cómo y porqué ha crecido la población y por sus implicaciones en otros campos como la salud, el envejecimiento o la concentración urbana. Para ello es preciso comenzar con algunos apuntes conceptuales sobre demografía que serán útiles para comprender el análisis socioeconómico de la población española que realizamos posteriormente. 1. Población y demografía: Algunos conceptos básicos La demografía aparece como palabra por primera vez en 1855 en la obra de Achille Guillard “Éléments de statistique humaine ou demógraphie comparée” si bien su interés científico adquiere especial relevancia desde la célebre publicación de Thomas Malthus de su obra Ensayo sobre el principio de población en la que formula su conocida ley de crecimiento demográfico (mientras la población tiende a crecer en progresión geométrica los alimentos sólo pueden hacerlo en progresión aritmética).

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Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

1

Tema 2

ESTRUCTURA Y DINÁMICA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

Desde el punto de vista socioeconómico, la estructura y dinámica de la

población permanece latente en la estructura social de las distintas sociedades

ejerciendo una significativa influencia en las dinámicas de integración social y

de la desigualdad así como en los modos de producción material de la vida.

Cuestiones como el crecimiento demográfico o el envejecimiento de la

población tienen ciertas implicaciones por ejemplo en las políticas

redistributivas del gasto público o en la aceptación o rechazo de los procesos

migratorios. Asimismo, la dinámica de la población es una función de factores

biológicos y factores socioeconómicos tales como la religión, la educación, el

nivel de renta, el tipo de trabajo o las formas de vida entre otros.

En este contexto, la demografía se configura como un espacio necesario que

tiene que ser analizado por la sociología en la medida en la que ésta se

preocupa de las causas, del cómo y porqué ha crecido la población y por sus

implicaciones en otros campos como la salud, el envejecimiento o la

concentración urbana.

Para ello es preciso comenzar con algunos apuntes conceptuales sobre

demografía que serán útiles para comprender el análisis socioeconómico de la

población española que realizamos posteriormente.

1. Población y demografía: Algunos conceptos básico s

La demografía aparece como palabra por primera vez en 1855 en la obra de

Achille Guillard “Éléments de statistique humaine ou demógraphie comparée” si

bien su interés científico adquiere especial relevancia desde la célebre

publicación de Thomas Malthus de su obra Ensayo sobre el principio de

población en la que formula su conocida ley de crecimiento demográfico

(mientras la población tiende a crecer en progresión geométrica los alimentos

sólo pueden hacerlo en progresión aritmética).

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La demografía podría definirse como “ el estudio del volumen, distribución

territorial y composición de la población, de sus cambios y de los componentes

de tales cambios, que pueden identificarse como natalidad, mortalidad,

movimientos territoriales (migración) y movilidad social (cambios de status)”

P.M. Hausser y O.D. Duncan, , The Study of Population. Chicago, University of

Chicago Press, 1959). De esta definición observamos como la preocupación de

la demografía se centra sobre todo en el tamaño y en la dinámica de la

población.

En primer lugar, para analizar el tamaño de una población determinada se

utilizan el Registro Civil, las encuestas muestrales pero sobre todo los

Padrones municipales y los Censos de Población.

Los Censos de población no son sino listados sistemáticos diseñados para

obtener información sobre la población total de un país dado. Su periodicidad

es decenal y deben tener un carácter estatal, comprender la totalidad de la

población de un territorio y recoger datos individuales y nominativos. El primer

censo moderno se realizó en Suecia en 1749, algo más de 100 años antes de

que se realizara el primero en España en 18571. Los dos últimos censos

realizados en nuestro país datan de 1991 y el 2001. Con frecuencia estos

censos tienen que superar algunos problemas derivados de la inmigración

ilegal o la existencia de vagabundos que eluden sus registro. Problemas que se

agravan en los países del Tercer Mundo en los que las estadísticas son menos

fidedignas por razones administrativas, por dificultades de comunicación,

analfabetismo e incluso porque la definición de la edad tiende a basarse más

en experiencias vitales que en criterios cronológicos

Los Padrones Municipales, a diferencia del censo, son documentos vivos, de

realización diaria y su renovación se hace cada 5 años. Son documentos

oficiales y públicos sobre la población de los municipios cuya gestión y custodia

corresponde a los Ayuntamientos y cuyo objetivo es constituir prueba plena de

residencia y de clasificación vecinal.

1 Según otros autores, el primero que se realizó en España fue en 1768 por el Conde Aranda

en tiempos de Carlos III si bien éste quizás no reuniera las características mencionadas de

periodicidad, carácter estatal y totalidad de la población de un territorio.

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Aparte del tamaño, la demografía también se ocupa de la dinámica de la

población atendiendo para ello fundamentalmente a aquellos factores que

tienden a alterarla como son los nacimientos, las defunciones y las

migraciones. Para su medición se utilizan unos sencillos indicadores o tasas

demográficas básicas como las que se presentan a continuación

Si observamos estos

indicadores llama la

atención que suelen

presentarse no en

porcentaje sino en tanto

por mil. Además las

tasas brutas son medidas

muy generales al

plantearse sobre la

población total por lo que

suele ser más revelador

el uso de tasas más

específicas calculadas

especialmente

sobre la edad

de los

individuos.

En el caso de

la mortalidad,

trataríamos por

ejemplo con la

tasa específica

de mortalidad

infantil calculada relacionando los fallecidos antes de cumplir un año con los

nacidos vivos durante ese mismo periodo. El descenso en las tasas de

mortalidad, especialmente la infantil, subyacen al cálculo de otro de los

indicadores más reconocidos como es la esperanza de vida o número de años

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que por término medio se espera que viva una persona. La edad que más se

utiliza como referencia en las comparaciones internacionales es la del

nacimiento dando paso a lo que se denomina la esperanza de vida al nacer

que es la media de edad en la que moriría una generación de recién nacidos

que siguiera hasta su extinción la ley de mortalidad por edades vigente en el

año de su nacimiento.

En cuanto a la natalidad, las tasas de natalidad son una expresión de la

fecundidad de las mujeres o número de hijos nacidos vivos que tiene por

término medio una mujer. En este sentido es especialmente revelador el

número medio de hijos por mujer calculado como la aplicación de las sucesivas

tasas de fecundidad por edades a una sola mujer en vez de a la cohorte de mil.

Tiene la gran ventaja de que puede ser comparada directamente con el

llamado umbral de reemplazo de generaciones que mide el número medio de

hijos por mujer por debajo del cual no es posible el reemplazo estricto de

generaciones suponiendo las condiciones de mortalidad vigentes en un

momento determinado (actualmente del 2,1). No obstante, es interesante no

confundir la fecundidad con la fertilidad, ya que la fertilidad no es el número de

hijos que tienen las mujeres por término medio sino el número de hijos que las

mujeres pueden tener en términos biológicos (se ha calculado que físicamente

es posible uno al año y varía según la edad de la pubertad y la menopausia ya

que no todas las mujeres pueden tener el máximo considerado en 30 hijos).

El interés de esos indicadores para la Sociología va más allá de un mero

cálculo en la medida en la que la dinámica de la población está condicionada

por factores biológicos y factores socioeconómicos. Así, la fecundidad

diferencial entre países, regiones o grupos sociales depende, entre otros, de

factores:

• Económicos, que explican los distintos niveles de correlación positiva

entre natalidad y nivel de renta.

• Tecnológicos, expresados en las posibilidades técnicas de control de la

fecundidad.

• Institucionales: tipo de políticas publicas de planificación familiar

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• Ideológico- religiosos: aceptación o rechazo de la contraconcepción y el

aborto

• Sociales-matrimoniales: niveles de nupcialidad, cohabitación o

divorcialidad

Por el contrario, la mortalidad diferencial y más concretamente la desigualdad

social ante la muerte atiende a razones como el tipo de trabajo, las formas de

vida, localización espacial y el grado de desarrollo.

Otro concepto muy útil para el análisis de la composición y estructura de la

población por su capacidad de síntesis y dinamicidad son las Pirámides de

población o de edades . Se definen como un esquema de representación de la

estructura de población formadas por dos diagramas de barras enfrentados,

uno para hombres (de derecha a izquierda) y otro para mujeres (de izquierda a

derecha). Cada barra representa un grupo de edad, situándose en la base a los

más jóvenes y los más ancianos en la parte superior.

Aunque hay quien considera que una pirámide de población “normal” se

compondría de un 22% de población menor de 15 años, un 12% de mayores

de 64 años y un 65% de población adulta, sin embargo esta distribución es

excepcional ya que se ve alterada con frecuencia por fenómenos sociales

coyunturales como la emigración, la inmigración, guerras o caídas estructurales

de natalidad. Didácticamente puede ser útil recurrir a la siguiente

representación gráfica tomada de García Ballesteros en la que se exponen

cinco tipologías de pirámide

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Diversos tipos de pirámide

Para concluir con este repaso conceptual es ineludible remitirnos al término de

Transición demográfica acuñado por primera vez por Warren S. Thompson

surgido como fruto de la preocupación de los demógrafos por explicar la

evolución demográfica de los países en vías de desarrollo y establecer

hipótesis sobre su futuro. En síntesis, con este concepto se defiende que un

tipo de equilibrio demográfico es eventualmente sustituido por otro.

Concretamente “la explosión demográfica” que han conocido los países

industrializados desde el siglo XIX en adelante al aproximarse a su

modernización y caracterizada por la disminución de la tasa de mortalidad con

una fecundidad alta o estable sería tan sólo una fase transitoria (de ahí el

concepto de transición demográfica) entre un primitivo “equilibrio demográfico

natural” caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad y una etapa de

“revolución demográfica” y moderno “equilibrio demográfico planificado” donde

la fecundidad y mortalidad se van ajustando. De acuerdo con el análisis

realizado por Stolnitz habría que hablar de cuatro fases:

• Primera fase: “Equilibrio demográfico natural”: Propia de las sociedades

preindustriales o agrarias, con tasas de natalidad muy elevadas (35-40

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por mil) y de mortalidad (30-35 por mil) (incremento natural del 0,5%)

atribuibles a catástrofes naturales, guerras, malas cosechas o epidemias

• Segunda fase: “Explosión demográfica”: Tras la Revolución industrial

sustancial caída de la mortalidad (a tasas de 15-20 por mil) con tasas de

natalidad constantes, incluso crecientes. Causas: mejora en las

condiciones sanitarias y alimentarias

• Tercer fase: “Revolución demográfica”: Espectacular descenso de la

natalidad y lenta caída de la mortalidad hasta llegar a niveles de

crecimiento demográfico en torno al 1%. Entre las principales causas

destacan los cambios en los valores familiares en relación con los hijos y

el uso de medios contraconceptivos

• Cuarta fase: “Nuevo equilibrio demográfico planificado”: Fase

demográfica propia de la mayoría de los países desarrollados con bajas

tasas de natalidad y mortalidad con tasas de crecimiento ligeramente

positivas (en torno al 0,2-0,5%).

• En la actualidad, los demógrafos añaden una quinta fase o “segunda

transición demográfica” de ausencia de incremento demográfico o

“incremento negativo” causada por un ligero incremento de la mortalidad

por envejecimiento superior en algunos casos a las tasas de natalidad.

Una segunda transición de demográfica que se relaciona con las

sociedades postmodernas en las que cambian las funciones atribuidas a

los hijos y a la familia y cambian las estructuras familiares.

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Fases de la transición demográfica

En el caso de España, como observamos en el siguiente cuadro, la transición

demográfica (“Explosión demográfica”) podría darse por concluida a comienzo

de los ochenta con una baja tasa bruta de mortalidad (7,7) y una tasa de

fecundidad de 2,2 que supera ligeramente el umbral de reemplazo de

generaciones. Desde entonces, la siguiente etapa de “revolución demográfica”

se pone de manifiesto en el significativo descenso de la natalidad situándonos

al final del siglo XX en una pauta europea.

La población española en el siglo XX.

1900 1950 1960 1970 1980 1990 2005

Población Total (millones) 18.8 28.8 30.9 34.0 37.2 38.9 44.1

Tasa mortalidad ( 0/00) 28.8 11.6 8.6 8.3 7.7 8.6 8.9

Tasa natalidad ( 0/00) 33.8 21.4 21.6 19.6 15.2 10.3 10.7

Nº hijos por mujer 3.9 2.7 2.9 2.8 2.2 1.4 1.34

Esperanza de vida al nacer:

o Hombres

o Mujeres

34

36

60

64

67

72

70

75

72

79

73

79

75

82

Fuentes: INE, EUROSTAT

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2. Estructura y características de la población esp añola

Atendiendo al último censo publicado en el 2001 la población española se cifró

en 40.847.371 personas lo cual supone casi dos millones más de habitantes en

comparación con el censo de 1991. Gran parte de este incremento se debe a la

población extranjera residente que se ha multiplicado casi por cinco en tan sólo

una década ya que han pasado de 353.367 en 1991 a 1.572.013 en el 2001.

Esta llegada fue especialmente intensa entre 1999 y el 2001, años en los que

llegó el 54% de este nuevo 1.218.646 de residentes extranjeros que hay en

España desde 1991.

Su distribución total por género es de un 50,8% de mujeres y un 49,2 % de

varones si bien por grupos de edad su distribución es desigual. Concretamente

hasta los 39 años el porcentaje de mujeres fue ligeramente inferior al 50%

como consecuencia de la mayor probabilidad de nacer varón (51%), mientras

que a partir de los 50 años hay una diferencia a favor de las mujeres como

consecuencia de su mayor esperanza de vida.

Siguiendo con la comparación intercensal 1991-2001, la estructura por edades

se caracteriza por un claro proceso de envejecimiento debido tanto a la pérdida

de peso relativo de la población menor de 15 años por cada 100 habitantes (o

índice de juventud) , que pasa del 19,4% al 14,5%, como a la ganancia de

cuota de los mayores de 65 años (índice de envejecimiento) (del 13,8 al 17%).

Para completar esta breve aproximación cuantitativa a la realidad demográfica

española no conviene olvidar la información suministrada en otra fuente de

información como el padrón. Concretamente, el que se refiere al 1 de enero del

2006 indica que la población residente en España asciende aproximadamente

a 44.390.000 habitantes.

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Pirámide de población según el censo 2001

Sucede, empero que más allá de un análisis cuantitativo nos resulte interesante

indagar en cómo la evolución en los últimos años de la natalidad, de la

mortalidad y de las migraciones así como los cambios sociales en las

microestructuras y relaciones de pareja en cuanto a los plazos y a la

concepción de la nupcialidad y de la maternidad han confluido en la estructura

de edades de la población española. Concretamente, hoy día es especial

objeto de preocupación el progresivo envejecimiento de la población española

en la medida en la que su análisis socioeconómico nos remite ineludiblemente

a su trascendencia en el devenir de la estructura productiva y de la financiación

del bienestar social, en especial del pago de las pensiones en España. Tal

estructura de edades de la población española, atiende a los siguientes

factores explicativos relacionados con la evolución en los últimos años de la

natalidad, de la mortalidad y de las migraciones:

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1. Desde el punto de

vista de la

mortalidad el

envejecimiento no

es necesariamente

malo en la medida

en la que es una

consecuencia del

aumento de la

esperanza de vida

ya que la edad de

fallecimiento es cada vez más tardía. Aunque a lo largo de los últimos años

el número absoluto de defunciones está aumentando por el envejecimiento

de la población, la tasa de mortalidad de España se mantiene prácticamente

estable, como ocurre en los países de nuestro entorno (en torno al 8,9 por

mil en el 2002) mientras que nuestra esperanza de vida ha crecido en los

últimos 25 años pasando aproximadamente de 70 años en los varones y 75

en las mujeres en 1970 a más de 75 y 82 respectivamente en el 2001

siendo actualmente entre las mujeres una de las más altas del mundo.

2. El problema se plantea cuando la mayor longevidad va acompañada de un

descenso significativo en los nacimientos y en la fecundidad , lo cual

puede tener ciertas implicaciones económicas y redistributivas para el

sistema productivo y el pago futuro de pensiones. Tal es así que

demógrafos como Francisco Zamora suelen ironizar con que se mira la

evolución de la natalidad como si fuera la cotización de la bolsa (El País, 14

de agosto del 2000).

En cuanto a su evolución, aunque el número de nacimientos alcanzó su

cima en España en 1964, manteniéndose casi constante durante los años

60 y 70, fue desde 1976 cuando empezó a producirse un descenso

continuado y cuya tendencia parece haberse roto muy suavemente desde

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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1998, lo cual de momento no necesariamente implica un repunte claro ni

sostenido.

En lo que respecta a la tasa de fecundidad, desde 1996 es de las más bajas

de Europa a pesar de que según los datos del Movimiento Natural de

Población en el 2001 la fecundidad en España alcanzó su valor más alto

desde 1993 con un número medio de 1,24 hijos por mujer en edad fértil

sobre todo, como después comentaremos, porque el número de nacidos de

madre extranjera se ha triplicado desde 1996. Esta cifra sigue siendo muy

baja en relación con la media de los 15 miembros de la UE en el año 2000

(1,53), como también lo es si no la sometemos a ningún análisis

comparativo, si bien es cierto que, aunque sea sólo estadísticamente, en el

nuevo contexto de la UE son menores las diferencias con la mayoría de los

10 nuevos países que se acaban de incorporar desde el 1 de mayo del

2004, como consecuencia de que éstos miembros, con la excepción de

Malta y Chipre, cuentan con unas tasas de fecundidad similares a la

española, incluso inferiores, según el Fondo de Población de las Naciones

Unidas, (Eslovaquia, Polonia y Lituania: 1,3; Hungría, República Checa y

Estonia: 1,2;, , Eslovenia y Letonia : 1,1). En otras palabras, “ya no tenemos

el liderazgo de la desnatalidad en la UE, la cual se ha desplazado hacia el

Este” (Puyol, 2005)

Aunque las tendencias hacen pensar que en los próximos años aumentará

la natalidad (en el 2002 la tasa de natalidad fue del 10,1 por mil y en el 2005

del 10,7 ) ya que la generación más numerosa, la de la segunda mitad de

los años 60, está llegando a la madurez, y por el efecto de la inmigración,

siguen teniendo todavía un peso muy relevante en la decisión de tener

hijos, y por lo tanto en el devenir de la natalidad, las siguientes causas

explicativas:

I. Informativas: accesibilidad a sistemas eficaces de anticoncepción

II. Ideológicas: secularización de la sociedad.

III. Urbanísticas: precio de la vivienda

IV. Políticas: desaparición de la presión natalista y familista del franquismo.

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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V. Socioeconómicas: incremento en los costes de los hijos, coyuntura

económica, paro juvenil o incorporación de la mujer al mercado laboral.

Un buen ejemplo lo encontramos en los resultados de la Encuesta de

Fecundidad 1999 realizada a cerca de 8000 mujeres. El 23% de las

españolas en edad fértil dijo tener o haber tenido menos hijos de los que

quisiera y las razones para ello fueron principalmente los recursos

económicos, la situación laboral o la necesidad de trabajar fuera tal y

como puede comprobarse en este gráfico:

VI. Matrimoniales: En este sentido, llaman la atención los cambios

producidos en los últimos años en las relaciones de pareja no sólo en el

aumento de las separaciones y divorcios y en la reducción de la

nupcialidad sino también en el retraso en el calendario de ésta y de la

maternidad y en el aumento de los nacimientos fuera del matrimonio.

Desde el punto de vista de la nupcialidad, aunque su tendencia en los

últimos 30 años no ha sido tan claramente a la baja como la de la

natalidad si ha sufrido un descenso sin precedentes pasando de casi un

8 por mil en 1975 a poco más del 5 por mil en el 2001. En cuanto al

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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grupo de separados y divorciados, en el 2001 ha aumentado más del

doble con respecto a 1991, pasando de 455.000 personas a 1.164.000

en el 2001. No obstante, el porcentaje de divorciados en España en el

2001 fue del 1,3, un valor muy similar al de los más bajos de Europa,

Italia, con un 1,1 y a una distancia considerable del más alto, Suecia,

con un 8,8%.

En segundo lugar, observamos que en apenas 10 años, entre 1990 y el

2001, se ha producido un retraso medio de dos años tanto en la edad

media al primer matrimonio (de 28 años a 30 años en los varones y de

25,6 a 28 para las mujeres) como en la edad media a la maternidad (de

26,8 años a 30,8). Además, esta permanencia en la soltería en los

varones mayores de 16 años por un plazo medio de dos años más que

las mujeres explicaría el mayor peso relativo de la soltería entre estos

(36,8 en 2001) que entre las mujeres (29,5%).

Por último, en cuanto a los nacimientos fuera del matrimonio, en sólo 10

años su porcentaje se ha duplicado pasando del 10% en 1990 al 19,5%

en el 2001 si bien esta cifra todavía nos situaría en los niveles más bajos

del grupo de 15 países de la UE, con la excepción de Italia y Portugal,

cuya media es de 29 hijos nacidos fuera del matrimonio.

1991 2001

Edad media al primer matrimonio

Varones: 28

Mujeres:25,6

Varones:30

Mujeres:28

Edad media a la maternidad

26,8 30,8

Porcentaje de nacimientos fuera del

matrimonio

10% 19,5%

Fuente Elaboración propia a partir de datos del INE

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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3. Migraciones : Los movimientos migratorios también son un factor de gran

relevancia en su influencia en la estructura de edades española en la

medida en la que hemos pasado de ser un país de emigración a serlo de

inmigración.

Si nos remitimos a los procesos migratorios en España durante el siglo XX,

éstos se pueden resumir en tres grandes oleadas migratorias (Reher, 2003):

• La primera oleada (1860/80-1930): Se producen dos corrientes

migratorias: una de carácter transoceánico especialmente hacia el

continente americano (preferentemente Argentina, Uruguay, Brasil o

Estados Unidos), y otra de menor intensidad, de carácter interno, desde

el campo a la ciudad.

• La segunda oleada (1955-1975), fue más intensa que la anterior. En

esta oleada también se produjo una doble corriente migratoria. En este

caso las migraciones exteriores apuntaron hacia Europa y algo menos a

Sudamérica y fueron especialmente intensas entre 1965 y 1973-75

llegando a haber más de 1 millón de españoles en Europa. La crisis de

mediados de los 70 marcó la vuelta de muchos de ellos que se afincaron

sobre todo en zonas urbanas del país como Cataluña, la Cornisa

Cantábrica, Levante y Madrid y trajeron con ellos sus ahorros y un

capital humano que favoreció el crecimiento industrial y económico en

aquellos años.

• La tercera oleada (1990) empieza a invertir las tendencias migratorias en

España pasando a ser un país eminentemente receptor de inmigrantes

En cuanto al efecto de estas migraciones en la estructura de edades

española, si bien en un principio estos movimientos migratorios no

rejuvenecieron la población por el retorno de antiguos emigrantes españoles

de avanzada edad y el asentamiento de jubilados europeos en nuestro país,

en la actualidad esto está cambiando.

Teniendo en cuenta el padrón del 2006 el porcentaje de extranjeros sobre la

población total ascienden ya al 8,7% (3,88 millones). Este colectivo está

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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contribuyendo al rejuvenecimiento de la población española en dos

direcciones:

En primer lugar, entre los residentes extranjeros encontramos unos

porcentajes de personas mayores de 65 años (5,7%, incluyendo los

jubilados comunitarios) muy por debajo, casi 11 puntos, de los de los

españoles (17%).

En segundo lugar, el aumento en el número de nacimientos experimentado

en los últimos se debe en cierta medida a la incorporación de mujeres

extranjeras en edad fértil entre las cuales el número de nacimientos ha

crecido espectacularmente, sobre todo las procedentes de Marruecos,

Ecuador y Colombia. Entre 1996 y el 2001 se ha triplicado pasando de

11.800 a 33.000, incluso en el 2001 el aumento de nacimientos en España

se debe por completo a este colectivo ya que los hijos nacidos de madres

españolas descendió en casi 2000 con respecto al año anterior.

Dentro de la UE, somos el estado Europeo con un saldo migratorio

(inmigraciones-emigraciones) más elevado recibiendo una de cada tres

personas que llegan a la UE (Puyol, 2005). De hecho, España se sitúa en el

grupo de países europeos, 13 concretamente, que tienen crecimientos

naturales y saldos migratorios positivos, 8 de los cuales, entre los que se

encuentra España, tienen un saldo migratorio que supera el crecimiento

natural de la población.

3. Estimaciones de la población española

En el análisis del devenir de la población española es frecuente recurrir a las

proyecciones demográficas que no son sino estimaciones de la evolución de la

población partiendo de diferentes hipótesis sobre su tendencia en el futuro.

Para ello recurriré a dos estimaciones: La proyección del por entonces Instituto

de Demografía realizada en 1994 y la proyección revisada del INE contemplada

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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en su Anuario Estadístico 2002-2003, ambas basadas en los datos del censo

de 1991.

En la proyección del Instituto de Demografía se parte de tres variantes, a las

que Blanes, A., Gil, F. y Pérez, J. (1996) añaden otra definida como “estable”,

donde se suponen distintos escenarios de evolución de la esperanza de vida,

de la fecundidad, de la edad media a la maternidad y del saldo migratorio.

Variantes de proyección demográficas

Variante

baja

Variante

media

Variante

alta

Variante

estable

(1991)

Esperanza de vida al nacer. Hombres 75.9 77.8 79.3 73.4

Esperanza de vida al nacer. Mujeres 82.2 83.9 85.3 80.5

Índice sintético de fecundidad

1.6 1.8 2.1 1.3

Edad media a la maternidad 29.03 29.12 29.02 28.9

Saldo migratorio +20.000 anuales hasta el 2003 nulo

Fuente: Blanes, A., Gil, F. y Pérez, J. (1996)

Vemos como en la variante estable se supone un mantenimiento de los niveles

de mortalidad, fecundidad y ausencia de migraciones exteriores de 1991. Entre

las variantes baja, media y alta también se contemplan distintos escenarios. En

lo que respecta a las hipótesis sobre la fecundidad en las que se basan, la

variante baja contempla que las mujeres más jóvenes, aunque tienen hijos

porque van desarrollando su edad fértil deciden reducir su descendencia

debido a los cambios que se han producido en su status han decidido reducir

su proyecto reproductivo. En la variante media, se parte de la hipótesis de un

retraso en el momento de tener hijos de manera que con el tiempo se iría

produciendo una recuperación de los nacimientos pospuestos en edades más

avanzadas. En la variante alta, se supone que se incrementan los niveles de

fecundidad hasta alcanzar el nivel de reemplazo generacional de 2,1 hijos.

Proyección de la población española (miles)

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

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V. baja V. media V. alta V. estable DATOS

REALES

1991 38.872 38.872 38.872 38.872 38.872

1996 39.306 39.416 39.507 39.125 39.669

2001 39.612 39.929 40.257 39.237 40.847

2006 39.946 40.562 41.281 39.151 -

2011 40.125 41.110 42.323 38.735 -

2016 39.957 41.313 42.993 37.981 -

2021 39.436 41.142 43.251 36.985 -

2026 38.697 40.768 43.335 35.870 -

Fuente: Blanes, A., Gil, F. y Pérez, J. (1996) y elaboración propia

En cuanto a los resultados de la proyección aplicados a la evolución de la

población, puede observarse en el anterior cuadro como en las variantes baja y

estable se dibuja un panorama de pérdida de población tanto en el 2001 como

en el 2026. Si comparamos los resultados de esta proyección con los datos

conocidos reales vemos como sólo la variante más alta se aproximó al tamaño

de real de la población del 2001.

Aprovechando la ventaja y la perspectiva que nos da el tiempo, vemos como

esta aproximación de la variante alta es casual ya que partía de unos

supuestos de esperanza de vida, fecundidad y migraciones muy alejados de la

realidad que conocemos. Concretamente, mientras por una parte se subestimó

el efecto migratorio por la imprevisión de haberla estimado muy por debajo de

los datos reales (más del 75% de los 900.000 nuevos ciudadanos registrados

en el 2003 con respecto al año anterior fueron extranjeros), por otra vemos

como se sobreestimó la tasa de fecundidad del 2,1 comparada con la que

efectivamente se produjo en el año 2001 (1,2).

Con esto, resulta muy interesante observar como la cifra real de población

española del 2001 es muy similar, gracias a la inmigración, a la que habríamos

alcanzado con la variante alta en la que la tasa de fecundidad era nada menos

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

19

que del 2,1 con una esperanza de vida era mucho mayor que la real (79.3

frente a 75 en hombres y 85.3 frente a 82 en mujeres).

Un escenario más actual es el presentado por el miembro del Instituto de

Economía y Geografía Juan Antonio Fernández Cordón en base a tres

escenarios

proyectados para

el 2026. Como

puede verse en el

siguiente gráfico

el escenario de

referencia parte

de una

fecundidad

constante del 1,16

(nivel de 1996) y

niveles de

migración nulos.

Este escenario junto con el que ha denominado como “B“ (fecundidad creciente

hasta 1,6 en el 2025 y migraciones constantes de 30.000 personas al año)

proyectan una caída de población, a diferencia de lo que ocurriría si la situación

fuese otra (escenario A) en la que la fecundidad y las migraciones fueran

crecientes hasta 1,8 y 220.000 personas respectivamente en el 2025

Por su parte, la proyección revisada en el año 2002 por el INE (denominadas

Proyecciones base censo 1991 revisadas), también calculada a partir del censo

del 1991, pone de manifiesto el progresivo envejecimiento de la población en el

futuro a pesar del suave rejuvenecimiento aportado por la población inmigrante.

Tal y como puede comprobarse en el siguiente cuadro entre 1991 y el 2025 la

relación porcentual 20 a 14 entre los grupos de edad de 0 a 15 años y de más

de 65 años se invierte a favor de estos últimos.

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

20

Evolución futura de la población por grandes grupos de edad

Distribución

porcentual

Grupo de edad de 0 a

15 años

Grupo de edad de 65

años y más

1991 20.45 14.11

1996 17.21 15.86

2001 15.66 17.07

2006 15.71 17.34

2011 16.02 18.08

2016 16.06 19.00

2021 15.16 19.88

2025 14.12 21.68

Fuente: Anuario Estadístico INE 2002-2003. Proyecciones de la Población de España calculadas a partir del censo de Población de 1991. Evaluación y Revisión. INE 2002

Ello supondría una tendencia hacia una pirámide de población cada vez menos

piramidal y más rectangular

caracterizada por un

estrechamiento en las

pirámides de población en

sus edades inferiores y en

un ensanchamiento de

distinta intensidad según las

distintas variantes en los

estratos de población

adulta-vieja que

correspondería al conjunto

de generaciones nacidas

entre 1960 y 1974.

Fuente: Nota de prensa INE Estructura demográfica de la población. Censos 2001

Tema 2: Estructura y dinámica de la población española

21

Bibliografía

• García Ballesteros, A.(1982): Crecimiento y problemas de la población

mundial, Salvat, Barcelona

• Blanes, A., Gil, F. y Pérez, J. (1996): Población y actividad en España:

evolución y perspectivas, La Caixa, Servicio de Estudios, Barcelona.

• Nota de prensa INE Estructura demográfica de la población. Censos

2001

• Beltrán, M (2002): A vueltas con los “terremotos” demográficos en

España, REIS nº 100, pp 83-102

• Anuario Estadístico INE 2002-2003.

• Reher, D. (2003): Transformación demográfica y modernización de la

sociedad española durante el siglo XX, en Revista Sistema, nº 175-176,

pp 35-49.

• Puyol, R. (2005): La población española en el marco de la Unión

Europea, en Revista Papeles de Economía Española, nº 104, pp 2-16.