Tema 2 Lengua CAV 2º

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1 LENGUA ESPAÑOLA: SABER IDIOMÁTICO Y COMPETENCIA COMUNICATIVA ELENA MÉNDEZ Gª DE PAREDES 2º GRADO DE CAV TEMA 2. LA NORMATIVIDAD EN LAS LENGUAS: LA NORMA LINGÜÍSTICA Y LA NORMATIVIDAD 0. Sobre el término norma en lingüística. La propuesta de Coseriu 1. La codificación de las lenguas: descripción y prescripción lingüísticas 1.1. El concepto de norma en la lingüística: historia de un término polisémico 1.2. Una contaminación semántica inevitable: del uso ordinario de norma a su empleo en el metalenguaje científico 1.3. Lengua histórica y normatividad: norma(s) histórica(s) descriptivas 1.4. Ejemplaridad y prescripción: el uso como fundamento de la norma ejemplar y la norma ejemplar como fundamento del uso 1.5. Norma ejemplar y norma prescriptiva. Norma ejemplar y variación intraidiomática 2. Los procesos de elaboración y estandarización lingüísticas. La lengua estándar. 2.1. Funciones de la lengua estándar 2.2. Norma ejemplar y lengua estándar. El ideal de lengua y las denominaciones que lo designan (la trampa de los nombres: lengua común, lengua oficial, lengua nacional...) 2.3 Cómo se llama nuestra lengua ¿castellano? ¿español? 2.4. La lengua estándar a la luz de la cadena variacional 2.5. La norma y los conceptos de lengua hablada y lengua escrita 3. Español general y español normativo. La norma codificada: herramientas para trabajar con la palabra 3.1. Los diccionarios del español (tipos, descripción y norma). Gramáticas. Ortografías 3.2. Manuales de corrección idiomática. Diccionarios de dudas y dificultades del español 3.3. Diccionario panhispánico de dudas y Libros de estilo Objetivos ü Aceptar la combinación de descripción y prescripción en los estudios lingüísticos y en su aplicación a la reflexión sobre el uso de la lengua española en los medios ü Comprender el concepto de norma como inherente al funcionamiento de la comunicación lingüística. ü Relacionar la normatividad lingüística con universales de semanticidad, alteridad e historicidad estudiados en tema anterior. ü Conocer y manejar los distintos conceptos de norma. ü Recordar los niveles universal, histórico e individual del lenguaje estudiados en el tema anterior en relación con los distintos tipos de saberes (elocucional, idiomático y expresivo) que ha de poseer el hablante. ü Ser capaz de distinguir entre problemas de incongruencia, incorrección e impropiedad que se produzcan en determinados enunciados. ü Distinguir entre juicios de corrección y juicios de ejemplaridad; reconocer los errores que cometen puristas y tolerantes extremos al confundir corrección y ejemplaridad. ü Familiarizarse con los conceptos de lengua, dialecto, habla, dialectos primarios vs. secundarios, lengua nacional, lengua oficial, lenguaje ejemplar y lengua común y ser capaz de emplearlos con propiedad en discusiones lingüísticas y a la hora de tomar decisiones sobre productos lingüísticos de los medios de comunicación y en la propia producción lingüística. ü asimilar el carácter pluricéntrico del español; ser capaz de justificarlo en términos de la cadena variacional. 0. Sobre el término norma en lingüística. La propuesta de Coseriu El concepto de norma es uno de más interesantes de la lingüística moderna tal y como se encuentra formulado en el trabajo de 1952 de Eugenio Coseriu, “Sistema, norma y habla”. Por un lado, porque es el punto de partida de lo que será su concepción posterior sobre el lenguaje y la lengua histórica (vid. su teoría sobre los niveles del lenguaje, explicado ya en el tema 1); por otro lado, porque permite dar a los hechos lingüísticos el lugar que les corresponde según el grado de abstracción con que miremos el objeto de estudio. Además, el concepto de norma coseriano permite la interacción con otro concepto de norma

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LENGUA ESPAÑOLA: SABER IDIOMÁTICO Y COMPETENCIA COMUNICATIVA ELENA MÉNDEZ Gª DE PAREDES

2º GRADO DE CAV TEMA 2. LA NORMATIVIDAD EN LAS LENGUAS: LA NORMA LINGÜÍSTICA Y LA NORMATIVIDAD 0. Sobre el término norma en lingüística. La propuesta de Coseriu 1. La codificación de las lenguas: descripción y prescripción lingüísticas 1.1. El concepto de norma en la lingüística: historia de un término polisémico 1.2. Una contaminación semántica inevitable: del uso ordinario de norma a su empleo en el metalenguaje científico 1.3. Lengua histórica y normatividad: norma(s) histórica(s) descriptivas 1.4. Ejemplaridad y prescripción: el uso como fundamento de la norma ejemplar y la norma ejemplar como fundamento del uso 1.5. Norma ejemplar y norma prescriptiva. Norma ejemplar y variación intraidiomática 2. Los procesos de elaboración y estandarización lingüísticas. La lengua estándar. 2.1. Funciones de la lengua estándar 2.2. Norma ejemplar y lengua estándar. El ideal de lengua y las denominaciones que lo designan (la trampa de los nombres: lengua común, lengua oficial, lengua nacional...) 2.3 Cómo se llama nuestra lengua ¿castellano? ¿español? 2.4. La lengua estándar a la luz de la cadena variacional 2.5. La norma y los conceptos de lengua hablada y lengua escrita 3. Español general y español normativo. La norma codificada: herramientas para trabajar con la palabra 3.1. Los diccionarios del español (tipos, descripción y norma). Gramáticas. Ortografías 3.2. Manuales de corrección idiomática. Diccionarios de dudas y dificultades del español 3.3. Diccionario panhispánico de dudas y Libros de estilo Objetivos ü Aceptar la combinación de descripción y prescripción en los estudios lingüísticos y en su aplicación a

la reflexión sobre el uso de la lengua española en los medios ü Comprender el concepto de norma como inherente al funcionamiento de la comunicación lingüística. ü Relacionar la normatividad lingüística con universales de semanticidad, alteridad e historicidad

estudiados en tema anterior. ü Conocer y manejar los distintos conceptos de norma. ü Recordar los niveles universal, histórico e individual del lenguaje estudiados en el tema anterior en

relación con los distintos tipos de saberes (elocucional, idiomático y expresivo) que ha de poseer el hablante.

ü Ser capaz de distinguir entre problemas de incongruencia, incorrección e impropiedad que se produzcan en determinados enunciados.

ü Distinguir entre juicios de corrección y juicios de ejemplaridad; reconocer los errores que cometen puristas y tolerantes extremos al confundir corrección y ejemplaridad.

ü Familiarizarse con los conceptos de lengua, dialecto, habla, dialectos primarios vs. secundarios, lengua nacional, lengua oficial, lenguaje ejemplar y lengua común y ser capaz de emplearlos con propiedad en discusiones lingüísticas y a la hora de tomar decisiones sobre productos lingüísticos de los medios de comunicación y en la propia producción lingüística.

ü asimilar el carácter pluricéntrico del español; ser capaz de justificarlo en términos de la cadena variacional.

0. Sobre el término norma en lingüística. La propuesta de Coseriu El concepto de norma es uno de más interesantes de la lingüística moderna tal y como se encuentra formulado en el trabajo de 1952 de Eugenio Coseriu, “Sistema, norma y habla”. Por un lado, porque es el punto de partida de lo que será su concepción posterior sobre el lenguaje y la lengua histórica (vid. su teoría sobre los niveles del lenguaje, explicado ya en el tema 1); por otro lado, porque permite dar a los hechos lingüísticos el lugar que les corresponde según el grado de abstracción con que miremos el objeto de estudio. Además, el concepto de norma coseriano permite la interacción con otro concepto de norma

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de carácter prescriptivo que era el que se manejaba siempre en la tradición gramatical desde la antigüedad clásica. Sistema, norma y habla surge de la necesidad de caracterizar algo tan complejo como el lenguaje humano y saber cuál ha de ser el objeto de estudio de la lingüística. El punto de partida es el análisis de los autores que han hablado de la lengua y el habla, intentando desentrañar las relaciones que las une y delimitando el alcance de lo que las diferencia y separa. El problema que se encuentra es que no todos los autores conciben de la misma manera estas realidades: unos tienen en cuenta la oposición social vs. individual; otros parten de la conformación del lenguaje y hablan de lo sistemático frente a lo asistemático, o de lo general frente a lo ocasional; y otros creen que hay que situarse en la distinción de Humboldt (enérgia / érgon), es decir, actividad frente a producto de esa actividad. De entre estos autores destaca Ferdinan de Saussure y su dicotomía lengua/habla (contenida en el Curso de lingüística general, obra póstuma que escribieron sus discípulos, Ch. Bally y A. Sechehaye, a partir de las notas de clase de su maestro), muy interesante porque incluye esos aspectos tan diversos que están en los otros autores pero formulada de una manera un tanto confusa y oscura que conviene, a juicio de Coseriu, aclarar por lo que propone una teoría alternativa en la tríada de conceptos mencionados. Lengua y habla en Ferdinan de Saussure son conceptos antagónicos y se definen por oposición, aunque continuamente se reitere su interdependencia: -para hablar es necesaria una lengua, pero la lengua se aprende a través de los actos de habla: La lengua como convención social es previa al individuo (p.d.v. estático) El habla precede a la lengua por que el individuo solo puede aprehenderla en acto de habla ajenos (p.d.v. genético)

Rasgos definidores de una y otra

lengua habla NATURALEZA PSÍQUICA. ES ABSTRACTA NATURALEZA FÍSICA. ES CONCRETA (PERCEPCIÓN) ES SOCIAL: CONJ. DE CONVENCIONES ES INDIVIDUAL: PONER EN PRÁCTICA CONVENCIONES ES UNA ESTRUCTURA EN LA QUE HAY ORDEN: ES FORMAL [SISTEMA]: ESTÁ ESTRUCTURADA (LOS ELEMENTOS SE RELACIONAN ENTRE SÍ SOLIDARIAMENTE: RELAC. PARADIGMÁTICAS Y RELAC. SINTAGMÁTICAS). POR ELLO ES ESENCIAL PARA LA COMUNICACIÓN

ES ACCIDENTAL Y ASISTEMÁTICA PORQUE SE MANIFIESTAN RASGOS Y ELEMENTOS QUE NO SON DEL SISTEMA SINO DE LOS INDIVIDUOS (SUS PECULIARIDADES)

PASIVA – ESTÁTICA SE IMPONE AL INDIVIDUO QUE NO PUEDE MÁS QUE REGISTRARLA Y USARLA. NO CAMBIA

ACTIVA-DINÁMICA, ACTOS DE HABLA NUEVOS E IRREPETIBLES. TODO CAMBIO EMPIEZA SIEMPRE POR EL HABLA Y PUEDE PASAR LUEGO A LA LENGUA Y MODIFICARLA

ATEMPORAL: PREEXISTE AL INDIVIDUO Y LO SOBREPASA. PERMANECE SIEMPRE

MOMENTÁNEA: LAS PALABRAS SE DESVANECEN CUANDO SE PRONUNCIAN

El cuadro sintetiza las diferencias que Saussure ve entre lengua y habla. Lo importante son las tres ideas esenciales que se entrecruzan en el Curso de lingüística general de Saussure: (1) la lengua como conjunto de actos que se dan en la comunidad, Asuma de lo que las gentes dicen@ o Atesoro colectivo@ (la lengua en su aspecto social, destacado por tantos lingüistas). (2) La lengua como condición de todo acto lingüístico, sistema de funcionamiento, que subyace en ideas de Saussure como Ala lengua es forma, no sustancia@ o Alos elementos se definen no por lo que son en sí mismos, sino por su relación con los demás elementos@1 “lo importante en la lengua es el valor de los elementos que la componen”. Y (3) La lengua como hecho que reúne los aspectos comunes que existen en los hablantes.

1 Cfr. Curso de lingüística general, 70 edic., (trad. prólogo y notas de A. Alonso), Buenos Aires, Editorial Losada, 1969, cap. IV, págs. 193 y ss. Y E. Coseriu, art. cit. págs. 45 y ss.

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La reformulación de estos conceptos por Eugenio Coseriu en sistema-norma-habla se requiere para resolver ciertas inconsistencias teóricas de la dicotomía de Saussure. En el análisis hay que partir de lo que realmente puede sentirse: la realización material de la lengua es lo único concreto. El lenguaje sólo existe como hablar, así que lengua y habla no son separables: la lengua es condición para el habla y el habla es la realización de la lengua. La lengua se crea en la actividad de hablar, pero a la vez es condición para el hablar: es saber hablar según una tradición anterior y condición para actividades subsiguientes (vid. tema 1). Coseriu no opone estos conceptos (como hacía Saussure), sino que los integra. Son grados diferentes de formalización en el análisis de los fenómenos lingüísticos -EL SISTEMA: hechos estructurales, elementos que se oponen, se combinan y se organizan: red de relaciones funcionalmente operativa = modelo de funcionamiento de posibilidades realizables -LA NORMA: hechos no estructurales, pero repetidos con constancia en los hablantes, realizaciones sociales. P.e., las comunidades aprovechan históricamente las posibilidades del sistema: p.e. –o/–a para el género (gato/gata, perro/perra, *pantero??/pantera): es la norma consuetudinaria o de costumbre. La norma también preexiste al individuo (este se encuentra con una norma dada la de la comunidad de habla de la que aprende la lengua). Y también pueden convivir varias normas en un individuo jerarquizadamente, incluso darse una colisión de normas que obligue a preferir una determinada. -LA LENGUA = SISTEMA + NORMA(S), porque hay varias normas dentro de una lengua. No hay un solo español, sino que dentro de la lengua española coexisten varias normas distintas (regionales, locales, sectoriales, sociales e, incluso, individuales) -EL HABLA: el acto individual en el que se manifiesta lo social (cada uno habla como hablan otros) y lo estructural o formal: el sistema (al hablar realizamos una lengua concreta español / francés). El habla contiene a la norma y también al sistema. UNA LENGUA ES HETEROGÉNEA, ES UN SISTEMA CON VARIEDAD DE NORMAS� LA VARIACIÓN ES CONSTITUTIVA E INHERENTE AL FUNCIONAMIENTO DE LA LENGUA �CADENA VARIACIONAL LA NORMA LINGÜÍSTICA: 1. La codificación de las lenguas: descripción y prescripción lingüísticas 1.1. El concepto de norma en la lingüística: historia de un término polisémico 1.2. Una contaminación semántica inevitable: del uso ordinario de norma a su empleo en el metalenguaje científico 1.3. Lengua histórica y normatividad: norma(s) histórica(s) descriptivas 1.4. Ejemplaridad y prescripción: el uso como fundamento de la norma ejemplar y la norma ejemplar como fundamento del uso 1.5. Norma ejemplar y norma prescriptiva. Norma ejemplar y variación intraidiomática En primer lugar hay que contar con el hecho de que las lenguas son realidades históricas (es decir, sociales) que contienen normas. En segundo lugar, hay que saber qué ha de entenderse por norma, pues hay distintos conceptos de norma. Norma(s) histórica(s) descriptivas (Coseriu, vid. supra) / norma prescriptiva (Tradición clásica gramatical): En el significado del término norma como término del metalenguaje científico se entrecruzan varios de los sentidos con que se emplea esta palabra en el español común (Lara 1976, 1999 y 2007, Méndez García de Paredes 1999 y 2011). Por un lado, el que se refiere a la idea de canon, modelo, guía, ejemplo, que en lingüística se aviene con los conceptos norma de corrección y gramática normativa. Por otro lado, el que subraya lo que hay de común, usual, lo que es o se da como práctica acostumbrada, sentido que adquiere la palabra norma como tecnicismo introducido por Coseriu (1952). La norma consuetudinaria es “lo constante y repetido, el hábito hecho tradición idiomática”, lo “normal”, de manera que, definida como conjunto de hábitos repetidos y constantes en una comunidad idiomática, permite una descripción del SER una lengua y se presume objetivo, pues se despoja de toda connotación prescriptiva, no dice cómo DEBE SER dicha lengua.

Aclaramos, además, que no se trata de una norma en el sentido corriente, establecida o impuesta según criterios de corrección y de valoración subjetiva de lo expresado, sino de la norma que seguimos necesariamente por ser miembros de una comunidad lingüística, y no aquélla según la cual se reconoce que “hablamos bien” o de manera ejemplar, en la misma comunidad. Al comprobar la norma a la que nos

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referimos, se comprueba cómo se dice, y no se indica cómo se debe decir: los conceptos que, con respecto a ella, se oponen son normal y anormal, y no correcto e incorrecto. (Coseriu 1973 [1952]: 90).

Norma1: hecho prescriptivo: lo que debe ser: del latín ‘escuadra usada por los artífices para arreglar y ajustar los maderos, piedras y otras cosas’ Ú ‘la justeza con la que deben encajar las piezas’ Ú ‘regla sobre la manera como se debe hacer o está establecido que se haga cierta cosa’ = canon, modelo, guía, ejemplo Ú lingüística: norma de corrección o norma prescriptiva, ‘modelo idiomático con respecto al cual debe ajustarse la conducta lingüística de los hablantes instruidos’ = canon lingüístico, ejemplaridad idiomática. Norma2: hecho consuetudinario: lo que es: de normal, préstamo del francés no documentado hasta s. XIX: ‘lo que se tiene como corriente, ordinario y usual’ Ú lingüística: norma consuetudinaria = tecnicismo Coseriu 1952, “Sistema, norma y habla”: norma = [hábito, tradición idiomática = Todo hecho lingüístico que, pese a ser constante, es extrafuncional o asistemático] = concepto relativo entre la abstracción del sistema (la lengua como una red o estructura de elementos relacionados por oposición) y la concreción del habla ! (vid supra: apartado lengua y habla (Saussure) y Sistema, norma habla (Coseriu):

En los actos concretos del individuo, junto a lo anecdótico y personal, ha de estar implicado lo distintivo y funcional, es decir, el sistema, so pena de caer en la incomunicación. Pero también ha de estar implicado en ellos lo regular y lo constante, la norma, so pena de que el hablante quede comunicado, pero desarraigado de su comunidad (la norma es el aspecto más evidente del peso de lo social en el lenguaje). Precisamente por esto, no es la lengua como sistema la que constriñe la actuación individual, sino la norma (Coseriu), en cuanto que es hábito colectivo hecho tradición idiomática (pero que el hablante no siempre conoce en su totalidad). El sistema de Coseriu es un sistema de posibilidades abierto a la función comunicativa (y opera en la conciencia del individuo: de hecho, según Coseriu, cuando el hablante no conoce la norma se guía por el sistema, es el fenómeno de la analogía). El sistema “vigila” que se mantengan las distinciones comunicativas y hace posible que las torsiones creadoras del individuo, despegadas de toda norma, sigan comunicando. (Elena Méndez 1999, “La norma idiomática del español: visión histórica”, Philologia Hispalensis, XIII, 109-132.)

Hay que tener en cuenta que la proximidad semántica favorece el cruce y la dependencia mutua: 1) Las normas (preceptos) se pueden obtener por generalizaciones de lo observado y que se

infieren de lo que es norma (costumbre). 2) La costumbre se hace precepto cuando se codifica y una vez hecha norma prescriptiva, se

adopta como elemento de juicio y establece el modelo de lo que debe ser (funciona como norma ejemplar).

3) Y viceversa: la existencia de pautas que rigen un comportamiento (normas prescriptivas) se manifiesta en el ser las cosas, en la regularidad, en el hábito (normas consuetudinarias) (Elena Méndez 1999, apud Luis Fernando Lara, 1976: El concepto de norma en lingüística).

¿QUÉ ES LA LENGUA (O LA NORMA EJEMPLAR) Y QUÉ ES LA CORRECCIÓN LINGÜÍSTICA? Conviene tener muy claros estos conceptos porque con frecuencia se prestan a confusión y dan lugar a creencias y juicios de los hablantes que tienen escaso o nulo fundamento científico. El concepto de lengua ejemplar procede también de Coseriu y el de corrección idiomática es casi intemporal y se remonta a la propia idea de la gramática como una ciencia que intenta reducir el habla a arte, tal y como se puede apreciar en las antiguas definiciones de Gramática como el arte de hablar y escribir correctamente. Sin embargo, ambos conceptos pertenecen a planos distintos: la corrección es una valoración de hablar individual (hay que situarlo en el nivel del discurso), un juicio que concierne al saber idiomático, que es el saber hablar según una tradición idiomática; mientras que por ejemplar debe entenderse una técnica del hablar que se constituye en lengua particular dentro de una lengua histórica, y en cuanto tal técnica es pauta de corrección sólo para los usos que le corresponden (por tanto, ejemplaridad viene a ser equivalente a norma consuetudinaria + norma como modelo). Lo correcto, por el contrario, funciona en nivel discursivo, pero juzgado con respecto al nivel histórico: propiedad de los discursos que realizan correctamente las reglas del saber idiomático con que pretenden corresponderse. La importancia de este concepto debe ponerse en relación más que nada con el concepto de lengua ejemplar estándar porque es el tipo de lengua que contiene los dos conceptos de norma más la existencia de una codificación: LENGUA EJEMPLAR = norma2 (consuetudinaria) + norma1 (modelo): ‘tener algo como norma’ = costumbre +

obligación

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LENGUA EJEMPLAR ESTÁNDAR = norma2 (consuetudinaria: siempre está referida a un tipo concreto, p.e., París para el francés, Oxford o Cambridge para el inglés, Madrid o Castilla para el español) + norma1 (modelo): ‘tener algo como norma’ = costumbre + obligación + codificación explícita de ese modelo (elaboración gramatical, lexicográfica, ortográfica, escritura, etc).

En una lengua histórica pueden existir varias lenguas (normas) ejemplares, pero solo una lengua ejemplar estándar (aunque admita variación interna en algunos puntos del la realización normativa del sistema). Por otra parte, la lengua o ejemplaridad estándar está reservada a contextos de comunicación muy determinados en los que la tradición discursiva del hablar ha generado expectativas sociales ligadas precisamente a su empleo (comunicación formal, distante). Por tanto, cuando los usos lingüísticos de los hablantes requieran el estándar han de corresponderse con dicho modelo y seguirlo (so pena de ser tachados de incorrectos), cuando no se requiere el estándar pueden emplearse otras normas o modelos de ejemplaridad que no prescriben explícitamente pautas de uso lingüístico.

Por tanto: Æ Para valorar un determinado discurso como correcto o incorrecto hay que saber de antemano a

qué saber idiomático pretende ajustarse, qué sistema sigue o pretende seguir " es posible incurrir en incorrecciones tanto al hablar o pretender hablar la lengua ejemplar, como al

hablar un dialecto u otra variedad. Æ lo ejemplar no es una propiedad de los discursos. Es simplemente una técnica histórica del hablar

(en una lengua existen diferentes ejemplaridades idiomáticas: el colombiano, el mexicano, el andaluz, el madrileño. El individuo cuando realiza la lengua se acoge a la que le resulta más propia biográficamente).

Æ lo ejemplar es pauta de corrección solo para discursos que pretenden realizar esa técnica: los llamados criterios de corrección (geográfico, aristocrático o literario) ≠ ni criterios ni de corrección, sino tipos de ejemplaridad

Æ Permite una comprobación de índole histórica que trata de averiguar, en un estado de lengua sincrónico determinado, qué sistema constituye la norma ejemplar. Como señala Coseriu:

[...] la cuestión de si tal ‘uso’ (el seseo, el �eísmo, el voseo) es ‘correcto’ o ‘incorrecto’ en e s p a ñ o l en general, o es ambigua, o carece de sentido y no puede siquiera plantearse. Si se trata del empleo de estos hechos en el hablar, la cuestión es ambigua, ya que el ‘hablar español’ no realiza un único modo de hablar, sino varios, y esos ‘usos’ serán correctos en ciertos discursos e incorrectos en otros, según los modos de hablar a que los discursos mismos correspondan. Y si se trata de esos ‘usos’ como hechos de lengua propios de determinados modos de hablar, la cuestión carece de sentido, ya que un hecho de lengua establecido como tal no es ni >correcto= ni ‘incorrecto’. A este respecto, sólo caben comprobaciones históricas: podemos preguntarnos sólo a qué modos de hablar pertenecen esos ‘usos’, y si pertenecen o no pertenecen a tal o cual modo ejemplar. O bien, en el marco de la planificación lingüística, será lícito preguntarse si conviene o no conviene adoptarlos (como unidades exclusivas o como variantes facultativas) en una ejemplaridad que se propone o que se está elaborando. (Coseriu 1990: “El español de América y la unidad del idioma”)

No obstante hay posturas que confunden lo correcto y lo ejemplar: LOS CONSERVADORES O PURISTAS: reducen lo correcto a lo ejemplar-estándar (los identifican)" evalúan todos los discursos de acuerdo con la que creen una única norma ejemplar (la codificada): censuran toda variedad que no se corresponda con lo que creen ejemplar (tildan de incorrecto el seseo/ceceo, el voseo, el laísmo, etc.), creen que con esa actitud se garantiza la unidad del idioma. Sin darse cuenta pretenden combatir esenciales lingüísticos (variación, y dinamismo o cambio). LOS LIBERALES Y TOLERANTES: postulan que todo uso es bueno y aceptable, ya que realiza algún tipo de

saber idiomático (hablan de dignidad de los usos y de las lenguas), por tanto reducen lo ejemplar (técnica de hablar) a lo correcto (válido para cualquier situación, incluida la que requiere el uso específico de la ejemplaridad estándar). Niegan la importancia de lo ejemplar codificado (estándar) como factor de cohesión política y social y como hecho de cultura. Están en contra de cualquier tipo de injerencia humana (que ellos creen externa a los hablantes) que planifique el estatus de una lengua. Se olvidan de que la escolarización de los individuos y los usos institucionales requieren explicitar el modelo de lengua socialmente convenida para esos fines.

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ADVERTENCIA: La existencia de una lengua ejemplar estándar permite referir el estatus de los fenómenos de variación en una lengua histórica, puesto que actúa como parámetro calificador de esos fenómenos. Pero, además, en ocasiones algunos lingüistas se han fijado en ella para definir algunos conceptos y términos lingüísticos (como el de lengua, dialecto, tipos de dialectos, etc.) y de hecho es una de las críticas que los detractores del estándar suelen hacer. Por ejemplo, la tendencia a contraponer lengua frente a dialecto o identificarla con una especie de lengua común como lengua supra-dialectal (vid. tema 1 y lecturas de Coseriu). Un ejemplo puede verse en ciertas definiciones de lengua y dialecto:

LENGUA: «Sistema de comunicación y expresión verbal propio de un pueblo o nación, o común a varios». «Sistema lingüístico que se caracteriza por estar plenamente definido, por poseer un alto grado de nivelación, por ser vehículo de una cultura diferenciada y, en ocasiones, por haberse impuesto a otros sistemas lingüísticos» (DRAE). Æ DRAE destaca:

(i) definición sistema y alto grado nivelación = posee normas establecidas mediante gramáticas, ortografías y difundidas mediante enseñanza + medios comunicación

(ii) imposición en diacronía a otros sistemas (iii) vinculación lengua = nación

DIALECTO: «Sistema lingüístico derivado de otro; normalmente con una concreta limitación geográfica, pero sin diferenciación suficiente frente a otros de origen común». «Estructura lingüística, simultánea a otra, que no alcanza la categoría de lengua».

Æ DRAE destaca: (i) carencia difusión culta + limitación geográfica (ii) similitud con otras variedades (iii) ausencia de elaboración normativa (iv) convivencia (reparto funciones) con una lengua

2. Los procesos de elaboración y estandarización lingüísticas. La lengua estándar 2.1. Norma ejemplar y lengua estándar. El ideal de lengua y las denominaciones que lo designan (la trampa de los nombres: lengua común, lengua oficial, lengua nacional...) 2.2. Funciones de la lengua estándar 2.3. La lengua estándar a la luz de la cadena variacional La lengua estándar presenta algunos problemas derivados de su estatus particular:

(i) nombre " terminología (ii) selección de usos " descripción histórica + política lingüística (iii) cómo actúa sobre modelos corrección hablantes " estudio sociolingüístico

(i) La denominación del modelo idiomático No se trata de volver aquí sobre la vieja cuestión de cómo designar a la lengua que hablamos, si castellano o español, nombres con idéntica extensión designativa, pero distinta intensión significativa que representan una visión interesada de cada hablante en relación a la lengua que habla2; sino de las denominaciones que se han propuesto para referirse a esta variedad de lengua elaborada y modélica que actúa como una fuerza modeladora y tiende a igualar o nivelar los usos de los hablantes dentro de una

2 A. Alonso ya lo señaló magistralmente: “Como la significación de una palabra no consiste exclusivamente en la

designación del objeto significado, sino que incluye la perspectiva interesada con que el objeto es considerado y vivido, bien podríamos decir que, en estricto sentido, los nombres de nuestro idioma tienen significaciones distintas. Castellano y español nombran un mismo objeto con perspectivas diferentes. Y aun en el correr de la historia, la visión subjetiva que acompaña a cada nombre ha ido cambiando […] La historia espiritual de estos nombres no es más que la enredada historia de los sentimientos y de los anhelos de la fantasía y de los impulsos activos nuestros y de nuestros antepasados lingüísticos con relación al idioma común. (Castellano, español, idioma nacional: 142-143).

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lengua histórica, pues cada una de ellas, en cuanto formas designativas, ya son un síntoma de la orientación ideológica de los discursos. Algunas son claramente inapropiadas, otras ambiguas, otras pretendidamente neutras sin llegar a conseguir con plenitud esta neutralidad. En primer lugar, se puede considerar la denominación de lengua oficial, pero es un nombre ambiguo e inapropiado. Es ambiguo por su polisemia, pues por una lado designa a la lengua por la que se rige la vida política y administrativa de un pueblo, esto es, la lengua en la que se redactan y promulgan las leyes que regulan la vida de un Estado3; y por otro, supone un estilo de lengua, el de la administración y el de la vida política y jurídica, que se deja traslucir en todos los textos redactados por las distintas fuentes de carácter oficial (uso que para muchos ya es lengua especial). Es inapropiado, porque el hecho de que sea la lengua del Estado no lleva aparejada su total normalización y su completa estandarización (el caso de la lengua vasca, lengua oficial en su territorio –aunque la oficialidad sea compartida– sería un ejemplo de esto). Además, sobre las lenguas oficiales pueden operar fuerzas políticas de naturaleza contraria, de forma que unas veces se promueve una determinada lengua al estatuto de oficialidad y otras veces se desplaza (el caso del español y el inglés en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico puede ser un buen ejemplo de ello). El nombre de lengua nacional responde a varios motivos: uno, porque su promoción y enseñanza se constituye en una empresa para cada nación; otro, porque es fruto de una planificación lingüística por parte de los estados, pero también, y sobre todo, porque cumple dos funciones complementarias (o mejor dicho, dos aspectos complementarios de la misma función), con frecuencia acompañadas de una fuerte carga emocional (que se activa cuando un conflicto real o pretendido afecta a la comunidad hablante –Gallardo 1978–): una función separadora, pues el contraste con otras comunidades de lengua diferente favorece la identidad colectiva de un “pueblo” (de ahí la lengua como hecho diferencial de los nacionalismos), y una función unificadora, o de cohesión de los hablantes, pues se entiende que anula o neutraliza las diferencias lectales propias de cada uno de ellos y fomenta su participación en asuntos de trascendencia (Gallardo 1978, Wagner 1983, Hernández Alonso 1992 y Torrejón 1993). Como es la variedad de lengua que permite la función de participación en empresas de mayor envergadura, es también la lengua a la que se traducen las aportaciones que a la vida colectiva han hecho otras naciones con lenguas diferentes, con lo que desarrolla un proceso de intelectualización y maduración expresiva. Pese a todo, tampoco este nombre es adecuado pues tiende a introducir en lo lingüístico el concepto de territorialidad que ni es una necesidad histórica, ni implica necesariamente la continuidad de una lengua en un determinado territorio (Kabatek 2007). Nación y lengua son dos realidades de distinta naturaleza que no tienen por qué recubrirse mutuamente, como lo prueba el que en una nación puedan convivir varias lenguas diferentes y el que una misma lengua sea signo de identidad colectiva de varias naciones4. Tampoco resultan totalmente adecuados los nombres de lengua común5 o lengua general. Es cierto que puede entenderse como común porque neutraliza los rasgos diastráticos y diatópicos y porque su elaboración la constituye como una lengua relativamente homogénea (actúa, pues, como marco de referencia de una lengua histórica), pero no siempre es común a todos los hablantes, pues su 3 Según una sentencia del Tribunal Constitucional, “Es oficial una lengua, independientemente de su realidad y peso como lengua social. cuando es reconocida por los poderes públicos como medio normal de comunicación en y entre ellos y en su relación con los sujetos privados con plena validez y efectos jurídicos”. (González Ollé1995: 38 “El largo camino hacia la oficialidad del español en España”, La lengua española, hoy, Madrid, Fundación Juan March, págs. 39-61). 4 Pese a ello, como señala Torrejón (1993), dentro de una lengua ampliamente extendida por el mundo, como lo es

la española, las normas cultas de cada nación cumplen la función separadora de la que se ha hablado. De ahí que una correcta planificación lingüística deba promover un ideal de lengua que esté en consonancia con esas normas cultas nacionales, porque en caso contrario es difícil que ese ideal arraigue en la comunidad, pues se siente muy lejano e inalcanzable y se corre el peligro de que la comunidad desestime su cultivo (Candia 1983: 117-128).

5 Coseriu (1990:56 y ss.) distingue como diferentes grados de abstracción la lengua común y la lengua ejemplar. Esta última, según él, se promueve como ejemplaridad porque la lengua común, que virtualmente debería ser unitaria, no escapa a los fraccionamientos diastráticos y diatópicos. Por esta razón, parece preferible pensar que la lengua ejemplar, como modelo de lengua ideal, tiende a ahormar la lengua común. Lo ejemplar es la fuerza aglutinante que se manifiesta en la abstracción lengua común. Si embargo, el hecho de que en una lengua como el español puedan existir ejemplaridades nacionales diferentes se refleja en la lengua común que se presenta fragmentada.

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disponibilidad y acceso no son equilibrados. De ahí que su difusión y arraigo se haya sentido siempre una tarea de Estado, en el sentido de que los objetivos de la nivelación lingüística (la propiedad de urbanización) sólo se consiguen con una política lingüística reflexiva, seria, coherente, cuya acción se manifiesta formalmente en la enseñanza e informalmente en los medios de comunicación social. Con la consecución de esos objetivos, todavía hoy muy lejanos, sí serían viables y apropiados los nombres de común y general. Pero mientras todos los usuarios no accedan en igualdad de condiciones a esa lengua modelo, los nombres se vuelven opacos e imprecisos porque lo que presuntamente se califica de común es brecha para acentuar aún más las diferencias sociales. De ahí las críticas continuas a la norma lingüística y la acusación de que la lengua estándar sea elitista. Es totalmente inapropiado el nombre de lengua correcta que suelen emplear quienes con una actitud “purista” confunden los planos lingüísticos y tienden a ver los procesos de descripción y codificación gramatical o léxica de ciertos usos formales de la lengua escrita como la “lengua toda”, la lengua por antonomasia (de la cual se habla, además, como una abstracción que nadie realmente posee). Se interpreta, así, la norma codificada como una verdadera norma prescriptiva y se generan valoraciones en los hablantes que tienden a considerarla como el único modelo de corrección e, incluso, como la única realización de lengua posible. La codificación actúa en cierto sentido como un mecanismo de comprobación de los usos: si están reflejados en los tratados gramaticales se juzgan correctos, y en caso contrario, incorrectos6. Sin embargo, una lengua no puede ser nunca correcta o incorrecta, pues tal juicio no es aplicable al sistema, sino sólo al hablar, y cada hablar tiene su propia corrección, puesto que remite siempre a una cierta tradición idiomática con la que pretende corresponderse (Coseriu 1990) (vid. supra). Por eso mismo, la existencia de un determinado modelo idiomático nunca puede servir de pauta de corrección para modos de hablar que tienen como referencia otro ideal de lengua7. La corrección, pues, no es nunca cualidad de la lengua estándar, sus propiedades son otras: bien de tipo estructural (intelectualización y estabilidad flexible), bien de tipo cultural (arraigo y urbanización) (Haugen 1974, Gallardo 1978, Wagner 1983, Hernández Alonso 1992 y Torrejón 1993). El nombre de lengua culta hace referencia a la sedimentación y decantación de los usos lingüísticos en las situaciones formales que son propias de lo que se conoce como distancia comunicativa, pues tales usos se han fijado históricamente en los procesos de escritura. Se refiere, asimismo, a los criterios estimativos de selección que operan históricamente en la descripción y codificación de las lenguas, conjugados, en ocasiones, con algún tipo de ideal geográfico. Es la lengua de los “varones doctos”, como quería Nebrija, menos diversificada en lo lectal porque viene ahormada por los modelos literarios, por la lengua escrita literaria8. No conviene del todo este nombre, porque puede parecer demasiado unida a la idea de que la codificación tradicional de tal variedad está alejada de la lengua viva, hablada, de manera que estructuras lingüísticas propias de la inmediatez de lo oral se pueden sentir extrañas o apartadas de lo que se entiende por “culto”, pese a que son normales también en estos hablantes, pues se corresponden con universales lingüísticos de la inmediatez. El nombre de estándar, aplicado a la lengua, lengua estándar, se generalizó desde fines del siglo XVIII para referirse a una variedad del inglés (“standard”) usada por la gente culta, y tiene la ventaja de que no 6 “Ninguna otra variedad tiene los recursos y el prestigio del estándar escrito. El hecho de que exista como un

objeto descrito en los libros de gramática produce la idea de que es, de alguna manera, la lengua “verdadera” y “legítima”, y que las otras variedades son versiones degeneradas o corruptas de ella [incluso se les niega la existencia]. Pero se trata de una realidad “falsa”, producto de una obra de ingeniería lingüística conscientemente planificada.” (S. Romaine1996: 109).

7 No sirve de pauta de corrección para otras normas objetivas, pero sí actúa como punto de referencia con respecto al cual se definen en lingüística las variedades lectales como marcadas diatópica, diastrática o diafásicamente. (Simone 1997; Koch/Oesterreicher 2007).

8 “El material que he utilizado es exclusivamente literario. Pocas veces he manejado testimonios orales. Este hecho hará pensar, probablemente que me alejo de la fuente viva del decir y que mi Gramática toma una orientación filológica más que lingüística. Es posible que así sea. (...) Rehúyo, por otra parte, la anotación de los hechos más aberrantes de la norma común, especialmente en la fonética y en la morfología, (...) Pero no debe perderse de vista que mi objetivo es el español común, el español cuidado que hablan las gentes cultas y universitarias de Madrid. Y entre ese español hablado y literario no existe, sobre todo en nuestros días, una distancia considerable. Las diferencias son más de léxico que de gramática.”(Fernández Ramírez 1951: Prólogo de su Gramática Española [1985]: 307-308). “En todo caso se ha apoyado la descripción en la autoridad de escritores dominantemente peninsulares, que escribieron a finales del siglo pasado o en el siglo XIX hasta nuestros días” (Alcina-Blecua 1975:11).

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está tan ideológicamente orientado como los anteriores. Además, encierra cierto sentido de normalidad sin connotaciones de corrección, ni valoraciones sobre “el bien y el mal intrínsecos” (Garvin/Mathiot 1974: 303). Se define como “la forma codificada de un idioma que es aceptada y sirve de modelo a una comunidad relativamente grande” (Ibíd. 305). Según esto, rasgo esencial es su codificación consciente y explícita, que tiende a reducir los modelos existentes y a unificarlos para permitir su intercambiabilidad y su utilización precisa y específica como instrumento de comunicación. Parecida, es la definición de Romaine:

Variedad altamente codificada que ha recibido el grado de desarrollo y elaboración necesario para servir a una amplia gama de funciones. El proceso de normalización convierte a una variedad en estándar fijando y regulando su ortografía, morfología, sintaxis, etc., por medio de diccionarios y gramáticas, que sirven como autoridad en la enseñanza prescriptiva de nativos y extranjeros. La normalización no es una propiedad inherente, sino una característica adquirida, o mejor, deliberada y artificialmente impuesta. Las lenguas estándar no surgen en el transcurso de una evolución lingüística «natural» ni nacen a la existencia de repente, sino que son creadas mediante planificación consciente y deliberada. (1996: 107)

No obstante, ambas definiciones tienden a subrayar más bien el punto final de un largo proceso de la

conformación de los estándares, la codificación (y como consecuencia de ella, el efecto modelador y la aceptación que ejerce sobre los usos lingüísticos), y marginan el carácter histórico del proceso por el cual un determinado uso lingüístico deviene modelo idiomático y se convierte en estándar (Romaine alude a que es una construcción al margen de los procesos naturales de cambio lingüístico). Desvinculan por tanto todo este proceso de aspectos antropológicos y universales del lenguaje: por ejemplo, los que se relacionan con las circunstancias comunicativas relevantes que determinan lo que se ha descrito como el continuum concepcional oralidad / escritura(lidad), el cual se sustenta en la articulación de diferentes parámetros de carácter gradual que determinan las estrategias de verbalización de los hablantes entre los dos polos de ese continuo: el polo de la inmediatez y el polo de la distancia (Koch/Oesterreicher). Los estándares son lengua de la distancia, caracterizada por “una expresión libre de vacilaciones [estándar], léxico-semánticamente precisa y sintácticamente integrada [que] es particularmente apta para la verbalización de estados de cosas complejos” (Koch/ Oesterreicher 2007: 379), de ahí que en su conformación ejerza una fuerza estructurante la lengua escrita. Lengua que, por otro lado, es la que hasta hace poco ha permitido la fijación de los productos del hablar y su reflexión metalingüística y gramatical, esto es, el tipo de lengua que facilita la tarea de codificación. Otro de los nombres que pueden alternar con el de estándar es el de lengua ejemplar que propone Coseriu (1990: 57-61) y que sí subraya, como se verá más adelante, el carácter histórico de conformación de tal variedad: un ideal de lengua que se constituye dentro de la lengua común y actúa por encima de ella, convirtiéndose en su norma ideal. No obstante, la diferencia con respecto a lengua estándar es que ésta se concibe como un modelo ideal único y homogéneo, mientras que ejemplaridades (en el sentido que se le da en los trabajos de Coseriu), al menos en una lengua como la española, puede haber varias, que comparten grandes de parcelas de vocabulario, pronunciación y sintaxis porque están constituidas dentro de la lengua común pero difieren en determinados aspectos (más notable en lo fonético y en el léxico). El nombre de lengua ejemplar aplicado al español, pero también a cualquier lengua, subraya mejor que el de lengua estándar que el ser de los modelos idiomáticos, aun estando sometidos a procesos de instrumentación y elaboración, no es tan artificial como se piensa, en tanto en cuanto que, para las lenguas particulares, ese deber ser de la lengua ejemplar tiene que corresponderse con el modo de ser habitual de una lengua, esto es, con la variación. En suma:

lengua oficial = nombre ambiguo e inapropiado: (i) lengua por la que se rige la vida pública y administrativa de un pueblo, lengua en la que se redactan y promulgan las leyes que regulan la vida de un Estado. (ii) estilo de lengua de la administración y la vida política y jurídica; aparece en todos los textos redactados por distintas fuentes con carácter oficial " a veces se filtra a la prensa

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lengua nacional

VENTAJAS INCONVENIENTE su promoción y enseñanza son responsabilidad de cada nación

nombre inadecuado porque tiende a identificar nación y lengua = realidades de distinta naturaleza: • en una nación pueden convivir varias lenguas

diferentes • una misma lengua puede ser signo de identidad

de varias naciones.

a veces puede ser fruto de una planificación lingüística coherente por arte de los estados cumple dos funciones complementarias: • separadora: el contraste con otras comunidades

de lengua diferente favorece la identidad colectiva de un pueblo " de ahí que la mayoría de los nacionalismos enarbolen como hecho diferencial el problema de la lengua

• unificadora: de cohesión de los hablantes, pues anula o neutraliza las diferencias lectales propias de cada uno

lengua común o general: problemas (i) común porque neutraliza rasgos diastráticos y diatópicos, PERO no en su disponibilidad y acceso por parte de todos los hablantes = pretensión " instrumentos: enseñanza + medios de comunicación. (ii) Coseriu: lengua común (koiné generalizada por encima de dialectos primarios) da lugar a dialectos secundarios ≠ lengua ejemplar unitaria

lengua estándar etimología < Standard: nombre generalizado desde fines s. XVIII para variedad del inglés usada por gente culta

lengua estándar: ventaja: denominación no comprometedora: encierra sentido de normalidad sin connotaciones de corrección

lengua estándar: definiciones: “la forma codificada de un idioma que es aceptada y sirve de modelo a una comunidad

relativamente grande” (P. Garvin y M. Mathiot, “La urbanización del idioma guaraní, problema de norma y cultura», P. Garvin y Y. Lastra, Antología de etnolingüística y sociolingüística, México, UNAM, 1974).

“La primera lengua a la que presta atención la lingüística académica, puesto que es la que utilizan los lingüistas” (Hudson 1980: 34, ápud Demonte 2001, “El español estándar (ab)suelto. Algunos ejemplos del léxico y la gramática”).

“aquella forma de lengua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o

locales. Es el medio de comunicación más adecuado que emplean comúnmente personas que son capaces de servirse de otras variedades. Se rata generalmente de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales. La difunden la escuela y los medios de comunicación” (Dubois et al. ápud Pascual y Prieto 1998: 3; cf. apéndice 1).

“Es bien sabido que una variedad estándar no es únicamente una variedad geográfica. Por el

contrario, el estándar debe entenderse como una intersección de lectos, o dicho sea con mayor precisión, como una variedad convencionalmente superpuesta (O’Grady, Dobrovolsky y Aronoff 1997: 510) al conjunto de variedades geográficas, sociales y estilísticas de una lengua” (Pascual y Prieto 1998: n. 6; cf. apéndice 1).

“Al ser el medio de intercomprensión más amplio y extendido, el estándar se transmite en las

escuelas y favorece el ascenso social; frente a los dialectos y sociolectos, es el medio de comunicación más abstracto y de mayor extensión social”. (Lewandowski 1982: 201, ápud Demonte 2001). Æ negar la lengua estándar y predicar enseñanza dialecto = condenar a ciertos grupos a quedarse sin movilidad social.

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TEXTO COMPLEMENTARIO

«variedad altamente codificada que ha recibido el grado de desarrollo y elaboración necesario para servir a una amplia gama de funciones. El proceso de normalización convierte a una variedad en estándar fijando y regulando su ortografía, morfología, sintaxis, etc., por medio de diccionarios y gramáticas, que sirven como autoridad en la enseñanza prescriptiva de nativos y extranjeros.

La normalización no es una propiedad inherente, sino una característica adquirida, o mejor, deliberada y artificialmente impuesta. Las lenguas estándar no surgen en el transcurso de una evolución lingüística «natural» ni nacen a la existencia de repente, sino que son creadas mediante planificación consciente y deliberada.

Puede argüirse con cierta razón que la normalización y las lenguas estándar son invenciones europeas. La mayor parte de la lenguas estándar actuales de Europa surgieron en un clima de intenso nacionalismo político y fueron en parte fruto de la necesidad de crear símbolos ideológicos comunes e ideales de patria compartidos. Los modelos seleccionados para la codificación fueron los que se usaban en capitales como Copenhague, París o Londres [Burgos o Toledo], que eran sede de la corte, centros comerciales y financieros. La normalización de estos modelos la llevaron a cabo con éxito la imprenta y las clases medias flamantemente letradas, que las convirtieron muy pronto en instrumentos de movilidad y progreso sociales.

En algunos países hay instituciones especiales, como la Académie Française o la Real Academia Española en España, que tienen control y responsabilidad sobre cuestiones lingüísticas. Tales instituciones definen qué cuenta o no como «correcto», por ejemplo, qué es o no «español estándar». Sin embargo no es suficiente para una lengua tener normas de facto, o gramáticas y diccionarios. Probablemente todas las comunidades evalúan ciertos tipos de lenguaje como «buenos» o «malos».

Ninguna otra variedad tiene los recursos y el prestigio del estándar escrito. El hecho de que exista como un objeto descrito en los libros de gramática produce la idea de que es, de alguna manera, la lengua «verdadera» y «legítima», y que las otras variedades son versiones degeneradas o corruptas de ellas. [a veces también se dice que una palabra dialectal “no existe” porque no está en el diccionario]» Suzanne Romaine (El lenguaje en la sociedad: una introducción a la sociolingüística; traducción y versión española de Julio Borrego Nieto. Barcelona: Ariel, 1996: 107).

Pero recuerda: El castellano experimenta su primera normalización con Alfonso X (s.XIII), si bien es en el Renacimiento (siglos XV y XVI) cuando, coincidiendo con la unificación llevada a cabo por los Reyes Católicos y con la expansión exterior, Nebrija publica la primera Gramática (1492) y el primer Diccionario (1495) de una lengua que justamente entonces se empieza a llamar también «español». En 1713 se crea la Real Academia Española, una institución creada para velar por la corrección idiomática. A partir de 1726-1738 se elabora su primera gran obra de codificación: el Diccionario de la lengua castellana, conocido como diccionario de autoridades por la cantidad de citas que se incluyen para dar testimonio de la utilización de las palabras. A partir de aquí se inaugura la codificación del español moderno (vid. Infra). La normalización de las otras lenguas peninsulares ha coincidido asimismo con períodos de auge nacionalista, y no es casualidad que sea precisamente ahora, en la llamada «España de las autonomías», cuando se esté intentando la conversión en lenguas estándares de variedades hasta ahora tenidas por «dialectos»: el valenciano (dialecto del catalán), el asturiano o bable (resto muy disperso del antiguo dialecto leonés), e incluso hay movimientos en torno al andaluz.

Lengua ejemplar (propuesta de Coseriu): ideal de lengua que se constituye dentro de la lengua común y actúa por encima de ella, convirtiéndose en su norma ideal. No tiene por qué ser único, como la lengua estándar, y puede haber lenguas ejemplares en cada una de las variedades nacionales de la lengua española.

lengua ejemplar-estándar: definición extensa:

(i) habitual coincidencia con norma culta: ideal lingüístico ≈ usos prestigiosos

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(ii) amplio dominio acción: norma suprarregional unificadora: enseñanza + medios comunicación, administración, ciencia, literatura...

(iii) constitución convencional, no basada en criterios lingüísticos, sino socio-políticos/económicos

(iv) superioridad desde el punto de vista social, pero no por el grado de una supuesta corrección intrínseca (no es correcta, sino ejemplar), sino por la función cohesionadora, cultural...

(v) posible superioridad lingüística tras proceso elaboración (amplio caudal posibilidades expresivas)

(vi) no coincide estrictamente con ningún geolecto (aunque la codificación selecciona siempre un tipo de lengua en el que se percibe un anclaje geográfico), porque es una abstracción, ideal de compromiso

(vii) no es fija-inamovible, sino técnica fija que admite pluralidad normas: sujeta a cambio como todas variedades

lengua ejemplar-estándar: propiedades (Gallardo 1978):

PROPIEDADES ESTRUCTURALES

INTELECTUALIZACIÓN

(= elaboración intensiva)

• producción enunciados precisos, rigurosos, complejos

• léxico claro, exacto • especialización nexos relacionantes

ESTABILIDAD FLEXIBLE • flexible para adaptarse a todos usuarios

• estable por grado codificación PROPIEDADES CULTURALES

ARRAIGO • ligada a acervo histórico comunidad, basada en tradición cultural anterior aún viva

• lenguas sin arraigo no se cultivan, pese intelectualización-estabilidad (esperanto)

• misma lengua puede tener arraigo en distintas naciones

URBANIZACIÓN • desarrollo erudición lingüística " estándar disponible en gramáticas, diccionarios, escuela, medios de comunicación

• idioma estándar = variedad escrita lengua ejemplar-estándar: funciones (Gallardo 1978):

LIGADA A

PROPIEDADES ESTRUCTURALES

MARCO

DE REFERENCIA

• estándar = centro de gravedad para corrección gramatical

• estándar = eje estructurador variación ! cadena variacional

UNIFICADORA

• favorece cohesión hablantes como grupo reconocible

• asociada a actitudes positivas: exaltación glorias nacionales, afirmación valor idioma como fuerza cultural viva

SEPARADORA

• favorece cohesión hablantes como grupo reconocible mediante autoidentificación por contraste

• actitudes negativas: defensa idioma amenazado, rechazo extranjerismos

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LIGADAS A

PROPIEDADES CULTURALES

DE PRESTIGIO

• conocimiento activo y pasivo estándar da prestigio a hablantes

• razones prestigio estándar: o tradición literaria (italiano) o vehículo religión (árabe) o instrumento poderoso y eficiente

(inglés)

DE PARTICIPACIÓN • estándar posibilita comunicación a

distancia por encima intereses locales ≠ confinamiento local comunidad

Intelectualización o elaboración: es una apropiación en el ámbito de la distancia comunicativa por idioma aún no escrituralizado

Elaboración extensiva: empleo en todas tradiciones discursivas vigentes Elaboración intensiva: desarrollo estructuras que satisfagan requisitos universales distancia:

coherencia textual intrínsecamente lingüística, fuerte integración sintáctica, intensificación hipotaxis, variación-precisión léxica, campo simbólico > deíctico

(1) estandarización: normalización prescriptiva = institucionalización de un estándar (2) estandarización: definición externa: selección variedad " diatópicamente neutral, diastrática-

diafásicamente elevada

(3) estandarización: definición interna: codificación mecanismos lings. en niveles fónico (ortofonía), morfosintáctico (gramática normativa) y léxico (léxico normativo) " garantía estabilidad y amplia expansión del estándar

(4) nivelación: = resolución cambios en marcha + reducción variación

(5) normalización-normativización = planificación lingüística: decisiones normativas sobre

fonética, morfoxintaxis, léxico y ortografía

(6) normalización (Cataluña, País Vasco): ‘proceso por el que una lengua postergada trata de recuperar vigencia social, prestigio y generalización de uso’ ≈ elaboración extensiva

(7) Esquema del proceso histórico del estándar: selección variedad + elaboración

extensiva/intensiva + codificación + difusión social (entre hablantes cultos) y geográfica (superposición a resto variantes) Æ constitución espacio variacional / unidad lengua histórica particular + nivelación + normativización

El proceso de estandarización del español

(8) Trasfondo histórico:

Edad Media • latín domina en exclusiva ámbito distancia comunicativa, pero competencia creciente lenguas vulgares en número cada vez mayor de tradiciones discursivas

Renacimiento • latín pierde terreno debido a imprenta: centrada en lenguas vulgares por razones económicas capta nuevos estratos lectores Æ factor político-cultural decisivo

Estandarización castellano:

– elaboración extensiva: s. XIII: cantares de gesta, poesía trovadoresca, mester de clerecía... – elaboración intensiva: gran auge prosa histórica, jurídica y científica de Alfonso X El Sabio:

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– selección norma prescriptiva: norma toledana que supone una estabilización de variantes para preferir unas frente a otras. Se estabiliza la ortografía a partir del scriptorium alfonsí, aunque la idea ya estaba en la escribanía de su padre Fernando III – codificación: no llega hasta 2 siglos después con la Gramática de Nebrija (1492), diccionarios... – difusión geográfica: Reconquista " superposición a resto variedades: arrinconamiento galaico-portugués, leonés, aragonés, catalán al ámbito de la inmediatez [ Æ casos extremos dialectos primarios] + surgimiento dialectos secundarios – nivelación: Siglos de Oro – normativización: RAE (1726)

Estandarización reciente lenguas cooficiales: – selección norma (esuskera batua, bable, catalán) – codificación en diccionarios y gramáticas – elaboración extensiva: publicaciones, medios de comunicación Los nombres de la lengua: ¿castellano? ¿O español?

idéntica extensión designativa, pero distinta intensión o manera de significar: (i) castellano: énfasis diacrónico + énfasis nacionalismos periféricos (ii) español: énfasis sincrónico = estándar elaborado, denominación en otros idiomas: Spanish,

espagnol, spagnolo 1. Ambos nombres son igualmente válidos para llamar a la lengua que hablamos, pero debe tenerse en cuenta que la elección de uno u otro puede tener consecuencias, pues cada uno de los nombres presenta una visión interesada del objeto designado. 2. A lo largo de la historia del idioma, la elección de uno u otro nombre para designar a la lengua que hablamos no ha estado exenta de problemas, lo cuales están relacionados con varios aspectos: a) Políticos b) Ideológicos c) Cronológicos d) Lingüísticos: en relación con la extensión y empleo del adjetivo español y con las diferentes intensiones significativas. Desde el punto de vista político9, el nombre del idioma viene regulado en la Constitución Española de 1977. En el artículo 3 del “Título Preliminar”: 1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de

conocerla y el derecho a usarla. 2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades

Autónomas de acuerdo con sus Estatutos. 3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será

objeto de especial respeto y protección. La redacción de este artículo tal y como aparece en la Constitución se llevó a cabo tras un intenso debate que se reflejó en la prensa de la época, en alguna de las cuales se denunciaba presión por parte de los nacionalistas catalanes, vascos, gallegos y valencianos que se oponían a la designación español para el nombre de la lengua y claudicación por parte de los redactores. También en la Constitución de 1931 aparece castellano como nombre de la lengua:

El castellano es el idioma oficial de la República. Todo español tiene obligación de saberlo y derecho a usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones. Salvo lo que se disponga en las leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional. (Artículo 4) Las regiones autónomas podrán organizar la enseñanza en sus lenguas respectivas de acuerdo con las facultades que se conceden en sus estatutos. Es obligatorio el estudio de la lengua

9 Las constituciones de los países hispanoamericanos de habla española también prefieren el nombre de castellano, si bien no todos los países aluden al idioma en su constitución. Sí lo hace, p.e., la de Venezuela: El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas también son de uso oficial para los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el territorio de la República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad. (Constitución de Venezuela 1964: Título 1 artículo 4)

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castellana, y ésta se usará también como instrumento de enseñanza en todos los centros de instrucción primaria y secundaria de las regiones autónomas. (Artículo 50)

Desde un punto de vista político, puede observarse que el nombre de la lengua como castellano se determina en España muy tarde y siempre al lado de las otras lenguas peninsulares. Tiene que ver, pues, con su reconocimiento explícito como lengua oficial del Estado. No se debe tanto a un proceso de extensión del idioma o de autoafirmación de la lengua, sino a la presión ejercida por otras lenguas peninsulares que reclamaban ámbitos de competencia legal hasta entonces propios del castellano (González Ollé: 1978: 229-280).

No obstante el vocablo castellano referido a la lengua tiene una documentación muy temprana, como “romance castellano” o “lengua castellana” o “romance de Castiella o de Castilla”. Esos nombres que apuntan a los primeros indicios de la lengua como identidad nacional aparecen en el siglo XIII, y se dan por oposición a otras lenguas portugués, catalanesc, aunque no haya todavía conciencia de “lengua oficial”10.

Entre los argumentos que hicieron a los redactores de la Constitución de 1978 inclinarse por el nombre del castellano como el más apropiado para designar nuestra lengua estaban los siguientes: a) Ser el menos connotado ideológicamente, de ahí también su arraigo en los países americanos. Como deriva de Castilla y no de España, se anulan en el discurso posibles vínculos de subordinación colonial de los países americanos a la “madre patria” que puede connotar el uso de español. En el interior de España parece representar mejor la relación de igualdad entre los idiomas que se hablan en nuestro país, de manera que las otras lenguas no se sientan meros apéndices subordinados (tanto histórica como funcionalmente) al español. b) Desde el punto de vista lingüístico, el adjetivo español puede ser interpretado como ‘caracterizador’= lengua / lenguas que se habla(n) en España. De este modo, se decía que las otras lenguas peninsulares también se hablaban en España y, en consecuencia, eran también españolas, de ahí que no fuera apropiado denominar a la lengua general o común “lengua española” y fuera mejor el nombre de “castellano”. A esto obedece la redacción del apartado (1) El castellano es la lengua española tal y como aparece en la Constitución. Es decir, la preferencia por castellano, argumentado con estas razones, parte de una confusión en el valor y significación de español, pues como nombre designador de un idioma, no tiene una función caracterizadora (‘perteneciente o relativo a España’), sino IDENTIFICADORA (es una lengua diferente de otras a las que puede oponerse, como inglés, francés, alemán, italiano, catalán…). Desde el punto de vista ideológico, la preferencia por uno u otro nombre no descansa en consideraciones científicas (i.e., en consonancia con la historia de la lengua española), sino en la actitud personal y subjetiva adoptada por cada uno de nosotros y que obedece a impulsos afectivos, temperamentales, patrióticos, nacionalistas, políticos, tal y como puso de manifiesto Amado Alonso en un ejemplar estudio sobre la historia de ambos nombres: Como la significación de una palabra no consiste exclusivamente en la designación del objeto significado, sino que incluye la perspectiva interesada con que el objeto es considerado y vivido, bien podríamos decir que, en estricto sentido, los nombres de nuestro idioma tienen significaciones distintas. Castellano y español nombran un mismo objeto con perspectivas diferentes. Y aun en el correr de la historia, la visión subjetiva que acompaña a cada nombre ha ido cambiando […] La historia espiritual de estos nombres no es más que la enredada historia de los sentimientos y de los anhelos de la fantasía y de los impulsos activos nuestros y de nuestros antepasados lingüísticos con relación al idioma común. (Castellana, español, idioma nacional: 142-143) Es decir, castellano y español tienen idéntica extensión designativa, señalan una misma realidad, pero distinta intensión significativa: Castellano apunta al origen de la lengua y al valor caracterizador del adjetivo español presente en el sentimiento y anhelo de los nacionalismos periféricos. Por un lado, es un nombre científicamente apropiado y válido para referirse a la lengua en sus orígenes y durante el período medieval. Designa, pues, a la lengua antigua que constituye la base de la lengua actual. Aplicado a la lengua que se habla hoy también puede ser un nombre apropiado desde un punto de vista ideológico y nacionalista, pues designa la relación del idioma común y general con respecto a las lenguas y modalidades particulares. Se emplea desde dentro de los nacionalismos autonómicos. Sin embargo, el

10 Hasta entonces solo se decía “romance” a todo lo que no fuera latín sin que se apreciase conciencia de diferenciación entre los diversos romances peninsulares, pese a que la divergencia idiomática fuera real.

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nombre no es válido desde un punto de vista científico, pues la lengua actual es mucho más que castellano y contiene el aporte colectivo de todas las culturas, regiones y países al idioma común a lo largo de su historia. Español es un nombre que apunta a la idea que se acaba de expresar: creación de una lengua elaborada a partir del genio colectivo, hecha desde otras regiones que no son Castilla y desde otros países que no son España. Es decir, se identifica con lo que es común y general. Más específicamente con lengua de la distancia: un estándar elaborado de carácter suprarregional. Este valor de la designación español es el que está presente en el nombre de la institución: Real Academia Española y en todas las obras generadas por ella desde comienzos del siglo XX. Así es como se designa nuestra lengua en otros idiomas: espagnol, spagnolo Spanish y como se referían a ella los judíos en la diáspora (espannol, spagnol, español). Español es un nombre científicamente válido y apropiado para llamar a nuestra lengua, pero, pese a todo, también puede estar marcado ideológicamente y ser empleado conscientemente por un determinado grupo social imbuido de un nacionalismo centralista y patriótico que se ejercita frente a los nacionalismos periféricos. Quiere esto decir que la elección de uno u otro nombre no es neutra ni ingenua y, se quiera o no, proyecta una imagen ideológica de quien los emplea. Desde un punto de vista cronológico, el término español es más moderno que el de castellano. Se documenta por primera vez referido a la lengua a fines del siglo XV y principios del XVI (1495, 1500, 1508). El neologismo aparece guiado por una idea de precisión y con una significación más rica: la lengua común y general que se emplea en el reino de España, el nombre aportaba así una significación extrarregional que no estaba presente en el nombre de castellano, por mucho que la lengua conviviera con las otras que se hablan en Cataluña, Valencia, Aragón, Galicia, Vascongadas11. Las primeras apariciones de este nombre para la lengua coinciden con la creación del Estado moderno, tras la reconquista del reino de Granada y con la política unificadora de los Reyes Católicos: es un término que está más en consonancia con la perspectiva ideológica del momento y coincide con la creación de los nuevos estados europeos. Se contraponía a otras lenguas europeas que se designaban como francés (lengua de Francia), inglés (lengua de Inglaterra), etc. Español es como, en el siglo XVI, el extranjero en Europa llamaba a nuestra lengua, extendiéndose el nombre mucho más que el idioma mismo por entre aquéllos que ni siquiera lo conocían. Y para los españoles de la época era “la más grande”, “la más rica”, “la más compuesta”, “la más cercana al latín”, “la mejor”. Se traspasaba a la lengua lo que históricamente era entonces la nación12.

La palabra español, como gentilicio que designaba a los peninsulares refugiados en el sur de Francia que huían de los árabes, no es una voz patrimonial en nuestra lengua, sino que tiene un origen provenzal. A estos refugiados se les conocía en los siglos XI-XII como HISPANUS, HISPANI, o con el diminutivo HISPANIOLUM, origen del término español. Servía tanto como apellido que identificaba principalmente a catalanes (y que luego el camino de Santiago extendió a todos los cristianos de la península), como luego, siglos más tarde, referido al idioma.

No obstante, pese al nombre que iba cobrando cada vez más fuerza, el ideal de lengua cortesano era el castellano de Toledo13. De ahí que con frecuencia español y castellano o castellano y español vayan unidos, dando nombre a tratados y gramáticas14, pues la necesidad de enseñar y aprender español generó toda una intensa labor de codificación gramatical que se difundió por Europa y América gracias a la imprenta. Con la llegada de los Borbones vuelve a reverdecer el término de castellano para identificar la lengua. La ideología centralista de su reinado a imagen y semejanza del modelo francés (pero bastante más tolerante) requiere uniformidad nacional, de manera que el centralismo político se exige también para lengua: sería como decir “español de Castilla”, imponiendo para el idioma general el modelo o la norma castellana como ideal de pureza (y a ello obedece el título de las obras institucionales que salen de la RAE: Gramática de la lengua castellana). De hecho, no es hasta el siglo XVIII cuando aparecen las 11 Por eso fue reclamado este nombre por los hablantes de otras regiones con lenguas diferentes: no se sentían castellanos (del reino de Castilla), pero si Españoles (del reino de Aragón, del reino de Valencia…). 12 Suele aludirse a que Carlos V decía que empleaba una lengua para cada ocasión: alemán para hablar con su caballo, francés para la guerra, italiano para hablar con las mujeres, reservando el español para hablar con Dios. 13 Aunque siempre hubo polémicas sobre dónde se hallaba el buen hablar y quiénes debían ser depositarios del ideal lingüístico (J. de Valdés, F. de Herrera, el Prete Jacopín…) 14 Nebrija tituló su gramática de 1492 como Gramática de la lengua castellana, pero Gonzalo Correas en 1626 la tituló como Arte de la lengua española castellana.

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primeras leyes relativas al empleo de las lenguas regionales del reino15. El 23 de junio de 1768 por orden de una Real Cédula de Carlos III se obliga a impartir las enseñanzas primaria y secundaria en el idioma general, cédula que se completa con otra de 1780 en la que se ordena expresamente la enseñanza del idioma por la Gramática que ha compuesto la RAE16. En el siglo XX es cuando se plantea de un modo consciente y científico el nombre del idioma: castellano está bien para referirse a la lengua del Cantar de Mio Cid o modernamente a la variedad de la lengua usada por los hablantes de la región de Castilla con sus peculiaridades y particularismos, pero se queda corto como designador de una lengua extendida por el mundo. Desde 1924 todas las obras generadas por la Academia llevan ya en el título de la lengua española17. Si bien se vio que es un nombre que cuenta con recelos ideológicos tanto en España como en América. Así pues, aunque la razón científica esté de parte de la historia de la lengua y esta haga aconsejable el nombre español, como señala A. Alonso: no es atinado decir que la lengua se llame más propiamente con uno u otro nombre. Pues si la propiedad es la adecuación de la forma exterior al sentido que se quiere expresar, cada uno de los dos nombre designa con igual capacidad del mismo objeto, y cada uno por su lado es más propio para expresar la diferente visión afectiva y valorativa que se haya tenido o se tenga del idioma. La norma y los conceptos de lengua hablada y lengua escrita (medial y concepcional) Al analizar estos conceptos hay que intentar ajustar y casar dos certezas o evidencias que puestas en relación pueden resultar contradictorias o, cuanto menos, paradójicas: (1) Por un lado, lo escrito es una mera transformación de lo hablado, un cambio de sustancia. (2) Por otro lado, entre lo escrito y lo hablado no hay una relación de sustitución de lo fónico por lo gráfico. O, lo que es lo mismo, no son sistemas de comunicación isomórfico A la primera afirmación responden definiciones como las de L. Bloomfield: “La lengua escrita no es el lenguaje, sino sólo el medio de registrar el lenguaje por medio de signos visibles”; E. Sapir: “El lenguaje escrito es la equivalencia punto por punto del lenguaje oral”; o E. Buyssens, para quien lo escrito no es más que un código sustitutivo que requiere cierta madurez intelectual de la comunidad porque implica un doble grado de simbolización. A partir de aquí, han de entenderse los esfuerzos por postular la primacía de lo oral o lo fónico sobre lo escrito o gráfico, avalados empíricamente por la existencia de comunidades carentes de lengua escrita: lo escrito siempre remite a lo oral como forma primaria y natural de comunicación humana. Como se ve, estas concepciones de lo escrito deben ponerse en relación con la forma externa de transmisión, con la manera de hacer circular el mensaje, esto es, con el CANAL. Desde esta perspectiva, las diferencias entre lo fónico y lo gráfico sólo se deben al cambio de canal: se trata de una transustanciación, un cambio de la sustancia sonora por la sustancia visual. La segunda afirmación se hace desde parámetros conceptuales diferentes y no significa negar la veracidad de las posturas anteriores. Ya no se piensa en el canal de transmisión (gráfico / vocal-auditivo), sino en el MEDIO de transmitir el mensaje que le impone a éste unas características especiales que dependen de las condiciones de producción y recepción en que se desarrolla la comunicación. Y que derivan principalmente del trueque entre temporalidad (las palabras se las lleva el viento) y espacialidad (lo escrito permanece y queda fuera del control de su emisor). Dicho de otro modo: al hablar somos conscientes de las palabras que empleamos y de las combinaciones sintácticas en las que se organizan los mensajes, y sin embargo, inconscientes de las operaciones

15 Antes había habido disposiciones legales contra las lenguas minoritarias de moriscos (árabe) y gitanos. Pero en las leyes de Indias se protegen las lenguas indígenas y se exige el adoctrinamiento y la predicación en las lenguas de esos pueblos, si bien se recomienda la enseñanza voluntaria de la lengua del reino, que más tarde se convertirá en enseñanza persuasiva o coercitiva. 16 No obstante no todo se consiguió a base de disposiciones legales y prohibiciones de los vernáculos (que de hecho las hubo). En el XIX la pujanza y extensión del castellano obedece a un desarrollo natural que corrió parejo al desarrollo industrial, el avance de las comunicaciones, la espectacular difusión de la prensa, la escolarización de la población, tendente a eliminar el analfabetismo y, sobre todo, a la participación de gallegos, vascos y catalanes en empresas exteriores a su comunidad que requería el empleo de una lengua común. 17 En el Congreso de Academias de la Lengua Española de 1992, coincidente con el V centenario del descubrimiento y de la publicación de la Gramática de Nebrija se decidió por unanimidad la necesidad del término español para nombrar a la lengua.

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mentales que necesitamos hacer para ello: el pensamiento y el habla fluyen casi simultáneamente, ayudados por el contexto, por la situación y el entorno comunicativo (lo extralingüístico, lo paralingüístico, lo prosódico, lo gestual, el conocimiento mutuo de los interlocutores, los saberes compartidos, etc.). Éstos por sí solos suplen cualquier carencia lingüística y, de esta forma, quien habla puede ser menos explícito lingüísticamente. Pero al escribir necesitamos ser conscientes de esas operaciones que debe plasmar un pensamiento desarrollado para que se interprete independientemente de la situación de producción del mensaje: lo lingüístico debe ser suficientemente explícito para suplir con palabras todo aquello que pertenece al entorno y al contexto extralingüístico al que han de referirse los mensajes. Es decir, lo paralingüístico, lo gestual, lo prosódico, la incertidumbre sobre el grado de conocimientos compartidos, deben verbalizarse para que sea posible la interpretación de los mensajes desligados de las condiciones de producción. Esto quiere decir que entre lo hablado y lo escrito no hay sólo un cambio en el canal de transmisión HAY DIFERENCIAS ESTRUCTURALES concomitantes a las que se dan entre ser hablante y ser escritor, por un lado, y ser auditor y ser lector, por otro: Ser hablante exige un esfuerzo y una tensión constante para que lo que se quiere decir y lo dicho se correspondan lo más posible entre sí y con respecto a la interpretación del mensaje en la recepción. Esto implica planear el discurso en la urgencia del aquí y el ahora del hablar cara a cara (pues rara vez disponemos de un guión sobre los contenidos que se van a transmitir), controlando qué es lo que se acaba de decir y determinar si concuerda o no con las intenciones. A la vez que se enuncia una expresión se planifica el siguiente enunciado para ajustarlo a los patrones de la intención que se pretende. Junto a eso, hay que controlar también las operaciones de recepción del interlocutor y observar si los efectos conseguidos en él eran los pretendidos para ajustar, en función de eso, la siguiente enunciación. Ese cúmulo de tensiones obliga a desarrollar estrategias discursivas que no son necesarias en la lengua escrita, apoyos lingüísticos que nos permiten transitar de unos contenidos a otros, elementos fáticos, comprobadores o corroboradores de que la comunicación está consiguiendo las intenciones pretendidas, apoyos que solicitamos del interlocutor, etc. (la producción oral es una producción compartida, hay constante colaboración del otro para allanar el camino de tensiones) Asimismo, tienen cabida elementos que apuntan a lo extralingüístico o que carecen de significado preciso, impensables en lo escrito so pena de que queden sin entender, elementos expletivos, muletillas que sirven para consumir tiempo hasta encontrar la forma más apropiada de decir. Frases que se interrumpen, elementos que se repiten y que dejan traslucir las operaciones mentales que se llevan a cabo (por eso en el control que se ejerce sobre las emisiones los errores pueden corregirse de inmediato, pero ya han sido dichos, hay constancia del error en el interlocutor y surte efecto en él: lo obliga a reaccionar de algún modo). La sintaxis de lo hablado es distinta de la que se observa en lo escrito. No se trata de incorrecciones sintácticas, no hay tampoco pobreza expresiva (entiéndase esto en sus justos términos: se está pensando siempre en comparación con la lengua escrita. Claro que las habrá si el individuo no posee las destrezas comunicativas de lo oral por falta de ejercitamiento, por carencias debidas a su escasa madurez lingüística), sino que se trata de estructurar los mensajes de otra forma más adecuada a la situación. Por eso no son aplicables los parámetros de la lengua escrita a las construcciones orales: nadie habla como escribe, por lo que habrá que saber a qué responde ese prejuicio y también el inverso de escribe como habla. Ser escritor exige otro tipo de esfuerzos que se derivan de la descontextualización de los mensajes y de su independencia de la situación en que realmente se producen. No hay tampoco un destinatario enfrente capaz de reaccionar en la inmediatez comunicativa, condicionando con ello las producciones siguientes. Pero esa ausencia nos constriñe de otro modo, porque nos obliga a idealizarlo como tal: concebimos una especie de archilector, presuponemos en él una serie de conocimientos de creencias que determinarán la forma de adecuar nuestros mensajes a la situación de lectura. Esto obliga a planificar cuidadosamente el mensaje para que siga vigente aunque pase el tiempo, porque debe estar destinado a permanecer (evidentemente el paso del tiempo afecta a lo escrito, borra coordenadas, saberes culturales, estereotipos, creencias, y repercute en su efectividad comunicativa). Tal planificación consume tiempo, todo el que se quiera o del que se disponga, pero el otro nunca llega a saber cuánto tiempo se consumió en la elaboración del mensaje, porque se le presenta como un todo trabado y bien organizado o articulado sintácticamente. Disponer de tiempo le ha permitido seleccionar cuidadosamente las expresiones y la estructura sintáctica que mejor comunique la idea que se quiere transmitir de acuerdo con las intenciones. Siempre se puede volver sobre lo escrito para replantearse si dicho así es pertinente

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para lo que se quiere decir luego. Y, paralelamente, el destinatario puede volver sobre lo leído antes de seguir acumulando más informaciones nuevas (esto explica que sea tan difícil de seguir la prosa argumentativa cuando se lee en voz alta, porque requiere de una complejidad expositiva tal que obliga continuamente a volver sobre lo ya dicho para entender los contenidos subsiguientes). Además, el control sobre la producción permite modificarla y borrar lo dicho, lo inservible, los errores sin que surtan efecto en el otro, pues nunca fueron comunicados. El resultado es un texto coherente, perfectamente articulado y cohesionado en el que no hay huellas de enmienda, porque la reflexión sobre lo dicho y lo por decir es más intensa, más analítica. Queda, por fin, el problema peliagudo de cómo imbricar esas dos certezas o evidencias de las que se hablaba al principio para que resulten coherentes dentro de una teoría sobre la lengua escrita y la lengua hablada. Para ello hay dos nociones que pueden ser de gran importancia: una gravita hacia el canal y es, podríamos decir, puramente mecánica: la noción de transferibilidad. Y la otra gravita hacia el medio y se refiere a la concepción del mensaje: son las nociones de oralidad y escrituridad. En lo concepcional, hablado / escrito no se contraponen, sino que forman un continuum regulado por una serie de parámetros que son los que actúan determinado lo que se conoce como inmediatez comunicativa (en la concepción de lo hablado), por un lado y distancia comunicativa (en la concepción de lo escrito), por otro. Oral = +fónico; +relación de proximidad; +saber compartido; +finalidad interpersonal; +cotidianidad; -grado de planificación escrito= +gráfico; -relación de proximidad; -saber compartido; -finalidad interpersonal; -cotidianidad; +grado de planificación Cuanto más cerca, concepcionalmente hablando, estemos de la inmediatez comunicativa, más elementos pertenecientes a una de las variedades de la lengua hablada: la coloquial encontraremos. Por ejemplo, en un chat; en una carta a un amigo, en una nota que dejamos a un compañero, en los diálogos literarios de los personajes, en las columnas de prensa, etc. Cuanto más cerca, concepcionalmente hablando, estemos de la distancia comunicativa, más elementos pertenecientes a la variedad formal, solemne, planificada encontraremos. Esto está claro en los textos escritos de tipo jurídico, ensayos filosóficos, textos sobre historia y ciencia, etc. Pero también en discursos orales: alocuciones políticas, conferencias, clases magistrales, etc.

lengua ejemplar ≠ monolítica: no excluye variación diafásica-concepcional: homogeneidad lengua ejemplar mayor en escrito > hablado; en escrito, mayor en ciencia > literatura

Causas mediales: «Normalización y alfabetización son dos procesos que van de la mano, puesto que aprender a leer y

a escribir presupone la existencia de una variedad escrita codificada, y una lengua sólo está normalizada cuando es posible producir en ella textos escritos. Una lengua que se escribe admite normas reguladoras mucho más fácilmente que aquella que sólo existe de forma oral. La posibilidad de prescribir ciertos usos como correctos y de proscribir otros como incorrectos se funda en la existencia de medios que permitan registrarlos y abstraerlos del acto mismo de la emisión» (reificación) (Romaine, 1996: 110).

Lope Blanch: coincidencia o distanciamiento diferentes normas cultas español respecto a lo escrito

medial = criterio para preferencia por una u otra: «la conservación de hiatos en casos como peor, teatro, poeta, es norma superior a la representada por su diptongación —pjor, tiatro, pweta— por más que ésta se la propia del habla mexicana (o, al menos, sea admisible en su realización culta). [...] Por la misma razón parece preferible la norma mexicana conservadora de la -d- intervocálica, inclusive en la terminación —ado— que la madrileña, eliminadora de tal fonema» (Lope Blanch, 1991: 1183).

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Causas concepcionales: Inmediatez Distancia

Condiciones comunicativas Condiciones comunicativas a) comunicación privacida a')comunicación pública b) confianza b') desconocimiento c) emocionalidad c') ninguna emocionalidad d) anclaje en situación y acción d') independencia de la situación comunicativas y acción comunicativas e) posible referencialización desde e')imposible/referencialización aquí y ahora del hablante gráfico desde aquí y ahora del hablante f) proximidad física f') distancia física g) fuerte cooperación fónico g') débil cooperación h) carácter dialógico h') carácter monológico i) espontaneidad i') reflexión j) libertad temática j') fijación temática etc. etc. Estrategias de verbalización Estrategias de verbalización — contextualización extralingüís- — contextualización lingüística tica, gestual, mímica, etc. — escasa planificación — alta planificación — carácter provisional — carácter definitivo — sintaxis agregativa18 — sintaxis integrativa etc. etc. (Koch /Oesterreicher)

universal- esencial inmediatez

1a distancia

no

ESTATUS

‘inmediatez’ 1b

‘distancia’ marcado

idiomático-

bajo 2

diafásicamente alto

MARCA DIASISTE- MÁTICA

contingente (histórico) bajo

3 diastráticamente alto

marcado

fuerte

4 diatópicamente débil

(Koch /Oesterreicher)

18 Cf. los términos ‘sintaxis parcelada’ y ‘sintaxis acumulativa’ acuñados, a este respecto, por Narbona

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ð constelaciones comunicativas inmediatas favorecen aparición, en discurso, de fenómenos dialectales, sociolectales y situacionales estigmatizados por la modalidad propia de la distancia comunicativa.

ð discursos distancia comunicativa = mucho más homogéneos

Un ejemplo de producción oral: Pilar Urbano entrevista a Francisco Umbral: F. Umbral: ...siempre habla uno con más libertad de los demás, pero vamos, me da lo mismo. (1) P. Urbano: Bueno, pero como yo la entrevista te la voy a hacer a ti, de ti, te saldrán los demás. Saldrá todo. Primero empieza contándome tu... emm, cuando tú fuiste niño, entonces claro. Cuando tú fuiste niño empiezas yo nací... en televisión, ¿cómo era? Nazco, me nacen, como Lope, decías “Nazco, me nacen...

FU: Sí, nazco, aquí en Madrid en el año 35, en la Ribera de Curtidores, y luego, pues me llevan. Como empieza la guerra en el 36 me llevan a Valladolid, que era zona más templada y allí pasé, pues toda mi infancia y adolescencia. (2) PU: ¿Zona más templada en qué sentido? ¿En sentido bélico? En sentido bélico. Zona más templada.

FU: Claro, en ese sentido, zona absolutamente tranquila (PU SE RÍE) Bueno, cayó una vez una bomba en la estación, me dijeron, pero nada más. (3) PU: Y allí pasas... hasta el fin de la guerra.

FU: Allí estuve hasta mediados de los cincuenta... sí. Hasta mediados de los cincuenta, sí, sí. Porque ya empecé a trabajar en... (4) PU: Sí , sí, es verdad, es verdad.

FU: ...en el Norte de Castilla y eso... (5) PU: ... Trabajaba Delibes...

FU: ...y ya empezó el periodismo, allí con Delibes, sí, sí. (6) PU: Entonces, vamos a ver ¿de qué familia procedes? ¿O no tienen luego ninguna influencia en tu vida, eso?

FU: Sí, tienen mucha mi padre y mi madre. Mi padre era mmmm... republicano, liberal eeeh... de Azaña eeeh... muy dado a la literatura y a esto ¿no? No escribió nunca nada, pero un hombre muy culto, muy dado a la cultura... Y mi madre era una mujer eeeh de Valencia de Don Juan, en la provincia de León, eeh muy lista, muy dada también a... a leer, a escribir, a no sé qué, eh aah... una progre de los años treinta. Progre de los años treinta ¿no? Una de aquellas progres de los treinta. Y entonces, pues, pues, bueno, coincidieron en eso, coincidieron en la, en la cultura, incluso en la política... (7) PU: ¿De qué vivían?

FU: ... todo eso, claro, sí... (8) PU: ¿De qué vivían?

FU: ... y eso fue, Pues, lo que les unió. Bueno mi padre, pues, tenía dinero, tenía unos laboratorios, había heredado unas industrias de la familia, las administraba más bien mal y, y ... porque lo que le gustaba era andar con escritores y eso, y tal, pero tampoco a eso le sacaba dinero porque no escribía. Eeeh, sin embargo tenn... era... tenía talento y tenía una gran cultura literaria. Y mi madre sí trabajaba. Mi madre trabajó siempre y mi madre fue, como puesto más relevante, porque claro, funcionaria y tal, como esto más relevante fue secretaria. Está escribiendo una biografía de mi madre Mercedes Formica... (9) PU: Mmmm

FU: … y bueno a ido a Valladolid y a León y ha investigado... sabe ya más cosas que yo de mi madre, aparte de lo mucho que yo le conté... (10) PU: ¿Vive? tu madre

FU : No, murió en el 54. Murió muy pequeña. Murió en el 54, sí (11) PU: Su puesto más relevante fue secretaria... FU: Secretaria del alcalde socialista de Valladolid, don Antonio Quintana. fue secretaria de este señor al que matan, pues hacia el 20 de agosto o así del 36 matan los falangistas en Valladolid. Le dan el..., bueno, el clásico paseo (PU ASIENTE). Entonces, pues claro, ella, a partir de aquel momento, llevan y llevamos en Valladolid pues una vida un poco retirada. Somos una familia un poco maldita dentro de ... del contexto local, que sabes que Valladolid es una ciudad muy conservadora y todo eso ¿no? Otro ejemplo de producción oral: el telediario del 11-S de Antena 3 Televisión R.O: ' así es / el / el tráfico aéreo sobre Manhattan es muy denso / el tráfico [de/ deee =] M.P: [bueno/ bueno]

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R.O: =de aviones regulares / de avionetas / de helicópteros / pero los pasillos aéreos están perfectamente determinados // no se sabe si alguno de estos aparatos ha podido / perder el control / o ha sido algo intencionado8' M.P: ' sí estamos viendo las imágenes y es / tremendo / )eh? / han tenido que perder la vida mucha gente / porque son muchos los pisos / que se han visto afectados por esa TERRIBLE colisión / y los que estén en los pisos más arriba de donde se ha producido la colisión difícilmente van a poder escapar / al humo y-y-y a las / y a las llamas 8' R.O: ' difícilmente /y además la explosión se ha producido después de las 8 de la mañana que es cuandoo / empieza la jornada laboral eee/ de-de todas estas oficinas financieras del barrio de Wall Street a esas horas / eee esas oficinas sin duda estarían repletas de-de gente trabajando 8' M.P: ' o sea / que estaban ya / eee la gente en sus oficinas / en sus lugares de trabajo / y / y la cantidad de población que puede admitir una torre de esas /una/ [una cantidad de gente enorme/ ¿no?8] R.O: [sí/ sí/ probablemente] / en lo / en lo / en lo que alcanzo a ver desde aquí / Matías / aprecioo que debe ser un tramo / creo / de unos 20 pisos del 80 al 107 [más o menos =] M.P: [bueno/ bueno] R.O: =y-y-y / bueno / la cantidad de centenares / si no / más de 1000 personas las que podrían estar ' M.P: ' Ricardo )tú estás viendo las imágenes como nosotros?8/ es que ' R.O: ' yo lo estoy viendo en / lo estoy viendo /en / en / directo / Matías / estoy delante ((de una de las torres)) ' M.P: ' es que / es que es un boquete tremendo el que ha producido / )eh?8' R.O: ' sí / es un boquete tremendo y además [el fuego se ha] M.P: [bueno / bueno y] ahora / ahora / de repente / [una explosión 8] R.O: [otraaa/ es que/] otro avión / volando muy bajo8/ otro avión / parece que se ha podido eee / Matías / no alcanzo a decirte lo que ocurre / pero / ha habido otra explosión / sí /en efecto // ha habido otra explosión eee lo que aprecio desde aquí / salvo fuego y humo [no sé qué puede ser] M.P: [no/ (la otra torre! 88/] Ricardo/ [la otra torre88=] R.O: [la otra torre] M.P: =ha impactado en la otra torre / y además en / en una zona más baja aún // (Dios santo!88/ es / es otro avión [parece el que se ha estrellado =] R.O: [parece que ha sido otro avión] M.P: =en la otra torre ' R.O: ' parece / parece / que ha sido otro avión / esto no es / si se confirma / si se confirma esta circunstancia no es casual / por supuesto ' M.P: ' no no no no esto ya es un actooo voluntario / (vamos!8/ primero una torre y después la otra / pero / pero / estamos/ estamos a la espera / Ricardo de que/ recibamos información porque esto es tremendo8// es que ha probido / ha podido producir una cantidad / terrible de / de pérdidas humanas / )eh?8' R.O: ' sí sí sí sí síY sin duda o sea / no no no puedo darte cifras / por supuesto / pero las pérdidas humanas tienen que contarse / pues / por centenares / como mínimo / como mínimo / os podéis imaginar / pues / están todos los canales de televisión / han interrumpido su programación / los helicópteros están sobrevolando toda la zona de / de Wall Street sobre Manhattan / dando información en directo pero están cortadas8 las comunicaciones con / con las torres gemelas y es imposible tener acceso / a información clara sobre lo que ocurre allí8y cuál es el estado de la gente8/ cantidad de víctimas8/ [causas]

La lengua estándar a la luz de la cadena variacional. Ejemplaridad, variación y unidad del español: hacia una concepción pluricéntrica de la norma ejemplar del español. «Hoy día concurren normas cultas diversas en los vastos territorios donde se practica el español como

lengua materna. Ya no es posible sostener, como un siglo atrás hacía Leopoldo Alas, que los peninsulares somos los amos del idioma» (Alarcos, 1994, “Prólogo” a Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe).

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«La idea de “normas cultas” en plural para el español procede, al parecer, de la aparición en 1958 de Aspectos metodológicos de la dialectología hispanoamericana, de Rona, quien oponía en su estudio el criterio de corrección (que identificaba con las normas cultas regionales) al de ejemplaridad (que hacía referencia a la norma castellana o académica del español peninsular, que, según el lingüista uruguayo, constituiría el ideal lingüístico o norma ejemplar de los países hispanohablantes.

Una idea similar sostuvo Rosenblat (1967) al diferenciar entre las normas cultas, de carácter oral, y la norma ejemplar, fundamentalmente ligada a las manifestaciones literarias.

Según el sociolingüista alemán Heinz Kloss (1978), la estandarización puede ser monocéntrica, bicéntrica o pluricéntrica. En el caso del español tendríamos claramente una estandarización policéntrica, ya que la gran heterogeneidad del español americano desde el punto de vista de las normas lingüísticas no permite hablar de estandarización bicéntrica, con un único centro en Hispanoamérica y otro en España» (Micaela Carrera de la Red y Francisco José Zamora Salamanca, “Americanismos en la prensa bonaerense”, en César Hernández, Germán de Granda et al. (eds.), El español de América. Actas del III Congreso Internacional de El español de América. Valladolid, 3 a 9 de julio de 1989. Valladolid: Junta de Castilla y León/Consejería de Cultura y Turismo, 1101-1109; aquí págs. 1101-1102).

estándar carece de marcas diatópicas = punto referencia para resto variedades " estándares americanos ≠ variedades diatópicas del español peninsular, ya que norma europea ≠ punto de referencia a) corresponden, como estándar, en su territorio, a la lengua de la distancia, a la escrituralidad,

y, por esta razón, no entran en la cadena variacional; b) como estándares constituyen obligatoriamente el punto de referencia para todas las

variedades y marcas diasistemáticas en la región en cuestión, es decir, también para la variación diatópica.

pluricentrismo ≠ fragmentación: actuales tendencias unificadoras literatura y de medios audio-visuales, favorecidas por leyes del mercado " situación pluricéntrica estable. 3. Español general y español normativo. La norma codificada: herramientas para trabajar con la palabra 3.1. Los diccionarios del español (tipos, descripción y norma). Gramáticas. Ortografías 3.2. Manuales de corrección idiomática. Diccionarios de dudas y dificultades del español 3.3. Diccionario panhispánico de dudas y Libros de estilo Cfr. la página web de la RAE www.rae.es