Tema 3

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Tema 3 a) El hombre llamado a participar del amor de Dios El misterio trinitario del Amor Divino nos ofrece la clave para comprender el sentido último del amor, es decir, la oblación total y generosa, la donación de sí a otro. Y es, precisamente, el apóstol Juan, por inspiración del Espíritu, quien nos señala la inmensidad de la esencia divina en una sencilla frase: Dios Creador, Soberano, es Comunión de Amor. La vocación universal al amor y las peculiaridades del amor conyugal ¿Dónde radica nuestra vocación al amor? Æ De todas las vivencias personales que acompañan al ser humano a lo largo de su existencia, sin duda alguna, el amor ocupa el primer lugar. Hablar del amor es hablar de una fuerza misteriosa que impulsa la vida y la construye con las decisiones del día a día. Æ La larga historia humana ha sido testigo de cómo en nombre del amor se han llevado a cabo grandes empresas, renuncias y sacrificios, llegando incluso a dar la vida por el otro o gastarla por un valioso ideal. Æ Como ocurre con la definición de «persona humana», el término amor viene sufriendo en la actualidad un lamentable eclipse que dificulta la tarea de contemplar su verdadero sentido y significado. Como muchos otros vocablos que manifiestan contenidos esenciales de la vida humana, ha venido sufriendo una progresiva relativización, y en algunos casos una frontal demolición. b) Dios - Amor es el creador de todo La Creación es un regalo, un don. Y el que dona, ama. Y esa obra maravillosa lleva la huella de su autor, la huella trinitaria: Es obra del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. En ella todo nos habla de encuentro y comunión. La creación toda está llamada desde su origen a participar de este misterio. ¿Cuál es el referente último de las características del amor humano? Cabe ahora preguntarnos: c) El hombre es un ser para el encuentro ¿ ¿ ¿Acaso el amor es una suerte de «arma de doble filo»? ¿Es siempre un bien para el hombre?, ¿o está sujeto al devenir impredecible de la propia historia personal, tal vez la casualidad, eso que se llama comúnmente «suerte»? ? ? Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos vivir la libertad de los hijos de Dios, la confianza, el apoyo en el otro, en el hermano. De todos los “amores” que construyen la existencia humana destaca, como arquetipo por excelencia, el amor entre el hombre y la mujer (eros en la tradición griega), en el cual intervienen inseparablemente cuerpo, alma y espíritu, y se le abre al ser humano una promesa de felicidad irresistible. En definitiva: ¿A qué nos referimos cuando hablamos del «amor»?, y en última instancia: ¿qué caracteriza al amor conyugal?

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Tema 3a) El hombre llamado a participar del amor de DiosEl misterio trinitario del Amor Divino nos ofrece la clave para comprender el sentido últimodel amor, es decir, la oblación total y generosa, la donación de sí a otro. Y es, precisamente,el apóstol Juan, por inspiración del Espíritu, quien nos señala la inmensidad de la esenciadivina en una sencilla frase: Dios Creador, Soberano, es Comunión de Amor.

La vocación universal al amor y las peculiaridades del amor conyugal¿Dónde radica nuestra vocación al amor?Æ De todas las vivencias personales que acompañan al ser humano a lo largo de su existencia, sin duda alguna, el amor ocupa el primer lugar. Hablar del amor es hablar de una fuerza misteriosa que impulsa la vida y la construye con las decisiones del día a día.Æ La larga historia humana ha sido testigo de cómo en nombre del amor se han llevado a cabo grandes empresas, renuncias y sacrificios, llegando incluso a dar la vida por el otro o gastarla por un valioso ideal.Æ Como ocurre con la definición de «persona humana», el término amor viene sufriendo en la actualidad un lamentable eclipse que dificulta la tarea de contemplar su verdadero sentido y significado. Como muchos otros vocablos que manifiestan contenidos esenciales de la vida humana, ha venido sufriendo una progresiva relativización, y en algunos casos una frontal demolición.b) Dios - Amor es el creador de todoLa Creación es un regalo, un don. Y el que dona, ama. Y esa obra maravillosa lleva lahuella de su autor, la huella trinitaria: Es obra del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. Enella todo nos habla de encuentro y comunión. La creación toda está llamada desde suorigen a participar de este misterio.¿Cuál es el referente último de las características del amor humano?Cabe ahora preguntarnos:c) El hombre es un ser para el encuentro

¿¿• ¿Acaso el amor es una suerte de «arma de doble filo»?• ¿Es siempre un bien para el hombre?, ¿o está sujeto al devenir impredecible de la propia historia personal, tal vez la casualidad, eso que se llama comúnmente «suerte»?

??Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos vivir la libertad de los hijos de Dios, laconfianza, el apoyo en el otro, en el hermano.De todos los “amores” que construyen la existencia humana destaca, como arquetipopor excelencia, el amor entre el hombre y la mujer (eros en la tradición griega), en el cualintervienen inseparablemente cuerpo, alma y espíritu, y se le abre al ser humano unapromesa de felicidad irresistible.En definitiva:• ¿A qué nos referimos cuando hablamos del «amor»?, y en última instancia: ¿qué caracteriza al amor conyugal?Explica cómo se manifiesta la integridad del ser humano en situaciones cotidianasde la vida.

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Lo común a todas las formas de amorÆ El amor como «aprobación»El amor consiste en «aprobar y afirmar lo que ya es realidad». El amor es unatendencia, pero no solo a conseguir lo que no se tiene, sino lo que ya se posee yalegrarse en ello.En tus palabras, ¿qué caracteriza al eros?Æ El amor humano como continuación y perfeccionamiento de la creación de DiosEl amor, como acto primordial de la voluntad, es también el punto de arranque y elcentro de la existencia. Ahí se decide lo que cada uno es. Por ello tiene que estar«en orden», para que todo el hombre lo esté y sea bueno.¿Cuáles son la características y consecuencias del eros absolutizado y rebajado amero impulso indeterminado de posesión?Dios no sólo crea de la nada, sino que sigue creando todas las cosas y las mantieneen el ser por la fuerza constructiva del amor, de su Amor.El ser humano cuando ama reproduce el amor creador de Dios, en la misma línea deperfección y sentido positivo.Æ Involucra la totalidad de la personaToda la naturaleza humana queda implicada en el amor. El hombre en su totalidad:cuerpo, alma y espíritu, es el que ama.El cuerpo y el alma, con todas sus potencias: intelectivas, afectivas y volitivas sirven demediación a esa fuerza espiritual que se vuelca desde lo más profundo de nuestro ser.El ágape, por otro lado, es una novedad del cristianismo. Se trata de un amor que se da,se dona incondicionalmente, que desea el bien del amado primeramente por sí mismo,no en orden a la propia complacencia. Este se convierte así en la plenitud del eros, surealización más perfecta.En tus palabras, ¿qué caracteriza al ágape?¿Cómo se dan en la realidad concreta de la pareja las tres característicasdel amor: aprobación, continuación y perfeccionamiento de la creación einvolucración de la dimensión bio-psico-espiritual, es decir, del hombre total?¿Cómo se explica la caridad como la realización última del eros?

El amor entre hombre y mujerÆ Eros y ÁgapeCuando amamos se revela la doble condición de la naturaleza humana: la autonomíaen el ser (por la condición de criatura) y la profunda necesidad (por su condiciónindigente, menesterosa). Es desde esta necesidad, que el hombre busca vivir aplenitud el eros y el ágape: las dos caras de una misma moneda.En relación al eros podemos señalar las siguientes características:9 El eros es un impulso radicalmente natural que se nos ha dado de manera inmediata juntamente con el ser creacional de hombres limitados.9 El eros se presenta como la respuesta a una belleza que nos cautiva abriéndonos un horizonte de realización y plenitud.9 El amor es «éxtasis», pero no en el sentido de arrebato momentáneo, sino como camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí, oblación grandiosa de sí que tiende a la eternidad.Eros y ágape nunca llegan a separarse completamente cuando son dimensiones de unsolo y auténtico amor.La lógica del corazón humano es la siguiente: Me encuentro con un ser cuya belleza y atractivo me fascinan, se enciendenaturalmente el fuego de la pasión que me lanza en la búsqueda de poseer ese bien que me tiene encantado y en el que deseo ser feliz. Mi preocupación es ahora por aquella persona a quien deseo darme por completo. En este recorrido queda claro cómo el momento del ágape se inserta en el erosinicial, que apunta desde un inicio a esa realización última que él solo no puede dar.El hombre camina por la senda del amor, movido por una promesa: la realización de sumás honda vocación, el llamado a contemplar y participar por toda la eternidad del amorpuro y sublime de Dios, que se hace comunión.

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El ágape es la total donación de nuestro ser al otro. El centro de atención va siendo cadavez más el otro, por sí mismo. El deseo de la propia satisfacción en todo ello se mantiene,aunque en otro plano de relevancia.

El valor del cuerpoÆ El cuerpo humano es bueno, por lo tanto perfectamente ideado y pensado por Dios desde siempre.Æ El hombre está llamado al amor y al don de sí en su unidad corpóreo-espiritual. La feminidad y la masculinidad son dones complementarios, en cuya virtud la sexualidad humana es parte integrante de la capacidad concreta de amar que Dios ha inscrito en el hombre y en la mujer.

El amor humano como don de síÆ La persona es, sin duda, capaz de un tipo de amor superior: no el que se queda en pura concupiscencia, que sólo ve objetos con los cuales satisfacer sus propios apetitos, sino el de amistad y entrega, capaz de conocer y amar a las personas por sí mismas.¿Eres capaz de amar a las personas por sí mismas?, ¿cómo lo demuestras?¿Por qué decimos que la feminidad y la masculinidad son donescomplementarios?Æ «La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano».Æ Este amor superior es un amor capaz de ser generoso a semejanza del amor de Dios: se ama al otro porque se le reconoce como digno de ser amado. Es un amor que genera la comunión entre personas, ya que cada uno considera el bien del otro como propio. En el don de sí hecho a quien se ama, se descubre y se actualiza la propia bondad, donde se aprende el valor de amar y ser amado; mediante la comunión entre las personasÆ «El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad visto en el misterio mismo de la creación, es no solo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el principio el atributo “esponsalicio”, es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre- persona se convierte en don y —mediante este don— realiza el sentido mismo de su ser y existir» (San Juan Pablo II).¿Cómo generas la comunión entre las personas?¿Qué papel cumple el cuerpo en la vocación al amor?¿Cómo se puede manifestar en la vida cotidiana el aspecto oblativo del amor?¿Por qué en el matrimonio se expresa el sentido mismo del ser y existir de lapersona humana?

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¿Qué debemos cultivar en nuestra relación para que el eros nos conduzca a la caridad perfecta?

Dialoguemos en pareja¿Somos conscientes de la necesidad de crecer en nuestra vida espiritual para que nuestro amorcrezca y se perfeccione en el tiempo?¿Somos conscientes del valor de nuestro cuerpo? ¿Qué podemos hacer para que esta dimensión denuestra naturaleza sea un vehículo del amor y no causa de su frustración?¿Cómo vivimos la búsqueda de la felicidad en nuestra relación?¿A qué nos compromete lo reflexionado en esta sesión?¿Cómo podemos alentar la realización del eros en nosotros?OremosSeñor Tú que eres el amor, y fuente de todo amor, Tú que conoces el corazón de los jóvenes, Tú que has puesto en nuestro corazón la capacidad de amar y ser amado, Tú que sabes que las pasiones desordenadas hacen olvidar el verdadero sentido del amor y que debemos de luchar para conservar un corazón puro.Concédenos no envilecer el amor. Haznos comprender todo el egoísmo que se esconde a veces en esta palabra. Danos un amor limpio y sencillo, enséñanos la magnitud de su dignidad.No permitas que jamás profanemos en el pensamiento, en el corazón y en el cuerpo este don devida que nos has confiado. Bendice y purifica nuestro amor para que, si es tu voluntad, algún día lleguemos a ser esposos y padres.Amén¿Qué barreras personales encontramos en cada uno para la realización plena de nuestra vocaciónal amor? ¿qué desafíos se presentan en este campo?

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Trabajemos en casa¿Cuáles son esos momentos en los cuáles son plenamente felices?¿Qué acciones tendrían que realizar ambos para encontrar el verdadero sentido de sus vidas?¿Están dispuestos a poner todo de su parte para fortalecer su noviazgo?, ¿cómo concretarían esto?¿Cómo pondrían poner en práctica el amor oblativo en la vida diaria?

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Para reflexionar«Te he tomado en mis brazos, te amo y teprefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, mi deseo más ardiente es pasarla contigo de tal manera que estemos seguros de no estar separadosen la vida que nos está reservada… pongo tu amor por encima de todo, y nada meserá más penoso que no tener los mismos pensamientos que tú tienes».

San Juan Crisóstomo¿Qué estás dispuesto a hacer para conservar el amor que sientes por tu novio(a)?Trabajemos en casa

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¿Qué nos enseña la Iglesia?«Desde el principio [el hombre y la mujer] aparecen como “unidad de los dos”, y esto significa lasuperación de la soledad original, en la que el hombre no encontraba “una ayuda que fuese semejantea él” (Gn 2,20). […] Ciertamente se trata de la compañera de la vida con la que el hombre se puedeunir, como esposa, llegando a ser con ella “una sola carne”’ y abandonando por esto a “su padre y a sumadre” (cf. Gn 2,24)». San Juan Pablo II,Carta apostólica Mulieris dignitatem sobre la dignidad y la vocación de la mujer, 6.«Esta comunión conyugal hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre yla mujer y se alimenta mediante la voluntad personal de los esposos de compartir todo su proyectode vida, lo que tienen y lo que son; por esto tal comunión es el fruto y el signo de una exigenciaprofundamente humana. Pero, en Cristo Señor, Dios asume esta exigencia humana, la confirma, lapurifica y la eleva conduciéndola a perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santoinfundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión nuevade amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpomístico del Señor Jesús». San Juan Pablo II,«Familiaris consortio», sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, 19.«Nada impuro hay en la figura del hombre, a no ser que se manche con adulterio y lujuria; pues quienformó a Adán formó también a Eva. Por las manos divinas fueron formados el varón y la mujer. Ningunode los miembros del cuerpo era impuro al ser creado. Enmudezcan los herejes que acusan a los cuerposy al Creador». San Cirilo de AlejandríaCatequesis 12 a los catecúmenos, sec. XXVI.«El mismo Dios, que dijo “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2, 18) y que “hizo desde el principioal hombre, varón y mujer” (Mt 19, 4), queriendo comunicarle cierta participación especial en su propiaobra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28)” (GS, n. 50).Hablando de una “cierta participación especial” del hombre y de la mujer en la “obra creadora” deDios, el Concilio quiere destacar cómo la generación de un hijo es un acontecimiento profundamentehumano y altamente religioso, en cuanto implica a los cónyuges, que forman “una sola carne” (Gn 2, 24)y también a Dios mismo, que se hace presente».San Juan Pablo II,

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«El hombre y la mujer son llamados a existir no sólo uno junto al otro, sino también el uno para el otro.Así expresan su semejanza con la comunión de amor que existe entre las Personas de la SantísimaTrinidad. El matrimonio es la dimensión primera y, en cierto sentido, fundamental (pero no única) de estallamada. Toda la historia del hombre sobre la tierra se realiza en el ámbito de esta llamada. Basándoseen el principio del ser recíproco para el otro en la comunión interpersonal, se desarrolla en esta historiala integración en la humanidad misma, querida por Dios, de lo masculino y lo femenino». Congregación para la Doctrina de la FeCarta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo, n.6.«¿Quieres que tu mujer te obedezca como a Cristo? Cuida tú también de ella como Cristo cuida de su Iglesia.“Sea como sea la mujer que tomes, no tomarás a una esposa semejante a la de Cristo, a la Iglesia, ni quese aparte tanto de ti como la Iglesia de Cristo. Sin embargo, no la abominó ni la odió por la desmesura desu fealdad”.“No rechaces a tu mujer por su fealdad, no la alabes acusa de su hermosura. Busca en ella la belleza delalma; imita al esposo de la Iglesia”.“Que cada uno ame a su mujer como así mismo, y la mujer que respete a su marido; de verdad que es ungran misterio. La esposa cuide al marido para que él la cuide como a su propia carne igual que Cristo a laIglesia”“El matrimonio no viene de la pasión de los cuerpos, sino que es todo espiritual, unida el alma a Dios por unvínculo inefable que solo Él conoce”». San Juan Crisóstomo,Sobre el Matrimonio Único.«No eres su amo sino su marido; no te ha sido dada como esclava, sino como mujer... Devuélvele susatenciones hacia ti y sé para con ella agradecido por su amor».San Ambrosio, Exameron, V, 7, 19. San Juan CrisóstomoHom. 20, sobre la Carta a los Efesios.¿Qué nos enseña la Iglesia?

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«Muéstrale a tu mujer que aprecias mucho vivir con ella y que por ella prefieres quedarte en casa queandar por la calle. Prefiérela a todos los amigos e incluso a los hijos que te ha dado; ama a éstos porrazón de ella [...]Haced en común vuestras oraciones. Que cada uno de vosotros vaya a la iglesia y que en casa el maridopida cuenta a su mujer, y la mujer a su marido, de lo que allí se ha dicho o leído [...] Aprended el temorde Dios; todo lo demás fluirá como de una fuente y vuestra casa se llenará de innumerables bienes».