Tema 5 Racionalidad Social

5/16/2018 Tema 5 Racionalidad Social - slidepdf.com

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1. INTRODUCCIÓN: LA VIDA SOCIAL

Los temas anteriores nos han descubierto tres elementos esenciales de la

existencia humana: la cultura, como “segunda naturaleza” que nos permite superar la

vida puramente instintiva de los animales; la racionalidad, que desde la ciencia y la

filosofía amplían nuestros conocimientos y, consecuentemente nuestros horizontes

vitales; la libertad que dirige nuestras decisiones en la búsqueda de una vida digna y

feliz. Sin embargo estos tres elementos han de situarse dentro de lo que será el objeto

de este tema: la sociedad.

Las sociedades humanas son realidades complejas que no se pueden

entender como la simple suma de

individuos que actúan de manera

caótica. Las acciones individuales, por

tanto libres, están condicionadas por

nuestro aprendizaje social estableciendo

pautas de conducta previsibles. Por

ejemplo, si entramos en una clase

sabemos que el profesor ocupará un sitiodiferente del de los alumnos; si subimos en el autobús no nos sentaremos encima del

conductor; si nos encontramos con un amigo realizaremos un gesto de saludo que

deberá ser correspondido por el otro; si vamos a un concierto de rock, intentaremos

reproducir los gestos que realizan la multitud que nos acompaña y no nos pondremos

a hacer, por ejemplo, punto de cruz. En estas diferentes situaciones sociales no solo

hay personas relacionándose, hay personas que se relacionan siguiendo unas

reglas, unas pautas de conducta colectiva.

Ahora bien, ¿por qué nos comportamos de acuerdo a esas normas? La

complejidad de la vida social es el objetivo de investigación de las ciencias sociales

(antropología, economía, geografía, sociología…). No obstante estas ciencias por

causa del método científico solo pueden ofrecer una visión parcial de la complejidad

de las relaciones humanas. Desde la filosofía pretendemos realizar una comprensión

que sea lo más integradora posible de estos conocimientos.

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Filosofía y ciudadanía Tema 5.: Racionalidad social

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2. LAS NORMAS SOCIALES.

2.1. La necesidad de normas.

La vida en sociedad es una necesidad humana. Mediante nuestra relación con

los demás aprendemos las habilidades y conocimientos imprescindibles para

sobrevivir. Este aprendizaje incluye la adquisición de competencias sociales: los

conocimientos y aptitudes que nos permiten relacionarnos con los demás. Dentro de

estas competencias podemos incluir el lenguaje, las ideas y creencias comunes y las

normas de comportamiento social.

Las normas de comportamiento social o normas sociales son las pautas de

conducta previsibles de los individuos en sus relaciones sociales. Cuando una

sociedad establece estas pautas de acción está definiendo como tiene que ser la

conducta que se espera por parte de sus miembros tanto de manera individual como

colectiva.

Individualmente, las normas regulan la conducta estableciendo de forma

positiva o negativa como tienen que ser nuestro comportamiento. En sentido

positivo, recomiendan o promueven ciertas acciones (por ejemplo, “respeta a tus

semejantes”). En sentido negativo prohíben o limitan conductas consideradas

dañinas para el grupo (por ejemplo, “no debes matar” o “solo en defensa propia es

justificable la violencia”)

Colectivamente las normas sociales

favorecen la convivencia y la estabilidad de

nuestras vidas porque nos permiten establecer cuálesson los comportamientos que podemos esperar de los

demás miembros de la sociedad (determinan las

expectativas sociales como cuando prevemos cual

será el comportamiento de un profesor o de un ama de

casa). Y, por la misma razón previenen y solucionan

conflictos porque al regular los comportamientos

establecen cuales han de ser considerados “normales”

y cuales perturban el orden social (como cuando, por

ejemplo, gritamos y amenazamos a otras personas).

Al vivir en sociedad las normas llegan a formar parte de nuestra conducta

en todos los aspectos de nuestra vida. Incluso en los aspectos que creemos más

íntimos podemos encontrarnos normas como pueden ser, por ejemplo, la regulación

de nuestra conducta amorosa o el trato que tenemos con nuestros familiares. Están

tan presentes en nuestra vida diaria que muchas veces no nos damos cuenta que

existen. Por eso hay que distinguir entre distintos tipos de normas






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Normas implícitas. Son aquellas que no se formulan explícitamente ni

tienen que ser expuestas públicamente porque se da por supuesto que todo el

mundo las conoce. Son las reglas de trato social que establecen como son los

diferentes usos sociales: la forma de vestir, el protocolo social, la manera de hablar…

Normas explícitas. Son las que se formulan de

manera precisa y elaborada. Constituyen las llamadas

normas legales o leyes que componen el conjunto de

derechos y deberes de una sociedad. No surgen

espontáneamente como en el caso de los usos sociales sino

que se establecen por la autoridad política.

2.2. ¿Cómo se establecen las normas?

Sea de manera implícita o explícita para vivir en sociedad necesitamos normas

que regulen nuestro comportamiento y el de los demás. Pero la pregunta que siempre

nos hacemos al reflexionar sobre las normas es ¿Cómo se establecen? ¿Cómo se

decide que debemos saludar a los amigos o circular por la derecha o estudiar hasta

los dieciséis años?

Para establecer las normas los seres humanos tenemos básicamente dos

medios. Por un lado, tratar de imponer una decisión, una voluntad por encima de las

demás mediante el recurso a la fuerza, la violencia o la manipulación. Por otro lado,

podemos intentar convencer a los demás de que nuestra decisión es la más adecuada

mediante el recurso al diálogo, la racionalidad o la justicia. Evidentemente, la segunda opción sería la más deseable. Sin embargo, en

sociedad resulta muy difícil llegar a convencer a todo el mundo. De ahí que la manera

de establecer las normas sea una mezcla más o menos armoniosa de ambas

posibilidades a la que llamamos política. La política consiste en la acción mediante

la que imponemos unas normas de conducta al conjunto de la sociedad.

Se trata de una imposición, por lo que se puede interpretar que la política

depende solo de la fuerza. Sin embargo, si esta imposición no cuenta con el

convencimiento o el apoyo de la sociedad a la que pretende regular resultaría

imposible el mantenimiento continuado de las normas. Tarde o temprano la sociedad

se rebelaría contra aquellas normas que no contaran con el acuerdo de una parte

importante de la sociedad.

En cualquier caso, si las normas constituyen una parte importante de nuestra

conducta, la política como medio de establecimiento de las normas se ha entender

como una parte fundamental de nuestra vida social. Por eso, aunque la política se

nos presente como una actividad de la que nos queremos desentender ya que






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introduce en nuestra existencia un componente de conflicto y división , resulta

irresponsable desentendernos de ella. Es imprescindible, por tanto, si queremos

entender cómo se desarrolla nuestra vida social realizar una reflexión sobre en qué

consiste y cómo se desarrolla la actividad política.

3. LA POLÍTICA

3.1. El poder político

Como acabamos de ver, el objetivo de la política consiste en el establecimiento

de las normas que han de regular nuestra vida social. La capacidad para imponer a

los demás, ya sea por consenso o mediante la violencia, las normas que han de

cumplirse es lo que se conoce como poder.

Mediante el ejercicio del poder, los individuos establecen una relación en la

que uno de los elementos queda controlado, condicionado o determinado por elotro componente de la relación. Habitualmente pensamos que el poder político se

ejerce solo en la vida pública. Sin embargo, el ejercicio del poder se puede encontrar

en todos los ámbitos de nuestras relaciones sociales. Allí donde existe un grupo

humano se puede encontrar alguna forma de poder, pues donde hay más de una

voluntad, alguna tiende a imponerse a las otras. De esta forma podemos establecer

que, dependiendo del grupo humano en el que se ejerce podemos establecer

distintas formas de poder.

Grupos primarios. Son aquellos en que la unión

entre los miembros del grupo se establece por el afecto ola afinidad que existe entre sus miembros, como en una

familia o en un grupo de amigos.

En estos grupos el poder se ejerce como

influencia, es decir, la fuerza moral que tienen ciertos

individuos del grupo para establecer las normas de

conducta. Por ejemplo, hacemos caso a nuestros padres en la medida en que

sentimos cariño por ellos, o bien, los amigos nos hacen conocer y apreciar

determinado tipo de música o formas de vestir.

Grupos secundarios. En estos grupos las relaciones de sus miembros vienen

definidas por la consecución de unos objetivos, como ocurre, por ejemplo en un

aula o en una empresa. Conseguir los objetivos que el grupo se ha propuesto

determina las relaciones entre sus miembros y, aunque pueden existir relaciones de

afecto entre ellos no es imprescindible, incluso, en ocasiones, es una desventaja.

En estos grupos el poder es entendido como eficacia, la capacidad de hacer

que los miembros del grupo cumplan con su tarea para conseguir los objetivos.






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Así, por ejemplo, el profesor tiene poder en una clase

en la medida en que los alumnos sean capaces de

aprender la materia o un empresario manda sobre sus

empleados en la medida en que sus empleados

realicen su trabajo de forma satisfactoria y consigan

beneficios para la empresa.

3.2. La autoridad

Evidentemente, el poder no es solo capacidad

para influir o mandar sobre los demás. También tiene un componente de exigencia.

Por eso un elemento importante del ejercicio del poder consiste en la capacidad para

sancionar, es decir para premiar o castigar a aquellos que cumplan o incumplan las

órdenes.

En este sentido el poder es fácil de entender porque se ejerce para conseguir

un premio o evitar el castigo. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones el poder de

establecer las normas es aceptado de buena gana por parte del individuo, sin sentirse

amenazados o coaccionados de ninguna manera.

Cuando esto ocurre se considera que quien ejerce

el poder además de capacidad de mando tiene

autoridad

Tener autoridad es tener derecho ejercer

el poder. Alguien que tiene autoridad consigue quelo obedezcan porque reconocen la capacidad que

tiene para ejercer el mando. Por ejemplo, si un

atracador nos obliga a darle su dinero

amenazándonos con una pistola, probablemente le

obedeceremos pero sabemos que está realizando un uso ilegítimo del poder; en

cambio cuando el estado nos obliga a pagar impuestos lo haremos sabiendo que está

justificado, es decir, está de acuerdo a las leyes. Por tanto, podemos decir que la

autoridad consiste en ejercer el poder de manera legítima.


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3.3. Formas de legitimación del poder

Prácticamente todos los que ejercen el poder reconocen la necesidad de

justificarlo, es decir, de legitimarlo. Es una simple cuestión de eficacia: las normas se

cumplen de manera más efectiva si cuentan con el apoyo de aquellos que tienen que

cumplirlas. Lo que varía son las razones que se emplean para establecer esa

autoridad. Según el sociólogo Max Weber son básicamente tres las formas en que se

ha legitimado el ejercicio del poder

Tradición.Es propio de monarquías e imperios en el que determinadas familias

detentan el poder basando en el cumplimiento de las costumbres y tradiciones. Su

justificación se establece en que el poder es algo que solo está reservado a los

elegidos por la herencia o por la gracia divina.

Carisma. El ejercicio del poder es un derecho que le corresponde a ciertas

personas porque tienen un don o una capacidad que les

hace ser mejores que los demás. Es una justificación similar

a la anterior pero se diferencia en que este don no es

hereditario sino una capacidad natural. El que estas

personas tengan o no esa capacidad de mandar es

secundario, lo importante es que quienes les obedezcan

perciban que es así. Es decir, el poder carismático depende

de las emociones o sentimientos que suscitan entre

quienes ejerce su influencia, como ocurre con líderes

revolucionarios como Mussolini o Fidel Castro.Racionalidad. El poder se legitima por el recuso a la ley. La ley, a su vez el

fruto de un convenio o acuerdo racionalmente aceptado por aquellos a quienes

gobierna. En este caso el poder al ser fruto de un acuerdo requiere diálogo

razonamiento. Por eso las decisiones que se toman son decisiones colectivas: es,

entonces una solución democrática.

No obstante, en la práctica los poderes democráticas no siempre se ejercen

mediante el recuso al diálogo y al acuerdo sino que en muchas ocasiones se establece

en una combinación con las otras formas de autoridad. Por ejemplo, España es una

sociedad democrática en la que la máxima autoridad del Estado es el rey que recibe

su poder por vía hereditaria; por otro lado a los líderes democráticos para que

alcancen el poder tienen que hacer sentir mediante las campañas políticas que son los

que merecen mayor confianza para ostentar el mando. Ahora bien, aunque el

democrático no es un sistema perfecto es que se presenta como el más racional y

eficaz.






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3.4. La democracia

La democracia, se entiende como la posibilidad de tomar decisiones

colectivas por parte de todos los miembros del grupo o la

sociedad. La idea de que las decisiones pueden tomarse de

manera colectiva se fundamenta en dos principios: la

libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Así, por una

parte, para que la decisión sea colectiva se debe establecer

que todos los miembros del grupo social son capaces de

decidir por sí mismos, es decir, son libres. Y, por otra, se

considera que para llegar a un acuerdo todas las opiniones

han de tener el mismo valor en los asuntos públicos, es

decir, son considerados como iguales.

Al aplicar estos dos principios de forma estricta (todos tenemos el mismo valor

y capacidad para tomar decisiones) se establece una democracia directa. En este

caso quienes tienen que decidir forman parte de una asamblea en la que cualquiera

puede participar para expresar su opinión y legitimar con su voto las decisiones que

tome la mayoría. Este sería el sistema democrático más puro pero también el que

más dificultades conlleva: solo se podría aplicar en grupos reducidos en los que se

puede garantizar que todos los que participan han podido intervenir y emitido su voto

de manera consciente sin ningún tipo de fraude o manipulación.

Para evitar este y otros problemas de las democracias directas, las

democracias en la actualidad han derivado hasta convertirse en democraciasrepresentativas. En este caso los que toman las decisiones (hacen las normas y

toman las decisiones) no es la ciudadanía directamente sino sus representantes. Estos

representantes, menores en número, resuelven los problemas ciudadanos en

asambleas con un número significativo de miembros que se conocen como

parlamentos.

Las democracias representativas aún conservan algunos procedimientos de

decisión directa de los ciudadanos como los referéndums, en el que se decide

mediante el voto sobre algún asunto de especial importancia (por ejemplo, el

referéndum sobre la constitución en España) y el jurado popular por el que

ciudadanos escogidos al azar participan en la administración de justicia.

Sin embargo, la mayor parte de las decisiones se toman por parte de los

representantes escogidos. El problema es que los elegidos para el parlamento

pueden tomar decisiones que no interesan o que pueden ir en contra de los

intereses del pueblo al que representan. Por esto motivo las democracias






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representativas se tienen que organizar estableciendo las siguientes garantías

ciudadanas:

Sufragio universal. Para preservar el principio de igualdad de la democracia

se debe garantizar que todas las personas adultas, independientemente de su

situación económica, sexo o condición social tienen derecho a elegir con su

voto o ser elegidos.

Sistema de partidos. Es otra consecuencia del principio de igualdad. Tiene

que existir en democracia una diversidad de opciones para elegir, es decir, un

pluralismo político. Se garantiza así que todas las opiniones aunque sean

minoritarias estén

representadas.

Derechos

fundamentales. La

libertad de la

democracia exige que

se establezca cuando

y como los individuos

pueden decidir sobre

asuntos que afectan a

su vida personal o colectiva. Se establece así una carta de derechos en los

que se reconoce, entre otros, la libertad de asociación, de residencia, a la

intimidad… y especialmente el derecho a la libertad de expresión por el que se

pueden emitir públicamente todas las opiniones que se cran convenientes

aunque estas vayan en contra del gobierno o del sistema.

4. EL ESTADO

4.1. Definición y características

Las sociedades son grupos secundarios. Están formadas por individuos que se

unen y organizan para conseguir objetivos comunes. Para conseguir esos objetivos

seleccionas de entre sus miembros a aquellos que aseguran establecer la

organización más eficiente para obtener esos objetivos. Ahora bien, históricamente,las sociedades humanas que se han distinguido por su eficacia son aquellas en las

que la organización ha mantenido una cierta estabilidad. Se han constituido así los

estados: organizaciones eficientes bajo la autoridad de un poder estable.






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Los estados existen desde las

primeras civilizaciones humanas. A lo

largo de este tiempo, hasta llegar a los

estados modernos han ido adquiriendo

las siguientes características:

Poder territorial. Todos los

estados señalan el territorio sobre el

que ejercen su poder. Este territorio lo

habita una población que comparten

rasgos comunes (tradiciones, lengua,

historia…) al que denominamos nación.

El poder del estado es, por tanto, un

poder nacional y se extiende por todo

el territorio que delimitan sus fronteras. Dentro de los márgenes que estas señalan,

nada ni nadie escapa a su poder: cualquier persona u organización está

automáticamente sometida a sus normas. Así, por ejemplo, si un extranjero visita el

estado español estará sometido durante su estancia a la legislación nacional y puede

ser castigado si no la cumple

Soberanía. En el territorio no puede existir un individuo, grupo o institución

cuyo poder sea superior al del Estado. Este poder superior es lo que se conoce como

soberanía. . Los individuos y grupos dentro de esa comunidad (empresas, partidos

políticos, O.N.G.´s…) han de funcionar de acuerdo a lo que se ha establecidoestatalmente, de lo contrario pueden ser sancionadas o anuladas.

Ahora bien, en la actualidad, esta concepción de soberanía del estado como

poder superior posiblemente necesite una redefinición. La importancia y relieve que

están adquiriendo las organizaciones supraestatales (UE, ONU, OTAN…)

cuestionan el que los estados puedan y deban regirse con independencia de las

decisiones que se toman en esos organismos.

Funciones. Los estados, para ser eficientes deben organizar las sociedades

para que se cumplan al menos tres objetivos fundamentales

La promoción del bien común. Todos los individuos y grupos tienen objetivos

propios que quieren imponer al resto de la sociedad. Para evitar el consiguiente

conflicto el estado tienen que intervenir estableciendo aquellos objetivos

que sean de interés general. La construcción de obras públicas, la protección

del medio ambiente, la ayuda a los más desfavorecidos, la educación… son

algunos de los objetivos generales que hacen necesaria la existencia de un

poder político estable que no se deje llevar por los intereses particulares.






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El mantenimiento del orden. Todos los

estados tienen que proteger a los

miembros de la sociedad de las amenazas

interiores y exteriores. Así, internamente,

debe hacer que se cumplan las leyes para

garantizar el orden y la paz social.

Externamente, debe proteger a los

ciudadanos de los peligros extranjeros

mediante las relaciones internacionales y la

fuerza militar. Para asegurar el orden y la

defensa el estado ha de tener el monopolio

de la fuerza y la violencia. Solo las instituciones estatales pueden ejercer la

violencia de manera legítima.

Garantizar la legalidad. Los estados no solo deben establecer las normas sino

hacer que estas normas que organizan las relaciones entre las personas se

cumplan. Solo mediante el cumplimiento de las leyes, especialmente las

que se refieren a los derechos individuales y colectivos se puede defender a

los miembros de la sociedad de cualquier abuso de poder.

4.2. La justificación del Estado

Las tres funciones fundamentales asignadas al estado muchas veces

entran en conflicto. Por ejemplo, el mantenimiento del orden y la seguridad puede

obligar al estado a practicar intromisiones en la vida privada de los individuos

considerado sospechosos o la libertad de expresión puede perjudicar a la seguridad o

a los intereses generales del estado. En cualquier caso, la realización eficaz de

estas funciones puede hacer caer al estado en contradicciones y conflictos

algunas veces tan graves que han llevado a plantear si realmente es necesario un

poder como el estatal. Al tratar de contestar esta pregunta en la filosofía del derecho

y la política se han elaborado tres respuestas básicas.

El estado es necesario porque es la forma natural de organización de los

seres humanos. Esta idea se basa en el siguiente argumento: los sereshumanos necesitamos, por naturaleza, vivir dentro de una sociedad y la

sociedad no puede organizarse sin que exista un poder estable que la organice

adecuadamente; por tanto, el poder estatal es un hecho natural. Por

supuesto, si el estado es un hecho natural, es igualmente natural que unos

individuos tengan la capacidad natural para gobernar a los demás ya sea






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por nacimiento o por designación divina. Por ser algo natural no está en las

manos humanas la posibilidad de corregirlo o modificarlo.

El estado no es necesario. Esta postura ha sido defendida por el movimiento

político conocido como anarquismo. Para los anarquistas los estados no solo

no son necesarios sino indeseables. La historia, argumentan, nos ofrece

abundantes pruebas de que los estados han sido instrumentos de opresión

en manos de los poderosos. Por la existencia de los estados se han generado

los peores males de la humanidad: ambición, odio, abusos, esclavitud,

guerras… que solo se acabarán si se elimina el

dominio del poder supremo constituido por los

estados. Para los anarquistas, la sociedad ha de

tomar decisiones sobre el bien común, la legalidad

o la seguridad pero no es necesario que el podersea ejercido de una manera estable sino que

puede y debe ser compartido por todos los

miembros de la sociedad por igual.

El estado es un contrato social. Según estas teorías los estados son

necesarios pero no son hechos natrales. Las leyes, las instituciones y los

órganos de poder son creaciones humanas, no son naturales y, por tanto,

pueden ser organizadas, desechadas o modificadas. Para hacerlo los

miembros de la sociedad de manera consciente y libre han de establecer

un pacto o contrato que solucione los problemas a los que se enfrenten.

4.3. Modelos de Estado

Las ideas naturalistas y contractualistas han predominado en la fundación de

los estados. Y estas ideas se han concretado en las diversas formas de

organización que se han desarrollado históricamente. Han sido muchas las formas en

que los estados se han organizado aunque, en síntesis, podemos resumirlas en las

siguientes

A. Estado autoritario

Parte de la idea de que el estado, como la sociedad es un hecho natural. Se

caracteriza por el hecho de que su autoridad esabsoluta, es decir, no está sometida a ningún tipo de

control ni disputa. No reconoce, por tanto, que exista

ningún individuo, grupo o institución que,

legítimamente, pueda criticarse, oponerse o controlarlo.

En consecuencia, el estado tiene el monopolio de la








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autoridad y los individuos no pueden intervenir en los asuntos de estado: no pueden

elegir a sus gobernantes, no pueden expresar su disconformidad, no existen garantías

que puedan controlar los abusos de poder… En definitiva, los individuos que están

sometidos al poder del estado son considerados súbditos y sus derechos

dependerán de lo que cada estado o gobernante crea necesario

Podemos distinguir dos tipos de estado autoritario

Estado absolutista.

En este caso el poder soberano del estado se identifica con

un individuo o una casta dominante. Las personas que

detentan el poder no están elegidas por sus súbditos ni tienen

forma de oponerse. De esta manera su poder es

prácticamente ilimitado y no está sujeto a ningún tipo de

restricciones dentro de las fronteras de su dominio.

Su acción de gobierno se justifica desde el paternalismo en

el que el soberano absolutista se considera un padre para sus

súbditos a los cuales considera incapaces de gobernarse por sí mismos.

Estados totalitarios.

En estos casos los estados y sus gobiernos no solamente se consideran

necesarios sino que su mantenimiento se impone por encima de cualquier

otro valor. El propósito es mantener en el poder a una casta dominante que

encarnaría todos los valores del estado.

Para que los ciudadanos sacrifiquen su libertad por la defensa del estado tiene

que haber una total identificación entre los intereses de la casta gobernante y

los gobernados. Por este motivo los estados totalitarios buscan la uniformidad

social en el que cualquier diferencia es vista como una amenaza a la

estabilidad. Para conseguir esa uniformidad se limitan drásticamente los

derechos y se ejerce el control sobre todos los aspectos de la vida social

y personal: los medios de comunicación, la educación, la educación, las

creencias religiosas, la familia… son vigilados por el estado para evitar

cualquier oposición al poder del estado.

B. Estado de derecho

A diferencia de lo que ocurre en el Estado autoritario, en un Estado de derecho

la autoridad estatal está sometida al dominio de la ley. Este “imperio de la ley” se

concreta en dos características concretas



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La constitución: es la ley máxima que regula y

estructura el funcionamiento de un Estado de derecho. Por

ello, podemos afirmar que los Estados de derecho son Estados

constitucionales. La Constitución es un documento en el que se

fijan por escrito las normas generales, los órganos y

procedimientos para el ejercicio del poder y la relación que

estos órganos tienen con los individuos y sus derechos. Es, en

definitiva, un texto en el que se recogen los principios

fundamentales en los que se basa el Estado. Entre otros

casos, señala de forma explícita los derechos individuales y colectivos que

deben ser protegidos.

El poder político, por tanto, no puede ejercerse arbitrariamente, sino que

debe realizarse dentro de los límites del ordenamiento legal. Esto significa que

las personas que ostentan los cargos estatales e intervienen directamente en

las decisiones de estado no pueden hacer lo que se les antoje, sino que han de

tomar sus decisiones dentro de lo que marca la ley. El objetivo es proteger

los derechos individuales frente a los abusos que pueda cometer el

propio Estado.

División de poderes: uno de los elementos que debe recoger la constitución

es una división entre los distintos poderes del Estado. Ideado por el filósofo

francés Montesquieu, la división de poderes garantiza que en un estado de

derecho no se puedan cometer abusos de poder. El mecanismo para

hacerlo consiste en hacer recaer los tres tipos de

poder que posee (legislativo, ejecutivo y judicial)

en instituciones distintas e independientes.

El poder legislativo elabora las leyes y

controla que el ejecutiva actúa conforme a

estas leyes

El poder ejecutivo aplica las leyes y dirige

la administración y defensa del Estado.

El poder judicial sanciona elincumplimiento de las leyes y vigila que los

anteriores poderes se ejerzan dentro de la

constitución

De esta forma, se imposibilita la aparición de un poder demasiado

unitario y global que no encuentre límites a su dominio de tal manera que se

protegen los derechos individuales al evitar que mediante la coacción, la








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violencia o cualquier forma de abuso un grupo se imponga ilegalmente por

encima de la ley.

C. Estado social de derecho

Esta forma de Estado, se basa en la convicción de que el reconocimiento legal

de las libertades individuales es indispensable, pero insuficiente. Para que el Estado

sea justo y satisfactorio para sus ciudadanos, no solo debe ajustarse al derecho, sino

que también debe subsanar las deficiencias y desigualdades que genera el propio

sistema.

Por influencia de los movimientos socialistas del siglo XIX, se reconoce que,

para hacer efectivas muchas de las libertades individuales, es preciso asegurar

también una mínima igualdad social entre los ciudadanos. No es suficiente con que

todos seamos iguales ante la ley, pues las libertades fundamentales (de expresión, de

profesión, de asociación) pueden quedarse en puras formalidades si no se asegura

una igualdad mínima de vida. Por esta razón, el Estado debe intervenir

directamente en la consecución de derechos como el derecho a una vivienda y a

un trabajo digno, a una buena educación y a una atención sanitaria adecuada.

La función principal del Estado ya no se reduce, por tanto, a proteger y velar

por los derechos individuales, sino que se le reconoce, además, una labor fundamental

en el ámbito social. Así, pues, se entiende que entre sus funciones esta tambiénpromover el bienestar material y la seguridad económica de sus ciudadanos. En

concreto, se consideran responsabilidad suya: la organización de la sanidad y la

educación gratuitas, la protección a la vejez, la constitución de servicios personales y

sociales para hacerse cargo de los sectores menos favorecidos y la creación de

seguros de desempleo. El Estado se ha convertido en las sociedades democráticas en

un Estado del bienestar.





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5. LA JUSTICIA

Ya hemos visto que solo en el seno de una sociedad parece posible desarrollar

nuestras capacidades. Ahora bien, solo una sociedad justa puede garantizar la

máxima felicidad para el mayor número de personas. Por esta razón, analizaremos en

este apartado el concepto de justicia y todo aquello que contribuye a hacer justas las

instituciones y las normas sociales, es decir, reflexionaremos acerca de la legitimidad

de las leyes.

1.1. Concepto de justicia.

EI concepto de justicia, además de ser uno de los que mayor interés ha

suscitado, es, también, uno de los más complejos. Esta complejidad se debe a los

varios usos que tiene. Veamos dos de ellos:

Justicia como conjunto de órganos judiciales. En este caso, justicia se

refiere a todas las instituciones, profesionales y

pautas de actuación encargados de hacer efectivo

el ordenamiento legal de un Estado. Así, usamos

este termino cuando, por ejemplo, amenazamos a

alguien con «ya te las veras con la justicia» o cuando

nos lamentamos de que «en este país la justicia es

lenta y mala». En estos dos casos, justicia se usa como

término general que agrupa a tribunales, jueces,

magistrados, leyes, procedimientos, juicios,

apelaciones..., es decir, todos aquellos elementos

encargados de aplicar y hacer respetar el Derecho y el

orden establecido por él.

Justicia como cualidad atribuible a personas,

acciones y normas. En este sentido, decimos cosas como: «este profesor es

justo» o «esta empresa es justa con sus trabajadores, les paga lo que

determina la ley», o también, «la pena de muerte es injusta porque viola el

derecho a la vida». En estos tres ejemplos, la justicia no se refiere al conjunto

de órganos jurídicos de un Estado, sino a un requisito que deben cumplir el

profesor, la empresa o una determinada ley. Sin embargo, en estos tres casos

esta cualidad es interpretada o entendida de distinta manera, pues los tres

ejemplos reflejan tres modos distintos de concebir la justicia:


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o Legalidad: algo es justo cuando está de acuerdo con las leyes o el

derecho. En este caso justicia equivale sometimiento al derecho

positivo. Por ejemplo: una empresa es justa si respeta las leyes y no

las incumple

o Equidad e imparcialidad: se considera que algo es justo cuando

responde a una actitud imparcial e igualitaria, tanto en el trato de las

personas como en el reparto de bienes. Por ejemplo, el profesor es

justo si es imparcial (no privilegia a los alumnos) y si es equitativo (trata

a todos los alumnos por igual)

o Ética: algo es justo cuando resulta acorde a los principios o valores

éticos. En este sentido hablamos de justicia, en sentido moral, como

respeto a los valores morales. Por ejemplo: la reclusión de una persona

es justa si respeta los derechos humanos de esa persona y no se la

somete a vejaciones o torturas



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