Tema 6 El régimen de Franco (1939-1975) · los sectores católicos, a los fascistas de la Falange...

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Tema 6 El régimen de Franco (1939-1975) Tras la finalización de la Guerra Civil en abril de 1939 se asentó en España la dictadura del general Franco. Este periodo responde, en general, a una regresión en los avances sociales y políticos que se habían logrado en la Segunda República y situó a nuestro país durante más de treinta años al margen de las tendencias democratizadoras que dominaron Europa occidental tras la derrota de los fascismos alemán (Hitler) y italiano (Mussolini) en la Segunda Guerra Mundial (1939- 1945) Hubo que esperar a la muerte del dictador para que España entrara rápidamente de nuevo en la senda de la democracia. El régimen de Franco va a representar un difícil equilibrio entre las ideologías e intereses que habían apoyado a los sublevados en la Guerra Civil, es decir, a los sectores católicos, a los fascistas de la Falange y a los carlistas tradicionalistas, a los terratenientes y a la gran burguesía que controlaba las empresas y la banca, además de los intereses propios del ejército. El resultado es un régimen militar, volcado en el apoyo a la Iglesia y con una mezcolanza instituciones y normas de la resultó un sistema político extraño, desde luego no democrático y sí dictatorial. Los años cuarenta y primeros cincuenta fueron una etapa de aislamiento del régimen de Franco tanto en materia económica como política. Es la época de la autarquía, la era más dura del franquismo, en todos los sentidos. La segunda etapa (años cincuenta y sesenta) significa la de la apertura económica y del fin del aislamiento internacional del régimen, coincidiendo con un importante cambio social. Finalmente, el tema trata de la oposición al régimen franquista de su resquebrajamiento final (especialmente desde fines de los sesenta y principios de los setenta) que culmina con la muerte de Franco y el advenimiento al trono de Juan Carlos I

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Tema 6 El régimen de Franco (1939-1975) Tras la finalización de la Guerra Civil en abril de 1939 se asentó en España la dictadura del general Franco. Este periodo responde, en general, a una regresión en los avances sociales y políticos que se habían logrado en la Segunda República y situó a nuestro país durante más de treinta años al margen de las tendencias democratizadoras que dominaron Europa occidental tras la derrota de los fascismos alemán (Hitler) y italiano (Mussolini) en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Hubo que esperar a la muerte del dictador para que España entrara rápidamente de nuevo en la senda de la democracia. El régimen de Franco va a representar un difícil equilibrio entre las ideologías e intereses que habían apoyado a los sublevados en la Guerra Civil, es decir, a los sectores católicos, a los fascistas de la Falange y a los carlistas tradicionalistas, a los terratenientes y a la gran burguesía que controlaba las empresas y la banca, además de los intereses propios del ejército. El resultado es un régimen militar, volcado en el apoyo a la Iglesia y con una mezcolanza instituciones y normas de la resultó un sistema político extraño, desde luego no democrático y sí dictatorial. Los años cuarenta y primeros cincuenta fueron una etapa de aislamiento del régimen de Franco tanto en materia económica como política. Es la época de la autarquía, la era más dura del franquismo, en todos los sentidos. La segunda etapa (años cincuenta y sesenta) significa la de la apertura económica y del fin del aislamiento internacional del régimen, coincidiendo con un importante cambio social. Finalmente, el tema trata de la oposición al régimen franquista de su resquebrajamiento final (especialmente desde fines de los sesenta y principios de los setenta) que culmina con la muerte de Franco y el advenimiento al trono de Juan Carlos I

EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

31. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS, BASES SOCIALES E INSTITUCIONES

El General Francisco Franco fue jefe del Estadoespañol a lo largo de casi 40 años de dictadura. Le vemos aquí en unade sus fotos oficiales, como Generalísimo de todos los Ejércitos, en el esplendor de su mandato, en la década de los años50

31.1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS El de Franco fue fundamentalmente un régimen autoritario o dictatorial militar de derechas. Su configuración ideológica era muy compleja, dicho de otra forma, tan heterogénea como lo había sido el bando sublevado en la guerra, y diferente en algunos

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de los regímenes totalitarios de tipo fascista a los que sin embargo inicialmente apoyo y con los que, por un reduccionismo histórico, se identifica a lo largo de todo su recorrido histórico1. Valga el juego de palabras: el régimen de Franco, más que fascista, fue franquista. Los principales elementos ideológicos de este régimen fueron los siguientes, y te llamo la atención respecto de que se defina al franquismo tanto por lo que era como por aquello contra lo que estaba: 1. Es un régimen antidemocrático, autoritario, con ausencia de

libertades básicas como las de asociación política (no hay partidos políticos ni por supuesto elecciones en el sentido clásico del término), manifestación, expresión o prensa (existe una fuerte censura), etcétera. Se abandona toda idea de que la soberanía resida en la nación y el poder se concentra completamente en la persona de Franco, al que se eleva a la categoría de líder indiscutible y providencial, enviado por Dios para la salvación de la patria y por ello dueño absoluto del Estado. El franquismo identifica a la democracia con la Segunda República y ésta había supuesto el culmen de todos los males para España. Se trata por ello de una auténtica dictadura.

2. Era un régimen antiparlamentario y contrario al

pluripartidismo que es característico de las democracias, porque consideraban que la existencia de partidos hacía que cada uno de ellos velase por sus propios intereses, por lo que era un sistema perverso y contrario a los intereses de la nación, y si bien es cierto que las críticas se moderaron desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1945), desde el triunfo de las democracias liberales frente a los fascismos italiano y alemán, siempre se presentó ese sistema como débil y rechazable. A cambio, se creó un partido único, inicialmente denominado Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S (y más tarde, Movimiento Nacional), como medio para canalizar la participación política de los españoles y como cantera para extraer de ella los cuadros y mandos del régimen. La influencia de la Falange fue máxima hasta 1945.

3. Es profundamente antimarxista y más específicamente,

anticomunista (es decir, contrario a las doctrinas del PSOE y sobre todo del Partido Comunista), ideología que había estado tan presente en la Segunda República. Conceptos como el fin de la lucha de clases y la necesidad de una revolución obrera

1 Frecuentemente el rigor histórico cede ante otro tipo de consideraciones. Así ocurre con el concepto del fascismo y con el adjetivo fascista, que se suele emplear con significado impreciso y peyorativo, como sinónimo unas veces de ultraderechista, otras simplemente como denotativo de unas actitudes extremadamente intolerantes y por ello rechazables, en ocasiones, en fin, como simple insulto carente de un auténtico sentido (igual que cuando se llama idiota a alguien no pretendemos decirle que padece la enfermedad mental, que existe, de la idiocia). Así, se califica de fascistas a los terroristas de la ETA, cuando en sentido estricto su ideología es marxista-leninista, lo que quiere decir que están radicalmente en el otro lado del espectro ideológico. Por otro lado, calificar de fascistas sin más al régimen de Franco, sin que resulte ni mucho menos descabellado, es parcial y por ello incorrecto: ni fue puramente fascista, ni el fascismo pasó de ser un elemento más junto a otros de la configuración ideológica del franquismo, que además cedió terreno a otros aspectos ideológicos con el paso de los años.

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son totalmente rechazados por Franco. Como alternativa, propone (como ya vimos en el tema anterior) la existencia de los Sindicatos Verticales que agruparan, idea extraña y peculiar, a los empresarios y a los obreros: recuerda que una de las etiquetas que se puso el régimen fue la de nacional-sindicalismo. Esta posición anticomunista fue determinante para situar a España en el contexto internacional de la Guerra Fría al lado de Estados Unidos frente a la URSS.

4. El franquismo, pese a ser considerado un régimen de

derechas, también reniega de la derecha clásica, es decir, del liberalismo. Es, pues, un régimen profundamente antiliberal. El origen de esa postura hay que buscarlo en parte en el componente “tradicionalista” del régimen, esto es, en los elementos carlistas que aún subsisten en los inicios del nuevo régimen y que nunca vieron con buenos ojos el régimen liberal implantado en España en el siglo XIX.

5. Es un régimen con evidentes similitudes con los regímenes

fascistas que todavía en los primeros años cuarenta existían (Italia de Mussolini, Alemania de Hitler, que siguen en estos momentos inmersos en la Segunda Guerra Mundial), sobre todo por lo que respecta a la existencia de un partido único, la Falange. Además, el régimen se envolvió en una simbología de tipo fascista y usada inicialmente por la Falange de José Antonio en los años 30: uniformes, saludo romano, el yugo y las flechas, himnos y banderas, etcétera.

6. Muy relacionado con el antimarxismo, que como ya sabemos,

era profundamente anticlerical debido a que se proclamaba ateo, está el hecho de que el régimen de Franco se va a declarar profundamente católico, hasta el punto de que el régimen se llamará también nacional-catolicismo. En consecuencia, la Iglesia recupera su influencia sobre la enseñanza y su prestigio social y algunas entidades católicas, como Acción Católica y sobre todo el Opus Dei, adquieren una relevancia, incluso política, excepcional, en un Estado que vuelve a considerarse confesional, y aunque se permita la práctica privada de otras religiones, sólo los cultos católicos adquieren el carácter de oficiales. La moral católica se convierte así en la seña de identidad del régimen, moral que se protege mediante la censura y la legislación en todos los ámbitos.

7. Otro de los elementos básicos de este conglomerado ideológico

es el patriotismo exacerbado y el tradicionalismo. Hay que relacionar con ello la defensa radical del catolicismo, expresión de los valores eternos de la nación española, la exaltación de ciertos momentos de la historia de España (a la que se considera que existe como tal desde la prehistoria, puesto que es eterna2) más gloriosos3, la de la lengua

2 Recuerda cómo empecé estos Apuntes, en la página 6 del tema introductorio: indicando, desde una perspectiva de mínimo rigor histórico, que España no es un concepto eterno, sino histórico, y que apareció en un momento determinado de la historia. Sin embargo, la discusión de cuándo apareció España como tal y de qué es España realmente (una nación, un Estado plurinacional) no es tema pacífico y es imposible abordarlo sin que una determinada visión previa del asunto se deje traslucir. Yo, por eso, ni lo intento, y menos en el reducido espacio de una nota.

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española, la lengua del imperio y del catolicismo, la profusión de sus símbolos (el crucifijo, el Corazón de Jesús, la bandera nacional, el yugo y las flechas de los Reyes Católicos —y de la Falange—, el águila imperial, que se incorporó al escudo de España). También cabe destacar aquí la exaltación de conceptos como el de raza española y la defensa del modelo tradicional de familia, con el varón como “paterfamilias” y la esposa sometida legal y económicamente a su marido, trabajando en casa dedicada al cuidado de los mayores y los hijos: la prohibición del aborto y el adulterio femenino (no así del masculino), la inexistencia del divorcio y la necesidad de la autorización del marido para que la mujer pudiese ejercer una actividad profesional o un negocio o adquiriese bienes son ejemplo bien claros de esta sumisión de la mujer.

8. El nacionalismo español tenía un corolario lógico: el

antinacionalismo regional, el rechazo de los nacionalismos periféricos, en especial el catalán y el vasco, con la consiguiente prohibición de los estatutos de autonomía, la implantación de un sistema político excepcionalmente centralista4 y la prohibición en la Administración y la educación, cuando no su persecución, de los restantes idiomas españoles que no fueran el castellano.

31. 2. LOS APOYOS SOCIALES Y LAS BASES

POLÍTICAS: LAS FAMILIAS DEL RÉGIMEN Pese a lo radicalmente odioso que pueda parecer desde nuestra perspectiva el régimen franquista, lo cierto es que en los primeros años no fue excesivamente rechazado, si bien hay que matizar inmediatamente esta idea: ni se puede decir que no hubiera ninguna oposición ya en los años de posguerra ni que el rechazo al régimen no fuera creciendo con el paso de los años. En todo

3 Esos momentos más gloriosos serían aquellos en los que se demostraba el amor por la independencia (resistencia de los lusitanos encabezados por Viriato frente a los romanos, o frente a los franceses en 1808), la lucha por la pervivencia del catolicismo (la Reconquista y las luchas frente a los turcos frente al Islam, la expulsión de los judíos en 1492, la Contrarreforma frente al protestantismo, la evangelización de América, la propia Guerra Civil frente a los ateos comunistas), el proceso hacia la unidad (en especial, la misma Reconquista y el matrimonio de los Reyes Católicos) y la grandeza imperial (época de los Austrias, con la coronación imperial de Carlos V y la conquista de América). A nivel popular, prácticamente esos eran los episodios cuyo conocimiento era de interés para el régimen. Otros, en cambio, era preferible olvidarlos e incluso ocultarlos: la diversidad regional de la edad media, la existencia de distintas culturas y lenguas, el propio liberalismo del siglo XIX, los nacionalismos. Los libros escolares pasaba así ¡de las glorias de la Guerra de la Independencia a la Guerra Civil sin apenas alusiones a todo el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX!) 4 De nuevo aquí hay que recordar el devenir histórico de España en las últimas centurias, con un proceso de centralización y unificación política iniciado con los decretos de Nueva Planta y profundizado con la implantación del Estado liberal. En el siglo XIX no se reconoció el derecho al autogobierno de los diferentes territorios del Estado, como tampoco se reconoció en ocasiones (gobiernos moderados) la autonomía de los ayuntamientos. A finales del XIX aparecieron los nacionalismos vasco y sobre todo catalán, que vieron reconocidos sus aspiraciones de autogobierno sólo con la Segunda República, en un frustrado movimiento de péndulo hacia la descentralización; la dictadura franquista volvió a la centralización feroz, a lo que ayudaba mucho el hecho de que fuera un régimen de poder tan personalista. Hubo que esperar al retorno de la democracia para que el péndulo cambiara nuevamente de dirección, y en ello estamos todavía.

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caso, siempre hubo una inmensa mayoría de españoles conformes con el régimen o bien simplemente apolíticos, ajenos a las cuestiones del gobierno, que eran confiadas a otros. Las causas de ello hay que verlas no en la bondad intrínseca del sistema, pero sí en que éste trajo un estricto orden y seguridad públicos gracias a la represión policial, en la propia represión política que abortó cualquier intento de oposición pública, el cansancio provocado por la Guerra Civil entre todos los españoles, la desmoralización por la derrota y la represión entre los antiguos republicanos, el control estricto de la libertad de expresión, la propaganda del régimen (prensa, cine, radio, sistema educativo, púlpitos y sacristías, más tarde la televisión) y, desde los años cincuenta, una evidente mejora en la economía5. En estas circunstancias, hablar de libertades y de pluralismo político era simplemente imposible. Las bases sociales de régimen franquista fueron, lógicamente, los grupos que apoyaron inicialmente la sublevación y quienes se beneficiaron de las medidas adoptadas:

los miembros de la Iglesia y los católicos en general, los militares (lo que quedaba del Ejército tras la

depuración lógica durante y tras la guerra), las oligarquías terratenientes, especialmente por la

paralización de la reforma agraria, la burguesía de negocios y la banca, principales

beneficiados de las medidas de intervencionismo económico que en su momento se analizarán,

los pequeños propietarios agrarios del norte y ambas Castillas, en especial por su identificación con el catolicismo y la defensa de las tradiciones,

las clases medias urbanas beneficiadas de las depuraciones en la enseñanza y la Administración.

Sin embargo, la mayor parte de las clases medias urbanas y el proletariado tanto industrial como agrario mostraron una postura bastante tibia respecto de la dictadura, sin que su falta de entusiasmo llegara, como acabamos de indicar, a una abierta oposición. De hecho, los únicos opositores que quedaron con vida a la altura de los primeros años de posguerra estaban encarcelados, ocultos6, echados al monte en forma de partidas guerrilleras, en el exilio o como poco en una especie de exilio interior, haciendo una vida más o menos normal y evitando señalarse públicamente como detractores del nuevo régimen.

5 Las aquí descritas son las estrategias que toda dictadura, del signo que sea, tiene para perpetuarse, evitando la aparición de una oposición al propio sistema. Se puede decir que cuando esos métodos llegan al paroxismo (represión brutal e indiscriminada, absoluto control de las conciencias mediante métodos cercanos al lavado de cerebro, magnificación de los propios logros y de la figura del líder mediante una propaganda asfixiante, etcétera) estamos cruzando la tenue línea que separa a las dictaduras de los totalitarismos, de los que el siglo XX ha tenido varios ejemplos muy evidentes: el nazismo alemán, el comunismo de Stalin, el régimen de los jemeres rojos, de signo comunista, en la Camboya de Pol Pot, años 70, el actual régimen comunista de Corea del Norte… 6 El fenómeno de los llamados topos se extendió por toda España. Se llamó así, cuando mucho más tarde se descubrieron, a quienes se ocultaron en sus casas (muchas veces en sótanos o dobles paredes) durante años y años, mientras las familias simulaban que habían muerto durante la guerra. Se trataba mediante esta dramática ocultación a los ojos de todos, vecinos, incluso otros familiares, de evitar que la represión los alcanzara.

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En cuanto a las bases políticas, recordemos que la piedra angular del régimen era el Caudillo y que se prohibieron todos los partidos políticos, todos, incluidos aquellos que podían haber manifestado un cierto apego a los sublevados en la guerra (CEDA) o los que podían estar cercanos a los nuevos postulados políticos (derecha tradicional, agrarios, etcétera.) En su lugar, como sabemos, se creó un partido único, teóricamente fruto de la unión, contra natura, de los falangistas y los carlistas, la Falange o Movimiento Nacional. Junto a la Falange, no obstante, pervivieron otras corrientes o familias del régimen:

La Falange franquista apenas tenía que ver con la fundada por José Antonio el nombre y la simbología. Estaba dirigida por Franco y en ella se encuadraron algunas de las organizaciones básicas del régimen y que permitieron el control social e ideológico: la Organización Sindical (el Sindicato Vertical), el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. El dominio de los falangistas hasta 1945 fue absoluto, pero más tarde cederían poder frente a otros grupos.

El Ejército supuso siempre un claro bastión de apoyo para Franco, aunque a menudo aquellos que podían hacerle sombra acababan siendo postergados en el favor del Caudillo.

Los católicos apoyaron desde el principio a la dictadura, en especial la jerarquía, lo que se manifestó en un trato de favor mutuo y cristalizó en el nuevo Concordato. Además hay que destacar la gran influencia que desde 1957 ejercerán los miembros de la ultraconservadora agrupación denominada Opus Dei7 (Obra de Dios), fundada por san Josemaría Escribá de Balaguer, pero que accedieron al poder más por su cualificación profesional (abogados, economistas, ingenieros) que por su condición de católicos. Desde la celebración del aperturista Concilio Vaticano II, con la correspondiente puesta al día de la Iglesia católica en los años 60, se produjo un distanciamiento entre la Iglesia en España (incluida la jerarquía) y el régimen, que llegó en los 70 al borde de la ruptura.

Los monárquicos estuvieron inicialmente al lado de Franco, en la creencia de que el suyo sería un régimen de transición hasta la devolución a los Borbones (desde 1941, don Juan, padre del actual rey, era el depositario de los derechos dinásticos) del trono de España. Como quiera que esto no fue así, se produjo entre ellos una notable decepción, pero ello no fue óbice para que siguieran al lado del régimen, en especial desde el cuerpo diplomático.

7 Se trata de una congregación religiosa dentro de la Iglesia católica, de enorme poder económico y político, y no sólo en el seno de la propia Iglesia, que agrupa tanto a sacerdotes (numerarios) como a seglares (supernumerarios), que dedican su vida familiar y/o profesional al servicio de la Obra. Es partidaria de una estricta moral católica (cercana en opinión de muchas a un fundamentalismo cristiano) que debe impregnar todos los aspectos de sus adeptos. Considera fundamental la más alta formación intelectual de los mismos, gracias a lo cual y al espíritu de cuerpo han conseguido en muchos casos el control de instituciones políticas, económicas y universitarias. Como es lógico, su importancia en la España democrática ha disminuido respecto a la que tuvo durante el franquismo, pero no se puede desdeñar en absoluto.

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TEXTO DE APOYO CRUCE DE TELEGRAMAS ENTRE EL PAPA PÍO XII Y FRANCO CELEBRANDO EL FINAL DE LA GUERRA Burgos, 1. Su Santidad el Papa Pío XII ha dirigido al Generalísimo Franco el siguiente telegrama:

«Levantando nuestro corazón al Señor, agradecemos sinceramente, con V E., deseada victoria católica España. Hacemos votos para que este queridísimo país, alcanzada la paz, emprenda con nuevo vigor sus antiguas y cristianas tradiciones, que tan grande le hicieron. largos sentimientos efusivamente enviamos a Vuestra Excelencia y a todo el noble pueblo español nuestra apostólica bendición. Papa Pío XII.»

El Generalísimo Franco ha contestado a su vez el telegrama del Papa con el siguiente: Intensa emoción me ha producido paternal telegrama de Vuestra Santidad con motivo victoria total de nuestras armas que en heroica cruzada han luchado contra enemigos de la Religión, de la Patria y de la civilización cristiana. El pueblo español, que tanto ha sufrido, eleva también, con Vuestra Santidad, su corazón al Señor, que le dispensó su Gracia, y le pide protección para su gran obra del porvenir, y conmigo expresa a Vuestra Santidad inmensa gratitud por sus amorosas frases y por su apostólica bendición, que ha recibido con religioso fervor y con la mayor devoción hacia Vuestra Santidad. Francisco Franco, Jefe del Estado Español. » ABC, Madrid, 2 de abril de 1939.

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31.3. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL RÉGIMEN

EN LOS AÑOS 40: LAS LEYES FUNDA-MENTALES

Como ya he venido reiterando, el franquismo adoptó claramente la configuración de una dictadura personalista en torno a la figura de Franco. Así, no sólo se le dotó de capacidad legislativa, junto a la ejecutiva que le correspondía como Jefe de Estado (el sistema diseñado por Montesquieu saltaba, por lo tanto, por los aires), sino que, más grave aún, se le dotó de un permanente poder que podemos denominar “constituyente”, en el sentido de que, no sometido a la voluntad nacional, a la soberanía del pueblo, Franco podía en el momento que lo deseara instituir o modificar aspectos esenciales del Estado8. El régimen de Franco careció de una Constitución como tal, que fue sustituida por un sucedáneo en forma de una serie de siete Leyes Fundamentales (que en ocasiones adoptaron la historicista denominación de Fuero), que en su conjunto abarcan las materias propias de una Carta Magna. De ellas, cinco fueron aprobadas antes de 1950:

TEXTO DE APOYO

EL FUERO DEL TRABAJO (1938)

Renovando la Tradición Católica, de justicia social y alto sentido humano que informó nuestra legislación del Imperio, el Estado, Nacional en cuanto es instrumento totalitario al servicio de la integridad patria, y Sindicalista (...) emprende la tarea de realizar -con aire militar, constructivo y gravemente religioso- la Revolución que España tiene pendiente y que ha de devolver a los españoles, de una vez para siempre, la Patria, el Pan y la Justicia (...)

I. 3. El derecho de trabajar es consecuencia del deber impuesto al hombre por Dios, para el cumplimiento de sus fines individuales y la prosperidad y grandeza de la Patria. (...) II 1. El Estado se compromete a ejercer una acción constante y eficaz en defensa del trabajador, su vida y su trabajo. (...) III. 1. La retribución del trabajo será, como mínimo, suficiente para proporcionar al trabajador y su familia una vida moral y digna. (...) III. 4. El Estado fijará bases para la regulación del trabajo, con sujeción a las cuales se establecerán las relaciones entre los trabajadores y las Empresas. El contenido primordial de dichas relaciones será, tanto la prestación del trabajo y su remuneración como el recíproco deber de lealtad, la asistencia y protección en los empresarios y la fidelidad y subordinación en el personal. (...) XIII. 2. Todos los factores de la economía serán encuadrados por ramas de la producción o servicios en sindicatos verticales (...) XIII. 4. Las jerarquías del sindicato recaerán necesariamente en militantes de FET y de las JONS (...)

8 Que en los regímenes democráticos de origen liberal están reservados a la Constitución elaborada por el parlamento representativo de la soberanía nacional, como ya hemos visto múltiples veces a lo largo de estos Apuntes

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Fuero del Trabajo (1938, aún durante la guerra), en el que se establecía la abolición del sindicalismo de clase y se creaba el Sindicato Vertical.

Ley Constitutiva de las Cortes (1942), que serían monocamerales, de elección indirecta a través de las corporaciones u órganos naturales de la nación, que se consideraba que eran las familias, los municipios y el Sindicato. Por supuesto que no existía libertad de partidos, sino que los candidatos debían ser miembros de la Falange, y tampoco se puede decir que, a falta de libertad de expresión, hubiese auténticas campañas electorales con confrontación de programas e ideas. Las Cortes se dividían así en “tercios” de procuradores (otra denominación historicista frente a la de diputados, que recordaba al denostado liberalismo); por representar a los citados tres órganos naturales de la sociedad, al sistema se el impuso el engañoso nombre de democracia orgánica.

Fuero de los Españoles (1945) Coincidiendo con el final de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los fascismos hubo un primer intento de “lavado de cara” del régimen, con la aprobación de esta ley, remedo de declaración de derechos y deberes que consagraba el catolicismo como modelo social y que pretendía enmascarar el carácter de dictadura del mismo.

TEXTO DE APOYO EL FUERO DE LOS ESPAÑOLES (1945) Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España, jefe del Estado y generalísimo de los Ejércitos de la Nación: Por cuanto las Cortes españolas, como órgano superior de participación del pueblo en las tareas del Estado, según la ley de su creación, han elaborado el Fuero de los Españoles, texto fundamental definidor de los derechos y deberes de los mismos y amparador de sus garantías; Vengo en disponer (...) Art. 1º. El Estado español proclama como principio rector de sus actos el respeto a la dignidad, la integridad y la libertad de la persona humana, reconociendo al hombre, en cuanto portador de valores eternos y miembro de una comunidad nacional, titular de deberes y derechos, cuyo ejercicio garantiza en orden al bien común. Art. 2. Los españoles deben servicio fiel a la Patria, lealtad al Jefe del Estado y obediencia a las leyes. (...) Art. 6. La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado Español, gozará de la protección oficial. Nadie será molestado por sus creencias religiosas ni el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión Católica. (...) Art. 10. Todos los españoles tienen derecho a participar en las funciones públicas de carácter representativo, a través de la Familia, el Municipio y el Sindicato, sin perjuicio de otras representaciones que las leyes establezcan. [...] Art. 12. Todo español podrá expresar libremente sus ideas mientras no atenten a los principios fundamentales del Estado. (...) Art. 16. Los españoles podrán reunirse y asociarse libremente para fines lícitos y de acuerdo con lo establecido por las Leyes. El Estado podrá crear y mantener las organizaciones que estime necesarias para el

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cumplimiento de sus fines. Las normas fundacionales, que revestirán forma de Ley, coordinarán el ejercicio de este derecho con el reconocido en el párrafo anterior. (...) Art. 18. Ningún español podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que prescriben las leyes. (...)" BOE, 18 de julio de 1945

Ley de Referéndum Nacional (1945). En la misma línea de intento de dotar al régimen de un cierto aire democrático apareció esta ley, que permitía a Franco convocar referendos cuando lo estimase oportuno.

Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946), en la que se define a España como un reino (aunque por el momento sin rey) y se otorgaba a Franco la capacidad de decidir quien sería su sucesor.

TEXTO DE APOYO LEY DE SUCESIÓN A LA JEFATURA DEL ESTADO (1945) "( ... ) De conformidad con la propuesta de las Cortes, y con la expresión auténtica y directa de la voluntad de la Nación. DISPONGO: Artículo primero. España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino. Artículo segundo. la Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde. Artículo tercero. Vacante la Jefatura del Estado, asumirá sus poderes un Consejo de Regencia; constituido por el Presidente de las Cortes, el Prelado de mayor jerarquía, un Consejero del Reino y el Capitán General del Ejército de Tierra, Mar o Aire o, en su defecto, el Teniente General en activo de mayor antigüedad y por este mismo orden. El Presidente de este Consejo será el de las Cortes, y para la validez de los acuerdos se requerirá la presencia, por lo menos, de dos de sus tres componentes y siempre la de su Presidente. Artículo cuarto. Un "Consejo del Reino" asistirá al Jefe del Estado en todos aquellos asuntos y resoluciones trascendentales de su exclusiva competencia. Su Presidente será el de las Cortes ( ... ) Artículo sexto. En cualquier momento el Jefe del Estado podrá proponer a las Cortes la persona que estime deba ser llamada a sucederle, a título de Rey o de Regente, con las condiciones exigidas por esta Ley

Además, en 1958 se aprobó la Ley de Principios del Movimiento y en 1967, la Ley Orgánica del Estado, de las que hablaremos más adelante

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32. EVOLUCIÓN POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DEL RÉGIMEN

32.1. LA PRIMERA ETAPA DEL FRANQUISMO: DEL

AISLAMIENTO AL DESARROLLO (1939-1959) Los primeros años del franquismo, loa años 40, fueron una etapa de graves dificultades económicas y de aislamiento internacional, mientras que la década de los 50 suponen el fin del aislamiento y el comienzo de una cierta normalidad en la economía, que anticipó el gran salto adelante de los años 60. A. LAS RELACIONES INTERNACIONALES: DEL AISLAMIENTO A

LA ALIANZA CON EE.UU.

1. En 1939 el régimen entró en asociación con el llamado Eje Roma-Berlín-Tokio, esto es, con uno de los dos bandos contendientes en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), precisamente el que lo había apoyado —y más que moralmente—durante nuestra Guerra Civil. De esa manera, España, que no llegó a entrar directamente en la guerra, se declaró país “no beligerante”9, pero aliado de Italia y Alemania. A pesar de los intentos de Hitler en la entrevista de Hendaya (Francia), Franco no determinó más que el envío de la llamada División Azul, formada por voluntarios, al frente soviético (que los nazis habían abierto al atacar por sorpresa a la URSS en 1941), como símbolo del profundo anticomunismo del régimen. Sin embargo, a partir de las primeras derrotas del Eje en 1942 comenzó un lento giro hacia los aliados (o sea, hacia el bando que empezaba a verse como futuro vencedor de la guerra: Reino Unido, Estados Unidos, Francia) 2. De poco sirvió a Franco este interesado cambio de opinión, ya que una vez terminada la guerra en 1945 los aliados denunciaron la ayuda franquista al Eje y emprendieron una política de aislamiento internacional de nuestro país. De esa forma, en 1946 la recién fundada ONU, a iniciativa de la URSS, no aceptó a España como país miembro, mientras que la mayor parte de los países rompieron relaciones diplomáticas (todos, a excepción de Argentina, Portugal y la Santa Sede). 3. Pero las circunstancias internacionales pronto jugaron a favor de nuestro país. En 1949 se puede decir que estaba comenzando ya la Guerra Fría10, lo que permitió a Franco recordar su papel de

9 Expresión que no es equivalente a la de país neutral. La no beligerancia es una forma de participación indirecta en la guerra, a través del apoyo a un bando contendiente. Ése fue el papel de España en la Guerra Mundial. 10 Se llama así al enfrentamiento que protagonizaron entre fines de los años 40 hasta fines de los 80 los Estados Unidos y la Unión Soviética, que no llegó nunca a

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“adalid del anticomunismo” y de “vigía de Occidente”, en expresión de la época. Los norteamericanos, conscientes de la necesidad de contar con firmes aliados —y sobre todo, de bases militares— frente a los soviéticos, instaron a la relajación de las restricciones comerciales y, desde 1950, entablaron negociaciones con España. La consecuencia fue que se admitió a nuestro país en distintos organismos internacionales11, entre los que destaca la propia ONU en 1955. De todo este fenómeno de la ruptura del aislamiento hay que destacar, sobre todo, los acuerdos con EE.UU. de 1953, por los que España permitía la instalación de cuatro bases norteamericanas (Rota, Morón de la Frontera, Torrejón de Ardoz y Zaragoza) a cambio de ayuda económica (más de 1000 millones $ de la época, una cantidad insignificante para EE.UU. pero más que suficientes para activar la economía española), excedentes agrarios y bienes de equipo.

La visita del presidente norteamericano Eisenhower en 1959 supuso un hito fundamental en la consolidación del franquismo, por lo que suponía de espaldarazo al régimen

Además, en 1953 también se firmó un nuevo Concordato (que venía a sustituir el viejo Concordato de 1851) por el que el Estado español confirmaba la especial vinculación con la religión católica y con la Iglesia: religión católica como asignatura obligatoria, matrimonio canónico preceptivo y único para los católicos (que no podían casarse por lo civil), Iglesia mantenida por el Estado y exenta de impuestos, etcétera. A cambio, Franco podía presentar al Papa ternas para cubrir las sedes episcopales vacantes en España Finalmente, en 1956 se produjo la independencia de Marruecos de Francia, que fue reconocida también por España, que se retiró de esa forma del protectorado rifeño en el norte de este país.

la guerra directa, aunque sí a guerras regionales, a una profunda hostilidad mutua, al desarrollo de una demencial carrera armamentística que incluía un impresionante arsenal de armas atómicas y en definitiva a la división del mundo en dos bloque, el capitalista y el comunista. 11 La FAO en 1951, la UNESCO en 1953 y, más tarde, la OIT en 1956, la OECE (actual OCDE), el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en 1958 y el GATT en 1960, por citar las de la época de la que estamos hablando.

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TEXTO DE APOYO EL CONCORDATO DE 1953 "En el nombre de la Santísima Trinidad. La Santa Sede Apostólica y el Estado español han determinado estipular un Concordato que (...) ha de regular las recíprocas relaciones de las altas partes contratantes, en conformidad con la Ley de Dios y la tradición católica de la nación española. ( ... ) Artículo primero. La religión católica, apostólica, romana sigue siendo la única de la nación española, y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la ley divina y el Derecho canónico. (...) Artículo segundo. El Estado español reconoce a la Iglesia católica el carácter de sociedad perfecta, y le garantiza el libre y pleno ejercicio de su poder espiritual y de su jurisdicción, así como el libre y público ejercicio del culto. ( ... ) Artículo séptimo. ( ... ) El Estado español se compromete a proveer a las necesidades económicas de las diócesis que en el futuro se erijan, aumentando adecuadamente la dotación establecida en el artículo diecinueve. El Estado, además, por sí o por medio de las Corporaciones locales interesadas, contribuirá a los gastos iniciales de organización de las nuevas diócesis; en particular subvencionará la construcción de las nuevas catedrales y de los edificios destinados a residencia del prelado, oficinas de la Curia y Seminarios diocesanos. Artículo decimoquinto. Los clérigos y religiosos, ya sean éstos profesas

TEXTO DE APOYO EL CONVENIO DEFENSIVO, DE MUTUA DEFENSA Y AYUDA ECONÓMICA, ENTRE ESTADOS UNIDOS Y ESPAÑA (1953) Frente al peligro que amenaza al Mundo Occidental, los Gobiernos de los Estados Unidos y de España, deseosos de contribuir al mantenimiento de la Paz y de la Seguridad Internacional con medidas de previsión que aumenten su capacidad y la de las demás naciones que dedican sus esfuerzos a los mismos altos fines, para poder participar eficazmente en acuerdos sobre la propia defensa, Han convenido lo siguiente: 2º. (...) El Gobierno de España autoriza al Gobierno de los Estados Unidos ( ... ) a desarrollar, mantener y utilizar para Bases militares, juntamente con el Gobierno de España, aquellas zonas e instalaciones en territorio bajo jurisdicción española que se convenga por las Autoridades competentes de ambos Gobiernos como necesarias para los fines de este Convenio. 3º ( ... ) el Gobierno de los Estados Unidos satisfará las necesidades mínimas de material requeridas para la defensa del territorio español Asistencia.

( ... ) El Gobierno de los Estados Unidos de América facilitará al Gobierno español o a cualquier persona, entidad u organización que este último designe, la asistencia técnica y económica que se pida por el Gobierno español y se apruebe por el de los Estados Unidos de América ( ... )'

26 de septiembre de 1953

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HISTORIA DE ESPAÑA

o novicios, están exentos del servicio militar, conforme a los cánones 121 y 614 del Código de Derecho Canónico. Ciudad del Vaticano, 27 de agosto de 1953." Firman: Domenico Tardini, Alberto Martín Artajo y Fernando María Castiella y Maíz

ABC, Madrid, 28 de agosto de 1953.

B. LA PRIMERA FASE DE LA EVOLUCIÓN POLÍTICA INTERNA:

DEL PREDOMINIO FALANGISTA A LOS TECNÓCRATAS Los primeros años del franquismo se caracterizaron por el predominio absoluto de los falangistas, que ocuparon puestos clave de gobierno y orientaron tanto la política internacional (alianza con Hitler y Mussolini) como la económica (establecimiento de la autarquía, de la que más abajo trataremos). Pero los avatares de la Segunda Guerra Mundial (las cosas comenzaron a irle mal al Eje fascista desde 1942) y el hecho de que Franco, hay que recordarlo, no fuera falangista sino militar de carrera y entendiera de forma muy instrumental su alianza con el auténtico falangismo joseantoniano, hicieron que la relevancia de la Falange comenzara a disminuir en la segunda mitad de los 40, cediendo paso a la burguesía católica. En 1956 comienzan a registrarse incidentes en la Universidad entre militantes del oficialista SEU (Sindicato Español Universitario) y estudiantes antifranquistas amparados incluso por algunos profesores y catedráticos y por personas cercanas al régimen. La petición de la Falange de incrementar su poder para acabar con aquella situación determinó la reacción de las otras familias del régimen —revelando importantes disensiones entre las mismas— lo que desembocó, en 1957, en un importante cambio en el Gobierno, con la entrada de miembros del Opus Dei, los tecnócratas. Por otro lado, en 1958 se aprobará la Ley de Principios del Movimiento Nacional, en la que tras diecinueve años de cierta indefinición, el Estado franquista se definía como una monarquía eminentemente católica.

TEXTO DE APOYO

LEY DE PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO NACIONAL (1958)

"Yo, Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del Reino, promulgo como Principios del Movimiento Nacional, entendido como comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, los siguientes:

I. España es una unidad de destino en lo universal. El servicio a la unidad, grandeza y libertad de la Patria es deber sagrado y tarea colectiva de todos los españoles. II. La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional,

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EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

que inspirará su legislación, III. España, raíz de una gran familia de pueblos, con los que se siente indisolublemente hermanada, aspira a la instauración de la justicia y de la paz entre las naciones. IV la unidad entre los hombres y las tierras de España es intangible. La integridad de la Patria y su independencia son exigencias supremas de la comunidad nacional. Los Ejércitos de España, garantía de su seguridad y expresión de las virtudes heroicas de nuestro pueblo, deberán poseer la fortaleza necesaria para el mejor servicio de la Patria. (...) VII. El pueblo español, unido en un orden de Derecho, informado por los postulados de autoridad, libertad y servicio, constituye el Estado Nacional. Su forma política es, dentro de los principios inmutables del Movimiento Nacional y de cuanto determinan la ley de Sucesión y demás Leyes fundamentales, la Monarquía tradicional, católica, social y representativa.

VIII. El carácter representativo del orden político es principio básico de nuestras instituciones públicas. la participación del pueblo en las tareas legislativas y en las demás funciones de interés general se llevará a cabo a través de la familia, el municipio, el sindicato y demás entidades con representación orgánica que a este fin reconozcan las leyes. Toda organización política de cualquier índole al margen de este sistema representativo será considerada ilegal. Todos los españoles tendrán acceso a los cargos y funciones públicas según su mérito y capacidad.

IX. Todos los españoles tienen derecho: a una justicia independiente, que será gratuita para aquellos que carezcan de medios económicos; a una educación general y profesional, que nunca podrá dejar de recibirse por falta de medios materiales; a los beneficios de la asistencia y seguridad sociales y a una equitativa distribución de la renta nacional y de las cargas fiscales. El ideal cristiano de la justicia social, reflejado en el Fuero del Trabajo, inspirará la política y las leyes.

DISPONGO:

Artículo primero. Los principios contenidos en la presente Promulgación, síntesis de los que inspiran las leyes Fundamentales refrendadas por la Nación en veintisiete de julio de mil novecientos cuarenta y siete, son, por su propia naturaleza, permanentes e inalterables.

BOE, 19 de mayo de 1958.

C. LA ECONOMÍA EN LOS INICIOS DEL FRANQUISMO. LA

ETAPA DE LA AUTARQUÍA (1939-1951) Hacia 1939 el país estaba completamente arrasado tanto material como moralmente. Las dificultades económicas se intensificaron por la concurrencia del conflicto mundial, que imposibilitó la ayuda internacional, así que el resultado fue la miseria y el hambre generalizadas, especialmente entre los jornaleros agrícolas y los trabajadores industriales de las ciudades. La estrategia para la recuperación que se adoptó por el régimen, estrategia que a la postre se mostró, como enseguida veremos, totalmente desacertada, pasaba por dos ideas: la de la autarquía y la del intervencionismo.

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HISTORIA DE ESPAÑA

La evolución de algunos indicadores económicos de nuestra economía entre 1940 y 1950 muestra un lamentable estado

La autarquía, término que dio nombre a esta dura etapa (en todos los sentidos) del franquismo, consistió en un intento de obtener una virtual autosuficiencia del país, restringiendo hasta límites insospechados cualquier tipo de importación siempre que fuera posible, incluso a mayor coste, sustituirla por producción nacional. Esta política económica, tan alejada de los postulados del liberalismo clásico12, tenía un fundamento ideológico de origen fascista: también Mussolini en Italia la estaba aplicando, convencido de que la independencia económica era requisito de la política. En cuanto al intervencionismo, otro elemento antiliberal, era condición necesaria para la autarquía y consistió, entre otras cosas, en la fijación de precios máximos de muchos productos, la entrega obligatoria al Estado de excedentes de producción agrícola, el establecimiento de permisos oficiales de importación y exportación, el racionamiento de productos de primera necesidad y, finalmente, el establecimiento del Instituto Nacional de Industria (INI)13 en 1941, con el objetivo de realizar inversiones públicas en aquellos sectores industriales clave a los que no acudía el capital privado14. Los resultados de esta política fueron nefastos: la recuperación fue lentísima, de modo que los años del hambre duraron hasta principios de la década de los 50, el sector agrario volvió a adquirir más importancia que el industrial, los bajos precios

12 El pensamiento económico liberal apuntaba, al contrario, hacia la libertad de intercambios internacionales, conocida como librecambismo. Así mismo, abogaba por una mínima intervención del Estado en la economía (laissez passer) como la mejor estrategia para conseguir que la economía funcionase armónicamente y a pleno rendimiento. El rechazo a estos conceptos por el franquismo en sus primeros años es buena muestra de la influencia del elemento ideológico fascista, como el hecho de que se abandonaran estos postulados en los años 50 revela a su vez un claro distanciamiento del fascismo puro. 13 Aún queda un resto de lo que en su momento fue un poderoso sector industrial del Estado a través de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, fundada en 1996), heredera del INI, que es hoy frecuentemente noticia como propietaria de los astilleros IZAR de Puerto Real, Cádiz y Sevilla. 14 Este sistema, obsérvalo, es un intermedio entre el capitalismo liberal (economía totalmente libre, con mínima intervención del Estado) y el propuesto en su momento por Marx, en el que toda la producción estaría controlada por un Estado propietario de todos los medios de producción. Se denomina también economía dirigida o intervenida.

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agrarios desincentivaron la producción, lo que provocó problemas de abastecimiento, el mercado negro (estraperlo) que burlaba los controles establecidos mediante el racionamiento enriqueció a comerciantes y funcionarios corruptos, el PIB no recuperaba sus niveles de antes de la guerra… D. LA ECONOMÍA EN LOS AÑOS 50: EL FIN DE LA AUTARQUÍA

Y LA MISERIA (1951-1959) A la altura de 1950 se hizo evidente incluso para sus más fervorosos partidarios que la autarquía estaba siendo un fracaso. En el fondo, la explicación había que buscarla en el hecho de que ni Franco ni sus colaboradores más directos (militares, miembros de la Falange) tenían una mínima formación económica. De ese modo, a partir de 1951 se liberalizaron los precios y el comercio, lo que permitió que el siguiente año se acabase con el racionamiento. Por otro lado, en poco tiempo se recuperó el nivel del PIB de 1935 y la industrial adelantó nuevamente a la agricultura por su peso en el mismo. Las ayudas norteamericanas, sin ser excesivamente cuantiosas15, bastaron para la compra de bienes de equipo, tan necesarios para nuestra industria. Sin embargo, la prosperidad era aparente, dado que se basaba en enormes déficits del Estado y de la balanza comercial, que provocaba una fuerte inflación y una reducción en las reservas de divisas del Banco de España. En 1957, coincidiendo con una crisis del Gobierno, Franco decide prescindir de los poco cualificados falangistas y llama al Gobierno a una nueva generación de políticos, procedentes del Opus Dei, personas con gran preparación (economistas, ingenieros, abogados) a los que ya entonces se conoció como los tecnócratas, que iban a emprender una auténtica revolución tranquila en la economía española. 32.2. LA SEGUNDA ETAPA DEL FRANQUISMO: DEL

DESARROLLO A LA AGONÍA DEL RÉGIMEN (1959-1975)

A. LA RENOVACIÓN DE LA ECONOMÍA: EL PLAN DE

ESTABILIZACIÓN DE 1959 En torno a 1959 se había apreciado ya una cierta expansión económica en España, pero como acabamos de ver, era sólo aparente y presentaba una serie de eficiencias y riesgos que los tecnócratas, encabezados por Laureano López Rodó, quisieron eliminar. La clave de la reforma que se va a acometer es la liberalización, es decir, el abandono definitivo de la política

15 Muy inferiores a las establecidas en el llamado Plan Marshall, un masivo programa de ayuda económica norteamericana a los países de la Europa occidental arrasados por la Segunda Guerra Mundial y que tenía por objetivo evitar que las dificultades económicas hicieran caer a estos países en la órbita de la Unión Soviética, que ya por entonces había convertido en sus satélites a los países de la Europa del Este. España no recibió estas ayudas por su condición de dictadura.

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HISTORIA DE ESPAÑA

intervencionista y aislacionista que había caracterizado a la autarquía. Los objetivos eran la conexión de la economía española con la internacional, la promoción del sector industrial y, en definitiva, llevar a España a una situación de desarrollo, como la alcanzada por otros países del entorno europeo muy rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial. Para ello eran necesarias estas medidas: La desaparición de un parte importante de la burocracia

estatal que servía para la regulación de la producción, porque al mismo tiempo encorsetaba a la economía y suponía una carga para las cuentas del Estado.

La reducción del gasto del Estado y, en el mismo sentido, la elevación de los precios de algunos servicios públicos.

La eliminación de restricciones a las inversiones extranjeras en España, así como la desaparición de restricciones a la iniciativa privada y a las importaciones.

El control de la inflación, para lo que fue necesario controlar la demanda interna mediante restricciones a los créditos y elevación de los tipos de interés.

La devaluación de la peseta, que hasta ese momento mantenía un tipo de cambio con el dólar completamente irreal, para situarlo en las 60 ptas. por dólar, lo que provocó una elevación real del precio de las importaciones.

TEXTO DE APOYO

EL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE 1959

Decreto-Ley:

Al final de la Guerra de Liberación, la economía española tuvo que enfrentarse con el problema de su reconstrucción, que se veía retardada en aquellos momentos por la insuficiencia de los recursos y los bajos niveles de renta y ahorro, agravados por el desequilibrio de la capacidad productiva como consecuencia de la contienda.

La guerra mundial y las repercusiones que trajo consigo aumentaron estas dificultades y cerraron gran parte de los mercados y fuentes de aprovisionamiento normales, lo que motivó una serie de intervenciones de aprovisionamiento normales, lo que motivó una serie de intervenciones económicas al servicio de las tareas del abastecimiento y de la reconstrucción nacional. Sin embargo, a través de estas etapas difíciles España ha conocido un desarrollo sin precedentes en su economía.

Gracias a ese rápido proceso, nuestra estructura económica se ha modificado profundamente. Resueltos un sin fin de problemas, hay que enfrentarse ahora con otros derivados tanto del nivel de vida ya alcanzado cuanto de la evolución de la economía mundial, especialmente la de los países de Occidente, en cuyas organizaciones económicas está integrada España.

Para ello son imprescindibles unas medidas de adaptación que, sin romper la continuidad de nuestro proceso económico, aseguren un crecimiento de la producción respaldada por una política de ahorro y de ordenación del gasto.

La solución que se pretende dar a aquellos problemas debe hacerse desde un planteamiento global -y panorámico de los mismos, de tal manera que ni la apertura de nuestra economía hacia el exterior, ni las

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EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

medidas de orden interno, produzcan efectos secundarios desfavorables.

Por otra parte, es necesario que la nueva ordenación económica esté dotada de la debida flexibilidad para que sea susceptible de sufrir los reajustes necesarios y las revisiones oportunas a medida que los aconseje la experiencia y lo postulen las circunstancias.

En este aspecto, el Decreto-Ley que a continuación se articula establece la liberalización progresiva de la importación de mercancías y, paralelamente, la de su comercio interior; autoriza la convertibilidad de la peseta y una regulación del mercado de divisas; faculta al Gobierno para modificar las tarifas de determinados impuestos y al Ministerio de Hacienda para dictar normas acerca del volumen de créditos.

Es indudable que las medidas restrictivas de emergencia entrañaban un carácter transitorio. Superadas aquellas circunstancias, ha llegado el momento de iniciar una nueva etapa que permita colocar nuestra economía en una situación de más amplia libertad, de acuerdo con las obligaciones asumidas por España como miembro de pleno derecho de la OECE la mayor flexibilidad económica que se establecerá gradualmente no supone en ningún caso que el Estado abdique del derecho y de la obligación de vigilar y fomentar el desarrollo económico del país. Por el contrario, esta función se podrá ejercer con mayor agilidad suprimiendo intervenciones hoy innecesarias. La nueva etapa de nuestra vida comercial traerá sin duda consigo una relación adecuada de costos y precios, de acuerdo con las circunstancias reales de la demanda y la producción.

De este modo, se espera obtener la estabilidad interna y externa de nuestra economía, el equilibrio de la balanza de pagos, el robustecimiento de la confianza en nuestro signo monetario y, en suma, la normalización de nuestra vida económica".

Se trataba, en definitiva, de implantar un sistema económico capitalista clásico según las indicaciones de Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y abandonando definitivamente las veleidades filofascistas de la economía intervenida de la etapa de la autarquía. Ello se realizó mediante un instrumento legal, el Decreto-ley de Nueva Ordenación Económica, más conocido como Plan de Estabilización de 1959. Las consecuencias inmediatas de este plan fueron las previstas: la contracción de los créditos dificultó las compras y por ello muchas empresas debieron cerrar, con la secuela del aumento del paro. Pero a largo plazo estimuló enormemente a la economía que, aunque con sus claroscuros, dio el salto definitivo hacia el desarrollo. B. LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA: DEL DESARROLLISMO DE

LOS AÑOS 60 A LA CRISIS DEL PETRÓLEO (1973) Los cambios estructurales imprescindibles en la economía española coincidieron con una etapa de prosperidad mundial, especialmente en los países de la Europa occidental (Francia, Alemania, Suiza, Bélgica), lo que resultó a la postre decisivo para el éxito de esta nueva política económica.

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HISTORIA DE ESPAÑA

El desarrollo de los años 60 fue indudable, con tasa de crecimiento más elevada que en otros países del entorno, y se basó en una típica estrategia periférico y en vías de desarrollo: Bajos salarios en comparación con otros países del entorno. Inversiones extranjeras atraídas por los bajos salarios y la

estabilidad política impuesta por la dictadura. Tecnología y energía (especialmente, el petróleo tan barato

entonces) procedentes también del extranjero. Un importantísimo fenómeno de emigración exterior,

posibilitado por la demanda de trabajadores desde Alemania, Francia… Ello supuso, entre otras cosas, el drenaje del exceso de mano de obra que el sistema creaba, que en otras circunstancias hubiera quedado en el paro, con las correspondientes consecuencias sociales y económicas.

La entrada de divisas, por las remesas enviadas por los emigrantes o bien por los usuarios de la gran neoindustria nacional: el turismo, “inventado” a finales de los 60.

El aumento espectacular del turismo se convirtió en uno de los motores del desarrollo español en los años 60

Como puedes observar, la dependencia exterior era total, pero mientras la economía mundial fue viento en popa, el modelo no presentó ningún contratiempo importante. Sus objetivos se intentaron cubrir con los llamados Planes de Desarrollo, que eran planes cuatrienales de carácter indicativo en los que se marcaba una serie de objetivos, y aunque los resultados no fueron del todo satisfactorios, el caso es que entre 1961 y 1974 la tasa anual media de crecimiento del PIB se había situado en un 7%, sólo superada por el milagro japonés y la renta per cápita había pasado de unas 148.000 Ptas. a algo más de 350.000, ya descontados los efectos de la inflación. España se había incorporado al club de los países desarrollados y era la novena economía mundial.

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EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

La emigración hacia Europa constituyó uno de los fenómenos sociales y una de las fuentes más importante de divisas para la economía española

Sin embargo, las debilidades estructurales del sistema (gran dependencia del exterior, excesiva rigidez en el mercado de trabajo) provocaron que en 1973, con ocasión de la crisis del petróleo, la economía española recibiera un durísimo castigo, que llevó a altas tasas de para y una situación de crisis que duró hasta 1986. En esas circunstancias económicas se produjo el final del régimen de Franco. C. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA INTERNA: DEL ESPLENDOR AL

INICIO DE LA DECADENCIA (1959-1973) La segunda mitad de la dictadura va a suponer un lento declive del franquismo en paralelo con el deterioro físico de Franco. La bonanza económica, que se presentó, en parte con razón, como uno de los logros del régimen, trajo consigo por otro lado una serie de transformaciones sociales que hicieron que el propio régimen quedara obsoleto. La gente, una vez conseguido un mínimo bienestar, comenzó a pedir mayores cotas de libertad, y ello a pesar de los denodados intentos de conseguir una sociedad desarticulada, apolítica, apática por ignorante. Algunas de las decisiones de Franco (la “aperturista” ley de prensa, la designación de don Juan Carlos de Borbón y la creación de la figura de un Presidente del Gobierno distinta a la del Jefe del Estado pretendieron consolidar el régimen, dándole una mejor apariencia, con la intención de perpetuar la dictadura. Sin embargo, era otro el signo de los tiempos. Recordemos que al final de la etapa anterior, entre 1957 y 1958, ya se habían producido algunos importantes hechos que abrían esta segunda etapa política del franquismo: el cambio de gobierno, con la entrada de los tecnócratas del Opus en 1957 y la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento de 1958. También hay que destacar ahora la última de la Leyes Fundamentales franquistas, la Ley Orgánica del Estado de 1967, por la que se producía un retoque en las instituciones políticas del Estado. Con esta ley se pretendió suplir la carencia de una

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HISTORIA DE ESPAÑA

Constitución, especialmente de cara a las negociaciones para nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea.

TEXTO DE APOYO LA LEY ORGÁNICA DEL ESTADO DE 1967. LA FIGURA DEL JEFE DEL ESTADO "[…] Artículo 3. Son fines fundamentales del Estado: la defensa de la unidad entre los hombres y entre las tierras de España; el mantenimiento de la integridad, independencia y seguridad de la Nación; la salvaguardia del patrimonio espiritual y material de los españoles; el amparo de los derechos de la persona, de la familia y de la sociedad; y la promoción de un orden social justo en el que todo interés particular quede subordinado al bien común. Todo ello bajo la inspiración y la más estricta fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional promulgados por la ley Fundamental de 17 de mayo de 1958 [BOE, 18 de mayo], que son, por su propia naturaleza, permanentes e inalterables. […] Artículo 6º. El Jefe del Estado es el representante supremo de la Nación; personifica la soberanía nacional; ejerce el poder supremo político y administrativo; ostenta la Jefatura Nacional del Movimiento y cuida de la más exacta observancia de los Principios del mismo y demás Leyes Fundamentales del Reino, así como de la continuidad del Estado y del Movimiento Nacional; garantiza y asegura el regular funcionamiento de los Altos Órganos del Estado y la debida coordinación entre los mismos; sanciona y promulga las leyes y provee a su ejecución; ejerce el mando supremo de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire; vela por la conservación del orden público en el interior y de la seguridad del Estado en el exterior; en su nombre se administra justicia; ejerce la prerrogativa de gracia; confiere, con arreglo a las leyes, empleos, cargos públicos y honores; acredita y recibe a los representantes diplomáticos y realiza cuantos actos le corresponden con arreglo a las Leyes Fundamentales del Reino [...].

En esta ley se incluyó la creación de la figura del Presidente del Gobierno16, con la intención de ir generando una serie de líneas de sucesión a la persona de Franco, cada vez más visiblemente enfermo, paralelas a la designación de don Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, como sucesor oficial de Franco a título de rey (1969).

16 La presidencia del Consejo de Ministros, o sea, del Gobierno, la había ejercido desde la Guerra Civil el propio Franco. Sin embargo, su avanzada edad hacía conveniente que se desligara este cargo de su persona, con lo que al mismo tiempo se conseguía descargarle de trabajo y disponer de un puesto en el que situar al que debería ser su delfín, el garante de la continuidad del régimen, encargado de vigilar al futuro Rey.

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EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

TEXTO DE APOYO LA LEY ORGÁNICA DEL ESTADO DE 1967. LA FIGURA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

El Presidente del Gobierno habrá de ser español y será designado por el jefe del Estado a propuesta en terna del Consejo del Reino.

Su mandato será de cinco años.

[...] El Presidente del Gobierno en nombre del Jefe del Estado, ejerce la Jefatura Nacional del Movimiento, asistido del Consejo nacional y del secretario nacional.

El Presidente del Gobierno cesará en su cargo: […]

c) Por decisión del Jefe del Estado, de acuerdo con el Consejo del Reino.

Un Consejo del Reino que tendrá precedencia sobre los Cuerpos Consultivos de la Nación, asistirá al Jefe del Estado en los asuntos y resoluciones trascendentales de su exclusiva competencia. […]

Artículo 25. El Presidente del Gobierno, por su condición de Jefe Nacional del Movimiento por delegación del Jefe del Estado, ejercerá la Presidencia del Consejo Nacional y de su Comisión Permanente, asistido del Secretario General, en quien podrá delegar las funciones que estime convenientes.[…]

Artículo 43. Todas las autoridades y funcionarios públicos deben fidelidad a los principios del Movimiento Nacional […]

Artículo 49. las Cortes españolas serán inmediatamente informadas del nombramiento de nuevo Gobierno y de la sustitución de cualquiera de sus miembros. […]

Los aspectos que hay que destacar en esta época son: La escisión de las familias del régimen en dos grandes

sectores: uno reformista —deseoso de introducir tímidas reformas que permitieran un acercamiento a los sistemas democráticos de la Comunidad Económica Europea— en el que encuadrarían personajes como Manuel Fraga, Fernando Castiella o José Solís; el otro, inmovilista, en el que se encontraba el almirante Luis Carrero Blanco.

Más a la derecha incluso se podían encuadrar los ultras del llamado “búnker”, como Blas Piñar o Raimundo Fernández Cuesta, para los que cualquier idea de apertura o reforma del régimen suponía una traición al “espíritu del 18 de julio” y ponía en peligro la propia existencia del sistema.

Uno de los intentos más importantes de esa tímida apertura fue la Ley de Prensa de 1966, responsabilidad del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, por la que se suprimía la censura previa, pero se mantenía un sistema de sanciones administrativas (multas, secuestro de publicaciones) cuando lo publicado fuera crítico con el régimen. La cosa no daba para más.

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HISTORIA DE ESPAÑA

TEXTO DE APOYO LA LEY DE PRENSA DE 1966 ARTÍCULO 1.º- Libertad de expresión por medio de impresos 1. El derecho a la libertad de expresión de las ideas reconocido a los españoles en el artículo 12 de su Fuero se ejercitará cuando aquéllas se difundan a través de impresos, conforme a lo dispuesto en dicho Fuero y en la presente Ley.

2. Asimismo se ajustará a lo establecido en esta Ley el ejercicio del derecho a la difusión de cualesquiera informaciones por medio de impresos. ART. 2.1 - Extensión del derecho: - la libertad de expresión y el derecho a la difusión de informaciones, reconocidos en el artículo primero, no tendrán más limitaciones que las impuestas por las leyes. Son limitaciones: el respeto a la verdad y a la moral; el acatamiento a la Ley de Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales; las exigencias de la defensa nacional, de la seguridad del Estado y del mantenimiento del orden público interior y la paz exterior; el debido respeto a las instituciones y a las personas en la crítica de la acción política y administrativa; la independencia de los Tribunales, y la salvaguardia de la intimidad y del honor personal y familiar. ART. 3.º - De la censura: - La Administración no podrá aplicar la censura previa ni exigir la consulta obligatoria salvo en los estados de excepción y de guerra expresamente previstos en las leyes. ART. 4.º - Consulta voluntaria: - 1. La Administración podrá ser consultada sobre el contenido de toda clase de impresos por cualquier persona que pudiera resultar responsable de su difusión. La respuesta aprobatoria o el silencio de la Administración eximirán de responsabilidad ante la misma por la difusión del impreso sometido a consulta.

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EL RÉGIMEN DE FRANCO (1939-1975)

La apertura de un debate, a instancias del propio Manuel

Fraga, sobre la conveniencia de permitir el asociacionismo político, que aunque con un perfil muy bajo, habría de llevar a la larga a la reaparición de los partido políticos como tales. Ante esta posibilidad, tanto Franco como Carrero bloquearon el proyecto.

Ante las reacciones adversas, el régimen cerró toda posibilidad de evolución, por lo que la consecuencia fue el endurecimiento de la represión, con el uso indiscriminado de los estados de excepción, la vuelta a las torturas, la actividad frenética de la Brigada Social (la policía política) y el Tribunal de Orden Público, instituido en 1963 con el propósito de reprimir a la oposición.

El almirante Luis Carrero Blanco (izqda.) y Carlos Arias Navarro fueron los últimos presidentes del Gobierno del franquismo. El primero fue asesinado; el segundo sería confirmado inicialmente por don Juan Carlos

Don Juan Carlos de Borbón —hijo de don Juan de Borbón, que el aquel tiempo era depositario de los derechos dinásticos de la corona de España— en el momento de aceptar su designación como sucesor de Franco a título de rey.

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HISTORIA DE ESPAÑA

D. EL FINAL DEL RÉGIMEN (1973-1975) El año 1973 resultó decisivo para la suerte futura del franquismo. Para terminar de una vez con las veleidades aperturistas del Gobierno al que había pertenecido Fraga, al mismo tiempo que, como queda dicho, con la intención de colocar en un lugar privilegiado a su delfín, Franco designó un nuevo Gobierno formado por inmovilistas, en cuya presidencia puso al almirante Luis Carrero Blanco. Pero meses más tarde (diciembre de 1973), en un espectacular atentado de la ETA en pleno centro de Madrid, el presidente del Gobierno moría asesinado. Ello supuso un durísimo golpe para un Franco ya muy debilitado por la edad y para la propia continuidad del franquismo.

La evidente vinculación de don Juan Carlos con Franco restó credibilidad inicial a su proyecto de transición democrática. Sus actos posteriores demostraron lo equivocado de estas prevenciones

Semanas más tarde era nombrado nuevo presidente Carlos Arias Navarro, otro inmovilista, que incorporó no obstante algunos ministros aperturistas, como Pío Cabanillas. Pese al anuncio de ciertas reformas —que incluía una vaga referencia a la posibilidad de instituir la libertad de asociación política—, el llamado “espíritu del 12 de febrero”, por la fecha de su difusión pública, los hechos terminaron demostrando en Arias Navarro un talante tremendamente duro. Fue el último presidente del Gobierno de Franco y el primero que, por herencia, tuvo el rey don Juan Carlos. A lo largo del año 74 y 75 se produjeron otros acontecimientos a destacar: La desarticulación de la Unión Militar Democrática, grupo

secreto de oficiales del ejército con ideas democráticas, lo que demostraba que incluso en el propio pilar del régimen empezaban las disensiones.

La hospitalización de Franco en el verano de 1974 y la asunción provisional de la Jefatura del Estado por el Príncipe don Juan Carlos, que hacía evidente que la muerte del dictador estaba próxima.

La condena a muerte y ejecución de cinco terroristas de la ETA y el FRAP en septiembre de 1975, lo que levantó una oleada internacional de protestas contra el régimen, incluido el asalto y quema de nuestra embajada en Lisboa. Esto provocó la convocatoria de una multitudinaria manifestación de apoyo a Franco en la Plaza de Oriente de Madrid. Fue su última aparición en público.

Aprovechando la debilidad

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interna española, el rey Hassan II de Marruecos lanzó contra el Sahara español17 la llamada Marcha Verde, unos 400.000 civiles marroquíes desarmados que pretendían ocupar este territorio colonial. España anunció que rechazaría la marcha, a sangre y fuego si era necesario, pero la marcha continuó, llevando la situación al borde mismo de la guerra, cuando ya Franco estaba debatiéndose entre la vida y la muerte. Finalmente, pocos días antes de la muerte del dictador, España renunció, mediante los Acuerdos de Madrid, al Sahara, cediéndolo a Marruecos y Mauritania.

Franco cayó enfermo en octubre de 1975 y, tras largas semanas de terrible agonía, murió el día 20 de noviembre de 1975, dejando tras de sí una dictadura que se desmoronaba y un país cambiado en muchos aspectos y deseoso a su vez del cambio más trascendental: el político

TEXTO DE APOYO

EL TESTAMENTO POLÍTICO DE FRANCO (1975) En la mañana del 20 de noviembre de 1975, un ojeroso y grave Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno, comparecía ante las cámaras de televisión para anunciar: “Españoles, Franco ha muerto”. Era el momento que tantos habían soñado desde hacía años, mientras que otros muchos lo contemplaban entre sobrecogidos por la ausencia de quien había dirigido el país con mano firme y la desazón ante el futuro. A continuación leía el texto que Franco le había hecho llegar para aquella ocasión, en el que vuelven a aparecer las grandes ideas del franquismo: catolicismo, españolismo, unidad de la patria, continuidad en la persona de don Juan Carlos.

“Españoles: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio, pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante, ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. [...]

Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre. Por el amor que siento por nuestra Patria os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado, y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido. No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alertas. Velad también vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria. […] Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar, por última vez, en los umbrales de mi muerte: ¡Arriba España! ¡Viva España!” Madrid, a 20 de noviembre de 1975

17 El Sahara español, actual Sahara Occidental, era la última de las posesiones coloniales españolas y venía siendo reclamado por Marruecos desde su independencia en 1956, alegando que lo consideraba como territorio propio, aunque en realidad le interesaba especialmente por sus minas de fosfatos y por las posibilidades petroleras de su plataforma continental.

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32.3. LA EVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DURANTE EL FRANQUISMO: DEL NACIONAL-CATOLICISMO A LA MODERNIZACIÓN

A. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN LA PRIMERA ETAPA DEL

FRANQUISMO La sociedad española de los 40 y 50 se vio dramáticamente marcada por la guerra, la dictadura y sus secuelas económica. Era una sociedad ensimismada por el drama sufrido, carente de expectativas de futuro y caracterizada por el hambre y la miseria. No sólo las capas más humildes de la sociedad (jornaleros, obreros industriales se vieron empobrecidos hasta cotas inimaginables, sino que también las clases medias sufrieron el azote de la miseria. Sólo los grandes beneficiados, por uno u otro motivo, por el advenimiento del régimen y su política económica, se libraron de ese mal: la gran burguesía, los terratenientes, los funcionarios corruptos, los acaparadores de productos alimenticios, los comerciantes que hacían su agosto con el estraperlo… Por otro lado, se trataba de una sociedad que había involucionado en lo social y cultural: Debido al retroceso de la industria, se produjo una

ruralización del país. Hasta finales de los 40 no volvió a ser mayoritaria de población urbana.

El exilio de buena parte de la intelectualidad (artistas, escritores, científicos) determinó un empobrecimiento en el panorama cultural. Los aires de renovación cultural de la República fueron sustituidos por la cultura promovida por el régimen, que era de signo propagandístico, con la intención de difundir los nuevos valores: patriotismo, catolicismo…, apoyada en una censura que llegó a cotas caricaturescas.

La imposición de la moral católica, al mismo tiempo que coadyuvó a ese empobrecimiento cultural, tendió a reafirmar un modelo familiar basado en la primacía del hombre sobre la mujer, que tras un breve periodo de liberalización, en la República, se vio de nuevo constreñida a los estrechos márgenes de la vida familiar.

La educación se concibió, más que como una vía de progreso individual y colectivo, como parte del aparato de control de las conciencias y de la propaganda del régimen. Las distintas leyes educativas (sobre el Bachillerato, 1938; de Ordenación Universitaria, 1943; de Enseñanza Primaria, 1945) garantizaban ese control ideológico y el fomento de una sociedad católica. Quedaba excluida la libertad de cátedra, se establecía la enseñanza de la religión católica en todos los niveles, se difundían las consignas patrióticas y anticomunistas y los valores del régimen y fueron objeto de represalias todos los maestros y profesores que habían colaborado con la República.

Era la época de apogeo del nacional-catolicismo, una determinada visión de la realidad que se quiso imponer como única, pasando por encima de cualquier tipo de discrepancia o anterior

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B. LA SOCIEDAD EN LA ERA DEL DESARROLLISMO (AÑOS 60) La bonanza económica indiscutible que comenzó en torno a 1960 va a generar una serie de cambios muy significativos en la sociedad española. Se puede decir que la modernización de las estructuras económicas, el aumento del bienestar, el contacto con los extranjeros (turismo, emigración) produjo en paralelo la de las estructuras sociales, la cultura y las mentalidades. Tanto es así que a la altura de los años 70 la sociedad había evolucionado tanto que comenzaba paradójicamente a reclamar, entonces sí más firmemente, cambios políticos que no terminaban de llegar. La agonía del régimen tiene mucho que ver con este divorcio entre sociedad y política. Los cambios sociales más destacables de este periodo fueron: La emigración masiva del campo a la ciudad (éxodo rural),

que comenzó en los 50 y que tuvo como destinos preferentes las zonas industrializadas del entorno de Barcelona y Madrid, con focos secundarios en Valencia y Bilbao.

Una segunda gran corriente migratoria fue hacia los países desarrollados de Europa occidental, que por entonces reclamaban gran cantidad de mano de obra (especialmente, Alemania y también Suiza, Bélgica y Francia). En aquellos países desempeñaron los trabajos que los nacionales empezaban a rechazar (construcción, industria, servicios…18). El contacto de nuestros emigrantes con aquellas sociedades modernas (en las que las mujeres trabajaban, existía el divorcio, había democracia y libertades, derechos sindicales, etcétera) fue una bocanada de aire fresco en una sociedad hasta aquel momento encerrada en su propia concha.

Pese a los beneficios sociales y económicos que produjo, tanto en un caso como en otro, la emigración supuso un enorme drama humano, para los que se iban (desarraigo, desconocimiento del idioma, rechazo en las sociedades de acogida) como para los que se quedaron en sus lugares de origen (despoblamiento de los núcleos rurales, sensación de vacío, ruptura de familias enteras). Hubo que esperar a la crisis económica de los 70, que también afectó a los países de destino, para que muchos de aquellos emigrantes volvieran a España; otros muchos se quedaron ya para siempre allí, en el lugar del que eran sus hijos, pero con el sentimiento de no ser ya del todo ni de un sitio ni de otro. España dejaría de ser un país de emigrantes en los 80 y, casi sin darnos cuenta, se convirtió en el destino de la inmigración de países del Tercer Mundo.

Los años 60 experimentaron uno de los más notables

crecimientos demográficos de nuestra historia reciente: fue el llamado baby boom. El bienestar y la mejora en las perspectivas de vida que trajo consigo animó a muchas

18 Algo similar ocurre en la actualidad con la inmigración hacia España: los españoles estamos ya rechazando ciertos trabajos (construcción, agricultura, servicio doméstico) que son aceptados por los marroquíes, colombianos, polacos… Como puedes ver, se trata del mismo esquema de hace 40 ó 50 años, pero con los papeles invertidos

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familias a tener tres, cuatro o más hijos, todo ello apoyado desde el régimen con una política pronatalista, de raíces más ideológicas y religiosas que económicas, y que premiaba a las familias numerosas con algunos beneficios sociales.

Junto con este fenómeno también se inició otro —que paradójicamente años más tarde se iba a convertir en una de las causas de la reducción de la natalidad en las década siguientes—: el de la progresiva incorporación de la mujer al trabajo remunerado fuera del hogar, lo que sin duda contribuiría, sobre todo en los ambientes urbanos, a una progresiva liberación y emancipación de la mujer. Ello contribuyó a modificar el tradicional modelo de familia, que por otro lado se iba acercando al actual de familiar nuclear (padres e hijos exclusivamente, sin que apenar exista el sentido de la gran familia)

En 1963 se modificó sustancialmente la Seguridad Social, que se pagaba fundamentalmente con cotizaciones de los trabajadores; ello permitió la mejora de la red de hospitales y cubrir las prestaciones por enfermedad, vejez, desempleo y jubilación, todo ello a niveles que hoy resultarían claramente insuficientes, pero que en aquel momento supusieron un importante avance social.

La sociedad se convirtió en una sociedad de consumo: casi todos los hogares empezaron a disfrutar de ciertos electrodomésticos como el frigorífico, la radio o el televisor. A algunos de ellos también llegó la lavadora eléctrica (a veces era “superautomática”) y un pequeño utilitario, especialmente el SEAT 600, el auténtico símbolo de la década. La electricidad y el agua corriente empezaban a generalizarse hasta en las pequeñas poblaciones y algunos privilegiados de las clases medias tuvieron acceso al veraneo en las mismas playas a las que desde hacía unos años estaban llegando los extranjeros.

La televisión estatal (TVE, con sus dos cadenas) comenzó a emitir a finales de los 50 y a la altura de 1969 llegaba ya a las dos terceras partes de los hogares. Comenzaba a cambiar la forma de entretenerse, de informarse y de actuar en el hogar.

La educación también experimentó un cambio significativo. Las tasas de analfabetismo se redujeron drásticamente y comenzaron a incorporarse a la Universidad jóvenes, incluso de escasos recursos —a través de las becas—. Las inversiones se incrementaron y en 1970 el sistema educativo fue reformado con la Ley General de Educación, que creó la E.G.B. obligatoria, el B.U.P. y C.O.U. y la Formación Profesional en dos fases19.

Todo ello hizo que se modificaran las mentalidades y se produjo un ansia de cambio en todos los terrenos. En el religioso, comenzó un imparable proceso de secularización real, con el abandono de las prácticas religiosas habituales —aunque se han mantenido hasta hoy las ceremonias religiosas excepcionales con ocasión del nacimiento, matrimonio y fallecimiento de las personas—. Los jóvenes empezaron a demandar una relajación en las costumbres y normas sociales y en muchos casos también una apertura política.

La estructura de la población activa se modificó sustancialmente, ya que el sector agrario pasó de un 42% en 1960 a un 21% en 1975; por su parte, el sector industrial

19 Este fue el sistema educativo que estuvo en vigor en España hasta la progresiva implantación del diseñado en la LOGSE en los años 90.

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creció, aunque discretamente, porque lo que más creció fue el sector servicios, pasando de un 26% a un 41% y convirtiéndose ya (como corresponde a una economía desarrollada) en el más importante sector de la economía.

En definitiva, que la que alguien llamó la “década prodigiosa” supuso el triunfo de las clases medias y de la modernización de la sociedad española, una modernización deseada en algunos aspectos por el régimen (mejora de los servicios y del bienestar) pero no tanto en otros muchos (secularización, cambio de mentalidad), y que paradójicamente contribuyó al debilitamiento del franquismo.

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33. LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN Un régimen dictatorial como el de Franco, y como no podía ser de otra forma, contó siempre con una férrea oposición. Ya decíamos al principio del tema20 que tal oposición fue, en la práctica y en un principio muy minoritaria, debido a la represión, el exilio, la desmoralización y el exilio interior. Sin embargo, la oposición fue lentamente creciendo, quizá no de forma espectacular desde el punto de vista cuantitativo, pero sí de manera lo suficientemente importante como para que al dictador le obsesionara desde el primer momento hasta el último luchar contra ella. La indudable aportación de la oposición al derrumbe del sistema —aunque hubo que esperar a la muerte de Franco— y el posterior advenimiento de la democracia hace que merezca un tratamiento específico. Tres son los ejes sobre los que necesariamente habrá de versar la cuestión: la represión del régimen, la acción de la oposición en el interior y el llamado exilio republicano. 33.1. LA REPRESIÓN CONTRA LA OPOSICIÓN Ya tuvimos ocasión de hablar en el tema anterior21 de la fuerte represión que desencadenó contra los enemigos políticos, que llevó a la muerte a decenas de miles de personas. Como es lógico, la represión de llevada a cabo por los republicanos cesó a la finalización de la contienda, mientras que la de bando victorioso continuó y se institucionalizó legalmente. Tras la guerra se impuso la consigna de la eliminación física de toda la oposición, bien mediante su ejecución bien a través de la reclusión en la cárcel. En 1939 había unos 270.000 presos políticos en las cárceles, mientras que en 1945 todavía quedaban 43.000, muchos de ellos condenados a trabajos forzados. Las ejecuciones se contaron también por decenas de miles. Los grandes enemigos para Franco —sus fantasmas personales— eran los comunistas (donde englobaba de modo poco convencional también a socialistas, sindicalistas y anarquistas), los masones22 (que relacionaba con los ilustrados

20 Ver página 338. 21 Ver página 320, en el tema 5. 22 La masonería es un conjunto de múltiples grupos, llamados logias, prácticamente secretos —o al menos muy discretos en sus manifestaciones y muy reacios a la divulgación pública de sus componentes—, teóricamente enlazados en forma piramidal hasta formar una gran organización mundial y de la que lo que más se sabe es lo poco que se sabe. Su carácter reservado e inaccesible ha contribuido a generar en torno a la masonería un halo mítico y hasta esotérico que tal vez no merezca. Tiene su origen en las modestas reuniones de constructores de catedrales de la edad media —por eso sus símbolos están relacionados con la albañilería— pero con posterioridad se convirtieron en una especie de clubes hiperselectos, a los que tiene acceso, tras numerosos filtros, sólo un reducido número de personas que comparten lemas y objetivos tales como la hermandad universal, el progreso, el libre pensamiento, la paz…., además de curiosos rituales, símbolos, vestimentas y claves secretas. En realidad, algo por lo general completamente inofensivo, ya que su verdadera fuerza, si es que la tiene, reside en los estrechos vínculos personales que se generan entre los miembros de las logias y en el hecho de que éstos ya sean de por sí personas influyentes: políticos, intelectuales, empresarios. Si Franco resultó tan antimasón se debió a la relación

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del XVIII y los liberales del XIX) y los judíos (en parte por imitar a Hitler y en parte por reivindicar la figura de los Reyes Católicos, que los expulsaron de España en 1492)23. Dos fueron los instrumentos legales para organizar la represión en los primeros años de la posguerra: la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de 1940. La primera de ellos fue la base de las depuraciones realizadas en el funcionariado, el profesorado y el magisterio y el ejército que afectaron a todos los sospechosos de haber simpatizado con la República, bajo el dudoso argumento jurídico, ¡aplicado retroactivamente!, de que habían sido culpables de rebelión contre el Alzamiento Nacional.

La segunda era una demostración de cuáles eran los enemigos naturales del régimen.

TEXTO DE APOYO LEY PARA LA REPRESIÓN DE LA MASONERÍA Y EL COMUNISMO (1940) ' ( ... ) DISPONGO: Artículo primero. Constituye figura de delito, castigado conforme a las disposiciones de la presente ley, el pertenecer a la masonería, al comunismo y demás sociedades clandestinas a que se refieren los artículos siguientes. El Gobierno podrá añadir a dichas organizaciones las ramas o núcleos auxiliares que juzgue necesario y aplicarles entonces las mismas disposiciones de esta ley debidamente adoptadas.

Artículo segundo. Disueltas las indicadas organizaciones, que quedan prohibidas y fuera de la Ley, sus bienes se declaran confiscados y se entienden puestos a disposición de la jurisdicción de responsabilidades políticas.

Artículo tercero. Toda propaganda que exalte los principios o los pretendidos beneficios de la masonería o del comunismo o siembre ideas disolventes contra la Religión, la Patria y sus instituciones fundamentales y contra la armonía social, será castigada con la supresión de los periódicos o entidades que la patrocinasen e incautación de sus bienes, y con pena de reclusión mayor para el principal o principales culpables, y de reclusión menor para los cooperadores. ( ... )"

BOE, 2 de marzo de 1940.

El franquismo no descuidó el control de los medios de comunicación, de modo que se estableció una dura censura

de muchos liberales del siglo XIX con estos grupos —ya conocemos su rechazo visceral al liberalismo— y al hecho de que Manuel Azaña, su gran enemigo durante la guerra, fuera masón. 23 En la época del aislamiento se habló desde el franquismo de que la misma era consecuencia de una “conjura judeomasónica internacional” contra la patria, por no hablar del anticomunismo militante que fue nuestra carta de presentación ante los EE.UU. en los años 50.

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previa, se obligó a todas las emisoras de radio a conectar con los informativos de Radio Nacional, se abolió la libertad de expresión, se cerraron muchos diarios y se fue creando una cadena de periódicos de la llamada prensa del Movimiento. 33.2. LA OPOSICIÓN EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL

FRANQUISMO Entre la auténtica oposición al régimen, por más que fuese escasa, desde luego no se encontraban los judíos (ni los extranjeros ni el reducido número de ellos residentes en España) ni los masones, pero el comunismo si que destacó, como vamos a ver, entre los enemigos declarados de Franco. A. EL EXILIO REPUBLICANO: EL GOBIERNO EN EL EXILIO En la fase final de la Guerra Civil abandonaron España, huyendo de la represión, unas cuatrocientas mil personal, de las cuales una parte significativa volvió en poco tiempo, debido a las promesas de las nuevas autoridades —que luego no cumplieron— de que no tomarían represalias, a que las condiciones en los países de acogida, desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial (septiembre de 1939) se hicieron aun peores que en España o, por último, porque fueron deportados a nuestro país por los nazis conforme fueron invadiendo distintos países europeos. No obstante, unos 100.000 de ellos permanecieron por largo tiempo fuera de España; es lo que se conoció como el exilio republicano, en el que había no sólo destacados representantes de la vida política, cultural y científico de la Segunda República, sino también miles de personas anónimas, cuyo destino fue muy incierto: fueron confinados en campos de concentración y cuando pudieron, se enrolaron en la resistencia frente a la ocupación

TEXTO DE APOYO REFLEXIONES DE UN REPUBLICANO EN EL EXILIO Al principio los emigrados republicanos fuimos un Estado, con su jefe de gobierno, Parlamento y partidos, pero todo era una ficción, un artificio, un Pigmalión político. No tuvimos la suerte o la habilidad de que nos reconocieran las grandes potencias durante la Segunda Guerra Mundial, como a los gobiernos refugiados en Londres. Nuestro creciente aislamiento de España y del mundo explica nuestra ineficacia política. Nos movemos en el vacío de una campana neumática y ahí lo mismo da que estemos unidos o desunidos. Nuestras organizaciones en el exterior han operado como aisladoras de nuestra acción. No tenemos ninguna influencia positiva sobre lo que ocurre en España y en el mundo en relación con el problema español. Somos espectadores de las Historia, hemos dejado de ser actores ARAQUISTAIN, L. de: El pensamiento español contemporáneo, 1966

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nazi, especialmente la francesa. Entre los exiliados con nombre y apellido hay que destacar la

pervivencia de un Gobierno republicano en el exilio, que pretendió, sin conseguirlo, ser reconocido internacionalmente como una especie de Gobierno de la resistencia a imitación del francés De Gaulle, como la continuidad de las instituciones legítimas de la República. Este Gobierno, que a nadie gobernaba, experimentó una enorme frustración cuando en 1945 los aliados, recientemente vencedores en la Guerra Mundial, decidieron, contra lo que aquellos esperaban, no intervenir en España para hacer caer el régimen filofascista de Franco24. La entrada de España en la ONU en 1955 supuso el golpe de gracia para esta forma de disidencia. A partir de entonces y hasta junio de 1977, el Gobierno republicano en el exilio —con sus respectivos presidentes de la República, presidentes del Gobierno, presidentes de las Cortes y distintos ministros sectoriales—, con sede en Méjico, se paseó por la escena política internacional como un fantasma, sin que tuviera ningún papel político importante.

Paralelamente, subsistieron los Gobiernos vasco y de la Generalitat de Cataluña en el exilio, que aunque tampoco tuvieron una gran capacidad de decisión, sí que al menos sirvieron de referente para la resistencia nacionalista interior. De hecho, el que era presidente de la Generalitat en el exilio en 1977, Josep Tarradellas, se convertiría en el primer presidente de la Comunidad Autónoma catalana restaurada durante la Transición, a modo de reconocimiento de la continuidad de la institución durante el franquismo.

Una parte muy significativa de intelectuales y artistas españoles también emprendieron el camino del exilio, entre los que podemos destacar a Claudio Sánchez Albornoz, historiador, Antonio Machado Rafael Alberti, Luis Buñuel y Pablo Picasso, entre otros.25

El destino inmediato de estos exiliados fue bien Francia bien sus posesiones coloniales en el norte de África, pero más tarde también se dirigieron a otros países: unos pocos, al Reino Unido o los Estados Unidos, muchos (especialmente los comunistas) a la Unión Soviética, pero el grueso del exilio se dirigió a Iberoamérica, especialmente a México y a Argentina, donde fueron recibidos con los brazos abiertos y pudieron desarrollar con libertad y medios su labor política o intelectual.

B. LOS GUERRILLEROS MAQUIS La forma más llamativa de oposición al régimen en sus primeros años fue la de las partidas guerrilleras. Muchos de los antiguos

24 Ya vimos en su momento que los vencedores se limitaron a hacer el vacío a Franco: retirada de embajadores, no inclusión en el Plan Marshall, veto a la entrada en la ONU. Pero no hubo ninguna acción concreta y directa para propiciar la caída del régimen. 25 No conviene, no obstante, exagerar el volumen del exilio intelectual durante el franquismo, dado que también en el interior se gestó o permaneció una pléyade de grandes creadores, la mayor parte de los cuales, eso sí, o eran críticos más o menos veladamente con el régimen o al menos no estaban entre sus partidarios. Pensemos en cineastas como Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem o Carlos Saura, escritores como Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, Blas de Otero, Dámaso Alonso o Rafael Sánchez Ferlosio, pintores como Salvador Dalí, Joan Miró o Antoni Tapiès, por citar sólo a unos pocos de varias brillantes generaciones.

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combatientes se echaron literalmente al monte, desde donde, y coordinados por el Partido Comunista, desarrollaron acciones violentas de sabotaje, especialmente desde 1944, con la esperanza de que los Aliados, que comenzaban ya a acariciar el triunfo en la Segunda Guerra Mundial, pudiesen intervenir en su ayuda. Las acciones de estas guerrillas, a las que se llamó los maquis, se centraron en las zonas más agrestes de la Península (Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Cordillera Central, Pirineos centrales y Cordilleras Béticas y obligaron a una durísima represión por parte de la Guardia Civil. Ello, unido a la frustración por la nula colaboración de los Aliados una vez terminada la Guerra Mundial, provocó que sus acciones fueran perdiendo intensidad, hasta que en 1948 el PCE renunció a esta forma de lucha, aunque algunos focos aislados subsistieron hasta mediados los 50. C. LOS MONÁRQUICOS. EL PAPEL DE DON JUAN DE BORBÓN Como recordaremos26 los monárquicos se habían alineado junto a los sublevados en la Guerra Civil y mostrado favorables al nuevo régimen, con la esperanza de que éste fuera una rápida transición hacia el retorno a la monarquía de Alfonso XIII. A la muerte de éste en 1941 recibió los derechos dinásticos su tercer hijo (por renuncia de los dos mayores), don Juan de Borbón y Battemberg27 comenzó a reivindicar su derecho a ocupar la Jefatura del Estado a título de rey. Las malas relaciones de Franco con don Juan y el inevitable deseo del dictador de perpetuarse en el poder, además de la convicción de don Juan de la necesidad de establecer una monarquía parlamentaria, detestada por Franco, hicieron imposible el entendimiento, por lo que en la práctica, don Juan pasó a ejercer una discreta oposición desde el exilio.

26 Ver la página 307, en el tema 5 y la 339, en este mismo tema. 27 Don Juan nunca llegó a ser rey y fue más conocido a lo largo de su vida como Conde de Barcelona. Pese a la elección, primero in pectore y más tarde por vía legal, de su hijo don Juan Carlos, actual rey de España, como sucesor de Franco, saltando así la línea dinástica, nunca durante el franquismo renunció a su derecho a la corona de España y esperó a la muerte de Franco para efectuar , unas jornadas antes de la celebración de las primeras elecciones democráticas (en 1977), esa solemne renuncia a favor de su hijo.

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TEXTO DE APOYO MANIFIESTO DE LAUSANA, POR DON JUAN DE BORBÓN Españoles: Conozco vuestra dolorosa desilusión y comparto vuestros temores. Acaso lo sienta más en carne viva que vosotros, ya que, en el libre ambiente de esta atalaya centroeuropea, donde la voluntad de Dios me ha situado, no pesan sobre mi espíritu ni vendas ni mordazas. A diario puedo escuchar y meditar lo que se dice sobre España. [ ... ] La política exterior seguida por el régimen compromete también el porvenir de la Nación. Corre España el riesgo de verse arrastrada a una nueva lucha fratricida y de encontrarse totalmente aislada del mundo. [ ... ] Por estas razones, me resuelvo, para descargar mi conciencia del agobio cada día más apremiante dé la responsabilidad que me incumbe, a levantar mi voz y requerir solemnemente al general Franco para que, reconociendo el fracaso de su concepción totalitaria del Estado, abandone el Poder y dé libre paso a la restauración del régimen tradicional de España, único capaz de garantizar la Religión, el Orden y la Libertad. Bajo la Monarquía -reconciliadora, justiciera y tolerante- caben cuantas reformas demande el interés de la Nación. […]

DON JUAN DE BORBÓN, Lausana, 19 de marzo de 1945

En 1945 don Juan hizo público el Manifiesto de Lausana, en el que don Juan reclamaba ya la salida del poder de Franco y su reconocimiento del fracaso de su régimen “totalitario”. Nada más lejos de la intención del dictador, que en distintas etapas fue escenificando la definitiva ruptura con don Juan: en 1946 aprobó la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (de la que ya hablamos); en los años 50 consiguió traer a España a don Juan Carlos (primogénito de don Juan, nacido en 1938) para encargarse de su formación, haciendo ver a todos que era aquel niño quien en su día sería designado su sucesor; y finalmente, en 1969 Franco designa formalmente a don Juan Carlos como su sucesor. C. LA RESISTENCIA INTERIOR: COMUNISTAS Y OTROS La oposición política en el interior, como hemos venido diciendo, era escasa y además estaba totalmente desarbolada por el exilio, ejecución o encarcelamiento de la mayor parte de sus cuadros dirigentes, y superada por la magnitud de lo que se les había venido encima. Algunas de las organizaciones otrora poderosas —y por su puesto ahora prohibidas y clandestinas—, estaban al borde de la extinción (UGT, CNT, POUM, partidos republicanos y nacionalistas). El PSOE estaba sacudido por crisis internas, y sólo el PCE, una vez abandonada la estrategia guerrillera y con la ayuda inestimable de la Unión Soviética, pudo organizarse en la clandestinidad de forma mínimamente operativa. En cualquier caso, estas células de resistencia comenzaron a promover entre los grupos obreros acciones de agitación social que llevaron a la organización de las primeras huelgas —ilegales, como sabemos— en 1946 en Barcelona y en 1947 en Bilbao.

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33.3. EL INCREMENTO DE LA OPOSICIÓN DESDE FINALES DE LOS 50 Desde finales de los años 50 la oposición se recrudeció, tanto en el interior como la que ejercían los exiliados. A. LA AGITACIÓN UNIVERSITARIA La Universidad fue el escenario de las primeras manifestaciones de descontento. Frente al sindicato oficial (el SEU, Sindicato Español Universitario) y aprovechando el clima de apertura propiciado por el ministro democristiano Joaquín Ruiz-Giménez, aparecieron grupos de estudiantes católicos opuestos al régimen así como grupos socialistas y comunistas —apoyados por muchos profesores, como Enrique Tierno Galván, José Luis Aranguren y Agustín García Calvo, que terminaron expulsados de sus cátedras—, que protagonizaron enfrentamientos violentos con los estudiantes oficialistas. La respuesta de las autoridades fue la destitución-dimisión de Ruiz Giménez y la de los rectores aperturistas de las Universidades de Madrid (Pedro Laín Entralgo) y Salamanca (Antonio Tovar). La crisis28 vino a demostrar que una nueva generación de españoles, que apenas había nacido en los años de la guerra, estaba dispuesta a oponerse al régimen, sin que necesariamente hubiese una conexión con los viejos republicanos del exilio. B. LA OPOSICIÓN OBRERA De los dos sindicatos clásicos del primer tercio del siglo XX, la UGT y la CNT, sólo el primero mantenía una cierta actividad clandestina, mientras que el segundo prácticamente había desaparecido. Las actividades obreras de finales de los 50 dieron como fruto la aprobación de la Ley de Convenios Colectivos de 1958, en la que se reconocía la libertad de negociación de los obreros, lo que tuvo como consecuencias importantes subidas de precios, que por otro lado se vieron frecuentemente enjugadas por la fuerte inflación de la época. Desde 1962 comenzaron a surgir comisiones espontáneas de obreros que, dentro de la estructura oficial del Sindicato Vertical, velaban por los derechos de los trabajadores. Estos grupos se consolidaron clandestinamente en 1964 con el nombre de las Comisiones Obreras (CC.OO.), cercanas al PCE y que hoy día, tras su legalización durante la Transición, se han convertido en el primer sindicato de España. Las Comisiones Obreras actuó muy inteligentemente reivindicando tanto mejoras laborales (salarios,

28 Que como sabemos propició el cambio de Gobierno del siguiente año y la entrada en el mismo de los tecnócratas del Opus Dei, con las consecuencias en política económica ya conocidas.

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condiciones de trabajo…) como políticas (libertad sindical, derechos civiles…). Junto a CC.OO. destacó también en este periodo la Unión Sindical Obrera (USO), de inspiración católica y tendencia centrista, así como el Euskal Sindikatua-Solidaridad de Trabajadores Vascos (ELA-STV), vinculado con el PNV y que hoy sigue siendo el gran sindicato en el País Vasco. La UGT apenas tuvo importancia hasta 1976 A partir de 1967, las huelgas, que seguían fuera de la ley, se convirtieron en moneda corriente, en especial en zonas como la cuenca minera de Asturias, y las zonas industriales de Vizcaya, Guipúzcoa, Barcelona y Madrid. Las del sector metalúrgico destacaron por su importancia. C. LOS PARTIDOS POLÍTICOS Sin duda, el partido que mejor se desenvolvió en la clandestinidad fue el PCE, especialmente tras la crisis interna de 1956, de la que salió un nuevo grupo de dirigentes, más jóvenes, que construyeron una red interior de activistas más activa que la existente hasta el momento. El PCE prácticamente se convirtió en la organización hegemónica de la oposición al franquismo. Por su parte, el PSOE se mantuvo dividido entre los exiliados y los socialistas del interior, ya que los mandos en el exterior no deseaban la colaboración con el PCE, mientras que los que vivían en España veían cómo los comunistas les comían el terreno gracias a su capacidad de infiltración y su férrea disciplina. Además, fueron surgiendo otras organizaciones socialistas minoritarias. Conforme el movimiento estudiantil se fue consolidando, por otro lado, comenzaron a aparecer organizaciones y partidos minoritarios de extrema izquierda, que rechazaban tanto al PSOE como al PCE por revisionistas y moderados. En este sentido destacaron la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), el Partido del Trabajo de España (PTE), el Partido Comunista de España Reconstituido (PCE-r) y Bandera Roja. La mayor parte de sus miembros terminaron por moderarse con el paso de los años, integrándose durante la Transición bien en el PCE o bien el PSOE (¡o en partidos de centro y derecha, que de todo hubo!) y estas organizaciones pasaron a una situación fantasmal, cuando no desaparecieron. D. EL LLAMADO CONTUBERNIO DE MUNICH El llamado Movimiento Federal Europeo era una asociación de partidos democráticos europeos en la que estaban integrados distintos partidos políticos clandestinos españoles. En 1962, este Movimiento celebró su IV Congreso en Munich (Alemania) y con ocasión de ello, por vez primero se reunieron representantes de los partidos españoles tanto del interior como del exilio y de distintas tendencias, tanto de derecha como de izquierda moderada. Allí estuvieron el historiador liberal Salvador de Madariaga, el viejo líder de la derecha democristiana, José María Gil Robles, y el secretario general del PSOE en el exilio, Rodolfo

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Llopis. Los allí congregados manifestaron su rechazo a que España, como acababa de solicitar, fuera admitida en la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), en tanto se mantuviera el régimen dictatorial, exigiendo además el final de éste y la implantación de un sistema democrático. La respuesta ante lo que el franquismo llamó el Contubernio de Munich fue el más absoluto rechazo e indignación por la iniciativa y el encarcelamiento o destierro de quienes volvieron a España tras el Congreso

TEXTO DE APOYO

EL CONGRESO DEL MOVIMIENTO EUROPEO O EL CONTUBERNIO DE MUNICH

"El Congreso del Movimiento Europeo, reunido en Munich los días 7 y 8 de junio de 1962, estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todos los países a Europa, exige de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención Europea de los Derechos del Hombre y del Carta Social Europea, lo siguiente:

1` La instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados.

2` La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa y el reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales

4º El ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa por los trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por el de huelga.

5º La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos con el reconocimiento de los derechos de la oposición

E. LA OPOSICIÓN NACIONALISTA La oposición nacionalista, prácticamente desaparecida tras las dos primeras décadas, se reactivó en la década de los 60. Tanto en el País Vasco como en Cataluña el nacionalismo se extendió entre todas las capas sociales, convergiendo los deseos de apertura política y de reconocimiento de sus peculiaridades y obtención de autonomía. En el caso del País Vasco, era el PNV, en la clandestinidad, el que había mantenido viva la llama de esta tendencia política, pero lo más destacable fue la escisión, en 1959, de un facción radicalizada de dicho partido que se denominó Euskadi ta Askatasuna, (Patria y Libertad) más conocida como ETA. Desde un primer momento optó por la lucha armada, eufemismo con el que denominan al terrorismo, que no comenzaron a desarrollar hasta 1969. La ETA, mezcla de ideas socializantes radicales y de extremismo nacionalista, se convertiría en uno de los

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protagonistas de los años finales del régimen, como vamos a ver a continuación.

Terroristas de ETA encapuchados durante una conferencia de prensa

F. EL CAMBIO DE ORIENTACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA La Iglesia católica universal se vio sacudida por el estímulo reformador del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965), que en el terreno político abogó por la tolerancia y el respeto a los derechos y libertades como parte esencial de la condición humana. Ello provocó en España una escisión entre los católicos, ya que por un lado estaban los católicos ultraconservadores e integristas, como el obispo de Cuenca, monseñor Guerra Campos, y por otro un sector aperturista, más acorde con el espíritu del Concilio, que se distanció del régimen y comenzó a decantarse a favor de las reivindicaciones obreras y nacionalistas. Eran miembros de la jerarquía, en especial el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Vicente Enrique y Tarancón. También se extendió la figura de cura obrero, de los sacerdotes de barrio que bajaban a compartir el tajo con los trabajadores y a apoyarlos en su lucha sindical. En 1971, Enrique y Tarancón firmó junto con otros obispos una declaración en la que reivindicaba la concesión de libertades políticas y sindicales, se abogaba por la paz y la reconciliación nacional y se llegaba a pedir perdón por la actuación de la Iglesia española durante la Guerra y el primer franquismo y por no haber sido vehículo de entendimiento entre los españoles. La traición al régimen que ello suponía hizo que por entonces se extendiera entre los franquistas la consigna “Tarancón al paredón”. El asunto del obispo de Bilbao Añoveros, que se mostró en 1974 públicamente a favor del reconocimiento de derechos políticos a País Vasco, motivo un enfrentamiento con el Vaticano, que a punto estuvo de llevar a la ruptura con el régimen; en aquellas circunstancias, el ultracatólico Franco estuvo amenazado de excomunión, símbolo de que las cosas había cambiado definitivamente.

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33.4. EL PAPEL DE LA OPOSICIÓN EN LA AGONÍA

DEL RÉGIMEN La oposición se mostró cada vez más activa en los años finales del franquismo y se puede decir que esta actitud finalmente contribuyó, si no a la caída del régimen antes de la muerte de Franco, sí al menos a que no se prolongara el mismo como éste tenía previsto tras su muerte, momento para el que lo había dejado todo, en expresión del propio dictador, “atado y bien atado”. Sin duda el aspecto más dramático de la oposición al

régimen fue la actuación de los distintos grupos terroristas. A la ETA, cuyo nacimiento ya se ha comentado, en 1975 aparecieron el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) y los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO)29. Múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones se desarrollaron en aquellos años, teniendo por víctimas, principalmente a miembros de las fuerzas armadas y de la policía y Guardia Civil y a empresarios. Pero sin duda, el acto terrorista más determinante para el futuro del régimen fue el brutal asesinato, con cientos de kilos de dinamita, del presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco en diciembre de 1973. El golpe que ello supuso para Franco fue enorme, incluso haciendo que su salud se resintiera definitivamente, puesto que se trataba de su auténtico sucesor, del vigía de la pervivencia del régimen una vez él hubiera muerto.

En cuanto a los partidos políticos, el PCE estaba inmerso en un proceso de renovación ideológica dirigida por su secretario general Santiago Carrillo. Se trataba de la adopción del llamado eurocomunismo, corriente que pretendía alejarse de las directrices severas de la Unión Soviética e implantar una ideología más partidaria de la participación en sistemas democráticos pluripartidistas y de la reconciliación nacional. A estas alturas, el PCE seguía siendo el referente de la oposición al régimen.

Por su parte, también el PSOE se vio inmerso en un proceso de renovación interna de cara a la futura transición a la democracia. Los viejos dirigentes en el exilio, entre ellos Rodolfo Llopis, tuvieron que ceder el paso en el Congreso de Suresnes (cerca de París, 1974) a jóvenes del interior, especialmente el tándem sevillano Felipe González (nuevo Secretario General) y Alfonso Guerra (Vicesecretario General). El cambio de caras trajo también una renovación ideológica,

29 Treinta años más tarde de los momentos aquí analizados, el FRAP hace ya mucho tiempo que desapareció definitivamente. Sin embargo, pase al cambio radical de las circunstancias políticas experimentado en España en estos años, inexplicablemente tanto los GRAPO como la ETA siguen existiendo; el primero, ya desde hace muchos años más como una vulgar banda de ladrones de bancos que se dedica muy esporádicamente dar un golpe para que sus pocos activistas obtengan recursos para seguir viviendo una vida necesariamente clandestina; pero la ETA sigue siendo protagonista principal de la vida política del País Vasco y de España en general, y aunque los golpes policiales y políticos de los últimos años la has dejado aparentemente muy debilitada, siempre está latente el temor a un nuevo atentado. En definitiva, que el terrorismo nacionalista vasco, en cierto sentido, es uno de las herencias del franquismo que subsiste hoy como un pesado lastre de la vida política española.

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con la moderación del mensaje socialista, que pocos años más tarde renunciaría a su definición marxista.

Ambos partidos impulsaron grupos de presión que abarcaron un amplio espectro del panorama político. Así, el PCE, impulsó en 1974 la Junta Democrática, que englobaba además de a los comunistas, a CC.OO., algunos socialistas, independientes, monárquicos, carlistas y grupo de extrema izquierda. Esta Junta propugnaba la ruptura con el régimen, la creación de un Gobierno provisional que, prescindiendo de la legalidad franquista, ordenase el proceso democratizador, concediese amnistía para los presos políticos, las libertades política y sindical y convocase elecciones.

Por su parte el PSOE, partido entonces con mucha menos significación en la oposición, creó la Plataforma de Convergencia Democrática en 1975, junto a la UGT, el PNV, los democristianos de Ruiz-Giménez (¡un antiguo ministro de Franco!), los socialdemócratas moderaros de Dionisio Ridruejo y los maoístas de la ORT, entre otros. Los nuevos

dirigentes del PSOE tras el Congreso de Suresnes

Ante la actuación de la oposición, la única respuesta que fue capaz de dar el régimen fue el incremento de la represión. El Tribunal de Orden Público (TOP) trabajaba a pleno rendimiento, siendo de destacar en estos años finales el mamado Proceso de Burgos contra distintos miembros de ETA que fueron condenados a muerte (aunque luego las penas fueron conmutadas), el Proceso 1001 contra dirigentes de CC.OO condenados a 20 años de prisión, y las ejecuciones del anarquista Salvador Puig Antich en 1974 y de cinco miembros de la ETA y los GRAPO en septiembre de 1975, sólo dos meses antes de la muerte de Franco30.

30 Ver página 359 de este tema.

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TEXTO DE APOYO MANIFIESTO DE LA JUNTA DEMOCRÁTICA (29 –VII- 1974) La Junta Democrática propugna: 1. La formación de un gobierno provisional que sustituya al actual, para devolver al hombre y a la mujer españoles, mayores de dieciocho años, su plena ciudadanía mediante el reconocimiento legal de todas las libertades, derechos y deberes democráticos. 2. La amnistía absoluta de todas las responsabilidades por hechos de naturaleza política, y la liberación inmediata de todos los detenidos por razones políticas o sindicales. 3. La legalización de los partidos políticos, sin exclusiones. 4. La libertad sindical, y la restitución al movimiento obrero del patrimonio del Sindicato Vertical. 5. Los derechos de huelga, de reunión y de manifestación pacífica. 6. La libertad de prensa, de radio, de opinión, y de información objetiva en los medios estatales de comunicación social, especialmente en la televisión. [...] 7. La independencia y la unidad jurisdiccional de la función judicial […] 9. El reconocimiento, bajo la unidad del Estado español, de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco, gallego y de las comunidades regionales que lo decidan democráticamente. 10. La separación de la Iglesia y el Estado […]

TEXTO DE APOYO CONCLUSIONES DEL CONGRESO DE SURESNES 1 . El PSOE, cuya aspiración es la conquista del poder político y económico por la clase trabajadora y la radical transformación de la sociedad capitalista en sociedad socialista, insiste en la necesidad cada vez más urgente de implantar en España un régimen democrático como medio para conseguir aquellos objetivos. 2. El PSOE entiende que la crisis y descomposición del régimen franquista es fundamentalmente consecuencia de circunstancias económicas internas acentuadas por factores de orden internacional. Las circunstancias económicas vienen determinadas por la nueva etapa que se anuncia para el capitalismo en España y en la que el régimen fascista nacido de la guerra civil ya no constituye el mejor cuadro para la burguesía. Los factores de orden internacional son la repercusión en España de la crisis actual del capitalismo mundial al que no escapa ningún país de economía de mercado y que afecta especialmente a los países subdesarrollados explotados por ese capitalismo. Esta crisis es para los socialistas una prueba más de la intensificación histórica de las contradicciones inherentes al sistema capitalista, condenado ineluctablemente a desaparecer, y abre perspectivas nuevas de lucha concertada al socialismo internacional.

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