Tema 8. El trabajo, el desempleo y la cuesti n laboral · Escuela de Doctrina Social de la iglesia...

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Diócesis de Coria-Cáceres. Vicaría de Pastoral Social. Escuela de Doctrina Social de la iglesia 1 A tener en cuenta: 1.- La DSI nace y se desarrolla en el contexto de la civilización industrial capitalista, lo que otros llaman la civilización del trabajo. 2.- La DSI habla mucho del trabajo y poco del desempleo (lo que habla del trabajo nos sirve para situarnos en el tema del desempleo). Aspectos Bíblicos: El Antiguo Testamento presenta a Dios como Creador, crea al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y les invita a trabajar la tierra. Dos formas de entender el trabajo: Primer relato de la creación: Trabajo como colaboración en la creación : Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra” (Gn.1,28) El trabajo pertenece a la condición originaria de la persona y precede a su caída; no es por ello ni un castigo ni una maldición. Segundo relato de la creación y el pecado: Trabajo como castigo : Con el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, de la que fuiste formado, porque eres polvo y al polvo volverás” (Gn. 3,19). En principio siempre parece como más atractivo el primero, pero muchas veces la realidad nos lleva al segundo trabajo como castigo, como penosidad, como un precio que hay que pagar. En la misma Doctrina Social de la Iglesia aparece esta doble manera de mirar el trabajo. Jesús, el hombre del trabajo: En su predicación, Jesús enseña a apreciar el trabajo y a no dejarse dominar por él, pues es más importante “ganar su alma” que ganar el mundo. Dedicó más parte de su vida a trabajar que a predicar, durante su ministerio Jesús trabaja, realiza obras de liberación de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. El trabajo es participación en la obra de la creación, pero también de la redención/salvación. El deber de trabajar. El que estemos de paso en este mundo, no nos exime de trabajar, pues es parte de la condición humana. Con el trabajo, el hombre embellece la Creación y suscita las energías sociales que alimentan el bien común. 8 8 El trabajo, el desempleo y la cuestión laboral

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A tener en cuenta:

1.- La DSI nace y se desarrolla en el contexto de la civilización industrial capitalista, lo que otros llaman la civilización del trabajo.

2.- La DSI habla mucho del trabajo y poco del desempleo (lo que habla del trabajo nos sirve para situarnos en el tema del desempleo).

Aspectos Bíblicos:

El Antiguo Testamento presenta a Dios como Creador, crea al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y les invita a trabajar la tierra.

Dos formas de entender el trabajo:

Primer relato de la creación: Trabajo como colaboración en la creación:

“Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra” (Gn.1,28)

El trabajo pertenece a la condición originaria de la persona y precede a su caída; no es por ello ni un castigo ni una maldición.

Segundo relato de la creación y el pecado: Trabajo como castigo:

“Con el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, de la que fuiste

formado, porque eres polvo y al polvo volverás” (Gn. 3,19).

En principio siempre parece como más atractivo el primero, pero muchas veces la realidad nos lleva al segundo trabajo como castigo, como penosidad, como un precio que hay que pagar.

En la misma Doctrina Social de la Iglesia aparece esta doble manera de mirar el trabajo.

Jesús, el hombre del trabajo: En su predicación, Jesús enseña a apreciar el trabajo y a no dejarse dominar por él, pues es más importante “ganar su alma” que ganar el mundo. Dedicó más parte de su vida a trabajar que a predicar, durante su

ministerio Jesús trabaja, realiza obras de liberación de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. El trabajo es participación en la obra de la creación, pero también de la redención/salvación.

El deber de trabajar. El que estemos de paso en este mundo, no nos exime de trabajar, pues es parte de la condición humana. Con el trabajo, el hombre embellece la Creación y suscita las energías sociales que alimentan el bien común.

88 El trabajo, el desempleo y la cuestión

laboral

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Algo de Historia:

Antigüedad: El trabajo una actividad despreciable -poco humana-, cosa de esclavos. El que era ciudadano no trabajaba. El trabajo era para los últimos en la jerarquía de lo humano.

Edad Media: El trabajo del Artesano, el que con sus manos transmite a la materia una parte de la condición humana, trabajo creativo, impronta de lo humano.

Edad Moderna: El trabajo en la sociedad industrial (cuellos azules), industrialización y capitalismo, el trabajo por cuenta ajena, distinto del trabajo artesanal.

Hoy: El trabajo (cuellos blancos) en la sociedad post-industrial.

Detrás de cada una de ellas hay una manera de entender y vivir lo que es el trabajo.

La reflexión que manejamos hoy (ética y jurídica del trabajo) se ha elaborado en el contexto de la sociedad industrial.

Nosotros con facilidad identificamos el trabajo y la actividad humana. Pero el trabajo es una forma de actividad humana. Y el trabajo en nuestra sociedad es actividad productiva y remunerada (la otra actividad no se considera trabajo).

¿Qué concepción de la persona humana, que antropología, hay detrás del trabajo en la

sociedad industrial-actual?:

Tiene un puesto central-vertebral: - Vía de acceso a la renta - Realización personal - Integración social en nuestra sociedad el

que no tiene trabajo no tiene sitio (es un excluido)

En la sociedad actual el trabajo ocupa el centro. Y es una mercancía, algo que se compra y se vende. Sometido a las leyes de la oferta y la demanda.

Es actividad humana reducida a mercancía, y esto matiza la concepción de la persona humana que tiene la civilización industrial.

Desde esta antropología del trabajo hay que entender la lucha por los Derechos Humanos

(1948):

Es una conquista, que se hace de una determinada antropología y frente a una realidad donde las consecuencias de la mercantilización del trabajo tienen como efecto una reacción de cara a salvaguardar la dimensión humana del trabajo.

Artículo 23.

� 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

� 2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

� 3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.

� 4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

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Artículo 24.

� Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Qué hay detrás de esta declaración:

a) Por una parte las reivindicaciones de las clases trabajadoras y la lucha por alcanzar lo que se le debe en justicia. (Son una conquista y no una concesión).

b) Una antropología que es alternativa a la que está detrás de la civilización del trabajo (actividad humana convertida en mercancía). Esta antropología hunde sus raíces en la tradición cristiana, pero esas raíces han pasado por un proceso de secularización. Esto nos permite comprender la vinculación entre Doctrina Social y esta configuración del trabajo en la civilización industrial.

La Doctrina Social de la Iglesia se construye desde esta paradoja: primero asume la realidad de la sociedad industrial capitalista y su concepción del trabajo, para actuar sobre ella desde una tradición cristiana que se va haciendo cada vez más explicita. Es el esfuerzo por recuperar la tradición cristiana que había detrás y que la civilización industrial del trabajo la había pasado a un segundo plano, a la sombra.

Analizamos el proceso: METODOLÓGICAMENTE:

La Doctrina Social de la Iglesia se va haciendo, no está hecha desde el principio. Y se va haciendo en la medida que la sensibilidad cristiana se pone en contacto con la realidad, con la realidad de la sociedad industrial capitalista. Hay nace la Doctrina Social de la Iglesia e

incorpora elementos de la tradición anterior

(textos bíblicos…). Tenemos que ser protagonistas activos para seguir buscando…

Orígenes, avances e interrogantes abiertos.

RERUM NOVARUM: (León XIII) 15-5-1981:

Nace desde la preocupación por la clase obrera como consecuencia del desarrollo de la sociedad industrial, de la destrucción de los gremios, del afán de oponer beneficios a toda costa. Y trasfondo con la polémica del socialismo de aquel tiempo, que propugnaba la abolición de la propiedad privada.

Los aspectos del trabajo que aborda son los relativos a las condiciones de trabajo, planteando que el trabajador es una persona humana. Subyace una antropología que pretende hacer frente a una concepción mercantilista del trabajo. La utilización de la mano de obra tiene límites, porque lo que se maneja no es una mercancía, sino una persona que tiene su propia dignidad, traducido en los horarios, las condiciones del lugar del trabajo, la atención a los distintos tipos de trabajadores…

Muy importante el tema del Salario: (además de la polémica con el socialismo, también hay una polémica con el liberalismo que se pone de manifiesto en el rechazo al principio (que defendía el liberalismo y algunas corrientes cristianas) de que el salario de mercado es el salario justo, es el de la oferta y demanda. La Rerum Novarum manifiesta que el salario debe atender a las necesidades del trabajador (no basta con que acuerden empleador y empleado, porque

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a veces no están en condiciones de igualdad y libertad). Reconoce el derecho de asociación como derecho natural, rechazado por la concepción liberal.

Quadragesimo Anno: (Pío XI) 15-5-1931:

“El hombre ha nacido para el trabajo como, el ave para volar”: esta frase responde a la centralidad del trabajo en la mentalidad y antropología de la sociedad industrial. Esto no es tan evidente, si entendemos por

trabajo una actividad productiva y remunerada.

(61) “Hay que luchar, por consiguiente, con todo vigor y empeño para que, al menos en el futuro, se modere equitativamente la acumulación de riquezas en manos de los ricos, a fin de que se repartan también con la suficiente profusión entre los trabajadores, no para que éstos se hagan remisos en el trabajo —pues que el hombre ha nacido para el trabajo, como el ave para volar—, sino para que aumenten con el ahorro el patrimonio familiar; administrando prudentemente estos aumentados ingresos, puedan sostener más fácil y seguramente las cargas familiares, y, liberados de la incierta fortuna de la vida, cuya inestabilidad tiene en constante inquietud a los proletarios, puedan no sólo soportar las vicisitudes de la existencia, sino incluso confiar en que, al abandonar este mundo, quedarán convenientemente provistos los que dejan tras sí”.

Mater et Magistra: (Juan XXIII) 15-5-1961:

Nuevos enfoques: Los deberes de la justicia no solamente en lo relacionado con las condiciones de trabajo, del salario…

(70) “…en las naciones económicamente más desarrolladas no raras veces se observa el contraste de que, mientras se fijan retribuciones altas, e incluso altísimas, por prestaciones de poca importancia o de valor discutible, al trabajo, en cambio,

asiduo y provechoso de categorías enteras de ciudadanos honrados y diligentes, se le retribuye con salarios demasiado bajos, insuficientes para las necesidades de la vida, o, en todo caso, inferiores a lo que la justicia exige, si se tienen en la debida cuenta su contribución al bien de la comunidad, a las ganancias de la empresa en que trabajan y a la renta total del país”.

(71) “En esta materia, juzgamos deber nuestro advertir una vez más que, así como no es lícito abandonar completamente la determinación del salario a la libre competencia del mercado, así tampoco es lícito que su fijación quede al arbitrio de los poderosos sino que en esta materia deben guardarse a toda costa las normas de la justicia y de la equidad”.

El derecho a la justa remuneración y distribución de la renta.

El salario justo es el fruto legítimo del trabajo: comete una gran injusticia quien lo niega, no lo da a su tiempo y en la justa proporción al tiempo y al trabajo realizado (el simple acuerdo entre el

trabajador y el patrono no basta)

El bienestar de un país no se mide sólo por la cantidad de lo producido, sino por el modo de la producción y el grado de equidad de la distribución de la renta.

También plantea que hay que recuperar la dimensión humana del trabajador en el trabajo.

(82) “Los deberes de la justicia han de respetarse no solamente en la distribución de los bienes que el trabajo produce, sino también en cuanto afecta a las condiciones generales en que se desenvuelve la actividad laboral. Porque en la naturaleza humana está arraigada la exigencia de que, en el ejercicio de la actividad económica, le sea posible al hombre asumir la responsabilidad de lo que hace y perfeccionarse a sí mismo”.

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(83) “De donde se sigue que, si el funcionamiento y las estructuras económicas de un sistema productivo ponen en peligro la dignidad humana del trabajador, o debilitan su sentido de responsabilidad, o le impiden la libre expresión de su iniciativa propia, hay que afirmar que este orden económico es injusto, aun en el caso de que, por hipótesis, la riqueza producida en él alcance un alto nivel y se distribuya según criterios de justicia y equidad”.

El problema no es sólo el salario, sino que el trabajador sea persona humana y actué con todas la virtualidades de persona humana en el puesto de trabajo.

Pacem in Terris (Juan XXIII) 11-4-1963:

(18). “En lo relativo al campo de la economía, es evidente que el hombre tiene derecho natural a que se le facilite la posibilidad de trabajar y a la libre iniciativa en el desempeño del trabajo”.

Aquí viene el tema de los derechos. Pacem in Terris hace suyo el tema de los derechos humanos de una manera sistemática y lo convierte en la base de toda la estructura de convivencia social que pretende establecer. La declaración de los derechos humanos es de 1948. Pío XII, nunca se hizo eco de la misma aunque Pío XII tuvo una gran preocupación por establecer unas bases para la convivencia pacifica en un mundo que salía de la segunda guerra mundial. Pacem in Terris toma el tema de los derechos humanos como eje de la convivencia. Lo importante es que en la encíclica se reconocen muchos de los derechos ya reconocidos en la declaración pero ahora están en un documento pontificio.

(19) “Pero con estos derechos económicos está ciertamente unido el de exigir tales condiciones de trabajo que no debiliten las energías del cuerpo, ni comprometan la integridad moral, ni dañen el normal desarrollo de la juventud. Por lo que se refiere a la mujer, hay quedarle la posibilidad de trabajar en condiciones adecuadas a las exigencias y los deberes de esposa y de madre” (Cf. León XIII, Rerum novarum: AL 11,128-129 (Roma 1891).

(20) “De la dignidad de la persona humana nace también el derecho a ejercer las actividades económicas, salvando el sentido de la responsabilidad. Por tanto, no debe silenciarse que ha de retribuirse al trabajador con un salario establecido conforme a las normas de la justicia, y que, por lo mismo, según las posibilidades de la empresa, le permita, tanto a él como a su familia, mantener un género de vida adecuado a la dignidad del hombre. Sobre este punto, nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XII afirma: Al deber de trabajar, impuesto al hombre por la naturaleza, corresponde asimismo un derecho natural en virtud del cual puede pedir, a cambio de su trabajo, lo necesario para la vida propia y de sus hijos. Tan profundamente está mandada por la naturaleza la conservación del hombre”.

Laborem Exercens (Juan Pablo II) 14-9-1981:

Encíclica sobre el trabajo: Evangelio del trabajo.

El trabajo es la clave de toda la cuestión social.

Distingue entre el trabajo subjetivo y el trabajo objetivo. La

dimensión subjetiva del trabajo (nº. 6) se refiere al sujeto que está detrás que es una persona humana (es el actuar del hombre, que realiza actividades que corresponden a su vocación personal y dignidad. Constituye el aspecto estable del trabajo. La dimensión objetiva es la actividad que realiza (nº 5), el conjunto de actividades, recursos, instrumentos y técnicas de las que el hombre se sirve para producir, para dominar la tierra. Constituye el aspecto variable de la actividad humana (conductor, médico, maestro…). El principio ético fundamental de la encíclica: “La prioridad del trabajo subjetivo sobre el trabajo objetivo”. La persona es la que tiene que estar por encima de todo lo demás, incluso por encima de lo que todo trabajador produce. “El trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo”. El trabajo también tiene una dimensión social, pues se trabaja con otros y para otros. También es un deber, una obligación moral, para con el prójimo: la familia,

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la sociedad… Este principio tiene consecuencias.

(Preámbulo) “Hecho a imagen y semejanza de Dios en el mundo visible y puesto en él para que dominase la tierra, el hombre está por ello, desde el principio, llamado al trabajo. El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza”.

Actividad humana y trabajo tienden a confundirse. Sólo el ser humano es capaz de trabajar. Luego lo intenta definir como actividad humana.

El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre, idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana.

(9) El trabajo es un bien del hombre -es un bien de su humanidad-, porque, mediante el trabajo, el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido, "se hace más hombre".

El problema del trabajo, clave de la cuestión social

(3) “En medio de todos estos procesos -tanto del diagnóstico de la realidad social objetiva como también de las enseñanzas de la Iglesia en el ámbito de la compleja y variada cuestión social- el problema del trabajo humano aparece, naturalmente, muchas veces. Es, de alguna manera, un elemento cierto y permanente tanto de la vida social como de las enseñanzas de la Iglesia…”

El trabajo humano es una clave esencial de toda la cuestión social si tratamos de verla desde el punto de vista del bien del hombre. La perspectiva adecuada para analizar todos los problemas sociales es el trabajo humano, que nos lleva a subrayar la dimensión subjetiva del trabajo.

Alguna aplicaciones:

El problema del empleo: el empresario directo el que crea empleo, y el empresario indirecto, toda aquella institución que es capaz de contribuir a crear empleo. La importancia que tienen los poderes públicos para actuar contra el desempleo y todo lo que significan las políticas de empleo.

(16) “.Si el empresario directo es la persona o la institución con la que el trabajador estipula directamente el contrato de trabajo según determinadas condiciones, como empresario indirecto se deben entender muchos factores diferenciados, independientemente del empresario directo, que ejercen un determinado influjo sobre el modo en que se da forma, bien sea al contrato de trabajo, bien sea, en consecuencia, a las relaciones más o menos justas en el sector del trabajo humano”.

Empresario: "indirecto" y "directo"

(17) En el concepto de empresario indirecto entran tanto las personas como las instituciones de diverso tipo, así como también los contratos colectivos de trabajo y los principios de actuación establecidos por estas personas e instituciones, que determinan todo el sistema socio-económico o que derivan de él. El concepto de empresario indirecto implica así muchos y variados elementos. La responsabilidad del empresario indirecto es distinta de la del empresario directo, como lo indica la misma

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palabra; la responsabilidad es menos directa; pero sigue siendo verdadera responsabilidad: el empresario indirecto determina sustancialmente uno u otro aspecto de la relación de trabajo y condiciona de este modo el comportamiento del empresario directo cuando este último determina concretamente el contrato y las relaciones laborales. Esta constatación no tiene como finalidad la de eximir a este último de su propia responsabilidad, sino únicamente la de llamar la atención sobre todo el entramado de condicionamientos que influyen en su comportamiento. Cuando se trata de determinar una política laboral correcta desde el punto de vista ético hay que tener presentes todos estos condicionamientos. Tal política es correcta cuando los derechos objetivos del hombre del trabajo son plenamente respetados.

El concepto de empresario

indirecto se puede aplicar a toda sociedad, y, en primer lugar, al Estado. En efecto, es el

Estado el que debe realizar una política laboral justa. No obstante es sabido que, dentro del sistema actual de relaciones económicas en el mundo, se dan entre los Estados múltiples conexiones que tienen su expresión, por ejemplo, en los procesos de importación y exportación, es decir, en el intercambio recíproco de los bienes económicos, ya sean materias primas o semielaboradas, o bien productos industriales elaborados. Estas relaciones crean, a su vez, dependencias recíprocas y, consiguientemente, sería difícil hablar de plena autosuficiencia, es decir, de autarquía, por lo que se refiere a cualquier Estado, aunque sea el más poderoso en sentido económico.

Tal sistema de dependencias recíprocas es normal en sí mismo; sin embargo, puede convertirse fácilmente en ocasión para diversas formas de explotación o de injusticia, y de este modo influir en la política laboral de los Estados y, en última

instancia, sobre el trabajador que es el sujeto propio del trabajo. Por ejemplo: los países altamente industrializados y, más aún, las empresas que dirigen a gran escala los medios de producción industrial (las llamadas sociedades multinacionales o transnacionales), ponen precios lo más altos posible para sus productos, mientras procuran establecer precios lo más bajos posible para las materias primas o semielaboradas, lo cual entre otras causas tiene como resultado una desproporción cada vez mayor entre las rentas nacionales de los respectivos países. La distancia entre la mayor parte de los países ricos y los países más pobres no disminuye ni se nivela, sino que aumenta cada vez más, obviamente en perjuicio de estos últimos. Es claro que esto no puede menos de influir sobre la política laboral del respectivo país y sobre la situación del hombre del trabajo en las sociedades económicamente menos avanzadas. El empresario directo, afectado por dichos condicionamientos, fija las condiciones laborales por debajo de las exigencias objetivas de los trabajadores, especialmente si pretende obtener beneficios lo más altos posible de la empresa que él dirige (o de las empresas que dirige, cuando se trata de una situación de propiedad "colectivizada" de los medios de producción)…

En esta dirección deberían ejercer su influencia todas las Organizaciones Internacionales llamadas a ello, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas. Parece que la Organización Mundial del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otras tienen que ofrecer aún nuevas aportaciones particularmente en este sentido. En el ámbito de los Estados existen ministerios o instituciones del poder público y también diversos Organismos sociales instituidos para este fin. Todo esto indica eficazmente cuánta importancia tiene -como se ha dicho anteriormente- el empresario indirecto en la realización del pleno respeto de los derechos del hombre del trabajo, dado que los derechos de la persona

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humana constituyen el elemento clave de todo el orden moral social”.

El reconocimiento del trabajo de la madre en el hogar:

La Iglesia se posiciona para que sea reconocido a su justo valor el trabajo de la madre en el hogar:

“La Iglesia puede y debe ayudar a la sociedad actual, pidiendo incansablemente que el trabajo de la mujer en casa sea reconocido por todos y estimado por su valor insustituible” (Juan Pablo II Familiaris Consortio. 23)

La remuneración de la madre en el hogar: (19)…Una justa remuneración por el

trabajo de la persona adulta que tiene responsabilidades de familia será aquella que sea suficiente para fundar y mantener dignamente una familia y asegurar su futuro... un salario único dado al cabeza de familia por su trabajo y que sea suficiente para las necesidades de la familia … bien sea mediante otras medidas sociales, como subsidios familiares o prestaciones a la madre que se dedica exclusivamente a la familia...

La experiencia confirma que hay que esforzarse por la revalorización social de las funciones maternas, de la fatiga unida a ellas y de la necesidad que tienen los hijos de cuidado, de amor y de afecto para poderse desarrollar como personas responsables, moral y religiosamente maduras y psicológicamente equilibradas. Será un honor para la sociedad hacer posible a la madre -sin obstaculizar su libertad, sin discriminación psicológica o práctica, sin dejarle en inferioridad ante sus compañeras- dedicarse al cuidado y a la educación de los hijos, según las necesidades diferenciadas de la edad. El abandono forzado de tales tareas, por una ganancia retribuida fuera de casa, es incorrecto desde el punto de vista del bien de la sociedad y de la familia cuando contradice o hace difícil tales cometidos primarios de la misión materna…”.

La importancia de los Sindicatos:

La Iglesia quiere recordar toda su estima por los cuerpos intermedios y por los sindicatos:

(20) “La defensa de los intereses existenciales de los trabajadores, en todos los sectores en que entran en juego sus derechos, constituye el cometido de los sindicatos. La experiencia histórica enseña que las organizaciones de este tipo son un elemento indispensable de la vida social, especialmente en las sociedades modernas industrializadas… Son un exponente de la lucha por la justicia social, por los justos derechos de los hombres del trabajo según las distintas profesiones… Se debe siempre desear que, gracias a la obra de sus sindicatos, el trabajador pueda no solo "tener" más, sino, ante todo, "ser" más; es decir, pueda realizar más plenamente su humanidad en todos los aspectos”.

Trabajadores inmigrantes:

Los derechos de los inmigrantes deben ser rigurosamente respetados. La emigración puede ser un recurso más que un obstáculo para el desarrollo. Las instituciones de los países que reciben inmigrantes deben vigilar cuidadosamente para que no se difunda la tentación de explotar a los trabajadores extranjeros, privándoles de los derechos garantizados a los trabajadores nacionales, todos deben ser asegurados sin discriminación.

(23) “Lo más importante es que el hombre que trabaja fuera de su país natal, como emigrante o como trabajador

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temporal, no se encuentre en desventaja en el ámbito de los derechos concernientes al trabajo respecto a los demás trabajadores de aquella determinada sociedad. La emigración por motivos de trabajo no puede convertirse de ninguna manera en ocasión de explotación económica o social. En lo referente a la relación del trabajo con el trabajador inmigrado deben valer los mismos criterios que sirven para cualquier otro trabajador en aquella sociedad”.

Discapacidad y trabajo:

La Iglesia quiere interpelar a los que toman las decisiones, las obligaciones que les incumben en relación a los discapacitados:

(22) “La persona minusválida es uno de nosotros y participa plenamente de nuestra misma humanidad. Sería radicalmente indigno del hombre y negación de la común humanidad admitir en la vida de la sociedad, y, por consiguiente, en el trabajo, únicamente a los miembros plenamente funcionales, porque obrando así se caería en una grave forma de discriminación: la de los fuertes y sanos contra los débiles y enfermos. El trabajo en sentido objetivo debe estar subordinado, también en esta circunstancia, a la dignidad del hombre, al sujeto del trabajo, y no a las ventajas económicas”.

Desempleo:

(18) “Lo contrario de

una situación

justa y correcta en este sector es el

desempleo, es decir, la falta de puestos de trabajo para los sujetos capacitados. Puede ser que se trate de falta de empleo en general, o también en determinados sectores de trabajo. El cometido de estas instancias, comprendidas aquí bajo el

nombre de empresario indirecto, es el de actuar contra el desempleo, el cual es en todo caso un mal, y que, cuando asume ciertas dimensiones, puede convertirse en una verdadera calamidad social. Se convierte en problema particularmente doloroso cuando los afectados son principalmente los jóvenes, quienes, después de haberse preparado mediante una adecuada formación cultural técnica y profesional, no logran encontrar un puesto de trabajo y ven así frustradas con pena su sincera voluntad de trabajar y su disponibilidad a asumir la propia responsabilidad para el desarrollo económico y social de la comunidad. La obligación de prestar subsidio a favor de los desocupados, es decir, el deber de otorgar las convenientes subvenciones indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados y de sus familias, es una obligación que brota del principio fundamental del orden moral en este campo, esto es, del principio del uso común de los bienes, o, para hablar de manera aún más sencilla, del derecho a la vida y a la subsistencia”.

Caritas in veritate (Benedicto XVI) 29-6-2009:

La aportación de la encíclica es situar la Doctrina Social de la Iglesia en una perspectiva expresamente teológica, en el sentido estricto de la teología, “el saber sobre Dios”; es la

aportación de Benedicto XVI, como teólogo profundo. Entra de lleno en el tema de “el saber sobre Dios”, lo que nosotros hablemos sobre la práctica de la acción social o del juicio social sobre las estructuras se apoya en una determinada concepción de la persona humana que a su vez se apoya en una determinada forma de entender a Dios. Usa el método deductivo desde una comprensión de Dios a una comprensión de la persona humana y a unas consecuencias para la organización de la sociedad y el juicio sobre los aspectos, los problemas sociales, políticos y económicos, entre los cuales hoy día tiene una importancia grande la situación de crisis.

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Ideas Fuerza:

1.- El tema del trabajo lo pone en relación con el auténtico desarrollo, que lo define como desarrollo humano integral. En el contexto de la Globalización y de la Crisis.

2.- Denuncia:

A) El desempleo masivo, porque contradice una dimensión del autentico desarrollo humano integral.

B) La precariedad del trabajo.

Entre las causas:

a) La financiarización de la economía que busca el beneficio a corto plazo, desplazando la economía real y sometiéndola a las leyes de la economía financiera, y eso tiene efectos sobre la economía real y por tanto sobre es el trabajo.

b) La globalización de los mercados.

3.- La propuesta que más desarrolla es la apuesta por una autoridad mundial, la reelabora y aplica en una economía cada vez más unificada donde el mercado mundial necesita una instancia de regulación.

(25) “Respecto a lo que sucedía en la sociedad industrial del pasado, el paro provoca hoy nuevas formas de irrelevancia económica, y la actual crisis sólo puede empeorar dicha situación. El estar sin trabajo durante mucho tiempo, o la dependencia prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico y espiritual”.

Relaciones entre trabajo y capital:

a) Se complementan: el recurso principal de que dispone el hombre es el hombre mismo y el desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que favorece más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo.

b) Conflicto entre ambos: se presenta cuando se busca el máximo rendimiento y se persigue la productividad de un modo desenfrenado. Que provoca el desempleo, el

trabajo informal, el trabajo infantil, el trabajo mal remunerado, la explotación.

c) La participación de los trabajadores en la propiedad, en la gestión y en sus frutos.

Relaciones entre trabajo y propiedad privada:

“Y quedando a salvo la unidad necesaria en la dirección, se ha de promover la activa participación de todos en la gestión de la empresa, según formas que habrá que determinar con acierto” (GS 68)

a) El derecho a la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes.

b) La propiedad, que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, deber servir al trabajo.

El tiempo de trabajo y el descanso festivo:

a) Hay que garantizar unos horarios “humanos”.

b) El descanso es un derecho.

c) Las autoridades públicas tienen el deber de vigilar para que los ciudadanos no se vean privados, por motivos de productividad económica, de un tiempo destinado al descanso y al culto divino.

“Ofrézcase, además, a los trabajadores la posibilidad de desarrollar sus cualidades y su personalidad en el ámbito mismo del trabajo. Al aplicar, con la debida responsabilidad, a este trabajo su tiempo y sus fuerzas, disfruten todos de un tiempo de reposo y descanso suficiente que les permita cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa. Más aún, tengan la posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que tal vez en su trabajo profesional apenas pueden cultivar” (GS 67-3)

“…hay que garantizar el respeto por horarios "humanos" de trabajo y de descanso, y el derecho a expresar la propia personalidad en el lugar de trabajo, sin ser conculcados de ningún modo en la propia conciencia o en la propia dignidad” (Juan Pablo II, CA 15).

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Mirando al futuro:

La paradoja de la sociedad moderna industrial: reduce el trabajo a mercancía pero con funciones esenciales, porque toda la existencia humana se mueve sobre él.

El reconocimiento de los derechos sociales es una respuesta a los dos hechos anteriores, intentando corregir y suavizar los efectos de la mercantilización del trabajo desde el reconocimiento de algunas exigencias que son inherentes a la condición humana y a la antropología cristiana, que no apuesta por la mercantilización del trabajo. Desde Caritas in Veritate en consonancia con toda la Doctrina Social de la Iglesia se presenta esta antropología cristiana como alternativa, contrarrestando así las consecuencias de la concepción mercantilista que deriva de la civilización industrial.

Pensando en el futuro, el pasado no puede ser modelo para el futuro que queremos. Cuando pensamos en qué hacer, no seria bueno que pusiéramos como paradigma la civilización industrial, porque así no ha sido la historia de la humanidad desde los comienzos. Y es una llamada a la creatividad, hay nuevos factores en nuestra sociedad: en primer lugar la revolución tecnológica; en segundo lugar la globalización que está modificando radicalmente la civilización industrial tal como la hemos vivido en occidente. Es un mal planteamiento tener la civilización industrial como paradigma, como algo perdido que hay que recuperar. Metodológicamente es un mal camino y nos mete en un callejón sin salida que solo produce frustración.

Para finalizar tres preguntas:

1.- ¿La revolución tecnológica nos ofrece nuevas oportunidades, otras formas de trabajo?

2.- ¿La globalización nos ofrece nuevas oportunidades para una distribución del trabajo en el mundo? La globalización está incorporando a los procesos productivos países que antes estaban excluidos, aunque es verdad que otros han quedado fuera.

3.- ¿El estado social, aunque está en crisis, nos ofrece nuevas oportunidades, para una nueva relación trabajo acceso a la renta? La centralidad del trabajo en la vida humana es un absoluto irrenunciable. Hay que pensar que la sociedad puede también evolucionar hacia una forma distinta de articular el trabajo y la renta, y recuperar lo que es la actividad humana en el pleno sentido de la palabra sin que tenga que estar siempre vinculada a una renta, a una retribución, porque esa es la forma de reconocimiento social del trabajo y de la actividad humana.

Aquí está recogida la antropología de Caritas in veritate:

(78) “Sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero. Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios”.

“La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas. El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos, aun cuando no se realice inmediatamente, aun cuando lo que consigamos nosotros, las autoridades políticas y los agentes económicos, sea siempre menos de lo que anhelamos. Dios nos da la fuerza para luchar y sufrir por amor al bien común, porque Él es nuestro Todo, nuestra esperanza más grande”.

El amor de Dios moviliza el amor a los demás.

En último término es una llamada a la esperanza. No está mal que en este tiempo de tanta desesperanza, los cristianos nos presentamos en el mundo como personas con esperanza.

Diócesis de Coria-Cáceres. Vicaría de Pastoral Social. Escuela de Doctrina Social de la iglesia

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LECTURAS COMPLEMENTARIAS DEL COMPENDIO DE DSI - El trabajo Humano: Capítulo 6 nº 255-322.

1.- Hacer una lista de trabajos remunerados y otra lista de actividades humanas que son trabajo. 2.- Dialogar sobre el desempleo: ¿Conoces la situación de algún desempleado? ¿Cómo afecta el

desempleo a la persona que lo padece? 3.- Dialogar sobre el empleo precario: ¿Conoces la situación de alguna persona que tenga empleo

precario? ¿Cómo afecta el empleo precario a la persona que lo padece? 4.- ¿Qué consecuencias tiene la famosa frase relacionada con el empleo de “esto es lo que hay”? 5.- Dialogar sobre el interés o desinterés de los trabajadores en participar en sus empresas, sindicatos...

Dios de mi confianza, amigo de fatigas, escucha mi oración esta mañana, que estoy cansado de luchar, y me abandona la esperanza… Sentado junto a ti, tomándome el café, quiero charlar contigo antes de irme…

Por defender mi dignidad, por exigir mis derechos me intenta liquidar con finiquito, romper el contrato, tirarme a la calle, esa empresa que pasa por moderna… Y tengo miedo, Jesús, de quedarme sin trabajo en medio de esta crisis infame que no cesa (…)

Señor, las nuevas leyes amparan a la empresa, los jueces, nuevamente, fallarán contra el obrero…

con sindicatos cada día más débiles y “mediocres” ¿quién impedirá que se aplaste −como si fuera un gusano, como carroña de buitres− lo que resta todavía del derecho laboral?

¡Cuánto sufrir, Señor, por mantener el puesto! ¡Cuánta indignidad en las empresas por un salario!

Pobre obrero y desgraciado como soy, en ti confío, Jesús, amigo mío. ¡Tú no puedes olvidar las vidas de los pobres! Contigo el obrero nunca saldrá defraudado…

Dios de mi confianza, amigo de fatigas, sentado junto a ti, tomándome el café, quiero charlar contigo esta mañana…

Oración a Jesús Obrero

Señor Jesús, te ofrecemos todo el día: nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas.

Concédenos, como a todos nuestros hermanos de trabajo, pensar como Tú, trabajar contigo y vivir en Tí.

Danos la gracia de amarte con todo nuestro corazón y de servirte con todas nuestras fuerzas.

Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las minas, en los campos, en la mar, en las escuelas, en los despachos y en nuestras casas.

Que los militantes que sufren desaliento permanezcan en tu Amor. Y que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz.

María, Madre de los pobres. Ruega por nosotros.

• Lectura: Éxodo 3,7-10

El Señor siguió diciendo: -he visto la aflicción de mi pueblo en Egipto. He oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo del poder de los egipcios. Lo sacaré de este país y lo llevaré a una tierra nueva y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, a la tierra de los cananeos, los hititas, amorreos, pereceos, jeveos y jebuseos. El clamor de los israelitas llega hasta mí. He visto también la opresión a que los egipcios los someten. Ve, pues; yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

ACTIVIDADES

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