Tema: La asociatividad de la micro y pequeña empresa rural ...

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1 Hacia un crecimiento con inclusión: la asociatividad como estrategia de desarrollo para las micro y pequeñas empresas agropecuarias en el Perú Carola Amézaga Rodriguez Luis Miguel Artieda Aramburú Presentación...................................................................................................................... 1 1. El problema del crecimiento económico sin inclusión y la importancia de las MIPE .... 2 2. La problemática de las MIPE en el Perú ..................................................................... 4 3. La experiencia del programa APOMIPE .................................................................... 10 4. Conclusiones y recomendaciones ............................................................................. 15 Consideraciones finales ................................................................................................... 16 Presentación El presente artículo analiza la problemática de las micro y pequeñas empresas (MIPE) en el Perú, en el marco del sostenido crecimiento que viene mostrando la economía peruana sin un desarrollo inclusivo, y plantea la importancia de encontrar estrategias y políticas específicas que promuevan a la gran mayoría de ellas, las MIPE agropecuarias. Asimismo, se presenta la experiencia y lecciones aprendidas del Programa de Apoyo a la Micro y Pequeña Empresa en el Perú, APOMIPE, programa de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación - COSUDE 1 que ejecuta la Fundación Suiza para el Desarrollo y la Cooperación Internacional Intercooperation, en alianza con dos ONG socias nacionales: CEDEPAS NORTE y Minka. La principal conclusión a la que se arriba, a partir de la referida experiencia, es que las MIPE agropecuarias, para poder insertarse competitivamente a la economía, necesitan organizarse en esquemas asociativos orientados directamente a negocios. Una alternativa asociativa que ha demostrado su viabilidad social y económica, dada la realidad rural del Perú, son las Redes Empresariales. Asimismo, estas Redes Empresariales, para operar en un marco de formalidad tributaria, sin perder los beneficios que hoy tienen sus integrantes como productores agropecuarios, cuentan con la opción de constituirse en Consorcios sin Contabilidad Independiente, figura poco difundida hasta el momento que les permite operar con economías de escala y sin necesidad de constituir una forma jurídica independiente. 1 La contraparte oficial del Estado peruano para este programa es el Vice Ministerio de Promoción de la Micro y Pequeña Empresa del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.

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Hacia un crecimiento con inclusión: la asociatividad como estrategia de

desarrollo para las micro y pequeñas empresas agropecuarias en el Perú

Carola Amézaga Rodriguez

Luis Miguel Artieda Aramburú

Presentación ...................................................................................................................... 1

1. El problema del crecimiento económico sin inclusión y la importancia de las MIPE .... 2

2. La problemática de las MIPE en el Perú ..................................................................... 4

3. La experiencia del programa APOMIPE .................................................................... 10

4. Conclusiones y recomendaciones ............................................................................. 15

Consideraciones finales ................................................................................................... 16

Presentación

El presente artículo analiza la problemática de las micro y pequeñas empresas (MIPE) en

el Perú, en el marco del sostenido crecimiento que viene mostrando la economía peruana

sin un desarrollo inclusivo, y plantea la importancia de encontrar estrategias y políticas

específicas que promuevan a la gran mayoría de ellas, las MIPE agropecuarias.

Asimismo, se presenta la experiencia y lecciones aprendidas del Programa de Apoyo a la

Micro y Pequeña Empresa en el Perú, APOMIPE, programa de la Agencia Suiza para el

Desarrollo y la Cooperación - COSUDE1 que ejecuta la Fundación Suiza para el

Desarrollo y la Cooperación Internacional – Intercooperation, en alianza con dos ONG

socias nacionales: CEDEPAS NORTE y Minka.

La principal conclusión a la que se arriba, a partir de la referida experiencia, es que las

MIPE agropecuarias, para poder insertarse competitivamente a la economía, necesitan

organizarse en esquemas asociativos orientados directamente a negocios. Una alternativa

asociativa que ha demostrado su viabilidad social y económica, dada la realidad rural del

Perú, son las Redes Empresariales. Asimismo, estas Redes Empresariales, para operar

en un marco de formalidad tributaria, sin perder los beneficios que hoy tienen sus

integrantes como productores agropecuarios, cuentan con la opción de constituirse en

Consorcios sin Contabilidad Independiente, figura poco difundida hasta el momento

que les permite operar con economías de escala y sin necesidad de constituir una forma

jurídica independiente.

1 La contraparte oficial del Estado peruano para este programa es el Vice Ministerio de Promoción de la Micro y Pequeña Empresa del

Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.

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1. El problema del crecimiento económico sin inclusión y la importancia de las

MIPE

A nivel macroeconómico, es innegable el desempeño favorable de la economía peruana

en los últimos años. A la fecha, el crecimiento del PBI ha alcanzado un record histórico:

87meses de crecimiento continuo2, periodo en el que además las exportaciones se han

cuadriplicado3. De otra parte, la pobreza entre 2004 y 2007 ha retrocedido 5,2 puntos

porcentuales4, todo ello al tiempo que la inflación desde hace 11 años se mantiene en

valores de un solo dígito y el clima generalizado de estabilidad ha contribuido a reducir la

percepción de riesgo de los inversionistas extranjeros hacia nuestro país.

Sin embargo, a pesar de estas cifras favorables, es necesario no perder de vista que se

trata de promedios, y como tales, no reflejan las marcadas diferencias estructurales que

existen aún en el país. Así por ejemplo, mientras en la costa la pobreza el 2007

alcanzaba al 22,6% de la población en la sierra la pobreza alcanzaba al 60,1%. Se

observa, entonces, que el crecimiento económico del Perú no ha significado aún un

desarrollo inclusivo que revierta la situación de desigualdad existente en el país5.

Analizando la estructura empresarial, vemos que las grandes y medianas empresas

apenas suman 11,718 unidades productivas, lo que constituye el 0,36% del total; pero,

concentran el 46% del PBI; mientras que, las MIPE son la mayor parte del gran universo

de unidades productivas del país al llegar a más de 3 millones de unidades (99.63% del

total) y contribuyen con el 35% del PBI (ver Cuadro No. 1).

Asimismo, gran parte de las empresas grandes y medianas pertenecen a los sectores

extractivos que, por definición, son empresas intensivas en capital y no generan amplias

oportunidades de empleo; en efecto estas empresas ocupan sólo a un 8,3% de la PEA

(cerca de 1 millón 200 mil personas). Las MIPE, por el contrario, son intensivas en mano

de obra y contribuyen con el 62,1% del empleo nacional al emplear a casi 9 millones de

trabajadores6. Estas cifras se pueden apreciar en el cuadro No. 1:

2 De acuerdo con las series estadísticas del Banco Central de Reserva del Perú (www.bcrp.gob.pe) desde julio de 2001 el PBI viene

teniendo un crecimiento continuo. 3 Según el Banco Central de Reserva del Perú el valor de las exportaciones entre 2000 y 2007 se ha cuadriplicado al pasar de 6,955 a

27,956 millones de USD. 4 Según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática a partir de la Encuesta Nacional de Hogares 2004 – 2007 (www.inei.gob.pe,

sección Perú en cifras) la pobreza total en el Perú ha disminuido de 44,5% a 39,3%. 5 Según Mendoza y García (2006) el coeficiente Gini para el año 2006 se calcula en 52,2%, valor que refleja una alta desigualdad.

Véase Crecimiento Económico y Pobreza 2000 – 20005. Documento de trabajo CISEPA 2050. Lima: PUCP. 6 En todos los casos, se incluye al auto empleo en los cálculos.

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Cuadro No. 1

Perú: Principales Variables, según tamaño de empresa 20067

Categoría Número de

empresas

% Empleo (PEA) % PBI (en %)

Sector Privado 3.229.197 100,00 10.128.859 70,4 81

Gran y mediana empresa 11.718 0,36 1.191.878 8,3 46

Pequeña y micro

empresa

3.217.479 99,64 8.936.981 62,1 35

Sector Público 1.058.202 7,4 9

Independientes 2.642.633 18,4 8

Trabajadores del Hogar 550.615 3,8 2

TOTAL 3.229.197 100,00 14.380.309 100,00 100

Fuente: Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del INEI para el año 2006, elaborados por Cecilia Lévano para el

MTPE (2007).

Finalmente, si analizamos los datos por sectores económicos, vemos una característica

muy importante pero poco rescatada en la elaboración de políticas públicas: las MIPE

pertenecen mayoritariamente a actividades agropecuarias (y de pesca). En efecto, según

cifras sistematizadas por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, las micro

empresas en el sector agropecuario y pesca llegan a 1.896.872 cifra que representa un

60% del total de micro empresas, mientras que las pequeñas empresas de dichos

sectores suman 37.078, cifra que representa un 75% del total de pequeñas empresas.

Estas cifras se pueden apreciar en el cuadro No. 2:

Cuadro No. 2

Estimación del número de MIPE por actividad económica 20068

Actividades

Económicas

Microempresa

A

% Pequeña

empresa

B

% Independientes

C

% Total

MIPE

A+B

%

Agropecuaria

y Pesca

1,886,872 60 37,078 75 457,346 17 1,923,949 60

Industria 208,233 6 1,442 3 338,484 13 209,675 7

Construcción 68,286 2 2,458 5 85,192 3 70,744 2

Comercio 625,446 20 662 1 793,382 30 626,108 19

Servicios 378,914 12 8,088 16 970,296 37 387,001 12

Total 3,167,751 100 49,728 100 2,644,701 100 3,217,478 100

7 Elaboración propia en base a presentación de Fernando Villarán ante Consorcio Ejecutor de Programa de apoyo a Cadenas

productivas y Clusters de micro y pequeñas empresa en el Perú. Lima, enero de 2008. 8 Elaboración propia a partir de Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), Consejo Nacional para el Desarrollo de la

Micro y Pequeña Empresa (CODEMYPE), Dirección Nacional de la Micro y Pequeña Empresa, Actualización de Estadísticas de la Micro y Pequeña Empresa. Lima, diciembre de 2007. Cuadro No. 15, página 19.

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1/ Estimación de empresas en base al número de conductores de MIPE y trabajadores independientes, éstos últimos no

emplean trabajadores familiares no remunerados.

2/ Incluye a los independientes que emplean trabajadores familiares no remunerados (TFNR) y también a los T.F.N.R.

Fuente: ENAHO INEI 2006 (Anual)

Lamentablemente no existen cifras actualizadas del sector agropecuario que nos den

información más detallada9.

Dado este gran peso de las MIPE agropecuarias, las preguntas que guiarán este artículo

son las siguientes: ¿por qué las políticas de promoción a las MIPE no se han dirigido

hasta la fecha a las MIPE agropecuarias? ¿será esta la razón de no haber tenido éxito en

el objetivo de formalización de las MIPE? ¿existen políticas consistentes (coordinadas)

entre los sectores rectores de la política hacia la micro y pequeña empresa y de la política

agropecuaria en el país?¿cuáles son las características principales que deben ser

tomadas en cuenta para la formulación de políticas a favor de las MIPE en el país? ¿qué

herramientas deben utilizarse para promoverlas?.

2. La problemática de las MIPE en el Perú

En general, la mayor relevancia de las MIPE se encuentra en torno a su capacidad para

generar puestos de trabajo de manera intensiva. Ello convierte al sector en foco

necesario hacia donde se debieran canalizar los esfuerzos gubernamentales de

desarrollo a largo plazo. Así mismo, la experiencia internacional muestra que las MIPE

poseen la capacidad de convertirse en el eje de un sistema productivo flexible y

articulado, tal como sucede en la mayoría de países más desarrollados10.

Sin embargo, es necesario indagar el porqué las MIPE en el Perú, particularmente las

agropecuarias, no se desarrollan, cuáles son los factores que limitan su competitividad y

qué políticas y estrategias se necesitan para promoverlas.

La deforme y desarticulada estructura empresarial

Un análisis de la estructura empresarial del sector privado en el Perú realizado por

Villarán11 muestra que no existen suficientes medianas y pequeñas empresas frente al

inmenso número de micro empresas existentes. Esta situación se puede representar

gráficamente de la siguiente manera:

9 El último Censo Nacional Agropecuario se realizó en el año 1994. A la fecha el MINAG tiene prevista la realización de un nuevo

censo en el año 2009. Según el censo del 94 el número de unidades con menos de 20 has. era 1.575.374. 10 Este potencial de las MIPE para conformar redes que maximizan la eficiencia del sistema productivo ha sido estudiado y reconocido por diversos autores. Al respecto, los casos de Japón e Italia son particularmente ilustrativos. Ver: Villarán Fernando, “Riqueza Popular: Pasión y Gloria de la Microempresa en el Perú”, Lima, Congreso Peruano, Junio de 1998 pp. 95-115. 11

Villarán, Fernando. “Las PYMEs en la estructura empresarial peruana”. SASE: 2000. Página 13.

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Gráfico No. 1

Perfil del Sector Privado en el Perú

FUENTE: Villarán, Fernando. Op. Cit.

Esta situación impide que empresas de diferentes tamaños puedan enlazarse entre sí

dentro de las cadenas productivas. Esto resta competitividad y eficiencia a la economía en

su conjunto, porque mientras las grandes, medianas y pequeñas empresas, que son las

que dinamizan la economía, no representen una demanda efectiva para las micro

empresas (a través de la contratación y subcontratación), estas no alcanzarán el nivel de

competencia que les permita crecer y desarrollarse y seguirán excluidas del crecimiento

económico. Es decir, enfrentamos un problema de desarticulación empresarial (vertical)

entre empresas de diferente tamaño, que es indispensable identificar en su real magnitud,

para poder resolverlo.

Por otra parte, a modo comparativo podemos ver en el gráfico No. 2 la estructura

empresarial típica de un país desarrollado, donde los diferentes estratos de empresas dan

empleo proporcionalmente a su tamaño, configurando una estructura empresarial

simétrica, que brinda la posibilidad de articulación económica entre los diferentes estratos

empresariales.

Perfil del sector privado en el Perú

Tamaño Empresarial

G.E.

200

M.E.

50

P.E.

10

Micro Empresa

Empleo

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Gráfico No. 2

Perfil del Sector Privado en los países desarrollados

FUENTE: Idem.

Débil capital social

Las causas del limitado desarrollo de las MIPE agropecuarias y su desarticulación vertical

con los otros estratos empresariales, también tienen que analizarse desde otras

perspectivas.

Las micro empresas agropecuarias están constituidas por población que no accede aún a

los elementos de una ciudadanía moderna, que no tienen un Estado presente que les

garantice los servicios básicos de seguridad, justicia, salud y educación12.

En lo cultural, el Perú es un país heterogéneo, diverso, sin formas de convivencia que

permitan viabilizar nuestra diversidad, sin vasos comunicantes que nos permitan

integrarnos en formas de convivencia dignas para todos. Más aún somos un país donde

coexisten culturas de prestigio social desigual13.

Finalmente, en lo geográfico, las micro empresas agropecuarias, tienen una localización

desventajosa, se ubican en los lugares más apartados del territorio, con menor acceso a

recursos productivos y con más difícil acceso a las principales ciudades y con grandes

limitaciones de acceso a las telecomunicaciones y la conectividad.

12

Ver al respecto Vergara, Alberto. Ni amnésicos ni irracionales: las elecciones peruanas de 2006 en perspectiva histórica. Lima, 2007. 13

Al respecto ver Tubino, Fidel. Perú, la ausencia de síntesis. En www.pucp.edu.pe/ridei/pdfs/ Fidel_Tubino_Ausencia_de_sintesis.pdf. Página 4.

Perfil del sector privado en los países desarrollados

Tamaño Empresarial (en unidades)

Gran Empresa

200

Mediana Empresa

50

Pequeña Empresa

10 Empleo

Micro Empresa

(Eje Y: unidades en escala Log, Eje X: miles de personas ocupadas)

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Existe por tanto un conjunto de barreras que hace muy difícil la construcción de lazos de

confianza y la consecuente construcción de redes verticales con valor económico entre la

población pobre ligada a la micro empresa agropecuaria y la población de los otros

estratos de empresas, en particular de las grandes y medianas. En otras palabras,

podríamos decir que existe un débil capital social.

Hay varios autores que han desarrollado el concepto de capital social. Uno de ellos,

Putnam, coincide con la perspectiva nuestra al definirlo como “las características de

organización social, tales como la confianza, las normas y redes, que pueden mejorar la

eficiencia de la sociedad mediante la facilitación de las acciones coordinadas”14.

Desde una perspectiva de redes horizontales de confianza, también existe un insuficiente

desarrollo.

La reforma agraria del gobierno de Velasco Alvarado iniciada en el año1969 impuso

autoritariamente esquemas de producción asociativos en el campo, los cuales una década

más tarde habían fracasado. Algunos intentos por mantener la asociatividad en la

prestación de servicios a la producción tampoco tuvieron éxito. Las bajas capacidades

técnicas y de gestión que predominaban en los pequeños productores campesinos no

fueron objeto de ninguna política de apoyo desde el Estado que les permitiera llevar

adelante una gestión eficiente. A su vez, mucha corrupción invadió a este sector. Se llegó

así, a partir de la década del 80, a una estructura predominantemente minifundista, en la

que las relaciones de colaboración entre pequeños productores no tenían perspectivas de

ser retomadas o en otras palabras, en las que la desconfianza entre productores se había

vuelto generalizada.

A la fecha, podemos decir, que las MIPE agropecuarias (lideradas por pequeños

productores o empresas unifamiliares) operan con altos grados de desconfianza entre

ellas mismas que les impiden organizar colectivamente sus procesos productivos y/o

comerciales de manera de acceder a economías de escala y ser más competitivas.

Existen muchas redes sociales, que tienen su origen en lazos provenientes del vínculo

territorial, comunitario y cultural, pero estas redes son débiles en términos económicos

para la gran mayoría de los casos. Es decir rara vez llegan a constituir una red con valor

económico15 y por tanto a constituir un capital social16.

14

Putnam, Robert D., Robert Leonardi y Raffaella Y. Nanetti. Para que la democracia funcione. Tradiciones cívicas en Italia. Caracas: Galas, 1994. 15

Al respecto ver Diez, Alejandro. Redes, Organizaciones y movilidad económica en comunidades campesinas (el caso de Huayopampa). En Debate Agrario No. 40-41. Lima: CEPES, julio de 2006. 16

Al respecto ver también Trivelli, Escobar y Revesz quienes en un estudio sobre la pequeña agricultura comercial concluyen que para que la pequeña agricultura aproveche las economías de escala existen dos caminos: el primero fomentar el mercado de tierras; el segundo, el desarrollo y consolidación de esquemas asociativos entre los productores. Sin embargo, para esta segunda alternativa se requiere “…de una organización con una buena gerencia y con incentivos fuertes para que todos los productores involucrados apoyen a su consolidación. Este tipo de organizaciones no son fáciles de crear ni de mantener y requieren de esquemas de gobernabilidad, de incentivos claros y de un mínimo nivel de asistencia técnica para salir adelante y consolidarse. Como se ha visto,

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La reducida escala de producción / comercialización de las MIPE agropecuarias: el

minifundio

El crecimiento poblacional y las pocas oportunidades de empleo fuera de la agricultura

han reforzado la expansión del minifundio17. El minifundio, a su vez, ha llevado a un

aislamiento de las unidades productivas. Como consecuencia tenemos una MIPE con una

reducida escala de producción que a su vez origina altos costos de transacción: les es

más caro (y menos rentable) hacer negocios.

En este contexto, las MIPE enfrentan problemas para acceder a información de mercado

y a procesos de mejora técnica y de gestión, también encaran limitaciones para obtener

financiamiento en el sistema formal y, por ende, su capacidad de renovación tecnológica

se reduce. Todo ello conlleva a que las MIPE que trabajan solas posean una reducida

capacidad de respuesta a las principales exigencias del mercado: calidad y volúmenes.

Esta situación se agrava por las deficiencias de infraestructura, el alejamiento geográfico

y el uso incipiente de las tecnologías de comunicación.

La informalidad de las MIPE

Otra limitación importante, particularmente de las MIPE agropecuarias, es que operan en

condiciones de informalidad. En efecto, según las últimas cifras disponibles (ver cuadro

No. 3), del total de microempresas (excluyendo el auto empleo), sólo 846 mil operan

formalmente (27%) y 2.321 millones operan informalmente (73%).

Cuadro No. 3

ESTIMACIÓN DEL NÚMERO DE MIPE INFORMALES SIN INCLUIR

AUTOEMPLEO 200618

Total 1/ % Formal 2/ % Informal 3/ %

Microempresas 3.167.751 100 846.517 27 2.321.234 73

Pequeña

Empresa

49.728 100 34.466 69 15.262 31

MIPE 3.217.479 100 880.983 27 2.336.496 73

1/ Estimado por el método de los conductores- ENAHO INEI 2002 (Anual)

2/ Estimado por el rango de ventas- SUNAT 2005

muchos productores no pertenecen a asociaciones o a organizaciones que les permitan mejorar su relación con los mercados, y otros que sí lo hacen, no sienten que obtienen beneficios importantes. Crear, rentabilizar y consolidar organizaciones resulta una ruta obligada de apoyo a los pequeños productores”. Siendo esta la realidad que encuentran para la agricultura comercial, la no comercial tendría entonces aún mayores dificultades en la organización orientada a los negocios. 17

Tal como mencionamos, el año 1994 existían 1’575,374 pequeñas unidades económicas agropecuarias (menos de 20 ha) según el Censo Agropecuaio. Según la ENAHO en el 2006 existían 1.887.622 micro empresas agrícolas. Por tanto podemos deducir que incluso entre 1994 y 2006 el minifundio ha aumentado. 18

Elaboración propia en base a MTPE / CODEMYPE op.cit. página 18.

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3/ Calculado como la diferencia

Fuente: ENAHO INEI 2002 (Anual) SUNAT 2005

A su vez, dentro de las micro empresas informales, la gran mayoría pertenecería al sector

agropecuario. Si es que nos guiamos de las últimas cifras disponibles, el Censo Nacional

Agropecuario del año 1994, vemos que existían 1’575,374 pequeñas unidades

económicas agropecuarias (menos de 20 ha); este total representaría el 68% de las MIPE

informales que estima el MTPE, asumiendo que el número de empresas agropecuarias

pequeñas no ha aumentado desde 1994. Sin embargo, dado que muy probablemente

este tipo de empresas sí debe haber aumentado, las MIPE agropecuarias (minifundistas)

darían cuenta a la fecha de un porcentaje aún mayor de las MIPE informales en el Perú.

La informalidad se traduce en un conjunto de limitaciones mayores: sobre costos

tributarios al pagar impuesto general a las ventas en la compra de insumos sin posibilidad

de su recuperación, imposibilidad de abastecer a empresas del Estado, imposibilidad de

acceder a la banca formal, pero sobre todo precariedad en el empleo y autoempleo

familiar: no acceso a ningún sistema de salud ni de pensiones y no descanso laboral.

Débil sistema de promoción de las MIPE

A pesar del peso del tema MIPE en el debate nacional, la normatividad de promoción

durante muchos años no había recogido los problemas específicos de este amplio

contingente de unidades económicas, las MIPE agropecuarias. Por añadidura, no había

identificado mecanismos para superar el principal problema que frena la competitividad en

el campo: la reducida escala de producción o minifundio.

Recientemente, el Texto Único Ordenado de la Ley de Promoción de la Competitividad,

Formalización y Desarrollo de la Micro y Pequeña Empresa y del Acceso al Empleo

Decente, Ley Mype, así como su Reglamento19, por primera vez abarcan a las micro

empresas agrarias20, aunque aún sin especificar lineamientos específicos de promoción

que recojan su problemática. Así, la mención al fomento de la asociatividad en esta ley y

su reglamento, sigue siendo un tema genérico, como lo fue en la Ley No. 28015 del año

2003, sin definición de instrumentos organizativos que enfrenten en particular el

minifundio21.

Por otra parte, constituye un avance el reciente DL 1020, que promueve la creación de

entidades asociativas agrarias (EAA) con la finalidad de facilitar el acceso al

financiamiento y a un fondo de consolidación de la propiedad rural.

19

Aprobados recientemente por RS 007-2008-TR y 008-2008-TR respectivamente el 30 de setiembre de 2008. 20

TUO Ley MYPE, SÉPTIMA Disposición Complementaria Final: Sector Agrario. Y en el respectivo reglamento de esta ley, en el art. 29 Ámbito de Aplicación se especifica que el Régimen Laboral establecido por la presente ley se aplica a la micro empresa agraria. No obstante, no incluye a la pequeña empresa agraria. 21

A la fecha de culminar este artículo se halla en debate en el Congreso de la República una propuesta de ley que considera el traslado de la función de rectoría sobre las MIPE desde el MTPE hacia el Ministerio de la Producción. De aprobarse en forma definitiva esta ley la coordinación entre sectores podría ser aún más difícil, que desde el MTPE al ser este un ministerio con funciones de corte transversal y no sectorial.

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Sin embargo, otras leyes para la promoción del agro no responden a la realidad

empresarial peruana. Por ejemplo, la Ley Marco para el Desarrollo del Sector Rural, Ley

Nº 28828, de julio de 2006, promueve incentivos aplicables a partir de un mínimo de 200

Ha. Está claro que esta norma no es aplicable a la mayor parte de las MIPE rurales, sobre

todo dado el extendido minifundismo. Es decir, es sumamente complicado que un número

importante de pequeños productores coordinen para formar una asociación que pueda

beneficiarse por esta ley.

Por otro lado existe normatividad poco difundida como es el procedimiento administrativo

de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) en el cual se

reconoce al contrato de consorcio sin contabilidad independiente como una modalidad

que permite a un grupo de empresas unirse para vender sus productos o comprar

insumos / servicios, sin necesidad de constituir una forma jurídica independiente. Para

este seguir este procedimiento el único requisito es elegir a un operador a través del cual

se realicen las operaciones comerciales del conjunto e inscribir este contrato en

SUNAT22.

Esta modalidad de operar en Consorcios sin Contabilidad Independiente (CSCI) tiene una

serie de ventajas para el pequeño productor agropecuario que mayoritariamente opera en

forma aislada:

Permite agregar oferta o demanda y negociar precios en mejores condiciones con los

clientes o proveedores.

No se genera una nueva persona jurídica, con lo cual las obligaciones tributarias se

mantienen para cada integrante del consorcio, reconociéndose que el operador sólo

actúa temporalmente a nombre de otros.

Permite al productor agropecuario mantener su acceso a las leyes de promoción

agropecuaria que rigen para los productores, lo cual perderían si pasaran a realizar

actividades de comercialización como una entidad jurídica distinta.

A pesar de estas ventajas para el pequeño productor o MIPE agropecuaria, la difusión de

los CSCI es muy reducida.

3. La experiencia del programa APOMIPE

Presentamos en este parte del artículo la experiencia del programa APOMIPE,

experiencia micro, que ha logrado consolidar 33 Redes Empresariales en los primeros 3

años de ejecución. A partir de esta experiencia, identificamos elementos de reflexión y

propuesta, orientados a diseñar estrategias macro de intervención para promover a las

MIPE agropecuarias en el país.

22

Este modelo fue desarrollado y aplicado en forma pionera en el país por el Consorcio de Productores de Fruta (CPF). Por su parte, el Ministerio de la Producción viene promoviendo exitosamente esta modalidad, fundamentalmente con MIPE industriales y de servicios.

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APOMIPE, en su primera fase, se planteó como objetivo mejorar la competitividad y el

poder de negociación de las MIPE mediante su articulación productiva. Se priorizó tres

departamentos: Cusco, Cajamarca y La Libertad, y dentro de ellos territorios y cadenas

específicas con mayor presencia de MIPE en pobreza y pobreza extrema pero con

potencial de crecimiento.

APOMIPE inició su trabajo utilizando el Análisis de Cadenas Productivas y la metodología

Redes Empresariales23; ésta última tuvo que ser adaptada al medio rural donde se ubica

la gran mayoría de las MIPE conducidas por población en pobreza y pobreza extrema24.

Los principios estratégicos en los que APOMIPE apoyó su intervención, fruto de la

experiencia y reflexión de sus ejecutores, los resumimos a continuación:

Para iniciar un proceso de articulación horizontal o formación de una Red Empresarial

de las MIPE, es necesario partir de una oportunidad clara de negocio.

Para ir construyendo la necesaria cohesión y confianza al interior del grupo de MIPE o

Red Empresarial, es necesario comunicar logros, mostrando beneficios tangibles.

Es necesario tener un enfoque de empoderamiento y sostenibilidad, es decir, deben

ser las Redes Empresariales, las que elijan las acciones a ejecutar y las co-financien.

De esta manera las sentirán propias y se esforzarán por realizarlas.

Es necesario priorizar permanentemente la creación de confianza entre los miembros

de una Red Empresarial, de manera que se convierta en capital social indispensable

para los negocios conjuntos.

El equipo APOMIPE debe jugar un rol facilitador y no ejecutor, es decir debe solamente

facilitar los procesos de articulación entre demanda y oferta (producto, insumos,

servicios), más no realizar acciones directas en estos.

Es muy importante buscar gradualidad en la acción.

El trabajo contó con la participación de actores públicos y privados en cada una de las

tres regiones, a partir del cual se eligió aquellos territorios y cadenas donde el impacto de

promover Redes Empresariales en los ingresos y empleos de la población más pobre

podía ser el mayor posible. A este trabajo lo identificamos como la fase uno, o análisis de

territorios y cadenas productivas.

Luego, vino la fase dos, que consistió en la promoción y selección de pequeños

productores interesados en agruparse en Redes Empresariales; se seleccionó a aquellos

que fueron permeables a la idea que juntos podían superar los principales problemas que

23 Se entiende por Red Empresarial a la alianza estratégica permanente entre un grupo limitado y claramente definido de productores

independientes, que colaboran para alcanzar objetivos comunes de mediano y largo plazo, orientados hacia el desarrollo de la competitividad de los distintos participantes. 24

APOMIPE ha publicado el Manual del Articulador de Redes Empresariales Rurales, en el cual se detalla cada una de las fases de esta metodología; está disponible en versión Adobe Acrobat en su página web: www.apomipe.org.pe

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enfrentan en los mercados por su pequeño tamaño, tanto en su rol de demandantes de

insumos como de ofertantes de productos.

Definidos los integrantes de las Redes Empresariales, la fase tres consistió en que cada

Red Empresarial realizara actividades que les permitiera generar confianza entre sus

integrantes, elemento clave para poder iniciar negocios conjuntos; algunas actividades

fueron recreativas, otras fueron visitas a empresas exitosas en su rubro, entre otras; lo

principal de esta fase fue lograr que identifiquen a su líder, definan un reglamento interno

y fijen los aportes de dinero para contar con un fondo común; como parte de esta fase,

además, prepararon un plan de mejoras, priorizando aquellos cuellos de botella que

debían ser resueltos, ya sea con asistencia técnica, capacitación, desarrollo de nuevos

productos u otros. Cabe señalar, que para estas actividades contaron con el

cofinanciamiento del programa pero que parte muy importante del costo estuvo a cargo de

ellos mismos, hecho que permitió elevar su compromiso con las actividades y metas

planteadas en su propio plan de mejoras.

Llegado a este punto, las Redes Empresariales ya estaban en posibilidad de diseñar un

pequeño proyecto piloto, la fase cuatro, al cabo de cuya ejecución pudieran quedar

demostradas las ventajas de trabajar en red; algunos ejemplos de proyectos piloto

realizados fueron compra conjunta de herramientas, compra conjunta de insumos, venta

conjunta de productos, mejoras en la infraestructura productiva, entre otros. Constatadas

las ventajas obtenidas, fundamentalmente a través del ahorro de costos o incremento en

sus ingresos que se dio en todos los casos, la confianza al interior de cada Red

Empresarial se vio consolidada.

La fase cinco consistió en que las redes empresariales diseñaran e implementaran un

proyecto estratégico. Esta fase fue la más difícil, porque significó por primera vez para

estos pequeños productores, contratar consultorías (co financiadas por APOMIPE) para

preparar planes de negocio acordes a su tamaño y oportunidades de mercado. Asimismo,

en esta fase la identificación del cliente concreto (uno o varios) interesado(s) en la compra

de los productos, fue el punto indispensable para proyectar la viabilidad económica de los

negocios.

Culminado el plan estratégico, las Redes Empresariales pasaron a la fase seis o fase de

gestión del negocio, fase en la que se encuentran actualmente 33 redes empresariales.

Desde el punto de vista de los negocios, esta fase viene siendo bastante exitosa.

Consideramos que este éxito se explica por dos elementos clave: primero, por la

rentabilidad del negocio derivada del análisis hecho y la identificación de clientes

concretos interesados que habían expresado su voluntad de compra o incluso orientado

las características de los propios productos, y segundo, por la confianza que se había

logrado desarrollar entre los socios al interior de cada Red Empresarial. Esta última

resultó ser crucial y determinante. Así, por más que pudiera haberse demostrado la

viabilidad económica, quedó claro que la viabilidad social, dada por la cohesión y

confianza al interior de una Red Empresarial, es aún más importante.

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13

Llegado a este punto, algunas redes habían empezado a vender volúmenes

considerables o empezaban a tener ventas directas a consumidores finales. Sin embargo,

la mayor parte de los pequeños productores que conformaban las redes (como la gran

mayoría del pequeño productor rural) operaban informalmente. Entonces, el programa, se

dio cuenta que faltaba dar un paso adicional: encontrar la modalidad jurídica más

conveniente de manera que las Redes Empresariales promovidas pudieran beneficiarse

de ser parte de la economía formal. Esto no fue fácil, pues había que demostrar que ser

formales no es ni difícil ni caro y que más son las ventajas a las que podían acceder los

pequeños productores organizados en Redes Empresariales.

Para enfrentar este desafío, APOMIPE contrató los servicios de asesoría jurídica del

Estudio Torres y Torres Lara. La conclusión de esta asesoría fue la siguiente: en el corto

plazo, la modalidad más conveniente para que las redes empresariales operen dentro de

las normas vigentes en el país es el contrato de Consorcio sin Contabilidad Independiente

(CSCI); en el mediano plazo (tres años) la modalidad jurídica recomendada es las

Cooperativas de Servicios25.

Resumiendo, la experiencia del programa APOMIPE nos ha mostrado hasta el momento

lo siguiente:

a) El proceso de construcción empresarial para las MIPE agropecuarias supone superar

el problema del minifundio buscando formas asociativas que sean viables social y

económicamente; este es un proceso lento, que pasa en primer lugar por desarrollar

confianza entre los integrantes del grupo que conforman una Red Empresarial. Pero

no cualquier confianza, sino una confianza orientada a hacer negocios. Por esta razón

decimos que la Red Empresarial es un tipo de asociatividad orientada a los negocios.

Existen muchos tipos de asociatividad, así, en el campo hemos encontrado muchas

asociaciones, formadas con diferentes fines, pero la mayoría de ellas han sido

promovidas externamente y por lo general no tienen las condiciones necesarias para

asumir exitosamente negocios conjuntos de sus integrantes. No son, ni debieran ser

tomadas por los hacedores de políticas, como la base para proyectos de índole

económica.

b) El pequeño productor agropecuario promedio aún no reúne las características para ser

considerado empresario. La Red Empresarial constituye una experiencia en la cual

paso a paso van dando el cambio de productor a empresario. Pero el proceso de

construcción de confianza al interior de una Red Empresarial es básicamente un

proceso social. Por tanto, son las políticas sociales las que deben promover la

formación de este tipo de asociatividad. Recién cuando una Red Empresarial ha

consolidado la confianza orientada a los negocios entre sus miembros es que están en

25

Sobre la base de esta trabajo, el estudio Torres y Torres Lara ha asesorado a CONVEAGRO en la preparación del proyecto de ley Régimen Especial del Productor Agrario, propuesta que a la fecha ha sido aprobada por la Comisión Agraria del Congreso de la República y se encuentra por ser debatida en sesión plenaria. En la exposición de motivos de esta propuesta de ley se puede encontrar un amplio análisis sobre estos temas.

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capacidad de plantearse retos económicos de largo plazo. Es por ello que las políticas

económicas de promoción de las MIPE debieran saber enlazarse plenamente con las

políticas sociales. En el siguiente gráfico presentamos las fases de formación de una

Red Empresarial descritas y estos diferentes tipos de procesos que existen a lo largo

de estas y que debieran servir para definir los énfasis de política:

Fases de formación de una Red Empresarial

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Fase 3

Fase 4

Fase 5

11 12

Fase 6

7 meses

6 meses

5 meses

6 meses

TIEMPO EN MESES

Fase

1

1 mes

13 14 15 16 17 18

Fase

2

1 mes

ANÁLISIS DE TERRITORIOS, CADENAS Y LÍNEAS DE NEGOCIO

PROMOCIÓN Y SELECCIÓN

GENERACIÓN DE CONFIANZA Y PLANIFICACIÓN DE MEJORAS

CONSOLIDACIÓN DE LA CONFIANZA: PROYECTOS PILOTO

DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE PROYECTO ESTRATÉGICO

ACOMPAÑAMIENTO EN LA GESTIÓN DEL NEGOCIO

Proceso Social Proceso Económico

Pro

ceso

Eco

mic

o

c) Con la experiencia de APOMIPE, a su vez, hemos encontrado una alternativa de

formalización, por lo menos desde el punto de vista tributario26, que le da continuidad

a las experiencias exitosas de las Redes Empresariales promovidas. Al elevar las

Redes Empresariales sus ventas fue necesario que no acumularan contingencias

tributarias que en un futuro pudieran traer abajo sus propios negocios. Sin embargo,

dado que se trataba de una experiencia desarrollada con productores agropecuarios

muy pequeños, los cuales habían pasado primero por una experiencia de construcción

de confianza colectiva para iniciar negocios conjuntos, se necesitaba una modalidad

intermedia antes de dar el paso de constituir una forma jurídica diferente. Por otra

parte, las normas establecidas que favorecen a productores agropecuarios, no

favorecen a empresas formadas con fines de comercialización, por más que sus

socios sean los mismos productores; entonces, tampoco era recomendable la

constitución de una empresa (colectiva) distinta. Si hubiesen formado una

comercializadora, por ejemplo, hubiesen perdido las ventajas que tienen actualmente

los productores agropecuarios: menos impuesto porcentual a la renta, exoneración del

26

Con las recientes normas aprobadas de promoción de la MIPE, es posible que el micro empresario agrario se beneficie de esta ley siempre y cuando inscriba por lo menos un trabajador. Dado que las micro empresas agrarias son por lo general familiares, nos parece que este requisito no será un obstáculo para que también se puedan formalizar desde el punto de vista laboral. Sin embargo, esta formalización depende de la viabilidad social y económica que la Red Empresarial haya alcanzado.

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IGV, entre otras. El CSCI es entonces a la fecha una alternativa inmediata para

superar las desventajas del minifundio: basta que uno de los integrantes de la Red

Empresarial se constituya en operador e inscriban el contrato en la SUNAT.

Sin embargo, el CSCI tiene un horizonte corto, tres años. Luego de este plazo, los

productores deben esperar a que la SUNAT autorice su funcionamiento. Es por esto

que la recomendación para el mediano plazo se orienta hacia la constitución de

Cooperativas de Usuarios. Esta es la única forma jurídica que permitiría a los

productores agrarios comercializar manteniendo las ventajas que les otorgan las leyes

de promoción agraria. Sin embargo, como hemos descrito, en el Perú existe una

experiencia muy negativa que proviene de la década del 80, en la que la mayor parte

de cooperativas que se formaron con la Reforma Agraria iniciada en 1969 fracasaron y

se parcelaron. Si bien estas fueron cooperativas de producción, el estigma sobre el

nombre de cooperativas está presente y tomará tiempo volver a considerar a la

cooperativa de usuarios o de servicios como una alternativa distinta a la cooperativa

que fue impuesta autoritariamente. Es necesario entonces invertir esfuerzos en

difundir las ventajas de esta forma de organización empresarial.

4. Conclusiones y recomendaciones

Las MIPE constituyen un estrato empresarial de inmenso potencial para generar

mayor bienestar y desarrollo inclusivo. Dentro de este estrato el segmento más

numeroso y menos atendido es el representado por las MIPE agropecuarias y rurales.

La asociatividad enfocada a hacer negocios entre productores agropecuarios es

crucial para el desarrollo de la competitividad en el Perú, ya que repercutiría en una

mejora de los ingresos y las condiciones de vida de gran parte de la población que se

encuentra en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Es necesario repensar el conjunto de políticas de promoción al sector MIPE y

adaptarlas a la realidad agropecuaria, al tiempo que integrarlas eficientemente con

políticas de este sector.

Es necesario también considerar que la política económica orientada a las MIPE

agropecuarias debe estar articulada con la política social. La problemática descrita de

débil capital social existente que afecta a este sector tiene que ser enfrentada en

paralelo para que las políticas de desarrollo de competitividad surtan efecto.

Finalmente, es necesario hacer consistente la legislación y la operatividad de apoyo a

las MIPE, que actualmente se superpone y se enfoca solamente al ámbito urbano,

dejando de lado el importante porcentaje de las MIPE agropecuarias que concentran

la mayor parte de la pobreza.

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El Programa APOMIPE aporta un conjunto de experiencias asociativas exitosas, que

muestran que es posible fomentar la asociatividad enfocada a negocios aún en zonas

rurales de pobreza extrema. Es necesario replicar este tipo de estrategias y tomarlas

como referencia para promover apoyos de mayor cobertura, desde las diferentes

instancias de gobierno, sobre todo las de nivel regional.

Por último, el desarrollo de la competitividad de las MIPE debe ir de la mano de la

formalización tributaria de los grupos asociativos de productores agropecuarios; de

otro modo, la mejora de ingresos y calidad de vida no será sostenible, dadas las

contingencias tributarias a las que se encontrarían expuestos los pequeños

productores una vez que inician un proceso sostenido de crecimiento.

Consideraciones finales

Hemos desarrollado en este artículo reflexiones y aprendizajes a partir de la experiencia

del programa APOMIPE. Sin embargo, nos hemos concentrado alrededor de la realidad

de las MIPE agropecuarias. Un universo muy importante sobre el cual no hemos hecho un

análisis similar lo constituye el conjunto de las MIPE artesanales. La artesanía es en el

Perú una alternativa cada vez más importante para el productor rural, marginado y

extremadamente pobre. Es más, en muchos lugares, dada la baja dotación de recursos

productivos que poseen las MIPE agropecuarias, se constituye como una mejor

alternativa económica. El crecimiento del turismo en el Perú, además, es una oportunidad

que eleva la demanda de artesanías. Queda pendiente el análisis de las alternativas de

política para este sector, políticas que igualmente les permita insertarse en la economía

formal y articularse beneficiosamente al crecimiento económico.

Finalmente, con APOMIPE se ha iniciado una experiencia en el ámbito de la participación

de los pequeños productores en el Desarrollo Económico Territorial. En este artículo no

hemos abordado este aspecto, sin embargo, es también un tema en el cual los líderes de

las Redes Empresariales juegan un rol dinamizador muy importante que más adelante

habrá que analizar.

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