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IV. CONTRIBUCIONES TEOLÓGICASSi bien 1 Corintios no es consultada con frecuencia—excepto por los eruditos—para explorar la teología paulina, sus contribuciones teológicas ocupan un puesto destacado en la historia de la iglesia. Porque aquí Pablo está haciendo lo que mejor sabe hacer: demostrar la vigencia del evangelio en la vida práctica. Para él, la prueba final de la verdad del evangelio es su capacidad de abrirse paso en las exigencias de la vida cotidiana en ciertas situaciones muy delicadas. Es mucho lo que aquí se podría decir; las presentes observaciones se limitan a tres aspectos, cada uno de los cuales es también crucial para entender bien la carta en su conjunto.1. Escatología. Tanto como en cualquiera de sus escritos, el marco esencialmente escatológico del pensamiento teológico de Pablo resalta a todo relieve en esta carta. Para Pablo este modo de pensar tiene su foco en el acontecimiento de Cristo, su muerte y resurrección, y el subsiguiente don del Espíritu. La resurrección de Cristo señala el gran viraje de los siglos; el don subsiguiente del Espíritu escatológico es evidencia segura de que el fin ha comenzado. Pero el hecho de que todavía vivamos en cuerpos sujetos a la corrupción (15:49–53), y de que haya aún una futura parusía del Señor (11:26; 15:23) con una resurrección subsiguiente (15:20–28), es también evidencia clara de que lo que ha comenzado no ha llegado todavía a su plena consumación. De modo que para Pablo, los creyentes son gente totalmente escatológica, determinada y condicionada por la realidad del futuro que ya ha comenzado, pero están todavía a la espera de la gloria final. Por lo tanto, somos «ya» y «todavía no».Este marco está siempre presente en Pablo, pero en ninguna parte es tan evidente como aquí. Esto se aplica no sólo a su lenguaje (p.ej., el reino de Dios es una realidad ahora [4:20] pero todavía no [6:10–11; 15:50]) y a sus expectativas (p.ej., los corintios, aunque llenos de dones, aguardan todavía la revelación del Señor Jesús [1:4–8]; en la Cena del Señor proclamamos su muerte hasta que vuelva [11:26]), sino especialmente a su modo de entender la vida cristiana actual. Por una parte, como el futuro ya se ha puesto en marcha, toda la existencia actual de uno queda determinada por esta realidad (7:29–31). Los miembros del pueblo de Dios viven «como si no»; no están, como los demás, condicionados por el orden presente que está caducando. Ese punto de vista domina a cada paso los imperativos éticos de Pablo. Los creyentes no pueden llevarse unos a otros ante los tribunales paganos porque, a la luz de su existencia escatológica, cosas como el reivindicarse por los agravios son meras trivialidades (6:1–6); los cristianos no pueden asistir a los banquetes paganos porque los antiguos juicios contra la idolatría se han escrito para advertir a aquellos a quienes le

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TEOLOGA DE 1 CORINTIOS GORDON FEE

IV. CONTRIBUCIONES TEOLGICASSi bien 1 Corintios no es consultada con frecuenciaexcepto por los eruditospara explorar la teologa paulina, sus contribuciones teolgicas ocupan un puesto destacado en la historia de la iglesia. Porque aqu Pablo est haciendo lo que mejor sabe hacer: demostrar la vigencia del evangelio en la vida prctica. Para l, la prueba final de la verdad del evangelio es su capacidad de abrirse paso en las exigencias de la vida cotidiana en ciertas situaciones muy delicadas. Es mucho lo que aqu se podra decir; las presentes observaciones se limitan a tres aspectos, cada uno de los cuales es tambin crucial para entender bien la carta en su conjunto.1. Escatologa.Tanto como en cualquiera de sus escritos, el marco esencialmente escatolgico del pensamiento teolgico de Pablo resalta a todo relieve en esta carta. Para Pablo este modo de pensar tiene su foco en el acontecimiento de Cristo, su muerte y resurreccin, y el subsiguiente don del Espritu. La resurreccin de Cristo seala el gran viraje de los siglos; el don subsiguiente del Espritu escatolgico es evidencia segura de que el fin ha comenzado. Pero el hecho de que todava vivamos en cuerpos sujetos a la corrupcin (15:4953), y de que haya an una futura parusa del Seor (11:26;15:23) con una resurreccin subsiguiente (15:2028), es tambin evidencia clara de que lo que ha comenzado no ha llegado todava a su plena consumacin. De modo que para Pablo, los creyentes son gente totalmente escatolgica, determinada y condicionada por la realidad del futuro que ya ha comenzado, pero estn todava a la espera de la gloria final.Por lo tanto, somos ya y todava no.Este marco est siempre presente en Pablo, pero en ninguna parte es tan evidente como aqu. Esto se aplica no slo a su lenguaje (p.ej., el reino de Dios es una realidad ahora [4:20] pero todava no [6:1011;15:50]) y a sus expectativas (p.ej., los corintios, aunque llenos de dones, aguardan todava la revelacin del Seor Jess [1:48]; en la Cena del Seor proclamamos su muerte hasta que vuelva [11:26]), sino especialmente a su modo de entender la vida cristiana actual. Por una parte, como el futuro ya se ha puesto en marcha, toda la existencia actual de uno queda determinada por esta realidad (7:2931). Los miembros del pueblo de Dios viven como si no; no estn, como los dems, condicionados por el orden presente que est caducando. Ese punto de vista domina a cada paso los imperativos ticos de Pablo. Los creyentes no pueden llevarse unos a otros ante los tribunales paganos porque, a la luz de su existencia escatolgica, cosas como el reivindicarse por los agravios son meras trivialidades (6:16); los cristianos no pueden asistir a los banquetes paganos porque los antiguos juicios contra la idolatra se han escrito para advertir a aquellos a quienes les ha sobrevenido el final de los tiempos (10:11). Todos los valores y formas de conducta puramente humanos ya han sido juzgados por Dios en Cristo; ya el mundo presente est pasando (1:2628;7:31). Por eso los creyentes deben realizar los juicios internos en el presente (5:1213); la iglesia debe purificarse de la vieja levadura para poder ser un pan nuevo (5:78).Por otra parte, ese futuro que ya ha comenzado y que condiciona en modo absoluto la existencia actual est todava a la espera de su consumacin final. Pero ese futuro es tan cierto como la vida misma. Una vez ms, esta certeza ha quedado garantizada por la resurreccin. As como Dios resucit al Seor, as nos resucitar tambin a nosotros (6:14;15:128).Cristo es las primicias, la garanta que Dios mismo ha dado de la cosecha completa. Cuando Cristo regrese, no slo resucitar a los muertos y transformar a los vivos, sino que mediante dichos acontecimientos tambin habr destruido por fin al ltimo enemigo, la muerte misma (15:2428,5457).Pero ni el futuro cierto ni la realidad de la existencia escatolgica en el presente significan que uno ya haya llegado completamente. La muerte es nuestra (3:22), pero todava algunos mueren (11:30); el presente y el futuro son nuestros (3:22), pero el paradigma de la vida tica actual es nuestro Mesas crucificado (4:1013).As que la vida cristiana es una paradoja, una serie de aparentes contradicciones mantenidas en tensin todas juntas. La garanta no radica en las circunstancias presentes, sino en la absoluta certeza del futuro que ya ha determinado tambin nuestra existencia actual. La carta entera debe entenderse como producto de este marco esencial (ver bajo4:15;6:16;7:2931;15:1228,3538).

2. El evangelio y la vida tica. Conectada con el marco escatolgico que acabamos de sealar se encuentra la insistencia de Pablo en la obediencia radical a Cristo como norma de la existencia cristiana. Si Romanos y Glatas dejan bien claro que uno no se salva por la obediencia a la ley, 1 Corintios deja igualmente claro que los salvados deben vivir su vida en obediencia a los mandamientos de Dios (7:19) y a la ley de Cristo (9:21). Si esa obediencia no es exigida para entrar en la fe, s es exigida en cambio como manifestacin de la fe.Pablo entiende la tica cristiana en trminos de llegar a ser lo que se es, perspectiva que brota de varias formas en 1 Corintios. Pablo nunca escatima el imperativo, pero siempre lo pone en el contexto de la previa accin de Dios a favor nuestro en Cristo. As Pablo manda a los corintios que desechen la vieja levadura para poder convertirse en un pan nuevo, porque en Cristo, nuestra Pascua, ya se han hecho un pan nuevo (5:78); no pueden acudir a las prostitutas porque sus cuerpos ya han sido apartados para Cristo por medio de su resurreccin y ya son un solo Espritu con l (6:1417); deben dejar de actuar como lo hacan en su antiguo modo de vida pagano porque si no lo hacen no heredarn el reino, pero al mismo tiempo deben recordar que algunos de ellos eran as y ya no lo son gracias a la accin de Cristo y del Espritu (6:911).En una tica as hay algunos absolutos, precisamente porque algunos pecados son totalmente incompatibles con la vida en Cristo (la inmoralidad sexual,6:1220; el asistir a banquetes en los templos paganos,10:1422). No se trata de ley, en el sentido de adquirir una condicin aceptable ante Dios. Pero es algo absoluto porqueciertas formas de conducta contradicen absolutamente el carcter de Dios. Por otro lado, los simples escrpulos religiososla circuncisin (7:19); la carne que se vende en el mercado y que antes fue consagrada a los dolos (8:113;10:2330)carecen de significacin para el creyente porque han sido abolidos en Cristo. La nica excepcin aparece cuando un comportamiento as ofende a otro (10:3133).La norma para toda conducta es Cristo mismo (11:1) tal como su vida es mediada por la vida del apstol (4:1617;11:1). Con esto el evangelio no se convierte en ley, pero tampoco queda despojado de su verdadera respuesta. Todo es por gracia, pero esa gracia trae el Espritu, que a su vez da capacidad para imitar a Cristo.

3. La iglesia.Tal vez la ms grande contribucin teolgica de nuestra carta a la fe cristiana es la forma en que Pablo entiende la naturaleza de la iglesia, especialmente en su expresin local. Si el evangelio mismo est en juego en la teologa y conducta de los corintios, tambin lo est su expresin visible en la comunidad local de personas redimidas. El resultado esencial es que hay ms enseanza sobre la iglesia en este escrito que en ninguna de las cartas de Pablo.Predominan dos grandes imgenes. Primero, la iglesia local es el templo de Dios en Corinto (3:1617). Con esta imagen Pablo subraya algunos puntos: (a) Como templo de Dios que son, ellos deben vivir como la alternativa de Dios tanto frente a los templos paganos como frente al modo de vida que los rodea. En efecto, esta es precisamente la inquietud de Pablo en gran parte de la carta: que hay tantos campos difusos, que los cristianos corintios casi no pueden distinguirse de la Corinto en que viven (cf.5:1;6:7;10:32;14:23). (b) Lo que los hace templo de Dios es la presencia del Espritu Santo en medio de ellos. As, en contraste con los dolos mudos que los rodean, ellos mismos son el santuario del Dios viviente por su Espritu. Y cuando el Espritu de Dios se manifieste entre ellos mediante la palabra proftica, los paganos sern escrutados y juzgados en su corazn y llegarn a reconocer que Dios est en medio de su pueblo (14:2425). (c) Tan sagrado es para Dios su propio templo, que aquellos que pretendan destruirlocomo estn haciendo ellos con sus pleitos y su sabidura mundanasern ellos mismos destruidos por Dios (3:17). Esta forma de entender su existencia como un pueblo en medio del cual Dios est poderosamente presente por su Espritu nos permite comprender5:113, donde la iglesia es purificada mediante la expulsin del incestuoso, mientras que l mismo va a experimentar la salvacin mediante un acto as. Segn parece, el ser sacado de esa comunidad va a conducirlo al arrepentimiento.En segundo lugar, la iglesia es el cuerpo de Cristo (10:17;11:29;12:1226). Con esta imagen Pablo demuestra esencialmente dos puntos: (a) Bajo la imagen se halla la necesidad de la unidad. Como con la imagen anterior, la clave para la unidad es su experiencia comn del Espritu (12:13). Ya se trate de judos o griegos, esclavos o libres, ellos son uno solo en Cristo por medio del Espritu. Precisamente porque sonun solocuerpo en Cristo, los ricos deben dejar de abusar de los pobres en la Cena del Seor (11:22,29); y los que son ms visibles no pueden decirles a los menos visibles: no os necesitamos (12:2126). Dios ha dispuesto el cuerpo de tal modo que todos los miembros sean esenciales los unos para con los otros. (b) Pero su principal inters con esta imagen es la necesidad concomitante de la diversidad. En vez de la uniformidad que valoran los corintios, Pablo los insta a reconocer la necesidad que tienen de todas las diversas manifestaciones del nico Espritu. De otro modo no habr cuerpo, sino slo una monstruosidad (12:1520).Dada esta preocupacin de Pablo, por lo tanto, resulta interesante que no haya enseanza sobre la estructura eclesistica como tal. No se menciona a los ancianos, ni a los obispos y diconos deFilipenses 1:1. Adems, no hay la menor insinuacin en cuanto a la naturaleza y los momentos de sus asambleas de culto, ni en cuanto a quin las dirige. Aparecen dos expresiones de culto. Segn11:1734se renen en un mismo lugar para tener una comida que se efecta en conjuncin con la Cena del Seor. Pero nada sabemos acerca de la frecuencia con que tenan esta comida comunitaria, ni de su relacin con la expresin del culto vocal a que se hace referencia en14:26, ni de si este ltimo se realizaba en conjuncin con el anterior (lo cual es muy probable) o si reflejaba una asamblea separada con su identidad propia. En cualquiera de los dos casos, Pablo recalca la naturaleza verdaderamente comunitaria de ese culto. Hay que tomar las medidas necesarias para que cada uno participe de modo que el cuerpo entero sea edificado. El propsito de ese culto es doble. Por una parte, los cantos, las oraciones y las acciones de gracias van dirigidas hacia Dios (11:13;14:1417); por otra, distintas formas de hablar van dirigidas hacia la comunidad para que sea edificada.Es menester una palabra final respecto a la considerable importancia de esta carta para la iglesia de hoy. El carcter cosmopolita de la ciudad y de la iglesia, el acusado individualismo que se manifiesta en tantas de las aberraciones de conducta de los cristianos corintios, la arrogancia que acompaa su forma de entender la espiritualidad, la forma de acomodar el evangelio en tantos sentidos a la cultura circundante: stos y muchos otros rasgos de la iglesia corintia no son sino espejos que se le presentan a la iglesia de hoy. Asimismo, la necesidad de un discipulado modelado segn la debilidad de Cristo (4:913), de que el amor lo gobierne todo (13:113), de que el objetivo del culto sea la edificacin (14:133), de que la inmoralidad sexual se vea como lo que realmente es (5:113;6:1220), de que los matrimonios tengan la expectativa de ser permanentes (7:140): stos y muchos otros puntos son en todo sentido tan pertinentes para nosotros como para aquellos a quienes se dirigi la carta inicialmente. Mi oracin es que este comentario nos ayude a escuchar la voz de Pablo, inspirada por el Espritu, de un modo an ms claro en nuestros das.