TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN LEONARDO BOFF
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FUNDACIÓN MISIÓN SUCRE
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
ALDEA UNIVERSITARIA LB “MERCEDES DE PÉREZ FREITES”
BARCELONA-MUNICIPIO BOLÍVAR – ESTADO ANZOÁTEGUI
PERIODO 2011-II
REALIZADO POR:
FERNÁNDEZ, RAFAEL
DÍAZ, FRINET
CARRASQUEL, DALISMAR
WLADIMIR HERIDIA.
BARCELONA, 22 DE Noviembre DE 2012
CONTENIDO
Gestión Ambiental
INTRODUCCIÓN
DESARROLLO
1. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN LEONARDO BOFF
2. MOVIMIENTOS SOCIALES Y EDUCACIÒN AMBIENTAL
CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
El ambientalismo latinoamericano es un movimiento diversificado y heterogéneo,
aunque su sentido de pertenencia le da unidad. Esta diversidad aumenta con el creciente
ingreso de nuevos actores y la apropiación del discurso ambientalista desde otros
ámbitos. El surgimiento de posturas mesiánicas, y aún el surgimiento de un neoliberalismo
verde, plantea nuevos desafíos al movimiento ambiental. La tarea de contribuir, junto a
otros movimientos, a la reconstrucción de la praxis política desde los sueños utópicos, se
vuelve hoy una necesidad impostergable.
El ambientalismo latinoamericano aparece como una manifestación diversa, de
múltiples tonalidades. Muchos hoy lo observan con simpatía, aprobando su lucha por
preservar la naturaleza o mejorar nuestras ciudades. Pero otros todavía lo miran con
desconfianza, considerándolo una lujosa imitación de lo que sucede en los países ricos, o
como un nuevo germen de desestabilización de nuestros países.
En todo el continente se verifican diversos deterioros ambientales, y algunos,
como la emisión de gases contaminantes, pueden estar ligados a los problemas globales.
La problemática ecológica ahora alcanza casi todos los sectores de la vida de cualquier
país. A todo esto se suma el sentimiento de que el ambientalismo es todavía una opción
de cambio real. En efecto, en un contexto donde para muchos ya no hay alternativas de
transformación donde la izquierda y la derecha se confunden, y los marcos de discusión se
revierten y deforman, la temática ambiental plantea nuevas formas de vida y relación que
mantienen vigentes las opciones de cambio. En América Latina han existido diversas
organizaciones ambientalistas, sobre todo dedicadas a la conservación de la naturaleza,
por lo menos desde fines de los 50.Desde la década del 70 la diversificación de los
problemas ambientales provocó un aumento de los militantes, y se constituyeron notorias
manifestaciones en países como México, Brasil y Venezuela.
UNIDAD 3
TEMA: DISCURSO AMBIENTALISTA LATINOAMERICANO
1. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN LEONARDO BOFF
La Teología de la Liberación es una corriente teológica que comenzó en
Iberoamérica después del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín
(Colombia, 1968). Sus representantes más destacados son los sacerdotes
Gustavo Gutiérrez Merino, (peruano), quien en 1973 editaría el primer libro sobre
el tema Historia, política y salvación de una teología de liberación, y Leonardo Boff
(brasileño). La Teología de la Liberación intenta responder a la cuestión que los
cristianos de América Latina se plantean cómo ser cristiano en un continente
oprimido. ¿Cómo cantar al Señor en una tierra extraña? ¿Cómo conseguir que
nuestra fe no sea alienante sino liberadora? Uno de los máximos exponentes de
esta teología, el jesuita Ignacio Ellacuría, fue asesinado a sangre fría. Muchos
sacerdotes y agentes de pastoral practican y aceptaban los supuestos de esta
teología, en varios países de América Latina.
Los antecedentes más importantes de esta Teología se encuentran en Brasil,
donde a partir de 1957 comenzó en la Iglesia Católica un movimiento de
Comunidades de Base que para 1964 ya era digno de ser considerado en el
"Primer Plan Pastoral Nacional 1965-1970". También en Brasil Paulo Freire, un
maestro del nordeste, desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un
proceso de concienciación. Los movimientos de estudiantes y de trabajadores de
Acción Católica se fueron comprometiendo, así como importantes intelectuales
católicos. Algunos cristianos empezaron a utilizar conceptos marxistas para
analizar la sociedad. Richard Shaull, un misionero presbiteriano, planteó la
cuestión de si la revolución tendría un significado teológico. Él y algunos jóvenes
protestantes empezaron a discutir esos temas con sacerdotes dominicos e
intelectuales católicos.
Una inspiración para este movimiento latinoamericano fueron los sacerdotes
obreros europeos. El cardenal Emmanuel Suhard, de París, había fundado la
"Misión de Francia" permitiendo a algunos sacerdotes trabajar en las fábricas para
acercarse al mundo obrero. El célebre dominico Jacques Loew trabajó como
descargador de barcos en los muelles del puerto de Marsella, así como el
sacerdote Michel Favreau, muerto en un accidente de trabajo. En 1950 se publicó
el libro del abbé Godin: Francia: ¿tierra de misión? Sin embargo, los curas obreros
fueron acusados de comunistas y denunciados en Roma por actividades
subversivas. Eran los años en que una laica, Madeleine Delbrêl, hacía su
experiencia entre los obreros de Ivry (autora de Nosotros, gente de la calle y El
Evangelio en los barrios obreros de París). En 1954 Pío XII pidió a todos los
sacerdotes obreros que regresaran a su trabajo pastoral anterior en las diócesis o
se incorporaran a sus comunidades religiosas. Los sacerdotes obreros fueron
rehabilitados en 1965 después del Concilio.
2. AMBIENTE Y MOVIMIENTOS SOCIALES
Cual irrefrenable torbellino, los movimientos sociales y de liberalización
surcaron el planeta en los años sesenta. Años en que también sonó la alarma
ecológica.
La degradación Ambiental se interpretó como una crisis de la civilización
moderna, marcada por la destrucción de la naturaleza y el deterioro de la calidad
de vida.
Se responsabilizó de ello al proceso económico y se reconoció la importancia
de incluir bases de sustentabilidad ecológica al desarrollo, a través del cambio de
los patrones de producción y de consumo imperantes.
Sin embargo, irrumpieron durante los ochentas las políticas de ajuste
estructural y de recuperación económica.
Mientras las políticas neoliberales tomaron fuerza en varios países de América
Latina y el Caribe, los problemas ambientales se intensificaron: calentamiento
global, contaminación atmosférica y de recursos hídricos, pérdida de biodiversidad
y de fertilidad de las tierras por los procesos de erosión o desertificación. Tres
lustros de neoliberalismo no han logrado restablecer los niveles de crecimiento
económico anteriores a la llamada “década perdida” de los años ochenta.
Los indicadores socio ambientales muestran un notable incremento de la
desigualdad social y la degradación ambiental (tasas de deforestación, pérdida de
suelos fértiles, emisiones de gases invernadero).
Pero el neoliberalismo ha hecho más que eso: está transformando la
percepción del desarrollo sostenible. Mientras en 1970 se creía que el crecimiento
económico era la principal causa del deterioro ambiental, hoy se piensa que es
más bien resultado de la insuficiente liberalización comercial y de no haber
asignado forma de propiedad y precios a los bienes comunes de la naturaleza.
Así se dice los mecanismos ciegos del mercado se encargarán de ajustar los
desequilibrios ecológicos y las desigualdades sociales. En la era de la
globalización, se invoca pues, a las fuerzas benéficas del mercado para exorcizar
los maleficios (los malos oficios) del Estado, causante del deterioro ambiental y la
producción de pobreza.
Un conflicto por resolver
Habría que preguntarse si la economía y la ecología son las caras de una
misma moneda o entrañan dos racionalidades sociales distintas con valores éticos
y principios productivos diferentes. El conflicto entre ecología y economía no ha
sido resuelto ni por las nuevas teorías de la economía ambiental, ni por la
economía ecológica, ni por las aún incipientes políticas de desarrollo sostenible.
Nuevos instrumentos económicos intentan evaluar los costos de restauración
ambiental y generan incentivos como, por ejemplo, los impuestos verdes. Existen
también nuevos indicadores de desarrollo sostenible (“las cuentas verdes”) que
buscan ajustar las mediciones del producto interno con la incorporación de los
costos ecológicos.
Sin embargo, hasta ahora han sido más un ejercicio metodológico que una
realidad. En los 70s, la crisis ambiental desenmascaró la manía de crecimiento
que venía rompiendo los equilibrios ecológicos y explotando la naturaleza a ritmos
por encima de sus condiciones de regeneración. Por ello se clamó por un freno al
crecimiento, una economía de estado estacionario y un eco desarrollo basado en
los potenciales ecológicos.
Pero en los 90s ya no se cuestiona si el capitalismo es viable. Por el contrario,
se afirma que es sostenible y se asevera que la e coeficiencia puede revertir la
degradación ambiental. Hoy día, el discurso del desarrollo sostenible opera un
vuelco de 360 grados y parece distorsionar las causas y efectos de la crisis
ambiental con un fin: mantener un sistema económico que se resiste a cambiar.
Parece ignorar las contradicciones entre la lógica del mercado y las
condiciones ecológicas que aseguran la sustentabilidad de la vida y de la
economía. La globalización económica -antes que fundarse en las ciencias de la
naturaleza para orientar las leyes de la producción- retrocede en el tiempo a las
invocaciones mágicas.
Parece tratarse de una nueva alquimia que quiere reconvertir a la naturaleza
bajo los designios de la economía, acelerando la máquina devoradora de recursos
finitos. La crítica a lo que está detrás de estos nuevos discursos nos permitirá
abrir un debate que nos ayude a vislumbrar los destinos de los pueblos y los
recursos vitales de las Américas hacia el nuevo siglo.
CONCLUSIÓN
- Conocer la complejidad y biodiversidad que nos engloba, incluye y significa,
porque nuestra identidad depende de su evolución.
- Reflexionar de un modo compartido en/entre los movimientos sociales.
- Escuchar la historia de quienes nos precedieron, porque se lo merecen y nos
ayuda a comprender el presente y construir el futuro.
- Dialogar con las ciudadanos, lugareñas, alumnas, padres y madres, estudiantes,
profesionales, políticos,..., ya que todos al final formamos parte y somos la
sociedad que nos ha tocado vivir, quizás tengamos que recuperar el lenguaje
universal de los sentimientos y los sentidos, la sensibilidad.
- Amar cada instante compartido que pasamos en grupo, en colectivos o
asociaciones, en los movimientos sociales que nosotras con nuestro esfuerzo
hemos llenado de sentido y sensibilidad ante los conflictos.
- Impulsar la presencia de la educación ambiental en los planes de estudio de las
distintas titulaciones con asignaturas específicas y como área transversal que
impregna toda la acción formativa.
- Dirigir los esfuerzos de los movimientos sociales, y muy especialmente del
movimiento ecologista, hacia la autoformación de sus miembros y la formación de
formadoras.
- Crear nuevos centros de estudio, documentación e investigación
medioambiental.