Teologia de La Liberacion y Vaticano

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VIERNES 15 DE MAYO DEL 2015 A30. EL COMERCIO D urante décadas ha man- tenido un tira y afloja con la postura oficial de la Iglesia Católica. Ca- mina siempre apoyado en un bastón, aunque lo hace con pa- so firme ahora que –dice él– el Vati- cano se encuentra más cercano que nunca a su idea de los pobres como opción preferencial. —¿Cómo ha influido la teología de la liberación en los sucesivos gobiernos latinoamerica- nos? La teología de la libe- ración nace después del Concilio Vaticano II. Surgió como una perspectiva desde América Latina con el tema siempre presente de los pobres. En los prime- ros años no hubo problemas, existía el clima conciliar. Pero rápi- damente llegaron dictaduras muy fuertes en Uruguay y Chile. Ya las había en Brasil, Paraguay o Repúbli- ca Dominicana. Aquellas personas no estaban acostumbradas a la pre- sencia de las ciencias sociales en el trabajo teológico. Entonces llegaron las denuncias sobre el marxismo. Hacía falta tener un poco más de cul- tura para comprender que no había tal cosa. —¿No tenía nada que ver con el marxismo? No, lo que sí había era el uso de la teoría de la dependencia, muy pre- sente en esos años. Pero, sobre todo, había una crítica a la situación de América Latina. Eso es lo que no gus- taba. Las personas de la Iglesia viven en este mundo, por eso se preocupa- ron. Los años 80 fueron los más difí- ciles, aunque nunca hubo una con- dena de la teología de la liberación. —Dice usted que nunca se conde- nó, pero el Vaticano apartó a mu- chos curas de sus diócesis. ¿Cómo fue la relación con la Iglesia? Hubo críticas fuertes, el diálogo no dejó de ser difícil. No digo que no hubiera problemas. Los hubo, además en público. Toma- ron casos extremos, de personas que habla- ban de otras cosas y a quienes acusaban de defender la teología de la liberación. Sa- lieron dos documen- tos importantes de la Congregación de la Fe. El primero era muy crítico y el se- gundo, cuando la gente pensaba que acababa el asunto, mucho menos. —Los firmaba Joseph Ratzinger. ¿Cómo fue su relación con él como el papa Benedicto XVI? ¿Pensó que acabaría con su corriente? No. No puedo decir que él estuviera POSDATA Nací en junio de 1928. Soy filósofo y teólogo, fui ordenado sacerdote en 1959. Fundé el Instituto Bartolomé de las Casas en Lima y recibí el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2003. Mi presencia en Roma obedece a la ponencia que pronuncié en la asamblea general de Cáritas Internacional. Sigo sosteniendo que la principal violencia que existe en el mundo es la pobreza porque esta significa muerte. Gustavo Gutiérrez Creador de la teología de la liberación AP “Ahora tenemos una coincidencia grande con el Vaticano” ISMAEL MONZóN Desde Roma Si me preguntan si el papa Francisco es un teólogo de la liberación, pues yo digo que no”. El impacto de Francisco es bastante grande. Dentro de la Iglesia Católica y más allá de ella”. Casi medio siglo después de que comenzara a pergeñar la teología de la liberación, el padre Gutié- rrez todavía se presenta con un mensaje revolucionario. Varios periodistas consideraron que su presencia en el Vaticano fue una suerte de “rehabilitación”. Colecciones El Comercio @elcomercio elcomercio.pe (51) 947-031-286 -- PONENCIA -- La intervención del padre Gutiérrez versó sobre la expresión “Iglesia pobre para los pobres”. fervorosamente de acuerdo con la teología de la liberación. Pero es un hombre muy inteligente y buen teó- logo. Pero hay una cosa mucho más seria, mucha gente asesinada por su compromiso con el pobre. Eso es más importante que un papel. —¿Ese sí fue un momento de temor a una ruptura? En un continente como América La- tina, de mayoría cristiana y católica, tenía usted asesinatos de obispos, que son muy simbólicos. Pero nadie daba la cara. El problema de la teo- logía de la liberación estuvo fuera de los marcos de la Iglesia. —Uno de esos asesinatos fue el del arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, al que ahora el Vaticano se dispone a beatificar. ¿Cómo acogen esta decisión? Tiene un peso muy grande. Será que si beatifican a Romero, aquello que decían de que estaba mal de la cabe- za o de que apoyaba a los guerrille- ros se habrá demostrado falso. Creo que la beatificación de Romero va a aportar luz sobre otros muchos ase- sinatos cometidos por un auténtico compromiso con los pobres. —¿Marca una nueva etapa con el Vaticano? Indudablemente. Habrá una pre- sencia fuerte de esta temática. Pero las estructuras que fabrican pobres siguen presentes en muchos países. Tenemos a una población negra e in- dígena marginada en el continente, al igual que las mujeres. —¿Cambió la perspectiva de la Igle- sia con la llegada de Francisco? El impacto de Francisco es muy grande. Dentro de la Iglesia y más allá de ella. —¿En qué momento confluyen la teología de la liberación y la postura oficial del Vaticano? En este momento hay una gran coin- cidencia en cuanto a la pobreza, la justicia o la forma de poner el acento en la periferia, como le gusta decir al Papa. Es una predilección que ya te- nía en su trabajo pastoral. Aunque si me preguntan si el Papa es un teólo- go de la liberación, yo digo que no. —¿Cómo fue su trabajo en el Perú? El Perú no tuvo una dictadura, pero sí algo muy serio: los asesinatos de Sendero Luminoso. Mataron inclu- so a varios sacerdotes. Los terroris- tas decían que esta perspectiva de la teología de la liberación era una de las cosas más inteligentes que había hecho la Iglesia para hacer creer que estaban con los pobres. —¿Los postulados de la teología de la liberación podrían servir para la agenda latinoamericana que el Va- ticano pretende impulsar de mane- ra más sostenida? América Latina es un continente muy marcado por el cristianismo. Naturalmente, los testimonios y el reconocimiento de los sacerdotes asesinados van a servir. A simple vista, Larco Hoyle y los mochicas parecen muy dis- tintos. Pero pertenecen a una misma estirpe de hombres que trabajaron la tierra sin tregua, que supieron aplacar la inquietante sed de nuestros desiertos costeros y llenarlos de vida, dibujando caminos para las aguas de los ríos hasta ampliar las fronteras agríco- las y lograr portentosos valles que serían el sustento de pueblos enteros. Quizá por eso, Larco comprendía bien todo vestigio que esos antiguos habitantes habían dejado a lo largo de siglos. Excavaba, observaba, se preguntaba, intentaba responderse a tra- vés de datos concretos, catalogaba meticu- losamente, sabía escuchar lo que cada cera- mio, cada ajuar funerario, cada urdimbre y pieza de metal le iban diciendo al oído. Riguroso en sus cuadernos de campo, re- construyó pasajes de nuestro pasado hasta lograr una visión revolucionaria. Chavín, con sus tres mil años de antigüedad, dejó de ser la cuna de nuestra civilización. Era más atrás en el tiempo y no necesariamente en las alturas sino en el complejo vínculo que el hombre había forjado persiguiendo los cauces de los ríos, entre costa y montaña. Allí florecimos, en distintas culturas y eta- pas, signadas algunas por desastres natura- les como Niños que Larco supo identificar en los estratos de las capas en las que hurgaba. Propuso entonces, a través de publicacio- nes y de su propio museo, Cupisnique y Virú, Vicús, Santa, Pacopampa y Salinar, culturas que descubrió en esos valles y quebradas del norte. El coleccionista se volvió museólogo, el ingeniero se volvió arqueólogo allí, en el campo, en Chiclín, en Chicama, debajo de un sombrero de paja de ala ancha, al lado de su esposa, de su hija Isabel, de amigos y estu- diosos peruanos y extranjeros con quienes compartía su admiración y entrega, más que a la belleza y suntuosidad, a la relevancia y verdad de cada uno de los hallazgos. Su pa- dre, Rafael Larco Herrera, lo había iniciado desde muy niño en el mundo prehispánico. Pero es el joven Rafael quien pone el sello científico, es él quien resignifica cada una de las piezas que fueron llegando a su vida. No fue fácil. Debía manejar las haciendas de la familia con veintitantos años. Debía es- tar allí, supervisando cada área productiva desde las cuatro de la mañana. Andaba enci- ma de todo, ocupándose hasta de la salud y educación de las familias que trabajaban en sus tierras. Bajo su dirección, Chiclín se con- virtió en una hacienda modelo. Larco imple- mentó en ella hospitales, clínicas, colegios con avanzados sistemas de educación. Este 18 de mayo, Rafael Larco Hoyle cumple ciento catorce años. Está vivo. Res- pira, dialoga y sonríe en el barro, el oro, el cobre, el mullu, el algodón y la piedra de su magnífico legado. JOSEFINA BARRÓN LARCO HOYLE: LAS EDADES DE LA CULTURA “Riguroso en sus cuadernos de campo, reconstruyó pasajes de nuestro pasado prehispánico hasta lograr una visión revolucionaria”. Lea mañana en Posdata a - Salvador del Solar -

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  • viernes 15 de mayo del 2015A30. el comercio

    d urante dcadas ha man-tenido un tira y afloja con la postura oficial de la Iglesia Catlica. Ca-mina siempre apoyado en un bastn, aunque lo hace con pa-so firme ahora que dice l el Vati-cano se encuentra ms cercano que nunca a su idea de los pobres como opcin preferencial.Cmo ha influido la teologa de la liberacin en los sucesivos gobiernos latinoamerica-nos?La teologa de la libe-racin nace despus del Concilio Vaticano II. Surgi como una perspectiva desde Amrica Latina con el tema siempre presente de los pobres. En los prime-ros aos no hubo problemas, exista el clima conciliar. Pero rpi-damente llegaron dictaduras muy fuertes en Uruguay y Chile. Ya las haba en Brasil, Paraguay o Repbli-ca Dominicana. Aquellas personas no estaban acostumbradas a la pre-sencia de las ciencias sociales en el

    trabajo teolgico. Entonces llegaron las denuncias sobre el marxismo. Haca falta tener un poco ms de cul-tura para comprender que no haba tal cosa.No tena nada que ver con el marxismo?No, lo que s haba era el uso de la teora de la dependencia, muy pre-sente en esos aos. Pero, sobre todo, haba una crtica a la situacin de Amrica Latina. Eso es lo que no gus-taba. Las personas de la Iglesia viven en este mundo, por eso se preocupa-ron. Los aos 80 fueron los ms dif-ciles, aunque nunca hubo una con-dena de la teologa de la liberacin.Dice usted que nunca se conde-n, pero el Vaticano apart a mu-chos curas de sus dicesis. Cmo fue la relacin con la Iglesia?Hubo crticas fuertes, el dilogo no dej de ser difcil. No digo que no

    hubiera problemas. Los hubo, adems en pblico. Toma-

    ron casos extremos, de personas que habla-ban de otras cosas y a quienes acusaban de defender la teologa de la liberacin. Sa-

    lieron dos documen-tos importantes de la

    Congregacin de la Fe. El primero era muy crtico y el se-

    gundo, cuando la gente pensaba que acababa el asunto, mucho menos.Los firmaba Joseph Ratzinger. Cmo fue su relacin con l como el papa Benedicto XVI? Pens que acabara con su corriente?No. No puedo decir que l estuviera

    posdata

    Nac en junio de 1928. Soy filsofo y telogo, fui ordenado sacerdote en 1959. Fund el Instituto Bartolom de las Casas en Lima y recib el Premio Prncipe de Asturias de Comunicacin y Humanidades en el 2003. Mi presencia en Roma obedece a la ponencia que pronunci en la asamblea general de Critas Internacional. Sigo sosteniendo que la principal violencia que existe en el mundo es la pobreza porque esta significa muerte.

    Gustavo Gutirrez

    Creador de la teologa de la liberacin

    ap

    Ahora tenemos una coincidencia grande con

    el VaticanoISmAEL moNzN

    Desde Roma

    Si me preguntan si el papa Francisco es un telogo de la liberacin, pues yo digo que no.

    El impacto de Francisco es bastante grande. Dentro de la Iglesia Catlica y ms all de ella.

    Casi medio siglo despus de que comenzara a pergear la teologa de la liberacin, el padre Guti-rrez todava se presenta con un mensaje revolucionario. Varios periodistas consideraron que su presencia en el Vaticano fue una suerte de rehabilitacin.

    Colecciones El Comercio

    @elcomercio elcomercio.pe (51) 947-031-286

    --ponenciA

    --La intervencin del

    padre Gutirrez vers sobre la expresin

    Iglesia pobre para los pobres.

    fervorosamente de acuerdo con la teologa de la liberacin. Pero es un hombre muy inteligente y buen te-logo. Pero hay una cosa mucho ms seria, mucha gente asesinada por su compromiso con el pobre. Eso es ms importante que un papel.Ese s fue un momento de temor a una ruptura?En un continente como Amrica La-tina, de mayora cristiana y catlica, tena usted asesinatos de obispos, que son muy simblicos. Pero nadie daba la cara. El problema de la teo-loga de la liberacin estuvo fuera de los marcos de la Iglesia.Uno de esos asesinatos fue el del arzobispo de San Salvador, scar Romero, al que ahora el Vaticano se dispone a beatificar. Cmo acogen esta decisin?

    Tiene un peso muy grande. Ser que si beatifican a Romero, aquello que decan de que estaba mal de la cabe-za o de que apoyaba a los guerrille-ros se habr demostrado falso. Creo que la beatificacin de Romero va a aportar luz sobre otros muchos ase-sinatos cometidos por un autntico compromiso con los pobres.Marca una nueva etapa con el Vaticano?Indudablemente. Habr una pre-sencia fuerte de esta temtica. Pero las estructuras que fabrican pobres siguen presentes en muchos pases. Tenemos a una poblacin negra e in-dgena marginada en el continente, al igual que las mujeres.Cambi la perspectiva de la Igle-sia con la llegada de Francisco?El impacto de Francisco es muy grande. Dentro de la Iglesia y ms all de ella.En qu momento confluyen la teologa de la liberacin y la postura oficial del Vaticano?En este momento hay una gran coin-cidencia en cuanto a la pobreza, la justicia o la forma de poner el acento en la periferia, como le gusta decir al Papa. Es una predileccin que ya te-na en su trabajo pastoral. Aunque si me preguntan si el Papa es un telo-go de la liberacin, yo digo que no.Cmo fue su trabajo en el Per?El Per no tuvo una dictadura, pero s algo muy serio: los asesinatos de Sendero Luminoso. mataron inclu-so a varios sacerdotes. Los terroris-tas decan que esta perspectiva de la teologa de la liberacin era una de las cosas ms inteligentes que haba hecho la Iglesia para hacer creer que estaban con los pobres. Los postulados de la teologa de la liberacin podran servir para la agenda latinoamericana que el Va-ticano pretende impulsar de mane-ra ms sostenida?Amrica Latina es un continente muy marcado por el cristianismo. Naturalmente, los testimonios y el reconocimiento de los sacerdotes asesinados van a servir.

    a simple vista, Larco Hoyle y los mochicas parecen muy dis-tintos. Pero pertenecen a una misma estirpe de hombres que trabajaron la tierra sin tregua, que supieron aplacar la inquietante sed de nuestros desiertos costeros y llenarlos de vida, dibujando caminos para las aguas de los ros hasta ampliar las fronteras agrco-las y lograr portentosos valles que seran el sustento de pueblos enteros. Quiz por eso, Larco comprenda bien todo vestigio que esos antiguos habitantes haban dejado a lo largo de siglos. Excavaba, observaba, se preguntaba, intentaba responderse a tra-vs de datos concretos, catalogaba meticu-losamente, saba escuchar lo que cada cera-mio, cada ajuar funerario, cada urdimbre y pieza de metal le iban diciendo al odo.

    Riguroso en sus cuadernos de campo, re-construy pasajes de nuestro pasado hasta lograr una visin revolucionaria. Chavn, con sus tres mil aos de antigedad, dej de ser la cuna de nuestra civilizacin. Era ms atrs en el tiempo y no necesariamente en las alturas sino en el complejo vnculo que el hombre haba forjado persiguiendo los cauces de los ros, entre costa y montaa. All florecimos, en distintas culturas y eta-pas, signadas algunas por desastres natura-les como Nios que Larco supo identificar en los estratos de las capas en las que hurgaba.

    Propuso entonces, a travs de publicacio-nes y de su propio museo, Cupisnique y Vir, Vics, Santa, Pacopampa y Salinar, culturas que descubri en esos valles y quebradas del norte. El coleccionista se volvi muselogo, el ingeniero se volvi arquelogo all, en el campo, en Chicln, en Chicama, debajo de un sombrero de paja de ala ancha, al lado de su esposa, de su hija Isabel, de amigos y estu-diosos peruanos y extranjeros con quienes comparta su admiracin y entrega, ms que a la belleza y suntuosidad, a la relevancia y verdad de cada uno de los hallazgos. Su pa-dre, Rafael Larco Herrera, lo haba iniciado desde muy nio en el mundo prehispnico. Pero es el joven Rafael quien pone el sello cientfico, es l quien resignifica cada una de las piezas que fueron llegando a su vida.

    No fue fcil. Deba manejar las haciendas de la familia con veintitantos aos. Deba es-tar all, supervisando cada rea productiva desde las cuatro de la maana. Andaba enci-ma de todo, ocupndose hasta de la salud y educacin de las familias que trabajaban en sus tierras. Bajo su direccin, Chicln se con-virti en una hacienda modelo. Larco imple-ment en ella hospitales, clnicas, colegios con avanzados sistemas de educacin.

    Este 18 de mayo, Rafael Larco Hoyle cumple ciento catorce aos. Est vivo. Res-pira, dialoga y sonre en el barro, el oro, el cobre, el mullu, el algodn y la piedra de su magnfico legado.

    Josefina barrn

    lArco hoyle: lAs edAdes de

    lA culturARiguroso en sus cuadernos de campo, reconstruy

    pasajes de nuestro pasado prehispnico hasta lograr una visin revolucionaria.

    Lea maana en Posdata a- Salvador del Solar -