Territorios en Diálogo

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TERRITORIOS EN DIÁLOGO DESCENTRALIZACIÓN

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Corresponde a la revista oficial de la Fundación Decide. En ella se abordan temáticas relacionadas con las dinámicas territoriales, problemáticas regionales y socioambientales. En este primer número la temática abordada es la descentralización.

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TERRITORIOS EN DIÁLOGO

DESCENTRALIZACIÓN

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Territorios en DiálogoDescentralización

La presente publicación ha contado con la cooperación de la Fundación Heinrich Böll y es parte de la serie Territorios en Diálogo. La serie Territorios en Diálogo es realizada por Fundación Decide y aborda temas de relevancia pública y política, al tiempo que busca articular a distintos actores nacionales en torno a una perspectiva alternativa de la sociedad.

Colaboradores:Patricia ArayaGabriel BoricCristóbal CortésHugo GutiérrezPatricia KellyRosemarie LópezKaren PradenasNicolás RomeroEmiliano SalvoConstanza SchönhautEsteban ValenzuelaPascal Volker

Edición: Pascal VolkerFotografía: Constanza SchönhautSelección gráf ica: Constanza Schönhaut

Dominica 14, Barrio Bellavista, Recoleta.www.fundaciondecide.clCorreo electrónico:[email protected]

Diseño:www.agenciaopu.clContacto: [email protected]

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1-. Editorial

2-. Identidades regionales y la articulación de un proyecto de transformación y autonomía

3-. La pugna entre una descentralización apropiada y un poder dual incremental burocratizante

4-. Nueva constitución: Nuevo pacto político social

5-. Entrevista a Diputado Hugo Gutiérrez

6-. Cuestionario de Gabriel Boric

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CONTENIDOS

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En abril del año 2014, el gobierno de la Presidenta Bachelet creó la Comisión Asesora para la Descentralización y el Desarrollo Regional. Seis meses después, en octubre del mismo año, la Comisión daba a conocer una agenda de reformas en pro de la descentralización y regionalización del país. La agenda ha ref lotado la discusión sobre el carácter y la magnitud del centralismo en el país, sobre todo tras el ingreso de algunas indicaciones por parte del Gobierno que modif ican sustancialmente la propuesta de la Comisión.

Los intentos descentralizadores no son nuevos. Sus antecedentes se remontan a inicios de la República, asociados a movimientos federalistas y regionalistas. Pasadas varias décadas, desde mediados del siglo XX, es el propio Estado quien impulsa una estrategia de desarrollo económico y modernización administrativa que tiene como último antecedente el proceso de regionalización llevado a cabo en dictadura, el cual se da en el contexto del proceso de apertura económica. Tras ello, los gobiernos de la Concertación –Aylwin, Frei, Lagos y el primer período de Bachelet– expresaron públicamente su compromiso programático con la descentralización. Sin embargo, más allá de las reformas realizadas en 1991 (con la elección de alcaldes y concejales) y 1993 (con la creación de los gobiernos regionales), no han existido otras iniciativas que devengan en un real proceso de descentralización. Aquellas reformas son más bien procesos de desconcentración de competencias administrativas, las cuales no han logrado alterar la estructura fundamental de poder del Estado.

EDITORIAL

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Hoy en día, la situación del país nos sitúa dentro de los países más centralizados de la OCDE y el más centralizado de Sudamérica. Santiago concentra el 40% de la población del país y el 50% del PIB. Este excesivo centralismo agudiza la alta concentración de riqueza y desigual distribución del ingreso que exhibe el país.

Son diversos los factores que inciden en esta situación. Hay algunos que guardan relación con los procesos de formación del Estado chileno. Sin embargo, en la actualidad el problema del centralismo asume cierta especif icidad histórica marcada por la centralidad de la matriz extractivista (primario - exportadora) en la economía nacional. A las deudas que el pasado ha dejado, se suman exclusiones que han sido profundizadas durante las últimas décadas. La matriz extractivista (centrada en la explotación de recursos naturales, manifestada en la actividad minera, forestal y pesquera, entre otras) ha generado impactos socioculturales, económicos y ambientales en las regiones en que los centros extractivos se han emplazado. En paralelo, generan abandono o precariedad en los márgenes y periferias de esas zonas de interés. Repartiéndose las externalidades negativas entre los polos extractivos y sus periferias.

Los inversionistas de estos proyectos llegan a las regiones a través de decisiones del Estado central, el cual en sus dinámicas de subsidio expresa una lógica abiertamente pro empresarial. La producción de valor y encadenamientos

productivos locales es escasa y las ganancias que de su actividad se obtienen no quedan en las regiones sino que son de benef icio de la capital y de transnacionales. La democracia a escala regional se encuentra entonces impotente ante decisiones que les han sido negadas.

Dado el estrecho vínculo que sostiene la élite política con el gran empresariado, y que hoy la tiene sumida en una crisis de legitimidad, llevar a cabo un real proceso de descentralización deviene en un problema de voluntad política, puesto que implica transformar el carácter de las decisiones que promueven la institucionalidad y ordenamientos territoriales actuales, entre otros aspectos. El proceso de descentralización debe conllevar la promoción de proyectos alternativos de producción, asociatividad y cultura en las distintas regiones. Del mismo modo, también implica reconocer las diferencias culturales e identitarias que se expresan a lo largo del territorio.

Pensar el país sólo con una identidad nacional es perpetuar los procesos de homogeneización y exclusión de los habitantes que viven en regiones. Superar el panorama actual implica repensar un proceso de descentralización que fortalezca los procesos de democratización, ampliando los estrechos márgenes actuales de la soberanía popular.

Fundación Decide, Agosto de 2015

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En las últimas décadas numerosos pensadores se han volcado a intentar comprender la relación entre espacio y capitalismo. En este contexto, diversos estudios convergen acerca del carácter del capitalismo y su necesidad de constituir escalas para posibilitar el incesante proceso de acumulación. A esto se le ha denominado procesos de destrucción creativa o también, desarrollo de procesos de anclaje territorial del capital. El reordenamiento geográf ico que experimentó nuestro país durante el ciclo neoliberal, obedece principalmente a la implementación de un modelo económico centrado en la explotación intensiva de recursos naturales en el contexto de una economía exportadora. Esta radical modif icación de la cartografía nacional orientada a asegurar los procesos de acumulación de capital, ha transformado la base social sobre la que se estructuran procesos territoriales de resistencia al actual modelo de desarrollo. Lo anterior, ha sido clave para entender el impacto y transformación de las identidades regionales.

Este breve ensayo se orienta a entregar luces sobre la existencia de identidades regionales que pueden ser orientadas a la articulación de movimientos regionales que tengan como f in la construcción de una alternativa al centralismo presente en el Estado Neoliberal. Creemos que el problema del centralismo no puede ser tratado exclusivamente como un “rasgo heredado” del Estado Nación del siglo XIX. Para nosotros, el problema del centralismo se encuentra estrechamente vinculado a las condicionantes de estructuración socio-espacial del capitalismo chileno a partir del giro neoliberal impulsado por la

IDENTIDADES REGIONALES Y LA ARTICULACIÓN DE UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN Y AUTONOMÍA

Nicolás Romero y Emiliano Salvo

dictadura. La concentración de la toma de decisiones referente a los grandes proyectos de inversión en Santiago, particularmente en el gobierno de turno, es plenamente funcional a los intereses del gran empresariado. Si a esto sumamos la dependencia del poder político al dinero derivado del proceso de colonización empresarial, el centralismo es una forma virtuosa para los grupos dominantes. De la misma manera, la aproximación al problema de la descentralización, debe ser enfocado desde la perspectiva

de la constitución de procesos de resistencia al neoliberalismo y no puede ser reducido a un problema de distribución de atribuciones entre el gobierno central y los gobiernos regionales. Sin la articulación de actores es imposible sostener en el tiempo un proceso de transformación que atenta contra una forma estatal que es funcional a los intereses de los grupos dominantes.

También creemos importante comprender el rol que juegan las identidades en el proceso de constitución subjetiva de la política. Si bien existen condiciones materiales entendidas como

Directores Fundación Decide

Nicolás Romero Emiliano Salvo

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un conjunto de relaciones sociales que def inen en un primer momento la posición que ocupan los individuos en la sociedad, para la articulación de sujetos o actores colectivos se requiere de valores, ideas, relatos e imaginarios, entre otros elementos, que sean capaces de orientar sus cursos de acción. De allí la relevancia de comprender los rasgos subalternos y movilizadores de las identidades regionales.

El análisis que se presenta a continuación no pretende ser exhaustivo, tan solo constituye una aproximación general al problema de las identidades regionales. La ref lexión surge a partir de las Asambleas por la Descentralización que Fundación Decide realizó durante el año 2015 en el contexto del Proyecto Diálogos Territoriales, en las regiones de Tarapacá y Magallanes, instancia en la que participaron un amplio abanico de dirigentes sociales. El análisis busca rescatar los componentes subalternos presentes en las identidades regionales, para así entregar luces sobre su potencialidad en torno a la constitución de movimientos regionales anti neoliberales.

1.- La conformación de la identidad territorial-regional

El punto de partida donde todo ser humano toma conciencia de sí, es la identidad. El sentido de pertenencia es el que nos permite agrupar, diferenciar, clasif icar y jerarquizar a las personas, colectividades e instituciones dentro de una escala (el municipio, la región, el Estado Nación) constituida por relaciones de fuerza en un momento histórico determinado. Llamamos Identidad movilizada a la que logra en un escenario y tiempo específ ico, cohesionar y movilizar a un grupo determinado. A su vez llamamos identidad fuerte a la que logra vincular 3 elementos:

• 1.- Delimitar una presencia territorial de manera exclusiva, donde existe un patrimonio material y simbólico compartido.

• 2.- Crear un sentido de origen y destino real o imaginario, como en el caso de las historias fundacionales de la comunidad Magallánica, la zona más austral del mundo.

• 3.- Permite ordenar, jerarquizar y cohesionar a otras identidades, como las étnicas, laborales, etc.

Si bien no existe una identidad regional, sino diversas, creemos que estas comparten elementos comunes. Las identidades regionales son identidades fuertes y a nuestro entender, existen antecedentes suf icientes para comprender que se pueden constituir en identidades movilizadoras. El ciclo de luchas sociales que se inicia en el 2011, ha tenido uno de sus puntos más altos en las movilizaciones regionales que se han desarrollado en ambos extremos del país. La identidad regional logra articular procesos de movilización, cuando se generaliza la idea de que se está afectando de alguna manera el patrimonio regional y por ende, el estilo de vida regional. Este adversario suele ser comprendido como el centralismo, imaginario donde se condensan los males derivados de la concentración económica y política de la capital.

2.- El centralismo como adversario

Desde la perspectiva de la identidad regional, en el centralismo radica el grueso de los conf lictos que acaecen en la región. Este es concebido como un proceso de concentración de poder político y económico en Santiago que va en constante acumulación (una especie de imán), que tiende a aglutinar el poder mediante la expropiación de los recursos que se generan en la región (como los recursos mineros de Tarapacá).

El centralismo también es percibido como una manera de concebir la realidad. Pensar de manera centralista, es pensar la región desde Santiago y no desde ella misma.

En este sentido, el centralismo es percibido como un ecualizador de las más importantes contradicciones que surgen en el contexto del actual modelo de desarrollo. Condensación y amplif icación de dichos males. A modo de ejemplo, si bien el problema de la falta de dotación de especialistas en el sistema de salud pública es un problema nacional derivado de la competencia salarial y de prestigio en la que se ve envuelta con el sistema privado, el problema en la Región de Tarapacá se vive de manera más intensa. De allí el comentario, “la mejor ambulancia es LAN CHILE”.

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3.- Efectos del centralismo

A.- Extracción de recursos

En el contexto de una economía exportadora, volcada a la explotación de materias primas (cobre, gas, recursos hídricos, madera, etcétera), la explotación de recursos regionales es sentida como un saqueo. La sensación imperante es la de ser víctimas de una extracción de recursos que en la mayoría de los casos genera poco empleo para los habitantes de la región y que a su vez, dicha riqueza es trasladada a Santiago o al extranjero. La contracara de este proceso es la devastación del medio ambiente y sus consecuencias sobre las personas (por ejemplo, la contaminación de las aguas). A su vez, la dependencia a este tipo de economía impide el impulso de procesos de desarrollo regional integral.

B.- Ausencia de planif icación

Dado que el proceso de reestructuración geográf ica del capital obedece a un proceso que se pensó a nivel nacional, que obedece a condiciones de mercado y que se sancionó en Santiago, muchas veces su expresión a nivel regional resulta caótica. Explotación minera que desplaza a comunidades y contamina el agua potable de consumo urbano, expulsión de habitantes históricos producto del alza del valor del suelo urbano por la instalación de la gran minería, son algunos de los ejemplos. A su vez se percibe una ausencia de planif icación local o en su defecto, una inadecuada forma de planif icar la región y las ciudades, producto de las inadecuados lineamientos que se f ijan desde la capital.

C.- Dependencia política al gran empresariado

Los recientes casos de corrupción en el f inanciamiento de campañas, han fortalecido la percepción de que los políticos, particularmente los pertenecientes a las dos grandes coaliciones, responden a los intereses de partidos subordinados a los grandes grupos económicos y no a los intereses de las comunidades regionales.

D.- Imposibilidad de desarrollar un pensamiento regional propio

El centralismo fuerza a una manera de concebir la realidad que termina af irmando la centralidad

que asume Santiago en los eventuales procesos de desarrollo regional. Los jóvenes que buscan desarrollarse profesionalmente se ven obligados a hacerlo en Santiago, y toda su formación técnica y profesional se elabora desde la mentalidad centralista. A esto le sumamos que, por lo general, f inalizados sus estudios se ven obligados a quedarse en Santiago debido a las escasas oportunidades laborales que les ofrece su región lo que limita aún más las posibilidades de desarrollo regional. La fuerza de estos hechos empuja a una conformación de expectativas acerca de las formas de vivir, que en muchos casos termina buscando imitar el modo de vida que existe en Santiago, ya que este se constituye como el modelo de éxito. La identidad regional percibe el obstáculo que los procesos culturales aparejados al centralismo e impone la formación de una manera regional y autónoma de concebir la realidad regional.

4. Incipiente politización del malestar

Los “males” aparejados al centralismo, se traducen en una persistente percepción de malestar. El malestar se relaciona con una sensación de vulnerabilidad dado que las decisiones que terminan inf luyendo en la conf iguración regional, no son tomadas por ellas, sino en la capital. Es esta situación de expropiación permanente de soberanía de las comunidades regionales, la que explica la desafección política y particularmente la debilidad de los partidos tradicionales en las zonas extremas. La desafección se extiende a la institucionalidad regional, la cual es percibida como una instancia dependiente del poder central e imposibilitada de adaptarse a las necesidades sentidas por los habitantes de la localidad.

Pero a la vez, existen indicios de una superación del malestar y, con ello, un paso a disimiles procesos de politización. El espacio de los Diálogos Territoriales ha permitido vehiculizar algunos elementos que conf irman esta af irmación. La existencia de espacios para criticar y comprender el centralismo y tratar de avanzar en articulaciones para superarlo, es muy bien recibido. Un elemento común en estas experiencias es la demanda por espacios de participación vinculante y una crítica a las instancias de participación ciudadana de baja intensidad. Existe una sospecha constante a las iniciativas gubernamentales de participación, las que son percibidas como un nuevo intento de legitimar decisiones que ya se

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tomaron en otro lugar. Lo anterior constituye un indicio del agotamiento del discurso gremial y de la despolitización social impulsada por la Dictadura a través del proceso de alcaldización de la política, con el cual se logró circunscribir las demandas de las comunidades locales a micro respuestas, alejando a la población de los grandes debates sobre la orientación que debiera asumir el modelo de desarrollo. A su vez, de la desconf ianza a los políticos tradicionales, surge la demanda por controlar el quehacer de los representantes políticos. Finalmente surge la necesidad de articular fuerzas para enfrentar los problemas vinculados al centralismo.

Los elementos expuestos permiten concluir que el centralismo se constituye como un potencial adversario de las identidades regionales. Asimismo, los males del centralismo se vinculan principalmente a un modelo de desarrollo con una orientación neoliberal, que tiende a negar derechos sociales, a expropiar riquezas y soberanía de las regiones y a castigar a estas con las externalidades negativas de un desarrollo unilateral.

Lo anterior es expresivo de un desgaste de la ideología gremial aparejada a los procesos de alcaldización de la política. La identidad regional contiene elementos para concebir la superación de los males aparejados al centralismo, con reformas estructurales en la conf iguración del Estado y transformación de la economía.

De esta forma, la identidad regional contiene elementos que pueden ser concebidos como politización. Existe un interés en los tema de relevancia regional y se busca orientar cursos de acción hacia la recuperación de la soberanía expropiada. Lo anterior lleva a profundizar la desconf ianza frente

a las fuerzas políticas tradicionales. Esto constituye un indicio de desarrollo de procesos de autonomía frente a la política tradicional. Las conclusiones aquí expuestas, no pueden ser mecánicamente extendidas a las diversas regiones del país. No en todas ellas los elementos aquí trazados se articulan con la misma intensidad y, eventualmente, no toda identidad regional logra articular una capacidad movilizadora.

Por último, se hace necesario analizar el anclaje de los discursos regionales en las diversas facciones sociales que conforman la comunidad regional. El desafío es articular alianzas regionales y suprarregionales, con capacidad de enfrentarse paralelamente a los rasgos centralistas y neoliberales del Estado. De allí que no todo discurso anti centralista sea un discurso anti neoliberal, de lo que se deriva la necesidad de ir relacionando ambas dimensiones y potenciando su articulación en los actores subalternos a nivel regional.

CONCLUSIONES

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LA PUGNA ENTRE UNA DESCENTRALIZACIÓN APROPIADA Y UN PODER DUAL INCREMENTAL BUROCRATIZANTE

La propuesta de elección de intendentes por parte de la Presidenta en su campaña había generado altas expectativas porque acercaba más a Chile a países unitarios fuertemente descentralizados, como España y Colombia. Sin embargo, sus equipos político técnicos fueron morigerando estas propuestas al hablar sólo de elección de ejecutivo regional y omitir toda referencia a la ley de rentas regionales.

Esteban Valenzuela Van Treek

Chile entró en el año 2010 en un período de protestas por educación pública y conf lictos socio-territoriales que empujaron el llamado nuevo ciclo de reformas e hizo retornar al poder a Michelle Bachelet el año 2014. Con una nueva coalición de centro-izquierda llamada Nueva Mayoría (incorporó a comunistas y otros grupos de izquierda ajenos a la antigua Concertación) adoptó un discurso transformador, incluyendo la elección de los intendentes regionales y el traspaso de poderes a regiones y municipios, rompiendo discursivamente el tradicional centralismo de la elite chilena. Para cumplir su programa y consensuar las propuestas, Bachelet nominó por seis meses en el año 2014 una Comisión Presidencial para la Descentralización y el Desarrollo Regional, la que propuso tres medidas esenciales: elección de intendentes, traspaso de competencias y ley de rentas regionales. Además, dicha Comisión realizó quince cabildos masivos en todas las regiones, donde se corroboró el resentimiento por los pocos recursos (sobre todo en el norte minero), la falta de programas en transporte y medio ambiente (Coquimbo, Valparaíso, centro-sur) y la débil autonomía para resolver conf lictos sociales y políticos (Araucanía), como para la generación de mega proyectos y desarrollo productivo (O´Higgins y Bío-Bío, entre otras). Al recibir el 7 de octubre el Informe de dicha Comisión, la Presidenta anunció la reforma de elección de intendentes, el proceso de traspaso de competencias (ambos ingresados a trámite en el Senado de la República en enero del 2015) y para el segundo semestre del 2015 la ley de f inanciamiento de los gobiernos regionales y responsabilidad f iscal de los mismos.

Como indica la escolástica sobre descentralización, el ABC en estas materias

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consiste en combinar lo político (elección de autoridades con poderes), lo administrativo (traspaso de competencias claras) y económicas (tributos propios y/o asegurados por ley). Desde dicho esquema de comparación, se observan las diferencias de los proyectos y modelo consensuado por los partidos de la Nueva Mayoría con la propuesta articulada por la Comisión Presidencial ya que esta proponía en lo político no sólo elegir el Intendente sino fortalecer las potestades constitucionales del gobierno regional autónomo, incluyendo un modelo de mediación en caso de disputa por competencias. Lo que llamaron “reforma constitucional para la descentralización” como primera medida esencial. También se consideraba avanzar en lo municipal, ante lo cual el Gobierno lo diferenció en su anuncio como un programa de nueva agenda municipal. Finalmente, la Comisión propuso como esencial el tema de la participación, lo cual también quedó postergado para otras agendas.No obstante, el gobierno ha sido coherente respecto de los tres factores claves al concentrar en tres proyectos su agenda de descentralización (eje político, administrativo y f iscal) para iniciarse el segundo semestre del 2015. Lo cual pone en marcha un proceso político-legislativo que puede iniciar una fase descentralizadora, a pesar de la desmunicipalización de la educación y a contra corriente de los procesos de re-centralización que vive el Continente en cuanto a la concentración de la riqueza, la producción y los ingresos, como también en la asignación y ejecución sectorial de recursos, centralizada por parte del Estado.

La descentralización f iscal, sin embargo, no arranca en el segundo año de Gobierno ya que se posterga para el anuncio de la ley de f inanciamiento de los gobiernos regionales (sin fecha clara de operacionalización) y con una versión acotada de la idea de Fondo de Convergencia Regional (que se encontraba en el programa de Bachelet) por la vía de agrupar recursos especialmente para las zonas extremas. Replicando el modelo dual afrancesado

Siempre en las izquierdas ha existido una tensión entre jacobinos (iluministas, controladores y centralistas) versus comunalistas (comunitarios, participacionistas, descentralizadores, reivindicadores del poder popular desde lo local). Estas expresiones provienen de la Francia revolucionaria, napoleónica y luego socialista

en la Comuna de París aplastada por el neo-absolutismo. En Chile, Recabarren supo ser síntesis de ambas posiciones y abogar por el socialismo desde abajo y desde arriba. Sin embargo, la inf luencia francesa en las elites pervive en la sobrevaloración de los aciertos del centralismo.

Chile adopta claramente un modelo que hace cohabitar entes sub-nacionales con poder acotado, junto a una fuerte presencia de agencias regionales que deben coordinar sus planes en un fuerte entramado. Por razones históricas, las élites del país tanto de derecha como de izquierda han avalado el modelo institucional de un gobierno central fuerte con of icinas desconcentradas en los territorios, municipios con moderado poder y delegación regional con baja autonomía política, económica y administrativa (Valenzuela 1999). En el programa de los partidos por el NO y luego Concertación, el cambio de régimen político (de lo presidencial a lo semi parlamentario y del centralismo a la descentralización), no tuvo espacio programático y se tendió a administrar el modelo centralista presidencialista con, no obstante, sucesivas reformas que fueron empoderando y democratizando el nivel sub-nacional.

La Concertación de Partidos por la Democracia realizó en el gobierno de Patricio Aylwin (1990-94) el proceso de democratización de los municipios (incluyendo aquellos que en la democracia pre 73 eran designados, como Santiago, Valparaíso, Viña del Mar y Concepción, entre otros) y la

Esteban Valenzuela Van Treek

Ex Presidente de la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y Desarrollo Regional.

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creación de consejos regionales (en vez de entes corporativos gremiales heredados del régimen militar) electos de manera indirecta a nivel provincial por asambleas de concejales municipales. A dichos gobiernos regionales se les dotó también de facultades reglamentarias y de competencias generales en desarrollo.

Luego en el gobierno de Frei Ruiz-Tagle no se cumplió la promesa de elegir de manera directa a los consejeros regionales, pero si se avanzó en transferir a los gobiernos regionales y al CORE mayor poder de negociación con los ministerios centrales por la vía de ampliar el uso de inversiones pactadas por la vía de inversión sectorial a asignación regional (ISAR) y convenios de programación de carácter multianual.

El Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006), al fragor del empate electoral con el candidato de la derecha, se abrió a una postura de mayor reformismo e hizo suya la mayoría de las propuestas de un programa de 20 expertos en descentralización agrupados por la Fundación Friedrich Ebert, vinculada a la socialdemocracia alemana (Martelli y Valenzuela, 1999). En dicha propuesta, ya se tenía en consideración el modelo francés como referente para lograr avanzar en descentralización, al proponerse la elección de un Presidente regional que liderara el CORE, cohabitando con el Intendente electo. A lo anterior se sumaba la elección de COREs, áreas metropolitanas, traspaso de servicios y ley de f inanciamiento. No hubo avances en dicho gobierno.

La Presidenta Bachelet en su primer gobierno (2006-2010) logró fortalecer las capacidades de los gobiernos regionales y potestades (entre ellas, pedir traspaso de competencias), crear las dos nuevas regiones de Los Ríos y Arica-Parinacota y aprobar la reforma constitucional para la elección directa de los consejeros regionales, que implementó el Gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014).

El Gobierno de Piñera, en tanto, preparó un proyecto misceláneo de fortalecimiento de los gobiernos regionales que incorporaba fórmulas para el traspaso de competencias, pero sin plazos perentorios ni servicios explícitos. Dicho proyecto fue valorado por el segundo gobierno

de Bachelet y sobre el mismo construyó las indicaciones para el traspaso de competencias y otras medidas como el modo de nombrar las regiones. El seguimiento del metarelato permite observar la voluntad de incrementalidad histórica de un proceso gradual “a la chilena”.

Ya en su segundo periodo, la Presidenta Bachelet generó altas expectativas con su agenda descentralizadora que incluyó la Comisión Presidencial del año 2014, la que propuso la elección de intendentes, traspaso de competencias relevantes, ley de rentas regionales, apoyo a las capacidades regionales en capital humano y modelos de participación relevantes incluyendo la revocatoria de cargos .

El proyecto enviado al Congreso en diciembre del año 2014 propuso que el Intendente sea electo y sea quien presida el Consejo Regional (como lo propuso la Comisión Presidencial), pero no aceptó def inir Chile como un Estado descentralizado ni acotar la delegación central a los gobernadores provinciales, generando la fuerte f igura del gobernador regional. Mientras la comisión proponía un delegado nacional en todas las provincias (con la idea de que coordinara servicios nacionales el delegado de la gobernación provincial cabecera de la capital regional), el Ejecutivo decidió como fórmula de compromiso al interior de la Nueva Mayoría crear una f igura fuerte: el gobernador regional. Varias autoridades advirtieron excesos “federalistas” en el contexto del Comité Político, especialmente los presidentes del PS y de la DC, poniendo en duda la fecha de elección de intendentes para el 2017: “La semana pasada, los presidentes del PS y la DC, Osvaldo Andrade e Ignacio Walker, plantearon en privado las dif icultades de hacer las elecciones ese año, debido a que aún no está bien def inido el mecanismo y tampoco hay certeza de que alcancen los trámites legislativos. Ambos propusieron como fecha más realista el 2020 o 2021. En esa oportunidad, la postura de los parlamentarios fue resistida por el PC, MAS y el PPD”.1

La propuesta de elección de intendentes por parte de la Presidenta en su campaña había generado altas expectativas porque acercaba más a Chile a países unitarios fuertemente descentralizados, como España y Colombia. Sin embargo, sus

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equipos político técnicos fueron morigerando estas propuestas al hablar sólo de elección de ejecutivo regional y omitir toda referencia a la ley de rentas regionales. En estricto rigor, el Gobierno ha puesto el caso chileno en una mayor continuidad con el modelo francés iniciado por Francois Miterrand en el más centralista de los países de la OCDE, Francia, quien en los años ́ 80 consiguió aprobar la reforma para elegir a los Presidentes regionales, pero con la permanencia

PUNTOS CONTROVERTIBLES DE PROYECTOS DE ELECCIÓN DE INTENDENTES Y TRASPASO DE COMPETENCIAS, CONTRASTE CON COMISIÓN PRESIDENCIAL Y FÓRMULA DE MEJORA

de un fuerte prefecto en los territorios poblados.Para concluir presento un cuadro que graf ica la pugna entre el proyecto legal del gobierno, la propuesta de la Comisión y posibles salidas para avanzar en estas reformas sin desnaturalizarlas.

1 La Segunda, 30 de Diciembre de 2014.

Aspectos controvertidos

Fecha de primera elección

Representante del ejecutivo en

regiones

Potestades de autoridades

regionales electas

Traspaso de competencias

Elección sin fecha def inida, aunque sugiere 2017 con

nacionales

Gobernador regional y

provinciales

Potestades de Intendente en lo regional incluye presidir el CORE

En base a Comité de ministros y solicitud de CORE con estudios y

una década de pilotaje

2016 con Municipales

Delegados provinciales

Def inición de Estado regionalizado,

Acompañado de poderes constituyentes como GORE, fórmulas

de resolución de controversia y

autonomía

Paquete básico de 18 servicios a todos los gobiernos. Con

mediación del Senado en caso de discordia por competencias

Presentar en primer semestre del 2015

propuesta de fórmula de elección, colocar urgencia y asegurar debate de lo

regional en TV

Gobernadores provinciales con roles

de coordinación el de la capital regional

Precisar sus niveles de autonomía

Cuando un ministerio rechaza fórmula: acortar pilotaje de primer paquete de servicios. Permitir que GOREs hagan

estudios y propongan traspasos desde el 2015

Proyecto legal Gobierno

Propuesta Comisión Posible mejoras

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Traspaso de servicios

Creación de instituciones regionales

Áreas Metropolitanas

Ordenamiento Territorial

Ciencia e innovación

Facultades del Consejo Regional

(CORE)

Parcial o nuevos servicios con foco en SERVIU, FOSIS,

SERNATUR y parcialmente sistema CORFO (Sercotec)

Crea la divisiones de fomento/industria, infraestructura/

transporte y desarrollo social

Crea áreas metropolitana a

cargo del GORE con un Jefe y tres cargos profesionales, y un Comité asesor de

alcaldes

Ordenamiento Territorial vía decreto que combina poder

sectorial (ministerios) con opinión del GORE (tras aprobación es

obligatorio)

Crea Comité Regional consultivo público/privado

en Innovación

Poder del CORE: explícita aprobación de planes, programas, auditorias

y conocimiento de Programas Públicos de Inversiones en la

región (PROPIR), hace obligatorios convenios de

programación

Servicios completos o unidades relevantes

(Vialidad) sin desmembramientos

parciales.Mejora y homogenización

planta regional

Comisión agregaba educación/cultura

y un nuevo sistema regional para ciencia y

tecnología

El intendente con consejo de alcaldes

debe aprobar planes claves, administrador

metropolitano y traspaso de SECTRAs

y servicios/empresas de transporte

GOREs con poder en el ordenamiento global

con instauración de plebiscitos en temas

controversiales

Servicio en Ciencia/innovación

regionalizado dependiente de GORE

con pluralidad en consejo

Rol autónomo de la región en estos ámbito y aprobación proyecto a proyecto en CORE

Dotar al Intendente del poder de nombrar al director regional

y asegurar presupuesto en base al año anterior

Crear f igura de servicios nacionales regionalizados.

Considerar INDAP y Vialidad (MOP)

Dar rol regional en nuevo sistema de administración de educación pública. Intendente

nombre autoridades en cultura y se establece un sistema

mixto nacional/regional en CONICYT

Poner fechas para las tres primeras: entregar el 2016 a Santiago, Concepción y Valparaíso poderes en

transporte y vialidad.Elevar a consejo el espacio de

poder de los alcaldes

Acotar los ámbitos en que los ministerios cumplen roles

de supervisión de normas nacionales y entregar

potestades en carreteras energéticas

Reforma a CONICYT

Reponer aprobación proyecto a proyecto cuando superen las

10 mil UFs.Hacer obligatorio que

CORE aprueba plan anual de Vialidad, Cuencas, vías estructurantes, transporte

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Denominación de Regiones

Eliminación de número para identif icar

regiones

La Araucanía debata su nombre en estatuto de

autonomía

Permitir plazo en el 2015 para consultas y luego los GOREs

(por dos tercios) puedan hacer enmiendas, simplif icar o

cambiar sus nombres

Fuente: Elaboración propia de Esteban Valenzuela en base a los proyectos de ley ingresados por el gobierno en enero del año 2015 al Senado (reforma constitucional ejecutivo regional) y la Cámara de Diputados (enmiendas sustitutivas a proyecto de fortalecimiento de la regionalización). Análisis del Informe de la Comisión Presidencial para la Descentralización (octubre 2014).

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NUEVA CONSTITUCIÓN: NUEVO PACTO POLÍTICO SOCIAL

Rosmarie López Canuman

El modelo político social vigente ha ido deteriorandose y ha llegado a un punto en el cual se hace necesario un cambio, una revitalización de las relaciones socio-políticas de los ciudadanos de este país. He aquí donde nace la necesidad de generar criticas al modelo, que si bien existen desde su nacimiento, deben ahora tomar mayor relevancia y, con esto, entregar ideas que puedan reemplazar la actual Constitución Políticay actualizar sus formas de participación ciudadana.

El movimiento mapuche no queda fuera de esta crítica y, al igual que los movimientos sociales, consideran que la Constitución es un obstáculo para el desarrollo de reformas políticas, sociales y económicas que hagan de Chile y Wallmapu sociedades más democráticas, más justas y más igualitarias, entre otros aspectos; debido a:1

1. La Constitución da sustento a un régimen electoral y de partidos políticos que excluye de la toma de decisiones a todas las «minorías» (pueblos indígenas, colectividades sociales, regiones, movimientos políticos minoritarios, etcétera) a pesar de las modif icaciones al sistema binominal.

2. La Constitución ha consagrado la economía de mercado con un profundo impacto ambiental y social en Wallmapu, principalmente como efecto de la imposición de un modelo económico extractivista (forestal, hidroeléctricidad, etcétera)

3. La Constitución ha creado un modelo de regiones, que no altera el centralismo y que limita las posibilidades ciudadanas y de los pueblos indígenas por incidir en la toma de decisiones.

4. La Constitución ha creado un estado subsidiario que deja en manos del mercado Cientista Política y miembro de Wallmapuwen

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la implementación de derechos económicos, sociales y culturales. En el caso mapuche la factibilidad de resolver casos de reclamaciones de tierras, por ejemplo, depende del precio que estas alcancen en el mercado.

5. La Constitución ha creado un Estado que no reconoce la diversidad de pueblos que habitan el país y que los priva de los derechos que les corresponden.

Bajo estas críticas es que consideramos nuevas vías para lograr la inclusión y participación que la ciudadanía y el pueblo mapuche necesitan. Primero que todo, dejar establecido que la demanda ya no es sólo reconocimiento constitucional, pues se requiere una participación activa en la reestructuración del Estado a través de una Asamblea Constituyente, el cual es un organismo compuesto por miembros elegidos por la misma ciudadanía para dar forma a la organización política de las naciones existentes en el territorio y sancionar (crear y aprobar) su Constitución Política. Se caracteriza por no estar supeditada u obligada por las normas de la Constitución anterior. De esta manera no afecta su legitimidad ni convocatoria el hecho que en el texto que se quiere refundar o construir, no existan procedimientos para efectuarla (como es el caso de la Constitución vigente que nada dice sobre una Asamblea Constituyente, sino solo a través de los mecanismos de reforma constitucional y plebiscito). La Asamblea Constituyente es un poder de todas las naciones. Es supraconstitucional (está por sobre la Constitución) ya que en nosotros (todos los ciudadanos chilenos) reside la soberanía o poder constituyente originario que nos da el derecho inalienable (no se puede perder ni quitar), y reconocido internacionalmente por todos los países desarrollados, a “auto determinarnos” o acordar libremente las condiciones y formas de vida para cada país.

En esta asamblea el pueblo Mapuche debería estar representado de manera genérica, proporcional o territorial. Esta participación requiere una movilización previa por el reconocimiento del derecho a conformarla y, a su vez, la conformación de alianzas con otros sectores sociales chilenos y, para el caso de los autonomistas, con regiones que demandan procesos de democratización regional y descentralización, en un programa común que def inirá a los actores con los cuales se puede conformar una alianza.2

Dentro de este proceso, consideramos como desafío mínimo que una nueva Constitución garantice la inclusión y participación del movimiento mapuche. Para ello, primeramente se debe incorporar: la def inición de Chile como Estado Plurinacional-Plurilingüistico, el derecho a la autodeterminación, un estatuto de autonomía, derechos políticos en el marco del Estado, democracia y descentralización regional que incluyan derechos de los pueblos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, entre otras consideraciones en materia de derechos de género y políticas sectoriales.

Como actores políticos y sociales activos del Wallmapu, consideramos que el nuevo pacto debería enmarcarse en una Asamblea Constituyente en la cual las demandas mapuches deberían ser abordadas desde la participación activa en la nueva Constitución. Una en la cual se garanticen los derechos de todos los ciudadanos del Wallmapu considerando su complejidad y características diferenciadoras. Es así, que con este proceso es posible abordar problemáticas locales desde los territorios, con representantes del mismo. Permitiría grados de autonomía importantes donde el derecho a la autodeterminación se consagre como legitimo a través de un estatuto de autonomía, reconociendo al pueblo mapuche como un actor relevante en el acontecer político nacional y regional. Además, permitiría el avance hacia una descentralización real en la toma de decisiones, que permita al territorio lograr un desarrollo coherente y equilibrado con sus necesidades, recursos y, aún más importante, en manos de sus habitantes. La autodeterminación, como proceso descentralizador, sólo se puede llevar a cabo a través de una Asamblea Constituyente, en donde todos los actores del Wallmapu puedan tener una participación activa y donde el pueblo mapuche pueda dar respuesta legitima a sus demandas.

1 Mariman, P. 2014. 2 Cañet, I. 2015.

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HUGOGUTIÉRREZ:

“No veo voluntad de este gobierno de la Nueva Mayoría de descentralizar”

Por Emiliano Salvo, Karen Pradenas y Constanza Schönhaut

Cuando estuvimos en Iquique, cuando hablamos con las personas, les explicábamos que para hablar de descentralización, hay que desnudar el carácter del centralismo, el carácter social que tiene. Porque no solamente es una mera forma política de funcionar, sino que hay también otros intereses que están detrás, que contribuyen a reproducir una centralidad política, económica y cultural, en todos los aspectos, que va perjudicando mucho a las regiones. Entonces, para usted, ¿Cuáles son los efectos que el centralismo produce en su región? Los que usted nota, desde un punto de vista más amplio y político. No se trata de los aspectos más técnicos, sino que las personas nos relaten un poco sobre el imaginario que tienen en la zona cuando se habla de centralismo o descentralización. Por eso, ¿qué efecto produce el centralismo que hace que las personas manif iesten en cierta medida, un tipo de disgusto, o se sientan pasado a llevar, o sientan la necesidad de cambiar el marco normativo que rige al país?

El centralismo se traduce al f inal del día en una forma de enfrentar tu vida cotidiana. Porque no pones la solución de los conf lictos territoriales en tus potencialidades, sino que en un tercero que está lejos de ti, que es el que habitualmente soluciona los problemas. El centralismo te impide ser protagonista de tu drama personal y social; te hace ajeno al poder. Tú no te crees capaz de incidir en el poder, que eventualmente lo puedes tener muy cercano, pero no lo ves como tal, sino que lo ves como un poder lejano que no está a tu alcance y que tienes muy pocas posibilidades de incidir en él. Y eso se ve en todas las esferas, por supuesto, las sociales, culturales y económicas, pero donde está lo lamentable es que el quehacer de la política tiene como propósito seguir dejándote interdicto del centro. No te ayuda a la emancipación, sino que al contrario. Hoy en día los que tienen el poder regional, ya sea porque han sido elegidos parlamentarios, COREs, Alcaldes, Concejales, son contribuyentes a una política de interdicción. Y eso genera un drama humano de no transformarte a ti, ciudadano, protagonista de tu historia.

Entonces el centralismo trae consigo la percepción en las personas de que existe una escasez de vías para incidir en la política, y eso genera esa interdicción; en términos gruesos.

A partir de las experiencias compartidas entre Fundación Decide y el Diputado Hugo Gutiérrez y en el esfuerzo por impulsar un proceso de descentralización desde la Región de Tarapacá, comprendiendo sus dif icultades y alcances hemos realizado la siguiente entrevista cuyo contenido compartimos con los lectores. En ella, Hugo Gutiérrez conversó respecto de sus posiciones sobre la Región de Tarapacá, la descentralización, la Comisión Asesora Presidencial de Descentralización y Desarrollo Regional y, como no, la Nueva Mayoría.

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En términos gruesos lo que tenemos es la construcción de una sociedad regional que no se hace cargo de sus problemas porque siempre es un tercero, que en este caso es el que habita en la centralidad; el que te lo resuelve. Y eso tiene implicancias serias, porque al f inal del día el empresariado siempre está pidiendo que le tiren una manito a los del centro, que los movimientos culturales esperan ser escuchados por el centro; que la actividad social tiene que ser resguardada, apoyada por el centro. Es decir, al f inal, todo se vuelve y se crea una conciencia centralista. Y eso nos hace mal, porque al f inal del día, el protagonista que tiene que realzarse aquí es la ciudadanía, es el ciudadano, que hoy en día no f lorece producto de que hay un centralismo que lo inhibe.

Nosotros siempre hemos pensado, al calor de esta discusión, que tenemos que desentrañar el carácter social que tiene la descentralización, porque no nos interesa, podemos ilustrarlo así, no nos interesa que exista un proceso de regionalización o descentralización que sea una especie de desprendimiento con el gobierno central y que se empiecen a izar las banderas regionales, si los puentes los siguen construyendo los mismos grupos. Es decir, que puedan cambiar el carácter institucional del país, pero que en el fondo eso no sea sinónimo de que cambie la vida de las personas ni que tampoco eso afecte el desarrollo de la región. En ese sentido, ¿qué cosas, instituciones o estructuras usted cree que habría que fortalecer con mayor urgencia?

Los Diálogos Territoriales para mí fueron muy decidores porque me demostraron que hay un capital humano que quiere soltar amarras con el centro. Es decir, que hay una ciudadanía que se está empoderando con la descentralización, rompiendo incluso una creencia que tenía yo, que es que no teníamos capital humano que pudiese enfrentar las problemáticas que debíamos enfrentar una vez que se produjese una cierta descentralización. Yo creo que hay que seguir apoyando diálogos donde la ciudadanía empiece a generar un quehacer descentralizador. Porque ya veo que existe una conciencia descentralizadora en algunos actores en mi región, pero en el quehacer creo que hay ciertas debilidades. Por eso yo creo que hay que seguir apoyando, más que preocuparse de los actores políticos relevantes

de la región, hay que preocuparse de cómo uno llega lo más abajo posible con un discurso y un quehacer descentralizador. Y ahí estoy hablando de junta de vecinos, clubes deportivos, los clubes de rayuela, todo lo que está en la base que en realidad es donde tiene que operar el cambio, el switch tiene cambiar ahí. Y yo creo que ahí ya ha cambiado en cierta medida. No todo lo que uno aspiraría, pero creo que hay que empezar a extender estos diálogos territoriales desde la base social.

Usted como diputado, ¿qué lo posiciona como una persona contraria al centralismo?

Además de una retórica permanente en contra del centralismo y el apoyo a todas las iniciativas incumbentes para descentralizar el país, creo que hay que atacar constantemente prácticas centralistas y esa convicción de que todo se resuelve en el centro. Creo que eso ha sido determinante para mí, al menos como diputado. Todo lo que de alguna forma tenga como propósito seguir manteniendo prácticas políticas hegemónicas centralistas, las he atacado fuertemente, porque considero que a veces el poder central se ve tan contundente que es difícil desnaturalizarlo o deconstruirlo. Entonces he atacado fuertemente, y la ciudadanía se da cuenta, f iguras (como un Senador) que distribuyen el poder, porque el poder ejecutivo se lo da a él para que lo distribuya. O un intendente que tiene un cargo que lo ejercita sólo en función de la complacencia al Presidente de la República y no en función de

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servirle a la ciudadanía; todo eso lo he atacado radicalmente. Creo que eso la ciudadanía lo ha entendido, que hoy en día hay que conf iar en las propias capacidades, aun cuando en mi región es fácil decirlo porque ha tenido una larga tradición o experiencia descentralizadora. Esto debido a un alcalde, el alcalde de Iquique, que siempre ha generado un protagonismo social que sin atacar al centro, siempre busca sacarle reivindicaciones, lo que ha conseguido.

En ese sentido, ¿qué opinión tiene usted sobre las propuestas que tiene la Comisión Asesora Presidencial para la descentralización? Trae consigo, por ejemplo, la elección de intendente, pero en el proyecto del gobierno sale que tiene que haber un gobernador regional, lo que sería prácticamente mantener la misma estructura de poder.

Creo que la Comisión Asesor Presidencial para la Descentralización hizo un buen trabajo; he leído sus propuestas y me siento satisfecho con lo que han hecho. No obstante, siempre se pueden incorporar otras temáticas. Sin embargo, creo que la sola recomendación de esta Comisión Asesora le quedó grande al Gobierno, tan grande que yo creo que no quieren llevarlo a la práctica y se han hecho los desentendidos respecto de las propuestas. De ahí que mucho de sus integrantes insistan permanentemente en ref lotar sus propuestas, y hay un gobierno que hace oídos sordos porque en buenas cuentas eso puede que signif ique a ellos perder poder. Y todo aquel que tiene poder, como dice el dicho, lo quieren mantener; y acá mi idea es que el poder no es que se pierda, sino que pase de unas pocas manos a donde tiene que estar que es, naturalmente, en las regiones, donde las autoridades sean elegidas por el pueblo. Yo no dejo de insistir, es mejor que se equivoque el pueblo al elegir un intendente o gobernador, a que sea un Presidente de la República, solo y en su of icina.

¿Ve voluntad de cambio en la Nueva Mayoría y en sectores de la Alianza para impulsar estas transformaciones?

Categóricamente no, no veo voluntad de este gobierno de la Nueva Mayoría de descentralizar el país, creo que ellos quieren mantener la antigua fórmula de dominación desde el centro. Y ellos sienten que descentralizar signif ica

distribuir poder y eventualmente hasta perderlo, con elecciones democráticas de intendentes. Pero yo creo que el juego democrático implica eso: ganar o perder. Pero pareciera que acá hay ciertos actores políticos que sólo quieren ganar y no verse sujetos al juego democrático. Entonces, hoy en día están en toda una jugarreta, diría yo bastante asquerosa, de distribuirse las regiones antes de aprobar una ley de elección de intendentes. Porque ellos primeros quieren el cuoteo y después dar el vamos a la elección de intendentes; eso me parece que no se condice con un Estado democrático donde uno tiene que estar sujeto a las reglas de la democracia, y donde eventualmente uno puede perder.

Claro, y entonces, ¿qué papel debieran jugar las sociedades regionales en este proceso?

La comunidad regional debería tener un rol protagónico en generar la voluntad decidora de descentralizar el país. Y a eso apelo permanentemente: que mi región se ponga a la cabeza de esta exigencia. Sobre todo con el diagnóstico que tengo, en el que veo grandes obstáculos para descentralizar el país y de desconcentrarlo. Creo que mientras esa voluntad gubernamental de descentralizar o desconcentrar el país no sea genuina, el rol que cumplen la comunidades o sociedades regionales es vital.

Respecto al desarrollo económico, tenemos muy claro que el modelo económico está ligado al centralismo. Entonces, qué propuestas hay para efectivamente dejar de ser un país que basa su economía sólo en la extracción de recursos naturales y empezar a desarrollar otras actividades, las que ciertamente tienen que impulsarse desde las regiones.

Mira, yo la ref lexión que tengo a propósito justamente del cambio de Intendente y de la última designación en Tarapacá es que uno termina por concluir que el centralismo es indispensable, sino fundamental, para mantener un modelo de desarrollo económico que es el extractivista rentista. Mi región se ha especializado en generar venta y producción a partir de la extracción minera y de peces. Y justamente si uno ve quienes están ligados a la corrupción, están ligados justamente a CORPESCA amparada por Orpis, y la minera amparada por Rossi. Entonces la necesidad de mantener ese desarrollo económico orientado desde el centro, orienta toda la actividad política

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de mi región, y quien se sale de su esquema se rebela. Entonces en mi región, por supuesto, soy un resistente permanente porque no acepto el modelo de desarrollo en esos términos y que se siga manteniendo en mi región porque eso perjudica con claridad nuestros recursos naturales, a las comunidades indígenas, el agua, etcétera. Es decir, la viabilidad histórica de mi región está en peligro por la existencia de un patrón determinado de desarrollo económico. Entonces lo alternativo a eso es generar la descentralización para que seamos nosotros los que resolvamos si es que este modelo extractivista rentista tiene que mantenerse en el tiempo, sobre todo cuando pone en riesgo la existencia misma de la región.

¿Y existen propuestas?

Creo tener respuestas. Pero me parece que es una pregunta a la que tiene que darle necesariamente respuesta la región de Tarapacá. Pero esa respuesta hoy día la da Santiago, y esa respuesta cómo la construyó Santiago, o cómo la construyó el centro: la construyó en sus negociaciones con las mineras, negociaciones que ni siquiera se hacen en Santiago, por lo demás. Y lo hacen en el centro del poder, que es justamente quien nos transforma a nosotros en una región sólo hecha para los comodity, con autoridades para amparar esos comodity.

¿Y cómo avanzamos en esto f inalmente? O sea, si sabemos que ni la Nueva Mayoría ni la Alianza, tampoco el Gobierno, tiene voluntad de avanzar hacia una descentralización efectiva, que no es sólo territorial, sino que democrática también. ¿Cómo avanzamos en eso?, ¿dónde están nuestros aliados? Si ponemos el énfasis en los diálogos territoriales es precisamente porque es la organización social a través de la cual podemos avanzar. Pero aparte de eso, dentro del Congreso y en otras regiones que tengan procesos similares, ¿cómo vamos construyendo un proceso que tenga frutos de aquí a, al menos, un par de años?

Lo que sucede es que el patrón de desarrollo económico determina un quehacer político determinado. ¿Por qué? Porque hoy día hay que resguardar una forma de construir la riqueza, y si dependiese de regiones hay muchos que no estarían disponibles para cumplir el rol que cumplen hoy en día. Pero hay experiencias

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interesantes. Por ejemplo, en Arica y Parinacota la ciudadanía movilizada ha impedido que las mineras puedan desarrollar su quehacer en los mismos términos en que los desarrolla en Antofagasta y en Tarapacá. Y ellos han resuelto que su modelo de desarrollo sea basado en la agricultura, como un centro de abastecimiento agrícola de Chile e incluso de los países vecinos. Entonces hay def iniciones que se pueden hacer desde la región, pero al f inal del día quien traba es el centro. Por eso te digo yo que pongo mi conf ianza en un ciudadano que pueda lograr entender lo que está pasando y ser resistente al modelo. Porque al f inal del día no es solamente quedarse en la descentralización, sino que explicarse porque ocurre la centralización y lo dispensable que es para la reproducción del modelo económico. Entonces por eso digo yo, para mí los diálogos territoriales han sido útiles porque han demostrado que hay un capital humano con lo cual se puede construir algo distinto, hay un capital humano que existe; no en los términos de que sean todos ingenieros, o todos abogados, o todos médicos, sino que, la ciudadanía en general, ha ido comprendiendo y asimilando ciertos conceptos que son importantísimos en relación con la viabilidad que tenemos como región. Entonces, ¿cuál es el camino? El camino sigue siendo profundizar la democracia, no veo otro. Yo creo que aquí hay palabras que son medias añejas pero que siempre hay que tomarlas permanentemente. Yo creo en el poder popular, y yo creo que efectivamente hay que construirlo, y eso se construye desde abajo, ayudando a que la ciudadanía tome conciencia de sus problemáticas. A eso es lo que yo apuesto, y por eso creo en la descentralización. Creo en la descentralización, porque el poder mientras más abajo lleguemos, más democracia tenemos. Creo que la calidad de vida pasa mucho por la participación de la gente, no solamente porque tú le des más cosas de comer o para poder vestirse, que hay muchos que creen que la calidad de vida se desenvuelve en eso; se desenvuelve también en una comprensión del momento histórico que tiene el ser humano, del futuro que tiene esa vida temporal, y la contribución que tiene que hacer a mejorar la participación y la democracia en el país. Lamentablemente el ser humano parece que sólo le interesa tener un buen trabajo para ganar unas buenas lucas para tener una buena comida y una buena casa, eso es lo que nos han metido en la cabeza, pero eso es una forma de comprensión neoliberal de la vida humana.

Entonces uno tiene que demostrar que existe también, al ser humano, al ciudadano, otras formas de comprensión de la vida humana, que no solamente pasa por el mejor comer o el mejor vestir, sino que también pasa por tener mejor calidad de participación en las instancias decisivas; y eso cuesta, porque eso es transformar al ser humano de un consumidor a un protagonista de su historia, y ese traspaso es dif icultoso; es un paso difícil. Lo veo permanentemente en mi región, cuesta llevar a un ser humano de la convicción que tiene de que la vida es solamente para conseguir un buen trabajo para un buen comer, a la convicción de que la calidad de vida pasa también por tener buenas instituciones democráticas.

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EL CUESTIONARIO DE GABRIELA partir del trabajo realizado por Fundación Decide junto a la Diputación de Gabriel Boric en Magallanes, Gabriel contestó el siguiente cuestionario respecto de los problemas de su región, el centralismo y la importancia de la descentralización.

1. ¿Qué efectos produce el centralismo en su región?

El centralismo en Magallanes es un fenómeno que se expresa de muchas maneras. No es solo un asunto de platas f iscales o de ministerios que piensan el país desde Santiago. Hay un tema cultural de fondo que vemos a diario: en los criterios para las tarifas del gas que necesitamos para calefacción; en el monopolio abusivo que el estado le permite a LAN; en las operaciones que no se pueden hacer en ningún hospital de la región, en los servicios del Estado que no llegan a Magallanes; en la inexistencia de una estrategia de desarrollo energético, en el carácter mismo de la política regional. Los partidos tradicionales por lo general, son f iliales mal cuidadas, que elaboran muy poco respecto a los conf lictos locales y están más preocupados de empujar los programas presidenciales y de las cuotas en espacios de poder. Eso genera una deslegitimación de la política como espacio transformador.

2. Esos efectos ¿son percibidos por el grueso de la población? ¿Cómo los percibe o cómo nota que los percibe?

El centralismo en Magallanes es evidente para todos y todas. Ante esto, la reacción de los magallánicos/as ha sido la reivindicación de la independencia, la autonomía regional. La bandera de la región se ha convertido en un símbolo de eso. Hay una búsqueda musical y artística muy propia también, vinculada con el paisaje patagónico y la historia de la región, con sus luces y sombras, como el exterminio de las cuatro etnias originarias.

3. ¿Qué cosas/instituciones/estructuras habría que cambiar?

El problema del centralismo es, fundamentalmente, un asunto de redistribución de poder.

Ese cambio tiene muchas maneras de concretarse a través de la burocracia del estado, pero lo fundamental es que tiene que haber una redistribución. La única manera de darle más poder a las regiones es quitándoselo a la capital. En ese sentido, creo que es un avance la elección de los intendentes, pero completamente insuf iciente. La pura elección de una autoridad, sin poder político ni presupuesto autónomo no alcanza para cumplir la promesa de descentralización.

En esto estamos elaborando y evaluando propuestas, hay que repensar la forma en que se toman las decisiones locales, que la ciudadanía tenga poder de decisión en la matriz productiva local o que la ciudadanía

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pueda organizarse y decidir en qué se gastan los recursos públicos, por ejemplo.

4. ¿Qué hace actualmente usted, como diputado, que lo posiciona como contrario al centralismo?

Hay varios frentes desde donde abordamos el problema. Desde nuestro rol f iscalizador hemos estado empujando para que el Plan de Zonas Extremas prometido por el Gobierno cumpla con las expectativas que se han generado. También participamos con entusiasmo en la Comisión Asesora que convocó la presidenta Bachelet para la descentralización aunque, lamentablemente, el propio Gobierno ha tomado un rumbo distinto al que propuso la comisión.

En el conf licto concreto más importante de los últimos años, la región respondió con vehemencia cuando desde Santiago se proponía un alza en el precio del gas domiciliario.

La movilización y protesta dejó a f lor de piel que no podemos seguir esperando que la matriz energética (que en Magallanes es enteramente fósil) se decida sin nosotros.

En ese caso, lo que hicimos es canalizar estas ganas de apropiarse de nuestro futuro energético y hemos convocado a diversos actores para organizar la Mesa Ciudadana de Energía, que elaboró diversas propuestas en materia energética desde los magallánicos para Magallanes.

Ahora, el centralismo también opera fuertemente en Magallanes y hacemos varias cosas por combatirlo. Más del 90% de la población de la región está concentrada en Punta Arenas y Natales. Y hay una analogía entre la relación Santiago‐Chile que criticamos con la relación Punta Arenas‐Magallanes, que lamentablemente los magallánicos replicamos. Ante eso, nos hemos propuesto un plan de trabajo con las localidades más apartadas como Porvenir, Puerto Williams y Cerro Sombrero. Por ahora eso se reduce a reuniones con organizaciones locales y autoridades cuando vamos, pero nuestro objetivo es poder establecer una agenda de trabajo permanente en toda la región.

5. ¿Qué hace la sociedad civil de su región en oposición al centralismo?

Hay varias iniciativas interesantes, que dan cuenta de un malestar generalizado y de un enorme potencial desde las organizaciones sociales. Hay vecinos que están intentando agilizar los COSOC, para que tengan real incidencia en la implementación de políticas públicas. Hay una agrupación de personas que está movilizada para que pueda mejorar la conexión del transporte entre Magallanes y Aysén. En la Universidad de Magallanes (UMAG) también hay un espíritu crítico por parte de estudiantes, trabajadores y académicos, respecto al rol que debe cumplir el Estado con las Universidades de zonas extremas.

6. ¿Qué opinión tiene de las propuestas de descentralización de la Comisión Asesora Presidencial?

Nos parece que apunta en la dirección adecuada: más poder a las regiones y más democracia local. Lamentablemente, el propio gobierno le ha quitado el piso a esta instancia y ha mostrado en los hechos que la descentralización no está dentro de sus prioridades.

7. ¿En qué medida la agenda legislativa del gobierno rescata o no estas propuestas?

El gobierno ha sido muy poco decidido en el impulso de una agenda descentralizadora.

Hace unos días nos enteramos de que desde el Ministerio de Hacienda están poniendo en duda el presupuesto que ya estaba comprometido para el desarrollo de regiones. Acá en Magallanes, se ha prometido un ambicioso plan de Zonas Extremas que aún no logra materializarse con los ritmos ni alcances anunciados. Nosotros, por el bien de la región, esperamos que todas esas propuestas y promesas se concreten porque constituyen una fuerte inversión sobre todo en materia de infraestructura.

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