Tes Completa
-
Upload
francisco-antonio-moreno-castaneda -
Category
Documents
-
view
28 -
download
0
description
Transcript of Tes Completa
Introducción
Existe una estrecha relación entre el trabajo y el ser humano, ya que desde que el hombre
comenzó a realizar actividades para subsistir, la actividad laboral tomo gran importancia para la
supervivencia de las personas. Debido a que por medio de esta se pueden obtener los recursos
para cubrir las necesidades de los individuos. Lo cual lleva a pensar que el trabajo es primordial
para todo ser humano. Por lo que para hacer posible esta acción se desarrollan diversas
actividades tanto en una organización bien estructurada como en una pequeña y mediana
empresa, de forma que los ambientes que se crean en las organizaciones llegan a afectar el
estado de salud de los empleados, deteriorando su fortaleza, a veces, de forma inmediata
(accidente de trabajo) y otras veces a largo plazo (enfermedad profesional).
La salud, es considerada como un estado de bienestar o de equilibrio que puede ser vista a nivel
subjetivo (un ser humano asume como aceptable el estado general en el que se encuentra) o a
nivel objetivo (se constata la ausencia de enfermedades o de factores dañinos en el sujeto en
cuestión) (OMS, 2012).
De hecho en las organizaciones es frecuente encontrar empleados con algún tipo de daño en la
salud. A causa de estas afecciones en la salud, surgió lo que se conoce como salud laboral. Y
la salud laboral es definida como: la promoción y el mantenimiento físico, mental y social de
los trabajadores en todas las ocupaciones y tiene como fin el evitar que se pueda alterar la
integridad psicofísica de los trabajadores, por medio de el mejoramiento de las condiciones de
trabajo, protegiendo al trabajador de posibles riesgos físicos, psicológicos y sociales (OIT,
2005). Los riegos surgen a partir de las condiciones de trabajo, y estas a su vez pueden tener
relación directa con la salud del trabajador y pueden desencadenarse por la acción de uno o
varios factores de riesgo; como los factores psicosociales. En el caso de los gerentes las
probabilidades de estar expuesto a un factor de riesgo es muy alto, debido a que constantemente
su organismo se encuentra ante situaciones estresantes. Lo cual merma su salud provocando
alteraciones psicosomáticas.
Debido a todo lo anterior el presente trabajo desarrollara el tema de alteraciones psicosomáticas
en un cargo gerencial. Desarrollando en el primer capítulo el tema del trabajo, desglosando
algunas definiciones, así como su participación en la historia del hombre a través de la historia.
En el segundo capítulo la psicología y la organización, se unen para desarrollar la rama de la
psicología que se ocupa de los problemas psicológicos que presentan los trabajadores dentro del
ambiente laboral. Se expondrá la estructura de una organización, así como los componentes
sociales que afectan a los trabajadores de una organización. El tercer capítulo da un panorama
amplio sobre el trabajo a nivel gerencial, que va desde las habilidades hasta las funciones que
conllevan dicho cargo. El cuarto capítulo es estrés, en el se despliegan las concepciones sobre
el estrés, la fisiología, también causas y consecuencias, así como la afectación de los sistemas
(endocrino, inmunológico y nervioso), entre otras cosas. El quinto capítulo trata sobre las
alteraciones psicosomáticas asociadas al trabajo, las causas que las provocan, así como las más
frecuentes de acuerdo a los sistemas biológicos con mayor afectación. En el sexto y último
capítulo se pretende desarrollar una propuesta de intervención para personal con un cargo
gerencial que presentan alteraciones psicosomáticas, por medio de las técnicas cognitivo
conductual (terapia racional emotiva conductual).
Capítulo I
Trabajo
I.I Definición de trabajo
Hoy en día se vive de crisis e incertidumbre. Donde todavía no se ha inventando la
fórmula perfecta para solucionar, en corto plazo, los grandes problemas que tiene la
humanidad como son: el desempleo, el hambre, el desbordado crecimiento de la
población, el deterioro del ambiente y la violencia. Pero se ha tratado de no caer en los
mismo aprendiendo en base a los hechos que pasaron a través de diversas y dramáticas
situaciones de destrucción material y decepción moral, que el hombre ha vivido y ha
superado de alguna manera. Esto muestra que los seres humanos pueden errar y
fracasar fácilmente. Y una de las finalidades básicas de saber y conocer los
antecedentes de cualquier tema es ayudar a las personas a comprender mejor la sociedad
en la que viven, contribuyendo a resolver problemas sociales del presente y
proporcionan lecciones útiles para orientar las acciones futuras.
Y con mayor razón sise trata de conocer que se ha hecho y que no con respecto al
trabajo. Por este motivo cuando se habla de Psicologia industrial/ organizacional y
laboral así como de los avances que ha tenido, no se puede dejar de mencionar el
trabajo, ya que de ahí se derivan tanto las relaciones laborales como las
transformaciones del medio, los métodos y la organización del trabajo que condicionan
cambios que directamente repercuten en la salud de la población. Sin el trabajo no
existirían empresas u organizaciones, aunque sea muy extremo, pero es verdad, ya que
el ser humano ha estado consciente de que la obtención de eficiencia solo es posible a
través de ordenamiento y coordinación racional de todos recursos que forman parte de
grupos sociales. A continuación se mencionara tanto las definiciones del trabajo como
su historia.
El concepto del trabajo puede ser examinado desde diversos enfoques, sin embargo, en
el presente documento, se definirá desde la visión psicológica sin dejar de mencionar
las de otras disciplinas. Comenzando con el punto de vista teológico, este tópico ha
sido abordado a causa de sus alcances relevantes en lo que hace el desarrollo de la
humanidad. Su definición básica indica que es la medida del esfuerzo hecho por los
seres humanos (Pliego, 1997). Para la visión neoclásica de la economía, por ejemplo, es
uno de los tres factores de la producción, junto a la tierra y al capital. Sin embargo a
pesar de que este es un trabajo de psicología, es inevitable dejar de hablar lo que se
menciona dentro de la sociología. Debido a que el trabajo es una de las categorías
centrales de la sociología, puede definirse como al ejecución de tareas que implican un
esfuerzo físico o mental y que tiene como objetivo la producción de bienes y servicios
para atender las necesidades humanas (Aizpuru y Rivera, 1994). La naturaleza
colectiva del trabajo “humano” y el sistema de relaciones sociales que lo conforma,
hace del trabajo un centro de atención constante para los sociólogos: Comte (citado en
Sanchis, 2011) el fundador de la sociología, sostenía que la división del trabajo llevaba
a la evolución social. La constitución misma de la humanidad como especie social está
vinculada al desarrollo de relaciones cooperativas en el trabajo (Sanchis, 2011). Por
otra parte el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una de las cuestiones
más tendidas por la psicología.
Ya que el hombre es el único animal que es capaz de transformar la naturaleza para su
propio beneficio y perfeccionar sus técnicas para aumentar la producción, esto lo
distingue del resto de los animales que actúan principalmente por sus instintos. Aunque
el trabajo ha sufrido varios cambios a lo largo de la historia, como se verá más adelante.
Se considera que el trabajo, es el esfuerzo realizado por los seres humanos con la
finalidad de producir riqueza. Aunque esta enunciación no resulta muy favorecedora, se
puede señalar con toda justicia que el trabajo es la esencia del hombre, pues le permite
transformar la naturaleza, para su mayor bienestar posible (Münch, 1999).
La palabra trabajo proviene del latín Trabs, trabis, traba (Parra, 2008). Así mismo
Romagnoli (1997) señala que se origina del vocablo latín laborare que significa trabajar,
labrar la tierra. En el diccionario de la lengua española señalan de la misma forma que
se deriva del latin tripaliare, tripallium, de la cual se deduce la acción de esfuerzos y
actividades. Razón por la cual el origen etimológico de la palabra trabajo proviene del
latín trabajolium, que era un castigo que se les aplicaba a los esclavos con sobre carga
de trabajo (Gregorovius, 2009 y López, 1998). Al trabajo se le ha visto como una
actividad esencialmente humana que es compleja y variable, en la cual se utilizan
instrumentos o herramientas que se orientan a la obtención de medios para subsistir.
Asimismo es un medio por el cual se persiste contribuyendo para preservar la vida,
alterando de algún modo el medio en el cual es desarrollada cualquier actividad, pues su
objetivo es modificar algún aspecto del medio físico, ya que es una vía de desarrollo de
las personas en todos los planos.
Alonso (1973) lo define de una manera simple y fácil de entender, estableciéndolo como
el medio por el cual se producen los bienes y servicios que desea la sociedad; resaltando
la naturaleza instrumental del trabajo. Así mismo también se puede considerar como
una actividad instrumental desempeñada por seres humanos, con el objetivo principal
que es conservar y mantener la vida, por medio de la modificación de las características
ambientales utilizando la dirección y planeación (Neff, 1968). Sin embargo de manera
más concreta el trabajo el trabajo es definido como una actividad que produce algo de
valor para otras personas (O`Toole, 1973). A través del trabajo el hombre obtiene sus
medios de subsistencia, por lo tanto el trabajo es la actividad por la cual el hombre vive
para sobrevivir y trabaja para vivir (Sanchis, 2011).
Para Davies y Shakleton (1975) el trabajo tiene varias funciones para el individuo,
contribuyendo en particular al amor propio de dos formas principales, primero;
mediante el trabajo, el individuo puede adquirir dominio sobre sí mismo sobre el
ambiente. Segundo; dedicándose a las actividades que producen bienes y servicios que
son valuados por otros, el individuo puede revisar la evaluación de sí mismo contra la
evaluación que otros hacen de él, obteniendo así el sentido de su valor personal. No
obstante, como lo ha escrito Fromm (2010), puesto que el hombre moderno tiene
experiencias de si mismo, su amor propio depende de condiciones que están fuera de su
control. Si tiene éxito, es valioso; de lo contrario, no vale nada. Por lo tanto se puede
decir que el trabajo es primordialmente un proceso que se da en la relación del hombre
con la naturaleza (Marx, 1958). A través de él puede transformarla a adaptarla a sus
necesidades. La energía humana o fuerza de trabajo es “el único patrimonio originario
del hombre, lo único auténticamente suyo, que le es dado una vez en el acto de su
procreación (Cueva, 1975). El hombre es heredero del trabajo de generaciones y al
mismo tiempo, coartífice del futuro de quienes vendrán después de él (Pablo, 1981).
En síntesis el trabajo es una actividad compleja: ya que requiere de cierta organización
por parte de los individuos que la realizan, Versátil, porque dependiendo del fin va a
ser la actividad a realizar. Instrumental, porque en la mayoría de las actividades se
necesita herramientas. Protectora, debido a que contribuye a dar valor a la vida de los
individuos. También es exclusiva de los humanos, durante este las personas se
desarrollan en todos los planos. Así pues su objetivo es modificar algún aspecto del
medio físico para provecho de las personas.
Por lo tanto se considera así al trabajo, ya que es parte importante para la vida de las
personas.
I.II Historia del trabajo
Ahora que se sabe que el trabajo es una actividad esencialmente humana, y cuyo
objetivo principal es modificar el medio físico para provecho del hombre por medio de
herramientas. No es menos evidente que el descubrimiento y la dilucidación del papel
del trabajo en nuestra época se deriva de las propias transformaciones que hicieron del
trabajo humano y de sus resultados materiales una potencia practica sin precedentes en
cualquier periodo histórico previo. En este sentido, el trabajo como fuerza productiva
aparece como un producto del capitalismo, es decir, de las relaciones de producción que
son la peculiaridad de la sociedad burguesa. Sin embargo, está muy claro que la propia
modernidad es imposible de ser concebida sin un desenvolvimiento propio de los
resultados del trabajo.
Pero solo con el capitalismo, el poder social del trabajo encuentra una dinámica y un
modo de producción que hace de su rendimiento creciente la clave misma de su
existencia. El crecimiento sistemático de la sociedad es una necesidad de la propia
producción capitalista y una forma de existencia compulsiva de los propietarios de los
medios de producción. El trabajo, tal como hoy lo conocemos, no es un hecho natural,
tanto su contenido como el papel que ha jugado en las vidas de los seres humanos no ha
sido siempre el mismo, sino que se ha modificado a lo largo de la historia. A partir de
esa visión se puede evaluar mejor las perdidas o los progresos que ha experimentado el
trabajo (Álvarez, 1999).
Hay que evaluar, sin embargo, la tentación de identificar el origen del trabajo con las
cualidades del cerebro privilegiado del hombre, cuyo singular poder explicaría el
“dominio” humano sobre el resto de los animales. Los antropólogos y paleontólogos
creyeron durante mucho tiempo que el desarrollo del cerebro era la verdadera clave para
explicar el principio mismo de la evolución de nuestra especie y del cual derivarían la
postura erecta y el lenguaje articulado como manifestaciones secundarias (Rieznik,
2001). Los descubrimientos de la ciencia y el hallazgo de fósiles que permitieron el
sendero histórico del desarrollo nuestra especie comprometieron, sin embargo, el rigor
de tal esquema interpretativo (Robbins, 1999). Lo que llevo a saber, que el cerebro del
hombre comenzó crecer debido a la postura erecta del hombre; por el estimulo poderoso
que suministró la inteligencia el hecho de que las manos fueran liberadas de la
locomoción. La evolución del hombre consistió en un cambio mas rápido en la postura
que en el tamaño del cerebro; la liberación de las manos para usar herramientas
procedió a la mayor parte del crecimiento del cerebro. Este fue un paso decisivo en la
transición del mono al hombre. La postura erecta libera las manos para fabricar
herramientas. El crecimiento de la inteligencia y el habla vinieron después (Naredo,
1987). En consecuencia, las manos no son solo un órgano de trabajo, son también un
producto del trabajo. Solo por el trabajo, por adaptación a cada nueva operación por el
siempre renovado empleo de estas mejoras heredadas en nuevas, mas y mas
complicadas operaciones, alcanzando la mano humana un alto grado de perfección
(Rieznik, 2001).
El trabajo en la sociedad primitiva
En el mundo antiguo y en las comunidades primitivas no existe un término como el de
trabajo con el que hoy se engloban actividades muy diversas, asalariadas y no
asalariadas. En ese entonces el hombre vivía en familia y en los bosques. La
organización social estaba compuesta por clanes y tribus. Donde el trabajo ni siquiera
era concebido como algo propio de la actividad humana, es decir, como un atributo
especifico de la acción del hombre dirigida a asegurar y crear las condiciones de su
propia vida de un modo único y que de el es propio (Jaques, 1973). En realidad no era
preciso trabajar de la forma en que se conoce y han venido haciéndolo los seres
humanos, porque el bosque, los animales y ríos proporcionaban alimentos y abrigo a
quienes habitaban. Y donde la caza, la pesca y la recolección de frutos que
espontáneamente se producían constituían la forma de trabajar.
Naredo (1997) menciona que quizá un Tsunami seco, hizo que las especies comenzaron
a desaparecer, que escaseara el alimento y el abrigo. Por imperio de estas circunstancias
las familias se dividieron y los más jóvenes partieron hacia la sabana en búsqueda de
nuevos horizontes, quizás en un paralelo genético a la manera en que hoy se producen el
abuelos y el resto de la familia quedaron aguardando en casa, en el bosque, como tal vez
lo hacen mucho en la actualidad mientras los aparentemente más aptos iban camino a
encontrar una mejor manera de vivir para luego llevarse a los suyos.
Dentro de los integrantes que se quedaban, el modo de producción existente era la
división natural del trabajo, ya que todos cumplían distintas funciones según sus
aptitudes, gustos o capacidades. Por el mismo trabajo existía la necesidad de
supervivencia, pues estaba en una constante batalla por su vida, era poco el tiempo
dedicado al ocio (tiempo de no trabajo), por lo cual no tenia mayor tiempo para meditar
y crear nuevas técnicas. No se identificaba la riqueza con el trabajo en ningún sentido.
No existía propiedad privada y como consecuencia de ello no existía división de clases,
ya que nadie poseía más que el otro, tampoco existía explotación del hombre por el
hombre y todos trabajaban en beneficio de la comunidad. Las creencias religiosas eran
de carácter espontaneo, no había religiones institucionalizadas, por ello las creencias
eran principalmente espontaneas, donde las castas sacerdotales no dominaban ni
imponían las ideas religiosas (Sanchis, 2011).
Pero en ese entonces, llegado a la sabana, el hombre debió inventar herramientas para
proporcionarse alimentos y calidad de vida, debió estudiar la manera para sobrevivir
mientras su especie se incrementaba. El uso de diferentes técnicas para alivianar el
trabajo eran poco desarrolladas, pasaron miles de año para que el hombre pudiera
dominar el fuego, inventar la rueda, pudiéndose observar como primero con el cincel,
luego con la lanza, seguidamente con el rastrillo, posteriormente con el taladro
neumático y hoy con la computadora; el ser humano fue creando sus herramientas de
trabajo acordes a la época, con diferentes tecnología que va adaptándose al
comportamiento y al paradigma de calidad de vida de las personas (Gregorovius, 2009).
La idea misma de producto o producción humana estaba completamente ausente en la
antigüedad. El avance de la civilización y la aparición de organizaciones sociales
características por el asentamiento de las familias, impuso la realización de tareas
agrícolas y ganaderas. Los instrumentos de producción que se utilizaban dependían de
la fuerza muscular del hombre que era ayudado por los animales a los que había logrado
domesticar (Dumont, 1982). El jefe de la familia era secundado por todos los miembros
y trabajaban mientras hubiese luz solar; por tanto vida y trabajo se confundían en una
misma concepción: el campesino construía su vivienda, fabricada y reparaba sus
herramientas. Así también, se procurada la alimentación. Estos asentamientos dieron
paso a los nuevos estilos de vida social, y a la propiedad privada. De igual forma
aparecen diferencias entre quienes poseían y no poseían la propiedad, quienes poseían la
propiedad eran la clase dominante y quienes no la poseían eran los dominados
(Braverman, 1987)
Sociedad esclavista
Las primeras sociedades esclavistas datan de hace 8000 años aproximadamente y tienen
sus antecedentes en forma paralela y como resultado de las continuas guerras de
conquista, que fueron generando la esclavitud. Ya que los derrotados eran tomados
prisioneros para ser utilizados como esclavos en minas, talleres, reparación de caminos,
construcción, tareas domesticas, etc… En las sociedades esclavistas comenzó a aparecer
la escritura y un mayor uso de técnicas, permitiendo avance del hombre en la búsqueda
constante de su propio perfeccionamiento, pero esto lo llevó también a someter a otros
seres humanos (Rieznik, 2001). Durante la sociedad esclavista el sector productivo lo
constituían los esclavos quienes realmente producían, los amos se limitaban a cuidar lo
que producían los esclavos y someterlos para que continuaran produciendo y
aumentaran lo producido. Para tener más terrenos, defender lo conquistado, obtener
religiones, ya que con esto la diferencia de clase se justificaba como algo natural y de
origen divino (Bialostosky, 2001).
La esclavitud fue considerada por las más diversas civilizaciones como la forma natural
y más adecuada de relación laboral. Las sociedades esclavistas más importantes eran la
egipcia, la griega, la romana y algunas de oriente. Pero sin lugar a dudas la más
representativa fue la griega. Los griegos de la edad de oro pensaban que sólo el ocio
recreativo era digno del hombre libre (García, 1981).
En esa época para evitar peligros y molestias lo habitual era matar al prisionero, por lo
cual la esclavitud llego a ser considerada como un acto humanitario, que incluso fue
reglamentada por el derecho romano (Bialostosky, 2001). Es decir, la esclavitud era
una pena de muerte conmutada en cautiverio. Los esclavos eran considerados como una
cosa u objeto (a la manera de las bestias de carga) y no como seres humanos y como tal
su fuerza de trabajo era alquilada, siendo la utilidad de la locación para el dueño del
esclavo. El esclavo carecía de derechos y se le ocupaba en cualquier labor de
producción. (García y Münch, 1999).
En el mundo griego se juzgaba que la cualificación y la distinción entre actividades era
algo esencial, el trabajador era esclavo, no era hombre; el hombre no trabajaba. Aunque
no hay una palabra para designar al trabajo, se identificaba con tres sustantivos que
designaban, su modo, actividades que hoy identificamos con el acto propio del trabajo:
labor, proesis y praxis (Rieznik, 2001). Labor, refería a la disposición corporal en la
tareas pertinentes del hombre para mantener su ciclo vital y por lo tanto, de la
perpetuación de la especie, bajo el dominio de los ritmos propios de la naturaleza y del
metabolismo humano. Poesis, define en cambio, al trabajo que no se vincula a las
demandas de la sobrevivencia; es el hacer y la creación del artista, del escultor, del que
produce un testimonio perenne y libre (no asociado a las exigencias inmediatas de la
producción de su vida). Praxis, finalmente, es la identificación de la más humana de las
actividades. Su instrumento es también algo específicamente humano: el lenguaje, la
palabra y su ámbito privilegiado es la vida social y política de la comunidad, de la polis.
Mediante la praxis el hombre se muestra en su verdadera naturaleza de hombre libre y
consecuencia de animal político, de ciudadano, de miembro de una colectividad, que es
lo que le da sentido su vida individual. Como ha sido señalado al respecto el concepto
de “derecho natural del individuo” es inteligible para los griegos (Mezaros, 1970 y
Martín y Schumann, 1998).
De ello nos dan cuenta ilustres pensadores como Platón y Aristóteles en Grecia; Cicerón
y Seneca en Roma. Con relación a la servidumbre natural, Aristóteles expuso que
algunos por naturaleza son libres y otros esclavos, ya que el hecho de ser hombre no
necesariamente lo hace libre, porque le sirve a otros, por consenso, pero de igual forma
es una relación servil (Barnes, 1984). En tal sentido, la ciencia del señor consiste en
saber usar a los esclavos, éste debe simplemente “saber mandar lo que el esclavo debe
saber hacer” (Wells, 1974). Son esclavos por naturaleza aquellos que difieren tanto
entre sí como el alma del cuerpo. La tesis aristotélica de la servidumbre natural
menciona que la intención de la naturaleza es hacer diferentes los cuerpos de los
hombres libres y de los esclavos: los últimos, son robustos para el servicio necesario;
los primeros, erguidos e inservibles para esta ocupación, pero útiles para la vida de la
ciudadanía. El filósofo afirma que la servidumbre es justa y conveniente cuando la
naturaleza determina que algunos hombres sean libres y otros esclavos. Por tanto,
estima que habrá esclavos por efecto de la ley y de las guerras (Ortiz y Riaño, 1984).
Aristóteles considera que la finalidad de la actividad tenia extrema importancia, pero
dicho fin no se podría restringir a la utilidad de las actividades. Así mismo, entendía
que las actividades son útiles (leer y escribir, por ejemplo, era útil para la administración
de la casa; el dibujo para evaluar el trabajo de los artesanos), pero las actividades, a su
entender, debían perseguir siempre la utilidad. “Buscar en todo la utilidad es lo que
menos se ajusta a las personas libres y magnánimas”. Era también preciso preguntarse,
según él, en que modo determinadas actividades contribuyen a la formación del carácter
y del alma (Barnes, 1988).
En suma en aquellos tiempos el ocio era mucho más valorado que en la actualidad y
más apreciado que cualquier tipo de trabajo. De ahí que para Aristóteles el trabajo y el
ocio son necesarios, pero el ocio es preferible tanto al trabajo como a su fin.
Claramente se ve en la sociedad esclavista que la posesión de esclavos era un hecho
habitual, natural, considerado lógico, en tanto que la idea de establecer la abolición de
es estado de cosas era considerado como artificial e impracticable (Wells, 1974). Al
llegar la edad media (Periodo comprendido desde la caída del Imperio Romano de
Occidente, año 476, hasta la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos,
año 1453) las costumbres se modificaron: la organización feudal de la sociedad
atenuaba las características de la esclavitud pero sustituía el término por el de
servidumbre.
Sociedad feudal
Al llegar la edad media, se fue desarrollando el régimen feudal, el cual había excluido la
“esclavitud”. Se menciona así, porque era una forma de suavizar la esclavitud, los
hombres aunque libres se agrupaban ante un señor feudal que poseía los elementos para
protegerlos, pero a cambio se celebraba un contrato de fidelidad o alianza (foedus) por
el que el señor feudal se comprometía a proteger y defender a los siervos y sus familias
a cambio de que ellos presten servicios. El feudalismo fue el producto de la síntesis de
formas germánicas y romanas, que dieron origen a un nuevo orden social (Aizpuru y
Rivera, 1994). Se puede señalar que su origen fue posterior a la caída del Imperio
Romano, pero como ya se había señalado, el desarrollo de la historia y de las fuerzas
productivas no era uniformes, de hecho todavía hoy en día se mantienen sociedades y
actitudes feudales.
Es por esta razón el feudalismo es una formación social y económica caracterizada por
el predominio de la economía agraria y la que buena parte de la población, en distintos
grados, según los países, estaba sujeta personalmente a los propietarios o a la que
trabajaban. Se formó una organización social en su conjunto, en todos los niveles,
desde el económico hasta el ideológico, pasando por el institucional y político (Álvarez,
1999).
Ser hombre de otro hombre, servía para expresar la dependencia personal, fuese cual
fuese la naturaleza jurídica exacta del vínculo y sin que sirviese de óbice ninguna
distinción de clase. El conde era el hombre del rey como el siervo era de su señor rural.
Las relaciones sociales se caracterizaron por un régimen de servidumbre, donde la idea
se refería al elemento común: la subordinación de un individuo a otro (Braverman,
1987).
Los hombres que no eran terratenientes, se agrupaban alrededor de alguien sumamente
poderoso. El vasallo no está ligado al señor feudal sino a la tierra por consiguiente si
cambiaban de propietario también cambiaba la dependencia de los vasallos (Álvarez,
1999). El hombre al estar ligado a la tierra que cultivaba, compartía con el señor feudal
los frutos obtenidos, y en caso de cesión de la tierra a otro dueño la transacción
comprendía la vasallo que en ella trabajaba (Braverman, 1987 y Martin y Schuman,
1998).
La idea de un vehículo contractual individual entre el rey y sus vasallos, fue práctica
común en la época feudal. El único señor verdadero era el que daba algo. El jefe de un
grupo de vasallos, como todo patrono, tenia dos opciones en cuanto a la remuneración
que debía dar a sus vasallos: podía retener al hombre en su vivienda, alimentarlo y
vestirlo a su costa, o bien, atribuyéndole una tierra, al menos unas rentas fijas sacadas
del producto de la tierra y dejarle a su propio cuidado la tierra. A esto se llamaba
Chaser en los países de lengua francesa, o sea la casa, dotarle de una vivienda particular
(Smith, 1987).
En esta época el trabajo en general no gano mayor aprecio. Desde la perspectiva
cristiana hay una inclinación a justificar el trabajo, pero no verlo como algo valioso.
Los pensadores cristianos hacían referencia al principio paulino “quien no trabaja no
debe de comer…”, pero entendían que el trabajo era un castigo o cuando menos un
deber. Se justificaba el trabajo por la maldición bíblica y por la necesidad de evitar
estar ocioso. Como se debe observar el ocio comienza adquirir otra connotación algo
distinta a la del mundo antiguo. Sin embargo, la vida monástica dedicada a la
contemplación se valora mejor que el trabajo. Para legitimar esta acepción al principio
paulino, filósofos como Santo Tomas argumentan que el trabajo es un deber que
incumbe a la especie humana, pero no a cada hombre en particular (Lafargue, 2011).
El feudalismo entro en crisis por alguna de las siguientes circunstancias (Pastor, 2000):
A) Los empleadores, de la clase dominante, eran los señores de la nobleza y el clero,
que reciben territorios del rey en agradecimiento a los servicios prestados.
B) El trabajador es el ciervo que ha debido someterse al señor par a sobrevivir en
aquella época de constantes luchas. Ya es persona, aun cuando el poder del señor sobre
el no se limite la fuerza laboral, pues también lo vincula de pleno por el deber de lealtad
y fidelidad entregando una parte de los frutos obtenidos en la labor; por fin, se llega a la
prestación en dinero, por laque se obliga a pagar una renta o cantidad en metal.
C) Los artesanos, comerciantes y siervos fugitivos, se establecen en poblaciones,
muchas de ellas francas y libres, sin vinculación feudal, bien por los fueros otorgados
por los reyes, bien por sus propias milicias urbanas, que se afectan con éxito a las
mesnadas señoriales (Pastor, 2000).
Quizá por influencia del derecho feudal, el trabajo se articula también aquí en gremios o
asociaciones obligatorias de derecho público: quien quiera trabajar en un oficio debe
ingresar en el gremio correspondiente sin otra opción y ascender en los grados de
aprendiz y oficial hasta poder independizarse como maestro (empresario). Con el
tiempo los maestros imponen largos periodos de aprendizaje, duros exámenes de
oficialía y de maestría y elevadas por examen, cortando el paso al ascenso. Los
estatutos gremiales imponen, además, numerosas trabas en materia de precios, de
fabricación, en números de maquinas por taller, etc.., para evitar la competencia en el
oficio (Ojeda, 1983).
El desarrollo del comercio marítimo y su repercusión en el comercio terrestre, gracias a
las ferias internacionales y los descubrimientos de las indias orientales y occidentales,
amplía el mundo conocido y el comercio de manera insospechada. En el siglo XII, los
señores apremiados por necesidades económicas, concedían carta de liberación que,
aunque no desligaba por completo al siervo de los vínculos feudales fijaban las rentas
determinadas que debían pagar y les concedían derechos civiles (Gould, 1996).
Los mercaderes, propietarios, villanos de la ciudad; todos aspiraban a la libertad que los
debía emancipar del dominio del señor y desde mediados del siglo XI hasta mediados
del siglo XIII se sublevaron y lograron por fuerza su independencia, que los señores les
concedieron por contrato.
La pequeña burguesía también se benefició, así como las personas de oficio que estaban
bajo la dependencia del señor, proveyendo el castillo, de pan de trajes, etcétera. El
declive definitivo del sistema feudal en Europa se produjo entre los siglos XVI y XVII,
sustituido por las relaciones capitalistas de producción.
La sociedad de la revolución industrial
La revolución comercial que se genero transformo la historia del hombre, permitiendo
la sustitución progresiva paradigmas económicos y sociales medievales. En tanto que la
revolución industrial presento como signo distintivo la introducción de modificaciones
de fondo al sistema económico y consecuentemente al sistema social de la época.
Dando así a l nacimiento de la industria y el desplazamiento moderno del centro de la
producción del campo a la ciudad (Cipolla, 2000). Entre los siglos XVI y XVIII, los
mercados crecieron y se multiplicaron. Ofreciendo así una mayor cantidad y diversidad
de mercancías. Este fenómeno ocurrió a causa de que la población europea creció, por
lo tanto la expansión del comercio y el mejoramiento de los medios de transporte y
comunicación. Las ciudades se convirtieron en los centros de actividad bancaria y
mercantil, política, intelectual, científica y religiosa (Pastor, 2000). Por ello fueron
espacios más atractivos y concurridos. Fue en Inglaterra donde se dieron las
condiciones para la industrialización, debido a las circunstancias de lograrse notables
progresos técnicos. En 1760 la creación de la máquina de vapor por Watt generó el
desarrollo de numerosas actividades industriales y el agrupamiento de gran número de
trabajadores, en especial en la industria textil. Lo que posibilitó que las máquinas de
vapor también se aplicaran al transporte (navegación y ferrocarril), el consecuente
desarrollo vertiginoso de la industria del hierro y el mejoramiento de las
comunicaciones a través del telégrafo fueron el cimiento de la industria moderna
(Pastor, 2000).
Rápidamente se multiplicaron las fábricas y los molinos. Miles de campesinos
abandonaron los campos y se genero la existencia de grandes concentraciones de
obreros en tareas fabriles. Se verifica también el desordenado desarrollo de las
ciudades, que en muchos casos, se convierten en sinónimo de aglomeración y
contaminación. El exceso de mano de obra a causa de la migración y de progresos
tecnológicos y las periódicas crisis de sobreproducción por afán de acumulación de
riquezas que inspiraba a la nueva clase de propietarios, generaron situaciones de
explotación y miserias graves (Braverman, 1987).
La jornada laboral hasta mediados del siglo XIX era de doce a catorce horas y debido a
la demanda explosiva de mano de obra, se llegó a utilizar a menores y mujeres en la
realización de tareas peligrosas y penosas. La concentración poblacional y la vida en
las ciudades son modificaciones sociales que impuso la Revolución Industrial que se
caracterizó, además de los horarios prolongados, por malas condiciones de trabajo,
insalubridad, inseguridad y bajo nivel de las remuneraciones siendo los peores pagos a
los menores y las mujeres (Pliego, 1997). Así mismo se sometió a los obreros a
trabajar a más por menos o el mismo pago, obteniendo los burgueses más riqueza.
Provocando descontento entre el proletariado, los trabajadores. Dando como resultado
los movimientos sociales. Los cuales tenían como propósito denunciar abusos de las
empresas industriales en perjuicio de los trabajadores. Dando como resultado los
movimientos sociales. Los cuales tenían como propósito denunciar abusos de las
empresas industriales en perjuicio de los trabajadores, estos movimientos dieron
comienzo en 1769 y se tradujeron en huelgas y manifestaciones populares que fueron
respondidas con represión (Braudel, 1986).
En 1850 en Inglaterra y parcialmente en Estados Unidos de América queda dispuesta la
jornada de diez horas para todos los obreros. En este último país donde el reclamo
generalizado para que se limite la jornada de trabajo a ocho horas diarias tiene más
fuerza, a tal punto que para lograr el objetivo sistemáticamente se organizaban huelgas y
manifestaciones. Durante el desarrollo de una huelga, realizada en la ciudad de
Chicago, el primero de mayo de 1866 se produce una represión durísima y sangrienta.
Esa fecha se conmemora anualmente como el “Día Internacional del Trabajo”
(Braverman, 1987).
Gracias a este antecedente las grandes luchas de los trabajadores a finales del siglo XIX,
cuyos esfuerzos y muerte por conseguir mejores condiciones laborales como: salario
digno sin distinciones de sexo, religión, estado civil o procedencia, pudiera satisfacer
todas sus necesidades de vivienda, alimentación, educación, vestido y recreación, dieron
inicio a las garantías de las cuales gozan los obreros actualmente como: jornada laboral
de ocho horas diarias, periodo de vacaciones, derecho de reunión y trabajo en
condiciones higiénicas, entre muchas más. Esto fue decretado en el Congreso Obrero
Internacional celebrado en París en 1889 (Ojeda, 1983).
A través de todos esos años se tuvo en cuenta que la reducción de la jornada de trabajo
representaba que la producción material individual disminuyera y que a su vez
aumentara el nivel de educación por aprovechamiento del tiempo libre, produciendo un
sustancial mejoramiento no solo de la preparación para el trabajo sino también del
bienestar físico, moral e intelectual de los trabajadores, logrando de este modo la
dignificación del ser humano (Hardy, 1999).
Sociedad contemporánea
En la actualidad, el trabajo es realizado a cambio de un salario. Así, el trabajador vende
su fuerza de trabajo en el mercado y recibe una remuneración por éste. El empleador,
por su parte, contrata personal con la finalidad de percibir una ganancia. Los intereses
de los trabajadores están protegidos por los sindicatos, que negocian colectivamente los
salarios según cada sector en particular. Además de esta protección, los trabajadores
están amparados por el conjunto de leyes laborales. La falta de trabajo o desempleo es
uno de los males sociales y económicos que los estados deben combatir. Desde el punto
de vista económico, significa una forma de despreciar recursos valiosos, y desde el
punto de vista social, lleva a situaciones de pobreza e indigencia.
El trabajo se convirtió, por otra parte, en el lugar privilegiado de creación de solidaridad
de las clases trabajadoras, pero al mismo tiempo otros factores de sociabilidad fueron
desestimados (los lazos comunitarios, las identidades colectivas no basadas en el
trabajo, etc.). El pensamiento moderno inventó al individuo y a partir de esta creación
se vio en la necesidad de explicar la construcción de la sociedad. Lo hizo mediante los
modelos contractualistas de Locke, de Hobbes o de Rouseau, pero también a través del
artificio smithiano conforme al cual la división del trabajo y comercio juegan un papel
fundamental en la formación y estructuración de la sociedad (Parry, 1988 y Thompson,
1995).
Los rasgos del trabajo aquí descritos están de alguna manera presentes en nuestras
actuales concepciones. Algunos de ellos, como la noción del ocio, han sufrido
recientemente modificaciones pero no tanto como para alterar la idea de la superioridad
del tiempo entregado al trabajo sobre el dedicado a otro tipo de actividades (Arendt,
1993).
La era moderna incorporo a la consideración del trabajo aspectos muy poco positivos,
sin embargo en el curso de la misma el trabajo alcanzo una trascendencia en la
conformación de la sociedad como nunca tuvo en épocas anteriores (Naredo, 1997). La
crisis económica actual, sin embargo, exige la puesta en cuestión de una buena parte de
las ideas heredadas sobre el trabajo, aunque ello no resulta nada fácil. Por ejemplo,
Arendt (1993) considera que la forma en cómo se ha exaltado al trabajo, ha traído como
consecuencia una sociedad de trabajo y que por esta misma razón puede llegar a ser
contraproducente ya que se trata de trabajadores que aún no conocen actividades
significativas donde pueden ganar su libertad de este tipo de sociedad capitalista.
En conclusión el trabajo tiene un papel central en la vida de la mayor parte de las
personas adultas y es también una construcción social y un pilar fundamental de la
sociedad humana. Una actividad laboral satisfactoria contribuye a dar sentido a la
propia existencia, mejorar la salud y al autoestima, las relaciones sociales y el estatus
socioeconómico. Las empresas, organizaciones e instituciones son ámbitos donde los
individuos pasan la mayor parte del tiempo en estado de vigilia. Es por esto que es
importante conocer a las organizaciones y cómo la psicología interviene, para que los
trabajadores se desenvuelvan en las mejores condiciones dentro de su área de trabajo.
Capítulo II
Psicologia y Organización
II.I Definición de Psicología Industrial / Organizacional y Laboral
La psicología se define como ciencia fáctica, y se considera tanto ciencia social como
natural: Su objetivo principal, es el estudio científico para la predicción y el control del
comportamiento de la conducta humana y animal. Procurando en forma sistemática el
entendimiento de cómo y por qué las personas actúan como lo hacen (Alonso, 2002). Y
gracias a las aportaciones realizadas por la psicología, sociología y otras ciencias
sociales, se ha avanzado notablemente en el intento de lograr explicar y predecir el
comportamiento de los individuos en el trabajo. Las aportaciones de los conocimientos
psicológicos son aplicables evidentemente para las personas en su trabajo, ya que
constituyen la materia de la psicología industrial y organizacional (Siegel y Lane, 1980).
En la actualidad, la mayoría de las personas todos los días entran en contacto con
organizaciones, ya sea porque trabajan en ellas o porque interactúan con ellas. Sin
embargo, nos encontramos con otro término importante que se necesita entender y que
no se puede dejar pasar, y es; organización. ¿Qué es una organización? Una
organización es, una unidad social rigurosamente coordinada, compuesta de dos o más
personas, que funciona en forma relativamente constante para alcanzar una meta o
conjunto de metas comunes (Spector, 2002). Para cualquiera que trabaje en alguna
organización, seguramente su vida laboral tendrá alguna influencia de la psicología. Por
ello el papel que el psicólogo ejerce en el “desarrollo” de los individuos desde su
disciplina, algunas veces la trasciende (Enciso y Perilla, 2004). El estudio del
comportamiento organizacional es confundido por la enorme cantidad de términos que
se intercambian y se han utilizado como sinónimos: psicología aplicada, industrial,
ocupacional, organizacional y laboral utilizándose indistintamente. Además, se recurre
a expresiones como comportamiento organizacional, psicología industrial y
organizacional.
Entonces ¿qué es la psicología organizacional? ¿Qué es psicología industrial? ¿Y la
psicología laboral es igual? ¿Son sinónimos? Por esto mismo, antes de dar una
definición precisa de psicología organizacional, industrial o laboral, es necesario
puntualizar que esta área es uno de los campos de más amplio ejercicio, considerando
además sus diferentes variantes: psicología industrial, psicología de trabajo, psicología
empresarial, psicología ocupacional, etc. E intentando dar respuesta, se presentan las
diferentes terminologías.
Psicología industrial. Posiblemente el primer término utilizado en esta área; reflejaba
los intereses iniciales de los especialistas en psicología aplicada, a muchos de los cuales
les interesaba los factores ambientales y físicos en el trabajo (factores humanos), la
ergonomía y los grupos humanos (Mazabel, 2000).
La psicología industrial moderna estudia el comportamiento con el propósito de
aprovechar al máximo la potencialidad de ejecución y satisfacción personal. Por lo
tanto, tiene responsabilidades para con los empleados y los patrones. El psicólogo
considera el comportamiento como una función de los factores provocadores
(condiciones-estímulo) y de las variables concurrentes que determinan la manera como
algunos individuos percibirán e interpretarán los estímulos (Vargas, 2007).
Shein (1980) considera a la psicología industrial como la precursora que estudiaba
tradicionalmente, los fenómenos psicológicos dentro de las industrias en las décadas de
1920, 1930 o 1940.
Asimismo Zepeda (1999), lo define como la rama de la psicología que se dedica al
estudio de los fenómenos psicológicos individuales al interior de las industrias, y de
cómo a través de las formas que los procesos industriales ejercen su impacto en las
personas.
Por otro lado Mazabel (2000), lo define como la rama de la psicología que estudia la
interrelación entre los trabajadores y la empresa. La psicología industrial desarrolla y
aplica las técnicas psicológicas a la administración del personal, a la dirección, y a los
problemas del mercadeo. Observa los detalles de trabajo y entrevista a trabajadores y
supervisores para establecer los requisitos de los trabajos físicos, mentales, educativos,
y otros. Desarrolla las técnicas de entrevista, tasando, evaluando y aplicando pruebas
psicológicas para evaluar habilidades, aptitudes, e intereses en la selección, colocación,
y promoción. Organiza programas de entrenamiento, aplicando principios de
aprendizaje y considera las diferencias individuales, además evalúa y mide la
efectividad de entrenamiento a través de métodos diversos, efectúa análisis estadísticos
de proporción a la producción, estudios y aplicaciones para la reducción de accidentes,
para la reducción del ausentismo, y el mejoramiento de la producción.
De hecho Jiménez, Montero, Rodríguez, y Trejos, (2010) consideran a la psicología
industrial como los procesos de productividad que están en búsqueda del máximo
desempeño del trabajador. Partiendo del hecho social de que los hombres se reúnen
para trabajar en común en la empresa y se relacionan entre sí de diversos modos, en un
plan de igualdad, superioridad o inferioridad. La psicología organizacional va más allá
de los procesos de productividad como se verá a continuación.
Psicología organizacional. Malvezzi (2000) la define como el conocimiento
multidisciplinar del comportamiento de individuos y grupos, en el marco de la
estructura y funcionamiento de las organizaciones. Ya que estudia el contexto social del
trabajo con temas como la motivación, satisfacción en el trabajo, relaciones personales y
tipos de liderazgo.
La psicología organizacional es el estudio de la forma en que las personas se reclutan,
seleccionan y socializan en las organizaciones; de la manera en que son recompensadas
y motivadas; de la forma en que las organizaciones están estructuradas formal e
informalmente en grupos, secciones y equipos por lo que investiga cómo surgen y se
comportan los líderes. También analizan la manera en la cual las organizaciones
influyen en los pensamientos, sentimientos y comportamientos de todos los empleados a
través del comportamiento real, imaginario o implícito de los demás en su organización.
La psicología organizacional es el estudio del individuo en las organizaciones, pero
también se encarga de estudiar a grupos pequeños y grandes y la influencia de la
organización como un todo en el individuo. Para Furnham (2001) la psicología
organizacional es una ciencia relativamente joven, al igual que las ciencias cognitivas,
se trata de una disciplina híbrida que complace derribando fronteras disciplinarias.
Ahora bien, la psicología organizacional es una disciplina que investiga el influjo que
los individuos, grupos y estructura ejercen sobre la conducta dentro de las
organizaciones, a fin de aplicar esos conocimientos y mejorar la eficacia de ellas (Kahn
y Katz, 1993).
Ello significa que es un campo bien definido de estudio, con un acervo común de
conocimientos. Estudia fundamentalmente tres determinantes de la conducta de las
empresas: individuos, grupos y su estructura. Además es una ciencia aplicada ya que
emplea el conocimiento obtenido sobre los individuos y grupos, analizando el efecto
que la estructura tiene en el comportamiento con el objeto de que las empresas
funcionen con mayor eficacia.
Cabe mencionar que la psicología organizacional pone a disposición sus hallazgos en un
fenómeno social llamado organización, pero en ella se conjugan otras disciplinas que no
deberían ser ajenas, como lo son la sociología, la antropología, la administración, la
ingeniería y la economía, entre otras. Este término es utilizado en la aplicación de la
psicología en escenarios laborales, idéntico a los términos de psicología de los negocios
y psicología organizacional (Noe, 2006). Los psicólogos organizacionales aconsejan a
los trabajadores para mejorar el trabajo y sus ajustes personales. Dentro de la psicología
organizacional se investigan las conductas, realizando estudios de estructura orgánica,
de sistemas de comunicaciones, de interacciones de grupo, y de los sistemas
motivadores, así como recomendando los cambios para mejorar la eficacia y efectividad
de los individuos, unidades organizacionales, y organización (Muchinsky, 2007).
Investiga los problemas relacionados con el ambiente físico de trabajo, tales como la
iluminación, ruido, temperatura, y ventilación, realizando las debidas recomendaciones
para aumentar la eficacia. El psicólogo organizacional apoya en la disminución de
accidentes, realizando estudios de las conductas para determinar la naturaleza de la
vigilancia eficaz y de la dirección (gerencia, supervisión) eficaz; y también para analizar
los factores de la moral de trabajo y la motivación (Rodríguez, 1985).
Psicología organizacional es la aplicación de los conceptos, conocimientos, habilidades,
técnicas y metodologías propias de la psicología con aplicabilidad en contextos
laborales, con el objetivo de generar bienestar económico, social, de salud, ambiental y
mental a cada uno de los miembros de la organización incluyendo a empleados, obreros,
trabajadores, gerentes y hasta a socios (Rodríguez, 1985). La psicología organizacional
tiene por objeto de estudio a la institución (empresas corporaciones o clubes) haciendo
más énfasis en el grupo de integrantes y puede darse en ámbitos laborales o no
laborales, con gente que son empleados o no (Hardy, 1999).
La psicología organizacional se dedica al estudio de fenómenos psicológicos
(comportamiento, sentimientos, actitudes, valores) individuales al interior de las
organizaciones, y a través de las formas en que los procesos organizacionales
(contrataciones, comunicación, capacitación, desarrollo, satisfacción laboral) ejercen su
impacto en las personas. Orientando a los individuos a formar parte de la organización
(Spector, 2002). La psicología organizacional, en resumen, se ocupa del estudio de lo
que la gente hace en las empresas y de la manera en que el comportamiento afecta el
desempeño de una empresa. Y cómo esta disciplina se interesa específicamente en los
ambientes relacionados con el empleo, se centra en el comportamiento relacionado con
los puestos, el trabajo, el ausentismo, la rotación de personal, la productividad, el
rendimiento humano y la administración. El siguiente tipo de psicología relacionada al
trabajo, busca la relación que existe entre los trabajadores y el ambiente laboral.
Psicología laboral. Un término relativamente nuevo, utilizado primordialmente por
psicólogos europeos para referirse a la psicología en los negocios, industrial,
ocupacional, organizacional y vocacional. Su simplicidad resulta sorprendente, pero
una vez más es posible que algunos investigadores sin grado de psicólogos se resistan a
su uso (Schultz, 1997).
La psicología laboral es una disciplina que estudia el comportamiento humano dentro
del trabajo y sus campos de estudio son múltiples, cada uno con cada función particular
en una empresa. Según Robbins (1999) la psicología laboral es el estudio científico de
la relación entre el hombre y el mundo de trabajo: el estudio de la gente, a los lugares a
los que va, a la gente que se encuentra y las cosas que hace en el proceso de “hacerse un
sitio”. Por otra parte, Blum y Taylor (1996) definen la psicología laboral como la
aplicación o extensión de los hechos o principios psicológicos a los problemas que
conciernen a los seres humanos que operan dentro del contexto de los negocios y la
industria.
La psicología laboral se preocupa por aplicar el conocimiento para resolver problemas
en el mundo del trabajo. Los hallazgos de la investigación psicológica son usados para
contratar mejores empleados, reducir el absentismo, mejorar la comunicación, aumentar
la satisfacción en el trabajo y resolver problemas de salud en el trabajador. La
psicología laboral está dividida en varios campos como psicología de personal,
comportamiento organizacional, consejo vocacional y de carrera, desarrollo de las
organizaciones, las relaciones industriales, entre muchas otras; cada uno con una
función en particular dentro del mundo laboral (Dunnette, 1999).
De acuerdo a Kahn y Katz, (1993) la psicología laboral es aplicable en todo ámbito de
trabajo, allí se hace selección de personal, capacitación, evaluaciones de desempeño,
evaluación de climas de trabajo, testeo del grado de satisfacción de los empleados.
Munuera (2002) define a la psicología laboral como la ciencia psicológica aplicada que
tiene por objeto el estudio de la conducta humana en el trabajo y como fin, el mejorar
esta conducta haciéndola satisfactoria para el individuo y más útil para la sociedad.
Spector (2002) puntualiza diciendo que es el campo de la psicología que se encarga de
estudiar la conducta del individuo dentro de su ambiente de trabajo así como la
influencia que tiene la estructura y el tamaño en las empresas, comprende el desarrollo y
la aplicación de principios científicos en el trabajo.
La psicología laboral se encarga de estudiar el comportamiento del ser humano en el
marco del trabajo, enfatizando el estudio de problemas psicológicos en el entorno
laboral. Buscando satisfacer las necesidades de los trabajadores. Por medio de su
objeto de estudio que es la conducta del ser humano en el contexto del trabajo, desde
una perspectiva individual, grupal y social. Y cuyo objetivo principal es la mejora de la
calidad de vida laboral de los trabajadores. Partiendo de los procesos laborales, al
estudiar las reglas, bajo las condiciones de trabajo cotidianas (Muchinsky, 2007).
A medida que los psicólogos extienden su ámbito de investigación se obtiene un mayor
campo de trabajo organizacional. Los hallazgos de la investigación psicológica son
usados para contratar mejores empleados, reducir el absentismo, mejorar la
comunicación, aumentar la satisfacción en el trabajo y resolver otros problemas (Siegel
y Lane, 1980). La psicología se relaciona con la organización a través de los recursos
humanos. La fusión de estas ramas de la psicología que en los últimos años se ha
venido dando ha hecho ver los problemas dentro de las empresas y organizaciones de
una forma holista considerando a la persona como un todo, a la organización como un
todo, como un auténtico sistema social interactuante entre sí y con el medio que lo
rodea. Al estudiar el comportamiento humano dentro de las organizaciones se hace
desde una perspectiva global para poder comprender todos los factores que en él
influyen (Ramos, 2001). Entonces para concluir y dejar claro, todos estos términos
tienen en común el área laboral ¿Se pueden considerar igual? Quizá considerarlas
iguales no, pero, similares si, debido a que seleccionan personal para la industria,
capacitan y evalúan desempeños en la industria. Sin embargo, los principales temas del
área no se pueden categorizar como estrictamente industriales u organizacionales o
laborales. Por ejemplo, la motivación es importante para los asuntos de la psicología
industrial en relación con la eficiencia y el desempeño de los empleados, pero también
resulta de gran relevancia en la preocupación de la psicología organizacional por la
felicidad y bienestar de los empleados además de que para la psicología laboral busca el
beneficio de la organización y de sus integrantes por medio la salud física y mental
(Furnham, 2001). Por lo tanto cualquiera de los términos es válido, ya que son
similares y como una complementa a la otra, para tener una mejor perspectiva se
tomará como concepto final el de psicología industrial / organizacional y laboral
definiéndola como:
Una ciencia de la conducta y otras variables cognitivas humanas, que pone más interés
en el trabajador, ocupándose de entender el comportamiento y de fortalecer el
bienestar y salud de los empleados. Utilizando teorías psicológicas de la cognición,
motivación y aprendizaje entre otras, para describir, predecir y controlar la conducta
humana en el trabajo y las organizaciones. Por lo tanto es una disciplina que se dedica
básicamente a temas como reclutamiento, selección, capacitación, desarrollo y
evaluación de desempeño. Con el deseo de revalorizar el trabajo humano a fin de
mejorar la eficiencia; fundamentada en la economía de la producción, y por
consiguiente, en la productividad de los empleados.
II.II Historia de la psicología en la industria y organizaciones
La psicología como ciencia tiene más de 100 años de iniciada. Sin embargo, la rama de
la psicología que pone un especial interés en el trabajador en el ámbito empresarial, se
origino en la psicología experimental con los libros de; Vocación y aprendizaje (1912) y
Psicología y eficiencia industrial (1913), de Münsterberg, ambos fueron los primeros
textos en este campo y tratan temas como; aprendizaje, ajuste a las condiciones físicas,
la economía de movimientos, la monotonía, la fatiga, la compra y la venta, métodos de
selección de personal, métodos de incremento de la eficiencia en el trabajo y técnicas de
mercado y publicidad (Hergenhahn, 2001).
Münsterberg junto con Scout (quién estudió con Wunt en 1900 y publicó el primer libro
sobre psicología de la publicidad) son considerados los psicólogos fundadores en esta
área. Ya que Scout, años antes de colaborar con Münsterberg, escribió otros artículos
relacionados a la industria de la publicidad en 1902, y el libro The Theory of
Advertising, el cual puede considerarse como uno de los primeros libros en el que se
trata al mismo tiempo los temas psicológicos y laborales (Enciso y Perilla, 2004).
Sin embargo con los estudios Hawthorne realizados en 1929 en la planta de la Western
Electric Company, se abrió un nuevo campo de investigación y aplicación en las
organizaciones, tomando en cuenta factores como; la calidad e índole de la supervisión,
grupos informales entre los trabajadores, actitudes de éstos ante su empleo, la
comunicación y diversas fuerzas socio psicológicas (Álvarez, 1995). Y es entonces que
se complementa la investigación psicológica con los test psicológicos. Que surgen a
partir de la segunda guerra mundial. Debido a la necesidad de seleccionar y clasificar a
millones de reclutas dentro del ejército. Ya que se comisionó a un grupo de psicólogos
para que idearan un test de inteligencia general con el cual identificar a los que tenían
baja inteligencia y excluirlos de los programas de adiestramiento militar (Spector,
2002).
Adquiriendo prestigio y reconocimiento a raíz de sus notables aportes a la empresa
bélica. De hecho los jefes de gobierno estadounidense y de la industria se dieron cuenta
de que los psicólogos estaban en condiciones de resolver los problemas prácticos más
apremiantes, contribuyendo a elaborar programas de selección de oficiales, de
adiestramiento especializado y técnicas de análisis de puestos y evaluación del
rendimiento (Cronbach, 1972 y Schultz, 1997). Teniendo como objetivo principal el
seleccionar y reclutar al personal por medio de los test. Sin embargo los tests que el
ejército estadounidense había utilizado se adaptaron para el uso civil, diseñándose
después otros para situaciones de lo más heterogéneos. Se inició así un amplio e intenso
programa de tests psicológicos en las escuelas públicas, en la industria y en la milicia,
muchos de los cuales siguen aplicándose en forma sistemática. Así pues las
aportaciones de los primeros psicólogos organizacionales fueron centrándose en torno a
lo que conocemos hoy con el nombre de psicología industrial / organizacional y laboral,
la cual versa sobre la selección y asignación de la persona adecuada a un puesto
determinado (Brown, 1981).
Llevándose éste aspecto a la administración de negocios, cobrando mayor valor en el
mundo del trabajo, junto con el reconocimiento de la repercusión del ambiente
organizacional en el que se realiza el trabajo. Ya que en muchas ocasiones los adelantos
técnicos han originado ocupaciones enteramente nuevas. El advenimiento de la
computadora, por ejemplo, creó la necesidad de contar con programadores, los
psicólogos tuvieron entonces que establecer las aptitudes indispensables para realizar
bien este trabajo, el tipo de persona que las posee y los métodos óptimos para
seleccionarla y adiestrarla. Las técnicas de relaciones humanas han ido adquiriendo
mayor importancia a medida que los líderes se dan cuenta del influjo que la motivación,
el liderazgo y otros factores psicológicos ejercen sobre el rendimiento laboral
(Muchinsky, 2007).
Conforme se ha avanzado en esta área se han ampliado los roles que un psicólogo
realiza. En la actualidad, resulta evidente que la disciplina psicológica ejercida “desde
el interior” de las organizaciones, se desdibuja debido a las particularidades y demandas
del mundo empresarial (Siegel y Lane, 1980). Ya que ha ido cambiando desde sus
inicios lo que un psicólogo ha hecho dentro de las organizaciones, el rol del psicólogo
se asimila entonces al de un gestor con conocimientos y competencias
multidisciplinarios. Como lo menciona Álvarez (1995) punteando cuatro factores
asociados al papel del psicólogo en esta área: a) los criterios tradicionales de
organización formal del trabajo, basados en una mentalidad mercantilista, b) la división
jerárquica del trabajo, c) el énfasis en la labor del psicólogo de selección de personal en
mediocres condiciones, dados los altos volúmenes de rotación de personal en las
empresas y d) finalmente, las particularidades de la población a la cual se dirige la
acción del psicólogo: personas con las capacidades para asumir los ritmos de trabajo
imperantes, lo cual, en la práctica no siempre se logra. Estos cuatro aspectos estampan
una impresión de dependencia y de limitación a las intervenciones científicas y
profesionales de la psicología en el mundo laboral (Chiavenato, 1994).
Permitiendo al psicólogo hacer un verdadero aporte desde la disciplina psicológica a la
realidad organizacional y al no ser juez y parte, las implicaciones éticas son más
sencillamente dirimidas. En conclusión lo que demuestra la historia de la psicología
industrial / organizacional y laboral, es que los psicólogos han cambiado sus objetivos
conforme ha habido cambios en el mundo laboral tratando de mejorar las condiciones
de salud de los empleados en las organizaciones. Ya que el objetivo del psicólogo en la
organización es realizar un análisis de las relaciones interpersonales laborales para
optimizar su rendimiento y permitir, de esta manera, una mayor efectividad global. Es
necesario mencionar a la organización (Semana, 2004).
II. III Organización
Dado que el trabajo se volvió complejo con la jerarquización, la lucha de poderes, y el
delegar responsabilidades según el status dentro de la organización, fue dando pie a
realizar investigaciones sobre ¿qué es lo que pasa con las personas dentro del área
laboral? Con lo que se refiere a la parte psíquica del individuo y cómo el individuo se
desenvuelve dentro de éste. De hecho conforme se fue avanzando en la disciplina el
campo se fue extendiendo y el objetivo ya no se enfocaba únicamente a sólo realizar
pruebas a los empleados, sino a coordinar el esfuerzo de todos los empleados en pro de
la organización. Organizar no implica una especialización, al decir que las tareas deben
ser especificas no quiere decir que deben ser limitadas o mecánicas (Shultz, 1997). La
organización se entiende como un sistema constituido por un grupo de personas que
conforman subgrupos sectoriales, integrados por individuos interactuantes e
interdependientes, que constituyen un sistema abierto en constante comunicación con el
contexto para percibir sus variaciones y adaptarse a sus necesidades (Jiménez, Montero,
Rodríguez y Trejos, 2010).
La organización es una unidad social rigurosamente coordinada, compuesta de dos o
más personas, que funcionan en forma relativamente constante para alcanzar una meta o
conjunto de metas comunes. Las empresas de servicios y las de fabricación reúnen los
requisitos de esta definición. Ahora bien, el comportamiento organizacional es una
disciplina que investiga el influjo que los individuos, grupos y estructura ejercen sobre
la conducta dentro de las organizaciones, a fin de aplicar esos conocimientos y mejorar
la eficacia de ellas (Muchisnky, 1994).
Organizar una empresa, entidad o institución consiste en dotarla de todos los elementos
necesarios para el desarrollo de sus actividades y cumplimiento adecuado de sus
funciones para lograr los objetivos propuestos. El psicólogo se centra en factores tales
como el comportamiento relacionado con el rol, presiones que los grupos pueden
imponer sobre los individuos, sentimientos personales de compromiso hacia una
organización y modelos de comunicación dentro de una organización (Robbins, 1999).
Aplicando el conocimiento obtenido sobre los individuos y grupos, analizando el efecto
que la estructura tiene en el comportamiento con el objeto de que las empresas
funcionen con mayor eficacia (Corso y cols. 2012).
Y llevando a cabo el cumplimiento de sus actividades contando con los recursos como:
los humanos, materiales, económicos, tecnológicos, y para que la administración de
estos recursos sea eficiente, existen instrumentos o directrices que permiten apoyar la
atención o realización de tareas diarias, las cuales se constituyen en elementos eficientes
de comunicación, coordinación, dirección y evaluación administrativa (Fleitman, 2000).
De ahí que la organización se refiere a una estructura, que es la parte más típica de los
elementos que corresponden a la mecánica administrativa que alude a las funciones,
niveles o actividades que están por estructurarse más o menos de manera remota
(Grados, 2003).
II.III.I La estructura de la organización
La estructura organizativa, es la configuración de un esquema juicioso, en el que se
toman en cuenta todos los procesos de ejecución, procedimientos y relaciones que
pueden existir dentro del grupo humano, considerando para ello todos los elementos
materiales y humanos para el logro de los objetivos, así como las diferentes tareas en
que se divide el trabajo y su correspondiente coordinación (Corso y cols., 2012).
Debido a que una estructura bien diseñada proporciona bases y directrices para la
planificación, dirección y control de las operaciones y aún cuando la nomenclatura no
suele ser uniforme en las distintas empresas el orden y aun las denominaciones, cambian
de una empresa a otra (Grados, 2003 y Alhama, Alonso y Martínez, 2006). Donde los
componentes o bases que entran a formar parte dentro de la estructura organizativa son:
La alta dirección; este nivel está formado por personas que deciden el presente y futuro
de la organización, aprueban las políticas, estrategias, procedimientos, presupuestos,
etc. (Por Ej.: Directorio, consejo de administración).
Los altos ejecutivos; este está formada por personas que ejecutan las políticas,
estrategias, procedimientos aprobados por la alta dirección; también toman decisiones y
velan por la eficiente administración de los recursos.
La departamentalización; este se integra por personas, que conforman los equipos de
las secciones, divisiones operativas o administrativas, cuyas actividades son
homogéneas y, generalmente a cargo de un responsable de departamento.
Las funciones; corresponde a los procesos que se realizan en la actividad propia de la
organización, aquí las personas aplican y cumplen los procesos establecidos para el
logro de los objetivos.
Toda organización privada o pública, debe contar con políticas, estrategias,
procedimientos y normas para su desenvolvimiento, desarrollo normal de sus
actividades cotidianas, de acuerdo a su tamaño y giro, varían en el grado en el que se les
da autonomía a la gente y las distintas unidades que la conforman (Méndez, 2006). Es
por ello que es conveniente que estos componentes o bases de la estructura organizativa,
sean representadas en los denominados diagramas operativos, es decir en organigrama.
Para ofrecer una imagen resumida de la organización, mediante representaciones
esquemáticas que reflejen los diferentes niveles y posiciones dentro de la organización
(Galán y Suarez, 1997).
II.III.II Organigrama
Desde los primeros días de la industrialización, los ejecutivos se preocuparon por la
cantidad de personas y departamentos que se podían manejar con eficacia. Esta
interrogante pertenece al control administrativo que significa la cantidad de personas y
departamentos que dependen, directamente, de los gerentes. El resultado de estas
decisiones es un patrón de diversos estratos que se conoce como jerarquía. Casi todas
las organizaciones tienen una estructura que cuando traza se gráficamente, se parece a
una pirámide. A lo que se puede llamar organigrama también conocido como cartas o
graficas de organización, los sistemas de organización se representan de manera
intuitiva y con objetividad (Blum y Naylor, 1996). En las que cada puesto de jefe se
representa por un cuadro que encierra el nombre de ese puesto (y en ocasiones una
foto); la unión de los cuadros mediante líneas indica canales de autoridad y
responsabilidad. Cada una de las casillas del organigrama representa una unidad o
posición en la organización. Esas unidades están ligadas por medio de enlaces de
organización. El esquema de enlaces entre las unidades es lo que proporciona la
estructura de todo el sistema de la organización (Münch, 1999).
De acuerdo a Sayles y Strauss (1966) y Grados (2003) en la forma más pura, los enlaces
entre las posiciones se supone que representan las relaciones que existen entre las
unidades. Si no se muestran enlaces directos entre las unidades, se supone que no
existirá ninguna relación directa entre ellas. Así, el enlace de tipo piramidal asume los
siguientes tipos de relaciones entre unidades.
Casi todos los contactos toman la forma de órdenes que descienden e informes de
resultados que ascienden por la pirámide. Así como cada subordinado deberá recibir
instrucciones y órdenes de un solo superior. Las decisiones importantes se toman
solamente en la parte más alta de la pirámide. Y cada superior tiene solamente un
“tramo de control” limitado; o sea, sólo supervisa a un número limitado de individuos.
Un individuo en cualquier nivel (excepto en la parte superior y la inferior) solo tienen
contacto con el jefe situado por encima de él y con sus subordinados (Grados, 2003).
De acuerdo a Franklin y cols. (2002) y Zuani (2003) se considera la siguiente
clasificación de organigramas: Por su naturaleza, por su finalidad, por su ámbito, por
su contenido o presentación.
Por su naturaleza
Existen tres tipos que son: Microadministrativos: Corresponden a una sola
organización, y pueden referirse a ella en forma global o mencionar alguna de las áreas
que la conforman (Fleitman, 2000). Macroadministrativos: Involucran a más de una
organización (De la Garza, 2006). Mesoadministrativo: Consideran una o más
organizaciones de un mismo sector de actividad o ramo específico. Cabe señalar que el
término mesoadministrativo corresponde a una convención utilizada normalmente en el
sector público, aunque también puede utilizarse en el sector privado (De la Garza,
2006).
Por su finalidad
Informativo: Se denominan de este modo a los organigramas que se diseñan con el
objetivo de ser puestos a disposición de todo público, es decir, como información
accesible a personas no especializadas (Zuani, 2003). Por ello, solo deben expresar las
partes o unidades del modelo y sus relaciones de líneas y unidades asesoras, y ser
graficados a nivel general cuando se trate de organizaciones de ciertas dimensiones
(Zuani, 2003).
Analítico: Este tipo de organigrama tiene por finalidad el análisis de determinados
aspectos del comportamiento organizacional, como también de cierto tipo de
información que presentada en un organigrama permite la ventaja de la visión macro o
global de la misma, tales son los casos de análisis de un presupuesto, de la distribución
de la planta de personal, de determinadas partidas de gastos, de remuneraciones, de
relaciones informales, etc. Sus destinatarios son personas especializadas en el
conocimiento de estos instrumentos y sus aplicaciones (Méndez, 2006).
Formal: Se define como tal cuando representa el modelo de funcionamiento planificado
o formal de una organización, y cuenta con el instrumento escrito de su aprobación. Así
por ejemplo, el organigrama de una Sociedad Anónima se considerará formal cuando el
mismo haya sido aprobado por el Directorio de la S.A. (Hellriegel, y Slocum, 1998 y
Zuani, 2003).
Informal: Se considera como tal, cuando representando su modelo planificado no cuenta
todavía con el instrumento escrito de su aprobación (Cruz y García, 2002).
Por su ámbito
Generales: Contienen información representativa de una organización hasta
determinado nivel jerárquico, según su magnitud y características. En el sector público
pueden abarcar hasta el nivel de dirección general o su equivalente, en tanto que en el
sector privado suelen hacerlo hasta el nivel de departamento u oficina (ver fig. 1)
(Hellriegel, y Slocum, 1998 y Zuani, 2003).
Fig. 1 Organigrama general (Franklin y cols., 2002).
Específicos: Muestran en forma particular la estructura de un área de la organización
(ver fig. 2) (Münch 1999).
Fig. 2 Organigrama especifico (Franklin y cols., 2002).
Por su contenido
Integrales: Son representaciones gráficas de todas las unidades administrativas de una
organización y sus relaciones de jerarquía o dependencia (ver fig. 3). Conviene anotar
que los organigramas generales e integrales son equivalentes (Galán y Suarez, 1997).
Fig.3 organigrama integral (Galán y Suarez, 1997).
Funcionales: Incluyen las principales funciones que tienen asignadas, además de las
unidades y sus interrelaciones. Este tipo de organigrama es de gran utilidad para
capacitar al personal y presentar a la organización en forma general (Levionnois, 1999).
De puestos, plazas y unidades: Indican las necesidades en cuanto a puestos y el número
de plazas existentes o necesarias para cada unidad consignada (ver fig. 4). También se
incluyen los nombres de las personas que ocupan las plazas (Münch, 1999).
Fig. 4 Organigramas funcionales, de puestos, plazas y unidades (Münch, 1999 y
Franklin y cols., 2002).
Por su presentación o disposición gráfica
Verticales: Presentan las unidades ramificadas de arriba abajo a partir del titular, en la
parte superior, y desagregan los diferentes niveles jerárquicos en forma escalonada (ver
fig. 5). Son los de uso más generalizado en la administración, por lo cual, los manuales
de organización recomiendan su empleo (Grados, 2003).
Fig. 5 Organigrama Vertical (Grados, 2003 y Franklin y cols., 2002).
Horizontales: Despliegan las unidades de izquierda a derecha y colocan al titular en el
extremo izquierdo (Ver fig. 6). Los niveles jerárquicos se ordenan en forma de
columnas, en tanto que las relaciones entre las unidades se ordenan por líneas dispuestas
horizontalmente (García y Münch, 1999).
Fig. 6 Organigrama Horizontal o Aplanado (Mintzberg, 1995 y Münch, 1999).
Mixtos: Este tipo de organigrama utiliza combinaciones verticales y horizontales para
ampliar las posibilidades de graficación (ver fig. 7). Se recomienda utilizarlos en el
caso de organizaciones con un gran número de unidades en la base (García y Münch,
1999 y De la Garza, 2006).
Fig. 7 organigrama mixto (Münch, 1999 y De la Garza, 2006).
De Bloque: Son una variante de los verticales y tienen la particularidad de integrar un
mayor número de unidades en espacios más reducidos (ver fig. 8). Por su cobertura,
permiten que aparezcan unidades ubicadas en los últimos niveles jerárquicos (Alhama,
Alonso, y Martínez, 2006).
Fig. 8 organigrama de bloque (Alhama, Alonso, y Martínez, 2006).
Circulares: En este tipo de diseño gráfico, la unidad organizativa de mayor jerarquía se
ubica en el centro de una serie de círculos concéntricos, cada uno de los cuales
representa un nivel distinto de autoridad, que decrece desde el centro hacia los
extremos, y el último círculo, el más extenso, indica el menor nivel de jerarquía de
autoridad (ver fig. 9). Las unidades de igual jerarquía se ubican sobre un mismo
círculo, y las relaciones jerárquicas están indicadas por las líneas que unen las figuras
(Alhama, Alonso, y Martínez, 2006).
Fig. 9 organigrama en circular (Zuani, 2003 y Alhama, Alonso, y Martínez, 2006).
II.III.II Componentes de los sistemas sociales
Las organizaciones tienen estructuras físicas, que por sí mismas no definen a las
organizaciones. El componente social como el clima organizacional, normas, roles,
poder y cultura, tienen una influencia decisiva en la conducta de los miembro de la
organización. Estos componentes no son entidades tangibles, sino que serían atributos
de la compañía como lo es su tamaño. Las organizaciones se diferencian por las normas,
los roles, utilización del poder y cultura (Jiménez, Montero, Rodríguez y Trejo, 2010).
Un sistema social es una estructura de sucesos o acontecimientos; que no tiene otra
estructura formal aparte de su funcionamiento. El ser humano vive inmerso en sistemas
sociales que necesariamente significan interrelación social. Para el sistema social no
hay una anatomía, cuando deja de funcionar, no queda ninguna estructura identificable.
Los sistemas sociales cuentan con componentes abstractos como los que se enumeran a
continuación (Roe, 2003):
Clima Organizacional
El clima organizacional se presenta donde una persona desempeña su trabajo
diariamente, el trato que un jefe puede tener con sus subordinados, la relación entre el
personal de la empresa e incluso con sus proveedores (Zarza, 2006). De acuerdo a
Malvezzi (2000) el clima organizacional, es el nombre dado al ambiente generado por
las emociones de los miembros de un grupo u organización, el cual está relacionado con
la motivación de los empleados. Se refiere tanto a la parte física como emocional.
El concepto se asimila al de dinámica de grupo al analizar las fuerzas internas que
inciden en el ambiente laboral como resistencia al cambio. De todos los enfoques sobre
el concepto de Clima Organizacional, el que ha demostrado mayor utilidad es el que
utiliza como elemento fundamental las percepciones que el trabajador tiene de las
estructuras y procesos que ocurren en un medio laboral (Goncalves, 1997). La especial
importancia de este enfoque reside en el hecho de que el comportamiento de un
trabajador no es una resultante de los factores organizacionales existentes, sino que
depende de las percepciones que tenga el trabajador de estos factores.
Sin embargo, estas percepciones dependen de buena medida de las actividades,
interacciones y otra serie de experiencias que cada miembro tenga con la empresa. De
ahí que el Clima Organizacional refleje la interacción entre características personales y
organizacionales. Los factores y estructuras del sistema organizacional dan lugar a un
determinado clima, en función a las percepciones de los miembros. Este clima
resultante induce determinados comportamientos en los individuos. Estos
comportamientos inciden en la organización, y por ende, en el clima, completando el
circuito (Méndez, 2006).
El clima organizacional parece afectar positivamente o negativamente a la existencia de
cierto tipo de interacciones entre los miembros de una organización. Parece afectar al
grado de seguridad o inseguridad para expresar los sentimientos o hablar sobre las
preocupaciones, de respeto o falta de respeto en la comunicación entre los miembros de
la organización (Zarza, 2006). El análisis del clima organizacional suele considerar
diferentes aspectos de la organización, entre estos se suelen mencionar con cierta
frecuencia:
Ambiente físico: comprende el espacio físico, las instalaciones, los equipos
instalados, el color de las paredes, la temperatura, el nivel de contaminación,
entre otros.
Características estructurales: como el tamaño de la organización, su estructura
formal, el estilo de dirección, etcétera.
Ambiente social: abarca aspectos como el compañerismo, los conflictos entre
personas o entre departamentos, la comunicación y otros.
Características personales: como las aptitudes y las actitudes, las motivaciones,
las expectativas, etcétera.
Comportamiento organizacional: compuesto por aspectos como la
productividad, el ausentismo, la rotación, la satisfacción laboral, el nivel de
tensión, entre otros (Salazar, 2009).
Figura 10 clima organizacional (Salazar 2009).
Roles
Cuando un empleado entra a una organización, tiene mucho que aprender. Aquí se
incluyen los niveles de rendimiento esperados, el reconocimiento de sus superiores,
códigos sobre la vestimenta y demandas de tiempo. El concepto de rol designa el
modelo de comportamiento que caracteriza el lugar del individuo en el seno del grupo
(González, 1994). Todos los miembros de un grupo desempeñan ¨roles¨ o funciones.
Los roles facilitan el proceso de aprendizaje. Se acostumbra definir a los roles como
expectativas de los otros sobre la conducta apropiada en una posición específica
(Muchinsky, 2007).
Aspectos importantes de los roles son: Primero, son impersonales; es la posición la que
determina las expectativas, no el individuo. Segundo, los roles están relacionados con
la conducta de trabajo, un rol organizacional son las conductas esperadas para un trabajo
en particular. Tercero los roles pueden ser difíciles de concretar. El problema es definir
quién determina lo que se espera. Puesto que otras personas definen los roles, las
opiniones difieren sobre cuál debería ser nuestro rol, se puede diferir en cómo vemos
nuestros roles, cómo ven otros nuestros roles, y qué hacemos actualmente. Cuarto, los
roles se aprenden rápidamente y pueden producir cambios fundamentales en la
conducta. Quinto, los roles y los trabajos no son lo mismo (Scott, 1981 citado en
Muchinsky, 1994).
Los roles se aprenden por medio de episodios de rol es decir, los miembros del grupo
tienen expectativas sobre el rendimiento laboral que comunican bien formalmente o
bien haciendo que el ocupante del rol observe a otros en roles similares. El ocupante
del rol se comporta como cree que es apropiado. Si la conducta difiere mucho de las
expectativas del grupo, el ocupante obtiene retroalimentación del grupo que le muestra
esta discrepancia. Con esto se intenta modificar la conducta por medio de las
expectativas del grupo (Bohlander, Sherman, y Snell, 1999).
Otro aspecto del rol es la diferenciación que se refiere a la medida en que se ejecutan los
diferentes roles por empleados del mismo subgrupo. El trabajo de una persona podría
consistir en mantener buenas relaciones grupales, como un coordinador de unidad de
trabajo. Su rol además podría requerir que otorgue un apoyo emocional o interpersonal
a otras. Otro rol puede consistir en fijar horarios, agendas y el cumplimiento de plazos,
esa persona suele ser el administrador. Cuando los roles en un grupo de trabajo encajan
resulta un grupo eficaz, sin embargo no siempre resulta esto (González, 1994 y Cruz y
García, 2002).
De hecho existen roles relativos a la tarea que facilitan y coordinan el esfuerzo del
grupo en cuanto a la definición de sus objetivos y en cuanto a los medios para lograrlos,
otros son los roles relativos al mantenimiento de la vida colectiva y de constitución; los
que por preocupaciones socio-afectivas son llevados a mantener la moral del grupo y los
roles individuales, que tienen que ver con la satisfacción de necesidades individuales
propias. Esta satisfacción se realiza en dimensión de la productividad. Algunos de
estos roles son realizados por el gerente ya que de acuerdo al puesto que se desempeña
es el rol que va a realizar cada sujeto (Decenzo, y Robbins, 2001). De estos se
mencionaran los siguientes:
Iniciador contribuyente: es quien sugiere o propone al grupo nuevas ideas o una forma
diferente de ver el objetivo o el problema. Inquiridor de información: es la persona que
pregunta para aclarar las sugerencias hechas, en términos de su adecuación a los hechos,
para obtener información autorizada y hechos pertinentes al problema que se discute.
Elaborador: explica las sugerencias en términos de ejemplos o significados ya
desarrollados. Coordinador: muestra o clarifica la relación entre las diferentes ideas y
sugerencias. Orientador: define la posición del grupo con respecto a sus objetivos.
Critico-evaluador: somete las realizaciones del grupo a alguna norma o serie de normas
de funcionamiento en el contexto de la tarea fijada. Dinamizador: intenta estimular al
grupo a la acción o a la decisión. Estimulador: elogia, está de acuerdo y acepta la
contribución de los otros. Expresa comprensión y aceptación de otros puntos de vista
(Decenzo y Robbins, 2001).
Normas
Las normas son reglas de conducta establecidas por los miembros del grupo con objeto
de mantener una coherencia de conducta. Si cada miembro del grupo decidiera por sí
mismo la forma de comportarse en cada interacción, nadie sería capaz de prever la
conducta de ningún otro miembro y reinaría el caos (Brunet, 1999). Las normas son
productos sociales que se forman a lo largo de la interacción social, puedes ser
implícitas y explícitas. Las implícitas son aquellas que son sobreentendidas, por
ejemplo, un individuo dentro de un grupo de trabajo sabe que no debe ofender a los
demás miembros, lo cual no es necesario que se le comunique. Las normas explícitas
son aquellas que requieren de una instrucción previa para tener conocimiento de ellas
(Shaw, 1995 y Garza, 2001). Las normas son expectativas de grupo compartidas sobre
la conducta apropiada. Las normas definen la conducta aceptable de grupo, establecen
la conducta que se espera de cada uno del grupo: cuándo toman los descansos los
empleados, cuánto producen, cuándo parar de trabajar y qué deben vestir. Las normas
son reglas no escritas que gobiernan la conducta (Dunnette, 1999).
Las normas tienen varias propiedades importantes. Hay una obligación o deber, es
decir, es un precepto de conducta, las normas son generalmente más obvias para
aquellos comportamientos que se consideran importantes, por ejemplo, podría existir
una norma que diga cuándo deja de trabajar un empleado para comer, pero no habría
porque implantar una norma sobre qué debe comer. El grupo es quien hace cumplir o
respetar las normas del grupo; varias de las conductas se registran y se imponen por
medio de reglas formales y procedimientos, por lo tanto con las normas son los
miembros del grupo los que regulan la conducta (Furnham, 2001).
Hay un proceso de tres pasos para desarrollar y comunicar una norma.
a) La norma primero debe definirse y comunicarse, la comunicación puede hacerse de
manera explícita.
b) El grupo debe ser capaz de registrar la conducta y registrar si la conducta va a seguir
la norma o no.
c) El grupo debe poder premiar la conformidad y castigar la disconformidad. La
conformidad refuerza la posibilidad de predecir una conducta dentro del grupo, lo cual a
su vez, favorece los sentimientos de unión grupal.
Menciona Furham (2001) que la conformidad con la norma se hace respetar por medio
del reforzamiento positivo o el castigo. El reforzamiento positivo puede ser una forma
de alabanza o inclusión en actividades grupales. El castigo puede ser desde una mirada
recelosa, un comentario sarcástico o un abuso físico. Otra forma de castigo muy común
es su exclusión de las actividades grupales. Las normas no siempre son contrarias a las
reglas organizacionales formales o independientes de ellas. A veces las normas ayudan
a conseguir los objetivos que persigue la organización.
Poder
En una organización, los miembros ceden de su libertad individual, para formar parte de
un total que les ayude a conseguir sus metas, los individuos entran en una relación con
una organización, en donde ésta y sus partes pueden controlar aspectos de las vidas de
los individuos. La fuente de control es el poder que la organización ejerce sobre sus
miembros. Sin embargo el poder es un tema complejo ya que funciona en ambas
direcciones: los empleados pueden ejercer a su vez poder sobre la organización
(Spector, 2002).
French y Raven (1960) proponen cinco fuentes o bases de control.
Poder de recompensar.- Es la capacidad de una organización de ofrecer incentivos
para las conductas deseables. Los incentivos suponen promociones, aumentos,
vacaciones, mejores asignaciones laborales, etc. El poder de recompensar a un
empleado se identifica con las autorizaciones formales inherentes a un rol superior.
Poder coercitivo.- la organización puede castigar a un empleado por conductas
indeseables. El despido, rebajas en la paga, reprimendas y asignación de tareas
desagradables son algunos e los ejemplos. Esta capacidad de castigar se define
también por sanciones formales inherentes a la organización aceptable (Castañeda, y
Martínez, 2006).
Poder legítimo.- significa que el empleado cree que el poder de la organización
sobre él o ella es legítimo. Por ejemplo, si un jefe pide a un empleado que trabaje
fuera del horario de trabajo esto se vería muy probablemente como legítimo dada la
autoridad del jefe. Sin embargo, si la misma petición la hace un compañero podría
rechazarse, quizá porque el compañero no tiene autoridad legítima para hacer la
petición.
Poder del experto.- los empleados creen que hay personas expertas en un área dada
y que él o ella deberían respetar el juicio del experto. La fuente de poder del experto
es la percepción de la experiencia, conocimiento o capacidad de una persona.
Poder del referente.- es el tipo de poder más abstracto. Un empleado puede
admirar a otro, quiere gustarle a la otra persona y ser como ella. El otro trabajador es
un referente, alguien a quien el empleado tiene como referencia. La fuente de poder
del referente son sus cualidades personales (Castañeda, y Martínez, 2006).
Las organizaciones se diferencian en la medida que utilizan las diversas bases de poder.
Los directores autoritarios confían en el poder de recompensa y coercitivo; los que
poseen un estilo participativo confían el poder del experto y del referente. Los
empleados pueden conseguir y utilizar el poder al tratar con la organización (Castañeda
y Castañeda, 2007).
Cultura
La cultura se compone de la lengua, valores, actitudes, creencias y costumbres de una
organización. Shein (1990) define la cultura organizacional como: un patrón de
creencias básicas, inventadas, descubiertas o desarrolladas por un grupo dado, para
aprender a hacer frente a sus problemas o a su adaptación externa e integración interna,
que haya funcionado suficientemente bien para considerarlo válido y además se pueda
enseñar a los nuevos miembros el modo correcto de percibir, pensar y sentir en relación
a esos problemas. La cultura no se manifiesta directamente en la conducta sino, más
bien son las suposiciones que subyacen a los valores y determinan no solo los patrones
de conducta, sino también artefactos tan manifiestos como la arquitectura, la disposición
de la oficina, los códigos de vestido, etc. (Muchinsky, 1994).
A medida que se socializa a los nuevos empleados de la organización, adquieren
cultura. Por medio de las actividades sociales comunes, los nuevos miembros aprenden
el conjunto de actitudes, valores y creencias comunes a los miembros del sistema social
(Robbins, 1996). Este proceso de socialización facilita el control de la conducta
individual y la dirige hacia metas más amplias de la organización. Además la cultura es
una propiedad más estable y duradera en la organización. Se cree que el concepto de
cultura tiene una relevancia para la selección, formación e incluso para la evaluación del
rendimiento. Las organizaciones con distintas culturas difieren en las expectativas y
rendimiento. Cada organización tiene una cultura diferente, así como valores y
comportamientos, que atraen así a un tipo diferente de empleados de ahí la importancia
de entender sus culturas y trabajar del modo que ellos funcionen (Alhama, Alonso y
Martínez, 2006).
Fig. 11 el desarrollo de la cultura (Alhama, Alonso y Martínez, 2006).
En resumen, se cree que los psicólogos podrían servirse del tema de la cultura como
medio útil para integrar dentro de nuestra disciplina una gran diversidad de
descubrimientos de distintas áreas (Muchinsky, 2007). Y ya que en las organizaciones
los componentes sociales son tan importantes, y existen niveles jerárquicos que sin
lugar a dudas tienen sus complicaciones y deberes, es necesario hacer una descripción a
detalle de las aptitudes de un buen gerente (Castañeda y Martínez, 2006).
Capítulo III
Trabajo a nivel gerencial
III.I Concepto de gerente
Cuando se menciona la palabra gerente por lo regular se piensa en un hombre o mujer
de buen vestir, con un buen empleo. Que tiene la encomienda de tomar el control del
trabajo que realizan otras personas, para que éste se lleve a cabo de la mejor manera y
en pro del desarrollo de la compañía, así mismo son vistos por los demás como personas
de éxito. Las ciencias sociales en general y la psicología han analizado las
transformaciones del mundo del trabajo y el paso de la automatización en el trabajo,
relegando a un segundo plano la problemática de las innovaciones en el mundo laboral
desde la perspectiva de los trabajadores; poco se habla de los responsables de
implementar los cambios dentro del campo laboral, es decir, los managers o gerentes.
El gerente es aquella persona que a pesar de no ser ni el dueño ni accionista de la
empresa para las cuales trabaja, actúa en defensa de los intereses corporativos. Y es
necesario entender esta forma de consentimiento o “servilismo” voluntario y de la
subjetividad que se propicia en estos sujetos dentro de los espacios de trabajo en pro del
desarrollo de sus carreras (Durand y Le Floch, 2006). Pero para entender a los gerentes
lo primero que se tiene que hacer es conocer ¿Qué es un gerente? y ¿cuál es su trabajo?
Por lo general es un término que se utiliza para expresar las operaciones que realizan
ejecutivos de negocios, pero también es un título formal para ciertos ejecutivos de
dependencias, aunque las labores de un gerente varían según la industria en la que se
desarrolle la empresa donde labore. Es importante aclarar que el nacimiento de la
gestión empresarial comenzó a principios del siglo XX y tuvo como consecuencia el
nacimiento de un nuevo grupo social de directores y administradores asalariados,
designados posteriormente con el término de gerente, al cual se le fue transfiriendo
progresivamente la gestión operativa de las grandes organizaciones, quedando relegados
los propietarios, en general, al papel de accionistas (Ávila, 2010).
Es por ello que el término gerente hace referencia a cualquier ejecutivo que tenga la
responsabilidad de administrar los elementos de ingresos y costos de una compañía.
Esto significa que un gerente usualmente vela por todas las funciones de mercadeo y
ventas de una empresa, así como de las operaciones del día a día. Frecuentemente, el
gerente es también responsable de liderar y coordinar las funciones de la planificación
estratégica. En muchos casos, el puesto de gerente de un negocio tiene otros nombres;
algunos gerentes son llamados presidentes (Szclechter, 2010). En otros casos menos
frecuentes, gerente financiero, gerente operativo, gerente de mercadeo, gerente de
producción pueden actuar bajo las funciones de un gerente general. Dependiendo de la
compañía, personas con los puestos de vicepresidente, gerente de país, gerente de
producto o gerente de segmento pueden tener también responsabilidades de
administración general. Pero, para tener un marco de referencia amplio se retomaran
algunas de las definiciones que han propuesto diferentes autores (Jiménez, Montero,
Rodríguez, y Trejos, 2010).
Para Terry y Franklin (1986) la planificación, organización dirección y control son
características básicas y universales, a pesar del tipo de actividad o nivel en que trabaje
el gerente, ya que con esto se prevee que las decisiones sean innovadoras para los retos
futuros. El término gerente de acuerdo con Ruiz (1992), se refiere a que dentro de las
organizaciones se interactúa efectuando actividades de planificación, organización,
dirección y control, con el objeto de utilizar los recursos humano, físicos y financieros,
con la finalidad de alcanzar ciertos objetivos. Por su parte Bonilla (2001) expresa que el
gerente realiza un proceso interactivo que otorga al individuo y a los grupos la
responsabilidad de crecer y desarrollarse en un ambiente organizacional apto para el
aprendizaje.
Ditcher (1988) señala que el término gerente es un eufemismo para designar el acto de
guiar a los demás, lograr que las cosas se hagan, dar y ejecutar órdenes. Para Romero
(2004) la gerencia abarca funciones de filosofar, gestionar y administrar, donde además
de una praxis encierra la construcción de nuevos conocimientos en la medida que la
búsqueda de la calidad no está limitada a los aspectos instrumentales, sino que implica
un ejercicio de investigación y el uso de teorías y modelos en el desarrollo del
conocimiento. Para este autor hay una relación de la acción de filosofar, con la misión,
visión y políticas organizacionales; gestionar y administrar corresponde con el
liderazgo, la cultura, recursos y el entorno, planificar, organizar, dirigir coordinar y
evaluar.
Por su lado, Chiavenato (2001) considera que la gerencia implica la previsión,
organización, dirección y control en la búsqueda de mejores resultados, señalando que
no es un fin en sí misma sino un medio de lograr que las cosas se realicen de la mejor
manera, al menor costo y con la mayor eficiencia y eficacia.
Crosby (1988) define a la gerencia como el arte de hacer que las cosas ocurran. Por su
parte Krygier (1988) la define como un cuerpo de conocimientos aplicables a la
dirección efectiva de una organización. Recientemente, se ha hecho un consenso, entre
autores como Siliceo (1997), Azuaje (2005) y Noraida y Mineira (2007), al señalar que
el término gerencia se puede definir como un proceso que implica la coordinación de
todos los recursos disponibles en una organización (humanos, físicos, tecnológicos,
financieros), para que a través de los procesos de: planificación, organización, dirección
y control se logren objetivos previamente establecidos.
Por su parte Alvarado (1990) señala que el gerente existe para ejecutar el objetivo o
misión de la organización. A pesar de que esta misión varía según las características del
contexto donde actúe él menciona que existen seis responsabilidades básicas que
constituyen la esencia de su acción a saber: incrementar el estado de la tecnología de la
organización, perpetuar a la organización, así como darle dirección incrementando la
productividad, por medio de la satisfacción de los empleados y contribuyendo a la
comunidad.
Es por esto que el encargado del proceso hasta ahora descrito, es al que comúnmente
llamamos gerente. De esta manera se puede distinguir tres aspectos claves al definir la
gerencia como proceso: en primer lugar, la coordinación de recursos de la organización;
segundo la ejecución de funciones gerenciales o también llamadas administrativas como
medio de lograr la coordinación y, tercero, establecer el propósito del proceso gerencial;
es decir el dónde queremos llegar o qué es lo que deseamos lograr.
Esta perspectiva ha dado pie al desarrollo de esquemas innovadores, acordes con la
evolución del conocimiento, entre los que se cuentan el software de la habilidad
gerencial, como un visión dinámica y actualizada para abordar la gerencia de este siglo
(Münch, 1999). De allí que podamos afirmar que la gerencia es un proceso y el gerente
es un individuo que realiza acciones inherentes a ese proceso. Se conoce como gerentes
a aquellas personas en una organización que cumplen su tarea, primordialmente,
dirigiendo el trabajo de otros y que realizan algunas o todas las funciones antes
mencionadas.
Antes de seguir adelante es necesario saber por qué y cuándo es necesaria la gerencia,
¿qué hace? y ¿cómo lo hace?.
III. II Habilidades gerenciales
Desde siempre el ser humano ha estado consciente de que la obtención de eficiencia
sólo es posible a través del ordenamiento y coordinación racional de todos los recursos
con los que cuenta, para ello el gerente debe reunir ciertas habilidades para lograr que la
meta sea cumplida. De ahí que este apartado, tiene la tarea de exponer sobre lo que se
demanda del ser humano en general cuando se es gerente, en las organizaciones
productivas de clase mundial, que hoy se preocupan fundamentalmente por la calidad, la
productividad, y por ser competitivas en todos los aspectos. A los ejecutivos les
corresponde una gran responsabilidad hoy en día en la búsqueda de la excelencia
organizacional, esto es a través de su “Capital Humano”, el que se convierte en los
momentos actuales como el producto del progreso y principal ventaja competitiva. La
gestión de gerencia, conlleva entonces al desarrollo de un conjunto de estrategias para
alcanzar los objetivos de la organización (Hellriegel y Slocum, 1998)
Al hablar de organizaciones y personas es indispensable mencionar a los conductores,
los líderes de hoy, aquellos que logran el éxito de sus organizaciones y que orientan a
sus subordinados a conseguirlo. Las habilidades gerenciales son un conjunto de
capacidades y conocimientos que el emprendedor debe poseer o desarrollar para
realizar las actividades de administración y liderazgo en el rol de gerente de una
organización. Razón por la cual, es inevitable hablar de gerente y no hablar de lo que es
un buen líder, ya que todo buen gerente también es un buen líder. Para conocer qué es y
qué cualidades debe tener un buen líder, González (1994) menciona que es una cualidad
que posee una persona o un grupo de personas, con capacidad, conocimientos y
experiencia para dirigir a los demás.
La responsabilidad que como líder se tiene, no sólo con la organización o empresa, sino
también con los subordinados, los seguidores que a fin de cuentas son los que hacen al
líder y permiten que se logren las metas de la organización. El ser buen líder, es
preocuparse también por ayudar y apoyar a los subordinados en el logro de sus metas
individuales, que les darán satisfacción a sus necesidades. Se debe recordar que entre
más se asciende en la pirámide organizacional, mayor responsabilidad se tiene con
quienes no han alcanzado posibilidades de poder, autoridad y decisión (Gabiña, 1999).
El liderazgo es el ejercicio de la actividad ejecutiva en un proyecto, de forma eficaz y
eficiente sea éste personal, dirigencial o institucional (Galicia, 2000). En los negocios
se evalúan dos características importantes en sus ejecutivos con la intención de verificar
la capacidad de dirección que posean, por un lado la aptitud y por otro la actitud.
La primera se obtiene con el aprendizaje de nuevos métodos y procedimientos, por
ejemplo, la capacidad de construir un balance, un flujo de caja, distribución de planta o
un plan de marketing, pero en muchos casos estos conocimientos no son aplicables
porque los gerentes carecen de una buena actitud, es decir, un comportamiento
adecuado que intente implementar dichos métodos. Entre las actitudes más solicitadas y
requeridas está la habilidad de liderazgo, la misma que puede cultivarse pero que según
Alvarado (1990) es parte de la personalidad de cada persona. Una clasificación de la
tipología del liderazgo es la formal, que representa la dirección de un grupo de trabajo
de forma oficial o designada, y otra menos evidente, el reconocimiento por los
miembros de la institución de una manera informal de que tiene gran influencia, pero de
una manera libre, sin ánimo retributivo y de forma carismática.
En cuanto a los estilos de liderazgo, los líderes han mostrado muchos enfoques
diferentes respecto a cómo cumplen con sus responsabilidades en relación con sus
seguidores. El enfoque más común para analizar el comportamiento del líder es
clasificar los diversos tipos de liderazgo existentes. Los estilos varían según los deberes
que el líder debe desempeñar solo, las responsabilidades que desee que sus superiores
acepten y su compromiso filosófico hacia la realización y cumplimiento de las
expectativas de sus subalternos. Se han usado muchos términos para definir los estilos
de liderazgo, pero tal vez el más importante ha sido la descripción de los tres estilos
básicos: el líder autócrata, el líder participativo y el líder de rienda suelta (Medina,
2004).
El líder autócrata. Asume toda la responsabilidad de la toma de decisiones, inicia las
acciones, dirige, motiva y controla al subalterno. La decisión y la guía se centralizan en
el líder. Puede considerar que solamente él es competente y capaz de tomar decisiones
importantes, puede sentir que sus subalternos son incapaces de guiarse a sí mismos o
puede tener otras razones para asumir una sólida posición de fuerza y control. La
respuesta pedida a los subalternos es la obediencia y adhesión a sus decisiones. El
autócrata observa los niveles de desempeño de sus subalternos con la esperanza de
evitar desviaciones que puedan presentarse con respecto a sus directrices (Clemenza y
Ferrer, 2006).
El líder participativo. Utiliza la consulta, para practicar el liderazgo. No delega su
derecho a tomar decisiones finales y señala directrices específicas a sus subalternos pero
consulta sus ideas y opiniones sobre muchas decisiones que les incumben. Si desea ser
un líder participativo eficaz, escucha y analiza seriamente las ideas de sus subalternos y
acepta sus contribuciones siempre que sea posible y práctico. El líder participativo
cultiva la toma de decisiones de sus subalternos para que sus ideas sean cada vez más
útiles y maduras. Impulsa también a sus subalternos a incrementar su capacidad de auto
control y los insta a asumir más responsabilidad para guiar sus propios esfuerzos. Es un
líder que apoya a sus subalternos y no asume una postura de dictador. Sin embargo, la
autoridad final en asuntos de importancia sigue en sus manos (Castañeda y Castañeda,
2007).
El líder que adopta el sistema de rienda suelta. Delega en sus subalternos la
autoridad para tomar decisiones puede decir a sus seguidores “aquí hay un trabajo que
hacer. No me importa cómo lo hagan con tal de que se haga bien”. Este líder espera
que los subalternos asuman la responsabilidad por su propia motivación, guía y control.
Excepto por la estipulación de un número mínimo de reglas, este estilo de liderazgo,
proporciona muy poco contacto y apoyo para los seguidores. Evidentemente, el
subalterno tiene que ser altamente calificado y capaz para que este enfoque tenga un
resultado final satisfactorio.
Varios autores como Mejía (1998), Gabiña (1999), Garrido (2003) y Medina (2004)
mencionan que un líder cumple con las siguientes características:
-El líder debe tener el carácter de miembro, es decir, debe pertenecer al grupo que
encabeza, compartiendo con los demás miembros los patrones culturales y significados
que ahí existen.
-La primera significación del líder no resulta por sus rasgos individuales únicos,
universales (estatura alta, baja, aspecto, voz, etc.).
-Sino que cada grupo considera líder al que sobresalga en algo que le interesa, o más
brillante, o mejor organizador, el que posee más tacto, el que sea más agresivo, más
santo o más bondadoso.
-Cada grupo elabora su prototipo ideal y por lo tanto no puede haber un ideal único para
todos los grupos.
-El líder debe organizar, vigilar, dirigir o simplemente motivar al grupo a determinadas
acciones o inacciones según sea la necesidad que se tenga.
-Por último, otra exigencia que se presenta al líder es la de tener la oportunidad de
ocupar ese rol en el grupo, si no se presenta dicha posibilidad, nunca podrá demostrar su
capacidad de líder.
Albers (1997) señala que las cualidades de los gerentes exitosos no pueden considerarse
como universales o absolutas, puesto que muchas pueden aplicarse, o no, de acuerdo a
determinadas circunstancias específicas. Para Alvarado (1990), la combinación
apropiada de habilidades varía a medida que el individuo avanza en la organización.
Mientras que en los niveles bajos de gerencia se requerirá de mayores conocimientos
técnicos que en los niveles medio y alto; así, el requerimiento de habilidades
conceptuales variará en relación inversa a los conocimientos técnicos. O dicho de otra
manera, su necesidad de conocimiento teórico o conceptual aumentará a medida que se
ascienda en la escala jerárquica. La importancia relativa de éstas varia conforme el
nivel de responsabilidad administrativa u operacional como ya se ha mencionado.
Hersey y Blanchard (1977), Rosales (1977) García y Martin (1980), Terry y Franklin
(1986) y Pérez (1997), refieren tres tipos de habilidades: Las denominadas habilidades
técnicas que están representadas por la capacidad de utilizar las herramientas,
procedimientos y métodos de una disciplina especializada. Implica la capacidad de
aplicar el conocimiento técnico, métodos y medios necesarios para la ejecución de
tareas específicas y que puede ser obtenida mediante la educación formal, o a través de
la experiencia personal de otros. Dichas habilidades son relativas a los aspectos
operativos de la empresa, es decir, se encuentran referidas a la aplicación de
conocimientos y técnicas específicas a una tarea concreta, que están relacionados con
los niveles más bajos dentro de la escala jerárquica de la empresa.
Si bien en todos los niveles son importantes las habilidades humanas o sociales
definidas como aquellas relacionadas con las aptitudes necesarias para las relaciones
interpersonales. Estas habilidades se refieren a la capacidad para trabajar con otras
personas en el nivel individual o grupal, entenderlas, motivarlas. Esta habilidad es
conocida como la capacidad de sensibilidad del gerente para trabajar de manera efectiva
en su condición de integrante de un grupo y lograr el compromiso, la cooperación y la
interacción necesaria dentro del mismo (Rosales, 1977 y Pérez, 1997).
Por último, en los altos niveles gerenciales se hacen más importantes las habilidades
conceptuales, también distinguidas como habilidades intelectuales, para poder ver a la
empresa como un todo, y son aquellas que se refieren a la capacidad que debe tener el
gerente para coordinar e integrar los intereses de la organización y sus actividades. Es
necesario percibir a la organización de manera sistémica, para reconocer sus elementos,
interrelaciones y los cambios que afectan o pueden afectar positiva o negativamente a la
organización.
Alvarado (1990) señala que la combinación apropiada de las tres habilidades descritas
anteriormente varía a medida que un individuo avanza en la organización, desde el nivel
de gerencia a los altos puestos gerenciales.
En el mismo orden de ideas, Bateman y Snell (1999) desarrollan un modelo similar al
establecer que las habilidades técnicas, conceptuales o de toma de decisión e
interpersonales o de comunicación, que constituyen la piedra angular en el desempeño
gerencial. También argumentan que las habilidades son capacidades particulares
resultado del conocimiento, la información, la práctica y la aptitud. Cuando los gerentes
disponen las funciones administrativas claves, obtienen un ambiente de trabajo de alto
desempeño.
De igual forma, Albers (1997), cuando opina sobre gerentes con capacidad de líderes,
afirma que poseen ciertas potencialidades y hace referencia a las habilidades sociales
para la organización como aquellas que consisten en poseer un entendimiento digno de
confianza de la naturaleza de la dinámica de la organización; es decir, la habilidad para
permitir la participación de los miembros de la organización. Esto significa que se debe
medir el riesgo de la implicación social en la gestión organizacional y que la alta
gerencia debe tener sentido personal de seguridad en su propia capacidad para motivar
diferentes situaciones y habilidades y tomar decisiones; lo cual implica que el gerente
tiene conocimientos que puede usar para resolver problemas y para la toma de
decisiones.
El conocimiento puede consistir de ideas, hechos, conceptos, principios y técnicas
originadas por medio de la experiencia de formación académica. Hace énfasis en que el
conocimiento puede ser usado directamente para dar una solución a un problema que
permita tomar una decisión acorde a las circunstancias y no sólo con respecto a la que
podría otorgarse por intuición en ocasiones. Es por ello que las habilidades gerenciales
que hoy se esperan en el individuo, implican que sea capaz de incorporar sus
conocimientos y habilidades a los procesos desarrollados en la empresa (Cubeiro,
Datziel y Fernández 1996), con lo cual se pretende descubrir las habilidades y
conocimientos demostrables, que llevan al logro exitoso de los objetivos
organizacionales.
A medida que el mundo de los negocios cambia, también lo hace la necesidad de
determinadas habilidades gerenciales. Es por ello que todo gerente, o quien aspire serlo,
debe estar en una constante actualización y mejora de sus habilidades gerenciales para
llevar a cabo sus funciones de la mejor manera.
III.III Funciones gerenciales
Según Mercader (1998) el ser humano posee la capacidad de pensar, con claridad, de
mostrar decisión, de tener una mentalidad única que permite discernir entre las
posibilidades reales, eligiendo la mejor alternativa para la solución de problema. Ahora
bien todo gerente debe establecer prioridades, definir metas, identificar una visión
personal y profesional.
El gerente es responsable del éxito o fracaso de una empresa, es indispensable para
dirigir los asuntos de la misma. Siempre que exista un grupo de individuos que
persigan un objetivo, se hace necesario, para el grupo, trabajar unidos a fin de lograr el
mismo. Por otra parte los integrantes del grupo deben subordinar, hasta cierto punto,
sus deseos individuales para alcanzar las metas del grupo, y el gerente debe ser el
proveedor de liderazgo para la acción del grupo. Al analizar las funciones gerenciales
encontramos la respuesta al qué hace la gerencia. Cuando se estudia al gerente, es
necesario considerar que lo que hace es un proceso, puede ser descrito y analizado en
términos de varias funciones fundamentales (Noe, 2006).
En ese sentido Sisk y Sverdlik (1976) señalan que al describir y estudiar cada función
del proceso separadamente, podría parecer que el proceso gerencial es una serie de
funciones separadas, cada una de ellas ajustadas y encajadas en un compartimiento
aparte, sin embargo esto no es así, aunque el proceso, para que pueda ser bien
entendido, debe ser subdividido, y cada parte que lo compone discutida separadamente
en la práctica, un gerente puede (y de hecho lo hace con frecuencia) ejecutar
simultáneamente, o al menos en forma continuada, todas o algunas de las cuatro
funciones: planeación, organización, dirección y control.
Cuando la gerencia es vista como un proceso, la planeación es la primera función que se
ejecuta. Una vez que los objetivos han sido determinados, los medios necesarios para
lograr esos objetivos son presentados como planes. Estos planes determinan el curso de
la organización y proveen una base para estimar el grado de éxito probable en el logro
de los objetivos. Para poder llevar a la práctica y ejecutar los planes, una vez que éstos
han sido preparados, es necesario crear una organización la cual señale una estructura de
funciones y una división del trabajo (Castañeda y Castañeda, 2007).
Es función de la gerencia determinar el tipo de organización requerido para llevar
adelante la realización de los planes elaborados. La clase de organización que se haya
establecido determina, en gran medida, el que los planes sean apropiados e
integralmente ejecutados. La tercera función gerencial, es la dirección considerada
como una actividad que tiene que ver con los factores humanos de la organización la
cual envuelve los conceptos de: liderazgo, toma de decisiones, motivación y
comunicación.
La última fase del proceso gerencia es el control, la cual tiene como propósito
inmediato medir, cualitativamente y cuantitativamente, la ejecución en relación con los
patrones de actuación y como resultado de esta comparación, determinar si es necesario
tomar acciones correctivas que encaucen la ejecución en línea con las normas
establecidas. Pero Chung y Megginson (1981) señalan que hay dos maneras de realizar
un análisis en el trabajo gerencial, osea desde dos puntos de vista, el normativo y el
descriptivo.
Normativo: especifica lo que se espera que haga el gerente y se ha vinculado a las
clásicas funciones de la administración: planificación, organización, coordinación y
control.
Descriptivo: desde este punto de vista el trabajo gerencial se centra en las actividades
que un gerente ejecuta. Las cuales se pueden resumir en cuatro categorías:
(a) Personales: distribuir su tiempo, desarrollar su propia carrera, manejar sus asuntos
personales.
(b) De interacción: son llamadas también directivas y se agrupan en: directivas (gerente,
enlace, líder), informacionales (monitor, diseminador, portavoz) y, decisionales
(asignador de recursos, solucionador de problemas y conflictos, negociador, tomador de
decisiones).
(c) Actividades administrativas: procesamiento de papeles y documentos, evaluación de
políticas y procedimientos y la preparación y administración del presupuesto.
(d) Técnicas: envuelven el uso de herramientas y la ejecución de habilidades técnicas
para la solución de problemas.
Fermín y Rubino (1997), destacan por lo menos tres grupos de funciones que son
esenciales para un efectivo trabajo gerencial:
1. La creación un grupo de trabajo armónico donde el todo sea más que la suma de sus
partes. Una entidad productiva que rinda más que la suma de los recursos
incorporados a la misma.
2. Ser proactivo, es decir, armonizar en todas las decisiones y todos los actos los
requerimientos del futuro inmediato y a largo plazo.
3. Ejecutar seis tareas básicas: fijar objetivos; derivar metas en cada área de objetivos;
organizar tareas, actividades y personas; motivar y comunicar, controlar y evaluar; y,
desarrollar a la gente y a sí mismo.
Los gerentes y los directores de organizaciones se deben preocupar por conocer cómo
está el clima laboral de sus organizaciones, obviamente cuando desean lograr mejor
éxitos en sus negocios; podemos afirmar que no son muchos los ejecutivos de empresas
en los cuales esa preocupación pueda ser prioritaria, predominando sólo los resultados,
algunas veces se muestran renuentes en aceptar que la salud organizacional es la base de
hacer un buen trabajo con entusiasmo, compromiso, identificación, satisfacción en el
trabajo, la inversión en capacitación de su personal es tal vez la más baja o la que más
de reduce cuando se tiene que aplicar el presupuesto, esto es pues mentalidad de
subdesarrollo (Alvarado, 1990).
En consecuencia, la efectividad de una organización depende directamente de la eficacia
y la eficiencia con que el gerente ejecute sus funciones así como también de su
habilidad para manejar a las personas que conforman su grupo de trabajo, generalmente
con aptitudes, actitudes y necesidades diferentes, para guiarlas por el camino que
conduzca hacia la efectividad de la organización (Bateman y Snell, 1999).
Un gerente efectivo es aquel que:
Comparte con sus colaboradores los objetivos y prioridades de su departamento y de
la organización.
Utiliza el consenso para llegar a acuerdos con sus colaboradores.
Estimula la participación de sus colaboradores en la planificación, toma de
decisiones y solución de problemas.
Se preocupa por mejorar continuamente la comunicación.
Busca medios para que los colaboradores se comprometan, de manera voluntaria,
con el logro de los objetivos de la organización.
Analiza y evalúa, conjuntamente con sus colaboradores, los logros alcanzados, las
causas de las desviaciones y las posibles medidas correctivas.
Enlaza logros con recompensas de una manera justa y objetiva.
Facilita el trabajo de sus colaboradores y, más que ejercer control, les presta el
apoyo necesario para que puedan realizar eficientemente sus tareas.
Delega, tanto las funciones como el poder para tomar decisiones, dando suficiente
autonomía de acción a sus colaboradores.
Cuando se presentan conflictos, los afronta para resolverlos no para buscar
culpables.
Considera los errores, propios y ajenos, como una oportunidad para aprender y
mejorar (Tomasina, 2001).
Muchos gerentes tradicionales siguen pensando que la mejor manera de obtener mejor
productividad en su organización, es fundamentalmente a través de un mayor control y
supervisión estrecho del personal, siempre diciéndoles qué deben de hacer cómo lo
harán y no para qué hagan lo que viene hacer un trabajo sin sentido (Cimoli y Yoguel,
2005).
La perspectiva actual del gerente moderno, es considerarlo como la persona quién
construye un clima de trabajo agradable, despierta potencialidades, se convierte en un
verdadero líder de su gente, estableciendo que la capacitación y la confianza son nuevos
valores para dirigir, creando un clima de aprendizaje, libertad para aprender y para
equivocarse y mejorar, para crear, tener iniciativa y creatividad para aportar ideas
innovadores, el gerente se acerca a sus subalternos para aprender con ellos, reconocer
que se equivoca y como dice Levionnois (1999) se acerca a ellos para sentir sus
humores y convive con ellos, este sentido humano marca la diferencia y afianza los
valores corporativos, es fácil ver a un gerente japonés confundirse en la planta de una
empresa japonesa, vestido con la misma ropa que usan sus obreros tratando y tratar con
ellos la revisión de la maquinaria, la producción, los productos defectuosos que permita
evaluar y mejorar.
En suma, no es necesario que el gerente moderno para hacer exitosa a su organización
deba convertirse forzosamente en alguien todopoderoso y perfecto, la idea es que entre
otras herramientas resulta ser un ingrediente vital no sólo para crear un clima laboral
positivo sino también para empoderar a la gente en su trabajo y dirigir exitosamente una
organización (Castañeda y Castañeda, 2007).
Tal vez sea costumbre trabajar durante muchos años en "organizaciones jerárquicas",
donde la antigüedad y no necesariamente el crecimiento profesional estaba ligado a la
promoción. Muchos, aún hoy, siguen comportándose como si eso fuera a continuar por
siempre. En los nuevos ambientes laborales el trabajo real, la destreza y el valor
agregado se producen en la labor que llevan a cabo los equipos, donde todos supervisan
a todos y a su vez nadie supervisa a nadie. El crecimiento profesional está cada vez más
ligado al crecimiento y desarrollo personal e interpersonal (que se expande hacia todas
direcciones) que al nivel o posición alcanzada dentro de la organización (Clemenza, y
Ferrer, 2006). Para ayudar a este crecimiento se necesita el apoyo de empowerment.
Eslava (2007), refiere que el empowerment, significa empoderamiento, mando y dar
poder a la gente para decidir y actuar con responsabilidad y compromiso, en los
momentos actuales constituye una herramienta gerencial fundamental para romper los
viejos modelos mentales de liderazgo metacéntrico y autoritario que está orientado a
dirigir y controlar a la gente. Es además una estrategia para transformar las
organizaciones tradicionales, se fundamenta principalmente en un proceso educativo a
nuestros colaboradores, es decir transmitir una nueva cultura inspirada en transmitir de
valores y conductas para realizar con libertad, iniciativa y autonomía los roles en el
trabajo, en la que pongan en juego su ingenio, iniciativa y creatividad.
La premisa esencial se fundamenta en que todos somos responsables ante la
organización de nuestro trabajo, de optimizar espacios en las que la gente acceda hacia
su desarrollo personal y la autonomía psicológica, para crear e innovar y mejorar su
trabajo. Se debe entender entonces que la principal estrategia de desarrollo
organizacional es, ser consecuentes en brindarles confianza, valoración, respeto y
aprender a “convivir” con ellos, creando un clima en la que los sentimientos humanos
sean importantes, así como atender sus expectativas y problemas, en un clima laboral
favorable para que nuestros colaboradores puedan crecer y desarrollarse como seres
humanos, el resultado es que la organización será entonces más poderosa para competir
en un mercado global. ”Renovarse como gerentes o morir” (Tomasina, 2001).
Naisbitt (1988),considera que, se necesitan gerentes líderes democráticos pero con
autoridad, esa autoridad que refería dicho autor, era la autoridad moral, el respeto, la
credibilidad que un gerente proyecta y logra de su gente, lamentablemente no hay
escuela de gerentes, sin embargo, es una necesidad formar auténticos gerentes líderes
que las organizaciones necesitan.
Es inevitable mencionar que existen gerentes basados solamente en su formación
cognitiva y teoría gerencial, experiencia en los negocios, experiencia profesiónal, no
han logrado liderazgo en la habilidad para dirigir y conquistar a su gente, dejando
mucho que hacer en el trato con la gente, asumen poses arrogantes y creen que el estatus
les da un poder sobre la misma y las cosas. Este “Poder” obscurece la conciencia si no
es bien utilizado, se convierte en un cáncer que fustiga y asfixia a toda la organización,
creando un clima laboral negativo (Tomasina, 2001).
El control basado en el temor y la disciplina autoritaria, no es posible ni aconsejable,
por razones bien sabidas, y aún si lo fuese, es ineficiente y revela falta de respeto a la
dignidad humana. La única alternativa es la autoridad legítima, que se basa en la
cooperación y requiere conocer la opinión de los demás. Estas pruebas son
innecesarias, en virtud de que la gerencia conoce ya lo que los trabajadores piensan y
sienten (Levionois, 1999).
Finalmente cuando se habla del gerente, se define como un individuo capaz de orientar,
dirigir, tomar decisiones y lograr objetivos; de él depende su éxito personal, el de la
organización y el del grupo que esta dirigiendo. De allí que resulte necesario que
además de una formación gerencial, el individuo que actúe como gerente, tenga un
patrón de criterios y una filosofía clara de la administración, de la concepción del
hombre y una ideología del trabajo, que le permitan ganar apoyo efectivo y partidarios
comprometidos con una misión cuyo significado y transcendencia merece entrega
(Alvarado, 1990).
Entre sus funciones pueden estar:
Designar todas las posiciones gerenciales. Realizar evaluaciones periódicas acerca del
cumplimiento de las funciones de los diferentes departamentos. Planear y desarrollar
metas a corto y largo plazo junto con objetivos anuales y entregar las proyecciones de
dichas metas para la aprobación de los gerentes corporativos. Coordinar con las
oficinas administrativas para asegurar que los registros y sus análisis se están ejecutando
correctamente. Y crear y mantener buenas relaciones con los clientes, gerentes
corporativos y proveedores para custodiar el buen funcionamiento de la organización.
Sin embargo, las responsabilidades que conlleva el ser gerente afectan en muchas
formas a los individuos, sí, como todo trabajo. Pero, sin lugar a dudas las
responsabilidades y la carga de trabajo pueden afectar al individuo de diversas formas
que si no se sabe cómo manejarlas, pueden causar problemas de salud como las
enfermedades psicosomáticas que vienen a desarrollarse gracias a los altos niveles de
estrés y a los estilos de vida acelerados que hoy en día lleva la mayoría de la gente. Es
por ello que se necesita hacer una revisión sobre el estrés, sus causas, consecuencias,
tipos, etc…
Capítulo IV
Estrés
IV.I Concepto de estrés
El estrés es necesario para realizar ciertas actividades cotidianas, ya que controlado
puede tener efectos positivos, estimulando al individuo a superarse, lo que culminaría en
una experiencia gratificante y en competencia profesional. Sin embargo en demasía
puede ser devastador y más aun cuando no se sabe cómo afrontarlo.
Desafortunadamente se puede considerar al estrés negativo como uno de los principales
males, que afectan la salud de los trabajadores en todo el mundo (Leal, 2009).
El uso científico del término estrés, se inició en 1911, con Cannon y su ayudante De la
Paz, dos fisiólogos que realizaron estudios sobre la tensión arterial en gatos. Lo que los
llevó a la conclusión de que el estrés o estrés crítico, era el nivel de tensión a partir del
cual los mecanismos homeostáticos fallan. Poco tiempo después en la década de los
30`s, hacia el final de la vida de Cannon, Selye retoma el concepto, dando una
definición de estrés un poco diferente de la de Cannon (González, 1989). Selye
menciona en su postulado que la adaptación tiene sus límites. Si la situación estresante
se mantiene durante mucho tiempo, uno se agota y al agotarse el organismo funciona de
manera negativa. De hecho Selye (1956), considera que el estrés es la reacción
inespecífica del organismo ante toda demanda, toda exigencia hecha sobre él. Lo que
quiere decir que ante cualquier cosa que ocurre, el organismo puede tener una respuesta
específica, que tiene que ver con el interior y además, otra respuesta inespecífica,
estereotipada, que ocurre siempre que nos vemos sometidos a una demanda, a una
exigencia, a un exceso (González, 1989).
A partir de estos postulados surgió lo que hoy conocemos como estrés, abriendo campo
para la participación de varias disciplinas médicas, biológicas y psicológicas con la
aplicación de tecnologías diversas y avanzadas para mejorar la calidad de vida de las
personas en general y en específico en el trabajo (Seward, 1990 y Doval y cols., 2004).
En la actualidad se pueden encontrar diferentes concepciones de lo que es el estrés, por
ejemplo; Aquino, Arias y Fernández (2009) señalan al estrés como un trastorno que
causa graves daños físicos y que está muy generalizado en la vida del hombre moderno;
con orígenes naturalmente psicológicos. Razón por la cual en la psicología y en
especial la psicología en el ámbito laboral, se interesa por el estudio, tratamiento del
estrés y de las enfermedades psicosomáticas. Por lo tanto se pueden encontrar muchas
similitudes en cuanto a las definiciones que dan los diferentes autores, como; Cox,
Griffiths, y Stavroula (2004), quienes se refieren al estrés como; una reacción que tiene
el individuo ante exigencias y presiones que no se ajustan a sus conocimientos y
habilidades. Anteriormente el estrés era considerado por Watson y Pennebaker (1989)
como displacentero, acompañado en mayor o menor medida de trastornos psico
emocionales y fisiológicos, que surgen en un individuo como consecuencia de la
alteración de sus relaciones con su ambiente e imponen al sujeto demandas que resultan
amenazantes para él mismo y sobre las cuales tiene o cree tener poco control.
Para Robbins (citado en Sandin, 1993) el estrés es una condición dinámica donde el
individuo se enfrenta a una oportunidad, una limitación o una demanda relacionada con
sus deseos y cuyo resultado percibe como algo incierto e importante. Dentro de la
psicología una de las concepciones que tiene gran aceptación para definir al estrés es la
de Mc Grath (citado en De Pablo, 2007), él precisa al estrés como un desequilibrio
sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo
condiciones en la que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias
(percibidas), entendiéndose como el resultado del balance entre las demandas de la
realidad y la capacidad de respuesta del individuo, siendo modulado este balance por la
percepción que el individuo tiene de sí mismo y del mundo (Campos y Paranaguá,
2012).
En suma se puede decir que el estrés es una enfermedad que ha comenzado a dañar
lentamente a las personas dejando graves consecuencias para la salud.
IV.II Fisiopatología del estrés
El estrés es la respuesta del organismo a condiciones externas que perturban el
equilibrio del individuo. En esta respuesta participan casi todos los órganos, incluyendo
el cerebro, el sistema nervioso, el corazón, el flujo de sangre, el nivel hormonal, la
digestión y la función muscular. De acuerdo a Ortega (1999), Alonso (2002), y Zarza
(2006) Seyle propone que el estrés pasa por tres fases denominadas Sistema General de
Adaptación en el modo de producción del estrés.
1ra.- Reacción de Alarma
Durante esta primera etapa el organismo, al verse amenazado por diferentes
circunstancias se altera fisiológicamente por la activación de una serie de glándulas,
especialmente en el hipotálamo y la hipófisis ubicadas en la parte inferior del cerebro, y
por las glándulas suprarrenales localizadas sobre los riñones en la zona posterior de la
cavidad abdominal. El cerebro, al detectar la amenaza o riesgo, estimula al hipotálamo
que produce "factores liberadores" que constituyen substancias específicas que actúan
como mensajeros para zonas corporales también determinadas. Una de estas
substancias es la hormona denominada A.C.T.H. (Adrenal Cortico Trophic Hormone)
que funciona como un mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo hasta la
corteza de la glándula suprarrenal, la que bajo el influjo de tal mensaje produce la
cortisona u otras hormonas llamadas corticoides. De esta forma, cuando el ser humano
se siente amenazado tensiona los músculos, acelera el pulso cardíaco, aumenta la
segregación de adrenalina, la mente se pone "alerta", y acciona un conjunto de
respuestas adaptativas aprendidas con el pasar del tiempo (Escobar y González, 2002).
2da.- Estado de Resistencia
Durante esta segunda etapa el individuo es sometido en forma prolongada a la amenaza
de agentes lesivos físicos, químicos, biológicos o sociales, si bien el organismo prosigue
su adaptación a dichas demandas de manera progresiva, puede ocurrir que disminuyan
sus capacidades de respuesta debido a la fatiga que se produce en las glándulas del
estrés. Durante esta fase suele ocurrir un equilibrio dinámico u homeostasis entre el
medio ambiente interno y externo del individuo. Los efectos del estrés a largo plazo
pueden ser devastadores, ya que alguien se puede reponer a un mal día, pero puede ser
muy difícil soportar un estrés continuo. Se puede decir entonces que a lo largo del
tiempo el organismo humano ha creado un conjunto de respuestas físicas y psicológicas
ante situaciones amenazantes o de peligro. Así, si el organismo tiene la capacidad para
resistir mucho tiempo, no hay problema alguno, en caso contrario sin duda avanzará a la
fase siguiente (Doval, Moleiro y Rodríguez, 2004).
3ra.- Fase de Agotamiento
En esta última fase ya hay una disminución progresiva del organismo frente a una
situación de estrés prolongado que conduce a un estado de gran deterioro con pérdida
importante de las capacidades fisiológicas y con ello sobreviene la fase de agotamiento
en la cual el sujeto suele sucumbir ante las demandas pues se reducen al mínimo sus
capacidades de adaptación e interrelación con el medio (Rosenthal, 2002 y Aranda,
Pando y Preciado, 2006).
Cuando estas respuestas se realizan en armonía, respetando los parámetros fisiológicos
y psicológicos del individuo, se adecua en relación con la demanda y se consume
biológica y físicamente la energía dispuesta por el Sistema General de Adaptación,
entonces se puede llamar como "eustrés" o "estrés positivo". Y si las respuestas han
resultado insuficientes o exageradas en relación con la demanda se produce el "distrés"
o "sobre estrés" por su permanencia (cronicidad) o por su intensidad (respuesta aguda).
Los episodios de estrés poco frecuentes o de corta duración no representan un riesgo
importante. Sin embargo, cuando las situaciones estresantes siguen sin resolverse
durante mucho tiempo, el organismo se mantiene en un estado de activación constante
que aumenta su ritmo de deterioro (Kortum, 2001, y Dolan, García y Diez, 2005). Lo
que lleva a hacer mención del estrés agudo y crónico. El agudo aparece en casos de
exposición breve e intensa a los agentes lesivos, en situaciones de gran demanda que el
individuo debe solucionar, aparece en forma súbita, evidente, fácil de identificar y
generalmente es reversible. En el estrés crónico: la persistencia del individuo ante los
agentes estresantes durante meses o aun años, produce enfermedades de carácter más
permanente, con mayor importancia y también de mayor gravedad. El estrés genera
inicialmente alteraciones fisiológicas, pero su persistencia crónica produce finalmente
serias alteraciones de carácter psicológico y en ocasiones falla de órganos blanco vitales
(Zarza, 2006).
Es decir existen estructuras neuroanatómicas (fig. 12) específicas ampliamente
conocidas que liberan la respuesta de estrés, el eje límbico-hipotalámico-pituitario-
adrenal (LHPA). El hipocampo también está aquí involucrado, considerado una de las
regiones cerebrales más sensibles al estrés (Lupien y Lepage, 2001, Kuhlmann, y cols.,
2005, McEwen, 2005 y Schwabe, y cols., 2011).
Fig. 12. Ilustración de las estructuras cerebrales, neurotransmisores, neuropéptidos y
hormonas implicadas en el estrés (Charney, 2004).
Es evidente que el estado funcional de las regiones del cerebro como, la amígdala
(neuropéptido Y, galanina, hormona liberadora de corticotropina [CRH], cortisol y
norepinefrina), el hipocampo (cortisol y norepinefrina), locus coeruleus (neuropéptido
Y, galanina, y CRH), y el córtex prefrontal (dopamina, noradrenalina, galanina y
cortisol) dependerá del equilibrio entre los múltiples inputs neuroquímicos inhibidores y
excitadores (Charney 2004). Dentro de este proceso también intervienen los sistemas
inmune, endocrino y nervioso.
IV.III Estrés y sistema inmune
De acuerdo a autores como De Pablo (2007) y Basset, Estévez, Granados, Leal y López,
(2011) las dolencias psicofisiológicas provienen de la influencia del sistema nervioso y
endocrino, sobre el sistema inmunitario, el cual es un sistema de permanente vigilancia,
que defiende al cuerpo, aislando y destruyendo las bacterias, virus o cualquier otra
sustancia, liberando de sustancias químicas extraña al cuerpo, al producir y liberar a los
anticuerpos y linfocitos (células blancas especializadas).
La homeostasis o equilibrio corporal es un proceso complejo que implica la regulación
de muchas actividades fisiológicas diferentes que se produce por la actuación conjunta
del Sistema Inmune, Sistema Nervioso y el Sistema Endocrino. El sistema endocrino
está compuesto por glándulas (células especializadas en la secreción de substancias) que
metabolizan el alimento para elaborar y liberar hormonas en la circulación sanguínea,
actuando sobre tejidos y órganos específicos y diversos receptores, compartidos entre
los tres sistemas, para los mediadores solubles (citocinas, neuropépticos y hormonas)
generados en las células que los componen (ver fig. 13).
Fig. 13 Modelo de la homeostasis (Venegas, 2006)
El funcionamiento inmunológico es muy complejo y los factores que afectan el
funcionamiento óptimo no son muy conocidos del todo. En la fig.14 se muestra cómo
el hipotálamo secreta vasopresina y el factor liberador de corticotropina (CRF) lo que
potencia la liberación de hormona adreno corticotropina (ACTH) de la hipófisis anterior
que induce la secreción de corticoides de la corteza adrenal lo que produce depresión
general del sistema inmune. El CRF también induce la secreción hipofisaria de
encefalinas y endorfinas las que podrían aumentar la actividad de células naturales killer
(NK) y suprime las blastogénesis de células T. La ACTH y el CRF ejercen efectos
directos sobre la inmunidad. La ACTH disminuye la formación de anticuerpos, produce
atrofia del tejido linfoide. El CRF activa el simpático reduciendo la actividad NK
esplénica. También influyen en la inmunidad las catecolaminas (epi y norepinefrina)
liberadas a través del SNA. Linfocitos B se forman en la medula ósea, estos combaten
infecciones bacterianas. Y los linfocitos T se forman en el timo y otros tejidos
linfáticos, y cuya función es atacar las células cancerosas, virus y otras sustancias
extrañas, incluso las de carácter positivo, como los trasplantes de órganos. El
macrófago, identifica, persigue y devora a los invasores perjudiciales (Deitos, y
Gaspary, 1996 y Gómez, 2006).
Fig. 14 Interrelaciones entre sistema endocrino y el sistema inmune (Leonard y Song,
2000).
Características del sistema inmune
El sistema inmune tiene la capacidad de reconocer a los antígenos, con las moléculas
llamadas anticuerpos y receptores linfoides T. Teniendo un amplia diversidad en el
reconocimiento antigénico. Lo cual indica que las moléculas poseen memoria, con la
capacidad de mejorar la eficiencia y eficacia de la respuesta inmune especifica, tras
contactos repetidos con los antígenos. Produciéndose de manera redundante en
múltiples estímulos o contactos (citocinas) originando un efecto. Lo cual lleva a la
característica pieltrópica donde un estimulo (citocina), produce múltiples efectos en
diferentes células. Existiendo una autorregulación en la que intervienen la red de
citocinas, mediadores químicos, segundos mensajeros intracelulares y la expresión de
genes (intrones- exónes). Sin embargo es influenciable por estímulos externos, red
neuro- hormonal y disponibilidad energética (Escobar y González, 2002).
La nutrición, edad, genética, temperatura corporal y el estrés, son factores que influyen
sobre la actividad del sistema inmunitario. El sistema inmunitario puede fallar en dos
sentidos: con excesivo vigor atacando los tejidos del propio cuerpo, provocando artritis
o con ataques alérgicos, o reaccionando débilmente ante cualquier virus adormecido,
como: el herpes, o que se manifieste y multipliquen las células cancerígenas (García y
Trujillo, 2007). Sin lugar a dudas las emociones negativas provocan en el organismo,
depresiones del sistema inmunitario, causando posibles enfermedades de diferentes
tipos (Ver fig. 15) (Cabrera, Llunch y Peralta, 1999, De Pablo, 2007).
Funcionamiento del Sistema Inmune
Emociones negativas Hormonas del estrés
Inmunosupresión Alteraciones
Efectos sobre Sistema Nervioso Autónomo (ulcera, jaquecas, hipertensión…)
Fig. 15 Efectos de las emociones negativas en el sistema inmunitario y tipos de
alteraciones (De Pablo, 2007).
Así como existen factores que influyen en la actividad de los sistemas, se hallan causas
para desarrollar el estrés.
IV.IV Causas del estrés
El estrés surge cuando el organismo realiza un sobreesfuerzo para contrarrestar el
desequilibrio inducido por alguna amenaza que altera su funcionamiento normal. Los
agentes o causas son estímulos estresantes de los distintos aspectos que constituyen un
factor de desequilibrio en el individuo. La actuación de estos estresores en la
generación de estrés es debido a su magnitud o intensidad, a la acumulación de varios
estresores o bien a su prolongación. El nivel de estrés que se experimenta depende del
modo en que se aprecian los hechos de la vida cotidiana.
Esto se debe a que los agentes estresantes son aquellas circunstancias que se encuentran
en el entorno que rodea a las personas y que producen situaciones de estrés (Melgosa,
1999). De acuerdo a De Pablo (2007) y Aquino, Arias y Fernández, (2009) los agentes
de estrés se dividen en grupos: catástrofes, acontecimientos vitales, presiones cotidianas
y condiciones laborales.
Las catástrofes: Situaciones o episodios en la vida impredecibles, como lo son los
desastres naturales. Las personas suelen después de sufrir alguno de estos episodios
ayudarse y reconfortarse, no obstante las consecuencias en su salud son muy
significativas.
Los acontecimientos vitales: Este tipo de fenómeno estresante que todo ser humano
experimenta en algún momento de la vida, viene representado por situaciones tales
como son la muerte de algún ser querido, divorcio, separación matrimonial, condena
penitenciaria, lesión o enfermedad, despido laboral, jubilación, embarazo, dificultades
sexuales, un nuevo miembro en la familia, hija (o) que se van de casa, el éxito personal,
cambio de trabajo o residencia, cambio de actividades sociales, vacaciones y navidad
(De Pablo, 2007).
Las presiones cotidianas: Dentro de los nuevos estilos de vida que hay es inevitable no
sufrir de irritación por el tráfico excesivo, los vecinos, las largas filas en los bancos o
supermercados, desencadenando estrés. Algunas personas son capaces de no tomarle
importancia a este tipo de situaciones, sin embargo otras se dejan arrastrar, por estos
pequeños factores estresantes diarios que a la larga se van acumulando afectando la
salud y bienestar de las personas (Aquino, Arias, Fernández, 2009).
Las condiciones laborales: La interacción en el ambiente de trabajo, las condiciones de
organización laboral y las necesidades, hábitos, capacidades y demás aspectos
personales del trabajador y su entorno social, en un momento dado pueden generar
cargas que afectan la salud, el rendimiento en el trabajo y la producción laboral (Parra,
2008).
Así mismo las condiciones de seguridad son una fuente importante de estrés, desde
las instalaciones, máquinas, herramientas hasta las características estructurales del lugar.
Los riesgos ambientales, denominados contaminantes que de acuerdo a su naturaleza
pueden ser físicos, químicos y biológicos (García y Trujillo, 2007). La carga de trabajo
determinada por los requerimientos físicos y psicológicos que el trabajo exige a quien lo
efectúa y puede clasificarse en: Carga física, puede ser estática (permanecer sentado,
agachado o en posiciones incomodas por mucho tiempo) y dinámica (carga, descarga,
caminar mucho, ascenso y descenso de escaleras).
Carga mental, es el conjunto de elementos perceptivos, cognitivos y afectivos
involucrados en el desarrollo de una actividad (Nieto, 2000 y García y Trujillo, 2007).
La Fatiga es resultado de la exposición de estos riesgos. Refiriéndose a la fatiga como
el cansancio físico o mental que experimenta un trabajador de acuerdo a la situación de
trabajo en la que se encuentre. Y los riegos psicosociales, los cuales incluyen aspectos
globales de la organización y del contenido de trabajo, entre los que se destacan el
tiempo de trabajo, ritmos de trabajo, automatización, comunicación, estilos de
conducción o gestión de la fuerza de trabajo (Nieto, 2000 y Alonso, 2002). En las
condiciones laborales se encuentran características que causan estrés en el ambiente
laboral, las que a continuación se mencionaran:
-Incertidumbre: La falta de certeza o inseguridad, quizá sea la característica más
frecuente en el trabajo. La inseguridad laboral provoca incertidumbre, ya que al no
estar seguro de tener empleo por mucho tiempo, hace surgir pensamientos negativos
que afectan el desempeño laboral (Juárez, 2007).
-Cambio: El adaptarse o no a una nueva situación. Un cambio en el horario de trabajo,
produce una alteración en los ciclos circadianos, lo que puede llevar incluso a
accidentes dentro del trabajo. Suele pasarles a los trabajadores que rolan turnos o a los
que viajan constantemente (Gómez, 2006).
-Falta de información: Sentirse indefenso y no saber qué hacer. El estar mal informado
puede ocasionar dificultades en la práctica laboral ya que al no existir una inducción
adecuada en el puesto puede provocar fallas y existen pérdidas económicas dentro de la
empresa (Nieto, 2000).
-Sobrecarga de los canales de procesamiento: Hoy en día se tienen que realizar varias
tareas al mismo tiempo, y en ocasiones son tantas que algunas veces las personas se
bloquean y no logran hacer nada. Esto se debe a que las diversas actividades que
realizan como; contestar el teléfono, escribir en la computadora, dirigir la atención en
documentos, entre otras; provoca una saturación sensorial que impide la realización de
las tareas más sencillas (Gómez, 2006).
-Falta de conductas o habilidades para afrontar y manejar una situación imprevista:
Afecta la manera de resolver problemas. La toma de decisiones es sumamente
importante para poder desarrollarse dentro del campo laboral. En la actualidad un
empleado eficiente debe saber manejar las situaciones inesperadas (Alonso, 2002).
Las características anteriores junto con los agentes de estrés hacen que los niveles de
estrés sean constantemente altos provocando distintas consecuencias y diferentes tipos
de alteraciones en los individuos.
IV.V Consecuencias
Como se ha descrito hasta ahora, el estrés modifica el estado emocional, deteriorando la
actividad cognitiva y transforma la homeostasis corporal. Las enfermedades gástricas,
la cefalea, las alteraciones del sueño y del estado de ánimo, la depresión y las relaciones
perturbadoras con la familia, los amigos y/o los compañeros de trabajo así como las
situaciones laborales se encuentran entre los primeros síntomas de estrés.
Al mismo tiempo, la persona que tiene estrés puede volverse vulnerable a las
enfermedades infecciosas. Los individuos pueden habituarse a consumir sustancias para
sentirse mejor y si no las tienen al alcance aumenta su estado de ansiedad y, con ello, el
grado de estrés. Este comportamiento y las alteraciones que se provocan en el
organismo pueden acarrear finalmente otras consecuencias negativas en una persona, y
estas consecuencias se han clasificado en alteraciones conductuales, emocionales,
cognitivas y fisiológicas como se muestra a continuación en la tabla 1 (Wolpe, 1982 y
Kortum, 2001).
Tabla 1 Tipos de alteraciones
Alteración conductual Alteración emocional Alteración cognitiva Alteración fisiológica
La alteración conductual implica a la conducta o conductas
desadaptativas relacionadas con la
salud.
La alteración emocional implica a la repercusión que se produce después del
esfuerzo de afrontamiento.
En la alteración cognitiva existe un mal funcionamiento
de los procesos superiores
La alteración fisiológica se da cuando el sistema
nervioso se altera provocando
hiperactividad en hormonas y vísceras.
Son comportamientos nocivos como:
consumo de sustancias (alcohol, drogas, tabaco,
y otros fármacos) sedentarismo, prácticas sexuales poco seguras, agresividad, violencia, mala comunicación,
correr riesgos innecesarios en el
trabajo y hábitos de alimentación (el comer
en exceso o lo contrario, no comer. El comer comida rápida y muy grasosa), ocasionando
sobre peso o malnutrición
(Davis,Keith yNewstrom, 1999 y
Doval y cols., 2004).
Se manifiestan a través de emociones de ansiedad, enojo,
angustia, apatía, sentimientos de
culpa, vergüenza, baja autoestima, soledad, tristeza,
irritabilidad, depresión y culpabilidad
(Tomasina, 2001).
Se puede ver que el mal funcionamiento
se presenta en procesos como: el pensamiento, es
confuso; la memoria, distraída;
se sufren alteraciones
notables en la atención y en la
toma de decisiones(Cerezo, Hernández y Rodríguez, 2009).
Se produce un incremento de tamaño
de las glándulas adrenales y una
reducción del tamaño de las glándulas
linfáticas (Venegas, 2006).
En suma los problemas surgen cuando las condiciones de trabajo son opuestas a las
necesidades del ser humano y ponen a prueba sus recursos durante un largo periodo,
dando lugar, en consecuencia, al fracaso de los intentos de hacer frente al estrés.
Algunos de los primeros indicios de esas situaciones de estrés son las emociones
negativas, la tensión, la preocupación y la depresión, que pueden ir acompañadas por la
perturbación de las funciones cognoscitivas y de la capacidad de rendimiento. Los
efectos sobre el sistema endocrino e inmunitario se desarrollan con facilidad cuando se
presenta el estrés laboral, el burnout y sin lugar a dudas en el más extremo de los casos
el karoshi.
IV.VI Estrés laboral
Ciertas condiciones laborales adversas tienden a causar el estrés, un solo agente puede
causar mucho daño, y cuando se combinan varios de ellos se desarrolla lo que se llama
estrés laboral. El estrés laboral se conceptualiza como el conjunto de fenómenos que se
suceden en el organismo del trabajador con la participación de los agentes estresantes
lesivos derivados directamente del trabajo o que con motivo de éste, pueden afectar la
salud del trabajador (Jiménez y Videra, 2010). Se puede considerar al estrés laboral
como una discordancia entre las habilidades de una persona y las exigencias de su tarea,
por un lado y por el otro, como una contrariedad entre las necesidades de la persona que
se pueden satisfacer a través del entorno y las que no (Aquino, Arias y Fernández,
2009).
Ya que el estrés laboral está presentándose con más frecuencia en los trabajadores, la
seguridad e higiene en el trabajo incluye no solamente los riesgos físicos, químicos y
biológicos de los ambientes laborales, sino también los múltiples y diversos factores
psicosociales inherentes a la empresa así como la manera en que influyen en el bienestar
físico y mental del trabajador (Neira, 2009). Estos son los llamados factores
psicosociales y son los mayores causantes de estrés laboral. Son factores de riesgo,
debido a que son características detectables en un individuo o grupo de personas
asociadas a la probabilidad de incrementar un daño en la salud. Los factores
psicosociales son las interacciones entre el trabajador, su medio ambiente laboral, la
satisfacción laboral y las condiciones de la organización por un lado y por otro, las
características personales del trabajador, sus necesidades, su cultura, sus experiencias y
su percepción del mundo (Juárez, 2007).
De acuerdo a Lazarus (1986), De Pablo (2007), Juárez (2007), y Uribe (2008) el
concepto de factores psicosociales se ha utilizado para referirse de manera indistinta
tanto a elementos externos al individuo como internos de éste. Los factores
psicosociales se pueden definir como las interacciones entre el trabajo, su medio
ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización, a través de
percepciones y experiencias, influyendo en la salud, el rendimiento y la satisfacción en
el trabajo.
El concepto de factores psicosociales se extiende también al entorno existente fuera de
la organización (por ejemplo, exigencias domésticas) y a aspectos del individuo (por
ejemplo, personalidad y actitudes) que pueden influir en la aparición del estrés en el
trabajo (Sauter, 1997). En conclusión la OIT (2005) y la OMS (2012) definen a los
factores psicosociales en el trabajo como: interacciones entre el trabajo, el medio
ambiente, la satisfacción en el empleo y las condiciones de la organización, por una
parte; y por la otra, las capacidades del empleado, sus necesidades, su cultura y su
situación personal fuera del trabajo; todo lo cual a través de percepciones y experiencias
que influyen en la salud y el rendimiento.
Los riesgos psicosociales se originan por diferentes aspectos de las condiciones y
organización del trabajo. Cuando se producen tienen una incidencia en la salud de las
personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológicos. La existencia de riesgos
psicosociales en el trabajo afectan, además de a la salud de los trabajadores, al
desempeño del trabajo (Juárez, 2007). Según Hernández y Martínez (2005) en Holanda
se encontraron evidencias claras de que el estrés y la fatiga psicológica están muy
correlacionados con las condiciones y la carga de trabajo. Asimismo en estudios
realizados en Bélgica con el 5 % del total de la fuerza productiva del sector privado, se
encontró que alrededor de una tercera parte de éstos (50 000 personas), se encontraban
incapacitadas por el trabajo debido a desórdenes psicológicos y una gran parte, cerca de
44 000 presentaron desórdenes motores (D'Hertefelt, 2002).
Esta información proporcionada por la OIT (2005) muestra que es un fenómeno cuya
importancia es más que evidente, sin embargo en nuestro país apenas empieza a ser
tomada en consideración, sin que esto quiera decir que en México estén ausentes estos
problemas, por el contrario cada vez es más común presenciar incluso en nuestros
centros de trabajo, fenómenos como el ausentismo, índices altos de invalidez o
desempleo y los descalabros económicos y sociales que afectan a la sociedad mexicana
(Hernández y Martínez, 2005 y Jiménez y Videra, 2010).
De acuerdo a Góngora y Lahera (2002) las causas que originan los riesgos psicosociales
son muchas y están mediadas por las percepciones, experiencias y personalidad del
trabajador. Para Arellano, Carrión y Pando (2006) los riesgos psicosociales son diversos
y se ven modulados por las características personales. Así mismo, se puede decir que
las principales fuentes de estrés laboral en los empleados se dividen en estresores a
nivel individual y estresores a nivel organizacional (Omar, 2006).
Estresores de nivel individual
Las diferencias individuales que hay entre empleados, pueden causar, que algunos de
ellos responden a los agentes estresores, con una presión positiva (que los estimula),
mientras que otros experimenten estrés negativo (que demerita sus esfuerzos). Como
resultado de ello, pueden darse consecuencias constructivas o destructivas tanto para la
empresa como para el empleado. Estos efectos pueden ser de corto plazo y desaparecer
rápidamente o prolongarse mucho tiempo (De Pablo, 2007). De hecho esta es la razón
por la cual, el estrés es considerado como un proceso interactivo entre las demandas y
los recursos que tiene el individuo (Cano, 2002).
Cuando las demandas superan a los recursos la tendencia será producir una situación de
estrés en la que, para cubrir las demandas, el sujeto intentará producir más recursos
llegando el estrés en ocasiones hasta su fase final que es el agotamiento del sujeto. Las
demandas y recursos están directamente relacionados con los factores psicosociales que
inciden en el estrés laboral (Zarza, 2006). Los factores psicosociales se consideran en
múltiples acepciones: como riesgos, consecuencias, fuentes de vulnerabilidad, recursos
y estrategias o barreras para la prevención (Peiró y Salvador, 1992).
Es entonces, que al considerar a los factores psicosociales como fuente de riesgo, se
toma en cuenta que estos tienen una incidencia en la salud de las personas a través de
mecanismos psicológicos y fisiológicos.
Estresores de nivel organizacional
Resulta importante destacar una clasificación de los estresores en extra organizacionales
o intra organizacionales.
1. Estresores extra organizacionales
Los estresores extra organizacionales son los que se plantean fuera del ámbito de la
empresa. Comprenden los factores familiares, políticos, sociales y económicos que
inciden sobre el individuo. Omar (2006) sugiere que es mayor la incidencia de los
factores estresantes laborales sobre la vida familiar y conyugal, existiendo una
interrelación entre el ámbito laboral y el hogar o la vida de relación social
La inadecuada interconexión hogar-trabajo genera conflictos psicológicos y fatiga
mental, falta de motivación y disminución de la productividad, así como también un
deterioro de la relación conyugal y familiar.
Es indudable que los problemas o estresores organizacionales o intra organizacionales,
es decir, los que se presentan dentro del ámbito laboral, inciden en la vida personal del
sujeto, provocando dificultades hogareñas, que al aumentar se potencian luego,
generando un estrés posterior que se lleva nuevamente al ámbito laboral y genera
dificultades en el rendimiento laboral, produciéndose así un círculo vicioso de
realimentación mutua (De Pablo, 2007).
2. Estresores intra organizacionales (del ambiente laboral)
Se debe tener muy en cuenta el hecho de que las personas invierten gran parte de su
tiempo en su trabajo, encontrando una parte sustancial de su identidad y gratificación
personal en sus tareas. Sin embargo, estas consideraciones no siempre son valoradas
adecuadamente por las empresas, ni aun por los propios trabajadores. Se cree que
existen estresores que en una situación de equipo se evidencian más que en el trabajo
individual, sin embargo al mismo tiempo el trabajo en equipo puede disminuir el grado
de estrés producido por ciertos estresores. Así mismo cabe la aclaración que dependerá
de la actividad, si bien hay estresores genéricos hay ciertas actividades que por sus
características exponen a los individuos de manera particular y distinta a otras. De tal
forma que se pueden agrupar los estresores organizacionales en cuatro tipos (Cox,
Griffiths y Stavruola, 2004):
A) Estresores del ambiente físico
B) Estresores del trabajador
C) Estresores grupales
D) Estresores organizacionales
A) Estresores del ambiente físico: Son todas aquellas condiciones ambientales en donde
se desarrolla cualquier actividad laboral, como; falta de luz o luz muy brillante, ruido
excesivo o intermitente, vibraciones, aire contaminado, alta o baja temperatura, así
como la infraestructura inadecuada. Estos factores requieren una doble adaptación,
tanto física como psicológica.
B) Estresores del trabajador: Son todos aquellos que se refieren solamente al trabajador
como individuo, es decir, lo que al trabajador afecta dentro de la organización (Zarza,
2006).
1) Sobrecarga de trabajo: Representa asignaciones excesivas de actividades a un
trabajador. La sobrecarga o estrés por sobre estimulación puede ser objetiva o
subjetiva, de acuerdo con la valoración y las características de las personas, se considera
sobrecarga de trabajo el ejercer responsabilidades importantes, es decir, por ejemplo,
responsabilidad por la tarea o las decisiones de otros. Estas personas habitualmente
tienen más estrés, fuman más, tienen presión más alta y aumentan los índices de
colesterol que aquellas que solamente se responsabilizan por objetos o por la realización
de su propia tarea (Seward, 1990).
La sobrecarga genera insatisfacción, tensión, disminución de la autoestima, sensación
de amenaza, taquicardia, aumento del colesterol, del consumo de nicotina y otras
adicciones, para tratar de responder a la sobre exigencia.
2) Conflicto de roles: se presenta en un empleado cuando una persona de su medio
ambiente de trabajo le comunica ciertas expectativas de cómo él debería comportarse, y
esta expectativa dificulta o imposibilita cumplir con otras. Definiendo al rol como la
manera en que se realiza la función.
Existen diferentes tipos de conflictos de roles:
Intra-demandante: Es cuando el supervisor o una persona que dirige, comunica
expectativas incompatibles e incongruentes entre sí.
Inter-demandante: Ocurre cuando dos o más personas comunican expectativas de rol
incompatibles.
Conflicto persona-rol: Cuando se presenta una incompatibilidad entre los valores de un
individuo o sus creencias y las expectativas.
Conflicto inter-rol: Los requerimientos de un rol son incompatibles por la misma
persona.
Ambigüedad del rol: Se genera cuando no hay una adecuada información sobre el rol
esperado. Dicha información es poco clara y confusa acerca de las expectativas del rol
(conductas), así como también cuando hay confusión en cuanto a cuáles son las
conductas de las que dispone el sujeto para satisfacer las expectativas del rol y poca
certeza acerca de las consecuencias de ciertas conductas-rol (Cruz, y Rivero, 2008).
3) Discrepancias con las metas de la carrera laboral: Las discrepancias y dudas sobre
la carrera laboral o la profesión del individuo están dadas por la falta de seguridad
laboral, las dudas sobre los ascensos y las legítimas ambiciones frustradas. La
insatisfacción en cuanto a las discrepancias entre aspiraciones y logros lleva a la
ansiedad y la frustración, la depresión y el estrés, especialmente entre los 40 y 50 años.
Es frecuente que además de una calidad deficiente del rendimiento laboral encontremos
adicciones como el alcohol, las drogas, el café, el tabaco, etcétera (Seward, 1990).
4) Alteración de ritmos biológicos: Es el estrés que se produce al alterar las constantes
biológicas determinadas por el ritmo cardíaco determinado a su vez por las secreciones
hormonales, los ciclos del sueño y el ritmo metabólico. Requiere un alto esfuerzo
adaptativo, generando irritabilidad, disminución de la concentración, trastornos del
sueño, fatiga, ansiedad, además de provocar modificaciones en la vida social, conyugal
y sexual. De acuerdo a Cruz, y Rivero (2008) se presenta principalmente en:
Trabajadores nocturnos o trabajadores que rolan turnos; pilotos de líneas aéreas y
azafatas, controladores aéreos, personalidad de sanidad, personal de seguridad,
trabajadores del transporte, diplomáticos, atletas profesionales.
C) Estresores de nivel grupal: Definiéndose al grupo como dos o más personas que
comparten los valores, metas, normas y que interactúan entre sí. Un equipo es un
conjunto de personas que realizan una tarea para alcanzar un resultado. Una
organización puede adoptar el trabajo en equipo como un "modo" de trabajo bastante
difundido en estos días, lo que hace que muchas otras lo adopten como una "moda",
produciendo esta falta de convencimiento y apoyo por parte del nivel jerárquico que los
resultados no sean los realmente esperados (Seward, 1990). La falta de apoyo por parte
del grupo o de los miembros del mismo, tanto como los conflictos intra e intergrupales
pueden ser de gravedad y conllevan sentimientos de inseguridad, ansiedad y ausentismo
como una manera de abandonar el conflicto (De Pablo, 2007).
Un estresor a nivel grupal se presenta cuando más de un integrante del grupo de trabajo
se encuentra bajo mucha presión provocando conflictos en el mismo. Los factores
estresantes a nivel grupal son los siguientes:
Falta de cohesión entre los miembros del equipo. La cohesión de un grupo es la
suma de las fuerzas positivas que actúan en todos los miembros del grupo para
permanecer dentro de él (Raven, 1981). Shawn (1995) la define como el grado
de motivación que tienen los miembros a pertenecer al grupo. Olvera (2005) lo
define como la atracción que tienen los miembros por pertenecer al grupo, lo que
los lleva a trabajar gustosos y a obtener una mayor productividad.
Conflictos intra - intergrupal. Se denomina así al tipo de conflicto en una
relación en la que las personas son negativamente interindependientes respecto a
sus metas, los medios (o ambos) y a los fines de trabajo (Raven, 1981). El
conflicto intergrupal es inevitable en las organizaciones debido a que cuando los
grupos dependen de los unos y otros para llevar a cabo las tareas, existe una área
potencial para el conflicto. Existiendo tres tipos de conflicto intergrupales: de
roles (cuando las expectativas de dos o más miembros son incompatibles), de
asuntos (se da cuando existe un desacuerdo entre los miembros de un grupo para
resolver un problema) y de interacción (se presenta cuando una parte del grupo
culpa a la otra, frenando los recurso para lograr el fin planeado) (Ramos, 2001).
Apoyo inadecuado del equipo. La pertenencia de un grupo puede resultar
gratificadora por sí misma para el individuo, con independencia de quienes sean
los miembros del grupo (Shaw, 1995).
Si los miembros de un equipo se encuentran estresados las tareas no se realizan de la
forma adecuada. Como bien se nombró anteriormente la eficacia se reduce por
cansancio, mala memoria, mala predisposición a la atención y mal humor. Las personas
demandantes de la actividad del equipo generan una serie de expectativas con respecto a
lo que desean recibir produciéndose, cuando no son cubiertas, una amplia brecha entre
la atención recibida y la esperada, provocan altos niveles de insatisfacción o satisfacción
baja. De hecho si los integrantes de un equipo están estresados, muchas veces llevan
sus problemas y preocupaciones al resto del equipo bajando el nivel de rendimiento,
provocando baja satisfacción de los integrantes durante y después de conocer los
resultados del equipo. Esto es, los equipos orientados a los procesos se muestran menos
satisfechos por el bajo rendimiento en el desarrollo de las tareas de los miembros
estresados y en los equipos orientados a resultados la satisfacción se reduce cuando los
resultados esperados se diferencian mucho de los reales.
D) Estresores organizacionales. En la organización las actividades laborales que
desarrolla el individuo implican una totalidad de ideas y vivencias, afectando la
autoestima y seguridad emocional, del trabajador y de los demás individuos con los que
se convive diariamente (Olvera, 2005). Entre ellos se cuentan:
-Clima de la organización: Una organización tiene un carácter, una atmósfera particular
propia de su esquema productivo. Este clima condiciona la conducta de los individuos
que la integran, pero su valoración es difícil de lograr, ya que su medición carece de
rigor científico. Puede ser un clima tenso, relajado, cordial o no. Produciendo distintos
niveles de estrés en los individuos, según la susceptibilidad o vulnerabilidad que tenga
cada uno (Anzola, 2003). El comportamiento de un trabajador no es resultado de los
factores organizacionales existentes, sino que depende de las percepciones que tenga el
trabajador de estos factores. Sin embargo, estas percepciones dependen de buena
medida de las actividades, interacciones y otra serie de experiencias que cada miembro
tenga con la organización. De ahí que el Clima Organizacional refleja la interacción
entre características personales y organizacionales (Hall y Schneider, 1997). De las
cuales se pueden destacar las siguientes:
-Estilos gerenciales: Pueden estar determinados por estructuras rígidas e impersonales,
por una supervisión o información inadecuada, por la imposibilidad de participar en las
decisiones, etcétera.
-Tecnología: Será de alto valor estresante la disponibilidad con que la organización dota
a sus empleados de los elementos necesarios para su acción, como así también la
capacitación para el uso de la tecnología respectiva. Los recursos deben ser acordes con
los requerimientos y exigencias laborales (Cruz y Rivero, 2008).
-Diseños y características de los puestos: Los atributos de las tareas como son la
variación, autonomía, la información del empleado acerca de la ejecución, carga de
trabajo pesada, jornadas de trabajo largas, pausas de descanso escasas, trabajo repetitivo
y la importancia que tiene, se encuentran íntimamente relacionados con la satisfacción
con el trabajo y el desempeño, aparte de que son una fuente importante de motivación
(Ivancevich, 1989, Cárdenas, 2000 y Ramos, 2001).
-Fechas topes no racionales: Es un factor determinante el impacto que produce el
establecimiento de metas inalcanzables en los tiempos prefijados para ello.
Especialmente en los equipos de trabajo en donde el tiempo es factor fundamental para
su realización (Olvera, 2005).
-Control de sistemas informáticos: Cuando los integrantes de la organización, objetiva
o subjetivamente, no dominan o controlan los sistemas informáticos que se utilizan, se
generan situaciones de ansiedad y estrés que disminuyen la eficiencia (Peiro y Salvador,
2008).
-Estimulación lenta y monótona: Es el estrés por sub estimulación. Se produce por la
falta de estímulo normal y fisiológico de los sentidos y del pensamiento. Se presenta,
en el trabajo rutinario y automatizado que no permite la creatividad y el pensamiento
independiente, en casos como: Cadena de trabajo lenta y monótona, jubilación brusca,
vacaciones excesivamente tranquilas, y falta de trabajo.
Por lo tanto el bienestar de los empleados es importante, debido a que su tiempo,
energía y aptitudes son excesivamente solicitadas dentro de su área de trabajo y se ven
afectados por el estrés. En suma, está claro que el proceso de trabajo puede llegar a
consumir al trabajador con su vorágine operativa y de presión. Esto se debe a que los
ambientes de trabajo con altas demandas de presión en el ambiente laboral y presiones
de tiempo, provocan que los empleados estén en alto riesgo de estrés. Ocasionando el
burn out o karoshi, como se muestra a continuación.
Burnout
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el burnout es un síndrome
que se ha transformado en un grave problema, ya que su incidencia es más frecuente.
De hecho el burnout es considerado por Pines y Aronson (1989) como un estado de
agotamiento físico, emocional y mental, que se origina por el involucramiento de
situaciones emocionalmente demandantes, durante un tiempo prolongado. Leiter,
Maslach y Schaufeli (2001) consideran que el burnout es una de las consecuencias del
estrés particularmente importante debido a que es un estado extremo de tensión,
resultante de una respuesta prolongada a estresores laborales crónicos que exceden los
recursos de un individuo para afrontarlos. Posteriormente Gaynés, Giménez y Portell,
(2004) y Braga y cols. (2009) lo definieron como una respuesta al estrés laboral crónico
que afecta a aquellas personas cuyo trabajo tiene como centro ayudar y apoyar a otros;
generando en el profesional síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y
emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales.
Cooper, Batawi y Kalimo (1988) y Montenegro y Silva (2003) Alfaro y Olmos (2011)
lo asocian a una respuesta excesiva del estrés laboral y coinciden en que existen tres
componentes del burnout: agotamiento emocional, sentimientos de despersonalización
y sentimientos de bajo logro personal. El agotamiento emocional ocurre cuando los
individuos se sienten emocionalmente exhaustos por el trabajo. Los individuos que
sufren de sentimiento de despersonalización se han endurecido por el trabajo y tienden a
tratar a sus clientes como objetos. Las personas con sentimiento de bajo logro personal
no pueden lidiar con los problemas de manera efectiva y no son capaces de entender o
identificar los problemas de los demás. Se sienten débiles para impactar realmente en
los problemas y por tanto no suelen implementar soluciones efectivas. La evidencia es
poco clara en cuanto a si el agotamiento lleva a la despersonalización y al bajo logro
personal o si funciona en dirección opuesta.
Síntomas y consecuencias
Cuando se dice que una persona padece de burnout, tanto dentro del ambiente de
empresa como a nivel del público ordinario se entiende que ésta sufre de fatiga o está
cansada; sin embargo, dicha comprensión tiende a hacerse en el lenguaje común, por lo
que no se dimensiona el serio problema que se presenta. En realidad, el padecimiento
de burnout es más que el cansancio habitual que puede ser reparado con unos días de
descanso, y envuelve una serie de padecimientos a nivel psicológico, físico, social y
también en relación con la empresa, lo que le da su connotación de síndrome (Forbes,
2011). Dentro de las características generales están:
Negación: se tiende a negar, ya que suele vivirse como un fracaso profesional y
personal. Los compañeros son los primeros que lo notan y esto es muy importante
para un diagnóstico precoz.
Irreversibilidad: entre el 5 y el 10% de los casos el síndrome resulta irreversible. Por
lo tanto, es importante la prevención ya que, normalmente, el diagnóstico precoz es
complicado y la línea que separa el desgaste del burnout es muy delgada.
A nivel psicosocial, genera deterioro en las relaciones interpersonales, depresión,
cinismo, ansiedad, irritabilidad y dificultad de concentración. Es común el
distanciamiento de otras personas y los problemas conductuales pueden progresar hacia
conductas de alto riesgo (juegos de azar, comportamientos que exponen la propia salud
y conductas orientadas al suicidio, entre otros) (Alfaro y Olmos, 2011). Gradualmente
el cuadro se agrava en relación directa a la magnitud del problema, inicialmente los
procesos de adaptación protegen al individuo, pero su repetición los agobia y a menudo
los agota, generando sentimientos de frustración y conciencia de fracaso, existiendo una
relación directa entre la sintomatología, la gravedad y la responsabilidad de las tareas
que se realizan (Aquino y Arias, Fernández, 2009).
Los síntomas observados pueden evidenciarse como:Físicos: Dentro de los daños físicos que pueden padecerse debido al síndrome, se
incluyen: insomnio, deterioro cardiovascular, úlceras, pérdida de peso, dolores
musculares, migrañas, problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, alergias,
asma, fatiga crónica, problemas con los ciclos menstruales o incluso daños a nivel
cerebral (Ayala, Sphan y Thomae, 2006).
Conductuales: conducta despersonalizada en la relación con el cliente, absentismo
laboral, desarrollo de conductas de exceso como abuso de barbitúricos, estimulantes y
otros tipos de sustancias (café, tabaco, alcohol, etc.), cambios comportamentales por
cambios bruscos de humor, incapacidad para vivir de forma relajada, incapacidad de
concentración, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto
riesgo o aumento de conductas hiperactivas y agresivas.
Emocionales: predomina el agotamiento emocional, síntomas disfóricos,
distanciamiento afectivo como forma de autoprotección, ansiedad, sentimientos de
culpabilidad, impaciencia e irritabilidad, soledad, alienación, impotencia o depresión,
baja tolerancia a la frustración, desorientación, aburrimiento o, entre otros, vivencias de
baja realización personal (Jacob, 2004).
Actitudinales: actitudes de desconfianza, apatía, cinismo e ironía hacia los clientes de la
organización, hostilidad, suspicacia y poca verbalización en las interacciones.
Sociales: actitudes negativas hacia la vida en general, disminuyendo la calidad de vida
personal, aumentando los problemas de pareja, familiares y en la red social extra laboral
del sujeto (debido a que las interacciones son hostiles, la comunicación es deficiente, no
se verbaliza, se tiende al aislamiento, etc.) (Bohlander, 2006).
Laborales: la condición afecta, por cuanto es de esperar una disminución en la calidad o
productividad del trabajo, actitud negativa hacia las personas a las que se les da servicio,
deterioro de las relaciones con compañeros, aumento del absentismo, disminución del
sentido de realización, bajo umbral para soportar la presión y conflictos de todo tipo,
entre otros factores (Mondy y Noe, 2006).
El Síndrome del burnout es un proceso, más que un estado y se han podido establecer
cuatro estadios de evolución de la enfermedad aunque éstos no siempre están bien
definidos (Cox, Griffiths y Rial, 2000):
Forma leve: los afectados presentan síntomas físicos, vagos e inespecíficos. Forma
moderada: aparece insomnio, déficit atencional y en la concentración, tendencia a la
auto-medicación. Forma grave: mayor en ausentismo, aversión por la tarea, cinismo,
abuso de alcohol y psicofármacos. Forma extrema: aislamiento, crisis existencial,
depresión crónica y riesgo de suicidio (Sierra, 1999).
El diagnóstico se establece a través de la presencia de la tríada sintomatológica
constituida por el cansancio emocional, la despersonalización y la falta de realización
personal, elementos que pueden se evalúan a través del Maslach Burnout Inventory
(MBI) (Perez,2000). El diagnóstico diferencial debe realizarse con el síndrome
depresivo, el síndrome de fatiga crónica y los sucesos de crisis (Pérez, 2000).
Las investigaciones sobre el burnout se han extendido a ocupaciones tales como
administradores, controladores de tráfico aéreo, trabajadores del sector salud, maestros
y profesionales de la milicia (Demerouti, Bakker, Nachreiner y Schaufeli, 2001,
Martínez y Salanova, 2005). Han surgido algunos hallazgos claros acerca de quién
experimenta el burnout (Maslach, y cols., 2001). Primero, el burnout es más alto entre
empleados más jóvenes que comparado con empleados mayores, pueden sentirse
abrumados por las demandas de su nuevo puesto. Además una característica de
personalidad que suelen compartir los pacientes afectados es la dificultad para expresar
sentimientos y afrontar factores estresantes generales. Estos estados anímicos activan o
inhiben procesos corporales. De acuerdo a la OMS (2012) se ha demostrado que el
afrontar de forma optimista estos sucesos protege de la aparición de estos trastornos.
Por otro lado, se han definido ciertos patrones de conducta que parecen asociarse a
algunas enfermedades: la llamada personalidad tipo A (sujetos hiperactivos, agresivos,
impacientes, muy implicados en el trabajo) es un factor de riesgo para padecer
cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto de miocardio); la personalidad tipo B
(personas tranquilas, confiadas, con expresión abierta de sus emociones) no está
asociada a ninguna enfermedad (actuaría como factor "protector"), y la personalidad
tipo C (sujetos pasivos, conformistas, sumisos, con escasa expresión de sus emociones)
parece predisponer a algunos tipos de cáncer (Semmer, 1996). De hecho en una
investigación hecha en el Estado de México a diversas organizaciones privadas, se
encontró que el 70% de los gerentes presentaron burnout, lo cual indica que los niveles
de eficacia profesional disminuyeron significativamente dentro de las organizaciones
(Escobar, García y Romero, 2006).
Karoshi
Según Corredor (2012) entre un 7% y un 12% de los ciudadanos de nuestro país
mantiene una “relación patológica” con su actividad profesional. Además, un informe
de la Organización Internacional del Trabajo (2005) refiere que algunas personas
dedican más de 12 horas diarias a su profesión para dejar a un lado sus problemas
personales. El fenómeno del karoshi fue reconocido inicialmente en Japón, y el término
ha sido adoptado en todo el mundo. De hecho fue utilizado por primera vez por Uehata
(1989) quién lo conceptualizó como karoshi, es un término médico social que
comprende los fallecimientos o incapacidades laborales de origen cardiovascular (como
accidente cerebro vascular, infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca aguda) que
pueden producirse cuando el trabajador con una enfermedad arteriosclerótica
hipertensiva se ve sometido a una fuerte sobrecarga de trabajo. Y ha sido considerado
por autores como Drinkwater (1992), Montaño (2000), García, Ochoa y Ramírez (2011)
como un síndrome que se asocia a la sobrecarga laboral con largas horas de trabajo, que
incluyen largos e incómodos períodos de traslado y transporte, que configuran la muerte
por exceso de trabajo, que es producida por un ataque al corazón y está caracterizada
por la combinación de apoplejía e hipertensión (Chapela y Contreras, 2011). García
(2001) define al karoshi como la enfermedad del agotamiento de los recursos físicos y
mentales, que ocurre tras un esfuerzo desmesurado para alcanzar un fin irrealizable que
uno se había fijado o que los valores de la sociedad habían impuesto, lo que puede
llevar a la muerte. Ahora que el karoshi es definido, como la muerte por exceso de
trabajo, se deben tomar en cuenta que los cambios en la organización del trabajo, la
mayor exigencia y autoexigencia que éstos ejercen, han desarrollado enfermedades
laborales, que traen consigo mayor ausentismo y hasta incapacidad para realizar
funciones, todo en detrimento del propio trabajador que terminará finalmente siendo
despedido (Katsuo y Jeffrey, 1999).
La presión laboral desmedida logra cambiar las estructuras o funciones cerebrales.
Como consecuencia del estrés, debido a que se presenta cuando las demandas en el
trabajo se tornan demasiado difícil y algunas persistentemente inalcanzables. Entre los
síntomas de este exceso de trabajo son; una adicción al mismo, la ansiedad, la
incapacidad para desconectar en el tiempo libre o las vacaciones, sentimientos de
culpabilidad cuando no se trabaja, el ser él primero en llegar a la oficina y el último en
salir, el sentimiento de culpa si se sale antes del trabajo un día (Corredor, 2012). Pero
estos síntomas pueden ir más allá e incluso confundirse, la modernidad es testigo de sus
consecuencias, como la muerte por karoshi. Ésta es repentina y sobreviene por
hemorragia cerebral o insuficiencia cardiaca o respiratoria, debido a un exceso de fatiga
que produce alta presión y endurecimiento arterial (Arteaga y Micheli, 2006). Las
personas más propensas tienen entre 40 y 50 años, y más de la mitad son ejecutivos,
empleados de oficina y funcionarios públicos. Parece que los trabajos que mayores
márgenes de actuación permiten, son los que favorecen engancharse. Es decir, las
profesiones liberales como los médicos, abogados, consultores, ejecutivos (Vidal,
1999).
Lo que nos lleva a mencionar el modelo demanda-control de Karasek y Theorell (1990)
donde propone que la cuando un empleado se encuentra demandas muy altas y tiene
bajo control sobre ellas (amplitud del margen de toma de decisiones) aumenta el riesgo
de tensión psicológica y enfermedad física; un empleo activo que combine una gran
demanda y un gran control exige una motivación de aprendizaje para desarrollar nuevos
patrones de comportamiento. Uehata (1991) señaló que puestos de trabajo de los casos
de karoshi se caracterizaban por un mayor grado de demanda laboral y un menor apoyo
social, mientras que el grado de control sobre el trabajo era muy variable.
Según su descripción, los casos de karoshi se presentaban en trabajadores entusiastas y
dedicados, por lo que tienden a olvidar su necesidad de descanso periódico, e incluso la
necesidad de atención médica (Arteaga y Micheli, 2006). Se ha sugerido que el riesgo
puede ser alto no sólo en los puestos de trabajo que generan gran tensión ó estrés como
los gerentes, sino también en los más activos (Katsuo y Jeffrey, 1999). Los directivos y
técnicos tienen un gran margen de toma de decisiones. Si sus demandas son muy altas y
se muestran entusiastas en su trabajo, pueden no controlar sus horas de trabajo, en cuyo
caso serían un grupo de riesgo para el karoshi por la sobreexplotación (García 2001).
Uehata (1991) llegó a la conclusión que los afectados eran fundamentalmente varones
con horarios de trabajo muy prolongados y otras sobrecargas generadoras de estrés, y
que estos estilos de trabajo exacerbaban sus otros hábitos de vida y originaban los
ataques, desencadenados en última instancia por pequeños sucesos o problemas
laborales.
Así mismo el problema del karoshi se ha ligado a trabajadores con patrón de
comportamiento tipo A. El cual demuestra una relación entre el patrón de
comportamiento tipo A y la prevalencia o incidencia de cardiopatía coronaria. Hayano
y cols. (1989) investigaron las características del patrón de comportamiento tipo A en
trabajadores japoneses usando la encuesta de actividad de Jenkins (JAS) se encontró que
la dedicación y competitividad son decisivas para desarrollar problemas coronarios que
pueden llevarlos a la muerte (Haratani, 1997). De hecho, como anteriormente se había
mencionado el tipo de personalidad es una característica para presentar problemas de
salud, especialmente a aquellos que les cuesta delegar (Katsuo y Jeffrey, 1999).
Se puede considerar muerte por exceso de trabajo si el trabajador laboró continuamente
las 24 horas anteriores a su deceso o si lo hizo durante siete días consecutivos durante
16 horas ininterrumpidas (Cervera, 1996). Para que este fenómeno no se presente en las
organizaciones mexicanas es preciso mejorar el entorno laboral manteniendo siempre en
condiciones de comodidad; las condiciones de trabajo, reduciendo la sobrecarga laboral,
y facilitándose instalaciones para el bienestar de los trabajadores que necesiten
recuperarse de la fatiga. Al mejorar las condiciones de los centros de trabajo y
aumentando la comodidad. psicológica, se estimula la puesta en práctica de las
exploraciones de salud y de los programas de promoción de la salud de todos los
trabajadores. Estas actividades permitirán prevenir el karoshi y reducir el estrés. Es
preciso reducir el número de horas trabajadas para prevenir el karoshi (García, Ochoa y
Ramírez, 2011).
En conclusión se puede decir que el estrés tiene un precio y las sociedades industriales
lo han ignorado hasta la fecha o, cuando mucho, han contabilizado en las estadísticas de
salud. Hay algunas enfermedades que se agrupan, según los especialistas en estrés, bajo
el título genérico de “enfermedades causadas por estrés”; las principales son:
alcoholismo, enfermedades coronarias que pueden conducir al karoshi o muerte por el
trabajo y los trastornos más importantes de la salud mental: depresión y ansiedad. La
comprobación de estos costos y sus consecuencias sobre los ingresos tanto de las
empresas como a nivel social, son los que dieron origen a numerosos estudios sobre el
estrés profesional. Se debe reconocer que, hasta la fecha, más del 90% de las
investigaciones, se efectuaron en países anglosajones. En nuestro país ni hay una larga
tradición, ni es abundante la investigación sobre estrés relacionado al trabajo, las
alteraciones psicosomáticas y el Burnout (López, 1999).
Capítulo V
Alteraciones psicosomáticas asociadas al trabajo
V.I Definición de Alteración Psicosomática
En las organizaciones la caída de la productividad, se ve influenciada por la deficiente
calidad de vida laboral de las personas, llevando como consecuencia la pérdida de
competitividad de la organización dentro del mercado. Y a medida que la organización
se da cuenta de esta pérdida, es cuando ejerce presión sobre el personal para aumentar la
productividad de la misma. Provocando altos niveles de estrés, sin embargo, la mejor
solución para mejorar la productividad es implementar programas para optimizar la
calidad de vida de los trabajadores en el trabajo. Dándole al principal recurso que es el
humano, un trato digno.
Ya que si este se encuentra debilitado la organización no rinde al cien por ciento. De
hecho, existe evidencia empírica que relaciona significativamente las experiencias de
estrés, en especial cuando son intensas o tienen carácter crónico, con un malestar
psicológico, como las molestias psicosomáticas con los trastornos músculoesqueléticos,
enfermedades gastrointestinales y cardiovasculares (Robaina y Sevilla, 2003). Como lo
menciona Mondy y Noe (2006) cuando hay un aumento de carga de trabajo, escándalos
corporativos y una economía en recesión, existe un aumento en la tasa de ataques
cardiacos, accidentes cerebro vasculares entre las afectaciones a la salud más
destacadas, debido a que estos padecimientos son los más frecuentes en los ejecutivos
de alto nivel. Por lo que Peiro (2008) sugiere que el deterioro del clima social, el
incremento del absentismo o la reducción de la productividad son causa de las
alteraciones psicosomáticas que a su vez suelen tener repercusiones negativas
económicas sobre las organizaciones.
Sin embargo antes de seguir es imprescindible saber qué es una alteración
psicosomática, para entender qué pasa dentro de este enorme campo de trabajo, donde
el recurso humano es la principal mano de obra en las organizaciones. Para ello se
mencionarán algunas definiciones que esclarecerán este rubro. Las alteraciones
psicosomáticas son consideradas como aquellas que tienen origen mental, pero que su
manifestación es orgánica (Shwartz, 1977). De acuerdo a Sandín (1993) al retomar la
raíz latina de la palabra psicosomática, se toma a psico (mente), somática (cuerpo), se
refiere a que la mente enferma al cuerpo, definiéndose entonces como una relación o
participación de la mente y el cuerpo. Otra definición es la de Ader, y Cohen, (1993)
quienes consideran a la alteración psicosomática como auto génica, osea que es
generada por el mismo cuerpo. Ocasionada por la incapacidad de la persona para
enfrentar su entorno, cuando los problemas no los puede tolerar, y se presentan los
síntomas físicos.
En el Manual de Diagnostico y Estadísticas de Desordenes Mentales V (2014) se
expone a las alteraciones psicosomáticas como factores psicológicos que afectan el
estado psíquico o la condición médica. Concordando con dichas afirmaciones Mur de
Víu, y Maqueda, (2011) afirman que en la mayoría de las alteraciones psicosomáticas
existen factores psíquicos que generan cambios orgánicos que son el sustrato corporal
de la enfermedad. Aclarando que estas alteraciones son multifactoriales y por lo tanto
lo psíquico es sólo uno de los mecanismos implicados en la génesis de estas patologías.
Para Diez (2002) son originadas por la psique, y generan síntomas físicos propios de un
sólo sistema de órganos, con inervación vegetativa. Por lo general, en estos trastornos
existe una patología orgánica clara y evidente, comprobable por medios clínicos o
complementarios, ya que en los trastornos psicosomáticos hay lesión orgánica. Ávila
(2010) hace mención de la afectación psíquica por el ambiente social donde se
desarrolla el individuo, reflejando al mismo tiempo el malestar en alguna parte del
cuerpo. A partir de estos planteamientos se puede considerar a la alteración
psicosomática como:
La alteración en la que el cuerpo se enferma así mismo, de tal modo que la parte
psíquica afecta al organismo.
V.II Teorías Sobre Alteraciones Psicosomáticas
Conforme se han hecho investigaciones se han propuesto diferentes tipos de teorías para
describir el fenómeno de las alteraciones psicosomáticas y cada una tiene diferentes
hipótesis, como se muestra a continuación.
Teoría de Especificidad Estímulo-Respuesta
En la teoría de especificidad estímulo-respuesta, se menciona que un determinado
estímulo, o complejo estimular, induce determinadas respuestas fisiológicas y por
consecuencia, una determinada enfermedad en diferentes personas. Aquí las relaciones
de predictibilidad entre estímulos y respuestas fisiológicas son independientes de la
persona. Debido a que en la especificidad estímulo respuesta, un determinado estímulo
produce una jerarquía estable de respuestas fisiológicas en distintos sujetos (Robaina, y
Sevilla, 2003).
Teoría de Especificidad Individuo-Respuesta
En la especificidad individuo-respuesta, un único individuo emite una jerarquía estable
de respuestas a diferentes estímulos. Ya que el individuo tiende a responder al estímulo
estresante con hiper reactividad de alguna modalidad fisiológica que puede ser cardiaca,
respiratoria, gastrointestinal por mencionar algunas. En esta modalidad se asocia algún
atributo de la persona con tendencia a reaccionar de una forma estereotipada. En otras
ocasiones la especificidad de respuestas se incorpora a la psicosomática mediante
formulaciones más sofisticadas, incluyendo connotaciones en las respuestas no sólo de
orden fisiológico sino también psicológico (Gil Monte, Peiro y Valcárcel, 2013).
La aplicación de esta especificidad ha adoptado diferentes formas, una de las
modalidades más simples es la teoría de la debilidad del órgano. De acuerdo con ésta,
una persona tiene una parte de su cuerpo predispuesta para enfermar, independiente del
tipo de estresante. Ante las mismas condiciones estresantes, un individuo más
vulnerable (por constitución personal) es más probable que desarrolle un trastorno que
otro individuo con menor predisposición. (Belloch, y Sandín, 1996). El tipo de
enfermedad está determinada por el eslabón más débil dentro de su sistema funcional
orgánico (Maher, 1970 y Pedreira y Palanca, 2002).
Teoría de Especificidad Psicológica-Física
Otro tipo de especificidad que poco se ha manejado es la especificidad psicológica–
física la cual se focaliza en la formulación de las relaciones específicas entre
componentes psicológicos y físicos de la respuesta (Graham, 1972 y Campo y Fritz,
2002). Haciendo referencia a la asociación entre las descripciones psicológicas y físicas
de la respuesta. No se trata de descripciones de eventos idénticos, sino de dos conjuntos
de eventos diferentes, cada uno de los cuales se considera parte de la respuesta total. Se
plantea que cualquier formulación que se asocie a una emoción específica con una
enfermedad determinada es un ejemplo de este tipo de especificidad, al relacionar un
conjunto de variables psicológicas con variables físicas. Este tipo de relación puede
darse junto o con independencia de la especificidad estímulo-respuestas e individuo-
respuesta o de ambos (Garralda, 1992 y Belloch y Sandín, 1996).
Teorías multifactoriales y multidisciplinarias
En la actualidad las teorías tienden a ser explicaciones multifactoriales y
multidisciplinarias en vez de estar centradas en un único aspecto como las teorías
anteriores. Las teorías multifactoriales hacen referencia a las causas y el mantenimiento
de la enfermedad física dependiendo de múltiples factores (biológicos, psicológicos y
sociales). Y las multidisciplinarias apuntan a la necesidad de abordar el problema de los
trastornos psicosomáticos desde diferentes disciplinas (González, 1988 y Garralda,
1992). Pero que cada trastorno sea multifactorial (más que estrictamente psicógeno) ha
potenciado la búsqueda de teorías implicadas en trastornos específicos.
Lo que lleva a considerar que las alteraciones o enfermedades son simultáneamente un
fenómeno físico, psicológico y socio-cultural debido a que sus causas son diversas
como se podrá ver a continuación (Watson y Pannebaker, 1989 y Silber y Pao, 2003).
V.III Causas que provocan alteraciones psicosomáticas
Cada persona puede valorar de manera distinta los estímulos o perturbaciones en el
mundo, para algunos puede ser un desafío que los motiva a ser mejores y desarrollarse,
en cambio para otros quizá sea una amenaza, que atenta en su autoestima, tolerancia a la
frustración, el optimismo, la creatividad o la sensación de seguridad, tanto externa como
interna. Haciendo surgir una alteración psicosomática en respuesta a la inquietud
psicológica (Martínez, 2011).
Las alteraciones psicosomáticas son aceptadas como enfermedades ocupacionales, ya
que tienen una particular exposición en el trabajo como causa necesaria. Las
enfermedades relacionadas con la ocupación están caracterizadas por un largo y
silencioso período de latencia entre el inicio de la exposición al factor causal y la
manifestación de la enfermedad (Robaina y Sevilla, 2003). Adquiriendo mayor
importancia en psicología a causa de la frecuencia con la que se presentan en los
trabajadores. Muchas enfermedades crónicas degenerativas pertenecen a esta categoría.
La Organización Mundial de la Salud (2012) define a las enfermedades profesionales
como; aquellas producidas a consecuencia del trabajo, que en general obedecen a la
habitualidad y constancia de algunos agentes etiológicos presentes en el ambiente
laboral y provocan alguna alteración en los trabajadores; teniendo como requisito ser
consideradas como tales en las Legislaciones respectivas de los distintos países.
Así mismo dentro de las alteraciones psicosomáticas existe una serie de consideraciones
que se deben de tener en cuenta: Pueden independizarse de la causa psicológica que las
originó e ir avanzando en el plano orgánico, transformándose en un proceso patológico
independiente. Manifestándose por fases, de acuerdo a las crisis de la biografía del
enfermo. Cambiándose de un trastorno psicosomático a otro, sin reglas fijas, y
dependiendo de las situaciones ambientales y personales que concurran en cada
momento. Pueden asociarse a otros procesos psicopatológicos, como la depresión o el
estrés (Uribe, 2008).
Cuando se habla de la etiología de las alteraciones psicosomáticas, no se puede hablar
sobre un origen orgánico específico, ya que este tipo de alteración origina varias
alteraciones y de diferentes tipos. Ya que los síntomas que se presentan no son de una
enfermedad en específico. En las alteraciones psicosomáticas se parte de un conflicto
puramente psicológico, que, al no ser elaborado de forma correcta, hace surgir una
alteración somática con toda su sintomatología (Baldoni y Tromboni, 2005).
De acuerdo al DSM V (2014) los criterios para el Diagnóstico de Trastorno de
Somatización son los siguientes:
A. Historia de múltiples síntomas físicos, que empieza antes de los 30 años, persiste
durante varios años y obliga a la búsqueda de atención médica o provoca un deterioro
significativo social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
B. Deben cumplirse todos los criterios que se exponen a continuación, y cada síntoma
puede aparecer en cualquier momento de la alteración:
1. Cuatro síntomas dolorosos: historia de dolor relacionada con al menos cuatro zonas
del cuerpo o cuatro funciones (por ejemplo; cabeza, abdomen, dorso, articulaciones,
extremidades, tórax, recto; durante la menstruación, el acto sexual, o la micción)
2. Dos síntomas gastrointestinales: historia de al menos dos síntomas gastrointestinales
distintos al dolor (por ejemplo; náuseas, distensión abdominal, vómitos [no durante el
embarazo], diarrea o intolerancia a diferentes alimentos).
3. Un síntoma sexual: historia de al menos un síntoma sexual o reproductor al margen
del dolor (por ejemplo; indiferencia sexual, disfunción eréctil o eyaculatoria,
menstruaciones irregulares, pérdidas menstruales excesivas, vómitos durante el
embarazo)
4. Un síntoma pseudoneurológico: historia de al menos un síntoma o déficit que sugiera
un trastorno neurológico no limitado a dolor (síntomas de conversión del tipo de la
alteración de la coordinación psicomotora o del equilibrio, parálisis o debilidad
muscular localizada, dificultad para deglutir, sensación de nudo en la garganta, afonía,
retención urinaria, alucinaciones, pérdida de la sensibilidad táctil y dolorosa, diplopía,
ceguera, sordera, convulsiones; síntomas disociativos como amnesia; o pérdida de
conciencia distinta del desmayo) (Carson y cols., 2004).
En esto se distingue de un proceso neurótico que también tiene como punto de partida
un conflicto psíquico y una manifestación somática, pero que, sin embargo, no cuenta
con una lesión orgánica, ni una expresión física cuantificable que justifique los síntomas
corporales. Por lo tanto se puede decir que cuando la relación mente cuerpo se ve
alterada en su armonía, debido a emociones displacenteras, sentimientos negativos,
modificaciones del ciclo vital, baja autoestima, alteraciones funcionales o situaciones de
alto impacto emocional generadoras de estrés, inevitablemente se produce un golpe, que
puede representarse en forma de síntomas o alteraciones psicosomáticas (Gómez, 2006).
Y es cuando los individuos no puede controlar su cuerpo, y en él hay una respuesta
fisiológica buscando una solución e informando que no se ha solucionado de manera
adecuada el problema que se presentó (Baldoni y Tromboni, 2005).
En el ámbito laboral no cabe duda de que la presencia del estrés no motivante
(reconociendo que un nivel de tensión mínima es necesario para desarrollarse
adecuadamente) sea capaz de afectar al individuo en un alto grado. Esto se debe a que
cualquier enfermedad relacionada con el trabajo resulta de dos factores: Un factor
individual de predisposición constitucional, y un factor profesional este es el que ejerce
una influencia favorecedora o desfavorecedora en relación con las condiciones de
trabajo (Mur de Viu, y Maqueda, 2011). Al aumentar el estrés hasta un rango
patológico puede ser considerado como un factor de riesgo psicopatológico que a su
vez puede contribuir a que desarrollen diferentes trastornos mentales y adictivos. Y con
el tiempo el organismo mostrará inevitablemente un daño fisiológico y el individuo se
enfermará (LaDou, 1999).
Existen varios mecanismos etiopatogénicos posibles entre el hecho de padecer un
trastorno mental y la actividad laboral: La exposición a estrés laboral relacionado con la
falta de oportunidad para utilizar las propias capacidades da lugar a fatiga y a varios
trastornos mentales, como los adaptativos, así como varias enfermedades cardio y
cerebro vasculares. Por otra parte, la exposición a los riesgos psicosociales del trabajo
pueden contribuir al desencadenamiento de un trastorno mental en el trabajador,
haciéndolo vulnerable. Es por ello que el riesgo psicosocial del trabajo interviene como
factor desencadenante o agravante en las alteraciones (Mur de Viu y Maqueda, 2011).
Y desde el punto de vista científico actual, en las alteraciones psicosomáticas los
factores psicosociales juegan un papel importante; así como en otras enfermedades que
se generan en el área laboral, naturalmente a diferentes dimensiones.
De tal modo que detrás de algunos síntomas físicos hay guardados sentimientos,
temores, pensamientos, y reacciones emocionales. Escuchar lo que estos síntomas nos
están tratando de decir es una forma y una oportunidad de mantener la salud y una
forma equilibrada de vida del eje cuerpo mente. En la alteraciones psicosomáticas
aparecen síntomas físicos que suelen ser llamados de atención que nos indican que algo
en nuestras vidas está necesitando cuidados (Martínez, 2011). Es por esto que en las
alteraciones psicosomáticas a medida que las emociones, el estrés o sentimientos
negativos son más intensos, más fuertes o más impactantes, también lo son esas
respuestas emocionales o cognitivas (Lazarus, 1986). Se considera que los
acontecimientos, las dificultades ambientales y el estrés desempeñan un papel
importante en la naturaleza de la alteraciones psicosomáticas (Sandín, 1993). A
continuación se expondrán algunas enfermedades frecuentes provocadas por las
alteraciones.
V.IV Alteraciones psicosomáticas más frecuentes
Es frecuente encontrarse que varios pacientes que acuden con su doctor, suelen recibir
atención errada, por la falta de tiempo en las consultas y el difícil diagnóstico de las
alteraciones psicosomáticas. A la hora del diagnóstico, lo primero es descartar que no
se trate de un proceso orgánico (una cefalea, dolor de cabeza, puede deberse a una
lesión cerebral y no tener nada que ver con la situación psicológica). Debido a que,
puede poner en peligro la vida de una persona y por supuesto retrasar el diagnóstico y el
tratamiento adecuado (Duran y Martínez, 2010). Adicional a esto, la medicina alopática
tiende a centrarse casi exclusivamente en los síntomas físicos de las enfermedades,
olvidando la otra posible causa del problema. Al solo concentrarse en la manifestación
física de la enfermedad, se deja de lado su parte psíquica, que sin lugar a dudas es
sumamente importante para conocer la génesis de la enfermedad.
De acuerdo con Miguel (2006) los síntomas somáticos reportados más frecuente en las
consultas médicas en general son: Dolor de espalda, 71%, Mareos, vértigos, 65%, Dolor
en extremidades, 60%, Gases en el estómago, 52%, Dificultad al respirar, 50%,
Palpitaciones, Taquicardia, 49%, Dolor en articulaciones, 45%, Dolor en el pecho, 44%,
Náuseas, 43%. Afectando a la mayor parte del cuerpo, aunque hay partes más sensibles
que otras. Y de acuerdo a Uribe (2008) no hay diferencias de prevalencia en las
alteraciones psicosomáticas entre hombres y mujeres. Tomando en cuenta que no hay
diferencia en cuestión de género se puede decir que los trastornos funcionales
(enfermedades del corazón) se encuentran con mayor frecuencia entre los menores de
40 años de edad, mientras que las personas con trastornos estructurales son más
comunes entre los pacientes de 40 años de edad o más (OMS, 2012).
Los efectos negativos de la tensión son asumidos por casi todos los órganos y procesos
fisiológicos del cuerpo, pero los sistemas biológicos que más afectación tienen son; el
sistema cardiovascular, el sistema digestivo, el sistema endocrino, así como el
sistema inmune. Estos sistemas están íntimamente relacionados y cualquier cosa que
afecta a uno de ellos siempre va a afectar a los otros (Flores y Ontiveros, 2008). El
sistema nervioso junto con los otros sistemas son quienes desempeñan las mayorías de
las funciones del organismo tendiendo a mantener el equilibrio del medio interno
(homeostasis) (Rosenthal, 2002). En general este sistema controla las actividades
rápidas del cuerpo como contracciones musculares, fenómenos viscerales que
evolucionan rápidamente e incluso las secreciones de algunas glándulas endocrinas que
metabolizan el alimento para elaborar y liberar hormonas en la circulación sanguínea,
actuando sobre tejidos y órganos específicos (Alonso, 2002). Algunas de las
alteraciones más frecuentes que afectan a estos sistemas, son:
Sistema cardiovascular
Cardiopatía coronaria
La cardiopatía coronaria es una enfermedad que, aunque puede adoptar varias formas,
suele identificarse con el concepto de cardiopatía isquémica (Jiménez, López y
González, 2009). Es la responsable del infarto de miocardio. Se ha calculado que cerca
de dos tercios de las muertes debidas a enfermedad coronaria tienen un carácter súbito
por infarto de miocardio. La isquemia se emplea para denotar que el aporte de sangre a
las células del miocardio (músculo cardíaco) es insuficiente para cubrir las necesidades
metabólicas (Holst y Quirós, 2011). La presión arterial sube, pero habitualmente vuelve
con rapidez a su nivel normal. Sin embargo, en algunos sujetos, especialmente los que
tienen una determinada estructura de personalidad (tipo A) o proceden de una familia
hipertensa, la reacción no sólo es exagerada sino que tiende a prolongarse (Contrada,
1990 y Jiménez, López y González, 2009).
De hecho en un estudio realizado por Hernández (2007) con más de tres mil hombres
sanos con edades de entre 35 y 59 años durante un periodo de nueve años, reveló que
durante este periodo, 257 hombres sufrieron un ataque cardiaco, los cuales tenían una
personal tipo A. Los estudios epidemiológicos han demostrado que un 40 y un 50% de
los fallecimientos que se producen en los países industrializados, están relacionados con
trastornos circulatorios. Dos tercios de estas muertes se deben a enfermedades cerebro
vasculares y a cardiopatías coronarias (Bages, Chacon y Feldman, 1995). En Argentina
se producen 45 mil infartos de miocardio, 35 mil accidentes cerebrovasculares (stroke)
y se detectan 35 mil casos de arteropatía periférica (trastorno de la circulación arterial
en las extremidades inferiores) (Velásquez, 2013). En un estudio de tipo transversal
realizado en Cuba, se encontró que los hombres son más propensos a tener este tipo de
males (Velásquez, 2013). El hábito de fumar y el estrés fueron factores que pudieron
estar involucrados en los resultados, ya que más del 55 % de los enfermos eran
fumadores, y la mayoría de ellos (76,66 %) están sometidos al estrés de trabajo
(Aguirre, y cols., 1999).
En México en 1997, se realizó un estudio de tipo transversal en el Hospital General
Docente “Julio Trigo López”, con la finalidad de conocer el comportamiento de las
afecciones cardiovasculares entre los trabajadores de la salud en ese hospital; y se supo
que en un período de dos años las afecciones cardiovasculares representaron una tasa de
10,64 x 100 trabajadores, la hipertensión arterial estuvo situada en primer lugar con una
tasa de 6,31, seguida por las cardiopatías isquémicas con 2,4 (Robaina y Aguirre, 2003).
Las cardiopatías isquémicas son la segunda causa de muerte en el país. Según Jiménez,
López y González (2009) en un estudio efectuado en la Ciudad de México, en grupos de
bajo estrato social, la incidencia de infarto al miocardio era de 6.6 por cada 1,000
habitantes al año en los hombres y de 4.8 por cada 1,000 habitantes al año en las
mujeres. Los altos niveles de incidencia y prevalencia de enfermedades isquémicas del
corazón en México y el mundo están directamente relacionados con el aumento de la
prevalencia e incidencia de factores de riesgo. Y uno de estos factores son las presiones
laborales, que provocan estrés laboral.
Sistema digestivo
Enfermedad Gastrointestinal
De acuerdo con la OMS (2012) está demostrado que los problemas gastrointestinales
están estrechamente relacionados con los procesos psicofisiológicos asociados al estrés,
mediado en gran parte por la activación del sistema nervioso autónomo. Las
enfermedades gastrointestinales ocupan una de las primeras causas de consulta
médica y son también una de las primeras causas de muerte en México y en el mundo,
entre las principales se pueden encontrar.
Ulceras
La úlcera gastroduodenal es una patología bastante frecuente que consiste en una lesión
en la mucosa que protege el estómago y el duodeno (primera parte del intestino
delgado). Esta lesión está provocada por un aumento de las secreciones ácidas que
alteran las paredes de estas zonas. Se estima que esta patología afecta a entre el 12 y el
17 por ciento de la población en países desarrollados. Hasta hace pocos años se
desconocía el origen de esta enfermedad. Actualmente se considera que la mayor parte
de las úlceras (más del 80 por ciento) están causadas por una bacteria, Helicobacter
pylori, que también se asocia a la aparición del cáncer gástrico (Uribe, 2006).
La úlcera péptica consiste en la erosión de la mucosa localizada en el estómago, en el
duodeno o en ambos, y es causada por la acción de ácidos gástricos y pepsina (enzima
digestiva que rompe las proteínas). Se asocia con un dolor que aparece después de
comer y que también puede ocurrir durante el sueño. A menudo cede con la comida o
tomando antiácidos. Recientemente se sabe que las reacciones psicofisiológicas
relacionadas con las respuestas de estrés determinan el incremento de secreción de
ácidos responsables del trastorno (Uribe, 2006).
Síndrome del intestino irritable
Este trastorno figura entre los más comunes, ya que afectan al 15-20% de la población
en los países occidentales. El síndrome del intestino irritable es una alteración funcional
de la motilidad del tracto intestinal caracterizado por varios síntomas crónicos y
recurrentes, no explicable por alteraciones estructurales ni bioquímicas (Ahmad, y cols.,
2011). Debido a que este cuadro suele encontrarse frecuentemente asociado a otras
patologías somáticas, tanto del aparato digestivo como de otros sistemas. Además es
asociado con patologías psiquiátricas. Casi siempre este cuadro clínico queda sin
tratamiento porque las otras patologías asociadas a él se consideran de mayor
importancia y son tratadas primero, dejando a un lado este síndrome. Se considera que
se debe de tener en cuenta en el tratamiento ya que la ineficacia del tratamiento médico
es una prueba de que los factores psicológicos tienen una influencia preponderante en su
génesis. La mayoría de los pacientes han sido identificados con altos niveles de
ansiedad y depresión, y también se les encuentra con una mayor tendencia a padecer
trastornos psiquiátricos que los sujetos sanos (Kaplan, 2004).
Colitis ulcerosa
La colitis ulcerosa es una enfermedad intestinal inflamatoria de causa desconocida que
afecta fundamentalmente el intestino grueso caracterizándose por una grave inflamación
de la mucosa. Puede iniciarse de manera aguda e insidiosa, siendo sus principales
síntomas los siguientes: diarrea mucosa sanguinolienta, dolor abdominal intenso, fiebre,
taquicardia y síntomas secundarios debidos a la diarrea (Burguer y Travis, 2011). Las
manifestaciones extracolónicas pueden consistir en uveítis, iritis, enfermedades
dermatológicas y colangitis esclerosante primaria. El diagnóstico se efectúa
principalmente por colonoscopia o rectoscopia (Uribe, 2006).
De acuerdo a Kaplan (2004) pacientes con colitis ulcerosa han mostrado predominio de
rasgos obsesivo-compulsivos. Son prolijos, ordenados, puntuales y tienen dificultad
para expresar la ira. También menciona que en este trastorno el estrés y ciertos
alimentos pueden desencadenar los síntomas. La colitis ulcerativa puede afectar a
cualquier grupo de edad, aunque hay picos en edades comprendidas entre los 15 y 30
años y de nuevo entre los 50 y 70. El cáncer de colon es la complicación más seria de la
colitis ulcerosa. La relación de que esto ocurra está en función de la duración de la
enfermedad y la cantidad de porción de colon dañado. Así como del control que tenga
el individuo sobre el estrés al que está expuesto cotidianamente.
Sistema endocrino
Obesidad
Todos aquellos que pasan mucho tiempo fuera de su hogar, deben buscar en su agenda
diaria un momento para comer y muchas veces, no es tan fácil de encontrar. Los casos
de desordenes alimenticios son más frecuentes de lo que uno se imagina, los empleados
comen de prisa y se alimentan de manera poco saludable, debido a las horas tan
demandantes en una oficina de trabajo (García y cols., 2011). La falta de tiempo es la
causa principal por la cual las personas no pueden ordenar su alimentación dentro de la
jornada laboral. El sedentarismo, el comer rápido y los malos hábitos pueden ocasionar
problemas de obesidad, muchas veces difíciles de revertir.
Y ya que más de la mitad de las horas que una persona pasa despierta, la pasa en el
trabajo, es casi inevitable no alimentarse con las comidas rápidas, los dulces y el café, se
han transformado en las comidas que nos permiten ahorrar tiempo y retomar de manera
más inmediata nuestras funciones (García y cols., 2011). Sin embargo, no se considera
el daño que se está haciendo, llegando incluso, en algunos casos al sobrepeso u
obesidad, enfrentándose a un problema cada vez más frecuente dentro de este mundo
tan desarrollado. Se piensa que la obesidad, a su vez también es multifactorial, es el
principal factor de riesgo de padecer diabetes, el cual que puede ser modificable, ya que
existe la posibilidad de modificar la susceptibilidad genética a enfermedades, a través de
la alimentación (Carraro, Martínez y Silveira, 2008 y OMS, 2012). Otro factor es el
estrés que al estar presente provoca en los trabajadores alteraciones emocionales como
sensaciones de irritabilidad, culpabilidad, ansiedad o depresión, llevando al trabajador a
conductas no apropiadas relacionadas con la alimentación, como comer cuando se
presenta ansiedad o depresión tratando de compensar estas sensaciones que ocultan
sentimientos que no se han podido resolver y los calman con la comida.
Diabetes mellitus
La principal causa de muerte en México es la diabetes mellitus (SINAIS, 2012)
principalmente la tipo 2. Las causas de muerte en México son principalmente
enfermedades no transmisibles (Lewis, 2011). Según la Organización Mudial de la
Salud (2012) la probabilidad de morir de una enfermedad no transmisible entre los 30 y
70 años de edad en México es de entre el 20 y 24%. Es una de las enfermedades
crónicas más comunes, aparece entre el 1 y el 3% de la población general,
incrementándose al 5-10% entre mayores de 40 años. Es una enfermedad caracterizada
por un descenso de insulina (e hiperglucemia) o una inadecuada efectividad de la
misma, originada a partir de una actividad insulínica deficiente. Esto se produce, bien
porque las células del páncreas secretan insuficientes niveles de esta hormona, o bien
porque la insulina producida no se utiliza de forma efectiva (SINAIS, 2010).
Existen dos tipos de diabetes: la Diabetes Tipo I o Diabetes Dependiente de la Insulina
y la Diabetes tipo II o Diabetes No Dependiente Insulina.
Diabetes Tipo I
Trastorno propio de la infancia y de la adolescencia (edad de comienzo: 12 años
aproximadamente). El organismo no genera insulina endógena como consecuencia de
un deterioro pancreático producido por una infección viral o por alguna alteración
genética. También se piensa que puede llegar a constituir una enfermedad autoinmune.
Para poder sobrevivir estos pacientes dependen de la administración de insulina
exógena. Tienen que seguir un régimen diario bastante estricto que ayuda a balancear la
ingesta de insulina. El control de la enfermedad nunca puede conseguirse mediante la
dieta o el ejercicio (SINAIS, 2010).
Diabetes Tipo II
Suele comenzar en la edad adulta y se encuentra a menudo (no siempre) asociada con la
obesidad. La secreción de insulina endógena es prácticamente similar a la producción
normal. Existen problemas en: los receptores de la insulina, o defectos en la acción de
la misma, fenómenos que producen niveles altos de glucosa en sangre. Las
aportaciones más importantes en torno a la diabetes se orientan a destacar la estrecha
relación entre los factores estresantes y dicha enfermedad (Hamosh, y cols. 2008). El
estrés puede:
Contribuir al comienzo de la enfermedad.
Incrementando directamente los niveles de glucosa en sangre a través de la secreción de
ciertas hormonas (adrenalina, noradrenalina y acetilcolina). Sucesos importantes como
la pérdida del padre o de la madre, separación o divorcio, problemas familiares
desencadenados a partir de una enfermedad física o psicológica severa están
fuertemente asociados con el diagnóstico de la Diabetes Tipo I.
Agravar la enfermedad.
Existe mayor acuerdo entre los profesionales de la salud para considerar el estrés como
un factor que incide negativamente el incremento de los niveles de glucosa en sangre y
por lo tanto en el agravamiento de la diabetes (Villalpando y cols., 2010).
Provenir de la misma enfermedad.
Recientemente se ha planteado la posibilidad de que la diabetes misma sea un estresor.
Es decir, que dicha enfermedad conllevaría a la presencia de algunos factores
psicológicos, tales como la baja autoestima, la pérdida del autocontrol y la
sintomatología depresiva. Todos estos aspectos influyen a en la posibilidad que los
pacientes tengan una mala adherencia al tratamiento y no consigan un buen control
metabólico (Panduro y Vázquez, 2001).
Sistema inmune
Cáncer
El cáncer es el resultado de un crecimiento desordenado e incontrolable de células del
organismo. Las células del cáncer se dividen y crecen de forma aleatoria, espontánea e
incontrolada, debido a la existencia de una alteración en el mecanismo que inhibe la
reproducción celular (Ayala, 2009).
Cooper (citado en Dura e Ibañez, 2000) en sus investigaciones referentes al cáncer, ha
demostrado el papel del estrés psicosocial sobre el cáncer. En donde las eventos
relacionados con las pérdidas (muerte del cónyuge o de un amigo íntimo) y la
enfermedad (hospitalización de un miembro de al familia, problemas quirúrgicos,
enfermedad de un familiar) tienden a asociarse de forma consistente con el cáncer de
mama en las mujeres.
Por otro lado se ha resaltado el papel del estrés psicosocial en la evolución del cáncer,
aunque los resultados de los trabajos hoy son poco concluyentes, éstos se orientan en
favor de que algunos acontecimientos adversos, particularmente el divorcio y la muerte
de una persona querida, ocurridos durante el período postoperatorio de una intervención
de cáncer de mama, provocan la recurrencia del mismo (González de Rivera, 2003). Se
han observado ciertos rasgos de inmadurez comunes a numerosos pacientes
psicosomáticos, así como una curiosa disociación entre sus afectos y su expresión
mímica verbal. Martínez (2011) plantea la pregunta de si hay una personalidad
psicosomática, dado que no habría una personalidad psicosomática como estructura,
sino que ésta varía ampliamente.
Autores como Schavelzon (2006) señalan que los pacientes psicosomáticos se
caracterizan por ser personas eficaces, trabajadoras, alexitímicas, sobreexigidas, que
logran algunos éxitos externos y que inducen a que se los exija, con carencia en las
demostraciones y sentimientos afectivos, lo que ya se había denominado como
personalidad tipo A. Pueden tener buenos logros en su profesión o una relación familiar
aparentemente plena, que se acompaña de un sentimiento subjetivo de falta de
creatividad (Seabra, 2007).
Por otro lado autores como (Contrada, 1990) mencionan que los individuos con
potencial predisposición al cáncer, presentan las características de la personalidad tipo
C. Lo que conlleva evidencia empírica demostrando que un estado afectivo negativo,
como parte de una reacción a un evento severo, puede predisponer al cáncer. En este
sentido, parece más factible que los sentimientos de indefensión (por ejemplo pérdida
de autoconfianza, sentimiento de fracaso) ocurridos como respuesta al estrés
contribuyen a su desarrollo (Ayala, 2009). Entonces determinados estados anímicos
como la depresión se han asociado con la génesis y evolución de procesos malignos.
Estos sentimientos, a su vez, inducen cambios hormonales, manifestados principalmente
por un aumento del cortisol. Se ha observado que la respuesta inmunitaria se ha
correlacionado con la supervivencia al cáncer (Ayala, 2009).
Debido a que el estrés favorece el desarrollo de neoplasias, debido fundamentalmente a
alteraciones en la inmunorregulación y en el ADN que afectan a los mecanismos de
reparación de éste, hay evidencias que demuestran que los sujetos estresados son más
vulnerables a los tóxicos ambientales, tanto a nivel inmunitario como genético (OMS,
2009). La consecuencia es la disminución de la competencia inmunológica que
favorece el desarrollo del tumor (Belloch y Sandín, 1996). De acuerdo a las
investigaciones de Hernández (2003) la supresión de la ira es un elemento común entre
pacientes diagnosticados con tumores malignos.
Alergias y problemas de piel
La alergia se entiende como una reacción desproporcionada del sistema de defensa del
organismo ante determinadas sustancias aparentemente inocuas (por ejemplo; polen o
polvo). Aunque la mayor tendencia a adquirir alergia y problemas en la piel está
determinada por factores hereditarios, la importancia de los factores emocionales ha
sido también demostrada. Seward, (1990) explican que la alergia se relaciona con una
experiencia de dependencia infantil asociada a una conducta de dominancia de la madre.
Por otra parte, algunas teorías han relacionado el estrés y el brote o exacerbación de
reacciones alérgicas en personas propensas a dichas afecciones. Es decir, que ciertos
factores estresantes que inducen cambios emocionales reactivan la vulnerabilidad
inmunológica de estas personas.
Artritis reumatoidea
Es una enfermedad crónica de tipo autoinmune que se manifiesta mediante una
inflamación de las articulaciones. Aunque su incidencia es relativamente frecuente, ya
que afecta al 1% de la población, sus causas y su curso se desconocen. Sin embargo,
Davis, Keith, y Newstrom (1999) coinciden en que ciertos factores estresantes como
divorcios, muertes y hospitalizaciones, contribuyen con el comienzo y exacerbación de
los síntomas.
Enfermedades infecciosas
Ladou (1999) explica que las personas poseen cierta predisposición o vulnerabilidad a
enfermedades infecciosas como la tuberculosis, mononucleosis, neumonía, herpes o
gripes virósicas. Pero también contribuyen a su aparición los estresores psicosociales
que "bajan las defensas" (LaDou, 1999). En cambio para Belloch y Sandin (1996) la
vulnerabilidad a la enfermedad es atribuida al cambio de conducta como consecuencia
del estrés. Por ejemplo, cambios en la dieta, ritmo sueño, abuso de drogas pueden
incrementar la susceptibilidad a las infecciones.
En suma se ha dado a conocer que las características del trabajo y de la organización,
que se caracterizan por ambientes de trabajo con altas dosis de estrés, son uno de los
principales factores de riesgo para presentar problemas en la salud de los trabajadores.
El interés se centra no solo en el diagnóstico sino también en la intervención para
reducir las causas de estrés laboral en las organizaciones (Peiró, 1993; Peterson y
Wilson, 2002). Y así disminuir en un alto porcentaje la incidencia de las alteraciones
psicosomáticas. Principalmente en los gerentes, debido a que en ellos es donde recae la
responsabilidad de un trabajo bien hecho de cada área de la organización. Por lo que
para este sector poblacional el presentar algún tipo de problema asociado con las
alteraciones psicosomáticas es muy probable. Es entonces que en el siguiente apartado
se pretende hacer un acercamiento a una intervención de las alteraciones con un enfoque
de tipo cognitivo conductual.
Capítulo VI
Propuesta de intervención para las alteraciones psicosomáticas en gerentes
Cuando se conjugan los altos niveles de estrés con el aumento de intensidad en los
factores psicosociales se desencadena la frecuencia con que se pueden presentar las
alteraciones psicosomáticas en los trabajadores. De acuerdo a González de Rivera
(2003) existen puestos más propensos a padecer estas alteraciones, por las
características propias de sus funciones. Como es el caso de los puestos de los
ejecutivos y directivos caracterizados por horarios sin fin, responsabilidad excesiva,
trabajo en condiciones frenéticas, soledad en momentos difíciles, responsabilidad por
los resultados económicos, solución de problemas, consecución de objetivos, así, como
el miedo a errar en la toma de una decisión crítica que agrave aún más la situación de la
organización y la inseguridad laboral (perder su puesto de trabajo) (Lanari, 2005). Es
entonces lo que lleva al gerente a prescindir del tiempo para sí mismo, como el tiempo
dedicado al ocio y el tiempo de descanso necesario. Considerando un lujo que en
períodos de mucho estrés logre tener tiempo para él mismo. Por lo tanto, los psicólogos
organizacionales deben de implementar nuevas estrategias de intervención para mejorar
su calidad de vida.
Intervención
La intervención es quizá el eslabón más complejo dentro de la cadena de acciones, que
realiza el psicólogo en su labor. Por lo que es importante saber ¿Qué es? ¿Cuál es su
función? o ¿Por qué sin ella el trabajo psicológico estaría incompleto? Para responder a
éstas interrogantes se citaran a autores como Tortella (2002) que dice que la
intervención consiste en la aplicación de principios y técnicas psicológicas por parte de
un profesional acreditado con el fin de ayudar a otras personas a comprender sus
problemas, para mejorar su calidad de vida. Por otro lado Méndez, Olivares y Rosa
(2004) refieren a la intervención como la actividad donde el psicólogo ayuda a las
personas a comprender sus problemas, a reducir o superar éstos, a prevenir la ocurrencia
de los mismos o a mejorar las capacidades personales.
Entonces la función principal de toda intervención es la de prevenir algún tipo de daño
en la salud de los individuos disminuyendo la incidencia de enfermedad a base de
impedir su probabilidad de aparición. Actuando sobre agentes etiológicos y factores de
riesgo. Deteniendo el avance. O atenuando sus consecuencias una vez establecidas.
Dejando muy claro que no tendría caso que el psicólogo evaluara, diagnosticara, o
explicara la etiología de algún padecimiento sino llegase a la intervención, porque ¿Cuál
sería la diferencia que él o ella harían?
Ya que la función principal es la de prevenir, la OMS (2012) menciona que esta etapa
de la intervención supone técnicas y objetivos diferentes, al considerar como criterio el
conjunto salud enfermedad, según sea el estado de salud del individuo, grupo o
comunidad a las que está dirigida. Por lo que se divide a la prevención en tres fases la
primaria, secundaria y terciaria. Las cuales serán descritas a detalle a continuación:
a) Prevención primaria: La prevención primaria debe distinguirse de la promoción de la
salud, en la cual la intervención se dirige a enseñar o potenciar repertorios saludables
con el objetivo de mantener la salud y mejorar la calidad de vida. Evitando el
surgimiento y consolidación de patrones de vida social, económica y cultural que se
sabe contribuyen a elevar el riesgo de la enfermedad. b) Prevención secundaria: Es por
medio de esta, donde se identifican los problemas en la fase más temprana posible para
actuar lo más pronto que se pueda sobre los mismos para que no se agraven.
Deteniendo la evolución de la situación de riesgo o mejorando su pronóstico una vez
iniciado el proceso. c) Prevención terciaria: La prevención terciaria tiene como objetivo
tratar y rehabilitar cualquier problema de salud previamente establecido con el fin de
mejorar sus resultados (evitando complicaciones, incapacidades y agravamiento) y la
calidad de vida del individuo. Incluyendo la rehabilitación y recuperación,
reincorporando al individuo a sus actividades habituales. Estos tres períodos suponen
tres momentos clave en los que se debe actuar, desde la organización a nivel individual
y organizacional (Zaldivar, 2007).
Por lo tanto la intervención se define como el elemento esencial de una contribución
profesional del psicólogo, teniendo la función de mejorar y armonizar procesos, para ser
más competitivos por medio de cambios benéficos para la salud de los individuos
(Zaldivar, 2007). Así mismo existen distintos tipos de intervención ya que puede
realizarse en diferentes niveles como con individuos, parejas, familias, grupos y
comunidades, depende del lugar y de las metas a alcanzar (Bados, 2008). Los distintos
niveles no son excluyentes; puede combinarse el tratamiento en grupo con sesiones de
asistencia individual. Debido a que existen diferentes modelos teóricos que varían en
diversos aspectos importantes tales como: forma de concebir la conducta normal y
anormal y los trastornos psicológicos, variables relevantes en el desarrollo y
mantenimiento de dichas conductas y trastornos, relaciones existentes entre dichas
variables, modos de recoger los datos pertinentes, objetivos a conseguir con la
intervención y modo de llevar a cabo esta. Un modelo permite organizar la información
adquirida, facilita la comunicación con otros profesionales que siguen el mismo modelo
y es una guía que orienta la toma de decisiones. Por lo que para la intervención
psicológica se han desarrollado técnicas y estrategias eficaces, especialmente dirigidas a
cumplir los fines propios de cada uno de los distintos instantes en los que se interviene
(Méndez, Olivares y Rosa, 2004).
Técnicas de afrontamiento para el estrés
En psicología existen diversos tipos de técnicas para afrontar el estrés. Eliminar el
estrés es arduo y difícil, pero lo primero que se ha de hacer desde el punto de vista
preventivo, es centrarse en la eliminación de las fuentes estresantes en su origen,
interviniendo directamente sobre los estresores que actúan en el ambiente. Pero tener el
control sobre él se puede llevar a cabo mediante técnicas de afrontamiento preventivas
y de tratamiento clasificándolas en: generales, cognitivas, fisiológicas y conductuales
(Spector, 2002).
-generales: Dentro de este tipo de técnicas se intenta incrementar los recursos
personales para hacer frente a todo tipo de estrés. Principalmente preparar al trabajador
ante el estrés aceptándolo como parte inevitable de la vida. Descubriendo las causas y
circunstancias que lo originan para enfrentarse a él como un problema. Con respecto a
los factores laborales, se deberán expresar las emociones, elegir las metas a conseguir,
terminar los asuntos pendientes y comentar las actividades exigentes o irracionales, bien
para reducirlas o aplazarlas dentro de un margen posible (Muchinsky, 2007).
-cognitivas: Estas técnicas están basadas en la posibilidad que tiene todo ser humano de
cambiar su pensamiento (Hoslt y Quirós, 2011). En la mayoría de las ocasiones,
transformar el diálogo interno que continuamente se tiene, sirve para enfrentar mejor
una situación estresante. Se pretende cambiar la percepción, interpretación y evaluación
de los estresores. Por medio de diversas técnicas empleadas para ello, destacando las
técnicas de reestructuración cognitiva, técnicas de afrontamiento y técnicas de
resolución de problemas (Caballo, 2008 y Ellis, 2005).
De acuerdo a Riso (2006) en las técnicas de reestructuración cognitiva: su núcleo
común es la modificación de patrones de pensamiento. Como en las técnicas de Ellis, la
Terapia de Beck, la terapia autoinstruccional de Meichembaum y las nuevas terapias
constructivistas. En las técnicas de afrontamiento: su núcleo es el entrenar al individuo
en un amplio repertorio de habilidades para hacer frente activamente a las situaciones
problemáticas. Tomando al afrontamiento como la forma de esquivar, eliminar,
prevenir o debilitar el problema mediante medidas que ayuden a impedir recurrencia o
tolerar efectos que dañen lo menos posible al individuo (Gutiérrez y Piedrahita, 2005).
Villalobos (1999) y Brito (2000) consideran que para afrontar una situación de sobre
demanda es importante respetar el tiempo que se necesita para cubrir las necesidades
físicas y psicológicas (horarios de comida, visitas al médico, psicólogo, fisioterapeuta
etc.,). Así también como el realizar un deporte ayuda a liberar endorfinas la hormona
del “placer”, que facilita un sueño reparador, relajando la musculatura, (Bach, 2000). Y
en las técnicas de resolución de problemas: su base es entrenar a los pacientes en una
metodología para abordar los problemas interpersonales y generar alternativas de
respuesta a tales problemas. Entre ellas se puede mencionar la técnica resolución de
problemas que también es de tipo conductual (Riso, 2006).
Las características generales de las distintas técnicas cognitivas las cuales serán la base
de la propuesta de intervención son descritas a continuación.
Terapia racional emocional conductual (TREC) de Ellis
La hipótesis de la que parte Ellis es que el pensamiento y la emoción no son procesos
separados sino que se correlacionan en varios aspectos, pudiendo modificar el dolor
emocional, a través de cambios en el pensamiento. Basándose en la premisa de que la
perturbación emocional no es creada por las situaciones en sí, sino por las
interpretaciones que se hace de esas situaciones (Hoslt y Quirós, 2011). Además, hace
responsable al individuo de su forma de pensar, sentir y comportarse, no a su pasado o a
otras personas.
Si las interpretaciones o creencias (sobre sí mismo, los demás o sobre el mundo en
general) son ilógicas y le dificultan al individuo la obtención de sus metas, entonces son
llamadas ideas irracionales. Las ideas irracionales son aquellas creencias que perturban
al sujeto y que no le dejan vivir de manera satisfactoria (Ellis, 2005). Se han definido
dentro de la TREC como el conjunto de creencias que no coinciden con la lógica y el
método empírico-analítico, que además no sean funcionales para el individuo y sean
autoderrotistas. Son equiparables con las distorsiones cognitivas propuestas por Beck
(Ellis y Blau, 2000). La TREC, intenta combatir estas ideas irracionales que toda
persona humana posee y aplica de manera indiferenciada y general, llevando a
interpretaciones erróneas de la situación. Es por medio de su modelo ABCDE, que se
pretende reemplazar una creencia irracional por una racional (Ellis, Caballo y Lega,
1999).
El modelo ABCDE comprende un acontecimiento (activador A) al que reacciona la
gente con determinadas consecuencias emocionales y de comportamiento no
funcionales (respuesta conductual C). Y donde A, es el acontecimiento activante (qué
sucedió, la realidad confirmable). La B, representa la interpretación o evaluación que el
paciente realiza del acontecimiento, que puede ser racional o irracional. Las creencias o
cogniciones que las personas tienen, pueden ser; descriptivas, inferenciales o
evaluativas (Hollon, y Beck, 1994). La C es la consecuencia conductual o
comportamental disfuncional. Sin embargo de estas tres primeras premisas surgen la D
y E. La D representa la refutación de ideas irracionales. Dando pie a la E que es el
nuevo pensamiento racional que está acorde con la realidad. Hay que diferenciar entre
las emociones apropiadas (como serían la preocupación, la tristeza, el enfado, la
frustración), y las perturbadoras (como la ansiedad, depresión, ira clínica, culpa y
vergüenza) que pueden surgir a partir del acontecimiento activador. Para concluir con
el modelo A- B- C- D- E se realiza una última fase denominada E, que significa efectos
o comprobación de esas creencias se convierten en racionales. La base de la terapia
racional de Ellis lo constituye el debate o D. En el debate se analizan las creencias del
individuo ayudando el psicólogo al individuo a descubrir sus creencias irracionales
mediante el método Socrático, en el cual el individuo descubre cuáles son sus creencias
raciones e irracionales, realizándole cuestionamientos sobre sus creencias.
La TREC se enfoca en los síntomas y problemas actuales de la gente en general (Ellis,
Caballo y Lega, 1999, Beck, 2000 y Kaupp, Rapoport, y Spiegel, 2005). En el trabajo
los individuos a veces tienen ideas irracionales acerca de su trabajo o acerca de lo que
su jefe piensa de ellos, provocándoles estrés y ansiedad. La TREC intenta hacer un
cambio en el pensamiento para que disminuyan los niveles de estrés en los empleados.
Cambio filosófico profundo
El énfasis de la TREC está en el cambio profundo en la filosofía de vida del consultante,
y no meramente en una remisión de los síntomas (Bass y Sharpe, 1992 y Riso, 2006).
Esto se logra llegando, dentro del modelo A-B-C, al punto D: el debate racional
emotivo o diálogo socrático modificado (por medio de este se enseña a usar el método
científico para analizar los pensamientos irracionales y una vez identificadas las ideas
irracionales, el debate se centra en cuestionar las creencias (la B, del sistema ABC), ya
sea a nivel cognitivo, conductual o imaginativo) enfocado a conseguir un nuevo efecto
(punto D) más sano y adaptativo (Caballo, 2008).
Para este propósito la TREC se destaca por:
Su concepto humanista de autoaceptación, basado en calificar a las conductas
pero nunca a las personas. Aunque las conductas pueden ser correctas o
erróneas, no se modifica la valía de los seres humanos.
Aunque se sugiere inicialmente un abordaje científico consistente en la discusión
empírica, pragmática y lógica, se suman a éste otros abordajes emotivos y
conductuales acordes con las características y necesidades de cada individuo.
Exigencias absolutistas
Además de creencias irracionales que pueda tener el individuo, las personas
emocionalmente perturbadas se traban en demandas rígidas y absolutistas, que no
pueden más que crear necesidades falsas y perturbantes. Estas exigencias tratan sobre:
Uno mismo, los demás y el mundo, relacionando estas tres condiciones con el deber y el
necesitar (Bados, 2008). Por ejemplo, una de las premisas que se suelen pensar es que
el mundo debe de estar en su contra.
Las personas no siempre se dan cuenta de que piensan de esa forma y menos aún de que
las ideas son irracionales. Por ejemplo, la exigencia de justicia suele enlazarse con la
creencia o noción personal, sin fundamento, de justicia, de moralidad y de relaciones
humanas vista como la única en el mundo o la única que es correcta, sin que la persona
haya examinado si realmente las cosas son así. Si estas exigencias no se cumplen,
surgen una serie de consecuencias, como son el tremendismo, la poca tolerancia a la
frustración y condena, ira, culpa (hacia los demás o uno mismo) (Riso, 2006).
Autoaceptación incondicional
Es aplicada por las personas a sí mismas. Se distingue de confianza en sí mismo y amor
propio, pues Ellis suponía a éstas como formas extremadamente condicionadas de
aceptación al poseerse sólo cuando se consigue un logro, un bien o una excelencia. Él
argumentaba que para las personas es común basar su autoestima en situaciones
variables como capacidades y cualidades que podían perderse y por tanto la autoestima
se iría con ellas (Riso, 2006). Él propuso una autoaceptación o autoelección libre de
condiciones, auto-clasificaciones, valoraciones y comparaciones con otros individuos.
Dada su filosofía, si una persona obra mal no significa que necesariamente sea malo,
pues a partir de una conducta no puede definirse la totalidad del ser (Ellis, 2005). En
conclusión la idea principal de Ellis es que las personas acepten que la realidad no es
absolutista o dogmática. Uno puede desear que las cosas sean perfectas, pero no puede
creer ni intentar que todo salga perfecto siempre. Uno tiene que aceptarse tal y como
es. De hecho otra terapia que busca modificar los pensamientos es la terapia cognitiva
de Beck.
Técnicas de Beck
En la terapia cognitiva de Beck se considera también racionalista y usa un paradigma
parecido al modelo ABCDE de Ellis, donde ABC son exactamente iguales en la terapia
de Beck. Además en la terapia cognitiva de Beck se asume que la causa de la conducta
anormal o patológica son los patrones de pensamientos irracionales o distorsionados.
La terapia cognitiva de Beck es una terapia de corta duración y aplica técnicas para
modificar la situación actual, el aquí y ahora (Bados, 2008). La principal diferencia de
la terapia cognitiva de Beck es que lo cognitivo es entendido por Beck en un contexto
más elaborado y con conexiones con la psicología cognitiva del procesamiento de la
información. Beck distingue tres conceptos principales (Beck, 2000):
Esquemas cognitivos: son estructuras de carácter general que son representaciones del
conocimiento y de las experiencias anteriores; además guían todo el procesamiento de la
información (Beck, 2000).
Distorsiones cognitivas: son procesos cognitivos que se ponen en funcionamiento ante
los acontecimientos de carácter negativo debido a que son pensamientos falaces. Su
interacción con acontecimientos o sucesos; es constante, básicamente consisten en
deformaciones de la realidad que pueden ser de diferentes tipos, porque uno hace una
abstracción selectiva o inferencia errónea de la situación, produciendo creencias
irracionales (Wright, Basco, y Thase, 2006). Estas distorsiones no son pensamientos en
sí mismos. Es un proceso cognitivo que altera el procesamiento de información
perturbando al individuo. De ahí nace la técnica de distorsiones cognitivas (Ellis,
Caballo y Lega, 1999).
Técnica de distorsiones cognitivas de Beck: la técnica de manejo para las distorsiones
de Beck comienza con una evaluación, conceptualización y justificación. Estableciendo
una relación basada en la empatía, la autenticidad, la aceptación, la cordialidad y la
confianza. Se evalúan los problemas del individuo. Comprendiendo las quejas y
transformarlas en síntoma-objetivo. A los individuos se les somete a un análisis de cada
uno de los pensamientos, registrados basándose en la realidad. La técnica se basa en el
sometimiento del significado de las cogniciones registradas a través de la búsqueda de
evidencias racionales (Beck, 2000).
De acuerdo con Beriso y cols. (2003) dentro de las principales distorsiones cognitivas
que Beck establece se encuentran:
Abstracción selectiva: Tendencia a prestar atención a un solo aspecto o detalle de la
situación. En general, el aspecto atendido y procesado es de carácter negativo y poco
importante, mientras que los aspectos ignorados suelen ser positivos y más relevante.
Pensamiento dicotómico: Tendencia a clasificar todo en dos categorías extremas y
opuestas: todo o nada, blanco o negro, bueno o malo.
Inferencia arbitraria: Sacar conclusiones de una situación que no están apoyadas por
los hechos, incluso cuando la evidencia es contraria a la conclusión.
Sobregeneralización: Tendencia a sacar conclusiones generales a partir de un solo
hecho. En este caso, la conclusión no es arbitraria porque el hecho ha ocurrido, pero no
está justificada porque asume que bajo cualquier circunstancia el mismo hecho volverá
a ocurrir.
Magnificación y Minimización: Tendencia exagerar lo negativo de una situación, un
suceso o un cualidad propia y a minimizar lo positivo.
Personalización y Despersonalización: Tendencia a atribuirse la responsabilidad de
sucesos ajenos y a no atribuirse la responsabilidad de sucesos propios. La
personalización se manifiesta en la tendencia a culparse uno mismo por todo lo que
ocurre mientras que la despersonalización se manifiesta por la tendencia contraria a
culpar a los otros.
Ya identificadas las distorsiones cognitivas es necesario incluir técnicas conductuales
como lo menciona Beck, cuyo objetivo es motivar al paciente mediante logros concretos
que serán reforzados por técnicas operantes. Sin embargo para realizar una correcta
intervención se deben conocer los pensamientos negativos (Basco, Thase y Wright,
2006).
Los pensamientos negativos: son consecuencia de las distorsiones en interacción con los
acontecimientos, debido a que son valoraciones de los acontecimientos que le han
ocurrido al individuo en su vida (Beck, 2000). Estos pensamientos negativos tienen las
siguientes características: son mensajes concretos o ideas especificas, no importa lo
racionales que sean siempre son creídos, por lo tanto se viven de manera inconsciente lo
que ocasiona que sean tomados de manera obligatoria lo que se deba hacer. Así mismo
se toman de manera dramática esperando lo peor de las situaciones, por lo cual es difícil
de controlarlos. No obstante para cambiar estos pensamientos se necesita realizar una
auto observación y auto registro diario de pensamientos disfuncionales (Beriso y cols.,
2003). El cual se lleva por medio de un diario donde se anotan las situaciones y las
emociones que se tuvieron con respecto a su vida cotidiana, identificando los
pensamientos automáticos que determinan sus sentimientos, emociones y conducta.
Este registro ayuda a aprender a modificar las distorsiones cognitivas y los esquemas
básicos que están detrás de los pensamientos negativos.
Lo que nos lleva a decir que la terapia cognitiva de Beck es más estructurada que la
terapia racional emotiva de Ellis, pero al igual que Ellis, Beck incluye técnicas
conductuales junto a las técnicas cognitivas. De hecho existen otras técnicas concretas
de Beck que también son utilizadas. De acuerdo a Beck (2000) los siguientes:
La técnica de comprobación de la realidad: en esta técnica se le propone al paciente
una situación real en la que el paciente normalmente tiene pensamientos negativos y se
intenta comprobar la evidencia a favor o en contra de ese pensamiento. Enseñándole
como ver la situación de manera objetiva distanciándose (Basco, Thase, y Wright, 2006
y De Pablo, 2007).
La técnica de desentrenamiento: Se realiza por medio de la separación de lo que uno
piensa. Es como no estar centrado en uno mismo y percibirse desde fuera. Es verlo
como si le ocurriese a otra persona. Analizando la situación como si lo que está
pasando le pasara a alguien a quien no conoce, preguntándole qué haría en su lugar, sin
la opción de respuesta a la que ya había pensado en un principio (Basco, Thase y
Wright, 2006).
La técnica de retribución: Se analiza un problema o una situación que ha fracasado y se
intenta generar nuevas alternativas explicativas diferentes a las que uno realmente esta
atribuyendo (Riso, 2006).
La técnica del diseño de experimentos: Se diseñarán experimentos de modo que se
refuten los pensamientos negativos que tiene el individuo. En éste los pensamientos
negativos serán puestos a prueba (Riso, 2006).
Para apoyar las distintas técnicas es necesario tener el control de la mente y el cuerpo
del individuo esto se puede lograr por medio de las técnicas fisiológicas que logran esta
unificación.
-fisiológicas: En las técnicas fisiológicas se enseña a controlar los efectos fisiológicos
del estrés, contrarrestando la sintomatología orgánica que crea ansiedad, mediante una
serie de ejercicios realizados con la atención concentrada en el desarrollo de los mismos
y en las nuevas sensaciones (Casado, 2002). En el control de los efectos fisiológicos se
incluyen ejercicios respiratorios, como en la técnica de respiración abdominal. Así
como en la meditación, que rompe con la forma habitual de operar de una persona
estresada, debido a que lleva al individuo a un estado de tranquilidad, sin deseos de
poseer, sin miedos, libre de preocupaciones e inquietudes, por lo tanto no sólo se logran
beneficios en el cuerpo físico sino también en las demás áreas (Bénito, López, y Martín
2004). Los ejercicios respiratorios ayudan a desarrollar la tolerancia porque aumentan
el calor del cuerpo. Este aumento de la temperatura limpia el sistema nervioso y
contribuye a mejorar la salud, además de revelar una nueva sensibilidad hacia uno
mismo y hacia los demás. Este tipo de ejercicios aumenta la capacidad funcional del
corazón y los pulmones (Beyer y Sánchez, 2014).
Algo similar sucede con las personas que realizan ejercicio regularmente, ya que son
capaces de afrontar mejor los momentos estresantes. La nutrición correcta ayuda a
mejorar la reacción ante un efecto estresante. El cuerpo sintetiza al neurotransmisor
serotonina a partir del aminoácido triptófano (Nuñez, Tobon y Vinaccia, 2004). Dentro
de las organizaciones es necesario implementar los programas de ejercicio y de los
buenos hábitos de alimentación, pero primero se tiene que reacondicionar a los
individuos con técnicas que los ayuden a superar las vicisitudes que se presentan
cotidianamente en los centros de trabajo, por medio de técnicas conductuales.
-conductuales: Este tipo de técnicas tiene como objetivo la creación de
comportamientos que sean adaptativos al tipo de situación o problema que se desee o se
necesite resolver, dentro de las cuales se destacan el entrenamiento asertivo y las
técnicas de resolución de problemas (Méndez, Olivares y Rosa, 2004).
La técnica de entrenamiento asertivo: la asertividad es la confianza que se pone en la
propia persona, opiniones, derechos y reclamaciones (Velázquez, 2011). Entonces
asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular
y sin manipular a los demás. Los principales componentes de este tipo de conducta,
según, Lazarus, (1984) se manifiestan con los siguientes tipos de habilidades:
Capacidad de mostrarse uno mismo, saber decir no a demandas o proposiciones que
nos puedan parecer exageradas o incompatibles con nuestros principios, capacidad de
expresar tanto los sentimientos negativos como los positivos y la habilidad para iniciar,
mantener y finalizar cualquier tipo de tema o conversación. La asertividad es una
cualidad para afrontar de manera adecuada las diferentes complicaciones de la vida y la
vida laboral, por eso se debe desarrollar en los empleados en general para poder sortear
las vicisitudes de su trabajo sin tener que estresarse tanto (Castañeiras y Cingolani,
2008). Para llevar a cabo este entrenamiento se utilizan técnicas como:
Técnica del disco roto. Se repite su punto de vista con tranquilidad, sin dejarse ganar
por aspectos irrelevantes (si, pero… bien, pero todavía no me interesa).
Técnica del acuerdo asertivo. Se responde a la crítica admitiendo que ha cometido un
error, pero separándolo del hecho de ser una buena o mala persona.
Técnica de la pregunta asertiva. Consiste en incitar a la crítica para obtener información
que podrá utilizar en su argumentación.
Técnica para procesar el cambio. Se desplaza el foco de la discusión hacia el análisis de
lo que ocurre entre su interlocutor y la persona, dejando aparte el tema de la discusión.
Técnica de resolución de problema: este tipo de técnica ayuda a buscar nuevas
soluciones situaciones que son difíciles de resolver. Cuando el problema comienza a ser
insoluble. Para llegar a la resolución del problema, se debe: delimitar y especificar el
problema, aclarar el objetivo, realizar una serie de alternativas, elegir la estrategia
adecuada, crear un plan de acción, ejecutar el plan y evaluar resultados. Sirve para
mejorar la relación de la persona con la situación estresante, dando como resultado que
el individuo se sienta mejor en su estado emocional (Sandin, 2003). Teniendo como
objetivo principal el dotar al individuo con la capacidad de solucionar cualquier tipo de
problema de la manera más viable para la organización, por medio del siguiente
procedimiento:
Primero se identifica el problema. Se describe con detalle el problema y la respuesta
habitual a dicho problema. Al describir la situación y la respuesta en términos de quién,
qué, dónde, cuándo, cómo y porqué, se verá el problema de forma más clara. Al
describir la respuesta es necesario añadir qué objetivos se pretende, es decir si ello se
cumpliera significaría que el problema estaría resuelto. Se hace una lista con las
alternativas. En esta fase se utiliza la estrategia denominada "tempestad de ideas" para
conseguir los objetivos recientemente formulados. Esta técnica tiene cuatro normas
básicas: se excluyen las críticas, todo vale, lo mejor es la cantidad y lo importante es la
combinación y la mejora. La técnica de la tempestad de ideas debería limitarse, durante
esta fase, a estrategias generales para alcanzar los objetivos. Se ven las consecuencias.
Este paso consiste en seleccionar las estrategias más prometedoras y evaluar las
consecuencias de ponerlas en práctica. Y se evalúan los resultados: Una vez se haya
intentado la respuesta nueva, se deberán observar las consecuencias. Se dice que dos
cabezas piensan mejor que una, es entonces que se busca el apoyo social.
Apoyo social: las personas buscan apoyo social por varias razones: las redes sociales
aportan compañía, consejos, asistencia económica. Y a nivel afectivo aporta
oportunidades de cuidado, ánimo, apoyo, sensación de identidad y estatus social y
personal. El apoyo afectivo o social reduce el efecto del estresor aumentando la
probabilidad de que la persona no tenga sentimientos negativos (Bados, 2008). Las
amistades amortiguan las principales formas de estrés de la vida, razones que explican
la unión entre la salud y apoyo social, las personas con fuertes vínculos sociales tienen
mejor alimentación, realizan ejercicio, disminuyen el consumo de alcohol y tabaco (este
último implica un reforzamiento negativo, ya que suspende la ansiedad, la nicotina
desencadena el apetito acentuando la alerta y la eficacia mental, pero estimula el sistema
nervioso central induciéndole la liberación de neurotransmisores que calman la ansiedad
reduciendo la sensibilidad), conlleva a una mejora del sistema inmunológico y como
consecuencia una mayor fortaleza para superar momentos estresantes, mediante mayor
autoestima y visión de posibilidad de superación (Sandín, 2003).
El apoyo de las redes sociales con las que cuente el trabajador, así como el compartir
sus problemas con otros y el anticipar que pueden ocasionar estrés, ayudará a
contrarrestar las alteraciones psicosomáticas. El buscar apoyo dentro de la misma
organización con los compañeros o el jefe para que le brinden un consejo o ayuda,
potencializa el poder resolver cualquier situación sea laboral o personal, por eso es
importante hacer convivencias dentro de la organización para que los empleados
interactúen entre sí promoviendo un ambiente de convivencia sano entre ellos (Bados,
2008). Esas serían las principales técnicas que se utilizan para contra restar o prevenir
el estrés. Pero algunos trabajos son más estresantes que otros, cualquier ocupación
puede generar estrés y acabar por mermar o agotar nuestros recursos psicológicos y
físicos. Incluso aunque no se pueda evitar el estrés en el trabajo, se puede hacer algunas
cosas para recuperarse del estrés en los ratos libres o fines de semana y comenzar la
nueva jornada laboral como nuevo (Sanz, 2011).
La recuperación solo es posible cuando el estresor no está presente, es decir, en las
horas libres, en fines de semana, o en vacaciones. El concepto de recuperación es
definido por Geurts y Sonnentag (2006) como un proceso de relajación psicofisiológica
tras la exposición a una situación que requiere un esfuerzo. El problema surge debido a
que muchas personas salen del trabajo pero se lo llevan encima de algún modo. Por lo
tanto, el primer paso esencial para la recuperación consiste en programar periodos de
tiempo (preferiblemente diarios y no sólo en fines de semana) en los que se olvide
completamente el trabajo, así como realizar algunas actividades que ayudan a la
recuperación (Kareaga, 2004). Las personas que pueden desconectarse del trabajo
durante sus ratos libres tienen un mejor estado de ánimo y menos fatiga al día siguiente.
Y los que se desconectan durante el fin de semana comienzan la semana sintiéndose
recuperados y con más energía. De entre las estrategias de recuperación se encuentran
las siguientes (Sanz, 2011):
Actividades sociales: Pasar un rato con los amigos, hablar con ellos por teléfono, asistir
a una fiesta. Así como las Actividades físicas: Practicar un deporte, acudir a un
gimnasio, bailar, etc… Los retos: Aunque buscar retos y tratar de superarlos requiere
esfuerzo, tiene un efecto muy positivo. Los retos pueden ser cognitivos o físicos.
Actividades de distracción u ocio: Cualquier actividad que sirva para distraerse o
entretenerse puede ayudar a desconectar y recuperarse del estrés de la jornada. Las
actividades más pasivas y relajantes: como ver la tele, escuchar música, practicar
relajación, leer una novela, pasear, etc., ayudan sobre todo con el estrés fisiológico,
porque permiten descansar tu cuerpo en un ambiente libre de estresores laborales. Y el
control del tiempo: Esto es muy importante para personas que no tienen establecida una
línea muy clara entre el tiempo de trabajo y el tiempo libre. El establecer horarios para
descansar ayuda a liberar la mente de las presiones laborales.
Al seguir estas estrategias las relaciones que hay entre el trabajo y la familia se verán
beneficiadas, debido a que la calidad de vida de los trabajadores deberá ser mejor. De
hecho en un proyecto de investigación que está dirigido a disminuir los niveles de estrés
en los trabajadores se toma en cuenta las distintas técnicas de intervención y las
estrategias para la recuperación del estrés, así como en el presente proyecto que está
dirigido a los gerentes. A continuación se describirá la propuesta de intervención para
las alteraciones psicosomáticas en gerentes.
Proyecto de intervención para las alteraciones psicosomáticas en gerentes
La propuesta del proyecto de intervención para la prevención de las alteraciones
psicosomáticas en gerentes se abordará por medio del adecuado manejo de estrés en los
gerentes debido a que presentan altos niveles de estrés constantemente y por lo mismo
presentan alteraciones psicosomáticas. Provocando pérdidas y riesgos dentro de la
organización. Por lo tanto la intervención será a nivel individual y organizacional, para
que tanto la organización como los individuos se vean beneficiados.
La justificación por la cual se pretende realizar dicho proyecto de intervención es
porque cada vez más trabajadores presentan alteraciones psicosomáticas a causa del
estrés laboral, lo cual debilita a las organizaciones, lo que trae como consecuencia
dificultades económicas. Debido a la reducción en rendimiento de los trabajadores, al
absentismo laboral, al aumento de número de errores durante las jornadas laborales,
etc… De ahí la importancia de buscar nuevas soluciones a dichas dificultades para los
gerentes, no solo a nivel organizacional sino también nivel individual, ya que aunque la
organización realice cambios para mejorar la vida laboral, en ellos está la disposición al
cambio. Razón por la cual el proyecto es la mejor opción. Se puede llevar a cabo por
medio de distintas técnicas para afrontar el estrés, además de técnicas para solucionar
problemas, entre otras.
Objetivo general
El objetivo principal de la intervención es disminuir los niveles de estrés y mantener en
un nivel de activación controlada, para que la funcionalidad en los gerentes de las
organizaciones sea mayor, así como ofrecer mejor competitividad de la organización en
el mercado.
Objetivos específicos
En las organizaciones:
A nivel general el objetivo es hacer que las organizaciones se involucren en el cambio,
ya que tienen la función principal de divulgar la información correspondiente a las
políticas de salud laboral tanto en la prevención como en la recuperación del estrés, así
como en el correcto diseño en los puestos de trabajo.
El objetivo a nivel estructural es que el personal de la organización tenga las
condiciones físicas y del ambiente laboral adecuadas para llevar a cabo su trabajo. Para
lograrlo hay que reestructurar los procesos y tareas, para disminuir los factores
psicosociales.
El objetivo en el clima organizacional es crear un clima laboral favorable en la
organización y propicio para el desarrollo sustentable, sano e integral de la vida
productiva de los trabajadores.
En lo estilos de comunicación el objetivo es mejorar la comunicación formal e informal
por medio de la técnica de liderazgo, fomentar el trabajo en equipo y establecer metas
claras y coherentes entre los distintos departamentos.
El objetivo en rediseñar los puestos, es modificar los atributos de las tareas como son
los tiempos durante la jornada laboral, la distribución de tareas al proponer tareas
nuevas y creativas así como adaptar las cargas de trabajo con el puesto y el salario que
le corresponde al trabajador.
La fechas tope en estas se tiene como objetivo capacitar al personal en general en la
adecuada distribución del tiempo entre el trabajo y la vida personal.
En cuanto a la estimulación lenta y monótona el objetivo es modificar la estructura
organizacional para distribuir entre todo el personal las tareas más difíciles y menos
gratificantes; al dar la posibilidad de trabajar en más de una situación o en más de un
programa para poder alternar actividades gratificantes y no gratificantes
En los individuos (Gerentes):
A nivel cognitivo los objetivos a cumplir se encuentran; en el enseñar al individuo a
afrontar el estrés de la mejor manera posible, cambiar las ideas irracionales, los
pensamientos negativos, por racionales o funcionales, así como los esquemas cognitivos
que tiene el individuo sobre su realidad.
El objetivo a nivel fisiológico será enseñar a los trabajadores los beneficios que aporta el
realizar algún tipo de ejercicio o técnicas de relajación, para su cuerpo.
A nivel conductual el objetivo será enseñar al gerente técnicas para ser mejor en su
campo laboral por medio de la asertividad y la resolución de problemas, así como el
control de tiempo dentro y fuera de la organización.
Todos estos objetivos se pretenden alcanzar por medio de las técnicas y estrategias que
se implementaran a nivel organizacional e individual.
Estrategias de implementación
Estrategias basadas en: El individuo La organizaciónObjetivo Acciones Individuales Acciones OrganizacionesIdentificación de riesgos Autoevaluación Identificación del problema
Prevención primaria
Mejorar los recursos personales.
Fomentar las habilidades sociales.
Habilitar en gestión del tiempo equilibrando trabajo-vida privada.
Mejorar el contenido del puesto.
Respetar horarios de trabajo y pausas.
Programas corporativos
Prevención secundaria
Identificar las situaciones activantes de estrés en el área laboral.
Mejorar el Manejo de estrés en los gerentes.
Enseñar estrategias de relajación.
Enseñar técnicas de confrontación del estrés.
Mejorar la cultura y clima organizacional.
Fomentar la cooperación en el trabajo.
Comunicación y toma de decisiones.
Desarrollo organizacional.
Prevención terciaria
Habilitar las estrategias de recuperación del estrés.
Asesoramiento psicológico y psicoterapia.
Institucionalización de los servicios de seguridad y salud ocupacional.
Diseñar y gestionar programas corporativos de ejercicio físico o programas de fomento a la salud de los trabajadores.
A nivel organizacional Se ha reconocido ampliamente que uno de los primeros pasos
que las organizaciones deben dar es prevenir, después reducir el nivel de estrés de los
trabajadores y por último la recuperación del estrés. Se pretende lograr por medio de
un correcto diseño del puesto de trabajo, definiendo claramente las labores a realizar,
ajustando las tareas laborales al tiempo disponible así como a las capacidades del
trabajador y que corresponda el salario con el cargo del empleado, respetando el pago
de horas extras. En este sentido, son pilares básicos el desarrollo de políticas de
conciliación como los horarios flexibles y el limitar los tiempos reales de trabajo,
dotando al trabajador con autonomía y apoyo en las necesidades familiares (Barraza,
2007).
La capacitación para la organización del tiempo, entre los volúmenes de trabajo y los
tiempos de entrega, se debe de reajustar las capacidades del gerente y de la gente a su
cargo. Teniendo en cuenta la importancia de ofrecer la oportunidad de tomarse un
descanso durante la jornada laboral, ya que es de vital importancia para reducir el
agotamiento. Pero además de las oportunidades de recuperación interna, las
organizaciones deberían fomentar la recuperación externa. Por ejemplo, ofertar
actividades de ocio o bien organizar actividades sociales o deportivas entre los
empleados. Estas son algunas de las estrategias que diversas organizaciones ya han
empezado a implementar para beneficio de sus trabajadores. En el caso de los gerentes
sería un buen motivante, el darle algún bono económico por formar parte de algún
equipo deportivo dentro de la organización (Barraza, 2007).
Por último, informar y formar a los trabajadores sobre el proceso de estrés y
recuperación, dotándoles de herramientas para gestionarlos, que repercutirán
positivamente tanto en la organización como en el trabajador. Algunos de los talleres
que se pueden implementar, irían en línea con intervenciones que también se pueden
llevar a nivel individual y que se comentaran en la sección siguiente. Para llevar a cabo
todas estas medidas, la cultura de la organización debe ser flexible y basada en una
comunicación abierta. Fomentando un ambiente de trabajo agradable. Esa apertura
implica mirar no sólo a la productividad directa, sino a los recursos humanos a medio y
largo plazo. Ya que un trabajador feliz produce más que uno enfermo (Davis, Keith, y
Newstrom, 1999).
Las técnicas a nivel individual deben de tener la misma importancia que a nivel
organizacional. El gerente como individuo debe aprender a organizarse realmente bien,
tanto en el trabajo como en su vida cotidiana, identificando lo que realmente es
importante, delegando responsabilidades. Esto implicaría una revisión de sus
prioridades y de sus valores. Abordando la problemática con la revisión de las fronteras
personales entre sentirse responsable de todo y lo que realmente les corresponde,
estableciendo límites entre lo personal e institucional para descontaminar los ambientes
y a las personas (Cruz y Rivero, 2008).
Además de la gestión del tiempo, debe de aprender diversas técnicas para desconectarse
psicológicamente, como los ejercicios de relajación o meditación durante el tiempo
libre, es decir, para conseguir que la persona esté inmersa y con la atención focalizada
en lo que hace en ese momento. Abordando sólo problemáticas relacionadas con los
ambientes laborales, no permitiendo la emergencia de problemas personales, familiares
o de pareja. Aprenderán a identificar los factores que indiquen la presencia de
manifestaciones reactivas psicológicas, crónicas o agudas originadas en el entorno
laboral (Cruz y Rivero, 2008).
El gerente debe aprender el manejo del estrés en el ámbito laboral, tanto a nivel
individual como a nivel grupal, por medio de las estrategias de afrontamiento del estrés
como las de la reestructuración cognitiva, como; la TREC o las técnicas de Beck de
distorsiones cognitivas, en las cuales el individuo modifica sus pensamientos sobre la
realidad, aceptando las cosas que no puede cambiar e identificando las que sí. También
debe aprender a desarrollar las habilidades para resolver problemas por medio de la
técnica de solución de problemas, en esta técnica se dota al individuo con la capacidad
de solucionar cualquier tipo de problema de la mejor manera ya que es útil para reducir
la ansiedad asociada a la incapacidad para tomar decisiones. Disminuyendo la
probabilidad de fracaso (Naranjo, 2004).
Otra técnica importante para la prevención del estrés en el gerente es la de la
asertividad, debido a que esta le permite al individuo expresar de manera adecuada sus
opiniones, emociones y deseos de una manera apropiada para la situación y contexto en
que se encuentra, al respetar esas mismas conductas en los demás (un comportamiento
socialmente eficaz). Así como distinguir bajo qué condiciones se pueden emplear los
distintos tipos de asertividad. Ya que debe comunicarse con sus subalternos, hacerles
saber que han sido escuchados, informando de forma clara lo que se espera del trabajo
que van a realizar. Si a pesar de tomar en cuenta las técnicas el gerente se encuentra
con estrés y la prevención ya no es posible se deben planificar las estrategias de
recuperación (Naranjo, 2004). Estas estrategias van orientadas disminuir los niveles de
estrés por medio de retos que no tienen que ver con el trabajo, salidas con amigos, o
descansos por tempos largos desconectándose por completo del trabajo. También se
realiza por medio de actividades físicas como la realización de algún deporte (Cox,
Griffiths, y Stavroula, 2004).
La prevención e intervención por tanto, deben realizarse en un marco más amplio en el
que la propia sociedad sea consciente de que el bienestar de las personas no es algo que
deba solucionarse de forma exclusivamente privada. En el ámbito laboral, las
organizaciones tienen una parte importante de responsabilidad. Por medio de la Salud
Laboral, se intenta fomentar el desarrollo de organizaciones saludables, que en realidad
se traduce en la existencia de personas saludables (Cox, Griffiths, y Stavroula, 2004).
El plan de acciónNúmero de acción Acción1 Como primera acción será realizar una evaluación y diagnóstico
situacional de cada una de las áreas de trabajo (fuentes de estrés).
2 Posteriormente será realizar un análisis de la situación por la que se
está pasando y la condición realista de manejar estas situaciones.
3 Verificar el quehacer del personal y su responsabilidad frente al evento.
4 Abordar las características inherentes en los gerentes: miedo, incertidumbre, desinformación, rumores y conductas de riesgo frente a los conflictos.
5 Disminuir las deficiencias en las relaciones entre el gerente y su equipo de trabajo.
6 Realizar una identificación de síntomas que puedan estar indicando el inicio de un trastorno mental que requiera de atención psicológica focalizada y/o psiquiátrica.
7 Realizar una evaluación después de un periodo prudente para verificar si hay cambios favorables para la organización, modificando las estrategias en caso de ser necesario
Técnicas y estrategias
Técnicas de relajación y Meditación.- Tareas para la casa
-Técnica del modelo ABC de la Terapia Racional Emotivo Conductual (TREC).
-Técnica de Entrenamiento asertivo.
-Técnica de solución de problemas.
-Estrategias para aprender a delegar responsabilidades.
-Estrategias de recuperación del estrés.
Es importante el poder realizar esta intervención debido a que en gran parte de las
organizaciones se están presentando problemáticas con el estrés. Las cuales pueden ser
controladas de tal forma que los beneficios económicos sean mayores a los cambios que
se tengan que realizar dentro de la organización o institución pública o privada. Debido
que al mejorar las condiciones laborales para los empleados se mejora su salud teniendo
una organización saludable. Obteniendo los beneficios positivos de estos cambios, que
se verán reflejados en las ganancias de la organización. A corto, mediano y largo plazo,
ya que si continuamente se realiza este tipo programas de intervención, las
probabilidades serán menos de que en la organización se presenten problemas de salud
en los trabajadores.
CONCLUSIONES
Ahora que se sabe que gracias al trabajo se desarrollan varias de las alteraciones
psicosomáticas y que por los mismo estas son consideradas enfermedades
ocupacionales. Es importante tener una actividad laboral satisfactoria que contribuya a
mejorar la calidad de vida de las personas. Sin embargo en estos tiempos las
condiciones negativas de trabajo, son más comunes de lo que se puede llegar a pensar.
Provocando un declive en la salud de las personas.
Por lo tanto crear un entorno de trabajo seguro y saludable es importante, para ello se
tiene que sanear a las organizaciones, puede ser tajante realizando cambios estructurales
o de forma paulatina buscando que las intervenciones concuerden con el nivel de
compromiso de la organización y con los recursos disponibles, tanto económicos como
humanos. Debido a que la participación del equipo de salud, de los ejecutivos,
administrativos, y operarios es importante para realizar un cambio. No obstante puede
existir algún tipo de resistencia al cambio, ya que a veces se ésta tan acostumbrado a las
mismas situaciones de vida; que se ve como imposible o como demasiado difícil para
realizar cambios.
Lo mismo sucede cuando se piensa en un cambio a nivel organizacional, ya que se
presenta la disyuntiva entre la ganancia económica y el bienestar de los trabajadores, es
entonces que las organizaciones deben de realizar una evaluación sobre qué beneficios
tendrían si sus trabajadores en general se encuentran saludables para ejercer sus
obligaciones laborales. Sin duda se ha demostrado que en las organizaciones que han
hecho modificaciones implementado estrategias de intervención para mejorar las
condiciones laborales y disminuir los factores psicosociales han obtenido mayores
ingresos, y utilidades (Juárez, 2007).
Pero la mejor manera de tener mejores resultados es la prevención, dentro de la
propuesta se ha mencionado que no solo es disminuir los niveles de estrés sino
prevenirlos, para que los gerentes mejoren su desempeño. Es quizá la forma más
económica de contraatacar al estrés, ya que al implementar estrategias como las técnicas
de relajación, motivando la práctica de ejercicios físicos, se pretende disminuir y
prevenir al estrés. Así mismo al enseñarles las estrategias de recuperación no solo se
previene sino se empieza a mostrar cómo pueden actuar en caso de presentar altos
niveles de estrés. Disminuyendo la incidencia de posibles enfermedades que nos solo
afectan a los ejecutivo sino a todos en las organizaciones de diferente forma pero con
consecuencias potencialmente graves. Dichas consecuencias a veces son solventadas
por las mismas organizaciones que tienen el deber de pagar a sus empleados por
indemnizaciones laborales, debido a que el agotamiento, o estrés pueden provocar
accidentes laborales.
Por lo tanto se espera que esta propuesta de intervención, sea tomada en cuenta para
llevarse a cabo, ya que al disminuir los niveles de estrés de los gerentes, que es donde
parte el manejo adecuado de la gestión dentro de las áreas de trabajo. Se disminuiría los
niveles de estrés, disminuyendo así mismo el ausentismo laboral, el agotamiento, el
Burnout o en un caso extremo como se han presentado en los últimos años el karoshi.
Incrementando significativamente las utilidades de la organización. Ya que el
trabajador mantendría un buen nivel de desempeño. A mediano y largo plazo, ya que la
incidencia de las alteraciones psicosomáticas disminuiría considerablemente.
En conclusión se puede decir que al disminuir los niveles de estrés en los gerentes que
son los jefes, se genera un ambiente de trabajo cordial y sano para sus subordinados,
generando mejores condiciones de trabajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Ader, R. y Cohen, N. (1993) Psychoneuroinmunology: conditiong and stress.
Annual Review of Psychology, 44, Editorial 2, Academic Press, New York.
Aguirre, J. y cols. (1999) Estrés laboral organizacional asociado a manifestaciones
cardiovasculares clínicas laboratoriales y de gabinete en personal de enfermería
del hospital regional Dr. Valentín Gómez Farías del ISSSTE en el Estado de
Jalisco, México, Revista Mexicana de Salud en el Trabajo Vol. 1. Núm. 6 (2010):
11-13.
Ahmad, T., Arnott, I., Cole, A., Driscoll, R., Mowat, C. y Windsor, A. (2011)
Guidelines for the management of inflammatory bowel disease in adults. Gut. 2011
May; Vol. 60, Núm. 5, 571-607.
Aizpuru, M. y Rivera, A. (1994) Manual de historia social del trabajo. Siglo XXI,
España Editores, Madrid.
Albers, H. (1997) Principios de Organización y dirección. Ediciones Ciencia y
técnica, S. A. 2da Edición, México.
Alfaro, P. y Olmos, R. (2011) Sindrome de burnout en estudiantes de medicina
latinoamericanos, una materia pendiente. Revista Científica Ciencia Médica, Vol.
14 Núm. 2, Cocachamba, diciembre. ISSN 1817-7433.
Alonso, I. (2002) Psicología. Editorial Mc Graw Hill, España.
Alonso, M. (1973) Curso de derecho del trabajo. Editorial Ariel, 4a. Edición,
Barcelona.
Alvarado, J. (1990) El gerente en las Organizaciones del futuro. Ediciones UPEL.
1ra Edición. Venezuela.
Álvarez, J. (1999) El trabajo a través de la historia. Revista electrónica Cuaderno
de Materiales, La Concepción del Trabajo, número 9, febrero. ISBN 978-0-12-
088576-3.
Álvarez, R. (1995) Formación del psicólogo organizacional en Colombia: Apuntes
para un programa de postgrado. Revista Interamericana de Psicología
Ocupacional, vol. 14 no.2. ISBN 978-84-458-1478-9.
American Psychiatric Association (2014) Guía de Consulta de los Criterios
Diagnósticos del DSM-5. Editorial Masson, México.
Ansfried, W. (2000) Manual de la Psicologia Organizacional. Editorial Herder,
Barcelona.
Anzola, M. (2003). Una mirada de la cultura corporativa. Editorial Universidad
externado de Colombia. Colombia.
Aquino, Y., Arias, L. y Fernández, J. (2009) El estrés laboral: su incidencia en
desarrollo profesional y personal en las empresas de servicios. caso: claro codetel
(área de servicio al cliente). Informe final del curso de equivalencia Núm. 423
optativo a la tesis de grado de la facultad y no. 88 para la licenciatura en
administración. Universidad Autónoma de Santo Domingo Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales Escuela de Administración.
Aranda, C., Pando, M. y Preciado, L. (2006) Estrés laboral y síndrome de burnout.
Factores Psicosociales y Salud en el Trabajo, Primera edición, Universidad de
Guadalajara, México.
Arellano, G., Carrión, M. y Pando, M. (2006) Los Factores Psicosociales en el
Trabajo. Factores Psicosociales
Arendt, H. (1993) La condición humana. Editorial Paidos, Barcelona.
Arteaga, G. y Micheli, T. (2006) Pensar la ciudadanía desde el trabajo en México:
globalización y nuevos-viejos segmentos del mundo laboral. en Páramo T.
coordinadora, Nuevas realidades y dilemas teóricos en la sociología del trabajo,
UAM-A/Plaza y Valdés Editores, México (2006) 125-160.
Asuaje (2005) Pensamiento Gerencial, su desarrollo. Ediciones Urania. Venezuela.
Avila, A. (2010) Condiciones de trabajo y salud de los trabajadores de la salud en
Brasil. NESCON/Universidad Federal de Minas Gerais. Organización
Panamericana de la salud, ISBN 978-92-75-31663-4.
Ayala, E. (2009) Psiconeuroinmunología. Interrelacion entre los sistemas nervioso,
endocrino e inmunitario. Revista Electrónica Offarm, Vol. 28 Núm. 6, Septiembre
– Octubre, ISSN 0212047X.
Ayala, E., Sphan, M. y Thomae, M. (2006) Etiología y prevención del síndrome de
burnout en los trabajadores de la salud. Revista de Posgrado de la V Cátedra de
Medicina Enero (2006) Núm. 153 Corrientes: Universidad Nacional del Nordeste
UNNE, Facultad de Medicina Pág. 18-21.
Bach, E. (2000) Los remedios florales. Escritos y conferencias. EDAF, Madrid.
Bados, A. (2008) Terapia cognitiva de Beck. Labradror Técnicas de Modificación
de Conducta, Madrid.
Bages, N., Chacón, L. y Feldman, G. (1995) Patrón de conducta tipo A y
Reactividad Cardiovascular en Gerentes. Salud Pública México, Vol. 37 Núm. 1.
ISSN 0036-3634.
Bakker, A., Demerouti, E., Nachreiner, F. y Schaufeli, W. (2001) The
JobDemands-Resources Model of Burnout. Journal of Applied Psychology, Vol.
86, 499-512.
Baldoni, F. y Tromboni, G. (2005) La Psychosomatique: L’équilibre entre corps et
esprit. Editorial Press, Paris.
Barnes, D. (1988) Política. Editorial Gredos, Madrid.
Barraza, A. (2007) El campo del estudio del estrés: Del programa de Investigación
Estimulo – Respuesta al Programa Persona – Entorno. Revista Internacional de
Psicologia, Instituto de la Familia Guatemala, Vol. 8 Núm. 2, julio, ISSN 1818
1023.
Basco, M., Thase, M. y Wright, J. (2006) Learning Cognitive-Behavior Therapy:
An Illustrated Guide. American Psychiatric Publishing, Washington.
Bass, C. y Sharpe, (1992) The Management of Chronic Somatisation. En Br J
Psychiat 1992; Núm. 123:472-480.
Basset, I., Estévez, R., Granados, G., Leal, M., y López, J. (2011) Estrés laboral y
personal en los recursos humanos de enfermería de una unidad de psiquiatría en
México D.F. Enfermería Neurológica de México, Vol. 10 Núm. 1.
http://www.medigraphic.com/enfermerianeurologica.
Bateman, T. y Snell, S. (1999) Administración. Una ventaja competitiva. Editorial
Mc Graw Hill, 4ta Edición, Venezuela.
Beck, A. y Hollon, T. (1994) Cognitive and Conitive- Behavioural Therapies. In:
Bergin AE, Garfield SL, Editors. Handbook of psychotherapy and behaviour
change. New York: Wiley; 1994. p. 428-66.
Beck, J. (2000) Terapia cognitiva: conceptos básicos y profundización. Editorial
Gedisa, Madrid.
Belloch, A. y Sandín, B. (1996) Manual de Psicopatología. Editorial McGraw-
Hill/Inter Americana de España.
Bénito, E., López, A. y Martín, A., (2004) Resultados del Curso Piloto de
Relajación y Reducción de Estrés usando la técnica MBSR. Tercera Conferencia
Internacional de Prevención de Riesgos laborales, ORP-04, ISBN: 84-933328-2-8.
Beriso y cols. (2003) Cuadernos de Terapia Cognitivo Conductual. Editorial Eos,
Madrid.
Beyer, M. y Sánchez, C. (2014) Las endorfinas. Revista de divulgación de ciencia
de la UNAM, Revista ¿Cómo Ves? Núm. 193 9 de diciembre del 2014,
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/29/las-endorfinas.
Bialostosky, S. (2001) Panorama del derecho romano. Nueva edición, UNAM,
México.
Blum, M. y Naylor, J. (1996) Psicología industrial: sus fundamentos teóricos y
sociales. Editorial Trillas, México.
Bohlander, G., Sherman, A. y Snell, S. (1999) La organización industrial.
International Thomson Editores; México.
Bohlander, S. (2006) Administración de Recursos Humanos. International
Thompson Editores, 20va Edición.
Bonilla, F. (2001) La gerencia de productividad como alternativa para optimizar la
función directiva de las unidades educativas oficiales. Editores de la Universidad
del Zulia en Trabajo de Grado, Maracaibo Venezuela.
Braga, F., Flichtentrei, D., Grau, A., Prats, M. y Suñer, K. (2009) Influencia de
factores personales, profesionales y transnacionales en el síndrome de burnout en
personal sanitario hispanoamericano y español. Revista Española de Salud
Pública; Núm. 83, 215-230.
Braudel, F. (1986) La dinámica del capitalismo. Fondo de Cultura Económica,
México.
Braverman, H. (1987) Trabajo y Capital Monopolista. Editorial Nuestro Tiempo,
México.
Brown, J. (1981) La Psicología Social en la industria. Fondo de Cultura
Económica, México.
Burguer, D. y Travis, S. (2011) Conventional medical management of inflammatory
bowel disease. Gastroenterology. Vol.14 Núm. 6, May; 1827-1837.e2.
Caballo, V. (2008) Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta.
Editorial Siglo XXI, Madrid.
Cabrera, M., Llunch, A. y Peralta, I. (1999) Prevención del Estrés Laboral. Guía de
prevención del estrés. Folleto de salud laboral ambientes contaminados. Sindicato
de Enfermeras de España (SATSE), Ediciones Satse Madrid España, 1999 Extraído
el 02 de marzo, 2006, de
http://geosalud.com/Salud%20Ocupacional/estres_laboral.htm.
Campo, J. y Fritz, G. (2007) Somatoform disorders. Editorial Martin y Voklmar.
Philadelphia Lippincott Williams y wilkins.
Campos, F. y Paranaguá, J. (2012) Estudio comparativo de las condiciones de
trabajo y salud de los trabajadores de la salud en Argentina, Brasil, Costa Rica y
Perú. Organización Panamericana de la Salud (OPS), Oficina regional de la
Organización Mundial de la Salud, Washington, D. C., ISBN 9789275316634.
Cano, A. (2002) Estrés Laboral. Revista Ansiedad y estrés. Madrid y alrededores
España, Sociedad española para el estudio de la ansiedad y el estrés.
Cárdenas, S. (2000) El estrés ocupacional ¿muy estudiado y poco comprendido?
Revista del Consejo Colombiano de Seguridad. noviembre - diciembre, 1999,
pp.1822. http://www.stps.gob.mx/312/revista/2000-2/el-estres.htm.
Carraro, R., Martínez, L. y Silveira, M. (2007) Nutrigenómica, obesidad y salud
pública. Revista Española de Salud Pública 2007; Núm. 81:475-87 ISSN 0717-
7518.
Carrillo, J. (1999) Organizaciones, Poder y Democracia. ECOS. Órgano
Institucional de ECOPETROL, Octubre.
Carson, A. y cols. (2004) Psychosomatic: A systematic review of its meaning in
newspaper articles. Psychosomatics, Núm.45, 287- 290.
Casado, F. (2002) Modelo de afrontamiento de Lazarus como Heurístico de las
Intervenciones psicoterapéuticas. Apuntes de Psicología, 20, 403- 414.
Castañeda, A., y Martínez, D. (2006) Estado actual de la Investigación en
psicología organizacional y del trabajo en Colombia. Acta Colombiana en
Psicología, Universidad Católica de Colombia, mayo, año/Vol. 9, Núm. 001, ISSN
1909-9711.
Castañeda, G. y Castañeda, C. (2007) Gerencia de Investigación: Criterios
Gerenciales Aplicados a la Investigación. Revista ORBIS, Ciencias Humanas, Año
2 Núm. 6 / Abril 2007. ISSN: 1856-1594, Directorio LATINDEX.
Castañeiras, C. y Cigolani, J. (2008) Estrategias de Afrontamiento y Malestar/
Bienestar Subjetivo: Estudio en Adolescentes del Mar de Plata. III encuentro
Iberoamericano sobre Psicologia Positiva, Buenos Aires Argentina.
Cerezo, S., Hernández, M. y Rodríguez, G. (2009) Efectos de una Intervención de
manejo de Estrés en mujeres con hipertensión arterial sistémica. Acta colombiana
de Psicologia, Vol.12 Núm. 1. Universidad Nacional Autónoma de México, FES –
Iztacala.
Cervera, M. (1996) Globalización japonesa. Lecciones para América Latina. Siglo
XXI editores Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Chapela, M. y Contreras, M. (2011) Pensar el futuro de México. Colección
conmemorativa de las revoluciones centenarias. La salud de México. Universidad
Autónoma Metropolitana UAM-Xochimilco, ISBN: 978-607-477-556-3.
Charney, D. (2004) Psychobiological mechanism of resilience and vulnerability:
implications for successful adaptation to extreme stress. American journal of
psychiatry, Vol.161, 195- 216.
Chiavenato, I. (1994) Administración de recursos humanos. Editorial McGraw Hill,
2ª Edición, México.
Chiavenato, I. (2001) Introducción a la teoría general de la administración.
Editorial McGraw Hill, Colombia.
Chung, K. y Megginson, L. (1981) Organizational behavior. Harper and Row,
publishers. New York.
Cimoli, M. y Yoguel, G. (2005) Redes, estructuras de mercado y shocks
económicos. Cambios estructurales en los sistemas de innovación en América
Latina. en M. Casalet, M. Cimoli y G. Yoguel editores, Redes, jerarquías y
dinámicas productivas, Buenos Aires, FLACSO México / OIT México / Miño y
Dávila.
Cipolla, C. (2000) Historia económica de la población mundial. Editorial Crítica,
Barcelona.
Clemenza, C. y Ferrer, J. (2006) Habilidades Gerenciales como Fundamento de la
Estrategia Competitiva en los Sectores de Actividad Metalmecanica Venezolana.
TENDENCIAS Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
Universidad de Nariño Vol. VII. No.1 Primer semestre 2006, páginas 81-100.
Contrada, R. (1990) Personality and Health. La Pervin Editorial Handbook of
Personality. New York, The Guilford Press.
Cooper, C. El Batawi, M. y Kalimo, R. (1988) Los factores psicosociales en el
trabajo y su relación con la salud. Editores Geneva, Publicaciones electrónicas de
la Organización Mundial de la Salud Ginebra. ISBN 9243561022.
Corredor, N. (2012) ¿Qué es el fenómeno Karoshi? Revista Muy Interesante,
Sección Artículos de noticias trabajo, adicción y salud, Núm. 377.
http://www.muyinteresante.es/revista-muy/noticias-muy/articulo/isomos-adictos-al-
trabajo-fenomeno-karoshi.
Cox, T., Griffiths, A. y Stavroula, L., (2004) La organización del trabajo y el
estrés. Serie de protección de la salud de los trabajadores no. 3. Organización
Mundial de la Salud, ISBN -9243590472.
Cronbach, L. (1972) Fundamentos de la exploración psicológica. Editorial
Biblioteca Nueva, Madrid.
Crosby, P. (1988) Dinámica gerencial. Editorial McGraw Hill, México.
Cruz, C. y Rivero, L. (2008) Trastornos psíquicos y psicosomáticos: problemática
de salud actual de los docentes mexicanos. Salud de los Trabajadores Vol. 16 Núm.
2 Maracay diciembre, versión impresa ISSN 1315-0138 Maestría en Ciencias en
Salud de los Trabajadores, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad
Xochimilco.
Cubeiro, J., Dalziel, M. y Fernández, G. (1996). Las competencias: Clave para una
gestión integrada de los recursos humanos. Editorial HayGroup, Deusto. Bilbao.
Cueva, Mario de la (1975) El derecho del trabajo y la equidad. Revista Derecho
Nuevo, México, 2a. época, núm. 8. ISBN 978-84-7245-746-1.
Davies, D. y Shackleton, V. (1975) La psicología y el trabajo. Editorial
Continental, S. A., México.
Davis, K., Keith, D. y Newstrom, J. (1999) Comportamiento Humano en el
Trabajo. Editorial McGraw Hill, 8va Edición, México.
De Pablo, C. (2007) Estrés y hostigamiento laboral Formación Alcalá, 2da edición,
México.
Decenzo, R. y Robbins, S. (2001) Administración de recursos humanos. Editorial
Limusa, 1ª Edición en español, México.
Deitos, T. y Gaspary, J. (1996) Teorías psiconeuroinmunológicas. Revista de
Psiquiatría Biológica, periodo de septiembre, Vol. 4 Núm. 3, ISSN 0104-7787.
Brasil.
D'Hertefelt, H. (2002) Mesuring psychosocial workload en Belgium. Editorial
Stress at Work, Newsletter of the European trade union technical bureau for health
and safety No. 19-20.
Dichter, E. (1988) ¿Es usted un buen gerente? Editorial McGraw Hill, México.
Diez, A. (2002) Estudio de la histeria y las enfermedades psicosomáticas.
Extensión Universitaria, Revista de psicoanálisis, No. 51 abril, edita, escuela de
poesía y psicoanálisis 55, Grupo cero, departamento legal M- 17-561- 1996,
ejemplares de difusión gratuita.
Dolán, S.; García, S. y Díez, M. (2005) Autoestima, estrés y trabajo. Editorial
McGraw Hill, Madrid.
Doval, Y. y cols. (2004) Estrés Laboral, Consideraciones Sobre Sus
Características y Formas de Afrontamiento. Revista psicología científica, Vol. 8
año 2004 ISSN 23 228344,
http://www.psicologiacientifica.com/publicaciones/biblioteca/articulos/
argonro01_1.htm.
Drinkwater, J. (1992) Death from overwork. Editorial Lancet,
Dumont, L. (1982) Homo aequalis. Editorial Taurus. Madrid.
Dunnette, M. (1999) Psicología industrial. Editorial Trillas, 2ª edición, México.
Dura, E. e Ibáñez, E. (2000) Psicología Oncológica: Perspectivas futuras de
investigación e intervención profesional. Psicología, Saúde & Doencas, Vol. 1
Núm. 1 Lisboa nov. 2000. Revista electrónica scielo Portugal, ISSNN 1645- 0086
Durand, J. y Le Floch, M. (2006) La question du consentement au travail: De la
servitude volontaire à l'implication contrainte. L'harmattan, París.
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S071869242010000200009&script=sciarttext.
Echeburúa, E. y De Corral, P. (2001) Eficacia de las terapias psicológicas: de la
investigación a la práctica clínica. Revista Internacional de Psicología Clínica y de
la Salud, Núm. 1, 181-204.
Ellis, A. (2005) Razón y Emoción en psicoterapia. Editorial Siglo XXI, México.
Ellis, A. y Blau, S. (2000) Vivir en una sociedad irracional: una guía para el
bienestar mediante la terapia racional emotiva- conductual. Editorial Paidos,
Barcelona.
Ellis, A., Caballo, V. y Lega, L. (1999) Terapia Racional Emotivo Conductual.
Editorial Siglo XXI, México, D. F.
Enciso, E, y Perilla, L (2004) Visión retrospectiva, actual y prospectiva de la
psicología organizacional. Unidad de Extensión Facultad de Psicología,
Universidad Católica de Colombia, Vol. 11, ISSN 01203878.
Escobar, A. y González, B. (2002) Neuroanatomía del estrés. Revista mexicana de
Neurociencias, Vol. 3 Departamento de Biología Celular y Fisiología, Instituto de
Investigaciones Biomédicas, DGAPA UNAM.
Escobar, M., García, C. y Romero, R. (2006) Síndrome de Burnout: Estrés fuera de
Control. Instituto Tecnológico y de Estudios.
Eslava, Edgar (2007) Coaching en la gestión del capital humano. Revista Visión Humana
de Panamá. La revista con enfoque empresarial. Vol. 3 ISSN 1818- 2585.
Fermín, I. y Rubino, N. (1997) Gerencia y Liderazgo. Material Instruccional.
UPEL-IPC, Caracas, Venezuela.
Flores, M. y Ontiveros, M. (2008) Hormonas gonadales y depresión en la
perimenopausia. Revista Colombiana Psiquiátrica Vol.7 Núm. 2, 236-246.
Forbes, R. (2011) El Síndrome de Burnout: síntomas, causas y medidas de atención
en la empresa. Revista Éxito Empresarial, Núm. 160. CEGESTI 20 Aniversario,
Hacia la sustentabilidad.
Fromm, E. (2000) The Revolution of Hope. Editorial Riverdale, American Mental
Health Foundation Books, New York.
Furnham, A. (2001) Psicología organizacional. El comportamiento del individuo
en las organizaciones. Editorial Oxford, México.
Gabiña, J. (1999) El futuro revisitado. La reflexión prospectiva como arma de
estrategia y decisión. Grupo Editor Alfaomega, Colombia.
Galicia, F. (2000) Administración del Recurso Humano para el Alto Desempeño.
Editorial Trillas, 1ra Edición. México.
García, C. y Trujillo, C. (2007) Impacto del estrés laboral en la institución
financiera FAVI de la Universidad Tecnológica de Pereira. Trabajo de Grado para
obtener el título de ingenierías industriales. Universidad Tecnológica de Pereira,
Facultad de Ingeniería Industrial.
García, E. (1981) Teorías sobre la justicia en los Diálogos de Platón. UNAM,
México.
García, O. y Martín, F. (1980) Administración y desarrollo gerencial. Editorial
Diana, Buenos Aires.
García, R. (2001) La muerte psíquica en las organizaciones. A propósito de los
amantes que se separan. Administración y Organizaciones, Universidad Autónoma
de México -X, No. 7. 69-85.
García, S., Ochoa, J. y Ramírez, J. (2011) La Salud en el Mundo Moderno.
Elementos: Ciencia y Cultura, Vol. 19 Núm. 82, abril- junio, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, México. ISSN 0187-9073,
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=29418148004.
Garralda, M. (1992) A selective review of child psychiatric syndromes with a
somaticpresentation. Journal Child Psychiatric, Vol. 71, 759- 73.
Garrido, S. (2003) Dirección estratégica. Editorial Mc Graw Hill. España.
Gaynés, E., Giménez, M. y Portellc, M. (2004) El burnout en los profesionales
sanitarios una aproximación bibliometrica. Archivos de Prevención de Riesgos
Labor, vol. 7 numero 3.
Geurts, S. y Sonnentag, S. (2006) Recovery as an explanatory mechanism in the
relation between acute stress reactions and chronic health impairment.
Scandinavian Journal of Work, Environment & Health, Núm. 32, 482-492.
Gil monte, P., Peiro, J. y Valcárcel, P. (2013) Influencia d las variables de carácter
socio demográficas sobre el síndrome de Burnout: un estudio de una muestra de
profesionales de enfermería. Psicologia del trabajo y de las organizaciones,
gestión de recursos humanos y nuevas tecnología. Editorial EUDEMA, Salamanca.
Gómez, B. (2006) Estrés y sistema inmune. Revista mexicana de Neurociencias,
Vol. 7 Núm.1. Departamento de Biología Celular y Fisiología, Instituto de
Investigaciones Biomédicas, DGAPA UNAM, Proyecto IN220102.
Gonçalves, A. (1997) Dimensiones del clima organizacional. Sociedad Latinoamericana para la Calidad, Internet, Diciembre.
Góngora J. y Lahera, M. (2002) Factores Psicosociales identificación de factores
riesgo. Instituto Navarro de Salud Laboral, ISBN 84 235- 2210-5.
González de Rivera, J. (2003) Medicina Psicosomática. ADES Ediciones, Madrid.
González, D. (1994) La comunicación herramienta para la gerencia. Universidad
Centro Occidental Lisandro Alvarado UCLA, Departamento de Investigación de
Operaciones, Barquisimeto, Estado Lara Venezuela.
González, J. (1989) Deprisa, deprisa… Estrés. Revista Aula de cultura, Vol. 7, El
correo Español, el pueblo Vasco de Bilbao.
Gould, S. (1996) La postura hizo al hombre. Razón y Revolución, nro. 2,
primavera, Buenos. Aires.
Grados, J. (2003) Reclutamiento, selección, contratación e inducción de personal.
Editorial Manual Moderno, 3era Edición, México.
Graham, D. (1972) Psychosomatic Medicine. Halt, Rinehart and Winston, Nueva
York.
Gregorovius, F. (2009) Roma y Atenas en la Edad Media. Editorial Fondo de
Cultura Económica, México.
Gutiérrez, M. y Piedrahita, C. (2005) El cambio organizacional y la experiencia
emocional de las personas. Trabajo para optar al título de especialista en sociología
organizacional, Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y
Humanas, Departamento de Psicología, Medellín.
Hall y Schneider, F. (1997) Functional MRI reveals left amygdala activation
during emotion. Psychiatry Research (Neuroimaging), Núm. 76, 75-82.
Hamosh, A. y cols. (2008) Genética en Medicina. Editorial Thompson &
Thompson, 7ma edición, EE.U.
Haratani, T. (1997) Karoshi: Muerte por Exceso de Trabajo. Enciclopedia de Salud
y Seguridad en el Trabajo. Nueva Editorial Interamericana S.A. México.
Hardy, L. (1999) Historia de la Psicología. Editorial Prentice Hall. 4ta. edición,
España.
Hayano, J., y cols. (1989) Type A behavior pattern in Japanese employees: Cross-
cultural comparison of major factors in Jenkins Activity Survey (JAS) responses.
Journal Behavor Medical Vol. 12 Num.3:219-231.
Hellriegel, D. y Slocum, J. (1998) Administración. Thompson Editores, 7ª Edición,
México.
Hernández, A. y Martínez, S. (2005) Necesidad de estudios y legislación sobre
factores psicosociales en el trabajo. Revista Cubana de Salud Pública, Vol. 3,
Núm. 4, ISSN 0864-3466.
Hernández, R. (2007) Estrés y Burnout en profesionales de la salud de los niveles
primario y secundario de atención. En: Revista Cubana de Salud Pública. Vol. 29
Nº 2. págs. 103-110.
Hersey, P. y Blanchard, K. (1977) Management of organizational behavior:
utilizing human resources. Editorial Prentice Hall, New Jersey.
Hoslt, F. y Quirós, D. (2011) Control de estrés, ira y ansiedad en pacientes con
hipertensión arterial mediante la TREC. Revista Costarricense de Psicología, Vol.
29 Núm. 43. Universidad Iberoamericana de costa Rica. ISSN 0257-1439.
Ivancevich, J. (1989) Estrés en el trabajo. Editorial Trillas. México.
Jacob, A. (2004) La noción del trabajo. Relato de una aventura socio antropo
histórica. Programa de Investigaciones Económicas sobre Tecnología, Trabajo y
Empleo. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET,
Revista Argentina, Vol. 3.
Jaques, E. (1973) Trabajo, incentivos y retribución. Editorial Paidos, Buenos.
Aires.
Jimenez, A., López, R. y González, C. (2009) Incidence of myocardial infarction in
low-income urban residents of Mexico City. Salud Pública de México (México:
Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, Morelos, México y Centro de
Estudios en Diabetes AC. México DF, México) 51 (6). ISSN 0036-3634.
Jiménez, M. y Videra, A. (2010) Estudio de la ansiedad precompetitiva, los
estados de ánimo y su relación con el Burnout en jugadores de bádminton de liga
nacional de clubes de división de honor. Revista Digital EFDeportes.com. Buenos
Aires, Año 15, Núm. 149. http://www.efdeportes.com/efd149/estudio-de-la-
ansiedad-y-burnout-en-badminton.htm.
Jiménez, S., Montero, C., Rodríguez, A. y Trejos, S. (2010) Antología: Psicología
laboral- Organizacional, Educativa y Criminal – Forense. Compilación de
Psicología de la Universidad Autónoma de Centro América, Licenciatura de
Psicología.
Juárez, A. (2007) Factores psicosociales, estrés y salud en distintas ocupaciones:
un estudio exploratorio. Investigación en Salud. Vol. 9, Núm. 1, abril, ISSN 1405-
7980, Centro de Universitario de Ciencias de la Salud, México. www.redalyc.org.
Kahn, R. y Katz, D. (1993) Psicología social de las organizaciones. Editorial
Trillas.2ª edición, México.
Kaplan, G. (2004) Synopsis of psychiatry. Editorial Williams & Wilkins, 9na
Edition. Baltimore.
Karasek R y Theorell T. (1990) Healthy work: stress, productivity and the
reconstruction of working life. Editorial Basic Books Inc, New York.
Kareaga, A. (2004) Afrontamiento del estrés en las organizaciones: Un programa
de manejo a nivel individual/ grupal. Revista de Psicología del Trabajo y de las
Organizaciones, Vol. 20 Núm. 1, 77-93.
Katsuo, N. y Jeffrey, V. (1999) Karoshi – death from overwork: Occupational health
consequences of the Japanese production management. Sixth Draft for
International Journal of Health Services
http://bugsy.serve.net/cse/whatsnew/karoshi.htm.
Kaupp, J., Rapoport, N. y Spiegel, D. (2005) Psychosocial treatments. In J.L.
Levenson Editorial, American Psychiatric Publishing textbook of psychomatic
medicine (450-469) Washintong D.C. American Psychiatric Publishing.
Kortum, E. (2001) Factores psicosociales que influyen en el trabajo. Revista
electrónica Gohnet, Red Mundial de Salud Ocupacional, Núm. 2, Invierno 2001/
2002. Programa de Higiene del Trabajo. Organización Mundial de la Salud
http://www.who.int/peh/Occupational_health/occindex.html.
Krygier, A. (1988) Consultores de Gerencia: ¿Terapeutas de las organizaciones?
Gerente. Mayo.
Kuhlman, S. Kirschbaum, C. y Wolf, O. (2005) Effects of oral cortisol treatment in
healthty young women on memory retrieval original of negative and neutral words.
Neurobiology. Learn Memory. Núm. 83, 158- 162.
LaDou, J. (1999) Medicina Laboral y Ambiental. Editorial Manual Moderno, 2da.
Edición, México.
Lafargue, P. (2011) El derecho a la pereza. MAIA Editores, Madrid.
Lanari, M. (2005) Trabajo decente: significados y alcances del concepto.
Indicadores propuestos para su medición. Serie Estudios, Trabajo, Ocupación y
Empleo, Nº 3, MTEySS.
Lane, I. y Siegel, N. (1980) Psicología de las organizaciones industriales. Editorial
Continental, México.
Lazarus, R. (1986) Estrés y procesos cognitivos. Editorial Martínez Roca,
Barcelona.
Leal, M. (2009) Salud Mental. Estrés Ocupacional y exigencias laborales. 1era
Edición, Querétaro, México.
Leiter, M., Maslach C. y Schaufeli, W. (2001) Job burnout. Annual Review of
Psychology Vol. 52, 397-422 (Volume publication date February 2001) DOI:
0.1146/annurev.psych.52.1.397.
Leonard, B. y Song, C. (2000) Fundamentals of Psychoneuroimmunology. John
Wiley & Sons Ltd. Chichester.
Levionnois, M. (1999) Marketing Interno y Gestión de Recursos Humanos.
Editorial Díaz de Santos, S.A., Madrid.
Lewis, S. (2011) Enfermedades no transmisibles: Un riesgo mayor. Revista
México social, Núm.11 junio 2011. Consultado el 16 de Agosto de 2012.
http://www.mexicosocial.org/.
López, J. (1998) La macroeconomía de México. El pasado reciente y el futuro
posible. Editorial Porrúa, México.
López, S. y González, J. (2009) Decadencia Económica en hospitales de salud
pública y Síndrome de Burnout. Revista de Alternativas en Psicología, Núm.21, 71-
81. ISSN: 2007-5251.http://www.amapsi.org/portal/index.php?
López, V. (1999) Asia en transición. Auge, crisis y desafíos. Siglo XXI Editores,
México.
Lupien, S. y Lepage, M. (2001) Stress, Memory, and the hippocampus: can´t live
without it. Behavioral Brain Research Vol. 127 Núm. 1 y 2, 137- 158.
Maher, B. (1970) Principios de Psicopatología. Editorial Mc Graw Hill, México.
Martín, H. y Schumann, H. (1998) La trampa de la globalización, el ataque contra
la democracia y el bienestar. Editorial Santillana, México.
Martínez, I. y Salanova, M. (2005) Obstáculos y facilitadores organizacionales y
su relación con el burnout docente. [email protected].
Martínez, S. (2011) Enfermedades psicosomáticas y cáncer. A propósito de un
caso. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, Vol. 1, No. 1.
Copyright 2011 by Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia,
ISSN: 2253-749X.
Marx, C. (1958) El capital. Ediciones Fuente Cultural, Vol. I. Reimpresión en
español, 1995, México.
Mazabel, C. (2000) Diccionario de recursos humanos. Centro de Investigaciones.
Litho-Caribe. Caracas. 1997, de Recursos Humanos. Lima, Perú.
McEwen B. (2005) Stressed or stressed out: what is the difference?. Journal
Psychiatry Neurosciences Sep, Vol. 30 Núm.5, 315-8.
Medina, M. (2004) Reacción Gerencial 2003. Revista de la Universidad Simón
Bolívar, vol. 2- 4, Núm. 2 julio- diciembre, Barranquilla Colombia.
Mejía, J. (1998) Curso Avanzado de Gerencia. Ediciones Llano Petrol, Edición
original, Venezuela.
Melgosa, J. (1999) Sin Estrés. Editorial SAFELIZ, 1ra Edición, España.
Méndez, F., Olivares, J. y Rosa, A. (2004) Introducción a las técnicas de
intervención y tratamiento psicológico. Editorial Pirámide, Madrid.
Mercader (1998) Gerencia de la Vida. Editorial Torvic, Caracas.
Meszaros, I. (1970) La teoría de la enajenación en Marx. Ediciones Era, México.
Miguel, M. (2006) Clínica de la Ansiedad. Psicólogos en Madrid y Barcelona,
Editorial Masson, España.
Mondy, R. y Noe, M. (2006) Administración de Recursos Humanos. Editorial
Mcgraw Hill, 9na Edición, México.
Montaño, H. (2000) La reaproximación internacional de modelos
organizacionales. Algunas reflexiones sobre la experiencia japonesa. Iztapalapa,
Año 24 enero - junio EON-UAM Azcapotzalco, México.
Montenegro, D. y Silva, M. (2003) El Stress Profesional en los trabajadores de la
salud: sus implicancias. XVIII Congreso Nacional de Medicina General y del
Equipo de Salud. El Bolson, Rio Negro, 13 al 17 de Noviembre.
Moreno, B. y cols. (2011) El conflicto entre el trabajo y la familia: estrategias
para superar el estrés. Gestión prácticas de riesgo laborales: Integración y
desarrolla de la gestión de prevención. ISSN 1698-6881, Nº. 78, 2011, págs. 28-34
Muchinsky, P. (2007) Psicología aplicada al trabajo:una introducción a la
psicolgia industrial y organizacional. Editorial Thomson Learning, 6ta Edición,
México.
Münch, L. (1999) Fundamentos de administración. Editorial Trillas, México.
Mur de Víu, C. y Maqueda, J. (2011) Salud laboral y salud ocupacional: estado de
la cuestión. Revista de Medicina y Seguridad del trabajo, Vol. 57 Suplemento 1
Madrid, ISSN 0465-546X.
Naisbitt, J. (1988) Paradoja global. Editorial Avon, Barcelona.
Naranjo, M. (2004) Enfoques conductistas, cognitivos y racional emotivos.
Editorial Universidad de Costa Rica, San José.
Naredo, J. (1987) La economía en evolución. Historia y perspectivas de las
categorías básicas del pensamiento económico. Editorial Siglo XXI, Madrid.
Naredo, M. (1997) Configuración y crisis del mito del trabajo. ¿Qué crisis? Ritos y
transformaciones de la sociedad del trabajo. Editorial Gakoa, Donosti.
Neff, W. (1968) Work and Human Behavior. Editorial Atherton, New York.
Neira, M. (2009) Fundamentos de la OMS para Entornos Laborales Saludables.
Bases, Prácticas y Literatura de Apoyo, Sumario de Apoyo. Catalogación por la
Biblioteca de la OMS, ISBN 978 92 4 350024 9.
Nieto, H. (2000) Salud Laboral. Salud de los trabajadores de la salud. Editorial
Grupo Salud Laboral, Buenos Aires.
Noe (2006) Capacitación y desarrollo de empleados. Editorial McGraw-Hill,
Higher Education 4ta Edición, España.
Noraida, M. y Mineira, F. (2007) Competencias Personales y Gerenciales de los
Directores y Subdirectores de las Escuelas Básicas. Revista Venezolana de Gerencia, vol.
12 num. 39, Maracaibo, ISSN 13159984. http://www.scielo.org.ve/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=.
Nuñez, A., Tobon, S. y Vinaccia, (2004) Diseño de un modelo de intervención
psicoterapéutica en el área de salud a partir de un modelo procesal del estrés.
Revista de estudios sociales, Núm. 18 agosto.
O´Toole, J. (1973) Work in America. Report of a special task force to the Secretary
of Healt, Education and Welfare. Cambrige, Mass.:MIT Press.
OIT (2005) Informe sobre la aplicación del programa de la OIT. Conferencia
Internacional del Trabajo 95 Reunión. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra,
ISBN 92-316602-0.
Ojeda, A. (1983) El trabajo subordinado en la historia. Revista de la Facultad de
Derecho, México, tomo XXXIII, núms. 127-128, enero-junio del año.
Olvera, M. (2005) Estrés en el trabajo y sus repercusiones en la integridad mental
del trabajador. Tesis para obtener el título de licenciado en Psicología, Universidad
Nacional Autónoma de México, FES- Zaragoza.
Omar, A. (2006) Justicia organizacional, individualismo- colectivismo y estrés
laboral. Revista De Psicología y Salud, julio- diciembre. Año/ Vol. 16, numero
002, Universidad Veracruzana, Xalapa México, ISSN 1405 1109. Red de Revistas
Científicas de América Latina y el Caribe España y Portugal, Universidad del
Estado de México. Redalyc.
OMS (2012) Estadísticas Sanitarias Mundiales. Contextualización, Práctica y
Literatura de Apoyo, ISBN 97892 43500 249, PDF, en español Consultado el 14 de
Agosto de 2012.
Ortega, J. (1999) Estrés Y Trabajo. Revista electrónica de Medicina y Salud Núm.
3 MedSpain, Ciudad de México, Extraído el 02 de marzo, 2010, de
http://www.medspain.com/n3_feb99/stress.htm.
Ortiz, J. y Riaño, J. (1984) Vida de los filósofos más ilustres. Editorial Porrúa,
México.
Pablo II, J. (1981) Laborem Excercens. Ediciones Paulinas, 2da edición, México.
Palanca, E. y Pedreira, I. (2002) Los trastornos psicosomáticos en la infancia y la
adolescencia. Vol. 6 Núm. 1, Fuente: psiquiatria.com.
Panduro, A. y Vázquez, J. (2001) Diabetes Melitis tipo 2: un Problema
Epidemiológico y de Emergencia en México. Investigación en Salud, México:
Universidad de Guadalajara, pp. 18-26. ISSN 1405-7980.
Parra, M. (2008) Conceptos básicos en Salud Laboral. Revista de Medicina
Laboral. Santiago, Chile. Oficina Internacional del Trabajo. vol.1 no. 2-2008,
ISBN92-314230-X.
Parry, J. (1988) Europa y la expansión del mundo 1415 -1715. Editorial Fondo de
Cultura Económica, México.
Pastor, M. (2000) Historia universal. Editorial Santillana, México.
Peiro, J. (1993) Desencadenantes del estrés laboral. Editorial EUDEMA, Madrid.
Peiró, J. M., y Salvador, A. (2008) Control del Estrés Laboral. Editorial UDEMA
S. A., 1ra edición, España.
Peiró, J. y Salvador, A. (1992). Desencadenantes del Estrés Laboral. Editorial
UDEMA S. A., 1ra Edición, España.
Pérez, M. (1997) Estrategia, Gestión y Habilidades Directivas. Concepto,
Controversias y Aplicaciones. Editorial Prentice Hall, 3era Edición, México.
Pérez, M. (2000) Cuando el Estrés Laboral se llama Burnout. Causas y estrategias
de afrontamiento. Editorial Universidad Libros, Salvador.
Peterson, M. y Wilson, J. (2002) The culture-work-health model and work stress.
American Journal Health Behavior, Vol. 26, No. 1,pp. 16-24.
Pines, A. y Aronson, E. (1989) Career Burnout: Causes and Cures. Editorial, San
Francisco.
Pliego, M. (1997) La evolución del empleo en México: 1982-1995, desempleo
participación de la fuerza laboral y ocupación informal. Editorial Porrúa, México.
Ramos, J. (2001) Estrés…en el trabajo. Revista Latinoamericana de la Salud en el
Trabajo, México. Vol. 1 Núm. 2 mayo – agosto.
Ramos, M. (2001) Estrés en el desempeño laboral. Diagnostico y técnicas de
intervención. Tesis para obtener el título de Licenciado en Psicología, Universidad
Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología.
Raven, H. (1981) La persona en grupos. Editorial Continental, España.
Rieznik, P. (2001) Trabajo, una definición antropológica. Dossier: Trabajo,
alienación y crisis en el mundo contemporáneo, Razón y Revolución nro. 7, verano
de 2001.
Riso, W. (2006) Terapia cognitiva: Fundamentos teóricos y conceptualización del
caso clínico. Grupo Editorial Norma, Bogotá.
Robaina, C. (2003) Riesgos Cardio vasculares en trabajadores de la salud. Revista
Cubana Médica General e Integral, Núm. 2.
Robaina, C. y Sevilla, D. (2003) Epidemiologia de las enfermedades relacionadas
con la ocupación. Revista Cubana de Medicina General Integral 2003, Ciudad de la
Habana Jul. Ago., Vol. 19 Núm. 4, ISSN 1561-3038.
Robbins, S. (1999) Comportamiento organizacional. Editorial Pretince Hall,
México.
Rodríguez E. (1985) Psicología de la organización: manual de seminarios
vivenciales. Editorial Trillas, 2ª edición, México.
Roe, R. (2003) ¿Qué hace competente a un psicólogo? Papeles del psicólogo.
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, España Madrid, España, Red
de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
Universidad Autónoma del Estado de México, ISSN 0214-7823.
http://redalyc.uaemex.mx.
Romagnoli, U. (1997) El derecho, el trabajo y la historia. Editorial Consejo
Económico y Social, Madrid.
Romero, M. (2004) El Efecto de las Instrucciones en la Recuperación Espontanea
y Renovación en la Respuesta en Humanos. Tesis para obtener el grado de Doctor
en Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios
Profesionales Iztacala, Programa de Maestría y Doctorado en psicología, junio del
2004. http://www.psicoteca.com.
Rosales, R. (1977) Estrategias Gerenciales para la Pequeña y Mediana Industria.
Ediciones IESA, Edición original, Venezuela.
Rosenthal, S. (2002) 50 Ways to Prevent and Manage Stress. Editorial
Contemporary Books, New York.
Ruiz, J. (1992). Gerencia en el aula. Editorial Laboratorios educativos, Caracas
Venezuela.
Salazar, J. y cols. (2009) Clima y cultura organizacional: dos componentes
esenciales en la productividad laboral. ACIMED, Vol. 20 Núm. 4, Ciudad de la
Habana, octubre (2009) versión ISSN 1024-9435. http://scielo.sld.cu/scielo.php?
pid=S1024-94352009001000004&script=sci_arttext.
Saldivar, P. (2007) Técnicas para el manejo del estrés. Editorial Universitaria, La
Habana.
Sanchis, E. (2011) Trabajo y paro en la sociedad postindustrial. Tirant Lo Blanch,
Valencia, ISBN 978-84-9004-105-5.
Sandín, B. (1993) Estrés y Salud: Factores que intervienen en la relación entre el
estrés y la enfermedad física. Editorial Pirámide, Madrid.
Sanz, A. (2011) Conciliación y Salud Laboral: ¿una relación laboral? Actualidad
en el Estudio del Conflicto Trabajo Familia y la Recuperación del Estrés. Revista
de Medicina y Seguridad del trabajo, Vol. 57, Suplemento 1. IE University
Segovia.
Sauter, S. (1997) An ecological model of musculoskeletal disorders in office work.
Psychosocial Factors and Musculoskeletal Disorders in Office Work. En imprenta
Londres Taylor and Francis, Londres.
Sayles, L. y Strauss, G. (1966) Comportamiento Humano en las organizaciones.
Editorial McGraw Hill, México.
Schavelzon, J. (2006) Cáncer. aporte a su problemática. Editorial Hormé Paidós,
Buenos Aires.
Schultz, D. (1997) Psicología Industrial. Editorial McGraw Hill.
Schwabe, L. y Wolf, O. (2011) Stress increases behavioral resistance to extinction.
Psychoneuroendocrinology, Vol. 36, Núm. 9, 1287–1293.
doi:10.1016/j.psyneuen.2011.02.002.
Schwartz, G. (1977) Alteraciones psicosomáticas y biofeedback: Un modelo
psicobiológico del desarreglo. Editorial J.D. Maser y M.E.P. Seligman Modelos
Experimentales en Psicopatología. Madrid: Alhambra.
Seabra, I. (2007) El síntoma psicosomático dentro de una teoría psicosomática
relacional. Revista electrónica de Psicoterapia. Clínica e Investigación Relacional.
Vol. 1, Núm.1, 165- 176, Junio.
Semana (2004) Trabajo y familia. Edición 1156. Bogotá.
Semmer, N. (1996) Individual differences, work stress and health. En MJ
Schabracq, Winnubts and Cooper Editorials. Handbook of work and health
psychology, Chinchester England, Wiley.
Seward J. (1990) Estrés Profesional. Medicina Laboral. Editorial Manual
Moderno, México.
Seyle, H. (1956) The stress of life. Editorial McGraw-Hill, New York.
Shaw, M. (1995) Dinámica de Grupo. Editorial Herder, Barcelona.
Shein, (1990) Psicologia organizacional. Editorial Pretince Hall, 3ra edición.
Englewood Cliffs.
Sierra, R., Faura, T., Roigé, M. (1999) La desmoralización (burnout) en el personal
sanitario. Biblio stm, Interconsulta psiquiátrica, Barcelona.
Siliceo, A. (1997) Lideres para el siglo XXI. Editorial McGraw Hill, México.
Silver, T. y Pao, M. (2003) Somatization disorders in children and adolescents.
Pediatrics in Review, Vol. 24 Núm. 8, 255 -264.
SINAIS (ed.) Principales causas de mortalidad general. Mortalidad. México:
SINAIS. Instituto nacional de estadística y geografía. Mujeres y Hombres, México
2010. ISBN 978-607-494-097-8
http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/
integracion/sociodemografico/mujeresyhombres/2010/MyH_2010.pdf Consultado
el 14 de Agosto de 2012.
Sisk, H. y Sverdlik, M. (1976) Administración y gerencia de empresas. South
Westerm Publishing Co, Cincinati, OHIO, USA.
Smith, A. (1987) Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones. Fondo de Cultura Económica, México.
Spector, (2002) Psicologia industrial y organizacional. Editorial Manual Moderno,
2da. Edición, México.
Szlechter, D. (2010) ¿gerentes o empresarios? Apuntes para un Debate Teórico
sobre el trabajo gerencial, Psicoperspectiva, Vol. 9 Núm. 2, julio- diciembre.
Pontifica Universidad Católica de Valparaíso Chile, ISSN 07177798.
Terry, G. y Franklin, S. (1986) Principios de administración. Editorial Continental
México.
Thompson, E. (1995) Costumbres en común. Editorial Grijalbo, Barcelona.
Tomasina F. (2001) La salud ocupacional. Una visión crítica, Psicología y organización
del trabajo II. Editorial Psicolibros, Montevideo.
Tortella, M. (2002) La nueva prevención: programas específicos para los
trastornos de ansiedad y depresión. En M. Servera (Coor.), Intervención en los
trastornos del comportamiento infantil: Una perspectiva conductual de sistemas,
Madrid: Pirámide
Uehata, T. (1989) A study of Karoshi in the field of occupational medicine. Bull
Society Medic Vol. 8, 35-50, Sangyo Igaku (Jap JInd Health).
Uribe, J. (2008) Psicología de la Salud Ocupacional en México. Universidad
Nacional Autónoma de México. Facultad de Psicología (DGAPA) IN 302806, 1era.
Edición México.
Uribe, M. (2006) Sychosomatic Medicine: Models for Understanding it. Revista
Colombiana de Psiquiatría, jun. 2006, Vol.35 Supl.1, p.7-20. ISSN 0034-7450.
Vargas, J. (2007) Psicología industrial: apuntes para un seminario. Asociación
Oaxaqueña de Psicología A.C. Calzada Madero 1304, Centro, Oaxaca de Juárez,
Oaxaca.
Velásquez, X. (2013) Programa de Asesoramiento Psicológico para Pacientes con
Enfermedades Coronarias. Salud Pública de México, Colecciones de Pregrado,
Tesis, H999 V434.2. http://saber.ucv.ve/jspui/handle/123456789/2473.
Velázquez, D. (2011) El estrés y la satisfacción laboral y salarial del personal
académico en organizaciones universitarias de México, España y Chile. Editorial
Universitas, México.
Venegas, O. (2006) Estrés y respuesta inmune. Revista Mexicana de Neurociencias
Vol. 7 Núm. 1 Contenidos en línea SALVATnet Junio 2003.
http://www.saval.cl/medios/medios/centro/contenidos/pdf/1612c.pdf.
Vidal, G. (1999) Las transformaciones de los mercados de capital y el desarrollo
de la crisis. Comercio Exterior, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad de
Iztapalapa, Vol. 49, Núm. 2, Banco Nacional de Comercio Exterior, febrero pp. 95-
107.
Villalpando, S., De la Cruz, V., Rojas, R., Shamah, L., Ávila, M., Gaona, B.,
Rebollar, R. y Hernández, L. (2010) Prevalencia y distribución de la diabetes
mellitus tipo 2 en población adulta mexicana. Una encuesta probabilística. Salud
Pública de México, Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública. ISSN
0036-3634. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S00363.
Watson, D y Pennebaker, J. (1989) Health complaints, stress and distress:
Exploring the central role of negative affectivity. Psychological Review. Vol. 96
Núm. 2.
Wells, H. (1974) Breve historia del mundo, Ediciones Siglo XX, Buenos Aires.
Wolpe, J (1982) The practice of behavior therapy. Pergamon Press, 3a edición
Nueva York.
Zarza, L. (2006) Análisis comparativo y propuesta de la medición del clima
organizacional, dos estudios de caso: Instituto Mexicano de Petróleo y Sociedad
Cooperativa Cruz azul. Tesis, para obtener el grado Maestría en Ciencias con
Especialidad en Administración Pública. Escuela superior de Comercio y
Administración, Unidad Santo Tomas, Sección de Estudios de Posgrado e
Investigación, Instituto Politécnico Nacional.
Zepeda, F. (1999) Psicología Organizacional. Editorial Addison Wesley Longman,
México.