Tesina de grado de Aymará Barés - Lic en Comunicación Social (UNR)

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IntroduccinEste anlisis indaga en las prcticas periodsticas de, lo que llamaramos genricamente, la seccin de policiales de algunos de los medios de comunicacin de la ciudad de Rosario con respecto al uso de la fuerza letal por parte de la polica considerndola como agencia estatal.

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introduccinEste anlisis indaga en las prcticas periodsticas de, lo que llamaramos genricamente, la seccin de policiales de algunos de los medios de comunicacin de la ciudad de Rosario con respecto al uso de la fuerza letal por parte de la polica considerndola como agencia estatal. Ellas ponen de manifiesto diversos discursos, articulndolos en uno nuevo, la noticia. A partir de ellas es posible visualizar las reglas y normas, los proyectos y las formas de visibilidad que se ponen en juego en los medios de comunicacin y nos permiten ubicar a los periodistas desde un lugar de produccin. Estas prcticas permiten advertir los criterios de verdad empleados en los medios de comunicacin de la ciudad; los que, luego, sern orientados hacia los consumidores. Dentro de la diversidad temtica de la seccin policiales se selecciona 'el uso de la fuerza letal' por considerar que esta conducta policial que interviene directamente en la vida de los ciudadanos y se ubica en un extremo que vuelve abismal e irreconciliable el conflicto social, no es excepcional sino que por el contrario forma parte de la prctica policial cotidiana y ha producido un nmero de muertes substancial. Esta forma de actuar habita los bordes de la legalidad, dependiendo de una serie de factores dbilmente definibles, que generan que por momentos se la encuadre en un uso legal y que por momentos se la perciba como ilegal. Las argumentaciones que sostienen ese accionar son esenciales dentro de este contexto ya que es, justamente, a travs de ellas que el procedimiento es posible, reconocido y legitimado. Al repetirse una conducta a travs del tiempo y al ser tolerada por distintos actores de la sociedad, conductas que realizan un uso extremo, violento y peligroso de la fuerza policial se tornan una forma de proceder habitual y sistemtica. Esperamos encontrar en el anlisis del tratamiento meditico de esta conducta, fragmentos de lo que las hace posibles ya que consideramos que en la prctica periodstica se pueden leer algunos de los repertorios de justificaciones y argumentaciones que legitiman estas prcticas policiales y las hacen tolerantes para los diferentes actores que componen la sociedad.2

Es a partir de una lectura crtica de esta operacin discursiva que se pueden leer algunos de los procedimientos de tergiversacin, ficcionalizacin o estereotipacin que operan con respecto al llamado tema de la inseguridad y el accionar policial enmarcado en ese contexto.

continuidades y rupturasNuestro pas vivi a lo largo de su historia diferentes intervenciones militares en el desarrollo de los gobiernos democrticos. La ltima dictadura militar que se inici en 1976 y concluy con la renuncia del General Bignone a fines de 1983 instal las primeras polticas neoliberales, a travs de las cuales el patrimonio nacional fue privatizado, las empresas transnacionales y multinacionales se desarrollaron con celeridad, las condiciones laborales comenzaron a precarizarse, la poltica agraria dio paso a los commodities1, se inici nuevamente el xodo rural hacia las ciudades, crecieron las poblaciones irregulares alrededor de las urbes. Comenzaba de esta forma a profundizarse la brecha entre los que se haban acomodado en la punta de la pirmide de distribucin de las riquezas y los que ya nada tenan. Salud y Educacin dejaron de ser derechos para terminar de ser bienes plausibles de comercializacin. Haciendo un uso y abuso de lo privado se socav lo pblico. "Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autnoma. Mil ochocientos millones de dlares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestadas para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Polica Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120 por1

"El modelo rural, en el contexto de dependencia aceptado por la clase poltica, es de exportacin de insumos con muy bajo valor agregado, de concentracin de tierras y produccin, y de despoblamiento del medio rural", Estado en construccin del Grupo Reflexin Rural, pp. 63, Editorial Tierra Verde, 2da. Edicin, 2003, Argentina. "La expansin del monocultivo de soja es el emergente del largo ciclo de contrarreforma agraria iniciado en 1967 por la Ley Raggio del dictador Ongana y profundizada hasta el hartazgo por las polticas de reprivatizacin de la renta agraria, desindustrializacin forzada, financierizacin del capital y revanchismo social de Jos A. Martnez de Hoz, Domingo F. Cavallo y Felipe Sol, dando por resultado que la Argentina haya dejado de ser un pas industrial, para volver al modelo agroexportador impuesto por Gran Bretaa luego de las derrotas nacionales de Caseros y Pavn, en el siglo XIX", 'Argentina: del granero del mundo al hambre generalizado, de la mano del monocultivo de soja transgnica', artculo periodstico del historiador y genetista Alberto J. Lapolla.

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ciento, prueban que no hay congelacin ni desocupacin en el reino de la tortura y de la muerte, nico campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotizacin por guerrillero abatido sube ms rpido que el dlar", era una de las primeras denuncias pblicas que reciba la Junta Militar a un ao del golpe de Estado por el periodista y escritor Rodolfo Walsh2. En materia de seguridad, las prolongadas intervenciones militares y la prctica de polticas de seguridad que implementaron hacia el interior del pas cdigos de guerra, dividiendo a la poblacin entre ciudadanos y enemigos de Estado, permitiendo y exacerbando para con estos ltimos el maltrato, tortura y muerte por parte de las instituciones del Estado erigidas como garantes de la seguridad y del 'ser nacional', dejaron una impronta difcil de deconstruir y transformar en los tiempos actuales. Elaborado en los aos de la apertura democrtica, pero con una relacin directa al mito de la guerra sucia difundido durante el gobierno militar para justificar las acciones terroristas, la teora de los dos demonios "conlleva, tambin, la construccin de estereotipos para la (re) lectura del pasado. Crea la categora de (dudosas) vctimas que comparten una amplia responsabilidad por haber iniciado el ciclo de violencia y de victimarios (individuales) que reaccionaron de manera excesiva e ilegal a la 'provocacin subversiva'. El resto de la sociedad resulta representada (por descarte) como un espectador (pasivo) cuya responsabilidad y participacin queda convenientemente fuera de cuestin y completamente velada atrapado en el fuego cruzado de los 'terrorismos subversivo y estatal', convirtindose as en la real vctima"3. Puede leerse una lnea de continuidad entre el lugar asignado a los diferentes actores involucrados en la realidad nacional por la 'teora de los dos demonios' y los lugares a los que hoy desde diferentes discursos medios de comunicacin, poder poltico y judicial se ubica a los actores de la problemtica de la inseguridad y la violencia policial. Los excesos individuales de la polica, las2

'Carta abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar', en Rodolfo Walsh, El violento oficio de escribir, pp. 422, Editorial Planeta, 2da edicin, 1998, Argentina. 3 Enrique Font, Confrontando los crmenes del Estado. Poder, resistencia y luchas alrededor de la verdad: las Madres de Plaza de Mayo, pp.51, en Criminologa Crtica y Control Social 2: Orden o Justicia. El falso dilema de los intolerantes, Editorial Juris, 2000.

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llamadas 'olas de violencia delictiva' y una sociedad espectadora (pasiva y vctima) parecen, entonces, encontrar un correlato en discursos conformados en nuestro pas para explicar nuestra historia reciente. Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), desde sus inicios, ha investigado y producido material terico sobre la problemtica de derechos humanos, en general, y el tema de la violencia policial en particular. En uno de sus documentos sobre este fenmeno en nuestro pas explican: "Las distintas tienen policas estructuras argentinas, ms all de sus y particularidades, institucionales verticalistas

militarizadas, las cuales se fueron delineando y profundizando con cada uno de los golpes de Estado que se sucedieron en el pas. En esos momentos de quiebre institucional, las autoridades militares de facto por lo general intervinieron directamente sobre las policas, ya sea a travs del nombramiento de militares en servicio activo al frente de las mismas, o bien subordinndolas de facto a las estrategias y actividades represivas militares. Sumado a ello, en los perodos democrticos las instituciones policiales por lo general no fueron reformadas, sus prcticas violentas no fueron revisadas, ni sus miembros investigados y llevados a juicio, a pesar de haber estado en muchos casos directamente comprometidas con la represin ilegal"4. A mediados de la dcada del '90, durante el gobierno menemista, se comenz a sistematizar informacin y a hacer pblicos los registros en manos de organismos sociales de los hechos provocados por un uso abusivo de la fuerza policial en donde se sostena que estos no eran una excepcin o producto de 'excesos' policiales sino resultado del usual accionar de la fuerza policial y de las polticas estatales en materia de seguridad. En un documento elaborado en 1996, Sofia Tiscornia, integrante del Cels afirma: "Cuando el Presidente Menem insiste con la pena de muerte para el castigo de los delitos, cuando el Ministro Barra propone la disminucin de las garantas personales, cuando se gestiona la concentracin del poder punitivo, se apela fuertemente a una percepcin4

Josefina Martnez y Luca Eilbaum, 'La violencia policial en Argentina. Un debate sobre las visiones del problema y las polticas posibles', documento del CELS, 1999, publicado en www.Cels.org.ar/Site_Cels/index.html

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social ligada a la 'indignacin moral' frente al fenmeno de la criminalidad antes que a una percepcin poltica de la misma"5. Esta lgica aplicada en tiempos de democracia es parte de un proceso de rupturas y continuidades en la percepcin del problema de la violencia social y los escenarios de violencia en nuestro pas: "La percepcin del 'otro' como un enemigo con nfimos derechos opuesta a la conceptualizacin del 'otro' como ciudadano cuyos derechos deben protegerse, la visin de la sociedad civil como un elemento incmodo en el escenario del trabajo policial y cuya injerencia debe tratar de minimizarse, y la tendencia a localizar los objetivos institucionales ms all del ordenamiento legal son cosmovisiones propias de la guerra", dice el ltimo de los informes sobre derechos humanos elaborado y publicado por el Cels 6 y agrega: "Las razones por las cuales una prctica manifiestamente ilegal une a la dictadura con gobiernos democrticos de perfiles diversos no parecen encontrarse en la efectividad de la medida. Las razones de esta supervivencia parecen ms bien ligadas a su capacidad para simplificar el problema de la inseguridad como causado por algunos sectores; a la tradicin de polticas de seguridad violentas; a la debilidad y la falta de instrumentos para la defensa de sus derechos a la que han sido relegados amplios sectores sociales an luego del reestablecimiento de la democracia, y al dbil apego a la ley por parte de los funcionarios policiales, las autoridades polticas y el Poder Judicial"7. En la actualidad el 'uso de la fuerza letal' por parte de la polica ha tomado dimensiones mayores. Diversos anlisis corroboran que el ndice de muertes provocadas por los uniformados no siempre est en relacin con el crecimiento del ndice de delitos, aunque s se visualizan modificaciones en el ndice de muertes con relacin al ambiente socio poltico y las polticas desplegadas para el control social de las prcticas policiales8.

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Sofa Tiscornia, 'Cuestiones tericas y metodolgicas en el estudio de la violencia: Violencia policial, seguridad ciudadana y derechos humanos', documento del CELS, 1996, publicado en www.cels.org.ar/Site_Cels/index.html 6 Centro de Estudios Legales y Sociales, Derechos Humanos en Argentina. Informe 2002-2003, 'Cp. V: Inseguridad policial y otras formas de la violencia institucional', p. 205, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2003. 7 dem 8 Consultar www.cels.org.ar

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concentrados9Una breve resea por la historia de los medios de comunicacin y sus dueos nos servir para hacer un mapa de la ciudad en el que puedan observarse los lugares que cada medio ocupa y la relacin entre ellos. El recorrido nos mostrar cmo, en la actualidad, son unas pocas personas o grupos econmicos los dueos de los medios y por lo tanto los que muchas veces habilitan lo que en ellos sale o deja de salir. Durante las ltimas dcadas, puede reconocerse en los medios de comunicacin una etapa de concentracin, en la cual los grupos accionarios han ido construyendo grandes artefactos mediticos que involucran diarios, canales de televisin y radios y ms recientemente, internet10. A esto se suma la particularidad de que los medios no capitalinos tienen una escasa produccin propia, convirtindose fundamentalmente en repetidores de los medios de Buenos Aires11. En el plano local esto se traduce de esta forma12: Durante el gobierno alfonsinista, los canales estatales fueron privatizados, Canal 11 fue comprado por el grupo Telefe Argentina S.A., que durante la dcada del '90 comprara varios canales del interior, entre ellos Canal 5 de Rosario y Canal 13 de Santa Fe. Durante muchos aos Canal 5 seguir funcionando bajo el nombre de Rader S.A., siendo su gerente regional el contador Claudio Ipolliti. La emisora radial de amplitud modulada LT2, la radio FM Vida y Canal 3 de Rosario, por su lado, pertenecen a Televisin Litoral S.A., que tiene como director al seor Alberto Golln 13. Por otra parte, durante 1998, el Grupo Uno que tiene como principales accionistas9

Para ms informacin ver 'La Noticia domesticada', p. 14, El Eslabn N 6, Junio 2000; 'Multiresistencia de los medios', p. 15, El Eslabn N 7, Julio 2000; 'Pecados capitales', pp. 10-11, El Eslabn N 10, Octubre 2000; 'Uno que no paga', p. 14, El Eslabn N 17, Mayo 2001; 'Mentiras verdaderas', pp. 10-11, El Eslabn N 18, Junio 2001; 'Huevazos y negociaciones', p. 14, El Eslabn N 20, Agosto 2001; 'La libertad de empresa', p. 9, El Eslabn N 27, Abril 2002; 'Atrapado entre dos fieras', p. 17, El Eslabn N 29, Junio 2002; 'El mximo desocupado', p. 3, El Eslabn N 31, Agosto 2002; ''El desembarco en Amrica', p. 10, El Eslabn N 32, Septiembre 2002; La guerra de la timba', p. 67, El Eslabn N 35, Diciembre 2002; 'Lnea caliente', p. 3, El Eslabn N 36, Enero 2003; 'Vila y Manzano fueron a declarar', pp. 12 y 13, El Eslabn N 42, julio 2003. 10 Para acercarse a un anlisis actual sobre como influye la concentracin meditica en la produccin periodstica puede consultarse en Stella Martn y Lila Luchessi, Los que hacen la noticia: Periodismo, informacin y poder, pp. 86-89, Editorial Biblos, 2004. 11 Segn el Comfer en los canales abiertos del interior la produccin total propia es de slo el 13% del total de las horas de emisin y un 78% es de origen capitalino el resto pertenece a cables de Capital y otros. 12 Informacin obtenida mediante entrevistas a miembros del Sindicato de Prensa de Rosario, pgina web del Sindicato de Prensa de Rosario, revista web Postales del Sur y tesina de grado de Julin Lafuente, de la Escuela de Comunicacin Social, Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario. 13 Intendente de la ciudad de Rosario durante la dictadura militar de 1971. Para ms informacin 'El pirata Golln', p. 4, El Eslabn N61, Julio 2005.

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a Vila y Manzano realiza la compra del diario La Capital. A fines de 1999, ste grupo conformar el multimedio La Capital S.A. que compra los diarios El Ciudadano de nuestra ciudad y el Nueva Hora de Paran, las radiodifusoras de amplitud modulada LT3 Radio Cerealista y LT8 Radio Rosario, LT39 Radio Victoria, LT41 Radio Gualeguaych y LT15 Radio del Litoral Concordia y las estaciones de frecuencia modulada Cadena 100, de LT3; FM Estacin del Siglo, con sus repetidoras, de LT8; FM Meridiano y FM Montecristo. El Grupo Uno tiene, adems el 100% de Uno TV y los canales 6 de San Rafael, 7 de Mendoza y 8 de San Juan. Durante el 2001 Eduardo Lpez14, entra al negocio de los medios y comienza en los hechos a administrar el diario El Ciudadano, adems de hacer un acuerdo de gerenciamiento con los dueos de Lt3. Finalmente, a fines de 2003 las acciones del diario son transferidas a una empresa 'off shore' uruguaya, cuyo presidente es Miguel ngel Tardo, quien en realidad tiene una accin sobre doce mil. Miguel ngel Tardo, testaferro de Lpez, es presidente de Nifadel S.A., el resto de los accionistas por las caractersticas de las empresas off shore permanece en el anonimato. Luciano Couso, periodista de El Ciudadano y delegado del Sindicato de Prensa explica que "el tema es que legalmente Eduardo Lpez no tiene nada que ver con El Ciudadano, nosotros no podramos ir a reclamarle a Eduardo Lpez, le tenemos que reclamar a Nifadel que es una empresa uruguaya, una empresa fantasma. Seguramente Tardo es insolvente, as como los otros accionistas de Nifadel no tengan bienes personales que uno pudiera trabar en el caso de un juicio. Esas cosas estn armadas para hacer trampas, no slo para evadir impuestos, sino para eludir responsabilidades civiles o penales si las hubiere". Luego de la transferencia de El Ciudadano a Nifadel S.A., actualmente tanto la impresin y la distribucin continan en manos de La Capital, as como la14

Empresario rosarino, presidente del Club Deportivo New Olds Boys. Para ms informacin 'Tarjeta roja en La Capital', p.14, El Eslabn N 5, Abril - Mayo 2000; 'uls convoca suspicacias', p. 18, El Eslabn N9, Septiembre 2000; 'Lopesitos que te llevaste', pp. 8-9, El Eslabn N12, Diciembre - Enero 2000-2001; 'Con la pelota como excusa', p.17, El Eslabn N 19, Julio 2001; 'Siempre fui un canallal', p.15, El Eslabn N 23, Noviembre 2001; 'Lpez tiene la mejor defensa', p. 21, El Eslabn N38, Marzo 2003; 'ewls y Rosario Central en tiempo de descuento', p. 21, El Eslabn N42, Julio 2003; 'Pelea de fondo', pp. 4-5, El Eslabn N 46, Julio 2001; 'Lpez contra las cuerdas', p. 6, El Eslabn N 47, Enero 2004; 'Lo que los medios rosarinos ocultan', pp. 4-5, El Eslabn N52, Enero 2004; 'Entrevista con Luis Alberto Yorlano', p. 16, El Eslabn N53, Julio 2004; 'Central y ewells', p.16, El Eslabn N 54, Agosto 2004; 'Dos pasiones el mismo negocio', p. 3, El Eslabn N 55, Septiembre 2004; 'Los caudillos rosarinos', pp. 4-5, El Eslabn N 58, Abril 2005.

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transferencia de avisos publicitarios de un diario a otro, haciendo evidente que las relaciones e intereses comerciales siguen en pie. Otra de las consecuencias que marca Couso es que "si bien cada medio sigue manteniendo su perfil, pero s a la hora de censurar temas o levantar determinados personajes o que desaparezca algn sector social o algn grupo poltico, algn partido, algn gremio, eso funciona corporativamente. Me parece que el ejemplo ms claro fueron las elecciones de ATE del 2001, donde el sector de Quagliaro haba desaparecido, no tena cabida en los medios, porque Praino haba hecho un acuerdo con el multimedio". Resaltamos la etapa de concentracin meditica que atravesamos y a la que como puede verse nuestra ciudad no es ajena, por considerarla parte fundamental del anlisis del tratamiento de medios, ya que constituye el escenario en el que los trabajadores de prensa ejercen su labor y, en cierta forma, es una de las relaciones de fuerza que estructura el campo analizado. Nuestro presente, as mismo, no est desvinculado con los aos de gobiernos militares, en los que los medios de comunicacin atravesaron etapas de censura explcita acerca de los contenidos transmitidos. Durante este tiempo los periodistas atravesaron en los medios una larga etapa de autocensura, en la que el miedo condicion lo que estos publicasen y la forma en que lo hiciesen. "Todo lo que se expresa se origina en un trabajo de eufemizacin que combina lo que se quiere decir con lo que se puede decir segn el campo especfico en que se ejerce la expresin. Este campo controla lo que se quiere decir y slo filtra lo decible; por lo tanto para determinar la estructura de lo que se dice no basta con analizar el discurso expresado, sino que se debe analizar tambin la organizacin del campo en que ese discurso se produce"15, dice Andrs Avellaneda en un anlisis sobre la censura en los medios en nuestro pas durante la etapa de las dos ltimas dictaduras militares. Esa caracterizacin es una las mltiples determinaciones no la nica y no tiene como resultado efectos homogneos. Dentro de los medios de comunicacin se da lugar a una serie de estrategias de resistencia e15

Andrs Avellaneda, 'Introduccin' de Censura, autoritarismo y cultura: Argentina 1960-1983, Tomo 1, p. 11, Centro Editor de Amrica Latina, 1986.

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inversin de las relaciones dominantes, as como tambin de reproduccin. Las prcticas periodsticas no son uniformes y pensamos que a travs del anlisis de ellas es posible interpelar los diferentes juegos de verdad 16 que hoy se presentan en torno al tema de la seguridad. El concepto de 'campo' y su dinmica de lucha utilizados por Bourdieu nos permiten analizar la forma en que se entrelazan estas diversas y convergentes estrategias como un "sistema de relaciones objetivas en el que las posiciones y las tomas de posicin se definen relacionalmente y que domina adems las luchas que intentan transformarlo, slo por referencia al espacio de juego que las define y que ellas tratan de mantener o redefinir ms o menos por completo pueden comprenderse las estrategias individuales o colectivas que tienen como punto de mira el conservar, el transformar o el transformar para conservar"17. Los medios de comunicacin como constructores de discursos que ponen en circulacin diferentes versiones de los hechos y de sus implicancias son actores significativos dentro del juego de las relaciones de fuerza del conjunto del espacio social. Los relatos sobre los hechos de violencia policial, en general, presentan mayores y especficas ambigedades en relacin con otro tipo de acontecimientos y contradicciones que son relevadas o pueden serlo por los discursos de la prensa. El esclarecimiento es decir, la fijacin de una versin reconocida como vlida, verdadera y legtima de estos hechos no es slo responsabilidad de los medios, pero ellos s tienen injerencia en el desarrollo de las prcticas de los otros campos involucrados de la sociedad. El anlisis de las representaciones mediticas y de las prcticas periodsticas y la imagen de ellas que se hacen quienes las producen intenta desglosar parte de la construccin del imaginario social acerca del delito y el aporte de los medios a la percepcin social del uso de la fuerza policial.

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Ver en captulo Nociones claves, 'Los medios de comunicacin y la violencia simblica'. Pierre Bourdieu, 'Cp. II: El Espacio social y sus transformaciones', La Distincin. Criterios y bases sociales del gusto', p. 97, Editorial Taurus, 1988.

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el recorte sobre los mediosHemos elegido de los medios rosarinos, el Diario La Capital, el programa Los Mejores de LT 8 perteneciente al multimedio de La Capital y el programa De 12 a 14 transmitido por Canal 3 perteneciente a la empresa Litoral SA. Esta seleccin se fundamenta por la trayectoria de estos medios y su presencia en la ciudad de Rosario; tambin as, como por su nivel de consumo; horario de emisin en el caso de programas radiales y televisivos; variedad de soporte y variedad de estilos dentro del gnero informativo. Subrayamos la decisin de trabajar distintos soportes, ya que consideramos que en funcin de sus caractersticas tcnicas, la prctica periodstica y el resultado producido se ven modificados. En el diario, el tiempo del proceso de produccin se desarrolla durante todo el da, si bien se distingue ms adelante las caractersticas y distribuciones que en esta jornada se llevan a cabo. As mismo, el producto del diario en papel, ya que en su versin en internet muestra una actualizacin permanente tiene todo un da de duracin. En la radio, existen programas informativos y adems por ley en las de Amplitud Modulada un informativo cada media hora. Si bien cada programa tiene una identidad, los periodistas dedicados a cubrir Policiales y Tribunales trabajan a lo largo de toda la jornada para la radio. Esto significa, por ejemplo, que un tema no trabajado a la maana, se profundiza al medioda, y a la tarde se buscan nuevas fuentes que salen al aire. En el noticiero televisivo, por tratarse de un tiempo limitado los temas son tratados durante esa una o dos horas y luego retomados en el noticiero de la noche y, desde hace unos aos acompaando la produccin de Buenos Aires, de la medianoche. La mayor produccin de noticias se da al medioda y se retrabaja en las emisiones nocturnas. De los tres diarios de Rosario, optamos por el de mayor tirada, La Capital, presuponiendo que el tiraje entre otros factores: como aos de salida, presencia a travs de publicidad y eventos, etc. se relaciona con su popularidad y cantidad de lectores.

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De las emisoras radiales locales, seleccionamos una AM por considerar que es en esta amplitud donde se encuentran la mayor cantidad de programas informativos y por lo tanto, las que la gente elige para escuchar un informativo. Por otro lado elegimos Lt8, por considerar que la dinmica de Lt2 es trabajada por las caractersticas de la empresa en conjunto con 'De 12 a 14', noticiero televisivo de la misma empresa, Litoral SA. Y adems, Lt8 al pertenecer a la misma empresa que La Capital, nos permite trabajar la relacin de complementariedad entre radio y diario. De la multiplicidad de propuestas de la emisora, optamos por 'Los mejores', que sale de 9 a 12 hs., para cubrir una seccin horaria en que la radio tiene preeminencia frente a los otros medios. Teniendo en cuenta las caractersticas del soporte, elegimos el noticiero del medioda por considerar que es el que mayor produccin de noticias locales trabaja. De los dos canales de aire locales, elegimos el noticiero de Canal 3, por los aos de salida al aire, la presencia de periodistas que se han convertido en figuras de la ciudad, las propuestas de participacin de los consumidores (a travs de sorteos, invitados, juegos de preguntas y respuestas, que funcionan a manera de sondeo ya que se realizan preguntas a la audiencia acerca del contenido trabajado durante esa jornada en el programa). En este marco, los entrevistados en el soporte grfico fueron Jorge Levit, secretario de redaccin de La Capital, Hernn Lascano, jefe de la seccin policiales de La Capital, Mara Laura Ciccerchia, periodista de la seccin policiales de La Capital y Osvaldo Aguirre, ex periodista de la seccin policiales de La Capital y actual editor del suplemento Seales del mismo diario. En el soporte radial, Carlos Colombo conductor de Los Mejores, en Lt8, Coco Lpez conductor en el mismo programa y Esther Steckelberg, productora de Lt8. En el soporte televisivo, Hctor Lpez cronista policial de Lt2, Araceli Colombo, jefa de noticias de Radio 2, Daniel Amoroso, movilero de 'De 12 a 14' y Luis Novaresio, conductor de 'De 12 a 14'.

De caminos y mtodos12

Iniciar este trabajo implic volver a hacer determinados recorridos por textos fundamentales de la carrera, redefinir conceptualmente el papel de los actores sociales en el campo de la comunicacin y reencontrarse con cuestiones problemticas que haban quedado pendiente a lo largo del cursado.

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de caminos y mtodosLos mtodos utilizados en este trabajo se encuentran adecuados al objeto de estudio que lo iniciaron e impulsaron. El anlisis de las prcticas periodsticas de los medios de comunicacin de nuestra ciudad para acercarnos a lo que stas construyen como versin pblica del uso de la fuerza letal por parte de la polica fue el puntapi inicial. La problemtica de la violencia policial, la inseguridad percibida socialmente y transmitida mediticamente, los fenmenos sociales como las multitudinarias marchas de Blumberg y ms anteriormente las declaraciones y polticas de seguridad del gobierno menemista, las represiones ejercidas por los gobiernos delarrusta y duhaldista, la relacin entre las prcticas de seguridad durante los gobiernos militares y las prcticas durante gobiernos democrticos, la guerra al delito, el debate pblico acerca de los menores que delinquen y el sistema penal, las mltiples crticas hacia la institucin policial entre otras instituciones del Estado, pero a la vez el apoyo o pedido de las polticas de 'mano dura', los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001 en nuestra ciudad, motivaron la lectura de documentos, escritos y libros acerca de la criminologa argentina y latinoamericana, las prcticas policiales, la comparacin de stas con la de ciudades y pases europeos, canadienses, estadounidenses. Tras esas primeras lecturas, quedaba identificado el uso de la fuerza letal por parte de la polica, su definicin, sus justificaciones empleadas por la misma fuerza o por el sistema judicial que la investigaba posteriormente. Paralelamente a estas lecturas, exista el producto de todo lo recorrido en la carrera de Comunicacin, los textos que ayudaban a interpretar los medios de cierta forma, ocupando determinado papel en la sociedad, y a la vez la prctica periodstica teniendo en cuenta que muchos docentes de la Escuela de Comunicacin ejercen el periodismo, as como tambin lo hacen muchos de sus alumnos. Iniciar este trabajo implic volver a hacer determinados recorridos por textos fundamentales de la carrera, redefinir conceptualmente el papel de los actores sociales en el campo de la

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comunicacin y reencontrarse con cuestiones problemticas que haban quedado pendiente a lo largo del cursado. Arribamos, entonces, a la idea que consista en ver de qu forma la prensa construye y hace viables parte de los argumentos que legitimaban o deslegitimaban un uso de la fuerza policial, el letal. De mucha ayuda fue el apoyo y el material brindado por la seccin de Criminologa del Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho, el contacto a travs de ellos con los abogados de la Universidad Nacional del Litoral, quienes brindaron gran parte del archivo de artculos periodsticos y la base de datos de las muertes por uso de la fuerza letal por parte de la polica en nuestra provincia. Una vez ya delimitada la problemtica de esta investigacin, nos planteamos la cuestin del archivo, de los soportes y el recorte que realizaramos de los mismos para acercarnos al objetivo que desebamos alcanzar. El tipo de estudio que realizamos es exploratorio descriptivo, utilizando una metodologa cualitativa, el diseo de la investigacin fue emergiendo a medida que avanzbamos en la recoleccin de informacin, las lecturas y el anlisis. El primer recorte estuvo delimitado de acuerdo a nuestra visin de los medios de comunicacin, trabajamos con actores que ocupasen diferentes jerarquas dentro de los medios, para poder tomar una muestra de lo que sucede en las diferentes partes del proceso de elaboracin de una noticia. Por esto se entrevistaron a productores, periodistas de piso o conductores, secretarios de redaccin en conjunto con los periodistas especializados en la crnica policial. Otra decisin estuvo referida a la cantidad de soportes que utilizamos, de acuerdo a nuestra idea de que los medios trabajan en red, influyndose unos a otros voluntaria o involuntariamente no podamos trabajar slo sobre uno de ellos. Elegimos radio, televisin y diario, dejando a un lado internet y las agencias de noticias por la temtica elegida. Es decir, 'policiales' se constituye principalmente de informacin local, por lo cual las

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agencias eran descartadas. En cuanto a internet, por la tradicin de los otros medios, en los cuales existe una larga trayectoria de trabajo en policiales, estimamos que este nuevo medio no nos brindara nueva informacin, sumado a esto que an son muy variadas y con poca regularidad en su permanencia en la web las revistas que trabajan periodsticamente con informacin local. Quedaban entonces radio, televisin y diario, tres medios que ya tienen dcadas en su permanencia en la ciudad y que han generado, cada uno de ellos, a lo largo de su trayectoria sus fieles seguidores, as como tambin cada uno cuenta con espordicos consumidores. En estos tres soportes seleccionamos para hacer posible la investigacin con cules medios de toda la produccin local, se iba a trabajar. Era una decisin complicada, que sorteamos teniendo como parmetros la trayectoria, la cantidad de ejemplares en circulacin en el caso del soporte grfico, los horarios de emisin en el caso de los medios audiovisuales y los alcances de las corporaciones empresariales de los medios. Por esto fueron elegidos 'De 12 a 14', noticiero de Canal 3, el diario La Capital y el programa radial 'Los Mejores' de Lt8. Luego de haber establecido a quines queramos entrevistar, se construyeron las primeras pautas para realizar las entrevistas. Elaboramos una gua en base a los ejes que se quisieron abordar en el anlisis y en funcin de ella construimos las preguntas. Los ejes planteados fueron: Noticia, Criterios del medio editorial, de seleccin, de clasificacin, Estilo, Fuentes, Proceso de produccin, Otros medios, Audiencia, Objetividad, Intencin de verdad, Uso de la fuerza letal. El tipo de entrevistas con el que trabajamos fue semi-estructurado, dado que nos permiti no dejar afuera de cada entrevista puntos fundamentales que queramos abordar pero, a la vez adaptar nuestras preguntas a la tarea realizada por el periodista, el soporte al que pertenece, y a las respuestas que, tal vez, nos condujesen a nuevos puntos de conexin no pensados previamente por nosotros. Nuevamente los contactos fueron de gran ayuda para localizar a los entrevistados, los que en general de muy buena voluntad respondieron a

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nuestro pedido y nos concedieron su valioso tiempo recordamos lo fundamental que es este factor para los periodistas y como atraviesa su tarea para respondernos. Solamente qued sin realizar una entrevista, que se vio imposibilitada por la negacin del periodista a concederla a lo largo de estos nueve meses. Adeudamos, entonces, el testimonio de Alfredo Velazco Ferrero quien tras insistentes llamados, citas en Tribunales y ancdotas varias sigui negndose a establecer una entrevista. Como punto de partida se realizaron varias lecturas del archivo grfico en el que se reunieron todas las notas de muertes por uso de la fuerza policial, publicadas por La Capital desde 1998 al 2004, a travs de las cuales nos acercamos a los casos sobre los que trabajaramos y la forma en que la prensa los trabaj, es decir, al producto de la prctica periodstica sobre la que preguntamos a sus propios actores. Una vez realizadas estas lecturas y organizada la gua de preguntas comenzamos a hacer los contactos y las primeras citas con los periodistas. Fueron realizndose en un lapso de dos meses, aproximadamente, las once entrevistas que forman parte de este repertorio. En ellas nos encontramos con buena predisposicin por parte de los entrevistados, as como tambin un sentimiento de basarse en la experiencia y transmitir las claves de la profesin a las generaciones posteriores. Se realiz, de esta forma, una triangulacin con respecto a las tcnicas de informacin utilizadas en el anlisis, por un lado las entrevistas y por otro lado el archivo documental, que a la vez articul material sobre tres soportes: radio, televisin y diario. A la vez, se realiz una triangulacin con respecto a los informantes, por un lado en cuanto a los soportes y empresas en los que estos trabajan y por el otro, en cuanto a los puestos jerrquicos ocupados en el medio. La etapa siguiente consisti en desgrabar las entrevistas y seguidamente ir analizndolas una a una, seleccionando diferentes fragmentos en funcin de los ejes que nos guiaron para la realizacin de las mismas Ya haba, entonces, un consistente cuerpo de textos que contena las respuestas acerca de los diferentes ejes diagramados de la problemtica. Procedimos a contrastar esos ejes con las diferentes lecturas tericas que

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habamos realizado, produciendo el anlisis de cada punto que nos interesaba contemplar acerca de lo que manifestaban las intenciones de los periodistas, lo que ellos lean de sus prcticas, el resultado que crean provocar. Observando similitudes y diferencias entre trabajadores del mismo medio pero de puestos jerrquicos distintos, entre periodistas de soportes diferentes y empresas competidoras. En varios momentos del proceso de cada etapa, hubo que volver a la teora y revisar conceptualizaciones e implicancias de las mismas. La lectura de otros anlisis de medios, de artculos periodsticos en donde los mismos periodistas analizaban su prctica, de otras tesinas que trabajan sobre problemticas similares sirvi para ir revisando el propio camino recorrido, las conclusiones parciales alcanzadas. Era el momento de realizar un recorte en el anlisis del archivo y esto, ha sido realmente, una ardua tarea. La dificultad mayor con la que nos encontramos para realizar la investigacin acerca de las prcticas periodsticas, no fue la localizacin de los entrevistados, sino la asimetra en el archivo documental accesible para analizar las producciones periodsticas. Existe en los soportes de radio y televisin una gran falencia en la conservacin y sistematizacin de lo producido. Nos encontramos con no slo la inaccesibilidad a determinado material sino, directamente, con la inexistencia del mismo. Tras mucho rastrear pudimos acceder a material radial y televisivo grabado y archivado de los aos 2003 y 2004. Si bien contbamos con un extenso archivo grfico, el archivo de los medios audiovisuales era escaso. Esta caracterstica de la radio y televisin, el registro fugaz de lo que en ellos ocurre y lo que producen, as como el registro pblico de diarios, a travs de distintas hemerotecas, no es slo un problema que atae a la investigacin acadmica sino que tambin constituye un problema al momento de enfrentarse, por ejemplo, a demandas judiciales. Dado este escenario, seleccionamos dos casos pertenecientes al ao 2003 y 2004, de los que si bien no tenamos material de los tres medios, podamos comprobar que en determinadas fechas claves da de los acontecimientos, da posterior, das de marchas o presentaciones

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judiciales se haba o no publicado, en estos tres medios, algo acerca de estos casos. Nuevamente los contactos y las facilidades que ellos nos brindaron hicieron posible este seguimiento y la captura de este material, necesario para analizar lo que haban producido los periodistas entrevistados y confrontarlo a lo que stos nos haban expresado en las entrevistas. Realizamos entonces la seleccin de casos, el anlisis de los mismos siguiendo una gua de puntos similar a la que habamos utilizado para la elaboracin de las entrevistas. Hicimos un anlisis de cada caso en s mismo y un contraste entre ellos. El criterio de eleccin de los casos se bas en contrastar la legitimacin y la deslegitimacin que se realizaba del uso de la fuerza policial en cada uno de ellos y que tipo de argumentaciones se construan. Cruzamos, entonces, el anlisis de los casos con el anlisis de las entrevistas, sistematizando las coincidencias y diferencias entre lo que los actores buscaban producir y su producto, contrastando tambin nuestros propios anlisis de casos y entrevistas, ajustando las conclusiones y las conceptualizaciones que habamos ido elaborando en el proceso de la investigacin. Llevamos acabo, de esta forma, un anlisis comparativo, en el que realizamos una triangulacin entre los procesos de produccin de los tres soportes televisivo, radial y grfico, y confrontando, adems, la forma de trabajar de los medios en dos casos de muerte por uso de la fuerza policial. Finalmente cotejamos lo obtenido a travs de las entrevistas con lo producido en los dos casos analizados. Como describimos en este punto, la metodologa utilizada es de ndole cualitativa, triangulacin haciendo uso de la la entrevista y semi-estructurada, de archivo, la la metodolgica, bsqueda armado

construccin de guas temticas para llevar adelante los anlisis, la utilizacin de nociones meramente torico-conceptuales y a la par, la utilizacin de nociones operativas que permitieron el desglose del material analizado y la visualizacin de las redes que interconectan diferentes elementos con los que pudimos trazar el mapa de la prctica periodstica. Nuestra pretensin fue realizar un anlisis de modo ilustrativo y la decisin

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acerca de las muestras seleccionadas fueron, por tanto, intencionales. Consideramos que hemos logrado resultados que representan el proceso de produccin en los medios locales con respecto a las noticias policiales en la medida que utilizamos el criterio de saturacin en la informacin recogida. Los mtodos utilizados para recorrer los distintos caminos que hasta aqu nos llevaron por ahora, fueron elegidos en pos de ser coherentes con los objetivos planteados y la teora utilizada para construir y recorrer la problemtica.

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Nociones claveUso de la fuerza letal: utilizacin de la fuerza policial, habilitada por el Estado dadas determinadas condiciones especficas, para la eliminacin fsica de personas. El manejo de datos, la bsqueda de informacin, la forma de proceder del periodista mucho tiene que ver con crear, dar forma a una serie de discursos sobre algo que, de por s, no es claro ni evidente para el trabajador de prensa.

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nociones claveuso de la fuerza letal por parte de la policaTanto el concepto de Estado, como el anlisis de su surgimiento y el proceso de construccin del Estado moderno, han sido elaborados por diferentes autores y corrientes de pensamiento en momentos diversos. Dentro de la sociologa, una de sus principales lneas de anlisis, llevada adelante por Max Weber considera que "con la creciente pacificacin y ampliacin del mercado aparecen paralelamente la monopolizacin de la violencia legtima mediante la asociacin poltica, que culmina en el concepto moderno de Estado y la racionalizacin de las normas destinadas a su aplicacin, que culmina en el concepto de orden jurdico legtimo" 18. Max Weber ubica como una de las caractersticas principales del Estado moderno, la de ser burocrtico, y enumera entre sus funciones principales la de proteccin de la seguridad personal y orden pblico, a cargo exclusivamente de las agencias armadas del Estado entre las que se encuentra la fuerza policial. "El Estado moderno slo puede definirse en trminos de los medios especficos que le son propios, as como a toda asociacin poltica, a saber: el uso de la fuerza fsica" 19, el empleo de la fuerza estar destinado a garantizar la existencia de Estado y por tanto se utilizar tanto hacia enemigos externos como internos que pongan en peligro o puedan hacerlo el dominio estatal. As, para Max Weber, "el Estado moderno es una asociacin obligatoria que organiza la dominacin. Ha logrado monopolizar el uso legtimo de la fuerza fsica como medio de dominacin dentro de un territorio"20. Si bien desde la creacin del estado moderno se encuentra en manos de sus agencias armadas la garanta de mantener el orden pblico y la seguridad, este poder ha sido discutido a lo largo de toda la historia, desde18

Max Weber, Segunda Parte, Economa y Sociedad, Segunda Parte, 'Cp. VIII: Las Comunidades Polticas', p. 661, Editorial Fondo de Cultura Econmica, 1992. 19 Max Weber, 'Cp. I: La poltica como vocacin', Ensayos de sociologa contempornea I, p. 10., Editorial PlanetaAgostini, 1985, Argentina. 20 Max Weber, 'Cp. I: La poltica como vocacin', Ensayos de sociologa contempornea I, p. 11, Editorial PlanetaAgostini, 1985.

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sus inicios hasta la actualidad. As como en diferentes pases, en Argentina, el uso que estas agencias hacen de sus capacidades coercitivas trae resultados adversos, ocasionando directamente violaciones al derecho a la vida. De acuerdo a la coyuntura particular de cada poca, el uso de esta fuerza ha ido variando, atenundose o incrementndose, amplindose a grandes sectores de la sociedad o concentrndose en las minoras. Durante la ltima dictadura militar, la violacin a los derechos humanos lleg a un extremo, tras el cual quedan hondas secuelas. Sofa Tiscornia, en el documento 'Violencia policial en Capital Federal y Gran Buenos Aires', cuenta que "Durante los primeros aos de la democracia, llegaban a la organizacin denuncias de familiares de vctimas de la represin policial. Los relatos de los familiares exponan que, o bien sus hijos haban sido detenidos por la polica, llevados a algn lugar descampado y all fusilados, o haban sido ejecutados en la calle a mansalva, o haban muerto por las torturas que haban sufrido en la comisara. En las dos primeras situaciones la versin policial del hecho lo describa como un 'enfrentamiento armado' y esta era la versin pblica y periodstica"21. Si bien el relato de los familiares trado al anlisis por Tiscornia muestra numerosas acontecido y no casuales similitudes la dictadura, de comportamiento sin duda una con lo durante "exista diferencia

fundamental: para los medios de comunicacin eran noticiables las denuncias que cuestionaban y discutan la versin policial de los enfrentamientos armados. Paralelamente comenzaba a gestarse un movimiento de denuncia de los abusos decidido a impugnar las versiones policiales de lo acontecido"22. Han pasado ms de veinte aos de la restauracin formal de la democracia, hemos atravesado grandes crisis y el costo ha sido muy alto, grandes desigualdades sostienen un equilibrio ms que exiguo. Las polticas neoliberales aplicadas en nuestro pas, agravaron un escenario poltico, social y econmico que ya arrastraba profundas fisuras y provocaron en la21

Sofia Tiscornia, 'Violencia policial en Capital Federal y Gran Buenos Aires'', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, pp. 32-33, Editorial UNL, Argentina, 1999. 22 Sofia Tiscornia, 'Violencia policial en Capital Federal y Gran Buenos Aires'', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 34, Editorial UNL, Argentina, 1999.

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actualidad el agravamiento de la precariedad en las condiciones de vida de la mayora de la poblacin. El proceso de privatizaciones, la concentracin econmica y la riqueza de algunos sectores paralelamente el retraimiento del Estado en reas como educacin, salud y seguridad ha terminado por constituir un escenario de relaciones sociales sumamente frgiles y desiguales. Es en el marco del debate por la seguridad y de la sistemtica violacin a los derechos sociales y civiles que ubicamos el problema del uso de la fuerza de la polica, como agente del estado. Cules son los limitantes del uso de la fuerza policial? A qu nos referimos cuando hablamos de uso de la fuerza letal por parte de la polica? Cules son las justificaciones de su empleo? Qu implica un uso abusivo de la fuerza? Para acercarnos a la nocin de uso de la fuerza letal por parte de la polica, empezaremos por resaltar dentro de las diferentes conceptualizaciones tericas e histricas del trmino 'polica' la que nos servir de base para la comprensin de estos hechos. Una caracterstica precisa trabajada por Bittner23 y retomada por Birkbeck y Gabaldn en sus estudios acerca del anlisis de los usos justificados e injustificados de la fuerza en el desempeo policial consiste en que "la polica 'es nada ms que (o sea, esencialmente) un mecanismo para la distribucin de la fuerza situacionalmente justificada en la sociedad'"24, estos mismos autores agregan: "Por nuestra parte hemos definido a la polica como una institucin de carcter estatal, dotada de poder coactivo inmediato, encargada primordialmente de individualizar, detectar al autor, restringir y/o prevenir conductas consideradas como jurdicamente inaceptables (Gabaldn, Birkbeck y Shearing, 1990: 21-22). En esta definicin hemos destacado que el uso de la fuerza policial, como potestad conferida por la ley y como posibilidad de ejercicio, independientemente de su frecuencia y23

Bittner, E. , The functions of the Police in the Modern Society, Oelgeschlager, Jun and Hain, Cambridge, MA., 1980. 24 Christopher Birckbeck y Luis Gerardo Gabaldn, 'Conclusin: La definicin de los usos justificados de la fuerza en el desempeo policial: propuestas para un proyecto de investigacin comparada', en Luis Gerardo Gabaldn / Christopher Birckbeck (ed.) Polica y fuerza fsica en perspectiva intercultural, p. 125, Editorial Nueva Sociedad, 2003, Venezuela.

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modalidades, es un rasgo distintivo de esta institucin de control social formal, y no puede obviarse al momento de examinar su desempeo"25. Considerando que no siempre han existido fuerzas policiales tal cual las entendemos en la actualidad y teniendo en cuenta que el papel que estas cumplen en nuestra sociedad tiene un contexto histrico de surgimiento, pensamos que es necesario ubicar a la 'polica' dentro de un tiempo y un espacio precisos, luego de un recorrido por las conceptualizaciones del trmino, Amadeu Recassens i Brunet nos brinda una sntesis del enfoque interdisciplinar "la cuestin policial, enfocada bajo el prisma del aparato policial, debe centrarse en el aspecto que hoy adopta dicho aparato, el cual procediendo a su vez de la evolucin de la forma-Estado, es el fruto de un proceso histrico de control sobre los aparatos de Estado"26, es decir que "la polica forma parte del aparato represivo de Estado, que justamente por sus caractersticas, unitarias y pblicas, resulta ser el ms controlable por quien/es ejerce/n el poder"27. Ubicando el surgimiento de la funcin policial tal como la entendemos en el presente Amadeu Recassens i Brunet explica: "La polica se configura plenamente como aparato cuando aparece (y es percibida) como poder represor, en base a las nuevas demandas de control social apoyadas en las normas y necesidades socio-econmicas surgidas en las sociedades industriales, y a raz del cambio en el modo de produccin. El campo de emergencia de nuestra polica, es decir del aparato policial, ser entonces polticamente el de la aparicin del Estado y de sus aparatos de control. Del Estado entendido como 'lugar de encuentro de la lucha poltica y como bastin mediante el cual se hace posible implantar un determinado proyecto de dominacin' (Bergalli, R., 1998, p.3)"28. Las definiciones anteriores nos permiten visualizar cmo la polica desde sus inicios est orientada a desempear tareas de control y coaccin social. Entendemos, entonces, como Uso de la fuerza letal, la utilizacin de la

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dem Amadeu Recassens i Brunet, 'Violencia policial y seguridad ciudadana' en Imgenes del Control Penal. El Sistema Penal y sus agencias, Font, E., Ganon, G., y otros (compiladores), p. 103, Editorial Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1994. 27 dem28

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fuerza policial, habilitada por el Estado dadas determinadas condiciones especficas, para la eliminacin fsica de personas. Si bien la funcin de control y coaccin social es asignada por el Estado en defensa del orden establecido permitiendo mltiples formas de uso de esta fuerza asignada, las formas de control de esta fuerza estn establecidas genricamente en normativas supranacionales, constitucionales y cdigos penales. La regulacin y control se encuentran supeditadas no slo a dos mecanismos institucionales especficos judicial y legislativo sino en un sentido ms informal pero no menos significativo, al rol del Estado y sus polticas de seguridad, as como a la visualizacin e injerencia de la sociedad civil. Estos controles establecern al uso de la fuerza policial como justificado o injustificado, legtimo o ilegtimo, Birkbeck y Gabaldn indagan sobre la preocupacin social por el uso de esta fuerza: "Al igual que el concepto de polica, el concepto de 'fuerza' (como veremos ms adelante) no tiene una definicin nica u obvia. Sin embargo, en el fondo de muchas interpretaciones se encuentra la nocin de interferencia fsica, esto es, la sujecin, inmovilizacin, o incapacitacin corporales de una persona. De all la preocupacin social frente al uso de la fuerza, porque a la nocin de interferencia fsica se sobrepone la nocin de violencia, con todas las connotaciones negativas que este ltimo trmino entraa"29. En las justificaciones acerca del uso de la fuerza policial se distinguen, segn Christopher Birkbeck y Luis Gerardo Gabaldn, tres tipos, basados en "el comportamiento del ciudadano (modelo causal), tipo de fuerza empleada por el polica (modelo fsico) y objetivo del funcionario cuando usa la fuerza (modelo funcional). Estos modelos reflejan y refuerzan patrones de intervencin policial"30. Un uso abusivo de la fuerza letal, enmarcara dentro del accionar policial cotidiano, el uso de la fuerza letal justificado en los argumentos que distinguimos anteriormente, llevndolo a una forma de comportamiento29

Christopher Birckbeck y Luis Gerardo Gabaldn, 'Conclusin: La definicin de los usos justificados de la fuerza en el desempeo policial: propuestas para un proyecto de investigacin comparada', en Luis Gerardo Gabaldn / Christopher Birckbeck (ed.) Polica y fuerza fsica en perspectiva intercultural, p. 125, Editorial Nueva Sociedad, 2003, Venezuela.30

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habitual y no excepcional. Porque entendemos que si bien el uso de este tipo de fuerza no se produce cotidianamente, si lo hace en funcin de patrones visibles y se aplica de forma sistemtica en circunstancias que se explican a lo largo de este artculo. Como decamos anteriormente, en nuestro pas desde el retorno a la democracia, el uso de la fuerza policial viene siendo objeto de anlisis por parte de diversas organizaciones31 que a travs de observaciones, relevamientos de datos y denuncias han ido desglosando el proceder policial. Por ejemplo, el informe del Cels explica que "En muchas ocasiones, el uso de las armas y la consecuente muerte o lesin de personas, se produce durante la persecucin de sospechosos que no representan un peligro inminente ni para la vida ni para la integridad fsica del funcionario policial o de terceras personas ajenas a los hechos. Estas vctimas son consecuencia de un uso abusivo de la fuerza letal, antes que de la negligencia de los funcionarios"32. El Cels plantea, que esta forma de proceder segn sus propios estudios, no es ni excepcional, ni arbitraria por parte de los funcionarios: "En ocasiones, los funcionarios policiales intentan encubrir el uso ilegal de sus armas de fuego, presentando la muerte de los civiles como resultado de un enfrentamiento que nunca existi. Los mecanismos a los que recurren para ello van desde tergiversar el relato de los hechos hasta modificar el escenario y fraguar evidencias de modo tal de transformar a la vctima en victimario"33. El accionar policial presenta una forma de proceder repetitiva, que lleva a suponer un esquema de comportamiento, tal como se puede ver en una nota realizada en el peridico El Eslabn por la seccin de Criminologa del Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos (Ceidh) sobre la muerte de un joven. All se presentan los elementos comunes entre casos de muertes causadas por un uso abusivo de la fuerza policial: "A pesar de haber habido un supuesto enfrentamiento no hay policas heridos, la31

Cels, Ceidh, Agrupacin Padres del Dolor, Coordinadora de Trabajo Carcelario, Foro Memoria y Sociedad, etctera. 32 Centro de Estudios Legales y Sociales, 'Cp. V: Inseguridad policial y otras formas de la violencia institucional', Derechos Humanos en Argentina. Informe 2002-2003, p. 205, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2003.33

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vctima presenta gran cantidad de disparos en su cuerpo (cinco en este caso). Se la deja agonizar sin atencin mdica por largo tiempo, se la traslada al hospital por los mismos policas recin cuando est al borde de la muerte y fallece durante el traslado. Tambin se repiten varios de los patrones de conducta caractersticos de estas prcticas policiales, a saber: la construccin distorsionada de los hechos para lograr la impunidad de los policas involucrados, el amedrentamiento de los testigos que podran oponer su versin a la oficial y el encubrimiento de los autores del hecho mediante la fabricacin de pruebas o la omisin de su produccin"34. No slo las prcticas policiales siguen un 'patrn', en otra nota del mismo peridico sobre las vctimas fatales del 19 y 20 de diciembre del 2001, se registran una serie de elementos comunes en las prcticas judiciales en casos de ejecuciones sumarias, "la realizacin por parte de la propia polica de medidas probatorias fundamentales, la inadecuada investigacin de las evidencias que incriminan a los policas involucrados, la falta de investigacin de los delitos o irregularidades que aparecen como cometidas para encubrir las ejecuciones, la falta de investigacin de los delitos autnomos o conexos puestos en evidencia por el delito principal, y la curiosa y particular interpretacin judicial de las leyes que regulan la funcin policial (como cumplimiento de un deber) y la legtima defensa, en la cual sta funciona como una 'presuncin' en favor de los policas"35. sobre quines se aplica? Es comn en nuestra poca que los medios de comunicacin manejen trminos como 'zonas rojas', resultado de la creacin de mapas con las zonas de la ciudad en donde existen segn la polica altos ndices de determinados delitos o altas probabilidades de que stos sean cometidos. En ocasiones, circulan tambin mltiples manuales de instrucciones acerca de cmo comportarse frente a determinadas situaciones de riesgo36.34

CEIDH, 'Estrategias de la violencia', p. 10, Peridico El Eslabn, N 20, Agosto, 2001.

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CEIDH, 'Estrategias de la Violencia: Impunidad tras las muertes del 19 y 20 de diciembre pasado en Rosario', Peridico El Eslabn, N 26, Marzo 2002. 36 Vase notas de La Capital y Clarn en el Anexo III.

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Todo esto contribuye a la construccin de climas sociales (donde a veces pareciera nula la posibilidad de intervenir), por ende, grandes zonas de la ciudad quedan delimitadas como peligrosas, as tambin como los habitantes de esas zonas. Realizando una descripcin de la zona de villas en el Gran Buenos Aires, Javier Auyero en la Introduccin del libro Parias Urbanos que describe y analiza la marginalidad en las grandes ciudades, dice: "En la actualidad, la discusin pblica sobre la inseguridad recurrentemente menciona a 'la villa' y a 'los villeros' (un mote que se aplica a toda la gente que vive en zonas pobres, sean estas villas o no) como una amenaza. En la Argentina fragmentada y polarizada, las villas son zonas que hay que eludir, 'zonas de crimen' a ser temidas y evitadas. Los informes de los medios de comunicacin peridicamente se refieren al miedo que estos 'aguantaderos de criminales' generan en la gente que no vive all. En un clima en el cual la seguridad urbana se ha convertido en el tema principal de la prensa y una de las preocupaciones ms importantes de la poblacin dada la explosin en las tasas de criminalidad, la villa aparece como el origen desconocido e impenetrable de la actividad criminal"37. Esta segregacin sobre zonas pobres, que implica una segregacin sobre los individuos que las habitan, da forma a la actuacin que sobre ellos hace el Estado y, por lo tanto, la relacin entre la polica y estos sectores. El informe del Cels describe de esta forma esa relacin, "A la pobreza se suma la falta de garantas; a la falta de oportunidades, la mxima exposicin a la arbitrariedad policial. Una a una se van superponiendo diferentes dimensiones de la segregacin social: la edad, el lugar, la pobreza"38. All en donde el Estado se presenta a s mismo como sobrepasado, queda el margen que posibilita determinados usos de la fuerza policial, y las justificaciones que de stos se suceden, sostienen el mantenimiento de la seguridad como bien pblico, o al menos la idea de la lucha por el Estado de conseguirlo, a costa de la muerte. Ante el reclamo de diferentes37

Loic Wacquant, 'Introduccin' por Javier Auyero, Parias Urbanos: Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio, p. 20, Editorial Manantial, Argentina, 2001. 38 Centro de Estudios Legales y Sociales, 'Cp.. V: Inseguridad policial y otras formas de la violencia institucional', Derechos Humanos en Argentina. Informe 2002-2003, p. 205, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2003.

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sectores sociales por mayor seguridad, las respuestas son provisorias y por lo general, efectistas, dejando a un lado las polticas que implicaran un mayor compromiso y trabajo sobre las reales causas del escenario actual. Ese vaco dejado por el Estado es finalmente ocupado por la prctica de instituciones que si bien actan como parte del aparato estatal, lo hacen sin lneas claras, dejando lugar a las numerosas violaciones a los derechos sociales que terminan por darse de forma peridica y son mucho ms que respuestas inadecuadas a un problema vital. En la lgica de lo que Foucault llam 'defender la sociedad', el Estado para justificar su existencia necesita garantizar la posibilidad del conjunto, del todo, para esto se hace necesario desactivar los peligros internos y enfrentar los externos. Foucault describiendo el uso de una nueva tecnologa del poder, el biopoder iniciado durante el siglo XIX, seala que "la muerte se ubica entonces en una relacin de exterioridad respecto del poder: es lo que sucede fuera de su capacidad de accin, es aquello sobre lo cual no puede actuar sino global o estadsticamente" 39. Y agrega: "La muerte del otro en la medida en que representa mi seguridad personal no coincide simplemente con mi vida. La muerte del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del degenerado o del inferior) es lo que har la vida ms sana y ms pura"40. El concepto de biopoder nos permite analizar, entonces, cierto accionar del Estado y su desidia para la transformacin de las polticas de seguridad en funcin de las relaciones de poder que permiten la existencia de l mismo, aade Foucault: "El poder de exponer a una poblacin a una muerte general es el envs de garantizar a otra su existencia"41. Los sectores empobrecidos son marginados y tildados de sospechosos, las polticas estatales para frenar la ruptura del tejido social son hasta ahora ambiguas y, por lo tanto, poco efectivas en trminos concretos y de integracin. Parte de esto es denunciado por las organizaciones de derechos humanos, por ejemplo, seala el Cels: "Los modos en que se39

Michel Foucault, 'Undcima leccin - 17 de marzo de 1976: Del poder de soberana al poder sobre la vida', Genealoga del racismo, p. 200, Editorial Altamira, Argentina, 1996. 40 Michel Foucault, 'Undcima leccin - 17 de marzo de 1976: Del poder de soberana al poder sobre la vida', Genealoga del racismo, p. 206, Editorial Altamira, Argentina, 1996. 41 Michael Foucault, 'Cap. V: Derecho de muerte y poder sobre la vida', Historia de la sexualidad. Tomo I, La voluntad de saber, p. 166, Editorial Siglo XXI, Argentina, 1977 [1976].

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asocia pobreza con delito y delito con negacin de derechos ha contribuido a la marginacin de importantes sectores. Ante el incremento de la inseguridad, distintas propuestas del Estado han anunciado una supuesta proteccin frente a un enemigo generado por el mismo discurso de seguridad. Los sectores marginados tienen un riesgo mayor de ser estigmatizados como enemigos, con menores derechos y con menos capacidad para articular sus intereses"42. Fragmentada la sociedad, la problemtica de la seguridad es un elemento de doble filo, que profundiza la segregacin y el trato duro para con gran parte de la sociedad que se encuentra excluidos de muchos de los derechos sociales. "Mientras la inseguridad afecta a la sociedad en su conjunto, la sufren particularmente grave los sectores de menores recursos. Por ello hay que buscar polticas inclusivas que protejan a los diversos actores y no slo los derechos de un determinado sector social, y mucho menos que promuevan la seguridad de un determinado grupo social a costa de los derechos de los dems ciudadanos"43, explica un documento elaborado por varias organizaciones sociales y de universidades, en el que se describe el escenario actual y se proponen lneas de trabajo para elaborar respuestas ms inclusivas ante la problemtica de la inseguridad. Es en este escenario en el cual las fuerzas policiales, como decamos anteriormente, parecen haber sistematizado un uso abusivo de su fuerza en el que la eliminacin fsica de personas que no han sido procesadas por la justicia est permitida, de hecho. cul es el marco de regulacin legal del uso de esta fuerza? Preguntarnos acerca del uso de la fuerza por parte de la polica, nos lleva a preguntarnos qu marco normativo ofrece el Estado a su agencia, la fuerza policial. Entendiendo que nuestro anlisis de stas normas es, por ahora, independiente del debate acerca de su aplicacin y eficacia regulatoria, en definitiva de la forma que configura las prcticas policiales.42

Centro de Estudios Legales y Sociales, 'Cp. V: Inseguridad policial y otras formas de la violencia institucional', Derechos Humanos en Argentina. Informe 2002-2003, p. 205, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2003.43

Centro de Estudios Legales y Sociales, 'Polticas pblicas y seguridad en una sociedad democrtica. Ms derecho, ms seguridad', en Polticas de seguridad ciudadana y justicia penal, Siglo veintiuno editores, Argentina, 2004.

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Nos encontramos que "en lo que concierne a la regulacin de la actividad policial y esencialmente al uso del arma de fuego, en la Provincia de Santa Fe no existe una herramienta normativa nica y autosuficiente que regule dichas actividades"44 Como marco de posible acuerdo para la accin citamos algunos de los artculos que se encuentran entre los deberes y derechos establecidos internacionalmente por la Organizacin de las Naciones Unidas, acordados entre los pases participantes45:"En el desempeo de sus tareas, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley respetarn y protegern la dignidad humana y mantendrn y defendern los derechos humanos de todas las personas"46. "Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrn usar la fuerza slo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeo de sus tareas. Comentario: El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deber hacerse todo lo posible por excluir el uso de armas de fuego, especialmente contra nios. En general, no debern emplearse armas de fuego excepto cuando un presunto delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algn otro modo, la vida de otras personas y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos extremas. En todo caso en que se dispare un arma de fuego, deber informarse inmediatamente a las autoridades competentes".47 "Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearn armas de fuego contra las personas salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el propsito de evitar la comisin de un delito particularmente grave que entrae una seria amenaza para la vida, o con el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a

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Mapa normativo de la regulacin del Uso del Arma de Fuego en la Provincia de Santa Fe, documento elaborado por UNL, en el marco del Proyecto Investigativo de Ciencia y Tcnica... 45 Los derechos humanos de que se trata estn determinados y protegidos por el derecho nacional y el internacional. Entre los instrumentos internacionales pertinentes estn la Declaracin Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, la Declaracin sobre la Proteccin de todas las Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Declaracin de las Naciones Unidas sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin racial, la Convencin Internacional sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin Racial, la Convencin Internacional sobre la Represin y el Castigo del Crimen de Apartheid, la Convencin para la Prevencin y la Sancin del Delito de Genocidio, las Reglas Mnimas para el Tratamiento de los Reclusos y la Convencin de Viena sobre relaciones consulares. 46 Artculo 2. Cdigo de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, adoptado por la Asamblea General en su resolucin 34/169, de 17 de diciembre de 1979. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ginebra, Suiza. 47 Artculo 3. Cdigo de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, adoptado por la Asamblea General en su resolucin 34/169, de 17 de diciembre de 1979. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ginebra, Suiza.

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su autoridad, o para impedir su fuga48, y slo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr dichos objetivos. En cualquier caso, slo se podr hacer uso intencional de armas letales cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida".49

Estos artculos sirven de marco para establecer los lmites del uso de la fuerza de las agencias estatales adems de existir en cada pas y cada provincia leyes que ajustan estos principios a las realidades regionales. Sin embargo, en muchos casos, las normas internacionales tienen una mayor precisin, en cuanto a la caracterizacin de las circunstancias y posibilidades del uso de la fuerza. Lo que se pone en riesgo al hacer uso de la fuerza debe tener el mismo valor que lo que este riesgo amenaza de forma inminente, es decir, en el uso de la fuerza letal, lo que debe estar en juego es otra vida o la integridad fsica de otra persona, ni ms ni menos. Adems, antes de hacer un uso de la fuerza letal la fuerza policial en este caso debe llevar adelante todos los procedimientos que sean posibles para evitar el uso letal. La fuerza que se emplee debe estar en relacin con la resistencia de la persona objeto de la fuerza, teniendo en cuenta siempre lo que est en riesgo. Estos principios aparecen expresados en el artculo 34 del Cdigo penal de nuestro pas. En el marco de regulacin provincial encontramos, "Como objetivo, en un sentido amplio, la finalidad de la polica en el plano legal, est planteada como la de 'mantener el orden pblico y la paz social' y 'resguardar la vida, los bienes y otros derechos de la poblacin' (Art. 1 de la LOP). Luego el mismo cuerpo legal, ya ms especficamente, le asigna dos finalidades ms: una la de polica de seguridad, cuyo contenido es el 'mantenimiento del orden pblico, la preservacin de la seguridad pblica y la prevencin del delito' (Art. 8 de la LOP). La otra, la de la polica judicial, actuando como

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Es necesario advertir que la legislacin internacional intenta ser abarcativa de las diferentes situaciones legales y sociales de los pases compelidos. En nuestro pas las armas de fuego slo pueden emplearse cuando est en riesgo otra vida o la integridad fsica de otra persona, teniendo en cuenta estos factores: proporcionalidad, gradualidad y necesidad. 49 Artculo 9 de las 'Disposiciones especiales, Principios Bsicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, adoptados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana (Cuba) del 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ginebra, Suiza.

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auxiliar de la justicia penal especficamente"50. Para alcanzar su finalidad la polica realiza el uso de la fuerza, segn el artculo 11, "La Polica de la Provincia es representante y depositaria de la fuerza pblica en su jurisdiccin" y su deber es "Hacer uso de la fuerza cuando fuese necesario mantener el orden, garantizar la seguridad, impedir la perpetracin del delito y en todo acto de legtimo ejercicio". Caracterizadas por su ambigedad e imprecisin, las leyes orgnicas de la provincia, ms que poner limitantes al uso de la fuerza, parecen habilitarlo, "Se puede inferir de las expresiones que surgen de los textos legales que todas estn caracterizadas por una gran flexibilidad e indeterminacin de los trminos utilizados"51. A esta imprecisin acerca de la forma de comportamiento que la fuerza policial debe adoptar ante los riesgos inminentes, se suman los artculos que permiten la adecuacin de esta normativa a situaciones coyunturales:Art. 12: "Las facultades que resulten de los artculos precedentes, no excluyen otras que, en materia de orden y seguridad pblicos y prevencin del delito, sea imprescindible ejercer por motivos de inters general".52

Otro de los problemas referidos a la normativa, nos remite al relevamiento de los organismos de derechos humanos en los que se evidencia la existencia de una gran cantidad de casos relevados en que los policas que llevan a cabo un uso de la fuerza letal estn en franco de servicios o retirados, e incluso un alto porcentaje de los policas muertos o heridos en enfrentamientos tambin presentan esta caracterstica.Art. 36: "El personal con Autoridad Policial, a los fines del artculo 30 de la presente ley, est obligado en todo momento y lugar, a portar arma de fuego adecuada a las normas que se impartan. El personal policial en situacin de retiro est facultado a portar armas de fuego, adecuadas a su defensa, sean que las mismas le sean provistas por la Reparticin o adquiridas de su peculio."

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Leandro Corti, 'Violencia policial, dimensin penal y normas. Una difcil determinacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 57, Editorial UNL, Argentina, 1999.51

Leandro Corti, 'Violencia policial, dimensin penal y normas. Una difcil determinacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 62, Editorial UNL, Argentina, 1999. 52 Ley Orgnica de la Polica de la Provincia de Santa Fe N: 7395/75 del 28 de mayo de 1975

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Tambin se encuentran en la reglamentacin, artculos que ataen a la cultura policial53 e incorporan elementos al imaginario del 'buen polica', considerndose, por ejemplo como falta grave "La debilidad moral en el acto de servicio".54 Una falta que da cuenta de los valores que pueden impulsar a que los policas acten de forma brutal para imponer su fuerza y no en pos de controlar una situacin de riesgo tratando de evitar altos costos, como la vida de las personas involucradas. El uso de la fuerza letal puede enmarcarse dentro de lo que se denominan conductas antijurdicas "o sea contraria al derecho, cuando no slo haya violado una norma jurdica (por ejemplo: no matar), sino cuando adems dicha conducta no pueda englobarse en algunas de las causas de justificacin (o tipo permisivo) previstas en el sistema normativo"55. Es en el artculo 34 del Cdigo Penal argentino donde pueden hallarse las diversas justificaciones como ser: la legtima defensa, el estado de necesidad, la obediencia debida, el legtimo derecho, el cumplimiento del deber y el ejercicio de la autoridad o cargo. Con respecto a estas justificaciones se han presentado mltiples discusiones, tanto en nuestro pas como en otros, "La privacin de derechos fundamentales y de la vida, est regulada por la Constitucin sea por la Ley, sealando que el criterio bsico que ofrece la legislacin (en este caso la alemana) es dejar fuera de combate al agresor o delincuente, pero no permite su liquidacin fsica".56 Este es uno de los replanteos a las justificaciones presentadas en el Cdigo Penal, el artculo de Leandro Corti, al que hacemos referencia plantea que "cuando se trata de colocar situaciones individuales bajo reglas generales es imposible eliminar la dualidad entre un ncleo de certeza y una zona de penumbra, lo que confiere a todas las normas un halo de vaguedad o 'textura abierta'".57 Corti plantear, en el final de su artculo, una serie de 'principios53

Ver en referencia al concepto de 'cultura policial': captulo Nociones claves, 'Uso de la fuerza letal por parte de la polica', el punto: Ms all de las normas. 54 Artculo 15, Reglamento del Rgimen Disciplinario Policial aprobado por decreto 426/7255

Leandro Corti, 'Violencia policial, dimensin penal y normas. Una difcil determinacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, pp. 58-59, Editorial UNL, Argentina, 1999. 56 Leandro Corti, 'Violencia policial, dimensin penal y normas. Una difcil determinacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 60, Editorial UNL, Argentina, 1999. 57 Leandro Corti, 'Violencia policial, dimensin penal y normas. Una difcil determinacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 62, Editorial UNL, Argentina, 1999.

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intrasistmicos de interpretacin', para orientar con mayor precisin la percepcin que realiza el poder judicial acerca del uso de la fuerza policial. Notamos, entonces, la laxitud de las normas de nuestra provincia acompaada de la inexistente puesta en prctica de los deberes y derechos acordados por nuestro pas en los diversos organismos internacionales y en nuestra Constitucin Nacional. Se suma a la situacin descripta, la existencia de un 'estado policial'58, en el cual los policas estn obligados las 24 horas a intervenir en una 'situacin de riesgo', portan sus armas permanentemente deberes que ataen tambin a los policas de franco y en el cual los policas retirados estn autorizados a portar armas. Finalmente, consideramos que este marco permeable a los cambios coyunturales en poltica de seguridad resulta insuficiente y contradictorio con el deber primersimo de respetar la vida. ms all de las normas Sin embargo, el anlisis de las normas no es suficiente para entender las formas de percibir el uso de esta fuerza, ni para entender el empleo de la misma, ni para poder formular propuestas que modifiquen esta situacin. "La lectura crtica de la violencia policial en Argentina debe necesariamente relacionarse con dos estructuras que le han dado cobertura histrica (Bergalli, 1989). En este sentido debe analizarse por un lado, las normas legales que regulan el trabajo policial y en segundo lugar la cultura policial propiamente dicha, entendida como expectativas de comportamiento y prcticas de la accin policial"59. Existen mltiples estudios acerca de la cultura propia de los trabajadores de la agencia policial. El anlisis de esta cultura permite analizar las prcticas policiales y lo que las hace posible, dentro del campo especfico de lo que se entiende como 'la polica'. "La cultura de la polica los valores, las normas, perspectivas y las reglas de oficio que informa su conducta58

"Segn las leyes orgnicas del personal policial, sus agentes al ingresar en la institucin adquieren lo que se da en llamar el 'estado policial'. Este estado supone que quien pertenece o ha pertenecido alguna vez a la fuerza debe estar disponible en todo momento y circunstancia para cumplir con las actividades propias de la profesin. Tambin los habilita y obliga a portar armas", Sofia Tiscornia, 'Violencia policial en Capital Federal y Gran Buenos Aires'', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, pp. 43-44, Editorial UNL, Argentina, 1999. 59 Gabriel Gann, 'Reforma de la Polica: cambio organizacional o estructural? El apartamiento del enfoque ortodoxo para una lectura crtica de la 'subcultura' policial que obstaculiza su democratizacin', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 73, Editorial UNL, Argentina, 1999.

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nunca es, por supuesto, monoltica, universal ni incambiable. Existen diferentes miradas al interior de las fuerzas policiales, acordando tanto con variables individuales, como personalidad, generacin o trayectoria profesional; y con variaciones estructurales acordes al rango, asignacin y especializacin. Los estilos organizacionales y las culturas de las fuerzas policiales varan entre los diferentes lugares y perodos"60. Entre los elementos que se resaltan se presentan el peligro y la autoridad, propios de la actividad que desarrollan los agentes, "El peligro est encadenado al prximo elemento que es integralmente parte del entorno policial, autoridad. Es porque l representa la autoridad, basado en el potencial uso de la fuerza legtima, que el oficial de polica enfrenta el peligro de quienes son rebeldes ante l"61. En la misin de la 'lucha contra el crimen' la fuerza policial juega el rol de ser la responsable de garantizar el orden y el bien pblicos, encargadas de poner fin a la inseguridad. Este rol lleva a que los agentes tomen posiciones en las que se resalta un papel y por lo tanto un accionar, "El propsito no es concebido como de una iniciativa poltica, sino como la preservacin de una valorada forma de vida y como la proteccin de los ms dbiles contra los predadores. La justificacin central de la vigilancia policial es hecha desde una perspectiva vctimo-cntrica"62. Esta visin de su trabajo, vuelve lo que es una tarea insegura, sucia y rutinaria una labor til a la sociedad, "El mito de la indispensabilidad de la polica, de su misin esencial para proteger y servir, es central para la visin policial del mundo"63. Dentro de las caractersticas de esta cultura, se resalta, tambin, el elemento de la sospecha que aparece en "respuesta al peligro, a la autoridad y la necesidad de eficiencia del entorno, como un resultado del sentido de misin"64.

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Robert Reiner, The Politics of the Police, 'Capitulo III: Cultura policial', pp. 107-137, 2nd. ed., Harvester Wheatsheaf, Londres, 1992. Traduccin ad-hoc por Emiliano Fessia, Seminario de Criminologa, 2004. 61 dem. 62 dem. 63 dem. 64 dem.

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Los estereotipos, que llevan a la caracterizacin del 'sospechoso', el 'presunto delincuente', tambin genera como dijimos anteriormente la delimitacin de determinadas zonas como 'peligrosas'. La pobreza es ligada a delincuencia, as tambin como, por ejemplo, lo es la juventud o el comercio sexual, "el mayor problema para la polica es no confundir un miembro de un grupo de un estatus ms alto con uno de los que conforman la propiedad policial".65 Segn Reiner, la polica tiene propiedad sobre algo o alguien cuando los dems poderes dominantes se han 'hecho a un lado', desligndose de las responsabilidades en cunto a lo que pudiera ocurrirle, "las alcaldas estn preparadas para dejar a la polica negociar con su 'propiedad' y a desviar su ojo blindado a la forma en que esto es hecho"66, concluye el autor. Otro elemento que se resalta dentro del anlisis de la cultura policial es la forma en que debe ser el comportamiento policial para ellos mismos, en la bsqueda de que su hacer sea ms efectivo, "el elemento final de la cultura policial que es importante subrayar es la muy pragmtica, concreta, con-lospies-en-la-tierra, anti-terica, perspectiva que es tpica de los policas rasos, y ms aun de los Jefes Policiales (con un creciente nmero de excepciones)"67. Esta cultura policial se encuentra enraizada en una estructura social, en donde existen mltiples relaciones de poder y por tanto, distintas determinantes que atraviesan esta cultura, las expectativas que la sociedad coloca en las fuerzas policiales. La relacin entre el poder poltico, el judicial y estas fuerzas, entre otras relaciones, constituyen los marcos en que esta cultura esta inserta, "el peso de las imgenes retratadas por los medios masivos sern soporte del orden social existente en cualquier sociedad relativamente estable. Esas imgenes reflejan y refuerzan las visiones e intereses auto-percibidos de la mayora, no slo de la lite. Del otro lado, las demandas de credibilidad y comprensin producen, en las presentaciones mediticas, un reflejo de los patrones cambiantes de los conflictos"68.

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dem. dem dem dem.

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La cultura policial y la forma en que otros elementos culturales, ms all de los condicionados por el oficio, interfieren y conforman la forma en que las fuerzas policiales actan, llevan a tratar de abordar el problema desde una perspectiva que permita abarcar una mayor cantidad de elementos consistentemente diferentes y ampliar el punto de vista. "La cultura policial no era algo que colocaba a los policas por fuera de un mundo ms abarcadores, sino ms bien que los acercaba a dicho mundo y los integraba en l. Las narrativas que los policas utilizaban no eran narrativas especficamente propias sino narrativas que los enlazaban / conectaban / relacionaban, como oficiales de polica, a los ms amplios valores y objetivos propios de la afrikaneridad"69, explica Clifford Sheraring tras haber realizado una experiencia en Sudfrica durante el proceso de apertura del apartheid a formas democrticas de gobierno. Entendiendo que "Los policas no eran maveriks que vivan en su propio mundo conformado por sus singulares experiencias, sino que, mas bien estaban totalmente integrados a la afrikaneridad como soldados cristianos. Este mensaje se encontraba en todos lados en la revista de la polica, en relatos blicos, en discursos en el Parlamento, y en los materiales de entrenamiento. Pero no era un mensaje que perteneciese slo a la polica. Era un mensaje expresado en las iglesias, en los hogares y en las escuelas, a los afrikaners en general"70. Es decir, que los elementos culturales de la polica se encuentran sostenidos por elementos de la cultura mayoritaria de la estructura social en la que sta se inserta. En cuanto a las posibilidades de realizar una transformacin en el uso de la fuerza, Shearing dice que "La alternativa que identificamos y por la cual abogamos fue desplazar el foco de atencin de la reforma de la polica a la reforma del gobierno de la seguridad (gobierno de la seguridad); esto es de la organizacin policial como fuente del gobierno de la seguridad a otras fuentes de gobierno de la seguridad"71, para esto "lo que se requera para hacer esto era el reconocimiento de que el gobierno de la seguridad podra

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Clifford Shearing, Australian and New Zealand Journal of Criminology, Vol.28 (Special Supplementary Issue), Transforming the Culture of Gobierno de la seguridad: Thoughts from South Africa, pp. 54-61, 1995. Traduccin ad-hoc por Enrique Andrs Font, Seminario de Criminologa, 2004. 70 dem. 71 dem.

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llevarse a cabo a travs de una red de instituciones civiles por fuera del estado"72. Esta mirada que ampla los puntos de anlisis y por tanto tambin la perspectiva para actuar, descentra al Estado y convoca a otros actores a participar del gobierno, entendiendo que "A diferencia de los enfoques basados en la nocin weberiana de que el gobierno es cuestin casi exclusivamente estatal y de que el principal mecanismo de gobierno resulta ser la amenaza del ejercicio legtimo de la coercin, el enfoque de la gubernamentalidad permite alejarse de este presupuesto para concentrarse, menos en las instituciones (particularmente las estatales) y ms en las articulaciones concretas de racionalidades, programas, prcticas y discursos en dominios especficos"73. Si consideramos la posibilidad de repensar la problemtica de la seguridad convocando a los mltiples sectores o campos que componen la sociedad, encontramos que resulta indispensable analizar en el campo cultural, el papel de los medios de comunicacin social y por tanto, la actuacin de los trabajadores de prensa y las representaciones sociales que stos generan. Cabe, entonces, preguntarnos, cmo se cubren las noticias ocasionadas por el uso de la fuerza letal por parte de la polica? Cmo contribuyen stas al establecimiento de los umbrales de legitimidad u ilegitimidad, de legalidad u ilegalidad del uso de la fuerza y a la aceptacin social o denuncia de este tipo de proceder?

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dem. Enrique Font, 'Transformaciones en el gobierno de la seguridad: anlisis exploratorio de conceptos y tendencias. Su relevancia en Argentina', en Mximo Sozzo (comp.), Seguridad urbana, p. 91, Editorial UNL, Argentina, 1999.

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los medios de comunicacin y la violencia simblica"Hoy se ha pasado de la exposicin de los hechos y de la confesin al lento proceso del descubrimiento; del momento del suplicio a la fase de la investigacin; del enfrentamiento fsico con el poder a la lucha intelectual entre el criminal y el investigador. Los peridicos reproducirn en sus gacetillas cotidianas la opaca monotona sin epopeya de los delitos y de sus castigos. A cada cual lo que le corresponde; que el pueblo se despoje del viejo orgullo de sus crmenes; los grandes asesinatos se han convertido en el juego silencioso de los cautos"74 (Michel Foucault)

Tanto en la prctica policial como en la meditica, a travs de diferentes factores, aparecen justificaciones acerca del uso del 'matar / dejar morir' implementado por las diferentes fuerzas de seguridad. La raz de esos alegatos justificatorios as como la forma en que stos se construyen no resultan inmediatamente visible. Para ello es ineludible poner de relieve las relaciones de fuerza que existen en el campo de produccin, las estrategias que a travs de stas desarrollan para sobrevivir y mantener el lugar que esas fuerzas ocupan en el campo. Los medios no estn libres de mltiples tensiones, contradicciones y acciones hacia su interior, adems de ser modificados, presionados, interferidos, por intereses de agentes de otros campos que ponen en movimiento esos equilibrios exiguos que sostienen las verdades que permiten al campo