Tesis para la Licenciatura en Artes Visuales por Javier Alejandro Infante

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IUNAInstituto Universitario Nacional del Arte Departamento de Artes Visuales “Pridiliano Pueyrredón”El Juego como uno de los métodos de la transmisión oral en el aprendizaje de las culturas negro africanas.El Kò, y su método para aprender de la tradicion jugandoDirector de tesis:Domingo Florio2010Agradezco a mi maestro Domingo Florio que me impulso en una senda laboriosa de éxitos yplaceres personales,

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IUNAInstituto Universitario Nacional del Arte Departamento de Artes Visuales Pridiliano Pueyrredn

El Juego como uno de los mtodos de la transmisin oral en el aprendizaje de las culturas negro africanas

El K y su mtodo para aprender de la tradicin jugando

Tesis para la Licenciatura en Artes Visuales

Tesista: Javier Alejandro Infante Director de tesis: Domingo Florio

2010

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Agradezco a mi maestro Domingo Florio que me impulso en una senda laboriosa de xitos yplaceres personales; a la profesora Maria Rosa Figari y Laura Sacchetti por sus aportes; a mi maestra de danza Isa Soares por transmitir y ensearme a educar el cuerpo y enriquecer el alma; a mis compaeras de danza por acompaarme en el transito de La cabeza a la cola; Alejandra y a Bruno por la confianza y por abrirme las puertas del Instituto Ile Ase Osum Doyo; al Babalorixa Pedro Mallorca por recibirme y compartir toda su sabidura desde lo humano y religioso sin mezquindad ni artilugios; a la comunidad del Instituto Ile Ase Osum Doyo; a Gabriel Goudart por ser quien es y compartir parte de mi carrera con su propia sensibilidad; a mi colegas Mariano Antonelli y Silvana Surez por su incondicionalidad y apertura; a Edivandete Pires y la familia Soares por mostrarme la ciudad encantada"; a los participantes Ana Adjiman, Gabriela Elasche, Mariana Pereiro y Axel Van Domselaar que dejaron su cuerpo y alma sin cuestionamiento alguno; a Santiago Reboredo y familia por brindarme un espacio en sus vidas; al narrador Pedro Parcet por compartir su sabidura; a Gastn Fernndez por su ojo fotogrfico, a Marie Epiney por su aporte material y sensible; a Maite Martnez Romagosa y Natalia Fernandez Segovia en su trabajo de corregir este trabajo; a todos los colegas que pasaron por mi camino y me brindaron todos los estmulos que hoy son parte de mi propia obra; a toda mi familia y amigos por estar presentes.

Dedicado a mi Madre y mi Padre; quienes me educaron y me dieron la libertad de elegir; a mi Padrino Esteban, quien me dio el ashe; a las entidades espirituales y energticas rss por manifestarse de manera sabia en la naturaleza, de la cabeza a la cola, de Exu a sala.

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I n t r o d u c c i n

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Alguna vez se preguntaron por qu sus cuerpos vibran con cierta msica o por qu sus ojos se emocionan con ciertas imgenes que son ajenas a su propia historia? Alguna vez pensaron en investigar para obtener respuestas a las cuestiones desde la experiencia y no desde la lgica, desde la intuicin ni desde la comprobacin cientfica? Supongo que muchos pueden perder el miedo y encontrar satisfaccin en esos resultados ilgicos y establecer un imaginario concreto para su vida de artista. No me refiero a un recurso extico, sino a existir con la conviccin de que una batalla se librar entre su imaginario y la razn de los otros. Hoy me encuentro con la certeza de que mi camino fue proyectado desde la intuicin, a pesar de las contradicciones que puedan surgir en mi cotidiano y en la accin de mis costumbres. A pesar de ello, muchos me preguntaron y hasta me cuestionaron cmo hice para llegar a esta circunstancia o cmo proyect un tema que supuestamente no me pertenece o es ajeno a mi cultura. En los ltimos diez aos de mi vida fue creciendo mi curiosidad por frica-negra y su cultura. frica se traslad a nuestro continente, como un todo que ya en Amrica se fragment en msica, danza, cantos, colores, smbolos. Si bien adquir el conocimiento mediante esa forma fragmentada, algo se filtr y me alcanz de un modo contundente: la oralidad, como caracterstica esencial del pensamiento en frica negra. El aprendizaje de dichas actividades se construye desde la oralidad. La eficacia no se encuentra slo en el mtodo sino en la claridad del mediador, que prioriza la transmisin del conocimiento y el modo en que fue adquirido por l mismo. Se hace efectiva, de esta forma, una cadena infinita que circula en sentido inverso a la vida, y logra la conexin con los ancestros que originaron ese conocimiento. Tengo la sensacin que las motivaciones y el trabajo en actividades como la pintura, la percusin, los cantos, la danza de rss, me aportaron una identidad para mi ser en sociedad y mi ser espiritual. A travs de ellas, me fue consignada una ancestralidad no de sangre concretamente sino en otra de sus formas, y me vincul a un compromiso y a una conciencia para la transmisin de su cultura. Cuando comenc a diagramar la investigacin me propuse buscar los mtodos concretos utilizados en su cotidiano o quizs el por qu de la efectividad en la transmisin oral en el plano socio-cultural de dicha comunidad. Asimismo, me cuestione cmo eso pudo trasladarse a Amrica y el Caribe sin ser daado, dado que su traslado fue brutalmente involuntario. Buscando en la metodologa del cotidiano utilizada, hall un sin fin de actividades vinculadas a un punto que luego se convertira en un acierto y el eje de mi trabajo que aqu presentar. Supongo que el objetivo de educar se refiere a un orden social que la comunidad ejerca para que el grupo familiar tuviese la posibilidad (mediante ese adoctrinamiento) de conocer los orgenes culturales, como tambin la cosmogona referida a su pueblo y regin en el que habitaban. Supongo que al tratar a los integrantes de la comunidad como aprendices de su cultura, los educadores ejerceran dicha funcin con la conciencia de que alguna vez fueron ellos mismos los educados con sabidura. Identifico a los ancianos junto a los padres como los educadores por ser los ms antiguos y, por ende, los portadores de todo el conocimiento de cualquier ndole frente a aquellos miembros de la comunidad que se encontraban recorriendo su camino entre la niez y la adultez. Pero, cules seran esos mtodos utilizados con los aprendices? Queda claro que fueron y son efectivos en esa idea o concepto que logra organizarlos dentro de la comunidad y los lleva a traducir esa enseanza en la actividad cotidiana de trabajo y responsabilidades para su adultez. Sin embargo, me preguntaba cmo lograron perdurar a travs del tiempo y las generaciones venideras.4

En frica a los nios en su iniciacin se les enseaba mediante juegos de rol, entre otros, que por ser didcticos eran ms sencillos en aplicacin y ms efectivos en la instruccin social y en creencias populares como religiosas. Entonces, podramos decir que nos encontramos frente a uno de los mtodos de transmisin de conocimiento ms desarrollado a travs de toda frica? En sus infinitas formas racionales o experimentales, como el canto y relato de fbulas, algunos modificaron su forma pero no su esencia como en el caso del Wari1. El juego no slo era didctico para el aprendizaje preadolescente, sino tambin funcionaba como justificativo para que dos individuos se comunicasen y dialogasen durante las partidas. Del mismo modo, existen algunos juegos de ndole familiar que connotan una enseanza para los jvenes de lo que luego seran las obligaciones de su hogar o comunidad. En este punto es que reflexiono, me pongo en situacin y formulo la siguiente cuestin: si las comunidades africanas-negras utilizaron al juego por su carcter didctico para transmitir las enseanzas, sus vnculos con la naturaleza, la creacin de un imaginario, sus costumbres y su cultura en general, considero que la elaboracin del K, como una obra que se manifiesta bajo un mtodo ldico similar, aportara una continuidad en la tradicin del pensamiento al que me refiero en este trabajo. Asimismo, el K afianza mi idea de recurrir al juego como un mtodo tangible para el aprendizaje y la transmisin de una cultura en particular. Me propuse investigar para hallar algunos de los mtodos de transmisin oral de algunas culturas provenientes del Oeste de frica, como las de Nigeria, Togo o Benin. Mi decisin por la cultura Yorb no es un capricho, ya que fue ella quien penetr en mi vida y provoc un sin fin de dudas, cuestionamientos y hallazgos.

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El wari es el ajedrez de frica. Pertenece a la familia del manqala, juego practicado desde hace milenios, en sus distintas variantes, por la gente de frica y oriente medio. La variante que se suele llamar Wari, ourri, warri, oware, awari, awele, o similares .Se juega en Costa de Marfil y en el Caribe, lugar al que fue llevada por los esclavos negros.

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Breve resea sociocultural

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o Togo, Benn y Nigeria: breve resea socio-cultural o Los Yorb: Enseanza, transmisin y creencias de un reino

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Togo, Benn y Nigeria: breve resea socio-culturalPara ubicarlos en la investigacin, les presentar un contexto de los pases africanos que nos introducen al tema en cuestin. Para ello, tomar la zona de frica Occidental y sus aguas del Atlntico, por el cual se produjo la famosa ruta de los esclavos hacia Amrica. Pases como Senegal, Guinea, Congo y Angola fueron vctimas de esta ruta esclavista. Ahora bien, en esta ocasin me referir especficamente a los pases de Togo, Benn y Nigeria (centro-oeste africano), que dieron origen y albergaron a una de las comunidades ms grandes de frica: los Yorb.

TogoTogo es un pas de frica occidental que limita al norte con Burkina Faso, al sur con el Ocano Atlntico, al este con Benn y con Ghana al oeste. En el sur tiene una pequea costa en el golfo de Guinea, donde se localiza su capital, Lom. Este pas logr su independencia y autonoma en los aos 60. An as, las instituciones democrticas se revelaron frgiles y prematuras e interrumpieron su transicin hacia la democracia. Recin en los aos 90, y luego de elecciones tambin problemticas entre las dos fuerzas polticas dominantes, concibi su gobierno democrtico, que mantiene hasta la actualidad. En Togo, las diferentes religiones del pas son el animismo (practicado por el 50 % de la poblacin), el catolicismo, el Islam y el protestantismo.

Fig1: Togo o Repblica Togolesa.

Benn

La Repblica de Benn es un pas de frica occidental que limita al oeste con Togo y Burkina Faso, al este con Nigeria y al norte con Nger. Benn alcanz la independencia de los franceses el 1 de agosto de 1960 como Repblica de Dahomey. Dicho nombre fue dado en el siglo XVII por una etnia llamada adja, como un movimiento de autodefensa por parte de la poblacin, diezmada por las frecuentes caceras de esclavos. A lo largo de los aos, los adja fueron mezclndose con la poblacin autctona, lo que origina al grupo tnico hoy conocido como fon o Dahomey. Posteriormente,8

Dahomey qued convertido en vasallo de la tribu nigeriana de los Yorb. En 1975, con el afn de distanciar el Estado moderno de su pasado colonial, Dahomey cambi su nombre y adopt el de Repblica Popular de Benn.

Fig. 2: Repblica de Benn.

NigeriaNigeria es el pas ms poblado del continente africano. Limita al oeste con Benn, al este con Chad y Camern, el Lago Chad en el noreste, Nger en el Norte y el Golfo de Guinea al Sur. Durante los siglos XIX y XX, los britnicos conquistaron Nigeria y la sometieron a su dominio. En 1947, con el fin de reducir las tensiones tnicas y religiosas, la administracin colonial articul un sistema federal de gobierno y crea nuevas divisiones administrativas. Finalmente en 1960, Nigeria logr su independencia. En la dcada de los 90 se celebraron elecciones democrticas aunque ellas no fueron un consuelo: el renunciamiento del presidente electo y la asuncin del Ministro de Defensa mantuvo a Nigeria nuevamente en el terror. En 1999, nuevamente se celebraron elecciones y se nombr Presidente al General Olosegun Obasandjo.

Fig. 3: La Repblica Federal de Nigeria.

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Los YorbEn estos territorios es que se origin el grupo etnolingstico Yorb, que fue capaz de construir reinos e imperios y trasladar a sus descendientes a pases como Brasil, Cuba, Venezuela.

Fig. 4: Mapa de los Yorb.

En Nigeria, se ubica la ciudad de Ife, antigua capital del Reino, donde la historia mtica considera que se gest primera la dinasta Yorb. De esta manera, Ife estaba rodeado de otros reinos Yorb que reconocan su paternidad. Aunque existen muchas versiones sobre el origen Yorb, la ms popular gira en torno a la primera dinasta del rey Oduduw, quien fue uno de los fundadores de la ciudad Il o Ife o ciudad sagrada. sta, por lo tanto, fue considerada como la ciudad del reino Yorb original, y todos los coronados reyes apelaran a la descendencia de esta figura histrica. Por ultimo la tradicin oral, en virtud del mito, dice que Oduduw fue enviado por Olodumare, el Creador, para darles vida a los primeros seres humanos a partir del suelo arcilloso de Il-Ife. En la actualidad, dicha ciudad sigue siendo la capital espiritual de los Yorb. Conforme al sistema feudal, las capitales de los reinos se encontraban unidas por un sistema de confederacin, cuyo gobierno se denominaba Ebi. Este nombre se refiere a una gran familia, y en efecto, los gobernantes se consideraban parientes entre s. En esencia, se trataba de un rgimen monrquico ramificado para cada pueblo, mientras que los Estados gozaban de autonoma. Los reyes u Oba eran los representantes de cada reino o Estado, y se designaban por dinasta o clan (descendientes de fundadores de la nacin lderes, hroes, etc.). Dentro de su sistema de gobierno, exista un consejo de ancianos (Igbimo). Cada Oba (rey) era reconocido por una corona o collares de colores que correspondan a su dinasta y llevaba un10

nombre especfico segn su Estado. As, al rey de Ife se lo denominaba Ooni de Ife, el rey de Oyo era el Alafin de Oyo, en Ake el Alake de Ake. Aun hoy en da, se conservan esos ttulos como el espritu de los Oba tradicionales.

Fig. 5: Estatua de Oduduwa,en Ife. Fig. 6: Mujeres Yorb. Fig. 7: Vestido ceremonial Yorb.

La enseanza a travs de la experienciaEn cuanto a la enseanza, se destacan dos conceptos bsicamente: por un lado, la responsabilidad del individuo y su valor moral en lo cotidiano; por el otro, en el plano espiritual, dentro de la sociedad. Los Yorb tenan una educacin pragmtica. Los nios y jvenes aprendan sus labores, responsabilidades y dems desde la praxis, participando de ceremonias o rituales, o a travs de las imitaciones y actuaciones que generaban los adultos para ellos con el fin de educarlos. Una formacin vocacional, como la pesca, la ganadera y la agricultura, era clave para su desarrollo dentro de la comunidad. Lo interesante en cuanto a estas actividades es que no se les enseaba nicamente desde el mecanismo, sino desde el reconocimiento bsico de los tiempos11

propicios para una buena siembra y cosecha mediante la observacin de las condiciones del tiempo. Esto deja en claro la relacin intrnseca que esta comunidad encontraba entre la naturaleza y el hombre. De hecho, este mismo sistema de enseanza introduca a los nios en las artes y oficios de la alfarera, el tejido, la platera, con la particularidad de que stos servan al maestro a cambio de comida y ropa. Sin embargo, no exista una literatura de la enseanza: todo se basaba en la observacin y la imitacin, y se creaba as una dinmica infinita por la cual el conocimiento pasaba de una generacin a otra sin ninguna valoracin crtica. A un nio con la oportunidad de obtener enseanza de la tica y la esttica, slo se le permita hacer preguntas con fines investigativos y se evita, de esa manera cualquier tipo de cuestionamiento a su maestro.

Transmisin oralQuizs el punto de mayor importancia para esta cultura era la transmisin de todo aquello relacionado con las labores cotidianas, actividades que no requeran esfuerzo de aprendizaje, cuya abstraccin justifica la magia de la comunicacin. As, en la msica, el canto, el juego o la danza, los narradores se convierten en cantantes orales y desarrollan una de las actividades ms completas para la transmisin efectiva de la cultura. El narrador o cantante oral debe ser capaz de recitar o cantar las historias desde la cronologa, la genealoga e interrelacionarlas para su mayor comprensin a la audiencia y provocar preguntas apropiadas. Quizs el inicio en la percepcin de la transmisin se encuentre en la educacin musical que genera la madre en un nio desde el vientre materno. Durante la gestacin del nio, la propia accin de los quehaceres domsticos desarrollados por la madre es la que designa una clave de sonido. De este modo, por ejemplo, el trabajo con el mortero produce un sonido que resuena en el cuerpo de la madre y se transmite al beb, para desarrollar su sentido rtmico. La transmisin de las historias se daba mediante el sistema antifonal o alternacin de dos coros, de modo que los oyentes repitieran lo que el narrador cantaba para dejar en claro el contenido del cuento.

CreenciasParticularmente en frica, la creencia se basa en la relacin del ser y sus antepasados, aunque tambin existe un sin fin de deidades que se corresponden con los mitos. La religin, en su conjunto, se refiere a la fuerte y concreta relacin del ser con la naturaleza. La cultura Yorb pone la religin ante todo y sta es el fundamento para emprender cualquier actividad. Dentro de las regiones que tratare aqu existe una serie de relaciones entre las creencias debido a las mixturas que se generaron por el dominio territorial. Esas mezclas tienen un factor comn que se vio reflejado en el traslado de las creencias a Amrica. As, una posible divisin sera: Olorum para las naciones de lengua Yorb (Nigeria-Benn); Mawu para la nacin Fon (Benn-Togo); Zambi para la nacin Bant (Congo-Angola).12

Si bien son religiones monotestas, cada cual designa una serie de divinidades por debajo de su dios supremo. Estas divinidades, segn cada nacin seran:

Los rss-Orichas-rss para la mitologa Yorb

Fig. 8: Representacin del Orissa Sng o Xang (Brasil) o Chang (Cuba) (f.: P. Verger).

Fig. 9: Representacin del rss sun u Oxum (Brasil) u Ochum (Cuba) (f.: P. Verger).

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Los Voduns para la mitologa Fon

Fig. 10: Representacin de Tabossi. Fig. 11: Representacin de Ahouangan.

Los Nkisis para la mitologa bant

Fig. 12: Representacin de Kingongo.

Fig. 13: Representacin de Katende.

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C o l o n i z a c i n, e s c l a v i t u d, d i s p o r a

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o Colonizacin y esclavitud: El Atlntico negro o Dispora africana en Amrica: Los Yorb

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Colonizacin y Esclavitud: El Atlntico negroNada ser ahorrado para liquidar sus tradiciones, para sustituir sus lenguas por las nuestras, para destruir su cultura sin darles la nuestra; se les embrutecer de cansancio. J. P. Sartre

Comienzo con un fragmento del prlogo que Sartre escribi en el libro de Franz Fanon Los condenados de la tierra para ilustrar apenas algo de mi pensamiento ms profundo sobre esta situacin. Sin embargo, tratar de ser objetivo en la proyeccin del tema. El proceso de esclavitud no es una consecuencia exclusiva de la colonizacin de Amrica, ya que la esclavitud proviene de mucho tiempo antes, de una diversidad de reinos e imperios a lo largo de toda la historia. No est de ms mencionar que en la actualidad persisten procesos de apropiacin de personas en la Costa de los Esclavos en el Golfo de Guinea, a pesar de que los objetivos por los cuales esta prctica se lleva a cabo estn diluidos. Entre los siglos XVII y XIX, la Costa de los Esclavos fue uno de los tantos caminos que tom el trfico de esclavos mayoritariamente negros de los pases de la costa y del interior de frica. Esta costa forma parte del Golfo de Guinea, que se extenda entre las desembocaduras de los ros Nger al este y el Volta al oeste, en lo que hoy son Nigeria, Togo, Benn y el este de Ghana. Los pases que se apostaron principalmente en sta zona fueron Holanda e Inglaterra. Es sorprendente que los esclavos eran capturados por jefes africanos en el interior del continente y llevados a los mercados de esclavos en la costa para su posterior traslado a Amrica o Europa. Entre los siglos XV y XVIII y durante el proceso de colonizacin de America, portugueses, espaoles, franceses, holandeses e ingleses cruzaron el Atlntico para dejar sus cargas crueles de negros en el Caribe, Brasil, Sudamrica en general y Estados Unidos.

Fig. 14: Traficante de esclavos. Fig. 15: Navo negrero. Fig. 16: Algunos sistemas de grilletes utilizados por los esclavistas.

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Esclavitud en Dahomey Entre el Fon y los Yorb que vivan en Dahomey (actualmente Nigeria y Benn), existi una rivalidad por el poder territorial e ideolgico. Los jefes ejecutaron sus tratas de esclavos con los capturados en sus propias guerras entre tribus, favoreci al comercio de esclavos en la posteridad. Con el tiempo, la bsqueda de esclavos lleg al interior del continente, y la guerra territorial se convirti en una guerra lucrativa. La costa se volvera un mercado para los colonizadores, que traficaran esclavos como mercadera para los barcos. Los comerciantes crearon un crculo infernal e infinito de donde no se supo salir jams: los esclavos se cambiaban por fusiles, usados para capturar ms esclavos y llevarlos a Amrica.

Las rutas de la esclavitud

Existe una muestra clara de los mtodos utilizados por los esclavistas en el cotidiano mediante todo tipo de maltrato y vejacin. Para denotar la importancia del tema de mi trabajo, es preciso citar a Marx: El rgimen esclavista () recorre tambin una escala que va desde el sistema esclavista patriarcal, orientado predominantemente hacia el propio consumo, hasta el verdadero sistema de las plantaciones que trabajan para el mercado mundial2. Para la poca mencionada anteriormente, la abundancia de tierras era uno de los justificativos de la esclavitud, debido a que garantizaba a los dueos que sus peones no abandonaran su labor para convertirse en agricultores independientes. El documental Atlntico negro En la ruta de los rss de Renato Barbieri 3 muestra cmo en la ciudad Ouidah los esclavos eran obligados a dar vueltas alrededor del rbol del olvido con el nico objetivo de perder la memoria. Antes de recorrer los 5 kilmetros hasta la costa del puerto (posteriormente denominado la puerta del no retorno), los esclavos eran despojados de su identidad y quedaban sin voluntad para revelarse. Si bien sta fue una de las zonas donde se produjo el mayor transporte de esclavos a Brasil y Cuba por uno de los exponentes del trfico llamado Francisco Flix de Souza, existieron otros puertos como los de Senegal, Benin, Santo Tom, Angola y Mozambique, entre otros.

Arstegui, Natalia B., (2005), Los Orishas en Cuba, Ediciones Mercie, Rep. de Panam. Renato Barbieri es cineasta, naci en Araraquara/ So Paulo en 1958 y es formado en Psicologa por la PUC/SP. Inici su carrera audiovisual en 1983 como director en la productora paulista Mirar Electrnico, al lado de Fernando Meirelles, Paulo Morelli entre otros. Desde entonces dirigi diversos programas de contenido para la TV, hasta crear la productora Videografa, hace diez aos acogida en Brasilia. La obra de Renato Barbieri ha sido reconocida en Brasil y en otros pases del mundo, con una extensa filmografa/videografa y 23 premios conquistados. Atlntico Negro En la Ruta de los Orixs (1998) particip del Festival de Cannes de 1999 y se hizo de nueve premios. Otro documental del director, Malagrida (2001), tambin tuvo gran reconocimiento internacional, y recibi, de entre otros, el Premio Internacional de Finalizao de la OCIC. Realiz tambin un vdeo-instalacin La Pandilla de la Lengua (2003), el documental Tierra de Quilombo Espacios de Libertad (2002), La Invencin de Brasilia (2001), Mozambique (1996), Monteiro Lobato, Vrgula, Punto y Vrgula (1996), entre otros.3

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Fig. 17: Rutas principales del comercio y trata de esclavos.

Dispora africana en America: Los YorbLa historiografa africana se baso en beneficio de sus represores y mostr haciendo ver al mundo la incapacidad de los africanos, que no slo fueron maltratados y sacrificados en su tierra, sino tambin en el Nuevo Mundo. En trfico de esclavos, las tribus se mezclaban entre s, lo que dificult la comunicacin. Para una mejor comprensin de las culturas de los esclavos en America y del Caribe, se deben evaluar diversos factores, entre los que se encuentra la divisin entre cultura folklrica y popular o menor (el lenguaje popular para la comunicacin). La primera est basada en las tradiciones; mientras que en la cultura popular se mezclan los medios de los blancos e indgenas. El ingls o el francs intervenan en el da a da (creolizacin) tornndose en lenguas aceptadas, aunque lo social y lo religioso seguan siendo africanos. De este modo, la dispora africana en Amrica cre un sin fin de mixturas y de encuentros para agrupar centenares de lenguas, etnias y costumbres en destinos compartidos. Esa mezcla provoc la transculturacin que hoy en da se puede ver en ciudades como La Habana (Cuba) o Baha (Brasil). Estas ciudades transitaron la mixtura de nativos, criollos y africanos y, con el tiempo, revelaran las generaciones denominadas afrodescendientes.

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Fig. 18: La puerta del no retorno, Ouidah, es una ciudad en la costa atlntica de Benn. Conocida originalmente como Ajud.

Fig. 19: Detalles del friso.

Los Yorb en el nuevo mundo Si bien las ciudades de origen Yorb estaban muy desarrolladas y urbanizadas (incluso se pens que eran las ms desarrollas dentro de frica tropical), en la poca de la colonizacin sus estados independientes transitaban conflictos serios. Para el siglo XIX, el reino de Oy, uno de los ms poderosos, se encontr envuelto en una serie de guerras sangrientas que descomponan su grandeza. El pueblo Yorb fue el ms afectado por la trata de esclavos. Se los oblig a cambiar su identidad cultural en diferentes grados y situaciones, desde su partida, con el desembarco en el continente y luego por sus amos negreros. Debido a lo extenso y complejo de esta transculturacin y aculturacin en Amrica, me focalic en dos pases donde existen hoy en da similitudes de historia y de formacin cultural. Intentar mostrar las similitudes entre Brasil y Cuba por ser dos de los pases de mayor repercusin en la formacin de una cultura de afrodescendientes en Latinoamrica y, en el caso de Brasil, un regreso al origen africano.

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Cuba A partir de la segunda mitad del siglo XVI, nativos del frica occidental fueron trasladados a Cuba para trabajar como esclavos bajo la dominacin espaola. Los Yorb ejercieron particular influencia en la cultura de los nativos o no africanos a travs de la religin, lengua y costumbres, que luego la isla desarrollara como propias; su esttica colorida y su imaginario, ms tarde cotidiano para todos los mbitos de la cultura popular cubana. Los colonizadores dejaron que los negros mantuvieran sus rivalidades tribales, sus diferencias de lenguas y cultos con el nico fin de evitar que se comprendieran y se unieran positivamente contra sus dueos. Esa especulacin y el proceso de evangelizacin llevado a cabo por la Iglesia fueron bastante efectivos. Sin embargo, no consideraron que, gracias a la voluntad permisiva del patrn-dueo los negros podran convocar a sus ancestros y deidades a travs de la msica, para continuar con la tradicin de sus creencias. Desde 1568, existieron cabildos negros (cabildo de Chang, en el barrio Pogolotti de la Habana) donde asociaciones de africanos y sus descendientes se reunan con el objetivo primordial de consensuar el conocimiento a modo de una lucha silenciosa. Se trataba de una asociacin religioso-mutualista, presidida o bien por un rey escogido entre los integrantes de mayor edad, jerarqua tribal o religin o bien, por tres capataces y tres madrinas o matronas elegidos por votacin y ubicados por orden jerrquico. En sntesis, eran verdaderas organizaciones ocultas bajo la mirada despectiva de los patrones, que las conocan como reuniones de negros y negras. Estas prcticas se volvieron legales hacia 1870 y 1880 cuando vivan numerosos Yorbs en una finca llamada El Palenque en Marianao, La Habana4 Si bien en frica la diferencia entre los cultos difcilmente era notable, al llegar a Cuba, paralelamente a la uniformidad de lengua, costumbre y tradiciones se produce una uniformidad nacional relativa del culto religioso. Gracias a los reconocidos Oloshas Obbadimeyi Lorenzo Sam y Timotea Albear La Negra Agya Latun, quienes concibieron la idea de unificar los diferentes cultos Yorbs en un solo cuerpo litrgico que denominaron Regla de Ocha; se cre un culto de tradiciones y costumbres, sustentadas en el mismo reglamento. La Regla de Ocha-If bsicamente es el culto que tiene como fundamento la relacin intrnseca entre el hombre y la entidad denominada Orishas. Esta se concibe como una fuerza pura, inmaterial que no puede hacerse perceptible a los seres humanos, sino tomando posesin de uno de ellos5. Dentro de su idiosincrasia, los mitos relatan los hechos, las aventuras y la vida de estos dioses para posteriormente evocarlos en los ritmos, las danzas y los cantos. Asimismo, son el fundamento viviente que se traslada de un origen claro: frica. En este punto es que Cuba y Brasil presentan dos realidades paralelas que, a travs de algo tan poderoso como la tradicin oral, comparten caractersticas similares, a pesar de la distancia, el idioma y la historia particular de cada pas.

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Arstegui, Natalia B., (2005), Los Orishas en Cuba, Ediciones Mercie, Rep. de Panam Arstegui, Natalia B., (2005), Los Orishas en Cuba, Ediciones Mercie, Rep. de Panam

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Fig. 20: Danza y msica tradas de frica al nuevo mundo.Cuba (f.: P. Verger). Fig. 21: Ritos popular de los campesinos cubanos. Otra imagen de frica en el nuevo mundo (f.: P. Verger). Fig. 22. Imagen del sincretismo: Santa Brbara (Chang), surgi en la colonizacin y se arraigo en las creencias religiosas. Cuba (f.: P. Verger)

Brasil En Brasil, se distingue la influencia africana en las zonas de Minas Gerais, Ro de Janeiro, San Pablo, Baha, Pernambuco y San Luis de Maraao. Dentro de esas reas, exista una distribucin de pueblos y etnias: los de frica sudanesa (Yorbs, Geges, Hausas, Minas) y los de frica de grupos bantes (angoleos y Cabindas). Es la ciudad de Baha la que obtuvo, por parte de los africanos, una fuerza inaudita en la integracin y la influencia cultural. El trato hacia el negro y los mecanismos de tortura ejercidos contra ste fueron en Brasil similares a los de otros pases esclavistas. No se dej de recordar a los esclavos su inferioridad racial, que justificaba su ida al Nuevo Mundo para trabajar y vivir para su amo blanco. Hubo que esperar hasta abril de 1888 para que entrara en vigencia la ley de la extincin inmediata de la esclavitud, y los negros comenzaron a ser ciudadanos jurdicamente libres. Al igual que en Cuba, el punto de unin y superacin parcial de los acontecimientos se encontraba en gran parte en los sitios de ndole religiosa, donde los negros podran dejar de ser esclavos para ser espiritualmente libres de pensamiento y accin. Se mantuvo la estructura bsica del pensamiento africano, para la cual el respeto hacia los ancestros y las costumbres prevaleca por sobre cualquier imposicin22

de la Iglesia y sus planes de evangelizacin masiva. Los colores, la danza, los nombres, la lengua y otros aspectos de las culturas se unieron para formar una fuente de vida y prosperidad de una cultura que tiempo despus retornara a frica en otra forma, aunque con el mismo espritu original, gracias a la transmisin oral. Bajo una falsa aceptacin, entre cofradas que sincretizaban imgenes impuestas por las originales y los batuques practicados en las haciendas, se formaban las reuniones de negros que perseguan un objetivo comn: continuar con las tradiciones netamente africanas. Queda claro que todo este proceso fue con el consentimiento del Estado y la Iglesia, que hacan la vista gorda a estas ceremonias secretas.

Fig. 23: Salida de un irado o iniciado. En Baha, Brasil, se mantiene el orden de los ritos (f.: P. Verger). Fig. 24: Imagen de Xang del nuevo mundo en un terreiro en Baha, Brasil. Algunos de sus aspectos estticos se mantienen de su forma original africana. (F.: P. Verger)

La religin asentada en Brasil con bases africanas netas es el Candombl, de origen totmico y familiar. Esta tiene por base al nima (alma) de la Naturaleza: el ser humano convive sin barreras con la naturaleza y todo es parte de un mismo ncleo. Pese a estar confinado originalmente a los esclavos, prohibido por la Iglesia Catlica, y hasta criminalizado por algunos gobiernos, el Candombl prosper y hoy es una de las principales religiones establecidas, con seguidores de todas las clases sociales y decenas de miles de templos. El Candombl no debe ser confundido con Umbanda y Kimbanda, otras dos religiones afrobrasileas de parecido origen, ni con otras religiones afro derivadas como el vud haitiano, la santera cubana, y el obeah, que nacieron independientemente del Candombl y son virtualmente desconocidas en Brasil. El Candombl rinde culto, entre todas las naciones, a cincuenta de las centenas de deidades antes adoradas en frica. No obstante, en la mayora de los terreiros de las grandes ciudades, son diecisis las ms adoradas.

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Continuando con las divisiones para una mejor comprensin, decimos que existe una clasificacin de las principales naciones y subnaciones, de sus religiones de origen, y de sus lenguas sagradas:

De origen Nag o Yorb -Ketu (Baha) y casi todos los estados (lengua yorb); -Mina-Nag o tambor de mina, en el Maranho; -Nago egb o Xang del noreste en Pernambuco, Paraba, Alagoas, Ro de Janeiro y San Pablo. De origen Bant - Angola y Congo (Baha, Pernambuco, Ro de Janeiro, So Pablo, M. Gerais). Su lengua sagrada es una mezcla de bant, kikongo y kimbundu. De origen Jeje - Esta palabra viene del vocablo Yorb adjej, que significa extranjero. Nunca existi ninguna nacin jeje en frica. Se llam Jeje al Candombl surgido de los pueblos venidos de la regin de Dahomey y los pueblos manis. As era como denominaban peyorativamente los Yorb a todos los que vivan hacia el este. Tenan por idiomas sagrados la lengua ewe y la lengua fon.

Traslado de creencias; sincretismo Principalmente, considero que las creencias africanas contienen implcitamente una veracidad que jams sabremos valorar, ni comprender en su totalidad. El imaginario del hombre primitivo surge de una plena conviccin sobre la correspondencia entre la naturaleza y el hombre. De hecho, el hombre primitivo no diferencia su mundo tribal de la naturaleza. No me detendr en la diferencia entre el hombre moderno y el primitivo, ya que es tan grande que nos obstaculiza la comprensin6. Sin embargo, es necesario saber que el hombre primitivo concibe su vida sin pensar en el individualismo: slo piensa en l como miembro de la tribu, al punto de ser subyugado por la tradicin y las costumbres que rigen su vida. A diferencia del hombre moderno, el primitivo considera que el pensamiento de ayer es ms valioso por estar ms cercano a la fuente del saber; es decir, que la procedencia tiene un carcter eterno e inmutable por su propia naturaleza divina y pertenencia directa con las divinidades. Todo lo que el hombre primitivo perciba ser real, un sueo, una vivencia en estado de trance, un hecho en la imaginacin o en estado de vigilia. Nada se separa de nada, lo material no prevalece por sobre lo inmaterial, porque es un todo que lo afecta del mismo modo en la vida. Existen dos conceptos claves para comprender mejor este punto. Por un lado, explica Natalia Arstegui7: toda la realidad se le aparece como plena de vida y posee individualidad no solo el hombre sino tambin el animal, la planta, el mineral, o los fenmenos naturales. Por otro lado, nos comenta que este cosmos subjetivizado carece de un espacio y un tiempo homogneo y contiguo, y agrega que la experiencia sensible del espacio y el tiempo nos lo revela como heterogneo y discontinuo.

6 7

Arstegui, Natalia B., (2005), Los Orishas en Cuba, pg. 15, Ediciones Mercie, Rep. de Panam. Arstegui, Natalia B., (2005), Los Orishas en Cuba, pg. 16, Ediciones Mercie, Rep. de Panam.

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Cmo imaginar que esta concepcin de la vida sera aceptada por los colonizadores? El imaginario y el modo de creencia del hombre africano no tenan en absoluto que ver con las pretensiones europeas, a pesar de que, dentro del imaginario catlico, los santos tienen casi la misma idea de concepcin, desde sus historias de martirio divinizadas como sus elementos de culto. A pesar de esta contrariedad, y bajo el sistema de manejo que se encontraba, el africano, supo gestionar y hacer efectiva la conservacin de su pensamiento y tradicin bajo el sistema de creencias, como la cosmologa y su visin del mundo y la religin, gran reguladora de todo el sistema social y cultural8. Los tambores, las danzas, la poesa, era lo que creaba las atmsferas necesarias para recibir a los espritus invocados, los cuales -mediante su adherente- se manifestaban en publico; la religin africana no puede divorciarse de esta idea. Uno de los aspectos color en la cosmogona africana es la aceptacin e incorporacin de otras creencia y universos de otras culturas, sin alterar el de la propia comunidad, as es como se incorporaron al panten diferentes dioses, en referencia a al Islam y, luego, el cristianismo.

Fig. 25: frica en el nuevo mundo. Procesin para las aguas de Oxala, Baha, Brasil. Fig. 26: Me Stella de Oxossi, iyalorisa del Il Ax Opo Afonj, uno de los terreiros ms importantes y ms tradicionales de Baha, Brasil. Fig. 27: Bahiana sosteniendo el Ibiri, smbolo del orisa Nana. Como smbolo, representa al primer ser viviente en la Tierra.

8

Mallorca, Gladys M., (1993), Mas all de la frontera. El misterio religioso africano, pg. 21, Ed. Clepsidra, Bs. As., Argentina.

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O r a l i d a d

y

t r a d i c i n

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o La oralidad en frica o La palabra o La tradicin oral en lo espiritual

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La oralidad en fricaEn frica, cuando un anciano muere, una biblioteca arde. Toda una biblioteca desaparece, sin necesidad de que las llamas acaben con el papel9.

Esta frase resume el pensamiento africano sobre la oralidad, identificada en su tradicin, en sus portadores, en su modalidad literaria oral de narracin como entretenimiento y adoctrinamiento, y en la narracin a travs de la msica. La complejidad de esta tradicin no se manifiesta slo en la posibilidad de recordar y trasladar a otro una simple historia, sino que en toda accin y acontecimiento, efecto o consecuencia, la palabra cobra una relevancia sin igual. El anclaje de todos los aspectos de la cultura se debe a la palabra. Me atrevera incluso a decir que quiz la oralidad sea el nico modo de encarar a una cultura. Si bien los africanos trados a America, particularmente los mas jvenes, supieron adaptar su lengua a la de sus patrones, gran parte de su tradicin se fue diluyendo frente a la imposicin. A pesar de no conseguir liberarse de esa lengua, supieron influenciarla en el tiempo. Al afirmar que los africanos conservaron en Amrica la esencia de sus lenguas, nos referimos sobre todo a la presencia de su sentido de la palabra, que por otra parte se acercaba mas al que las culturas indgenas le otorgaban10. Queda claro que la palabra fue algo as como el soporte cultural de primera prioridad para las generaciones venideras, como el patrimonio tradicional que une al pasado con el presente, aportando un vnculo infinito entre el ancestro y el presente. A pesar de que Occidente no puede considerar cultura a una sin documentacin, el sistema tradicional africano es un verdadero documento vivo en el cual el recin nacido hereda su nombre e identidad, formacin cultural y cosmogona a travs de la palabra. En la herencia aparecen varios aspectos interesantes que se renen en un mismo grupo de ideas concretas. Por ejemplo, la herencia de los cargos correspondientes al linaje en todas su variantes, la herencia de las metodologas en las actividades agrcolas y las religiosas, y su idea de mundo que rodea a los hombres, mujeres y nios alentados por los ancianos y avalados por la creencia en sus ancestros. La herencia es como un sistema de postas que traslada desde el pasado esas creencias que reflejan la vivencia de una tradicin. Idea fundamental sobre la tradicin oral El citar la fuente es indispensable en la tradicin oral y constituye una prueba del cuidado y de la veracidad del relato11. El modo en que la transmisin se genera es uno de los puntos esenciales pero existe previamente un concepto ms importante an. El autor de Palabra y realidad lo identifica en su libro: La tradicin negra africana identifica la lengua y el pensamiento. La lengua es el soporte del pensamiento y el habla, la oralidad, es la actitud dominante9

Amadou Hampt B (c. 1900-1991; diplomtico de Mali, literario y autor de ficcin y libros de no ficcin en francs, los cuales son respetados como fuente de informacin y perspicacia (e ideas) sobre la historia de frica occidental, la religin, la literatura , la cultura y la vida.

Picotti C. Dina V., (1998), La presencia africana en nuestra identidad, pg. 107, Serie antropolgica, Ediciones del Sol, Bs. As., Argentina.11

10

Ibez, Mario C., (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg.71,Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina.

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y esencial frente a toda realidad12. La oralidad trasciende el pensamiento y se presenta como el indicador de una sociedad que descree de la documentacin de su historia. En la sociedad oral, la prioridad es el discurso clave, la totalidad y su actitud de trasladarse entre generaciones como una tradicin oral. Los sabios, maestros y ancianos deben solicitar ayuda a los ancestros para trabajar con la palabra, ya que de eso depende el buen uso y el criterio para no deformar un relato, ni ejercer una interpretacin personal. Si el narrador desea hacer un aporte, debera aclarar al auditorio que el fragmento es invencin suya y que puede no ser cierto. Los africanos siempre tuvieron conciencia histrica de tradicin expresada en su tradicin oral, convirtiendo en un lazo inseparable el pasado, el presente y el futuro, visto como una continuidad. Esto da paso a pensar en el orden que establece, desde la unin de los seres y los dioses, y trae a los nuevos gobernantes las historias antiguas y prepara a los futuros un presente que los represente. La moral en la sucesin de cargos era transmitida de esta manera: quien fuese consciente de lo que deba hacer para que se repitiera estaba contribuyendo a la formacin de futuros legisladores. La no escritura o documentacin de la historia por el medio escrito fue una dificultad para los historiadores europeos, que consideran que la historia comienza con la escritura. Aqu, la propia tradicin refleja un conjunto de adquisiciones culturales que se fueron acumulando por las generaciones en los planos espirituales y terrenales de la vida prctica, y que deben ser respetados tal como fueron aprendidos. Es cierto que frica sintetiza la sabidura obtenida como sociedad oral y que bajo el concepto de esa tradicin, se genera un avance permanente. Por esta dinmica, al no ser sociedades cerradas a otras culturas, su tradicin no recibe la cualidad de esttica.

La palabraLa palabra, para el africano negro, no es solo un instrumento de comunicacin; es la expresin por excelencia, confiere la plenitud y desenvuelve todas las potencias vitales, encierra y posee en s la fuerza creadora y, por sobre todo, es reveladora13.

La importancia de la palabra

Para el africano la palabra tiene un carcter hermtico y est colmada de valores simblicos. Sin embargo, la mayor parte de las veces se sustenta de imgenes reales, no se basa en abstracciones. Al tener una interpretacin de la realidad inscripta en una concepcin religiosa vivificada en los mitos y fortalecida en la palabra, el africano negro (y as toda sociedad oral) encuentra en la palabra la totalidad de su testimonio y, por esa razn, debe utilizarla con prudencia. Entre el hombre y la palabra se genera la unidad de partes que viven y se representan a travs de acciones como la de preservar la transmisin de la sabidura, el modelo a seguir desde lo religioso y la comprensin del mundo y de la vida. En sociedades tan grandes y sublimes, el poder de la palabra se considera como la fuerza creadora, ya que desde la palabra de los antiguos es que se conoce el mito de laIbez, Mario C., (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg. 76, Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina.13 Ibez, Mario C., (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg. 61, Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina. 12

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creacin, como los interlocutores de la creacin del mundo y todas sus leyendas. La voz es el instrumento vivo que conserva toda la tradicin y debe tener coherencia en su ritmo y su resonancia. El modo en que la palabra se emite no es un signo menor para los africanos: segn Amadou Hampat Ba y la voz es la generadora del movimiento, el ritmo y la fuerza. La voz es tambin creadora de vida. Se describe una concepcin de palabra en un canto generado en la sociedad de iniciacin de Mali, Komo-Dibi: La palabra es todo. Corta, lastima, Modela, matiza Perturba, enloquece. Cura o mata, Exalta o deprime, segn su peso. Excita o calma el alma

As es que la palabra para el negro africano es la sntesis de todas sus actividades, y representa en su universo humanizado un sistema de relaciones similares a un tejido social; es la siembra porque produce los granos y los cereales, es la cocina porque genera el alimento, pero tambin es la semilla que hace la siembra y que lo comunica con la tierra que le dar el alimento, y es fecundada por el riego que este mismo proporciona. La palabra debe manejarse bajo los mismos trminos que los dems actos compartidos dentro de una comunidad: debe ir y venir, debe llenar y vaciarse en el otro y recibir a cambio el mismo fluido de sabidura para que la tradicin sea un acto de comunicacin y de comunin entre los seres.

La tradicin oral en lo espiritualPara el negro africano el mito es a la vez la fuente del saber profundo, es la verdad misma y la memoria en la unin con los antepasados () Al ser el ncleo mismo de la memoria colectiva, es la fuente y el soporte de la tradicin oral14. Si bien la empresa colonizadora, catlica e islmica, puso en prctica todo tipo de artimaas y artilugios dogmticos para que el negro africano se constituyera en las filas de una religin de tradicin diferente, la tradicin oral se vio afectada en lo superficial. Guiada nicamente por el deseo de imponerse sobre el distinto, la educacin de estos principios religiosos fue mal dada. En el comn de los casos, los africanos supieron seguir arraigados a su tradicin justificados por su interpretacin de la realidad; sta est inscripta en una religin vivificada en los mitos y consolidada por los ritos, que encuentra en la palabra al vehculo primordial que los unifica y rene en un todo. La palabra es la que vive en el

14 Ibez, Mario C., (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg. 35,Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina.

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pensamiento y las acciones, as como tambin a travs del rito, que evoca a los mitos vivenciados nuevamente por la comunidad. Es a travs de la naturaleza que el hombre africano alcanza a comprender el mundo y todas sus consecuencias; en ella ve los designios de su vida, a la que entrega todos sus pensamientos y creencias. En su tierra, en la flora y la fauna, en el ocano que lo rodea y en el viento que lo acoge y traslada en el tiempo no ve ms que vida. En el plano espiritual, se puede observar cierta susceptibilidad con la palabra y el portador. La religin africana es considerada esotrica dado que el integrante de la comunidad est sujeto a diferentes grados de iniciacin antes de pertenecer a ella. Esto impide el ingreso indiscriminado de cualquier integrante a un espacio por el cual se accede a la sabidura total. Si bien la palabra es un bien comn, no cualquiera puede acceder a este plano. Esto se puede leer como una clara restriccin en un aspecto de la transmisin oral. La religiosidad en frica encuentra en el individuo una estrecha comunin con lo invisible y sagrado. As, se manifiesta una correspondencia entre el mundo cotidiano y visible del hombre y el mundo invisible, regido por un ser supremo y creador. El Creador manifiesta sus poderes a travs de la naturaleza por medio de diferentes actos que hacen a la creencia, la fe y el dogma en el hombre. Sin embargo, considero que en esa relacin intrnseca entre la naturaleza y el hombre africano, es ste quien participa de los actos de la naturaleza y no al revs. Para el comn occidental, esto es sobrenatural, pero quin se animara a decirle a un integrante de la comunidad Yorb que Legba es un montculo de arcilla? Queda claro que la sobrenaturalidad est en la idea de la no comprensin desde una mentalidad racional pero en frica, los seres que construyeron los mitos y las leyendas convivieron activamente sin dejar dudas de su realidad. En esta sobrenaturalidad, se teje un sistema de comunicacin entre los vivos y los muertos, entre la naturaleza y el hombre, donde no existen intermediarios. Se da una conformidad tcita aceptada entre el pasado y el presente que se puede comprender mejor si pensamos en la composicin de un poema para los ancestros, una danza aprendida para un ritual o en la ofrenda armada e instrumentada para satisfacer un acto litrgico. Todo esto corresponde a la misma red de comunicacin, aunque son evidentes los distintos niveles que se presentan. Propongo unos ejemplos que acorten la distancia en la relacin del mundo visible y el mundo invisible dentro del imaginario negro africano. Si tomamos dos hechos que corresponden al sistema de comunicacin entre los africanos y sus ancestros, quizs, nos den un indicio de la cuestin. Un primer ejemplo sera el caso de la comunicacin entre los seres vivos con los difuntos a travs de una ofrenda, buscando el beneficio del saber y una futura proteccin ante enfermedades o cualquier infortunio que les depare el destino. El otro caso de comunicacin es de la palabra, como la mayor virtud en esta relacin: su transmisin, a travs del tiempo, genera una presencia constante de los antepasados frente a la comunidad. Si bien el ancestro para una familia es de suma importancia, no todos los difuntos cuadran bajo este ttulo. El ancestro debe cumplir con una sabidura acumulada en el tiempo de vida, conocimientos acerca del hombre como individuo y dentro del grupo social, y debe destacarse en el conocimiento sobre moral de la comunidad. Esto ltimo determina la exclusin de la categora de ancestro a los nios, los enfermos mentales y delincuentes. La relacin entre lo visible y lo invisible existe tanto en el ejemplo de la ofrenda como en el de la oralidad. Sin embargo, considero que el acceso a la ofrenda requiere de un conocimiento mayor para quien lo hace, mientras que en la oralidad el conocimiento se construye constantemente desde el significado previamente pensado y la funcin dialctica del discurso.31

En la palabra, el africano encuentra el mayor de los sustentos para su vida y la aplica a todo el resto de los tpicos que se refieren a la conformacin de una tradicin. La relacin que el africano negro tiene con ese universo de lo invisible no es una simple abstraccin porque lo vive en su cotidiano y posiblemente lo ve como una extensin de sus responsabilidades grupales e individuales. Es un espacio-tiempo mtico en el cual se vive una comunicacin constante, sin intermediarios. No obstante, sin la necesidad estricta del rito, la comunicacin fluye en todo momento y en toda actividad que demande su cotidiano. Es evidente, entonces, que todo esto no funcionara sin la tradicin como uno de los ejes ms importantes de toda la cultura negro-africana, en el que se denota la plataforma de todo su pensamiento y estructura social, y que instrumenta y articula todo su funcionamiento. En ella se apoyan las bases del conocimiento: ste se hereda bajo un precepto no escrito ni diagramado etimolgicamente, sino bajo la idea de cumplir en el tiempo con un mandato que representa a una comunidad bajo una idea tradicional del hecho.

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Mtodos d e l a t r a d i c i n o r a l

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o Mtodos tradicionales de la oralidad o La oralidad y la escritura

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Mtodos tradicionales de la oralidadTodo pensamiento al ser pronunciado se hace realidad, y lo que no se puede concebir no existe. La palabra activa el curso de las cosas, las transforma, y se trasforma el hombre al pronunciarla; por eso, toda palabra es de accin comprometida; ninguna es inofensiva15.

Queda claro que la tradicin oral en frica comprende todo un sistema de comunicacin entre pasado, presente y futuro, que se hace evidente para el cotidiano de la comunidad mediante la ofrenda, los cantos, la oracin, el mito, el sacrificio, los ritos y la danza. Sin embargo, la idea de tradicin tambin depende de los mtodos que desde siempre viven en la comunidad y se aplican en una familia a diario. No se debe olvidar que lo comunitario prevalece sobre el individualismo. La funcin de transmisor no se establece mediante un consenso, sino que la propia tradicin exige un linaje que fundamenta ese poder de transmitir la palabra en la comunidad. En el linaje, se encuentran las variantes en las propias funciones, ya que no todos cumplen la funcin, ni se dedican ntegramente a realizar todas las labores como documentos vivientes. Por otra parte, el linaje enmarca la ancestralidad y sustenta, al mismo tiempo, a la tradicin como un orden social dentro de la comunidad y su organizacin. Esas generaciones antiguas tambin deban tener en su haber una acumulacin de sabidura para ser entregadas a las generaciones venideras como el conocimiento que identifica la tradicin alcanzada por una sociedad oral; de igual modo, los ancianos seran los nicos responsables de llevar a cabo las acciones de culto y conducir las actividades religiosas. Si bien la manera de hacer, preservar y transmitir la historia est en funcin del nivel tecnolgico de cada pueblo, existe un concepto que unifica todos los mtodos: es la conciencia de la responsabilidad que el narrador o sacerdote debe tener en el uso de la palabra. El rol de comunicador depende de la integridad de ese personaje dentro de su comunidad, donde se pone en juego su prestigio y el de su linaje, y trasciende un vnculo ntimo y familiar para proyectarse a lo comunitario de la aldea. Existen algunas divisiones dentro de la tradicin oral: por un lado, la literatura sagrada y religiosa; por el otro, la que abarca los poemas, las adivinanzas, las canciones, los refranes, las epopeyas, etc. Si bien en todos los casos priman los datos que exige la memoria, existe una diferencia entre ellas y su modo de utilizar la gramtica, los verbos y una estructura especfica, donde las palabras aplicadas permiten reconstruir arquetipos y argumentos histricos dentro de la narracin. En el caso de una epopeya16, quizs una de las narraciones ms complejas por tratarse de hechos histricos de reyes y hroes representativos de una comunidad, se impone una determinada estructura (rima, modelos tonales, medidas silbicas). Asimismo, el artista tiene libertad de eleccin de sus palabras o la forma; de todas maneras, el entorno le pedir fidelidad a las fuentes; es decir, debe nombrar uno por uno a sus antecesores.15

Picotti C. Dina V., (1998), La presencia africana en nuestra identidad, pg. 107, Serie antropolgica Ediciones del Sol, Bs. As., Argentina16 La ms importante de las epopeyas africanas, la cual encierra todas las historias de frica, es la de Soundiata Keita, quien fue emperador de Mal. Naci en el ao 1190 en Niani, situado en Manden, actual Guinea, y muri en el ao 1255. Sundjata reuni a todos los reinos para constituir el Imperio de Mal. Despus, se proclam "mansa", que significa "Rey de reyes". Los mandingas hacen hoy en da rituales en la memoria de Sundiata, quien segn la leyenda est reencarnado en hipoptamo.

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As es que la oralidad tambin debe tomarse muy en serio y no menos que un documento escrito, ya que la credibilidad en la memoria de estos hombres contiene la misma veracidad que un texto histrico. Literatura oral la palabra tiene en s un aditamento esttico que deriva de una intencin y se expresa en una organizacin formal particular. As, cuando la tradicin oral alcanza esta organizacin esttica de la palabra constituye la literatura oral17.

Aunque suene contradictorio, se denomina literatura oral a todo aquel contenido verbal que se encuentre por fuera de la comunicacin cotidiana, por su riqueza potica y complejidad a la hora de transmitirse con precisin mediante la oralidad. Sin embargo no hay que tomar a la escritura como el progreso o la evolucin de la verbalidad, sino como una forma y concepcin diferente en la produccin de la comunicacin para las culturas. La vitalidad en la literatura oral depende de los narradores que busquen relatar cuentos, poesas y cuentos fantsticos mediante la conservacin de un esquema de relato como un ordenamiento de datos articulados en la imaginacin de quien lo transmite, aunque jams pierde la conciencia de una palabra en el proceso de educacin. No slo est la literatura asociada al cotidiano, sino tambin la literatura secreta que transita los espacios sagrados dentro de los mitos y, por ende, en los mitos mismos. Los cantos sagrados son tambin formas de literatura oral, practicados en bautismos, iniciaciones adolescentes, bodas y funerales. De igual modo, son parte de la literatura, las adivinanzas que los adultos y hermanos mayores ensean a los nios con un sentido ldico bajo el rbol de las palabras, donde se lucen las enseanzas destinadas a aprender a cocinar y cosechar y que se matizan con proverbios y algunas fbulas. En el imaginario de algunas aldeas, las narraciones de cuentos y relatos deben ser por la noche y no de da, y aquel que desobedezca esta regla sufrir algunas desgracias. En todos los casos, aparece la figura del narrador como el encargado de transmitir oralmente las vivencias o las enseanzas del algn hroe o la tragedia de algn rey.

Ibez, Mario C., (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg.131 Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina.

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El narrador Desaparecies parte de la historia es algo, un elemento que esta ahese es un narrador oral, el que desaparece18. En su funcin, el narrador alimenta diariamente la cultura de la aldea. Cuando el sol cae, la comunidad se prepara para escuchar atentamente a ese miembro de la comunidad que se sienta a su misma altura, pero que es el que tiene la palabra, ese elemento de valor infinito en el imaginario de los africanos. Los narradores toman las historias que les fueron consignadas como el tesoro de su cultura y las relatan con mucho cuidado ante la curiosidad de los ms jvenes y con gran respeto frente a los mayores. Segn el contexto, el narrador se ubica en lugares distintos para llevar a cabo su labor frente a una iniciacin, al cazador que regresa, en un canto para lograr una buena siembra, en un poema de amor para una de las aldeanas o en la mejor, y ms difcil, de las narraciones: la epopeya. Una caracterstica del narrador es que sabe cmo llevar a su comunidad a travs de su palabra y se vale del silencio como la herramienta ordenadora del espacio. Cuando hay silencio, la gente se calla, cuenta Pedro Parcet, y aclara cuando vos atropells la palabra, la gente no te entendi, se perdi la mitad de las palabras. En su historia, el narrador utiliza la primera persona y hace que la accin domine y articule el resto de las palabras. En el verbo, est una de las claves para no equivocar el concepto ni dirigir el fin hacia otro lado. As, la historia revive, y el narrador trae las palabras de su memoria. Esa primera persona lo ubica como el protagonista, como la planta que lo rodea, el ave que sobrevuela al protagonista, y como todos aquellos elementos que surjan de la naturaleza misma del relato. Esto determina que la historia cambie de protagonista constantemente, al punto que el narrador por momentos no es muy consciente de su sitio: l slo mece con sus palabras una enseanza dentro de alguna fbula en la que el tiempo y el silencio se aduean de la situacin.

Fragmento de una entrevista realizada a Pedro Parcet, un argentino que se especializa en la narracin oral y, desde hace varios aos, a contar leyendas y cuentos de los pueblos del mundo, desde el norte hasta el sur, cuentos magrebes, bereberes, rabes e islmicos hasta pasar por todas las etnias del frica negra; mandinga, peule, bant, yorb, etc. Estos cuentos abarcan todas las edades y todos los temas de la vida, incluso las grandes epopeyas. Reconoce como maestro en el arte de contar cuentos a Juan Marcial Moreno. Sus maestros africanos y referentes directos son: en cultura y tradicin oral islmica, su imn egipcio, Zanati Abdullah Zanati; en msica, cultura y tradicin oral, su maestro de Senegal, Abdoulaye Bediane; en cuentos e interculturalidad, el maestro de Camern, Boniface Ofogo; en percusin y cantos del frica Occidental, el maestro de Mali, Bouba Keita; en cuentos y epopeyas africanas, el griot de Senegal, Keeba Sissoko; en tradicin y cultura Diola, el maestro de Senegal, Aliou Diame.

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Fig. 28: Narrador/Griot frente a su auditorio.

Los mtodos, en general, no slo dependen de la memoria sino de la constante repeticin de las historias para que el encargado de transmitirlas jams las olvide. Por un lado, est el individuo que narra de manera cotidiana y dentro del vnculo familiar y, por otro lado, se encuentra la casta Gritica de narradores. La diferencia radica en que el narrador popular lo hace por mera necesidad, mientras que el griot cumple un destino heredado. Segn Pedro Parcet, el narrador recuerda firmemente su historia antes de contarla y arma un mapa mental, donde la tranquilidad es absoluta, para que el narrador active toda su energa en la estructuracin y reconstruccin de una escena. Asimismo, el oyente jams acudir a un evento de narracin idntica, ya que no es el objetivo del narrador constituirse en la monotona, dado que la memoria no se basa en las palabras, sino en el esquema de la fabula en s. Los seres humanos no transitamos todos los das de la misma manera, ni bajo el mismo estado anmico, y, consecuentemente, la repercusin de la historia ser distinta cada vez. Un narrador estar pendiente de lo que sucede en su relato y en la devolucin de la gente, pero la clave, ante todo, es la serenidad. El narrador no tiene que mostrar nada, no se trata de una funcin de teatro donde tiene que mostrar su persona. Debe contar una historia en la que el oyente tambin participe de la construccin fundada en la necesidad de recibir la comunicacin que otro miembro tiene para compartir. Una de las instituciones del terreno de la oralidad, y que en la actualidad sigue existiendo, es el rbol de la palabra, un baobab19, elegido como templo en cada una de las aldeas, donde los narradores conjugan enseanza, historia, cultura y tradicin oral. Las fbulas que se relatan normalmente frente a un nio tienen una enseanza en el trasfondo de la historia y que aparece como la relacin entre una tortuga, una liebre o entre un len y un ratn y aportan, de este modo, una comprensin ms sencilla e inmediata. En cambio, los poemas de amor o los proverbios tienen una19

El baobab africano es un rbol de tronco macizo, con forma de botella o irregular, lleno de nudos.

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elaboracin ms compleja, destinados a los jvenes en su paso a la adultez. Presentamos aqu algunos proverbios:20 proverbio Bambara La enfermedad llega cabalgando un corcel y se aleja montada sobre una tortuga. proverbio Mbed Aunque vayas a cazar elefantes recoge el caracol que encuentres en el camino. proverbio del Congo El nio no escucha los consejos de la madre hasta que rompe su jarro de agua. proverbio Bambara Lo que el viejo ve por estar sentado, no lo percibe el joven que esta de pie. Cualquiera sea la lnea del narrador, siempre existe la belleza de un momento para compartir, jugar, ensear, aprender y extender, dentro de una comunidad, todo un tejido cultural a travs de la palabra. La palabra se convierte en el juego habitual dentro del imaginario africano, donde el relato pasa a ser una experiencia ldica que promete algn legado para un nio que adolece de experiencia y se excede en curiosidad.

Fig. 29: El narrador Pedro Parcet y el Griot Keeba. Fig. 30: rbol baobab.

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Compilacin extrada del sitio web http://www.cuentosafricanos.com perteneciente a Pedro Parcet.

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Los griots He dicho lo que se puede decir y he callado lo que no se puede decir21. Una definicin propia de los griots dice: nosotros somos los cofres de las palabras, los recipientes que guardan los secretos muchas veces seculares (). El arte de hablar no tiene secretos para nosotros, sin nosotros los nombres de los reyes caeran en el olvido, nosotros somos la memoria de los hombres; a travs de la palabra nosotros damos vida a los hechos y gesta de los reyes ante las generaciones jvenes22. Seguramente resulte hasta soberbia la posicin de los griots pero la importancia de su funcin es cierta dentro de la cultura africana en general: ellos son los que ensean a los reyes las historias de sus antepasados. El griot es un especialista y un artesano de la palabra, palabra heredada de su padre, dada por el padre de su padre, que no concibe la mentira. Ellos se forman en clanes familiares denominados castas, que se dedican especialmente a la msica y los cantos, aunque, como anteriormente he aclarado, todo dependa del nivel tecnolgico de cada aldea. Dentro de su arte, expresan poemas, canciones, fbulas histricas y fantsticas, y principalmente epopeyas. Los griots son educados desde nios por su padre y abuelo y, luego de la circuncisin, son elevados a la comprensin y enseanza en el arte de la narracin. Entre sus funciones, se encuentra la de observar atentamente el desarrollo ntegro de la comunidad, para luego tener claridad a la hora de contar lo sucedido. El griot es un gran panptico que capta y divulga, sin ningn pudor, los hechos de las sociedades africanas, tiene la libertad absoluta y nada puede reclamrsele, pues su funcin le asigna impunidad absoluta. Otro elemento fundamental dentro de la narracin, como hecho propio de la trasmisin, es la intervencin de la msica en instrumentos como la nkoni, la kora y el xilofn que acompaan y transforman en meloda una narracin cantada o declamado en forma potica. Sin embargo, y bajo un concepto de salmodia23, las narraciones son en parte cantadas y en parte habladas. De esta forma, los artistas varan constantemente el ritmo de su palabras y crean una serie de contratiempos, extensiones de slabas y un sistema de yuxtaposicin de acentos fonticos provocados por una respiracin sostenida y variada. Si bien la narracin depende de un argumento, el griot tiene la libertad suficiente para reducir pasajes, agregar proverbios populares y todo lo que en ese acto vivencial se le ocurra aportar. De hecho, es costumbre del narrador aumentar y exagerar los hechos cuando en el auditorio se encuentra algn pariente o familiar de los personajes de la historia. Considero, entonces, que el valor del narrador para la cultura africana se inscribe en un tipo de arte que produce simultneamente enseanza, juego, meditacin, silencio, tradicin, aprendizaje y un especial cuidado en el proceso de relacin entre los seres de una comunidad. La belleza en el arte de la narracin oral es un sello esttico que contiene una potica casi mgica, y se descubre frente a los ojos de aquellos deseosos de recibir la calidez de una voz humana.

Dicho griot en boca de Pedro Parcet. Ibez, Mario C. , (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg.117, Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina. 23 Se refiere a parte de la liturgia de las horas de rezo o canto de varios salmos.22

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Fig. 31: Griot con la Kora. Fig. 32: Griot con el xilofn. Fig. 33: Ngoni o nkon es el lad o tipo de guitarra pequea.

La oralidad y la escrituraLos pueblos de raza negra, sin desarrollar la escritura, han desarrollado el arte de la palabra de una manera muy especial. A pesar de no estar escrita, su literatura no es menos bella. Cuntos poemas, cuntas epopeyas, cuentos histricos y heroicos, fbulas didcticas, mitos y leyendas de verbo admirable se han transmitido as a travs de los siglos, fielmente llevados por la memoria prodigiosa de los hombres de la oralidad, apasionadamente enamorados de un bonito lenguaje y de la poesa24.

No est en m el polemizar sobre un tema tan complejo como la oralidad y su traspaso a la escritura en la cultura africana, proceso que no demor en efectuarse, primero por el islamismo en el siglo X y la introduccin del alfabeto rabe en los crculos cultos y, ms tarde, por el cristianismo en su abrupta colonizacin del siglo XIX. El cristianismo implement un sinfn de conceptos y provoc una herida irreparable en la historia de frica: una lucha pseudointelectual en la que el noble colonizador europeo diferenciaba lo crudo de lo cocido, la civilizacin de la barbarie, por creer que la oralidad no conllevaba una historia o fundamento que avalara su origen cultural. Para el africano, la veracidad no se encuentra sustentada en un documento escrito que verifique su historia, sino en aquel documento viviente que supo trasladar, a travs del tiempo, el valor de una tradicin oral. De la misma forma, la tradicin escrita tambin supo sealar, de manera errnea, una cierta subjetividad por parte del narrador oral por embellecer una palabra. Quin podra afirmar que un documento escrito no contiene en sus lneas la subjetividad de su autor? Podramos decir que el hecho diferencial en la dinmica narrador-oyente, es que frente al narrador oral existe un ser presente que oficia de auditorio y su participacin no slo es intelectual, sino24

Amadou Hampt B (c. 1900-1991; diplomtico de Mali, literario y autor de ficcin y libros de no ficcin en francs, los cuales son respetados como fuente de informacin y perspicacia (e ideas) sobre la historia de frica occidental, la religin, la literatura , la cultura y la vida.

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afectiva, mientras que en la dinmica narrador-lector, se da en la ausencia; el receptor es un ser desconocido, un destinatario abstracto. Frente a la problemtica de la subjetividad del narrador, no slo est el valor de la palabra en juego. La crtica recaera en la gestualidad del relato, el xtasis que gua el comportamiento del quien oye, la pausa y el silencio que sublima la palabra, su musicalidad que, junto a la danza, conforman la totalidad de un cuerpo que dialoga frente al oyente, que comprende mas all del enunciado de un vocablo. Seguramente ambos recursos para la comunicacin de la palabra fueron un gran aporte para la cultura, con el pro y el contra, pero la escritura ha desplazado un elemento que es de gran importancia por ser el inicio de la comunicacin. Tal vez, por su valor innegable y desborde material en formas de libros y documentos, la escritura se volvi excluyente. Mientras la tecnologa avanza y las historias son encerradas y fraccionadas en hojas, para el imaginario africano la leyendas, cuentos e historias seguirn siendo narradas por un ser de voz clida, responsable y de gran serenidad.

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El juego dentro de la cultura

Negro africana

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o El juego en el contexto cultural o Juegos tradicionales

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El juego en el contexto culturalAdorna la vida, la completa y es, en ese sentido, imprescindible para la persona, como funcin biolgica, y para la comunidad, por el sentido que encierra por su significacin, por su valor expresivo y por las conexiones espirituales y sociales que crea; en una palabra, como funcin cultural25. El juego est determinado por una accin libre, que aporta la espontaneidad de quien ejerza esa accin. Esa libertad fundamenta a las otras, como la libertad de expresar, sentir, desarrollar, descubrir, imaginar, y todo aquello que estimule la enseanza. Como actividad libre podemos pensar que el juego alienta el desarrollo corporal y selectivo de la intuicin. El juego no tiene la facultad de parecerse a un trabajo, ya que no es una actividad que se realiza por necesidad fisiolgica, no es una actividad que pertenece a la tarea cotidiana del hombre para subsistir. El juego no es un deber moral que surja de una imposicin social. De hecho, el juego no es excluyente. En todo aspecto de la vida existe, el juego como hecho fundamental, ya se trate de animales, nios o adultos. En cada caso, se pueden entender aspectos de su vida en hechos tan simples como, en el caso de los animales, juegos de fuerza y habilidad, que son repetidos por el propio hombre. Las habilidades fsicas se complementan con las mentales, como en clculos, retenciones de la memoria en juegos familiares y el azar mismo. Sea para exhibirse y competir, ambos gneros de la naturaleza utilizan los mtodos ldicos para representarse.Fig. 34: En el canto, y su funcin dentro de la comunidad, se propone el juego de la repeticin entre el narrador y el auditorio. Esa repeticin educa la memoria de los nios, quienes reciben la nueva enseanza por intermedio de las historias.

Fig. 35: En la caza, se inicia la competencia de valores, donde se juzga la destreza y estrategia. El resultado ser importante para determinar un ganador.

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Huizinga, Johan, (Primera edicin en 1972, ltima en 2000), Homo Ludens, pg.22, Ed. Alianza, Madrid, Espaa.

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El juego no se concentra slo en el aspecto de la diversin y dispersin. Antecede, de alguna manera, a la cultura, ya que lo que comenz siendo un juego, luego se convertira en cultura. Es as que el juego se ubica en lo cotidiano y responde a una necesidad en la vida. Aunque podemos pensar que una ocupacin como la caza no denota un aspecto ldico, por expresar su interpretacin de la vida en su desarrollo, adopta fcilmente la forma ldica en culturas antiguas. El juego es un aspecto natural de la vida, tanto en la superficie de la tierra como en el aire, a pesar de que este aspecto tambin se puede estar lejos del hombre. As, los faisanes silvestres, tienen sus danzas, sus concursos de vuelos; otras especies adornan sus nidos y trabajan exhaustivamente sus cantos, explayando melodas nicas. Johan Huizinga advierte la competicin y la exhibicin no surgen, pues, de la cultura como sus diversiones, sino que, ms bien, las preceden () el juego en comn tiene entre sus rasgos ms esenciales el de ofrecer un carcter antittico26 27. Asimismo, este aspecto antittico, donde dos o ms bandos se proponen llevar a cabo una competencia, no se extiende en todos los casos de juegos en las comunidades. En un canto alternado entre un narrador oral y su auditoria, no aparece lo agonal o la disputa fsica; sin embargo, entre estas dos voces puede existir un elemento de rivalidad.

Aspectos del juego en la cultura

Podemos percibir que el juego tambin se encuentra en sitios y aspectos de la cultura en los cuales, podra creerse, no se tomaran as. Dentro de una comunidad el mito, el rito, el canto, la danza, y todo lo que se procure como el folclore de una sociedad tribal, corresponde al terreno de las actividades ldicas. Lo ldico plantea cierta tensin en cualquiera que participe de alguna situacin de azar donde existe incertidumbre respecto de los resultados. Sin embargo, el azar no representa algo fundamental para las culturas en las que una de las preocupaciones est basada generalmente en los resultados de la sabidura y el conocimiento. El azar se presenta como un resultado estril, no representa ni aporta riqueza a la vida. Esto se debe a que ni la habilidad, ni la destreza, ni las exigencias mentales e intelectuales puedan tratarse bajo este aspecto del juego. La dificultad en lo ldico representa, dira, el alma de un jugador, del mismo modo que sucede para espectador. Aqu, estaramos resaltando ms la importancia de jugar que la del juego mismo. Si se presentan los valores fsicos, intelectuales, morales o espirituales, el juego se estara elevando al plano de la cultura. Estonos lleva a creer que ese conjunto de aspectos hace a la intensificacin de la vida del individuo o del grupo. Asimismo, si bien todos ejercen algn inters personal en su accin, la recompensa forma parte de otro captulo del juego en estas comunidades. Es mucho ms importante la accin propia del juego que el resultado obtenido. El retiro de los cazadores hacia la bsqueda de su presa tiene como recompensa los halagos de su comunidad, bien se sabe que el logro se debe a su estrategia que as lo propici. La meta, entonces, est en la accin misma y no en relacin directa con lo que luego vendr, que slo ser importante para aquellos que decidan estar en la esfera de la competencia, o como espectadores de la misma, y aceptan sus reglas.Antittico: que denota o implica antitesis u oposicin. Huizinga, Johan, (primera edicin en 1972, ltima en 2000), Homo Ludens, pg. 69, Ed. Alianza, Madrid, Espaa.27 26

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Fig. 36: Un equipo de cazadores luego de su triunfo cargando la recompensa. Quizs, el orden en que estos llevan la presa identifica una jerarqua entre ellos.

Algunas funciones del juego El juego es una accin u ocupacin libre, que se desarrolla dentro de unos limites temporales y espaciales determinados, segn reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, accin que tiene su fin en si misma y va acompaada de un sentimiento de tensin y alegra y de la conciencia de ser de otro modo que en la vida corriente28. Es claro que en el juego prima en un estrato profundo del ser, donde la vitalidad ejercida en las personas supera cualquier contacto con la razn dado que el juego no se limita al mundo de los hombres, sino que tambin se da en el reino animal. Los seres encuentran gusto en el juego. As, aparece la libertad; el hombre no tiene ninguna obligacin. Un participante puede abandonarlo cuando lo desee. Sin embargo, cuando se encuentra dentro de l puede sentir que se escapa de la vida y que penetra en lo ms profundo de sus instintos hasta llegar a perder la nocin de su entorno. Fuera de las funciones comunes del juego, se integran otras caractersticas que aluden a su prctica, como ser un complemento para la vida y, de hecho, formar parte de ella. Es un determinante de tiempo: en l se extiende un tiempo y un espacio diferentes a la hora de jugar y, como tal, crea un orden. Este orden determina que todo aquello que se desvare, lo termina anulando, y se pierde el carcter de juego. Si decido participar en un juego de mesa, como el parchs, no puedo avanzar sin lograr los objetivos, porque se estara desnaturalizando la regla de ese juego y creando mi propia competencia. Un punto relacionado con dicho orden es la tensin provocada por el azar, que dirige a la persona a resolver o esforzarse a fin de lograr que lo que se desea tenga un resultado positivo. En la comunin de estos dos conceptos surgen las reglas del juego.28 Huizinga, Johan, (primera edicin en 1972, ltima en 2000), Homo Ludens, pg. 45, Ed. Alianza, Madrid, Espaa.

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Las reglas no hacen ms que confrontar el orden con la dispersin o la espontaneidad. ste no es signo de limitacin ni de prohibicin, sino que es necesario para que las oportunidades sean iguales para todos aquellos que quieran aprender del juego. Dentro de las caractersticas de un juego, existen dos conceptos que resultan claros para cualquiera que desee entrar y participar: la competencia y el carcter redituable del triunfo. En primer lugar, la competencia nos identifica como oponentes de otro que desea alcanzar la gloria y que identifica a uno en un nivel ms alto de virtuosismo que el otro. Ese perfeccionamiento del competidor es natural en la medida que pretenda ser loado y honrado por sus oponentes por alcanzar la meta. Johan Huizinga dice: Para ser primero, hay que demostrar serlo. Para ello, la pugna es el escaln hacia una buena competencia entre oponentes. El paso siguiente en la cuestin de la competencia es saber por qu se compite, cul es el rdito del triunfo para un buen competidor. Queda claro que el mero hecho de ser superior a otro en un desafo de fuerza o destreza significa ya un rdito importante. Pero un competidor, en este contexto, se siente ms importante que un buen corredor o un buen cazador, porque ste gana prestigio, el reconocimiento de sus oponentes y la gracia de su propio equipo familiar. De este modo, el logro tambin se puede transmitir a un grupo de personas que pugnaron juntos al ganador. Lo importante sera entender la importancia del ganador en un juego: lograr un triunfo desde lo individual por superar a otro y por superarse a superndose a s mismo. Si bien no se juega por una retribucin, es real que se trabaja por ella.

Juegos tradicionalesDiversas inacciones sealan que la abstraccin del fenmeno juego, ha tenido lugar en algunas culturas de modo secundario, mientras que la funcin misma del jugar ha tenido carcter primario29.

Los tradicionales son juegos ms solemnes transmitidos de generacin en generacin, pero su origen se remonta a tiempos muy lejanos. No solamente han pasado de padres a hijos, sino que en su conservacin y divulgacin han tenido que ver mucho las instituciones y entidades que se han ocupado de que no hubiese prdidas con el paso del tiempo. Estn muy ligados a la historia, cultura y tradiciones de un pas, un territorio, una nacin. Sus reglamentos son similares, independientemente de donde se desarrollen. El material de los juegos es especfico de los mismos, y est muy ligado a la zona, a las costumbres e incluso a las clases de trabajo que se desarrollaban en el lugar. El Fafi es un juego de apuestas de las mujeres de Soweto, Sudfrica, que se basa en la traduccin de los sueos y una equivalencia en nmeros, de donde luego salen las apuestas. Cada sueo est asociado a un nmero determinado, por ejemplo, un sueo con ladrones (izigebengu/ amasela) indica el nmero 7. El juego requiere de un "corredor" (isikhwama) que se encarga de recoger la bolsa con las apuestas. Por ltimo, alguna persona ajena, desconocida de las apostantes dice un nmero, que ser el nmero ganador. El corredor indicar, entonces, simblicamente con sus manos el nmero ganador y entrega la bolsa a la afortunada.29

Huizinga, Johan, (primera edicin en 1972, ltima en 2000), Homo Ludens, pg.47, Ed. Alianza, Madrid, Espaa.

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El Len y el Impala30 es un juego que practicado por los zuls. En l, participan dos personajes: uno representando al len y otro al impala, mientras que el resto de los jugadores forman un crculo. El len tratar de cazar al impala mientras ambos se desplazan en zigzag entre el resto de los jugadores. En el caso que el len no atrape al impala en un tiempo aproximado de un minuto, queda eliminado, se incorpora al crculo de compaeros, y se elige un nuevo len. Si el len coge al impala, se escoge un nuevo impala. El Mamba hace referencia a un tipo de serpiente venenosa grande africana del frica austral. Mientras que una persona es escogida como mamba, el resto de los jugadores permanece dentro de un cuadrado dibujado en la tierra mientras intentan mantenerse alejados de la mamba. El juego comienza y la serpiente intentar atrapar a los jugadores. Si lo hace debe unirse a sta, agarrndole por los hombros o la cintura. Cada nuevo jugador tocado por la serpiente se aade al anterior jugador que result atrapado. El juego culmina cuando se ha atrapado a todos menos uno de los jugadores, que ser la nueva mamba, y el juego vuelve a comenzar.

Juegos en tableros Cuando se mueve una ficha en el juego mas difundido en frica, el mncala, aquello que en realidad se desplaza es una palabra, porque el juego tiene un texto que a la vez es ritmado con el sonido de las fichas que se guardan en la mano31. Los formatos de los juegos varan en su forma, esttica y precariedad. No todos los juegos nacieron o se formaron sobre un tablero o con herramientas reconocibles y de fcil manipulacin como en cualquiera de los juegos contemporneos de mesa. Los juegos de mesa o en tableros recorrieron todo el mundo con sus estructuras y sus pretensiones, sin embargo los jugadores siempre se apostaron frente a sus fichas, semillas o garbanzos a practicarlos. Dentro de frica existen un sin fin de juegos que fueron elaborados de manera annima. Se ha perdido el rastro de quienes fueron sus verdaderos creadores quizs porque la conciencia popular y la transmisin de los presentes juegos lograron una transformacin constante sin perjudicar la esencia de los mismos. El Mncala El Mncala es un juego conocido con diferentes nombres como Ayo, Awari, Bao, Giuthi, Lele, Omweso, Owari, Tei, Songo, Kalaha. Es el ajedrez de frica y es practicado desde hace milenios, en sus distintas variantes, por africanos y pases de Oriente Medio. Tambin la variante se juega en Costa de Marfil y en el Caribe, donde fue llevada por los esclavos negros. El objetivo del juego es tomar la mayor cantidad de piedras o garbanzos de nuestros oponentes, teniendo en cuenta que existen 48 piedras al empezar el juego. Todos los juegos Mncala tienen unas caractersticas comunes, basadas fundamentalmente en el tipo de tablero y piezas con los que se juega, as como las reglas ms bsicas. El Wari es originario del norte del Golfo de Guinea, desde

impala: es una especie de antlope africano de estatura mediana, parecido a la gacela. Ibez, Mario C. , (1991), Palabra y realidad, tradiciones y literatura oral en frica Negra, pg.75, Grupo editorial Latinoamericano, Bs. As., Argentina.31

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Fig. 37: Jugadores de mncala. Fig. 38: Jugadoras de awale, variante del Mncala. Fig. 39: Jugadores de Wari.

donde, posteriormente, se extendi hasta las Antillas. Se enfrentan dos personas situadas a ambos lados de un tablero; consiste en dos hileras de seis agujeros cada una. Cada una de las hileras constituye el campo o terreno del jugador ubicado ms cerca. Para jugar se utilizan 48 semillas al igual que en el Mncala. En el Wari, como en el resto de los juegos Mncala, las semillas son las piezas con las que se juegan y no estn vinculadas a ninguno de los bandos, ambos juegan con todas las semillas. El vnculo con cada jugador corresponde al campo; a cada jugador le pertenece una zona del tablero. El Yote Es un juego del frica occidental, y pertenece a la categora de los juegos sobre tableros cuadriculados. En las sociedades tradicionales, este juego estaba reservado a los adultos, a los hombres y, a menudo, slo los jefes. Se cree que inicialmente el yote se jugaba en otro tiempo sobre un cuadriltero de 5 por 5 casillas, como el tioki (practicado entre las poblaciones Peule) del cual el yote desciende directamente, y con doce piezas por jugador; luego, fueron surgiendo distintas variantes que difieren fundamentalmente en el nmero de piezas por jugador y el tablero utilizado. Entre estas variantes se encuentra el fanorona, que posee un tablero de 9 por 5 y en el cual cada jugador posee 22 fichas. El Fanorona Es el juego ms popular de Madagascar y es un derivado del Alquerque. Su origen se estima en 1680. El fanorona es un juego que exige del participante una50

combinacin de inteligencia, reflexin y tctica. La filosofa de este fenmeno ldico ha inspirado a los participantes en una verdadera escuela de la vida, ya que todos los caminos son posibles, y se consigue la victoria con la busca perpetua de una salida o de un medio. La partida se lleva a cabo en una arena de juego entre dos jugadores que cuentan con 22 peones. Estos se colocan en las intersecciones, para luego moverlas al trazo siguiente; el resultado es la unin de la posicin libre. Para la eliminacin de peones del oponente, es obligatorio que stos se encuentren en la lnea de desplazamiento de un pen propio. Se puede saltar sobre un pen del adversario a otro espacio vaco. Pueden hacerse varios desplazamientos seguidos tras la toma de un pen contrario, pero en ese caso es obligatorio cambiar la direccin del movimiento anterior. El objetivo del juego consiste en tomar todos los peones del adversario e impedir su desplazamiento.

Fig. 40: Fanorona.

Fig. 41: Jugadores de Fanorona.

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E l

ju e g o e n l a tradicin oral

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o El juego como mtodo de aprendizaje o El juego en la oralidad o El juego dentro de la comunidad Yorb

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El juego como mtodo de aprendizajePara el hombre primitivo el poder y osar algo significa podero, pero el saber algo significa poder mgico. En el fondo, para l cada conocimiento es un conocimiento sagrado, un saber misterioso y mgico. Porque cada conocimiento guarda, para l, una relacin directa con el orden del mundo32

Aqu, intento delinear el comienzo de mi hiptesis sobre la importancia e incidencia del juego en el aprendizaje cotidiano para una cultura de tradicin oral, libre de estructuras occidentales. En la accin del juego, las culturas africanas de tradicin oral aprendieron de la experiencia del otro, quizs del sabio o del transente en una feria. Hago hincapi en el mtodo porque interfiere en el contenido, ya que una madre que le canta a su hijo para ensearle la historia de su familia, produce otra efectividad. Primero, trasciende por el mtodo y, luego, por el contenido del canto. En esta situacin, la madre considera el juego pero tambin la enseanza y pone a prueba la decisin que el nio tomar cuando tenga que recordar esa historia. Otro punto de esta misma situacin es la incidencia del acto en las personas que lo circunden. Sabemos que este mtodo es parte importante en el desarrollo de la comunidad y, por ende, es de todos: cualquiera que est cerca aprender y cantar en conjunto, a pesar que esa historia no haga referencia a su propia familia. El sentido comunitario de la enseanza aporta a una madre y a los propios narradores a estar