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1
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
COLEGIO DE HISTORIA
DE LA FORMA A LA INTEGRACIÓN. CONSTRUCCIÓN DEL CONJUNTO DE LA
ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA
TESIS
QUE PARA OBTERNER EL TITULO DE:
LICENCIADO EN HISTORIA
PRESENTA:
YESSENIA VIRIDIANA ZAVALA RIVERA
ASESOR. MTRO. EDGAR DANIEL VARGAS PARRA
CIUDAD UNIVERSITARIA, MÉXICO D.F. OCTUBRE DE 2013
2
Mi vida ha sido capricho; impulso, pasión,
anhelo, de la soledad, mofa de las cosas de este
mundo; un honesto deseo de futuro.
Edgar Allan Poe.
3
Agradecimientos.
Agradezco infinitamente a la Universidad Nacional Autónoma de México y a la Facultad
de Filosofía y Letras, por formarme como humanista y ser humano con consciencia social.
Este trabajo no hubiese sido posible sin las enseñanzas de mis profesores y compañeros, de
quienes aprendí dentro y fuera de las aulas. Esta tesis es fruto de los valores y las
enseñanzas que obtuve, espero sea la primera de algunas más. Empecemos con los
múltiples gracias.
Gracias a mi familia. A mi madre María Rivera quien es el pilar de mi vida, no
tengo palabras para expresar todo el amor y respeto que siento por ella; a Jorge Luis
Zavala, el futuro gran geógrafo con quien compartí noches de reflexión y debate, llegando
incluso a las rabietas pero siempre con cariño; a Luis Nene quien es la luz de mis días, el
elemento que hacía falta en nuestras vidas y llegó para quedarse en nuestros corazones; él
es mi modelo a seguir, un luchador que venció toda adversidad, me inspira para decir cada
día: sí se puede. Las noches en vela a su lado y las pláticas que sostuvimos sobre la
arquitectura y el futuro fueron un gran motor. Agradezco a Luis Enrique Zavala, de alguna
u otra forma siempre me dio razones para demostrarle que sí podía poner puntos finales.
Gracias a Sofía León, joven brillante, por sus aportaciones como geógrafa y amiga. Estoy
agradecida con Ignacio Zavala, Juanita Díaz y Mariana Zavala quienes compartieron
conmigo una etapa de aprendizaje.
Mi carrera por la historia no existiría sin las enseñanzas de mi profesor y asesor
Daniel Vargas Parra, quien compartió conmigo sus delirios y conocimiento, agradezco las
tardes de café y mayéutica. A él le digo: gracias por todo y mucho más.
4
Estoy en deuda con mis profesores y mentores. Nuria Balcells, gracias por
instruirme en la historia del arte. Mil gracias a Enrique De Anda Alanís, estoy
inmensamente agradecida por todas las oportunidades que me ha dado, sin duda lo que he
llegado a ser hasta el día de hoy tiene mucho que ver con lo tanto que me ha apoyado. A
Rodrigo Vega y Ortega Báez, le estoy eternamente agradecida por ser un elemento
imprescindible en este ejercicio de reflexión y escritura, sin sus recomendaciones el sentido
de este trabajo sería distinto. Gracias a Juan Ignacio Del Cueto, por ser parte de este
proceso tan importante en mi vida.
Muchas gracias a los miembros del Taller de Integración Plástica. Agradezco el
apoyo del talentoso Jorge Hidalgo, gran fotógrafo y amigo quien le otorgó magia a mis
reflexiones con sus preciosas fotografías.
Gracias a Edgar Andrés Gutiérrez, sin él mi profesión sería algo muy distinto. Le
estoy agradecida por ser mí acompañante en múltiples ocasiones, por compartir conmigo el
maravilloso universo del arte. Gracias por seguir aquí y ser parte de la metamorfosis que es
la vida.
Mi paso por la Facultad se llenó de alegría gracias a las personas que me enseñaron
que la vida es un mar de posibilidades. Mi querida y adorada Monstserrat Farías, Momo,
gracias por todo lo que aprendí de ti. Emiliano González, gracias por recordarme día y
noche que la Historia de la Arquitectura debe ser más que la historia de las columnas y el
color de las paredes. Nadia López gracias por calmar mis angustias, resolver mis dudas y
desvelarte varias madrugadas leyéndome. Diana Pérez Palacios, gracias por las inteligentes
aportaciones. Jonás Díaz, gracias por calmar mi histeria de tesista.
5
Finalmente quiero agradecer a las instituciones de la UNAM que me hicieron posible llegar
a esta meta: el Instituto de Investigaciones Estéticas, la Facultad de Arquitectura y el
Archivo de Arquitectos Mexicanos. Gracias a Maru que compartió los momentos de
sorpresa que se detonan en un archivo histórico.
Muchas gracias a todos por formar parte de este antes y después de una tesis. Gracias por
ser parte de mi cosmos, por marcar la diferencia.
Octubre 2013.
6
7
ÍNDICE
Introducción ……………………………………………………………………..p. 9
Capítulo 1. El edificio de la ENA en Ciudad Universitaria.
Tensión entre estética y política ………………………………………………….p. 13
1.1. Lo útil y lo bello ……………………………………………………………..p. 29
Capítulo 2. Configuración espacial y la noción de Programa
en el edificio de la Escuela Nacional de Arquitectura ……………………………p. 33
Capítulo 3. Arquitectura Integral: higiene e integración……………………..........p. 54
Conclusiones ………………………………………………………………………p. 78
Imágenes…………………………………………………………………………...p. 82
Bibliografía ………………………………………………………………………..p. 95
8
9
DE LA FORMA A LA INTEGRACIÓN. CONSTRUCCIÓN DEL
CONJUNTO DE LA ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA
Introducción
La Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se
convirtió en la expresión más vigorosa de la arquitectura moderna del país en el extranjero.
No hubo ninguna publicación que no hiciese referencia a la misma1, convirtiéndose así en
un parteaguas gracias a la expresión del ser mexicano en relación con lo internacional.
La convocatoria para configurar la nueva ciudad se extendió a arquitectos,
ingenieros y artistas plásticos, creándose un panorama de trabajo colectivo, trabajo que tuvo
como eje principal una arquitectura de carácter mexicano. A partir de la arquitectura se
pretendió crear una autoconciencia del estar siendo mexicano sin dejar de formar parte de
una “universalidad occidental”, se observó al mexicano como parte de un todo, es decir, la
visión fue de lo particular a lo universal; el hombre como ser particular, la sociedad como
ente general y finalmente la humanidad como lo universal. Existió un sentido del espíritu
que se intentó llevar a la materialidad, observando el nuevo conjunto como el reflejo de una
sociedad artística que produce cambios en la historia. La construcción de lo mexicano o el
ser mexicano fue entonces una protesta contra la tradición, se tuvo la intención de escapar a
través de la arquitectura de la negación del ser americano como parte del occidente.
La edificación de las distintas escuelas, facultades y conjuntos en el interior de la
ciudad para universitarios dejó al descubierto las implicaciones políticas, estéticas e
1 Leal, Felipe, “Repaso de una centuria”, en México: su apuesta por la cultura: el siglo XX, testimonios desde
el presente, México, D.F.: Grijalbo, 2003, p.487.
10
ideológicas que se presentaron en la arquitectura como parte de una planificación de
carácter nacional. En la presente tesis se analiza la construcción del conjunto para
arquitectos desmontando la teoría de la Arquitectura Integral y sus producciones materiales,
para comprender la relevancia de la edificación de la actual Facultad de Arquitectura como
parte de un momento histórico de la arquitectura moderna en la primera mitad del siglo XX.
Se abordarán los conceptos que configuraron una estructura teórica de la
arquitectura que entrelaza estética y política. También se analizarán las bases médicas e
higienistas que dieron paso a nuevas formas arquitectónicas. Tanto la teoría como las
formas dieron como producto una arquitectura que proyectaba una estructura ideológica en
el conjunto de la Escuela Nacional de Arquitectura (ENA), teniendo como resultado
diferencias y diálogos con el resto del espacio universitario. Para atender los propósitos
anteriores fue necesario enfrentar el conjunto arquitectónico no sólo con el resto de Ciudad
Universitaria sino también con producciones de la arquitectura nosocomial y escolar de la
época, atendiendo así un panorama general que permita destacar la relevancia del objeto de
estudio en el campo de la historia.
El texto pretende hacer hincapié en las repercusiones de las acciones políticas y
sociales de los actores de la obra. Pensamientos médicos, arquitectónicos y filosóficos se
entrelazan para conformar un estudio de lo que significa la escuela para arquitectos en una
historiografía de la arquitectura nacional; donde la dialéctica entre lo internacional y lo
nacional dieron como resultado una idea de lo moderno. Se tiene como fin principal
analizar cómo las ideas y confrontaciones políticas fueron fundamentos para elaborar un
edificio para arquitectos con ciertas características sociales y educativas que atendieran a un
contexto histórico-geográfico mexicano.
11
Dentro de la historiografía de la arquitectura actual no existe un estudio concreto
sobre la edificación del conjunto de la Escuela Nacional de Arquitectura, observado como
una obra que tiene relevancia en la historia de las mentalidades porque proviene de un
conflicto político y los pensamientos que permearon en una transición de gobiernos. Es
necesario entender el pensamiento y los influjos en la configuración de la arquitectura
moderna en México, puesto que representó un parteaguas en cuanto a vinculaciones reales
de producción arquitectónica y su asimilación de las políticas nacionales y extranjeras.
Se efectuó un nuevo acercamiento a la historiografía de la arquitectura, se hizo una
reconstrucción del panorama mexicano de los años cuarenta partiendo del estudio de
personajes específicos. Para cumplir los fines anteriores se trabajó con acervos históricos
que permitieron el rescate de hemerografía, planos y bibliografía de la construcción de la
ENA en Ciudad Universitaria. Entre los archivos destacan por su relevancia los siguientes:
Archivo de Arquitectos Mexicanos de la Facultad de Arquitectura, Archivo General de la
Nación, Archivo de la Dirección de Obras y Conservación de la UNAM, y Archivo de la
Escuela de Medicina.
12
13
Capítulo 1. El edificio de la ENA en Ciudad Universitaria. Tensión entre
estética y política.
La relación que existe entre el edificio de la Escuela Nacional de Arquitectura y Ciudad
Universitaria es de carácter estética y política. Tanto las formas como las ideas de las que
parte la configuración del particular, la escuela, y el general, la ciudad, tiene el mismo
origen. La necesidad de construir un nuevo centro de educación basándose en la
planificación integral. Existió una tensión entre estética y política. En el campo estético se
encontraban las formas, de las cuales devenían maneras de dirigir y percibir la nueva
arquitectura mexicana, creando así espacios donde se dispersaban y confluían diversos
pensamientos. El campo político en este caso no se refiere únicamente a la lucha por el
poder, también hace referencia a la manera en que se estructuró la sociedad y lo habitable
en la ciudad como un nuevo espacio de aparición para los creadores y habitantes. Siendo
así, de las formas devienen maneras de mirar y de pensar que construyen lo social; tanto
estética como política jugaron un papel fundamental en la creación de la entonces nueva
ciudad.
Hacía 1943 el terreno en el Pedregal de San Ángel fue adquirido por el rector en
turno de la universidad, el jurista Rodulfo Brito Foucher (1899-1970). En septiembre de
1946 bajo la dirección del rector de profesión médico-cirujano Salvador Zubirán (1898 -
1998) el proyecto de la construcción de la Ciudad Universitaria se puso en marcha2. Fue
entonces cuando el rector de profesión médico encargó a los arquitectos Enrique del Moral
(1905-1987) y José Villagrán García (1901-1982) la configuración de un Programa de
2 Arquitectura México, septiembre 1952, número 39, México: Arquitectura México, p.206.
14
necesidades generales. Mismo que concluirían ambos arquitectos en ese año3. Al elaborar
un Programa que fijó las necesidades de la universidad se había cumplido la primera etapa
y quizá una de las más relevantes para la configuración de la nueva ciudad, la etapa de
planeación.
Este Programa serviría como base para la elaboración de los ante-proyectos
presentados en el concurso para elegir el Proyecto General. Concurso al que fueron
convocadas la Escuela de Nacional de Arquitectura, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos,
y el Colegio Nacional de Arquitectos. Finalmente en 1948 el Proyecto General fue
elaborado por la Escuela de Arquitectura. Para dicha labor los encargados fueron los
arquitectos Del Moral, M. Campos y Mario Pani (1911-1993). A principios de 1949 M.
Campos falleció y los otros dos arquitectos quedaron como codirectores del proyecto.
Ambos se encontraban también encargados de estudiar el Programa General para cubrir
todas las necesidades que éste planteaba.
En el entendido de que en las configuraciones arquitectónicas el Programa antecede
al Proyecto en el orden de ideas. Lo que se sugiere al observar el edificio de la Escuela
Nacional de Arquitectura dentro de Ciudad Universitaria es un conflicto de ideas y
materialización de las mismas. Partiendo de la situación y redes de relaciones en las que se
ubicaba Villagrán García, encargado finalmente de crear un programa y un proyecto para la
escuela de arquitectos.
Como antecedente a la manifestación estética-política se sugiere el entonces nuevo
paradigma en la arquitectura en aras de la planificación del país, la arquitectura de carácter
3 Caja1, Folder 149, Folio 59, Fondo Enrique Yáñez y Fuente, Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad
de Arquitectura, UNAM.
15
nosocomial. No fue ninguna sorpresa que la Comisión de la Ciudad Universitaria
organizada por Zubirán desde 1946 estuviera integrado por los arquitectos Carlos Obregón
Santacilia (1896-1961), Enrique del Moral y Villagrán. El primero tenía experiencia en la
construcción de hospitales, el segundo fue uno de los arquitectos más jóvenes en unirse al
Seminario de Estudios Hospitalarios, promovido por Gustavo Baz Prada, y organizado por
Zubirán y Villagrán, con el cual se inauguraba “la (enseñanza de la) arquitectura
hospitalaria contemporánea en nuestro país […] en la Escuela Nacional de Arquitectura de
la UNAM”; a este seminario asistieron Mario Pani, Enrique del Moral, Enrique Yáñez y
Raúl Cacho4, el seminario que se llevó a cabo en torno a la planificación de hospitales del
país5, cabe señalar que tanto Villagrán como Del Moral habían participado también de
forma muy reciente, para ese entonces, en el Comité Administrador del Programa Federal
de Construcción de Escuelas (CAPFCE) hacía 1944. Donde se planificaba a partir de la
iniciativa de desarrollar una educación básica de calidad con bases en la edificación de
lugares aptos para la enseñanza a partir del estudio de la región donde se construía6 . Tanto
la planeación hospitalaria como el CAPFCE fueron un punto nodal para la mancuerna de
pensamiento que formarían Salvador Zubirán y José Villagrán García, en estrecha relación
con los ideales de Gustavo Baz y Torres Bodet, secretarios de salud y educación
respectivamente.
La planeación de hospitales surge como un fenómeno de carácter social. Hacía
principios de la década de los cuarenta se observó con potencia la lucha de los trabajadores
y obreros por conseguir mejores condiciones de trabajo y vivienda dentro de un sistema con
4 Espacios, Número 14, marzo 1953, Fondo Espacios 94, Archivo Arquitectos Mexicanos, Facultad de
Arquitectura UNAM. 5 Vargas Salguero, Ramón, La arquitectura de la Ciudad Universitaria, Coord. Sarukhan, México, D.F.:
UNAM, 1994, p74. 6 Ibídem, p75.
16
pretensiones capitalistas. Existieron dos momentos significativos de acuerdo a las
demandas sociales, en los que la búsqueda de conciliación entre el Estado y la clase
trabajadora era elemental. Uno de los momentos se dio con la creación del Plan de
Construcción de Hospitales entre 1941 y 1942, los doctores Gustavo Baz y Salvador
Zubirán fueron los impulsores del plan desde la Secretaria de Asistencia Pública. El otro
momento fue la creación de la Ley del Seguro Social, como resultado de ésta surge en 1943
el Sistema de Seguridad Social, el cual estaba encargada de configurar los edificios de
salud y cubrir prestaciones sociales7.
Lo que se pretendía con ambas empresas era la construcción de hospitales
adecuados para la situación real del país. Con el Plan de Construcción de Hospitales se
dieron implicaciones en la forma de trabajar la arquitectura y su producción. Actividades
como la investigación y la planificación se unieron a las tareas meramente proyectistas. De
tal manera que se dio una división social y de técnica en el quehacer arquitectónico. Así el
campo de la configuración ideal y material quedaría delimitado respecto a la construcción8.
Con el Plan se pretendía atender a una política nacional de asistencia médica9, política que
se adecuaba a las directrices de un régimen que se encontraba en busca de una “Unidad
Nacional”, régimen encabezado por el presidente Miguel Ávila Camacho, quien gobernó de
1940 a 1946. Para llevar a cabo el plan, la Secretaria creó dos comisiones: la de Técnicas
Hospitalarias y la de Planeación y Construcción de Hospitales y Unidades de Asistencia.
7 López Rangel, Rafael, Enrique Yáñez en la cultura arquitectónica mexicana, México: UAM, Unidad
Azcapotzalco: Limusa, 1989, p.85. 8 Ibídem, p.85.
9 Ibídem, p.86.
17
De ambas emanaban los principios rectores entre los que destacaba el siguiente: “antes de
proyectar el edificio se tenía que proyectar la institución misma.”10
Con esta última premisa la arquitectura en los hospitales daba paso a una ideología
de la racionalidad y la eficacia propias de una sociedad industrial11
, forma de pensar que
imperaba en el ámbito internacional, incluso con el funcionalismo arquitectónico. El doctor
Gustavo Baz era uno de los más entusiastas y lo deja ver en un Informe de Labores dirigido
al Congreso de la Unión entre 1941 y 1942, mismo donde hace una analogía entre el
edificio industrial y el hospitalario. Para ambos caso proponía que se estudiara la
organización de la institución que estaría albergada en éstos, de esa manera se daría paso a
la eficacia, la economía al construir, y la adecuación al medio cultural y a las necesidades
propias del país. Así el hospital sería, en términos de Baz, “[…] al mismo tiempo un centro
científico, un hotel, una planta industrial y una escuela”12
. Se intentaba que los hospitales
formaran parte de un todo previamente concebido. Al observar el edificio como una unidad
total de las necesidades de un habitante específico se puede decir que se seguía trazando
otra línea teórica y práctica: la Arquitectura Integral.
Entre las estrategias del plan se encontraba crear una vinculación con el
conocimiento extranjero, para lo que se mandaron arquitectos a otras partes del mundo. Sin
embargo, no se tenía la pretensión de trasladar modelos europeos o norteamericanos a una
realidad ajena, se trataba de adaptar, Rafael López Rangel hace referencia a ejemplos de
adaptación que utilizarían los arquitectos de nosocomios en México para esa época. Por
ejemplo, los edificios norteamericanos con tecnología de punta como la climatización y la
10
Ibídem, p.86. 11
Ibídem, p.86. 12
Ibídem, p.86.
18
iluminación artificial, eran impensables para una economía mexicana. Por lo tanto, no
pudieron plantearse espacios mayormente largos que estuvieran equipados para crear
condiciones adecuadas. En vez de esto en México se produjeron cuerpos prismáticos y
rectangulares, alargados y articulados perpendicularmente13
. Entre los arquitectos que
formaron filas en el Plan de Construcción de Hospitales se encuentran nombres como:
Enrique Yáñez, Raúl Cacho, Mauricio Campos, Enrique Camarena, Alonso Mariscal,
Mario Pani y Carlos Tarditi. Algunos de ellos formarían parte unos pocos años después de
la obra de la arquitectura moderna mexicana de carácter monumental, Ciudad Universitaria.
Y en específico Alonso Mariscal fungiría como parte del comité que asesoraría la
edificación de la escuela para los futuros arquitectos.
Con la Planeación de Hospitales se generaría una nueva manera de trabajar para el
gremio de arquitectos. López Rangel menciona que “por primera vez el gobierno hace
contratos de prestación de servicios profesionales con arquitectos para recibir sus servicios
como tales, y obtener de ellos un rendimiento técnico máximo, desligando así al verdadero
arquitecto del contratista, comerciante que realiza la construcción […] en condiciones fijas
de costo y tiempo.”14
De tal manera que los arquitectos se perfilaban como figuras
relevantes en la planeación nacional, teniendo como punto de partida cuatro rubros:
investigación del Programa, formación del Proyecto en conjunto, desarrollo del Proyecto
definitivo, y dirección técnica y supervisión de las obras15
; estos cuatro puntos fueron parte
de la profesionalización de la arquitectura en el siglo XX.
13
Ibídem, p.87. 14
Ibídem, p.88. 15
Ibídem p.88.
19
Pese a los antecedentes como planificador con experiencia Zubirán salió de la
rectoría de la universidad en 1948, y el proyecto con tintes higienistas tomó nuevos rumbos.
El motivo se vio inmerso aparentemente en una huelga estudiantil que fomentaría la salida
del médico. Sin embargo al observar el contexto nacional e internacional del momento el
hecho toma, quizá, otro sentido.
Desde finales de la presidencia de Cárdenas, quien gobernó de 1934 a 1940, y
posteriormente en el período presidencial de Ávila Camacho, en México comenzaron a
presentarse nuevos problemas económicos. El origen se situó en la Segunda Guerra
Mundial, entre 1939 y 1940. El nivel de exportaciones e importaciones en relación a
Estados Unidos se incrementó, hasta un 30% aproximadamente en las exportaciones y un
10% en las importaciones16
. Así el período después de la guerra se caracterizó por la
dependencia del país respecto a su vecino del norte17
. El mercado europeo se encontraba
cerrado, como apuntó Medin Tzvi, México exportaba casi de manera exclusiva durante la
guerra su materia prima al norte e importaba casi todos los bienes de producción, de
maquinaria y vehículos necesarios para la agricultura, la industria, los servicios y las obras
públicas18
.
Lo anterior creó un síntoma de dependencia con los Estados Unidos. Provocando
que al término de la guerra, momento en que el país vecino retomó sus actividades
económicas y comerciales, el mercado mexicano se viera gravemente afectado. Las
actividades de exportación se vieron mermadas y hacía 1942, año en que se firmaba el
Tratado de Libre comercio con Estados Unidos, tratado que beneficiaría más al norte que al
16
Tzvi, Medin, El sexenio alemanista: Ideología y praxis política de Miguel Alemán, México, D.F.: Era,
1990, p.17. 17
Ibídem, p.16. 18
Ibídem, p. 17.
20
sur, las importaciones se convertirían en un factor de peligro latente para la economía
mexicana. De tal forma que en México se generó una inflación acelerada que alejó la
realidad comercial de los salarios de la clase trabajadora, principalmente19
. El costo de vida
para los mexicanos se vio lastimado. Los salarios de la población no habían aumentado a la
par de los precios básicos, así el nivel de vida bajó considerablemente20
.
De tal manera que en 1946, cuando Miguel Alemán accede a la presidencia del país
fueron necesarias nuevas estrategias, en cuanto a la economía se refiere. Una de las tácticas
fue buscar la autonomía económica, pero siempre cuidando la relación con el país vecino.
Por tal motivo la visita de Harry S. Truman, presidente estadounidense en turno, a México
en Marzo de 1947 representaba un punto nodal de la estrategia. Se pretendía el apoyo del
Export-Import Bank y del Intenational Bank of Reconstruction, para aspirar a tener un lugar
en el orden económico mundial y despojarse de toda clase de trabas arancelarias y
proteccionistas21
.
En febrero de 1947 el rector en turno, Zubirán, se negaría a la solicitud de Miguel
Alemán de otorgarle el reconocimiento Honoris Causa al presidente Truman, acto que el
presidente no vería con buenos ojos teniendo en cuenta el contexto planteado
anteriormente. El acto diplomático usando como herramienta a la universidad planeado por
Alemán podría parecer menor pero en la situación en que se encontraba la economía
mexicana fue una estrategia indispensable. Hilado a lo anterior en 1948, al estallar la huelga
en la Universidad Nacional el presidente le negó su apoyo al rector, y le sugirió renunciar22
.
Lo cual parecería una venganza política. Así Garrido, cercano a Alemán, asumiría la
19
Ibídem, p.19. 20
Ibídem, p.20. 21
Ibídem, p. 106. 22
Ibídem, p.145.
21
rectoría desde 1948 y hasta 1952, año en que la nueva ciudad fuera inaugurada y el nombre
de Alemán levantado en medio de laureles.
Al finalizar el corto período de Zubirán en rectoría fue coherente que sus
colaboradores cercanos, entre ellos Villagrán, salieran, también diplomáticamente, del
“centro general de operaciones” del proyecto de la nueva ciudad. Aparentemente Villagrán
renunció a ser a parte del equipo de elaboración del Proyecto General.
En la etapa de elaboración del Proyecto de la Ciudad Universitaria, la idea de
integración en la arquitectura observado en el Programa General se vio incluso alterada por
la convergencia de dos nuevas posturas que se posicionaban de manera fuerte entre los
arquitectos, más en una tendencia que en otra23
. Estas dos nuevas fórmulas que se
anexaron al momento de proyectar fueron: el funcionalismo y la integración plástica.
En general la primera consistía en determinar la forma a partir de la función y
buscar una economía de los materiales incrementando la utilidad de los edificios. La
segunda, a grandes rasgos y de manera muy general, pretendía la integración de las artes
haciendo referencia al trabajo colectivo de las ideas, los materiales y las estructuras.
Principalmente creando un vínculo entre arquitectos, pintores y escultores. La Ciudad
Universitaria fue planeada en una época donde la modernización en la arquitectura se daba
con diversas tendencias de edificación, y variadas corrientes arquitectónicas y plásticas.
Dándose la homogeneidad de la construcción únicamente en el sentido del trabajo colectivo
a través del cual se pretendió construir.
23
Vargas Salguero, op. cit., 1994, p.81.
22
Las relaciones publicas-políticas que se dieron en la planeación de la nueva ciudad
tienen un peso importante en la forma en que se ideó el conjunto arquitectónico. El hecho
de que Zubirán fuera un rector de profesión médico tuvo un impacto en la manera de
observar la arquitectura bajo estándares de las ciencias biológicas y las ciencias médicas; el
gremio médico se encontró cercano al poder desde 1821 y aumentó desde 1980, además de
ser consultados en todos los proyectos educativos federales, por ejemplo, la ley de 1867 y
la creación de la Universidad en 1910. Es sabido que el discurso político que
posteriormente se ancló a Ciudad Universitaria bajo la figura relevante de Carlos Lazo fue
la de la ciencia en referencia al átomo; idea que pesaba en el imaginario económico
mexicano gracias a la necesidad de suministrar seguridades básicas como la salud y la
alimentación, posterior a la problemática económica. Pese a esto, se debe hacer un análisis
de las consecuencias de una cultura de la higiene que deviene de un pensador de la
medicina. Zubirán encabezó el proyecto de la planeación ideal de la ciudad, por lo tanto, se
marcaron líneas de observación y planificación en referencia a las preocupaciones que
tienen que ver con una historia de la ciencia médica. Una ciencia encaminada a la búsqueda
de innovación en base al traslado de fundamentos médicos a la arquitectura. Entre las
preocupaciones médicas del entonces rector se encontraban dividir los planes de acción en
tres puntos: prevención, protección y curación, poner atención en las condiciones de
ubicación ambiental de los edificios como base de una buena función e incluso la
preocupación por contrarrestar las enfermedades por carencia social. Algunos de estos
fundamentos pueden encontrar sus analogías en la arquitectura, por ejemplo: la búsqueda
de un lugar que al respetar su endemismo pudiera proporcionar un carácter de sanidad física
y mental para contribuir a la planificación del país.
23
Otro aspecto que se perdió en el proceso de la proyección fue la integración
observada en las formas. Las formas que se derivan de la proyección de la ciudad son
geométricas y no rompen con la línea recta; algunos edificios parecen estáticos e
intercambiables de espacio. Bien podría trasladarse la caja de humanidades a cualquier otro
lugar, rectoría y la torre de ciencias podrían cambiar de ubicación espacial. Lo anterior en
referencia a que estos edificios no se integran estructuralmente o de manera material al
Pedregal. En contraste otros edificios como el de arquitectura, el estadio olímpico y algunas
partes del conjunto para los ingenieros, tendrían que permanecer necesariamente en su sitio,
pues guardan una correspondencia e integración con el espacio donde figuran. Por otro
lado, esta situación también era visible en la manera en que se configuran los edificios. El
edificio de arquitectos dinamizó una figura pura y si bien no logró romper con la línea
horizontal-recta, sí jugó con la manera en que se percibe ésta. El ritmo de la línea no se
encuentra en el edificio mismo, se localiza en relación con el suelo. No hay una crisis en el
uso de la línea recta-horizontal, en cambio se juega con las propiedades de ésta en relación
con la percepción. El espacio en los talleres es determinante para observar una diferencia
entre el conjunto y la Ciudad Universitaria.
El paisaje que se creó en referencia al conjunto y al espacio natural son los factores
que detonan la sensación de diferencia. El paisaje como un escenario visual, que se muestra
complejo y variado. De tal manera que incluye formas, tamaños, texturas, sombras,
situaciones y estructuras, dispuestos bajo un orden espacial y temporal, que al ser percibido
por el hombre sugiere una forma de organización o desorganización del territorio24
. Es a
través de las configuraciones perceptibles que se desdoblan de la interacción entre el
24
García Romero, Arturo, El paisaje en el ambiente de la geografía, Instituto de Geografía, UNAM, México:
D.F, 2002, p.16.
24
espacio ya dado y el espacio construido que se refleja el estado o la situación del territorio
en un momento determinado, así como el tipo de relaciones existentes entre el escenario y
la intervención de los procesos del hombre. Para Alfred Hettner el paisaje es denominado
como la “materialización objetiva de la realidad, la espacialidad y el tiempo”25
. Pese a que
el paisaje es en cierto grado una realidad en sí mismo, es también un hecho dinámico que se
configura a través de lo que ciertos grupos humanos, en este caso los arquitectos, le
atribuyen a partir de la percepción visible. Sin esta área y el diálogo con el suelo y sus
niveles, el cuerpo “principal” sería a primera vista un prisma rectangular más de la Ciudad
Universitaria, justo como apunta López Rangel estaríamos observando un edificio de
arquitectos “de gran frialdad compositiva, en verdad indiferente a cualquier connotación
que vaya más allá de lo meramente funcional”26
. Se crea así una cuestión de necesidad
entre todos los elementos del conjunto, es decir una integración total. Lo cual hizo posible
acceder a una manera distinta de integrar la geometría pura a la arquitectura en
comparación con algunos otros edificios. La integración se planteaba, entonces, más allá de
los supuestos teóricos de planificación y se posicionaba en el campo de la percepción,
detonando en el habitante otras formas de mirar y pensar.
Así la dinámica que se desprende de la estrecha relación entre Zubirán y Villagrán,
supondrían una visión de la Arquitectura Integral bajo la cual se esperaba perfilar la Ciudad
Universitaria. Buscando a partir de un sitio histórico y geográfico un lugar donde no sólo se
diera una educación en estándares integrales sino que esta contribuyera al origen de un
hombre integral con una conciencia sobre la ciudad que habita. En uno de sus discursos de
inicio de clases el rector dejó vislumbrar esta idea:
25
Ibídem, p15. 26
López Rangel, op. cit., 1989, p. 102.
25
“Los meditados estudios que hemos tenido que realizar para planear la Ciudad Universitaria
nos han llevado, primordialmente, antes de proyectar el edificio, a concebir la institución
con estructuras modernas […] con la única mira de hacer más eficiente y adecuada a
nuestro tiempo la Universidad […] formar profesionistas que no sólo tengan el profundo
conocimiento de las técnicas y disciplinas especializadas de su profesión, sino que al mismo
tiempo estén imbuidos de un profundo sentido de responsabilidad, sobre la base de una
ética moral y humana; con pleno conocimiento de todos sus deberes hacia la sociedad […]
conscientes de que el don de la cultura y el saber que la Universidad les ha otorgado […]
para constituirse en factores del bienestar social y colectivo”.27
Referente a lo anterior podemos observar la petición que hizo Villagrán a Carlos
Lazo, hacía 1950 los edificios de la Ciudad Universitaria aún no se encontraban designados
en su totalidad a los arquitectos. En una carta Villagrán le sugirió a Lazo que se le
permitiera tomar la dirección de la planificación y proyección de la Biblioteca Nacional28
,
hoy en día Biblioteca Central. Se puede observar la necesidad del arquitecto por crear un
núcleo colectivo en la nueva ciudad que materializara los supuestos planteados en el
Programa de 1946. Programa donde se abogaba por un espacio de trabajo colectivo, como
la creación de talleres y áreas comunes, y que hubiese sido posible en un espacio como la
biblioteca donde el habitante es general. Finalmente entre 1950 y 1952 quedó definido que
él hiciera el Programa y Proyecto para la escuela de arquitectos.
A partir de lo expresado anteriormente, se puede deducir que el edificio de la
Escuela Nacional de Arquitectura se erigió como un esquema a menores escalas de lo que
sugería la idea principal del Programa General de la Ciudad Universitaria planteado por Del
27
Zubirán, Salvador, Ideario, realizaciones y proyectos, México: Imprenta Universitaria, 1948, p54-55. 28
Caja 79, Expediente 12 -111, Acervo Carlos Lazo, Archivo General de la Nación.
26
Moral y Villagrán. La convivencia de los habitantes de la Ciudad en un espacio
determinado para ser habitado políticamente. La forma en que se erigió el edificio para
arquitectos fue resultado de la observación que Villagrán hizo en torno a la materialización
de Proyecto General que se distanció de la idea planteada en el Programa de necesidades a
cubrir.
El Programa pretendía la creación de unidad física, moral y pedagógica,
permitiendo la comunicación y convivencia entre los habitantes29
. Al proyectar los
Programas individuales de las diferentes escuelas y facultades parecería que cada una se
distanció en forma y espacio de sus vecinos universitarios. La zona de ciencias se veía
distante a la de humanidades, y el edificio de rectoría se alejaba e imponía ante las
horizontalidades. Al encontrar en la proyección final de la ciudad una división material de
los diálogos entre los edificios se perdió la premisa de colectividad, por ejemplo en la
configuración de talleres. La manera de habitar planteada en el Programa del 46, donde el
trabajo colectivo correspondía al pensamiento de planificar a través de la triada educación-
salud-vivienda se vio mermado tal vez por los proyectistas del proyecto general. Por lo
tanto, Villagrán tuvo la oportunidad de plantear una idea de Talleres de Integración Plástica
dentro del pequeño, en referencia a la ciudad, espacio de la Escuela Nacional de
Arquitectura. Talleres que pretendía fueran concurridos por todo tipo de universitarios
interesados en la planificación a partir de la cultura y el arte.
Tampoco se respetaban los límites impuestos por el endemismo del lugar, ni se
recurría enteramente a los supuestos de la planificación con base en los planteados en el
Programa del 46, en vez de esto se creaba un rectángulo casi perfecto entre rectoría,
29
Arquitectura México, op. cit., p.209.
27
humanidades, ciencias e ingeniería. Las subestructuras de los edificios y conjuntos se
alzaban en lozas de concreto superpuestas en el terreno natural. Se perdía así gran parte de
los fundamentos teóricos planteados en un principio para la ciudad. Al intervenir con un
orden natural en vez de abogar por la adaptación a éste, se aparentaba por supuesto el
nacimiento de la nada de una ciudad. Como si la Ciudad Universitaria no partiera de un
anterior, o se desenvolviera materialmente a partir de una historicidad. El espacio de
aparición estaría así impuesto por el hombre y ya no sería parte de un orden de
características naturales, perdía entonces un sentido de integración.
Trasladar las ideas básicas planteadas en 1946 para la ciudad a un espacio particular
como lo es la ENA fue producto de una insatisfacción política y estética de ideas
materializadas. Problema quizá recurrente en la construcción del campus. Imposibilidad
producto de un cambio de paradigma en las formas de trabajo, resultado de una nueva
manera de querer trabajar la arquitectura como una ciencia que estudia y construye en
equipo. Trabajo donde los arquitectos tenían que dejar de lado el estereotipo de artista-
creador para convertirse en referentes de producción, en productores.
Pese al supuesto del traslado de una idea para un espacio general a uno particular,
en el conjunto para arquitectos incluso quedarían limitadas las aspiraciones de Villagrán.
Todo lo anterior tuvo implicaciones en la manera de observar Ciudad Universitaria como
testigo de los cambios en la modernidad.
28
29
1.1 Lo útil y lo bello.
Los problemas arquitectónicos devienen en formas. La forma como el resultado de una
configuración en busca de la armonía de elementos creativos y constructivos. Para
Villagrán, la arquitectura verdadera debía conjugar utilidad y belleza, así la arquitectura
sería arte30
. De tal manera que la obra del arquitecto es un proceso de experimentación
sobre la adaptación, partiendo de la suma de idea y materialización, fundamento que impera
en el conjunto para arquitectos. Los conceptos utilidad y belleza son observados como un
vínculo entre el mundo de las ideas y el mundo material. Son conceptos que pese a la
necesidad de sumarse el uno al otro actúan de manera autónoma.
Lo útil fue definido por Villagrán como el puente entre el arquitecto y la obra
arquitectónica, como lo necesariamente conveniente y económico pero que puede variar
entre lo feo o lo bello31
. De tal forma que lo útil se refiere a las piezas materiales que arman
la estructura de la obra. Un ejemplo de lo anterior se dio al configurar el edificio para el
Instituto Nacional de Cardiología [Figura 1], construido entre 1937 y 1940. El arquitecto
consolidó su pensamiento teórico en torno a medidas médicas, en cuanto a belleza y
utilidad se refiere, experimentó con esta unión perfilada a la arquitectura institucional.
Considerando que la arquitectura como la vida del hombre es el conjunto de
fenómenos que determinan su existencia, fenómenos que se desarrollan en un tiempo y
espacio, comprendiendo lo caduco de la materia y lo imperecedero del espíritu, lo abarcable
30
Villagràn Garcìa, Josè, “El hospital como obra de arte”, en Doctrina de la Arquitectura, México: Colegio
Nacional, 2007, p.173. 31
José Villagrán García, Teoría de la Arquitectura, México: INBA, Dirección de Arquitectura y
Conservación del Patrimonio Artístico Nacional, 1983, p, 33.
30
con el cuerpo y lo inabarcable del pensamiento32
. La obra arquitectónica se convierte en
objeto de satisfacciones y tiene consecuencias socio-culturales, físicas, biológicas y
psicológicas. Es así como dentro de la Arquitectura Integral se puede rastrear la idea de
edificio como un todo que alude a cambios provenientes de necesidades y respondiendo a
la estructura de un organismo natural. De tal manera que la relación con el concepto de
belleza recae en la satisfacción del que habita, no sólo en términos visuales, va más allá
aludiendo a una satisfacción espacial y temporal.
La arquitectura de carácter integral se planteó preguntas con base en estos dos
valores ¿Cómo debía esquivarse el resultado frío y tener resultados plásticos sin la
ornamentación escultórica que remitiera a un sentido de estilo?33
Se puede detectar que el
valor de lo bello que se retrataba en esta manera de hacer arquitectura se valía del espacio
donde se erigieron los edificios. Abogando así por un concepto de belleza que se desprende
de una armonía de los elementos, una belleza integral, donde la ubicación, la luz, las
medidas e incluso la adaptación a las actividades para las cuales está destinado el edificio
juegan un papel fundamental.
La torre para almacenar agua del pabellón de cirugía para tuberculosos es un claro
ejemplo de lo anterior [Figura 2]. Se eleva por encima de la horizontalidad de edificio
creando un juego de sombras y volúmenes, la utilidad determinó la forma pero a la vez creó
un vínculo espacial y visual que podría calificarse como bello al crear una satisfacción
agradable en el espectador y el habitante. Lo plástico más que ser un argumento material se
transforma en uno visual.
32
Villagrán García, op. cit., 2007, p.173. 33
Ibídem p. 175.
31
Al ser México un país de contrastes y la arquitectura una disciplina que busca la
vinculación de lo útil con lo bello, se puede observar que las formas que se producían
escapaban a una tipología inerte o a un estilo. Las formas de lo mexicano al responder a
ambos factores fueron variadas. Se dio entonces una morfología mexicana en la
arquitectura integral. Edificios como el sanatorio para tuberculosos o la torre del deportivo
Mundet con sus líneas rítmicas y geometrías desniveladas son ejemplos de una plástica que
escapa a la ornamentación sin caer en la frivolidad. Las formas dieron un sentido de
pertenencia al ser útiles, respondiendo a la situación geográfica e histórica de los
respectivos proyectos.
Para el arquitecto encargado del proyecto de la ENA en Ciudad Universitaria, la
belleza se desprende de una manera de mirar que busca la verdad. La verdad lleva en sí
misma lo bello. La belleza se observa como algo intelectual, es una armonía que produce
una sensación agradable en el ojo. Es bello lo que es verdad para la razón y para el ojo, para
el pensamiento y para la percepción. Por tanto una arquitectura acorde a las necesidades de
su tiempo no sólo es útil sino también bella34
.
34
Villagrán García, José, “Carta de José Villagrán a Manuel Chacón”, en Doctrina de la Arquitectura,
México: Colegio Nacional, 2007, p. 6.
32
33
Capítulo 2. Configuración espacial y la noción de Programa en el edificio
de la Escuela Nacional de Arquitectura.
Ubicada al sur de la Ciudad de México, la Ciudad Universitaria de la UNAM comenzó a
construir en 1948. Planeada como un nuevo centro del país a partir de su configuración
comenzó un nuevo proceso de urbanización en el Pedregal y el desplazamiento de la
estructura académica universitaria del centro al sur de la ciudad [Figura 3].
La entonces Escuela Nacional de Arquitectura formaba parte de la Escuela Nacional
de Bellas Artes, y su organismo académico estaba ubicado en el edifico de la Academia de
San Carlos en la calle de Moneda en el Centro Histórico. Con la creación de un nuevo
centro universitario la escuela de arquitectura se mudó al edificio proyectado como parte de
la nueva ciudad.
El proyecto estaba encabezado por el arquitecto José Villagrán García, junto con los
arquitectos Alfonso Liceaga y Xavier García Lascurain. Los arquitectos se encontraban
asesorados por Fernando Gamboa, Fernando Wagner, Ignacio Asunsolo, Juan de la
Encina, los arquitectos Alonso Mariscal y Ricardo de Robina. No sólo se buscó una
integración de carácter formal y material con el nuevo espacio, sino que se asumió la
arquitectura como una responsabilidad social y política. La integración de esta manera no
sólo se dio en el campo del arte sino que incidió en la construcción ideológica de un tipo de
hombre y la idea de modernidad. Al hablar de integración se entiende, que el arquitecto
observó una correspondencia entre el hombre y el mundo material bajo estándares del
mundo natural.
34
Localizado al sur poniente del campus universitario, se comenzó la construcción del
espacio arquitectónico que albergaría hasta hoy la educación profesional de arquitectos. El
conjunto se encontraba conformado en el proyecto inicial por la Escuela Nacional de
Arquitectura, el Instituto Superior de Arte, un museo universitario y los Talleres de
Integración Plástica. Cada uno de los elementos del conjunto formaría una unidad que
resaltaría la relevancia de su existencia, sin intentar competir con el existente Instituto de
Investigaciones Estéticas de la Universidad o con el Instituto Nacional de Bellas Artes. El
conjunto participaría en la nueva ciudad como uno de los cuatro grandes núcleos35
.
Se establecieron dos sectores: uno comprendió el área de talleres de arquitectura y
otro formado por aulas, oficinas, auditorio, museo y biblioteca, que tanto en fines como en
funciones pretendían integrase en una sola unidad. Su libre tratamiento arquitectónico
respondió al carácter peculiar del terreno, zona de lava, y contrastó de manera franca con el
lado norte del campus universitario, limitado por el rígido volumen del edificio de
humanidades36
. Contrastando por su horizontalidad con el edificio de Rectoría hacía el
oeste y con el edificio de Ciencias hacía el este [Figura 4].
Para entonces eran 800 los alumnos inscritos en la Nacional de Arquitectura37
.
Los alumnos se agruparían por taller, el área de talleres de arquitectura se proyectó
pensando en las necesidades didácticas y prácticas. Se proyectaron ocho pabellones-taller
de dos plantas y un sótano cada uno. La subestructura en este caso fue superficial, es un
apoyo horizontal que soporta a la construcción recibiendo las cargas. Los edificios se erigen
en forma de dos prismas rectangulares que se intersectan para unir la entrada y las aulas.
35
Mario Pani, La construcción de la ciudad universitaria del Pedregal: Concepto, programa y planeación arquitectónica, México: UNAM, 1979, p165. 36
Ibídem, p61. 37
Ibídem, p165.
35
Las fachadas de los ocho talleres son iguales entre sí, cada uno cuenta con una
entrada principal. La puerta metálica está enmarcada por grandes bloques de vidrio que
conjuntamente con líneas de acero forman extensos ventanales. Éstos se extienden de
manera vertical por las dos plantas, creando grandes fuentes de luz que bañan todo el
edificio. Junto a los ventanales se observan dos ventanas dispuestas una sobre otra. En uno
de los laterales se observan dos ventanas, una por cada piso. Y en el otro seis ventanas, tres
por cada piso.
En el prisma de medidas más extensas, en una de las caras cortas que queda unida al
prisma de dimensiones menores se observa una escalera que sube a la azotea. Los laterales
cuentan con quince ventanas cada uno. Cada ventana consta de ochenta y cuatro tragaluces
y cuatro bloques de vidrio enmarcados en acero que se abren hacia exterior. Todo el
cuerpo se encuentra totalmente recubierto por ladrillo vitrificado, con espacios en las orillas
por donde se hacen visibles las tuberías de agua que se elevan en forma vertical.
Al interior de los edificios hacia la derecha se ubican unas escaleras rectas. A la
izquierda comienza un pasillo que lleva a las aulas. Atendiendo a las necesidades de
iluminación para la enseñanza las aulas se proyectaron con amplios ventanales hacía el
exterior y el interior del edificio. Los techos son altos y se utilizaron cortinas para tener un
control de la entrada de la luz. Así la luz del día es un factor que se puede aprovechar al
máximo. Todas las aulas cuentan con entradas de ventilación constantes. Cada uno de estos
edificios constaría de un taller de dibujo lineal con capacidad para cincuenta alumnos.
Dicho taller cuenta con una especie de marcos de concreto armado que a partir de dos
líneas perpendiculares que se intersectan crean una ilusión de línea semi-curva en el techo.
Al igual que las otras aulas es de techo alto y luz regulada. En la misma planta se ubica una
36
sala de usos múltiples y educación visual, con un anexo para herramientas. Sobre el mismo
pasillo se encuentran los servicios sanitarios, poco extensos y de color blanco. Al subir las
escaleras se extiende otro pasillo en el cual se configuró un aula privada para el profesor
titular del taller, presentado como un espacio privado en el edificio. También se localiza
una sala de estudio que funcionaría para impartir seminarios y los servicios generales38
, y
es de proporciones más extensas que las otras aulas.
En la misma posición que en la planta baja se localiza otro servicio sanitario con las
características del anterior. Los sótanos también cuentan con iluminación natural pese a su
posición, para lo cual fueron colocadas series de ventanas y tragaluces dejando entrar a la
luz y ventilación naturales. Cada uno de los pabellones taller tiene una iluminación distinta
en sus sótanos dependiendo de la relación del suelo con el edificio, o en relación con otros
elementos por ejemplo pequeñas bardas. La aparente homogeneidad del área de los talleres
se encuentra así en el espacio total que conforman, no en las edificaciones mismas.
Los talleres se encontrarían ligados entre sí y con el resto del conjunto a través de
un sistema de teléfonos, magnavoces y por medio de circulaciones dispuestas en pórticos de
aproximadamente 3.5 metros de ancho cada uno, elaborados con losas de concreto
sostenidas por pilares delgados. Los talleres son elementos aislados rodeados de
vegetación39
[Figura 5]. Jugando con el paisaje los ocho edificios se integraron en un
carácter mimético. Se observa un indicio de adecuación de las formas del edificio y el suelo
volcánico, para lo cual se adaptan losas de concreto en las subestructuras. No hay
pretensión de alterar el orden natural del espacio, en cambio se puede observar un intento
38
Arquitectura México, septiembre 1952, número 39, México: Arquitectura México, p 284. 39
Pani, op. cit., 1979, p61.
37
de usar el paisaje como parte de los elementos arquitectónicos. No existe una resistencia
visible del espacio ya dado con el espacio creado.
El edificio principal se observa bajo la forma de prisma rectangular que se extiende
de manera horizontal, constituido por dos pisos. Se erige sobre una planta libre levantada
sobre el suelo plano de material de roca volcánica, permitiendo de esta manera la libre
circulación de los habitantes. Característica predominante en el conjunto universitario. En
el exterior del lado norte se pueden observar las entradas principales, tanto de la ENA como
del museo de arte [Figura 6]. La primera parte correspondiente al museo consta de una
fachada lisa que se observa bajo una lógica de lo higiénico al carecer de elementos
ornamentales o decorativos. La entrada está constituida por bloques de vidrio y acero que
crean una armonía de ventanales con el blanco de los muros de la fachada. Al frente de esta
fachada se localiza un pasillo cubierto por losas de concreto sostenidas por columnas,
pequeños cubículos que se extienden en forma horizontal conforman un área destinada a los
comercios. Los módulos de esta zona también cuentan con fachadas de vidrio y acero. La
siguiente zona, la de la escuela, posee una fachada de vidrio y acero casi en su totalidad. De
la fachada sobresale una estructura en forma de pórtico, elaborada a partir de losas de
concreto y ocho columnas de acero. Observando hacía el sur de derecha a izquierda los
ventanales cubren los dos pisos. En el lado este se posicionó un muro cubierto por ladrillo
vitrificado que enmarca a un ventanal que nuevamente recubre ambos pisos y deja entre ver
la escalera recta del interior. Se creó así un juego entre lo visible del interior y el exterior.
Dando una especie de argumento de transparencia y limpieza.
En la fachada sur se puede observar una entrada de cristal de menores dimensiones a
la principal [Figura 7]. La mayor parte de este lado del edificio se encuentra recubierto por
38
ladrillo vitrificado. En el lado oeste se observa un estacionamiento y más adelante se colocó
una rampa para el ingreso de automóviles. Frente a esta segunda entrada se extiende el piso
negro de roca volcánica que encuentra un límite con un par de escaleras que suben hacían el
circuito interior de la Ciudad Universitaria. Ambas fachas, norte y sur encuentran un
sentido de pulcritud en las formas y tonos cálidos.
Al interior del edificio la zona principal responde a una configuración cúbica. Una
planta cuadrada que a partir de entre-ejes modulados equidistantes compositivos y
estructurales separa el espacio en distintas áreas. Los techos son altos. Como ya se dijo
anteriormente cuenta con dos accesos, uno principal al norte del edificio y comunicado con
el estacionamiento por la circulación cubierta en la que se ubican los comercios. El segundo
acceso está ligado al estacionamiento para profesores y estaría en el lado sur del conjunto.
Ligándose al otro acceso y formando así un gran vestíbulo en la planta baja, donde se
localizan las entradas a otras células del edificio: escuela, biblioteca, museo y auditorio.
Bajo la pretensión de incorporarse a las labores de la ENA, se proyectó también en
la planta baja formando parte del vestíbulo general una sala para calificar y exhibir trabajos
en mamparas móviles. La sala de firmas, es un espacio rectangular conformado por bloques
de vidrio y concreto. En esta área también se colocó un departamento de entrega y recibo
de material y archivo. Al poniente del mismo acceso y funcionando como vínculo entre la
Escuela y la sección de museos, se realizó un vestíbulo en forma de patio con pórtico.
Hacía el sur se ubicó el auditorio, sala que presenta unas dimensiones considerables, con un
escenario elevado respecto al plano del público y de gran altura. La sala se encuentra
escalonada y en pendiente para permitir una correcta visión del escenario, calculada bajo la
39
isóptica40
. El escenario consta de una plataforma de madera rectangular. Hacía el norte del
vestíbulo se encontraba la biblioteca que estaba formada por dos pisos, la estancia estaba
ubicada de tal manera que fue envuelta por ventanales extensos ubicados de forma
equidistante, usando el mismo módulo de separación, que otorgaban una fuente potencial
de luz y ventilación. En la planta baja se encontraba la sala de lectura para 120 personas, un
depósito para hasta 15000 libros y la barandilla de préstamos. En el piso superior se
ubicaban la sala de revistas, el catálogo bibliográfico, el acervo de audios con cuatro
cubículos y la sala de estampas. Esta área por medio de una circulación vertical con el
vestíbulo del museo funcionaba como vínculo con las actividades artísticas. La dirección y
administración de la Escuela se encontraban en ese mismo piso.
En un segundo piso de este mismo cuerpo se localizaban las oficinas administrativas
y dirección del Instituto de Arte, ligadas a cubículos de seminarios de investigadores41
. Al
oriente del acceso norte y del vestíbulo principal, posibilitadas para actuar de manera
independiente, se localizaban las aulas de arquitectura, erigidas en dos pisos y proyectadas
en una caja con entre ejes modulados, que permitían un costo mínimo separando la planta a
partir de cubículos que eran adaptables. Al poniente del vestíbulo central se localizaba el
área de museos y los Talleres de Integración Plástica, destinados a ser un punto de reunión
40
Para el diseño del auditorio se requiere hacer el estudio y trazo, para tener una mejor visión como
espectador. El cálculo de la isóptica define la curva ascendente que da origen al escalonamiento del piso entre
las filas de espectadores para permitir condiciones aceptables de visibilidad. Dicha curva es el resultado de la
unión de los puntos de ubicación de los ojos de los espectadores de las diferentes filas con el punto observado
a partir de una constante, que es la medida promedio que hay entre el nivel de los ojos y el de la parte superior
de la cabeza del espectador. 41
Arquitectura México, op. cit., 1952, p284.
40
entre los habitantes de la nueva ciudad42
. Así el arte formaría parte de la educación de
todos los universitarios.
Con la pretensión de hacer adaptaciones pertinentes para distintas capacidades se
proyectaron seis anfiteatros con iluminación tenue y la acústica necesaria para dar
conferencias a tres grupos de estudiantes de manera simultánea. Las aulas fueron
calculadas también bajo la idea de isóptica, siendo algo similar a pequeños teatros o
auditorios. Formalmente esta parte responde a una configuración de pasillos largos, anchos
y abiertos con techos altos, que tienen como punto de origen el vestíbulo general del
edificio formando una circulación lineal y perpendicular al eje compositivo norte-sur.
El hecho de configurar los talleres de integración plástica y los talleres para el
ejercicio arquitectónico devela una noción de unificación de las artes. Parte importante
dentro de la composición de la pieza, incluso los ocho pabellones-taller son los edificios del
conjunto para arquitectos que se construyeron primero y los únicos que fueron terminados
para la inauguración de la nueva ciudad. La integración ya no sólo se daba en los lindes de
la acción material sino que alcanzaba una especie de insinuación de construcción de un
espíritu colectivo y activo. A partir del trabajo en talleres se respondería a la intención de la
ENA de seguir la línea discursiva de la arquitectura plateada por Walter Gropius en la
Bauhaus. Dicha directriz se refería al retorno de un trabajo donde cada uno de los
involucrados tuviera una acción definida, pero siempre consciente y con conocimiento del
trabajo del otro. Comenzando de esta manera a vislumbrarse una relación entre el arte y la
42
Ibídem, p.68.
41
técnica. Labor arquitectónica que Gropius definiría en su momento a grandes rasgos como
la de un artesano industrial, conciliando así las disputas entre gremios y profesiones43
.
La visión mimética bajo la que se rigió la configuración de la obra se observa
concretamente en la adaptación de la estructura arquitectónica al espacio natural. Una
visión mimética que hace referencia a la concepción Aristotélica del arte44
. Es decir, el arte
imita a la naturaleza. Sin embargo no es una imitación fidedigna, sino que responde a la
dualidad del concepto naturaleza. En la que la naturaleza se refiere a lo visualmente
evidente y a las fuerzas de la mente del hombre que configuran la manera de esa visualidad
de lo exterior. Así la mímesis es un libre enfoque de la realidad45
. Al pensar el conjunto
arquitectónico se respetó el endemismo del lugar al haber creado un Programa que fue
capaz de adherirse a las formas naturales ya establecidas y a las necesidades de un
Programa General de la ciudad naciente. El conjunto arquitectónico se fundió como un
organismo vivo con el suelo volcánico desnivelado y atendió a una especie de movimiento
del mismo [Figura 8]. Los edificios y la naturaleza crearon un objeto único, un mismo
espacio y por tanto una misma realidad. Como ya se dijo se entendió la dualidad de la
naturaleza como referencia de la materia de las cosas y lo que determina su forma, es decir,
su esencia. La esencia es la fuerza que dirige la naturaleza46
. En este caso el hombre se
perfiló como la esencia de la configuración del edificio. La forma devino de la idea de
movimiento, en la naturaleza, en el arte y en el campo social. Hecho que dio paso a la
43
vid. Magdalena Droste, Archiv Bauhaus 1919-1933, Hohenzollernring: Benedikt Taschen, 2006, 256p. 44
Para Villagrán la arquitectura es un arte entendido en términos de Aristóteles, es decir, es una actividad
productiva acompañada de razón verdadera. Esto es, intelectiva y productiva de algo extrínseco a quien ejerza
la actividad. “José Villagrán García”, en Revista Arquitectura. México, año XXX, tomo XXIII, núm.100,
abril y julio 1968. 45
Tatarkiewicz, Wladyslaw, Historia de seis ideas: arte, belleza, forma, creatividad, mimesis, experiencia
estética, Madrid, Tecnos: Alianza, 2002, p.303. 46
Ibídem, p327.
42
capacidad de adaptabilidad del conjunto arquitectónico como una creación pensada para los
cambios sociales y de enseñanza. No se deforma la realidad de manera intencional, todo
está en los ojos que están mirando, desde dónde lo hacen y cómo lo hacen.
La idea de adaptabilidad jugó un papel importante en la estructura, puesto que había
espacios destinados a adaptaciones posteriores, por ejemplo el vacío entre el patio de los
pinos y los talleres, y algunos muros de aulas que podían ser removidos para ampliar los
sitios. Así el edificio tuvo la pretensión de responder a la búsqueda del equilibrio por medio
de la integración, una integración basada en el estudio de las necesidades, las actividades y
los materiales. De tal forma que la realización material correspondiera a la idea de un
edificio para arquitectos creado por arquitectos. Se logró entender la necesidad de
responder no sólo a los impulsos de un hombre social sino también a los de un hombre
animal-natural que tiene la necesidad de dirigirse hacia lo racional.
Con variadas y múltiples entradas de luz se aportó no sólo un valor estético que
impulsa el crecimiento espiritual del académico, artista, estudiante y administrativo, sino
que devela el sentido de utilidad al construir un espacio de recreación; con los pasillos se
hizo posible la capacidad de flujo del aire indispensable para las actividades de la mente. El
edificio se puede observar bajo una lógica de trabajo y recreación; al contar con lugares de
enseñanza profesional y de difusión artística-cultural, no sólo del estudiante de arquitectura
sino del habitante en general de la Ciudad Universitaria. Se pretendía la comunicación y
convivencia de los usuarios como elemento fundamental para el esparcimiento del
conocimiento. Dando paso así a una condición de posibilidad de comunidad. Adaptando el
espacio como un sitio de redistribución de pensamientos. Generando cambios en el campo
43
social bajo el intento de moldear nuevos sujetos. Con esta dualidad se detonan dos valores
fundamentales: lo social y lo lógico.
El edificio está destinado a satisfacer necesidades culturales, de difusión,
administrativas y académicas. Lo cual hace referencia a la idea de pensar la arquitectura
como un órgano vivo gracias a la dinamys producto de la actividad en su interior; se puede
observar como una máquina dispuesta para organizar de manera específica el flujo de las
actividades, entendida como una nueva posibilidad de visibilidad de los sujetos. Una
“máquina manejada por hombres y para servir hombres […] no como una unidad
computable electrónicamente sino manejada por seres pensantes y libres, dotados de razón
y voluntad, de sentimientos e ideales.”47
Entonces, sí el hospital es entendido, según Leroy,
como una máquina de curar enfermos y la vivienda como una máquina de vivir, según Le
Corbusier48
, la escuela puede ser comprendida como una máquina que produce posibles
nuevos sujetos de acción histórica.
La forma se detona como elemento determinante. Pero no una forma que responda
igual y de manera general a todas las necesidades de las distintas sociedades. En cambio, se
vislumbra la forma pura geométrica como punto de partida para la producción de otras
formas que atienden a la sociedad en casos específicos. En la época en que se configura
Ciudad Universitaria existieron formas diversas a las antiguas, y problemas tan diversos
como éstas. Lo que se proyectó en el conjunto de la actual Facultad de Arquitectura fue un
ejercicio de investigación sobre si las formas del funcionalismo internacional obedecían en
47
Villagrán García, José, “Las ideas regentes del Hospital y la arquitectura nosocomial”, en Artes Plásticas
[versión electrónica], México, Colegio Nacional, 1964, p149. Consultado el 15 de Febrero de 2013.
http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/pdf/1964/08%20%20Artes
%20Plasticas_%20Las%20ideas%20regentes%20del%20hospital%20y%20la%20arquitectura%20nosocomial
%20por%20Jose%20Villagran%20Garcia.pdf 48
Ibídem, p. 149.
44
su innovación a la diversidad de problemas, sistemas y procedimientos constructivos o si
sólo procedían de un nuevo concepto de geometría en la arquitectura moderna49
. El
conjunto se produjo a partir de la noción de una arquitectura que integraría a un nuevo
espacio las formas de un tiempo histórico específico.
Como se puede observar la Arquitectura Integral a partir de la cual se proyectó el
conjunto parte de la idea de Programa, conceptuando así la arquitectura como un arte que
construye espacios en los que el hombre desarrolla su vida colectiva. La idea de Programa
fue trasladada de la arquitectura nosocomial a los casos de vivienda y educación como parte
de un interés por planificar. Puesto que el hospital, la vivienda y la educación representaban
para la primera mitad del siglo XX una trilogía de problemas nacionales que frenaban el
desenvolvimiento integral del hombre50
. Como ya se mencionó, con el Seminario
Nosocomial a cargo de Villagrán García, instituido en 1944 en la ENA se planteó una
directriz para la planificación del país. Se buscó en principio que las formas de un edificio
institucional respondieran a las necesidades básicas del problema a resolver, en este caso la
salud. Se tomó como antecedente histórico el Hospital de Huipulco, centrado en servicios
para tuberculosos y ubicado en Tlalpan. Se cumplieron parámetros de los avances e historia
de la ciencia médica, tales como la iluminación y la ventilación; de igual manera el espacio
en el cual se desenvolvían las formas arquitectónicas tomo un gran sentido en los
momentos de planeación. El edificio planteado por la arquitectura nosocomial estaba
pensado como una institución que proveyera de técnica a la colectividad, de ahí su
importancia para la planificación; bajo la idea de crear formas modernas que respondan a su
49
Villagrán García, José, “Apuntes para un estudio objetivo de la Arquitectura”, en Doctrina de la
Arquitectura, México, Colegio Nacional, 2007, p43. 50
Villagrán García, José, “La iglesia católica ante la arquitectura de la época”, en Doctrina de la
Arquitectura, México, Colegio Nacional, 2007, p148.
45
tiempo, se perfilo una arquitectura que pudiese adaptarse constantemente puesto que los
avances científicos y técnicos no se detienen, en cambio se transforman, avanzan y
evolucionan.
Atendiendo a los rasgos anteriores para crear un edificio debía planearse antes el
organismo que lo habitaría51
. Se tenía que conocer bien, para no sólo crear formas
racionales sino productoras de emociones al ser habitadas y contempladas. Caso que resulta
evidente en el edificio proyectado para la ENA. Donde la forma geométrica responde a una
razón de ser de la modernidad pero escapa a la rigidez emocional de las obras
funcionalistas al fundirse con la Ciudad Universitaria en una armonía de heterogéneos. De
esta idea de emotividad resulta interesante observar el conjunto de los arquitectos como uno
de los más iluminados de la nueva ciudad, se respondió a parámetros humanos de
sensibilidad visual propia de los artistas que habrían de habitar el edificio. La noción de
edificio nosocomial no sólo estelarizó un papel importante en términos racionales como la
planificación sino que alimentó la parte creativa del proceso arquitectónico en una época de
industrialización y formas internacionales. Observar el ritmo de la ENA en contraposición
con la rigidez de otros, como se mencionó antes, habla de una arquitectura que persigue la
integración a partir de la observación del movimiento y los sentidos, la técnica y la emoción
se unifican para crear un espacio humano [Figura 9]. Se escapó a la idea de contraponer la
ciencia y el arte. La arquitectura nosocomial de la época moderna dio paso a dejar de
pensar los edificios con una frialdad de cuerpos perfectos que encierran almas pobres52
. Lo
que se postuló fue una arquitectura que respondiera a lo técnico bello y artístico, sin dejar
51
Villagrán García, José, “El hospital obra de arte”, en Doctrina de la Arquitectura, México, Colegio
Nacional, 2007, p.171. 52
Ibídem, p172.
46
de lado la parte utilitaria y activa del inmueble en la sociedad. De tal forma que lo que se
intentó en el espacio de la ENA al reflejar parámetros nosocomiales fue responder a la
responsabilidad de crear obras habitables, es decir, obras con sentido técnico, funcional y
artístico.
Es evidente que existe una diferencia en las problemáticas a resolver dentro de las
actividades de un hospital y una escuela, sin embargo lo que se adaptó en este caso fue una
noción de forma. Una forma cambiante como la naturaleza, una naturaleza trasladada al
campo de lo geográfico y lo histórico. Se buscaron formas construidas por el hombre y para
el hombre que detonaran la vida íntegra. La arquitectura no sería entonces ni puramente
constructiva, ni puramente escenográfica sino habitable. Entonces la idea era que de una
forma resultará todo un conjunto de exigencias técnicas, económicas, de estructura social
que destacaran lo estético pujantemente a lado de lo social. Una de las innovaciones
planteadas por la arquitectura hospitalaria , en el ámbito universal, y trasladada al conjunto
de la ENA fueron las formas construidas con materiales industriales privadas de
ornamentación, y una manera de hacer plástica sin recurrir a la escultura y los estilos53
.
La horizontalidad del conjunto de la ENA tiene como antecedentes otros edificios
del arquitecto que encabezo el proyecto. Anteriormente ya se había jugado con la
generosidad de la horizontalidad en conjuntos como el Hospital Infantil de 1932, el
Hospital de Maternidad en 1943 y el Instituto Nacional de Cardiología54
, que bajo la forma
de prismas rectangulares y el trazo de una línea horizontal se juega con el ritmo y el
movimiento creado a partir de la abstracción de las formas geométricas puras que
53
Ibídem, p175. 54
Villagrán García, “José Villagrán García”, en Doctrina de la Arquitectura, México, Colegio Nacional,
2007, págs. 574-575.
47
posteriormente encuentran una especie de desarme o desenvolvimiento a partir de las
necesidades de las estructuras, las actividades que se desarrollarán en su interior y los
materiales, dando paso a perfiles en zigzag o semi-curvas, creando edificios escalonados y
espacios cúbicos sobrepuestos, de tal manera que no sólo se crean espacios de apariencia
fría y hostil. En cambio ante la mirada del espectador-habitante hay una multitud de figuras
que lo trasladan a un campo estético, el concreto y el acero con ayuda del vidrio dejan de
ser elementos meramente industriales y se convierten en parte de la creación artística. Lo
mismo sucede con la ENA de la ciudad universitaria, los prismas desprenden otras formas,
a veces más sencillas otras más complejas, no sólo en el exterior sino en el interior pero con
una especie de coherencia y diálogo entre cada elemento. Poco a poco se alejan de un
sentido racional y encuentran lugar en la experiencia de lo sensible. Un caso comparable
con la dinámica del conjunto para arquitectos es el Hospital de Jesús, adaptado en 1943.
Aceptando la existencia de un edificio anterior, importante por su historia y su relación con
el lugar que lo rodea, se planteó una edificación que se adaptara a un espacio ya dado,
creando una noción de integración donde el nuevo edificio bajo una forma horizontal
abrazará y protegiera la antigua estructura, acogiéndola en los usos y actividades de la
institución. Situación similar al edificio construido en el Pedregal, donde no se altera el
orden natural y se responde a necesidades generales del nuevo asentamiento universitario.
Así se comenzó un ideario de transformar las instituciones en edificios que
respaldaran a un hombre de carácter integral. Entendiendo al hombre integral como un ser
vivo, con dimensiones físicas, con biología y psicología propias, con pensamiento y con
espíritu. La arquitectura tendría que tomar sin titubear en cuenta al hombre integralmente
48
conceptuado, pues éste es objeto y causa de la disciplina de construir55
. La idea de
Programa como base de la Arquitectura Integral presupone al hombre como el eje de las
instituciones. Por eso resultó fundamental incorporar la historia como principio de la
enseñanza arquitectónica. Ser consciente de la historia y el tiempo del hombre para el cual
se configura un edificio es la premisa de la búsqueda de una arquitectura mexicana. El
conocimiento y la producción arquitectónica juegan con la mancuerna tiempo y espacio56
.
El edificio como institución por lo tanto debe ser configurado como una espacialidad
creada y construida para desenvolver un aspecto de la vida colectiva57
.
Entonces el Programa es entendido como un “conjunto de necesidades por satisfacer
en un problema cualquiera: estas necesidades […] son de dos clases: las generales y las
particulares. Son las primeras: el medio físico, el medio social-económico, el psicológico-
social, la industria mundial. Son las necesidades particulares: las directamente especiales
del problema a resolver: económicas, de funcionamiento, de capricho, de sistema
constructivo por emplear, de clima regional, de condiciones personales del arquitecto en
relación con su cliente y consigo mismo, etc.”58
Así se obtiene una estructura multiforme
que se encuentra en relación con la naturaleza del hombre59
. El Programa es el principio o
55
El arquitecto encargado del proyecto siguió directrices establecidas por Vitrubio en la idea de pensar al
hombre como un ser integral. Vitruvio estableció una directiva para la arquitectura a partir del concepto de
mímesis. En la arquitectura las buenas proporciones “deben basarse en las buenas proporciones de un hombre
con buena complexión”. Tatarkiewicz, op. cit., 2002, p307. 56
Villagrán García, op.cit., 1964, p155. 57
Ibídem, p148. 58
Villagrán García, José, “Carta de José Villagrán a Manuel Chacón”, en Doctrina de la Arquitectura,
México: El Colegio Nacional, 2007, p6. 59
Villagrán García, José, “Panorama de la arquitectura mexicana contemporánea 1950-1962”, en Doctrina de
la Arquitectura, México: El Colegio Nacional, 2007, p454.
49
inicio de la creación arquitectónica, es la vivencia que el arquitecto vive al ponerse en
contacto con un tema o problema60
.
Retomando la idea de Programa se diseñó una escuela que respondiera a nuevas
características enmarcadas por las necesidades de la enseñanza y el nacimiento de una
ciudad de estudiantes. La configuración del conjunto de arquitectura como parte de un
proyecto mayor tuvo que atender principios y exigencias de un plan regulador presupuesto
para el conjunto de Ciudad Universitaria, así como al Programa General de la misma61
. El
conjunto se adaptó a las demandas de la configuración de la ciudad, la cual se basaba en el
discurso de manejar las técnicas y gustos internacionales pero con un arraigo nacional,
atendiendo a las necesidades y recursos propiamente mexicanos. El edificio proyectado por
el arquitecto Villagrán intentó escapar del funcionalismo, en tanto éste no parecía una
solución factible al no corresponder a la ubicación geográfica y humana de la ENA. El
funcionalismo como utopía arquitectónica copiada por los mexicanos se encontraba lejos de
ser una solución integral62
.
La idea básica general respecto a los materiales era que debían causar un gasto
mínimo de conservación y conseguir una unidad en las edificaciones con el uso constante
de varios de éstos sin interferir en los diseños individuales de los arquitectos63
. Atendiendo
a la propuesta general de minimizar los costos, la edificación se construyó con los
materiales elegidos para erigir la ciudad universitaria: concreto hidráulico, que teniendo
como base una mezcla de arenas y cierta cantidad de agua lograba acelerar el proceso de
60
Villagrán García, op. cit., 1964, p155. 61
Arquitectura México, op. cit., 1952, p284. 62
Villagrán García, José, “Panorama de la arquitectura mexicana contemporánea 1950-1962”, en Doctrina de
la Arquitectura, México: El Colegio Nacional, 2007, p481. 63
Pani, op. cit., 1979, p86.
50
construcción. El ladrillo vidriado, un tipo de ladrillo que es cocido hasta su vitrificación; de
tal manera que es impermeable, de bajo mantenimiento y posee tonos cálidos que se
integran con la plástica general del conjunto de la ENA. Tiene cualidades térmicas creando
así una mancuerna con otras características del edificio. Por ejemplo, el uso de ventanales y
pasillos abiertos en el edificio no representa un problema de temperatura puesto que está
recubierto por este tipo de ladrillo.
Para atender las necesidades de manera específica y oportuna entre los asesores se
encontraban personajes especializados en las actividades que se estimaban para la
edificación. Al ser el edificio una fuente cultural gracias a los museos, fue llamado
Fernando Gamboa quien tenía una importante carrera en el montaje museográfico con
grandes exposiciones nacionales e internacionales. También se encuentra la figura de Juan
de la Encina, teórico, crítico e historiador del arte español, quien llegó como parte de los
exiliados por la Guerra Civil Española a México en 1938, que bajo la idea de producir
arquitectura partiendo de los conceptos de visualidad pura y espacio se relacionaba con las
nociones de habitabilidad que se producían resultado de la configuración espacial del
edificio. El espacio era entendido entonces como la forma pura que ordena lo preexistente.
De tal manera que el espacio exterior influye en una obra, en este caso el suelo y el paisaje
del Pedregal. La noción de espacio se vislumbraba fundamental en la construcción del
edificio puesto que “una obra arquitectónica, por bien pensada y realizada que esté, perderá
mucho de su belleza si el arquitecto no ha tenido en cuenta la estructura del espacio que la
rodea […]”64
. Retomando la idea anterior hay que hacer hincapié en el hecho de que para
el arquitecto encargado del proyecto la belleza se reflejaba en la verdad ontológica que el
64
De la Encina, Juan, El espacio, México: UNAM, Escuela Nacional de Arquitectura, 1978, p10.
51
edificio pudiese representar para la realidad histórica de su tiempo. El espacio se observó
en el edificio de la ENA como detonante de comunidad humana. Se configuró así una
estética que intentó crear dispositivos sociales a partir de la sensibilidad subjetiva que crea
una universalidad, todo bebiendo de una fuente que en este caso es la percepción de la
forma.
Bajo los parámetros anteriores se distinguen dos elementos ónticamente diferentes y
ontológicamente conectados a través de la labor del arquitecto en la configuración del
edificio. El problema objetivo y el problema subjetivo. Es decir, el sujeto que conoce se
proyecta en el objeto de su conocimiento y al reflejarse produce la imagen o nuevo
conocimiento que en este caso tuvo como producto un Programa determinado.
La configuración espacial del edificio de la actual Facultad de Arquitectura a partir
de la idea de Programa respondió a la unión de la ciencia y el arte, creando así un vínculo
entre técnica y arte. El arquitecto al igual que el científico intentó la aprehensión más
amplia y total de su objeto de estudio. Se intentó acabar con un problema en su más
acabada realidad objetiva. Lo cual se proyecta en el edificio al responder a una realidad
histórica nacional y social determinada. Lo que se vislumbra en el edificio es una
arquitectura que procuró seguir las normas y los cambios en los conocimientos científicos,
a partir del conocimiento de una historia social y una historia de la ciencia hospitalaria.
La configuración espacial del edificio respondió al Programa basándose en una
dinámica de lo adaptable, interactuando desde sus fines como desde el ámbito formal con
los otros edificios y lugares de Ciudad Universitaria. Formando parte de una síntesis de
propuestas que partiendo de distintas directrices se encaminaban a un mismo fin. La ciudad
52
se habitó de forma singular en el edificio de los arquitectos pero siempre respondiendo a las
incitaciones ideológicas de la esta.
53
54
Capítulo 3. Arquitectura Integral: higiene e integración.
El conjunto de la ENA proyecta formal y materialmente una arquitectura que proviene de la
unión entre medicina y arquitectura. Al ser así lo que se puede observar es el
desprendimiento de una estructura ideológica que lo dota de un aura que dialoga y debate
con el resto de Ciudad Universitaria. Las pretensiones higienistas que se pueden observar
en el conjunto se originaron como una necesidad social. Necesidad que fue atendida con la
creación del Plan de Hospitales hacía 1941 donde se conformó una comunidad epistémica
que detonó en una nueva manera de hacer arquitectura. Arquitectos y médicos creaban una
singular relación bajo la preocupación de conceptos como higiene y salud. Conceptos que
se sistematizaron dando como resultado una arquitectura hospitalaria que fungiría como
base formal de la Arquitectura Integral.
Como ya se mencionó, los médicos que estuvieron a cargo de dicho plan fueron
Gustavo Baz Prada y Salvador Zubirán. Ambos se refirieron a la salud y la higiene teniendo
como antecedente las ideas científicas del periodo porfiriano que permanecieron en el
imaginario65
médico incluso después de la Revolución66
. El interés por la higiene tuvo su
origen en la evolución de actividades tradicionales que se relacionan con el cuerpo y las
enfermedades. El concepto de higiene se acercó analógicamente a lo ordenado, la higiene
se encontraba como parte de un orden. En este sentido una “visión higienista”67
encajaba
65
El concepto de imaginario concebido como las producciones mentales o materializadas basadas en
imágenes mentales que formaran comunidades simbólicas. 66
Annes Staples, “Primeros pasos de la higiene escolar decimonónica”, Curar, sanar y educar: enfermedad y
sociedad en México. Siglos XIX y XX, México: UNAM, IIH: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, 2008, p.34. 67
La higiene fue denominada como ciencia de la preservación de la salud. Abarcando todos los fenómenos
que afectan el bienestar físico y mental del hombre. Se requirió del estudio de diversas disciplinas entre las
que se encontraban la física, la geología, la ingeniería y la arquitectura. En el aspecto público los estudiosos
de la higiene abarcaron el campo de las viviendas, el suelo donde se ubicaban, su carácter, materiales y la
55
para la década de los cuarenta en la búsqueda de la planificación nacional y los estándares
de una arquitectura que abogaba por las funciones que se desempeñarían en su interior. En
tanto que la actividad o actividades para vencer la enfermedad y la pobreza provenían de la
razón68
. La razón como la comprensión de la naturaleza para buscar la plenitud, lo integro.
Lo que se pretendió con la ENA fue cubrir ciertos parámetros de orden.
La atención hacia estos dos conceptos se dio como parte de la búsqueda del
fortalecimiento de la nación, y habían sido parte del entusiasmo del arquitecto encargado de
la construcción de la ENA. Hacía 1931 ya hacía referencia a las necesidades que la escuela
debería cubrir para lograr los fines de la enseñanza de la arquitectura en México69
. En ese
año Villagrán, presentó una ponencia sobre la Educación profesional del arquitecto, ante la
Primera Convención Nacional de Arquitectos. En la ponencia se logra vislumbrar la visión
que desarrolló posteriormente durante sus años como teórico. Donde a partir de un sistema
teórico-práctico se planteó llegar a una Arquitectura Integral, una arquitectura mexicana.
Observó la importancia cultural de la arquitectura para una nación joven como el México
post-revolucionario. Sólo podía configurarse una gran arquitectura en tanto ésta sirviera
para educar de manera colectiva. De tal forma la educación de los arquitectos daría paso a
una educación nacional.
La conformación de la hoy Facultad de Arquitectura responde a parámetros
hospitalarios, pues se buscaba el bienestar físico y mental del hombre. Villagrán expresó de
manera directa que “de una escuela bella, higiénica y alegre, arquitectónica en suma,
disposición. Los conocimientos médicos se encontraban relacionados con la incidencia y prevención de la
enfermedad. 68
Staples, op.cit., p.17. 69
Hay que notar que la discusión que abre sobre la arquitectura y la enseñanza de la misma, que convendría
comenzar a perfilar como lo mexicano y para mexicanos antecede por dos años a las discusiones de 1933 en
torno al carácter de la arquitectura funcionalista.
56
puedan salir generaciones fuertes animadas por espíritus sanos!”70
, espíritus que desde su
perspectiva estarían corrigiendo el ámbito social y fortaleciendo al país.
No es extraño que la nueva ciudad para estudiantes se pensara en un ambiente como
el Pedregal, la búsqueda de ambientes sanos fue parte de la labor médica y arquitectónica.
Pensamientos racionales imperaron en el quehacer. Se ponía en relevancia la planeación
urbana y los espacios donde el aire, la luz y el agua estuvieran presentes71
. Lo anterior
considerando que desde el concepto de salud72
, el hombre es producto del medio ambiente
donde se desarrolla. El ambiente será entonces determinante individual y colectivo73
.
La labor higienista bajo la cual se idea la nueva ciudad para estudiantes y que actúa
como directriz de la construcción de la ENA se insertó en la sociedad como la búsqueda de
un bien común y una herramienta cotidiana. La referencia al contexto se torna
indispensable para entender cómo las relaciones de pensamientos, que se dieron en la
comunidad epistémica mencionada, tuvieron implicaciones estéticas y políticas en la
construcción de la Ciudad Universitaria, como una ciudad cuyo fin ideológico fue normar a
los profesionistas mexicanos.
Desde finales del siglo XIX se hablaba ya de una higiene pública en reglamentos y
publicaciones del gremio de la medicina74
. Antes de la década de los treinta la salud
formaba parte de la beneficencia. Hacia 1931 se sustituyó el término por el de asistencia,
70
Versión de la ponencia sobre el tema “Educación profesional del arquitecto”, desarrollada el 13 de
noviembre de 1931, ante la Primera Convención Nacional de Arquitectos Mexicanos, archivo Ramón Vargas
Salguero, vid. Villagrán García, José, “Educación profesional del Arquitecto", en Doctrina de la
Arquitectura, México: El Colegio Nacional, 2007, p.28. 71
Ibídem, p.31. 72
La salud como una condición de solidez física o de bienestar. La salud como el desarrollo eficaz de
funciones de un organismo, lo cual detonará un bienestar intelectual y moral. 73
Patologías de la Ciudad de México, coord. Fdo. Daniel Janet, Federico Ortiz Quezada, México: Nemesis,
1991, p. 32. 74
Staples, op. cit., p.17.
57
así la salud era un deber de todos, tanto gobierno como sociedad en general eran
responsables75
. El concepto de salud se modificó con el tiempo pero nunca escapó a su eje
rector: el hombre76
; desde los años cuarenta se consolidó la política del Estado en referencia
a la salud y la formación de una ideología médica. La década de los cuarenta fue un marco
de los servicios sanitarios en México77
, iniciando así una etapa de fomento de la vida sana
al cuidado del Estado bajo la tutela de la Secretaria de Salud y Asistencia (SSA)78
.
Para Gustavo Baz, antes, durante y después de ser secretario de salud, cuidar la
salud del pueblo significó “cuidar a la patria misma”, ofrecer salud significaba “obtener la
base del mayor bienestar del pueblo”79
. Durante el primer año de la SSA se instauró un
programa de desarrollo sanitario. Entre las actividades destacaron iniciativas para introducir
agua potable como vía de saneamiento ambiental, se impulsaron las obras de ingeniería
sanitaria para llevar el recurso de agua potable a más sitios. También la educación higiénica
popular se incrementó con campañas publicitarias por varios medios80
. Los planes federales
fueron ambiciosos, se pretendió crear una medicina acorde a la entonces época moderna81
.
Las propuestas y pensamientos de Baz eran compartidas por su amigo y colega
Zubirán, con la creación del Seminario de Arquitectura Nosocomial se dio origen a una de
las organizaciones más relevantes que unían a la arquitectura y la medicina con una meta en
75
Farjo Ortiz, Guillermo, Breve historia de los hospitales de la Ciudad de México, México: Asociación
Mexicana de Hospitales, 1980, p. 75. 76
Ortiz Quezada, Federico, Hospitales, México DF: MC. GRAW HILL, 2000, p.2. 77
Ibídem p.164. 78
Ibídem p.165. 79
Baz Prada, Gustavo, Memoria 1943-1944 basada en el informe de labores presentado al H. Ejecutivo de la
Unión por el Dr. Gustavo Baz Prada, secretario del ramo, México, secretaria de Salubridad y Asistencia,
1944, p.5, cit. en Alanis Boyso, Rodolfo, Gustavo Baz Prada. Vida y Obra, Toluca, Estado de México:
Universidad Autónoma del Estado de México: Instituto de Administración Pública del Estado de México,
1994, p.132. 80
Ibídem p. 148. 81
Pinoncelly, Salvador, José Villagrán García: protagonista de la arquitectura mexicana del siglo XX,
México, DF: CONACULTA., Dirección General de Publicaciones, 2004, p.13.
58
común. Los primeros trabajos fueron realizados alrededor de las figuras de Zubirán y
Villagrán82
. México se situaba así en un proceso de maduración institucional bajo la
mancuerna ciencia-arte, fue una época de desarrollo para las estructuras nacionales y
culturales. Se abogó por la cultura como parte de un ambiente que edifica al hombre83
.
Las propuestas de Zubirán y Villagrán dentro de la SSA devinieron en nuevas
formas arquitectónicas. Formas que garantizaron un mejor espacio médico para los
enfermos y las terapias. Al análisis médico le siguió un programa arquitectónico84
. Los
criterios hospitalarios resultaron de un esfuerzo interdisciplinario. “Los trabajos del
Seminario […] influyeron de manera decisiva no sólo en la integración de los servicios de
la salud que eran imprescindibles para el país sino, de muchos modos, en la concepción de
una forma de ejercicio de la medicina y, desde luego, en la búsqueda de modelos nacionales
en el terreno de la arquitectura”85
. La arquitectura moderna mexicana tiene como parte de
sus raíces profundas la creación de hospitales bajo la capacidad imaginativa y de
planeación de Zubirán y el pensamiento que permeaba en la SSA86
.
La arquitectura y la medicina en la primera mitad del siglo XX en México habían
encontrado un campo de diálogo. Un campo político y científico. Se abrían así preguntas en
torno a los problemas que atendían los hospitales y las formas que resultaban de sus
funciones. La arquitectura y la medicina le otorgaron pautas a Villagrán para debatir los
postulados del llamado estilo internacional. La forma naciente de la arquitectura, con
82
Cortés Rocha, Xavier, “L Aniversario de Sistemas de Planificación de hospitales”, en Salvador Zubirán
1898-1998, Testimonios TOMO IV, México: Fundación Mexicana para la Salud, 1998, p.167. 83
Villagrán García, José, Teoría de la Arquitectura, México: INBA, Dirección de Arquitectura y
Conservación del Patrimonio Artístico Nacional, 1983, p. 125. 84
Cortés Rocha, op. cit., 1998, p.168. 85
Ibídem, p.168. 86
Ibídem, p.169.
59
pretensiones de ser mexicana y para mexicanos, debatían de manera teórica y material con
el modo de hacer arquitectura que marcaba una hegemonía internacional. Hegemonía que
pretendía establecer fórmulas arquitectónicas que en apariencia tenían como premisa lo
funcional y que estaban destinadas a lograr satisfacciones en el campo internacional.
La doctrina de las formas racionales que imperó en el siglo XX nació de la
explicación de la forma partiendo de dos supuestos: la finalidad utilitaria como origen del
objeto de creación y el procedimiento o la técnica empleada en los materiales. De tal forma
que el racionalismo en la arquitectura observó el arte como un producto mecánico
resultante del empleo de los objetos mismos. Se sublimó así el instrumento mecánico
resultante del empleo de la arquitectura. A partir de la segunda década del siglo el
maquinismo y el funcionalismo utilizado en las obras de personajes como Gropius, Mies
Van de Rohe y principalmente Le Corbusier se popularizó. Su premisa consistía en elaborar
las formas arquitectónicas a partir de canalizar la vivencia intensa de un problema en
formas que cubrieran las necesidades del mismo. Esta premisa se vio desvirtuada por sus
seguidores en todas partes del mundo y se traicionó la estructura ideológica que presuponía
que la forma atendiera a un problema real. En vez de esto, se atiende a la copia de las
soluciones formales. Así el estilo internacional se dispersó como un estilo carente de una
vértebra teórica que lo sostuviera, no se logró posicionar como un estilo que resolvió
problemas sino como un estilo que copió modelos87
.
87
Villagrán García, José, La interpretación actual de los principios de la arquitectura. Conferencia
sustentada el día 30 de Julio de 1954, en la sala Manuel M Ponce del Palacio de Bellas Artes, Caja 4,
Separador C, Fondo Enrique Yáñez, Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad de Arquitectura, UNAM.
60
Si bien la Arquitectura Integral que se concretó con un Plan de Hospitales, también
atendió a la premisa planteada donde la función determina a la forma no la tomó como
principal prioridad. Lo anterior se hace evidente en Ciudad Universitaria posterior a la
salida de Zubirán como rector, y durante la toma de Mario Pani y Enrique del Moral de la
dirección del Proyecto General. En el quehacer de los arquitectos se insertó la firme
convicción que México no podría entrar en la escena mundial sino atendía los parámetros
del estilo internacional. Villagrán debatió de manera abierta con el conjunto de la ENA con
aquella idea. Si bien para los demás arquitectos del proyecto era necesario llamar la
atención de un público internacional colocando a México en la vanguardia arquitectónica,
para el arquitecto integral era necesaria la búsqueda de una arquitectura que se adhiriera
primero al panorama mexicano.
Lo que se observa en la Ciudad Universitaria con pretensiones de estilo
internacional es un formalismo que se volvió utópico al no responder a un Programa
General local. Y más allá de lo anterior al no responder a una geografía e historicidad que
determinan la realidad. Edificios como la torre de rectoría de Pani, arquitecto que fuera
ferviente seguidor de un estilo funcionalista e internacional, se colocaron en el suelo del
pedregal desestimando las características ambientales y geográficas del lugar. La Torre de
Ciencias proyectada por Raúl Cacho pese a la intención de crear un funcionalismo de corte
médico, pareciera copia rigurosa de una forma hospitalaria que no es capaz de insertarse en
el contexto real del espacio universitario [Figura 10]. Ambas estructuras evidencian una
comprensión errónea de lo que es la racionalización, observándola como una ordenación
puramente mecánica y haciendo a un lado una finalidad creadora88
. También podemos
88
Villagrán, op. cit., 1954.
61
encontrar, quizá de manera más ligera, una retórica de Augusto Peréz Palacios y su estadio
al acercarse a la relevancia material que el empleo de la técnica sobre los materiales
representaba para la época. Si bien el estadio respondió a un espacio específico como lo es
el Pedregal, se logra vislumbrar que se veló en primera instancia por la satisfacción de
necesidades materiales, haciendo uso de la roca de la región. Sin intención de quitarle
merito a la obra, debe decirse que este edificio resultó entonces una coincidencia
afortunada.
Habría que preguntarse entonces cómo el concepto de lo que es universal era
entendido por un movimiento mexicano que tenía como meta instaurar un “estilo
internacional” en Ciudad Universitaria. Pareciera ser que lo universal para estos personajes,
como Pani y Del Moral, fungía como una especie de generalidad. Villagrán a diferencia de
los seguidores del estilo internacional perseguía una arquitectura donde lo universal fuera
aquello que podría estar en todo sin embargo no de igual manera. Así las formas en la
arquitectura no son una fórmula mágica, en cambio es una condición reflexiva que
presupone un análisis de la situación real para llevarse o no al campo material. Por ejemplo,
las características médicas expuestas en la ENA no son algo que se encuentre de manera
formal en el conjunto, sino que son parte de una reflexión que determina como se llevarán a
cabo las resoluciones. Las formas que se desenvuelven en el conjunto responden a las
características del suelo sin perder de vista las necesidades pedagógicas para las cuales
están destinadas, resuelven el problema espacial para la educación sana del arquitecto sin
caer en meras formas estandarizadas como sí lo hace Cacho en la Torre de Ciencias.
Analizando lo anterior, las construcciones de Pani y Del Moral no logran percibirse como
espacios funcionales como los definió Gropius hacia 1930, en tanto no corresponden a una
62
forma viviente. En cambio son edificios inmóviles, que carecen de posibilidad de
adaptación al movimiento que brinda el paisaje del Pedregal y que generan poca armonía
con el ambiente.
Lo que posiblemente se logró en el conjunto de arquitectura fue el quiebre del
dogmatismo que el racionalismo arquitectónico había sufrido con su internacionalización.
El racionalismo de corte internacional advertía una disociación entre utilidad y belleza.
Como es el caso de las torres de rectoría y ciencias. Lo que se logró en el espacio
arquitectónico programado y proyectado por Villagrán fue un racionalismo integral, donde
utilidad y belleza fueran de la mano pese a actuar como valores autónomos89
. Las formas
geométricas son parte de la edificación pedagógica pero no se pierde de vista la necesidad
de insertarlas en el campo estético, se aludió a la belleza intrínseca del espacio donde se
instaura el universo arquitectónico que representa la actual facultad de arquitectos. Espacio
natural que se ancla al espacio humano resultando ser la suma entre utilidad y belleza.
Éstas se generan a partir de llevar impregnada una verdad que se genera de la
correspondencia con el ambiente y las funciones del edificio, del paisaje y las formas de
éste.
En Ciudad Universitaria el concepto de higiene llevó al ideal de una ciudad
integral, se debe analizar cómo difería este pensamiento con lo que se estaba tomando
como la base para la misma ciudad como un mecanismo funcionalista. Se puede observar
que las bases médicas de lo que se llegaría a denominar como Arquitectura Integral no
89
Sobre el tema también puede observarse el apartado “1.1 Utilidad y belleza”.
63
coincidían totalmente90
con las interpretaciones de las ideas de Le Corbusier91
. Ambos
sistemas encuentran puntos de partida semejantes: orden e higiene, como motores para el
fortalecimiento del trabajo y, por tanto, para el progreso. Ambos tuvieron la meta de
reformar la sociedad a partir de la arquitectura como eje de las ciudades y del Estado. Se
intentó construir un nuevo orden, un orden moderno. Se puede observar una preocupación
arquitectónica por equiparar la forma de vida urbana con lo civilizado y la razón, motivo
por el cual se miraba al funcionalismo como una línea ideal de trabajo para emprender la
Ciudad Universitaria. El orden es un punto de coincidencia pero también detona una
diferencia, la cual se observa en cómo se concibió la relación entre naturaleza y razón.
Para el arquitecto suizo las obras arquitectónicas y la ciudad son un punto donde se
aplica el trabajo humano92
para un buen desempeño. La arquitectura debería representar
una manifestación de salud física y espiritual que devendría en una salud moral93
, formando
así un tipo de hombre en comunión con el nuevo orden social de corte mecánico94
. Estas
ideas se situaban fuertemente en el pensamiento arquitectónico mexicano, pensamiento
que se regía por una tergiversación del maquinismo-funcionalismo. Así la búsqueda de lo
higiénico de las ciudades provenía de un juego de lo aparentemente proporcionado, lo
seriado e industrial. La belleza se encontraba en el factor de lo pulcro, lo pulcro como las
formas puras. Las máquinas, como lo plantearía Le Corbusier, conducirían a un nuevo
orden.
90
En el capítulo anterior se señalaron algunas coincidencias de pensamiento en el concepto de edificio y su
funcionamiento, sin embargo en la manera de concebir el concepto de ciudad se pueden vislumbrar
diferencias. 91
Teórico y Arquitecto suizo. Fue denominado por la historiografía de la arquitectura como el padre del
funcionalismo de la primera mitad del siglo XX. 92
Le Corbusier, La Ciudad del Futuro, Buenos Aires: Infinito, 1971, p.19. 93
Le Corbusier, Hacia una nueva arquitectura, Barcelona: Poseidón, 1978, p. 5. 94
Para Le Corbusier la modernidad encontró su origen en el establecimiento de la máquina y lo mecánico
como ejes de la sociedad industrializada, en Hacia una nueva arquitectura, Le Corbusier, p.8.
64
La búsqueda de las formas higiénicas y la salud, en referencia al cuerpo y la mente
del hombre, en las ciudades europeas y la ciudad de México provenían de un problema
similar. Gracias a la saturación de los espacios, como parte de un entusiasmo por la vida de
corte urbano y la industrialización, las ciudades se habían convertido en un foco de
“enfermedades sociales”. En el siglo XX las consecuencias del crecimiento de las ciudades
fueron de carácter social, económico, político y psicológico95
, nacieron con estas nuevas
patologías que detonaban una degradación de la sociedad. De la saturación de espacios y la
degradación social se produjo una necesidad de encontrar nuevas formas de estructurar las
ciudades, nuevas formas arquitectónicas que reformaran a los habitantes.
Para el pensamiento lecorbusiano las ciudades debían responder como máquinas,
cada parte de éstas debían encajar como pieza de un gran rompecabezas, pieza o elementos
pasados por el filtro de la total razón a fin de combatir los impulsos animales proveedores
del desorden. Así cada edificio y cada calle recta actuaban como engranes de una enorme
máquina. “Las creaciones de (una) técnica maquinista son organismos que tienden a la
pureza […] son las obras cotidianas de todo un universo que trabaja con conciencia,
inteligencia, precisión, con imaginación, audacia y rigor.”96
Para las ideas funcionalistas
del teórico suizo la naturaleza era observada como lo desordenado, sólo por medio de la
mirada del hombre podía ser ordenada, debía ser ordenada.
Los arquitectos de la modernidad en México adoptaron estás ideas como moldes,
entendiendo el sistema funcionalista como un conjunto de edificios de concreto cobijados
por enormes ventanales de cristal. Aquí yace el punto donde se encuentra una diferencia
con la arquitectura de corte integral; la versión coloquial del funcionalismo veía en lo ya
95
Federico Ortiz Quezada, Patologías de la Ciudad de México, México: Nemesis, 1991, p.31. 96
Le Corbusier, op. cit., 1978, p.80.
65
dado, la naturaleza, un obstáculo para obtener la eficacia de la arquitectura, las creaciones
procuraban oponerse al medio natural, mientras más lo hacían creían acercarse mayormente
a un pensamiento racional97
. La Arquitectura Integral basándose en una estructura de base
médica observaba en el ambiente un factor de integración, es decir, el ambiente natural
significó un punto de partida para dotar de valores a la arquitectura. El análisis y estudio de
los lugares fuera de la ciudad en la búsqueda de los mejoramientos de los ambientes
propicios para la salud y la educación son parte de los postulados de la arquitectura
nosocomial. Sitios como Cuajimalpa y el Pedregal fueron lugares iconos para el estudio
ambiental.
La integración con el ambiente en la arquitectura se contraponía entonces a la idea
funcionalista de formar un organismo humano de protección y trabajo con acciones que
iban contra la naturaleza98
. La Arquitectura Integral difería al pensar que la naturaleza era
parte únicamente de las implicaciones visuales, por ejemplo el paisaje creado por el
hombre. En cambio para la búsqueda de lo integral la naturaleza dotaba de valores lógicos,
útiles y sociales e intervenía en lo bello. Hay una necesidad por componer de manera
armoniosa y sinfónica, la solución entre estructura arquitectónica y ambiente es una
relación orgánica entre las partes y el todo99
.
Desde la visión de Villagrán, y haciendo referencia a Frank Lloyd Wright, México
es un país donde la cultura y la economía tienen demasiados contrastes. Al ser de esta
manera, aceptar soluciones-fórmula del funcionalismo como universales en la arquitectura
sería caer en una utopía. Para crear a partir de una realidad nacional se tendría que atender a
97
Le Corbusier, op.cit., 1971, p.22. 98
Ibídem, p.7. 99
Pinoncelly, Salvador, José Villagrán García: protagonista de la arquitectura mexicana del siglo XX,
México, D.F.: CONACULTA, Dirección General de Publicaciones, 2004, p. 19.
66
la idea de lo orgánico, según el arquitecto, como integral o intrínseco. Orgánico significa
que la parte es al todo y el todo a la parte. Es decir, entidad como integración es lo que
significaría lo orgánico100
. En el momento en que Villagrán se encontraba realizando la
construcción de la Escuela Nacional de Arquitectura observó las premisas de Wright y la
arquitectura de carácter orgánico como una vía de enfrentamiento al estilo internacional.
Para el arquitecto mexicano la corriente orgánica “tiene la capacidad en manos expertas y
creadoras, de producir la auténtica arquitectura que al serlo es moderna y regional a la vez,
y tan incorporada a lo universal como lo esté la colectividad a la que sirve el arquitecto”101
.
[Figura 11]
La idea de integración de Zubirán y Villagrán no sólo debatía con los argumentos
internacionales, también lo hacía con las ideas que se delineaban en la arquitectura
nacional. Enrique del Moral fue otro arquitecto preocupado por la integración, sin embargo
observaba el concepto en términos de la integración plástica, no en referencia a la
configuración del espacio orgánico, como sí lo hace la arquitectura integral. Pese a esto se
puede observar un anclaje al advertir que Del Moral define la “obra integrada” como lo
“que nace de la mente que concibe de un solo golpe con todos sus elementos constitutivos,
es un todo que no admite mutilaciones, como en el caso de una esfera, si a ésta le quitamos
una mínima parte, ya no es esfera”102
.
100
Wright, Architecturas Forum, mayo, 1953, cit., en José Villagrán García, La interpretación actual de los
principios de la arquitectura. Conferencia sustentada el día 30 de Julio de 1954, en la sala Manuel M Ponce
del Palacio de Bellas Artes, Caja 4, Separador C, Fondo Enrique Yáñez, Archivo de Arquitectos Mexicanos,
Facultad de Arquitectura, UNAM.
101 Villagrán, op., cit, 1954.
102 Del Moral, Enrique “Tradición vs modernidad ¿integración?”, en Cultura arquitectónica de la modernidad
mexicana. Antología de textos 1922-1963, coord., De Anda Alanís, Enrique Xavier, México, D.F, Instituto de
Investigaciones Estéticas, 2010, p.318.
67
Otro arquitecto que actuó bajo la misma idea de integración fue Raúl Cacho, quien como
recordaremos fue parte del Seminario de Arquitectura Nosocomial. Para Cacho el concepto
de integración iba desde la idea de integración plástica hasta el integralismo. Puede ser esta
una pista del porqué el edificio que proyecta para Ciudad Universitaria no logra ni una ni
otra definición y se observa sin vida, puesto que observó el primer concepto como fórmula
y el segundo como idealización del hombre. Para el arquitecto de hospitales “la integración
es el enunciado de un nuevo principio de origen que viene a enriquecer, no a liquidar, el
acervo de principios funcionalistas […] Enriquece al funcionalismo porque encuentra la
fórmula para evitar el divorcio de las artes con la nueva arquitectura.103
”
Como ya se planteó existieron arquitectos que encontraban en el funcionalismo una
expresión limpia y valiente de la arquitectura. Un ejemplo fue Mauricio Gómez Mayorga,
quien consideraba que “México entendió bien la gran lección contemporánea de la
arquitectura internacional, así como nuestros arquitectos supieron ligar la lección europea
con la realidad de México”104
. Es evidente el ferviente entusiasmo por una interpretación de
arquitectura funcionalista-maquinista que se había postulado como el estilo internacional.
Ciudad Universitaria fue un intento de conseguir un estilo uniforme que respondiera a lo
internacional, sin embargo lo que se logra apreciar es distinto. Puede ser esto el resultado
de interpretaciones variadas y diferentes de conceptos como máquina, función e integración
pero sobre todo de la negación de una cultura y geografía totalmente diversificadas. México
en la arquitectura se negaba a sí mismo al compararse con el otro (lo europeo) pero no
103
Planteamientos teóricos, recopilado 1922- 1940, p.5, Caja 4, Separador C, Fondo Enrique Yáñez y Fuente,
Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad de Arquitectura, UNAM. 104
Ibídem, p. 5.
68
alcanzaba a reafirmarse. Al parecer no había un acuerdo que permitiera la unificación de
estilo, Ciudad Universitaria fue finalmente una mezcla de interpretaciones.
Quizá la idea de integración que se acercó más a los planteamientos de la
Arquitectura Integral son los que postula Alberto T. Arai. Arai (1915-1959) definió la
integración como una búsqueda por encontrar la totalidad en el hombre, la posibilidad de
vivir la materialidad y espiritualidad con plenitud. Para él el funcionalismo debía compartir
el lugar con un sentimiento artístico, de lo contrario el hombre terminaría siendo esclavo de
la máquina y la máquina una materia estática. La arquitectura debía desarrollar sus
posibilidades artísticas creadoras para ser bella y moderna, auténticamente mexicana105
.
Se debía reconocer la capacidad creadora y el orden ya establecido por la naturaleza.
Para la mancuerna intelectual del médico y el arquitecto la naturaleza actúa como un orden
ya establecido, no como lo desordenado. Un orden a partir del cual se puede contribuir a la
mejora de un ambiente o de una arquitectura, e incluso la arquitectura integral estaría
abogando por una contribución mutua entre ambiente y arquitectura. La diferencia entre
mantener una posición superior ante la naturaleza e interactuar con ésta para integrarla al
mundo del hombre se observa de manera material en dos posiciones distintas de concebir la
forma. Por una parte la arquitectura funcionalista estaría usando una forma de sentido
platónico, así la arquitectura no sólo pretende imitar la realidad sino que va más allá
intentando suplantar su orden por un orden humano, maquinista. Para la arquitectura
integral las formas son aristotélicas, son una adaptación a la realidad. En la concepción del
médico y el arquitecto la arquitectura se adapta, se integra a un orden establecido de manera
natural, paisaje, ambiente y terreno están en comunión con la estructura arquitectónica. Hay
105
Ibídem, p.3.
69
una retroalimentación entre lo ya dado y lo que el hombre genera, una especie de equilibrio.
Siendo así, las ciudades integrales no se encuentran bajo un orden maquinista, sino bajo un
orden natural. Donde los elementos actúan como órganos de un organismo vivo.
Corazones, pulmones y arterias encontrarían su utilidad en una función determinada pero
no como engranes de una máquina, sino como partes de un todo natural106
.
En la educación, la visión de higiene e integración permearon en la manera de
concebir los edificios. Los edificios para escuelas al igual que los hospitales se rigieron por
una norma higienista. La figura de José Villagrán reapareció en 1944 en la codirección del
CAPFCE, comisión que se regía por mandatos constitucionales en materia de salud e
higiene urbanas107
. El propósito era crear una red de espacios habitables para la educación
y extenderla a una cobertura nacional108
. Desde los años treinta la premisa que contenía la
meta era hacer escuelas económicas, sencillas e higiénicas. Elementos como adaptación,
ventilación, bajo costo de materiales y su mantenimiento estuvieron presentes en las
construcciones. La escuela para la primera mitad del siglo XX sigue siendo pensada como
un lugar donde los niños aprendían a usar la razón y tener una apariencia higiénica109
. Se
buscó la creación de conjuntos que permitieran la movilidad, el flujo del aire, y los espacios
necesarios para evitar la incubación de enfermedades y desarrollar actividades con calidad
higiénica. Elementos de los cuales carecían las escuelas de finales del siglo que les
antecedía. Los edificios respondían así a una preocupación pedagógica. Pedagogía que
afirmaba que lo niños necesitaban de una educación de carácter integral. Nació una
preocupación no sólo por la salud física, también se pretendía la sanidad intelectual, de tal
106
Alanis Boyso, Rodolfo, op. cit., 1994, p.149-150. 107
Falcón Ayala, Alberto, Las escuelas de la ciudad de México a través de sus planos 1893-1963, México,
Gobierno del Distrito Federal, 2003, p6. 108
Ibídem p. 6. 109
Annes Staples, op. cit., 2008, p. 31.
70
manera que se contrarrestara la insalubridad a partir de las formas de los edificios y de los
espacios que éstas producían110
.
El arquitecto y pintor Juan O’Gorman (1905-1982) y el abogado Narciso Bassols
(1897-1959) promovieron la construcción de escuelas populares en 1932. El primer
concepto consistió en crear las escuelas diferenciando entre regiones urbanas y rurales, las
escuelas urbanas se levantarían con concreto armado, serían estructuras sencillas que
ocultaran las instalaciones eléctricas. Las escuelas rurales se erigirían con muros de carga
de tabique y los techos tendrían la forma de bóveda catalana. En ambos conceptos la
estructura se adecuaba material y económicamente a la región, y los adornos o decoración
se eliminaban de los proyectos. Se proponía tener en cuenta los futuros crecimientos de la
población estudiantil y considerar adaptaciones, así el edificio sería flexible al programa de
enseñanza111
. En la concepción ogormiana de lo que debía ser un edificio educativo se
pueden vislumbrar puntos que posteriormente se llevaron a cabo en el edificio para
arquitectos. Ejemplo de lo anterior fue la posibilidad de ampliar la estructura en 1964
haciendo uso de un espacio completamente planeado en el proyecto inicial. Dicho espacio
estaba determinado para adaptaciones posteriores, se observa la adecuación de la estructura
a un programa de enseñanza real.
Con los antecedentes marcados por Zubirán y Villagrán en colaboración estrecha
con Baz en la SSA y el CAPFCE se marcó una línea higienista que llegaría hasta las
instancias de la universidad y de la construcción de Ciudad Universitaria bajo una visión
integral. Tanto salud y educación fueron parte de las preocupaciones de la mancuerna
interdisciplinaria. La tendencia higienista delineó un programa para la educación
110
Ibídem p. 131. 111
Falcón Ayala, op.cit., 2003, p.6.
71
profesional en la universidad. Según las palabras de Zubirán la educación debía encausarse
hacia el orden, las influencias que llegasen a la universidad debían encontrarse limpias. En
el discurso inaugural el rector advertía una preocupación por la salud física y espiritual. Por
lo tanto era necesario el traslado de las instalaciones de la universidad a un nuevo ambiente.
La penuria y la estrechez, la desarticulación arquitectónica de la universidad no permitían
un ambiente higiénico para el dinamismo de la institución112
. Con la experiencia de haber
trabajado en el Plan de Hospitales y organizado el Instituto Nacional de Nutrición el
médico llevó factores de la salud pública a la universidad113
. Las implicaciones de Zubirán
en el entorno arquitectónico de la construcción de la nueva ciudad surgieron de su ideal por
curar orgánicamente la desarticulación y aislamiento de los sectores universitarios. Se
necesitaba un ritmo colectivo para detener la degeneración por el aislamiento intelectual114
.
Apegándose de esta manera a la realidad mexicana y creando parámetros para la
elaboración arquitectónica.
La arquitectura integral buscó nuevas formas para crear un orden social, fue parte de
una especie de ideología115
. Se observaron los problemas reales del país y se esbozó un
imaginario colectivo para intentar acabar con éstos. De tal manera que la visión higienista
actúo como una herramienta ideológica que pretendía que la Arquitectura Integral basada
en preocupaciones médicas reformara a los individuos haciendo hincapié en la adaptación,
de tal manera que no sólo se controlaran las enfermedades sociales sino que los individuos
112
Carrillo, Nabor, “Reconocimiento del consejo Universitario”, en Salvador Zubirán 1898-1998,
Testimonios Tomo IV, México, Fundación Mexicana para la salud, 1998, p.14. 113
Ibídem p. 15 114
Ibídem, p.15. 115
Se tomará el concepto ideología como: descripción especifica de ciertas actividades intelectuales y
espirituales consideradas como imágenes invertidas de la realidad en una colectividad. Es decir, la operación
donde el sujeto histórico enuncia el contexto se invierte y lo que se observa es que el contexto determina al
sujeto, en Ricoeur, Paul, Ideología y Utopía, Barcelona: Gedisa, 1994, p.48.
72
que la conformaban estuvieran bajo una especie de control. La arquitectura actuaría
entonces como un ambiente controlado que produce individuos determinados para un fin, la
reconstrucción y fortalecimiento del país. Se puede vislumbrar que los conocimientos
evolucionistas que permearon en los eugenistas mexicanos desde los años veinte tuvieron
impacto en higienistas como Salvador Zubirán y Gustavo Baz, tras la lucha revolucionaria
y las relaciones que se dieron con esta116
. El sentido de la conformación de una nación
homogénea se dio en el ámbito de los conocimientos biológicos y antropológicos117
. El
papel que las instituciones profesionales jugaron en el impulso de la eugenesia en México
incidieron en los programas estatales en materia de salud y educación118
, instituciones que
también abogaron por una cultura de la higiene.
La arquitectura nosocomial se eleva en el panorama nacional como la arquitectura
que nace del seno revolucionario. Hacía los treinta la primera gran obra arquitectónica que
figura es la construcción del Hospital de Huipulco, marcando así una nueva pauta, donde se
aboga por la cura de enfermedades del hombre a partir del medio ambiente y la elaboración
de una nueva tipología de hospitales en aquella época.
Se creyó en la posibilidad de una influencia del ambiente sobre el organismo, sin
duda el hombre reacciona y modifica en gran medida su medio ambiente. La posición de la
geografía llegaría a ser el punto donde la ciencia física se reúne y se mezcla con la ciencia
mental119
. Por ejemplo, el entonces nuevo pabellón de cirugía de Huipulco de 1941 se
116
Habría que analizar más a fondo la relación entre el Doctor Cuarón y Gustavo Baz desde la gesta
revolucionaria y el impacto que la ideología del primero tendría en el segundo. 117
Suárez y López-Guazo, Laura, Eugenesia y racismo en México, p. 112. ,
http://www.posgrado.unam.mx/publicaciones/ant_col-posg/29.html, consultada 26 de julio 2013. 118
Carrillo, Nabor, op. cit., 1998, p.14. 119
H. Isnard expresó en 1975 que “la sociedad y su espacio constituyen un todo indisociable en un sistema de
interacciones en el que la sociedad se crea su espacio.” Isnard, H., “L’espace du géographe, Annales de
73
construyó apegándose al suelo, determinando la forma y la apariencia del conjunto,
consiguiéndose un sitio rítmico y totalmente orgánico donde todas las partes eran
necesarias.
Con el conjunto para arquitectos sucede algo similar, la posición dentro de Ciudad
Universitaria no sólo despliega características políticas determinadas por una estructura de
la forma del suelo y las configuraciones arquitectónicas. Sino que, como ya se mencionó, se
juega con las características ambientales en torno a la distribución espacial y el uso de los
materiales. Si bien no se aplicaban condiciones de medicina profiláctica tal cual, en el
conjunto si se puede advertir la importancia que esta tuvo en el pensamiento que Villagrán
deslizó desde la arquitectura nosocomial hasta la arquitectura escolar específicamente en
este conjunto.
Las ideas del médico cirujano Zubirán se pueden observar en la manera de resolver
arquitectónicamente las problemáticas sociales y las necesidades que de estas se
desprenden. La solución era crear una estructura institucional y material que proporcionara
los medios para producir constructores y planificadores de la nación. Se puede vislumbrar
la intervención de posturas médicas en la planeación ideal de la Ciudad Universitaria y
específicamente en la Escuela Nacional de Arquitectura.
Zubirán fue asiduo estudioso de la medicina clínica, la cual se centra en observar el
funcionamiento anormal en el paciente para proporcionar soluciones. Desde la década de
los veinte, años en que el médico comenzó sus estudios, comenzaron a crecer el número de
estudios de medicina clínica. Los métodos empleados son los de la cabecera del paciente
Géographie, 1975, p.175-187, cit., en Martínez de Pisón, Eduardo, Paisaje y medio ambiente, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1985, p.14.
74
amplificado y extendido. Cada síntoma del que un paciente se queja, se observa con
cuidado, se anota y los registros se archivan y clasifican. Así, la medicina moderna había
logrado sus dos grandes principios: la comprensión del significado de los signos y síntomas
en términos de la vida activa, y la necesidad de conservar y construir la resistencia natural
contra los enemigos del cuerpo. Si bien los signos de una “enfermedad orgánica” eran más
conocidos y más o menos fácilmente reconocibles, los de la enfermedad antes de que
ocurran daños en los órganos eran casi totalmente desconocidos120
.
Llevando lo anterior al campo de la arquitectura, el lugar donde se ubicaban los
estudios profesionales de los arquitectos ya no se encontraba en condiciones aptas, ni
espaciales ni ambientales, lo cual se sumaba a la lista de síntomas de enfermedad social. Al
ubicar el conjunto dentro de la ciudad de universitarios junto con otras escuelas y facultades
se lograba abordar el problema de ambiente mal sano. Pero esto no era suficiente, a partir
de la forma había que generar un espacio que permitiera dar una solución a las necesidades
sociales, la agrupación espacial en talleres parecería una solución de este tipo.
Por otro lado, la medicina preventiva en su aplicación a la mente humana en
tiempos de gran estrés era importante para el momento mexicano, puesto que se encontraba
a escasa distancia temporal de una guerra interna, la Revolución. El éxito de los trabajos en
cuanto al bienestar social dejaron una huella indudable en la medicina moderna. Las
circunstancias y el medio ambiente recibieron una gran atención. Existió así un interés de
120
Cfr., Buzzi, Alfredo, Evolución histórica de la medicina clínica, Argentina, Buenos Aires: Tall. Gráf. Gadola, 1968, p, 211.
75
los médicos por los valores de la alimentación, la ventilación y el bienestar de los
trabajadores121
.
Es relevante observar que estos parámetros se reproducen de cierta manera en el
edificio de la ENA, puesto que se utilizaron las observaciones médicas en los ambientes
productivos, por ejemplo las industrias, las escuelas y los hospitales. Los efectos del medio
ambiente para el trabajo del hombre habían sido estudiados. Los estudios sobre la
ventilación habían descubierto que este no era una mera cuestión que tuviera que ver con la
cantidad de aire, sino que era un problema más complejo que implicaba el análisis del flujo
del aire, la humedad y la temperatura como factores de productividad laboral. Este tipo de
preocupaciones médicas fueron básicos en la delineación de los espacios de la ENA.
Desde el concepto de la creación de una ciudad para estudiantes se estaba abogando
por un espacio que ayudará a perfilar a los individuos hacia una dinámica de adaptación
social para un nuevo orden. La nueva forma de hacer arquitectura para reformar se puede
observar entonces como una ideología que a partir de observar cierto tipo de habitante
produjo parámetros. No es en totalidad la forma arquitectónica lo que determina como tal al
habitante, sino la ideología que se puede filtrar en una sociedad a través de una obra
arquitectónica. Una ideología que pretende una integración de carácter social. Tanto
arquitectura como medicina se proyectan sobre el ambiente social.
No es que la forma del conjunto de la Escuela Nacional de Arquitectura fungiera
como una fábrica de estereotipos de habitantes modelos. Sino que funcionara como un
sanatorio y laboratorio para la mente partiendo de concebir determinados ejes de una
121
Martínez Báez, La Salud en México antes y después de la Revolución de 1910, México, El Colegio
Nacional, 2010, p.93-99.
76
comunidad epistémica en un ambiente propicio. Las ideas teóricas de Villagrán, ideas que
se forjaron en la relación con los médicos, y otros arquitectos se filtraban en gran parte de
los estudiantes, de tal manera que esto sumado a la forma del espacio significaba una nueva
estructura ideológica.
Existió una necesidad por normalizar a partir de un ambiente controlado, de tal
manera que se puede especular que había una ideología clasista detrás de la arquitectura
integral. La clase media era observada como icono de lo higiénico, gracias a una apariencia
física “sana y limpia”. Podría suponerse que al perfilar una clase trabajadora higiénica se
estabilizaría la estructura social, trabajo y bienestar serían estandarte de una nación en un
proceso de reconstrucción. Ideología que podría haber pretendido la fortaleza de la nación a
partir de un orden de la razón. Al tener un ambiente controlado se puede observar lo que
sale de la normatividad y nórmalo, así la sociedad obtendría una especie de lenguaje
homogéneo con el cual dirigirse hacia la modernidad y el progreso.
77
78
Conclusiones.
Después de analizar y reflexionar conceptos como forma e integración en el conjunto para
arquitectos se puede determinar que la obra arquitectónica resultó ser un producto con valor
histórico. De su forma emanó una postura firme contra la arquitectura de estilo
internacional y puso en tela de juicio el empleo del mismo en el resto de Ciudad
Universitaria. El análisis de la forma en un contexto histórico permitió observar un anclaje
de pensamientos interdisciplinarios que dieron paso a nuevas estructuras arquitectónicas, y
fueron parte de la pretensión de configurar una ideología médica-planificadora.
Los problemas sociales que han enmarcado a México desde su independencia, e
incluso antes, hicieron necesario pensar en una arquitectura que ayudará al hombre y la
construcción de su espacio interno y externo como factor de planificación. La Ciudad
Universitaria respondió a esta necesidad pero siempre preponderando las aspiraciones
mexicanas por formar parte del mundo occidental. Lo que se puede observar en el complejo
arquitectónico es un quiebre en el proceso de creación y producción, es decir, se observa un
antes y un después de la salida de Zubirán y de Villagrán. Lo que se perfiló en un inicio
como una ciudad integral culminó siendo parte de un intento fallido por colocarse en la
“vanguardia” del estilo internacional. Parece que lo que se observa en la historiografía de la
arquitectura posterior a la realización de la ciudad es una retórica que intenta justificar el
producto como una arquitectura regionalista mexicana. Esta historiografía no responde a
cuestionamientos políticos, cuestionamientos que se encuentran vinculados con la
construcción del espacio para universitarios.
79
El análisis de un edificio como entidad histórica no sólo proporcionó datos del
objeto artístico, fue más allá desmenuzando los perfiles intelectuales y de acción de los
participantes directos e indirectos en su configuración. El edificio de la Escuela Nacional de
Arquitectura da pie a proponer otra visión de la figura de José Villagrán García. Ya no sólo
como el arquitecto del Estado, como lo denominó Lopéz Rangel, sino como sujeto político
con ideas reformatorias de la sociedad. Lo que se hace evidente en el desenvolvimiento de
la historia del edificio es una necesidad por la adaptación, no sólo de la estructura al
espacio sino del mismo hombre a una sociedad moderna. Pareciera que se quería controlar
una sociedad a partir el espacio arquitectónico, este pensamiento se logra vislumbrar desde
la creación de hospitales bajo una estructura ideológica y arquitectónica basadas en el orden
como herramienta de vigilancia.
El análisis del objeto arquitectónico dio paso a variadas directrices históricas. Por
ejemplo, se ha hablado del “milagro mexicano”, la realidad es que es una época llena de
matices. El ejercicio de reflexión sobre el conjunto de la ENA pone una vez más en entre
dicho tal época de esplendor de la economía mexicana y revela las problemáticas políticas
internas en un proceso artístico. También cabe resaltar que Ciudad Universitaria se ha
observado como la gran obra de la arquitectura moderna como una labor titánica de trabajo
en conjunto. Es posible apreciar que lo que menos imperaba en la construcción era el
espíritu de comunidad. Poco o nada se ha hablado del conjunto de arquitectos como parte
de la historia de la arquitectura, obras del mismo arquitecto, como hospitales y hoteles, han
pasado a ser iconos de modernidad. La presente investigación resulta fundamental para
comprender que Ciudad Universitaria no puede seguir siendo parte de un estudio
80
homogéneo, como si no existieran diferencias entre los pensamientos de los arquitectos y
los productos de estos.
El caso de las vinculaciones entre médicos y arquitectos direcciona la mirada a la
capacidad social de la arquitectura como una disciplina que se encuentra en todos los
ámbitos de la vida humana. La historia de la arquitectura no es la historia de los estilos, la
historia de las formas, ni mucho menos la historia de las columnas y la belleza. Es la
historia de un objeto complejo que resulta fundamental para las estructuras sociales como
evidencia de las categorías tiempo y espacio. Eso es el conjunto de la actual Facultad de
Arquitectura, la representación de un cronotopo complejo, que permitió la participación
política activa de sus creadores y posteriormente de sus habitantes. Quizá no sea nombrada
en la historia de la arquitectura al mismo nivel que otros edificios de la ciudad para
universitarios porque en 1954, cuando se inauguró oficialmente la C.U, únicamente estaba
en pie el área de talleres [Figura 12]. La configuración espacial en talleres permitió una
organización distinta del cuerpo docente y estudiantil. Quizá lo que se pretendió con su
construcción fue la adaptación de un tipo de habitante sin embargo lo que emanó de sus
formas integrales fue una manera de habitar, un habitar político y colectivo.
La investigación como tal concluyó, tenía límites temporales bien establecidos de
1940 a 1954. Si bien en algunos casos fue necesario retroceder hasta la década de los años
treinta, también resulta necesario resaltar que el estudio del edificio podría ser sólo el inicio
de una búsqueda, casi a manera de excavación, histórica de parámetros científicos y
artísticos que originaron una figura específica como la de José Villagrán García y sus obras
de la arquitectura moderna en México.
81
82
Figura 1. Instituto Nacional de Cardiología, Villagrán García.
83
Figura 2. Hospital para Tuberculosos de Huipulco, Villagrán García.
84
Figura 3. Ciudad Universitaria. Fototeca del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.
85
Figura 4. Actual Facultad de Arquitectura, 2012. Fotografía de Jorge Hidalgo.
86
Figura 5. Actual Facultad de Arquitectura, 2012. Fotografía de Jorge Hidalgo.
87
Figura 6. Actual Facultad de Arquitectura, 2012. Fotografía de Jorge Hidalgo.
88
Figura 7. Actual Facultad de Arquitectura, 2012. Fotografía de Jorge Hidalgo.
89
Figura 8. Área de Talleres. Actual Facultad de Arquitectura, 2012. Fotografía de Jorge
Hidalgo.
90
Figura 9. Área de Talleres. Escuela Nacional de Arquitectura. Colección Privada. Madrid,
España.
91
Figura10. Facultad de Ciencias. Fototeca del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.
92
Figura 11. Construcción de la Escuela Nacional de Arquitectura. Fototeca del Instituto de
Investigaciones Estéticas, UNAM.
93
Figura 12. Fases de la construcción de la Escuela Nacional de Arquitectura. Fototeca del
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.
94
95
Bibliografía.
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