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“El martes 21 de julio de 1936, fue incendiado en parte y asaltado el Palacio Arzobispal, ardiendo también la Biblioteca y el Museo Diocesano. No obstante el Archivo no pereció en aquel momento; en 1937 fue vendido para pasta de papel por elementos del partido político que utilizaba el edificio” 1 . Tras la guerra, el Arzobispado decide reconstruir el Palacio con el apoyo de la Dirección general de Regiones Devastadas. Traver consideraba el edificio en estado de ruina por lo que permitía el derribo de ciertas partes con el fin de configurar el nuevo palacio y ensanchando, con la autorización del Ayuntamiento, las calles adyacentes. “Las fachadas del nuevo Palacio fueron trazadas dentro de un estilo clásico con licencias barrocas en su decoración, adaptadas sin preocupación de estilo a la planta y necesidades del edificio, siendo los muros de fachada de ladrillo caravista, rematados y decorados con balaustradas y demás en piedra caliza. Existe una portada principal personificando la autoridad que allí reside, rematada por un frontispicio coronado por la cruz patriarcal. El resto de la fachada responde con sus huecos al interior, planteándose, al acercarse a la catedral, el problema con el enlace del arco de paso y la unión armónica del conjunto arquitectónico. Este extremo de fachada tiene enfrente suyo la portada románica de la catedral y es por eso que remata la fachada con una torre y busca con líneas más bajas y movidas (rotonda en galería con arcos y columnas), un contrapeso al elemento gracioso y movido del fondo, para seguir nuevamente con líneas severas a buscar el arco y fachada apilastrada de la catedral” CORTES 276 Algunos investigadores piensan que la reconstrucción en base a los vestigios conservados era posible y que la demolición fue propiciada por la renovada iglesia que, gracias al apoyo del Estado y un nuevo régimen político, tuvo la oportunidad de demoler “lo que les molestaba y dar muestras del poder” CORTES 280. No obstante, en la nueva planta se puede reconocer perfectamente la disposición original del espacio, la cual “consistía en un cuerpo residencial central con el piso inferior abierto a modo de logia y las dependencias principales en la planta alta, en la misma línea del coetáneo palacio episcopal de Barcelona” ZARAGOZA CATALÁN, Arturo y otro: “Una aproximación a arquitecturas desaparecidas.... Págs. 139-140. 1 MATEU Y LLOPIS, Felipe, “Archivos eclesiásticos y de protocolos del Reino de Valencia”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos LXII, 3 (1966) 703.

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“El martes 21 de julio de 1936, fue incendiado en parte y asaltado el Palacio Arzobispal, ardiendo también la Biblioteca y el Museo Diocesano. No obstante el Archivo no pereció en aquel momento; en 1937 fue vendido para pasta de papel por elementos del partido político que utilizaba el edificio”1.

Tras la guerra, el Arzobispado decide reconstruir el Palacio con el apoyo de la Dirección general de Regiones Devastadas. Traver consideraba el edificio en estado de ruina por lo que permitía el derribo de ciertas partes con el fin de configurar el nuevo palacio y ensanchando, con la autorización del Ayuntamiento, las calles adyacentes. “Las fachadas del nuevo Palacio fueron trazadas dentro de un estilo clásico con licencias barrocas en su decoración, adaptadas sin preocupación de estilo a la planta y necesidades del edificio, siendo los muros de fachada de ladrillo caravista, rematados y decorados con balaustradas y demás en piedra caliza. Existe una portada principal personificando la autoridad que allí reside, rematada por un frontispicio coronado por la cruz patriarcal. El resto de la fachada responde con sus huecos al interior, planteándose, al acercarse a la catedral, el problema con el enlace del arco de paso y la unión armónica del conjunto arquitectónico. Este extremo de fachada tiene enfrente suyo la portada románica de la catedral y es por eso que remata la fachada con una torre y busca con líneas más bajas y movidas (rotonda en galería con arcos y columnas), un contrapeso al elemento gracioso y movido del fondo, para seguir nuevamente con líneas severas a buscar el arco y fachada apilastrada de la catedral” CORTES 276

Algunos investigadores piensan que la reconstrucción en base a los vestigios conservados era posible y que la demolición fue propiciada por la renovada iglesia que, gracias al apoyo del Estado y un nuevo régimen político, tuvo la oportunidad de demoler “lo que les molestaba y dar muestras del poder” CORTES 280. No obstante, en la nueva planta se puede reconocer perfectamente la disposición original del espacio, la cual “consistía en un cuerpo residencial central con el piso inferior abierto a modo de logia y las dependencias principales en la planta alta, en la misma línea del coetáneo palacio episcopal de Barcelona” ZARAGOZA CATALÁN, Arturo y otro: “Una aproximación a arquitecturas desaparecidas.... Págs. 139-140.

1 MATEU Y LLOPIS, Felipe, “Archivos eclesiásticos y de protocolos del Reino de Valencia”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos LXII, 3 (1966) 703.