Texto Base

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Texto Base: Mt.6:5-13 Semana #48 Introducción La semana pasada hablamos que cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, y Él les enseñó una oración que ellos y nosotros debemos tomar como modelo para nuestra oración personal. Dijimos que Jesús no les quiso decir a sus discípulos que siempre repitieran lo mismo a Dios cuando oraran. Las oraciones cuando son aprendidas y repetidas de memoria pueden llevar a la persona a un acto mecánico y rutinario donde no hay crecimiento ni desarrollo espiritual. Quien repite y repite lo mismo en la oración, puede caer en aquello que al Señor desagrada y denuncio cuando dijo: “Este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí”. Is. 29:13. La oración busca intimar con el Señor, para alinear nuestros pensamientos a los suyos; conocer secretos escondidos y descubrir tesoros muy guardados. Cuando la oración nace de un corazón hambriento y sediento por su presencia, allí se desata el poder de Dios. Poder que nos da sabiduría, inteligencia espiritual, dominio propio, madurez, en suma: crecimiento espiritual. Continuemos pues con los otros elementos de la oración modelo de Jesús… 6. HAGASE TU VOLUNTAD. El hacer la voluntad de Dios es sumamente importante. El deseo de cada creyente en la oración debe ser que la voluntad de Dios sea hecha tanto en su vida como en los demás. Que la obediencia de parte de su pueblo sea hecha manifiesta. Que sus mandamientos sean guardados. Que el evangelio del Reino sea predicado. Que el pueblo sea edificado. Romanos 12:2. El creyente debe decididamente buscar la voluntad de Dios. El hacer la voluntad de Dios es lo que hace la diferencia entre uno que es verdaderamente un hijo de Dios y uno que no lo es. Jesús mismo dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21 Antes de decir estas palabras Jesús dijo: "Por sus frutos los conoceréis". Pero después dijo la parábola de los dos hombres que construyeron sus casas, uno sobre la roca y otro sobre la arena. El que construyó sobre la roca lo hizo de acuerdo a la voluntad de Dios. Construyó sobre la Palabra de Dios. La Biblia es la roca que contiene la Palabra de Dios de acuerdo a Su voluntad. El verdadero creyente va a la Palabra y funda su casa (su vida) sobre ella.

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Texto Base: Mt.6:5-13 Semana #48 Introducción La semana pasada hablamos que cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, y Él les enseñó una oración que ellos y nosotros debemos tomar como modelo para nuestra oración personal. Dijimos que Jesús no les quiso decir a sus discípulos que siempre repitieran lo mismo a Dios cuando oraran. Las oraciones cuando son aprendidas y repetidas de memoria pueden llevar a la persona a un acto mecánico y rutinario donde no hay crecimiento ni desarrollo espiritual. Quien repite y repite lo mismo en la oración, puede caer en aquello que al Señor desagrada y denuncio cuando dijo: “Este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí”. Is. 29:13. La oración busca intimar con el Señor, para alinear nuestros pensamientos a los suyos; conocer secretos escondidos y descubrir tesoros muy guardados. Cuando la oración nace de un corazón hambriento y sediento por su presencia, allí se desata el poder de Dios. Poder que nos da sabiduría, inteligencia espiritual, dominio propio, madurez, en suma: crecimiento espiritual. Continuemos pues con los otros elementos de la oración modelo de Jesús… 6. HAGASE TU VOLUNTAD. El hacer la voluntad de Dios es sumamente importante. El deseo de cada creyente en la oración debe ser que la voluntad de Dios sea hecha tanto en su vida como en los demás. Que la obediencia de parte de su pueblo sea hecha manifiesta. Que sus mandamientos sean guardados. Que el evangelio del Reino sea predicado. Que el pueblo sea edificado. Romanos 12:2. El creyente debe decididamente buscar la voluntad de Dios. El hacer la voluntad de Dios es lo que hace la diferencia entre uno que es verdaderamente un hijo de Dios y uno que no lo es. Jesús mismo dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 7:21 Antes de decir estas palabras Jesús dijo: "Por sus frutos los conoceréis". Pero después dijo la parábola de los dos hombres que construyeron sus casas, uno sobre la roca y otro sobre la arena. El que construyó sobre la roca lo hizo de acuerdo a la voluntad de Dios. Construyó sobre la Palabra de Dios. La Biblia es la roca que contiene la Palabra de Dios de acuerdo a Su voluntad. El verdadero creyente va a la Palabra y funda su casa (su vida) sobre ella. La Biblia está llena de instrucciones acerca de cómo debemos conducir nuestra vida. Es importante oír la Palabra, pero mucho más importante es ser hacedores de ella. Santiago 1:22

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Recordemos que en la oración no debemos buscar que Dios cumpla nuestra voluntad, si no conocer Su Voluntad y alinear la nuestra a la Suya. No olvidemos que Dios es soberano y Él sabe con precisión qué es lo que nosotros necesitamos, es por eso que a veces la respuesta a nuestra oración puede ser un “si”, un “no”, o un “todavía no”. 7. EN LA TIERRA, COMO EN EL CIELO. No hay duda de que la voluntad de Dios se hace en el cielo. En el cielo, los Ángeles obedecen a Dios sin cuestionarle. Sin embargo, en la tierra el hombre cuestiona todo. Aún, algunos creyentes cuestionan las enseñanzas más simples de la Biblia, aceptando unas, rechazando otras, etc. Otros, lo único que buscan es que suceda su voluntad y no la voluntad de Dios, siendo esta la causa de todos sus males. De la única manera que la voluntad de Dios sea hecha en el cielo como en la tierra, es cuando comencemos a aceptar esta voluntad revelada en su Palabra y pongamos nuestras ideas y conceptos a un lado, pues Sus pensamientos y caminos son más altos que nuestros pensamientos y caminos. Is. 55:8,9. No permitas que tu propia y obstinada voluntad retrase los planes y propósitos de Dios para tu vida, o en el peor de los casos, los anule. Un ejemplo de ello lo vemos en Esaú, quien por satisfacer sus propias necesidades, vendió su primogenitura y perdió su derecho a la bendición. Heb. 12:16. O en el caso de Saúl, que por sus propios deseos y ambiciones, fue desechado para que en su lugar, otro ocupara el trono de Israel. 1 S. 15:23, 26. Dios quiere establecer Su voluntad y propósitos en nuestra vida, en nuestra familia. Él quiere construir un futuro de bendición para nosotros. Solo su Voluntad y su Palabra traen refrigerio y paz a nuestro corazón. La próxima semana, continuamos con este edificante tema