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INTROMISIONES EN EL DERECHO AL HONOR EN LA RECIENTE
JURISPRUDENCIA CIVIL.
Comunicación presentada a las XIII JORNADAS DE LA APDC Salamanca 17 a 20 de octubre de 2007
Elsa Sabater Bayle
Profesora Titular de Derecho Civil Universidad Pública de Navarra
- Sumario –
1. Propósito y algunos problemas previos. 2. Derecho al honor e injurias: ¿existe prejudicialidad penal en la acción del art. 7.7 de la L.O. 1/1982? 3. El Art. 7.7 de l L.O. 1/1982 y el art. 18 CE. 4. Supuestos actuales.- a) Derecho al honor y libertad de información.- b) Enfrentamientos entre profesionales y entidades.- c) Inclusión en Registro de morosos de la ASNEF (Asociación Nacional de
Establecimientos Financieros de Crédito) por error.- 5. Recapitulación. 6. El “honor” como concepto indeterminado. 7. La confrontación entre el derecho al honor y la libertad de información, tiene
en cuenta el contexto y la relevancia social de los personajes cuyo honor queda comprometido.-
8. La aplicabilidad de la L.O. 1/1982 a las personas jurídicas y sus matices. 9. El concepto de “reportaje neutral”. 10. El “animus retorquendi”. 11. La influencia de la veracidad o falsedad de las noticias en la existencia de lesiones al honor. 12. Reflexión final.
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INTROMISIONES EN EL DERECHO AL HONOR EN LA RECIENTE
JURISPRUDENCIA CIVIL.
1. Propósito y algunos problemas previos.-
El objeto de esta comunicación que presento en el XIII Congreso de la APDC
sobre los Bienes de la Personalidad es aportar una muestra del tratamiento que ha
realizado la última jurisprudencia civil del derecho al honor reconocido por el art. 7.7
de la L.O. 1/1982, de 5 de mayo, de protección del derecho al honor, a la intimidad
personal y a la propia imagen.
La selección de sentencias utilizadas para elaborar este estudio procede de la Base
de Datos Westlaw, sección Jurisprudencia, fondo jurisprudencial; y de las reflexiones y
consideraciones de las obras doctrinales citadas en el trabajo. Según estas fuentes, lo
primero que se observa es el enorme volumen de sentencias que aplican la Ley Orgánica
1/1982, lo que obliga a acotar la materia, de manera que solo se considerarán aquí las
Sentencias de los Tribunales de lo civil dictadas durante el año 2007 en aplicación de su
art. 7, apartado 7. La elección de este precepto entre los restantes que contiene la norma
obedece al evidente interés que suscita, no sólo porque establece un auténtico concepto
jurídico indeterminado (el de honor), sino porque genera un grado de aplicación
jurisprudencial más elevado que el resto de normas contenidas en la Ley.
Evidentemente, no es el período en sí mismo, el año 2007, lo que ha motivado la
selección jurisprudencial (pues apenas se pueden apreciar novedades relevantes en las
resoluciones estudiadas) sino tan sólo la simple curiosidad por averiguar como se
encuentra tratada la materia en la actualidad. De hecho, es muy frecuente en esta
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reciente jurisprudencia menor sobre el art. 7.7 de la L.O.1/1982 la cita de sentencias del
Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional dictadas en fechas muy anteriores al
año 2007, lo que lleva a pensar que no es especialmente innovadora. Tampoco los casos
que analizan estas resoluciones del año 2007 son destacables por aportar nuevos
episodios célebres o abordar situaciones nuevas, ni por la relevancia pública de las
personas y entidades que aparecen en ellos. Además, siempre según las fuentes
consultadas, en el año 2007 apenas pueden encontrarse sentencias del Tribunal Supremo
que apliquen el art. 7.7 de la L.O1., por lo que el estudio se ha centrado en la
jurisprudencia de las Audiencias Provinciales, dividida en dos bloques de resoluciones:
las que estiman que se ha producido una intromisión ilegítima al derecho al honor y las
que aprecian que ello no ha tenido lugar.
Descartamos por lo tanto el estudio de los evidentes problemas que plantea el
tratamiento procedimental de la defensa de los derechos de la personalidad. Como es
sabido, uno de ellos fue el de las múltiples vías procesales que a lo largo del tiempo se
han ido sucediendo para la defensa de esta clase de derechos o bienes, por emanar las
respectivas acciones de normas cuya naturaleza es tanto penal (delitos de injuria, actual
art. 205 CP, y calumnia, art. 208 CP) como civil (art. 1902 CC y L.O. 1/1982), y
posteriormente también constitucional (art. 18 CE de 1978). Así pues, una primera
cuestión consiste en averiguar si en esta específica materia opera o no la preferencia de
la jurisdicción penal frente a la civil y, en concreto, si para poder invocar la norma del
art. 7.7 de la L.O. ante la jurisdicción civil es preciso agotar antes la vía penal o si por el
contrario el interesado puede optar por una u otra vía; si pueden producirse problemas
de caducidad de la acción civil, etc.. El otro conflicto aludido es el de la coincidencia de
los términos literales contenidos en el texto del art. 18 CE y el título de la L.O.1/1982, 1 Las fuentes consultadas solo recogen en el año 2007 dos sentencia de la Sala Primera Tribunal Supremo en aplicación del art. 7.7 de la L.O. 1/1982 (STS de 18 de julio de 2007 [JUR 2007\240410] y STS de 20 de marzo de 2007 [JUR 2007\1669]).
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lo cual podría llevarnos también a preguntarnos si los casos examinados por los
Tribunales de lo civil no serán sólo una parte de todos los que se hayan planteado
efectivamente durante el año 2007, dado que algunos han podido ser recurridos en
amparo ante el TC o a través del procedimiento jurisdiccional especial previsto para la
protección de los derechos y libertades fundamentales declarados en la Constitución.
Sin embargo, aunque es cierto que abundan la sentencias del Tribunal Constitucional
acerca del derecho al honor, en los últimos años no se han dictado otras nuevas2. Se
traen aquí a colación estas cuestiones porque, como ya se ha dicho, el propósito de este
trabajo es únicamente el estudio de la reciente jurisprudencia civil acerca de lo
dispuesto en el art. 7.7 de la L.O. 1/1982, aunque debido al especial tratamiento
procesal que presenta su régimen jurídico considerado de forma global, siempre queda
la duda de si muchos de los casos que se hayan producido durante el periodo estudiado
no habrán ido a parar a otras jurisdicciones o tribunales, y por ello, puedan haber
quedado sustraídos a las fuentes que aquí se examinan. Ello justifica por lo tanto alguna
breve precisión respecto a estas cuestiones.
2. Derecho al honor e injurias: ¿existe prejudicialidad penal en la acción del
art. 7.7 de la L.O. 1/1982?
La doctrina ha resuelto ya este problema, por lo que nos limitaremos aquí a
reflejar sus conclusiones.
En lo que se refiere a la coexistencia de normas civiles y penales que pudiera
obligar a seguir una u otra vía ante los Tribunales, ha quedado claro, tras la STS de 23
2 Puede consultarse una selección resumida y comentada en SANTOS VIJANDE, Jesús María, La Protección Jurisdiccional, Civil y Penal, del Honor, la Intimidad y la Propia Imagen, Cuadernos Aranzadi del Tribunal Constitucional, Elcano (Navarra) 2005
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de marzo de 1987,3 que, salvo que se trate de actos contra un funcionario público, la
injuria y la calumnia pertenecen a la clase de delitos perseguibles a instancia de parte, lo
que en principio permite al ofendido elegir la acción (civil o penal) que ejercita. Sin
embargo, el texto de la Exposición de Motivos de la L.O. 1/1982 se presta a crear un
cierto confusionismo al respecto, pues tras afirmar que la jurisdicción penal es
preferente a la civil -lo que conduce a afirmar la prejudicialidad penal- establece que la
responsabilidad civil derivada de delito se regirá por lo dispuesto en la L.O. 1/1982.
Ello ha planteado dudas a la doctrina. Algunas de ellas son: si para la aplicación de la
L.O. se requiere dolo o culpa en el comportamiento del agresor o si basta con un
resultado objetivamente lesivo del honor del ofendido; si la omisión de la exceptio
veritatis en el texto del art. 8 de la L.O. 1/1982 pudiera facilitar que se acudiera a un
proceso civil para eludir el juego que en el ámbito penal (arts. 205, 207, 208 y 210 del
Código Penal vigente en la actualidad) tiene esta excepción4. A pesar de estas dudas, la
doctrina y la jurisprudencia mayoritarias han interpretado que el perjudicado puede
optar por la vía penal o civil5. Esta cuestión no solamente ha ocupado la atención de los
Tribunales ordinarios sino también la del Tribunal Constitucional (SSTC 77/2002 de 8
de abril, 241/1991, de 16 de diciembre) y por otra parte, provocó la reforma del art. 1.2
de la L.O. 1/1982, dada por la Disposición final 5ª de la L.O. 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal, de manera que a partir de su vigencia se eliminó la
preferencia de la vía penal sobre la civil y así ha quedado claro que en el proceso civil
3 Citada por ESTRADA ALONSO, Eduardo, El derecho al honor en la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, Madrid 1988, pág. 65. 4 CABEDO NEBOT, “Sobre las acciones por difamación”, en Poder Judicial, 2ª época, junio 1986, pág.33, y MUÑOZ MACHADO, “Mitos, insuficiencias y excesos en la construcción jurídica de las acciones por difamación”, en Poder Judicial, 2ª época, marzo 1986, pág. 11, (citados por ESTRADA ALONSO, Eduardo, cit., págs. 60 y 61). 5 ESTRADA ALONSO, Eduardo, cit., pág. 62.
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de defensa de los derechos de la personalidad no existe cuestión prejudicial penal y el
ofendido puede utilizar directamente la vía civil 6.
3. El Art. 7.7 de l L.O. 1/1982 y el art. 18 CE.
¿Qué relación guarda la defensa del derecho al honor ex art. 18 CE con la acción
ex art. 7.7 de la L.O. 1/1982?
Es esta una segunda cuestión previa en esta exposición, porque el texto del art.
18.1 CE coincide literalmente con la rúbrica de la L.O. 1/1982, lo que da lugar a
cuestionarse si el ejercicio de los derechos que de ellos derivan debe efectuarse a través
del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, del especial para la protección
jurisdiccional de los derechos y libertades fundamentales, o del proceso civil o penal
ante los Tribunales de Justicia. Y, por otra parte, la coincidencia de sus respectivos
términos nos lleva a la vieja cuestión sobre cuál es la naturaleza de los derechos de la
personalidad: si se trata de verdaderos bienes o derechos subjetivos, o de el derecho (a
la personalidad) en lugar de los derechos (de la personalidad), y en concreto, en qué se
diferencian de los derechos y libertades fundamentales recogidos en la Constitución7. La
doctrina describe a estos efectos un caso paradigmático, en el que se produjo una
peregrinación innecesaria de demandas ante los Tribunales ordinarios (Juzgado,
Audiencia y Supremo) y el Tribunal Constitucional, que sólo cabe explicarse partiendo
de las deficiencias que presentan nuestro sistema jurisdiccional y nuestra normativa en
cuanto a la defensa de estos especiales bienes o derechos. Es el caso examinado por la
STS, Sala 1ª, de 31 de diciembre de 1996, en el que la célebre Sra. P, habitual
6 SANTOS VIJANDE, Jesús María, op. cit., pág.64. 7 Vid. un temprano pero profundo estudio monográfico de estas cuestiones en ROGEL VIDE, Carlos, Bienes de la personalidad, derechos fundamentales y libertades públicas, en Studia Albornotiana, XLVI, Publicaciones del Real Colegio de España, Bolonia 1985, págs. 30 a 44, en especial pág. 42, donde afirma: Creo también, a mayor abundamiento, que, respecto de algunos de estos bienes, puede hablarse de verdaderos derechos subjetivos, si bien de características especiales.
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protagonista de reportajes en la prensa del corazón, demandó a su empleada de hogar y
al semanario L, y exigió una elevada suma en concepto de indemnización, por haber
publicado unas declaraciones de la empleada que a juicio de la Sra. P lesionaban su
derecho a la intimidad personal y familiar. Aunque no se trataba aquí del derecho al
honor, sino sólo de la intimidad personal y familiar de la Sra. P. -puesto que las
declaraciones afectaban a su hija T- el supuesto hubiera podido también producirse en
relación a su honor, dada por otra parte la cierta proximidad conceptual que media entre
ellos8. Lo que interesa ahora es observar que el Juzgado y la Audiencia condenaron a los
demandados a abonar cierta suma indemnizatoria, de cuantía elevada, por estimar que
éstos habían infringido los arts. 18 CE y 2.1 y 7.3 de L.O. 1/1982, entre otros, pero el
TS casó la Sentencia de instancia por considerar que las declaraciones difundidas en la
prensa no pasaban de ser unos simples chismes de escasa entidad que no cabía catalogar
como atentatorios de la intimidad de la Sra. P. Tras esta Sentencia, la Sra. P. acudió ante
el Tribunal Constitucional basándose en los arts. 18.1 y 14 CE, y éste le otorgó el
amparo que había solicitado por estimar que el reportaje había revelado aspectos
relativos a la intimidad familiar y personal de la afectada, de manera que, mediante
STC, secc. 2ª, 115/2000, de 5 de mayo [RTC 2000\115] quedó anulada la Sentencia del
Tribunal Supremo de 31 de diciembre de 1996 [RJ 1996\9226]. Pero el 20 de julio de
2000 la Sala 1ª del TS, dictó otra Sentencia ([RJ 2000\6184]) ex art. 5.1 de la LOPJ, en
sustitución de la que el TC había anulado anteriormente, a los solos efectos de rebajar
la cuantía de la indemnización hasta convertirla en casi simbólica (25.000 pts.), por lo
que la actora volvió a recurrir en amparo esta nueva resolución del TS, añadiendo al
8 ESTRADA ALONSO, E., op. cit. Pág. 53, afirma que honor e intimidad son conceptos próximos pero no coincidentes, puesto que puede haber lesiones a la intimidad (p. ej., revelación de datos veraces que en si mismos no merman la reputación social de una persona, aunque ésta no quiera divulgarlos) que no constituyan afrentas ni difamaciones; y supuestos de injurias o calumnias, sobre todo cuando se pruebe que son falsas, (por ejemplo, los insultos simplemente zahirientes) que sin embargo no invadan su privacidad.
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inicial motivo (que era la vulneración presunta del art. 18.1 CE) la invocación del art. 24
CE sobre derecho a la tutela judicial efectiva por indebida ejecución de la STC
115/2000. Lo particular del caso es que la sección 2ª del TC dictó una segunda
Sentencia (186/2001, de 17 de septiembre) en la que además de estimar nuevamente el
recurso de amparo, reconocer la lesión del derecho a la intimidad personal y familiar de
la Sra. P y anular la Sentencia del TS de 20 de julio de 2000, resolvió sobre la cuantía
de la indemnización y la fijó en la suma que había establecido la SAP Barcelona de 12
de enero de 1993; si bien con el Voto particular de dos Magistrados del TC en los que
opinaban que este último extremo debió haberse remitido al Tribunal Supremo9.
Es este un ejemplo, junto con otros destacados por la doctrina, de una pugna entre
el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, que va más lejos del tema de fondo -
que era la protección del derecho a la intimidad de una persona- y llega al del poder
para interpretar las leyes orgánicas10.
4. Supuestos actuales.-
a) Derecho al honor y libertad de información.-
En la Jurisprudencia civil de las Audiencias Provinciales correspondiente al año
2007 continúan produciéndose los clásicos casos de colisión entre los derechos al honor
y a la libertad de opinión e información. Siguen siendo frecuentes las demandas frente a
los medios de información, prensa, radio y Televisión, contra reportajes o noticias
difundidas por los medios que molestan o lesionan supuestamente el derecho honor -a
veces también a la propia imagen- de sus protagonistas. Se plantea además de nuevo el
alcance de la protección de este derecho cuando no se trata de personas físicas. Es el
9 Vid., a propósito de este azaroso proceso, SALVADOR CODERCH, P., y GÓMEZ POMAR, F., Libertad de expresión y conflicto constitucional, Cinco estudios sobe la aplicación judicial de los derechos al honor, intimidad y propia imagen, Madrid 2002, págs. 32 a 37. 10 SALVADOR CODERCH, P., y GÓMEZ POMAR, F., proponen una política legislativa que permitiera reducir el número de casos de amparo ordinario que pueden ser objeto de casación ante el Tribunal Supremo (op. cit., pág. 47).
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caso, por ejemplo, resuelto por la SAP Madrid, secc. 20, de 23 de enero 2007, [AC
20007\850], en que la Sociedad Anónima D demanda a la autora de un reportaje
periodístico y al director del periódico, por haber difundido una noticia en la que se
imputa a la empresa D la pertenencia a una red de venta de datos estadísticos, y sus
pretensiones resultan desestimadas por entender el juzgador que, en este caso, debe
prevalecer el principio de libertad informativa. O, también, el fallado por la misma
sección de la AP de Madrid en Sentencia de 22 de enero de 2007 [AC 2007\851], en el
que un particular, Don F., actuando en representación de su hijo menor, demanda a la
conocida Revista I, por publicar un reportaje sobre venta y tráfico de drogas en el que
incluyó una foto de una discoteca con el coche de Don F aparcado en frente del local, de
manera que era visible el número de matrícula, toda vez que el demandante, Don F.,
era un proveedor habitual de bebidas de la discoteca y el reportaje trataba sobre una red
de venta de estupefacientes, lo que según Don F. perjudicaba la reputación de su hijo
menor además de su honor profesional, y en definitiva estos sucesos le habían
producido perjuicios en forma de insultos al hijo y pérdida de clientela; el juzgador
rechazó las pretensiones indemnizatorias de Don. F. por estimar que el reportaje en
cuestión era neutral por lo que prevalecía el derecho a la información11. Un caso
parecido, en el que un particular actúa contra un reportaje difundido en un canal de TV,
es el resuelto por la Audiencia Provincial de Sevilla en Sentencia de 12 de marzo de
2007 [JUR 2007\238294], en el que la TV y el director del programa resultaron
condenados al pago de 24.000 euros en concepto de indemnización por haber realizado
y difundido un reportaje en el que se entrevistaba a varios presidiarios preguntándoles
si habían visto ingresados en la cárcel a hijos de famosos, no sólo porque las
afirmaciones difundidas no eran veraces, sino porque el juzgador rechazó la alegación,
11 Vid. , sobre el concepto de reportaje neutral, infra apartado 9.
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formulada por TV, acerca del carácter supuestamente neutral del reportaje y estimó que
se trataba de una intromisión ilegítima del derecho al honor.
También la SAP Barcelona, secc. 1, de 3 noviembre de 2006 [JUR 2007\113828]
estimó una demanda contra varios canales televisivos y el Ministerio Fiscal, por
entender que se había producido una intromisión ilegítima en el honor del demandante
con ocasión de un reportaje, grabado con cámara oculta y retransmitido por Televisión,
que reflejaba negociaciones sobre el fichaje de jugadores de fútbol.
Un caso particular de colisión entre el derecho de información y el derecho al
honor es el que tuvo lugar a instancia de la ONCE contra la Plataforma Unitaria de
Encuentros para la Democratización de la ONCE, en el que el juzgador, tras analizar las
expresiones peyorativas vertidas contra la ONCE en el sentido de achacarle falta de
democracia en los procedimientos de elección de sus dirigentes y otras irregularidades,
analiza detenidamente el concepto de honor, y concluye que en el caso no se produjo
ninguna intromisión ilegítima (SAP Madrid, secc. 9, de 26 de octubre 2007 [AC
2007\706].
En otro supuesto, se denunció ante los Tribunales la publicación de un reportaje
televisivo que contenía imágenes de una persona grabadas sin su consentimiento,
aunque el reportaje no contenía nada que pudiera considerarse ofensivo o atentatorio a
su honor profesional. Se trataba de una esteticienne cuya imagen había sido grabada
mediante cámara oculta, en el transcurso de una entrevista con una periodista que había
fingido ser una persona interesada en informarse de los tratamientos de belleza
ofertados por una clínica privada, que decidió invocar judicialmente su derecho a la
propia imagen para solicitar una indemnización. A propósito de este caso, se plantea
entre otras cuestiones la autonomía del derecho a la imagen respecto a los demás
derechos de la personalidad regulados en la L.O. 1/1982. A este respecto, la SAP
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Madrid, secc. 19, de 3 de abril 2007, FD 2º, [AC 2007\962] toma en consideración la
doctrina del TEDH sobre la ausencia de un derecho autónomo a la imagen, pero añade
que nuestro TC le ha otorgado en sus últimas sentencias un valor independiente de los
derechos al honor y a la intimidad, con los que se halla ligado.
De todos estos casos, conviene retener, como extremos relevantes a la hora de
determinar si resulta de aplicación el art. 7.7 de la L.O. 1/1982 o si debe prevalecer el
derecho a la información, entre otras cuestiones, la noción de reportaje neutral; la
distinta graduación y concepto del honor de las personas jurídicas respecto de las
personas físicas; y los criterios de determinación del concepto de honor.
b) Enfrentamientos entre profesionales y entidades.-
Es frecuente que en el transcurso de las relaciones profesionales se produzcan
situaciones conflictivas entre las personas. En concreto, las tensiones entre los
administradores de las comunidades de propietarios y el presidente o los vecinos, han
dado lugar a varias demandas por presuntas intromisiones en el derecho al honor. En el
supuesto fallado por la SAP de Valencia, secc. 6ª, de 23 de abril de 2007, [AC
2007\1206] el administrador de una comunidad de propietarios invoca el art. 7.7 de la
L.O. 1/1982, a raíz de una carta en la que el presidente de la comunidad le insultaba con
palabras tales como “ladrón”, “estafador”, atribuyéndole actuaciones calificadas de
“tramoya chapucera”, etc.. A pesar del carácter netamente peyorativo de estas
expresiones, la Audiencia declara que no constituyen intromisiones ilegítimas en el
honor del administrador. Para fundamentar el fallo, acude al significado de los términos
utilizados según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y concluye
que se encuadran en el derecho a expresar y opinar libremente, o a manifestar el
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descontento del presidente con los servicios prestados por el administrador. En un caso
parecido, en que la administradora de una comunidad de propietarios denunciaba
ataques variados a su persona que a su juicio lesionaban su derecho al honor, la SAP
Vizcaya, secc. 4ª, de 24 de mayo 2007, [AC 2007\97166] declaró que no había tenido
lugar la intromisión y que debía prevalecer en este caso el derecho de los vecinos a
expresar libremente su opinión (FD 3º).
En cambio la SAP Alicante, secc. 8, de 19 de febrero de 2007, [JUR
2007\238959], encontró que era lesiva del honor de un médico la carta redactada por el
jefe de sección del hospital donde aquél trabajaba, en la que informaba al director del
centro acerca de la conveniencia de denegar el permiso vacacional de dos días que el
médico había solicitado al director, y a continuación escribía una página llena de
afirmaciones insultantes, tachándole de “incompetente”, que menospreciaban la
reputación profesional del médico.
c) Inclusión en Registro de morosos de la ASNEF (Asociación Nacional de
Establecimientos Financieros de Crédito) por error.-
Es este otro grupo de supuestos interesante por su frecuencia y trascendencia, cuya
defensa jurídica se ha fundamentado en el art. 7.7 de la L.O. 1/1982.
A este respecto, la SAP Zaragoza, secc. 5ª, de 22 de febrero de 2007, [AC
2007\813] estimó que constituía intromisión ilegítima en el honor de un empresario, que
en este caso era una sociedad anónima, la inclusión de ésta en el Registro de morosos de
la ASNEF-EQUIFAX, por error de una empresa que había ofrecido los datos al
responsable del fichero, a pesar de que, una vez constatado que ello había tenido lugar
por un error de la acreedora, la anotación fue cancelada. La entidad demandada alegaba
en su defensa: que la normativa vigente sobre protección de datos personales no es
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aplicable a una persona jurídica; que la entidad gestora de los ficheros no es responsable
de la veracidad de los datos que le ofrecen los acreedores para incluirlos en el fichero; y
que los datos no habían sido divulgados, entre otros argumentos. Esta resolución abunda
en el concepto de honor del empresario, la exigencia de veracidad como requisito para
la prevalencia del derecho a la información sobre el derecho al honor, la aplicabilidad
de la L.O. 1/1982 a personas jurídicas y sus matices, etc..
La SAP Sta. Cruz de Tenerife, secc. 4ª, de 28 de agosto de 2007 [AC 2007\272],
dictada a propósito de un caso semejante al anterior, interpretó que la inclusión en el
registro de morosos de la banca, ASNEF/EQUIFAX, por el impago de un apunte
erróneo en la cuenta de un cliente bancario, integraba una intromisión ilegítima en el
derecho al honor del perjudicado, que afectaba además a su derecho a la intimidad, por
lo que confirmó la sentencia del Juzgado que había condenado a la entidad bancaria al
pago de una elevada indemnización por daños económicos y morales al cliente.
Estos supuestos de lesiones del derecho al honor guardan relación con la
interpretación jurisprudencial de la normativa sobre protección de datos personales
contenida en la LO 15/1999, cuyo artículo 29 se refiere a los ficheros de datos sobre
solvencia patrimonial y crédito, y exige, para la inclusión de datos relativos al
cumplimiento o incumplimiento de obligaciones dinerarias, que el interesado lo
consienta o bien que se le notifique la inclusión por los acreedores en el plazo de 30 días
desde la anotación en el registro. Abundando en estas exigencias, la Instrucción 1/95,
de 1 de marzo, de la Agencia de Protección de Datos, relativa a datos sobre solvencia
patrimonial y crédito, exige que concurran los siguientes requisitos: a) existencia de una
deuda cierta, vencida y exigible, que haya resultado impagada; b) requerimiento previo
de pago a quien corresponda, en su caso, el cumplimiento de la obligación En
definitiva, recoge los principios de “veracidad” y ”consentimiento” activo o pasivo del
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afectado, frente a la posible excusa del titular del fichero consistente en ampararse en
una pretendida posición de simple receptora de los datos proporcionados por un
acreedor (estas normas sobre protección de datos personales aparecen citadas por la
SAP Zaragoza, secc. 5, de 22 de febrero 2007, FD 7º [AC 2007\813]).
5. Recapitulación.
Se ha advertido al principio que estos casos tienen poco de novedoso y que la
doctrina vertida por los Tribunales tampoco parece haber evolucionado demasiado. Se
repiten en ellos los tradicionales problemas de interpretación que tradicionalmente ha
suscitado la L.O. 1/1982, y en concreto, los aspectos que a continuación paso a
contemplar brevemente.
6. El “honor” como concepto indeterminado.
La jurisprudencia continúa aceptando que el concepto jurídico de honor, a los
efectos del art. 7.7 de la L.O. 1/1982, es indeterminado12. En este sentido, por ejemplo,
la SAP Madrid, secc. 19, de 14 de febrero 2007 [JUR 2007\153188] declara que no es
posible dar una definición que pueda tipificarlo en cada caso, y que el derecho al honor
está sujeto a determinadas limitaciones o matices, tales como el contexto en el que se
pronuncian las expresiones que pueden lesionarlo, el nivel de tolerancia de la sociedad
en cada momento, el medio en que se vierten dichas expresiones, las circunstancias que
rodean el suceso, la proyección pública de la persona que se siente ofendida, la
gravedad de las expresiones, etc., de manera que no cabe apreciar que se trate de un
derecho absoluto, pues debe ceder frente a otros tales como el derecho a la información.
De todo ello se deduce que los Tribunales tienen un cierto margen de apreciación a la
12 No se olvide que el texto del art. 7.7 de la L.O. 1/1982 fue modificado por la disp. Final 4ª de la L.O. 10/1995, de 23 de noviembre (Código Penal).
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hora de concretar en cada caso qué deba tenerse por lesivo del derecho fundamental
que lo protege. Según esta Sentencia, que acoge un recurso de apelación frente a la de
primera instancia, el concepto de honor tiene una dimensión interna o subjetiva
(dignidad personal, sentimiento que la propia persona tiene de sí misma) y otra externa
u objetiva (la reputación, valoración o consideración social), pero advierte que
… conviene resaltar que el concepto de honor no es subjetivo puro, que daría lugar a que cada persona tuviera una idea distinta del honor dependiendo de su subjetividad o susceptibilidad, ni tampoco es puramente objetivo, que permita dar parámetros abstractos a los que deban adaptarse las situaciones humanas (FD 1º de la Sentencia de la SAP Madrid citada). Abunda en estas consideraciones acerca de la indeterminación del concepto
jurídico de honor la SAP Madrid, secc.9, de 26 octubre 2007, [AC 2007\706], (caso
ONCE ya citado anteriormente), que en su FJ 3º declara lo siguiente:
El Tribunal se ha referido expresamente a la imposibilidad de encontrar una definición del mismo en el propio ordenamiento jurídico. Se trata de un concepto dependiente de las normas, valores e ideas sociales vigentes en cada momento (Sentencia del Tribunal Constitucional 185/1989 [RTC 1989\ 185]), que encaja sin dificultad, por tanto, en la categoría jurídica conocida de conceptos jurídicos indeterminados (Sentencia del Tribunal Constitucional 223/1992 [RTC 1992\ 223]). A pesar de la imposibilidad de elaborar un concepto incontrovertible y permanente sobre el derecho al honor, ello no ha impedido, acudiendo al Diccionario de la Real Academia Española, asociar el concepto de honor a la buena reputación (concepto utilizado por el Convenio de Roma [RCL 1979\ 2421]), como la fama y aun la honra consiste en la opinión que las gentes tienen de una persona buena o positiva si no van acompañadas de adjetivo alguno. Así como este anverso de la noción se da por sabido en las normas, éstas, en cambio, intentan aprehender el reverso, el deshonor, la deshonra o difamación o lo difamante. El denominador común de todos los ataques e intromisión ilegítima en el ámbito de protección de este derecho es el desmerecimiento en la consideración ajena. A pesar de la indefinición del concepto, la jurisprudencia examinada ha tenido
ocasión de juzgar supuestos determinados en que se cuestionaba si ciertos actos pueden
constituir intromisiones ilegítimas en el derecho al honor de una persona, lo que ayuda a
obtener una mayor concreción.
16
Así, según la SAP Tenerife, secc. 4ª, de 28 de agosto de 2007 [AC 2007\272] (que
cita en apoyo de su postura la STS de 5 de julio de 2004 [RJ 2004\4941]) la cesión de
los datos contenidos en los registros de morosos de la Asociación Nacional de Entidades
de Financiación (ASNEF) a las entidades bancarias asociadas constituye un acto de
divulgación suficiente para considerar el supuesto incluido en el concepto de
intromisión ilegítima de los derechos al honor y a la intimidad de los clientes bancarios.
Esta resolución afirma que el simple hecho de la inclusión de los datos erróneos en el
registro de morosos se considera un daño, sin que se precise probar documentalmente
los efectos propios de esta situación, tales como impedir al perjudicado obtener
financiación, usar tarjetas de crédito, etc.; datos estos que, sin embargo, pueden en su
caso contribuir a establecer la cuantía de la indemnización..
Otro interesante supuesto es el que analizó la SAP Valencia de 27 de octubre de
2007 [AC 2007\733], en el que se trataba del derecho al honor de un joven fallecido y la
legitimación de sus familiares para pleitear en la defensa de este bien de la personalidad.
El conflicto se produjo a partir de la publicación en varios periódicos de una foto en la
que aparecían dos personas que sacaban de una vivienda una camilla con un cadáver
tapado, acompañada de una noticia en la que se publicaba la dirección de la vivienda y
se indicaba que el fallecimiento de su inquilino había podido producirse por una
sobredosis de droga. En cuanto al honor de los fallecidos, destaca que los familiares
están legitimados para defender su memoria post mortem. Aparece citada en la
Sentencia otra del TS de 24 de febrero de 2000 [RJ 2000\1243], en la que se afirma
que el concepto del honor al que se refiere el art.7.7 de la L.O. 1/1982 de 5 de mayo, es
la dignidad personal reflejada en la consideración de los demás y en el sentimiento de la propia persona; cuyo concepto comprende un aspecto interno, subjetivo o dimensión individual, por uno mismo, y un aspecto externo, objetivo o dimensión y valoración social, por los demás; pero a continuación se advierte que siendo tan relativo el concepto del honor, debe compaginarse la inevitable subjetivación con las circunstancias objetivas,
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al objeto de evitar que una exagerada sensibilidad de una persona transforme en su interés conceptos jurídicos como el honor (lo cual ha mantenido esta Sala desde las sentencias de 24 de octubre de 1988 [RJ 1988\7635] y especialmente las de 16 de marzo de 1990 [RJ 1990\1704] y 17 de mayo de 1990 [RJ 1990\3736]); En la citada Sentencia del Tribunal Supremo se señala además que
la calificación de ser atentatorio al honor una determinada noticia o expresión, debe hacerse en relación con el contexto y las circunstancias de cada caso;
y se añaden consideraciones que matizan la tradicional exigencia de veracidad
cuando el derecho al honor colisiona con la libertad de información:
la noticia que tiene interés y relevancia general y que es veraz no produce intromisión en el derecho al honor (…); la veracidad no es preciso que sea absoluta: en hechos que una persona estima que atentan a su honor, que son ciertos, caben inexactitudes parciales que no afectan al fondo, es decir, que no debe exigirse una veracidad absoluta y total; sí que la esencia del hecho sea veraz, aunque contenga inexactitudes.
7. La confrontación entre el derecho al honor y la libertad de información,
tiene en cuenta el contexto y la relevancia social de los personajes cuyo honor
queda comprometido.
Este aspecto del derecho al honor ha sido objeto de multitud de pronunciamientos
jurisprudenciales y observaciones doctrinales. En la muestra que estamos analizando
aparece aludido, por ejemplo, el caso fallado por la SAP Madrid, secc. 9, de 26 octubre
[AC 2007\706] ya citada antes. En este caso se consideró que debía prevalecer la
libertad de información sobre el derecho al honor de la entidad demandante (la ONCE)
a quien se le habían atribuido algunas irregularidades y actuaciones poco democráticas
en su funcionamiento interno, ello habida cuenta su relevancia social. Se afirma en el
FJ 4º de la Sentencia que:
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Partiendo, por lo tanto, de que la parte apelante Organización Nacional de Ciegos Españoles, es una entidad de una gran trascendencia pública y social, y que las expresiones que se consideran injuriosas deben entenderse referidas a denuncias de mal funcionamiento interno, de critica a la labor de sus directivos y, por lo tanto, dentro de la lucha partidista que en el seno de la asociación existe, no cabe extraer, tal como se pretende por la parte apelante, que dichas expresiones sean injuriosas, ni que tengan como finalidad el descrédito o menosprecio público de la misma; pues si bien las expresiones pueden entenderse molestas, hirientes o incluso de mal gusto, deben entenderse amparadas por el derecho fundamental a la libertad de expresión garantizada en el apartado a) del artículo 20.1 de la Constitución Española (RCL 1978\ 2836), el cual «protege la libre difusión de creencias y juicios de valor personales y subjetivos» (Sentencia del Tribunal Constitucional 192/1999, de 25 de octubre [RTC 1999\ 192]). La libertad de información también prevaleció en otro caso, que dio origen a la
SAP Cádiz, secc. 4ª, de 3 de junio 2007, [AC 2007\320], en que se publicó en la prensa
una noticia sobre un funcionario municipal expedientado por presunta participación en
la alteración de la fecha de empadronamiento de ciudadanos chinos, porque, según se
afirma en su FJ 5º :
…en definitiva si para aceptar la intromisión ilegítima del derecho al honor han de concurrir una serie de requisitos relativos en primer lugar a los conceptos vertidos, que han de ser de la suficiente entidad para menoscabar o atentar contra la fama, la dignidad o la propia estimación de la victima, en segundo término al contexto y a la situación en que tales expresiones se vierten y por último a la condición del sujeto pasivo de tales frases o expresiones que cuando como en el caso presente ocurre se trata de una persona con proyección pública social, y política, entiende la jurisprudencia, y así lo destacó el Ministerio Fiscal en la vista del recurso, el derecho al honor se encuentra disminuido, el derecho a la intimidad diluido y el derecho a la propia imagen excluido. Por otra parte, para que prevalezca el derecho a la información sobre el derecho al
honor no es preciso que la divulgación se realice a través de los medios de
comunicación, según entendió la SAP Zaragoza, secc. 5ª, de 22 de febrero de 2007 [AC
2007\813], citada, puesto que conforme a la doctrina del Tribunal Supremo (STS de 5
de julio de 2004),
… la divulgación no exige tenga que ser necesariamente por medio de la prensa, radio, televisión o cualquier medio de comunicación social, sino que como el vocablo indica se divulga un hecho cuando se propaga, revela o
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difunda al exterior y así como también cuando se facilita que el público pueda conocer la noticia.
8. La aplicabilidad de la L.O. 1/1982 a las personas jurídicas y sus matices.
Habida cuenta del contenido moral de los bienes de la personalidad, lo que no
excluye que su lesión sea susceptible de una valoración material a los efectos de
calcular la cuantía de la indemnización, la doctrina dudó inicialmente sobre la
posibilidad de aplicar la L.O. 1/1982 a las personas jurídicas, si bien pronto los
tribunales desvanecieron la duda. En este sentido, la SAP Madrid, secc. 9, de 26 octubre
2007 [AC 2007\706], relativa al ámbito de protección del derecho al honor, expone en
el FJ 3º lo siguiente:
Protección que también se extiende a las personas jurídicas como recoge la doctrina del Tribunal Constitucional al establecer que, la tutela judicial del prestigio de las sociedades mercantiles, la ha admitido esta Sala en determinados supuestos (Sentencias de 28-4-1989 [RJ 1989\ 3274], 15-4-1992 [RJ 1992\ 4419] ?citada en el recurso y 26-3-1993 [RJ 1993\ 2396] y 9-12-1993 [RJ 1993\ 9838], entre otras), así como el Tribunal Constitucional (Sentencias de 11-11-1991 [RTC 1991\ 214] y 26-9-1995 [RTC 1995\ 139]; si bien debe de reconocerse que la doctrina jurisprudencial civil no se mantiene uniforme, pues se presenta discrepante, pero en trance de ir centrando la cuestión y de depurar divergencias, resulta más proclive y merecedor de amparo este derecho al honor, que si bien tiene en la Constitución (RCL 1978\ 2836) un significado personalista, como inherente a la dignidad humana, según el artículo 18, aunque parece que lo acentúa en el derecho a la intimidad, ello no excluye la extensión de su protección y garantía a las personas jurídicas respecto a los ataques injustificados que afecten a un prestigio profesional y social, que conforman integración de su patrimonio moral, con repercusión en el patrimonial, por sus resultados negativos, y así puede traducirse en una pérdida de la confianza de la clientela, de proveedores y concurrentes comerciales o de rechazo o minoración en el mercado de forma general y todo ello como consecuencia de que las personas jurídicas también ostentan derechos de titularidad al honor, con protección constitucional, pues no se puede prescindir totalmente del mismo, en su versión de prestigio y reputación profesional, necesarios para el desarrollo de sus objetivos sociales y cumplimiento de los fines para los que fueron constituidas.
Abunda en esta idea la SAP Zaragoza, secc. 5ª, de 22 febrero 2007 , FD 4º, [AC
2007\813], a propósito de la aplicación del art. 7.7 de la L.O. 1/1982 a los empresarios:
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Pues bien, la jurisprudencia se ha expresado al respecto con claridad. Después de unos primeros titubeos, tanto el TC como el TS entendieron que las personas jurídicas no tenían porqué estar excluídas de ese ámbito de protección, “de modo que no se puede ofender a una persona física ni tampoco a una jurídica, y si una persona jurídica es atacada en su buena fama, su prestigio o su honor, tiene acción para su protección, sea persona jurídica de tipo personalista (universitas personarum) sea de tipo patrimonialista (universita bonorum)” (Ss. TC 135/95 [RTC 1995\ 135], 183/95 [RTC 1995\ 183], y del TS de 28-abril-1989 [RJ 1989\ 3274], 15-abril 1992 , 14-marzo-1996 [RJ 1996\ 2178] y 9-octubre-1997 [RJ 1993\ 7613]). En la citada sentencia de la Audiencia Provincial de Zaragoza se afirma, en
relación con el honor del empresario, que
supone el derecho de éste a la fama y su crédito en el giro o tráfico propio de la actividad que constituye su objeto. Así, pues, el honor mercantil se identifica con la reputación comercial y el prestigio profesional.
y se añade que el honor de los empresarios ha sido defendido ante los tribunales
también por la vía de la responsabilidad extracontractual del art. 1902 del CC13.
Ahora bien, aun cuando se reconozca que la norma que protege el derecho al
honor es aplicable a las personas jurídicas en general y a las sociedades mercantiles en
particular, esta afirmación no está exenta de matizaciones. En este sentido, la SAP
Madrid, secc. 11 de 18 de enero de 2007, JUR 2007\158645, dictada a propósito del
presunto perjuicio al honor de una empresa de publicidad farmacéutica, producido por
un informe negativo de un jurado al que ésta se había sometido voluntariamente, y que
sostuvo que sus procedimientos publicitarios llegaban a suponer claras infracciones a la
normativa aplicable, declara, en el FJ 4º, que el prestigio profesional se puede incluir en
13 Sobre la posibilidad de acudir a una u otra vía civil para la defensa del derecho al honor en general, existe diversidad de pareceres. Así, se ha afirmado que la lesión al derecho al honor genera perjuicios que no tienen por qué coincidir con los daños a que se refiere el art. 1902; que la jurisprudencia del TC y del TEDH ha reconocido la autonomía de las acciones resarcitorias de daños respecto de las de protección del honor (STC 282/2000), y que el Tribunal Supremo ha declarado en ocasiones (STS, Sala Primera, de 14 de noviembre 1998) que el perjudicado puede incluso acumular las acciones de protección del honor o la propia imagen con la derivada del art. 1902 del CC. SANTOS VIJANDE, J.N. – SERRANO HOYO, G., La protección jurisdiccional, Civil y Penal, del Honor… , cit., págs. 128 a 130.
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la protección del honor tanto de las personas físicas como jurídicas, pero que no siempre
el ataque al prestigio profesional se traduce en una transgresión del derecho al honor,
pues no son valores identificables, de modo que al prestigio profesional se le asigna un
valor de protección más débil que al que se atribuye al honor de las personas físicas,
cuando se enfrentan a la libertad de expresión; y añade que el honor de las personas
físicas tiene el carácter de inmanencia o mismidad y se refiere a la íntima convicción o
sentimiento de dignidad de la persona -es decir, se proyecta también en el ámbito
interno o subjetivo- mientras que el prestigio profesional se refiere más bien al aspecto
externo o trascendencia y valoración social -es decir, la reputación o fama reflejada en
la consideración de los demás-.
9. El concepto de “reportaje neutral”.
El concepto de reportaje neutral es el mejor medio de defensa que pueden esgrimir
los periodistas y otros profesionales de la información frente a las acusaciones de
agresiones al honor de las personas que protagonizan sus reportajes. De hecho, este
concepto fundamenta la defensa de los demandados en el proceso objeto de la SAP
Sevilla de 12 de marzo de 2007 [JUR 2007\238204] así como en la la SAP Madrid de
22 de enero de 2007 [AC 2007\851] , antes aludidas.
En la primera de estas sentencias (de la Audiencia de Sevilla), se condenó a la
entidad Telecinco y a los autores de uno de sus famosos reportajes, al pago de una
indemnización entre otras consecuencias, por haber afirmado en los medios que el hijo
del presidente de un conocido club de fútbol había estado internado en la cárcel de
Sevilla y había recibido en ella un trato de favor, lo que resultó no ser cierto. La
Audiencia basa su fallo en que, contrariamente a lo que afirmaba la defensa de la
entidad de televisión demandada, el reportaje no era neutral. Según esta sentencia, el
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Tribunal Constitucional, en Sentencia de 27 de febrero de 2006 ha declarado lo
siguiente:
“En la STC 54/2004, de 15 de abril (FJ 7) -que, por su parte, remite a la STC 76/2002, de 8 de abril, FJ 4- ha declarado este Tribunal que para que pueda hablarse de reportaje neutral han de concurrir los siguientes requisitos:
”A) El objeto de la noticia ha de hallarse constituido por declaraciones que imputan hechos lesivos del honor, pero que han de ser por sí mismas, esto es, como tales declaraciones, noticia y han de ponerse en boca de personas determinadas responsables de ellas (SSTC 41/1994, de 15 de febrero, FJ 4, y 52/1996, de 26 de marzo FJ 5). De modo que se excluye el reportaje neutral cuando no se determina quién hizo tales declaraciones[STC 190/1996, de 25 de noviembre, FJ 4b)]”.
”B) El medio informativo ha de ser mero transmisor de tales declaraciones, limitándose a narrarlas sin alterar la importancia que tengan en el conjunto de la noticia (STC 41/1994, de 15 de febrero, FJ 4). De modo que si se reelabora la noticia no hay reportaje neutral (STC 144/1998, de 30 de junio, FJ 5) y tampoco lo hay cuando es el medio el que provoca la noticia, esto es, en el llamado periodismo de investigación (STC 6/1996, de 16 de enero), sino que ha de limitarse a reproducir algo que ya sea, de algún modo, conocido”.
En el caso examinado por la Audiencia de Sevilla la sentencia concluye que no se
cumplieron los requisitos para calificar de neutral al reportaje porque la periodista fue a
buscar la noticia cuando, en el transcurso de una entrevista a los presos de la cárcel de
Sevilla después de la actuación de una conocida artista para conocer su opinión sobre
ésta, les preguntó de repente si habían visto alguna vez a algún hijo de famoso en la
cárcel, y tras obtener las declaraciones afirmativas de los presidiarios, difundió la
noticia como algo novedoso, sin ni siquiera contrastarla.
Otro supuesto en el que aparece implicado el carácter neutral de un reportaje
presuntamente difamatorio fue el de la SAP Madrid de 22 de enero de 2007 [AC
2007\851], si bien en este caso los Tribunales acogieron los argumentos de la defensa de
los demandados, que eran editores de una revista, y habían sido demandados por un
particular que se había sentido ofendido porque su coche, cuya matrícula era visible,
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aparecía fotografiado frente a una discoteca en un reportaje sobre el tráfico de drogas,
luego publicado en la revista, y que fue calificado por el Juzgado de Primera Instancia
como neutral.
10. El “animus retorquendi”.
Tratándose de delitos de injurias, es frecuente en la doctrina considerar el caso
particular del animus retorquendi, o la intención de devolver injuria por injuria, que se
produce cuando la ofensa se produce en respuesta de otra anteriormente recibida y
puede influir en la calificación de la segunda como injuria leve.
El animus retorquendi aparece también en la jurisprudencia civil relativa al
derecho al honor de las personas14. La SAP Madrid, secc. 19ª, [ JUR 2007\153188]
recoge este concepto en relación con el caso de la OPA lanzada por GAS NATURAL a
ENDESA. En este supuesto, el presidente de Endesa, Don J.M., demandó al Secretario
del Partido Socialista Obrero Español, Don P.E., por supuesta intromisión en su
derecho al honor, afirmando que Don P.E. había divulgado en la prensa y Televisión la
noticia sobre unas supuestas donaciones realizadas por Don J.M. al Partido Popular y a
la F.A.E., con el fin de obtener apoyo en el asunto de la OPA dirigida por GAS
NATURAL. El Juzgado estimó la demanda y Don P.E. apeló la sentencia. La Audiencia
Provincial de Madrid estimó el recurso, revocó la sentencia del juzgado y absolvió a
Don P.E. En el FJ 4º afirmó que las declaraciones salían al paso de otras que había
realizado Don J.M. en el sentido de que ciertas entidades bancarias y el Partido
Socialista de Cataluña habían apoyado la OPA que había lanzado GAS NATURAL, y
que las declaraciones de Don P.E. no lesionaban el derecho al honor de Don J.M., por
haber sido formuladas con animus retorquendi.
14 Vid., p.ej., SAP Ávila de 10 de junio de 2002 [AC 2002\1324], FJ 1º y 5º; y SAP Córdoba, secc. 2ª, de 16 de julio 2001 [JUR 2001\269826], FJ 4º.
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11. La influencia de la veracidad o falsedad de las noticias en la existencia de
lesiones al honor.
Cuando las supuestas intromisiones en el derecho al honor se realizan a través de
la revelación de datos de una persona física o jurídica, la veracidad o falsedad de los
datos opera de diferente forma, según se trate de casos en que el derecho al honor
colisiona con el derecho a la información (en cuyo caso, para que pueda prevalecer el
derecho a la información sobre el derecho al honor, y por consiguiente se declare que la
intromisión no ha tenido lugar, los tribunales exigen que la noticia difundida sea veraz,
como por ejemplo se afirma en la SAP Zaragoza, secc. 5\, de 22 de febrero 2007, FD 5º,
[AC 2007\813]) o no. Así, si se tata de supuestos simples, en que las intromisiones al
derecho al honor se producen fuera del ámbito de la difusión de noticias a través de la
prensa, algunas sentencias declaran que la intromisión puede tener lugar aunque los
datos sean ciertos.
El problema de la veracidad de la noticia y su relevancia en la calificación de la
intromisión en el derecho al honor, provienen en parte del tratamiento de las lesiones al
honor de las personas en el ámbito del Derecho penal. Así, como ha puesto de relieve
ESTRADA ALONSO15, la L.O. 1/1982 no recoge en su art. 8 la exceptio veritatis que
sin embargo tradicionalmente aparece en la normativa penal (actualmente, en los arts.
207, para el delito de calumnia, y 210 para el de injurias), por lo que se plantean dudas
acerca de si la veracidad de la noticia puede exculpar al que provoca la intromisión en el
honor; y, tras analizar una serie de fallos de los Juzgados y Audiencias, concluye que
incluso la información veraz puede atentar contra el derecho al honor, si bien en
ocasiones esta exigencia ha quedado difuminada 16.
15 ESTRADA ALONSO, E., op. cit., págs. 136 a 147. 16 ESTRADA ALONSO, E., cit., pág. 141.
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La SAP Valencia de 27 de octubre de 2007 [AC 2007\733], anteriormente citada,
realizó un análisis de las facetas del derecho al honor que aparecen involucradas en el
supuesto de la noticia divulgada acerca de un joven que presuntamente falleció por
sobredosis de droga, con abundante cita de sentencias del Tribunal Supremo y del
Tribunal Constitucional en apoyo de sus argumentos. Los demandantes, padres del
joven, que solicitaban una indemnización pecuniaria, alegaban la falsedad de la noticia
pues al publicarla no se había determinado aún la causa de la muerte y en realidad el
joven había fallecido por enfermedad; y que, por otra parte, el reportaje carecía de
relevancia social, ya que no se trataba de un personaje público por lo que no debía
prevalecer en esta ocasión la libertad de información. Los periodistas demandados
sostenían, por el contrario, que la noticia era verídica, de interés público, el suceso
suficientemente contrastado y que no se había identificado al fallecido. Tanto el
Juzgado como la Audiencia rechazaron las pretensiones de los actores y declararon que
en este caso debía prevalecer la libertad informativa. Respecto a la exigencia de la
veracidad, como requisito para que prevalezca la libertad de información sobre el
derecho al honor, la sentencia matiza que basta con que los medios de información
realicen un esfuerzo por buscar la verdad, o que se limiten a publicar los resultados de
las investigaciones policiales, pues, según en ella se afirma también, veracidad no
equivale a realidad incontrovertible de los hechos.
12. Reflexión final.
Hasta aquí, una muestra de la aplicación judicial del art. 7.7 de la L.O. 1/1982 que
las Audiencias Provinciales están realizando en la actualidad. Se afirmaba al principio
que en el estudio se habían clasificado según el criterio de su principal efecto: declarar
la existencia o inexistencia de intromisión ilegítima en el derecho al honor, pero la
riqueza de los argumentos aducidos para sustentar las correspondientes decisiones
26
judiciales pronto cobró mayor fuerza e interés. Con todo, resta señalar que en nueve de
los casos examinados (la mayoría de los supuestos enjuiciados por las Audiencias en el
año 2007) se declaró la inexistencia de intromisión ilegítima en el derecho al honor17, en
atención a diversos extremos que han sido objeto de análisis en los párrafos precedentes.
Y que en seis de ellos se apreció la existencia de la intromisión ilegítima18.
Pamplona, 14 de octubre de 2007
17 SAP Madrid, secc. 9, de 26 de octubre de 2007 [AC 2007\706] (caso presuntas irregularidades funcionamiento de la ONCE); SAP Madrid, secc. 11, de 18 de enero 2007 [JUR 2007\158645 (caso empresa publicidad farmacéutica que fue objeto de un informe negativo emitido por un jurado a cuya decisión se había sometido libremente); SAP Madrid, secc. 19, de 14 de feb rero 2007-10-14[JUR 2007\153188] (caso expresiones realizadas con animus retorquendi en la OPA de Gas Natural a Endesa); SAP Madrid. secc. 20, de 22 de enero [AC 2007\851] (caso reportaje sobre tráfico de droga que publicaba la foto del demandante frente a una discoteca); SAP Madrid, secc. 20, de 23 de enero 2007 [AC 2007\850] (caso publicación noticia de participar una empresa en la venta indebida de datos estadísticos); SAP Cádiz, secc. 4ª, de 3 de junio 2007 [AC 2007\320](caso funcionario expedientado por presunta alteración fecha empadronamiento ciudadanos chinos); SAP Valencia, secc. 7ª, de 23 de abril 2007 [AC 2007\1206] (caso descalificaciones al administrador de una comunidad de vecinos); SAP Valencia (secc. 7) de 2 octubre 2007 [AC 2007\733](caso noticia de fallecimiento por presunta sobredosis de droga); SAP Vizcaya, secc. 4, de 24 de mayo 2007-10-14 [JUR 2007\97166] (caso insatisfacción vecinos con la actuación de la administradora de una comunidad de vecinos). 18 SAP Alicante 19 febrero 2007 [JUR 2007\238959] (caso descalificaciones a médico por el jefe de sección de un hospital); SAP Sta. Cruz de Tenerife, secc. 4, de 28 agosto 2007 [AC 2007\272] (caso inclusión indebida del demandante en el registro de morosos de ASNEF/EQUIFAX; SAP Zaragoza, secc. 5ª, de 22 de febrero 2007 [AC 2007\813] (caso inclusión indebida de persona jurídica en el registro de morosos); SAP Madrid, secc. 19, de 3 de abril 2007 [AC 2007\962] (caso reportaje esteticienne grabada con cámara oculta); SAP Barcelona, secc. 1ª, de 3 noviembre 2007 [JUR 2007\113828] (caso grabación oculta en reportaje sobre el fútbol); y SAP Sevilla,., secc. 5ª, de 12 de marzo 2007 [JUR 2007\238205] (caso revelación en programa televisivo del falso dato de haber estado en la cárcel el hijo del demandante, presidente de un conocido club de fútbol)